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Arte de la guerra jomini

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Page 1: Arte de la guerra jomini

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO PARA EL PODER POPULAR DE LA DEFENSA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA DE LA FUERZA ARMADA

NÚCLEO- CARACAS

Integrantes:

Abdelnour, Keilly C.I.-18.911.013

Carmona, Victoria C.I.- 18.010.177

López, Elmi C.I.- 16.033.085

Mendoza, Kerlin C.I.- 19.273.131

Torrealba, Humberto C.I.-

Ingeniería de Sistemas

9º Término Sección “A”

Caracas, Noviembre de 2008

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Antoine-Henri Jomini

Antoine-Henri de Jomini (6 de marzo de 1779 - 24 de marzo de 1869) fue un general nacido en Payerne, en el cantón de Vaud (Suiza), donde su padre era síndico. Sirvió en el ejército francés, así como en el ejército imperial ruso. Jomini trabajó en un banco de París antes de convertirse en oficial de la Armada de la República Helvética. A los 21 años comandó un batallón y, con la paz de Lunéville, ganó notoriedad como teórico con su Traité de grande tactique (1803).

Fue oficial de campo del general Ney en la campaña de Austerliz; más tarde, Napoleón lo ascendió a coronel. Combatió en Jena, Eylau y en la primera etapa de la guerra de España cuando se separó del ejército francés. Sin embargo, fue llamado por Napoleón y recibió el nombramiento de brigadier a los 28 años de edad. Durante la campaña de Rusia, abandonó a Napoleón y sirvió como oficial de campo del zar Alejandro I en la batalla de Leiping en 1813.

Con el grado de general en 1826, acompañó a su exalumno, el zar Nicolás, a su campaña contra los turcos. Jomini contribuyó a formar la academia militar de Moscú en 1832. Su trabajo principal, preparado para el zar Alejandro, fue Précis de l’art de la guerre, publicado en París en 1837. Se retiró en 1848, pero retornó como consejero del zar durante la guerra de Crimea. Murió en 1869 en París. Aunque fue muy celebrado en su tiempo, y ocupa un lugar destacado en la historia militar de Occidente, Jomini en buena medida fue opacado por la gloria póstuma de Clausewitz.

La experiencia de Jomini en un banco influyó en la formulación de sus reglas:

“economy of time and forces, the winning of superiority at decisive point, and victory by mobility and surprise”. Un ejército, como una inversión de capital, estaba guiado por el interés en los beneficios: “Ofensive operations should be proportioned to the end in mind”. La operaciones ofensivas deberían estar proporcionadas hasta en final en la mente. En su opinión, el recurso de las fuerzas y la forma de disponer de ellas debía estar condicionada por la naturaleza del teatro de la guerra, lo cual fue olvidado por Napoleón en España y Rusia.

AGREGUE ESO

Jomini alcanzó la fama como escritor y tratadista de estrategia militar, analizando el arte de la guerra de la etapa napoleónica y elaborando numerosos postulados teóricos. Sus obras tenían un carácter predominantemente didáctico, y sus teorías solían detallarse utilizando un vocabulario muy técnico y de carácter geométrico, usando así expresiones tales como "líneas estratégicas", "puntos clave" o "bases".

Su máxima fundamental para las operaciones militares afirmaba que ha de ponerse una fuerza de combate superior en el punto decisivo para la batalla. En Traité de grande tactique, concretamente en el capítulo 25, pondría de manifiesto la necesidad de enfatizar la exclusiva superioridad de las líneas interiores.

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Obras

Jomini, Henri. Traité de grande tactique, ou, Relation de la guerre de sept ans, extraite de Tempelhof, commentée at comparée aux principales opérations de la derniére guerre; avec un recueil des maximes les plus important de l'art militaire, justifiées par ces différents évenéments. Paris: Giguet et Michaud, 1805.

Jomini, Le Baron de. Précis de l'Art de la Guerre: Des Principales Combinaisons de la Stratégie, de la Grande Tactique et de la Politique Militaire. Brussels: Meline, Cans et Copagnie, 1838.

Frecuentemente Jomini es proclamado como el padre de la ciencia de la guerra. Como un producto de la Ilustración y la Edad de la Razón, estaba entusiasmado por el enfoque científico para analizar los asuntos humanos. Aplicó conscientemente el método científico, como él lo entendía, a sus estudios sobre la historia militar. Como resultado de estos estudios descubrió lo que creyó que eran paradigmas comunes de comportamiento en las operaciones militares. Estos modelos de comportamiento los codificó en axiomas y principios para instruir mejor a otros oficiales en cómo organizar, planear y conducir la guerra “moderna”. Posteriormente, tomaron la forma de “principios de conducción”. Si tuviésemos que aplicarlos al día de hoy, se ajustaría a lo que se conoce como “arte operacional”. Jomini expuso por primera vez conceptos de nivel operacional, tales como líneas de abastecimiento, punto estratégico, punto decisivo y maniobra desde una posición central.

Antes de Jomini, muchos pensadores militares pusieron su atención en describir las formaciones de batalla y como las fuerzas debían ser desplegadas en el campo de batalla. No obstante, Jomini puso su atención en entender cómo eran conducidas las operaciones. En Napoleón veía un hombre cuyo éxito atribuía a su entendimiento para emplear las fuerzas militares en gran escala, cosa que pudo hacer, según Jomini, porque tuvo la visión de planear una campaña militar en tiempo y espacio. En otras palabras, Jomini cambió la atención del siglo XVIII sobre la táctica, hacia lo que él llamó la ciencia de la estrategia. El trabajo de su vida fue una investigación sobre la historia militar, a través del análisis científico sobre esos principios universales que llevaron al éxito a las operaciones estratégicas militares.

Al levantar su visión de los niveles tácticos hacia los niveles operacionales y estratégicos, Jomini hizo una gran contribución a la evolución del pensamiento militar. Pero al tratar de reducir la teoría de la guerra a una ciencia sistemática de elementos claramente clasificados y gobernados por principios universales inmutables, pudo haber confundido a generaciones de futuros estudiosos sobre la verdadera naturaleza de la guerra.

Logística militar

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La logística militar fue introducida en Europa por el barón de Jomini en su obra titulada Compendio del arte de la guerra o Précis de l'Art de la Guerre: Des Principales Combinaisons de la Stratégie, de la Grande Tactique et de la Politique Militaire como una de las tres partes del arte de la guerra.

Concepto

Jomini distinguió tres partes distintas en la técnica militar:

1ª parte o estrategia militar

2ª parte o táctica militar, que para Jomini es la táctica sublime

3ª parte o logística

La tercera (parte del Arte de la Guerra) es la logística o el arte práctica de mover los ejércitos, los pormenores materiales de las marchas y formaciones y el establecimiento de los campamentos y acantonamientos sin atrincherar, en una palabra la ejecución de las combinaciones de la estrategia y la táctica sublime.

ELIMINE ALGO AQUÍ; DIME QUE PIENSAS

En Edad Contemporánea, a partir de la publicación de la obra de Jomini, la importancia y trascendencia de la logística aumentó considerablemente, conforme aumentaban la importancia y generalidad de las funciones que incumbían al Estado Mayor en el gobierno y dirección de los ejércitos.

En sucesivas guerras como las de mediados y finales del siglo XIX en que las tropas en campaña alcanzaban efectivos inmensos, menester ya era de que la Logística, de tal modo entendida, tuviese en los ejércitos perfecta ejecución y sobre todo a partir de la I y más tarde II Guerra Mundial, se puso ya en absoluta evidencia la necesidad de una discurrida y trabajada disposición logística de los ejércitos de las diversas naciones para que el plan estratégico pueda recoger en el campo de la táctica la victoria deseada.

Puntos principales que debe abarcar la logística

Algunos de los puntos principales que debe contener la logística, según Jomini, son los siguientes:

Preparar con antelación todo el material necesario para poner en movimiento el ejército.

Redactar todas las órdenes del general en jefe para las diversas operaciones militares.

Fortificar diversos puntos para facilitar las operaciones militares. Disponer y dirigir los reconocimientos de toda clase para conocer posiciones del

enemigo.

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Adoptar todas las medidas para secundar las órdenes del general en jefe sobre los movimientos que determine.

Organizar bien las vanguardias. Fijar métodos e instrucciones. Ordenar y vigilar la marcha de los parques, equipajes, municiones, víveres,

hospitales de campaña... etc. No descuidar el servicio de los continuos convoyes que remplazan los víveres y

municiones del consumo diario. Establecer los campamentos y arreglar el servicio para su seguridad, orden y

policía. Demarcar y organizar las líneas de operaciones y de etapa. Organizar en la base de operaciones del ejército los depósitos de convalecientes,

enfermizos, hospitales móviles, talleres, farmacia... etc. Tener exacta noticia de todos los destacamentos (ahora serían comandos o

partidas) ausentes. Organizar partidas. Tomar todas las medidas de precaución necesarias en las retiradas para su mejor

orden.

Ejemplos según Jomini

Batalla de Leipzig

Según Jomini, la importancia de una buena logística se dio en esta batalla, ya que recibiendo los franceses esta batalla con un desfiladero a retaguardia y unas praderas cubiertas de arboledas y cortados por pequeños ríos y jardines, era necesario haber echado un número de pequeños puentes, abrir paso para que condujeren a ellos y marcar con jalones las comunicaciones.

Si bien estas precauciones no hubieran evitado la pérdida de aquella batalla decisiva a los franceses, hubieran podido salvar un gran número de hombres, cañones y carros de municiones que se vieron obligados a abandonar.

Guerras napoleónicas, 1806 y 1815: ejemplos de buena logística

Ejemplos de buena logística son la maravillosa reunión del ejército francés en las llanuras de Lera en 1806 y la apertura de la campaña de 1815.

En ambos casos supo Napoleón hacer coincidir con una admirable precisión y en el punto decisivo de la zona de operaciones, cuerpos que partieron de puntos los más divergentes y aseguró de este modo el éxito de la campaña. La razón es sencilla, cuando hay un hombre excepcional como el emperador francés al frente de los ejércitos, era capaz de concebir brillantes planes estratégicos y de ocuparse a la vez en la forma de ejecutarlos, asumiendo, a la par que las funciones más elevadas del mando, las que entraban de lleno en la logística, combinando de manera perfecta las marchas de las tropas, que a veces partían de puntos muy apartados y divergentes, los hacía coincidir con precisión admirable en el lugar decisivo de la zona de operaciones, asegurando de esta suerte el éxito de la campaña.

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La elección del punto decisivo fue una hábil maniobra estratégica y el cálculo de los movimientos una operación logística emanada de su gabinete, siendo el emperador mismo jefe de su Estado Mayor, como dejó escrito un reputado escritor de temas militares: teniendo un compás en la mano, abierto con un equivalente a siete u ocho leguas de la escala se ponía en el mapa, apoyado o recostado y marcando las posiciones de sus cuerpos de ejército y las que presumía que ocupaba el enemigo, con alfileres de diversos colores, disponía los movimientos con una seguridad que es difícil concebir, contando las jornadas con la abertura constante de su compas, juzgaba en un instante los días necesarios a cada masa de tropas para llegar al punto determinado el día preciso y marcando estas nuevas posiciones con alfileres y combinando las jornadas correspondientes a cada una de las diferentes columnas con el momento posible para emprender su marcha, dictaba aquellas instrucciones que bastarían por sí solas para hacerlo memorable.

Así fue como viniendo Ney de las orillas del lago de Constanza, Lannes de la Alta Suabia, Sault y Davovit de la Baviera y el Palatinado, Bernard y Augereau de la Franconia y la Guardia Imperial de París, se hallaron sobre tres caminos paralelos a la misma altura, cuando nadie ni el ejército ni en Alemania comprendían cosa alguna de sus movimientos, al parecer tan complicados.

Obra maestra de logística

Cuando Blücher, mariscal prusiano en 1815, estaba pacíficamente acantonado entre los ríos Sambra y Rhin y Wellington estaba muy ocupado en dar y recibir fiestas en Bruselas, aguardando tanto uno como otro el momento de invadir Francia, Napoleón, a quien creían que estaba en la capital francesa ocupado en ceremonias políticas, caía como un rayo con su Guardia Real, apenas reorganizada, sobre Charleroi y los cuarteles de Blücher, coincidiendo con una rara puntualidad las columnas convergentes de todas direcciones el 14 de junio de 1815 en los llanos de Beaumont a las orillas del Sambra.

La ejecución de esta obra maestra de logística se debió a la combinación de 2 operaciones napoleónicas, fundadas en un buen cálculo estratégico.

España

José Almirante autor de la obra Diccionario Militar (Madrid,1869) dejó escrito lo siguiente sobre la palabra logística: a las dificultades insuperables que por sí ofrece la exacta definición de estrategia y táctica, añade Jomini esta otra de logística, explicando en dieciocho párrafos nada menos las atenciones que comprende el nuevo ramo y que, sin gran esfuerzo, pudieran repartirse y clasificarse en los dos principales o, si se quiere, en otros dieciocho nuevos, cada uno con su respectivo nombre griego.

No obstante, la palabra logística fue rápidamente admitida en las naciones de Europa y concretamente en España de manera oficial en el año 1882, en que, al aprobarse el plan de estudios que había de regir en la Academia de Estado Mayor, se introdujo en España como práctica de fin de carrera la realización de un viaje de Estado Mayor o campaña logística, según se efectuaba también en las Escuelas de Guerra o Estado Mayor de las naciones extranjeras, determinando en esta forma sus ideas acerca del asunto y disponiéndose así de treinta y cinco o cuarenta días para la instrucción práctica, habrá de invertirse el razonable tiempo en una campaña logística

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o viaje de Estado Mayor, apropiado para ejercitarse en aquellas cuestiones relacionadas inmediata y principalmente con el servicio que el oficial de nuestro cuerpo está llamado a prestar en circunstancias y casos en el que el menor descuido o la más leve falta pueden producir funestas e irreparables consecuencias.

No se esa parte, no me parece…

La concepción del plan de operaciones, basada en un buen cálculo estratégico, es independiente de la logística y corresponde exclusivamente al general en jefe, pero la ejecución y el modo de disponer, combinar y arreglar en su conjunto y por números los movimientos de las masas de tropas, corresponden a la logística y pertenece al Estado Mayor.

De la política de la guerra

Son todas las combinaciones que sirven a un hombre de estado para determinar la necesidad, conveniencia y oportunidad de una guerra, y establecer las diversas operaciones que sean necesarias para conseguir el objetivo propuesto.

Un gobierno se va a la guerra:

Para reclamar ciertos derechos o defenderlos.

Para proteger y mantener los grandes intereses del Estado, como el comercio, fábrica, o la agricultura.

Para defender los estados vecinos, cuya existencia es indispensable tanto para la seguridad del gobierno o el equilibrio de poder.

Para cumplir con las obligaciones de ofensiva y defensiva de alianzas.

Para propagar teorías políticas o religiosas, ya sea para aplacarlas o defenderlas.

Para aumentar la influencia y el poder del estado por las adquisiciones de territorio.

Para defender la amenaza de la independencia del Estado, o vengar su honor.

Para satisfacer el anhelo de conquistas o el espíritu de la invasión.

Se puede notar que estos diferentes tipos de guerra ejercen influencia de distintos modos en las operaciones que hayan de practicarse para conseguir el fin propuesto, en la magnitud de los esfuerzos que habrá que hacer, y en la extensión de las empresas que sea necesario formar, porque es evidente que cada una de ellas podrá ser ofensiva o defensiva, el que la provoque podrá ser prevenido y tener que defenderse, el atacado podrá a veces tomar la iniciativa, si ha sabido prepararse, puede haber otras circunstancias que afectan la naturaleza y realización de una guerra, como:

1. Un Estado puede simplemente hacer la guerra contra otro Estado.

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2. Un Estado puede hacer la guerra en contra de varios estados, en alianza con otro.

3. Un estado en alianza con otra puede hacer la guerra a un único enemigo.

4. Un estado puede ser la parte principal o un auxiliar.

5. En este último caso el estado puede unirse en la lucha en sus comienzos o después de que ha comenzado.

6. El teatro de la guerra puede ser en el suelo del enemigo, el de un aliado, o en suelo propio.

7. Si la guerra ha de ser una invasión, puede ser próxima o a distancia, puede ser prudente y cautelosa, o puede ser audaz y aventurera.

8. Puede ser una guerra nacional, ya sea contra nosotros mismos o en contra de la enemigo.

9. La guerra puede ser civil o una guerra religiosa.

DEFINICIÓN DEL ARTE DE LA GUERRA

Definición de la estrategia

El arte de la guerra, independientemente de sus relaciones políticas y morales, consiste en cinco partes principales: estrategia, la táctica sublime, la logística, la táctica de las armas, y el arte del ingeniero. Trataremos de las primeras tres ramas, y comenzamos definiéndolas. Para hacer esto, seguiremos el orden del procedimiento de un general cuando la guerra primero se declara, que comienza con los puntos de la importancia más alta, como plan de la campaña, y descendemos luego a detalles necesarios. Las tácticas, en el contrario, comienzan con los detalles, y ascienden a las combinaciones y a la generalización necesarias para la formación y la dirección de un gran ejército.

Suponiendo al ejército en el momento de entrar en campaña, el primer cuidado de su general en jefe será convenir con el gobierno sobre la naturaleza de la guerra que ha de hacerse; en seguida deberá estudiar bien el teatro de sus empresas, y después escogerá, de acuerdo con el jefe de estado, la base de operaciones más conveniente, según se presten a ello sus fronteras y las de sus aliados. La selección de esta base, y más que todo, el objeto que se proponga conseguir, serán los datos para determinar la zona de operaciones que haya de adoptarse. El generalísimo tomará un primer punto objetivo, él seleccionará la línea de operaciones que le conduzca a este punto como línea provisional o definitiva, dándole la dirección más ventajosa, esto es, la que prometa más probabilidades, sin exponerle a grandes riesgos. Un ejército que marcha en esta línea de operaciones tendrá un frente de operaciones y de un frente estratégico.

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Partiendo el ejército desde esta línea, tendrá un frente de operaciones frente de operaciones y otro estratégico, y procurará conservar detrás de este frente una línea de defensa, para que sirva de apoyo a sus necesidades las posiciones pasajeras que tomen sus cuerpos de ejército sobre el frente de operaciones o sobre la línea de defensa, serán posiciones estratégicas. Cuando llegue el ejército cerca de su primer punto objetivo, y comienza el enemigo a oponerse a sus empresas, lo atacará o maniobrará para obligarle a retirarse: al efecto debe adoptar una o dos líneas estratégicas de maniobras que, siendo provisionales, podrán separarse hasta cierto punto de la general de operaciones, con la que no se ha de confundir. Para unir el frente estratégico con la base, se formarán, a medida que se avance, líneas de etapas y las de provisiones, depósitos, &c. Si la línea de operaciones es un poco profunda, y hay cuerpos enemigos que puedan inquietarla, se escogerá una de las dos cosas; el ataque y expulsión de aquellos, o continuar la empresa contra el ejército enemigo, sin ocuparse de los cuerpos secundarios limitándose a observarlos. En caso de adoptar este último partido, resultará un doble frente estratégico con grandes destacamentos. Estando el ejército cerca de llegar a su punto objetivo, y queriendo el enemigo oponerse a ello, tendrá lugar una batalla: cuando este choque sea equilibrado, habrá que detenerse para volver a empezar la lucha; pero si se consigue la victoria, se continuarán las operaciones para llegar a traspasar el primer objetivo, y elegir el segundo. Cuando el fin de este primer objetivo sea la toma de una plaza importante se empezará el sitio. Si el ejército no sea bastante numeroso para continuar su marcha, dejando tras de sí un cuerpo que haga el sitio, tomará cerca una posición estratégica para cubrirlo, como sucedió en 1796, que no contando el ejército de Italia más que con cincuenta mil escasos combatientes, no pudo pasar de Mantua, para penetrar en lo interior del Austria, por no dejar veinticinco mil enemigos en la plaza, y tener a su frente otros cuarenta mil austriacos sobre la doble línea del Tirol y del Frioul.

Por el contrario, cuando el ejército cuenta con fuerzas suficientes para sacar mayor fruto de sus victorias, o no tiene que poner sitio, se dirige al segundo punto objetivo como más interesante todavía. Si este punto se halla a alguna distancia, será necesario tomar inmediatamente otro intermedio para formar una base eventual por medio de la ocupación de uno o dos pueblos que lo pongan al abrigo de todo insulto: en caso contrario se formará una corta reserva estratégica que cubra la espalda, y proteja los grandes depósitos, estableciendo obras eventuales. Cuando el ejército pase ríos de consideración, se construirán con celeridad cabezas de puentes; y si los puentes se hallan en pueblos amurallados, se levantarán algunos atrincheramientos para aumentar la defensa de estos puntos, y doblar así la solidez de la base eventual, o de la reserva estratégica que se sitúe en ellos. En caso de que se hubiese perdido la batalla, habrá de replegarse hacia la base para sacar de ellas nuevas fuerzas. Al aproximarse el invierno se formarán acantonamientos para pasarle, o bien se continuarán las operaciones por el cuerpo de ejército que, habiendo obtenido una superioridad decidida, y no hallando obstáculos mayores en la línea de defensa enemiga, pudiese aprovecharse de su ascendiente; se verificará entonces la campaña de invierno: esta resolución, que en todo caso es igualmente crítica para los dos ejércitos, no presenta combinaciones particulares, excepto la precisión de redoblar la actividad en las empresas, a fin de

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conseguir el más pronto desenlace. Tal es la marcha de una guerra, tal será también la que seguiremos para proceder el examen de las diversas combinaciones a que da margen. Todas las que el conjunto abraza del teatro de la guerra son pertenecientes a la estrategia que comprenderá:

1. La definición de este teatro y de las diversas combinaciones que ofrezca.

2. La determinación de los puntos decisivos que resulten de estas combinaciones, y de la dirección más favorable que se haya de dar a las empresas.

3. La elección y el establecimiento de la base fija y de la zona de operaciones.

4. La determinación del punto objetivo que ha de proponerse, sea ofensivo o defensivo.

5. Los frentes de operaciones, frentes estratégicos y líneas de defensa.

6. La elección de líneas de operaciones que conducen de la base al punto objetivo, o al frente estratégico ocupado por el ejército.

7. La de las mejores líneas estratégicas que deban tomarse para una operación determinada, y de las diferentes maniobras para abrazar estas líneas en sus diversas combinaciones

8. Las bases de operaciones eventuales y de las reservas estratégicas.

9. Las marchas del ejército consideradas como maniobras.

10. La situación de los almacenes respecto a sus relaciones con la marcha de los ejércitos.

11. Las fortalezas consideradas como medios estratégicos, como refugios de un ejército, o como obstáculos para su marcha; y los sitios que se harán de poner o apoyar.

12. Los puntos en que importe situar campos atrincherados, cabezas de puentes, etc.

13. Los ataques falsos o diversiones por grandes destacamentos que se crean útiles o necesarios.

Además de estas combinaciones que entran principalmente como datos para el plan general en las operaciones de la campaña, hay otras mistas que participan de la estrategia en cuanto a la dirección que se les ha de dar, y de la táctica por la parte ejecutiva, como los pasos de los ríos, retiradas, cuarteles de invierno, sorpresas, desembarcos, grandes convoyes, etc.

La segunda parte indicada es la táctica sublime, esto es, las maniobras de un ejército en el campo de batalla, y las diferentes formaciones para conducir las tropas al ataque. La tercera es la logística o el arte práctico de mover los ejércitos, los

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pormenores materiales de las marchas y formaciones, y el establecimiento de los campamentos y acantonamiento sin atrincherar; en una palabra, la ejecución de las combinaciones de la estrategia y de la táctica sublime.

Muchas controversias frívolas se han suscitado para determinar de un modo absoluto la línea divisoria que separa estos distintos ramos de la ciencia: yo he dicho que la estrategia es el arte de hacer la guerra sobre el mapa, o el de abrazar todo el teatro de ella; que la táctica, es el de pelear en el terreno donde se verifique el choque, de colocar en él las fuerzas según las localidades, y de ponerlas en acción sobre diversos puntos del campo de batalla, esto es, en un espacio de cuatro o cinco leguas, de modo que todos los cuerpos que operan, puedan recibir órdenes, y ejecutarlas durante la acción; y finalmente, que la logística no es en el fondo otra cosa que la ciencia para preparar la seguridad de la aplicación de las otras dos. Se ha criticado mi definición, sin sustituirle otra mejor; es verdad que se han decidido muchas batallas por movimientos de igual clase; pero nunca ha tenido efecto sino contra ejércitos en dispersión, lo que forma caso excepcional; y por tanto, no aplicándose la definición sino a las batallas ordenadas, no carece de exactitud.

Así es que independientemente de las medidas de ejecución local que son de su incumbencia, la táctica sublime, comprenderá los objetos siguientes:

1. La elección de posiciones y líneas de batalla defensivas.

2. La defensa ofensiva en el combate.

3. Las diferentes órdenes de batalla o grandes maniobras propias para atacar una línea enemiga.

4. El encuentro de dos ejércitos en marcha y batallas imprevistas.

5. Las sorpresas de ejércitos.

6. Las disposiciones para conducir las tropas al combate.

7. El ataque de las posiciones y de campos atrincherados.

8. Los golpes de mano.

Todas las demás operaciones de la guerra entran en los pormenores de ella, como los convoyes y forrajes, las acciones parciales a vanguardia o retaguardia, el ataque de los pequeños puestos: en una palabra, todo lo que debe ejecutar una división o destacamento aislado.

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El principio fundamental de la guerra

El fin principal de esta obra es hacer patente que existe un principio fundamental de todas las operaciones de la guerra, principio que debe presidir a todas sus combinaciones, para que sean buenas, y que consiste en:

1. Conducir por medio de operaciones estratégicas el grueso de las fuerzas de un ejército sucesivamente a los puntos decisivos del teatro de la guerra, y en cuanto sea posible a los de comunicación del enemigo, sin comprometer los suyos.

2. Maniobrar de modo que el grueso de estas fuerzas se empeñe solamente contra fracciones del ejército enemigo.

3. Dirigir igualmente en el día de batalla, por medio de maniobras tácticas, el grueso de las fuerzas sobre los puntos decisivos del campo, o sobre la parte de la línea enemiga que convenga rendir.

4. Hacer de modo que estas masas no estén solo presentes en el punto decisivo, sino que se pongan en acción con unión y energía, de modo que produzcan un esfuerzo simultáneo.

Líneas y puntos estratégicos

Las líneas y los puntos estratégicos son de diferentes tipos. Algunos reciben este título, simplemente por su posición, lo que les da toda su importancia: estos son puntos estratégicos geográficos permanentes. Otros tienen valor por la relación que tienen con las posiciones de las tropas enemigas y las empresas que puedan estar dirigidos contra ellos: esos son puntos estratégicos de maniobra. Por último, hay puntos que sólo tienen una importancia secundaria, y otros cuya importancia es inmensa y constante: los últimos se denominan puntos estratégicos decisivos.

Todo punto del teatro de la guerra que sea de importancia militar, ya sea desde su posición como un centro de comunicación, o por establecimientos militares u obras de fortificación que influyan directa o indirectamente sobre el teatro estratégico, es un punto geográfico estratégico.

Las líneas estratégicas son igualmente o geográficas o solo relativas con las maniobras de carácter temporal. La primera clase se puede subdividir como: Líneas geográficas que por su importancia permanente pertenecen a los puntos decisivos del teatro de la guerra, y las que tienen valor porque simplemente conectan dos puntos estratégicos.

El nombre de punto estratégico decisivo se debe dar a todos aquellos que son capaces de ejercer una marcada influencia sobre el resultado de la campaña o en el de laguna de sus particulares empresas. Todos los puntos cuya posición geográfica y cuya ventajas artificiales favorecen el ataque o la defensa de un frente de las operaciones o de

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una línea de defensa se incluyen en este número, entre los que ocupan el primer lugar las plazas de armas.

Los puntos decisivos de un teatro de la guerra son de varias clases. La primera son los puntos geográficos y líneas cuya importancia es permanente y una consecuencia de la configuración del país.

Puntos decisivos de control son también los que aseguran la posición de salida de varios de los valles o del centro de las principales líneas de comunicación en un país.

Todos los capitales son puntos estratégicos, por la doble razón de que no sólo son centros de comunicaciones, sino también los puestos de poder y el gobierno. En los países montañosos hay desfiladeros que son las únicas vías de salida posible para un ejército, y estos pueden ser determinantes en referencia a una empresa.

El segundo tipo de puntos son los puntos accidentales de maniobra, que se derivan de las posiciones de las tropas o ambas partes.

Se puede establecer como principio general que los puntos decisivos de la maniobra han de estar en el flanco del enemigo, por donde se le pueda separar fácilmente de su base y de sus ejércitos auxiliares, sin ser expuestos a los mismos peligros. El flanco opuesto al mar es siempre preferible, porque da una oportunidad de obligar al enemigo a replegarse hacia este. La única excepción a esto es en el caso de la insularidad y un ejército inferior, donde el intento, aunque peligroso, se pueda hacer para cortarle la retirada de su flota.

Si las fuerzas del enemigo están en destacamentos, o están en una línea muy extensa, el punto decisivo es su centro, porque penetrando por este, se aumenta su debilidad con la mayor subdivisión de sus fuerzas, y pueden ser derrotados por separado.

El punto decisivo de un campo de batalla será determinado por:-

1. Las características de la tierra.

2. La combinación de la localidad con el fin estratégico que se proponga un ejército

3. Las posiciones ocupadas por las respectivas fuerzas.

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INTRODUCCIÓN

Jomini, Antonio Enrique (1779-1869), escritor general y militar suizo. Él organizó (1799) a la milicia de la república de Helvetic y después de que 1804 sirvieran como oficial de personal en el ejército francés. En agosto de 1813, después de un choque con el mariscal Berthier, él desertó al enemigo, ensamblando al ejército ruso, en quien habían arreglado a una comisión previamente. Él se levantó a la alta fila en Rusia, haciendo una autoridad celebrada en estrategia. Sus trabajos incluyen un estudio de las campañas de Frederick el grande, militaires de los opérations de los grandes del DES de Traité (5 vol., 1804-10; tr. Tratado en operaciones militares magníficas); Guerres de la Révolution (1819-24) del DES de la crítica y del militaire de Histoire, en las guerras revolucionarias francesas; y el guerre influyente del la de Précis de l'art de (1836; tr. El arte de la guerra, 1862), que él escribió mientras que el profesor particular militar al zar futuro Alexander II. Jomini acentuó la captura de puntos importantes y la importancia de números y de líneas de operación superiores, y él abogó el empleo de la velocidad y de la maniobra algo que batalla siempre que sea posible.

La historia de la logística militar se remonta a la historia de la guerra misma, es decir, a la historia del hombre, quien en su afán de sobrevivir y de ser más, de acrecentar su bienestar y su poder, sintió la necesidad de luchar no sólo con la naturaleza, por su supervivencia, sino con sus semejantes para obtener un poco más de algo: tierra, poder o riquezas. Desde los albores de la humanidad, las organizaciones sociales, iniciando por las tribus, se han clasificado o jerarquizado en castas o clases, en las que siempre han ocupado un lugar preponderante los guerreros, cuya misión históricamente ha sido la de defender el asentamiento de su pueblo contra las agresiones externas y la de conquistar nuevos asentamientos, pertenencias o pueblos. Algo así como conquistar nuevos mercados.

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CONCLUSIÓN