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Mayo 18/ 2014 Mensaje Dominical Pst. Parrish Jácome Hernández El Gran Panorama Texto: Deuteronomio 8: 18 www.iglesiabautistaisrael.com [email protected] Considerar al Señor en todas nuestras acciones, testifica de una fe integral, donde su presencia, consejo e instrucción, no se limita a los aspectos de índole religioso. Esta concepción es valiosa para establecer una relación sana con el creador, manifiesta en la frescura, espontaneidad, capaz de superar ese marco religioso que se establece para delimitar el campo de acción donde la espiritualidad debe florecer. Acordarse del Señor es remembrar, hacer memoria de forma constante de su accionar, dando gracias por todos aquellos momentos donde su manifestación de amor y bondad se hicieron presentes. Cultivar esta práctica es valioso para no perder la perspectiva cuando la gracia de Dios se expresa de formas inesperadas, enfrentando la tentación de atribuirse un mérito que olvide entregarle al Señor todo el crédito por lo acontecido. Una verdadera expansión nunca olvida sus raíces, su esencia, manteniendo esa identi- dad que transmite con alegría y seguridad las fuentes de su progreso. Una espirituali- dad saludable mantiene sus raíces vinculadas a quien lo entrega todo dejando un testimonio imposible de ser olvidado. Hacer memoria es necesario, fundamental, indispensable, ejercitando nuestra mente con todos aquellos recuerdos y vivencias que fortalecen nuestro caminar presente con el Señor. En tu caminar de fe, ¿con qué frecuencias está presente el recuerdo del Señor? ¿Cuáles son las experiencias que en tu vida construyen tus recuerdos con el Señor? ¿Cuáles son las áreas en que tus luchas frecuentes te han acercado más al Señor? ¿Has tenido dificultad de recordar al Señor cuando has experimentado momentos de abundancia y progreso? ¿Cuáles crees que son las razones? A la luz de este texto el llamado de acordarse siempre del Señor es un consejo que demanda acciones, en tu vida, ¿cuáles son las que debes realizar? En tu criterio ¿qué se debes hacer para mantener vivo el recuerdo del Señor en todo tiempo? Ƥ Considere las siguientes preguntas, reflexione en ellas y responda con claridad. × Fortalece tu relación con el Señor, construye nuevos recuerdos. La memoria resulta tan frágil, olvidar aquellas vivencias, experiencias que marcaron en un momento en particular, no es complejo. La vida moderna cargada de un pragmatismo que lleva a las personas a mantener un ritmo tan acelerado, contribuye a dejar en el pasado, aquellas lecciones que se constituye en una permanente enseñanza para el caminar diario. Los padres, familiares, maestros, formadores de los valores que en los primeros años de la vida son determinantes, muchas ocasiones sufren en silencio el dolor del olvido y la ingratitud. Al parecer quien recibió esta formación no recuerda la inversión en tiempo, dedicación, entrega, que con gran sacrificio y generosidad se entregó, aspectos funda- mentales para la consolidación moral, intelectual, espiritual, alcanzada. La invitación que desde tiempos antiguos el hombre ha recibido es a no olvidar, conser- var la memoria, realizar recuentos que le permitan mantener intactos aquellas verdades que no pueden oscurecerse. Una necesidad que se agiganta cuando la ingratitud gana espacio, apropiándose del lugar que sólo le pertenece a quien es autor de todo y de todos. La memoria colectiva no puede perderse, manteniendo el recuerdo vivido, permanente del creador. El registro de su accionar en la historia debe seguir difundiéndose, dándose a conocer a una generación carente de registros y modelos. Toda una dinámica donde la enseñanza de la fe tiene un papel protagónico, aquel que siendo iniciado en el hogar, reafirme las verdades que por experiencias propias con el Eterno han desarrollado. Acordarse del Señor en todo tiempo, en toda circunstan- cia, dejará un legado incuestionable, un testimonio influy- ente, capaz de superar con la verdad los obstáculos o las descalificaciones que los sistemas que desconocen al Eterno levantan. Este recuerdo del Señor no vive en el pasado, se fortalece con su accionar diario, donde el revelarse, darse a conocer como ese Dios de amor y misericordia, que nunca olvida y está atenta a la necesi- dad de su creación, es su prioridad. “Conocer al Señor es una invitación, que responde a una iniciativa del mismo creador, donde caminar de su mano, será para sus hijos una experiencia difícil de olvidar.” ± Señor

Acuérdate del Señor, nunca lo olvides

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Conocer al Señor es una invitación, que responde a una iniciativa del mismo creador, donde caminar de su mano, será para sus hijos una experiencia difícil de olvidar. Pst. Parrish Jácome Iglesia Bautista Israel www.iglesiaisrael.com 

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Mayo 18/ 2014Mensaje Dominical

Pst. Parrish Jácome Hernández

El Gran PanoramaTexto: Deuteronomio 8: 18

[email protected]

Considerar al Señor en todas nuestras acciones, testifica de una fe integral, donde su

presencia, consejo e instrucción, no se limita a los aspectos de índole religioso. Esta

concepción es valiosa para establecer una relación sana con el creador, manifiesta en

la frescura, espontaneidad, capaz de superar ese marco religioso que se establece

para delimitar el campo de acción donde la espiritualidad debe florecer.

Acordarse del Señor es remembrar, hacer memoria de forma constante de su accionar,

dando gracias por todos aquellos momentos donde su manifestación de amor y bondad

se hicieron presentes. Cultivar esta práctica es valioso para no perder la perspectiva

cuando la gracia de Dios se expresa de formas inesperadas, enfrentando la tentación

de atribuirse un mérito que olvide entregarle al Señor todo el crédito por lo acontecido.

Una verdadera expansión nunca olvida sus raíces, su esencia, manteniendo esa identi-

dad que transmite con alegría y seguridad las fuentes de su progreso. Una espirituali-

dad saludable mantiene sus raíces vinculadas a quien lo entrega todo dejando un

testimonio imposible de ser olvidado. Hacer memoria es necesario, fundamental,

indispensable, ejercitando nuestra mente con todos aquellos recuerdos y vivencias que

fortalecen nuestro caminar presente con el Señor.

En tu caminar de fe, ¿con qué frecuencias está presente el recuerdo del Señor?

¿Cuáles son las experiencias que en tu vida construyen tus recuerdos con el Señor?

¿Cuáles son las áreas en que tus luchas frecuentes te han acercado más al Señor?

¿Has tenido dificultad de recordar al Señor cuando has experimentado momentos de

abundancia y progreso? ¿Cuáles crees que son las razones?

A la luz de este texto el llamado de acordarse siempre del Señor es un consejo que

demanda acciones, en tu vida, ¿cuáles son las que debes realizar?

En tu criterio ¿qué se debes hacer para mantener vivo el recuerdo del Señor en todo

tiempo?

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Considere las siguientes preguntas, reflexione en ellas y responda con claridad.

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Fortalece tu relación con el Señor, construye nuevos recuerdos.

La memoria resulta tan frágil, olvidar aquellas vivencias, experiencias que marcaron en

un momento en particular, no es complejo. La vida moderna cargada de un pragmatismo

que lleva a las personas a mantener un ritmo tan acelerado, contribuye a dejar en el

pasado, aquellas lecciones que se constituye en una permanente enseñanza para el

caminar diario.

Los padres, familiares, maestros, formadores de los valores que en los primeros años

de la vida son determinantes, muchas ocasiones sufren en silencio el dolor del olvido y

la ingratitud. Al parecer quien recibió esta formación no recuerda la inversión en tiempo,

dedicación, entrega, que con gran sacrificio y generosidad se entregó, aspectos funda-

mentales para la consolidación moral, intelectual, espiritual, alcanzada.

La invitación que desde tiempos antiguos el hombre ha recibido es a no olvidar, conser-

var la memoria, realizar recuentos que le permitan mantener intactos aquellas verdades

que no pueden oscurecerse. Una necesidad que se agiganta cuando la ingratitud gana

espacio, apropiándose del lugar que sólo le pertenece a quien es autor de todo y de

todos.

La memoria colectiva no puede perderse, manteniendo el

recuerdo vivido, permanente del creador. El registro de su

accionar en la historia debe seguir difundiéndose,

dándose a conocer a una generación carente de registros

y modelos. Toda una dinámica donde la enseñanza de la

fe tiene un papel protagónico, aquel que siendo iniciado

en el hogar, reafirme las verdades que por experiencias

propias con el Eterno han desarrollado.

Acordarse del Señor en todo tiempo, en toda circunstan-

cia, dejará un legado incuestionable, un testimonio influy-

ente, capaz de superar con la verdad los obstáculos o las

descalificaciones que los sistemas que desconocen al

Eterno levantan. Este recuerdo del Señor no vive en el

pasado, se fortalece con su accionar diario, donde el

revelarse, darse a conocer como ese Dios de amor y

misericordia, que nunca olvida y está atenta a la necesi-

dad de su creación, es su prioridad.

“Conocer al Señor es una invitación,

que responde a una iniciativa del mismo creador,

donde caminar de su mano, será

para sus hijos una experiencia difícil

de olvidar.”

���±��������Señor����������������

El libro de Deuteronomio tiene la particularidad de realizar un recuento, una recopi-lación de todas las leyes que a partir de la liberación de Egipto se producen. Esta iniciativa va de la mano con su objetivo, preservar en las generaciones venideras ese recuerdo fiel, auténtico, verdadero de un Dios que acompañó a su pueblo en los momentos más significativos de esa floreciente constitución.El peligro del olvido era latente, la interacción con Egipto había demostrado que los ideales o propósitos señalados por el mismo creador, al momento de llamarlos para ser su testigo a otras naciones podría naufragar. Tomar las acciones preventivas que eviten pasar por esos momentos de dolor innecesario era fundamental, trayendo a las generaciones que no pasaron por el desierto estas historias.Moisés, conductor y líder del pueblo, tiene una participación muy especial, donde la memoria colectiva es estimulada a refrescar de forma continúa los mandatos del Señor para un pueblo que debe distinguirse. Un accionar que cumple su objetivo al recapitular con precisión y frescura el accionar del Eterno en cada circunstancia, momento, situación en particular.La interacción de las leyes que se van registrando, muestra la dinámica de un Dios que cuido cada detalle, mostrando su interés en cada aspecto vinculado con la vida, aquella vida familiar, económica, nacional, civil, política y de carácter espiritual o conocida en el ambiente social como religiosa. Nada quedaba fuera de esas leyes, estableciendo un marco muy amplio para darle soporte a los diferente ámbitos de acción.La precisión del trabajo de Moisés comienza a mostrarse, cuando evidencia que toda esta manifestación del cuidado, amor, protección del creador, no se detiene, continúa a lo largo de su historia. Conservar en el tiempo este mismo espíritu amante del Eterno, fiel a sus instrucciones, obedientes a su dirección, se presenta como el mayor desafío, más aún cuando la prosperidad tocará la puerta como la evidencia de haber honrado y escuchado al Señor. El recuerdo de lo acontecido en el desierto es vital, permite que las generaciones que llegaron sepan el poder y la autoridad del Eterno. Un énfasis particular se comienza a marcar en este capítulo, la responsabilidad pasa al pueblo, debiendo preservar la ley como el indicador de querer vivir bien y alcanzar la prosperidad en la tierra que el Señor ha concedido para su pueblo.Moisés entiende que esta recapitulación de lo sucedido en el desierto, debe conser-var los momentos más significativos, donde la provisión de Dios fue notoria al enviar maná del cielo. Un alimento que el pueblo no conocía, no formaba parte de su dieta alimenticia, pero los sustento y cuido en esta travesía. La enseñanza fue notoria a una generación que observó el poder manifiesto del Señor.El peregrinaje en este desierto duro, complejo, difícil llega a su término, siendo introducidos a una tierra que había sido anunciada con antelación, donde la gracia del Eterno se manifestaría en provisión amplia y abundante. Recordar es un ejerci-cio permanente para quienes pasan a una vida diferente, donde la abundancia puede oscurecer una verdad que traería penosas consecuencias.Las recomendaciones fueron precisas, no se puede entrar a poseer una tierra sin la dirección necesaria, precisa, a un pueblo afligido que al ser liberado y sustentado en el desierto, debe siempre recordarlo. Esta tierra que están por tomarla, ha sido dotado de lo mejor en grosuras, abundancia, mostrando que el Padre celestial siem-pre es amplio y generoso con su pueblo, bendiciéndolos sin reserva alguna.

El Texto No es un PretextoLas indicaciones conservan ese elemento de vinculación, gratitud, relación estrecha con el creador, dejando la constancia que el regocijo producido en esa tierra viene como bendición del creador. La contraparte está definida, cultivar un corazón grato dispuesto a reconocer siempre esta gracia, mantendrá la bendición por muchos años sin que escasee.

"Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Diospor la buena tierra que te habrá dado" Deuteronomio 8: 10

Moisés evidencia su preocupación y la plasma en el pedido que realiza al pueblo, solicitándole que esta gracia que llegó luego de 40 años de angustia, aflicción, dolor en el desierto no sea en vano. Cuidar el corazón es determinante para mantener esa actitud sencilla, presta a escuchar con solicitud y avidez el consejo, aquel que viniendo de lo alto, siempre será para bendición.El desierto dejó lecciones profundas, dolorosas, para quienes despidieron a sus seres amados en ese ambiente de esperar una promesa que sus ojos no vieron. Quienes entran a esta tierra prometida nacieron en ese medio, no hay un recuerdo de la tiranía de Egipto, de la persecución del Faraón, de la poderosa mano liberadora del Eterno, nunca conocieron la esclavitud, por lo tanto deben aprender a valorar la libertad. La esclavitud no permite que otros pensamientos ajenos a los de libertad se puedan anidar en el corazón, su presencia copa todo espacio, al punto que todo está centrado en esa espera. El hombre libre por su parte, posee esa capacidad de albergar diver-sos anhelos, sueños, donde el crecimiento y progreso que se alcance puede tornarse peligroso cuando se olvida la fuente, el origen de todo ese crecimiento alcanzado.La generación que va a poseer la tierra, necesita conocer al Señor como sus padres llegaron a conocerlo, la diferencia estará marcada por la forma como respondan, evitando repetir el error de sus antecesores que no fueron obedientes ni sujetos a las instrucciones del Eterno. Un camino viable cuando las acciones realizadas en esta nueva tierra preservan la sencillez para buscar de forma constante dirección y guía que viene de la instrucción del creador. La tentación de voltear la página, seguir el camino, dejar atrás el desierto es peligro- sa, al pretender desprenderse de experiencias que si bien recuerdan el dolor, la tristeza y la muerte, también manifiestan la gracia y poder del Señor, cuidando, sustentado y llevando a su pueblo al cumplimiento de su promesa. La intención de Moisés es conservar este recuerdo en sus memorias, acercándoles siempre esa verdad de caminar considerando el consejo e instrucción del Eterno en todo lo que lleven a cabo. La soberbia siempre estará rondando, sugiriendo al corazón que los resultados alcanzados, los anhelos logrados, los objetivos concretados, son consecuencia de ese trabajo arduo, esforzado, donde el reconocimiento es alcanzado de forma exclu-siva por el hombre. Considerar esta posibilidad es meritorio al ser introducido a una tierra que va a brindarle todas las condiciones para su crecimiento y expansión. Recordar al Señor es reconocer su espacio, recibiendo el consejo y la instrucción que preservan sus promesas, aquellas que siendo antiguas mantienen la fuerza y autori-dad para mostrarse en estos tiempos. Considerar la palabra como manual de vida es determinante para evitar que las emociones, tradiciones, culturas, sean decisivas en las elecciones que cotidianamente se siguen enfrentando. La relación con el Eterno necesita fortalecer la memoria, los recuerdos, trayendo con frecuencia al presente su accionar que en otro tiempo y seguramente en otras cir- cunstancias fue determinante para encontrar respuestas, salidas. Conocer al Señor es una invitación, una decisión, que responde a una iniciativa del mismo creador, donde caminar de su mano, escuchar sus consejos, seguir su instrucción, será para sus hijos una experiencia difícil de olvidar.

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