Antología wanderiana

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    ANTOLOGA WANDERIANA

    2007 - 2013

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    ndice

    ndice ......................................................................................................................................................... 1THEOLOGICA ......................................................................................................................................... 3Donatismo encubierto ............................................................................................................................... 4La segunda redencin................................................................................................................................ 6Ronald Knox y la urgencia del apostolado ............................................................................................... 8Pequeo Burgus ..................................................................................................................................... 10La tentacin del crucificado .................................................................................................................... 12Estamos salvados .................................................................................................................................... 14Optimismo sub 30 ................................................................................................................................... 16Los siete mil hombres ............................................................................................................................. 19Implacable Lord Tollers .......................................................................................................................... 21Los fariseos ............................................................................................................................................. 23Santo Toms, los tomistas y el racionalismo .......................................................................................... 26Culto poitico (o liturgia renga) .............................................................................................................. 29Tierra hmeda ......................................................................................................................................... 31Respuesta a objeciones de la Tierra hmeda .......................................................................................... 34Es la belleza, estpido! .......................................................................................................................... 36SPIRITUALIA ........................................................................................................................................ 39Ascesis y espiritualidad barroca .............................................................................................................. 40El elefante barroco .................................................................................................................................. 42Let it be ................................................................................................................................................... 45Ay de nosotros ......................................................................................................................................... 47La espiritualidad cristiana ....................................................................................................................... 48Mi director me dijo ................................................................................................................................. 51El mejor seminario .................................................................................................................................. 54La vocacin segn Knox ......................................................................................................................... 57Modernistas del siglo XVI ...................................................................................................................... 61HISTORICA ........................................................................................................................................... 63Pucha con la UCA ................................................................................................................................... 64Ronald Knox y la Guerra Civil Espaola................................................................................................ 67 Ganaron los maricones ............................................................................................................................ 69Respuesta de Lupus a Tollers .................................................................................................................. 73Los polticos argentinos y los Kirchner .................................................................................................. 77Tres comentarios sobre la Argentina ....................................................................................................... 79

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    THEOLOGICA

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    Donatismo encubierto

    Wanderer

    6 de Mayo de 2007

    Donatismo encubierto. Esta es la expresin que ha enfurecido a un lector annimo del blog y quemerece una explicacin ms profunda que, muy probablemente, no lo satisfar sino que, por elcontrario, lo enfurecer ms an.El donatismo era la hereja que, entre otras cosas, cuestionaba la validez de los sacramentos impartidospor sacerdotes de moral dudosa. La doctrina catlica es que los sacramentos obran por el poder queposeen en s mismos, independientemente de quien los administre. En el caso particular del postanterior, la expresin fue usada en referencia a la actitud de muchos catlicos exageradamentepreocupados por las conductas morales de los sacerdotes.Personalmente, me importa bastante poco que los curas tengan algunos resbalones de vez en cuando.

    Me basta con que tengan fe, lo cual, en los tiempos actuales, no es poco, y que, en lo posible, no hablenmucho. En ltima instancia, este tipo de fallas morales son gentlemans faults y no me parecenpreocupantes. Basta leer cualquier historia de la Iglesia -realista y no apologtica claro-, para darsecuenta de que esta clase de pecados existieron siempre, por momentos con mucha ms intensidad queen la actualidad, y la cosa no fue tan grave. Curas y obispos con inclinacin a faltar contra el sextomandamiento siempre existieron. La diferencia es que antes saban que su conducta era reprensible yque lo suyo era un pecado; hoy, en cambio, pareciera que tener amores con el remisero es una cuestinde la vida privada de cada uno, porque cualquiera hace con su fisiologa lo que mejor le parece. Estoes al menos lo que aprendimos de las declaraciones del episcopado argentino en el triste caso del castoMacarn.

    Pero, ms all de esta opinin personal, lo que quise expresar con la frase escandalosa, fue un temor yun peligro que observo entre los buenos catlicos conservadores y tradicionalistas: convertir elcatolicismo en una religin moral, cuando la moral, en realidad, viene en segundo lugar, comoconsecuencia de lo central de nuestra fe: el amor a Cristo Seor, Hijo de Dios y Redentor de laHumanidad.Esto hay que entenderlo bien: me parece muy importante y, an ms, un deber insoslayable que loscatlicos, con nuestros pastores a la cabeza, luchemos contra el aborto y contra el matrimonio gay,entre otras podredumbres contemporneas, pero me parece ms importante que tengamos bien claroque nuestra religin es mucho ms que eso. Si as no fuera, con la Liga de Madres de Familia y

    Notivida sera suficiente; no necesitaramos de toda la estructura de la Iglesia.Convertir nuestra religin en una institucin moral y nuestra vida de cristianos en el cumplimientoestricto de las normas morales, es bastante pobre y no sirve para nada. Lo importante no es no pecar; loimportante es amar a Dios. Lo importante no es no hacer algo, sino hacer la virtud y, entre ellas, la msimportante, es decir, la prudencia. Y el hombre verdaderamente prudente ha tirado hace rato la tablitade los deberes morales, que le sirvi en los primeros momentos para llegar a la cima de la virtud, peroque despus se convirti en superflua. Reducir la vida espiritual a una huida contina del pecado y alcumplimiento estricto de la moral, entendida como norma positiva, es reducir la religin a la cscara y

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    nadar en la superficie.Por eso, que los curas se preocupen, y mucho, en conservar intacta la fe propia y la de sus fieles. Si enalgn momento se pegan un porrazo, a confesarse y seguir adelante. Por algo la nuestra es una religinsacramental.

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    La segunda redencinWanderer

    23 de junio de 2007

    Hace unas semanas, uno de los domingos del tiempo pascual, fui a Misa a una capilla de la FSSPX,dispuesto a asistir a una buena liturgia y a una mediocre homila, como es habitual. Me tranquilic unpoco cuando vi quin era el cura que celebraba: uno de los mejorcitos que la Fraternidad tiene enArgentina y que suele decir dos o tres frases inteligentes en los sermones lo que, para la media clerical,es mucho.Sin embargo, la preocupacin volvi cuando anunci que su homila no versara sobre el Evangelio nisobre el misterio de la Pascua, sino sobre la Virgen de Ftima. Y as, luego de narrarnos las aparicionesy elucubrar sobre los secretos revelados, semi-revelado y no revelados, realiz una solemne afirmacin:Dios no escucha las splicas de sus fieles. La prueba est en la profunda y casi cincuentenaria crisis dela Iglesia. Y el motivo de que los odos divinos estn sordos es porque Rusia no ha sido consagrada al

    Corazn Inmaculado de Mara. Mientras no se produzca tal consagracin, en las condiciones queimpuso Nuestra Seora en Ftima, Dios no escuchar nuestras oraciones.La impresin que recib fue que estaba frente a nueva profesin de fe, a una nueva exigencia paraalcanzar la salvacin, a unsupplementum al Evangelio de Nuestro Seor. Las palabras divinas Todo loque pidis a mi Padre en mi nombre se os dar, estaban condicionadas ahora, para este curita, a que elpapa y los obispos del mundo junto a l, realizaran el acto de consagracin eslava. Se trata, endefinitiva, de una segunda redencin necesaria para obtener la salvacin. La redencin nica yuniversal del Seor debe ser suplementada por esta nueva, trada de los cielos milagrosamente yrevelada a tres pastorcitos.Me fui defraudado con el cura y bastante enojado por el modo absurdo con el que haba presentado la

    situacin y que, sin embargo, haba sida recibido por los fieles y las fielas enmantilladas como sabiapalabra sacerdotal y que provoc, como era de esperar, encendidas crticas a Benedicto XVI y a susantecesores post-conciliares. Analizando si no era yo el equivocado, admit que no soy muy afecto a lasapariciones y otros fenmenos sobrenaturales pero que tengo el ms profundo respeto por lasrevelaciones de Ftima y otras reconocidas por la Iglesia. No se trataba, por tanto, de una falta de fe demi parte sino conclu-, del sentido comn que pugna por entrometerse continuamente en todas lassituaciones que puede.Ms tranquilo, y ya en mi casa, me di cuenta que el curita no haca ms que andar el camino que tantasveces se ha transitado en la Iglesia. La exigencia de una segunda redencin no es un invento reciente

    sino que tiene varios siglos. Casi me animara a decir que cada grupo religioso y cada congregacinposee, con ms o menos fuerza, una tendencia a exigir a sus integrantes la adhesin a una segundaredencin: Si sos cursillista tens ms probabilidades de salvarte que ni no lo sos, Si sos salesianotens las promesas que el Seor le hizo a Don Bosco: te salvars vos y toda tu familia, Seratemerario que dejaras el Instituto del Verbo Encarnado, pues correra serio peligro tu alma, etc. Ya noes suficiente la redencin de Cristo; se necesita una nueva redencin que operar la pertenencia a unainstitucin, el rezo de tal oracin o el seguimiento de cual devocin.Y contra esto yo s me rebelo: me es suficiente la redencin de Cristo, cuyos frutos y beneficios recibo

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    a travs de la Iglesia catlica, por medio de los sacramentos y de los otros canales de la gracia que elSeor dispone. Son apropiadas este caso las palabras de Cordelia, uno de de los personajes deBrideshead revisited: cuando Charles Ryder visita Brideshead, Bridey le explica que el reporte escolarde su hermana indica que no slo es la peor chica del colegio, sino la peor que recuerden las monjasms ancianas. Y Cordelia replica: Esto pasa porque yo me negu a ser una Hija de Mara. Lsreverenda madre me dijo que si no mantena mi habitacin ordenada, no podra serlo. Yo le dijeentonces: Bueno, no quiero serlo, y no creo que Nuestra Seora se preocupe mucho si yo pongo miszapatillas a la izquierda o a la derecha de mis zapatos de baile. La reverenda madre se puso lvida.(Thats because I refused to be an Enfant de Marie. Reverend Mother said that if I didnt keep myroom tidier I couldnt be one, so I said, well, I wont be one, and I dont believe our Blessed Lady carestwo hoots whether I put my gym shoes on the left or the right of my dancing shoes. Reverend Motherwas livid). Yo estoy de acuerdo con Cordelia: si quiero, me hago de la Accin Catlica, o de la Leginde Mara o de los Terciarios Franciscanos, pero eso no asegura la salvacin, aunque puede ayudarme enla empresa, y nadie, ni el mismsimo Dios, puede exigirme tal pertenencia para otorgarme el premio desu visin.

    Pero la exigencia de una segunda redencin no slo se limita al terreno de la espiritualidad sino que seextiende tambin a otros, como el intelectual. En otro post, dedicado a la UCA, afirmaba que un amigolector le exiga al decano de una facultad no slo la redencin de Cristo sino tambin la de SantoToms. Aclaro que la poca filosofa y teologa que s la aprend segn la enseanza del Aquinate, ytrato de serle fiel, aunque me falte mucho para conocerlo en serio, pero me pregunto si es necesario sertomista para ser catlico. Es que, acaso, la inteligencia catlica tuvo que esperar mil doscientos aospara ser completamente redimida? Es que los Padres de la Iglesia son slo una propedutica altomismo, como el anti-tipo del tipo?Puedo estar equivocado, pero me parece un error la pretensin de constituir a la doctrina tomista en laregla de juicio de la catolicidad de una persona o de una doctrina. Y son cosas que pasan, mucho ms

    frecuente y asombrosamente de lo que uno pudiera imaginar. Veamos, por lo cercano, el caso deCastellani. Los tomistas de estricta observancia (FSSPX incluida) lo atacan y advierten de sus peligrosporque no es tomista y porque, incluso, llega a burlarse de Toms, como cuando dice, en el Prlogo asu traduccin de la Suma, que Toms de Aquino no es familia de los Aquino de Corriente. Por otrolado, los tomistas de observancia regular defienden a Castellani intentando mostrar por todos losmedios posibles que es tomista. Y as, en definitiva, aplican la misma regla. Y en medio de todas estaspeleas, el que sale peor parado es el pobre Castellani, y de rebote su pobre bigrafo, cuya obramonumental, e incompleta, fue un fracaso, segn su propia confesin. (Siempre me llam la atencin:es la mejor biografa en absoluto que he ledo en mi vida y ha sido boicoteada por castellanista y anti-castellanistas, por amigos y enemigos, y el pobre autor en el medio, tan solo como el mismo Wanderer).La pregunta es, en todo caso, si Castellani DEBE ser tomista. No es suficiente con que sea catlico?

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    Ronald Knox y la urgencia del apostoladoWanderer

    26 de noviembre de 2007

    Guardo una profunda admiracin por Knox y por todo lo que Carpenter denomina The BridesheadGeneration, es decir, las dos generaciones formadas en Oxford antes de la Segunda Guerra Mundial.Fue aquella la ltima manifestacin de cultura y civilidad cristiana con orgenes medievales. La GranGuerra acab con la mayora de ellos; la Segunda Guerra con casi todos los que quedaban y el ConcilioVaticano II termin de liquidar los restos.Me pregunto por qu Ronald Knox es tan poco conocido en Argentina. La razn ms importante reside,sin duda, en la casi inexistencia de traducciones de su obra, lo cual no responde la pregunta, sino que lapatea... para atrs. Por qu no hubo, y no hay, inters en traducirlo? Supongo que las razones sonvarias: Ronnie es demasiado ingls para los nacionalistas, demasiado mundano para los piadosones (ypara Panorama Catlico Internacional), demasiado literato para los telogos, demasiado sospechoso

    para los sabuesos de herejas, demasiado finoli para los kuks, en fin, demasiado libre para quienes nolo son.La urgencia del apostolado: Hace un tiempo, en una charla de amigos, uno de ellos inici su peroratacon la siguiente afirmacin: Para nosotros, de formacin jesuita, que entendemos la importancia yurgencia del apostolado.... Con horror me di cuenta que tena razn y, lo que es peor, que yo caa ensemejante tropa de soldados ignacianos. A partir de ese momento, mis esfuerzos de desercin seapresuraron e intensificaron.Pensando luego en tal situacin vinieron a mi memoria ancdotas o conversaciones que ilustraban latriste verdad pronunciada por mi amigo. Por ejemplo, recuerdo un da haber subido a un mnibus delarga distancia al que tambin ascendi un seminaristillo ensotanado que luego supe perteneca al

    seminario de San Rafael. Lo primero que hizo el cachorro de cura fue entregarle amablemente a laazafata () un DVD con alguna pelcula piadosa a fin de impedir que proyectaran las que habitualmenteproyectan en ese tipo de viajes. El muchachito tema que algunas escenas alteraran su virtud? Esprobable, pero ms tema, o se senta responsable, por los eventuales pecados que el resto de lospasajeros cometeramos al ver y escuchar escenas reidas con la decencia (Los seminaristas de Hobbestienen licencia para ver pelculas que muestren cualquier tipo de violencia, sangre, pias y asesinatos,pero ninguna que pueda acarrear la ms mnima perturbacin carnal. Es decir, hay que cuidarse de caeren los pecados propios del apetito concupiscible [los del sexo solamente; se puede comer y beber sinproblemas], pero con los propios del irascible, no hay cuidado; en todo caso demuestran que somos

    machitos).Recordaba tambin una frase escuchada a un amigo sacerdote, que me impresion: He comprobadoque lo que ms fruto apostlico dio fue aquello que hice espontneamente, sin ningn esfuerzo oplanificacin.Vayamos ahora a Knox. Luego de una infructuosa estancia como profesor en el irremediable seminariodeSt. Edmund, Ronald fue designado capelln de los estudiantes catlicos de Oxford. Durante los treceaos que permaneci en esa funcin se mantuvo alejado de los estudiantes que no eran catlicos. Sentaque su misin no era convertirlos. Explicaba que l era el cayado del pastor y no el anzuelo del

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    pescador. Tampoco se senta obligado a hablar de temas religiosos o morales cuando lo invitaban adisertar en algunas de las sociedades literarias u otros foros universitarios oxonieneses. Nunca seconstituy delante de sus colegas universitarios en un campen de la fe, como s lo haca el P.Martindale, S. J.Adems, reprobaba lo que l llamabaspinal. Se refera a la mana jesuita y opusdeiana, de no dejar deintroducir temas piadosos en cualquier conversacin. En las conversaciones sociales no debanbuscarse fines edificantes, sino comportarse como un caballero, es decir, evitando temas de religin ypoltica. Lo piadoso y edificante lo reservaba para su labor pastoral, particularmente las homilas yconferencia de los das domingo enOld Palace, la sede de su capellana.Ms de un lector del blog se escandalizar por estos hechos y habr ya maldecido y condenado al pobrede Ronnie. A m me tranquilizan, y me producen una enorme paz interior. Yo no salvo a nadie; soycompletamente incapaz de iniciar siquiera mi propia salvacin. Quien salva es Dios, y Dios no menecesita. En todo caso, me podr usar en algunas ocasiones, y las ms de las veces, sin que yo mismome d cuenta. Mis maquinaciones y planificaciones apostlicas, en general, son infructuosas, y muchasveces hacen dao. As de intil soy.

    Lo ms que puedo hacer, es hacer lo que hago:Age quod agis. No se me pide ms. Y con esto, a vecesDios hace maravillas.

    http://www.catholic-chaplaincy.org.uk/index.htmlhttp://www.catholic-chaplaincy.org.uk/index.htmlhttp://www.catholic-chaplaincy.org.uk/index.htmlhttp://www.catholic-chaplaincy.org.uk/index.html
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    Pequeo BurgusWanderer

    10 de marzo de 2008

    Hace ya varios aos, cuando yo apenas era un jovencito, fui reconvenido por un novel sacerdoteporque, durante un retiro espiritual, constat que yo me sacaba el escapulario del Carmen paraducharme. Pods morirte mientras te duchs, me dijo. Y yo, con algo de irreverencia, le respond:No creo que Dios sea tan cruel para mandarme la muerte justo cuando no tengo puesto el escapulario.Nunca se sabe..., dijo l. Este padrecito crea ms en el escapulario que en Dios. Padeca el sndromedel pequeo burgus.El pequeo burgus es aquel hombrecillo en busca de pequeas seguridades materiales: la casitapropia; el empleo seguro, y si es en el Estado mejor; el sueldo que, aunque modesto, arribepuntualmente a comienzos de mes; una alacena con suficiente provisin de fideos, arroz, azcar yharina, y hasta un plan de sepelios prepagos. De este modo, todas las mdicas variables de la vida

    terrena estn controladas y el pequeo burgus puede tomar mate tranquilo y dormir en paz.Esta conducta tiene un correlato en la vida cristiana. Ya nos enumeraba Jack Tollers algunas de laspequeas seguridades cristianas. A la muela de Santa Apolonia podemos agregar la devocin a losprimeros viernes del Sagrado Corazn, los primeros sbados del Inmaculado Corazn y los sietesbados de San Jos; el escapulario marrn del Carmen, el blanco de la Merced, el verde de sor Justinay el beige de Buela; el Rosario de la Santsima Virgen, el de la Divina Misericordia y el de los SieteDolores.Como el pequeo burgus, este cristiano se aferra a pequeas seguridades asociadas a cosas materialesporque, en definitiva, un pedacito de pao marrn es tangible y el Evangelio, en cambio, no lo es. Y laspalabras de alguna aparicin que se acompaan de milagros o de fuentes de aguas sanadoras ofrecen

    una seguridad ms concreta que las despojadas palabras evanglicas.El Evangelio, claro, nos da seguridades, pero se trata de seguridades intangibles, aquellas queprovienen de la fe, y entonces, su aceptacin es un salto en el vaco porque creemos que al finalseremos acogidos por las manos amorosas del Padre. Pero lo creemos, no vemos ni tocamos nada, nisiquiera un pedacito de franela; slo el vaco en derredor.El pequeo burgus, en cambio, busca pequeas seguridades, no slo en medallitas y novenas, sinotambin en congregaciones, prelaturas y fundadores. Pertenecer a un grupo religioso es losuficientemente tangible para darnos un grado extra de seguridad, y tranquilidad burguesa.El sndrome del pequeo burgus adquiere muchas veces tambin un matiz ms intelectual, y entonces

    el hombrecillo se dedica a buscar las doctrinas seguras. Frunce el entrecejo cuando se menciona a losPadres, y mucho ms si son Orientales; los medievales sern confiables en tanto y en cuanto seanasimilables a Santo Toms, y los modernos siempre que se ajusten estrictamente las esmeriladasdefiniciones tridentinas. Los conversos son siempre de cuidado: los escritos del Cardenal Newman noson doctrina segura y mucho menos lo son los de los anatematizados Casel, Chen, Congar y Bouyer.Incluso Castellani, borgeaniamente, es slo un divertido escritor de novelas policiales. Para quaventurarse por esos mares inseguros, si podemos permanecer tranquilos en las mansas aguas de la radade las precisas definiciones del Denzinger?, piensa el burgus. Y es comprensible. Fondeados en ese

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    apacible mar de perfectos silogismos, nos evitamos la angustia del no ver y, aun as, seguirnavegando en las zozobrantes aguas oscuras de la fe, con rumbo invariable hacia la isla de Jauja.No es cuestin, claro est, de considerar las formas de piedad que se han mencionado o la doctrina delAnglico en un sentido dialctico con el Evangelio. Sera la postura protestante o progresista. Si laIglesia bendice los escapularios y medallas, reconoce las apariciones de Ftima y Lourdes yrecomienda la doctrina de Santo Toms, por algo es. Esas pequeas seguridades son convenientes y,a veces, indispensables para mantenerse en la fe. Tranquilizan y consuelan a todos, en momentos deansiedad y cuando el desasosiego arrecia. Dios conoce nuestra fragilidad y por eso nos dio talesconsuelos.El peligro radica, como bien ya se indic en este blog, en la idolatra. Cuando estas pequeasseguridades reemplazan a Dios, se convierten en un dolo, y la idolatra es un grave pecado. Unescapulario idolatrado es un escapulario desvirtuado, es decir, que perdi su virtus, su fuerza. Ya nosirve. Es daino. Como la glicina de Lupus, que termina ahogando al tronco que la sostiene.Slo Dios basta.

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    La tentacin del crucificadoWanderer

    26 de marzo de 2008

    El Via Crucis que compuso Nelly en su sitio Sombreval, incluye una sugestiva frase del papa BenedictoXVI en la XI Estacin: El Seor... no quiere usar su poder para descender de la cruz, sino que msbien soporta el sufrimiento de la cruz hasta el final. Ciertamente el Seor Jess habr tenido latentacin de descender de la cruz. Probablemente no como una actitud de abierto desafo a la voluntaddel Padre, sino como un desaliento y cansancio de cumplir esa misma voluntad aunque ya estaba, en sumayor parte, cumplida.Los cristianos, sus discpulos, muchas veces nos encontramos con esa misma tentacin y,dolorosamente, muchos son los que caen en ella. Lea en Panorama Catlico Internacional elsiguiente testimonio del padre Leonardo Belderrain: A Silvina la conoc paseando en el ParquePereyra Iraola. Nos pusimos a charlar y tiempo despus me invit a cenar a su casa. Ella practica

    danzas africanas y en una de nuestras primeras salidas fui a ver uno de sus espectculos. Fue toda unarevelacin verla ah, en el escenario, movindose al ritmo de esa msica tan sensual. Por supuesto queel presbtero termin abandonando su ministerio, y yndose a vivir con Silvina.Conozco a varios sacerdotes de buena lnea, piadosos, excelentes personas, egresados de los seminariosms recomendables de nuestro pas, que rezaban y estudiaban, y que terminaron tambin con otrasSilvinas. Conozco a algunos seglares, brillantes en lo intelectual y formados con la mejor doctrinaque, luego de vivir durante aos fieles a los mandatos de la Iglesia, explot algo dentro de ellos,cedieron a sus debilidades, y amarraron en una pequea isla, cejando en su empeo de navegar haciaJauja. Clavados en la cruz durante un largo tiempo, en un momento se cansaron, y descendieron.En general, el detonante comn de todos estos casos ha estado relacionado con debilidades sexuales o,

    si se quiere, afectivas. Razones burdas y vergonzosas, alejadas de lo intelectual que no implicaban, enlo inmediato, el abandono de la fe. Quien ceda en la lucha quedaba abatido, sabiendo de la bajeza desu falta, y en su abatimiento quizs reclamaba hasta la misericordia de Dios, pero no pretendaabandonarlo. La apostasa exige motivaciones ms elevadas que las meramente carnales. El ansia delpoder, como fue el caso de Talleyrand, o la soberbia intelectual como lo fue el de Lamennais.El descenso voluntario de la cruz se enmascara tras diversas justificaciones. Leonardo Belderrain decaque consideraba a su naciente amor por Silvina como un don de Dios. Es la excusa que producemayor tranquilidad interior. Dios lo ha querido as. Ha sido su providencia la que me cruz con estapersona. Qu de malo puede haber en el amor?. Y es tambin la excusa ms superficial y ms tonta,

    que pronto se gasta con la misma velocidad con la que el pobre miserable cae en la cuenta, en lamayora de los casos, de que lo suyo no fue amor sino una mera explosin de deseo.Otros se justificarn pensando que ya hicieron demasiado. Que las dos dcadas de vida sacerdotal, oque los aos de vida cristiana, han sido ya suficientes para alcanzar la salvacin. Que ellos tambin sonhombres y no ngeles y que, por tanto, necesitan un cuerpo para abrazar, y no slo los transparentesafectos de la vida espiritual. Cuestionarn el momento de su decisin definitiva, dudarn de la libertadque tuvieron para hacerla, pensarn en los aos perdidos y en que an son jvenes, tienen todavamedia vida para vivir. No reconocen al demonio de medioda que les endulza los odos.

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    Hay otra excusa, ms sutil y diablica. La Iglesia es un desastre. Yo no puedo seguir en el ministeriocon estos obispos progresistas que no tienen fe. Mi obispo me est destruyendo. O, si es laico, dir:Por qu debo yo esforzarme tanto por llevar una vida cristiana cuando los obispos y los curas vivenen el mayor desorden espiritual y moral?. Utilizan una verdad incuestionable para tapar sus propiasdebilidades. En la mayora de los casos terminan perdiendo la fe, si no en lo terico, al menos en loprctico. Durante los primeros tiempos continuarn asistiendo a Misa, participando en lo posible en lavida sacramental, continuando con la oracin. Pero, poco a poco, estas prcticas sern abandonadas,porque la Iglesia es un desastre y as, su relacin con Dios, segn ellos, pasar a ser estrictamentepersonal, sin mediacin alguna, al mejor estilo protestante.Estos desgraciados hermanos nuestros pretenden construir sus nuevas vidas con una premisa depecado permanente en ellas. El pecado no es un grave problema cuando, por debilidad o maldadcaemos, pero pronto nos levantamos. El problema es cuando se disea el proyecto existencial con elsupuesto de pecado como realidad permanente y no circunstancial; cuando uno de los pivotes sobre loscuales se asienta ese proyecto es una situacin de irremediable pecado. El pecado no es algo inerte; elpecado el algo vivo que destruye al alma, ahogndola o pudrindola. No morir de inmediato, como en

    el caso de la apostasa, sino que agonizar durante un largo tiempo entre los vahos hediondos de lapodredumbre de su propio pecado.El problema del pecado no es lo que le hacemos a Dios con ellos puesto que Dios es impasible, sino loque nos hacemos a nosotros mismos.Cantaba Ezequas: A la mitad de mis das voy a bajar a las puertas del sepulcro, privado del resto demis aos. Dije: Ya no ver ms a Yav en la tierra de los vivientes; ya no ver hombre vivo de entre losmoradores del mundo. Mi morada es arrancada, llevada lejos de m, como tienda de pastores. Comotejedor cort el hilo de mi vida y lo separ de su trama. Da y noche me consumo, grito hasta lamaana, pues como len muele todos mis huesos. Chillo como golondrina y gimo como paloma. Misojos se consumen mirando a lo alto. Oh Yav, mira mi angustia y confrtame (Is. 38, 10-14).

    Que nunca nos cansemos de ser buenos; que nunca descendamos de la cruz.

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    Estamos salvadosWanderer

    26 de agosto de 2009

    La afirmacin de LudovicusYa estamos salvados- ha dado que hablar en el blog. Era de esperar. Eltrasfondo voluntarista que habita en el interior de la mayora de nosotros, debido a la formacinespiritual contrareformista recibida, no va a renunciar fcilmente a su protagonismo en la vidaespiritual y, en definitiva, en la salvacin.Pero lo cierto es que Ludovicus tiene razn. Solamente ha mirado la cosa sin agregados, de modo mssimple y despojado. La sangre de Cristo objetivamente nos salv de una vez y para siempre. Estamos,entonces, salvados. Tenemos que trabajar para condenarnos porque lo actual es que ya poseemos lasalvacin. Podremos discutir, claro, que el trabajo para condenarnos suele ser una labor que, vistadesde afuera, parece agradable. Cuando se est en ella, sin embargo, resulta claro que no es as. Y, porel contrario, cuando vivimos la actualidad de nuestra salvacin, aunque a veces no sea fcil, resulta una

    experiencia de gozo.Ludovicus despej a la realidad de agregados. Y es esa una tarea que a todos nos convendra hacer devez en cuando. Yo dira, por ejemplo, que lo que nos tiene que importar de la religin es la religin.Muchas veces se nos va la vida en los contorni sin llegar nunca al plato principal. Nos entretenemos, ynos quedamos, en el apostolado, en restaurar la patria catlica y luchar contra el aborto, pero dereligin, poco y nada. Invertimos la cuestin.El nico modo que el apostolado y la restauracin de la patria catlica sea posible es a partir de unhombre religioso. Y ste es el que vive la vida del Espritu.En definitiva, es el que vive la certeza de que ya est salvado.

    Comentarios

    Malachi Martin:

    Justsimas sus apreciaciones, Wanderer, al comentar las afirmaciones de Ludovicus.Pocos, y ms bien tarde, caen en la cuenta de que la correcta actitud del alma de una creatura elevada ala condicin de hijo de Dios debe ser la del justo Abel. Abel (y todos los anawim del A.T., cuyaexpresin sublime es Mara Santsima) representa la verdadera condicin del hombre: la pobrezaespiritual radical que, al ser asumida, llena el alma de gozo porque le permite tomar conciencia del Donde Dios, de la Sangre redentora cuyo valor infinito reduce a la nada al oro y la plata... Recibe la

    accin amorosa de Dios a cada instante y por ello vive en continua accin de gracias.En fin, toda la Historia Sagrada presenta la lucha entre el refugio en la propia complacencia y el saltohacia la Promesa de Dios... Triste lucha, porque no acabamos de darnos cuenta que, en realidad, somosllamados a entrar en el reposo de Dios (cfr. Sal 94,8ss.), es decir, en el descanso que nos regala la Feen la Sangre redentora de Jess (cfr. Ef 1, 7-8), porque el que entra en su reposo, descansa ltambin de sus obras, como Dios de las suyas (Hbr 4,10).Es necesario ser "hombres religiosos", como dice Ud., "Testigos de lo Absoluto", hombres deAdoracin ante el tres veces Santo.

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    Ludovicus:

    As es Wanderer. Son verdades olvidadas por sabidas.Habr que recordar que Cristo nos liber para siempre de la ley, y que eso no es incompatible con nousar esa libertad para pecar? (San Pablo).Que Cristo dijo si me aman cumplirn mis mandamientos, no si cumplen mis mandamientos meaman?Que la mstica es el fin de toda asctica, esfuerzo y sufrimiento y vale en tanto y en cuanto nos acercaal Bien, que es siempre deleitable?Que la misin principal de Cristo no es venir a perdonar los pecados sino hacer que los muertostengan vida?Que la salvacin no es un problema slo moral, y que la moral concebida al modo antrpico seconvierte, como deca Peguy, en la peor enemiga de la gracia?Que el Bien no reside en la dificultad como la perla en la ostra, sino que el Bien es ms Bien cuanto

    ms feliz es, y que la Trinidad mora en una dicha inaccesible, fcil, gratuita?Que las palabras de Cristo son infalibles e ineluctables y que cuando dijo Consumatum estnos salv ydestruy el Infierno?Que, en fin, la libertad del hombre es tan diamantina como lo quiere la Voluntad divina, y laposibilidad de condenacin es siempre cosa seria?

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    Optimismo sub 30

    Wanderer

    24 de mayo de 2011

    Me permito responder tambin al amigo desanimado sub 30, insistiendo con algunas ideas recogidas deBouyer.Creo yo que el problema est en pretender que el mundo debe ser convertido a Cristo, y nuestroempeo descomunal para lograrlo. Nos olvidamos de las palabras del mismo Maestro: Mi Reino no esde este mundo. Si fuera de este mundo, mis ministros habran luchado para que no fuese entregado alos judos; pero mi reino no es de este mundo. Nosotros, como Pilatos, tambin nos empeamos enconvertir a este mundo, y a este pas, en el Reino de Cristo. Y si eso quisiera l, ya habra hecho losuficiente para que as fuera.Tambin San Pablo arda en deseos de implantar el evangelio en todo el mundo conocido. Sin embargo,

    su idea de la evangelizacin del mundo no abarcaba la idea de que todo el mundo poda adherir alevangelio. En ninguna parte San Pablo parece adherir a la esperanza o al sueo de las adhesionesmasivas. Y lo que no espera para su tiempo, mucho menos lo espera para el futuro mediato. Est lejosde creer que la hostilidad del mundo hacia el evangelio que percibe en su tiempo se fundira como hielobajo el sol, cuando fuera proclamada la Buena Nueva.Los Sinpticos nos reportan la parbola de la cizaa, aquella que es sembrada con el trigo, y cuyodesarrollo est ligado al del trigo, hasta la cosecha final que asegurar, al fin, laseparacin de ambos, yno la conversin in extremis de la cizaa en trigo, sino su destruccin en el fuego. Esta parbola nosmuestra un desarrollo del evangelio en el mundo o, mejor todava, un desarrollo del evangelio insertadoen el mundo. Pero no muestra en absoluto una fusin progresiva del evangelio en el mundo. Lejos de

    una tendencia a unirse, vemos que el mundo crece para ahogar al evangelio, y ste, por su parte, crecepara subsistir victorioso hasta la cosecha, pero sin ninguna esperanza de un triunfo previo.El progreso del Evangelio en el mundo, tal como parece entenderlo el Nuevo Testamento, no es unaseduccin, ni una asuncin progresiva ni tampoco una pacificacin de toda realidad humana. Elevangelio debe despertar en el mundo una hostilidad que estaba latente, y que ser llevada a suparoxismo. No se trata de negar que el evangelio deba fructificar en las almas, ni que su fruto semanifieste a travs de toda clase de obras por las que los hombres glorifiquen al Padre. Pero ser unaobediencia necesariamente dolorosa la que har nacer ese fruto y, finalmente, deber sufrir la pruebadel fuego.

    Los primeros cristianos, contrariamente a nuestra sensacin, se sentan invencibles, porque estabanseguros de haber descubierto la salvacin del mundo, o ms exactamente, de haber sido ellos mismosencontrados por el Salvador del mundo. Su fe no necesitaba la aprobacin del mundo. Ella era,precisamente, la victoria sobre el mundo. Y lo era porque esa misma fe les aseguraba que haba Alguienque era ms grande que el mundo. Y esto era lo que los haca indemnes a toda falsa modestia y a todorespeto humano en su testimonio. Como todos los verdaderos humildes, no tenan escrpulos en que selos creyera orgullosos. Ellos se saban arrancados del poder de las tinieblas y transportados al reino dela luz por una fuerza que no era la suya. Esta seguridad estaba estrechamente ligada a su conviccin de

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    la intervencin divina en su propia historia como as tambin en la historia del mundo.Estos cristianos antecesores nuestros estaban convencidos que El Hijo de Dios vino al mundo parasalvar al mundo, y el mundo lo crucific, pero Dios lo resucit. Y que lo que haba sucedido conCristo, sucedera con ellos. Es verdad que iban al mundo para llevar a los hombres la palabra desalvacin y de reconciliacin, el evangelio del gape, pero saban que lo nico que podan esperar delmundo era la cruz. Pero como la cruz de Cristo los haba arrancado del mundo, as arrancaran amuchos hermanos completando en ellos lo que faltaba a la pasin de Cristo. Y como Dios habaintervenido para transformar, despus de su muerte, la aparente derrota de Cristo con el triunfo de suresurreccin, as esperaban ellos para el fin de los tiempos la misma intervencin. No esperaban unavictoria que suprimiera la cruz, sino una victoria por la cruz. No una victoria alcanzada por el esfuerzohumano, ni siquiera el esfuerzo del Hijo de Dios hecho hombre, sino una victoria dada por laintervencin del Padre, que resucit a su Hijo slo despus de haber permitido el sufrimiento en l. Enuna palabra, esperaban la victoria de la parusa.Por qu nos cuesta tanto aceptar estas concepciones tradicionales? Por qu nos inclinamos tanrpidamente a pensar que seremos capaces de lograr, si prolongamos suficientemente la historia, la

    conversin del mundo y de la Argentina, todo aquello que slo Dios podr hacer nicamente poniendofin a este eon y arrancndonos de l por un acto soberano? Quizs la razn sea que no nos tomamos enserio la libertad que el Creador concedi a la creatura. Los dos elementos estn estrechamente ligados:la terca persuasin de que seremos capaces de cumplir una tarea totalmente divina y el rechazoobstinado a creer que el hombre pueda rechazar de un modo definitivo la salvacin. Y es porque nocreemos en la inmensidad de la libertad, don de Dios al hombre, que nos complacemos en vano enobtener lo que slo corresponde a Dios. An ms, Dios nunca nos prometi ni siquiera que l mismoobtendra una conversin total del universo. Lo nico que nos prometi es que en la maraainextricable de las voluntades obedientes y rebeldes, el Evangelio tendr por efecto el fijar un mundoflotante entre el bien y el mal, y entonces l intervendr en su momento para obrar el acto que

    imposible a cualquier otro.La historia es una progresiva, y muy real y muy autnoma maduracin. Pero esta maduracin tiendehacia una dualidad; no hacia la unidad. La Encarnacin no tiene como finalidad el polarizar a todoshacia el Bien, sino la de hacer posible que no todos se polaricen hacia el Mal. Ella no suprime, sino querestaura la libertad de la criatura.Tal como aparece claro en los Sinpticos, en San Juan y en San Pablo, la Encarnacin supone siempreel mismo dato: el mundo ha perdido su libertad y se trata de que la recobre. El mundo, creado libre porDios, cay en la esclavitud. El mal, o ms exactamente el Maligno, es el prncipe de este mundo, esdecir, un tirano que quiere que permanezca en el pecado y en la muerte. Es para romper esta fatalidadque el Verbo se hizo carne, que el Hijo tom la condicin de esclavo. No fue para sustituir una tiranamala por una buena, sino para suprimir la tirana.La obra de divisin que el Verbo, tal como una espada de doble filo, ha comenzado a realizar, no esms que preparatoria. Tal como su muerte en la cruz fue el preludio necesario a la resurreccin, ladivisin es el preludio de una reunin y de una reconciliacin eterna. Pero esta reunin esesencialmente obra de la libertad, porque esta reconciliacin es obra del amor, y el amor esclavo es uncontra-sentido.Y de esto resulta que la historia humana, luego de la Encarnacin, desde un punto de vista se convierte

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    en la historia de la libre unin de aquellos que se abrieron a la posibilidad recreadora del amor y, desdeotro, en la historia de la unin no menos libre de aquellos que la rechazaron. Slo la fe es capaz de verla realidad invisible de la primera unin sobre la realidad demasiado visible de la segunda. Por eso, elms grave error que podemos cometer, es confundir el plan de la fe con el plan de lo que vemos.Entonces, amigo sub 30, no se preocupe por haberse perdido Malvinas, Tacuara y las glorias delnacionalismo. Algrese, pero algrese fuerte, porque el triunfo, al final, ser nuestro, aunque tendremosque pasar antes por el fuego. Porque el triunfo no es Sancho gobernador; el triunfo es nuestra uninen el gape divino del Cordero.

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    Los siete mil hombres

    Wanderer

    19 de diciembre de 2011

    Le el ltimo sbado un interesante escrito del Dr. Anbal DAngelo Rodriguez que pueden bajar desdeaqu. El autor propone una periodizacin histrica del ltimo siglo y medio en la que muestra el avanceya incontenible de los enemigos de Cristo, y la aceleracin de la persecucin en la ltima dcada. Losorcos estn a las puertas. Finaliza el texto con estas palabras: Tal como las cosas se presentan, seranecio imaginarse que este enemigo poliforme, que ya ha probado nuestra sangre, va a detenerse enalgn punto antes de cobrarse la vida de los ltimos cristianos.En una primera lectura pareciera que la expresin ltimos cristianos es un poco exagerada. En laactualidad, se contabilizan ms de mil millones en todo el mundo. Le resultara harto difcil al Enemigocobrarse la vida de tantos. Sin embargo, en una lectura ms atenta, salta a la vista que estos ltimos

    cristianosno son todos los que estn. En el Antiguo Testamento son significativas las palabras queYav dirige a Elas: Me he reservado siete mil hombres en Israel: todas las rodillas que no se doblaronante Baal y todas las bocas que no lo besaron (I Re. 19.18). Todo el resto del pueblo elegido, ansiendo y llamndose israelitas, haban traicionado a su Dios y no eran dignos de ese nombre. Slo unpuado permaneca fiel.Es una imagen que bien refleja el concepto de ltimos cristianos que emplea el Dr. DAngeloRodrguez. Porque, si miramos la situacin en nuestro pas, casi todos los que ya fueron ganados yforman parte de las filas de los orcos, son cristianos. Pero pareciera que no son del grupo de los sietemil, porque doblaron su rodilla ante Baal.Pero aqu entra un punto que me asusta: el creerse parte del pequeo grupo de los elegidos. Porque,

    guste o no a los jerarcas actuales de la Iglesia, se salvarn solamente los elegidos, aquellos que fueronpredestinados a la gloria. Y sobre esto no hay duda alguna: lean la Escritura, particularmente a SanPablo, y vern que la salvacin no es masiva ni popular. Ahora, qu es lo que hace ser a una personaparte de los elegidos, o parte de los siete mil?La respuesta bordea una tentacin es muy fuerte porque somos muy propensos a necesitarimperiosamente seguridades. Calvino solucion el tema afirmando que los elegidos seran aquellosbendecidos por Dios an en esta vida, y ya sabemos lo que eso signific: los privilegiados del mundoterminaron adquiriendo la seguridad de su salvacin. Pero Calvino era un hereje. Fuera, entonces,cualquier relacin con semejante personaje. Porque nosotros tenemos en claro que del grupo de los

    elegidos forman parte los que estn en la Tradicin, es decir, los que van a la Misa tradicional y recibenlos buenos sacramentos que imparten en exclusiva los sacerdotes de la FSSPX. Aunque el vecinoestar seguro, en cambio, que es garanta de salvacin vivir bajo la dulce gida de Carlos Buela y de sucohorte encarnada; para otros ser pertenecer a la Obra y tener en casa estampitas de Escriv deBalanguer con el exagerado prefijo de San; algunos, incluso, aducirn la pertenencia por su fidelidad, apesar de todas las calumnias, al pervertido Maciel Degollado. En fin, cada uno trata de buscar la certezade la propia salvacin en la pertenencia a determinados grupos y en la ejecucin de determinadas obras.Pero creo que no es as. San Pablo, en la carta a los Romanos (11,4), retoma el texto del libro de los

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    Reyes, y lo explica diciendo: Del mismo modo, tambin ahora subsiste un resto elegido por gracia. Ysi es por gracia, ya no lo es por las obras de la ley. Es bastante claro. No son las obras de ley, es decir,las afiliaciones y las devociones las que nos garantizan la pertenencia al grupo de los elegidos. A esegrupo se ingresa solamente por la gracia de Dios. Y Dios da la gracia a quien quiere y porque quiera. Yla da en la hora primera, en la sexta y en la nona.Por eso, mind the gap, no sea que el sodomita que nos asquea con su presencia, llamado a la ltimahora, nos preceda en el Reino de los Cielos, y nosotros desde afuera gritemos: Seor, yo recib todoslos domingos buenos sacramentos. Y escuchemos las terribles palabras: No te conozco.

    ComentariosSr. Wanderer: Permtame felicitarlo por su breve y lcido post sobre los siete mil hombres y susacertadas cautelas advirtiendo que muchos que se creen elegidos, no lo son.Pero quiero agregar ms: tambin muchos que no se creen elegidos, lo son. No se nos ha revelado pordnde pasa la sutil lnea que separa a los elegidos de los rprobos, bien que la Revelacin destaca una y

    otra vez cules son los comportamientos merecedores de una recompensa eterna y cules entraan unadefinitiva reprobacin. Total que puesto en negro sobre blanco, la cosa queda as: estna) Los que se creen elegidos, y lo son.b) Los que se creen elegidos, y no lo son.c) Los que no se creen elegidos, y sin embargo, lo son.De ese pequeo listado no se puede deducir ms que esto: que lo que uno crea o no sobre el particularresulta bastante irrelevante (o por lo menos, no sirve para establecer si terminamos en el cielo o si en elhornose vamoa encontrar).Simone Weil lo dice bien: Tuve sed, y me diste de beber. Cundo Seor? No lo saban. No hayque saberlo. Pero, aun as, se podra intentar una etopeya de los elegidos de los ltimos tiempos: cmo

    son, quines son, qu creen, a qu religin pertenecen, por qu adhieren a esta capilla en particular,cules son sus trazas comunes, cul es su humor, cmo rezan en privado, cmo rezan en pblico, qucosas los tiene a mal traer, cules son sus perplejidades, en qu ponen su esperanza, quines son susenemigos...Y a fe ma, si eso se hiciera bien (yo no puedo, pero alguno habr que se anime), losresultados seran sorprendentes para ms de uno.Tan sorprendente como la Parusa y el Juicio Final.

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    Implacable Lord Tollers

    Jack Tollers

    5 de marzo de 2008

    In God we trust. Como todos sabemos, la expresin se halla estampada en los billetes norteamericanos,y querra decir que el pueblo norteamericano confa en Dios. Ahora bien, nadie ignora que no es as, yque confan en el dlar, qu duda cabe. Y, s seor, no tenga Ud. duda alguna: la idolatra est a laorden del da.Porque no es tan fcil confiar en Dios. La Escritura lo recomienda una y otra vez y Cristo no dej depedir que confiemos en la Providencia, en Su Padre, en l. Pero no es fcil, qu va a ser. Supone la fe,como bien se seala en la Spe Salvi, supone distinguir perfectamente entre el Reino de Dios y SuJusticia por una parte, y la aadidura por otra.Lutero no confiaba en Dios. Confiaba en la Escritura. Calvino confiaba en la solicitacin terrena. El

    mundo confa en el dinero. Los liberales en el progreso, los marxistas en el devenir de la historia, losprogresistas en el espritu del Concilio y los masones en los poderes ocultos. Los judos confan en sudestino de pueblo elegido y los musulmanes en Mahoma. Los escritores confan en el poder de supalabra, los artistas en su buena estrella, los polticos en la democracia y los pobres en el pai umbanda,el pai umbanda confa en sus pioladas. Y los yanquis, pobrecitos, en el dlar.Pero los catlicos... mi Dios!... los catlicos han puesto su confianza en su Religin, el dolo ms sutil,ms eficaz, ms mentiroso del mundo entero. Es -crase o no- Satans disfrazado de Angel de luz.Y esto ha sido posible porque se ha olvidado la gran verdad dicha hace siglos de siglos por ThomasErskine: Aquellos que endiosan su religin, tienen una religin sin Dios.Y as es: lgica pura.Esta tendencia que ya exista entre los catlicos antes del Concilio, se vio agravada despus. Antes,endiosaban a los curas, al rgimen sacramental, al Papa y al agua bendita. Endiosaban el celibato y lasrdenes religiosas, a las estampitas, la muela de Santa Apolonia y las imgenes del Sagrado Corazn,endiosaban a las peregrinaciones, a las novenas, al escapulario y a las devociones acumuladas, a lasindulgencias, los Congresos Eucarsticos y a las prcticas reparacionistas. Se podra continuarindefinidamente. En todas estas cosas ponan su confianza al modo de los yanquis que creen confiar enDios y confan en otra cosa.Pero como digo, despus del Concilio la cosa se agrav. Es que la gran estructura postridentinacomenz a derrumbarse vindose progresivamente reemplazada por innumerables capillas catlicas,

    ms o menos ortodoxas, ms o menos organizadas, ms o menos grandes: el Opus, San Egidio,Comunismo y Desesperacin, los Kuks, los Focolares, Miles Christi y un largo etctera. Todas concaractersticas comunes, de entre las cuales sobresale esta de concitar una notable confianza entre susnumerarios, discpulos, fieles enrolados. Esa confianza se deposita un poco abstractamente en la capillade su eleccin y bastante ms concretamente en su Jefe. Tanto es as, que para estos fieles resultainconcebible una fe verdadera si desapareciera la organizacin a la que pertenecen (no s qu se van ahacer los Legionarios, ahora que recibieron tan gran palazo de Roma).

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    No me creen? Hagan la prueba. Pregntenle a alguno por all, y si desapareciera el Opus, qu teharas? La respuesta no se har esperar: eso es imposible. Tal la confianza que tienen. Yo pongo miesperanza en... Escriv, Buela, Giussani, e va dicendo.Es una confianza, ciega, incondicional, obtusa, infinita. Es una confianza que resiste cualquier anlisis,cualquier signo, cualquier derrota. Es una confianza obstinada, persistente, inclume, firme, generosa,impdicamente alegre.Esa confianza es el combustible de estas sectas catlicas y se la cultiva con todo cuidado, guay del quese quiera ir, separar, disentir. Equivaldra a una apostasa. Sera una infidelidad, sera como alejarse deDios. Y ante la menor duda, te corren con eso.Pero no deja de ser una estupidez, estimado Wanderer. Adems de una franca violacin delMandamiento Primero. Porque quien endiosa a su religin, tiene una religin sin Dios.

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    Los fariseos

    Lupus

    21 de noviembre de 2007

    El Arcipreste no quiere repetirlo, pero yo me lo voy a permitir: El farisesmo es el gusano de lareligin; y despus de la cada del Primer Hombre es un gusano ineludible, pues no hay en esta mortalvida fruta sin su gusano ni institucin sin su corrupcin especfica. Es Castellani en Cristo y losfariseos, obra que recin conocimos en el centenario de su nacimiento, donde estudia (horada, devela,desnuda) al antagonista principal de Cristo y, por ende, al principal antagonista de su propia vida. Obracapital, superior, imprescindible, que se puede leer aun desde joven, pero teniendo el cuidado de nodejar de leerlo una y otra vez al paso de los aos. Es un libro como una mueca rusa, pero al revs:cada vez es ms grande, cada vez mejor magisterio.

    No se asusten si me permito completar a Castellani, pero lo hago con sus propias palabras, dos pginasdespus: Las desviaciones de la carne son corrupciones, pero las desviaciones del espritu sonperversin. Las instituciones catlicas son principalmente instituciones religiosas. Luego, no hayinstitucin catlica sin su perversin especfica. As tambin la Iglesia, en lo que tiene de institucincatlica, pues est claro hasta dnde llegar la abominacin de la desolacin .En qu consiste esa perversin? En copular consigo mismo, pecar contra el Espritu, verse divino a smismo y considerar divinas las propias acciones, palabras y proyectos. Y dar muerte (manifiesta osigilosa) a lo que hay de Dios en otros creyendo hacerle un obsequio a Dios.En qu consiste la perversin especfica de cada institucin? Lo sabrn los miembros de cada una.Tiene que ver quizs con la vanagloria, la identidad reforzada en base al contraste con lasinferioridad de otras, la obsecuencia, etc.; o con la progresiva anulacin del entendimiento, la falta deformacin, etc; o con los chanchullos tpicos de todo conjunto humano, la capitalizacin por parte delos vivillos de un bien comn fantasmal y siempre excedente a las realidades particulares, etc.; oquizs tambin con cierta atmsfera reglamentaria, cierto tono de impermeabilidad al pecado en elrefugio. Lo que sea.Si hay algo que no quiero hacer es faltar el respeto a quienes adhieren a un bien o un ideal comn. Parallegar a lo que es, hay que saber sortear lo que parece que es, aquella mscara que se fue mancillandocon la mezcla inevitable de trigo y cizaa. De ese modo, en cualquier caso, se pueden entender losbuenos motivos, las mejores intenciones, la bondad originaria, si existieron. La suma de los bienes

    particulares no resulta en bien comn (cuntas crueldades sin embargo se amparan en esta sentencia!),pero, inverso modo, la suma de errores, injusticias y pecados puede resultar en una mscara comn.Una institucin no elige representantes para que asistan anualmente al confesionario llevando lospecados de todos, y sin embargo no se nos ocurre negar la importancia y validez de la confesinparticular, porque no se nos ocurre negar la frecuencia del pecado en nuestras vidas. Ningunainstitucin queda indemne ante los pecados de sus miembros.La perversin especfica de una institucin tiene que ver con el deterioro de la inteligencia, el grado deconvertibilidad de la gracia en magia, la hinchazn de las estructuras, la torcedura o la desmesura de

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    sus propios fines y, por supuesto, con el calibre espiritual de sus miembros, cpula o tropa, as como laperversin especfica de las parroquias es resultado de la acciones y omisiones de los curas malos omediocres, los superlaicos omnipresentes y los ritos amorfos. No digo que esto ocurra en todos loscasos ni en la mayora de los casos; digo que es sumamente importante no negar que ocurre. Est claro,por supuesto, que mi compendio es limitado e incompleto. No obstante, tambin es muy incompleto miconocimiento de los bienes y virtudes personales que all se encuentran.No me puedo exceptuar de este vicio espiritual que es el farisesmo. Para evitar la sensualidad mevuelvo puritano y para evitar el puritanismo me vuelvo sensual. Para no ser burro me convierto enerudito y para no ser sentencioso me conformo con ser elemental. En este bamboleo compartido ledamos forma a la cristiandad moderna. Quienes privilegian la accin, de algn extrao modoempiezan desconfiando y terminan despreciando a los intelectuales; quienes luchan por ubicar a lainteligencia en el lugar que le corresponde, por inentendibles razones confrontan con los voluntariosos.Quienes se obsesionan con los enemigos de afuera, descuidan los de adentro, y quienes privilegian losde adentro... Y de acuerdo a la superioridad que escogemos definimos a los dems, que siempreresultan inferiores, malos o imbciles. Slo una cosa en el planeta tierra es tan fcil como catalogar

    pecados ajenos, y es inflar las propias virtudes. Del mismo modo que uno ensalza su talento solitario,otros realzan su estilo participado. Tratamos de no descuidar nada y hacer acopio de certezas, demantenernos en gracia y perfeccionarnos, de llegar a la jerarqua perfecta y a la sntesis precisa. Peroviene el Bufn y en vez de palomita sale urraca.Castellani, al desarrollar la parte esencial de su doctrina sobre los fariseos, trat de eliminar, comocorresponda, toda referencia actual a los prototipos farisaicos que le toc enfrentar. Eso, sin quererlol, como no lo quiere ningn maestro, a veces nos impele a nosotros, que lo leemos, a forzar laspinturas individuales que consideramos necesarias.A Castellani, ya establecidos los argumentos centrales y el cuadro general, al llegar a la periferia, al darnombres y ejemplos concretos, o sea, al pasar (en otras pginas, adems de stas) de la inteligencia a la

    militancia, le cayeron encima del modo que anticipaba y saba, y conoci la crueldad farisaica todavaun poco ms. No lo crucificaron porque eso ya no se usa, y porque ante el ejercicio de la verdadsiempre se hace presente, renovada, experimentada, la mentira. Con sigilo, con la Escritura en la manoy el odio en el corazn. Pero no quera menos. (En realidad, desde la primera vez que le Cristo y losfariseos pens que a Castellani no lo crucificaron literalmente porque la Providencia dict que estelibro se publicara recin cuando estuvo muerto, y as Dios lo libr de la penuria completa, y a la vezpermiti que el libro llegara hasta nosotros.)Es fcil imaginarse a Ans o a Caifs pensando se que est ah, se que se cree hombre divino y dioshumano, tiene que desaparecer, tiene que recibir una humillacin mxima y una muerte emblemtica, yantes de ser olvidado tiene que ser recordado como la peor aberracin, que es la de haberse enfrentadoa m, que estoy en el mundo en nombre de Dios". se es el fariseo: lo que Dios sabe, yo lo sabo; loque yo quiero, Dios lo quiere. Esa sima de ignorancia, bestialidad y soberbia. Esa podredumbresoterrada y potente. Pero lo que quisieron, no lo lograron. Ayudaron a que se logre todo lo contrario. Larecompensa de su padre es una autntica mueca rusa: una sucesin de reducciones engaosas, y en elfinal, el vaco insignificante y oscuro.No son tantos los fariseos. No son fariseos todos aquellos que estn en una institucin, cualquiera quesea. No son fariseos todos aquellos que no estn en una institucin, cualesquiera que sean.

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    El espritu farisaico que nos mantiene tensos y vigilantes no habita en cualquier lado, sino donde resideDios. De la Sinagoga pas a la Iglesia. No anda al garete, ni va a inventar una nueva religin. Antesbien, siempre buscar apoderarse de la religin verdadera y de la nica Iglesia, de la que todos loscatlicos formamos parte. Ese espritu, cuanto ms voraz y penetrante, ms brumoso. No podemosdecir: no est con nosotros porque lo tienen aquellos, ni en plural ni en singular. Lo mejor es lucharpara que no lo tengan ni aquellos ni nosotros.(Releo lo anterior y encuentro cien huecos; pero bueno, va igual, apreciado Wanderer, no deja de seruna conversacin entre amigos.)

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    Santo Toms, los tomistas y el racionalismo

    Juan el Mendocino

    18 de octubre de 2007

    He escrito este comentario a sus reflexiones sobre el racionalismo en la Iglesia. Sus objetantes tienenrazones, Ud. tiene razn.Quienes lo impugnan, no ven el fondo de su reflexin. Tal vez no lo ven, porque Ud. no ha acertado enel modo de expresarlo. Tal vez no lo ven porque quiz estn afectados por ese virus tenaz hoy da y queoscurece la vista, que es el racionalismo, fruto del conceptualismo. Porque un artculo, un ensayo, unaclase, una tesis, no son otra cosa que un conjunto de signos que pretenden conducir a una intuicin.Ahora, por esfuerzos que haga por guiar a un ciego hacia aquella rosa que Ud. ha contemplado, el ciegono podr verla. No han fallado necesariamente ni su esfuerzo ni su camino (mtodo): simplemente fallala vista de su amigo. A m no me convenci su mtodo, pero al reflexionar detenidamente en sus

    palabras me pareci ver el lugar al que quiere ir, qu quiere mostrarnos.La razn depende de la intuicin de la cosa. Entonces, a las cosas: que Cayetano es racionalista porqueas lo afirman Gilson y Fabro, pero que no lo es porque eso sostiene de Lubac. Al Seor Sacristn leparece delubaciano afirmar que Cayetano es racionalista y con esto se pone del lado de Cayetano;pero al Seor Cruz y Fierro el racionalismo cayetanista le parece afirmacin gilsoniana y fabriana.Que Duns Escoto est en la lnea de Agustn, que Toms en la de Aristteles, que Agustn en la dePlatn, que Platn en la de vaya uno a saber. Todo esto es legtimo, abre un camino, pone marcos dereferencia, nos acerca a los maestros, pero y las cosas? A m me parece que Cayetano es racionalista,pero no me parece que lo sea desde el momento en que se le ocurri a tal o cual afirmar eso. Fabro meparece oficialista, artificioso y propagandista en muchos de sus escritos; tambin me parece nominalista

    en su resolucin del problema de la libertad; me parece acertado en sus intereses por los aspectosplatnicos en Santo Toms y desacertado en su concepcin del lugar gnoseolgico que ocupa el esse.Pero el asunto es: aqu, ac y ms ac, Fabro me parece artificioso. Ac creo ver un error nominalistaque lleva a esto y a esto otro. Ac disiento y ac concuerdo. Y as, a las cosas.La razn depende de la intuicin, comienza en ella y a ella conduce. Est dominada por ella, y en tantoque de ella carece, yerra. Un razonamiento que, adems de ser correcto es verdadero, es el desarrollo deuna intuicin. Asimismo, Santo Toms est dominado por las intuiciones bblicas y patrsticas,sustentadas ellas en su propia intuicin mstica (actus credentis non terminatur ad enuntiabile sed adrem, dice Santo Toms) y en una intuicin del esse, intuiciones ambas que hacen de fundamento de

    todo su edificio intelectual. Y advierto, para ser lo ms claro posible: en la medida en que no estdominado por esas intuicionessi es que no lo est en algn momento- se equivoca. Pero el hombre noes slo inteligencia, as que una apostilla ms: Santo Toms est favorecido por un ambiente cultural,litrgico y monstico que le permite una connaturalidad con las grandes adquisiciones del pasado: elhumus espiritual (permtaseme la metfora) de los medievales del S. XIII y el de los Padres del S. IVson semejantes. Las semillas de racionalismo que precedieron al Doctor de Aquino no se haban anplasmado como mentalidad preponderante -aunque quiz en esto discrepemos Ud. y yo.

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    Ud., frente a esto, podra preguntarme: dnde y dnde ms Santo Toms declara sus intuiciones? Yhara bien en preguntarme. All podramos ir cuando Ud. quiera y si a Ud. le parece.Sin el suelo y el cielo de la intuicin, la verdad entendida como adecuacin del intelecto a la cosapuede devenir adecuacin de la razn a una obra filosfica o teolgica, por ejemplo, a la tomista. Vienea darse el alarmante caso de que encontramos un conjunto no pequeo de hombres que, todos afectos asanto Toms de Aquino, confesos tomistas, dissimilia autem sentientes, similia tamen verba loquuntur,utilizan las mismas palabras, pero ven de modo distinto. Por eso me atrevo a afirmar lo siguiente: quienno es capaz de apreciar el carcter intuitivo y potico de la obra tomista careciendo por esto de ciertaconnaturalidad con sus intuiciones o quien no hace sino acotarse a la lectura de Santo Toms endesmedro de la meditacin bblica y patrstica y en desmedro de una observacin amorosa, serena,detenida, de las cosas que tiene delante, mejor no se acerque al Aquinate: terminar daado y poco ynada agregar a sus conocimientos.Y de lo que vengo diciendo infiero que, in actu excercito, las categoras tomistas, no baadas por laexperiencia vital, terminan identificndose con muchas de las kantianas. Santo Toms ha sidofrecuentemente acusado de racionalismo. Confieso que no me parece racionalista. Pero s advierto que,

    en razn de su mtodo racionalizante y por tanto, categorizante, puede propiciar la ilusin de que si unologra memorizar sus frmulas y puede dar de ellas una mnima cuenta lgica, ha alcanzado la sabidura.Dichosa facilidad! La materia y la forma, la substancia y los accidentes, la unin personal de dosnaturalezas, la causa de las causas..., etc. Ya sabemos filosofa y teologa. Me contaron que en unaclase en un seminario de cuyo nombre no quiero acordarme, que funciona en un lugar andino de laMancha, un sacerdote recorra frente a sus alumnos las distintas heterodoxias antropolgicas del pasadoy del presente: Platn piensa esto, Descartes piensa esto otro, Kant piensa as y Hegel piensa as, yFreud piensa de este modo y... cuando fue interrumpido por la mano en alto de un seminarista que,preocupado y sediento de verdad, pregunt: Y nosotros qu pensamos?. Y el sacerdote respondi!Es que se puede intentar una ciencia teolgica sin mstica. Se pueden elaborar monumentales sntesis

    filosficas sin realidad. Filosficamente, se abandona la existencia, teolgicamente se abandona elcamino apoftico hacia Dios, nico posible en el ascenso de la inteligencia al Ipsum Esse Subsistens.En la expresin, se abandona la potica teolgica, toda vez que sta es la nica expresin nacida de laconciencia de que Dios supera las posibilidades proferentes de la criatura humana. Decae la liturgia ydecaen los estmulos para vivir a Dios en el enclaustramiento monstico. La moral natural devieneimperativo categrico. Declina, por fin, toda posibilidad de accin comn.Porque fjese Ud., mi estimado Wanderer, que el racionalismo es un pecado de la carne (ruego quenadie crea que acuso de pecadores a los racionalistas: cuando digo pecado, sealo lo material delmismo). Los ngeles no son racionalistas si es que los ngeles son inmateriales. No hay razn sininteligencia encarnada. Y todo pecado de la carne mata la carne a la que sirve. Y dado entonces que laliturgia, la vida monstica, la vida moral, la teologa potica, la literatura mstica y mitolgica, son elfruto de la carne vivificada por el espritu, a nadie debera extraar que en ambientes de tomismoconceptualista, todas estas altsimas obras que tanta gloria han dado a la Iglesia tiendan a morir o noexistan.Termino con los siguiente: de dnde extrae el racionalismo su tremenda fuerza disgregadora? Lainteligencia tiene su principio en lo real, el racionalismo en el concepto. Tengo para m que elconceptualismo es el germen que con mayor poder de descomposicin corroe la fe en nuestros tiempos.

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    Cul es el dolo que, parecindose ms a Dios, ms aleja de l, ms lo traiciona en Su Verdad, en SuBondad, en Su Belleza? El dinero? Acaso est prohibido procurrselo? El mundo, la carne? Peroambos tienen un lado positivo: el Verbo se hizo carne, y Dios am tanto al mundo que le envi a suUnignito. El hombre, al adorar la idea, el concepto de Dios, y no a Dios, se adora a s mismo. Y lohace, casi dira, de modo inconsciente. Cree poder adorar a Dios sin consagrar, sacrificar, ofrecer suinteligencia. En definitiva, sin inmolarse. No adorars la obra de tus manos. Ninguna obra humanams pulcra, ms sutil, ms espiritual, que el concepto. Por ac debe venir, si no estoy muy errado, queNuestra Seora aplaste la cabeza de la serpiente... y la nuestra, en cuanto tenemos de serpentinos.Lo saluda con mucho afecto y agradecimiento por sus generosas, inteligentes y edificantespublicaciones

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    Culto poitico (o liturgia renga)

    Wanderer

    2 de julio de 2007

    Un lector numrico del blog sugera en uno de sus comentarios que no haba que preocuparsedemasiado por las liturgias parroquiales contemporneas. Las guitarras, los aplausos, los canticosinsulsos, las creatividades presbiterales y dems abusos, de ningn podan condicionar nuestraasistencia y participacin a esas misas, dado que lo importante era que el sacerdote realmenteconsagrara el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre del Seor. Si all est el Santsimo, es suficiente,deca el lector. Y an ms, hasta poda considerarse la asistencia a tales actos como una nueva yoriginal cruz, adquirindose de ese modo un bonus para la vida espiritual: no slo saldramos con lagracia sacramental propia de la eucarista sino tambin con el mrito de haber soportado una cruz extra;y la conciencia tranquila.

    Simplificando, para el lector de marras, lo importante en la Misa es que el sacerdote confeccione laeucarista, que las palabras mgicas (de magia verdadera en este caso) sean pronunciadas; lo dems, elrito, los movimientos, las palabras, los cantos, los ornamentos, las velas, la arquitectura del templo, etc.no son ms que accesorios que podrn embellecer ms o menos la ceremonia, pero accidentesprescindibles al fin. Si lo sustancial est (la fabricacin de la eucarista) no vale la pena hacer tantobochinche por lo accidental. En definitiva, el lector postula un culto poitico, segn el cual la liturgia seordena exclusivamente al hacer de un objeto exterior aunque santsimo, cual es la eucarista. La SantaMisa sera entonces no ms que poisis eucarstica.Esta postura no es exclusiva del lector numrico del blog. Se la he escuchado a varios amigos, con mso menos matices, pero idntica en lo sustancial. Y debo admitir que se trata de amigos pensantes, y que

    merecen mi ms profundo respeto intelectual. Por cierto que es una postura cmoda que evitacomplicaciones: no es necesario pelearme con el cura de la esquina, ni viajar varios kilmetros losdomingos para ir a una misa decente, ni hacerme malasangre. Por otro lado, me ahorro un frente deconflicto y vengo de misa con un mrito de yapa debido a la original cruz que cargu. Sin embargo, meparece que se trata de una postura errnea o, mejor, de una concepcin renga de la liturgia.La cuestin es si la liturgia es exclusivamente poisis eucarstica. Si as fuera, mis amigos tendranrazn y, en todo caso, podramos discutir la mayor o menor belleza del rito, y los mayores o menoresmrgenes de vulgaridad tolerables. El problema litrgico quedara reducido, por tanto, una cuestin desensibilidad o de gusto, y como de gustibus non disputantur, no se opondran a la liturgia tradicional

    pero tampoco le daran ms importancia que la que le dan a la preferencia de Bach sobre Mozart. Setrata de una postura similar a la de muchos conservadores de la curia romana favorables a la liberacinde la misa de San Po V: en el zoolgico de la Iglesia postconciliar, es bueno tener una jaula para lostradicionalistas, como tenemos otras para los carismticos, para los neocatecumenales y para losfocolares. De ese modo la Iglesia muestra los altos estndares de pluralidad y tolerancia que posee.Pero la liturgia no es slo poisis eucarstica; es tambin teofana. Apelo, para desarrollar esteconcepto, a la catolicidad de la Iglesia que se expresa no slo en el espacio sino tambin en el tiempo.La particularidad de nuestra liturgia latina y el sello contrarreformista que poseemos, nos restringe en la

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    apreciacin de la Santa Misa a slo algunos aspectos de ella, descuidando o desconociendo otros que sson valorados, en cambio, en las liturgias orientales que, vale aclararlo, son tan catlicas y venerablescomo la nuestra, reconociendo todas ellas origen apostlico.Ayer, domingo 1 de julio y fiesta de la Preciossima Sangre, el curita nos recordaba en su mdicahomila, que la Santa Misa es la renovacin incruenta del sacrificio redentor del Seor, y tena razn.Pero la Santa Misa es mucho ms que eso. Dionisio Areopagita, a partir de su teologa apoftica,asegura que la liturgia es uno de los modos privilegiados de manifestacin de la Divinidad, puesto queen ella la Santsima Trinidad nos da a conocer veladamente sus misterios a travs de los smbolospropios del culto. Se trata de una teofana maravillosa: es Dios quien abre a los mortales una pequearendija del cielo para que podamos observar, y participar, del culto esplendoroso que los ngeles letributan desde toda la eternidad. Nosotros, que representamos msticamente a los querubines... ycantamos el himno tres veces santo a la Trinidad que da la vida, apartamos de nosotros ahora todocuidado terreno, de tal manera que podamos dar la bienvenida al Rey de todas las cosas que vieneescoltado por ejrcitos invisibles de ngeles Alleluia. Alleluia. Alleluia!, canta la liturgia bizantina deSan Juan Crisstomo en el Gran Ingreso. La liturgia, adems de sacrificio, es tambin la participacin

    de nosotros, simples hombre pecadores, en la liturgia celestial. Es el ingreso del cielo en la tierra, de laeternidad en la temporalidad; es el momento privilegiado en el que las jerarquas anglicas desciendeny, al rozarnos con sus alas, aceleran el proceso mstico de transformacin del alma, metamorfosis dedivinizacin que el Dios Altsimo nos ofrece.La liturgia es el cielo en la tierra, el lugar donde el Dios de los cielos habita y se mueve; donde elhombre puede estar apartado de toda preocupacin terrena para dar la bienvenida al Rey delUniverso. Es el santuario celeste donde hombres y mujeres, segn su capacidad y deseo, sonadentrados en el acto cultual del cosmos redimido; donde los dogmas no son abstracciones infecundas,sino himnos de oracin exultante, como dice San Germn de Constantinopla. En la Santa Misa lviene; se hace presente con los coros anglicos para derramar sobre nosotros los manantiales de su luz,

    a fin de aumentar nuestra esperanza y nuestra fortaleza, y avivar nuestro deseo de contemplarlocantando eternamente con los querubines el himno al tres veces santo.

    Despus de la comunin la liturgia bizantina canta: Hemos visto la luz, hemos conocido lasalvacin... La pregunta es si nuestras liturgias parroquiales, an realizando la poisis eucarstica, soncapaces de hacernos ver la luz y de mostrarnos mnimamente algo de la liturgia celestial; si ms all delex opere operato del sacramento, son capaces de acercarnos a la divinizacin; si ms all de lapresencia real, son realmente una teofana transformante.Creo que en la mayora de las hodiernas liturgias parroquiales hay poisis eucarstica pero, ciertamente,en ellas no hay teofana.Claro, cada uno es dueo de asistir a una liturgia renga, si quiere.

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    Tierra hmeda

    Wanderer

    2 de octubre de 2007

    Si la tierra no est hmeda, la semilla no crece. Esta afirmacin buclica, con reminiscenciasevanglicas, es verdadera en ambos sentidos, o para ambas clases de semillas: para las buenas y paralas malas, para el trigo y para la cizaa. Si la tierra no hubiese estado hmeda, los dos mil quinientosobispos participantes del Vaticano II no habran votado lo que votaron y ejecutado el mayor descalabrode la Iglesia a lo largo de toda su historia. Pensadores como Newman y Castellani prevean variasdcadas antes que el regado se estaba ya produciendo.En varias oportunidades se ha comentado en este blog que la Contrareforma y Trento significaron laintroduccin de la modernidad en la Iglesia, y se calific a sus adalides como los modernistas del sigloXVI. Si esto fue as, necesariamente la tierra debi estar hmeda para que semejante fermento se

    produjera. Cul fue el origen de esa humedad? Sobre ese tema quiero reflexionar en este post a partirde dos hiptesis: (a) El problema de la Contrareforma catlica tiene sus orgenes en los procesos deracionalizacin de la religin operados en el siglo IX y, (b) Siempre ha acarreado grandes males a laIglesia la implementacin de medidas con efectos permanentes para remediar situaciones coyunturales.Veamos:Toynbee dice que, lo que l llama la explosin medieval del siglo XI, fue similar en cuanto a susefectos a la explosin de la modernidad del siglo XVI. Seguramente el historiador britnico tiene raznen lo que hace a la historia global de Occidente, pero yo creo que, en lo que hace a la historia de laIglesia, el cambio debe ser situado dos siglos antes, es decir, en los albores del siglo IX. En esemomento se producen hechos altamente significativos desde varios puntos de vistas. Sealo tres de

    ellos y desarrollar en este post slo dos. Ellos son: la unificacin litrgica, la unificacin monstica yla incorporacin de la lgica aristotlica al discurso exegtico. Este ltimo elemento da para variosposts, y espero hacerlo de a poco: para los telogos signific el comienzo de la teologa especulativa,para los filsofos de matriz hegeliana y neopositivista, el comienzo de la filosofa y para unos pocoslocos como yo, el primer comienzo del fin. Pero dejo esta discusin para otro momento.La unificacin litrgica: Es a fines del siglo VIII y principios del IX cuando el emperadorCarlomagno emprende la tarea de la unificacin litrgica de su imperio. Para l no se trataba slo deuna medida tendiente a mejorar el culto, sino de una medida tambin poltica. Europa sala de unaexistencia tribal, con un cristianismo rural, tosco y primitivo, mezclado todava en muchos casos con

    creencias y prcticas paganas, y se diriga hacia la gloriosa reedicin del imperio romano. Debanconstruir la nueva Atenas, pero esta vez en Pars. Esa deseada y buscada unanimitas no poda limitarsea lo poltico sino tambin deba manifestarse en el elemento religioso. Era necesario entonces vencerlas incipientes herejas de la poca, como el adopcionismo espaol, y unificar el culto, dado que portodo el territorio imperial exista una gran variedad de ritos -luego llamados galicanos-, cuyasvariaciones eran notables incluso de una dicesis a otra.La situacin de debilidad poltica del pontfice romano frente a los lombardos que lo amenazabanseriamente en el norte de Italia, haba provocado que el papa Esteban II buscara proteccin en Pipino el

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    Breve, padre de Carlomagno e, incluso, viajara hasta Pars para ungirlo rey de los francos en Saint-Denis en 754. Este compromiso sellado entre los soberanos francos y el papado romano provoc que elmismo Pipino impulsara una primera reforma litrgica buscando imponer en todos sus dominios elritual en uso en las iglesias de Roma. Pero no tuvo xito; le falt fuerza poltica para hacerlo. Su hijo ysucesor, sin embargo, emprender la tarea que, aunque exitosa desde lo poltico fue un fracaso, segnme parece, desde lo litrgico. El emperador manda a pedir al papa Adriano el libro litrgico usado enlas ceremonias litrgicas de la Urbe para imponerlo en sus dominios. El pontfice y sus cortesanos, antesemejante requisitoria imperial, consideraron que lo ms apropiada era enviarle el misal (an no tenaese nombre) en uso en la corte papal. Pero este libro era imposible de usar en la vida parroquial porquedescriba slo las ceremonias que celebraba exclusivamente el papa en su capilla no ms grande que lahabitacin en la que redacto este post. Cuando el volumen llega a la corte de Aquisgrn, el entorno delrey se da cuenta de la situacin y ser tarea entonces de Alcuino, un cercano colaborador deCarlomagno, de suplementar el misal pontificio con las misas y ceremonias que faltaban y quetomar, como es lgico, de la liturgia corriente en las Galias. As nace el sacramentario gregoriano quese impondr en todo el imperio carolingio y que, con el paso de los aos, llegar a ser adoptado en

    Roma. Con lo cual nuestro rito romano tiene mucho ms de galicano de lo que creemos.Ms all de la ancdota histrica, lo importante para destacar es el significado profundo de esta accinunificadora. En la coyuntura histrica concreta fue una medida acertada porque contribuy a la fugazunanimitas carolingia pero, desde la perspectiva de los siglos, signific tambin la introduccin de unelemento racionalizante en la liturgia viva del pueblo cristiano, segn la cual una autoridad, legtimapor cierto, ahoga con su mandato las expresiones particulares e impone, en razn de la uniformidad, unrito universal.La unificacin monstica: Anloga a la diversidad litrgica era la diversidad monstica. Esosprimeros siglos del Medioevo estaban poblados de monasterios que seguan reglas particular,redactadas por obispos, abades o simples monjes, en dependencia siempre de las grandes reglas de la

    cristiandad: las de Agustn, Basilio, Pacomio y Casiano. Con la irrupcin del monacato celta surgirntambin los monasterios de observancia columbaniana y, con los primeros xitos de la regla de Benitode Nursia, los de observancia benedictina. Ya en pocas de Pipino el Breve, el obispo Crodegango deMetz haba redactado una regla, que hoy llamaramos canonical, a fin de unificar los usos y la vidacomn de los clrigos de su dicesis. Es que en tanta diversidad no faltaban las comunidades conobservancias bastantes relajadas o abiertamente escandalosas.Ser en la poca de Carlomagno cuando surge el San Benito de Anianne quien comienza una reformacon rasgos similares a la que dos siglo ms tarde llevar a cabo Cluny, y que consistifundamentalmente, en imponer en todos los monasterios a los que se extenda su jurisdiccin einfluencia, la observancia de la regla benedictina.Una vez ms observamos que, para la coyuntura histrica, fue una medida acertada: de hecho, gracias ala accin de Benito de Anianne, el monacato occidental es benedictino. Pero, desde la perspectivahistrica, se perdi la enorme diversidad y riqueza, y hasta la espontaneidad, que posean las otrasreglas vigentes en esa poca. Se trata tambin, y siempre desde esta perspectiva, de una medidaracionalizante: uniformar y sofocar indirectamente los carismas propios de cada comunidad cristiana.[Soy consciente de que esta ltima expresin suena muy progre, pero recordemos que originariamentees paulina, y que puede tener una correcta interpretacin].

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    Ambos casos tienen una notable caracterstica en comn que yo considero que ha sido siempre uno delos mayores problemas de la Iglesia como acotaba al comienzo: remediar situaciones coyunturales conmedidas que tienen efectos permanentes. Dicho de otro modo, universalizar temporalmente loparticular. Y me animo a aplicar este principio, aunque con cierto temor a equivocarme, a un caso msreciente: la definicin de la infalibilidad papal. Por cierto que era una medida necesaria desde lacoyuntura: se produce dos meses antes de la cada de Roma en manos de Garibaldi y la prdidadefinitiva de los Estados Pontificios, con un papa rey dejado en soledad por todos los gobiernos delmundo (slo era apoyado por el presidente Garca Moreno de Ecuador y, tmidamente, por elemperador austro-hngaro). Era necesario reforzar la autoridad espiritual del papa dado que perda parasiempre la autoridad poltica y el mundo que avizoraban los cardenales del Vaticano I era muy oscuro ypresagiaba desastres. Pero, desde el punto de vista histrico, era necesaria la definicin? No lo creo.Nadie en el mundo catlico dudaba de ella e, incluso, el Concilio de Florencia haba sido bastante claroal respecto. Por otro lado, veamos las consecuencias que tal medida provoc: el endiosamiento delpapa, algo completamente nuevo en la cultura catlica, su culto casi latrutico, su absolutismo casi

    desptico y, tambin, justific el festival histrinico al que nos acostumbr el meditico papa polaco.Creo que se podran encontrar an otras consecuencias negativas.Y en este tema soy newmaniano.

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    Respuesta a objeciones de la Tierra hmeda

    Wanderer

    10 de octubre de 2007

    Don Diego propuso una interesante objecin a mi ltimo post y en el mismo sentido escribiLudovicus. El argumento podra ser expresado del siguiente modo: El Espritu Santo siempre hainspirado a la Iglesia, y resulta ilgico pensar que, luego de su fundacin, se haya alejado dejndola sinsu asistencia. Por tanto, el creciente proceso de racionalizacin que yo sealaba es, sin ms, unmovimiento provocado por el Parclito.Sin embargo, creo que la objecin puede responderse con argumentaciones de distinto tipo. Veamos:1) La inspiracin del Espritu Santo de la que goza la Iglesia por promesa divina slo puede darse enlas personas concretas que la integran: al papa Tal, a Mons. Cual, al P. Mengano y a los fieles, y no laIglesia que, aunque entidad real, no es sustancial sino accidental. Los que son inspirados son seres

    humanos, reales y concretos, en orden a la ejecucin de sus acciones libres.Los actos libres del hombre, segn la doctrina de Toms de Aquino, son sujetos de la inspiracin divinaa modo de impulsio y nunca como compulsio. Es decir, los hombres son estimulados oincentivados por el Espritu pero nunca empujados u obligados porque, en este caso, el principiodel acto sera externo y se perdera la condicin de libertad.Es as, entonces, que no se puede plantear la necesariedad de que todas las acciones de la Iglesia hayansido o sean inspiradas porque esto conllevara a eliminar la libertad de los agentes concretos de talesacciones.2) Si el Espritu Santo inspir el proceso de racionalizacin no pudo haber inspirado el procesocontradictorio por una simple cuestin de oposicin: no pueden ser los dos verdaderos. Estaramos en

    presencia de una suerte de esquizofrenia divina. Y, por cierto, que en la historia de la Iglesia lapostura contraria a la racionalizacin fue siempre la mayoritaria e, incluso, la oficial. La teologaespeculativa de corte escolstico se oficializ en Trento. Durante los mil quinientos aos anteriores, laopinin era otra. Una elemental sntesis histrica nos marca lo siguiente:a. La postura anti-racionalista inicial del cristianismo tiene races platnicas que luego pasarn a sucorpus a travs de Plotino y los neo-platnicos, como Proclo y Dionisio Areopagita. Adems de losPadres Orientales, mencionamos en esta lnea a San Agustn y a los primeros medievales como ScotoErigena. Pasar luego a la escuela franciscana con San Buenaventura fundamentalmente, y DunsScott, y se expresar tambin en Maister Eckardt, los msticos renanos y Nicols de Cusa. Las zonas

    heterodoxas de esta lnea fructificar en el protestantismo luterano y en mucha de la teologaprogresista contempornea.b. La postura racionalizante puede ser considera de orgenes aristotlicos. Pasar a la cristiandad atravs de las obras lgicas del Estagirita mal traducidas y peor aprendidas en