Flores Sánchez Atzin Azoka.Vida cotidiana en Roma.

¡Ay de los vencidos!

A finales del siglo V a.C., Marco cero camino, se decidió junt6o con Roma a sitiar Veyes.

Para ello tuvo que introducir una reforma muy importante en el ejército. Hasta ahora los se

ponían a las órdenes de sus superiores al inicio de la primavera, y se volvían a sus casas,

unas veces con el botín bajo el brazo y otras sin nada, en otoño. Su botín lo colocaban todo

en el suelo bajo la lanza (sub-hasta), es así como se inventaron las subastas.

Camilo necesitaba sus fondos en invierno y verano a los pies de Veyes, por lo que creo la

soldada o paga militar, junto con los campamentos de invierno (castra hiberna), ya que el

asedio de Veyes duró como el de Troya diez largos años. En 396 a.C. Camilo tomó Veyes y

repartió entre sus soldados un gran botín. Él creyendo que la diosa Juno le concedió el

triunfo, le prometió la construcción de un templo, razón por la que la entrada triunfal fue

presidida por la escultura del adiós y el santuario puesto en el Capitolino. En el templo

había un pequeño estanque que se repobló con las ocas consagradas a Juno.

Lamentablemente para mala suerte de Camilo se le acusó de quedarse con parte del botín

por lo que fue desterrado.

En aquella época comenzaban a producirse las primeras incursiones de horda s galas en

la península Itálica, los galos habían pasado los Alpes y hostigaban a los pueblos del norte.

Creciente número y en impetuosidad, arrasaron campos y ciudades.

Los galos acercaban a Roma, a lo que ésta respondió mandando a llamar a todos los

soldados disponibles, pero aquel ejército nunca entro en liza, sólo con ver a los galos

huyeron despavoridos y se dispersaron.

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La población se refugió en la ciudadela del Capitolino, los invasores lo atacaron la

ciudadela inmediatamente sino que la sitiaron y esperaron a asaltarla por sorpresa. Una

noche, cientos de galos se arrastraron sigilosamente por la ladera sin ser oídos, sólo gracias

a las ocas sagradas que comenzaron a revolotear y a graznar, Manlio Capitolino y los

romanos pudieron repeler el ataque a tiempo.

Aún así los galos no desistieron y decidieron quedarse hasta que los romanos se rindieron.

Siete meses después el tribuno Sulpicio tuvo que aceptar las condiciones de paz que impuso

Breno, entre ellas 10000 libras de oro. Se pusieron las pesa sobre la balanza, los romanos se

quejaron de que había más del peso convenido, Brenda colocó su espada sobre el platillo y

dijo: <<vea victis!>>, << ¡Ay de los vencidos!>>.

Tras la retirada de los galos, Camilo fue perdonado y nombrado dictador. Anuló el tratado y

dijo:<<Non auro, sed perro, recuperanda est patria>>, <<No con oro, sino con hierro, debe

de ser recuperada la patria>>. Reunión ejército disperso y cargó contra los malos que se

retiraban hacia el norte. No acabó con todos y algunos grupos siguieron haciendo algunas

escaramuzas de vez en cuando, los galos volvieron acercarse a Roma. El miedo a su regreso

no se desvaneció hasta que julio César conquistar la Galia.

Breno entró en Roma manu militari, por la fuerza de las armas, justificado probablemente

por el ius ad bellum; sin embargo, a la hora de cobrar el botín no atendió al ius in bello,

según el cual se ha de mantener la palabra dada a los vencidos. Pero era un bárbaro y como

tal falto a la fides, a la palabra dada. Nunca olvidaron los romanos la afrenta de Breno. Tres

siglos después serían recordando aquel día, cada año se precipitaban algunos perros

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guardianes, mientras que a las ocas de Juno se les llevaba a ver el espectáculo sentadas en

cojines de púrpura y oro.

En si los romanos no siempre fueron victoriosos, pero aprender muy bien de sus derrotas,

es por esto que siempre estaba ensanchando sus fronteras, lo que los llevara a más guerras,

todas siempre basadas en la ley, en el ius romanum, por lo que siempre deberán sus

acciones a su sentido del deber y justicia.