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Jack y Jack y Jill Jill Louisa M. Alcott

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CAPITULO I La pendiente peligrosaAquella tarde de diciembre los nios del pequeo pueblo La Armona se lanzaron a la calle para divertirse despus de la primera nevada abundante del ao. Todos estaban ansiosos por deslizarse en sus trineos. Los senderos elegidos eran tres. Uno de pendiente suave, terminaba en una planicie y generalmente estaba lleno de nios y nias; otro cruzaba el lago helado y lo preferan los patinadores ms temerarios; el tercero bajaba desde el cerro y mora bruscamente, al llegar a la cerca que rodeaba la carretera. Encaramados o sentados sobre la cerca, varios muchachos y nias descansaban despus de una veloz carrera y se divertan haciendo comentarios de sus compaeros que jugaban sobre la nieve. Miren a Frank Minot! Es tan formal como un juez observ un muchacho de mentn enrgico y mirada inteligente. Y atrs viene Molly Loo, con su hermano Boo! canturre otro, al divisar a una nia con el pelo suelto que llegaba con un nio pequeo tras de s. Y qu largada la de Gus Burton! dijo un muchacho alto. Bravo, Ed Devlin! exclamaron todos, saludando a un joven de sonrisa agradable, que siempre tena una palabra amable para cada nia que encontraba. Y all vienen Jack y Jill! "Abran paso a Jack, el buenmozo!" Los muchachos cantaron versos que tenan para casi cada uno de sus compaeros. En un trineo rojo se acercaban un muchacho de pelo tan rubio que pareca de oro, y una nia de cabellos negros y mejillas rojas. Radiante de alegra, l agitaba una de sus manos. Jill sigue siempre a Jack, y l lo acepta coment una de las nias. Es el mejor muchacho del mundo, jams se enoja repuso otra, recordando que varias veces Jack la haba defendido de las bromas de sus amigos. No se atreve a enojarse con Jill, porque, si lo hiciera, ella le sacara un ojo gru Joe Flint, resentido an, pues Jill no lo haba dejado jugar en la pendiente suave, nico lugar donde se divertan los nios pequeos.2

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Jams lo hara! Es una chica muy buena! exclamaron las nias. Ests envidioso porque es la primera de la clase y ms inteligente que t, Joe. Joe continu molesto y Merry Grant cambi de tema preguntando: Irn todos a la reunin esta noche? S! Frank nos invit a todos y siempre nos divertimos en su casa agreg Sue. Jack dijo que habra un barril de miel a nuestra disposicin; y hasta podemos llevar un poco a nuestras casas aadi uno de los muchachos, relamindose los labios. Vale la pena tener una mam como la seora Minot coment Molly, que llegaba en su trineo con Boo. Saba lo que deca, pues era hurfana y cuidaba a su hermano Boo con cario y paciencia. Es tan buena! exclam Merry. Especialmente cuando organiza una fiesta dijo Joe, tratando de ser amable y temiendo que no lo invitaran. Todos rieron, luego entre bromas y risas el grupo se dispers. Jack, llvame por esa bajada. Joe dijo que no me atrevera a ir por ah y quiero demostrarle lo contrario pidi Jill, cuando se detuvieron a descansar durante la ascensin del cerro. Es demasiado peligrosa. Sube y daremos una vuelta por el lago propuso Jack indicndole a "Centella", nombre con el que haba bautizado a su trineo. No puedo permitir que Joe diga que no me atrevo a hacer algo. Si t tienes miedo, ir sola. Y antes de que l pudiera contestar, ella subi al trineo y parti velozmente por la pendiente peligrosa. No lleg muy lejos, porque se apur demasiado en partir y no gui como deba. La nia rod por la nieve, donde permaneci riendo hasta que Jack vino a ayudarla a ponerse en pie. Si insistes en ir, te llevar. No tengo miedo porque he bajado muchas veces esta pendiente con los muchachos. Pero desistimos de hacerlo porque es corta y mala replic Jack con valenta. Tienes razn, pero tendr que bajarla varias veces. Si no, Joe dir que soy miedosa repuso Jill, frotndose sus manos heladas. Toma mis mitones y qudate con ellos, si quieres. Yo no los uso nunca. Gracias! Son preciosos y me quedan muy bien. A cambio te tejer algo para Navidad exclam Jill, contenta. Se encaminaron hacia el lugar de donde partan las tres pistas para trineos.3

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Y bien, cul de las tres tomamos? pregunt el nio, con una mirada de advertencia en sus ojos. sa! Ya te lo dije! insisti la nia. Bien. Agrrate fuerte. Se deslizaron a toda velocidad y se detuvieron bruscamente en el cerco de la barranca. No me pareci tan arriesgado. Subamos para repetirlo. Joe nos est mirando y me gustara demostrarle que no le tenemos miedo a nada dijo Jill. Parece que lo que quieres es partirte la cabeza contest Jack, mientras suban la colina. No; quiero probarles a los muchachos que las nias somos valientes, fuertes y capaces de desafiar el peligro. Nos deslizaremos tres veces. Mi cada anterior no vale; as es que me tendrs que llevar otras dos veces. Jill se sent y mir a Jack con cara tan suplicante que el muchacho accedi de inmediato, lanzndose cuesta abajo. Es maravilloso! Una vez ms! exclam Jill, entusiasmada por los gritos de un grupo de patinadores que pasaba cerca de ellos. Estaban tan orgullosos que iniciaron el descenso distradamente. Jill olvid aferrarse a su compaero y ste de guiar su trineo con cuidado. Nadie supo cmo ocurri, pero trineo y ocupantes cayeron en medio de la carretera. Se oyeron dos gritos y luego silencio... Saba que terminaran as! exclam Joe. Y moviendo desesperadamente sus brazos, grit: Accidente, muchachos! Accidente! El grupo corri a socorrerlos. Jack tena una herida en la frente, que sangraba, y trataba de sentarse para ver dnde estaba Jill. El grupo que lo rodeaba se apart para dejarlo ver a su amiga tirada sobre la nieve. No se le vean heridas, y cuando le preguntaron si estaba muerta, contest: Creo que no... Y Jack, est herido? Se rompi la cabeza contest Joe por l. Jill cerr los ojos, y con voz muy dbil dijo: No se preocupen por m... Vayan a cuidarlo a l. No! Estoy bien! repuso Jack tratando de levantarse; pero, al apoyar su pierna izquierda, lanz un grito de dolor y cay nuevamente al suelo.4

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Qu te pasa, Jack? pregunt Frank, alarmado. Ca de cabeza, pero parece que me romp la pierna. No le cuentes a mam pidi Jack, apretando el brazo de su hermano. Levntale la cabeza, Frank. Le atar mi pauelo para detener la sangre dijo Ed Devlin, mientras colocaba un puado de nieve sobre la herida. Ser mejor llevarlo a su casa aconsej Gus. Lleven tambin a Jill; parece que se rompi la espalda. No puede moverse aadi Molly Loo. Fue por mi culpa! gimi Jack. No deb haberla llevado por esa pendiente. No, la culpa fue ma. Si me hubiera roto todos los huesos, me lo tendra merecido. No, no me ayuden, deberan dejarme morir de hambre y fro aqu! exclam Jill, con angustia. Pero nosotros queremos ayudarte murmur Merry. Ya veremos quin es el culpable. All viene un auto. Ir a decirle que se acerque anunci Gus y sali corriendo. Cuando se acerc el vehculo, los nios se tranquilizaron porque lo manejaba el seor Grant, padre de Merry. Tuvieron un accidente? Recuerdo que, cuando joven, aqu mismo me romp la nariz dijo, riendo. Levantemos primero a Jill, seor pidi Ed, siempre tan galante con las nias, mientras extenda su capa sobre el auto. Bien, nia. Qudate quieta y tratar de no lastimarte. Por ms cuidado que puso el seor Grant al levantarla, el dolor que Jill sinti fue tan agudo que hubiera gritado, pero se mordi los labios. Apenas estuvo instalada en el asiento ocult su cara en la capa y dej correr sus lgrimas. Luego colocaron a Jack a su lado. Se pusieron en marcha y todos los nios caminaron junto al vehculo para acompaar a sus amigos. Slo Joe permaneci en el lugar contemplando los restos de "Centella" que sealaban el lugar de la catstrofe. *** Ni Jack ni Jill hablaron mucho acerca del accidente. Fue una dolorosa prueba para ambos. Cuando el mdico puso los huesos de Jack en su lugar, le hizo dar varios gritos. Frank, que haca de ayudante, se puso plido al ver el sufrimiento de su hermano. El doctor Whiting le dio tan poca importancia a la fractura, que el nio, inocentemente, pregunt si estara bien en una semana.

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Hum!... Eso no. Vas a tener que esperar por lo menos veintin das para que se suelden los huesos. Tres semanas en cama! se quej con desesperacin el paciente. Para un adulto seran cuarenta das de recuperacin, jovencito. Es mejor que trates de soportar la prueba con valenta. Buenas noches; maana te sentirs mejor. Y recuerda: nada de movimientos... Cualquiera hubiera pensado que el dao sufrido por Jack era mayor, pero el mdico pareca ms preocupado por la espalda de Jill que por los huesos rotos del muchacho. La nia soport un horrible cuarto de hora, mientras el doctor la examinaba. Mantngala inmvil y el tiempo dir cul es la gravedad de su columna vertebral fue lo que expres ante la nia; pero si Jill hubiera odo lo que dijo a la seora Pecq, no se habra sorprendido al ver llorar a su madre mientras le arreglaba las almohadas. No me mimes tanto, mam! Yo tuve la culpa de todo; Jack ha sufrido muchsimo. Todos deberan odiarme! solloz Jill. No hables, hija, y trata de dormir. Toma un poco del vino que la seora Minot acaba de mandarte. No puedo dormir. No comprendo cmo la madre de Jack puede mandarme cosas despus de que casi he matado a su hijo. Si algn da logro salir de esta cama, ser la mejor nia del mundo. Sera bueno que comenzaras de inmediato, porque me temo que no podrs levantarte por mucho tiempo suspir su madre. Estoy muy mal, mam? El doctor cree que s. Me alegro, es justo que sufra ms que Jack. Lo soportar bien, vers, mam. Y ahora, quieres cantarme algo? Tratar de dormir. Jill cerr los ojos, y antes de que su madre terminara una antigua cancin, la nia estaba profundamente dormida, sosteniendo un mitn rojo en su mano. La seora Pecq era inglesa; despus de la muerte de su marido, haba comprado una pequea casa, vecina a la gran mansin de la seora Minot. Se ganaba la vida vendiendo pan, trabajando en una fbrica o en cualquier tarea que le ofrecieran. Ahora se encontraba sentada junto a la cama de la nia, y senta un gran pesar, porque saba que su hija estara muchos meses sin poder moverse. Una de las mayores ambiciones de la madre era ver el nombre de Janey Pecq en el cuadro de honor del colegio, como primera alumna. Entretanto, la otra madre, sentada tambin al lado de la cama de su hijo, senta la misma ansiedad, pero con ms esperanza.6

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Jack tena las mejillas enrojecidas por la fiebre y pareca dolerle su pierna. La gente entraba y sala de la casa. La noticia del accidente haba corrido con mucha rapidez. Frank coloc un cartel en la puerta que deca: "Se ruega entrar por la puerta trasera", con el fin de que el ruido de los visitantes no molestara a su hermano herido. Te sientes mejor, hijo? pregunt la seora Minot. No mucho, mam. Pero me olvido del dolor oyendo la msica que toca Ed. Supongo que est preocupado por m. Todos lo estn. Joe trajo los restos de tu trineo, porque pens que a lo mejor te gustara conservarlos. Jack trat de rer, pero no pudo, aunque consigui decir alegremente: Qu bueno es. No quise prestarle a "Centella" por temor de que me lo rompiera... Creo que no necesitar de sus restos para recordar la cada. Ojal nos hubieras visto, mam! Debi haber sido algo emocionante... para mirar. No, gracias. Ni siquiera quiero imaginrmelo repuso la seora. Nada de travesuras por un tiempo. Lo s. Fui un tonto al bajar esa pendiente! A veces algunas diversiones cuestan caras, hijo. Otra vez mantente firme ante los deseos de Jill. Lo recordar, mam. Est muy mal Jill? Maana lo sabremos, esperemos que el dao no sea grande. Me gustara saber que tiene un lindo dormitorio... Debe ser triste vivir en esos cuartos tan pequeos dijo Jack, mirando su habitacin llena de comodidades. Me ocupar de que no le falte nada, y ahora trata de dormir, que te har bien repuso su madre. Jack cerr los ojos, obediente, y luego de unos minutos el nio yaca tan inmvil que su madre crey que dorma, pero de pronto vio que una lgrima se deslizaba por su mejilla. Hijo! Qu tienes! exclam, angustiada, la madre. Todos son tan buenos conmigo que no puedo dejar de portarme un poco tonto. Un poco tonto! repiti la madre, preocupada. El dolor nos ensea muchas cosas, y algunas de ellas son el cario y la bondad que hay en el mundo. No lo olvides nunca, hijo mo. No lo olvidar, mam. Dame un beso y te prometo portarme bien.7

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Apoyando la cabeza sobre el brazo de su madre, Jack permaneci quieto hasta que se qued dormido.

CAPITULO 2 La lucha contra el tedioDurante algunos das nadie vio a los accidentados, pero stos estaban permanentemente en todas las conversaciones. Para ellos, los primeros das despus del desastre pasaron entre el sueo, el dolor y acostumbrndose a la idea de que por muchos meses no iran al colegio ni a jugar al aire libre. Pero como jvenes de espritu alegre que se reponen pronto, comenzaron a dar trabajo a sus enfermeras, las que deban hacer mayores esfuerzos para distraerlos. En la Sala Nmero Uno, como llamaba la seora Minot al dormitorio de Jack, que era muy sencillo debido a su pasin por los deportes, el piso no tena alfombra ni cortinas las ventanas, y su cama era estrecha y dura. Los nicos adornos eran unos patines, guantes de boxeo y una pequea biblioteca con libros sobre deporte, caballos, salud, caza y viajes. Ahora se haba transformado en una habitacin lujosa. Pero lo que ms entristeca al invlido atleta era divisar, a travs de la puerta entreabierta, sus trofeos deportivos apilados en un rincn dentro de la baera y saber que, por un tiempo, todo eso deba ser dejado de lado. Estaba a punto de llorar, cuando fij sus ojos en la cara cansada de su madre, que preparaba vendas para curar sus heridas. Al mirarla, Jack record que hay una clase de valenta que vale mucho ms que toda la fuerza del mejor atleta. Con qu valor y cario lo haba curado a pesar del esfuerzo que le costaba hacerlo y verlo sufrir. Acustate un rato, mam, me siento muy bien. Frank me atender si necesito algo propuso el muchacho. Para la seora Minot, que estaba agotada, el rato se convirti en tres horas y como Jack no tena la menor intencin de descansar, Frank se vio en apuros para entretenerlo. Te leer algo propuso Frank. Estoy cansado de la lectura, quiero hacer algo divertido contest Jack. Quieres jugar al naipe? sugiri el hermano mayor. No tiene gracia jugar de a dos se quej el enfermo. Te gustara tener un telgrafo o un telfono para comunicarte con Jill? Eso s que sera divertido! Podras? Comenzar por construirte el telgrafo, as podrs enviarle cosas, si quieres aadi Frank.8

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Hazlo cuanto antes! Ser una diversin para m y tambin para Jill, porque s que quiere comunicarse conmigo. Pero deber dejarte solo por algunos minutos mientras preparo las cuerdas necesarias. Oh! No te preocupes; no necesitar nada, y si me hace falta algo, llamar a Ana. No, podras despertar a mam. Yo te arreglar algo de modo que no necesitars de nadie y el joven inventor uni el atizador a la caa de pescar, fabricando un gancho que llegaba al otro extremo de la habitacin. Aqu tienes un brazo. Trata de enganchar algo para ver cmo funciona dijo, pasndoselo a Jack, quien lo tom con tanto entusiasmo que, por alcanzar un pauelo que estaba sobre la mesa, arrastr con l el mantel. Luego, al intentar correr la cortina rompi un vidrio de su ventana. No lo uses sino en caso de extrema necesidad. Qudate tranquilo y dentro de diez minutos tendrs tu telgrafo, as es que empieza a escribir el mensaje para Jill propuso Frank. Frank hizo un agujero en el cerco que separaba las dos casas; luego tendi una cuerda, hacindola pasar por la abertura, la cual at a ambos extremos y finalmente colg de ella un pequeo canasto que se deslizaba por la cuerda, gracias al ingenioso sistema. En el primer mensaje iban una naranja y una carta: "Querida Jill: Siento mucho que no puedas venir a verme. Estoy bastante bien, pero aburrido de la inmovilidad. Tengo deseos de verte. Frank instal un telgrafo para que podamos escribirnos. Ser entretenido! Cuando t tires de tu cuerda, sonar una campana, y entonces sabr que me envas un mensaje. Te mando una naranja. Te gusta la jalea? Todos me traen cosas ricas y quiero compartirlas contigo. Adis. Jack." El canasto sali y quince minutos ms tarde regres con la naranja adentro. Se enoj! exclam Jack, cuando Frank le pas el cesto con el mensaje. Pero, en cuanto tom la fruta, la cscara se abri y cayeron de ella una carta, dos dulces y una lechuza tallada en una nuez. Esto es tan de Jill! Es capaz de bromear aunque est medio muerta! Veamos qu dice: "Querido Jack: No puedo moverme, lo que es horrible. El telgrafo es un gran invento y nos divertiremos mucho. S, me gusta la jalea. La naranja estaba deliciosa. Mndame un libro, pero que trate de osos, de barcos y de cocodrilos. Vino a verme Molly Loo y dice que el colegio parece otro sin nosotros. Saludos. Jill."

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Jack le mand el libro y una jalea, que se derram en el camino. Jill contest en seguida, con un gatito como prstamo que encant al nio y al que comenz a acariciar, pero en ese momento escuch un prolongado silbido. Son los muchachos quieres que suban? pregunt Frank. S! contest Jack, escondiendo el gato, temiendo que lo vieran con un juguete poco varonil. Hola, amigo! dijeron los tres a un tiempo. Pasen, muchachos. Me alegro de verlos! exclam el enfermo. Te molesta mucho la pierna, Jack? No demasiado. Sintense y srvanse algo ofreci Jack. Todas las seoras me han mandado cosas ricas, y no logro comerlas porque son demasiadas. Aydenme a terminarlas. En unos minutos los muchachos hicieron desaparecer todo. Durante media hora, las cinco lenguas funcionaron sin descanso hasta que son la campanilla anunciando un mensaje. Esa es Jill. Atindela, Frank dijo Jack, mientras invitaba a sus amigos a ver el nuevo invento. Dieron gritos de alegra cuando lleg el canasto. Era un mueco con una pierna vendada, y una carta que deca: "Joven: He visto entrar a los muchachos y s que lo ests pasando bien, por lo tanto te envo los caramelos que me trajeron Molly Loo y Merry. Tambin te mando un retrato de Jack Minot. Cmo me gustara estar contigo! Tu J.P." Envimosle cada uno una carta propuso Jack, idea que fue aceptada por todos. "Querida Jill: Siento que no ests aqu. Nos estamos divirtiendo mucho. Jack est de excelente humor. Laura y Lot te enviaran carios si estuvieran con nosotros. Aprate en curarte. Gus." "Querida Alel: Espero que te encuentres cmoda en tu "celda". Te gustara una serenata a la luz de la luna? Espero que pronto sanes, porque te echamos de menos. Tu amigo. E.D." "Seorita: Tengo el placer de comunicarle que todos estamos bien, y esperamos que usted tambin se encuentre bien de salud. Aqu hemos tenido un banquete. No me importara romperme una pierna, si tuviera tantas cosas ricas para comer y ninguna tarea que hacer. "Sin ms. La saluda Joe P. Flint"10

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"Querida Jill: Quisiera poder enviarte un poco de la entretencin que me dan los muchachos. Como no puedo hacerlo, te mando todo mi cario. Maana mam ir a verte y te contar cmo estoy. Buenas noches. Tu Jack." Qu carta tan tierna! se burl Joe, mientras sus compaeros se rean y Jack lanzaba su almohada contra el burln. El improvisado proyectil casi golpe a la seora Minot en el momento que llegaba con la bandeja del t para su enfermo. Al verla, los muchachos se apresuraron a retirarse, sobre todo Joe. Frank, qudate y dime qu pas orden la mam. No fue nada, mam. Los muchachos estaban embromando a Jack por una carta que mand a Jill. Cuando el hermano mayor parti corriendo, la seora Minot asegur a Jack que no haba nada malo en su carta. Verdad que no est mal quererla? Es simptica, alegre y buena... Adems, me quiere mucho, y no tengo por qu avergonzarme de ello protest Jack. No, hijo, y prefiero verte jugar con una nia alegre que con nios bruscos, de quienes an no puedes defenderte contest la madre. No digas que no puedo defenderme! exclam Jack, molesto. Mira los msculos de mis brazos... La seora Minot se ri del enojo de su hijo, pero en eso se oy la campanilla y tuvo que ir a recibir el canasto. El ltimo despacho del "Gran Telgrafo Internacional" como lo llamaron desde ese da, fue un magnfico pedazo de torta de manzana y un queque recin salido del horno, con una carta que deca: "Con los mejores recuerdos de J.M." *** En la Sala Nmero Dos, como llamaron al dormitorio de Jill, no reinaba tanta alegra, porque la seora Pecq tena mucho que hacer, y Jill, para entretenerse, slo contaba con las cortas visitas de sus compaeras y los juegos que ella poda inventar. Por suerte, posea una gran imaginacin. Pero la inactividad a que la obligaba el dolor de su columna vertebral comenzaba a aburrirla. Adems, haba notado la preocupacin del mdico, cuando la revisaba, y la mirada ansiosa de su madre, temiendo quiz que su hija quedara invlida. El telgrafo result una gran distraccin para los enfermos, pero termin por aburrirlos, porque ninguno de los dos tena gran cosa que decirse, fuera de los cambios de salud.11

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Esta nia terminar por enfermarse de aburrimiento coment la seora Pecq a la madre de Jack, que la visitaba. Est nerviosa y cualquier cosa la preocupa. Por ejemplo, el dibujo del papel del cuarto la hace sentirse rodeada de araas, y no tengo otra habitacin donde ponerla ni dinero para cambiar el empapelado de su dormitorio. La seora Minot mir a su alrededor y comprendi que Jill no se sintiera a gusto all. Estaba limpia y ordenada, pero era demasiado sencilla, sin cuadros ni adornos. Jill se encontraba durmiendo en una cama plegable que el doctor Whiting le haba enviado y cuyo colchn poda levantarse a voluntad. Luca muy hermosa con sus largas pestaas negras que contrastaban con el rojo de sus mejillas afiebradas y su lindo pelo suelto sobre la almohada. nimo, amiga, debemos ayudarnos en esta dura prueba repuso la seora Minot. As lo haremos, seora aadi la seora Pecq, estrechando la mano de su vecina. Lo que debemos hacer es rodearla de felicidad, y lo dems lo har el tiempo. Empezaremos desde ahora, as tendr una grata sorpresa cuando despierte. Y mientras hablaba, la seora Minot tom una revista que haba trado y recort varios dibujos coloreados que fij sobre el papel del muro frente a la cama. No se preocupe, vecina. Tengo una idea que creo ser beneficiosa para todos, si logro ponerla en prctica dijo, alegremente, cuando se despidi de la seora Pecq. Cuando Jill abri los ojos, la pared desnuda con sus araas se haba transformado en un alegre conjunto de dibujos coloreados. Qu bonito! exclam la nia y pregunt: Quin los trajo? El hada buena que jams viene con las manos vacas y la mam seal un hermoso racimo de uvas, unas flores y una bata al pie de la cama. Luego llegaron Merry y MolIy Loo, con Boo, por supuesto. Entonces empezaron los comentarios: Es buena idea cubrir ese horrible papel con dibujos. Ahora recuerdo que en el desvn de mi casa tengo revistas de modas antiguas, que son muy divertidas. Ahora mismo ir a buscarlas y recortaremos exclam Molly Loo. Las nias se entretuvieron mucho con los antiguos figurines y las hermosas modelos con sus trajes pasados de moda. Qu linda est esta novia! exclam Jill. Yo prefiero los elefantes. Cunto dara por ir de cacera! aadi Molly Loo. A m me gusta ms "La clase de baile"! Es tan elegante! Qu lindo seria vivir en un castillo! agreg Merry.12

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No les gusta este barco? pregunt la seora Pecq. Me hace recordar a Inglaterra... Hay das en que aoro mi patria. Me gustara ser una misionera interrumpi Molly Loo. Ayudara a los nios y les enseara a ser buenos cristianos. No es necesario ir al Asia o frica para ser misionera, Molly Loo. En cualquier lugar del mundo se puede hacer el bien replic la seora Pecq. Me encantara que pudiramos hacer el bien en nuestro pueblo! Verdad, chicas? exclam Molly, entusiasmada. Sera esplndido tener una sociedad formada por nosotras y hacer reuniones y tomar decisiones repuso Merry. Pero no dejaramos entrar a los muchachos. Sera una sociedad secreta, y tendramos nuestro santo y sea. Qu divertido sera que encontrramos algunos salvajes por civilizar! aadi Jill. Eso no sera difcil repuso su madre, sonriendo. Conozco una pequea salvaje que necesitara ser civilizada..: Comienza por casa, hija, y encontrars en qu ocupar tus aptitudes de misionera... Soy yo sa, verdad? Bien; ser tan buena que la gente no me reconocer. En los libros de cuentos, los nios enfermos siempre se vuelven buenos; veremos si en la realidad ocurre lo mismo coment Jill. Y t, Merry, podras hacer mucho en tu casa, ayudando a tu madre y dando buen ejemplo a tus hermanos. Una nia en una casa puede cambiar muchas cosas y convertir su hogar en un lugar bello y cmodo... Hay que trabajar, en lugar de soar con castillos. Merry se sonroj, pero acept la observacin de la seora Pecq y se propuso ser til en su casa. Y qu puedo hacer yo? Despus de las peleas con la seorita Bat, ni media docena de cocodrilos puede asustarme dijo Molly Loo, refirindose a la anciana que diriga la casa de su padre. No tienes que ir muy lejos para encontrar al pequeo salvaje que esperas coment la seora Pecq, mirando a Boo, que estaba resfriado y no tena pauelo; sus manitas, muy sucias, lucan sabaones y su vestuario estaba muy descuidado. Es verdad reconoci la nia; parece un verdadero salvaje... Trato de cuidarlo lo mejor que puedo, pero la seorita Bat no se ocupa de l y pap se re cuando le hablo del asunto. Era cierto, porque el padre de Molly viva siempre muy ocupado en sus negocios. La seorita Bat era una anciana que crea que su obligacin se limitaba a atender a su patrn viudo, y no se preocupaba de los nios. Molly notaba que muchas cosas no marchaban bien en su casa, pero no saba cmo arreglarlas.13

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Y lo hars, querida contest la madre de Jill, animndola. Y ahora que cada una de ustedes tiene una misin que cumplir, yo tambin ser un miembro de la sociedad, y pienso que haremos grandes cosas. No empezaremos hasta despus de Navidad. Hay tanto que hacer! exclam Jill. Qu lstima que tengamos que suspender la fiesta de Navidad! se lament Merry. Sin ti y sin Jack no ser lo mismo, slo tendremos que conformarnos con los regalos. Dentro de quince das yo estar bien, pero Jack no; podramos hacer un baile en su habitacin, as l podr divertirse sugirio Jill. Podras decrselo a Jack propuso Molly Loo. Mandaron la carta y, entretenidas, se haban olvidado por completo de la contestacin, cuando son la campanilla. En el canasto venan papeles de colores y una caja de cuentas brillantes, cintas de colores, un carrete de hilo, agujas y una carta de la seora Minot. "Querida Jill: Pienso adornar un rbol de Navidad para que t y Jack se diviertan, con todos sus amigos. Te envo papel para que fabriques bolsas para los bombones, y algunas cuentas para que hagas collares. Si te hace falta alguna cosa, pdemela. Ana Minot." Qu corazn tan bondadoso! exclam la seora Pecq, al darse cuenta de que su vecina haba encontrado una distraccin para su hija. Las nias dieron gritos de alegra ante los hermosos colores de las cuentas, e inmediatamente se pusieron a trabajar y no tardaron en lucir cada una un hermoso collar. Una vez sola, Jill empez a cantar alegremente mientras enhebraba las preciosas cuentas y fabricaba las bolsas.

CAPITULO 3 El gran secreto, la gran sorpresaEn el pueblo de La Armona haba muchos clubes juveniles. Jack y Jill pertenecan a uno de teatro, dirigido por Ralph Evans, un joven de diecinueve aos, muy querido por nios y nias, que trabajaba para mantener a su abuela; era muy alegre y saba sacar partido de todo. Todos lo conocan y lo apreciaban por su ingenio. Como todos los aos, tenan grandes proyectos para Navidad y Ao Nuevo; pero con el accidente se interrumpi la carrera de dos de los mejores actores. Ralph iba a menudo a casa de los Minot y Jack se encari mucho con l durante su convalecencia porque lo entretena con su charla sobre los ltimos acontecimientos.14

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Despus de que terminaron las bolsas y los collares, les toc el turno a las flores de papel y luego florecieron en esos cuartos alegres guirnaldas y hermosos ramos. Haba un secreto que intrigaba a los muchachos: ciertas idas y venidas en casa de los Minot. Slo Ralph y la seora Minot saban de qu se trataba, encerrados en una gran habitacin a la que nadie poda entrar. Van a dar una funcin teatral dijo Molly Loo. A m me parece que se trata de un baile afirm Merry. No daran un baile sin Jack y sin m repuso Jill. Todas estn equivocadas, jams descubrirn de qu se trata dijo la seora Pecq, sonriendo. Por su parte, Jack abandon la esperanza de adivinar, despus de haber sugerido varias ideas, como el arreglo de un nuevo comedor o un teatro donde representaran las comedias que tanto le gustaban. La usaremos para guardar algo que quieres mucho le contest la mam, compadecindose de l. Patos? pregunt, con expresin indefinida. No. Es algo que yo tambin quiero mucho aadi la mam. Los animales en la casa me molestan. Ya s! Pondrs en ese cuarto ms enfermos! Verdad? exclam Jack, orgulloso de su sagacidad. No me sera posible atender a otros pacientes repuso la madre, con extraa sonrisa, como si temiera ser descubierta: Eso me recuerda una Navidad que pas entre hospitales y asilos. Hace tanta falta que alguien lleve un poco de alegra ese da! *** Hace lindo da? pregunt Jill, al despertar aquella maana de Navidad. S, querida, esplndido. Y ahora come algo, y luego te arreglar para que ests bonita todo el da. Espero que no te canses demasiado repuso la seora Pecq, feliz, porque Jill iba a ser trasladada a casa de los Minot. La nia esperaba ansiosa la visita del mdido, porque l quera presenciar el traslado de su enferma. Por fin lleg, y con la ayuda de Frank, llevaron a Jill en su sofacama hasta la casa vecina, y en pocos minutos la instalaron en la "Cueva de los muchachos". La seora Minot le dio la bienvenida, pero la jovencita no se encontraba en condiciones de contestar, tanta era su sorpresa.

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La gran habitacin estaba completamente cambiada, ahora presentaba el aspecto de un jardn. Haban pintado celeste el techo; las paredes estaban cubiertas de un papel que semejaba un enrejado, por el cual trepaban enredaderas en flor. Pjaros y mariposas volaban entre las flores. En las ventanas se vean maceteros con plantas y flores naturales, el suelo tena una alfombra verde, que simulaba csped. Por toda la habitacin haba sillas rsticas de jardn y en medio, un hermoso abeto con lindos adornos. Sobre la chimenea, en la que arda un buen fuego, se lean las palabras: "Feliz Navidad!", escritas en grandes letras brillantes. Te gusta, Jill? pregunt la seora Minot. Es maravilloso! contest la nia asombrada y bes repetidas veces a la seora. Crees que le falta algo ms a esta habitacin? pregunt la buena seora. Jack dijo Jill, riendo llena de alegra. Tienes razn. Lo traeremos en seguida, de lo contrario sera capaz de venir saltando en una pierna repuso la madre del nio. Jill tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para permanecer quieta en su sofacama, al or acercarse el silln de Jack empujado por Ralph y Frank, quien lanzaba gritos de alegra. Esto s que es lindo! exclam Jack, recorriendo con sus ojos la habitacin. Y luego dio un salto al descubrir que Jill estaba all. Aqu estoy! Ven pronto! grit Jill, llena de emocin. Los acercaron y ambos amigos, separados tanto tiempo, exclamaron a la vez: Qu alegra volver a verte! En efecto, la alegra reinaba en ese cuarto, Ralph y Frank bailaban alrededor del rbol, mientras el doctor Whiting y ambas madres los miraban riendo. Jack y Jill aplaudan y daban gritos de felicidad: Feliz Navidad! Feliz Navidad! Cuando se calmaron y los que tenan ocupaciones se fueron, dejaron solos a los jvenes enfermos para que conversaran. Qu bien ests! dijo Jill. Y t tambin repuso Jack, galantemente. Ambos estaban muy bien, porque la felicidad los hermoseaba. Jill llevaba un chal rojo y collares al cuello. Su cabello negro estaba recogido con una cinta roja, y tena lindas zapatillas del mismo color. La vestimenta de Jack no era tan alegre, pero s muy elegante. Tena puesta una bata gris con cuello y puos celestes, que contrastaban con su pelo rubio, una camisa blanca y una corbata azul.16

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Estoy tan contento de volver a verte! dijo l, sonriendo. Creo que ya hemos pasado lo peor. No te parece magnifico que pasemos el da juntos? S, pero un da pasa tan pronto!... Me sentir tan triste cuando vuelva a casa esta noche suspir Jill. Pero si no volvers a tu casa! Te quedars aqu indefinidamente! No te lo dijo mam? Qu suerte! Y dnde voy a dormir? Y mam? pregunt Jill. Se quedar tambin en esa habitacin. Consegu que Frank me lo contara todo. Este magnfico arreglo dej a Jill sin aliento, y antes de que se recuperara llegaron Frank y Ralph con dos enormes canastos con cosas para colgar en el rbol. Mientras lo adornaban, los nios les hacan miles de preguntas. Quin arregl todo esto? La idea fue de mam, pero lo decoramos Ralph y yo contest Frank. Tu madre dice que podramos llamarla la "Habitacin de los pjaros" aadi Ralph, lanzando a Jill un bombn en forma de pjaro. Lo guardaremos en esta preciosa jaula, hasta que los dos podamos salir volando juntos. A propsito, Jill, no te parece que estaremos muy atrasados en los estudios cuando volvamos al colegio? repuso Jack. Seremos los ltimos si no estudiamos un poco. El mdico me dijo que pronto podr comenzar a estudiar algo; Molly me trajo mis libros, y Merry me prometi venir todos los das para darme las tareas dijo Jill, decidida. Frank me ayudar con el latn. Podramos empezar a estudiar despus de Ao Nuevo propuso Jack. Cunto echo de menos el colegio! suspir Jill. All llega mam con ms cosas para el rbol exclam Jack. Qu lindos! Jams vi un rbol ms bonito! Me alegro de haber podido ayudar en algo, a pesar de estar enferma repuso Jill. Falta una cosa dijo la seora Minot, sacando de una caja un hermoso Nio Jess de cera. Es el Nio Dios. Hoy festejamos su nacimiento. Compr el ms lindo que encontr, porque me gusta ms tenerlo a l, que al viejo Santa Claus... aunque tambin podramos tenerlo explic la mam. Parece un beb de verdad coment Jack, tocndolo, delicadamente.

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Es a l a quien los nios deben rezarle, amarlo e imitarlo, porque jams los olvid y siempre los bendijo y les dio ejemplo coment la seora Minot. Cuando los dos nios quedaron solos de nuevo, Jack dijo con seriedad a Jill: Creo que deberamos portarnos bien; todos son muy buenos con nosotros, y nos estamos mejorando tan bien, y nos esperan das felices; as podremos demostrarles nuestro agradecimiento. No es fcil ser buena cuando una est enferma contesto Jill, pensativa. Cualquier cosa me molesta, y estoy tan cansada de permanecer inmvil...! A veces quisiera gritar, pero no lo hago porque mam se asustara, entonces me pongo a llorar. T lloras, Jack? No lloro porque soy hombre, pero maldigo y me desquito diciendo: Al diablo!, y doy puetes a Frank, quien ni siquiera protesta. Creo que en esta hermosa habitacin nos ser fcil portarnos bien coment Jill Si supieras el hambre que tengo, Jill! Hoy casi no desayun porque estaba tan ansioso por verte y conocer todos los secretos. Frank se diverta por mi nerviosismo, as es que le tir un huevo que se estrell en la pared. Jack y Jill se rieron a carcajadas, y la seora Minot, que llegaba en ese momento, se sinti contenta de ver tan felices a los nios. La nueva medicina parece hacer milagros, vecina dijo a la seora Pecq, que la segua con una bandeja para los enfermos. As es, seora. Yo misma estoy completamente cambiada. No coman demasiado, porque no podrn disfrutar de la prxima sorpresa aadi la madre de Jack. Ms sorpresas! Qu alegra! exclam Jill. Se enteraron por fin cuando los empleados entraron a preparar la mesa para que toda la familia almorzara con ellos en la "Habitacin de los pjaros". Las madres se preocuparon especialmente de sus enfermos, y todos comieron con mucho apetito. Las chicas me decan que esta Navidad iba a ser un fracaso a causa de nosotros; pero me parece que cuando vean esta hermosa habitacin cambiarn de opinin coment Jill. Podramos decir que nuestro accidente nos dio esta hermosa Navidad. Jams haba pasado una igual repuso Jack. Si no hubiera sido por tu madre, nios, esta Navidad habra sido triste para todos. Permtame agradecerle desde el fondo del corazn, seora dijo la seora Pecq. Propongo un brindis por nuestras madres propuso Frank, ponindose de pie con un vaso de agua en la mano.18

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Viva! exclam Jack con entusiasmo, volcando parte de su vaso al hacer un gesto espontneo hacia su madre, quien lo miraba con lgrimas de felicidad. Luego la seora Minot propuso un descanso, porque no tardaran en llegar los invitados para lo mejor de la fiesta. Espero que a las chicas les gusten sus regalos. Yo ayud a elegirlos y todos son lindos. No s qu recibir yo y estoy ansiosa por saberloexpres Jill. Te dir que te eleg una cosa que te gustar mucho... Cuntos regalos tendr? Veo siete paquetes para ti repuso Jack. T tambin tienes muchos aadi Jill, mostrando un paquetito que contena los mitones azules que ella le haba tejido. Qu espera tan larga! exclam el muchacho. Aquel perro que parece estar ladrando es para Boo y adems ese trineo amarillo. As Molly lo podr llevar al colegio. No me hables de trineos, por favor! No quiero verlos ms! exclam Jack dando una patada con la pierna sana. Estoy segura de que a ti no te doli ni la mitad de lo que me doli a m protest Jill. No diras eso, si hubieras soportado lo que pas yo cuando me colocaron los huesos en su sitio exclam Jack. Pero t no te desmayaste como yo, cuando el doctor revis mis vrtebras aadi la nia. Bah! Las nias se desmayan por nada. Los hombres somos ms valientes, y a pesar del dolor no perd el sentido. Pero gritaste. Frank me lo cont. El mdico dijo que yo era una nia muy valiente. Adems, tendrs que andar durante bastante tiempo con una muleta; lo s. Y t tendrs que usarlas durante dos aos. O que el doctor se lo deca a mam. Dijo que yo me levantara mucho antes que t. Los dos nios se haban acalorado y la discusin hubiera terminado mal, si no hubiera llegado Ralph. Y bien, jvenes, cmo les va?, se han entretenido? pregunt el profesor. S contest Jill, con voz apenas audible. Jack no contest.19

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En ese momento se oyeron la campana y el ruido de voces alegres, y Jill se vio obligada a rerse, a pesar suyo, al or la voz de Molly Loo. Jack, por su parte, tuvo que hacer lo mismo al escuchar la marcha que Ed tocaba al piano, mientras Frank y Gus lo dirigan. Listo! exclam la seora Minot, y abri la puerta de la "Habitacin de los pjaros". Los recin llegados quedaron maravillados con el espectculo que haba all: el Nio Dios y Santa Claus de pie al lado del rbol, luciendo ste su larga y blanca barba. Ralph era un buen actor, distribuy los regalos con frases cmicas y chistes apropiados para cada uno. Sera imposible describir la alegra que all se viva. Jack sonrea ante un hermoso lbum para sellos que deseaba de todo corazn, y Jill se senta como una millonaria con un anillo que tena una pequea turquesa azul, de parte de Jack. La nia hubiera querido decir a su amigo: "siento haberme enojado", pero en ese momento era imposible. Jugaron, cantaron y bailaron hasta las nueve de la noche, hora en que termin la fiesta y se retiraron los invitados. Llevaron a Jack a su dormitorio y a Jill al que deba compartir con su madre. Dije que no me portara mal en la "Habitacin de los pjaros", y, sin embargo, me enoj y fui desagradecida despus de todo lo que hicieron por mi madre y por m. Jack estuvo ms lastimado que yo, y se port valientemente, a pesar de que grit. Cunto me gustara poder decrselo! Qu tonta he sido, arruin el da! Un sollozo ahog sus palabras, y la nia estaba a punto de ocultar su cara entre las manos y echarse a llorar cuando vio que Frank entraba en la habitacin contigua con un alambre largo en cuyo extremo tena un pequeo tarro. Tal vez sea una broma pens Jill, pero estaba lejos de adivinar la ltima sorpresa. Al cabo de un rato oy una voz que murmuraba: Jill..., ests despierta? S. Hay alguien contigo? Toma esto, entonces. Colcalo junto al odo y escucha. Jill, con cierta vacilacin, obedeci las indicaciones de Frank. Pero su sorpresa no tuvo lmite cuando escuch la voz de Jack que deca: Siento haberme enojado. Perdname y olvdalo. No volver a suceder, Jill. Yo tambin lo siento. No volver a portarme as. Ahora me siento mucho mejor. Buenas noches, Jack. Frank, satisfecho con el xito de su telfono, se fue dejando a Jill con la mejilla apoyada sobre la mano que luca su anillo.

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CAPITULO 4 Jill conoce la verdadLas diversiones siguieron durante toda la semana. Era imposible estudiar con el montn de regalos que haba que disfrutar y las visitas que deban atender. Creo que ser mejor esperar hasta que los otros chicos vuelvan al colegio, y dedicar esta semana a divertirnos dijo Jack, que se senta muy contento con la idea de que pronto se podra levantar. Yo estudiar un poco mi vocabulario todos los das, porque la ortografa es lo que ms me cuesta. He prometido portarme bien y as lo har contest Jill, que ya haba comenzado a ser misionera. Aqu tienes una misin al alcance de tu mano y, adems de que te lo haces a ti misma, puedes pagar tu deuda de gratitud le haba dicho la seora Pecq, quien por su parte trataba de ser lo ms til posible en esa casa donde les daban tanto cario. Pero la nia olvid que quien deba cambiar sus modales era ella, y se dedic a corregir a Jack. Tres o cuatro semanas de mimos haban hecho que los nios olvidaran y se dedicaran slo a divertirse. Un da lluvioso en que tuvieron pocas visitas, los enfermos decidieron arreglar el lbum de sellos. De repente entr la seora Minot al cuarto y qued asombrada al ver la cara de ambos nios totalmente cubierta de estampillas. Pero, nios! Qu nuevo juego es ste? Son indios salvajes o cartas que han dado la vuelta al mundo antes de ir a la direccin correcta? pregunt riendo. Es que veo en el rostro de Jill el que me hace falta, y ella ve el suyo en el mo contesto Jack. Siguieron buscando y pegando sellos en el lbum hasta que Frank lleg a la habitacin y dijo a su hermano: Jack, dame tu leccin de latn antes de salir a dar una vuelta con Gus. No la s, y no pienso estudiar hasta la prxima semana contest el enfermo. Me dars tu leccin ahora mismo, de lo contrario no volvers a ver tus sellos. Aqu est el libro. T mismo me pediste que te ayudara, y es lo que voy a hacer. No deberas aprovecharte, si no estoy preparado. No s la leccin ni pienso estudiar ahora; as es que devulveme mis cosas y ocpate de tus asuntos. Te devolver un sello por cada leccin que des bien prometi Frank, metindose las estampillas en el bolsillo.21

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Ante tal amenaza, la paciencia de Jack se termin y tomando el libro que crey era el de latn, lo arroj con fuerza contra su hermano, exclamando desafiante: Gurdalos, si quieres, y tu viejo libro tambin! No volver a mirarlo hasta que me devuelvas mis sellos y me pidas disculpas! Todo sucedi con tal rapidez que la seora Minot no tuvo tiempo de intervenir. Frank desapareci y el libro fue a dar contra la pared, cayendo al suelo con su tapa despegada y las hojas arrugadas por el golpe. Es el lbum! Jack, qu hiciste! exclam Jill al ver que el libro era maltratado por su propio dueo. Cre que era el otro murmur Jack, rojo y avergonzado, al ver que su madre levantaba el libro del suelo. Se senta tan culpable que no saba qu hacer y comenz a ordenar los pocos sellos que su hermano le haba dejado. La seora Minot continu escribiendo cartas sentada a su mesa, con aspecto muy serio. Durante un instante el silencio empez a tornarse intolerable, entonces apareci Gus; traa un libro para Jack y una carta para Jill. Ya que ests aqu, podras llevarme a mi cuarto, Gus? Dormir un rato pidi Jack. Una vez me contaron que un muchacho le tir un tenedor a su hermano y le sac un ojo. Lo hizo sin querer y su hermano lo perdon coment Jill. Y el muchacho se perdon a s mismo? pregunt la seora Minot. Creo que no, seora. Pero Jack no le peg a Frank, y estoy segura de que siente lo que hizo. Pudo haberle pegado. Nuestros actos estn en nuestras manos, mas no las consecuencias. Recurdalo, Jill, y piensa dos veces antes de hacer algo. S, seora, as lo har contest la nia. La seora Minot comenz a escribir otra carta, pero luego se detuvo y ponindose de pie, como si le fuera imposible resistir su deseo por ir a ver a ese nio malo, dijo: Ver si Jack est bien arropado... No te muevas hasta que vuelva. No, seora. Cuando Jill se vio sola, empez a buscar a su alrededor algo para distraerse. Divis una hoja de papel en el suelo, pero fuera de su alcance, que haba cado de la mesa sin que nadie lo notara. Al principio no le prest mayor atencin, lo mismo que hizo con un sello que Frank dej caer al salir. Entonces, por asociacin de ideas, pens que ese papel deba ser una carta de Frank. Qu bueno sera guardar esa carta hasta que devuelva los sellos de Jack! Cmo le molestar saber que lemos su nota! Tratar de recogerla.22

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Jill olvid su promesa de no moverse, y no tom en cuenta lo feo que es leer las cartas ajenas. Cogi el atizador y trat de acercar el papel con un movimiento brusco que la hizo perder el equilibrio y caer del sof. Ay, mi espalda! fue lo nico que pudo decir al sentir el terrible dolor que le recorri todo el cuerpo. Por un momento permaneci inmvil para reponerse un poco. Se preguntaba cmo hara para volver al sof por sus propios medios. Mientras se incorporaba vio cerca de ella el papel, que tom apresuradamente, porque a pesar de su estado an pensaba vengarse de Frank. Una ojeada le demostr que no se trataba de una carta del joven, sino de una misiva que la seora Minot enviaba a su hermana. Se dispona a dejarla en su lugar, cuando le llam la atencin su nombre y no pudo resistir la tentacin de leerla: "Querida Lizzie: Jack contina mejorando y pronto estar recuperado, pero empezamos a temer que la nia quede invlida. Est aqu, y hacemos lo posible para que se cure; pero cada vez que la miro no puedo dejar de pensar en Lucinda Snow quien, como recordars, estuvo en cama durante veinte aos, a consecuencia de una cada a los quince. La pequea Janey no lo sabe an y espero..." All terminaba, y el castigo de "la pequea Janey" por su desobediencia comenz en ese instante. Ella crea que mejoraba porque sus dolores haban disminuido. Ahora saba la verdad, cerr los ojos con un estremecimiento, mientras se deca a s misma: Veinte aos! Jams podr soportarlo! Jams! Llena de angustia, Jill permaneci en el suelo, sin importarle que alguien entrara y la encontrara all. Luego se sinti algo reconfortada, porque en un corazn joven la desesperacin jams permanece mucho tiempo, y ella era una nia valiente. Y a pesar del dolor, logr subirse a su sofacama. Falt a la promesa de no moverme. Le una carta que no era para m gimi Jill con un suspiro, al recordar las palabras de su madre. Ser mejor que trate de ser buena. Creo que lo mejor que puedo hacer ahora es estudiar mi ortografa. Jill sostuvo su libro de manera que le ocultara su cara casi por completo. Qu largo le pareci el tiempo hasta que alguien entr a la habitacin! Su corazn dio un brinco cuando oy que la seora Minot exclamaba: Jack est muy bien y, por lo que veo, t tambin. No tena otro libro a mano y pens que podra estudiar un rato contest Jill. La nia ech una rpida mirada a la seora y vio que sta buscaba su carta, por lo que ocult an ms su cara y permaneci tan inmvil que pudo or el crujido del papel, cuando la seora lo levant del suelo. Pero no se dio cuenta de la mirada que le ech la madre de Jack, cuando encontr pegado al dorso de la carta una estampilla roja, que estaba segura de haber visto en el piso al lado del sofacama. Tambin recordaba que un papel se haba volado de su mesa,23

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pero como estaba tan apurada, no se detuvo a ver qu era. Por eso le llamaba la atencin que el papel y el sello estuvieran juntos ahora; adems, la carta tena la huella de un dedito sucio. "Esperar a que ella me hable. Es una nia honesta y no tardar en decirme la verdad", pens la seora Minot. Despus de un rato de silencio, la seora dijo: Quieres darme tu leccin? Jack piensa darme la suya y me imagino que t seguirs su ejemplo. No s si la aprend, pero tratar de drsela, seora. Te duele algo? No importa la leccin..., dime lo que te sucede y tratar de ayudarte. La nia se ech a llorar, y cont lo que acababa de hacer y el penoso descubrimiento con el que haba sido castigada. Lo saba antes de que me lo dijeras. De lo contrario, no seras la nia que tanto quiero y deseo ayudar. Estpido sello! Delatarme cuando yo misma quera confesar mi culpa, despus de haber comprendido mi desobediencia! exclam Jill, sonriendo a travs de sus lgrimas. Deberas pegarlo en tu libro para que te recuerde las malas consecuencias de la desobediencia sugiri la seora. Seora..., cunteme lo de Lucinda Snow. Si voy a quedar como ella, me gustara saber cmo pudo soportarlo tanto tiempo. Siento que hayas sabido eso. Sin embargo, su historia te ayudar a pasar tu prueba, que estoy segura no ser definitiva. Conoc a Lucinda hace muchos aos, y a pesar de que al principio su suerte me pareci triste, termin por comprender lo feliz que era pese a su invalidez; as como lo buena, lo til y lo querida que lleg a ser... Me gustara saber cmo era ella inquiri Jill. Era tan paciente, que todos se avergonzaban de quejarse de sus pequeas molestias; tan alegre, que su dolencia se hizo ms llevadera; tan trabajadora, que no slo gan dinero con las cosas bonitas que haca, sino que contaba adems con la amistad de todas las personas que iban a su casa en busca de consuelo y de buenos consejos. Su vida era un ejemplo de piedad. Lucinda era feliz a pesar de su desgracia. Si no llego a curarme, me gustara ser como ella coment Jill. S, querida, pero espero que te repongas. Mientras tanto, trata de ser lo ms til y agradable que puedas. Tu espalda dolorida te recordar lo que debes hacer y as aprenders a obedecer. Cuando te hayas recuperado, habrs aprendido a ser mujer. Mientras tanto en tu cama puedes convertirte en ejemplo para todos.24

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De veras, seora? exclam Jill, con los ojos llenos de lgrimas. Cuando volvieron los muchachos y Jack le dio a su hermano su leccin de latn, ste le devolvi una estampilla. Jill pidi a su amigo que le regalara el sello que la delat, pero sin decirle el motivo de su deseo, y lo guard en su vocabulario para que le recordara constantemente la promesa que acababa de hacer y que tena la intencin de mantener.

CAPITULO 5 Merry y Molly, las otras misionerasVeamos ahora en qu forma cumplieron las otras misioneras las tareas que se haban impuesto en su afn por ayudar en su pueblo con la sociedad secreta que deseaban establecer. El seor Grant era un granjero de situacin acomodada y quera dar a sus hijos mayores ventajas de las que haba disfrutado l y mejorar su linda propiedad, de la que estaba orgulloso. La seora Grant era una excelente ama de casa, muy ocupada como para perder tiempo en elegancias, pero siempre dispuesta para ayudar a los pobres y a los enfermos. Tena tres hijos varones, Tom, de diecisiete, y Dick, de diecinueve, que trabajaban en la granja; y Harry, de veintin aos, que trabajaba en un almacn. Aunque de modales rsticos eran buenos muchachos, y queran mucho a su hermana Merry, pero se burlaban buenamente de sus "gustos de seorita", como decan por sus modales delicados y su inclinacin por las cosas bellas. Merry era la mimada de la famila. Pese a que daba la sensacin de que se encontraba all por equivocacin, pareca una fina rosa en un campo de trigo. Cuando las nias hablaron de la nueva sociedad, Merry pens que tomara ms cario al trabajo, y ayudara a su familia a disfrutar de las cosas bonitas. Esa noche, mientras se encontraba sentada a la mesa para la cena, mir a su alrededor tratando de encontrar la forma de comenzar su tarea. La gran cocinacomedor, donde estaban, luca limpia y ordenada pero fea, excepto un geranio rojo, florecido, en la ventana. La gente que estaba sentada alrededor de la mesa dejaba bastante que desear, coman con los cuchillos la carne de cerdo en vez de usar el tenedor, beban el t de los platillos y se rean estrepitosamente cuando algo les causaba gracia. Sus hermanos eran buenos mozos y fuertes; el padre, un hombre de dulce expresin, y la madre, una mujer de aspecto agradable, con ancha frente y mirada tierna. Esa noche Merry estaba tan pensativa que su padre lo advirti porque el granjero no se cansaba de mirarla, como quien admira a un gatito, feliz de verla tan bonita, joven y feliz. Hijita, me parece que tienes algo que te preocupa. Ven y cuntaselo a tu padre dijo, golpendose la rodilla. Primero limpiar la mesa y t, mam, sintate y descansa; Roxy y yo arreglaremos todo contest Merry.25

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Me sentar un rato dijo la seora Grant, tomando su tejido, porque sus manos no podan estar sin hacer nada. A Merry no le gustaba hacer la limpieza domstica, pero puso todo de su parte en la desagradable tarea, vigilando a la perezosa Roxy, hasta que todo estuvo en orden; luego, llena de alegra, fue a sentarse en las rodillas de su padre. S, pap, quiero hacer algo pidi la nia. No me extraara que se tratara de una mueca dijo el seor Grant. Pero, pap, hace aos que no juego con muecas! No, lo que quiero es arreglar mi dormitorio. Lo har todo yo misma, y slo necesito unas pocas cosas. Pero, hija interrumpi la madre, tu pieza esta siempre impecable, gracias a la educacin que te hemos dado. Djenme bajar algunas cosas del desvn. Las paredes estn tan desnudas! Me gusta tanto estar rodeada de cosas bonitas! se quej Merry. A mi me pasa lo mismo. No podra vivir sin mi linda hijita que me da ms alegras que una docena de ramos de flores agreg el granjero. Es otra de las cosas que quiero tener: unos maceteros para adornar la ventana. Mam dice que las plantas ensucian mucho, pero yo limpiara con agrado prosigui Merry. Yo te traer algunas dijo su padre. Estar contenta si mam me permite arreglar a mi manera y prometo cumplir sin protestar repuso la nia, dando gracias a su padre con un beso y sonriendo a su madre. Puedes sacar lo que quieras del armario azul, que est en el desvn, y arregla tu pieza como gustes, y no te olvides de cumplir lo prometido contest la seora Grant. No me olvidar. Maana trabajar toda la maana y, por la noche, les mostrar lo que yo llamo una habitacin bonita contest Merry, satisfecha. Y mantuvo su palabra; esa misma tarde lluviosa en que Jill descubri la verdad de su estado, Merry se puso a arreglar su dormitorio. En el armario azul encontr varios tesoros e, ignorando los agujeros de polilla, trat de sacar el mejor partido de ellos, tratando de imitar la sobria elegancia que reinaba en la casa de la seora Minot. Coloc unas cortinas de felpa roja que alegraron las paredes, cuyo papel estaba ajado y descolorido. Sobre la cama tendi una manta roja con estrellas blancas, y cubri la mesa con un mantel alegre, cuyos agujeros tap con sus libros. Quit la estufa de la chimenea y coloc unos leos para que ardieran libremente. En el centro de la pieza extendi la ltima de las alfombras trenzadas confeccionada por su abuela, y con unos candelabros de bronce adorn el pequeo escritorio, sobre el cual colg un espejo, cuyo borde decor con unos vuelos de tul blanca y la cinta roja de su cabello. "ste es el toque de elegancia", pens la nia, orgullosa.26

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Sobre el muro colg tres antiguos cuadros que, a pesar de no ser muy bonitos, le serviran hasta encontrar otros. "Ahora los llamar a todos para que vengan a mi cuarto. Por fin tengo un lugar agradable donde estar", se dijo Merry, cuando termin la decoracin. Haba estado trabajando toda la tarde y ya oscureca; por lo tanto, encendi las velas de los candelabros para que su tocador pareciera lindo e impresionara a sus padres y hermanos. Por desgracia, el fuego humeaba, por lo que debi entreabrir la ventana para que saliera el humo. Una leve brisa hizo volar las cortinas, a las que alcanzaron las llamas de las velas, de modo que cuando Merry abri de golpe la puerta, segura de asombrar a su familia, se qued horrorizada al ver las llamas y la mitad de su trabajo perdido. Sus hermanos entraron rpidamente, arrancaron en seguida las cortinas y apagaron el incendio en medio de grandes carcajadas, mientras la seora Grant se lamentaba de los daos sufridos y Merry lloraba en los brazos de su padre. *** Molly, la tercera de las integrantes de la sociedad de las misioneras tuvo dificultades, y sus primeros esfuerzos no tuvieron ms xito que las otras dos. Su padre sala temprano de casa y no regresaba hasta la noche, y luego se pona a leer. Intercambiaba unas leves palabras con sus hijos a la hora del t y ya no volva a verlos hasta el da siguiente, a la misma hora. El crea que estaban muy bien cuidados, porque los dejaba a cargo de la seorita Bat, que era muy trabajadora cuando entr al servicio de la familia, quince aos antes, pero se estaba volviendo vieja y muy descuidada y todo en casa estaba revuelto. La anciana seorita estaba convencida de que cumpla con su deber, preocupndose de tener la comida lista, cuidando a los chicos cuando estaban enfermos y vigilando que la casa no se incendiara. Molly se senta feliz con sus animales favoritos, su libertad y el pequeo Boo a quien amar; pero ahora comenzaba a comprender que ellos no eran como los dems nios, y se senta avergonzada por ello. Pap est muy ocupado, pero la seorita Bat debera atendernos a nosotros; si le pido algo, se queja de su reumatismo y debo ocuparme yo de Boo. Adems, yo no puedo lavar mi ropa, ni los pantalones de Boo, y el pobrecito no tiene nada que ponerse. Si se lo digo a pap, se conformar con decirme: "S, hija, s, ya me ocupar de eso", y naturalmente no har nada. As se lamentaba Molly, y en ese caso sola retirarse a un cuarto cerca del desvn, donde habitaban sus nueve gatos. stos estaban acostumbrados al modo de ser de su ama, y algunos de ellos se suban a su falda, ronroneando suavemente, lo que tranquilizaba el enojo de la nia. Har cuenta de que estoy en frica, y que me encuentro en casa de un indgena, a quien debo ensear a vivir como se debe. La seorita Bat no comprender lo que me pasa, y ser muy divertido, pens Molly, al inspeccionar el comedor el da en que empez su misin. La perspectiva no era muy alentadora. La mesa del desayuno permaneca tal cual, con su mantel lleno de manchas de caf, pedazos de pan y cscaras de huevo, y una salchicha en medio de una fuente. Los muebles estaban cubiertos de polvo; la chimenea, llena de cenizas, y la alfombra, sembrada de migas. Boo estaba sentado en el sof con un brazo metido en un27

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agujero de la funda, buscando algn tesoro escondido. Molly hasta ese da consideraba que lavaba y vesta bastante bien a su hermanito, pero hoy vea con ms claridad y suspir profundamente ante lo descuidado del nio. "Primero limpiar el comedor, y luego lo lavar y peinar. Me hace falta una baera como la de la seora Minot, y toallas. Las tendr aunque tenga que comprarlas yo misma!", pens, mientras recoga las tazas con tal energa, que las pona en peligro. La seorita Bat, que se encontraba en la cocina, se sorprendi cuando Molly le pidi agua caliente y toallas limpias. Qu nuevo capricho es ste? dijo la seorita Bat, entregndole a la nia todo lo que le peda, y mirando a Molly que se haba puesto un delantal limpio y estaba muy bien peinada. Hum!... fue el nico comentario que hizo a la seorita Bat. Una hora de trabajo duro produjo notorios cambios en aquella irreconocible habitacin barrida y los muebles sin su capa de polvo. Luego pens en el trabajo que le dara Boo al baarlo. Subi al dormitorio para descansar, y cuando baj para la hora de almuerzo, vio a Boo armando un trencito en medio del comedor, con pedazos de carbn que simulaban los carros y libros para rieles, sobre los cuales deslizaba su trineo amarillo cargado con un gatito asustado, el perro sin cola y los restos de una salchicha, que el nio mordisqueaba a ratos. Dios mo! Por qu los hombres no pueden jugar sin desordenar? suspir Molly, recogiendo todo. "Lo baar despus del almuerzo", pens la nia, mientras el joven "ingeniero" se maquillaba la cara con la sopa. Necesito dos ollas con agua caliente, seorita Bat, por favor, y la tinaja grande pidi Molly, cuando la ama de llaves terminaba su cuarta taza de t, porque no le gustaba comer su propia comida. Qu piensa lavar ahora? pregunt la seorita Bat. Baar a Boo dijo Molly. Pero, Molly! Has perdido el juicio! Qu ocurrencia baar a ese nio despus del almuerzo y resfriado! Moja la punta de una toalla y lvale la cara y las manos, pero no puedes baarlo en un da tan fro como ste. Para ciertas cosas las palabras de la seorita Bat tenan la fuerza de una ley. Por lo tanto, Molly tuvo que someterse y se llev a Boo, diciendo con altivez: Le pedir permiso al pap esta noche, porque no soportar que mi hermano est sucio como un cerdo.

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Cuando termin de arreglar a su hermano, revis su armario, los cajones de su cmoda, los de la mesa, y todo era un total desorden. La nia tena bastante ropa, pero toda descuidada; hasta su mejor vestido necesitaba que le pegaran dos botones, y su sombrero de los domingos tena una sola de sus cintas para atar. Dios mo! Qu desorden! Qu pensara de m la seora Minot si viera esto! dijo Molly, recordando que la seora haba dicho que a una nia se la poda conocer mejor por el orden que tuviera en sus cajones. "Vamos, misionera, pon un poco de orden", se dijo Molly, vaciando los cajones sobre la cama y comenzando a arreglarlos. Cunto cuesta ser ordenada! suspir Molly, cuando todo estuvo en su sitio. En cuanto terminaron de cenar, y antes de que su padre se marchara, la nia se le acerc y le dijo: Pap, necesito dinero para comprar unos botones para arreglar la ropa de Boo. Y otra cosa, puedo baarlo? Le hace falta y la seorita Bat no quiere que use la tina grande. Por supuesto, hija, haz lo que quieras, pero ahora estoy apurado repuso el padre, tirando dos monedas sobre la mesa y saliendo muy apurado a una cita. Con el permiso paterno, Molly meti a la fuerza a Boo en la baera llena de agua, restregndolo de arriba a abajo, a pesar de sus gritos, que atrajeron a la seorita Bat hasta la puerta cerrada con llave. La anciana seorita se compadeci del nio, segura de que se enfermara antes del amanecer. Cuando termin su tarea, Molly consol al nio con caramelos, aprovechando de desenredarle el pelo rizado, y despus le puso una camisa de dormir limpia y lo meti en la cama. Ahora di tus oraciones, querido, y durmete bien tapado dijo Molly algo preocupada por el efecto que poda tener la cabeza hmeda de su hermano. Despus de que el nio hubo rezado, Molly consider que su labor del da haba terminado y se fue a acostar agotada por su primera tentativa misionera. Pero antes del amanecer se despert al or la respiracin entrecortada del nio, y asustada fue a llamar a la puerta de la seorita Bat, admitiendo que su prediccin se haba cumplido y que el nio estaba enfermo. Ya lo saba! Tremelo y no te asustes. Yo me ocupar de l, y la prxima vez hazme caso gru la anciana, mientras agitaba una botella de jarabe. Molly dej a su hermano con la seorita Bat, y se fue a acostar, humedeciendo su almohada con lgrimas de remordimiento. Y as fue como todas las nias fracasaron en su primer intento; aunque no se dieron por vencidas, como lo veremos luego.

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CAPITULO 6 Los chicos y su club de debatesPienso que deberamos tener una reunin. Las vacaciones terminaron y es necesario que tomemos algunas decisiones coment Frank, un da, a Gus a la salida del colegio. Muy bien. Cundo, dnde y qu tema? pregunt Gus, que era hombre de pocas palabras. Esta noche, en nuestra casa, para discutir el tema: "Deben las mujeres ir a la Universidad con nosotros?" Mam dice que conviene que tengamos nuestra opinin, porque todo el pueblo habla del asunto repuso Frank. Muy bien, se lo har saber a los muchachos. Hola, Neddy!, el Club de Debates se rene hoy, a las siete en punto, en casa de Minot exclam Gus, sin perder tiempo. Ir. Esta tarde llegu a casa una hora ms temprano, y pens venir a conversar un rato con ustedes dijo Ed Devlin. Te has vuelto muy sociable ironiz Gus, sin dejarse engaar por las palabras del joven. El camino ms largo a veces es el ms corto, verdad, Ed? dijo Frank alegremente mientras daba un amistoso puete en el estmago de su amigo. Todos rieron y Gus aadi: Esta noche no habr chicas para ornos. Qu lstima! repuso Ed con ligero pesar. No queda ms remedio, porque los otros muchachos dicen que ellas arruinan la diversin. Por mi parte, no tengo inconveniente en que asistan las nias dijo Frank. La prxima semana deberamos hacer una reunin con juegos. A las chicas les gusta y a m tambin observ Gus. Y tambin a tus hermanas, tus primas y tus tas coment Ed. A Gus lo llamaban "Almirante" porque tena tres hermanas, dos primas y cuatro tas, adems de su madre y su abuela, viviendo todas en su gran casa. Y cmo marchan los negocios? pregunt Gus a Ed, porque no haba vuelto al colegio en el otoo, sino que estaba empleado en una tienda de la ciudad. Lentos; segn dicen, las cosas mejorarn en la primavera. A m me va bastante bien, pero los extrao mucho, muchachos. Y Ed puso una mano sobre el hombro de cada uno de sus amigos.30

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Deberas dejar tu empleo y volver a estudiar dijo Frank, que se estaba preparando para ir a la Universidad de Boston, mientras que Gus lo haca para Harvard. No; ya eleg mi camino y pienso seguir en l. Estudiaste la msica? pregunt Ed cambiando la conversacin por un tema ms alegre, porque tena algunas preocupaciones. No me queda mucho tiempo; el patinaje sobre hielo me resulta ms atractivo... Ven temprano esta noche y la ensayaremos. Eso es. Y ahora tengo que irme, muchachos se despidi Ed. Nosotros tambin. Adis. Esa noche, al entrar en la "Habitacin de los pjaros" con una linda muleta bajo el brazo, Ralph dijo a Jack: Hola, muchacho!, veamos si te gusta... Creo que con ella podrs andar en cuanto el mdico te d permiso. Qu suerte! Quisiera probarla, pero no lo har hasta que me lo permitan. La hiciste t mismo, Ralph? pregunt Jack. Casi toda... Y me siento orgulloso de ella. Y tienes que estarlo. Eres muy inteligente. Inventaste alguna otra cosa ltimamente? pregunt Frank, que se acercaba. Slo una mquina antirronquidos y una almohadilla para el codo contest Ralph, alegremente. Cuntanos! Jams o hablar de una mquina de ese tipo. Reserva una para Jack dijo Frank muy interesado. Bueno. Resulta que una seora anciana, muy rica, mantena a toda su familia despierta a causa de sus ronquidos, y mand a pedir a la casa donde trabajo algo para remediar su problema. Pareca una broma, pero me encargaron que ideara algo. Se me ocurri tomar un tubo que, aplicado sobre la boca de la paciente y doblado hacia su odo, bien ajustado all, permite que cuando la persona ronca, escuche sus propios ronquidos y los detendr de inmediato. El resultado es un xito, tanto que estoy considerando patentar mi invento concluy Ralph, unindose a las risas de los dems. Y la almohadilla para el codo? pregunt Frank. Ah! Eso es una cosa sin gran importancia que invent para un hombre que tena el codo muy delicado y que necesitaba protegrselo. Le fabriqu una almohadilla de goma que ajustaba perfectamente a esa articulacin, y asunto arreglado! He pensado pedirte que me hagas una pierna nueva si la ma no se cura bien dijo Jack, convencido de que su amigo poda inventar cualquier cosa.31

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Pondra todo mi empeo, Jack. Una vez hice una mano para un muchacho, y gracias a eso consegu mi empleo. Se acuerdan? contest Ralph. En ese momento llegaron Gus y Ed, acompaados por varios otros muchachos, y la conversacin se hizo general. Al dar el reloj las siete, Frank, que era el presidente, tom su sitio detrs de la mesa de estudios. Frente a la mesa haba varias sillas para los miembros, y Gus, que desempeaba el cargo de secretario, tena ante s un libro de anotaciones. Los miembros tomaron asiento. El presidente dio tres golpecitos con un viejo palo de crquet corto, y con dignidad abri la sesin. Seores: despus de la orden del da, el Club debatir acerca del siguiente problema: "Deben las mujeres ir a la Universidad con nosotros?" Pero antes el secretario dar lectura al acta de la ltima reunin. Gus, aclarndose la garganta, ley breve y elegantemente: "El Club se reuni el dieciocho de diciembre, en casa de Gus Burton. Tema tratado: Qu es ms divertido, el verano o el invierno? Hubo un serio debate. Las opiniones estuvieron divididas en partes iguales. J. Flint fue multado con cinco centavos por faltar el respeto a la presidencia. Se realiz una colecta de cuarenta centavos para pagar un vidrio roto, durante una pelea amistosa entre los miembros del Club. Ed Devlin fue elegido secretario para el ao prximo, y el presidente don un libro de actas." Eso es todo. Hay alguna otra cosa que tratar antes del debate? pregunt Frank. S sugiri Ed, ponindose de pie y mirando a su alrededor, como si estuviera seguro de que su proposicin sera bien percibida, dijo: Deseo proponer a Bob Walker como nuevo miembro de nuestro Club. Me parece que deberamos aceptarlo. Est tratando de portarse bien, y estoy seguro de que nosotros podramos ayudarlo. Lo aceptamos? Todos los muchachos se pusieron serios, y Joe dijo con brusquedad: No! Es un mal muchacho, y no quiero esa clase de elemento aqu. Que se vaya con sus amigotes. De eso precisamente quiero alejarlo! Es un muchacho bueno pero no tiene a nadie que se preocupe de l, y es por eso que pelea, como lo haramos nosotros de estar en su lugar. Quiere unirse a nosotros y se sentira orgulloso si lo aceptamos Estoy seguro de que se portar bien. Vamos, dmosle una oportunidad! Y Ed mir a Gus y a Frank, seguro de contar con el apoyo de ambos. Pero Gus movi la cabeza como si dudara, mientras Frank argument:32

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Sabes bien que el reglamento establece que el Club no debe tener ms de ocho miembros. Eso puede arreglarse. La mayora de las veces no puedo asistir a las reuniones, por lo tanto renunciar y Bob ocupar mi lugar comenz a decir Ed. No, no! No aceptamos tu renuncia! El Club se terminara! Sera mejor que ocupara mi lugar; soy el menor y no me echarn de menos propuso Jack. Podramos hacer eso dijo Frank. Lo mejor sera que se aumentara a diez el nmero de miembros, para que puedan ingresar Bob y Tom Grant dijo Ralph. Buena idea! exclam Gus, que comenzaba a arrepentirse. Pero, si aceptan, tienen que tener en cuenta que deben admitir a Bob, tanto fuera como dentro del Club, si no se sentir ms solo que antes expuso Ed, muy serio. Por supuesto! grit Jack, mientras los dems aceptaban por no ser menos que el miembro ms joven del Club. Bien. Si todos ponemos un poco de nuestra parte, podremos hacer mucho... Es tiempo de que lo hagamos, si queremos que Bob se enderece. Como nosotros le dbamos la espalda, el muchacho se refugiaba en la taberna y haca amistades que no le convenan. Espero tambin hacerlo ingresar en la Logia, no te parece, Frank? aadi Ed seguro de su buena idea. Trelo Estoy contigo! contest Frank, recordando que haca cuatro aos que l perteneca a la Logia de Templanza, y ya seis muchachos haban seguido su ejemplo. Ha empezado a fumar, pero nosotros conseguiremos que abandone el vicio. T podrs ayudarlo en ese sentido, Gus, si lo deseas aadi Ed. Cuenta conmigo repuso Gus, que haba dejado de fumar para complacer a su padre. Si todos hacen como Gus y se proponen ser buenos con l, y no recordarle sus errores pasados, pueden ayudarlo mucho manifest Ed, agradecido. Comenz la votacin y todas las manos se levantaron, hasta la del intransigente Joe. Y fue as como Bob y Tom se convirtieron en valiosos miembros del Club de Debates. Aunque era slo un juego de nios, estaban unidos para hacer el bien. Muy satisfechos de s mismos, iniciaron el debate del da. Supongo que Ralph, Gus y Ed estn a favor, y Chick, Grif y Joe en contra dijo Frank. No, seor! Pienso que debera ser mixto exclam Chick, un joven apacible que acompaaba diariamente a una nia hasta su casa.

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Una carcajada general atron la sala, y Chick se sent, rojo hasta la raz del pelo, pero decidido. Hablar por dos de nosotros, ya que el presidente no puede hacerlo y Jack no ir en contra de quienes ms lo miman expres Joe, que no gozaba de la simpata de las nias y las consideraba un estorbo. Ya que empezaste, termina de una vez orden Frank. Bueno comenz diciendo Joe, no s mucho de mujeres, y no me interesa saber, pero lo que s s es que no conviene que estn con nosotros en la Universidad. se no es su lugar y nadie las quiere all, y haran mucho mejor quedndose en su casa zurciendo calcetas. Y las tuyas tambin! intervino Ralph, que haba odo ese argumento tantas veces que ya le cansaba. Claro! Para eso sirven las mujeres! En la escuela no me importa que estn con nosotros, aunque preferira que tuvieran clases aparte. Nos sentiramos ms cmodos... Especialmente t, porque Mabel siempre te gana en las notas observ Ed. Si me interrumpen a cada rato, no podr terminar dijo Joe, que saba que no tena el don de la elocuencia. En la sala rein silencio y Joe prosigui con su discurso, empleando todos los argumentos que haba odo. Opino que progresaramos mucho ms si no tuviramos a las chicas con nosotros. En cuanto a que son ms inteligentes, o igual a nosotros, es completamente absurdo, porque algunas lloran todos los das por no haber estudiado o vuelven a sus casas con dolor de cabeza, o protestan continuamente acerca de esto o lo otro. No, seores, las mujeres no nacieron para el estudio. No tengo hermanas ni quiero tenerlas, son un verdadero fastidio. Estas ltimas palabras molestaron a Gus y Ed, y Joe volvi a tomar asiento. Inmediatamente pidi la palabra Grif, muchacho alegre cuyo principal objetivo en la vida era hacer bromas a los dems y, por lo tanto, era el terror de las nias. Seor presidente, considero que las nias no tienen capacidad fsica para ir a la Universidad con nosotros. No podran tomar parte en una regata, ni saber cuidarse a s mismas. Estn mucho mejor en sus casas. A decir verdad, slo me gusta acompaarlas a fiestas y bailes comenz diciendo Grif, cuya idea de la vida universitaria pareca ser las diversiones y no el estudio. Las puse a prueba y comprob que no pueden aguantar nada. Gritan si se les dice que hay un ratn en el cuarto y corren como si se las llevara el diablo. Un da puse una cucaracha en el pupitre de Molly y ella salt como si hubiera sido un cohete. As tambin saltaron los honorables miembros del Club, por que en ese momento estallaron media docena de petardos debajo de la silla que Grif acababa de abandonar. Con gran dificultad se restableci el orden, y obligaron al incorregible bromista a mantenerse en silencio, amenazndolo con expulsarlo de la reunin si volva a abrir la boca.34

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Ed se puso de pie ante la concurrencia y discurse: Me parece que las clases seran tristes sin la presencia de algunas nias. Compadezco al muchacho que no tiene hermana continu Ed, acordndose de la suya, que lo quera mucho. Les aseguro que no podramos pasarnos sin las chicas, y no me avergenzo de decir que cuanto ms las veo, ms me gustan. Bravo, magnfico! exclam Frank. Satisfecho de haber sido comprendido y aprobado, Ed tom asiento en medio de una salva de aplausos, mientras Jack, en medio de su entusiasmo, golpeaba tan fuerte con su muleta en el suelo que la seora Pecq entr para ver si ocurra algo. No, seora, gracias, estamos aplaudiendo a Ed dijo Gus. Y ahora nos sentiramos muy honrados si nuestro socio mayor nos dirigiera algunas palabras dijo Frank con una reverencia a Ralph. El joven actor se puso de pie y, como siempre, se divirti imitando a hombres famosos con una gracia inigualable. Los muchachos no podan parar de rer, cuando entr una empleada con una bandeja de manzanas. Se levanta la sesin repuso el presidente.

CAPITULO 7 La ms bella princesaMientras Jack ya saltaba y brincaba con sus muletas, la pobre Jill sufra los efectos de su segunda cada, y tena que pasar durante dos horas diarias acostada sobre una tabla. El primer da que la colocaron en ella, llor durante la primera hora, y en la segunda estuvo cantando. El sonido de esa valiente voz fue un gran consuelo para las dos madres. Mientras Jack compadeca y admiraba con su mirada a su compaerita, exclam blandiendo su muleta contra un enemigo imaginario: Eso es! Canta, canta y jugaremos a que eres una cautiva de los indios, a la que atormentan sus enemigos, pero demasiado orgullosa para quejarse. Yo vigilar el reloj, y en cuanto sea la hora, correr a rescatarte. Jill se ech a rer, pero la idea le agrad e inmediatamente empez a cantar otra de las canciones que su padre le enseara. Desde ese da, Jill soport la prueba con gran fortaleza. Le gustaba que los muchachos la llamaran valiente y admiraran la forma en que soportaba esas dos horas de incomodidad. No tard en descubrir que poda tocar la ctara. Cada da la hermosa msica comenzaba a cierta35

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hora y todos sentan emocin al escucharla. Hasta la cocinera dejaba la puerta abierta, diciendo: Pobre nia, orla cantar despus de todo... Es una verdadera santa. Dios quiera que algn da se recupere. Frank era quien la pona y la sacaba de la tabla; siempre le deca una palabra de aliento y suba a ensearle una nueva meloda, mientras los dems muchachos se divertan abajo. Ralph tambin contribuy a su distraccin: le pidi permiso para modelar en arcilla su linda cabecita e instal su trabajo en un rincn de la habitacin. En sus visitas, diverta mucho a Jill contndole cuentos y ensendole a modelar en arcilla pjaros, conejitos y otros animales. Pero lo que ms agrad a Jill fue que Jack permaneciera en casa dos semanas ms de las necesarias, por no abandonarla. El da en que el rndico dijo que poda ir al colegio, el nio se sinti loco de alegra, y comenz a hacer grandes proyectos y a estudiar con empeo, deseoso de asombrar a sus compaeros, tanto por su pronta mejora como por los adelantos en sus estudios. Pero cuando se tranquiliz, pens en Jill, que en ese momento permaneca silenciosa, mientras el nio conversaba con su madre. Est tan tranquila, que debe estar durmiendo pens Jack. Pero no, no dorma sino que miraba hacia la ventana llena de sol. Afuera se oan las alegres campanillas de los trineos y las risas de los muchachos y chicas que se dirigan al colegio, felices y contentos, lo que haca an ms triste su situacin de invlida, especialmente ahora que su amigo haba sido dado de alta y no tardara en abandonarla. Jack comprendi aquella mirada pensativa y triste, y sin decir una palabra, se sent mirando el fuego. Su madre al notarlo le pregunt: En qu piensas, Jack? Creo que ser mejor que no vaya an al colegio contesto Jack. Y por qu no? inquiri la seora Minot, sorprendida. El nio le indic con el dedo hacia donde estaba Jill, mientras deca en tono alegre: Me parece que ser mejor. En realidad, el doctor no quiere que vaya, y si consinti fue porque yo le insist. S, mam, creo que me quedar en casa una semana ms. No te parece? Su madre le sonri con gran ternura. Haz como lo creas mejor, hijito. Por mi parte prefiero tenerte en casa, pero me preocupa que ests tanto tiempo encerrado. Oye, Jill, te molestara si me quedo en casa hasta principios de febrero? grit Jack, rindose para sus adentros. No mucho! contesto una voz muy alegre.36

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Si estudio en casa no me atrasar, al contrario. Estudiar mi latn, mam. La decisin de Jack result muy oportuna, porque la ltima parte del mes de enero fue tan tormentosa que el nio no hubiera podido asistir al colegio la mayora de las veces. Mientras caa la nieve y soplaba el viento huracanado, Jack permaneca en casa divirtiendo a Jill y estudiando con mucho empeo. En febrero el tiempo se estabiliz y Jack volvi otra vez al colegio, contento. Frank lo acompaaba en su nuevo trineo, por si el trayecto le resultaba demasiado largo. Ahora no tendr tiempo de echarlo de menos, porque estaremos muy ocupadas haciendo los preparativos para el da de la fiesta de Wshington. El Club de Teatro se reunir esta noche, y las nias vendrn aqu para que yo las ayude. Usted lo permite, seora? pregunt Jill a la seora Minot. Por supuesto, querida, y aqu te traigo un canasto con unos gneros que apart para el Club contest la buena seora. Cuando las nias llegaron, encontraron a la presidenta rodeada por preciosas telas de todos los colores y se divirtieron mucho con ella. Todas trajeron alguna cosa que podra servirles a ellas o a sus compaeros. Como es de suponer, Jill no poda tomar parte en la representacin de la obra, pero fue la asesora. Todas queran ser la Bella Durmiente, la princesa deba estar rodeada por su corte dormida mientras se acercaba el prncipe a despertarla. Jack iba a ser el hroe, envuelto en la capa de terciopelo de su madre, y luciendo botas rojas, mientras los dems muchachos desempeaban papeles ms o menos esplendorosos. Mabel debera ser la Bella Durmiente, porque tiene un pelo tan hermoso dijo Julieta, que estaba muy satisfecha con su papel de reina. No, Merry lo har mucho mejor, es la ms bonita y adems usa velo para ponerse encima contest Molly, que deba ser dama de honor con el pequeo Boo en el papel de paje. A mi no me importa, pero mi pluma quedara muy bonita para la princesa, y no creo que Elena quiera prestarla a otra que no sea a m dijo Annette. Creo que el vestido de seda blanco, el velo y la pluma deberan ir todos juntos con el chal rojo y estas perlas. Sera una linda combinacin para una princesa opin Jill, que estaba enhebrando perlas. Todas queremos vestirnos con esas cosas bonitas. Por lo tanto, recurramos al azar. No les parece que sera lo ms justo? consult Merry. El prncipe es rubio, por lo tanto la princesa tendra que ser morena dijo Jill, con tono decidido. Entonces elige t propuso Susy, con alguna esperanza. Se pusieron en fila, y Jill las observ con ojo crtico, sintiendo en su corazn que la que Jack hubiera elegido no estaba all.37

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Elijo a sta, pues Julieta quiere ser reina, Molly no se quedara quieta y las dems o son muy grandes o demasiado rubias decidi Jill sealando a Merry y desilusionando a las dems. Ser mejor que hagamos un sorteo para ustedes tres dijo Molly, pasando a Jill un papel. As se decidi, Jill cort el papel en tres pedazos de distinto largo, y las tres nias sacaron el suyo por turno. Nuevamente la suerte estaba a favor de Merry, ya que ella sac el papel ms largo. Vayan a vestirse ahora y cuando estn listas, decidiremos el lugar que cada cual debe ocupar antes de que lleguen los muchachos orden Jill. Las nias se retiraron, pero entre ellas an haba cierto descontento que se manifestaba con ironas, miradas envidiosas y gestos bruscos. Me pondr el vestido de seda blanco y la pluma? pregunt Merry. Ponte tu vestido... No veo por qu tienes que ponerte el de otra contest Susy. Creo que ser mejor que me quede con la pluma, porque es lo nico que tengo bonito y me temo que Ema se disguste si la presto aadi Annette. Yo no tengo inters en tomar parte en la representacin! exclam Mabel, de mal humor. Son las nias ms egostas que he conocido! Me avergenzo de ustedes! grit Molly, ponindose de parte de Merry. La seorita Dlano me prometi su traje rojo para mi papel de reina, y le pedir su vestido de raso amarillo para Merry, cuando vaya a buscar el mo, y le contar lo malas que son ustedes advirti Julieta. Te gustara tambin que Mabel cortara su pelo para drselo a Merry? exclam Susy, para quien el asunto del pelo era un punto muy susceptible. El cabello rubio no sirve, por lo tanto Julieta tendr que dar el suyo, o mejor an, pedirle prestado el postizo a la seorita Bat aadi Mabel, con una risa irnica. No peleen por m. Me bastar el chal rojo para ocultar mi feo vestido dlijo Merry desde el rincn donde esperaba su turno para mirarse al espejo. Al mencionar el chal, lo busc con la mirada, y lo que vio en la habitacin de al lado la hizo olvidar por completo su desilusin. Jill se hallaba all sola, algo cansada por la conversacin de sus amigas y desanimada al verse privada de tomar parte en la obra. Tena los ojos cerrados y canturreaba, mientras acariciaba el chal rojo. Su triste cancin lleg al fondo del corazn de Merry. Pobre Jill, no puede divertirse como nosotras fue su primer pensamiento, pero luego pens algo que la hizo sonrer y, en voz baja para que Jill no la oyera, dijo a sus amigas: Chicas, no ser la princesa.38

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Quin, entonces? preguntaron todas, mirndose unas a otras, sorprendidas. Chist! Hablen en voz baja, de lo contrario lo echarn todo a perder! Miren a la "Habitacin de los Pjaros" y dganme si esa princesa es mucho ms linda de lo que podra ser yo. Todas miraron pero nadie habl, y Merry aadi, ansiosa: Es el nico papel que Jill puede desempear. Eso la har tan feliz! A Jack tambin le gustara y asimismo a los dems, estoy segura. Talvez nunca ms vuelva a caminar, por eso debemos ser buenas con ella. El buen corazn de todas ilumin sus rostros: la envidia, la impaciencia, la vanidad y el descontento desaparecieron como por encanto, y de comn acuerdo exclamaron: Sera maguifico! Vamos a decrselo! Querida Jill, hemos elegido a otra princesa, y s que te gustar mucho. Quin es? pregunt la nia, abriendo sus ojos, y sin sospechar de quien se trataba. Espera un momento y vers dijo Merry quitndose el velo de la cabeza y ponindoselo a Jill. Annette aadi la larga pluma, Susy le puso el traje de raso blanco encima, mientras Julieta y Mabel arreglaban el chal rojo a los pies de ella y Molly arrancaba el broche de su turbante para que sirviera de adorno sobre el pecho de Jill. Aqu est la Princesa Jill! De veras? Ser justo? Podr serlo? Oh, qu buenas son ustedes! Acrquense todas, que quiero abrazarlas! exclam Jill, sorprendida. La presentacin de la obra fue todo un xito ese da veintids, pero si los espectadores hubieran podido ver ese da a Jill cuando se abraz a sus amigas, habran dicho que se trataba de una escena mucho ms hermosa. Cuando estuvieron todas vestidas y entraron los varones, se encontraron con un grupo de nias elegantes que rodeaban felices el sof donde se encontraba la ms hermosa princesita que jams hubieran conocido. Jack, yo tambin tomar parte en la representacin! Verdad que fueron muy buenas las chicas al elegirme a m? Ests contento? exclam Jill. Ya lo creo! Son todas unas buenas muchachas y estn todas preciosas! Nuestra funcin ser un verdadero xito! aadi Jack. Lo aprobamos plenamente agreg Frank. Los trajes de los muchachos no estaban listos an, pero igualmente ensayaron, y todos se divirtieron muchsimo hasta que termin la reunin y los artistas se fueron a sus casas.39

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CAPITULO 8 De la va frrea a las tablasHasta las personas ms importantes tienen sus puntos dbiles y aun los muchachos ms juiciosos se dejan vencer a veces por las tentaciones y se meten en dificultades. Frank era considerado un muchacho serio, pues nunca se vea envuelto en los como los dems. Bueno, casi nunca, pero las mquinas de vapor tenan para l una atraccin irresistible. Su paseo favorito era ir a la estacin del nuevo ferrocarril, donde permaneca largo rato observando el ir y venir de las locomotoras, adems de conversar con las personas que las cuidaban. Frank no tard en ponerse al tanto de todos los pormenores de la locomotora nmero once, su preferida, y a veces el maquinista Bill le haba permitido subir a ella y dar pequeos recorridos con l, de manera que el muchacho es