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Obras del autor para· la enseñanza de la Filosofía: lnic;Oción Filosófica. Texto universitario. Lima, Editorial Arica S. A. Nueva edición, 1974. · Lecturas Filosóficos. Lima, Editorial Arica S. A. Nueva edición, 1974. _ Didáctico de lo Filosofía. Lima; Editorial Arica S. A. Nuevo edición, 1974. Breve_ Vocabulario· Filosófico. Lima, Editorial Arica S. A Nueva edición, 1974. Introducción o la Filosofía. Texto. escolar., Lima, Editorial Universo S. A Nueva 1974. Augusto . Salazar Bondy BREVE ANTOLOGIA FILOSOFICA EDITORIAL ARICA S. A. PERU

Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

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1967

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Page 1: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

Obras del autor para· la enseñanza de la Filosofía:

lnic;Oción Filosófica. Texto universitario. Lima, Editorial Arica S. A. Nueva edición, 1974. ·

Lecturas Filosóficos. Lima, Editorial Arica S. A. Nueva edición, 1974. _ Didáctico de lo Filosofía. Lima; Editorial Arica S. A. Nuevo edición, 1974. Breve_ Vocabulario · Filosófico. Lima, Editorial Arica S. A Nueva edición,

1974. Introducción o la Filosofía. Texto. escolar. , Lima, Editorial Universo S. A

Nueva ~dición, 1974.

Augusto .Salazar Bondy

BREVE ANTOLOGIA FILOSOFICA

~- EDITORIAL ARICA S. A. ~LIMA PERU

Page 2: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

© Derechos de Autor reservados

- AUGUSTO SALAZAR BONDY

© Derechos de Arte Gráfico reservados

BORIS ROMERO ACCINELLI

© Derechos de Edición reservados

EDITORIAL ARICA S. A. 1967 Paseo de la República 3285 . San Isidro Teléfono 40-1670- Casiiia 3537 Lima- P2rú .

. IMPRESO EN EL PERU- PRINTEO IN PERU

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La presente ontología ha sido concebida como un auxi­li'ár "'aidá'dl2éY ~aro rt:>s 't-Ursdr dfi-' filosófía '-a e·· li;P blilgíos ·de éducacfori 's'écurítfciriii : f>ór l:!sib Foióri"'sólcf' 'se:··;ricruyitn , e\ñ, ef/8 ' 1~H8f bhi!VEis! \y dé' 'leet'ufC.Po'ccésfi:ile~ '':Ci'un'qíYe ~ vó'Fíañ''e'ñ· iMéási6R '· y 'tÚtcuiídd. 'PúWIYSeci?s~ cfué''éfc?sbl~cc:rón dadpC' tctóntierí.doXadil prbp?:sh,o 1{F'f:}pW)~&.% en rTiúclíb "loFmq~ t~r'i'8féS' : d'iif'l11i:Nb téctUMs· 't:itos'OFltA.s, qJiP 'fjub'tiC'dm<?~· en 1965, el cual tiene más en mira al estudiante de univ'~~~ si dad es y escu,elas normales . .Por lo d1pmás,. ~ntre una Y. ptra ob'N/'s'e (p'é/ed~0~stobfeá'r J~·a [i'N/ddi:ióif 'y' íJn''ib'{c/'Cle 2on-

·.~~ f . . ,_6.-i\.~:~· -¡ ?() \: - ,, ;:;._r~t:\·~,-\, ; ,.; · -. ~ . .'-.,·_ q-.·, ,:·; (~:~c t' '· ... ··~·~­flnuldaa que· permltlran 61 alumno proségúlr auranfe un biien 'tií:i'm¡P'o sU fri::Ú8 'AiR 18s 'tl:ixtos '' fildi&flc-6\ obu;:,, ' 0 •• , ·,

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''··' Hemos '?org'ani'zddo ' la selección ·segúiWCinco gréiftdes· 'rá-i bros, a .suber: l. Naturalfi:ta dc ' la :filósofíá; 117"Teoría déi c::onocimiento; 111. Axiología, ética, estética; IV. Antropología filosófica y . .Y.. :J{-?róbfemás rrirdáfísi:cos. Esta divi~ión o o signi­fica, por cierto~ que e·n cada casp lg~ textos se . refieren só­lo a asuntos concernientes a unO -'disdpÍina ' d."i::lrcdlo' temó­ti~o - Por el contrario, creemos que prácticamente toJos tie­nen múltiple~ empleos y aplicaciones. A facilitar este varia­do uso está' destinado el índice analítico de temm que da­mos al final del volumen.

Page 3: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

Los otros criterios paralelos de clasificación han sido considerados asimismo en la antología: . el de autores y

obras - 0 ' cual se refiere el índice de Ja · página 1 JO- y el de períodos filosóficos --considerado en la tabla de la página 1 12-. Esto significa que hemos tenido el cuidado de efegir pasajes d"e autores representativos de las princi­pales épocas, países y corrientes de pensamiento, a fin de asegurar el indispensable equilibrio en /~ formación filosó­fica efe los estudiantes.

Otrqs elementos de ayuda al alumno y al lector que se ofrecen en el volumen son: una noticia sobre la vida y la ,obra de. cada pensador (página . 84), ~lgúnas orientacio­. nes y recomendaciones metodológicas sobre la lectura y comentario de textos filosóficos (página 98) y un modelo de . cuestionarios para el control de las lecturas (página 107).

El profesor César V alega Gorda; que · colaboró conmi­go en la preparación -de las LECTURAS FILOSOFICAS, me ha brindado también eri esta oportunidad su valioso con­cvrso. Agradezco asimi~mo la ayuda de /qs señoritas Eva Vil/ayerde y Antonieta Domínguez,· qve han mecanografiado gentilmente los originq/es, y al profesor Julio C. Sanz, quien ha revisado las pruebas de imprenta.

Augusto Solazar Bondy

Lima, Agosto de 1967

L NATURALEZA DE LA -FILOSOFIA

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ra, por primera vez, ·a los setenta años cumplidos, subo al juz­gado. Me hallo, pues, sin la témica del .lenguaje judicial, cual extranjero. Y a la manera como, si· en realidad de verdad fue­ra extranjero, condescenderíais en y..<<: hablase en aquella len­gua y según aquel ,modo con que fui criado, ·parecidamente os pido ahora, como justo Y. debido -tal lo creQ--, que permitáis nii manera de hablar, sea mejor o peor que''O.tras, consideran­·do y aplicr,. .. lu vuestra mente a esto y sólo a esto: si lo que digo es justo o no.

Tal es la virtud propia. del juez; que la dei orador consiste en d~cir la verdad. .,

Ante todo, Varones atenienses, es justo que me · defienda de las primeras acusaCiones falsas y de los primeros acusadores; de¡¡pués, de las últimas y . de los últimos. ' .

Porque muchos· han sido mis acusadores ante vosotros y desde mucho tiempo atrás, y ·siempre ~n falso; A éstos temo yo mucho más que a lós que rodean a Anyto, y .eso que son ·tam­bién temibles. Pero los primeros lo son mucho más, Varones. Os tomaron cuando érais pequeños casi todos vosotros y os per­suadieron, acusándome de mil cosas, todas falsas: ~·que hay un tal Sócrates, varón sabio, astrólogo sospechoso, rebuscador zaho­rí de cuanto oculta la Tierra, buen endérezador. de malas razo­nes".

T..os que tal fama, Varones atenienses, han propalado son mis .acusadores más temibles; porque quienes los oyen se dan a pensar que los dedicados a semejantes investiga-ciones no creen: ni-en Dioses. Además: este tipo de acusadores míos es nu­meroso, y viene acusándome de mucho tiempo atrás, ·y hablán­doos de ellu vrecisamente en aquella edad en que uno es más cJ.·t!uulo: en vuestra niñez, en la mocedad de al~nos de voso­tros, acusando al desprevenido, sin defensa posible, sin defen-sor alguno : . . . ·

·T.:;memos la cosa desde sus principios: ¿cuál-es la acusación de que se ha originado la calumnia, fundándose en la cual M;é­

_leto ha redactado la acusación escrita r Veamos, pues,.¿ qué es lo que dicen cali.<:rr.riios¡imente los calumniadores? Enterémonos de su . acusación, cual si fueran acusadores presentes que la han jurado contra mí.

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.. .

"Sócrates es culpable; se entromete en porfiadas inquisicio­nes acer~a de las cosas sub-terráneas y supracelestiales, ende­reza las malas · rjlzones y resultan excelentes y enseña a otros a hacer lo mismo". . Tal es el capítulo de acusación; que tales cosas habéis visto

vosotros mismos en la comedia de Aristófanes: se pasea por el escenario a un cierto Sócrates, que dice andar por los aires y suelta mil otras sandeces de las que ho sé ni p(;'co rti mucho.

Y no. es que desprecie yo tal ciencia, si alguno es en ella realmente sabio, ni que pretenda escaparme de un nuevo proce­so que por tal desprecio me levantara Méleto; sino que, en ver­dl!-d, Varones atenienses, no me entrometo en semejantes cosas. Por testigos pongo a la mayoría de vosotros; y juzgo que, por vuestro honor, os informaréis mutuamente los que alguna vez

·me hayáis oído dialogar, que entre los tales se cuentan muchos de vosotros. Decíos, pues, si en alguna ocasión me oyó alguno de vosotros hablar poco o mucho sobre estos asuntos;. y por es­to conoceréis que lo mismo sucede respecto de otras cosas que de mí dicen los demás.

Así que de estos puntos no hay nada; y si oísteis de alguien que he tomado en mis ·manos educar hombres y con ello hago dinero, tampoco es verdad. Que, por cierto, me parece bella em­presa la de educar hombres, si es que hubiera alguien capaz de hacerlo como se dice de Gorgias, e.l de Leontini; de Pródi­co, el de Ceos; y de Hipias, el de Elis; que cada uno de ellos es capaz, Varones, de ir de ciudad en ciudad convenciendo a los jóvenes de que dejen el trato de sus conciudadanos por el suyo, haciéndose pags.r bien y con gracias encima, cuando pu­dieran los jóvenes tratar con uno cualquiera de sus ·conciuda-danos, con el que quisieran y de baldé. .

Y aquí mismo está -otro varón sabio, de Paros. Me enteré de su residencia al ir,. por casualidad, a visitar al varón que ha gastado con los sofistas más dinero q.ue todos Jos otros juntos: Callías, hijo de Hipónico. Preguntéle, pues tiene dos hijos: Ca­llías, si tus <los hijos hubiesen sido potros o terneros hubiése­lltos buscado paí·a Jos do.s un entendido, y hubiésemos pagado bien al que tomó a su cuenta hacerlos bellos y buenos en la correspondiente virtud; y el tal sería o un picador o un labrador.

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Page 6: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

··• ,; ·l\{~2p : I)Ue.S i •Si:ih nqombres,· ::¿•a : :quten . ti'enes'.• tpensado' 'i'inCÍírgar su¡ , flutt41d:o:?.'-~ ·iJQ.uiér¡ : es• el: ·entendido . en' :virtud·es ~aJes •cual -Ja• humana ;)'idan·polítioa?, /· Borque l llstoy .¡¡egur0 :,de · ql.tenhasi peh­sado en este punto, ya que tienes hijcs. ''. •' '''·.w : •d ·: ·>·; :; r l

,,;~ t :Haydalgutim.·:.entendid0,. le •idije; ::o :no:7 .. ;!J l i.p:·; ¡., .,., : ~:T !<> ..,..,:por,.ei~rtQ que,, Si~ : me.< cohtestó:.:·tp·, ;;i " '' _, , ,, ,. ~w' ;.,, .. , ¡,.., .. ·

t. •• ¿.Quién ¡ es, ,:de udónde;., <por<J:cuánto •·erii>eña?>¡ ·•le• pregUnté; de· nu~v.ó; lJ}I: n:e con~~stó t •• on, ·.Sócrates, es E:veno¡;ehie !Paros, y <ettJ sena . .-porr'.·Cincn , ~tnas. : L i lj: · •¡·. !~-:1 .... .. • . ,.- , ·¡:¡ --:···1. -~IJ f · ._ . , ( •r ! ·(

J' .,;y~ ¡t\Lvs 1por1 dichoso: a :Elveno1:si· ·en· >realidad < de, ive?dad: poseía takNirtud ny¡ enseñaba'· porj, tau" mesurado • pre<:iol . que 'YO! m:i8!llo me~.alabara;;y . renorgulleciera: de· saber : semejantes •'Cosas·· : m~sl 'l'ló· lasrs~~ :¡Val!(lll.é;:; ·l!ltenienseR . .,¡) J.:i"i t~ (J ; t r : i : i ~: v.~~;l(¡if ~~~ -~i.r~· -,; 'ii i' !

'"·II'al: ¡:v~ al.g¡uno0 >ide J:vosotoos r•esté •pensando :.en ·sus»ádertttos--~ 8' . pe ... v¡JJ oorates¡-, ¿.cuál !:eS, · •pue·s; ••tu •nuehae.er•'l''· ~deoo dónde iihan ·

. 'd' ... , .. prov.eru o~·tales c:álumnias·?;¡-.. que¡ : por cierto, ·si: nó 'hubieseis lheL-ch? napa• fu&!a~.del -modo ·colnún, ini ·diverso • de ,1'ó :que· hacen/los• lru\S, -no t. <Se ~hubiesen : orig¡ina:do : ni•ttal : fama> ni: tales •·hablillas·, " ·

. Dinos, pu~s! :n . qué ·consiste tu· quehac~rj,·<pirra • que >no• te~ga~· m~s.;-;qne •>tlootdt;r; ( sobr~ tu. CRSQ !:por: •conjetU,ras i Dl:leSfras¡ r El! que a~;:hablar~r<ereQ quei rlo .!hace"eon -razón. Intental'é',· ,,pue8,- .-e'xpli"· earosdpl1écJsam:P.Jlte¡• qué ., es ·¡lo: que; ) me :; ha ... dado·· •tal/! r~nom bve· y ;;o.easión' Üt.<,lsem·ejanté calumnia: .. ,.,.,,,,. ,. ,,¡ u.,. ,¿.¡,. , ., ¡. ;: : "'''' "' -i i·•ESCudhad¡r;pues,i y.:.por más·· q'ue ·•parezca >·.tal•: 'Vez "a' algl.mó·

de 1 Jv.osótros•; que1 •tomq · la·.:edsa•: a : brotna,• lsabed ·:de· ciétto! que .os V:Oy>i a f• decirt;todai,Já• .. verdad.i,.i,iJ:· ., ; . .. . •..••. , . ,.ij ;'! , ;((; <¡ ,(;·. e '

¡., Varones~ ~tenienses:c:el rénombre 'que•tengoqto ·me•·ha•,-,enido deqnirlgun.a otr.a' .cosa :iiino :.de• ·Uila cierta • sa.biduría~, , ¡¿ ,Óaá;¡ .es?« tJtl ' :v~ ' esa Lsabiduria i :que; • es • -precisamente : sabiduria•" humana~ Porque, en realidad de verdad, · podría• :ser"muyu pi en que . .seg:úit taJ• jsabidüría·'hufuana .fuér.a efectivamente-sabio; imientras tque aquellos: ·de:: quienes i hace poco ; o's -hablaba, , 'sérían ,;sabios: según otr.aaespecie ·.de> i sabiduría: : sU-perior -a ·:la< •propia del :hombre;--. de b: ·-~~Liiláda·l tengo J que •·decir,: ;pues ·yo • de :•ir\í ino.:lo .. j;;é; y:·qliien os~ ilig.a- ! queda : poseo•miente ·!Y. •-.lo , dice ' pór - c~umnia:r:fue. : .... - ;:: ! . '''":YJ;ahora;·••V.atones. ateilienses, mo .-os- alboroté~s .. aunque i>a,., rezca: que :>digo: de:fJ:nf cosasr que •noudiré con·, ,palabr,qs :mías -.lo que• 'voy: !a: ' decir, >!sino : con las de un testigo·, .de .todo: tespe.~, pa- ·

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r;a VQ~j;rqs, . OI>.;p~sento ·. Cii)mo ·•testigo: d~·· rni : sa,biduría¡ :~si ;es qJ.l~ en rre.alidad ;:e$' ¡¡sabidu~ía sea cual·~·,fuere--< ··al ·Dios, :iel .;de D~lÍQS.¡ ¡ _. ,¡;¡,· :· i • i:; ;-q{•.-Hi · 1; ~- j; ,_;.! • 1t> ... ~· : , ~; .,¡_; · ; · ,, ...-;~n; · ~ ,,,, C<lnocéi¡¡, sin du_da \le;, alg,una, manera :a . :Querofonte;-. Fue• riii

camarad? de 1juventud;,.y camarada también .de !rla mayoría df\ vosotros; compai'tió •. con :·y.osotros· .el o:eciente destie'Í'l:9J·•'Y .con vo,sotros .• volvió; Y.; sabéis , por: cierto . cómo ~t.a . Querofonte,"j éuá'n esforrodo en .:todo· .. ~o ,que,emprendía!.:. . ,, ,q ·::; .i·: ·, :¡¡; nú:: .,, .:Habiendo, , pu~s, ;! ido· :una: ,vez¡ a ·Delfos se atreJ.\ióoia lpédir,iun

oráclu}o,. SQbre; lo¡: siguiente;;. ¡y: os .. re¡Uto.;:Niarones;• ~l: ·rilego:¡de que,· no. 1 alboro~éis; ,pr.eguntó, .. pues;:. Quetofonté;<, si i .habíarr,al~T

no más sabio que yo. La Pythia negó en. absoluto fque;¡hubiera alguien::~ás sabio qlte ,y&,, Y , sobr.e . .e~ . puntq, ,yad.que.;-Q.úero­fonte,háimuerto; ,·sil: .. he~n¡ano •'aquí pt:~ente eniliJersona¡ •'t>odm .daros.·testimonió. ~~. ! ·: :.:p - ~.- . ··~.r:J ·~ · ~q :..::·::~ n ·)ir·- .:~ : :~· · ·J!r:· ~ r:'/ _, ,.f. f •}(_i

' ' ¡·¡. Considerad, -empero,. por~ qué :.OS, digo. estas oosas;. i :puei'J r quíe~

r{)· explicaros:.de ;'donde ·ha .· nacido. la ,.ealuwnia'• í,;·: ., ¡, ., , .¡ ,r.n w•' . , .. , Habi~ndo, : 'pues¡ oído:; tal-;oráeulo penSé• en mir ánimo;..,!'.-¿ qué diCe>ieJ .•.Dios; .Jy ·qué rpretende. COJ¡l tal dichondar.a:.entender,.:r~o que

no me sé sabio, ni poco ni mucho. ¿ Qué,' .pueS;• ,querrá í ~ú.i J -al. aiirmar-: <qtie,;:soy. <:eL 'lllás ·,sabio·?, ·<porq~?-e ._de,. .nipguna¡ mánera miehte!;· qti.e ··por ley·.•bflsicá:<no.ipU:éde ;~entir'':.; ,, 'gq ~. "~-·.•ip J¡;-o

Y durante mucho tiempo anduve .desorientadO;·• s<)br;e;,f'qué ·es: lo :!que idice!'dlJle$p1iés¡; d~imny•¡malang'ána, - etnprendí,¡la,(40m- .

pr.obacién •de :.la siguiente-.-manera: -.me•,dirigí a :uno i de los.iquft pasan por sabios, a ~fin·' deh poner, ,.,a ' prileba:' alij, mejarnquet 'teil pa;rte • al~r.ma;·¡ el ·,orácplo :;}n·deJUostrar. aL¡ oráculo- eop , SU&>mis­masl palabras que<~l'ésté· : sí, ;que .. ,es·, niás , s¡¡,bio; que .:yo; :· aunque: .tjÍ d_ijis~e serlo .~-Yo'·\ ~: h ~ · ~;l t. ; .• ;q, : n ¡; :l ;... ¡¡ r ~ ::; .-;·~it:' l ! ·: · u. ¡: ; -") J, :-r-úf ·;

:d ·Examinando;hpues¡. • a _, este- ipersonajé/ -:-e no , :e¡¡·: menf)ste:r:: que os ' diga su noril.b;OO,<~.erá.; una . deJlos:,PQlíticos; . en·. quien me .. fijé para c:tál: fin'+-,•.• irecibí, , Varones ¡:atel!ienses,da::;t;iguient~ imp¡;~ :si9n l d pte qpa.reció¡ ·•d.jaiogando: .eon l !él.-iqueJ ;~Ltal. . varón i ,p¡1reeí;a ·sabio a i..otros>y aun; a m1;lchos:hombres,· ;y.qsobre:,todo ae. ¡lo ,,:pru.:fl- / ehi o:;a ris1 rrnisriioj':n\.a.s'•no>.1lo.,.era> en . verda~. : ... ,, ·,¡ ,,, , '"" ,. .... ," .. , .. , '" ' Intenté• entonces rdefu.ostral:'le_. que .él :se creja .. &aQ~Q¡ ,pero;,p,o ,

·l.o:-eran 1 .Lo 1 que <conseguí · ~.fue ;;V:olv-erm~ OOios(} ; !!.:-. él.,y ,a .,¡nu~4.q1l de•dosrpiesentes, :AL sepa:ti!J.rine,:puea, de él, . Jba.,pensandq., .pfi~ .

Page 7: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

. mí: "por cierto que soy más sabio que este hombre, porque, ep realidad de verdad, me inclino peligrosamente a pensar que ningl1r. :: d!! los dos sabemos nada ni de bello ni de bueno, mas él. cree saber sin saber, mientras que yo, como nv .,.; nada, na­·da me creo saber. Parece, pues, que ' scy más sabio que él en esto poquito: en no creer ·saber lo que no sé".

· · .Me dirigí después a otros de los reputad9s por más sabios aún . que el primero; y sa,-i;,;.S la misma impresión y la misma odiosidad de parte de es tos :.· de otros muchos. Continué, a pe­sar de todo, im mi investigación, notando., no sin pesar y temor, . que me hacía 'odiosn Me pareció, con todo, necesario tener en muy más el oráculo de Dios.

Para saber, pues, qué decía .el oráculo debía seguir diri­giéndome a todo::¡ los que pasaban por saber algo. Y, por el Perro, Varones atenienses -preciso es que os diga la verdad-, mi impresión .fue más <> menos la siguiente: los que de mayor renombre de sabios gozaban me parecieron, al . examinarlos, es­tar casi casi faltos de lo más importante, mientras que otros varones, tenidos en menos, me parecieron mejor dotados de in-teligencia y cordura. · .

Es, pues, ·preciso que os refiera estas mis andanzas bien trabajosas para mí, emprendidas pa~ que ~1 oráculo de Dios me pareciera irrefutable.

Después de los políticos me dirigí a los poetas : a los de tra­gedias, a los de ditirambos, y a los demás, .seguro de coger infraganti mi igrwrancia· respecto de ellos.

Ton{é, pues, aquellos de sus poemas que .me parecieron me~ jor elaborados, y preguntéles qué querían decir, con la inten­ción de aprender, al mism::; tiempo, algo de . ellos.

Me da verglic~z:l, Varones, deciros la verdad; con todo · la diré. Y para decirla con un dicho: . casi cualquiera de los pre­sente& hl4biera hablado ~ejor que ellos sobre· lo que ellos mis­mos habían compuei tc. Y tuve que reconocer muy presto que

. 1os poetas no hacen por :;abiduría lo que hacen, sino que se les viene como !!acido y por endiosamiento, cual ·el de los inspira­dos y 2divinos, que también los t:t1cs dicen muchas cosas y . be­llas, pero no lXl 'uen de qué hablan, y . vi ·claramente que cosa parecid¡¡. les sucede . a los poetas. Y junto con esto caí en cuen-

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ta de que, pqr ser poetas, se creían los más sabios de los. hom­bres, aun en 1as demás cosas ~n que no lo eran.

Me aparté, pues, convencido de que sobre ellos poseía la mis­ma superioridad que sobre los políticos. Para termiriar me di-rigí a los artesanos. . .

Tenía para nií muy en seguro que nada sabía, para· ,decirlo con 1~ frase de siempre; pero no estaba menos cierto .. de encon­trar entre éstos, entendidos en · muchas y bellas co~ Y no me eng~ñé: que sab~~n lo que yo_no sé, y en este aspectO: erán más ·. sabios que yo. . ..

. Empero, Varones, atenienses, me pareció que los l)b,en,os ·!!-:::-~ ·· tesanos caían en ·el mismo defecto que los poetas: J!!!i. 'p'riicti~, · car bien su arte .se creía cada uno ser sapientisim;ó: aun : en lo más subido, y este defecto eclipsaba su sabiduría . · técl}ica, · tanto que llegué a preguntarme· en pro del orácUlo Ci\Lé prefe­ría: si ser como soy, ni sabio en su particular sabidntla ni ig­norante con ·su ignorancia, o juntar ambas -tal sáb.(i:luría con tal ignorancia-, tal como ellos las juntan. : . .

y me respondí a mí mismo y en pro del oráculo·.~ que . era pr~erible ser como : soy. .. . ~

··.De esta investigación, Varones atenienses, se me ~Qriginaron muchas .enemistades .y ¡qué pesadas e insol>ortables!;::i'de ellas, aun· muchas calumnias y el renombre mismo .de sab~o. porque los presentes cr~n que lo . soy en las mismas co~. en que muestro que otro ·no lo es.

Lo que casi de seguro da en lo cierto . es, VarorulS: atenien­ses, que en realidad de verdad sólo el Dios es sabi(i,·::Y que el orácul~ pretende decir únicamente: "la sab:duria h~ria vale bien poco o nada". Y no me parece c;~erer decir que . ((Sócrates

.es sabio", sino servirse tan sólo de mi nombre como de decha­do, cual si dijera: "aquel de vosotros, oh hombres. ~~ super­lativame~te sabio que, cual Sóc\'ates, reconozca que; .frente a la sabiduría, la suya no vale nada" .

Esto es lo que he intentado e intento mostrar eid;odas mi:o andanzas, y por ésto pongo a examen según el Dios .. a . cualquie­ra, ciudadano o extranjero, ·que me parezca sabio_· .. Y :si, des­pués de tal prueba, no me lo parece, le muestro cori a:Y"uda del Dios, que ilo lo· es. ·

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Page 8: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

"- Voy· a :·intentar rlef~ndenne · aho~a . : de · , Méleta •Lel -bi..terró¡ el amigo de la ciudad, como ,él m-ismo se llama-, y de l'o-s• 'Últi­mos ·t.cusadores; y,:;como· si fueran acusadores •diferentes. de' los primeros, traig~mos el texto de su acusació~ juradá ?ontrá 'T!lí:

Es, más o menos, del tenor siguiente: __ ,,, __ ., ,,.,,.," '' ! "Sócrates, dice el acta de acusación, es •culp'l).ble• ~~~~_J)erVer~

tir a-··¡o·s .JóVenes: -de -no rec~riocer los ·Dioseso: reconbcidO's _ _por_ "ia·~ciitdáXl,Í.l l;irt~f;~.l)s: 'détrioilios •mi~~~~·. ' ·' li .~ -, ;,;; ,,., ": ·d ·

-,;-,'f'taFes !-ia<i aéiisació~-~ . exa:rninémo'sla --capítulo •por capítulo:-Dice · quens(}y culpable · 'por • pei<Vertir·' a: la· ;juventud~· •Pero · ~01

digo, Varones atenienses, que el culpable• aqi.Ií ·,·es' •Mé'leffi;--por \ · tómar ~n»lirorna¡t· á •·sabiendas; · ' co'sas ·tales cual traer las gentes a "aéblité • jtldicia·l>~ firtgiendo ·•ap!icarse: ·• y ;preocuparse i ·poro · asuri~ tos de los que jamás le importó•' lo -más•· inínimo: >L ¡ ·7J·; •,;·:··· •·

y que esto ·esi así·,. es ' lo ~l)e ·•vóy·• a':4ttent±r ¡ demostrarbs. Diirl~ '- p'ttes, ·aq'uí; ' Mélefu•¡ i • ¿ hay•·cosa: : qde :;te •importe \ más

lil!'t baeelri"8ptimos•-a·: lbs ' ·jóvenes 2 : ,, ' •. : ... : ., ... ,, '"¡ ,, :--· :·, ,,.,_,,. ~ q . . . . . . .

· •u:L.:.Nó' '·iá>~háy," ¡·por' · 'qtiiert· soy! .. ,, ,,j ·-: J¡ · ,,,. ,_._,." '" r;, ., .,, .. ····· ., <Hf)í~· ptiéS,"a}rora •a •los ' pt"ésentes·; '' ¡' q\iién '1os ' :hace • mejore~ e; piitt¡U'e'· ' \:!s· iélaro;·:que ' lo "sabes,·· ya: ' qu~ i i_tant~_>- ·te ··· preocu'pas _de

eÜo;---yl preciflafulmtet Jfur' haber .dado 'COlt el ' COrrupfur· de l la JUC

. ·,;eti.:ffl<i · ~ótito-; tú· ·diéésF méhas -traído •sq_iif-'y .me acusas.•>: . ; :;-· ~:t)í/púe~/·<j_ÜiéJ\' es ~1 que-'1ds mef;t;i, ~ !haz! O' -conocéJ.Il :a ·los presentes.. · · ·d.:: .. : ··· ,:. · i · .i · Hql ( : : !· · .· - . ;:;, · ,~ ·

·tVes;:'Méleto;; córilo''te ' callás· y que 'no tiene-s 'qilé ·decir'?! Y tn<l l té'' p:ü•ece' éste;''vetgon~óso· y sufiéiente'•testimon'i<:J •de· que, c6ri.o · tligOr no ·te ·irriporta riada -· tal 'asunto-!·:·¡: ,; ! . . . ,:,:,;, ,. .. r! •

.,¡ ,¡ Pt!rb · di nos; lpo~ ! fin," bueho' ~e Mél'eto, ' i:qu·ién--• <mejo;rnua" los

J~v~»~t : ~~;~~-¡ .. ~;: . , . ':·,. : .. .' ',''' '· :·,·:i ':~:'/, . ', ,'i ·· .. :;~' .. '.','', ,'·· · '' NÓm~-;-~éso '"fo ·· t¡ue te ' preg'ilnto, "óptim& •Jile Mélét-ó, ·sino · qué

hombi:'é~' ' q\ie • 'ptüneró, .. natutiirrt~te, ·éonozcn: las •léyes¡; ·' •:>¡ ,, · ... ,, ~Estos ·'Sóc'tátes~' los •Jueces, .. .. . ,,_ "·"' :: '" ' ' ' :"!·:d:: ~,,¡,, .,

· ¿Cómo dices, Méleto f;. ¿·éstos son los capaces•ide 11eduoar· a los. jóvene.s y hacerlos mejores? . _,,., i:-.f-. - ··

·: '''1CE§'i;' F-d~' · ékc~ienÚ~ ' manera·: · · '"! ,. ···': , .... · :' i ,, :. , ;~-¡ :,

"' x:u~~~~ló1be;. :~e. .', ~Y~ .. ·:~~~-~~~~~:d~ · sí ·x;'~:~r.~·~ , -~~:,';i, .. '' ''. 19

Page 9: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

Por Hera, buenas nuevas nos traes: ¡superabundancia de edu-ca<lOre-s'! - -- -- - -

- -:y ·¿q~é?, ¿también los auditores __ mej<?ran_ a los _jóvenes o no?

-También ést?-~· Y Úos consejeros ? . ·· ;"

1T3.nibiéi{ los consejeros. Pero entonces, Méleto, no serán también los ciudadanos per­

tenecie~tes a ·la - ása~biea, lo¡; asambleistas; lÓs- que pervieñten --á los jóvenes, o también ' 'todos ellos los hacen mejores? .

_:_También todos ellos. - · ·-ASf - q-ue, a lo que parece, todos los atenienses hacen a l_o$

jóv'ines bellos y "büenos; fuera de m(, que yo so'io :soy q11ien los perviertk . . ¿Esto es lo que dices J . - .. . --

-- _:_Esto--es con todas mis . fuerzas lo que digo. ¡Qué ffi;!¡lí" suerte la mía! y ¡qué bien la has conocido! Pero-ies¡}ónd~;;etodavía : . ¿aun -tratándose -cie caballos:crees

que suceda lo mismo: que todos los hombres los mejoren, y que uno solo los malee? ¿O bien lo co_ntrario: que son uno o muy pocos los capaces de mejorarlos, los picadores, mientras que los más, si los tratan y usan, los echan a perder?

¿No pasa así, · Méleto, con los caballos y con cualesquíera otro' animales?·.- Así sucede, Méleto, tanto que tú y Anyto lo queráis ·como que no lo qu~ráis admitir.

_Que, por. cierto, grande sería la vent~_ra_ de los jó-y_e_I_!.e~,-- -~i uno -solo-fuese el corrup-tOr y todos .lo-s demás ayudadores. Pero y~ h~s d~'-<lo, _ M~l~t<>. suficientes p_ruebas (ie que jam~'S ~ ~~-~ .}~:eóc:llp~d_o .ele los jóvenes, ·y pu~:'lto en evidencia tu desc¡¿iQ.Q

y el no dársete nada del asunto por el que me has traírlo aqllí,' ·- --·Per~:- p~~- Júpiter, dínos además, Méleto, qué es mejor: ¿vi­vir entre buenos · ciudadanos o entre perversos? RespÓndeme, amigo, que no te . pregunto nada difícil. ¿No hacen siempre los malos algún mal a los que se le acercan demasiado, y los bue­nos algún bien?

-Así' es. ¿Hay alguien que quiera ser perjudicado por su prójimo,

más bien que favorecido? Responde, bueno de Méleto, que la ley ordena responder. ¿Hay quien quiera ser perjudicado?

:w

-No, por cierto. Adelante, pues ¿me has traído aquí por pervertir a los jó­

venes y depravados voluntaria o involuntariamente? -Voluntariamente, ¡por quien soy! .¿Cómo así, Méleto, tan sabio eres ya a tu edad, más que yo

a la mía; que llegaste a saber que los malos hacen mal a los que se les acercan demasiado y continuamente, y los buenos bien, y yo he llegado con mis años a ignorancia tal q¡¡e desco­nozco que, si pervierto a cualquiera de mis prójimos, corro el riesgo de que me haga mal, y que hasta hago tal y tanto mal voluntariamente? ·¿Así lo sostienes? Pero no puedo creerlo así, Méleto, ni lo puedes creer tú mismo ni hombre . alguno; si­no que o no pervierto a nadie o, si lo hago, es involuntaria­mente; de manera que mientes en ambos casos. · Si pervierto involuntariamente, la ley manda que por tales faltas ' mvolunta­rlas" ~~ ~~~ ~raiga aqu-í a nadie, sino que, tomándolo en privado, ~si) e enseñe _Y •. P.<?_I!~a .. ell razÓn. Porque es claro que, si se me --~nsefi¡t, d(!)aré d11 hacer lo que hago involuntariamente. Emperp tú me has rehuido y no has querido ni encon'trarme ni instruir~ ~Tñe;-me citas; m:is bien, aquí donde ffi'~nd~ la ley -se tl~aiga a ios necesitados de castigo, no a Jos de instrucción. -- l 5ero. reSUlta . ya evidente, Varones ateniens~s; .. lo que· decía: qu~ -:a- :Méí~~ jámás le han- Ílnportado poco ni mucho tales a-

TuñfOs: ------ - - - -- - · - --- · ·

Con todo, dinos, Méleto ·¿de qué manera dices que pervier­to a los jóvenes? ¿O no es evidente, según la acusación que has redactado, que los pervierte enseñándoles a no creer en dio­ses en quienes cree la ciudad, sino en otros demonios nuevos? ¿No dices que, enseñándoles esto, es como los pervierto?

-Esto es lo que digo en firme. Pues por estos mismos dios,es, Méleto, cuyo nombre hemos

tomado en nuestros labios, dí más claramente a mí y a los va­rones presentes -porque yo no acabo de entenderlo-- ¿ afir­mas que en~eño a creer que existen ciertos dioses,- y en este caso creo que hay dioses y no soy del todo ateo ni por este mo" tivo soy culpable, aunque no crea en los mismos en que cree la ciudad sino en ·otros, siendo esto lo que me echas en cara, el que sean otros-, o bien afirmas que ni creo yo mismo de

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Page 10: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

ninguna manera en dioses y que enseño a .•dtrós & •iQO .creer en nÜlguÍlo'. de !ellos· ' 'Y deqningunah manera!? '" 11 .; ., . .... ¡ ... J 11 ,;¡,.¡, ,!-,

-Esto '. esrprecisamente-rio oque ldigo<:l< que•'*o • c:re~si~eo; ni~rgu• na manera en dioseS. ~-;_l,;-; n q :; p ;nr¡ ; . • -: I!L • ' n f:nJ.:tíHJ~< , .f .-~

o·( tOh ;..admirable rMéleto, 't •por.,qiléo dices • estOrF:; ,¡¡es •qué~~j si­qliiera: rcreo¡"CCTÍJ.odosr;demás•rl\ombres; quei>11~Jil dio~s•.éhSol y lau·IJuhR:?d .-· ll J I' 'i i":GUfít!H:l:' , l . . ,/ ¡{;j;! . -:!fl'IÍ• rtJ;·n·;·)J-:, i-!· -~Í :)~ •Ú1p

·<•l~Por ;>Júpiml:¡<i iVarones; jueces; i,que ••dk.,,~¡ el ri So·~ piedva¡ \yl hti·Luna;- tieliral -~--:irn .: ¡j~ t;·~·~i:.r¡dt>IF; H ¡ oT ·¡. , , r t H~ i:.-: ,'i h p ~I : J ~\ t• i; 1 '"' •Piensa que•·iest;4.sri acttsaitdoJ ¡a 'A.ri3JIIágoras, ~!g:g • !!l..il~m~!Y ·¿lt-a'Jt,-éñ>{)O(:;)¡ tilmes'm'ló~; p-;e~exiies; :~J>ot." tiiñ 81!!-~~:oo~\!:"9:~ )io~~pa-ñr;que• ll:o8·~lib:r;oS.,d.e•rAn:áxágórás,·•tl .. d~ ~hiz.om~~§.~. iíimo:Snd~' 8emejántes:rtazbrie8J,· Yi!¡l'demás:r si'Nos•ófu'ienes·eprem

-diesen! ·>de J mí >:ta.les-:cosas;-<}üe ~ cualquiera¡ \" ileneruMÍ~smi~.~·~:;~~ ctít¡t1~s · dé ·. a.~fefldel' i ,¿ompránilolifs¡ :ai• lO: ;-ihiii. li(iñún;;díiomar~ert )aT' '<>rdá~it;_;., i>ikrt~;;titi~ "lie 'l"'eirárt if (ti . Sóorat~!Íi~.~ P!!~¡¡¡e~e ~ltl'iéerlis pása:r''com<>' 'lnias;r' r.U:g :~~Ílcindiendo,lt_i!!'. qúe)~­t~§· :3.i!·~:~cione~ ·•son : .'flií:'r'Íple"ID"~iite • idisll~~Jai ··h :,., Hi."h .~>JÍ'>-"J \·• · · '"'Thr.Así' qU:é-; 'pl)ti'Jftpltt;:r; :,;¡;ípai'e'ée ~ú'b no 'érciJ i mj~los;rálgunoT '' ' '~No crees,: p'Or •'<'fúpiter; 1 ' i!tt 1 ·ningun0' ·:'3bsolutam~f1te..'Hf • ~ ~w•

Me parece;"Mél~tO¡ •que •eres infiél -a :lti'lllisn\o;:t¡)o't'que-;·iVaro'­nes··atertíens/)s¡'"·Meletoo -' me · h'at:e' .'fa . impféidón: ·de:~·graw•íhso­

lente Ly dél • todo' ' aesetifrehl1diWiY' iha~ ·rooáotaiJO'•laF~usaeió11 por insolencia, por desenfado, a io mozuelo. · .r.ol ff l!'

, .. .; ParfCe" ,coma :: si ,: f>e ,,hubi~~ pJ:q!>\W~l f.P~i~~W<Wt.··pre­~eritar.: eat;e,~cE:J¡tijQ;::.;·nca~ ,~ «~eJ,J,@ \S§c~~)-~~- ~}1iq, ~~ que estoy , QrQme,anJiO. dJ ;1 «;PIJ.~di<#¡¡.Q.~:;:;e ~~~ bj.gP- .\~hGJl~l}rÁ.; f!­éLy; a .los, demá,a ,. oy~miel?:?, u,;.P.Qrq\l,~ ;p,w .p,arec,; Q'Jihru;IJá.fl~hpJ;lJ. diciendo ,· Mélet:> ~lo c;oJtttatio . ll~ lo f!UI! .!.fflúiT4~1Ao ;wj;; ,ffi¡Jp. ~~-~.­sación escrita,' cual si dije_ra: ;, ,:~.~!i'}te~-;.t~~ -?~~~l~"'d~:!~ -~!eer

-.El~,~~~~i~~;f~o ~~e~¡~~ ' ,d~qaS:!~~ A,: e!fr~cihflti~!:, ~1fe'~¡leto ha"bl~~ ~sÍ~ ''y "ni' mJíi~tí '' rcii ''· ~leno~~ri;~:;~~n "i ~~tt~ - . ~rte - · ·~~~~ ·-~s : 'io '' u' 'i{~~ ,;¡ " iín~i' \~'"treeó~Wf'~ ·rio '1al­~~·. ~ '! ~Y.1s( éX"',;<i;:; ' 1' í~t · ~~~nes ' se~ :.::tJb:~~stu'ful;~daé'iiliuí~illi.

· ' ' ~ .9~:- '"ci!br'·~~ ''' - ~ ' !~J~~ -:: ·~ -~;~"á"'' ' ·· ~¡;~'h~ii~ ~'' ¡.l;Lro t~b~~~ 1 ~ ·~~ , .. , 'nb ' ''Vli~~he~' ~~ 'nó- ~iil~f~-... ~~,, Y:. !n ·· o.,;,: • ' l!:: ·:_: ' : ' _g l 1_ ,_:~,;--.}: ~ ,,-¡j, , . ií' .' ~~ t¡;..~- . i H>!.H.II'l ¡.; :.

te ~-<?~-}?:~r~_~, C;9-~~· -i: ·- ·•: ,. -~ _: :· : ~ ! :; · : 1- ' . .. . - --- ...: ,•·!:,;. r: :._:·-~ '-: -~up :-,

•u ¡~ ?,~,r".,q~ll!b~.wa, " p,o , , f\í:H"~Ildl~P.~ll~!l· ,Y,, s~¡;con.¡tpdo, ; ,~p~& , eeuestres?, ¿que crea no haber flaubstas; ,x,,g,eau J\O¡ ; Qb~~n~ .

hal)j!r1 , ~o~a~ , ¡ ~~\ (f~f.~e.¡¡pp,n~j~y!~i . !!-D'~l ,1 , ~q 1 1 ~9 , h,ay ,., ópU;rn_o·ren~ . tre1 , \o1! , .V11-r~m.'rs;.(r, 1 s!,,,~Q,til11!!1ri!Jl, <5oP'lRHm4f:!:, ,YP: t <l , ¡.?!• 9-•r~ , a_, t !í

:"! ( ) t J.\J. , Lo • 'Í' t · •

)i·.;j'- .!g~, ?.n:mut ,P.f.~$.~fl~.f~~1 ·,:;: ·: ".! ':¡ ¡ ,. , .,'~ .. , .. ,., ,., ,: :·,rr.;· IJ :·; .o,<n;,, . . ,., ~~f,l~.,fRP,~~tt. ,,al"~mepo.&, ,'il¡ ¡ ~q .,~Jg;w,e,I,J;~If;, t¿-!VI·Y,, qu~~ ,~rAA d,~:! se lo demonÍaco, Y no .crea en demomos? j¡~r

1 j, -:--.tf1L-~R r~h~~-\l .. H _i~~\·) .' :~:· ·_ d n:~ .\ >-H l t;;~~!~ ;:.:~ ~-: 1 ...:- ¡ ¡ :~~~-~.:-:1::: · ,',, 19ffrn~ 4¡ , aP,;~q~,~~~ A~ eque,; al.,~in,. , ~~.Yf!-!l1El~V.qn<!i4P,;1\\W'•

que de mala gana y forzado por ·los presentes! : · ,. -1i' (O r11

.. , ,S~lTINL~~l\<?· · diP.W/¡ .Jl]IE(;¡~f)fRj )'l ,e"¡wffp -~ f:~l!¡; ¡ ~n ¡ J9 .r;l~xy.o)!Ía-. c,<> , ~i~YP ?. I$~Í&P.I?¡ tdq~o , lfn l.fu9tlfm<,mí;¡.co. ,~.~HéP! t~Hi P.~Jl\9~¡¡ · ' l?¡~;¡ pti!i,~/l ,fl,u~;>¡; ~~U~jl¡qe~• ; <;O~~~ !;Jl !}CWo, j4e · > í\~V,~~~jq~·l :f" r,:?j; e~, , ~.Ti r [?, ¡ 4f1~??~l}~9 P~<f!}!l~P~ , t¡s , ~e., gr.m .. 1H~f~~1.~4i !llull !)<;~p 4~,;.~~ . m~erjl¡~ "~nA~rmPf!iP~· ).~R ~lls~sj~ ,.m;NÍ ·¡Wl.t;;P<l.Nr ,Pf>J;; !W?H~~~¡ ¡qp,e v!:flllv,~s n ~H "~,.e~P,_ue.f>J.~•:>'~ ' ,quf! ~f .t~llDP,Rf~¡;. o'X: '~ IlB:• creemos que los demomos son d1oses o hiJóS de d1oses) " ¿~!i i

~~f (~h.A?1 irl J.! ;-.o iG. :'·! n ll!i ff Ir: · t~·.>: .'O•)dr,:::~, ¡ ~ ·,: ".IÚJpi1if~.,h 9 JJ fJ 02 ¡¡<.¿. 4t~í :,~s >)~f!Cti,y¡upe!l-~'r- •).' ¡¡¡· . J1·>id ó[J' J (o:• ll'! i!(• ;l~:) i: ·:. uh:m

1. w,.,p~~ .. fiJ~ , eJ}.r !}¡~!R,Onj.p~, , ,'rQ1p~ \f;lí, , 1~ÍC~9,,-~,, ¡ji .).o,i?;Lq~W~W!iq~, OO,~L~, fW,; ~~~~r~uP1'!ilt~ll,elltaJA98:-;·~ ~(} ¡ q~11·, a?,:rw,q: .,gpe, ¡b.~&l!i ~Jk~~r?.!~os, ;X~ffi rRR?J!la.l?i1 · q!lfi~n,dQ, AJHi; ~o .,lj{~O, )? .. aY~A,ill.~f\,¡y;, d,i~J!rp,~f?nqu,~ Sr.f!~, }.9s1)FtY~~, 1 lJUfffi~ q4~ ,cnw, en ~e,JPqpiQs,¡.Mw:'.1 r~,: P,if(~: .. f?~ 1 ~g~ 1 d,~w,<pti<?,~ , S!;l,p h}),o~; :;9.e , J?i<;we;>, 1¡-¡r:al~p,Q~rM .. 1~lip_~¡1 . hU~~.uo;'fW,~~~· J;~pJ9R~ ?.e , p,iAf;is,¡~ "~!'! fHal!lB\~il_ ;9.tr~ ;4~~1fÍEW-¿ !l~J HJ~~tl-r h.!lo~rl¿ !i~~):\<,>,JPh~ ,,p,en~BJ. H;tr.i.)~;(~ho.e g~, :q~o~!) Y:J~~h~~~; di,q~es), ,b)?S,J.:l,liQo " ¡;~lll~j~n~ , ~ ~qmp ~~ a).g<~ie;~ , Jl~I?;~: . ~~,,gu,~r ~J'!i~!'\ ,, lJij<?~, ~e , ~!l,~íl,).!os Y:·,d~, ,1\Sn<?~)Q.:tJn.ulp,s, Yr.-110< . 9'1!YJrMlr .,9U~J~!'~}e~p¡;~i ,.c~i;l~lp¡; ni al\t,\O!!; , ;.{\sí,,qq~,¡ M~le,w,;,~p,, ha~ , ,flSSI,\P~FoEi-;a..i ,'\h~¡; ¡.,e&.critq · el\~:: ilcta, :¡gj!. ,; ~s:q¡;.~ciq~~' P~l1!-~ ;Y!Ar~ ~o~,, ,y .,pqr, , ¡¡.p, ,}laUar,, a,~llll1ici9p : .Y~}J~¡:td~r~ ,¡qu,e, )J,~~e1J11~, ¡ lP.Hr-G

• qw~ 1)..0. , \J¡a:y¿ arf.i.fj!1iO. ,cap~7;. ,~IJ- . p~rsufl-Pj,r , S,)lO.mPrP: algur¡9,, P!l!· m\lY ,,!J!;epgq:yfp . qu~,; '~~·~ _!i~ ; , \!.!~ te.J;!.Q.~mi!ln~. ¡qg~¡ AA mi:;nw. )~~IVJ.\ r

.. P.~~i!- ~~ee,J.>-fW ; . .-;().ijlJ>" !liv~I,l,a¡;., y; ,,~n oe;;o~¡; 9-~m.P.PJi!~a¡;.,, rYdl~e ~~-, m~, V:?,Ji§p. n.~ t;re.~,pt,.~;Jn l,le,nwn~~ .~i"en., _A~oSAAJl.i.- e'i\ . h~r~s, .. . ,

,. ,,~qt;süki~, ! :Y-11I"Rne~,at,(;¡ü,en~; 1 ,qv,e .Y Pi ·.JlO. ¡ .. d~).i~~· ''ª ;~~t .. · d!'!:JPJ ,etifS~tq" el_l;)~ ro~P.§!Y:i{in , ,de_ .. ¡M:él,e~., m-,~i;P~Hi~~e n<:t·P~~~~jta¡; ,

d(l, n¡~s)argJ}. 4~~P.~7:, qu~ , la.)ws.1w ,~,, ,ra J'~géi~ntll" Pe,t;p lo .

23·

Page 11: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

que dije· antes: que me he malquistado con muchos, sabed qu~ es, por cierto, verdad. . . .Y estd. será lo que me pierda, si es que me pierdo, y no Mé­lefo:ni Any.to: ,la calumnia y envidia de los má¡:; que a muchos ; otros varpnes buen¿s perdió ya y pienso perderá. Así que no

: déne nada · de particularmente terrible el que no se detenga en . . . . . - . · mí .

. Mas . ~1 vez diga alguno: ¿no te da vergüenza, Sócrates, de e:rnpreÍlder una empresa que te está poniendo en peligro de monr? : ·A :~ste tal dijera yo, como respuesta debida: "no hablas be­

·. úák~nté, ' oh hombre, si piensas que deba ponerse a razones . ~ón; cl peÜgro de vivir o de morir el varón que en algo, aUÍJ.­: 9.4é.~ s'ea· púnimo, pueda ser de provecho; y qile no deba ponerse ' il ·: i:o~~i(J~rar, cuando hace algo, solamente esto: si lo que hace ', ~·s)j~sto co injusto, y si son obras de varón bueno o. de varón

.-~~~:·~~e delinquir y desobedecer al mej;r, Dios u hombre, es :i-ñ.&1,(:), .. Y. .deshonroSo. Pues bien, al).te los males que sé los son :'én' l:~lidÍld, temeré y huiré; pero en manera alguna temeré Y hí.\ifré de los males que tal vez dé la suerte que sean en reali~ ':lliltf', biénés. Así que, aunque ahora me absolvieseis, no dando ::_¿f~ a Anyto -quien ha dicho que era preciso o comenzar ':'!i9l.:t:rio :traerme aquí o, puesto que se me haya traído, J10 hay ·.já: manera de evitar mi condenación a muerte, asegurándoos ·qlik ' ·.~ n1e escapase de ésta, todos vuestros hijos se perverti­

··1:Thh.:-de~ 'todo en todc siguiendo las enseñanzas de Sócrates--; /iii.+:nié: aif~seis a este respecto: "Sócrates, por esta vez no damos ··é~&iito a Anyto, sino que te dejamos libre, con la condición pi~~sa <fe que, en adelante, ya no te des a la faena ni de poner ~t:nlldie . a prueba ni de filosofar; pero si te sorprendemos una :ve~ ; iriá.ii:en la misma faena, morirás sin escape"; Si pues, co­-~o :decíi, me soltaseis con estas condiciones, es diría yo a mi : veZ.~ várones atenienses sois oara mí inseparables; os amo; .:coh' tod.ó;_obedeceré ante~ a Dio~ que a vosotros, y mientras me

>~<i\iect~: uh soplo de vida, mientras esté en mi poder, no cesaré ':a~ 'jilbsofar, exhortándoos y diciendo claramente a cualquiera

:.dé·.yo.sotros a quien tenga ocasión de hablar, lo q~e en mí es

y~ costumbre decir: ¡Oh óptimo entre los varones!, puesto que eres ateniense, de esta ciudad, la máxima y más afortun:uf:~ ·en sabiduría y en fortaleza, ¿no te da vergüenza de preocuparte solamente en hacerte con el máximo de riquezas, de fama y de honores, mwntras que, por el contrario, ni te p:reocupas ni te das a pensar cómo llevar a su perfección la cordura de in-teligencia, la verdad y el alma? · ·

Y si cua ,quiera de vosotros pon~ en duda mi sospecha y ase-. vera que se preocupa, no por eso le soltaré sin más y me iré. sino que le interrogaré y lo pondré a prueba y debate; y si ·no me pareciere que }?osee virtud, por más que él lo diga. le echa­ré en cara el que tiene eh muy poco lo que es digno de muy mucho y en ·más lo superlativamente insignificante. ·

Tal haré con quienquiera me encuentre: más viejo o ~ joven, 'extr~njero o conciudadano; pero sob1·e todo con vosotros; mis conciudadanos que me estáis muy más proxunos P,Or raZa. Que estO es lo que me manda el Dios, sa'h~,;;o bien. Y yo estoy persuadido de que no puedo _haceros en esta ciudad otro bien mayor que obedecer al Dios; que no otra cosa líago, yendo de

. acá para allá, sino persuadiros, lo mismo a los más' jóvenes que a los más viejos, de no acuitarse ni por los cuerpos ni por lás riquezas antes ni tan ahincadamente como po:t el alma, pa­ra hacerla óptima, diciéndoos que no se engendra virtud de las riquezas, sino más bien de la virtud se engendran para los hombres, tanto en lo privado co.mo en lo público, riquezas y -f.o­dos los demás bienes.

Y si diciendo semejantes cosas pervierto a los jóvenes. .-Jias serían tal vez dañosas; empero si alguno me insmúa que diga otras ~ no éstas, habla en vano .. .

Sabed, pues, bien sabido que si me matáis, siendo quien soy y como ·yo digo lo soy, no es a mí a quien hacéis mayor daño sino a vosotros mismos. Que a mí en nada . me daña:rian- :n;_ Méleto ni Anyto, porque ni pueden; que no tengo por pusible.­según la inmutable Justicia, que el varón peor dañe al mejor. Podrá tal vez asesinarlo, desterrarlo, infamarlo; cosas que tal vez este Anyto y aun· alguien, más tenga pm· grandes males,.

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Page 12: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

m~s .qull ' :y,o .no" tengo ·P<ir .tales, •:que•:mueho peores ·coSa'S' i>on las que;. está, Jhác.iendo · Anyto, · proponiéndose :injustamente :IJliatar 'a UJl¡¡ Nf\.rÓn. ¡,~ .,¡ - t.;:\:1·-;ii:~ ·J · ·, : ~~~ · ; · ~~:~· .. . t: ,\'' ri!~ J · t .::~ n•1 - ~ J~ r· ,td H ~;t;­

; :Asi··que, V.a:rones afunienims;fleStoy:~·en estosAnc;men'tos ;mily lruos, 4~;~ ·, deffindenne, a: mí rmismo aunque ¡alguno ·tal. vez:lo•áea:; an !Vo.sotr().s! ,·estoy 1 defendienqo ', para·: .que,: r.ondenándome¡• no ' ·pe e quéis de alguna manera contr'a•. el l:don q).Hi • :en• ·mí•ós.~a·'hocho

~.l.J?i~s ; ,.f.??;~,' e ~,i, UJdr, 1maP,is1,, ?~ ~~ . ~~f~}~~.il,,~!'lft'?¡l,lm~r ~Izyien. Y,, F~ ,. ~u¡ .. t-;r.~;~ ,.~~¡r,lo -~,e~~.!~I~~rl'\~~ · .• ~.?.'?~~~'·''Pi}!e7l1f. ~<¡~~~ ~~ ~~s~~1. ;t~~~,, a;st~~~?R ,,P.pr, fi~ ,,R~o~:: P~r.~ , .~~m .9mfla,4, ·AP.~J., ~,ll-~ -.~'J?. , :P,~r~ .5~li.~ ?, t;l~P"~~.wo ... r.; -~;,) ,r,Ha•,.,W:\; P~? .;J}~fr~~~~~ .)'f\

~tl~~¿<J rr~~iG~ l},e~;~l ~Jt1 ?t. Jff:J}RP· ~~~~~ ~ ya~i¡f;:;'~~IA:.t ,h}{!e:J¡ asediaros piii1 '' &~\~!;"'TJ;r't~~~ n k'fdJ¡j~';;·¿~~#!íol: ' p.;~~u~'dié~d~~~ ' ')· reptediéndóos cli; r~ad<i' uli:ó, , ttno "p'or' iihd!" 'Vttiton~s;:- J1/)f'd~ . Vehdrá fádlmente "otroht:á! ·;" dre-edtne~ pui!si,"Y" guartladme:irun J ,, • • u·'' '' .H.\ · :· · t\1{: .-.Pr:í~./~·-~1! ~:~:q_ - ~>!:":! :~.;J: ~;.._·! ··l!f ·)IJ¡J ..-;hJ ~ l ~!:Úb ui:J!H •"; ;._¡¡_r:

~; 1; --:·1 1 ,- ... .. , · ·' .. ,-. •Piatóii'.''

2._,;..;..- , - ~~:. -~!-!'i <••~ f: o ::h~¡:·, ; ,· ,~¡ ,.;t_: ·i!H::,;,;:~·! ··~ii ;; ; ;; :~ J~ !i1: ; -; -:C~ ! - ~ :· 1 :,

: "'ilnsisto¡:; pues; ·en; mi :pretensión::de: 'QUe no•ihay ·qu-e cohfundü· · a: :•\os · :t11abajadores <f.ilosófic<HI''Y; •en '•general¡ 'a'··Jlo!\ hombi'~s "dt' ciencia •con •:]os• filó::;ofos, • y que •en ·ei;te."printo'·hay;•que!·observar escrupu!osarrientf,:t la ·regla', f'a ;ciada cual ld:<que'<le es.::{febitlo"' .Y ncr dar •a ·:é!ltos ·mtidho y ' a aquéllos ·'pocor•;Puolera• se't: que<1ue~ necesario, para la educación del verdadero, filósofo\ •que éste h<i­ya subido todos los escalones en los cuales sus servidores, lo¡; bbt er<>'"s "ci'elitífíebs·' ae1Ia; filoR<ifta; sé''e'n'éiierítrari ''rl'eeeTÍiods l de­ber! · en'ér nttarsé · derenid\)s;. ·qrilzá· 'délYé ' él 'riíisilió ' hahet ' sidl:i' ;ál'­tico escéptico, dogmático, historí'árlor• ·y •ilifubiéri·!'pod'a, 'e(hnpí~ 11~dor, , .'(,\~j~~?. · ,; ~d~y~!:ílo<;l,?r· ~le ; ,~n,i,g:r,n¡t~; , ¡ lJ!O''f.)~st~! , ,y\d~~t,e,,f e;;­píritu bbr e"; haber sido ca¡;i j;Qdo, 'en fin, para.rc.::orrer, el ~u:cuo !R' ·~~ J?.K~~l~iit h?~a~'?s ··}(_SeA· ~~,~t.i~r.nfu, ,~e )¡?~·~r.~\9¡.~.~. ~ im': _

. ' ~ '. \ , r;·-,!;·.u : : , . , .. -

_;;! ... :· .•i •' . <) ~Ji. ¡ ; t;{ .• '.' J .. _ [1 f.

~ i!· · ·~i~-~ !: .1·:.(; : · 1 ,.¡-~_·.: 1· · -;L:.• .·.i·):! :-:~;i. .-, ¡. ~t,; J,~i fl:'!!· ..::: : nfi~ ,•,.; D.¡ , :'}P<>lo~:f,a d~, l:l'\?,~r~~' l(a¡2S,C,. ~ ~,:!?.c-3J~! ,, ~radu~eijn.·, c~~~~ll'!s'\'!¡. ,~"

Juan Da v1d Garcra: Bacca, en Euh(ron. Apologia. Cnton, Mt:xi<.-o. unt-...... • V.erSidad-i Nacionai :.)A¡.utó~oma, -l.9-t:4. :t'i:~· -'·· ::~u·· ;;i'f; ! ,-t . ii~ · : \:

26

.t•a poder milrtlr, con-;Qjos.,y eón · .Cdilci~nda .. dotada; :de; lacultade& múltiples; na •: todas.:las lejanías .. y ;:a .. Wdas :Jas .alturas,.¡y: a .; todos 1 oá. horizontes; o Pero. todo :esto' no • renl'esenta. imásr que llast condi:.. dones .pn@árias •de sti ,tatea¡; i e~.ta , ·tarea•e¡rige .,dtmlJ..cosái,;mjs~

eil:ige i:que,ri'CJ.·eeováloiieS1' ·'' c'l'odos l~ obteJ:a5"'filosó:fieos¡ ·ljllaSr,na~ dru¡. ,i;obre;lelé_noble.imodelo •de Kan't yJd!!<•llegelJ tendráníque fi:,

·; jar ; ~:rédttoir a .fprrn)llas Un vaato.-:estadó idetvalores,,ies decir;~d.e valores establecidos, cre¿¡,doS. ülllitiguámente¡ uque·1:Se r>hroi.J ·hecho predominah tes·,;; ;y, 'duran te iún •:ciertó;<tiempo_,,h~; sido,mamádos \lverdadesf?.,- , yalor.e~ eri• elr dominio:Jógico¡) (polítito:,(moral) o¡ a:n1 tísticq. ,&m:ésp:;ñde ':an estoS :investigadores háC.rohvisíble¡t'c~:ni4 cebíble,.,!tangihl:C;·· manejable •;todoaloJ;que :lia'upasado y.-Ma( silio ~timada ·,h:¡.sta•.:aho:ta.,,,abrev.iu·>todo Jd que. ;-.e5, larg~~tel !ftiem'-<

· po'?; mismo;>fY ·.s~byUga:n•todoJ•~ pasadoo tareá prodigip~nadmü lláble, a1 ser.vicio dé ·la,cuahtodboqrgullo•4élicado.;yr;tolfa vohm~· tad; , .tenaz. ';pueden . 'enoontrar. ~aatisfatcionMl ~U?~ t;!9S\ >.Verdad~ ·r~' iil(}spfós .tieneh: pM IhisiÓnill}antlar, ;e ,imponeD·Ja,ley¡''~,Ellos (liben: ti!Esto. .debe, ser ,a.sr,•. ;;l)etehninan¡ .ante< todO~r.la•rdit;ección y el porqué del hombre y disponen para estq del 'trtl~jo pn!pa:.. rato.ri&.•¡(le-;¡ todos Jos~ obreros ,.filpSóficos, r:de":tdd.os 'llos·i oojllZga­OoreS;¡ del <'pasado ;r ,cogellt ·el: pórvep.ir"C&n' mano . creadora,i .-y rtodd Jo ,<juerha 1Sido;;les siriv.é d(hfilediopde, .instl::umeitto~') dé• martilló, Su . ~~.in~stigación,dcl,lCOI)ooimientof, ,~¡ . "creaciónlV;:su"-cr.e:¡ción es c:leglslMión, •. sn·c Npluntad ;es:;; V:erdad : esJ r" '" · '¡~woluntad .· de · pode• río". ¿Existen hoy día semejantes filósofos? ¡Hubo· jamás; a~e+

mejante$,, filósofos>?:' 1t.1N o-'• Será¡ :p:redso' qu~"haya, ! scinejantes fi­-ló~~os:7 .. . · ;Jn•;J ;oq_.:rri g~(;rn .•-,t·H:q ;d .~; _ .. ·, ;.; ,·,:.: p ~ ;' J· ¡- ~· t ll ! ~~ · -~ . t-~(!o.:.-.ui~-t

· ,, _:·;;: ~ .,;., ,,,.:: .. ' ~::,.'/':;, ; .'-.~~,'·'·,:.:.::: : :_ ..... ¡,:;: ·.::!~~r~~;:~i~~~ii~~/~ .~:·~;:rl · ¡•., u1:-, ~:-!l!' .'~: ,; ~r_¡t.: ·--~ - .:~ ·titd

3 :-.-·.::~t 1~ r nr)r:: :J:~: n ;¡ .b .t¡h: i.r:-_,í n !:J ._';bf :-: · ;·¡ ¡; :_.(¡:·. Dt.; -~ !'d "!' h -~n!_r;: ., i ~J

: ~-=-La. •:tnos'ofíii;'ibi'i' ¿q:Jio·' ~~ eiiti~ljd6''Iajla)~'lh'a; : 1e~:,;~g.¡; ' ln'~r: rltédíii 'e!ihli' li;J teoló~ii''Y' tR ':tieh~ ~Witr'tJ' ~i'b'gi'3:;'1c~íl:st~:

t~;~~~,::~~~~~u:.~~~~~et·, ~~~~~/~~~~~'~}~~·-~t-? :3?~~~~~~~~;~~~~. ~·~.¡ ·~3~ \ i¿~rbd~~¡¿iJ~?i~ri~ ~~ .~·,· :.ífJ i!ci~ ! ¡,)~.i~·~;tjdJ~~~r¡n~ '•!! crit<Hitr ! Hl8ó h .[ se.;dóí( ll<itta:,llZU'J i~uoei'ó~tellaJia':4e ! lrult~0: '.Q~

. , . i~ro , Y. :r.l;aucy., .. el:>, , Qb~: .. COplP,I~~. ole .--f~e.ri~ , ;Ni~~~e._. Bu.,n~,s ; ,A,ir~, ··''&J.: ·Ag,;lla:r; ' 196I. ' t. ·vnx: ·'· · ''""'·"'' ,,_ .. · .. ,, ,, ._,, .... .:·"'·· ·"' . !-., .. , ... ,._.

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Page 13: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

, nido es. hasta ahora, imposible de establecer. Pero, corno la .: ciencia, apela a la razón humana en v~z de a la autorid3.d,_ sea · de la tradíción o de la revelación. Todo conocimiento definido ~ ·

--a mi entender- pertenece a la ciencia. - Todo dogma en lo ·.:

to 5e comienza a filosofar, hallamos que incluso las cosás m.ás vulgares conducen a problemas a los c:uales sólo se pueden dar respuestas muy incompletas. .

. . . )

respect:vu .;;. ._.,....., ..ituadas por encima del conocimiento c;lefini- , · · · · · · · · · · · · ·' · · · · · · · · · · .. : ,do, pertenece a la teología. · ]>e.I'Q _entre la cie_ncia y .}a teología :.

r. hay una "tierra de nadie" expuesta _ al ataque por ambos lados; :' \ esta "tierra de nadie" es la filosofía. · ·. · L. . : La bl Jsofía, contrariamente a la ciencia, . nace de una es-

La filosofía ha tenido, d<!sde sus comienzos. das objetivos . diferente:;, que se cQnsideraban estrechainente lelacionados· en- . tre sí. Por una parte tendía· al entendimiento teórico de la es­tructura mundial; ¡}or la -otra, trataba de descubrir e inculcar el mejor modo de vida posible.

... ... .......

pecie de autoafirmación: una creencia de que nuestros fines ~: .tienen una relación importante con los fine8 del universo; y que, ~ a la larga, el ct:YSO de los acontecimientos se. realizará de acuer· do con nu~s deseos. La ciencia abando_nó esta e~ie . de Qp· timismo, pero va hacia otro: el optimismo de que nosotros, mt· . . dianie nuestra inteligenciá, podemos hacer al mundo de modo Aparte de la tentativ~ de cOmprender al mundo, la filoSofía que satisfaga gran parte de nuestros deseos. Esie es un opti- _tiene otra misión que cumplir. Puede ensanehar la imaginación, mismo práctico, contrario al optimismo metafísico. Espero que ~- mediante la construcción .dé una época cósmica. o puede sugerir a las generaciones futuras no les parezc::. t::.n tonto como el del . una forma de vida menos ásperá y accidental que la del -irre-doctor Pangloss. · · flexivo. ·

J ~ filosofía debería ser amplia y audaz en la sugeren~i_a de El filósofo que intente cualquiera de las dos tazeas tiene , hipótesis acerca del universo ·q_-ue la ciencia no está aún en ~on- que ser juzgado por .medio de un patrón estético o ético en vez ) díci~nes -de -~nfinnar Di refutar. Pero éstas deberían s~~ sieili~ de por su actitud. . pre presentadas como ·hipótesiS: no (como se hace frecuente- - Dejando a un lado, por ·un: moÍnen\0, todas las cuestiones mente) como _ certidumbres inmutables semejan~s a -los dogm;;.;; ~elativas a ética o valores, hay díversas cuestiones puramente religiosOs. ' teóricas, de interés apasionado y pere1111e; a las que la ciencia

De otro iado, aunque la construcción amplia es misión de la no puede responder, al menos por el presente. ¡Se sobrevive filosofía, yo no creo que sea la parte más importante. La parte . a la muerte en algún sentido, y en tal casa sé sobrevive por · más importante, a mí entender, consisie en la critica y esclare- un tiempo o eternamente! ¡Puede la mente dominar la mate­cimiento de conceptos que suelen ser mirados como fundamen- ·' ria, o la materia domina completamente la mente. o cada una tales y aceptados sin critica. tiene, quizá, una independencia limitada! ¡Tiene alguna fina-

U valor de la filosofía reside, en realidad, en su misma incer- lidad el universo! ¡O está movido por una necesidad ciega! tidumbrc.. El hombre que carece de filosofía va por la vida prero ¿ O es sólo un caos en el cual las leye5 naturales que creemos en los prejuicios derivados del sentido.común, tle las creencias ha · haber descubierto son sólo una fantasía producto de nuestro bituales de_ su tiempo o . de su nación, y de Ias convicciones nací- . amor !'Or el oreen! Si hay algún plan · cósmico ¿tiene, la ~ das en su mente sin consentimiento ni cooperación de su razón de- en - él, rr.:!~ .i!nportancia de lo que la astronomía nos ha hecho liberada. Para tal hombre, el mundo es definido, finito, obvio; los creer, o nuestro interés por la vida no es más qu~ localismo obje~s comunes no despiertan preguntas y la8 posibilidades no Y presunción? No conozco la respuesta a estas preguntas, ni f amiliares se recba=n desdeñosamente. Por el cont.rario, en cuan- ere<- qU:C nadie las conozca, pero sí creo q_ue la vida humana

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Page 14: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

SI) , .empobrecerla,: ;si ,,¡;e ol,vidaseni: O•: se; ;:i:ceptiisen ;respuestas '' de ~ fiDidllS; ••S~ ]a ewideneíaJ adeeuad~·. Manteper- Vlivo; !el • interés~.por tales cuestiones, y examinar las resptiQstas nsugeridaS,' 'eS•' ;una de las funciones de la filosofía.

, · Bertnmd Russell *

.. ,,·El ·· ,verdadero •método ••de.:.la ;filosofía; seria: :pr.opiamente f:éste : no decir nada, salvo aquello que . se puede decir, o sea, propo­,siciortes• de ,¡a ;ciencia . natural' .,.¡,:algo; r:pues: •·. que :; ii'O'.><tienecitada qu,e v.er. <conda -Lilosófía""'i¡: y., :siempre:,que alguien q.liisierac>Ciecir algo de caráct.er .. m.etafísico,. ;demostrarle· :que 1 no.lha :dádot sigh,ifi. ca~lo ·a •ciertos. r.~¡ignos· · eiitc_.su~ ';proposiciones. t,Este. ·~é;tód!>:)d~ja;

·""" , .• ,¡,.¡,. .. , •. ,¡, 1

.• 11

, 1

.1

.. ,¡; .. , ·•'··•·.·;!i ohiu: •. ! ,, rl_ ¡;ilor.•.Jl\'! :d ría descontentos1;a los. ;dem.~.·.pues .. no.• .tendrianLla:-.sensación 4!r-f- ~~~hi~fi! : i ·. ¡;l ·.:~ ) .. \, .n :;J,' n'· i:.~~- l }·. 1·

1 J i ~ ~.\ : 1 gd!.~ · ¡:~ bt~!(I O'.l ~·~: ~~up _ .;..-.c:J ¡¡:f\'l ·~: · · de .que, lea 1 ~tarno~; enSeñait<lo ~,filosofi~~:~pero sería,~,eloúnico

., ~ .ffi~l,i<\\\{\ , A!1J~¡;, 1 ;WPP,lWj<i\m,E_lP,;i\'~I 1J,:}.'i\_.eqa¡¡,nw;.Jii ! Cl~ncta estrictamente correcto. .<.>; i q> .! ,. ,, •• ¡ 1;.,.;1¡¡ ,, •. ,Jm; i ·;;,~ 1?-J!-mrn~, t¡¡~t:¡.~, Jp)a,,, .to,~li#I'HLAf ~l!-!l; 1~iw,t~~~~ ~MHJiW.~) ,, wr " ' • · ·•• ',, Mis ' proposiciones1:son• Jélu'Cidadores de .este- modot qulél},' me

.La filosofía no es una de l~~¡,!;~f111~'1; D,~.tl.UI~\~~· J•)i.' 'i " ¡., .: . comprende acaba por reconocer . qu~ · carecen- .dé•JSehtida¡fJsiem.;. (La palabra "filosofía" debe significar algo que esté sobre . •pre queHHeuhaya; elevado¡t ia través !l' dc,sde ·ellas¡Hmás:>id!;á de

o bajo, pero no junto a las ciencias naturales),. ellas. (Debe, pues, por así decirlo, tirar la escalera después; !de ·El objeto· de la filo'sofía es la aclaración lógica de los pen- haber :subido)•!' Debe•Jsupeiui'"estas projlosioiónesFenttmcesi .tie'-~-~~n~~~ ,c) , ~tv;n ls -_; · _i!lft•nqrfH I'J -·~h :; ·-¡[JgJrr_~~J rd ·~h ·-d 1H'il ·ne ta; ;justa -vSsión < del~~mundo .. rf'H¡ .t l)f.-o:', :.HI ~;¡(i\f'i.¿ 1_:~~ ;l.r.: ·f'.JJ J.d~ ~!;

;,;,.4!-r,~~~fi~ J?.Rd ¡;Jh~ .~p¡¡. .lll1\?IAAa.¡~j1~mAA~; t;'! 1Q :·•n·• •: Sobre lo que rio se puede hablar, mejor es callarse;;oi·;rr• ,¡_ .. ,;-¡ .;gn¡¡. ~q\lM\/.i,l~MY.If%·~~\l!il~W. ,~n¡;ja~~WH1no~l!!~idp,_cAQ~e..:'' , , . . ,, ;., ¡, .,:,., .,·¡Ji, .. . ·. ,,,.,; :-:u iJrr"·' ... ,,,, 1,·. , " ' ' ,.,! •:: ·;,,-..,¡;; ¡¡:·l '•!·~l ¡,r,~s¡H.~g~ 11~J~_,iYJg~fí¡kRf>·i;SO.\\r.~~Proims.ici_QP.E:il n~IJ9SQÍY ·,;_,, , ': .- : ~; .. ;" ·' .,.;;.,, . o;ti ~-L .::.~·~·!iJr.,.;;-;. ;•i·i ·,!;"¡•q,··;r,¡ u w _,".'· ,_.,,_ :·, '-'·'·

cas" sino el hacer claras las proposiciones. o·rii·d: ·_ .,.,¡,,,; .;; r:·r•¡ ,r;pi¡.;r•· ·

; fl'•Ha,, f.i).~.:wf~ij.,¡,d~~ .~l;lr,~Ji_fi r;}b d~~ip;~,iRr ·J B!}n o:P~ÍÓQ-\ los Debemos· descartar toda expiicación y en su lugar poner pel',l!>iltiJ4~n.~s, q_U~ j.qJH>tl:9d!J.?49,, sw;Í~st>ll91'rtit~L,f!~9r~~ •. ,~paq¡~ . sólo da · deSonpJ;ión.•..Y: esta descripción toma su luz· es decir y confusos. . i>uf¡:):)~; u~ ··ruq ., : ' 1 su· finalidad, de ios problemas filosófi~os. Por ciel·t(/ que . ésto~ ·";'~'·P.Rcq~c;>~dP.:Q ~j ~l\fu,a;fí~uaJ~ ~\lqRQf~~que"~ªlqQliera no ' son problemas empíricos, sino problemas que se .resuelven P.H;a. :; i;i~R-Sil!:.,~ll,~}-, ,.,,~,,. 1 ,_n(h u;i! ,;,,;·¡¡;!!;·¡ o, ti'>ii é• ¡; >-;r,i)l>i.·r, viendo el trabajo de nuesi.L·o lenguaje, de tal manera que éste , ,¡.H~> tm>~~Pd~ltcgn~~mJ.f.:I.\t?·te~ ¡ JihP~iqp.\o~~yM l<4, ~~· . resulta reconocido, en oposición a una tendencia a malin.terpre­" ,; J..flr dffio:q~ :,d~·,P.l!~ w> -R,\'f~:<~ll-~·~11r.;n;lf1Jmm9!10.~ i,¡I,,Ji),o~; . tarJo. Los problemas se solucionan no aportando . nu~va expe­~Üh <IAAvl$1)1._%gmft!<\A?,l;p¡r;ger;!fu;~ ~illll~W ~e:g}~ f1Ie~il.; •J!_atw.a -• . rienda sino arreglando lo- ya :!nteYiorme:ltc conocido. La filo­__ ,,,JM BJ.otr.>,~~ih~~~liffillflr1 el<¡c!!,WJ11ll1ispi}.H!M,~¡;I\Ib~s . pfll}!<V~? ¡ ~;; Sofía es la lucha contra el embrujamiento de nuestra inteligen-},%,al~¡;,~~-, •.) .·•.Ht<Jtn 1;1 ... Jr;,.,ro!i1<>lqtHu:; ·,;rlirnob .'Ü'l'c>-1Gm si o .!:i-1. cía por medio de!· lenguaje. · _, ,

11P.e'r.roql!}iln.j,11\:q' \o p¡;n~~~ ~ Yi;i(Wll, b~~.,~J?ri lll.lP~n~):¡\!1, .'HI :; i 1 Un problema filosófico tiene la forma: "N~ sé por donde ir' '.

, n~l?f!JMi ; J\~\iJ,nj!if.rsk<"?, iplJ,>CUP.li\t>~~ ~ d,..~9,~ ¡<}~n.t~, ,.:f!t~ ·;~Q !! Pl!P.~)M; La filosofía no debe afectar el uso corriente del lenguaje; -.<~r; ~,il@Ü.~~;)Jg ,,}%l,~~W.e..:P!1~?CU-~® &!ar.~met;lt_l! Jq,~d,~~le; en última instancia puede sólo describirle. ,.,

1:.r,w.J,,o ,fffiq~g9. hqWf ep, . .gffi.!li'a,hpu~,. s~tJ <'P~"~~Ar;PP.~d~"'~,t;. Porque tampoco puede fundarlo.

pen~ .ff~men%c,· i··· 11 ,: !c¡ .. ¡,~ ¡ -" ·n; ;j i?. ~· n<J'r¡ ·~ · i.·• ,o •. ¡ ·'""1:: Ella deja todo co1110 es . . :;;:Jr¡,~Jnria;rnfil,~ ;;q~;J.¡m.gd~.i SP,J; ~;e:JW:Í:~g!>,líPAArl~ri~e.~;;, ~~~Sl!4 Deja .también la matemática. como es- y ningún deseubfi-qp ,,4nm!DEID~· "i: :q ,.,; · Oil c.hi·.' e:! "''1 .,._ ;n'llni cn:::< ' HJ!1 o (i'l:)!'l ... pti;é~to" !ñ'll.~':lmatico' ~uede h~;;crla· avanzar:·· Un ·'Problemaprinci­in .d!.:u: ¡r~ :-nq ,,H.Ht> !; sJ<•uq ~-n i'.: ''"~· orw·, .. ;;; ':.r•i,!"niJ,.,;~r¡ .·': -p~Lde,Iógicá , n;ateffi'átic~ ·~s' ip~r;;,"no'S:Otios'\i~ 'pl:obi~~a:\r~ · ma­•'np~t,. 'i/.;¡~i ¡ri.h\\lrd~' ;;.. : ¡,

1 ' niWiotlifi'.l-'r-iiif h'~iJ..&~P ·~;J~_te¡¡¡.;¡...r;~ :. ''t'elliáticá"co·tn.ó· ·•culilqüier · ·.:;tr::i. • '~.:, ,:, . , ', ,." ,;: .'.'"' ·,:: ·~:: : ' ~·": :': r

trado.ec.ión de JoSefina Ma..rtínez Alina.rí. Buenos J\tres, Sanbago Rueda­Editor, ].963.

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Page 15: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

El filósofo trata una cuestión como se trata una enf~rme­.cla.d. .

La 'filosofía, justamente, sólo presenta todo y no explica ni deduce nada. Cuando todo yace en apertura no hay . nada que explicar_ Pues lo que está oculto no nos interesa. :¡

Podría.· por tanto~ llamarse "filosofía" a aquello que es po~ sil-.Íe =t~ de todo nuevo descubrimiento e invención.

No hay un método de la filosofía, sino que hay m~todos, se­mejantes a diferentes terapias.

·· ·_ ¡Cuál es· tu meta en filosofía? Mostrarle a la mosca la sa-lida. de !;;. botella-<:az.a-moscas. ,. . . ~

_Quiero enseñar a pasar de un sinsentido . no patente a uno · ~tente.; . . ' . ~

· Upa ~usa principal de las enfermedades filosóficas: dieta ~ -unilateral; nutrimos nuestro pensamiento con sólo un tipo de !~

. 'f. ejemplos. · . ~

· En filosofía no se extraen. conclusiones. "¡Pero esto debe ser ~1 así!" no es una proposición filosófica. Ella sólo consigna lo que ¡,; caalquiera admite. ;':

}' Ludwing Wittgenstein *~

. ~-

·¡_

• Looi ~ reproducidos- pertenecen al . Tractatos -Lo&ico-Philosophicwi (traduéción eastellan& ·de Enrique Tierno Galván. con . algunas modifica- ' ~; Kadrid, Ed. Revista de Occidente, 1957) y a las Investigaciones; Jrao.¡fic:as (traducción de A.S.B.). Hemos separado los textos de ambo• lilxos con una line<> de ¡;,:r:.tos. '

11. TEORIA DEL CONOCIMIENTO

Page 16: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

~::.

~.:.~,·-·_:.· s.-Pero tampoco es posible que haya un intermediario entre dos enuq~iados contradictorios, sino que es necesario afirmar

· ~ · 0 ne,gar mi. p¡:edicado cualquiera de un sujeto. Esto es evidente ~- para todo el que defina la naturaleza de lo verdadero y de lo ~ : falsO. Pues) decir de lo que es que no es o de. lo que no es que ~ es, es lo f~lso; decir de lo que es que . es y de lo que no es que ~l: no es; es lo verdadero. De suerte que aquel que dice de un. ser ~ que es o que no és, dirá lo _que es verdadero o lo que es falso. ¡¡ Pero decir que hay un intermediario enl • e los · contradictorios ¡t no es decir ni del ser que es ni del no s•· · que no es. ~ [:; :~ . Aristhteles <• ...

' '· 6.-'-Ilusión idéntica a la que los sentidos llevan al entendimien­

to la reciben ellos a su vez; con frecuencia nuestra alma se desquita de igual modo. Diríase que los unos y la otra se en­gañan a competencia. Le que vemos y oímos cuando estamos agitados por la cólera no lo vemos ni lo oímos tal como es en

< realidad; , aquello que amamos nos parece más hermoso de lo ¡; que en el fondo es y más feo lo que nos disgusta; para un hom-

bre desesperado y afligido la claridad del día es oscura y te­'{ nebrosa. Nueiitt-Os sentidos no sólo se ven trimstornados sino ¡: también entorpecidos por complet~ a causa de las pasiones del ., alma; ¿cuántas cosas ven nuestros ojos que nuestro· espíritu

no ad.mitk cuando otras cosas le preocupan? Diríase que el al­ma, recogida 'interiormente, se encuentra pre_ocupada por Jas representaciones de' los sentidos. De todo esto podemos con- . cluir que el horr.bre, así interior como exteriormente, se halla repleto de debilidad y mentira, -

• De la M~tafísica, libro IV, 7, 20-25.

Page 17: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

~ Los que compararon nuestra existencia a un sueño quizás 1

· mimos. Yo no veo con tanta claridad en el sueño; pero por lo ~· que toca al velar, jamás lo contemplo puro y sin nubes. El sue- ;

Uno Y otro camino tienen su punto de partida en los senti­dos Y en los hechos particulares y vienen a descansar en prin· · cipios más generales: sin embargo, hay entre ellos . una diferen­cia inmensa: mientras el uno toca apenas de pasada h. ::~¡:.: rienda Y los hechos particulares, el otro se detiene sistemática y '· ordenadamente en -ellos; aquél establece desde el principio ciertas generalidades, abstractas e inútiles, mientras que el otro se eleva gradualmente a aquello que realmente es már cono~ cido en el orden de· ia naturaleza.

Francis Bacon •

tuvieron más razón de lo que pensaron. Cuando soñamos, nues- -tra alma vive, obra y ejercita· todas sus facultades, ni más ni , menos que cuando velamos; y si bien lo hace de una manera . más blanda y borrosa, no es hasta el extremo de que la düe- i rencia sea como la que va de la noche a una claridad viva, sino , más bien como la que existe entre la noche y la sombra. Cuan· J do soñamos, el alma duerme; cuando estamos despiertos, dor- ~ mita; más o menos intensas, en las tinieplas se encuentra siem- ~ pre, en tinieblas cimerias. Velamos dormidos, y velando dor-¡

·ño en su profundidad adormece a veces los sueños mismos, pe- . ro nuestro velar no es nunca tan despierto que disipe y purgue k 8.- •' los ensueños, que ·son los sueños de los que velan, o peor aún. ~~ La medi~ción 9ue_ hice ayer me ha llenado el espíritu . de Reconociendo nuestra razón y nuestra alma las quimeras e tantas dudas, que ya _no me es posible olvidarlas. Y, sin enibai­ideas ·que engendramos en el sueño, aceptándolas lo mismo que •. go, no veo de_ qué manera voy a poder resolverlas; y, como si los actos que realizamos cuando despiertos, ¿por qué no pone- ' de pronto hu~tese _cafd~ en ur.as aguas profundísimas, qu'édotne mos, en duda si nuestro pensar y nuestro obrar son otro sueño, ~ tnn sorprendido, que m .puedo afil:mar los pies en el fondo, ni y _nuestro velar alguna manera de dormir? ~¡ nadar par¡1 mantenerme ·sobre la superficie. Haré un-esfuerzo

s~ e~bargo, Y seguiré por el mismo camino que ayer empren~ Michel de ·Montaigne *;; d1, aleJándome de todo aquello en que pueda imaginar la menor

dud~, como , s~ supiese que es absolutamente falso, y c~mtinua­ré stempre por ese camino, hasta que encuentre algo que sea

7.- ., cie~, o por lo me~os, si otra cosa no puedo, hasta que haya No hay ni puede haber más que dos caminos para indagar y: avenguado con certeza que nada hay cierto en el mundo, Ar­

descubrir la verdad. El uno parle volando de los sentidos y de ," qUÍI1ledes, pa,ra levan~ la tierra y transportarla a otro lugar, los hechos particulares a los axiomas más generales, y partien- ~ pedía solamente un p~to de apoyo firme e inmóvil; t2-mbién do de estos principios y de lo que cree verdad inmutable en · tendré yo derecho a concebir grandes esperanzas, si tengo la ellos, procede a la discusión y descubrimiento de los axiomas fortuna de hallar .sólo una cosa que· sea cierta e indudable. medios (y éste ese! camino en uso). El otro hace salir los axio- Supongo;_ pues, que todas. las cosas que veo son falsas; es~ mas de los sentidos y de los hechos particulares elevándose con- toy ~ersuadtdo de que nada de lo que mi memoria, llena de tinua y progresivamente para llegar, en último lugar, a los men~tras, representa, ha existido jamás; pienso que no tengo principios más ge.>Ierales; éste es el camino verdadero, pero se~ttdos; creo que el cuerpo, la figura, la extensión, el moví-todavía no probado. miento _Y el lugar son ficciones de mi espíritu. z Qué, pues, po- .

d.rá estimarse verdadero? . Acaso nada más sino esto: . que nada hay cierto en el mundo.

• El texto tranaerito forma parte de la "Apologla de Ralmundo Sabunde", incluid& en loa Enaayoa, libro II, cap. 12. La traduceión ea de C. P.omAn 7 Salamero, Buenoa Aireo, Ed. Locada, 1941, t. liT. 0 Del NoV1UD Ora--, libro 1, afonamoe XIX 7 XXII. Tno.duceión eaa-

tellana de Clemente Hernando Balmori, Buenoe . Aireo, Ed. Loaada, 1949.

37

Page 18: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

.Pero ¿qué sé yo si no habrá otra cosa diferente de las que de otras más difíciles y emb acabo de juzgar inciertas y de ·la que no pueda caber duda al- poco tiempo y Ócio que me ar~zosas; Y no quisiera abusar del guna? . ¿No habrá algún · Dios o alguna otra potencia, que pon- me;antes dificultades. p que an empleándolo en descifrar se-

' · ero me detend ' ~ b' · . ga estos pensamientos en mi espíritu? No es necesario; pues aquí los pensamientos que ant . . re mas. len a considerar

· · ' d • · · · · · er1orrnente brotab"TJ · qu¡za soy yo capaz e producirlos _por m1 m1smo. Y yo, al me- por s1 solos ·e inspirados por 111 . 1- en 1111 mente 1 ? p · b I so a naturaleza d nos, ¿no soy a go. ero ya he negado que tenga yo sentido · aphca a a considerar mi ser C .d . • cuan o ·me

· 1 -1 ·· b • ' · · ons1 eraba -pr1mero t . m cuerpo a guno; vac1 o, sm em argo; pues, ¿que se sigue ·de una cara, manos, hrazos y to-da esta má . - • que ema aquí? ¿Soy yo tan dependiente del cuerpo y de · los sentidos. ' sos y carne, como se ve en un cad, quma compue~ta de hu e- _ que, sin ellos, no pueda ser? Pero ya· estoy . persuadido de que el nombre de cuerpo.' Consideraba a :~r, 1~ cual design:ba con no -llily nada en el . mundo: ni cielos, ni tierra, ni espíritu, ni ba · y andaba y sentía - b ' e mas,. que me alnneRta• ' , · ' ' Y. pensa a v todas esta ' · cuerpos; ¿ estare, pues, persuadido también de qU:e no· soy yo? refena al alma· 0 bien si 111 d t' ; . s acciones las Ni mucho menos; si he IÍegado a persiiadirme d~ algo o sola- ba el alma coU:o algo ~n · exte e ema en este punto, iniagina-

. - · · remo raro y sutil u · t · mente si he pensado alguna cosa, es sin duda porque yo era. llama o un soplo delicadísimo · . d ' . n VIen o, una Per_ o hay cierto burlador muy poderoso y astuto que. dedica su '• groseras partes. En cuanto '

11nsmua

0 Y esparcido en mis más a -cuerpo no d d b ·

industria toda a engañarme siempre. No _cabe, pues, duda al- ~' guno _de su naturaleza y' pen b · ' u a a en modo al-. · ' sa a que la cono • d guna de que yo soy, puesto que me engaña, y, por mucho que mente; y si hubiera querido explicarla , c

1Ia muy . istinta-

me engañe; nunca conseguirá hacer que yo no sea nada, mien- · entonces teriía, hubiérala 'descrito d ' segun as nociones que tras yo esté pensando que soy algo. De suerte que, habiéndolo 1 por cuerpo todo a uello · · · e ~sta manera: entiendo - - -- ----.-- . __ . _ q que puede termmar p r 1 - --,-·---pensado bien y habiendo examinado cuidadosamente todo, hay . estar cotocado en Cierto lug.ar.. 11 · 0 a guna figura, .

- .. 1 Y enar un espa · d que c_oncluir por último y tener por constante que la proposi- : _g'!-le exc _.u,ra a cualquier otro · cuer . .. ClO, e moao ción sigUiente: "yo soy, yo existo", es neé'esariamente verdade- ~ ser sentido por el tacto 0 1 .1?

0• todo aquello que pueda . · por a v1sta 0 por el 'd ·

· rl}, mientras que la estoy pronunciando o concibiendo en mi es- gusto, o por el olfato· que pu d - ' 01 o, o por el • . · · ' e a moverse en va · p1ntu. · · . · no ciertamente por sí 1111-s . nas maneras, · · · ¡- · · mo, pero SI por al -~e-~ _Xo.! ___ qu~ _ est<>_y cierto . de que soy, no conozco aún co~ t que -lo toque Y·le comunique 1 . . • . . guna cosa e:>ctraña

- ~a~~~~.:_ =1-~ri~a~ q\lie_~ soy; de suerte que en ~delante debo te- ~' · a la ~atu:aleza del éue;po pe~~~:c~::~o~~ Pp~~s n? crdeía yo que ner mu,cho cuidaao de no_ confundir, por imprudencia, alguna .. por SI mismo de sent1·r· · y encia · e moverse - • pensar· por ¡ t . otra cosa conmigo, y de no equi·;;xarme en este conocimiento, ~ exttañado ver <jue estas ·facultad ' . e con rano, hubiérame que sostengo es más cierto y evidente que todos los que he te- t_. . Pero, ¡,quién soy yo ahora es se encontrasen . en algunos. n_ido anteriormen-te. Por lo cual, consideraré ahora de nuevo lo ¡: niecillo en extremÓ poderoso ' que S\.lpo~go qu_e hay_ cierto g e­que yo . creía s'er, antes de entrar en estos últimos _· pensamien" f tuto, que dedica todas sus fuy, por de_cJrlo a~¡, mahgn() y as-

. Pu d. ...~- erzas e Indu~•na a -tos; y restaré de mis antiguas opiniones tod_o lo que pueda -com- 1_• ¿ e o ru.Irmar que poseo al - · · ". enganarme? d · · · guna cosa de ¡ batirse, aunque sea levemente, con las razones anteriormente .-: ecir que pertenecen a la natural d 1 · as que acabo de

l d . P eza e cuerpo ? D t ,

·a ega as; de tal suerte, que lo que quede será por completo : ensar en esto con ate:nció . . · e engome a cierto e indudable. ¿Qué ·he creído ser pues anteriormente? ~ en mi espíritu y ni una 1 n~ h paso y repaso tQdas estas cosas s· dif' u1 d h d - ' ' ~ mí N · so a allo que pueda derir tá . m lC . ta e pensa o que era un hombre. y ¿qué es un ... . o _es necesario que las recuente V - que es en' homb:e? ¿~iré que es un animal racio_nal? No, por derto,. pues T bu~s del alma,. y veamos si hay al~noam::· pu~s, a lo~ atri­tendna que mdagar luego lo que es animal y lo que es raciOnal; : pnmeros son 'ahmentarse y andar· . q esté en mi. Los Y así una sola cuestión me llevaría insensiblemente a irifinidad ; go cuerpo, tambié_n es verdad que 'n.:as SI es cierto que no ten -

puedo ni andar ni alimen-38

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Page 19: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

,~z-

tarme. Qtro es sentir; pero sin cuerpo no se puede sentir, y, decir: excitaré mi imaginación para d - L - · h h ·é conocer má disti' a emas, me a sucedido anteriormente que e pensado que sen- te qu1 n soy, obro con tan p , s . ntamen-{ · d oca razon como s· d'. t a varias cosas, durante el sueño, y Juego, al despertar, he vis- estoy espierto y perdbo alg real 1 !Jera: :ahora ·

· 1 ·bo 0 Y verdadero · to que no las había efectivamente sentido. Otro es pensar; y o perc¡ con bastante clar"d d . • pero, como no uf ·ed 1 a , voy a dor1111nne aq encuentro que .el pensamiento es lo único que no pu e te para que mis sueños m expresamen-

e representen eso mi separarse de mi. Yo soy, existo, esto es cierto; pero, ¿cuánto verdad y evidencia Por lo tanto smo con mayor. _tiempo? Todo el tiempo que dure mi pensar; pues ac:aso p~rl~ nada de lo que pu~do comprend ' conozco _manifiestamente que suceder que, si cesase por completo de pensar, cesara al propio pertenece a ese conocimiento er ~or medio de 1~ imaginación, tiempo por completo de existir. Ahora no admito nada que no necesario recoger y apartarlo ::¡~e ngo de m{ mismo, Y que es sea necesariamente verdadero; yo no soy, pues, hablando con que pueda conocer él mismo mu; ;k ~odo de concebir, para precisión, sino una cosa que piensa, es decir, un espmtu, un tursleza. ' e ru amente, su propia na-entendimiento o tina razón, términos éstos cuya significación .i Qué soy, pues? Una cosa que i · desconocía yo anteriormente. Soy, pues, una cosa verdadera, piensa? Es una cosa que duda p/n~. ¿Qué_ es una cosa. que verdaderamente existente. Mas, ¿.qué cosa? Ya lo he dicho: una ga, quiere, no· quiere Y tamb"é, e~ Ien_ e, concibe, afinna, nie-.cosa que piensa. · Y, ¿qué más'! Excitaré mi imaginación para te no es poco si tod ' 1 n, Imagma Y siente. Ciert...amen-. . , o eso pertenece a . t ver si no soy algo más aún. No soy este conjunto de miembros, qué no ha de pertenecerle '! l. No so mi na ur~leza. Más, ¿por llamado cuerpo humano; no soy un aire delicado y penetrante duda de casi todo y sin b Y ~o el mismo que ahora repartido por todos los miembros ; no soy un viento, un soplo, cosas, asegura y ~i:ma em ~~go,_ entiende Y concibe ciEirte~ un vapor; no soy nada de todo eso que puedo fingir e imaginar, todas las demás quiere yqdue SOto estas son verdaderas, ¡¡iega

h · . - . . ' esea conocer otras · ya que e supuesto que todo eso no es ·nada y que, sm alterar ganado, Imagina muchas cosa • o QUiere ser en-esa suposición, hallo que no dejo de estar cierto de que yo soy siente también otras much s a veces, aun a pe8ar suyo, y · algo. po? ¿Hay algo dé esto ~s por medio de los órganos del cuer-

Pero ~so acontezc, a q_ ue e~s mismas cosas, que supongo to que vo soy y _que no sea tan verdadero como es cier-• que CXIsto, aun cuando estu · ·

que no son, porque me son desconocidas, no son, en efecto, dife- mido y aun cuando el que m d ' 1

VIere SI~mpre dor-· rentes de mí, a quien conozco. No lo sé; de eso no · disputo aho- dustria en engañarme? ¿Ha :l

10 e_ ser · emple~se toda su in-

ra y sólo puedo dar mi juicio acerca de las cosas que conozco;· da distinguirse de mi pens:mie~no de e~os atributos que pue~ conozco que _existe e indago quién soy_ yo, qué se que soy. Y es Pues, es tan · evidente d to 0 decirse separado de mí? muy cierto que el conocimiento de mí mismo, tomado precisa- y desea, que no hace fa~~uy_o ¿.ue soy yo quien duda, entiende mente así, no depende de las cosas, la existencia de las cuales bién tengo, ciertamente

1 an~ Ir ;a~a para explicarlo. y taro-

aún no me es. conocida y, por consiguiente, no depende de run- do puede suceder ( coU:o e a P;: er e Imaginar, pues, aun cuan-guna de las que puedo fingir en mi imaginación. Y estos mis~ · imagino no sean verciad n _s supuse) que las cosas que Yo mos términos, fingir e imaginar, me descubren mi error; pues no dej~ de estar realm er:;:, sm embargo, el poder de imaginar seria, en efecto, fingir si imaginase que soy al~a cosa, pues- samiento. Por último. sen ~n "'?í Y formar parte de mi pen-to que imaginar no es sino contemplar la figura o · la imagen "b · ' oy e mismo que siente d · perc¡ e Ciertas cosas, por med:o de l - ' es eci,r, que de una cosa corporal; ahora bien: yo sé ciertamente que soy puesto que en efecto · : .. os organos de los sentidos y que, a la vez, puede ocurrir que todas esas imágenes y, en ge- Pero se m~ dirá ue' ;s:o la lu~, 01~0 el -ruido, siento el calor: neral, cuanto a la naturaleza del cuerpo se refiere, no sean durmiendo. Bien . q ; ~ _apaz:encias son falsas y que esfuy

' - f ' · P 1 1 1 1 l ' sea asi. Sm embar ¡ mas que suenos o ICclones. or o cua veo e aramente que a que me par~ce 1

go, por o ;a,~nos es cierto ~ que veo uz qu · . '

' ' e oigo rwdo Y que siento calor· 40 '

41

Page 20: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

:to no puede ser falso, ·y esto es, ·propiamente, lo que en mi , llama !)entír, y esto, pre~samente, es pensar. P_or dond~ e~­.e:Go a conocer quién· soy con ::.1¡; -.:.~::. mayor' . clan dad Y disbn-

ón que antes. .• Pero, aún me parece que no puedo .por menos de creer

ue las cosas . corporales, cuyas· imágenes se forman p~r el p~n~ ami~nto i que caen bajo los sentidos, y que los sentidos mis-10s examilian, son · conocidas mucho más distintamente_ que , es- · a . parte, no ué cuál, de mi mismo, que no ~ae ba!o la Imagma­ión: aunque efectivamente, es bien extrano decir que ~ono_z~o

c¿m¡:;¡-cndo más distintamente unas cosas, cuy~ ex1stenc1a ne" parece· dudosa y que me son desconocidas Y no me. pertene­:en; que aquellas otras de cuya ·verdad estoy persuadido Y me . ;on conocidas y pertenec~n a mí propia naturaleza; en. una ~a­_abra, que a mi . mismo. Pero ya _veo b~en lo que es; m1 espintu ~s un vagabundo que gusta de extrav1ars~ Y no puede aún to­lerar el quedar mantenido· en los justós lím.ites ~e l_a verda~ . . Démosle, pues, por · otra vez, rienda suelta y, ñeJándole en h- · oertad, pennitámosle <¡Ue considere los obj~tos que le . aparece~ · f uera, para que, retirándose luego despacio Y .a punto. esa: li­bertad, y '(j.eteniéndolo a considerar su ser Y l_as ~os:;-s,, ~ue en si mismo encuentre, se deje,· después, conducir Y d1pg1r con

más facilidad. . . . Consideremos, pues; ahora las cosas que V:U~g~rmen~e §e tie-

nen por las más fáciles de conocer y pasa'lt tainb1én; por ser_ la: m~s distintamente conocidas, a sabe'r, los .cuerpo!lque tocamo y vemos; no ciertamente los cue~os en general, pues l~s. no~ •. ~iones generalPi; son, por lo comun, un poco confusas, s~no u cuerpo particular. Tomemos, por ejemplo, este _pegazo de ce~ ra· acaba de salir de la colme~a; no ha perdid~ ·á.Ún la dulzura rle' Ía .miel que contenía; conserva algo .del olor de_ l~s flores, de ;-¡;¡e ha sido hecha; su . color, su figura, su,,tamano .son a~a: . rentes; es duro, frio, maneja-ble y, si --Se 1'~ ·golpea, produc1ra ua sonido. En fin, en .Sl se encuentra todo lo q~e p~~de. dar ~ . conocer distintamente un cuerpo. Mas; he . aqm .que, mientra •. ~stoy' hablando; lo ·acercan al fuego; lo que qued_aba de sa~or se exhala el oloi· ~e evapora, . él .color cambia, Ja figura se pler: de, el ta~año auÍnenta;~se hace líquido, se calíenta/'apenas·si

put;de ya. manejarse · y, si lo golpeo, ya no dará sonido alguno. ¿S1gue Siendo la misma cera después de tales cambios 7 Hay qu~ confesar que .sigue siendo 111 mism_a; nadie lo duda, nadie juzga de distintp modo. ¿Qué es, pues, lo que en ese trozo de cera .se _conocíá con tanta distinción? Ciertamente no puede ser nada de lo que he notado por medio de los ' sentidos, .puesto que todas las cosas percibidas por el gusto, el olfato, la vista. el tactó y e~ oído hari cambiado· y, sin embargo, la misma cera pennanece .. Acaso sea lo que ahora pienso, a saber: que esa cera no ·era ni. la dulzura de ' la miel, ni el agradable ólor de las flores, ni la blancura, ni la figura, .ni el sonido, sino sólo un cuerpo que poco antes me pareCia sensible bajo esas formas y ahora se hace .sentir bajo otÍ-as. Pero, ¿qué es hablando con . precisión, lo que yo imagino cuando lo concibo d~ esta · suerte? Conside~émosle atentamente y, separando todas las cosas que no pertenecen a la cera, veamos lo que queda. No queda, cier­tamente, más que algo. extenso~ flexible y mudable. Ahora bien: ¿qué es eso. de flexiblé y mudable 7 ¿No será que imagino que esta cosa, s1 es redonda, puede to~arse .cuadrada y pasar del .cuadrado a una figura-· triangJJlar? No -por ciertO· no es eso puesto que la. concibo capaz de · r~ibir una infinidad de cambio~ semeJantes y, sin embargo, no podrla yo recorrer esta. infinidad con mi imaginación; por consiguiente, la con<;epción que tengo de la cera no. se realiza · por la facultad de imaginar. y ¿qué es esa extens1ón

1? ¿No es también desconócida? Se hace inavor

cua;nd_o. se derrite la cera, mayor aún cuando hierve y :ma~·or todavía cuando el calor aurriimta; y _)lo concebirla yo claram~n­te, confonne; a la verdad, lo que es la ce¡Ja, si no pensara que aun. e~t: ·m1~mo p:dazo, que estamos consid·erando, es capaz de rec1b1r. mas. var~edades de extensión que todas las que haya

· yo nunca 1magmado. Hay, pues; que convep.ir en que no puedo por medio de 'la imaginación, ni siquiera comprender lo que se~ es~ pedazo de cera y que sólo . mi entendimiento lo comprende. D1go este trozo · de cera en particular, pues, en cuanto a la ce-

· ra en· gene:r~l;e:llo ,es aún más _ev.idente. Pero, ¿qué e~ ese pe­dazo de cera que solo el entend1m1ertto o el espíritu puedé com­pren~er -? Es ci~rtamente el mismo que veo~ toco, imagino; es el m1smo que !nempre he creído que era al principio. y lo que

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aquí hay que notar bien, es que su percepción no e.; una visión, ni un tacto, ni una imaginación y no lo ha sido nunca, aunque antes lo pareciera, sino ··sólo una inspección del espíritu, la cual puede ser imperfecta y confusa, como lo era antes, o · clara y distinta, como lo . es ahora, según que mi atención se dirija más o menos a las cosas que están en ella y la componen.

Sin embargo, no podré extrañarme df¡masiado, si considero cuán débil es mi espíritu 'y propenso a caer insensiblemente, en el error. Pues, aun cuando en silencio considere todo eso en mí ' mismo, sin embargo, detiénenme las palabras y casi me causan decepciólJ. los términos del lenguaje ordinario; decimos, en efec­to, que vemos la misma cera, si está presente y no juzga­mos que es la misma por tener el mismo color y la misma figura: de donde casi voy a parar a la conclusión de que la céra se conoce por visión de los ojos y no por la inspección del _espíritu. Pero la casualidad hace que mire por la veptana .a unos hombres que pasan por la calle, a cuya vista no dejo 'de exclamar que veo a unos hombres, como asimismo digo que veo la cera; y, sin embargo, ¿qué es lo que veo desde la ventana? Sombreros y capas, que muy bien podrían ocultar unas máqui­nas artificil!-les, movidas por resortes. Pero juzgo que son hom­bres y así comprendo, por sólo el poder de juzgar, que reside en mi espíritu, lo que creía ver con mis ojos.

Un hombre, que trata de levantar su conocimiento por en­cima del vulgo, debe avergonzarse de sacar motivos de duda de las m::~neras de hablar inventadas por el vulgo; prefiero se­guir adelante y considerar si, cuando percibí primero la cera y creía conocerla por medio de los sentidos externo~. o '11 me­nos por el sentido común, .que así se llarna, es decir, por la fa­cultad imaginativa, concebía lo r¡ue era con más evidencia · y perfección que ahora, después de haber examinado cuidadosa­mente lo que es y el modó como puP.de ser conocida. ciertamen­te fuera ridículo poner esto en duda. Pue!l, ¿qué había en aque­lla primera percepción que fuese distinto? ¿Qué había que no pudiera percioir de igual suerte el sentido de {~ualquier animal? Pero cuando distingo la cera por un lado y sus fopnas exterio­res por otro y, ccmo si le hubiese quitado su ropaje, la consi­dero desnuda, es cierto que, aunque pueda haber aún algún

44 l

error en mi juicio, no paedo, sin embargo, concebirla de esa suerte, sin un c:.viritu humano.

Pero, en fin, L qué diré de ese espíritu, esto es, de tni mismo, puesto que hasta aquí no veo· en mí nada ·más que espíritu! ¡Pues qué! Yo que parezco concebir c~n tanta claridad y distin­ción este trozo de cera, L no me conozco a mí mismo, no sólo con más verdad y certe1.a, sino con mayor distinción y clari­dad? Pues si juzgo que la cera es o _existe, porque la -veo, es cierto que co~ mucha más evidencia se sigue que yo soy o que yo mismo existo, puesto que la veo; pucz puede suceder que lo que veo no sea efectivamente cera, y puede suceder también que ni siquiera tenga ojos para ver cosa alguna¡ pero no pue­de suceder que cuando veo o cuando pienso que veo -no dis­tingo entre ambas cosas-, no sea yo, que tal pienso, al¡rma cosa. Asimismo, si juzgo que existe la cera, porque la tocó, se ~ .. guirn también, igualmente, que yo soy¡ y si lo juzgo porque :m imaginación o alguna otra cosa me lo persuade, siempre sa­caré la misma C<?nclusión. Y lo que · aquí he notado de la cera puede aplicarse . a todas las demás cosas exteriores a mí y que están fuera de mí. Y, además, si la noción o percepción de la cera me ha parecido más clara y distinta, después de que, no sólo la vista o el tacto, sino otras muchas causas me la han puesto de manifiesto, ¡con cúánta mayor evidencia, distíÍlción y claridad habrá que -confesar que me conozco ahora, puesto que todas las razones que sirvcll pna conocer y concebir-la naturaleza de la cera o de_cualquier ;:;tro cuerpo, prueban mu~

cho mejor la naturaleza J..: mi propio espíritu! ¡Y hay tantas otras cosas en el espíritu mismo que pueden contribuir a escla­recer su naturalc:za, que las que dependen del cuerpo, como és­tas, casi no merecen ser tomadas en consideración!

Pero, en fin; heme aquí inse:::siblemente en el punto a que quería llegar; pues ya que .a~ co&>. va<--a mí manifiesta ahora, que los cuerpos no son !lropiamente conocidos por los sentidos o por la facultad de imaginar, sino por el entendimiento solo, y que no son conocibs porque los vemos y los tocamos, sino porque los enj;endemos o comprendemos por el pensamiento, veo claramente que nada hay que me sea más fácil de conocer que mi propio espíritu. Pero como es difícil deshacerse pronto de

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una opmwn a 1~. que estamos desde hace mucho tiempo habi­tuados, bueno será qu~ me detenga un poco aquí para que la extensión de mi meditadón imprima más profund;unente en nii memoria este nuevo conocimiento.

·René Descartes •

9.-Había estudiado un poco, cuando era más joven, de las par­

tes de la Filosofía, la Lógica, y de las matemáticas, el análisis de los geómetras y el álgebra, tres artes o ciencias que debían al parecer contribuir algo a .mi propósito:

Pero cuand:o las examiné, hube de notar que, en lo tocante. a la lógica, sus silogismos y la mayor parte de las· demás ins­trucciones que da, más sirven para explicar a otros las cosas ya sabidas o inéluso, como el arte de Lulio, para hablar sin jm­cio de las ignoradas, que para aprenderlas. Y si bien contiene, en verd!i;d, muchos bu.enos y verdaderos preceptos, hay, sin em­bargo, mezclados con ellos, .tantos otros nocivos o superfluos, que separarlos es casi tan difícil como sacar una Diana o una Minerva de un bloque de márm61 sin desbastar. Luego, en lo tocante al análisis de los antiguos y al álgebra de los moder­nos, aparte de que no se refieren sino a muy abstractas mate­rias, que no parecen ser de ningún uso, el primero está siem­pre tal\ constreñido a considerar las figuras, que no puede ejer­citar el entendimiento ·sin cansar grandemente la imaginación; y en la segunda, tanto se han sujetado sus c~ltivadores a cier­tas reglas y a ciertas cifras, que ha' hecho de ella un arte copfuso y oscuro, bueno par¡~ enredar el ingenio, en lugar de una ciencia que lo . cultive. Por todo lo cual pensé que había que buscar algún otro método que juntase las ven4jas de esos

.tres, excluyendo sus defectos. Y como 1:1 · multitud de~ leyes slr\re muy a menudo de disculpa a los vicios, siendo un Estado mucho mejor regido cuando hay pocas, perÓ muy estrictamen­te observadas, así también, en Jugar del gran número de pre­ceptos que- encierra la lógica, creí que me bastarían los cuatro

• De Meditaciones metafísicas, II. Traducción castellana. de Manuel Garcia Morente, Buenos Aires, Ed. Espasa Calpe, 1945.

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L

siguientes, supuesto q:~e1 tomase una finne y constante resolu­ción de no c!;:j;¡r de observarlos una vez siquiera.

Fue el primero, no admitir como verdadera cosjj_ a!gu!la, co­mo no supiese con evidencia que -¡o es; es decir, evitar cuidado­.s~mente la precipitación y la prevención, y' no comprender en m!s juicios nada más de lo que se presentase tan dara y dis­thit;;lmente a mi espíritU, que tw . hubies~ ninguna ocasi6n de ponerlo en duda.

El segundo, dividir cada una de las dificultades que exami­n~re en cuantas parte:; fuera posibl~ y en cuantas requiriese su mejor solución.

El ten;ero, conduc,ir ordenadamente mis pensamientos-!. em­pezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, gradualmente, hasta el cono­cimiento de los más compuestos, e incluso suponiendo un orden entre los que no se preced~n natutalmente. . . . ·

y el -último, hacer en todo unos recuentos tan, integrales y unas . revisiones tan ge!)erales, que llegase a estar seguro de· no omitir nada.

R~né Descartes "

to.-· 31. Nuestros razonamientos se fundan en dos grandes· prin­

cipios: el . de contradicción, en virtud del .cual juzgamos falso lo que encierra contradicción, y vfirdadero lo opuesto o contradictorio a lo falso.

32. Y el d~> razón suficiente, -en virtud del cual consideramos que ningún hecho puede ser verdadero o existente y nin­guna enunciación verdade¡-;, :;in que haya una razóri sufi­ciente para qn~> ·sea así y no de otro modó; aunque las más veces es?-s razones no podamos cc:::cccrlas.

33. Hay también doti dases de verdades: las de razón y las de ·hecho. Las verdades de razón son necesarias y su opues­to es imposi~le; y las de hecho son contingentes y su

~xtO arriba re;>mducido ¡-.ertimcce al Dis~rso del método, see'l!nda parte. Traducción castellana de Manuel Garc1a Morente, Buenos A.res, Ed~ Espasa-Calpe .Argentina, 1945.

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Page 23: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

a posible. Cuando una verdad es necesaria puede --eñcontrarse su razón por medio del análisis, resolviéndola

en ideas y verdades más simples, hasta !l,.gar a las pri· ~~R . .

34. Por esto, los matemáticos reducen por medio del análisis los teoremas especulativos y los cánones prácticos a hs definiciones, axiomas y postulados.

35. Y hay, por último, ideas simples, cuya definición no po~ drla darse; y hay también axioma~ y poStulados ~. en una palabra, principios primitivos, que ·DO pueden ser demos­trados ni tienen, por otra parte, necesidad ele ello: son las proposiciones idénticas, cuyo opuesto ende!'!'!!. Wta contra­

dicción expresa. 36. Pero la razón ·suficiente debe encontrarse también en las

verdades contingentes o de hecho, es decir, en la serie de las cosas esparcidll~ !•\'•i" t:l universo de las criaturas, don~ de la resolución en razones particulares podrla llegar a una división ilimitada, a causa de la variedad inmensa de las cosas de la naturaleza y de la división de l~s cuerpos hasta .el infinito. Existe una infinidad de fig11ras y de mo­vimientos presentes y pasados que entran en la causa efi­ciente de mi escritura actual; y hay una infinidad de pe­queñas indinadones y disposiciones de mi alma, presentes

· y pasadas, que entran en la causa final. · 37. Y como todo ese detalle ~lo encierra otros detaÚes con-

• tingentes anterio:res o más detallados, cada uno de los cua­les ha menester· de un análisis semejante para detenninar su razón, no · se da un paso adelante; es necesario, por lo tanto, que la razón suficiente o última e:;té fuera ·de la secuencia o serie del detalle de la contingt:üda, ·por !!'ii- . nito que pudiera ser. ·

38. Y así la razón última de las cosas debe eStar e11 u.ü.¡ subs­tancia necesaria, en la cual el detalle ·de lo;; ca..-nbios esté sólo eminentemente, como en una fuertté; y esto es lo que llamamos Dios.

G. W. Leibniz *

• De 1& Honadolocla, Sl-38. Tradueci6n de Vicente P. Quintero; Incluida . en Tntad88 fandamentalea de Le!bniL, Bueno. Aire., -:Ed. Lbaada, 1946.

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lL-Es evidente, para cualquiera que examine los obÍetos del

conGtimieuto humano, que ellos son o ideas actualmente impre­sás en los sentidos, o ideas percibidas atendiendo a las pasio­nes y operaciones del espíritu, o, finalmente, idea8 fonnadas

. con ay\lda de ·la memoria y la imaginación, ya sea cornponien-' do, dividiendo o meramente representando aquellas p,crdbidas originariamen~ en los modos mencionados. Por medio de la vista tengo las ideas de la luz y de los colores, con sus· diversos · grados y variaciones. Por medio del taCto percibo lo duro · y lo blando, el calor y el frío, el movimiento y la resistencia, y de todo esto, el más y el menos, ya sea como cantidad o como gra­do. El olfato me proporciona los olores; el paladar los gustos; y el oldo transmite los sonidos a la mente con sus variedades de tono y composición. . , . .

Y como se obserYa que algunas de· .estas ideas se acompa­ñan unas a otras, ellas son distinguidás con un nombre y luego consideradas- como una cosa. Así, por ejemplo, cuando se obser­va ·que un cierto color, sabor, olor, figura y consistencia van juntos, se los considera como · una cosa distinta, señalada con

· el nombre de manzana; otros cOIÍjuntos· de ideas constituyen : una_ piedra, un árbol, un libro u otras cosas igualmente sensi­

bles; las cuales ya sean agradables o desagradables suscitan pasiones como el amor, el odio, la alegría, la aflicción, etc.

Péro junto a toda esta variedad interminable de ideas y ob~ · jetos ·de conocimiento, existe Algo que las conoce o percibe.;¡ ejerce sobre ellas diversas operaciones tales como quereJ', ima­ginar, recordar. Llamo mente, espíritu, alma, yo a este ser que percibe y actúa. Con estas palabras no denoto ninguna de mis ideas, sino algo enteramente distinto de ellas y en lo cual ellas existen, o lo .que es lo mismo, por medio del cual son percibi­das, pues la existencia de una idea consiste en ser percibid¡¡; .. :

Todos admitirán que ni nuestros pensamientos, ni nues­tra$ pasiones o ideas fonnadas por la imaginación existen sin la mente. A mí me parece no menos evidente que ~~!yez:~s sensaciones o ideas impresas en los sentidos, como quiera qúc estéii"mezcladas o combinadas "entre sC{es-decir, sea cualquiera el objeto que ellas formen), no pueden existir más que en Uha.

-- ~-- .. '• .-- . . .. . . ' -- -- . ,.

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Page 24: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

~p.~_:_ gue ·las perciba. Creo que cualquiera puede obtener un ~onoci~ieñto' iñtuitiv~ de .esto; si presta atención a lo que se entiende por el. término -existe -cuando se . aplica a cosas . sensi­bles. Oigo que la mesa sobre la ql).e escribo existe; es .decir, la

. veo y la : siento; y si yo estuviese fuera de mi .escritorio diría que . exü¡te; entendiendo por ello que si yo estuviera en mi es­critorio la podría percibir, o que al¡nín otro espíritU la percibe

· actulllJ!lepte. Había un olor, es decir, fue sentido; habla un S<>­

nido; es decir, fue, oído; uñ ~olór, una figura, fuero'n percibidos .- por )a _vista o el ·tacto. Esto .e·s todo lo que yo puedo entendér : por éstas y otras exp~esiones: s~iÍares. Pues 1_? _ _9.~~ :~ di_c_~-~ · l~-~xistencía absoluta· de cosas nó p,ensantes;. sin ningúna reJa-s~~-consuse·r- percibjdils', es' liaramí --perfectamente ininteligi­_'\lle: Suesae- est perdpíi y ñq. ·e:s-posíble·-que-e¡ra.s-1engan ñin­ghna existencia fuéra de las mentes '(¡ éosas - pensañtes qu~ -las­pérci!>eU: -~ --: -- - --

_ George Berkeley *

·12.-l. De la distiri'ción del conocimiento puro, y el empíri­

co. No hay duda alguna de que todo nuestro conocimiento co- · mienzii -con ·¡a exp,eriencia. ·Pues, ¿por dónde iba a despertarse ­

' la facultad de conocer, para su ejercicio, como no fuera por me­dio · ge_ objetos que híeren nuestros sentidos y ora pro-.-ocan por st mismos re_gresentacion.es, ora ponen en movimiento nuestra capacidad intelectual para compararlos, enlazarÍos, o separar-

' los y elaborar a'si, con la materia bruta·de las impresione~ sen­sibles, un t:onocirniénto de los objetos llamado exp~riencia? Se­gún· el tíempo; , pue~, ningún conocimiento precede en nosotros a la experiencia y todo conocimiento comienza con ella.

Mas, : si bien todo nuestro conocimiento comienza con la ex-. periencia·,-;~:·e~~~~ij~!ri_~s_e· ~~ ·él_~_n _ I_a_j~~~i~~rl!:, PU'es · bie,n, _ podria ser que nuestro -conocimiento de · experiencia fuera

• ; ·ne -Tratado sobre los principi.os del ro:Jocimiento huin¡;,¡·,v. primera par~ te. Traduce'<'!! castelhma . de Risieri Frondizi, Buenos Aires, Ed. Losa-

· da, 1939-.

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l

compuesto de lo que recibimos por medio de impresiones y de lo que nuestra propia facultad de conocer (con ocasión tan sólo to 0 , -'-'

de las impresiones sensibles) proporciona por sí misma, sin que y ,>r_; ~ distinga_mos este añadido de aquella materia fundamental has- ,, . ... ~ ta que un .iargo eje:r;cicio nos ha hecho atentos a ello y hábiles¿_~~- --:;,_ en separar ambas cosas. \-' ; .,, _ _-

Es, pues, por lo menos, una cuesti.ón que necesita· de una de-\:;t, - ·- " tenida in_vestigación y que no-ha-de "re~l}rer~ e~ -segu{da'a-pri­IT!era vista, )a d~ si hay un (;O~ocimien~ ~mejante, Índepe;­die!!_tc de la exyer~I!_cia _y __ aun de toda impresión de los ·señti­~?.~.: -~~~- ~4!!'~il1l_ientos Uámañse--á -p.:¡;.:ry--aiStiilgüeñSe'd;-los­empíricos, que tieneñ sus fuentes a posteriori, a saber, en ¡; expcyienci!. --- - ------ ---- -~ -·- ·-- - - ----

AqueJla expresión, empero, no es bastante detenninada para señalar adecuadamente el sentido todo de la cuestión propuesta. Pues hay algunos conocimientos derivados de fuentes d~ expe­riencia, de los que suele decirse que nosotros somos a priori partícipes o capaces, de ellos, porque no los derivamos inme-

- diatamente de la experiencia, sino d~ una regla universal, la cual; sin embargo, hemos saéado de la experiencia. Así, de uno que socavare el 'fundamento de su casa, diríase qúe pudo saber a priori que ·la casa se vendria abajo, es dedr, que no necesi­taba esperar la experiencia de su caída real. Mas- tota-lmente a priori'no podía saberlo. Pues tenía que saber de antemano por experiencia que los cuerpos son pesados, y, por tanto, que cuan-do se les quita el sostén, caen. . • ,

En lo que sigve, pu'es, entenderemos por conocimientos ;{· :..:;·¡ 0 ~

priori, no los que tienen lugar independientemente de esta '>J aauella · experiencia, sino absolutamente de toda e:x:periencía. A éstos opónense los conocimientos empíricos, o sea los que no son posibles m~s que a posteriori, es decir, por experiencia. De en-tre los conocimientos a priori, llámanse puros ,.aquellos en los c1,1ales no se mezcla nada empírico. Así, por ejemplo, la p~opo-sición: todo cambio tiene su causa; es una proposición a priori, mas no es pur:1, porque el cambio es · un concepto que no puede ser sacado m{..s que de la experiencia.

2.. F..stamos en p~sesión de ciertos ~nacimientos "a prio­ri" y aun e! ~ntendimi.ento común no está nunca sin conocimien-

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Page 25: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

tos de esa clase. Trátase aqui de buscar una característica por la que podamos distinguir un conocimiento puro de uno em­pírico. Cierto e~ que la experie_~~a- nos e~s~ña 4u~ --~!g_o __ ~stá constituido de este u otro mod9, pero no que ello no . Pl:!ed-ª...§~L .de -otra-mañé!"_¡Í. Así, pues, primero: si Se. encuentra--~a pro~­siciÓ-;;: -que -S'~a pensada al m~mo tiemJ.>~ __ c.o~ s.u nec~:..M_ entonces-unJiíiCio' a p-riorj; si, ademis, no está derivada de nin­~a-~tra ·que ~~ sea a -su vez valedera como proposición ne­cesaria, es entonces absolutamente a priori. Segundo: la expe­riencia no da jamás a sus j~icios universalidad verdadera o es­tricta, sino sólo admitida y comparativa (por inducción), de tal modo que se debe propiamente decir: en lo que hasta ahora he· mos ·percibido no se encuentra excepción alguna a esta o aque­·ua regla. Así, pues, si un juicio· es pensado con estricta univer­. salidad, de suerte que no se permita como posible ninguna ex-cepción, entonces no · es derivado de la experiencia, sino abso­lutamente a priori. La universalidad empírica es, pues, sólo un arbitrario aur.:2nto de l~ ~aÜdez: que-, de valer para la mayoría de: los casos, pasa a valer para todos ellos; por ejemplo, en la proposición: todos los cuerpos son pesados. Pero, en cambio, cuando un juicio tiene universalidad estricta, ésta señala una fuente partlcuiar de conocimiento para aquel juicio, una facul­tad del conocimientc a priori. Necesidad __ }': ~-i~~~~~!!Q.ad estric­tas son, pues, señales segv.ras de un con~~@i~P.:t? . ~ . .P!~ri Y es­tán insepara'ulemc:;üte ur,idás. Mas como, en el uso, es a veces más fácil mostrar la c~ntingencia que la limitación empírica d>! . los juici'Z5;o-a vece;-tambien- es l!l~S-~!~z:o .. !ll9S~rar_ la uni. versalidad ·ilimitada, atribuida por nosotros ~ - un ju!9-o, que su ñecesTiiaii; -es de aconsejar el uso separado de ani.bos criterios, cada uno ele los cuales por sí es infalible.

Es fácil mn~trar ::hor:l que hay realmente en el conociniien­tc humano iuicios necesarios y universales, en el más estricto

. sentido, juiclos, por tanto, puros a priori. Si se quiere un ejem­plo ·sac:!dc de las ciencias, no hay más que fijarse en todas las proposiciones de la matemática. Si se quiere un ejemplo del uso más ordinario del entendimiento, puede servir la proposición: todo cambio tiene que tener una causa. Y aún en este último

52 L

ejemplo encierra el concepto de causa tan manifiestamente el concepto de necesidad del enlace con un efecto y de universali­dad estricta de la regla, que se perdería completamente si se le quisiera derivar., como hizo Hume, de una conjunción frecuente entre lo que ocurre y lo que precede y de una costumbre nacida de ahí (por tanto, de una necesidad meramente . subjetiva) de enlaUU' representaciones. Y también, sin necesidad de se~ejan­tes ejemplos para demostrar la realidad de principios puros a priori en nuestro conocimiento, podría mostrarse lo indispensa­ble que son éstos para la posibilidad de la experiencia mismt., y, por tanto, exponerlos a priori. Pues, ¿de dónde iba a sacar la experiencia su certeza si tod4s las reglas, por las cuales pro­gresa, fueran empíricas y, por ende, contingentes? Por eso no se puede fácilmente dar a éstas el valor de primeros principios . Podemos, empero, contentarnos aqui con haber expuesto el uso puro de nuestra facultad de conocer, como un hecho, con todas sus señales. Pero no sólo en juicios, sino también en conceptos muéstrase que algunos tienen un' origen a prio!i.. Prescindid p;;­coa-pO'é~.-- en -el 'concepto que la experiencia os. da de un cuer­po, de todo lo que es en él empírico: color, dureza o blandura, peso; impenetrabilidad: siempre queda el espacio que aquel cuer­po (que ahora ha desaparecido por completo) ocupaba; de éste no podéis prescindir. De igual modo, si en vuestro concepto em­pírico de todo objeto, corporal o incorporal, prescindís de todas las · propied-ades que os señala la e.:tperiencia, no podréis, sh1 embargo, suprimirle aquella por la cual lo pensáis como subs­tancia o como adherente a una substancia aunque este concepto encierra más determinación que el de un objeto en general. Así pues, tenéis que confesar, empujados por la necesidad con que se os i!Jlpone ·ese concepto, que tiene un lugar en vuestra facultad de_ conocer a priori.

lnmanuel Kant*

• De Critica de la ruón pura, Introd",..;~ "- Traducción castellana de Ma­nuel García Morente. Madrid, Librería General de Victoriano Suarez, 2a. ed., 1960. t. l.

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Page 26: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

' .

III._;' AXIOLOGIA, ETICA, ESTETICA . . . '

1 L

Page 27: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

j

13.--En .todos los sistemas de moralidad con que he tropezado

hasta 3.hora, he advertido siempre que el autor procede por un tiempo según el modo usual de razonar y establece así el ser de un Dios o haee observaciones concernientes a los asuntos hu­manos. De pronto, quedo sorprendido de encontrar que, en lu­gar de las ,cópulas usuales de proposiciones, es y· no es, ya no hay ninguna proposición que no sea conectada por medio de un debe o un nci debe. Este cambio es imperceptible, pero de im­portancia. decisiva. Porque si este debe o no debe expresa algu·' na nueva relación o afirmación, es necesario observar y expli­car este hecho y, al mismo tiempo, dar razón de lo que parece ' del todo inconcebible: cómo esta nueva relación puede ser una deducción de otras que son enteramente diferentes de ella. Pe­ro como los autores no toman comúnmente esta precaución, me permitiré recomendarla a los lectores; y estoy _ persuadido de que este pequeño cuidado subvertirá todos los sistemas vulga­res de moralidad y nos permitirá ver que la distinción del vicio y la virtud no está fundada merame~te en las relaciones entre objetos ni es percibida por la razón.

David Hume*

H.-Nosotros los · cristianos católicos adoramos a Dios, de <¡uien

proceden todos los bienes, grandes y pequeños. El es el princi­pio de todo modo, grande o pequeño; el principio de toda be­lleza (species), grande o pequeña; el principio de todo orden, grande o· pequeño.

Todas las cosas son tanto mejores cuanto son más modera· dás, hermosas y ordenadas, y tanto menos bien encierran cuan­to son menos moderadas, hermosas y ordenadas. Estas tres co­sas, pues: el modo, la forma (species) y el orden -y paso en

• De Tratado de la natllraleu humana, libro IH, primera parte, aeeel6n l, Tradue<:i6n de A.S.B.

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i.-Se ha de considerar que de entre los deseos unos son natu­

lles y otros superflÚos y de entre los naturales unos necesa­os, otros naturales únicamente. i.Je entre los necesarios, unos m necesarios con respecto a la felicidad, otros con respecto la tranquilidad del cuerpo y otros con ri}Specto a la misma

ida. Así, una teoría exacta de ellos sabe referir todo elegir Y :itar a la salud del cuerpo y a la ataraxia (tranquilidad) del ~ma. Esto, pues, es el fin del vivir con felicidad. Con miras a ;to hacemos todas las cosas, para no sufrir ni temer. Una vez 11e esto nos ocurre, se disipa toda agitación del sima, no te­iendo el ser viviente que dirigirse a algo que, según él, le hi­:era falta, ni que buscar otra cosa mediante la cual alcance

bien del alma y del cuerpo. Pues tenemos necesidad del pla­~r en · el momento en que sufrimos en razón de que no se da : presente; pero cuando no sufrimos, ya no necesitamos (1<>1

lacer. y decimos por esto que el placer es principio y fin del vivir

m felicidad puesto que lo hemos reconocido como el bien pri­tero e innato; a partir de él iniciamos todo elegir y evitar y él llegamos al juzgar to.do bien teniendo como norma la sen­

J.ción. Y puesto que esto es el bien primero e innato, por- esto tam­

ién no elegimos todo placer, sino que a veces desechamos mu­los placeres cuando de ellos se deriva mayor molestia para osotros; y, consideramos muchos sufrimientos -superiores a lacere_s, cuando sigue mayor placer para nosotros durante lar­o tiempo, después de haber soportado sufrimientob. En efec­>, todo plácer por el hecho de encontrarse acomodado a la na­Iraleza es un bien, pero no todo placer, sin embargo, es digno e ser elegido; de la misma manera que todo sufrimiento es n mal, pero no todo sufrimiento es del tipo que tenga que- ser :empre evitado. Sin - embargo, conviene discernir todas estas Jsas por conmensuración y consideración de lo conveniente y e lo inconveniente; pues en algunos casos hacemos uso del bien Jmo de un mal, y, por el contrario, del mal como de un bien.

Y consideramos que la autoSJlliciencia (autarquía) es un ran bien, no para hacer uso de poco en todos los casos, sino

o 1 L

que para que cuando no tengamos mucho, nos contentemos con pocc; ;:onvencidos acerbadamente de que.( ~?z_~-l!l~-~ agrada_!>~~_:­mente de la abundancia los menos necesitados dE .,lla, y de que, ];c;r\inEdo, tOdo .IOñafürafes~fácil deprocurarse-pero .lo su­perfluo es düicil de- procuraiséi' dé-'{¡üe- 1os"s1mples sabores aportan igual placer que una exquisita alimentación, cuando es eliminado todo dolor producido por la necesidad. -

Epicuro *

17.-El más !:1crte no lo es jamás bastante para ser siempre el

amo o señor, si no transforma su fuerza en derecho y la obe­diencia en deber. De ahí el derecho del más fuerte, tomado iró­nicamente en apariencia y realmente establecido en principio. Pero, ¿se nos explicará nunca esta palabra? -La fuerza es una_ potencia física, y no veo qué moralidad. puede resultar de sus efectos. Ceder a la fuerza es un acto de necesidad,: no de vo­luirtad; cuando más, puede ser de prudencia. ¿En qué sentido podrá ser un deber?

Supongamos por un momento este pretendido derecho: yo afümo que resulta de él un galimatías inexplicable, porque si la fuerza constituye el derecho, como el efecto .cambia con la causa, toda fuerza superior a la primera, modificará el derecho. Desde que se puede desobedecer impunemente, se puede legí-. timamente, y puesto que el más f~erte tiene siempre razón, no se trata más que de procurar serlo. ¡Qué es, pues, un derecho que perece cuando la fuerza· cesa? Si es preciso obedecer por fuerza, no es· necesario obedecer por deber, y si la fuerza de­saparece, la obiigaciór. r.G existe. Resulta, por consiguiente, que la palabra derecho no añade nada a la fuerza ni significa aquí nada en absoluto.

Obedeced " los poderes. Si esto quiere decir: Ceded a la fuerza, el precepto es bueno, pero superfluo. Respondo de que no será jamás violado. Todo poder emana de Dius, lo reconozco, pero toda enfermedad también. ¿Estará prohibido por ello, re-

• De la E pistola a- Menecto, 127, 22-137, 7; traducción del griego de Car­men Dragonotti de Coni ldolina.

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currir al médico? ¿Si un bandido me sorprende en · un bosqu~, estaré no solamente por la fuerza, sino aun pudiendo evitarlo, obligado en conciencia a entregarle mi bolsa? Porque, en fin, la pistola que él tiene es un poder.

Convengamos, pues, en que la fuerza no haée el derecho y en que no se está obligado a obedecer sino a los poderes legí­timqs. Así, mi cuestión primitiva queda siell,lpre en pie.

Jean-Jacques Rousseau"

18.-Ni en el mundo, ni, en general, tampoco fuera del mundo,

es posible pensar nada que pueda considerarae como bueno . sin . . restricción, a no ~er tan sólo una buena voluntad. · El entendi­

miento, el gracejo, el juiéio, o como quieran llamarse los talen­. tos del espíritu; el valor, la decisión,_ la perseverancia en los propósitos, como cualidades del temperamento, son, sin duda, en muchos respectos, buenos y deseables; pero también pueden lle­gar a ser extraordinariamente malos y dañinos, si la voluntad que ha de hacer uso de estos dones de la naturaleza, y cuya pe­culiar constitución se llania por eso carácter, no es buena. Lo mismo sucede con los dones de la fortuna. El poder, la riqueza, -la honra, la salud misma y la completa satisfacción y el con" tento del propio estado, bajo el nombre de felicidad, dan valor, y tras él, a vec.es arrogancia, si no existe una buena voluntad que !'ectifique y acomode a un fin universal el influjo de esa felicidad y con él el principio todo de la acdón; sin contar con que un espectador razonable e imparcial, al contemplar las

. ininterrumpidas bienandanzas de un ser que no ostenta el me­nor rasgo de una voluntad ·pura y buena, no podrá nunca te­ner satisfacción, y así parece constituir la buena volun?d la ·indispensable condición_ que nos hace dignos de ser felices.

Algunas cualidades son inclu..'-<> favorables a esa buena vo­luntad y pueden facilitar muy mocho su obra; pero, sin embar­go, no tienen un valor interno absoluto, sino que siempre presu-

• De El contrato social, libro !, cap. 111. Traducción de Everardo Velarde, en Obras escogidas de Rou•seau, Buenoa AirO!" , Ed. El Ateneo, 1950.

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ponen una buen;¡, voluntad que restringe la alta apreciación que solemos ~on razón, por lo demás- tributarles y no nos permite considerarlas como absolutamente buenas. La mesura en las afecciones y P~-~;,..M~. <>! dominio de sí mismo, la .refle­xión sobria, no son buenas solamente en muchos respectos, sino que hasta parecen constituir una pa,.te del valor interior de la persona; sin embargo, están muy lejos de poder ser definidas como buenas sin re:.tricción -aunque los antiguos. las . hayan apreciado así en absoluto-. . Pues sin los principios de una bue­na voluntad, pueden llegar a ser harto malas; y la sangre fria de un malvado, no sólo lo hace mucho más peligroso, sino mu­cho más despreciable inmediatamente ~ nuestros ojos de lo que sin eso pudiera ser considerado.

La buena voluntad no es buena por lo que efectúe o realice., no es buena por su adecuación para alcanzar algún fin que· nos hayamos propuestp; es buena sólo por el querer, es decir, es buena en sí misma. Considerada por sí misma, es. si<; compara­ción, muchísimo más alta, mús valiosa que todo lo que ·por me­dio de ella pudiéramos verificar en provecho o gracia de alguna inclinación y, si se quiere, de la suma de todas las inclinacio­nes. Aun cuando, por particulares enconos del azar o por la mezquindad de una naturaleza madrastra, le faltase por ·com­pleto a esa voluntad la facultad de sacar adelante su propósi­to; si, a pesar de sus mayores esfuerzos, no .pudiera" llevar a cabo nada y sólo quedase la buena voluntad ~no desde juego como un mero deseo, sino como el acopio de todos los medios que .están en nuestro . poder-, sería esa buena voluntad c0mo una joya brillant~ por sí misma, como algo que en sí mismo posee su pleno valor. La utilidad o ·la esterilidad no pueden · ni añadir ni quitar nada a ¡¡;~e valor. Serían, por decirlo así, como la 111ontura, para poderla tener más a la mano en e.! com0r<;i0 vulgar o llamar la atención de los poco versados; que ios pe­ritos no necesitan· de tales reclamos para determinar su .valor.

Cuando pienso en gene·ral un imperativo hipotético, ·no sé de antemano lo que contendrá; no lo sé hasta que la condiCión me es dada. Pero si pienso un imperativo categórico, ya sé· al .punto lo que contiene. Pues como el imperativo, aparte de la ley, no contiene más que la necesidad de la máxima de confor-

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se con esa ley, y la ley, empero, no contiene ·ninguna con­•n a que esté limitada, no queda, pues, nada más que la ersalidad de una ley en general, a la que ha de conformarse táxima de lu acción, y esa coiúormidad es lo único que el ~rativo representa propiamente como necesario. ~l imperativo categórico es, pues, umco, y es como sigue:

sólo l!egún una máxima tal que puedas querer al mismo po que se torne ley universal. lhora, si de este único imperativo pueden derivarse, como u principio, todos los · imperativos del deber podremos -aun 1do dejemos sin decidir si eso que llamamos deber no será o un concepto vacío- al menos mostrar lo que pensamos ensar el deber y lo que este concepto quiere decir. :.a universalidad de la ley por la cual suceden efectos cons­re lo que se llama naturaleza en su más amplio sentido (F-e-la forma); esto es, la existencia de las cosas, en cuanto está determínada · por leyes universales. Resulta de aqui el imperativo universal del deber puede formularse: obra

D .si la máxima de tu acción debiera tornarse, por tu volun-ley universal de la naturaleza.

:.a voluntad es pensada como una facultad de determinarse a sí mismo a obrar conforme a la representación de cie,r­leycs. Semejante facultad sólo en los seres racionales pue­tallarse. Ahora bien; fin es lo que le sirve a la voluntad de lamento objetivo de su autodeterminación, y el tal fin, cuan­·:> puesto por la mera razón, debe valer igulllménte para to­los seres racionales. En cambio, lo que constituye mera­te el fundamento de la posibilidad de la acciÓn, cuyo efecto .1 fin, se llama medio. El fundamento Eubjetivo del deseo es esorte; el fundamen.to objetivo del querer es el motivo. Por se hace distinción entre los fines subjetivos, que descansan ·esortes, y los fines objetivos, que Tilil a parar a motivos- y valen para todo ser raci~nal. Los principios prácticos son

nales cuando hacen abstracción de todos los fines subjeti-son materiales cuando consideran los fines subjetivos y,

tanto, ciertos resortes. Los fines que, como efectos de su ón, se propone a su · capricho un ser raci~nal (fines mate­:lS) son todos ellos simplemente relativos; pues sólo su re-

' ' i.

!ación con una facultad de desear del sujeto, especialment•· constituida, les dan el valor, el cu1\l, por tanto, no puede pro­porcionar ningún principio universal válido y necesario para todo ser racional, ni tampoco para todo querer, psto es, leyes prácticas. Por eso todos esos fines- relativos no fundan más que imperativos hipotéticós.

Pero suponiendo que haya algo cuya existencia en sí mis­ma posea un valor absoluto, algo que, como fin E' •L sí mismo, pueda ser fundamento de determinadas leyes, entonces en ello y sólo en ello estaría el fundamento de un posible imperativo categórico, es decir, de la .ley práctica.

Ahora yo digo:· el hombre, y en general todo ser racional , existe corno fin en si mismo, no sólo como medio para usos cualesquiera de esta o aquella voluntad; debe en todas sus ac­ciones, no sólo las dirigidas a sí mismo, sino las dirigidas a los demás seres racionales, ser c'onsiderado siempre al misino ti~mpo co~o fin. Todos los objetos de las inclinaciones tienen sólo un valor condicionado; pues si ño hubiera inclinaciones y necesidades fundadas sÓbre las inclinaciones, su objeto carece­ría de valor. Pero las inclinaciones mismas, como fuentes de las necesidades, están tan lejos de tener un valor absoluto para de­searlas, que más bien debe ser el deseo general. de todo ser ra­cional el librarse enteramente de ellas. Así, pues, el valor de todos los objetos . que podernos obtener por medio de nuestras acciones es siempre condicionado. Los seres . cuya existencia no descansa en nuestra voluntad, sino en la naturaleza, tienen, em­pero, si son seres irracionales, un valor mer&mentE: relativo, .. como medios, y por eso se llaman cosas; en cambio, los seres tacionales llámanse personas porque su natura1eza los distingu"" ya como fines en sí mismos, esto es, como algo que no puede ser usado meramente ·como medio, y, por · tanto, Ji.mita en ese sen­tido todo capricho (y es un objeto del respeto). Estos no son, pues, meros fines subjetivos, cuya existencia, como efecto de nuestra acción, tiene un valor para nosotros, sino que son fines objetivos, esto es, cosas cuya existencia es en sí misma un fin,. y un fin tal, quP en su lugar no puede ponerse ningún otro fin para el cual debieran ellas servir de medios, porque sin esto no hubiera posibilidad de hallar en parte alguna nada con va-

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·r absoluto; mas si todo valor fuere condicionado y, por tanto, mtingente, no podría encontrarse para la razón ningún prin­.pio práctico supremo.

Si, pues, ha de haber un principio práctico supremo y un nperativ~ categórico con respecto a la voluntad humana, ha­rá de ser tal, que por la representación de lo que es el fin pa­a todos necesariamente, porque es fin en sí mismo, constitu­a un principio objetivo de .la voluntad . y, por tanto, pueda ser­ir de ley práctica universal. El fundamento de este principio s: la naturaleza racional existe como fin en sí mismo. Así se epresenta nec<>sariamente el hombre su propia existencia, ~­

n ese respecto es ella un principio subjetivo de las accione:o; ,umanas. Así se representa, empero, también todo ser racional u existencia, a consecuencia del mismo fundamento racional, ¡ue para mí vale; es, pues, al mismo tiempo un principio obje­ivo, del cual, como fundamento práctico supremo, han de po· ler derivarse todas las leyes de la voluntad. El imperativo prác­;ico será, pues, como sigue : obra de tal modo que uses la hu­nanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier ltro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamen­:e como un medio [ .. .. ]

El concepto de todo ser racional, que d~!be considerarse, por ,as máximas todas de su voluntad, como universalmente legis­lador , para juzgarse a sí mismo y a sus acciones desde ese pun­to de vista, conduce a un concepto relacionado con él Y muy fructífero, el concepto de un reino de los fines.

Por reino entiendo el enlace sistemático de distintos seres racionales por leyes comunes." Mas como leyes determinan lo~ fines, según su validez universal, resultará que, si prescindimos de ·las diferencias personales de los seres racionales y asimis­mo de todo contenido de sus fines pri\·ados, podrá pensarse un todo de todos los fines (tanto de los seres racionales comO- f i­nes en sí, como también de los propios fines que cada cual pue­de proponerse ) en enlace sistemático; es decir, un reino de lo;; fines, que es posible según los ya citados principios.

Pues todos los seres racionales están sujetos a la ley de que cada uno de ellos debe tratarse a sí mismo y tratar a todos lo, demás, nunca como simple medio, sino siempre al mismo tiem-

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1 l '

po como fin en sí mismo. Mas de aquí nace un enlace sistemá­tico de los serer. racionales por leyes objetivá5 cvmunes; esto es, un reino que, como esas leyes se propo¡¡en referir esos seres ::~~ ~ " 0tros como fines y medios, puede llamarse muy bien un reino de los fines (desde Juego que sólo un ideal).

La heteronomía de la voluntad como origen de todos los llrincipios ilegítimos de la moralidad.- Cuando la voluntad bus­ca la ley, que debe determinarla, en algún otro punto que no en la aptitud de sus máximas para su propia legislación univer­sal y, por tanto·, cuando sale de sí misma a buscar esa ley en

. la constitución de alguno de sus objetos, ¡,ntonces prodúcese siempre heterónomía. No es entonces la voluntad lo que se · da a sí misma la ley, sino el objeto, por su relación con la volun­tad, es el que le da a ésta la ley. Esta relación, ya descanse en la inclinación, ya en representaciones de la razón, no hace po­sibles más que imperativos hipotéticos: "debo hacer algo por­que quiero alguna otra cosa' ·. Eü cambio, el imperativo moral y, por tanto, categórico, dice: "debo obrar de este o del otro modo, aun cuando no quisiera otra cosa". Por ejemplo, aquél dice: "no debo mentir, si quiero conservar la honra". Este, em­pero, dice: "no debo mentir, aunque el mentir no me acarree la menor vergüenza". Este último, pues, debe hacer "" "trac­ción de todo objeto, hasta el punto de que este o'bjeto, no tenga sobre la voluntad el menor infltljo, para que la razón práctica (voluntad) no sea una mera administradora de ajeno interés, sino que demuestre su propia ¡IUtoridad imperativa como legis­lación suprem'l. Deberé, pues, por ejemplo, intentar fomentar la felicidad ajena, no porque me importe algo su existencia -ya sea por inmediata inclinación o p<lr alguna satisfacción obtenida indirectamente por la razón-, sino solamente poraue la "máxima que la excluyese no podría comprenderse .en uno y el mismo querer como ley tüiiversal.

Inmanuei li:ant *

• Textos seleccionados de la Fundamentación o~ la metalisica de las cos­tumbres. Traducción de Manuel García Morente. Bu~nos Aires. Ed . Es­pasa Calpe Argentina, i946.

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Page 32: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

19.-Es, pues, una psicología grosera, engañada por el lenguaje,

la que nos muestra al alma determinada por una simpatía, una aversión o un odio, ~nmo si estas fueran fuerzas· que pesan so­bre ella. Estos sentimientos, con. ·tal de que hayan alcanzado una profundidad suficiente, . representan cada uno al alma ente­ra, en el sentido de que todo el ront.•nido dei alma se refleja

· en cada una de ellos. Decir r¡nP el alma se determina bajo la influencia de cualquiera de estos .sentimientos es, pues, recono­cer que se determina a sí misma. 'El asociacionista reduce el yo a un agregado de hechos de conciencia, sensaciones, senti­mientos e· ideas. Pero si no ve en estos diversos estados nada más que lo que su !!0mbre expresa, si no retiene de ellos más '

, que el aspecto impersonal, podrá yuxtaponerlos indefinidamen­te sin obtener otra cosa que un yo fantasma, ia sombra del yo proyectada en el espacio .. Si' por el conqario toma estos esta­dos psicológicos con la coloración particular que revisten en una persona determinada y que les viene a cada uno del reflejo · de . todas los otros, entonces ya no hay ninguna necesidad de aso­ciar varios estados de conciencia para reconstituir la persona. Ella está entera en uno solo de entre cllos, siempre· y cuando se le sepa escoger. Y la manifestación exterior de este estado -interno será precisamente lo que se llama un acto libre, puesto que.el yo solo habrá sido su autor y ella expresará el yo entero. En este sentido, la. libertad no presenta el carácter absoluto que le atribuye el espiritualismo ~lgunas. veces; admite grados, pues no ocurre ni con mucho que todos ios estados de conciencia se mezclen con sw; eongéneres, como las gotas de lluvia con el agua de un estanque. El yo, en tanto, que percil¡e un espacio homo­géneo, presenta una cierta superficie y s~bre esta superficie podrán- formarse y f!otar vegpt:~riones independientes. De este modo, una sugestión recibida ~n estado hipnótico no se incor­pora a la masa de los :,~.::hos <te conciencia; dot2.da, empero, de una vitalidad propi::;., se sustituirá a la persona misma 'cuan­do suene su hora. Una cólera violenta, provocada por una cir­cunstancia accideni.al, un vicio hereditario, que emerge hrusca­!Jiente de las profundidades oscuras del organismo a l~ super­ficie de la conciencia, obrarán más o menos como una sugestión

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i ( 1

/ .

1

hipnótica. Al lado de estos términos independientes S ·_ , . . , e encon traran sene~ mas complejas cuyos elementos se penetran bien lo.s · u~os en •OS otros, pero que no llegan nunca a fundirse per­~f~tamentc en la m'asa compacta del yo . . Tal es el caso de ese c9njunto de sentimientos e ideas que nos vienen de una edu­cación' -~al comptendida, 'aquella_que se endereza a la memo­ria más que al juicio. En el seno mismo del yo fundamental se forma en este caso un yo parásito que usurpará continuamente los ~~recl.lOs del otro. Pero la sugestión se convertiría en per-

. · euas~?n SI el yo entero la asimilase; la pasion, inclusive la re­pentma, no presentaría ya -el mismo carácter fatal .si en .ella s~ reflejara, como en la indignación de Alcestes, toda la histo­ria de la persona; y la educación más autoritaria no cercena­ría nada de nuestra libertad si nos comunicara solamente ideas

·Y sentimientos capaces de impregnar el alma entera. Del alma entera emana en efecto la decisión · libre y el acto será tanto

. más libre cuanto más tienda a identificarse con el yo funda­mental la serie dinámica a la ctial él se vincula.

Henri Bergson *

20.-Bello es un términ~ que ~plicamos a una infinidad de seres·

pero sea cual fuere la diferencia existente entre estos seres - e~ preciso o bien hacer una falsa aplicación: del término · bell~ 0

que, exi~ta en todos estos seres 'una cualidad cuyo signo sea el térmmo bello. ·

. Esta cualidad no puetle pei:tenecer al ·número de aquellas qu_e constituyell su diferencia específica, ·porque no existiría

. mas que un solo ser bello o, a lo ·sumo, una sola especie bella de se¡;es. .; ·

Pero entre las cualidades comdne§ a todos Jos seres que lla·-. mamos bellos, ¿cuál elegiremos_. para aquello cuyo signo es el

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término bello? ¿Cuál? Es evidente, me parece, que ésta no pue­de ser otra que aquella cuya presencia los vuelve bellos a to­dos; cuya frecuencia o infre'cuencia, si es susceptible de fre­cuencia o infrecuencia, los vu~lve m<i~ o menos bellos, cuya ausencia los hace cesar de ser bellos, que no puede cambiar dr. naturaleza sin hacer cambiar lo bello de especie, y cuya cuall-' dad contraria tornaría los más bellos en desagradables y feos; aquella, en una palabra, graci¡¡_s a la •:ual la belleza comienza, aumenta, varía al infinito; declina y desaparece. Luego, sólo la noción de relación es capaz de producir esos efectos.

Llamo pues bello fuera de mí todo lo que contiene en sí la capacidad de despertar en mi entendimiento la idea. de relación; y bello con respecto a mí todo lo que despierta esa idea.

Cuando digo todo, exceptúo; sin embargo, las cualidades re­lativas al gusto y al olfato. Aun cuando estas cualidades pudie­ran despertar en nosotros la idea de relaciones, no llamamos bellos a los objetos en que residen cuando no las consideramos sino respecto a esas cualidades. Decimos: un manjar excelente, un olor delicioso; pero no un manjar bello, un bello olor. En el momento en · que decimos: he aquí un bello ·'rodaballo, he aquí una bella rosa, consideramos otras cualidades en la rosa y en el rodaballo y no las relativas al sentido del gusto y del olfato.

Denis Diderot •

21.-Si decimos que la belleza es idea, entonces la belleza y la

verdad son una y la misma cosa. Porque lo bello debe ser ver­dadero en sí mismo. Considerándolos más de cerca, sin em­bargo, se distinguen ló verdadero y lo bello. La idea es, en efec­to, verdadera según su ser en sí y por un principio uñiversal, y es pensada como taL No es pues aprehendida su existencia

' El texto transcrito pertene<:e al Tutsdo de lo bello, traducción castella­na de Armando D. Delucchi y Jorge O. Demarchi, Universidad Nacional de la Plata, Instituto d• Filosofía, 196!. ·

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l .

sensible y exterior sino sólo la idea universal en el · . pensamien-to. P~ro la. Jdea debe realizarse también exteriormente y ga-nar ex1stenc1a actual como objetividad natura! y cspiri~!!'l.l. Lo verdadero,. que ?s como_ tal, también existe. Siendo la idea en esta su exlstencm exteriOr inmediata para la concl· . -t ., d eneJa y man-eme~ ose e! concep~ en unidad inmediata con su aparición exter~or, 1~ Idea no solo es •:erd:dcra sino también bella. En consecuencia, lo bello St> determina como el a 'bl de la idea .. _ . parecer · sens1 e

G. W. Hegel'' ·.

• De Estetica, primera par~ ca 1 1 do 110r A.S.B. ' '· • paragr, 3. El pasaje ~a: sido traduci-

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1.

1

IV. ANTROPOLOGIA FILOSOFICA

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22.-Vuelto a sí mismo, considere el hombre lo que es él a cos­

ta de lo que existe; considérese perdido en este cantón aparta-~

do de la naturaleza; y desde esta célula en que se halla aloja­do, me refiero al universo, aprenda a estimar la tierra, los rei­nos, las ciudades y a estima-rse a sí mismo en su justo precio. ¡Qué es un hombre en el infinito?

Pero, para presentarle otro prodigio igualmente sorprenden­te, que busque dentro de lo que conoce las cosas más delicadas. Que un cirón le ofrezca en la pequeñez de su cuerpo partes in­comparablemente menores, piernas con articulaciones, venas en sus piernas, sangre en sus venas, humores en esta sangre, gotas en estos humores, vapores en estas gotas; que, dividien­do todavía estas últimas cosas, agote sus fuerzas en estas con­cepciones y que el último objeto a que pueda llegar sea ahora el de nuestro discurso; pensará tal vez que es ésta la . extrema pequeñe.z de la naturaleza. Voy a hacerle ver aquí dentro un

·nuevo abismo. Voy a pintarle no solamente el universo visible, sino la inmensidad concebible de la naturaleza, en el recinto de· este compendio de átomos. Que vea en él una infinidad de uni­versos, cada uno ~on su firmamento, sus planetas, su tierra, en la misma proporción que en el mundo visible, en esta tierra, animales y finalmente cirones, en los cuales enco!'b·ará lo que han dado los anteriores; y al encontrar todavía en los otros la misma cosa sin fin y sin reposo, que se pi~rda en estas maravi­llas, tan pasmosas en su pequeñez como lo son ·1a's otras por su extensión; porque ¿quién no se admirará de que nuestro cuer­po, que antes no era perceptible en el universo, imperceptible en el seno del todo, sea ahora un coloso, un mundo, o más bien un todo respecto de esa nada a que no se puede llegar?

·Quien se considere de esta suerte se aterrará de sí mismo, y considerándose sostenido en la masa que la natu!'aleza le ha otorgado, entre estos dos abismos del infinito y de la nada, temblará ante la visión de estas maravillas; y creo que tornán-

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~ su curiosidád en admiración estará más dispuesto a con­plarlas en silencio que a investigarlas con presunción. Porque, finalmente, ¿qué es el hombre en la naturaleza? 1 nada frente al infinito, un todo frentP a la 11ada, un medio :e nada y todo. Infinitamente alejado de éomprender los ex­nos, el fin de la.s cosas y su principio le están invencible­tte ocultos en un secreto impenetrable; igualmente !n~apaz ver la nada de donde ha sido sacado y el infinit~ P!1 que se a sumido. ¿Qué hará, pues, sino barruntar alguna apa:r!encia del me­de las cosas, en una eterna .desesperación por no conocer ni principio ni su fin? Todas las cosas han salido de la nada an ll~vadas hasta ei infinito. ¿Quién p0d!'á seguir estas sor­ndentes andanzas? El auto.r de estas maravillas las com- . nde. Ningún otro puede hacerlo.

Blaise Pascal "

Como el trabajo enajenado: 1) enajena a la naturaleza del 1bre; y 2) enajena al hombre de sí mis:::v, J~ su propia fun-1 activa, de su actividad vital, así lo enajena del género. 1Vierte la vida genérica en un medio para la vida individual. primer lugar, enajena la vida genérica y !:! v!da indi,:idual

~n segundo luear, convierte a esta última, como abstracción, el fin d~ la primera, también en su foi'IJ'l~ ~hstracta y ena­'l.da. Porque, en primer lugar, el trabaj:>, la actividad vital, la ·vi­productiva, aparecen ahora ante el hombre ~:-:icamente ca­medios para la satisfacóón de ima necesidad, la neceSidad mantener su ex.istencia física. La v iJa productin es, sin

>argo, · la vida de la especie. Es la vida que engendra vida. el tipo de actividad vital reside todo el carácter de úna

c!es,. su carácter de especie; y la actividad libre, consciente,

De Pe-nsamientos, traducción. con modificaciones, de Xavier Zubiri, Bue· tos Aires, Ed . Espasa Calpe Argentina. 1960.

1.

es el carácter genenco de Jos seres humanos. La vida misma aparece sólo como uri medio de vida.

El animal es uno · con su actividad vital. No distingue . a la actjvidad de sí mismo. Es su actividad. Pero el hombre hace de su actividad vital misma un objeto de su voluntad y de su con~ ciencia. Desarrolla una actividad vital consciente. No es una determinación con la que se identifique completamente. La ac-­tividad consciente distingue al . hombre de la actividad. vital de los animales. Sólo por esta razón es un ser genérico. O más bien, .es sólo un ser con conciencia de sí, es decir, un ser cuy¡¡ propia ·vida es un objeto para él, puesto que es un ser genérico. · Sólo por · esta razón es su activ_i<:lad una actividad libre. El tra­bajo enajenado invierte la relación, en tanto que el hombre co­mo ser con conciencia de sí hace de su actividad _vital, ?e su esencia, sólo un medio para su existencia.

La construcción práctica de un mundo objetivo, la elabora­ción de 1~· naturaleza inorgánica, _confirma al hombre como ser ~enérico · consciente, es decir, como un ser que considera a la especie e mo su propio ser o a sí mismo ·como ser específico. Por supue t~¡, también los animales -producen. Construyen ni­dos, habitaciones, como en el caso de las abejas, los castores, las hormigas, etc. Pero sólo · producen lo que es estrictamente necesario para ellos mismos y sus retoños. Producen sólo en ilna dirección única, mientras que el hombre produce univer ­salmente. Producen únicamente bajo el imperativo de una ne­cesidad física directa, mientras que el hombre también produ­ce cuando está libre de la necesidad física y sólo produce ver­daderamente cuando está libre de esa necesidad. Los anima­les se producen sólo a sí mismos, mientras que el hombre re­produce toda la naturaleza. Los productos de la producción ani­mal pertenecen directamente a sus cue1·pos físicos, mientras que el" hombre es libre frente a su producto. Los animales cons­truyen sólo de acuerdo con las normas y necesidades de la es­pecíe a la que pertenecen, mientras que el hombre sabe produ­cir de acuerdo con las normas de toda especie y sabe aplicar fa norma adecuada al objeto. Así, el hombre construye también de acuerdo con las leyes de la · belleza.

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En su elaboración del mundo objetivo el hombre se mues-realmen'te como ser genérico. Esta producción es su vida

térica activa; mediante ella, la naturaleza aparece como su ·a y su realidad. El objeto del trabajo es, pues, la objetiva­n de la vida genérica del hombre, porque él no se reproduce sólo intelectualmente, como en la conciencia, sino activa­

nte y en un sentido real, y se contempla a sí mismo en un tndÓ que él ha construido. Al mismo tiempo que el trabajo tjenado arrebata al hombre el objeto de sU: producción, tam­n le arrebata su vida genérica, su objetividad real como es­:ie, y transforma su ventaja sobre Jos animales en una des- . 1taja, en tanto que su cuerpo inorgánico, la naturaleza, le arrebatado.

Así como el trabajo enajenado degrada la actividad libre y oodirigida en un medio, transforma la vida del hombre como ttero en un medio de la existencia física.

La conciencia que el hombre tiene de su especie se trans­ma mediante la enajenación de modo que la vida de la es­cíe se convierte en sólo un medio para él.

3) Por tanto, el trabajo enajenado: Convierte al ser genérico 1 hombre, tanto como naturaleza cuanto como su propiedad Jlritual, en un ser ajeno y en un medio para su existencia lividual.. Enajena al hombre de su propio . cuerpo, de la na-· raleza externa, de su ser espiritual y su ser humano.

4) Una consecuencia directa de la enajenación del hombre l producto de su trabajo, de su actividad vital y de su ser nerico, es la enajenaCión .del hombre respecto del otro hom-e. Cuando el hombre se enfrenta a sí mismo, también se en­mta al otro hombre. Lo que es cierto de la relación del hom-· ' e con su trabajo, con el producto de su trabajo y consigo 1smo, té.rnbién lo · es de su relación con el otro hombre, con tr::::!jo cie ésie y con los objetos de sU trabajo.

En general, la afirmación de que el hombre se e~ajena de ser genérico sigtlifica que cada hombre está enajenado de

> otros y que cada uno de los otwti está, a su vez, enajena­del ser humano.

. !

La enajenación humana y en general toda la relación del hombre consigo mismo, se realiza y se expresa primero en la relación entre cada hombre y los demás hombres.

De allí que en la relación del trabajo enajenado cada hom­bre considera a los demás hombres según las normas r las re­laciones en las que se encuentra colocado como trabajador.

Karl Marx •

2-l.-Mal podía la razón físico-matemática, en su fo1ma crasa de

naturalismo ' o en su forma beatífica de espiritualismo, afrontar los problemas hurfanos . . Por su misma constitución, no podía hacer más que bu!jCllr la naturaleza del hombre. Y, claro está, no la encontraba. 'IJ;>orque el hombre no tiene naturaleza. El hombre no es su cuerpo, que es una cosa; ni es su alma, psique,

.conciencia o espíritu, que es también una cosa. El hombre no es cosa ninguna, sino u~ drama -su vida, un puro y universal acontecimiento que acontece a cada cual y en que cada cual no es, a su v~z, sino acontecimiento. Todas las cosas, sean las que fueren, son ya meras interpretaciones que se esfuerza en dar a lo que encuentra. El hombre no encuentra cosas, sino que las pone o supone. Lo que encuentra son puras dificultades y puras facilidades para existir. El existir mismo no le es dado "hecho" y regalado como a la piedra, sino que -rizando el.ri­zo que las primeras palabras de este artículo inician, dire­mos-- al encontrarse con que existe, al acontecerle existir, lo único que encuentra o le acontece es no tener más remedio que hacer algo para no dejar de existir; Esto muestra que el mo­do de ser de la vida ni skuiera como simple existencia es set· ya, puesto que lo único que nos es dado y que hay cuando hay vida humana es tener que hacérsela, cada cuai la suya.l La vida

• El pasaje tran!:crit.o pertenece a los manuscritoS sobre Economía T filoso­tia. Texto castellano Mi:ab!eddo sobre la base de Ja.s versiones dE Julieta Campos y Wenceslao Roces.

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es un gerundio y no un participio:. un fasciendum2-y no uri fac, tums. La vida es quehacer. La vida, en efecto, da mucho que .hacer. Cuando el médico, sorprendido de que Fontenelle cum­pliese en plena salud sus cien años, le preguntara qué sentía, el centenario respondió: ''Rien, rien du tout ... Seulf)ment, une· certaine difficulté d'etre"4. Debemos generalizar y decir que la vida, no sólo a los cien años, sino siempre, consiste en "diffi­culté d'etre". Su modo de ser es formalmente ser difícil, un ser que consiste en problemática tarea. Frente al ser suficiente de la sustancia o cosa, la vida es el ser indigente, el ente que Jo único qtie tiene es, propiamente, menesteres. El astro, en cam­bio, va, dormido como un niño, en su cuna, por el carril . de su órbita.

En cada momento ·de vida se abren ante mí diyersas posi­bilidades: puedo hacer esto o lo otro .. Si hago esto, seré A en el instante próxim~; si hago lo otro, seré B. En este .instante

· puede el lector dejar de leerme o segujr leyéndome. Y, por es­.casa que sea la ,importancia de este ensayo, según que haga lo uno o lo otro, el lector será A o será B, habrá hecho de sí mismo un A o un B. ;El hombre es el ente que se ·hace a sí mis­mo un .(t. o un B. El hombre és el ente que se hace a sí mismo, un ente que la ontología tradicional sólo topaba precisamente cuando concluía y que renunciaba a entender: la causa suil. Con la diferencia de ·que la causa sui sólo tenía que "esforzarse" en ser la causa de si mismo, pero no en determinar quf sí mismo iba a causar. Tenía, desde luego, un sí mismo previamente fija­do ·e invariable, consistente, por ejemplo, en infinitud.

Pero el hombre no sólo tiene que hacerse a sí mismo, sino que lo más'grave que tiene que hacer es determinar lo que va

Bergson, el menos eleático de los pensadores y a qUien en tantos puntos tenemos hoy QUe dar la razón. emplea constantemente la expresión ,.l'étre en se f~isant" (el ser haciéndose). M._. si se rompara au sentido co;. el que. da a esas mismas palabras,. se advierte la diferencia radical. En Berg­son, ~~ ténnino "&e faisant .. no es sino un &inóhimo de devenir. En mi texto, ' el hacerse ·no es aólo devenir, sino además el modo como deviene la realidad humana, que es efectivo y literal "hacerse", digamos "'fabri­~"Rtse".

2 Haciendo. 3 Heeno. 4 Nada, nada en absoluto .. . sóló cierta dificultad de ser.

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a ser. Es causa sui en segunda p~tencia. Por una coincidencia ~u e no :e~, casual, la doctrina del ser viviente sólo encuentra er¡,.. la tradiciOn como conceptos aproximadamente utilizables los que intentó pensar la doctrina del ser divino. Si el lector ha re¿uelto ahora seguir leyéndome en el próximo instante , 'l · · . sera, e~, u tima mstancia, porque hacer eso es lo que mejor concuer-!la con el programa r_eneral que para su vida ha adoptado por tanto, co~ el hombr~ determinado que ha resuelto ser. Este' pro­g.rama v!tal _ e~ _el yó de cada hombre, el cual ha elegido entre diversas posibilidades de ser que en cada instante se abr _ te& ~e

José Ortega y Gasset *

• De Historia como sisuiiU., cap. VIII, Madrid, Ed. Revista de Occiden­te, I942.

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V. PROBLEMAS METAFISICOS

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25.-y a continuación -seguí-, compara con la siguiente esce­

na el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza. Imagina una espede de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de to~a la caverna, y unos hombres que. están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les im­piden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un f!}ego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los en-­cadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual su­ponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mam­paras que se alzan entre los titiriteros y el público, por .encima de los cuales exhiben aquéllos sus maravillas.

Ya lo veo -dijo. Pues bien, ve ahora, a lo lárgo de esa paredilla, unos hom·

bres que transportan 'toda clase de objetos, cuya altura sobre­pasa la de fa pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre es­tos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablan­do y otros que estén callados.

¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños pri­sioneros!

Iguales que nosotros -dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombr-as proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna. que está frente a ellos!

¿Cómo -dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas 7

¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mis­mo?

¿ Qué otra. cusa van a ver?

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Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?

Forzosamente. ¿Y si la prisión tuviese un eco que vmiera d·e la parte de

enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los­que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?

No, ¡por Zeus! -iiijo. Entonces no hay duda -iiije yo- de que los tales tendrán

por real ninguna otra cosa más que las sombras de los obje­tos fabricados.

Es enteramente forzoso -dijo. Examina, pues -iiije-, qué pasaría si fueran liberados de

sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a na­turaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado · a levantarse súbitamente y a volver el cue· llo y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer· todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera alguien que antes no vela más que som­bras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una vi­sión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pa­l'lln y obligándole a contestar a sus preguntas ar.erca de ¿qué

· es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más. verdadero que lo que entonces se le mostraba?

Mucho más -iiijo. Y si se le obligara a fijar su vista en la !m; misma, ¿no ·

crees que le dolerían los ojos y que se escaparía volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que coll_sidera­ría que éstos son realmente más claros que los que le muestran?.

Así es -iiijo. Y si se lo llevaran de allí a la fuerza -dije-, obligándole

a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que .sufri­ría y lleV2.!'!a a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado

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a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos ver­daderas?

No, no seda capaz --dijo-, al menos por el momento. _ Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver :las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante to~o, las sou_¡bras; luego, las imágenes de hombres y ·de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mis-­mos. Y después de todo esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día .el sol y lo que le es propio.

¿Có_mo no?

Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes re­fl_ejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el pro­~~o sol ~m su pro~i~ dominio y tal cual es en sí mismo, lo que el estana en condiciones de mirar y contemplar.

Necesariamente --dijo. . y. después df esto, colegiría }'a con respecto al sol que es el quien produce las. estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible. y que es, en cierto modo, ei autor de todas aquellas cosas que ellos veían.

Es evidente --dijo- que después de aquello vendría a pen­sar en esto otro.

¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría., feliz 'por haber cambiado y _que les compadecería a ellos?

Efectivamente. Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alaban­

zas o recompensas que concedi~ran los unos· a aquellos otros que, por discernir con mayor pt 'etración las sombras que pa­saban Y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otr:1s, fuesen más capaces que nadie de profetizar basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aqué~ nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquéllos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que

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Page 42: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

!riría decididamente "t. . )~e. sin patrimonio" o r::;J_ar la tie:ra al servicio de otr .viVIr ·en aquel mu~do de : c~alqbuller otro destino ante~ ·50 es lo que opma e? · . creo yo --d.. . mho antes que aquélla v¡'dlaJo-. que preferiría cualquier . otl'o

l ora "" · · i!Jate en esto --di. . . •ase de nuevo el m' Je:-: SI, vuelto el tal al!' b . ¡ · ISmo as1ento . a a aJo

os OJOS de tinieblas ,. ' . 'no crees que se le !le , u 1 mente la luz sol? ' omo a quum de]· a s'b'ta na-.

~iertamente --d · · { . 1]0. SI tuviese qll" com . . tecido consta . pebr de nuevo con los bras ntement<' encadenados . que hablan per-

. aquellas que, por n . ' opmando acerca de las '• ve con dificultad o habérsele asentado toda , 1 · -y no · v1a os ~dslta~·la para acostumbrarse-se~a mduy corto el tiel'(lpo que

e e que • .. no aria ¡ ' por haber sub¡'d . que re r Y no se di .. ·opeados 0 arr1ba ha ¡ · t ' Y que no vale la pcn . ' vue to con los ojós. e ascensión·' . y a m aun intentar

1

· ' no matarí . una seme-· ar e mano y matarle a . ~· SI encontraban manera d subir? ' qu¡en mtentara desata 1 e

el

. . · r es Y hacer-

aro que sí --d" n IJO. ~ ues bien --d" a . !Je-, esta imagen h migo Glaucón! a ¡

0 · ay que aplicarla toda ¡¡

·ar 1 . • que se ha di h e a, . , a regiun revelada por me~r . d e o ~ntes ; hay que com-

Slon, Y la luz del fuego que ha lO e la v¡sta: con la vivienda­¡ cuanto a la subida al mund X en e_lla, con el poder del' so' . as cosas de éste, si ias como e arr¡ba y a la contemplació~ ~ta la región inteligible no :;a~s con la ascensión del alma ., que es lo qu~ •-< .• aras ~on respecto a m· · 1

. ~ ""' ueseas con . 1 · VIS u m-por acaso está en lo ciertoo Ecerf, _Y que sólo la divinidad sabe rece· e ¡ · n m he • ¡ b . . n e mundo inteligible 1 últ~ aqm o que a mí me L a~o, es la idea del bien n o lmo que se percibe, y con .eg¡r . que ella es la ca\!~:l ·d~ e;:d ~a vez percibida, hay que

toddals las c;,¡;as; f!11" , mientras o ol recto y lo belio que hay a o a luz ¡ en P ""und · 'bl

b

Y a soberano de , ta, ·· ··~ . 0 VIS! e ha engen-erana y d es er, el t ¡· · pro uctora de verdad m e lglble es ella 'a

r fuerza que verla . Y conocimiento y qu t ' ' :i . qmen qui • e 1ene a pnvada o pública. era proceder sabiamente en su

También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en qul'

puedo estarlo. Pues bien -dije-e-, dame también \a razón en este otro: no te extrañes.-de que los que han \legado a ese punto no quieran ocuparse en asuntos humanos; antes bien, sus almas tienden . siempre a permanecer · en las alturas, y es natural, creo yo, que así ocurra, al roenos si también esto concuerda con \a imagen

de que se ha hablado. Es natura\, desde luego -dijo. ¡,Y qué 1 L Crees -dije yo- que haya que extrañarse de que,

al pasar un hombre de las contemplaciones divinas a las mise­rias humanas, se muestre torpe y sumamente ridículo cuando, viendo todavía mal y no hallándose aún suficientemente acos­tumbrado a' las tinieblas que le rodean, se ve obligado a discu­tir, en los tribunales o en otro lugar cualquiera, acerca de las

· sombras de lo justo o de las imágen~s de que son ellas reflejo, . .Y a contender acerca del modo en que interpretan estas cosa,s

los que jamás !lan visto la justicia en sí? · No es nada eXtraño -4\ijo. Antes bien .. -dije-, toda persona· razonable debe .recordar qu~ son dos )al: maneras y dos las causas por las cuales se ofuscan los ojos: al .pasar de la luz a la tiniebla y al pasar de la tiniebla a la luz. Y un~ vez haya pensado que también le ·oéurre lo mismo al alma, no ~e reirá insensatamente cuando . vea. ·a ,alguna que, por estar ofuscada, no es capaz de di&cernir

. los objetos, sino que averiguará si es que, viniendo de una vi-da más ' luminosa, está cegada por falta de costumbre, o si, al pasar de una mayor ignorancia a una mayor luz, se ha .des­lumbrado por el exceso de ésta; y así considerará dichosa a la

· primer alma, que de tal manera se conduce y vive, y compade­cerá a la otra, o bien, si quiet·e reírse· de ella, esa su risa será menos ridícula que si se burlara del alma que desciende· de la

Es muy razonable .:.-asintió- lo que dices.

1

\

luz. Platon •·

• De La RepúblicA. libro VII. r,l4ll:-51Sb. La traduccion es de Juan Manuel Pal;éc. y Manuel Fernándet. Galiano. Madrid. Instituto de Estudios Po·

· \lticos. 1949, t. lll. 89

Page 43: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

•.-Reconociendo la . . . 1

extstencta de 1 ~ a materia en movimiento . ind a ~ealidad objetiva, o ~"~ ' el .materialisr.,.:; está obll ependtente de nuestra concie~·

td obJetiva de' t' gado a reconocer tamb· , 1 -

d

' tempo y del e . . ten a reali l, el kantismo spaclO, en lo que dü' -r ' que en esta .. . tere, ante to ::dts~~~t~~:sid:rando el espacc~~s~toe~ ~~ipotúa en el campo de~ .

' smo como form no como una rea-os autores de las más difere as de . la contemplación humana

;, ''". con,&u~t.• u '~ :~• ~<ioo~ Y'" P~Mdn,.; gdencta capital existente tan.~- Í!!dmente cuenta de la di

ts os líneas f'l , wJen sobre esta . -tate .

1

·. 1 osoficas fundam tal · cuestión entre · na tstas en es Empec "El . . emos por los

espacio y el t· -· tempo --d · " Jrrnas de los f , Ice Feuerbach ~,' d' enomenos, sino d' . ·- no son simple ·· e mgunge~"). · .. del ser'' (Obcon tetones esenciales ('~Wesens~ ¡;

Reconociendo e . ras, 11, 332). ~ 0

omo reahdad b · t' · ~• nocemos a través de las sen o .Je ¡va ·el mundo sensible que ~

ura;m:nte la concepción f saclOn:S, Feuerbach rechaza . 1' .gnosttca ( enomenal~ta ( . . na-. como se expresa E como dtría Mach) ·o .st como las COSí!S o 1 ngels) del espacio y d l t' . on os· cuerpos n . e tempo· . . complejos de sensarion .. o son Simples fenómen . :,~""'" "b" nu"''" ;,;:,,:'"' . realid~~ obj'ti":'·q:: :U~o no son simples fonn , as¡ tarobten el espacio

lbJetlvas y reales d 1 as de los fenómenos . f y el :ia en movimiento e ser. En el univt>!'S!! no ha :O.ásmo ormas 1erse de t ' Y la materia en mo . . y s que mate-

o ro modo que e 1 . vtmtento no puede m Jrese.ltaciones hum n e espacio y en el tiem L o-livas pero la . anas sobre el espacio Y el t' . po. as re-, suma de tempo son . 1 11erdad ·

1 e~s representa · Ie a-auRo uta esas r ClOnes relativas d 1

~rrollo, hacia 1~ verd" :prebsenl taciones relativas van en sua d a ltdad d a.u a so ut::. 1 ' e­t' e las representaciones h Y a e la acercan. La mutabi-tempo no refuta l¡¡ . . umanas sobre el es- ar·

mutabilid d d reahdau objetiva de . p . lo y el tructu a e nuestros conocimi~nt . un~ . y otro, como la f ' ra y las formas de movi . os ctentiftcos sobre la es-utaE la realidad objeLiva del :te~to de la _materia tampoco r¡>-

. ngels, al dcsenmas ~ o extenor. · rtalista D"h · carar al mconsepu te · u rmg, !<; sorprende p . ~ en y confuso mate-

rectsamente al tratar de l . 90 a .mo-

dificación del concepto del tiempo (cuestión que no suscita duda alguna en ninguno de los más conocidos filósofos contemporá· neos de las más diferentes direcciones filosóficas), eludiendo dar una respuesta clara a la cuestión: ¡,Son reales o ideales el espacio o el tiempo 1 Nuestras representaciones relativas sobre el espacio y el tiempo ¡son aproximaciones a las formas obje­tivas y reales del ser! ¡,0 no son más que productos del pensa­miento humano en proceso de desarrollo, de organización, de armonización, etc~ En esto, y solamente en esto, consiste el problema gnoseológico fundamental sobre el que se dividen las direcciones verdaderamente fundamentales de la filosofía.

Lenin *

27.-Han pasado ya más de treinta años desde que el profesor Moore publicó en Mirid su famoso artículo "La refutación del Idealismo". En ese momento se levantó el telón para dar inicio al episodio del realismo británico contemporáneo.· Después de tres décadas, quizá ahora ha llegado el momento adecuado pa­ra la inauguración de otro episodio. Y lo más apropiado es que "La refutación del realismo" aparezca en el mismo escenario

que su famoso predecesor. No voy a escarnecer la posición realista a causa de que sus exponentes discrepen entre sí acerca de qué sea con exactitud lo que su filosofía predica. Pero las discrepancias .realmente existen y dificultan, a un posible contradictor, el exacto conoci­miento de cuál es la proposición que debe 'refutar. No es nada seguro que todos los idealistas concordasen en aceptar que el idealismo considerado por el profesor Moore para su refutación haya representado adecuadamente, o inclusive inadecuadamen­te, sus puntos de vista- Y es posible que los realistas formulen una crítica similar contra lo que tendré que decir aquí. Pero

debo afrontar el riesgo. ~s realistas~~--~-­afirmar que ~·s existen algunas yeces sin ser a--======-- ·-·-----~---------• De Matec'"H~mu y eJilpirioCritieismo, eap. lll. parágrafo 5. Versión del

Instituto Marx-Engels-Lenin de Moscú- Montevideo. Ediciones Pueblos

Unidos, 1948. 91

Page 44: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

~r~hen~idos (~_:!enced) por mente finita alguna" E ta ulbma ~nstancm, es la proposición qÜe_jO_ñle.prOOii. o r s , en

. He msertado la palabra "finita" en esta r P 1 g efutar: hubien ·""'.: ' . " - ' - . ormua porque st

• ~~~•uv "'gunos entes extsten sin ser aprehendid mente alguna" d' . . os por . . ' pu Jera OOJetarse que la proposición as¡' enun-

ciada Implicar' · . : ¡a que existen algunos entes ignorados por D' SI es que ex1ste Di . tos, tas desei ría h os, Y qu: no :~ seguro que todos los realis­bien d . . n ~cer esta afJrmacton. y o creo que podemos muy hoja d:Jara aelDJOs fuera de la dis~usión. Frente a mí hay una f , P _P : Asum_o que el realista cree que este papel con-· r::u;~;a~~s~~endo aun mientras esté guardado en mi es~rito­ninguna mente nf~~~: Y E~uap:~~e notaesbt~. siendo aprehendido por

· · m len creer que continuará ~:n:x~s::n~;~;~~ p<;~an1 do Dios no lo es~ _aprehendiendo. Per~

o menos que ex1st1ra a pesa d . guna mente finita 1 té r e que nm­a . . , o es aprehendiendo. Fdo ~reo es esencial

~u postcwn. Y, por lo tanto f .. • ' ' le a f · 1 . ' re u";::- c:; ..a proposición equiva-

re utar e l'eahsmo. En adel te . . vez que hablo de m t d b an ' por consiguiente, cada t f . 'ta en es . e e entenderse que me refiero a men es Ini s. -

Es posible que se me d · hl t · Iga que aunque los realistas proba-

emen e creen de hecho que , 1 . ' aprehendidos ésta . " gunos entes existen sin ser Su eseñcia ' n~ .es, s~n embargo, la esencia del realismo. entr 1 ' pu:d~ quiza decirse, es la creencia dé que la relación

e e conocimiento y su obj to tal afecta ·al · b · to d · e es que el . conociminto no ser conoci~o J~ a' e tal mdodo que el_ objeto pudiera exÍstir sin

' · Y sea que e hecho exista 0 no Per~ parece~ía. qu: no tendría sentido af~mar que los én­

!:~sf:dte~an. exJstlr sm ser aprehendidos a menos que de hecbo tener ~~ SJqUI~ra alguna_s veces. Prohar que el universo pudiera

, propiedad X, SI de hecho el universo no la tiene par.e-cena ser un proc d' · to · , . ' , . . , e Imten mutrl que seguramente ningún fi- . • osof~ c?n~tderan_a su. principal contribución a la verdad. y creo que t a umca razon por la cual los realistas están an::;iosos de

=~~~:n~ue lo~ 0:!etos son así Y que la rzlación entre el co­sin ser a Y e o_ Jeto es tal, que los objetos pudieran existir

dprehendidos,. es que piensan que esto llevan'a a la

creencia e qu 1 b e os o Jetos existen sin ser aprehendidos. Por lo

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1 1

1

1

tanto, creo que estoy en lo correcto al decir que la proposición esencial del realismo, que debe ser refutada, es que "algunos entes existen algunas veces sin ~P'' aprehendidos por mente fi ­nita alguna".

Ahol'll bien, para que no se me malinterprete, afirmaré cla­ramente desde el principio que no puedo probar que niJi.gún en­te e;,:i;;ta sin ser aprehendido por alguna mente. De acuerdo a lo que sé pueden existir entes completamente inaprehendidos ; pero lo que afirmaré es que no tenemos ni la más mínima razón para creer que existen. Y de esto se deriva que la posición rea­lista que sostiene que existen es perfectamente infundada ·y gratuita, y no debe ser creída. Estará exactamente en la mis­ma posición que la proposición "hay un unicornio en el planeta Marte". No puedo probar que no exista ningún unicornio en Marte. Pero, como no hay la más mínima razón para suponer que hay o no, ésta es una proposición que no debe ser creída.

Y más aún, para cljlrificar este punto, diré que no voy a dis­cutir en este trabajo si los objetos sensoriales son "mentales". Mi opinión· personai es que esta cuestión carece de importancia, per.o si se me obliga a con~estar co11. un "sí" o "no", Jo haré di­ciendo que no son mentales; del mismo modo que, si me viera obligado a contestar la pregunta carente de importancia de si mi mente es -un elefante, tendría que contestar que no es un elefante. Yo asumiré, de hecho, para el propósito de este traba­jo que los objetos sensoriales, ya sean d~tos de color u otros datos ~ensoriales, u objetos, no son mentales. Mi posición será entonces la ::;Íguiente: no hay absolutamente ninguna razón pa­ra afirmar que estos entes no mentales, o físicos, existan en ningún caso excepto cuando están :;iendo aprehendidos y la pro­posicion que afirma que existen es totalmente infundada y gra-t.uita, y no debe ser creída. .

La refutación del realismo habrá sido por consiguiente su­ficientemente lograda si se puede mostrar que no sabemos de ningún ente singular . que exista sin ser aprehendido. Y esto es lo que me propongo mostrar en este trabajo. Preguntaré · cómo porlríamos saber que existan entes inaprehendidos, aun cuan­do, de hecho, existan. Y mostraré que no hay ninguna fonna

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Page 45: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

posible de saberlo y que por lo tantp no lo sabemos, y no tene­mos r:m'>n alguna para creerlo.

Eh favor de la claridad, volveremos una vez más al eiem­plo concreto u"' la hoja de pape!. En este momento yo lo ~toy aprehendiendo y en este momento existe; pero ¿cómo puedo ~~ber que existía anoche e!l mi escritorio, cuando, que yc sepa, mnguna mente la estaba a!wehendiendo? ¿Cómo puedo saber que continuará existiendo esta noche cuando no haya nadie en el cuarto? Lo que los realistas aseguran poseer es el conoci­miento de estos hechvs mencionados. Y la pregunta es: ¿Cómo pudo haberse obtenido ese ~onocimiento y cómo puede justifi­cársele? Lo que yo afirmo es que es absolutamente imposible tener tal convcimiento.

Hay sólo dos formas que permitirían afirmar que la exis­tencia de cualquier objeto sensorial puede establecerse. Una es la percepción sensorial, la otra la inferencia obtenida a base de la percepción SE-nsorial. Yo conozco la existencia de este papel ahora porque lo veo. Se supone que conozeo la existencia de la otra cara de la luna, que nadie ha ·visto jamás, por inferencia obtenida de varias observaciones astronómicas reales, esto es, por inferencia derivada de cosas que han sido realmente apre­hendidas. N9 hav ninguna otra forma de probar la existencia de un objeto l:'ensorial. ¿Es posible emplear alguna de ellas en este caso? ·

l.-Percepción sensorial.- Es. obvio que no .puedo conocer por percepción la existencia del papel mientras no haya nadie aprehendiéndolo. Porque esto sería contradictorio consigo mis­mo. Equivaldría a afirmar que yo puedo aprehender lo inapre­hendido.

2.-Inferencia.- Tampoco es posible probar por inferencia la existencia dd papel mientras no haya nadie aprehendiéndolo. Porque, · ¿cómo sería púsible pasar por inferencia del hecho par­ticular de !a exist.:;;~i:! dei pa¡.rel ahora; mientras lo es-toy apre­hendiendo, al ~ ~cho particular comnletamente diferente de la existencia del papel ayer o mañan~ cuando ni yo ni ninguna otra mente :o aprehende? Hablando con rigor, la obligación de probar que una experiencia de este tipo es imposible no recae sobre mí. La obligación de probar que es posible recae robre

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quien lo afirme, Y yo tengo el derecho de sentarme tranquila­mente Y esp~rar hasta que aparezca alguien con una prueba tal. Muc~os real.Jsta~ ~uc conocen su oficio admiten que no es posi­ble mferenc1a vahda que . pase de una existencia · aprehendida a una inaprenhendida. Y así, Russel dice: "La creencia en la existencia de objetos fuera de mi propia autobiografía debe ser considerada, desde el punto de vista de la lógica teórica como un prejuicio Y no como una teoría bien fundamentada".!'

Yo podría, por Ío tanto, adoptar la estrategia de la inacción prudente. Pero prefiero llevar .la guerra al campo del enemigo. Intento probar que no es posible ninguna prueba de la existen­cia de los objetos inaprehendidos.

Está claro, en primer lugar, que ninguno de los supuestos razonamientos del caso podría ser inductivo. El razonamiento inductivo procede siempre sobre la base de que lo que en ciertos casos observados ha resultado verdadero será también verda­dero en los casos inobservados. Pero no existe ningún caso en que se haya observado que sea cierto que un objeto aprehendi­do continúe existiendo cuando no se le está aprehendiendo· pues, por hipótesis, mientras no se le esté aprehendiendo no' puede ser observada su existencia. La inducción es generalización de hechos observados, pero no existe ni un solo caso de pna exis­tencia inaprehendida que haya sido observada sobre la cual pu­diera basarse la generalización de que los entes continúan en existencia mientras nadie los está aprehendiendo. Y del ~ismo modo, no existe ningún caso conocido de existencia de algún ente inaprehendido que pudiera llevarme a tener la más mínima razón para suponer que este papel haya existido o vaya a exis­tir alguna vez, cuando nadie lo aprehende.

Puesto que el razonamiento inductivo ha sido descartado, la inferencia requerida, si es qu~ ha de haber una inferencia, debe ser de naturaleza formal. Pero cualquier clase de infer~n­cia deductiva depende del principio de consistencia. Si ~q. entonces sólo püdemos probar que q si se admite p. ·De ~q, por lo tanto, todo lo que puede deducirse es que p y no-q son

1 Analy.sis o( Mind 4 p. 433

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Page 46: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

inconsistentes, y que no podemos predicar jJ Y no-q al mismo tiem-po, aunque podemos predicar cualquiera de ellos indepen-

dientemente. · . . Por ¡

0 tanto, si se sostiene que puede haber una 1.nferenc1a

deductiva pasando de \a existencia del papel ah,ora, m1ent~as lo

h do a su existencia cuando nadie lo está aprehendiendo, apre en , . . 1 d esto sólo puede significar que sostener al m1smo ben:po as os proposiciones, 1) que él existe ahora Y 2) qu.e. ~o ~ste cuando 1

no hay nadie aprehendiéndolo, es una po~IC!On. mternamente inconsistente. Pero no hay ninguna incons1stencm entre estas dos proposiciones. Si yo creo que no exis~ nada. en absoluto, ni nunca ha: existido ni existirá, excepto m1s propiOS dato~ sen- , seriales personales, esto quizá sea una concepción del umverso que nadie sostendría nunca, pero no hay absoluta.mente ~ada internamente inconsistente en ello. Por lo tahto, nmgu~a mfe­rencia deductiva puede ·probar la existencia de. una enbd.ad n~ · aprehendida. Por ¡0 tanto, ningún ra~ona~iento, deductivo m inductivo, puede permitir probar la ex1stenc1a de un ente tal.

. W. T. Stace *

28.- . . Dificultades.- Parece que Dios no existe. . . . , 1. Si de dos contrarios supqnemos que uno sea mfm1t~, e~-

te anula totalmente su .opuestO. Ahor~ bi~n, .el. nom~re o ~~~~ no Dios significa precisamente un b1en mflmto. S1, pue • biese Dios, no habría mal alguno. Pero hallamos que en el mun-,lo hay mal. Luego Dios no existe. . . .

2. Lo que pueden realizar pOCOS prme!p!OS, ~O lo hacen muchos. Pues; en el supuesto de que Dios no ex1sta, pueden otros principios realizar · cuanto vemos en el mundo, _ pues las cosas naturales se reducen a su principio, que es la natural~za, y las libres, al suyo, que es el entendimiento y la voluntad nu­mana. Por consiguiente, no hay necesidad de recurnr a que ha-

ya Dios.

• De La refutación del realismo . Tnuiucción de .Alma Ada de Zubizarreta.

96

1 1

1 1

Por otra parte, en el libro del Exodo dice Dios de sí mis­mo: Yo soy el que soy.

Respuesta.- La existencia de ]);;;~ se puede demostrar por cinco vías. La primera y más clara se funda en el movimiento. Es innegable, y consta Por el testimonio de los sentidos, que en el mundo hay cosas que se mueven. Pues bien, todo lo que se muéve es movido por otro, ya que nada se mueve más que en cuanto está en potencia respecto a aquello para lo que se mue­ve. En cambio, mover requiere estar en acto, ya que -mover no es otra· cosa que hacer pasar algo de la potencia al acto, y es­to no puede hacerlo más que lo que está en acto, a la manerü como lo calie-nte en acto, v.gr., el fuego, hace que un leño, que está caliente en potencia, pase a estar caliente en acto. Ahora bien, no es posible que una misma cosa esté, a la vez, en acto y en potencia respecto a lo mismo, sino respecto a cosas diver­sas: lo que, v.gr., es caliente en acto, no puede ser caliente en potencia, sino que en potencia es, a la vez, frío. Es, pues, impo­sible que una cosE ~~-' por lo mismo y ·de la misma manera motor y móvil, como también lo es que se muev~ a sí 01isma. Por consiguiente, todo lo que se mueve es movido por otro. Pe­ro si lo que mueve a otro es, a su vez movido, es necesario que lú mueva un tercero, y a éste, otro. Mas no se puede seguir in­definidamente, porque así no habría un p;i>T.:::· motor y, por consiguiente, nó habría motor alguno, pues los motores inter­medios no mueven más que en virtud del movimiento que reci­ben del . primero, lo mismo que un bastón nada m.•1evP si nc !e impulsa !a mano. Por consiguiente, es necesario llegar a un primer motor que no sea movido por nadie, v éste es el que todos entienden por Dios.

La segunda vía se basa en la ca'.lsalidad eficiente. Hallamos que en este munclo de lo sensible hay un orden detP!'!!!!!lado en~ tre las causas eficientes; p~ro no hallamos que cosa alguna sea su propia causa, pues en tal caso habría de ser anterior a sí misma, y esto es imposible. Ahora bi~n, tampocc se puede pro­longar indefinidamente la serie de las causas eficientes, porque siempre hay causas eficientes subordinadas, la primera es cau­sa de la intermedia, sea una o muchas, y ésta, causa de la úl­tima; y puesto, que, suprimida una causa, se suprime su efecto,

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Page 47: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

la rirnera tampoco existiría la in-si no existiese una que s~a p 'olongase indefinidamente

. , lt" s1 pues se pr termedia m la u liD~-. t o' habría causa eficiente primera, la serie de cau.sas eÍlc~~i:~ :i causa eficiente intermedia, c_osa y, por tanto, ml efectoPor consiguiente, es necesario q~e exista falsa a toda~ .uces. . era a la que todos llaman Dws. una causa efiCiente prl:n ' . "bl o contingente, Y· el

' sJdera el set pos1 e, La tercera v¡a con , H liamos en la naturaleza

. d f rmularse as1. a necesano, Y pue e .

0 . existir, ues vemos seres qu: .s:

cosas que pueden exJstJr o no . 1? r tanto hay posJbJli-se destruyen, y, P0 ' · •

producen y se~es que no existan. Ahora bien, es ¡ropo-dad de .que existan y de que d" . . hayan existido siempre, ya sible que los seres de tal con IcJon h b un tiempo en que

"b T d d de no ser u o que lo que tiene posJ J 1 a . . la posibilidad de no ser,

. t das las cosas tienen d d no fue. SI, pues, o . . t'a Pero si esto es ver a ' hubo un tiempo en que nmguna exJs J 1. na 'porque lo que no

· · tir ahora cosa a gu • · tampoco debiera ~xJs .. ·t d de lo que ya CXJS-. · t" ás que en >U u existe no empieza a eXJS Jr ~ , f imposible que empezase a te y, por tanto, si nada exJstla, ue . ahora no habría nada,

' 1 en consecuencia, existir cosa a guna, Y' . . t rio todos los seres

. t f lsa Por cons1gmen e, cosa ev1dentemen e a · . tre ellos forzosamente,

t . tes smo que en ' . son posibles o con mgen ' - . p ro el ser necesano o

l sea necesano. e . ha de haber a guno que d , . -mo o n· o la tiene. Sl su , "da en s1 nu:o tiene la r:rzon de su necesl - posible según hemos

d d tro como no e" ' . necesidad depen e e o ' f . tes aceptar una serie mde-visto al tratar de las causas e ICien ' exl·sta algo que sea

· es forzoso que finida de cosas necesarms, f·· ora de sí la cam;a. de

, · y que no tenga "~ d . necesario por Sl mismo l a de la necesidad de los e-su necesidad, sino que sea a c~us .

más, a lo cual todos llaman lDws. d - de perfección que hay , · d ra os gra O o La cuarta Vl. a consl e n más 0 menos bu e-

los seres que unos so . en los seres. Vemo~ en t . lo mismo sucede con las

d obles que o ros, ) • . 1 nos, verda eros y n 1 . ' 1 menos se atnbuye a as l.d d - Pero e mas ) e diversas cua 1 a e". . .d d 1 máximo y por esto se

, d" rsa proxlml a a o ' , . cosas segun su ¡ve . , se aproxima al maxJmo ca-dice lo más caliente de l? ~ue mas . a verísimo, nobilísimo lor Por tanto¡ ha de eXIStir algo que se pues como dice el Fi-

; t " y oor ello ente o ser supremo; , . . t"d d Ahora y op ¡roo, . d .. · a P' max1ma en 1 a . · . lósofo, lo que es verda maxJm .

98

f ' ¡ r ~-¡ l-

r

bien, 1~ máximo en cualquier géne1·o es causa de todo lo que en aquel género existe, y así el fuego, que tiene el máximo calor, es causa del calor de todo lo caliente, según dice Aristóteles. Existe, por consiguiente, algo que es para todas las .cosas cau­sa de su ser, de su bondad y de todas sus perfecciones y a es­to llamamos Dios.

La quinta vía se toma del gobierno del mundo. Vemos, en efecto, que cosas que carecen de conocimiento, como> los cuer­pos naturales, obran por un fin, como se comprueba observan­do que siempre, o casi siempre, obran de la misma manera para conseguir lo que más les conviene; por donde se comprende que no van a su fin obrando al acaso, sino intencionadamente. Ahora bien, lo que carece de conocimiento no tiende a un fin ~i no lo dirige alguien que entienda y conozca, a la manera co­mo el arquero dirige la flecha. Luego existe un ser inteligen­t~ que dirige todas las cosas naturales a su fin, y a éste lla­mamos Dios.

Soluciones.- l. Dice San Agustín que siendo Dios el bien supremo, de ningún modo permitiría: que hubiese en sus obras mal alguno si no fuese tan omnipotente y bueno que del mal sacase bien. Luego pertenece a la infinita bondad .de Dios per­mitir los males para de ellos obtener los bienes.

2. Como la naturaleza obra para conseguir un fin en vir­tud de la dirección de algún agente superiór, en lo mi¡;mo que hace la naturaleza interviene Dios como causa primera. Asimis­mo, lo que se hace deliberadamente, es preciso reducirlo a una causa superior al entendimiento y voluntad humanos, porque éstos son mudables y contingentes, y lo mudable y contingente tiene su razón de ser en lo que de suyo es inmó·. il y necesario, según hemos dicho.

Santo Tomás de Aquino * 29.-

La religión descansa en la diferencia esencial que .existe en­tre el hombre y el animal -Jos animales no tienen religión ... Pero ¡,en qué consiste esa diferencia esencial que hay entre el hombre y el animal? l ". contestación más sencilla y más ge-

~a Suma teológica, cuestión 11. art. S. Traducción d.e una comisión •le P.P. dominicos presididos por Fr. Francisco Barbado Viejo. Madrirl. Biblioteea de Autores Cristianos, l9G7, t. l.

9'1

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1 neralizada, y también la más popular, es: en la conciencia-pero la conciencia en sentido estricto, pues la conciencia en el sentido de una sensación de sí mismo, de una capacidad de dis­tinción sensible, de la percepción y hasta del juicio de los ob­jetos externos según características determinadas y percepti­bles, no puede negarse a los animales. En cambio, ·la concien­cia en sentido estricto sólo se encuentra allí donde un ser tie­ne por objeto dr. reflexión su propio género, su propia esencia. El animal, por cierto, puede tener como objeto de su observa­ción la propia individualidad y por eso tiene la sensacion de sí mismo, pero no puede tener como objeto su género. Por consi­guiente, le falta aquella conciencia que deriva su nombre del saber. Donde hay conciencia, allí hay capacidad de ciencia. La ciencia es la conciencia de los géneros. En la vida · tratamos con los individuos, en la ciencia con los géneros. Pero sólo un ser que tiene como objeto su propio género, su propia esencia, pue­de convertir ~n objeto otras cosas o esencias según su natura­leza esencial.

... La esencia del hombre, que lo distingue del. animal, no es sólo el fundamento sino también el objeto de la religión. Pero la religión es la conciencia de lo infinito; es, por lo tanto, y no ~uede menos de ser, la conciencia que el hombre tiene de su ser, no limitado y finito, sino infinito. Porque un ser realmente finito no tiene ni la más remota idea, por no decir conciencia, de un ser infinito, pues los límites del ser son también los lí­mites de la conciencia. La conciencia de la oruga, cuya vida y cuyo ser están limitados a determinadas especies de plantas, no se extiende tampoco más allá de ese dominio limitado; dis­tittgue bien unas plantas de otras, pero no puede saber más. A semejante. conciencia limitada y segura, que justamente por su limitación es infalible, no la llamamos, por eso, conciencia sino instinto. La conciencia en estricto y riguroso sentido y la con­ciencia de lo infinito son inseparables; la conciencia limitada no es conciencia; la conciencia posee por esencia una naturale­za omniabarcante, infinita. La conciencia de lo infinito no es diferente de la conciencia de la infinitud de la conciencia. Q, dicho de otro modo, en la conciencia de lo infinito el ser cons­ciente tiene como objeto la infinitud de su propio ser.

100

· .. Por el objeto el homb cía del objeto es la concien:~a s~ co~oce. a sí mismo; la concien­

. bre. Por el objeto conoces al ho: SI mtsmo que tiene el hom­ta su ser: el objeto es su ser l-.: --~re; en aquel .se te manifies­

... El ser· absoluto, el Dios ~d~l· h: "u yo verdadero, objetivo. poder que ejerce el objeto s . b . '1 mbre, es su propio ser. El der de su propio ser. o le e es, por consiguiente, el po-

La religión es la primera ·oncie . . el hombre. Las religiones son ~santa nc~a de st mismo que tiene tri;ldiciones de la primera . . . s JUstamente porque son las 1 l. "ó concJencta Pero ¡ a re tgJ n, Dios es en sí s d . o que es primero en

mo quedó demos~rado ya' qu:g~~ o, ~e a.cuerdo a la verdad, co­bre, Y lo que en la r:ligión e es solo el ser objetivo del hom­locado Y considerado com es .segundo, el hombre, debe se~ 'co-ta to o pnmero. El am 1' •

n ' no debe ser derivado si . . . . or a hombre, pot una fuerza verdadera sank nod.ongmariO. Sólo así podrá ser hombre es el ser sup;emo delyh tgnba de confianza. El ser ifpJ

' t" 1 om re· por · · prac Jea, a lev suprem . • constgutente en 1·a · a Y pnmera d b · '

por el hombre. Horno h . . D e e ser el amor del hombre • · ommt eus est h •

practJco supremo, el comienzo de u - _e aqu¡ el principio del mundo. Las relaciones del ni_na nueva epoca de la historia con la esposa, del hermano· con lnoh con los padres, ,del esposo

· · - e ermano d ¡ · amtgo, en general del h b · • e amtgo e:on el · ' om re con el h b -faetones morales son , en sí"· , o m re; en suma, las re-

giosas. La vida, en generai por dst verdaderas l'elaciones reli-es · 1 d ' • es, e acuerdo 1 . encia es, e naturalez d" . a sus re ac10nes a tvma.

Ludwig Feuerbach ,, 30.-

, Según los principios pra m. . . . , tua satisfactoriamente en f ~tJcos s¡ .la htpotesis de Dios ac-será cierta. Ahora b. ' e 1 mas ampho sentidó de la -palabr de .. ten, cua esquiera d . a,

s residuales la ex- -r¡· . pue an ser sus dificulta l d . ' .1:'" eneJa nos hac -(a Y que el problema estriba en 1 e ver que así actúa en ver- . modo que se combine satisfacto . evantarla Y determinarla de tivas M l'lamente con ot n . . . _as, en cuanto al ti o d .. , rús verdades ac-es cuestión que ha de d "d: p e rehgJOn que adoptéis ello _ ect tr cada cual El . • • De Es . . . pragmatismo ha de

. eneJa del cmtianismo,

caps. primero Y veintiocho. Trad. de A.S.B.

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Page 49: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

postergar la respuesta dogmática, porque no conocemos con certeza cuál sea el género de religión que a la iaq;a haya de <tduar mejor. La evidencia en este caso apórtanla .las sobre­creencias varias, Jos diversos mddos de aventurarse.

William James*

31.-Descartes comprendió perfectamente que el concepto de li-

bertad encerraba la exigencia de una autonomía absoluta, que un acto libre era una prdducción absolutamente nueva cuyo ge~· men no podía estar conb~nído en un estado anterior del mundo y que, po.r tanto, libertad. y creación no eran sino uno. La li­bertad de Dios, aun~ue $emejante a la del hombre, }Jierde el aspecto negativo que tenía bajo la envoltura humana; es pura productividad, es el act~ extratemporal y eterno por el cual Dios hace que haya un mundo, un Bien y Verdades eternas. A partir de allí, la raíz de ·'ton~ i'"'·.;n, que hay que buscar en las ·profundidades del acto libre, es la libertad, fundamento de lo verdadero. Y la necesidad rigurosa que se manifiesta en el or­(\en de las verdades está. ella misma sostenida por la contingen­cia absoluta de un libre arbitrio creador. Este racionalista dog­mático podría decir, como · G'oethe, no: "En el comienzo era el Verbo", sino : "En e\ comienzo era el acto".

Por lo que toca a la dificultad que hay en mantener a la li­bertad frente · a la verdad: entrevió bien la solución concibien­do una creación que fuera ·al mismo tiempo intelección, como si la cosa creada por un libre decreto se pusiera en cierto modo, ante la libertad que la sostiene en el ser y, a la vez, se entre­gara a la comprensión. El querer y la intuirión no forman si­no uno en Dios· la conciencia d]vina es al mismo tiempo cons­titutiva y conte~plativa. De modo ::;ewejante, Dios ha lnventa­do el Bien. No está llevado por su perfección a Jecidir lo que es mejor, sino que por efecto d!i! su Jecísión, es ahsolutamentt: ~-.;e­no aquello que él ha decidido que lo sea. Una libertad ;:\.:soluta que inventa la Razón y el Bien y que no tiene otros límites que ella misma y su fidelidad a sí misma, tal es, finalllleute, para

Descartes, la prenogativa divina.

• De Pragmatismo. VIl!. Traducción castellana de Santos RuLiano. Ma­drid,Ed. Jorro, 1923.

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, . .

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1

Pero, de otro lado, no hay en esta libertad nada • rb · mas que en la .~ ertad . h~mana, Y Descartes tiene conciencia, al describir el hbre arb1tno de su iJios, de no haber hecho otra éosa que de-~arrollar el contenido implícito de la idea de libertad p ¡¡ 'd d b' . ore o, consi eran o Jen las cosas, la libertad humana no está limita-da por ~n orden de verdades y de valores que se ofrecerían a nucst~o asentimiento como cosas eternas, ~omo estructuras ne­cesarias del ser. La voluntad divina es la que establece esos va­l~res Y .es~s . verdades Y la que los sostiene. Nuestra libertad so~o está limitada por la libertad divina, El mundo no es nada ~as que la creación de una libertad, la cual lo conserva indefi­n_Jd_amente. ~ v~r~ad no es nada si no es querida por esta in­fJmta poten:Ja d1vma Y si no es retomada, asumida y ratifica­d~ por la hbertad humana. El hombre libre éstá solo ante un Dws_ absol.~tamente libre. La libertad e~ el fundamento del ser, su dJmension secre_ta. En este sistema riguroso, ella, al fin de cue~tas, es el sent1do profundo y el rostro verdadero de la ne­cesJdad.

Así, Descartes, en su descripción de la libertad divina final ­mePt_e r~encuentra Y hace explícita su intuición primera de su p;opia liber~d, ~e la que dijo que "se conoce sin prueba y por solo la ~experJ~ncJa que de ella tenemos". Poco nos importa qu(• h_aya Sido ob~Igado. por su época, así como por su punto de par ­tida. a reducJr el libre arbitrio humano tan sólo a una potenci<t ne~a.tiv~_de :e~usar, hasta que al fin cede y se abmidona a la :ohcitacJO~ diV!na; poco nos importa que haya hipostasiado en ~Jos esa libertad original y constituyente cuya existencia infi­l.uta cap~ba por el cogito mismo. Queda en pie el hecho de qu <:' ~na focmi?able pote~cia de afirmación divina y humana reco ­J:e y s~stiene su umverso. Serán necesarios dos siglos de cri­SIS -:-ensJs de 1~ Fe, crisis de la Ciencia- para que el hombre recupere esta hbertad creadora que Descartes puso en Dios Y

p~ra que se sospeche al fin esta verdad, base esencial del hum;­m~mo: el hombre es el ser cuya aparición hace que un mundo exista.

Jean-Paul Sartrr ·'

• PaSsaies extraídos del ensayo "La libertad cartesiana" ·, t ad " A .. B. r uccton de

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Page 50: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

-----32.- ' . d 't te on el fondo dé la existencia, . "" _ --rque la na a es pa en ~

...,v •'-' pv t - del' ente Sólo cuan­de sobrecogernos la completa ex raneza . d .

pue d l te de provocarnos a m•­do nos desazona la extrañeza e en , pue . d la nada-raciOn. De la admiración -esto es, de la ?atencla e . ? en surge el ¿por qué? Sólo porque es posible edl ¿po~ qu; .fun-

to tal podemos preguntarnos por los fun amen os . cuan , S ' l rque podemos damentar de una determinada manera. o o po t

· a la mano en nues ro preguntar y fundame~tar, ~e nos v¡ene existir el destinó de mvest¡gadores. .

La pregunta acerca de la nada nos envuelve a noso.tr_os m•s-E uestión metaf¡s¡ca.

mos -a los interrogadores-. s una e . La 'existencia humana no puede habérselas con el ente SI no

es sosteniéndose dentro de la nada. El ir m~\ all~ d~ ;:~:a:~ al o ue acaece en la esencia misma de la exts eneJa. s ce~de; -es, precisamente, la metafísica: lo que ha?,e que la me~ tafísica pert~nezca a la "naturaleza del ho~bre . ~o e_s un 1 disciplina filosófica especial ni un campo de dtvagacJOnesl. es __ e

. t. · ·sma y como ta ex•s-acontecimiento radical en la exJs encm mi

tencia.

Martín Heidegger *

Tra~.ucci o' n de Xavier Zubiri . México. Ed. s,, • De .t Qué es metafísica ! "

neca, 1941.

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!" 1

NOTICIA SOBRE LOS AUTORES

ARISTOTELES (384-322 a.c.)

Nacido en Éstagira, fue dlscípulo de Platón y preceptor de Alejandro Magrio. Fundó en Atenas una e'scuela, el Liceo, y de­sarrolló en esta ciudad la parte principal de su actividad fi­losófica. Perseguido por el partido contrario a Alejandro, que dirigía Demóstenes, tuvo que abandonar Atenas a la muerte del emperador, ·retirándose a Calcis, en Eubea, donde murió.

En Aristóteles el pensamiento griego alcanza su manifesta­ción más rica y elaborada, no sólo por la multiplicidad· de temas que abord4 el estagirita sino también por la madurez y_ vigor del análisis y la unidad sistemática de· la _interpretación. Su concepción del hombre ·y el mundo, que ha de tener enorme in­fluencia en el curso posterior de la filosofía griega y que ga­nará fuerza de autoridad entre los filósofos escolásticos y los árabes y judíos dé la época medieval, conserva hasta hoy su vi­gencia . a través de las corrientes del pensamiento católico neo­escolástico. Recordemos que Aristóteles es, además, el primer gran sistematizador de la lógica y que su obra en este campo fue a tal punto importante que por mucho tiempo se creyó que después de ella nada substancialmente nuevo podía aportar.se.

· La obra conservada de Aristóteles es muy vasta, si bien se compone en su parte principal de apuntes y resúmenes de las clases del Liceo. Co~prenden los trabajos de lógica u Organon (con varios tratados: Las categorías, De la interpretación, Los tópicos, Refutaciones de l~s sofistaS, Primeros analíticos y · Se­gundos analíticos), la Retórica y la Poética; los ef~ritos sobre la temática ontológica, física, biológica y psicológica, como los reunidos bajo el nombre de Metafísica, obra fundamental de la cu~l se deriva el nombr" de este tipo de reflexión, la Física, De

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la generación y la corrupcwn, De la generación de los anima­le~, De las partes de los animales y ·el Trat~do. del, alma, ~De anima); y, finalmente, los tratados éticos y de teon_a P?~¡tJca, como la Etica Nicomaquea, la PolítiCa y La Constltucwn de

Atenas.

Francis BACON (1561-1626)

'Barón de Verulam, na~ido en Londres, se dedicó activamen­te-a la jurisprudencia y la polít¡.ca; fue miembr~ del Parlamen-

. tó y alcanzó el importante cargo de Lord · Canciller de la Coro­·na. Su carrera pública terminó mal, sin embargo, pues fue acu­sado y condenado por la Cámara de los Lores, bajo el ~~rgo de haber recibido dinero a cambio de otorgar favores pohticos. Indultado por el rey, se retiró a la vida privada. .

Bacon comparte con Descartes el honor de haber cambiado el giro del movimiento filosófico europ~. Como. él, se o~on:, a la ciencia escolástica, cree necesaria una prevm erradicacwn de los vicios y obstáculos que han trabado hasta _ese . entonces la marcha del conocimiento y propone un nuevo metodo, opues­to también al método aristotélico-escolástico, pero diferente. del cartesiano por tener como fundamento la ~bse-;vación s~ns1ble. Bacon es optimista sobre el futuro de la c1enc1a Y la v1da hu· mana.; para él el conocimiento ~bien fundado es l~ llave del do·

minio. de la naturaleza. . · Aparte de ·sus trabajos históricos, políticos y soc1ales, son

·de especial interés filosófico las siguientes obras de Bacon: So· • bre la dignidad y progreso de las cienCias, Novum Organum Y

La nueva Atlántida.

Henri BERGSON (1859-1941)

Nacido en París, estudió en la Sorbona (Ecole ~ormale ~u­périeure), adquiriendo una sólida formación científica, especial~ ' mente matemática. Fue profesor en las Facultades. de· Letras de Clermont-Ferrand y de París y luego en el Col:gw de Fr:an­cia. En 1927 recibió el premio Nél:-<>L Judío de o~1~en, al fmal ;\e su vida estuvo a punto de convertirse al catohc1smo, lo que

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se abstuvo de hacer para no librarse de la persecución nazi así · como, en testimonio de solidaridad con su raza, renunció : to­dos lo~ honores y cargos oficiales cuando el Gobierno de Víchy aprobo leyes segregacionistas.

La influencia de la doctrina bergsoniana en Europa y la A_mérica ~atin; h~ sido enorme a lo largo de nuestro siglo, ne solo en. fi!osof1a smo también en literatura y arte y aun en el pensamiento social y político.

Sus principales obras son: Ensayo sobre los datos inmedia­tos de la conciencia, Materia y memoria, La evolución creado­ra, ~as dos fu~ntes de la moral y la religión, Duración y simul­taneidad, . La nsa y las colecciones de ensayos El pensamiento y lo mov1ble y La energía espiritual.

George BERKELEY (1686-175.3)

N.acido en Dysert, Irlanda, estudió en el Trinity College de Dubh~, ?onde también ejerció la docencia¡ siguió la carrera e.clesJashca y llegó a ser Obispo de la Iglesia Anglicana · en Cloyne. A lo iargo de su vida, Berkeley no se interesó solamen­te por la filosofía siho que dirigió también su atención a la fí­sica .y .. la medicina, así como la teoría y la práctica políticas¡ conc1b10 el proyecto de fundar en las islas Bermudas un esta­blecimiento para formar sacerdotes y propagar en América la fe cristiana, trasladándose al efectD a Rhode-Island, donde per­maneció tres ~ños, aunque el proyecto nunca pudo llevarse a cabo.

Berk~ley es conocido como el representante más caracteriza­do del idealismo subjetivo. Su punto de partida está en las te­sis centrales del empirismo británico, para el cual ~l conoci­mie~t~ se funda en la experiencia sensible. Esta posición gno­seologJCa lleva a Berkeley, sin embargo, .en contraste con lo ~ue ocurre con otros empiristas, a un inmaterialismo espiritua­hsta. que desemboca finalmente en un teísmo y una metafísica platonizante.

Entre sus obras principales se cuentan: Ensayo sobre una nueva teoría de la .visión, Tratado sobre Jos principios del cono-

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cimiento humano, Tres diálogos entre Hylas y Filonus, Y. Si~is. Tiene también interés filosófico su Commonplace Book (D1ano).

René DESCARTES (1596-1650)

Descartes es reconocido como el padre de la filosofía I_lloder-

N ·d · la aldea de la Haye en la Turena, Franela, fue na. ac1 o en , · , educ~do en él colegio jesuita de la Fléche, ~e. donde paso a la Universidad de Poitiers para estudiar med1~1?~ Y leyes, gra­duándose de licenciado en derecho er. 1616. VIaJo luego .por Ale­mania, Holanda e Italia y se enroló como voluntano .en el ejército de Mauricio de Nassau. Atravesaba Descartes en ese momento por una crisis de escepticismo ~o~ respecto al. sa~r humano, crisis que superó por el descubrimiento ~ue el mi~­mo ha fechado el 10 de noviembre de 1619:-". de un nuevo m~ todo de conocer. A partir de este descubnwento, el pensador emprende la gran tarea dé dar un fundamento nuevo a toda l~ ciencia y, para mejor '2'.!mplir su misión libre de las o~orturu­dades de la vida social y de las amenazas del. do~matism~, se traslada a Holanda en 1628. Allí perma~ece~ mas de vemte,

. . . . · t'f" filosofica y a la com-dedicado a la ·mvesbgacJOn c1en 1 1ca Y . . · '- , ta 1649 que aceptando la mVIta-posición de sus vu;:,..;, nas en , . ,

ción de la reina Cristina, viaja a Suecia, donde poco despues

enfermó y murió. . , . Aparte de sus obr~s ci~>nt.ífica~, como la Dnoptlc~ Los ~e~

teoros y la Geometría, son principales títulos cart:s~~~os: Dls-·' 1 'tod M~>tlit.aciones metafís!~~s. Los prmclplOS de la curso ue me o, ·· 1 ¿· ·'

filosofía, Las pasiones del alma y las Reglas para a lrecclOD

del espíritu.

Denis DIDEROT (1713-178<!).

F · ··~ ~onresentante típico del Nacido en Langres, rancia, es _ ... ~.. · • . , . . ·t de la Ilus•ración Escritor briilante, novehsta, cntlco

esp1n u " · • - t abierta a de alte estudioso de la sociedad y la pohtlca, men e todos l~s horizontes de la cultura (concibió y dirigié el ma~o

to de la Enciclopedia o Diccionario razonado de las c¡en-proyec b' • 1 ar de"tacado cias, las artes y los oficios), ocupa tam Ien un ug "

108 1 t

dentro de la filosofía del siglo XVIII. E~ su pensamiento con­fluyen elementos del empirismo inglés, la ciencia física y bioló­gica, el deísmo y el naturalismo del Renacimiento, el . materia­lismo ilustrado y las nuevas corrientes jurídicas y políticas. Fue constante en Diderot la preocupación estética no sólo en el pla­no de la creación sino también en el de la teoría.., La crítica de arte lo cuenta Entre sus fundadores, sobre todo por sus famosos Salones, suerte de crónicas de exposiciones que de 1759 a 1781 difundieron en Europa e interpretaron filosóficamente e! movi­miento plástico francés de la época. A este mismo interés res­.ponden su Ensayo sobre la pintura, La paradoja del comedian­te, donde puede encontrarse toda una teoría del teatro, y su

. Tratado de lo bello, que ·traza las líneas de una fundamentación general del fenómeno estético.

Entre las obras filosóficas de Diderot dedicadas a otros tó­picos mencionaremos: Pensamientos filosóficos, Carta sobre los ciegos, Carta sobre los sordo-mudos, Conversaciones entre D'Alembert y Díderot, El sueño de D'Aiembert, El paseo del escéptico, Sobre la suficiencia de la religión natural, Pensa­mientos sobre la interpretación de la naturaleza, etc.

EPICURO (341-270 a. C.)

Nacido ~n Gargeto y educado en Samos, fundó escuela en Atenas el año 306. Es una de las má~ importantes figuras de la época posterior a Aristóteles, conocida como filo sofía hele­nístico-romana. Los aspectos más notables de su pensamiento filosófico son su teoría de la naturaleza, que prolonga la doctri~ na atomista de Demócrito, y su .ética, en que las ideas hedo­nistas, defendido.s anteriormente por Aristipo y la Escuela . de Cirene, alcanzan una formulación y una elaboración más equi­librada y profunda. La influencia de Epicuro no se limita al mundo antiguo. Su pensamiento adquirió gran autoridad en el Renacimiento y la edad moderna.

De la vasta obra de Epicuro que, según se dice, constaba de más de 300 rollos, han quedado sólo pocos fragmentos.

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Page 53: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

Ludwig FEUERBACH (1804-1872)

Nacido en Landshut, Alemania, estudió teol_ogía. en He~· d lberg y filosofía en Berlín. En esta última Umvers1dad _rec_1:

e . t UIO bió In vigorosa influencia del Hegel, cuyo pe~sa1~uen o s1g en mucho , formando parte de la llamada , al_a 1Zq~1er~a del he-

l. · Es uno de los más caractenst1cos f1losofos ocho-ge ¡amsmo. . . r .. centistas, figura representativa de la cnt1ca de la re 1g10n

del materialismo y el humanismo, que defendió a tra~és de sus principales escritos. Entre estos se cuentan: Pen~m1ento~ ~~­bre la .muerte y la inmortalidad (1830), La esenc1~ ~-el cnst~a­nismo (1841), Lecciones sobre la esencia de la rebg10n (185 ),

Filosofía y cristianismo ( 1859).

Georg Wilhelm Friedrich HEGEL (1770-1831)

Hegel r epresenta el punto culminante del movimiento. idea­lista alemán postkantiano. Nacido en Stuttg~rt, Aleman~a, e~­t~dió teología en Tubinga y ejerció la docenci~ en las Umver~~­dades de J ena, Heidelberg y, finalmente, Ber~m, _que, s_e convu_­tió en el centro de irradiacJón de su influencia f¡Josof¡:a. ~sta fue eno~me y llegó a dominar casi totalmente la um:ersJdatl alemana de entonces. Pero la resonancia de su pensam_I~n~ no cesó con su mu erte: se extendió a otros países y cubn~ diVer­sas corrientes y disciplinas. Ha habido, en efecto fuer:te uúl~en- . cia hegeliana en Inglaterra, Francia, los Estados Umdos e ~­lia, en el derecho y la historia (Hegel es fu.~dad?r de ,1~ m o del:

h . to . de la filosofí a como jnvestigacJOn sistematicl!), as¡ na 1s na . . 1 · · del como en la ideología social y política, tanto ~n . e campo . autoritarismo conservador cuanto en el del socialismo r~volucJO-

nario. 1 ' del es-d H l Fencmeno og1a Las principales obras e ege son: . . .

. ' tu La ciencia de la lógica, Enciclopedia de las Ciencias fllo­p!TI ' n f' d 1 derechn Lec­sóficas, Líneas fundam entales de la 1 o~ ¡a ~ Estétic~, Lec-ciones sobre la filosofía de la historia umversat, ciones d~ historia de la filosofía . etc.

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Martín HEIDEGGER (1889-)

Nacido en Messerlderch, Baden, luego de haber pertenc~!d ~ al noviciado jesuita, fue di ~cípulo de Rickert y, después! de Husserl, a r¡uien sustituyó a la salida de éste de la citedra de filosofía en la Universidad de Friburgo. Profesor también en Marburgo, de donde pasó a Friburgo, ha enseñado im ella, des­pués de la guerra, hasta jubilarse.

He~degr er es sin duda el más vigoroso e influyente pensador de la línea existencial, aunque su punto de arranque fue la es­cuela fenomenológica de Husserl. Su pensamiento ·ha sufrido la influencia de Kierkegaard, Nietzsche, Dilthey y Scheler, en

- cuanto se orienta en el sentido de una reflexión sobre la ·exis­tencia. No debe olvidarse, sin embargo, que el tema central de la filosofía heideggeriana es el ser, es decir, un tema ontológico.

De la rica producción de Heidegger mencionaremos, además de su libro fundamental, Ser y tiempo: ¿Qué es metafísica7,

• Kant y el pro~lema de la metafísica, La ::~ ·c"da del fundamen­to, Holderlin y la P.sencia de la poesía, La teoría de la verdad en Platón (publicado conjuntamente con la "Carta sobre el hu­manismo"), Int~i:pretaciones de la poesía de Holderlin, La esen­cia de la verdad, Sendas perdidas, Introducción a la metafísica, La cuestión del ser, , i Qué significa pensar?, ¿Qué es esto, la filosofía 1, etc.

David HUME (1711-1776)

En Hume la línea del pensamiento empirista, iniciada por Bacon y continuada por Locke y Berkeley, llega a un punto críticv que pone en ·peligro Jos principios de la ciencia. .

Hume había nacido en Ninewell, cer~a de Edimburgo, Esco­cia. Además de la filosofía, estudió jurisprudenda y mostró gran interés y disposición por las investig:¡.ciones históricas, cámpo en el que ha dejado una Historia de Inglaterra. Tuvo una activa vida pública: fue secretario del ·general Saint Clair . y luego del conde Herford y desempeñó misiones diplomáticas en Viena, Turín y París, llegando a ser, en 1768, Subsecreta­rio de Estado, en el Ministerio inglés de Asuntos Extranjeros.

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Mantuvo estrecho contacto con los círculos ilustrados de Fran­cia, cultivando la amistad personal de pensadores como Rou­sseau, a quien llevó consigo a Inglaterra, protegiéndolo contra sus perseguidores.

Las obras filo~óficas· principales de Hume son: Tratado so­bre la naturaleza humana, Investigación sobre el entendimien­to humano, Investigación sobre los principios de la moul, His­toria natural de la religión y Diálogos sobre la religión natural.

William JAMES (1842-1910)

Nacido en Nueva York, de una familia de considerables recur­sos económicos y de fina cultura, en la cual el padre cultivó las letras y mantuvo relaciones intelectuales con personalidades de la época, y un hermano, Henry, llegó a ser una de las más dis­tinguidas figuras de la novelística de habla inglesa. Estudió me­dicina, biología y psicología en Harvard y en Boloña, Bonn, Lon­dres, París y Gén.ova, y fue profesor de la Univ,.~idad de Har­vard donde su prestigio e influencia fueron muy grandes. Pero no SÓlo allí, pues James es seguramente el filósofo que más re­sonancia ha tenido en los Estados Unidos, provocando un verda­dero cambio de orientación del pensamiento, y quizá el primero de los pensadores norteamericanos que ha sido influyente . en Europa. La filosofía que construyó y defendió es el pragmatis­mo, que puede caracterizarse como una teoría de las relaciones entre la verdad y la acción.

Entre las obras de James se cuentan: Principios de psicolo­gía, la voluntad de creer, Variedades del ~ntimiento religioso, Ensayos de empirismo radical, Pragmatismo, Un universo plura­lista y El significado de la verdad.

Inmanuel KANT (1724-1804)

Naci6 en Koenigsberg, en la Prusia Oriental, donde residió toda su vida. Hizo sus estudios en la Universidad de esa ciudad y en ella comenzó a enseñar como docente privado, fue vice­bibliotecario y finalmente profesor, cargo que desempenó hasta 1796. Así como permaneció en una ciudad, sin interesarse nuuca

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por conocer otros países y regiones, así también Kant concentró sus esfuerzos y su vocación en la enseñanza y la investigación, y puede decirse de él que es la encarnación más cabal de la de­dicación plena a la vida académica. En su formación tienen es­pecial importancia el racionalismo de la escuela de Leibniz y · Wolff, que dominaba por entonces en la Universidad alemana el empirismo en la versión radical de Hume, la ciencia física~ matemática tal como la había formulado Newton, el pensamiento moral de Rousseau y la tradición religiosa pietista que prevale­cía en su medio familiar. Partiendo de esta rica herencia espi­ritual el genio kr.iitiano construyó. una teoría crítica del conoci­miento y de la acción que tuvo efecto revolucionario en el pro-ceso de la filosofía. •

En la evolución del pensamiento · kantiano se distinguen dos períodos principales, llamados .precrítico y crítico respectiva­mente. El primero cubre la obra anterior a la elaboración de la Crítica de la razón !>Ura (publicada en 1781)~ . En este periodo, cuyo punto culminante está señalado por la Disertación sobre la form:~ y principios del mundo sensible e inteligible (1771), des­tacan los trabajes filosóficos Observacione'S sobre el sentimien­to de lo bello y lo sublime y Los sueños de un visionario explica­dos por los sueños de la metafísica, y su libro científico Historia ~~:-.ral Y teoria del cielo,•en que expone la hipótesis cosmológica conocida luego como teoría de Kant y Laplacé. En el período crítico son de gran importancia, además de la Crítica ya mencio­nad2, Pr~!~gómc~::s a toda la metafísica futura que pueda pre­sentarse como riPncia, Fui\damentación de la metafísica de las costnmhres, Crítica de ia razón práctica, Crítica del juicio y La religión dentro de los límites 9e la razón.

Gottfri~o:! Wilhelm LEIBNIZ (1646-1716)

Leibniz e~ uno de los más notables represeTttantes de la fi­losofia racionalista y iigura uistinguida de la matemática moder­na (comparte con Newton el l10nor de haber .inventado el cálcu­lo infinitesimal), a más de jurista, diplomático, historiador y teó­logo. Nacido en Leipzig, Alemania, estudió en esa ciudad y en Jena y Aaldorf; ocupó el cargo d.e Consejero en el Tribunal Su-

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pre:no de Maguncia y el de Director de la Biblioteca_ de Hanno· ver, ligándose más tarde con el príncipe Federico de Rranden· hurgo, que habría de ocupar luego el trono de Prusia. Realizó im· port:u.~::~ rv-: ~ it>~es diplomáticas en Europa, persiguiendo en ellu.:; el ideal de la armonía de las naciones y la unificación de las creencias cristianas. Gracias a su celo ilustrado fue fundada la Sociedad de Ciencias de Berlín, de la cual fue presidente.

SolL obras principales del filósofo: Sobre el arte combinato­ria, Ensayos de teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal, Principios de la· naturaleza Y de la gracia fundados en la razón, Monadología, Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano Nuevo sistema de la naturaleza Y de la comunicación de las s~bstancias, y Discurso. de metafísica.

Vladimir Illich Ulianov, LENIN (1870-1924)

Lenin es una figura histórica en r1 ~ = ~ mpo de la política como gestor de la revolución rusa y del establecimiento del primer es­tado soCialista mundial. Pero representa también, como escritor, una de las líneas de la filosofía marxista, que es doctrina oficial en la Unión Soviética y en la totalidad de los países comunistas. Como tal tiene, pues, una innegable importancia en el proceso de la filosofía contemporánea. Por lo dem!is, si bien la filosotía no fue quehacer permanente suyo, le dedicó paciente~ _estudios y escritos polémicos, principalmente en los años de ex1ho. .

La filosofía de Le'nin, pese a subrayar el carácter no mecam­cista de sus planteamientos, es declaradamente un naturalismo: Constituye así una variante más caracterizadamente materialista de la doctrina original fundada por Marx.

Entre las obras de Lenin que tienen interés filosól'ico, se cuentan Materialismo y empiriocriticismo, El Estado Y la revolu­ción, El imperialismo estadio superior de! capitalismo Y_ Cuader-

nos filosófico3.

Karl MARX (1818-1883)

Nacido en Tréveris, en la Renania alemana, estudió derecho en la Universidad de Bonn y filo sofía en la de Berlín. Desde su

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época universitaria participó en la política dentro del grupo de los hegelianos de izquierda, luchando como periodista por la re­forma democrática de Prn~i-" . F.n 1843 viajó a Paris donde, en contacto con los teóricos franceses, sus convicciones socialistas se acusaron y tomaron un giro original. Expulsado de esa ciudad en 1845, no tendrá residencia fija hasta su arribo a Londres, en 1S1!J. En Inglaterra permanecerá hasta su muerte, dedicado al c~tudio, al periodismo y a la acción política centrada en la or­ganización y conducción del movimiento obrero mundial, una de cuyas realizaciones fue la fundación de la Internacional. comu-nista. ·

La significación política de Marx y la importancia de (lUS teo­rías económicas hacen olvidar fr~uentemente el alto valor de su pensamiento filosófico. Este sufre la influencia de la filosofía dialéctica hegeliana, del materialismo de Feuerbach, de los doc­trinarios franceses del socialismo y del naturalismo biológi¿o de Darwin, a partir de cuyas tesis desenvuelve un punto de vista nuevo en filosofía, que se conoce como materialismo histórico y dialéctico.

Aparte de El Capital y la Contribución a la crítica de la eco­nomía política, obras de importancia económica fundamental, tie­nen especial significación filosófica los siguientes escritos de Marx: Manuscritos económico-filosóficos de 1844, En torno a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, La Sagrada Familia, La Ideología alemana, Manifiesto comunista y Miseria de la fi -losofía. ·

Mithel de MONTAIGNE (1535-1592)

Nació en el castillo de Montaigne, en los límites de los depar­tamentos de la Gironda · y la Dordoña, en el mediodía de. Fran­cia. Su )!adre, de~endiente de comerciantes, pertenece a la no ­bleza de toga, clase media alta que había adquirido los hábitos de la vida señorial y gustaba del placer, la guerra y las artes. Recibió una educación e~rr:erada, cultivando desde pequeño la sen­sibilidad por las bellas letra:;, especialmente las latinas. Estudió luego jurisprudencia y ejerció la magistratura en la corte de

llii

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Periguex y después en el Parlamento de B?rdeos. Ca~sado de este trabajo, a los treintaiocho años renuncia '!.~e retira a su castillo dedicándose a la lectura y la composJcJon. De 1580 a 1581 vi~ja por Alemania e Italia y, de vuelta a Francia, es elegi­do alcalde de Burdeos, cargo que desempeña por dos períodos con­secutivos. Retirado de la política, pasa sus últimos años dedicado a viajar, observar y escribir. · . •

Montaigne es un representant~ cabal del humamsmo france~ · del Renacimiento, notable por su vasta cultura clásica, su refina- . da sensibilidad, la maestría del estilo y la curiosidad universal. Sufre la influencia del estoicismo y el epicureísmo, fuente de la que extrae la norma de atenerse a la ~aturaleza ~o~? guía Y criterio en la vida. Desconfiado de toda 1dea o conv1cclon extre­ma, prefiere siempre reposar, como él dice "en la blanda al-mohada del escepticismo". ·

Los escritos de Montaigne, que inauguran un nuevo género !i.terario, son conocidos con el título genérico de Ensayos.

George Edward MOORE (1873-1958)

Nació en un suburbio de Londres e ingresó a la Universidad de Cambridge con la mira de estudiar letras clásicas; pero, en parte debido a la influencia de Ber:rand. Russe_ll, qu_e era estu­diante avanzado por entonces, derivo hacia !a filosofia, a la que se dedicó luego por entero. Fue profesor en Cambridge hast;; al­canzar la edad de juhilaéión. Luego de retirarse dio cursos .en Oxford y en Universidades norteamericanas, principalmente Prm-ceton y Columbia. . .

Moore es representante del realismo, defensor del sentido común e iniciador y una de las más destacadas figuras. de ~a llamada EscUela de Cambridge,. que puso el centro d~ mteres de la filosofía en el análisis de los sistemas conceptuales. Maes­tro de este difícil y delicado arte, nuestro filóscfo perse~ía __ el análisis correcto de las proposiciones, es decir, la determm~cwn de los elementos simples y fundan:<:ntales a los cuales pud1era~ reducirse los enunciados que conforman el cuerpo de los conoci­mientos humanos.

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L

Entre las principales obras de Moore se cuentan: Principia· Ethica, "Refutación del idealismo", "El concepto de valor in-. trínseco" (ambos incluidos, con otros trabajv<>, en el libro &tu­dios· filosóficos), Etica, Algunós problemas principales de la fi. losofía, la colección de Artículos filoSÓficos y el Diario publica­dos después de su muerte.

Friedrich NIETZSCHE (1844-1900)

Nietzsche es uno de los más altos exponentes de la fi!~~ofía de la vida y ha ejercido enorme influencia sobre el pensamien­to contemporáneo. Nacido en Rocken, Alemaüia, estudió en las Universidades de Bonn y Leipzig y enseñó filología en la de Ba­silea. Fue muy influido por Schopenhauer y por Richard Wag­ner, a quienes profesó una admiración encendida y de quie­nes se apartó luego vi~!c:1t~:nente. De precaria salud, tuvo que abandonar la doC<:itcia, viviendo retirado la mayor parte del tiempo. Al término de su vida, una grave perturbación mental lo inutilizó para todo trabajo intelectual.

Entre su rica y contrastada producción, que alcanza altas cumbres no sólo en el contenido de las ideas sino en el estilo literario, se destacan: El origen de la tragedia, Humano, dema­siado humano, Aurora, El gay saber, Así habló Zaratustra, Más allá del bien y del mal, la genealogía de la moral, etc.

José ORTEGA Y GASSET (1883-1955)

Nació en Madrid y estudió en la Universidad de esa ciudad y luego en Leipzig, Berlín y Marburgo, sufriendo la influencia de la dirección neokantiana de Herman Cohe:r. '.! empapánnose de la cultura y la filosofía alemanas, qu~ luego habría C:t: difun­dir en España a través de la Revista de Ocddentto ~- de su pro­pia producción escrita. Ejerció la docencia el' la Universidad de Madrid, que dejó a causa de la guerra civil, y ofreció nume­rosos c'Jrsillos y conferencias en ei extran5crc, especialmente en los países de habla hispánica.

Ortega es sin duda el filósofo español más leído, tanto en su país cuanto en el extra!ljero; por la amplitud y la variedad

ll'i

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,¡, los asunfos que abo1~da y la elegancia y vivacidad de ~u .pro­sa ha sabido despertar no sólo el interés de los espec1ahstas sino de un público mucho más vasto. Dentro del mundo de ha­bla castellana su influencia ha sido por eso muy grande en los dominios más diversos de la cultura y particularmente en la filosofía. Con él se v!:--.culan directamente numeroso_s .profes~res españoles de filo~ c fi:! que, en España y en la Am,erlca Latma, sobre todo después del exilio que sufrieron a la ca1da de la ~e­pública, han difundido y continuado la línea de su pensamie~­to vitalista e historicista, que tiene muchos puntos en comun

con: la filosofía existencial. d' t Ent1e las numerosas obras de Ortega se cuentan : Me ~ a-

ciones del Quijote, El tema de nuestro tiempo, La d~humamz.a­ción del arte, Kant, La rebelión de las masas, Gmll~~mo Dll­ther y la idea de la vida, Ensimismamiento Y alterac10n: Ideas y creencias, Estudios sobre el ámo~, ~~storia ~o~o ~usterna: · ¿Qué es la filosofía?, La idea de prmc1p10 en Le1bmz Y ~a evo lución de la teoría deductiva, El hombre Y la gente, Ongen Y

epílogo de la filosofía, etc.

Rlaise PASCAL (1623-1661)

Nacido en Clermont-Fen-and, Francia, es un . no~bre señe~o de la filoRofía, la espiritualidad religiosa y la cienc1~. Matema­tico y físico de genio, su nombre está liga~o a ¡mportan::R avances en ia geometría, el cálculo de. p:ob~hdades Y 1~ m:~a­nica. Fue, además, apologista del cnsbarusmo .Y tom~ P ~ ?.diva en las polémicas religiosas que en FrancJa opusJe_ron los jansenistas de Port Royal y los jesuitas. ~a.scal tom~ P~:~ tido por ias tesi~ ¿~ J ansenio, d~ origen agustímano, segun . _ cua]P~ el hombre ha perdido su libe~? a causa del P_ecad~~:~ ginal Y siiiu vuede esperar su sal~ac,on de la grac¡a d~ . : . Una re~unante contribución pascahana al debate con los Jesm tas fueron sus Cartas provinciales, publicadas entre 1656 Y .1697.

. . 11 • te inar estaba ded1cada ::;u obra prmc1pal, que no ego a rm ' . . a hacer la apología de la religión cristiana .. Ella contiene, sm embargo, lo substancial de la filosofí~ pascahana. Se le conoce con el nombre abreviado de Pensam1entos. Otras obras suyas

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s?n: Prefacio al tratado sobre el vacío, Discurso sobre las pa­Siones del amor, Sobre la conversión del pecador, Sobre el es­píritu geométrico y el arte de persuadir, Tres discursos sobre la condición de los grandes, etc.

PLATON (427-348 a.c.) 1

. Platón representa con Sócrates, que fue su maestro, y Aris­t?tele~, que fue su discípulo, el período de apogeo de la filoso ­f¡a gr1ega Y el punto de partida de las más variadas corrientes Y figuras de la historia de la filosofía. Platón residió en Atenas d~nde _había nacido vástago de una familia aristocrática, y fun~ do alh una escuela, la Academia, que prolongó su actitud lar­g.o tiempo d~~pués de la muerte del maestro. Aunque su prin­:Ipal ocupac10n fue la meditación y la enseñanza, no dejó de mteresarse por los asuntos públic.os y hasta intentó por dos veces organizar en Siracusa un Estado, de acuerdo a las nor­mas de su filosofía política, empresa que no tuvo ningún éxito.

Su obra escrita, que es notable por la riqueza de las ideas la penetración y finura conceptual y la belleza de la forma, cu~ lJ~·; todos los ternas centrales de la fil osofía, desde la concep­cion de la naturaleza hasta la organización del Estado, desde la esencia de lo divino hasta la función y sentido del lenguaje, es decir, los a8untos y problemas de la metafísica, la filosofía natural, la psicología, la ética, la teoría del Estado, la estéti­ca, la lógica y la filosofía del lenguaje, para no mencionar sino algunas discipiinas principales. Sin ccmtar las cartas, compren­de alrededor de veintiocho textos filosóficos cuya autenticidad está confirmada, la gran mayoría de ellos escritos en la forma de diálogo, que convenía cabalmente al método socrático y pla­tónico de filosofar. Estas obras han sido clasificadas, según cronologia, en tres grupos: diálogos "socráticos" o de juventud (vg., Apología de Sócrates, Critón, Protágoras, Eutifrón, Ion, Georgias); diálogos de la madurez l vg., 1\fenón, Eutidemio, Cra­tilo, El banquete, Fedón, La República); y diálogos de la vejez,

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( vg., Fedro, Teetetes, Parménides, El Sofista, El político, Ti­meo, Filcbo, Las Leyes) .

Jean-Jacques ROUSSEAU (1712-1778)

Nacido en Ginebra, hijo de un relojero, llevó desde muy jo­ven una vida trashumante y agitada, sin residencia ni ocupa­ción fijas. En Francia, donde se formó y alcanzó su fama, go­zó de la protección de algunos nobles y de la amistad de Jos intelectuales más famosos de la época, aunque su temperamen­to conflictivo, que él ha . descrito admirablemente en sus Con­fesiones, lo malquistó con unos y otros. Por un tiempo residió en Inglaterra, donde Hume Jo llevó para librarlo de la perse­cución política, pero tampoco allí pudo vivir en paz y armonía. VueltO a Francia, terminó su vida retirado en Ermenonville.

La vigorosa y .a la vez contradictoria personalidad de Rou­sseau se refleja en la riqueza de su producción y en la trascen­dencia de sus aportes fundamentales. Rousseau, en efecto, se ocupó de música, educación, psicología, teoría del conocimiento, ética, derecho y filosofía social·y política, para no señalar sino los campos principales de su meditación. Ha hecho aportes de­cisivos en la teoría de la educación, que influyeron grandemen-te en Pestalozzi y otros pedagogos modernos; en la concepción sentimentalista de la conducta moral y el conocimiento de los valores, cuya huella puede percibirse desde Kant hasta los e.xis­tencialistas y los axiólogos intuicionistas contemporáneos; y en la teoría de la sociedad y el Estado y la interpretación filosó­fica de la cultura, con la idea del buen salvaje y la perversiól) , social del hombre, la hipótesis del contrato social y el princi­pio de la soberanía popular, que han sido acogidos más tarde por teóricos . liberales y socialistas y reformadores espirituales laicos y religiosos.

Son obras principales de Rousseau: Discurso sobre Iás cien-. cías y las artes, Discurso sobre el origen y fundamento de la

des:gua\dad entre los hombres, El Contrato social, Emilio o de la· educación (que incluye "La profesión de fe de un vk~rí0 sa­boyano") y Los ensueños de un paseante solitario.

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.dertrand RUSSELL (1872-)

Nació en Tielleck, Monmoutshire, Inglaterra. Se educó en su ca~a. hasta cumplir los dieciocho años, edad a la que ingresó al Tnmty College de la Universidad de Cambridge. Fueron allí sus. maestros Henry Sidgwick, James Ward y Alfred North Wh1tchead. Ha ejercido la docencia en Cambridge· y también

·como profesor visitante, en Harvard y otras Uni\•ersidades d~ los Estados Unidos.

Russell es quizá el pensador contemporáneo que más se acer~a al _tipo clásico del "filósofo", pues durante su larga y

p~of1c~a Vl,da se ha, ~edicado a las matemáticas, la psicología, la soc10logm, la pohtlca, la pedagogía, la lógica y la filosofía propiamente tal. Sin embargo, ni la variedad de sus intereses Y de ~u obra publicada ni su tendencia al ensayismo y sus preo-· cupac10nes literarias (obttivo en 1952 el Premio Nóbel de lite­·ratura) han hecho perder rigor a su pensamiento, que es ejemplar en este sentido.

Quizás la contribución más formidable que ha hecho Russell a la. cultura del siglo XX es su libro Principia !llathematica (compuesto en colaboración con Whitehead, y publicado en 1?1?), que señala el momento culminante de la gran revolución log1ca que ha perrnlti,do que esta disciplina avance ·más en cin­cuenta años que lo que había adelantado en veinte siglos.

Russell ha tenido ' una activa participación en la vida públi­ca de nuestro tiempo, destacando como infatigable luchador en ·favor de la paz mundial, lo que le valió la cárcel durante la primera gran guerra.

. Entre los numerosos libros y ensayos filosóficos que ha pu­blicado, se cuentan: Nuestro conocimiento del mundo ex'terno ~nálisis del espíritu, Análisis de la materia, Introducción a 1~ filosofía matemática, Los- principios de las. matemáticas, Los problemas de .la filosofía, Ensayos escépticos, Lo que creo Bos­quejo de filosofía, Misticismo y lógica, Por qué no soy c~istia­no, Matrimonio y morai, Los límites del empir:smo, Investiga­ción sobre el ·significado y la verdad, Hiswria de la filosofía occidental, El conocimiento humano, su alcance y sus límites, Lógica y conocimiento, etc.

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SAN AGUSTIN (354-430)

Aurelio· Agustín es, al par que una personalidad religiosa del más alto rango, una de las cumbres de la filosofía cristiana. Nacido en Tega:ste, Nuinidia, estudió retórica en Cartago y Mi-. lán y tuvo estrecho contacto con la filosofía escéptica y neo­platónic~ así como con las doctrinas ético-religiosas dé Manes. Cónvertido al cristianismo, se entregó ardorosamente a la de­fensa de su nueva fe y al servicio de la Iglesia, en la que al­canzó la d~gnidad de Obispo de Hipona.

San Agustín es la principál figura de la Patrística, . o filo­sofía de los Padres de la Iglesia, en que se constituye el cuer­po filosófico de la doctrina cristiana. Por su rica .cultura y su contrastada personalidad, sensible a la vez a los valores del mundo clásicó y a las . certezas de la fe, estaba mejor prepara- . do que ntnguno otro en su, tiempo para llevar a unidad el cris­tianismo y el saber griego, no por cierto sin un' arduo combate interior y sin el aporte de una elaboración original de los mo­tivos e ideas clásicos y cristianos.

Entre los principales escri~os .filosóficos de San Agustín se cuentan: Contra los académicos, Soliloquios, Sobre el libre ar­bitrio, De la naturalez~ del bien, Confesiones y La ciudad d~ Dios.

SANTO TOMAS (1225-1274)

/ Tomá.s de Aquino, el HDoctor Angélico", nació en Rvcaseca, en la provincia de Nápoles, de familia noble. Destinado por su padre a la carrera eclesiástica, fue enviado muy niño a la abadía de Monte Casino, casa matriz de la poderosa orden benedicti­na, pero, oponiéndose a los deseos de. su familia,. no ingresó lue­go a esa orden sino que prefirió la de los frailes mendicantes de Santo Domingo. Estudió en Náp.oles, Roma, Bolonia y Colonia, ciudad esta última en donde fue discípulo de San Alberto Mag­no, destacada Jigm·a escolástica de orientación aristotélica. En­señó . en la Universidad de París y en Roma, Viterbo, Orvieto Y Nápoles, adquiriendo desde el comienzo gran renombre como uno de los maestros más brillantes y originales de la época. Es-

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tos valores y los de la profundidad, el vigor y la amplitud del pensamiento se reflejan en su obra que, conciliando los momen­_tos fundamentales de la filosofía de Aristóteles con los prind·· píos de su creencia \ religiosa, ofrece la más acabada formula­ción de la doctrina teológica y filosófica cristiana. La influencia de su filosofía sobre lli evolución de la escolástica medieval y del pensamiento católico ha sido enorme y lo es hasta nuestros días: pues ha llegado a ser consagrada oficialmente por la Igle­sia católica y es la fuente del neotomismo, la más influyente escuela filosófica cristiana contemporánea.

Dentro de la vasta obra de Sánto Tomás destacan, la Suma <·ontra gentiles y la Suma teológica. Son también de especial in­terés filosófico sus opúsculos Del ente y la esencia, Sobre los principios de la naturaleza y sobre la eternidad del mundo, las Cuestiones disputadas (Sobre la verdad, Sobre la potencia, El alma, El mal, etc.), las Cuestiones quodlibetales, así como su~ comentarios de Aristóteles.

Jean-Paul SARTRE (1905-)

Sartre es sin duda la personalidad más resonante y también más discutida del pensamiento contemporáneo. Estudió filoso­fía en la Universidad de París (Ecole Normale Supérieure), don­de obtuvo el título. de Agregé. Se dedicó por un tiempo a la en­señanza secundaria, que más tarde abandonó, así como toda fun­ción docente formál, aunque da .ocasionalmente cursos y confe­rencias en centros- universitarios. Su actividad ¡¡e extiende de la especulación metafísica y la investigación psicológica a la crítica literaria y la creación en el teatro, el. cine y la novela y, del debate intelectual (que en Francia ha promovido después , qe !a guerra la revista Los Tiempos Modernos que él fundó y dirige) a la acción polítrea directa en el plano nacional e ínter· nacional.

Entre las obras filosóficas de Sartre se cUentan: La imagina­ción, Esbozo de una teoría de las e~ociones, Lo imaginario, El ser y la nada, El existenciali~mo es un h.umanismo, Crítica de la razón dialéctica, Situaciones, etc. ·

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Walter Terence STACE (1 886-- )

Filósofo inglés que ha ejercido la docencia desde _ 1932 en Princeton, Estados Unidos, de cuya Universidad es profesor emérito de filosofía. Stace se autocalifica de empirista, entron­cándose de esa manera con una bien definida tradición británi­ca, pero sin embargo no adopta los puntos de visb ue ninguna ­dirección particular dentro de esta amplia corriente.

Entre sus ~rabajos podemos mencionar: La teoría del cono­cimiento y la ·existencia, La religión y ei espíritu moderno, Tiempo y eternidad, La filosofía de Hegel, Hist~rl:: crítica de la filosofía griega, El sentido de la/ b_elleza. El concepto de mo­ral, La naturaleza dei mundo; _ Refutación del realismo, · etA·.

Ludwig WITTGENSTEIN (1889 -i951)

Na'ció e;, ':i <-;:;a y estudió en la Escuela Politécnica Superior de Berlín ; pasó luego a Manchester, en cuya Universidad siguió cursos de ingeniería, interesándose especialmente por el diseño aeronáutico. Su preocupación por los fundamentos de la mate­mática lo hizo entrar en contacto con Bertrand Ru~ll, con quien estudió en Cambridge de 1911 ¡¡ 1913, orientándose deci­didamente hacia la investigación filosófica. En 1914 tenía ya práct icamente terminado su primer libro (único publicado en la vida del filósofo), el Tractatus Logico-Philosophicus, que apare­ció en 1921. Habiendo abandonado por un tiempo la filosofía, vol v1ó a ella hacia 1930 cuando comenzó a enseñar en Cambrid­ge, donde llegó a ser profesor principal en 1939. En 1947 dejó ­la docencia y Úevó una vida retirada hasta su muerte.

Wittgenstein es una d'" las personaÍidades filosóficas más originales y profu!ldas rle nuestra épv.:a. El Tr~..tatus produjo un gran impacto en el pensamiento europeo y norteamericah:> y sirvió como Íüente p'rincip-al de una di, .o.:dón tan' infl~yente como el positivismo lógico. Su enseña;:;za posterior en Camhrid­ge, que se aparta en mucho del atomismo i.)gico del Tractatus, ­ha dado nacimiento a la corriente íilowfica lingüística, que cen­tra el filo~ofar en el análisis del lenguaje. Esta filosofía domina hoy en Gran Bretaña, es muy poderosa en los Estados Unidos

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Y se extiende actualmente en Alemania y otros países europeos Y en la América Latina.

Re~resentativo de la segunda fase del pensamiento· de Witt­genstem. es .el. libro, publicado después de su muer te, Investiga­clones f!losof1cas. Otras obras suyas, también publicadas pós­t~mamente Y eri edición alemana e in-glesa, como las antes men­cwna?as, son Thl.' Blue and Brown Books (Los Libros azul y marron), Notebooks (Libretas de apuntes) y Observacioñes so­bre los fundaml.'ntos de las matemáticas.

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SOBRE LA LECTURA Y .COMENTARIO DE TEXTOS

¿Con qué propósito leemos los textos de los filósofos, reco­mendamos su lectura a los alumnos y los utilizamos enlos cur­sos regulares de filosofía? ¿y en qué se . djstingue . una lectura filosófica de las de otra clase? Hay la lectura informativa y la recreativa. La primera nos pro-porciona datos · sobre el mundó, sobÍ·e los hechos, sus causas, relaciones o cualidades. La segun­da nos proporciona un goce y es un medio de lograr distrac­ción y reposo. La _:primera nos instruye, la segunda nos ·impre­sj\)Ila, La lectura filosófi-::; "o peÍ-te-nece a· uno ni a otro géne-ro. Su finalidad y sus efectos son distintos. Leemos y hacemos leer los libros filosóficos con ' tres propósitos principales: 1) Comprender lo que dice y piensa el autor en sí mismo, pene­trar el sentido de lo que ha querido comunicar, reviviendo sus motivaciones, sus dudas, sus inteleécicnes y certezas: 'Z) adqui­rir la disciplina de la reflexión filosófica siguiendo el modelo de una alta inteligencia, o dicho de modo diferente, apren~er a ver críticamente ~1 mundo poniéndose en el lugar de quien posee la madurez del pensar filosófico, empapándose en este pensar; 3) adi'estrarse en la técnica intelectual de análisis de los conceptos y los hechos y de la _ formulación de las razone;; y evidencias, esto es, aprender a razonar aprendiendo a leer racionalmente.

Si estos propósitos se cumplen, los resultados cie ia lectu::~

filosófica, a diferencia -<le -las otras lecturas, .serán: 1) La com­prensión cabal del autor, la nsimilación dPl. contenido vi viente de su pensamiento, lo cual e·s cosa distinta de regi,Lrar datos o ser movido por la calidad literaria de la obra; 2) el ingreso y el avance en la filosofía en la medida en · que se ilega a fi­losof~r 'con el autor, a tl'a vés de lo que él dice y sostiene y se­gún su modo propio, lo cual implica hacerse de cierta manera

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platónico con Platón, kantiano con Kant, hegeliano con He­gel, y adquirir así la verdadera cultura filosófica; 3) la pose­swn de una técnica intelectual, de un estilo y un método no sólo de interpretación sino tambi,;n ele Plahoración y formula­ción del pensamiento.

Estos logros no son nada fáciles. El diálogo con el autor, en que, como observa~a ?l~o!lt.aigJ1e, c_~-~S!sfe -·la _ gt:n~;~ina le<;tura·. tr¿pi~za con muchos obstáculos; el filósofo· tiene S!J propio len­guaje, pertenece ·quizá a una cuTtura TeJana· y extraña,, es en

. t~(io caso oti·o ser humano, cuya~ preocupaciones y presupuestos dominantes pueden ser diferentes de los del autor o no ser per­c~ptlbles desde el comienzo; el lector, por su parte, tiene su · mundo psicológico y cultural propio, sus motivaciones, intere­ses y preconceptos, que pueden distanciar en lugar de acercar el texto y empañar su real contenido y su intención profunda. No es insólito por eso que, como señala Bernard Guillemain1,

pueda caerse a veces en un pesimismo radical sobre la compren­sión de los filó sofo s, actitud que es tan nociva y. estéril como ese optimismo a ultranza que no duda un instimte de la plena transparencia de los autorés. Entre ambos extremos hay que adoptar una po.sición realista que reconoce las dificu~~des, la ·clausura inayor o menor de los autore_s, __ pero __ ~ree tambiPn en la posibilidad de penetrar en los textos por un trabajo paciente

d .Y.~.i:i!~!Q!fico, que, si ~ien il.U!lca_ -~-S-~?!!!P.~e~1 .. ~~~gU.!._~ .. U.!!.~ - -~2!-:0 : ximación constznte a la comprensión caba)" De r.llí la necesidad del comentario, del análisis y la explicación_ del _ texto en filo: sofía. En principio no hay texto fácil; cualquier texto puede, · sin embargo, ser facilitado, hecho acce.sible, iluminado en todo o en parte por un enfoque aJecuado. .

La actitud aconsejable para .una lectura provechosa de lo ~

libros filo sóficos tiene dos polos, a los cuales corresponden dos momentos principales del examen de la obra: el lector .debe co­ménzar tratando de pon~rse en el lugar del autor estudiado, suspender sus propias ideas· y preocupaciones teóricas, a fin de ·

Journés Nationales de Coordination entre l'Enseignement de la _Philos~­phie et l'Enseignement du PrancaL.. ~vue de .\'Enseignement Phtl~pht­que, Par!•, 6e Annee, Número 5-6. pp. 59-60.

128

dar paso al mundo intelectual del filósofo. Es necesario que és-te hable por sí mismo, para lo cual, como dice Paul Ricoeur, el lcctor .uche dar crédito a su palabra, someterse a su l'"~s:lmien· to, dejarse vt>nrPr por éi, hacerse otro!, Se trata de comprender al filósofo, lo cual es distinto de utilizarlo para nuestros reque­rimientos actuales ·o sinwlemente tomarJo como pretexto para exponer nuestras propias id ('::!S. Esta entrega al otro y su mun-do asegura la objetividad de nuestra intelección y nos permite comunicar y simpatizar con el autor ·Y su pensamiento. En este sentido, puede aplicar~e a todo libro filosófjcQ lo que Wittgens" tein dijo de su Tractatus Logico-Philo~phicus: ~~ -~!Q _p~ede ser comprendido por quien tiene pensamientos iguales o simi-lares a J~s del R11tor. Pero hay siempre úria p~eocupación críti-ca 'en la genuiria lectura filosófica, un imperativo de verdad y de prueba, que no puede ser olvidado sin perjuicio de la cul-tura filosófica. Éste es el polo escéptico del lector, para decir-lo con la expresión de . Ricoeur, su actitud polémica e insatisfe-cha, que no sé conforma con lo que de hecho ·se dice sino· que exige las razones, lo:; fundamentos de derecho de lo que se di-ce. Este momento debe llegar en la lectura de todo texto filo­sófico, pero sólo después de haberse cumplido a cabalidad el primero, de tal modo que el pensamiento estudiado esté ya, su­ficientemente reconocido en su geografía interna. Y sólo . puede ( '.! llegar con provecho en la medida en que el lector haya logrado la madurez suficiente para ponerse en un plan critico serio. ~a { . .preCipitación y la superiicialidad, la ilusión de formular obJe- ' ciones contundentes, en que i.an íácilmente cae el principiante, son los peores eitt:llligos de la fecundación del propio peitsa- . miento por la reflexión de los otros a que está 'destinada la le<:tura filosófica.

¿Cómo procC(iet pnicticamente a la lectura explicativa! No hay por cierto normas in:pcrativas y absclutas en esta materia. Los procedimt~ntos ' "~'"í:1.n wu· los textos, los l~ctOres, los pro­fesores y las circunstancias de la lectura. Cabe, sin ~mbargo,

dar las siguientes directivas generales . .

Hist.oire et vérité, París, Editions du Seuil, 1955, pp, 68-69.

129

Page 63: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

Conviene hacer una primera lectura corrida o cursiva de todo el texto (fragmento, capítulo, artículo, libro, etc.), sin de­tenerse a analizarlo ni esforzarse por comprender cada una de sus partes. Se trata de abarcar el panorama completo riel tex­to su organización y la secuencia de sus partes, los temas que c~bre y los problemas que plantea, y lograr así un primer con­tacto con el lenguaje del autor. Esta lectura, que metafórica­mente 'llamaremos "horizont;J.l", será más 'o menos larga o fa­tigosa según los textos, su época, su carácter y su exthlsión, pero debe ser entendida siempre como una revisión_ sumaria.

Debe pasars~ a continuación a la lectura pausada, entrete­jida con las explicaciones y comentarios pertinentes. .Esta lec­tura, que . llamaremos "vertical" por su intención de penet:a.r en· el contenido de la obra, se hará considerandQ partes o diVI­siones del texto según una · distribución que· puede hacerse al terminar la lec~ura horizontal. Cabe · señalar que no siempre las p~rtes que conviene d!st:::.plir para una mejor intelección del contenido corresponden a las divisiones que la obra presen-

·. ta en su estructura literaria (apartados, parágrafos, capítulos, etc.), y que lo que interesa resaltar mediante la distribu~ión de las frases a comentar son sobre todos loz momentos cardma­les del desarrollo lógico del pensamiento.

La lectura vertic~l se d~senvuelve por el come~tario de las pál~~i:~~!~!fases,~!ós-·iiirr~os ·ae- Cáda Jíarté'"}di(me dos ino~~n-tos: uno auqlítico en que se procede a descomponer las 1.uuu~ des linghlstic~s y\~n~ep~a.les y se -trata de destacar los el~­meiit¿s é8clarecedores· . otro integrador. La explicación' ~;:::.lit: · ca . dé be; en efecto, se; seguida de una recapitul~ción o síntesis, que permita abarcar sil)ópticamente el conjunto de la argumen­tac-ión o la exposfción completa de una idea, reconstruyer.du así el movimiento que ha seguido la reflexión en .cada parte Y. en la conexión de todas ellas. Esta dialéctica del análisis V la síntesis ~S por cierto muy varlable. Y Se desenvolverá con la mayor libertad, pues es obvio que no pensamos aquí, como ~m­poco en los otros aspectos de la lectura filo:ilfica, en la aplica­ción de una receta rígida, que mecanizaría el proceso de la ex­plicación y hat1a perder de vista los fines de la lectura.

130

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1

En cada paso del trabajo con el texto hay que atender a varios elementos importantes cuya convergencia asegurará la iluminación de su contenido .Y valor. A estos elementos apuntan quienes, como Karl Piillenl, distinguen varios enfoques posibles de un libro: el filológico "J.Ue atienrle a los · caracteres del len ­guaje empleado, el hi~tórico-cultural · que se preocupa de las conexiones sociale~. M época, d!' escuela y sistema filpsófico, y el que se centra más bien en la re5onancia subjetiva, existen­cial, de la obra en el lector que la maneja. De U!l modo más sencillo y didáctico esta diversidad de perspectivas es presen· tada a veces2 mediante interrogaciones que subrayan en cada caso los aspectos del texto que hay que considerar y orientan al lector en esa dirección. De este modo procederemos nosot· ·S,

aconsejando el uso de las siguientes interrogaciones: 1) ¿Qué . dice el autor?; 2) (.Cómo lo dice?; 3) ¿Qué quiere decir?; 4)

¿Qué no dice?; 5 ¡ ¿Por qué y para qué lo'. dice';?; 6) .¿Dónde lo ·dice!; y 7) ¿Debe decirlo? Veamos más de cerca .estas inte­rrogaciones y tratemos de explicitar brevemente su intención.

1) ¿Qué dice el autor? es pregunta que busca dirigir la atención del lector al sentido de las palabras empleadas. Es preciso estar seguro de haber entendido todos los términos, por lo pronto en el nivel del significado y uso corrientes. Se encon­trará ~ntonces oportu_nidad para distinguir las palabras y gi­ros que tengan un posiblP. sentido técnico o un uso especial en el, filósofo frente a aquellos otros que parecen estar tomados en su acepción corriente, y para detectar y destacar las pala­bras, maneras· d~ expresión, frases difíciles Íl oscuras y las que puedan tener una función especialmente importante. Quedará

·allanado de esta manera el camino para un ulterior examen, más profundo y concentrado, de ciertos elementos lingüísticos . de cuya aclaración depende la penetración en el conjunto verbal e ideológicq de la obra. Pero esto no se podrá lograr si nos atenemos tan sólo al momento ·significativo del lenguaje, a lo que las palabras transmiten como conceptos. Es preciso aten-

1 Die Problematik des Philosoplúe-Unterrichts an hoher~ Schulen, p. 363. 2 V. 'g., M. Philibe;t en sa estudi~ Méthode '~""rie de l'explication de

textes.

131

Page 64: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

\

der a otros aspectos del lenguaje, que es lo señalado por la se­gunda interrogación.

2) ¿Cómo lo dice 1 Eso que dice el filósofo y que hemos comenzado a determinar en el nivel del uso común del lengua­je, puede ser formulado de muchas maneras, en oraciones de varios tipos y .con matices y efectos muy varios. Es importan­tisimo tener en ~uenta esto si se quiere comprender la posición que en cada -caso asume el autor y evitar proyectar en él preo­cupaciones e intenciones que no comparte. Es, en efecto, muy düerente la fisonomía y naturaleza del texto cuando · el filóso­fo ínterroga o cuando afirma, y si interroga genuinamente o si · usa preguntas retóricas que son formas espéciales, indirec­tas, de afirmar y, más aún, de reclamar la adhesión del lector. En este sentido, como observa Philibert, "explicar un texto se- · rá decir: "Aqui el.autor afirma, niega, discute, cuestiona, re­futa; justifica~ expresa una duda, un matiz, una reserva. Adi­vina y se adelanta a una objeción; vuelve a su demostración; abre un paréntesis; saca una conclusión; prepara un cambio de perspectiva; yuxtapone; subordina; · aparenta extrañarse; conce­de; da un ejemplo, se detiene sobre un detalle, hace una digre­sión. Salta a su conclusión, o la retarda, o nos deja el traba­jo d.e extraerla. Insiste, aboga por algo, se burla, se toma en serio, hace trampa; vacila, se llena de precauciones; va derecho al asunto; busca sorprender, chocar; insinúa, da un rodeo; pier­M el hilo, reanuda; toma)a retirada, hace. frente. Toma el to­ro por los cuernos; quiere tra11quiliz:~rnos, seducirnos,· violen­tarnos, envolvernos; planta hitos, pone bomba·s de tiempo; nos embauca; descubre sus armas, etc." O, en términos más téc­nicos: "Emplea la litote, la catacresis, la prosopopeya,! etc.". Se trata, pues, de no descuidar y, antes bien, de aprovechar en la interpretación toda la riqueza de formas expresivas y en ge­neral verbales que emplean los filósofos y de familiarizarse con su estilo propio.

Litote o atenuación: figura retórica que consiste en no expresar t-Odo lo que se quiere dar a entender, sin QUe por esto deje de 6er comprendida la intención del que habla. Catacresis: tropo o empleo de una palabra en sentido traslaticio para designar otra que r" ti~nP. nombre especial. como cúando Uamamos "'hoja" la parte metálica de un cuchillo. Prosopopeya: figura retórica que consiste en atn"buir a las cosas, animales o seres ima· g inables cualidades propias de los E-eres vivos humanos. '

J32

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1 L

3? ¡Qué quiere decir! es pregunta que se endereza a de­terrnmar el real contenido de ideas que 1 f:l, f h. . . e I oso o usca coma-rucar. En consecuencia, nos pide precisiones sobre el significa• do. de .las_ palabras, nos empuja a· averiguar el sentido rfectivri q_ue, en ciertos, ca~os, está encubierto por el significado mani­fiesto de los termmos, Y el sentido especial y original con que se usan en cada. ca?o. estos términos, el cual no· coincide por lo general con ~l ~¡gnif¡cado corriente, aunque pueda estar empa­ren~do sem~ntrcam~nte _ con él. Frecuent~mente hay que .de­termmar vanos .sentidos que un mismo auto,. d~ a ·u ., d · · • • "' na expre-

sion Y ec1d~r c~l de ellos es el que conviene en cada caso. Es~ determmacron de sentidos exige, en filosofía, el recursó al c~nJunto del texto y a otros pasajes del mismo filósofo y qui­za d~ otros autores, es decir, el apoyo constante en un contex­to ma:; o menos amplio del cual se nutre ia intelección del uni­verso conceptual del pensador. Importa notar que en este pro­ceder cuent~ mucho el mayor o menor dominio que se tiene so­bre la lengua en qu: está e~rito el libro (por ejemplo, si es nuestra lengua propia o .una lengua ~tranjera aprendida) y que el ~anejar traducciones expone muy frecuentemente a dro­res d: _Interpretación,_ pues se- trabaja sobre un texto que no e~ el ongmalmente escr1to por el autor sino que ha sido reelabo­rado por. otra persona, el traductor. Pensando en las dificul­tades Y ~1esgos d: la traducción, se ha dicho desde antiguo que e! trad~c_tor es Siempre un poco traidor, esto es, infiel al sen­ti-~o . or1gmal de la obra, que no sólo ha sido escrita sino tam­bien pensada en un idioma y pierde algo o se altera al ser tras­ladada a otro. Siendo inevitable usar traducciones, es preciso ~ner -~res~te_ ~ste distanciamiento que ellas producen ent{e la !lltenc10n pm~utrva y la expresión actual del texto, a fin de re-doblar los cu1dados y precauciones en la interpretación. ·

~an~o 1~~ pasos arriba esbozados lograremos una progresi­va rlummac10~ de la obra, una penetración ~ada vez más segu­~- en su sentido, proceso éste que se beneficiará de la coopera­cion d~ enfoques complementarios, como los que pasamos ahora a considerar.

4) l Qu~ es ~o que no dice el filósofo? _Lo que quiere decir el autor se Ilumma más rápida y efectivamente muchas veces

133

Page 65: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

por la vía indirecta de la eliminación de aparentes afirmac!ones. El filósofo parece decir tal o cual cosa, pero no es eso Justa­mente lo que quiere comunicar. Al lado de la paráfrasis, que con~iste en formular con otras palabras, de modo más amplio

0 directo, .lo que el filósofo, dice, conviene entonces recurrir a la ficción de diversos contra-ejemplos o casos de supuestas afinnacio ·,,.,~ y de tesis que no corresponden exactamente a la intenciúü del autor, las cuales nos permiten, por contraste, ~e­construir mejor ·el camino seguido por su intuición Y su dill­cun;o.

6) Ei camino del pensamiento, es decir, el proceso ,lógico del desenvolvimiento de las certezas y las dudas del filósofo es lo que tiene en vista la pregunta ¿Por qué y para qué lo d.i- · ce'! E.n efecto, la reflexión filosófica expresada en un pasaJe cualquiera tiene un curso y una articulación, no es un .momento aislado del resto del pénsar del filósofo. Procede de ciertas te­si~ anteriores (formuladas en otras partes del libro o ensayo nue leemos o en otras obras anteriores). y se prolonga en otras tesis ulteriores que el autor prepara y condiciona por las afir­maciones que en ese momento analizamos. Se trata, pues, de poner de resalto )a estructu~ lógica del pensamiento Y de de­terminar, sobre la base de esta articulación, el fundamento . Y b. función que tiene tal o · cuál afirmación particular del pen­sador. Hay en todo filósofo un cuidado primordial por el orden " la coherencia. En el análisis de los texto,s debemos tener e~­to en cuenta y esforzarno·s ,por restablecer la frase o pasaJe cuyo sentido interpretamos en el conjunto armónico:de la do~­tri"w.. Pero al lad9 de la p111eba o por la prueba misma, el fi­lósofo busca iluminar, y cada frase es un momento. de esta vo­luntad de iluminaCión que se desenvuelve de un libro a otro. Con lv cual se háce patente que nuestra penetración será ma­yor cuanto más familiaridad tengamos con otras obra_s del pen­.sador y cuanto mayor información poseamos sobre su desen­volvimiento intelectual y vitaL

6) ¿Dónde lo dice? es el resumen de la indagación por las circunstancias que encuadran el texto que leemos. Nos hemos de preguntar constantemente en qué condiciones, Y dentro . de qué contorno intelectual, psicológico, social y de epoca ha sido

134

compu~st6 y pensado el fragmento que estudiamos: qué carac­terísticas y hechos relativos al desarrollo de la filosof~a y la cultura, de la persona, sus motivaciones y propósitos, su situa­ción soc'ial, la de su clase,.su pueblo o su familia, tiecen impor­tancia para la iluminación de dicho filosofema. A veces se sue­le aconsejar que el acopio de esta información preceda a la lectura del texto, de modo que ciertas bases. de comprensión, tanto' biográficas, cuanto socio-históricas y sistemáticas, sirvan como sustento al análisis. Una vía . 'metódica más aconsejable es, en nuestra opinión, l~ de proceder paralelamente al estudio. de la liter¡¡tura relativa al filósofo y a· la lectura y explicación mismas, haciendo que una y otra se beneficien en cierto modo recíprocamente.

7) ¿Debe decirlo? (o ¿qué razones válidas hay para de­cirlo?, etc.), es la pregunta crítica, la puesta en guardiá sobre los posibles errores, faÜas, y parcialidades del pensador, la emergencia de ese momento · escéptico y polémico de que .hablá­bamos antes, que no puede dejarse de lado en la genuina lectu­ra filosófica. Pero, como advertimos, habrá de ·u~rse con las precauciones y la oportunidad convenientes, a· fin de no f11ls­trar la genuina comprensión del texto por ligereza y superfi­cialidad del juicio y de ·impedir que un prurito logicista empa­ñe las virtudes iluminadoras del _texto. Puesto que hay en el espíritu de crítica un elemento muy positivo de la cultura filo­sófica, que no conviene sofocar ni · dejar languidecer (y ese es el peligro .de !::~ lecturas pasivas y · meramente cursivas), ·es aconsejable, ,como medio de estimularlo y tomarlo, registrar a 1~' largo de la lectura {v;g., en cuadernos o fichas) las observa­ciones, dudas, intuiciones, réplicas posibles o soluciones esboza­das que van surgiendo en el lector, con el objeto de aprovechar­las Y. retomar el hilo del propio pensar en el momento del en­juiciamiento maduro.

Acceder al nivel de este enjuiciamiento es la meta del estu­dio de los textos. En él, la lectura explicativá se convierte en

· interpretación filosófica, ·¡a comprensión en creación, en suma, el aprendizaje, gracias a los filósofos; en filosofar con los fi­lósofos.

136

Page 66: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

N" nns parece necesario insistir en que las preguntas _que hemos considerado aquí como modos didácticos de caractenzar y pl'omover algunos de los erloques posibles de una obra, no son las únicas que podrían formularse, ni deben ser tomadas como instancias independientes o como etapas cronológicas del análisis textual. Se compl•-;:,·.er.tan y conjugan de varias mane­ras y tien~n variable importancia y efecto según los casos Y er. diferente~ momentos de la lectura y la explicación. _

Señale.mos, para terminar, quesobre prácticamente todos los autores considerados en !~ presente antología y sobre las épo­cas, tendencias y escuelas a las que pertenecen, pueden e~c~n­trarse trabaju:s de iniciación y de nivel más alto en la bJbho­gr:rlía ~astellana, si bien no acerca de todos -en la misma me-

- did.a.: · -

136

MODELO DE CUESTIONARIO PARA EL CONTROL DE LA LECTURA

Ofrecemos ~quí un modelo de cuestionario general y espe­cifico que puede servir de base _ y orientación para los pasos de ·lectura que ha de hacer el maestro de acuerdo a las exigen­cias de los cursos de filosofía, así como para el autocontrol del propio alumno!. Lo dividimos en cuatro partes: la primera so­bre los caracteres externos del texto, la segunda sobre su es­tructura y sentido, la tercera sobre el contenido .general y la cuarta sobre el contenido especifico (aplicado _aquí al texto W 13 de Hume, antes transcrito). Las preguntas. marcadas con. un asterisco presentan dificultad y se beneficiarán de la aclaración

- y comentario del profesor.

1)

-'e¿ Cuál es el ·nombre del autor? -¿A qué época pertenece ? -¿El texto leído· es un libro, un follew, un artículo; o un ca-

pítulo, fragmento de una obra mayor, etC.? . * -¿Cuál es el título completo del texto original (y de la par-

te o- pasaje pertinente, si lo tuviere) 72 · -* -¿En que año apareció la' ,obra origínal?

---:-L Se ha leído e1 texto etr1a lengua en que originalmente fue escrito o en una traducción?

-¿Cuál es la lengua original?_ -

En nuestro libro de Lecturas filosóficao, Anexo 6, ' " encontrarán otroo cuestionarios preparados por el profesor César Yalega Garcia.

2 Téngase en cuenta que frecuentemente !~ U".a.d.uceiones, asi como las an .. tologlas, cambian loa tltulos. Debe trataroe de determinar el título en la . lengua original. Por ello, en el presente libro damos dicho -títuló en el indice de textos .

137

Page 67: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

-Si fuese traducción, ¿en qué lengua ha sido leída? -: rnRlcs el nombre del traductor?

2)

-¿El texto leído está dividi,do en partes (capítulos, seccio­nes, parágrafos; etc.) 7

-¿Cuántas y cuáles (si tuvieren título).? -¿En qué .partes lo dividiría Ud.,_ según su criterio, para lo-

. . .. ' grar una- más fácil lectura y úna me]or comprenslOn . (transcribir las palabras iniciales y finales de cada parte escogida, si es que éstas no coinciden con los capítulos, sec-ciones, etc;, originales). _ - _ . .

~- -__¿Cuál es la forma literaria del textb? (prosa E>(CPhcat:va, _· diálogo, narración autobiográfica, etc.). - - . - .

* ---'4 Cuál es el caracter de la obra? ;¿El autor. expone Slmple­~e'nte el 'p(3nsamiento. 'de .otro filósofo, lo critica o :pole~i­za con él, examina ·un libro · ~ ensayo, formula SUS prOp\aS concepciones,' - presenta · el estado· actual de un problema,

' etc 7 · - • _ * -¿ Q~·é actitucÍ filosófica predomina en el autor: an~lisis ~:í­tico, formulación de una concepción del mundo, or1entac10n de la vida?

* -¿ Penn,ite ei ·texto de~erminar la orientación 'filosófica del .a1,1tor.?; en caso afirmativo ¿cuál es élla?

3)

-· _;¿ Cúál es el tema centraÍ del texto? Expóngalo de manera

sucinta. -·Cuáles son los te~as- subordinados o ·subsidiarios, de in­~rés para . la comprensión -del teXto? Enumérelos breve-

mente. . · -¿Sostiene el autor alguna(s) tesis? Formúlela(s) clara Y

precisamente. * _ · Hay algunos supue~~s implícitos, de _ los que parte el

¿ . '1 - ' autor ·pal':! sostener su tes! S?; ¿ cua es son.

138 l

-¿De qué modo susténta el autor su posiCión? {infereqcias · demostrativas, presentación de experiencias, persuasión re­

tórica, etc 7 • -¿Qué argumento(s) Íe parece(n) decisivo(s),. si los hubie-

re 7 ' · · ·

• -¿Qué partés -eucuentra Ud. débiles 'en 'la d.efensa de la te­sis, si las hubiere?; ¿por qué razone~ (vaguedad, ambigüe­dad, contradicción interna, incompatibilidad con la expe­riencia, etc;) 7

4) (Sobre el texto JIJ• 13, de David Huine)

-¿Según Hume, cómo proceden generalmente los autores de las obras o sistemas dedicados a ·asuntos de moral?

-¿Cuáles son las cópulas, empleadas por ellos en la mayor parte- de su obra y qu~: comúnmente se usan al razonar? ­

-¿Qué . cambio sorprendente y muy importante _se opera, á un momento dado, en dichas obras 7

- Si debe y no debe exp!""-.san tm nuevo concepto (relación .o afirmación) ¿qué es preciso hacer: según el autor, para sa­tisfacer las exigencias del rigor filosófico ? ·

---,¿Qué le parece inconcebil!le a Hume, a propósito de los conceptos de debe y no debe!; ¿por qué?

-¿Qué precaución . recomienda tomar en adelante! • -¿Qué consecuencias tendrá . proceder como él aconseja_? •- Iníluirá la dificultad de deducir debe de es en nüestras

ideas sobre el vicio y la virtud 7 * -Según esto, ¿podría decirse que la distinción del v!cio y hi.

virtud está fundada en las relaciones entre objetos o es captada por la razón?; ¿por quá 7

139

Page 68: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

INDICE DE .A.UTORES Y OBRAS A QUE CORRESPONDEN LOS TEXTOS SELECCIONADOS

ARISTOTELES

BACON

BERGSON

BERKELEY

DESCARTES

"

DIDEROT

EPI CURO

FEUERBACH

HEGEL

· Metafísica - texto N" 5 .

. . . Novum Organum. Primera edición, 1620. Texto N• 7.

Essai sur · les données immédiates de la conscience (Ensayo sobre los .datos in­mediatos de la conciencia). Primera edi­ción, 1889.- Texto N• 19.

1 Treatise on the Principies of human Knowledge (Tratado sobre Jos principios del conocimiento humano). Primera edi­ción, 1710.- Texto N• 11.

Discours de la méthode (J?iscurso del método). Primera edición, 1637.- Texto N" 9.

Meditationes de prima philosophia (Me­diLaciones metafísicas). Primera edición

. latina, 1641.- Texto N- 8. '··

Traité du beau (Tratado de lo bello). Es­crito hacia 1751.- Texto N• 20.

Epístola' a Meneceo.- Texto N• 16.

Das W~sen . des Christentums (Esencia del cristianismo). :Primera edición, 1841.­Texto N• 29.

Vorlesungen über !lie Aesthetik (Leccio­nes de estética) : Publicadas póstuma­mente. Texto N• 21.

141

Page 69: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

HEIDEGGER

HUME

JAMES

.'

KANT

LEIBNIZ

LENIN

MARX

MONTAIGNE

MOORE

142

Was ist Mctaphysik! (¡Qué es metafí­sica?). Primera edición, 1930.~ TexiiJ N'' 31.

A Treatisc on human · Nature (Tratado de la naturale:ut húmana). Primera edi­ción, 1739-1740.- Texto W 13. ., Pragmatism, a new Name for sorne old Ways of thinking (Pragmatismo, un nue­vo nombre para algunos viejos modos de pensar). Primera edición, 1907.- Texto ·

N' 29.

Kritik der reinen Vernunft (Crítica de la razón pura). Primera edición, 1781, segunda ed. 1787.- TexiiJ W 12. Grundlegung der Metaphysik der Sitten (Fundamentación. de la metafísica de las costumbres). Primera edición, 1785. Tex· to N' 18.

Monadologie (Monadología). Primera e· dición, 1714. Texto N' 10.

Materializm i empirioki-itizism (Materia­lismo y empiriocriticismo). Primera edi­ción, 1909. TexiiJ W 26.

Nationalokonomie und Philosophie (Eco· ' nomía política y filosofía). Manuscritos de 1844.- TexiiJ N' 23.

Les essais (Ensayos) (lib. U: "Apologie de · Rayrnond Sabunde"}. Primera edición, 1580; edición póstuma, 1595.- Texto N' 6. '

"The Conception of,.lntrinsic Value" (El concepto' de valor intrínseco), incluido en Philosophical Studfes (Estudios filosófi· cos). Primera edición, 1922.- Texto N''

15.

-,ti

r . :¡;: NIETZSCHE

ORTEGA "

· FASCAL

PLATO N

. ROUSSEAU

-RUSSELL

SAN AGUSTIN

SANTO TOMAS

SARTRE

STA CE

WITTGENSTEIN

Jenscits von Gut und Hose (Más allá del bien y dPl mal). Primera edición, 1886 Texto N' 2.

Historia como sio;( ;- !!!~ . 1->!"hnera edición, 1942.- Texto N' 2.4.

Pcnseés sur la religión (Pensamientos sobre l<i religión). F.dición de Port Royal 1670.- Texto N' Ú. '

Apología de Sócrates.- Texto N• 1. La República.- Texto N• 25. Du Contr.at social . ou príncipes du droit · p~litique (De!' contrato social o princi~ pws de derecho político). Primera edi-ción, 1762.- Texto N•. 17. '

Di~tionary of Mind, Matter and ' Morals. Pnmera edición, 1952.- Texto N• 3.' De. natura . boni: contra manichaeos (De la naturaleza del bien: contra los manic queos). Escrito eh 399. Teito N• 14.

Summa theologica (Suma teológica). Compuesta entre 1266 y 1273. Texto N" 28. .

. Descartes. Introducción et choix par J. P. Sat'tre. (Introducción. y selección por J.P_. Sartre). Geneve-París, 1946.- Texto N' 30.

"The Refutacion of Rea!isrn" Refutación· del realismo), en Mind, 1934.- Texto N• 29. . ' ;_ .. .

Tr~c_t_atus Logíco-Philosophicus, primera . ed¡c¡on, 1921, ,y Phílosophische Untersu· eh ungen (Investigaciones · filosóficas)' edición póstuma en alemán ~. inglés: 1953.- Texto W 4. ·

Page 70: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

'

TARLA DE AUTORES Y TEXTOS ron PEIUODOS i>E HISTOIUA HE LA FJLOSOFIA

Filosofla griega

/

Filosofía helenístico-romana

Filosofía patrística y medieval

Filosofía renacentista

Filosofía modema! siglo XVII

Filosofía moderna: siglo XVIII

{ { { {

Aristútele¡; Pli1tón

Epicum

San Agustín Santo Tomás

Montaigne

F. Bacon Descartes Leihniz Pascal

Berkcley Diderot Hume Kant Rous:: .... au

(5) ( 1, 25)

(lG)

(14) (28)

(6)

(7) (8, 9) (10) (22)

(11) (20) (13) (12, 18) (17)

LA

14f,

Page 71: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

Filosofía del siglo XIX

Filosofía actual

146

j 1

l r 1

j 1

Hegel (?1) Feuerbach (29) Marx (23) Nietzsche (2) James (29)

Bergson (19) \ Heidegger (31) Len in (26)

M o ore (15} Ortega (~4)

Russell (3) Sartre (30) S tace (29) Wittgenstein (4)

INDICE ANALITICO DE LOS PRINCIPALES TEMAS TRATADOS EN LOS PASAJES SELECCIONADOS .

. Temas .

alienación (enajenación) . • . alma, espíritu . . . . animal . .. ... . a priori, a posteriori . ataraxia, autarquía . . a~tonomía . . .. . . . . belleza . . . bien-mal . ...... . certeza . . , ..... · . ciencia ..... ... . conciencia . . . . . . . . . conocimiento ( e~pírico, sensible

racional) . .... · . cosa ... . ... . . . crítica .. .. ... . . . cuerpo . . ........ . deber ..... . ... . . derecho : . . . .. . . . determinismo

. Dios .. . . duda . . . . educación . enajÉmación . . . . . . . enunciados y razonamientos

normativos enunciados y razonamientos

valora ti vos error . . . . . . . . . .

Textos W 23

" " 8,11,26

" " 29

" " '12

" " 16

" " 18

" " 14,2G,21

" •r 1,14,16,18,31

" " 6,8,9

" " 3,4,9,12,29

" " 8,23,29

" " 6,7,8,9,J.O,ll,12

" " 8,11,21,24

" 3,12

" " 8,11;24

" 1,18

" " 17

" " 19 ... " ,24,22,28,29,30,31

" " 6,8

" " 1

" " 23

" " 13

" " 13

" " 6,8

. 147.

Page 72: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

'es' y 'debe' . escepticismo . espacio .... . evidencia ... . existencia de la r~alidad

terna . experiencia felicidad .... . filosofía, filósofos fines . . . . . . fuerza y derecho fundamentar', fundamento heteronomía . . . . hipótesis .filosóficas hombre .. humanismo .... . idea ... ; ..... . idealismo-realismo . . . ilusión ... ..... .

ex-

imperativo (categórico, hipoté-tico) ..

infinito-finito justici~ .. . lenguaje . .. .. . libertad. lib~e materia .. metafísica, . . ; . método . . ... . mito .de la caverna moral, moralidad mundo : . nada .......... . naturaleza . . . . . . . necesidad-contingencia objeto ...... . pensar, pensamiento percepción . . . . . . . placer

148

,

,

" 1a , 6,8

" 12,26 " 9

" 11,12,23,'25,26,27 , 7,11,12 " 16,18 " 1,2,a,4 " 3,18 , 17

" 31 " 18 , 3

" 2,22,23,24,29,:a " 29,31 . " 8,9,11,21,25 " 11,25,26,27 " 6,8

" 18 " 22,29 " 1,17

" 4 " 19,31 , 8,11,':6 " 32 " 7,9,10 " .25

" 13,16,18,29 " 11,12,23,25,2G,27,:U " 32 " 14,15,16,24 " 10,12 " 12,29 " 8,11,12 " ll,l2,~r;"

" 16

principiOs (lógicos, del conoci­miento) _ ....

principios (morales, d<: la con-ducta) ...

lrazón . religión, teología sabiduría sentidos, sensaciones . sofistas .... sueño y certeza sujeto .... . tiempo . . . trabajo· .. . trascendencia universalidad valor ... .. verdad-falsedad vida, existencia humana . voluntad buena yo

,.

,,

"

"

" 10

" 13,18,29 , 10,12,18,25 " 3,14,28,29,30

" 1 " 6,7,11,12,25

, 6,8 ... 8,2::l , 26 , 23 " 32 ,. 7,12. " 2,14,15,18,31

" 5,10,21

" 24,31,32 " 18

" 8,23,29

149

Page 73: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

1 1 1 1

PROLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . .. .. . . . • 7

J. Naturaleza de la filosofía ; . . . . . . . . . 9

texto N:' 1 2 3 4

JI.· Teoría del , conocimiento ' · - ,,~ 0 '

texto N' 5 ~ ... 6 ..... "

...... 7· .• t: . .- .•

" 8

" 9

10 11 12

III. Axiología, ética, estética ..

texto N'' 13 14

" 15 16 17 ,, . 18 19 20 21

.f

11 26 27 30

33

35 35 . '36 37 46

4'7 ' 49 ~" iJV

55

57 57 58

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. ~. 68 . 69

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Page 74: Breve antología filosófica Augusto Salazar Bondy

\ . ~ , ~·\

'· \~

IV . •. Antro~logía filosófica

. · ~&tto N·· 22

, 23 , 24

V. Problemas metafísico~

texto N'' 25 , , 26

27 28

" 29 30

" 31

, 32

. . ..

Pág.

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101 .. .. 102

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" Noticia sobre los autores . . . . . . ~~\\.. . . 105 :;¡;~1:- . / ¡; ...

Sobre la lectura y comentario de textos . ·. . . 127

Modelo de cuestionario para el control de la lectura 137

• Indice de autores y obras . . . . . . . . . . . . . . 141

Tabla por períodos de la historia de la filosofía· . . 14G

Indice analítico de Jos principales temas . . . . . . 147

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