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agroindustrial Ecosistema empresarial Facultad de Administración CENTRO DE ESTRATEGIA Y COMPETITIVIDAD - CEC 2 Proceso de constrcción de n paisaje Proceso de constrcción de n paisaje agroindstrial sostenible en el proyecto Veracrz, frontera agroindstrial de la altillanra en la Orinoqia colombiana Germán Andrade, Santiago Madriñán, et al

CENTRO DE ESTRATEGIA Y COMPETITIVIDAD - CEC

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Page 1: CENTRO DE ESTRATEGIA Y COMPETITIVIDAD - CEC

agroindustrialEcosistema empresarial

Facultad de Administración

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Publicaciones de la Facultad de Administración

La gestión de lo público. Debates y dilemasClemente Forero y Luis Diaz (editores académicos y compiladores), 2014

La educación superior: retos y perspectivas Luis Enrique Orozco (compilador), 2013

Inseguridad rural y asociatividad. Una investigación sobre violencia y formas organizativas en zonas de conflictoLuz Elena Orozco, Clemente Forero y Eduardo Wills, 2013

El Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá: su gestión en escenaJaime Ruiz (editor académico y compilador), Carolina Barrios y Alejandro Valderrama, 2013

Tendencias en la administración: gerencia y academia (dos volúmenes)Francisco Azuero, Ana Cristina González y María Lorena Gutiérrez (editores académicos y compiladores), 2012

ISBN 2346-0415

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En el proyecto Veracruz, en paralelo al plan de siembra, se viene creando una red de espacios de conservación de varios miles de hectáreas excluidos voluntariamente de la agricultu-ra. La incertidumbre frente a límites de trasformación segura del ecosistema se manejará con el monitoreo de variables de la biodiversidad, que generan alertas tempranas para evitar el deterioro irreversible, en un enfoque de gerencia adaptativa.

Riopaila se suma, así, a la política de gestión integral de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, en busca de un equilibrio entre la creación de valor económico y preservación del bien público ambiental, como aplicación de la dimensión ecológica y social de la propiedad privada. En conjunto, el proyecto busca generar una transformación prudente hacia la sostenibilidad y la resiliencia, con potencial de afectar la política pública regional, en perspectiva de un desarrollo integral.

Esta publicación difunde la parte inicial de este esfuerzo privado, considerado pionero en su campo, de la que se es-pera tenga amplios “efectos de demostración” entre quienes pretenden ser copartícipes del desarrollo de la frontera agroindustrial de la Orinoquia.

E S T A S E R I E El Centro de Estrategia Competitividad, CEC, publica cono-cimientos y lecciones derivadas de sus actividades. La serie está dirigida a gerentes, empresarios, funcionarios públicos e interesados en la práctica de la administración en los sectores privado y público, de cooperación nacional e internacional y al tercer sector.

Germán Andrade, Santiago Madriñán, et al

Proceso de construcción de un paisaje agroindustrial sostenible en el proyecto Veracruz, frontera agroindustrial de la altillanura en la Orinoquia colombiana

agroindustrialEcosistema empresarial

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Publicaciones de la Facultad de Administración

La gestión de lo público. Debates y dilemasClemente Forero y Luis Diaz (editores académicos y compiladores), 2014

La educación superior: retos y perspectivas Luis Enrique Orozco (compilador), 2013

Inseguridad rural y asociatividad. Una investigación sobre violencia y formas organizativas en zonas de conflictoLuz Elena Orozco, Clemente Forero y Eduardo Wills, 2013

El Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá: su gestión en escenaJaime Ruiz (editor académico y compilador), Carolina Barrios y Alejandro Valderrama, 2013

Tendencias en la administración: gerencia y academia (dos volúmenes)Francisco Azuero, Ana Cristina González y María Lorena Gutiérrez (editores académicos y compiladores), 2012

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C E N T R O D E E S T R A T E G I A Y C O M P E T I T I V I D A D - C E C2 2

En el proyecto Veracruz, en paralelo al plan de siembra, se viene creando una red de espacios de conservación de varios miles de hectáreas excluidos voluntariamente de la agricultu-ra. La incertidumbre frente a límites de trasformación segura del ecosistema se manejará con el monitoreo de variables de la biodiversidad, que generan alertas tempranas para evitar el deterioro irreversible, en un enfoque de gerencia adaptativa.

Riopaila se suma, así, a la política de gestión integral de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, en busca de un equilibrio entre la creación de valor económico y preservación del bien público ambiental, como aplicación de la dimensión ecológica y social de la propiedad privada. En conjunto, el proyecto busca generar una transformación prudente hacia la sostenibilidad y la resiliencia, con potencial de afectar la política pública regional, en perspectiva de un desarrollo integral.

Esta publicación difunde la parte inicial de este esfuerzo privado, considerado pionero en su campo, de la que se es-pera tenga amplios “efectos de demostración” entre quienes pretenden ser copartícipes del desarrollo de la frontera agroindustrial de la Orinoquia.

E S T A S E R I E El Centro de Estrategia Competitividad, CEC, publica cono-cimientos y lecciones derivadas de sus actividades. La serie está dirigida a gerentes, empresarios, funcionarios públicos e interesados en la práctica de la administración en los sectores privado y público, de cooperación nacional e internacional y al tercer sector.

Germán Andrade, Santiago Madriñán, et al

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La gestión de lo público. Debates y dilemasClemente Forero y Luis Diaz (editores académicos y compiladores), 2014

La educación superior: retos y perspectivas Luis Enrique Orozco (compilador), 2013

Inseguridad rural y asociatividad. Una investigación sobre violencia y formas organizativas en zonas de conflictoLuz Elena Orozco, Clemente Forero y Eduardo Wills, 2013

El Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá: su gestión en escenaJaime Ruiz (editor académico y compilador), Carolina Barrios y Alejandro Valderrama, 2013

Tendencias en la administración: gerencia y academia (dos volúmenes)Francisco Azuero, Ana Cristina González y María Lorena Gutiérrez (editores académicos y compiladores), 2012

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En el proyecto Veracruz, en paralelo al plan de siembra, se viene creando una red de espacios de conservación de varios miles de hectáreas excluidos voluntariamente de la agricultu-ra. La incertidumbre frente a límites de trasformación segura del ecosistema se manejará con el monitoreo de variables de la biodiversidad, que generan alertas tempranas para evitar el deterioro irreversible, en un enfoque de gerencia adaptativa.

Riopaila se suma, así, a la política de gestión integral de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, en busca de un equilibrio entre la creación de valor económico y preservación del bien público ambiental, como aplicación de la dimensión ecológica y social de la propiedad privada. En conjunto, el proyecto busca generar una transformación prudente hacia la sostenibilidad y la resiliencia, con potencial de afectar la política pública regional, en perspectiva de un desarrollo integral.

Esta publicación difunde la parte inicial de este esfuerzo privado, considerado pionero en su campo, de la que se es-pera tenga amplios “efectos de demostración” entre quienes pretenden ser copartícipes del desarrollo de la frontera agroindustrial de la Orinoquia.

E S T A S E R I E El Centro de Estrategia Competitividad, CEC, publica cono-cimientos y lecciones derivadas de sus actividades. La serie está dirigida a gerentes, empresarios, funcionarios públicos e interesados en la práctica de la administración en los sectores privado y público, de cooperación nacional e internacional y al tercer sector.

Germán Andrade, Santiago Madriñán, et al

Proceso de construcción de un paisaje agroindustrial sostenible en el proyecto Veracruz, frontera agroindustrial de la altillanura en la Orinoquia colombiana

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Ecosistema empresarial agroindustrialProceso de construcción de un paisaje agroindustrial sostenible en el proyecto Veracruz, frontera agroindustrial de la altillanura en la Orinoquia colombiana

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Equipo de trabajo

Germán I. Andrade. MES. Profesor asociado, Facultad de Administración. Director del proyecto.

Eduardo Wills. Ph. D. Profesor titular, Facultad de Administración.

Margarita Serje. Ph. D. Antropóloga. Profesora asociada, Facultad de Ciencias Sociales.

Santiago Madriñán. Ph. D. Botánico. Profesor asociado, Departamento de Ciencias Biológicas.

Milton Romero. Ph. D. Consultor. Ecólogo del paisaje.

Juliana Delgado. Ph. D. Consultora. Especialista en Ecohidrología.

Ana Guzmán. Ecóloga. Consultora.

Sabrina Rojas. Antropóloga. Consultora.

Alfonso Julián Montalvo. Antropólogo. Consultor.

Joaquín Gastelbondo. Antropólogo. Consultor.

Francisco Quiroz. Consultor. Aspectos organizacionales.

Camilo Londoño. Consultor.

Mauricio Bernal. Consultor.

Óscar Marulanda. Asesor de la Junta Directiva de Riopaila Castilla.

Ecosistema empresarial agroindustrial

Primera edición: agosto de 2014

© Germán I. Andrade, Eduardo Wills, Margarita Serje, Santiago Madriñán, Milton Romero, Juliana Delgado, Ana Guzmán, Sabrina Rojas, Alfonso Julián Montalvo, Joaquín Gastelbondo, Francisco Quiroz, Camilo Londoño, Mauricio Bernal y Óscar Marulanda

© Universidad de los Andes, Facultad de Administración, Centro de Estrategia y Competitividad (CEC)

ISSN 2346-0415

Edición, corrección de estilo, diseño gráfico editorial, armada electrónica, finalización de arte e interactividad: ProceditorCalle 1C No. 27A-01Bogotá, ColombiaTeléfonos: 757 [email protected]ón de cubierta: Ana Paula Santander

Reservados todos los derechos. Esta publicación no puede ser reproducida ni en su todo ni en sus partes, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.

Proyecto Sostenibilidad de Emprendi-mientos Agroindustriales en la región Río Meta, Departamento del Vichada. Municipios de Santa Rosalía y La Pri-mavera. Fase 1 (2011-2012). Revisión 25.04.2013

Citación sugerida1.

Andrade, G. I., Wills, E., Serje, M., Ma-driñán, S., Romero, M., Delgado, J., Quiroz, F., Londoño, C., Bernal, M., Rojas, S., Gastelbondo, J. Guzmán, A., Montalvo, A., & Marulanda, O. (2014). Ecosistema empresarial agroindustrial. Proceso de construcción de un paisaje agroindustrial sostenible en el proyecto Veracruz, frontera agroindustrial de la altillanura en la Orinoquia colombiana. Centro de Estrategia y Competitividad, No. 2. Bogotá: Universidad de los Andes, Fa-cultad de Administración.

1 Los autores participaron de forma equi-librada en el proyecto como un equipo y según sus funciones.

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Contenido

Presentación vi

Agradecimientos viii

Introducción 1

I. ¿Por qué un modelo ambiental y social para la altillanura? 3 A. ¿Es el Cerrado el modelo que se ha de seguir? 3 B. La altillanura es una frontera vulnerable 4

II. Descripción del proyecto Veracruz 7 A. La empresa y el proyecto 7 B. Hacia una estrategia de desarrollo sostenible a largo plazo 9 C. Riopaila-Castilla S. A. mira hacia la frontera agrícola 10 D. El acuerdo entre Riopaila-Castilla S. A. y la Universidad de los Andes 13

III. Enfoque conceptual y metodológico 16 A. La agricultura se apoya en los servicios ecosistémicos 16 B. Reconocimiento del sistema ecológico 19 C. La biodiversidad como centinela del cambio 20 D. Aproximación al entendimiento del entorno social del proyecto 23 E. Gerencia de la legitimidad 28

IV. Resultados 30 A. Tendencias regionales en los servicios ecosistémicos 30 B. La altillanura es un sistema ecológico heterogéneo 35 C. Criterios para la exclusión de la agricultura 36 D. Características de los grupos sociales 42 1) Actores y percepciones frente a la actividad agroindustrial 43 E. Organizaciones públicas 44 F. Confianza y legitimidad 45 1) Grupos de interés 46 2) Legitimidad cognitiva 47

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3) Legitimidad pragmática 50 4) Legitimidad moral 50 G. Retos de la gerencia de la relación con los grupos de interés 52

V. Síntesis de aprendizajes en el dialogo Universidad-empresa 57 A. Sobre la exclusión de la agricultura 57 B. Sobre la integración ecológica de la agricultura en el territorio 59 C. Sobre la gerencia de la legitimidad 60

VI. Perspectivas futuras 62 A. Proyecto Veracruz, identidad en transición 62 B. En espera de una política pública integral 63

Referencias 66

Anexo 1. Principales hitos en el desarrollo de la empresa 72 Oscar Marulanda

Anexo 2. Descripción de la leyenda del mapa de coberturas 75 Milton Romero y Camilo Londoño

Anexo 3. Especies en algún riesgo de extinción en la región del proyecto 77 Santiago Madriñán, Camilo Londoño y Mauricio Bernal (con aportes de Germán Andrade, Juliana Delgado y Ana Guzmán)

Anexo 4. Población indígena 105 Sabrina Rojas Los sálibas 106 Los sikuanis o jiwis 107 Población mestiza: llaneros, colonos y desplazados 109

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Presentación

La Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, mediante el Centro de Estrategia y Competitividad (CEC), fortalece su vínculo con las empresas y organizaciones. A ellas les ofrece consultoría e investigación aplicada que generen conocimiento y valor, servicios especiales y capacitación relacio-nada de manera directa con estos proyectos en diferentes campos.

Esta serie busca compartir el conocimiento adquirido por medio de las actividades que se desarrollan con la mediación del CEC. Ecosistema empresa-rial agroindustrial es el fruto de un proyecto desarrollado en 2011 para formular, en un proceso de trabajo conjunto, un modelo de intervención y gestión para la sostenibilidad de largo plazo de las actividades productivas de Riopaila Cas-tilla S. A.

Este proceso presenta lecciones importantes para la región y el país, además de ser pionero y responsable y orientarse a construir un paisaje agroindustrial sostenible en el proyecto Veracruz, frontera agroindustrial de la altillanura en la Orinoquia colombiana. Lo desarrolló un equipo interdisciplinario de las Facul-tades de Administración, Ciencias Biológicas, Ciencias Sociales y Antropología, con la colaboración de algunos consultores externos encabezados por el profe-sor Germán Andrade.

El profesor Andrade forma parte del equipo que trabaja en la Facultad de Administración en temas relacionados con el ambiente y el desarrollo soste-nible que incluyen, entre otros, la construcción de visión y planes estratégicos de largo plazo en materia ambiental, el análisis y promoción de sostenibilidad ambiental sectorial, el diseño ecológico y social de paisaje agroindustrial y la ecoeficiencia y producción más limpia.

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En el CEC esperamos que esta publicación promueva la investigación apli-cada y la realización de nuevos proyectos relacionados con estos temas y nos comprometemos a apoyarlos en la medida de nuestras posibilidades.

Martha C. RodríguezDirectora

Centro de Estrategia y Competitividad (CEC)

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Agradecimientos

Los autores agradecen, de manera especial, a María Lorena Gutiérrez, Luis Ber-nal, Javier Serrano y Javier Yáñez, en el nivel directivo de la Facultad de Adminis-tración de la Universidad de los Andes, por su apoyo a este proyecto; asimismo, al profesor Manuel Rodríguez por su liderazgo en el inicio y continuación del diálogo con la empresa.

Igualmente, agradecemos el apoyo prestado por Martha Rodríguez, direc-tora del CEC, y su equipo Lina Marulanda y Eliana Cruz por la gestión ope-rativa del mismo. También queremos reconocer el servicio prestado por Piedad Salgado en el proceso editorial.

En la contraparte empresarial, queremos reconocer el diálogo constructivo con Luis Hernández y Guillermo Ramírez (Riopaila Castilla S. A.), y con Ana Milena Lemos (Fundación Caicedo González).

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En países y sociedades de todo el mundo las decisiones son cada vez más difíciles respecto al uso de la tierra…

¿Deberían utilizarse las tierras para el desarrollo económico humano o deberían permanecer en estado prístino,

para proteger el mundo natural que contienen?A menudo el tratamiento de estas prioridades «opuestas»

ha tomado la forma de una tregua:ambos bandos concuerdan en que algunas áreas pueden

desarrollarse sin considerar la conservación, mientras que otras pueden mantenerse libres de la acción humana.

Esta solución, dudosa … no toma en cuenta los avances más recientes en cuanto al conocimiento ecológico

Vandermeer, Perfecto, Philpott y Chappell (2008, p. 75)

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Introducción

La agricultura industrial en la Orinoquia tiene un gran potencial económico reconocido en el plan de desarrollo del gobierno Santos. En la altillanura de los departamentos de Meta y Vichada se propone imitar el “milagro agrícola” del Cerrado brasileño. Esta propuesta, sin embargo, no reconoce los problemas documentados por la ciencia, según los cuales en ese gran bioma del vecino país se ha producido un colapso de la biodiversidad, desorden local del ciclo hídrico, contaminación, invasión de especies exóticas y grandes costos sociales. La transformación agrícola de la altillanura representa, pues, no solo una opor-tunidad económica, sino un riesgo social y ambiental. Porque en el proceso de enriquecimiento agronómico de lo que se denominan “sabanas pobres” desde un punto de vista ecológico se produce la transformación de mosaicos de eco-sistemas, que incluyen ríos de aguas claras y oscuras, bosques, sabanas arboladas o inundables, con una parte indispensable de la biodiversidad del país. Se trata también de un territorio con bienes ambientales que son la base de la forma de vida de comunidades humanas. Pero a diferencia de casos de difícil reconcilia-ción entre conservación y crecimiento económico, en el norte del Vichada hay una oportunidad para crear un paisaje agroecológico con crecimiento econó-mico, conservación de la biodiversidad, inclusión social y desarrollo regional. Por otra parte, se quieren evitar experiencias pasadas en Colombia como en el Urabá antioqueño y el Pacífico, en las que la explotación de la “frontera agrí-cola” que hicieron empresas privadas agroindustriales generó una economía de enclave regional, la intensificación del conflicto social y un muy pobre avance en las condiciones de vida de los habitantes de la región.

Con estos objetivos, en 2011 se emprendió un acuerdo entre Riopaila-Cas-tilla S. A. y la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes para diseñar un modelo de gerencia ambiental y social que ha venido incorporando dentro del negocio componentes ecológicos y sociales explícitos, generando en

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Ecosistema empresarial agroindustrial

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la práctica un concepto de responsabilidad extendida. En efecto, en el proyecto Veracruz, en paralelo al plan de siembra se viene creando una red robusta de espacios de conservación de varios miles de hectáreas, generando corredores de mosaicos de ecosistemas naturales o seminaturales excluidos de forma volunta-ria de la agricultura y con un área destinada a un centro de investigación, tes-tigo del sistema ecológico. La incertidumbre frente a los límites seguros de trasformación del ecosistema se manejará con un programa de monitoreo con variables de alerta temprana en el proceso de trasformación centrados en la bio-diversidad, para responder de forma oportuna a señales de potencial deterioro irreversible y de esta forma consolidar un enfoque en esencia apoyado en una dinámica adaptativa. Esta novedad pone a la empresa a la cabeza de la ejecución de la política de gestión integral de la biodiversidad y los servicios ecosistémi-cos, en busca de un equilibrio entre la creación de valor económico y preser-vación del bien público ambiental, como aplicación de la dimensión ecológica y social de la propiedad privada. La inserción de la agricultura en el territorio busca además adecuarse a las perspectivas y necesidades de los actores sociales, por medio de la gerencia de la legitimidad y de la participación de la empresa en la construcción de lo público en el ámbito local y su decidida contribución al proceso de desarrollo de la región.

En conjunto, el proyecto busca generar una transformación prudente que apunta a la sostenibilidad y la resiliencia1 en el nuevo sistema ecológico y social, con potencial efecto regional que depende en parte de una política pública integral de desarrollo regional, con apoyo a la investigación, una regulación acorde e incentivos adecuados para estimular la conservación de la naturaleza. Esta publicación busca difundir una parte inicial de este esfuerzo privado, con-siderado pionero en su campo, de la que se espera tenga amplios “efectos de demostración” entre quienes pretenden ser copartícipes del desarrollo de la frontera agroindustrial de la Orinoquia.

1 Esta se define como la capacidad de un sistema de absorber el cambio sin colapsar o cambiar a un estado cualitativamente diferente; esto se expresa en que el sistema se reacomoda a una nueva situación de tal forma que no cambian su estructura y funciones principales o que si cambian, el proceso se da en el sentido deseado (Gunderson y Holling, 2002; Resilience Alliance, 2010).

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I. ¿Por qué un modelo ambiental y social para la altillanura?

A. ¿Es el Cerrado el modelo que se ha de seguir?

La región del Brasil conocida como el Cerrado es la mayor frontera agrícola del mundo2. En la última década el cultivo de soya se ha duplicado hasta alcan-zar unos veintiún millones de hectáreas, y se prevé que podría expandirse sobre otras cuarenta millones en las próximas décadas, como respuesta a los mercados globales en expansión (Benett y Balvanera, 2007), en un proceso que se conoce como el “milagro agrícola brasileño”3.

En Colombia, el Plan de Desarrollo 2011-2014 “Prosperidad para todos” propone la agroindustria como una de las “locomotoras del desarrollo”, y gran parte de esa política se vuelca sobre la altillanura, una vasta zona entre los depar-tamentos de Meta y Vichada en la que predominan extensas sabanas, mosai-cos de sabana y bosque, con cursos de agua que desembocan en los ríos Meta y Orinoco. Allí en cerca de cuatro millones de hectáreas4 se pretende un incre-mento de la frontera agropecuaria del país que se estima implica un aumento de hasta el 80% del área de producción de alimentos, con cultivos de maíz, arroz,

2 El Cerrado es un extenso bioma no forestal con hasta 200 millones de hectáreas, en el que predominan sabanas, mosaicos de bosque, sabana y bosque xerófilo (Da Fonseca, Mittermeier, Cavalcanti y Goettsch, 1999), con una gran diversidad ecológica manifiesta en nombres locales de cerradão, cerrado, campos cerrados, campos limpios, campos sujos, campos úmidos (Eiten, 1972).

3 Brazilian agriculture. The miracle of the Cerrado. Brazil has revolutionized its own farms. Can it do the same for others? The Economist. Agosto 26, 2010.

4 Las cifras del potencial no son claras, sobre todo porque en el discurso político tienden a multiplicarse; pero podrían estar para los próximos diez años en varios millones de hectáreas incorporadas a la actividad agroindustrial.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

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sorgo, soya, caña de azúcar, palma, caucho y forestales y algo de cultivos silvopas-toriles y ganadería. Se anuncia que en este plan “se preservarán en la región tres millones de hectáreas de humedales”5. Sin embargo, aun esta restricción podría ser insuficiente, si se atiende a lo que desde el punto de vista ambiental y social ha sucedido en el Brasil.

En el desarrollo de grandes extensiones de cultivos industriales en el Cerrado se han documentado problemas ambientales (Mueller, 1995), como degradación de suelos en el cultivo de la caña de azúcar, compactación del suelo, sedimentación de cursos y cuerpos de agua, contaminación de las aguas por pesticidas, metales pesados y exceso de nutrientes (Martinelli y Filoso, 2008, 2009). Especialmente grave es la crisis de la biodiversidad (Klink y Machado, 2005) y la transformación del ecosistema, que alcanzaba hacia el año 2000 cerca del 80%, con un efecto devastador en los bosques de galería (Da Fonseca et al., 1999). Menos atención ha recibido la pérdida de la biodiversidad característica de la sabana, considerada la más rica del mundo en especies para este tipo de bioma (Da Fonseca et al., 1999) y afectada por invasiones de pastos africanos, expansión de especies generalistas que remplazan comunidades bióticas y ago-tamiento de los recursos naturales (Klink y Machado, 2005). Hacia el año 2000 el Cerrado se consideraba un foco global de pérdida de biodiversidad y una de las prioridades mundiales para la conservación (Da Fonseca et al., 1999).

El conjunto de impactos ambientales ha recibido menos atención frente a los beneficios sociales, como el desarrollo de tecnología, la diversificación de las economías locales, el aumento de los ingresos municipales, la producción de energía renovable y el mejoramiento de los servicios de salud (Martinelli y Filoso, 2009). Sin embargo, los costos económicos de la degradación ambiental aún no se han evaluado en su conjunto, pero ya en algunos casos se manifiestan como aumentos en los costos de producción.

B. La altillanura es una frontera vulnerable

La ocupación de la Orinoquia colombiana es anterior a la Conquista, en un territorio de grupos indígenas con sistemas de vida basados en la agricultura de conuco6, recolección y caza (Gómez y Cavelier, 1998). El desplazamiento de las poblaciones indígenas con la ocupación criolla se acompañó entre 1500 y 1600 del establecimiento de ganaderías con razas del ganado vacuno europeo que se

5 El “Cerrado” colombiano. Semana. 9 de noviembre de 2011. 6 Pequeña parcela de tierra dedicada a la agricultura de subsistencia.

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¿Por qué un modelo ambiental y social para la altillanura?

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adaptaron a la sabana húmeda o inundable (Forero, 1997), en un sistema de pro-ducción que más tarde se expandió hacia la sabana seca o de altillanura y que permaneció como el uso dominante de la tierra hasta 1980 (Etter, McAlpine y Possingham, 2008). Los cambios en los sistemas productivos en la Orinoquia durante largos períodos se concentraron en la periferia, relacionados con la fer-tilidad natural de los suelos, la capacidad de acceso y la cercanía a poblados. Se llegó a decir que la altillanura no tenía “vocación agrícola”.

Durante los años noventa comenzó una rápida expansión de la agricultura industrial (Etter et al., 2008), con plantaciones de arroz irrigado y de secano, sorgo, palma de aceite, soya, maíz, caucho y forestales. El crecimiento de los mercados globales y la perspectiva de cierres financieros y retornos sobre el capital hacen hoy viable económicamente aplicar los paquetes tecnológicos desarrollados en el Cerrado y mejorados o adaptados a Colombia. Hoy el cam-bio social y el ambiental incluyen transformación de ecosistemas, reconver-sión tecnológica de sistemas productivos ya existentes, aumento de extracción de recursos y expansión urbana (Villavicencio, Yopal, Tame, Puerto Gaitán), además de obras públicas y algo de conservación de la naturaleza. El pano-rama general es un acelerado cambio ecológico y económico a escala regional. Según Etter, Romero y Sarmiento (2010), la tasa de conversión de las sabanas está aumentando de manera exponencial de 0,3% (1970-1985) a 0,9% (2000-2007), pudiendo alcanzar el 2% en 2020, con unas 200.000 ha/año7. Este pro-ceso sucede en Colombia a un ritmo mucho mayor que los lentos avances de la conservación de la biodiversidad y la gestión ecológica de estos territorios (Andrade, Sandino y Aldana, 2011).

En vista de lo ocurrido en el Cerrado, el futuro de una parte importante de la biodiversidad de las sabanas tropicales americanas depende de la gestión que se haga en los llanos de Colombia y Venezuela, que en conjunto tienen cerca de 17.000 km2 de sabana susceptibles de transformación (Romero, Flantua, Tans-ley y Berrío, 2011), con el 18% de las sabanas tropicales del norte de Suramérica compartidas entre los dos países (Etter et al., 2010). No puede, por supuesto, desconocerse el potencial que una parte importante de la Orinoquia colom-biana presenta para el desarrollo de cultivos industriales, por lo que se requiere definir una nueva forma de emplazamiento de la agricultura en el territorio. En el mapa 1.1 se presentan las áreas de la Orinoquia según su probabilidad de

7 En Venezuela la tasa de conversión de sabanas fue de 2,3% entre 1970-1980, mientras en el Brasil el 50% de las sabanas ya habían sido transformadas al comienzo de los 2000 (Etter et al., 2010).

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Ecosistema empresarial agroindustrial

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transformación (según Etter et al., 2010), siendo una de las mayores el eje de la altillanura al sur del río Meta.

En la expansión de la agricultura mediante la transformación de los eco-sistemas cobra importancia el riesgo reconocido del cambio climático glo-bal. En la Comunicación Nacional sobre Cambio Climático (Ideam, 2010a) se estima que sectores del departamento del Vichada presentan una vulnerabi-lidad alta8 ante el cambio climático; en el modelo de proyecciones 2011-2014, ello puede llegar a causar incrementos de la temperatura media en las próximas décadas de cerca de 2,7o C y disminución en la precipitación de entre el 10 y el 20% (2050). Especialmente vulnerables al trastorno climático serían los cultivos agroindustriales sin riego que en la actualidad se desarrollan en la altillanura. En general, el proceso de intensificación agrícola sin suficiente previsión y precau-ción podría acarrear un incremento generalizado de la vulnerabilidad del terri-torio (Andrade et al., 2011).

Mapa 1.1. Probabilidad de transformación de ecosistemas en la Orinoquia

En negro: de 0,49 a 0, 99 y en gris: de 0,29 a 0,48.

Fuente: Etter et al. (2010).

8 En una escala muy baja, baja, media, alta y muy alta.

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II. Descripción del proyecto Veracruz

A. La empresa y el proyecto

Riopaila-Castilla S. A. es una empresa agroindustrial colombiana con 84 años de experiencia en la producción y comercialización de azúcar, miel y alcohol para el mercado nacional y el internacional. Es pionera en el desarrollo de la frontera agroindustrial, que en los albores del siglo xx constituyó el territorio del Valle del Cauca, e incluso dio origen a centros poblados de cierta importan-cia departamental como La Paila. El 24 de septiembre de 1928 don Hernando Caicedo Caicedo, empresario vallecaucano (1890-1966) inauguró el Ingenio Riopaila S. A. En octubre de 1945 abrió las puertas de Central Castilla S. A., dando así origen a un crecimiento continuo con el concurso de sus órganos de gobierno corporativo, de sus herederos, de los ejecutivos y del personal tanto de fábrica como de campo (anexo 1).

En Colombia la industria azucarera, además de destacarse por ser uno de los principales nodos de actividad productiva desde principios del siglo xx, es emblemática del Valle del Cauca, departamento con aproximadamente 230.000 hectáreas (ha) sembradas de caña de azúcar, de las cuales Riopaila-Castilla S. A. opera cerca de 47.000 hectáreas netas. El departamento alberga once de los catorce ingenios azucareros del país. Sin embargo, la tierra disponible para la siembra de caña en condiciones competitivas de productividad de campo se encuentra hoy prácticamente saturada en el Valle del Cauca y en las regiones aledañas de los departamentos de Cauca, Risaralda y Quindío, lo cual viene generando una gran competencia entre los distintos ingenios azucareros, con efectos sobre los precios tanto de la tierra como de la caña. Con esta restric-ción no es posible que los distintos ingenios saquen adecuado provecho de las

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Ecosistema empresarial agroindustrial

economías de escala que caracterizan la fabricación de azúcar y son frecuen-tes las situaciones en las que no resulta posible abastecer sus instalaciones fabri-les, las cuales tienden a operar con significativos niveles de capacidad instalada subutilizada, e incluso no dejan de presentarse situaciones fortuitas de paro en la operación fabril por falta de materia prima. Esta situación pone a la industria de la región frente al reto de lograr competitividad internacional, para lo cual una de las acciones que se pueden llevar a cabo es la eventual consolidación de la operación de grupos de ingenios en el área.

Si bien —dadas las características de suelos y clima— la productividad de campo del Valle del Cauca, medida en producción de biomasa por hectárea (toneladas de caña por hectárea), es una de las más altas del mundo, aun así no ocupa necesariamente este lugar si se mide en función de la producción de saca-rosa por hectárea (toneladas de sacarosa por hectárea). La diferencia depende, en gran parte, de la posibilidad de acceder a variedades de caña bastante producti-vas en materia de su contenido de sacarosa, las cuales no es claro que se encuen-tren disponibles en el país. Al problema de competitividad que tal hecho plantea se suma el de las ineficiencias económicas que resultan de los procesos de corte, alce y transporte de caña hasta las instalaciones industriales, donde la materia prima en cuestión se transforma en azúcar, mieles y alcohol. Dichas ineficien-cias se encuentran en gran parte determinadas por las dificultades de distinta índole que ha enfrentado en la región el proceso gradual de mecanización de la tarea de corte, a la que se asocian también problemas ambientales derivados en especial de las prácticas de quema que requiere y que han llevado a que los reguladores exijan su eliminación; esta se viene realizando con las debidas con-sideraciones de índole social, que tienen muy en cuenta la posibilidad de gene-rarles oportunidades alternativas de trabajo a los corteros.

Aunque Riopaila-Castilla S. A., con una participación de mercado de alre-dedor del 23%, es la mayor empresa que opera en la industria local de produc-ción de azúcar y sus derivados, no escapa de problemas que aquejan al resto de la industria azucarera, como altos costos de la tierra, crecientes costos de adqui-sición de caña, capacidad instalada de fábrica subutilizada, creciente dificultad para acceder a economías de escala y los altos costos unitarios de producción según estándares internacionales. Aunque la empresa goza de muy buena cali-ficación en materia de riesgo crediticio (AA de Fitch Ratings Colombia S. A.), es susceptible de mejora, con efectos en la reducción de costos de capital que aumentan la competitividad de costos y la diversificación de riesgos de mer-cado. En efecto, la calificación crediticia actual se ve afectada por el hecho de estar la empresa expuesta sobre todo a la producción y mercadeo de un solo

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Descripción del proyecto Veracruz

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producto, el azúcar, el cual, además de caracterizarse por sus ciclos de precios y su exposición a variaciones climáticas, es un commodity sujeto a las incertidum-bres de todo producto con relativo bajo valor agregado y dificultades para su efectiva diferenciación en el mercado.

B. Hacia una estrategia de desarrollo sostenible a largo plazo

Este conjunto de factores determinan que Riopaila-Castilla S. A. decida a sus más altos niveles de gobierno corporativo enfrentar el siglo xxi con una estra-tegia integral dirigida a garantizar su competitividad en la producción de azú-car y diversificar su oferta de productos para minimizar los riesgos de mercado y hacer sostenible su expansión y desarrollo a largo plazo, y a la vez consoli-dar su posición de liderazgo dentro de la industria nacional. Pilar fundamental y prioritario de dicha estrategia es el fortalecimiento de su negocio principal: la producción de azúcar en el Valle del Cauca y su eficiente comercialización tanto en el mercado interno como en el exterior. Este componente incluye en esencia acciones continuadas en frentes como la racionalización de proce-sos productivos de las faenas del campo, el transporte y la fábrica, aumentos en la productividad física de campo mediante la renovación de cultivos, introduc-ción de variedades promisorias, cambio tecnológico (agricultura de precisión) y prácticas de manejo —como labranza mínima—, mecanización progresiva, rediseño de las plantillas de siembra, manejo de plagas, obras de infraestructura orientadas en especial a aumentar la eficiencia tanto energética como de uso del agua y la minimización de los riesgos asociados a la dinámica hidrológica, efi-ciencia en los procesos fabriles y actitud activa hacia la consolidación de opera-ciones en la región para viabilizar economías de escala ante todo en materia de la operación fabril. También se desea introducir un nuevo modelo de relaciones con las autoridades locales y las comunidades, en particular los grupos indíge-nas que gravitan alrededor del proyecto.

Un segundo pilar lo constituye un primer nivel de diversificación de la pro-ducción de la línea de negocios de la bioenergía, consistente en la construc-ción (en proceso) y la futura puesta en marcha de una destilería para producir 400.000 litros/día de etanol carburante en la Zona Aduanera Permanente Espe-cial, en inmediaciones de la planta de Riopaila, en conjunto con una planta para generar 35 MW de energía eléctrica, producida a partir del bagazo de caña. Por su parte, las empresas que aglutinan la propiedad de las tierras de los accionistas de la empresa en el Valle del Cauca (Agrícola Riopaila S. A. y

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Ecosistema empresarial agroindustrial

Agrícola Castillla S. A.) comenzaron en el 2012, en predios no óptimos para la producción de caña de azúcar, un proceso de diversificación y generación de oportunidades alternativas de trabajo para la población económicamente activa de la región, apoyado en la producción de frutas tropicales para la exportación, por medio de la empresa Agrícola Bengala S. A. S.

Un tercer pilar lo constituye la exploración de la posibilidad de capitalizar el conocimiento desarrollado por la empresa para producir caña de azúcar aplicado en nuevas tierras que, además de requerir menores inversiones da capital para acceder a ellas en propiedad o arriendo, parecen promisorias, tanto en mate-ria de suelos, condiciones ambientales y sobre todo en las cantidades requeridas para capitalizar las economías de escala necesarias para que la producción agro-industrial aspire a lograr competitividad de costos a escala internacional.

Para desarrollar esta estrategia, en Riopaila-Castilla S. A. el concepto de sos-tenibilidad, entre otros, incluye tanto lo relativo a lograr competitividad por estándares internacionales y en función de ello una atractiva rentabilidad eco-nómica y financiera, como lo relativo a lograrlo minimizando riesgos mediante una diversificación apropiada de la producción, sustentada en sanos criterios de sostenibilidad ambiental y de adecuada gerencia de la legitimidad de sus accio-nes con respecto a la sociedad en general y en especial a los distintos partíci-pes en el proceso, en particular las comunidades ancestrales de cada zona y los pobladores tradicionales de los territorios que la integran.

C. Riopaila-Castilla S. A. mira hacia la frontera agrícola

Hacia 2004 empezó la incursión experimental de la empresa en los Llanos Orientales, en las vecindades de Puerto Gaitán (Meta). Con una actitud adap-tativa hacia las técnicas convencionales de producción utilizadas en sus planta-ciones del Valle del Cauca, se obtiene confianza en la capacidad de producir de manera eficiente caña de azúcar en la nueva frontera. No obstante, al momento de la empresa decidirse a invertir en la compra de tierras en esta región, los pre-cios se habían incrementado a niveles que hacían imposible una producción competitiva, incluso los costos del capital, pues con la introducción al país de técnicas de manejo de suelos desarrolladas en el Cerrado brasileño, la región adquirió el potencial agrológico de convertirse en “despensa” por excelencia para producir alimentos con destino a la población del centro del país. El auge petrolero y el minero-energético generaron además expectativas que jalona-ron desplazamientos de población proveniente de diferentes partes del país y

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Descripción del proyecto Veracruz

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del exterior, lo cual en conjunto aumentó la demanda por tierra para diferen-tes propósitos. La incursión experimental de la empresa generó un contrato a largo plazo con Bioenergy, empresa constituida por Ecopetrol S. A. para produ-cir etanol carburante a partir de caña de azúcar en Puerto Gaitán, con la siembra y manejo de 5.000 hectáreas en terrenos de propiedad de esta y el suminis-tro de dicha materia prima a la planta de etanol. Las 7.000 hectáreas restantes en este proyecto las maneja de forma directa Ecopetrol, bajo la dirección tanto administrativa como técnica de profesionales brasileños, reforzados con técnicos locales formados en los distintos ingenios del Valle del Cauca, incluidos Rio-paila y Castilla. De la conjunción de estas dos culturas de manejo de campo se espera consolidar un nuevo sistema de producción autóctono para la produc-ción de caña de azúcar en los Llanos Orientales de Colombia, y en su desarro-llo Riopaila-Castilla S. A. estará haciendo una contribución significativa a partir de su experiencia empresarial y espíritu innovador demostrados durante más de ocho décadas.

El desarrollo de la estrategia de diversificación y sostenibilidad empresa-rial de largo plazo, a partir del 2010, se conoce en la empresa como el proyecto Veracruz, en los municipios de Santa Rosalía y La Primavera (Vichada) (5’ 45°-5’ 00° N y 71’ 00°-71’ 10° W mapa 2.1.)9.

Mapa 2.1. Localización del proyecto en el Vichada (Colombia)

Fuente: elaboración propia.

9 La región en que se desarrolla el proyecto es típica de la llamada altillanura plana u ondulada, con una temperatura media de 27,5 ºC y precipitación media interanual entre 1988-2400 metros s. n. m., en un régimen monomodal con estación seca de diciembre a marzo y lluviosa de agosto a noviembre (Ideam, 2006). La capacidad de retención y regulación hídrica es baja (Ideam, 2010b). Los suelos son evolucionados, bien drenados, ácidos, fertilidad natural muy baja y poca retención de nutrientes (Romero, Etter, Sarmiento y Tansley, 2009). Un 75% del proyecto está en la altilla-nura estructural erosional y el resto en la planicie aluvial (Romero-Ruiz, 2010), en unas 50.000 hectáreas adquiridas para el desarrollo agroindustrial en una subcuenca de 333.520 hectáreas.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

El proyecto Veracruz busca concretar en un horizonte del 2030, con la cola-boración operativa, técnica y financiera de “jugadores de primer nivel interna-cional”, el tercer pilar en la estrategia de desarrollo sostenible de la empresa. Así, en cerca de 50.000 hectáreas adquiridas por la empresa o por empresas de pro-piedad de sus accionistas, localizadas entre los mencionados municipios, se pro-mueve un programa de diversificación productiva de naturaleza agroindustrial que en principio incluye proyectos productivos organizados por líneas especia-lizadas de negocios en materia de 1) bioenergéticos: etanol, cogeneración a par-tir del bagazo de caña; biodiesel y cogeneración a partir de los residuos del fruto de la palma de aceite; y 2) alimentos de alto valor energético: azúcar, aceite de palma, granos (sorgo, soya, arroz, maíz) y carne de bovino y de porcino.

De este conjunto de opciones en un comienzo planteadas, se ha venido avanzando con inversiones en el enriquecimiento de suelos basado en prác-ticas de “encalamiento” (suministro controlado de cal al suelo) en unas 1.000 hectáreas destinadas a modificar su acidez, complementado con un sistema de canales de drenaje y la siembra de soya. En segundo lugar, la preparación de sue-los y desarrollo de un vivero de 45 hectáreas regadas por goteo, para la siem-bra, en principio, de 2.000 hectáreas de palma de aceite expandibles a 10.000 hectáreas, en conjunto con socios estratégicos. A un tercer nivel, una iniciativa de ganadería manejada con “criterio de soberanía”, que cuenta con cerca de 7.000 cabezas. El proyecto en conjunto incluye además la recuperación, mante-nimiento y manejo de una plantación de acacias de unas 700 hectáreas en una de las propiedades adquiridas. Todo lo anterior se complementa con inversio-nes en infraestructura tanto de transporte interno como de vivienda, asocia-das a los sitios donde han comenzado operaciones productivas y la compra de maquinaria y equipos.

Ahora bien, la práctica inexistencia de infraestructura de transporte y de energía en esta distante región hace de esta empresa de expansión de la fron-tera agroindustrial un emprendimiento de alto riesgo y significativas demandas en recursos de inversión y capital de trabajo, en particular los aspectos logísti-cos y de costos asociados a la producción y mercadeo de los productos, además de una actitud empresarial hacia la asunción de riesgos controlados en cuanto a las expectativas de ganancias, presente en la historia del Grupo Riopaila-Casti-lla S. A. En este sentido se espera acceder al mercado internacional en el futuro por medio de la vía fluvial Meta-Orinoco hacia el océano Atlántico, además del mercado interno en función de facilidades de transporte multimodal que se desarrollen desde el Vichada hacia el centro del país a través de Yopal y de Puerto Gaitán-Villavicencio.

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En este contexto, como se señaló, Riopaila-Castilla S. A. considera que la sostenibilidad del emprendimiento tiene que ver con la competitividad por estándares internacionales y la rentabilidad económica y la financiera, mini-mizando riesgos por medio de la producción y la sostenibilidad ambiental y la social. El aspecto ambiental, además de la producción más limpia y eficiente posible, incorpora elementos de gestión del sistema ecológico. El social incluye el concepto de legitimidad respecto a un nuevo tipo de relacionamiento de la empresa con las comunidades y las autoridades locales y regionales generando nuevos esquemas de cooperación con los distintos participantes con los que se interactúa, en particular las comunidades indígenas y los pobladores llaneros tra-dicionales. En este contexto de intervención productiva, la empresa viene desa-rrollando un conjunto de actividades con socios, entre ellos:

1) La Universidad de los Andes, Facultad de Administración, estudios en pro-fundidad para el adecuado manejo ambiental del proyecto Veracruz y su área de influencia (cerca de 300.000 ha), la Facultad de Ciencias Departa-mento de Biología, la Facultad de Ciencias Sociales y la Fundación Caicedo González, enfocándose en la investigación para un plan integral de gestión social dirigido a la estructuración de la gerencia de la legitimidad.

2) La Fundación Puerto Rastrojo, para la formulación de un plan maestro y una propuesta de ordenamiento del territorio, enriqueciendo las norma-tivas oficiales para la región y circunscribiendo a él los distintos proyectos productivos y las relaciones con la población asociada.

3) La firma Agrodinco, para el diseño de campo del cultivo de palma, y Valora-ción Económica Ambiental, para el plan de manejo ambiental de este cultivo.

4) La firma Traducir Internacional, para los estudios de consulta previa con el resguardo indígena de Santa Rosalía.

D. El acuerdo entre Riopaila-Castilla S. A. y la Universidad de los Andes

Siguiendo el debate nacional promovido por la Universidad de los Andes y la Corporación Autónoma Regional de Orinoquia (Corporinoquia) sobre el futuro ambiental y social de la Orinoquia (Rodríguez et al., 2009), los directi-vos de Riopaila-Castilla S. A. se aproximaron a la Universidad de los Andes para definir los términos de un acompañamiento apoyado en la investigación apli-cada para desarrollar un modelo de gerencia ambiental y social para el pro-yecto Veracruz (figura 2.1). Los acuerdos sustentaron el comienzo del proyecto

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Ecosistema empresarial agroindustrial

“Sostenibilidad de emprendimientos agroindustriales en la región Río Meta-departamento del Vichada, municipios de Santa Rosalía y La Primavera”.

Figura 2.1. Esquema del acompañamiento de la Facultad de Administración a Riopaila-Castilla S. A.

Aplicacion derecomendaciones

Modelode gerencia

de lalegitimidad

Modelode diseñode paisaje

Monitoreo

Divulgación Línea base

Acuerdo deacompañamiento

Paisaje - ecosistema

Biodiversidad

Impactos

Contexto sociale institucional

Criteriosde exclusion

Mapade actores

e involucradosRiesgos yvalor ecológico

Fuente: elaboración propia.

En la primera fase, hoy concluida, la Universidad conformó un equipo de profesionales y académicos en ecología, biología, antropología y administra-ción, y la empresa designó un interlocutor, con el fin de tomar decisiones en su junta directiva. Comenzó luego la construcción de una “línea base” de referen-cia sobre el sistema ecológico y el social. Se realizó un mapa del paisaje-ecosis-tema en el ámbito regional de proyecto, a escala 1:10.000 y con comprobación de campo. Se identificaron los servicios ecosistémicos y se hizo una síntesis del conocimiento de la biodiversidad.

En lo referente a los temas sociales, se realizó una aproximación conceptual, un inventario e interpretación de actores involucrados en diferentes ámbitos y

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Descripción del proyecto Veracruz

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una aproximación inicial a las comunidades indígenas e instituciones. El trabajo de campo se realizó en períodos de diez días en julio, agosto y septiembre de 2011 y mayo de 2012. La aproximación a los actores sociales se prolongó por cinco meses más.

Con un marco conceptual que relaciona la agricultura con el sistema eco-lógico, se definieron tres escenarios de emplazamiento de la agricultura según niveles de gestión del riesgo y generación de valor ecológico. Al proceso lo complementa un sistema ambiental de monitoreo apoyado en la biodiversidad (Andrade et al., en preparación). Los aspectos sociales se trabajaron de manera directa con la Fundación Caicedo González, para constituir un modelo de gerencia de la responsabilidad social apoyado en la licencia social y la gerencia de la legitimidad (Wills, Andrade, Serje, Quiroz y Rojas, en preparación). Los informes de la fase 1 los aprobó la Junta Directiva de Riopaila-Castilla S. A. en 2012 y le dio paso al diseño e inicio de una segunda fase en marzo de 2013. Las recomendaciones centrales del estudio están en proceso de ejecución, constitu-yendo un modelo particular de gerencia social y ambiental.

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III. Enfoque conceptual y metodológico

Al comienzo del proceso la Universidad y la empresa entendieron que no se trataba de un proceso estándar de certificación o asistencia técnica ambiental o social. Por el contrario, el valor agregado de la presencia académica se mate-rializa en un acompañamiento para la construcción de un modelo de gerencia ambiental y social, por medio de investigación aplicada en contextos concretos.

A. La agricultura se apoya en los servicios ecosistémicos

En la propuesta de la Universidad se parte de reconocer que la agricultura es un proceso tecnológico que sucede sobre la base de los “servicios ecosistémicos” (sensu Evaluación de Ecosistemas del Milenio EEM, 2005), entendidos como los bienes y procesos de la naturaleza (ecosistemas y biodiversidad) que mediante el uso directo de los procesos ecológicos (que pueden modificarse) y los cultura-les sustentan el bienestar humano. Dado que no se conocen las respuestas de los ecosistemas a la intensificación agrícola (Bennet, Carpenter y Cardille, 2008), el desarrollo agrícola tiene el riesgo de transformar la biodiversidad y desequili-brar los servicios ecosistémicos de soporte y regulación al acumular procesos de cambio en la escala del paisaje; igual puede ocurrir con los servicios culturales, en razón de los cambios que pueden inducir en el territorio de comunidades humanas. Por el limitado conocimiento o la complejidad del sistema, la trans-formación puede generar sorpresas en los ciclos hidrológicos (Gordon, Peter-son y Bennett, 2007) y la biodiversidad, o con los actores sociales involucrados. Se necesita, por tanto, definir equilibrios o en su defecto, llegar a soluciones de

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Enfoque conceptual y metodológico

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compromiso (trade offs) adecuadas que expresen un equilibrio económico-eco-lógico en la escala del paisaje (Frost, Campbell, Medina y Usongo, 2006). La imposibilidad de establecer de antemano los límites seguros de la transforma-ción (Bennet et al., 2008) es una oportunidad de producir conocimiento adap-tativo en el contexto de aplicación (Nassauer y Opdam, 2008).

En la figura 3.1 se presenta un modelo de referencia para la relación entre el sistema ecológico en proceso de transformación, los servicios ecosistémicos y las soluciones de compromiso (trade offs)10, en una perspectiva de gestión adapta-ble. Para ello, el proyecto avanzó en la identificación preliminar de los servicios ecosistémicos de provisión, soporte, regulación y culturales (Andrade, Romero y Delgado, 2013) en diferentes escenarios de intensificación de la agricultura industrial, para la época actual y la futura. Un primer balance de compromiso se da entre la conservación y transformación del sistema ecológico regional de la altillanura. Un segundo nivel de equilibrio de compromiso se da entre los ser-vicios ecosistémicos de soporte y regulación y los de provisión y culturales. La intervención en el proyecto Veracruz pretende contribuir a la generación local de un equilibrio entre los servicios ecosistémicos.

Con esta perspectiva, es claro que la transformación de la altillanura en un escenario tendencial tiene un alto potencial de generar beneficios económicos. Sin embargo, en el mismo proceso existe el riesgo de generar pasivos ambienta-les y sociales que afectan no solo el ambiente como algo externo, sino la diná-mica misma del negocio. Por este motivo una pregunta central de este proyecto es: ¿hasta qué punto puede modificarse la tendencia de cambio en los ecosiste-mas, de manera que se contribuya a la construcción de un nuevo paisaje agro-industrial que sea sostenible y resiliente? Esto se logrará en la medida en que la agricultura y los servicios ecosistémicos pueden mantenerse en el futuro.

Se busca constituir también un “sistema agroindustrial resiliente”, que pueda resistir los embates del cambio ambiental global. En otras palabras: se trata de adoptar una transformación de los ecosistemas que produzca el rédito económico esperado y que de manera simultánea contribuya al crecimiento y el bienestar humanos.

10 El concepto de trade offs o soluciones de compromiso no consiste solo en suponer que la agricultura generará situaciones de gana-pierde (suma cero), sino una referencia para la construcción de equilibrios en el nuevo paisaje agroindustrial entre el valor económico y el ecológico, entre bienes públicos y privados.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

Figura 3.1. Relación entre servicios ecosistémicos y biodiversidad y soluciones de compromiso entre servicios ecosistémicos y el estado del ecosistema en una perspectiva de gestión adaptable

Seguridad - Salud - Confort -Autoestima - Relaciones sociales

Libertad de elección

Bienestar humano

Provisión (materiales)Culturales (no materiales)

Servicios ecosistémicos

SoporteRegulación

EcosistemasPaisajes mosaicos

Conservación

Degradación

Aumento

Reducción

Relaciones

Servicios ecosistémicos

Monitore

o d

e la

bio

div

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Ges

tión a

dap

table

Biodiversidad

Tra

de-

o�s

Fuente: Juliana Delgado.

En este sentido, con el paquete tecnológico de agricultura de precisión dis-ponible y que se viene aplicando en un contexto de monocultivo (lo cual puede implicar una transformación severa del sistema ecológico local), la mirada sobre el equilibrio económico-ecológico se traslada de los predios a la escala del pai-saje. El concepto que se usa para proveer insumos técnico-científicos al proceso es el “diseño en el paisaje”, entendido como un “cambio intencional en el eco-sistema dirigido a aumentar el bienestar humano” (Nassauer y Opdam, 2008), manteniendo estructuras y funciones ecológicas. Para alcanzar este cometido hay que partir de reconocer el sistema ecológico y formular unos criterios de exclusión parcial de la agricultura (Andrade et al., 2013). Para ello se desarro-lló una línea base de información ecológica mediante un mapeo detallado del paisaje-ecosistema, una identificación de la biodiversidad y los servicios ecosis-témicos y un reconocimiento del sistema social e institucional; también se pro-cederá a crear un sistema de monitoreo ambiental que genere alertas tempranas,

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Enfoque conceptual y metodológico

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para que por medio de la gestión adaptativa se vayan orientando las actividades y se puedan resolver de manera gradual los problemas emergentes antes que se le causen cambios irreversibles al paisaje-ecosistema.

B. Reconocimiento del sistema ecológico

La generación del modelo de línea base del ecosistema se adelantó en varios pasos (cuadro 3.1). Una decisión importante de la empresa fue aceptar que la Universidad trabajara en una unidad subregional mayor y englobante de los predios en cuestión, no solo por considerandos de eficiencia, sino gracias al reconocimiento de que muchos de los temas pertinentes a la gestión ecológica ocurren en la escala del paisaje.

Cuadro 3.1. Pasos metodológicos en el reconocimiento del paisaje-ecosistema

Actividades Requerimiento Producto

A1. Definición del área de estudio

Cartografía base, predios, modelo digital de terreno e hidrografía

Área de estudio definida

A2. Elaboración del mapa de paisajes

Cartografía base, temática e imágenes satelitales

Mapa de paisajes-ecosistemas

A3. Identificación del patrón del paisaje

Identificación de metodologías y esquemas de medir los elementos del paisaje

Indicadores de métricas de paisaje

A4. Diseño del paisaje agroindustrial

Definición de escenarios posibles para la exclusión de la agricultura en áreas específicas

Agrupación de paisajes e identificación de criterios para la exclusión de la agricultura en áreas específicas

Fuente: elaboración propia.

La delimitación del área se hizo con el mapa de ecosistemas de la cuenca de la Orinoquia colombiana (Romero et al., 2004), el mapa de cuencas de Colombia (Ideam, 2006), el modelo digital del terreno a 30 m (Shuttler Radar Topography Mission SRTM), la división político-administrativa (IGAC, 2007a, 2007b) y la información predial (Proyecto Veracruz, 2011). El análisis se realizó en nivel subregional (cuenca) y de conjunto de predios. Se realizó un ajuste con el modelo digital del terreno, con el mapa político administrativo (IGAC, 2007a) se determinaron los límites de la zona de estudio y con el mapa de eco-

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Ecosistema empresarial agroindustrial

sistemas (Romero et al., 2004) se identificaron los ecosistemas que se encuen-tran en la zona de estudio. La información cartográfica se homogenizó bajo el sistema de proyección UTM zona 19, datum WGS 84.

Sobre esta área se realizó una cartografía temática de paisaje-ecosistema con un sistema de clasificación sustentado en la geomorfología y la cobertura del suelo, cada uno con atributos propios, y se generó un esquema abierto que puede enriquecerse asociando otros atributos. El componente geomorfológico define unidades con apoyo en litología y formación superficial, relieve y carac-terísticas del suelo (mapa de suelos 1:100.000 del Instituto Geográfico Agustín Codazzi). La cobertura de la tierra se utilizó como proxy de la estructura y fun-cionamiento del ecosistema-paisaje. Se trabajó con la interpretación de las imá-genes de satélite (diciembre y marzo 2009 y 2010, en la época seca11; imagen 656 del 25 de febrero del 2010 ortorrectificada con 30 puntos de control dis-tribuidos a lo largo de toda la imagen. La descripción de la cobertura se elaboró según la Leyenda Nacional de Coberturas de la Tierra, Metodología Corine Land Cover adaptada para Colombia a escala 1:100.000 (Ideam, 2010).

C. La biodiversidad como centinela del cambio

El uso corriente del término biodiversidad se refiere casi siempre a las espe-cies que habitan un lugar, y en ocasiones solo adquiere importancia cuando se trata de “áreas biodiversas”, entendidas como conjuntos que presentan un alto número de especies (riqueza relativa alta). Se trata de un atributo importante de la biodiversidad, pero no recoge todas las dimensiones del término.

En este proyecto se reconoce la biodiversidad como un conjunto de atri-butos de composición de especies, estructuras y funciones en los ecosistemas, junto con sus dimensiones sociales. En una perspectiva del funcionamiento del sistema ecológico, la biodiversidad se considera la “memoria del ecosistema”, pues las especies con su plasticidad y potencial evolutivo permiten la reorgani-zación del sistema ecológico en proceso de cambio (Bengtsson et al., 2003). En este sentido, el proyecto dirige la transformación ecológica en parte del terri-torio (las áreas agrícolas), suponiendo que es posible evitar una pérdida neta de los componentes y procesos de la biodiversidad. Basar el monitoreo del ecosis-tema en la biodiversidad significa hacer uso de un “servicio ecosistémico” de información (EEM, 2005) por medio del cual se busca conocer e interpretar

11 Las imágenes Landsat se obtuvieron de la Universidad de Maryland (http://glcf.umd.edu/data/landsat/). La georreferenciación se realizó utilizando el sistema geodésico WGS 84 zona 19.

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Enfoque conceptual y metodológico

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el significado ecológico del cambio en la biodiversidad. Un umbral indeseable de cambio, por ejemplo, se definiría por la pérdida irreversible de componentes de la biodiversidad (por ejemplo, extinción de poblaciones locales) o cambios indeseados de su diversidad funcional (functional diversity).

Así las cosas, se desarrolló un modelo teórico de referencia para alimentar la discusión (gráfico 3.1) que relaciona la transformación de la biodiversidad en función del nivel de cambio en el ecosistema con trayectorias posibles, puntos de inflexión y un umbral. Llevar, por ejemplo, el emplazamiento de la agricul-tura desde un punto A inicial (en el gráfico 3.1.) hasta un 30% del territorio, es decir, antes del punto B, representaría el máximo nivel de precaución. Este escena-rio quizá sea inviable desde un punto de vista económico-financiero.

Gráfico 3.1. Relación hipotética de referencia para discutir posibilidades de cambio del ecosistema (emplazamiento de la agricultura) y trayectorias de cambio de la biodiversidad

Transformaciónde la biodiversidad

Zonade incertidumbre

Nivel de transformacióndel ecosistema

E3 E

3

30% 60% 90%

E3

Máximo riesgo

Integraciónriesgosa

Integraciónprudente

Máximaprecaución

A

B

C

DE

F

Fuente: elaboración propia.

Una transformación prudente se daría entre los puntos B y el C, que llevaría el cambio hasta un 50%. De acuerdo con algunos entendedores, este sería el equi-librio ideal en el emplazamiento de la agricultura en el sistema ecológico de la

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Ecosistema empresarial agroindustrial

altillanura. La trayectoria de cambio C-E a través de una zona de incertidumbre y umbral (D) (integración de riesgo bajo control monitoreado) podría brindar un nuevo nivel de estabilidad de la biodiversidad (punto E). Este tipo de esta-bilidad es la que se propone mediante los procesos convencionales de planifi-cación de la conservación. Cabe señalar que en la medida en que este enfoque no tiene en cuenta los efectos de escala de transformación de la biodiversidad y las mencionadas sorpresas ecológicas, es importante estar atentos a las señales de alerta temprana que arroje el sistema de monitoreo ambiental, y a la aplicación de estrategias y prácticas adaptativas. Por último, la trayectoria C-D-F repre-senta el colapso de componentes y procesos de la biodiversidad en un espacio de transformación de máximo riesgo. ¿Por cuál de estas trayectorias estaría tran-sitando el proyecto Veracruz? Es incierto, en la medida en que se trata de aplicar un enfoque de intervención productiva fundado en una dinámica adaptativa; no obstante, la trayectoria en cuestión estaría en esencia determinada por el nivel de exclusión de la agricultura en ciertas áreas de lo local y por el tratamiento que habría de dársele al sistema ecológico a escala regional.

En este sentido, los límites seguros del cambio ecológico podrían monito-rearse por medio del cambio en la biodiversidad. Algunas especies o conjun-tos de especies, por su nivel de interdependencia con los sistemas ecológicos, constituyen “repositorios de información” que puede utilizarse como guía para el seguimiento y control de los procesos de transformación agrícola del sis-tema ecológico. En el cuadro 3.2 se presenta un conjunto de tipo de especies y ensamblajes posibles para el monitoreo12.

Se pretende hacer el monitoreo de especies y sus ensamblajes en el marco del seguimiento de indicadores de cambio en el mosaico de paisajes, que en conjunto con la agricultura como nueva matriz y la red de espacios de con-servación se espera permitan el mantenimiento de la biodiversidad al proveer suficiente hábitat y permitir la movilidad de las especies entre los distintos frag-mentos de cada paisaje. El conjunto del paisaje debería permitir mantener pro-cesos ecológicos como los ciclos del agua, el flujo de carbono y el intercambio de especies, entre otros (Beier y Noss, 1998; Bennett, Reed-Andersen, Houser, Gabriel y Carpenter, 1998; Tewksbury et al., 2002). Las métricas de paisaje se escogen con fundamento en preguntas básicas que surgen de la biología de la conservación local (cuadro 3.3).

12 El diseño detallado del sistema de monitoreo forma parte de la fase 2 del proyecto y estaba en curso en 2013.

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Enfoque conceptual y metodológico

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Cuadro 3.2. Elementos para monitorear la biodiversidad en la transformación de los ecosistemas

NivelCambios sistemáticos

previsiblesCambios súbitos

umbrales desconocidos

Ecosistema-hábitat (biotopo)

Conjuntos de especies con amplia distribución. Son indicadoras de una transición de cambio, sin umbrales conocidos.

Presencia y extensión de tipos de ecosistemas o asociaciones de especies raras, con distribución restringida o amenazadas.

Comunidades o ensamblajes de especiesEspecies Poblaciones con densidad baja en

el ecotono sabana-bosque.Poblaciones de especies estructuradoras de ecosistemas (keystone).Poblaciones de mamíferos con baja densidad y amplio rango de habitación. Poblaciones de depredadores.

Procesos ecológicos Regímenes de perturbación (fuego) macro.

Cascadas tróficas. Dinámica ecológica e indicadores de estado en aguas claras y negras.

Algunas dimensiones humanas

Oferta de fauna (caza y pesca) y otros recursos biológicos.Estado de poblaciones de animales emblemáticos o con especial significado cultural.

Conflictos humanos-vida silvestre. Desequilibrios poblaciones (plagas), especies invasoras.

Fuente: Andrade (2011).

El conjunto de atributos biológicos y ecológicos se monitorea para los pre-dios del proyecto y con cobertura regional, en alianza con otras instituciones. Están ligados a dimensiones humanas, en ambos niveles de aproximación, que surgen de la presencia en la región de múltiples actores que es necesario cono-cer y aproximar en esta primera etapa del proyecto.

D. Aproximación al entendimiento del entorno social del proyecto

La aproximación social al proyecto parte de definir un contexto de la organiza-ción en relación con actores y fuerzas que actúan sobre él (figura 3.2).

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Ecosistema empresarial agroindustrial

Cuadro 3.3. Justificación de las preguntas de gestión y atributos para el monitoreo del cambio en los ecosistemas-paisajes

Pregunta de gestión Justificación Atributo Sobre estructura

¿Quedan representados todos los elementos del mosaico ecológico durante el proceso de transformación?

No hay conocimiento suficiente de la biodiversidad: si se mantiene una muestra de todos los elementos del mosaico de ecosistemas, se disminuye el riesgo de pérdida de biodiversidad.

Diversidad (variedad y proporción de representación) de los elementos del mosaico ecológico en línea base antes de la transformación y después de ella.

¿Mantienen las áreas del mosaico de ecosistemas una superficie y un arreglo espacial que permita su continuidad funcional?

Aunque no existe conocimiento sobre dinámica ecológica en áreas mínimas, se busca mantener las áreas mayores posibles y maximizar las opciones de conectividad.

Comparación de áreas mínimas y conectividad, agregadas por tipo de ecosistema antes de la transformación y en diferentes escenarios de cambio.

¿Hasta qué punto la transformación agrícola disminuye el área efectiva de ecosistemas naturales y aumenta el efecto de borde?

Todos los arreglos de ecosistema sugeridos pueden evaluarse en la relación área efectiva y efecto de borde.

Relación entre área con efecto de borde y área total de los ecosistemas en sus principales tipos.

¿Hasta qué punto la exclusión de las áreas permite implantar el paquete tecnológico de la agricultura?

El paquete tecnológico implica unas áreas mínimas y una localización espacial para operación de siembra y cosecha.

Áreas mínimas y su localización, para una eficiencia económica deseada.

Sobre función

¿Cambia el régimen de disturbio natural del ecosistema?

La supresión o control del fuego cambia la dinámica bosque-sabana mediante procesos sucesionales que tienden a aumentar su complejidad estructural, en donde se puede pasar de sabanas abiertas a sabanas arbustivas e inclusive zonas de bosque. Así mismo puede favorecer las invasiones biológicas.

Indicadores multiescala del régimen del fuego y mediciones comparativas de biodiversidad en mosaicos con diferentes regímenes de fuego.

¿El emplazamiento de la agricultura genera flujos entre los elementos del mosaico y entre estos y el sistema hídrico?

Los nuevos arreglos entre ecosistema natural y agroecosistema pueden generar cambios inesperados en la dinámica del sistema.

Mediciones directas de balance hídrico en interfaz sabana-agua dulce en mosaicos intervenidos y no intervenidos. En especial, en las sabanas encharcables. Medidas de diversidad biológica (en varios atributos) y condiciones ambientales, en ríos de aguas claras y oscuras situados aguas abajo de la agricultura industrial.

¿El emplazamiento escogido genera ventajas o riesgos para la producción?

Mantener elementos de fauna y flora y ecosistemas puede representar un riesgo o una ventaja para la operación agrícola (plagas, controles de plagas, vida silvestre, etc.).

Insumos del programa de monitoreo a largo plazo.

Fuente: elaboración propia.

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Enfoque conceptual y metodológico

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Figura 3.2. El entorno de la organización.

Fuerzasdemográ�cas y

culturales

Fuerzasinternacionales Fuerzas políticas

Clientes

Gobierno Empresa Comunidad

Proveedores

Fuerzasambientales

Entorno general

Entorno especí�co

Fuerzaseconómicas

Fuerzastecnológicas

Competidores

Distribuidores

Fuente: adaptado de Jones (2010).

Las fuerzas son sociales, políticas, económicas, tecnológicas y ambientales, en los ámbitos nacional o internacional, generando para el proyecto un entorno general y uno específico. El proyecto, en su primera fase, identificó de manera preliminar las fuerzas significativamente presentes en el entorno general (cua-dro 3.4), y a partir de allí se concentró en el estudio del entorno específico mediante un mapa de actores y una indagación sobre la legitimidad.

El estudio social partió de definir una tipología de los actores, según su potencial de interacción y su habilidad para adquirir y manejar recursos (Jones, 2010), al igual que su capacidad de relacionarse con fuerzas de contexto, con diferentes niveles de certeza y teniendo claro que es mayor la incertidumbre cuando es mayor el grado de interdependencias entre el proyecto y el entorno social. La caracterización de los actores se aproxima definiendo los grupos de interés (stakeholders), según su capacidad para influir en la organización y para definir una respuesta positiva o negativa en el manejo del proyecto. En efecto, si bien cualquier grupo o individuo puede afectar el proyecto o ser afectado por él, su actuación se encuentra siempre jalonada por sus intereses.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

Cuadro 3.4. Entorno, fuerzas y procesos que inciden en el proyecto Veracruz

Tipo de entorno

Fuerza Proceso / actores

General

Internacional

Grupos de interés y organismos que vigilan cumplimiento de objetivos ambientales y sociales / Pueden ser organizaciones no gubernamentales (ONG), agencias sectoriales que manejan estándares, certificaciones o asuntos de interés general.

CulturaCambio cultural generalizado en la región, producto de dinamización económica / ONG y organismos que vigilan temas como diversidad cultural y etnias en peligro de extinción.

Demografía Desplazamiento de población hacia la frontera económica / Grupos de interés sobre aspectos sociales, desarrollo, derechos humanos.

Político Nuevas políticas para la región. Política (Conpes) para la altillanura / Organismos públicos y privados, ONG orientadas al desarrollo.

EcológicoCambio ambiental global y sus efectos sobre la agricultura / Organismos públicos y privados, ONG ambientalistas y comunidad científica.

Económico Cambios en los mercados y los costos de producción / Sectores de la producción y gremios, productores.

TecnológicoNuevas tecnologías disponibles que cambian la viabilidad del negocio / Organismos de ciencia y tecnología, empresas agrícolas y de tecnología.

Específico

ClientesDemanda directa de certificación ambiental en productos de cadena de valor / ONG, certificadores y organismos reguladores (UE, OECD, etc.).

Comunidad local

Conflictos locales de intereses o legitimidad o creación de confianza y asociaciones / ONG ambientales y sociales, nacionales y locales.

Proveedores Cambio de reglas de juego frente a estándares del negocio / Gremios, sectores y grupos de interés en la cadena de valor.

Competidores Referente de desempeño ambiental o social externos, en otras empresas / Empresas del sector.

Gobierno Decisiones de política y regulación que pueden afectar la organización / Sector público e influencia de regulación desde agencias multilaterales o bilaterales.

Fuente: elaboración propia.

Los grupos externos, como clientes, proveedores, gobierno, ONG, comu-nidades y público en general, son cercanos cuando no pertenecen a la orga-nización y tienen algún tipo de petición, reclamación o interés (Jones, 2010). También pueden organizarse de manera formal o consuetudinaria. El tipo de actor y su capacidad de influencia pueden afectar la actuación de la empresa, la cual responde según sean las fuerzas del entorno específico compuesto de los intereses del Gobierno, proveedores, clientes y comunidades, más allá de la generación y distribución del valor económico (Mitchell, Agle y Wood, 1997). Desde el punto de vista de la organización, que para el caso es la empresa, las

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Enfoque conceptual y metodológico

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organizaciones formales tienen mayores posibilidades de articular intereses y demandas, pues movilizan a sus miembros alrededor de propósitos y objetivos comunes, al exigirles el compromiso y adhesión, reducir los costos de la acción colectiva, asignar y distribuir recursos (materiales y simbólicos) y otorgarles a sus miembros un sentido de pertenencia (expectativas, percepciones y significa-dos compartidos) (Rowley y Moldoveanu, 2003).

Los grupos que normalmente se consideran no organizados y que com-parten actividad económica, identidad cultural o territorio también deben ser objeto de especial atención. Entre ellos aparecen algunos con niveles importan-tes de organización, como las comunidades indígenas, gobiernos locales y las organizaciones de la sociedad civil. Este hecho llevó a definir un marco con-ceptual para identificar y hacer una tipología de los actores o grupos de interés. Para clasificar a los grupos de interés se usó el modelo de relación entre poder, legitimidad y urgencia de Mitchell et al. (1997). Según este, el poder es la posi-bilidad que tiene el grupo de lograr los resultados que desea mediante coerción o violencia, centrado en recursos materiales o financieros y poder normativo o apoyado en la capacidad de utilizar recursos simbólicos. Por otra parte, la legi-timidad en sus dimensiones evaluativas y cognitivas es una construcción social acerca de lo que hace la empresa es lo justo y lo requerido por la sociedad. La urgencia, según los mismos autores, es el “grado en el cual las peticiones de los grupos de interés requieren de atención inmediata” (Mitchell et al., 1997: ), es decir, la sensibilidad frente a la variable tiempo y su criticidad, que es el grado de importancia que dichas peticiones tiene para los grupos de interés. Las com-binaciones del poder, la legitimidad y la urgencia generan un modelo de ocho descripciones cualitativas de grupos de interés (cuadro 3.5).

Cuadro 3.5. Tipología de atributos de grupos de interés

Clases de grupos de interés Atributo

Poder Legitimidad Urgencia

Latentes

Inactivos X

Discrecionales X

Demandantes X

Expectantes

Dominantes X X

Peligrosos X X

Dependientes X X

Definitivos X X X

No grupos de interésFuente: elaboración propia.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

Es evidente que la prioridad de acción de la organización debería centrarse en los grupos que ostentan los tres atributos (los definitivos), con énfasis en la urgencia, poder y legitimidad. Sin embargo, hay que tener especial atención en el hecho de que con un atributo más, el agente puede pasar de latente a expec-tante o a definitivo. También debe vigilarse el entorno, pues actores que por definición no son grupo de interés (por carecer de todos los atributos), en un contexto social cambiante pueden mudar de clase y resultar importantes para la gerencia de la organización.

Aunque según este análisis la empresa debe centrarse en los actores defini-tivos, no debe dejar de monitorear otros actores como los peligrosos o domi-nantes, que en un momento determinante pueden convertirse en decisivos. Es fundamental que la empresa integre una gerencia de la legitimidad a partir de un sistema de monitoreo a actores y grupos de interés que mediante indica-dores señale la capacidad de influencia de estos y las consecuencias que ello le puede generar en sus metas y objetivos.

E. Gerencia de la legitimidad

El reconocimiento del entorno, de parte de las empresas agroindustriales, forma parte central del modelo de gerencia que se viene construyendo. Se trata de entender las relaciones de la organización con sus audiencias, para lo cual hay que ser sensible a la forma como estas entienden a las empresas, incluso sus per-cepciones y códigos culturales mediante los cuales interpretan sus acciones. En este sentido, emerge el concepto de gerencia de la legitimidad, entendida como la “percepción o el supuesto generalizado de que las acciones de una organiza-ción son deseables, correctas o apropiadas, dentro de un determinado sistema de normas, valores, creencias y definiciones construido socialmente” (Suchman, 1995: ). La legitimidad, según este autor, puede ser pragmática, moral y cogni-tiva. Los gerentes en general le prestan mayor atención a la primera de estas, que expresa un cálculo de los intereses de actores frente a la organización (Such-man, 1995). En este sentido, la legitimidad es un “recurso” que las organizacio-nes intentan maximizar para atraer adherentes (Suchman, 1995). La legitimidad moral tiene que ver con el sistema de valores y normas construidos social-mente y que se deja ver en juicios acerca de lo que es correcto esperar (Such-man, 1995) de las acciones de la organización. Esta dimensión de la legitimidad es un reto mayor en empresas que jalonan negocios de escala, que debería tra-tar de transformar la legitimidad cognitiva (DiMaggio y Powell, 1983; Meyer y

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Enfoque conceptual y metodológico

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Rowan, 1977). Cuanto mayor legitimidad, tanta más reputación de la empresa; cuanto mayor reputación, tanto menor incertidumbre en la toma de decisio-nes estratégicas.

Próximo al concepto de legitimidad está el de “licencia social”, en el sen-tido de International Finance Corporation, que tiene que ver con la generación de confianza entre la organización y su entorno social. La confianza, en este sen-tido, ya no es un atributo de una de las partes, sino que atañe a la relación entre ellas y que por lo general se le otorga a la empresa; es decir, hay que ganarla, lo que depende de su capacidad para demostrar que sus operaciones benefician a las comunidades y localidades. A diferencia de las licencias formales o institu-cionales, la “licencia social local” se construye mediante las prácticas cotidianas de la empresa, con comportamiento transparente y relación sólida con los gru-pos de interés. No es un escollo en el camino empresarial, sino un beneficio concreto, que además permite prevenir choques y evitar conflictos y hostilida-des. En otras palabras: el desconocimiento del contexto local puede producir desajustes locales que pueden escalar y convertirse en confrontación. La gestión en el nivel de “licencia social” puede ser muy importante cuando hay opera-ciones en áreas remotas, con disputas territoriales, pueblos indígenas, afectación de acceso a uso de recursos naturales y regímenes de propiedad no resueltos.

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IV. Resultados

A. Tendencias regionales en los servicios ecosistémicos

Es evidente que la agricultura tiene un gran potencial económico en la región. Sin embargo, las experiencias en otras regiones del mundo, como el Cerrado brasileño, llaman la atención sobre la necesidad de generar un equilibrio entre los servicios ecosistémicos, que es además entre actores sociales e intereses vin-culados con el territorio. En particular porque las tendencias actuales de trans-formación productiva agrícola de la altillanura, tanto local como subregional mediante impactos acumulados, acarrean evidentes riesgos de desequilibrio. Se presentan en el cuadro 4.1 los servicios ecosistémicos en la situación actual (antes de la transformación severa de la altillanura). En este cuadro predomina la “ganadería extensiva”, que en este caso es de baja densidad adaptada al sistema ecológico y que permite el mantenimiento de la biodiversidad (Etter, comuni-cación personal)13.

En contraposición, la situación tendencial de expansión de la agricultura en la sabana a una tasa de 200.000/año (Etter et al., 2010) representa la maximiza-ción económica de la producción agrícola en un gran monocultivo, en el mejor de los casos con franjas de vegetación boscosa a lo largo de los cursos de agua. Esta maximización económica se daría a costa del ecosistema inicial y algunos de sus servicios, entre ellos: 1) el cambio del funcionamiento por la adición o liberación de nutrientes en los suelos (NPK) que trae el paquete tecnológico (servicio ecosistémico de soporte). Este proceso es con claridad un enriqueci-miento económico del ecosistema, cuando el cambio está limitado a una parte

13 Son cerca de 950.000 km2 de ecosistemas de sabana en Bolivia, Brasil, Paraguay, Colombia y Venezuela manejados con ganaderías llamadas “extensivas”, con grandes beneficios ambientales (Hoogesteijn y Hoogesteijn, 2010), sin olvidar por supuesto el tema de la gran intensidad de incidencia del fuego en la zona del Vichada (Romero-Ruiz, 2010).

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Resultados

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del paisaje; 2) se aumenta el servicio ecosistémico (global) de retención de car-bono en la vegetación, por el cambio del régimen de fuego en las sabanas. El paso del régimen de fuego de las sabanas hacia uno con fuego controlado o inexistente es casi siempre un cambio positivo frente al efecto actual de las que-mas en el ciclo global del carbono (Etter et al., 2010)14.

Con todo, no se ha evaluado a fondo la relación de la agricultura en sabana con los servicios ecosistémicos y la dinámica local del sistema hidroecológico, el cual tiene un riesgo del cambio de régimen de funcionamiento, en particular en los sistemas ecológicos de aguas oscuras, por lixiviación de herbicidas o insec-ticidas, con potencial repercusión sobre la biodiversidad y la pesca ornamental aguas abajo en las bocas del río Bita en el Orinoco (Ajiaco, Ramírez, Sánchez, Lasso y Trujillo, 2012). Hay también potencial conflicto entre uso del agua en la agricultura industrial o el cambio acumulado en evapotranspiración, que podría acarrear compromisos con otros usos del agua o sobre el ciclo hidroló-gico aguas abajo de las sabanas “encharcables” (rain-fed savannas). En situación tendencial de transformación, frente a las incertidumbres del cambio climático, implica además riesgos de desertización. En este sentido se necesita prever los efectos de su supresión o disminución en la dinámica del fuego en la altillanura. Quizá podrían crearse algunos “corredores ecológicos” especialmente pensados para la conservación de animales y plantas dependientes del ecosistema de bos-que de galería. Es un escenario muy propicio para el colapso regional de la bio-diversidad y que presenta gran riesgo ecológico para la adaptación.

En el escenario adaptativo se busca un equilibrio agenciado entre servicios ecosistémicos basado en un desarrollo agroindustrial con límites en el territorio (en teoría hasta el 50%, dependiendo de la heterogeneidad local), el cual con-tribuye con más claridad a construir un equilibrio económico-ecológico en el territorio, con fundamento en paisajes multifuncionales, con los cuales se aso-cia una importante diversidad cultural (Arias, 2004). Algunos servicios cultura-les, como el acceso a recursos naturales protegidos dentro de las fincas o el valor cultural de la sabana, podrían verse afectados. También el aumento de poblacio-nes de fauna en fincas con acceso restringido o la disminución del régimen de fuego en sabanas transformadas, los cuales son cambios en general considera-dos positivos (Etter et al., 2010). La transformación también tiene el poten-cial de producir cambios negativos e inesperados, que se manifiestan como

14 En efecto, aunque el fuego es un disturbio que forma parte de la dinámica sabana, en algunas partes de Venezuela (Gran Sabana) se ha mostrado cómo su aumento (en especial en la actual interfaz sabana-bosque) representa un riesgo para los ecosistemas y el bienestar humano, generando conflictos entre los nativos que dependen del fuego para sus formas de vida (cultivo itinerante y caza) (Bilbao, Leal y Méndez, 2010). La región del proyecto se caracteriza por tener una de las mayores tasas de ocurrencia del fuego (Romero-Ruiz, 2010).

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Ecosistema empresarial agroindustrial

perjuicios (ecosystem disservices) por la agricultura (Zhang, Ricketts, Kremen, Carney y Swnton, 2007), cambios a los cuales había que estar atentos mediante mecanismos de alerta temprana originados sobre todo en un adecuado sistema de monitoreo.

Cuadro 4.1. Tendencias en los servicios ecosistémicos en la región del proyecto

Situación de SE Línea base Tendencial Compromiso

Uso de la tierra Llamada ganadería extensiva, se trata de una ganadería de baja densidad adaptada al sistema ecológico y hasta cierto punto compatible con la biodiversidad.

El paisaje dominado por el monocultivo. Hay disminución del carácter multifuncional que permite la ganadería de baja densidad.

Se mantiene en una parte del territorio la ganadería multifuncional con apoyo en el reconocimiento de su valor adaptativo.

Servicio de aprovi-sionamiento

Uso de madera para cercados o construcciones.Extracción de recursos (caza, pesca o recolección).Agricultura y ganadería comerciales de baja densidad que sustenta forma de vida llanera.

Predominio de servicio de provisión de alimentos y biocombustibles.Uso del agua del río Meta o afluentes para riego de la agricultura. Disminución de la ganadería tradicional.

Soporte Sabana pirófila en suelos pobres en nutrientes.Ecosistema con biodiversidad característica del bioma.

Cambios en la dinámica de nutrientes en los suelos enriquecidos para agricultura. Cambios en funcionamiento de ecosistemas en transformación.Creación de suelo orgánico.

Regulación del ciclo hídrico.

Mal conocida en la región y subestimada. No se considera la función de regulación de las sabanas inundables o “encharcables”a.

Afectación del ciclo hídrico (caudales de ríos tomados para riego) y equilibrio local en las parcelas bajo uso agrícola. Riesgo de sorpresas ecológicas. Alteración del papel de los ecosistemas en el ciclo local del agua: aumento de evapotranspiración.

Hay regulación del ciclo hídrico con fundamento en los ecosistemas naturales.

a Se distingue la sabana inundable por efecto del desborde de ríos y la sabana pluvial, que recibe de manera directa la lluvia y retiene durante un tiempo el agua, y que aquí llamamos estacionalmente encharcable.

(Continúa)

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Resultados

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Cuadro 4.1. Tendencias en los servicios ecosistémicos en la región del proyecto (continuación)

Situación de SE Línea base Tendencial Compromiso

Diversidad cultural. La cultura llanera es un ejemplo de integración entre la sociedad y la naturaleza, en aspectos como conocimiento y adaptación.

Pérdida de la diversidad cultural y valores sociales asociados con la naturaleza silvestre. Predominio de una cultura urbana global.

Hay transformación cultural no violenta, con retención de elementos adaptativos.

Biodiversidad y vida silvestre.

Máxima biodiversidad característica de las sabanas tropicales. Concentraciones de vida silvestre.

Pérdida severa de la biodiversidad característica de ríos de aguas claras y oscura y en mosaicos sabana y sabana-bosque.

Disminución de la biodiversidad, pero no colapso. Se mantiene la vida silvestre y aumento eventual de algunas poblaciones.

Disponibilidad de agua para usos humanos.

Abundante en cantidad total con una gran estacionalidad de oferta.

Menor agua disponible para el consumo humano directo.

Las asignaciones del agua son equilibradas según usos y actores.

Valores sociales asociados con la naturaleza silvestre.

Presente en grupos de interés, pero subestimado en términos generales y de política. Territorios indígenas.Cultura criolla llanera.Espacio de vida y significados para comunidades rurales. Ecosistemas y vida silvestre con valor para la ciencia, la recreación y el ecoturismo.

Pérdida masiva de valores sociales asociados con la naturaleza silvestre, pérdida de opciones en el sector de turismo. Cultura llanera agroindustrial emergente. Crecimiento económico. Valoración social de la naturaleza, protegida en reservas privadas.

Se mantienen espacios en los cuales es posible recrear la valoración social apoyada en la naturaleza silvestre.

Ciclo del carbono Gran liberación de carbono por el régimen actual de quemas en las sabanas. Régimen seminatural de disturbio originado en el fuego.

Mejora de la capacidad de retención de carbono en la vegetación plantada (en especial si hay cultivos perennes) y en los suelos. Cambio en el régimen de disturbio del fuego. Acumulación de biomasa.

Aumento de retención de carbono con el régimen de incendios controlado, pero no suprimido.

Fuente: elaboración propia.

Siguiendo la propuesta de representación gráfica de los servicios ecosisté-micos de Bennett, Peterson y Gordon (2009), se propone de manera hipoté-tica una relación problematizada entre el desarrollo agrícola de la altillanura y los servicios ecosistémicos en tres escenarios de carácter regional de la altilla-nura (figura 4.1).

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Ecosistema empresarial agroindustrial

Figura 4.1. En una escala relativa cualitativa de 1 a 3, cada “pétalo” representa el estado de los servicios ecosistémicos en tres escenarios regionales para la altillanura: a) actual, b) intensificación extendida y c) paisaje agroindustrial equilibrado.

Biodiversidady vida silvestre

Diversidadcultural

Regulaciónciclo hídrico

Agriculturay foresteríacomercial

Paisajeganadero

multifuncionalValores

culturalesasociados

con la naturaleza

Agua paraconsumo humano(cantidad y calidad)

Retenciónde carbono

a)

b)

Paisajeganadero

multifuncionalAgriculturay forestaríacomercial

Regulaciónciclo hídrico

Diversidadcultural

Biodiversidady vida silvestre

Retenciónde carbono

Agua paraconsumo humano(cantidad y calidad)

Valoresculturalesasociados

con la naturaleza

c)

Paisajeganadero

multifuncionalAgriculturay forestaríacomercial

Regulaciónciclo hídrico

Diversidadcultural

Biodiversidady vida silvestre

Retenciónde carbono

Agua paraconsumo humano(cantidad y calidad)

Valoresculturalesasociados

con la naturaleza

Fuente: elaboración propia.

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Resultados

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B. La altillanura es un sistema ecológico heterogéneo

En el nivel local del proyecto se encontró que la altillanura era un sistema eco-lógico heterogéneo y complejo, al contrario de una altillanura como un sistema ecológico homogéneo, listo para recibir el paquete tecnológico y con pocos limitantes ambientales para recibir los réditos económicos (Durán, 2012). El proyecto Veracruz se inserta en un paisaje que se diferencia entre planicie alu-vial y altillanura propiamente dicha, con una importante heterogeneidad en la forma, tipo de relieve y sistema ecológico. En el área del proyecto se identi-ficaron cuatro grandes categorías de cobertura, divididas en nueve categorías, catorce clases (cuadro 4.1) y dieciocho unidades de paisaje-ecosistema, 95% de los cuales son naturales o seminaturales15 y 5% ya transformados por cultivos establecidos e infraestructura (anexo 2).

Cuadro 4.2. Descripción de la leyenda de geomorfología

Paisaje Tipo de relieve Forma característica

Planicie aluvial

Diques y orillares Superficies planas con bajos y cauces abandonados.

Esteros Superficies cóncavas, alargadas de variada profundidad.

Napa de desborde Superficies planas y cóncavas en algunos sectores con disecciones poco profundas.

Terrazas Superficies planas a cóncavas discontinuas por lo general con escarpes o taludes.

Altillanura Superficies cóncavas moderadamente drenadas

Superficies ligeramente inclinadas con surquillos paralelos en algunas áreas y cárcavas poco profundas.

Esteros Superficies cóncavas, alargadas de variada profundidad.

Superficies planas bien drenadas

Superficies planas y algo inclinadas con surquillos paralelos en algunas áreas.

Fuente: elaboración propia.

A diferencia de lo que ocurre a escala regional, en lo que hace a áreas de sabana, los predios adquiridos tienen mayor proporción de sabanas inundables y menor proporción tanto de sabanas encharcables como de sabanas altas (banco de sabana) y bosques. La descripción de los ecosistemas se presenta en el anexo

15 Se denomina seminatural un sistema ecológico que ha sido afectado por la acción humana, en este caso la ganadería de baja densidad y el fuego, y que mantiene una composición de especies natural propia de la sabana, aunque su estructura haya cambiado.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

2. Con los ecosistemas descritos en un nivel de detalle suficiente para la pla-nificación, el siguiente paso del proyecto fue definir cuáles de ellos podrían excluirse de la intensificación agrícola.

Cuadro 4.3. Tipos principales de ecosistema en la región y el proyecto

Tipo de ecosistema Región ha (%) Proyecto ha (%)

Sabana alta 150.603 (45%) 20.497 (13%)

Sabana encharcable 85.158 (25%) 13.359 (15,7%)

Sabana inundable 38.654 (12%) 6.218 (20,3%)

Bosque 30.598 (9,5%) 2.202 (5,7%)

Cultivos ya establecidos 14.205 (4%) 521 (3,7%)

Otros (río playas) 3,6%

Infraestructura 0,6%

Fuente: elaboración propia.

C. Criterios para la exclusión de la agricultura

En medio de la heterogeneidad ecológica encontrada, el siguiente paso es defi-nir las áreas en las cuales se va a excluir la agricultura, además de las áreas de conservación (bosques, vegetación secundaria alta de la planicie aluvial y hume-dales naturales, en sentido estricto). El paquete tecnológico de enriquecimiento de suelos y agricultura de precisión tiene el potencial de incorporar a la agri-cultura todas las tierras que no presentan niveles altos o permanentes de agua en el suelo; es decir, se trata del enfoque convencional de adecuar el sistema eco-lógico a la producción.

El proyecto Veracruz pretende introducir un concepto complementario: se trata también de adecuar la agricultura al sistema ecológico, no mediante el cambio de la tecnología, sino mediante el diseño en el paisaje, entendido como un “cambio intencional en el ecosistema dirigido a aumentar el bienes-tar humano” (Nassauer y Opdam, 2008), manteniendo suficientes estructuras y funciones ecológicas. Al excluir algunas áreas, no obstante que tienen algún potencial económico (figura 4.2), se estaría construyendo un equilibrio eco-nómico-ecológico en el territorio, teniendo como referencia tres escenarios de gestión del riesgo y de generación de valor ecológico en el negocio.

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Resultados

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Figura 4.2. Tipos de ecosistemas y escenarios de exclusión de la agricultura

Bosque

Sabana inundable

Escenario 1

Escenario 2

Escenario 3

Sabana encharcable

Sabana alta

Bosque galería de la planicie aluvialBosque denso de la planicie aluvialBosque galería de la altillanuraVegetación secundaria alta de la planicie aluvial

Tipos de ecosistemasexcluidos

Agrupación

Herbazal denso inundable de la planicie aluvialHerbazal denso inundable arbolado de la planicie aluvialHerbazal denso inundable arbolado de la altillanuraHerbazal denso inundable de la altillanura

Herbazal denso encharcable de la planicie aluvialHerbazal denso encharcable de la altillanura

Herbazal denso de tierra �rme de la planicie aluvialHerbazal denso de tierra �rme de la altillanuraHerbazal denso de tierra �rme arbolado de la altillanura

Fuente: elaboración propia.

1) En el primer escenario, denominado “mínimo legal”, se mantienen los bos-ques y humedales reconocidos legalmente16. Este escenario representa el mayor riesgo ecológico, el menor valor ecológico y la máxima incertidum-bre frente al cambio ambiental.

2) El segundo escenario se denomina “de gestión de impactos ambientales previsibles” y corresponde a un concepto de sostenibilidad ambiental y eco-eficiencia fundado en la producción limpia y la previsión de impactos espe-rables según el conocimiento disponible. En este escenario, además de los bosques y humedales, se mantienen unas franjas que sirven en su estado natural o modificado de filtros para los flujos horizontales de nutrientes y lixiviados desde la agricultura hacia el sistema hídrico. De especial impor-tancia en este escenario son las sabanas “encharcables”17, algunas de las cua-les en forma de franjas se incorporan a la red ecológica de espacios naturales o seminaturales interconectados (infraestructura ecológica). Algunas de las áreas de sabana encharcable no integradas a la agricultura comercial pueden

16 La exclusión de estas áreas por tipos de ecosistema es una primera aproximación, pues se tiene previsto realizar un modelo espacial de conectividad en la fase 2 del proyecto.

17 La resolución de Corporinoquia de 22 de junio de 2011 considera estas sabanas un subtipo de humedales.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

ser productivas económicamente manteniendo la ganadería tradicional, la forestería o el ecoturismo.

3) El tercer escenario se denomina “de precaución”. Se funda en excluir de la actividad agrícola tierras cuya transformación podría generar impactos, pero que no son previsibles de acuerdo con el conocimiento convencional. En este escenario, además de las exclusiones anteriores se integran a la red ecológica sabanas arboladas, ricas en biodiversidad. Es un escenario para la diferenciación del negocio.

En el gráfico 4.1 se muestra el porcentaje de tierra agrícola por cada escena-rio de diseño para la cuenca de estudio. La línea negra separa en cada escenario las áreas de agricultura. El mapa 4.1 muestra el patrón espacial de emplaza-miento en los tres escenarios en el territorio.

Gráfico 4.1. Disponibilidad de tierras según los escenarios de exclusión en la región y el proyecto

Porcentajedel

territorio

a)

a) Regiónb) Proyecto

Ya transformada Sabanas altasSabanas arboladas

Sabanas encharcables

Para plantar

Bosques y humedales

Límite de transformación

E1

E3

b) a) b) a) b)

10

20

30

40

50

60

70

80

90

100

Fuente: elaboración propia.

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Resultados

39

Mapa 4.1. Escenarios de exclusión de la agricultura en el territorio

Fuente: elaboración propia.

El modelo de emplazamiento de la agricultura es además uno de gestión, pues tiene recomendaciones de aplicación en el campo que incluyen manejo de vida silvestre, de los bordes sabana-cultivos, conservación de la biodiversi-dad dentro de las áreas reservadas, acuerdos con vecinos sobre uso de recursos naturales, etcétera18. La decisión de emplazamiento de la agricultura incluye, a la fecha (abril de 2013):

1) La empresa está dispuesta a considerar la exclusión de manera temporal o definitiva de la explotación agroindustrial de diferentes áreas de explotación productiva, en particular ciertas franjas de mosaicos de ecosistemas funcio-nales, en especial bosques, humedales del plano de desborde del río Meta y algunas sabanas encharcables, como componente central de la estrategia integral de manejo ambientalmente sostenible en la escala del paisaje.

18 Se trata de una tarea muy demandante en proceso de ejecución como parte de la fase 2 del proyecto (2013).

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40

Ecosistema empresarial agroindustrial

2) La exclusión se refiere solo a la agricultura industrial y por ende no incluye para el caso de estas áreas otras actividades productivas como ecoturismo, ganadería apoyada en el manejo de la sabana natural (con enriquecimien-tos puntuales), agroforestería y forestería de baja densidad que no implica el riesgo de afectar de manera irreversible el carácter ecológico de la sabana.

3) Excluir de la explotación productiva industrial de un predio (Saigón o La Chamuscada, que se ha de decidir según recomendaciones científico-eco-nómicas), para que bajo la figura legal de cesión en comodato opere como sede de un centro de investigaciones dirigido por la Universidad de los Andes, con el propósito de consolidarlo como la sede de un centro de investigaciones que centralizando la ejecución del programa de monitoreo ambiental se oriente a buscar la sostenibilidad a largo plazo de las explo-taciones productivas. Con este enfoque, el predio seleccionado se manten-drá como testigo de la estructura y funcionamiento del sistema ecológico antes de la intervención agroindustrial y desde él se efectuará el monitoreo y control de las intervenciones productivas que se desarrollen en la altilla-nura, de tal suerte que con su aplicación en el marco de un enfoque opor-tunamente reactivo se minimice el riesgo de modificaciones generadoras de efectos netos negativos o consecuencias irreversibles del paisaje. A partir de ello será viable:

a) Estudiar la posible limitación futura en el carácter de las intervenciones agroindustriales en ciertas áreas, respondiendo a las señales tempranas que vayan surgiendo en el marco de la dinámica del sistema de monito-reo, tanto de paisaje como de la biodiversidad.

b) Identificar una zona representativa de sabanas arboladas (ricas en biodiver-sidad) con el propósito de propiciar la decisión de integrarla a la red de conservación.

c) Lograr que las zonas de “sabana encharcable” reciban un tratamiento especial por medio de una aproximación novedosa que busca: 1) con-servar la biodiversidad representativa (con foco en el predio La Cha-muscada o el predio Saigón), 2) maximizar su función de depósitos de agua y 3) generar una tecnología ecológica de diseño en el paisaje de filtros verdes cuyo objetivo principal sea el de estar en capacidad de minimizar de manera gradual el riesgo de que se produzca de los flu-jos de nutrientes y contaminantes hacia los drenajes de “aguas oscuras” y “aguas negras” del sistema Tomo-Orinoco.

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Resultados

41

Cuadro 4.4. Escenarios de exclusión de la agricultura propuestos según niveles de riesgo asociados y de generación de valor ecológico

EscenarioSistema

ecológicoNivel de gestión

del riesgoValor ecológico

agregadoTipo de responsabilidad ambiental empresarial

E1. M

ínim

o le

gal (

tend

enci

al)

Se transforman tordas las sabanas. Se mantienen bosques y humedales reconocidos.

Se hace una gestión directa del riesgo legal centrado en el requerimiento de conservación de bosques y humedales reconocidos.

Se mantiene la biodiversidad de bosques y humedales.Hay supresión o control de quemas en las sabanas. Aumento de poblaciones silvestres de bosques por protección directa.

Nivel 1 de “conformidad”. Se cumple la ley.

E2.

Pre

visió

n (c

ompr

omiso

)

Se mantienen bosques, humedales reconocidos y sabanas encharcablesa.

Además del riesgo legal, se controla de forma parcial el riesgo de pérdida de biodiversidad de algunos tipos de sabana y el riesgo ambiental estándar (producción más limpia).

Además, hay conservación de la biodiversidad asociada a mosaicos de sabanas.

Nivel 2 o “segunda generación”: control de impactos ambientales conocidos.Se incorporan elementos de sostenibilidad ambiental según estándares sectoriales Ecoeficiencia. Hay fortalecimiento del sector público local y políticas públicas sectoriales.

E3. P

reca

ució

n (c

ompr

omiso

)

Además de los anteriores, se mantienen franjas conectadas de sabanas altas y ricas en biodiversidad (en especial las arboladas).

Se minimiza el riesgo de sorpresas ecológicas y de pérdida de la biodiversidad.Se prepara mejor el territorio para cambios desconocidos, como el climático.Representa el mayor nivel de gestión del riesgo de reputación.

Se retiene el mayor nivel de biodiversidad con mosaicos robustos. Se mantienen opciones económicas asociadas con la conservación.

Nivel 3 o de “tercera generación”: precaución frente a impactos desconocidos y posibilidad de cambio de régimen ecológico. Diferenciación del negocio. Alianzas con actores múltiples.Fortalecimiento del sector público y políticas nacionales. Trayectoria hacia una agricultura de conservación.

a En la resolución de Corporinoquia de 22 de junio de 2011 se consideran las sabanas “encharcables” un subtipo de humedal.

Fuente: elaboración propia.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

D. Características de los grupos sociales

Hoy el municipio de Santa Rosalía tiene una población aproximada en 6.266 habitantes y La Primavera de 14.344 (Planes de Desarrollo Municipal Santa Rosalía y Primavera 2008-2011), con tres grupos sociales que se diferencian entre sí no solo por sus identidades culturales, sino por sus expectativas de vida y pensamiento político: los indígenas, campesinos-colonos y los llaneros, con diferentes orígenes:

Llaneros Grupos de mestizos de origen colonial. sucultura se origina en las haciendas de los siglos XVII y XVIII.

Campesinos Se establecieron en la región durante la segunda Colonos mitad del siglo XX en varias olas de colonización.

Indígenas En Santa Rosalía, se asientan las etnias sáliba y

sikuani, principalmente, repartidas en dos resguardos: Santa Rosalía y Nueva Esperanza del Tomo.

Otros grupos Grupos de desplazados

De acuerdo con su posición geográfica, la población se divide en varios grupos.

1) Habitantes de pueblo, que son campesinos llaneros, colonos e indígenas. Algunos mestizos, con mejor nivel de instrucción, son propietarios de hatos, poseedores de recursos y con alguna capacidad de liderazgo y dirigencia social. Son además propietarios de sus casas de habitación en el pueblo y sus hijos se educan en la capital del departamento (Villavicencio o Bogotá)19. Los comerciantes son un grupo significativo por su influencia y recono-cimiento. También habitan el pueblo los desplazados, colonos sin tierra ni empleo y algunos indígenas.

2) Los vegueros son campesinos colonos y llaneros que habitan en las vegas del río (islotes de 10 a 15 ha) con tierras muy fértiles. Comercian con pro-ductos agrícolas y de la pesca y la cacería.3) Los ribereños o conuqueros son indígenas en su mayoría y algunas veces campesinos desplazados o colonos, o

19 Hasta hace pocos años la gran mayoría de los funcionarios de las administraciones nacional, departamental y municipal estaba constituida por personas ajenas a la región. En la actualidad, la Alcaldía trata de imponer que la gestión administrativa la realicen personas naturales de la zona.

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Resultados

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descendientes de ellos, establecidos en las riberas de los ríos y caños, donde cultivan plátano y topocho, maíz y caña de azúcar. Tienen algunas cabezas de ganado y aves de corral.

4) Los llaneros o sabaneros son mestizos con algún arraigo familiar en el casco urbano, que viven del cuidado y pastoreo del ganado y en ocasiones se con-vierten en jornaleros.

5) Población de las etnias sikuani, sáliba y en menor medida piapoco, estable-cidas en Santa Rosalía en los resguardos Nueva Esperanza del Tomo y Santa Rosalía y en la jurisdicción de La Primavera en los resguardos Gavilán-La Pascua, Campoalegre-Ripialito, La Llanura y Veracruz-El Trompillo (este último en proceso de conformación) (anexo 3).

En la última década la composición de la población viene cambiando a causa de diferentes fuerzas (figura 4.3): primero por presencia de campesinos prove-nientes de distintas regiones desplazados por la violencia y más recientemente atraídos por oportunidades económicas asociadas al petróleo y la agroindustria. A diferencia de los ciclos migratorios anteriores, estos no han logrado hacerse con facilidad a un pedazo de tierra y han constituido invasiones periurbanas.

1) Actores y percepciones frente a la actividad agroindustrial

Los actores sociales presentan diferentes grados y tipo de afectación por los pro-yectos agrícolas, entre ellos el proyecto Veracruz:

1) El primer grupo se refiere a usuarios, poseedores y propietarios de tierras y recursos afectados por el proyecto. Este conjunto de personas tiende a con-siderar beneficiosa la actividad agroindustrial, y en su perspectiva el beneficio comunitario es irrelevante. Un conjunto menor de campesinos no están dispuestos a vender sus tierras; son casi siempre ganaderos tradicionales, pro-pietarios de fincas o hatos y agricultores de mediana escala.

2) El segundo grupo es la población desplazada o inmigrante en tiempos más recientes, algunas de ellas víctimas del despojo violento y en estado de vul-nerabilidad, lo cual dificulta su relación con instituciones formales y el Estado; conforman un conjunto de actores con expectativas de beneficios a partir de las nuevas iniciativas económicas, por medio de empleo o demanda de pro-ductos. Se trata de campesinos vegueros o ribereños, comerciantes, llaneros, propietarios de fincas y hatos aun no involucrados en el proyecto.

3) También se encuentran otro grupo que en general son críticos o simpatizantes del proyecto, dependiendo de los beneficios directos que de él obtengan. Dentro de

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Ecosistema empresarial agroindustrial

estos se encuentran comerciantes, industriales, proveedores, contratistas, trans-portadores, intermediarios, caudillos comunitarios y políticos. Se encuen-tran también indígenas como población vulnerable en la zona de influencia del proyecto, y a la fecha son solo beneficiarios mediante planes sociales del Gobierno o de algunos inversionistas como Riopaila-Castilla S. A.

Figura 4.3. Fuerzas de contexto y percepciones locales

Región entendidahistóricamentecomo frontera

extractiva

Con�ictospor la tierra:i.e. titulación

Sentido depertenencia

marcado hacia elmunicipio y la región

Percepción deprogreso

Vías, salud, medioambiente, empleo yeducación como los

principales problemasde los municipios

Descon�anzageneralizada entre las

organizacioneslocales

Presencia degrupos armados

ilegales

Baja coberturaeducativa; oferta

excasa de RR.HH.cali�cados

Grupos indígenasvulnerables

Ciclos económicos:pieles y plumas,

maderas, ganadería,caucho, coca,

agricultura y minería

Baja comercializaciónde pequeñaagricultura

Situación laboralprecaria

(informalidad)

Fuerzaseconómicas

Fuerzas socialesy políticas

Percepcioneslocales

Fuente: elaboración propia.

E. Organizaciones públicas

Los municipios de Santa Rosalía y Primavera, a pesar de las diferencias de tamaño, comparten una misma estructura de gobierno conformada por la ofi-cina del alcalde y las secretarías de Gobierno, Planeación, Hacienda, Desarrollo Productivo y Social y la Unidad de Asistencia Técnica Agropecuaria (Umata). La organización política está conformada por el Concejo Municipal, la Registra-duría, la Personería y la Comisaría de Familia, presentes en ambos municipios, además del Juzgado Municipal, solo en La Primavera. En ambos municipios se

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Resultados

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encuentran el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y el Sistema de Identificación y Clasificación de Potenciales Beneficiarios para los Progra-mas Sociales (Sisbén), y de parte de la Presidencia de la República, Familias en Acción y Red Unidos. El Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), por su parte, tiene una seccional en La Primavera, al igual que Corporinoquia, la auto-ridad ambiental competente en la región.

F. Confianza y legitimidad

El grado de confianza de los pobladores en sus instituciones presenta una noto-ria variación. La institución que genera más confianza es el Ejército, seguida por la Iglesia católica, organizaciones de campesinos e iglesias cristianas. Una confianza intermedia la generan la policía, las juntas de acción comunal y, en general, el Gobierno y los grupos indígenas. La menor confianza la generan las empresas agrícolas, el cabildo indígena, la Alcaldía, las empresas petroleras, el gobierno departamental y, en general, “los políticos”.

La legitimidad de las administraciones municipales tiende a darse por sen-tada, por su carácter de legalidad. Sin embargo, algunas de las organizaciones ven las alcaldías como una fuente de apoyo y de recursos y, en este sentido, las perciben como válidas y apropiadas (este es el caso de la Asociación de Muje-res de Santa Rosalía, la Asociación de Discapacitados del mismo municipio y la Asociación de Desplazados de La Primavera). Pero para otras organizaciones, como ocurre en La Primavera, algunas de las actuaciones del gobierno munici-pal se ponen en duda. Varios de los entrevistados de ese municipio manifestaron que el deterioro de las vías y los problemas del alcantarillado y de la planta de tratamiento de agua se debían a la incompetencia del alcalde. Sin embargo, estas opiniones tienen que ver más con la legitimidad del alcalde de turno que con la institución de la Alcaldía. Las alcaldías han solicitado a las empresas agrícolas información y difusión de los proyectos y las actividades que están llevando a cabo. También se espera que las empresas contraten mano de obra local y cola-boren en el mantenimiento de las vías. Al respecto, los alcaldes dijeron:

[...] Ahora llega una empresa muy importante que yo veo con buenos ojos que es la empresa de Sugranel […] Yo lo veo con buenos ojos porque yo creo que ellos sí van a generar empleo en el municipio. Nosotros los bus-camos, yo los busqué, les pedí cita, fuimos con un diputado, con el alcalde de La Primavera, Vichada, fuimos los dos alcaldes y les solicitamos eso: que socializaran el proyecto, que nos lo contaran, que nos dijeran qué es lo que

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Ecosistema empresarial agroindustrial

estaban haciendo, que nos incluyeran dentro [sic] de ese proceso agroindus-trial [...]. (Alcalde de de Santa Rosalía).

[…] Ellos teniendo sus máquinas, ¿cierto?, sería para hacer un grupo o hacer un enlace con la Alcaldía y entre todos arreglar las vías. Pero eso no se está haciendo. Especialmente con Sugranel; ellos, he… digamos… no hemos hecho ese compromiso por la ola invernal, pero el propósito con ellos es hacer un enlace de trabajo donde ellos tienen una maquinaria y nosotros tenemos otra y es juntar fuerzas para poder trabajar de forma con-junta […] (Alcalde de La Primavera).

1) Grupos de interés

A partir de los atributos identificados se obtuvo el mapa de grupos de interés externos locales (tabla 10), según el modelo sugerido para la clasificación de grupos de interés adaptado de la propuesta de Mitchell et al. (1997). Se trata, en términos generales, de grupos de interés que, al tener uno solo de los atribu-tos (legitimidad) respecto de la industria agrícola, pueden clasificarse como gru-pos de interés latentes discrecionales. De ello se deriva el hecho de que tengan una prominencia baja para la organización focal y una relación más bien pasiva con ella. Sin embargo, sería un error no prestarles atención a las diferencias de grado que se dan entre ellos y no estar al tanto de los factores dinámicos del modelo.

Hay que advertir que las juntas administradores comunales (JAC), las asocia-ciones de comerciantes, de desplazados y de transporte pueden usar las vías de hecho y hacer uso de ese recurso como base de su poder. El factor dinámico en este caso se asocia a las circunstancias en que estas organizaciones pueden radi-car demandas o peticiones y que adquieran urgencia. Por el momento ninguna de las organizaciones sociales tiene el atributo de la urgencia, sobre todo por-que ninguna de ellas tiene demandas o peticiones explícitas, sino expectativas sobre la industria agrícola (empleo, recursos, entre otras).

La evidencia recogida sugiere que este tipo de organizaciones pueden trans-formar sus expectativas en demandas o peticiones cuando adquieren intere-ses materiales en la organización focal (en este caso las empresas). Estos intereses se crean, a su vez, cuando se da una relación de intercambio de recursos entre estas y las empresas, por ejemplo, en el momento en que una empresa comience a contratar medios de transporte por conducto de la asociación de transporte o de comerciantes o en el evento de que contraten trabajadores por medio de las JAC, como ocurre con las empresas petroleras. Cuando se dan esas circuns-tancias, las organizaciones sociales pueden pasar a ser grupos de interés depen-dientes (tienen legitimidad y urgencia), luego que las organizaciones sociales

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Resultados

47

transformen sus expectativas en intereses, articulen en consecuencia demandas o peticiones hacia la industria agrícola y adquieran mayor nivel de urgencia. Los atributos de las organizaciones sociales, por su parte, también presentan grada-ciones sutiles que es necesario considerar. Desde el punto de vista de la indus-tria agrícola, todas las organizaciones son discrecionales (solo tienen el atributo de la legitimidad) y cuentan con recursos materiales y vías de hecho como mecanismo de uso del poder.

2) Legitimidad cognitiva

La legitimidad cognitiva sobre las industrias agrícolas se encuentra en proceso de asentamiento: al ser fenómenos recientes en la región y —como se explicó— al tener tan poco contacto y diálogo con los grupos de interés externos, sus activi-dades, sus procesos y, en general, su presencia en la región todavía no se dan por sentados, en el sentido de haberse incorporado a los lugares comunes, los sím-bolos y las narrativas de sus diferentes audiencias (primera fuente de legitimidad cognitiva). Es significativo que aunque los datos de la encuesta de percepción arrojan que el 96% de los encuestados conoce la existencia de empresas agríco-las en la región, en el momento de nombrar cuál de ellas se conoce, se come-tan errores de identificación o se toma el nombre del grupo económico o de su dueño como identificador de la compañía. El 58,7% de los encuestados reco-noce a la empresa Sugranel y el 47,83% a Riopaila (cuadro 4.5). El punto que hay que tener en cuenta con estos “errores de identificación” es que, más allá de la empresa particular y el reconocimiento de su marca, revelan que la indus-tria agrícola como tal y las empresas que la componen apenas están entrando al mapa mental de los grupos de interés externos.

Una segunda fuente (paralela al fenómeno de la novedad) que ayuda a explicar esta falta de reconocimiento por los actores es el poco contacto entre estas empresas y los grupos de interés externos. En efecto, al interrogar a estos grupos acerca de los mecanismos de comunicación y diálogo que utilizan las empresas agrícolas (figura 12), los puntajes que obtienen casi todos aquellos que se sugirieron en la pregunta son bajos (menos de 3 en la escala de valoración). No es entonces casualidad que los grupos de interés externos no sepan quiénes son las empresas con exactitud, “qué hacen” e incluso “qué siembran”, como nos dijo uno de los entrevistados. Un aspecto importante que se percibió es la falta de información (datos tomados en 2011), frente a la cual la población tiene diferentes formas de valoración de los mecanismos que se han de usar.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

Cuadro 4.5. Actores internos y externos y legitimidad asociada con el proyecto

Organización Poder Confianza y

legitimidadUrgencia

Tipo de grupo de interés Recursos Capacidades

Alcaldía

—Recursos materiales limitados.—Recursos administrativos limitados.—Poder político limitado.

—Baja capacidad administrativa. —Capacidad de influencia organizaciones sociales.

—Baja confianza. —Legitimidad política y social.

—Demandas no urgentes.

—Discrecional.

Organizaciones sociales

JAC

—Recursos materiales y administrativos limitados.—Vías de hecho latentes.

—Baja capacidad administrativa. —Baja capacidad de alianzas.

—Baja confianza. —Legitimidad social cuestionada. —Pretensiones organizativas legítimas.

—Ausencia de demandas.

—Discrecional.

Asociación de comerciantes

—Recursos materiales y administrativos limitados.—Vías de hecho latentes.

—Baja capacidad administrativa. —Baja capacidad de alianzas.

—Baja confianza.—Legitimidad social cuestionada. —Pretensiones organizativas legítimas.

—Ausencia de demandas.

—Discrecional.

Asociación de desplazados

—Recursos materiales y administrativos limitados.—Vías de hecho latentes.

—Baja capacidad administrativa. —Baja capacidad de alianzas.

—Baja confianza.—Legitimidad social. —Pretensiones organizacionales legítimas.

—Ausencia de demandas.

—Discrecional.

Asociación de transporte

—Recursos materiales y administrativos limitados.—Vías de hecho latentes.

—Baja capacidad administrativa. —Baja capacidad de alianzas.

—Baja confianza.—Legitimidad social. —Pretensiones organizativas legítimas.

—Ausencia de demandas.

—Discrecional.

Asociación de mujeres

—Recursos materiales y administrativos limitados.

—Baja capacidad administrativa. —Baja capacidad de alianzas.

—Baja confianza.—Legitimidad social. —Pretensiones organizativas legítimas.

—Ausencia de demandas.

—Discrecional.

Asociación de ganaderos

—Recursos materiales y administrativos limitados.

—Baja capacidad administrativa. —Baja capacidad de alianzas.

—Baja confianza.—Legitimidad social. —Pretensiones organizativas legítimas.

—Ausencia de demandas.

—Discrecional.

Fuente: elaboración propia.

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Resultados

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Gráfico 4.2. Percepciones sobre comunicación de la empresa

Realizan alianzas/convenios con las comunidades y lasorganizaciones locales para adelantar proyectos

Realizan conferencias informativas acerca de sus impactoseconómicos, sociales y ambientales

Realizan cuestionarios, entrevistas y talleres para consultar laopinión de las comunidades y organizacones locales

Crean mesas de diálogo donde las comunidades yorganizaciones locales participen en la toma de decisiones

Divulgan reportes e informes escritos acerca de sus impactoseconómicos, sociales y ambientales

Escala de la valoración

1,00 2,00 3,00

1,80

1,82

1,84

2,11

2,12

Fuente: elaboración propia.

Como ya se había mencionado, los funcionarios de las alcaldías sienten que este tipo de empresas vienen con permisos “desde arriba” y cuando llegan al municipio o sus inmediaciones, apenas si se enteran de lo que hacen o planean hacer de forma tardía. La poca comunicación de las empresas con los gobiernos locales, la precaria divulgación de sus proyectos es, pues, uno de los puntos que invocan con frecuencia en las narrativas los alcaldes y sus funcionarios:

[…] El contacto [con las empresas agrícolas] ha sido muy escaso y muy poco; muy poca comunicación. El municipio no conoce ni siquiera de qué están hablando, cuál es la dimensión, qué están haciendo esas empresas. La comunicación con esas empresas ha sido difícil […] Empezando porque las empresas llegaron y empezaron a trabajar y el municipio no sabía: llegaron con los permisos desde arriba, con todo, y el municipio visto allá como […]. Entonces empezando por ahí, que no se entró como cuando uno llega a una casa que saluda y se presenta […]. (Entrevista funcionario Alcaldía La Pri-mavera).

La tercera fuente de la legitimidad cognitiva está formada por la distancia cultural con la que se mira a las empresas agrícolas. En los relatos de los gru-pos de interés externos locales, a las empresas agrícolas se las asocia con gente que viene de “afuera”, de “arriba”, “gente que uno no conoce”. A esa gente

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Ecosistema empresarial agroindustrial

—“guates”, según la palabra que designa a todo aquel que no es llanero, que no es de la región— se la representa como a personas o grupos de personas que tie-nen costumbres y formas de vida distintas del modo de vida local:

A veces es bueno [se refiere a la entrada de empresas a la región]; hay mucha entrada de dinero, pero también entra mucha cosa, mucha gente rara y la gente de arriba vive muy diferente —con respeto de usted—, viven muy distinto a como nosotros vivimos.

A la industria agrícola, desde el punto de vista de los grupos de interés externos locales, no solo se la ve como una actividad que no se conoce del todo y que ejercen empresas que tampoco reconocen y localizan del todo, sino per-sonas culturalmente distintas. Esta diferencia cultural, como se verá, también está en el corazón de los juicios morales que se realizan sobre las empresas.

3) Legitimidad pragmática

Sus fuentes se relacionan con las expectativas que genera la entrada de nuevas empresas agrícolas entre los grupos de interés externos locales. Aquí es perti-nente aclarar que la novedad misma de la entrada de estas organizaciones —y lo que se ha explicado varias veces alrededor de la distancia que existe entre las empresas y los grupos de interés externos— hace que en estricto sentido las predilecciones materiales de los grupos de interés externos locales con res-pecto a la industria agrícola no estén del todo formadas o articuladas de forma coherente. En cuanto a las expectativas, el 82% de los grupos de interés exter-nos locales contestó de manera positiva a la pregunta: ¿Opina que la entrada de las empresas agrícolas podría traerle beneficios a la organización a la que per-tenece? (gráfico 4.2). Sin embargo, una proporción importante (18%) contestó de manera negativa, hecho que justifica atención y adecuado manejo. Aun así, en general, el 82% de las personas entrevistadas consideran que la llegada de las empresas sí puede significarles beneficios, de los cuales el 77,7% fue por empleo, 22% por recursos monetarios y 13% de beneficios mediante el comercio y las vías.

4) Legitimidad moral

Son todos aquellos juicios de carácter evaluativo a partir de los cuales los gru-pos de interés de una organización examinan si está en concordancia con las normas y los valores sociales del contexto en el que interactúan. Como se verá en seguida, dichos juicios tienen como una de sus fuentes principales —como

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Resultados

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en el caso de la legitimidad cognitiva— las representaciones de la cultura lla-nera y sus valores. Pero antes de hablar de las fuentes de la legitimidad moral, considérense las opiniones registradas de los grupos de interés externos loca-les sobre las empresas agrícolas. El 48% de los encuestados tiene una buena opi-nión sobre las empresas agrícolas, el 43% contestó que su opinión hacia estas no es ni buena ni mala y el 7%, que su opinión es mala (gráfico 4.3). Solo el 2% de los encuestados tiene una opinión muy buena sobre las empresas agrícolas y ningún encuestado tiene una opinión muy mala. Según el 48% la inversión que hacen es buena, el 43% no tiene un juicio sobre esta y de acuerdo con el 7%, es mala. Solo un 2% afirmó que era muy buena.

Los encuestados calificaron una serie de afirmaciones referidas a algunos de los procedimientos que utilizan estas empresas, a elementos de su carácter y a los comportamientos que repercuten en la comunidad (gráfico 4.3). En cuanto a las afirmaciones acerca de sus procedimientos (las tres iniciales), un promedio de 3,20 encuestados señalaron que las empresas agrícolas tratan bien a sus empleados, y un 2,81, que los sueldos que pagan son justos. La segunda afirmación indica que la mayoría de los encuestados tiende a estar en desacuerdo con que las empresas agrícolas son transparentes acerca de la información que divulgan (2,33).

Gráfico 4.3. Opinión sobre el comportamiento general de las empresas

Escala de la valoración

1,00 2,00

2,33

2,81

3,00

3,20

3,16

3,45

3,73

3,54

2,64

4,000,00

1. Tratan bien a sus empleados

2. Son transparentes en la información quedivulgan acerca de sus actividades

3. Los sueldos que pagan son justos

4. La mayoría de ellas son honestas

5. Son respetuosas de los derechos humanos

6. Generan empleo para la región

7. Respetan a las comunidades indígenas y a las minorías étnicas

8. Responden por sus impactos en el medio ambiente

Fuente: elaboración propia.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

La tendencia manifiesta a las valoraciones neutras se relaciona con juicios de los grupos de interés externos locales sobre las empresas agrícolas basados en la ambivalencia. Por un lado, como lo expresó uno de los líderes de las JAC entre-vistado, “[…] trabajo pa’ la gente antes no había, ni tinto se vendía; entonces por ese lado es bueno […]”. Pero también hay riesgos con su llegada, los cuales se ven con escepticismo: “[…] la gente tiene la expectativa del empleo. Pero yo les digo: «¡mamola!» Van a traer gente de arriba, guates, porque aquí no estamos […]” (Entrevista miembro de la asociación de comerciantes). Los aspectos negativos (tabla 14) percibidos, por su parte, tendrían que ver con los efectos negativos que podrían traer las empresas: deterioro de las vías, del ambiente, inmigración, des-plazamiento de la población local por compras de tierras, contratación de mano de obra externa, etcétera. Otra fuente utilizada para contrastar los aspectos posi-tivos y negativos son las cualidades morales de la gente de “afuera”:

[…] va a llegar gente de afuera. Una buena, otra regular y otra menos regu-lar y esta es una región muy tranquila. Usted puede dormir en ese palito y amanece con todo puesto […]. No estamos acostumbrados. Entró el desa-rrollo y no estamos preparados; las compañías son algo agradable y desagra-dable […] (Entrevista miembro JAC).

Hay además contraste entre los valores locales (tranquilidad, amabilidad, honradez, etc.) y los valores contrarios de la gente de “afuera” (vicios, desho-nestidad, sacar ventaja del otro): Nosotros tenemos una forma muy distinta de ver la vida. Aquí a todo el que

llega uno lo recibe bien y hay gente en la ciudad que por su misma forma de vida no lo ve así, entonces a veces se aprovechan de esa situación, ¿sí?, entonces eso es delicado. Aquí por ejemplo se ve el abuso, también se ve, pero es muy raro, es muy extraño, muy raro el abuso pues con los menores, con todo eso [...]. Con la gente de afuera [decía otro entrevistado] vienen los vicios, los malandros, la drogadicción y la prostitución. Como todo [las empresas], traen cosas buenas y malas.

G. Retos de la gerencia de la relación con los grupos de interés

El principal reto de una organización con respecto a sus grupos de interés es, como han señalado varios autores, decidir hasta qué punto satisfacer, aunque

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Resultados

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sea en lo mínimo, sus demandas, peticiones o reclamaciones fundamentadas y legítimas (Friedman y Miles, 2006; Jones, 2010; Mitchell et. al., 1997) y cómo entrar en comunicación y cooperación con ellos para lograr objetivos que sean comunes a empresa y comunidad. Al existir una pluralidad de grupos de inte-rés, sus demandas y reclamaciones son heterogéneas y con diferente grado de fundamentación. En el aspecto gerencial, las organizaciones deben lidiar con peticiones e intereses muchas veces contrapuestos y tratar de equilibrarlos y reconciliarlos, pues es imposible otorgarles el mismo nivel de atención a todos y cada uno de sus grupos de interés. La gerencia estratégica de estos grupos implica decisiones acerca de qué recursos se distribuyen entre qué grupos (Mit-chell et al., 1997), cuáles grupos reciben prioridad (Jones, 2010) y cuáles meca-nismos deben usarse (Friedman y Miles, 2006). Dado que las percepciones vienen cambiando con rapidez conforme avanza el proyecto, la gerencia estra-tégica de los grupos de interés implica el monitoreo, en torno de la legitimidad en sus diferentes manifestaciones. En este sentido, un reto práctico se refiere a la manera en que la empresa encara la comunicación, el diálogo y el compromiso con sus distintos grupos de interés. Friedman y Miles (2006) proponen evaluar la calidad de las relaciones entre la organización y sus grupos de interés en un modelo (cuadro 4.6) apoyado en los grados de compromiso que tienen los gru-pos de interés con respecto a la organización, que pueden ir desde no partici-pación, pasan por el formalismo y la participación y llegan hasta el poder, cada uno de los cuales requiere una herramienta de gerencia propia.

El grado de respuesta de la empresa hacia la comunidad puede ser variable. Desde no otorgarle ninguna participación y tratar a la comunidad como un sis-tema social que necesita ser educado y escuchado en “terapia” hasta un nivel de involucramiento alto en el que la comunidad se vuelve un socio activo del pro-yecto. El grado específico de participación variará según los valores de la pro-pia empresa y las condiciones particulares del negocio y las fuerzas del entorno que pueden generar mayor o menor grado de incertidumbre sobre la rentabi-lidad del negocio. Este es un aspecto que debe sujetarse a permanentes consul-tas y discusiones, y la empresa debe ser lo suficientemente flexible como para incorporar diferentes niveles de la “escalera” de participación.

Cada una de las categorías anteriores comprende un conjunto de respues-tas (representadas en el cuadro 4.6 como peldaños), intenciones del compro-miso y niveles de influencia y estilos de diálogo. La no participación entraña respuestas como la información para el cambio de las expectativas. En el nivel de compromiso, las acciones y la comunicación entre grupos de interés y orga-nización deben evolucionar hacia la legitimidad pragmática. No obstante, si el

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reto es satisfacer de manera mínima las peticiones y los intereses fundamenta-dos o legítimos de estos grupos, la naturaleza de la respuesta de la organización debería estar, al menos, por encima de la consulta (peldaño 6 del cuadro 4.6). En efecto, como se dijo y como se insistirá más adelante, la falta de comunica-ción y diálogo entre las empresas agrícolas, que operan en el Vichada y los gru-pos de interés externos locales, está en el origen de que estas organizaciones las perciban estos grupos como distantes y se tejan a su alrededor juicios ambiva-lentes. La comunicación debe ser, cuando menos, de doble vía.

Cuadro 4.6. Grados de compromiso en la gerencia de grupos de interés

Cambiar las expectativas de los GI

Educar los GI

Oír GI, sin garantía de seguimiento

GI aconseja, organización decide

Apoyo condicionado a los GI

Educar los GI

Apoyo condicionado a los GI

1. Manipulación

2. Terapia

3. Informe

4. Explicación

6. Consulta

8. Participación

9. Colaboración

10. Asociación

11. Poder delegado

12. Control

7. Negociación

Nivel de in�uencia y tipo de diálogo

Intención del compromiso

Grados de compromiso/herramienta de gerencia de los Grupos de Interés (GI)

Naturaleza de la respuesta

Poder-Responsiva/con�anza-

Participación-Proactiva-

Formalismo -Responsiva/neutra-

No participación -Autocrática/cínica-

5. Aplacamiento

Representación mayoritaria GI toma de decisiones

Representación minoritaria GI toma de decisiones

Poder GI toma de decisiones proyectos especí�cos

Poder GI toma de decisiones proyectos especí�cos

Curar a GI de su ignorancia y preconceptos

Los GI forman parte o dan su visto bueno en la toma de decisiones; diálogo múltiples vías

Los GI tienen in�uencia en la toma de decisiones; diálogo múltiples vías

La organización tiene en cuenta la opinión de los GI; diálogo de doble vía

Conocimiento acerca las decisiones de la organización; diálogo una sola vía

Fuente: adaptado de Friedman y Miles (2006).

Cada uno de los tipos de legitimidad plantea retos particulares, todos perti-nentes en el caso del proyecto Veracruz. A diferencia de las organizaciones que están formalmente constituidas y operando en la actualidad, el reto del proyecto en esta fase inicial es construir legitimidad. Una parte importante de las percep-ciones de legitimidad cognitiva es el grado inicial del proyecto. La comunica-ción se relaciona con la creación de la legitimidad pragmática, en cuanto a las expectativas e intereses, la cual puede ser de doble vía, es decir, un dialogo. Las lección que hay que aprender de las empresas petroleras es clara: la no confor-midad de estas con las expectativas de los grupos de interés locales explica en

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Resultados

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buena medida la pésima opinión que existe entre los pobladores acerca de estas empresas y su imagen, como organizaciones que engañan, cooptan y se mue-ven de manera exclusiva por intereses de lucro. El reto principal consiste en que, además de una estrategia de comunicaciones, el proyecto aprenda a enten-der los valores y los significados locales con el fin de conformarse a ellos en la medida de lo posible; como dijo uno de los entrevistados, “las empresas tie-nen que hablar el lenguaje de la comunidad” —o por lo menos interpretarlo de manera adecuada—. El cuadro 4.7 resume como retos y oportunidades los ele-mentos y categorías de la gerencia de la legitimidad propuesta para el proyecto.

Cuadro 4.7. Síntesis de retos y oportunidades de gerencia de la legitimidad

Categoría Elemento Retos Oportunidades

Retos derivados del entorno organizativo

Empleo y educación

—Identificar las fuerzas del entorno específico y general que determinan la situación laboral local, la oferta de mano obra y la competencia alrededor de los recursos humanos. —Operar en un contexto social donde la oferta de recursos humanos es escasa (bajos niveles de educación) y la educación presenta deficiencias.—Operar en un contexto de baja generación de empleo, alta informalidad y deficiencias en la producción y comercialización agrícola a pequeña escala.

—Tener en cuenta las políticas públicas locales (i. e., planes de desarrollo) en la estrategia de responsabilidad social (RS).—Programas en RS de formación del futuro recurso humano local. —Capacitación en primer empleo a habitantes de la región. —Apoyo a la educación formal.—Apoyo a las iniciativas locales agrícolas de pequeña escala. —Obtención de licencia social y construcción de confianza.—Fortalecimiento de la reputación y la legitimidad.

Comunidades indígenas

—Contexto de gran diversidad cultural, donde confluyen varias etnias asentadas en distintos resguardos.—Comunidades cuyas actividades (i. e., caza y pesca) implican movilidad constante de la población. —Expectativas de trabajo de la población.

—Respeto de la legislación indígena.—Creación de zonas de caza y pesca controladas en conjunto con las autoridades indígenas. —Desarrollo de una nueva forma de contratación de fuerza laboral indígena sin intermediarios.

Grupos armados y actividades ilegales

—Estar al tanto de los cambios en el orden público que pueden generar incertidumbre en las operaciones y actividades del proyecto.

—Colaborar con las autoridades y coordinar acciones de seguridad.

(Continúa)

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Cuadro 4.7. Síntesis de retos y oportunidades de gerencia de la legitimidad (continuación)

Categoría Elemento Retos Oportunidades

Gerencia de los grupos de interés locales

—Alcaldías y organizaciones sociales

—Insertarse en un entorno de baja presencia estatal a partir del fortalecimiento institucional.—Relacionarse con gobiernos locales que tienen una baja capacidad administrativa y de planeación.—Generación de espacios para discutir y negociar expectativas de grupos de interés.—Establecimiento de relaciones permanentes con los grupos de interés locales.—Monitoreo de la dinámica de los atributos de cada grupo de interés.—Evitar las vías de hecho por desacuerdos.

—Fortalecimiento institucional de las administraciones y las organizaciones locales (i. e., secretarías de planeación, aportar en el desarrollo de esquemas de ordenamiento territorial). —Gerencia de los grupos de interés con fundamento en una comunicación, al menos, de doble vía.—Generación de un modelo de RS que sirva como benchmarking para el sector agroindustrial. —Relaciones armónicas y complementarias que generen valor compartido (tanto para la empresa como para la sociedad).—Aprender de la experiencia de las empresas petroleras.—Fortalecimiento de la reputación y la legitimidad.—Obtención de licencia social y construcción de confianza.

Gerencia de la legitimidad

—Creación de legitimidad entre los distintos tipos de grupos de interés locales

—Insertarse en un contexto de baja legitimidad cognitiva.—Manejar las expectativas de los grupos de interés (legitimidad pragmática).—Influir en los juicios morales ambivalentes (legitimidad moral).

—Generar una estrategia de comunicaciones apoyada en el flujo de información de doble vía.—Cerrar la brecha de información presente en la legitimidad cognitiva. —Generar legitimidad cognitiva para que las actividades del proyecto se den por sentadas y se reduzca la ambivalencia.—Entender los valores, las normas y los significados locales.—Generar mayor reputación como consecuencia de la gerencia de la legitimidad, la construcción de confianza y la obtención de la licencia local.

Fuente: elaboración propia.

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V. Síntesis de aprendizajes en el dialogo Universidad-empresa

A. Sobre la exclusión de la agricultura

Se partió del reconocimiento general de que el desarrollo agrícola industrial convencional se enfoca en adecuar el sistema ecológico para los fines del nego-cio mediante drenajes, nivelaciones, enriquecimiento de suelos y control de plagas. En él la gestión ambiental convencional se apoya en regulación de acceso a recursos naturales, control de vertimientos y en ocasiones la conservación de bosques y humedales reconocidos. En el enfoque adoptado por Riopaila Casti-lla S. A se reconoce la necesidad de adecuar hasta cierto punto la agricultura al sistema ecológico, mediante la gerencia de un equilibrio económico y ecoló-gico expresado en un modelo de emplazamiento de la agricultura en la escala del paisaje y con fundamento en el concepto de diseño del paisaje (landscape des-ing) (Nassauer y Opdam, 2008).

En el dialogo entre la Universidad y la empresa se reconoció que desde el punto de vista científico no existía una fórmula única para guiar la ges-tión ambiental en el emplazamiento de la agricultura en el territorio. Por este motivo, a diferencia de una “asistencia técnica”, se adoptó un proceso de acom-pañamiento que implica una dinámica de generación de conocimiento en el contexto mismo de su aplicación.

Se partió de la intención de los inversionistas de ser respetuosos con el ambiente, centrada en una actividad productiva eficiente en el uso del agua y en la conservación de bosques y humedales, lo que corresponde con lo que requiere la ley. Sin embargo, se ha trabajado bajo el supuesto de que la actual

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regulación podría ser insuficiente frente a requerimientos de conservación biológica, gestión del ecosistema y manejo del riesgo ambiental y climático. Los requerimientos actuales también podrían ser insuficientes ante demandas de reguladores o consumidores futuros. Por este motivo se aceptó discutir un modelo de emplazamiento de la agricultura más allá del mínimo legal.

En este sentido, la conservación de algunos elementos del sistema ecológico no se hace bajo una lógica de compensar algún daño infringido en él. Al con-trario, se parte de reconocer que la transformación parcial del sistema ecológico en agricultura es un enriquecimiento agronómico y económico de él, siempre y cuando se haga dentro de unos límites de la transformación del sistema eco-lógico en escala regional.

Durante el proceso comenzó el reconocimiento del valor de conservación de algunos elementos de la sabana y del conjunto de ecosistemas, lo cual per-mitió considerar no solo la conservación de algunos sitios, sino buscar gene-rar un equilibrio económico-ecológico en el territorio que se ha de intervenir.

El reconocimiento de la influencia recíproca entre las tierras del proyecto y su entorno, en especial en una subcuenca delimitada como área de estudio, llevó a la empresa a decidir en invertir en la primera fase en la generación de una línea base del sistema ecológico en un área de 330.000 hectáreas, más allá del área de influencia directa del proyecto (50.000 ha).

Las recomendaciones planteadas por la Universidad a la empresa para el emplazamiento de la agricultura se hicieron con apoyo en la reflexión científica y se plantearon como escenarios de intervención para decisión de la empresa, que implican niveles de gestión del riesgo ambiental y de creación de valor eco-lógico en el emprendimiento.

En la discusión hubo evolución del concepto mismo de conservación. En efecto, las áreas excluidas de la agricultura comercial no son solo destinadas al uso indirecto, sino áreas con potencial económico gracias a actividades de investigación, ecoturismo y mantenimiento o modificación ligera de formas de ganadería tradicional, que se ha reconocido como una forma de uso econó-mico de la tierra con beneficios probados sobre la biodiversidad (Hoogesteijn y Hoogesteijn, 2010).

Una discusión particular surgió en torno al tema del uso de Brachiaria humidicola. En principio la empresa tenía previsto un paquete de manejo de la ganadería mediante la introducción de esta especie. Las reflexiones de la Uni-versidad en torno al riesgo de invasión biológica de esta especie y el valor eco-lógico que podría retenerse mediante el manejo productivo de la sabana natural

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llevaron a la empresa a solicitar un documento técnico de sustento en proyecto de elaboración.

Una hipótesis general que orienta el trabajo señala que la transformación productiva de la altillanura para emplazar agroindustria puede hacerse transfor-mando una parte del territorio, reteniendo elementos de ecosistema natural, evitando de esta manera la pérdida neta de biodiversidad.

La exclusión voluntaria de la agricultura más allá de los requerimientos legales implica un compromiso sobre la rentabilidad, tanto en aras de la soste-nibilidad de largo plazo como por el mantenimiento dentro de los predios de bienes públicos ambientales, en el marco de un proceso de generación de valor ecológico en la cadena de inversores, productores, proveedores de servicios y consumidores, anticipando señales de mercado y del regulador. En efecto, las “sabanas ricas en biodiversidad” son de interés creciente por la directiva de la Comunidad Europea (2009/28/CE), que establece criterios ambientales para el uso de biocombustibles.

B. Sobre la integración ecológica de la agricultura en el territorio

La construcción del modelo agroindustrial con un enfoque prudente sobre los escenarios de cambio en las variables que estructuran o mantienen el patrimo-nio natural de estas zonas constituye un reto importante y sobre todo una prio-ridad para el desarrollo sostenible de esta zona en el medio y el largo plazo.

El compromiso más allá de los requerimientos legales inmediatos envía fuertes señales a las demás organizaciones que se encuentran o que vendrán a establecerse como parte del ecosistema empresarial agroindustrial que se viene consolidando en la zona.

La propuesta de intervención agroindustrial con equilibrios ecológicos parte de un territorio que todavía retiene algo de su diversidad natural, pero que tiene una huella ecológica acumulada como producto de las actividades productivas ancestrales de baja densidad, en especial la ganadería extensiva y las quemas asociadas a su manejo. Este sistema se ha generado a partir de un pro-ceso que tiene unos quinientos años, con el uso del ganado cimarrón, y el esta-blecimiento de ganaderías de hatos y fundos. Esta puede ser una de las razones por las que la biodiversidad remanente se ha adaptado a este tipo de uso, que tiene una presión de uso muy dispersa o diluida en amplios territorios.

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La intensificación del uso de suelo por medio del establecimiento agroin-dustrial de gran precisión “cambia las reglas del juego”, lo que implica que los equilibrios que se quieren lograr en el aspecto económico-ecológico deben hacerse a escala de paisaje y no solo de predio, lo que exige una integración de la gestión de la conservación y gestión ambiental más allá de los predios del proyecto Veracruz; esto implica generar señales claras y tal vez en un futuro la creación de escenarios de articulación frente a otros actores institucionales y propietarios de terrenos vecinos.

Este tipo de modelo de negocio agroindustrial, que busca adaptarse a las condiciones ecológicas del territorio, a sus limitantes y a las posibles tensio-nes futuras como cambios en los mercados y presiones por el clima cambiante, está a la vanguardia del mundo empresarial y plantea un enfoque más orientado hacia la gerencia de la sostenibilidad como un concepto integral que implica la consolidación de un modelo de negocio y un sistema socioecológico pensado para el largo plazo, en el que la visión organizativa del grupo Riopaila-Casti-lla, orientada al compromiso hacia la sociedad y a su organización, se ve clara-mente reflejada.

C. Sobre la gerencia de la legitimidad

Se ha dado un paso muy importante al considerar que la empresa debe contar con una gerencia adecuada de su legitimidad y su reputación y una permanente comunicación y retroalimentación con los actores y grupos de interés. La reputación de la empresa debe pensarse no solo en el ámbito local y el regio-nal, sino también en el internacional y el global. Hoy las asociaciones de consu-midores en los países a los que se quiere exportar el producto pueden generar desde boicots al producto hasta demandas de inclusión de estándares sociales y ambientales de producción y mercadeo. La no atención inmediata de estas urgencias y necesidades puede llevar a tremendos traumatismos en la opera-ción del proyecto.

Ahora bien, la empresa es consciente de las expectativas que se están gene-rando en el territorio, de lo que se espera de ella y de la importancia de con-tar con espacios permanentes de comunicación y diálogo para aterrizar dichas expectativas, informar acerca de los beneficios y repercusiones que se pueden causar y acerca de la acción social y territorial que la empresa desea emprender en ciertos frentes estratégicos de acción como lo son el empleo, la educación y la capacitación y el apoderamiento a proveedores locales y grupos locales con quienes se pueda subcontratar parte de la cadena de abastecimiento del proyecto.

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A su vez la empresa adquiere conciencia de que no es suficiente con cum-plir la ley y pagar los impuestos de índoles nacional y local. Se debe hacer un aporte importante en la cualificación de las instituciones locales y regionales mediante el aporte técnico, la capacitación y la discusión de problemas públicos que de manera directa le atañen a la empresa como los planes de ordenamiento territorial, de desarrollo municipal, de vida de las comunidades indígenas y el apoyo a campesinos y colonos.

Una adecuada gerencia de la legitimidad producirá resultados en el corto, el medio y el largo plazo. Contar con un entorno libre de conflictos sociales y ambientales permitirá que la empresa se vea como un socio y un aliado del desarrollo local, lo cual, su vez, posibilitará potenciar actividades económicas conexas con el proyecto. El desarrollo de un sistema de monitoreo apoyado en una línea de base y el diseño de indicadores de gestión e impacto permitirán estar actualizado en el día a día del territorio, anticipar eventuales conflictos y preparase para una adecuada solución de ellos.

Por último, contar con una definición clara de valores de la empresa hacia el territorio brindará la posibilidad de ir ganando confianza de manera pro-gresiva y a partir de ella aumentar los canales de participación comunitaria de forma que el proyecto del desarrollo regional se vea como una acción conjunta entre empresa privada, Gobierno y comunidad. Al recuperarse esta legitimidad se estará abonando a su vez la posibilidad de aumentar las inversiones, el empleo y por ende el bienestar de la población.

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VI. Perspectivas futuras

A. Proyecto Veracruz, identidad en transición

Como ya se señaló, la exclusión voluntaria de la agricultura implica un compro-miso sobre la rentabilidad tanto en aras de la sostenibilidad de largo plazo como por el mantenimiento dentro de los predios de bienes públicos ambientales, en el marco de un proceso de generación de valor ecológico en la cadena de inver-sores, productores, proveedores de servicios y consumidores, anticipando seña-les tanto de mercado como del regulador. A su vez, la gerencia de la legitimidad implica un involucramiento, más allá de los requerimientos legales y del ejerci-cio convencional de la responsabilidad social empresarial.

El modelo de agricultura transita así de una transformación basada en la sostenibilidad agronómica, ambiental y social a una “transformación prudente” que se funda en la aplicación del principio de precaución, el cual emerge como una propuesta empresarial extendida de responsabilidad ambiental y de ejerci-cio de la función social y ecológica de la propiedad privada. Sin embargo, el valor ecológico y social que puede adicionarse en materia de predios (en este caso hasta 50.000 ha) y su entorno social inmediato se distancia todavía del que se requiere para manejar impactos acumulados y propiciar procesos de desarro-llo en escalas superiores del paisaje. Para ello es necesario contar con interven-ciones subregionales para el emplazamiento ecológico y social de la agricultura industrial en el territorio, que en escala del paisaje puede tener implicaciones sobre el futuro de los servicios ecosistémicos y el bienestar humano, en espe-cial porque los sistemas de vida humana están ligados con la base natural de sus-tento. El esquema en aplicación en el proyecto Veracruz tiene posibilidades de generar un efecto regional mediante su adopción en la regulación pública. La

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Perspectivas futuras

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creación legítima de un paisaje agroindustrial sostenible y resiliente tanto en términos ambientales como económicos, en contraposición a uno en el que prima la maximización de la eficiencia económica, representa una oportuni-dad en el territorio:

1) El modelo agrícola, apoyado en la aplicación del principio de precau-ción que emerge como una propuesta empresarial extendida de respon-sabilidad ambiental y de ejercicio de la función social y ecológica de la propiedad privada.

2) El esquema en aplicación tiene posibilidades de generar un efecto regional mediante su adopción en la regulación pública y en la dinámica que pueden generar las señales hacia otras organizaciones del ecosistema agroindustrial.

3) El modelo, en una escala subregional, representa una propuesta de adapta-ción al cambio climático en tierras con riesgo de la desertización.

En suma, el modelo es un complemento a partir de la práctica a una polí-tica para la construcción de un paisaje agrícola multifuncional y resiliente, fun-dado en la gestión del conocimiento y que contribuye a la ejecución de la nueva política de gestión integral de la biodiversidad y los servicios ecosistémi-cos (PNGIBSE).

El ejercicio se dirige además a promover una adaptación al cambio cli-mático, más allá de la aproximación convencional apoyada en el uso del agua, del suelo, manejo genético y mejoramiento tecnológico (para caña y palma de aceite) (Lau, Jarvis y Ramirez, 2010) y también en la gestión del sistema eco-lógico. Es un modelo de gestión adaptable que parte de un espacio de refe-rencia (línea base del sistema ecológico), con la agricultura, la biodiversidad y el entorno social y el institucional. Estaríamos, pues, ya frente a un empren-dimiento que modifica su identidad, con el potencial de convertirse en una “industria de conservación”, como señalan Yang et al. (2010).

B. En espera de una política pública integral

En la experiencia del proyecto Veracruz llama la atención que el objetivo gene-ral de la política agrícola del Gobierno en la altillanura no debería enfocarse solo en la maximización del producto de la “locomotora agrícola”, sino que debería tener en cuenta elementos complementarios que permitieran la cons-trucción legítima de un paisaje agrícola, con funciones ecológicas y sociales

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Ecosistema empresarial agroindustrial

complementarias (Bennett y Balvanera, 2007). La oportunidad surge del hecho de que hoy ”solo” el 20% de los ecosistemas de sabana en el este de Colombia han sido transformados20, en comparación con Brasil y Venezuela, donde la pro-porción ha alcanzado ya el 50%21 y 35%, respectivamente (Etter et al., 2010). Es además una oportunidad poco frecuente en las agendas de la conservación biológica en paisajes de agricultura tropical (Vandermeer Perfecto, Philpott y Chappell, 2008). Es una oportunidad social, en la medida en que los procesos de cambio social están en su fase inicial. Pero como queda claro de este estu-dio, la oportunidad es asunto de tiempo (Andrade, 2013). Para que sea posible, es imperativo adoptar en paralelo otras políticas, tales como las de investiga-ción aplicada a la gestión de la biodiversidad22, planes de acción de áreas pro-tegidas; además del mandato general sobre las funciones social y ecológica de la propiedad privada y la colectiva, entre otras (Andrade et al., 2011). También se debe aplicar el plan de acción regional de biodiversidad (Correa, Ruiz Aré-valo, 2006), que presenta un déficit de ejecución muy grande (Andrade et al., 2011)23, con el establecimiento de un sistema de áreas protegidas (Corzo et al., 2011; Fandiño y Van Wyngaarden, 2005) que actúe incluso frente a estándares de conservación en territorios ya transformados. Al respecto, la región cuenta con un análisis de prioridades de conservación con foco en diferentes grupos biológicos (Lasso, Usma, Trujillo y Rial, 2010) y con más detalle para algunas zonas con influencia petrolera (Corzo et al., 2011). También hay un análisis de las amenazas a la biodiversidad y oportunidades para la conservación en la Ori-noquia binacional (Lasso et al., 2010).

En lo sectorial, los problemas se refieren a la posible incompatibilidad espa-cial o temporal del avance simultáneo de políticas que mueven los sectores mineros y energéticos y que pueden perturbar el contexto social y ambien-tal favorable para la construcción legítima del paisaje agroindustrial. Por último,

20 El porcentaje relativamente bajo no debe ocultar el hecho de que los ecosistemas más transformados son las selvas del piedemonte en la porción occidental de la región, lo que significa que el impacto relativo podría ser mayor.

21 En el Brasil el porcentaje de transformación se presenta en la literatura en un rango que va del 50% al 80%, porque según algunos autores, las tierras ganaderas tradicionales están transformadas y en opinión de otros, no.

22 Hay hoy más claridad en cuanto a cómo introducir el tema de la biodiversidad en el ciclo de licenciamiento de proyectos que implican la transformación severa de ecosistemas como la minería o en la planificación estratégica sectorial (Corzo et al., 2011; González y Palacios, 2007). Algunos de estos instrumentos podrían ser útiles para planificar el sector agrícola, que implica la transformación de ecosistemas y que no requiere licenciamiento ambiental.

23 Hace poco la Unidad Administrativa Especial del Sistema de Parques Nacionales Naturales abrió una oficina territorial en Villavicencio, lo cual es un gran avance en este gran cometido.

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Perspectivas futuras

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la lentitud u omisión del Estado de proveer los elementos institucionales y de infraestructura, que garantizan la rentabilidad del negocio agrícola, que es el que está jalonando el cambio económico y el único que tiene la intención y el potencial de jalonar la construcción legal del paisaje sostenible y resiliente.

En Colombia, en un contexto de altísima inequidad social, el aspecto social requiere especial atención. También se requiere un cambio en los énfasis del ejercicio actual de la autoridad ambiental en la región, apoyado en un enfo-que regulatorio y de control y que debería complementarse con uno prospec-tivo y estratégico (Rodríguez et al., 2011), en especial cuando se reconoce que las fuerzas que motivan los cambios ecológico y económico escapan el ámbito de gestión pública ambiental nacional. En este sentido, en los procesos de orde-namiento del cambio hacia un paisaje sostenible y resiliente deben converger y complementarse la gestión pública y la privada, con al menos los siguientes componentes:

El modelo agronómico de uso potencial de la tierra supone que en la apli-cación del conocimiento tecnológico el resultado se da dentro de un margen aceptable en la relación costo/beneficio. Incluso la aparición de plagas, que es bastante inesperada, es un cambio que se espera manejar en un rango.

El modelo tecnológico se funda en un comando y control que es caracterís-tico del enfoque tecnológico. No así el manejo del sistema ecológico, en el que no todo es controlable y pueden predominar las sorpresas en materia de la bio-diversidad y los servicios de soporte y regulación. Estos cambios son específicos de sitio, de la dinámica propia de ecosistemas y dependen de la historia previa de trasformación. El modelo de gestión combina pues los altos niveles de certi-dumbre que se manejan dentro del modelo tecnológico y los niveles de incer-tidumbre en la escala creciente del ecosistema paisaje-territorio.

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Anexo 1. Principales hitos en el desarrollo de la empresa

Oscar Marulanda

1920 Riopaila comenzó como trapiche panelero en predios de la hacienda Riopaila, al norte del Valle del Cauca.

1928 El doctor Hernando Caicedo Caicedo inaugura Ingenio Riopaila S. A. y se instala la fábrica de azúcar en el corregimiento de La Paila, al sur del municipio de Zarzal.

1940 Central Castilla S. A. empieza como trapiche panelero. 1945 El doctor Hernando Caicedo inaugura Central Castilla S. A. y se ins-

tala la fábrica de azúcar en Pradera (Valle).1949 Comienza el apoyo a la actividad educativa con la creación de la

escuela Belisario Caicedo en el corregimiento de San Antonio de los Caballe-ros (Florida) para el servicio de los hijos de los trabajadores y de la comunidad.

1954 Se pone en marcha la refinería en la Planta Riopaila, en ese momento Ingenio Riopaila S. A.

1957 Se crea la Fundación Caicedo González, con el objetivo de atender el desarrollo social de la población vulnerable perteneciente a comunidades de área de influencia de las empresas Ingenio Riopaila S. A. y Central Castilla S. A.

1960 Ingenio Riopaila S. A. llega a una producción de 50.000 toneladas. 1965 Comienza el apoyo a la construcción de vivienda para trabajado-

res con una urbanización de 120 casas en el corregimiento de La Paila, Zarzal (Valle del Cauca). Construcción y donación al Ejército Nacional de Colombia de la base militar de Tesorito en el municipio de Zarzal.

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Anexo 1. Principales hitos en el desarrollo de la empresa

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Apoyo a la recreación y deporte con la construcción del centro deportivo y un teatro en el Ingenio Riopaila S. A. para eventos culturales y proyección de películas al servicio de sus trabajadores y de la comunidad de la Paila (Zarzal).

Creación de la escuela San Martín de Porres, para la educación de los hijos de los trabajadores.

1967 Ingenio Riopaila S. A. apoya la creación del Instituto para el Desarro-llo de La Paila, (IDLA), destinado a la formación y generación de empleo de las esposas de los trabajadores de la empresa.

1969 Con recursos donados por Ingenio Riopaila S. A. se crea la Escuela Obrera de La Paila para formar a la comunidad del corregimiento en artes y oficios requeridos por Ingenio Riopaila S. A. y Colombiana S. A.

1995 Entra en operación la caldera de alta presión de Central Castilla. 1997 En terrenos donados por Ingenio Riopaila, con recursos de la

empresa, los trabajadores y la Fundación Caicedo González, se construye un centro recreacional en el corregimiento de La Paila (Zarzal) para el servicio de los trabajadores, sus familias y la comunidad, hoy operado por la Caja de Com-pensación Familiar del Valle del Cauca (Comfandi).

Entra en operación la caldera de alta presión de Ingenio Riopaila S. A.1998 Comienza el proceso de integración de las empresas Ingenio Riopaila

S. A. y Central Castilla S. A., en busca de competitividad internacional.1999 Ingenio Riopaila S. A. y Central Castilla S. A. obtiene la certificación

ISO 9001.2003 Ingenio Riopaila S. A. consolida la molienda diaria en 8.000 TCD

(toneladas de caña día).2004 Se instalan turbogeneradores para asegurar la autosuficiencia energé-

tica de las dos fábricas.2005 Se pone en marcha la refinería de Central Castilla y se ensancha la

refinería de Ingenio Riopaila.2006 Las dos empresas escinden la operación industrial dando origen a Rio-

paila Industrial S. A. y Castilla Industrial S. A. Riopaila Industrial S. A. obtiene la certificación ISO 14001.

2007 Riopaila Industrial S. A. y Castilla Industrial S. A. se fusionan, dando origen a Riopaila Castilla S. A., la cual dispone de dos plantas fabriles. La Planta Riopaila, situada al norte del Valle del Cauca (en La Paila, Zarzal), y la Planta Castilla, al sur del Valle del Cauca, en Pradera. Comienza el programa de agri-cultura de precisión, tecnología para la eficiencia y conservación del suelo.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

2008 La Planta Castilla obtiene Certificación ISO 14001. La Planta Rio-paila consolida la molienda diaria en 9.000 TCD y la Planta Castilla en 8.000 TCD.

2009 Se crea la beca Hernando Caicedo Caicedo para los estudiantes egre-sados del colegio interesados en realizar posgrados.

Firma de compromiso de adhesión a pacto global, de la mano de 23 empre-sas vallecaucanas con las que se formaliza la construcción de un sistema regio-nal de responsabilidad social.

2010 Riopaila Castilla comienza operaciones en el proyecto la Conquista (Meta), con el suministro de caña a Bioenergy Zona Franca SAS.

2011 Riopaila Castilla firma el acuerdo Por el Derecho a la Felicidad, de adquisición de tierras en el departamento de Vichada para la siembra de palma y soya.

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Anexo 2. Descripción de la leyenda del mapa de coberturas

Milton Romero y Camilo Londoño

G-cat Categoría Clase Descripción

Bos

ques

y á

reas

sem

inat

ural

es

Bosque

Bosque denso-bosque

Áreas naturales o seminaturales constituidas sobre todo por elementos arbóreos con plantas leñosas perennes con un solo tronco principal y copas más o menos definidas (FAO, 2001) y que forma un estrato de copas más o menos continuo y la altura del dosel alcanza los diez metros.

Bosque galería-bosque

Coberturas arbóreas situadas en las márgenes de cursos de agua permanentes o temporales, asocia-ciones de palmas, con altura de dosel y densidad variables que pueden ir de cinco a diez metros.

Aéreas con vegetación herbácea o arbustiva

Herbazal denso de tierra firme (alta)-sabanas de tierra firme

Comunidad vegetal dominada por elementos típicamente herbáceos desarrollados en áreas que no están sujetas a período de inundaciones.

Herbazal denso de tierra firme arbolado (arboladas)-sabanas arboladas

Vegetación natural herbácea con presencia de elementos arbóreos o arbustivos dispersos en áreas con limitantes edáficos.

Herbazal denso inundable (inundable)-sabana inundable

Vegetación natural herbácea en aéreas sujetas a seis a nueve meses de inundación.

Herbazal denso inundable encharcable-sabana encharcable

Vegetación natural herbácea en áreas sujetas a tres a seis meses de inundación.

Herbazal denso inundable arbolado (ecotono)-sabana arbolada

Vegetación natural herbácea con presencia de elementos arbóreos y arbustivos en suelos inun-dados o encharcados la mayor parte del año.

Vegetación secundaria alta-bosque secundario

Vegetación sobre todo arbórea con dosel irre-gular y presencia ocasional de arbustos y palmas que están en estadios intermedios de sucesión.

Áreas abiertas sin vegetación o con poca

Zonas de arenas naturales-playas en los ríos

Áreas descubiertas de vegetación en terrenos bajos y planos constituidos con suelos arenosos y pedregosos.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

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G-cat Categoría Clase DescripciónSu

perfi

cies

de

Agu

as

Aguas continentales Ríos Áreas con flujo continuo de río y que posee

un caudal considerable.

Supe

rfici

es

artifi

cial

izad

as

Zonas urbanizadas y de infraestructura

Tejido urbano continuo-centros urbanos y red vial

Espacio conformado por edificaciones, vías y cubiertas artificiales e infraestructura.

Supe

rfici

es a

gríc

olas

act

uale

s

Cultivos permanentes y pastos Pastos

Cultivos y pastos Pastos

Zonas con cultivos y pastos cultivados.

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Anexo 3. Aproximación al conocimiento y monitoreo de la biodiversidad

Santiago Madriñán, Camilo Londoño y Mauricio Bernal (con aportes de Germán Andrade, Juliana Delgado y Ana Guzmán)

Se presenta una mirada de la biodiversidad en la región y la zona de estudio, con base en el estado del conocimiento actual de la región de la Orinoquia y en la visita de campo a los predios. Se proponen las bases para un monitoreo integral que retroalimente las prácticas agrícolas para minimizar su impacto en el ecosistema a futuro y recomendaciones para minimizar el impacto del pro-yecto sobre la misma.

Riqueza de especies en la Orinoquia

La cuenca del Orinoco dista de ser una región de baja biodiversidad, con esti-mativos que apuntan al orden de unas 70.000 especies de plantas, hongos y animales; la cuenca representa en realidad uno de los lugares con mayor biodi-versidad del planeta (tabla A3.1).

En cuanto a los grupos particulares, la región se destaca por su alta riqueza de especies de peces con importantes niveles de endemismo y una alta riqueza de especies de aves (Lasso, Usma, Trujillo y Rial, 2010).

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Ecosistema empresarial agroindustrial

Tabla A3.1. Estimativos de la riqueza de especies para la cuenca del Orinoco

GrupoOrinoquia

1 2 3

Mamíferos 210 198 167*

Anfibios 100 48 28***

Reptiles 170 107 119***

Aves 600 475 644***

Peces 600 604***

Lombrices 840 -

Insectos 52.700 361***(a)

Hongos 4.800 -------

Árboles tropicales 3.520

Otras plantas 13.900

Total 77.440

Fuente: Correa (2006). 1. Banco Mundial (1991). MMA. Cálculos de Stevenson (1997). En Corpes (1997); 2. Cemex (2002). 3. *Alberico et al. (2000). Estimaciones basadas en este trabajo. ** Maldonado, inédito. *** Chaves y Arango (1998). ***(a) Hymenoptera (1998).

Altillanura

La fauna y flora de la altillanura no se destacan por su riqueza de especies, como sí por su particularidad. Las sabanas naturales de Colombia son el mejor lugar para ver mamíferos grandes como venados, chigüiros, primates, osos palmeros, entre otros. Los caños, esteros, madreviejas, lagos y bosques inundados, contie-nen los más fascinantes peces ornamentales que se comercializan por todo el mundo y su diversidad es alta en comparación a otras partes del país. Es el lugar en Colombia con la más alta diversidad de pastos nativos.

Especies en alguna categoría de riesgo de extinción

De la información compilada, pueden existir aún en la región alrededor de 25 especies de plantas y animales con algún grado de amenaza de riesgo de extin-ción, no solo en el marco regional, sino también en el campo mundial (cuadro A3.1). Gran parte de las especies nombradas con anterioridad son consideradas como especies sombrilla; es decir, que requieren grandes extensiones de terri-torios bien conservados. Es indispensable pensar en estas especies como grupos focales para los planes de conservación en los predios.

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Anexo 3. Aproximación al conocimiento y monitoreo de la biodiversidad

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Cuadro A3.1. Especies que se encuentran en la región con algún grado de riesgo de extinción

Binomio Nombre común GrupoCategoría

de amenaza nacional

Categoría de

amenaza global

Harpia harpyja águila harpía aves NT  Neochen jubata pato carretero aves NT  

Aotus brumbackimarta, marteja, mico de noche, mico dormilón mamíferos VU  

Cebus albifronsmaicero cariblanco, mico tanque mamíferos NT LC

Leopardus pardalisocelote, canaguaro, tigrillo, mano gordo mamíferos   LC

Leopardus wiediitigrillo, tigrillo peludo, margay mamíferos NT NT

Lontra longicaudis nutria mamíferos VU DD

Odocoileus virginianusvenado llanero, venado cola blanca mamíferos   LC

Panthera onca tigre, tigre mariposo, jaguar mamíferos NT NT

Phylloderma stenopsmurciélago de hoja nasal boqueto mamíferos LC LC

Priodontes maximus armadillo gigante, ocarro mamíferos EN EN

Pteronura brasiliensisperro de agua, nutria gigante, lobón mamíferos EN EN

Puma concolor puma, león, león colorado mamíferos NT LCTapirus terrestres tapir, danta, sacha vaca mamíferos CR EN

Colossoma macropomumcachama, cachama negra, gamitana, cherna

pecesNT  

Osteoglossum ferreirai arawana azul peces EN  Pseudoplatystoma fasciatum pintadillo rayado peces CR ENPseudoplatystoma tigrinum bagre rayado peces EN  

Sorubim limacucharo, paletón, paleta, bagre paleta, blanquillo

pecesVU  

Brewcaria reflexa   plantas VU  Pepinia juncoides   plantas VU  Parinari pachyphylla peregüétano plantas EN  Caimán crocodilus babilla, baba, cachirre reptiles LC  Paleosuchus palpebrosus caimán enano reptiles LC  Podocnemis expansa tortuga arrau, charapa reptiles CR EN

LC: preocupación menor; DD: datos insuficientes; NT: casi amenazado; VU: vulnerable; EN: en peligro; CR: en peligro crítico.

Fuente: Libros rojos de especies en peligro de extinción. Instituto Humboldt y Universidad Nacional de Colombia.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

Especies útiles

La tabla de especies útiles (tabla A3.2) es una herramienta con la cual se pue-den hacer consultas de plantas nativas con potencial de uso como recursos para las comunidades locales y puede ser consultada para saber cuáles son las especies maderables, las plantas de forraje, plantas utilizadas para hacer cercos vivos; esta información puede ayudar en el diseño de los planes de restauración y manejo de corredores biológicos, reforzando los trabajos que se adelantan en los viveros de propagación de especies nativas. Como una aproximación, se calcula que indí-genas y colonos de la zona pueden llegar a utilizar 15 especies de reptiles, 21 de mamíferos, 47 de aves, 93 de peces y 207 de plantas (Acero, 2005). La elevada can-tidad de especies utilizadas en múltiples aspectos de la vida, nos dan una buena idea de la estrecha relación que existe entre el ecosistema y sus gentes en la actua-lidad. No solo existe una gran riqueza biológica y ecosistémica en la altillanura, sino también una importantísima riqueza cultural y conocimiento tradicional.

Tabla A3.2. Especies útiles y su representación en el total de las especies registradas en la base de datos

Grupo Especies útiles Total de especies Porcentaje del total

Reptiles 15 37 41%

Mamíferos 21 162 13%

Aves 47 340 14%

Peces 93 353 26%

Plantas 207 812 25%Fuente: elaboración propia.

Biodiversidad en los predios del proyecto Veracruz

No existe información confirmada acerca de la biodiversidad presente en los predios. Al preguntar a los lugareños sobre los grandes mamíferos, distinguimos que aparentemente el bloque I de predios ubicado en las cercanías de Santa Rosalía (Rosa Blanca, Arrayanes y El Milagro) se encuentra más “desfaunado” que el bloque II de predios en las cercanías de la Primavera (Galilea, Matazul, Chamuscada). En el bloque I, los locales aseguran que hay saínos, cusumbos, cachicamos, picure, entre otros. En el bloque II se asegura haber visto venados, saínos, cafuches, tigre, puma, nutria, oso hormiguero, oso palmero, entre otros. Según la observación directa, en los predios del bloque II se encuentra la mayoría

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Anexo 3. Aproximación al conocimiento y monitoreo de la biodiversidad

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de las aves sabanícolas de la región, mientras que los avistamientos fueron raros en el bloque I. Esta observación refuerza la idea de un mejor estado de salud del ecosistema, sugiriendo entonces que se requieren mayores esfuerzos para recu-perar en el bloque I la fauna y en el bloque II los esfuerzos deben ir más en favor de conservar su buen estado de salud.

Enfoque general de la propuesta de monitoreo

La biodiversidad, en sus dimensiones de ecosistema, conjuntos de especies o ensamblajes, poblaciones de especies, además de sus dimensiones humanas, es un referente dentro de la transformación productiva de la Orinoquia. Asimismo, se convierte en un proceso de gestión de conocimiento, en los aspectos de generación, interpretación y aplicación, dado que sobre estos temas no hay un conocimiento suficiente disponible y se trata de generar aprendizajes que vin-culen el conocimiento ecológico y el saber práctico. Dos tipos de cambios pue-den ocurrir en la biodiversidad al ser transformado el territorio (figura A3.1), cambios sistemáticos con umbrales conocidos o cambios abruptos con umbra-les desconocidos.

Los cambios por factores sistemáticos en la pérdida de hábitat o conver-sión de los ecosistemas, se presentan de forma hipotética en el gráfico A3.1, en donde se relacionan la pérdida de la biodiversidad (eje y), expresada como inte-gridad de la biodiversidad, y la trasformación de los ecosistemas (eje x). Habría una primera etapa en la cual la pérdida de biodiversidad es baja con una curva suave, con el primer 20% de cambio de los ecosistemas. Luego de un primer umbral (A), la pérdida se acentúa en forma monótona (casi lineal) y se precipita dramáticamente hasta la transformación del 80% de los ecosistemas. Al final del proceso (umbral B), la pérdida de biodiversidad se estabiliza en un nivel bajo, que corresponde con la supervivencia de las especies más resistentes y genera-listas, generando un espacio de alta vulnerabilidad ecológica24. Los cambios que suceden pueden ser probados y en una buena parte serían predecibles25. Por ejemplo, están ampliamente estudiadas las tendencias de pérdida de biodiver-sidad en procesos de fragmentación de bosques tropicales, de tal suerte que la gestión adaptativa está centrada en la prevención. Los cambios producidos por

24 Esta gráfica teórica no tiene en cuenta posibles adiciones, o pérdidas mayores de biodiversidad, producto de la aparición de conformaciones nuevas de los ecosistemas.

25 Las tendencias de pérdida de biodiversidad en procesos de fragmentación de bosques tro-picales ha sido ampliamente estudiada, no así para los mosaicos que incluyen vegetación no forestal.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

factores aleatorios, que pueden ser por dinámicas estocásticas en las poblacio-nes o por cambios inesperados en los ecosistemas (figura A3.2), se producen de manera súbita, se desconocen los umbrales ecológicos y se manifiestan como sorpresas en los ecosistemas; en especial si hay cambio en las variables estructu-rantes o esenciales. En el caso de estudio, podrían incluirse (entre otras), cam-bios en el contenido de nutrientes en las aguas (en particular las que nacen en la sabana o aguas claras y negras), la capacidad de retención de agua en sabanas, el régimen hídrico en los suelos, o los regímenes de incendio.

Figura A3.1. Procesos de cambio en especies y ecosistemas y tipo general de conservación

Cambios en las especies Previsión

Remplazo

Precaución

Crisis

Cambios en los ecosistemas

• Distribuciónoriginal • Extensiónoriginal

• Pérdidasistemáticadelhábitat• Factoresaleatorios

• Transformacióndelosecosistemas

• Umbralesdecambio

• Riesgodeextinción • Colapsodelosecosistemas• Cambiodeestado• Ecosistemasemergentes

• Extinción • Nuevosecosistemas

Fuente: Andrade (2013).

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Anexo 3. Aproximación al conocimiento y monitoreo de la biodiversidad

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Gráfico A3.1. Hipótesis de pérdida de integridad de la biodiversidad y cambio en los ecosistemas

Integridadde la

biodiversidad

Porcentaje de cambio de ecosistemas naturales

0 60 100

A

B

20 40 800,0

0,2

0,4

0,6

0,8

1,0

Fuente: Andrade (2013).

Figura A3.2. Cambio súbito en el estado de la biodiversidad y transformación de los ecosistemas

Estadode la

biodiversidad

Zonade incertidumbre

Transformación de ecosistemas

Espacioseguro

Zonade riesgo

Zonade cambio

inaceptable

Fuente: Andrade (2013).

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Ecosistema empresarial agroindustrial

Estos dos tipos de cambio se expresan en diferentes niveles o escalas como son el bioma- ecosistema, el ecosistema-hábitat, las comunidades y especies, los procesos ecológicos y las dimensiones humanas. En el cuadro A3.2 se incluyen ciertos criterios a diferentes escalas espaciales que se pueden utilizar para ana-lizar cambios sistemáticos y súbitos en ecosistemas en transformación. La base conceptual descrita en los párrafos anteriores es el punto de partida para la pla-neación y diseño del plan de monitoreo a aplicar en el proyecto Veracruz.

Cuadro A3.2. Elementos de monitoreo de la biodiversidad en ecosistemas en transformación

NivelCambios

sistemáticos previsibles

Cambios súbitosumbrales desconocidos

Bioma-ecosistema Cambios en coberturas como proxy de ecosistema a nivel macro.Línea base general de biodiversidad regional (inventario).

Umbral de cambio acumulativo. Trastorno climático y sinergia por cambio de uso de la tierra.

Ecosistema-hábitat (biotopo)

Conjuntos de especies con amplia distribución.

Presencia y extensión de tipos de ecosistemas o asociaciones de especies raras, con distribución restringida o amenazados(as).Comunidades o

ensamblajes de especiesEspecies Poblaciones con densidad baja en el ecotono

sabana-bosque.Poblaciones de especies estructuradoras de ecosistemas (keystone).Poblaciones de mamíferos con baja densidad y amplio rango de habitación. Poblaciones de depredadores.

Procesos ecológicos Regímenes de perturbación (fuego) a nivel macro.

Cascadas tróficas. Dinámica ecológica e indicadores de estado en aguas claras y negras.

Algunas dimensiones humanas

Oferta de fauna (caza y pesca) y otros recursos biológicos.Estado de poblaciones de animales emblemáticos o con especial significado cultural.

Conflictos humanos - vida silvestre. Desequilibrios poblaciones (plagas), especies invasoras.

Fuente: elaboración propia.

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Anexo 3. Aproximación al conocimiento y monitoreo de la biodiversidad

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Este monitoreo ha definido como objetivos principales:

1) Realizar una lectura de los ecosistemas insertos en la zona de estudio y su relación directa e indirecta con las actividades que ejecutan Riopaila Casti-lla S. A.

2) Comprender qué fase de cambio o tendencia se está presentado y se puede generar a futuro en los ecosistemas en transformación para establecer aler-tas tempranas y proponer límites de precaución frente a su modificación.

3) El 60% de los servicios que sustentan el bienestar humano se basan en la biodiversidad y aparecen en deterioro y regresión. Se propone analizar los cambios en la biodiversidad y sus efectos en los servicios ecosistémicos.

Para poder cumplir estos objetivos, el monitoreo contará con diversos insu-mos, entre los que se cuenta, primordialmente, una línea base de biodiversidad y una caracterización de los servicios ecosistémicos en estrecha relación con el diagnóstico social. Respecto a la línea base de biodiversidad, definir qué ele-mentos la componen a partir de un inventario inicial es prioritario y en este sentido se tendrán en cuenta tres variables: presencia/ausencia, ciclos anuales y densidad poblacional. De acuerdo con los resultados de esta primera aproxima-ción al estado de la biodiversidad y dependiendo del cambio que se genere en las distintas escalas espaciales, se realizarán ajustes y puede cambiar la intensi-dad del muestreo a lo largo del tiempo. Es decir, si se detectan cambios súbitos, se incrementa la frecuencia de muestreo y se identifican acciones mitigantes. Si ocurre lo contrario, se disminuye la frecuencia de muestreo, pero sin dejar de analizar sus trayectorias.

En paralelo, el monitoreo tendrá en cuenta los siguientes criterios:

1) Conjuntos de especies con amplia distribución.2) Poblaciones de mamíferos con baja densidad y amplio rango de habitación.3) Presencia y extensión de tipos de ecosistemas o asociaciones de especies

raras, con distribución restringida o amenazados(as).4) Poblaciones con densidad baja en el ecotono sabana-bosque.5) Poblaciones de especies estructuradoras de ecosistemas (keystone).6) Poblaciones de depredadores.7) Cascadas tróficas.8) Dinámica ecológica e indicadores de estado en aguas claras y negras.9) Desequilibrios poblaciones (plagas), especies invasoras.10) Conflictos humanos - vida silvestre.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

Estos criterios están en línea con los expuestos en el cuadro A3.3 sobre ele-mentos de monitoreo en ecosistemas en transformación. No obstante, para las condiciones particulares del proyecto han sido ajustados y distribuidos en tres unidades de paisaje: humedales, bosques y sabanas, como se explica en el cua-dro A3.3.

Cuadro A3.3. Elementos para el monitoreo de la biodiversidad en el proyecto Veracruz por niveles y unidades de paisaje

Niveles Humedales Bosques Sabanas

Biomas-ecosistemas

RepresentatividadCambios de coberturasConectividad

RepresentatividadCambios de coberturasConectividad

RepresentatividadCambios de coberturasConectividad

Comunidades/Procesos ecológicos

Calidad fisicoquímica del aguaCascadas tróficas (fitoplancton, invertebrados acuáticos, peces)Anfibios

Cascadas tróficasMamíferos grandes y medianos

Cascadas tróficasAvesFauna edáfica

Especies NutriaChigüiro

Aves rapacesGrandes felinos Venado

Dimensiones humanas Sostenibilidad de la pesca

Sostenibilidad de la caza

Sostenibilidad de la caza

Fuente: elaboración propia.

En este contexto, a continuación por cada nivel, se hace una mayor descrip-ción de los criterios que serán analizados en el monitoreo.

Series de tiempo de cobertura vegetal

La vegetación constituye uno de los elementos del medio físico de mayor tras-cendencia para la gestión ambiental. Por un lado, se trata de un recurso con un valor intrínseco, a cuya conservación se consagran numerosas actuaciones. Por otro, la cubierta vegetal tiene un papel decisivo para el adecuado manteni-miento de otros muchos recursos: fauna, suelos, paisaje (Duncan, Stow, Franklin y Hope, 1993). Además, de su correcto conocimiento dependen actividades como la gestión cinegética, la prevención de incendios forestales, la planifica-ción de los espacios naturales protegidos o la evaluación de impacto ambien-tal, entre otras.

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Anexo 3. Aproximación al conocimiento y monitoreo de la biodiversidad

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Una de las metodologías más importantes en el monitoreo de la vegeta-ción, es la elaboración de series multitemporales de índices de vegetación a par-tir de sensores remotos (Ferreira, Yoshioka, Huete y Sano, 2004). Estos índices son imágenes sintéticas, calculadas mediante combinaciones algebraicas de dis-tintas bandas, cuyo resultado es obtener una imagen con valores relacionados de parámetros de cobertura vegetal (McGarigal, Cushman, Neel y Ene, 2002).

El objetivo de esta parte del monitoreo será establecer series de tiempo de cobertura vegetal a los predios involucrados en el proyecto Veracruz, como herramienta para la gerencia y planeamiento de estas en un contexto ambien-tal y económico.

A partir de imágenes de radar se desarrollará un sistema de evaluación anual de series de tiempo, en los cuales se calculen los índices NDVI (normalized diffe-rence vegetation index) y EVI (enhanced vegetation index), los cuales estiman la can-tidad, calidad y desarrollo de la vegetación con base en mediciones previas.

Análisis de fragmentación e indicadores del paisaje

La ecología del paisaje está, en gran parte, basada en la noción de que los patrones ambientales influyen fuertemente en los procesos ecológicos (Turner, 1989). Los hábitats en los que los organismos vivos están espacialmente estruc-turados en unas series de escalas y estos patrones de interacción con la percep-ción del organismo y la conducta de conducir los procesos de mayor nivel de dinámica poblacional y estructura de la comunidad (Johnson, Milne, Wiens y Crist, 1992). Las actividades antropogénicas pueden alterar la integridad estruc-tural de los paisajes y pueden impedir o en algunos casos facilitar los flujos eco-lógicos (por ejemplo, el movimiento de los organismos) a través del paisaje (Gardner, O’Neill y Turner, 1993).

Una interrupción en los patrones del paisaje, por tanto, puede poner en peligro su integridad funcional, al interferir con procesos ecológicos necesarios para la persistencia de la población, el mantenimiento de la biodiversidad y la salud del ecosistema. Por estas y otras razones, se ha hecho un énfasis en el desa-rrollo de métodos para cuantificar los patrones de paisaje, que se considera un requisito previo para el estudio de las relaciones patrón-proceso. Esto se ha tra-ducido en el desarrollo de cientos de los índices de los patrones de paisaje. Este progreso ha sido facilitado por los recientes avances en el tratamiento informá-tico y tecnologías de información geográfica (SIG).

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Ecosistema empresarial agroindustrial

Estas herramientas permitirán establecer un programa de monitoreo a través de índices de fragmentación en los predios involucrados en el proyecto Vera-cruz, para cuantificar el tamaño, la conectividad y la clase de los parches que conforman el paisaje.

Nuevamente, a partir de imágenes de satélite y la utilización del software Fragstats 3.3 (McGarigal et al., 2002) asociado a la temporalidad de las series de tiempo de la cobertura vegetal. Esto se debe realizar en conjunto con el moni-toreo constante de cambios de cobertura del paisaje. Para ello se estima que una zona con alta dinámica de cambio debe tener un monitoreo más perma-nente, haciendo necesario tener en ocasiones imágenes de radar u ópticas por lo menos una vez al año. De ser una zona estable, es aconsejable tener un moni-toreo por lo menos cada cinco años.

Nivel de comunidades o ensamblajes de especies

Partiendo de la base que se espera lograr una intervención que evite la extin-ción local de las especies presentes en la zona de influencia, se debe pensar en cómo y qué se debe monitorear para lograr este objetivo principal. En este nivel es posible conocer las tendencias en el tiempo de diversidad y abundancia de conjuntos de especies comunes o de amplia distribución y que podrían usarse como bioindicadores frente a una línea base de estado general del ecosistema.

El monitoreo a esta escala requiere la implementación de tres fases: 1) línea base, 2) monitoreo de cambios durante la intervención y 3) después de la inter-vención. La información necesaria para la línea base incluye un inventario ini-cial de organismos de la comunidad focal, su estacionalidad durante el año (densidades y ciclos de vida) y la comprensión de sus relaciones (cadenas trófi-cas, por ejemplo).

La estacionalidad en los organismos del llano está ligada a la estacionalidad de las lluvias, a las cuatro hidrofases para nuestro caso concreto. Por esta razón, los monitoreos deben como mínimo hacerse cuatro veces al año. La recupera-ción en las densidades poblacionales de animales grandes puede evidenciarse en escalas de tres a cinco años, los estudios de densidad de jaguar, por ejemplo, se llevan a cabo cada cinco años con un esfuerzo de muestreo de 1.200 cámaras-trampa por noche.

Un bioindicador se define como una especie o un conjunto de especies que pueden ser relacionadas con aspectos particulares del paisaje o que reaccionan a cambios e impactos. El concepto de la bioindicación, es una simplificación trivial

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Anexo 3. Aproximación al conocimiento y monitoreo de la biodiversidad

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de lo que realmente sucede en la naturaleza; sin embargo, es una herramienta que ha demostrado resultados en el manejo del paisaje. Según Pinilla (1998), el uso de especies para detectar procesos y factores en los ecosistemas acuáticos tiene varias ventajas:

1) Las poblaciones de animales y plantas acumulan información que los análi-sis fisicoquímicos no detectan. Es decir, las especies y las comunidades bió-ticas responden a efectos acumuladores intermitentes que en determinado momento un muestreo de variables químicas o físicas pasa por alto.

2) La vigilancia biológica evita la determinación regular de un número exce-sivo de parámetros físicos y químicos, ya que en los organismos se sintetizan o confluyen muchas de estas variables.

3) Los indicadores biológicos permiten detectar la aparición de elementos contaminantes nuevos o insospechados.

4) Puesto que muchas sustancias se acumulan en el cuerpo de ciertos organis-mos, su concentración puede reflejar el nivel de contaminación ambiental.

5) Como no es factible tomar muestras de toda la biota de un sistema acuá-tico, la selección de algunas pocas especies indicadoras simplifica y reduce los costos de la valoración sobre el estado del ecosistema, a la vez que se obtiene solo la información pertinente.

Para obtener una información confiable, vale la pena establecer un monito-reo que incluya un conjunto de especies o grupos taxonómicos (Paoletti, 1999a, 1999b). En cualquier ámbito, un monitoreo ideal debería cubrir una gran área y ser constante en el tiempo. Obviamente, en este caso de estudio, debe existir un balance entre eficiencia en los esfuerzos humanos, bioindicadores efectivos y metodologías coherentes.

Los censos de aves comunes, por ejemplo, han servido para establecer ten-dencias poblacionales de largo plazo, que podrían interpretarse en relación con los cambios en los ecosistemas. Para los fines de este monitoreo, en este nivel se han determinado como indicadores al grupo de macroinvertebrados acuáticos, la fauna edáfica y las aves y anfibios.

Monitoreo RAP

Los monitoreos se pueden diseñar de acuerdo con la metodología RAP (rapid assesment program), diseñada y ejecutada por pams de 20 años por Conservation

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International alrededor del mundo. Esta metodología está centrada en visitas cortas de unas semanas por un grupo de especialistas interdisciplinarios, a un lugar donde de forma intensiva levantan el inventario de la biota. Repetidas expediciones programadas a la zona, bajo la coordinación de una institución, será la forma más efectiva de levantar la línea base de la biodiversidad, y reali-zar el monitoreo de esta y las variables ambientales asociadas a su conservación.

Macroinvertebrados acuáticos

Los invertebrados junto al plancton y los peces, han sido los grupos más usados en los estudios de bioindicación en cuerpos de agua (Segnini, 2003). Rodrí-guez-Olarte y Taphorn (1995) proponen un índice de integridad biótica modi-ficado para monitorear ambientes acuáticos a través de la comunidad de peces para los llanos occidentales de Venezuela. Sin embargo, la preferencia por los macroinvertebrados bentónicos en aguas loticas y lenticas, tiene varios argu-mentos a favor, que son señalados por Reece y Richardson (2000): i) son relati-vamente sedentarios y, por tanto, representativos del área donde son colectados, ii) tienen ciclos de vida relativamente cortos, comparado con los peces, y refle-jan con mayor rapidez las alteraciones del medioambiente mediante cambios en la estructura de sus poblaciones y comunidades, iii) viven y se alimentan en o sobre los sedimentos donde tienden a cumularse las toxinas, las cuales se incor-poran a la cadena trófica a través de ellos, iv) su sensibilidad a los factores de estrés es variable y responden a las sustancias contaminantes presentes tanto en el agua como en los sedimentos y v) son fuente primaria como alimento de muchos peces y participan de manera importante en la degradación de la mate-ria orgánica y el ciclo de nutrientes.

Fauna edáfica

Según un muestreo hecho en las sabanas bien drenadas de la altillanura, finca Carimagua (departamento del Meta), las termitas representan más del 45% de la biomasa total de macroinvertebrados y las lombrices de tierra el 30%, demos-trando así la dominancia de estos dos grupos (Decaëns et al., 2001). Los macroor-ganismos del suelo desempeñan un papel clave en los procesos que determinan la fertilidad del suelo, ya que regulan la disponibilidad de nutrientes asimilables para las plantas y la estructura del suelo; por lo que son llamados bioingenieros.

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Anexo 3. Aproximación al conocimiento y monitoreo de la biodiversidad

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Las pasturas nativas y las introducidas, mantienen y resguardan una macro-fauna nativa diversificada y similar a la de las sabanas naturales. Los cultivos anuales suelen causar una reducción dramática de las comunidades de macro-fauna del suelo debido a que traen consigo una disminución de la cantidad de material vegetal restituido por la labranza y el uso indiscriminado de pestici-das (Decaëns et al., 2001). En ese sentido, la sostenibilidad de los cultivos a largo plazo se puede ver comprometida si la fauna edáfica se ve afectada de manera muy drástica.

Es costumbre de los ingenieros agrónomos llevar un monitoreo de los fac-tores físico-químicos del suelo para optimizar la eficiencia y la sostenibilidad de los cultivos. Se recomienda hacer, además, un monitoreo de la biomasa micro-biana y de la fauna edáfica en puntos específicos de los terrenos intervenidos y en las sabanas no intervenidas (López-Hernández, Hernández-Hernández y Brossard, 2005).

La vida en el suelo asegura la sostenibilidad de tierras sanas evitando así una posible desertificación por mal uso. Las lombrices han sido utilizadas como bio-indicadores del estado de los suelos y varias investigaciones se han adelantado en este sentido en Carimagua (Jiménez y Thomas, 2003). Prácticas como la labranza mínima y la siembra directa favorecen el mantenimiento de la comu-nidad de lombrices (Paoletti, 1999a).

Los herbicidas y pesticidas que serán aplicados en los cultivos pueden ser nocivos para la fauna edáfica. Un monitoreo de los diferentes cultivos y de los distintos productos aplicados es un interesante experimento que puede ayudar mucho en la orientación de las prácticas agrícolas para la altillanura. En el cua-dro A3.4 se presenta lo que se conoce hasta el momento sobre los efectos de ciertos pesticidas en las lombrices.

Aves y anfibios

De acuerdo con las observaciones hechas de campo en agosto, las sabanas de los predios que en esencia parecían saludables, presentaron diferencias dramáti-cas en la comunidad de aves, razón por la cual vale la pena que este grupo sea monitoreado al ser indicadores de sabana. Anexo a este grupo, se recomienda un monitoreo de anfibios.

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Cuadro A3.4. Estado del conocimiento actual sobre los efectos de ciertos pesticidas en las lombrices

Grupo InsecticidaToxicidad para

lombricesBibliografía

Organochlorine DDT, Aldrin, Dieldrin y BHC Baja Edwards y Bohlen, 1992;

Slimax, 1997Heptachlor, Endosulfan e Isobenzan

Moderado

Endrin y Chlordane AltoOrganophosphate Phorate Alto Way y Scopes, 1968

Otros Moderado Edwards y Bohlen, 1992Natural and synthetic pyrethroids

- Aparentemente ningún grado

Edwards y Bohlen, 1992

Carbamate y fungicidas

Carbofuran Muy alto Haque y Ebing, 1983; Edwards y Bohlen, 1992Otros Generalmente alto

Fuente: Paoletti (1999a; 1999b).

Para monitorear las aves y los anfibios, proponemos implementar una téc-nica llamada automated remote biodiversity monitoring network26, desarrollada por la Universidad de Puerto Rico. El monitoreo por medio de micrófonos y posterior análisis automatizado, permite implementar un seguimiento perma-nente, efectivo en amplios espacios, útil sobre todo en aves y anfibios (Ace-vedo, 2006). Actualmente existe un proyecto piloto en el Parque Chingaza27 para implementar esta técnica en Colombia, el cual puede ser replicado para el proyecto Veracruz.

Especies clave

Además del monitoreo de macroinvertebrados, fauna edáfica y aves y reptiles, es crucial realizar un seguimiento a especies que tienen poblaciones con den-sidades bajas y que son dependientes del ecotono sabana-bosque y podrían ver

26 Para mayor información sobre la técnica automated remote biodiversity monitoring network, se puede consultar por Internet la dirección: http://arbimon.uprrp.edu/arbimonweb/About/about.php.

27 Este proyecto nace de la alianza entre la Universidad de los Andes (Óscar Laverde y Paulo Pulgarín), el Instituto Humboldt (Paula Caicedo) y la Universidad Nacional de Manizales (Mauricio Orozco). Es muy probable que la encargada del banco de sonidos, Paula Caicedo ([email protected]) del Instituto Humboldt, esté muy interesada en lograr establecer un proyecto piloto para la Orinoquia.

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Anexo 3. Aproximación al conocimiento y monitoreo de la biodiversidad

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reducidas drásticamente sus poblaciones con la transformación de alguno de los componentes de su hábitat. Podría ser el caso del ocarro o armadillo gigante Priodontes maximus, o el oso hormiguero Myrmecophaga tridactyla.

Igual situación podría darse con aquellas especies que, teniendo densidades bajas, sustentan procesos ecológicos en espacios mayores (especies estructura-doras o keystone)28. Un caso de esta situación son especies gregarias con amplios movimientos como el tatabro (Tayassu pecari), cuyas manadas de hasta 300 indi-viduos en algunas zonas de Bolivia requieren hasta 123.500 hectáreas (Aliaga-Rossel y Wallace, 2010), lo cual la haría especialmente sensible.

En este nivel, se considera que los animales más sensibles a la actividad humana son los grandes vertebrados, ya que estos animales son ideales para medir la salud del ecosistema; su estado de balance (Terborgh y Fooley, 2010) y los efectos nocivos antropogénicos (Lambeck, 1997). Pueden contribuir a defi-nir un tipo de cambio súbito como es la “cascada trófica”, en la cual la desapa-rición de depredadores desencadena cambios en la estructura de las poblaciones de depredadores intermedios, presas y poblaciones de plantas en el ecosistema.

Este fenómeno, que se conoce mejor en la selva tropical, se manifiesta en redes complejas de decaimiento del ecosistema como consecuencia de la pér-dida de depredadores (Terborgh y Fooley, 2010). Algunos de estos procesos allí descritos, podrían ser de relevancia en los ecosistemas forestales de la Orino-quia (bosques de galería, matas de monte), pero no hay conocimiento suficiente sobre el mismo en mosaicos de ecosistemas que involucran grandes extensiones abiertas de sabana. En la región existe la propuesta de monitorear y promover la conservación en el “corredor del jaguar”, Panthera onca, en cuyo planteamiento se incluye la conservación del resto de especies de felinos y sus presas (Cepeda, 2009). A continuación para este nivel, se presenta información específica del monitoreo para mamíferos grandes y medianos.

Mamíferos grandes y medianos

Para el seguimiento de los mamíferos, la Fundación Panthera, liderada en Colom-bia por el doctor Esteban Payán Garrido, está desarrollando el concepto del “corredor del jaguar”, el cual atraviesa la zona de influencia de los predios. En su propuesta de monitoreo propone, como primer paso, evaluar el impacto o sos-tenibilidad en una zona productiva por medio de una base línea de información

28 Como serían algunas hormigas en la transición bosque-sabana.

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confiable. Esto permitirá detectar sus cambios como consecuencia de la plan-tación o incluso detectar extinciones locales antes de iniciar actividades pro-ductivas. Estudiar grandes vertebrados en el neotrópico es muy difícil dado su naturaleza tímida y nocturna, pero gracias al método de cámaras-trampa se ha logrado construir inventarios completos en zonas desconocidas, detectar extin-ción local, registrar nuevas especies, evaluar sostenibilidad de niveles de pertur-bación humana y coexistencia.

La construcción de un inventario permite, al mismo tiempo, estimar abun-dancias relativas e incluso estimar abundancias de estos animales (Karanth y Nichols, 2002), y para este caso en particular, jaguares y ocelotes (Payán, 2009). Estos datos son insumos claves para el monitoreo posterior, ya que cada tres o cinco años se repite la sesión de foto-trampeo y se puede detectar tendencias o variaciones en presencia, abundancia y densidad.

El complemento perfecto para el método de cámara-trampa son las entre-vistas. De aquí se evalúan las actitudes de las personas que coexisten con los animales, amenazas reales y percibidas, y listas de animales presentes. La cace-ría en la región es clave, porque puede estar causando un efecto sumidero (Novaro, Redford y Bodmer, 2000) que puede ser detectado por el monito-reo con cámaras, pero no causado en la plantación o sitio de estudio. Por tanto, se recomienda realizar un estudio de sostenibilidad de cacería y de erosión de presas presentes en la zona. Estas evaluaciones de impacto de cacería sientan las bases de partida y de lo que se espera en el futuro según la intensidad de la práctica de cacería.

Para un monitoreo efectivo de una zona productiva del llano, se recomienda escoger una gremio de especies focales (Lambeck, 1997), donde las diferentes especies cubran un espectro amplio del hábitat en cuestión. Sin estudios pre-vios es difícil decidir qué especies son las adecuadas, pero para un ecosistema en buen estado de conservación se escogería el jaguar (Panthera onca), la danta (Tapirus terrestris) y la nutria gigante (Pteronura brasiliensis). Así, se logra cubrir un área general del hábitat con el jaguar y con presas suficientes, con enfoque en dantas se trabajan los morichales y con nutrias la calidad del agua y la abun-dancia de peces.

Finalmente, se recomienda la elaboración e implementación de un manual de convivencia en el llano. Muchos de los trabajadores no llaneros, no conocen el comportamiento básico de la zona e infringen muchas normas no escritas sobre comportamiento en tierra y en ríos, conflictos con animales salvajes, res-peto a la naturaleza y explotación de especies protegidas y en vías de extinción. Hay ejemplos de los trabajadores de la empresa Manuelita en el municipio de

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Anexo 3. Aproximación al conocimiento y monitoreo de la biodiversidad

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Orocué, donde los domingos, desocupados, salían a sacar huevos de tortugas en pleno día del año 2010.

En el cuadro A3.5 se resumen los elementos del monitoreo a nivel de comunidades y especies descritas con anterioridad. Los investigadores expertos en cada uno de los temas de los monitoreos, propondrán a futuro una metodo-logía ajustada al área de estudio y a la intervención particular.

Procesos ecológicos

Los procesos ecológicos pueden monitorearse a través del recuento sistemático de eventos de perturbación, como la dinámica de fuego en las sabanas (Romero, Etter, Sarmiento y Tansley, 2009) o efecto de la alteración del ciclo de inunda-ción y desborde en las sabanas (Rial, 2010). En este sentido, se considera impor-tante dentro del monitoreo evaluar aspectos hidrológicos de los ecosistemas acuáticos presentes en la zona, muy de la mano de indicadores de estado de aguas claras y negras, los cuales pueden contribuir en determinar cambios pre-visibles o súbitos con umbrales desconocidos.

Dinámica hidrológica

La hidrología de la altillanura es de extremos y se correlaciona con un clima unimodal; un verano y un invierno. El verano va de enero a abril y el invierno dura el resto del año. Los ríos que nacen en las sabanas, como el río Vichada, tie-nen el mismo comportamiento que las lluvias del lugar, y los ríos que nacen en la cordillera, como el río Meta, tienen un comportamiento similar; sin embargo, su caudal máximo es mucho más variable. En la altillanura, los esteros o hume-dales son bastante localizados y están asociados con depresiones en el terreno. En los predios, el sistema de drenaje de las sabanas es un continuo entre sabana seca, sabana encharcable o bajos (ecosistemas acuáticos estacionales) que luego dan paso a un morichal (inundación permanente) y de ahí se desprenden los bosques de galería. El comportamiento unimodal de las lluvias hace que existan cuatro hidrofases claras en donde las comunidades de la vida acuática cambian sus comportamientos y su estructura. En verano, las zonas lacustres y pantanosas pueden secarse por completo; sin embargo, hay algunas que permanecen con agua todo el año y es en estos lugares donde encontramos una alta diversidad de plancton e invertebrados. Cuando se inundan las sabanas, todos los cuerpos de agua tienden a conectarse nuevamente, los alevinos de muchas especies buscan

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Cuadro A3.5. Resumen de los elementos de monitoreo de biodiversidad para el proyecto Veracruz a nivel de comunidades y especies

Monitoreo Lugar Frecuencia Objetivo

Nivel de comunidades o ensamblajes de especies

Fauna edáfica Sabanas estacionales y sabanas hiperestacionales

-Mínimo cuatro muestreos/año que incluyan las cuatro hidrofases-Antes, durante y después en cultivos anuales y franjas de amortiguación para cada cultivo

-Conocer dinámicas naturales de la fauna edáfica-Detectar cambios en las comunidades inducidos por uso de agroquímicos-Detectar umbrales ecológicos para la comunidad

Macroinvertebrados bentónicos y peces

Zonas inundables, lagos, morichales y quebradas

-Mínimo cuatro muestreos/año que incluyan las cuatro hidrofases en los ecosistemas acuáticos expuestos a intervención-Antes, durante y después, tres años

-Conocer dinámicas naturales de la fauna acuática-Detectar cambios en las comunidades inducidos por cambios en el agua

Plancton Lagos y morichales

-Mínimo cuatro muestreos/año que incluyan las cuatro hidrofases en los ecosistemas acuáticos expuestos a intervención-Antes, durante y después, tres años

-Conocer dinámicas naturales en la comunidad del plancton-Detectar cambios en las comunidades inducidos por cambios en el agua

Anfibios y aves Bosques de galería, lagos y morichales, sabanas estacionales e hiperestacionales

Puede ser constante

-Conocer las dinámicas naturales de las comunidades de aves y anfibios-Detectar cambios inducidos por diferentes actividades

Nivel de especies

Mamíferos terrestres Bosques de galería Una vez al año cada cinco años, con un esfuerzo de 1.200 cámaras por noche

-Conocer el impacto de las medidas de conservación en los predios

Fuente: elaboración propia.

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Anexo 3. Aproximación al conocimiento y monitoreo de la biodiversidad

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refugio y alimento en todas las zonas pandas; este evento de conexión crea un pulso de vida y vuelve a proporcionar nutrientes a los charcos desconectados.

Los pulsos hídricos (hidrofases) de los llanos moldean las dinámicas de las poblaciones de plantas y animales. Por tal razón es indispensable conocer esas dinámicas naturales para poder evaluar y contrastar con los cambios inducidos por la intervención agrícola. El monitoreo de referencia debe tener una alta frecuen-cia que permita entender las dinámicas de las comunidades.

Para poder llevar a cabo un monitoreo de este tipo, es necesario hacer una caracterización hidrológica de los caños y morichales asociados a las áreas de emprendimiento agrícola, a partir de indicadores de su funcionalidad, con el fin de monitorearlos durante diferentes actividades agrícolas (por ejemplo: adecua-ción de terrenos, siembra y cosecha).

Se pueden instalar estaciones hidrológicas para cuantificar niveles, caudales y sedimentos en algunos caños antes y después de las áreas transformadas, y medir, además, en otros puntos (de los cauces y en morichales) de monitoreo ya estable-cidos, parámetros físico-químicos del agua (por ejemplo: temperatura, pH, oxí-geno, sedimentos, turbidez, nutrientes) y biológicos (macroinvertebrados y peces), en diferentes períodos (por ejemplo: aguas altas y bajas). En los morichales puede hacerse énfasis en las pequeñas surgencias, para monitorear parámetros físico-quí-micos del flujo de agua subterráneo hacia estos ecosistemas.

Para el flujo subterráneo, se puede evaluar el uso de trazadores químicos para hacer algunas pruebas en caños y morichales, y estimar el tiempo y con-centración y flujo subterráneo, para tener una idea de cómo puede afectarse el flujo del agua desde las sabanas (principalmente en cantidad y características fisicoquímicas).

La caracterización climática y la información meteorológica del área de estudio, puede complementarse con la instalación de nuevas estaciones, que pueden estar vinculadas a sistemas nacionales (Ideam) o regionales (Corpori-noquia). También pueden instalarse pluviómetros y termómetros en cada pre-dio donde haya trabajadores permanentes, que puedan hacer las lecturas diarias de precipitación y temperatura, en diferentes momentos del día.

Por otra parte, el papel de la vegetación en el balance energético y en el balance hídrico, aspectos que intervienen en la regulación climática, pueden estudiarse con torres para medir los flujos de vapor de agua y calor desde la superficie de las coberturas vegetales, con el método Eddy Covariance, junto con medidas climáticas comunes (temperatura, radiación neta y global, flujo de calor del suelo y precipitación).

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Ecosistema empresarial agroindustrial

Indicadores del estado de aguas

Tradicionalmente, las aguas son los ecosistemas más afectados por el desarro-llo acelerado agrícola. Es recomendable hacer un monitoreo de las propieda-des físico-químicas del agua: pH, temperatura, conductividad, oxígeno disuelto, dureza, niveles de N, P, K y Fe. Para conocer las dinámicas en las comunidades faunísticas, es necesario hacer un monitoreo en todos los tipos de ecosistemas acuáticos de los predios a lo largo del año, incluyendo verano e invierno con mínimo cuatro muestreos representativos de las cuatro hidrofases. En los siste-mas lénticos vale la pena monitorear peces, macroinvertebrados acuáticos y la comunidad del plancton, y en los ecosistemas lóticos, peces y macroinvertebra-dos, principalmente.

Dimensiones humanas

El monitoreo del cambio sistemático o súbito en algunas relaciones entre humanos y vida silvestre, puede resultar significativo; como la oferta de recur-sos biológicos en fauna de caza o pesca, ligada con cambios en los ecosistemas. Algunas poblaciones de animales, que tienen valor para los grupos humanos o son parte de su seguridad alimentaria (a través de la caza), podrían dismi-nuir en resguardos indígenas aislados, o aumentar en zonas agrícolas cerradas al acceso de cazadores.

La supervivencia de los grandes depredadores es un proceso que depende, además del patrón espacial de los ecosistemas y sus componentes del hábitat, de la disponibilidad de presas afectada por la caza y el manejo de la ganadería. También cambios rápidos como la irrupción de plagas como vertebrados que pueden constituirse en problema para el desarrollo agroindustrial (roedores que pueden atacar la caña, especies granívoras —palomas—, aumento de poblacio-nes de venados, etc.), o de conflictos con animales silvestres.

En este nivel, es muy probable que la intervención agropecuaria del pro-yecto Veracruz vaya a favorecer las poblaciones de mamíferos y grandes peces en general, debido a la implementación de medidas que regulen la pesca y la caza. En el caso particular del bloque de predios cercano a Santa Rosalía, la mayor presión de caza y pesca debe ser ejercida por los indígenas del resguardo.

Un plan de seguridad alimentaria concertado con indígenas y poblaciones vulnerables puede ser la salvación a largo plazo de cualquier plan de conserva-ción: la conservación puede hacerse cuando la gente tiene la “barriga llena”. Un

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Anexo 3. Aproximación al conocimiento y monitoreo de la biodiversidad

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estudio de sostenibilidad de la cacería en el reguardo indígena acompañado de una capacitación en huertos llaneros29, puede ser una interesante forma de pro-poner soluciones a la sobrecaza. Al reducir la presión sobre la fauna, dejar corre-dores de bosque sanos y bien conectados junto a un monitoreo cada cinco años, demostrarían la efectividad de las medidas tomadas.

En concordancia con estos argumentos, en la salida de campo realizada entre el 30 de julio y el 2 de agosto de 2012 se definió por medio de las distin-tas aproximaciones de cada uno de los investigadores, que los ecosistemas mejor preservados de los predios visitados son los de la Chamuscada. En los bosques del lugar, los locales reportaron haber visto el tigre mariposo y nutrias, indicio de un buen estado de salud de los bosques.

De igual forma, en las sabanas de dicho bloque de predios se veían fácil-mente la mayoría de las aves sabanícolas de la región, indicando también un buen estado del lugar. La Chamuscada representa entonces un buen lugar de referencia para llevar a cabo los monitoreos biológicos y limnológicos perma-nentes. Debido a la condición adaptativa de la intervención, donde los predios serán sembrados en el orden necesario para el momento y el tipo de cultivo dependerá de decisiones rápidas, el monitoreo tendrá que ser de igual forma flexible a las condiciones cambiantes de la intervención.

Servicios ecosistémicos

En línea con el nivel de dimensión humana está el monitoreo de los servi-cios ecosistémicos (SE). Como primera medida, debe tenerse en cuenta que los modelos de escenarios que cuantifican los SE que proporciona un paisaje, gene-ralmente prevalecen los servicios que son percibidos por la sociedad como más importantes (generalmente de provisión y regulación), y por esta razón los ser-vicios de soporte y culturales no quedan bien representados (Rodríguez et al., 2006). En este sentido, se recomienda incluir SE de diversos tipos y monitorear tanto los cambios rápidos en la provisión, como los cambios en variables lentas

29 En la vereda Nazareth, Santa Rosalía, la Asociación Vichadeña para el Desarrollo Agropecuario (Avida) viene desarrollando desde hace varios años proyectos de agricultura orgánica y sostenible de productos como cúrcuma, noni, jengibre, maíz, henna, flor de Jamaica y marañón. Actualmente están impulsando interesantes proyectos de seguridad alimentaria en la zona con los campesinos e indígenas, y también trabajan en el Plan Maestro Vichada con propuestas de desarrollo productivo. Puede resultar interesante tener un buen canal de comunicación con los implicados en estos proyectos, pues su experiencia en el lugar puede ser de gran ayuda para resolver problemas y mejorar las prácticas en la intervención.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

a largo plazo. Estas últimas variables son de especial importancia, ya que se ha demostrado que son mejores indicadoras de la resiliencia de los ecosistemas, y que generalmente corresponden a servicios de regulación (Bennet, Peterson y Gordon, 2009)30. Kato y Ahern (2011) sugieren que si se monitorean especies o procesos críticos para la resiliencia del paisaje, se pueden detectar cambios en las tasas permitiendo mantenerse alejados de los umbrales de cambio; más aún, si se asume que las variables estructurales e independientes pueden ser emplea-das como indicadores (o subrogadas) de las variables dependientes (por ejem-plo: procesos ecológicos) que son más difíciles de monitorear, la planeación y el manejo de los paisajes se hace más fácil.

Se deben desarrollar criterios e indicadores que describan las relaciones entre biodiversidad, los componentes del ecosistema, los procesos y SE, ya que nuestro conocimiento sobre estas es limitado. De Groot, Alkemade, Braat, Hein y Willemen (2010) proponen, específicamente, desarrollar indicadores que des-criban cuáles procesos o componentes del ecosistema proveen el servicio y en qué medida, y cuánto puede usarse de manera sostenible.

Para esto se debe considerar que los SE no tienen una relación uno a uno con las funciones ecosistémicas, algunas veces dos o más funciones contribu-yen a un SE y en otras, y una función contribuye a dos o más SE. Cowling et al. (2010) sugieren que la caracterización biofísica de los SE genera el conoci-miento sobre los tipos y ubicación de los factores que determinan la provisión de SE, los flujos espaciales y temporales entre oferta y demanda, y los impactos de la transformación del territorio y el agua sobre la provisión.

Por esta razón, se propone un enfoque a partir de las unidades del paisaje iden-tificadas en el proyecto, ya que estas presentan características biofísicas diferentes.

Algunas preguntas que pueden guiar la investigación y el monitoreo de ser-vicios ecosistémicos en paisajes agrícolas son:

1) ¿Hay agrupaciones de SE asociadas a diferentes unidades de paisaje? ¿Qué procesos y estructuras intervienen? y ¿a qué escalas en el espacio y en el tiempo lo hacen?

2) ¿Qué aspectos ecológicos y sociales afectan las agrupaciones de SE (trade-offs), y en qué medida? ¿Cuáles son los críticos y cómo afectan los SE a dife-rentes escalas?

30 Por ejemplo: ciclo hidrológico.

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Anexo 3. Aproximación al conocimiento y monitoreo de la biodiversidad

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3) ¿Cómo es el flujo de los diferentes SE (por ejemplo: en magnitud, frecuen-cia, variación), desde el lugar donde se originan a donde se encuentran los beneficiarios?

4) ¿Cómo es la dinámica de los servicios de regulación y cómo afectan la pro-visión de otros servicios?

5) ¿Cuáles son las mejores medidas para prevenir cambios indeseados en las relaciones entre SE (trade-offs) y cambios de estado en los ecosistemas, y cuá-les favorecen la resiliencia ecológica?

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Ecosistema empresarial agroindustrial

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Anexo 4. Población indígena

Sabrina Rojas

En el censo de la población de Vichada de 2005, el 44% de sus habitantes se reconocieron como indígenas, pertenecientes a las etnias uwa, betoyes, sikuani, chiricoa, makaguaje, sáliba, masiguare, cuiba, piapoco y guayabero, entre otras, situadas en 46 resguardos. Los más numerosos son los sikuanis o jiwis (conoci-dos también como guahíbos, su apelativo colonial), piapocos y pairoas. Se trata de grupos binacionales, pues su territorio se extiende a lo ancho de los llanos colombianos y ocupan también parte del territorio venezolano. Estos grupos mantienen sus lenguas, aunque de algunas quedan muy pocos hablantes, lo que hace que ocupen la atención internacional, pues son foco de atención de cen-tros académicos (como el CCLA o el Instituto Caro y Cuervo en Colombia o el Centro de Investigaciones Lingüísticas de la Sorbona, en Francia) y ONG internacionales (como Survival International).

Es importante subrayar que la población indígena de la región ha sido his-tóricamente itinerante, pues se trata de pueblos cuyo patrón de asentamientos y de uso de recursos se basa en la rotación de las tierras de cultivo y de repro-ducción de morichales y bosques de galería y en los ciclos de los ríos y caños que determinan las temporadas de caza y pesca. Estos ciclos de movilidad se mantienen tanto en la escala regional como la de resguardo, cuando su escala lo permite. De esta forma, los sálibas o los sikuanis de otros resguardos o que habi-tan en cascos urbanos de la región pueden vivir, por ejemplo, por períodos en el resguardo Santa Rosalía o los habitantes de este pueden trasladarse a vivir y aprovechar los recursos, por temporadas, a otros lugares donde sus redes socia-les y las circunstancias lo permitan.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

Los sálibas

Los habitantes del resguardo Santa Rosalía forman parte de la etnia sáliba. Parte de este grupo conforma un segmento importante del casco urbano del muni-cipio. Sus integrantes, aproximadamente 335, establecidos en un área de 5.700 hectáreas, se distribuyen en 28 fincas habitadas por 67 familias extensas disper-sas por todo el territorio. Cabe señalar que estas fincas están establecidas dentro de los límites del resguardo. Cada uno de los integrantes de estas fincas se auto-denomina comunero. El resguardo Santa Rosalía fue constituido por Resolución 53 de 21 de julio de 1983 del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora). Este resguardo está representado ante el Estado por el Cabildo Gober-nador, elegido anualmente. Este cargo normalmente lo asumen líderes jóvenes que conocen bien el español y el lenguaje de las instituciones. Como autoridad tradicional en el resguardo hay un único capitán, que es uno de los mayores de la comunidad, que aunque no se encuentra inscrito ante las autoridades civiles, cuenta con el reconocimiento tácito de toda la comunidad.

Los 335 miembros de la etnia sáliba se encuentran en un complejo proceso de modificación de sus hábitos culturales, tradiciones, costumbres y formas de vida, hasta el punto de que muchos tienden a no comunicarse en su lengua, han venido adquiriendo hábitos urbanos, cazan con escopeta y no utilizan los ele-mentos tradicionales de caza; tienden a dejar de procesar el mañoco, están pen-sando en establecer microempresas y, como consecuencia de la avanzada de los procesos económicos presentes en la región, tienen la expectativa de ser contra-tados como operarios en empresas petroleras o agroindustriales. Sin embargo, en su forma de ver el mundo parten de elementos centrales del pensamiento sáliba y han diseñado procesos para la recuperación de su cultura.

Básicamente su economía se centra en actividades como la cacería, la agri-cultura y la pesca, que se pueden considerar parte de sus formas históricas de sustento, a las que han incorporado la ganadería y más recientemente el jor-naleo. La ganadería extensiva en este grupo opera de la siguiente manera: las autoridades del resguardo y de la asamblea distribuyen pequeñas extensiones de tierra, denominadas por los indígenas “fincas”, para que un grupo fami-liar extenso se establezca allí y las explote. En esta porción de tierra, que forma parte del área que el Estado tituló a nombre del resguardo, el grupo familiar construye su vivienda, planta sus cultivos de pancoger y cría y levanta el poco ganado que pueda tener y algunos animales domésticos. Sin embargo, el grupo familiar puede participar de la actividad ganadera extensiva de la región a mayor escala, mediante la modalidad de prestar sus tierras a los colonos para que estos

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Anexo 4. Población indígena

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a su vez lleven a ellas ganado para crianza y levante. El indígena se encarga de cuidar el ganado en su territorio colectivo y, al obtenerse un producto o ganan-cia, de esta se le reconoce un tercio. Hay que anotar que para que el grupo familiar pueda desarrollar esta actividad requiere la previa autorización de las autoridades del resguardo y de la asamblea, que tendrá en cuenta las motivacio-nes de la solicitud y conveniencia de la autorización. En ocasiones un miem-bro del grupo familiar establece relación de convivencia con alguien que, aun no siendo indígena, aporta algunas cabezas de ganado para su crianza y levante pero que carece de tierra para ello. También suele presentarse el caso del propie-tario de ganado que requiere espacio y pasturas y le propone al grupo familiar su préstamo. En ambas situaciones y en otras similares interviene la autoridad indígena para autorizar su realización.

Al mismo tiempo, el grupo familiar establece —de acuerdo con la tecnolo-gía histórica de agricultura en la región31— cultivos de pancoger para su con-sumo y para intercambio o venta en pequeñas cantidades, constituyendo así una economía de subsistencia básica que se complementa con la pesca y con la cacería de especies que le suministran carne para su consumo y venta. En años recientes se ha incorporado la práctica de captura de ejemplares exóticos que comercializa en los pueblos cercanos. También comercializan animales de corral (cerdos, gallinas, gallinetas, etc.), y tras un complejo proceso de elabora-ción, también ofrecen en venta mañoco y casabe. A los colonos y a los habitan-tes del pueblo les ofrecen los productos de sus cultivos, entre ellos frutales como la piña, papaya, naranja, etcétera, luego que ya se han abastecido ellos mismos. Es decir, para garantizar un mínimo de independencia económica y de seguri-dad alimentaria, el grupo familiar recurre a varias actividades.

Existen en esta comunidad prácticas y costumbres culturales relacionadas con la medicina tradicional, que se origina en el conocimiento de las propieda-des curativas de plantas y hierbas nativas de la región.

Los sikuanis o jiwis

En la vereda Nazareth, en zona del municipio de Santa Rosalía, se encuentra el res-guardo Nueva Esperanza del Tomo, cuyo territorio comprende una extensión de

31 Basada en la secuencia multitemporal de una serie de asociaciones de especies alrededor del complejo de las yucas, para alimento, materia prima, alimento de animales y usos rituales y medicinales. Este sistema de cultivo, apoyado en la asociación de cientos de especies, es mucho más complejo que lo que la agronomía moderna denomina “silvicultura”.

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Ecosistema empresarial agroindustrial

9.598 hectáreas, con una población sikuani de aproximadamente ciento sesenta habitantes. Este resguardo está organizado en comunidades: las de Loma Linda, La Esperanza, Delirio y Buenos Aires. El concepto de comunidad entre los sikuanis denota una unidad tanto social como espacial. La comunidad, desde el punto de vista social, se refiere a los miembros de una familia extensa, confor-mada por múltiples grupos domésticos emparentados que se identifican como descendientes de un clan histórico y tiene como cabeza visible un “capitán”. En su sentido espacial, las comunidades tienen límites físicos bien definidos (caños, carreteras, “matas de monte”), dentro de los cuales se establecen los lugares de habitación, de rotación de conucos, las zonas de caza y recolección, etcétera. Se puede afirmar que su economía se fundamenta en el cultivo de productos de pancoger y en actividades como la caza y la pesca. Al contrario de los sálibas, los sikuanis se caracterizan por que no ha sido relevante en su comunidad la prác-tica de la actividad ganadera y su dependencia de ella. Al igual que los sálibas, se emplean para la prestación de servicios en las labores domésticas o como jor-naleros para fortalecer su economía básica de sustento y satisfacer sus necesida-des elementales (café, sal, panela, aceite, arroz, ropa, jabón, herramientas, etc.).

Según los sikuanis, tiene gran importancia la preservación de la etnia y de su cultura. Se comunican en su lengua, mantienen sus prácticas tradicionales en muchos campos y tienen vigente el conocimiento de elaboración del casabe y el mañoco (eje de la cultura de la tierra en la Orinoquia) y de los métodos de caza y pesca; practican bailes y cantos tradicionales y, sin duda, rinden culto a la preservación de su cultura. En la actualidad hay un grupo de sikuanis que habita en el casco urbano de Santa Rosalía. Tienen allí una maloca o casa comu-nal indígena que se construyó en terrenos del municipio con el apoyo de la Alcaldía municipal en 1998, con el propósito de servir de lugar de paso a la población indígena de la región que requiriera hospedaje transitorio en Santa Rosalía. En la actualidad la maloca se encuentra ocupada por varias familias que explican que permanecen allí para facilitar la asistencia de sus hijos menores a los centros educativos de Santa Rosalía. Cabe señalar que existe todavía en la región una concepción negativa de los indígenas, que los señala de “recosta-dos”, “vagos”, “atrasados” e incluso “salvajes”. Se hace referencia con frecuen-cia al hecho de que tienen extensiones de tierra bajo la figura del resguardo que se consideran subutilizadas. Sin embargo, es frecuente contratar con los indíge-nas el servicio del cuide de ganado, lo cual hace que muchos ganaderos depen-dan del resguardo.

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Anexo 4. Población indígena

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Población mestiza: llaneros, colonos y desplazados

El mestizaje biológico y cultural a partir de la Conquista configuró un grupo étnico-cultural: el llanero criollo, definido por su modo de vida asociado a la ganadería y la vaquería, a la vida de los hatos, que aunque ha estado en cons-tante proceso de modificación y adaptación a las circunstancias económicas cambiantes, reivindica una identidad cultural muy fuerte que se canta en el joropo y en los versos llaneros que celebran la libertad y el carácter indoma-ble del llanero. Así, una de las características del llanero criollo es su movilidad, puesto que tiene que desplazarse de manera continua para trabajar en los hatos. La movilidad del llanero y su relación con la sabana y los paisajes de la altillanura hacen que se considere a sí mismo una “raza bravía” que necesita grandes espa-cios para vivir y que lo lleva a buscar por todos los medios su libertad: búsqueda que los llevó a participar en las guerras libertadoras y en diferentes movilizacio-nes. A esta población se suma a lo largo del siglo xx un grupo de campesinos —que también se consideran a sí mismos llaneros— conocidos como “colonos”, que fueron desplazados por las distintas confrontaciones por la tierra en varias regiones de Colombia. Los primeros llegaron en las décadas de los cincuenta y los sesenta de los departamentos más afectados por “la violencia” (en particular del Tolima, Cundinamarca, Antioquia y Santanderes). La segunda oleada se dio en los años ochenta y noventa, desplazados por los procesos violentos de con-centración de la tierra en otras regiones (valles del Cauca y Magdalena), cuando muchos llegaron atraídos por las bonanzas económicas de la época: la coca y el petróleo. Estos dos grupos, a los que se hará referencia en adelante como “colo-nos”, se establecieron en áreas que formaban parte de los territorios indígenas y “abrieron” fincas ganaderas, tratando de establecer cultivos para el mercado.

El último grupo de campesinos que migró a la región se compone de des-plazados por la violencia de los años recientes. Se diferencia de los anteriores en que no tuvo ya la posibilidad de “colonizar”, es decir, de ocupar un área para establecerse y abrir fincas, porque ya las tierras “colonizables” estaban ocupadas o tituladas y las que quedaban en poder de los indígenas ya habían sido recono-cidas como resguardos. Este grupo de campesinos que llegó por desplazamiento forzoso o que se trasladó a la región de forma voluntaria en busca de nuevas opciones de vida, al no encontrar tierras para colonizar, se vio forzado a asen-tarse en las periferias de los centros urbanos de la región (cordones de miseria), en los parques, en las vías públicas, en las riberas de los ríos y hasta en propieda-des privadas urbanas o rurales, que en apariencia se encuentran en condiciones de descuido o de abandono. La sociedad y las autoridades los consideran invaso-res, lo cual genera una situación de conflicto.

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La edición, diseño e interactividadde esta publicación se terminó en agosto de 2014 enBogotá, Colombia. Se compuso en tipografía Bembo de cuerpo 11 puntos.

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agroindustrialEcosistema empresarial

Facultad de Administración

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Publicaciones de la Facultad de Administración

La gestión de lo público. Debates y dilemasClemente Forero y Luis Diaz (editores académicos y compiladores), 2014

La educación superior: retos y perspectivas Luis Enrique Orozco (compilador), 2013

Inseguridad rural y asociatividad. Una investigación sobre violencia y formas organizativas en zonas de conflictoLuz Elena Orozco, Clemente Forero y Eduardo Wills, 2013

El Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá: su gestión en escenaJaime Ruiz (editor académico y compilador), Carolina Barrios y Alejandro Valderrama, 2013

Tendencias en la administración: gerencia y academia (dos volúmenes)Francisco Azuero, Ana Cristina González y María Lorena Gutiérrez (editores académicos y compiladores), 2012

ISBN 2346-0415

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En el proyecto Veracruz, en paralelo al plan de siembra, se viene creando una red de espacios de conservación de varios miles de hectáreas excluidos voluntariamente de la agricultu-ra. La incertidumbre frente a límites de trasformación segura del ecosistema se manejará con el monitoreo de variables de la biodiversidad, que generan alertas tempranas para evitar el deterioro irreversible, en un enfoque de gerencia adaptativa.

Riopaila se suma, así, a la política de gestión integral de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, en busca de un equilibrio entre la creación de valor económico y preservación del bien público ambiental, como aplicación de la dimensión ecológica y social de la propiedad privada. En conjunto, el proyecto busca generar una transformación prudente hacia la sostenibilidad y la resiliencia, con potencial de afectar la política pública regional, en perspectiva de un desarrollo integral.

Esta publicación difunde la parte inicial de este esfuerzo privado, considerado pionero en su campo, de la que se es-pera tenga amplios “efectos de demostración” entre quienes pretenden ser copartícipes del desarrollo de la frontera agroindustrial de la Orinoquia.

E S T A S E R I E El Centro de Estrategia Competitividad, CEC, publica cono-cimientos y lecciones derivadas de sus actividades. La serie está dirigida a gerentes, empresarios, funcionarios públicos e interesados en la práctica de la administración en los sectores privado y público, de cooperación nacional e internacional y al tercer sector.

Germán Andrade, Santiago Madriñán, et al

Proceso de construcción de un paisaje agroindustrial sostenible en el proyecto Veracruz, frontera agroindustrial de la altillanura en la Orinoquia colombiana

9 772346 041009 20

ISSN 2346-0415