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Luigi Boccherini y el concierto para violonchelo G. 482
La supervivencia de un apócrifo
Samuel Andrés Antón Fernández y Daniel Cepeda Mouriño
Resumen
El Concierto en Si bemol mayor para violonchelo G. 482 de Boccherini pertenece a su
período de esplendor como compositor. Pero no es en su forma original, sino en el arreglo de
Friedich Grützmacher, que ha sobrevivido en el tiempo. En este artículo nos disponemos a
establecer las diferencias entre ambas versiones y explicar la situación del concierto en el
repertorio,así como delimitar su estilo y construcción con vistas a una interpretación fiel de la
obra.
Palabras clave: Luigi Boccherini. Violonchelo. Concierto G. 482. Rococó. Preclasicismo.
Friedich Grützmacher. Recuperación Barroco. Infante don Luis. Carlos III. Federico II de
Prusia.
Apuntes biográficos
Luigi Rodolfo Boccherini, nacido en Lucca el 19 de febrero de 1743 y fallecido en Madrid
el 28 de mayo de 1805, fue un gran violonchelista y destacado compositor italiano, pionero
del Clasicismo. Su obra se encuadra en el tránsito desde el Rococó y el estilo galante hasta la
irrupción del Clasicismo. Boccherini nació en la localidad italiana de Lucca. Su padre
Leopoldo era un reconocido contrabajista, por lo que desde muy pequeño había vivido con
pasión la música, aprendiendo de este que le enseñaba solfeo y a tocar el violonchelo,
enseguida fue enviado a estudiar al Seminario Arzobispal de San Matino. Luigi aprendía
rápido y con tan solo diez años ya despuntaba con éxito.
En vista de su rápida progresión, su padre decidió enviarle a Roma para recibir una
formación musical más especializada y, unos años más tarde, se trasladaba con toda la familia
a Viena, donde su padre y él fueron contratados por el Teatro Imperial. Allí comienzan a
triunfar con sus conciertos. Alternan su trabajo entre Lucca y Viena, hasta la muerte de su
padre en 1766, que deja abatido a Luigi por la pérdida del que había sido además de su
maestro su gran compañero y consejero.
Anímicamente hundido, Boccherini decide partir en un intento de huir de esta tragedia y se
refugia en su amigo el también músico Filippo Manfredi, al que había conocido años antes y
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con quien había tocado en alguna ocasión. Con él parte de Lucca en una gira por Italia, en la
que obtienen grandes éxitos. De allí continúan a Francia y después de actuar en diferentes
ciudades terminan en París donde tienen la oportunidad de conocer a grandes compositores
del momento y tocar en las mejores salas. Se dice que Manfredi cosechó en Francia un mayor
éxito que Boccherini lo que propició que el primero se quedase en París mientras que el
violonchelista partió hacia España persiguiendo el amor de una cantante.
No parece ser cierto, como se creía, que ese viaje hacia tierras españolas lo hicieran juntos
los dos paisanos de Lucca, ya que, de forma casi simultánea, vemos a Boccherini en Aranjuez
y a Manfredi en París, entre la primavera y el verano de 1768. Por tanto, Luigi se adelantó
viajando detrás de la que sería su futura mujer, la cantante romana Clementina Pelliccia,
mientras que Philippo permaneció en la capital francesa hasta finales de junio o principios de
julio. A Boccherini le vemos, por primera vez en España, actuando, durante la primavera, en
Aranjuez, interpretando un aria propia, para el segundo acto de L’Almeria, de Francesco
Majo, una de las óperas del repertorio de la Compañía de Marescalchi. Desde ese momento,
nada permite afirmar que Boccherini abandonara jamás España en vida. Fue en nuestro país
donde compuso la inmensa mayor parte de su obra, ya que, antes de llegar a España,
solamente contaba con la edición de los cinco primeros Opus, y fue aquí donde arraigó su
familia y donde permanece su descendencia, hasta nuestros días.
En 1770, durante la jornada real en Aranjuez, el infante don Luis de Borbón, hermano menor
del rey Carlos III, contrató a Boccherini como violonchelista de su orquesta privada y, más
tarde, como su compositor de cámara, permaneciendo en esos puestos hasta la muerte del
infante, acaecida en 1785.
El Infante don Luis contrata a Manfredi como violinista para su orquesta privada. Y unos
meses después Boccherini hace llegar al Infante la composición que ha compuesto para
él, Seis cuartetos, Op. 8. Éste entusiasmado le contrata también como Violón de Cámara, en
noviembre de 1770. Se instalan en el palacio de Boadilla del Monte, residencia del Infante y
allí comienza una fructífera producción Seis Cuartetos, Op. 9, la Sonata 23 para violonchelo y
bajo, un Aria para soprano y orquesta y el Concierto nº 8 en Do Mayor para violonchelo y
orquesta. Después vinieron los Seis quintetos, Op. 10, para dos violines, viola y dos
violonchelos.
Luigi influido por el ambiente campestre y las cacerías que se realizaban en los bosques de
Boadilla, propiedad del Infante, compone obras de estilo pastoral como "Los pastores y los
cazadores" con movimientos suaves y una de sus piezas más famosas "La Pajarera", que la
compuso inspirado en el sonido de los pájaros que poseía el Infante. También su
célebre Minueto, como pieza de baile. Escribe para toda la orquesta sus Seis sinfonías Op.
12, que incluye la famosísima pieza "La casa del diavolo".
El Infante don Luis estaba muy satisfecho con sus músicos, pero en 1772 Manfredi decide
volver a Lucca, de donde ya no saldría, pues muere cinco años después. Boccherini,
inagotable, sigue componiendo atosigado por su patrón, que le exige cada vez más. Su
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producción en aquellos años de Boadilla fue inmensa llegando a componer más de noventa
obras. De esta etapa dataría el Concierto en Si b G. 482 para violonchelo. Su éxito rebasó las
fronteras españolas llegando a Austria, Alemania e incluso a Moscú donde se representó
su "Ballet español".
Luigi se había casado con Clementina y en Boadilla nacieron varios de sus hijos. Pero en
1776 el Infante don Luis, al casarse con María Teresa Vallabriga, se ve obligado por su
hermano Carlos III a abandonar Boadilla y después de varios destinos se instalan en Arenas
de San Pedro. Boccherini, que como regalo de boda le compone una bellísima Serenata en Re
Mayor para dos violines, bajo, dos oboes y dos trompas, les acompaña en su destierro junto
con su familia. Allí siguió escribiendo y nuevos músicos se incorporan a la orquesta del
Infante los tres hermanos Font: Antonio, Pablo y Juan, todos ellos violinistas. De 1780 son
sus Quintetos Op. 30 con el célebre nº 6 titulado "La música nocturna de las calles de
Madrid", en el cual se mezclan los cantos sagrados del rosario y las danzas populares, desde
el "Ave María della Parrochia" hasta la "Ritirata" y "Tempo di Marcia". En 1781, en honor a
la reina de Portugal, María Ana Victoria, que había acudido a Arenas a visitar a su hermano el
Infante, Luigi escribió la primera versión del Stabat Mater Op. 31, que interpretaba su esposa
Clementina, con acompañamiento de dos violines, violonchelo y contrabajo.
Desde su retiro en Arenas, el Infante don Luis y Boccherini seguían con interés las
tendencias musicales del resto de Europa, mantienen contacto con Haydn y Salieri para el que
trabajaba como libretista Giovanni Gastone Boccherini, hermano de Luigi, y que les visitó en
Arenas en alguna ocasión, donde se establecería años después. El año 1785 fue muy
desgraciado para Boccherini, pues en abril murió su esposa Clementina y en agosto el Infante
don Luis, con lo que la vida sentimental y profesional del músico quedaba de pronto truncada.
Durante un año se vio obligado a reorganizar su vida pues, fallecido el infante, perdía su
sustento. Carlos III no parecía querer sus servicios aunque mantuvo una pensión al artista e
hizo algunas recomendaciones por respeto a su fallecido hermano y a raíz de una carta, que
Boccherini le escribió rogándole ayuda abogando a los servicios prestados y méritos.
"Señor: Don Luis Boccherini, criado del Sermo. Sor. Infante Dn. Luis, [...] después de que le eligiese por su
violón de cámara, y compositor de música [...] de tener seis hijos huérfanos de Madre, y quince años que lleva
expuestos de méritos, y verse quedar en la calle, y con los trabajos que subsiguen a la indigencia, recurre a la
piedad de V.M. [...] le patrocine continuamente su sueldo, y destinándole en lo que su real ánimo le dicte, [...]
Madrid, 28 de septiembre de 1785. Luis Boccherini.".
La respuesta de Carlos III fue inmediata: "que el Patriarca le dé la primera plaza de violón
que vaque en la Capilla, sin oposición, y que entretanto se le asista con 12000 reales. San
Lorenzo, 23 noviembre 1785".
Aunque le había quedado una pensión escribe a Federico de Prusia ofreciéndole sus
servicios, con el que llega a un acuerdo económico a cambio de enviarle periódicamente obras
escritas para él. Nunca obtuvo el trabajo en la capilla real, pero el sueldo de 1200 reales
obtenido de la casa real y el acuerdo por otros tantos que tuvo con Federico de Prusia le
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permitió seguir con su vida a pesar de la incertidumbre inicial. Un año después la Duquesa de
Osuna, gran mecenas y cultísima dama, le nombra director de su orquesta y para ella sigue
componiendo música en una nueva etapa.
En marzo de 1786, Luigi es nombrado director de la orquesta de María Josefa de la Soledad,
condesa de Benavente y duquesa de Osuna, que ya había acogido a Francisco de Goya y a
otros protegidos del difunto infante. La condesa residía en el palacio "El Capricho", en la
Alameda de Osuna, a escasos kilómetros de Madrid, en el cual celebraba espectaculares
fiestas, veladas literarias y reuniones musicales. La orquesta de la condesa estaba dirigida
hasta la llegada de Boccherini por el compositor Lidón, al que substituyo, y contaba con el
violinista Rafael García, el oboe Gaspare Barli, el clavicembalista Blas de Laserna y un buen
guitarrista como era el propio duque de Osuna. La condesa recibía puntualmente las últimas
novedades musicales europeas: Mozart, Paisiello, Cimarosa, Haydn, etc. y había comprado a
Haydn toda la música libre que compusiera (unas 12 piezas anuales). Boccherini pudo
disponer de una orquesta de quince elementos (con un magnífico fortepiano) y de un archivo
musical de primera categoría, pero también de continuos compromisos.
Existía por aquel entonces cierta rivalidad artística entre la condesa de Benavente y la
duquesa de Alba, a la que no fueron ajenas las orquestas de ambas damas. Bruneti,
compositor de la duquesa de Alba y gran fama en España y Europa, rivalizaba así con
Boccherini. En 1786, Luigi escribió para la condesa sus Seis Quintetos Op. 36 y la ópera La
Clementina, cuyo libreto fue encargado por la condesa al gran poeta Ramón de la Cruz. La
representación fue todo un gran éxito en la Corte, colocando el salón de la condesa de
Benavente muy por encima del de su prima la duquesa de Alba y los elogios a Ramón de la
Cruz y a Boccherini se extendieron por todo Madrid. Luigi se encontraba en la cumbre de su
fama y se le consideraba creador de la nueva moda de música de cámara.
La fama de Boccherini seguía creciendo hasta el punto que un rico portugués, llamado
Pacheco, consiguió de la condesa que le cediese a Boccherini para una representación.
Boccherini se encontró con una pésima orquesta, formada principalmente por guitarristas de
los destinados a alegrar los bailes. Boccherini en términos muy duros dejo plantado a
Pacheco. Después de lo cual ceso la relación entre Boccherini y la condesa de Benavente. La
ruptura debió de ser definitiva pues Luigi no volvería a acudir nunca más a la generosidad de
la condesa.
Algunas biografías de Boccherini dan por sentado que este estuvo en Alemania entre los
años 1787 y 1796, basándose en la existencia de una supuesta carta de Boccherini enviada
desde Breslau al marqués Lucchesini en Postdam el 30 de julio de 1787. La carta de la que
sólo existe una copia en alemán (y ningún original) no se corresponde con el estilo de
Boccherini. Por otra parte, las condiciones de salud de Boccherini hacen difícil de suponer
que este realizara tal viaje y que se alejase tanto y tantos años de su familia.
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Los siguientes años, contando con las pensiones concedidas por Carlos III y Federico
Guillermo II de Prusia y cada vez más enfermo de los nervios y del pecho, los dedico Luigi a
la composición, posiblemente participando de forma ocasional en los conciertos de los Caños
del Peral y en las veladas de la nobleza madrileña (también escribió obras para la Casa Real y
para el duque de Alba). En 1788 Boccherini escribió doce obras, ocho en 1789, seis en 1790,
veinticuatro en 1791-1792, doce en 1793, once en 1794, doce en 1795 y dieciocho en 1796,
obras que eran publicadas en Paris por el editor Ignaz Pleyel. Boccherini fue enviando a
Pleyel copia de cuantas obras poseía, indicándole en todos los casos quienes eran sus
legítimos propietarios, lo cual no siempre era respetado por el editor. Pleyel demoraba
constantemente sus pagos a Boccherini y este en un intento de aumentar la confianza del
editor, cedió ante notario todos los derechos de propiedad de una serie de sus obras.
Boccherini seguía componiendo y enviando su obra a su protector alemán hasta su muerte en
1797. Boccherini se casó en segundas nupcias con María del Pilar Joaquina Porretti, hija del
italiano Domingo Porreti, violonchelista la Capilla Real (entre 1734 y 1783 en que falleció) y
antiguo amigo suyo. En octubre de 1797 Luigi envió a Berlin sus Quintetos Op. 56 y al poco
tiempo murió su protector y admirador Federico Guillermo II de Prusia. Luigi intentó
mantener el cargo en la corte del nuevo rey, pero este no consintió.
Boccherini escribió al nuevo monarca prusiano, del 25 de enero de 1798, solicitando un
empleo en el que ponía sus esperanzas y las de su familia. La respuesta llegó el 2 de marzo
desestimando su solicitud, así como retirándole la pensión tras el fallecimiento del Rey
Federico Guillermo. También fue contratado por Godoy y Luciano Bonaparte en varias
ocasiones. Pero se le acumularon las desgracias personales, murieron varios de sus hijos y su
segunda esposa, que entristecieron profundamente los últimos años de su vida.
Pese a que su situación económica empeoró drásticamente, no llegó a vivir en la indigencia y
arruinado como se creía, pero sí hundido en la pesadumbre derivada de las muertes de todos
sus hijos salvo 2 y su segunda esposa. Varios estudios en las últimas décadas apuntan en esta
dirección. Cinco escasos meses después que su esposa, a la edad de 62 años, el día 28 de
mayo de 1805, moría Luigi Boccherini mientras residía en el número 5 de la calle Jesús y
María del barrio madrileño de Lavapiés, con toda probabilidad, la que hoy corresponde al nº6.
Sus restos recibieron sepultura en la parroquia de San Justo y, 122 años después, es decir, en
1927, fueron exhumados para su traslado definitivo a su Lucca natal.
El concierto G. 482
Como comentábamos, compuesto entre 1770-71, el Concierto para violonchelo en Si bemol
mayor es una de las más celebradas obras de Boccherini. Su recepción en el mundo del
violonchelo se ha producido tardíamente y de una forma curiosa.
Hacia finales del siglo XIX, como ocurriera con otros compositores barrocos, la música de
Boccherini se ve recuperada a partir del redescubrimiento de su célebre Minuetto, que se pone
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de moda en Francia y luego en España. Varios arreglos circulan entonces de esta pieza
(Bretón, Arbós, Albéniz) y el tono desenfadado y bailable provoca un afán por reencontrarse
con el compositor que estuviera afincado en nuestro país en el siglo anterior.
En 1895 el violonchelista Grützmacher1 realiza y estrena un arreglo del Concierto en Si b
que desde entonces ha sido el más tocado. Algunos chelistas lo prefirieron por saber ahondar
en la sensibilidad prerromántica que en algunos pasajes de la obra de Boccherini se pueden
notar2. Otros calificaron la propuesta de recargada en tipos románticos y técnicos que
desvirtúan la línea melódica de clara inspiración operística y galante. En cualquier caso, es
innegable que el trabajo de Grützmacher supone la recuperación de Boccherini (además de la
edición de otros conciertos y sonatas) para el repertorio violonchelístico, convirtiéndolo en un
compositor de primera línea.
Lo primero que salta a la vista en el arreglo de Grützmacher es que el segundo movimiento
está tomado, en su totalidad, de otro de los conciertos de Boccherini (en Sol mayor, G. 480),
de tal modo que si el 2º movimiento original está en la tonalidad de Mi b mayor, éste que lo
substituye está en Sol menor. Por tanto, ya se produce un gran contraste entre los
movimientos, pues si el 1º y el 3º están en Si b mayor, el colocar entre ellos un movimiento en
la tonalidad del relativo menor ya supone un cambio sustancial de carácter.3 En este caso,
podríamos afirmar sin ambages que el concierto gana un cuerpo más sólido, dado el carácter
elegíaco de este segundo movimiento en Sol menor, que contrasta con los danzables
movimientos en Sib mayor.
Veamos la entrada del solista en ambos 2os
movimientos, original y sustituto, para ver el
contraste:
1 Friedich Grützmacher (1832-1903) fue un violonchelista alemán que destacó por su genial virtuosismo y su
labor como editor musical y pedagogo. A él se le debe el llevar al repertorio estándar obras de Bach, Boccherini y Schumann, entre otros. Sus ejercicios técnicos aún son hoy empleados como metodología de enseñanza del violonchelo. 2 A este respecto, transcribimos un fragmento de una carta de Boccherini en la que se refiere a la música en
los siguientes términos: “Yo sé bien que la música existe para hablar al corazón del hombre; yo hago esfuerzos para conseguirlo… la música despojada del sentimiento y la pasión no es nada”. (Fuente: http://www.luigi-boccherini.org/) 3 Esta estructura de contraste (tonalidades relativas, de dominante, incluso del VI grado, preferentemente),
se va implantando en el Clasicismo y adquiere su estandarización en el Romanticismo. Pensemos que en el período Preclásico y primer Clasicismo muchas veces se prefería un segundo movimiento desenfadado en la tonalidad de la subdominante (caso de este concierto o del primer Concierto en Do mayor para violonchelo de Haydn), que mantiene la obra en un carácter optimista y liviano.
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Original4
Sustituto del G. 480 en la edición de Grützmacher5
Cabe destacar que el contraste no es sólo tonal o armónico (puesto que este segundo
movimiento es más rico armónicamente que los otros dos), sino de tipo textural. Tanto el
primero como el tercer movimiento tienen una textura de melodía acompañada inspirada en
los avances de la música instrumental del momento. Por el contrario, el segundo movimiento
tiene una textura contrapuntística y responde más bien al carácter del aria italiana, con un gran
juego de la tensión armónica y los recursos de expresión en cuanto a dinámica. De todos
modos, en el original podemos rastrear una escritura ornamental que dibuja unas líneas más
propias de la ópera que de la música instrumental, cosa que en varios pasajes Grützmacher
elimina en su versión, ofreciendo una escritura más violonchelística y que permite un
lucimiento instrumental mayor. De tal forma, no extraña ver en el 2º movimiento original un
acompañamiento sobrio y que descansa sobre la indicación de Andantino grazioso, que estaría
más cerca del estilo galante que por aquellos años pugnaba en la música de Boccherini. En el
movimiento sustituido se rastrea un estilo anterior, más cercano al hermetismo y excesos
barrocos (en aire de Adagio -non troppo añade el editor- que podríamos juzgar como un grave
de aria).
Además, es muy interesante la entrada del violonchelo en el movimiento en Sol menor, con
una nota larga dal niente que va apareciendo en la escena de forma muy sutil. Este
procedimiento no era extraño en los lentos de obras concertantes y orquestales, bien valdrían
de ejemplo el “Aria” de la 3ª Suite Orquestal de Johann Sebastian Bach o el Adagio del
Concierto para Violonchelo en Do Mayor de Joseph Haydn, entre muchos otros. Es patente,
4 Boccherini: Concerto for Violoncello in Sib major, ed. de Richard Sturzenegger (Basel: Reinhardt, 1948)
5 Boccherini: Konzert für Violoncello in B-dur, ed. Friedich Grützmacher (Leipzig: Breitkopf und Härtel, 1920)
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por tanto, la implicación de Boccherini en los gustos compositivos de su tiempo.
Estructuralmente estamos ante una forma binaria no-reexpositiva con un magistral uso del
cromatismo y la imitación contrapuntística. El movimiento original en Mib Mayor sería más
sencillo y menos recargado armónicamente, más en la tónica del incipiente Clasicismo. Las
melodías no serían tan extensas y se encuadran dentro de los giros armónicos clásicos,
polarizadas entre la tónica y la dominante. Sí cabría resaltar del original el hecho de que se
inicia con una gran exposición orquestal para luego dar todo el protagonismo al solista que, a
diferencia del movimiento en Sol menor, se mueve por un registro más agudo con tendencia
al cantabile propio de una soprano. Estructuralmente el original sería monotemático, con
interesantes enlaces en cuanto al desarrollo melódico (A-A’-A’’), mientras que el sustituto se
construye sobre una forma binaria asimétrica (A:II:A’:II), con interesantes giros armónicos (a
través de una textura de influencia contrapuntística).
El primer movimiento se abre con una exposición orquestal que varía de una versión a otra.
No podemos obviar que los tuttis orquestales difieren bastante entre el original y el arreglo, no
sólo en cuanto al contenido musical, sino también en cuanto a la orquestación, que en la
segunda es más llena. Además de la orquestación original, la versión de Grützmacher incluye
dos oboes además de las dos trompas y cuerdas que ya figuraban en el original.
La original es más rica, pues presenta todos los temas A, B y C (tema de conclusión)
completos, mientras que el arreglo presenta el motivo del primer tema y construye un enlace
con resoluciones dominante-tónica según la figuración del motivo inicial, para reafirmar la
tonalidad. De la entrada del violonchelo con el Tema A cabría destacar que el original
presenta el inicio del motivo con un arpegio (en piano, como galante y cantado) que el arreglo
torna a un acorde quebrado en dos gestos del arco (en forte, con más brío y de carácter más
instrumental):
Original Arreglo
En el arreglo se toma de la segunda frase del tema A el consecuente para entrar al puente
modulante, con una progresión sobre la región de Sol menor (relativo menor de Sib mayor)
que nos lleve al tema B (en la dominante, Fa mayor). En el original no hay tal uso del
consecuente, sino que hay una tercera frase que sirve de puente, aunque tiene un carácter
melódico que la dota de cierto protagonismo. La primera frase del Tema B es más
ornamentada y ondulante en el original, con la connotación operística ya señalada. Cabe
resaltar el acierto de la segunda frase (cuyo motivo construye sobre el arpegio de Fa mayor),
de tipo virtuosístico y que ofrece una variedad de golpes de arco combinando legato y
spicatto-detaché en diferentes partes del arco, lo que ya se nos antoja innovador para la época.
9
Esta segunda frase era repetida con ligeras variaciones (en la disposición del arpegio)
precedida la variación por un nexo cromático muy sugerente y de inspiración vocal.
Veamos esta segunda frase y su variación:
Entrada del motivo en fusas, y desarrollo de la melodía hasta entrada del motivo otra
vez
Nexo y entrada de la variación
El arreglo omite en su totalidad la variación de la segunda frase, repitiendo la frase original.
Ambas versiones presentan un ascenso melismático hasta alcanzar un calderón. Tras la pausa
entraría una última frase en la tonalidad de Fa mayor, muy galante, que podríamos considerar
un tema de conclusión de la exposición a modo de codetta. Nos basamos para esta
consideración en el hecho de que está separada claramente del tema B por una gran pausa y
que presenta un carácter totalmente distinto (el Tema B combina el lirismo de la primera frase
con el juego casi de cadenza de la segunda frase) más pomposo y danzable que los temas
anteriores, además de tener unas pequeñas dimensiones y un acompañamiento muy simple y
conductor a modo de enlace. Finalizado este tema de conclusión comienza el desarrollo, que
en el original es poco interesante y escueto, con simples giros a tonalidades vecinas (Sol
menor, Re menor) y funciona como un puente modulante para llegar a la Reexposición.
En el arreglo el desarrollo se inicia con el tratamiento del tema principal por parte de la
orquesta, en un diálogo entre la cuerda aguda y grave, hasta modular a Re menor, en un juego
de modulación por dominantes de la dominante de cada tonalidad de llegada (FaM-DoM-
Rem-LaM-llegada a Re m). La entrada del solista presenta un nuevo tema tomado casi en su
totalidad del primer tema del desarrollo del concierto en Do mayor G. 477.
Desarrollo concierto G. 4776
6 Boccherini: Cello concerto in Do major, G. 477, ed. Georg Papin (París: Alphonse Leduc, 1897)
10
Desarrollo concierto en Si b
Vemos, no sin cierta sorpresa, que en el arreglo de Grützmacher reposa una intención
contrapuntística entre la intervención solista y la orquestal. Aunque el pedal de dominante
prevalece en ambos casos, el papel orquestal es más decisivo y presente en el arreglo, lo cual
no es propio de la obra concertística de Boccherini. Claramente hay una querencia de adaptar
el concierto a unas posibilidades más exuberantes a la hora de su representación, algo típico
de la época del romanticismo finisecular en que vivió el editor. Otra frase, estructurada como
modelo-progresión deriva del mismo momento del G. 477
El segundo tema del desarrollo es una añadido, pues no aparece en la versión original, y por
su escritura violonchelística vemos una clara intención del editor en hacer notar el virtuosismo
de su ejecución en este pasaje. Se construye sobre la tonalidad de Re menor, a la que se ha
modulado en el tema anterior. La figuración es sencilla, a modo de moto perpetuo, sirviendo
de acompañamiento a una dilatada melodía orquestal, aun pudiendo notarse una melodía
figurada ondulante en consonancia con el grosso orquestal. Destaca el uso de las tres cuerdas
superiores en el ejercicio de este pasaje, dando paso así a una revelación de tipo técnico
Vemos aquí lo que ha supuesto la evolución de la escritura violonchelística desde los años de
Boccherini hasta finales del siglo XIX: si en el siglo XVIII había una preferencia por los
movimientos verticales en el mástil, con pasajes quasi melismáticos y en cascada, en el
momento del arreglo ya es clara la búsqueda de lo horizontal, de las posiciones “en bloque”.
Es curioso que al mismo tiempo en Rusia Karl Davydov abogue por la verticalidad del mástil,
proceso que culmina con Casals, si bien con perspectivas a una “digitación expresiva” que
fusiona ambos conceptos. No en vano, Boccherini es considerado el primero en colocar al
violonchelo como un merecido instrumento solista, pues fue un pionero.
11
Tras un enlace sobre el pedal de dominante comienza la Reexposición con una estructura
clásica de Reexposición, sin nada más que reseñar. El original sustituye la segunda frase del
Tema A (variante de la primera frase) por una nueva en Sol menor, que se repite, tras la cual
enlaza al tema B (análogo al Tema B de la exposición). Con el final de la Reexposición tiene
lugar el momento de la cadenza.
El tercer movimiento (rondó) sufre en su exposición orquestal el mismo desajuste del primer
movimiento, siendo en el arreglo más pobre melódicamente (se reduce al motivo inicial).El
primer tema consta de dos frases, siendo la segunda una repetición de la primera. La
diferencia radica en que en el original el chelo ejecuta la melodía en ambas frases, mientras
que en el arreglo es la orquesta la que contesta al solista en la segunda frase, lo cual es un
acierto en cuanto a riqueza textural y estructural.
Por otra parte el tercer movimiento sufre modificaciones tonales, pues el Tema B (o primer
episodio) en el original estaría construido sobre la dominante en modo mayor, pero en el
arreglo está construido sobre la dominante del relativo menor. Notamos ligeras variaciones
rítmicas en el segundo compás del tema, pues el arreglo logra una melodía más elaborada y
sugerente que la original, de carácter más relajado y estático. Además el apoyo melódico
orquestal es más efectivo en el arreglo, por estar más alejado interválicamente del solista y
permitir que los ritmos cortos los lleve el solo. Estructuralmente consiste en una frase de 8
compases clásica, aunque el arreglo suma otros cuatro a modo de 3 progresiones como enlace
con la reexposición de A.
Original
Arreglo
12
La siguiente aparición del Tema A en el arreglo se reduce a una entrada de la primera frase
de dicho tema, si bien el antecedente lo interpreta el chelo y el consecuente la orquesta. No
obstante, el original reexpone el Tema A completo con ligeras variaciones melódicas en la
segunda frase para dar un carácter más ornamental y cantabile (propio de las arias da capo).
El segundo episodio (C) es mayor en el arreglo, pues introduce un puente modulante al cuarto
tema (tercer episodio) de 16 compases, derivado del motivo de C. Este tercer episodio (D)
tiene un carácter de moto perpetuo sobre una figuración de tresillos de corcheas, pero en el
arreglo está escrito en Re menor, y en el original en la tónica (tiene una estructura modelo-
progresiones, con movimiento modulatorio). Cuatro compases sirven de modelo para una
progresión completa y otras dos que sólo tratan el antecedente, siempre ascendentemente. El
manuscrito de Boccherini no coartaba las progresiones al motivo inicial, sino que el modelo
era seguido de dos progresiones completas y sumaba aun dos frases, la primera derivada
rítmica y estructuralmente de la frase anterior, y la segunda sería un mero enlace.
El original repite luego el segundo episodio y de él pasa a repetir el primero para llegar al
Tema A (primero en la orquesta y luego en el solista, que interpreta la variación que
Grützmacher omitía anteriormente). Tras una breve frase de conclusión la orquesta ofrece un
enlace a la cadenza final. El original se acercaría a una estructura simétrica o en espejo (salvo
por la segunda entrada de A en la Exposición).
El arreglo es más rico estructuralmente. Después de D todavía aparece un cuarto episodio
(E) que es tomado del tercer movimiento del concierto en Do mayor G. 477, transportado a la
tonalidad de Sib mayor. En el arreglo es patente el protagonismo del solista, mientras la
orquesta realizará una nota pedal. El original presenta un dibujo similar al solo con una
melodía figurada en torno a un pedal de tónica encubierto: la voz superior orquestal entraría
antes que la nota superior del chelo, mientras que las notas graves de la orquesta y del solo
coinciden. Este simpático juego de ecos queda eliminado en su totalidad en el arreglo.
Concierto G. 477
Concierto en Si b
13
Después de este tema nuevo, se reexpone la primera frase de C, seguida de un enlace
modulatorio orquestal que versa sobre el motivo de ésta y el motivo de A (en el chelo) tratado
en progresiones ascendentes para entrar a la Reexposición en la tónica. Sólo se interpreta la
primera frase de A, B no tiene los cuatro compases añadidos, C no se reexpone, D aparece
completo con una variación en su segundo motivo (si en la Exposición era ascendente ahora
es descendente), E aparece completo también y sigue una entrada de A en que, de nuevo, el
chelo realiza el antecedente y la orquesta toma el consecuente transformándolo en un enlace a
la cadenza.
También cabe señalar que Grutzmacher incluyó en su edición de la Breitkopf und Hartel sus
propias cadenzas, que son las más interpretadas hoy en día, si bien violonchelistas como Paul
Tortelier o Pau Casals han compuesto sus propias cadenzas. Violonchelistas como Casals,
Shafran, Du Pré, Fournier, Tortellier, Navarra… prefirieron esta versión.
Para el texto original nos hemos guiado por la edición de 1948 por Richard Sturzenegger en
la editorial Reinhardt (Basel), que no tuvo gran implantación ni conocimiento en los círculos
de enseñanza de la época. No será hasta 1958 cuando se produzca el hecho decisivo para la
recuperación de la versión original de este concierto. En este año el violonchelista francés
Maurice Gendron descubre en la Biblioteca Estatal de Dresde el manuscrito original, que
luego publica en la editorial Delrieu incluyendo cadenzas de un estilo más cercano si no al
Barroco al texto original. Ese mismo año le ofrecía a un demasiado avejentado Casals el
estreno del concierto, el cual declinó la invitación debido a su edad, pero sí accedió a dirigirlo
junto a la Orquestre Lamereaux. Suyo es pues el mérito de que la versión original haya
llegado hasta nuestros días.
A partir de entonces, violonchelistas como Anner Bylsma, Yo Yo Ma, Crhistopher Coin o
Xavier Philipps se han decantado por la versión original que, sin embargo, no ha logrado
ocupar el lugar en la programación concertística que desde hace ya un siglo usurpó el arrgelo
de Grützmacher.
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Conclusiones
Es difícil valorar la calidad de ambas versiones, original y arreglo, porque entramos en el
ámbito del papel del compositor y de su obra misma. Debemos pensar que si bien Boccherini
ya introduce innovaciones técnicas7 para el violonchelo tales como la diversidad de golpes de
arco y la audacia melódica que ya hemos visto, él compuso esta obra en un período musical
concreto. Sobrio, elegante, este concierto se integra dentro de una corriente musical pensada
para el entretenimiento de la aristocracia y burguesía ascendente, y aun así hemos podido ver
que no se agota ahí la intención del compositor.
Sin embargo, Grützmacher pertenece ya a un momento musical en que intérprete y
compositor son personas distintas, donde la obra de aquél necesita de éste para que explote
sus posibilidades y la encumbre. En este tardorromanticismo decimonónico hemos visto
figuras como Joseph Joachim, Clara Schumann o el propio Grützmacher que recuperan
repertorio de siglos pasados y fomentan el éxito de sus contemporáneos. En esta época los
gustos musicales han cambiado y se busca el lucimiento del solista a través, en parte, de la
conmoción del público. No extraña la inserción, pues, del segundo movimiento en Sol menor,
como reseñamos, que dota al concierto de gran interés estilístico y estructural frente al
estático original. Por otra parte, la adaptación técnica de ciertos pasajes que los desvincula de
su excesivo ornamento lo actualiza técnicamente para asegurarle un lugar en el repertorio. Si
tan importante es la labor de Gendron para con el original, no menos significó el papel de
Grützmacher a la hora de reeditar obras de Boccherini (sonatas, conciertos) para acercarlo al
mundo violonchelístico y hacer notar la factura de un compositor infravalorado.
Finalmente, es necesario recalcar que si bien Grützmacher ha sido fuertemente criticado por
su, digamos, colage musical, es innegable la cierta intertextualidad que desde el Barroco se
viene dando en algunas obras musicales (casos sobrados tenemos en Haendel, Bach,
Mozart…). En el caso de Boccherini no es extraño en sus obras, pudiendo encontrar pasajes
del Concierto para violonchelo en Re mayor G 479 en el Concierto para el mismo
instrumento en Sol mayor G 480, o pasajes de la Sonata en La mayor G 4 en el Aria “Se d’un
amor tiranno”. Este procedimiento que emplea Grützmacher no es ajeno a ciertos gustos de la
época de Boccherini y, como vimos claramente en el Rondó, ayuda a dinamizar el concierto y
le aporta una solidez que contribuye a mantenerlo en la primera fila del repertorio
violonchelístico. Habría que sumar la mayor variedad de golpes de arco, así como una visión
más permisiva del vibrato (ciertamente denostado en el siglo XVIII), que rodean el contexto
musical de Grützmacher. De todos modos, teniendo hoy material suficiente para entender,
como hemos intentado clarificar, ambas versiones, es posible interpretar el concierto en su
forma original o arreglada sin faltar a las exigencias histórico-estilísticas de ambas partituras.
7 Es interesante a este respecto observar como en los tratados técnicos de la época ya se perfilaba el
carácter horizontal de la digitación, o posición en bloque. El arrojo de Boccherini, por ello, no pudo pasar desapercibido, lo que se puede apreciar en su estimación como gran virtuoso en los círculos musicales de la época.
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Bibliografía
-Bunting, Christopher:
Casals y el arte de la interpretación (Barcelona: Idea Books, 2000)
El arte de tocar el violonchelo: técnica interpretativa y ejercicios (Madrid: Ediciones
Pirámide, 1999)
-Campbell, Margaret: The great cellists (London: Robson Books, 2004)
-Boccherini, Alfredo y Morales, Gonzalo: Boccherini en familia: Luis Boccherini, apuntes
biográficos y catálogo. Vida de Luis Boccherini (Madrid: Arpegio Editorial, 2010)
-Tortella, Jaime: Boccherini, un músico italiano en la España Ilustrada (Madrid: SEDEM,
2002)
Webgrafía
-http://www.luigi-boccherini.org/ : Con una amplia biografía del compositor y relación de
materiales de investigación sobre el mismo.
Discografía
-Pierre Fournier: Aristocrat of the cello. 2005. CD. Deutsche Gramophon. 477 5939
(versión del arreglo de Grützmacher)
-The best of Boccherini. 1993. CD. Philips Label. 438377 (Incluye la versión original
interpretada por Maurice Gendron, dirigido por Pau Casals)
Videografía
-http://www.youtube.com/watch?v=IUSnRLPbZGk : enlace a la interpretación de Xavier
Phillips (versión original del concierto)
Partituras
- Reducciones violonchelo-piano:
Boccherini: Concerto for Violoncello in Sib major, ed. de Richard Sturzenegger (Basel:
Reinhardt, 1948)
Boccherini: Konzert für Violoncello in B-dur, ed. Friedich Grützmacher (Leipzig: Breitkopf
und Härtel, 1920)
-Partitura orquestal:
Boccherini: Konzert für Violoncello in B-dur, ed. Friedich Grützmacher (Leipzig: Breitkopf
und Härtel, 1920)
Boccherini: Concerto nº 9 in Si bem. maggiore G. 482 per violoncello solo, corni e archi,
ed. Aldo Pais (San Giuliano Milanese: Zanibon-BMG Ricordi Music Publishing, 1985)