INSTRUCCIONES PARA EL COMENTARIO DE TEXTOS (PEC)

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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA

INSTRUCCIONES PARA EL

COMENTARIO DE TEXTOS

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PED /PECPRUEBA DE EVALUACIÓN A DISTANCIA /

PRUEBA DE EVALUACIÓN CONTINUA

Consistirá en la elaboración de doce comentarios de texto, uno por cada uno de los

temas que conforman la asignatura

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EL COMENTARIO DE TEXTO FILOSÓFICO PARA LA REALIZACIÓN DE LAS PED.

DON CRAVENS / TIME LIFE PICTURES MODERNIDAD E ILUSTRACIÓN: SIGLOS XVI – XIX

LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA Y LOS CAMBIOS QUE INAUGURAN LA MODERNIDAD

DON CRAVENS / TIME LIFE PICTURES

TEXTO

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En el estudio y la enseñanza de la Historia de la Filosofía –la cual es, en el fondo, una propedéutica al genuino filosofar- un recurso imprescindible e indispensable es el comentario de texto; se trata de un recurso pedagógico que hace explícito el ejercicio en que consiste el aprendizaje de la Historia de la Filosofía pues consigue poner de relieve –cuando se realiza adecuadamente- tanto al contenido conceptual y argumental de una obra filosófica como, también, los procesos y las motivaciones de los que ésta ha surgido. En este PPT intentaremos explicar en qué consiste el comentario de texto y ofreceremos unas pautas sobre cómo llevarlo a cabo; juntas esa explicación y esas pautas deben ayudar al estudiante en este punto crucial de su preparación.

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TEXTO

Un texto dice algo, posee un contenido; en el caso de un texto en el que se expone –aunque sea fragmentariamente- una teoría filosófica ese contenido está surcado por una serie de conceptos y un conjunto de argumentos que los conectan entre sí.

Por otro lado un texto, en su mismo núcleo, reclama una lectura y, pues, apela a un lector avocado a hacerse cargo de ese contenido en él expuesto. El lector –el intérprete- en el acto de lectura se orienta a conseguir extraer y asimilar de algún modo eso que dice el texto que dirige y sostiene su tarea.

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Sin pretender aquí, ni por asomo, esbozar siquiera una teoría de la interpretación de los textos filosóficos [1] diremos que esta tarea está circunscrita, a la vez, por la riqueza y profundidad del texto y por la variedad de lectores que entran en trato y contacto con él. El acto de lectura, por lo tanto, es intrínsecamente múltiple y, por lo mismo, está signado por lo Ricoeur ha denominado, con feliz expresión, “el conflicto de las interpretaciones”.

[1] En el libro de Paco Vidarte ¿Qué es leer? La invención del texto en filosofía, ed. Tirant Lo Blanch, 2006, se encontrará una exposición de lo que afirman al respecto autores como Heidegger, Gadamer, Ricoeur, Derrida, etc.

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Empezaremos explicando en qué consiste, a nuestro entender, el comentario de texto. Para ello nos referiremos en primer lugar a los requisitos previos a su elaboración. ¿Cuáles son éstos? Nunca se elaborará un buen comentario de texto sin que el lector posea una amplia cultura general y especialmente una vasta cultura filosófica, ya que durante la realización del comentario precisará recurrir con frecuencia a sus conocimientos de historia de la filosofía, del vocabulario filosófico y de nociones de lógica y de retórica, por ejemplo. De todos modos aquí –como sucede en todo proceso de aprendizaje de cualquier tipo de quehacer vital- se reproduce a su modo el “círculo hermenéutico”: no cabe aprender a realizar una tarea sin llevarla a cabo previamente de manera reiterada y correcta, pero a su vez, no es posible llevarla a cabo de modo acertado sin haberla aprendido antes.

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Para comentar adecuadamente un texto se exige, pues, una amplia cultura (histórica, literaria, científica, filosófica, etc.), pero también sucede que esta cultura no puede dejar de adquirirse sino a través –entre otros recursos- de frecuentes y abundantes comentarios de texto; al principio el aprendiz los hará de manera tosca, pero la práctica continuada ensanchará tanto su saber filosófico como su finura y habilidad, lo que permitirá mejorar la calidad de sus comentarios.

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Por cierto, y conviene no olvidarlo, el comentario de texto filosófico no es un fin en sí mismo: se trata, como hemos dicho, de un recurso –tan parcial como indispensable- que amplía nuestra capacidad de disfrutar de la lectura de obras filosóficas y nos pone en disposición, llegado el caso, del fin más preciado y difícil: componerlas por nuestra cuenta y riesgo. Con el hecho de que la valía de un comentario de texto depende en buena medida tanto del bagaje de conocimientos filosóficos del comentarista como, así mismo, su propia receptividad e intereses intelectuales se conecta la circunstancia de que no hay una sola manera de comentar un texto.

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El comentario de texto es siempre un nuevo texto que aunque esté constreñido por él [2] se apoya en la amplia gama de líneas de fuerza que él contiene; un habilidoso el lector es, por lo tanto, el que a partir de su saber previo consigue que salga a la luz en su texto un haz relevante y oportuno de las líneas incluidas en el texto que ha suscitado su interpretación. De todas maneras no basta insistir en la importancia de una cultura filosófica para lograr la destreza en la realización del comentario de texto si no se añade enseguida que amplísimos conocimientos de Filosofía no garantizan por sí solos logros de gran calidad.

[2] Sobre este crucial asunto resultan interesantes los ensayos contenidos en el libro Interpretación y sobreinterpretación, recopilado por Umberto Eco, ed. Cambridge, 2002.

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El comentario filosófico es un “arte” que, como cualquier otro, debe aprenderse como una delicada y equilibrada mezcla de “teoría y práctica”. Además –y aunque constituya una ayuda de la que no cabe prescindir- la lectura de buenos comentarios de texto no basta para aprender cómo se comenta un texto. En todo caso, e insistimos en ello, nunca puede propiamente hablarse –aunque sea frecuente hacerlo- del comentario de textos como una “técnica” que se efectúa según un “método” pues precisamente un “arte” –en la acepción a la que estamos apelando- los excluye por definición.

No existe un “método” propiamente dicho

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El comentario de texto, por ello, siempre ofrece complicaciones que se derivan, entre otras muchas cosas, de que lo que rige una y otra vez es lo principal: el “contenido”, es decir, el texto mismo (un “contenido” afortunadamente resistente respecto al vacío y hueco formalismo de las abstractas “técnicas y métodos”).

Desmenuzados con brevedad los requisitos previos mencionaremos ahora tres de los principales objetivos de un comentario de texto. Primero, determinar con rigor y precisión lo que dice el texto. Segundo, dar cuenta de cómo lo dice. En el caso del comentario filosófico estos dos objetivos se concretan, por una parte, en la pretensión de fijar la idea del texto, que incluye tanto aclarar cuál es el tema de que trata el autor como la tesis que sobre ese tema propone, y, por otro lado, en esclarecer la organización discursiva del texto.

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El tercer objetivo se cifra en explicar y justificar por qué lo dice; para lograrlo, y dependiendo del enfoque con que se afronta el comentario, se puede buscar una explicación histórica, sociológica e incluso psicológica, esto es, encontrar las causas que explican la elección del problema, la tesis que se plantea, y el modo de apoyarla, pero asimismo se puede perseguir, en vez de una explicación que ofrezca las causas de lo dicho en el texto y del modo de decirlo, una justificación que inquiera por la razones de autor del texto para decir lo que dice; en este último caso vamos más acá del texto en que se escribió para hacer hablar al contexto mismo y las evidencias que de él extraemos como justificantes últimos del texto, evidencias que suponemos que tenía delante de sí –con más o menos claridad o penumbra- el autor del texto y que pretendemos mostrar al que será lector de nuestro comentario.

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.Señalados los objetivos propios del comentario debemos llamar la atención sobre eso en lo que nunca puede consistir un comentario de texto filosófico (por más que muchas de las muestras suyas con las que nos encontramos incurran en fallos y desenfoques precisamente por conducir este recurso pedagógico por esta vía). En primer lugar un comentario correcto nunca puede limitarse a ofrecer un resumen –en una paráfrasis o glosa continuada- del texto adoptado como referencia; por supuesto que en el comentario se ha de poner de relieve lo esencial del texto (por ejemplo su organización conceptual y argumental), pero no puede quedarse aquí; es relativamente frecuente leer comentarios en los que simplemente se reiteran cansinamente y con frases redundantes lo que el texto ya dice de por sí (el arte del comentario consiste, en buena medida, y por difícil que sea el conseguirlo, en “añadir” al texto comentado algo que él precisa para que nos sea más claro, instructivo, interesante, etc.).

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.De todos modos conviene que un comentario de texto comience con la redacción de un resumen pues gracias a él el aprendiz podrá ejercitar la lectura atenta y comprensiva, la capacidad de distinguir lo principal separándolo de lo secundario, etc.; en ese resumen, sobre todo, debe resaltar la estructuración y organización del texto comentado. En segundo lugar un comentario acertado tampoco consiste en llevar a cabo un “ensayo personal”; no vale tomar al texto como puro y mudo pretexto para hilvanar, con mayor o menor tino, un discurso personal sobre el tema abordado en el texto; la finalidad de comentario, como hemos dicho, es esclarecer lo mejor que se pueda qué dice el texto, cómo lo dice y por qué lo dice, pero precisamente por esto no debe ser tomado como excusa para lanzarse a filosofar por bien que se haga. Sin embargo es conveniente situar, como colofón del comentario, al menos un apunte que se mueva con mesura en esta dirección.

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Antes de emprender la redacción definitiva del comentario es conveniente que el aprendiz haga dos cosas: llevar a cabo una lectura atenta y cuidadosa, elaborar un primer borrador (un esquema, una sinopsis o algo de este cariz). Sobre la primera operación diremos lo siguiente: puede parecer trivial pero todo comentario de texto tiene que comenzar con una sosegada lectura del fragmento propuesto; el ansia por comenzar a escribir lleva a contentarse con una lectura apresurada y superficial, pero sólo una lectura lenta –echa sin pensar aún en cómo organizaremos el comentario- constituye un buen punto de partida de un logro de calidad.

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En medio de esta primera lectura conviene reparar en dos cosas: identificar el tipo de texto de que se trata (un poema presocrático, un discurso sofístico, un diálogo platónico, un ensayo moderno, etc.); atender al vocabulario específicamente filosófico del texto y del autor apoyándose ante cualquier duda (siempre que la ocasión lo permita –pues en un examen, por ejemplo, esta opción está descartada-) en diccionarios filosóficos y léxicos especializados: un traspiés en este punto puede llevar a que el conjunto de la interpretación propuesta sea errónea y, por lo tanto, el comentario resulte fallido.

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En el caso de un comentario de texto realizado como trabajo de curso –en el que el aprendiz dispone de un tiempo y recursos de los que carece cuando realiza un examen- sería idóneo –aunque no siempre tenga que hacerse- cuando el texto está traducido de otra lengua cotejar la traducción con el original; además pudiera suceder que en el fragmento se mencionara algún otro texto, se aludiera a algún otro filósofo o se nombrase alguna doctrina tanto del autor del texto que se comenta como de otro pensador, es evidente que la comprensión del texto aumentará si encontramos el pasaje citado, lo situamos dentro de la obra en que aparece y entendemos por qué razón se refiere a ese pensador o a esa doctrina; por último puede ocurrir que en el texto se remita –sin nombrarlos- a otros filósofos, doctrinas o textos, conviene, entonces, reconocer esa remisión e informarse de lo que está tras ella, para así explicar las razones por las que el autor del texto las trae a colación.

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En resumen, en el marco de una lectura atenta y cuidadosa es preciso que ésta se oriente –al menos en una primera aproximación y como principal apoyo para después emprender la definitiva redacción del comentario de texto- por estos parámetros: enmarcar al autor del texto en su época y en el movimiento filosófico más afín a él; identificar la clase de texto –digamos, su “género literario”- a la que pertenece el fragmento; entender el específico vocabulario al que acude el autor; cotejar el texto –si es una traducción- con el original; reconocer las alusiones en el texto a otros filósofos o doctrinas intentando determinar los motivos por los que se los cita explícita o implícitamente.

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Dicho esto –y vayamos ahora con la segunda operación antes mencionada- ¿qué debe contener el primer borrador que hagamos (prefigurando ya enteramente la redacción posterior)? Principalmente tres cosas: la localización del texto, la delimitación de su estructura y la determinación de sus ideas. Vayamos con cada una de ellas.

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Localización del texto:

Tras la lectura paciente del texto y los parámetros propios que le hemos asignado es preciso localizarlo dentro de la obra a la que pertenece; un fragmento siempre forma parte de una obra mucho más amplia. En esta segunda fase de la etapa preparativa procuraremos determinar dónde se encuadra el texto dentro de la obra: la interpretación que vendrá después será tanto más enjundiosa y atinada cuanto mejor entendamos la estructura de la obra y el lugar que el texto ocupa en ella, asimismo conviene tener una idea clara de dónde se sitúa la obra a la que pertenece el texto que comentamos en la bibliografía del autor, algo especialmente importante en aquellos filósofos que como Kant, Wittgenstein o Heidegger han experimentado una significativa evolución en su pensamiento; pero ¿qué pasa si el comentario de texto se propone en un examen, donde no es posible encontrar datos como estos?

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Debe decirse que el comentario es en cierto grado independiente de estos conocimientos: es posible llevar a cabo un magnífico ejercicio sobre un texto de un autor desconocido, así una exhaustiva localización del texto es una muy buena ayuda en la comprensión del texto (y debe hacerse siempre que sea posible) pero no resulta imprescindible para lograrla.

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Además de la localización es menester delimitar su estructura: comentar un texto es explicarlo, y esto –como dijimos- requiere mostrar qué dice, cómo lo dice y por qué lo dice; pues bien: la delimitación de la estructura de un texto se refiere a la cuestión de cómo el texto dice lo que dice; en el caso de los textos filosóficos explicar el cómo equivale a poner de manifiesto la estructura conceptual y argumental del texto: identificar la trama, los ejemplos, las figuras retóricas, con las que se apoyan las ideas y tesis propuestas; lo importante aquí es captar el movimiento conceptual que ha seguido su autor y poner de relieve los vínculos que unen entre sí las diversas partes en las que cabe dividir el fragmento que comentamos.

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Por último se trata de determinar las ideas del texto, es decir: de concretar no ya cómo dice el texto tal o cual cosa sino precisamente qué dice el texto; en este punto es oportuno subrayar lo siguiente: difícilmente comentaremos filosóficamente un texto si no somos conscientes de cuál es el problema con el que el autor se enfrenta y cuál es la propuesta de solución que ofrece, esto es, su tesis –eso que en el texto se afirma y se pretende defender; por lo tanto un buen camino –aunque no el único, sin duda- para intentar fijar las ideas de un texto es reparar en el problema explícito o implícito al que el texto responde.

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Anteriormente señalamos que aunque un comentario de texto nunca debe confundirse con un “ensayo personal” resulta oportuno que el comentario realizado concluya con lo que suele denominarse “valoración personal” o algo de este estilo. En todo caso esa “valoración” –que puede desarrollarse de distintas maneras- debe ser ponderada y ecuánime: por falso y erróneo que nos parezca un planteamiento o una solución es siempre imprescindible entender su coherencia interna y una vez entendida explicar con rigor y claridad qué y por qué algo nos parece desacertado (“refutar” a un filósofo siempre será posible, desde luego, lo que nunca será fácil es conseguirlo pues los autores clásicos suelen tener sus filosofemas bastante bien atados). No ha de olvidarse que el fin del comentario es mostrar que se ha comprendido el texto y hacerlo a su vez comprensible para los demás.

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.En base a todo lo que se ha expuesto diremos que un comentario de texto tiene que incluir estos apartados: Resumen del Texto: Localización del texto / Determinación de la estructura del texto / Determinación de las ideas del texto.

Desarrollo: Explicación de qué, cómo y porque el texto dice lo que dice enlazando lo que en él encontramos con los elementos que aporte el propio comentarista con el fin de que se cumplan los objetivos de un comentario de texto.

Antecedentes y consecuentes: Breve exposición –y sólo en los casos en que el texto se preste a ello pues no todos lo hacen- de qué herencia o tradición recoge y reformula el texto en cuestión y que influjo posterior tuvo.

Observación crítica: Sucinta “valoración personal” del texto comentado.

BIBLIOGRAFÍA

NUBE DE PALABRAS


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SÁNCHEZ MECA, Diego. Historia de la Filosofía Moderna y Contemporánea. Editorial Dykinson, S.L. Madrid. 2010.

El objetivo de este libro es exponer la riqueza y diversidad de los movimientos de pensamiento modernos y contemporáneos y su evolución histórica, intentando conectarlos con los problemas e interrogantes que se discuten en los debates filosóficos actuales. Se atiende, en particular, al protagonismo de la ciencia matemático-experimental en la modernidad, que no ha dejado de modificar profundamente nuestro mundo y nuestra forma de vida. Pero también a las cuestiones éticas, políticas y culturales que el intenso proceso de modernización y tecnificación crecientes continuamente ha suscitado y suscita en el seno de un mundo extraordinariamente complejo y cada vez más globalizado. Surgido de la práctica docente durante años con alumnos principiantes, el texto privilegia, sobre todo, la claridad en la exposición, así como la articulación de los capítulos y epígrafes, de modo que pueden ser perceptibles los elementos de continuidad y de transformación que hacen de este recorrido una “historia”.

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA MODERNA Y CONTEMPORÁNEADIEGO SÁNCHEZ MECA


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PRIMERA PARTE. MODERNIDAD E ILUSTRACIÓN (S. XVI-XIX)

1. La revolución científica y los cambios que inauguran la modernidad. 2. El racionalismo: Descartes (pp. 33-53), Spinoza, Leibniz. 3. El empirismo: Hobbes, Locke, Berkeley, Hume. 4. La filosofía trascendental: Kant. 5. El idealismo: Fichte, Schelling, Hegel (pp. 214-229)6. El materialismo histórico y dialéctico: Marx. 7. Schopenhauer y Nietzsche.

SEGUNDA PARTE. CORRIENTES FILOSÓFICAS DEL SIGLO XX

8. La filosofía del lenguaje: Moore, Russell, Wittgenstein. 9. La filosofía de la ciencia: El Círculo de Viena, Popper, Kuhn, Feyerabend. 10. La fenomenología: Husserl (pp. 397-434)11. Heidegger y la hermenéutica (pp. 435-496)12. La escuela de Frankfurt: Horkheimer, Adorno, Hasbermas. 13. Neoestructuralismo y postmodernidad: Deleuze, Foucault, Derrida. 14. Los filósofos españoles: Unamuno, Ortega (pp. 629-656), Zambrano.

DON CRAVENS / TIME LIFE PICTURES HISTORIA DE LA FILOSOFÍA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA

DIEGO SÁNCHEZ MECA

RECURSOS WEB

NUBE DE PALABRAS


La Encyclopaedia Herder es una enciclopedia online especializada en Humanidades y Ciencias del Hombre creada de forma abierta, semántica y como wiki colaborativa (Si al entrar en la página observas que el texto no se ve, no te alarmes, mira a la derecha, verás tres cuadraditos rojos. Bien, presiona el primero, en el que pone “ver” y ya está hecho. http://encyclopaedia.herdereditorial.com/wiki/Lista:VitaeMinisterio de Educación / Gobierno de España (Área de Filosofía) Ruta 3 - Edad Moderna – Racionalismo - Spinoza: http://recursostic.educacion.es/bachillerato/proyectofilosofia/web/f2ruta1.php?id_ruta=19&id_etapa=105&id_autor=2Libro dot (Lee esta página mientras la escuchas) Baruch Spinoza, Ética demostrada según el orden geométrico: http://www.librobot.org/ver?l=4EDDF1F8DF48E932E7439972AC32DD&c=Coma&p=66John Locke (Ensayo sobre el entendimiento humano): http://www.uv.es/~ivorra/Filosofia/Historia/Ensayo.htmlBlg de Filosofía [La clase media / A pensar de los pensadores (Kant; prólogo de la “Crítica de la Razón Pura”)]: http://franciscomartintorres.wordpress.com/2014/01/31/kant-prologo-de-la-critica-de-la-razon-pura/Filosofía y Educación (Cuaderno de Materiales) http://www.filosofia.net/materiales/tem/descart.htmFilosofía NET (Materiales para el aula) http://www.filosofia.net/materiales/sofiafilia/ac_hf/ac_HF_30.pdfSpinoza EGO Demostrata (Fragmentos y comentarios) http://www.uv.es/~ivorra/Filosofia/Historia/Ethica.htmlLa doctrina de las ideas en Spinoza (Emilio Garoz Bejarano) http://www.filosofia.net/materiales/articulos/a_15.htmlLos Filosofadores (Un blog de tantos): http://www.catedu.es/arablogs/blog.php?id_blog=899Conocimientos fundamentales de Filosofía (Elisabetta Di Castro Stringher) Blog de Filosofía de México vol. I Libro: http://www.conocimientosfundamentales.unam.mx/vol1/filosofia/index.htmlHistoria de la Filosofía: http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Historia-de-la-Filosofia.htmHistoria de la Filosofía (Mónadas de Leibniz): http://www.e-torredebabel.com/Psicologia/Vocabulario/Monadas.htmNietzsche, La voluntad de poder: http://www.filosofia.net/materiales/sofiafilia/hf/soff_u11_3.html

http://encyclopaedia.herdereditorial.com/wiki/Lista:Vitae

http://recursostic.educacion.es/bachillerato/proyectofilosofia/web/f2ruta1.php?id_ruta=19&id_etapa=105&id_autor=2

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http://www.uv.es/~ivorra/Filosofia/Historia/Ensayo.html

http://franciscomartintorres.wordpress.com/2014/01/31/kant-prologo-de-la-critica-de-la-razon-pura/

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http://www.catedu.es/arablogs/blog.php?id_blog=899

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INFORMARESFORMAR

GRADO EN GEOGRAFÍA E HISTORIA

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA MOD. Y CONTEMPORÁNEA

NOMBRE DE LA ALUMNAUNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA (UNED)

CENTRO ASOCIADO: 000000 — PROVINCIA — LOCALIDAD.CURSO ACADÉMICO: 2013 – 2014

E-MAIL: [email protected]: DÑA NOMBRE PROFESORA

PROFESORA TUTORA DEL CA DE LA UNED DE: LOCALIDAD.

POR UNA ENSEÑANZA PÚBLICA, Y DE CALIDAD…

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