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UNIVERSIDAD DE MEXICO RETABLOS 19 n-,ás bien su profesión para ocultar las malas artes de que s(; "alían para ganarse el sus- tento, y de las que su ingenio na fecundo. ecorrian todos los rincones dcl reino, sin más t'quipaje que una caja con tí- teres rotos (cl l'('tablillo ele maese Pedro, eon lrastos, ti- teres y todo, "alía, puesto a precio lllUY alto, cuarenta rea- °it-s )' pico), los cuait-s, en las f unciones en que nan 1lI0stra- e10s a los curiosos canl\wsinos ;t1 son de unos cascabeles, re- prt'sentaban cancionl's de gesta, CUentos v !>alal!;ls. t'll llledio (it- un de castillos, ciudadt's u otr;\s l'sn'nas di\·i- elidas t'U cOll1partiuu.'ulus; la Inayoría de es(os titiriteros nan extra nj tTOS, probable- mente italianos, ya qUt' t'stc eu- (rt'teuilllit'nto pan're ser tlt- origen itali;\llo." I':s curioso uotar CÓUlO, mit'utras algunos auton's de la época atribuyen ;1 e1ichos retabJillos un origen italiano, lo que de hecho pare- n' StT cierto -la frecuencia con que aparece uno de los pt rsona jes mits cunspicuos de "la comedia dell'arte" Cristó- Fol Polixincla, () sencillamenÍt' don Cristóbal, 10 confirma- ría-, es curioso, decíamos. que otros autores en cambio, no menos famosos, y entre ellos el notable escritor v fol- klorista siciliano Lo Presti, le den un origen caste- llano. Dícenos Lo Presti que pn:vial1lente a la función que 11nos titiriteros de Castilla die- ron cl añu de 16-1-6, para cele- hrar la entrada en Nápoles del Virrey español don Rodrigo Pon ce de León, Duque de Ar- cos, los títeres eran desconoci- dos en Italia. En Valencia encontramos (htos más precisos l'n relación con los lea tras tic lt'res del siglo XV1!. Relata Ñlerimée en su obra "Comedies et Specta- des a Valcnce", que los titi- ritu-os, a más ele mover los muñecos, vran también duchos en juegos de manos y ados dc prestidigitación, y que daban funciones en casas particula- res)' fiestas familiares. Lo an- terior concuerda C011 10 que nos cuenta Bernal Díaz del Casti- llo en su "Historia Verdadera d,e la_ de la N Ul'\'a Espana , o sea qUl' entre la soldadesca conquistadora venía un titiritero que también era diestro en juegos de manos. El autor de "Canm'n" ha- bla también dv un proceso incoado por la Santa .Inquisi- ción y la Real Acadclnia, t'n 1623, contra un titiritt'l'o (jUl', al pasar una procesión dc los religiosos de la Orden de San- to Domingo, hizo quc tres tí- tereS se asumaran a tln bal- cón: uno representaba un frai- le que daba repetidos golpes a un sacerdote, mientras echa- ba florecillas a tina mujer. El E R o L lia. Era mi abuelo tan pequeño CJue no medía más de la (lis- tancia de la mano al codo, y sólo se distinguía de sus títeres en que hablaba sin cnvatana. Provocaba tal placer verle ciar una arenga con sus títeres, que los ycndedores de frutas, los tlue asaban y vendían castañas y otros más vendedores le sc- guían animosamente, tan s()lo por el gusto de oírle." Antonio Cotarelo, en su li- bro "El Teatro ele Cenoan!t's", nos dice, haciendo el comenta- rio de los trozos arriba escri- tos: Estos titiriteros, vagabun- dos y pícaros, parecían usar y en K Por Roberto LAGO o L .Iralaball {,OH i"derencia /a.l' cosas diviHas .. F ESPAÑA TITERES del Testamento Viejo y Nueyo v sentarse sobre él a comer \' heber en bodegones y tabel:- nas; en resolución, decía que s''. maravillaba de cómo quién podía no les ponía perpetuo si- lencio en sus retablos, o los desterraba del reino". Un .contemporáneo de Cer- vantes, el autor de "La Pícara Justina", dice en el capítulo segundo del libro primero: "Mi abuelo acostumbraba dar funciones de títeres en Sevilla. Eran las suyas las figuras me- jor vestidas y era el suyo el retablo más acicalado que hú- yase jamás visto en aquella \'Í- .e ÓM? .explicarse el ,J nacnlllento y, por '- I:llde, el origen si- Illultáneo de la ma- riOlll"ta I:n diferentes países del giobo -Egipto, La India, Chi- .1a\'a, Grecia, Italia, Espa- ña, México, antes de la COII- quista-tan distantes tillOS dI: ot ros, si no fuenl porqul: la fantasía del hombre la ellCOll- tró ell la pI'opia proyección de Sll sombra? Mas \'eamos Jo que algullos irvl:stigadores acuciosos hall logrado a HTigua r respecto a la palabra "títere" 1:11 sus bús- qUt'das filológicas. Sehastiáll de l'o\'arrubias, ell su "Teso- ro de la Lengua Española", publicado en 1611, hace 1l1L'11- ción de los títeres por primera \'eZ, y explica que son "ciertas figurillas que suelen traer lus extranjeros en t1110S retablos. que mostrando tan solamente el cuerpo dellos los goviernall como si ellos mesmos se m(J- riesen, y los maestros que es- tán dentro detrás de un repos- tero, y del castillo que t,ienen de maclera están siIbando con linos pitos, que parecen hablar las mesmas figuras, y el intér- prete que está acá fuera de- clara 10 que quieren dezir, y porque el pito suena 'ti', 'ti', s(' llamaron títeres". Cava rrubias habla, en este mismo artículo, de "ninus" (marionetas), qlle tal era el nombre que se ciaba entonces a los llluñecos manejados por meclio de hilos. Declúcese pues claramente, de lo que hemos transcri.to, que la palabra 'títere' se por aquel1a época, a los l11unecos de guante o funda, que se ma- m'jan directamente con la ma- no, estancia el manipulador o animador -como ahora se le lIallla- oculto hasta la cabeza tras de una mampara o biom- bo. Es posible que ya para el año de 1611, en que Covarru- bias hace mención por primera \'ez de tal vocabi¿, éste haya sido de uso corriente y datase de muchos años atrás, de 10 cual debemos inferir que su cC'uivalente catalán, 'titella', 1 I ]0' t"mbién era cOIlocit o. o ',S cu- rioso observar igualmente que este mismo autor da elnoll1brc de 'castell' al retablo donde se llevaban a cabo las representa- ciones cle las estatuitas de ma- dera, 10 mismo que Jaime De los titiriteros, Cervilll- tes hace decir al Licenciado Vidriera: "que era gente va- gabunda y que trataba in- e1eeencia de las cosas chV111as, porque con las figuras que mostraban en sus retablos vol- vían la devoción en risa, y que les acontecía envasar en un costal todas o las más figuras

 · TITERES del Testamento Viejo y Nueyo ... de lo~ "ninus" (marionetas), ... tero era la manera de hablar de los unos y del otro. Muchas

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UNIVERSIDAD DE MEXICO

RETABLOS

19

n-,ás bien su profesión paraocultar las malas artes de ques(; "alían para ganarse el sus­tento, y de las que su ingeniona fecundo. ]~ ecorrian todoslos rincones dcl reino, sin mást'quipaje que una caja con tí­teres rotos (cl l'('tablillo elemaese Pedro, eon lras tos, ti­teres y todo, "alía, puesto aprecio lllUY alto, cuarenta rea­

°it-s )' pico), los cuait-s, en lasfunciones en que nan 1lI0stra-e10s a los curiosos canl\wsinos;t1 son de unos cascabeles, re­prt'sentaban cancionl's de gesta,CUentos v !>alal!;ls. t'll llledio(it- un e:~n'uario de castillos,ciudadt's u otr;\s l'sn'nas di\·i­elidas t'U cOll1partiuu.'ulus; laInayoría de es(os titiriterosnan extra nj tTOS, probable­mente italianos, ya qUt' t'stc eu­(rt'teuilllit'nto pan're ser tlt­origen itali;\llo." I':s curiosouotar CÓUlO, mit'utras algunosauton's de la época atribuyen;1 e1ichos retabJillos un origenitaliano, lo que de hecho pare­n' StT cierto -la frecuenciacon que aparece uno de lospt rsona jes mits cunspicuos de"la comedia dell'arte" Cristó­Fol Polixincla, () sencillamenÍt'don Cristóbal, 10 confirma­ría-, es curioso, decíamos.que otros autores en cambio,no menos famosos, y entreellos el notable escritor v fol­klorista siciliano Salvat~~'e LoPresti, le den un origen caste­llano. Dícenos Lo Presti quepn:vial1lente a la función que11nos titiriteros de Castilla die­ron cl a ñu de 16-1-6, para cele­hra r la entrada en Nápoles delVirrey español don RodrigoPonce de León, Duque de Ar­cos, los títeres eran desconoci­dos en Italia.

En Valencia encontramos(htos más precisos l'n relacióncon los lea tras tic tí lt'res delsiglo XV1!. Relata Ñlerimée ensu obra "Comedies et Specta­des a Valcnce", que los titi­ritu-os, a más ele mover losmuñecos, vran también duchosen juegos de manos y ados dcprestidigitación, y que dabanfunciones en casas particula­res)' fiestas familiares. Lo an­terior concuerda C011 10 que noscuenta Bernal Díaz del Casti­llo en su "Historia Verdaderad,e la_ ~,onquista de la N Ul'\'aEspana , o sea qUl' entre lasoldadesca conquistadora veníaun titiritero que también eradiestro en juegos de manos.

El autor de "Canm'n" ha­bla también dv un procesoincoado por la Santa .Inquisi­ción y la Real Acadclnia, t'n1623, contra un titiritt'l'o (jUl',

al pasar una procesión dc losreligiosos de la Orden de San­to Domingo, hizo quc tres tí­tereS se asumaran a tln bal­cón: uno representaba un frai­le que daba repetidos golpesa un sacerdote, mientras echa­ba florecillas a tina mujer. El

ERoL

lia. Era mi abuelo tan pequeñoCJue no medía más de la (lis­tancia de la mano al codo, ysólo se distinguía de sus títeresen que hablaba sin cnvatana.Provocaba tal placer verle ciaruna arenga con sus títeres, quelos ycndedores de frutas, lostlue asaban y vendían castañasy otros más vendedores le sc­guían animosamente, tan s()lopor el gusto de oírle."

Antonio Cotarelo, en su li­bro "El Teatro ele Cenoan!t's",nos dice, haciendo el comenta­rio de los trozos arriba escri­tos: Estos titiriteros, vagabun­dos y pícaros, parecían usar

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Por Roberto LAGO

o L

.Iralaball {,OH i"derencia /a.l' cosas diviHas ..

F

ESPAÑA

TITERES

del Testamento Viejo y Nueyov sentarse sobre él a comer \'heber en bodegones y tabel:­nas; en resolución, decía ques''. maravillaba de cómo quiénpodía no les ponía perpetuo si­lencio en sus retablos, o losdesterraba del reino".

Un .contemporáneo de Cer­vantes, el autor de "La PícaraJustina", dice en el capítulosegundo del libro primero:"Mi abuelo acostumbraba darfunciones de títeres en Sevilla.Eran las suyas las figuras me­jor vestidas y era el suyo elretablo más acicalado que hú­yase jamás visto en aquella \'Í-

.eÓM? .explicarse el,J nacnlllento y, por'- I:llde, el origen si-

Illultáneo de la ma­riOlll"ta I:n diferentes países delgiobo -Egipto, La India, Chi­lI~l, .1a\'a, Grecia, Italia, Espa­ña, México, antes de la COII­quista-tan distantes tillOS dI:ot ros, si no fuenl porqul: lafantasía del hombre la ellCOll­tró ell la pI'opia proyección deSll sombra?

Mas \'eamos Jo que algullosirvl:stigadores acuciosos halllogrado aHTigua r respecto ala palabra "títere" 1:11 sus bús­qUt'das filológicas. Sehastiállde l'o\'arrubias, ell su "Teso­ro de la Lengua Española",publicado en 1611, hace 1l1L'11­

ción de los títeres por primera\'eZ, y explica que son "ciertasfigurillas que suelen traer lusextranjeros en t1110S retablos.que mostrando tan solamenteel cuerpo dellos los goviernallcomo si ellos mesmos se m(J­riesen, y los maestros que es­tán dentro detrás de un repos­tero, y del castillo que t,ienende maclera están si Ibando conlinos pitos, que parecen hablarlas mesmas figuras, y el intér­prete que está acá fuera de­clara 10 que quieren dezir, yporque el pito suena 'ti', 'ti', s('llama ron títeres". Cavarrubiashabla, en este mismo artículo,de lo~ "ninus" (marionetas),qlle tal era el nombre que seciaba entonces a los llluñecosmanejados por meclio de hilos.Declúcese pues claramente, delo que hemos transcri.to, que lapalabra 'títere' se ap]¡cab~ poraquel1a época, a los l11unecosde guante o funda, que se ma­m'jan directamente con la ma­no, estancia el manipulador oanimador -como ahora se lelIallla- oculto hasta la cabezatras de una mampara o biom­bo. Es posible que ya para elaño de 1611, en que Covarru­bias hace mención por primera\'ez de tal vocabi¿, éste hayasido de uso corriente y datasede muchos años atrás, de 10cual debemos inferir que sucC'uivalente catalán, 'titella',

1 I ]0't"mbién era cOIlocit o. o',S cu-rioso observar igualmente queeste mismo autor da elnoll1brcde 'castell' al retablo donde sellevaban a cabo las representa­ciones cle las estatuitas de ma­dera, 10 mismo que Jaime]~oig.

De los titiriteros, Cervilll­tes hace decir al LicenciadoVidriera: "que era gente va­gabunda y que trataba c?~ in­e1eeencia de las cosas chV111as,porque con las figuras quemostraban en sus retablos vol­vían la devoción en risa, y queles acontecía envasar en uncostal todas o las más figuras

.. el espec/ámlo en 11./1. pr;l1c;,~io era ?I1udo.

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insólito hecho produjo un cs­. cándalo mayúsculo.

Cervantes hace interpretara su titiritero la historia de donGaiferos, protagonista de le­yendas y canciones.

Junto a esos dos aspectos decarácter educativo, hallamosotro de tono zumbón y bullan­guero, que hace constantesconcesiones al gusto de la ma­sa. Este tercer tipo, prodigadocon generosidad por tierrasibéricas y francesas, parece te­ner el mismo origen italiano.

EL ESPECTACULO

,,:1 espectáculo en sí parecehaber sido silencioso en unprincipio, es decir, las figurasn(o hablaban, pues solamentese movían mimando el argu­mcnto; mientras que un mu­chacho, de pie frente al tabla­do, explicaba al auditorio. loque iba sucediendo a medIdaoue se desarrollaba la trama.Antes de levantarse el telón,este mismo comentador ya ha­bía hecho una arenga en elogiode los títeres en general y delos' suyos en pa1-ticular, y, alprescntark al público su espec­t~lcul0 como altamente moral einstructivo, sol icitaba su indul­gencia para los yerros y'cqui­vocaciones que pudieran come­terse, )1 su generosidad y mu­nificencia para premiar su la­bor. Es bajo esta forma, alme­nas como Cervantes presentala función que tien~ lugar en lacélebre posada.

Aunque en verdad es éste untipo de teatro de 10 más rudi­mentario, no es raro encontrartodavía hoy en algunas regio­nes de España -y la proce­dencia de los narrativos de al­gunas de nuestras danzas in­digenas bien pueden haber pa­sado de allí a México- dan­zas en las cuales un recitadornarra la balada, sin tomar par­te en ella, mientras que lospersonajes a quienes alude semueven y gesticulan como losactores de un drama, pero sinhablar ellos. También evoca elteatro de civilizaciones atrasa­das o muy rudimentarias. Enlas Baleares hallamos, persis­tentes todavía hoy, algunosvestigios: en la Cuaresma(Coremer), mientras el padredice el sermón desde el púlpito,sencillos actores de carne vhL:eso, de entre la gente d~lpueblo, miman las escenas dela Pasión, frente al altar o alpie del trono.

En tanto que los títeres demaese Pedro actuaban en Sl­

lencio, Covarrubias nos dacuenta de la "güijola" o "cer­vatana" CJue producía ese pe­culiar sonido de "ti~ti", delcual derivaría onomatopéyica­mente, según él, la palabratítere. Por Ot«l parte, elabuelo de Justina hablabasin "cervatana" y la sola di-

ferencia entre títeres y titiri­tero era la manera de hablarde los unos y del otro. Muchasson las probabilidades de queen esa época hubieren coexis­ticlo los dos géneros, o sean)osmuclos y los CJue a la vez ques~ movían articulaban pala­bras.

LA REPRESENTACION

En un principio, las repre­sentaciones tuvieron un carác­ter puramente religioso -re­cuérdese lo que Cervantes nosdice en relación con las figurasdel Testamento Viejo y Nue­YO- y sirvieron, como muchas01 ras cosas, a propagar la re­ligión entre la gente del pue­blo. "Los actos de la Nativi­dad o de la Pasión, nos cuen­ta Cristóbal de ViJJalón en su'ingeniosa Comparación entrelo Antiguo y lo Moderno', eranrepresentados con tal realismoque uno creia asistir a los actosverdaderos. "

Los titiriteros hacían repre­sentar a sus títeres tambiénleyendas y aun se inspirabanpara sus comedias en aconte­cimientos y hechos de la vidareal, lo que contribuyó muchoa la rápida popularización dedichos retablos. Además de lasleyendas y romances, enrique­ce más tarde el repertorio llue­vo tipo de obra en la que jue­gan importante papel variospersonajes de "la comedia deJl'arte": Cristóbal-Polichinela.Marieta-Colombina y Perico­Pierrot. La trama se desen­vuelve casi siempre alrededordel mismo tema, y es la exis­tencia de Cristóbal una seriede calamidades, una verdade­ra vicia de perro, aunque a ve­ces- pero muy rara vez- lo­gra vengarse de sus terriblesadversarios.

Las más de las obras y grue­sas farsas, como han llegado

hilsta nosotros, tienen algunascaracterísticas curiosas y dig­nas de notarse: primera, la dis­torsión o desfiguración de lasvoces, una aguda y silbante, y01 ra áspera y ruda; segunda,la presencia inevitable del Dia­blo' y' dé' la ,"M¡1.eI:~e, que estradicional en -tüd'a:s..Já'S 'repre­sentaciones y que, como en losMisterios y Moralidades dela Edad Media, salen siempremal paradas y aporreaclas y elDiablo siempre huyendo conLt cola entre las piernas.

LA TRADICION

Según una divertida tradi­ción popular, los títeres defunda o guante fueron inven­tados por un lego catalán. Vea­mos cómo: Sucedió, pues, yde esto hace mucho, muchísi­mo tiempo, que tres frailes ca­puchinos recorrían la comarcacatalana predicando. De lostres, uno era hermano lego. Ymientras la ambición de losbuenos padres era ilustrar a lasgentes en cosas de la doctrinacristiana, el lego embaucabaa un sinnúmero de bobos porn;edio de chistes y dichos gra­ciosos.En verdad que eraninagotables los recursos de suirgenio y, para entretener alos mirones, además de milsuertes que sabía, proyectabacon sus manos contra la paredformas fantásticas o extrañas,que provocaban la risa o elazoro de cuantos se agrupabana su alrededor. Uno de tantosdías 'encontróse una sil1a rotay ocurriósele cercenarle la pe­riJla. Púsole, valiéndose de unpedazo de palo puntiagudo,una nariz, y con la ayuda deuna vieja navaja hízole la bo­ca. Dos alfileres de cabeza devidrio le sirvieron para ponerleojos y de un fleco sacó la pe­luca, con lo cual -ojos, narizy boca- había improvisado

UNIVERSIDAD DE MEXICO

una cabeza. Improvisó unasmanos cle papel y éstas, con lacabeza y un traje con mangasde su propia hechura, comple­taron el primer títere. ldeóluego un retablo tendiendo unasábana en la abertura de unapuerta hasta la altura de la ca­beza, y fué en esa mamparaimprovisaela en el mismo me­són donde moraba, adondedióse por primerísima HZ unafunción ele títeres.

Su fama, sigue contando latradición, extenclióse de día eudía y era seguido por todaspartes por una muclll'dumore,('n la que abundaban las l11l1­jcn:s, pese a que lo tenían yorhechicero y brujo y creían apie juntillas que sus buenas ar­tes eran obra del demonio. Losfrailes, sus compañeros, leamonestaron rudamente y leecharon en cara su conducta,por lo cual él colgó los hábitos,temeroso ele las penitencias aque debería someterse ('n casode reg1"csar a su celda. Añadióa su primera invención. an­dando el tiempo, toda una se­rie ele otros personajes, lle­gando a formar una numerosacompañía, y llevó una exis­tencia vagabunda.

La anterior tradición -to­diJvía vigente a pesar deque han transcurrido muchosaños- quiere que la inven­ción de los títeres y aun sunombre, sean de origen cata­lán.

¿ Pero acaso esta tradiciónno tiene igual validez que esaotra que nos transmite CharlesMag-nin en sus "Origines duThéatre" según la cual el ori­gen de las marionetas se hallarelacionado, en forma por cle­más abstrusa, con una tradi­ción veneciana? Dicha tra­dición es como sigue: "A raízdel rapto cle doce doncellas ve­necianas por los berberiscos.la gran República instituyó.para perpetuar este aconteci­miento, la celebración de unaceremonia que lIeváse pornombre 'la fiesta de Ma¡:ía'.Todos los años el Dogo selec­cionaba doce doncellas entrelas más hermosas jóvenes \T­

necianas, las cuafes duranteuna semana eran las reinas dela fiesta. Después el Dogo lascasaba, sufragando de su pro­pio peculio los gastos cle la bo­cla, que a la postre resultaron'ser muv onerosos. Y es por es­to nor lo que, desde el año de1349, las Marías de carne Vhueso fueron suplantadas pórsus representaciones en ¡mide­ra. a las cuales la gente llamó'Marie di Legno', de dondemarioneta."

Más se afirma nuestra pri­mera creencia de que el origende los títeres o marionetas, co-·1110 el de toda invención hu­mana, es producto de la fan­tasía del hombre y sólo asípuecle explicarse la aparición

UNIVERSIDAD DE MEXICO 21

representar cumedias de I1lU­

ñecos fuera de esta capital.Vale la pena mencionar al­

gt1 nos nombres:Tomasa .i[aría R a s c ó n,

1726.María Petra Aguijar. esra­

oola, mujer ele Jo~é Mclénc!ezdesde 1773.

José E trada, e~pañoI. (le25 año~. primer galán. 1786.

Francisco Coca, !'eg"undo ga-lán.

Jo!'é Cano, tercl'!" galán.Tasé ]{omero. barba.Mariano Zanca, lxtrba.Mateo Ceballos, gr:lcioso.Ana la Zanca. pril11l'!"a dam:1.Ana Garcia. !'egunda (!:1m:1.l)o~ criada!' haciendo oficio

de cantarinas: 1\1":lría y Pepa.Francisco Carreño.Miguel Alaní!'.Teresa Acosta.José nivero (a) "El maes­

trito".Francisca Tomas;1 M ontoya

y Cadena. castiza. doncella.original-ia ele Puebla. 48 año.".

Francisco Javier Aldntara,español, originario de Puebla.35 años.

El Di rector ele la Compañí:1que actuaba en el Portal deTejaela, en 1786, era un señ()rEstrada.

Tenían prohibielo los acto­res del Coliseo ir a prestar susservicios a esas casas de Co­media ele muñecos.-V. T. M.

compalllas que actuaron en lacalle de la Alcaicería, en la deLa Amargura, en la del Por­tillo ele San Diego, en el Por­tal de Tejada y en el PuenteColorado y también se men­cionan los nombres de indivi­duos que pedían licencia para

en el Archivo General eleh N ación que mencionan des­de principios elel siglo XVIII

diversas instancias ele indivi­duos que vivían de esta indus­tria, ya con permiso ele los vi­rreyes, ya con el del Ayunta­miento de la ciudad, y así hubo

L .,-velo.

El retablo de la libertad de M eli.wlda.

NOTA: Lo anterior ha sidocasi por entero tomado, y esmás bien una versión mía, deun trabajo publicado en inglésele que es autor el señor H. V.Tozer. He creíelo importantedarlo a conocer, primero, por­que carecemos de un trabajosemejante en español y, segun­elo, por la trascendencia quepara nosotros encierra el co­nocimiento de la tradición elelos retablos y teatros ele mu­ñecos en España. El folleto delseñor H. V. Tozer es bastanteextenso y ampliamente elocu­mentado. Ojalá algún día ten­ga él -quien, según nos diceSebastián Gasch en su libro"Títeres y Marionetas", resi­ele en Barcelona desde el añode 1929- oportunidad de pu­blicarlo en nuestro idioma.­R.L.

NOTA: En México las co­medias de muñecos, llamadosde 111,áquina y de legua, es­tuvieron en constante acti­viciad y existen documentos

simultánea de estas figurillasde. madera en países que seaSIentan en distintos continen­tes. ¿ Grecia, China, la India,Italia, Francia, España, Rusia,México? La proyección de lasombra de la silueta humanaante los ojos maravillados delhombre, puede sólo despejar­lIOS el enigma.

ALGUNAS NOTAS

estas palabras muertas es unlibro perpetuamente en blan­co, llenado y borrado al segun­do: "Desde un punto de vistatotalitario, la historia se crea,no se entiende ... Un estadototalitario es en efecto una teo­cracia, y su clase rectora, a finele mal;tener su posición, hade ser sabia infalible ... Eltotalitarismo exige la altera­ción continua del pasado y ala larga quizá exija no creeren la existencia de la vercladobj etiva."

El hombre a la intemperie'.Como tal vivió Orwell, de pieen una época que condena pa­rarse solo como algo icleoló­gicamente criminal y práctica­mente pe~igroso; vivió y es­cribió para los demás cuandohacerlo es generalmente un ata­jo para conseguir ventajas pro-

comunista." ¿ Estos tres epí­tetos, poseen el menor conteni­do en relación con el sustanti­vo que ca1i fican, aclaran algo,obedecen, por lo menos, a unsentimiento real? No. Sabe­mos que son palabras mostren­cas, dirigidas al blanco del mo­mento, perfectamen te secas,partes de un rompecabezasdonde cada pieza puede ocu­par un lugar arbitrario. Estedeterioro de las palabras, im­pide que la libertad se mani­fieste como un actuar intelec­tualmente convencido: para ser"demócrata" basta ser cual­quier cosa; la palabra ya notiene contenido, es un elogiovacío, el gabán de todas lasfuerzas; e impide, también,que la libertad se haga concre­ta en la historia, al elestruir elcanal de la comunicación y eldiálogo. La historia escrita con

pias. En el momento de la ab­dicación colectiva de quienesen el fondo proclaman "la li­bertad es indeseable y la hon­radez intelectual una formade egoismo social", Orwell vióque la forma más radical dela reacción es negar la libertadsobre la base de que una so­ciedad ele hombres libres ja­más ha existido, y adoptó laposición más expuesta y va­liente que hoy se puede adop­tar: seguir afirmando la li­bertad como condición prime­ra de la integridad humana, yOrweJl luchó, jamás odió.

lJOH'H and oul :"n Paris and l.on­don (antohiogra fía. 1933).

BUrlllrse lJo~'.< (novela, 1934).A Clrrr¡Ylllan"s Drnt(/hirr (nove­

la, 1935).!(erp Ihr As/,idislra 171'yil1(1 (no­

vela, 1936).Thr Road /11 l·' 'i(lall J'irr (socio­

logía, 1937).¡-fo/llarle to Cotalonia. (testimo­

nio, 1938).C01llil1r1 uf> for l1ir (1J()\·ela.

1939).fl1sidr Ihe fl"holr (ensayos,

1940).A11ill101 Fanl/. (sátira, 1945).Critical Essays (ensayos, 1946).1984 (novela, 1949).Shaotinrl a.11. F.leph0l1t (ensayos,

1950).S1!ch, S1!ch were the loys (au­

tobiografía, 1953).

OP.1lAS:

(George Orwell nació en 1903y murió el 23 de enero de 1950.)

G E

LL

s O b r e

R \V E

E O RG

O

(Viene de la. pág. 12)

philia politike helénica y laamicitia cristiana.

Palabras, palabras, palabras.Escribir bien es pensar bien;pensar bien es actuar bien. Es­te credo de OrweI1 ya no tienesentido en el mundo totalita­rio: en él, se ha hecho institu­ción la vacuidad de las pala­bras. Con las palabras debe lu­charse, dice Orwell; el escritorque se rinde a ellas, mata a lacultura y prepara el camino ala perfecta anestesia cerebral.Volver a llenar de contenidolas palabras, posiblemente seala preocupación mayor de Or­well; en torno al sentido deuna palabra, giran la vida dela libertad y de la historia.Pensemos en las jergas con­temporáneas: ¿ qué quieren de­cir "hiena roja", "pulpo capi­talista", "perro rabioso semi­ta", "Guardia Blanca"? ¿Y"mundo libre" significa unaforma de votar en la ONU,"paz" significa firmar mani­fiestos, "libertad" significa seranticomunista? En un númeroreciente de la revista Time, selee un florilegio forense delsenador republicano Welker,

en defensa de McCarthy: "Na­die puede decirme que un ir­landés no le regalaría su ca­misa a cualquiera -menos aun sucio, mentiroso, hediondo