““Ágora”, Amenabar y su Ágora”, Amenabar y su Mentira Mentira

Se está utilizando la película “Ágora”, de Amenábar, para desacreditar el cristianismo y debilitar su influencia en España. Esa campaña, como viene siendo habitual, se basa en la mentira.

¿Puede ser casualidad que desde julio hasta el estreno de la película se publicaran más de cuatro biografías sobre Hipatia, entre las cuales una de Celia Martínez Maza, financiada por la Dirección General de Ciencia y Tecnología? (con dinero público… claro)

¿Puede ser casualidad que se hayan escrito más de 10 novelas sobre el tema de la película, por ejemplo la escrita por el hermano de Carmen Calvo, ex ministra de Cultura, además de multitud de estudios de historia sobre la época?

(y con el mismo mensaje…)

Que todo suceda al mismo tiempo no parece casualidad…

Amenábar siempre se presta a la propaganda del régimen. Primero fue la eutanasia; ahora va contra el cristianismo.

Pero la trama que cuenta la película es pura mentira y propaganda, desde el principio hasta el final:

Hipatia no fue asesinada siendo una bella jovencita de 38 años, sino que murió en el año 415 y tenía 61 años.

No fue famosa como astrónoma (aunque

la película le atribuye haberse adelantado a Kepler en más de mil años), sino como «divina filósofa» platónica. El obispo cristiano Sinesio de Cirene –única fuente coetánea que se conserva sobre ella–, la llama en sus cartas «madre, hermana, maestra, benefactora mía».

El obispo, a quien la película hace traidor y cómplice en el asesinato de la filósofa, murió dos años antes que ella, así que no tuvo nada que ver con su muerte.

Hipatia fue virgen hasta el final, pero no en plan feminista radical, «para ser igual que un hombre y poder ejercer una profesión con plena dedicación». Lo hizo porque, en su filosofía, ejercía la “sofrósine”, es decir el dominio de uno mismo a través de las virtudes entendidas como control de instintos y pasiones (como las monjas católicas, o los monjes budistas…)

Hipatia nunca fue directora de la Biblioteca de Alejandría, ni ésta fue destruida por los extremistas o fundamentalitas cristianos.

La Biblioteca de Alejandría fue incendiada por Julio César, saqueada por Aureliano en 273, y rematada por Diocleciano en 297 (estos dos últimos, famosos por sus persecuciones contra los cristianos).

Séneca, en su obra "Sobre la tranquilidad de la mente", culpa de su destrucción a Julio César y considera que se quemaron 40.000 libros, o más bien rollos (y no los 500.000 “volúmenes” que menciona Amenazar).

Plutarco, Gelio, y el pagano y anticristiano Amiano Marcelino (muerto hacia el 400 DC) achacan la destrucción a las guerras de Julio César contra Pompeyo y Ptolomeo, hermano de Cleopatra, en 47-48 AC.

En 391 se destruyó lo poco que quedaba del templo del Serapis. Diocleciano, en conmemoración, puso allí su gran columna, luego destruida por los cristianos (era el símbolo de persecuciones que sufrieron durante 300 años)

El paganismo continuó en Alejandría hasta el Islam. Y el neoplatonismo lo recuperó el renacimiento cristiano. Por cierto, que su más brillante exponente se llamaba San Agustín, coetáneo de Hipatia.

El mensaje de Amenábar es que "los malvados cristianos quemaron la Biblioteca de Alejandría“, lo cual es falso.

"Ágora" es pues una campaña propagandística de el nulo respeto a la verdad e intención evidente, e indecente, de indoctrinar a los incultos, inyectando fanatismo anticristiano.

Una sociedad que vive en el engaño y lo promociona, es una sociedad condenada al más terrible de los fracasos.