Aportes al Pensamiento Nacional (2aEdición)

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  • 8/9/2019 Aportes al Pensamiento Nacional (2aEdicin)

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    Aportes al Pensamiento Nacional

    Prlogo a la segunda edicin

    Pasados veintids aos tenemos ocasin por segunda vez de prologar este libro delprofesor Buela. Mucho agua corri bajo el puente de la vida poltica nacional, delperonismo y del movimiento obrero, pero lo sostenido en este libro se ha mantenidoinalterado y vigente, motivo por el cual, agotada hace ya tiempo la primera edicin,alentamos esta segunda.

    Nosotros que no somos intelectuales, el autor rechaza ser clasificado as, podemoscomprobar con la lectura de este libro como las circunstancias cambian, varan losactores polticos, mueren muchas de las ilusiones, pero el pensamiento cuando esesencial queda y permanece.

    Dos dcadas atrs nadie pensaba que iban a venir, los poderes indirectos, por el modelosindical argentino y peronista, el profesor Buela s.Hoy nosotros en el movimiento obrero estamos en una lucha a muerte por la vigencia ono de dicho modelo que creara el decreto ley 23.853 del 2 de octubre de 1945 siendo elGral. Pern Secretario de Trabajo y tuviera como principio filosfico el de la suficienterepresentatividad.

    El libro no sufri ninguna modificacin salvo los agregados en forma de apndices al finalde aquellos captulos que obligaron a una actualizacin de la informacin.

    Oscar Roberto SilvaSecretario General del

    Sindicato de Vendedores Ambulantes(SIVARA)

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    Prlogo a la primera edicin

    Este ltimo del profesor Buela, fruto de su docencia-militante, nos introduceprofundamente en los fundamentos ideolgicos de la social democracia y deljusticialismo lo que nos permite, a su vez, establecer la sustancial diferencia entre una yotra concepcin poltica.

    Este libro viene a completar, desde el Pensamiento Nacional, el publicado por FermnChvez sobre la socialdemocracia. As, este ltimo la analiza desde el punto de vistahistrico, en tanto que Buela lo hace desde la perspectiva filosfico-poltica, encontraposicin con el peronismo.

    Dems est decir que nosotros, en tanto dirigentes sindicales, nos sentimos reconfortadosal leer los captulos sobre la cogestin y la autogestin caballos de Troya de lasocialdemocracia y de su variante socialcristiana dentro del gremialismo nacional yperonista-. La sencillez y claridad expositiva nos los hacen recomendables a todos loscompaeros sindicalistas que quieren darse cuenta, ms en detalle, de esta maniobraque se teje sobre nosotros para usarnos y usar nuestras organizaciones bajo apariencia de

    servir a un proyecto progresista y liberador, cuando en realidad nos ponen al servicio deun proyecto dependiente, como lo es el socialdemcrata y su variante socialcristianapara Hispanoamrica.

    El trabajo cambia de tono cuando el autor nos introduce en los temas de nacin yconstitucin, comunidad y sociedad y, sobre todo, cuando se ocupa de la esencia delEstado. Ac, Buela, muestra toda su enjundia filosfica y su penetracin intelectual,ponindose a la altura de los grandes pensadores. Pero esto ya escapa a nuestro dominio.

    Para finalizar, queremos simplemente recomendar a los compaeros de las otrasorganizaciones hermanas, la lectura continuada, no slo de este libro, sino tambin detodos aquellos pensadores nacionales como Arturo Jauretche, Ral Scalabrini Ortiz,

    Ernesto Palacios, Ramn Doll, Leonardo Castellani, Arturo Sampay, Jos Luis Torres ytantos otros, que han contribuido al rescate de nuestra identidad cultural y a laafirmacin de una Argentina grande, justa, libre y soberana.

    Oscar Roberto SilvaSecretario General del

    Sindicato de Vendedores Ambulantes(SIVARA)

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    Aportes al Pensamiento Nacional

    Introduccin

    Sin lugar a dudas la idea de Comunidad Organizada es dentro de la exposicin doctrinariajusticialista la ms reiteradamente mencionada por pensadores y dirigentes que hacenreferencia a ella en todo discurso.Pero el hecho cierto es que se la usa como muletilla y no se la desarrolla en sucontextura poltica. Por este motivo, nosotros pretendemos a travs del presente trabajolograr una exposicin clara y distintiva de la nocin de la Comunidad Organizada que porotra parte es, a nuestro juicio, el aporte ms original y significativo que hace elperonismo a la filosofa poltica.La teora poltica justicialista de Comunidad Organizada ha sido, como toda teora,objeto de ms de una interpretacin. Segn nuestro criterio ha habido bsicamente

    cuatro interpretaciones, que son:

    a) Filo-Fascista: Entendi que los organismos del pueblo deban estar al servicio delgobierno o peor an, de determinados aparatos del estado, tal como ocurri conLpez Rega y algunos otros.

    b) Montonera: Visualiz la idea como un instrumento para llegar a la revolucinMarxista, y no como un fin poltico en s.

    c) Tradicional: Que es donde nos inscribimos.d) Social-Demcrata: Es hoy por hoy la de mayor divulgacin a travs de los medios

    masivos de comunicacin.

    Por ser esta ltima de gran actualidad, es que nos detendremos a establecer lasdiferencias entre el proyecto de la Social-Demcrata y nosotros.A fin de evitar equvocos, aclaramos que exponemos ideas sin adoptar juicio sobre laspersonas. Y si hemos de hacer nombres ser al solo efecto de que el lector se ubiquepolticamente.La visin Social-Demcrata no surge espontneamente, de la noche a la maana, ni seencuentra resumida en un libro o en un autor. Es un sistema de ideas que se ha idoestructurando desde los diversos centros de poder mundial para dominar a los pueblosbajo la idea de una sociedad progresista (concepto de modernizacin), permisiva(concepto de libertinaje) y democrtica (concepto de forma de vida).En los EEUU se destacaron John Kennedy con su Partido Demcrata que tuvo por idelogoa Pierre Schlessinger, Y ms recientemente a James Carter y Zbigniew Brzezinski. EnEuropa el ms conspicuo representante ha sido el canciller alemn Willy Brandt con su

    partido socialista, luego por el resto de los partidos socialistas que se han encaramado enel poder en el ltimo lustro.La idea rectora del pensamiento social-demcrata es, ms all de sus contenidosdistintivos, que cada gobierno sea liberal, conservador, socialista o peronista deberespetar el papel que el gobierno mundial le ha fijado previamente. Como ha sostenidomuy bien Eulogio de Letos, para este gobierno mundial como para toda logia, ladecisin es anterior a la deliberacin y la instrumentacin, una cuestin de hbilmimetismo que adopta caractersticas multifacticas.El cumplimiento de los acuerdos de Yalta y Postdam debe hacerse bajo la mascaradademocrtica y progresista. Esto es, gobiernos en apariencia enfrentados a los regmenesreaccionarios, pero que obedecen a los planes en nuestro caso- del imperialismo Anglo-Sajn. Es decir, los gobiernos social-demcratas no deben presentar ninguna arista,

    ninguna desintona respecto del paradigma de gobierno bendecido desde aos por laSinarqua Internacional.

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    Cito a Pern en el Modelo Nacional: No siempre los pases han definido con exactitud eltipo de democracia que desean, ni han calificado en la cual viven. Hemos aprendido, queocultar el tipo de democracia que se quiere, constituye la mejor manera de preservar eltipo de democracia que quieren los dems.As a modo de ejemplo, al peronismo hay que quitarle su sentido revolucionario, o mejoran, contrarrevolucionario, si el trmino de la comparacin es la Revolucin Mundial en

    sus sucesivas etapas de Reforma, Revolucin Francesa y Revolucin Bolchevique, paratransformarlo en un pensamiento burgus, en un reformismo amarillo. Pero eso s, bajolas banderas de un progresismo social cuyas metas no sean efectivamente viables. As,decimos, la social-democracia a travs de Willy Brandt, impuso la lectura polticainternacional sobre el eje Norte-Sur, en reemplazo del eje Liberacin-Dependencia.Por su parte Francois Miterrand, con su proyecto educativo de especializacinuniversitaria, contra el que se han levantado los estudiantes de Pars, se encuentra encoincidencia con lo expuesto por el presidente del justicialismo capitalino. Por su parte,prominentes dirigentes actuales, que sostienen la falacia de la cogestin empresariacomo rasgo de una evolucin insoslayable, coinciden con la izquierda progresistanorteamericana enquistada en el Partido Demcrata. La versin de autogestin sindicalen las empresas del Estado, como proponen las fundaciones alemanas Adenauer o

    Friedrich Ebert, es sostenida incansablemente por un ex-secretario de Luz y Fuerza y porreconocidos dirigentes gremiales. Sobre todo los vinculados a la CLAT.Vemos pues, que el riesgo es grande, porque la desviacin es mucha. Y as, pararesponder a los ejemplos, para que se aprecie bien la diferencia, sostenemos, que en lavisin tradicional del peronismo, la lectura internacional, debe llevarse a cabo sobre eleje Liberacin-Dependencia.El proyecto educativo responder a la vocacin del educando, ms bien que a los idealeslaborales del Estado. La relacin capital-trabajo se debe estructurar sobre la participacin en la propiedady finalmente, la vinculacin de la sociedad civil con elEstado, debe realizarse sobre la nocin defactores concurrentes.

    Captulo I

    Bosquejo de la idea de Comunidad Organizada

    1 La exposicin de esta idea puede desarrollarse en tres secciones o partes: la primeraconsiste en fijar el marco terico donde sita la nocin de Comunidad Organizada. Lasegunda consiste en ubicar esta idea en la obra de Pern y la tercera es una exposicinsistemtica de la misma.Respecto del primer punto, sostenemos que la idea de Comunidad Organizada se expresaa travs de la doctrina nacional que fue explcitamente establecida en la Convencin

    Nacional Constituyente de 1949, la que comnmente es conocida como la Constitucindel 49.En sta los postulados de libertad, justicia y solidaridad vienen a reemplazar a los viejosideales liberales sostenidos por la Constitucin de 1853, de Libertad, Igualdad yFraternidad. Los que a su vez, como todo el mundo lo sabe, fueron establecidos comoideal de la humanidad por la Revolucin Francesa de 1789. Como vemos, hay unacoincidencia en uno de los ideales que es el de libertad, pero su interpretacin escompletamente deferente. La concepcin de libertad segn la Constitucin de 1853, quees en definitiva la concepcin de libertad liberal, define a sta como poder hacer lo quese quiere, la libertad se va a presentar como una actitud, una cualidad del individuoms all de su condicionamiento o de su vinculacin social. Por su lado, la libertad de laconcepcin justicialista va a ser entendida como libertad en comunidad, es decir, unhombre no puede ser libre en una comunidad que no lo es.Hay una distincin ac que es fundamental hacer. La concepcin social de la libertadest vinculada al antiguo ideal de los filsofos presocrticos que est expresado

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    magistralmente por Goethe, en aquella frase: dichosa la ley que nos hace libres. Laotra, es la concepcin de la libertad que vincula a sta al capricho subjetivo. Esta ideade la libertad, se refleja en el apotegma de Hobbes: Homo homini lupus; el hombre espara el hombre un lobo.El objetivo de lo que se ha llamado la Doctrina Nacional ha sido el construir una Nacinsocialmente justa, econmicamente libre y polticamente soberana. Ello supone que, en

    lo externo, se gue por el principio de las nacionalidades, sostenga la autodeterminacinde los pueblos polticamente constituidos y postule una tercera posicin que supere alcapitalismo liberal y al comunismo marxista. En lo interno, a su vez, tiene como meta lafelicidad del pueblo y la grandeza de la Nacin, lo que tcnicamente se denomina el biencomn general, al que se accede a travs de la organizacin de la comunidad. Ququiere decir esto? Que no puede lograrse el bien comn de la Nacin si no se estableceun rgimen en el que todas las unidades que la integran puedan conseguir su propio bien,su objetivo especfico.De modo que, el marco terico donde se sita la idea de la Comunidad Organizada esdentro del objetivo nacional interno.Esta idea considerada segn dijimos al comienzo, como el aporte original del peronismoen lo que hace a pensamiento poltico, viene a responder a la pregunta de qu debe ser

    la ciudad humana, o sea la sociedad de los hombres para una vida prspera y feliz.De modo que la nocin de Comunidad Organizada la situamos a nivel de la sociedad;dentro de la divisin clsica entre Estado, individuo y sociedad civil. Vendra a serentonces, la idea que propone el peronismo para organizar la sociedad civil y susrelaciones con el Estado y el individuo.2 Dado que el segundo punto es ubicar la idea en la obra de Pern, es dable aclarar quecuando se habla de Comunidad Organizada, se hace referencia al texto homnimo dePern La Comunidad Organizada, pero esto no es del todo acertado, porque si bien ahse habla del tema, ello se hace respecto de los principios fundamentales.Segn nuestro criterio, el texto que fija indudable e incontrastablemente la idea de laComunidad Organizada, es el artculo que con el Pseudnimo de Descartes, public en laedicin del diario Democracia del 29 de noviembre de 1951 y que est incluido en el

    volumen titulado Poltica y Estrategia bajo el ttulo: Una Comunidad Organizada.3 En tercer lugar corresponde desarrollar sucintamente esta idea. Su exposicin estenunciada en lo que se ha dado en llamar las veinte verdades peronistas, cuando en ladecimonovena, se afirma que: Constituimos un gobierno centralizado, un Estadoorganizado y un pueblo libremente organizado, as como en el Manual de DoctrinaNacional cuando se nos dice, hablando de la poltica interna, en el prrafo diecinueve:El gobierno, el Estado y las Organizaciones libres del pueblo constituyen el cuerpo de lacomunidad. Estas son entonces las proposiciones sobre la base de las cuales vamos atratar de exponer el concepto de Comunidad Organizada. La explicitacin de estasproposiciones la hace Pern en el aludido artculo integrante del libro Poltica yEstrategia cuando dice: El justicialismo concibe al gobierno como el rgano de laconcepcin y planificacin, y por eso es centralizado; al Estado como organismo de la

    ejecucin, y por eso es descentralizado; y al pueblo como el elemento de accin, y paraello debe tambin estar organizado. Vemos entonces como esos actores, gobierno,Estado y pueblo deben actuar armnicamente coordinados y equilibradamentecompensados en la ejecucin de la misin comn. Para que ello ocurra, son necesariasuna subordinacin ajustada y absoluta del Estado al Gobierno y una colaboracin ycooperacin inteligentes, de las distintas fuerzas del pueblo con el gobierno y lasinstituciones estatales.De modo que vemos ac como Pern les fija la funcin a las organizaciones libres delpueblo, es decir, a las denominadas tcnicamente entidades intermedias, sosteniendoque ellas deben ser factores concurrentes en los aparatos del Estado, de modo tal que nosean absorbidas por l, como en el caso del fascismo, ni que tampoco sean de elementosde presin en su contra, para la toma del poder poltico, como es el caso del marxismo,cuando an no lo ha conquistado.El carcter del factor concurrente de los organismos del pueblo, en tanto que elementosde accin, obliga a stos a trabajar en el mbito preciso de su representacin natural.

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    Ahora bien, contina diciendo Pern: Las instituciones estatales, orgnicamentedependientes del gobierno, estn naturalmente tuteladas en su accin por el mismo. Lasinstituciones populares deben recibir del gobierno idntico trato, ya que son del pueblomismo, no est en manos del gobierno organizarlas, porque esa organizacin, para quesea eficaz y constructiva, debe ser popularmente libre. En una palabra, quiere decirque el gobierno y el Estado no deben intervenir en la vida ntima de los gremios, de los

    clubes de barrio, etctera. Ellos tienen una autonoma respecto del Estado y el gobierno,y por otra parte Pern sostiene en La Comunidad Organizada, captulo 17, prrafo 9, queal sentido de comunidad se llega desde abajo y no desde arriba, que no debe ser unorden impuesto por el Estado, sino que es un orden impuesto por el trabajo de la basemisma. Esto confirma a nuestro juicio cmo estos organismos naturales de la comunidadsurgen de abajo hacia arriba, de manera libre y su funcin es de ser factoresconcurrentes en los aparatos del Estado.Factor concurrente en los aparatos especficos que a cada uno le corresponde. As, porejemplo, en el orden laboral los sindicatos deben ser factores concurrentes en aquellosaparatos del Estado que tienen vinculacin con el mbito que ellos cubren, por ejemploAOMA, en la Secretara de Minera; Luz y Fuerza, en la Secretara de Energa; y as, tal elcaso, en el orden Municipal, vemos como las Comisiones Vecinales, las distintas

    sociedades de fomento son, por el hecho de ser los entes naturales y lgicos de lascomunidades inmediatas, los que deben concurrir al Municipio, a los efectos de plantearah las exigencias que cubren los intereses propios de los ciudadanos, que ellosrepresentan. Vienen a ser una especie de voceros autorizados del pueblo, conrepresentatividad real. Pern en el primer Congreso de las Comisiones Vecinales de laCapital Federal, en el ao 1954, dice al respecto: las comisiones vecinales son lossectores organizados de la poblacin, que designan sus representantes, para quedefiendan frente a su gobierno municipal sus propios intereses; en otras palabras, sonlos entes naturales y lgicos que concurren al gobierno. Posiblemente, -agrega-, en elfuturo la Intendencia Municipal pueda orientarse y formar con cada delegado de lascomisiones de fomento de cada barrio el verdadero consejo municipal que nos estfaltando.

    Es decir, las comisiones vecinales y de fomento son representantes naturales de lacomunidad local, basndose su poder en una solidaridad de tipo territorial, mientras queel sindicato tiene su fundamento en la representacin natural de una solidaridad de baseprofesional como lo es la rama de produccin.Lo interesante es, que dentro del proyecto de Comunidad Organizada, los diferentesorganismos libres del pueblo se incluyen en la gestin poltica, sin que por ellos seanempleados del gobierno de turno, sino que se insertan en los diferentes aparatos delEstado, por su capacidad de sugerir, proponer, orientar e incluso presionar en el mbitoque es propio de su inters, para que las cosas se hagan lo mejor posible.Es dable destacar que los organismos naturales que el pueblo se da libremente a smismo, proponen, sugieren, orientan, informan pero no deciden, como pretenden losvoceros de la Social-Democracia Europea, con su idea de cogestin en las Empresas

    Privadas y de Autogestin en las Empresas Pblicas. La decisin le corresponde al gobierno, mientras que a las organizaciones naturales les corresponde crear lascondiciones de posibilidad para la decisin correcta. Ellos son rganos consultivos en elestudio y solucin de los problemas concernientes a sus mbitos especficos..4 Entonces podemos decir que la idea de Comunidad Organizada se apoya en lossiguientes postulados: a) el hombre es libre slo en una comunidad libre; b) tieneincidencias reales en la vida de la sociedad en la medida en que est organizado, seatanto por solidaridad local como profesional; y c) puede acceder a una vida prspera yfeliz en tanto que logre establecer una justicia social distributiva, a partesproporcionales para todos los miembros de la comunidad.De modo que, los ideales de libertad, justicia y solidaridad son los postulados y lascondiciones necesarias para llevar a cabo la idea de Comunidad Organizada.Huelga decir que en su fundamento la Comunidad Organizada, es ms una comunidad defamilias, entendida como la primera organizacin social del hombre, que un tejidocomplejo de relaciones individuales.

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    Nuestra comunidad, ha dicho alguna vez Pern, a la que debemos aspirar, es aquelladonde la libertad y la responsabilidad son causa y efecto de que exista una alegra deser, fundada en la persuasin de la dignidad propia. Una comunidad donde el individuotenga realmente algo que ofrecer al bien general, algo que integrar y no slo supresencia muda y temerosa. (La Comunidad Organizada, captulo 21, prrafo 12).

    Captulo II

    Respuestas actuales a la cuestin social

    La llamada cuestin social, esto es, el problema que se crea cuando entran en relacin elcapital y el trabajo, el obrero y el patrn, ha recibido desde la Revolucin Industrialhasta nuestros das, innumeras respuestas. As, liberales, socialistas, sindicalistas,anarquistas, paternalistas, personalistas, comunistas, cristianos progresistas, cristianosconservadores, fascistas, falangistas, etc., no han dejado de opinar al respecto. Mas, hoypor hoy, tres son las formas o modelos en pugna: el autogestionario propuesto por los

    socialcristianos, el cogestionario impulsado por los socialdemcratas y el participativopropuesto por el justicialismo.

    A Autogestin

    En general puede definirse la autogestin como la toma, por parte de los trabajadores,de la gestin en las empresas pblicas.Se transfieren a los trabajadores slo los derechos de gestin (de manejo de la empresa)y no los derechos de propiedad de la misma que quedan reservados en manos del Estado.Polticamente hablando, las ideas de autogestin son el caballo de Troya de lapenetracin socialcristiana en el mbito del movimiento obrero latinoamericano1. En elfondo lo que logra es cambiar el frente de lucha del movimiento sindical, distraerlos de

    los verdaderos objetivos, al par que debilitarlo en su combatividad y naturaleza. As, porun lado, lo embreta en una gestin que en nada lo beneficia si va bien, pero que loperjudica enormemente en caso de fracasar. Es decir, es un riesgo sin contrapartida. A loque debe sumarse, como nos lo recuerda el nefasto ejemplo del gremio de Luz y Fuerzacon su comunidad de trabajo de Segba, que mientras el gremio comprometi todas susfuerzas en la gestin empresaria, dej en paz y movindose con total libertad bajo elcono de sombra de la ley, a Siemmens, I.T.T., Phillips, etc., empresas multinacionalesque en la poca hicieron y deshicieron a su gusto. Y por otro lado, se inhibe almovimiento obrero organizado de la verdadera participacin que debe tener en laconformacin de las polticas econmicas y laborales que debe seguir la nacin toda.En el modo de la autogestin el ejemplo ms conocido es el sistema existente enYugoslavia- los trabajadores designan a los miembros que tendrn a su cargo la direccin

    de la empresa. Claro est, que no todos los trabajadores que piensan como quieren, sinoslo aquellos que comulgan con las ideas del rgimen poltico imperante. Pues laautogestin es de aplicacin a empresas del sector pblico. As los derechos de propiedadde las mismas quedan reservados en manos del Estado socialista y slo se transfieren alos trabajadores de gestin. Ello nos est indicando que, para lograrse la autogestinplenamente, debe producirse previamente, el cambio del rgimen de la propiedadprivada capitalista, al de la propiedad colectiva socialista.Observamos pues, que la cuestin social no est resuelta por la autogestin, que slotransfiere los derechos de gestin a los obreros, que nada dice sobre los derechos depropiedad de los trabajadores, principio ltimo de toda reforma social que se consideretal. (Cfr. Nuestro trabajo: Ms all del salario, ed. Forum, Bs. As. ,1983, p.20.)En el fondo la autogestin es en Hispanoamrica, el correlato dentro del campoeconmico-social, de lo que los telogos de la liberacin denominan el rescate de lautopa (Cfr. Juan Luis Segundo: Capitalismo y Socialismo: una encrucijada teolgica,Montevideo Buenos Aires, 1974).Esta poltica proftica de los socialcristianos,

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    estructurada bajo la sombra de la idea de civilizacin del amor, resuelve ladenominada encrucijada teolgica a favor del socialismo autogestionario (Cfr. RevistaNexo, N 5, Montevideo, 1985). Vale Decir, se cree que la emancipacin llega por vade un Estado socialista, mutualista y cooperativo. La propiedad privada esintrnsecamente inmoral, afirma el telogo Gustavo Gutirrez en su trabajo La opcin dela Iglesia en Amrica Latina. En suma, baadas todas sus calles y sus plazas con agua

    bendita, en el marco de una civilizacin del amor, en donde no habr ni pederastas, niprostitutas, ni violadores, ni ladrones, ni terroristas, ni estafadores, y que si los hubiere,todos sern cristianamente comprendidos, perdonados y redimidos, tendremos al hombrefeliz dentro de ese magma utpico.

    1. De socialismo autogestionario habla la revista Nexo, dirigida por Alberto MetholFerr, asesor del CELAM.

    De sociedad autogestionaria habla Carlos Auyeri, Presidente de la Democracia CristianaArgentina, discurso 28/8/86.De autogestin como forma superior de participacin habla la CLAT (ConfederacinLatinoamericana de Trabajadores), con sede en Venezuela.De modelo autogestionario habla la Revista Notisur, para la autoformacin de

    dirigentes sindicales, dependiente de la Fundacin ENCASUR.

    Esta visin inaplicable de la sociedad autogestionaria, mutualista y cooperativa dentro deun mundo civilizado regido por relaciones impregnadas de amor, no hace sino confirmarel romanticismo socialista que tie toda esta concepcin.Este romanticismo socialistoide, vaporoso y sentimental, tiene su antecedente remoto enel padre Lamennais (1782-1854), y en este siglo como personajes ms renombrados a J.Maritain y su democracia cristiana; y, a su discpulo Paulo VI con su civilizacin del amor.

    B La Cogestin

    En general puede definirse la cogestin como la accin conjunta, mentada por el prefijo

    co, de representantes del Capital y el Trabajo, en el manejo comn de la empresa segnfrmulas que pueden variar ampliamente.No se trata, en principio, de modificar la estructura de la sociedad, sino de aplicar unsistema nuevo, por acuerdo privado o por intervencin del Estado, mediante una ley, enla gestin o manejo de las empresas.A primera vista nada ms legtimo que semejante colaboracin preconizada por losreformistas ms audaces; entindase los social-demcratas y los demcratas social-cristianos, puesto que los productores ven reconocer su papel en la empresa, y ya no sondel todo obreros a quienes se compra el trabajo, sino aparentes socios a quienes seotorgan derechos sobre la clula econmica que es la empresa, que sin ellos no podranfuncionar.La cogestin crea en el Consejo de Administracin dos fuentes de poder, lo que es

    perjudicial para el indispensable funcionamiento unitario. Al democratizar la direccinde la empresa introduciendo parcialmente el sistema electivo, elimina el dinamismo dela decisin autoritaria, elemento necesario para conservar la celeridad empresariaindispensable en la economa, puesto que se sabe que slo ella realiza con un mximo derapidez y movilidad, las gestiones que le corresponden por derecho propio.Ahora bien, si se le otorga al obrero una autoridad que no se funda en ningunacapacidad, se subvierte el orden natural de las cosas. Y si el obrero se capacita para lagestin, deja de ser obrero para ser director. Esta es la falacia: o el obrero es obrero, oes director. Dos contrarios en un sujeto destruyen al sujeto, afirma una de las reglas dela lgica. Se desvirta el objetivo obrero y sindical, al par que se los asimila al sistema.De modo que sostenemos que la cogestin es un engao, un sofisma, pues consiste ensacar al obrero, y al sindicato sobre todo, de su funcin especfica propia (lase: su oficio

    y la defensa de los intereses existenciales de los trabajadores), para alinearlos en lafuncin directiva que le es impropia. Campo para el que no estn entrenados y donde sehacen fcilmente manejables por los profesionales de la gestin. Se nos podra decir que

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    el sindicato puede contratar profesionales para su funcin autogestionaria = empresaspblicas o cogestionarias = empresas privadas, con lo cual el sindicato, a su vez, setransforma en una empresa, cosa que obviamente no es ni debe ser as, pues, como haafirmado certeramente el Dr. Alberto Baloira: La cogestin es un avance para hacer msslida la estructura capitalista.Por otra parte queda intacta la propiedad capitalista de los medios de produccin y niega

    as a los productores la libre disposicin de las herramientas y del fruto del trabajo, porlo que, lejos de destruir al sistema capitalista, la cogestin, por el contrario, lo agrava,debilitando a la empresa en lo que ha conservado de valedero, es decir, su orden internoexigido por el mismo proceso de produccin y en particular por la especializacin tcnicadel mando y al sindicato, en lo que tiene de subsistente: la defensa de los intereses delos trabajadores. El problema, por lo tanto, no est resuelto.La cogestin en sentido estricto

    Nivel decisorio: Estamos aqu ante la forma cumbre de la cogestin. Los representantesdel personal comparten en el Directorio de la empresa el poder de decisin con losrepresentantes del capital. Varias cuestiones previas se podran plantear; podramospensar primero que no vale la pena pasarse largos aos en estudios para capacitarse en la

    gestin, si es para compartirla con gente elegida o designada arbitrariamente sin ningunacapacidad particular.Se podra pensar tambin con qu derecho va a tomar decisiones gente que no arriesgaprcticamente nada en las consecuencias, ni pone capital, ni deja de cobrar un sueldo.Ahora bien, el conflicto sealado en el prrafo precedente se plantea aqu en toda sumagnitud. Todo poder de la empresa pertenece de hecho a los que deciden sobre lasinversiones; dos casos se pueden analizar:

    1) La empresa es monoplica: en este caso, sin sacrificar nada de la poltica deinversiones reproductivas, se dar satisfaccin a todos los reclamos de tipo social.Tal como ocurri, por ejemplo, con Segba, bajo el reinado de un conocido Ex-Secretario de Luz y Fuerza, el mximo personero de la social-democracia, dentro

    de las filas del peronismo. En este caso el pblico va a pagar caro el producto oservicio y estaremos en presencia de una verdadera feudalidad econmica,viviendo confortablemente a expensas de la comunidad.As, ante la falta de capital se aumenta la tarifa. Las relaciones de justicia, sereemplazan por relaciones de fuerza. Porque al aumentarse la tarifa,forzosamente uno debe pagar, sino se corta el servicio.

    2) La empresa est sometida a la competencia: en este caso puede pasar:

    a) Que se decida igualmente satisfacer todos los reclamos sociales. La poltica deinversiones reproductivas ser negligente, la empresa dejar de ser competitiva ydesaparecer despus de consumir su capital.

    b) Existir conciencia de que se debe cuidar el futuro y las decisiones relativas a lainversin, sern lo que podran ser en cualquier empresa bien administrada. Eneste caso la parte obrera de la gestin ser sometida a reclamos incesantes departe del personal y, cansada de explicar una y mil veces, la razn de lasdecisiones tomadas, terminar por retirarse dejando su lugar a gente menosconciente, o simplemente vaci, si el sindicato entiende que su inters es tenerlas manos libres.

    En todos los casos nos encontramos en una disyuntiva de hierro; el equilibrio de ladistribucin y de la capitalizacin no se puede romper sin grave peligro para la empresa,cualesquiera sean las personas que la rijan. Nos encontramos ante una exigencia deorden natural de la empresa misma.

    De dnde viene, pues, que sin embargo tanta gente insista en instaurar frmulas de estetipo? Trataremos entonces de desentraar los motivos profundos de esta aspiracin a lacogestin. A nuestro criterio, la idea de cogestin encierra el ltimo y ms sutil intento

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    de dominacin por parte del imperialismo del dinero. Los sindicatos deben rechazar y dehecho algunos, los ms nacionales, rechazan esta alianza con el capitalismo, puesrestringe su libertad de maniobra sin contrapartida. Al respecto viene de perillas citaraqu al autor famoso de libros gerenciales, el idelogo social-demcrata-capitalista,Peter F. Drucker, educado en Alemania, Inglaterra y los EEUU, en donde ha desarrolladosu carrera, cuando en su ltimo libro El empresario de la nueva era, editado por 29

    empresas comerciales mexicanas, confirma nuestra tesis cuando sostiene: En cuanto ala participacin de los trabajadores en el Consejo de Administracin no me opongorotundamente a eso, porque he visto suficiente para saber que no es una realidad, sinoms bien una simulacin con fines polticos. En Alemania la han tenido por un cuarto desiglo, y los representantes obreros bien pronto se convirtieron en parte del cuerpogerencial; la fortaleza sindical resulta pues ms socavada que la gerencial (Losempresarios de la Nueva Era, Ca. Editorial Continental S.A., Mxico, 4 Ed. 1980, p.156). Asombrosa revelacin de alguien saturado y seguro de su propio xito, que puedeincluso mostrar sus cartas al enemigo. Sera interesante que ms de un peronista leyeraeste prrafo por ejemplo: J. Licastro en Modelo Argentino y Empresario Nacional, Bs. As., 1983: La participacin obrera en la gestin empresaria entendida como cogestin- esun rasgo de una evolucin insoslayable (pg. 9) para que piense adonde ira a parar la

    fortaleza de nuestros sindicatos.La nocin de cogestin forma parte de ese pequeo conjunto de ideas que se aceptan sinreparo alguno. Es casi evidente que su contenido es justo, correcto y bueno.Por todo ello, el hecho de ofrecer algn reparo, de poner alguna objecin a suscualidades, hace aparecer al que as juzga, a los ojos de la mayora, como unreaccionario, que lo nico que busca es preservar el beneficio que le reporta el statu quosocial presente. De modo que, lo ms difcil no es mostrar la falencia de la cogestin,sino lograr la buena disposicin del oyente o del lector para que vea su contradiccinintrnseca.Polticamente hablando, la idea de cogestin, es el caballo de Troya de la penetracinpoltica de la social-democracia (el modelo socio-poltico econmico del Norte)desarrollado en el mbito sindical argentino.

    Su objetivo, con la postulacin de la cogestin a nivel de las empresas del Estado(Autogestin), es cambiar el frente de lucha, distraer los verdaderos objetivos delmovimiento sindical, al par que debilitarlo, en su combatividad y naturaleza.Ello tiene dos consecuencias bsicas: Primero) Comprometerlo en una gestin que ennada lo engrandece ni lo beneficia, dejando tranquilas y libres a las empresasmonoplicas o no, que defienden los intereses econmicos de esos partidos del Norte para adoptar su propia lectura internacional: Norte-Sur- y Segundo) Inhibir al movimientoobrero organizado, de la verdadera participacin que debe tener en la conformacin delas polticas econmicas y laborales que debe seguir la nacin toda.As por ejemplo, ocurri durante la cogestin se Segba, dejando en paz y movindose enlibertad, como ya lo seal, a las Multinacionales.Se infatan adems esos mismos gremios, de lograr condiciones paritarias paralelas

    superiores a los dems sindicatos (como para no lograrlo si son a la larga, personeros dedos patrones: el Gobierno y las Multinacionales), no cayendo en la cuenta que lanegociacin, para ser vlida, debe realizarla el movimiento obrero en su conjunto, sobrepautas econmicas y laborales que l contribuya tambin a elaborar junto al sectorempresario y al gobierno.Esta es la verdadera, nica, efectiva y liberadora participacin obrera en la decisin delo que debe ser nuestro modelo de pas.

    C La participacin

    Participar significa etimolgicamente formar parte de algo. Lo que no quiere decir que elparticipante se encuentre subsumido o absorbido por aquello de que participa (vgr.: elsindicato dentro de la empresa como quiere la social democracia con la cogestin y laautogestin), ni tampoco que se encuentre totalmente desvinculado de lo que participa,

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    pues sino, no existe tal participacin (vgr.: el sindicato aislado, atomizado, sin poder,como lo ha hecho el liberalismo a ultranza).Participar es establecer una sana relacin (relacin armnica), entre los dos elementosque constituye la llamada cuestin social: el capital y el trabajo, la empresa y el obrero,el patrn y el empleado.El choque de intereses propios de cada sector ha llevado al mundo a dos soluciones

    igualmente perniciosas. Esto es, al capitalismo demo-liberal e individualista y alsocialismo marxista, estatista y anulador de la personalidad.El intento de hallar una tercera va, se ha propuesto desde mltiples perspectivas ypticas, que van desde la cogestin alemana o boliviana, la autogestin, la comunidad detrabajo de Segba, los consejos de empresas del Per, hasta el accionario obrero y laparticipacin en los beneficios tpica de las Multinacionales, que logran hacer reinvertiral obrero o empleado sus propias y particulares ganancias (el ahorro), en los productosque ella fabrica. (Vgr.; la Ford otorga beneficios a sus empleados para que sus ahorros losvuelquen en la compra de una auto, o de un coche Ford).Ante ese mare mgnum de opiniones, que oscilan desde el ms rancio liberalismo alsocialismo marxista sutilmente disfrazado, el peronismo ha dado ya a partir del ao 1946su opinin al respecto.

    En este sentido el concepto justicialista de participacin contempla tres aspectos:

    a) La participacin del movimiento obrero en su conjunto, en elestablecimiento de la poltica general del modelo argentino a seguir. Estaprimera acepcin de participacin es eminentemente poltica.

    b) La participacin del movimiento obrero en funcin informativa yconsultiva en orden a la empresa.

    Funcin informativa: Puede ser realizada de distintas maneras. La ms corriente entrenosotros la constituyen las reuniones peridicas de la comisin interna de fbrica con elgerente del personal, con o sin asistencia de representantes sindicales. Algunas empresashan introducido en el directorio uno o ms representantes obreros para que la

    informacin recogida lo sea en el ms alto nivel.Algunas empresas grandes disponen de un boletn peridico interno de informaciones,redactado en general en forma paritaria, que tiene el propsito de hacer vivir la vida dela empresa a todos los componentes de la misma.Funcin consultiva: A las realizaciones del prrafo anterior vemos agregadas aqufunciones de consulta en general referidas a necesidades sociales: seguridad en eltrabajo, organizacin de los procesos de produccin, comodidad para el personal,horario, a veces consultado sobre contratacin o despido del personal. El carcter de lostemas propuestos a consulta hace necesario que los representantes obreros dispongan decapacidades particulares. O bien las poseen, o bien, obliga a un contacto permanentecon los representantes sindicales que se encuentran as obligados a una intervencinactiva en la vida de las empresas.

    El gran riesgo que corre la funcin cuando es slo consultiva y las decisiones pertenecenen definitiva a los encargados de la gestin, es que en general las organizacionessindicales se desgastan en esta clase de colaboracin que las obliga a estudios constantespara elaborar decisiones cuyo mrito recae sobre la gestin cuando son buenas y con lascuales aparecen comprometidas cuando son malas.No puede ser de otra manera, porque mientras las preocupaciones sindicales sonmayormente de carcter social, las decisiones de la gestin son fundamentalmente decarcter econmico.En efecto, si los sindicatos tienen la preocupacin constante del bienestar y de laseguridad del trabajador, la gestin que tambin debera tenerla, tiene que agregar aello la preocupacin de la rentabilidad y del futuro competitivo de la empresa que setraduce polticamente en inversiones. En ella la parte de bienestar queda en general,relegada con respecto a la parte destinada a la eficiencia futura que, por otra parte, escondicin para la estabilidad del empleo.

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    Resumiendo: lo que desvirta la funcin consultiva es que puede ser confundida, porexceso de ingerencia del sindicato en la empresa, con la funcin cogestionaria, papelesque deben estar siempre bien delimitados, sobre por los sindicatos. Pues nada ms grato,til y beneficioso para el empresario inescrupuloso, que comprometer al trabajador en lagestin, pero sin el riesgo de participacin en las decisiones y beneficios de la empresa.

    C La participacin en la propiedad, para que todos los argentinos sindistincin, tengan acceso a ella, es para el justicialismo, la verdadera yrevolucionaria nocin de participacin en el mbito econmico.

    Ahora bien, esta participacin en la propiedad no debe confundirse con el denominadoaccionario obrero, subterfugio mediante el cual algunas multinacionales dentro de lassociedades ms progresistas de Occidente, v.gr. Suecia, otorgan al obrero en propiedadacciones de su emporio pretendiendo con ello hacerles creer que son, en parte, dueosde la empresa, cuando en realidad lo que logran es que el obrero reinvierta el ahorro esto es, la parte constitutiva de su salario que no gasta- en la propia empresa.En este sentido con justeza ha sealado el Dr. Jorge DallAglio: La participacin social-demcrata, sea cogestionaria, autogestionaria, de accionario obrero, etc., se reduce

    siempre a nivel de tal o cual empresa, y lo que el justicialismo sostiene es laparticipacin obrera a nivel de rama de produccin y en la estructuracin de la polticanacional de los deferentes sectores econmicos (Conf. En AAPM, Bs. As., 19 dediciembre de 1986).Para el justicialismo, como para la doctrina social de la iglesia, la solucin a la cuestinsocial, no es reservar la propiedad en manos de unos pocos, tal como lo ha hecho elcapitalismo liberal, ni menos an suprimir la propiedad privada para que pase todo amanos del Estado, como lo ha hecho el marxismo leninismo. No, la cuestin se resuelvehaciendo que todos tengan acceso a la propiedad. Y esto es as porque la propiedad, parael justicialismo, tiene una de sus races en la libertad (nosotros somos libres en la medidaen que tenemos un mbito propio para aplicar nuestra voluntad), y la otra en la funcinsocial (la propiedad es privada, pero su uso comn).

    Visto esto, apreciamos como la participacin se da en la propiedad y no en la gestin,que como hemos visto, es un artilugio imperialista (social-demcrata) para cercenar elpoder sindical, cambiando el frente de combate para lograr al final someterlo a sucapricho.Expliquemos ahora cmo se logra esta participacin real de los trabajadores en lapropiedad.En el orden econmico, existen dos categoras bsicas: el contrato y la propiedad. Elperonismo en su primera poca trabaj sobre los contratos, extendindolos a todo elmbito laboral e incluso trabaj sobre la posibilidad de acceso a la propiedad, entendidasta como la funcin de ahorro obligatorio.As nos lo hace notar cabalmente el General Pern, cuando en su principal escritoeconmico, Los vendepatria, afirma: Entre las conquistas populares que el

    justicialismo propugna, la capitalizacin del pueblo es una de las ms importantes. Porconsecuencia, es con las realizaciones de este tipo, que la dictadura reaccionaria se haensaado con mayor empeo. Por eso, la desposesin de todo lo popular, ha sido elprograma que con mayor maldad ha realizado esta banda de depredadores.Es sabido que tanto en el sistema colectivista, como en el capitalista, el hombre delpueblo no tiene acceso a la propiedad privada, ni le es posible capitalizar por el ahorro.En el colectivismo por razones obvias. En el capitalismo, porque sus salarios, sueldos y lafalta de previsin social, hacen imposible tal capitalizacin. Los sistemas de explotacinrealizan sus clculos de manera que el asalariado obtenga por su trabajo escasamente loque necesita para subsistir, an privndose de muchas cosas de relativaindispensabilidad. Si l quiere ahorrar, debe hacerlo sobre sus necesidades o su salud.Esa falta de acceso a la propiedad y a la capitalizacin por el esfuerzo, es uno de losfactores que ms ha gravitado en la disconformidad de las masas de asalariados, y unade las causas principales de su desviacin hacia el comunismo. En el fondo, la propiedady la capitalizacin, son el nudo gordiano en la diferencia de los sistemas. Si al

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    proletariado le est vedado prcticamente el derecho de ser propietario de nada, por suescaso poder adquisitivo, qu inters puede tener en defender una propiedad que paral es inalcanzable? Si a ese hombre del pueblo le es imposible la capitalizacin, por lamisma causa, porqu ha de defender al capital que l slo ve como su enemigo y elinstrumento de su explotacin?Comprendiendo esto, el justicialismo realiz, durante el gobierno constitucional, una

    legislacin apropiada tendiente, precisamente, a evitar los males del abuso y lainjusticia, buscando por todos los medios la capitalizacin del pueblo. Se comenz porel ahorro voluntario, mediante salarios apropiados; el resultado fue la Caja de AhorroPostal que es el Banco de los pobres- pas de un volumen de depsitos de trescientosmillones en 1946 a ms de tres mil millones de pesos en 1954. A ello le sigui el ahorroobligatorio, que no es otra cosa que la jubilacin, que en la Argentina ha llegado alsistema universal, de manera que todos los habitantes estn cubiertos en sus riesgos devejez e invalidez. Ello representa, en cierta forma, una capitalizacin.Los planes de vivienda propia abrieron el acceso a la propiedad privada para todos loscomponentes del pueblo argentino, que mediante un plan que pagando lo mismo que unalquiler de un sucio conventillo, podan hacerse su propia vivienda, que mediante elsistema hipotecario poda binar en largo plazo. Las cajas de jubilaciones, entidades

    econmicamente poderosas, realizaban tambin planes de construccin de viviendas paraasociados. As, en los diez aos de gobierno constitucional, ms de medio milln defamilias proletarias pudo realizar el sueo de la casa propia.Fuera de estos sistemas, el acceso al crdito bancario, bajo el aforismo justicialista deprestar dinero al que no tiene y no al que tiene permiti que muchos obreros yempleados se instalaran por su cuenta y progresaran tanto en la industria como en elcomercio. (Pginas 204/05)Vemos, pues, luego de esta larga y sustancial cita, cmo para el justicialismo debeincluirse en la remuneracin, adems de lo necesario para vivir, una parte reservada a lacapitalizacin del trabajador, lo que representa un ahorro real. Ahora bien, este ahorroera vlido en el perodo 43/55, porque no haba inflacin que lo licuara. Peroactualmente, dado que en nuestro pas el poder adquisitivo del salario disminuye da a

    da, debemos transformar el ahorro en inversin productiva. De tal modo que, tenemosque crear un mecanismo adecuado a tal efecto. Ello puede hacerse, entre otras formas,creando fondos de inversin por rama de produccin. Estos fondos patrimonialesestaran constituidos por acciones de carcter privilegiado-laborales (que obligan a laempresa respecto del obrero) y no por acciones de riesgo u ordinarias como se podraequivocadamente pensar.Las mismas seran emitidas por las empresas que producen el mismo tipo de producto obrindan el mismo servicio. Cada trabajador recibir parte del fondo de inversin de suramo por la cantidad proporcional a sus haberes como sobresueldo al salario bsico. Demodo que ao tras ao el ingreso del trabajador estar compuesto por su salario, tal cuallo fije el contrato, ms el rendimiento de los fondos que tiene bloqueados como capital.El que no podr negociarse durante la vida activa del obrero. Y que al jubilarse lo

    recibir en efectivo constante. Estos fondos de inversin al acrecentarse con el producidoprometido de todas las empresas del ramo, no estn sometidas a ningn riesgo deprdida o disminucin, sino que, ao a ao se beneficiarn con el incremento delproducto bruto de la rama de produccin, la cual tiene, adems, una estabilidadextendida en el tiempo que garantiza su vigencia.Por otra parte, el capital que constituye esos fondos de inversin es un factor dereactivacin y equilibrio econmico, que permitir la creacin de un capital obreronacional que posibilitar, de una vez y para siempre, la independencia econmica portodos anhelada. (Buela, Alberto: La Organizacin Sindical, Bs. As. 1982, pgina 61). Laadministracin de los fondos debe estar a cargo de los cuerpos orgnicos de la rama deproduccin como son los sindicatos y la cmara empresaria respectiva. Adems de unrepresentante del gobierno cuya funcin sea, eminentemente, conciliatoria de las partes.

    Apndice a la segunda edicin:

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    Hoy, transcurridos ms de veinte aos de lo escrito ms arriba, ya no se plantean lassoluciones cogestionarias o autogestionarias que han fracasado. Lo cual confirm loacertado de nuestras tesis. Las nicas intervenciones obreras en las empresas se realizanbajo el rgimen de cooperativas en empresas o fbricas recuperadas. Pero esto no es unmodelo sino un paliativo circunstancial para que la fabrica no cierre definitivamente a laespera de un nuevo inversor o patronal.

    Con respecto a las grandes empresas, multinacionales o transnacionales, al imponerse daa da la tesis de la patronal difusa las organizaciones sindicales en muchos casos nohallan donde y a quien pleitear.

    Captulo III

    Sobre el concepto justicialista de la cultura

    Sobre este aspecto debemos aclarar que el justicialismo no entiende la cultura como elhombre que sabe mucho, o que es doctor, o que tiene ttulos, como lo hace laconcepcin academicista que rige los destinos culturales del pas.Ni tampoco reduce la cultura a un folklorismo populista barato, como lo hacen algunos

    que juegan de idelogos peronistas, con tal de ser gratos al odo del multitudinarioauditorio.Para nosotros cultura es el hombre manifestndose. Cultura es bsicamente todo aquelloque hace el hombre sobre la naturaleza. Por eso el fundamento ltimo de lo que escultura, como su nombre lo indica, es cultivo. La cultura entonces, en su sentido propio,es todo lo que hace el hombre sobre la naturaleza, para que sta nos otorgue lo que desuyo y espontneamente nos da. Cultura es tanto la obra del escultor sobre la piedraamorfa, como la obra del tornero sobre el hierro bruto, como la obra de ala madre sobrela manualidad del nio, cuando le ensea a tomar el cubierto.Pero no termina ac la funcin cultural del justicialismo. La cultura no es slo laexpresin del hombre manifestndose, sino que tambin involucra la transformacin delhombre a travs de su propia manifestacin. En otras palabras, el hombre no slo se

    expresa en sus obras sino que sus obras, finalmente lo transforman a l mismo. En lamedida que pasa el tiempo, el campesino se mimetiza con su medio, el obrero con sutrabajo, el artista con su obra. Es sta, por otra parte, la ltima razn por la cual eltrabajo deber ser expresin de la persona humana, como propugnan los derechos deltrabajador sancionados por la Constitucin Peronista de 1949. Porque de lo contrario, eltrabajador pierde su ser en las cosas. El trabajo deviene trabajo enajenado. Es poresto, por un problema estricta y eminentemente cultural aunque as no lo entiendennuestros enemigos- que el peronismo ha definido y privilegiado como primera meta ladignificacin del trabajo.Ahora bien, estos enemigos inseparables que tenemos: el liberalismo masn y anglfilo yel marxismo-leninismo, han tenido siempre su permanente objetivo principal. Ms all delas circunstancias polticas, su propsito ha sido siempre lograr la dominacin de nuestra

    patria, a travs de la colonizacin cultural del pueble argentino.Es por eso que el general Pern pudo afirmar con toda exactitud, que Todo argentinoque a travs de una actitud elitista y libresca asimila las pautas culturales de ambaspotencias, ya sea asumiendo una visin competitiva y tecnocrtica del hombre, ya en unainterpretacin marxista de los valores de la cultura; trabaja deliberada einconscientemente para que la sinarqua cercene irreparablemente nuestra vocacin deautonoma espiritual y obstruya por siempre la formacin de una autntica culturanacional (Proyecto Nacional, pgina 54).De nuestros orgenes mismos conviven en el pas dos concepciones antagnicas de laNacin. La primera, iluminista, anglosajona e internacionalista, impuesta por la fuerza yel poder del dinero, cuyos representantes ms conspicuos los encontramos en Rivadavia,Mitre, Sarmiento, Roca, Aramburu, Massera y Alfonsn.Mientras que la segunda, hispnica, americanista, cristiana, nacional y popular,representativa de los dems genuinos intereses de los argentinos y representada entreotros, por San Martn, Rosas y Pern.

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    Ahora Bien, Cmo es que nuestros tradicionales enemigos han intentado el dasarraigocultural del pueblo argentino? A travs de dos instancias: los medios masivos decomunicacin (radio, cine, televisin, diarios, libros, revistas, teatros, etc.) y la escuela.Aunque de sta no nos vamos a ocupar explcitamente, permtasenos no obstante haceruna breve consideracin, que es la de que el normalismo sarmientino, a travs de la leyliberal 1420, con su aparente neutralidad, ha desarraigado a generaciones de argentinos

    del plexo de valores que constituye nuestro sentido nacional. Y decimos aparenteneutralidad, porque bajo este aspecto de neutral y democrtica, se esconde a nuestrocriterio el ltimo de los grandes mitos vigentes de la cosmovisin liberal1.Todos saben que el liberalismo est sustentado sobre las bases de tres mitos principales:a) la creencia del posible desarrollo autnomo del hombre, ms all de la vidacomunitaria (mito del individuo buen salvaje); b) la creencia sobre el progreso constantee indefinido a que conlleva la actitud del hombre (mito del progreso hoy llamadomodernizacin); y c) la confusin entre los conceptos de democracia como forma degobierno y democracia como sistema de vida (mito de la democracia).De los dos primeros se ha encargado ya la historia de demostrar su falsedad. El tercerotiene hoy plena vigencia, de modo que contra se debemos estar alertados. Losproyectos polticos de la denominada social-democracia europea, que no son otra cosa

    que proyectos de dominacin, tienen en esta idea poltica su caballo de Troya. Tan as esque no dudan en proponrnoslo, a nosotros, indios americanos blancos, abierta einsistentemente a travs de todos los medios y coacciones posibles.

    1. El agnosticismo burgus, la escuela neutra frente a los sistemas morales es elinconsciente cmplice del totalitarismoporque el laissez faire llevado al campo de lacultura confundi tolerancia con neutralidad y cre un inmenso vaco al abstenerse detomar posiciones firmes ante lo verdadero y falso, bueno y malo, y al evitar la discusinsobre los valores ltimos de la vida. (Arturo Sampay: Informe sobre la Constitucin 8 demarzo de 1949).

    Nuestra Educacin, tal como la venimos recibiendo desde hace aos, es el mximoproducto de la intelligensa argentina, que ha transformado la misma en una concepcinbancaria y mnemotcnica, que ignora el aspecto fundamental del nio, que es laafectividad. Educar al afectividad, es inculcar valores, lo que equivale a decir, que nosomos neutrales, que el hombre en definitiva no es indiferente, que la propia naturalezade su ser es compromiso y decisin. Por lo tanto a un Congreso Pedaggico Nacional comoel propuesto e instrumentado por la sinagoga radical, la postura justicialista en esembito, consistir en exigir que se contemple la educacin de la afectividad deleducando como prioridad nmero uno.Visto esto, podemos decir que el objetivo cultural justicialista debe formar parte de un

    objetivo cultural nacional, que es la descolonizacin cultural, que nos permitareencontrarnos con nosotros mismos, a travs de la recuperacin de nuestras ms carastradiciones. Porque es una verdad, a plomo, que a los pueblos se los domina cuando selos desarraiga. Porque la revolucin comienza para mal o para bien, por la conciencia, ynuestros enemigos lo saben. Puesto que el hombre como el pecado se pudre o salva porla cabeza. Ya tenan razn los antiguos cuando decan mens sana in corpore sano. Es poreso, que no hay tampoco, verdadera liberacin, si no se recupera la cuarta de nuestrasbanderas: la del nacionalismo cultural. (Proyecto Nacional, pgina 83).

    Captulo IV

    Democracia liberal o democracia social

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    Es sabido, por lo menos desde Carl Schmitt en adelante, que la distincin polticafundamental es entre el amigo y el enemigo; se entiende, claro est, al amigo-enemigopblico, no privado. Y ello es as porque al ser la poltica lucha por el poder, sea paraejercerlo o para tomarlo, la distincin amigo-enemigo rescata el carcter existencial,contingente y prctico de la misma, dejando de lado tanto el juicio econmico (til onocivo) como el juicio psicolgico (equilibrado-neurtico), el juicio esttico (bello-feo) y

    el juicio moral (bueno o malo). En una palabra, las acciones polticas deben ser juzgadascon categoras polticas. No hacer esto es hacer esteticismo, moralismo, economicismo opsicologismo poltico. Y esto ltimo es lo que normalmente se hace. De ah que todo elmundo hable de lo poltico, que se hable por hablar, sin tener el cuidado de aplicar losinstrumentos adecuados (categoras polticas) al objeto de estudio o conversacin (lapoltica).Con justa razn ha dicho Pern al respecto: somos un pueblo politizado poer sin culturapoltica.Nuestros enemigos hoy (la social-democracia y su variante social-cristiana, el partidoDemcrata norteamericano y el radicalismo alfonsinista) lo saben. Y porque lo saben,tensan y comprimen, alargan o achican ms all de lo debido, las categoras polticas,enmascarando la realidad poltica nacional e internacional a travs de una solucin

    exclusivamente ideolgica. Que no logra resolver las contradicciones reales que subsistenen la misma.Si la ideologa puede definirse despus de Nietzsche, como un sistema de ideas que demanera enmascarada defiende los intereses de un grupo, clase o sector social, para latoma o conservacin del poder, nosotros podemos afirmar sin temor a equivocarnos, quela ideologa ha cubierto todo el mensaje poltico de nuestros enemigos. Vayamos a unejemplo, tomando como nuestra la nocin de democracia, concepto carsimo al ideariosocial demcrata.La idea de democracia, que desde Aristteles a nuestros das fue entendida como unaforma de gobierno quizs la mejor de las formas de gobierno para los Estadosmodernos- ha sido redefinida por nuestros enemigos, no ya como forma de gobiernosino como forma de vida, con lo cual a la nocin de democracia se le otorga una

    universalidad que no es la propia, al extenderse la categora poltica de democracia acampos que no le pertenecen. Con lo que se produce un doble efecto: por una parte sedesnaturaliza la nocin de democracia como forma de gobierno, disolvindose loserrores fundamentales de nuestros gobernantes en la falta de madurez del pueblo paraasumir la democracia como forma de vida, sostenindose que nuestro pueblo espersonalista, fcilmente manejable por caudillos y demagogos. Y por otro se desvirtanla mltiples y riqusimas formas de vida que dan los pueblos libremente y que notienen por qu ser forzosamente democrticas. La familia, por ejemplo, es una forma devida, pero su concepto no implica la nocin de democracia, sino msa bien lo contrario;estn los padres que mandan y los hijos que obedecen.Dicho de otra manera, al afirmar que la democracia es una forma de vida, se mutila alas polifacticas formas de vida que el hombre se da y crea en tanto que se manifiesta,

    embretndolas a todas en el corcet democrtico1.En un segundo momento, o desde otro ngulo, nuestros enemigos hablan dedemocracia social, sin determinar su caracterizacin, con lo cual logran tambin undoble efecto. Por un lado nos roban una bandera que desde siempre hemos levantado yque nos ha especificado dentro del panorama mundial de las ideas polticas con rasgospropios. Y por otro, aparentan abandonar el viejo modelo de democracia liberal, que dehecho y en prctica siguen utilizando.Nos explicamos. La democracia liberal se ha definido siempre como el sistema a travsdel cual, el vehculo o vocero de la sociedad civil ante el gobierno es el partido poltico.De ah que, peyorativamente, se hable de partidocracia demo-liberal. Mientras que enla democracia social, no slo es el partido poltico el vocero de la sociedad civil ante elgobierno, sino todas aquellas organizaciones libres que el pueblo se da a s mismo; seancmaras, asociaciones profesionales o sindicatos. En una palabra, son los cuerposorgnicos (sociales) reconocidos por su representatividad, que participan en laconstruccin de la decisin poltica.

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    Ahora bien, nuestros enemigos, como decamos, se han apoderado de este concepto dedemocracia social, no slo por ser muchos ms rico que el de democracia liberal, sinoque al mismo tiempo, han desvirtuado la nocin de democracia social sostenida desdesiempre por el justicialismo, para adoptar la variante cogestionaria que caracteriza almodelo social-demcrata, con lo cual toman la iniciativa histrica con un modelo llamadoProgresista y obtienen que parte del peronismo, sin claridad doctrinaria, se social-

    democratice. El enemigo, en este caso el justicialismo, al ser quebrantadoideolgicamente, resulta fcilmente manejable.Llegados a este punto, lo que se impone es intentar definir qu entiende el justicialismopor democracia social y cmo lo concibe el pensamiento social-demcrata.El primero, por boa ce Pern, sostiene en el Modelo Argentino: La configuracin deesta comunidad organizada implica la creacin de un sistema de instituciones polticas,sociales, es decir, estructuras intermedias que garanticen la presencia del pueblo en la

    1. Extender la categora poltica a todo lo vital, como forma de totalitarismo que asu vez los demcratas execran, va contra el cientificismo que tambin pregonanpues uniforman modos, mtodos y categoras de conocimiento reduciendo a

    unidad realidades distintas. (Dr. Clodomiro Galndez Vega).

    elaboracin de las decisiones y en el cumplimiento de las mismas. Esto es en definitiva loque se denomina indistintamente democracia social o democracia orgnica (pgina 113)la participacin del pueblo dentro de la democracia de manera real y efectiva. Elciudadano se expresa como tal a travs de los partidos polticos, cuyo eficientefuncionamiento ha dado tradicionalmente al honorable Congreso Nacional su capacidadde crear historia a travs del voto de las leyes; pero tambin se expresa a travs de sucondicin de trabajador, intelectual, empresario, militar, sacerdote, etc. Y como taldebe organizarse para participar en otro tipo de recinto como puede ser el Consejo parael Proyecto Nacional (pgina 163).Para el justicialismo, la democracia social est constituida por la colaboracin inteligente

    de todas las organizaciones libres del pueblo en la elaboracin de las decisiones polticas,proponiendo, sugiriendo, orientando, informando, pero no decidiendo, que es funcinespecfica del gobierno, y no como pretende la versin social demcrata de democraciasocial, para quien la decisin es tambin de aqullas.En el justicialismo, las organizaciones del pueblo son factores concurrentes en losaparatos del Estado que le corresponden especficamente a su representatividad porejemplo el sindicato de Mineros en la Secretara de Minera- mientras que en la socialdemocracia, adems de sostener una versin restrictiva de cules son las organizacioneslibres del pueblo, estas ltimas deciden la poltica a seguir, son factores de gestin, omejor an de cogestin con el responsable gubernamental del aparato del Estado dondetrabajan, para seguir el ejemplo con el secretario de Minera.Como puede apreciarse, ello provoca una poliarqua de poder, tantos como sean los

    aparatos del Estado, lo que torna ingobernable a ste y dependiente a una nacin.Una nacin, como un ejrcito, como cualquier estructura compleja, est constituida porvariedad de partes que tienden a un fin. Fin que a su vez es la plenitud del todo y el quele da sentido a las partes, de tal modo que si stas actan inorgnicamente funcionandocon modelos propios y autnomamente respecto del todo- ste se disolver.Polticamente hablando, la nacin pierde su identidad cuando no existe un proyecto (algotirado adelante), una idea fuerza a materializar, y el Estado entra en riesgo dedisolucin, cuando sus diferentes aparatos ejecutan cogestionariamente con sectores dela sociedad civil, proyectos polticos no coordinados por el gobierno en funcin del biencomn general, sino en beneficio de esos sectores interesados.Es sta la ltima causa de nuestro rechazo del modelo social demcrata, el cual bajo lamscara de una sociedad progresista, permisiva y democrtica, esconde el intento de

    dominacin ms sutil que la plutocracia internacionalista aptrida y sinrquica hayacreado para la dominacin de los pueblos y el sometimiento de las naciones.

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    Captulo V

    Norte Sur o Liberacin Dependencia

    El viejo esquema liberal de lectura internacional, el eje este-oeste, viene siendo desde la

    finalizacin de la Segunda Guerra Mundial, aggiornado por las diferentes variantesdemoliberales a travs de diversos esquemas, a cual ms audaz, pero, eso s, siempredentro del sistema. Pues lo que persiguen es, en definitiva, la justificacin del mismo.El primer intento lo encontramos en la lectura centro-periferia inaugurada all por losaos 50 por el economista argentino-mundialista Ral Prebisch, conocido entre nosotroscomo el creador del estatuto legal del coloniaje, instaurado por la RevolucinFusiladota de 1955 y asesor econmico del gobierno de su tocayo Don Ral Alfonsn.Signatario de peaper of record que at de manos a nuestro pas ante el FondoMonetario Internacional, antes que hubieran deliberado para ello, los organismos del reaa nivel nacional.Esta lectura, decimos, fue a su vez aggiornada durante la dcada del 60 por la dedesarrollo-subdesarrollo, que el socilogo Gino Germani enseara desde el Instituto Di

    Tella y que terminara complementando en EEUU con las tesis del idelogo del PartidoDemcrata norteamericano y asesor poltico de Kennedy, Pierre Schlessinger, quien consu trabajo Los mil das de Kennedy, relata como la funcionalidad poltica del ejedesarrollo-subdesarrollo fue instrumentada en Iberoamrica a travs de la Alianza para elProgreso, el engendro ms preciado de la poltica exterior del gobierno de John F.Kennedy.El eje desarrollo-subdesarrollo es, a su vez, reemplazado durante la dcada del 70 por elde norte-sur, a instancias del canciller socialdemcrata alemn Willy Brandt, quien en supublicitado Informe, con un audaz golpe de timn ideolgico actualiz lo postulado porel Congreso General de la Internacional Socialista de oslo (2 al 4 de junio de 1962),rompiendo el brete europeo en que se haba encerrado el socialismo desde la segundainternacional de Pars (14 de julio de 1789).

    Y si bien, embanderado con la crtica acadmica al colonialismo, la defensa de losderechos humanos y las libertades democrticas produjo un cierto revival del socialismoen el mundo, ello se hizo aqu reemplazando las categoras polticas de liberacin ydependencia propuestas por el pensamiento nacional, popular y revolucionario, porcategoras geo-econmicas como lo son los conceptos de norte-sur.De modo tal que las lecturas, desarrollo-subdesarrollo, centro-periferia, norte-sur, no sonms que remedos de la plutocracia internacional para enmascarar la funcinideolgica supone siempre una voluntad de poder enmascarada- sus intenciones dedominacin mundial.Estos ejes de lectura internacional, como vemos, no son instrumentos neutros para unadescripcin fenomenolgica de la realidad poltica mundial, sino que ms bien, escondenlos intereses de dominacin que parten de los centros de poder internacional.

    As por ejemplo, cuando se afirma que el mundo en vas de desarrollo, el sur, laperiferia, o el tercer mundo, llmeselo como se quiera, es el conjunto de las regionesatrasadas y dependientes del planeta, cuya liberacin consiste en superar el atrasomediante el desarrollo econmico-tecnolgico y la copia de los modelos polticos querigen en las grandes potencias hiperindustrializadas, lo que se est haciendo es aceptarcomo criterio y modelo, la imagen del opresor. es aceptar como criterio y modelo, laimagen del opresor. Y con ello, lo que es peor an, se est aceptando su cosmovisin. Esdecir, el sistema de valores que informa su visin del hombre y del mundo.Esta interpretacin del tercer mundo o del mundo en vas de desarrollo, es ya unainterpretacin fraguada. Pues es la interpretacin hecha por socilogos, investigadoressociales, economistas, productos todos de las sociedades capitalistas, puestos a suservicio.Un solo producto terico, hemos afirmado hace ya u a dcada (Cfr. Nuestra ConferenciaTeatro Nacional Enrique Santos Discpolo, sobre Tercer Mundo y Tercer Posicin, 30 deagosto de 1974), se mostr siempre indcil a esta reproduccin positivista, a esta

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    subordinacin a ser nada ms que la justificacin de la mascarada de esos objetivos. Esadisciplina que por su insobornable tradicin crtica, por sus ideales superiores al lucro yla explotacin, fue despreciada marxismo incluido- y excluida del status de prestigio dela sociedad imperialista, esta disciplina, decimos, no es otra que la filosofaLas sociedades imperialistas marxistas y capitalistas- crearon para remplazarla lasciencias sociales, su creacin propia y especfica en el terreno terico.

    Estas ciencias sociales que fracasan en caracterizar a nuestras revoluciones o regmenes,como algo hbrido e imperfecto siempre inferior a las revoluciones verdaderas de laEuropa Colonial o de los imperialismos dominantes (guerra de Secesin norteamericana orevolucin bolchevique del 17), deben soportar, sobre todo, las crticas a sus ejescategoriales de lectura. Y as, sus ejes atrasado-progreso o civilizacin-barbarie denuestros cipayos (liberalismo decimonnico), Estados burgueses-Estados proletarios(marxismo histrico), desarrollo-subdesarrollo, centro-periferia, norte-sur(socialdemocracia) son desalojados por la contradiccin bsica de liberacin odependencia.

    El eje liberacin-dependencia

    Con precisin a afirmado Pern: Nuestros pases no son subdesarrollados como sellama ahora a las naciones sindicadas como incivilizadas sino que, como consecuencia deconfiar en esas ayudas, henos sido descapitalizados primero y endeudados luego.Porque los americanos del norte hicieron primero los pases pobres y luego inventaron laayuda para el progreso (Alianza para el Progreso), que no es tal ayuda, sino unaespeculacin ms para seguir sumindonos en la pobreza, como muy bien lo habaafirmado ya Bolvar hace un siglo y medio (Latinoamrica: Ahora o Nunca, Bs. As.Editorial Sntesis, 1973, pgina 108).Nuestros males, los mismos que los de los dems hermanos del Continente son: elImperialismo y las Oligarquas de modo tal que el problema argentino, como lo es el deBrasil, Venezuela, Colombia, etc., consiste en la liberacin en lo Internacional y en lasReformas estructurales en lo interno. Sin estas reformas indispensables, no habr paz

    interior estable y duradera como impone la convivencia creadora, y sin liberacin nosaldremos nunca de nuestra triste condicin de subdesarrollados (entre comillas en eltexto de Pern), en tanto seamos tributarios de la explotacin capitalista ( La hora delos pueblos, Bs. As., 1973, pgina 12).De modo tal que toda liberacin transcurre por la afirmacin de la propia identidadnacional. Por contraposicin a la conciencia europea, la explicitacin de lo nacional es eniberoamrica la cuestin que tiene prioridad ideolgica.Rechazamos las interpretaciones meramente retricas a las cuales son tan propensos losepgonos del marxismo, indigenistas de izquierda o telogos de la liberacinsocialcristianos- y afirmamos que la autntica liberacin proviene de la capacidad devolvernos nosotros mismos recuperando nuestra propia identidad nacional.Y as, en orden a los principios que deben regir una lectura de poltica mundial,

    afirmamos que la diferencia fundamental entre una lectura nacional y unainternacionalista, radica en el presupuesto que para la primera el peronismo se inscribeen ella- existe un centro de poder mundial que le es hostil, mientras que para elinternacionalismo cualquiera sea su signo, llmese liberalismo, marxismo,socialcristianismo, masonera, sionismo, etc.- el centro de poder mundial le es afn.La aceptacin, o no, de un centro de poder mundial, es el nudo gordiano de la diferenciade las dos lecturas posibles de la realidad poltica mundial. De modo tal que si se esinternacionalista, se ver con buenos ojos a los deferentes organismos internacionalesque se alzan por doquier, v.gr. FMI, CIOSL, ONU, AMNISTY. PC, PSD, DC, etc. Si por elcontrario se es un hombre nacional, se valorarn los mltiples organismosinternacionales, bsicamente, como instrumentos de dominacin, que de maneraindirecta estn al servicio del Gobierno Mundial.Los diferentes movimientos nacionales que se han desarrollado a lo largo del siglo XXv.gr. Salazar en Portugal, Sukarno en Indonesia (fue el nico que se retir de la ONU),Franco en Espaa, Paz Estensoro en Bolivia, Pern en Argentina, Haya de la Torre en

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    Per, etc., caracterizaron siempre como maligno para sus pueblos a los centros depoder mundial,por el hecho de reservarse estos ltimos la productividad de sentido enlos hechos polticos. Mientras que, por otro lado, aquellos que se definen comonacionales pero sin serlo, como sucede hoy con los socialdemcratas enquistados en elmovimiento nacional justicialista, manifiestan una tendencia de internacionalismo,cuando hacen resaltar rasgos accidentales de estos organismos, presentndolos como

    benficos para nuestro pueblo y nuestras organizaciones.Para un pensador nacional, ni siquiera la Cruz Roja es beneficiosa, pues slo intervieneen los conflictos declarados oficialmente, esto es, en los conflictos orquestados ybendecidos por el Gobierno Mundial.

    Captulo VI

    Comunidad Organizada y Poder Poltico en Argentina

    Todo proyecto Nacional Justicialista que se precie de tal, debe partir de la idea

    originaria de Comunidad Organizada, que es por un lado la idea revolucionaria delperonismo ante el mundo liberal-capitalista y por otro lado la determinacin ideolgicapor excelencia ante el marxismo-leninismo.Esta idea de comunidad organizada, no se crea por derivacin de principios establecidosa priori, es decir independientes de la experiencia, sino que registra aquellos queinspiran a la comunidad nacional, en una palabra explicitan y a los dirigentes peronistascabe su concrecin- los principios que ya estaban en el pueblo argentino.Esta exposicin est enunciada sucintamente, como ya se ha visto, en lo que se ha dellamar Las veinte verdades peronistas, donde en la dcimo novena de afirma:Constituimos un gobierno centralizado, un Estado organizado y un pueblo libre.Ahora bien, el justicialismo, concibe al Gobierno como el rgano de concepcin y deplanificacin, y por ello es centralizado. El Estado organizado como organismo de

    ejecucin y por ello es descentralizado y el pueblo como elemento de accin y tambindebe estar organizado. Vemos entonces como estos tres factores: Gobierno, Estado yPueblo deben actuar armnicamente coordinados compensados en la ejecucin de lamisin comn. Para que ello ocurra son necesarias una subordinacin ajustada y absolutadel Estado al Gobierno y la colaboracin y cooperacin inteligente de las distintas fuerzasdel pueblo en los distintos aparatos del Estado.El carcter de factor concurrente de los organismos del pueblo en tanto que elementosde accin, obliga a stos a trabajar desde el mbito preciso de su representacin natural.Por ello sobre el tema dice pern en La Comunidad organizada, captulo 17, prrafo 9:al sentido de comunidad se llega desde abajo y no desde arriba.Es decir, esta idea de comunidad no es una creacin del gobierno; lo que confirma anuestro juicio el sentido de orden natural de la sociedad que posee el justicialismo. Este,

    como las plantas y todos los seres vivos, surge de abajo hacia arriba de manera libre, y sufuncin es ser factores concurrentes en los aparatos del Estado. Pero factor concurrente,dnde? Factor concurrente en cada uno de los aparatos especficos que les corresponde.As por ejemplo, en el plano laboral los sindicatos deben ser factores concurrentes enaquellos aparatos del Estado que tienen vinculacin con el mbito que cubren,verbigracia AOMA (Asociacin de Mineros) en la Secretara de Minera.En el orden municipal vemos cmo las comisiones vecinales, las distintas sociedades defomento, son por el hecho de ser entes naturales de las comunidades inmediatas, las quedeben concurrir al municipio o a la delegacin municipal, a los efectos de plantear alllas exigencias que cubren los intereses propios de los ciudadanos que ellas representan.Vienen a ser una especie de vocero autorizado del pueblo, con una representatividadreal. Es decir, siguiendo este ejemplo, son representantes naturales de la comunidadlocal, basndose su poder en una solidaridad de tipo territorial, mientras que el sindicatotiene el fundamento de su representacin real, en una solidaridad de base profesional,como lo es la rama de produccin.

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    Lo interesante es, que dentro del proyecto de Comunidad Organizada, los diferentesorganismos libres del pueblo se insertan en la gestin poltica, sin que por ellos seanempleados del gobierno de turno, sino que se agregan a los diferentes aparatos delEstado por su capacidad de sugerir, proponer, orientar e incluso presionar en el mbitoque es propio a su inters, para que las cosas se hagan lo mejor posible.Es dable destacar que los organismos naturales que el pueblo se da libremente a s

    mismo, proponen, sugieren, orientan, informan, pero no deciden como pretenden losvoceros de la social democracia europea, con su idea de cogestin en las empresasprivadas y la autogestin en las empresas pblicas o con su pseudo democracia social.La decisin le corresponde al gobierno, mientras que son los organismos naturales de lacomunidad los que deben crear las condiciones de posibilidad para la decisin correcta.Estos son rganos consultivos de estudio y solucin de los problemas concernientes a susmbitos especficos.En definitiva, como muy bien afirma Pern en El Modelo Argentino, pgina 113, laconfiguracin de esta comunidad organizada implica la creacin de un sistema deinstituciones polticas, sociales, es decir estructuras intermedias completas quegaranticen la presencia del pueblo en la elaboracin de las decisiones y el cumplimientode las mismas. Esto es en definitiva lo que se denomina indistintamente Democracia

    social o Democracia orgnica. Esta concepcin de la democracia sobrepasa con creces laconcepcin liberal de la democracia, que slo reconoce de hecho el papel de lasorganizaciones intermedias denominadas partidos polticos, con lo cual la savia de lospueblos, que son las mltiples organizaciones de la sociedad civil, queda de lado en lagestin poltica.Ahora bien, cules son esas organizaciones libres del pueblo? Las cooperadorasescolares, las ligas de padres, las asociaciones de vecinos, las sociedades de fomento, losclubes de barrio, las asociaciones culturales, las bibliotecas populares, los sindicatos, lasparroquias, las cmaras empresarias, etc.Es decir, todas aquellas asociaciones y organizaciones que crea y constituye libremente lacomunidad. El principio que las alienta es el principio de la solidaridad, porque elprincipio de la solidaridad social es el factor aglutinante, la fuerza ms poderosa de

    cohesin que tiene la sociedad civil, la comunidad, para llegar a ser organizada.Llegados a este punto debemos hacer la distincin entre lo que es la democracia social yla democracia liberal.Es interesante y sobre todo esclarecedor mostrar, cmo para la democracia liberal el queparticipa en la elaboracin de las decisiones es el partido poltico, mientras que en lademocracia orgnica, el que participa en la elaboracin de las decisiones no es slo elpartido poltico, sino que son todas las organizaciones del pueblo, cada una dentro delterreno especfico. De tal modo, que si hablramos cuantitativamente, la democraciaorgnica propuesta por el justicialismo, es con creces, mucho ms participativa que lademocracia liberal, puesto que son ms los factores de la sociedad que participan en elpoder. Pero a esta falencia, la democracia liberal responde con una falacia, es decir,sostiene que la democracia no es slo forma de gobierno, como sostiene la democracia

    orgnica, sino que tambin va a ser propuesta como forma de vida.Esto muestra a las claras, como en definitiva, las que estn enfrentadas son doscosmovisiones. Una, aquella a la cual pertenece la democracia liberal, que al extender elconcepto de democracia a todo el mbito del obrar humano, va a sostener unacosmovisin altamente ideologizada. Otra, que al sostener que la democracia es slo unaforma de gobierno, como se ha entendido desde siempre, o sea desde Aristteles paraac, dejando reservada a otro tipo no poltico la forma de manejo de otras relaciones dela vida, como pueden ser las de la familia, las de las organizaciones libres del pueblo, lasde la amistad, nos pone ante un modo de entender las formas de vida de una maneraeminentemente natural y no ideologizada. Es decir, una actitud natural para entenderestos otros tipos de relaciones. De modo tal que, extender el concepto de democracia amodo de vida, es aplicar un esquema poltico a la realidad multiforme y variable de lavida. Es, en definitiva, ideologizar la realidad. Por el contrario, entender la democraciacomo forma de gobierno, es respetar la definitiva riqueza de los modos de vida que elhombre se da para lograr su fin ltimo. Esto es, lograr ser feliz.

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    En cuanto a la situacin particular de la Argentina actual, el gobierno radical ha cado enel mismo error en que incurrieron los gobiernos militares desde la Fusiladota, esto es, porun preconcepto ideolgico, liberales al fin, han dejado de lado cuando no combatido- alas organizaciones libres del pueblo, y se encuentran actualmente en posesin de losaparatos del Estado, pero sin incidencia real sobre la sociedad civil1.Y la sociedad civil tiene sus propias leyes de juego, que al gobierno radical le resultan

    total y absolutamente incontrolables e impredecibles. De igual manera ha ocurrido conlos golpes militares que se han apoderado de los aparatos del Estado, han tratado deseccionar la sociedad civil, pero no han podido gobernar. Por qu? Porque la nicamanera de gobernar la sociedad civil, es que la sociedad civil participe en la elaboracinde las decisiones que tenga que tomar en su momento el gobierno para gobernar.Los factores reales de poder ms significativos de la sociedad argentina son: las FuerzasArmadas, la Iglesia y los Sindicatos. Ahora bien, los tres forman parte genuinamente de lasociedad civil, pero mientras que la Iglesia y los sindicatos conservan an una autonomaoriginaria respecto del Estado, las Fuerzas Armadas se han convertido, formalmente, enun aparato del Estado a partir de Caseros2. Y si bien tanto los sindicatos, la Iglesia y lasFuerzas Armadas son en sus orgenes, creaciones absolutamente libres del pueblo, puesresponden a sus necesidades de manutencin, edificacin y defensa, estas ltimas son

    hoy sostenidas y controladas por el poder poltico del Estado. Esto las lleva a convivir conuna contradiccin permanente en su seno, pues por un lado se deben, por sus orgenes(popular) y su objetivo (la guerra), al bien comn general de la nacin, pero por otro, elprofesionalismo rentado las tironea al servicio del partido poltico de turno en elgobierno3.

    1. Pues el gobierno no ha hecho sino trasladar el comit radical a todas las oficinas delEstado, del mismo modo que el Proceso las ocup con los militares.2. Esto es as para ellas, pues a partir de entonces dejaron de estar al servicio de laNacin, para ponerse a las rdenes de la ideologa que ocup el Estado y luego con la ley

    Ricchieri, se las burocratiz a partir del modo de integracin y organizacin.3. Cabe aqu notar que hoy en todo el mundo de las FFAA se han profesionalizado y estnrentadas por el Estado. Con ser esto cierto, ocurre que, en tanto sigamos constituyendouna nacin dependiente, nuestras FFAA no podrn recuperar la funcin para las que elpueblo las cre: la defensa contra sus enemigos externos e internos y no constituirse enagentes de stos. (Dr. C .Galndez Vega)

    De modo tal, que la idea de Comunidad Organizada exige la colaboracin y la relacinpermanente entre estos tres factores reales del poder de la comunidad argentina actual.Si no se establece un sistema de vasos comunicantes entre estos factores de poder, sedisuelve necesariamente la sociedad civil o se corre el riesgo de una disolucin nacional.Es interesante en este sentido, mostrar que la participacin, como bien dice Pern, en la

    pgina 163 del Modelo Argentino, dentro de nuestra democracia social, deberfuncionar de una manera real y efectiva. El ciudadano se expresa como tal a travs de lospartidos polticos, cuyo eficiente funcionamiento ha dado tradicionalmente al HonorableCongreso Nacional su capacidad de crear historia a travs del voto de las leyes; perotambin se expresa a travs de su condicin de trabajador, intelectual, empresario,militar, sacerdote, etc., que como tal debe organizarse para participar en otro tipo derecinto, como puede ser el Consejo para el Proyecto Nacional.Esta cita sustancial del pensamiento de Pern, no hace ms que confirmar que para elperonismo es imposible estructurar un proyecto nacional que no se apoye, primero yfundamentalmente, en la idea revolucionaria de Comunidad Organizada, idea que esrevolucionaria porque trastoca sustancialmente el orden de la sociedad demo-liberal,capitalista y burguesa.

    Captulo VII

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    El Movimiento Obrero y sus enemigos hoy

    Es indudable que el sindicalismo argentino es, por la cantidad de afiliados, por la unidadde concepcin peronista en la mayora de los casos- y por la independencia respecto de

    las centrales sindicales internacionales, uno de los ms slidos del mundo.Jaqueado por el hecho ideolgico de constituirse como factor de poder a partir delprimer gobierno justicialista, se ha convertido a travs de todas sus luchas (55/72 y76/83) en el cuerpo social ms combativo y de mayor representatividad dentro de laestructura de nuestra sociedad.Sus enemigos de ayer, esto es, los gobiernos militares de turno, buscaron sudebilitamiento mediante diferentes y variadas tcticas. Por ejemplo: el asesinato amansalva de sus miembros, vgr. Felipe Vallese; la tcnica de desaparecido, vgr. OscarSmith y otros, para terminar con la intervencin arbitraria por parte del Estado en lossindicatos y el vaciamiento de las Obras Sociales de los gremios.Sin embargo y a pesar de todo, el sindicato continu con vida y es hoy en la comunidadargentina, el cuerpo intermedio ms poderoso de la sociedad civil.

    Esta fuente legtima de poder como lo es el sindicato, que se origina en el hecho naturalde todo hombre a asociarse a travs de un sentimiento que le es propio, como el de lasolidaridad profesional, continua siendo atacado hoy desde varios frentes, que se sumana los antes sealados, y con diferentes objetivos estratgicos. Unos Buscando untrasvasamiento ideolgico, tarea en la que convergen socialdemcratas y socialcristianos.Otros, intentando el copamiento de sus estructuras, trabajo en el que coinciden, aunquecon tcticas diferentes, comunistas y trotkistas. Y por ltimo, el gobierno radical deAlfonsn, persiguiendo el debilitamiento de su poder mediante el ataque en todos losfrentes indicados.As, el primero de los embates a travs del cual el sindicalismo argentino est siendopuesto a prueba, es la ayuda solidaria internacional. Esta se manifiesta por medio dedos grandes centros internacionales; una la CIOSL (Confederacin Internacional de

    Organizaciones Sindicales Libres), cuya filial para el continente americano es la ORIT(Organizacin Regional Interamericana de Trabajadores), de orientacin socialdemcratay vinculada estrechamente al Partido Demcrata norteamericano por intermedio de laAFL-CIO, y al Partido Socialdemcrata alemn SPD. Pero es, especficamente, a travs dela Fundacin Friedrich Ebert, que intentan penetrar las organizaciones sindicalesargentinas mediante el dictado de cursos de capacitacin poltico-sindicales.La otra central es la CMT (Confederacin Mundial del Trabajo), cuya filial paraIberoamrica es la CLAT (Confederacin Latinoamericana de Trabajadores), deorientacin socialcristiana y vinculada estrechamente al Partido Demcrata Cristianoalemn PDC, el que a tra