Cartas Eruditas, y Curiosas III - Benito Jeronimo Feijoo

7/26/2019 Cartas Eruditas, y Curiosas III - Benito Jeronimo Feijoo

http://slidepdf.com/reader/full/cartas-eruditas-y-curiosas-iii-benito-jeronimo-feijoo 1/1508



Las Cartas eruditas, y curiosas so

cinco tomos más del polígrafo escritor español Benito Jerónimo

Feijoo, publicados entre 1742

1760.En ellas el erudito benedictino, co

afán continuador respecto de s

obra principal, el Teatro críticuniversal , analiza gran cantidad de

ciencias: Física, Matemáticas

Historia Natural, MedicinaAstronomía, Geografía, Filosofía

Economía, Derecho Político

Literatura, Filología, así como d



creencias populares (supersticiones

milagros), personajes histórico

coetáneos…

Mantiene el tono desmitificador de

as creencias más irracionales

milagrería, «opiniones vulgares»También se muestra favorable a

método experimental, las ciencia

naturales, la reforma de lo

estudios, y manifiesta un espírit

abierto a las innovaciones. Su estilo

es llano, ajeno a la ornamentación

a la artificiosidad del barroco, y coadición consciente de galicismos

atines.



Pero que hable el padre Feijoo:

«Preséntote, Lector mío, nuevo

Escrito, y con nuevo nombre; perosin variar el género, ni el designio

pues todo es Crítica, todo

nstrucción en varias materias, comuchos desengaños de opinione

vulgares, o errores comunes. Si te

agradaron mis antecedente

producciones, no puede

desagradarte ésta, que es en todo

semejante a aquéllas, sin otra

discrepancia, que ser en esta mayoa variedad; y no pienso tengas po

defecto lo que sobre extender a má

dilatada esfera de objetos l



enseñanza, te aleja más del riesgo

del fastidio. V ALE».



Benito Jerónimo Feijoo

Cartas eruditas, ycuriosas

Tomo III

ePub r1.0



IbnKhaldun 12.02.14



Título original: Cartas eruditas, ycuriosasBenito Jerónimo Feijoo, 1750

Editor digital: IbnKhaldunePub base r1.0





Dedicatoria, que hizoel Autor al Rey

nuestro Señor DonFernando el Justo

Señor A los pies de V.M. pongo este Libro

no con el fin de solicitar para [IV] él lprotección de V.M. sí sólo con el dsatisfacer mi obligación, presentándol

como tributo de mi gratitud. No Señorno imploro el amparo de V.M. ni para eAutor, ni para la Obra; pues ya V.M. manticipó este beneficio, cuando, co



iberalidad verdaderamente Regia, econsideración de mis trabajos literariosme concedió los honores de Consejersuyo. ¿Quién duda que esto fudeclararse V.M. Protector mío, y de miObras, colocándome con ellas al ampar

de su augusta sombra? Pues habiendsido aquel favor, no sólo en la intenciónmas aun en la expresión de V.M. premi

de mis estudiosas tareas, habrá ya algúVasallo tan irreverente, o desatento, qucon grosera pluma, como hasta aqu

hicieron algunos, quiera ultrajar unoEscritos, de que V.M. con tan auténticestimonio mostró hacer un singula

aprecio?



Fue, Señor, vuelvo a decirlo, aquefavor premio de mis estudiosas tareasV] pero premio tan excedente al mérit

que se vio haber la piedad, y lbenevolencia puesto en él mucho máque la Justicia: premio tan agigantado

que ningún Monarca juzgo le dio hastahora a algún sabio Vasallo suyo, excepción de uno sólo, que encuentro e

as Historias, o igual, o equivalenteAquel excelente Rey de Sicilia Hieróel Segundo, de quien V.M. por mucha

partes es una viva copia, mandconstruir una Nao tan enormementgrande, que concluida la obra, se hallóque todas las fuerzas del Reino n



bastaban para impelerla al agua. En estapuro acudió aquel portentoso ingenioel admirable Matemático Arquímedesofreciendo, que él sólo echaría el Navíal Mar. Riéronse todos, el Rey entre lodemás, del ofrecimiento, como d

quimérica ejecución. Pero Arquímedessin detenerse en inútiles disputas, formuna pequeña máquina, mediante la cua

él con una mano sola arrastró el Bajel apiélago. Determinó Hieron [VI] calificacon un premio de esfera superior l

estimación que daba a aquella maravillde la maquinaria, y al ingenio deArtífice. ¿Pues qué hizo? Diole Arquímedes riquezas, puestos



dominios, tierras, posesiones? Nada deso. El premio fue mandar a todos suVasallos, que de allí adelante creyesecuanto dijese Arquímedes.

Supongo que este decreto no tuvpor objeto la creencia interior, la cua

estaba muy fuera de la Regia autoridadsí sólo privilegiar a Arquímedes dpúblicas contradicciones a cuanto é

afirmase. Y entendido en estos términoel decreto, se halla en él una claranalogía con el que V.M. expidió a m

favor. El de Hierón indemnizó dgroseras repulsas todas sus asercionesEl de V.M. a favor mío pone a cubiertde molestas contradicciones todos mi



Escritos. Estos han padecido hastahora, no sólo muchas oposiciones, maaun torbellinos de injurias, ultrajes, baldones: que la ignoranciaacompañada [VII] con la envidia, nacierta a dictar otra cosa. ¿Mas qu

Vasallo se atreverá ya a fechar dicteriocontra unos Escritos, que su propio Remuestra apreciar tanto? Su propio Rey,

un tal Rey: un Rey, que nada obra pocapricho: un Rey, que en todo consulta razón, y la conciencia: un Rey ta

mirado, y remirado en cuanto ejecuta, en cuanto ordena: un Rey en fin, a quieo en la inscripción directiva de est

Carta, bien persuadida a que toda l



posteridad aprobará, y repetirá eepíteto, con que justísimamente llamFERNANDO EL JUSTO.

Sí Señor, a la vista de todo eMundo saludo a V.M. con este epíteto dJUSTO, que la Francia con mucho meno

motivo aplicó al tercer Abuelo Francéde V.M. y que yo prefiero a todos lodemás, que hasta ahora la comú

opinión asoció a los nombres de variolustres Progenitores de V.M.

excepción del de SANTO, con que e

nfalible Oráculo de [VIII] la Iglesidecoró a uno de España, y otro dFrancia; Fernando el Tercero aquél,

éste Luis el Nono. Plutarco en la Vida d





Prudente, otro Noble, otro Augusto, otrSabio, otro Valiente, otro Católico, otrGrande. Pero todos estos atributos somuy inferiores al de JUSTO, porque caduno de ellos (a excepción del dGrande, que [IX] puede incluir dos,

res) no significa más de una virtud; ede JUSTO tiene significación ilimitada; por lo menos amplísima, en la línea d

bondad moral.Añado, que tal vez la significació

de aquellos epítetos es equívoca entr

virtud, y vicio, sin que aun el sonoro dGrande esté libre de una aplicaciósiniestra, cuando vemos, que la públic

voz se le concedió a aquel Alejandro



cuyos méritos para él únicamentconsistieron en una insaciable ambiciónacompañada de una ciega, pero feliemeridad; pues aunque sus primera

expediciones fueron ilustradas coalgunas plausibles virtudes, todo s

esplendor obscurecieron despuémuchos mayores vicios. ¿Y qué emenester para hallar ejemplares de est

abuso extender los ojos a los que estáan distantes de nosotros, como lo

Alejandros, los Ciros, los Sesostris,

otros algunos, que se nos muestran eos antiguos Teatros de Asia, GreciaEgipto, [X] y Roma; cuando mucho mácerca se podrían señalar seis, u och



Príncipes, a quienes granjeo el título dGrandes, no otra prenda, que unambición desmesurada, favorecida de lfortuna? ¿Qué fueron los más insigneConquistadores, sino unos esclarecidomalhechores, tiranos de sus Vasallos

arruinadores de sus vecinos, robadorede Reinos enteros, homicidas de muchomillares de hombres, bestias carnicera

dentro de su misma especie, y furiasedientas de la humana sangre? Dmodo, que por lo común el nombre d

Conquistador, debajo de un sonidmagnífico, envuelve un significadmaléfico.

España, Señor, España sola entr



odos los Reinos del Mundo, goza esingular honor de que habiendflorecido en ella muchos ReyeConquistadores, todos lo fueron sinjusticia, sin tiranía, sin usurpación

porque sus conquistas no salieron de lo

ímites de un lícito recobro. El mayonfortunio de España, que fue [XI

apoderarse de ella los Mahometanos, l

ocasionó la mayor gloria. Ocios hubierestado, o se hubiera aplicado a algúejercicio injusto el corazón magnánimo

guerrero de muchos de nuestros Reyessi el derecho que tenían para arrojar dsu inicua posesión los Sarracenos, nhubiera presentado una ocupación ta



usta, como honrada a su valor.Y ya que naturalmente me condujo

este punto la serie de esta CartaDedicatoria, antes de salir de él, npuedo menos de hacer memoria de uncircunstancia, cuya noticia ciertament

será muy grata a todos los amantísimoVasallos de V.M. que con tan tiernafecto, en repetidos Vivas, gritan s

augusto nombre. Y es, que todos loeyes Fernandos, que antes de V.M

ocuparon el Trono de Castilla, fuero

Conquistadores, y todos ConquistadoreJustos. Cinco fueron, y todos cincograron gloriosas victorias sobre lo

enemigos del nombre de Cristiano,



robadores de nuestras Provincias; percon mucha [XII] especialidad eprimero, el tercero, y el quinto; cada unde los cuales por sí solo era capaz ddar una gloria inmortal a cualquiegrande Monarquía. Todos tre

obtuvieron, y obtienen hoy los máhonoríficos renombres. Al primerodos los Historiadores apellida

Fernando el Grande, el Tercero se llamel Santo, porque tal le declaró, y como al da cultos la Iglesia: el Quinto e

Católico, habiéndole ilustrado con estítulo, realmente muy merecido, lsuprema Silla.

Es para mí muy verisímil, que e



piadoso Padre de V.M. Felipe V, drecomendable memoria, cuando V.Mdesde su nacimiento le destinó enombre de Fernando, tuvo la idea dhacerle en él continuamente presenteos ejemplos de aquellos tres Héroes

mayormente de los dos primeros: nuestra dicha es, que V.M. aprovechesa memoria en su imitación. Imítalo

V.M. en todo aquello que puedmitarlos. Imítalos en aquellas virtudesXIII] que hacen merecer a V.M

respecto de sus Pueblos, la aclamación renombre de JUSTO. Ahora ya no eiempo de conquistas, porque ya no ha

en España Moros. Aquellos Fernando



fueron Conquistadores, y fueron Justos fueron justos Conquistadores, porquraeliati sunt praelia Domin

despojando a los Infieles de lo que Cristo, y a España habían robado. Ycomo en esta parte nada dejaron qu

hacer a V.M. porque ellos hicieron todo que había que hacer, sólo representa

a V.M. sus virtudes Cristianas,

Morales, para que en sí mismo las copide aquellos excelentes Prototipos.

Fueron los dos Fernandos Primero,

Tercero dos grandes Guerreros; pero aumás píos, religiosos, y devotos, quguerreros. El Tercero está canonizadpor la Iglesia. Con esto se dice todo. E



Primero, aunque no llegó a vecoronadas sus efigies con la sagradLaureola, no le faltó para ella aquemérito que dan una vida [XIVenteramente irreprehensible, y muchavirtudes heróicas. Es cosa admirable,

de suma edificación para Príncipes, y nPríncipes, lo que de él refiere eArzobispo Don Rodrigo (lib. 6, cap

14). Descansaba esta gran Rey de lafatigas Militares, y del gobiernPolítico, en algunos intervalos, en qu

sin inconveniente podía hacerlo. ¿Perqué descanso era éste? Entraba enuestro gran Monasterio de San Benitde Sahagún, de quien fue Bienhecho



nsigne, y allí pasaba algún número ddías, asistiendo a todos los actoConventuales con igual puntualidad a ldel Monje más observante. Cantaba coodos las divinas alabanzas, y con todoomaba el alimento diario en e

Refectorio, sin permitir que se lpusiese más que aquella precisa, imitada ración, que nuestro Estatut

concede a cada Monje, y esa servida, nen otra vajilla, que la humilde de lComunidad.

¿Qué espectáculo tan grato, no digpara los individuos de aqueReligiosísimo [XV] Monasterio, no digpara todos los Españoles, mas aun par



as Angélicas Jerarquías, para todos loEspíritus Bienaventuradosespecialmente para mi SantísimPatriarca Benito, ver aquel Rey dCastilla, y León, aquel rayo de lGuerra, aquel Marte Cristiano, aque

error de las Africanas Huestesncorporado con sus Monjes, y viviendan monásticamente como ellos.

Fielmente sigue V.M. la senda podonde caminaron los mejoreFernandos: Pío, Religioso, Devoto com

ellos. Imítalos en cuanto le es posible lmitación: viviente copia suya en eTrono, y en el Templo, para cuantexigen la Piedad, la Religión, y l





ntervalos de su mayor tranquilidad.Subió V.M. al Trono a tiempo qu

España estaba padeciendo los daños duna funesta guerra; y en las fervorosaansias, con que V.M. desde luego saplicó a librarla de esta infelicidad, s

vió claramente, que a un Guerrero Davisucedía un pacífico SalomónConsiguióse la paz, pero en la paz por s

sola no lograría España otro alivio, quaquel que logra un cuerpo lánguidoenfermo desangrado, cuando de u

fatigante ejercicio es trasladado areposo del lecho. Tal estaba el cuerpde esta gran Monarquía cuando serminó la guerra, [XVII] exhausto



doliente, débil, muy falto de sangre, aun de jugo nutricio. En este estado nbastaba procurarle la quietud del lechoera menester también restaurarle lafuerzas; mayormente cuando no sólo lenfermedad había debilitado mucho la

fuerzas, mas aun la falta de fuerzas habíocasionado la enfermedad.

Todos los males de España de do

siglos a esta parte vienen, Señor, de lfalta de fuerzas; de la falta de fuerzaerrestres, de la falta de fuerza

marítimas. Y no sé, Señor, si la falta dfuerzas en este Cuerpo Político provinocomo muchas veces sucede en el cuerpnatural, de la falta de régimen, que hub



en otros tiempos. Pero sé, que erégimen, que hay ahora es el que nunchubo. Así se ven efectos de él, cual eEspaña nunca se vieron; y tales, taprodigiosos, que aun viéndolos, apenaacertamos a creerlos. Vemos amontona

materiales para aumentar la Marina dmodo, [XVIII] que en breve tiempo lgozaremos en un estado muy ventajoso

Vemos promover más, y más cada días Fábricas, de que España padecía un

extrema indigencia. Vemos fortificar lo

Puertos, y fabricar en el FerroCartagena, y Cádiz unos amplísimoArsenales. Vemos romper montañas parhacer más tratables, y compendiosos lo









qué caudales? Esta es la gran maravilldel Reinado de V.M. ¿Quién, sino el quo ve, no juzgará, que para poner e

ejecución tantas, y tan costosaprovidencias, acaba de extraherse, conuevas imposiciones a los extenuado

Vasallos la poca sangre que les quedó eas venas? Muy al contrario: Antes bie

han sido, y son aliviados de una n

pequeña parte de las cargaestablecidas; entre ellas de tregravosísimas, y que producían grande

sumas al Real Erario, la de los trecreales en cada anega de Sal, la de lmitad del producto de los arbitrioconcedidos a tantos Pueblos, y el de lo



Valdíos. Y al mismo tiempo se estácondonando los derechos de entrada dalgunos [XXI] géneros a varios Pueblosen atención a su presente necesidad, y muchos Fabricantes, para hacer menocostoso su trabajo. En que son tambié

muy considerables las gracias que V.Mpor su Decreto de 10 de Marzo próximconcedió al Gremio de Pescadores

rebajándoles un real en el precio de lSal, fiándoles las que hayan menestepor seis meses, y relevándoles de l

exacción de algunos derechos dAduanas y Entradas.Temo, Señor, que cuando lo

venideros lean en la Historia de est





del Sol, este metal precioso, de lacumbres de los Pirineos hacia los llanode España; como, haber sucedido tal veen muy remotos tiempos, cuentan, fingen nuestras más antiguas Historias.

Pero si el gobierno de España s

continúa en los Reyes sucesores sobre epie en que V.M. le ha puesto, o lo qucoincide a lo mismo, si los Reye

sucesores fueren dotados de las virtudeque resplandecen en V.M. y loMinistros de que se sirvan fueren com

os de hoy, debajo de la dirección dV.M. manejan los mayores intereses da Monarquía, no habrá lugar a estas,

dudas, o incredulidades, porque verá





que muchos piensen, que la ambición equien dirige la pluma al panegírico; pueel ser éste verdadero, no obsta a que lntención sea interesada. Nadie creo mmpondrá esta nota, por que todo e

Mundo puede haber conocido, que n

soy ambicioso. Son muchos los qusaben, que he resistido varios embates, envites, que me solicitaban a establece

mi habitación, ya en uno, ya en otro dos dos Monasterios, que mi Religióiene en Madrid; y los que no lo sabe

por [XXIV] noticia positiva, por variacircunstancias notorias pueden haberlconjeturado. Quien voluntariamente huyde la Corte, mira sin duda co



ndiferencia los favores del Aula. Npor virtud, sino por genio amo al retiroY aun cuando éste no fuera mi genio, yen el estado presente, mis achaques, mis años me hicieran abrazar ponecesidad lo que en otra edad pudo se

elección. Ya para mí no puede habeotra convenencia en esta vida, que lque me presenta el sosiego de la Celda.

Supuesto esto, que es de notoriedapública, pues en mis Escritos hmanifestado mi edad, y no una vez sol

me he quejado de mis achaques, tengoenteramente desembarazada la plumpara decir de V.M. y de sus Ministros lque siento. Y conviene decirlo, porqu



o que a V.M. escribo hoy, lo ha de leeru oír todo el Mundo mañana. Conviendecirlo, para que España esté máreconocida a Dios del bien que tiene, con más fervor [XXV] le pida lconservación de la vida de V.M. y de su

Ministros. Conviene decirlo, porquantos bien intencionados Vasallo

desprecien con indignación la

sugestiones de unos pocos, que miracon ojeriza unas providencias utilísimaal Público, por algún leve detrimento

que ocasionan a su bien particularConviene decirlo, porque a los mismoque por inclinación, y obligación coanto celo promueven la común utilidad



añade nuevo estímulo para continuar taaudable empeño, el ver, que lonteresados lo observan, aplauden,

agradecen.Es así, Señor, que España logra ho

en los Ministros, que manejan su

mayores intereses, los instrumentos máproporcionados a las santas intencionede V.M. ¿Con tal Rey, y tales Ministros

cuánto se puede prometer en España? Sen dos años se hizo tanto, cuánto se haren veinte, o treinta? Yo me lleno d

gozo, Señor, cuando contemplo, que estXXVI] humillada, y abatida Naciónque de siglo, y medio a esta parte hestado como despreciada de las demás



dentro de poco tiempo verá respetadasus fuerzas de todas ellas, como lfueron en otros tiempos. Veo a España irecobrando su vigor antiguo; y lcomplacencia con que lo miro, mnduce a felicitarla con aquella

palabras, con que el Profeta Isaíacelebraba la redención de su abatidPueblo: Consurge, consurge, inducere

ortitudine tua Sion: excutere dulvere, consurge, sede Ierusalem.

No tiene V.M. que envidiar la

hazañas de sus más ilustreProgenitores. El glorioso empeño quV.M. ha emprendido, y que cada día vadelantado, de relevar a España de





de aquella agonizante República, comnos lo dice Livio: Romulus, ac Paren

atriae Conditorque alter Urbis, hauvanis laudibus appellatur (Dec. 1. libr5).

La grande empresa de restituir a est

Monarquía todo su espíritu, y vigoantiguo, tanto es más laudable en V.Mcuanto es cierto, que en ella no mir

V.M. al fin de emplear el valor de loEspañoles en alguna nueva Guerra; antesí al de establecernos una durable Paz

Los Príncipes vecinos antes de ver V.M. en el Trono tenían bastante noticide su dulce, y pacífico genio; y creo, quambién en los corazones de ellos rein



XXVIII] ya una notable moderación: lque persuade la prontitud con que dieroas manos a los últimos tratados de Paz

Y esta moderación de ánimo es cualidasin duda mucho más apreciable, no sóla los ojos de Dios, mas también a los d

odos los hombres sabios, que ecomplejo de todas las VirtudeMilitares. Acaso hemos arribado a un

Epoca dichosa; en que los más de loPotentados Europeos empiezan hacerse cargo de que la Guerra a todo

es incómoda; y que la Nación vencedorpadece de presente poco menos, que lvencida, quedando siempre incierto lvenidero. Ojalá todos los Príncipe



Cristianos tengan de aquí adelantpresente, que al Divino Redemptor, quien adoran entre otros nombres, quexplican sus cualidades característicasdio Isaías el de Príncipe de PazVocabitur nomen eius Admirabilis

Consiliarius, Deus, fortis, Pater futursaeculi, PRINCEPS PACIS (capit. 9.). Ynuestra Madre la Iglesia en el Oficio

con que celebra [XXIX] su venida aMundo, el epíteto de R EY PACÍFICO: Re

acificus magnificatus est .

Por lo que mira a V.M. nadie dudde que jamás perderá de vista estsoberano ejemplar, mayormente cuand

su dulcísima índole, y la extremad



ernura, con que ama a sus Pueblos, lnclina poderosamente a lo mismo; ngnorando V.M. que el mayor beneficio

con que puede explicarles sbenevolencia, es la conservación de sranquilidad. O por mejor decir, que l

paz de un Reino, no es un beneficio sólosino un cúmulo de beneficios, siendella quien pone en seguro las honras, la

vidas, y las haciendas, que la Guerrexpone a cada paso. Y aun no son éstoos efectos más apreciables de la Paz

sino que también es convenientísimpara el bien espiritual de las AlmasAun la Guerra más justa ocasiona lruina de muchas. Y la miseria, o pobrez





aspirar un Rey bueno; y que un Rebueno, siempre, o casi siempreconsigue; esto es, hallarse adorado dsus súbditos, y bien visto de suvecinos. Pero lo que en esto debe llenaa V.M. de un indecible gozo, es, que e

mismo medio por donde V.M. adquiriesa felicidad temporal, hace una graparte de aquéllos, que a un Príncip

conducen a la eterna. Es V.M. amado dsus [XXXI] Vasallos, porque los amaporque se duele de sus males, porqu

hace cuanto puede por remediarlosporque los mira como unas prendas, qurecibió de las manos de Dios, parprocurar sus bien en todo, y por todo



Así como es un objeto sumamentaborrecible a los ojos del Altísimo uRey, que a sus súbditos trata comesclavos, es digno de su mayocomplacencia el que los acaricia comhijos. Esto es ser el Rey con tod

propiedad imagen de Dios; imagendigo, de aquel que siendo Rey de Reyesse digna de que le llamemos Padr

nuestro; y realmente lo es. Vive, Señorodo el Reino con la firme esperanza d

que ese Rey de Reyes, que puso a V.M

en tan buen camino, le conduzca por élevándole como de la mano por todo eiempo de su glorioso Reinado

Confidens hoc ipsum, quia coepit in t



opus bonum, perficiet usque in diemChristi Iesu (Ad Philipenses, cap. 1.Así se lo suplicamos al Altísimo, comambién el que prolongue [XXXII] l

vida de V.M. hasta superar la edad daquel antiguo Rey Argantonio, qu

mperó en la mejor parte de loDominios de V.M. y de quien dice Plinilib. 7. cap. 48.), que vivió cient

cincuenta años. Oviedo y Junio 12 d1750.

SEÑOR

Fr. Benito Jerónimo Feijo





Presidente de la RealJunta de Comercio, y

Moneda, ySuperintendenteGeneral de las

Estafetas, y Postas de

España, &c.Excmo. Señor

Siendo, entre varios insignebeneficios, de que soy deudor a lgenerosidad de V.E. uno de los mayores

haberme obtenido de la piedad del Re



nuestro Señor la permisión de dedicarleste Libro, no quedó a mi arbitrisolicitar otra mano, que la de V.E. parransferirle de la mía a los pies de S.M

Este favor [XXXIV] debo en algúmodo mirar como consecuencia, o por l

menos como complemento de aquél. Eésta, me parece, una deuda, que V.E. hcontraído respecto de sí mismo, y que e

su novilísima índole le ejecuta por lpaga. Pero como al mismo tiempo enuevo ejercicio de benevolencia haci

mi persona, debajo de este caráctenterpongo con V.E. mi humilde ruegpara lograrle. Oviedo, y Junio 12 d1750.



B.L.M. de V.ESu más humilde servidor, y Capellán

Fr. Benito Jerónimo Feijo



Aprobación DelM.R.P.M. Fr. GregorioMoreiras, del Gremio

y Claustro de laUniversidad de

Oviedo, y su

Catedrático de SantoTomás, Abad del Real

Colegio de San Vicentede dicha Ciudad, y

Examinador Sinodal



de su Obispado, &c.

De orden de nuestro Rmo. P. M. Frñigo Ferreras, General de lCongregación de San Benito de España

nglaterra, &c. he visto, y examinado eTercer Tomo de Cartas Eruditas, yCuriosas, que pretende dar a luz públicsu Autor el Rmo. P. M. Don Benit

Jerónimo Feijoo, Maestro General dnuestra Sagrada Religión, del Consejde su Majestad, &c. Y ciñéndome a l

precisa cualidad de Censor, digo, que nencuentro en esta Obra un ápice, qudesdiga, o de la pureza de nuestra Sant

Fe, o de la integridad de las buena





se hallará, que nuestra Nación producmás Escritores insignes en cuatro, o seiaños, que la Grecia, [XXXVI] Gentílica Cristiana en cuatro, o seis de su

mejores siglos. Y muchos, o los más desos insignes Escritores, dentro de otro

cuatro, o seis años paran en laEspecierías, u Oficinas de Coheteros: Esunt quorum non est memoria

erierunt quasi qui non fuerint, & natsunt quasi non nati.

Mas sea lo que fuere de esto, en e

caso presente una razón diametralmentopuesta me disuade hacer el Panegíricdel Autor de esta nueva Obra, que es sesu mérito, sobre tan eminente, ta







De orden del señor Don Tomás dajera Salvador, del Orden de Santiago

Capellán de Honor de su Majestadnquisidor Ordinario, y Vicario de est

Villa de Madrid, y su Partido, &c. hvisto con singular atención el Tom

ercero de Cartas Eruditas, que desedar al público el muy ilustre, y Rmo. PM. D. Fr. Benito Jerónimo Feijoo

Maestro General de la Religión de SaBenito, del Consejo de su Majestad, &c aunque le reconozco digno de lo

elogios, que logran los antecedentes, auno me determino a decidir sobre licencia que pretende, porque no hlegado a descubrir lo que es precis





XXXVIII] la voz designio, y buscandel fin que necesito, recurro al título deTeatro, y en él no se ve más que edesengaño de Errores comunes. Nparece creíble, que de una Obra como ldel Teatro Crítico sea todo el fin sólo e

desengaño de errores comunes. Ofensharía yo al Autor, si me diera posatisfecho de la duda, con sola l

declaración literal del título del Teatro más cuanto en todos sus Discurso

manifiesta, no tanto su erudición grand

contra errores comunes, cuanto su celpor la introducción de aquellaCiencias, a quienes con propiedalamamos Facultades: quizá por las qu







tur. Atqui nulla res nos maioribumalis implicat, quam quod ad rumoremcomponimur, optima rati ea, quamagno assensu recepta sunquorumque exempla multa sunt; nec arationem, sed ad similitudinem vivimus

Senec. ib.} y por hacerlo en breve coodos, hizo contra la Voz del Pueblo s

primer discurso, con tan feliz suceso

que aseguró más de la mitad del previntento, y la ocasión, para destinar desduego a las Ciencias el campo, qu

dejaban los errores, plantando en éuego especies de erudición útil a lsociedad, o que sirviesen de antemuracontra errores comunes, para que otr



vez no se verificase el fatal trastorno, a ruina. Esta máxima siguió el Autor eodo su Teatro, con tal destreza, que eos más de sus Discursos no se acierta

distinguir cuál intento fue en lejecución el preferido: y si de ella s

hubiera servido el Eminentísimo SeñoCardenal Cisneros, cuando con iguadesignio al del muy Ilustre Feijoo fund

a Universidad de Alcalá, no tuviera honuestra Nación en que emplear sudeseos, ni el muy ilustre Feijoo qu

envidiar de Reinos Extranjeros para lcomodidad de todos los Españoles: percomo de todas las Cátedras de Cienciaquedaron solamente resguardadas po







ntroducción, y permanencia de laCiencias, ha sido y es con el fin de dar a Nación seguros medios de consegui

el adelantamiento, y perfección de laArtes liberales, y mecánicas. Siendo asno necesito saber más como censor, par

afirmar la utilidad de esta Obra, sinpara celebrar el acierto de su Autor ea elección de tan oportunos medios

pues son los únicos humanos con que spueden lograr las Artes liberales, mecánicas, cuya utilidad no necesit

prueba, pues nos es tan notoria, compublicada por las Naciones Extranjerasque estudiando sólo en adelantarlasanto las han pulido, que con ellas h



legado a perfeccionar las Artes dempobrecernos {(*) Chok. Thes. Poliib. 2. cap. 10.}: Ex omnibus autem

cogendae pecuniae artibus, vel illotissima est, quod Princeps eas dom

merces habeat, quibus ad se exterorum

monetam attrabat. Unde [XLIaudabili admodum Instituto Galliaex Henricus eius nominis IV, artem

sericam paucis ab hinc annis inonnullas suae ditionis Provinciantroduxit, cum antea vermiculi i

exteris ditionibus alerentur: ququidem ex commercio, dictncredibile, quantu commodi, &ecuniae in illas Galliae ora



mportetur : Sin que por nuestra parte shaya podido evitar, cuando poco, o nadse sabía hacer en España; no por falta dhabilidad (de que podemos dar ybuenas pruebas), sino por oculta causaque nadie pudo excogitar, hasta que e

llmo. Feijoo la llegó a descubrirhaciéndonos ver en los errores comuneel origen, y raíz, de todos nuestros male

{(a) Qui palam est adversarius, facilcavendo vitare possis: hoc veroccultum, intestinum, ac domesticum

malum, non modo non existiverumetiam opprimit antequamerspicere, atque explorare potueris

Cic. 1. in. Ver.}; y no satisfecho su celo



amor a la Patria con sólo señalar loerrores nos dio desengaños tamportantes, que en la soberan

estimación de nuestro Monarca scalificaron de Utiles, y Eruditoscuando en premio de tan especia

servicio honró su Majestad al Autor coel señalado título de su Consejo {(b

or cuanto la general aprobación, y

aplauso, que han merecido en lepública Literaria de Propios, y

xtraños las Utiles, y Eruditas Obras d

Vos el Maestro Fr. Benito Feijoo, dignijo de la Religión Benedictinamueven mi Real ánimo a hacemanifiesta mi gratitud a ta



rovechosos trabajos, y al que senotorio el deseo que me asiste, de qucontinúen con igual acierto para mayoustre de mis Vasallos, &c.}; añadiend

a esta honra la de hacer notorio el Readeseo de la continuación de las Obra

del Autor {(c) Cicer. de Divinat. lib2.}: Nullum munus Reipublicae afferrmaius, meliusve Princeps possun

quam si docere, ac erudire iuventutemcurent . Y siendo ésta [XLII] la primerque en cumplimiento del Real orden d

al público, con el respetable nombre dsu Majestad, y tan antigua la costumbrde no hacer oposición a las Cartas quienen el nombre del Rey {(a) Ester cap



8. v. 8.}: Haec enim consuetudo erat, u pístolis, quae ex Regis nomin

mittebantur, & illius annulo signataerant, nemo auderet contradicereAunque para la común veneración hagfalta en éstas el Real Sello, creo qu

para el muy particular aprecio de toda lación basta sean autorizadas con e

signo de tan acreditado Autor, Ministr

de su Majestad: Annulos aureos essignum Senatoris. Por todo lo dicho, no contener cosa, que se oponga

nuestra Santa Fe, buenas costumbres, Leyes del Reino, soy de dictamen, quse le dé la licencia que pide. Así lsiento. Madrid, y Junio primero d





Aprobación del DoctorDon Tomás deQuerejazu y

Mollinedo, Caballerodel Orden de Santiago

Catedrático de el

Maestro de lasSentencias en la Real

Universidad de Lima,Prebendado de aquella

Santa Iglesia &c



M. P. S.

Por orden de V.A. he visto con todatención y complacencia el Tom

Tercero de Cartas Eruditas, que da uz el Illmo. y Rmo. P. M. D. Fr. Benit

Jerónimo Feijoo, del Consejo de S.M

&c. Iba a protestar a V.A. que mhallaba sin talentos, ni prendas parCensor de Obra tan erudita como útipero haciéndome cargo de laantecedentes del Autor en su eruditísimTeatro Crítico, hube de ceder a mmisma repugnancia, poniendo e



ejecución el mandato de V.A. ¿Cómodije, puede faltarme instrucción parhacer dictamen en este nuevo parto de sngenio, cuando la lectura del Teatro,

su continuación (que ha sido mi mayodelicia) es un preciosísimo tesoro

bastante a ilustrar el entendimiento márudo? Es tan elegante, y dulce lenérgica facundia de los Escritos de

Autor, que todas las potencias se lrinden sin violencia; pero ésta es lsingular prerrogativa de su grato estilo

antes recomendada, y aplaudida dCasiodoro: {(a) Casiod. lib. 6. Variar pist. 5. de Formula quaestur.}: Nihiraestabilius videtur quam poss





de las Bellas Letras nos ha franqueadel Illmo. P. M. Feijoo; ya se ve, que esmeros de su inmensa aplicación, profundo genio; pero no contento coeste heróico beneficio para el Públiconos ofrece ahora en el tercer Tomo d

sus Cartas otro nuevo tesoro: no digbien, nos vuelve a dar aquel mismesoro, con otra novedad de aguda

percepciones, y delicados discursos; dsuerte, que olvidándose de las fatigas dsu principal Obra; y lo que es más, d

os repetidos insultos de emulación, que han manifestado sus impugnadores (nsé si diga, que con menos decoro dnuestra misma Nación) se ha tomado e



rabajo de darnos en el epílogo todaquel tesoro, o en un solo volumen evalor, y utilidad de todos juntos. Esto essi no me engaño, haberse declarado eAutor verdadero padre de la FamiliLiteraria, pues quiere comunicarle l

doctrina con mejoras, volviéndole ecapital con gananciales. ¿Y quiépudiera dispensarla con esta

apreciabilísimas [XLV] ventajas, sino eAutor, que llena bien toda aquelldescripción del Evangelio para u

Maestro? {(a) Matth. cap. 13.} OmniScriba doctus in Regno Caelorumsimilis est homini Patrifamilias, qu

rofert de Thesauro suo nova, & vetera



El Escritor, dice, y Maestro Sabio eparecido al Padre de Familias, que paralimentarla se vale de su tesoro antiguo nuevo. Lo de Padre de Familias en e

cultivo de las Ciencias ya lo tienmanifestado su Ilustrísima en el Teatr

Crítico con la imponderable riqueza dsus Discursos; dispensándonos en ellosa el desengaño de mucha

preocupaciones, que se hacían lugar, auen personas de superior reflexión a ldel vulgo: ya el conocimiento de l

verdadera causa de algunos Fenómenoscuya aprehensión nos era tan nociva: ya noticia de innumerables utensilio

para la Matemática, cuyo manejo no



rinde, y rendirá utilísimos efectos. ¿Y efin, qué materia Física, o GeométricaPolítica, o Moral no ha manejado ldiestra pluma del Autor, d¡en que no srasluzca desde luego un vivísimo dese

del adelantamiento de las Ciencias,

Artes en España? No hay más clarestimonio de su ardiente celo para ta

alto fin, como el de su inimitabl

aplicación a saber, sólo por tener egozo de que sepamos los demás {(bSenec. Epist. 6. ad Lucil.}: Ego cupi

omnia in te transfundere, & in hoaudeo aliquid discere, ut doceamdecía Séneca a su Lucilio, y le da lrazón: Nullius boni, prosigue , sine soci



ucunda possessio est: mittam itaqupsos tibi libros. ¡Y a la verdad, qu

sería menos grata [XLVI] a nuestrlustres Padre de Familias la posesió

de sus adquiridos Tesoros, sin lcondición de hacer participante de ello

a la Sociedad! Nullius boni sine socioucunda possessio est. No se h

satisfecho el Autor con adquirir la

Ciencias: todas las quiere refundir en lutilidad pública; y aun renunciaría dellas, si hubiese de tenerlas con l

pensión de no comunicarlas: Si cum haexceptione, concluye Séneca detusapientia, ut illam inclusam teneam, nenuntiem, rejiciam. He aquí la caus





quien escribiendo a Lucilio, habla tan propósito de lo que dijo el TextEvangélico, que parece su Intérpret{(a) Senec. eadem epist. 6. }: Veneronventa sapientiae, inventoresque adiramquam multorum haereditatem iuvat

ihi ista acquisita, mihi ista elaboratsunt, sed agamus bonum patremamilias, faciamus ampliora qua

accepimus: Maior ista hereditas a mad posteros transeat. En las primeraObras acreditó el Autor su Magisterio

estimulándonos a venerar los hallazgode la Sabiduría, [XLVII] para dejarnocomo herencia la solicitud de otros hastahora escondidos: Veneror invent



sapientiae, inventoresque adiramquam multorum haereditatem iuva

Parece que aquéllos no podían seadquiridos, sino por el singular ingenidel Autor. ¡Mihi ista adquisita, mihelaborata sunt! Mas n

desentendiéndose del cargo que ejercde Padre de Familias, hagamos, dijo, eeste último Tomo nuevo

descubrimientos, además de loadquiridos, para que así pase a lopostreros la herencia con ganancias: Se

agamus bonum patremfamilias, facimuampliora, quae accepimus: Maior isthaereditas a me ad posteros transeaPero no sólo en ella debe fundar l



posteridad su mayor realce, pues en elustre Padre que la adopta quedodavía sobrado material para má

engrandecerla. Réstale al Autor muchque dar; y es, que su fecundo ingeniiene la cualidad de mina inagotable

siempre lleno cuanto más pródigo {(aultum adhuc restat operis multumqu

restabit ; dio a entender hablando a s

Lucilio el mismo Séneca ya citado; otro tanto puede decirnos sin la menoisonja de sí mismo nuestro sapientísim

Autor; y porque ya tiene declarado comherencia su ejemplar estímulo parnuestra aplicación, puede añadirnos coel mismo: Nec ulli nato, post mill



saecula praecludetur occasio aliquiadhuc abjicendi. De este modo, pueshemos conseguido en este siglo, qupodemos llamar el siglo de oro, con eMagisterio del Autor un ascendiente dSabios, y padre de muchos Doctos

enriqueciendo con los tesoros de smente a los hijos de [XLVIII] sentendimiento. Hijos a la verda

dichosos; pues con tan recomendablherencia aseguran el vínculo mayor duna esclarecida gloria.

Estos son los bienes con que eAutor nos ha enriquecido. Bienes danto mayor aprecio, cuanto ha

merecido la celebridad y aprobación d





Lambertinus hic est Romae decus& Pater Orbis,

Qui terram scriptis docuivirtutibus ornat.

{(a) Mr. de Voltaire en su Carta al P

Latour, principal del Colegio de Luis eGrande en París, año de 1746.}

Esta aprobación Pontificia es el sellmás recomendable de los Escritos deAutor, de que puede jactarse sin eriesgo de que a ninguna parezcvanagloria. ¿Pero qué mucho se hayaadquirido este general elogio, cuando eodos ellos puede hallar el Mund



Literario un sumo provecho? Pudiera sidificultad demostrarlo, renovando aquas materias [XLIX] esparcidas en toda

sus Obras; pero esto sería apartarme deoficio de Censor, tomándome el dPanegirista. Ellas solas bastan par

desempeño de la utilidad pública ecualesquiera materias, siendo todauntas una continuada máxima par

nuestro gobierno Económico, Moral, Político: dádivas son todas de Padre dFamilias; y con más justa razón deber

serlo la de este tercer Tomo, por lmayor utilidad que en él recibimos {(aCasiod. lib. 1. de Variar. epist. 28.}

atur enim quod majori utilitat





nos asegura en sus discursos todnuestra esperanza. Concluyo ya con dael pláceme a nuestro Gremio Literariopor la felicidad tan apreciable que le hvenido con el Magisterio del Autordignísimo acreedor de nuestra gratitud

por sus singulares dones en beneficio, aumento de la Sociedad. Esforcémoslepues, con nuestras súplicas a que n

desmaye en la continuación de sutilísima tarea, y sea el último desahogde nuestro reconocimiento confesarl

con ingenuidad, que sólo sus [L] Obrapueden tenerle la más recomendablcorona de su elevado mérito. Y respectde no encontrar en esta Obr













Discretos, y Prudentes.4. Bastaba lo dicho para mi defensa

pero a más aspiro, que es mostrar Vmd. que hay muchos Adagios, no sólfalsos, sino injustos, inicuosescandalosos, desnudos de tod

apariencia de fundamentos, y tambiécontradictorios unos a otros. Poconsiguietne es una necedad insigne e

reconocer en los Adagios lprerrogativa de Evangelios breves. VayVmd. teniendo cuenta con los qu

siguen.5. Bien sabe la rosa en qué manosa. ¿En qué sentido será verdad esto

Y queda muy satisfecha una mozuel



cuando pretende adularla con estadagio un barbiponiente mentecato, coocasión de verle una rosa en la mano. Naun como expresión figurada se le puedadaptar alguna significación verdadera.

Casa sucia, huéspedes anuncia

Antes lo contrario, pues el que esperhuéspedes procura la limpieza de lcasa. Así hay otro adagio contrario

éste, que dice: Casa barrida, y mesuesta huéspedes espera.

Tapar la nariz, y comer la Perdiz

Quiere decir, que la mayor sazón de lperdiz es cuando empieza a oler malMuy depravado gusto tiene quien lhalla más grata al paladar cuand



empieza a corromperse. Ni moza Marina, ni mozo Pedro e

casa. ¡Insigne desatino! Como si lacostumbres, o las almas tuvieseconexión con los nombres.

Constanza, ni ésa se críe, ni otr

nazca. Digo lo mismo de este adagique del antecedente.

Dos Juanes, y un Pedro hacen u

asno entero. Otro que bien baila. Haríamuy mal los Párrocos en poner enombre [3] de Juan, o Pedro a alguno

porque sería condenarle a ser unercera parte de asno. Ni Sábado sin Sol, ni moza si

amor, ni viejo sin dolor. He observad





Cuando menguare la Luna nsiembre cosa alguna. No en una partsola de mis Escritos tengo mostrado, questas observaciones Lunares no tienefundamento alguno, y pueden muchaveces perjudicar a los que las creen

Pongo por ejemplo: Dejará un Labradode sembrar en menguante, fundado en eadagio, aunque haya entonces u

bellísimo tiempo para sembrar; y en lcreciente inmediata vendrá mal tiempocon que hará una sementera infeliz.

Rencilla de por San Juan, paz parodo el año. ¿Qué conexión tiene la riñen este día con la paz en todos lodemás hasta otro San Juan?



A buen comer, mal comer, tres vecebeber. Regla de régimen disparatada: luno, porque la bebida debproporcionarse, ya a la cantidad, ya a lcalidad de la comida, ya a la sed, emperamento del sujeto: lo otro, porqu

supuesto que la bebida no exceda en lcantidad, o en la cualidad, lo mismo eque se divida en tres haustos que en seis

Agua fría, sarna cría, agua rojsarna escosca. Quiere decir, que el vines saludable para los sarnosos. No s

que aprueben esta receta los Médicos. Al quinto día verás qué meendrás. Entiéndese del quinto día de l

Luna, y está bastantemente vulgarizad







esperando como venidero. Ni hay quoponerme que en todos tiempos hubhombres agudísimos, que desbarraron ematerias de Religión. La necedad, ceguera de los Judíos es muy especiaEllos vieron un tiempo los prodigios d

Cristo, y hoy tienen siempre en lamanos, y reconocen por divinamentdictadas las Profecías del Viej

Testamento, que les están dando con edesengaño en los ojos, y a todo resistsu insensatez. Si se me alega s

habilidad para la negociación, respondque cualquiera otra gente que se hallascomo la Judáica sin suelo estable, y sdedicase al comercio, sería tan hábi



como ella. Este es todo su estudio, éstoda la enseñanza que dan los padres os hijos. Y se debe añadir, que n

conduce poco a poco a sus ventajas eel comercio lo poco escrupulosos quson sobre el capítulo de la usura. Ac

enemos, en los que llaman Gitanos, uejemplo de lo mucho que [5] habilituna gente para la negociación el no tene

ierra que trabajar, ni otro oficio de quvivir. Nadie ignora la incomparablhabilidad de los Gitanos para engaña

en la venta, y trueque de bestias dcarga. ¿Diremos por eso, que ésta es ungente de especial ingenio?

7. Pascua Marzal, hambre,









Del bueno no fiar, y al malo echarMáxima bestial en cuanto a la primerparte: pues si del bueno no se ha de fiarde nadie se ha de fiar: lo que admitidharía desconsoladísima la vida humana.

9. Dí a tu amigo el secreto, y

enerte ha el pie en el pescuezo. Induca una universal desconfianza como epasado. Opuesto a este adagio, y mu

racional, y político es el del Portugües bon amigo naoencubras segredoorque das causa a perdelo. La razón e

clara, porque ¿cómo podré mirar comamigo a quien veo que no se fía de mí? Entre dos amigos un Notario, y do

estigos. Aun más fuertemente que lo



antecedentes persuade a la desconfianzrecíproca, y universal.

Oficial que no miente salga dentre la gente. Quiere decir, que tendrpoca ganancia el Oficial que no fuermentiroso; y lo contrario sucede, pue

comúnmente son más buscados los quse experimentan verídicos.

Cien Sastres, cien Molineros, y cie

Tejedores, hacen justos Trescientoadrones. El Oficio de Sastre, a l

verdad, es muy ocasionado a la sucieda

de manos, y de conciencia, y pocos hade quienes se pueda fiar enteramente poo que Quevedo con sumo donaire llam

Sastres Monteses a los Salteadores d







privativamente propia de los Nobles sementirosos. Blasfemia política, y quambién puede ser perniciosa en l

Moral, pues acaso algunos tontosasintiendo al Adagio, mentirán poacreditarse de Nobles.

11. Los Adagios, que se siguenodos son satíricos respecto de alguna

Provincias, o Pueblos. Esto bastaba par

conocer que son falsos. Pues es ciertque en todas partes hay de todo, bueno, malo. Ni cada uno de estos Adagios h

enido otro origen que la malignidad dalguno, que hallándose resentido dotro, natural de tal Provincia, o Puebloextendiendo su irritación a todos lo





Asturiano, ni mulo, ninguno. Efalso en una, y otra parte. Hay muchomulos buenos, y muchos Asturianobonísimos. Y es cierto, que si el Adagifuese verdadero, no viviría yo eAsturias. [8] Del Toledano, guárdate d

él tarde, o temprano. Dudo que algúPueblo de España haya honrado toda l

ación con más ilustres sujetos e

Letras, Armas, y Santidad, que lmperial Toledo. Y en cuanto

desconfiar de todo Toledano está contr

el Adagio no menos que todo eConcilio Tridentino, que fió aSapientísimo, e Ilustrísimo Toledano eSeñor Covarrubias una cosa de tant



mportancia, y gravedad para toda lglesia, como la formación de lo

Decretos de Reforma. Del Andaluz guarda tu capuz. Otr

semejante, y que comprehende muchmás el siguiente.

Al Andaluz hazle la Cruz, aSevillano con una, y otra mano, aCordobés con manos, y pies. Algun

que viajaría por Andalucía, y llevarímuchos palos en Sevilla, y Córdoba, pohaberlos merecido, inventaría esto

Adagios. Y téngase esto por dicho paros Autores de todos los demás de estespecie.

12. Cuchillo Pamplonés, y zapat





Sastres Portugueses. Pero discurro quhabiendo producido aquel Reino muchohombres habilísimos en otras Artesambién habrá dado, y estará dand

buenos Sastres.13. Tierra de Campos, tierra d

diablos, sueltan los perros, y atan locantos. Esto se dice porque en aquellierra tienen para custodia de lo

ganados unos mastinotes, de los cualeal vez algún mal criado se desmand

contra los [9] caminantes; bien que y

nunca lo ví, aunque anduve por tierra dCampos muchas veces. Que atan locantos es locución figurada; esto es, qupor la mayor parte no los hay en aquell



ierra. Sea lo que fuere de esto, ysiempre tendré, no por tierra de diablossino por tierra de Dios la que producmucho, y buen pan. Y por lo que mira os naturales del País, más autorizad

está el bonus vir de Campis que e

adagio propuesto. El viento, y el varón no es bueno d

ragón. Entiéndase el Adagista con la

dos Iglesias, Militante, y Triunfante, quienes dio tantos ilustres SantoAragón. Entiéndase con las Historia

Profanas, donde se encuentran tantoHéroes Aragoneses; y por lo que mira as Letras, quisiera tener presente a

Adagista para preguntarle, si su Patri



había producido un hombre tan Sabicomo Antonio Agustino, y uHistoriador tan eminente como JerónimZurita.

Médicos de Valencia, luengahaldas, y poca ciencia. No sé lo que er

Valencia en orden a Médicos cuando sfabricó el adagio. Pero sé que hoy lEscuela de Medicina de Valencia es un

de las mejores de España. Ruín con ruín, que así casan e

ueñas. En Dueñas hay Hidalgos com

en otras partes, y casarán Hidalgos coHidalgas, como en otros Lugares.14. Otros muchos Adagios ha

gualmente, y aun más falsos que lo



pasados, y sobre eso maldicientesescandalosos, sacrílegos, porque sonfamantes de los Eclesiásticos (e

común) ya Regulares, ya Seculareshabiendo entre ellos no tan pocodesatinados, que hasta ahora no sé qu

hayan salido dicterios tan injuriosocontra los Eclesiásticos Católicos de lboca, o pluma de algún Hereje. Co

odo, andan estampados en un Libro quse reimprimió en Madrid el año d1619, su Autor Hernán Núñez, qu

comúnmente llaman el Pinciano; y creque es Libro raro. Para el intento qusigo de reprobar la mal fundada fe quVmd. tiene en los Adagios, nada serí



más eficaz que proponerles delantalgunos de aquellos impíos refranes10] Pero no puedo vencer l

repugnancia que siento en mí, parranscribir tales variedades.

15. No negaré yo a Vmd. que lo

más de los Adagios, con grande excesson verdaderos, y que entre ellos haalgunos muy agudos, que incluye

hermosísimas sentencias. Pero basta quhaya muchos falsos, y ruínes, para quegítimamente se recuse por prueba d

cosa alguna la autoridad de un AdagioY con esto tengo respondido a Vmd. quien deseo servir con fino afecto, &c.



Carta II

De la vana y perniciosaaplicación a buscar Tesoros

escondidos

1. Muy Señor mío: Estando en Galicihe oído mucho de la manía de buscaTesoros sepultados, con esperanza dhallarlos; y después que vine a est

Principado de Asturias, puedo decir quo he visto. Manía la llamo, ya porqu

no tiene esta esperanza más fundament

que el error, y la impostura: ya porqu



eniendo presentes las infeliceentativas de muchos, que pretendiend

sacar de las entrañas de la tierra plata,oro, con que hacerse ricos, gastando eellas el poco dinero que teníanquedaron más pobres, no les sirve est

experiencia para el desengaño. Sucede éstos lo que infatuados a lonvestigadores de la Piedra Filosofal

que buscando la opulencia, caen en lmendiguez, sin que la ruina de los quvan delante escarmiente a los que lo

siguen. Creo que, por lo menos, taciega es la avaricia como el amor.2. ¿Mas cuáles son el error, y l

mpostura de que hablo aquí? El error e



histórico. Suponen estos ignorantes quen la expulsión general de los Moros dEspaña, no permitiéndoseles a aquellonfieles llevar consigo sus riquezas, [11

se previnieron, sepultandolas en variositios, cada uno en que el le pareció má

cómodo, no perdiendo la esperanza dgozarlas ellos, o sus hijos algún díamediante alguna posible revolución, e

que la fuerza de las armas los restituyesa la posesión de nuestra PenínsulaAñaden, que para este efecto llevaro

memoria, y apuntamiento de las señaque distinguen los sitios donde ladejaron sepultadas, para asegurar srecobro cuando llegue el caso, el cua





os Moros dejaron sepultados estoTesoros, esta noticia por sí sola nadserviría para descubrirlos, ignorándosen qué parajes los escondieron. A estdificultad, pues, ocurrió la imposturaEstando en Galicia oí muchas veces (

o creí siendo niño), que había uno,otro Librejo manuscrito, en que estabanotadas las señas de los sitios de vario

Tesoros. Después que vine a Asturias oo mismo; y en uno, y otro País atribuyea posesión de alguno de estos Librejo

asientan que son rarísimos) a tal cuafeliz particular, que por algunextraordinaria vía lo adquirió, y lguarda, no sólo como un gran tesoro





porque en diferentes Países son Librodiferentes. Uno da las señas de loesoros que hay en tal territorio, otro dos de otro. El que yo ví comprehendí

sólo el ámbito de algunas leguas quhacia todas partes ciñe esta Ciudad d

Oviedo. Si aquí se lo preguntamos quien tenga noticia de este Libro, y cresus ficciones, juzgo responderá, que u

cautivo de Argel, Túnez, o Marruecos ladquirió del amo de quien era esclavo, porque se lo hurtó, o porque juzgando e

amo imposible ya el usar de él ebeneficio propio, se lo vendió poalguna cantidad de dinero; o en finporque habiéndole cobrado algun



singular afición, se lo dio graciosamental tiempo de su redempción. Y los de lootros Países dirán lo mismo de loLibros que allá corren.

6. Pero la verdad es, que estoLibros fueron fraguados por alguno

embusteros, habitadores de los Paísedonde señalan los tesoros. Argumentconcluyente de esto es, que las seña

con que distinguen los sitios se hallarealmente en ellos. Hablo de las señaque están sobre la superficie de la tierra

El Libro, que ví, hablaba de sitios dveinte tesoros, poco más, o menosespecificando señales que efectivamentse encuentran; v. gr. en el camino de tal



al parte, al pie de un Monte, a tadistancia, al lado derecho del caminhallarás una peña, y junto a la peña unfuente: a la distancia de dos varas de lpeña, por la parte que mira al Orientecavarás, y encontrarás a la profundida

de dos varas, &c. ¿Quién pudo dar laseñas de todos estos sitios sino quieos reconoció todos? ¿Y quién pud

reconocerlos todos sino algún habitadodel propio País? O sean dos, o tres, más, si se quiere, pues no ha

mposibilidad alguna en que tres, cuatro bribones concurriesen a estbuena obra. Pero la hay en que algúMoro, habiendo heredado este cartafoli



de sus mayores, regalase con él a algúEspañol, por la razón que ya se ha [13dado de que los Moros no dejaroescondidas acá sus riquezas.

7. Mas el pobre mentecato quadvierte puntuales todas la

circunstancias exteriores del sitio quapunta el cartafolio, como está en lerrada persuasión de que aquella

noticias vinieron de la Africacomunicadas entre aquellos infieles dhijos a nietos, desde alguno o algunos d

os expedidos de España, no dudando da verdad de ellas, traga el hilo anzuelo, y se pone a cavar en el sitilena la cabeza y el corazón de l



esperanza de verse luego muy opulentoAgrega oficiales, porque se supone quhay mucho que cavar, y es menesteabreviar la obra por concluirla, anteque llegue la noticia a los Ministros da Cruzada. Con esta mira se expende

ajadas y tragos con mano pródiga. Nse duda de hallar las señas interioresporque las juzgan consecuencia firme d

as exteriores. Aquéllas varían en emanuscrito, respecto de varios sitioscomo éstas. Y también en la calidad,

cantidad de tesoro hay su diferenciaPongo por ejemplo (prosigue así emanuscrito): A vara y media dprofundidad hallarás una piedr



cuadrada de una vara de ancho, debajde ella dos vigas cruzadas, debajo déstas una bóveda de ladrillos quromperás, y dentro encontrarás un cofrgrande de plata, lleno de monedas doro.

8. Como el que compuso el Librejno era Zahorí (en el tercer Tomo deTeatro Crítico tengo probado que no lo

hay en el Mundo) para ver lo que hadentro de la tierra, si que aquí echmano de lo primero que ocurre, despué

de reventarse los infelices a cavar, más cavar, ni hallan la piedra cuadradani las vigas cruzadas, &c. Con que svuelven a sus casas pesarosos,



arrepentidos, aunque no escarmentadosporque aun quedan con la esperanza dque en otros sitios no los engañará ecartafolio, porque acaso el Moro sequivocaría en las circunstancias deque exploraron, o había error de

amanuense. Conocí a hombre quexploró más de siete u ocho sitios.

9. Habrá quienes juzgue

nverisímil, y aun increíble, [14] questos escritos sean mera producción dun voluntario embuste, porque nadi

miente, especialmente cuando la mentires algo laboriosa, sin interés alguno¿pero qué interés puede tener el Autode un Libro de éstos en cargarse de



rabajo de escribirle? Convengo en quel asumpto de la objeción es verdaderoEs así que nadie comete alguna accióviciosa sin interesarse en ella por algúcamino. Pero digo lo primero, que estnterés es vario, y uno de los má

comunes es el deleite que se percibe eella misma. El glotón, el ebrio, eascivo, ¿qué otro fruto sacan de su

excesos que la delectación que logran eellos? ¿Y para qué hemos de filosofar eun asumpto que cada día palpamos co

a experiencia? Ojalá no la hubiera. Lohombres, que se deleitan en mentir, somuchos. Este deleite consiste, ya en quo consideran como gracejo capaz d



divertirlos a ellos, y a otros; ya en qumiran la ficción como parto de sagudeza; ya en que el que engaña, scontempla con cierta superioridad despíritu respecto del engañado, cuyresulta es una especie de triunfo sobre l

ajena credulidad. Yo quisiera quconspirasen conmigo todas las almanobles a apear de tan necia presunción

estos bastardos espíritus, dándoles conocer, que si en la racionalidad haheces, eso que llaman agudeza son la

más viles heces de la racionalidad. Lque yo por mí con toda realidad puedprotestarles es, que hasta ahora no vhombre alguno de entendimiento claro,



penetrante que no fuese amantísimo de lverdad.

10. Digo lo segundo, que eembustero que fabrica un escrito desoros, puede mirar a otro interés má

sólido que el deleite de mentir, aunqu

ustamente más ilícito, que evendérselo por precio algo considerabla algún avaro simple, cuyos reparo

contra la veracidad del escrito será fácieludir con algunas artificiosanvenciones.

11. Lo que más coopera a mantener os investigadores de tesoros en la vanesperanza de descubrirlos es la noticide algunos, que por casualidad s



hallaron en varias partes; pero estmismo debiera desengañarlos: porque s15] la invención de esos se debió a l

casualidad, y no a la diligencia, esoejemplares en ningún modo puedealentarlos al trabajo que se toman. Si

embargo, la codicia los ciega parpensar, que lo que uno u otro lograronpor mero beneficio de la fortuna

conseguirán ellos por su afánAcuérdome de haber leído en Plutarcoen la vida de Pompeyo, que cuando est

Héroe marchaba en la Africa con suTropas contra Domicio, dos o treSoldados suyos tuvieron la suerte dencontrar una buena cantidad de plat



mal escondida en la tierra, lo cual vistpor los demás todo el Ejército se aplica revolver la tierra de un dilatadísimcampo, creyendo que en él estarían otramuchas riquezas ocultadas, sin que poalgunos días pudiese el Imperio d

Pompeyo removerlos de aquella vanfatiga, que no les produjo otra cosa quel arrepentimiento de haberse metido e

ella. Lo primero sucede a nuestronvestigadores de tesoros. La felicida

de poquísimos en la fortuita invenció

de ellos, hace infelices a muchos qunútilmente expenden su dinero, y ssudor por descubrirlos.

12. Ni aun cuando fuese efecto de s



diligencia la dicha de esos pocos, serídel caso para alentar la esperanza dnuestros exploradores. Estos buscaesoros que dejaron escondidos lo

Moros; pero los que fortuitamente se hahallado (por lo menos aquellos pocos d

que yo tengo noticia) ni son, ni fueroamás de Moros. Aquí ví hasta treint

monedas de plata de uno, que poco ma

ha de veinte años se descubrió distancia de seis, o siete leguas de lCiudad de León; pero todas, como s

veía en sus inscripciones, eran deiempo de los primeros EmperadoreRomanos.

13. Lo peor que tiene esta manía d



buscar tesoros es, que según la prácticde muchos entra en ella una buena doside superstición. Es el caso, que debajde la persuasión de que los tesoroestán encantados, o que por lo menos lestán algunos, se han inventad

Exorcismos con varias fórmulas, y ritopara desencantarlos. Yo me enteré doda la maniobra que hay en esto, po

medio de dos manuscritos [16] que mcomunicó cierto buen hombre. Éstedespués de fatigarse a sí, y a otro

mucho tiempo en la inquisición desoros, algo desengañado ya de lnutilidad de su trabajo, y al mismiempo receloso de que hubiese en é



algo de superstición, me comunicó lodos manuscritos, que un tiempo habíguardado como más preciosos que l

iedra Filosofal . Uno de estomanuscritos era el que dije arriba, qudaba razón de los sitios donde está

sepultados los tesoros. El otro contienos conjuros con que se desencantan. N

ví disparatorio igual en mi vida.

14. Según lo que supone el mismcontexto de los conjuros, lo qusignifica esto de estar encantados lo

esoros es, que los demonios (o uno muchos en cada sitio) los guardan dondestán sepultados; de modo, que npueden parecer, o descubrirse, s



primero con la virtud de los Exorcismono se arrojan de allí los malignoEspíritus. El proceder de los conjuros edilatado. Inclúyense en él varioEvangelios, y Oraciones. Entra tambiéa Letanía mayor, el Ofertorio de l

Misa, y el Responso de San AntonioRepítense sahumerios de incienso mirra, como también rociadas de agu

bendita. Hay tal cual ceremonia ridícula la sacrílega barbarie de que cuando snvocan la Santísima Trinidad nuestr

Señor Jesu-Cristo, y María Santísimaesta Señora se nombra antes que lSantísima Trinidad. A lo último sntima, que en todos estos conjuro



ntervengan a lo menos tres Sacerdotes.15. Yo no creo más que el diablo s

ocupe en guardar tesoros sepultados ea tierra, que lo que nos dicen lo

Mitológicos, que un dragón guardaba ede las manzanas de oro en la Africa,

otro el del vellocino de oro en ColcosY no sería acaso desnudo de todverisimilitud discurrir que de aquella

fábulas tomó estotra su origenmayormente cuando el dragón esímbolo tan propio del demonio, que e

el Apocalipsis se designa repetidaveces con este nombre.16. Como quiera, la ridícul

persuasión de que el demonio s



constituye guarda de los tesorosepultados, no es [17] taprivativamente propia del ignorantVulgo, que no se halle apoyada por tacual Escritor serio. El Padre MartíDelrío cita algunos, que refieren casos

os cuales, no sólo suponen que loEspíritus malignos se han encargado da custodia de las riquezas subterráneas

mas aun podrían, siendo verdaderosautorizar la práctica de proceder coexorcismos en el descubrimiento d

ellas, porque su asunto se reduce a quel demonio mata, o por lo menos lprocura, a los que se empeñan edescubrirlas. El más célebre, por esta



vestido de circunstancias muespeciales, es el siguiente.

17. Hay en el territorio de Basileuna dilatada caverna, a cuyo términacaso no se penetró hasta ahora. USastre de Basilea, que se pinta simple,

bien por mera curiosidad, o con lesperanza de hallar algún tesoro, sanimó, no sólo a entrar en ella, mas au

de avanzarse más adelante de dondotros habían llegado. Metido en la grutacon una vela bendita encendida en l

mano, dijo, que lo primero había entradpor una puerta de hierro a una cámarade allí a otra; y en fin a unodeliciosísimos jardines, en medio de lo



cuales, colocada en magnífico Palacioestaba una Doncella extremamenthermosa, sueltos los cabellos, ceñidaas sienes de dorada diadema; pero e

vez de los miembros, que correspondea la parte inferior, terminaba en un

horrible Serpiente. Luego que el Sastrpareció a su vista, tomándole de lmano, le acercó a una arca de hierro,

abriéndola le mostró en ella infinidad dmonedas de oro, plata, y cobre, de lacuales le dio algunas, las cuales é

después mostraba. Mas para abrir larca fue menester que la Doncellmperiosamente acallase dos grande

Alanos que la guardaban, y daba



erribles ladridos. A esto se siguimanifestar la Doncella al Sastre shistoria, y su destino; conviene a saberque era hija de un Rey, y en virtud de nsé qué imprecaciones diabólicas habíomado aquella horrible figura, en l

cual había de conservarse hasta que uoven, que jamás hubiese tocado a muje

alguna, le diese tres osculos, con lo cua

se restituiría [18] a su antigua forma, recompensaría a su galante redentorhaciéndole dueño de todo aquel tesoro

El Sastre, que debía de hallarse con lpureza necesaria para aquella empresase resolvió a ella; pero no la finalizóporque al Segundo osculo hizo l



Doncella tan extraordinariomovimientos, por el gozo de ver tapróxima su redención, que temiendo lhiciese pedazos, huyó de ella, y de lgruta.

18. Referido así el caso, le explic

el Padre Delrío, diciendo, que aunqupuede ser que el sujeto de la historipadeciese alguna demencia, que l

representase como visto lo que erpuramente imaginado, se inclina más que realmente la Doncella era u

demonio del género de aquellos qulaman Lamias; los dos perros otros dodemonios, que eran guardas del tesoro, verdadero, o imaginario; y que el intent



de aquellos Espíritus infernales ermatar al pobre Sastre, si hubiese dado eercer osculo, de cuyo riesgo Dios libró, imprimiéndole aquel terror que l

hizo huir. Comentó bien excusadocuando sería mucho más fácil, y much

más verisímil cortar por la raíz, tratandde fabulosa la narración, la cual es ucomplejo de circunstancia

extravagantes, que tiene todo el aire dcuento de viejas, y más cuando no haotro fiador de la realidad más que u

Sastre. Pero ha que en la Ciudad dSantiago se fabricó otro embustsemejante, interviniendo en él personade muy superior condición a la de



Sastre. Hay un monte vecino a aquellCiudad, llamado Pico-Sagro, y en él unprofunda caverna, en la cual satrevieron a descender ciertoaventureros, que afirmaban despuéhaber encontrado en ella un Ídolo de or

que guardaban dos Gigantes, con otraparticularidades que hacían la relaciócompleta. Averiguóse ser todo patraña

de que resultó bastante confusión a loautores de ella.

19. Ni es menos ridícula que e

cuento pasado la causa que señalLorenzo Ananías, citado por el mismDelrío, de guardar el demonio con tantvigilancia los tesoros escondidos. Dic



que lo hace así por reservarlos para eAnti-Cristo, a quien los entregará parograr el séquito de los [19] hombres, raerlos a la apostasía. ¿Pero de dónd

se sabe esto? Responde, que el mismdemonio se lo reveló así a ciert

adivino, Ariolo cuidam. Y el P. Delríañade, que aunque el demonio, compadre de la mentira, no merece crédit

alguno, no deja de ser algo verisímil,vero parum abhorret , que ése sea emotivo porque el demonio guarda lo

esoros. Pero yo pronuncio, que no tienesto ni el menor vestigio dverisimilitud. ¿Para qué los demoniosque tienen otras muchas cosas que hacer



han de estar continuamente ligados guardar los tesoros subterráneos, cuandcon la diligencia momentánea dsepultarlos tres o cuatro picas máabajo, los resguardarán de la rapiña, se desembarazarán de ese cuidado? N

es necesario imputar la mentirasuponiendo que lo sea, al demonio: ¿nera bastantemente abonado para ella po

sí mismo el Adivino?20. Arriba dije, que no me parecí

enteramente inverisímil, que esta vulga

persuasión de que el demonio guarda loesoros viniese de alguna de las dofábulas, el dragón que guardaba lamanzanas de las Hespérides, y el qu





debajo del nombre de Pluto, en que sconoce que hablan de uno mismo: Plutua Graecis fingitur divitiarum DeusPero sobre todo es decisiva en el asunta autoridad de Platón, el cual en e

Diálogo de Crátilo dice así: Plutoni

nomen ex divitiarum contributionductum est, eo quod inferne ex terrdivitiae emergunt . De estos, y otro

muchos pasajes, que se hallan en loAutores Mitológicos, se evidencia, quos Gentiles; que adoraban [20] a Plutó

como Dios del Infierno, no considerabasu imperio ceñido a aquella horriblcaverna, destinada al suplicio eterno dos malos, sino extendido a todos lo



ugares, y sitios subterráneos, que edonde ya por las minas de los metalesa por los tesoros escondidos, se hallaas riquezas. Ni en rigor las voce

Latinas infernus, inferne, infersignifican sino lo que está debajo d

nosotros; y por consiguiente todo lsubterráneo, como se puede ver en loDiccionarios Latinos; así como la

voces opuestas supernus, supernesuperi, tampoco significan en rigor sino que está sobre nosotros; aunque e

cosas pertenecientes a la Religiórestringimos comúnmente el significadde las voces infernus, inferi, superi, o supremo, y a lo ínfimo.



21. No sólo parece hija de estfábula Gentílica la falsa preocupacióde los que hoy usan de Exorcismos pardescubrir los tesoros; sino la misma, cosólo la diferencia de que éstos dan Plutón su verdadero carácter qu

desfiguraban los Gentiles. Plutón erntendente, y Depositario de los tesoro

subterráneos. Eslo el demonio segú

nuestros preocupados vulgares. ¿Perquién es realmente Plutón, Deidad deGentilismo, sino el demonio? Quoniam

omnes Dei Gentium daemonia, dice ePsalmista (Psalm. 95.); lo que con mápropiedad se verifica de Plutón, que dodas las demás Deidades fingidas, po



ser su morada, y lugar de su residenciel infierno, donde preside al castigo dos malhechores.

22. Pero tenga el origen que squiera la aprehensión de que lodemonios son custodios de los tesoro

subterráneos, venga o no del Gentilismoo que nos hace al caso es saber que est

es una idea vana y ridícula, lo que m

parece he demostrado arribsuficientísimamente; y la inspección dos conjuros; de que usan los minadore

de tesoros para desencantarlos, comellos dicen, descubre más su fatuidadVe aquí Vmd. la ceremonia con quconcluyen todos sus conjuros, copiad



del Librejo al pie de la letra, porque ríun poco.

23. Todo alrededor dondestuvieren, con agua bendita, y [21después con un humazo en una oll

rande, como mirra, e incienso, y

aurel, y yerbas de San Juan, y romero piedra azufre, y ruda, todo est

bendito, se ha de fumar el círculo tod

alrededor, y por todo él muy biendespués dejarlo estar, incensando emedio: y así como fueren cavando, s

ha de ir echando agua bendita; ycuando lo hallaren (el tesoro) , lo hade fumar muy bien para quitarle eveneno, y pestilencia. E inmediatament



supone la advertencia de quntervengan en esto a lo menos tre

Sacerdotes. Bien puede ser que algúSacerdote mentecato haya sido autor dodos estos conjuros, porque h

observado, que de tres siglos a est

parte, o poco más, algunos Sacerdotediotas van extendiendo cada día a más

más objetos improprios el uso de lo

Exorcismos. Nuestro Señor guarde Vmd. muchos años, &c.



Carta III

Sobre el Rinoceronte, yUnicornio. Es respuesta a una

anónima

1. Muy Señor mío: Aunque habiendV… ocultado en la suya, sin que ypueda adivinar el motivo, no sólo lpersona, mas también el lugar de dond

escribe, es preciso que yo ignore quién, y a dónde debo dirigir lrespuesta. No me quita esto la esperanz

de que llegue a sus manos; porqu



estando yo en ánimo de estamparla en msegundo Tomo de Cartas, y viendo por lde V… que es aficionado a mis Escritospuedo suponer, que deseará ver estnueva producción mía, y poconsiguiente en ella se verá respondido

Réstame empero, por aquella omisióna duda del tratamiento que debo dar

V… Veo [22] en la Carta señas de se

por lo menos Señoría, pero que ndesdicen de que sea Excelencia; ¿y qusé yo si Alteza? Así me resuelvo a deja

o del tratamiento de blanco, para quV… coloque el que le corresponde.2. Díceme V… por vía d

mpugnación a lo que en el segund



Tomo del Teatro, disc. 2, escribí deUnicornio, que los Autores Naturalistasque han escrito que no hay RinocerontesUnicornios terrestres, han estado en uerror, lo que se prueba con uRinoceronte, que se trajo vivo

Bruselas en el mes de Junio del presentaño de 1743, el cual añade V… que sayuda de Cámara, que se hallaba a l

sazón en Bruselas, tuvo la curiosidad dver como puesto en espectáculo a toda Ciudad. La relación del Ayuda d

Cámara, copiada por V… contiene lsiguiente: «Esta bestia no tiene más dcuatro años, y pesa tres mil quinientaibras; pero no ha crecido todavía lo qu



ha de crecer. Tiene un cuerno debajo dos ojos, el cual, aún no tiene más que u

pie de largo, por razón de ser todavícachorro; pero con el tiempo será de unvara como otros. Estos animales vivecien años. Comen todos los día

cincuenta libras de heno, y veinticincde pan, y beben catorce cubos de aguaEs tan alto como un buey de Frisia;

aunque tiene las piernas muy cortasdicen, que corre más que un caballo. Epellejo no tiene pelo, pero está cubiert

de una especie de pequeñas conchasTiene la cabeza como de ternera, permucho mayor. Está siempre eRinoceronte ocupado en amolar s



cuerno, por instinto natural, pardefenderse de los Elefantes, que son sumayores enemigos. Dicen que el Rey dFrancia le quiere comprar para tenerlen Versalles.» Hasta aquí la relaciónsobre la cual, y sobre lo que V… supon

en ella, tengo que hacer uno, u otrreparo.

3. Entra V… suponiendo, que lo

Rinocerontes son los mismos que slaman Unicornios terrestres. Es verda

que hay Autores que los confunden; per

os más, y mejores los distinguen, ya poa estatura, dando mucho mayor [23corpulencia al Rinoceronte; ya por esitio del cuerno, el cual en el Unicorni



sale de la frente, y en el Rinoceronte da nariz; ya por el tamaño de él, supone

de mucha mayor longitud en eUnicornio que en el Rinoceronte; ya poa piel, que es pelosa en el Unicornio,

no en el Rinoceronte. También es comú

distinguirlos por el capítulo de la virtualevifármaca, que conceden al cuerndel Unicornio, y niegan al de

Rinoceronte.4. Supuesta la distinción dicha, e

claro, que la descripción hecha por e

Ayuda de Cámara no cuadra aUnicornio, sí sólo al Rinoceronte; yporque tiene el cuerno, no en la frente, sobre los ojos, sino debajo de ellos,



por consiguiente en la nariz; ya por spequeñez: pues aunque en la relación spretende, que en llegando a su mayoncremento, será largo una vara, esto s

me hace enteramente inverisímil, neniendo ahora más que un pie, cuand

a la bestia es de tan gran corpulencique pesa tres mil quinientas libras, pueun tercio más que creciese, el má

agigantado Elefante no le igualaría; comúnmente se le atribuye aRinoceronte algo menor estatura que a

Elefante, aunque algunos pretenden qusea igual. Y a la verdad, aún dudo que emayor Elefante exceda el peso de tremil quinientas libras. Finalmente





Elefantes, juzgo inverisímil. Lo qudicen Plinio, Solino, Eliano, y otro

aturalistas es, que afila el cuerncuando se prepara para pelear con eElefante: Cornu ad saxa limat

raeparat se pugna (Plin. [24] lib. 8

cap. 20.) Sea esto así, lo que acasnadie vió, pero ¿no se viene a los ojosque si estuviese afilando siempre e

cuerno le gastaría enteramente, y en vede preparar la única arma que tiene para pelea se desarmaría del todo

Supongo que algunos de tantonoveleros, como concurrieron a ver lfiera, se lo dijo el Ayuda de Cámara, éste por falta de reflexión lo creyó.



6. También hallo alguna dificultad eel enorme peso de tres mil quinientaibras. Ya arriba dije, que acaso e

mayor Elefante no pesa más. Perpermitamos, que éste arribe al peso dcuatro mil, que son ciento sesent

arrobas. Si la bestia de Bruselas, siendaún cachorro, como sienta la relaciónpesa tres mil quinientas, cuando crezc

odo lo que puede crecer pesará cinco, seis mil, o más: con que será muchmayor que el mayor Elefante, lo que n

pienso haya dicho algún Naturalista.7. Convengo en que nada de estquita que la relación sea verdadera en lsubstancial, y como tal la admito



haciendo la distinción que se debe entro que al referente informaron sus ojos las noticias que adquirió por lo

oídos. Es justo que a él creamos lprimero, aunque él incautamente haycreído lo segundo. Pero supuesta com

verdadera la relación, lo que ella nopresenta no es la bestia a quieparticularmente damos el nombre d

Unicornio, sino la que con nombrespecífico se llama Rinoceronte.

8. A quien particularmente, digo

damos el nombre de Unicornio; porquomada esta voz genéricamente, y segúoda la amplitud de su significaciónambién es adaptable, no sólo a



Rinoceronte, mas también a otraalgunas bestias que sólo tienen ucuerno, como son el Asno Indico, lRupicapra Oriental, la llamada Origes, otras. Hasta siete especies de brutounicornes cuenta Jacobo Delechamp e

su Comentario de Plinio. Sobre lo quacaso no hizo reflexión el doctísimAutor de la Bibliografía Crítica, cuand

pensó exhibir contra mí una pruebconcluyente de la existencia deUnicornio terrestre con la especie, qu

rae nuestro Calmet en su DiccionariBíblico, [25] de ciertos JesuitaPortugueses que vieron, y sustentaroUnicornios en la Etiopía: Quin & PP



esuitae Lusitani, & vidisse se, &aluisse in Aethiopia Unicorneestantur : pues para salvar la verdad d

esta noticia no es menester, que aquéllofuesen los que particularmente, específicamente están en posesión d

este nombre, pudiendo entenderse la vocomo genérica de cualquiera de lamuchas bestias, que no tienen más qu

un cuerno. Y que aquel grande Expositoa tomó en este sentido, se colige co

evidencia de dos cosas: la una, que en l

cláusula inmediata antecedente, a que erelativa la conjunción quin et , &c. Nhabla del Unicornio propiamente tal, que posee este nombre como específico



sino del Rinoceronte: Cosmaonachus Aegyptius ita Rhinocerontem

describit, quasi notissima esset iethiopia bellua. Quin et , &c. La otra

a duda que en la misma parte muestren orden a la existencia del Unicornio

x his plane, quae hucusque narratsunt, satis intelligimus ea, quae dUnicornibus in Itinerariis narrantur

vel fabellas esse meras vel plura, avaria belluarum genera unum, idemqureputari. ¿Cómo pudiera quedar dudos

en orden a la existencia del Unicornipropiamente tal, si de él entendiese lnoticia que dan unos testigos tacalificados?



9. La confusión de los Autores, qunota Calmet en el citado pasaje, eciertamente tan grande, que apenas sobrotro algún punto de Historia Natural shallará mayor, ni acaso igual; puedebajo de un mismo nombre no

proponen animales de diferentes figuras tamaños, extendiendo asimismo est

diversidad a los cuernos de que está

armados. Con todo, la mayor, y mejoparte de ellos está convenida edistinguir el Rinoceronte del Unicornio

a por la mayor corpulencia de aquél, yporque el cuerno del Rinoceronte nacde la nariz, y es breve como de pie medio, y recorvo hacia arriba: el de



Unicornio largo, recto, y sale de lfrente.

10. La perplejidad, que con lavarias descripciones inducen lo

aturalistas, se aumenta, o se confirmcon [26] la inspección de los cuernos

entre sí diversísimos, que se muestran evarios gabinetes, y todos con el título dser de Unicornios. Aunque a la verdad

a duda que se funda en esta diversidadse pudiera allanar con un pensamientque me ha ocurrido; y es, qu

verisímilmente esos cuernos, o algunode ellos no son naturales, sinmonstruosos. Como la naturaleza dentrde la clase de los animales, en orden



os miembros, se aparte muchas vecede las reglas comunes, dando a tal, o tamiembro una configuración, y magnitumuy distinta de la ordinaria: ¿por qué npodrá en brutos de una misma especiproducir cuernos muy distintos e

amaños, y figura?11. En conclusión, yo me manteng

en la incertidumbre, que manifesté en e

ugar citado arriba del Teatro Críticosobre la existencia de bestia particulade las circunstancias que allí señaló e

el num. 13. Y en cuanto a la virtuelexifármica universal, que atribuyen aquel cuerno, no quedo en la mismndiferencia, antes resueltamente l



uzgo fabulosa. También en el uso, manifestación de esta virtud discrepaos Autores. Unos dicen, que disipa l

cualidad venenosa, infundiéndose en eicor inficionado de ella, o echando eicor en un vaso hecho de él: otros qu

sudando demuestra el veneno que spone a su vista. Y ya no faltan quieneambién refieran esta maravilla de

cuerno del Rinoceronte. Herbelot en sBiblioteca Oriental, v. Kerkedan (estes el nombre que los Persas dan a

Rinoceronte) dice, que los Reyes de lndia tienen en sus mesas el cuerno deste animal, porque con su sudor sdescubre cualquier veneno que ponga



en ellas: Car elle sue al’aproche dquelque venin que ce soit . Crealo quiequisiere, que yo creo en Dios, a quiesuplico guarde a V. muchos años.

NOTA. No disimularé al Lector, quemo mucho que la noticia, que recib

del Rinoceronte de Bruselas, seicción de algún ocioso. Así de m

dictamen debe suspender el asenso

hasta que se le confirme por otra parte







adquiridos imponen muchas veces para existimación de sabiduría, porque so

pocos los que tienen presente lo dJuvenal.

Ergo, ut miremur te, non tua

rimum aliquid da,Quod possim titulis incider

raeter honores.

3. Confieso, que esto me hizo algunfuerza; y en efecto, desde luego propusrebatir a este nuevo Impugnador. ¿Ma

que le parece a Vmd. me sucedió? A lectura reflexionada de una parte de l

obra reconocí la dificultad [28] de l

empresa. No ví escrito contencioso e



mi vida, cuya respuesta, o impugnaciófuese igualmente ardua, porque ningunví en quien reinase igual confusión. Nhay método, distinción, ni orden ecuanto arguye. A cada paso sencuentran embolismos, en que no s

percibe por dónde va, ni para dóndviene, ni aun si va, o si viene. Propónesal vez un objeto, como que va a trata

de él, y al momento le vemos saltar otro diferente. Frecuentemente arrolla lverdadero con lo falso, y lo dudoso

como que son una misma cosa. Copialgunas proposiciones mías parmpugnarlas, y la impugnación no laoca en el pelo de la ropa, porque mud



de objeto. Tan infeliz es en la punteríaque puesto el blanco a dos dedos de lboca del cañón, va el tiro a otra partePierde la mira, y el tino a cada paso; perdiéndole, le hace perder también os lectores, los cuales queriendo toma

el hilo, no hallan sino hilachas; distintasí, pero enredadas unas con otras; dmodo, que ni hacen tejido, ni ovillo

sino laberinto. Al fin, no me parece mapartaré mucho de la verdad, si digo quel Libro no es otra cosa que un almacé

de noticias infarcinadas (las mábebidas en charcos, o mal entendidas)maginaciones quiméricas, idea

obscuras, doctrinas embarradas



conceptos indigestos, explicacionemplicantes, contradiccione

manifiestas, &c. ¿Pero constituiré yo aRmo. P. Flandes responsable de todoestos defectos? En ninguna manera¿Pues no es él el Autor del Libro? E

alguna pequeña parte lo concederé. Eel todo, o lo más lo negaré. Explícome.

4. Ha días que de Murcia se m

participó la postdata siguiente de unCarta del Rmo. Flandes a ucorresponsal suyo: Aquí (en Valencia) s

ha forjado una nueva Academia, que hde ser Real. Son cincuenta sujetosentran a diez pesos, y cada mes do

ara gastos. Escribirán desde luego la





haría un retazo, otro otro, y de aquí vina confusión, la falta de método, la

muchas contradicciones, &c. A uno se lantoja decir una cosa, a otro otra. A unse le antoja el alabarme, a otrvituperarme. Uno daba en el clavo, otr

en la herradura. ¿Pero no podría, mdirán, corregir la Obra el Rmo. FlandesRespondo, que no admite esta Obra má

corrección que fundirse toda de nuevo; emió dar en rostro con su ineptitud a lo

subalternos, que estando recién formad

a Academia, podría descomponerse lSociedad.5. Desde el título comparado con e

asunto empiezan las contradicciones. E



ítulo es: El antiguo Académico contrel moderno Escéptico. El Autor scualifica a sí de antiguo Académico, y mí de moderno Escéptico. Ya sabe Vmdque Escéptico significa dubitante, quno afirma, ni niega; antes entre l

afirmación, y negación se mantiensiempre perplejo. Vamos ahora a lObra. Debajo del rótulo común d

efensa de la Física intenta probacontra mí cinco cosas. La primera, qua Medicina, como hoy se practica, est

en su perfección, y carece dncertidumbre. La segunda, qurealmente hay Esfera del fuego. Lercera, que hay Antiperístasis. L





de la Obra, pues ésta empieza con unarga, y vehemente inventiva de Just

Lipsio contra los ruines Críticos. Madespués de copiada aquella invectivapara exceptuarme de ella, estampa lacláusulas siguientes, en que me adorn

con un amplísimo elogio.7. «Esta ingeniosísima sátira d

Justo Lipsio, contiene cuanto sucede ho

día entre muchos Críticos. Son pocos losabios Correctores de nuestro siglo. Nobstante, luce brillando entre todos

como el Sol a vista de sus Planetas, eReverendísimo Padre Maestro FrBenito Jerónimo Feijoo, bien conocidpor su Teatro Crítico Universal, co



varios Discursos en todo género detras; pudiéndose con razón dudar, s

resplandece más en modestia, que edoctrina. Ésta se manifiesta en ununiversalidad de las Artes, y laCiencias que penetra, usa, y distribuye

aquélla se ve en una relevante, eminente religiosidad que le acompañaLa erudición en los Autores de toda

clases es como inmensa: su altsabiduría en el profundo conocimientde las causas admira: su inteligencia e

a penetración de los principios es dignfruto de su clara idea: su firme ciencien las resoluciones que establece rindel ánimo del que leyere: y finalmente s



dulce elegancia deleita, al paso que smétodo arrebata. Lejos está el Rmo. PMro. de ser comprehendido en el sueñLipsiano (está aquella invectivconcebida en la idea de un sueño)contra la perversión de la Crisis, siend

su juicio mayor que su fama.»8. Sobre que preguntaré lo primer

al Autor del Libro, ¿cómo se compone e

decir, que mi firme Ciencia en laresoluciones que establece rinde eánimo de los Lectores, con tratarme d

scéptico, o dubitante ¿La ciencia firmes perplejidad vacilante? ¿Estableceresoluciones es proponer dudasPreguntaréle lo segundo, ¿cómo s



compone este amplísimo, y no merecidpanegírico con los muchos dicterios quse me disparan en todo el discurso de lObra? Pues aunque no se me suelnombrar en ellos, el contexto [31declara con evidencia, que a mí viene

derechamente. En la página siguientlama frenéticos a los que se enfurece

contra los Médicos; y en la inmediat

dice, que el reprobar el uso de lMedicina fue error de los Anabaptistas es necedad de los Turcos. Estas do

sentencias totales tan honrosas, y tamodestas, o son contra mí, o no vieneal caso. Mas no dije bien: no vienen acaso, y con todo eso son contra mí. N



vienen al caso, porque yo, que soy eobjeto de la impugnación, ni me henfurecido contra los Médicos, ni hreprobado el uso, sino el abuso de lMedicina. Y con todo son contra mporque como el designio constante de

Autor en todo el Libro es alterar miproposiciones, y suponer que he escrito que ni aún me pasó por e

pensamiento; y como he dicho, no haotro objeto de la impugnación que yo, mí se me carga el frenesí de lo

enfurecidos, el error de loAnabaptistas, y la necedad de loTurcos. ¿Quién podrá creer, que es umismo Autor el que me adorna co





nvoluntaria del Autor. Entre las muchaSectas, en que se dividieron loAnabaptistas, hubo una que llamaron dos Euchitas; esto es, Orantes, lo

cuales reprobaban como ilícita egeneral toda diligencia human

necesaria para conservar la vidadiciendo que todo se había de esperanmediatamente de Dios, por medio d

a oración, ora fuese el manjar paralimentarse, ora la ropa para vestirse&c. ( Nat. Alex. tom. 8. Histor. Eccles

ag. 132.) Supongo, que entre estadiligencias para conservar la vidcomprehendían también la Medicina¿Pero quién no ve cuánta distancia [32



hay de aquella exclusiva universal a estparticular? Así el Autor tan favorable aquellos Sectarios, como inicuconmigo, a ellos rebaja la mayor y mádisonante parte de las fatuidades quproferían, y a mí me impone un

extravagancia en que jamás he caído.10. ¿Dónde leyó tampoco, que e

necedad de los Turcos reprobar el us

de la Medicina? Antes pecan por eextremo contrario, que es medicarsdemasiado, y amar los medicamento

nimiamente fuertes, y alterantes. Oigasal Geógrafo Mr. de la Martiniere, que eel Escritor más instruido en los genios, costumbres de todas las Naciones, qu



hasta ahora ha padecido. Luego ( dichablando de los Turcos ) que se sientecon la menor incomodidad, van a lcasa del Cirujano a sangrarse, y nhallan dificultad en abrirse la vena emedio de la calle: hácense aplica

ventosas, y quieren vomitivos, yurgantes muy violentos. Cuanto má

obra el remedio, tanto más es alabad

el Médico, quien para contemplarlos sve precisado a cargar excesivamente ldosis. Mire el Señor Académico mejo

as cosas antes de ponerse a escribir.11. Lo bueno es, que este ardientdefensor de la Medicina, que hoy spractica, la pone en mucho peor estad



que yo. Yo he dicho, que hay pocoMédicos buenos, expresión que no quitque haya cuarenta, o cincuenta buenos eEspaña, otros tantos en Francia, &cPero según mi impugnación, apenahabrá cuatro, o cinco en toda Europa qu

merezcan el nombre de Médicos. Nótesesta cláusula suya, conque empieza el n8. Por lo mismo protesto, que mi ánim

no es litigar, ni contradecir, sí dudardando a entender mis pensamientoocante a la Física Pitagórica, qu

discurro inseparable de la MedicinaEsto es decir, que no puede ser Médicquien en la Física no siga a Pitágoras, no sea Filósofo Pitagórico. Pregunt



ahora: ¿Cuántos Médicos habrá eEspaña que sigan la secta PitagóricaQuiero perder cuanto escribo, si shallaren ni aun dos, o tres que hayadado en tal manía. Por lo menos hastahora, habiendo tratado a mucho

Médicos, ninguno ví que adoleciese [33de ella. Con que habremos de decirapenas habrá en España dos, o tres qu

merezcan el nombre de MédicosQuedan muy bien los señores Médicocon la ilustre defensa que de ellos, y d

a Medicina hace mi sabio Impugnador.12. Noto, que los asociados a estObra seguían varias sectas Filosóficasuno una, otro otra, porque en varia



partes de ellas se ven recomendadas, aplaudidas, ya la de Pitágoras, ya la dPlatón, ya la de Aristóteles, ya la dLulio. Con que la cláusula, que acabo dcopiar, fue sin duda obra de algúPitagórico; pero que debía serlo sól

por un lado, y por el otro era Escépticoporque aquello de no querer litigar, ncontradecir, sino dudar , es proprio de

Escepticismo.13. Es verdad que aunque seguía

diferentes sectas, hallaron un raro mod

de conciliarse, y conciliarlas, que fusuponer, que todas eran una misma, quni Lulio discrepaba de Aristóteles, nAristóteles de Platón, ni Platón d



Pitágoras. De modo, que según estoAcadémicos se puede aplicar a aquellocuatro Filósofos lo que San Gregoridijo de los cuatro Evangelistas: Squaeras, quid Lullius sentit, honimirum quod Aristoteles, Plato, &

ythagoras. Si quaeras, quiristoteles sentiat, hoc procul dubi

quod Plato, Pythagoras, & Lullius. S

quaeras, quid Plato, hoc quod Lullius ythagoras, & Aristoteles. Si quaeras

quid Pythagoras, hoc quod Lullius

ristoteles, & Plato. ¿Se habrá vistamás igual embrollata filosófica? Se henido por extraño el intento de

Filósofo Ammonio de conciliar la



doctrinas de Aristóteles, y Platón. Pernuestros Académicos, no sólo sohombres para esto, sí para mucho máspues no sólo concilian a Platón coAristóteles; mas también a estos dos coPitágoras, y Lulio, que aun son má

opuestos a Aristóteles, y Platón, questos dos entre sí.

14. Al acabar de escribir esto

sintiéndome la cabeza algo cargadadeterminé orearme, dando algunopaseos en la Celda. Y ve aquí, que n

bien empecé a hacerlo cuando me vinal pensamiento determinar el modo co34] que procedería en la asistencia d

un enfermo un Médico imbuido de l



Filosofía Pitagórica. Como había pocque discurrir en la materia, al momentdí en ello. Lo primero preguntaría por ledad del enfermo, para saber si estaben año climatérico, o no; esto es, en añcompuesto de septenarios (porque est

observación viene de Pitágoras, que eodo aplicaba la observación de lo

números), para determinar si l

enfermedad era más, o menos peligrosaJuntaría a esto para el pronóstico algunoperación de Hidromancia,

igromancia; porque según San Agustílib. 7. de Civitat. Dei cap. 35.), qupara ello cita a Marco Varron, Pitágoraera Hidromántico, y Nigromántico



Cualquier cosa aplicaría pomedicamento, porque según Pitágoras eel mundo todo es animado (este dogme atribuye Plutarco) y así todo pued

vivificar, y alentar los espíritus; pero srecetase algunas píldoras, observarí

nviolablemente el número imparsagrado entre los Pitagóricos. En cuanta la dieta, mandaría severamente l

abstinencia de toda carne, en que jamádispensó Pitágoras por el principio dque nuestras almas pasan a los cuerpo

de los brutos, y así es ilícito matarlosEste precepto era común a sanos, enfermos. Lo mismo el de la abstinencidel pez llamado Melanuro, porque decí



estaba consagrado a los Diosenfernales. Lo de las habas ya se sabe

Para recrear el ánimo del enfermprescribiría el deleite de la Música, a lcual fue muy aficionado Pitágoras; perno sólo el de la Música de acá abajo

mas también de aquel celestial conceptque (según Pitágoras) hacenmoviéndose, y rozándose unos con otros

os Orbes celestes; que aunquconfesaba no poder sentirle los oídospor estar acostumbrados a él desde qu

nacemos, pero sí percibirle con lmente. Finalmente, si viese que eenfermo, en vez de sanar, se ibacercando a la muerte, le consolaría co



a doctrina de la transmigración, circulación de su alma por variocuerpos de brutos; la cual concluida, pomuchos que fuesen sus pecados, en eespacio de treinta mil años (éste es eplazo que señalaba Pitágoras a aquell

peregrinación [35] de bruto en bruto os que tuviesen muchas culpas qu

expiar) volvería a entrar en otro cuerp

humano al tiempo de engendrarse éste.15. Si me dijeren que éstas so

chanzonetas, repongo, que los dicho

son los dogmas Pitagóricos; y no veotro modo de usar de la FísicPitagórica en la Medicina.

16. Quisiera parar aquí: pero veo e



el número inmediato una vehementdeclamación contra todas las doctrinade Autores extranjeros (por lo menos lodel Norte) en Física, Matemática, Medicina, sobre que no puedo menos ddecir algo. En ella, después de otra

cosas, se explica así el Autor: Al cabde tantos años introducimproporcionadas plantas venidas de

orte, donde los Autores viven heladoen la Fe, y Caridad, y concurriendodos ellos (como se ve), al despreci

de la Física Pitagórica, de letafísica Platónica, de la Lógicristotélica, y de los Santos Padres, e

cuanto Filósofos, es motivo par



recelar que los Herejes con suhalagüeñas voces nos quierantroducir su veneno en la dorada cop

de su experimental Filosofíadisponiéndonos a sacudir el yugo de lautoridad de nuestros mayores, par

abrir en adelante brecha contra loestudios de Filósofos, si Gentiles esus escritos, ya cristianizados, y logra

en nosotros la ignorancia de la Lógicaórgano maravilloso que coadyuva resolver sus sofismas, para avanza

ellos después a que le sacudamoambién en cuanto Teólogos: de suerteque triunfe el Infierno de nuestra Fe&c.



17. Muchos más absurdos hay qurenglones en esta declamatorinvectiva. 1. Las doctrinas Médicas

Físicas, y Matemáticas que recibimos dafuera, no sólo vienen del Norte, maambién del Nordeste, y del Este. Quier

decir, de Francia, y de Italia. 2Extráñese como obscura la expresión d

lantas improporcionadas Será acas

modo de hablar Pitagórico; porquPitágoras todo lo reducía a proporcionenuméricas. 3. Sea el que se fuere e

significado de esas voces, para qucreamos esa improporción no basta quel Académico lo diga. 4. El que todoos Autores Matemáticos, Físicos, [36]



Médicos del Norte concurran adesprecio de la Física Pitagórica, si shabla de desprecio expresado en suEscritores, es muy falso, pues no sacuerdan de Pitágoras, ni para bien, npara mal. 5. Física Pitagórica se pued

decir que es negación de supuestoPitágoras nada escribió. Así lo dicePlutarco, y Diógenes Laercio. Sólo po

radición se sabe, que daba poprincipios de todas las cosas laproporciones numéricas, y que habí

omado de los Egipcios lransmigración de las almasConsiguientemente a lo cual afirmabque su alma había estado en otro



cuerpos antes que él naciese; y lo que emás gracioso, los señalaba, diciendque había estado primero en el cuerpde Etalides, hijo de Mercurio: luego eel de Euforbo, que se halló en la guerrde Troya, y fue herido por Menelao

después en el de Hermotimo, Ciudadande Clazomena en la Joniaconsiguientemente en el de un Pescado

de Delos, llamado Pirro; muerto el cualaquella alma se había venido al cuerpdel mismo Pitágoras. ¿Todo esto e

Física Pitagórica? ¿O son sueños, delirios Pitagóricos? 6. Siendo tal ldoctrina de Pitágoras harían muy bien edespreciarla, no sólo los Autores de



orte, mas también los de OrientePoniente, y Mediodía. 7. Tampoco sacuerdan, ni Médicos, ni Matemáticoextranjeros de la Metafísica de Platónni para apreciarla, ni para despreciarlaporque tanto hace al caso para aquella

facultades, como a uno que tratase de láutica el arte de cocina. 8. L

Metafísica de Platón se reduce a la

deas separadas, y de éstas digo lmismo, que si los Autores del Norte ladespreciasen harían muy bien, como la

despreció Aristóteles, y los que siguen Aristóteles. Sin que obste, que algunohayan querido dar a Platón un buesentido, porque manifiestamente e



opuesto a la letra, como yo tengo bieaveriguado. Haeretica IdearumSacramenta llama Tertuliano a las IdeaPlatónicas; y dice que en ellas se ven lasemillas de los errores de los Gnósticos9. El que todos los Autores del Nort

desprecian la Lógica de Aristóteles sdice muy voluntariamente. Lo que hay eesto es, que los Autores, tanto de

ordeste, y del Oriente, como del [37orte, que tratan de Filosofí

Experimental, Medicina y Matemática

no se acuerdan de tratar ni de lAristotélica, ni de otra alguna Lógica, a porque no la juzgan necesaria par

aquellas facultades, o ya porque l



suponen estudiada en las Aulas. 10. Nos Autores Médicos, ni lo

Matemáticos del Norte se acuerdan esus escritos de los Santos Padres; comni tampoco se acuerdan de ellos loAutores Médicos, y Matemáticos d

talia, Francia, y España. Si estsilencio significa desprecio, a todas la

aciones toca el rayo. 11. Si lo

Filósofos nuestros mayores errarondebemos estimar a los modernos que lompugnan, y nos desengañan. La

cuestiones Filosóficas no se deciden poa Cronología, averiguando en qué edafloreció cada Autor, para saber si emás antiguo, o más moderno, sino po





algún error puesto a nuestros DogmasCon todo, el Académico quiere que srepudien todos estos por ser de Herejespor más que los Libros no herejizen, se adoren los de Hipócrates, en quienesirve de umbral una abierta profesió

del Gentilismo en aquel célebruramento del mismo Hipócratespollinem Medicum, & Aesculapium

ygaeamque, ac Panaceam iuroeosque omnes, itemque Deas teste

acio, &c. De Galeno ya se sabe qu

constituyendo el alma en la harmonía, proporción de los cuatro humores, lnegó la inmortalidad. 13. Lexperimental Filosofía da una idea má



viva de la infinita sabiduría, y poder deCriador, y en ninguna de sus partes tiena más leve concernencia con los errore

de los Herejes. [38]18. Yo tengo los cuatro Tomos d

Filosofía Experimental de Robert

Boyle, Hereje Anglicano; y desde luegdesafío a todos los cincuentAcadémicos de la nueva Academia

que no me darán en todos ellos ni unpalabra que no pueda pasar indemne poodos los Tribunales de la Sant

nquisición; y alargo la apuesta aun a locuatro Tratados Teológicos que escribieste Autor: el primero de AmorSeraphico: el segundo de sum



veneratione debita Deo ab humanntellectu: el tercero de Stylo Sacra

Scripturae: el cuarto de ExcellentiTheologiae. 14. Y en caso que loHerejes en la dorada copa de l xperimental Filosofía nos presenten e

veneno de sus errores, ¿no será mejoadmitir la copa, y derramar el venenoque repeler uno, y otro? Los ignorante

no disciernen el veneno, es verdad, pueden tragarle pensando que es cordialMas en ninguna parte faltan Doctos qu

se lo hagan vomitar. 15. ¿Pero no hamás Libros de Filosofía Experimentaque los que componen los Herejes? DAutores buenos Católicos nos dan Italia



Francia innumerables. Pero al señoAcadémico, que escribió lo que ahora sva notando, se le advierte, que ese vanespantajo, con que ha tiempo nos andaalgunos quebrando la cabeza del riesgque hay en la lectura de Libro

Extranjeros, es una añagaza que ya estmuy entendida. Este es un artificigrosero de ciertos pobres Literarios, qu

quieren pasar por Filósofos, sin ser máque unos Metafísicos; y como los LibroExtranjeros, que tratan de la Filosofí

Experimental, y enseñan los secretos demecanismo, descubren su ignorancia, hacen que la descubran los que saplican a ellos, con este fingido mied



de la introducción de la herejía, loquieren desterrar todos de España, quieren que todos los Españoles seagnorantes, porque no se conozca qu

ellos lo son. También le advierto, qupor más que se desgañite contra lo

Libros Médicos de Autores Herejes, nha de lograr, que nuestros profesoreEspañoles echen al fuego a su Wilis, a s

Sidenhan, a su Doleo, a su Etmulero, su Manget , a su Boerahave, a s

offman, y a otros muchos. [39]

19. Yo, Señor mío, empecé escribir esta Carta sin ánimo de hacecrítica del Libro que suena ser del PFlandes, sino en términos muy generales



Pero ya que insensiblemente me fumetiendo en particularizar algo, no mamaño a contentarme con tan poco. Perampoco me alargaré mucho, porqu

aclarar todas las confusiones, manifestaodos los desaciertos de este Libro, n

podría ser sin hacer seis volúmenes demismo tamaño; porque ciertamentedesde el principio hasta el fin, no veo e

él sino continuas, no sé si las llamequivocaciones, o alucinaciones, y poa mayor parte arrolladas unas con otras

de modo, que la única dificultad que haaquí, y verdaderamente no leve, edesenredarlas, y colocar cada una en sugar; pues hecho esto, el más lerd



conocerá lo que es equivocación, lo ques despropósito, lo que es futilidad, lque es quimera, &c.

20. Y desde luego conocerá Vmdque es preciso que haya infinito de estabaratijas en el primer asunto que s

propone el Autor, o los Autores; esto esprobar, o defender la incertidumbre, perfección de la Medicina en el estad

que hoy la tenemos.21. Si la Medicina es incierta, de s

ncertidumbre se sigue su imperfección

el que la Medicina, a excepción dpoquísimas reglas, es incierta, es uncosa tan visible, tan palpable, que sdebe admirar que haya racional que s



empeñe en contradecirlo; mas no sdebe admirar, que el que se pone en estempeño, aunque sea el mayor ingenidel Mundo, no diga cosa que tenga lmás leve apariencia de prueba; porque¿cómo se ha de probar lo que e

visiblemente falso? Así en tales casos eúnico recurso que queda, es embolismos, y confusiones. Pero lo

embolismos, y confusiones se disipancomo disipó Diógenes el sofisma, coque Zenón de Elea pretendía probarle

que no había movimiento alguno en eMundo. Esperaba Zenón meter, enredar a Diógenes en el obscuraberinto de su sofisma, de modo que n



pudiese salir de él. Pero Diógenesdespreciando aquella dialécticfruslería, se levantó del asiento [40] eque estaba, y paseándose por la cuadrdijo a Zenón no es menester más questo para convencerte de que hay

movimiento, y que pretender lo contraries un delirio.

22. Al caso. Invéntense los sofismas

que se quieren, para probar que lMedicina es científica, y cierta; lexperiencia nos muestra tan clarament

en las contradicciones, y contrariedadede los Médicos su incertidumbre, comen el paseo de Diógenes la existencireal del movimiento. Si reprueban uno



o que aprueban otros, y esto tageneralmente, que es rarísimo eremedio, o en rarísima enfermedad haremedio que no tenga muchocontradictores, ¿dónde está la certeza da Medicina? Yo lo diré, en los Angeles

no en los hombres.23. ¿Y qué responde el Académico

una prueba tan clara, y decisiva? Cosa

que no están escritas. Cosas, digo, nescritas, ni vistas, ni representadas, naun soñadas, hasta que el Académico la

soñó, y las escribió.24. Dice, que las oposiciones quhay entre los Médicos, que opinadiversamente, sólo son aparentes; per



en la substancia de la cosa todos estáconformes. Mas para disponer loánimos de los lectores a tampersuasible asunto, entra sentand

primero lo mismo, y aun con más rigoen la Teología, y la Filosofía, siendo s

dictamen, que en todas las cuestionesque se agitan entre Filósofos, y Teólogode diversas Escuelas, todos dicen un

misma cosa, y todos dicen la verdad, siotra discrepancia que la de explicarsdiversamente. ¿Qué es posible, que e

Académico diga eso? Nada más, y nadmenos.25. En orden a la Teología repas

Vmd. la siguiente cláusula al num. 37, e



que habla de las disputas que tieneunos con otros los Teólogos: Repito, quoda la duda está en las voces, y en qu

cada Teólogo piensa explicarse mejoque el que lleva modo contrario asuyo. Por esta misma razón los toler

a Santa Iglesia Romana, que si viese os Teólogos oponerse realmente, v.g

diciendo: Dios es bueno: Dios no e

bueno, de contado condenaría lnegativa; pero viendo, que todos sexplican bien, y sólo se disputa [41

quien se explica mejor, los deja decir, yque formen opiniones sobre la mejoríde su explicación.

26. ¡Ay pobre de mí! Con que tanto



Libros llenos de cuestiones de TeologíEscolástica; tantas, y tan vivaconcertaciones entre Escuelas opuestasantos; y tan continuados gritos en la

Aulas, todo rueda únicamente sobrexplicarse más, o menos bien. Todo

dicen una misma cosa, todos dan con lverdad , (expresión de que había usadpoco antes); y aun lo que es más, todo

se explican bien. Unicamente se porfídesde que hay Cátedras de TeologíEscolástica, sobre quien se explic

mejor. ¡Qué lástima! ¡Qué tiempo taperdido! ¡Qué rentas tan mal empleadas27. No toleraría, según e

Académico, la Santa Iglesia Romana



os Teólogos, si los viese oponersrealmente, y para esto trae empertinentísimo verbi gratia de si uno

dijesen, Dios es bueno, y otros, Dios nes bueno, en cuyo caso de contadcondenaría la negativa. Ya se ve, qu

condenaría la negativa, porque lnegativa es una blasfemia. Pero nhabiendo, ni blasfemia, ni erro

Teológico, ni átomos de él, ni por unparte, ni por otra, en las cuestiones eque sienten diversamente los Teólogos

aunque la oposición sea real, y no sóldiversidad en el modo de explicarse¿por qué no los ha de tolerar la Iglesia¿O por qué ha de condenar ni a una, ni



otra opinión? Mas esto de embarrarmezclar, y confundir cosas diversísimascomo si fuesen una misma, ya hadvertido, que es un defectranscendente a todo el Libro de

Académico, y muchas veces si

solaparlo en alguna manera, como en ecaso presente, en que con un verb

ratia, metido de topetón confunde la

cuestiones, en que mutuamente discrepaos Teólogos, con las verdade

Católicas, en que todos los Teólogo

concuerdan.28. Es cierto, que graves Teólogosienten, que entre los muchos centenarede cuestiones de Teología Escolástica



que se agitan en las Escuelas, hay una,otra en que, bien descifradas las cosasse halla que la disputa [42] es sólo dnomine; pero a red barredera, sujetarlaodas a esta nota es una rar

extravagancia. Vayan al caso dos, o tre

verbi gratias. Dicen los Tomistas, quDios predetermina físicamente nuestraacciones libres. Niéganlo los Jesuitas

¿Esta disputa consiste sólo en las voceso en el diferente modo de explicarse¿Dicen unos, y otros in rei veritate un

misma cosa, y unos, y otros la verdadEstas proposiciones, hay físicredeterminación; no hay físicredeterminación son contradictorias



por consiguiente, si la una es verdaderaa otra es falsa; si la una es falsa, la otr

es verdadera. Luego, o los que profierea primera, o los que profieren l

segunda se apartan de la verdad. Demismo modo son contradictorias éstas

a física predeterminación destruye libertad: la física predeterminación n

destruye la libertad . Los Jesuita

pronuncian la primera, los Tomistas lsegunda: luego in rei veritate, y ecuanto a la substancia de la cosa,

erran éstos o aquéllos. También socontradictorias éstas, hay distincióreal formal in Divinis; no haydistinción real formal in Divinis



Aquélla es de la Escuela Escotísticaésta de la Tomística. ¿Lo que afirman loEscotistas no es una cosa real, que haex parte objecti, y no sólo ex modsignificandi? No hay duda. ¿No niegaos Tomistas esa cosa real? Tampoco l

iene. Luego la cuestión no rueda sobrel modo de explicarse, sino sobre lcosa explicada. Lástima sería gastar e

iempo en esto, si no sirviese pardesengañar a algunos pobres ignorantesa quienes se procura alucinar con tale

lusiones.29. De la Teología desciende eAcadémico a la Filosofía, donde con lmisma caridad ejercita su espírit



conciliativo, pronunciando, quRealistas, Nominales, TomistasEscotistas, Jesuitas, todos dicen unmisma cosa, aunque en diferentenguaje; pero aun la diferencia denguaje es poquísima, y que casi sól

consiste en la diversa pronunciación das mismas voces: Al modo ( éste es e

símil de que usa ) que el Valenciano, e

Catalán, y Mallorquín, [43] usando das mismas voces, y significado de ella

en su lengua Lemosina, apenas s

distinguen más que en lronunciación. Lo más gracioso es, qudespués de proponernos tan monstruosparadoja, sin más prueba que el símil d



su lengua Lemosina, concluye con efallo magistral de que quien estgnorase no sabe Filosofía; y a est

cuenta el Académico es el único que lsabe, porque todos los demágnoramos, o tenemos por quimera es

dentidad de doctrinas, debajo de uneve distinción en las voces, qu

ciertamente vienen a ser un hircocerv

iterario.30. Para en fin en la Medicina;

aunque confiesa, que en esta hay mayo

dificultad de conciliar las diferenteopiniones, no duda sujetarlas a suniversal proyecto de unión de Sectas. Acuyo fin, después de unas proposicione



vagas, y obscuras que piden muchcomento, prosigue así:

31. La ilimitación del objeto reaque es la potencial salud, sale aun poíneas que parecen encontradasorque las universales máxima

abrazan las opuestas inferiores, comser indiferente el animal para seracional, o irracional; abrazar l

universal cantidad el ser continua, discreta, &c. concordándolas en smismas. Al modo que para entrar e

urcia, uno vendrá por Orihuela, otror Andalucía, otro por Cartagena, yotro por la Mancha: son opuestocaminos, pero todos llegan.





por Orihuela niega que llegará a aquellCiudad el que va por Andalucía; ni eque va por Cartagena afirma que [44] vdescaminado el que toma la rota por lMancha. No así en la facultad Médicapues en ésta, no sólo hay diferencia d

caminos, mas también encuentro dopiniones, de las cuales una reprueba ecamino por donde va la otra.

32. Esto es lo que se ve cada día eos Pueblos grandes. Son llamado

varios Médicos para curar a u

personaje enfermo de peligro. Unreceta sangría, otro purga, y un tercerreprueba uno, y otro. Todos pretenden lsalud del enfermo. Este es el término



que aspiran. ¿Pero asiente cada uno que los caminos, que toman los otrosconduzcan a ese término? Nada menosEl que receta sangría, dice que el viciestá en la sangre, y así la purga no es decaso. El que receta la purga, acusa l

pituita, de que infiere que la sangría sernociva. Y el que reprueba sangría, purga alega, que el enfermo no tien

fuerzas para tolerar ni uno, ni otrmedio. Si viene un cuarto, acasconvendrá en la purga: pero no po

entonces, por estar aún la materincocta, a que se opondrá el que la habíordenado antes, alegando que haurgencia, &c. Es verdad qu



últimamente se determina esto, aquello; pero no porque nadie se dé poconvencido de las razones de otro; sinoo por la mayor autoridad extrínseca dalguno, o por evitar querellas; y mucomúnmente se deja la decisión a

arbitrio del enfermo, y de los suyosTodos juzgan que van por el caminderecho, por aquel camino, digo, qu

conduce a la salud del enfermo. ¿Perqué sucede infinitas veces al Médicosatisfecho del camino que ha elegido

Lo que dice Salomón (Proverb. cap. 16. st via quae videtur homini recta, &novisima eius ducunt ad mortemPiensa que camina al término feliz de l



enfermedad, y da con el funesto términde la vida.

34. Esta oposición diametral de loMédicos, condenando unos por nocivo que otros aprueban por útil, no sól

se ve en los Profesores que ejercitan e

Arte, mas también frecuentísimamente eos Autores que la enseñan en lo

Libros. Esta es una verdad tan clara, qu

sólo podrá dudar de ella quien no haypuesto jamás los ojos en [45] Libros dMedicina; y yo la he observado con l

mayor evidencia en varias partes de miObras, por lo cual es superfluidadetenerme más sobre este asumpto.

35. Vamos al otro símil de l



ndiferencia del animal para seracional, o irracional. Es proverbio dos rústicos de mi tierra: Hum bom

exempriño acrara muyto a vista. Ubuen ejemplito, o simil esclarece mucha vista; esto es, da mucha luz a

entendimiento para percibir biecualquier cosa. Es cierto. Como por lrazón contraria lo es también, que lo

símiles impertinentes, en vez de ilustrarconfunden, y anublan la razón. Si males el ejemplo de Murcia, abierta

diferentes caminos, peor es el deanimal común a diferentes especies.36. La aplicación de él a la materi

presente claramente está indicada po





sin la huéspeda; y la cuenta viene erradde la cruz a la fecha. Supónese en ellaque todos los que los Médicos llamaremedios, o métodos curativosrealmente son tales. Y esto, no sólo efalsísimo en sí, pero lo tienen po

falsísimo los mismos Médicos, entrquienes lo que uno tiene por remedipara tal enfermedad, niega otro que l

sea; y recíprocamente niega aquel que lsea el que éste recomienda. Es remediel que aprovecha, no el que daña, y

cada paso a unos oímos decir que dañaos que otros dicen que aprovechan. LMedicina tomada propriamente, es uarte realmente curativo, no curativo sól



en el nombre; así sólo abraza en sesfera los que realmente son remediosno los que lo son [46] sólo en enombre, o los que erradamente juzgaserlo en varias ocasiones, enfermedades muchos Médicos. ¿Qu

paridad, pues, hay de esto a ladiferentes especies comprehendidadebajo de la razón común de animal

ómbrese el bruto que se quiera, todoconvienen en que realmente es animal, viviente sensible. Pero son infinitos lo

que tienen el nombre de remedios, quienes niegan muchos Médicos que lsean para tales, y tales enfermedades, as cuales los aplican otros Médicos



Mas como quiera, estos símilempertinentes tienen su uso para lnfinidad que hay de lectore

superficiales.38. Como yo no sólo probé l

ncertidumbre de la Medicina a ratione

mas también ab auctoritate, citando cinco Autores Médicos, que llanamentconfiesan dicha incertidumbre, pretend

asimismo el Académico satisfacer a estprueba, aunque no a la verdadrespondiendo, sino empatando; esto es

oponiendo a cinco Autores Médicosque confiesan la incertidumbre, otrocinco que afirman la certeza. Los que ycité son Etmulero, Ballivo, Sidhenan



r. le Franzois, y Martínez. Los que eAcadémico opone son, a Etmulero, LuiCornelio Rigio: a Ballivo, Raimundo dSabunde; a Sidhenan, Cornelio Gemmaa Mr. le Franzois, el Doctor Juan Aubra Martínez, Don José Sánchez de León.

39. Pero queda el Académico coodo esto muy lejos del pretendid

empate por muchas razones. La primera

sumamente substancial es que yseñalo individualmente los lugares dmis cinco Autores, y exhibo literalment

os pasajes; el Académico, ni uno, notro hace exceptuando al último dquien señala el lugar; mas no exhibe lapalabras. Y no puede ignorar e



Académico, que en puntos que sdisputan, no hacen fe citas vagasenunciando sólo, que tal Autor dice tacosa, sino que es menester notar el lugar copiar las palabras, porque así s

practica en todo el mundo; y es precis

practicarlo así, pues de otro modo emposible examinar la mente del Auto

citado. [47]

40. La segunda razón, que quita eempate, es, que no hacen igual fe, ni comucho, los Autores Médicos qu

aseguran la certeza de la Medicina, quos que confiesan la incertidumbreporque a aquéllos puede moverlos uafecto apasionado a su profesión; a ésto



sólo la verdad.41. La tercera razón consiste en l

desigualdad de los cinco que alega eAcadémico, respecto de los cinco quo cito. ¿Quién es Luis Cornelio Rigi

para oponerlo a Etmulero? ¿Quién e

aimundo de Sabunde para ponerlenfrente de Ballivo? ¿Quién CorneliGemma para compararle con Sidhenan

Etmulero, Ballivo, y Sidhenan lograentre los facultativos una mudistinguida reputación, por lo cua

apenas hay Profesor con medios parcomprar Libros Médicos, que no loengan en su Librería. ¿Pero quién s

acuerda de Rigio, Sabunde, y Gemma, n



para comprarlos, ni para leerlosApenas dos entre dos mil. Aun CorneliGemma ya puede pasar; porque al fin fualgo en su tiempo; esto es, ha cerca ddos siglos, cuando aún los Profesoreurabant in verba Magistri Galen

aunque verdaderamente más conocidfue por Astrónomo que por Médico¿Pero qué Médico oyó, ni leyó, no dig

as Obras, pero aun los nombres dRigio, y de Sabunde, salvo alguno ququisiese perder el tiempo en leer e

Catálogo de Autores Lulistas, que lodos Aprobantes del Académico, Apologistas de Lulio copiaron de IbZalzinger?



42. Por lo que mira a RaimundSabunde, noto aquí que quiso eAcadémico satisfacer de paso eescrúpulo que algunos lectores podíocasionar ver condenado en eExpurgatorio Español su Libro de l

Teología Natural, que a creo es la únicObra que compuso. Yo no sé si Sabundfue Médico, aunque el Académico l

cita como tal. Pero en caso que lo fuesebien pudo ser un gran Médico, y caer ealgunos errores Teológicos, com

sucedió a Daniel Sannerto, y a otrosMas el camino, por donde el Académicpretende salvarle de la condenación, edescamino. Dice que la Obra prohibid



de la Teología Natural [48] es uncontrahecha por el Hereje Juan AmoComenio, impresa en Amsterdam po

edro Van Dem Berg.43. Con su licencia no es así. E

mismo mismísimo Libro, n

contrahecho, sino por Sabunde, y demodo que estaba escrito antes de ledición de Amsterdam, se hall

condenado en el Expurgatorio. Parconvencerse de esto no hay más que leeas palabras del Expurgatorio que so

as siguientes.

R AYMUNDUS DE S ABUNDE .

Eius Thelogia naturalis, seu



liber creaturarum de homine, &natura eius, a Raymundo deSabunde ante duo saeculaconscriptus, nunc autem latino

stylo oblatus a Ioanne AmosCommenio, Amsterdami apud

Petrum Van Dem Berg.

44. En que se debe notar lo primero e

eius Theologia naturalis; esto es, scondena la Teología natural eius demismo Raimundo, no la Teología natura

de Juan Amos, ni de otro Hereje. Lsegundo, se condena el Libro quescribió el mismo Raimundo dos siglo

ha a Ruymundo de Sabunde ante du



saecula conscriptus: luego no sólo lnueva edición de Amsterdam. Lercero, no se dice en la prohibición qu

el Libro de Raimundo fue depravado, contrahecho por Juan Amos, sinprecisamente traducido en latín: nun

autem latino stylo oblatus a Ioannmos Comenio.

45. Ni obsta el especificarse l

edición de Amsterdam: porque en lregla 13 del Expurgatorio se advierteque los Libros condenados, expresand

alguna edición suya, se deben entendecondenados en todas las demás, qusean anteriores, que posteriores, si no shace positiva excepción. Y así l



edición de Argentina, con que acota eAcadémico, tan condenada está como lde Amsterdam.

46. Finalmente se debe observar quRaimundo de Sabunde estcomprehendido en el Expurgatorio entr

os Autores damnate memoriae dprimera clase. Y así le coge la cuarta das advertencias para la inteligencia de

Expurgatorio, [49] que declara que dos Autores damnatae memoriae d

primera clase todas las Obras se debe

entender condenadas, que se expresenque no, salvo cuando se haga positivexcepción de alguna. De que se infiercon evidencia, que aun cuando el Libr



de la Teología Natural, como lo escribiSabunde, se distinguiese mucho del quradujo Juan Amos, como Obra de Auto

damnatae memoriae de primera clasestá comprehendido en la condenación.

47. Prosiguiendo en el paralelo d

os cinco Autores del Académico coos cinco míos, digo, que el Doctor Jua

Aubri, que se sigue, es testigo contr

roducentem. Diré el por qué. Cita eAcadémico un Libro suyo, intituladoTriunfo del Archeo. Esto significa qu

siguió en la Medicina la SectHelmonciana; que con su jefHelmoncio atribuye todas laenfermedades al Archeo, o Espírit



nsito. Ahora bien: Los Helmoncianocondenan la doctrina Galénica, comerrada en la Teórica, y perniciosa en lPráctica. Buen apoyo éste para lpretensión del Académico, que quierconciliar todas las Sectas com

convenientes para la curación de laenfermedades, sin otra discrepancia quen el modo de explicarse.

48. Finalmente Don José Sánchez dLeón, Médico de Murcia, puede ser qusea un buen Médico; pero en razón d

Autor oponer éste, que lo fue de laprobación de un Libro (pues no se citotro Escrito suyo), al Doctor Martínezque lo fue de tantos que corren en e



público con mucho aplauso, es sacar acampo un Pigmeo contra un Gigante.

49. Pero ya suple el Académico lodefectos de sus cinco Autoresañadiendo que pudiera citar por lcerteza de la Medicina treinta, Lulistas

Supónese que estos treinta AutoreLulistas son Médicos; porque si no, nson del caso. ¿Y dónde están eso

Señores? En los espacios imaginarios, con el nuevo mundo que, según el PDaniel, fabricó Descartes. Vé aquí un

de las muchas cosas que convencen quel Rmo. Flandes no fue Autor de estLibro, o [50] sólo lo fue en unpequeñísima parte. Esto de decir qu





de Médicos. ¿Y dónde están loveintisiete que restan? No es menesteque estén en parte alguna. De tres shacen fácilmente treinta con añadir aguarismo tres un cero. No siendo de estsuerte, le digo al Académico, que má

fácil es contar una por una las once miVírgenes, dando sus nombres, y los dsus padres, y abuelos, que señala

reinta Autores Médicos Lulistas: y qucuando el Académico señale éstocontra cada uno de ellos señalaré y

rescientos Autores MédicoHipocráticos. Los pocos que siguen Lulio multiplican sus Sectarios como evulgacho las Brujas, que dice que está e



mundo lleno de ellas, y apenas erescientas leguas de tierra parecen diez

o doce. Pero multipliquen los Lulistas sus Cofrades, y Sectarios de Lulicuanto quieran, no pueden evitar ldesdicha de no hallar entre todos ello

¿qué mayor descrédito de una Secta?)no digo dos, tres, pero ni aun Autor sólde un nombre sobresaliente en l

República Literaria.50. Tan infelizmente como se h

visto discurre el Académico en l

pretensión de la certeza de la Medicinhasta el núm. 41, donde repentinamente vemos pasar de Médico

Genealogista. Presentemos, dice, l



Genealogía de la Medicina. ¿Y a qupropósito? Lo primero que ocurre esque como aquellos Nobles, que nienen mérito alguno personal, sól

pueden alegar la generosidad, y virtude sus mayores para lograr la estimació

que pretenden; así el Académicodesconfiando del valor intrínseco de lMedicina, [51] alega la excelencia de s

origen, para que quien no la aprecie poútil la estime por noble. Pero no es esoPropone la excelencia de su origen par

que creamos que hoy es tan perfectacierta, y excelente, como en suprincipios: lo que viene a ser lo mismque querer probar que un tal Fernánde



de Córdoba es tan valiente como el GraCapitán, porque desciende del GraCapitán. Lo peor es, que ni aun lpretendida descendencia puede probael Académico.

51. Su discurso, removida la infinit

fagina inútil, que mete en él, se reduce esto. El Autor de la Medicina es Diosquien con las demás ciencias la infundi

a Adán. Adán, porque vivió novecientoreinta años, alcanzó a su sexto niet

Matusalén. Este alcanzó a Noé po

seiscientos años. Noé, viviendrescientos cincuenta años después deDiluvio, alcanzó a su tercer nieto Heberen cuyo tiempo floreció Esculapio. D



aquí infiere que la Ciencia Médicnfusa de Adán, de éste pasó

Matusalén, de Matusalén a Noé, y doé, o mediata, o inmediatamente

Esculapio: por lo cual concluye musatisfecho, que viviendo Noé, enseñab

a Esculapio en la Asiria lo que oyó sus abuelos, hijos del susodichPatriarca.

52. No para aquí. Sem (prosigue eAcadémico), hijo de Noé, alcanzó Leví, Leví al Patriarca José, José

Amran, padre de Moisés. De que snfiere (añade) que con otras tregeneraciones se hallan las Cienciasentre ellas la Medicina, comunicadas a



Egipto. Mas porque llegando aquí se lpresenta hacia delante un larguísimntervalo de tiempo, sin ver los órgano

por donde en él se pudo comunicar a losiglos posteriores la Ciencia Médica dAdán, vea Vmd. cómo se socorre en est

angustia. Si permitiésemos ( escribe ) edecir que en los cuatro, o cinco siglosiguientes se hubiera perdido l

edicina, es ciertísimo que renovios las Ciencias en Salomón, com

consta de la Sagrada Escritura; po

consiguiente renovó la Ciencia MédicaSi había de parar en esto pudo empezade aquí, constituyendo por fuente dnuestra Medicina la infusa de Salomón



52] sin cansarse en tejer la serie de loPatriarcas, por donde pretende scomunicó la de Adán, en cuycomunicación se había de hallar lquiebra de cuatro, o cinco siglos; si nes que fuese por obstentar una erudició

rivial, que cualquier principiante puedadquirir por la lectura del Génesis, y eExodo.

53. ¿Mas cómo trae a nosotros lMedicina infusa de Salomón? De estmodo: Desde acabado, dice , el Templ

de Salomón, hasta florecer el máantiguo Pitágoras, van cerca dcuatrocientos años. De éste

ipócrates van ciento cincuenta y dos



juntas las dos partidas, desde lábrica del Templo Jerosolimitano vaocos más de quinientos cincuenta, e

cuyo tiempo ya tenemos en el mundo aríncipe de la Medicina Racional, yogmática.

54. Dejando a parte las cosas que eAcadémico escribe de pura imaginacióncomo el que Esculapio alcanzó lo

iempos de Heber, o Heber los dEsculapio; en el uso de las mismaespecies que le subministró su poca,

mucha lectura (todas a la verdad bieriviales), manifiesta una gran falta dcrisis, o reflexión; lo que con facilidase le hará presente.



55. Concédase desde luego que Adán, y Salomón infundió Dios todas laCiencias; v.g. la Física, la Medicina, lque llamamos Historia NaturaGeometría, Astronomía, Música, y lademás Matemáticas. ¿Infiérese de aqu

que todas se fuesen comunicando a lposteridad; de modo, que podamoisonjearnos que nuestra Física

Geometría, Música, &c. nos vino posucesión desde Adán, o SalomónDelirio sería el pensarlo cuand

sabemos que hubo siglos en que emundo estaba lleno de una gragnorancia en orden a estas Ciencias,

que lo que hoy se sabe de ellas se deb



a algunos grandes genios que hicieron eprimer plantío, y a los que despuésiguiendo sus huellas, le cultivaron¿Pues por qué no sucedería lo mismo a Medicina?

56. Es de creer sin duda que n

Adán, ni Salomón fueron escasos con emundo de las grandes luces que tenían53] pero por más que procurase

difundirlas, no podían librarlas de lcontingencia a que están expuestas todaas cosas humanas. Por mil accidente

puede cesar la comunicación de laCiencias de un siglo a otro. Así se vque a siglos de mucha cultura ssiguieron otros de barbarie.



57. Es palpable esto en lcomunicación de la Ciencia de Salomónnfundióle Dios a aquel Rey un gra

conocimiento de las especiespropriedades, y virtudes de plantas, animales. Esto es expreso en l

Escritura. Et disputavit super lignis Cedro, quae est in Libano, usque a ysopum, quae egreditur de pariete: &

disseruit de iumentis, de volucribus, &reptilibus, & piscibus (lib. 3. Reg. cap4.). Es asimismo expresa en la Escritur

a liberal profusión que Salomón hacíde su gran sabiduría, no sólo respecto dsus súbditos, y patrienses, mas haciodo el mundo: como también la ansi



con que acudían de todas las Naciones ograr tan alto magisterio: Et venieban

de cunctis populis ad audiendasapientiam Salomonis, & ab universi

egibus terrae, qui audiebansapientiam eius.

58. Pregunto ahora: ¿Llegó nosotros esta Ciencia? Bueno es eso. Naun a los que vivían veinte siglos ha

Consta esto con evidencia, porque loibros que trataban de plantas,

animales, cuyos Autores precedieron

Plinio tres siglos, o más, estaban llenode horrendas fábulas como se ve en emismo Plinio, que las cita, comúnmente las refuta. Hasta Aristótele



hubo una gran ignorancia en orden a lHistoria de los Animales. ¿Y las muchanoticias que de esta parte de la Historinatural nos dejó Aristóteles las debiéste a Salomón? No, sino a sus muchaobservaciones experimentales, y a lo

grandes tesoros que expendió Alejandrpara que pudiese hacerlas, como sabodo el mundo.

59. ¿Y por lo que mira a la Medicinnfusa de Adán pudo imaginar jamás e

Académico, que así nuestro prime

Padre, como los Patriarcas, a quienes épudo comunicarla, tuviesen más cuidadde transferir aquella Ciencia a lposteridad, que la verdadera Religión,



el culto de verdadero [54] Dios? Ni auanto. Sin embargo, poco tiempo despué

del Diluvio empezó a olvidarse lverdadera Religión; y el culto Idólatran rápidamente se extendió en brev

por el mundo, que en la edad d

Abrahán, dice Calmet, a cualquier partdel mundo, que se vuelvan los ojos, nse ve sino impiedad, e idolatría

Quocumque oculos vertamus, aetatbrahami, nihil utique cernimus i

mundo, nisi impium cultum, &

dolatriam (Dict. Bibl. v. Idolatría). SaEpifanio, a Sarug, bisabuelo dAbrahán, hace primer Autor de ldolatría. Pero por lo menos el qu



Tharé, padre de Abrahán, fue Idólatraconsta del capítulo 24. de Josué.

60. Muy superficialmente mira lacosas quien no comprehende que mufácilmente se corrompe, y altera ldoctrina más sana, ya por malicia, y

por descuido, ya por la nimia aplicacióa otras cosas. El capricho disparatadde un Príncipe enemigo de las letra

basta a desterrarlas enteramente de sReino. De un antiguo Emperador de lChina se cuenta que mandó quema

odos los Libros de aquella Nación. SJuliano Apóstata hubiera vivido másegún lo que se puede pensar de ldisposición de las causas naturales,



políticas, todos los Cristianos hubieracaído en una profunda ignorancia dcuanto escribieron los Autores Gentilesporque aquel Emperador les habíprohibido severamente el uso de suLibros, y de sus Escuelas. De los Libro

de Salomón dice Eusebio, citado poAlápide (3. Reg. 4.), que los mandquemar el Rey Ezequías.

61. Pero lo que más visiblementdescubre que es un vanísimo sueño, y nmerece otro nombre esta imaginad

derivación de la Medicina infusa dAdán, y Salomón a los sigloposteriores hasta el nuestro, es lfrecuentísima oposición de los Médico



en la Teórica, y Práctica de su ArteManda Galeno derramar a cántaros lsangre: Hipócrates que se dispense coexactísima economía: Helmoncio que nse sangre ni una gota. ¿Pregunto, si Dionfundió a Adán, y Salomón todas tre

máximas, siendo [55] entre sí taopuestas? Galeno manda que en algunaocasiones se sangre usque ad anim

deliquium. Abominan de este decretocomo bárbaro, los mismos Médicos quse llaman Galénicos, y jamás le reduce

a práctica. ¿Pregunto, si Dios dictó Adán, y Salomón el que convenísangrar algunas veces usque ad animdeliquium, y juntamente que nunc



convenía? Hipócrates usabbastantemente de purgantes. Vinierodespués Crisipo, Erasístrato, y Tesaloque generalmente los reprobaron, y enuestros tiempos hizo lo mismCristiano Kusnero, cuya Diatriba sobr

este asunto aprobó, y elogió Juan Doleo¿Pregunto, si Dios infundió a Adán, Salomón que se usase bastantemente d

purgantes, y que nunca se usase dellos? Entre los Modernos unos culpaen las fiebres los Acidos, y quieren qu

se curen con Alcalis; otros culpan lolcalis, y quieren que se curen cocidos; y otros entretanto se burlan d

cuanto se dice de Acidos, y Alcalis



¿Infundió tres dictámenes tan opuestoDios a Adán, y Salomón? Pero en tantapartes de mis Obras tengo mostrado, quno hay cosa alguna bien asentada entros Médicos, a excepción de curar la

fiebres intermitentes con la Quina, e

gálico con el Mercurio, la disenterícon la Hipecacuana, y la sarna con e

zufre, (y aun en estos remedios, e

orden al cuándo, al cuánto, y al cómhay batallas a cada paso) que eexcusado detenerme más ahora en cos

an notoria. Sin embargo, las cuestionesque hubo sobre el Antimonio, juzgo quienen alguna particularidad por dond

merecen especial memoria.



62. Basilio Valentino, BenedictinAlemán, célebre Quimista, o Príncipe dos Quimistas, fue el primero que

discurriendo el modo de prepararle, corregirle, introdujo su uso en lMedicina. Habiéndose éste despué

olvidado, le restituyó Paracelso, a quiesiguieron algunos Médicos. Pero npasado mucho tiempo empezó a padece

este remedio un tal descrédito, que lFacultad Médica de París condenotalmente su uso, declarando por u

Decreto solemne que tenía una cualidavenenosa, que con [56] ningunpreparación podía corregirse. Econsecuencia de esta declaración de l



facultad, del Parlamento de París el añde 1566, por arresto suyo prohibienteramente a los Médicos de toda lFrancia el uso del Antimonio; de modoque Julián de Paulmier, por haberladministrado algún tiempo después

aunque era un Médico de grandecréditos, fue excluido de la facultad. Siembargo, algunos Médicos le empleaba

secretamente; y creciendo el número déstos, lograron que se incluyese en eAntidotario, hecho en París por orden d

a Facultad el año de 1637. Esto diocasión a grandes disputasdividiéndose los más célebres Médicode París, unos a favor del Antimonio



otros contra él: en cuyo tiempo ecélebre Guido Patin, que era uno de locontrarios, hizo un grueso catálogo denfermos, a quienes había muerto estmineral, dando al escrito el título d

artirologio del Antimonio

Encendiéndose más, y más de día en díel fuego de la disputa, fue precisrecurrir la autoridad del Parlament

para que le apagase. El Parlamentdecretó que se juntase la Facultad deliberar sobre la materia

Congregáronse ciento dos Doctores, por voto de noventa y dos hizo lFacultad un Decreto aprobando el usdel Antimonio.



63. Estando tan inconstante lEscuela Médica en lo que debe abrazaro repeler, y tan llena de opiniones, ycontrarias, ya contradictorias lMedicina, según el presente estado, parmantener que esta misma es derivada d

a Ciencia infusa de Adán, o dSalomón, es preciso que el Académicdiga una de dos cosas; o bien que Dio

nfundió a aquellos dos Sabiosentencias contrarias, o contradictoriaso que es imposible; o bien que le

nfundió tal, o cual sentencideterminada; pero no sabemos cuál, no saben los Médicos, y por eso batalla

sobre cuál es verdadera: lo cual siend





pasaje de Clemente Alejandrino, nodice que hubo quien soñó que Pitágorafue el mismo Profeta Ezequiel: y parecque aprecia este sueño el Académicosiendo así que de lo que él dice del añen que Pitágoras pasó a Italia, y lo qu

consta de la Escritura del año en quempezó a profetizar Ezequiel, resultevidente anterioridad de aquél a éste

os dice asimismo que Hermipo, citadpor Josefo, califica a Pitágoras dexcelente en sabiduría, y piedad. El qu

Hermipo fuese contemporáneo dPitágoras no lo dijo Josefo, ni nadiepúsolo el Académico de su cabezacomo más arriba el que Esculapio fu



contemporáneo de Heber. Tampoco dicHermipo lo de la excelente sabiduría, piedad de Pitágoras. Esto dícelo emismo Josefo. Para lo que cita Josefo Hermipo es, para lo de haber tomadPitágoras algunas opiniones de lo

Traces, y de los Judíos. ¿Pero quién nadmirará que cite el Académico, compalabras literales de Josefo, la

siguientes: Multa a Iudaeis in suamhylosophiam transtulisse, aiermippus, no habiendo tales palabra

en Josefo? Todo lo que hay de Hermipen el lugar alegado de Josefo es unfábula, o delirio de Pitágoras; esto esque decía este Filósofo que habiend



muerto un doméstico suyo, llamadCallifonte, la alma de este difuntacompañaba siempre a Pitágoras, y ldaba algunos preceptos, entre ellos, qununca fuese por camino donde hubiescaído algún asno. E inmediatament

pone Josefo estas palabras de Hermipoaec autem agebat, atque diceba

( Pitágoras ) Iudaeorum, & Tracum

opiniones imitatus, ac transferens isemetipsum. Y aquí para todo lo quJosefo copia de Hermipo. ¿A vista d

esto qué concepto se puede hacer deAcadémico, sino que se alucina ecuanto lee, y escribe? ¿Ni [58] quconcepto se puede hacer de Pitágora



por lo que de él dice Hermipo, sino qupara autorizar su errada doctrinprocuraba engañar al Mundo con variaficciones?

65. Dice más el Académico, que elustrísimo Caramuel sospecha qu

Pitágoras no enseñó dogma de lTransmigración de las almas, sino qusus Discípulos erradamente l

entendieron así. ¿Y qué hacemos con unsospecha del Ilustrísimo Caramuecontra lo que deponen uniformes todo

os antiguos? Mayormente cuando nfunda Caramuel su sospecha, si no eque Pitágoras fue un gran hombre; comsi no hubiese sido un gran hombr



Aristóteles, y otros de la antigüedadaunque abrazaron la Idolatría, error siduda más craso que el de lTransmigración de las almas.

66. Síguese luego que Pitágorasiguió los principios Cabalísticos de l

ritmética ( sí haría, y buen provecho lhagan los tales principios Cabalísticosasí a Pitágoras como al Académico ), y

or números numerados, no por lonumerantes proporcionó la Física, &cCon licencia del señor Académico en l

Secta Pitagórica (apud omnes praetecademicum) los números numeranteson los principios, los numerados soos principiados.



67. Tras de esto nos viene con lportentosa novedad, de que quien nestá instruido en la Cábala numérica dPitágoras, ignora las raíces de laCiencias (extrañas ideas tiene eAcadémico); y trayendo para esto u

símil, que viene al caso como lonotados arriba, prosigue así: A estmodo los genios superficiales s

contentan con formar silogismosgnorando las raíces que tiene eriángulo de ellos, y en el número d

sus principios. ¿Qué farfala es ésta? Yparece que no basta la CábalAritmética de Pitágoras para penetraas raíces de las Ciencias, si no que e



menester otra Cábala Geométrica de lnvención del Académico; pues eriángulo no es objeto de la Aritmética

sino de la Geometría. Que esto sescribiese en la Laponia, o en la nuevZembla no lo extrañaría; pero que s

escriba en España, que está llena dEscolásticos; esto es de hombres [59que saben que la raíz, o fundament

primordial del silogismo es únicamentaquel principio per se noto, quae suneadem uni tertio, sunt eadem inter se

es digno de admiración. Yo he estudiadambién un poco de Geometría, Aritmética, y acaso algo más que eAcadémico, y sé que la Ciencia d



Triángulos, y números es tan del caspara los silogismos, como la Dióptricao Catóptrica para sembrar berenjenas.

68. Después de darnos esta nuevdoctrina con una de aquellaransiciones de topetón, qu

frecuentemente usa el Académicopasando sin preparación alguna de unmateria a otra, que no viene al caso, si

qué, ni por qué nos empuja un Catálogde Autores, que en diferentes tiempoasistieron a los cuatro Elemento

vulgares. Es verdad que algunos soraídos por los cabellos; v.gr. SaGregorio el Grande, no más que porqudijo: Sicut in Arte Medicinae contrari



contrariis curantur , como si el uso dos contrarios en la Medicina no tuviesugar, que los Elementos sean éstos,

aquéllos, o los otros. Por ventura loQuímicos, que admiten principiodistintos, no procuran disolver l

coagulado, coagular lo disueltoatemperar los ácidos con los álcalisrefrenar los álcalis con los ácidos, &c.?

69. Pero pasemos aquella lista dAutores. ¿A qué viene eso? ¿Hay algunque ignore, o niegue que son, y fuero

muchísimos los secuaces de los cuatrElementos vulgares (y aun por eso slaman vulgares), Aire, Fuego, Tierra,

Agua? Pues si nadie niega, o ignora esto



a qué propósito es esa lista?70. Mas aunque la lista no es de

caso, mucho menos lo es una invectivque se sigue a ella contra Wiclef, Lutero Calvino, porque impugnaron l

Teología Escolástica. Ya se ve que l

hicieron contra razón. ¿Pero a qué vieneso ahora? ¿Qué conexión tiene lTeología Escolástica, ni con que lo

Elementos sean tales, o cuales, ni coque la Medicina sea cierta, o inciertaperfecta, o imperfecta? [60]

71. Como quiera, este despropósite ha servido para volver a declarar sojeriza contra todo libro extranjero, qurate de Física, que de Medicina, que d



Matemática, pretextándola con aqueridículo espantajo de que se puede temeque a vuelta de doctrinas puramentnaturales nos sugieran los Herejes suerrores. Sobre que se le repite aAcadémico, que esa añagaza ya est

entendida; que ése es un artificio dmuchos, que sólo son Filósofos en enombre, para ocultar su ignorancia. Au

si este tema fuese solamente contra loLibros de Autores Herejes, pudierpasar, pero explicándola en genera

contra los Libros Extranjeros, ya no spuede dudar del fin con que se hace.72. Corona el Académico est

mpertinente invectiva señalando och



roposiciones erróneas (así las llamacomunes a los nuevos Filósofos, qupropone, con las palabras siguientes.

Dicen lo primero, que no hay máque un principio de todas las cosasque es el Fiat de la Divina voluntad, y

esparcen los Holandeses Libros enterode esta materia.

Lo segundo dicen, que los cuerpo

mixtos, aunque sean de los brutos, sólse distinguen entre sí en la varimagnitud, figura, sitio, textura

quietud, y movimiento de los átomosesto es, de partículas insensibles dque los suponen compuestos.

Lo tercero, que el calor, y frío, luz



color, sonido, y otros entes que slaman cualidades sensibles, no so

más que afecciones de sola nuestrmente, y no de los cuerpos mismos qulamamos cálidos, fríos, &c.

Lo cuarto, que las bestias, y figura

solamente son máquinas como las dos relojes de campanilla, que carece

de todo sentido, y conocimiento.

Lo quinto, que el entendimienthumano puede, y debe dudar de todoexceptuando del pensamiento con qu

uzga existir. Lo sexto, que antes de la revelacióde que hay Dios, cualquiera pudierdudar, si el hombre no fue criado de ta



condición, que por naturaleza sengañe en todos sus juicios, aun en loque le parecen más ciertos, y evidentes61]

Lo séptimo, que por ser limitadnuestro entendimiento nada ciert

uede saber de lo infinito, y por esrazón que nunca debe arguir, disputar de él.

Lo octavo, que la Fe Divina es lque solamente certifica haber algunocuerpos existentes: pues a n

ntervenir la Fe, se pudiera dudahasta del proprio cuerpo que tenemos.Estas son las ocho proposicione

que nota de erróneas el Académico; y e



el modo, con que las enuncia, se conocque oyó cantar, pero sin entender letra, ni el tono.

73. Lo primero muestra sgnorancia en cuanto al hecho

atribuyendo a los Filósofos modernos e

común las ocho proposiciones, siendo lcolección de ellas propriprivativamente de los Cartesianos,

Cartesianos rígidos, de los cuales hay ymuy pocos en las Naciones. Y si no mcree el Académico sobre el cort

número de Sectarios a que está reducidel Cartesianismo puro, crea el mejompugnador de Descartes el P. Danie

que en la página 126 (de la traducció



de Salamanca) de su excelente LibrViaje al Mundo de Descartes, afirmesto mismo.

74. Lo segundo muestra sgnorancia en cuanto al derecho, y

calificando todas las och

proposiciones de erróneas, pueciertamente no todas lo son; yentendiendo algunas, y aun las más mu

siniestramente. Lo que voy a mostrar.75. Del modo que enuncia la primer

proposición, bien lejos de ser errónea

es una verdad de Fe Divina; pues daquella proposición, no hay más que urincipio de todas las cosas, que es l

voluntad Divina, es equivalente ésta



sólo de la voluntad Divina se verificque es principio de todas las cosas, qucoincide con el omnia per ipsum factsunt de San Juan. Así es una verdad mude Fe el que no hay otro principio, cosa universalísima más que Dios

Supongo que no quiso decir esto eAcadémico, sino que su intención sdirigió a aquella máxima de Mr

Descartes, que fuera de Dios no hay sincausas ocasionales; pero no acertó explicarse.

76. La segunda proposición (dejanda parte lo de los [62] brutos, porque estoca a la cuarta) es afirmada por santo

Doctos, y buenos Católicos, que de ello



se pueden formar doscientas Academiasmás numerosas que la nueva dValencia; y es arrojo capitular derrónea una doctrina seguida por tantgente honrada. El confundir lapartículas insensibles con los átomo

sólo cabe en quien ignora aún esignificado de las más triviales voceFilosóficas. El que todos los cuerpo

constan de partículas insensibles es da suprema evidencia, porque todos s

componen de tales partes sensibles

éstas de otras menores, éstas de otrashasta llegar a las insensibles. Lo de loátomos es otra cosa que tiene sectFilosófica a parte, distinta de l



Cartesiana. Algunos Aristotélicosaunque pocos, admiten los átomos; peros Cartesianos, nemine discrepante, lo

reprueban. Sobre lo que reconvengo aAcadémico con uno de los Artículos qupropone el P. Daniel en aquel Tratado d

Paz, de su invención, entre Aristotélicos Cartesianos en el Libro citado arriba

El Artículo es como se sigue, págin

111.77. Prohibirase igualmente a lo

eripatéticos el maldecir la Filosofí

de Descartes, sin haberse instruidbastantemente de ella, so pena dhacerse, y haber de ser tenidos poridículos, como algunos Autores qu



han puesto a este Filósofo en el númerde los Atomistas.

78. La tercera proposición estdefectuosa, y aun siniestramentproferida; supongo que no por mala fesino por falta de inteligencia. Debier

advertir el Académico, que loFilósofos, que niegan las cualidadeAristotélicas, substituyen por ellas u

mecanismo que las equivale, parproducir en nosotros las sensacionecorrespondientes; y estas sensaciones n

son afecciones de la mente, de modoque la mente por ella se denomincálida, fría, &c. sino que a la mano, apie, &c. competen esta



denominaciones, y la realidad de ellasEntendiendo de este modo lproposición, son ya en las Naciones mupocos los Filósofos que la niegan, ecomparación de los que la afirman. Ydebiera bastar para contener a

Académico, de modo que no censuras63] de errónea la proposición, el quos dos doctos Jesuitas, y grande

Filósofos uno, y otro, el P. Daniel, y eP. Regnault están constantemente poella, aquél en su Viaje al Mundo d

escartes, y éste en sus Diálogoísicos. Cito estos Autores, y Librosporque están ya tan vulgarizados eEspaña, especialmente el primero, qu



me parece inverosímil que no los hayvisto el Académico.

79. La cuarta proposición fue uncaprichada de Descartes, que aún siguealgunos Sectarios suyos, aunque pocos¿Pero por qué se ha de poner a cuenta d

os Filósofos Modernos, hablando dellos en general, esta caprichada de MrDescartes, cuando entre los moderno

para cada uno que la sigue haquinientos que la desprecien?

80. En orden a las proposicione

quinta, sexta, y octava repito lo que dijarriba. El Académico oyó cantar, persin entender la letra, ni el tono. De lEscuela Cartesiana viene la duda de qu



en ellas se habla. ¿Pero qué duda eésta? ¿Es una duda seria, que realmentenga en suspensión, y perplejidad a lo

Cartesianos? Nada menos. Es una dudcomo teatral, y de mera aparienciadestinada a sujetar a nuevo exame

aquello mismo que se tiene por ciertopara asegurar, o comprobar más scerteza; al modo que los Lógicos usa

de los Entes de razón, empleando lficción para descubrir la verdad. O pousar de un ejemplo más justo, al mod

que en la cuestión, que Santo Tomápropone 1. parte, quaest. 1. art. Utrumeus sit , suena duda de la existencia d

Dios, pues de lo que se pone en utrum



parece que se duda; y la entrada deartículo Ad tertium sic procediturvidetur quod Deus non sit , suena disenso; sin que por eso se pueda decique Santo Tomás dudó nunca de lexistencia de Dios.

81. Creo que Descartes se explicarímejor si dijese, no que pretendía que sdudase de la cosa, sino que s

prescindiese de la certeza. Que esto sólquiso decir no tiene duda, y creambién que se explicaría así, si fues

Escolástico.82. Yerra también mucho eAcadémico en atribuir a [64] loFilósofos que proponen aquella duda,



dudas, el que digan que sólo se puedsalir de ellas, suponiendo la Fe Divinao la revelación de la existencia de Dios

o hay tal. Lo que dicen es, que npodemos asegurarnos de que hayalgunos cuerpos existentes, sino por l

evidencia natural que tenemos de quhay Dios, y que este Dios es tal que nealere potest, nec falli. Pues si s

hiciese la hipótesis imposible de que nhay Dios, y consiguientemente que ehombre fue hecho por el concurso casua

de los Atomos, como ponía Epicuropodrían concurrir los Atomos a formasu cerebro tan despropositadamente, qual hombre pareciesen evidencias lo



más crasos errores; como por unnversión, o turbación accidental de est

órgano sucede a muchos locos. Demismo modo, aun suponiendo que haDios, si se hace la otra hipótesigualmente imposible de que este Dio

no es infinitamente bueno, antes capade engañar, se sigue de ella que pudformar mi cerebro de modo que no m

represente sino falsedades, y quimeras.83. Entiéndase lo dicho como un

mera explicación de lo que sienten lo

Cartesianos sobre esta materia, parobviar a la siniestra inteligencia deAcadémico, y de otros que se meten mpugnar, y aun a insultar a Descartes



sin entender más de la DoctrinCartesiana, que yo de la lengua Chinamas no como que yo apruebe el nuevmétodo demostrativo de Descartes, quponiendo por preliminar aquella duduniversal, o abstracción de toda certeza

empieza por la demostración de lexistencia, para tomar de este principias pruebas de todo lo que juzg

demostrable.84. La séptima proposición ni est

afecta al Cartesianismo, ni a otra Sect

alguna. Sólo es de uno, u otro Filósofo admite diversísimos sentidos. Ealguna manera la prueban loEscolásticos, cuando confiesan que lo



Atributos de Infinidad, e Inmensidasólo se pueden explicar ponegociaciones que lo son ex modsignificandi, por no dar más de sí lcortedad del humano entendimientrespecto [65] del Ente Infinito. Per

omada con todo rigor, o propriedad lproposición, lo que más inmediatamentsignifica es una timidez respetosa, d

quien conociendo cuán fácil es errar eorden a objeto tan incomprehensible, nse atreve a pasar de aquello que enseñ

a Fe.85. Ve aquí Vmd. puesto a derechas a las claras todo lo que trastornó a

Académico, quien no contento co



atribuir al común de los Filósofomodernos algunas ideas proprias de MrDescartes, confundió esas mismas ideasde modo, que no las conocerá el padrque las engendró.

86. Mas ya que le disimulemos tod

esto al Académico, ¿cómo podré yo, poo que a mí toca, disimularle el visibl

despropósito de incluir todas esta

baratijas en un escrito dirigidsingularmente contra mí? ¿A qupropósito vienen las ocho proposicione

que el Académico, por no entenderlascalifica de errores, si ninguna de ellase halla en parte alguna de mis Escritos¿A qué propósito extenderse tanto sobr



os cuatro Elementos, Agua, TierraAire, y Fuego, no habiéndolos yo negadamás, ni metídome con ellos? ¿A qu

propósito dar contra los Sistemamodernos, si ninguno de ellos sigo yoSi a mí me califica de Escéptico, y com

al me impugna, para qué se mete con loSistemáticos, y especialmente con MrDescartes, el hombre más distante de

Escepticismo que hubo jamás, pues nvió el Mundo Filósofo algungualmente resuelto, y decisivo?

87. Mas ya es tiempo de dejarloBasta lo dicho para que Vmd. haga edebido concepto del Libro deAcadémico. Lo que he expuesto es l





en una Religión que tanto abundan dhombres Doctos, debo suponer que éambién lo es, y con alguna distinción

Por consiguiente juzgo inverosímil qusea suya una tan estrafalarimpugnación. Y aun cuando l

mpugnación fuese tolerable, no matrevería yo a atribuírsela; porque estde procurar el nombre de Autor sin má

coste que el impugnar a otro, es propride los pobretones de la RepúblicLiteraria, que sólo vestidos de andrajo

salen a la plaza; es ser Autor abaratillo: porque aun para impugnamedianamente basta mucho menos qumediana habilidad.



88. Este es mi sentir; y si Vmd. nfuere por ahora del mismo, espero qucon el tiempo lo sea en vista de nuevas más claras pruebas que le daré de qu

el P. Flandes no puede ser el Autor desta Obra. Entretanto suplico a nuestr

Señor guarde a Vmd. muchos años, &c.



Carta V

Respuesta a dos objeciones

1. Háceme Vmd. cargo de no haber dadrespuesta a dos Escritos que salieron apúblico contra dos proposiciones,

máximas mías, los cuales, dice, lmerecían por su erudición, su cultura, su urbanidad. Yo añado que también po

as circunstancias de sus Autores. Eprimero fue un joven Jesuita de bellaesperanzas, que presto se desvanecierocon su temprana muerte muy sentida d



mí, porque le estimaba, y amaba muchopor su Religión, por su nacimiento, y posus prendas. Este me impugnó en easunto de haber preferido, en la línea dPoeta, Lucano [67] a Virgilio. Esegundo fue un docto Cortesano, bie

conocido en Madrid, y otras partes posus empleos, por su ingenio, y erudiciónEste combatió la máxima que yo habí

procurado establecer, de que lElocuencia en ninguna manera pende das reglas de la Retórica.

2. Es verdad, que ni a uno, ni a otrrespondí, aunque confieso que uno, otro, por las circunstancias que Vmd. mexpresa, y la que yo añado, mereciero



mi estimación, y por consiguiente mrespuesta. ¿Por qué, pues, no la díDirélo. Por haber conocido con variaobservaciones que las respuestas semejantes Escritos son por la mayoparte inútiles, y ociosas. ¿Y por qu

esto? Porque comúnmente cuando saleas respuestas, ya el público tien

olvidadas las impugnaciones. Si Vmd

me dijere que cuando las impugnacioneienen las buenas cualidades que y

confieso en las dos que se habla, no la

olvida tan presto el Público, lresponderé que está Vmd. muengañado, y que no conoce bien ldisposición que para ese efecto tiene l



mayor parte de los hombres. Los más dellos, por ignorantes, o por rudos nconocen la hermosura de lampugnaciones discretas; a que e

consiguiente que no pudiendo recibialgún deleite de su lectura, las desechan

dan de mano por insípidas. Acontrario, pónganles en la mano upapelón inculto, tosco, lleno d

nsolentes sátiras, de sucios dicteriosde viles truanadas, éste es el que leegustosísimos, éste es el que aplauden,

éste es el que por algún tiempconservan.3. Y no para aquí el mal; sino que l

mismo sucede a muchos de aquellos qu



ienen alguna inteligencia en materia descritos, supliendo en éstos, por lgnorancia, y la rudeza, la envidia, y l

malignidad. Pero es punto este, en quepor tener tanto que decir, no diré máscontentándome con exclamar, copiando

Barclayo en la entrada de su EuformiónQuae non vidi! quae non passus sum!

4. Mas al fin, todos estos Escritos

cuyo asunto es censurar Obras ajenas, ede tan corta duración, que el [68] qumás se conserva, en el curso de un

Luna absuelve el de su vida. ¿Para quépues, se ha de fatigar un Autor en rebatiunos contrarios, que sin causarle mádaño que una leve pasajera inquietud



verá luego sepultados en el olvido¿Qué se hizo la multitud de sátiras qunundaron la Francia contra el célebr

Juan Luis de Balzac? ¿Qué las que sprodujeron contra la famosa MagdalenScuderi? Ya no hay memoria de ellas,

as obras de aquél, y de ésta subsisten, verosímilmente subsistirán muchiempo con estimación. Estas censura

son un humo, que turba, y molesta upoco, mas luego se disipa. Tal vesucede, y a mí me sucedió más de tre

veces, que antes de concluir el Autor sApología ya no hay en el Mundmemoria de la impugnación.

5. Este fue el motivo de no habe



respondido a las dos que Vmd. mrecuerda. Pero ahora los muchos quengo para complacer a Vmd. m

mueven a dar alguna, cuando le veo tadeseoso de ella.

6. Y lo primero, por lo que mira a

Escrito del Jesuita, yo no veo que éstpruebe más de lo que yo supongo; estes, que en la disputa sobre preferenci

entre Virgilio, y Lucano hay muchmayor número de votos por el primeroque por el segundo; lo que incluye un

clara confesión de que la mayoprobabilidad extrínseca está a favor dVirgilio; pero con la reserva del derechque Lucano puede tener a la mayor,



gual probabilidad intrínseca; la cual emuy compatible con la minoridad de lextrínseca, pues todo el Mundo sabe qumulta falsa sunt probabiliora veris.

7. Digo que el P. Jesuita sólo estprobó, pues no produjo otro fundament

a su dictamen que la multitud de Críticoque elevan a Virgilio sobre Lucano, sobre todos los demás Poetas Latinos

Pero aun de éstos pretendo que se debedescartar todos aquellos que quierehumillar a Lucano, y aun degradarle d

Poeta, no por otro defecto que la falta dficción. ¿Quién no ve que es uncuestión de mero nombre, si se deblamar Poesía, o no, una composició



69] métrica, en que no haya ficcióalguna? Es verdad que Aristóteles dipor inseparable la fábula de la Poesíapero sin más motivo que querer qufuese pauta para todos los PoetaHomero. Y por más que lo haya dich

Aristóteles, el común modo de hablaestá, y estará siempre en contrario. ¿Poventura no se cuentan, y contaro

siempre entre las obras Poéticas dVirgilio las Geórgicas, en las cuales nhay ficción alguna? No está colocado e

a clase de los Poetas Lucrecio, que sólescribió una Filosofía que él juzgabverdadera? Las Sátiras de HoracioPersio, y Juvenal, que no contienen otr



cosa que corrección de las costumbreviciadas de aquel tiempo, no estáanumeradas a las Obras Poéticas poodo el Mundo? ¿Quién hay que no teng

por Poéticos los Sacros Himnos de quusa la Iglesia en el Oficio Divino? ¿N

laman todos Poemas la María Estuardde Lope de Vega, y la Auracana de DoAlfonso de Ercilla?

8. Pero demos graciosamente qusólo se puede llamar Poetmpropriamente el que no finge. Pondr

a cuestión debajo de otras vocesquedando la misma en cuanto a la cossignificada. Esto es, quiero considerar Lucano, no como Poeta, sino com



Autor métrico, o versificante. Como mí me concediesen que en esta líneiene iguales, o superiores primores os de Virgilio, ¿qué se me dará, ni a

mismo Lucano se le daría si viviesahora, porque le nieguen la cualidad d

Poeta? Virgilio versificó ficcionesLucano realidades. Como me concedaque la versificación de éste no cede a l

de aquél en valentía, en majestad, en lvivacidad de expresión, en la agudezde la sentencia, en la harmonía, en e

entusiasmo, &c. yo dejaré de muy buengana que a Lucano censuren el vicio dverídico, reservando a Virgilio, y otroa gloria de invencioneros.



9. Vamos ya al segundo ImpugnadorEste me acomete con dos argumentosque a la verdad no impugnan lsubstancia del asunto, sino lo que yescribí de que nunca estudié las reglade Retórica; o si impugnan la substanci

70] del asunto, sólo es por un modndirecto. Para el primero me supon

elocuente en un grado muy alto. Y hech

esta suposición, procura representasumamente difícil, y aun imposiblhaber llegado a esta eminencia sin e

estudio de las reglas.10. Para este argumento tengo dosoluciones. La primera consiste en lnegación del supuesto: la segunda en l



negación del asunto. El supuesto es qusoy elocuentísimo: elogio que eninguna manera merezco. El asunto eque sea, o imposible, o sumamentdifícil arribar a un grado elevado dElocuencia, sin estudiar las reglas; l

que también niego, y para negarlo mremito a las pruebas que dí cuando tratde este asunto.

11. El segundo argumento propuso empugnador, con la satisfacción denerle por totalmente indisoluble. Y au

Vmd. en su Carta de algún modo insinúestar en la misma inteligencia. Fúndalen que en varias partes de mis Escritocito las Instituciones Oratorias d



Quintiliano, el mayor Maestro dElocuencia que hasta ahora hubo: luegestudié, infiere, las Reglas de lOratoria en este Autor.

12. También para este argumentengo dos soluciones. La primera doy

diciendo, que no es lo mismo leer questudiar. Y si el Impugnador quissuponerme de una tan feliz memoria (e

que ciertamente padeció engaño, come padecieron algunos otros) que en m

coincida el estudiar con el leer, añadir

que como las Instituciones dQuintiliano tienen un Indice mucopioso, pude por él buscar una, u otrespecie que necesitaba, sin lee



seguidamente, ni aun un capítulo enterde Quintiliano.

13. Pero la segunda solución es mádecisiva, y revuelve terriblementcontra el Impugnador. Para darlsupongo una cosa, que sin duda m

concederán como ciertísima cuantoeyeron mis Escritos; esto es, que si e

ellos hay algo de elocuencia, nada so

nferiores en ella el primero, y segundTomo del Teatro Crítico a los que ssiguieron después. Aún creo yo que lo

que tienen crítica fina, [71] habráreconocido algo de decadencia de estilen los Tomos posteriores, tanto máperceptible, cuanto más fue creciendo l



edad. Por lo menos yo lo juzgo así; aún creo que es preciso que assucediese, porque la energía, brillantez vivacidad de estilo piden una especi

de vigor en el alma, que sucesivamentse va debilitando casi a proporción d

o que cada día se va disminuyendo lfuerza del cuerpo. Un Sófocles, que ea edad nonagenaria, o cerca de ell

daba a sus composiciones dramáticaanto esplendor, y viveza de espíritu

como en la consistente, se debe reputa

por un rarísimo monstruo; mejor dirpor un milagro de la naturaleza.14. ¿Pero adónde voy con esto

Derechamente a mi asunto. D



Quintiliano no había leído ni un renglónni aun visto este Autor por la cubiertahasta después de dar a luz el SegundTomo del Teatro Crítico. Compréle eaño de 28 en el deshecho de la Librerídel difunto Conde de Torrehermosa,

desde entonces la tengo en la mía. Crebasta mi dicho para que esto se me creaporque, si no estoy muy engañado, po

mis Escritos ha conocido todo el Mundmi sinceridad. Pero si es menester máprueba, daré una línea de conjetura

bastantemente fuerte; y es, que, aunquhe citado varias veces a Quintilianoodas esas citas están en los Tomo

posteriores, y ninguna en los do



primeros.15. Si me respondieren que est

pudo depender de que para ninguno dos asuntos, que contienen el primero,

segundo Tomo, hallaría cosa eQuintiliano que me hiciese al caso, le

pondré luego delante (y podría otracosas) lo que este Autor lib. 1. cap. 1dice de algunas mujeres que fuero

elocuentísimas; lo cual me eroportunísimo para lo que en el Discursúltimo del primer Tomo procur

persuadir de la habilidad intelectual das mujeres.16. He dicho que esta segund

solución resuelve fuertemente contra e



mpugnador, porque si yo soelocuentísimo (como él afirma), y estsin estudiar las reglas de [72] lRetórica, como afirmo yo, y de nuevprotesto no haberlas estudiado, ni eQuintiliano, ni en otro Autor alguno

otros, sin el estudio de las reglaspodrán lograr lo mismo. Y para doasuntos que no son de much

mportancia basta lo dicho. Nuestro Señor guarde a Vmd

muchos años, &c.



Carta VI

Sobre una disertación Médica

1. Muy Señor mío. Recibí agradecido, eí gustoso la Disertación Impres

sobre el método de curar que Vmd. se h

dignado de enviarme, a fin (dice Vmden la Carta adjunta) de que yo la corrijaexpresión que yo entiendo, como deb

entender; esto es, como de mercortesanía; o cuando más, extendiendo cuanto puedo su significación a m

favor, como que en ella se me d



icencia para decir lo que siento sobrel Escrito: facultad de que maprovecharé, por dar a conocer a Vmden el uso que hago del favor, lestimación que le doy. Así propondré Vmd. algo que he notado en uno, u otr

punto de su impreso.2. Es verdaderísima la máxima qu

Vmd. propone como primordia

fundamento del método, y en que sextiende mucho, ya explicándola, yaprobándola; esto es, que el Médic

debe proceder como Ministro de lnaturaleza, siguiendo sus pasosmitando su modo de obrar, &c. Per

dos reparos se me ofrecen sobre ella. E



primero, que el establecimiento de esmáxima en ningún modo quita las dudaso allana las dificultades que ocurren ea práctica curativa. Esto se ve claro e

que los mismos Médicos que convieneen la rectitud de esa regla, siguen a cad

paso rumbos distintos, y opuestos en lcuración; lo cual consiste en que lompulsos, con que la naturaleza s

esfuerza [73] contra la enfermedad, sopor la mayor parte muy equívocos, y asos interpretan distintamente distinto

Médicos, juzgando cada uno que ejecuto que la naturaleza le dicta. ¡Cuántaveces se juzga conato de la naturaleza eque lo es de la enfermedad! Los amago



de tal evacuación parecerán a uMédico esfuerzos de la Naturalezcontra su enemigo; y a otro esfuerzos deenemigo contra la Naturaleza. Tambiésucederá muchas veces proceder lnaturaleza con una evacuación lenta, l

cual es conveniente en aquel grado eque la naturaleza la toma: pero nocivasiendo más acelerada, o en mayo

cantidad: e imaginando el Médico quayuda la naturaleza promoviendo levacuación, arruinará al enfermo en ve

de expugnar la enfermedad. Será aquellentitud una sabia conducta de lnaturaleza, y el Médico la atribuirá debilidad.



3. Así, Señor, aquella sentencia dValles: Medici plures curarent, sscirent, se naturae ministros esse, nme parece que sea de las más ciertas¿Qué Médico hay que ignore que debobrar como ministro de la naturaleza

inguno hay, aun incluyendo los mágnorantes, que no esté imbuido de

axioma: Medicina est auxiliari

naturae; sin que esto les impida cometennumerables errores. ¿Qué importa qu

sepan que deben ser ministros de l

naturaleza, si no saben ser ministros, sno aciertan con el ministerio; spensando que la sirven la atropellan?

4. El segundo reparo mío sobr



aquella máxima es, que no alcanzo cómpueda conciliarse con ella aquellsentencia Hipocrática, de que Vmd. hacmemoria al num. 19. exponiendo lareglas, que de mente de Hipócratedeben observarse en las evacuacione

Médicas, y es tomada del aforismo 23del libro 2. Et ubi oportet usque aanimi deliquium ducere, & ho

aciendum est, si sufficiat aeger . Digque no veo cómo pueda conciliarse estfallo con la máxima de que el Médic

debe seguir los pasos de la naturalezamitar sus acciones, cooperar a sudesignios. El deliquio, o desmayo no econforme, antes enteramente opuesto



os designios, de la naturaleza, no eobra suya cuando [74] arriba a uenfermo, sino de la causa morbífica¿Quién dirá que la naturaleza solicituna incoada muerte suya? Bien lejos dprocurarla, la abomina; no la hace, l

padece. Luego, o nunca el Médico debordenar evacuación, que conduzca aenfermo al estado de deliquio; o no e

verdadera en toda su extensión lmáxima de que el Médico debe ajustarsa los intentos de la naturaleza.

5. Ya sé que no han faltado Médicosque considerando absurda aquellsentencia en el sentido que inmediata, naturalmente ofrece, han procurad



darla exposiciones, que la mitiguen. Yaun Cardano reprehendía severamente Galeno, porque la aceptó en su propia, rigurosa significación. Pero Señor míoo que yo siento de este recurso nterpretaciones violentas, para atrae

contra el tenor de la letra a buen sentidalgunas sentencias Hipocráticas, puedservir, cuando más, para salvar

Hipócrates la reputación de Sabio; perdeja sin autoridad sus Escritos en lforma que hoy los poseemos; porque s

asentimos a que en varias parteHipócrates quiso decir cosa muy distintde lo que suena la letra, sólo a uno ddos principios se puede atribuir, o a qu



Hipócrates no se explicaba bien, o a quel texto está viciado: y cualquiera de lados cosas, que se suponga, induce undesconfianza general de todos suEscritos; porque en cualquier parte dellos pudo suceder, o explicars

Hipócrates mal, o alterarse el texto. ¿Ddónde nos consta que no ha sucedido?

6. Esta reflexión me conduc

naturalmente a lo que he notado sobre lexplicación que en los números 9, y 1da Vmd. al aforismo Hipocrático

Omnia secundum rationem facienti, snon succedant secundum rationem, noest transeundum ad aliud, manente eoquod ab initio visum fuit . Este es el qu



o (en el Tom. V . del Teatro, Discurs. 7lamé Aforismo Exterminador ; y no m

retrato de ello, no obstante lreconversión que Vmd. me hace con lotra doctrina Hipocrática, extraída deLibro de Locis in homine: & sempe

non sanantem variare oportet modumt [75] si quidem peius reddideri

malum; ad contrarium te converte; s

vero ad sanitatem tendat, omnino nihiad his, quae adhibentur, auferroportet, nec quicquam aliud addere

aut apponere.7. Dice Vmd. en el num. 10 que si yhubiese leído esta doctrina no hubier

dado a aquel aforismo el infame nombr



de Exterminador . Antes bien lejos deso, Señor mío, esta mismísima doctrinfue la que me indujo a desacreditar taaltamente aquel aforismo. Es el casoque siendo esta doctrina buena, y sanacomo yo la juzgo, y debe juzgarla tod

el Mundo, es preciso que la contenida eel aforismo sea nociva, y perniciosaAsí puede Vmd. notar que en dich

Discurso 7 del quinto Tomo del Teatro§. 6, alegué contra el aforismo ldoctrina de Cornelio Celso, que Vmd

num. 9. dice ser traducción Latina de lcitada de Hipócrates.8. ¿Pero es esto decir qu

Hipócrates contradijo en el aforismo l



que había sentado en el libro de Locis; que el aforismo en el sentido en quHipócrates le produjo sea falso? Ni unoni otro. Yo creo que Hipócrates quisdecir en él alguna cosa buena, y acaso ldijo; pero del modo que hoy tenemos e

exto no puede servir sino de ocasionanfinitos, y perniciosos errores, y d

hecho los ocasiona. Dice el texto que e

Médico, que obra según razóordenando tal, o cual remedio

prescribiendo tal, o cual régimen, &c.

aunque no tenga buen efecto, o aunque eefecto sea contrario a su intento, no debmudar de rumbo, pudiendo proseguicomo había empezado. Ahora pues: E



Médico, cuando empieza a tratar uenfermo, siempre piensa que en loórdenes que da, aunque en realidad lerre, obra según razón: con que guiad

por el aforismo, proseguirá errando, empeorando más, y más la enfermedad

¿Qué importará que uno, u otro Autoraiga a algún buen sentido el aforismo

Los más de los Médicos no ven esa

exposiciones, y arreglan la práctica a letra del texto.

9. No es esto hablar por sospechas

conjeturas, sino [76] decir lo que hvisto, y tocado innumerables veces. Unde los casos, que ví, fue quieúltimamente me determinó a escribi



contra el Aforismo ExterminadorHabiendo enfermado una señorita desta Ciudad con una especie ddolencia, que por su esencia, y por sucircunstancias, según mi sentir (qudespués aprobó un Médico docto,

confirmó el suceso) enteramentcontraindicaba sangría, resolvisangrarla el Médico, que la asistía

Vióse al momento el mal efecto de lsangría en la postración de las fuerzas, agravación de los síntomas. Con todo e

Médico determinó sangrarla segunda vepara el día siguiente. Procuré con todamis fuerzas persuadir a la enferma, a smadre, y a toda la familia que no l



consintiesen. En efecto los reduje a ellopero de nada sirvió, porque volviendel Médico el día siguiente de mañana, fuerza de gritos, y protestas se hizobedecer, y la sangría se ejecutóApenas error alguno de los Médico

pudo jamás tener más funesto, y mápronto efecto. No bien se hizo levacuación, cuando se vió casi cadáve

a enferma. No contento yo con lapersuasiones del día antecedentebastante de mañana había repetido e

encargo, enviando a decir, que poningún caso permitiesen sangrarla. Llegmi aviso al punto que acababa dejecutarse la sangría: lo cual sabid



nmediatamente fui a ver la enfermaHalléla hecha un tronco; esto es, sihabla, y sin movimiento. A mpersuasión se llamó otro Médico dmucha mayor ciencia, y juicio, para quevitase, si era posible, aquel homicidio

En efecto se evitó, por haber caído eerror en una edad floreciente, cuerprobusto, y de bella constitución. S

evitó, digo, con fomentos, bebidas, alimentos muy espiritosos. Resta lo quhace más al caso. Volviendo a

Monasterio, encontré en la calle aMédico Sangrador, a quien no pudmenos de reconvenir con su yerro eérminos muy fuertes, cargándol



especialmente sobre haber pasado segunda sangría, después de visto eefecto de la primera. A esto el bueDoctor me salió con el aforismo: Omnisecundum rationem facienti, si nosuccedat secundum rationem [77] , &c

Lo que en vez de aplacarme, mencendió más la indignación, y así lvolví la espalda sin decirle otra palabra

sino que todos los Tiranos del Munduntos no habían muerto tanta gente com

aquel aforismo.

10. Ni hay que decirme que sólMédicos muy rudos, y de ningunopinión caen, abusando del aforismo, eerros tan enormes. Clama contra est



evasión el suceso trágico del famosGasendo. Habiendo caído enfermo aquegran hombre a los sesenta y cinco añode edad, fueron llamados para scuración los más famosos Médicos dParís, o por mejor decir todos lo

Médicos famosos de aquella Corte. Aso afirma su amigo el Docto Samue

Sorbiere en la Prefacción de Vita, &

moribus Petri Gassendi, que hizo para impresión de sus Obras: Si quiutetiae vere eruditum, & magn

nominis fuit inter Medicos, totum illuadfuit sanando Gassendo. ¿Y quhicieron aquellos Médicos de tanterudición, y fama? Imaginando que l



enfermedad indicaba evacuación dsangre, empezaron a sangrar, prosiguieron sangrando, no obstantestar viendo que así como se ibarepitiendo las sangrías, sucesivamentse iban postrando más, y más la

fuerzas. Reconvínolos con estexperiencia el enfermo para que tomaseotro rumbo. Pero ellos se obstinaron e

proseguir por el mismo, no por otrrazón, sino porque, omnia secundumrationem facienti, si secundum

rationem non eveniat, non esranseundum ad aliud, manente eoquod ab initio visum fuit . Las sangríafueron muchas. A la última se le sufoc



enteramente la voz, para sufocarse luega vida. Así se dispuso la muerte d

aquel venerable anciano; porque segúel dictamen de los Médicos así lo habídecretado Hipócrates más ha de dos miaños, o como ellos entendían el orácul

del aforismo, su adorado Idolo Coo ases había mandado sacrificarle est

noble víctima.

11. Bien sé que muchos Médicos nusan tan bárbaramente del aforismoPero igualmente sé que son muchos má

os que lo hacen. Estos, encaprichadode que es muy conforme a razón erumbo que eligieron para la cura, po78] mal que le suceda al enfermo, l



levan adelante, escudados con lsentencia Hipocrática. Es verdad qupara mayor seguridad suya han añadida la autoridad del aforismo ciertngeniosa treta que inventaron, y de qu

usan de tiempo inmemorial a esta parte

echando con ella polvo en los ojos demísero Vulgo.

12. Sucede frecuentemente que co

os remedios, o por muchos, o pontempestivos, una disposición leve s

hacer enfermedad grave. Es natural e

estos casos el juicio de que el Médicha errado la cura. Pero él sprecauciona admirablemente contra estnota, de modo, que hace creer que e



empeoramiento del enfermo fue aciertnsigne del arte. Dice que con l

oportuna aplicación de los remedios sdescubrió el enemigo, que estaba ocultoque se le sacó de la emboscada, dondera inexpugnable, a campo raso; dond

viendo todos sus movimientos, hay mácomodidad para evitar sus insultos. Ehaberse encendido mucho más la fiebre

agravado a proporción los síntomasno fue otra cosa que descubrir, a fuerzde pericia Médica, el enemigo,

extraerle, digámoslo así, de suatrincheramientos, para combatirlibremente. Y es tal la ceguera de lo

hombres, que con esta trampa entran e



mayor confianza, y satisfacción deMédico.

13. Mucho antes que yo descubrieste error Lucas Tozzi, tratando (tom. 1pag. mihi. 54.) del método que sigueos Médicos, que en estos tiempos s

apellidan Galénicos, donde, después dproponer lo que suelen ordenar loprimeros días de la enfermedad; esto es

ayudas, jarabes, sangrías, y purgasprosigue así: Mox, si fortasse, ut facilest, symptomata ingravescan

malignitatem iam detectam vmedicamenti proclamant.14. Bien creo yo, que hay Médico

an buenos hombres, que dicen esto co



buena fe, y engañan, porque estáengañados. Pero esto es lo peor quiene el caso; porque estando poseído

de este craso error, nunca mudan dmétodo, antes procuran siempre con euso de los mismos remedios descubrir e

enemigo encubierto. No sé si la [79reflexión, que voy a proponer, serviralgo para su desengaño. Si el descubri

a malignidad de la dolencia en la formdicha es conveniente, tanto máconveniente será cuanto más s

descubra. Al modo que, cuando algunaTropas enemigas están cubiertas de sureparos, si es conveniente descubrirlaalgo, o en parte, derribando una porció





sus aciertos el Médico, cuando vea eenfermo en ese estado, porque logró lconveniencia de descubrir enteramentel enemigo. Si se me dice que en esextremidad no sólo está el enemigdescubierto, mas también triunfante

repongo que cuando el ardor de lfiebre, y calidad de los síntomaempiezan a demostrar malignidad, n

sólo empieza a descubrirse el enemigomas también a ganar tierra para lograr eriunfo.

15. Todo lo dicho, Señor mío, sdirige a justificar lo que he proferidsobre el aforismo en cuestión. Para quel sea, del modo que está estampado



pernicioso, funesto, y Exterminador , nes menester que Hipócrates le haypronunciado en algún mal sentido, sinel que se lo den muchos Médicos. Ncualquier buena intención, que hayenido Hipócrates cuando escribi

aquella máxima, es capaz de estorbar ehorrendo abuso, que infinitos Profesorehacen en ella. Tampoco sirve para ésto

de correctivo la otra doctrinHipocrática: Et semper non sanantemvariare oportet modum; & si quidem

eius reddiderit malum, ad contrariume converte. Lo primero, porque muchoamás leyeron esta doctrina; pero e

aforismo todos, o casi todos [80] l



ienen en la uña. Lo segundo, porquaunque la hayan leído, nunca la aplicaal caso en que se hallan; pues, aunqucon el método, que siguen hayaempeorado el mal, nunca lo confiesan, rara vez lo creen, engañados de aque

falso supuesto, que su proceder naumentó el mal, sí sólo le descubrió. Lercero, porque muy comúnmente s

sirven de otra escapatoria, que es decirque aunque la enfermedad se hayagravado, siempre fueron útiles lo

remedios aplicados; porque sin ellos emal, aunque grande ya sería muchmayor. En fin, sea por esto, o poaquello, el hecho constante es, qu



rarísimo Médico, por infelices sucesoque tenga, muda jamás de método en emodo de curar; y todo pende de estar eel juicio de que obra secundumrationem.

16. Dejado ya esto, en todo lo demá

me parece bonísimo el Escrito de Vmd muy llena de oportunas reglas d

práctica, sobre que le gratulo de tod

corazón, y le ruego que en la estimaciónque profeso a sus buenas prendas, funduna segura confianza de mi obediencia

sus preceptos, &c.



Carta VII

Sobre la impugnación de unReligioso Lusitano al Autor

llmo. Señor.1. Habrá cosa de mes y medio qu

recibí de V.S.I. la noticia de que en lGaceta de Lisboa acababa de publicarsun Libro intitulado: Teatro do Mund

visibel, Filosófico, Matemático, &c. ocoloquios varios en tudo o genero dmaterias, con as que se representa

ermosura do universo, e se impugna



muytos Discursos do Sapientísimo [81r. Benito Jerónimo Feijoo: cuyo Auto

es el muy Reverendo P. M. FrBernardino de Santa Rosa, Doctor eSagrada Teología, Calificador del SantOficio, &c. Entonces insinué a V.S.I. l

baja idea que de la Obra me ofrecía eítulo de ella: y cuanto más le meditéanto más me firmé en el mism

concepto, diciendo para mí coHoracio:

¿Quid dignum tanto feret hiromissor hiatu?

2. ¿Qué esperanza de cosa buena, ni au

mediana se puede concebir en est



mitación, o traslación ridícula, pedantesca del título de mi Obrprincipal? Porque yo escribí TeatrCrítico Universal , escribe el nuevAutor Teatro del Mundo visible. Porquo expliqué el título añadiendo: O

iscursos varios en todo género daterias. Muy pobre Escritor es, quie

aun el título del Libro ha meneste

mendigar de otro Autor.3. Estando yo en el concepto que h

dicho, ve aquí V.S.I. que acabo de ve

una Carta de un Eclesiástico de bellaprendas, natural de este País, y residenten la Ciudad de Tuy, a un hermano suyoMonje nuestro, que está estudiando e



este Colegio, en la cual hay la siguientcláusula: Dile al P. Maestro Feijoo, quen Portugal salió ahora a luz un nuev

. ( aquí nombra un Escritor Español destos tiempos, que ha logrado muy pocaceptación ) a quien sus mismo

aisanos desprecian, y dicen… Npuedo copiar lo que se sigue, porque nmerezco que se haya escrito, y much

menos que se estampe; aunque no tiennconveniente manifestar que el fondo s

reduce a que los eruditos Lusitanos s

mpacientan de que uno de su Nación shaya entrometido a impugnarme; lo quo no extraño, por las repetida

experiencias, y noticias que tengo de l



mucho que me favorece aquellgloriosa, y sabia Nación; en cuyaceptación acaso tendrá la mayor parteel que sabiendo que he nacido en suconfines, me consideran los señorePortugueses, como medio compatriot

suyo, y suple la pasión lo que le falta a justicia. [82]

4. ¿Pero no le parece a V.S.I. qu

este nuevo campeón que la Carta de Tucaracteriza nuevo N. es el mismo Autode que V.S.I. me dio noticia? Yo n

puedo poner duda en ello, pues sobrque aquella expresión es muy conforma la idea que da del Autor la inscripcióde su Libro; si a un tiempo hubiese



salido en Portugal dos Impugnadoremíos, el que escribe de Tuy, que npuede ignorar el que expresa la Gacetde Lisboa, por ser esta Gaceta a causde la gran inmediación a Portugal, muvulgar en Tuy, hablaría de dos nuevo

N. y no de uno sólo.5. Vaya ahora otra conjetura e

orden a la substancia, y contenido de

Libro, que aunque no tan seguramentfundada como la antecedente, hallo eella un aire de verosimilitud que casi m

persuade como prueba positivaDiscurro habrá visto V.S.I. una excelentObra, dividida en cuatro Tomos doctavo, que salió de Francia pocos año



ha con el título de Espectáculo de laturaleza, y ha sido recibida co

aplauso de los Eruditos curiosos dodas las Naciones Europeas. Si V.S.I

vió, o ve esta Obra, hallará que esumamente adecuado a ella el título d

Teatro del mundo visible; y no menos lsubstancial circunstancia de representaa hermosura del Universo, porqu

realmente el Autor Francés no hace otrcosa en todos cuatro Tomos, quexponer a los ojos, y mente del Lector e

gran Teatro del Mundo visible en toda sextensión (del Mundo invisible nada)con bellas reflexiones que muestran lhermosura del todo, y de sus partes



Añado, que lo de Filosóficoatemático, con su et caetera, tambié

e cuadra admirablemente, porque lmás de la Obra del Francés, con graexceso, es Filosófico, y Matemático; el et caetera puede venir a lo que s

mezcla en ella de Político, y Moral. ¿Npodremos, pues, discurrir con bastantverosimilitud que el nuevo Escrito

Lusitano es un mero plagiario deFrancés, que sólo puso de su casa algundiferencia en estilo, y método, y alguna

mpugnaciones buenas, o malas contrvarios Discursos míos? [83]6. Pero me replicará V.S.I. ¿por qu

no podrá ser el Autor Original e



Lusitano? El Teatro del Mundo visiblse puede exponer a la consideraciódebajo de muy diferentes aspectos, representarse su hermosura a mudiferentes visos; así como de cualquieobjeto, según los varios puntos de vist

de donde se mira, se pueden hacedistintas pinturas, todas buenas, y todaoriginales. Pudo, pues, muy bien e

Autor Lusitano, debajo de un títuladaptable a la Obra del Francés, formaotra diferente, y muy original.

7. Esto está muy bien discurrido; me hiciera alguna fuerza, si en el mismítulo no reconociese señas de Auto

pobre, mendigo, y plagiario. Si aun lo



pocos, y pequeños renglones, de quconsta la inscripción, no pudo componesin arañar la mitad de la mía, ¿qué spuede esperar en el cuerpo del LibroPero la peor seña está en aquella infeliadición: Y se impugnan mucho

iscursos del Sapientísimo Fr. Beniterónimo Feijoo. Los Impugnadoreslustrísimo Señor, son la gente má

miserable que hay en la RepúblicLiteraria. Son éstos unos pobres, que falta de fondo propio trabajan en e

ajeno: unos desnudos, que no teniendela para vestirse, se cubren cohilachas, y trapos recogidos aquí y allíunos infelices, cuyo caudalejo se reduc



a unas tristes raeduras que sacan de lamonedas de plata, y oro que puedehaber a las manos. Lo peor es, qucuanto está en ellos las alteran, destruyen, porque son como unoAlquimistas al revés. La Alquimia d

os metales bajos, como hierro, plomo, estaño pretende hacer plata, y oro: éstode la plata, y oro: esto es, de lo

Escritos más preciosos pretenden hacehierro, estaño, y plomo, procurandenvilecerlos con sus imposturas; porqu

es muy común en ellos suprimir, alterar las pruebas, truncar pasajesnterpretar siniestramente las voces

ocultar, o dejar entre renglones tod



aquello que da luz clara a las materiashaciendo con éstas, y otras fraudulenciasemejantes decir al Autor impugnado lque no le pasó por el pensamiento. [84]

8. Mas cuando haya impugnadorede mejor fe, lo que es bastantement

raro, no se puede negar, qugeneralmente hablando, todos los que ndan a luz otros Escritos qu

mpugnaciones, o censuras de otroEscritos, son Autores al baratilloporque esto de impugnar es aún má

fácil que pedir prestado; y bien, o maninguno hay tan ignorante, o rudo que npueda hacerlo. Un Barbero de estCiudad, y mal Barbero, estuvo par



escribir contra mí en defensa de lMedicina; y se hubiera salido con ellosi tuviese con qué costear la impresiónque fue lo único que le faltó al pobrpara constituirse Autor. Por eso, comescribí en otra parte, el célebre Trágic

Racine llame Autorcillos ( petituteurs) a los que no escriben sin

censuras de los que son propriament

Autores. Se puede decir que éstos souna especie de ratones racionalesporque su ocupación es la misma de lo

ratones, hacer ruido, inquietar, y roerHacen ruido en el vulgo, y con el ruidque hacen en el vulgo, inquietan al quno es vulgo. Unos, y otros se sustenta



royendo, mas con una considerabldiferencia. Los ratones irracionales roeos Libros por afuera, estotros po

adentro: aquéllos el pergamino, éstos lescritura. Y aun hay entre ellos algunoan ruines, y malignos, que no sólo roe

os Escritos, mas aun los zancajos de loEscritores: a lo que nunca llegaaquellas bestezuelas domésticas.

9. Podrá oponerse a favor del nuevEscritor Lusitano, que éste no es umero Impugnador, pues el título anunci

cuerpo de obra distinto de lampugnaciones, y en que éstas everosímil que entran como accesoriaspor tocarse puntos en el asunto principa



en que el Autor lleva opiniones opuestaa algunas mías. Ya veo que esto biepodría ser, pero dudo que sea, porquabultar el título con el anuncio de lampugnaciones, significa en ellas alg

más que cosa accesoria. Y cuando n

signifique esto, significa por lo menosque el Autor desconfía del mérito de sObra para el despacho; y para lograrl

se vale del pegote de título, qumpugna muchos Discursos [85] míos

Este es el artificio de que antes de

Lusitano se han valido muchos. Ya ealguna parte he dicho, que soy dotado duna gracia gratis data, de qurenunciaría muy gustoso la mitad; y es



que no sólo tienen mucho curso miEscritos, mas también mi nombre hacque tengan alguno los de mis contrariosSon muchos los que no se contentan cosaber lo que dice el Padre Feijoo, si nsaben también lo que se dice del Padr

Feijoo, o contra el Padre Feijoo. Daquí es, que a ninguno de la turba multde Escritores ramplones del año de 2

faltaron compradores, y lectores.10. Este es el concepto, qu

conjeturalmente pude hacer del nuev

Autor Lusitano. Si por algún accidentlegare su Libro a mis manos, y mmereciere otro, estoy pronto a hacepúblicamente justicia a su mérito



Entretanto sujeto ese tal cual dictamemío al de los Eruditos que le leyeren

uestro Señor guarde a V.S.I. muchoaños, &c.



Carta VIII

Reconvenciones caritativas alos Profesores de la Ley deMoisés. En respuesta a un

Judío de Bayona de Francia

1. Muy Señor mío: recibí la de Vmdconducida por Don Lázaro SuárezMercader de esta Ciudad, agradeciendocomo debo, las protestas de afecto a mpersona, y estimación de mis Escritosque Vmd. hace en ella; sin que l



circunstancia de profesar Vmd. unReligión tan opuesta a la mía, obste que yo crea aquellas protestas musinceras, ni menos rebaje en mestimación su valor; antes en algunmanera le encarece [86] por la parte qu

significa en Vmd. un juicio superior as preocupaciones vulgares, de la

cuales es una, harto común, mirar l

diversidad de Religiones comnseparable de la enajenación de lo

ánimos. Error cierto, igualment

absurdo, que nocivo. Es absurdo, porquodos los hombres debemocontemplarnos como hermanosseparando mentalmente los vicios,



errores de las personas para constituiaquéllos, objeto de nuestra displicenciacomo éstas de nuestro amor. Es nocivoporque impide, o debilita en loProfesores de la verdadera Religión lomedios para traer a ella a los Sectario

de las falsas; siendo cierto, que como lbenevolencia del que exhorta da ungran energía a la persuasiva, así s

aversión respecto de aquel a quiepretende convencer, le indispone para lconvicción.

2. No sé si Vmd. asentirá fácilmenta que yo sigo la máxima propuesta, vista de que se queja de que los señore spañoles aborrecen el Pueblo d



srael más que otra ninguna Nación deundo: odio, que Vmd. reprueba com

njusto, cargando sobre él a loEspañoles de la nota de ingratos; por lque luego añade, que los CautivoEspañoles de Berbería reciben por l

general muchos beneficios de loHebreos Españoles, residentes entraquellos bárbaros. Yo pretendo a

contrario, y haré ver a Vmd. que enjusta su queja.

3. Y lo primero que pudiera notar e

a cláusula citada de la Carta de Vmd. edar nombre de Pueblo de Israel a loque hoy profesan la Ley de MoisésSeñor mío, los Profesores de la Ley d



Moisés, después de su dispersión poas Naciones, constituyen Secta,

Partido, pero no Pueblo; pues no hay eel Mundo Pueblo alguno, que se pueddecir Hebreos, o Judíos; siendo ciertoque los que hay en varios Pueblo

siempre son una pequeña parte respectdel todo; y que sean pocos, o muchosnunca dejan de ser considerados com

forasteros.4. No ignoro, que el Rabin

Benjamín de Tudela, que floreció en e

duodécimo siglo, en la relación de suviajes dice, que hay en el Asia un Reinentero de Judíos, de [87] extensión ddieciséis jornadas, gobernado en tod



soberanía por uno de la misma Naciónque el que reinaba en su tiempo slamaba Anán, y era descendiente d

David: que asimismo un hermano déste, llamado Salomón, dominaba cootal independencia otro Estado; per

añade, que no se podía penetrar aquellaierras, por ser preciso para llegar

ellas pasar diez jornadas de desierto. Y

en la misma conformidad refiere, quhay otros Estados, o Repúblicapuramente Judaicas, mas toda

colocadas en sitios inaccesibles. Peren la relación de Benjamín de Tudelhay tan crasas fábulas, y errorehistóricos, cronológicos, y geográficos



que es indigna de toda fe. ¿Quconsideración merece un Autor, qupone la Escuela de Aristóteles junto Alejandría de Egipto, y hace a Rómulcoetáneo de David, habiendo precedideste Santo Rey al Fundador de Rom

cerca de tres siglos, insertando de más más este error cronológico en lridícula, y extravagante fábula de qu

Rómulo, temiendo una expedición dDavid, y de su Capitán Joab, excavdebajo de los montes una caverna d

quince millas de longitud paresconderse en ella. ¿No se echa de veen esto, que este Autor Judío, por eempeño de honrar a su Nación, estab



pronto a abrazar cualquier patraña? Ypara conocer, que lo es eso de Estadoso Repúblicas de Judíos independientede toda otra Nación, basta el saber, qunadie hasta ahora habló de ellas sineste Viajero.

5. Yo conozco, que Vmd. usa de lavoces del Pueblo de Israel por el buesonido que tienen, como relativas

aquel tiempo, en que esta expresión ermuy honorífica, como designativa de un

ación más favorecida de Dios qu

odas las demás del Mundo. Mas no nodetengamos en las voces. Vamos a lsubstancia.

6. Supone Vmd. como un hech



constante, y notorio, el que loEspañoles exceden en el aborrecimientde la Nación Judaica a todo el resto deMundo. Pero yo creo tener un graderecho para dudar por lo menos de lque Vmd. supone. Porque, pregunto

¿qué señas han dado [88] los Españolede su aborrecimiento a los Judíos, quno hayan dado otras muchas Naciones

Supongo, que las expulsiones, y maloratamientos, que en diferentes tiempo

han padecido los Judíos en España

untamente con el desprecio, que acá shace de la Nación Judaica, dan motivo Vmd. para la suposición que hace. Perharé ver a Vmd. que en nada de esto e



singular la Nación EspañolaEmpecemos por los Romanos.

7. En Suetonio podrá ver Vmd. quTiberio expelió todos los Judíos dRoma, con la agravante circunstancia denviar los Jóvenes de esta Nación

Países enfermizos: Iudaeorumuventutem per speciem sacramenti irovincias gravioris coeli distribuit

reliquos gentis eiusdem, vel similisectantes, urbe submovit. Y que lproprio hizo después el Emperado

Claudio, de que puede inferirse, que shabían restituido en tiempo de CalígulaTácito refiere también la expulsióhecha por Tiberio, con la circunstanci



de haber enviado cuatro mil jóvenes a lsla de Cerdeña porque podían servi

allí de algo; pero haciéndose la cuentde que en caso que muriesen luego, poser aquella Isla muy insaludable, spodía reputar por una pérdid

despreciable: Et si ob gravitatem coelnteriisent vile damnum. Est

desprecio, y aborrecimiento de lo

Romanos a los Judíos confirma emismo Tácito, cuando en el Libro quintde sus Anales llama a la Nación Judaic

eterrimam gentem.8. En Flavio Josefo (que como Autonacional, y proprio habrá sin duda Vmdeído, siendo tan dado a la lectura de lo



Libros, como me expresa en la suyavería las horribles carnicerías que eCesaréa, Scitopolis, AscalónPtolemaida, Damasco, y otras partes da Asia hicieron los habitadores en lo

Judíos; algunas veces, a la verdad

dando ellos ocasión; mas otras simotivo alguno, más que la ojeriza comúa la Nación Judaica.

9. Si descendemos a mirar una pouna las principales Naciones Europeasapenas se hallará alguna, que no hay

explicado su odio a los Judíos, no sólgualmente, pero aún más que lEspañola. Aquella numerosa Tropa, quel [89] año de 1096 sin Jefe, dirección



ni orden, tumultuariamente se congregcon ánimo de ir a la conquista de lTierra Santa, constaba de doscientos mihombres Franceses, y Alemanes. La grahazaña de éstos fue matar cuantos Judíoencontraron en los Lugares por dond

pasaban.10. Lo proprio hizo la otra canalla

que en tiempo de Felipe VI se juntó e

Francia con el mismo designio, pretexto de la conquista de la TierrSanta, derramando ríos de sangre de est

nfeliz Nación en varias partesespecialmente en Tolosa, y en el BajLanguedoc. Véase sobre estos dohechos la Historia Eclesiástica del Aba



Fleury en los libros 64, y 92.11. No fue menor contra los Judío

a ira de los que el año de 1236 scongregaron en algunas Provincias dFrancia, también con el destino del viajde la Tierra Santa, que ni au

perdonaban a los Infantes, ni a lamujeres preñadas.

12. En tiempo de Ricardo primer

fueron innumerables los Judíos qusacrificó a su odio el populacho dnglaterra, especialmente en Londres, e

York, y en otras muchas Ciudades, sipreceder de parte de ellos motivalguno. Refiere estos dos hechos eMonje Mateo de París, y otro



Historiadores Anglicanos.13. En el Suplemento al tomo 7

num. 6, referí, citando a Juan CristoforWagenselio Autor Alemán, la horriblmatanza que hicieron los Alemanes eos Judíos el año de 1348, por l

pretextada aprehensión de que la pesteque entonces se padeció, provenía dque los Judíos habían envenenado la

aguas de fuentes, y pozos.14. No niego, que en Españ

padecieron sus persecuciones lo

Judíos, pero menos sangrientas que laexpresadas. El Padre Mariana dice, quel Rey Sisebuto los persiguió; persobre que parece, que esta persecució



se redujo a comminarlos con lexpulsión de las tierras de España, parobligarlos a recibir el Bautismo; emismo Mariana, añade, que esto lo hizSisebuto a persuasión del EmperadoHeraclio. Como quiera, esta persecució

no fue [90] particular de España, pues amismo Autor refiere, que el ReDagoberto los arrojó al mismo tiemp

de Francia, instigado también deEmperador Heraclio, el cual los habíexpelido antes de las Provincias de

mperio.15. En cuanto a furores del Pueblumultuante contra los Judíos sólo m

ocurren dos casos en España; y uno,



otro muy desiguales en la extensión a loque arriba referí de otras Nacionesporque uno fue limitado al Reino d

avarra, el otro a la Ciudad de LisboaRefiere el primero el Padre Marianaib. 15, cap. 19; pero con un

circunstancia desnuda de todverosimilitud. En esta sazón, dice , lo

avarros, por tener los Reyes flacos, s

alborotaron, y como gente sin dueño sencarnizaron en los Judíos, qumoraban en aquel Reino; en particula

en Estella cargó tanto la tempestadque degollaron diez mil de ellos. Npienso que la población de Estella pasde mil vecinos; ni hay vestigios de qu



fuese mucho mayor en los pasadosiglos: con que aun cuando todos eaquel tiempo fuesen Judíos, no pasaríaos individuos de cinco mil. Ni au

cuando debajo del nombre de Estella sentienda el territorio, o merindad, d

quien Estella es cabeza, es creíble, quen él se anidase tanto número de JudíosPor lo cual el citado Historiado

dificultando el hecho, inmediatamente as palabras copiadas arriba prosigu

así: Si ya el número, o las memorias n

van errados.16. El caso de Lisboa es el mismque tengo escrito en el tercer Tomo deTeatro Crítico, Disc. 6, num. 42. Pero s



debe enmendar allí un yerro; y es, qupor equivocación dije, que aquellragedia había sido ocasionada en lglesia Catedral de aquel Pueblo, n

habiéndolo sido sino en un Convento dReligiosos.

17. Puede ser que cuando Vmd. hiza suposición de que los Españole

exceden en el odio de los Judíos a la

demás Naciones, no tuviese presenteos hechos referidos; sí sólo, que co

otras Naciones les conceden habitación

en España no. Mas a esto tengo muchque reponer. Lo primero, que lnegación de domicilio no significa odio91] pudiendo proceder de otras mucha



causas distintas de todo lo que eojeriza, y aborrecimiento. Lo segundoes totalmente cierto, que en la expulsiónque se hizo en España de los Judíosúnicamente intervino el motivo de celpor nuestra Religión. Hiciéronla lo

Reyes Católicos D. Fernando, y Doñsabel con consejo del Cardena

Jiménez, todos tres personaje

celosísimos de la pureza de nuestrSanta Fe, y especialmente el Cardenahombre enteramente desnudo de tod

afecto, o pasión viciosa.18. Lo tercero, y principaexpelieron los Reyes Católicos loJudíos de España. Antes los habí



expelido de Francia el Rey Felipe eHermoso. Pensará Vmd. al leer esto, qupropongo la expulsión de Francia sólcomo empate, o compensación de la dEspaña. No Señor. Mucho más pretendoLa expulsión de Francia fue bárbara

cruel, y tiránica. Nada tuvo de esto la dEspaña. No citaré a Vmd. parustificación de uno, y otro sino Autore

Franceses. Para lo primero el AbaFleury en el libro 91 de su HistoriEclesiástica, num. 6, donde dice así

Queriendo el Rey Felipe expeler loudíos de su Reino, los hizo prendeodos en un mismo día, que fue el 22 dulio del año 1306. Y el orden se di



an secretamente, que casi nercibieron seña alguna. Todos su

bienes fueron confiscados, dejandsólo a cada uno el dinero preciso parsalir del Reino, y prohibiéndoles, pende la vida, restituirse a él… Alguno

ocos Judíos admitieron el bautismomuchos de los otros murieron en eviaje de fatiga, o de pesadumbre.

19. Cito para lo segundo al PadrOrleans en su Historia de España, tom3, lib. 9, pag. mihi 650, donde se lee l

siguiente, hablando del Rey DoFernando el Católico. El año de 149nmediatamente después de la toma d

Granada, por un espíritu de celo arroj



de sus Estados todos los Judíos enúmero de cerca de doscientos miOtros dicen ochocientos miVerdaderamente se censura en esto s

olítica, porque por esta expulsióerdieron sus Provincias inmenso

esoros, que los Judíos transportaron otros Países.

20. Coteje ahora Vmd. un caso co

otro. En el primero [91] fue causa de lexpulsión una sórdida avaricia, juntcon una cruel inhumanidad. En e

segundo fue único motivo el amor de lpureza de la Fe, segregado de todnterés humano. El Rey de Francia gan

mucho en la expulsión de los Judíos



porque al mismo tiempo los robó. ERey Católico perdió mucho en ellaporque perdió para su Reino las granderiquezas, que dejó llevar a los Judíos. ERey de Francia hizo una gravísimnjuria a los Judíos, despojándolos. E

Rey de España usó de su derechexpeliéndolos; porque todo PríncipCatólico le tiene para no permitir en s

Reino otra Religión que la suya.21. Es verdad, que el sucesor d

Felipe el Hermoso Luis X permitió l

restitución de los Judíos a Francia, lcual no lograron en España después dsu destierro. ¿Pero fue aquellrestitución motivada de alguna piedad



o, sino de mero interés. Felipe eHermoso los robó al expelerlos: Luis ssucesor, los disfrutó al admitirlos. Cital mismo Abad Fleury en el lib. 92 de sHistoria, num. 16. Son sus palabras

as por otra parte permitió, que lo

udíos volviesen a Francia, de dondhabían sido expelidos, y sus bieneconfiscados; de suerte, que no se creí

que hubiesen de volver jamás; y esto lermitió mediante la contribución, que hicieron, del dinero que habí

menester para la guerra de Flandes.22. Véngase ahora Vmd. con la quejde que los Españoles exceden a lademás Naciones en el odio de lo



Judíos. Si Vmd. lo mira bien, hallarque otras Naciones, tanto más aborrecea los Judíos, cuanto más aman el dinerde los Judíos que los Españoles.

23. Y últimamente le daré a Vmduna brillante prueba de que toda l

displicencia, que de los Judíoexperimentan en los Españoles, tienpor objeto, no su Nación, sino s

Religión. Esta prueba me la ministra eXIV Concilio Toledano, celebrado el añde 693, en cuyo primer Capítulo, co

consentimiento del Rey Egica, sestableció que los Judíos, que sconvirtiesen a nuestra Santa Fe

quedasen exentos de todo pecho,



contribución al Fisco [93] Real. Asdecreta hablando de ellos: Ita nempe, uquique eorum ad Christum plenmentis intentione se converteverint, &

idem Catholicam, absque aliqunfidelitatis fuco servaverint, ab omn

exactione, quam sacratisimo fiscersolvere consueti sunt, cum his, qua

habere poterint: securi, exortesqu

ersistant.24. De modo, señor mío, que tod

esto se reduce a que los Reyes d

España, por amar la salud de los Judíosceden a los gruesos intereses que podíapercibir de ellos. Otros Reyes, por amael dinero de los Judíos, no se embaraza



en que crean lo que quisieren; y que loadmitan, que los rechazen, todo es a fide chuparles el jugo nutricio.

25. Por lo que mira a los buenooficios, que Vmd. asegura deben loesclavos Españoles en Berbería a lo

Judíos, posible es que sea así; y tambiées muy posible, que sea mucho menos do que Vmd. expresa, por no estar bie

nformado de lo que en el tratamiento dos esclavos Españoles pasa e

Berbería: Atestiguo ( dice Vmd. ) con lo

Cautivos, que vienen de Berbería, lobeneficios que por lo general recibeentre aquellos Bárbaros de los Hebreo spañoles, comprándolos a los Moro





haya faltado a la obediencia, cometiddelito, o caído en algún grave descuidoLa razón de todo esto es, que aquelloBárbaros son interesados en lconservación de sus esclavos, por cuyredención perciben gruesos intereses;

así por mala índole, o por muchaversión que [94] tengan a los esclavoCristianos, se abstienen de tod

ratamiento áspero, que les quebrante lsalud, y mucho más que les quite la vidaporque en lo primero perderían l

utilidad del servicio, y en lo segundo edinero de la redención. En suma el Morde peor condición, salvo el caso de unou otro rapto de ira, cuida de la vista,



salud de su esclavo Cristiano, como acse cuida de la de un caballo, u otrbestia, en cuya posesión se utiliza sdueño. Cautivo he visto, que ponderabel buen trato que le habían hecho loMoros, y experiencias de mucho amo

en sus Amos. Y así es natural que seaporque los Moros son hombres comnosotros; y no serían hombres, sin

bestias, si no les inspirase algún afectamoroso la gracia, el buen modo, lbuena índole, la buena presencia,

sobre todo la habilidad, y bueentendimiento de este, o aquel esclavo.27. Lo que algunos Cautivos no

dicen por acá, y creo lo dirán tambié



por allá, que padecieron en Berberíalguna grave vejación por la Fe, eenteramente ajeno de verdad. Desde quen Argel se tomó por el más importantráfico la piratería sobre los esclavosamás se hizo allí proceso a algú

esclavo sobre la creencia, ni violentada que abandonase su Religión; a menoque él, con algún desordenado proceder

rritarse la cólera de los Moros, o qucon Misión, o sin ella (esto segundo emás ordinario) metiéndose a predicante

maldijese la Ley Mahometana, o a sAutor el falso Profeta Mahoma; en cuycaso, tratándole como blasfemo, laplicarían pena capital. Las señales qu



rae por acá uno, u otro Cautivo de habepadecido alguna pena corporal, como lprivación de orejas, la impresión dalgún yerro ardiente, &c. y él quieratribuir a su constancia en la Fe, sólson señales de que cometió algún delito

por donde mereció aquella pena.28. Tan lejos está de que los Moros

ni con la persuasión, ni con la fuerz

nduzcan a sus esclavos Cristianos abjurar su Religión, que antes tienemucho que sentir [95] cuando alguno po

su maldad lo hace, porque luego laLeyes le hacen libre, y el Amo pierde eesclavo, y su precio.

29. Más es, que los Moros estiman



o por lo menos hacen confianza de loesclavos Cristianos, que veobservantes de su Ley; y al contrariomiran con desconfianza, y ojeriza a loque conocen tibios, o relajados. Lrazón de esto se viene a los ojos. De

esclavo, que es buen Cristiano, estasegurado el Amo, que no cometerá coél robo, o perfidia, pudiendo justament

emer lo contrario del mal Cristiano. Eel caso, que los preceptos de la Lenatural son reconocidos de lo

Mahometanos como de los Cristianos. Ypor esta razón, como nosotros decimopor modo de adagio, de mal Mornunca buen cristiano: los Moros dicen



de mal Cristiano nunca buen Moro.30. Mas sin embargo de que lo

Cristianos, que son esclavos de loMoros, no sean bárbaramentmaltratados por ellos, posible es, quos que son comprados por los Judíos

experimenten en ellos algo más ddulzura, ya que no en la substancia, en emodo; porque al fin los Judíos son po

o común para el trato civil máracionales, y tienen el entendimientmás cultivado que los Moros. Y si po

uno, u otro hecho particular se pudiesformar concepto en la materia, a más mextendería. Dígolo, porque conocí a unoque había sido Cautivo en Argel, dond



después de ser sucesivamente esclavde tres Moros, fue comprado por uJudío, de quien había sido tratado muchmás benigna, y amorosamente que de loMoros.

31. Pero lo que se lee en algunos d

nuestros Historiadores Españolesrefiriendo la expedición de Carlos V favor de Mulei Hacen, Rey de Túnez

despojado por el famoso CorsariBarbarroja, es de mucho mayoconsideración para el asunto de lo

buenos oficios, que deben los esclavoCristianos a los Judíos en Berberíaporque de dichos Historiadores constaque un Judío salvó dos veces la vida



muchos millares de esclavos Cristianosa quienes quería degollar BarbarrojaLos mejores Capitanes, [96] que teníeste General en su Ejército, y como talesus inmediatos subalternos, eran uJudío, llamado Sinaam Smirco, y u

Turco, llamado Haidin CalamanosEstaban a la disposición de Barbarrojdiez mil esclavos Cristianos en la Plaz

de la Goleta, y quince mil en la dTúnez; y cuando vió a Carlos V edisposición de embestir la Goleta

propuso a los dos Capitanes nombradoa determinación en que estaba de quitaa unos, y a otros la vida. Convino en ellel Turco; pero el Judío se opuso ta



eficazmente, que retraso a Barbarroja daquella cruel ejecución. Conquistadpor Carlos V la Goleta, y retirado Túnez Barbarroja, volvió al bárbardesignio de degollar los quince miesclavos, que había en aquella Ciudad;

segunda vez halló apoyo en el CapitáTurco, como contradicción en el Judío, cuya generosa piedad debieron do

veces la vida los quince mil Cristianode Túnez, como una vez los diez mil da Goleta.

32. En los dos casos, que acabo dreferir, verá Vmd. que nada disimulo do que hallo favorable a su Nación en e

asunto que Vmd. se propone d



constituirla acreedora a la gratitud dos Cristianos esclavos en Berbería

Pero tampoco puede dejar de ver Vmdque unos pocos hechos particulares nadprueban en la materia, debiendsuponerse, que en la Nación Judaica

como en otras, hay algunos sujetos dgenio clemente, y benigno para todo eMundo. La Religión no influye en e

emperamento, cuyo existencia en esujeto precede a la Religión. Así se veen las Religiones falsas sujetos d

ndole generosa; como en la verdaderalgunos de corazón feroz, y sanguinario.33. Consiguientemente a lo dicho e

posible que uno, u otro Judío haya, po



el único motivo de compasióncomprado tal cual Cristiano a loMoros; mas que esto sea cosa algfrecuente no puedo admitirlo. No ignorVmd. que la Nación Judaica esta notadgeneralmente de muy adicta al interé

pecuniario. Así, exceptuando uno, u otrcaso particular, los Judíos en Berberícomprarán los esclavos Cristianos, qu

consideren útiles para su servicio; 97] qué sé yo si tal vez se comprar

alguno con ánimo de pervertirle.

34. Y verdaderamente Señor mío, sos Judíos hoy compran los Cristianoen Berbería para librarlos del maratamiento, que les dan los Moros, mu



distintos son de sus antepasados; puehubo tiempo en que éstos compraban loCristianos Cautivos para matarlosAtroz, y lamentable en extremo es ecaso, que refiere en su Crónica el AbaTeófanes, citado por el Cardena

Baronio al año de 614. En ldesolación, que los Persas de orden dsu Rey Chosroas hicieron de la Ciuda

de Jerusalén, y de toda la Palestina eaño quinto del Imperio de Heracliolevaron innumerables Cautivo

Cristianos, los cuales luego (en númerde noventa mil dicen algunoscompraron los Judíos para matarloscomo de hecho lo ejecutaron. Estas so



as palabras de Teófanes: Anno quintmperii Heraclii ceperunt Persaordanem bello, & Palestinam, &

Sanctam Civitatem, & multos in ea pemanus Iudaeorum interfecerunt id esut quidam aiunt nonaginta milia; ist

enim ementes Christianos, prouunusquisque habere poteraoccidebant eos. El Abad Teófanes fu

sujeto de ilustre santidad; poconsiguiente, no sólo es increíble qumpusiese a la Nación Judaica tan atro

delito, mas aunque lo refiriese comverdadero, sin estar bien informado.35. Diráme acaso Vmd. que lo

Cristianos compensaron ventajosament



aquella bárbara ferocidad ejecutada eellos con la horrible matanza que evarias ocasiones, y Reinos (como ymismo referí arriba) hicieron en loJudíos. Pero repongo que hay docircunstancias, las cuales hacen si

comparación más odioso el hecho de loJudíos. La primera, que fue meditado, cometido a sangre fría. La compra

venta de tantos millares de esclavosujetos separadamente a un gran númerde dueños, que los apreciaría

diversamente; ya según su codicia, ysegún la calidad de ellos, es negocio, nsólo de muchos días, mas que pide dparte de vendedores, y compradore



ánimo nada alterado, o furioso. Lsegunda circunstancia, y [98] que tienconexión con la primera, es, que lmisma calidad del ingenio muestra, quos mismos Jefes, o Caudillos de lo

Judíos intervinieron en él, por lo meno

con su permisión, y aprobación. A no seasí, les fuera fácil con tenerlos.

36. Una, y otra circunstancia faltaro

en las bárbaras ejecuciones que loCristianos hicieron en los Judíos. Evulgacho, arrebatado de un impetuos

furor, cometió aquellas violencias; y evulgacho solo, no sólo sin laprobación, o permisión de loPríncipes, o Magistrados, ni Civiles, n



Eclesiásticos, mas siempre improbandéstos el hecho, y aun castigándolocuando las circunstancias lo permitíanEn Spira padecieron pena capitaalgunos de los Cristianos, que el año d1096, con ocasión de la Cruzada, s

ensangrentaron en los Judíos. El ReRicardo primero de Inglaterra hizahorcar a los que pusieron fuego a la

dos casas donde se refugiaron los Judíocuando el motín de Londres contra ellosEn el de Lisboa del año 150

padecieron el último suplicio muchos dos amotinados, y entre ellos doReligiosos, que con una Cruz delante depopulacho furioso le iban capitaneando



profanación horrible de la ReligióCristiana, por el mismo caso que squería ostentar como acción de uheróico celo por ella.

37. Pero lo que a Vmd. y a todos lode su Secta debe hacer más fuerza es

que los mismos Jefes de nuestrReligión, digo los Soberanos Pontíficessiempre que se ofreció la ocasión, s

explicaron a favor de los Judíosprocurando redimirlos de lavejaciones, que les hacía el populach

Cristiano.38. Entre las Epístolas de SaGregorio el Grande se hallan por lmenos cuatro, dirigidas a este fin. En l



34 del primer libro, Indicc. 9. coocasión de habérsele quejado un Judíque en Terracina los habían expelido dun sitio donde solían congregarse celebrar sus festividades, manda aObispo de Terracina los desagravie

restituyéndolos al mismo sitio, estorbando que nadie los impida [99continuar en él su solemnidades. Y da l

razón el Santo en esta notable sentenciaos enim, qui a Christiana Religion

discordant, mansuetudine, benignitate

admonendo, suadendo, ad unitatemidei necesse est congregare: ne quodulcedo praedicationis ad credendumnvitare poterat, minis, & terroribu



repellantur . En la 26 del libro 7. Indicc1, manda al Obispo de Palermo haga ses dé satisfacción a los Judíos d

aquella Ciudad en asunto de una quejaque habían dado a su Santidad. En la 5del libro 7, Indicc. 2, sabiendo que a lo

Judíos se habían usurpado unaSinagogas, y luego se habían consagradpara nuestro culto; después de tratar e

despojo de inicuo, y la consagración demeraria, declara no obstante, qu

estando consagrados los Templos ya n

se les pueden entregar a los despojadospero al mismo tiempo ordena, que se ledé en dinero el valor correspondiente, que todas las alhajas halladas en la



Sinagogas se les restituyan en su ser. Ea 15 del libro 11, Indicc. 6, porque eápoles se había impedido, como e

Terracina, a los Judíos continuar sufestividades, manda al Obisp

apolitano, después de reprehenderl

con alguna severidad sobre el caso, nse las estorbe en adelante. En la 5 deibro 7. Indicc. 2, porque en Caller u

Judío recién convertido, y baptizadolevando por compañeros algunomprudentes Cristianos había ocupad

una Sinagoga, y propuesto en ella lmagen de nuestra Señora, y una Cruzdespués de improbar severamente eatentado, manda al Obispo de Caller qu



quite con todo respeto la Imagen, y lCruz, y haga restituir la Sinagoga a loJudíos.

39. El Papa Alejandro II, en unCarta suya, que es la 34, dirigida a todoos Obispos de las Galias, los aplaud

por haber protegido a los Judíos contrel furor de los Franceses, que iban guerrear contra los Sarracenos d

España. Y dice en la misma Carta, qua guerra contra los Sarracenos es justa

porque éstos persiguen a los Cristianos

por la razón opuesta, injusta contra loJudíos. [100]Inocencio II, en Carta escrita el añ

de 1199, prohibió forzarlos a recibir e



Bautismo, turbarlos en la celebración dsus fiestas, exigir de ellos nuevoservicios, y desenterrar sus cuerpos.

Gregorio XI protegifervorosamente a los Judíos en lpersecución que padecieron en Franci

por los de la Cruzada el año de 1236escribiendo a este fin al Rey, y a varioObispos de Francia.

Lo mismo hizo el Papa Juan XXII ea que padecieron en Francia el año d

1320, por la Tropa que llamaron de lo

Zagales, que se habían propuesto a lconquista de la Tierra Santa.El año de 1348, que el rudo, y cieg

populacho dio en el delirio de que l



peste, que entonces desolaba algunoReinos de Europa, provenía de que loJudíos habían envenenado fuentes, pozos, y con este motivo hizo unhorrible carnicería de ellosespecialmente en Alemania: Clement

VI expidió dos Bulas a favor suyo; das cuales en la segunda mandó a todoos Obispos publicar en sus Iglesias qu

nadie maltratase en algún modo a loJudíos, pena de excomunión Pontificia.

40. He puesto todo lo dicho a lo

ojos de Vmd. para que vea cuántdiferencia hay entre las violenciaejecutadas por los Judíos contra loCristianos, y las cometidas por lo



Cristianos contra los Judíos: aquéllaautorizadas por sus Jefes; éstamprobadas, y aun castigadas por lo

nuestros: aquellas calificadas por loprincipales de la Secta Judaica, commeritorias; estas tratadas por lo

Príncipes Eclesiásticos, y Secularescomo delincuentes.

41. De modo, Señor mío, que

ninguna Nación, o Secta se debemputar los desórdenes del ignorante,

ciego Vulgo, cuando no sólo lo

superiores, mas aun los doctos, discretos de la misma Nación, o Sectos condenan; pero sí cuando lo

principales, o los imperan, o lo



aprueban por lo menos. En el primecaso estamos los Cristianos; en esegundo los Judíos. El vulgo es, con mupoca diferencia, uno mismo en todo emundo; esto es, [101] ignorante, y ruden cada individuo; pero cuando llega

conglobarse, preocupados loentendimientos de algún error, agitados los corazones de alguna pasió

de odio, o ira, precipitado, furiosocruel, y bárbaro; y esto sucedprincipalmente cuando juzga

nteresarse la Religión en suviolencias. Una furia bestial es entoncepara ellos celo heróico por la Religión.

42. De este mal entendido cel



religioso del Vulgo han nacido mucharidículas opiniones, con que los de unReligión pretenden infamar, o haceodiosos, y despreciables a los de otracuales son las de que Vmd. se queja esu Carta, inventada para dar a la Nació

Judaica un carácter especial de horror, abominación. La queja es justa; perambién es cierto que únicamente ca

sobre el Vulgo. A ningún hombre dbuen juicio, y libre de preocupacionehe visto persuadido a esas fábulas. Y

por lo que toca a mí, no en una partsola he manifestado que las tengo poales. En el Tomo quinto del Teatr

Crítico, Disc. 5, num. 13, puede ve



Vmd. que impugno, como error vulgarel que los Judíos tienen cola; y en enúmero siguiente demuestro, a mparecer con evidencia, ser falso lo quan comúnmente se dice que los Médico

Judíos quitan; esto es, de cada cinc

Cristianos enfermos, para quienes solamados, matan uno. En el Suplement

del Teatro, pag. 177, num. 27, y los do

siguientes condeno también con TomáBrown, como falsa, la noticia de quodos los Judíos, exhalan mal olor. Y e

a pag. siguiente num. 30, cito a JuaCristoforo Wagenselio, que defiende os Judíos de la atroz acusación, qu

hace contra ellos una gran parte de l



plebe, de que matan todos los niñoCristianos que pueden; pero dejandugar a que en tal cual caso particula

hayan cometido tales homicidios.43. Mas a la verdad, el que lo

Judíos practiquen esta atrocidad, no e

sólo la opinión del Vulgo, pues lafirman algunos Autores naddespreciables; y como en el citado luga

del Suplemento no he explicado msentir en orden [102] a ella, sí sólreferido el dictamen de otro Autor, l

haré ahora.44. Los que atribuyen estmonstruosa crueldad a los Judíos varíaalgo en modo. Unos dicen lo que ya s



ha insinuado, que matan todos los niñoCristianos que pueden: otros, qusacrifican uno el día de Jueves, Viernes Santo, u otro día de aquellsemana. Yo creo, que en esta materia, nodo es verdad, ni todo mentira. N

entraré jamás en que entre los Judíohaya estatuto, o costumbre autorizada dmatar los Cristianos que pueden haber

as manos, o de hacer ese sacrificio, quse dice, por la Semana Santa. Lprimero, porque es increíble que tod

una Nación, y no Nación bárbara, puehabita, y conversa con tantas Nacionebien cultivadas, ni por error, ni poferocidad haya convenido en ta



horrible establecimiento. Lo segundoporque si fuese así, constaría por ldeposición de los Judíos, qusinceramente se convierten: lo cual nhay.

45. Pero asiento a que esta malda

se ha practicado algunas veces poparticulares individuos de la NacióJudaica, porque algunos hechos de ésto

se han justificado bastantemente. Gayode Pitaval en el libro 18 de sus Causacélebres refiere uno acaecido en Met

de Lorena el año de 1669, comprobadcon todas las solemnidades del DerechoEl caso fue, que un Judío, llamadRafael Levi, hurtó un niño Cristiano;



uego que empezaron a aparecer indiciocontra él, dispuso que llevando el niño una selva, allí le matasen, y destrozasende modo, que pareciese haber siddespedazado por alguna fiera. Perconvencióse enteramente el robo, y e

homicidio, y Rafael Levi fue quemadvivo. Verdad es que del proceso nconsta que el robo se hiciese co

ntención del homicidio, pues pasarodos meses y medio entre uno y otro, cuyo plazo se reconoció que el niñ

estaba recién muerto; antes parece fucasualmente el homicidio ocasionaddel deseo de ocultar el robo.

46. Si estos casos son muchos,



pocos, más, o menos [103] frecuentes¿quién podrá determinarlo? El AbaFleury, después de referir en el Tom15, y en el 18 de su HistoriEclesiástica varios de hechos de éstosunos acaecidos en el XII siglo, otros e

el XIII, añade lo siguiente: Algunoutores dicen que los Judíos cometía

estas crueldades para tener sangre d

Cristianos, y usar de ella parremedios, u operaciones mágicas; peras razones, que dan de esto, son ta

rívolas, que me desdeño de referirlasor otra parte yo no encuentro algun

de estos hechos apoyado de prueba

ncontrastables; e importa verificarlos



sino es que sea por causa del culto destos pretendidos Mártires; porque lglesia sólo se interesa en convertir os Judíos, mas no en destruirlos,

hacerlos odiosos.47. Lo que el Autor dice de el cult

de los pretendidos Mártires, es relativa la noticia que antes había dado dhaberse venerado, y dado culto como

verdaderos Mártires a algunos infantesque se creía haber sido muertos por loJudíos. Lo de que no encontró alguno d

aquellos hechos apoyados sobre pruebancontrastables, nada infierpositivamente a favor de los JudíosLeería sin duda en varios Escritores lo



hechos, y no las pruebas; porque lcomún de los Historiadores es referiaquéllos, sin especificar éstas. Mas puehubo pruebas incontrastables del hechde Metz de Lorena, es verosímil que lahubo en algunos otros. Bien que e

gualmente verosímil, que por el graodio, que la Plebe Cristiana profesa os Judíos, a que es consiguiente igua

nclinación a calumniarlos, una graparte, o la mayor de aquellos odiosohechos fuese impostura, y no realidad

¿Y qué mucho? Es tan ignorante, y rudel Vulgo, que muchas veces piensa haceobsequio a la Religión, acusando poevísimas conjeturas de algún delit



enorme a los Judíos; y también juzghacer obsequio a la Religión, creyendo os acusadores. Tal vez calumnia

semejantes proceden, no de ignoranciasino de mera malicia sugerida del odioDe lo cual el mismo Abad Fleury refier

algunos ejemplos.48. En Heirmiburg, Lugar de l

Diócesis de Pasau, el [104] año d

1338, o poco antes, un Sacerdote colocen la Iglesia una Hostia bañada esangre, mas no consagrada

persuadiendo al Pueblo que la sangrhabía brotado milagrosamente de laheridas, que le había dado un Judío; confesó después en presencia de



Obispo, y de otras personas fidedignasque él mismo había ensangrentado lHostia, y forjado la calumnia por el odique tenía a los Judíos. Y porque lHostia dentro de poco tiempo se hallmedio comida de insectos, otr

Sacerdote quiso mantener la imposturacolocando en lugar de ella otrenteramente semejante. Estas calumnia

descubiertas no quitaron que en PulcaLugar también de la misma Diócesis dPasau, poco después se formase otr

gual. Un hombre lego mostró una Hostiensangrentada, diciendo que la habíhallado debajo de paja en la calldelante de la casa de un Judío; y e



Pueblo, suponiendo, sin más examenque de los sacrílegos golpes del Judíhabía resultado la sangre, se arrojsobre los Judíos, y mató a muchos. Peras personas de más juicio, añade e

Autor , juzgaron que más se hacía est

or pillar sus bienes, que por vengar eretendido sacrilegio.

49. Así sucede siempre que ha

alguna acusación falsa contra los JudíosSólo alguna porción del Vulgo Cristianes autora de ella, y siempre los hombre

de juicio la imprueban, y condenan. Yendré por delitos suyos verdaderoaquellos, que judicialmente constarencomo el de Metz de Lorena, dand



siempre por inciertos los que no tienemás fundamento que rumores populares.

50. Ya sólo resta un punto de lCarta de Vmd. sobre que decir algo, ques lo del Talmud. Este nombre se da una compilación de toda la doctrin

Judaica, que hizo la primera vez Judashijo de Simeón ciento cincuenta añodespués de la ruina de Jerusalén,

después en distintos tiempos fuaumentada por otros Rabinos. PretendVmd. persuadirme, que ésta es una obr

muy buena, y exenta de todo error. Yporque el testimonio de un Judío, y aude mil Judíos, en la materia es de ningúpeso, me cita [105] a favor de ella u



Autor Católico; esto es Galatino, quhablando del Talmud, dice ser obra muyexcelente, y digna de ser estudiada eas Universidades, y Colegios de l

Cristiandad.51. Sí Señor, Pedro Galatino,

excepción del elogio de ser el Talmuobra muy excelente, dice lo demás quVmd. expresa. Pero también es cierto

que ésta es una extravagancia dGalatino, de que se ríen los demáAutores Católicos, entre ellos Sixt

Senense, hombre sin controversia muchmás docto que el Galatino, mucho mánteligente en la lengua Hebrea, y much

más versado en el Talmud, como quie



había profesado la Religión Judaicahasta que le convirtió el Santo PontíficPío V antes de ser Papa, ni Cardena

roinde ( son palabras de Sixto Senensen el lib. 2. de su Biblioteca Santa, littT. ) non possum hic non magnoper

mirari inane studium Petri Galatini eOrdine Minorum, qui cum, in primo d

rcanis Catolicae veritatis libro

defensionem Talmudicorum voluminumsuscepisset, in eam vanitatem deveniut non solum affirmaverit. Talmudic

opera in latium verti oportere, &ublice in Scholis Christianorumexplicari, sed hoc ipsum conatus fueriastruere auctoritate Clementis Papae V



&c.52. El mismo Sixto Senense nos d

uego a conocer, que el Talmud, en vede ser una obra excelente, es una obrpestilente, que abunda de impiedades, delirios; pues demás de las blasfemias

que contiene en orden a Cristo Señonuestro, las cuales son tan horrendasque el Autor no pudo resolverse

escribirlas por no horrorizar a loectores, contra Dios, contra la caridad

contra algunos Santos del Viej

Testamento, contra la misma Ley dMoisés; profiere desatinos TeológicosHistóricos, y Morales, iguales a los quienen admitidos las Naciones má



bárbaras del Mundo. Referiré aqualgunos, con la advertencia de que SixtSenense, de quien los copió, cita parcada uno de ellos, con toda puntualidadel lugar del Talmud, donde se hallare.

53. Dios, antes que criase e

undo, por no estar ocioso, [106] socupaba en formar varios Mundos; locuales destruía luego, y volvía

abricar, hasta que aprehendía a haceel Mundo, que hoy tenemos.

Dios ocupa siempre las tre

rimeras horas del día en la lección da Ley Judaica. Habiendo subido Moisés una vez a

Cielo halló a Dios escribiendo acento



en la Sagrada Escritura. Dios, el día primero del Noviluni

del mes de Septiembre juzga todo eundo; y en los días siguientes de l

misma Luna se aplica a escribir loustos en el libro de la vida, y los malo

en el libro de la muerte.Tiene Dios cierto lugar separado

donde en determinados tiempo

derrama copiosas lágrimas, y se afligor haber, airado contra los Judíos

destruido el Templo de Jerusalén, y

esparcido por la tierra su Pueblo. Dios mandó al Pueblo Judaico, quen cada Novilunio haga un sacrificio

ara expiar el delito, que Dios cometi



cuando dio al Sol la luz, qunjustamente quitó a la Luna.

Siempre que Dios trae a la memorias calamidades, que padecen loudíos oprimidos por las Naciones

derrama dos lágrimas en el Ma

Océano, y dolorido, se golpea el pechcon ambas manos.

En otro tiempo Dios, en las tre

últimas horas del día, se entreteníugueteando con un pez de portentos

magnitud, llamado Leviathan, hast

que indignado contra él ( no se sabe poqué ), le mató, y saló sus carnes pardarlas a comer a los Santos en la vidvenidera.



Habiendo el Angel Gabriecometido un delito grave, mandó Dioazotarle con unas disciplinas de fuego.

Adán tuvo concúbito con todas labestias de uno, y otro sexo, sin podesatisfacer su apetito hasta que usó d

va. El Cuervo, que Noé despachó de

rca, resistía salir de ella por el temo

de que, en su ausencia, Noé adulterascon la Corneja, que era su consorte.

David no pecó, ni en el adulterio, n

en el homicidio; y cualquiera que digque pecó, es Hereje. Las almas de los hombres pasan d

un cuerpo a otro debajo [107] de es



ey: que si la alma pecó en el primecuerpo, pase al segundo: si peca en esegundo, pase al tercero; y si tambié

eca en éste, sea arrojada al Infierno. La alma de Abel pasó a Seth, y l

alma de Seth a Moisés.

Las almas de los hombres indoctoen la resurrección no recibirán sucuerpos.

El que orare vuelto al Mediodíaconseguirá sabiduría; y riqueza el quorare al Septentrión.

Si alguno pasare debajo del vientrde un Camello, o por entre doCamellos, o por entre dos Mujeresamás podrá aprehender algo de



Talmud.Si alguno negare los Libro

Talmúdicos, niega el mismo Dios. El Rabino, que no tuviere odi

mortal, a su enemigo, y procurasvengarse de él, es indigno del nombr

de Rabino. Mayor castigo merecen los qu

contradicen las palabras de lo

scribas, que los que contradicen lade la Ley Mosaica a las cuales el qucontradijere puede ser absuelto; per

el que contradice las palabras de loabinos, irremisiblemente debe morir.Si los testigos fueren convencido

de falsedad, deben ser castigados co



a pena del Talión; mas si sucediereque el que fue injustamente acusadosea condenado, los testigos deben seenteramente absueltos.

Aquél, a quien la mayor parte dos Jueces condenare a muerte, deb

morir; mas si todos los Jueceunánimes convinieren en scondenación, sea absuelto.

Si alguno hallare bolsa con dineren lugar público, y supiere que edueño de ella ya desesperó de hallarla

no está obligado a la restitución.54. Omito otros muchos insignedisparates, y especialmente lo que eTalmud dice contra los Cristianos



porque estoy en ánimo de dar esta Carta la estampa. Los que manejan loLibros pueden verlo en el lugar citadde Sixto Senense; y el Vulgo mejor eque lo ignore, porque rara, o ninguna veusa bien de tales noticias.

55. Ahora, bien, señor mío, contra eestimonio de [108] Sixto Senense n

hay réplica, que pueda ser admitida

porque sabemos muy bien, que estAutor fue sincerísimo, y religiosísimomanejó el Talmud con gran cuidado,

era peritísimo en la lengua Hebrea.56. Acaso recurrirán los Judíos algunas interpretaciones violentas de lodesatinos Talmúdicos. Y aun me parec



que Vmd. significa eso, cuando se ofrecenviarme algunas de los Emblemas deTalmud con su declaración, probado

or la Santa Escritura, y que veré ldiferencia de su significado a lo qusuena la letra. Señor mío, el explica

errores de modo que admitida lexplicación dejen de ser errores, es cosfácil. La dificultad está en da

explicación que deba, o pueda seadmitida; esto es, natural, y no violentaY yo me atrevo a desafiar a Vmd. y

odos sus Rabinos, sobre que no mdarán exposición alguna de los erroreTalmúdicos citados, que no sea muforzada, e incongruente a la letra de



exto.57. Lo que yo entiendo en esto es

que los Rabinos de estos últimos sigloson mucho más instruidos, y cultivadoque los de los siglos anteriores, y poanto reconocen los errores,

extravagancias que hay en el Talmudpero no atreviéndose a combatiderechamente la autoridad de es

colección, que hallan tan establecida posus mayores, y tan reverenciada comsacrosanta del Pueblo, tomaron el sesg

de exponer como pudieron aquellodelirios, trayéndolos a sentidoextraños, en que dejan de ser delirios.

58. El que los Rabinos antiguos, qu



existieron en los nueve, o diez primerosiglos del Cristianismo, fueron unohombres ignorantes, crédulossupersticiosos, qu adoptaban comradiciones legítimas los más ridículo

cuentos de viejas, consta, no sólo de lo

que esparcieron en los libros, de que sformó la colección del Talmud, maambién de otros muchos, los má

mpertinentes del Mundo, quamontonaron en sus exposiciones de lBiblia, y de que hacen memoria lo

Expositores Cristianos, que leyeron loComentarios Judaicos de la EscrituraMas después del siglo décimparecieron los Rabinos Natán, [109



Abenezra, Abrahán, Halleví, MoisésMaimónides, José Kimchi, y sus dohijos David, y Moisés, Salomón JarchAbrabanel, y otros que miraron coalgún desengaño las más groseraficciones Judaicas; pero con más luz qu

odos los demás Moisés Maimónides, dquien se dice vulgarmente haber sido eprimero entre los Judíos, que dejó d

decir necedades. Fue éste un hombre dextraordinaria capacidad, de quieVosio afirma, que fue eminente en l

iteratura Hebraica, en lurisprudencia, y en la Medicinambién, y en la Matemática; y de quie

dice el Doctísimo Obispo Huet: Inte



udaeos quotquot a Mosis aetatloruerunt, doctrinae, & ingenii gloriraestantisimus Rabbi Moses Beaimon. Donde advierto, quaimónides, y Ben Maimon signific

una misma cosa; esto es, hijo d

aimón.59. Este Rabino, pues, abrevió e

Talmud, purgándole de la mayor parte d

sus quimeras; y en otra obra expositivde la Escritura, atándose al texto, aunquusa muchas veces para su explicación d

a Filosofía Aristotélica, hace guerrdeclarada a las ridículas tradiciones dsu gente: por lo que la mayor parte dos Judíos conspiraron contra él, com



un enemigo de su Religión; pero loJudíos Españoles estuvieron de su parteo ya por pasión nacional, porque estfamoso Rabino fue natural de Córdobao ya porque los Rabinos Españoles eraen aquel tiempo mucho más hábiles qu

os de las demás Naciones, comquienes tenían abierta para su estudio lgran Escuela Arábiga de Córdoba. E

efecto, en el mismo siglo (que fue el XIIflorecieron otros dos famosísimoRabinos Españoles, Abenezra, y mu

probablemente también José, y DaviKimchi.60. Como quiera, los mucho

enemigos, que tuvo Moisés Maimónides



no estorbaron, que con el tiempriunfase de todos ellos; de suerte, qu

hoy todos los Hebreos le veneran comel Príncipe de todos los Rabinos. Asdice el Obispo Huer, que todos loJudíos respetan sus decisiones com

oráculos dictados del Cielo: Illius [110effata haud secus quam dictata dCaelo oracula audiunt. De Optim. Gen

nterpretandi. La lástima es, que estgran ingenio dejase intacto el tronco da superstición Judaica, contentándos

sólo con derribar las ramas; ni aun todaesas, según el testimonio del P. RicardSimón. Digo que dejó en pie el troncde la superstición Judaica, porque fu



hasta la muerte constante profesor de labrogada Ley de Moisés.

61. De lo dicho en esta materiresulta el concepto que insinué arribaLos Judíos modernos por una parte veque el Príncipe de sus Rabinos, y otro

que le siguieron, han reconocido en eTalmud varias fábulas monstruosas, máximas inicuas. Por otra parte e

nterés de la Secta los mantiene en lveneración del Talmud como de uncosa muy sacrosanta. Con que par

conciliar uno con otro, recurrieron amedio de trasladar del sentido literal aalegórico, u otro improprio laextravagancias, y errores del Talmud



¿Pero esto mismo no hace visible lgnorancia, rudeza, y superstición de lo

antiguos Rabinos, Autores del Talmudde modo, que los mismos Judíos, svoluntariamente no cierran los ojos, npueden menos de conocerla

Ciertamente.62. He dicho, que el interés de Sect

mantiene a los Judíos en la veneració

del Talmud. Esta obra fue compuesta, añadida por algunos Rabinos, quexistieron en los primeros siglos de

Cristianismo, y eran entonces loDirectores, y Maestros principales de lación Judaica, a quien como tale

mantuvieron en obstinada resistencia



reconocer por verdadero Mesías nuestro Señor Jesucristo. Con que lmismo sería faltar los Judíos a lveneración del Talmud, por conocer qucontiene muchas fábulas, y erroregroseros, que confesar, que en s

resistencia a venerar como verdaderMesías al que los Cristianos adoracomo tal, fueron guiados por uno

hombres estúpidos, o alucinados: lo quviene a ser lo mismo que confesar, ques falsa, y errónea la Religión qu

profesan. [111]63. No ignoro, que los Judíos dicenque los Rabinos, que compusieron eTalmud, nada más hicieron, que pone



por escrito las tradiciones, que llamaOrales; esto es, que no constaban poescrito alguno, habiéndose comunicadde boca en boca desde Moisés hastellos, y derivado primeramente de Dioa Moisés. ¿Mas qué importa que diga

esto, si los muchos horrendos absurdosque hay entre esas tradiciones, muestraclaramente que no vinieron de Dios, n

de Moisés, ni aun de hombres que fuesedotados de algún juicio?

64. Señor mío, pues Vmd. como m

asegura, ha leído mis Escritos, discurrhabrá hecho por ellos el juicio, quhacen casi todos los demás; esto es, qusoy perfectamente sincero, y que nunc



el odio, el amor, u otra pasión humandan impulso a mi pluma, sí sólo el puramor de la verdad, y de que el pública conozca. Buena prueba hacen de est

para Vmd. y para todos los de su Sectos pasajes que cité arriba de mi

Libros, en que defiendo a los Judíos dalgunas imposturas, con que procurahacerlos más odiosos, y abominable

muchos de nuestros vulgares. Y estmisma defensa deberá persuadirlos que de tal modo detestos sus errores

que al mismo tiempo amo las personasporque ¿qué otro motivo sino este amopodría inducirme a ser su Apologistcontra aquellas imposturas?



65. Quisiera yo que Vmd. y todos lode su Secta entendiesen, que esta mismbuena disposición de mi ánimo haciellos hay en todos los Católicos de bueentendimiento. ¿Y cómo puede ser otrcosa, sabiendo éstos, que nuestr

soberana doctrina del precepto de lCaridad comprehende a los Judíoscomo a todos los demás hombres? Si l

ación Judaica se hiciese cargo de estocreo la hallarían mucho menos indócios argumentos, con que los Católico

combaten su errada Secta; porque comnoté al principio de esta Carta, econcepto que hacen los profesores dalguna Religión, que los de la opuest



os miran con odio, y rencor, influye esus corazones una aversión [112] capade endurecerlos, y obstinarlos, aucuando los de la opuesta los impugnecon clarísimas evidencias.

66. Bien presente tenía esto el Gra

Augustino cuando nos dio la importantección de que en los casos de predica

a los Judíos procedamos con tal dulzura

que en la suavidad de la exhortacióconozcan la sinceridad con que loamamos; añadiendo, que en ningun

manera los despreciemos, o insultemoporque van descaminados; antecariñosamente procuremos llamarlos nuestra compañía, y atraerlos a la send



de la verdad: Haec, fratres charissimsive gratanter, sive indignanter audianudaei, nos tamen, ubi possumus, cum

eorum dilectione proedicemus. Nesuperbe gloriemus adversus ramoractos, sed humilibus consentientes

non eis cum praesumptione insultandosed cum tremore exultando, dicamusvenite ambulemus in luce Domini (Tom

6. in Orat. adversus Iudaeos).67. Inducido de este espíritu d

enidad, y amor, quisiera yo representa

a Vmd. con algunos eficaces argumentoa falsedad de su Secta; pero veo, quésta es materia, no de una Carta, sino dun Libro entero, y Libro grande; cuand



sólo el que se toma del cumplimiento das Profecías del Testamento Antiguo e

Cristo Señor nuestro, y en su Iglesia; da incompetencia de ellas al esperad

Mesías de los Judíos; si se han drefutar juntamente los vanos efugios, co

que éstos pretenden evadirse de estnvencible argumento, ocupará u

volumen más que mediano. Sin embargo

por vía de complemento de esta Cartpropondré a Vmd. algunos de locapítulos, que no necesitan, ni de much

aparato de erudición, ni de largorazonamientos, para convencernos dque van visiblemente descaminados loque después de la venida de Crist



profesan la Ley de Moisés.68. El primer argumento a est

propósito formo sobre las grandevariaciones de los Judíos en orden a sesperado Mesías. La variación dalguna Secta sobre cualquier artículo

que se considera substancial en ellavisiblemente caracteriza su falsedad. Deste género es para los Judíos [113] s

prometido Mesías. Esperábanle cuandCristo Señor nuestro vino al Mundo, prosiguieron esperándole por alguno

siglos, en cuyo espacio de tiempo varioembusteros de la misma Nación loengañaron, ostentando cada uno ser eprometido Mesías; con que la hiciero



objeto de escarnio, y risa, no sólo paros Cristianos, mas aun par

Mahometanos, y Gentiles. Por lo quepasado un gran espacio de tiempocansados, o corridos de tantas burlasmuchos de sus Doctores empezaron

mudar de tono, afirmando, que ya hmuchos siglos que vino el Mesías; perque está escondido, o en el Paraís

Terrenal, o en otra partesuspendiéndose su descubrimiento poos pecados de los mismos Judíos. Otro

echaron por el efugio, de que la promesdel Mesías no es artículo esencial de lReligión Judaica, la cual por tanto quedntegra en lo substancial, aunque su



profesores se hayan engañado en lesperanza de él. Pero sobre que aséstos, como aquéllos se apartaron de lque sobre la materia pensaron casi todosus mayores (en que es visible lvariación substancial) vino ya muy tard

el recurso a una, y otra solución; esto esforzada de las muchas burlas, que yhabían padecido por la esperanz

unánime de su venidero Mesías.69. En el Tomo séptimo del Teatr

Crítico tengo enumerados veinticuatr

mpostores, que en diferentes tiemposdesde el primer siglo del Cristianismohasta fines del próximo pasadengañaron a los Judíos, haciendo cad



uno el personaje del Mesías, de modque algunos de ellos arrastraron, o toda Nación, o gran parte de ella

ocasionándole esta errada persuasiógravísimos daños. Y aun a aquella listpuedo añadir el famoso Cromuel, d

quien hago memoria en el Suplementopag. 292, porque aunque éste no engaña los Judíos, los Judíos se engañaro

con él, como expongo, y pruebo en eugar citado.

70. Esta esperanza perdurable,

quien sobran méritos para pasar desesperación, las contradicciones dunos Judíos con otros sobre el mismartículo, y en fin, las repetidas [114



burlas, que en virtud de su vanesperanza padecieron por impostores dsu misma Nación, no sólo mostraron as gentes la falsedad de la Religió

Judaica, mas también representaron suProfesores a los ojos de todo el Mund

como hombres ridículos, y alucinados.71. El segundo argumento se toma d

a comparación de la Sinagoga antigu

con la moderna; esto es, de la quprecedió la venida de Cristo, con la que subsiguió.

O quantum haec Niobe, Niobdistabat ab illa!

En la Sinagoga antigua había Profetas,



no pocos: había milagros, y muchos; así en estos dos grandes favores, comen otros, hacía Dios visible, que mirabal Pueblo de Israel como Pueblo suyo¿Pero ahora? Fuimus Troes. Todo sacabó. A los Profetas sucediero

Pseudo-Profetas: a los Patradores dprodigios, Seductores que loprometieron, y no ejecutaron. Tale

fueron todos aquellos, que vendiéndospor Mesías, ofrecían su redención a loJudíos, por medio de portentosa

victorias, sobre los Profesores de todaas demás Religiones, parando estapromesas en hacer su opresión más dura su creencia más irrisible. ¿No es es



seña clara de que el árbol, que uiempo produjo tan bellos frutos,

ahora, en vez de profecías, y milagrossólo es fecundo de ilusiones, estenteramente viciado, por alimentarse yano del nutrimento saludable de la Fe

sino del juzgo adulterino del error?72. El tercer argumento se deduc

del estado aflictivo, y calamitoso en qu

se halla la gente Hebrea desde el tiempde la Pasión de nuestro Redentor, hastahora; el cual, mirado fuera de tod

preocupación, no puede menos dconsiderarse como castigo de algúatrocísimo crimen cometido por dichgente. No es esto decir qu



generalmente, las calamidadeemporales sean castigo de alguno

delitos. Deja Dios muchas veces, poustísimos motivos, padecer a lo

buenos, y prosperarse los malos. Lacircunstancias son quienes determinan l

prudencia al juicio de si la infelicidamundana es pena del delito, u ordenaddel [115] Cielo por otra causa;

siguiendo esta regla, resueltamentafirmo, que cuanto padecen los Judíosse debe mirar como castigo de la muert

que dieron al Salvador, y de sobstinación en no reconocerla injusta.73. Diecisiete siglos ha que est

viviendo la Nación Hebrea en la má



miserable opresión, que hasta ahorpadeció gente alguna; dispersos por eMundo, sin poder formar siquiera algunpequeña República; aborrecidos, despreciados como gente vilísimaarrojados ignominiosamente, ya de est

región, ya de aquella; cargados dgraves exacciones, y ceñida su libertacon severísimas leyes, donde so

contenidos. Así como una calamidad taarga, y tan funesta es tan particular a lo

Judíos, que no se le halla ejemplar e

alguna otra Nación; así es precisdiscurrir, que interviene en ella de partde la Providencia, respecto de loJudíos, algún motivo muy particular. ¿Y



cuál puede ser este motivo particularsino un delito tan particular a los Judíosque no cayó jamás en él otra algungente; esto es, la muerte de Cristo?

74. Este argumento, que por sí eeficacísimo, recibe muchos grados d

fuerza, observando la diferentísimconducta que Dios tuvo en castigar a loJudíos antes, y después de la venida de

Redentor. Antes de ella había idolatradvarias veces el Pueblo Hebreo; y siendel crimen de la Idolatría tan horrible, s

contentaba Dios entonces con castigopasajeros; esto es, que duraban pociempo; pasado el cual, a los azote

sucedían los alhagos. Esto consta d



varios lugares de la Escritura. Vino eRedentor, y poco después de su muertsucedió la ruina lamentable dJerusalén, a que se siguió la dispersión opresión de la gente Judaica, la cualeva ya diecisiete siglos bien cumplido

de duración. ¿Qué es esto? ¿Anteduraba el castigo por días, o cuando mápor años, y ahora por siglos? ¿Mud

Dios de genio? ¿No lo dirán los Judíospues le confiesan el atributo de lnmutabilidad? ¿Cayeron éstos en algun

nueva Idolatría, que, por ser mucho máorpe que todas las anteriores; mereciesa Dios mucho más severa indignación116] Bien lejos de eso, desde que vin



el Redentor al Mundo, hasta ahoraconsta que no idolatró más la gentHebrea; antes bien, a costa de muchsangre suya resistieron los Judíosúnicos en esto entre todas las Nacionesconceder al Emperador Cayo el títul

que pretendía de Divino; y antes, por nconsentir cosa que contuviese la máeve apariencia de Idolo, derribaron,

hicieron pedazos la Aguila de oro quHerodes había colocado en la puertmayor del Templo. ¿Pues cómo Dios ta

moderado antes en castigar la Idolatríde los Judíos, hoy que tan constanteestán en su Ley de Moisés, los trata coanta severidad? A la vista está la causa



Castigólos antes por el delito de ldolatría; hoy los castiga por otro delit

mayor que el de la Idolatría; por lmuerte que dieron al Santo de loSantos, al Hijo de Dios, y tan Dios comsu Padre.

75. El asunto del cuarto argumentes la adecuada, y puntuacorrespondencia de la ruina d

Jerusalén, ejecutada por los Romanocon la predicción que Cristo Señonuestro hizo de ella, y se hall

estampada en el cap. 19 del EvangelistSan Lucas por estas palabras: Quivenient dies in te: & circundabunt tnimici tui vallo, & circundabunt te: &



coangustabunt te undique: & ad terramrosternent te, & filios tuos, qui in t

sunt, & non relinquent in te lapidemsuper lapidem: eo quod non cognoveriempus visitationis tuae.

76. En cuyas pocas líneas s

expresan con la más ajustadpuntualidad el motivo que hubo de partde Dios para decretar la destrucción d

Jerusalén; el medio que para conseguirlomaron los Romanos; y últimamente lotal ruina de aquella infeliz Ciudad. E

motivo de parte de Dios fue lncredulidad de los Judíos: Eo quod nocognoveris tempus visitationis tuae. Emedio de parte de los Romanos fu



aquel gran Muro de treinta y nuevestados de circuito, que corresponden más de legua y media de las EspañolasVéase a Josefo, libro 6 de Bello Judaic

cap. 13) con que se estorbaron lafuriosas irrupciones [117] de l

guarnición, y la introducción de todgénero de víveres: Et circundabunt tnimici tui vallo. Finalmente, la enter

destrucción de Jerusalén, que empezpor el incendio del Templo, de allí pasa la inferior parte de la Ciudad,

últimamente a la superior; Ad terramrosternent te… & non relinquent in tapidem super lapidem.

77. Concluyo ya con un bell



paralelo, que hace el Venerable PadrSeñeri en el segundo Tomo dencrédulo sin excusa, cap. 14. num. 12

de las circunstancias que intervinierode parte de los Judíos en la muerte dCristo; con las que ordenó la Divin

Providencia la destrucción de la NacióJudaica, en que se hace palpable quésta fue pena de aquel delito.

78. «Si el temor, dice, de las ArmaRomanas fue el consejero de la muertdada a Jesús, el furor de las Arma

Romanas fue el verdugo castigador desa muerte.Si los Judíos le compraron la vid

del Redentor al impío Judas por treint



reales, apreciándole con esto menos qua un vil jumento; los Soldados de lrendición, y del saco de Jerusaléuvieron en tan poco a los Judíos, que n

sabiendo qué hacerse de ellos, daban reinta por un real, que aún no llegara

equivaler a la piel del mismo jumentdesollado.

Si los Judíos llevaron a Cristo po

as calles públicas con las manos atadaa las espaldas, como a reo dgravísimos delitos, y le azotaron atad

desnudo a una Columna; los Romanoarrastraron por las calles públicas a lomás venerables de aquella detestad

ación, con las manos también detrás d



as espaldas atadas a unos con cordelesa otros con cadenas, y sobre aquellaPlazas también desnudos los azotarohasta hacerlos morir debajo de logolpes; como después lo lloró (pero sientender la causa) Filón Hebreo, má

docto para el bien de otros, que para esuyo.

Si los Judíos crucificaron a Crist

sobre el Calvario, los Romanos lemudaron a los Judíos en otros tantoCalvarios todos los collado

circunvecinos, hasta faltar [118] selvade que sacar más patíbulo, y suelo sobrque plantarlos». Esta expresión dePadre Señeri es copiada de Josefo, e



cual en el libro 6. de Bello Iudaico, cap12. dice: Et propter multitudinem ( dos Judíos crucificados ) iam spatium

crucibus deerat, & corporibus cruces.«Si los Judíos en el tiempo de l

Pascua cometieron su horrible Deicidio

os Romanos en el tiempo de la Pascusitiaron la Ciudad en que fue cometidoesto es, en el tiempo que, recogida d

odos los contornos para la fiesta de loAzimos la malvada gente, se puede creeque fácilmente llegaría a cuatr

millones; pues el número sólo de lopurificados, según la Ley, lo calculó eHistoriador ( Josefo) en dos millones, setecientas mil personas. De suerte, qu



como el cazador no se determina a tiraa red, mientras la tropa de los pájaros

que aguarda, no está muy espesa; asparece que la Divina Justicia no cuidde dar el último ataque a la impíCiudad, hasta que la miró más colmad

de habitadores.»79. Hasta aquí el Padre Señeri. Y

hasta aquí yo también. Ya dije arriba

Vmd. que para comprehender todos loargumentos, que tenemos contra loJudíos, sería necesario un grues

volumen. Yo me he contentado con lopocos que he propuesto, escogiendo, prefiriendo unas pruebas manuales sencillas, cuya fuerza se descubre



primera vista, a otras más operosas, eruditas, que así como constan de mayocopia de materiales, son máocasionadas a que los contrarios lafrustren, confundiendo las especiesRuego a nuestro Señor con las mayore

veras, que por su infinita Misericordidisponga el corazón de Vmd. de modoque mis razones hagan en él l

mpresión, que yo deseo; ofreciéndomcon las mismas a servir a Vmd. ecuanto me ordenare, &c.



Carta IX

Sobre un libro nuevo deMedicina

1. Muy Señor mío: Recibí el Librntitulado: El Médico de sí mismo,

rte de conservar la salud por instintoraducido del Francés en Español, qu

Vmd. me remite, y cuya Crisis m

enmienda, deseando saber mi dictameen orden a la estimación que merecesus preceptos.

2. Y empezando desde luego



obedecer a Vmd. digo lo primero, quno vi hasta ahora Libro donde menocorrespondiese al título de la ObraDista lo uno de lo otro lo que el PolArtico del Antártico. No sólo hadistancia, sino oposición,

contrariedad. Significa el título, qucada hombre puede curarse a sí mismosin más reglas que la atención al propi

nstinto; pero en todo el discurso de lObra, bien lejos de dar lugar a que caduno sea Médico de sí mismo, él pretend

ser Médico de todos, proponiendo unareglas que le dictó su caprichparticular.

3. A este fin instituyó un sistem



especial, que consiste en colocar pocausa próxima de la mayor parte de laenfermedades las heces detenidas en entestino colon, constando el cual d

varias celdillas, ensenadas, o plieguesaptas para que en ellos se aniden lo

excrementos, éstos detenidos allfermentan, y se corrompen, de quresulta exhalar después unos vapore

sutiles, pero malignos, que comunicadoa la masa sanguinaria, la inficionan. Econsecuencia de esto prescribe, com

remedios casi universales, la dieta, lpurga, la ayuda, y la sangría. De los treprimeros ya se entiende cómo puedeobrar contra la que constituye caus



próxima de las enfermedades. En cuant120] al último algo embarazado s

halla el Autor para señalar cómo influyen la expulsión de las heces; y así satiene más a la operación de enmendael mal efecto de ellas; por cuanto

quitando alguna porción de mala sangreda lugar a que el resto se corrija.

4. Pero este sistema es una fábric

en el aire, que enteramente carece dfundamento. Basta para descubrir sfalsedad la observación experimental d

muchos, que siendo bastantementdifíciles de vientre, se conservan pomuchos años en buena salud; lo que npodría ser, si fuese verdad que lo



vapores de las heces detenidas en entestino colon inficionan la sangre

Cinco años tuve en este Colegio poCompañero a un Monje, y de medianedad, el cual frecuentemente pasabocho, diez, y doce días sin evacuació

ntestinal. Con todo, en dichos cincaños no tuvo un día de cama.

5. Pero aunque diésemos al Auto

que su sistema fuese verdadero, siemprquedaría muy lejos de desempeñar lpropuesta, que hace en título del Libro

a cual contiene que todo hombresiguiendo el instinto propio, puede seédico de sí mismo. ¿Por ventura dict

a todos los hombres el instinto, que la



heces detenidas en los intestinos seacausa de las más enfermedades? Creque a algunos, y no pocos, se lpersuade su discurso, aunque discurserrado, pero a ninguno el instinto. Ndejando a parte la causa de la

enfermedades, dicta a todos los hombreel instinto que la curación, precautoria, o expulsiva consista en l

sangría, y la purga.6. Dice el Autor que a alguno

brutos dicta el instinto estos remedios

Supongo que esto hace relación a laespecies que se hallan en varios Librosde que el perro solicita el vómitocuando le incomoda la repleción: la av



bis usa de su largo cuello, y acomodadpico para exonerarse con la ayuda: y eHipopótamo, animal anfibiorevolcándose en las puntas de las cañaquebradas, se quita porción de sangrecuando se halla muy gravado de ella

Pero sobre que lo que se dice deHipopótamo, y la Ibis es muy [121dudoso, y el vómito del perro es hart

verosímil que sea coacto, y nprocurado, como a los hombres sucednfinitas veces, todo lo que estos hechos

siendo verdaderos, pueden probarseque a esas tres especies de brutos ledicta el instinto el vómito, la ayuda, y lsangría; de lo cual no se puede deduci



consecuencia a los demás brutos, mucho menos a los hombres; porqucada especie animal tiene su instintparticular, o una particularepresentación natural, de que tales, cuales cosas les son convenientes,

nocivas; y como muy frecuentementcosas, que son convenientes a unespecie, son nocivas a otra, es precis

que el dictamen del instinto sea diversen diversas especies en orden a muchacosas.

7. ¿Qué pretende, pues, este Autor¿Que nos gobernemos por el instinto dres particulares brutos? ¡Cosa extraña

Todos, al leer en el título Arte d



conservar la salud por instinto, lentenderán del instinto propio dehombre. Pues no es eso. Ese instintosegún la mente del Autor, no es instintdel hombre, sino del bruto; y ni aun dodo bruto, sino de tres determinada

especies de brutos, a cuyo dictamepretenden sujetar todos los hombres.

8. Mas es, que si se habla e

particular del Hipopótamo, no sólo enstinto del hombre es diverso del d

aquel bruto, mas aun diametralment

opuesto. Esto se evidencia en el nativhorror con que miramos la efusión dsangre, ocasionada por herida, y lherida misma que la ocasiona. De modo



que si hemos de atender a nuestro propinstinto, en orden a la conservación da salud, nunca consentiremos en l

sangría, porque, antecedentemente odo discurso, nuestro instinto nos l

hace mirar con horror.

9. No es más feliz el Autor en laseñales que propone para pronosticaas enfermedades, o prevenir su próxim

venida, que en la doctrina de sus causas remedios. También quiere que aque

conocimiento venga puramente de

nstinto; sin reparar en que, si ello fuerasí, excusado sería que él nopropusiese esas señales, como lo hacen un [122] largo Catálogo, que hace d



ellos: pues son superfluos lodocumentos para que entendamos lo qunos dicta el instinto. Pero estcontradicción, o consecuencia eranscendental a todo el contenido de

Libro.

10. Lo peor es, que la mayor partde las señales, que propone, bien lejode dictarlas el instinto, ni aun pued

aprobarlas el entendimiento. VerálVmd. en el siguiente Catálogo, que es emismo del Autor, omitida una pequeñ

parte.Los cansancios, el abatimiento, pesadez de todo el cuerpo, sin estafatigado por algún violento ejercicio.



Las erisipelas, o comezones en lpiel, la sarna, y los diviesos ediferentes partes.

Los dolores de reumatismo vagos, frecuentes, acompañados de pequeñoemblores sin regla.

La gana de dormir casi continuapero principalmente después de comero al contrario, los desvelos, o lo

sueños interrumpidos por no sé qunquietudes, sueños espantosos, errores pánicos.

El humor sombrío, triste, melancólico, que no consiente el uso dningún deleite.

Los frecuentes dolores de cabeza



desvanecimientos, vértigos, y eentumecimiento de esta misma parte eponiéndose el sombrero.

El color rojo en todo el rostro.Los flujos de sangre por nariz, o po

alguna otra parte del cuerpo.

El sonar de los oídos comcampanas, o el silbo de ellos.

El encendimiento de las mejillas,

de los labios, o su sequedad.Los bostezos, y los suspiro

nvoluntarios.

Sequedad en la garganta, como sestuviera desollada, principalmente poa mañana, sin que los excesos del dí

antecedente sean causa de ello.



El mal olor del aliento, que nprecede de la corrupción de los dientesni de ninguna llaga, o de absceso en lboca. [123]

La pérdida del apetito, evantamiento del estómago contra la

viandas.La reuma, la tos, y la dificultad d

respirar, sin dolor alguno en el pecho

sino antes por opresión.La tirantez, o hinchazón del vientre

con ruidos, dolores, y pequeños influjo

que vienen con frecuencia.Las almorranas obstinadas, y mudoloridas.

El gran calor en las palmas de la



manos.11. Certifico que he padecido lo

más de los afectos expresados muchaveces; y visto padecer éstos, y lorestantes a otros muchos sujetos, sin queni en mí, ni en los otros resultas

enfermedad alguna. Con que estas señason enteramente falibles; y aun algunauzgo, que bien lejos de serlo d

enfermedad, lo son de salud, como lacomezones del cutis, sarna, diviesos, lhemorragia por las narices, y alguno

flujos de vientre.12. Por lo que mira a las señalesque dejo de copiar, las considerequívocas, y que más ordinariament



son efectos de enfermedad existente, qupreámbulos de enfermedad futura.

13. Así, señor mío, no sólo juzgeste Libro inútil, mas aun perniciosocomo ocasionado a que los que leyeren, y dieren asenso a su

documentos, sin necesidad alguna spurgen, y sangren, o ya por precaveenfermedades, de que sin fundamento s

uzgan amenazados; o ya por curar laque actualmente padecen, y no pidepurga, o sangría. Dios guarde a Vmd

&c.



Carta X

Sobre los nuevos exorcismos

1. Muy Señor mío: Pregúntame Vmdpor qué no he impugnado el nuevEscrito del R. P. Respondo, que sig

grandes ejemplos en dejar libre ecampo [124] a Escritos de este carácterPues Vmd. ha visto ese Folleto, ya m

entiende. Con semejantes Escritoresólo deben lidiar Escritores semejantesquiero decir, los que pueden imitar sestilo. Pero doy que no debies



detenerme este justísimo reparo. ¿Dqué serviría sostener la contienda? EstPadre, o no ha querido, o no ha podidentender lo que le he dicho en lrespuesta a su Carta. Lo mismo sucedersiempre. Púsosele en la cabeza e

desvarío de que los Exorcismos, dcuyo valor he dudado en el octavo Tomdel Teatro, se usaron en todos tiempo

en la Iglesia, sin más motivo que eejemplar de las bendiciones de la Sal, el Agua, usadas en todos tiempos,

quienes en el Ritual se da el nombre d xorcismos. Hízosele ver, que esos sdicen Exorcismos lato modo; y que el nser propiamente tales, se colige co



evidencia de que aquellas bendicioneno pertenecen al Orden de Exorcistassino al de Presbíteros; de lo cual se diprueba manifiesta. Y en fin, que se hayade llamar Exorcismos, que no, no es desa especie de Exorcismos la cuestión

sino de otra diversísima, que es la quhe explicado en dicho Tomo octavo; cuya introducción es defectuosa po

nueva, y por faltarle la aprobación de lglesia. Esto es, no se disputa d

Exorcismos, cuyo ser consist

únicamente en preces, y bendicionessino de aquellos que proceden por víde imperio, y coacción contra daños quúnicamente penden de causa natural.



2. Quiso también forzar uno, o doextos del Evangelio, y una autoridad d

Santo Tomás, para calificar los nuevoExorcismos. Hízosele patente, que SantTomás es claramente contrario a sntento, y que el Evangelio habla de otr

cosa muy diversa de Exorcismos.3. ¿Pero de qué ha servido darl

oda esta luz? De nada. En las misma

inieblas se ha quedado, en que estabapues sale repitiendo en su papelón lmisma cantinela, sin añadir a lo dich

antes, sino confusiones, embrollosdicterios; inculcando repetidas vecesque el proceder con Exorcismos contras enfermedades, y contra todas [125



as criaturas que incomodan al hombrees práctica común de la Iglesia; a que ssigue declamar contra mí, como qupretendo inducir doctrinas nuevas contro que la Iglesia tiene recibido,

aprobado.

4. ¿Se habrá visto, u oído mayoextravagancia? Práctica común de lglesia en cosa que concierne a

ejercicio de algún Orden Sacro, se dicde aquello que hacen, o todos, o los máEclesiásticos que tienen aquel Orden

¿Quién ha visto esa práctica, ni en todoni en los más, ni en la mitad de ellos, naun en la quinta, ni décima parte? Eso dconjurar enfermedades, en que no ha



sospecha de maleficio, está reducido uno, u otro Clérigo particular; de modque juntos todos los que se dan a estejercicio, no constituyen ni aun de ciepartes la una de los Eclesiásticos. ¿Yeso se ha de llamar práctica común de l

glesia?5. Más: Pregúntele Vmd. a ese Padr

si en su Religión se usa, cuando ha

enfermos (exceptúo siempre el caso dsospecha de maleficio), ir algúExorcista con su Libro, Estola, y Agu

bendita conjurando las enfermedades dcama en cama. Pregúntele más: si hoído que en Religión alguna se use. Pueaquí de Dios. Si ése fuese un remedi



aprobado por la Iglesia, y remediuniversal para todo género de malecomo pretende ese Padre), siendo po

otra parte de tan fácil ejecución, y en lcual no hay inconveniente, o riesgalguno, ¿cómo podrían los Prelados e

conciencia, excusarse de ordenar laplicación de este remedio? Deberíahacerlo, no sólo por la obligación de l

caridad, más aún de la justicia.6. Lo propio digo de los que tienen

su cuenta el cuidado de los Hospitales

¿Cómo a los enfermos, que yacen eellos, no se procura el fácil beneficio dos Exorcismos? Si éste fuese u

remedio aprobado por la Iglesia





glesia. Ni en las Religiones, ni en loHospitales, ni en otra especie alguna dComunidades, ni en los Palacios de loPríncipes, ni en los de los Obispos, nen las casas particulares se usa dExorcismos contra las enfermedade

naturales; y con todo viene con grapachorra un Religioso a decirnos, quese uso es práctica común de la Iglesia

Esto parece que es hacer burla dePúblico, y tener el Padre por insensatoa todos los Lectores, por cuyos ojos h

de pasar su Folleto.9. Lo mismo digo de los Conjurocontra animales nocivos, v. gr. GusanosRatones, Lobos, &c. Todas ésas so



cosas inventadas de ayer acá, que nienen a su favor ni el uso común, ni l

aprobación de la Iglesia. No el uscomún, pues yo he visto muchahabitaciones y aun lugares enteros muncomodados, ya de Chinches, ya d

Ratones, Cinifes, Moscas, &c. sin qunadie echase mano de aquelloExorcismos imperiosos, y coactivo

para remover estas plagas. Tampoco laprobación de la Iglesia: ¿porque dóndestá ésa? Pensar que es, o se pued

lamar aprobación de la Iglesia la duno, u otro Obispo, en cuya Diócesis smprimió algún Libro, que contien

Exorcismos de esa especie, es un



extraña simpleza. No podría, si fuesasí, el Santo Tribunal reprobar econtenido de ningún Libro impreso, pueodos están aprobados por algú

Obispo, o por quien tiene sus vecessiendo cierto que no puede el Sant

Tribunal reprobar, ni reprobó, reprobará jamás lo que aprobó lglesia. Mucho menos sería lícito

ningún particular impugnar cosa algunde Libro impreso con aprobacióEpiscopal. Sin embargo, cada dí

estamos viendo esas impugnaciones127]10. Hay a la verdad un Canon de

Concilio primero de Milán, que prohíb



el uso de otros Exorcismos que los quaprobare el Obispo. ¿Pero esto eaprobar cualesquiera, que apruebe eObispo? De ningún modo. El ConcilioLateranense, y el Tridentino prohíben lmpresión de cualquier Libro, que n

apruebe el Obispo. ¿Quién por eso dirque aquellos Concilios aprueban todoos Libros, que el Obispo aprobare

Dejo a parte, porque no es menester, quaquel Concilio de Milán no es más quProverbial; y la aprobación de u

Concilio Provincial no es aprobación da Iglesia, sino de tales Iglesias; esto esas comprendidas en aquella Provincia

Pero no será inútil añadir, que e



Concilio Bituricense, que, aunquambién Provincial, fue confirmado poa Santidad de Sixto V, en el tit. 40, can

3 previene a los Obispos, que npermitan el uso de otros Exorcismosque aquellos que están aprobados por l

glesia. Provideant Episcopi, nraetextu pietatis, ulli Exorcismi fian

nisi qui ab Ecclesia probati sunt.

11. Dirá acaso Vmd. que por lmenos los Obispos, que aprobaroaquellos Exorcismos, hacen opinió

probable en la materia; por consiguientesu aprobación deja probable el uso dellos. Respondo, que la probabilidadque cuatro, o seis Prelados, o lo



examinadores depurados por ellopueden dar a los Exorcismocuestionados, no estorba que yo, u otrcualquiera los impugne, y pretendmostrar que son abusivos. No haopinión, por probable que sea, que no s

pueda sujetar a nuevo examen; y muchasque tenían a su favor mucho mayonúmero de Autores, y verosímilmente d

doctrina más calificada que loAprobantes de dichos Exorcismos, fuerza de las razones, que otros despué

discurrieron contra ellas, perdieron eodo, o en gran parte su probabilidadYo sé, que algunos, y no pocos, questaban en la buena fe del valor d



aquellos Exorcismos, habiendo visto lque en el octavo Tomo del Teatro escribcontra ellos, mudaron enteramente dparecer. Nunca la probabilidad [128ogra derecho de prescripción contra l

verdad.

12. De lo dicho colegirá Vmd. cuáfuera de propósito me acusa ese Padrde introducir novedades. En otra

muchas materias podría decirlo coalgún fundamento. En la presente, bieejos de introducirlas, mi único intent

es desterrarlas. Los Exorcismos, que édefiende, son de muy reciente dataPasaron más de trece, o catorce siglosdesde el principio de la Iglesia, sin qu



se viese alguno de esa especie en usoporque pretende su antigua existencicon el ejemplo de algunos Santos, qucon voces, o acciones que significabamperio, exterminaban sabandija

venenosas, o nocivas, es a cuanto pued

legar la extravagancia; porque eso no lhicieron como Exorcistas, o en virtud dalgún orden Sacro, (como en efect

algunos no tenían algún Orden Sacrosino como instrumentos particulares da Omnipotencia, por el don de milagro

que Dios les había concedido. Los questán íntimamente unidos con Diosdice mi Padre San Gregorio) una

veces hacen milagros usando de l



Oración, otras veces con una especie dpotestad imperativa. Qui devota ment

eo adhaerent, cum rerum necessitaexposcit, exhibere signa modo utroqusolent, ut mira quaeque aliquando e

rece faciant, aliquando es potestate

Lib. 2. Dialog. cap. 30.)13. Igualmente inútil sería alegar l

posesión de estos últimos tiempos. L

primero, porque ninguna posesión tienfuerza contra la verdad. Lo segundoporque el uso de un corto número d

Clérigos (que como se ha dicho, apenaconstituyen la centésima parte de loEclesiásticos) no es capaz de estableceposesión legítima; mayormente cuand



aun ese corto número apenas se vamás practicar los Exorcismo

cuestionados, sino a llamamiento, ruego de gente idiota, como cualquieLector mío puede haber observado.

14. Aquellas insulsa

declamaciones, y pasmarotas puerilesobre que limito la potestad de lglesia, inculcando repetidas veces qu

ésta tiene dominio sobre todas lacriaturas irracionales, supongo habrámovido la risa de Vmd. [129] como l

mía. Sobre ese dominio tan universaafirmado así vagamente, sin especificaqué usos tiene, o a qué efectos sextiende, hay mucho que decir. Mas n



nos detengamos en eso. Sea enhorabuenque tenga la Iglesia potestad parransferir los Montes, detener el curs

de los Ríos, y aun de los Astrossuspender la guerra de los Elementosdespoblar los Montes de Fieras, el Air

de Aves, y el Océano de Peces, &cresta que nos pruebe el P.R. que toda lpotestad de la Iglesia, qua late pate

está colocada en los Exorcistas; entonces deberemos a su alta sabiduríel peregrino documento de que en cad

Exorcista tenemos un Papa, o todo uConcilio General. Entretanto que nlega este caso, nos permitirá quengamos por primera pauta el Ritua



omano, y por segunda el de Toledo; dos cuales, ni uno, ni otro nos muestra

conjuros preceptivos, sino contra lodemonios; señalándonos el remedio das preces para las demás necesidades,

contra los demás enemigos.

15. Dentro de esta esfera se debecontener los buenos hijos de la IglesiCatólica, si quieren defende

sólidamente de las impugnaciones de loHerejes los Exorcismos, que ella usaOigase al caso el doctísimo Padr

Martín Delrío, cuyas son las palabrasiguientes, haciéndose cargo de loreparos, que cierto Protestante hacísobre algunos Exorcismos inventado



por Autores particulares: Nec noomnes privatos Exorcismos, a diversi xorcistis pro cuiusque devotion

compositas, defendimus: solumcclesiae Catholicae Ritum, & publiccclesiae auctoritate introducto

xorcismos, tuemus. (Disquisit. Magicib. 6, cap. 3.) Y poco más arriba habí

desafiado a todos los Herejes, sobre qu

mostrasen algún Exorcismsupersticioso, sacado del Ritual de lglesia: Proferant Exorcismum aliquem

superstitiosum ex Caeremonialcclesiae Romanae, quod nominanEstos solos se obliga a defender ePadre Delrío. Estos solo estamo



obligados todos los Católicos defender.

16. Si aun todo lo dicho no bastabaste la decisión de la cuestión eérminos formales, y precisos, hech

como [130] de mente de Santo Tomá

por aquel gran Discípulo del DoctoAngélico, y Sapientísimo Teólogo deConcilio Tridentino el Maestro Fr

Domingo de Soto. Pregunta en el lib. 8de Iustitia, & Iure, quaest. 3, art. 3Utrum liceat adiurare irrationalem

creaturam? Entra haciendo relación do que había resuelto en los doartículos antecedentes, para decidir lduda que propone en éste. Postquam



visum est, (dice) tam Deum, quamhomines, & daemones adiurari posssequitur postremo, an irrationalequoque creatura liceat adiurare, sicutocustas, & bruchum, nubesque, atqu

alias tempestates. Et respondet D

Thomas, suppositis distinctionibuduabus, per tres conclusiones

istinctio prior est: adiurati

huiusmodi, aut refertur ad ipsamrrationalem creaturam, ita ut oratio

& locutio ad illam dirigatur. Et de ho

est prima conclusio; vanum essrrationalem creaturam sic adiurare, usermo ad eam dirigeretur. Atque han

robant argumenta tria D. Thomae



am cum adiuratio no nisi peocutionem fiat, quam irrationale

creaturae percipere non valenrustraneum esset illas adiurareeinde adiuratio illis tantum competi

quibus congruit iurare; irrationale

autem creaturae iurare non possuntergo neque adiurari. Ad haec, cumduplex (ut dictum est) sit adiurationi

modus, scilicet deprecatorius, &compulsorius, prior vanus est respectrrationalium creaturarum, utpote qua

nullum habent suarum actionumdominium, ut prece moveri queanosterior vero soli Deo competit, cuiu

llius imperio, ut habetur Matthei 8



obediunt venti, & mare. Quare nocreaturis irrationabilibus nihimperare possumus.

17. Entiéndase ahora el P.R. coSanto Tomás, y con el Maestro Sotopues dicen puntualísimamente lo mism

que yo; esto es, que las adjuraciones, Exorcismos imperantes, compulsorios, coactivos, con voces dirigidas a la

criaturas irracionales, son vanosfrustraneos, abusivos; y ejerza contrellos aquel estilo cultísimo,

cortesanísimo, de que ya dio tan bellmuestra al Público.18. ¡Ah señor mío! Cuánto más no

mportara que a [131] vuelta de tanto



Exorcismos como hay para la langostaratones, gusanos, y otras plagas qudañan los frutos, saliera a luz algúconjuro fuerte, y eficaz contra lhorrenda plaga de malos Escritores, qunfestan estos Reinos, pues según va

emo ha de llegar tiempo que en Españse diga con verdad: Desdichada l

adre que no tiene algún hijo Escritor

19. No pensaba, cuando empecé escribir esta Carta, extenderme tanto eella; y mucho menos meterme cosa qu

pueda parecer impugnación. Pero así fusaliendo sin haberlo premeditado, y casno me pesa. Ni acaso le pesará tampoca Vmd. a quien deseo mucha vida,



salud, &c.



Carta XI

Causa de la destreza en el juego de Naipes

1. Muy Señor mío: La cuestión, quVmd. me propone, es sin duda curiosa,

muy propia de un entendimientreflexivo. ¿Pero cómo puede Vmdesperar de mi solución que le satisfaga

no habiéndola logrado de otros muchoque Vmd. me insinúa ha consultado, y ecuyo número habría sin duda alguno

alentos muy superiores al mío, como e



naturalísimo, viviendo Vmd. en el graTeatro Literario de Salamanca, dondnunca faltan ingenios del primer ordenAcaso procederá Vmd. en esto fundaden la esperanza de que, como muchoaciertos se han debido más a la fortuna

que a la capacidad, suceda ahora lmismo. Por lo menos yo no con otrfundamento puedo presumir resolver

gusto de Vmd. la cuestión; aunque muuego que leí su Carta, me ocurrió lo qu

pienso disuelve la dificultad. [132]

2. Pregúntame Vmd. en qué consistque muchísimos, de más que medianhabilidad, y agudeza, para imponerscon prontitud en las materias de l



facultad, que profesan, y en cualesquierotras, a que por diversión se dedicacon algún esfuerzo, habiendo empleadanto, o más tiempo en el juego aque

despejado entendimiento, con tanta, más afición, intensión, y gusto que e

aquellas facultades, en que los vemomuy bien instruidos, nunca juegan bienni adelantan más un día, que otro

quedando siempre en aquel cortconocimiento, que lograron al principio

3. Para responder con orden a l

pregunta digo lo primero, que para jugarno sólo bien, mas aun con excelencia cualquier juego de los que admitedestreza, como Cáscara, Revesino



amas, Ajedrez, &c. de parte deentendimiento no se requiere más quuna mera medianía, y aun acaso menoque medianía.

4. Pruébase esto por experiencia, por razón. Por experiencia, porque s

ven algunos grandes jugadores (yo lohe visto) bastantemente ineptos parodas las Ciencias. Por razón, porque e

ugar bien, ni pende del conocimiento dalgunas verdades, que sean de difícinteligencia, ni de la ilación de alguna

consecuencias, que sean de difícideducción. Los principios que dirigeas jugadas, el mismo juego los present

a la vista, o al oído; v. gr. en el juego d



Malilla, que fulano está fallo a tal paloque citano, que está a mi mano, tiene lMalilla sola. Sé lo primero, porque unugada anterior no sirvió. Sé lo segundo

porque en una de las preguntas, que lhizo su compañero, lo dijo. Ya se ve qu

estos conocimientos no piden discursalguno. Lo uno se ve, lo otro se oye¿Qué infiero de estos principios par

arreglar mis jugadas? Supongo que en eprimer caso me hallo con algunoriunfos superiores, y tengo una cart

alta que jugar del palo a que fulano estfallo. Infiero, pues, del primer principioque es menester tirar a destriunfarlprimero, para asegurar aquella Carta



Supongo que en el segundo tengo, fuerde [133] algunos triunfos bajos, el Reyo el As: infiero, pues, del segundprincipio, que me conviene precisarlcon un triunfo bajo a que eche lMalilla, por evitar el riesgo de qu

después, saliendo la jugada de otrparte, me coma con la Malilla el As, el Rey. ¿Qué ingenio se ha menester par

estas ilaciones? Ninguno. Y caso que snecesitase alguno, sólo sería necesarien el primero, que en tal, o cual Puebl

as hizo de propio marte. A los demás sva comunicando la noticia, y toman lección de memoria.

5. Digo lo segundo, que el exceso d



ngenio está por demás, o no hace acaso para el efecto de jugar bienSupongamos que a Juan, que tiene umediano entendimiento, y juega mubien, Dios le diese tres, o cuatro gradomás de ingenio. Afirmo, que ni por es

ugaría después mejor. La prueba soma de lo dicho arriba. Ese exceso dngenio estará como ocioso, y si

ocupación. Esto es, Juan más ingeniosno conocerá más principios, ni deducirmás consecuencias, que conocía,

deducía Juan menos ingenioso; porquen el juego todos los principios soobvios, y todas las consecuenciafáciles; y para conocer tales principios



deducir tales consecuencias; está podemás el exceso de ingenio.

6. No ignoro yo que en econocimiento de una misma cosa, o duna misma verdad cabe mucho más, menos entre desiguales ingenios; porqu

aunque dos hombres desigualmentngeniosos conozcan una misma verdad

puede conocerla con más claridad,

penetración el más ingenioso: porque ecuanto a esto sucede a la vistntelectual respecto de sus objetos l

mismo que a la corpórea respecto de losuyos. Pedro, y Juan, aquél de vistmucho más perspicaz que éste, ven distancia de veinte pasos a Antonio



Entrambos le ven, y distinguen lbastante para conocer con todseguridad que es Antonio, y no AlonsoDiego, &c. Con todo le ve con muchmayor claridad Pedro, distinguiendo, vgr. en su semblante los lineamento

menudos, que Juan no distingue. Dmodo, que podría suceder, quponiéndose en el mismo sitio, o [134]

a misma distancia, no Antonio, sino ehombre más parecido a Antonio quhaya en el Mundo, Juan se equivocase,

Pedro no.7. De esta discrepancia en lclaridad intelectual, (por advertir estde paso, lo cual comúnmente es mu



poco advertido) pende la desigualdamás substancial entre los Profesores das Ciencias. Pondré ejemplo en l

Jurisprudencia. Entre dos Profesoresque sepan de memoria los mismoextos, y leyes, uno hará, por lo común

muy recto juicio en las causas que lpresenten, y el otro le errará muchaveces. ¿Cómo es esto, si éste est

enterado del hecho, y sabe las leyes, explicaciones de los Comentadorecomo aquél? El cómo es lo que nieg

o. Las sabe, sí, mas no como el otroporque no las penetra como el otro, nas ve con la misma claridad: es en snteligencia más superficial: no llega



aquel fondo donde se representa coviveza la mente del Legislador, y lrazón de la Ley. De aquí viene que ésterra la aplicación de las Leyes a l

práctica en muchos casos, en que aquéa acierta.

8. De aquí viene también, el dejarseno pocas veces, engañar Jueces murectos, pero no muy perspicaces, po

Abogados muy hábiles, pero nadescrupulosos. Aquella máxima dJuliano, que colocan los Juristas entr

as reglas del Derecho: Ea est naturcavillationis, ut ab evidenter veris, pebrevissimas mutationes disputatio aea, quae evidenter falsa sun



erducatur , es rasgo de un bellentendimiento, y da a conocer el medimás sutil con que un Abogado muy hábipuede alucinar a Jueces que no lo sonEcha mano de una proposición, que siserlo en realidad, por medio de un

brevísima mutación suena seequivalente a un Axioma recibido de loJuristas, o ser el mismo Axioma. U

Juez, poco penetrante, engañado de lsemejanza superficial, tomará uno pootro del mismo modo que un hombre d

corta vista corporal fácilmente equívoca dos hombres muy semejantes, Antonio Jacinto, juzgando que Antonio e

Jacinto, o Jacinto Antonio. Aquell



brevísima mutación, que hizo eAbogado, [135] es como un lineamientdelicado que se esconde, por lo menoen cuanto al fondo de su significación, a vista intelectual del Juez; como al d

corta vista corporal se esconde

aquellos tenues lineamientos, qudistinguen los rostros de Antonio, Jacinto. Si él penetrase bien el Axioma

o le viese con toda claridad, y asimisma ilusoria proposición, con que quier

equivocarla el Abogado, al punt

conocería la distinción.9. Lo mismo sucede en todas lademás Ciencias. La mayor, o menoclaridad, o perspicacia con que s



entienden las verdades, inducen undesigualdad muy grande entre loProfesores. El que penetrprofundamente una DefiniciónSentencia, Axioma, o Aforismo, conocsu extensión, sus limitaciones,

excepciones; las aplicaciones que puedener, los consiguientes que infiere. Y eodo esto puede padecer varios errore

el que carece de aquel grado de claridantelectual.

10. Pero esto no tiene lugar en orde

a los principios, o fundamentos podonde se gobierna el juego, porque eellos no hay distinción de superficie, profundidad. Todo es superficie. El qu



Pedro jugó tal carta, Juan tal de Orossalieron tantas, y tales cartas, de Copaantas, y tales, &c. son los principios d

donde se infiere, que se debe hacer tal, cual jugada; y estos principios, comson unos meros hechos experimentales

anto, y también los conoce el de cortentendimiento, como el ingeniosísimo.

11. Digo, pues, lo tercero, que e

ugar con destreza pende, no de una solasino de dos dificultades, ambas distintadel entendimiento, que son Memoria,

tención extensiva.12. La voz, o complejo de vocetención extensiva extrañará Vmd

como nuevo. Pero es preciso, que y



nvente la voz para significar un objetode quien nadie habló, o por lo menos quien nadie dio nombre hasta ahora.

13. Supongo que el juego pidatención; y ésta, aun prescindiendo de lcalidad de extensiva, tomada de parte d

a potencia, es una especie de prenda, facultad muy apreciable, no sólo para euego, mas para otras infinitas [136

cosas. Prenda, o facultad la llamoporque es error pensar que el atendepende sólo de querer atender. Ha

quienes, por más que se esfuercen paratender cuanto pasa en el juego, o cuantse habla en una conversación, no puedeograrlo; porque su volátil imaginación



cuyos movimientos son por la mayoparte involuntarios, se disipa hacia otroobjetos, sin dependencia del albedrío. Yhay otros, que sin esfuerzo, o conatalguno para atender, fijan la imaginacióen el objeto que quieren.

14. Más digo: nunca atenderbastantemente, el que ha menesteesfuerzo para atender; porque si h

menester esfuerzo, es porque smaginación es muy inconstante;

siéndolo, padecerá muchas distraccione

nvoluntarias, que ningún esfuerzo puedevitar.15. Es menester, pues, esta prenda

a atención digo, o facilidad de atende



para jugar bien. Mas no basta cualquieatención. Es menester la atención qulamo extensiva, esto es, que hag

presentes simultánemente aentendimiento, no una, o dos cosasolas, sino muchas.

16. Supongo que Pedro, estando parhacer la quinta jugada en una mano dMalilla, retiene en la memoria todo l

que ha pasado en las cuatro jugadaantecedentes: qué cartas echaron todoos jugadores, y que se dijeron de la

que tenían en la mano recíprocamentunos, y otros compañeros. Pero no es lmismo retenerlo en la memoria, quenerlo presente al entendimiento; pue



no hay punto de tiempo en que yo nretenga millares de objetos en lmemoria, en los cuales en aquel puntno pienso. Es necesaria, pues, demás da memoria, la atención, aunque ést

supone indispensablemente aquélla

Pero hoc opus hic labor . Ve aquí Vmdel punto de la dificultad. Hay en euego, para terminar tal, o cual jugada

ndicantes, coindicantes, ycontraindicantes, del mismo modo quen la Medicina para prescribir tal,

cual remedio. Estos indicantescoindicantes, y contraindicantes son laugadas vistas, y las cartas que tienen,

no tienen los jugadores, de lo cua



mucho consta por lo que dicen unos otros. Hubo tal jugada, [137] o hay tacarta en tal mano, que infiere, que Pedrdebe jugar, v. gr. el As de copascoadyuva a esto, el que su compañero niene carta de copas, y puede irse de otr

carta que le incomoda; pero por otrugada antecedente, o porque lo dijo un

de los contrarios, sabe que éste est

fallo a copas, y tiene triunfo mayor. Lprimero es indicante de la jugada del Ade copas; lo segundo coindicante, y l

ercero contraindicante. No para aquEste mismo, que es contraindicante daquella jugada, es indicante para quantes de hacerla se procure destriunfa



al que está en estado de fallarle. Restsaber si se puede, lo cual se ha dcolegir de otros principios, que tambiése deben combinar. Resta asimismconsiderar, si destriunfando a locontrarios, se destriunfa también a sí, y

su compañero; y si en este caso locontrarios quedan con cartas falsasseguras en las manos, en que se pierd

más que se gana en asegurar el As dcopas, por lo cual sería mas convenientsacrificar éste.

17. A cada paso se ven en lMalilla, y otros juegos de destreza casomás complicados que el propuesto; y eque hay más cabos que atar. Contempl



ahora Vmd. por una parte, de qué serviren ellos un gran ingenio, si no puedabarcar con la atención todos aquellocabos; y considere por otra, poniendo lvista en el caso, que he propuesto, cuápoco entendimiento es necesario, un

vez que los cabos se abarquen, parconocer las conveniencias, nconvenientes que tiene tal, o cua

ugada.18. Mas hay que reflexionar en l

materia; y es, que ni aun es

medianísimo entendimiento, que a Vmde parecerá que basta para hacer todaaquellas advertencias, ni aun ése, es poa mayor parte necesario. Esta, qu



parece paradoja, se demuestrsimplicísimamente. Es el caso, que poo común estas advertencias soecciones, que los jugadores toman uno

de otros. Danse ordinariamente lougadores unos a otros, y también a lo

mirones razón de las jugadas, y tambiérecíprocamente corrigen unos a otros loerros. De este modo van aprendiend

os [138] que por sí no eran capaces dnstruirse bastantemente. Por el continu

comercio de unos Pueblos con otro

puede suceder, que de cien jugadoresque hay en una Provincia, todos hayasido aprendices de otros, y éstos dotros.



19. Pero por lo menos dirá Vmdaquél, que fue el primer Maestro, y dpropio marte hizo todo el cúmulo dadvertencias necesarias para jugar coperfección, no se puede negar que era uhombre muy reflexivo. Respondo l

primero, que probabilísimamente nhubo jamás tal hombre en el Mundo

unca, o rarísima vez la perfección e

un juego, o en un arte se debe al talentde un hombre solo. Siempre concurremuchos. Uno descubre una cosa, otr

otra, y después se van congregandodos los descubrimientos. Respondo lsegundo, que si ese hombre solo ebrevísimo tiempo advirtiese todo cuant



es menester para jugar con excelenciano por eso le concedería uentendimiento muy sutil, o profundopero sí muy pronto, y ágil.

20. Mas si en un gran espacio diempo, y con mucha aplicación arribas

a aquel grado de destreza, ni uno, notro. Yo he visto jugar muchas vecevarios juegos de destreza, y en ello

algunos grandes jugadores; pero nuncadando éstos razón de sus jugadaspercibí cosa alguna que pidiese ingenio

ni aun medianamente sutil, o qumereciese llamarse sutileza de ingenioAsí, el que en poco tiempo de propimarte adquiriese una gran destreza, serí



de un entendimiento muy ágil, mas npor eso sutil.

21. Concluyo diciendo, que si logrados de destreza en jugacorrespondiesen a los de entendimientoos grandes jugadores de Ajedrez sería

os mayores ingenios del Mundo; y aquehombrecillo Calabrés, llamado JoaquinGreco, que se hizo admirar en toda

partes por su eminencia en el manejo daquel laberinto de piezas de variomovimientos, sería por lo menos igua

en discurso a los Leibniz, y a loewton. ¿Pero en qué otra cosa dimuestra de tener algún particulaalento? La gran dificultad de este jueg



consiste únicamente en la multitud dcombinaciones [139], que es menesteener presentes para determinar e

movimiento de tal, o tal pieza: y estpresencia de multitud de combinacioneno pende del ingenio, sino de la faculta

que llamo Atención extensiva, en la cuacabe mucho más, y menos. Lo mismo, proporción, sucede en el juego de la

Damas, aunque es la complicación dcombinaciones mucho menor. Y bieejos de pedir mucho ingenio este juego

puedo asegurar que el mayor jugador dDamas, que he conocido, era, y es dmuy limitado discurso.

He obedecido a Vmd. en la form



que pude, y con igual voluntad lo haré ecuanto quiera ordenarme. Nuestro Señoguarde a Vmd. muchos años. Oviedo&c.



Carta XII

Causa de Savonarola

1. Muy Señor mío: Ya, con la que acabde recibir, son tres las Cartas en quVmd. me estimula a rebatir al Religios

Valenciano, nuevo Apologista dSavonarola: y yo puedo responder a ésto mismo que a las dos antecedentes

que ni he visto esa Apología, ni la veréporque no pienso gastar dinero en scompra, y tiempo en su lectura. DícemVmd. acaso para excitar mi sentimiento



provocarme por este medio acombate, que ese Religioso, en el modde impugnarme, dista mucho de lmoderación, y urbanidad que yo observen semejantes Escritos. Pero eso estmuy lejos de moverme. Si él e

destemplado, y yo contenido, tanto peopara él, y tanto mejor para mí. Ya poas noticias, que dan nuestros Diarista

atritenses, de algunas pendenciaiterarias, que ha tenido, comprehend

que es de genio algo requemadillo; per

esto, no tanto debe excitar la ira, coma compasión [140] de los mismos coquienes lidia. Algo hará padecer a éstospero él padecerá mucho más que ellos



Un natural adusto es un tormento de povida del sujeto.

2. Aunque he dicho, que puedresponder a la última de Vmd. lo mismque a las dos antecedentes, en orden no haber visto esa Apología d

Savonarola; puedo, no obstante, deciambién, que ya en algún modo la h

visto de poco tiempo a esta parte; est

es, no en ella misma, sino en lrecopilación que hizo de ella eReverendísimo, y Doctísimo Padr

Maestro Fray Miguel de San José, en esegundo tomo de su BibliografíCrítica, v. Hieronymus SavonarolaHabiendo el Reverendísimo Padre Sa



José manifestado en varias partes de sObra, que es muy amigo del Autor de lApología, se debe creer, que en lrecopilación, no sólo no omitió algunde los fundamentos, que podían hacealguna fuerza a favor de la opinión de s

amigo, mas también los representó cooda la energía, que les pudo dar. Si

embargo, al fin deja la cuestió

ndecisa, sin atreverse a resolver, ni poa inocencia, ni por la culpa d

Savonarola: lo que verisímilment

puedo interpretar a mi favor; porqueniendo la parte contraria ganada lgracia del Juez, sólo la superioridad dmi razón pudo retraerle de pronunciar l



sentencia. Y realmente esta indiferencise debe reputar una mera cortesanía, quobserva con el Apologista, pues antes shabía explicado contra Savonaroladiciendo, que de derecho se debpresumir la equidad de los Jueces, qu

e condenaron: aunque no proponerscomo irrefragable, o infalible: Quorumaequitas iure praesumi debet, sed no

roponi, aut praedicari velurrefragabilis, aut infallibilis. Desduego me contento con esta decisión

pues yo nunca he pretendido, que fuesnfalible la justicia de aquella sentenciaFueron hombres los que testificaron lculpa, fueron hombres los qu



decretaron la pena; por consiguiente nncapaces, ni unos, ni otros de error,

dolo. En toda sentencia contrcualquiera delincuente hay esta absolutfalibilidad. Pero esto no obsta a quodas las que se pronuncian, observand

141] las solemnidades esenciales deDerecho, sean acreedoras a un positivoprudente, y racional asenso, si contra l

usticia de ella no hay por otra partargumentos concluyentes.

3. ¿Pero qué argumentos hay contr

a justicia de la sentencia dSavonarola? Bien lejos de seconcluyentes, los más miserables demundo. Cita lo primero el nuev



Apologista muchos Escritores, qudefienden, o elogian a Savonarola. Estrespecto de otro reo, podría significaalgo. Respecto de Savonarola nadaTenía este Religioso a su favor dopoderosísimos Partidos, el de una gra

Religión, y de un gran Reino. Aquel poa profesión, éste por coligació

política. Tenía muchos, y poderoso

amigos dentro de la misma Italia. Y efin todos los enemigos del PapAlejandro VI, que eran innumerables

estaban interesados en la justificacióde Savonarola. ¿Cómo a un hombre dales circunstancias podían falta

defensores, por delincuente que fuese



Es verdad, que el Apologista citalgunos Autores desapasionados a favode Savonarola, pero ésos son biepocos; y es verisímil, que aun paruntar estos pocos, por encargo suyo, lo

que tienen el mismo interés que é

registrasen en varios Lugares, Provincias muchas Bibliotecas. Yo citcontra Savonarola los Autores que hall

a mano, y ésos son bastantes. Sescribiese a varias partes, como pudesolicitando noticias de otros Autores a

mismo fin, creo podría estampar uarguísimo Catálogo. Añádese, que lomás de los Escritores, que defienden Savonarola, siguieron la Apología d



Juan Francisco Mirandulano, condenaddespués por la Inquisición de España.

4. Lo segundo procura el Apologistsostener la legitimidad de la Carta dSan Francisco de Paula, que se alega favor de Savonarola, contra las prueba

de suposición, que propuse en ePrólogo Apologético del tercer Tomdel Teatro, alegando el testimonio d

Vicente María Perrimecio, exaltado da Religión de los Mínimos a

Arzobispado Bostrense: el cua

certifica, que el original de [142aquella Carta tiene el sello de la Ordende quien se infiere, que no es supuestaPero un hecho, que al mismo tiemp



confiesa, no pudiendo negarle estAutor, arruina enteramente la pretensiódel Apologista. Es el caso, que lcolección de Cartas de San Francisco dPaula, o atribuidas al Santo, publicadas por el Padre Francisco d

Longobardis el año de 1655, en que estncluida la que se cita en favor d

Savonarola, fue condenada por la Sant

Congregación del Indice el año de 16595. Para librarse de este mal paso e

Autor, dice, que aquella colección d

Cartas, fue condenada por el motivo dener muchas cosas apócrifas, falsas, fingidas; pero que de esta mismexpresión se infiere, que no todas la



que hay en ellas son tales; a que añadeque en muchas de aquellas Cartas, estes, en las originales, se reconoce esello de la Orden.

6. Pero bien. ¿De qué sirve esdistinción entre las Cartas, que tienen e

sello de la Orden, y las que no le tienensi el sello no sirvió para que la SagradCongregación del Indice no envolvies

en la condenación unas con otras? O esello es una especie de salvaguardia, recomendación, que exime las Cartas

que le tienen, de la nota de contenecosas apócrifas, y falsas, o no. Si lprimero, la Sagrada Congregación debidiscernir entre unas, y otras, dejando



salvo las del sello, y no confundirlas ea condenación con las demás. Si l

segundo, carecen de toda autoridad, pardeterminar por ellas la cuestión en questamos, y otra cualquiera. Cada Cartes una pieza distinta, que deb

examinarse por sí misma, si merecnota, o no; por consiguiente, siendo eaquella colección muchas las Carta

nstruidas del sello de la Orden, o éstas hace más respetables que las otras,

no. Si lo primero, no pudo l

Congregación menos de hacerlaexaminar con particular cuidado; y shabiéndolo hecho, con todo las envolvien la condenación con las demás, digna



de ella las reconoció sin duda. Si lsegundo, el que tengan el sello ningunautoridad particular les da para haceargumento con ellas. [143]

7. Que el que la SagradCongregación haya declarado, que e

aquella colección de Cartas hay muchacosas apócrifas, y falsas, no infiere quodo el contenido de ellas lo sea; es mu

cierto, pero juntamente muy inútil para cuestión; porque aunque aquell

condenación no falsifique las Cartas e

odo, por lo menos las desautoriza parodo. Cuando aquel Santo Tribunal, otro cualquiera que tiene semejantautoridad, condena en un libro tal, o ta



proposición determinada, queda el Librndemne en todo lo demás, y en aque

grado de aceptación, que los Eruditodan al ingenio, y doctrina del Autor: y eeste grado puede citarse, o alegarse eLibro en todo aquello que no est

condenado; pero cuando el Libro scondena por entero con el motivo de qucontiene muchas cosas apócrifas,

falsas, así como queda vedadenteramente su lectura, queda tambiépostrada enteramente su autoridad. E

ciertísimo, que no todo lo quescribieron Lutero, y Calvino, y aun emismo Mahoma, es falso. ¿Sería poesto tolerable, que en una nueva cuestió



Teológica, que empezase a agitarse entrnosotros, se alegase como de algunmportancia un pasaje de Mahoma

Lutero, o Calvino?8. Yo extraño mucho (y al mism

paso lo siento), que por el empeño d

defender a Savonarola se arriesgue, o ecrédito del Santísimo Patriarca SaFrancisco de Paula, o el de la Sagrad

Congregación del Indice. Una de las docosas es precisa; porque si el sello daquellas Cartas asegura, que fueron obr

del Santo; o éste en ellas escribió variacosas apócrifas, y falsas, o la SagradCongregación les impuso esta notnjustamente. ¿No sería más racional,



untamente más cómodo discurrir, quaquellas Cartas fueron supuestas aSanto, y el sello contrahecho por algunde tantos impostores como tiene, y tuvsiempre el Mundo, pues con estquedaría puesto en salvo el crédito de

Santo, y el acierto de la SagradCongregación? ¿Quién no lo ve? Ndebe ser harto más precioso, par

cualquiera que tenga la piedad cristianen el punto debido, [144] el honor daquel ilustre Santo, y de est

venerabilísimo Congreso, que el de uReligioso particular, cual fuSavonarola. ¿Qué dictan, pues, lpiedad, la razón, la Religión, sino qu



procuremos salvar aquéllos, y dejemoel crédito de Savonarola a su buena, mala suerte?

9. Ni se me diga, que la suposicióde Carta, y sello es una quimera, o poo menos un accidente totalment

nverisímil. No lo es. Pues lo qusucedió a San Bernardo pudo sucedemuy bien a San Francisco de Paula. ¿A

San Bernardo? No hay cosa más ciertaEn dos Cartas escritas al Papa EugeniII, que son la 284, y la 298, según e

orden de la edición de Mabillonestifica el mismo Santo, que un Notaricontrahizo su sello, y usó de él parescribir muchas Cartas fingidas, y llena



de patrañas en su nombre a variosujetos, entre ellos al mismo PapEugenio. ¿Por qué no podría, puespadecer la misma alevosía SaFrancisco de Paula?

10. Finalmente, yo en ningún mod

me intereso en la cuestión de si esaCartas son, o no son del Santo. Para mntento basta que estén condenadas po

a Santa Congregación. Sean de quiefueren, pues con ese gran borrón sobrsí ya no sirven, ni pueden alegarse, n

para la defensa de Savonarola, ni parotro algún asunto. Los hijos de aqueSanto Patriarca verán si deben tolerarque el honor de su Fundador se expong



por salvar la fama de un particular dotra Orden.

11. Opóneme lo tercero eApologista, como argumento ahominem, que la confesión, que hizSavonarola en la tortura, no le prueb

delincuente; pues yo tengo escrito, probado en el Tomo sexto del TeatrCrítico, Disc. 1, que la tortura es u

medio sumamente falible para laveriguación de los delitos. Pero estobjeción sería del caso, si yo hubies

probado los delitos de Savonarola coa confesión que él hizo en la tortura. Nhabiendo alegado tal prueba, eargumento es totalmente fuera d



propósito.12. Finalmente, pretende, que lo

que fueron depurados [145] parexaminar la causa de Savonarola, eraenemigos suyos. Yo no sé si por estoexaminadores entiende los mismo

Jueces que pronunciaron la sentencia; parece que así debe ser, porque en todTribunal examinan el delito los mismo

que han de juzgar al reo. Ahora bienLos jueces deputados por el Papa para causa de Savonarola fueron e

General de su Orden, y el ObispRomulino. Creo que a favor de éste ldignidad Episcopal basta para fundar uprudente juicio de que por ningun



pasión humana incurriría en la horrendniquidad de condenar a muerte a unocente. Pero sea lo que fuere de éste

¿a quién se hará creer, que su propriGeneral cometió tan grave maldadPudieron a la verdad, los testigos, po

enemistad que tuviesen con Savonaroladeponer contra él falsamente. ¿Pero ne darían en ese caso los Jueces lugar

a recusación, y no la admitirían siendegítima?

13. ¿Mas para qué me canso e

satisfacer objeciones vanas? Eevidente, que cuanto se ha dicho hastahora en favor de Savonarola, cuanto sdice, y cuanto se podrá decir e



adelante, todo es querer con un puño dpolvo obscurecer la luz meridiana eodo un hemisferio. Hablo con toda est

satisfacción, porque a lo menos dodelitos gravísimos de Savonarola fuerode pública notoriedad; y así, ni su

mismos defensores se atreven negarlos. Uno fue su inobediencia, desprecio al precepto, y Censura

Pontificias con que se le había mandadabstenerse de la predicación. Otrohaber solicitado ardientemente, que e

Rey de Francia Carlos VIII entrase coEjército en Italia a subyugar suProvincias con el pretexto de reformaa Corte de Roma, y costumbres de lo



Eclesiásticos. De este segundo, enormísimo delito, cuando no constaspor otra parte, hace entera fe Felipe dComines, que vale en esta materia pomil testigos, por su acreditadísimsinceridad, y porque siendo de la íntim

confianza del Rey Carlos, no pudpadecer error en el asunto. Así, puespudo ser, que los enemigos d

Savonarola falsamente le imputaseotros delitos; pero los dos expresadoestán puestos [146] fuera de toda duda

El primero convengo en que no mereciel acerbo castigo, que se le aplicó. Desegundo júzguenlo los Legistas. Quedo a obediencia de Vmd. &c.



Carta Décimo tercera

Días aziagos

1. Muy Señor mío: No ceso de admirarque un hombre como Vmd. estitubeando entre el asenso, y disenso a

dicho popular de que el día Martes eziago. Confiesa Vmd. que est

observación tiene todo el aire de vana,

supersticiosa. Mas por otra parte lexperiencia de algunos considerablenfortunios, que padeció en ese día, lnclina a juzgar, que no carec



enteramente de fundamento. En uMartes le llevó Dios a Vmd. la mujerEn otro cayó Vmd. en una gravenfermedad. En otro se le huyó un criadcon cincuenta pesos, que le había dadpara emplear en una Feria.

2. Son muchísimos, a la verdad, lohombres que fundan reglas sobre lacasualidades; pero estaba yo muy lejo

de pensar, que Vmd. padeciese la máeve tentación de caer en este vulga

error. Hago juicio de que Vmd. tenga d

cuarenta y seis a cuarenta y ocho añode edad, tiempo que ha incluido más ddos mil y cuatrocientos Martes. Pues yapostaré cualquier cosa, a que en buen



parte de este número logró Vmd. díamuy felices, y gustosos. Pero estos no sapuntan, porque no tienen a su favor lpreocupación. Al modo que los Médicoobservan unos pocos casos, en que lcrise de la enfermedad sucede en lo

septenarios, pasando por alto muchmayor número de ellos, en que se hacsegún otra serie de números.

3. La observación del Martes comaziago pienso que es particular España; pero debajo de la generalida

de [147] reputar tales, o tales díafaustos, o infaustos, es manía muantigua, y muy repetida en el MundoRomanos, Griegos, Persas, Egipcios



Cartaginenses cayeron en este deliriopero no atribuyendo la felicidad, nfelicidad a los mismos días unos qu

otros, sino que cada Nación tenía ponfeliz aquel día, v. g. el segundo, ercero de tal, o tal mes, en que habí

padecido alguna calamidad señalada. Eel libro 4, cap. 20 de los días Genialede Alejandro podrá ver Vmd. un larg

Catálogo de los diferentes días, quales, y tales Naciones tenían po

felices, o infaustos. Sin embargo, lo

hombres de superior talentdespreciaban estas observacioneacionales. Así Lúculo emprendió l

batalla contra Tigranes en día que lo



Romanos tenían por infausto; y lo mismhizo el Cesar en su expedición a lÁfrica, correspondiendo feliz suceso. YAlejandro, amonestado por los suyosque no invadiese a los Persas en el mede Junio, porque era luctuoso para lo

Macedones, despreció la advertenciadiciendo con escarnio de ella, qumandaba que quitasen a aquel mes e

nombre de Junio, y le llamasen segundMayo.

4. La Mote le Mayer dice, que lo

Turcos tienen por día feliz el Miércoles los Españoles el Viernes. Estsegundo nunca lo he oído; pero sí el quos Italianos tienen por infausto e



Viernes, como acá se dice, que lo es eMartes.

5. Como acabo de decir a Vmd. quel común origen de reputar diferente

aciones tal, o tal día por infausto, fuhaber padecido aquel día algun

sobresaliente calamidad; es naturadesee saber, si de este principio vienenerse en España el Martes por aziago

Y yo satisfago a su presumido deseodiciendo que sí. Pero será nueva pruebde ser esta observación vanísima l

relación del infortunio, que dio ocasióa ella. Fue esta una derrota, qupadecieron los Aragoneses, Valencianos un día Martes, vencidos po



os Moros en la batalla de Lujen el añde 1276. Dos famosos HistoriadoreEspañoles son mis fiadores. El PadrMariana, y el gran Zurita. El PadrMariana, lib. [148] 14 de su Historia dEspaña, cap. 20, dice así: Al tiempo qu

el Rey (Don Jaime) estaba el Játiva, losuyos fueron destrozados en Lujen. Eestrago fue tal, y la matanza, que desd

entonces comenzó el Vulgo a llamaaquel día, que era Martes, de maagüero, y aziago.

6. Zurita, lib. 3 de sus Anales, cap100, refiere el caso de esta suertelegaron a Lujen los nuestros muy

cansados, y fatigados del grande calo



que hacía, y a vista de Lujedescubrieron los enemigos, que eraquinientos de a caballo, y tres mil de

ie, y tuvieron con ellos una muy bravbatalla, y fueron los nuestros vencidos murieron Don García Ortiz d

zagra, y un hijo de D. BernardGuillén de Entenza, y tanta gente dcaballo, y de pie de Játiva, que qued

aquella Villa por este destrozo muyerma, y por esta causa, segúarsilio escribe, se decía aún en s

iempo por los de Játiva el Marteaziago.7. Dos reflexiones ocurren aquí, qu

hacen visible la suma inadvertencia d



os que sobre este suceso fundaron lobservación de ser aziago el Martes. Lprimera es, que el estrago, qupadecieron los Cristianos en estocasión, fue levísimo en comparaciódel que ejecutaron en ellos los Moros e

a funesta batalla de Guadalete, en qufue destrozado un Ejército de cien mihombres, mandado por el Rey Do

Rodrigo, cuando la gente vencida eLujen verosímilmente no pasaríacuando más, de cinco mil hombres, pue

os enemigos no pasaban de tres mil quinientos. Pues si en aquel gradestrozo no se observó el día de lsemana, en que acaeció, para declararl



aziago, cosa ridícula fue observar estotro.

8. La segunda es, que aquel daño fuparticular de Aragoneses, y Valencianosno común a todos los Españoles, siendentonces la Corona de Aragón Rein

aparte, de quien en ninguna manerdependía el resto de España. Acontrario, la batalla de Guadalete fu

funesta, y funestísima a la NacióEspañola. Permítase, puesgraciosamente, que en Aragón,

Valencia tengan por aziago el MartesMas si en toda España se debiesobservar algún [149] día como tal, seríaquel en que se dio la batalla d



Guadalete, a que se añade; que loAutores de esa observación fueroúnicamente los vecinos de Játiva, poos muchos de aquel Pueblo, qu

perecieron en aquel combate. ¿Pues qucosa más irracional, que mirar algún dí

como aziago para toda la Naciónporque fue funesto para un Pueblparticular?

9. Y observo aquí de paso, que salgún día de la semana se debiese notacomo funesto para Játiva, con much

más razón se notaría el Jueves, que eMartes. Diré a Vmd. el por qué. A 25 dMayo del año de 1707, después de usitio fuertemente resistido de parte d



os sitiados, entró a viva fuerza en Játivel Caballero d’Asfelt, Comandante das Tropas de España, y Francia en e

Reino de Valencia, a que, después dlevar al Soldado a filo de cuchill

cuanto encontró, se siguió la tota

desolación de aquel Pueblo, que fuenteramente arrasado, a excepción das Iglesias, y pocas casas de alguno

particulares, que se mantuvieron fielesCayó aquel año el día 25 de Mayo eJueves. ¡Cuánto más calamitoso fue est

Jueves, que aquel Martes!10. Pero lo peor, señor mío, no esten que esta observación es falsa, sinque sobre esto es supersticiosa; y l



mismo digo de la observación de otrcualquiera día, o de la semana, o deaño, como fausto, o como infausto, asimismo como apto, o inepto para qualguna operación, o diligencia tengbuen efecto, o como significante d

algún suceso futuro. Este es el senticomún de los Teólogos Morales, aunquen orden a una, u otra particularidad n

están todos convenidos. Yo sobre estpunto enteramente suscribo a ladecisiones del P. Martín Delrio, lib. 3

Disquisit. Magic. p. 2, q. 4, sect. 6. Asdigo con él, que es supersticiosobservar qué tiempo, v. g. si lluvioso, sereno, hizo en los días de San Vicente



San Urbano, y de la Conversión de SaPablo, para colegir de ahí si la cosechserá buena, o mala. Leandro, apuGobat , de Superstitione, sect. 2, n. 953pretende absolver esta observació150] supersticiosa. Verdaderamente s

ésta no lo es, ninguna lo será; porque evisible la inconexión de la buena, mala cosecha con el temporal que s

notó aquellos tres días.11. Igualmente supersticiosa es l

observación, que reina, según se me h

escrito, en muchos lugares de Castilla dos tres primeros de Febreropretendiendo el Vulgo, que en aquellores días se cuaja el granizo, que en e



discurso del año ha de dañar los frutosY para precaución; esto es, parestorbar la coagulación del granizousan, como de remedio, de la pulsacióde las campanas. Digo que estobservación es igualmente supersticiosa

que la pasada; pero más ridícula, porqusupone la coagulación del granizanterior días, y meses a su precipitació

sobre la tierra, como si pudiese estanaturalmente suspendido tanto tiempo eel aire.

12. Digo lo segundo con el P. Delrioque es superstición coger tales, o talehierbas el día, o noche de San Juan, ea creencia de que cogidas entonce



endrán virtud natural más eficaz, que eotro cualquier tiempo. Vi en cierto Paísque cuando había truenos, quemabahierbas cogidas en la noche de San Juanpretendiendo disipar el nublado coaquel sahumerio. De la misma harina e

ngerir los árboles el día de lAnunciación: sangrar los caballos el díde San Esteban: cortarse las uñas lo

Viernes, o los Sábados, y otraobservaciones semejantes, las cualesdice el mismo Autor, bien lejos de se

obsequiosas a aquellas festividadesantes las infaman, y deshonran: Festa siotius inhonorant, quam colunt .

13. Es verdad que añade, que no s



atreve a condenar a los que adscribieseos buenos efectos de estas prácticas a

mérito, y protección de los Santos, quse celebran en aquellos días: Noauderem eos damnare. Mas para msiempre es sospechoso, que sólo par

una cosa determinada, y sólo en dídeterminado fíen en el mérito de loSantos. Los devotos del Proto-Marti

San Esteban podrán valerse de sntercesión con Dios para cualquier cos

útil, y honesta, [151] y no precisament

para una operación tan mecánica, y sucicomo es sangrar los caballos; y podrámplorar su protección, no sólo el día d

su fiesta, mas en otro cualquiera; aunqu



no niego, que más excitada la devocióen su festividad pueda ser más eficazPero si la devoción es buena, o malaesto es, falsa, o verdadera, se ha dcolegir de las circunstancias: Non bondevotio, dice el P. Delrio, quae cum

scandalo conjuncta, quae meritsuspecta, quae anilis, quae singularisquae nullo Ecclesiae, vel traditioni

munita suffragio. Por esta regla (que emuy segura) toda devoción, que tengalguna apariencia de disonante,

ridícula, y por otra parte no estuvierapoyada por la Iglesia, o por tradicióegítima, se debe condenar com

supersticiosa.



14. El P. Gobat, ubi supraustísimamente se lastima de que mucho

Católicos con tales prácticasupersticiosas dan ocasión, o pretexto os Herejes para hacer burla de nuestr

Religión: Vere multi Catolici praeben

a Catolicis ansam subsannandi nostraeligionem, atque abhorrendi ab ea

dum vacant, & mordicus quidem

superstitiosis quibusdam actionibusañadiendo, que están los Prelados de laglesias obligados a poner remedio e

ello, como lo hizo el Obispo dRatisbona Sebastián Henichio, varón dgran prudencia, y celo, en un caso, dque fue testigo el mismo P. Goba



Practicaban los rústicos de una Aldeadistante tres leguas de Ratisbonasumergir en una fuente, o lago la Imagede San Urbano, para alcanzar de estmodo por su intercesión lluvia cuando lnecesitaban. Diose noticia al seño

Obispo de que los Luteranos dRatisbona hacían mofa de esta prácticaratándola de ridícula, y supersticiosa

Conoció el Obispo, que los Luteranoenían razón, y la prohibió severament

para en adelante.

15. Este ejemplo pueden tenepresente ciertos Escritores (o mejor dirEscribientes) ignorantes, y rudos dnuestra Península, que cuando articulan



o escriben los Herejes condenan poherejía, o por lo menos comsospechoso de ella, extendiendmalignamente la censura a [152materias las más inconexas con lReligión. Perteneciente a la Religión er

a nota que ponían los Luteranos dRatisbona a aquella práctica rústicaCon todo, el Prelado condenó ést

aprobando, o confirmando el dictamede los Luteranos; porque la ReligióCatólica ama la verdad en cualquier

parte que la encuentra, y no el celmprudente, y ciego, que casi siempre eacompañado de tema, y ojeriza. Pero lmás intolerable es, que estos burdo



Aristarcos, porque no se haga patente odos su ignorancia con las luces d

Crítica, Filosofía, Matemática, y aún dHistoria Sagrada, y Profana, que nocomunican varios doctos Extranjerosbuenos Autores, y buenos Católicos, aú

sobre éstos pretenden arrojar la nota dsospechos, sin más título, que el de seExtranjeros. Injuria tan grave, que s

gnoran su fealdad, podemos colegirque no están mucho más adelantados eTeología, que en Filosofía. Dejand

aparte, que esto es usurpar en algunmanera la jurisdicción de aquel SagradTribunal, a quien únicamente competechar tales fallos.



Carta XIV

Sobre las traducciones de lasObras del Autor en otros

Idiomas

1. Muy Señor mío: Gustoso, agradecido recibo la norabuena con quV.S. me favorece del curso, y aceptacióque han logrado mis Escritos; pues n

puedo negar, que ésta ha sido bastante, respectivamente a su mérito muexcesiva. Mas eso de que el Teatr

Crítico esté traducido en todas la



enguas vivas de Europa, aunque a mioídos tal vez llegó alguna voz vaga deso mismo, creo que carece dfundamento. Y pues V.S. desea saber lque he alcanzado en esta materia, digoque apenas tengo certeza [153] de otra

raducciones, que las que hay en lenguFrancesa, e Italiana; y ni aun sé si algunde éstas está concluida. La Francesa s

hace en París, y se vende en la Oficinde Pepro Clemente, Mercader de LibrosEmpezóse el año de cuarenta y dos. L

que tiene de particular esta traduccióes, que el Traductor no ata en cuerpo dibro los Discursos pertenecientes

cada Tomo; sí que luego que se imprim



cada Discurso suelto, lo echa aPúblico, en que pienso lo haya acertadpara su interés. A mi mano sólo halegado los diez y seis Discursos de

primer Tomo, y los tres primeros desegundo, que me remitió el año de 4

Mr. Boyer, Médico del ReCristianísimo, con quien he tenidalguna correspondencia. Esta traducció

está en un todo defectuosísima; de modoque parece que el Traductor sabe mumal la lengua Española, y nada bien l

Francesa. Sin embargo, poco ha supeque corre con felicidad.2. En Italia se están haciendo a u

iempo tres traducciones: una en Roma



otra en Nápoles, y otra en Venecia. De lde Nápoles me dio noticia el mismTraductor habrá como cuatro añosEmpezó la traducción, según él mavisó, por el cuarto Tomo, sin que mexplicase el motivo que tuvo para est

nversión, que en efecto envuelve algde deformidad. De la de Venecia sólsé, porque se lo dijo en Madrid el añ

de 40 el Señor Marqués de Santa Crudel Viso a mi Compañero el PadrMaestro Fr. José Pérez Catedrático d

Vísperas de Teología de estUniversidad de Oviedo. Y habiendanto tiempo que esta traducción empez

a salir a luz, es verisímil que hoy est



oda fuera de la prensa.3. La traducción Romana fue la má

ardía, porque empezó el año de 44, con todo ésta es la única que llegó a mmano. Sólo tengo el primer Tomo. ETraductor es el Abad Marco Antoni

Franconi, Académico de la Arcadia dRoma. Está estampado en la Oficina dos Hermanos Pagliarinis, Impresores,

Mercaderes de Libros. Nada se omitien esta impresión para hacerla hermosaEs excelente [154] el papel, y bella l

etra, con amplia margen, y buenencuadernación. La lástima es, que en lmás que importaba, que es la fidelidade la traducción, no hubo el mism



cuidado, o no pudo haberle. En efectoaunque se debe suponer, que eTraductor, siendo de la AcademiArcadia, posee con perfección la lengutaliana, está algo lejos de llegar a est

grado en la Española. Así en alguna

partes falta la significación propria de lvoz, o el sentido genuino de la cláusulaEn Roma sólo se notó, que la traducció

era seca, según escribió el Coronel DoRodrigo de Peral, que estaba a la sazóalojado a siete leguas de distancia d

Roma, y a quien poco después debí efavor de remitirme el Libro, y el davisarme, que para la traducción desegundo Tomo, y siguientes se había



aplicado manos más hábiles: lo que yentiendo de que el Abad Franconi shaya asociado algún sujeto muy versaden los dos idiomas, Italiano, y Españopues dicho Abad en el Prólogo prometcontinuar la traducción de todas mi

Obras: Doppo l’ottavo Tomocompimento del Teatro Critico, vidara versione del primo Tomo dell

ettere Erudite, sperando di poter vresentare anche il secondo.

4. Sobre cuyas palabras advierto

V.S. que este Traductor llama al octavTomo complemento del Teatro Crítico, causa de que aunque en el original eTeatro, entrando el Suplemento, s



compone de nueve Tomos, en estversión Italiana no tiene más que ochoEs el caso, que fue el Traductoesparciendo, y acomodando en lougares respectivos las adiciones,

correcciones de que se compone e

Suplemento, colocando al fin de cadDiscurso las correspondientes a aqueDiscurso, en que no puedo menos d

aplaudir, y agradecer su idea.5. Dije arriba, que apenas teng

certeza de otras traducciones, que la

expresadas; porque aunque se me dinoticia de la traducción Alemana, no ssi le dé entero asenso. Esta me vino pomedio de Don José Gartia Tuñón



Capellán del Ilustrísimo Señor Nuncide España; y a éste por un RomanoOficial de la Nunciatura, que le [155aseguró, que el Eminentísimo CardenaBezzozi tenía el Teatro Crítico en lenguAlemana. Si hay esta traducción, e

verisímil que sea Autor de ella el Baróde Schomberg, residente en Dresdeporque este docto Caballero ha trece,

catorce años pidió a un corresponsasuyo Español un resumen de mi vidacon las circunstancias de nacimiento

patria, nombres, y calidad de mipadres, edad, tiempo en que recibí esanto Hábito, estudios, empleos, honores que tuve en la Religión, &c. l



cual no veo para qué pudiese ser, sinpara estampar estas noticias en la frentde alguna traducción de mis Obras.

6. De Inglaterra sólo sé, que años hentró allá el Teatro Crítico. Esto mconsta por Carta de un Inglés, que ni s

cómo se llama, porque no firmaba, ncómo introdujo el pliego en el Correo dMadrid. El asunto de dicha Carta e

digno de que V.S. y otros lo sepanporque fue corrección de un yerro míoHabía yo escrito en el Tom. 4, Disc. 12

§. 25, que el arte de la escriturcompendiosa, aquella digo, quprocediendo por breves notasignificativas de dicciones enteras



seguía con la pluma el rápidmovimiento de la lengua, conocida, usada de los Antiguos, no ha llegado nuestros tiempos. Advirtióme, pues, eAnónimo Inglés, que yo estaba muengañado en esto, porque dicha art

vive, y es muy practicada en Inglaterrade la cual me nombraba los Maestromás famosos, que la enseñan allí, y aú

ponía una especie de ensayo, o muestrde ella en la Carta. Después que lrecibí, que habrá cuatro años, poco más

o menos, ví confirmada la misma noticien el Diccionario Crítico de PedrBayle, Tom. 3, pág. 2410, donddespués de hablar del uso que hacían lo



Antiguos de las notas de abreviaciónañade: Este arte es conocido, y

racticado hoy en Inglaterra mejor quen algún otro Lugar del Mundo. Estapalabras a la verdad suenan, que no sólen Inglaterra se practica este arte, ma

ambién en otras tierras, aunque no cogual perfección; pero yo creo, que l

más a que se puede extender s

significación es, que en otra Regionesólo uno, u otro [156] particular se haydado a este estudio; pero no que hay

Maestros destinados a su enseñanzacomo en la Gran Bretaña: y sin eauxilio de la escuela, cuanto puedavanzarse un particular será poquísim



cosa.7. El citado Anónimo me añadía, qu

este arte cada día se va perfeccionandmás, y más en Inglaterra. Y no serímaravilla, atenta la valentía del geninglés, que se adelante, o esté ya má

adelantado en Londres, que lo estuvo ea antigua Roma.

8. Finalmente, como respecto de la

aciones, con quienes guerreamos, vueltas del Político, tenemos impedidel comercio Literario, no es fácil sabe

o que pasa en Alemania, InglaterraPolonia, &c. en orden a las traduccionede mis Obras. A que puede V.S. añadio poco, o nada que yo cuido de adquiri



ales noticias. Nuestro Señor guarde V.S. muchos años, &c.



Carta XV

Contra la pretendida multitudde Hechiceros

1. Muy Señor mío: Muy trasnochadviene ya la reconvención, que Vmd. m

hace, sobre lo que en el Discurso quintdel segundo Tomo del Teatro Críticdije sobre la raridad de hechiceros

Pero ya veo que esta tardanza pendió dque hasta ahora no tenía los materialesque hoy me presenta como objeció

contra lo que afirmé en el lugar citado



¿Y qué materiales son éstos? Lhechicera de una Aldea del Tirol, y eMágico de Ingolstad, de que le dinoticia un Viajero, que Vmd. no nombracontentándose con decir, que es uMilitar muy entendido. Norabuena qu

o sea. ¿Y qué? ¿No hay Militares mu157] entendidos, que cuentan senda

patrañas? Señor mío, como no so

amigo de insinuar por rodeos lo qupuedo explicar por atajos, resueltamentdigo, que tanto creo el vuelo de l

hechicera, y la burla que hizo él aMágico Viandante de desaparecerle loplatos de la mesa, con lo demás que mrefiere de uno, y otro, como la



aventuras de Amadis de Gaula, y de DoBelianis de Grecia.

2. Ni lo que Vmd. añade, compreviniendo de antemano mi disensoque aquellos prodigios son posibleshace alguna fuerza. Sí señor, posible

son. ¿Pero estoy yo obligado a creecomo existente todo lo que es posibleEn ninguna manera. Posible es sin duda

que Dios haya colocado algunohabitadores en la Luna, y otros PlanetasCon todo, apostaré algo de bueno a qu

Vmd. no cree existentes talehabitadores, como yo tampoco los creoLo posible no coincide con lo verisímilantes discrepa infinito uno de otro. Tod



o que es extraordinario, por posible qusea, tiene otros tantos grados dncreíble, cuantos tiene d

extraordinario. Esto se entiendprescindiendo de los testimonios que lapoyan, los cuales pueden ser ta

fuertes, que obliguen a creer lo que siese apoyo sería imposible. Sobre qupuede Vmd. leer lo que he escrito en e

Discurso de la Regla Matemática de le Humana, que es el primero de

quinto Tomo del Teatro Crítico. ¿Y qu

autoridad tiene para calificar aquelloprodigios mágicos un Viandante, sin otrcarácter, que el que Vmd. le da (acasgraciosamente) de un Militar mu



entendido? Mas doy que sea verdad todo que dijo el Viandante. No veo que es

pueda servir mucho al intento de Vmdpues yo no niego, que haya hechicerossólo digo que éstos son rarísimos; y eque sean muchos no se prueba con do

solos que se cuentan allá de lejaierras.

3. Hágome cargo de que ya Vmd

preocupó esta solución, agregando a loprodigios, que refirió su Viajero, otromuchos, (aunque sin especificarlos) qu

estifican varias relaciones escritas pootros Viajeros, (que tampoco [158nombra) especialmente algunos que haperegrinado, ya por los Paíse



Orientales, ya por la América.4. Lo primero, señor mío, Estrabó

dijo, que todos los Viajeros somentirosos en el asunto de sus viajes. Yveo que esto es mucho decir. Mas no spuede negar, que, por lo común, est

género de gente claudica bastantementpor este camino. Hacerse un hombrespectable, y grato en la

conversaciones, refiriendo de lejaierras cosas singulares, que lo

circunstantes no han visto, ni oído, d

una gran satisfacción a su amor proprioMucho más si son sucesos prodigiosoos que refiere. Ya lo he escrito más d

una vez, que hombres, por otra part



nada embusteros, suelen caer en lentación de fingir, que vieron tal, o cua

portento, por complacerse en ladmiración de los oyentes; como quésta es en alguna manera reflexiva sobrsus proprias personas. Se puede decir

que es menester una veracidad heroicpara no rendirse a este género de alhagoSobre todo, cosas de hechicerías,

encantamientos hechizan, y encantan aque habla, y al que oye. De aquí vieneantos cuentos Mágicos, que primero s

esparcieron en las Plazas, y despuéspor beneficio de la Imprenta, subieron as Bibliotecas.

5. Lo segundo, contra lo que afirma



esos Viajeros de las muchas hechiceríade Países remotos está el silencio dotros, que anduvieron las mismaierras, y refieren lo que observaron e

ellas, sin hablar palabra de hechiceroso hechiceras; lo que no dejarían d

hacer, si los hubieran hallado, por seesto cosa que excita, y lisonjea más lcuriosidad, que todo lo demás qu

refieren.6. Lo tercero, lo que por la mayo

parte se infiere de las relaciones de eso

Viajeros no es que haya los muchohechiceros, de que hacen mención; sinque los bárbaros de aquellos Países, loienen por tales, en que es facilísim



sean engañados: pues aun los pobrepaisanos de por acá, con ser muchmenos estúpidos, lo son muchas veceseniendo por hechiceros a lo

embusteros, que quieren [159persuadirlos que lo son. De vario

Países, se sabe positivamente pobuenos Autores, que los que creen eellos ser hechiceros, no son otra cosa

que unos bribones, que se hacen temer, respetar con ese embuste.

7. Ya en otra parte cité al Padre d

Halde, de la Compañía de Jesús, que eel Tomo 3. de su grande Historia de lChina es de este sentir en orden a lohechiceros de aquella Región. El Padr



Charlevoix, de la misma Compañíaviene a decir lo mismo de los del Japóen el Tomo primero de la Historia daquel Imperio, cap. 11. Lo propriasienta el Geógrafo Martiniere de loroqueses, Nación de la Améric

Septentrional, en el Tomo 4, part. 2. pág149.

8. Pero el testimonio más decisiv

en esta materia es el del ReverendísimPadre Maestro José Gumilla, de lmisma Compañía, Autor de la bell

Obra del Orinoco Ilustrado, dada a luen dos Tomos este año próximo de 1745Digo que es el testimonio más decisivpor varias circunstancias. La primera es



que habla de lo que vio, y observó posí mismo en los muchos años que ejerciel sagrado ministerio de Misionero evarios Países de la América MeridionalLa segunda, que los oficios que obtuvde Superior de las Misiones de

Orinoco, Meta, y Casanare, Provinciadel Nuevo Reino de Granada, y el quhoy ejerce de Procurador a entramba

Curias por dichas Misiones, Provincia, constituyen un testigo musuperior a toda excepción. La tercera,

principalísima es, que sus mismoEscritos hacen visible, que es dotado duna justa crítica, y de conocidveracidad.



9. Vea, pues, Vmd. ahora lo que estsujeto en el libro 1. de su Orinoclustrado, cap. 10, donde habla de lación de los Aruacas, siente de lo

hechiceros Americanos. Estos Indiosdice, son los más diestros, y aun cre

que son los inventores de la Maracaque se ha introducido también en otra

aciones; y se reduce a un embustero

que se introduce a Médico: hace creea los Indios, que habla con el [160demonio, y por su medio sabe si ha d

morir, o no el enfermo. Para estaconsultas tienen sus casitas apartadasero a vista de las poblaciones; y

encerrados en ellas los Médicos, s



asan toda la noche gritando, y sidejar dormir a nadie, así por los gritoscomo por la Maraca, que es ucalabazo con mucho número d

iedrecillas adentro, con que hacen uiero, e incesante ruido: grita y

regunta al demonio el Piache; (aslaman a los tales Médicos) y cuand

se le antoja muda de voz, y finge la

respuestas del Demonio. Digo quinge, porque ya está averiguado, quodo es una pura mentira, y un engaño

hurto manifiesto lo que cobra por srabajo después que muere el enfermo es todo lo mejor del difunto, menos l

que la pobre viuda puede esconder. Y



muy poco después: Así entre estondios Aruacas, como en las demáaciones del Orinoco, y Río Meta, n

hallé señal alguna probable de que saparezca el demonio a los tales. Y algmás abajo refiere, cómo un Flamenco

lamado Francisco Eglin, con astucisorprehendió en la trampa de su fingiddemonio a un Piache, con lo cua

confesó de plano el Indio, su flaqueza el embuste con que engañaba a londios, para ganar de comer. Vea Vmd

en lo que paran esos Piaches Mágicosde que algunos de nuestros Viajeros noaseguran hay tanto número en lAmérica.



10. Es verdad que en la misma partapunta un caso particular, en que pareceque el demonio con voz sensiblprocuraba retraer a unos Indios deánimo en que estaban de hacersCristianos. Pero las señas que da, so

compatibles con que esto fuese trampde otro Indio. Fuera de que yo no niegoque en uno, u otro caso raro el demoni

se aparezca a sus Idólatras.11. Hágome cargo de que uno, u otr

Misionero, de cuya veracidad, e

atención a su Apostólica vida, no spuede dudar, sin hacerles grave injuriadan por sentado en sus relaciones habemuchos hechiceros en los Paíse



Gentílicos, donde ejercieron su sagradministerio. Pero respondo lo primeroque la mayor parte de lo que dicen [161es puramente de oídas. Respondo lsegundo, que aunque no se puede dudade su veracidad, se puede, y aun deb

dudar si tenían la sagacidad, aplicación necesarias para discernientre la realidad, y el embuste; porqu

son infinitas las invenciones que hapara fingir operaciones Mágicas, algunas tan solapadas, que imponen

os más advertidos.12. El Padre Gaspar Scoto, en sMagia Natural, cuenta de un profesor duegos de manos, que a todo el Puebl



Romano persuadió, que era Mágico; y sa él no le fuese preciso, para evitar ecastigo, descubrir la superchería de quhabía usado, hasta hoy estarían allí eaquella creencia.

13. Gayot de Pitaval, en el Tom

sexto de sus Causas célebres, cuentaque en París una mujer, llamada lVoisin, fue tenida de aquel gran Puebl

por hechicera insigne; y refiere loartificios de que usaba para vender unespada, que por encanto hacía vencedo

de todos al que usaba de ella: para hacecreer, que sabía los secretos más íntimode todas las familias: para representaen la agua de un barreño la figur



propria del ladrón, que había hurtadunos dineros: para imitar truenos, relámpagos, &c.

14. Mr. de Segrais, en suAnécdotas, refiere cosas semejantes deAbad Brigalier. Este expendió cuarent

mil escudos por hacerse Mágico; y npudiendo conseguirlo, se aplicó persuadir, que lo era, lo que logró co

varias sutilezas. En el Autor citado spuede ver cómo fingió la resurreccióde un pajarillo realmente muerto: l

mudanza repentina del color rojo de unpieza de tela en verde: la transformacióde un pollo de gallina en pavo; y en fina aparición del diablo: pero esta últim



lusión fue funesta para muchos. Emodo con que se condujo en ella fue esiguiente.

15. Formó en una pared de su casun nicho, o seno capaz de ocultar en éun hombre, poniendo delante una pintur

del diablo. Hecho esto, para hacer epapel de tal, [162] echó mano de upobre de la peor figura que pud

encontrar; al cual, después de bieiznado el rostro, y revestido de otra

circunstancias, que esforzasen l

representación, colocó en el nichopreviniéndole, que cuando pronunciasales palabras, tirando la efigie de

diablo al suelo, saltase al pavimento d



a cuadra, y corriendo sin detenerspasase a otra inmediata, que estabobscura. Fueron muchos los curiosoque concurrieron a ver cómo el AbaBrigalier desempeñaba la promesa, quhabía hecho de mostrarles el diablo,

después de practicadas por el Abadelante de todos, algunas ceremoniasque tenían el aire de mágicas, se ejecut

a ilusión en la forma insinuada; de quresultó la fractura de muchas piernas, brazos, porque aterrados todos lo

circunstantes, hubo algunos que sarrojaron por las ventanas.16. Pitaval en el lugar citado arrib

dice, que la Voisin jugó la mism



nvención en París; pero como en Leóde Francia fue costosa para locircunstantes, en París estuvo muy cercde ser funesta para el que hacía el papede diablo. Fue el caso, que hallándosallí el famoso Duque de Luxemburgo

uno de los más resueltos Capitanes quuvo la Francia, que había gustado d

concurrir al ofrecido espectáculo

haciendo el diablo farsante, luego que sapareció, ademán de ir a embestirle parhacerle huir aterrado, el Duque le pus

delante la punta del espadín, diciéndoleonsieur diablo, si adelantáis un pasmás, os pasaré de parte a parte: coque el pobre diablo no tuvo otr



recurso, que echarse a sus pies pidiendmisericordia.

17. El mismo Pitaval, citando Bakero, refiere de un Mágico fingidoque dejó atónita la gente, quitandrepentinamente la corcoba a un hombre

que padecía esta deformidad, no máque con pasarle la mano por la espalda¿Pero qué? La corcoba era sól

aparente, y consistía en una vejigentumecida, dispuesta de modo, que couna ligera presión se deshinchaba.

18. Me opondrá acaso Vmd. que eaquellas tierras [163] bárbaras, dondnos cuentan tantas hechicerías, no soos hombres capaces de discurrir esta



sutilezas para contrahacer la MágicaPero a esto digo lo primero, que parmentir, y engañar en ninguna tierra faltahombres muy hábiles. En el libro 6 das Cartas edificantes se refiere ungeniosísimo artificio con que lo

Sacerdotes idólatras del Maduré (Paíde la India Oriental) representaban, qusu venerado Idolo lloraba a tiempos

ordenando este embuste a retraer aquellmiserable gente de abrazar la ReligióCristiana.

19. Digo lo segundo, que si loembusteros de allá no son tan sagacecomo los embusteros de acá, proporción el Vulgo de allá es más rud



que el de acá: con que menos habilidabastará para engañarlos. El Marqués dSan Aubin refiere; que el que errespetado por supremo Hechicero entros Hottentotes (Nación sumament

bárbara hacia el Cabo de Buen

Esperanza) confesó, que era mayoMágico que él un Soldado Europeo, quien vio beber un poco de agu

ardiente encendida; en que no hay mádificultad, que la de atreverse a hacerlo

20. Digo lo tercero, que ni aun ac

es menester alguna especial habilidapara engañar al Vulgo en materia dhechicerías. Añado, que ni aun pocaporque no ha menester que nadie l



engañe. El se engaña a sí mismo. Povanísimas conjeturas, y levísimaapariencias cree hechiceros, hechicerías que no hay. Trate Vmd. estmateria con los inocentes paisanos dcualquier territorio, y les oirá tanto

cuentos de hechicerías, que para severdaderos era preciso hormiguear eMundo de hechiceros, y hechiceras.

21. Es verdad, que estos cuentos poa mayor parte son mentiras, que ello

fraguan, o que oyeron a otros. Per

muchas veces sólo a su propia rudezdeben el concepto de la hechicería. Ecualquier Pueblo donde parezca uVolatín de particular agilidad, o u



Jugador de manos de algo especiadestreza: en fin, el que haga cualquie164] cosa insólita, y en alguna maner

admirable, juzga el Vulgo, que procedde pacto con el demonio.

22. Y entienda Vmd. que aquí debaj

del nombre de Vulgo comprehendo npocas brillantes pelucas, no pocovenerables bonetes, no pocas reverenda

capillas. Habrá como treinta y seis añosque algunos Maestros, y Doctores dcierta Universidad tuvieron po

hechicero a un tunante Francés, qumitaba con gran propriedad las vocede veinte y cuatro pájaros. Y habrcomo catorce, que haciendo su



habilidades en esta Celda, en que estoescribiendo, un Italiano muy diestro euegos de manos, tuvimos bastantrabajo en quitar de la cabeza a u

Lector de Teología, que concurrió, eque ejecutaba algunas cosas en virtud d

pacto.23. Por conclusión, Señor mío, en l

que todos debemos convenir es, qu

hubo, y hay Hechiceros, perpoquísimos; y aun ésos con un podemuy limitado: ya porque Dios por s

bondad no permite al demonio que pasde tales, o tales límites; ya porque edemonio por su malicia rehusa a susiervos, aun aquellas comodidade



emporales, que por medio de la Magipodrían adquirir. Mas esta reflexión mda motivo, y ofrece materia para otrCarta, que remitiré a Vmd. cuanto antepueda. Entretanto ruego a nuestro Señoguarde a Vmd. muchos años, &c.



Carta XVI

Sobre cierta lesión de la vistade un Caballero.

En respuesta a la madre del paciente,que había escrito al Autor, enviándole l

consulta, que le hacían dos Médicos, posi hallaba algún remedio al accidente.

Donde se advierte, que como la

respuesta a la señora es ordenada a quela vean los Médicos consultantes, no

debe extrañar el Lector los textos

Latinos, y noticias Físicas, Anatómicas



y Matemáticas que hay en ella.

1. Muy Señora mía: Con gran dolor heído la de Vmd. y la consulta que l

acompaña de los Señores Doctores N.

.; porque juzgo el defecto que su hijde Vmd. contrajo en la vista, de resultde estar mirando al Sol de hito en hit

argo rato, de muy difícil, y acaso dmposible curación. Esa nieblecit

blanca, que le impide la inspección d

aquella parte del objeto, que quiermirar directamente, proviene sin dudacomo esos señores Doctores discurremuy bien, de la lesión que los rayo



solares hicieron en la retina; a quañado, que no en toda ella sí sólo en sparte central, o en el medio, dondermina el nervio óptico, que es el siti

en que hicieron impresión los rayos deSol; digo la impresión más viva,

eficaz; lo que es general a los rayovisuales de cualquier objeto, que vienepor el exóptico; esto es, por aquell

ínea, que, [166] saliendo del objeto, sconsidera encaminarse por el centro, medio de los tres humores del oj

perpendicular a ellos, y se termina en ecentro de la retina. De aquí es, que epaciente ve los objetos, que mira, algateralmente; porque los rayos visuale



de estos no vienen por el eje óptico, nse terminan en el centro de la retinasino con algún desvío.

2. El Padre Claudio FranciscDechales, lib. 1. Opticae, proposit. 30cuyo título es, de oculorum

suffusionibus, muscis, & aliihuiusmodi, toca, aunque muy de paso, generalísimamente el caso de nuestr

enfermo, atribuyendo el daño a la retinapor estas palabras: Hoc accidit his, quSolem intuiti sunt, qui propterea i

obiectis singulis Solem vident, eo quoretina fuerit vulnerata.3. ¿Pero qué lesión es la que recib

en este caso la retina? Resueltament



afirmo que es una alteración constantde su textura, que viene a secontinuación de aquella misma qupadeció al recibir los rayos Solaresaunque algo debilitada; y por esrepresenta siempre el Sol, aunque débi

confusamente. Esto se entenderclaramente con un experimento muy fácide hacer, y que yo hice algunas veces. S

el que miró por un rato un objetuminoso, o muy iluminado, cierra luegos ojos por algún espacio de tiempo

v.g. cuatro, o cinco credos, le parece veaquel mismo objeto, aunque débil, confusamente. Puede hacerse estexperiencia con la luz de una candela a



iempo de acostarse, y de día con unvidriera iluminada al Sol: una, y otrhice algunas veces; pero en la vidrierse hace con mayor evidencia, porqudespués de cerrados los ojos, srepresenta con la división de todos su

cuarterones, y las listas de plomo quos dividen.

4. Esto prueba, a mi parecer

nvenciblemente que dura por algún raten la retina aquella preternatural texturaque produjo en ella la impresión viv

del objeto, y por la cual se representa¿Mas por qué no permanece por máiempo aquella textura preternatural

Porque las fibras por su fuerza elástic



se van restituyendo a su positura natura167] y así como poco a poco se va

restituyendo, al mismo paso se vdesvaneciendo la imagen del objetohasta que, lograda enteramente la texturnativa, se desaparece enteramente l

magen.5. Esto sucede cuando el objeto n

es muy intensamente luminoso, o es poc

el tiempo en que se mira. Mas como luz del Sol es extremamente viva,

proporción es su acción mucho má

eficaz, que la de otro cualquier objetuminoso, o iluminado: con querecibida en la retina por algún tiempconsiderable, es natural, que induciend



en sus fibras una corrugación, crispatura fuerte, extinga, o deje siejercicio la fuerza elástica de ellas; demismo modo que hace el mismo efectde crispar, o currugar el fuego ecualquier cuerpo flexible, y fibroso; v.g

un pergamino que reciba su acción mude cerca, y por algún tiempconsiderable. Donde advierto, que ést

no es caso símil, sino el mismo, porquel Sol es realmente fuego, y su acción erigurosamente ígnea, como se ve en lo

espejos ustorios; y lo que hace en loespejos ustorios, hace, aunque no coanta fuerza, en los ojos; o hacen lo

ojos, respecto del Sol, lo mismo que lo



espejos ustorios convexos; esto es, pomedio de la refracción, que padecen eos tres humores de que constan, unir su

rayos en el centro de la retina. De modque el ojo es en realidad un espejustórico convexo.

6. Siendo tal la lesión, que padecien los ojos el paciente, me parece a mnaturalísima la mala secuela que tuvo l

aplicación de la aguardiente, rudaeufrasia, y nuez moscada; o por mejodecir, la mala secuela, que resultó d

empeorar el paciente con la aplicacióde estos remedios, es nueva prueba dque la lesión, que padeció en los ojoses la misma que yo he afirmado; porqu



remedios ardientes, y aromáticos quhabían de hacer, sino aumentar lcrispatura, y rigidez de las fibras de lretina. Parece ser se había de tomar erumbo diametralmente contrario; esto esaplicar humectantes, y emolientes. ¿Per

acuso yo en esto de impericia aMédico, que usó de aquellos [168remedios? En ninguna manera. Por lo

principios de la Medicina, que estudióes natural que no pensase en otra cosque en lo que hizo. En nuestras Aulas d

Física, y Medicina todo se atribuye cualidades, sin acordarse jamás de lconstitución mecánicas de las variapartes de cuerpo animado, ni de la



alteraciones, que en esa constituciómecánica pueden inducir varias causasPero en nuestro caso más es menesteque la noticia del mecanismo de lapartes. Es el caso, que muchas de laesiones de los ojos piden para s

conocimiento, y curación la pericia eotra facultad distinta de la Medicinaque es una de las Matemáticas, llamad

Optica. Por esto en otras Naciones, quabundan de Artífices para todo, tieneMédicos especiales para la

enfermedades de los ojos, que por esse llaman Oculistas; a ellos remiten loMédicos comunes a cualquiera que loconsulta sobre afectos oculares;



cuando no lo hacen, suelen caer enotables errores.

7. El Padre Dechales, en el lugar quhe citado arriba, refiere como para lcuración de un Jesuita de su Colegioque empezaba a padecer cierto defect

en la vista, fueron llamados unoMédicos bastantemente doctos consulta, a la cual asistió también e

mismo Padre Dechales, qucomprehendió claramente la esencia dedefecto, y su causa; pero los Médico

ban mil leguas de allí. Con todo lodisculpa, porque su error consistía, nen ignorancia de la Medicina, sino de lOptica: Cum ex suis tantum principii



oquerentur, nec Opticas rationeadvocarent, mirum quantum in realioquin facili, hallucinabantur.

8. Lo proprio digo yo, Señora, deMédico que tentó la curación del hijo dVmd. Supongolo muy docto en s

facultad; pero a su facultad, le faltmucho para alcanzar, no digo sólo a lcuración, mas aun al conocimiento de

mal, por falta del indispensable auxilide la Optica. Y aun añado, que enuestro caso era también necesari

cierta dosis de Física experimentacomo verán estos señores Doctores quentra en la explicación, que hice arribadel afecto que padece ese Caballerito,



de su causa. Y tampoco [169] esa Físicexperimental se enseña, por lo común, o menos en las Escuelas de España.

9. Tengo noticia de que hoy se hallen Santiago de Galicia un OculistExtranjero muy perito en su arte. Y s

salió ya de Santiago, sería para la dLisboa, de donde me dicen está llamadoMi dictamen, pues, es, que se l

consulte, remitiéndole copia de estCarta mía. En un Lugar tan populoso, de tanto comercio como ése, no faltará

quienes tengan alguna correspondencien Lisboa, y en Santiago. La lesión dvista, que padece el hijo de Vmd. npide, ni admite operación manual; y así



en caso de ser curable (lo que ydificulto mucho), por escrito podrnformar de lo que se debe hacer.

A los señores Doctores N. y NB.L.M. y a Vmd. me ofrezco con el máafectuoso rendimiento, para cuant

pueda servirla, &c.



Carta Décimo séptima

Como trata el demonio a lossuyos

1. Muy señor mío: Ofrecí a Vmd. otrCarta consiguiente en el asunto aquell

reflexión sobre la malicia diabólica, coque terminé la antecedente. Cumplahora la promesa.

2. Si en orden a la multitud, y podede los Magos se hubiese de haceconcepto por lo que un discurs

aparentemente muy bien fundado ofrec



a primera vista, nada parecería márazonable, que el juzgar que aquelloconfidentes del demonio son muchos, muy poderosos. No es dudable lardiente actividad, con que estmplacable enemigo nuestro procura l

ruina de las almas; por consiguientampoco es dudable, que pondrá e

ejecución los [170] medios más eficace

para conseguirla; y es igualmente ciertoque el medio más eficaz es brindarlacon la satisfacción de todos sus apetitos

Ahora bien. Esto puede ejecutar pomedio de la Magia; conviene a saberofreciéndoles, mediante el pactoasistirlas para el logro de todos su



deseos. Luego así lo ejecutará, ejecuta.

3. Estoy persuadido a que estdiscurso es quien fomenta la vancredulidad de tantas hechicerías, antos hechiceros; disponiendo el ánim

para dar asenso a las innumerablehistorietas, y cuentecillos que se oyen, een en este asunto, porque los qu

discurren así, se hacen esta cuenta. Edemonio puede, el demonio quiereuego lo hace. Sólo resta para estorbarl

a resistencia, que puede hallar de partde los hombres, sin cuyo consentimientodas sus diligencias sin inútiles. Per

este excepción no quita, que la cuenta



que hacen los crédulos, no salga mucabal. Es así, dirán, que econsentimiento del hombre endispensable en este tratado. Y desduego se concede, que no convendrán e

él los más; pero convendrán muchos

esto es, gran parte de aquellos, qusiendo agitados de vehementísimapasiones, no encuentran otro medio d

satisfacerlas. Y dado que éstos nconstituyan más que la milésima parte dos hombres, hartos hechiceros queda

en el mundo. Por este cálculo España locarán más de seis mil.4. Pero ve aquí que este Discurso, a

parecer tan especioso, flaquea por toda



partes. Primeramente, lo que supone epoder del demonio está muy lejos de lverdad. Podrá sin duda todo lo quargumento pretende, si Dios no le atascorto. Pero la bondad Divina tienirante la rienda a la malicia diabólica

Es el demonio un león rugiente, y ferozbestia de grandes fuerzas; pero leópuesto en cadenas. Si no fuese así

quitaría de repente la vida a todos lohombres, luego que ve que acaban dcometer algún pecado grave.

5. Lo segundo, la notoriedad dehecho manifiesta la falencia de aquecálculo, de que resultan tantos millare170] de hechiceros; pues es notorio qu



no hay tantos, ni con mucho. Todoviéramos los efectos; esto es, muchahechicerías, si fuese tan grueso enúmero de los hechiceros. Y yo por mprotesto, que ninguna vi hasta ahora. Aque añado, que eso mismo oí deci

varias veces a sujetos observadores veraces.

6. Con todo debo confesar, que est

argumento no comprende a todos locrédulos de hechicerías. Éstos sdividen en dos clases, que son lo

vulgares vulgarísimos, y losemivulgares. Los vulgares vulgarísimocreen, que todo el Mundo, sin distincióde Reinos, Naciones, y Creencias, est



leno de hechiceros; y contra éstos eeficaz el argumento propuesto. Losemivulgares distinguen, diciendo, que a verdad, entre los que adoran a

verdadero Dios hay pocos; pero en laaciones idólatras muchos. Esto es l

que se lee en varios Escritos, y a estoda fácilmente asenso la razón; siendnatural que el demonio halague,

favorezca con mucha especialidad aquellos, que mira como muy suyoscomo sus alumnos, como sus clientes;

aquellos que le doblan la rodilla, prestan el culto, que sólo se debe averdadero Dios. Con estos sus queridocontrae, mediante el pacto, la obligació



de asistirlos, de regalarlos, poniendo su arbitrio todas las comodidadeemporales, que apetecen, ya qu

después de esta vida mortal han de seeternamente infelices.

7. Este es el punto a que yo querí

raer la atención de Vmd. siendo mpretensión en esta Carta establecer, probar aquella máxima, con que conclu

a antecedente; que el demonio por smalicia rehusa a los hombres, aúaquellas comodidades temporales, qu

or medio de la Magia podríaadquirir . Esta cláusula me condujo aasunto de esta Carta, en que haré verque los que se imaginan que el demoni



procura a los Idólatras una viddeliciosa, con la satisfacción de todasus pasiones, y apetitos, ni conocen ademonio, ni conocen al Mundo. Nconocen al demonio, porque lpropensión violenta de esta maldit

criatura [172] es hacer a los hombrenfelices de todos modos; esto es, n

sólo en el otro Mundo, más también e

éste. No conocen el Mundo, (hablo daquel conocimiento que da la lectura das Historias Sagradas, y Profanas)

porque si tuviesen este conocimientosabrían que efectivamente los que sopeor tratados del demonio, son esoadoradores suyos. Ningún bárbar



dueño ejerció tanta crueldad con sumás infames esclavos, como el demonipractica, y practicó siempre con sudevotos. Parece esta ferocísima bestiuna sed proporcionada al fuego en quarde; pero no es des de agua, como l

del Rico Avariento, sino de nuestrsangre, de que hacer verter tanta en laRegiones donde es venerado com

Deidad, que de ella se podríacomponer otro Mar Bermejo.

8. Para eso desde la más remot

antigüedad introdujo los sacrificios dvíctimas humanas; lo que consta dvarios lugares de la Sagrada EscrituraLos de Sepharuain quemaban lo



propios hijos inmolándolos a sus Ídolos4. Reg. cap. II) lo que los Maobita

parece también practicaban con su ÍdolMoloch. Y en Isaías, y Ezequiel se veque en muchas partes del Gentilísimhabía esta horrenda barbarie d

obsequiar las falsas Deidadesentregando los infantes a la muerte lomismos que les habían dado la vida. Y

aún parece que esta costumbre eaquellos antiquísimos tiempos ergeneral, en atención a que David,

Jeremías, cuando hacen memoria dvarias apostasías de los Hebreos hacia Idolatría, les dan en rostro con l

misma brutalidad. El primero en e



Salmo 105: Et commixti sunt inteGentes, & didicerunt opera eorum::: &mmolaverunt filios suos, & filias sua

daemoniis. El segundo en el cap. 19: Eaedificaverunt excelsa Baalim acomburendos filios suos igni i

holocaustum Baalim.9. Las Historias Profanas no

continúan las mismas noticias de lo

iempos subsiguientes. En la Historia da Academia Real de Inscripciones,

bellas letras, tomo I. pág. 27. se cita un

Disertación del Abad Choisi, en la cualcon testimonios de ManethonSanchoniaton, Herodoto, [173] Pausinas

Josepho, Filón, Diodoro Siculo



Dionisio Halicarnaseo, EstrabónCicerón, Julio Cesar, Macrobio, Pliniomuchos Poetas Griegos, y Latinos, algunos Padres de la Iglesia prueba, quos Fenicios, los Egipcios, los Árabesos Cananeos, los habitadores de Tyro,

Cartago, los de Atenas, de Lacedemoniaos Jonios, todos los Griegos de

Continente, y de las Islas, los Romanos

os Escitas, los Albaneses, loAlemanes, los Ingleses, los Españoles, os Galos; en una palabra, casi toda l

ierra estaba inundada de esta cruesuperstición.10. Es verdad, que entre lo

Romanos eran raros estos sacrificios,



sólo se usaban en ocasiones, y comotivos muy particulares. Pero ecompensación les inspiró el demoniotra carnicería mayor, que fue la de loEspectáculos Gladiatorios. Digo que sa inspiró el demonio, porque ¿cómo e

posible, que sin influencia especial deste espíritu maligno, en un Pueblo taracional como el Romano, se tomase po

diversión pública, como entre nosotroo es una Comida, o una corrida d

Toros, ver matarse unos a otro

centenares de hombres, que a nadihabían ofendido, ni entre sí tenían algunquerella? Y muchos más si sconsideran las varias circunstancias.



11. La primera, que respecto de loesclavos esto no era libre, sino que eMagistrado, o el Pueblo obligaba a loque quería al combate. Donde es bienotar, que entre los Romanos eraesclavos todos los prisioneros, qu

hacían en la guerra. ¡Horrible abusoQue a unos hombres, que habían nacidibres, sin más delito, que cumplir con l

obligación de defender la libertad de sPatria, se redujese a la esclavitud, esclavitud tal, que los dueños lo eran d

su vida, y su muerte, sin más motivo qusu antojo.12. La segunda, que aunque por l

nstitución sólo se usaba de esclavo



para esta función sanguinaria, y así spracticó los primeros tiempos, despuéde se introdujo admitir a hombres libressiendo muchos los que por estipendio, por captar gloria de valientes, tal vepor el despecho que [174] le

ocasionaba algún gran revés de lfortuna, exponían sus vidas en la arena.

13. La tercera, aunque en l

nstitución, y práctica de los primeroiempos está se miraba como una pomp

fúnebre para honrar la muerte de alguno

Varones ilustres, u hombres principales aún algunos piensan que era unespecie de sacrificio destinado a aplicaos Dioses Manes: después se extendi



el uso aún a la muerte de gente privadacomo los hijos, o parientes, o amigodel difunto no quisiesen comprar loGladiatores. Y aún algunas veces emismo difunto dejaba dispuesto en eestamento, que se honrase su muerte co

esta sangrienta pompa.14. La cuarta, que pasando má

iempo se introdujo, usar de ell

meramente por recreación, y festejoanto que pocos eran los días festivo

principales en Roma, en que no se dies

al placer del Pueblo este espectáculo. Yaún llegó a tanto la barbarie, que scelebraban con él algunos convitesuntuosos, matándose bellamente lo



Gladiatores en la misma cuadra, que ereatro de los brindis. Quid credulitat

cum deliciis? Quid cum funeribuvoluptati? S. Ambros. lib. 3 dVirginibus.

15. Contemplen bien todo esto lo

nfinitos admiradores que hay de lpolítica, y generosidad de los Romanosen cuyo número no entro yo, ni entrar

amás. ¿Pero qué política, qugenerosidad, ni qué humanidad se puedesperar donde reina la idolatría? So

allí mucho más eficaces, permitiéndolDios así justísimamente, las sugestionedel común enemigo, el cual de estmodo trata a los suyos; esto es



nspirándoles que se truciden combestias feroces unos a otros; y lo es ques más, infundiéndoles en cierta manersu propio genio de deleitarse con lefusión de la humana sangre.

16. En esta misma conformidad h

procedido hasta nuestro tiempos en lodemás Países, donde dominó, u domina idolatría. En varias partes de l

África es servido con víctimas humanasunas que se le ofrecen voluntariamentecomo en el Reino de Casangas; las más

que son por [175] fuerza, como eRiafar, y en los Giachas. En otras partedictó la Ley de que en la muerte de loPríncipes, y Grandes se maten mucho



hombres con el destino de que vayan servir a aquellos personajes en el otrMundo. En muchos Reinos de la Asintrodujo la observancia de que, cuand

mueren los maridos, las pobres viudase dejen quemar vivas par

acompañarlos, so pena de quedar comuna mujeres vilísimas, expuestas adesprecio, ajamiento, y abominación d

aquellos naturales. En uno de los Librode las Cartas edificantes leí, que en unde aquellas Naciones idólatras, donde,

os Portugueses, u Holandeses, (que nme acuerdo, a la verdad, cual de las doaciones) tenían una Colonia, habiend

fallecido un Reyezuelo, que tení



muchas mujeres, y mostrándose todaresueltas a morir en la pira; en vano loCristianos, ofreciéndoles su proteccióporque eran allí poderosos) procuraro

disuadirlas del destino. Ni una solpudieron reducir. Tanto ciega e

demonio a aquella miserable gente.17. En el mismo País había reducid

en otros tiempos al mismo furor

aquellos famosos Filósofos antiguondianos, llamados Gymnosofistas; dos cuales, o todos, o los más dejaban l

vida, haciéndose voluntariamentcenizas en una pira: dicen, que poevitar las incomodidades de la senectudo los trabajos de una prolij



enfermedad. Mas como para estbastaba otra cualquiera muerta menopenosa, creo que por captar el aplausde un heroico valor, elegían la de fuegoDel Gymnosofista Calano refierPlutarco en la vida de Alejandro, que s

entregó al fuego con gran serenidad vista de aquel Monarca, y de toda sCorte, cuya sentencia había solicitado e

mismo. ¿Para qué la pompa de tantos, an ilustres Espectadores, sino par

hacer gloriosa ostentación de s

magnanimidad? Y en el mismo lugaañade Plutarco el ejemplo de otrFilósofo Indiano, que mucho tiempdespués se quemó (según se pued



colegir del contexto) en presencia dJulio Cesar.

18. Luciano refiere, como testigo dvista, el caso de un Filósofo Cínicolamado Peregrino, que con el mism176] género de muerte, pero aún co

mucha mayor pompa, se hizo víctima dsu vanidad. Éste, pocos años antes dpadecerla, publicaba a todo el Mundo

que por imitar a Hercules en la muertecomo le imitaba en la virtud, se había dquemar en los inmediatos juego

Olímpicos a vista de toda la Grecia; así lo ejecutó.19. A los Bracmanes, o Bramines,

a los Fakirs, (especie de Religioso



dólatras de la India, aunque también lohay Mahometanos) que se puedeconsiderar sucesores de los antiguoGymnosofistas, ya no les inspira edemonio la manía de quemarse vivospero en compensación les hace padece

a vida más penosa, y miserable deMundo, influyendo en ellos lobservancia de unas penitencias,

mortificaciones horribles, que excedemucho a cuanto practicaron los máausteros Solitarios de la Thebaida. E

célebre Viajero Juan Bautista Tebernierefiere sobre esto cosas admirables. Haunos, que en los días más ardientes deEstío, en un suelo arenoso, retostado d



os rayos del Sol, desnudos, y fijadosolo sobre un pie, se están desde eamanecer hasta el anochecer. Haquienes clavándose los pies en garfiode hierro, fijados en el tronco de uárbol, se están pendientes allí pie

arriba, y cabeza abajo, hasta que el pesdel cuerpo, rasgando carnes, venasnervios, y arterias hace caer el cuerpo

ierra. Hay quienes, haciéndose atar lamanos en las espaldas, llevandviolentamente los brazos por sobre lo

hombros, están padeciendo por muchiempo inmensos dolores, hasta que efin enteramente pierden el uso de lamanos, y brazos, quedando éstos por e



resto de su vida pendientes, como partnanimadas. Pero su más ordinari

mortificación son prolijos, severísimos ayunos, con totaabstinencia de comida, y bebida, que loreducen a la apariencia de esqueletos.

20. Mas donde el demonio ejerccon mayor crueldad su dominio, que eodo el resto del Oriente, es en el Japón

Allí se saciaría, si fuese saciable, dvíctimas humanas, y de mortificacionehorribles. Hay en el Japón varias secta

de Idólatras. Las principales son las dJaca, del [177] Budso, y de AmidaEspecificar en qué se distinguen estaSectas, y de dónde toman sus nombres



sería aquí muy prolijo, sin ser del casoLo que nos importa es, ver cómo eservido de estos miserables el demonioEl P. Charlevoix, que en nueve Tomoescribió la Historia del Japón, en el cap13. del primero nos satisfac

cumplidamente sobre esta artículo.21. De las Sectas de Jaca, y de

Budso, que de la India se comunicaro

al Japón, dice lo siguiente: «La doctrinexterior de Jaca halló, sobre todo eestos Isleños, admirables disposicione

para darle curso, y esplendor. No hacosa en efecto que les parezca difícicuando se trata de procurarse unfelicidad eterna, y honrar a sus Dioses



De aquí vienen aquellas Escenarágicas tan frecuentes de toda edad,

de todo sexo, que se dan la muerte sangre fría, y aún con regocijopersuadidos a que esto es muy grato sus Dioses, quienes los recibirán a

momento en el Paraíso, sin nueva pruebde su virtud.»

22. «Es cosa comunísima ver a l

argo de las Costas del Mar barcalenas de estos Fanáticos, (Nota: Esto

son de la Secta del Budso) que s

precipitan al agua cargados de piedraso que barrenan las barcas, y se dejasumergir poco a poco, cantandalabanzas de su Dios Canon, cuy



Paraíso, dicen ellos, está en el fondo deOcéano.»

23. Luego habla de los adoradorede Amida, que es la deidad que máséquito tiene en todo el Imperio deJapón en esta forma. «Los Sectarios d

Amida, dice, se hacen encarcelar eunas cavernas, donde apenas tieneespacio para estar sentados, y donde n

pueden respirar sino por un tubo, quienen cuidado de conservar. Allí s

dejan morir de hambre tranquilament

con la esperanza de que Amida vendrá recibir su alma al salir del cuerpo. Otrose colocan sobre las puntas de unarocas altísimas, donde hay minas d



azufre, de que a veces salen algunalamas; y allí están invocando sin cesaa deidad, rogándola que acepte e

sacrifico de su vida; y [178] luego quparece alguna llama, tomándola por señde consentimiento del Dios, se arroja

a cabeza lo primero por aquelloprecipicios, en que se hacen pedazosOtros se tienden en tierra al encuentr

de los carros en que llevan sus Ídolos eprocesión, para que las ruedas loquiebren los huesos, y estrujen e

cuerpo. Otros, finalmente, en las grandesolemnidades, en que es mayor econcurso al Templo, se postran a lentrada, esperando a que cuando se



mayor el aprieto de la gente al entrar, al salir los pise, y sufoque.»

24. Ya que hemos examinado eorden al asunto las tres partes deMundo antiguo, Asia, África, y Europavamos a ver cómo lo hacía el demoni

con los habitadores del nuevo Mundomientras permanecieron en la idolatríaPeor aún que con los Idólatras de

antiguo. No hay especie de crueldadque este horrible tirano no ejerciese coaquellos miserables. Las víctima

humanas eran muy frecuentes en aquellavastísimas Regiones. En el Persacrificaban niños de cuatro a diez añopor los intereses de los Incas. De suerte



que si el Inca estaba enfermo, parmpetrar su salud, o si emprendía algun

guerra para que obtuviese la victoria, srecurría a este abominable sacrificioSacrificaban también al mismo fidoncellas, que sacaban de uno

Monasterios, donde las teníaencerradas, que también allá sugirió edemonio se fundasen Comunidades d

Vírgenes Religiosas para su culto; y ehacerlas quitar la vida inhumanamentedebajo de la engañosa persuasión de qu

eso convenía para la felicidad deMonarca, explicaba al amor con qumiraba a aquellas esposas suyas.

25. Fuera de esto, cuando daban e



Penacho al nuevo Inca, que era lnsignia de la potestad Regia, como ac

el Cetro, o la Corona, sacrificabadoscientos niños de edad que expresarriba.

26. En el Imperio de Méjico,

aciones vecinas eran innumerables lavíctimas humanas, que se ofrecían a lodolos. Es verdad que sólo s

sacrificaban los prisioneros de guerra¿Pero qué importa? Todos eracomprendidos [179] en el destrozo. Lo

Mejicanos sacrificaban a los qucautivaban en las guerras con otraaciones; y éstas recíprocament

sacrificaban los que podían cautivar d



os Mejicanos. El P. Acosta, a quieprincipalmente sigo en estas noticias da América, por ser el Escritor má

autorizado en ellas, dice, que muchaveces se hacían guerra aquellobárbaros, sin otro motivo que el d

hacer prisioneros para sacrificar. Comdijesen los Sacerdotes de los Ídolos, (o decían muchas veces) que sus Diose

estaban hambrientos, luego se decretaba guerra contra tal, o tal Nación; y e

empeño principal en las batallas er

coger vivos unos a otros, para tenevíctimas que matar. De aquí resultabser éstas tantas, que hubo ocasión que lsuma de los sacrificados en varia



partes en un mismo día subió a veintmil.

27. Creo que no ignora Vmd. que eestos sacrificios había la inhumanísimcircunstancia (o por mejor decir esta era esencia de ellos) de abrirles el pech

a los sacrificados con un cuchillo dpedernal, y arrancarles el corazóestando vivos.

28. En varias Regiones del nuevMundo no había, a la verdad, estosacrificios; pero en esas mismas tenía e

demonio otros modos de dar pasto a ssevicia. En unas, por sugestión suyacuando moría algún personaje principase hacía lo mismo que arriba dije d



algunas Naciones Africanas, matamuchos de sus más allegados, o podependencia, o por amistad, para qufuesen a servirlos en el otro Mundo. Eotras lo hacían mucho peor con loprisioneros de guerra, que en la

Provincias donde los sacrificabanporque no contentándose con matarlos sangre fría, les daban la muerte má

cruel que podían imaginar; como lohacían los Iroqueses, que atando a suprisioneros al tronco de un árbol, ya le

metían las astillas de cañas entre lcarne y uñas de los dedos; ya comaterias encendidas los iban tostando evarias partes del cuerpo; ya con su



propios dientes les iban sacandbocados de las carnes, que comían a lvista de aquellos miserables. Y tod180] esto hacían que durase lo más qu

se pudiese. En otras, en que no eran tadespiadados con los prisioneros, aunqu

no igual la crueldad, era mayor ehorror; porque los mataban parcomerlos, procurando antes cebarlos,

engrasarlos, como acá se hace con labestias, que nos sirve de alimento.

29. En otras ha inspirado el demoni

unas modas, o modos de adornarsgualmente disformes, que dolorososAlgunos de estos refiere el P. Gumilla esu bella Historia del Orinoco, que s



mueven la compasión por trabajososexcitan la risa por extravagantes. Ha

aciones, donde a las niñas, luego qunacen, les ajustan las madres debajo das rodillas, y sobre los tobillos,

alguna distancia de ellos, dos fajas,

cintas de torzal de pita, tan fuertes, ques duran toda la vida, y con l

comprensión las están atormentand

odo el tiempo que crece el cuerpo. Eefecto de ellas es abultarse en volumemonstruoso, como una grande bola, l

parte de las piernas, que está entre lados fajas. Y esto tiene aquella gente pocosa de mucha gracia, y donaire. Es galen muchas partes taladrar las orejas, e i



sucesivamente ensanchando el agujerhasta que cabe por él una bola de trucosLos Indios Rocones, Nación montaraz dBuenos Aires, al punto que nace lcriatura, le rasgan la boca por uno, otro lado, de modo que las abertura

legan a las orejas. A la Nación, qulaman de los Entablillados, dieron lo

Españoles este nombre, porque lueg

que sale a luz el infante, poniéndole eprensa la parte superior de la cabezentre dos tablas, la una por la frente, y l

otra por el cogote, la dejaridículamente afilada. Las IndiaAchaguas tienen por gala unos grandebigotes artificiales, que en la niñez le



forman sus madres, abiéndoles en lcara con un colmillo del pez Payaraque es agudo como una lanceta, las rayanecesarias, para que los bigotes quedegarbosos; y después de enjugar la sangrcon cierta tinta ennegrecen aquella

cisuras, con que están hechos los bigotepara toda la vida. Las grasas hediondas abominables, con que untándos

pretenden [181] dar lustre al cuerpo, y a cara son comunes a varias Nacione

Americanas. Omito otras muchas moda

semejantes, que refieren éste, y otroAutores.30. Finalmente, la horrend

nhumanidad, que practican con lo



enfermos, ¿cómo podía menos de sesugerida del demonio? El PadrGumilla, testigo de vista, dice, que lodejan morir, sin que ninguno de loparientes, y domésticos de la menoseña de sentimiento, o ponga, ni co

palabras, ni con obras, la más levaplicación a su alivio, y consuelo. Todo que hacen, es ponerles la comida

mano, la misma de que usan los demás; que coman, que no, nadie les dicpalabra. Con los viejos inválidos parec

que proceden del mismo modo, o acaspeor; porque yo le oí al R.P. Mro. FrGabriel de Tineo, que fue Superior dseis Provincias Franciscanas en l



América, y hoy reside en esta Ciudad dOviedo, que viendo a un pobre viejo daquellos Gentiles enteramentdesatendido, y abandonado de sudomésticos mismos, y corrigiéndolos ésobre esta inhumanidad, uno de ellos l

respondió secamente: ¿Pues de quuede servir éste ya en el Mundo?

31. Ve aquí, señor mío, expuest

bastantemente a la larga cómo trata edemonio a los que le sirven, y adoranEstos son los regalos, que les hace

estos los deleites, y comodidades ques procura. Hagan, pues, otros eaprecio que quieran de esas Relacionesque en las Naciones Idólatras acumula



antos, y tantas, que usan para sus finedel pacto que hicieron con el demonioYo creo, que como en el pacto dada unde las partes contrayentes pone, admite las condiciones que quiere, lohombres siempre capitularían con e

demonio, que les diese unas grandefelicidades temporales, y el demonivendría en ello por hacerlos eternament

nfelices. ¿Pero vemos esas felicidadeemporales entre los Idólatras? Todo l

contrario, como llevo largament

probado en esta Carta.32. En vano se me opondrá contresto lo de los Magos de Faraón, locuales eran Gentiles. En vano, digo



pues yo concedo, que haya hechiceroentre los Idólatras; pero [182] muraros, y acaso tan raros como entrnosotros. Y aún esto se prueba con lmismo que nos proponen por argumentopues el caso de los Magos de Faraone

an raro, que no se encuentra otrsemejante en toda la Escritura.

33. Es verdad, que en varias parte

de los Sagrados Libros ocurren lavoces de Magos, Encantadores

divinos, Augures, Ariolos. Pero esta

voces más ordinariamente significacosa muy distinta de lo que nosotrolamamos verdaderos hechiceros. La vo

agos, en varios pasajes de Daniel,



en el cap. 2 de San Mateo, ciertamentsignifica los Sabios de Caldea, y dotras partes del Oriente. Sabios, digo, eas cosas Astronómicas, y Físicas

Ariolo, o Adivino es voz muy equívocaCuando en el Libro de los Números s

da este epíteto a Balaan, aunque haalgunos que quieran traerle a mala parteo contradice expresamente el texto, qu

a la letra le manifiesta verdaderProfeta, que habla sólo por revelacióDivina: Venit Deus, & dixit ad eum

ixitque Deus ad Balaam. Venit ergeus ad Balaam nocte, & dixit ad eumEn Daniel, Ariolos, Magos, CaldeosAruspices, parece se toman por un



misma clase de gentes; los cualesaunque doctos en las Ciencias naturalesmezclaban a ellas algunas vanaobservancias, como la interpretación dos sueños. En Isaías, cap. 47, se da e

nombre de Augures, o Agoreros a lo

profesores de Astrología JudiciariaStent, & salvent te Augures Caeli, qucontemplabantur sidera, &

supputabant menses, ut ex eiannunciarent ventura tibi. Loencantadores propia, y primordialment

eran aquellos, que con ciertas cantinelaponían inmóviles los áspides, y otraserpientes. Sobre éstos hay undisertación de nuestro Calmet, donde



aunque admite Encantadores mágicos, snclina a que también cabe en est

materia algún arte natural.34. Sobre cuyo asunto diré a Vmd

cierta observación mía. Un Caballero deste Principado, por otra parte nad

rudo, ni supersticioso, con ocasión dver caminar una araña por una pared, maseguró ser experiencia constante, qu

pronunciando el nombre de mi PatriarcSan Benito [183] de modo que ella loyese, suspendería el curso, quedand

nmóvil por un rato. Prontamente slegó a la experiencia. Él pronunció enombre de San Benito hacia la araña, ella se paró. Pero notando yo, que habí



articulado el nombre del Santo en vomuy fuerte, y sonante, hice juicio de quacaso todo el misterio estaba en que eestrépito de la voz había aturdido algo a araña. En efecto no era otra cosa

porque habiendo esperado algún tiemp

que no fue mucho) a que la araña smoviese, yo en voz mediana le hice oíel nombre de San Benito, sin que po

eso dejase de seguir su camino; perpronunciando después otra voz profanen tono esforzado, paró en la carrera.

35. De arbitrio semejante a éstpodían usar los encantadores. Los qusaben la maravillosa curación de lomordidos de la Tarántula por la Música



otros prodigios de este Divino Artepodrán discurrir, que los encantadoreenían algunas cantinelas, cuya melodí

suspendía, y embelesaba.36. Sin embargo confieso qu

muchas veces las voces de Magos

Augures, Maléficos, Aruspices, AriolosEncantadores, se toman in mala partempero rara vez por los que con propieda

lamamos Hechiceros, sino por los qusin pacto, por lo menos expreso, con edemonio, usan de observancias vanas,

prácticas supersticiosas, cuales hamuchos entre los vulgares, o ignorantesque profesan la Ley de Cristo, y aúentre algunos, que se precian d



Literatos; pero quienes distan infinito dos que con rigor llamamos Magos,

Hechiceros; esto es, aquellos que evirtud de pacto expreso con el demoniobran prodigios raros, como los Magode Faraón, y acaso la Pitonisa de Saú

Digo acaso, porque no faltan intérpretesque a ésta sólo dan el atributo dembustera, diciendo con bastant

fundamento en el texto, que para ella fucasual, y no esperada la aparición dSamuel.

37. En fin, señor mío, mi conclusióes, que los supersticiosos, en cuyaprácticas mezcla a vecensensiblemente [184] su acción e



demonio, sea por vía de pacto implícitoo de otro modo, pero para cosas de pocmomento, en todos Países son muchosLos operadores de aquellos portentosomágicos, que con asombro de looyentes se cuentan en las cocinas, e

odos los Países siempre son, y siemprfueron pocos. Dios guarde a Vmd. &c.

ADICIÓN PARA LA IMPRENTA

38. Si alguno notare, que hablando dos Magos rigurosamente tales, quconstan de la Escritura, no hago mencióde dos, de quienes se habla en los Acto



de los Apóstoles, uno llamado Simón, otro Barjesú, respondo lo primero, quo en esta materia hago una excepció

notable de aquel tiempo, que fulustrado con la predicación de Cristo,

de los Apóstoles, respecto de todos lo

siglos anteriores; y posteriores; como eotra parte hice la misma excepción eorden a la multitud de energúmenos. E

el caso, que entonces era movido edemonio de vivísimos estímulos ravesear, y usar de sus artes en daño d

os hombres; y de parte de Dios había uespecial y muy alto motivo parpermitírselo. Al demonio impelía sfuriosa malicia a echar todas sus fuerza



para impedir los efectos de lpredicación de Cristo, y de loApóstoles. Dios se lo permitía, porqupor medio de los milagros de Cristo, de los Apóstoles tenía dispuesto triunfagloriosamente de todos sus esfuerzos.

39. Respondo lo segundo, qusiendo los nombres de Mago, y Magide tan ambigua significación com

expuse arriba, y no exprimiéndose en loActos de los Apóstoles el grado, especie de Magia, de que usaba

aquellos dos llamados Magos; no parecque hará violencia al Sagrado Textquien dijere, que estos no eran más quunos agudos embelecadores, que co



artificiosas apariencias simulabagrandes prodigios; al modo de lo qureferí en la Carta anterior a la inmediatdel Abad Brigalier, y la Voisin.

[185] 40. Debe confesarse, que si lHistoria de Simón Mago, que se teje d

o que se lee en los Libros de laConstituciones, y RecognicioneApostólicas, vulgarmente atribuidas a

Papa San Clemente, en San JustinMartir, en Clemente Alejandrino, en Sareneo, San Agustín, Tertuliano, en e

Pseudo-Abdias, y otros antiguos, qusiguieron a aquellos, es verdaderadicho Simón fue uno de los mayoreMagos del Mundo. San Justino dice, qu



este hombre hizo tales prodigios eRoma, que los Romanos le tuvieron poDeidad, y como a tal le erigieron estatucon la inscripción Simoni Deo Sanctoque el mismo San Justino dice que vien Roma. El Autor de las Constitucione

Apostólicas, y el Pseudo-Abdiarefieren el combate, que entre SaPedro, y él hubo en Roma, que s

erminó en ser, con la Oración deApóstol, precipitado aquel impío de laltura del aire, (adonde, ayudado de

demonio, había tomado vuelo, habiendprometido a los Romanos subicorporalmente al Cielo) y romperse lapiernas en la caída, a que se sigui



perder luego la vida. En la PrefacióArábiga del Concilio Niceno se da entender, que tenía una carroza, en lcual le conducían los demonios por loaires: Multa opere magico perpetrabamira: acinter caetera fecit sibi currum

quo per area a doemonibus ferretur .41. Sin embargo, en esto

Testimonios hallaron tales tropiezo

varios Críticos, que se han manteniddudosos en orden a toda la historia; aún algunos más resueltos dan lo

hechos por supuestos. El Pseudo-Abdianinguna fe merece apud omnes. LoLibros de Constituciones, Recogniciones pocos los reconocen po



producción legítima de San Clemente; en caso que lo fuesen, no se puede negarque después se introdujeron en ellomuchos errores, y fábulas. Dicen, quos Padres, que refieren los mismo

hechos, los copiaron con buena fe d

aquellos Libros, antes que sdescubriese la suposición. Al testimonide San Justino responden, que es d

presumir, que el Santo se equivoceyendo en la epígrafe, Simoni De

Santo; en [186] lugar de Semoni De

Sanco. Este Semon Sanco era unDeidad, o Semideidad Sabino, veneraden Roma; de lo cual aún subsistemonumentos en aquella Capital de



Cristianismo. En el Monte Quirinal hauna Estatua con esta inscripción: SanctSanco Semoni Deo Fidio. Pero lo máfuerte a favor de estos Críticos es, quen el mismo sitio en que San Justindice vio la epígrafe Simoni Deo Sancto

esto es, en la Isla Tiberina, el año 157se halló enterrado un mármol con estnscripción: Semoni Sanco Deo Fidi

sacrum.42. ¿Pero qué? ¿Las cavilaciones d

estos Críticos carecen de solución? E

ninguna manera. Demos que los Libroatribuidos a San Clemente seasupuestos. ¿De dónde consta, que loSantos Padres, que dieron aquello



hechos de Simón Mago por verdaderosno tuvieron para darles asenso otromonumentos que aquellos Libros? Antese debe suponer de su veracidaddoctrina, y discreción, que hallarofiadores muy seguros de los hecho

expresados; los cuales en la sucesión dan largo tiempo se perdieron. A lo

monumentos Romanos de Semon Sanc

es fácil responder, que uno, y otro habíen Roma: esto es, Estatuas a esa DeidaSabina, y también a Simón Mago. ¿Y

cómo se puede negar, que no carece demeridad suponer en San Justinopersonaje sobre su santidad tan docto, an discreto, como acreditan su



excelentes Obras, una alucinación, nadvertencia tal en materia tamportante, que hizo de ella asunto parmproperar a los Romanos en un escrit

público su ceguera?43. Por otra parte el Autor de lo

Actos de los Apóstoles habla eérminos tan enérgicos de la Magia d

este Simón, que sin violencia no s

pueden entender, sino de Magipropiamente tal. Dice, que con suMagias había dementado a lo

Samaritanos, y todos, sin exceptuaalguno, le escuchaban como un insignOráculo, llamándole la virtud grande dDios: Cui auscultabant omnes



minimo usque ad maximum, dicentesic est virtus Dei, quae vocatur magnattendebant autem eum propter quo

multo [187] tempore Magiis suidementasset eos. Así doy asenso a qudicho Simón, no sólo era Mago, sino u

gran Mago, comparable a los de FaraónJannes y Mambres. Creo también, quBarjesú sería Mago propiamente ta

pues usaba el demonio de él, como dSimón, para oponerse a la predicacióde los Apóstoles. Nuestro Señor guard

a Vmd. &c.



Carta XVIII

Sobre una extraordinarísimaInedia

1. Muy Señor mío: Aunque el Cirujanoque asiste a la pobre enferma del Luga

de Malpartida, parece que en ldescripción, que hace de sus accidentesa muchos de ellos se extiende la duda d

si son naturales, o preternaturales; nveo que tenga razón en ello el singultcontumaz, y diuturno, que juzga no pud

olerar la enferma, a no ser ayudada d



a Divina Providencia, lo que en emodo de hablar significa providenciespecial. Se ha visto muchas veces; y asEtmulero en el segundo Tomo, V

Singultus, pag. mihi 194, absolutamentpronuncia, que singultus saep

diuturnum malum est: y cuando emortal, como lo es muchas veces, no les por sí mismo, sino por las causas qu

e producen, o comites que lacompañan.

2. El tumor de la garganta, qu

repentinamente apareció, repentinamente se desapareciósuponiendo, como se debe suponer, qu

hay tumores ventosos; aunque se pued



decir, que es cosa bastantemente rarapero no admirable, pues el aire, comhalle puerta para entrar, o salir, en umomento puede entrar, y salir.

3. En la explicación, que dio MrLitre, célebre Cirujano, [188]

Anatómico Parisiense, de la generacióde los tumores ventosos, y estestampada en la Historia de l

Academia Real de las Ciencias del añde 1714, se hace como palpable, quéstos pueden formarse en un momento,

disiparse en otro.4. En la Centuria de ObservacioneMédico-Curiosas de Juan Doleo, questá hacia el fin de su Encyclopedi



Chirurgica (observat. 73) se halla ucélebre ejemplo de estos tumoreprontamente movibles, a quienes eAutor justamente da el nombre dvolátiles, o volantes. A una niña dcinco años se apareció un tumor en un

mano. Aplicóle el Autor umedicamento discuciente, y al puntpasó de la mano al codo; aplicó e

mismo medicamento al codo, y al puntvolvió del codo a la mano; cuyas idas, venidas se repitieron otras tantas veces

cuantas se aplicó en una parte, y otra emedicamento, hasta que enteramente sdisipó.

5. Ni el haberse sustentado es



pobre mucho tiempo de malos manjares en poquísima cantidad se debe juzga

preternatural: pues ni aun la totacarencia de manjar en los nueve, o dieúltimos meses, considerada por sí solase puede asegurar que lo sea, com

explicaré luego.6. Son muchos los ejemplos d

arguísimas Inedias, que se leen en lo

Libros, y sobre que varían los juicios dos hombres. Unos les niega

enteramente el asenso; otros, admitiend

su posibilidad natural, las creen: y otrosen fin, sólo les conceden la existenciasuponiendo que sean preternaturalesesto es, o por milagro, o por prodigi



diabólico. Pero yo juzgo, que estrechamucho los términos de la naturaleza loque niegan, que quepan dentro de lesfera de su actividad.

7. Es notorio, que la necesidad dalimentos viene de la diaria, y continu

consumpción de la sangre; la cual dentrde poco tiempo acarrearínevitablemente la muerte, si n

substituyese a la que se consume la qude nuevo se engendra con el alimentoSupongamos, pues, que un hombre, po

esta, o aquella causa, contrajo una ta189] disposición extraordinaria, quninguna, o sólo una levísima porción dsu sangre se disipa, o consume. Este n



necesitará de alimento para reparar lapérdidas de sangre; por consiguientpodrá pasar un tiempo considerable sialimento alguno.

8. Opondráseme quizá, que el casque supongo es imposible, porque en e

cuerpo animado no puede faltar emovimiento circulatorio de la sangre: shay este movimiento hay calor; y e

calor introducido en el fluido no puedmenos de disipar algunas partículas dél.

9. Pero pregunto: ¿No hacirculación de la sangre, y calor vital eas Marmotas, que están durmiend

profundamente seis meses, y po



consiguiente sin tomar alimento algunsensible? ¿No hay circulación de lsangre, y calor vital en las Golondrinasa quienes sucede lo mismo? Dejo apartas Culebras, e innumerables insectos

que sin dejar de vivir, están com

cadáveres todo el Invierno. Es precisopues, decir, que estos animales, en eestado referido, no disipan la sangre,

íquido análogo a la sangre con quconservan la vida.

10. ¿Y por qué no podrá suceder l

mismo a algunos individuos de nuestrespecie en alguna disposicióextraordinaria, que sobrevenga a semperamento, y que estorbe dich



disipación? Sólo los que todo lextraordinario dan por imposiblnegarán esta posibilidad. Y nnegándose la posibilidad, es precisconceder como probables los hechosque varios Autores refieren de la

arguísimas Inedias de seis meses, duno, de dos, y aun de tres años.

11. Pero lo más es, que en l

enferma de nuestra cuestión haprincipio por donde probar algo másque mera posibilidad. Este se toma de l

mismo que refiere la consulta. Dícese eella, que la enferma en todo el tiempo dsu total abstinencia no tuvo evacuacióalguna sensible por los conducto



destinados a ella. Dícese más, que sropa interior, aun después de muchodías de uso, está tan blanca, y puracomo si acabara de lavarse entoncesEsto prueba con evidencia, que tampocevacua nada por la [190] insensibl

ranspiración, que es la que mancha lropa interior. Luego en todo el tiempo dsu abstinencia no tuvo evacuació

alguna, ni sensible, ni insensible; de quse sigue con la misma certeza, que eodo ese tiempo no padeció disipació

alguna, ni de las partes fluidas, nsólidas del cuerpo. Luego, finalmenteno tuvo en todo ese tiempo necesidad dalimento alguno; pues, como dije arriba



éste sólo se requiere para reemplazar lque sucesivamente se va consumiendo, disipando de la substancia del cuerpo.

12. Ciertamente, que si en el caso dnuestra enferma no hubiese más que lque hasta aquí referido, yo estarí

sumamente satisfecho de haber dadenteramente en el hito de la dificultad, explicado con la mayor claridad,

exactitud el Fenómeno.13. ¿Mas cómo puedo disimular, qu

aún queda en pie la mayor dificultad,

que no sólo es mayor, sino máxima? Estconsiste en la generación de tanta sangren el mismo tiempo de la totaabstinencia. Dice el Cirujano, que si n



sangran la enferma dos, o tres vececada mes, después de llenarla dflorones, rompe la sangre por narices, boca, y aun al pique de la lanceta salcon extraordinario ímpetu. ¿De qué sengendra tanta sangre en quien no recib

alimento alguno? ¡Nudo verdaderamentGordiano! Esto es muy difícil ddisolver, pero muy fácil de cortar

Disolverle, es explicar el Fenómenfilosóficamente, mostrándolcomprehensible dentro de la activida

de las causas naturales. Cortarle, puedser de dos maneras, ya insinuadaarriba.

14. La primera negando el hecho. D



este recurso se han valido algunos, auen casos muchos menos difíciles; estes, en los de largas abstinenciasdesnudas de la circunstanciagravantísima de generación copiosa dnueva sangre. Sin embargo, por l

explicación, que poco ha dí de estocasos, creo que sin temeridad se pueddecir, que es ignorancia filosófic

reputar los imposibles.15. El segundo modo de cortar e

nudo es, concediendo [191] el hecho

sacarle fuera de la actividad de lacausas naturales, calificando, o ya dmilagro de la Omnipotencia, ya dprestigia diabólica. Y ya confieso, qu



hay cosas en que es legítimo estrecurso. Los prodigiosos, dilatadísimos ayunos de personas dnotoria santidad se deben juzgamilagrosos; lo que ha sucedido variaveces. Y aun ahora novísimamente la

Memorias de Trevoux dan noticia de uMonje ejemplarísimo de nuestrMonasterio de San Dionisio de París, e

cual en todo el Adviento, y Cuaresma ngoza de otro alimento, que el de laEspecies Sacramentales, qu

diariamente percibe en el SantSacrificio de la Misa; siendo así, que eel resto del año se alimenta con unparsimonia, que nada tiene d



extraordinario. Asimismo habrá casoen que sea justo atribuir unextraordinarísima Inedia a influjdiabólico. Mas para uno, y para otro emenester que concurran circunstanciasque por su naturaleza hagan este recurs

verisímil. Esto es, como en los Santos seminente virtud induce a discurrir, qua mano poderosa de Dios obra en ello

el prodigio: en los que no lo son, o biepor las señas legítimas de posesión,obsesión, o porque se rastrea algú

designio depravado en tan raro efectose pueda conjeturar, que interviene en éa malicia diabólica.

16. No niego, que la suma arduidad



que en nuestro caso hay de explicacómo sea compatible con diuturna, otal abstinencia de alimento l

generación de tanta sangre, es unvehementísima tentación para creerlpreternatural.

17. Mas para no caer en ella es justhacernos cargo de que hay dentro de lesfera de la naturaleza muchísimo

efectos, cuyas causas se esconden, y haescondido siempre a los mayoreFilósofos; ¿por qué no podrá ser ést

uno de ellos?18. Lo que se debe dar por asentades, que en esta mujer la sangre (supuestsu nueva, y sucesiva producción) s



engendra de algún alimento; porque enihilo nihil fit , sino en la rigurosa, verdadera creación, que aquí [192] nse debe admitir. ¿Pero de qué alimentse puede engendrar, cuando se suponeque en los nueve, o diez meses n

recibió alimento alguno? Que se supones verdad; pero que la suposición severdadera se podrá negar: por lo meno

aseguro, que no se podrá dar pruebevidente de que lo sea. Explícome. Lcertificación de los testigos sólo no

puede informar de que no percibialimento alguno sensible. ¿Pero no pudnutrirse con algún alimento algunnsensible; en que nadie pensó hast



ahora? Juzgo que sí. ¿Pero dónde está, estaba este alimento? En el aireArduísima paradoja! a la cual si

embargo creo se pueden dar algunogrados de probabilidad.

19. Para lo cual admito, que lo qu

es propriamente aire elemental no puedservir de alimento a animal alguno. Peral mismo tiempo afirmo, que ha

envueltas en ese aire innumerablepartículas alimentosas, las cualesntroducidas por la inspiración en e

cuerpo animado, como hallen facultaproporcionada para su inmutación, lpueden nutrir. Ciertamente en el airestán nadando continuamente la



partículas suculentas, que exhalan laplantas, que exhalan las carnes, quexhalan los peces, que exhalan lovinos, que exhala aun la misma tierraAun la misma tierra digo: porque el questa tiene jugo, capaz no sólo de nutri

as plantas, mas aun algunos animalesse experimenta en el ave, que en estierra llaman Arcea, y en otras Pitorra,

Gallina boba; la cual, careciendo dengua, no se alimenta de otro modo, qu

metiendo el pico en la tierra, y chupand

el jugo de ella. Experiméntase tambiéen los Bueyes, los cuales engordan coa agua lodosa, y se debilitan con l

clara. Este jugo de la tierra, evaporad



de ella continuamente, ya en más, ya emenos cantidad, en fuerza del calosubterráneo, y esparcido por el aire, emenudas partículas se introduce pomedio de la inspiración en los cuerpode los animales, a quienes po

consiguiente puede servir de nutrimento20. Y si para esto basta el jug

evaporado de la tierra, mucho mejo

bastará el que continuamente exhalan lo193] vegetables. El Padre Leli

Bisciola, y otros muchos refieren lo de

Buey, que habiéndose dormido sobre ugran montón de heno, perseveró en esueño muchos meses, hasta que unoRústicos, que le juzgaban perdido



hallándole allí, le despertaron deetargo; pero estaba tan gordo, que no s

podía mover. ¿Qué duda tiene, que lapartículas exhaladas del heno, ntroducidas por la inspiración l

sustentaron todo ese tiempo?

21. En vano se me opondrá, que sesto fuese así, todos los animales, entrellos el hombre, podrían pasa

solamente con ese alimento insensibleque se introduce por la inspiraciónDigo, que no se sigue tal cosa, porqu

no en todos los animales hay la mismactividad para transmutar ese alimenten su propria substancia. Aun dentro dnuestra especie la facultad nutritiva e



diversísima en diversos individuosCuántos hay, que no pueden actuar u

alimento, del cual otros se sirvebellamente! Hay quienes con pocalimento se ponen muy crasos, al pasque otros comiendo mucho parece

esqueletos. Hállanse en los Autorevarias historias de hombres, y mujeresque semanas, meses, y aun años s

sustentaron con agua sola. (VéasGaspar de los Reyes en la cuest. 58. dsu Campo Elisio, num. 33. y 35.) Sin qu

de aquí se siga, que cualquiera se puedsustentar con sola agua.22. Pero la prueba más clara de

sistema, que establezco, es el mism



hecho. Esa mujer, en tanto tiempo que sabstuvo de toda comida, y bebidaengendró nueva sangre, y en muchcopia. Esta no pudo engendrarse sino dalgún alimento: no de alimento sensibleuego insensible; pero éste no pud

percibirle sino del aire, mediante lnspiración: Luego, &c.

23. Esto es en suma lo que pued

discurrir en orden al caso propuestoDigo en suma, porque la materia ecapaz de más extensión. En efecto

alguna más le daré, añadiendo algunoCorolarios, que pueden servir a ilustrami respuesta, y son los siguientes. [194]



Corolario primero

24. El caso consultado no es tasingular, que no se halle en tal cual de l

misma especie en algunos Libros; estes, de la total, y diuturna Inediaacompañada de copiosa generación d

sangre. Yo he leído cuatro de estocasos: es verdad, que en los tres es tanta sangre de nuevo engendrada, que s

relaciona, que los coloca en la esfera dncreíbles, si no se recurre a caus

preternatural.25. El primero se lee en el terce



Tomo de las Observaciones Curiosasobre todas las partes de la Física, pagmihi 316. En Pallet, Aldea del Condadde Borgoña, una mujer, llamadJaquelina Nicolet, estuvo treinta y cincsemanas sin tomar alimento alguno

ogrando en todo este tiempo laevacuaciones periódicas proprias de ssexo, aunque ninguna otra. Este hech

contiene una Carta del Abad Boytorresidente en Besanzon, sobre eestimonio del Médico, que asistía a l

enferma. A ésta se sigue otra del mismAbad, en que refiere, que algún tiempdespués, por curiosidad, fue a ver a estmujer; y que no sólo los pariente



nmediatos de ella, mas todos lovecinos del Pueblo le aseguraron, quhabía catorce meses, que no comía, nbebía cosa alguna. En esta Carta, que emuy breve, no toca de la evacuacióperiódica referida. Pero si en el espaci

de treinta y cinco semanas la tuvovencida está la dificultad para quprosiguiese en adelante.

26. Los otros tres casos refierGaspar de los Reyes en la cuest. 58. dsu Campo Elisio, num. 22, y 23, citand

os Autores, que los atestiguan. Pero pomás Autores que cite, dificulto, que hayquien les dé asenso, salvo que satribuyan a causa preternatural. E



primero es de una doncella de Paduaque el año de 1598, después de seafligida con varias enfermedades, molestísimos accidentes, vino a caer euna terrible aversión a todo alimento; dmodo, que no gustó alguno por espaci

de ocho meses, en que [195ntervinieron dos circunstancia

admirables: una, no haber enflaquecido

ni perdido el color natural: otra, que poespacio de tres meses, cada día, cuando menos de tercer en tercer dí

quotidie vel alternis diebus) evacuabuna libra de sangre por la vía posterior.27. El segundo es de una Religios

Agustina, que vivió tres años vomitand



odo lo que comía, y aun mayocantidad; y por espacio de ocho meseabundaba tanto de sangre, que erpreciso sangrarla, ya dos, ya tres vececada semana. El tercero de una Matronaque dentro de un año excretó mil libra

de sangre, y a más de esto recibicincuenta sangrías. Si los dos casoantecedentes son fabulosos, ést

fabulosísimo.

Corolario segundo

28. Los pocos Autores, que han tentadexplicar cómo se sustenta el cuerpo e



as larguísimas Inedias, dicen, quentonces se alimenta de su proprio jugoconvirtiéndole en sangre; mas como epreciso, que ese jugo se consuma epocos días, añaden, que la sangre, quse alimenta de él, se convierte en un

especie de rocío, o humor delicado, qude nuevo la alimenta; y de este modocon una circulatoria transmutación de l

sangre en otro humor, y de otro humor esangre, pretenden puede subsistir la vidmeses, y años enteros. Esta circulació

engo por quimérica, y sería fácidemostrar su imposibilidad. Por eso hrecurrido a que en esos casoextraordinarios no se consume, o disip



a sangre, por aquello mismo que lohace extraordinarios; esto es, porque haalguna constitución, o causextraordinaria, que impide la disipaciónEsto se entiende sólo en las Inedias eque no hay evacuación; que donde l

hay, especialmente si es algo copiosacomo en el caso de la consulta, epreciso buscarle al cuerpo víveres po

a parte de afuera. [196]

Corolario tercero

29. Ningún Autor de los que refieren laargas Inedias, acompañadas d



copiosas evacuaciones, se ha atrevido (o menos que yo sepa) a explicar cóm

se sustenta, y nutre entonces el cuerpoYo le he buscado alimento por medio da inspiración; no porque el airnspirado pueda alimentar, lo que juzg

mposible, sino varios jugos nutritivosque divididos en partículas menudasestán siempre nadando en el aire. Ma

aun cuando en el aire no hubiese sinpartículas aqueas, que nunca faltan, nuzgo imposible, que por algún tiemp

se pudiese sustentar el cuerpo con ellasLas historias de los que se hasustentado algún tiempo considerablcon agua sola prueban esta posibilidad.



30. También me parece se puedprobar con una, u otra experiencia, quse ha hecho, de que las plantas spueden nutrir con agua sola. En qusupongo, que su nutrimento ordinario nes de sola agua; pues el jugo de la tierra

que las presta alimento, es un compuestheterogéneo de varias materiasespecialmente salinas; aunque en él co

grande exceso predomina a todas lademás el agua. Pero una particulaexperiencia de Helmoncio, que refier

el Abad de Vallemont en el primer Tomde las Curiosidades de la Naturaleza, ydel Arte, pag. mihi 340, muestra, que eagua sola (no se entiende esto de l





en el horno, y de las doscientas librasólo halló dos onzas de disminución. Ndesharía partido esta experiencia dHelmoncio para confirmarle en lopinión, que había abrazado, de que lagua es principio universal de todos lo

mixtos; esto es, que todos son formadoprimordialmente del agua coagulada ddiferentes modos: sentencia que en l

antigüedad tuvo por primer Autor Tales Milesio; y que en el siglo décimcuarto de nuestra Redención renov

Roberto Flud, célebre Dominicannglés, a quien por sus particulareespeculaciones filosóficas llamaron envestigador .



31. Mas sea lo que fuere de estsistema, que acaso es más especioso qusólido; lo que pretendo inferir de lexperiencia de Helmoncio, y de lmisma, que he apoyado con ella, es, qusi la agua usual por sí sola puede nutri

as plantas, también podrá nutrir loanimales. Y a una cierta luz es mánteligible lo segundo, que lo primero

Digo que es más inteligible que uíquido, cual es el agua, se convierta e

sangre, que es otro líquido; que el que s

ransmute en las fibras duras, y sólidade un leño.32. Pero lo cierto es, que la grand

fluidez del agua no estorba el que se



nutrimento de los cuerpos más sólidos, duros. Más fluido sin duda, y mádelicado que el agua es aquel jugo coque se nutren nuestros huesos, puepenetra sus estrechísimos poros, lo quel agua no puede. Sin embargo

consolidándose en ellos, aumenta sdurísima substancia. ¿Y cuánta será ldelicadeza de aquel jugo, qu

penetrando los, aun mucho más angostosporos del marfil, nutre los preciosocolmillos del Elefante? Esta

observaciones son concluyentes contros que en la mucha fluidez del aguponen la dificultad de que puedalimentarnos.



33. Finalmente, si por la autoridase ha de decidir esta cuestión, en PaulZaquías, lib. 5. Quaest. Medic. Legal tit1, quaest. 6, se pueden ver los muchoMédicos, y Filósofos, que este Autocita por la opinión de que el agua e

nutritiva de nuestros cuerpos. Aunque everdad, [198] que el mismo Zaquíadisiente a ella, diciendo, que l

contraria es común.34. Mas si es verdad lo que dic

este Autor de que la opinión, que nieg

a facultad nutritiva al agua, es comúentre Filósofos, y Médicos; estoProfesores muy poco caso hacen de sudos grandes Príncipes Hipócrates,



Aristóteles; pues estos supremos Jefede la Filosofía, y Medicina estáexpresos por la sentencia de que la agues alimento de todos los cuerpos, siexceptuar alguno. Hipócrates, en el librprimero de Dieta, en el cap. 6 divisió

2, num. 4, dice así: Ignis enim omnier omnia novere potest; aqua ver

omnia per omnia nutrire. No está meno

claro Aristóteles, o acaso lo está másAsí dice, lib. 4. de Generat. Animacap. 2, hacia el fin: Huius enim usu

lurimus est, atque in omnibus aqualimento est, etiam siccis. Donde es dnotar la advertencia de que los cuerposecos se alimentan de agua.



35. Pero ya otras muchas veces hobservado, que los Médicos, Filósofos, que más estrépito hacen coa autoridad de Hipócrates,

Aristóteles, son los que menos cashacen de ella, siguiendo frecuentement

máximas opuestas a las suyas; aunque everdad, que esto por la mayor partpende de ignorancia de la doctrina d

esos dos Príncipes, en cuyas obraapenas ponen los ojos los más de loProfesores de una, y otra facultad, com

me consta con toda certeza. Pero esmismo muestra el poco aprecio quhacen de ellos.

36. Yo, coartando la resolución a lo



ndividuos de nuestra especie, que es lque únicamente nos hace al caso, juzgque el agua a todos presta algúalimento, poquísimo comúnmente, perbastante respecto de algunos rarísimos extraordinarísimos temperamentos;

a que sean tales por constitución nativao que se hayan hecho tales poaccidente. He notado, que las Inedia

extraordinarias, que he leído, y en quno he hallado repugnancia al asensosobrevinieron a repetidos, y gravísimo

afectos morbosos. Así sucedió a lenferma de la consulta, y [199] lo misma aquella de quien da noticia el AbaBoisot, como éste testifica en s



Relación. Estos repetidos, y gravísimoafectos inmutaron el temperamento duna, y otra enormemente.

37. Pues Vmd. me envió la consultpor encargo de nuestro Padre Abad dese Colegio, el cual dimanó de

lustrísimo Señor Obispo de Coriadespués de ponerme a la obediencia dsu Paternidad, sírvase de decirle, qu

cuando remita mi respuesta a aquePrelado, me haga el favor de asegurarleque con gran gusto mío he tomado est

eve trabajo por complacer a slustrísima; y será mayor el gusto sfuere de su satisfacción el trabajo

uestro Señor guarde a Vmd. mucho



años. Oviedo, y Mayo 15 de 1747.

Nota

38. No puedo negar, que toda l

Filosofía, de que he usado en la Cartantecedente, para salvar la posibilidadel hecho, por lo relativo a l

generación de tanta sangre en tan largnedia no me satisface, de modo, que nhaya quedado con algún escrúpulo eorden a su realidad. Yo no abandonaramás la regla que estampé en e

Discurso 1 del quinto Tomo del TeatrCrítico, que cuanto son má



extraordinarios los casos, tanto pardarles asenso se exigen más fuertes, autorizados testimonios. El elogio máhermoso, que he leído de Catón, fue eque le dio como indirectamente, y poncidencia, desde su Tribunal, un Preto

Romano, viviendo aún el mismo CatónPretendía el que oraba por una de lapartes ser creído sobre cierto hecho, po

el testimonio de un testigo único, qualegaba, por el título de que el testigera hombre de conocida veracidad; a l

que el Pretor replicó: Donde la ley piddos, o tres testigos, yo no mcontentaré con uno sólo, aunque estestigo solo sea el mismo Catón. L



proprio digo con proporción a nuestrcaso. Donde la difícil credibilidad de uhecho, por ser muy irregular, pide mu200] fuertes, y poderosos testimonio

para ser creído, nunca me contentaré coos que bastan para probar un hech

común, y regular.39. ¿Pero qué testigos tenemos de

suceso de nuestra enferma? Sólo se m

citaron dos, su Confesor, y el Cirujanque la asistía. Doy que entrambos seamuy veraces, lo que especialment

creeré sin dificultad del Confesor, dcuyas prendas se me hizo una buenpintura. ¿Pero no pudieron estos dos seengañados? Sin duda: porque deb



suponer, que ninguno de ellos asistísiempre en presencia de la enferma econtinua vigilancia para observar si lministraban algún alimento. Realmentodo bien considerado, la inclinación

descreer el hecho, va cuesta abajo

porque la Filosofía, para salvarle, vmuy cuesta arriba.



Carta XIX

Paralelo de Luis XIV, Rey deFrancia, y Pedro el Primero,Zar, o Emperador de la Rusia

1. Muy Señor mío: Discurro, que lectura del Paralelo, que hice de Carlo

XII, Rey de Suecia, con AlejandrMagno, movió a Vmd. a solicitar otr

semejante de los dos famosos Príncipesque poco ha reinaron, Luis XIV en lFrancia, y Pedro el Primero en la Rusia

en que suponiendo Vmd. que ambo



merecieron el epíteto de Grandes, ques da la Fama, duda quien entre los do

se deba reputar mayor, en caso de no seperfectamente iguales.

2. Ya sobre este punto escribió algel Espectador Inglés, o Sócrate

moderno (uso de la voz Espectadonueva [201] en el Castellano, por nhallar en nuestro idioma otr

enteramente equivalente a la LatinSpectator ) en el Disc. 1 del Tomo 3Pero sobre que el Paralelo, que hizo est

amenísimo Autor, es demasiadamentceñido, le hallo algo vicioso, porque ndisimula en él el desafecto reinante esu Nación hacia el Monarca Francés



Cuanto a la substancia, convengo con éen la preferencia que da al Moscovita; aun juzgo, que esta preferencia estriben unas insignes ventajas.

3. Pedro Alexovitz, Emperador de lRusia, si se atiende al complejo d

calidades, y acciones por dondcomúnmente el Mundo califica dGrandes a los Príncipes, fue no sólo un

de los mayores, que tuvo el Mundo, peran sobresaliente aun en esta mism

elevada clase, que apenas se hallar

otro, que se le deba preferir. Coadvertencia he ceñido el mérito deelogio al dictamen común del Mundoporque supongo, que no se puede deci



absolutamente Príncipe excelente el quno posee todas aquellas VirtudeMorales, que exige un imperirazonable. A uno, que en presencia dAgesilao, Rey de Esparta, ponderaba egran poder del Rey de Persia, replic

con generosa indignación Agesilao: Nes mayor Rey que yo, quien no es máusto que yo. Más oportuno fuera e

apotegma, si la magnificencia, con quel otro hablaba del Rey de Persia, fuesrelativa a otra grandeza, que a la de s

vasto imperio. Pero no es ésta la reglde que usa el Mundo para medir lestatura de los Reyes. Sea un Alejandroascivo, intemperante, ebrio, cruel



iempos, y siempre usurpador; composea en un grado eminente las VirtudeMilitares, y en sus empresacorresponda su fortuna a su valor, serde todos los siglos apellidado Alejandrel Grande.

4. Es verdad, que aun de aquelloque no son muy escrupulosos en ldefinición del Heroísmo, son muchos lo

que no reconocen por Héroes a los quposeen aquellas virtudes, si estámanchados con tantos vicios. S

hablásemos con toda propriedad, nconcediéramos la alta prerrogativa dHéroe a quien habitualmente padezcalgún grave [202] defecto Moral. Per



el Idioma de los políticos moderados, aun de plumas bastantemente religiosasno pide tanto; antes están regularmentconvenidos en practicar con loPríncipes ilustres un género dcondescendencia benigna, en orden

algunos vicios, especialmente el de lambición, y otro hacia quien es muresbalizada la libertad de lo

Soberanos, como se contengan dentro dciertas márgenes.

5. Bien necesitan de esta Indulgenci

os dos Príncipes, cuya preferencia scuestiona, porque ninguno de ellos fuSanto. Uno, y otro tuvieron no levevicios. La ambición, y la incontinenci



fueron comunes a entrambos, y lambición en entrambos acompañada da mala fe. Explicóla, el Moscovita en lnvasión de la Livonia, violando co

frívolos pretextos los tratados, quhabían, desde que la había conquistad

Gustavo Adolfo asegurado aquel País a Suecia, y engañando con promesas d

Paz por medio de su Embajador e

Estocolmo, al mismo tiempo que estabdisponiendo la guerra. El MonarcFrancés, dicen muchos Autores, pec

anto en esta materia, que la relación dsus infracciones de tratados con loPríncipes vecinos, coloreadas cofalaces apariencias, casi vendría a se



una historia completa de su vidpolítica. Pero debo añadir, que aunquo publicaron así en España, Italianglaterra, y Alemania, lo publicaro

cuando eran enemigas de la Francia; así, hasta saber si hay Autores Francese

verídicos, que convengan en ellosuspenderé el asenso.

6. La incontinencia en Luis XIV

sobre escandalosa por pública, casi fuun pecado de por vida. Y en ella fue despecialísima nota la monstruos

orpeza de despojar al Conde dMontespan de su legítima esposa, parque sirviese muchos años a su lascivia

o hallo en las Historias, que leí de



Zar Pedro, que sus desórdenes en estmateria pasasen de la juventud; y aun sdice, que en los diez años, que mediarodesde el repudio de la primera mujerhasta su casamiento con la segunda, nuvo comercio con mujer alguna. Pero

oda su vida transcendió la manch203] de repudiar, y cerrar en u

Monasterio a su mujer la Princes

Eudoxia, y casarse con otra, viviendella, sin que precediese de parte de estotra culpa, que quejarse de la

nfidelidades del Zar: pues aunque nfalta Autor, que la creyó indiciada dadulterio, fue rebatido por otros mejonformados; y como dice el Anónim



Escritor de la vida del Zar, impresa eAmsterdam el año de 1742, toda lRusia está plenamente persuadida de snocencia.

7. Demás de estos vicios, comunes os dos Monarcas, otros tres s

atribuyen al Rusiano, de que no adoleciel Francés. El primero, la intemperancien orden al vino, y licores fuertes. E

segundo, dejarse arrebatar de la ira, tavez por levísimas causas. El tercero, lcrueldad.

8. Los dos primeros capítulos sociertos. Pero se rebaja mucho de sfealdad con dos consideraciones: Lprimera, que esos vicios eran en gra



parte influidos por la bárbara educacióque tuvo: La segunda, que hacía no leveesfuerzos por vencer una, y otra pasiónespecialmente la de la ira; y aun sastimaba amargamente de la gra

dificultad, que hallaba en reprimirla; d

modo que, según el Autor poco hcitado, muchas veces al revenir de suraptos se le oyó prorrumpir en esta,

otras semejantes exclamaciones: Yreformo a mis Vasallos, y no puedreformarme a mí mismo: maldit

emperamento, funesta educación, quno puedo vencer por más reflexiones, yropósitos que hago.

9. Lo de los conatos del Zar, par



vencer su pasión por el vino, y licorefuertes, afirma el Historiador IngléBurnet, que trató al Zar en Londres. Peres más probable, que nunca la venció.

10. El capítulo de crueldad es el eque yo no puedo conveni

absolutamente. Es verdad, que Pedrejecutó muchos, y severísimos castigospero muy merecidos de repetida

sediciones, cuyo asunto era despojarleno sólo de la corona, mas también de lvida. A que se añadió, [204] que lo

Rusianos, gente entonces bárbara, feroz dura, sólo podían ser contenidosproporcionando el rigor a su ferocidad.

11. Fuera de esto, hallo en l



Historia de este Príncipe muchos actode singular clemencia. A su hermana lPrincesa Sofía, que fue autora de larepetidas conspiraciones contra la viddel Zar, no dio más castigo que clausurde un Monasterio. Y al Príncipe Galicin

nstrumento principal de aquellPrincesa, no más que el destierro a lSiberia. A los Cosacos rebeldes, qu

haciéndose del partido del Rey dSuecia, tomaron las armas contra ésólo castigó desarmándolos. En l

batalla de Fraustadt el General SuecRenschid, Capitán insigne, pero cruehizo degollar a sangre fría a seis miRusianos rendidos. Podía el Zar, por e



derecho de represalia, ejecutar lproprio con muchos prisioneros Suecoque tenía, y a todos dejó con la vida.

12. En general con los prisionerode guerra era, no sólo benigno, y dulcemas aun noblemente generoso. Est

mostró en varias ocasiones. A loprisioneros de la batalla de Pultava, eque fue enteramente derrotado el Rey d

Suecia, después de concederlegraciosamente unas condiciones, muchmás ventajosas, que las que en la infeli

situación, en que se hallaban, podíaesperar, trató con la mayor humanidadel Mundo. Para cuya demostraciócopiaré aquí las palabras del Autor d



as Memorias del Reinado de Pedro eGrande, (B. Yyvan Nestesuranoimpresas en Amsterdam el año de 1740

13. «La suerte de tantos infelices lhizo (al Zar ) una impresión musensible, y más de una vez desaprobó l

conducta de un Príncipe, (el Rey dSuecia) que de esta manera sacrificaba su ambición tantos fieles Vasallos, d

quienes debía ser Padre, y ConservadorConcedió generosamente la libertad odos los Generales, y Oficiales; y po

dar a los Soldados rasos señalesensibles de su compasión, hizdistribuir a estos miserables más dquince mil ducados. El día siguient



convidó a su [205] mesa a todos loGenerales Suecos; y habiéndosnformado con aquella afabilidad, que l

era tan natural, de el Felt-MariscaRenschild, a qué número llegaba eEjército Sueco antes de la batalla;

sabido de él, que contendríanm diez nueve mil Suecos, y de diez a once miCosacos, le dijo: ¿Cómo es posible, qu

un Príncipe tan prudente como el Reyde Suecia, se haya aventurado con u

uñado de gente en un País incógnito

tan desdichado como ésteHabiéndole respondido Renschild, quellos no habían sido consultadosiempre para las operaciones, sí sól



que como fieles Vasallos habían servidsiempre sin contradicción a su Rey: Estfidelidad agradó tanto a su MajestaZarina, que quitándose la espada, quenía a la cinta, se la dio al Cond

Renschild, pidiéndole que l

conservase, como prenda de lestimación que hacía de su persona, poser tan fiel a su Rey. No mostró meno

bondad con el Conde Piper; y para quodos los prisioneros clásicos fuese

asistidos de todo lo necesario, lo

distribuyó por huéspedes a suGenerales. El Conde Renschild tocó aConde Scheremereff; el Conde Piper aConde de Coloiukin; el Príncipe d



Wirtemberg al Príncipe Menzikoff; eGeneral Stakelberg al General Rone, así de los demás.»

14. Es verdad, que no fue despuéconsiguiente en este proceder humancon los prisioneros de Pultava, lo

cuales relegó a la Siberia: y de los doprimeros Generales Renschild, Lovenhaut, el segundo vivi

misérrimamente aprisionado eMoscovia, donde últimamente muriónfelicidad que comprehendió también a

Conde Piper, primer Ministro del SuecoAcaso esos dos Próceres le daríadespués algún motivo especial dresentimiento, Renschild fue canjeado.



15. Al Comandante de la FlotSueca Erenschiold, de cuyo valor fuestigo en la batalla de Alandt, luego que hizo prisionero, regaló con un vestid

rico; y después de elogiarle altamentdelante de todos sus Oficiales, l

ofreció su amistad para siempre. [206]16. El proceder que tuvo en la tom

de Nerva fue digno del más nobl

Héroe. Obstinado el Sueco Gobernadoen no rendirse, entraron los Rusianos lPlaza por asalto. Ordenó al punto el Za

a sus Oficiales, que impidiesen todviolencia sobre los habitadores; mas npudiendo éstos contener a los Soldadosque furiosos robaban, violaban,



mataban cuanto veían, acudió el Zar posí mismo al remedio; y corriendo dcalle en calle, arrancaba las mujeres, os niños de las manos de los Rusianos

amenazaba a éstos con los más severocastigos para que se detuviesen

ayudando al imperio de su voz el terrode su espada, pues con ella mató más dcincuenta de los que halló má

obstinados en proseguir las violenciasEn fin, atajado el desorden, hacienduntar en la casa de Ayuntamiento lo

principales Ciudadanos, entró él; poniendo su espada toda bañada esangre sobre una mesa, les dijo estapalabras: No es sangre de lo



Ciudadanos de Nerva la de que esteñido este acero, sino la de muchousianos, que he sacrificado a vuestr

conservación. Depositada está hoy lespada en aquel sitio, ostentándoscomo monumento precioso de l

humanidad de aquel Monarca; y seríusto, que en las paredes de todos lo

Edificios públicos de Nerva, s

escribiese con caracteres de oro todo ehecho.

17. He expuesto a Vmd. los vicio

de los dos Monarcas, en que no siendgrande la desigualdad, se hallará menoro ninguna, si se atiende a docircunstancias, que disculpan en part



os del Moscovita, y gravan los deFrancés: la educación, y la Religión.

18. La educación del Moscovitacomo ya se insinuó, fue perversa; nadie ignora cuánto la calidad de leducación influye en todo el resto de l

vida. Toda Religión llena de errorescual es la que profesaba el Zar, turbmucho la vista intelectual en orden a l

mortalidad. Ni una, ni otra disculpa spuede alegar a favor de Luis XIV. Seducación fue bella debajo del gobiern

del Marqués de Villeroy, hombre bueno hábil, y a la vista de su Madre Ana dAustria, de quien dice el HistoriadoMr. Larrey, [207] que todos lo



Escritores concuerdan en darla el bellelogio de la mejor Reina del MundoProfesó siempre la Religión CatólicRomana, cuyas santas máximas npodían menos de darle continuamente erostro con sus relajaciones. Así no tení

otro recurso para hacerlas menontolerables, que el general de todos lo

viciosos, la fragilidad humana.

19. Pasados ya en revista los viciosque afean a los dos Monarcasraslademos la consideración a la

acciones, o virtudes que los ilustran. Yaquí es donde yo descubro unas grandeventajas del Rusiano sobre el Francés.

20. No se puede negar, que Luis XI



fue dotado de muchas buenacualidades: hombre discreto, de juicisólido, de espíritu constantebastantemente aplicado al gobierno, duna entereza Regia, mezclada coafabilidad popular, amante de la justicia

en cuanto no obstaba o a su ambición, a su deleite, estimador del méritohumano, liberal, propenso a que en e

Reino floreciesen las Artes, Ciencias, Comercio. Mas si estas partidas bastapara constituir un buen Rey, no so

suficientes para constituir un gran Rey.aun permitiendo, que sean suficientepara constituir un gran Rey, añadiré, quno lo son para constituir un Rey, tal, qu





mas enteramente agigantada.21. Dejando, pues, bastante campo

os Panegiristas de Luis XIV para que sextiendan en sus alabanzas, mcontentaré con decir, que este Príncipen ninguna manera [208] arribó l

grandeza del Heroísmo. Porqupregunto: ¿qué acciones proprias dHéroe ejecutó Luis XIV? Ni una hallo e

oda su Historia. Confieso, que hizalgunas cosas utilísimas, cuales fueronsobre todo, la extinción de los duelos,

el destierro de la herejía. Pero ni éstas mucho menos otras inferiores a éstaspendían, de extraordinarios esfuerzos, de alcances superiores.



22. La herejía estaba enteramentdesnuda de fuerzas, cuando fue lrevocación del Edicto de Nantes. LoDuelistas no constituían partido, porquno lo eran por profesión; y aun cuandse uniesen, sería en cortísimo número

Así la ejecución de uno, y otro no lcostó a Luis XIV más que quererla, decretarla. De modo, que en la

circunstancias, en que entonces estaba lFrancia, otro cualquiera Rey, que saplicase a ello, haría lo mismo. L

proprio digo de todo lo demás ququieran aplaudir en este PríncipeCuando entró en el gobierno, estaba lFrancia enteramente pacificada, lo



disturbios de la minoridad extinguidosPor recomendación del CardenaMazarini vió luego a sus lados donsignes Ministros, destinados

diferentes asuntos, Juan BaptistColbert, y Miguel de Tellier, que partía

entre sí todos los cuidados grandes de lCorona de Francia. A Colbert se debicuanto se adelantó entonces la Franci

en el Comercio, en la Marina, eEdificios públicos, en Ciencias, y Artesde que fue amantísimo, y liberalísim

Protector. A Colbert sucedió el Marquéde Louvoix, gran Ministro también, dvastísima capacidad, y suma aplicaciónpor lo que pudo cumplir con los muchos



altos empleos que tuvo. Asistiendo Luis XIV tales Ministros, no le quedabque hacer, sino autorizar sus ideas parque se ejecutasen.

23. Por lo que mira a las grandeventajas, que logró en las guerras co

os Príncipes vecinos, aquéllas sdebieron a los excelentes Generales quuvo. Y no hay que decir, que él lo

formase, o en alguna manera concurriesa hacerlos tales, pues a las mayores dodos ellos el Príncipe de Condé, y e

Mariscal de Turena, a quieneustísimamente [209] se puede aplicar lque dijo Virgilio de los dos Escipiones

uo fulmina belli, hechos los halló,



con la fama ilustre ya cuando empezó reinar. Los grandes Generalecomúnmente dejan buenos discípulos; así sucedió en la mayor parte dereinado de Luis XIV. Sobre todo, eDuque de Luxemburgo, que fue quie

principalmente, después que faltaroaquellos dos Héroes, mantuvo la gloriMilitar de la Francia con ilustres,

repetidas victorias, debajo de lconducta del Príncipe de Condé habíaprendido el ministerio de la guerra.

24. De que resulta, que bieconsiderado todo de las grandes cosaque se hicieron en el reinado de LuiXIV, la única gloria, que sólidamente l



queda a este Monarca, es habeconocido los grandes talentos de algunoVasallos suyos, haberlos empleado, atendido.

25. ¿Pero qué? Aun dentro de estmisma especie cayó en alguna

gravísimas faltas, que verisímilmenthicieron infelices los últimos años de sreinado. Habiendo los dos Príncipes d

su sangre, el de Conti, y el Duque dOrleans, dado en algunas funciones, eque se hallaron muestras de u

extremado valor, y una acertadísimconducta; por unos celos, o llámensrecelos proprios de un corazópusilánime, los retiró del manejo de la



armas, y tuvo ociosos el resto de svida. Y aun al de Orleans lo poco que locupó le tuvo atadas las manos coórdenes opuestas a sus buenas ideas; poo que verisímilmente se perdió la gra

batalla de Turín, en que el Duque querí

que el Ejército Francés saliese de laíneas a recibir los imperiales en ras

campaña, que es lo que debía hacerse

según los mejores Maestros del ArtMilitar; y el orden de la Corte, que lpresentó el Mariscal de Marsin, l

obligó, con sumo pesar suyo, que npudo, o no quiso disimular, a esperarlodentro de las trincheras. El mismdesaire había padecido cinco años ante



el Mariscal de Catinat, a cuya prudentconducta fue preferida la temeridad dede Villeroy, de que se siguió el destrozque los Franceses padecieron en Chiar210]

26. Vamos ya a examinar la conduct

de Pedro el Grande. ¡Oh qué grande eodo! ¡Oh qué superior en todo a la de

Rey Francés! Hizo el Moscovita en u

reinado, de no muy extendida duracióncosas tales, que divididas podríaconstituir gloriosos muchos Reyes,

muchos reinados, y en todas se pueddecir, que él fue el todo, o por lo menoen todas agente principal, y en muchaagente, e instrumento juntamente. Hiz



Pedro el Grande, que en un vastísimmperio, lleno todo de la más refinad

barbarie, cuyos habitadores rudosndómitos, y feroces, no sólo ignorabaodas las Artes, pero parecían negados

su enseñanza, todas las Artes floreciese

como en otra cualquiera NacióEuropea. De unos hombres, que sólparecían hombres en la figura, hiz

buenos Soldados, hizo hábileGenerales por Mar, y por Tierra, hizPilotos, hizo Artífices para todo géner

de maniobras, hizo excelenteMatemáticos, Filósofos, HumanistasHistoriadores, Políticos, CortesanosDiscretos, &c. y para todo tuvo qu



vencer, no sólo la profunda ignorancide aquella gente, mas también sobstinada resistencia a deponer lbarbarie. Añádese haberles hechrenunciar los antiguos usos, que siendos más absurdos de todo nuestr

Continente, eran retenidos con indeciblerquedad: haber extinguido lo

Strelizes, que eran casi toda la fuerz

del Imperio, Milicia inobediente, revoltosa, temida de todos supredecesores, formando otra nueva,

quien dio Oficiales Extranjeros: habedespojado de la mayor parte de sautoridad al Patriarca, que siendadorado casi como Deidad de aquell



supersticiosísima gente, incomodabmucho la Soberanía de los Zares, o ldividía con ellos: haber humillado eiránico orgullo de los nobles, que a su

dependientes trataban como vilísimoesclavos: haber hecho conocer,

practicar a sus Vasallos varias virtudePolíticas, y Morales, de quienegnoraban aun los nombres.

27. A los ojos se viene, que parhacer todo esto era menester uncomprehensión, una capacidad inmensa

una fuerza de espíritu robustísima, uvalor en supremo grado [211] heróicouna actividad infatigable, una políticartificiosísima, un celo ardiente por l



felicidad de aquel dilatadísimo Imperio28. Efectos proporcionados a estas

otras virtudes fueron eestablecimiento de una Infantería taanimosa, y reglada, como la de otrcualquiera Nación Europea: una Marin

de cuarenta Bajeles de línea, y ddoscientas Galeras: Fortificacionesegún el estilo moderno de todas la

Plazas importantes: una excelentPolítica en todas las Ciudadeprincipales: una Academia de Marina

adonde todas las Familias Nobles soobligadas a enviar algunos de sus hijosColegios en Moscú, en Petersburg, y eKiof para enseñar las Lenguas, la



bellas Letras, y las MatemáticasEscuelas pequeñas en las Poblacionemenores, donde los paisanos aprehendea leer, y escribir: Escuelas públicas eMoscú de Medicina, Farmacéutica, Anatomía: un Observatorio para l

Astronomía: Imprentas tan buenas, comas de los Reinos que florecen e

policía: una Biblioteca copiosísima

compuesta de tres que compró englaterra, y Alemania, &c.

29. Tantas cosas insignes como la

que hasta aquí he referido, y otras quomito, hizo Pedro el Grande en ureinado de veinte y nueve años; (no máque éstos reinó solo por la muerte de s



hermano Juan, que ocupaba la mitad deTrono) que si las viésemos ejecutadaen otro gran Imperio por cinco, o seiReyes en el espacio de siglo, y mediode modo, que se dividiesen entre elloas partes de tan magnífica obra; a todo

estos cinco, o seis Reyes aclamaría emundo por unos Príncipes de extremadhabilidad.

30. Los medios con que logró tantas tan altas empresas, fueron ta

extraordinarios como ellas. Supo est

Príncipe hallar la mayor elevación en emayor abatimiento: levantóse sobrodos los Reyes, bajando a igualarse cosus más humildes Vasallos. ¿Cómo hiz



Soldados, y buenos Soldados a loRusianos? Sirviendo él como Soldaddesde el ínfimo grado, de donde fusubiendo por los pasos [212] regularehasta el supremo. Sirvió primero dTambor, luego de Soldado raso, despué

de Cabo de Escuadra, de Sargento, dAlférez, &c. Supongo, que ejerciendestos empleos no exponía su persona e

as funciones, como corresponde a caduno de ellos; pero los ejercía con ldiligencia más puntual, y con la má

rendida obediencia a sus Jefes. ¡Cuántnfluencia tendría esto en todos loRusianos! ¡Qué noble Moscovita sdesdeñaría de servir con el fusil, o co



a granada en la mano, viendo a sPríncipe batir el Tambor! He dicho, qusupongo que en aquellos empleos nexponía su persona; porque aun cuandsu ardimiento le impeliese a ello, lreprimirían sus Jefes, a quienes en todo

por todo obedecía con la mayoresignación. Sobrábale valor pero serífacinerosa imprudencia arriesgar un

vida, de quien pendía la felicidad de lRusia. Sobrábale valor, como mostraben varias ocasiones, siendo General d

sus Tropas, en cuyo estado no tenísuperior que le impidieseespecialmente en dos. La una fue lbatalla, que dio al General Leventhaud



a margen del Nieper, donde habiéndospuesto en fuga al primer encuentro lnfantería Rusiana, congregada d

nuevo, colocó un número crecido dCalmucos, y Cosacos detrás deEjército, con orden de que hiciese

pedazos a cualquiera que huyese, sireservar su misma persona, en caso quél cometiese esa vileza. Otra, cuand

circundado del Ejército Turco a laorillas del Pruth, y perdido sin remedioeligió perecer con las armas en la mano

antes que rendirse; aunque de uno, y otrriesgo le libró su esposa la célebrEmperatriz Catalina, sobornando coodas sus preciosas joyas al avaro Visir



que mandaba el Ejército enemigo.31. El mismo ejemplo que a la

Tropas de Tierra dio a las de Marsubiendo por todos los oficios, desde ede Grumete, hasta el de Almirante; nsiendo esto mera denominación, sin

empleo real, y verdadero; pues cuandGrumete, servía al Capitán de Navío eodas aquellas humildes ocupaciones e

que los demás Grumetes a los suyo213] y en una ocasión, qumprudentemente el Capitán, corriend

un viento fuerte, le mandó, o permitisubir a la gabia, intrépidamente lejecutó, aunque luego que el Capitán lvió arriba, conociendo el peligro l



mandó bajar.32. Raro espectáculo fue para e

Mundo, y lo será siempre puesto en lHistoria un Emperador de la Rusihaciendo el oficio de Tambor en lTierra, y el de Grumete en el Mar. Per

otro espectáculo más raro voy proponer. Pásmense todos los Príncipeexistentes, y venideros, de que es

mismo Emperador de la Rusia, poaprehender la construcción de lo

avíos, y enseñarla a sus Vasallos

excitándoles juntamente para que saplicasen a ella con su ejemplo, doaños estuviese ejerciendo el empleo dOficial de Carpintería en Amsterdam



con todas las circunstancias, condiciones de tal, vestido como lodemás Oficiales, sustentándose de spaga diaria como los demás; perexcediéndolos a todos en el afán derabajo. No los triunfos de Camilo, d

Marcelo, de Mario, de César, dPompeyo embelesaron tanto a loRomanos, como Pedro el Grande

ncógnito debajo del nombre de PedrMicaelof, y al mismo tiempo conocidde todos por lo que era; madrugand

muy de mañana al astillero en hábithumilde con la hacha debajo del brazo, ocupando todo el día en aquella tarecon tanto ardor, como si pendiese d



ella su vida.33. Esta fue una especie de heroísm

ncógnito hasta entonces al Mundo; perheroísmo de orden superior a cuantos eMundo celebró hasta entonces. Fue uvoluntario eclipse de la Majestad, qu

descubrió todo el esplendor de la virtudCuando se propone un fin tan noblcomo el bien de los Vasallos, e

grandeza más que Regia despojarsenteramente de la pompa. Aquellaalmas vulgares que sólo adoran en lo

Príncipes la exterior magnificencianotarían, y aun despreciarían, comndigna de la soberanía, aquell

aparente bajeza; y al mismo tiempo e



Zar, con una celsitud de ánimo, propride su gran corazón, [214] despreciabcomo irracional ese mismo desprecio. Yaun puede ser (porque no ignorabenteramente la Sagrada Escriturauviese presente lo que pasó entr

David, y Michol en caso muy semejante34. Aquel gran Rey, y gran Santo

cuando en procesión solemnísima s

redujo el Arca del Testamento de lCasa de Abinadab a Jerusalén, eobsequio de la Divinidad, que en ella s

representaba, ceñido con una zona, cubierto con un sobrevestido de linoque la voz de Ephod, de que usa l

Escritura, un medio entre uno, y otr



significa) iba danzando con cuantfuerza, y agilidad podía delante deArca: Saltabat totis viribus ant

ominum. Viólo su Esposa Michodesde una ventana, cuando ya el Arcentraba por la Ciudad; y considerando

David envilecido con el humilde oficide Danzarín, a que se añadía lhumildad del traje, dice la Escritura, qu

e despreció en su corazón: Despexieum in corde suo. Y aun añade, que couna irrisoria ironía le insultó lueg

sobre el hecho: Quam gloriosus fuihodie Rex Israel, &c. ¿Y qué lrespondió David? Que haría lo mismo, aún más, interviniendo el propri



motivo: y en esa aparente vilezfundaría su mayor gloria: Et ludam, &vilior fiam plus, quam factus sum… &

loriosior apparebo. El mismo bajconcepto, que de David hizo lmprudente Princesa, viéndole e

humilde traje, y humilde oficio, haríadel Zar, viéndole en humildes oficios, raje muchos de no mejor juicio, qu

Michol. ¿Mas qué tenemos con eso? Esvil exterioridad constituye para lohombres de entendimiento la mayo

gloria del Zar, como también la dDavid: Gloriosior apparebo.35. Tanto hizo por el bien de su

Reinos Pedro el Grande, y tanta gloria l



resulta de lo que hizo. Príncipverdaderamente incomparable, a quieustísimamente se puede adaptar, aunqu

no por el mismo título, lo que lEscritura dice de Josías: Similis illi nouit ante eum Rex. (4. Reg. cap. 25.

adie hizo lo que él hizo. Digan, puecuanto quieran en su alabanza loPanegiristas de Luis XIV. [215

Concederé, que fue un excelente Reyque mereció el epíteto de Grande. Perdudo, que en la conservación de est

epíteto, hacia la posteridad, logre ldicha de su antecesor el glorioso Carlagno, en quien la expresión de l

grandeza se unió con tanta estrechez a



nombre, que vino a hacerse parte denombre la expresión de la grandezaAdularon mucho sus Vasallos, y aun npocos forasteros a Luis XIV. Creo quhubiera sido mucho mejor Rey, si no lhubieran adulado tanto. No faltó sin

consagrar sus mismos vicios, dándoleel nombre de virtudes; y en parte, ni auesto faltó. De aquellos pomposo

Panegíricos, de que se llenó su Reino, aun los extraños durante su vidaquedaron sonoros ecos después de s

muerte, como olor de los inciensos, quan largamente le habían tributado. Pernoto ya en algunos Escritores Francesesque tomaron la pluma posteriormente



su fallecimiento, una tal languidez en suelogios, que temo, que pasado un sigla el eco de los Panegíricos no suene,

el humo de los Inciensos se disipe.36. Ciertamente no sucederá esto

Pedro el Grande porque a la grandeza d

sus acciones sobra mucha magnitud parlenar la extensión de treinta, o cuarent

siglos.

37. Sólo le faltó a este grandhombre una hazaña superior a todas laque logró, que fue plantar la verdader

Religión en sus Reinos. Era sin dudcapaz de hacerlo; y aun me atrevo decir, que le sobraban fuerzas para ellocuando ya tenía a todos sus súbdito



enteramente rendidos a su arbitrio. Mapara ejecutarlo era menester, quprimero la Divina Gracia le desterrasdel entendimiento su errada creenciacon aquella iluminación, que sólo puedvenir del Padre de las Luces. Aun par

as previas disposiciones, que se puedeponer acá abajo, o por hablar máeológicamente, para la remoción de lo

estorbos; había infinito que vencerporque es grande la resistencia del erroenvejecido. ¡Cosa lamentable! que l

senectud, que todo lo debilita, y quita evigor a los animales, a las [216] plantas aun a las piedras, aumenta las fuerza

al error.



38. Con todo aun en esta materihizo algo, y no muy poco Pedro eGrande; porque desterró algunas daquellas más crasas supersticiones, qucon una firmísima adherencia estabaradicadas en la ceguera de sus Rusianos

39. Ultimamente, para complementde éste, ya más Panegírico, quParalelo, añadiré aquí a Vmd. otr

maravilla de este grande hombre, que sme haría increíble, si no lo viesasegurado por varios Autores: y es, qu

sin embargo de los máximos negociosque siempre le ocuparon, se instruyó evarias Ciencias, y Artes, de modo, qufue Matemático, Filósofo, excelent



General de las Tropas de Tierrahabilísimo Almirante para las de MarPolítico insigne, Historiador, PilotoArquitecto Naval, &c. ¡Raro genioPortentosa capacidad! Nuestro Seño

guarde a Vmd. muchos años.



Carta XX

Sobre el Sistema Copernicano

Se advierte, que las leguas de que sehabla en esta Carta, y en la siguiente son de las veinte, y cinco en grado,

mucho menores, que las Españolas, delas cuales no caben en cada grado

terrestre más que diez y siete y media

1. Muy Señor mío: Notable es la ira, quVmd. ha concebido contra e



Eclesiástico, y el Militar, que en lconcurrencia, de que Vmd. me dnoticia, tocándose la cuestión deSistema del Mundo, mostraronclinarse [217] a la opinión de Nicola

Copérnico, que colocó al Sol quieto e

el centro del Mundo, transfiriendo a lierra el movimiento del Sol. Y bie

pudiera esa ira ser justa. Pero en Vmd

por dos capítulos deja de serlo, uno dexceso, otro de defecto. El exceso esten la censura, que Vmd. hace de aquell

opinión, tratándola de sueño, delirio, quimera; y a los que la siguen de ilusosfatuos, y locos. El defecto es de lanoticias necesarias para hacer una crisi



usta en la materia: defecto que Vmdmismo no rehusa confesar, cuando diceque no sabe de esto, ni ha menestesaber más, que lo que le informan suojos para tratar de quimérico el SistemCopernicano.

2. ¡Oh qué engañado que está VmdLos ojos nada deciden, ni puededecidir en la cuestión. Esto lo confiesa

cuantos con conocimiento de causa hampugnado a Copérnico. En efecto e

cosa de la suprema evidencia, qu

aunque la tierra se moviese, y el Soestuviese quieto, nuestros ojos norepresentarían, del mismo modo quahora, la Tierra en reposo, y el Sol e



movimiento. E igualmente cierto es, qusuponiendo, como suponemos, el Sol emovimiento, y la Tierra en reposo, si uhombre estuviese en el Sol, se lrepresentaría éste quieto, y la Tierrgirando alderredor de él. Es regl

constante en la Optica, que respecto deque está en un cuerpo grande, que smueve, la apariencia del movimiento s

ransfiere a otro, u otros cuerpodistantes, que están quietos, mayormentsi el movimiento es uniforme, y de u

enor igual. Todos los que han navegadalgo, saben, que cuando un bajel vcosteando con un viento plácido, nparece a los que van en él, que el baje



se mueve; antes se les representa, que smueven en contrario sentido los árbolespeñascos, o casas que están en laorillas. Aun sin estar en el cuerpo que smueve, como éste esté más cerca, srepresenta sin movimiento, transferido

otro más distante, como el movimientde las nubes a la Luna sobrepuesta ellas; de modo, que si las agita un vient

Oriental muy fuerte; no se representaque las nubes [218] caminan de Orienta Poniente, sino que la Luna vuelv

rápidamente de Poniente a Oriente. Asel argumento tomado de la apariencidel movimiento del Sol, y quietud de lTierra, que parece a los vulgare



concluyente contra Copérnico, es oídcon irrisión de los Doctos, tantCopernicanos, como Anti-Copernicanos

3. Ni son más eficaces, a la reservde uno sólo, los demás que se hadiscurrido contra el Sistem

Copernicano; aunque es verdad, que lfalencia de ellos no está tan en lsuperficie; que no sea menester algo d

Física para descubrirla. Arguyen lprimero, que si la tierra se moviese, laaves, después de vaguear un poco por e

aire, no hallarían sus nidos, porqumoviéndose la Tierra velocísimamentcon ellos, mientras ellas andabavolando, ya estarían distantísimo



cuando se abatiesen a buscarlos. A estse responde, que en la opinión dCopérnico, el aire, que insiste sobre lTierra, y toda la Atmósfera, gircircularmente con ella, y lleva consigas aves siempre en igual distancia d

os nidos.4. Arguyen lo segundo, que si l

Tierra se moviese, cuando algun

arrojase una piedra perpendicularmenthacia arriba, ésta caería, no junto al qua había disparado, sino a gran distanci

de él; porque mientras la piedra sube, baja, la Tierra, moviéndosvelocísimamente con el que la disparóe pondría a mucha distancia del siti



donde cae la piedra. Respóndese, que ea suposición hecha, la proyección de l

piedra le da dos impulsos diversos, unvertical, otro horizontal: el movimientvoluntario de la mano le da el verticael movimiento necesario de la mano,

de todo el cuerpo, conducido del de lTierra, que es horizontal, le comunica a piedra el impulso horizontal;

combinados estos dos impulsos, nresulta en la piedra, ni movimientvertical, ni horizontal, sino u

movimiento mixto, medio entre los dospor el cual la piedra va subiendo a lverdad; pero por una línea, que tienmucho más de horizontal, que d



vertical, por ser el impulso horizontal, necesario, como impreso demovimiento de la [219] Tierra muchmás rápido que el de la mano, y muchmás fuerte, que el vertical, y voluntariode que resulta, que la piedra en subida,

bajada sigue una línea circular dpoquísima curvatura, o qusensiblemente se puede tomar por recta

en virtud de la cual va caminandsiempre verticalmente sobre el que la hdisparado. Añádese, que el movimient

del Aire conforme al de la Tierrapromueve también el movimienthorizontal de la piedra.

5. En Francia se hizo un



experiencia célebre en prueba de lverdad de esta solución. Tratándose lmateria de ella en un concurso, en que shallaba el célebre Filósofo PedrGasendo, opuso uno, que si la Tierrdiese el pretendido impulso horizontal

a piedra, de tal modo, que ésta cayesen el mismo sitio, que caería estando lTierra inmóvil; en caso que uno, puest

en lo más alto del árbol mayor de ubajel, instruido de tres órdenes dremos, dejase caer una piedra

moviéndose entretanto el bajel con toda rapidez, que le pudiesen dar unánimeodos los remeros, caería la piedra a

pie del mastil; lo que al que proponía e



argumento le parecía imposible, y lmismo a los más del concurso, qudaban por infalible, que la piedra caerídetrás de la popa; de que concluían, quel asunto de la solución dada, era mángenioso, que verdadero. Per

Gasendo, que penetraba mejor que nadisu solidez, mantuvo con una persuasiónvencible, que la piedra caería al pi

del mastil. Por interesarse en el examea curiosidad de algunas persona

poderosas, se llegó a la experiencia,

sucedió puntualmente lo que Gasendhabía firmado.6. Yo dijera, antes de la experiencia

o mismo que Pedro Gasendo, y con l



misma firmeza que él; porque la razóme muestra con la mayor evidencia lnfalibilidad del afecto. Y con todo, ¡o

cuántos, y cuántas al leer esto quedarádescreyentes a la razón, y lexperiencia! Sucedióme tal vez no pode

meter esta física en la cabeza a usujeto, por otra parte bastantementhábil, aunque me empeñé e

explicársela con la mayor claridaposible. [220]

7. Con la doctrina dada en la

soluciones a los dos argumentopropuestos, bien penetrada, se puededisolver otras objeciones, que vienen reincidir en uno, u otro. Sólo hay un



dificultad, y realmente grande, contra eSistema Copernicano, para que no sirva doctrina dada, y es la que voy

proponer ahora.8. Es preciso en el Sistem

Copernicano alejar lo que llamamo

Firmamento; esto es, las Estrellas fijas una distancia tan enorme, no sólo de lTierra, mas aun de todo el Orb

Planetario, que se hace insufrible a lmaginación. Para concebir, qu

distancia es ésta, se ha de suponer l

primero, que después de muchas exactaobservaciones, están convenidos loAstrónomos modernos en que el Sodista de la Tierra treinta, y tres millone



de leguas. Se supone, que en estmateria no cabe observación alguna taexacta, que no admita el error de umillón de leguas. Pero esto importa tapoco al asunto, que podemocontentarnos con que sean no más qu

reinta millones justos. De aquí resultaque el diámetro del círculo, por dondgira la Tierra alderredor del Sol, es d

sesenta millones de leguas, y lcircunferencia de ciento y ochentmillones. Se ha de suponer lo segundo

que siendo de tan prodigiosa magnitud eOrbe, a quien termina este círculoOrbe anuo le llaman los Astrónomos

nombre que le conviene igualmente, qu



el Sol gire alderredor de la Tierra, qua Tierra alderredor del Sol) es como u

punto imperceptible, respecto de lgrandeza, y distancia del FirmamentoLo que hace evidencia de esto es, quaun suponiendo la Tierra trasladada d

un punto del Orbe anuo al puntdiametralmente opuesto, no se hhallado, aunque se ha tentado infinita

veces con la mayor aplicación, paralajalguna de las Estrellas fijas; esto es, eel mismo lugar aparente se ve cualquier

fija, mirada de tal punto del Orbe anuoque del otro punto, que dista de éstsesenta millones de leguas; y a no ser ldistancia de la Tierra al Firmament



como inmensa, la paralaje de cualquieEstrella fija; esto es, su distancia deugar aparente al [221] verdadero, serí

grandísima. De modo, que si unEstrella Fija, v.g. la llamada Sirius ques de las mayores, y más brillantes, n

distase (pongo por ejemplo) más qudiez mil veces más, que dista de lTierra el Sol, se observaría en ella u

paralaje muy sensible. En fin, lomejores Astrónomos están convenidosen que si la Tierra gira alrededor de

Sol, la distancia de Sirius a la Tierra emás de cuarenta mil veces mayor que ldistancia de la Tierra al Sol: dista poconsiguiente esta Estrella de la Tierr



mucho más que un millón de millones deguas. ¡Vacío inmenso! Distanci

portentosa, que resiste admitir lmaginación, aunque el discurso no hall

argumento alguno con que convencerlde falsa.

9. Este es el único argumentoratione contra Copérnico, que hacalguna fuerza. ¿Y qué hay a favor d

Copérnico? ¡Oh qué lejos estará Vmdque tiene su Sistema por sueño, delirio quimera de imaginar, que hay a favo

de él, no uno sólo, sino algunoargumentos tan fuertes, que haarrastrado a la mayor parte de loprimeros Matemáticos de Europa, sino



abrazarle como cierto, por lo menos calificarle de más probable, que lodemás! Propondré los que juzgo máplausibles.

10. El primero insiste en una especide compensación del pretendid

absurdo de la inmensa distancia deFirmamento, que se deduce contrCopérnico. Es verdad, dicen lo

Copernicanos, que la imaginación mircomo monstruosidad aquella enormdistancia. Pero otra monstruosidad igual

aun mayor, están obligados a tragar loque se oponen al Sistema Copernicanoque es la increíble celeridad dmovimiento de las Estrellas Fijas, y au



del Sol, y demás Planetas; pues estncreíble celeridad se evita enterament

en el Sistema Copernicano; y en eSistema vulgar es increíble, como voy exponer.

11. Los Copernicanos, que ponen a

Sol inmóvil en el centro del Mundosuplen con dos movimientos de la Tierros dos movimientos; esto es, el anuo,

el diurno, que el Sistema vulgar atribuyal Sol. Con el movimiento anuo [222gira la Tierra alderredor del Sol por l

circunferencia de ciento y noventa y domillones de leguas (o sean no más quciento y ochenta, según la rebaja quarriba admití) en trescientos y sesenta



cinco días, y poco menos de seis horas con el diurno hace una revolució

entera sobre su eje en el espacio dveinte y cuatro horas. Dejemos ahora emovimiento anuo, que no nos hace acaso, y vamos al diurno. Si la tierra n

hace este movimiento de revoluciósobre su eje en veinticuatro horas, epreciso que el Sol, los demás Planetas,

as Estrellas Fijas, giren alderredor da Tierra en ese espacio de tiempo

como en efecto se nos presenta así, y e

Sistema vulgar toma por realidad esrepresentación.12. Digo, pues, que sentado esto, e

preciso admitir una celeridad increíbl



en el movimiento del Sol; mucho mássin comparación, en los Planetasuperiores, v.g. Saturno; y muchísimmás en las Fijas. Distando el Sol treintmillones de leguas de la Tierra (voconsiguiente en la rebaja de los tre

millones de leguas) es forzoso, qugirando alderredor de la Tierra, corra eel espacio de veinte y cuatro hora

ciento y ochenta millones de leguaspues esa circunferencia corresponde asemidiámetro del Orbe anuo, que es d

reinta millones, distancia de la Tierra aSol, o al diámetro, que es de sesentmillones. Para esta cuenta rebajo en lcircunferencia diez y ocho millones d



eguas; pues siendo en el comúcómputo de los Astrónomos el diámetrdel Orbe anuo sesenta y seis millones deguas, corresponden a la circunferenci

ciento y noventa y ocho millones. Correpues, el Sol en cada hora del día siet

millones y medio de leguas, y en cadminuto ciento veinte y cinco mil leguasYa la imaginación, que no está hecha

concebir mayor rapidez, que la de unbala, no puede menos de extrañamuchísimo esta rapidez del Sol, que e

más de mil veces mayor que aquéllaPero aun esto es poquísima cosarespecto de lo que resta.

13. A Saturno colocan lo



Astrónomos diez veces más [223distante de la Tierra que el Sol; esto esrescientos y treinta millones de leguas

Dejémoslos en trescientos, rebajandos treinta. Y en efecto alguno

Astrónomos no le dan más distancia, qu

a de trescientos millones. Gira, segúesa cuenta, Saturno alderredor de lTierra, en el espacio de veinte y cuatr

horas, por un círculo de mil ochocientos millones de leguasCorrespóndele andar en cada hor

setenta y cinco millones de leguas: ecada minuto primero un millón, doscientas mil leguas; y en cada minutsegundo veinte mil leguas. La duració



del minuto segundo es poco mayor, quel de una pulsación arterial.

14. Dígame Vmd. ahora cosinceridad, si no se le representa máarduo, que un cuerpo, en el brevísimiempo de la pulsación de una arteria

corra catorce, o quince mil leguas; quel que las Estrellas Fijas estén a aquellgran distancia de nosotros, que hac

precisa el Sistema Copernicano. Yo creque sí; porque al fin, para cualquiedistancia de un cuerpo a otro sabemo

que hay un espacio infinito, en que Diopuede poner los cuerpos a la largcuanto quiera; pero un movimiento dan portentosa rapidez, no sólo l



maginación, mas aun el entendimienthalla una grandísima dificultad econcebir como pueda hacerse, sin que emóvil en cada punto indivisible diempo corra más, que un puntndivisible de espacio; lo cual por otr

parte es imposible, porque se seguiríestar a un mismo tiempo en dos lugaredistintos.

15. Si de Saturno subimos a laEstrellas Fijas, crecextraordinariamente la dificultad. Estas

de la misma calidad que el Sol, Saturno los demás Planetas, si la tierra no sresuelve diariamente sobre su eje, sresuelven alderredor de la Tierra en e





es excusado poner aquí. Poconsiguiente el movimiento de laEstrellas Fijas es mucho más rápido quel de Saturno. Vea ya Vmd. si ldificultad, que encuentra la imaginacióen concebir tan portentosa rapidez

nevitable en el Sistema comúnequivale bien a la que halla en concebia portentosa distancia de las Fijas a l

Tierra, inevitable en el SistemCopernicano; y por consiguiente, si estbien compensado el argumento, qu

contra Copérnico se hace sobre estdistancia, con el que, contra el Sistemcomún, se forma sobre aquella rapidez.

16. Quedando las dos opiniones, e



cuanto a esta parte, en equilibrio, epreciso en el todo de la disputa, ecuanto esta rueda precisamente sobrargumentos a ratione, concedeconsiderables ventajas a la dCopérnico; porque contra Copérnico n

hay argumento que tenga las más levdificultad, sino el propuesto de lnmensa distancia del Firmamento; per

a favor de Copérnico, y contra eSistema común, hay, fuera del que acabde exponer, otros de mucha fuerza.

17. El segundo argumento, pues, quse hace a favor del SistemCopernicano, se toma de su simplicidadHay tres Axiomas admitidos de todo



os Físicos, que protegen soberanamentpor esta parte dicho Sistema, aunquodos tres coinciden en uno. El primeroon sunt multiplicandae entitates sin

necessitate. Segundo, Natura studecompendio. Tercero, Frustra fit pe

lura, quod potest fieri per paucioraAhora bien. El Sistema vulgar no puedsubsistir, ni salvar los Fenómenos, si

poner en movimiento, y movimientrapidísimo todos los Cuerpos Celestepor espacio de veinte y cuatro horas;

por mejor decir, ese movimiento diurnde todos los Cuerpos Celestes entra ea esencia del Sistema vulgar. Hay die seis Cuerpos Planetarios, [225]



quienes da el Sistema vulgar estcotidiano movimiento; conviene a saberos siete Planetas principales, y nuev

secundarios, de los cuales cuatro slaman Satélites de Júpiter , y cinco d

Saturno. Todos estos están condenado

en el Sistema vulgar a volteaalderredor de la Tierra diariamente. Lmismo todo el numerosísimo ejército d

as Estrellas Fijas. Cuanto más se haperfeccionado los Telescopios, tantmayor multitud de Estrellas se ha id

descubriendo. Según el P. Ricciolo no enverisímil, que hay dos millones dEstrellas. Añádese, que casi unánimeos Astrónomos modernos, convienen e



que todas son como otros tantos Solespues tienen luz propria como nuestrSol; lo que se evidencia de su centelleo radiación; y el parecer tan pequeña

pende de estar por tan dilatadoespacios alejadas de nosotros. Todo

estos cuerpos, tantos, y de tan enormgrandeza, se ve precisado el Sistemvulgar a poner en movimiento,

movimiento, cuya monstruosa rapidez shace inconceptible; y todo esto lo excusel Sistema Copernicano con sólo e

movimiento diurno de la Tierra sobre seje. ¿Quién no dirá, que esto segundo emás conforme al genio de la naturaleza¿A aquel genio económico, digo, qu



expresan los tres Axiomas citadoarriba?

18. El tercer argumento se funda ea virtud magnética de la Tierra, la cuaienen ya por indubitable los Filósofos

como firmemente deducida de l

nclinación, y declinación de lomagnéticos. Se funda, digo, el argumenten esta virtud magnética de la Tierra, l

cual sería enteramente inútil, y sin usalguno en la Naturaleza, si la Tierra ngirase en el Orbe anuo alderredor de

Sol; mas puesto este movimiento, tienel grande uso de conservar eparalelismo del eje de la Tierradirigiéndose al mismo punto de



Firmamento.19. El P. Dechales, que se propon

este argumento, no da a él otrrespuesta, que la común de que emagnetismo de la Tierra sirve para quésta se conservr inmóvil en su sitio,

dos puntos suyos miren siempre los doPolos. Pero [226] dada esta soluciónmuestra luego bastante desconfianza d

ella, oponiéndole, que para lnmovilidad de la Tierra basta s

gravedad; esto es, la conspiración,

endencia de todas sus partes a un centrcomún. Restat tamen, son sus palabrasaliquis scrupulus, quod licet virtutmagnetica careret; sufficienter v



ravitatis eundem situm observaret. ¿Yqué responde a esta objeción? Nada esubstancia; contentándose con decir, quos que llevan el Sistema opuesto al d

Copernicano, habrán de negar el que lgravedad de la Tierra baste para salva

su inmovilidad: Hoc tamen negandumest in opinione communi. Mas yo no sque esto se pueda negar; y el P. Dechale

habla en un tono, que da sobradamente entender, que esta solución no le cuadraSin embargo no da otra.

20. El cuarto argumento se toma, dque en el Sistema Copernicano se salvaos movimientos de los Astros si

reposo, ni retrogradación. Cuand



hablan los Astrónomos en general demovimiento de los Astros, los divideen Directos, Estacionarios,

etrógrados. Estas denominaciones sorespectivas al movimiento, o quietudque en diferentes tiempos, o situacione

iene un mismo Astro. Llámase Directocuando va continuando el movimienthacia delante por su órbita

stacionario, cuando se representparado: y Retrógrado, cuando parecque retrocede. Todos convienen en qu

es un delirio asentir a que los Astroparen, ni retrocedan efectivamente, si nfuese por milagro: que por consiguienteasí su reposo, como su retroceso, so



meras apariencias. La dificultad está eseñalar la causa de estas engañosaapariencias. Y aquí es donde el Sistemde Copérnico logra unas grandeventajas sobre el vulgar, en el cual, parcomponer aquellas apariencias, s

recurre a un enredadísimo, y aumposible armatoste de Excéntricos, piciclos; pero en el de Copérnic

clarísimamente se componen con lcombinación del movimiento de lTierra en el Orbe anuo, con el de

Planeta en su Orbita. Si Vmd. quisierver esto demostrado con la mayoevidencia, recurra al Tomo cuarto de227] Espectáculo de la Naturaleza



Obra ya bastantemente vulgarizada eEspaña) y al fin de él hallará uTratadillo con el título de Explicaciódel movimiento de los Planetas en eSistema de Copérnico, donde hay trefiguras, y en la segunda se pone a lo

ojos cuándo, y cómo el Planeta debrepresentarse a nuestra vist stacionario, o Retrógrado, no obstant

que va continuando uniformemente scurso.

21. El último argumento, que se hac

a favor de Copérnico, pienso que es da invención de Newton. Por lo menoo no le ví en otro Autor. Este argument

entra suponiendo una cosa, que todo





en este amplísimo espaciocomprehendido dentro del Firmamentohay diez y siete Cuerpos, o Globootales, que son los siete Planeta

primarios, Sol, Venus, Mercurio, lLuna, Saturno, Júpiter, y Marte: lo

cuatro Planetas secundarios, que llamaSatélites de Júpiter : los cinco tambiésecundarios Satélites de Saturno, y l

Tierra, a quien asimismo dan el nombrde Planeta de los Copernicanos; y dhecho lo parecería a quien la miras

desde la Luna, del mismo modo que lparece la Luna mirada desde la TierraEntre estos diez y siete Cuerpodistinguimos claramente el movimient



de quince; esto es, de todos exceptuandel Sol, y la Tierra, de quienes poobservación inmediata no podemodiscernir, si aquél gira alderredor désta, o ésta alderredor de aquél.

23. En estos quince Cuerpos, d

cuyo movimiento no [228] podemodudar, observamos constante una reglao ley general, la cual es, que nunca gir

el mayor alderredor del menor; antesiempre el menor alderredor del mayor.

24. Obsérvase constante esta regla

porque Saturno, Júpiter, Marte, Venus, Mercurio, que son menores que el Sogiran alderredor del Sol: los cincSatélites de Saturno, que son menos qu



Saturno, giran alderredor de éste: locuatro de Júpiter, menores que Júpiterhacen lo mismo respecto de él; y en fina Luna, menor que la Tierra, gir

alderredor de la Tierra. Puesto esto, eargumento de inducción persuade, qu

entre el Sol, y la Tierra sucede lmismo; esto es, que la Tierra, menor quel Sol, gira alderredor del Sol, que e

mucho mayor; no que el Sol, muchmayor que la tierra, gira alderredor della.

25. Sería una respuesta irrisibldecir, que puede, respecto de la Tierra el Sol, darse una excepción de aquell

regla. Las excepciones de las regla



comunes nunca se admiten sin pruebpositiva, y prueba muy eficaz. Un mer

uede ser , nunca es motivo racionapara admitir la excepción de regla. Lposesión del juicio, o el juicio dposesión siempre está por lo regular,

común: A frequenter contingentibus fiudicium.

26. ¿Qué le parece ya a Vmd.? ¿Est

aún en que es quimérico el SistemCopernicano? No lo pienso, porqusería menester una extrema rudeza par

perseverar en ese dictamen, después dvistos los argumentos que he expuesto su favor. Y aún restan otros algunosnada despreciables, que he omitido po



no ser prolijo. Yo por mí protesto, que sen esta cuestión no jugasen, sino razoneFilosóficas, y Matemáticas, sería el máfino Copernicano del Mundo. Pero emal es, que después de apurado todo lque hay de Filosofía, y Matemática en l

materia, resta contra Copérnico uargumento de muy superior clase a todoos que se han alegado, o alegan a s

favor. ¿Cuál es éste? El que se toma da Autoridad de la Escritura: en varia

partes de la cual está tan expreso, qu

229] la Tierra está inmóvil, y el Sogira alderredor de ella, que sólrecurriendo a interpretaciones violentasse puede mantener contra tan poderos



fuerza el Sistema CopernicanoConsidere Vmd. los textos siguientesGenes. 15. Sol egressus est supeerram: Judith. 24. Et erit cum exieri

Sol : Josué 10. Sol contra Gabaon nmovearis… steteruntque Sol, & Luna…

stetit itaque Sol in medio Coeli, & noestinavit occumbere spatio unius diei

4 Reg. 20. Reversus est Sol decem

ineis per gradus, quos descenderatPsalm. 18, hablando del Sol: Exultaviut Gigas ad currendam viam

Ecclesiast. 1. Oritur Sol, & occidit, &ad locum suum revertitur, ibiqurenascens, gyrat per Meridiem, &lectitur ad Aquilonem, &c. Omit



algunos otros.27. No ignoro, que los Copernicano

responden a esto, que la Escritura, en lacosas puramente naturales, perfectamente inconexas con todo lo ques Teológico, y Moral, usa d

expresiones acomodadas a las opinionevulgares, aunque éstas en la realidasean falsas; de lo cual producen alguno

ejemplos. Pero esta solución sólo spodría admitir en caso que enteramentcareciesen de ella los argumentos, qu

favorecen la opinión de Copérnico; lque no es así. Debe confesarse, que eSistema vulgar, o Ptolemaico eabsolutamente indefensable, y sól



domina en España por la grandgnorancia de nuestras Escuelas en la

cosas Astronómicas; pero puedabandonarse éste juntamente con eCopernicano, abrazando el de TycBrahe, en el cual se explica

bastantemente los Fenómenos Celestes.28. Tampoco ignoro, que se explica

mejor, y con más simplicidad en e

Copernicano, por cuya razón tiene en laaciones incomparablemente mayo

séquito, que el Tyconiano: y e

sapientísimo P. Dechales, aunque no lsigue, en atención a ésta más fácil, natural explicación de los Fenómenos llama Inventum Divinum. Pero yo n



veo por qué razón pudo Dios estaobligado a fabricar el Mundo según eSistema que a nosotros nos parece mácómodo. Acaso para varios designios da Providencia, [230] que ignoramo

enteramente, el Sistema que nos parec

más cómodo, será el más incómodo dodos. Y para mí lo es ahor

efectivamente, porque habiéndom

saltado en este momento la imaginacióde que si el Sistema de Copérnico everdadero, actualemente estoy girand

con la mesa en que escribo, y con toda Celda, con una velocidad grandísimaalderredor del Sol; esta aprehensión mcausó una especie de vértigo, que m



obliga a soltar la pluma. Nuestro Señoguarde a Vmd. &c.

Adición

29. Algunos días después de concluidesta Carta me ocurrió una particulampugnación del Sistema Copernicano

que me parece de mucho mayor fuerzaque cuantas hasta ahora se hadiscurrido contra él; porque es tomadde la suposición muy común entre lomismos Copernicanos de que las Fijason Soles tan lucientes, y tan grandecomo el nuestro; combinada con un



ngeniosa observación del célebrHolandés Cristiano Huyghens, insignFilósofo, y Matemático; por lo cuaviene a ser argumento ad hominemcontra los que siguen el Sistema dCopérnico.

30. El grande Filósofo, Matemático que he dicho, suponiendo a Estrella Sirius, que es la mayor, y má

brillante del Hemisferio Septentrionalgual al Sol, quiso averiguar cuánta es s

distancia respecto de nosotros. Para est

dispuso un Telescopio; (usando de énversamente) de modo, qudisminuyese el tamaño de él al Sol hasthacerle parecer en tamaño, y resplando



gual a Sirius; después de lo cuahabiendo calculado por las reglas de lDióptrica, que había reducido ediámetro del Sol a no ser más que l27664 parte de lo que nos parecordinariamente, concluyó, que si el So

estuviese 27664 veces más distante da Tierra, de lo que está ahora, se no

representaría según aquella disminució

de tamaño, y claridad: de lo que se siguevidentemente, que si Sirius es igual eresplandor, [231] y grandeza al So

dista de nosotros 27664 veces más quel Sol.31. Sobre la resulta de este cálcul

formo mi argumento. Si Sirius no dist



de la Tierra más que lo dicho, y eSistema Copernicano fuese verdaderose observaría sin duda en ella algun

aralaje, examinada de dos puntodiametralmente opuestos del círculo podonde los Copernicanos hacen girar l

Tierra alderredor del Sol; pero taparalaje hasta ahora no se ha observadopues Jacobo Casini, que se dio a est

examen con prolija, y grande aplicacióncomo se refiere en la Historia de lAcademia Real de las Ciencias, no hall

al paralaje: luego es falso el SistemCopernicano.32. La mayor se prueba; porque

según el mismo Casini, para salvar e



Sistema Copernicano sin paralajsensible de la Estrella Sirius, emenester que ésta diste de la Tierra poo menos 43700 veces más que el Sol

de modo, que el Orbe anuo, que ciñe lTierra con su movimiento, y cuy

diámetro es de sesenta y seis millonede leguas, sea como un punto respectdel Firmamento; pues siendo menor l

distancia, ya se podría observar algunparalaje: pero la distancia de la Sirius a Tierra, que resulta de la observació

de Mr. Huyghens, es mucho menor lque va del número 27664 al de 43700Luego, &c.



Carta XXI

Del Sistema Magno

1. Muy Señor mío: Escríbeme Vmd. quehabiendo leído mi Carta antecedente eun congreso, donde había dos, o tre

sujetos algo noticiosos de los nuevonventos Físicos, y Matemáticos, uno d

ellos dijo a Vmd. [232] deseaba much

saber mi dictamen en orden al qulaman Sistema Magno; perpreguntándole Vmd. qué es lo qulaman Sistema Magno; no quiso da



otra respuesta, sino que a mí me podrípedir la explicación. Acaso no seremeridad conjeturar, que él no podrí

darla, pudiendo ser uno de aquellos, quhabiendo cogido al vuelo tal cual vofacultativa, la vierten en l

conversación, como con misteriosreserva de todo lo que estcomprehendido debajo de s

significado, siendo así, que apenasaben el significado de la voz. Comquiera diré a Vmd. qué es lo que llama

algunos Modernos Sistema Magno, y qufundamento tiene este magnífico ideaedificio.

2. La idea del Sistema Magno es hij



egítima de la del Sistema Copernicanopero idea de incomparablemente mayograndeza, y majestad, que la que le diel ser. Después que los Copernicanos sfamiliarizaron bien el concepto de quel Sol inmóvil es centro común de la

revoluciones de todos los Planetas, ecuyo número incluyen el Globo, quhabitamos, sin hallar inconveniente en l

forzosa resulta de la inmensa distancide las Estrellas Fijas a nosotros, qudije en la pasada, fue fácil, y natural da

en el pensamiento de que cada una das Estrellas Fijas es un Sol, como eque luce sobre nosotros, de iguaresplandor que el que nos alumbra. E



que son en alguna manera Soles; esto esAstros que resplandecen con lupropria, como el Sol, y no mendigada déste, como los demás Planetas, ennegable. Y su aparente pequeñez e

ningún modo prueba, que cualquiera d

ellas no sea tan grande como nuestrgran Luminar; pues este mismo graLuminar colocado en aquella inmens

distancia de nosotros, en que loCopernicanos ponen las Fijas, parecerípequeñísimo.

3. Establecida ya en las Estrellafijas el resplandor, y grandeza de soleses ha parecido a los Moderno

Copernicanos, por lo menos a muchos



supremamente verisímil, que cada unsea centro de la revolución de varioPlanetas, [233] como nuestro Sol; y estcomplejo de cada uno de aquellos Solecon sus Planetas venga a ser un Mundou Orbe tan grande como el nuestro

Llamo nuestro en esta hipótesis el que sermina en aquel gran círculo, dentro de

cual está nuestro Sol con todos su

Planetas, y el inmenso Eter, que llena tavasto espacio. Este nuestro Mundo, beneficio de los Astrónomos Modernos

recibió de un siglo a esta parte uaumento de tal magnitud, que le hizo máde doscientas veces mayor, que nos lrepresentaban los Astrónomos Antiguos



de hecho a los que no son Astrónomoos asombra, como monstruosa, l

prodigiosa extensión que les dan los quo son. Pienso, que entre los ignorante

de las observaciones Astronómicamodernas los más oyen con irrisión, qu

el Sol dista de nosotros treinta y tremillones de leguas, y Saturnrescientos. Más racionalmente procede

os que dudan, pretendiendo que esto npuede saberse; y si cuando dicen estosólo quieren excluir verdadera Ciencia

o Demostración Matemática, dicen bienporque en efecto no hay prueba de elloque se pueda llamar demostrativa; perhay tales pruebas, que han persuadido



odos los grandes Astrónomos, que haas distancias dichas; lo que no harían

si ellas no fuesen muy fuertes. Y en finnvenciblemente persuade la recta razón

que nunca (o por lo menos rarísima vezconvienen todos los grandes hombres d

cualquiera facultad en alguna máximaque no sea verdadera.

4. Pero ve aquí, que cuando se oía,

con desprecio, o por lo menos con unespecie de asombro, esta grandextensión del Orbe Planetario, nos trae

a novedad de que todo este grande Orbviene a ser una parte mínima, y comnsensible del Universo. En l

antecedente dije, que al Padre Ricciolo



famoso Astrónomo, no parecinverisímil, que haya dos millones d

Estrellas. ¿Qué viene a ser por estcómputo nuestro Orbe respecto deUniverso? No más, que una millonésimparte suya; esto es, como una nada

234]5. Y con todo, aún no hemos llegad

a un término donde se pueda fijar e

discurso; porque ¿cómo se puede saberque el número de las Estrellas no semucho mayor, que el que conjetura e

Padre Ricciolo? Lo que se sabe es, quuego que se inventó el Telescopio, y sempezó a usar de él en orden a loAstros, se descubrieron muchísima



Estrellas, que antes no se veían; y apaso que se fueron perfeccionando máos Telescopios, y se hicieron mayores

sucesivamente se fueron descubriendmás, y más. Como este instrumentpuede ir recibiendo más aumentos d

perfección, sin que llegue al mayogrado posible de ella, pueden irsdescubriendo a proporción más, y má

Estrellas, sin que jamás quedemoasegurados de que no haya otras, quaún no se ven. Y aun cuando e

Telescopio arribase a la últimperfección posible, en ninguna manerse puede inferir de ahí, que con él svean todas las Estrellas existentes, as



como no podemos asegurar, que en escaso se vea con él una pulga a distancide dos leguas.

6. Diráme Vmd. que esas Estrellasque sólo se ven con los mayores, mejores Telescopios, y con más razó

as que sólo se verán con otroTelescopios mucho más aventajados quodos los que hay ahora, precisament

son muy pequeñas; por consiguiente nse les puede atribuir, como a Soles, lgran prerrogativa de verse circundado

de Planetas, y ser centro de otros tantoOrbes como el nuestro. Respondo, qude la menor visibilidad de esas Estrellano se infiere la pretendida pequeñez, s



sólo su mayor distancia de nosotros. Epoco conforme a la razón pensar, quodas las Estrellas están en igual altura

Pues todos los demás Astros distan cosuma desigualdad de nosotros; lo mismes justo pensar de las Estrellas: y éste e

el dictamen de Casini, y otros célebreAstrónomos; los cuales por su menomagnitud aparente regulan su distancia;

por consiguiente a las Estrellas de lsexta magnitud juzgan seis veces mádistantes de la Tierra, que las d

primera magnitud. [235]7. Antes de pasar adelante, entrVmd. conmigo en un cómputo. El Sosegún los Astrónomos Modernos, dist



de la Tierra treinta y tres millones deguas. Según Casini, la Estrella Sirius

de primera magnitud, y verisímilmenta mayor de nuestro Hemisferio, dista da Tierra cuarenta y tres mil veces má

que el Sol, que viene a ser más de cuatr

millones de millones de leguas. Las dsexta magnitud distan seis veces máscon que su distancia es más de veinte

cuatro millones de millones. ¿Y hemocerrado la cuenta con esto? De ningúmodo, porque las Estrellas de sext

magnitud se ven a ojo desnudo; esto essin intervención del Telescopio. ¿Cuántmás distarán las que no se ven sin estnstrumento? Entre éstas, cuánto más,



más, las que necesitan para hacersvisibles de más perfectos TelescopiosOcéano inmenso, en que ni el discurso

ni la imaginación divisan orilla alguna!8. ¿Pero hay inverisimilitud algun

en esta portentosa magnitud de

Universo? Ninguna encuentroexceptuando la parte que tiene en ella eSistema Copernicano; quiero decir, en l

enorme distancia, que da a las Estrellade parte de la tierra. Pero quítese désta cuanto se quiera: como cuanto s

cercenare de la parte de acá se puedcompensar de la parte de allá, pues nse nos pone delante término algunosiempre queda la magnitud del Univers



muchos millares de veces mayor, que lque los que siguen el Sistema vulgar haconcebido, y en ella un objeto digno dnuestro asombro.

9. Digno, digo, de nuestro asombropero más digno del concepto qu

debemos hacer de la grandeza, y podedel Artífice Soberano. Es cierto, quDios pudo estrechar, o alargar e

Mundo, hacerle mayor, o menor, comquisiese. Pero juntamente dicta la razónque sin motivo bastante no l

designemos término alguno; antes bien lconcedamos toda aquella extensión, pogrande que sea, que nos insinúan algunaapariencias. Estas están de parte que la



Estrellas Fijas, son otros tantos Soles, que su mayor, o menor aparentmagnitud proviene de su [236] mayor, menor distancia de nosotros; y de aquresulta, por la reflexión hecha arribaaquella prodigiosa extensión de

Universo, que dije entonces.10. Y para que Vmd. no dificult

entrar en tan noble idea le advierto, qu

ésta se puede mantener, sin dependencidel Sistema Copernicano, sólo coadmitir la verisímil suposición de qu

as Fijas son otros tantos Soles; lo qupuede ser muy bien, aunque la Tierresté quieta, como nosotros la ponemosSólo se ofrece con ello la enorm



distancia respecto de nosotros, respecto de todo el Cielo Planetario, eque es preciso colocarlas, en la cuaocurren dos inconvenientes. El primeroque es forzoso concebir en ellas umovimiento, sin comparación, má

rápido, que el que tendrían mucho menoelevadas: El segundo, que parecabsurdo admitir entre el Ciel

Planetario, y las Fijas un espacinmenso vacío de todo cuerpo. Mas a l

primero se puede responder, que a

movimiento en general no le repugnningún grado de velocidad, y así se lepuede conceder a las Fijas cuanta squiera. A lo segundo respondió Mr. d



Fontenelle en su Tratado de lluralidad de Mundos, que aque

espacio le ocupan los Cometas. Y a lverdad, admitida la opinión dominantentre los Modernos de que los Cometason Astros criados en el principio de

Mundo, los cuales giran por círculo xcéntricos a la Tierra extremament

grandes, y sólo en una muy pequeñ

parte de ellos se nos acercan lo bastantpara hacerse visibles, porque sólo couna muy pequeña parte cortan algun

porción del Cielo Planetario; se sigunecesariamente, que aquel grandespacio, interpuesto entre el CielPlanetario, y las Fijas sea la habitació



de los Cometas. ¿Pero quién quita quhaya en aquel espacio otros muchocuerpos de diferentes especies, bastantemente grandes, aunque no loveamos? No los vemos por lo muchque distan de nosotros; así como po

esta razón no vemos los Cometas, sinmientras giran por aquella pequeña partdel círculo, que cortando el Ciel

Planetario, se nos acerca algo. [237]11. Pero volvamos a lo

Copernicanos. Estos, por lo meno

muchos de ellos, después de estableciden las Fijas la grandeza, y resplandor dSoles, dan, ya que no por cierto, posumamente verisímil, que cada una se



centro de la revolución de varioPlanetas, como nuestro Sol; y estcomplejo de cada uno de aquellos Solecon sus Planetas venga a ser un Mundou Orbe tan grande como el nuestroConsiderando después, que un Mund

enteramente desierto, y vacío dhabitadores, se puede tener por uabsurdo tan grande como el mism

Mundo, asintieron a la población dodos estos Mundos. Digo asintieron

porque los demás no hicieron más qu

seguir la voz de uno, que dio en epensamiento de poblar todo el Universo¿Pero cómo pobló los otros MundosColocando en cada uno de ellos u



Globo Terráqueo como el nuestro, ecual esté habitado de varios vivientescon exclusión de ellos en todo el restde aquel grande espacio. No se contentcon tan poco. Pero es de advertir, que nse contentó con tan poco respecto d

nuestro Orbe, antes en la contemplacióde éste le nació la grande idea de llenade vivientes todos los demás Mundos.

12. En el Tomo 8 del TeatroDiscurso 7, §. 9, escribí, que algunoFilósofos antiguos fueron de opinión

que todos los Planetas, sin excluir aSol, están habitados de hombres, brutos, como nuestro Globo; y que a estopinión, ya sepultada en el olvido,



despreciada por muchos siglos, la hizrevivir en el siglo décimoquinto epiísimo, y doctísimo Cardenal de Cusaaunque sólo por modo de sospecha, conjetura. Pero ni la autoridad de estgrande hombre, que en efecto la tení

muy grande en toda la Iglesia, fue capade darle curso alguno; y así se sepultsegunda vez, mirándola todos lo

Filósofos, que se siguieron, sólo comun especioso sueño, hasta que salió a luno sé si a fines del siglo pasado,

principios del presente) El coloquisobre la pluralidad de Mundos decélebre Bernardo Fontenelle. Este rargenio, que aun a [238] las materias má



espinosas, y secas sabía dar una gracia amenidad incomparable, en dich

Escrito esforzó, cuanto cupo en sgrande ingenio, la opinión de que loPlanetas son habitados: mas con lprecaución de mezclar de tal calidad l

ocosidad urbana con la agudezFilosófica, que quedó el semblante deEscrito entre risueño, y serio; de modo

que se puede dudar si escribió coánimo de persuadir, o sólo de divertirEl efecto fue, que logró con algunos l

primero, y con todos lo segundo. Loque se persuadieron, juzgaron al mismFontenelle persuadido, y no sifundamento. Era una novedad peligros



para su Autor, y así pedía prudencipublicarla, de modo, que le quedase erecurso de decir, que había hablado dchanza. Pero es de advertir, que ni eAutor, ni los que le siguen tienen, pretenden en esta materia más asenso

que el que exige una racional conjeturano ignorando, que en ella es totalmentmposible la certeza.

13. Dejó Fontenelle sin habitadoreal Sol, pareciéndole absolutamentnhabitable; y no sé por qué: pues n

repugna, que entre las criaturas posiblehaya vivientes, que tan naturalmente sconserven en el Fuego, como los peceen el Agua. Si Dios no hubiera criad



aves, ni peces, tendría el común de lohombres por tan inhabitables estos doElementos, como el del Fuego; y tamposible se presentaría, que el Agua n

ahogase a sus habitadores, como que eFuego no abrasase a los suyos. A lo

demás Planetas da habitadores demperamento correspondiente al clima

digámoslo así de cada Planeta. Pong

por ejemplo. Los habitadores dePlaneta Venus, que están más próximoal Sol, que nosotros, por consiguient

reciben de él mucha más luz, y calorson más vivos, ardientes, apasionados, venéreos, que los habitadores de lTierra. Los de Mercurio, que es má



vecino al Sol que Venus, de tantvivacidad, que viene a ser locura: gentncapaz de reflexión, que obra en tod

por movimientos súbitos, ndeliberados. Muy al contrario los d

Saturno que dista del Sol diez veces má

que la Tierra, [239] extremamentmelancólicos, perezosos, y tardos, quno se ríen jamás, y tienen que pensar u

día entero para responder a la preguntmás fácil, v.g. si se han desayunado. Aeste modo van discurriendo en todas la

demás cosas, proporcionando todo a lacircunstancias de cada Planeta.14. Viendo el Autor poblado de est

suerte nuestro Mundo, desde Saturn



evantó la consideración a las Estrellas contemplando en ellas otros tanto

Soles, le pareció un desperdicio indignde la Sabiduría del Criador, quprodujese tantos, tan grandes, y tabellos cuerpos sólo para que nos diese

una tenuísima luz, cuando con criar unsegunda Luna, o hacer la que tenemodoblado mayor, nos daría más luz que l

que recibimos de las Estrellas. Ecuanto al beneficio de los influjos nuvo por qué detenerse, porque éstos y

os halló enteramente desacreditadopor muchos de los Filósofos, que lprecedieron. Esta reflexión, junta con lfuerza de la analogía de aquellos Sole



con el nuestro, le indujo al pensamientde que cada uno de ellos podría ser mubien, como estotro, centro de lrevolución de otros Planetas, y Planetaambién habitados: porque ¿para qué u

Sol todo entero, y tantos Soles, si n

luminan, ni fomentan cada uno dentro dsu Orbe un buen número de vivientesAñádese, que parece mucho má

razonable pensar, que Dios esparciespor todos esos Orbes un númerprodigioso de criaturas, que le alaben,

sirvan, que el que coartase estbeneficio al Globo que habitamos, quviene a ser como un nada, respecto de lnmensidad del Universo, siendo cierto



que es mucho menor el Globo Terráquecomparado con el todo del Universoque el más menudo grano de arencomparado con todo el GlobTerráqueo.

15. A esto se redujo lo que Mr. d

Fontenelle, más circunstanciado, difuso, dicen en su Tratado de l

luralidad de Mundos; y esto es a l

que hoy se da el nombre de Sistemagno, que tiene ya bastantes Sectario

en las Naciones.

16. La gran dificultad, o la única quhay contra él, [240] viene de parte de lReligión; porque en lo Físico, Metafísico ninguna hallo. En el luga



citado arriba del Teatro dije, que lhabitación de los Planetas es posible, cabiendo en la posibilidad, como lmateria no es capaz de observación, examen, no cabe argumento alguncontra la existencia. Pero hacia l

Religión tiene el Sistema unas esquinaque parece que la rozan.

17. ¿Pregúntase lo primero, de qu

especie, o especies son esos habitadorede los Astros? El Cardenal de Cusdecía que hombres, sin otra diferenci

de nosotros, que la mayor estatura. Peresto tiene contra sí lo que dice SaPablo, Actor. cap. 12, que todos lohombres descienden de Adán: Fecitqu



ex uno omne genus hominum. Mr. dFontenelle, más cauto, después dconfesar la imposibilidad de que lohabitadores de los Astros tengan emismo Padre común que nosotrosañade, que sería embarazoso en l

Teología admitir hombres, que ndesciendan de Adán: Il seroiembarrassant dans la Theologie, qu’i

eut des homes, qui ne descendissende lui (Adán). Acaso tuvo presente eTexto, que acabo de alegar, u otro

equivalentes. Resuelve, pues, que no sode nuestra especie los habitadores dos Astros. ¿Pues qué son? Responde

que absolutamente lo ignora, y así s



abstiene de caracterizarlos en algunmanera.

18. Mucha indeterminación es éstpara quien tenía tan fértil inventiva; y so me hallase en la plaza de Mr. d

Fontenelle, algo respondería d

positivo, echando mano de lo verisímil falta de lo cierto. Diría lo primero, quos Astros están poblados de substancia

racionales, y irracionales: lo primeroporque el fin, que se nos ofrece mádigno de Dios para poblarlos, e

multiplicar criaturas que le adoren, alaben: lo segundo, por analogía a lque pasa en nuestro Globo, siendo lmás natural, que en los demás, como e



éste, haya susbtancias irracionalesdestinadas al uso, y servicio de laracionales.

19. Diría lo segundo, que esasubstancias intelectuales no son puroEspíritus, sino mezclados, o unidos co

a [241] misma materia. Luego hombreme dirán. Resueltamente niego lconsecuencia. Es de entendimiento

estrechamente limitados pensar, que npueda haber substancias compuestas dmateria, y espíritu, que no sean d

nuestra especie. Yo al contrario juzgoque entre las posibles hay innumerablesque convienen en el género conosotros, mas no en la especie. De lo



puros espíritus hay innumerableespecies en la sentencia de Santo Tomásque en cada individuo constituye especiaparte. Son innumerables también laque hay de substancias puramentmateriales. ¿Qué dificultad hay en qu

suceda lo mismo en las mixtas? MásSon asimismo innumerables lovivientes, que conviniendo en la razó

común de irracionales, constituyediferentes especies. ¿Por qué no habrambién diferentes especies, qu

convengan en la razón común dracionales? Mas dentro de la línea dEspíritus, totalmente independientes da materia, hay distintas especies. ¿Po





ener en hacer esto, y no aquello?21. Más: Si en materia tan superior

a humana inteligencia es lícitfranquear la puerta a la conjetura, yo mmagino en la producción de una únic

especie de criaturas intelectuales, e

medio de tantas materiales, un designide buen orden, y harmonía. Esto, digofue constituir una especie de Monarquí

en la República Natural de nuestrGlobo Terráqueo. Las RepúblicaPolíticas se componen de mucho

ndividuos de la misma especie: lnatural, [242] de que hablamos, dmuchas especies distintas; y como en laRepúblicas Políticas, que se compone



sólo de muchos individuos, si soMonárquicas, son muchos los individuoque obedecen, y sólo uno el que reinaasí, habiendo de constituirse eGobierno Monárquico en la Repúblic

atural, que consta de muchas especies

o que corresponde es, que sólo hayuna especie que domine, y todas lademás sirvan, y obedezcan. Aquélla e

a racional, éstas las irracionales.22. Lo mismo, debajo de la hipótesi

en que procedemos, se puede conjetura

en orden a la población de los Astrosesto es, que en cada uno haya unespecie dominante, y muchas sirvientesaquélla compuesta de espíritu, y cuerpo



éstas adecuadamente materiales; peraquélla distinta específicamente dehombre: éstas distintas asimismespecíficamente de todas las que acvemos.

23. Ha visto Vmd. lo que es e

Sistema Magno. O mejor diré, que hvisto lo que no es; porque haciendusticia, todo esto no es más que u

agradable sueño, un gran edificio en eaire, un mundo ideal, una obra de purmaginación, una ostentosa pintura a qu

o he añadido tal cual pincelada; unnsigne máquina, que sólo tiene sercomo dicen los Lógicos, objective intellectu. Y en mi juicio no puede



evitar la nota de temerarios los qupretenden, aun por vía de conjeturadarle alguna realidad. Es sin dudposible todo ello en la forma que se hdicho; pero de la posibilidad a lexistencia hay la infinita distancia, qu

media entre la nada, y el ser. En orden a posibilidad podemos tomar por guí

el discurso: en orden a la existencia sól

el Sentido, o la Revelación; y ni uno, notro nos da la más leve seña de esmultitud de Mundos. No el sentido; pue

aunque vemos las Estrellas, no vemoque son Soles; o si vemos que son Solesno vemos que sean centro de lrevolución de otros Planetas; y much



menos, que ni aquellos Planetas, casque los haya, ni los nuestros seahabitados. Pensar que sea pruebegítima de la existencia de otro

Mundos, y de otros vivientes [243] eellos, el que no habiéndolos sería

nútiles aquellas innumerableumbreras, que los modernos llama

Soles, es una insolencia del discurso

como si Dios no pudiese tener en screación otro motivo que el que nosotros nos ocurre, o como si e

humano entendimiento pudiese apurarque no hay en la latitud de la posibilidaotro motivo, que aquel que él imaginaMás racional, y más religiosament



discurriría quien dijese, que Dios criesa gran multitud de Solesprimariamente para exponer esostentoso espectáculo a lcontemplación de los Bienaventuradoscomo un aditamento insigne de su glori

accidental; y secundariamente parnuestra utilidad, ya por la luz que nocomunican, ya por servir con s

discurso, como un reloj inalterable, distinguir las horas de la noche, ya efin, por dirigir nuestros viajes por Mar

Tierra.24. Por lo que mira a la revelaciónbien lejos de favorecer ésta el SistemMagno, le contradice. Lo primero



porque no sólo no hay en toda lSagrada Escritura alguna seña, vestigio de él, mas en ella se hablsiempre de Angeles, y Hombres, en uono, que da bastantemente a entender

que no hay otras criaturas intelectuale

en el Universo. Lo segundo, y principaporque los textos, que alegué en la Cartpasada contra el Sistema de Copérnico

militan del mismo modo contra eSistema Magno; el cual, de tal modiene por basa, o cimiento el d

Copérnico, que sin él es imposiblsubsistir.Tiene Vmd. con qué satisfacer a

sujeto, que le indujo a preguntarme po



el Sistema Magno; y yo quedo con lcomplacencia de haber satisfecho Vmd. cuya vida guarde Dios, &c.



Carta XXII

Sobre la grave importancia deabreviar las Causas Judiciales

Excmo. Señor.1. Repasando pocos días ha, ya co

a vista, ya con la memoria diversaespecies de la Historia del Zar PedrPrimero, con ocasión de escribir un

Carta, en quien era como principaasunto, hice especial reflexión sobre unque me dio motivo para escribir ésta

V.E.



2. Entre varios establecimientos, queste gran Rey, y excelente Legisladohizo para la recta administración dJusticia, en uno miró a la pronterminación de los litigios; en que e

muy notable la circunstancia del tiempo

o estado en que entonces se hallaba eMonarca Rusiano. Estaba gravementenfermo, y en conocimiento de que s

ba acercando su hora fatal, lo que eefecto sucedió dentro de pocos díasDebajo de esta consideración convoc

el Senado, y principales Señores de lRusia para recomendarles con la mayoeficacia la observación de todas laLeyes, y disposiciones, que había hech



para el mejor gobierno de aquel grandmperio; y habiendo todos prometid

ejecutarlo puntualemente, llenos dernura le dieron las gracias por la

muchas, y grandes cosas que habíhecho para la felicidad de sus Vasallos

A lo que el Emperador (copiaré aquí lapalabras del Autor Anónimo de lHistoria de dicho Héroe, impresa e

Amsterdam el año de 1742) respondióQue entre las Artes, y cosas útiles qu245] había derivado de los Cristiano

de otros Reinos al suyo; en que elloexcedían infinitamente a los Turcoshabía notado, que éstos recíprocamentejercen mucho a los Cristianos en l



administración de Justicia: que lorocesos duraban años, y siglos en l

Cristiandad, por la tramposelocuencia de los Abogados, quembrollaban las leyes más clarascuando entre los Turcos dos, o tres día

bastaban para terminar el proceso mámportante, y casi sin gasto alguno

Que para remediar los abusos de l

usticia en la Cristiandad ermenester, como en Turquía, llevar l

rimero las causas a la Justici

Ordinaria: producir las pruebas poescrito, hacer oír los testigos, yexaminar sobre todo el carácter, ycostumbre de éstos, y luego pronuncia



a sentencia: que si la Parte condenador este Tribunal creía serlnjustamente, pudiese apelar a

Senado, luego al Sínodo, y últimamental Soberano. Habiendo todos loasistentes aplaudido la determinació

del Zar, Pedro el Grande, hizo formael decreto, que signó en la cama, y fuenviado a todos los Tribunales de s

mperio. Este decreto limitaba ldecisión de todos los procesos a oncdías, lo que luego se ejecutó en los qu

estaban empezados, de modo, que antede expirar, tuvo Pedro el consuelo dhaber también reformado la Justicia.

3. He dicho, que es digna de mu



particular reparo la circunstancia diempo en que Pedro el Grande hizo estey. Los demás Monarcas, cuando se ve

próximos a salir del Mundo, a nada dcuanto contiene el Mundo aplican ecuidado, sino a la conservación,

aumento de su familia, y casa; o sestablecen alguna disposicióestamentaria extraña a este respecto, l

hacen precisados de la conciencia, tavez a sugestiones importunas de lonteresados en ella. Pedro el Grande di

su último, y especial cuidado al buegobierno, y felicidad de su Reino. Estfue morir como Rey, que quiere decircomo Padre de sus Pueblos. Los demá



Reyes sólo piensan entonces en dejabien puestos sus hijos, nietos, parientes. Pedro el Grande sólo pensaben dejar bien puestos a sus Vasallosporque miraba a sus [246] Vasallos (esta mira deben tener todos los Reyes

como hijos.4. Pero dejando ésta, que e

digresión, aunque no intempestiva, trat

a de exponer a V.E. el intento con que propongo esta ley de Pedro e

Grande; el cual no es otro que el qu

V.E. con su alto juicio examine si serútil la misma en España. Si será útidigo, tomada por mayor, o en cuanto a lsubstancia; porque en cuanto a l



imitación de días, que en ella sexpresa, desde luego convengo en que ldiferente naturaleza, y circunstancias dos litigios pedirán varia

modificaciones.5. En la citada ley no se expresa s

el término de once días ecomprehensivo de las apelaciones, uicios de diferentes Tribunales, o e

respectivo a cada uno de ellos. Pero lrazón dicta lo segundo; porque para lprimero es claro, que se estrech

demasiadamente el plazo.6. De modo, que en esta materia hados escollos que evitar; el uno, que poabreviar excesivamente las causas n



sean bien examinadas: el otro, que poproceder con demasiada lentitud eellas, se sigan otros inconvenientes, quson muchos, y gravísimos.

7. El primero es de los excesivogastos que se ocasionan a las Partes, lo

cuales no pocas veces suben tanto, quel mismo, que gana el pleito, salperdidoso, por no adquirir tanto en l

que le adjudica la sentencia, como lcostó la prosecución del litigio. Aqusucedió, que en un litigio, que yo segu

por esta Comunidad, una de las treveces que fui Prelado de ella, y en quésta logró su pretensión, todo lo quganó por la sentencia, que era un palm



de tierra, no importaba la tercera partde lo que gastó en el proceso. No citéste como ejemplar raro, sino como unde los muchos que he visto, y tocado. Eque advierto, que si de la culpa, qupudo haber en la dilación, que h

notado, tocó alguna parte a los Juecescomo yo lo siento, en ninguna manerrecae la nota sobre los Ministros qu

hoy tiene esta Real Audiencia, que siduda alguna los tiene hoy muexcelentes, así en la sabiduría, [247

como en el celo, e integridad. Y lmisma prevención hago para otrocasos, que quizá insinuaré abajo; estes, que ninguno de ellos corrió por l



mano de los Ministros hoy existentessin que por eso niegue, que de lopasados conocí algunos adornados dodas las prendas, que constituyen u

perfecto Magistrado.8. El segundo inconveniente es l

mucho que pierde el Público por ldetención de los Litigantes en lougares donde están las Audiencias

Deja el Labrador el cultivo de la tierrael Artífice el trabajo de su oficio: eMercader el manejo de la tienda: aqué

un viaje preciso: el otro la asistencia a mujer enferma; y todos el cuidado dsu casa. Todo esto junto hace un cúmulde daños muy lamentable.



9. El tercero consiste en los muchondividuos, que hace inútiles a l

República el destino a los oficios demanejo de Pleitos, AbogadosProcuradores, Escribanos, Agentes, otros. Todos estos tendrían mucho meno

que hacer, si los juicios fuesen mácompendiarios, y breves; y teniendmenos que hacer, necesariamente s

habrían de reducir a menor númeroporque dividida entre muchos locupación a que bastan pocos,

proporción lograría cada uno mucho mácorto emolumento, y tan corto, que nbastando para su subsistencia, seríforzoso, que una gran parte la buscase e



otro ministerio. Hago juicio, que loPleitos, que hoy ocupan a veintAbogados, y a veinte Procuradores, nocuparían entonces sino a seiProcuradores, y seis Abogados, acasaun menos. El número de Escribanos s

minoraría infinito. Y es de advertir, quminorado el número de AbogadosProcuradores, y Escribanos, se lograrí

otra rebaja, no sólo igual, pero aumayor en los que sirven a éstos. Loamanuenses, o escribientes son tanto

como ellos, pues raro hay que no lenga, y se añaden los sirvientedomésticos, respecto de todos aquellosque si no tuviesen alguno de dicho



empleos, por ser pobres, servirían lRepública en algún oficio humilde248]

10. Por lo expresado se puede hacea buen ojo el cómputo de que Españpierde en sus Tribunales Eclesiásticos,

Seculares más de cien mil hombres, qucon la nueva planta de abreviar loPleitos serían muy útiles al todo de

Reino, aplicados a la Agricultura, a lMilicia, a la Marina, a las Arteiberales, y mecánicas.

11. Fuera de estos inconvenientehay otros proprios de las CriminalesPor varios capítulos es ocasionada ldemora a que los delitos se queden si



castigo, o a que el castigo sea munferior a la culpa. Recién cometido u

crimen de especial fealdad, los Juecese enardecen, el Público irritado clamaa parte ofendida conmueve Cielo,

Tierra. Mas todo este ardor se v

entibiando, cuanto se va dilatando ecastigo; ya porque se amontonantercesiones, así hacia los Jueces, com

hacia el Actor; ya porque todo afectopor vivo que sea, sucesivamente vperdiendo su fuerza con el tiempo. Y e

fin, por uno, y otro llega el caso de quos Jueces atienden más a los textos qupromueven la Clemencia, que a los qupersuaden la Justicia. La parte ofendida



alhagada con algún interés, se da pomedianamente satisfecha; y el Pública está olvidado del Reo, y del delito

Este es el primer inconveniente quresulta de la prolongación de las causacriminales. ¿Y quién habrá que no hay

podido observar sobre este asunto, lmismo que he observado yo?

12. El segundo es, la mucho mayo

dificultad que hay en averiguar lverdad, interviniendo espaciconsiderable de tiempo entre el hecho,

a averiguación, que recién cometido edelito. Este inconveniente hrepresentado en la primera Carta de msegundo Tomo, en los números 14, y 15



probando con tanta evidencia, claridad, que por lo común es fácinvestigar la verdad en el tiempnmediato a la acción facinerosa, y mu

difícil si se retarda mucho; que npienso que haya hombre, que leyendo l

que he escrito en el citado lugar, nquede convencido. Como sé que V.Eiene en su Biblioteca todas mis Obras

excuso repetirle aquí lo que dije all249]

13. El tercer inconveniente es e

riesgo de la fuga: ya porque en unprolongada prisión hay mucho lugar pardiscurrir el modo de ejecutarla: asunten que siempre está pensando un Reo;



mucho más se discurre en dos años, quen dos meses: ya porque en un dilatadespacio de tiempo es más fácipresentarse alguna ocasión, circunstancia favorable para evadirseque en uno corto. La experienci

muestra, que las fugas de los Reos somuchas; y de éstas, si no todas, las máse evitarían acelerando el proceso.

14. Pero veamos ya qunconvenientes hay en la aceleración

Sólo se descubre uno, y es el que no s

examine bastantemente la causa; por lque uno, y otro Derecho condenan lasentencias dadas precipitadamente; eCivil en la ley 2, cap. de Sententiis e



ericulo recitandis; y el Canónico en ecap. Deus Omnipotens, 20, causa 2quaest. 1.

15. Mas sobre esto tengo mucho qudecir. Digo lo primero, quordinariamente, no por dilatarse más e

Pleito, se examina mejor la causa. Estmuchas veces, y mucho tiempo el Pleitdetenido, sin hacerse diligencia algun

en orden a él, en que es muy frecuentechar la culpa los Jueces a loSubalternos, y los Subalternos a lo

Jueces. Este tiempo de mera inacció¿qué conducencia puede tener pardescubrir la verdad? Preguntando lReina Isabela de Inglaterra al seño



Porfan, Orador de la Cámara Baja, eocasión que habían pasado seis semanasin resolver el Parlamento cosa alguna¿Qué ha pasado en el ParlamentoRespondió Porfan: Seis semanasSeñora. ¡Oh qué justa aplicación tiene e

chiste a los muchos largos intervalos dsuspensión, que hay en nuestros Pleitos!

16. Digo lo segundo, que el much

iempo, que se pretende ser necesaripara aclarar la verdad, frecuentementsirve para obscurecerla. Vese un Pleito

Alegan los Abogados, representando os Jueces las razones que hay por una, otra parte. ¿Y qué sucede muchas vecesDejar el negocio en este estado, y n



pronunciar la sentencia hasta muchiempo después. Digo lo que he visto. Y250] pregunto: ¿No sería más probabl

el acierto, si luego que oyen loalegatos, fuesen a su Estudio a verificaas citas, examinar los textos, y tomand

dos, o tres días para hacer reflexiósobre todo, pronunciar sin más dilacióa sentencia, que guardándola par

cuando están ya olvidados de cuantalegaron los Jurisconsultos?

17. Digo lo tercero, que en orden

as causas criminales, en el lugar citadarriba de la primera Carta del segundTomo, en los números 14, y 15, mostrcon evidencia, que procediendo si



ntermisión en el tiempo inmediato, saveriguaría con mucha mayor seguridael delincuente, y el delito, qucaminando con la lentitud que spractica.

18. Digo lo cuarto, que aun cuand

no hubiese alguna mayor probabilidadel acierto en la demora, que en lbrevedad; esta mayor probabilidad deb

posponerse a la necesidad de evitar logravísimos inconvenientes, que, commostré arriba, se siguen al Público de l

demora. La Máxima de Cicerón: Bonumublicum suprema lex esto, eclaramente dictada por la razón naturaEl que una, u otra decisión se yerre po



a aceleración del proceso, es daño duno, u otro particular. El que en todoos Pleitos se proceda con la lentitu

ordinaria es daño gravísimo dePúblico. Luego mucho mayor cuidado sdebe poner en evitar éste, que aqué

Esto se confirma eficazmente; porquaunque el orden judicial, y modo dproceder ordinario se tiene por má

seguro para investigar la verdad; en loCrímenes de herejía, y de lesa Majestado ya por las Leyes, o ya por la Práctic

se apartan los Jueces en varias cosas demodo de proceder ordinario; v.gnegando la comunicación de los indicioal Reo, admitiendo testigos singulare



contra él, &c. Esto, no por otra cosasino porque importa tanto al Público lconservación de la Fe, del Príncipe, de la Patria, que se tiene poconveniente, por lograr ese biepúblico, dispensar en alguna

circunstancias del modo de procedeordinario, aunque más seguro éste para investigación de la verdad; de suert

que [251] se juzga menor inconvenientpermitir con ese menos exacto juicio eriesgo de que sea condenado u

nocente, que aventurarse al peligro dque queden sin la debida pena delitoan perjudiciales a la República.

19. Digo lo quinto, que es fáci



omar una providencia, con la cuadentro de breve tiempo, se puede arribaal conocimiento de la causa, aun comás seguridad que la que hoy se logrcon tantas dilaciones. ¿Y quprovidencia es ésta? La de castigar co

severidad a todos aquellos qumaliciosamente concurran a obscurecea verdad del hecho sobre que se litiga

La benignidad, con que en esta materiproceden los Tribunales, eperjudicialísima. En cuarenta años qu

ha que vivo en este País, fueromuchísimos los casos que oí de testigoperjuros, u de Escribanos infieles; pernunca por ello ví condenar a azotes, n



galeras a nadie. Tal vez sucedidescubrirse la falsedad de cuatrEscribanos en una misma causa, y todel castigo se redujo a suspenderlos dejercicio por un año. Concurrieron eotra causa, en que se interesaba mu

altamente el honor, y la conveniencia duna mujer noble, veinte y dos testigosque con juramento depusieron de l

nocencia de un Caballero, que debajde palabra de casamiento la habíviolado; y el castigo no pasó de un

multa, que de ninguno de ellos minorabsensiblemente la comodidad. DRelatores también oí varias quejas; pernunca que se hubiese hecho con ello



demostración capaz de escarmentarlosY es cierto, que éstos, no sólo con lretinencia, o con la alteración de alguncircunstancia importante del hecho, maaun con la mera substitución, a vececasi imperceptible, de una palabra po

otra, pueden hacer gravísimos daños.20. Todas estas ilegalidades está

comprehendidas debajo de aquel géner

de delito, que los Jurisconsultos llamaCrimen falsi; el cual de suyo es capitacomo se puede ver en el señor Mathe

de Re Criminali, controv. 38, donde covarios textos de las Leyes Romanas, de las nuestras, prueba que se impuso esta culpa, y se practicó [252



regularmente en los tiempos pasados eúltimo suplicio; pero añade, qudespués poco a poco se fue moderandel rigor, hasta reducirlo a penarbitraria, atendiendo a la cualidad dedelito, y de las personas: de modo, qu

no sólo se ha dejado la pena capitamas aun la de cortar la mano aEscribano falsario.

21. El citado Autor aprueba estmoderación, dando por razón de ellaque el fin de las penas es curar l

epública, y los delincuentes; y ncura bien quien corta el pie, o la manoconsiguientemente mucho menos el ququita la vida: Non recte medetur, qu



manum vel pedem amputat . Razóextrémamente débil, si hay alguna en eMundo que lo sea, y que procede sobrun falso supuesto.

22. Que las leyes en la imposicióde las penas se propongan por fin a l

curación (por lo menos precautoria) da República, es muy cierto; pero qu

del mismo modo se propongan siempr

por fin la curación de los mismodelincuentes es muy contrario a lverdad: pues las que imponen pen

capital no miran la enmienda del Reosino a echarle del Mundo; ya porque nnficione a otros con la persuasión,

con el ejemplo; ya porque el castigo d



éste sirva a otros de terror, y descarmiento. En cuanto al primero destos dos motivos disponen las leyes ea curación del cuerpo político, lo qu

ejecuta la Medicina Quirúrgica en lcuración del cuerpo natural; la cua

cuando corta un miembro gangrenado, nse propone la curación de este miembrosino impedir con su separación, qu

nficione a los demás.23. ¿Y quién no ve, que si la razó

del señor Matheu es buena, igualment

prueba, que ningún delito se puedcastigar con pena capital? Porque si ncura bien al enfermo quien le corta pieo mano, peor le curará el que le corta l



cabeza, u de otro modo le quita la vida.24. Es, pues constante, que aunqu

en las penas no muy graves las leyes nsólo atienden a la indemnización de lRepública, mas también a la enmienddel Reo: en el castigo de los delitos mu

perjudiciales al Público sólo [253] mira los dos fines de separar del cuerppolítico un miembro, que pued

nficionarle; y con la severidad, quejerce en éste, escarmentar a la multituen cabeza ajena, inspirándole horror a

delito por el miedo de la pena.25. Yo soy de genio tan compasivcomo el que más; pero cuando se tratde delitos perniciosos a la República



dirijo la compasión principalmente a lomuchos inocentes, que padecen, pueden padecer el daño, y no al Reo qua ocasiona; o aunque también me duel

de la infelicidad de éste, la abraza mrazón como necesaria.

26. Convendré también en que en ecaso de la cuestión no se proceda a pencapital, como se aplique tal castigo, qu

baste a amedrentar a otros, y ponerlos eestado de que sea mucho mayor en elloel temor de la pena, que el apetito de

nterés, que puede resultarles de lfalsedad.27. Mas para lograr el importante fi

de abreviar los Pleitos pretendo, que l



severidad de los Jueces no se ciña sóla testigos falsos, y a Escribanos infielesConviene que se extienda también odos los demás, que en algún mod

pueden cooperar a obscurecer lacausas, a multiplicar injustamente lo

itigios, o alargarlos maliciosamenteesto es, a los Abogados, ProcuradoresRecetores, y aun a las mismas Partes

¿Por qué no ha de tener su castigo eAbogado, que en su alegato altera ehecho, o cita un texto que no hay? L

mismo, en cuanto al hecho, digo deProcurador de la Parte. ¿Por qué no hde tener también el suyo el Recetor, qugasta veinte días en la comisión, qu



pudiera absolver en seis, u ocho? Lntroducción de artículos, mpertinente, o enteramentmprobables, sólo con el fin de alargar

es privativa culpa del Abogado, y culpmerecedora de agria corrección.

28. En la multiplicación de loitigios todos cooperan, o puede

cooperar: la Parte presentando un

demanda injusta, y el Abogado, Procurador protegiéndola; en cuyasunto regularmente es el má

delincuente, y aun muchas [254] veceúnico Reo el Abogado, como quien debsaber si la pretensión de la parte tienalgo de probabilidad, o carece de ella



A los Litigantes de mala fe ya se castigacargándoles todas las costas: pero epena por una parte muy leve, respecto da gravedad de la culpa, y por otransuficiente para escarmentar a tantoramposos como hay.

29. Si en todas las culpas judicialesde que he hablado, se practicase unproporcionada severidad con los Reos

habría menos litigios: los inevitables sexpedirían más brevemente; y en lasentencias habría mayor seguridad de

acierto. Como el miedo del castigo hagque todos traten verdad, ésta llegarnoffenso pede, y en breve tiempo a lo

Tribunales, que es cuanto se necesit



para que el Público logre un suprembeneficio, y los Jueces ejerzan sministerio con menos trabajo.

30. Si me opusiese, que no todas laprovidencias, que propongo parabreviar los pleitos, están en manos d

os Jueces, los cuales en varias cosaas tienen atadas, o por las leyes, o po

costumbres generalmente recibidas

respondo, que en este asunto, no sólhablo con los Ministros de Justicia, maambién, y principalmente con el qu

iene en la mano la potestad Legislativa por tanto dirijo esta Carta a V.E. coma quien puede representarlnmediatamente cuando le parezc



conveniente en materia tan importante. Ycon esto mismo tengo respondido a laeyes opuestas arriba, y a tal cual otra

que se me puede oponer a favor de ldilación de las causas Judiciales

uestro Señor guarde a V.E. mucho

años para bien de esta Monarquía, &c.



Carta XXIII

Erección de hospicios enEspaña

Excmo. Señor.1. Animado del mismo celo, que m

movió a representar a V.E. lmportancia de abreviar lo

procedimientos en los Tribunales d

Justicia, le escribo ahora sobre lnsigne utilidad, que resultará de erigi

en todas las Ciudades principales d

España Hospicios, o Casas, dotada



para habitación, y sustento de Pobrenválidos.

2. Para el buen gobierno de loReinos es muchas veces inexcusablomar algunas providencias gravosa

para varios particulares; siendo precis

sacrificar la comodidad de éstos anterés del cuerpo político de l

República: así como en el cuerp

natural es inexcusable ocasionar algo ddolor al brazo con la picadura de lanceta, cuando para la salud del todo e

conducente la sangría.3. No hay que extrañar que respectde tales providencias frecuentementocurran estorbos, que dificultan l



ejecución, y aun tal vez hacedesvanecer la idea. Cuando lodamnificados son muchos, y poderososa queja, el ruego, la negociación hace

una resistencia terrible. Pero es muy dextrañar, que otras providencias, que

nadie dañan, y al Público aprovechan, que no tropiezan en alguno de loestorbos referidos, ni se huyen a l

nteligencia de los Ministros, qupueden promoverlas, con todo no sleven a ejecución.

4. Tal es la que propongo de lerección de Hospicios, cuya utilidad enotoria a cualquiera que haga algun256] reflexión; sin ser incómoda



otros, que a unos viles vagabundos, quprefieren la mendicidad ociosa a todaplicación honesta; pero la mismncomodidad de éstos es un insign

beneficio para el Público.5. Es constante, que entre lo

mendigos, que lo son por necesidad, sngieren muchos, que lo son por vicio

hombres por su temperamento,

disposición, capaces de cualquierabajo mecánico; pero que por mer

holgazanería huyendo de él, abrazan l

vida de pordioseros; y con la ficción denfermedades, u defectos corporales quno tienen, representándose inválidosabusan de la misericordia de lo



acomodados, y usurpan todo aquello qugranjean; pues en el fondo tanto valapropiarse con dolo lo que se da coítulo de limosna, como arrebatarl

furtivamente con la mano. Asi eConcilio Coloniense primero, part. I

cap. 6. los llama Pauperumdepraedatores, raptoresque, de alienviventes, mandando severamente, que e

ningún modo se permitan.6. Y no sólo son injustos con lo

particulares en el modo dicho, ma

ambién con la República, a quiedefraudan de la utilidad, que debíaproducirla con su aplicación al trabajo

Que debían, digo, pues la República e



acreedora a que todos sus miembros lsirvan, cada uno respectivamente a sestado. Y lo que ella pierde en lociosidad de estos vagabundos emucho, porque son muchos ellos.

7. Purgaríase España de esta pest

con el establecimiento de Hospiciosporque dado el orden de recoger eellos a todos los pobres, y de negar

odo mendigo la limosna fuera de elloso los zánganos, de que hablo, consentíaen abrazar el recogimiento, o no. Si l

primero, era fácil reconocer muy prestoque los males, u defectos que pretendínhabilitarlos para el trabajo, era

supuestos, y los expelerían, y aun podrí



aplicárseles alguna pena por lmpostura. Si no querían recogerse, le

sería preciso aplicarse a algún oficipara no perecer de hambre.

8. Aun prescindiendo de lo qumerecen los holgazanes por impostores

varios Legisladores miraron comcrimen [257] digno de castigo, por ssola la holgazanería. Dracón, aque

antiguo severísimo Legislador de loAtenienses, de cuyas Leyes se dijo, questaban escritas con sangre, la castigab

con pena capital. Solón, que dio Leyedespués a la misma República, pusentre ellas también castigo a loholgazanes; pero más moderado. Plató



quería que se desterrasen de sRepública todos los mendigovoluntarios: Nullus mendicus nobis iCivitati sit ; (de Legibus, Dial. 11,) poco después: Extra fines expellatur: uregio ad huiusmodi animali penitu

ura fiat . Herodoto dice, que loEgipcios castigaban la ociosidad comcrimen de Estado. Tácito refiere, que lo

Alemanes metían a los holgazanes eunas lagunas, en donde los dejabaexpirar. Y por varias Leye

mperatorias, expresadas en el Códigde Justiniano, tit. de Mendicantibuvalidis, están impuestas penas a los quesin ser inválidos, ejercen la mendicidad



9. ¿Pero qué es menester alegaeyes de otras Regiones, y de otra

edades, cuando en España las tenemooportunísimas al asunto? Véanse en eTomo 2 de la Nueva Recopilación, lib8, tit. 11, la ley 1, y 2. La primer

dispone, que a los vagabundos, holgazanes, capaces de trabajarcualquiera por su autoridad pued

omarlos, y servirse de ellos sin salarialguno, ni otra pensión, que darlos dcomer. Y si ninguno quisiere servirse d

ellos, las Justicias de los Lugares lehagan dar sesenta azotes, y les arrojefuera. La segunda ordena, que copregón público los obliguen a trabajar;



no lo haciendo, los den cincuenta azotes echen de los Pueblos.

10. Donde debo advertir, que estaeyes no quitan que, por razón de algun

circunstancia gravante, o en cualquieotro caso, en que la prudencia dicte, qu

el mal pide mayor remedio, se procedcon más severidad. No ignoraba dichaeyes el señor Bobadilla, y con tod

echó a Galeras a un Pícaro, quagregando a la holgazanería lmpostura, fingía enfermedad que n

enía. Acuérdome, (dice este sabiPolítico, lib. 2. cap, 13, num. 32) que eaño de 68 en la Ciudad de Badajozlegándome a pedir [258] limosna u



obre muy acuitado con un brazvendado, y alzado con un sosteniente

areciéndome que era simulado, yingido, hice que le mirase u

Cirujano, y pareció estar sano, y muybueno, y le envié a ejercitar los brazo

al remo en las Galeras, para que alldesentumeciese el brazo. Como estartificio es bastantemente frecuente

podrá frecuentarse a proporción la pena11. Las utilidades, que de est

providencia resultarán a la República

son muy considerables. Lo primeroestos zánganos inútiles podráconvenirse en útiles Regnícolasaplicados a la Agricultura, a la Marina



a la Guerra. Y cuando no hubiese otrocupación que darles, la Repúblicpodría asalariarlos como peones parcomponer caminos, levantar puenteshacer reparos contra inundacionesplantar arboledas, que de todos esto

beneficios se padece gran falta eEspaña. Lo segundo, se limpiarán lapoblaciones de ésta, que es a un tiemp

nmundicia, y embarazo. Lo tercero sevitarán no pocos latrocinios, qucometen algunos de estos holgazanes

facilitándoles la entrada, y conocimientde las ensenadas de las casas la capa, ítulo de pobres, por lo cua

frecuentemente se desaparecen de ella



varias alhajas. Lo cuarto también sevitarán muchos pecados en otrmateria; siendo cierto, que éstos quentran en las casas a título de pobresson los medianeros más oportunos, y amismo tiempo menos sospechosos par

rabar comercios ilícitos entre uno, otro sexo.

12. A excepción de la primera, la

mismas utilidades que resultan dexcluir los mendicantes válidos de loPueblos, se siguen de incluir lo

nválidos en los Hospicios. Se sigueas mismas, digo, y con ventajasEmbarazan más, porque es mayor enúmero: son más fastidiosos a la vist



por sus enfermedades, y defectocorporales; y en orden a los robos, ercerías delincuentes, siendo tan apto

como los otros, pueden hacer más dañpor ser mayor el número.

13. Pero la excepción, que respect

de los mendigos inválidos hago de lprimera de las cuatro utilidades [259señaladas, puede tener por otra parte s

compensación, que es el trabajar éstos beneficio común para algunas especiede fábricas; pues muy raro hay ta

mpedido, que no pueda emplearse ealguna ocupación mecánica.14. Fuera de las conveniencias, qu

con el establecimiento proyectad



ogrará el Público, resta otrmportantísima a favor de los mismo

mendigos, o recogidos en el Hospicio, precisados al trabajo, que es el vivimás cristianamente.

15. Yo no me atreveré a decir cuá

de los dos extremos es más ocasionada pecar, si el de la mucha riqueza, o ede la mucha pobreza; pero estoy alg

nclinado a determinar por el segundoLa mucha riqueza ofrece muchaocasiones; pero la mucha pobreza incit

con más acres impulsos. La redundancide bienes temporales puede fomentar lambición, la soberbia, y la lasciviapero mucho más es lo que la gra



carestía de ellos estimula para lmalevolencia, para la envidia, para eembuste, y para el robo. Y aun se puedañadir, por lo menos respecto de lomendicantes válidos, lo que sobre lndigencia influye para el vicio l

ociosidad.16. Con el establecimiento, pues, d

os Hospicios se evitarán por la mayo

parte los pecados de los pobres: en lorecogidos, ya por su clausura, ya por losocorros espirituales que tienen

especialmente en la frecuencirazonable de los Santos Sacramentos: eos obligados a ocupaciones mecánica

por su trabajo corporal; el cual, no sól



en el cuerpo, mas también en el almaexcluye los malos efectos de lociosidad.

17. Sé que muchos me dirán, que efácil demostrar la utilidad de loHospicios; pero es muy difícil s

fundación, y mucho más sconservación, habiendo mostrado lexperiencia varias dificultades,

ropiezos, que muchas veces hampedido lo primero, y muchas mámposibilitado lo segundo. Yo conced

a experiencia de esos tropiezos; perniego constantemente, que ellos seanevitables. Si se hace reflexión sobras causas que han estorbado, [260]



deteriorado, y aun arruinado loHospicios, se hallará sin duda, que si nodas, las más provinieron de la

defectuosas providencias que somaron para su erección,

subsistencia; y conocidos los yerros, qu

se cometieron en ellas, no será difíciomar mejor las medidas. Con efect

oigo, que en otras Naciones hay n

pocos Hospicios, que se conservamuchos años después de su fundación¿Por qué en España no se podrá logra

o mismo? El reglar la contribuciónecesaria para la fundación, conservación es facilísimo. Hacerlndefectible también lo será, mediand



a Autoridad Regia para la de los Legos la Pontificia para la de lo

Eclesiásticos; pues a lo que a todonteresa es justísimo que todo

concurran.18. Finalmente, por lo que mira

mayor especificación de laprovidencias convenientes a este asuntome remito a lo que a V.E. puede informa

el señor Don Antonio de HerediaMarqués de Rafal, hoy dignísimCorregidor de Madrid, que juzgo e

sujeto de los más prácticos en lmateria, que hay dentro de Españauestro Señor guarde a V.E. mucho

años. Oviedo, &c.



Carta XXIV

Exterminio de ladrones

1. Habiendo mostrado a un Amigo mía Carta antecedente sobre la erecció

de Hospicios, me hizo una objeció

contra el proyecto que le pareciformidable, y aun concluyente; porqubien lejos de convenir conmigo en qu

a denegación de limosna, y mucho má261] cualquiera especie de castigo os mendicantes válidos, sea útil a l

República, insistía en que antes bien a



contrario sería esta providencia muperniciosa. ¿Qué harán, decía, estovagabundos, enemigos de todo trabajo, gnorantes de todo oficio, viéndos

obligados a abandonar la mendicidadsino meterse a Ladrones, e infestar co

sus robos los caminos, y los PueblosHaránse enjambres de éstos, que lmayor vigilancia de las Justicias n

podrá disipar. Y aunque para robar eos poblados no sean los más hábiles

hasta ejercitarse en ello algún tiempo

ningunos más aptos para dañar en loPueblos, como a quienes la antecedentprofesión de mendicidad, no sólo hizconocer entradas, salidas, y senos d



Templos, y habitaciones, mas tambiéfacilitó la noticia de quiénes son lapersonas, en cuyo poder se hallan el oro la plata: es incomparablemente menonconveniente el que algunos de esto

holgazanes hagan tal cual hurtillo, qu

andando desligados, como andan, puedreducirse a algún plato, a alguna almillvieja, u otra cosilla igualmente leve; qu

el que coligados en cuadrilla, proveídos de armas, con asaltonocturnos desvalijen las casas del oro,

plata, que hay en ellas, como lo harápor evitar un trabajo, que de cualquiermodo que sea, no los indemnizará de unvida muy incómoda.



2. Así me arguía este Amigo, biepersuadido a que con su argumento mharía suprimir, no sólo como inútil, maaun como nociva la Carta antecedentePero yo estuve tan lejos de eso entoncescomo lo estoy ahora; así ahora, com

entonces enteramente satisfecho de ques, no sólo posible, sino fácil precaveel daño, que, como moralment

nevitable, me proponía.3. En algunas partes de mis Escrito

he propuesto dos providencia

sumamente conducentes para extinguir, por lo menos minorar muchísimo loatrocinios. Una es, abreviar todo l

posible las causas de los Ladrones



especialmente de los Ladronehomicidas. Otra, aplicarlenviolablemente las penas qu

prescriben las Leyes. Pero mis [262declamaciones sobre uno, y otro puntde nada han servido. Las cosas siguen e

paso que llevaban antes, especialmenten orden a la fastidiosísima pereza dos procesos. Los rompimientos, y fuga

de las prisiones se repiten, porque a lodelincuentes se les da sobrado tiemppara discurrir el cómo; y porque en u

argo espacio de tiempo es natural, qupor tal, o tal accidente se les presentalguna ocasión favorable. También hrepresentado con la mayor vivez



posible, que no es éste el únicnconveniente, que tiene la dilación das causas. Igual a éste es, que cuant

más se dilata la sentencia, tanto más, más se van enfriando el celo de loJueces, la ira del Público, y e

sentimiento de la Parte; de lo cual, juntcon la importunidad de los intercesoressuele resultar un levísimo castigo; y ta

vez ninguno más, que el de la prisiópadecida.

4. Pero yo grito a sordos. Los Juece

se disculpan, ya con los términoegales, en que no pueden dispensar; ymputando las demoras a los Abogados

Procuradores, y Escribanos. Mas ni una



ni otra solución alcanza. No la primeraporque ya sabemos lo que son términoegales; y sabemos, que sus detencione

pasan muchas leguas más allá de esoérminos. ¿A quién harán creer, que lnstrucción de un proceso pide e

espacio de dos, o tres años, sino ealgún caso muy raro? ¿O a quién harcreer, que el delito, que no se pued

probar en tres, o cuatro meses, se podrprobar ni en veinte años? Tampoco sirva segunda solución, porque siendo esos

con quienes se disculpan, súbditosuyos, en su mano está avivarlos, castigar sus demoras.

5. Mas ya que inútilmente me fatig



en este asunto, propondré otro arbitriopara evitar los latrocinios, que tendrá lventaja de ser menos severo, sin semenos eficaz. Este es el mismo que hpropuesto en el sexto Tomo del TeatrCrítico, Disc. 1. num. 81, y 82; esto es

que se haga constar al Magistrado dqué se sustentan todos los individuodel Pueblo.

6. Esta averiguación se puede hacecon facilidad, y [263] seguridad; porqucualquiera individuo, examinado sobr

a materia, no tiene que discurrir parresponder la verdad, y así se le obligara que responda sin dilación. Si ssustenta de algún oficio, podrá decirl



al momento, y aun comprobarlo con lovecinos. Lo mismo digo, si vive de shacienda, u de alguna especie dcomercio. En que no es menester, que lnquisición proceda a ajustar muy po

menudo el valor, o utilidad, que result

de lo uno, u de lo otro, sí solprudencialmente, y como dicen, a bueojo. Cuando no parezcan las fincas, e

que se funda su sustento, o las fincasean muy insuficientes para el porte quiene, funda certeza moral de que viv

del robo, u de otra alguna negociaciónhonesta: con que se deberá poner eprisión, y tenerle en ella, hasta que sexplore cuál era su fondo; lo que, si s



hacen bien las diligencias, será fáciograr. Y la primera, a mi parecer, sera de registrar sus casas, y las d

aquellos con quienes se hallare, quienen más frecuente comercio, n

siendo personas, cuyas circunstancia

as eximan de toda sospecha. Lsegunda, si a tiempos hacía algunaausencias del Pueblo adonde vive

nquirir adónde fue, y adónde estuvo.7. ¡Oh cuántas aves de rapiña co

plumas de pavo, y aun de paloma s

descubrirán en los Pueblos, tomandesta providencia! ¡De cuántos robos sdescubrirán los autores, que antes no spudieron averiguar! ¡Cuánta



obediencias detestables a personapoderosas! ¡Cuántas fullerías en euego! ¡Cuántas estafas con el fals

ofrecimiento de útiles serviciosCuántos empréstitos, cuya paga s

reserva para el Infierno! &c. De modo

que con la providencia dicha, no sólo sdescubrirán los robos, mas tambiéotras especies de delitos, cuyo castigo,

cuya preservación importa infinito oda la República.

8. Cuanto mayores son los Pueblos

anto más necesario es, y tanto máfrecuente, y estudioso debe ser eexamen propuesto, especialmente en laCortes, porque illic reptilia, quorum



non est numerus. Tal vez sucederá, qu264] el descubrimiento de uno de esto

delincuentes sirva para edescubrimiento de muchísimos. Efamoso Carduche que no ha muchos añofue castigado en París con el torment

de la rueda, con su declaración, que nquiso hacer, aunque estimulado de unviolentísima tortura, hasta que se vió e

el sitio del suplicio, dio luz para lprisión, y castigo de seiscientocómplices, que hurtaban debajo de s

mperio, y dirección. Nuestro Señoguarde a V.E. &c.



Carta XXV

Ingrata habitación la de laCorte

1. Muy Señor mío: Supone V.S. y suponbien, que me sería fácil dejare este País

fijar mi habitación en la Corte, si ldesease. En consecuencia de lo cuaadmirándose de que no lo solicite,

ejecute, me pregunta, ¿por qué quiervivir en este retiro? A lo que, siendo yEscritor de profesión, pudiera satisface

con la sentencia de Horacio:



Scriptorum chorus omnis amanemus, & fugit Urbes.

2. Porque al fin, aunque el Pueblo, quhabito, no puede decirse desiertorespecto de una Corte, poco desdice dsoledad. Pero más me cuadra lrespuesta lacónica, de que quiero vivien este retiro, porque quiero vivir.

3. De un hombre ilustre, llamadSimilis, que fue Prefecto del Pretorio eiempo del Emperador Adriano, refier

Xifilino, que habiendo hecho voluntaridemisión de aquella Magistratura, sretiró a la campaña, donde [265] vivi

siete años de persona privada, y viend



al fin de ellos acercársele la muertehizo este epitafio para que se le pusiesen el sepulcro: Aqui yace Similis, qumurió de una edad muy larga; persólo vivió siete años. Miraba aqueRomano la vida Aulica como un estado

que más tiene de muerte, que de vida, del mismo modo la miro yo.

4. En el derecho Civil los esclavo

son reputados por muertos: Servi prnullis habentur , dijo el JurisconsultUlpiano; y en otra parte el mismo

Servitutem mortalitati fercomparamus. ¿Y qué es la vidCortesana, sino una mal disfrazadesclavitud? Compónense las Cortes d



os que gobiernan, y de los qupretenden. Y considero, que hay unrecíproca esclavitud de unos a otrosLos pretendientes son esclavos de logobernantes, y los gobernantes de lopretendientes. Aquéllos, porque ni au

de su propria respiración son dueñosdebiendo compasarla, segúsupersticiosamente adivinan, sea má

grata al Idolo que veneran: éstosporque, por más que los oprimansufoquen, angustien las importunidade

de los pretendientes, se ven por mimotivos precisados a sufrirlos, como emás vil esclavo al más imperioso dueñoDe suerte, que parece que una mism



cadena, atando a unos con otros, ata unos, y a otros. Y sea norabuena cadende oro la que aprisiona a los qumandan; otro tanto será más pesada: lque sucedió a la infeliz Reina Zenobiaque padeció mucho más que los demá

esclavos en el triunfo de Aurelianoporque iba ceñida con cadena de oro, os demás sólo de hierro.

5. Hágome cargo de que, puesto ea Corte, no me aprisionaría una, ni otr

cadena, porque mi demérito me alej

anto del riesgo de mandar, como mgenio del de pretender. Pero temo otraque acaso no sería menos pesada quaquéllas. Esta es la que me echaría



cuestas la importunidad de lopreguntadores, y con que me atarían, nsólo el cuerpo, mas también el alma. Lal cual aceptación, que han logrado mi

escritos, ha impreso a muchos uconcepto de mi ciencia muy superior

a realidad [266] de ella, pensando qusé mucho más de lo que sé, y aun tal vemás de lo que nadie sabe

Considerándome, pues, como que podrísatisfacer todo género de dudasloverían sobre mí consultas a tod

momento. Con que me vería precisado estar al poste todo el día, ejerciendo uMagisterio sumamente laborioso sisueldo alguno.



6. De esto hice experiencia el año d28, que me detuve en Madrid un mes, odo él estuve, sin intermisión

padeciendo esta impertinencia. Y ercosa de ver las cuestiones extrañas, ridículas, que me proponían algunos

Uno, por ejemplo, dedicado a lHistoria, me preguntaba menudencias da Guerra de Troya, que ni Homero, n

otro alguno antiguo escribió. Otroencaprichado de la Quiromancia, queríe dijese qué significaban las rayas d

sus manos. Otro, que iba por la Físicapretendía saber qué especies de cuerpohay a la distancia de treinta leguadebajo de tierra. Otro, curioso en l



Historia Natural, venía a inquirir en quierras se crían los mejores tomates de

mundo. Otro, observador de sueñosquería le interpretase lo que habísoñado tal, o cual noche. Otro, picadde anticuario, se mataba por averigua

qué especies de ratoneras habían usados antiguos. Otro, que sólo er

apasionado por la Historia moderna, m

ponía en tortura para que le dijese cómse llamaba la mujer del Mogol: cuántas de qué naciones eran las mujeres, qu

el Persa tenía en su Serrallo. Digoporque V.S. no tome esto tan al pie de letra, que, o éstas, u otras preguntas tampertinentes, y ridículas como ésta



venían a proponerme algunos. Si cuandno había dado a luz más que dos Libropadecía esta molestia, qué sería ahoracuando los Libros se han multiplicadosiendo natural, que por la mayovariedad de materias, que en ellos toco

me atribuyan mayor extensión de ciencipara resolver todas sus dudas, poextravagantes que sean? ¿Y esto serí

vivir?7. Me ocurre ahora, que lo

Filósofos definen la vida actua

movimiento ab intrinseco, diciendo, quel viviente es el que se mueve antrinseco, de tal modo, que este [267

movimiento no se haga po



determinación de otro agente distintota ut motus ille ex alteriu

determinatione non sit ; y aunqualgunos proponen otras definicionescasi todas, en cuanto a la substanciavienen a coincidir a lo mismo. S

omamos esta definición en sentido algato, hallaremos, que habiendo tanto

millares de habitadores en las Cortes

son muy pocos los vivientes que hay eellas, porque son pocos los que smueven, sino por determinación de otr

agente. Los pretendientes, que soantos, se mueven por el impulso, yactivo, ya atractivo de los que miracomo agentes de su fortuna. Estos está



distribuidos en varios grados, en qusucesivamente van trayendo unos otros. Los inmediatos al Príncipe smueven por la atracción del Príncipe, esos mismos atraen a otros, que sopretendientes, respecto de ellos, y d

este modo va bajando la atracción, y emovimiento hasta los ínfimos. De modoque en las Cortes se ve un

representación del sistema Newtoniandel Universo, en que con la virtuatractiva los cuerpos mayores ponen e

movimiento a los menores; y tanto máscuanto es mayor el exceso, y menor ldistancia. Y como en las Cortes están tanmediatos los Grandes a los pequeños



es mucho mayor el movimiento que daaquéllos a éstos, que el que pueden dar os pequeños, que están alejados por la

Provincias. De aquí viene verse a cadpaso sujetos, que viviendo lejos de lCorte, no los mueve, o mueve poco l

ambición a pretender; y transferidos a lCorte, la cercanía de los mayores loagita fuertísimamente. ¿Y qué sé yo si

mí me sucedería lo mismo? En todcaso, bonum est non hic essemayormente cuando, aunque no m

moviesen por este camino, no mdejarían reposar por el que insinuarriba, y acaso por otros; siendverisímil, que no sólo me inquietaría



os curiosos como erudito, mas tal veambién los pretendientes com

medianero.8. Pero aunque todo lo dicho bast

por sí mismo para hacerme displicenta habitación de la Corte, mucho más m

a hace odiosa por una como necesariresulta que tiene; [268] y es, que dondhierven las pretensiones, hierven cierta

especies de vicios, con quienes tengespecial ojeriza: La hipocresía, lrampa, el embuste, la adulación, l

alevosía, la perfidia. Aborrezco lhipocresía, no sólo por razón, mas aupor instinto; o llámase, si se quiereantipatía. Y nadie podrá negarme, qu



donde concurre una multitud dpretendientes, concurre una copiosurba de hipócritas. ¿Qué es u

pretendiente, sino un hombre, que estpensando siempre en figurarse a lodemás hombres distinto de lo que es

¿Qué es sino un Farsante, dispuesto representar en todo tiempo el personajque más le convenga? ¿Qué es sino u

Proteo, que muda de apariencias, segúe persuaden las oportunidades? ¿Qué e

sino un Camaleón, que alterna lo

colores, como alternan los aires? ¿Ques sino un ostentador de virtudes, encubridor de vicios? ¿Qué es sino uhombre, que está pensando siempre e



engañar a otros hombres? Es verdadque son muchos los que le pagan en lmisma moneda; esto es, aquellos mismoque busca como arquitectos de sfortuna. El miente virtudes, y a él lmienten favores. El va a engañar co

adulaciones, y a él le engañan coesperanzas.

9. Este es el comercio más válido,

casi general en las Cortes. Esta es lmoneda que en ellas circula sin cesarMoneda falsa; pero ninguna má

corriente. No sólo corre, vuelapropriamente moneda de soplilloporque toda es aire. Es un tráfico dembeleco, en que con comisione



engañosas se compran benevolenciaaparentes. De una, y otra partntervienen promesas vanas. E

poderoso hace esperar beneficios, y edependiente agradecimientos.

10. Pero de quienes se hallan al fi

más burlados los pretendientes, no es dos que mandan, sino de cierto

faranduleros, que hay en las Cortes,

quienes creen, que tienen introducciócon los que mandan. Estos son unovilísimos estafadores, hambrienta

harpías, sedientas sanguijuelas, que os pobres incautos que de laProvincias acuden allí a supretensiones, a poco que se descuiden



es chupan hasta la última gota dsangre: y al mismo tiempo [269] que lepersuaden, los harán bien recibidos ePalacio, insensiblemente los valevando al Hospital. Y lo má

admirable en esto es, que haya alguno

an neciamente crédulos, que se dejapersuadir a que son capaces devantarlos a mejor fortuna, los que n

aciertan a mejorar la propria: necedaque coincide con la de aquéllos, qucreen que son dueños del secreto de l

Piedra Filosofal: unos vagabundos, quapenas tienen lo necesario para librarsde la hambre. Sin embargo, no faltquien espera que le granjee cuatro mi



ducados de renta, quien no puedadquirir para sí cuatrocientos; o que lntroduzca en el gabinete, quien no s

atreve a subir a la antesala.11. Mas todo lo dicho es nada e

comparación de lo que pasa entre lo

mismos pretendientes, sobre el empeñde desembarazarse recíprocamente unode otros. El que ve a su lado u

concurrente, que puede disputarle lplaza, a que él mismo aspira, ¿qumáquinas no mueve para desbaratarle

Todas sus acciones acecha, y aun sadelanta a adivinarle los pensamientosEstudia toda su vida, desde enacimiento hasta la hora presente



ndaga quiénes fueron sus padres, abuelos, por si en su genealogía puedencontrar nota, que le infame. Por medide algún tercero procura indagar susecretos para hacerlos públicosponiéndoles a la margen las más odiosa

nterpretaciones. Consulta si puede a sumayores enemigos, tomando de ellos lonformes de vita, & moribus. No ha

escondrijo que no examine, ni noticique no apunte, de cuántas puedeservirle para echar a perder s

reputación. ¿Y esto para qué? Parverterlo por sí, o por sus emisarios ecalles, plazas, y paseos.

12. No dudo yo, que hay mucho



pretendientes timoratos, y honestos, qubuscan su fortuna por mediopermitidos. Doy que la mitad de ellosean de esta clase. Siempre quedan fuerde ella los bastantes para llenar la Cortde chismes, e incomodar con ellos cas

odas las conversaciones, aun las que sejercen en los más solitarios retirosporque los pretendientes todo lo andan

270]13. Todo lo que hasta aquí h

expuesto me enfada en la habitación d

a Corte. Pero aún no he expuesto todo que me enfada. Falta una partida dgran consideración. Yo no sé si lnfluye la Corte, por ser Corte, o si po



vía de contagio se comunica en la CorteHay un vicio de los pretendientes, quse ha hecho común, y como trascendentaun a los Cortesanos, que no sopretendientes. Hablo de las expresionefingidas de amistad, o cariño. Si se cre

o que en esta materia se oye en lCorte, se juzgará, que aquella vecindase compone de los genios más bellos

más dulces, y más sociables del MundoDigo lo que ví muchas vecesEncuéntranse dos personas en la calle,

en el paseo, sin más conocimiento duno a otro, que el preciso parsaludarse. ¿Y se contentan cosaludarse? Nada menos



Recíprocamente se esmeran en las máexpresivas protestas de una cordialísimamistad, o un amor muy fino. Y esto npocas veces se practica entre personasque no sólo se miran con una perfectndiferencia, mas aun con positiv

desafecto. Ví algunos de estoencuentros en ocasiones que yacompañaba a este, o aquel sujeto d

bastante carácter; y en que, después dos más tiernos requiebros de parte

parte, luego que se separaban, el sujet

a quien yo hacía compañía, en confianzme manifestaba, que el otro, a quiehabía requebrado, era uno de los qumás le enfadaban en la Corte. No dejab



o de significarle cuánto extrañaba, aun cuánto me desplacía un defecto tagrave de sinceridad. Pero a esto se mrespondía, que ése era el estilo de lCorte. Será, según esto, replicaba yo, eestilo de la Corte el dolo, la simulación

el embuste. No, me respondía, quaquello se tomaba por mera ceremoniaque nada significaba; y así, ni el otro l

creía las expresiones de amor, que lhabía hecho, ni él al otro las suyas¿Pues si esos requiebros de nada sirven

reponía yo, por qué no hablan unohombres a otros, como se deben hablaos hombres, y no como hablan lo

Jovenetos a las Damiselas? Porque ést



es el estilo de la Corte, se me volvía responder. [271]

14. Sin embargo, yo con algúescrúpulo quedaba de que esta respuestno era más sincera, que las ternuracómicas, que acababa de oír a los do

fingidos enamorados. Y me inclinabbastantemente a pensar, qurecíprocamente tiraban a engañarse,

acaso cada uno quedaba satisfecho dque había engañado al otro. Muchiempo ha tengo observado, que una d

as más comunes simplezas de lohombres, es tener a los demás posimples. Todos los mentirosos pohábito padecen esta simpleza; pues sól



en la confianza de la corta capacidad dos oyentes pueden esperar ser creídos

aun cuando las mentiras carecen de todverisimilitud. En la materia en questamos, se ve esto claro. ¿En qué puedfundar un hombre la esperanza de se

creído, cuando a otro hombre, a quien ndebe servicio, o beneficio alguno, ldice, que le ama finamente, sino en e

concepto, que ha hecho, de que el tal esumamente inadvertido?

15. No niego yo, que también fuer

de las Cortes hay los vicios, que hrepresentado como proprios de laCortes, porque los hombres en todapartes son hombres; pero mucho má



nfrecuentes, porque son mucho mánfrecuentes las ocasiones, y lo

motivos. Como las Cortes son loTeatros, donde la fortuna principalmentreparte sus favores, o aflige con sudesdenes, también en ella

principalmente la condición humannfluye la envidia, la emulación, el odioa detracción, el embuste, las amistade

fingidas, las alevosías verdaderas, lodespechos, las desesperaciones, y otromil desreglados afectos, que a quien

como yo, nada espera, o solicita en lCorte no puede menos de ocasionamucho enfado. Nuestro Señor guarde V.S. muchos años, &c.





uego a reconocerle, para que necesitmuy poco tiempo; porque la Obra no earga, y el Autor se explica con claridad despejo. Esto es lo primero que de é

puedo decir. Y lo segundo, y principalque si tomara otra mejor causa entr

manos, tiene Pluma para manejarla tabien como el que mejor. ¿Mas edefensa de Lulio qué puede hacer e

hombre de más habilidad?2. En cuanto a la Obra, como n

nstituyo Libro, sino Carta, no piens

seguir al Autor Cisterciense paso paso, sino reducir a dos puntos capitaleel asunto, porque a dos puntos capitalese reduce la Obra del Cisterciense. E



primero es, descartar, como indignos dfe en la materia, los Autores contrarios Lulio: Y el segundo, ponderar lexcelencia del Arte Luliana. Veré, pueso primero, con qué justicia se hac

sospechosa la fe de aquellos Autores;

o segundo, examinaré los méritos deArte Luliana.

3. El primer descartado en est

causa soy yo, por no haber visto el Artde Lulio, como he confesado yo mismo¿Pues qué? ¿No se puede hacer juici

prudente de la utilidad, o inutilidad deArte de Lulio, sin verla, únicamente poel testimonio de Autores graves, desapasionados [273] que la vieron



¿La fe humana no tiene lugar en estocomo en otras muchas cosas? Alegué loestimonios de diez Autores, todo

graves, todos muy doctos, todos Críticodistinguidos, todos libres de todsospecha de mala fe, y que hablan de

Arte de Lulio, como testigos de vistaCon muchos menos, y de menoautoridad pronuncia el Tribunal má

recto la sentencia contra el reo ematerias gravísimas; y sería la máextraña impertinencia del mundo acusa

a ese Tribunal de injusto, porque no vipor sus ojos el delito.4. Bien conoció la fuerza de est

argumento el Autor Cisterciense, y qu



por consiguiente era menester pareludir su fuerza, tachar los testigos quproduzco a mi favor. En efecto lntenta; pero con inútiles esfuerzos

porque todo se reduce a decir, que loAutores, que alego, vieron sól

superficialmente, y sin hacer el debidexamen el Arte de Lulio. Digo, que todse reduce a decirlo, porque no da d

ello la más leve prueba; ni para decirluvo otro motivo, que ser su

desposiciones opuestas a su intento. E

o dijo: pero creo que sin esperanza dque ningún hombre de razón se lcreyese. Porque en efecto, ¿quién lpodrá creer, que unos Autores graves



doctos, algunos entre ellos Críticofamosos, y de alta reputación en lRepública Literaria procediesen tamprudentemente, tan temerariamente

que sin el debido examen profiriesesentencias tan acerbas contra el Arte d

Lulio, cuales son las que he exhibido ea Carta trece de mi segundo Tom

Epistolar? Así el creerlo, como e

decirlo, sería, y es una grave injuricontra el merecido crédito de aquelloAutores.

5. Pero el de Wadingo es el que mápadece en ella. Conoció muy bien edocto Cisterciense, que el testimonio dWadingo, atendidas todas la



circunstancias, era el que máperjudicaba a su causa; porque sobre lopinión de Autor fidelísimosincerísimo, doctísimo, qugeneralmente obtiene en la RepúblicLiteraria, se añade la notabl

circunstancia de haber sido ReligiosFranciscano, a [274] quien poconsiguiente sólo la fuerza de la verda

podía impeler a declararse contra Lulio7. La fuerza, que al testimonio d

Wadingo da esta circunstancia, pretend

debilitar el docto Cisterciense: ¿Percon qué? Con una reflexión general, vaga, que va a Dios, ya dicha, y nadsignifica. Salga (dice Disert. 2, num



61.) salga, que ya es hora al Teatro ecélebre Analista Wadingo, quien poser Franciscano se tiene por testiguera de toda excepción, (aquí entra l

reflexión vaga que he dicho) como sentre sujetos de una misma profesió

no cupieran emulacionesnadvertencias, preocupaciones, &c.

7. Esto es hablar, nada más. Y

perdóneme el docto Cisterciense, si ldigo, que la voz emulaciones está aqumuy fuera de su lugar. ¿Por qué capítulo

o motivo podía Wadingo ser émulo dLulio? Floreció éste cerca de tres siglo medio antes que aquel; y aun má

distantes que en el tiempo lo estuviero



de toda concurrencia, que pudiesocasionar emulación de uno a otro. ¿Quenía Wadingo que partir con Lulio

¿Pudo estorbar éste a aquel, u disputarlos honores de su Orden? ¿Pudo ponerl

algún óbice a la gran fama de insign

Escritor, y hombre doctísimo, que taustamente adquirió en el mundo: o

otra alguna cosa, capaz de lisonjear e

deseo de Wadingo? Añado, que estEscritor fue un Religioso muy ejemplar por consiguiente muy exento de tod

sospecha de emulación, que le hiciesfaltar a la verdad. Leí algunos años hsu vida impresa al principio de suAnales, y me acuerdo de haber hallad



en ella, que su Religión le encargó lreforma de algunos Conventos, quhabían decaído algo de su antiguobservancia: comisión, que en ningunOrden se da, sino a sujetos de mudistinguida virtud. Por consiguiente se l

hace muy grave injuria en atribuirle unemulación viciosa, indigna, no sólo dun gran Religioso, mas aun de tod

hombre honrado. ¡Pero, oh fragilidahumana! A estas extremidades lleva eesón de defender una mala causa.

8. Mas ya el Cisterciense da conocer bastantemente lo [275] muchque desconfió de este motivo drecusación, pues declinando al extrem



opuesto, procura figurar a Wadingfavorable en parte a Lulio. Para estefecto, después de admirar mnadvertencia, por no haber notado l

contradicción, que hay en Wadingsobre el asunto, dice, que est

contradicción está entre las palabras qurasladé de Wadingo, y las que omit

contenidas dentro del mismo pasaje, e

aquella parte donde interpuse lopuntillos; esto es, entre las palabras peot saecula latere, y las abstinendum

taque. Yo no sé si tácitamente pretendacusar esta omisión mía de falta dbuena fe, o que el Lector, aunque él no expresa, lo entienda así. En tod



caso, por si fuese menestendemnizarme sobre este artículo, digo

que yo en esto no hice más, que lo quordinariamente ejecutan los que citapasajes largos de otros Autores; qucuando alguna porción, envuelta en la

demás de su contenido, no les hace acaso, por evitar la prolijidad omiten esporción, substituyendo por ella lo

puntillos, para que el Lector entiendaque allí se omite algo del pasaje.

9. Cuanto a la contradicción, que e

Cisterciense pretende hay en el pasajde Wadingo, digo, que no hallo tacontradicción. Las palabras omitidaadonde puse los puntillos (que tampoc



el Cisterciense las proponntegramente; antes bien no sólo en una

mas aun en dos partes las trunca), socomo se siguen.

10. Revelationes certe Scientiaruma Deo fiunt ad Fidei incrementum, ve

cclesiae fulcimentum, quae ab hanon vidimus hucusque prodiise

ixerim itaque, nec totam, ne

raecipuam aliquam doctrinae partema Deo inmediate infusam; semirabiliter & coelitus fortasse

lluminatum intellectum hominis rudis& literarum expertis, ut tot & tantaquae eius superabant captum, amplior& singulari ultra alios capacitat



comprehenderit. Mirum etenim, &supra naturam videtur hominemdiotam tot & tan varia argumentractasse, ac quali quali method

confinxisse. Certe nec ipse (ut aliqui emponunt) aliquando dixit universam

suam Scientiam infusam esse; sertem dumtaxat generalem [276] sibominum in monte ostendisse, & han

dono spirituali a Deo datam, non quopsam Artem immediate Deu

dictaverit, sed quod dono quodam

spirituali intelectum illuminaverit &excitaverit ad eandemcompaginandam: in qua etiam errorerrepere potuisse agnoscit eosdemqu



humiliter, ut infra dicemus, exponicorrigendos Sacrosanctae Matri

cclesiae censurae, sed, & ipse eandemhaud semel correxit & immutavi

bstinendum igitur, &c.11. Para ver si hay contradicción e

este pasaje de Wadingo se ha ddistinguir lo primero lo que afirma de lque duda. Lo que afirma es, que Dios n

nfundió a Lulio inmediatamente, ni todsu doctrina, ni lo principal de ella. Lque duda es, si tuvo ilustración mediata

esto es, si Dios con una luz comgenérica le ilustró el entendimiento, dmodo, que le hizo capaz de tratar con tacual método tantos asuntos diferentes, l



que no pudiera hacer sin esa luz uhombre Idiota, cual era Lulio. Digo, questo lo duda, porque cuanto dice sobreste punto, todo va debajo de aquequizá (fortase). Pero añado, que aunquafirmase lo que duda, ningun

contradicción habría entre esto, y ldesestimación que antes, y después desto muestra hacer de la doctrina d

Lulio. La razón es clara, porque esluminación no se extendió a más, que

darle a Lulio más capacidad para trata

aquellas materias, que la que el mismLulio sin ella, y sin estudio algunuviera. ¿Pero ese exceso de capacidad

sobre la de un mero Idiota, basta po



ventura para hacer recomendable sdoctrina? Es claro que no; porque pudsaber lo que no sabe un mero Idiotasiendo muy poco lo que supo.

12. Lo segundo se ha de distinguir lque Wadingo dice del Arte de Lulio, d

o que refiere que dijo de ella el mismLulio. Lo que él sintió del Arte estexplicado en otros pasajes, que yo cité

Pero en aquella parte que omití, y quien substituí los puntillos, sólo dice lque de ella refiere el mismo Lulio, com

se ve claro desde aquellas palabracerte nec ipse; y aquí es donde echmenos la buena fe del Cisterciense, quruncando el pasaje de [277] Wadingo



dejó fuera aquellas líneas donde sexpresa, que lo que en él se dice deArte de Lulio, que Dios con algún doespecial le iluminó para formarla, eafirmado por el mismo Lulio, y no poWadingo. Todo lo contrario quiere dar

entender el Cisterciense para salvar lcontradicción en que pretende cayWadingo, y desautorizar con esto s

Crítica.13. Es cierto, que Lulio dijo, qu

Dios le iluminó para formar su Arte

¿Pero estamos obligados ni Wadingo, no a creerlo? No por cierto: así como nse consideraron obligados a ello muchohombres sabios, que hablaron co



soberano desprecio de dicho Arte. Ni desto se sigue, que Lulio mintiese, sinque se equivocó creyendo ser luz divino que era producción de su propri

entendimiento; lo que sucedió variaveces a otros siervos de Dios. Ni au

parece que el mismo Lulio estaba musatisfecho de esa iluminación, si everdad lo que afirma Wadingo, de qu

corrigió, e inmutó su Arte no una vesola.

14. Finalmente, todos los que tiene

el Arte de Lulio por inútil, es precisnieguen, que para su formación intervinluminación alguna, ni perfecta, nmperfecta, ni mediata, ni inmediata. Y



o primero digo de los queconcediéndole alguna utilidad, la juzgamenos conducente para las Ciencias, qua Lógica de Aristóteles. Ad quierditio haec? ¿Para qué unluminación, que nada nos mejoró? Y

aun extendiendo esta reflexión a toda ldoctrina de Lulio, ¿para qué unluminación, que nada sirvió hasta ahor

a la Iglesia de Dios? Cuatro ConcilioGenerales, y creo que cerca de cientProvinciales, se celebraron después d

a muerte de Lulio, sin que en ninguno dellos se hiciese memoria alguna dLulio, ni de su doctrina.

15. Igualmente echo menos la buen



crítica, y la buena fe en otro cargo, qucomo muy substancial me hace el doctCisterciense; y es no haber leído, examinado por mí mismo los Autoresque, como Lulistas, o Panegiristas dLulio, citaron los dos Apologista

Capuchinos, a quienes yo respondí en lcitada Carta. ¿Pero es posible, [278que me haya hecho cargo de veras

Apenas puedo creerlo. Porque lprimero sabe muy bien, que esoAutores, sujetos por la mayor part

obscuros, y de ningún nombre, apenas shallarán juntos en Biblioteca alguna demundo, sino, cuando más, uno aquí, otro acullá. En mi Biblioteca, y en la d





esos libros, en fe del testimonio de suAutores se metieron a Apologistas dLulio; ¿por qué yo sin leerlos no podrdeclamarme contra Lulio? Cuandodigan ellos lo que quisieren, me sobrafundamentos para combatir a tod

Lulista, los que se pueden ver en mcitada Carta, y a los cuales, ni harespondido los dos Capuchinos, ni ahor

responde el Padre Cisterciense, ni podrresponder algún otro, porque soneluctables.

17. Vuelvo a decir, que no eposible, que de veras me haya hecheste cargo el Padre Cisterciense. Ngnora él la general desestimación, qu



padecen los Autores Lulistas en todapartes, a excepción de Mallorca; y estes lo que mata a los MallorquinesSiendo así, ¿cómo pudo pensar él, nnadie, que hay toda la máquina dAutores Lulistas, que componen el larg

catálogo de Zalzinger, ni el diezmo dellos en Oviedo, ni en Ciudad alguna dEspaña? ¿Y qué? No teniéndolos a man

os buscaría yo por las Naciones, locompraría, y me quebraría la cabeza eeer tanto legajo? Mucho menos bastab

para que me tuviesen por el hombre máextravagante del mundo, y especialmentno necesitado para cosa alguna esgasto, ni esa fatiga, pues [279] par



rebatir a los Lulistas, no es menester, nuno, ni otro.

18. Toda esa colección de Autoresen la forma misma que la proponen lodos Padre Capuchinos, está tan llena dnulidades, que bien lejos de persuadir l

que ellos intentan, conduce a creer lcontrario; o por lo menos no resulta danto Autor media dragma de peso d

autoridad a favor de Lulio. Muchas desas nulidades propuse en la citadCarta, desde el número 38, hasta el 64,

sólo de dos se hace cargo el doctCisterciense para responder, aunquefectivamente no responde; en las demáno toca: recopilarelas aquí, añadiend



algun más a las que allí expuse.19. Lo primero los Padre

Capuchinos no vieron esos Autores, sincon los ojos de Ibo Zalzinger, quverisímilmente no estarían muy limpiode toda niebla, siendo Lulist

apasionadísimo. Esto lo confiesan ellomismos a la página 31, donde dicen, quel catálogo, que acaban de hacer, e

extracto del Docto Ibo Zalzinger: Coque se puede decir, que todos esoestigos en alguna manera se reducen

uno.20. Lo segundo, la cualidad dextracto es nuevo capítulo de nulidadcuando el extracto se hace por la part



nteresada. Muy raro pleito dejaría dganar el litigante, si la sentencia se diespor el extracto que él mismo hiciese dos Autos.

21. Lo tercero, de los mismoAutores citados, muchos, o los más so

declarados Lulistas. De lo que alegcontra esta nulidad el Padre Cistercienshablaremos más abajo.

22. Lo cuarto, muchos de los citadoson Mallorquines. Otro capítulo drecusación por la bien fundada sospech

de pasión por su Compatriota Lulio.23. Lo quinto, las alabanzaexcesivas, y verdaderamentntolerables, que algunos de los Autore



alegados dan a Lulio, muestraclaramente, que escribieron inducidode una pasión ciega. ¿Quién podrá sufria Adrián Turnebo haber dicho, que eLibro de la Teología Natural dRaimundo Sabunde, que contiene l

práctica del Arte [280] magna dRaimundo Lulio, es la quinta esencia dSanto Tomás: mucho menos sabiendo

que Turnebo, aunque doctísimHumanista, ni una pizca tuvo dTeólogo? El Médico Aubri llama a Luli

aestro de la Sabiduría, Príncipe de lnteligencia. En una declaración dciertos Doctores, que dicen tienen loMallorquines, se pronuncia, que el Art



de Lulio, no sólo es buena, y útil, manecesaria para mantener la FCatólica. La voz necesaria, cuando nse restringe, se entiende de necesida

roprie & simpliciter , tal como sabeGramáticos, y Lógicos. ¡Santo Dios

¿Que la Fe Católica dará consigo en esuelo, si no la sostiene el Arte de LulioEl Señor Jacobo dice, que quien está e

el centro del Arte de Lulio ve todas lacosas con perfección, y que muyácilmente puede estudiar todas la

Ciencias. Cristóbal Suárez de Figueroatribuye al Maestro Fr. Luis de León edicho, tres Sabios hubo en el mundo

dán, Salomón, y Raimundo, que es l



mismo que decir, que estos tres fueroSabios con eminencia sobre todos lodemás.

24. Pretende satisfacer a este cargel docto Cisterciense, diciendo que esoelogios no se han de entender con e

rigor que yo quiero, sino con laexplicaciones que él les da. Pero yo nquiero que se entiendan sino según e

sentido obvio, y natural, que presenta letra; y por el cual se califica la verdad

o falsedad de las sentencias; pues co

explicaciones voluntarias no hadesatino que no se pueda trasmutar everdad; ni verdad, que no se puedrasmutar en desatino.



25. Lo sexto, de una gran parte dos Aprobantes de Lulio, que se alegan

no se especifica la cita. Setenta y seis hcontado de éstos, entre quienes dcuarenta y nueve, o cincuenta, ni aun snombra el Libro, u Obra en qu

manifestaron su dictamen. Del resto snombra el Libro, pero sin expresar ecapítulo, disertación, sección, artículo

página, &c.26. Lo séptimo, de los que tiene

especificada la cita muy raro habl

sobre el punto cuestionado; esto es, l281] importancia, o inutilidad del Artde Lulio. Unos le califican de Santo, Mártir, sin meterse en la doctrina. Otro



meramente le defienden de errorecontra la Fe. Otros en general lcalifican de ingenioso, y sabio. Otrosaun sobre estos capítulos: suspenden edictamen. Nada de eso se disputa, ssólo de si el Arte de Lulio es útil,

nútil .27. Lo octavo, algunos de lo

Autores, que se alegan a favor de Lulio

son testigos contra producentem. Taleson Wadingo, Don Nicolás Antonio, os Jesuitas de Amberes.

28. Lo nono, hay en el catálogmuchos Autores obscuros, y de ningúnombre, aunque los Apologistas tal vesuplen esta falta con sus gratuito



elogios. Y adonde no lo hicieron los doCapuchinos, v.gr. con el Médico Aubrsuple el Maestro Cisterciense. ¿Y qunos dice el Médico Aubri? Lo que bastpara que el Médico Aubri no creamocosa alguna. Dice en la Disertación 3

num. 22. que este Médico se gloriaba dsaber el secreto de la Medicinuniversal, y verdadera para toda suert

de enfermedades las más desesperadasY en el num. 81, que él mismpublicaba, que sabía la Crisopeya,

Arte de convertir los demás metales eoro. Apenas hay hombre cuerdo, qugnore, qué juicio se debe hacer d

Autor, que se atribuye estos grande



secretos. Lo mejor es, que habienddicho esto en el número 81, en el 8dice: Los verdaderos Filósofo

rácticos guardan para sí estosecretos; y para mí es pruebconstante, que mienten los qu

anfarrones se jactan de ellos. Rarolvido, y rara contradicción de unúmero a otro inmediato; sino es que u

Lulista, respecto de otro Lulista, tengprivilegio para ser creído, aun cuandpara no creerle haya el motivo que bast

para no creer a todos los demás. Lo qualega a favor del Médico Aubri, que citas personas que curaba, sus nombres, ugares de su habitación, exhibiendo la



cartas de gratulación por las curas dos que le habían consultado, nad

prueba. Podría hacer muy bien todo estoaunque de ciento que le consultasematase los ochenta, pues éstos no habíade [282] resucitar a acusarle de lo

homicidios; y los que sanaban, creíaque le debían la salud, aunque ésta fuesmera obra de la naturaleza, como suced

ordinarísimamente respecto de otroMédicos.

29. Lo décimo, sin razón se cuentan

como Autores aprobantes de la doctrinde Lulio (para completar el númerdesignado), once Reyes, que dieroPrivilegios a la Universidad d



Mallorca. ¿Quién hasta ahora hpensado, que dar Privilegios a unUniversidad sea aprobar todas ladoctrinas, que en ella se enseñan? Dese modo se aprobarían simul & semedoctrinas opuestas, y encontradas

siendo cierto, que es comunísimenseñar en la misma Universidadoctrinas que pugnen inveritate &

alsitate, v.gr. Hay in Divinis distincióormal ex natura rei. No hay in Divini

distinción formal ex natura rei. Aun s

en la Universidad de Mallorca no senseñase otra doctrina, que la de Luliovaya que los Privilegios de los Reyes spudiesen interpretar tácita aprobació



de esa doctrina; pero ésta, a lo quentiendo, sólo tiene una Cátedrdestinada a su enseñanza, y hay otramuchas, en las cuales para nada sacuerdan de Lulio.

30. Finalmente, ¿por qué se han d

contar como aprobantes del Arte dLulio los nueve Religiosos, cuatrDominicanos, y cinco Franciscanos, qu

habiendo de orden del CardenaAlamano examinado la doctrina dLulio, la dieron por Católica? ¿Es po

ventura ésa la cuestión? Nada menos. Lque se disputa sólo es, si el Arte dulio es útil, o inútil . Añado, que l

declaración del Catolicismo de Lulio



que tanto se ostenta, hecha por aquellonueve Religiosos, sólo cayó sobre treproposiciones suyas, que se examinaroa ruego de algunos amigos, y parientedel mismo Lulio.

31. Expurgado de este modo aque

gran catálogo, que produjo IbZalzinger, no se hallan en él sino sietpasajes copiados, que favorezcan

Lulio en el punto cuestionado. De éstoos tres sólo se pueden verificar e

Mallorca: ¿y qué sé yo si allí se puede

verificar? Otro es de [283] EuvaldVogelio, a quien nunca oí nombrarCítase éste en un libro, intitulado d

apidis Physici conditionibus. Si es



como suena, a favor de la Piedrilosofal , ¿qué aprecio merece s

estimonio? Añado, que no sespecifica, ni capítulo, ni página, &cOtro es el que sólo se nombra Señoacobo, a quien tampoco conozco. Est

es el que dijo el insigne desatino de ququien está en el centro del Arte d

ulio ve todas las cosas co

erfección.32. Los dos restantes son el Padr

Atanasio Kircher, y el Padre Sebastiá

zquierdo, Autores conocidos, y el unmuy famoso. Pero la aprobación quéstos dan al Arte de Lulio, es taimitada, tan diminuta, que bien lejos d



probar, que su Autor fue ilustrado parformarla, prueba lo contrario; pues eprimero sólo califica, la idea en generalY el segundo tacha la Arte defectuospor cinco capítulos substanciales, comse puede ver en su Pharus Scientiarum

disput. 23, quaest. 4, número 43. Coque bien echada la cuenta, lo que resultes, que los Apologistas de Lulio n

presentan sino dos Autores conocidos, no recusables, que aprueban su Arte mudiminutamente (y aun el Padre Izquierd

se puede decir que la reprueba)habiendo yo presentado diez, todoconocidos, y famosos, quabsolutamente la condena como inútil.



33. Vuelvo ahora al artículo ququedó suspenso arriba, de lo que alegel docto Cisterciense contra lrecusación, que hice del testimonio dos Autores Lulistas, a favor de Lulio

«Alega lo primero, que los Lulistas

aunque es notoria la inclinación a sMaestro, son hombres como los demás no son de otra casta su

entendimientos; y no parece verisímique sujetos de tan diferentes Naciones, estados, que ya desde la muerte del B

Raimundo han seguido, y abrazado sdoctrina, hubiesen procedido taengañados, que ninguno hubiesreparado la futilidad, y trampantojo d



su Arte; y esto mucho más, cuando posu estado, profesión, empleos, circunstancias deben reputarse pohombres de razón, e ingenuidad, nconcurriendo en ellos algún vínculo, 284] motivo, como sucede en los qu

frecuentan la Escuela común, en orden os Maestros de ella, para abrazar l

doctrina de Lulio.»

34. Todo esto no es más que unneblina, que a dos soplos se desvaneceUn ejemplito lo hará todo. Demos que

una Comunidad Religiosa, o a unReligión entera (como ha sucedidmuchas veces) le dispute un PreladEclesiástico algún Privilegio,



prerrogativa, cuyo derecho aseguraodos los individuos de aquell

Religión. Para que el Prelado no puedegalmente recusar su testimonio

¿valdrá alegar, que son hombres comos demás, y que por su estado

profesión, empleos, y circunstanciadeben reputarse por hombres de razón, ngenuidad? ¿Quién lo dirá? Ni vale l

excepción, que aquí son todos de uestado, y los Lulistas de diferentesporque la comunidad de estado, po

anto induce el motivo de recusación, ecuanto induce la comunidad de interéscon que siempre que haya comunidad dnterés, entra el motivo de recusación



Esta comunidad de interés la hay eodos los Lulistas, porque todos sonteresados en que el mundo no tenga l

doctrina que siguen por errada, o ponútil. Así no hace al caso el que no loigue aquel vínculo, o motivo de respeto

que interviene en los que frecuentan lescuela común en orden a los Maestrode ella. ¿Qué importa eso, si los lig

otro vínculo más fuerte, que es el denterés, o amor proprio?

35. Lo de que ninguno de los que ha

seguido, y abrazado la doctrina de Lulireparó la futilidad de su Arte, se dicmuy voluntariamente. Consta de muchosque en la Religión de San Francisco s



dieron con gran tesón al estudio del Artde Lulio; y aunque encaprichados poalgún tiempo de ella, conocienddespués su inutilidad, la abandonaron. Yel que hayan sido muchos, y muchísimoos que en la Religión Seráfica se diero

con ardor a ese estudio, se lo persuadircualquiera que sepa, que en dichReligión fue la opinión reinante, qu

Lulio escribió su Arte ilustradsuperiormente para este fin. Supongoque [285] algunos pocos llevaro

adelante su capricho. Bien puedconjeturarse, que parte de éstos lharían por evitar el rubor de confesarque hasta entonces habían procedid



engañados, pasión harto común enuestra fragilidad. Otros persistirían poerror. Pero ni la persuasión de éstos, nunidas con ella, ya la confraternidaconsiderada en Raimundo Lulio, ya spredicada iluminación, fueron capace

de hacer doblar la Religión Seráfichacia el estudio de este Tercero de sOrden. Lo cual sin duda pendió de habe

advertido, que los más adictos al Artde Lulio no adelantaban más en algunCiencia (creo, que ni tanto), que los qu

seguían el camino trillado de la Lógicde Aristóteles.36. Pero avancemos más para ve

cuán apartado de la verdad va el doct



Cisterciense en decir, que ninguno de loque siguieron la doctrina de Lulireparó en la inutilidad de su Arte. Nsólo hicieron esto varios particularesmas aun Universidades enteras. Los doCapuchinos, Apologistas de Lulio, no

estifican en su Apología, que hubo uiempo Escuela pública de la doctrin

de Lulio en las tres Universidades d

París, Barcelona, y Valencia. ¿Hayla edía de hoy en alguna de ellas? No pocierto. Luego tres Universidades enteras

después de oída, y entendida la doctrinde Lulio, la abandonaron. ¿Y ésta es lpretendida constancia de los instruidoen esa doctrina?



37. El símil con que el doctCisterciense pretende confirmar, que nes recusable el testimonio de loSectarios de Lulio a favor de sdoctrina, es enteramente fútil. Si valieradice, contra los Lulistas este reparo, n

valiera a favor de Santo Tomás dquino el testimonio de ningú

Tomista, &c. En honor de Santo Tomá

hay elogios indisputables, como que fuun gran Santo, y que fue un SantDoctísimo. En elogios, que nadie l

disputa, cesa todo motivo de recusar eestimonio. En orden a su doctrina hacosas que se disputan, y puededisputarse; v.g. si tal sentencia,



opinión suya es verdadera, o falsa. Y eorden a esto es recusable el testimonide los Tomistas por [286] los que sigueEscuela, u opinión contraria. Y éste es ecaso en que estamos respecto de LulioLo que se añade del testimonio de lo

Apóstoles, y de los Cristianos a favor da doctrina de Cristo es muy fuera de

caso; pues este testimonio e

rrecusable, no por la razón única de seos que le dan Discípulos de tal Escuelaunque de parte de los Apóstoles

podría serlo, no por la generalidad dDiscípulos, sí por las especialecircunstancias de tales Discípulos) sinpor las razones invencibles con qu



apoyan la verdad de su doctrina.38. Tampoco vale cosa la reflexió

de que sólo los Lulistas pueden daestimonio seguro del valor de l

doctrina de Lulio, por ser los únicosque con una singular aplicación la ha

examinado. Lo uno, porque también loTomistas, con mucho mayor aplicaciópor lo común) que los de otra

Escuelas, procuraron profundizar ldoctrina de su Jefe, sin que por eso screyese Escoto obligado a ceder a s

estimonio, en orden a varias sentenciade Santo Tomás. Lo segundo, porque encreíble, que habiendo habido Escuel

pública de la doctrina Luliana en las tre



Universidades de París, Valencia, Barcelona, no floreciesen en ellaalgunos sujetos, que penetrasen bien ldoctrina de Lulio. Luego habiéndolabandonado aquellas treUniversidades, hubo en ellas sujetos

que, habiéndola examinado bien, dierode ella un mal informe. De otro modsería una inconstancia muy torpe la d

aquellas Universidades.39. Y antes de pasar adelante, n

puedo menos de decir algo de un

exclamación muy intempestiva, que hacel Docto Cisterciense, sobre que yo dijeque citar los Lulistas a favor de Lulioes lo mismo que si a favor de l



strología Judiciaria se alegasen loque la profesan: a favor de la Cábalos Cabalistas; y a favor de la Piedrilosofal los que están infatuados d

esta simpleza. Dice, que esta cláusulmía escandaliza. ¿A quién? Será a lo

Lulistas, porque el cotejo les duele. Y nel cotejo debiera dolerles, si lentendiesen. Un símil no debe tomarse

sino por aquella [287] parte en que shace la comparación. En el que yo hpropuesto no comparo las Artes de l

Judiciaria, Cábala, y Crisopeya con lArte Luliana; sí sólo la fuerza, o valoque tiene el testimonio de los profesorede aquéllas, con el valor del testimoni



de los profesores de ésta a favor de ellaTomado de este modo (que es como sdebe tomar, y como manifiesta la mismetra), el símil es exactísimo; y lo serí

aun cuando la Arte Luliana fuesexcelentísima, y disparatadas las otra

res; porque su verdad se reduce a lregla general de que nadie es testigegítimo en causa propria. Supongamo

que ocurren dos litigantes a un Tribunaluno, cuya pretensión es justa; otrdesnudo de todo derecho. Cada uno dic

que tiene justicia. A la verdad la tienPedro, y no Pablo. Pero en cuanto aestimonio, que cada uno da de ella, vaguales. Esto es, no debe hacer má



fuerza el de Pedro a favor suyo, que ede Pablo a su favor; porque la reglgeneral de no deber ser nadie admitidcomo testigo en causa propriagualmente comprehende a los dos

Verdaderamente es cosa admirable, qu

un Padre Maestro Lulista, que está cosu Arte de Lulio continuamentmanejando combinaciones, no hay

entendido, la que yo digo en aquellcláusula, estando tan clara; esto es, quen ella no se combina Arte con Arte

sino testimonio con testimonio.40. Así, perdóneme el PadrMaestro si le digo, que aquellmelindrosa exclamación, que después d



decir, que se juzga tan honrado poLulista, como yo por lo que soy, hacpor estas palabras: Y ahora (aymiserable de mí) me veo contado en lclase de los Astrólogos Judiciarioscuya profesión en gran parte est

condenada: de los Cabalistas, que nson de mejor talento; y de lo

lquimistas, &c. digo, que es

melindrosa exclamación es muntempestiva. Aliéntese el Padr

Maestro: Quiescat vox tua, a ploratu, &

oculi tui a lacrimis; que no le poneahora en esa clase, por lo que llevdicho.

41. Pero doy que le pusieran. ¿Pue



qué? ¿Esa es una cosa nunca vista, noída? Pensaba yo que los Lulistas y288] tenían hechos callos, o por l

menos los tenía el Padre Maestro parsemejantes invectivas. No leyó en mCarta lo del Padre Mariana, que dice

que las doctrinas de Lulio más parecedeslumbramientos, y trampantojos coque la vista se engaña, y deslumbra

burla, y escarnio de las Ciencias, quverdaderas Artes, y Ciencias. ¿No leyasimismo lo que dice el Marqués de Sa

Aubin, que la Lógica de Raimundo nes más que una jerigonza, uncolocación de voces en un ordearbitrario, que nada tiene de real ? ¿N



eyó lo del Sabio Modenés LudovicAntonio Muratori, que en el Arte dLulio reconoce no sé qué espíritu danatismo, y que no hay en ella cos

que exceda a cualquier vulgar ingenio¿No leyó lo de nuestro sapientísim

crítico Don Juan de Mabillon, que eorden a la inutilidad hace el paraleloque ahora tanto le escandaliza, del Art

de Lulio con la Astrología Judiciaria, a Piedra Filosofal? Me parece que est

se ve claro en aquellas palabras suyas

Con más fuerte razón se debexceptuar (de los estudios de loMonjes) la Arte Química, la Piedr

ilosofal, la Arte de Raimundo Lulio





Crisopeya es necesario revolver loibros, que tratan de esas Artes? N

basta para esto saber, que ése es econcepto, que de ellas hacen muchohombres sabios, y que rarísimos sujetode sobresaliente fama, y sabiduría la

apadrinan? Pues ése es el caso en questamos respecto de Lulio. Yo produzccontra ella diez sabios muy conocido

en el Orbe Literario. Produzco eestimonio de tres Universidades, qu

después de oída, [289] y examinada l

doctrina de Lulio, la desterraronProduzco el común, y general conceptoque de ella se hace en la Religión dSan Francisco; la cual, sin embargo d



mirar a Lulio como hijo suyo, no ladmitió en sus Escuelas, lo que viene ser una tácita, o virtual reprobación della. Por lo menos se sigue, que nmiran esa doctrina como derivada despecial iluminación; pues en ese cas

deberían preferirla a la del Sutil Escoto cuando no eso, darle siquiera parte e

sus Escuelas, teniendo en cada Colegi

un Lector, que la enseñase. ¿Qué hay dparte de Lulio contra el grave peso danta autoridad? Lo que se dijo arriba

que todo casi es nada.43. A tanta autoridad he agregadambién una fuertísima razón, tomada do poco que han adelantado los Lulista



en las Ciencias con toda su decantadArte, y doctrina de Lulio. Dice el DoctCisterciense (Disertac. 3 número 7.) qu

or medio del Arte (de Lulio) sabidouede cualquiera con mayor brevedad facilidad, de la acostumbrad

erfeccionarse en cada Ciencia. Si estfuese verdad, nos mostrarían los Lulistadentro de su gremio algunos gigantes d

enormísima estatura en todas, o emuchas ciencias, de modo, qupodríamos decir de ellos todos los d

as demás Escuelas lo que dijeron loExploradores Israelitas de lohabitadores de la Tierra de Promisiónbi vidimus monstra quaedam filiorum



nac de genere giganteo, quibucomparati quasi locustae videbamurNum. 13) Pero bien lejos de eso, es ta

claro como la luz del mediodía, que nhay dentro de la clase de los Lulistahombre alguno tan grande en ningun

Ciencia, que en la misma no podamoseñalar muchos, sin comparaciónmayores de los que siguen otra

Escuelas.44. Este es un argumento terribl

contra los Lulistas, y contra s

decantada facilidad, y brevedad, que ldoctrina de Lulio presta paradelantarse en las Ciencias. De modoque miradas las cosas a esta luz (y e



como deben mirarse) lo qunaturalmente se sigue es, que la doctrinLuliana, en vez de facilitar, estorba, dificulta la perfección [290] de laCiencias. Digo, que éste es un argumenta que no responderán jamás los Lulistas

Yo le propuse en la citada Carta. Allí leyó el Docto Cisterciense; y habiendenido bastante tiempo para buscar l

solución, no pudiendo dar con ellaaunque lo intentó; porque lo que dice aasunto en la Disertación 3, desde e

número 11 al 17, sólo descubre lnutilidad de sus conatos para responderEn los números 12, y 13 se divierte eunas generalidades, que ni dicen cosa, n



son del caso, y en los 14, y 15, donde sesfuerza a dar alguna satisfacciónclarísimamente muestra, que ninguniene que dar.

45. Todo lo que dice en el númer14 es lo que se sigue: Esto supuesto (l

que supone son las generalidadeexpresadas) digo, que hacerse uhombre grande en estas facultade

Teología, y Jurisprudencia, &c.depende de la aplicación a ellas; ycomo puedan haber dejado los Lulista

de aplicarse a algunas, bien puededejar de ser grandes en éstas, sin quor eso deje de ser muy conducente erte para todas. Yo confieso, que de lo



que he visto, los más se han aplicaddeterminadamente más a una facultaque a las otras, y los que a muchas, odas se han extendido, lo han hech

con gran brevedad; pero me duelo, qude muchos no se encuentra algunas d

sus Obras para hacer ver sadelantamiento. ¿Decirnos esto es máque decir nada?

46. Por una parte quiere dar entender, que si los Lulistas no hahecho progresos considerables en la

Ciencias pendió de la falta daplicación a ellas. Esto es totalmentncreíble, si ellos están persuadidos a l

que nos quieren persuadir, de que s



Arte facilita mucho el adelantamiento, aun la perfección de las Ciencias. Saplican a ellas infinitos, que con gradificultad, y trabajo pueden ascender alguna altura; y sólo los Lulistas, qucon mucha facilidad pueden colocars

en la cumbre, se están ociosos en elano. Por otra parte dice, que los má

que ha visto, se han aplicado más a un

facultad que a las otras; y los que muchas, o todas, las han logrado cobrevedad. Pues bien. O en algun

determinada, o en muchas, o en [291odas, muéstrenos algún Lulista, u de siempo, u de los tiempos, y siglo

anteriores, que sea comparable a lo



muchos de otras Escuelas, que lmostraremos eminentísimos en cualquieCiencia que se quiera designar. Yconcluye con que se duele, que dmuchos no se encuentren algunas dsus Obras para hacer ver s

adelantamiento. Por la cuenta, no sólse encuentran de algunos, mas dninguno se encuentran; y si se encuentra

de algunos, dígannos cuáles. ¡VálgamDios! ¡Qué gente tan dejada son loLulistas! Son pocos los que se aplican

as Ciencias; y de esos pocos dejasepultados los preciosos monumentopor donde habían de dar a conocer aMundo lo mucho que adelantaron e



ellas.47. El num. 15 empieza así: Tambié

confieso ingenuamente, que loulistas, en cuanto tengo noticia, n

han dejado tantos, y tan grandevolúmenes como muchísimos Autores d

a Escuela común; pero bien sabe eadre Maestro, que en esto no consist

el ser un hombre grande en la Ciencia

sino en que lo mucho, o poco quescribe esté fundado en sóliddoctrina, y proceda científicamente

esto es, por demostración en lo qurata.48. Yo no me meto, ni hablo palabr

de si los volúmenes escritos por lo



Lulistas son muchos, o pocos, grandes, chicos. Lo que he dicho, y digo es, qucon muchos, o pocos, grandes, o chicosnos señalen los Lulistas respecto dcualquier Ciencia, escogiendo la ququisieren, alguno de los suyos ta

famoso en el Orbe literario o commuchos que les señalaremos de otraEscuelas, respecto de esa mism

Ciencia. A esto se debe satisfacer. Todo demás es andar arriba, y abaj

buscando mosquitos para presentarlos

quien busca faisanes.49. Pero vaya: quiero estrecharme os términos en que se pone m

contrario, y atacarle dentro de las línea



en que procura atrincherarse. Digo quconvengo en que un solo libro pequeñoen que el Autor proceda podemostraciones sobre materia en que lodemás no pasaron de probabilidadesbasta para constituirle grande, y [292

grandísimo. ¿Pero hay algún Lulista qulegase a esto? Si mostraren al Mund

no más que un pequeño cuadern

compuesto por algún Lulista en la formdicha, convendré en que es más sabioque Santo Tomás. En efecto, lo

elementos de Euclides: que componeun pequeño libro, pero toddemostrativo, hicieron el nombre de sAutor inmortal en el Mundo. Meno



papel ocupan los Logaritmos deEscocés Juan Nepero, que floreció en esiglo pasado; con todo bastaron para qupor ellos se dijese Sapientiores sumu

ntiquis. Lo dicho dicho. Parezca emás pequeño libro de algún Lulista, qu

proceda por demostraciones en materien que los demás no arribaron a más qua argumentos probables, y estamo

compuestos. Pero éstas sobaladronadas, como las del MédicAubri, imitador en ellas de Helmoncio

de quien fue Sectario, que ofrecía curaa todos, y de todo por medio de slkaest , o remedio universal; constand

por otra parte de su misma confesión



que no acertó a curarse a sí mismo, ni su mujer, ni a una hija suya. Véase eTercer Tomo del Teatro CríticoDiscurso 2. num. 34, donde de paso notuna rara equivocación (si no fugnorancia) del Cisterciense, que a l

página 114 toma por lo mismo ercheo, que la Medicina universarcheo en el Idioma Helmonciano n

significa el remedio de laenfermedades, antes bien la causa dellas. No sé cómo pudo ignorar esto, s

eyó el libro del Médico Aubri.50. En el número siguienteprosiguiendo en el empeño de respondea mi argumento, me acusa de incauto e



haber improperado a los LulistaEspañoles el ser tan desconocidos, quno hizo memoria de ellos Don NicoláAntonio en su Biblioteca, y para edesengaño me remite al Tomo segundde su Biblioteca antigua, lib. 9, cap. 3

donde dice hace honorífica mención dmuchos Lulistas Españoles. Respondoque no dije tal generalmente, o en comú

de los Lulistas Españoles, sí sólo ddos, Lobet, y Montalvo. Véase mi citadCarta, num. 37. De Lober ya confiesa e

Cisterciense, que no hace memoria Doicolás [293] Antonio. De Montalvdice, que éste es nombre, no de lpersona, sino de su patria: que s



apellido era Dagui; pero yo busqué coodo cuidado este apellido en londices de apellidos de los Autores, as

de la Biblioteca antigua, como de lnueva, y protesto, que no le hallé. Coque creo que en esto se equivocó e

Cisterciense, como en otros muchísimopuntos.

51. Lo de que en el lugar que éste m

cita del segundo Tomo de la Bibliotecantigua hace Don Nicolás Antonimención honorífica de muchos Lulista

Españoles, es verdad en cuanto asubstantivo de mención, pero no eorden al adjetivo de honorífica. Hace eBibliotecario en aquel luga



enumeración de algunos Autores, quescribieron sobre el Arte de Lulio; peres enumeración simple, sin una palabrque suene a aprobación, o reprobaciónelogio, o vituperio de ninguno de ellosY así la honorificencia la pone e

Apologista Cisterciense de su casa. Peruna particularidad, que no es paromitir, noto en aquel catálogo; y es, qu

en él están comprehendidos comLulistas Juan Enrico Alstedio, EnricCornelio Agripa, y Jordán Bruno. De lo

cuales, el primero está condenado en eExpurgatorio de España por Herejentre los de primera clase. El segundopuesto en la misma clase, así en e



Expurgatorio de España, como en endice Romano, hecho de orden de

Concilio Tridentino. Y sobre el tercervéase Moreri, verbo Brunus (Jordanus)donde se hallará, que este mal hombratacó las verdades más constantes d

nuestra Santa Fe; y que se dice, que pompío fue quemado en Roma el año d

1600. No hace memoria de su persona

ni de sus Escritos nuestro Expurgatorioo tendrían acá noticia de ella, ni d

ellos; lo que ha sucedido respecto d

otros muchos Herejes.52. No es esta nota imtempestivpara la contienda en que estoy. Es ecaso, que los Lulistas pretenden, qu



nadie escribió con más luz que su Jefpara persuadir las verdades Católicas; parece que no fue muy eficaz en orden este fin la pluma de Lulio, pues a treamantes de [294] sus principios no pudcon ella arrancar de sus errores. Yo n

sé si con buen derecho pretendió salvade igual nota a Raimundo de Sabundecuya Teología Natural al contrari

pretendía yo estar condenada en nuestrExpurgatorio; porque en su segundTomo, pag. 176, col. 2, se leen esta

palabras: RAYMUNDUS DE SABUNDEeius Theologia Naturalis, seu libecreaturarum de homine, & natura eius

a Raymundo de Sabunde ante du



saecula conscriptus, nunc autem latinstylo oblatus a Ioanne Amos ComenioAmstelodami apud Petrum Vandemberg.

53. Pretende, digo, el PCisterciense, que por estas palabras nse condena absolutamente el Libro d

Raimundo de Sabunde, sí sólo la edicióque de él hizo en Amsterdam Juan AmoComenio; pero a mí me parece l

contrario. Lo primero, porque la letrexpresa claramente, que se condenaquel mismísimo libro, que dos siglo

antes había escrito Raimundo dSabunde, a Raymundo de Sabunde antduo saecula conscriptus: luego no sóla edición que dos siglos después s



hizo en Amsterdam. Lo segundo, porqua Juan Amos Comenio no se le atribuyalguna alteración de la substancia daquel libro, sí sólo haberle imprespuesto en la lengua Latina. Lo terceroporque en la Regla 13 del Expurgatori

se declara, que los libros prohibidos euna impresión quedan prohibidos dotra cualquiera, mientras no constar

de la corrección.54. Lo que alega el Cisterciense, qu

vio ese libro en tal, o cual Librería, n

hace fuerza, pues pudo introducirse eella con ignorancia invencible de lprohibición; ¿porque quién hay quaunque haya repasado todo e



Expurgatorio diez veces, retenga en lmemoria todos los libros, que en él sprohiben? Y finalmente, aunque lconcedamos graciosamente habeibrado de la Inquisición a Sabunde, ahe quedan otros tres Lulistas, co

quienes no podrá ejercer la misma obrde caridad.

55. Pero volviendo a la acusación

que me intenta, sobre haber dicho yoque los Lulistas Españoles son taobscuros, o tan de ningún nombre, qu

no hace memoria de [295] ellos Doicolás Antonio, no sólo me quejo de lnjusticia que me hace en atribuirme

que dije de los Lulistas Españole



ndefinidamente, lo que expresamentparticularicé a dos, Montalvo, y Lobemas también de que esta acusación en eugar donde la introduce es totalmentmportuna. Lo que allí cuestionamos es

si entre los Lulistas hubo algunos ta

eminentes en las Ciencias, como muchode la Escuela común, que fueronsignes en ellas. ¿Qué hace al caso par

esto el decir, que los Lulistas Españoleno son tan despreciables, que no hagDon Nicolás Antonio memoria de nuev

de ellos? No hay medio, y augrandísima latitud entre no ser Autoreotalmente despreciables,

arrinconados, y ser famosos en el Orb



iterario? Pero éste es un ordinarísimrecurso del Cisterciense, cuando se vapretado, divertir la conversación alguna fruslería inconducente. A cuyo finos introdujo también en su Libro tantoelogios, que dan los Lulistas, no sólo

Lulio, mas también unos a otros, como sno supiésemos lo mucho que estoSeñores procuran honrars

recíprocamente.56. Lo mejor es, que pecando é

anto por el lado de gastar muchísim

papel en lo que nada hace al caso de lcuestión, quiera imputarme a mí estvicio. Sobre lo cual será bien ponderaun graciosísimo pasaje suyo.



57. Había yo en el num. 44 de mcitada Carta, notado de no merecido uelogio, que, según refieren los doApologistas Capuchinos, dieron ciertoDoctores de París a la Arte de Luliodiciendo, que era, no sólo buena, y úti

mas aun necesaria para defender la FCatólica. Opuse a esto, que la vonecesario, cuando no se restringe, s

entiende del necesario proprie, &simpliciter ; y tomada en este sentido lproposición, se siguen de ella grande

abusos, que están muy a los ojos. Yuego añadí: Pero aun explicada de lnecesidad impropriamente, o secundumquid tal, no es admisible; ¿porque qu



efectos se han visto hasta ahora derte Lulista en orden a la conservació

de la Fe? Y en caso que se hayan vistalgunos, no quiero, [296] ni puedcreer, que no se lograsen máventajosos, substituyendo a la doctrin

de Lulio la de San Agustín, o SantTomás.

58. No pudo leer esto si

ndignación el Padre Cisterciense; y lndignación fue tal, que le hiz

prorrumpir en voces tan poc

correspondientes a su buena crianzamodestia, hábito, y carácter, que sólpuede creerlas el que las lee en sproprio Escrito. Después de transcribi



as dos últimas líneas de aquel pasajmío inmediatamente, así a secas, y silover, me dispara estas palabras empersonal: ¿Quién le mete en esta

comparaciones? Hable formal, y acaso, pues esto no es sino tocar u

reclamo para conmover a todo eundo, que tanto venera la doctrina d

estos Santos.

59. ¿Quién no ve en estas palabrarepresentar al vivo un Maestro d

iños, que está con la férula en la man

amenazando a un chicuelo, reprehendiéndole, porque dijo algunbachillería? Señor Maestro (iba decirle, disculpándome, y prometiend



a enmienda, como haría el párvulcorregido). Pero no. Hablemos como sdebe hablar, que nos oye todo el MundoCarísimo hermano, y señor mío, ruégolencarecidamente, que no ocupe tanto lmemoria en recordar su profesión d

Lulista, y su Discipulato de Zalzingerque enteramente se olvide de que eMonje Benito, y Monje Benito de l

extremamente Venerable CongregacióCisterciense. Digo esto, no sólo poavisarle de la obligación a una modest

cortesanía, que un tan santo, y tan noblnstituto inspira; mas también paradvertirle, que de hablarme con esmodo magistral, insultante, y soberano



no sacará mi carísimo hermano otrcosa, que dar que reír a los que lo leanPero vamos al caso.

60. Digo, que ni haciendo aquellcomparación me metí en lo que ndebiera, ni dejé de hablar formal , y a

caso. Los que se meten en lo que ndeben, y no hablan formal, ni al casosino impertinentísimamente son lo

Lulistas, que a su Jefe quieren coronacon elogios, no sólo [297] indebidossino extravagantes; v.g. los que dicen

que su doctrina es una quinta esencide la de Santo Tomás; los que clamanque el que está en el centro de ella, vodas las cosas con perfección; y en fi



dejadas otras cosas), los que nontiman, que el Arte de Lulio es, no sól

buena, y útil, mas aun necesaria pardefender la Fe Católica. Es verdad, quahora el Apologista Mallorquícontradice sobre esto último lo qu

dijeron de dos Capuchinos ValencianosCon que yo no sé a quién crea. Lo que sme hace más verisímil es, que lo

Lulistas inconsideradamente echan estagloriosas de su Jefe; y después, cuandes dan en los ojos con la extravagancia

no hallan otro recurso, que dar pasohacia atrás, o negando, o interpretandviolentamente los dichos.

61. En lo que dice mi carísim



hermano, que hacer aquellcomparación, es tocar un reclamo parconmover a todo el Mundo, que tantvenera la doctrina de San Agustín, Santo Tomás, le aseguro, que está muengañado. El Mundo se estará mu

quieto, y los que saben quiénes son SaAgustín, y Santo Tomás, y que lconservación de la Fe sería la misma

aunque no hubiese habido Lulio en eMundo, se reirán grandemente a cuentde los que me movieron a hacer aquell

comparación.62. Lo que me dice mi carísimhermano, para representar algolerables los monstruosos elogios d



Lulio, que éste en Bona, Ciudad de lAfrica, convirtió sesenta Filósofos a lFe de Cristo, en caso que lo crea, lprotestó, que no es formal, ni al casoPorque pregunto: ¿los convirtió con lopreceptos, y reglas del Arte sobre qu

disputamos? Gran dislate, si lo dicenPues lo demás no es formal, ni al casoQuizá responderán, que el Arte

dirigiendo a raciocinar con aciertosirvió para proponer a aquellos Infieleos argumentos, con tal eficacia, que lo

convenciesen. ¿Pero si el Arte fuercapaz de hacer esas maravillas, o fuercreíble que las hiciese, no saprovecharían de ella muchos de lo



nnumerables Misioneros, destinados a conversión de los infieles? Lo que s

debe [298] creer es, que si fuverdadera esa prodigiosa conversiónLulio se valdría para ella de aquellofuertes argumentos, que persuaden la

verdades de nuestra Santa Fe, y de qucon insignes frutos se valieron tantovarones Apostólicos antes que hubies

Lulio en el Mundo.63. ¿Pero sería verdadera es

conversión de tantos Filósofos? Su

dificultades tiene el caso. La primeraque se juntasen tantos Filósofos eBona. La segunda, que, convertidoantos Filósofos, que serían todos lo



sabios del País, no los llevase tras sí a verdadera Religión.

64. Todo lo que hasta ahora hpropuesto puede convencer a mhermano el Cisterciense, si es algdócil, de que yo no necesité examinar e

Arte de Lulio para conocer su inutilidadLo cual recopilado se reduce a estocuatro capítulos.

65. El primero, la autoridad de diesabios, famosos Críticos indiferentes ea cuestión, los cuales soberanament

desprecian el Arte de Lulio, cuando locontrarios no pueden alegar a favor della, ni aun dos de igual valor.

66. El segundo, que la Religión d



San Francisco no introdujo el Arte dLulio en sus Aulas, lo cual hiciera siduda, si la creyera tan útil compredican los Lulistas, estimulándole ello la hermandad del Hábito. ¿Y quiéduda, que si la Arte de Lulio fuese, n

digo más sino tan útil, como la Lógicde Aristóteles, por el honor de lReligión debieran preferir el Cristiano

Religioso al Filósofo Gentil? Everdad, que la Religión Seráfica permita uno, u otro de sus individuos defende

en públicos Escritos a Lulio, y predicaa excelencia de su Arte; pero si éstono pueden persuadirlo a los mismoReligiosos Franciscanos, ¿cómo quiere



que los creamos los demás?67. El tercero, haber repelido l

doctrina Luliana, después de conocidaas tres Universidades de París

Barcelona, y Valencia.68. El cuarto, no haber producid

hasta ahora la doctrina Luliana algúhombre, en ninguna de las Cienciasgual a muchos eminentísimos en ellas

que se formaron en [299] otras Escuelaso cual enteramente convence de falso l

que dicen los Lulistas, de que su Arte e

el mejor instrumento, que hasta ahora sha hallado, para lograr con brevedad, perfección todas las Ciencias. Y estargumento se pone en el supremo grad



de urgentísimo, con la advertencia dque no nombrándose en el prolijCatálogo de Zalzinger más que oncLulistas de primera clase, quespecifico en el número 73 de mi citadCarta (aunque se admita en el número e

Padre Izquierdo, que no debiera entrar)ninguno se halla en todos ellos, qufuese eminente en alguna Ciencia

Explicaráme este ejemplo. ¿Si yo viesos individuos de una República todo

aplicados a adquirir riquezas, los má

con las industrias ordinarias; peralgunos mediante algún artificio, de quparticularmente se hubieseencaprichado, teniéndole por má



conveniente que todos los comunes, riviales para hacerse ricos;

examinados los caudales de unos, otros, hallase, aun a proporción denúmero, mucha más riqueza en loprimeros, que en los segundos, y qu

entre éstos ninguno había opulento, ndebería hacer juicio de que acertaban emedio los primeros, y le erraban lo

segundos? La aplicación está corriente.69. Todo esto, por más que l

amargue a mi hermano el Cisterciense

es formal, y al caso; pues prueba con lmayor evidencia, que sin ver el Arte dLulio, puede hacer recto juicio de snutilidad.



70. Mas ya que mi hermano tantaveces me ha inculcado la necesidad dver ese Arte, no porque lo haya creídoni porque la lectura de su libro me haymovido a ello, le intimo ahora, que ya hvisto el Arte, y algo más que el Arte,

e tengo en mi Librería, sin haber hechdiligencia alguna para lograrle; porquha tres años, de su proprio motivo, m

envió de Monserrate un Monje Cataláun libro, en que, no sólo está el Artparva, mas también otros Tratados d

Lulio, cuales son el Libro de loCorrelativos, el Tratado de Venationmeddi inter subiectum, & praedicatumel de Conversione subiecti, & predicat



300] per medium: el de Substantia, &accidente; y el de Demonstratione peaequiparantiam: todo impreso ePalma, Capital de Mallorca, el año d1744. ¿Y qué resultó de la inspeccióque hice de dichos Escritos de Lulio

Que peor está que estaba. Porqudejando aparte aquellas tablacombinatorias de algunos concepto

generales; v.g. bondad, magnitudotestad, virtud, duración

contrariedad , en las cuales el Padr

zquierdo, como insinué arriba, hallcinco defectos substanciales; todo eresto es un montón confuso dproposiciones inconexas, las más qu



nada explican, muchas falsas, no pocaabsurdas, puestas en un lenguaje, que ePadre Wadingo pronunció ser, no sólbajo, desigula, y feo, mas aun a cadpaso bárbaro, verum & pasim barbarusEsto se verá por algunos ejemplos.

71. En el primer capítulo, quntitula de Deo, nos dice lo primeroeus est discurribilis per principia, &

regulas. La voz discurribilis ¿en quDiccionario se hallará? Lo segundo: I

eo no est aliqua contrarietas. ¿Est

no lo sabía todo el Mundo antes que ldijese Lulio? Lo tercero: In Dedifferentia correlativorum. Esto de locorrelativos es cierta greguería Luliana



que toca a uno de los Tratados arribexpresados, y en que hay infinito qunotar. Lo cuarto: In Deo esconcordantia. Lo quinto: In Deo non esquantitas, nec tempus, nec ullumaccidens. Y esto es todo lo que nos dic

de Dios en una hoja de octavo. Con ladvertencia, de que las pruebas sueleechar a perder con su ineptitud,

confusión lo que pueden tener de verdaas proposiciones.

72. El segundo capítulo es d

ngelo, donde después de definirlengelus est espiritus corpori noconiunctus, no nos da más nociones dél, que las que expresan estas do



proposiciones: In Angelo est maioritasa que prueba de que es más semejante

Dios que el hombre. Y in Angelo esdifferentia; y la prueba es, nam suuntellectus, memoria, & volunta

differentes sunt inter se.

73. El tercer capítulo es de Coelo, en este caso nos da la [301] venerablnoticia, de que el Cielo es dotado d

nstinto, y apetito natural, in ipso sunnstinctus & appetitus naturalis; lo que

en cuanto a la primera parte, cada un

entenderá como pudiere, que yo nquiero detenerme en adivinanzas.74. El cuarto es de Homine, dond

nos da una definición del hombre, qu



debemos estimarle mucho: Homo esanimal homificans, que construida lvoz bárbara homificans, quiere decir, ehombre es un animal, que hace, o puedhacer hombres. Y estaba tan satisfechde esta definición suya; que en la parte

o sección siguiente, que intitula dplicatione Artis, cap. 3. cuyo título e

de Quaestionibus secundae figurae, l

cuestión tercera, que allí propone, es¿Utrum ista definiio sit magis ostentivdicendo sic homo, est anima

homificans vel homo est ens, curoprie competit homificare: quam istahomo est animal rationale mortale? Ycon gran serenidad responde, qu



mejores son aquellas definiciones questa. Et dicendum quod sic. Y en lprueba, que da para esto, muestrclaramente, que ignoraba que ldefinición debe constar de género, diferencia.

75. Pero en esto de definicioneiene raras especiosidades. V.gr. defina Potencia Imaginativa, cui propri

competit imaginari: la Sensitiva, curoprie competit sentire: la Vegetativa

cui proprie competit vegetare: l

Elementativa (que así la llama), curoprie competit elementare: lJusticia, habitus, cum quo iustus agiuste: la Prudencia, habitus, cum qu



rudens utitur prudenter : la Caridadhabitus, cum quo habens propria bonalla facit communia. ¿No es una bell

definición de la caridad aquella en quno se hace mención alguna de sprimario objeto motivo, y terminativo

que es Dios, o la Bondad Divina? LGula, habitus cum quo gulosus esncarceratus in posterum in infirmitate

& paupertate. ¡Que jerigonza! Como sno hubiera hartos golosos ricos. Pero ddefiniciones diremos después much

más. Ahora veamos cómo resuelvalgunas cuestiones.76. En el capítulo, que intitula d

Quaestionibus novem [302



subiectorum, a la cuestión ¿Quid eseus? Dice se ha de responder: Deu

est ens qui tantum agit in se ipsquantum ipse est. A la inmediata: Quihabet Deus in se ensentialiterPrescribe se responda: Habet suo

correlativos sine quibus non possehabere immensas, & aeternas rationesEstas respuestas las da así secas, si

explicación alguna, pasandnmediatamente a otra cosa.

77. En el capítulo de Quaestionibu

Coeli, de seis cuestiones, que proponea primera es: ¿Utrum Coelum movease ipsum? La respuesta es

espodendum est, quod sic; ut su



rincipia habeant correlativsubstantialia, & propria per suaconstellationes. ¿No es buena prueba daquella respuesta disparatada estalgarabía? Pues así lo deja, sin explicanada.

78. La tercera cuestión es, ¿utrumngelus moveat Coelum? Respuestaespondendum est, quod non; quia s

moveret, iam tiva correlativorum Coelessent inferius & bilia superius. El tiva el bilia son expresiones Lulianas, qu

os Lulistas pretenden se reciban commisteriosas, sólo porque son bárbaras, erminaciones de voces bárbaras; v. gr

en el Libro de los Correlativos, pag. 2



27, possificativum, possificabile, que se sigue la hermosura de las voce

ossificans, y possificabilitas. Pero auexplicando, como ellos quieren, el tiva el bilia en la prueba de aquell

respuesta, dicha prueba no deja de se

un disparatorio de primera clase.79. La cuarta cuestión es, ¿utrum

Coelum habeat animam motivam? L

respuesta: Dicendum est quod sic. Y lrazón: Nam aliter sensitiva, &vegetativa non haberent anima

motivas, nec elementa haberent motumEsto ya se entiende, pero tal es elloAsiente Lulio a la absurda, y desterradsentencia de que los Cielos so



animados, que llevaron algunoAntiguos, a quienes siguió el RabinMoisés Maimónides; y porque esto no spueda interpretar de las inteligenciamotivas de los Cuerpos Celestesacabamos de ver, cómo en la tercer

cuestión niega, que los Angeles muevael Cielo. La prueba parece toma deuniversal [303] influjo de los Cielos

uzgando que éstos no pueden influir eplantas, y animales, que gozan de almvegetativa, y sensitiva, sin que ello

engan una, y otra. De que se puednferir, que no tiene al Cielo por causequívoca, sino unívoca; y siéndolopodrá definirse el Cielo anima



coelificans, como el hombre animahomificans. También si el Cielo evegetativo, se puede esperar, que vaycreciendo hacia nosotros, y algún día svean los hombres en el Cielo, sin dejaa Tierra.

80. En el capítulo de Quaestionibungeli no propone más de do

cuestiones, que son: ¿Angelus de qu

est? Et cuius est? Da dos respuestas. Lprimera: Respondendum est, quod esde se ipso; sua enim essentia no

otest esse punctualis nec linealis¿Puede responder mejor, ni con máclaridad? La segunda es, que est de suicorrelativis spiritualibus, scilicet d



suis tibis vilibus, & are, ex quibus escompositus. La inteligencia de éstasque parecen voces de Cábala, pertenecal Tratado de los Correlativos, de qudiremos cosas admirables en adelantedándonos Dios vida, si saliere algú

nuevo defensor de Lulio, como eposible; porque aunque los Lulistas venque cuanto más lo urgan, peor lo ponen

no tratan de escarmentar. Y parentonces dejamos otras cuestiones tabellamente deducidas como las pasadas

Y volvamos a las definiciones, qucomo éstas son las basas de laCiencias, por las de Lulio se puedconocer su gran sabiduría. Propondr



algunas muy curiosas, con que noregala en el capítulo, que intitula dcentum formis; y todo él consta ddefiniciones sin explicación alguna.

81. Primera: Entitas est causaratione cuius ens causat aliud ens

Segunda: Unitas est forma, cui propricompetit unire. Error Metafísico, qupuede inducir error Teológico. A l

unidad compete no unir, sino identificarEn la Esencia Divina, y Atributos, y eestos entre sí hay unidad; pero no unión

sino entidad. Tercera: Natura est formacui proprie competit naturare. ¿Qumás dijera el mismo inventor de ladefiniciones? Cuarta: Simplicitas [304



est forma, quae magis distat compositione, quam aliud ens. QuintaCompositio est forma aggregata e

luribus essentis. Muy bien vendrá estdefinición a la composición de partentegrales.

82. Sexta: Plenitudo est forma vacuitate remota. Esto sólo quierdecir, que lo lleno no está vacío, lo cua

no es más que perogrullada. Séptimaiffusio est forma, cum qua diffunden

diffundit diffundibile. Octava: Digesti

est forma, cum qua digerens digeridigestible. ¡Notables secretos norevelan estas definiciones! Nona

unctuitas est essentia puncti naturali



existentis minoris partis corporisDécima: Corpus est substantia punctiineis, & angulis plena. ¿Y si el cuerp

es esférico, tendrá ángulos? UndécimaUmbra est habitus privationis lucis. Ses hábito, será cosa positiva.

83. Duodécima: Proportio est formcui proprie competit proporcionareDécimatercia: Dispositio est forma, cu

roprie competit disponereDécimacuarta: Misericordia iaeternitate est idea, i

raedestinatione autem creaturaEmbolismo! Décimaquinta: Fortuna esaccidens inhaerens subiecte: &ortunatus est homo dispositus a



llam. Mala Filosofía, y peor TeologíaDécimasexta: Ordinatio est forma, cu

roprium est ordinare. Décimaséptimaerfectio est forma cui, propri

competit perficere in subiecto perfectoDécimaoctava: Alteratio est forma nat

n alterato.84. Decimanona: Inventio est forma

cum qua intellectus invenit inventum

Vigésima: Similitudo est forma, cumqua assimilans assimilat sibi suumassimilatum. ¡Qué hermosura! Si e

posible mejorar, parece que cada vez vmejorando. Vigésimaprimera: Musicest ars inventa ad ordinandum multavoces in uno cantu. ¿Pues qué? ¿No ha



ambién música de una voz sola, como ldel clarín? ¿No cabe, y se ejecuta lmodulación con una sola vozVigésimasecunda: Logica est ars, cumqua Logicus invenit naturalemconjunctionem inter subiectum, &

raedicatum. ¿Y no hace más que eso lLógica? Es verdad, que la Lógica dLulio aún no llega a eso, como vemos e

muchas de las proposiciones, [305] quhemos repasado, donde el predicado dforma no es adaptable al sujeto.

85. Vigésimatercia: Navigatio esars, cum qua Nautae per mare sciunnavigare. Otra que bien baila. ¿Eejercicio de navegar es el arte d



navegar? ¡Qué bien viene aquí epredicado al sujeto! VigésimacuartaConscientia est forma, cum quntellectus affligit animam d

commissis. Tampoco aquí es adaptablel predicado al sujeto, porque s

confunde un efecto particular de lconciencia con la conciencia misma, lcual esencialmente no es otra cosa, qu

aquel dictamen de la razón, el cuantima lo que hic, & nunc se debe obrar

u omitir.

86. ¿Para qué más? ¿No basta, sobra ya? Esto es el Arte de Lulio, quanto se matan sus Sectarios sobre qu

se lea, para hacer recto juicio de ella



¿No fuera mejor callar? Si la coleccióde los Tratados de Lulio, que tengpresente, no se hubiese impreso en lCapital de Mallorca cinco años ha, coaprobación, y permiso de loSuperiores, y juntamente n

correspondiese a las noticias, quanteriormente tenía del Arte de Luliocreyera que esta colección se habí

compuesto por algún enemigo de Lulio de los Lulistas para hacerlorrisibles. Sin embargo, el Colector, qu

por otra parte me honra con el epíteto druditísimo, en la admonición al Lectome capitula como de inconsiderado, pohaber impuesto al Arte de Lulio la not



de inútil , en quien insinúa tener algunesperanza de que en viéndola mudaré ddictamen. Los fundamentos, que tuvpara condenarla antes de verla, quedaexpuestos arriba, y cualquiera Lectorazonable conocerá, que son gravísimos

Ahora que ví el Arte estoy enteramentconvencido de la inutilidad de ella. Sos Lulistas dieren en porfiar,

quisieren presentar algún otro Campeóen la palestra, les aseguro, que mquedan bastantes fuerzas reservada

para el nuevo combate, pues hasta ahorme pareció justo no usar más que de laprecisas.

87. Advierto a Vmd. que yo podrí



mpugnar al Cisterciense sobre variopuntos particulares, que toca, y en [306que tiene poca razón. Pero dejo dhacerlo: lo uno, porque sonconducentes a la substancia del asunto

Lo otro, porque no quiero extender est

Escrito más allá de los términos dCarta: que eso de componer un Librentero para impugnar otro Libro, se deb

dejar para los que no pueden darse ebaño de Autores de otro modo. NuestrSeñor guarde a Vmd. &c.



Carta XXVII

Si es racional el afecto decompasión, respecto de los

irracionales

1. Muy Señor mío: Lo que Vmd. llamcuriosidad agradezco yo como favorDice Vmd. que entre variaparticularidades de mi genio, de que l

nformaron uno, y otro sujeto de los qume han tratado, a una sola ha dificultadel asenso, por no hallarl

correspondiente al concepto, que tien



hecho de mi persona; en consecuencide lo cual, de mí espera saber la verdadDigo que esta curiosidad agradezccomo favor. Lo uno, porque lcontemplo indicio seguro del bueafecto que le debo; siendo cierto, que e

gusto de los hombres no se interesa enoticias tan individuales, y menudassino respecto de hombres de quiene

hacen alguna especial estimaciómirando con indiferencia cuanto de estclase pertenece a aquellos que mira co

ndiferencia. Lo otro, porque el deferir mi informe en orden a una noticia, quen caso de ser verdadera, no me lconsidera Vmd. ventajosa, o favorable



supone en Vmd. un concepto muy firmde mi veracidad. Vamos al casoPintaron a Vmd. mi genio tadelicadamente compasivo, que no sólme conmueve a conmiseración lomales, o infortunios de los individuos d

a especie humana, mas aun los de labestias. Y el motivo porque [307] Vmddificulta el asenso a esta noticia, e

porque ella le representa un corazóafeminado, estando Vmd. hasta ahora ea persuasión de que le tengo mu

valeroso, por las pruebas que he dadde fortaleza de ánimo, en la firmeza coque me he mantenido contra tantoémulos como me han atacado, y aun si



cesar me están atacando.2. Es cierto, señor mío, que mi geni

en la propriedad de compasivo es cual Vmd. se le han pintado. De modo, quno veo padecer alguna bestia daquellas, que en vez de incomodarnos

nos producen varias utilidades, cualeson casi todas las domésticas, que no mconduela en algún modo de su dolor

pero mucho más, cuando sin motivalguno justo, sólo por antojo, o caprichas hacen padecer. Cuando advierto, qu

están para torcer el pescuezo a ungallina, o entrar el cuchillo a un carneroaparto los ojos por no verlo. Pero estcompasión no llega al que acaso alguno



lamarían necio melindre, y otros gradheroico, de conmiseración de meterme medianero para evitar su muerte. Veque ésta es conveniente, y así mconformo a que la padezcan. Nunca eos muchos viajes, que hice, usé de l

espuela con las caballerías que montabasino lo muy preciso para una moderadornada, y miraba con enojo, que otro

por una levísima conveniencia nreparasen en desangrar estos pobreanimales. Siempre que veo un muchach

herir sin qué, ni por qué a un perro couna piedra, quisiera estar cerca de épara castigar con dos bofetadas sravesura.



3. ¿Pero esto es ser de corazóafeminado? Nada menos. Dista tanto lcompasivo de lo apocado, que loFilósofos, que más observaron lconexión de unos vicios con otroshallaron, que el de la crueldad es e

alguna manera propria de los cobardesY en las Historias se ve, que rarísimhombre muy animoso fue notado d

nhumano; siendo al contraricomunísima en Príncipes cobardes lcrueldad.

4. El apoyo de San Juan Crisostomes soberano a mi intento. Este SantDoctor fue dotado de una fortalezsumamente heroica, de una grandeza d



ánimo [308] incomparable, que nuncpudieron doblar las iras de lEmperatriz Eudoxia, ni la conspiracióde muchos Eclesiásticos, y Secularepoderosos, cuyos desórdenes no cesabde corregir con toda la valentía de u

espíritu Apostólicamente intrépido. ¿Yenía el Crisostomo por indigna de s

gran corazón la misericordia en orden

os brutos? Antes la recomienda compropria de todo hombre virtuoso. Soas almas de los Justos, dice el Santo

sumamente blandas, y amorosas, dsuerte, que extienden su genicompasivo, no sólo a los proprios, maambién a los extraños; y no sólo a lo



hombres, mas también a los brutosSunt enim Sanctorum animavehementer mites, & hominum amantesnon solum erga suos, sed etiam alienosta ut hanc suam mansuetudinem etiam

ad animantia bruta extendant. (Homi

29. in Epist. ad Romam.)5. El ejemplo de otro Santo Docto

de mi Religión; esto es, San Anselmo

no es menos favorable, que la doctrindel Crisostomo. Dio San Anselmo lamayores pruebas del mundo de un valo

verdaderamente heroico en la constantresistencia, que hizo a dos Reyes dnglaterra, Guillermo el Conquistador,

Enrico Primero, en defensa de l



nmunidad Eclesiástica. Pues el MonjEadmero, compañero suyo, y Escritor dsu vida, nos dice, que este Santo teníunas entrañas tan dulces, y amorosasque no sólo era de un trato benignísimcon todos los hombres, sin excluir lo

mismos Infieles, o Paganos, mas sextendía esta benignidad aun hasta labestias: de que refiere algunos ejemplos

En una ocasión, que viajaba el Santouna liebre acosada de los perros fue guarecerse debajo de su caballería, y e

Santo se detuvo a protegerla, hasta quogró su fuga. En otra se le vientristecerse mucho por lo que padecíun pajarillo, con quien jugueteaba u



muchacho, teniéndole preso con un hilo alegrarse a proporción, cuando vio

que el pájaro, rompiéndose el hilohabía recobrado su libertad.

6. Del Gran Patriarca San Franciscrefiere cosas admirables a est

propósito el Seráfico Doctor SaBuenaventura, [309] como el redimir locorderos, que conducían a la muerte

soltar los peces cogidos en la red, y lopájaros encarcelados en las jaulas. En lcual, como en otras muchas virtudes, er

digno hijo de este Glorioso Santo elustrísimo Señor Don Fray DamiáCornejo, Cronista discreto de sReligión, de quien hago grata memoria



por haberle, siendo yo joven, conocidObispo de mi Diócesi de Orense; conocido asimismo su amabilísimgenio, por el cual puedo decir de él lque la Escritura dice de Moisés: Era

oyses vir mitissimus inter omne

homines, qui morabantur in terrNum. 12.). Estando aún este docto,

piadoso varón en el Claustro, sucedi

fallecer en el mismo Convento donde évivía un Padre grave, que por ser muaficionado al canto de los pájaros, tení

algunos de los de mejor voz colocadoen varias jaulas. Pasó a la Celda dondhabía morado este Religioso, por semás cómoda, el Señor Cornejo, obtenid



para ello la permisión del Prelado; ecual para su recreación tuvo lcomplacencia de dejarle en ella lopájaros. Pero luego que los vio el SeñoCornejo, mostró condolerse de quaquellas inocentes criaturas, sin habe

cometido delito alguno, estuvieseencarceladas; y diciendo, y haciendabrió las puertas de las jaulas

dejándolos volar; y prefiriendo adeleite de gozar la dulzura de su voz egusto de que los pajarillos recobrasen s

amada libertad. En otra ocasión, siendaún muy joven, redimió de la muertcierta bestia, que en algún modo lpareció imploraba su protección



prometiendo pagar su valor (andaba a lsazón a la cuesta) de las primeraimosnas que recogiese, para lo cua

suponía le daría licencia su PreladoPero sin paga, ni prenda obtuvo sdemanda, enamorando al dueño de l

bestia con la muestra de su benignísimndole, y singular gracia con que l

explicaba.

7. Es para mí certísimo, que estgenio conmiserativo hacia las bestiaprueba un gran fondo de misericordi

hacia los de la propria especie; en lque me confirma también el Crisostomocitado arriba, cuando dice, que quien e310] compasivo hacia un bruto, much



más lo será respecto de otro hombreQui misericordiam exercet iumentum, magis illam exercebit iratrem consanguineum.

8. Y al contrario siento, que en ucorazón capaz de sevicia hacia la

bestias no cabe mucha humanidad hacios racionales. Ni puedo persuadirme

que quien se complace en hacer padece

un bruto, se doliese mucho de veatormentar a un hombre. Los Ateniensesque fueron los más racionales de todo

os Gentiles, no sólo miraron esto comndicio de genio poco piadoso, mas aude positivamente cruel. Y así castigaroseveramente, según Plutarco, al qu



desolló vivo un carnero; y segúQuintiliano al muchacho, que tenía pouguete quitar los ojos a las codornices

Y el Padre Famiano Estrada (lib. 7. dBello Belgico) aprueba el dictamen dos que notando, que el Príncipe Carlos

hijo de Felipe Segundo, siendo niño, sdeleitaba en matar por su mano, y vemuriendo palpitantes las liebrecita

pequeñas, hicieron concepto de sndole desapiadada, y feroz.

9. Plutarco en la Oración segunda d

su carnium sospecha, que en lamuertes de los brutos se fueron poco poco ensayando los hombres parmatarse unos a otros. Al principio, dice



nadie comía carne; sólo se sustentabade los frutos de la tierra. Sucedió, qudespués matando alguna fiera, se tentó probar aquel alimento. Pasaron luego hacer lo mismo con algún pez, o avndomesticable, cogidos en la red. Y

hechos a mirar sin horror la sangre desas bestias, o enemigas, o nadsociables, tuvieron menos que vencer e

ensangrentar las manos en la inocentepacífica, y doméstica oveja, que en sana les tributaba el vestido: parand

últimamente la costumbre ya inveteradde verter sangre ajena, en enfurecerscontra la de la propria especie: Atquta crudelitas, illo gustu imbuta, & i



llis caedibus prius exercitata, aovem, quae nos vestimentis induit, &

allum gallinaceum domesticumrogressa est. Et ita sensim colecti

viribus ad hominum caedes, neces, &raelia pervenit. [311]

10. Ya se ve que ya no estamos eiempo de reducirnos a la diet

Pitagórica, o culpar el uso de las carne

en la mesa. Pero me duele, y me indignver, que haya hombres taexcesivamente amantes de su regalo, qu

por hacer un bocado de carne mádelicioso, no duden de atormentacruelísimamente antes de matarle apobre animal, que les ha de prestar s



regalo. Y no quiero decir el modoporque no lo sepan por mí los que lgnoran. ¿Y qué diré de las Damiselas

que porque salga un perrillo mádonoso, respecto de su ridículo gustoestán ejerciendo con él la tiranía de un

rigurosa hambre, y sed por todo un año no sé si más; y sobre esto oprimirle l

espalda con un peso intolerable,

quebrantarle la nariz, estragando lfigura que le dio el Autor de lnaturaleza, para hacer objeto de s

placer una monstruosa fealdad? ¿Y eéste el sexo blando, dulce, y compasivoOh, con cuánto gusto redimiera yo, s

pudiese, estos pobres animalejos de ta



desapiadada vejación!11. Debe confesarse, que hay much

distancia del vicio de mortificar ubruto por algún deleite, que de ellpuede resultar accidentalmente, a lsevicia de deleitarse en el mism

ormento del bruto; el cual puede ser tahorrible, v.gr. abrasar vivo a un perroque algunos Teólogos Morales lo da

por pecado grave, cuando no se hace pootro motivo, que el bárbaro deleite dverle arder. Y yo subscribo sin la meno

perplejidad a la opinión de estoTeólogos, por la gravísima disonanciaque hace a la razón tan desaforadbarbarie, sin que obste, que el que l



padece no es hombre, sino bruto; pueampoco es hombre el cadáver de

hombre, y aun dista más del hombre ponsensible, que el bruto; y con todo

Teólogos de mucha autoridad hallamalicia grave en el furioso ultraje de lo

cadáveres humanos, como el qupracticó Aquiles, arrastrando tres veceel del Hector, atado a su carroza

alrededor de los muros de Troya; o eEgipcio Eunuco Bagoas con sArtajerjes Occo, cuyo cadáver entreg

para que le devorasen a una turba dgatos. Por lo menos pienso, que nadipodrá negar, que tales desafueros sea312] gravemente pecaminosos, respect



de aquellos cadáveres a quienes se dabsepultura Eclesiástica, por más qudichos cadáveres no lo sientan, ni spueda verificar de ellos, que sohombres.

12. Digo, que hay mucha distanci

de hacer padecer un bruto, porque dello puede resultar por accidente algunutilidad, o gusto, a la barbarie d

deleitarse en el mismo tormento debruto. Mas aunque la distancia en lMoral es mucha, el camino intermedio

considerado filosóficamente es algresbaladizo; siendo cierto, que el objetque el entendimiento eficazmentrepresenta como útil, fácilmente se hac



abrazar de la voluntad como amable.13. Si Vmd. desea apoyo más alto d

mi dictamen, y genio sobre este puntocreo se le puedo dar en las SagradaLetras. Aquella sentencia de SalomóProv. cap. 12.) Novit Justu

umentorum suorum animas, viscerautem impiorum crudelia, vierten losetenta , Justus miseretur anima

umentorum suorum; y realmente lcontraposición, que en la segunda partde la sentencia se hace de la crueldad d

os impíos, prueba, que el novit de lprimera tiene el significado que latribuyen los Setenta; porque la crueldano es contrapuesta al conocimiento, sin



a la conmiseración.14. En el capítulo 23 del Exod

manda Dios, que no se cueza ecorderillo en la leche de su Madre: Nocoques haedum in lacte matris suae¿Cuál puede ser el motivo de est

mandato, sino la disonancia, que hace a razón, el que aquel dulce licor

destinado a nutrir el cordero, sirva

disponerle más para que le devore eapetito? Como que, aun con locadáveres de los brutos, haya lugar a

ejercicio de cierta especie dhumanidad. Y en el 22 del Deuteronomise ordena, que el que en un nido hallara ave con sus pollos, o huevos



aprovechándose de éstos, deje libre, con vida la madre: Si ambulans peviam, in arbore, vel in terra, nidum avinveneris, & matrem pullis, vel ovi

desuper incubantem, non tenebis eamcum filiis, sed abire patieris. En que lo

Expositores se hallan algo [313perplejos sobre el fin a que miró Dioen esta Ley: y hay quienes recurran

algún sentido simbólico; pero me parecque se le puede dar bastantementiteral, diciendo, que en ella quiso Dio

dar a entender, que aunque el hombriene jurisdicción para usar en provechsuyo de los brutos, esto debe ser comoderación, y no extendiéndose a se



cruel, o inhumano con ellos; de suerteque se dé algo a la clemencia en esmismo uso.

15. Advierto a Vmd. que lo que hescrito en esta Carta en ninguna manercomprehende a los Filósofo

Cartesianos, los cuales en orden aasunto de ella son gente privilegiadaporque como sólo reconocen los bruto

en cualidad de máquinas autómatasdesnudas de todo sentimiento, sin emenor escrúpulo, o el más lev

movimiento de compasión, puedecortar, y rajar en ellos, hacerlos gigoteabrasarlos, aunque sea a fuego lentobien que deberán usar en ello de do



precauciones, la una de no hacer esestrago sino en los brutos, que están a sdisposición; pues si son ajenos, aunquéstos como meros autómatas no lsientan, lo sentirán sus dueños: la otraque no se tomen esa diversión delante d

os que no son Sectarios de Descartespor no moverlos a lástima, o compasión

Nuestro Señor guarde a Vmd

muchos años.16. Habiendo leído esta Carta

uego que acabé de escribirla, m

amigo el Doctor D. Lope José ValdésCatedrático de Teología de estUniversidad, sujeto muy veraz, me diuna noticia, que dijo haber leído en u



ibro poco ha impreso, la cual me fusumamente agradable, por calificar mdictamen, y aprobar mi genicompasivo con el soberano ejemplo dnuestros dos Soberanos. Estando el Reynuestro Señor, y la Reina nuestr

Señora, cuando estos dos Príncipes neran más que Príncipes, en la diversiódel paseo, en una salida de Sevilla

hacia la que llaman Torre de San Isidrdel Campo, sucedió, que una Palomherida vino a caer cerca de sus pies

Viendo el Príncipe padecer la inocentavecilla, y que verisímilmente duraríalgún tiempo [314] su tormento, porqua herida no era de las más ejecutivas



compadecido de ella, mandó, que amomento acabasen de matarla para dain a su dolor. Pero a esto acudió lrincesa, diciendo, que le parecí

mejor salvarle, si pudiese ser, la vidalamando a un Cirujano, que la curase

Oh corazones verdaderamente RegiosOh noble benignidad, con que s

debiera dar en rostro a otros Príncipes

que bien lejos de compadecerse de loafligidos brutos, ni aun se duelen das angustias de aquellos mísero

racionales, que la Providencia colocdebajo de su dominio! ¡Ay de loVasallos de Reyes, que tienen por partde la soberanía la inclemencia! ¿Y ay



de esos mismos Reyes cuandcomparezcan delante de aqueSoberano, que, según la expresión d

avid, es terrible hacia los Reyes de lTierra? Ps. 75.



Carta XXVIII

Del descubrimiento de lacirculación de la Sangre,

hecho por un Albeitar Españo

Rmo. P. M.1. Amigo, y Señor: Raro es e

Fenómeno literario, que V. Rma. mcomunica, y no menos curioso, que raro

¿Qué es posible, que un AlbeitaEspañol haya sido el primer descubridode la circulación de la Sangre? Parec

que no hay que dudar en ello. Escríbem



V. Rma. que un Amigo suyo tiene uibro de Albeitería, su Autor el Albeita

Francisco de la Reina, impreso eBurgos en casa de Felipe de la Junta eaño de 1564, y él mismo [315] vió otrsemejante en la Biblioteca Regia, qu

sin embargo es libro raro, y acaso nhabrá en España más ejemplares, quos dos expresados. Remíteme, pues, V

Rma. copiado un pasaje del capítulo 9de dicho libro, tan claro, tan decisivo eorden a la circulación de la sangre, qu

hace evidente, que el expresado Reina lconoció. Aquella cláusula suya: Pomanera, que la sangre anda en torno, yen rueda por todos los miembros



excluye toda duda.2. Veamos ahora si este hombre fu

el primero que penetró este preciosmovimiento, de que pendabsolutamente la vida animal. El IngléGuillermo Harveo se levantó con l

fama de dicho descubrimiento a loprincipios, o poco después de loprincipios del siglo pasado, de modo

que por algún tiempo a nadie vino epensamiento de que otro le hubiesprecedido en el conocimiento de l

circulación. Pero la precedencia dnuestro Albeitar, respecto del Médicnglés, es notoria: imprimióse el libr

del Albeitar el año de 1564. Harve



murió el año de 1657 en la edad dochenta años. Con que estaba impreso eibro del Albeitar algunos años ante

que naciese Harveo.3. No sé si muerto ya Harveo,

antes de su muerte, uno, u otro Médic

echaron la especie de que el famosServita Pedro Pablo Sarpi, bieconocido por su satírica Historia de

Concilio Tridentino, antes que Harvehabía descubierto la circulación de lsangre; y esta noticia hizo bastant

fortuna en la República Literaria. EstReligioso, según Moreri, nació el añde 1552, doce años antes que smprimiese, en Burgos el libro de



Albeitar la Reina. Nadie soñara, que uniño Veneciano, antes de llegar a la edade doce años, supiese tanta Anatomíaque por ella pudiese rastrear emovimiento circular de la sangreporque en efecto el Sarpi, según se dice

por una delicada observación anatómicarribó a este conocimiento. Y sobre esera menester dar antes de los doce año

algún tiempo para que la noticia pudiesvenir a España. [316]

4. Otros pensaron hallar la notici

de la circulación en Andrés Cesalpinofamoso Médico Italiano, que fue alganterior al Servita. No era a la verdarepugnante, supuesto el hallazgo de l



circulación por Cesalpino, que de éviniese a España la noticia, antes qunuestro Albeitar escribiese de ella; pueechada la cuenta, el año de 1564, qufue el de la edición de su libro eBurgos, ya Andrés Cesalpino tenía alg

más de cuarenta años. Pero esto nadobsta para que a nuestro Albeitar sadjudique la primacía del invento. L

primero, porque los mismos quatribuyen esta gloria a Cesalpino, ponepor data de su descubrimiento el año d

1593; esto es, veinte y nueve añodespués de la edición del libro deAlbeitar. Lo segundo, porque aun cuandfuese la invención de Cesalpino anterio



a la edición de este libro, ¿quién creeráque ocultándose a todos los Médicosque entonces había en España, pueninguno se halla, que toque el puntosólo a un Albeitar llegase la noticia? Lercero, porque el pasaje de Cesalpino

de donde se quiere inferir, que conocia circulación, necesita de que la buenntención del que le lee ayude mucho l

etra para hallar en él lo que pretende.5. Otros pretendieron deslucir

Harveo, diciendo, que éste adquirió l

noticia de la circulación de Fabricio dAcuapendente, célebre MédicoCirujano, y Anatómico Italiano, Profesode estas Facultades por espacio d



cuarenta años en la Universidad dPadua, donde tuvo por oyente a HarveoEsto por varias razones se hacotalmente inverisímil. Mas cuand

fuese verdad, perjudicaría al Médicnglés, no al Albeitar Español, que fu

no poco anterior a Fabricio.6. No ignoro, que hubo, y aun ha

ahora quienes quisieron decir, que má

ha de veinte siglos conoció Hipócrateel movimiento circular de la sangrePero ésta fue una mera afectación, hij

en parte de la supersticiosa veneracióde los Hipocráticos, que quieren qunada haya ignorando su Jefe; y en partde envidia a la gloria de [317] Harveo



El hecho fue, que luego que Harvepublicó el descubrimiento de lcirculación, todos, o casi todos loMédicos de la Europa se echaron sobrél, llenándole de injurias, tratando snvento de ilusión, y gritando contra es

naudita novedad, como contra unperniciosa herejía Filosófica, y MédicaHarveo probó su novedad co

argumentos tan evidentes, que casi todoos Médicos se rindieron a ellos; per

entre éstos algunos, y no pocos, ya po

amor de la gloria de Hipócrates, ya podesvanecer la de Harveo, no pudienda negar la verdad de la circulación

negaron, que ésa fuese invento d



Harveo, pues ya Hipócrates la habídescubierto; para lo cual produjerodos, o tres lugares de Hipócrates, quexprimiendo a viva fuerza la letravanamente quisieron que significasedicha circulación.

7. En el cuarto Tomo del TeatrCrítico, Discurso 12, pag. 386, en la cita) escribí, que en una Observación d

as Actas Físico-Médicas de lAcademia Leopoldina, copiada en laMemorias de Trevoux del año de 1729

se lee, que el célebre Heister produjdos pasajes, el primero de un antiguEscoliador de Eurípides, el segundo dPlutarco, en que formalmente s



expresa la circulación de la sangrePero remirándolo ahora, hallo, qurealmente Heister no dijo, o pretendianto; sí sólo, que en uno, y otro pasaj

se leen algunos de los principioanatómicos, de donde se puede inferir l

circulación, sin que los Autores citadolegasen a conocerla distintamente. Y d

Sarpi, y Cesalpino tampoco dicen má

que esto los que quisieron hablar a favosuyo, sin faltar enteramente a la verdad.

8. En el mismo Tomo, y Discurso

página 288, en la cita (a) escribí que eBarón de Leibniz en una de sus Cartascitada en las Memorias de Trevoux deaño 1727, afirma como cosa averiguada



que aquel famoso Hereje AntitrinariMiguel Servet fue el verdaderdescubridor de la circulación de lsangre. La relación del Barón de Leibnies como se sigue: Yo tengo tanto mayocompasión [318] de la infeliz suerte d

Servet (Calvino le hizo quemar eGinebra), cuanto su mérito debía seextraordinario; pues se ha hallado e

nuestros días, que tenía uconocimiento de la circulación de lsangre superior a todo lo que se sabí

antes de ella. Servet fue algo anterior Cesalpino. Pero como no nos dicLeibniz hasta qué punto llegó sdescubrimiento, es verisímil, que aunqu



alcanzase algo más que los que lprecedieron, no excediese a Cesalpinoo Sarpi, que le subsiguieron. Lo que spuede asegurar es, que no consta, quantes de Harveo algún Médico, Filósofo haya hablado distintamente d

a circulación, con la voz circulación, ncon otra equivalente, a excepción dnuestro Albeitar, que claramente dej

escrito, que la sangre anda en torno, yrueda por todos los miembros. Y ecaso que Servet llegase a otro tanto

como este Autor fue Español, dentro dEspaña queda siempre la gloria dedescubrimiento de la circulación; y dal modo queda esa gloria en España po



Servet, que en ningún modo perjudica a particular del Albeitar; pues n

pudiendo éste tener noticia dedescubrimiento hecho por Servet, quecomo asegura el Barón de Leibniz, sgnoró hasta muy poco tiempo ha, sól

en fuerza de un ingenio sagacísimo pudarribar al proprio conocimiento. Nhubo menester tanta sagacidad Harveo

porque halló la ciencia anatómica muchmás adelantada que estaba en tiempo deAlbeitar; y sólo por observacione

anatómicas se podría descubrir lcirculación.9. ¿Pero no es cosa admirable, Padr

Rmo. que sólo por dos ejemplares de



Libro del Albeitar la Reina, que ssalvaron de las injurias del tiempo, shaya conservado la memoria de estfeliz descubrimiento, y que sólo por eaccidente de tener un amigo de V. Rmauno de estos dos ejemplares, hay

legado a V. Rma. y a mí la noticiaVerdaderamente no hay voces con quponderar la negligencia, el descuido,

aun la insensibilidad de nuestroEspañoles, en orden a todo aquello qupuede dar algún lustre al ingeni

iterario de la Nación; siendo muchmás [319] reprehensible estnegligencia, respecto de los inventoútiles, en todos tiempos tan gloriosos



que los antiguos Gentiles elevaron lonventores a la esfera de Deidades.

10. Lo más notable en esto es, quos Extranjeros aprecian las riquezantelectuales, que nosotro

despreciamos, y tal vez nos vende

como suyo, lo que nosotros olvidamos, gnoramos, que fue, y es nuestro. Bue

ejemplar de esto tenemos en el singula

sistema de la nutrición por el sucnerveo, inventado por nuestra famosDoña Oliva de Sabuco, que olvidado e

España, le produjo después, comnvento suyo, un Autor Anglicano. Aúmejor es el de nuestro Benedictino FraPedro Ponce, inventor de la admirabl



Arte de enseñar a hablar a los mudos, dque dí noticia en el Tomo cuarto deTeatro, Discurso 14, y que parecdespués se creía producción de JuaWalis, insigne Profesor de Matemáticaen la Universidad de Oxford. Por l

menos los Autores de las Memorias dTrevoux, en el Tomo tercero del añ1701, página 85, donde hablando de u

Tratado, que sobre este Arte dio a luz eAmsterdam el año de 1700 JuaConrado Amman, Médico Holandés

dicen, que ya antes de éste había escritdel mismo Arte, y hecho hablar algunomudos dicho Walis, sin memoria de otralguno, ni en común, ni en particular



ácitamente insinúan, que a éste juzgabaser el primero en la invención, y en euso del Arte.

11. ¿Y no pudo suceder con envento de la circulación, lo que sucedi

con el del jugo nerveo, y el del Arte d

hablar los mudos; esto es, que Harveohallándole en el Libro del AlbeitaEspañol, se le apropiase, como otro

dos de su Nación se apropiaron lootros dos inventos Españoles? Que pudsuceder no hay duda, aunque no se podr

sin temeridad afirmar, que sucedió.12. ¿Y qué queja podemos tener loEspañoles de los Extranjeros, porquellos se aprovechen de lo que nosotro



abandonamos? Nosotros no debemoquejarnos, y el mundo debe darles lagracias de que se conserve por su [320diligencia lo que sin ella se perdería ponuestra desidia. En el lugar citado de laMemorias de Trevoux se lee, que e

nglés Walis, y el Holandés Ammaenseñaron a hablar muchos mudos. Lnvención fue del Benedictino Españo

ese Español también enseñó a hablar algunos. ¿Pero quién en España saprovechó, o aprovecha hoy de es

Arte? De ninguno tengo noticia. ¿No eésta una lamentable incuria de partnuestra? ¿Y no es aquella en los doExtranjeros una laudable aplicación d



parte suya?13. Creo que no pocos Libros mu

buenos de Autores Españoles shubieran perdido, si no los hubieraconservado los Extranjeros, que es cuanto puede llegar nuestra, no diré y

negligencia, sino modorra literariaAlgunos nombra en su Biblioteca Do

icolás Antonio, de los cuales no tuv

noticia, sino por Autores Extranjeroso ha mucho tiempo, que leyendo e

Tercer Tomo del Espectador Anglicano

en el Discurso 49, hallé citado un Librocuyo título es: Examen de Ingenios paras Ciencias, y su Autor Juan Huarte

Médico Español. Por lo que se dice d



este Libro el Escritor Inglés hice juicide la excelencia de la idea, y de lmportancia del asunto. Y como no tení

otra noticia anterior de él, fui a buscarlen la Biblioteca de Don NicoláAntonio, como en efecto la hallé a l

página 543 del primer Tomo de liblioteca nueva; y allí un amplísim

elogio, que del libro, y del Autor hiz

Escasio Mayor (Escritor, según pareceAlemán), que le tradujo en Latín; raducido, le imprimió el año de 1621

Copiaré aquí parte del elogiorasladado a nuestro Idioma: Me harecido (dice Escasio de nuestr

Huarte) con gran exceso el más suti



entre los hombres doctos de nuestrsiglo, a quien el Público debe tributasupremas estimaciones, y que entre lo scritores más excelentes, cuantos y

conozco, tiene un gran derecho parser copiado de todos.

14. Como yo, antes de ver la noticidel Médico Huarte en el Espectador, nhabía leído, ni oído su nombre, no dej

de extrañar, al ver este gran elogio suyoque tan tarde llegase a mí la primernoticia de un Autor Español [312] d

anto mérito; y aun esa primera noticiderivada a mí de un Escritor AnglicanoPero cesó después mi admiraciónlegando a reconocer, que este Auto



Español, al paso que muy famoso entros Extranjeros, casi está enterament

olvidado de los Españoles. En esegundo Tomo de la Menagiana de ledición de París del año de 1729, a lpágina 18, donde en nombre de Mr

Menage son censurados de poceruditos los Españoles, hay al fin de lpágina la nota siguiente de letra menuda

puesta por el Adicionador: Mr. Berteuen su viaje dice, que en España no econocido el Doctor Huarte, ni su Libr

del Examen de los Ingenios.15. ¿Puede llegar a más nuestrdesidia? O por mejor decir, puede llegaa más nuestro oprobio, que el que lo



mismos Extranjeros nos den en el rostrcon la desestimación de nuestros máescogidos Autores? Es verdad, que eCensor no nombra más que uno; pero enombrar este sólo para confirmar la notde la poca erudición Española, signific

mucho; significa, que ése es un Autonsigne, esclarecido, célebre;

significa, que pues los Españoles

siendo suyo, y tan grande, le tieneolvidado, ¿qué concepto se puede hacede la erudición de los Españoles?

16. De lo que dice Don NicoláAntonio de las pocas ediciones, que shicieron de este libro en España, y das muchas que se hicieron en la



aciones Extranjeras, se colige lmismo con que nos da en rostro eAdicionador de la Menagiana. Treediciones refiere hechas en España, lúltima el año de 1640, y nueve en loReinos extraños, la última el año d

1663. Y puede conjeturarse, que despuéde la edición Española de 1640 no shizo acá otra, pues a haber alguna má

cercana a nuestros tiempos, nestuvieran tan olvidados en España eibro, y el Autor. Como asimismo s

puede conjeturar, que haciendo loExtranjeros tanta estimación de uno, otro, hayan hecho repetidas edicionesobre la de 1663.



17. De este, y otros ejemplos, qupudiera alegar, se [322] colige cuánjusta es aquella queja, que a cada pas

se oye de la vulgaridad Española, dque los Extranjeros, envidiosos de lgloria de nuestra Nación, procura

deprimirla, y obscurecerla cuantpueden. No hay acusación más ajena dverdad. Protesto, que no tengo noticia d

algún Español ilustre, o por las armas, por las Letras, que no haya visto máelogiado por los Autores Extranjeros

que por nuestros Nacionales: los quprocuran deprimir la gloria de loEspañoles ilustres son los mismoEspañoles: Invidia haeret in vicino



Pero, Padre Reverendísimo, dejo uasunto tan odioso, porque si en él scalentase demasiado la pluma, podríderramar alguna sangre en vez de tintaY concluyo, rogando a V. Rma. que spuede agenciarme el libro del Docto

Huarte, en cualquiera de las treLenguas, en que esté traducido, Latinataliana, o Francesa, me lo procur

cuanto antes; pues supongo, que en edioma Español, y en España será difíci

hallarle. Y en caso que se pued

conseguir, sólo quien, como V. Rmareside en el centro de España, podrhacer diligencias eficaces para esthallazgo.



Primera Nota

18. La idea, y asunto del Doctor Huarten su libro de Examen de Ingenios esque antes de destinar a los niños, óvenes a este, o el otro estudi

particular, se investigue su inclinación, habilidad, para ver en qué faculta

podrá aprovechar más. A cada paso sven genios rudos para una, y agudopara otra. Este, que es inepto para la

Letras, es muy apto para las Armas; aquél, que así para las Armas, compara las Letras es inhábil, es un ray

para la Mercatura. He leído, que e



Jesuita Cristóforo Clavio, mostrando aempezar sus estudios un ingenio,obtuso, o nada penetrante para lEscolástica, un hombre docto de sCompañía, rastreando por algunas señasu capacidad para la Matemática

dispuso que se aplicase a la Geometríaen que salió tan eminente, que fuvenerado [323] de todos como e

Euclides de su siglo, y uno de lomayores Astrónomos, si no el mayor dsu tiempo. Todo el mundo sabe cuánto s

nsigne pericia Astronómica sirvió a lglesia en la reforma del CalendariGregoriano, cuyo ilustre, y utilísimservicio nunca hubiera llegado



ograrse, si los Superiores del PadrClavio se hubiesen obstinado en llevarlpor el trillado camino de la literaturordinaria. A nuestro gran Héroe HernáCortés puso su padre al estudio de laLetras; pero él, conociendo que su geni

no era para ellas, tomó el rumbo de laArmas. ¡Cuánto hubiera perdido Españasi hubiera seguido el primer destino!

19. Es, pues, evidente, que florecínfinito cualquiera República en que s

practicase el proyecto del Doctor Huart

de examinar los genios, y inclinacionede sus individuos, y aplicarlos a aquella que fuesen más proporcionados. Creo bien, que esto nunca llegará



ograrse, porque los padres, qucomunísimamente determinan el destinde los hijos, miran a su interéparticular, y no al público. ¿Quién haque no quiera más ver en su familia uEclesiástico rico, que un gran Soldado

Pero aunque del libro del Doctor Huartno pueda esperarse la grande reformaque él pretende, podrá ser muy útil par

otros efectos; porque siendo el Autor dun ingenio supremamente sutil, perspicaz, como consta del elogio, qu

hace de él Escasio Mayor, se debe creerque da unas reglas de especialísimdelicadeza, para discernir los geniosalentos, e inclinaciones de los sujetos



Y este discernimiento econvenientísimo para todos los qugobiernan Repúblicas, y aun parcualesquiera particulares, &c.

Nota segunda

20. Sé muy bien, que el Expurgatori

manda borrar muchas cláusulas, expresiones de la edición Castellana deibro de Huarte; pero esto no deb

estorbar, que el libro sea apreciable, enga cosas buenas. Nuestro Seño

guarde a V. Rma. muchos años.



Carta XXIX

Sobre el libro intitulado: Índicede la Filosofía Moral

Cristiano-Política, quecompuso el Rmo. P. AntonioCodorniu, de la Compañía de

Jesús

1. Muy Señor mío: Al punto que recibel libro de la Filosofía Moral CristianoPolítica del M.R. P.M. Antoni

Codorniu, que este sabio Jesuita s



dignó de remitirme, al punto, digo, mapliqué a su lectura, y la continué hastconcluirla, sin interpolarla con otra qua del Breviario, y Misal. Dompelentes tuve para empezar si

dilación a leer el libro: uno, la noticia

en que estaba bastantemente instruidode las distinguidas prendas del Autorotro haberme explicado V.P. su deseo d

que yo le manifestase cuanto antes edictamen que hiciese de la Obra. Peruna vez empezada la lectura, ni uno, n

otro eran necesarios para continuarlaUna hoja leída incitaba a leer otra hojaun pliego a otro pliego. Cuanto dejabatrás, forcejeaba sobre mí, obligándom



a pasar adelante. Siendo agua dulcísima que bebía, tenía la propriedad de l

salada, de encenderme más la sed, evez de apagarla.

2. ¿Mas para qué quiere V.P. saber lque siento de esta Obra? Siento l

mismo que es preciso haya sentido V.PHay muchos escritos, que aunqubuenos, y muy buenos, no son del gust

de todos, aun limitando la voz todos a ldoctos, y críticos. El paladar del almsi es lícito usar de esta expresión) es d

diferente temperamento, como el decuerpo en diferentes hombres. Estoy euicio de que aun en entendimientos dgual perspicacia es diferente el gust



ntelectual, así como en hombres dgual sanidad [325] es diferente e

corpóreo. Así entre grandes críticos shallan quienes desprecian Autores quotros alaban, como verá fácilmentquien pueda leer el libro, Censur

celebriorum Auctorum de Tomás PopeBlount. Sin embargo, la paridad de ugusto a otro no es adecuada; porque n

hay manjar, por excelente que sea, quagrade a todos los hombres sanos; perhay Autores, aunque muy pocos, que so

celebrados de todos los inteligentes. Asodos convienen en que Homero, Virgilio fueron nobilísimos PoetasDemóstenes, y Cicerón Oradore



nsignes: Livio, y JenofontHistoriadores admirables.

3. En esta clase me atrevo yo colocar el libro del Padre Codorniudigo que en la clase de los que epreciso sean generalmente aprobados

¿porque qué defecto podrá censurar eél el crítico más desabrido? El asunto emportantísimo: el método de una exact

regularidad: el estilo harmoniosoproprio brillante, enérgico, dulcenatural: todo él abunda de hermosa

sentencias, de conceptos agudos: ladoctrinas sanísimas, sugeridas de uprofundo conocimiento de la Eticcristiana: las razones, con que la



prueba, igualmente fuertes qungeniosas: el modo insinuante con quas propone, al mismo tiempo que lantroduce, con suavidad en e

entendimiento, las hace abrazaamorosamente de la voluntad

Finalmente, hallo este escrito, pocualquier parte que se mire, tan cabaque resueltamente desafiaré al hombr

más invido, sobre que me señale en éalgún defecto probablemente tal.

4. Pero lo más admirable de él e

ser en su asunto original. ¿Quién dijeraque en materia de Etica cristiana, sobrque se han escrito millares de libros, ratados, en que han mostrado su celo





as humildes de la cartilla políticaEmpresa nueva, pero utilísima; empresutilísima, pero muy ardua. Muchohabrán conocido por mayor, y dicho, escrito, que esa conciliación es posible practicable; y la dificultad no está e

ese conocimiento vago, o indeterminadosino en formar una colección de reglaso arbitrios para dar lugar cómodo,

desembarazado al ejercicio de lavirtudes cristianas en todos aquelloances en que parece se oponen a es

ejercicio las máximas de la mundannobleza. Esto hace el P. Codorniu, y nsé que lo haya hecho, ni aun tentado coesta especificación otro alguno. E



Padre Causino, en su Corte Santa tiralgunas líneas, que en alguna manerparece miraban a este centro; perrealmente la idea, y el rumbo sodiferentes.

5. De modo, que el asunto del Padr

Codorniu es hacer unos Caballeros deOrden de Cristo, que lo sean mápropriamente, que los que en el Rein

de Portugal gozan esta honrosdenominación; cuanto excede el seCaballeros de Cristo por imitación,

por la observancia de su doctrina a serlpor el nombre, y la venera. ¡Proyectverdaderamente grande, y nobilísimoDios quiera que logre plenamente e



efecto deseado, y a V.P. guarde muchoaños, &c.

6. Me olvidaba de decir a V.P. quambién leí con grande complacencia l

aprobación, que al libro del PadrCodorniu dio nuestro Hermano el seño

Abad del Monasterio de San Pedro dGalligans, que ciertamente está buenbuena. Y lo mejor que tiene es, qu

ninguna parte dio en ella a la adulaciónoda la tributó a la justicia. Es verdad

que en elogio de tan bella obra, sobre l

que se debía a la justicia, no sé qupudiese añadir cosa alguna la adulaciónAsí el abstenerse de adular al Autopudo ser virtud, y juntamente necesidad



327]7. Y aun se contuvo dentro de má

estrechos límites en su aprobación eRmo. P.M. Mariano Alberich, ExRector, de los dos Colegios, que tiene lCompañía en Cerdellas, y Gerona,

Prefecto de los Estudios de Artes, Teología del de Barcelona. Digo, que esu aprobación aun se contuvo dentro d

más estrechos límites; pues cercenó ea alabanza del Autor mucho de lo qu

pudiera decir, sin faltar a la verdad

pero con motivo muy proprio de lnoble modestia Jesuítica. Fue el Autodiscípulo suyo.



Carta XXX

Reflexiones Filosóficas, conocasión de una criatura

humana hallada poco ha en elvientre de una Cabra

1. Muy Señor mío: El monstruoso fetoque poco ha se manifestó en la Villa dFernán-Caballero, y de que V.S. menvió una relación muy exacta, mconfirma el miedo, que mucho tiempo hempezó a congojarme, de que l



naturaleza burle siempre todos loconatos de nuestra Filosofía. Variareflexiones me introdujeron este temoen el alma, el cual sucesivamente vcreciendo, de modo, que se me hace muverisímil, que llegue a tocar la raya d

a desesperación. Muchos siglos ha, quos hombres andan inquiriendo la

causas de los efectos naturales;

muchos siglos ha, que la naturaleza sobstina en mostrarles sólo los efectosescondiendo las causas.

2. Habrá como siglo y medio, que eCanciller Bacon, hombre de espíritvasto, e imaginación elevada, introdujel desengaño de que, entretanto que lo



Filósofos no saliesen de las ideaabstractas, y Metafísicas, ningún [328conocimiento adquirían de la naturalezansinuando al mismo tiempo, que e

único medio para explorar sus senos era aplicación al examen del mecanismo

Como fue fácil persuadir esta verdad muchos entendimientos limpios, y npreocupados, se concibieron una

grandes esperanzas de que con estantorcha en la mano se desterraríaodas las sombras, que hasta entonce

habían ocultado las causas naturalesPero estas esperanzas no duraron muchoDescartes, y Gasendo abrazando la idedel mecanismo, erraron el uso, porqu



se avanzaron a sistemas generalesexpuestos a tantas objeciones, algunaen mi juicio insuperables; que lohombres de entendimiento más sólidvinieron a quedar en una incertidumbrgual a la confusión antecedente. Per

estos mismos salieron de ella, e hicierosalir a otros muchos, descubriendo, quel verdadero mecanismo no se debí

ndagar por ideas teóricas, sino poobservaciones experimentales, sipensar en sistema general alguno; sí sól

contemplando una por una las especiede los Fenómenos. Alcanzóse por estcamino algo de la verdadera Física, na verdad penetrando a alguno de lo



principios primordiales de las cosas, ssólo descubriendo las causanmediatas, o próximas de alguno

particulares efectos. Pero esto bastpara que reviviesen las esperanzas yperdidas de sondear enteramente l

naturaleza.3. ¿Mas qué sucede? Que l

naturaleza, empeñada siempre e

desengañarnos de lo poco quavanzamos, sucesivamente nos vpresentando nuevos Fenómenos antes n

vistos, ni aun imaginados; con unos dos cuales nos hace dudar de lo quantes dábamos por asentado, o tambiénos muestra, que hemos errado en es



mismo: con otros nos hace ver, qucuanto hemos alcanzado en comparacióde lo que resta no es más, que un átomcomparado con un monte; o una gota dagua respecto de todo un Océano: comotros, en fin, que en aquellas materias

en que reconocíamos grandedificultades hau otras dificultademayores, y misterios más profundos.

4. Estaban los Filósofos satisfechode sus explicaciones [329] en orden os meteóros ígneos, que vemos erra

por el aire; y de que en esta materia yno había más que discurrir; y ve aquque de algunos años a esta partempieza a arrebatar los ojos,



admiraciones de los Filósofos emagnífico espectáculo de la Auror

oreal , pendiente con evidencia de otracausas diferentísimas de las que shabían imaginado para los demámeteóros ígneos, y capaz de inducir l

duda de si éstas estaban biemaginadas.

5. Había Descartes adivinado e

grueso, o por mayor la causa de laadmirables propriedades atractiva, ydirectiva del Imán; y éste acaso fue e

mayor, y más feliz esfuerzo de aquevaliente genio, pero quedando siempren la portentosa variedad de loFenómenos vastísimo campo a nueva



especulaciones; y como si éstoverisímilmente no diesen materibastante en que ejercitarnos hasta el fidel mundo, se nos aparece de un tiempa esta parte en la virtud Eléctrica otrabismo de maravillas, que, a lo que s

puede juzgar, darán tanto ejercicio a longenios, como las de la magnética.

6. Considerábanse los Filósofo

descansados para siempre de la fatigde averiguar la altura de la Atmósferaporque los repetidos experimentos de

desigual peso de ella en diferentealturas los habían hecho inferir, que selevación es de diez y seis, o diez siete leguas Francesas. Y cuand



estaban convenidos en esto, sucede, quMr. de Mairán, (que hoy por la demisióde Mr. de Fontenelle es Secretario de lAcademia Real de las Cienciasmeditando profundamente sobre eFenómeno de la Aurora Boreal , y l

causa de él, coligiendprobabilísimamente de la altura deFenómeno la altura de la Atmósfera

resuelve, que ésta se eleva por lo menoa doscientas leguas sobre la superficide la tierra. Por lo menos digo, porqu

el fundamento, sobre que discurrió MrMairán, deja lugar abierto a que saltura sea mucho mayor, que la señaladaY en efecto, poco después Mr. Casini, e



hijo, combinando las observacionehechas por otros del ascenso, y descensmayor, o menor del Mercurio en el Tubde Torriceli, colocado [330] ediferentes alturas, se atrevió pronunciar, que la de la Atmósfera podí

muy bien llegar, y aun pasar dquinientas leguas.

7. Tampoco el ascenso del Mercuri

en el Tubo de Torriceli, reglado por epeso del aire, tuvo la firmeza que shabía pensado. El célebre Boyle, y e

Vizconde de Brounker, Presidente de lSociedad Regia de Londres, observaronque en algunas circunstancias eMercurio quedaba suspendido en e



Tubo a la altura de treinta y cuatrdedos, a la de cincuenta y dos, a la dcincuenta y cinco, y en fin, a la dsesenta y cinco, en vez de veinte y sieteo veinte y ocho, a que le hace subir epeso del aire. El Señor Don Tiburcio d

Aguirre, que hoy es del Consejo de sMajestad en el de Ordenes, y CapelláMayor de las Descalzas Reales, siend

Fiscal del Consejo de Navarra, mcomunicó otra observación semejanteque él había hecho, para que y

discurriese la causa de tan no esperadFenómeno. Yo discurrí, y le propusuna, que no le satisfizo, porque no eradaptable a las circunstancias de s



experimento; con que yo no tuve quhacer sino confesarle, que atentas ellami solución de la dificultad ernsuficiente, diciéndole al mismiempo, que no esperase de mí otr

mejor, porque el célebre Holandé

Huyghens, habiendosele propuesto loexperimentos de los dos Filósofongleses mencionados, tampoco e

realidad acertó con la causa de aquellrara desigualdad; pues en suma sóldijo, que la elevación del Mercuri

hasta veinte y siete, o veinte y ochdedos, en virtud del peso del aireestaba establecida con tanta evidenciaque era absolutamente innegable; per



que en algunas circunstancias concurrícon el peso del aire otra causa ocultmás fuerte que él, y hacía la elevaciómucho mayor, lo que no es más, que unconjetura vaga, que nada enseña; y pueun ingenio tan grande como el de Mr

Huyghens no pudo arribar a la solucióespecífica de la dificultad, ¿cómpodría vencerla el mío, siendo mu

nferior al de aquel gran Filósofo? En eTomo décimo de la Historia de lAcademia Real de las [331] Ciencias d

Mr. Du-Hamel, pag. 532, se lee en eFenómeno observado por Boyle, y eVizconde Brounker; y en la siguiente eesfuerzo inútil de Huyghens par



nvestigar la causa.8. A la misma contemplación de l

nsuficiencia de nuestro entendimientopara penetrar las obras de la naturalezame conduce el objeto que V.S. me hizpresente con la relación, que se sirvi

de enviarme. Con juicio profundo, verdaderamente filosófico dijAristóteles, que en todas las partes de l

naturaleza, sin exceptuar alguna, haalgo admirable: Cum nulla res sinaturae, in qua non mirandum aliqui

nditum videatur. (lib. 1. de PartAnimal. cap. 5.) En todas las obras de lnaturaleza hay que admirar. Pero en muicio, en ninguna tanto como en l



producción animal, de modo, que juzgmás accesible la explicación de lacausas del flujo, y reflujo del mar, de lapropriedades del Imán, y de la virtueléctrica, que la del mecanismo de lproducción de los animales, cuy

formación, desde el punto de lconcepción, hasta el del parto casi todestá llena de misterios. Todo est

progreso está cubierto de tinieblas. Peren el principio de él; esto es, en lconcepción, o primera formación es l

obscuridad mucho mayor. Esto suceden la formación regular, y ordinaria¿cuánto mayor será la confusión en lque es tan extraordinaria, y peregrin



como la del monstruo, que acaba dparecer en la Villa de FernánCaballero? Algunos Filósofos modernoabrieron cierto camino para dar algunuz a aquella misteriosa obra, y fuero

seguidos de muchos, en cuyo númer

pude yo contarme un tiempo, por habeprestado, no a la verdad asenso firme, ssólo probable, u opinativo a aquell

nueva idea. Pero veo, que el nuevmonstruo destruye la nueva idea, descubre, que aquella imaginada nuev

uz no fue realmente más que una nuevsombra. Voy a explicar el monstruo, y explicarme a mí.

9. Para lo cual supongo lo primero



que ése no es un mixto de las doespecie humana, y caprina, al modo qu332] nos pintan los Faunos, Sátiros,

Silvanos del Gentilismo. Lo uno, porqua unidad individual supone l

específica. Ese es un individuo solo

pues es, no bicorpóreo, sinunicorpóreo: luego pertenece a una solespecie. Lo otro; porque la mixtura d

dos especies, aun siendo brutas una, otra, está reputada entre los Filósofopor tan imposible, que señalan po

ejemplo de todo lo que es repugnante, quimérico el Hirco-cervo; esto es, ecomplejo de cabra, y ciervo; y por lquimera misma, el complejo de l



eonina, caprina, y serpentina, según lde Ovidio (6. Metamorf.):

Quoque chimaera iugo mediis iartibus hircum,

pectus, & ora leae, caudam

serpentis habebat.

10. Supongo lo segundo, que no es duna tercera especie, o media entre lados humana, y caprina. La razón esporque siendo un individuo, no puedener más de un alma, y no hay alm

media entre la racional, y la bruta. O ematerial, o inmaterial. Si material, eenteramente bruta; si inmaterial, e

enteramente racional. De la comixtió



de brutos de diferente especie puedresultar individuo de una tercerespecie, o media entre los dos, como eefecto resulta del jumento, y de la yeguaMas de la comixtión de la especihumana con alguna bruta es imposibl

esta resultancia por la razón alegada.11. Consiguientemente a estas do

suposiciones digo, que ese monstruo s

debe declarar íntegramente colocaddentro de la especie humana; por lo qua figura declinó hacia la caprina, es ta

poco, que no puede inducir la más levduda. La descripción, que V.S. me envióe representa en la forma siguiente.

12. La cabeza era redonda como l



humana: los ojos abiertos en el sitiregular: las cejas, y pestañas con pelrubio muy suave, que con dificultad s

ercibía: las narices romas de figurhumana: la boca lo mismo: la lengude la misma forma, sólo que terminab

en dos puntas: las orejas de [333cabra, y en su cóncavo parece quapuntaban otras humanas: la barbilla

quijada inferior algo salida afuera da superior: los labios, y encías digura humana: el pescuezo, y hombro

de la misma figura, y el nacimiento dos brazos del mismo modo seguidos, yrectos, sólo que terminaban en unmano redonda, que apuntaba en s



circunferencia cinco dedos en una, y eotra seis, que en vez de uñas teníaunas pezuñas pequeñas: por la partnferior de la mano se manifestaba lalma de la mano humana: y por l

superior se descubrían los nervios, y

venas, que corrían del brazo, y muñecahasta los dedos: las espaldas, y pechextendidas en forma humana, y s

dejaban ver las costillas: el vientre, yartes posteriores opuestas a él de l

misma figura: los testículos dividido

en dos bolsitas, separadas una de otrcomo un dedo, y manifestaban tener esu interior algún líquido: en lrabadilla tenía una colita pequeña



como el grueso de un dedo de largaos muslos, piernas, y pies del mism

modo que se ha referido de brazos, ymanos: a la entrada del pecho tenía uhoyito, como se registra en el cuerphumano: la longitud del monstru

desde la cabeza a los pies era algo máque una tercia: el grueso como dnfante humano recién nacido a

regular tiempo: la superficie de todo emonstruo blanca, y suave, sin pelalguno (ni en la cabeza, a excepción d

as cejas, y pestañas, como se hreferido), como se registra en el infanthumano. Hasta aquí la pintura que shace en la relación.



13. En la cual ningún miembro srepresenta determinadamente caprino, excepción de las orejas; porque las quse llaman mano redonda, y pezuñaspodrían ser mano, y pezuñas parecidas as de otras muchas bestias, o a poc

que se desviasen de la figura regular, ladarían esos nombres. El de cola se daría cualquier excrecencia que hubiese e

aquel sitio, o acaso sería el hueso sacralgo más prominente que lo ordinarioLa terminación de la lengua en do

puntas no es proprio de las cabras, y asno se puede llamar lengua caprina, sinsimplemente monstruosa, o irregular. Yaun mucho mayor monstruosidad, dic



334] el Doctor Martínez en sAnatomía Completa, pag. mihi 502citando por testigo a Doleo, se vio euna muchacha, que tenía dos lenguas.

14. Acaso aun las orejas smaginaron caprinas, sólo por l

preocupación de hallarse el feto dentrde una cabra; de modo, que aquellamismas, sin la más leve variedad en l

conformación, si el feto estuviesncluído en una perra, o en una cierva

se llamarían caninas, o cervinas. Y

realmente me parece, que en aqueestado el feto no sería muy fácidistinguir unas de otras.

15. No por eso pretendo yo, que e



uno, u otro miembro en que la naturalezapuntó configuración bruta, nada, o pocdesemejante al miembrcorrespondiente de la madre, no sea lmás verisímil, que dicha configuraciófuese heredada de ella; sí sólo, que est

no es absolutamente necesario; porquguales imitaciones de miembros bruto

se vieron tal vez en producciones, que l

fueron adecuadamente de nuestrespecie: de que se pueden ver algunoejemplos en el tercer Tomo de l

Specula Physico-Mathematica dePadre Zahn, Scrutin. 5, cap. 4, comalas, pies, y uñas de varias aves, cocuyas especies era imposible a l



nuestra conmixtión venérea. Refierambién el mismo Autor de un niño, qu

nació con trompa elefantina en Parísdonde no había Elefantes.

16. Pero si fuesen (me dirá algunomero error de la naturaleza, sin designi

de imitar los miembros maternos, laorejas, y pezuñas, que tiraban caprinas, a no haber ese error, podría e

feto, aunque concebido de la cabraener en todo, y por todo figura humana

Respondo concediendo redondamente l

consecuencia: ¿porque si la naturalezpudo formar en la matriz caprina cabezacara, brazos, pecho, piernas, pies, &cque es lo más, observando en eso



miembros la configuración humana; poqué no podría observar la misma eorejas, y manos que es mucho menos?

17. ¿Y qué? ¿No se han visto ypartos perfectamente configurados a lhumano, aunque concebidos en matri

bruta? Algunos nos presentan laHistorias, y me alegro [335] de que lserie, o progreso del discurs

naturalmente me haya conducido a upunto de Física tan curiosa. Plutarco eos Paralelos, cap. 55, refiere, qu

habiendo un tal Fulvio Stellmezcládose con una yegua, ésta pariuna niña, no sólo perfecta en la figurhumana, mas también muy hermosa. E



el Teatro de la Vida Humana, tom. 4pag. 964, citando a Estobeo, se refiereque de la mezcla de Aristón, joven noblde Efeso, con una jumenta, se produjambién una hermosísima niña. Siendo muchacho se contaba, citando mucho

estigos, que había una mujer en lRioja, a quien llamaban la Hija de lVaca, porque realmente lo era, sin qu

en alguna cosa degenerase de la figurhumana, salvo que una parte de lespalda estaba cubierta de pelo áspero

o cerdoso, lo cual se puede reputar ponada.18. En el tomo 6. del Diccionario d

Moreri, v. Ursin, ( Joseph) se lee l



peregrina relación siguiente: «Dioseste nombre de Joseph Ursino a un niñmonstruoso, que se halló en las selvade Lituania el año de 1661. Vieron eellas ciertos cazadores una tropa dOsos, y entre ellos dos pequeños, qu

enían figura de hombres. Persiguiendas fieras, pudieron coger uno de ellos

el cual hizo la resistencia que pudo co

uñas, y dientes. Atado le llevaron Varsovia, donde lo presentaron al Rey, Reina de Polonia. Su estatur

representaba la edad de nueve años. Lcutis era extremamente blanca, comambién los cabellos. Sus miembros era

bien proporcionados, y muy fuertes. Er



de hermoso rostro: los ojos azules; persus potencias se conservaron siempran embrutecidas, que parecía no tene

de hombre más que la figura. No tenía euso de la loquela, y todas sunclinaciones eran brutales. Si

embargo, reconociéndole por hombre, lbautizó el Obispo de Posnania, siendsu Madrina la Reina, y su Padrino e

Embajador de Francia. No hubo pocrabajo en suavizar, y domesticar e

genio feroz de este niño, como tambié

en enseñarle algo de los principios de lReligión, porque no [336] pudo hablaamás, aunque en la lengua no habí

defecto alguno. Se conoció, no obstante



que no se había perdido enteramente eiempo en instruirle, porque cuando l

hablaban de Dios, levantaba las manos los ojos al Cielo. El Rey se le dio a u

Señor Polaco, que le llevó a su caspara que sirviese con los demá

domésticos; pero nunca abandonó deodo la ferocidad del natural, que habí

contraido entre las bestias. Tomó si

embargo el hábito de caminar recisobre los dos pies, e iba donde lenviaban. Comía con igual gusto l

carne cruda, y la cocida: no podía sufriropa alguna, ni zapatos ni cubría jamáa cabeza. Algunas veces huía a la

selvas vecinas, donde se complacía e



destrozar con las uñas las cortezas dos árboles, y chupar su jugo. Se notó

que en cierta ocasión un Oso, habiendmuerto a dos hombres, se llegó a él sihacerle daño alguno, antes biealhagándole, y lamiéndol

cariñosamente el cuerpo, y la cara.Cita el Diccionario sobre esta Historia Juan Redwits, Carm. Alc.

19. No sé por qué los Autores deDiccionario llaman monstruo a estcriatura, no desdiciendo en miembr

alguno de la configuración humana. Si ldan este nombre por su particulandocilidad, y rudeza, ésa sólo será un

monstruosidad metafórica, com



ambién por el extremo contrario slaman monstruos aquellos que hace

grandes ventajas a los demás hombreen la perspicacia intelectual. Si es por lraridad, también se podrá llamamonstruosidad una singularísim

hermosura.20. Habrá acaso quienes condene

por increíbles las cuatro Historia

referidas. Pero será sin razón; pues coel argumento, que hice arriba, estvencida toda la dificultad para s

asenso. Supongo ciertísimamente en lsubstancial la relación del monstruo da Villa de Fernán-Caballero, pues V.S

me la asegura perfectamente autorizada



Supuesto que la naturaleza en aquéllsólo aberró de la configuración humanen uno, u otro pequeñísimo miembroacertando en todo lo demás, ¿por qué eotras producciones [337] de padrracional, y hembra bruta no podr

acertar en todos?21. Confieso no obstante, que en l

Historia de Joseph Ursino se represent

alguna especial dificultad, por la quhay en la comixtión venérea dndividuo de nuestra especie con algun

de aquella especie ferina. Mas al fin luzgo absolutamente posible, supuestaalgunas circunstancias, que no puedexpresar, por ser la materia en sí ta



orpe, y abominable.22. Añado, que así como el hecho, s

es verdadero, todo el Reino de Polonies testigo por la publicidad que ldieron la intervención de los Reyes, otros altos Personajes en su bautismo,

educación; y necesariamente en estsuposición aún subsisten homonumentos, que lo califican; asimism

si fuese falso, toda Polonia testificaríser supuesto el suceso, por lo que enverisímil, que con data tan reciente s

atreviese Autor alguno a fingirle, muchmenos Autor Polaco, como suena aparecer el apellido Redwits.

23. Mas a la verdad, para e



designio, que me he propuesto, dmostrar, que la naturaleza se obstinsiempre en hacer burla de toda nuestrFilosofía, no he menester, que la historidel niño Ursino sea verdadera. Bástamque lo sean las tres antecedentes

Bástame que lo sea cualquiera de ellasAun cuando los hechos fuesen falsos ecuanto a la existencia, bástame que se

verdadera su posibilidad, la cual a mparecer tengo claramente deducida desuceso de Fernán-Caballero. Y

finalmente, aun éste por sí solo mbasta.24. Ponderé arriba, y con razón

cuán impenetrable es el mecanismo de l



generación animal; y vuelvo a decir, quengo este misterio por más profundo

que la colección de todos los fenómenode la virtud magnética, y eléctricaPorque al fin, que haya unos corpúsculonvisibles, que se mueven de tal, o ta

modo, por tales, o tales cuerpos; y esmovimiento, según variacircunstancias, y combinaciones, s

modifique de tal suerte, que de él [338resulten en los cuerpos visibles esotromovimientos, que constituyen l

variedad de los fenómenos magnéticos eléctricos, en general se entiende bienpues sabemos con evidencia, que hacorpúsculos invisibles: sabemos, qu



os efluvios de los cuerpos por la mayoparte constan de esos corpúsculonvisibles; y sabemos en fin, que lo

corpúsculos invisibles del poco airecontenido en los granos de la pólvora, dentro de ellos mismos, causan aque

violentísimo movimiento, que derribamuros, y torres. Estas noticias, y otrasemejantes nos ponen en estado d

concebir muy verisímil, a lo menos pomayor, la invisible causa de aquellofenómenos. Mas que de una masa, a

parecer perfectamente uniforme,homogénea, y totalmente desemejante odo cuerpo animado, resulte l

admirable orgánica estructura de es



mismo cuerpo, sólo se cree porque sve, y se reputaría absolutamentmposible, si no se viese.

Nota

s cosa enteramente averiguada, quno es la pólvora por sí misma la que d

mpulso a la bala; sí sólo el aircontenido en sus poros, y en suntersticios de los granos; el cual

enrarecido por el fuego con portentosuerza, se extiende a espacio mucho

millares de veces mayor, que el quanteriormente ocupa.



25. Los que juzgan desembarazarsde la dificultad, recurriendo a la qulaman Facultad formativa, son los qu

más yerran, porque piensan decir algocuando nada dicen: voz de Escuela, qusi significa algo, sólo significa, que u

agente, que puede formar el cuerpanimado, es el que le forma

erogrullada Filosófica, semejante

as de Raimundo Lulio, que define ahombre, animal homificans: a lnaturaleza, forma cui proprie competi

naturare: a la proporción, forma curoprie competit proportionare, &c. Eevidente, que nada se hace de la materiasino por mecanismo. ¿Y cómo en todo



os animales un agente ciego, [339] quno sabe qué es mecanismo, ni que hamecanismo, puede aceptar con esportentosa maniobra, incomprehensibla todo humano discurso? Hay Autoresque dan a la facultad formatriz lo

nombres de Plástica, y Arquitectónicapara saciar con tan sonoras voces eoído, ya que dejan en ayunas e

entendimiento.26. Mas ya algunos Modernos

dando azadonadas en este campo, qu

dejaron inculto los Antiguos, savanzaron a decir algo, y aun a decimucho, como ello fuese verdaderorecurriendo por un raro camino a aque



agente, que todo lo sabe, y todo lpuede. Para este efecto formaron udiscurso progresivo desde la plantahasta el hombre. Examinando la semillde las plantas, hallaron algunovestigios, de que en ellas antes d

germinar están contenidas formalmentas plantas mismas con toda l

organización, u disposición d

miembros respectiva a la especie dcada una. Dicen, que en la semilla deulipán se ve esto distintamente con e

microscopio. Yo no hice la experienciaMr. de Leeuwenhoek, de la SociedaReal de Inglaterra, insigne Observadode la naturaleza, afirma, que en mucha



especies de granos se ve claramente coel microscopio toda la planta enteraaunque a la verdad encogida, arrollada, lo que nada quita, o pone a sntegridad; añadiendo, que la raíz, y la

hojas están en una situación no confusa

sino distinta. Puede verse sobre esto eAbad de Vallemont en su Tomo primerde Curiosidades de la naturaleza, y e

arte, pag. 44.27. Hallando, pues, a su parecer, lo

Filósofos, de que hablo, en la semilla d

una planta contenida enteramente otrplanta, infirieron, que esta plantcontenida, aun cuando contenida en lsemilla de otra, también tenía su semilla



a cual, siendo de la misma naturalezque la antecedente, debía conteneformalmente otra planta. Puesto estprincipio, se hace precisa la propriprogresión de semilla en semilla hasta lprimera que hubo en el mundo; porqu

en cada semilla, que sea la cuarta, que lvigésima, que la centésima, milita lmisma razón. Ni aterró a [340] esto

Filósofos la prodigiosísima pequeñez que era preciso reducir la plantcontenida en la, pongo por ejemplo

centésima semilla; porque esta dificultasólo toca a la imaginación, no aentendimiento, el cual en la infinitdivisibilidad de la materia ve posible l



sucesiva disminución de la estatura das plantas sin límite alguno.

28. No pienso, que el haber hallada exacta configuración del tulipán, u d

algunas otras plantas en sus semillasfuese en estos Filósofos tota

determinativo para la idea expresadaAcaso sólo fue excitativo de ella. Es ecaso, que lo que los movía eficazmente

buscar camino por donde recurrir a lcausa primera, fue la insuficiencia qureconocían en la planta para hacer de s

semilla otra planta, o en la semillmisma para la misma obra: pues así lplanta, como la semilla son agenteciegos, absolutamente ignorantes de l



estructura orgánica de la planta. Todobra bien formada pide Artíficnteligente, y tanto más inteligente

cuanto ella fuere más primorosa. Ldisposición orgánica de una plantexcede a cuanto hace el arte humano

¿Cómo podrá arribar a esa perfeccióuna causa enteramente desnuda de todconocimiento? Puestos, pues, en l

necesidad de buscar causa inteligente, lnaturaleza misma en el examen de lasemillas de las plantas les mostró e

camino por donde habían de hallarlalevándolos con la ayuda de su discursde semilla en semilla, hasta dar en lprimera con la primera causa, dotada d



nteligencia infinita.29. Mas como en el cuerpo anima

hay la misma necesidad, y aun al parecemayor, en atención a su esquisitísimartificio, de darle causa inteligenteoportunamente se les presentaron lo

primeros los peces, en cuyas huevas, huevos hallaron verdaderas semillas, en cuyas semillas hallaron verdadero

huevos, porque realmente parecen, y souno, y otro. Y ve aquí descubierto eellos el mismo camino que en la

semillas de las plantas para arribar a lprimera causa.30. Hallados en los peces huevos

que son semillas, es [341] natura



colegir lo mismo de los huevos de laaves; con que ya no restaba sino hallahuevos en los demás brutos, y en ehombre, para asentar, que todos loanimales se forman de huevos, y poconsiguiente de tan verdaderas semillas

como las de las plantas, y peces.31. Encontróse a la verdad para ell

algún tropiezo en la famosa distinció

que habían establecido los Filósofos danimales vivíparos, y ovíparos; comdando por sentado, que unos animale

engendran por medio de huevo, y otrono, y colocando en aquella clase aves, peces, y en ésta los demás brutos, y ehombre. Pero bien mirado, la autorida



de los antiguos Filósofos, que apenalegaron a palpar la ropa a la naturaleza

no debía detener a los modernos, unvez puestos en tan bello camino, comse hallase en la hembra, ya racional, ybruta, cosa capaz de recibi

oportunamente la denominación dhuevo.

32. Pareció a muchos Anatomista

hallarse ésta en efecto en ciertomiembrecillos de la hembra destinadoa la generación, a quienes antes daban e

nombre mismo que se da a otros que haen el másculo, destinados también a lmisma obra; pero habiendo el célebrBartholino, por la razón de parece



dentro de ellos unos cuerpecillos, quparecen huevos, empezado a llamarloOvarios; ya comúnmente se substituyentre los Anatomistas este nombre al quenían antes. Están estos miembros, qu

son dos, como en el másculo, no en e

sitio manifiesto que los de éste, sinrecogidos en la cavidad del hipogastrioa los lados del fondo del útero, de quie

distan dos, o tres dedos, y con quien scomunican, mediante las tubas llamada

allopionas, por su descubridor Gabrie

Fallopio. Dentro de ellas estácontenidas muchas vejiguillas del gruesde alberjones verdes, llenas de un humodiáfano: a éstas dieron el nombre d



huevos, por parecerles tales, y algunaobservaciones los confirmaron en estopinión.

33. Dicen, que el Médico Mr. de SaMauricio en el ovario de una mujer, quabrió en París el año de 1682, [342

halló un feto enteramente formado: quMr. Olivier, Médico de Brest, vio quuna mujer preñada de siete meses pari

un plato lleno de huevos de diferenteamaños, desde el de una lenteja, hast

un huevo de paloma, unidos en forma d

racimo: que Wormio vio otra, que arrojun huevo, y Bartholino lo confirma: quTeófilo Bonet en una Carta suya testificde otra que expelió una grande cantida



de huevos: Lauzono de otra que pariuno, ni tan grande como los de gallinani tan pequeño como los de paloma.

34. Creo no podrán quejarse los qulevan la opinión de que la generació

del hombre, y todos los demás animale

se hace ex ovo, de que no hrepresentado los fundamentos, y motivode ella con la mayor eficacia, y mod

más persuasivo, que me ha sido posiblede modo, que el que sólo leyere lo qulevo escrito hasta aquí, hará a m

parecer juicio de que me inclino a lmisma opinión: mucho más si tienpresente lo que en orden a ella dije en eomo 6. del Teatro Crítico, Disc. 1



Parad. 14.35. Confieso, que un tiempo tuve po

bastantemente probable la sentencia dque todos los animales se engendran dhuevo, y así lo insinué en el lugar citaddel Teatro Crítico; mas ya llegó el cas

de mudar de opinión, y hacer constar apúblico, que ya soy de otro sentir, sique para eso me embaraze e

absurdísimo dictamen de cierto Escritomoderno, que poco ha dio el nombre dVergonzosa palinodia a la retractació

que hice de cierta cosa, que habíescrito poco antes. ¿Vergonzosalinodia? Sólo quien por una rar

fatalidad esté determinado a entende



odo al revés, podrá dar a una voluntariretractación ese nombre. ¿Vergonzos

alinodia? No sino noble sencillez, purísimo amor de la verdad¿Vergonzosa palinodia? Así llamarambién todas las retractaciones de

Gran Padre de la Iglesia San Agustín¿Vergonzosa palinodia? Si la ingenuconfesión de la verdad, que antes no s

conocía, o en cuyo conocimiento shabía padecido alguna equivocación, evergonzosa, y reprehensible, ser

honesta, y [343] laudable la cerril, rústica terquedad de mantener el errodespués de conocido. Si tan monstruosdesatino se admite, y extiende e



España, será nuestra Península la regióde la barbarie. A la verdad, por nuestrdesgracia la práctica, que puedconducir a aquella detestable teóricabastantemente introducida está; porquhay muchos, y de ellos conozco n

pocos, que después de ponerles delantunas claras, y evidentes conviccionesa de sus opiniones disparatadas, ya d

citas falsas, ya de hechos supuestos, yde inteligencias siniestras, todavíporfían, se endurecen, y obstinan e

calificar con nuevos errores, falsedades las falsedades, y erroreantecedentes, con que al fin, con porfíasobre porfías, y embrollos sobr



embrollos, logran cansar a los ququerrían desengañar al público; puefatigar a los desengañadores es lo única que pueden aspirar.

36. Mi ejemplo en cuanto a retractaen el Suplemento del Teatro Crític

alguna parte de lo que había escrito eos Tomos antecedentes, no sé a quié

haya movido a la imitación hasta ahora

Acaso esto en algunos pende de que sempiezan a retractar, hay tanto que haceen ello, que casi lo han de llevar todo

como se dice, a roso y belloso, pues eo que dijo cierto Poeta Italiano a ucoplizante, que le pidió limase ciertcomposición que había hecho: Seño



mío, si me pongo a limarla, todo se iren limaduras. Esta en mi juicio es unde las principales causas de no apurarsanto la verdad de las cosas en España

Es el caso, que como la mala fe en ecomercio pecuniario en vez de adelanta

suele arruinar los caudales, del mismmodo la mala fe en el comercio literariatrasa visiblemente los progresos de la

etras. Pero volviendo al propósito.37. Repito, que aunque un tiemp

uve por bastantemente probable l

opinión de que en todos los animales shace la generación ex ovo, ahora mhacen mudar de parecer los casos ahorreferidos de hallarse fetos de figur



humana dentro de matrices de hembrabrutas; y supuesta [344] la realidadharán mudar a cualquiera, como no sede los cerriles. Ni es menester, quodos aquellos casos sean verdaderos

basta que lo sea el reciente de la Vill

de Fernán-Caballero, porque no sóldecide la cuestión; siendo claro, que sodos los animales se formasen d

huevos, contenidos en las hembras de spropria especie, y en quienes hay loineamientos correspondientes a s

organización específica, nunca podrísuceder hallar en matriz bruta cuerpo dconfiguración humana.

38. A la verdad, la opinión de lo



Overos, u Ovaristas, aun prescindiendde este argumento, o antes de hacersesta observación, ya padecía gravedificultades, especialmente la terrible da generación de los híbridas,

animales de tercera especie; pues si s

formasen del huevo contenido en lhembra, parece que siempre saldrían, nde alguna tercera especie, sino de l

especie propria de la hembra. Y lo quhay en esta materia dignísimo de repares, que de cualquiera modo que se hag

a comixtión de las dos especies, v.grde caballo con hembra de la especiasinina, u de macho de la especiasinina con hembra de la especie equina



siempre sale el hijo de la especie mular39. Este argumento, como digo, e

errible, y no podían menos de conocesu fuerza los Autores Ovaristas. Percomo a los que están encaprichados dalgún sistema se hace durísim

abandonarle; aun cuando se hallaapretados de la más fuerte objeciónbuscan algún resquicio para el efugio,

por insuficiente que sea, quieren quvalga como bueno: de modo, que a loAutores muy sistemáticos se puede da

esta denominación, aun quitando de ella primera sílaba. Así no hay quextrañar, que los que hasta ahorsiguieron el sistema del huevo, haya



procurado a toda fuerza mantenerse eél, mayormente siendo tan especioso.

40. Realmente están de parte de édos motivos, que parece conspiran constituirle apreciable. El primero es lanalogía que hay entre aquella

vejiguillas, que se ven en [345] elamado ovario, o los verdadero

huevos. El segundo, la bien fundad

consideración, consiguiente a variaobservaciones de que la naturaleza en lproducción, no sólo de diferente

especies, mas aun de diferentes génerossigue alguna uniformidad, aunqumezclada con una dosis, ya mayor, ymenor de discrepancia; y esta mixtura d



uniformidad, y discrepancia se halla ealgún modo entre las vejiguillas de lovivíparos, y los huevos de los ovíparoscomo asimismo entre éstos, y lasemillas de las plantas.

41. Donde es oportuno advertir, qu

a observada uniformidad discrepanteasí como dio motivo para extender lohuevos hacia arriba, le dio también par

extenderlos hacia abajo; esto es, dimotivo a unos Autores para subir lohuevos generativos desde los animale

vivíparos, hasta los hombres, y a otros bajar las semillas desde las plantashasta las piedras.

42. La especiosidad de este sistema



ayudado de los dos motivos dichos, mmpelió un tiempo a contemplarl

probable, aunque no con tanta adhesióa su probabilidad, que no hallase otromotivos para fiar poco en los doexpresados motivos. Desconfiaba alg

del primero de la analogía, porquhabiendo en el Mundo muchas cosasque son lo que no parecen, o parecen l

que no son, poco se puede fundar en esdiminuta, o imperfecta semejanza de lavejiguillas femíneas a los huevos d

aves, y peces. Desconfiaba también algdel segundo, porque nadie puede saber qué punto llega, o qué términos tiene espretendida uniformidad de la naturaleza



¿Quién dijera, que hay mucho mayosemejanza entre las semillas de doárboles distintos, que entre las demismo árbol? Sin embargo es asEngéndranse los árboles, no sólo daquellas granas, a quienes damos e

nombre de semillas, mas también de lavaras de los mismos árboles, y dcualesquiera porciones de esas misma

varas. Con que estas porciones tambiévienen a ser semillas. ¡Pero cuádesemejantes en todo a la grana! ¡Y aqu

ambién se desaparece enterament346] la analogía. Más: Discurriendpor reglas de analogía, y proporciónasentiríamos a que cuanto mayores so



as plantas, mayores son sus semillasPero no hay tal cosa, sabiéndose, quplantas mucho mayores, que otras, tienemucho más menudas las semillas.

43. Cuando, pues, estaba yfluctuante entre las dos opuesta

opiniones, oportunamente vino eextraordinario feto de la Villa dFernán-Caballero a sosegar todas la

dudas, pudiendo aplicar con levísimnmutación a este propósito lo que dij

Claudiano, cuando por un suceso n

esperado se desembarazó de otrgravísima duda (Lib. 1. in. Rufinum.):

Abstulit hunc tandem prole



caprina tumultum.

44. Todo cuanto se forma de huevo,

semilla, se forma de huevo, o semillpropria de su especie. Nunca se vio, nse verá, que del huevo de una gallina s

engendre una águila, ni del huevo de unpaloma una calandria: luego muchmenos (porque es aún mayor l

desemejanza) del huevo de una cabralguna humana criatura. Y si una criaturhumana se pudo formar sin huevfemíneo, es evidente, que ninguna lnecesita para su formación.

45. Sólo resta responder a laHistorias con que pretenden probar l



generación humana ex ovo. A la primerdigo, que una cosa tan extraordinaricomo hallarse un feto enteramentformado en el ovario femíneo se debprobar con una información autenticada no con sola la deposición del Médic

que se cita. Añado, que en caso quviese algún cuerpecillo en el ovarioestando reducido a tanta pequeñez

cuanta era menester para caber en édejando lugar para los demás huevosmal podría distinguir el Médico si er

feto humano, u otro algún cuerpecillextraordinario, formado por lcoagulación del líquido contenido en lvejiguilla. Es naturalísimo, que estand



el Médico preocupado de la opinión da generación ex ovo, viese más con lmaginación, que con los ojos loineamientos proprios del feto humano

que es lo que sucede mil veces en casosemejantes. Uno muy al propósit

refiere el famoso Boyle. [347]46. Dice, que varios Autore

escribieron, como cosa muchas vece

experimentada, que haciendo lejía de lacenizas, o sales fijos de alguna plantquemada, y helando aquella lejía, s

representaba en ella la imagen, configuración de la misma planta: que éentó muchas veces este experimento,

nunca pudo conseguir el efect



prometido, sí sólo variaconfiguraciones, que no se podíaadaptar más a la planta, que se habíreducido a cenizas, que a otra cualquierplanta, o a otras mil cosas distintas doda planta, y que lo mismo habí

experimentado sucedía en la agua simplcongelada, en que no había ceniza, o sade planta alguna: por lo que

concluyendo, dice, que sospechfuertemente, que los que aseguran habevisto esos simulacros de plantas

formados de sus sales, o cenizas, nmenos emplearon su imaginación que svista en ese espectáculo: Et sanmagnopere vereor, ne qui se eiusmod



lantarum simulachra in glacie vidissrofitentur, imaginationem, non minu

quam oculos, ad hoc spectaculumadhihuerit. (Tentamin. Fisiolog.)

47. A las observaciones de huevofemíneos, arrojados fuera, respondo, qu

pudieron ser muy bien hydatidadesprendidas; pues Mr. Fauvel, CirujanParisiense, las halló sobre un ovari

femíneo, como se lee en la Historia da Academia Real de las Ciencias de

año de 1711, pág. 26. Y en la Histori

de la misma Academia del año 1701pág. 28, y siguientes, se refiereobservaciones encontradas de distintoAnatómicos: unas que favorecen a



sistema de los huevos, y otras, que ldestruyen.

48. Y finalmente, para acabar dcubrir de nieblas, y confusiones estmateria, también se refiereobservaciones de Anatómicos, que dice

vieron en el esperma másculo, así dehombre, como de los brutos, lorudimentos de los fetos respectivos

Sobre que se puede ver el célebrBoerhabe de aeconomia animali, num651. Dichas observaciones han inducid

en algunos Físicos la opinión de que na hembra, sino el másculo contribuye lmateria para la generación. Y no spuede negar, que la formación del [348



feto humano en la Cabra de FernánCaballero da un gran aire dprobabilidad a esta opinión.

49. Yo sin embargo me abstendré dpronunciar absolutamente por ella; yporque acaso las observaciones, que l

favorecen, no fueron más exactas, quas antes referidas; ya porque la idea

que algunos dan a ésos, que llama

rudimentos del feto humano, parecerá muchos muy absurda. No hay opinióalguna en esta materia, que no padezc

erribles dificultades. Por lo cual yuzgo mucho más razonable dejar epleito indeciso, confesandngenuamente mi ignorancia, qu



proferir temerariamente algunsentencia. Una opinión, que viene desdHipócrates, y al favor de este grahombre se hizo respetar de muchosentre ellos recientemente del DoctoMartínez, está también expuesta

muchas, y grandes objeciones.50. Siendo el objeto, y motivo d

esta Carta el feto que resultó de l

comixtión de individuo de nuestrespecie con el de una especie brutanaturalmente me conduce a disipar do

fabulosas genealógicas, que se leen ealgunos libros, y en que se suponen otracomixtiones semejantes. La primera esque la ilustrísima Familia de lo



Ursinos desciende la mezcla dndividuo humano con Oso, o con Osa

La segunda, que la nobilísima de loariños de Galicia viene de la mezcl

de cierto monstruo marino con unmujer. Nuestro doctísimo Cardena

Sfrondati, en su amenísimo CursFilosófico, que leí muchos años harefiere uno, y otro; pero no me acuerd

de si escribe sólo refiriéndose a lo qudijeron otros, o prestando asensprobable a las dos especies.

51. Digo que entrambas son falsasLa primera pudo nacer de una de doequivocaciones. Dicen algunos, que eque dio nombre a esta familia fue u



Señor llamado Ursus, como se puedver en el Moreri, v. Ursins; nconsideradamente tomaron algunos e

nombre proprio de un hombre por ecomún de una especie beluina. Diceotros, que el nombre proprio de es

estirpe no es Ursini, ni Orsini, (que deste segundo modo le escriben lotalianos) [349] sino Rosini; lo qu

prueban, ya de que las Armas de esCasa son coronadas de una Rosa, ya dque de ella descienden los Condes d

Rosemberg en Alemania. Para una, otra especie cita el Moreri al célebrGenealogista Imhoff. Según esta opiniónel nombre Rosini (como ha sucedido



otros muchos) se corrompióransfiriéndole a Orsini, o Ursini; y d

aquí se pasó a soñar aquellextraordinaria descendencia.

52. La de los Mariños no la leí sinen el citado Sfrondati, que dice viene e

uella cuidam monstro marino assuetaPero un Genealogista Español, Profesor de la Facultad Genealógica

bien conocido, en Carta que me escribia otro intento por incidencia, me citpara dicha noticia un Autor, llamad

Diego Hernández de Mendoza; el cuapongo las palabras de la Carta), cuandrata de la familia de los Mariños, dice

Que tomaron este apellido, porqu



habiendo visto un Caballero unohombres desnudos tomando el Sol aabrigo de una peña, dio de improvissobre ellos, y sólo pudo coger uno, qulevó a su casa; y haciéndole curar, se cayó un cuero grueso, y escamoso

que tenía, descubriendo un rostro dmujer hermosa: que la enseñó a hablar tuvo de ella un hijo, de quie

roviene esta familia, preciándose deste origen.

53. Yo no sé qué fe merece est

Diego Hernández de Mendoza. Lo qusé es, que aunque soy natural del Reinde Galicia, y tuve bastante comunicaciócon algunos Señores de esta casa, y au



puedo decir amistad con uno, u otronunca, ni a ellos, ni a otra algunpersona natural de dicho Reino oí taespecie: Por lo que me resuelvo uzgarla fabulosa, y que no tuvo má

principio, que el antojo de algú

quimerizante, que sobre el sonido de lvoz Mariño quiso fabricar esta patrañacomo si la misma voz no pudiese habe

sido derivada de otras cien cosas, sucesos de alguno de esa Casa, quuviesen alguna relación con el mar. De

mismo modo, y aun con derivación mánmediata podría otro soñar, que loapellidos [350] Carnero, LoboCordero, Vaca vienen de otra



comixtiones abominables con esaespecies.

Nuestro Señor guarde a V.S. &c.

Apéndice

54. Habiendo arriba dicho, que algunoAutores extendieron la formación d

semilla a las piedras, parece justproponer aquí sus fundamentos. Juzgoque el famoso Botanista Joseph Pitton dTournefort fue el fundador de estopinión, ocasionándole el primepensamiento, en orden a ella, lcontemplación del Coral, de l



Madrepora, y otras plantas marinas, qulaman Petrosas; porque viendo que so

cuerpos organizados cada uno en sespecie, de una manera constante, uniforme, coligió, que no podían menode provenir de semilla. Y prosiguiend

en sus observaciones, le pareció haberlhallado en cierta especie de leche acrecáustica, y glutinosa, que vertiéndose d

as extremidades de las ramas del Coracae al fondo del mar; porque nunca, rara vez se mezcla, u deslie con el agua

en cualquier cuerpo sólido, quencuentra, se pega, y pega, mediante sviscosidad, alguna sutilísima semillaque se debe discurrir lleva envuelta. E



que esta semilla hasta ahora no se hayvisto nada prueba contra su existenciapues tampoco hasta ahora se ha vistsino con el microscopio la del helechoni la de la seta; sin que por eso dudeos Físicos de que esas dos plantas l

engan como las demás. Y realmenteviendo tanta desigualdad de tamaño eas semillas de varias plantas, que au

de las plantas muy crecidas son lasemillas más pequeñas, que de otramenores; y lo mismo se observa en la

de los animales {*}: con razón debieroatribuir la [351] invisibilidad de las doplantas expresadas a su pequeñez.

{(*) Nota. La semilla, o hueva de



pez llamado Narval , que habita en efriísimo Mar de la Groenlandia, y tienmás [351] de veinte pies de largo, emucho menor, que la de muchos pecede muy inferior tamaño. Llaman algunoa este pez el Unicornio del Mar , porqu

iene un cuerno, que le sale de lmandíbula superior; y es tan grande, fuerte, que con él acomete a las mayore

Ballenas, y rompe el más grueso BajelMuchos creen con gran verisimilitudque de este pez son todas las asta

grandes, que con nombre de Unicorniose conservan en algunos gabinetes, esoros de raridades.}

55. Después el sabio Conde Marsili



que fue General de las Galeras dFrancia, y con esta ocasión se aplicfuertemente a observar la Naturaleza eodo lo perteneciente al mar, descubrias flores del Coral, como se refiere ea Historia de la Academia Real de la

Ciencias del año 1710. Y aunque everdad que no halló dentro de ellas sinun jugo glutinoso (que supongo ser e

mismo de que ya se habló) ya parece nse debe dudar de que en ese jugglutinoso está envuelta un

mperceptible semilla.56. Volviendo a Mr. de Tourneforéste habiendo hallado en el Mar piedrasque sin dejar de ser piedras son plantas



como verdaderos vegetables se formade semillas, se avanzó a sospechar lmismo en todas las demás piedrasofreciéndose las primeras a alentarle eeste Proyecto Filosófico las piedrafiguradas, que se encuentran en diverso

sitios, en uno cuadradas, en otrenticulares, en otro polígonas, &c. d

modo, que en un sitio se encuentra

muchas de una figura, y en otros de otrade la misma forma que en unos terrenoespontáneamente produce la Naturalez

plantas de tal especie, en otros de otraDe las piedras, que llaman Cuernos dmmon, y tienen la figura de concha d

imazón, se encuentran muchas en l



ormandía, y en la Provenza; y npudiendo sospecharse, que se formaroen algún molde, porque ninguno se hallóque pudiese serlo, se infiere, que sformaron de semilla. [352]

57. De aquí pasó el citado Autor

conjeturar lo mismo en todas lapiedras, ya por las vetas que tienen, podónde se rompen más fácilmente, lo cua

a es una especie de organización; ypor una observación, que hizo en la Islde Candia, la cual le persuadió, que la

piedras se nutren como las plantasParece que ya esta opinión de Tourneforiene algunos Sectarios. Yo sólo l

propongo históricamente.



Carta XXXI

Sobre el adelantamiento de lasCiencias, y Artes en España.

Y Apología de los Escritos deAutor

Excmo. Señor.1. El celo, que todos conocen en V.E

en orden a promover en España laCiencias, y las Artes, me mueve escribir esta Carta, siendo mi intentrepresentar a V.E. un gran estorbo, qu



nuestra Nación se pone aadelantamiento de las primeras, a fin dque V.E. se aplique a removerlesolicitando para ello la intervención da autoridad del Monarca, pues de otr

modo lo juzgo imposible.

2. No pueden adelantarse las letraen España entre tanto que nuestroEscritores circunscriban el estudio, y l

pluma a lo que supieron, y escribieroos que fueron delante de ellos de sigl medio a esta parte (excepción qu

hago, porque en el siglo anterior aiempo dicho [353] tuvo Españdoctísimos Varones, en nada inferiores os más distinguidos, que entonce



florecían entre los Extranjeros; sobre lcual se puede ver el Teatro CríticoTomo 4, Disc. 14.). Supongo que en lares Facultades de Teología Escolásticaa Moral, y Jurisprudencia nada tien

que envidiar nuestra Nación a la

demás. La Teología Escolástica es coma cabeza de mayorazgo de nuestra

Universidades. La Moral,

Jurisprudencia, especialmente en cuantal Derecho Civil, se han cultivadfelizmente por gran copia de Autore

célebres en una, y otra. Pero saliendo destas Facultades, es preciso confesar lmucha pobreza de España, por más ququieran negarlo los que po



demasiadamente pobres, ni auconfusamente saben lo mucho, que nofalta; o en caso que tengan una escasnoticia de ello, como de hecho la tienealgunos, por ocultar su pobreza, niegaa común de la Nación. Y éstos

adulando nuestras Escuelas como ricaen literatura, son gran parte para atajaos progresos en ella. Por lo que y

gritaré a mi Nación contra éstos, isonjeros, o ignorantes, con aquella

palabras del Profeta Isaías: Popul

meus, qui te beatum dicunt, ipsi tdecipiunt, & viam gressuum tuorumdissipant. (Isai. cap. 3.)

3. Pero en los mismos, que por est



parte adulan nuestras Escuelas, anda lmaledicencia muy cerca de la lisonjahermanándose estos dos extremosaunque al parecer tan distantes. Es ecaso, que la lisonja abre el camino a lmaledicencia. ¿Cómo? De este modo

Después de entablado, que acabundamos en todo género de literaturasi algún Autor Español, porque Dios l

dio el espíritu, y capacidad necesaripara ello, se avanza más allá de loímites, en que hasta ahora s

contuvieron nuestros Profesoresprocurando dar a la Nación luces, que lfaltan en otras materias; si descubre sus compatriotas nuevos Paíse



ntelectuales, a fin de hacerlopartícipes en la posesión de ellos; ¿que sucede? Lo que al gran Colón, en e

descubrimiento de las IndiaOccidentales: lo que al gran Vasco dGama en el descubrimiento de la

Orientales: [354] padecer insultos, conspiraciones de parte de aquellomismos, que eran interesados en e

descubrimiento. En las oposiciones, quse hacen a estas empresas literariasfrecuentemente se ponen baterías contr

a honra, como en las de aquellos doHéroes hubo tentativas contra la vida.4. De los que se oponen, uno

proceden por ignorancia, otros po



malicia. Los primeros tienen algundisculpa; ninguna los segundos. Y lmalicia de éstos atrae por auxiliar suya ignorancia de los otros. Grita éste

que cuanto da a luz el nuevo Escritor sounas inutilidades, que tanto val

gnorarlas, como saberlas. Clama aquéque todas novedades en materiaiterarias son peligrosas. Fulmina e

otro, que cuanto produce como nuevo scompatriota, es tomado de Extranjerosque, o son herejes, o les falta poco par

serlo. Y aquí entra con afectado énfasio de los aires infectos del Norte, quse hizo ya estribillo en tales asuntos, es admirable para alucinar a mucho



buenos Católicos, mas igualmente quCatólicos ignorantes.

5. En tan frívolos, y falsos pretextose emboza la negra envidia de los que sconsumen de ver, que otro logre eucimiento, crédito, y fama, que ellos n

son capaces de merecer. Y como no hansulto, por torpe que sea, inaccesible os furores de esta pasión, no falta

quienes, no contentándose con mentiodo el mal que pueden de los Escritos

que impugnan; si hallan por donde heri

al Autor, aunque sea en materiotalmente inconexa con los Escritospor aquel vulnerable acometen.



Iamque faces, & saxa volant, furoarma ministrat.

6. He visto Escritos, donde spropalaban tachas del nacimiento. Lo

he visto también, donde se publicabadefectos morales del impugnadompertinentes del todo al asunto que s

disputaba. Estas infamias sólo se ven, oleran en España. ¿A vista de esto, qu

mucho será, Excmo. Señor, que algunosujetos, muy capaces de dar buena

355] luces a nuestra Nación con suEscritos, los sepulten dentro de smismos, por no exponerse a tan villana

hostilidades? Apenas hay sujeto d



quien no pueda clamorearse algo que lduela. Y cuando haya algunos en todan puros, esto no los indemniza d

calumnias sensibles al honor. En uno dantos Escritos, como parecieron contr

mí, a quien no faltaron Aprobantes, n

as Licencias Ordinarias, se repitió doveces con poco, o ningún rebozo, que yestaba tocado de cierta fea enfermedad

de la cual jamás padecí el más levasomo. Lo que me mueve a exclamar coel Poeta (Aeneid. lib. 1.):

¿Quod genus hoc hominum? quaevhunc tam barbara morem Permitti

atria?



7. Oí decir, que en otro Escrito, que nlegó a mis ojos, se me representaba d

muy pobre, y obscuro nacimientoGracias a nuestro Señor, que me dicorazón para no aterrarme de estas, otras imposturas, haciéndome siempre l

cuenta de que menos padecía yo eellas, que sus Autores en la malignrabia que los movía a proferirlas.

8. Es verdad, que pocos llegan a lhorrible extremidad de infamar lpersona del Autor; pero son muchos lo

que invidos de su gloria procuranfamar los Escritos; y esto basta parcontener con el miedo a los que seacapaces de imitarle. Cualquiera d



estos, al querer tomar la pluma, sconsidera solo, y con mil enemigodelante. ¿Mil? He dicho poco. Enemigosuyos son, o por lo menos pueden serloodos los que quieran arribar a su fama se ven sin fuerzas para conseguirlo

Enemigos suyos son, o por lo menopueden serlo todos aquellos a quienesaunque por considerarse fuera de l

posibilidad de erigirse a concurrentesno les duela la preferencia sobre supersonas; sienten la que les concede e

público sobre todos los de sRepública, o Partido. Enemigos suyoson, o por lo menos pueden serlo, todoaquellos, cuyas opiniones combate



porque ven, que éstas tanto más sdesacreditan, [356] cuanto más estacreditado el Autor. Enemigos suyoson, o por lo menos pueden serlo, todoaquellos, que por mantener ldesmerecida estimación, que se tributa

su aparente, o limitada Cienciaquisieran se conservase en la Nación lcomún ignorancia.

9. ¿Quién no ve, que estconsideración puede inspirar un terropánico a la pluma más valiente? Y

mucho más, si al mismo tiempo advierteque hay varios medios, y fáciles pardesacreditar el mejor Escrito deMundo. Hay las citas falsas: hay la



nteligencias siniestras: hay lanterpretaciones malignas: hay laruncaciones de cláusulas: hay la

falsedades de que aquello ya lo dijerootros; y hay, en fin, el descubridor coosadía, y desvergüenza: que esto

aunque a muchos mueve la indignación el desprecio, para el estúpid

vulgacho es una prueba relevante de l

gran suficiencia del impugnador. No duno, u otro de los seis medioexpresados, sino de todos juntos s

valió uno, que poco ha dio a luz contrmí dos Tomos en cuarto.10. No quiero yo, que las prendas d

un Autor, por excelentes que sean, l



eximan de la Crítica de otros. Pretendeesa prerrogativa sería aspirar a undenominación tiránica sobre toda lRepública Literaria. Haya Crítica; persea la Crítica como Dios manda, y nsólo como se permite en España par

castigo de nuestros pecados. HayCrítica; pero los que quieran meterse Críticos, sean primero examinados, n

sólo en ingenio, y ciencia, mas tambiéen las virtudes de veracidad, modestia, cortesanía, desterrando a las selvas lo

Críticos montaraces, y ferinos, para quallí hagan compañía a los Lobos, Osos Jabalíes; aunque de éstos podrá

quedar unos pocos en las Escuelas par



diversión de la estudiantina, haciendprimero la diligencia de arrancarledientes, y garras. Haya Crítica; percuenta con unas crises, que son como lafalsas de las enfermedades agudas, eque los pacientes evacúan parte de su

malos humores, quedando los mádentro del cuerpo; y lo que evacúan, sialiviar a los [357] dolientes, apesta

os circunstantes. Estas crises, aunquvengan con sobrescrito de celo, ddefensa justa, de amor de la verdad, s

conocerán luego por su mal olor, y asdeberán los lectores precaucionarse cociertos defensivos, que llamaantiatrabiliarios, antiinvidos



antisuperbos, antimaledicos, yantimalignos.

11. Los Autores de tales Escritopueden, Excmo. Señor, con propriedalamarse los malcontentos de l

República Literaria, que turban s

sosiego, sólo porque no son taatendidos en ella como quisieran. Estdaño sólo, aun cuando no hiciesen otro

da sobrado motivo para procuracontenerlos. Mas no sólo hay éste; otrodos aún mas graves ocasionan: e

primero, es promover cuanto está de sparte, la ignorancia de la Nación, ydesacreditando a los que la ministrauces en lo que ignora, ya llenando d



nepcias, y falsedades las cabezas dnfinitos lectores, que si no hubiera tale

Libros, se ocuparían en la lectura dotros útiles; y aun cuando no lo hiciesenharto mejor les estaría no leer algunoque leer éstos. El segundo es contra e

nterés del Estado, porque se emplemucho papel extranjero en la impresióde estos Libros inútiles; y el dinero qu

se gasta en su compra, se pierde parEspaña, sin resarcirse de modo algunen la venta; porque rarísimo de tale

ibros pasa, por vía de venta, a laaciones Extranjeras; sucediendo todo contrario en la impresión de lo

buenos Libros.



12. De suerte, que según la diferentcalidad de ellos, o pierde, o ganEspaña en la impresión: en los malopierde el dinero con que se compró epapel, que viene de fuera del Reyno; eos buenos se gana el que emplean lo

Extranjeros en su compra; y demás deso se gana con ellos crédito para literatura de España.

13. La más ordinaria cantinela, dque usa la envidia contra los quescriben cosas, por lo común ignorada

en España, es, que ésas son unas meracuriosidades, que de nada sirvenporque sin ellas se puede saber todo lque [358] importa saber, lo qu



extienden a todos los Libros extranjerosratándolos de inútiles a todos.

14. Pero lo primero repongo, quaun permitiendo, que esas curiosidadesomadas objetivamente, de nada sirvana lectura de ellas puede servir d

mucho. ¿No es ésa por lo menos undiversión honesta, que ocupandagradablemente el alma, la hace dar

ella el tiempo, que mil veces, a falta della, emplearía en pasatiempos nocivos¿No es saber algo saber esa

curiosidades? ¿No es mejor haceconversación de ellas, que dcuentecillos populares, en qucomúnmente entra una buena dosis d



murmuración del prójimo? ¿No sermejor entretener a los circunstantes coos experimentos de la Máquin

Pneumática, o con los de la virtuEléctrica, que con los desórdenes, quhubo tal día en el paseo: con la

borracheras, que hubo en tal romería, con los infelices efectos, que produjo udesigual casamiento?

15. ¡Oh! que bastantes Libroenemos por acá en que ocupa

agradablemente el tiempo. Si se habl

de Libros de Comedias, y Novelasbastantes hay. Pero esos Libros sonocivos para muchas personasespecialmente para jóvenes de uno,



otro sexo. Doy que no sean. ¿No sermejor sacar de la lectura, sobre edeleite de gozarla, alguna noticia FísicaAstronómica, Botánica, Geográfica, dHistoria Natural, &c. que es un biealgo estable, y duradero, que el deleit

sólo de la lectura, que únicamente tiena existencia pasajera de uno, u otr

rato?

16. Hay también, me dirán, Librode Historia. Sí, Libros de Historia hay¿pero los tienen todos? Y los que lo

ienen, si los han leído ya, y acaso dos, res veces, ¿qué gusto hallarán en leerlocuarta, y quinta vez? Libros de Historihay; ¿pero cuántos son, o por su ma



estilo, o por su desordenado método, por otros mil defectos desapaciblesLibros de Historia hay; pero como logustos de los hombres son tan varios eorden a los Libros, como en orden a lomanjares, muchos no gustarán de Libro

de [359] Historia, y gustarán de estotracuriosidades. Lo proprio digo de otrocualesquiera Libros de diversión. De lo

que tratan materias pertenecientes a laCiencias, que por acá se estudian, nhay para qué hablar; pues ésos sólo lo

abren los Profesores; y aun para loProfesores son tarea, y fatiga; que a loque no gustan de otra diversión, que lectura, o gustan más de ésta, que d



cualquiera otra, en algún modo loprecisa a buscar el desahogo de scansancio en la amenaza de otroLibros.

17. Pero utilidades mucho másólidas traen ésas, que la envidia, o l

gnorancia llaman meras curiosidadesEsas curiosidades muestran a loEspañoles lo que los Extranjeros ha

adelantado en la Física, MatemáticaAnatomía, Optica, Botánica, y otraCiencias. Esas curiosidades muestran

os Españoles, como el adelantamienten ésas, y otras Ciencias ha servido os Extranjeros para perfecciona

muchas Artes liberales, y mecánicas



que hacen mucho más cómoda, y muchmenos trabajosa la vida humana. ¿Quiéen España no dijera, que era una mercuriosidad Astronómica edescubrimiento, que hizo el graFlorentín Galileo Galilei, de aquello

cinco Planetas secundarios, que llamaSatélites de Júpiter ? ¿Quién en Españno dijera, que era una mera curiosida

Geométrica la invención de una nuevínea corva, llamada Cycloida, que hiz

el célebre Holandés Cristian

Huighens? Pues el descubrimiento de loSatélites de Júpiter, añadiendo nuevauces a la Geografía, enmendó la fals

posición de muchos puertos, lo qu



sirvió a evitar muchos naufragios; y laplicación, que hizo Huighens de lCycloida a los Relojes de péndula, locolocó en mucho mayor exactitud¿Quién no dijera en España (¿o quién no dice?), que el examen de la figura d

a Tierra, hecho estos últimos años cono poco gasto del Rey de Francia, y costa de grandes fatigas de ocho, o die

Académicos de la Academia Real de laCiencias, es un trabajo especioso, pernútil? Pues ese trabajo puede da

mucho mayor seguridad a la navegacióen las grandes distancias de lEquinoccial. ¿Quién no [360] dijera (¿quién no lo dice?), que lo



experimentos, que hoy se repiten tantde la virtud Eléctrica, sólo sirven divertir gente ociosa? Sin embargo, yse han visto muestras en Inglaterra dque en ocasiones conducen para curauna enfermedad, comúnmente incurable

que es la perlesía, y es verisímil que svayan reconociendo en adelante máutilidades de esta virtud en fuerza d

nuevos experimentos. ¿Quién no dijeraque una línea corva descubierta por eCaballero Newton, como parto de l

más ardua, y sublime Geometría, npodía hacer otro papel en el Mundo, qudar que hablar a los Matemáticos? Pueesa línea, aplicada a la construcción d



a figura de los Bajeles, produjo lgravísima importancia de aumentar svelocidad. ¿Quién en España no dijer¿y aun quién no lo dice?), que no pas

de una mera curiosidad aquella prolijaplicación con que los Extranjero

examinan el mecanismo; la figura, lsituación de todas las partes del cuerphumano, siguiendo con los microscopio

el alcance de aquellas, que por mumenudas huyen de la vista? Pues estaplicación ha dado más seguridad,

perfección a muchas operacioneQuirúrgicas; de modo, que por medio desta utilísima Ciencia se curan homuchísimos, que cien años ha se daba



por incurables. Sería infinito, si mempeñase en enumerar otros muchobeneficios, que han resultado de variodescubrimientos, y experimentos de loExtranjeros, que los Españoles tratan dcuriosidades inútiles.

18. Los Españoles digo. ¿Pero quEspañoles? Estoy muy lejos de suponeesta mancha general a la Nación. Uno

Españoles semiestúpidos, unognorantes soberbios, unos charlatane

de la Literatura, unos hipócritas d

Ciencia, que procuran persuadir aMundo, que no hay más que saber, quo que ellos saben; siendo lo que sabean poco, que no vale ni aun la centésim



parte del papel, que se gastó en locartafolios por donde estudiaron.

19. ¡Oh, cuántas impertinencias henido yo que sufrir a estos sicofantesCuántas veces se me ha repetido, qu361] pudiera, y debiera emplear l

pluma en asuntos más útiles! ¿Y cuáleson esos asuntos más útiles? Son, segúellos quieren dar a entender, la Teologí

Escolástica, la Moral, la Expositiva. ¿Yésos son asuntos más útiles? Distingoabsolutamente hablando,

prescindiendo de las circunstancias diempo, regiones: y otras, lo concedocontrayendo la proposición a lacircunstancias en que nos hallamos, l



niego. Explícome. Yo escribprincipalmente para España. ¿Y qué emás útil para España? ¿Escribir sobraquellas Facultades, en las cuales estlena de muchos, y muy excelente

Autores? ¿Quién lo dirá? ¿Para qu

levar agua a la mar? ¿O escribiaquello, en que España está pobrísimde Autores, y noticias? Esto sí que l

puede ser, y en efecto le es muy útil.20. Bien sé, que algunos, po

hacerme el favor que no merezco, ha

dicho, que si yo dedicase la pluma cualquiera de las Facultades en quabundamos de Libros, por la mayoclaridad en concebir, y en explicar la



cosas, podría dar sobre esas mismamaterias trilladas más luz, que dierootros Autores, y aun adelantar algo en lsubstancia. Pero éste es dictamen, qusugiere un excesivo afecto a algunoapasionados míos: por los cuales diré l

que por otros, que lo eran suyos, dijo eGrande Augustino en su Epístolséptima a Marcelino: Non mihi placet

cum a charissimis meis talis existimorqualis non sum. Yo no presumo de manto; y aun cuando lo presumiese

debiera recelar, que presumirlo fuesmera presunción, o que ese ventajosconcepto de mi habilidad fuese derivaddel influjo del amor proprio, como l



fue en otros muchos. Raro Escritor sproduce al Público, que no imagine, quha de lograr los comunes aplausos; poquísimos son los que, en vez de locomunes aplausos no padecen locomunes desprecios. Y con razón

porque son poquísimos los queescribiendo sobre esas materiarilladas, hacen otra cosa, que traslada

de los Escritores que los precedieron; no pocos con tanta infelicidad, quescribieron muy mal lo que por otro

estaba escrito muy bien, de que pudier362] producir bastantes ejemplos; perdejo de hacerlo, por no multiplicarmenemigos.



21. Finalmente, yo no tengo motivpara pensar, que seré útil al Públicoescribiendo sobre las Facultades, en quenemos copia de Libros. Y al contrario

vivo con una bien fundada satisfaccióde que lo que he escrito, puede ser, es,

fue muy útil al Mundo, por los muchoerrores de perniciosas consecuencias ea práctica, de que le he desengañado. Y

fuera mucho mayor la utilidad, si contrun desengañador único no salieran acampo muchos engañadores a echa

polvo en los ojos a ignorantes, y rudosSin hacer cuenta de más desengaños, quos que he dado en materia de l

Medicina en varias partes de mi



Escritos; pero más copiosamente en eprimer Tomo del Teatro Crítico, éstopor sí solos produjeron dos efectos dsuma importancia en España.

22. El primero fue el ahorro dmuchísimo dinero en la compra d

drogas medicinales extranjeras. Lpersuasión, en que puse a muchoMédicos de la incertidumbre de su Arte

mucho más la en que puse nnumerables enfermos de los daños,

riesgos de medicinarme con frecuencia

ndujo este grande ahorro. Hago juicioque desde el año de 26 hasta ahora sexcusó por este medio la salida dmuchos millones de pesos de España



pues en todas, o casi todas partes evisible, que el gasto de Botica es menoque antes. Y una cosa notaré aquí, que ebien que se sepa; esto es, habeobservado, que hoy, por lo comúnrecetan mucho menos los Médicos, qu

os que no lo son. Los Cirujanos, Sangradores, a quienes malamente sconsiente meterse a Médicos, son lo

que hacen el gasto más considerable eas Boticas, siendo los que recetan más

no por otra razón, sino porque sabe

menos.23. El segundo efecto, aun de mayomportancia que el primero, fue e

ahorro de salud. De varias partes d



España, y en muchas Cartas se me avisóque una gran multitud de estosemienfermos, que por unas levehabituales indisposiciones no dejabareposar a los Médicos, [363deponiendo en virtud de mi

persuasiones tan perniciosa práctica, entregándose al beneficio de lnaturaleza, se reconocían mu

mejorados; a que contribuía no poco ehaber sacudido el jugo de una forzadmolesta dieta, que ordinariament

mponen los Médicos por chorrillo, siatención al temperamento de loenfermos, y aun con poquísimconocimiento de las cualidades d



comestibles, y potables. Sé de muchosque pasaban una vida miserísimahechos unos esqueletos, por haberloestrechado a su infeliz pucherito, quapenas podían mirar jamás sin náuseaos cuales, ensanchándose después

comer de todo, fruta, leche, pescado&c. sin otra reserva, que la de no gravael estómago, excediendo en la cantidad

engordaron: sacudieron laaprehensiones que antes los afligían; de unos enclenques, inútiles para todo

se hicieron, digámoslo así, hombres dprovecho.24. Mas ya, Excmo. Señor, que e

argumento de esta Carta, naturalmente,



sin previsión, o designio anterior, mcondujo a exponer, que en mis Escritose interesó el Público, no sólo por lparte de entretener honestamente scuriosidad, mas también hacia otrautilidades más sólidas, teniendo ya e

ánimo hecho a dar a la prensa estCarta; por el mismo interés del Públicdetermino extenderme más sobre est

materia, mostrando, que por más que lonvidos griten, que mis Escritos sól

sirven al deleite de gente ociosa; trat

en ellos innumerables puntos, de que odos pueden resultar, y han resultado ya muchos grandes, y sensibilísimoprovechos. Sea también norabuena esta



en alguna manera, una Apología de miEscritos. ¿Por qué no será muy lícithacerla, cuando me obliga a esta justdefensa la malicia de mis contrariosEllos dirán, que es jactancia, y a mí sme da poco de que lo digan, porque y

me encuentran muy habituado a sufrir sumalignas interpretaciones.

25. Digo, que haré una enumeració

de varios asuntos, que trato en miLibros, cuya importancia no puedemenos de conocer los mismos que má

reñidos se muestran [364] con miareas; por lo menos después que yo sa ponga a los ojos. Ciertamente estoy ea fe de que nada he escrito, que se



enteramente inútil; y a juzgarlo tal, no lhubiera escrito. Mas sólo me ceñiré aquello en que es menester pocreflexión, tal vez ninguna, para conocea utilidad. Lo uno, porque alargarme

más, sería meterme en una fastidios

prolijidad. Lo otro, porque esto basta mi principal intento, que es animar otros a que imiten mi aplicación. N

faltan para ello, y es verisímil, quamás faltarán sujetos muy hábiles e

España. Y los que me sucedieren

endrán mucho menos que vencer que yoa porque lidiarán con menos caterva dgnorantes, que tanto como este fruto y

me lo prometo de mis fatigas; fuera d



que también por otros caminos van yrayando hacia España nuevas luces, yporque hallarán la malignidad, y lenvidia algo fatigadas de lo mucho quhan trabajado contra mí.

26. Esto supuesto, discurriré po

odos mis Libros entresacando de elloos asuntos en quienes concurra l

circunstancia ya expresada. Y l

primero del primer Tomo del TeatrCrítico, omitiendo lo que en él traté dMedicina, y Régimen, pongo a los ojo

del público los tres Discursos deesagravio de la Profesión Literariade Eclipses, y de Cometas. El primersirve para animar al estudio a infinitos



que, o huyen de él, o estudian con tibiezpor la falsa persuasión, en que están, dque una más viva aplicación será muperjudicial a su salud.

27. El segundo se destina a desterrael mal fundado miedo, que hay a

siniestro influjo de los Eclipses. ¿Y estes asunto de mera curiosidad? No sinde gravísima importancia. ¡Cuántos po

el vano temor de los Eclipsenterrumpen los ejercicios que exigía

sus Negocios! Muchos Labradores s

retiran del campo amedrentados, luegque notan el Eclipse; y aunque como loEclipses no son frecuentes, en lsuspensión del trabajo de uno, u otro s



pierda poco, en la de muchos se pierdmucho. A los que viven en Lugarepopulosos, muy frecuentemente obligavarios [365] intereses al trato con suvecinos; y a muchos de estos retiene emiedo del Eclipse dentro de sus casas

perdiendo tal vez ocasiones favorablesque después no encuentran. ¡Cuántosntimidados de un Eclipse, o por teme

su pernicioso influjo, o imaginándolsiniestro agüero, retardaron algún viajnecesario, tal vez con grave detriment

suyo!28. La antigua Grecia nos presenten esta materia un ejemplo muy funesto

icias, General Ateniense, que de orde



de su República hacía guerra a loSiracusanos, viendo, después de algunonfelices combates, muy debilitadas su

Tropas, trató de retirarse, que era eúnico partido que debía elegir. Maeniendo ya las Galeras dispuestas par

a marcha, sucedió eclipsarse la Lunao fue menester más para suspender l

retirada, porque al temor del mal influj

del Astro se agregó la supersticióGentílica, dictándole, que en cassemejante debía alargarse la detenció

algunos días. Con que por temer más aEclipse, que a los Siracusanos, dio lugaa que éstos, acometiéndole, lderrotasen tan del todo, que de un



numerosa armada no se salvo ni un solBajel. El temor de otro Eclipse Lunafue también la causa de la derrota, qupadeció el Ejercito de Perseo, Rey dMacedonia, superior en fuerzas al dPaulo Emilio, de quien fue invadido

porque los Soldados de aquél, aterradodel Eclipse, pelearon tan lánguidamenteque les fue fácil a los Romanos ganar l

victoria. Y a los Romanos hubierdominado el mismo terror, si SulpiciGalo, uno de sus Tribunos, que sabí

algo de Astronomía, no hubieroportunamente dicho el día antes a todel Ejército, como aquella noche, y a quhora había de venir el Eclipse.



29. El miedo de los Cometas nparece que expone a tales daños. Siembargo, no es poco el que ocasionaporque contrista la gente la creídamenaza de alguna grave calamidad; os hombres, poseídos de la tristeza, y e

pavor, sobre el perjuicio que estoafectos pueden inducir en la saludquedan menos aptos para todas aquella

operaciones [366] en que debieraocuparse. En los Príncipes sobre todpuede ser mayor este daño, por l

ridícula persuasión que hay de qucontra sus vidas principalmente sdirigen las iras de aquella malignlama; como si el Cometa tuviese algun



especial ojeriza con el Cetro, y lCorona: de que hizo con sumgraciosidad burla Quevedo en el célebrsoneto, que empieza:

Si el Cometa viniera por Coronas,

ni Clérigo, ni Fraile nos dejara, y el tal Cometa irregular quedaraen el ovillo de las cinco Zonas.

30. En el segundo Tomo presento aPúblico los Discursos sobre las Arte

ivinatorias, y sobre el Uso de l

ágica. El primero es destinado atajar muchas supersticiones, y cuidadovanos: el segundo a evitar alguno

horrendos crímenes. El deseo d



penetrar lo venidero es una pasiócomún a casi todos los hombres, pasión, que en todos tiempos produjnnumerables prácticas supersticiosas

De éstas había una grande multitud entros antiguos Gentiles, y estaba

autorizadas por las Leyes. Prohíbelas lReligión Cristiana, como antes lprohibió la Ley Escrita; mas no por es

deja de haber muchas entre loCristianos. Confieso, que en la mayoparte por ignorancia, pero acaso e

muchos es la ignorancia vencible; y aucuando no lo sea, ¿no es conveniente, aun debido desterrar esta ignoranciacuando sin inconveniente se puede



Aunque no hubiese otro motivo pardesengañar de la vanidad de lQuiromancia, que el impedir, que eVulgo dé algún crédito a esa canallaque llaman Gitanos, y le embauca con lpersuasión de pronosticar algo por la

rayas de la mano, no sería esta unpequeña utilidad, porque esa vancreencia da a los Gitanos ocasión

ntroducirse en las casas, y ejecutaalgunos robos.

31. La falsa persuasión de que ha

mucha Mágica en el Mundo, o que somuchos los hechiceros, y hechiceras367] ha introducido en muchos e

peligroso asenso, a que el ser Mágico,



hechicero no consiste en más que quereserlo, suponiendo al demonio dispuestsiempre a condescender al pacto cocuaquiera que lo solicita. Y como son npocos los hombres dominados dfuriosísimas pasiones, como de la ansi

de las riquezas, de los esclarecidohonores, de la venganza de suenemigos, de la satisfacción de lo

afectos carnales, y no hallan por lmayor parte modo de saciar la ardientsed que los abrasa, sino el de logra

para ello la protección del comúenemigo; hay algunos tan desalmadosque a riesgo de perder el alma abrazaeste partido. Pero ya porque el demoni



quiere el pecado, y no la conveniencidel hombre, ya porque, aunque edemonio la quiera, Dios no le permite lejecución, sino en uno, u otro casrarísimo; estos infelices, después dcometer el horrible crimen de l

nvocación del demonio, se quedaburlados en el designio. Si a algunopareciese increíble, que entre Cristiano

haya hombres capaces de tan pernicioso tan abominable delito, yo les aseguro

que bien pueden creerlo, y que lo afirm

fundado en buenos papeles. A precavean detestable atentado sirve, y sordena aquel Discurso.

32. Añado, que en este segund



Tomo, Disc. 2, num. 52, descubrí emportantísimo secreto (pues secreto er

hasta entonces) de la Piedra de lSerpiente.

33. En el tercer Tomo hay muchoDiscursos muy importantes. Tales so

os de Saludadores, Secretos daturaleza, Duendes, y Espírituamiliares, Vara Divinatoria, Zahoríes

Piedra Filosofal . ¡Cuántos engañomuy costosos precaven aquelloDiscursos! Los Saludadores son uno

embusteros, que comen a cuenta dembustes. Los Secretos de Naturalezson por la máxima parte un embeleco dsimples, que les gasta mucho el tiemp



en la prolijidad de las manipulaciones, mucho dinero en la compra de lomateriales. En el Discurso sobre lo

uendes tengo bien ponderados lograves inconvenientes, que su comúcreencia ocasiona. Y aunque no es ta

común la de los Espíritus [368amiliares, no deja de ser útil e

desterrarla. Los Zahoríes, y los qu

ostentan la Vara Divinatoria haengañado a muchos, y cometido grandeestafas con la promesa de descubri

esoros. Lo proprio digo de los que sactan de poseer el secreto de la Piedrilosofal .

34. En el Tomo 4 el Discurso de l



Virtud Aparente da reglas pardiscernirla de la verdadera, lo que es duna insigne conducencia para el buegobierno del Mundo, pues por falta deste discernimiento se ve ennumerables partes de é

especialmente en las Cortes, el embustcoronado, y el mérito abatido. Ocupamuchos indignos los empleos, y mucho

dignos viven abandonados. Y aunqueste punto, ya por incidencia, ya dntento ha sido tratado por otros, si e

verdad lo que algunos han dicho, que ye he tratado con alguna mayopenetración, siempre servirá de muchaquel trabajo mío. Por lo menos yo m



isonjeo de que he introducido en évarias reflexiones conducentes, que neí en otro alguno.

35. El del Valor de la Nobleza, nflujo de la sangre toca un asunto, qua entre los antiguos Poetas, y Oradore

produjo muchas delicadas, y sólidasentencias. Después de todo creo, que eaquel Discurso mío se hallarán alguna

bastantemente particulares; y como logenios de los hombres son tan variospuede ser que a algunos hagan má

fuerza las mías, que las de todos los qume precedieron. Fuera de que es muchmás a propósito para persuadir uDiscurso seguido, comprehensivo de l



materia, apoyado con razones, autoridades, que unos rasgos sueltosaunque agudos, y harmoniosos, que eprosa, que en verso. Como quiera, epersuadirle a los Nobles, que la virtude sus mayores, que sólo siendo imitada

puede constituirlos merecedores de lcomún estimación, haría un gran bien a República.

36. El Discurso sobreregrinaciones Sagradas, y Romerías

en cuanto a la primera parte, sobr

representar, que en orden a muchoparticulares tienen aquellaPeregrinaciones graves riesgospersuade, que los más Extranjeros [369



v.g. de dos mil los mil y novecientos)que con este título vienen a España, nson más que meros tunantes, que ungran parte de tiempo se sustentan a costnuestra para que se evite el abuso derogar a estos la limosna que debemos

os muchos legítimos pobreacionales, que por falta de ella vive

misérrimamente, o más mueren, qu

viven. En cuanto a la segunda parte smuestran los frecuentes desórdenes, quse cometen en las Romerías, para qu

os Magistrados Eclesiásticos, Seculares tomen sobre ellos laprovidencias que juzguen más oportunasCiertamente en las Romerías hace e



demonio larguísima cosecha; pero aues más la semilla, que en ellas derramapara hacer la cosecha después.

37. El de las Transformaciones, yTransmigraciones Mágicas tiene eparte el mismo fin, que el Uso de l

ágica del segundo Tomo; a que sañade, que con alguna razón máespecial precave el grave inconvenient

de que los Jueces tal vez traten comverdaderos delincuentes los que, o poestar infatuados creen, y confiesan esa

ransformaciones, y transmigraciones, porque puestos en la tortura, npudiendo resistir el dolor, confiesan lmismo que no creen; a cuyo error induc



ambién frecuentemente la necedad dos testigos, que sobre vanísimondicios se persuaden a esos mágico

portentos.38. En el quinto Tomo se ofrecen lo

Discursos de la Regla Matemática de l

e Humana, de Fisiognomia, dObservaciones comunes, de las Señalede muerte actual , y del Gra

agisterio de la Experiencia.39. El primero de estos cinc

Discursos expone lograda la empresa d

reducir al cálculo Matemático lomotivos de asenso, y disenso a lanoticias, que se oyen, o leen. Empresadigo, que no sé que hasta ahora hay



otro conseguido, mas ni aun intentandosino, cuando más, algún confusrasguño, sin designio, sin método, siorden. En efecto, quien desapasionado, con reflexión leyere aquel Discursodeberá confesar que no sólo da un

grande luz para la Crítica, mas tiene uuso muy extendido [370] para dar, negar el crédito a infinitas cosas, qu

mporta examinar en el común comercide la vida humana.

40. El segundo es útil par

desvanecer los juicios temerarios, quen orden a inclinaciones, y costumbreno pocas veces se forman sobre lavanas observancias Fisiognómicas.



41. El tercero abunda mucho ddesengaños útiles en varias materiaprácticas, y sobre todo es dignísimo dnotarse lo que en él, desde el num. 34hasta el 41 inclusive, se propone contrun comunísimo, y nocivo error en orde

al uso de las campanas, cuando hanublados.

42. El cuarto con razones,

ejemplos se dirige a evitar para adelantaquellas lastimosas tragedias, que variaveces se han repetido, de enterrar lo

hombres vivos. Sobre que no omitiréque cuando yo acababa de escribir estDiscurso, habiéndole leído el SeñoDon Pedro Gómez de la Torre, entonce



Penitenciario de esta Santa Iglesia dOviedo, y hoy Obispo de la de CiudaRodrigo, que concurría varias veces mi Celda, como amigo, a ver lo quescribía; me dijo, que cuando no hubierdado a luz otra cosa más, que aque

Discurso, me debía dar las gracias poél todo el Género Humano. Añado, quen ese mismo Discurso, desde el num

45, escribí el admirable remedio de losufocados, cuya verdad han comprobada algunos experimentos.

43. El quinto enseña una cosmportantísima, que es el recto uso de lexperiencia, dirigiendo con sólidareflexiones a hacer como se deben, la



Observaciones experimentales: materien que, con harto daño nuestro, se yerrnfinito en asuntos de Física,

Medicina.44. En el sexto Tomo produzco e

Discurso de las Paradojas Políticas, y

orales: el de la Impunidad de lmentira; y el del Error Universal . Deprimero, sin el menor recelo, me atrev

a asegurar, que de quince Paradojas, qucomprehende, ninguna hay, que no tengalguna máxima, o Política, o Mora

mportante a la República. Y entre ellaes digno de notar, que la segunda, cuyntento [371] es minorar el número dos días festivos, se halla hoy teórica,



prácticamente aprobada por laProvincias, y Prelados de España, confirmada con la benigna concesión da Cabeza de la Iglesia.

45. La doctrina, que propone esegundo, sería capaz de restablecer en e

Mundo el siglo de oro, si se ejecutase lque yo con ella he pretendido. Perninguna esperanza de ello tengo, viend

que tanto se miente después que he dada luz aquel Discurso, como antes, y qunadie se mueve a aplicar el remedio.

46. El tercero contiene un desengañgeneralísimo, que bien persuadido a lohombres, produciría innumerablebienes, en el mundo; siendo cierto, qu



son innumerables los males que nacede la mal fundada satisfacción, que lomás de los hombres tienen, de que Dioes ha dotado de un buen entendimiento

Mas confieso, que la pretendidpersuasión apenas logrará efecto algun

en los que más importaba que le lograseesto es, en los de muy corta capacidadporque a éstos les falta aun la necesari

para enterarse de la reflexión, que yo lepropongo para su desengaño; y auconvendré en que generalmente ser

poco el fruto de aquel Discurso, porqusiempre serán poquísimos los hombresque no se hagan merced a sí mismos eel punto del entendimiento, que Dios le



ha dado, por más avisos que recibasobre la materia.

47. Del séptimo Tomo el Discursde la verdadera, y falsa Urbanidacontiene muchos preceptos, reflexiones útiles a la sociedad, y

corrigiendo los vicios de la urbanidahipócrita, ya pintando los gravámenes da urbanidad incómoda; para qu

aquéllos se conozcan, y éstos se eviten si no del todo, por lo menos s

cercenen.

48. Los cuatro siguientes Discursomiran a ciertas especies de reforma ea enseñanza de algunas Facultades, d

cuya utilidad se dan prueba



nvencibles. Ignoro qué fruto hayaproducido, o se pueda esperar para eadelante. Todas las reformas son mudifíciles. Todas encuentran tropiezos ea práctica, que no siempre alcanza

allanar [372] el poder, y mucho meno

alcanzará la mera persuasión. En lmateria presente contemplo, que en treclases de Profesores hallar

mpedimento la reforma; esto es, en loímidos, en los indóciles, y en lonhábiles. Los primeros no se atreven

hacer novedad, temiendo el maniáticcapricho de los que reprueban todnmutación. Los segundos oponen a l

razón más concluyente, como murall



mpenetrable, el uso establecido. Loerceros no pueden, aunque no quieran

empezar a plantar el nuevo métodoporque su habilidad no alcanza a másque trasladar con alguna inteligencia, eer a los discípulos los Cursos qu

hallaron, o impresos o manuscritos.49. De los trece Discursos, de qu

consta el octavo Tomo, se hace visible

que todos son importantísimos en lpráctica, a excepción del 7, 8, 9, que sopuramente de Física.

50. Del Suplemento se debconsiderar la misma importancia en todaquello que confirma, o añade algconsiderable a todos los Discursos d



os ocho Tomos del Teatro, que se hrepresentado ser importantes.

51. Los dos Tomos de Cartaabundan tanto de asuntos del mismcarácter, que sería prolijidad tediosdiscurrir individualmente por todo

ellos.52. Todo esto expongo a V.E. par

exponerlo después al Público, no po

motivo de jactancia, sí sólo por el duna justa defensa contra los que imponealguna nota a mi aplicación sobre l

especie de Literatura, que tomé poobjeto de mis Escritos; pretendiendoque éstos serían más útiles, si hubiercompuesto algunos Tratados de Teologí



Escolástica, o Dogmática, o Expositivapropuesta a la verdad especiosa para lognorantes; pero despreciable, otalmente falsa para los que entiende

algo de las expresadas Facultades.53. ¿Por qué (empezando por l

Teología Escolástica) no me dirán, auen caso que me concedan para ella unmuy ventajosa habilidad, de qu

serviría, que yo añadiese algo a lmucho que sobre ella trabajaron algunograndes [373] ingenios, lo cual todo s

reduciría a alguna nueva solución a taargumento, o a algún argumento nuevcontra tal doctrina, y acaso sólo proponer con más claridad de solución



el argumento, que ciento, u doscientoaños ha están escritos? Seriame mufácil, y barato escribir algo de TeologíEscolástica, lo cual me concedercualquiera que sepa, que después de treaños de Lector de Artes, y uno d

Maestro de Estudiantes en Teología, leesta Facultad por espacio de diez añoen este Colegio; y en la Universidad d

Oviedo por espacio de veinte y cuatroobteniendo en aquel, y en estsucesivamente todas las Cátedras, desd

a ínfima, hasta la suprema. Protesto cooda verdad, que mientras he escrito upliego del Teatro Crítico, u de las CartaEruditas, podría escribir dos, o tres d



Teología Escolástica, sin ser copiante dnadie. ¿Pero qué provecho sacaría desto el Público? ¿Qué fruto resultaría España? Ciertamente ninguno.

54. La Teología Dogmática emportantísima, y nobilísima. ¿Pero n

hay mucho, y excelentísimo escritsobre ella? ¿Podría yo acaso probar laverdades Católicas mejor que u

Cardenal Belarmino, o un ObispBosuet? Estoy muy lejos de hacerme mí mismo tanta merced. Ni pienso qu

haya alguno que me la haga. Pero audado caso que yo fuese capaz de tantoescribiendo en España, y para Españano me metiera a escribir Libros d



Controversia, porque éstos son como loremedios mayores, que aprovechan tavez a los enfermos; pero tal vez tambiéhacen grave daño a los sanos. EEspaña no hay Herejes, que son loenfermos, que necesitan de aquell

medicina. Por esta razón siempre hsido de sentir, que no conviene fundar enuestras Universidades Cátedras d

Teología Dogmática. Si las hubiese, ¿cuántos, por faltarles la penetraciónecesaria, se representaría más fuerte e

argumento del Hereje, que sólida lsolución del Catedrático? Puedaplicarse al propósito lo que sueldecirse, que donde hay Conjuradores



nunca faltan endemoniados. Pueestamos bien, estemos así. [374]

55. De la Teología Expositiva digo mismo, que de la Escolástica. ¿Par

qué nuevas exposiciones, o nuevoExpositores de la Escritura, cuando so

antos los que tenemos, que de ellos sólse puede formar una gran BibliotecaEspaña produjo muchos muy buenos

Las demás Naciones contribuyeron biepor su parte. Y finalmente en este siglnos dio una exposición comprehensiv

de toda la Escritura el célebre Lorenésnuestro Monje Don Agustín Calmet, tahermosa, tan excelente, tan satisfacción de todo el Mundo, que n



nos dejó más que desear. Acuérdome dhaber leído, que habiendo, no sé quiénpreguntado a Quinto, hermano dCicerón, ¿por qué no se aplicaba a lOratoria como su hermano? Lrespondió, que si un Orador bastab

para una Ciudad, con más razón bastabpara una familia: Y yo aprovechándomdel dicho de aquel Romano, pued

excusarme del trabajo de exponer lEscritura, diciendo, que si la exposicióde Calmet basta para toda la Iglesia, co

más razón bastará para la FamiliBenedictina: quiero decir, que un MonjBenito, tan grande Expositor, cual lo fuCalmet, sin que se le agrege otro, bast



muy bien para gloria de la ReligióBenedictina.

56. El caso es, que aunque yquisiera dedicarme a eso, no podríaHay en España, aun entre los que haestudiado algo, un error vulgarísimo e

orden a la exposición de la Escrituradando este nombre a la que realmente no es, y de Libros expositivos a los qu

en rigor no lo son. Hablo de aquelloEscritos, en que discurriendo suAutores por tal, o tal Libro de l

Escritura, van entresacando de este, aquel Texto, con aplicacionearbitrarias, lo que les puede servir paros que llamamos Concepto



ulpitables. Si esto es exponer lEscritura, confieso que es facilísima lexposición de la Escritura; siendcierto, que menos tiempo, y menohabilidad es menester para escribir uLibro de estos, que para componer u

Libro de Sermones, porque en loSermones se liga el entendimiento a idedeterminada; mas en libros, que [375

laman de Conceptos pulpitablesdiscurre con libertad por donde se lantoja.

57. ¿Pero esto es servir a la Iglesiexponiendo la Escritura? Estaba pardecir, que antes parece servirse de lEscritura para medrar en la Iglesia. N



digo yo, que en la Escritura no quepavarios sentidos, de los cuales puedeútilmente aprovecharse los OradoreSagrados. Pero han de ser halladonaturalmente, no traídos a éviolentamente: no opuestos al sentid

iteral (como sucede a cada paso), anteconformes, que le cuadren, y sientebien en él como basa suya.

58. De suerte, que el sentido Literaes la raíz, y el tronco; los demás socomo ramas. En aquel está toda l

dificultad, y dificultad gravísima, muchmás que comúnmente se piensa. Y poesto digo yo, que aunque quisierdedicarme a la exposición de l



Escritura, no podría lograrlo: sino eque quieran calificarme de Expositor da Escritura, no más porque copié

otros, escribiendo en mi estilo lo quellos escribieron en el suyo, comrealmente algunos se acreditaron d

Expositores, sin hacer más que esto.59. ¿Pero en qué está esta gra

dificultad de exponer el sentido litera

de la Escritura? En muchas cosas. Persobre todo en la inteligencia de laenguas, que es preciso saber, no com

quiera, sino con perfección, parmeterse en ese empeño; esto es, lGriega, la Hebrea, la Siriaca, y aun lArábiga. De suerte, que no sabiendo y



esas cuatro lenguas, no sólo tambiénpero mucho mejor que sé la Castellanaamás me metería en exponer l

Escritura. ¿Y cómo se han de aprehendeestas lenguas con perfección en España

o lo sé. Sé, que no ha muchos años

que hubo en cierta Universidad nuestrun Catedrático de Griego, de quien uMinistro muy aficionado al mism

dioma decía, que no tenía inteligencialguna de él. Es verdad, que eCatedrático le pagaba al Ministro en l

misma moneda. Y yo creo, que uno, otro tendrían razón. Júzgascomúnmente, que el saber bien unLengua [376] es meramente obra de l



memoria. Yo al contrario soy de sentirque no hay cosa, que para saberse coalguna perfección, no pida muchngenio, y mucha penetración. No bast

para la inteligencia de una Lengua sabeos significados inmediatos de su

voces; es menester enterarse de todosus usos metafóricos, de sus expresionealusivas, saber cuáles pertenecen a

estilo noble, y cuáles al vulgar, humilde; y sobre todo, penetrar bien lenergía de voces, y frases: cosa, qu

pende más de una nativa perspicaciaque de enseñanza alguna. Finalmente, sal Gran Belarmino, no sé si con razón, sin ella, notó el Padre Ricardo Simón



de la Congregación del Oratorio, en sHistoria Crítica del Viejo Testamentoib. 3, cap. 12, que no sabiendo más qu

medianamente el Hebreo, se metiese comentar los Psalmos; ¿qué se dirá dquien, sin saberle ni aun medianamente

se atreviese a interpretar cosa alguna da Escritura?

60. Por lo que mira a esotro

Comentarios, que realmente no son otrcosa, que una colección de conceptosque llaman Pulpitables, ya he dicho, qu

son obras muy fáciles; pero añado, qupor lo común no los juzgo necesariospues sin ellos se puede predicar mubien; y no sólo en Francia apenas se us



de ellos, mas aun en España he vistalguno Sermones excelentes, donde nparece algún vestigio de que sus Autorese hayan dado mucho a este género destudio. Pero dado caso que seaconvenientes, entiendo, que ante

convendría disminuir su número, sfuese posible, que aumentarlo. Algunopocos de los mejores bastarían par

ograr todo el fruto, que se puedesperar de esos Comentarios, sin cargaanto las Bibliotecas.

61. Con mucha razón llevo mal tantSermones impresos, o tantos Libros dSermones, a quien también dan enombre de Escritos expositivos;



realmente son, por la mayor parte, unoLibros de pane lucrando, que en algunmanera deshonran el alto empleo de lOratoria Cristiana, sirviendo a quprediquen muchos incapaces [377] dpredicar, a muchos, que para ponerse e

el púlpito no tienen otro estudio, que ede mandar a la memoria esos mismoSermones, por ganar una mísera propina

que no pudieran granjear sin essocorro. Me acuerdo de que, siendo yoyente en Salamanca, llovían allí tanto

Sermones impresos de Portugal, quproducían no poco interés a uno, u otrLibrero de aquella Ciudad, de donde sextendían a toda Castilla; y cierto, qu



había poquísimos entre ellos dignos dalguna estimación; pero estaba el vulgEclesiástico muy encaprichado de loSermones Portugueses; o ya porque uPadre Vieira introdujo en Castilla laprehensión de que hay en Portuga

muchos Vieiras, como si el País, quproduce un hombre grande, estuviesobligado a la producción de otro

guales; o ya porque se prendaban dunas, que llaman sutilezas (aunque yo ladoy nombre muy diverso); y dicen, qu

es más fecundo de ellas el geniLusitano, que el de otra Nación alguna.62. Yo quisiera, que hubies

Sermones impresos, pero mu



escogidos, pero los más excelentesporque éstos servirían como ejemplarepara dirigir a los principiantes, ponerlos en el buen modo de predicarcuyo efecto no logran, o es poquísimo eque logran, siendo acompañados de lo

nnumerables, que hay impresos de mubajo valor, a los cuales sin embargoman por pauta los principiantes d

escaso conocimiento, engañados dciertas ineptas travesurillas en laplicación de los Textos, que juzga

agudezas, siendo en la realidafutilidades.63. A este daño se agrega otro, qu

es proponérseles en muchos de eso



Sermones, como norma para el estilouna verbosidad afectada, impropriaredundante, viciosamente entumecida, eque se pretende pasar por gracia lridiculez, por adorno el desaseo, pohermosura la fealdad, y aun tal vez po

cultura la barbarie. Hemos tenido eEspaña, dentro del tiempo que yo halcanzado, muy excelentes Oradores

cuyos Sermones se han impreso, aunqude algunos muy pocos; y de otros temoque se hayan acabado, o vayan acaband

as impresiones. Ojalá [378] sacasen uz nuevas producciones de aquéllosque tal vez por modestia nos dieropocas, y se reprodujesen por medio d



a Imprenta los bellos Sermones, que yse van desapareciendo, en vez de dar aPúblico otros nuevos, por la mayor partnútiles.

64. Resta sólo decir algo de lTeología Moral, por si acaso alguno

ambién me culpan de no habermaplicado a escribir Libros de ella. ¿Mapara qué los había de escribir, cuand

no sobra otra cosa? Acaso convendríaque no hubiese tanto número de Librode esa Facultad. Pasan de tresciento

Autores los que cita el Padre Lacroixcuyo catálogo se ve al principio deprimer Tomo de su Teología Moral. Y ecierto, que restan otros muchos, que n



están comprehendidos en aquel catálogo65. En todo lo que hasta aqu

Excmo. Señor, he discurrido, ya sobre lmportancia de mis Escritos, ya sobre l

poca, o ninguna que lograría, empleanda pluma en otros asuntos, o Facultades

especialmente en aquellas en quenemos copia de buenos Libros; aunqu

puede servir a acreditar mi elección e

el destino, que he propuesto a midesvelos, no es éste el fin principal que miro, sino mostrar a mi Nación cuá

es la enseñanza, que más le conviene eel presente estado, supuesto tener lsuficiente en todo aquello, que pertenecal interés espiritual del alma; para qu



os genios hábiles se apliquen a cultivaaquellas partes de la Literatura en qunos exceden tanto los Extranjeros, y dque les resultan infinitas comodidadesde que nosotros carecemos.

66. En efecto, no hay Ciencia, o Art

de cuanta pueden contribuir a hacer mácómoda la vida humana, en que no hayaadelantado mucho, y no esté

adelantando cada día. La Agricultura, láutica, el Arte Militar, la Arquitectura

en una palabra, todas las Arte

Liberales, y Mecánicas sucesivamentvan arribando a mayor perfeccióndebiéndose primordialmente todo, o casodo a los grandes progresos, que se ha



hecho, y van haciendo en la Física, y eas Matemáticas. De modo, pongo po379] ejemplo, que los Autores de la

ventajas de la Agricultura no son, compor acá acaso se piensa, los mismoAgricultores, o los que manejan la hoz

el arado, o el hazadón. En el Gabinete, en la Academia se adquieren las lucecon que se inventa, se dirige, se rectific

o más conveniente en la Agricultura.67. Sin poner los ojos más que en e

manejo de las aguas, se halla, que so

nmensos los beneficios, que con éprestan a la fertilidad de las tierras laespeculaciones de la EstáticaHidrostática, y Física. Hay mucha



ierras infecundas por falta de agua. Hano pocas, que lo son por sobra de ellaRespecto de aquéllas es menesteprocurar el aumento; respecto de éstas ldisminución. Aquellas Ciencias enseñacómo se ha de hacer uno, y otro

abriendo canales, juntando, disgregando ríos, construyendo reparosusando de Máquinas; todo lo cual par

ejecutarlo como se debe, y no caer emayores daños, pide un profundconocimiento de algunas partes de l

Matemática, y de la Física. No hmuchos años, que el señor DominicGuillelmini, Médico, y MatemáticBoloñés, prestó muy grandes servicios



algunas Repúblicas de Italia, por laexcelentes reflexiones, que hizo sobrodo lo perteneciente a esta materia;

dos Libros, que compuso, uno en Latínquarum fluentium mensura nov

methodo illustrata; otro en Italiano

ella natura defiumi (de la naturalezde los ríos), pueden ser de gran servicia todo el Mundo.

68. Pero aquí me ocurre, que si leeesto algunos de nuestros Filósofos, diráhacia sí muy satisfechos: ¿Qué habr

escrito, o qué pudo escribir esttaliano sobre la naturaleza de los ríosque no sepamos por acá? Y yo desdahora les anticipo la respuesta de qu



escribió muchas cosas sumamente útilesque ellos totalmente ignoran, y aun eparte ignoraban los Filósofos, Matemáticos de otras Naciones. Y parque en alguna manera entiendan la razóde mi respuesta corresponderé a s

pregunta con otras; esto es, si saben equé proporción se va disminuyend380] la velocidad del curso de un río

desde que desciende de una montaña¿Cuáles son las causas de esdisminución? Si es igual, o menor l

velocidad de las partes superiores deagua, que la de las inferiores. ¿En quproporción es la desigualdad, en caso dhaberla, y cuáles son las causas de ella



¿En qué proporción se disminuye evolumen de la agua por el aumento de lvelocidad? Y consiguiente a estpregunta es estotra: Si saben, que puedsuceder aumentarse la agua de un río, sique éste sea más alto, ni más ancho

Dirán, que esto es imposible. Pero no esino muy posible, y aun existentesabiéndose, que el brazo del Pó d

Venecia absorbió el brazo de Ferrara, otro del Panaro, sin dar mayocapacidad a su lecho. La verdad de est

admirable Paradoja pende daumentarse la velocidad del río proporción del agua que se les agregade modo, que aunque se duplicase l



agua, como se duplicase la velocidadno sería mayor el volumen del rídespués, que antes de recibir la nuevagua.

69. Si juzgan que éstas son unacuriosidades meramente teóricas, está

muy engañados; pues sin saber estacosas, y otras muchas de este género, sprocederá tan a ciegas, en el manejo d

as aguas, ya para fertilizar las tierrasa para desecar lagunas, ya par

precaver inundaciones, ya para otro

fines muy importantes, que se incurriren graves daños, siendo tal vez el menoconstituir grandes caudales en gastonútiles.



70. De modo, que cuando el estudide la Física, y Matemática no sirviese otra cosa, que a facilitar la acertadconducción de las aguas, o llevándolas donde son útiles, o removiéndolas ddonde son nocivas, estaría el linaj

humano sumamente obligado a los quemplean sus desvelos en esas facultadespues a esos desvelos se deben, no sól

as dos insignes utilidades de fertilizaas tierras, y precaver inundaciones, maambién otras dos no menos importantes

que son socorrer la sed de racionales, de brutos, y contribuir un remedipronto a los incendios. Siglos enteroestuvo padeciendo suma falta de agu



una [381] Villa de Borgoña, a quien poel mucho vino, que produce su territoriolaman Coulanges la vinosa; pue

comúnmente era menester buscarla a unegua de distancia; cuya penuria, no sól

ocasionaba mucha fatiga a los naturales

mas por ella, en el espacio de treintaños, padeció el Lugar tres grandencendios: y otro, a falta de agua, s

vieron los vecinos precisados apagarle con vino, que tenían recogidoMuchas veces se tentó el remedio po

medio de diferentes Operarios, que ssuponían inteligentes; pero todos logastos, y diligencias, que se hicieropara procurarlo, fueron inútiles, hast



que el año de 1705 Mr. Daguiseau, quhabía adquirido el dominio de estVilla, y conocía la gran capacidad dClaudio Antonio Couplet, de lAcademia Real de las Ciencias, paresta especie de obras, se valió de él,

de hecho, por su medio, logró ucopioso, y permanente caudal de agupara aquella árida población. En que l

más singular fue, que a alguna distancide la Villa, antes de verla, sólo codesignarle el paraje hacia donde estaba

reconociendo la situación del territorioque la circundaba, resueltamente afirmóque le daría el pretendido socorro.

71. Aquí se viene naturalmente l



consideración, de que si en la aplicacióde una pequeña parte de la Física, y lMatemática, al manejo de las aguas hasabido los Extranjeros lograr taconsiderables beneficios para loPueblos; ¿cuánto mayores serán los qu

con la extensión práctica de la graamplitud de estas dos Ciencias a otronnumerables objetos, en que se interes

a conveniencia de los hombres, habráogrado? En efecto han logrado, y va

sucesivamente logrando más cada día e

fuerza de su continua aplicación. Pueaun dejando aparte lo que haperfeccionado, o todas, o casi todas laArtes Mecánicas: lo que han facilitad



el comercio por el Mar, con el mayoconocimiento de cuanto pertenece a l

áutica: por Tierra con la construccióde carruajes más seguros, de puentemenos costosos, y más cómodos: lannumerables máquinas, que ha

nventado, e inventan, con que ahorra382] mucho tiempo, trabajo, y dinero ea ejecución de varias operacione

necesarias: v.g. elevar pesos enormesserrar las piedras, sacar los bajelesumergidos, mover a un tiempo mucha

sierras, limpiar los puertos, y los ríosnivelar con mucha mayor exactitud loerrenos, &c. me parece se deb

especial atención a lo que ha



discurrido en orden a suplir con el Artalgunos grandes defectos de nuestraFacultades animales.

72. Y éste, acaso, es el mayobeneficio, que les debe el Público. Coos Telescopios, y Microscopios suple

os defectos de la vista; y cada día vamejorando estas dos especies dnstrumentos, como se ve en e

Telescopio de la invención de Newtonen que un Tubo de dos pies alcanza tantcomo el ordinario de ocho; y el de Mr

Tschirnhaus, que a un tiempo, o a ugolpe de ojo presenta toda una graCiudad. Con varios instrumentoacústicos esfuerzan el debilitado oíd



de los sordos. Han llegado algunos substituir miembros artificiales a lonaturales mutilados, como el PadrSebastián Truchet, famoso MaquinistCarmelita, que con la admirablconstrucción de un brazo de hoja de lat

hacía ejecutar todos los movimientonecesarios del brazo natural, que habíperdido un Oficial en la Guerra. Y l

proprio logró Mr. Kiegseisen con otrde cobre. Pero en orden al beneficio dauxiliar nuestras potencias, lo más,

mejor se debe al ingenio, y estudio dos verdaderos, y grandes Oculistas. Dos verdaderos, y grandes digo, po

excluir algunos de poquísim



conocimiento, que con título dOculistas se nos viene a viajar poEspaña, y por lo común dejan los ojopeores, o a lo menos tan malos comestaban antes. Los Oculistas Ingleses soos que más se han aventajado en est

Ciencia. El Sócrates Moderno dichaber conocido uno en Londres, qucuró algunos ciegos, que lo eran po

nacimiento. No puedo tampoco menode hacer memoria aquí de la ingeniosnvención con que el célebr

Matemático de Basilea Jacobo Bernullenseñó a escribir a una muchacha ciegaempeño sobre que mucho [383] antehabía discurrido Jerónimo Cardano



pero sin lograr algún efecto, o lograndpoquísimo con el medio que para ellhabía imaginado.

73. Pero Excmo. Señor, especificani aun una vigésima parte de lonventos útiles, con que las Nacione

Extranjeras enriquecieron el Mundosería una cosa interminable. Por lo quconcluyo esta abreviada noticia, dand

a de una admirable máquina, quconstruyó muy poco ha un MonjCisterciense Italiano, en la forma que l

describe el Mercurio Histórico del mede Junio de este año de 1749. Y es a letra como se sigue.

74. «Avisan de Crema (Ciudad d



talia en Lombardía), que el ReverendDon Simplicio Griglione, del Orden deCister, acaba de hacer dos máquinas dsu invención, que merecen ponerse entras más útiles, y curiosas, que se ha

hecho. En la primera la misma aguj

señala las horas Astronómicas, talianas; y otra aguja señala los minutotalianos, y Astronómicos. 2. Se ve toda

as mañanas el disco, o cuerpo del Soevantarse de la punta del Horizonte, d

donde parte el Sol efectivamente aque

día, pasar por el Meridiano, y ponersen el punto del Horizonte, qucorresponde al Cielo. 3. Se ve estmismo disco en el signo, y grado de



Zodiaco, donde se halla efectivamenten el Cielo. 4. El Zodiaco, que ssupone llevado por el primer móvivuelve con el Sol. 5. En estconsecuencia se ve a cada hora del díaqué signos, y en qué grado se hallan e

el Horóscopo, en el Meridiano, y en eAngulo Occidental. 6. La predilecciódel Sol por los signos Boreales, dond

se detiene ocho días más, que en losignos opuestos, se señala con la mayoprecisión. 7. Se nota claramente l

mudanza, que hace cada día el Horizonten su posición, y por este medio sdescubre, en un abrir y cerrar de ojos, largo de los arcos diurnos, y nocturnos



as horas, y los minutos de salir, ponerse el Sol, así según el cuadranttaliano, como según el Astronómico. 8

El disco Lunar se ve igualmente en susignos, y grados del [384] Zodiaco; dsuerte, que también se ven todos su

aspectos enfrente del Sol, en trinocuadrado, sextil, conjunción, oposición&c. 9. Finalmente, las estaciones, e

mes, el día del mes, y el de la semana sven también; y todas estas cosadiferenciadas en tantos modos distintos

que mudan continuamente de rostro, de posición, están dispuestas con taarte, y precisión, que no se reconocconfusión alguna en ellas, y que con u



solo abrir y cerrar de ojos se descubredistantemente todas las partes, y todaas conexiones de esta instructiva,

magnífica máquina.»75. «En la segunda, se ven entre la

horas, y los minutos la Eclíptica, y baj

de este círculo el globo de la Tierrhacer a un tiempo tres movimientodiferentes; es a saber, el diurno en veint

cuatro horas sobre su proprio eje: eanual a lo largo de la Eclíptica, en eespacio de trescientos y sesenta y cinc

días, y seis horas: el del Paralelismopor cuyo medio levanta uno de suPolos, cuando se halla en los SignoBoreales, y lo baja cuando se halla e



os signos opuestos, a fin de salvar poeste medio las declinaciones Austral, Boreal. Se ve también, que el Globo da Tierra se detiene ocho días menos eos Signos de Mediodía, que en los deorte. Encima de la Eclíptica hay un

figura pequeña, que levantalternativamente los brazos, indicandpor este medio las variaciones sensible

del aire. Como esta máquina representel sistema de Copérnico, se halla el Socolocado en medio, y en lo demás es e

odo simple, y colocado con tantnteligencia, que basta abrir los ojopara aprehender en un instante lo quordinariamente no se comprehende, sin



después de largo estudio, y largaexplicaciones.»

76. Yo me imagino, que si como estngenioso Monje hizo sus dos máquina

en Italia, hubiera emprehendido estobra colocado en España, nunca l

hubiera concluido; antes desde loprincipios hubiera acabado con ella, aun acaso con él la multitud d

gnorantes, gritando, que [385] aquellaplicación era indigna de un Religiosoque sus Superiores no debía

permitírsela, antes bien precisarle a loestudios proprios del Aula Españolaque un Monje, en orden a los CuerpoCelestes, no debe meterse en examinar,



mucho menos en representar ssituación, y movimiento, sí sólo eestudiar si la materia Celeste sdistingue en especie de la Sublunar, y sas formas de los Cielos, y Elemento

fueron educidas de la potencia de l

materia, pues con estudiar esto se habíacontentado sus mayores, de dos, o tresiglos a esta parte.

77. Esta, y otras cosas a este modgritarían los muchos, que por no secapaces de más, que tomar de memori

especulaciones Lógicas, y Metafísicade sus predecesores, quieren persuadial mundo, que las sombras sorealidades, y que aquel estudio pued



conducir a saber algo, siendo cierto todo contrario; ya porque nunca llegarán

averiguar la verdad de eso mismo eque trabajan, quedando siemprnciertas, como lo han sido hasta ahoraa distinción específica de las materia

Celeste, y Elemental, y la educción dsus formas de la potencia de la materiaa porque aun cuando lleguen a sabe

eso, especialmente lo segundo, será lmismo, que saber nada, tanto máscuanto es harto dudoso, si esa qu

laman educción de la forma es purvoz, sin alguna realidad de parte designificado; y muchos reputan ser unquimera grande, que las formas s



extraigan de donde no están, como lo esque se saque algún dinero de una bolsenteramente vacía.

78. Como quiera, es harto verisímique con las varias declamaciones que hnsinuado, o moviesen a los Superiore

del Monje a dirigir a su aplicación otro estudio, o despechando al mismMonje, le hiciesen abandonar la obra,

aun le irritasen hasta el punto de que émismo la despedazase indignado: comse dice de un Religioso Napolitano, qu

habiendo construido una máquina mungeniosa en forma de ballesta, qupodía ser de grande utilidad en ldefensa de aquella Ciudad, insultándol



a bárbara plebe, siempre que le veíacon la irrisión de su [386] obra, ldestrozó enteramente; de donde asientanque tuvo su origen aquel sarcasmo ddaca la ballesta, que grita la vilísimcanalla a cualquier Religioso.

79. Que de un modo, que de otro, ea suposición hecha de vivir en Españ

el Cisterciense Italiano, es verisímil qu

no se lograrían aquellas dos admirableesferas, muy superiores acaso a lfamosa de Arquímedes, que tant

celebró Claudiano, pintando a Júpitecomo resentido de que un vejetSiracusano en un pequeño vidrihubiese emulado su inmensa fábrica d



os Celestes Orbes.

Iupiter in parvo cum cernere

aethera vitro, &c.

80. ¿Mas para qué sirven esas máquina

rabajadas con tanto estudio, y trabajome preguntarán algunos de nuestroCartapacistas. Respondo, que para sabemuchas cosas, unas útiles, y otracuriosas, que sin ellas no supieran lognorantes; y los sabios no las sabríaan prontamente. Pongo por ejemplo

suele ser conveniente saber en cualquiepunto del año cuántas horas, y minutoiene el día, para comensurar a s

extensión las operaciones en que s



puede ocupar aquel día. Y esto saverigua en un momento con la simplnspección de la máquina. Es much

mayor el número de las curiosas. Pero naun ésas son de mera curiosidad, estes, también tienen su utilidad, y no poca

¿Por ventura es poco útil aquellsatisfacción, y honesto deleite, qurecibe el alma en instruirse de lo

arreglados movimientos de los cuerpoCelestes, y de aquella admirablharmónica relación de unos con otros

¿No es natural al hombre el apetito dsaber? ¿Y este apetito no se sacia coanto mayor gusto, cuanto los objetos da Ciencia son más hermosos, nobles,



augustos? ¿Y qué objeto hay entre lmaterial más noble para lconsideración humana, que la grandfábrica de Cielos, y Astros? Pero lo mámportante es, que esa misma pompa,

hermosura material a toda alma bie

dispuesta eleva naturalmente a lcontemplación de la hermosura, grandeza inmaterial, inmensa, e infinita.

81. Esto nos representan en variapartes las Sagradas [387] Letras. LoCielos, dice David, nos están intimand

a Gloria de Dios: Coeli enarranGloriam Dei. A cuyo asunto dijo eCrisostomo (Homil. 9. ad. PopuAntioch.) que el silencio de los Cielo



es el clarín más sonoro, que no nuestros oídos, sí a nuestros ojos estrepresentando la grandeza del CriadorY en otra parte el mismo David, comextáticamente arrebatado, se complacen la dulcísima esperanza de ver algú

día, esto es, en el estado de gloriosocon una perfecta penetración de snaturaleza, y propriedades, los Cielos,

os Astros: Quoniam videbo Coelouos, opera digitorum tuorum Lunam

& Stellas quae tu fundasti. Donde es d

notar el que aunque todas las obras dDios son suyas, el llamar coparticularidad suyos a los Cielos, y a loAstros obras de sus dedos, es un



expresión enérgica del impulso que daestas grandes, y nobilísimas criaturas nuestro entendimiento, para levantarle a contemplación del Soberano Artífic

de ellas.82. Si con todo nuestros Profesore

de las Aulas Metafísicas (que no puedlamarlas Filosóficas) quisieren porfiar

que se ocupa mejor el tiempo e

disputar eternamente sobre si lrivación es principio del ente natural

si la unión se distingue de las partes: s

a materia tiene propria existencia, amontonar sobre estos, y otros taleasuntos cuadernos sobre cuadernos, cursos sobre cursos: que le ocupó a



Cisterciense Italiano en fabricaaquellas dos admirables máquinas, nos importunaré más sobre la materia

contentándome sólo con pedirles, qume avisen, qué descubrimientos útileen orden a la práctica se hicieron po

espacio de tantos siglos en virtud de lilosofía Aristotélica, cuando entre lo

Extranjeros, en virtud de l

Experimental, se han hecho tantos, y sestán haciendo cada día. Y digo evirtud de la experimental, que en orden

a Sistemática, tómese la que se quisiesde las modernas, no la tengo por máfructífera, que la de Aristóteles.

83. No por eso condeno l



enseñanza de nuestras Aulas, qulamamos Filosóficas, como s

rectificase, según [388] lanstrucciones, que para ello he dado eos Discursos 11, 12, 13, y 14 del Tom

7, en los cuatro primeros del octavo de

Teatro Crítico, arreglándose a lacuales, en mucho menos tiempo spueden adquirir muchas noticia

mportantes dentro de aquella mismínea, que las que hoy se adquieren; y e

el espacio de los tres años, que e

nuestras Aulas se dan al Curso, qulaman de Artes; quedaría mucho tiemppara una buena parte del estudio de lverdadera Física.



84. Yo veo bien, que para introduciesa mudanza de método hay algunadificultades, cuales son, en primer lugaa falta de noticias en los Lectores,

Catedráticos de Artes, y en segundo, lfalta de Libros para adquirirlas. Pero l

mayor de todas está de parte de loProfesores antiguos, o viejos, a lmenos de muchos de ellos, los cuales

mirando como desprecio de sexistimada Ciencia, que en las Escuelase empiece a enseñar lo que ello

gnoran, es natural se valgan de lautoridad que les dan sus años, y suhonores para hacer odiosa esta novedaiteraria. Los dos primeros estorbo



considero bastantemente vencibles. Perel último es formidable, y sólo veo, qupaulatinamente se puede ir removiendeste estorbo, ofreciendo el tiempalgunos nuevos Profesores de más quordinaria capacidad, y de espírit

generoso, que rompan la valla, y vayantroduciendo el buen gusto literario eas Escuelas, repitiéndoles entre tanto

os viejos Profesores el consejsaludable, que les da el Padre Dechales

um ipsi nihil explicant, & principii

universalibus insistunt, alios ulteriurogredi, aequo animo patiantur (Lib2. de Magnete, prop. 9.)

85. Pero, Excelentísimo Señor, ni d



mis declamaciones, ni de las de otralgún particular creo se puede esperamucho fruto, en orden a introducir, extender el conocimiento de laCiencias, y Artes útiles, de que eEspaña hay tan escasa noticia. E

menester buscar más arriba el remedio subir hasta el Trono del Monarca par

hallarle. ¿Y cuál es éste? La erección d

Academias Científicas [389] debajo da protección Regia; por lo menos d

una en la Corte, a imitación de la Rea

de las Ciencias de París. Esta daría eono a todo el Reino en orden a lelección de estudios útiles: excitaría longenios capaces: los dirigiría con lo



Escritos que fuesen produciendo, así ecuerpo de la Academia, como loparticulares de ella. Y lo principal esque la protección del Monarcestorbaría que se ejerciese contra ella lmaledicencia de los invidos. Habr

como seis, u ocho años que el Rey dPrusia, Príncipe de un gobiernadmirable, y de una capacida

prodigiosa, erigió una semejante eBerlín; para cuya fundación, y direcciópidió al Rey de Francia le enviase a Mr

de Vaupertuis, Miembro distinguido da Academia Real de las Ciencias, Jefe de los Académicos, que estos añopasados se metieron en los hielo



Boreales para examinar la figura de lTierra. Mucho mejor podrá hacer un Rede España lo que hizo un Rey de PrusiaLa ocasión presente de lograr estMonarquía una paz, que según todas laapariencias, debemos esperar, que se

de larga duración, es sumamentoportuna para poner en ejecuciócuantos medios parezcan conveniente

para el adelantamiento de las Artes, as Ciencias. Estos sin duda quisiero

significar los Antiguos, dedicando

Minerva, Deidad protectriz de Ciencias Artes, la Oliva, que es símbolo de lpaz. Los cuidados de la guerra absorbeodas las demás atenciones; y e



menester, que cese el ruido de laArmas, para que se deje oír el canto das Musas.

Nuestro Señor guarde a V.E. muchoaños, &c.



Carta XXXII

Sobre la España Sagrada delRmo. P.M. Fr. Enrique Flórez

Rmo. P.M.1. Amigo, y Señor: Este Correo n

recibí Carta de V. Rma. y así no tengo qué responder. Mas no por eso me faltque escribir, y en asunto, que será mu

del agrado de V. Rma. Respecto de unCarta, esto poco basta para exordio, así vamos al caso.

2. Estos días pasados supe, que e



Señor Don Isidoro Gil de Jaz, Regentde esta Real Audiencia de Asturiasenía unos Libros nuevos intitulados spaña Sagrada, que su Señorí

alababa mucho. No hube menester mánforme para desear, y solicitar s

ectura; porque este Ministro, no sóliene altamente calificada la autorida

de su voto en las sentencias legales, ma

ambién es dotado de un belldiscernimiento para las Críticas. Pedílepues, prestados a su Señoría los Libro

para leerlos, y lo primero fue buscar ea frente el nombre del Autor. Hallé, quéste era el Rmo. P.M. Fr. EnriquFlórez, de la esclarecida Orden de Sa



Agustín. Tate, dije hacia mi capote. ¿EMaestro Fr. Enrique Flórez? No es éstaquel Padre Maestro, que de comisiódel Ordinario dio su aprobación a msegundo Tomo de Cartas, y una taaprobación, que ella merece para s

misma, por su gracia, discreción agudezas cuatrocientas miaprobaciones? ¿No es este mismo aque

que con motivo de dicha aprobación mntimo amigo el Rmo. P.M. Sarmiento

Juez en materia de [391] erudición cua

sabe todo el Mundo, me ponderó comerudito de primera clase, y primeorden, especialmente en todo género dantigüedades sagradas, y profanas; est



es, en la materia en que aun el semediocremente erudito es harto difícilSí. El mismo es; porque el nombre, eapellido, la Religión, y los títulohonoríficos los mismos son en la frentde estos Libros, que en la cabeza de l

Aprobación.3. Supuesto este conocimiento, ya s

echa de ver con cuánta ansia entraría y

en la lectura. Pero aun entrando con estconocimiento en la lectura, hallé en ellmás que lo que esperaba, porque sobr

una erudición de rara amplitud, profundidad, hallé un estilo nobleelegante, puro, igualmente graveconceptuoso, y elevado, que natura



dulce, y apacible: un entendimientclaro, que consigo lleva la luz que emenester para romper las densas nieblade la antigüedad; una Crítica fina, delicada, que en fiel balanza pesa hastos átomos de las probabilidades: un

veracidad tan exacta, que llegaría pecar de escrupulosa, si en esta virtucupiera nimiedad: un genio felizment

combinatorio, que hace servir lvariedad, y aun el encuentro de lanoticias al descubrimiento de la

verdades: una destreza tal para colocaen orden todas esas noticias, que lmultitud queda muy fuera de los riesgode la confusión.



4. ¿Mas a qué propósito, escribienda V. Rma. le represento la excelencia duna Obra, que supongo ha leído, consiguientemente conocido su valor

o lo hago por informar a V. Rma. de lque ya sabe, sino por complacerme a m

mismo de lo que acabo de saber. No eesto dar a V. Rma. la noticia, sinsatisfacer mi propia Inclinación

Explícome. No ignora V. Rma. la náuseaa indignación, la pesadilla, que mucho

años ha estoy padeciendo de ver tanto

nfelices Escritos como en este siglsalen de nuestras prensas, que en vez dacreditar en otras Naciones la LiteraturEspañola, la infaman, y desacreditan



¿Qué me sucede, pues? Que cuando eEspaña, y de pluma [392] Española saluno, u otro Escrito excelente, con lcomplacencia que me infunden éstos, mcompenso de la displicencia, que mnspiran los otros, mirando los bueno

como unos justos vindicadores, restauradores del crédito, que hacia loextranjeros nos quitan los malos. D

aquí es, que prendado de la hermosurde aquéllos, caigo en la flaqueza comúde los enamorados; esto es, alabar,

realabar opportune, importune, venga, no venga, el objeto que ha inflamado scariño. Y de que lo hago así con lopocos Escritos de alguna perfección



que produce tal cual ingenio Españodoy por testigos a todos los qucomúnmente me tratan, y trataron. No mcontento con leer, y estimar los buenoLibros, cuando ellos son de algsobresaliente nobleza; me apasion

extremadamente por sus Autores; efecto de esta pasión es celebrarlosiempre que la ocasión se ofrece; y au

buscando yo la ocasión, cuando ella nse me presenta. Así desahogo mi afectoa que no puedo de otro modo.

5. Estos días pasados se padeciaquí una horrible tempestad, que hizgrandes daños en Mar, y Tierra: en aquesumergiendo muchos Navíos, y Barcos



de suerte, que han quedado en estoPuertos poquísimos Pescadores; y auesos pocos apenas tienen vasos para lpesca: en la Tierra, arrastrando los ríos arroyos muchísimo ganado de toda

especies, que se sepultaron en ellos,

fueron a sepultarse en el Mar vecino. Yni aun perdonó el ímpetu de la corrienta las bestias más feroces, pues a l

playa de Pravia arrojó el río Nalón doosos, lo que dicen los naturales nunca svio.

6. Estando para firmar, y cerrar estCarta, entró en mi Celda (favor qumuchas veces me hace, y que yo lagradezco mucho) el señor Don Manue



Verdeja, dignísimo Ministro ahora desta Real Audiencia, y antes dignísimCatedrático Primario de Leyes dSalamanca, y ofreciéndose en lconversación tocar el asunto de estCarta, que gustó de ver, tuve l

complacencia de hallarle enteramente dacuerdo con mi dictamen en orden a laprendas [393] del Rmo. P.M. Flórez

cuyas Obras había leído, y de que entrotros elogios le oí uno, que me cayó muen gracia: A este Autor, me dijo, por s

enetración en los puntos más obscurode la Historia, se puede apropriar lque mucho ha se dijo del famos

mbrosio de Morales, que VEIA D



OCHE . Persuádome a que tendrá VRma. noticia del bello complejo dprendas de este sujeto, pues lo que suenmucho en Salamanca, no puede menode oírse en Madrid; de que infiero, quserá a V. Rma. muy grato este breve

pero bien expresivo Panegírico de sAmigo; porque Panegiristas de estclase nunca sobran.

Nuestro Señor guarde a V. Rmamuchos años, &c.

O. S. C. S. R. E.



Indice alfabético de lascosas más notables

El primer número denota la Carta, y esegundo el Número marginal.

A

Academias. Utilidades que sseguirían de establecer eEspaña una Real Academia d

Artes, y Ciencias, a imitacióde la Academia Real de ParísCarta XXXI. num. 85.



Académico Antiguo contra eScéptico Moderno. Título dun Escrito, el cual se impugnen toda la Carta IV.

Adagios. Falibilidad de los AdagiosToda la Carta I. Página 1. ¿S

son Evangelios breves? Cart1. num. 3. Los AdagioSatíricos contra Pueblos,

Naciones son por lo comúmuy falsos. Ibid. num. 11 siguientes. Los Satírico

contra los Eclesiásticos so por la mayor parte impíosnum. 14. Hay muchos Adagio

verdaderos; pero muchos so



muy falsos. Ibi. n. 15. Agua. Ella sola es suficiente par

alimentar una planta. CartXVIII. n. 30.

Albeytar. Noticia de la circulacióde la sangre, qu

expresamente se halla escriten un Libro de Albeyta bastante antiguo, Francisco d

la Reina Español. Toda lCarta XXVIII.

América. Cómo el demonio trataba

los Idólatras de la AméricaCarta XVII. n. 24 y sig.

Amida. Penitencias bárbaras que lo

Sectarios del falso Dios de





términos habla de los LulistaEspañoles? Carta XXVI. n. 51

Aphorismos. Justificación de habedado a uno el título d

Aphorismo ExterminadorCarta VI. número 9. 10. y 15.

Aragoneses. Elogio de loAragoneses contra la falsedade un Adagio. Carta I. num

13. Arañas. Observación curiosa sobr

el movimiento de las Arañas

Carta XVII. num. 34. Archéo. Es cosa distintísima de

Alkaest . Carta XXVI. num. 49.

Athenienses. Castigaban a los qu



eran crueles contra loirracionales. Carta XXVI

num. 8. Axedrez. ¿En qué consiste l

dificultad para jugarle bienCarta XI. n. 21.

Aziagos. Véase Días Aziagos.

B

Bar-Iesu. Insigne Mago. Carta XVI

n. 43. Basilea. Caso que se cuenta de u

Sastre, que en Basilea tenthallar un tesoro. Carta II. n17.



Benjamín de Tudela. Judío antiguoSu itinerario lleno dimposturas. Carta XIII. n. 4.

San Bernardo. En su tiempo lsupusieron Cartas falsasCarta XII. n. 9.

Bituricense. (Concilio). Decreto dél para que no se usen otro

Exorcismos, que los qu

aprueba la Iglesia. Carta Xnum. 10.

Bobadilla. Cómo, y por qué el Seño

Bobadilla castigó a uimpostor, que se fingíenfermo. Carta XXIII. num. 10

Boyle (Roberto). Circunstancia d



sus Obras. Carta IV. n. 18. Bramines, o Bracmanes. Noticias d

sus bárbaras [396 penitencias. Carta XVI

número 19. Brigalier (Mons.). Insign

embustero. Carta XV. n. 14. 15.

Budso. Penitencias de los Sectario

de Budso, en el Japón. CartXVII. número 22.

Bueyes. Observación de un Buey

que vivió mucho tiempo sialimento. Carta XVIII. n. 20.

C



Calamo. Filósofo, que se arrojvivo en la hoguera po

vanidad. Carta XVII. n. 17.Calmet (Don Agustín). No ha creídla existencia del Unicorniocuya existencia se disputaCarta III. n. 8. Su elogio. CartXXXI. n. 55.

Carduche. Ladrón famoso. CartXXIV. n. 8.

Cartesianos. Su dictamen en ordeal alma de las bestias. Cart

XXVII. n. 15.Catón. Elogio singular de s

veracidad. Carta XVIII. n. 38.

Causas. Utilidades de abreviar la



Causas Judiciales. Toda lCarta XXII.

San Chrysostomo. Su dictamesobre la compasión con loirracionales. Carta XXVII. n. 4

Cielos. Si son animados. CartXXVI. n. 79.

Ciencias. Sobre el adelantamientde Ciencias, y Artes e

España. Toda la Carta XXXI.Circulación de la Sangre. Véas

Albeytar .

Clavio (Padre Christoforo). Ssingular genio para laMatemáticas. Carta XXVIII. n

18.



Codorniu (Padre Antonio). Jesuita Noticia, y elogio de su Libro Indice de la Phylosofí Moral Christiano-PolíticaToda la Carta XXIX.

Cometas. Si son Astros. Carta XX

num. 10. No son perjudicialesCarta XXXI. n. 29.

Copérnico (Nicolás). Sobre e

Sistema Copernicano. Toda lCarta XX. Textos de lEscritura contra el dich

Sistema. Carta XX. n. 26.Coral. Sus flores, y semillas. Cart

XXX. n. 54. y 55.

Cornejo. Caso de la Compasión de



Ilustrísimo Cornejo con loirracionales. Carta XXVII. n. 6[397]

Corte. Ingrata habitación la de lCorte. Toda la Carta XXV.

Coulanges. Villa de Borgoña, e

donde, por penuria de agua, sapagó un incendio con vinoCarta XXXI. num. 70.

Cusa (Cardenal de). ¿Qué sintió destar habitados los PlanetasCarta XXI. n. 12.

Cycloida. Utilidad, y aplicación dla línea curva Cycloida. CartXXXI. número 17.

Czar (Pedro). Paralelo de Luis XI



con el Czar Pedro el Grandde Moscovia. Toda la CartXIX. Decreto suyo contra ldemora de las CausaJudiciales. Carta XXII. númer2.

D

David. Es patraña de los Judíos eque David hiciese algunexpedición contra RómuloCarta VIII. num. 4. ¿Qué hizdelante del Arca? Carta XIX

número 34. Delrío (Padre Martín). Su dictame



sobre los Exorcismos. CartX. n. 15.

Demonio. ¿Cómo trata el demonio los suyos? Toda la Carta XVII

Destreza. ¿En qué consiste ldestreza en el juego? Carta X

num. 11. 12. y sig. Días Aziagos. Toda la Carta XII

Origen de creerse ser Aziag

el Martes. Carta XIII. n. 1. Diógenes. ¿Cómo desató el sofism

de Zenón contra e

movimiento? Carta IV. númer21.

E



Eclypses. Daños que se siguen dcreerlos perniciosos. Cart

XXXI. num. 27. y sig. Electricidad. Utilidad de la virtuEléctrica. Carta XXXI. num17.

Enfermedad. Crítica de unaseñales, que se creen se previas de enfermedad. CartIX. n. 10. y 11.

Escritores. Carácter de los que sólescriben impugnando. Cart

VII. n. 8. Escritura. Dificultades que hay par

exponer la Sagrada Escritur

Carta XXXI. n. 59.



Escritura. La Escritura, o el escribien compendio de los antiguosse practica hoy en Inglaterra[398] Carta XIV. número 6. siguiente.

España. Sobre el adelantamiento d

las Ciencias, y Artes eEspaña. Toda la Carta XXXI.

Españoles. No exceden a los d

otras Naciones en eaborrecimiento de los JudíosCarta VIII. num. 6. y siguiente.

Espectáculo de la NaturalezaTítulo de Obra curiosa. CartVII. num. 5.

Exorcismos. Los que hay par



desencantar los tesoros sodisparatados. Carta II. num14. Fórmula de uno, num. 23Sobre los nuevos ExorcismosToda la Carta X. Dictamen dePadre Delrio. Carta X. númer

15. El del Maestro Soto, num16. El Decreto del ConciliBituricense, num. 10.

Evangelios. No son Evangelio breves los Adagios. Cartanum. 3. y 4.

F

Fakires. ¿Quiénes son? Y su



bárbaras penitencias. CartXVII. n. 19.

Fernán-Caballero. Noticia de ufeto humano, que se halló en evientre de una Cabra en lVilla de Fernán-Caballero

Toda la Carta XXX. Firmamento. Su inmensa distanci

de nosotros en el Sistem

Copernicano. Carta XX. n. 8. Flandes. (Padre). Crítica en genera

de un Escrito del Padr

Flandes. Toda la Carta IV y eespecial, n. 3. y siguiente.

Flórez (Padre Maestro Fra

Enrique). Agustiniano. Elogi



de su España Sagrada. Todla Carta XXXII.

Fontenelle. (Mr. de). S pensamiento sobre estahabitados los Planetas. CartXXI. n. 12. y sig.

Franceses. Primero expelieron a loJudíos, que los Españoles: la diferencia de una, y otr

expulsión. Carta VIII. n. 18.S. Francisco. Era compasivo con lo

irracionales. Carta XXVII. n. 6

Franconi (Marco Antonio)Traductor de los Tomos deTeatro Crítico al Idiom

Italiano. Carta XIV. n. 3. y sig



G

Galatino (Pedro). Excede en loelogios que [399] da aTalmud . Carta VIII. n. 50. (a)

Gasendo (Pedro). Circunstancias dsu última enfermedad. CartVI. número 10.

Gitanos. Su carácter; y se compara

con los Judíos. Carta I. n. 6.Gladiatorios (Juegos). Han sid

invención del demonio. Cart

XVII. num. 10. y sig.Greco (Joachín). Gran jugador de

Ajedrez. Carta XI. n. 21.

San Gregorio el Magno. Desagravi



a los Judíos. Carta VIII. num38.

Griglione (Don Simplicio)Cisterciense. Noticia de doinsignes Máquinas, que estoaños ha fabricado. Carta XXX

número 74. y 75.Gumilla (Padre), Jesuita. Sentir suy

sobre los hechiceros de l

América. Carta XV. n. 8. y 9.Guillelmini (Domingo), Célebr

Matemático. Su elogio. Cart

XXXI. n. 67. y sig.

H



Harveo. No es el inventor de lcirculación de la sangre. Cart

XXVIII. n. 2. y 3. Hechiceros. Contra la pretendid

multitud de hechiceros. Tod

la Carta XV. Heirmiburg. Impostura que all

sucedió. Carta VIII. númer

48. Heraclio. Instigó a los Reye

Sisebuto, y Diagoberto, par

que expeliesen los JudíosCarta VIII. número 14. Hierbas. Es superstición cogerlas e

tales, y cuales días, para qu



tengan más virtud. Carta XII

número 12. Hippócrates. Su Juramento. Cart

IV. num. 17. Comparación ddos Textos suyos. Carta V

num. 6. y 7. ¿Si conoció l

circulación de la sangreCarta XXVIII. n. 6.

Holgazanes. ¿En dónde s

castigaban con la pena dmuerte? Carta XXIII. n. 8.

Hospicios. Erección de Hospicio

en España. Toda la CartXXIII.

Huarte (Juan). Noticia de su Libro

Examen de Ingenios. Cart



XXVIII. n. 13. 14. y 18. Huevos. ¿Si todo viviente s

engendra de huevos? [400Carta XXX. n. 29. y sig. y 35. sig.

Huyghens (Christiano). Sentir suy

sobre la extraordinarielevación del Azogue en etubo. Carta XXX. n. 7.

I y J

Japón. Sus falsas Sectas, y bárbara penitencias de sus SectariosCarta XVII. n. 20. y sig.

Idólatras. Cómo los trató, y trata e



demonio. Carta XVII. num. 78. 9. y siguient.

Idolatría. Estaba ya extendida etiempo de Abraham. Carta IV

n. 59. Jerusalén. Profecías de su ruina

Carta VIII. n. 75. y 76. Indicantes. Cuáles se podrán llama

indicantes en el juego d

naipes. Carta XI. n. 16. Indice de Phylosofia Mora

Christiano-Política, título d

un Libro nuevo, escrito por eRmo. P. Codorniu, Jesuita. Selogio. Toda la Carta XXIX.

Iglesia. Su potestad. Carta X. num



14. Inedia. Sobre una extraordinarísim

Inedia. Toda la Carta XVIII

Inventos. Utilidades de algunoInventos modernos. CartXXXI. n. 17.

S. Joseph (M. Fr. Miguel de)Dictamen sobre la sentenci jurídica, que se dio contr

Savonarola. Carta XII. n. 2. Irracionales. Si es racional el afect

de compasión hacia ellos

Toda la Carta XXVII. Judíos. Compáranse con lo

Gitanos. Carta I. num. 7

Reconvenciones caritativas



los Profesores de la Ley d Moisés. Toda la Carta VII

num. 3. 4. y 5. No loaborrecen los Españoles tantcomo otros, num. 6. ¿Cómlos trataron los Romanos? n

7. ¿Cómo los Francesesnumer. 9. 10. y 11. ¿Cómo lo

Ingleses? num. 12. ¿Cómo lo

Alemanes? numer. 13Privilegios que el Concilio 1Toledano concedió a lo

Judíos, numer. 23. Ejemplodel favor, que un Judío hizo muchos Cautivos Españoles

numer. 31. Ejemplos de l



contrario, num. 34. Los Papafavorecieron a los [401Judíos, num. 37. y sigArgumentos contra su errad penitencia, num. 67. 68. &c.

Juliano Apóstata. Prohibió la

Letras a los Christianos. CartIV. n. 60.

Junio. (Mes de). Chiste d

Alejandro contra l preocupación de que ese meera Aziago. Carta XIII. numer

3. Izquierdo. (Padre). Juicio que hiz

del Arte de Lulio. Carta XXV

n. 32.



K

Kalendario Romano. Lo mucho quel P. Clavio, Jesuita, trabaj para su reforma. Carta XXVII

n. 18. Kerkedán. Los Persianos llaman a

Rinoceronte Kerkedán. CartIII. n. 11.

L

Ladrones. Exterminio de Ladroneen España. Toda la CartXXIV.

Libros. Los que tratan de tesoro



escondidos son un complejde ficciones, Carta II. n. 3. 4. 5.

Lisboa. Corrección del sitio edonde sucedió en Lisboa ltragedia contra los Judíos

Carta VIII. num. 16. Lucano. Comparación de Lucan

con Virgilio. Carta V. n. 6. 7.

sig. Luculo. Se burló de los días aziagos

Carta XIII. numer. 3.

Luis XIV. Paralelo de Luis XIV coPedro el Czar. Toda la CartXIX.

Lulio. Respuesta a un Apologista d



Lulio. Toda la Carta XXV

Elogios exorbitantes que ldan. Carta XXVI. num. 23Dictámenes opuestos a loelogios, num. 41. Impugnacióde sus proposiciones, n. 70

71. y sig. Luxemburg. (Duque de). Chiste suy

contra uno que quería pasa

por Mágico, Carta XV. n. 16.

M

Mago. Significación de esta, y otravoces semejantes. Carta XVI

n. 33. y 36.



Maymon (Rabí Moisés). Su carácterCarta VIII. numer. 58.

Mariana (Padre Juan). Juicio quhizo de la doctrina de LulioCarta XXVI. n. 41. [402]

Mariño. Sobre el origen del nobl

apellido de Galicia MariñoCarta XXX. numer. 50.y 52.

Martes. ¿Si es día aziago? Y orige

de estas preocupacionesCarta XIII. num. 1. y 5.

Matheu. Impúgnase un dictamen de

Señor Matheu. Carta XXInum. 21. y siguient.

Medicina. ¿Cuál sería la Pitagórica

Carta IV. numer. 14. L



Medicina de hoy no es lcomunicada a Adán, nderivada de la que supSalomón. Carta IV. num. 61.

Médico. Jucio del Libro: El Médicde sí mismo, o Arte d

conservar la salud poinstinto. Toda la Carta IX.

Melanuro. (Pez). Por qué lo

Pitagóricos se debían abstenedel Pez Melanuro. Carta IV. n14.

Mesías, Argumentos, que debeconvencer a los Judíos dhaber venido el Mesías. Cart

VIII. numer. 67. y 68.



Monstruo. Descripción de un rarMonstruo de la Villa d

Fernán Caballero. CartXXX. n. 9. y 12.

Moros. Cómo los Moros tratan a loChristianos Cautivos. CartVIII. numer. 26.

Moysés. Sobre los Profesores de lLey de Moisés. Véase Judíos

Mujeres. ¿En qué Páises se quemavivas por capricho? CartXVII. n. 16. y 17.

N

Narval, o Narwal. Las huevas de



Pez Cetáceo Narval no so proporcionadas a scorpulencia. Carta XXX. num54. Nota (a).

Navarros. Su furor contra los JudíosCarta VIII. numer. 15.

Naypes. Causa de la destreza en eJuego de Naipes. Toda lCarta XI.

Nerva. (Ciudad de). Acción heroicde Pedro el Czar en la Ciudade Nerva. Carta XIX. num. 16

Newton. (Isaac). El Sistem Newtoniano aplicado a lPolítica de la Corte. Cart

XXV. num. 7. Utilidad de un



línea curva, que descubrióCarta XXXI. n. 17.

Nicias. Perdió toda su [403] Armad Naval por el vano terror de uEclipse. Carta XXXI. nm. 28.

Nicolet (Jacquelina). Noticia de s

rara Inedia. Carta XVIII. n. 25.

O

Ociosos. ¿En dónde se castigabacon pena capital? Carta XXII

n. 8Oculistas. ¿Cuáles son los má

famosos? Carta XXXI. numer72.



Oliva Sabuco. Descubrió el sucnerveo. Carta XXVIII. num. 10

Optica. Es necesaria para conocer, curar las enfermedades de loojos. Carta XVI. n. 6.

Ovario. Si las mujeres tiene

Ovario? Carta XXX. numer31. 32. 33. y 34.

P

Palinodia. La Palinodia voluntaries muy laudable habiendrazones para ella. Carta XXX

numer. 35. y 36. Papas. Los que favorecieron a lo



Judíos. Carta VIII. num. 37. sig.

Paralaxe. Las Estrellas Fijas ntienen Paralaxe. Carta XX

num. 8. París. El Parlamento de Parí

prohibió el uso del Antimonien la Medicina. Carta IV. num62. Moderó este Edicto

ibidem. Aprobó el uso dedicho Antimonio, ibid.

Pasqual. Respuesta al Rmo. P. Mro

Fr. Raymundo Pasqual. Todla Carta XXVI.

Patin (Guido). Sacó un Escrit

contra el Antimonio con est



título: Martyrologio de Antimonio. Carta IV. n. 62.

Paula (San Francisco de)Suposición de algunas Cartasque se imprimieron con snombre. Carta XII. n. 6. 7. y 8

Peregrino (Filósofo). Se echó viven una hoguera. Carta XVII. n18.

Piache. Embustes de los Piaches dla América. Carta XV. n. 9.

Pico-Sacro. Monte junto a Santiago

Ficciones sobre un Tesoroque allí se imaginabescondido. Carta II. n. 18.

Piedras. ¿Si se producen d



semillas? Carta XXX. numer54. 56. y 57.

Planetas. ¿Si están habitados. CartXXI. n. 12. [404]

Pluto. Dios de las riquezas. Carta I

num. 20. Algunos le confunde

con el Dios Plutón; y otros ldistinguen. Carta II. Ibidem.

Pó. Reflexiones sobre un brazo de

Río Pó. Carta XXXI. n. 68. Poesías. Hay excelentes Poesías si

ficción alguna. Carta V. n. 7.

Pólvora. ¿En qué consiste sactividad? Carta XXX. numer24.

Ponce (Fr. Pedro). Benedictino







Escrito. Toda la Carta XXVIII. Rinoceronte. Sobre el Rinoceronte

y Unicornio. Toda la Carta II

Descripción de uRinoceronte. Ibidem. num. 2Vióse uno en Portugal; ¿y e

qué se distingue deUnicornio? num. 4.

Romanos. Barbarie de su Política

Carta XVII. n. 25. Rosa (Fr. Bernardino de Sant

Rosa). Noticia de un Escrit

suyo. Toda la Carta VII.

S



Sabunde (Raymundo). Noticia de lcondenación de su Libro

Carta IV. numer. 43. 44. siguient. [405] y Carta XXV

num. 52.

Salomón. Noticia de su Cienciinfusa. Carta IV. n. 57. No hllegado a nosotros. num. 58.

Salzinger. Véase Zalzinger .Sangre. Descubrimiento de l

circulación de la sangre po

un Albeytar Español. Toda lCarta XXVIII.Santos. Más usaban de preces,

Oraciones, que d



Exorcismos. Carta X. n. 12.Satélites. Utilidad de los Satélite

de Júpiter . Carta XXXI. n. 17.Savonarola. Causa de Savonarola

Toda la Carta XII. Sus delitoinnegables, Carta XII. n. 13.

Scéptico. ¿En qué se distingue de Académico? Carta IV. num. 5.

Shbomberg. (El Barón de). S

tradujo algo del Teatro Crítical Alemán. Carta XIV. n. 5.

Señeri (P. Pablo). Paralelo que hac

de las insolencias de loJudíos contra Christo; y lavenganzas de los Romano

contra los Judíos. Carta VIII. n



78.Servet (Miguel). ¿Si descubrió l

circulación de la sangreCarta XXVIII. n. 8.

Similis. Sentencioso epitafio suyoCarta XXV. n. 3.

Simón Mago. Sobre una Estatua suyen Roma. Carta XVII. n. 4041. 42. Ha sido un grand

Mago. Ib. num. 43.Sirius, Estrella fija, no tien

paralaje. Carta XX. n. 9

Debía tenerla en el SistemCopernicano, n. 30. y sig.

Sixto Senense. Su carácter. Cart

VIII. n. 51. Crítica que hac



del Talmud. Ib. n 52. y 53.Sol. ¿Cuántas leguas anda en u

minuto? Carta XX. n. 12. So125 leguas, lo que eincomprehensible. Ibid.

Sóphocles. Conservó en la veje

vigoroso su entendimientoCarta V. n. 13.

Soto (Mro. Fr. Domingo). S

dictamen sobre loExorcismos. Carta X. n. 16.

Synagoga. Comparación de l

antigua con la moderna. CartVIII. n. 71.

Systema Copernicano. Toda la Cart

XX.



Systema Magno. ¿Cuál es? Toda lCarta XXI. Dificultades contrél. XXI. n. 16. y sigImpúgnase Ibid. n. 23. [406]

T

Talmud. ¿Qué libro es entre loJudíos? Carta VIII. n. 50

Noticia de los desatinos qucontiene. Ib. num. 53.Teatro Crítico. Noticia de alguna

traducciones, que se hacomenzado de algunos Tomodel Teatro Crítico. Toda lCarta XIV.



Tesoros. De la vana, y perniciosaplicación a buscar Tesoroescondidos.Toda la Carta I

Libros que tratan de esoTesoros, Carta II. n. 3. 4. 5. sig. Los Tesoros, que po

algún accidente se hallan, nson de Moros, n. 12Exorcismos disparatados, qu

se dicen para desencantarlosn. 14. Caso raro, que sobrTesoros sucedió en Basilea, n

17. Otro caso en Pico-Sagromonte de Galicia, n. 18Origen de las fábulas sobr

Tesoros encantados, n. 20



Ceremonias que concurren colos Exorcismos, n. 23.

Tierra. Véase Sistema CopernicanoToda la Carta XX. Solución un argumento contra emovimiento de la tierra. CartXX. n. 5. Textos expresos de lEscritura Sagrada contra emovimiento de la Tierra, y

favor del movimiento del SolCarta XX. n. 26. La grandutilidad que se seguirá d

averiguar a punto fijo l figura de la Tierra. CartXXXI. n. 17.

Toledo. Elogio de los Toledano



contra un Adagio EspañoCarta I. n. 12. El Concilio 1de Toledo favoreció a loJudíos. Carta VIII. n. 23.

Tournefort. (Mr. de). Opinión suyque también las piedras s

producen de semilla. CartXXX. n. 54. 56. y 57.

Truchet. (Padre). Religios

Carmelita, insigne Matemáticde Automatos. Carta XXXI. n72.

Turcos. Son nimios en el aprecio quhacen de la Medicina. CartIV. n. 10.

Turnebo. (Adrián). Insign



Humanista, pero no TeólogoCarta XXVI. n. 23.

V y U

Valentino. (Basilio), Benedictin

Alemán. [407] Introdujo euso de preparar el Antimoni para la Medicina. Carta IV. n

62.Valles. Crítica de una máxima suyaCarta VI. n. 3.

Verdeja. (Don Manuel). Dicho suyoCarta XXXII. num. ultim.

Virgilio. Cotejo de Lucano coVirgilio. Carta V. numer. 6. 7



y sig.Vista. Sobre cierta lesión de la vista

Toda la Carta XVI.Unicornio. Sobre el Rinoceronte,

Unicornio. Toda la Carta II

Hay animales unicornes; per

no el Unicornio famoso, cuestionado. Carta III. n. 8.

Universidades. Las de París

Barcelona, y Valencituvieron, y ya no tieneEscuela pública para l

doctrina de Raymundo LulioCarta XXVI. n. 36.

Voisin. Una Mujer llamada L

Voisin, tenida en París po



hechicera, y era una embusterinsigne. Carta XV. n. 13. y 16.

Voz del Pueblo es voz de Dios. ¿Ses adagio? Carta I. num. 2.

S. Urbano. Superstición intolerablde sumergir la Imagen de Sa

Urbano para conseguir lluviaCarta XIII. n. 14.

Ursino. (Joseph). Nombre que s

puso a un hombre silvestre¿en dónde, y por qué? CartXXX. num. 18. y sig.

Ursinos. Sobre el origen denobilísimo apellido de Ursinen Italia. Carta XXX. n. 50.

51.



Wadingo. (Lucas), insigne EscritoFranciscano. Su elogio. CartXXVI. n. 5. y sig. Juicio quhizo de la doctrina de Lulioib. numer. 10. Vindícase duna contradicción, que se l

impone, n. 11. 12. &c.

X

Xaca. Bárbaras penitencias de loSectarios del falso Dios Xacen el Japón. Carta XVII. n. 21.

Xátiva. Allí ha sido el origen dtener por día aziago eMartes. Carta XIII. n. 5



Motivos que en el mismlugar han ocurrido para quallí se deba tener por máaziago el día Jueves, que e

Martes. Carta XIII. num. 9[408]

Z

Zalzinger , o Salzinger (Ibo), AutoAlemán. Hizo Catálogo de loAutores Lulistas. Carta IV

num. 9. Zenobia. Reina Prisionera,

cautiva, y llevada en triunfoatada con cadenas de oro



Carta XXV. n. 4. Zenón. Su sofisma contra l

existencia del movimiento, l burló Diógenes paseándosdelante de Zenón. Carta IV. n21.

FIN



BENITO JERÓNIMO FEIJOOMONTENEGRO (Casdemiro, Orense, de octubre de 1676 - Oviedo, 26 d

septiembre de 1764) fue un ensayista polígrafo español. Nació en el seno de una famili

hidalga del muy antiguo linaje de Feijoo



en el pazo de Casdemiro, parroquia dSanta María de Melias. Sus padrefueron D. Antonio Feijoo Montenegro Sanjurjo y Da. María de Puga Sandova

ovoa y Feijoo. Cursó sus estudioprimarios en el Real Colegio de Sa

Esteban de Rivas de Sil. En 169ngresó en la Orden Benedictina, por l

cual debió renunciar a los derechos qu

e correspondían al mayorazgo de scasa.

Estudió en Salamanca y ganó po

oposición una cátedra de Teología en lUniversidad de Oviedo, en dondresidió desde 1709 hasta el fin de sudías, si bien se había ordenad



sacerdote en el monasterio de San Juade Samos (Lugo). Desde muy joveperteneció a la orden de San Benito d

ursia o benedictina y había dadclases en Galicia, en León y eSalamanca. Feijoo es considerado e

primer ensayista de la literaturespañola y uno de los más famosomiembros (junto con Mayans) de la qu

es considerada la Primera IlustracióEspañola (desde 1737 hasta pocdespués de la muerte de Fernando VI)

ras una primera etapa de pre-ilustraciórepresentada por los novatores: ugrupo constituido fundamentalmente pomédicos y cuyas obras se reimprimiero



sin pausa a lo largo de todo el siglXVIII.

Hasta 1725, Feijoo no comenzó publicar sus obras, casi todas ellacolecciones de opúsculos polémicos qulamó discursos (de discurrir, esto es

disertar libremente), verdaderos ensayosi la libertad de su pensamiento hubiersido absoluta. Su obra en este géner

está integrada, por una parte, por loocho volúmenes (118 discursos), máuno adicional (suplemento) de su Teatr

crítico universal , publicados entre 172 1739 (el título teatro ha de entenderscon la acepción, hoy olvidada, d

«panorama» o visión general d



conjunto), y, por otra, por los cinco das Cartas eruditas y curiosas (16

ensayos, más cortos), publicadas entr1742 y 1760. A estas obras hay quagregar también un tomo extra d

diciones que fue publicado en 1783

su copiosa correspondencia privadaque continúa inédita hasta el día de hoy.

Feijoo fue un hombre versado e

etras, pero que parece citar muchaveces de segunda mano. Por otro ladoalgunos de sus discursos, como el de

«Anfibio de Liérganes», son una muestrpalpable de los límites de spensamiento y su capacidad intelectualen él admite como verosímil l



existencia de un ser mitad hombre mitad pez.

Los temas sobre los que versan estadisertaciones son muy diversos, perodos se hallan presididos por e

Documents

Cartas Eruditas, y Curiosas III - Benito Jeronimo Feijoo