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Cielo de octubre - Homer H. Hickam

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Cielo de octubre - Homer H. Hickam

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A través de los ojos de un grupo de niños nos adentramos en la vida de una pequeñalocalidadmineranorteamericana,enunpasadoevocadodesdeunaactualidadmuydistinta.

Sonlosrecuerdosdeunaadolescenciafelizaunquenoajenaalosproblemasdesuentorno.HomerH.SonnyHickam,Jr.ysusamigossededicanaconstruircohetesconlailusiónde,algúndía, lanzarlosalespacio.Loqueempiezacomoun juego infantilseconvierteprontoen el centro de interés de todo el rico entramado de adultos con los que conviven. Laambición de los muchachos despierta reacciones enfrentadas, pero supone también unrespiro para un pueblo sumido en la preocupación a causa de las graves penuriaseconómicasporlasquepasasuindustriaminera.

Cielo de octubre está basada en la infancia deHomerH.Hickam, Jr., quien con los añosllegóaserunreputado ingenierode laNASA.SusmemoriasdestilanunasensibilidadyunhumorquerecuerdanelTomSawyerdeTwainysonunamuestradecómolossueños,pesealasmuchasadversidades,puedenllegarahacerserealidad.

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HomerH.Hickam

CielodeoctubreePubr1.0

Albireo09.02.14

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Títulooriginal:RocketBoysHomerH.Hickam,1998Traducción:LuisMurilloFont&CarolBrunetDiseñodeportada:Deibuk

Editordigital:AlbireoePubbaser1.0

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AmispadresyalpueblodeCoalwood

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AGRADECIMIENTOS

Tengo una deuda de gratitud con mucha gente a causa de este libro. En primer lugar deseoexpresarmi infinitoagradecimientoaMickeyFreiberg,de laArtistsAgency,deLosAngeles,porreconocer el valor de este trabajo tras una primera lectura. Fue su fe en la historia y suconvencimiento demi habilidad como escritor lo queme dio la oportunidad que necesitaba paraseguir adelante conmiproyecto.Quierodarle lasgracias tambiénaDavidGroffpor suexcelenteayudaenelprocesoderedacción,yaFrankWeinman,delLiteraryGroup,deNuevaYork,porhacerconocer elmanuscrito a los editores. Invalorable fue asimismo la colaboracióndeAmirFedderyRichCapogrosso,delaArtistsAgency,ydeJessicaWainwright,LaurenMactasyKimMarsar,delLiteraryGroup.

Creoque tambiéndebomostrarmeagradecidocon losángelesde laguarda,aquienes tantohehechotrabajaralolargodelosaños,puessindudadebendehaberintercedidoparaqueTomSpain,deDelacortePress,fuesemieditor.Suhabilidadalahoradeencontrarlasverdadesesencialesdeestelibro(yenocasionesseñalándomelascuandoyonomeapercibíadeellas)hanidomoldeándolohastaconvertirla en loque finalmente es.Muchasgracias aMitchHoffman,deDelacortePress, por susmuchasatencionesparaconmigo.LacontribucióndeKarenMender,CarisaHays,LindaSteinmanyVickiFlickfuetambiénfundamental.Alolargodetodoelproceso,CaroleBaron,LeslieSchnuryelpersonal deDelacorte engeneral handemostradoun entusiasmo infatigable y unaprofesionalidadextraordinaria.Aprecioenormementesusesfuerzos.

QuieromanifestarmigratitudhaciaChuckGordon,MarkSternbergyPeterCramer,deDaybreakProductionsportomarloqueeraunmanuscritoincompletoyconducirloatravésdeloslaberintosdeHollywood,yhaciaJoeJohnston,LarryFranco,LewisColickytodoelpersonaldeldepartamentodeproduccióndelaUniversalportrasladarmihistoriaalapantalla.Hanhechoposibleloimposible.

Jamás agradeceré lo suficiente a quienes leyeron mis manuscritos en sus distintas etapas deredacción,sobre todoaLindaTerry,quevio losprimerosborradoresymeayudóamejorarcadaunadesusversiones.TambiénledoylasgraciasaLindaporsuamoryapoyoalolargodelprocesocreativo.Sinella,jamáslohabríahecho.IgualmenteimportantefueelauxilioquemebrindóEmilySue Buckberry, de la Big Creek High School, con sus puntualizaciones cronológicas, suscomentariosacercadelestilode laobraysuconstanteestímulomoral.TengocontraídaasimismounadeudaespecialconmitíoHarryKennethLavender,nosóloporsuasistenciatécnicaeneltemadelasminasdecarbón,sinoporsuvidaenlosyacimientos.

Perry Turner y Pat Trenner, editores de la revista Air & Space/Smithsonian, tuvieron la

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generosidaddepublicarmiartículo«TheBigCreekMissileAgency»;estelibroeselproductodelaatenciónquedespertó.

Finalmente,mireconocimientohaciatodosquienesalgunavezformaronpartedeloscoheterosyme agradecieron el que escribiese sobre ellos y cómo eran en aquel tiempo; hacia la señora JanSiers,quemepermitióincluirlafiguradeShermanenmilibro;haciamihermanoJim,queestuvodeacuerdoenquesacaraalaluznuestrosconflictosdeadolescencia;haciaaquelloscompañerosdeinstitutoque aunqueprefirieronpermanecer en el anonimatomeofrecieron su ayuda,yquedeunmodouotro aparecen en esta obra; y haciamimadre, queha conservado su sentidodel humor apesardelosenocasionesextrañoscomportamientosdesusegundohijo.

HOMERH.HICKAM,JR.Mayode1998

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Lo único que se puede dejar a los hijos es lo que está en sus cabezas. La educación, no lasposesionesterrenales,esendefinitivalaverdaderaherencia,loúnicoquenadiepuedequitarnos.

DOCTORWERNHERVONBRAUN

Todo loquehehechohasidodarteun libro.Eres túquienhade tenerelvalordeaprender sucontenido.

SEÑORITAFREIDAJOYRILEY

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1-Coalwood

Hastaqueempecéaconstruirylanzarcohetes,yoignorabaquemipuebloestabaenguerraconsigomismo y que mis padres se hallaban enzarzados en una especie de combate incruento sobre quéíbamosaserenlavidamihermanoyyo.Ignorabaquesiunachicatepartíaelcorazón,otra,virtuosacuandomenospara sus adentros, podía arreglarlo aquellamismanoche.También ignorabaque ladisminucióndeentalpíaenuncanalconvergentepodíasertransformada,medianteelañadidodeuncanaldivergente, enenergíacinéticade reacción.Mientrasdurónuestraaventura,miscompañerosdescubriríanotrasverdades,peroestasfueronlasmías.

Coalwood(VirginiaOccidental),elpueblodondecrecí,fueconstruidoconelobjetivodeextraerlosmillonesdetoneladasdecarbónbituminosoquehabíaensusubsuelo.En1957,cuandoyoteníacatorceañosyempezabaafabricarmisprimeroscohetes,vivíanenCoalwoodcasidosmilpersonas.Mipadre,HomerHickam,eraelsuperintendentedelaminaynuestracasaestabaaunoscentenaresdemetrosdelabocaminaydelpozoverticaldedoscientoscuarentametrosdeprofundidad.Desdelaventanademihabitaciónpodíaverselanegratorredeaceroahorcajadassobreelpozo,asícomoeliryvenirdeloshombresquetrabajabanenlamina.

Otropozo,hastaelcualllegabaunavíaférrea,erautilizadoparasacarelmineral.Laestructuraempleadapara subir, cribarydescargar el carbón recibía el nombredevolcadero.Todos losdíaslaborables, e incluso los sábados en los buenos tiempos, veía pasar los negros vagones al pie delvolcaderopararecibirelpesadocargamento,yluegolaslocomotorastirardeellosentrebocanadasde humo.Durante todo el día el ruido sordo de los pistones de vapor retumbaba en los angostosvalles,y todoelpueblo temblabaconel rechinardelaceroamedidaque lasgrandes locomotorasganabanvelocidad.Nubesdecarbonillaseelevabandelosvagonesdescubiertos,invadiéndolotodo,colándosepor las ventanasybajo las puertas de las casas.Durante todami infancia, cadavezquelevantabaporlamañanalaropadelacama,veíasalirflotandounanubecillanegrayresplandeciente.Cuandome quitaba los zapatos por la noche, los calcetines siempre aparecían sucios de polvo decarbón.

Nuestra casa, como todas las de Coalwood, era propiedad de la empresa minera. La empresacobraba un pequeño alquiler mensual, que deducía automáticamente de la paga de los mineros.Algunascasaseranmuypequeñas,deunasolaplantayconunaodoshabitaciones;encambiootras,espaciosas y de dos plantas, habían sido construidas como residencias para trabajadores solterosdurante el auge de los años veinte, pero a raíz de la Depresión fueron divididas en viviendasunifamiliares. Cada cinco años todas las casas deCoalwood eran pintadas de color blanco por laempresa,aunqueelcarbónquehabíaenelaireprontolasteñíadegris.Normalmenteenprimavera,cadafamiliaseocupabadelavarlelacaraalafachadadesuviviendamediantecepillosymangueras.

Todas las casasdeCoalwood teníanunpequeñopatiovallado.Mimadre, quedisponíademásterrenoquelamayoría,plantórosalesenél.Acarreabatierradelamontaña,cargándoselossacosalhombro,y abonaba, regabay cuidaba los arriates conmuchoesmero.Enprimaverayverano, losrosalesse llenabandegrandescapullosdecolorsangreydepequeñosbrotesrosadosyamarillos.Estas pinceladas de color destacaban contra el verde oscuro de los frondosos bosques que nosrodeabanydellúgubregrisoscurodelaminacercana.

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Nuestra casa estaba situada en un recodo donde la carretera estatal torcía hacia el este, endirecciónalamina.Unacalle,pavimentadaporlaempresa,ibahaciaelcentrodelpuebloenlaotradirección. Main Street, pues ese era el nombre que recibía, cruzaba un valle tan angosto que enciertossitiosunmuchachoforzudopodíaarrojarunapiedradesdeunladohastaelotro.Diariamente,durante los tres años previos ami ingreso en el instituto,montaba en bicicleta por lamañana—cargandoa la espaldaunagranbolsade lonablanca—y repartía elBluefieldDailyTelegraph portodo el valle, pasaba la escuela y las hileras de casas paralelas a un pequeño arroyo y pedaleabamontaña arriba hasta el otro lado. Siguiendo porMain Street, a aproximadamente un kilómetro ymedio había una gran hondonada formada por la intersección de dos arroyos.Allí se alzaban lasoficinas de la empresa, la iglesia de la empresa, un hotel de la empresa llamado Club House, laoficinadeCorreos,dondeademássealojabanelmédicoyeldentistadelaempresa,yelalmacéndelaempresa(quetodoelmundollamabaelBigStore).Enloaltodeunalomaestabalamansióncontorreonesocupadaporelsuperintendentegeneral,unhombrequelosdueñosdelamina,quevivíanenOhio,habíanenviadoparaquecuidaradesuspropiedades.MainStreetcontinuabahaciaeloesteentremontañas,hastadosgruposdecasasdeminerosquenosotrosllamábamosMiddletownyFrogLevel.Dosbifurcacionesconducíanporsendashondonadashasta loscampamentosde lagente«decolor»: Mudhole y Snake Root. Allí terminaba el asfalto y empezaban unas pistas de tierra conmuchosbaches.

En la entrada deMudhole había una diminuta iglesia de madera a cargo del reverendo LittleRichard, así llamado por su parecido físico con el cantante de soul. En Mudhole no había nadiesuscritoalperiódicolocal,perosiemprequemesobrabaunejemplarlodejabaenlapequeñaiglesia,yconlosañoselreverendoRichardyyonoshicimosamigos.Cuandoélteníaunratoparasaliralporche,meencantabaquemecontasealgunabrevehistoriabíblica,queyoescuchabamontadoenmibicicleta,fascinadoporsuvozestentórea.AdmirabaespecialmentelahistoriadeDanielylosleones.CuandoelreverendorepresentabaconojosdesorbitadosdeasombroelmomentoenqueloscaptoresdeDanielveíanasuprisioneroandar tranquilamenteencompañíadel leónalláenelhoyo,yomereíaconganas.

—EseDanielconocíaalSeñor—evocabaelreverendoconunasonrisamientrasyoseguíariendo—,yesoledabacoraje.¿Ytú,Sonny?¿ConocesalSeñor?

Yoteníaqueadmitirquenoestabaseguro,peroelreverendosiemprelequitabaimportancia.—Dios cuida de los tontos y de los borrachos —decía con una gran sonrisa que ponía al

descubiertounincisivodeoro—,ysupongoquetambiénvelaráporti,SonnyHickam.Conelpasodeltiempo,cuandoyoteníaalgúnproblema,pensabaenelreverendoRichard,ensu

feenelsentidodelhumordeDiosyensucariñoporlosquenuncahacenloquedeben.Esomedaba,sinolavalentíadeDaniel,almenoslapequeñaesperanzadequeelSeñormepermitiríairtirando.

Laiglesiadelaempresa,alaqueacudíalamayoríadelapoblaciónblanca,selevantabasobreunpromontorio herboso. A finales de los años cincuenta la presidió un empleado de la empresa, elreverendoJosiahLanier,quetambiénresultósermetodista.Lasectadelpredicadorcontratadoporlaempresapasabaaconvertirse,automáticamente,enlanuestra.Recuerdoqueantesdesermetodistasfuimos baptistas, y durante apenas un año, algo así como de Pentecostés. El pastor de Pentecostésasustabaalasmujeres,arrojandodesdeelpúlpitollamaseternas,azufreyadvertenciasapocalípticas.

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Cuandoterminósucontrato,elreverendoLanierocupósupuesto.YoestabaorgullosodevivirenCoalwood.Segúnlos librosdehistoriadeVirginiaOccidental,

nadiehabíavividoenlosvallesycolinasdelcondadodeMcDowellhastaquellegamosnosotrosaextraerelcarbón.Tribusdeindioscheroquicazaronocasionalmenteenlaregiónhastaprincipiosdelsiglo pasado, pero el terreno les parecía demasiado escabroso y poco acogedor. En una ocasión,cuandoyoteníaochoaños,encontréunapuntadeflechaincrustadaeneltocóndeunviejoroble,enlamontañaquehabíadetrásdemicasa.Mimadredijoquealgúnciervohabría salvado lavidaentiempos pasados.Tan entusiasmado estaba yo conmi hallazgo queme inventé una tribu india, los«coalhicans»,yconvencíaloschicosdemipandilla—RoyLee,O’Dell,TonyySherman—dequerealmentehabíanexistido.Todosnospintamoslacaraconjugodebayasynospusimosplumasdepollo en el pelo.Nuestro pequeño grupo de salvajes realizó batidas y llevó a término sangrientasmasacresportodoCoalwood.RodeábamoselClubHouse,yconarcosderamadeabedulyflechasinvisiblesmatábamosa losminerossolterosqueallívivíanamedidaquevolvíandel trabajo.Paraseguirnos labroma,algunossedesplomabanyseretorcíandemaneraconvincenteenelenormeyperfecto céspeddel hotel.Cuando tendíamos emboscadas en la entradadel volcadero, losminerosqueempezabansu turnosabíanponerseen situaciónydevolvíanentregritosnuestros imaginariosdisparos.Mi padre lo observaba todo desde su despacho junto al volcadero y salía a restaurar elorden.Aunque los«coalhicans»conseguíanhuira lascolinas,su jefe teníaqueoírdurante lacenaquelaminanoeraparajugar,sinoparatrabajar.

Unaveztendimosunaemboscadaaunoschicosmayoresquenosotros—entreellosmihermanoJim—queestabanjugandoavaquerosenlamontaña,yseprodujounagranbatallaquenoterminóhastaqueTony, subidoaunárbolpara tenermejorperspectivavisual, apoyóelpesoenuna ramapodridayserompióelbrazoalcaer.Yoorganicélaconfeccióndeunaliteraabasederamas,yasíllevamosacasaalgranguerrero.Elmédicodelaempresa,DocLassiter,acudióacasadeTonyensuviejoPackard.Alentraryvernosatodosconnuestrasplumasypinturasdeguerra,Docdijoqueerael«granhechicero».LecompusoelbrazoaTonyyseloescayoló.Todavíarecuerdoloqueescribíen el yeso: «Tony, la próxima vez búscate otro árbol». El padre de Tony, un inmigrante italiano,murióenlaminaesemismoaño.Tonyysumadresemarcharon,yyanovolvimosasaberdeellosnuncamás.Amí nome resultó extraño: cualquier familia que viviera enCoalwood necesitaba unpadrequetrabajaseenlamina.Laempresayelpuebloeranunamismacosa.

GranpartedeloquesabíadelahistoriadeCoalwoodydelosprimerosañosdemispadresloaprendísentadoalamesadelacocina,unavezretiradoslosplatosdelacena.Eraentoncescuandomamátomabaunatazadecaféypapáunvasodeleche.Enelcasodequenosepusieranadiscutirporalgúnmotivo,hablabandelagentedelpueblo,deloquepasabaenlamina,deloquesehabíadichoen laúltima reunióndelClubdeMujeres,yavecescontabananécdotassobrecómoeranantes lascosas.MihermanoJim,alqueestoaburríasoberanamente,seausentabaconcualquierexcusa.Yo,encambio,siempremequedabaallí,fascinadoporaquellashistorias.

GeorgeL.Carter,elfundadordeCoalwood,llegóalomosdeunmuloen1887.Alprincipionoencontrómásqueunpáramo,perodespuésdecavarunpocovioqueaqueleraunodelosmejoresfilones de carbón bituminoso del mundo. El señor Carter, que deseaba hacerse rico, compró lastierrasasusabsentistaspropietariosyempezóaconstruirunamina.Tambiénedificócasas,escuelas,

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iglesias,unalmacén,unapanaderíayuna fábricadehielo.Contratóaunmédicoyundentistaqueproporcionaban servicio gratuito a los mineros y a sus familias. Cuando la empresa de carbónprosperóconelpasodelosaños,elseñorCartermandóhaceraceras,pavimentarlascallesycercarel pueblo para que las vacas no camparan a sus anchas. El señor Carter quería que sus minerosvivieranenunlugardecente.Alfinyalcabo,Coalwooderasobretodounsitiodetrabajo,untrabajoduro,agotador,sucio,yavecesmortal.

Cuando el hijo del señor Carter regresó de la Primera Guerra Mundial, trajo consigo a sucomandante,unlicenciadoporlaUniversidaddeStanford,denombreWilliamLaird,tanbrillanteenlaboresdeingenierocomoenlavidasocial,aquientodoelpueblollamaba,conelmayorrespetoydeferencia,elCapitán.ElCapitán,hombrerobustoyexpansivo,quemedíaunmetroochentaycinco,vioenCoalwoodunlaboratorioparasusideas,unlugardondelaempresapodíaproporcionarasusciudadanos tranquilidad, prosperidad y paz. Desde que el señor Carter lo puso al mando de laexplotación, elCapitán empezóa implantar losúltimosavances en tecnologíaminera.Se abrieronpozos de ventilación y, tan pronto pudo llevarse a la práctica, los mulos utilizados para sacar elcarbón del interior de lamina fueron sustituidos pormotores eléctricos.Más adelante, elCapitánpusofinaltrabajodeexcavaciónmanualehizotraerunasmáquinasgigantescas,alasquellamaban«minadores continuos», para arrancar el carbón de las vetas. El Capitán desarrolló los planes delseñorCarter en cuanto a construcción, haciendo que cadaminero deCoalwood dispusiera de unacasaconsanitarios,unaestufaWarmMorningenlasaladeestaryunacajadecarbón,quelaempresase ocupaba de rellenar. Para proporcionar agua corriente al pueblo, mandó hacer una derivacióndesde un lago que había trescientosmetrosmás abajo.Construyó parques en ambos extremos delpueblo y fundó los boy scouts, las girl scouts y el Club de Mujeres. Se ocupó de abastecer labibliotecadelaescuelaCoalwood,quecontabaconunpatioderecreoyuncampodefútbol.Comolas montañas entorpecían la recepción, en 1954 hizo levantar una antena sobre una loma alta yproporcionó al pueblounode los primeros sistemasde televisiónpor cable enEstadosUnidos, yademásgratis.

Aunquenoeraperfectoysiemprehabíatensionesentrelaempresaylosmineros—sobretodoacausadelsalario—,Coalwoodseahorró,duranteuntiempo,granpartedelaviolenciaylapobrezaqueasolabaotraslocalidadessureñasdeVirginiaOccidental.Recuerdoqueavecesescuchabadesdelaescaleracómoelpadredemipadre—yole llamabaPoppy—lehablabaapapádel«sangrientoMingo»,elcondadoqueempezabaalotroladodelacarretera.Poppyhabíatrabajadoallíuntiempohastaqueempezólaguerraentrelosminerosdelsindicatoylos«detectives»delaempresa.

Docenas de muertos y centenares de heridos fue el balance de las batallas campales conmetralletas,pistolasyrifles.Parahuirdeaquelclimadeviolencia,Poppytrasladósufamiliaprimeroal condadodeHarlam, enKentucky,ydespués, cuando tambiénallí empezaronLashostilidades, aMcDowell, donde entró a trabajar en laminaGary. La cosamejoró, pero enGary también habíahuelgas,cierresyalgunaqueotracabezaensangrentada.

En1934, a losveintidós años,mipadre solicitó trabajo comomineroen la empresadel señorCarter.LohizoporquehabíaoídodecirqueunopodíavivirdecentementeenCoalwood.ElCapitánenseguida vio algo en aquel escuálido y hambriento muchacho de Gary—tal vez una chispa deinteligenciaenbruto—ylotomóbajosucustodia.Unpardeañosdespués,elCapitánascendióami

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padreacapataz,leenseñócómodirigiraloshombresycómomanejarlamina,yleinculcósuvisióndelpueblo.

Convertidoencapataz,papáconvencióasupadredequeabandonaselaminaGaryysemudaraaCoalwood, donde no había sindicato y el que quería podía trabajar. También escribió a ElsieLavender,compañeradeclaseenel institutoGary,quesehabíamarchadosolaaFlorida,paraquevolvieraaVirginiaysecasaraconél.Elsierehusólapropuesta.Siemprequesecontabaestahistoria,mamáinterveníaparadecirquedespuésrecibióunacartadelCapitánenlaqueledecíalomuchoquepapá la quería y necesitaba, y que hiciera el favor de no ser tan terca y volver a Coalwood paracasarseconelpobrechico.EllaaccedióairaCoalwooddevisita,yunanoche,enuncinedeWelch,cuandopapávolvióaproponerlematrimonio,ella ledijoqueaceptabasiél teníaenelbolsillounenvoltoriodetabacodemascarmarcaBrownMule.Papáloteníayellaledioelsí.Fueunadecisiónqueestoysegurolamentómuchasveces,peroque,peseaello,nohabríaqueridocambiar.

Poppy trabajóen laminaCoalwoodhasta1943,cuandounavagonetadescontrolada lecercenóambaspiernasporlacadera.Elrestodesuvidalopasóenunasilla.Mimadredecíaquearaízdelaccidente, Poppy sufría dolores constantes. Para no pensar en ello,mi abuelo leyó casi todos loslibrosdelabibliotecadelcondadodeWelch.Mamádecíaquecuandoellaypapálovisitaban,Poppyteníatantosdoloresquecasinopodíahablar,yquepapásufríamuchísimoalverloasí.Alfinal,unmédicolerecetóparegóricoyPoppytuvounpocodepazentantonoseleterminaraelelixir.Papáseocupódequenuncalefaltara.MamádecíaqueapartirdeentoncesPoppyyanovolvióa leermáslibros.

Comomipadreestabatanabsorbidoporsutrabajo,yolovimuypocoduranteminiñez.Siempresehallabaenlamina,odurmiendoantesdeiraltrabajoodescansandodespuésdeterminar.Cuandoyo tenía siete años, a papá le diagnosticaron un cáncer de colon, y un día se desmayó en laminadebidoaunahemorragiainterna.Losmédicoslequitaronunbuentrozodeintestinoyantesdequepasaseunmesélhabíavueltoatrabajar.

Había ocasiones enque sí estábamos todos juntos.Cuandoyo era pequeño, los sábadospor lanochelafamiliaviajabaaWelch,queestabaadocekilómetrosyunamontañadeCoalwood.Welcheraunbulliciosopueblo situadoaorillasdel ríoTugFork,y sus calles siempreestaban llenasdeminerosqueibandecomprasconlafamilia.Lasmujeresrecorríanlastiendasconniñosenbrazosode la mano, mientras los hombres, a menudo ataviados con el mono y el casco de la mina, sedemorabanconsuscolegasparahablardetrabajoydefútboluniversitario.Mientrasmispadresibande compras, Jim y yo nos quedábamos en el cine Pocahontas para ver películas del Oeste y deaventuras con otros cientos de hijos demineros. Jim jamás hablaba con los demás, pero yo sí lohacía,yacostumbrabapreguntaralchicoolachicaqueteníasentadoamiladodedóndeera.Siempreme resultaba excitante conocer a alguien de sitios tan exóticos como Keystone o Iaeger, pueblosminerosdelotroextremodelcondado.Despuésdehabervistounprogramadobleyser rescatadopormispadresparacompletarlascomprasdemamáenWelch,mesentíaagotado.Deregreso,casisiempremequedabadormidoenelasientotraserodelcoche.CuandollegábamosaCoalwood,papáme subía a hombros yme llevaba a la cama.Algunas veces, aunque no estaba dormido del todo,fingíaestarlosóloparasentirsucontacto.

Loscambiosdeturnoenlaminaeranacontecimientosmuyimportantes.Antesdeempezarcada

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turno, losminerosqueentrabana trabajarsalíandesuscasasysedirigíanhaciaelvolcadero.Losminerosque terminabansu turno,negrosdecarbonillaysudor, formabanotra filaen ladireccióncontraria. De lunes a viernes las filas se juntaban en los cruces hasta que centenares de minerosabarrotabanlascalles.Consusmonosysuscascos,merecordabanlosnoticiariosquehabíavistodelossoldadosmarchandohaciaelfrente.

ComotodoelmundoenCoalwood,yovivíasegúnelritmomarcadoporlosturnosdetrabajo.Porlamañanamedespertabaelruidodepisadasyeltintineodelasescudillasmientraselturnodedíaibahaciaeltrabajo.Luegocenaba,unavezquepapáhabíasupervisadoeldescensodelturnodetarde,ymeibaadormiralsondelmartilloyelsiseodeunsopleteenlapequeñasalademáquinasduranteelllamado«turnodelbúho».Aveces,cuandoloschicosaúníbamosalaescuelaprimariaynoscansábamosdejugarenlamontañaoalapelotajuntoalosviejosgarajesoenelpequeñoclaroquehabíadetrásdemicasa,hacíamoscomoqueéramosminerosynosuníamosaloshombresensucaminatahastaelvolcadero.Nosquedábamosaparteylosveíamoscolocarselaslámparasyreunirlas herramientas, hasta que sonaba una campana, que era el aviso para subir a la jaula. Una vezengullidosporlatierra,todoquedabamisteriosamenteensilencio.Eraunmomentoinquietante,yloschicos siempre nos alegrábamos de volver a nuestros juegos, chillando y alborotandomás de lacuentapararomperelhechizodelvolcadero.

Coalwood estaba rodeado de bosques y montañas salpicados de cuevas, riscos, pozos de gas,torresdeincendiosyminasabandonadasyalaesperadeserdescubiertasyredescubiertaspormíyporloschicosychicasconlosquemecrié.Aunquenuestrasmadresnosloteníanprohibido,tambiénjugábamos cerca de las vías del tren.De vez en cuando, a alguien se le ocurría poner un peniquesobreel raílparaque lepasaraporencimaunode losvagonesdecarbónhastaconvertirloenunadelgadamedalla. Al final agotábamos nuestrasmagras existencias demonedas. Aguantándonos larisa, dábamos esas monedas aplastadas a cambio de caramelos en al almacén de la empresa. Eldependiente, que lo había visto hacer durante años, solía aceptar nuestra calderilla sin hacercomentarios.Seguramenteteníanunmontóndecentavoschafadosporlosvagonesenalgunapartedelasoficinasdelalmacén,acumuladosdurantedécadas.

Para ruido agradable, el de subir al puente de la escuela y lanzar botellas de gaseosa a losvagonesvacíosquepasabanendirecciónalvolcadero.Cuandolosvagonesdecarbónestabanllenosy se detenían debajo del puente, algunos de los más osados incluso saltaban sobre ellos parasumergirsehastalacinturaenelcarbón.

Yo loprobéunavezy escapépor los pelos cuando el tren sepuso repentinamente enmarcha,rumbo a Ohio. Chapoteé en el carbón, bajé por la escalerilla exterior del vagón y di un salto,arañándomelasmanos,lasrodillasyloscodosenelcarbónapisonadoquehabíajuntoalavía.Mimadrenotuvopiedadymesacóhastalaúltimamotadecarbonillaconunestropajoyunapastilladejabón.Mequedólapielencarnevivaduranteunasemana.

Cuandonoestabajugandoenlacalle,mededicabaaleer.Meencantabalalectura,probablementecomo resultado de la peculiar educación que recibía de las maestras de la escuela Coalwoodconocidas como las Seis Grandes, corrupción de la frase «grados del uno a seis». Aquellas seismaestras habían visto pasar por sus aulas a generaciones de alumnos.Aunque el señor Likens, eldirector del colegio Coalwood, lo controlaba con mano firme, las Seis Grandes gobernaban los

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cursos inferiores y parecían considerar muy importante que yo leyera. En mi segundo año deprimariayaestabaíntimamentefamiliarizadoconTomSawyeryLacabañadeltíoTom.HuckleberryFinn me lo ahorraron hasta tercer curso, reservándolo tentadoramente como si contuviera lossecretosdelavida.Cuandoporfinsemepermitióleerlo,supeacienciaciertaquenosetratabadeunanovelasobrelanavegacióndeunríosinosobrelaimperecederahistoriadeNorteamérica,contodasugloriaytodasuvergüenza.

EnelvestíbulodelaescuelaprimariahabíaestantesconlascoleccionescompletasdeTomSwift,The Bobbsey Twins, The Hardy Boys y Nancy Drew, disponibles para cualquier alumno que lospidiera.Yodevorabaaquellasaventuras.CuandoestabaencuartoañoempecéasubiralabibliotecadelinstitutoparaecharunvistazoalaserieBlackStallion.Allídescubrí tambiénaJulioVerne.Meenamorédeaquellos librosqueparecían llenosno sólodegrandesaventuras sinodecientíficos eingenierosqueconsiderabanlaadquisicióndeconocimientoscomoelmásimportanteobjetivodelahumanidad.CuandoterminétodoslosVernedelabiblioteca,mepuseelprimerodelafilaparatodoloquellegaradeautoresmodernosdecienciaficción,comoHeinlein,Asimov,VanVogt,ClarkeyBradbury. A mí me gustaban todos, menos cuando se extendían en historias fantásticas. No meinteresabanunoshéroesquepodíanleerlamente,atravesarparedesohacermagia.Loshéroesqueamímegustabanteníanvalorysabíancosasmásrealesquesusoponentes.CuandolasSeisGrandesinspeccionaron mi ficha de la biblioteca y vieron que estaba sobrecargada de aventura y cienciaficción,merecetaronlasdosisapropiadasdeSteinbeck,FaulkneryF.ScottFitzgerald.Durantetodala enseñanzaprimaria tuve la impresiónde estar leyendodos libros, unoparamíyotroparamisprofesoras.

Pesealosconocimientosyelplacerquemeproporcionaban,loslibrosqueleídepequeñonomehicieronpensarquehabíaunmundofueradeCoalwood.Casitodosloschicosmayoresqueconocíaestaban haciendo el serviciomilitar o trabajaban en lamina.Yo no sabía qué podía depararme elfuturo.Loúnicoqueteníaclaroeraquemimadrenomeveíatrabajandoenlamina.Unavez,despuésdequepapáleentregaraelchequeconlapaga,oíqueledecía:

—Ganesloqueganes,Homer,nuncaessuficiente.—Peroalmenostenemosuntechosobrelacabeza—replicópapá.Mamáexaminóelcheque,ydespuésdedoblarloseloguardóenelbolsillodeldelantal.—Sitúdejarasdetrabajareneseagujero—dijo—,yomeiríaavivirbajounárbol.Cuando el señor Carter liquidó la empresa, esta pasó a llamarse Olga Coal Company.Mamá

siemprelallamaba«señoritaOlga»,ysialguienlepreguntabadóndeestabapapá,elladecíaque«conlaseñoritaOlga»,comosisetrataradesuquerida.

Lafamiliademamánocompartíalaaversiónqueellateníaporlaminería.Suscuatrohermanos—Roben,Ken,Charlie y Joe—eranmineros, y su hermanaMary también estaba casada con uno.Pesealhorribleaccidentedelabuelo,losdoshermanosdemipadretambiéneranmineros;Clarencetrabajabaen laminaCaretta,alotro ladode lamontaña,yEmmettendiversasminasdelcondado.Bennie,lahermanadepapá,sehabíacasadoconunminerodeCoalwoodyvivíaenlaotraorilladelarroyo,cercadelostalleresdemáquinas.Peroelhechodequetodosenlafamiliafueranmineros,tantoenladeellacomoenlademipadre,noparecíaimpresionaramimadre.Ellateníasupropiopuntodevista,basado,quizá,ensucarácter independienteoensucapacidadparaver lascosas tal

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comoeranynocomootros,incluidaellamisma,queríanquefuesen.Porlamañana,antesdeiniciarsubatallaritualcontraelpolvo,casisiempresepodíaencontrara

mimadreenlacocinaconunatazadecafé,sentadafrenteaunmuralinacabadoquerepresentabaunaplaya.HabíaempezadoapintarlodesdequepapásehizocargodelaminaynosmudáramosalacasadelCapitán.Enotoñode1957yahabíapintadolaarena,unasconchas,granpartedelcieloyunpardegaviotas.Habíatambiénunesbozodepalmera.Eracomosimimadrepintaraparasímismaotrarealidad.Desdesuasientopodíameditarsobresusrosasysuscomederosparapájarosgraciasalaventanapanorámicaqueloscarpinterosdelaempresalehabíaninstalado.Segúnsusinstrucciones,laventanaformabaunánguloqueimpedíaverelmenorrastrodemina.

Inclusodeniño,yosabíaquemimadreeradiferentedelaprácticatotalidaddelpueblo.Cuandoyoteníaunostresaños,fuimosavisitaraPoppyasucasitadeWarriormineHollowyélmesubióasu regazo.Me asustémucho porque Poppy no tenía tal regazo sino sólo unamanta arrugada allídondedeberíanhaberestadosuspiernas.Medebatíensusfuertesbrazosmientrasmamáobservabanerviosa.

—EsigualqueHomer—recuerdoquedijo,ceceando,eldesdentadoPoppyamimadre,mientrasyomeretorcía.Luegolegritóapapá,queestabaalfondodelahabitación—:¡Homer,esigualitoquetú!

MamámearrebatódebrazosdePoppyyyomeaferréaella,sintiendoquemicorazónlatíadeunterrornoidentificado.Entoncesmesacóalporche,meacaricióelpeloymecalmó.

—Noloeres—mearrullóenvozbajaparaquesóloellayyopudiéramosoírlo—.Noloeres.Papáabriólapuertamosquiteraysalióalporcheconcaradediscutir.Mamálediolaespalday

yo pude ver que los ojos de él, normalmente de un azul intenso, se convertían en dos blandosborroneslíquidos.Ocultélacaraenelhombrodemamámientrasellaseguíameciéndomesindejardecantarsuinsistentetonada:«Noloeres.Túnoerescomoél».Durantetodamiinfanciaellanodejóde cantarlo, en una forma o en otra. Sólo cuando estuve en el instituto y empecé a construirmiscohetescomprendífinalmentecuáleralarazón.

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2-Sputnik

YoteníaonceañoscuandoelCapitánsejubilóymipadreocupósupuesto.LacasadelCapitán,unaenormeconstruccióndemaderaquerecordabaaungranero, lacasadeCoalwoodmáspróximaalvolcadero, pasó a ser nuestra. A mí me gustó el cambio porque por primera vez no tenía quecompartir habitación con Jim, quien jamás fingió que yo le cayese bien ni que le gustase micompañía. Siempre tuve muy claro que mi hermano me culpaba por la tensión endémica entrenuestrospadres.Esposiblequehubieraalgodeverdadensuacusación.Loqueoícontaramamáfuequepapáqueríaunaniñayquecuandolleguéyosedesilusionótantoyloexpresóentérminostanpalmariosqueelladecidiódesquitarsebautizándomeigualqueél:HomerHadleyHickam.Nopodríadecirsieseincidentefuelacausadetodassusdiscusionesposteriores.Loúnicoqueyosabíaeraquesudescontentomehabíadejadoamíconunnombreimposible.Porsuerte,mamáempezóallamarmeSunny[risueño],porquesegúnellayoeraunniñomuyalegreyfeliz.Yasímellamabantodos,hastaquemimaestrodeprimercursomecambióunavocalparaquesonaramásmasculino:Sonny[hijito].

ElseñorMcDuff,elcarpintero,hizounescritorioyunaestanteríaparaminuevahabitaciónyyolosllenédelibrosdecienciaficciónyaeromodelos.Enmicuartoerafelizypodíapasarmehorasenterasasolas.

Enelotoñode1957,trasnueveañosdeasistiralcolegioCoalwood,crucélasmontañashastaBigCreek,elinstitutodeesedistrito,paralostrescursossiguientes.Dejandoapartelodelevantarmealasseisymediadelamañanaparatomarelautobúsescolar,elinstitutomegustóenseguida.Habíachicosde todos lospueblosdeldistritoypronto tuveunmontóndeamigos, aunqueminúcleodeíntimosseguíaformadopormiscompinchesdeCoalwood:RoyLee,ShermanyO’Dell.

MividaenVirginiaOccidentaltuvodosfasesdistintas:todoloquepasóantesdel5deoctubrede1957ytodoloquepasódespués.Mimadremedespertóaquellamañana,unsábado,diciendoquemelevantarayquebajaraaescucharlaradio.

—¿Qué ocurre?—murmuré desde la tibia seguridad demismantas. Coalwood era un pueblohúmedoyfríoinclusoaprincipiosdeotoño,yyodebuenaganamehabríaquedadounpardehorasmásenlacama.

—Vamos,baja—medijoellaconvozperentoria.Lamiré asomando apenas la nariz.Me bastó ver su cara de preocupación para saber que era

preferiblehacerloquedecía,ycuantoantes,mejor.Mevestíatodaprisaybajéalacocina,dondeyameesperabanuntazóndechocolatecalientey

unastostadasconmantequilla.Porlamañanasólosintonizábamosunaemisora,laWELCdeWelch.Normalmente lo único que WELC radiaba a aquellas horas eran discos dedicados. Jim, que mellevabaunañoyeraunaestrelladelfútbol,solíarecibirvariasdedicatoriasaldíaporpartedesusadmiradorasdelinstituto.Peroenvezderockandroll,loqueoíporlaradiofueunconstantebipbipbip.EntoncesellocutordijoqueelsonidoprocedíadeunacosallamadaSputnik.Erarusoyestabaenelespacio.Mamánosmiróalternativamentealaradioyamí.

—¿Quédemonioseseso?Yolosabíaperfectamente.Loslibrosdecienciaficciónylasrevistasdepapáqueyohabíaleído

durantetodosaquellosañosmeponíanenbuenadisposiciónpararesponder.

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—Un satélite espacial —expliqué—. Nosotros también debíamos lanzar uno este año. ¡Esincreíblequelosrusossenoshayanadelantado!

Ellamemirósobreelbordedesutaza.—¿Paraquésirve?—preguntó.—Gira alrededor de la Tierra. Como la Luna, sólo que más cerca. Dentro lleva aparatos

científicosparamedircosas,comosihacefríoocalorenelespacio.Almenosesoesloqueibaahacerelnuestro.

—¿YvolarásobreAmérica?Yonoestabamuysegurodeeso.—Supongoquesí—dije.—Comoocurraeso—dijomamá,meneandolacabeza—,seguroquetupadresepondráhecho

unafuria.Tenía razón. Mi padre, el republicano más inflexible que haya podido ver la luz en Virginia

Occidental,detestabaaloscomunistasrusos,aunquehayquereconocerquenotantocomoaciertospolíticos norteamericanos. Para él, Franklin Delano Roosevelt era el anticristo, Harry Truman elviceanticristoyJohnL.Lewis,jefedelsindicatodeminerosUMW,Luciferenpersona.YohabíaoídorecitarapapálalistadetodossusdefectoscomosereshumanoscadavezqueeltíoKen—hermanodemamá—veníaavernos.TíoKensolíadecirquesupadre,demócrataconvencidocomoél,habríavotadoanuestroperroDandyantesqueaunrepublicano.Papádecíaquelomismoharíaélantesqueentregarunapapeletaafavordeundemócrata.Ennuestracasa,Dandyeraunpolíticomuypopular.

LaradionodejódedarboletinessobreelSputnikdurantetodoelsábado.Ellocutorparecíacadavezmásnerviosoypreocupadoporelasunto.Secomentabasihabríacámarasabordoqueapuntaranhacia EstadosUnidos, e incluso oí a uno que se preguntaba en voz alta si el satélite llevaría unabombaatómica.Papásepasóeldíatrabajandoenlamina,demodoquenopudeconocersuopiniónsobre lo que estaba pasando. Yo ya estaba en cama cuando él volvió y luego, el domingo, él semarchó a la mina antes de que saliera el sol. Según mamá, uno de los minadores continuosfuncionabamal;lehabíacaídoencimaunagranroca.ElreverendoLaniernotuvonadaquedecirensusermónsobrerusosnilossputniks.Alsalirdelaiglesiasehablósobretododelequipodefútbollocalysuimparabletemporada.AlmenosenCoalwood,elSputnikaúntardaríaencalar.

El lunes por lamañana la radio no hablaba de otra cosa que del satélite ruso. JohnnyVillaniestuvoradiandotodoelsantodíaelbipbipy,dirigiéndosea losestudiantesde«todoelcondado»,nosaconsejóhincarloscodosparaponernos«alaalturadelosrusos».Seguramentepensaríaquesiradiabalosdiscosdesiempre,aúnnosrezagaríamosmásrespectodenuestrosadversarios.MientrasescuchabaelpitidodelSputnik,mevinoalacabezalaimagendeunosadolescentesrusoscolocandosuSputnik en loaltodeun relucientecohete.Medioenvidiaymepreguntécómoeraposiblequefuerantanlistos.

—Comonoestésapuntoencincominutos,vasaperderelautobús—señalómamá,rompiendomiencandilamiento.

Engullí el chocolate y corrí escaleras arriba, cruzándome con Jim. Como de costumbre, Jimllevabahastaelúltimodesuscabellosdoradosexactamenteensusitio,ademásdelrizooxigenadodedelante,resultadodeunahoradecuidadosoacicalamientofrentealespejodelbotiquínquehabíaen

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el único cuarto de bañode la casa.Vestía la cazadora de fútbol verdiblancay tambiénuna camisanuevarosaynegra(conelcuellosubido),unoschinosconhebilladetrás,mocasinesbienlustradosycalcetinesrosas.Jimeraelchicomejorvestidodelaescuela.Unavez,cuandomamáviolasfacturasquemi hermano había acumulado en las tiendas deWelch, dijo que Jim debía de ser hijo de losRockefeller,quesehabríanolvidadodeélalvolverdevacaciones.Porcontra,yollevabaunacamisade franelaacuadros, losmismospantalonesdealgodónquehabíausadodurante toda lasemanayunoszapatosgastados,losmismosquehabíallevadoeldíaanteriorparajugarenelarroyocercanoamicasa.Jimyyononosdijimosnada.Dehecho,noteníamosnadaquedecirnos.Añosmástardeyocomentaríaquemehabíancriadocomosifuerahijoúnico,ylomismoamihermano.

EsonosignificaqueJimyyonotuviéramosnadaencomún.Queyorecuerde,mihermanoyyosiempreestábamospeleándonos.Peseasermásbajo,yoeramásescurridizoydetantopelearnosmeconocíatodossusmovimientos,sabíaquemientraslograraesquivarsuspuñosnomemataría.Enelotoñode1957,Jimyyollevábamoscasidosmesesdetensatreguaaresultasdenuestraúltimapelea.TodoempezócuandoJimencontrómibicicletaencimadelasuyaenelpatiodeatrás.Lapatilladeapoyodemibicisehabíarecogido(seguramentenolaabrídeltodo)dandoconlasdosbicicletasenel suelo. Jim se puso furioso; llevó la mía hasta el arroyo y la arrojó al agua. Mamá estaba decomprasenWelchypapásehallabaenlamina.Jimentróentromba(yoestabaenlacamaleyendo),cerrólapuertadegolpeymedijoloquehabíahechoyporqué.

—¡Siunacosatuyavuelveatocarunamíaotravez—aulló—,tedaréunapalizaqueteacordarástodalavida!

—¿Ysiempezamosahoramismo,gordinflón?,—exclaméyo,abalanzándomesobreél.Rodamoshastaelpasillo,yodándolepuñetazosenelestómagoyélaullandoyblandiendo los

puñoshastaquelosdoscaímosescalerasabajoyaterrizamosenelvestíbulo,dondetuvelasuertedesoltarleunbuencodazoenlaoreja.Jimsepusoachillarymelanzóhaciaelcomedor,peroyomelevanté y le golpeé con una silla demadera de cerezo, una de las favoritas demamá, a la que ledesencoléunapata.Jimmeacorralóenlacocina,peroyoalcancéunacacerolademetalquehabíasobreelhornilloyledientodalacabeza.Luegoretrocedíhaciaelporche,peromeplacóysalimosenzarzadosporlamosquitera,arrancándoladecuajo.Luchamosenlahierbahastaqueélselevantóysaltósobremí.Fueentoncescuandonotéquesemerompíanlascostillas.Tantomedolíaelpechoqueempecéallorar,aunquenodijenada,sobretodoporquenopodíarespirar.Jimteníaunapiernaapoyadaenmicarayyoselamordícontalfuerzaquetuvoquesoltarme.Seapartódemílanzandoun grito mientras yo rodaba de espaldas tratando de tragar aire desesperadamente. Noté como situviera las costillas hundidas, y que me salía sangre de la nariz. A Jim le estaba apareciendo unchichónenlacabezaysupiernaprometíaunbonitomorado.Noshabíamoshechodañodeverdad,ynosdimoscuentadequeestavezhabíamosidodemasiadolejos.

Cuandomamállegóacasaencontrónuestrasdosbicicletasperfectamenteaparcadasunajuntoalaotraenelpatiodeatrás,yaJimyamísentadosenlasalitacomodossantos.Jimseacariciabalacabezaconlamanocomosi talcosamientrasleía lapáginadedeportesdelWelchDailyNews.Yoestabasentadocerca,mirandolatelevisión,ytratandodenogritardedolorcadavezquerespiraba.Lascostillasmedolieronduranteunmes.Lasilladelcomedorestabaensusitio,con lapatabienencolada. Jim y yo procuramos que nadie se sentara en ella hasta que la cola estuvo seca. Los

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desperfectos en la mosquitera los achacamos a los perros. No sé si mamá lo notaría, pero nomencionólaabolladuradelacacerola.

Jimestabayaenlaparadadelautobúsmientrasyomedabaprisa.Entréysalídelbañoenmenosdedosminutos,despuésdecepillarmelosdientesypasarmelamanomojadaporelpelo.Yoloteníacomomimadre,negro,espesoyrizado.Ellahabíaempezadoaecharcanasalostreintaaños,asíquesuponíaqueamímepasaríalomismo.Parecíaquenohabíaheredadonadadelapartedemipadre.Mi madre decía que yo era un Lavender de pies a cabeza. Papá nunca se lo discutía, así que yopensaba que tenía razón.Y tan contento. LosHickam siempreme parecieron gentemuy nerviosa.Papá,suhermanoClarenceysuhermanaBennieeranincapacesdeestarunmomentoquietosytodolo hacían deprisa; hablar también. Los Lavender eran bastantemás tranquilos, aunque el padre demamáfueheridoenelbrazocuandosecolóenlahabitacióndeunadamamientrassesuponíaqueelmaridoestabatrabajandoenlaminaGary.Mamádecíaquesumadreayudóasupadreaponerselachaquetamientras llevó el brazo en cabestrillo.También decía que el abuelo habría sido capaz desalirdesnudoenplenanevadaantesdepermitirqueellaleecharaunamano.

ElprimerdíadecolegiodespuésdelSputnikmepuseunadelaschaquetasusadasdeJim,agarrémislibrosdelpasamanosyalsalirtomélabolsamarrónconelalmuerzoquemamámetendía.Elautobúsamarilloyaestabaen laparada, frente a la casade losTodd,y JackMartin, el conductor,nuncaesperabaanadie.Memiróconmalacara,conunpurosinencenderentrelosdientes,mientrasyosubíaunmomentoantesdequelapuertadelautobússecerrara.

—Unpocomásytienesqueirandando,Sonny—medijo.Yosabíaquenobromeaba.Jackeraundictadorensuautobús.Lamenorfaltaaldecorohacíaque

el culpable acabase en la cuneta, pormuy lejos que estuviésemos de nuestro destino. Encontré unhuecodeunoscincocentímetrosenunbancoymeapretujéentreLindaDeHavenyMargieJones,doschicasque ibanamiclasedesdeprimercurso.Ellasapenas semovieron,y siguierondormitando.Jack puso la primera y partimos.Mi amigoO’Dell iba delante demí, justo detrás del conductor.O’Delleramenudoyexcitable.Teníaelpelodeuncolorcasitranslúcido,comoeldelasedahilada.A su lado, Sherman, un chicomusculoso ymacizo con una cara ancha e inteligente, también ibadurmiendo.Shermanteníalapiernaizquierdasecaydébilcomoconsecuenciadeunapoliomielitis.En todos los años que pasamos juntos nunca se quejó de su afección, y yo jamás le di lamenorimportancia.Shermanprocurabairalaparquelosdemás,siemprequepodía.

RoyLee,flacoypiernilargo,subióenlasiguienteparadayfueasentarsedetrásdemí.RoyLeeyyo siempre habíamos sido amigos. Se presentaba en mi casa o yo en la suya y nos íbamos a lamontaña,ajugaravaqueros,ahombresdelespacio,apiratasoacualquierotracosa.RoyLeeeraunaexcepciónentrenosotros.

Teníacochepropio,frutodeunacuerdoconlaaseguradoradespuésdequesupadrefallecieseenlamina.Sumadre, deseosadequeRoyLeeno se fueradeCoalwood,habíahecho loposibleporconservarsucasa.Sorprendentemente,laempresaleshabíapermitidoquedarse.TalvezfueporqueelhermanodeRoyLeeaúntrabajabaenlamina.RoyLeeeraunchicoapuesto,ylosabía.Teníaelpelonegrocomoelcarbónysiemprelollevabapeinadohaciaatrás,engominadoycardadoalamaneraquenosotros llamábamosC.P. (culodepato).SeparecíaunpocoaunElvis jovencito.RoyLee seconsiderabacarnadaparachicasysupongoqueloera,habidacuentadequecasitodoslosfinesde

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semanasalíaconuna.Tenercochetambiéndebíadeinfluir.MegustabaqueRoyLee,ShermanyO’Dellfueranamigosmíos.Cuandoentréenprimero,me

encontréenmediodechicosdetodoelpuebloyestabaclaroque,comohijodemipadre,yoestabamarcadoporsuposición.Durantelacena,lospadresquepertenecíanalsindicatosolíanidentificaraHomer Hickam como su principal enemigo, y los chicos de esas familias a veces buscabandesquitarse.Jimsiemprefuerobustoparasuedadyerafamosoporsumalgenio.Yoeraunblancomucho más fácil si me pillaban en el recreo, detrás de la escuela o rondando por el Big Store.Aunque llegara sangrando a casa, nunca le decía amimadre quiénme había pegado, ymi padrenuncaseenteródenada.Eratallarabiadeaquelloschicosquelleguéapensarquetalvezteníanunabuena razón para perseguirme. Aunque yo era un muchacho menudo y miope, con los años meconvertíenunhuesoduroderoer.Inclusologréreventaralgunasnarices.Poralgúnmotivo,aRoyLee, Sherman yO’Dell nunca les importó quién erami padre. Para ellos todos éramos chicos deCoalwood,sindistinción.

Lacarreteraquesalíadelpueblopasabapordelantedelamina,yJackhacíasonarelclaxonjuntoalvolcadero.Losqueaúnestábamosdespiertossaludábamosaloshombresqueestabanenlajaula.SeguíamosunkilómetroymediomáshastaqueparábamosparaquesubieranlospocosalumnosquesalíandelahondonadaenSix(asíllamadoporelsextopozodeventilacióndelamina;asualrededorhabíaunascuantascasas).Eranlosúltimosquesubíanalautobús.Luegoempezábamosasubirporlaprimera de las montañas. Entre Coalwood y el instituto Big Creek mediaban trece kilómetros decarreteratortuosayllenadebaches.Amenosquenevara,Jacktardabaunostrescuartosdehoraencubrirladistancia.

Lacarreterapasabaporuntobogántrasotro,acuálmásinclinado.Metidostresencadaasiento,casi todos dormitábamos, dejándonos llevar por el vaivén. Al llegar a lo alto de la montaña, lacarreteradescendíaabruptamenteyseguíadescribiendocurvashastaquesalíaaunlargoyangostovalle. Allí estaba el trecho más recto de todo el distrito, algo más de un kilómetro de asfalto.Aproximadamente amitadde camino, detrás deuna cercade alambrede espino, había unode losgrandes ventiladores que aireaban lamina. Los sábados por la noche este tramo recto—apodadoLittleDaytona—seconvertíaencircuitodecarrerasparalospocosadolescentesqueteníancoche,yelventiladorunlugaridóneoparaaparcarydarseellote.Comoyonoteníanicarnetdeconducirnichica,sóloconocíaesascosasdeoídas.MiprincipalfuentedeinformacióneraRoyLee.Élmehabíacontado que llevaba allí a sus ligues después de ir al Dugout. El Dugout estaba en el sótano delrestauranteOwl’sNest,enfrentedelinstituto,ytodoslossábadoshabíabaile.YonuncahabíaestadoenelDugout, peropor loquehabíaoídodecir eramuydivertido.Elpinchadiscos eraunode losbedelesdelinstituto,EdJohnson,yRoyLeedecíaquesucoleccióndediscoseraimpresionante.

Tras una curva muy cerrada al final del Little Daytona, entrábamos en el pueblo de Caretta.Caretta pertenecía a lamisma empresa propietaria deCoalwood. Sus túneles habían llegado hastanuestraminaelañoanterior.Habíaunagaleríadeavanceentre lasdosminas,ymipadresemetióporellacomosiestuvieraenlaguerra.Unavezabiertas,lasdosminascombinadascausarontantosproblemasdeventilaciónquepapátuvoquehacersecargodelasdos.SegúnoícontaramamáundíaquetíoJoevinodevisita,muchagentedeCarettahabíadichocosasmuydesagradablesalrespecto,llamando«intruso»apapá.Alparecerhabíamuchaspersonasquenoleperdonabanquenotuviera

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una licenciatura como el Capitán. Eso a mí me resultaba extraño, porque ellos tampoco eranlicenciados en nada.Mamá le dijo a tío Joe que la gente deCaretta «era ridícula y decíamuchastonterías».RecuerdoquetíoJoeasintiósolemnementeconlacabeza.

DespuésdeatravesarCarettallegábamosaunabifurcaciónenunlugarllamadoPremier,dondehabía un destartalado edificio de ladrillo pintado de blanco al que llamaban Spaghetti House. Yonunca había estado allí, pero Roy Lee sí. Decía que dentro había unas prostitutas muy viejas ydesagradables que te contagiaban la gonorrea. Yo ignoraba qué era eso de la gonorrea, pero noparecíaquefueraunacosaagradable.RoyLeedecíaquesólohabíaentradounavezabuscarcambiodeundólaryquelehabíandadocuatrocondones.Todavíaconservabaloscuatro.Yolosabíaporquemeloshabíaenseñado.Siemprellevabaunoenlacartera.Amímeparecióbastanteviejo.

WarMountainnoera tanescarpadacomolamontañaquehabíasaliendodeCoalwood,perosucarreteraeramásestrechayhabíadoscurvasquecasisecerrabansobresímismas.Jackreducíalamarchaal llegaraella,haciendosonarel claxonantesdeentraren lascurvas.Losqueestábamospegadosalexteriorveíamoselríoalláabajo,sinrastrodelacalzadanidelarcén,mientrasquelosqueibandelladointeriordelacurvaveíanpasarunosenormescantosrodadosaescasoscentímetrosdelautobús.Superadaslascurvas,lacarreteraeratodarectamontañaabajohastaelpueblodeWar.

Warhabíavividoépocasmejores.Sucallemayorconsistíaenvariosalmacenesdesvencijados,unpardegasolinerasyunhoteldeaspectoruinoso.Durantelosañosveinte,segúnlahistoriaqueloschicosdeWarhabíanoídocontarasuspadres,Wareraunlugarsalvajeeindecenteconsalonesdebaileycasasde juego.Quizáporesosiemprequeunaseñorausabademasiadoperfumemimadresolíadecirqueolíaa«domingoporlamañanaenWar».

ElinstitutoBigCreekestabasituadoalasafuerasdeWar,juntoalríoquedabanombrealdistrito.Eraunmugrientoedificiodeladrillodetresplantas,conuncuidadocampodefútboldelante.Alotrolado del campo estaba la vía del tren. Nuestras clases se interrumpían a menudo por culpa delestruendodelosvagonesylosgemidosdelaslocomotorasdevaporquepasabanporallí.Aveceslostrenessesucedíaninterminablementecondestinoaunmundoquenosparecíaremoto.

Llegados a Big Creek, normalmente disponíamos de una hora antes de las clases, y Roy Lee,Sherman,O’Dellyyopasábamoselratojuntosenelsalóndeactosintercambiandodeberesyviendodesfilaralaschicasporelpasillo.Aquellamañanayoqueríasentarmeconellosyhablardeálgebra.Nohabíaresueltolosproblemasamienterasatisfacción.Peronadiequeríahablardeálgebra,menosaúnpudiendohacerlosobreelSputnik.

—Losrusosnosonlobastantelistoscomoparafabricaruncohete—dijoRoyLee—.Seguroquenoslohanrobado.

Yoexpresémidesacuerdo.LosrusoshabíanfabricadobombasatómicasydehidrógenoyteníanbombarderosareacciónquepodíanllegaraEstadosUnidos.¿PorquénoibanafabricaralgocomoelSputnik?Shermansepreguntóquétalseríaserruso,conscientedequeningunodenosotrosteníalamenoridea.ShermansiempreseestabapreguntandocómoseríavivirenotrapartequenofueraVirginiaOccidental.Amíesonuncamepreocupó.Imaginabaquedabaigualunsitioqueotrosalvoque,segúnlatelevisión,sivivíasenNuevaYorkoChicagouotragranciudad,entonceshabíaqueseruntipoduro.

—Papá decía que durante la guerra los rusos se comían a sus bebés—dijoRoyLee—, y que

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estuvobienque losalemanes los invadieran.Decíaquedeberíamoshaberhecho frentecomúnconHitlerydarlesunabuenapaliza.Asínotendríamoslosproblemasqueahoratenemosconellos.

O’Dellllevabaunratomirandoaunaanimadoraqueestabadepieenelpasillo.—¿Vosotroscreéisquesimeacercoylebesolospiesellameacariciarálacabeza?—murmuró.—Sunovioquizásí—dijoShermanmientrasunenorme jugadorde fútbol seaproximabaa la

chicayletomabalamano.Engeneral,losjugadoresdefútbolsellevabanalaschicasquequerían.—Bueno—dije,desesperado—,¿alguienhahecholosproblemasdeálgebra?Lostresvolvieronlamiradahaciamí:—¿Túhashecholosdeberesdeinglés?—mepreguntóRoyLee.—Yosí,unmontóndeanálisisdefrases.Lespasémisdeberesdeinglésyestuvimoshablandomientrascopiábamoslosejerciciosunosde

otros.Más que un fraude era la única manera de que yo no sacara un cero en álgebra. El señorHartsfield,elprofesordematemáticasdeBigCreek,nuncaponíanotasparciales.Elexamenestababienoestabamal.Dabalaimpresióndequecuantomásfrustradomesentía,peortendíaahacerlascosas,yafueseenálgebraoenotracosa.

El Sputnik volvió a salir a la palestra durante la clase de biología del señor Mams. En esemomentoyoestabacontemplandounlargogusanoestiradoenunacazoletametálica.Paramieternasatisfacción,me lashabíaarregladopara teneraDorothyPlunkcomoparejaenelexperimentodedisección.YoopinabaqueDorothyPlunk,naturaldeWar,eralachicamásguapadenuestraclase,einclusodetodoelinstituto.Teníaunarelucientecoladecaballoyunosojosdelmismoazuleléctricoque elBuick del 57 nuevo demi padre. También tenía un tipo prometedor queme hacía sentir albordedelaexplosión.Habíaconseguidodecirleholaunascuantasveces,perosinlograrencontrarlamanerademantenerconellaunaconversacióndignadeesenombre.Nisiquierasemeocurríaquépodíadecirlecuando tuviéramosquecortaralpobregusano.Antesdequemicerebropudieradarconalgo,seoyóelchirridodelinterfono.EralavozdeldirectordelinstitutoBigCreek,elseñorR.L.Turner.

—Comoyasabrántodosustedes—dijoconvozpausada—,losrusoshanlanzadounsatélitealespacio.HahabidomuchosllamamientosparaqueEstadosUnidosreaccionedealgunamanera.Laasamblea de alumnos de Big Creek ha respondido hoy a la, y cito textualmente, «amenaza delSputnik»,aprobandounaresolución(quetengoahoramismoenmismanos)paradedicarelrestodelañoescolaramejorarelnivelacadémiconuestrosalumnos.Yoapruebolaresolucióndelaasamblea.Esoestodo.

Dorothy y yo estábamos mirando hacia el altavoz. Cuando bajamos la vista, nuestros ojos seencontraron.Mediounvuelcoelcorazón.

—¿Tienesmiedo?—mepreguntóDorothy.—¿Delosrusos?—Tratéderespirar.Lociertoesqueenesemomentoellamedabamuchomás

miedoqueunmillónderusos,yyonosabíaporqué.Dorothymeofrecióunasonrisatiernaymicorazónsesaliódesueje.Apesardelformol,pude

percibirsuperfume.—No,tonto.Deabrirnuestrogusano.¡Nuestro gusano! Si era nuestro gusano, ¿no podía ser también nuestros corazones, nuestras

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manos,nuestroslabios?—¡Yono!—leaseguré,yesgrimíelescalpeloalaesperadequeelseñorMamsnosindicaraque

podíamosempezar.Despuéspractiquéunlargocortetransversalennuestroespécimen.Dorothyechóunvistazo,sellevólamanoalabocaysaliócorriendodelasalaconsucoladecaballoalviento.

—¿Quélehashecho,Sonny?—dijoRoyLeeentrerisas,desdelamesadeatrás—.¿Lehaspedidoquesalgacontigo?

Yonuncahabíapropuestounacitaaningunachica,ymuchomenosalaexaltadaDorothyPlunk.VolvílacabezaylepreguntéaRoyLeeporlobajo:

—¿Túcreesquequerrásalirconmigo?RoyLeemoviórápidamentelascejasymostróunasonrisaimpúdica.—Tengouncoche—dijo—,yelcochetieneasientotrasero.Cuandoquierastehagodechófer.EmilySueBuckberry,queeralamejoramigadeDorothy,memiróconladudadibujadaensu

cararedonda.—Dorothy tiene novio, Sonny —dijo—. O varios, para ser exactos. Uno de ellos va a la

universidad.—Bah,nohaycolor—contraatacóRoyLee—.NoconocesaSonnycuandoestá lanzado.Enel

asientodeatrásesunaauténticafiera.LabravatadeRoyLeemehizosonrojar.Dehechoyonohabíaestadoconningunachicaenun

cochenienningunaotraparte.Lomásquehabíaconseguidoerabesarunasolavezaunadeprimariaen la frente en el porche de su casa al salir de un baile, y eso porque era TeresaAnello.Volví aconcentrarmeenelgusano,hiceotrocorteyfuisujetandolacarnedelanélidoconalfileres,tomandometiculosasnotasypensando:«RoyLeeno loentiende.DorothyPlunknoesunachicacualquiera.¿NosedacuentadequeDorothyPlunkes laperfeccióndivina?Esunachicaparaadorar,noparamanosear».Ensimismadoyfeliz,seguícortandoyanotando,cortandoyanotando.Estabainspirado.LehacíaeltrabajoaDorothy,miparejaenestegusanoytalvezenotrosmás.Ymientrastrabajabaconlosrestosdeaquelbichoempapadoenformol,toméladecisióndeconquistarla.

RoyLeeseacercóamípordetrásycontemplómiexpresióndefelicidad.—¡Uf!—selamentó—.Estásenamorado.EmilySuellegóporelotrolado.—Meparecequetienesrazón—dijo—.Estoesgrave.—¿Apuntodeinfarto?—preguntóRoyLee,comosifueraunaconversaciónentreprofesionales

delamor.—Desdeluego—respondióEmily—.Sonny,¿quédíaeshoy?Eh,Sonny.Yo no le hice caso. Enmi cerebro había una canción, y la letra de esa canción sólo decía un

nombrequeserepetíaunayotravez:«DorothyPlunk,DorothyPlunk».

LosescalonesdelBigStoreeranunodeloslugaresfavoritosdelosminerostraseltrabajo.Allípasabanelrato,mascabantabacoychismorreaban.Cuandountemadeconversación,especialmentesi trataba sobre algoquehabía ocurrido fuera de los límites deCoalwoodyno tenía quever conminasnifútbol,llegabahastaallí,significabaqueeraalgoimportante.ElSputnikloconsiguiótreso

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cuatro días después de que fuera lanzado al espacio. Yo entraba en el almacén para comprar unabotelladegaseosacuandooíaunmineroquedecía:

—Tendríamosquebajaraesesputnikkeratiros.Seprodujounapausa,queloshombresaprovecharonparaescupirjugodetabacoensusvasosde

papel.Luego,unodeellosreplicó:—Yatediréyoaquiéntendríamosquepegarledostiros.Meponedemuymalalechequeesos

tiposdeCharlestontratenderobarleaBigCreekelcampeonatoestatal.Meencantaríaretorcerleselpescuezo.

Sucomentarioobtuvounaaprobacióntodavíamássonoraporpartedelosreunidos,seguidadeunaseriedeescupitajosentusiastas.EnCoalwoodsólolamineríaeramásimportantequeelfútbol.Todolodemás,incluidoelSputnik,siempreibaaquedarenunlejanotercerpuesto.

LoquesacabadequicioaaquelmineroeraqueelequipodeBigCreekestabaapuntodeconcluirlatemporadainvicto,perosegúnlafederacióndefútboldeVirginiaOccidentalnuestroinstitutonopodía ser proclamado campeón del estado porque en él jugaban demasiados centros escolares deVirginia.Enlasvagonetasqueibancaminodelamina,enlastiendaseinclusoenlaiglesia,esteeraun tema de permanente debate. Big Creek seguía ganando partidos y los mandamases del fútboljuvenil, allá en Charleston, seguían diciendo que de ninguna manera podríamos proclamarnoscampeonesdelestado.Nohacíafaltaserungenioparaverqueseavecinabanproblemas.Alfinal,elcausantedeestosfuemipadre.

MihermanoJimeraunafuriaenelcampodefútbol.Jugabadeplacadorenataqueytambiénenlalínea de defensa, y los quarterbacks contrarios huían de él como conejos asustados. Daba unaspatadas impresionantes y sus placajes eran devastadores. En aquella época, un jugador tan buenocomo Jim alcanzaba casi elmismo grado de celebridad en el distrito deBigCreek que cualquierfamosoenelmundoexterior.Mipadre,totalmenteentusiasmadoconlasproezasdeJimenelterrenodejuego,fueelegidopresidentedelaAsociacióndePadresdelFútbolAmericanodeBigCreek.Yoestabamirando la tele una noche en la salita cuandomamá le sugirió a papá, después de que estehubieraestadounosminutosponiendopor lasnubesaJimporel teléfonode lamina(nosotros lollamábamosel«teléfononegro»),hablandoconunodeloscapataces,quequizánoestaríamalquedevez en cuando se vanagloriara también demí. Papá sabía que yo estaba en la sala, pero de todosmodos,traspensarunmomento,preguntóenvozalta,conbastantesinceridad:

—¿Ydequé?Yotampocolosabía,desdeluego.Nisiquierametirabaelfútbol.Paraempezar,mimiopíaerade

órdago.Cuandoestabaentercero,DocLassitervinoundíaalaescuelaconunatabladeoptotiposytodoslosniñosdemiclasesepusieronenfilaparaleerlo.Nuestrasmadres,avisadasporelcolegio,también sehallabanpresentes.Yoyahabíamemorizado todas las letras cuandome llegó el turno,peroDocmeengañócambiandoaquellatablaporotra.Sólopudeverunborróngrisáceo.Eldoctormedijoquemeacercaseunpocohastaquepudieraleerlaletrasuperior.Yoavancéhastarozarcasilaparedconlanariz.«¡E!»,dijemuyufanomientrasmamásollozabaylasotrasmadresintentabanconsolarla.

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TratédeentrartresañosconsecutivosenelequipodelcolegioCoalwood,peroalomáximoquepodíaaspirareraaservirdepaqueteparaqueentrenaranlosjugadores.

—Sonny es bajo—le dijo un día Tom Morgan, el entrenador, a mi tío Clarence—, pero locompensasiendolento.

Todos los que estaban en las líneas laterales rieron la gracia con ganas. Pero amí no semeocurrióabandonar.Mimadremehabría llevadoaentrenara rastras.Eraunade sus reglas: elqueempezabaalgoteníaqueterminarlo.

CuandoingreséenBigCreek,MerrillGainer,elentrenadorconmásvictoriasen lahistoriadeVirginia Occidental, me ordenó que saliera del campo al ver lo holgada que me iba la ropa deentrenamiento. Así que entré en la banda del instituto en calidad de tambor. Mamá dijo que eluniformemequedababien.Papáseahorrócomentarios.Jimsesintiólobastantemortificadocomopara lamentarse de ello durante la cena.Mientras masticaba dos cucharadas de puré de patata, seexplayósobrelafaltageneraldemasculinidaddeloschicosquetocabanenlabanda.

—Loschicosquenojueganenningúnequipoesquesonunasgallinas.¡Perolosquetocanenlabanda son más que gallinas! —Siguió masticando un rato más, tragó por fin y observó acontinuación—:Mihermanoesuncagueta.

—Pueselmíoesunidiota—respondíyorazonablemente,yamimododeverconobjetividad.—Si no sois capaces de decir nada agradable en la mesa —intervino mamá con absoluta

imparcialidad—,serámejorquesóloabráislabocaparacomer.LaspalabrasdeJimmedolieron,peronodijenada.Nomecabíaenlacabezaquéinteréspodía

tenerelfútbol,ysobretodoporquéseconsiderabahéroesaloschicosquelopracticaban.Salíanalcampoyunárbitroprocurabaquetodosseatuvieranalasreglas;además,losjugadoresllevabanloshombros, las caderas y losmuslos acolchadosy un casco en la cabeza. ¿Quéhabía de heroico encumplirlasreglasyponersetodoaquelloparaquenotehicierandaño?Nuncalleguéaentenderlo.

Papáguardósilencioenlamesa,peronotéqueélyJimintercambiabanunamiradaqueinterpretécomo de acuerdo sobre la vergüenza que suponíami ingreso en la banda.Me volví haciamamábuscando apoyo, pero ella estaba mirando la ventana. Supuse que habría algún pájaro en loscomederos.Yentoncespensé:«Megustaeluniformeymegusta tocarel tambor.YDorothyPlunktambiénestá en labanda».Estoúltimomeanimóadirigir a Jimunamiradade suficienciaque loconfundiósobremanera.

Durantetodoelotoño,elWelchDailyNewsyelBluefieldDailyTelegraphpublicaronnumerososartículossobreloscientíficoseingenierosamericanosdeCaboCañaveral,enFlorida,ysusintentosdenoperderterrenorespectoalosrusos.Fuecomosilacienciaficciónqueyoconocíaatravésdelos libros estuviera haciéndose realidad. Aquel asunto acabó fascinándome. Leí todo lo queencontrabasobre loshombresdeCaboCañaveral,ysiempreestabapendientede la televisiónparaconocerlasúltimasnoticiasalrespecto.AmenudosehablabadeuncientíficoenparticularllamadoWernhervonBraun, cuyonombreeradepor sí exóticoy excitanteparamí.Vipor televisiónunaentrevistaconeldoctorVonBraunen laqueeste,conunclaroacentoalemán,asegurabaquesi ledabanelvistobuenopodíaponerenórbitaunsatéliteencuestióndeunmes.Losperiódicosdecían

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quetendríaqueesperar,queelprogramallamadoVanguarderaelprimeroenlalista.Vanguarderaelprograma del International Geophysical Year estadounidense y Von Braun, que trabajaba para elejército, no era considerado por la asociación un hombre idóneo para dirigir el primer intentoamericanodesatéliteespacial.Porlasnoches,antesdeacostarme,pensabaenloqueestaríahaciendoVonBrauneneseprecisomomentoenCaboCañaveral.Meloimaginabaenlatorredelanzamiento,tumbadodeespaldascomoMiguelÁngel,ytrabajandoconunallaveinglesaenunodesuscohetes.EmpecéapensarenlaaventuradetrabajarconeldoctorVonBraun,enayudarloaconstruircohetesy lanzarlos al espacio. Que yo supiera, un hombre con tanta convicción era capaz incluso deorganizarunaexpediciónalespacio,comoLewisyClark.Encualquiercaso,yodeseabaestarconél.Sabíaqueparaconseguirlotendríaqueprepararme,aprenderciertascosas,adquirirconocimientosespeciales.Nosabíamuybienquéeraloquedebíaaprender,peroalmenoscomprendíaquetendríaquesercomoloshéroesdemislibros,valienteymássabioquelosdemás.Empezabaavislumbrarlaposibilidadde salirdeCoalwood.WernhervonBraun.DorothyPlunk.Micanción teníaahoradosnombres.

Cuando laprensapublicóqueelSputnik sobrevolaríaVirginiaOccidental,decidíque teníaqueverloconmispropiosojos.Selodijeamimadre,yenseguidacorriódebocaenbocaelrumordequeyoibaamirarelSputnikyquetodoaquelquequisierapodíaveniralpatiotraserodemicasalanocheenqueestabaprevistoelpasodelsatélite.

EnCoalwood no era difícil reunir a la gente. La noche señalada,mamá estaba conmigo en elpatio.Después llegaronmásmujeresconunoscuantosniños.RoyLee,ShermanyO’Dell tambiénestaban allí. Las señoras formaron corro alrededor de mamá, que ejercía de anfitriona. Dada laposición de papá, ella siempre conocía las últimas noticias sobre los planes de la empresa, quécapatazestababienvistoycuálno.Alobservarla,nopudepormenosdesentirmeorgullosode loguapaqueera.

Añosmástarde,reflexionandosobreaquellosdías,medicuentadequemamánosóloeraguapa.Eraguapísima.Cuandosonreíaeracomosiacabaradeencenderseunabombilladecienvatios.Supelo rizado le cubría los hombros, tenía unos ojos grandes y verdes, y su voz, cuando no estabaponiéndonosa rayaamihermanoyamí, era suaveyaterciopelada.Nocreoquehubieraun solominero en el pueblo que pasara de largo cuandomimadre estaba en el patio en pantalón corto ycamiseta de tirantes cuidando las flores. Siempre se paraban, saludaban quitándose el casco y lesonreíanconsusdientesmanchadosdetabaco.«Quétal,Elsie.Esasfloressonrealmentebonitas»,ledecían,aunquenocreoqueestuvieranmirandolasflores.

Oscureció,ylasestrellasempezaronaparpadearunatrasotra.Mesentéenlosescalonesdeatrás,ycadapocossegundosmevolvíaparamirarelrelojdelacocina.TeníamiedodequeelSputniknose presentara, o que si lo hacía lo perdiéramos de vista. Lasmontañas que se alzaban en torno anosotros sólo nos dejaban ver un retazo de cielo. Yo no sabía a qué velocidad iba el Sputnik, sipasaríacomounrayoomuydespacio.Mefigurabaquesóloconmuchasuerteconseguiríaverlo.

Papávino abuscar amamá.Lemolestabaverla allí fuera con lasdemásmujeres,mirando lasestrellas.

—¿Elsie?¿Quédemoniosestásmirando?—ElSputnik,Homer.

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—¿SobreVirginiaOccidental?—Eltonodemipadrefuedeincredulidad.—EsloqueSonnyleyóenelperiódico.—ElpresidenteEisenhowernuncapermitiríaunacosaasí—dijoélenfáticamente.—Yaveremos—proclamómamá.Erasufrasefavorita.—Mevoy…—Alamina—terminaronmispadresalunísono.Papáquisodeciralgo,peroellalomiróenarcandolascejas,yesolodisuadió.Mipadreeraun

hombremuy corpulento,medía casi unmetro ochenta, peromimadre le tomaba lasmedidas confacilidad.Élseencasquetólagorrayechóaandarhaciaelvolcadero,sinmirarniunasolavezelcieloestrellado.

RoyLeesesentóamilado,yalcabodepocosminutosyaestabaofreciéndomeunconsejonosolicitadosobrecómoconquistaramiamor,DorothyPlunk.

—Loquehasdehacer,Sonny—explicóponiéndomeunbrazosobreloshombros—esllevarlaalcine.AverFrankensteinyelHombreLobo, por ejemplo.Luego lepasas elbrazopordetrásde labutaca,así,yentonces,cuandovengalapartequedamiedoyellanoestéprestandoatenciónaotracosaquealapelícula,dejascaerlamanosobresuhombrohasta…

Mepellizcóunatetillayyodiunsalto.RoyLeesedesternillabaderisa.Peroamíaquellonomehizogracia.

Jimsalióalpatioynosmiró.EstabacomiendounMoonPie.—¡Quéperfectosidiotas!—concluyó—.Mocososdedécimo.Jimsiempreeraasíconlaspalabras.Semetióelbizcochoenteroenlabocaymasticóconplacer.

Unadelaschicasdelamismacallesepusomuycercadeél.Jimsonrióconafectaciónylepasólamano por la espaldamientras ella se estremecía entre nerviosa y contenta. Roy Lee se los quedómirandoboquiabierto.

—Meda igual queme rompan todos los huesos—dijo—.El año que viene voy a jugar en elequipodefútbolcomosea.

—¡Mirad,mirad!—exclamódeprontoO’Dell,brincandoyseñalandoalcielo—.¡ElSputnik!RoyLeesepusoenpiedeunsalto.—¡Yotambiénloveo!—chilló,yShermantambiénsepusoachillar.Yobajéporlaescaleraatrompiconesybizqueéhaciadondetodoelmundoestabamirando.Sólo

vimontonesdeestrellas.—Allí—dijomamá,tomándomelacabezayapuntandominarizhaciaunpuntoenelcielo.Entonces vi la pelotita brillante moversemajestuosa por el pequeño campo estrellado que las

montañas nos permitían ver. La contemplé tan arrobado como si se tratara de Dios en personamontadoenuncarrodeoro.Meparecióquelabolasurcabaelespacioconunpropósitoinexorableypeligroso, comosinohubiera fuerzaeneluniversocapazdedetenerla.Siempreque sucedíaalgoimportante,pasabaenotrolugar.PeroelSputnikestabaallímismo,delantedemisojos,enelpatiodeatrásdemicasadeCoalwood,enelcondadodeMcDowell,VirginiaOccidental,EstadosUnidos.Nomelopodíacreer.Eracomosipudieraalargarelbrazoytocarlo.Luego,antesdequetranscurrieraunminuto,elsatélitedesapareció.

—Muybonito—dijomamá,resumiendoelsentirgeneraldelosallíreunidos.

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Ella y las demás señoras siguieron hablando. La gente tardómás de una hora en volver a suscasas,peroyopermanecíenelpatio,conlacaravueltahaciaelcielo.Jamásenmividahabíavistonadatanmaravilloso.Cuandovolviópapá,yoaúnseguíaallí.Abriólaverjaymevio.

—¿Nocreesqueesunpocotarde?Yonorespondí.Noqueríaromperelhechizoquemehabíaproducidolavisióndelsatélite.Papálevantólosojosalcielo.—¿TodavíabuscaselSputnik?—Lohevisto—dijealfin,aturdidoporlaexperiencia.Papásiguiómirandoconmigounratomás,peroalverqueyonodabamásexplicacionesmeneó

lacabezaybajóalsótano.Prontooícorrerelaguadeladuchayelruidoquehacíapapácuandoseenjabonabaysefrotaba.Yasehabíaduchadoenlamina,casiseguro,peromamánoledejabaentrarencasasilequedabaunasolamoléculadecarbónencima.

Esa noche, en mi cuarto, estuve pensando en el Sputnik hasta que me quedé dormido. Demadrugada me despertó el ruido de los mineros del turno del búho, que arrastraban las botas yhablaban en voz quedamientras ibanhacia el volcadero.Me arrodillé en la camay contemplé lassombrasdesdemiventana.Losminerosdelturnodelbúhoteníanlamisiónderociarelairedeunpolvoderocaparahacerbajar laexplosivacarbonilla.Tambiéninspeccionabanlasvíasinteriores,losmaderosdeapoyoyloscachizosdelatechumbre.Sutareaconsistíaenasegurarsedequelaminafueseseguraparalosdosturnosqueseencargabandelaextraccióndelahulla.Porsuaspectobajolaluzde la luna, caminandopesadamente en elpolvo,me imaginéqueeranhombresdel espacio.Elvolcadero,iluminadoporfanales,podríahabersidounaestaciónlunar.Dejévagarlaimaginación,viendoa losprimerosexploradoresqueregresabana laestacióndespuésdevagarentrecráteresyllanurastodoeldía.SupusequealláarribaestaríaWernhervonBraundirigiendoasuselectoequipodeexpertos.Cuandolosmineroscruzaronlasvíasvielbrillodesusescudillasalaluzdelvolcadero.Pocoapocovolvíalarealidad.NoeranexploradoresenlaLunasinominerosdeCoalwoodqueibanal trabajo.Yyonoestabaenel equipodeVonBraun, sinoqueeraun simplechicodeCoalwood,VirginiaOccidental.Derepente,sinembargo,esacircunstancianomepareciósuficiente.

Eldía3denoviembrelosrusosatacarondenuevo,lanzandoelSputnikII.Estellevabaabordounaperra,Laika,queenlafotodelperiódicoseparecíaunpocoaPoteet.Salíalpatiodeatrás,llaméaPoteety lacogíenbrazos.Noeraunaperragrande,aunquepesababastante.Mamáseacercóalverme.

—¿Quélehacesalaperra?—Estabapensandoencómotendríaqueserdegrandeuncoheteparaponerlaenórbita.—Sinodejademearseenlosrosales,yomismalapondréenórbitasinnecesidaddecohete—

dijomamá.Poteetocultólacabezaenmiaxila.Puedequenoentendieraunapalabra,perosabíamuybienlo

quemamáestabadiciendo.Encuantoella entróencasa,dejé aPoteet en el sueloy laperra fue asentarsejuntoaunodelosrosales.Nomequedéaverloquehacíaacontinuación.

Mipadrerecibíadosrevistasporcorreocadasemana,NewsweekyLife.Cuandollegaban,selas

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leíadecaboaraboyluegomelasdejabaamí.Enunodelosnúmerosdenoviembre,Lifepublicóunos interesantesdibujosde losmecanismos internosdedistintasclasesdecohetes.LosexaminéafondoyentoncesrecordéhaberleídoqueWernhervonBraunhabíaconstruidocohetescuandoerajoven.Mesentíinspirado.Aquellanoche,durantelacena,dejéaunladomiscubiertosyanunciéquepensaba construir un cohete. Papá, que estaba tomando leche con pan de maíz, no dijo nada.Seguramenteestabapensandoenalgúnproblemadeventilaciónydudoquemeescucharasiquiera.Jimriópor lobajo.Probablementecreyeraqueesodeloscoheteseracosadecaguetas.Mamámemiróunbuenratoyluegodijo:

—Bueno,perotencuidadonovayasasaltarporlosaires.Reuní aRoyLee,ShermanyO’Dell enmihabitación.La ardillademimadre, que se llamaba

Chipper, colgaba boca abajo de las cortinas, observándonos.Chipper era la dueña de la casa y leencantabaestarcongente.

—Vamosaconstruiruncohete—dijemientrasChipper se lanzabasobremihombro.Luegoseacurrucójuntoamioreja.Yolaacariciédistraído.

Losotrossemiraronyseencogierondehombros.—¿Dóndelolanzaremos?—preguntóRoyLeecontodanaturalidad.ChippermeneóelhocicoendirecciónaRoyLeeyluegosaltódemihombroparasubirseala

cama.ElataquefurtivoeraeljuegopreferidodeChipper.—Enlacercaquehayjuntoalosrosales—respondí.Micasaestabaencajadaentredosmontañas

yunarroyo,perohabíaunpequeñoclarodetrásdeljardínderosales.—Necesitaremosunacuentaatrás—declaróSherman,lacónico.—Puesclaroquenecesitamosunacuentaatrás—arguyóO’Dell,aunquenadieestabadiscutiendo

conél—.Pero¿conquévamosafabricarelcohete?Yopuedoconseguirmaterialsimedicesloquehacefalta.

Red,elpadredeO’Dell,eraelbasurerodelpueblo.Losfinesdesemana,O’Dellysushermanosle echaban una mano cargando los trastos en el camión y veían toda clase de cosas, objetos ymateriales.

Shermaneramuyprácticoyteníaunamenteordenada.—¿Ysabemoscómoseconstruyeuncohete?—preguntó.YolesmostréelnúmerodeLife.—Sólohayquemetercombustibleenuntuboyhacerunagujeroenlaparteinferior.—¿Quétipodecombustible?Yoyahabíapensadoeneso.—Tengo un par de petardos que sobraron del Cuatro de Julio —dije—. Los reservaba para

Nochevieja.Emplearemoslapólvoraquellevandentro.Shermanasintió,satisfecho.—Deacuerdo,supongoqueesoservirá.Empezaremoslacuentaatrásdesdediez.—¿Aquéalturapuedellegar?—preguntóO’Dell.—Muyalto—aventuréyo.Nossentamosencorroynosmiramoslosunosalosotros.Notuvequedarexplicaciones.Eraun

momentoimportanteytodoslosabíamos.LoschicosdeCoalwoodíbamosaparticiparenlacarrera

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espacial.—Deacuerdo—dijoRoyLee.EnesemomentoChipperaterrizóensuculodepato.RoyLeese

levantódeunsaltoytratódecazaralagresor.Chipperloesquivóydeunbrincosesubióalacortina.—¡Chipper!¡Ardillamala!—chillé,peroellacerrólosojos,queerancomodosgotasbrillantes,

yseremoviósindisimularsuplacer.RoyLeeagarróelLife,peroantesdequehubieralevantadoelbrazoChipperdesaparecióatoda

velocidadhuyendoescalerasabajohacialaseguridaddelacocina.—Quéganastengodecazarardillas—mascullóRoyLee.Me asigné el cargo de jefe de operaciones. O’Dell me proporcionó una pequeña linterna de

desecho para usarla como cuerpo del cohete. Le quité las pilas y luego, valiéndome de un clavo,practiquéunagujeroensubase.Abrílospetardos,echélapólvoraqueconteníanenelinteriordelalinternay luego laenvolví concintaaislante.Cogíunade lasmechasdepetardo, la incrustéenelagujero y metí todo el artefacto dentro del fuselaje de un avión de aeromodelismo, sin alas —recuerdoqueeraunF-100SuperSabre—,asegurándoloconunpocodepegamento.ComoShermannopodía corrermucho—yademáshabía sido idea suya— lonombramosencargadode la cuentaatrás, lo cual le permitiría permanecer a distancia.RoyLee se encargaría de traer cerillas.O’Dellencenderíaelfósforoymelopasaríaamí.Yoprenderíalamechayecharíaacorrer.Todosteníamosunamisiónquecumplir.

Alcaerlanochecolocamoselcohete,queteníaunaspectoimpresionante,enloaltodelacercadel jardín demimadre, de la que se sentía enormemente orgullosa y satisfecha.Había tenido quedarlelalataapapádurantemedioañohastaqueporfinmandóalseñorMcDuffacasaparaquelaconstruyera.Todosnosalegramosdequelanochefuerafríaydespejada,puesasípodríamosseguirel rastro del cohete cuando cruzara el cielo negro y estrellado. Esperamos a que pasaran unosvagonesconsuestruendocorrespondienteyentoncesencendílamechayvolvícorriendoalahierbaquelimitabalosarriates.O’Dellsetapólabocaconlamanoparaahogarsurisadeexcitación.

La mecha despidió unas chispas. Sherman estaba haciendo la cuenta atrás. Aguardamosexpectanteshastaquellegóaceroychilló«¡Fuego!»,enelmomentoenquelapólvoradelpetardodeflagraba.

Hubo un testigo ocular, unminero que estaba esperando a alguien en la gasolinera que habíafrenteacasa.Parabeneficioespiritualdelaschismosasdeturno,esemineroexplicódespuésloquehabía visto. Según su relato, se produjo ungran resplandor en el patio de losHickamy luegounruidocomosielpropioDioshubieradadounapalmada.Despuésunarcodefuegoseelevóhacialaoscuridaddelanoche,girando,dandovolteretasyescupiendochispas.Porelmodoenquelocontó,nuestrocohetefueunespectáculodignodeverse,ysupongoqueteníarazón…mientrasduró.Perolociertoesqueno fuenuestrocohete loque salióvolandohaciaaquellaoscura, fría,despejadayestrelladanoche.

Loquesalióvolandofuelacercadeljardíndemimadre.

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3-Mamá

Astillasdemaderapasaronzumbandojuntoamisorejas.Grandespedazosdecercavolaronporlosaires,provocandounaruidosalluviadeescombros.Lashondonadasrepetíanunecoestruendoso.Seoyeronladridosdeperrosportodoelvalleylaslucesdelascasasempezaronaencendersepocoapoco.Lagenteseconcentróenlosporches.Díasdespuésmeenterédequealgunossepreguntaronsihabíaexplotadolaminaosisetratabadeunataquedelosrusos.Enesemomentoyonopensabaenotracosaqueenelgrancírculoanaranjadoqueflotabadelantedemisojos.Cuandorecuperéciertasensibilidad y con ella la visión, el círculo fue disminuyendo y pudemirar alrededor. Los demáschicosestabansentadosenlahierba, tapándose losoídos.Observéconalivioqueningunodeellosparecíahabersufridoningúndaño.Esosí,elculodepatodeRoyLeeestabaunpocomaltrecho,yO’Dell tenía los ojos tan abiertos como los búhos que anidaban en el volcadero. Las gafas deShermanlecolgaban,torcidasdelanariz.Losperroshabíanretrocedidoalrincónmásalejadodelpatioysearrastraroncautelosamentehacianosotroscuandomamásalióalporchedeatrásyatisboenlaoscuridad.

—¿Sonny?—llamó.Creoqueentoncesviolacercaenllamas—.¡Oh,Diosmío!Papásaliódetrásdeellaconelperiódicoenlamano.—¿Quéhapasado,Elsie?Alveramipadre,losotroschicospusieronpiesenpolvorosa.Imaginoqueteníatanmalafama

enlaminaqueprocuraronnoserobjetodesuira.PorunmomentoviaRoyLeesalvardeungransaltoelúnicotrozodevallaquequedabaenpie.Losotrosdossalieronporlabrechaqueelcoheteacababadeabrir.Losviconclaridadporqueel trozo intactode lacercaestabaardiendo.Entoncespenséquedeberíaseguirlosyocultarmeenelbosqueduranteunpardeaños.Peroestabaatrapado.Corrersólohabríademoradolo inevitable.Respondíamamáconungraznido; labocaaúnnomefuncionabamuybien.Elladijo:

—SonnyHickam.¡Venaquíahoramismo!Me froté las orejas en un intento de que dejaran de zumbarme los oídos, fui hasta el porche

traseroyesperéaquemipadreomimadrebajaranymemataranallímismo.—Elsie,¿tienesideadeloqueestápasando?—preguntópapá.Mamá,cómono,seloimaginótodo.—Sonnynospreguntósipodíaconstruiruncohete,Homer—respondiócomosilesorprendiese

queélnosehubierapercatadodeloqueeraobvio.Papálamiróperplejo.—¿QueSonnyhaconstruidouncohete?Perosinosabeniponerlacadenadelabicicleta…—Yaveremos—dijomamá—.Sonny,¿quéhapasadoconlosotros?Yo había aprendido que a veces, cuando tenía problemas con mamá, lo mejor era adoptar la

estrategiadelidiota.—¿Losotros?—pregunté.Inclusosometidoaunagranpresión,micapacidadparadisimularraramentedisminuía.Enuna

ocasión utilicé lamejor y única carretilla demamá amodo de trineo estival para tirarme por unbarrancoenSubstationMountain.Coloquémallaspatasquelehabíaquitadoylostornillosquelas

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sujetaban,luegoabollélacarretillahastadejarlacasiirreconociblealchocarcontraunarocaqueseinterpusoenmidescenso,yfinalmentepinchéelneumáticodelarueda.Loquedijealllegaracasaconlosrestosdelacarretillafuequehabíavistounaestupendatierraparafloresenlamontañayquelehabríallevadounapocaamamási«lamalditacarretillanosehubierahechopedazos».Mamánose lo tragó, pero le entró tal risa que ya no le quedaron fuerzas para pegarme.Yo siempre teníaalgunasalida.

—Elsie, losotroschicosnomeimportan—ledijopapá—.Túocúpatedeesteantesdequemepongaenevidenciadelantedetodoelpueblo.

Mamásoltóunacarcajadaamarga.—Sí,claro.NopermitaDiosquenadietepongaenevidencia,noseaqueloshombresempiecena

echartepaletadasdecarbón.Papáselaquedómirando.—Hacemásdeveinteañosquenousanunapala.Tenemosmáquinas.—Vaya,quéinteresante…Me di cuenta de que mamá y papá estaban a punto de enzarzarse en una de sus habituales

discusiones,yaprovechéparairdondelosperrosenlaparteoscuradelpatio.DandymeempujólamanoconelhocicoyPoteetseapoyóenmispiernas.Notéqueestabatemblando,oquizáfueseyoelque temblaba.Papá largóamamásu típico sermónsobre laminay lomuchoqueesta significabaparatodos,yaquenosdabadecomer;ellacontraatacó,comosiempre,diciendoquelaminaeraunatrampasuciaymortal.Cuandopapáentródenuevoencasa,meneandolacabeza,laseñoraSharitz,nuestravecina,llamóflojitoamamáyestafueaacodarseenlacercaparacharlarconella.Aunquenolasoí,imaginédequéestabanhablando.VialaseñoraToddesperarconimpacienciaenlacasademásabajo.LaseñoraSharitzletransmitiríadespuéslasnovedades,yasísucesivamente,decercaencerca.YosabíaqueantesdeunahoratodoCoalwoodestaríaalcorrientedemiabortadocohete,decómohabía arrastrado a los otros chicos a unademis locuras, y el pueblo entero se reiría amisexpensas. Cuandomamá hubo terminado con la señora Sharitz, vino a donde yo estaba,miró loshumeantes restos de su cerca y suspiró profundamente. Me preparé para lo peor. Ahora queestábamosasolas,elladaríariendasueltaatodasucólera.

—¿No te dije que tuvieras cuidado de no saltar por los aires? —preguntó con vozsorprendentementedulce.

En ese instante oí que sonaba el teléfononegro y, a través de la ventana de la salita, que papácorríaacontestar.Confiéenquenofueraalguienquejándosedelruido.Mamámiróhacialaventanayluegohaciaelcaminodelvolcadero.Penséquelomejorquepodíahacererapermanecercalladomientrasellarumiaba.Alrato,señalóelporchedeatrásydijo:

—Siéntateenlosescalones.Túyyotenemosquehablar.—Séquehehechomal,mamá—dijeenunintentodeadelantarmealoqueellateníaenmente.—Homer Hadley Hickam, lo que has hecho no ha estadomal. Lo que has hecho ha sido una

estupidez.¡Hedichoquetesientes!Obedecí con el entusiasmodel prisioneroque se encaminahacia el cadalso.Dandy se arrastró

detrásdemí,gimióunpocoyapoyólacabezaenmispies.Poteet fueaperseguirmurciélagos.Vicómosaltaba,hacíaundobleescorzo,yluegobajabaconunagransonrisaensuhociconegro.

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Penséqueestavezmeibaacaerunabuena.Mamáeraunhachaconloscastigoscreativos.Unavez,alsalirdelaiglesia,enmisprisasporjugarfuialarroyoconloszapatosdedomingo,acazaranguilasencompañíadeRoyLee.CuandomamásefijóenmisempapadosBusterBrown,dijo:

—Comolacabezasetevacíeunpocomás,Sonny,tevaasalirflotandodelcuerpocomosifueraunglobo.

Comocastigomeordenóque la semanasiguiente fuesea la iglesiaencalcetines.Lanoticia seextendió rápidamenteporelpueblo.No losdefraudé,yeldíaseñaladoavancéencalcetinespor laiglesiamientrastodossedabandecodazos,guiñabanelojoysereíancondisimulo.Elcasoesqueloscalcetinesloshabíaelegidoyo,yunodeellosteníaunagujeroporelquemeasomabaeldedogordo.Mamásemoríadevergüenza.Nisiquieraelpárrocopudoaguantarlarisa.

Mamá se plantó delante demí, cruzó los brazos y adelantó la barbilla. Papá decía que cuandoadoptabaesaposeeramásLavenderquenunca,yqueesosolíaanunciarproblemas.

—¿Creesquepodríasconstruiruncohetedeverdad,Sonny?Lapreguntamedesconcertótantoqueolvidémitimidezhabitual.—Nolocreo—respondíalinstante—.Nosabríacómohacerlo.Mamápusolosojosenblanco.—Yaséquenosabescómo.Preguntosipodríashacerlositelopropusieras.Mepreguntédóndeestaríalatrampaparaobligarmeahaceralgoqueyonodeseaba.Teníaque

haberalgúntruco.Sóloeracuestióndeaveriguardónde.Penséquelomejoreradeciralgo.—Bueno,supongoquepodría…Mamá,quesabíaqueyosóloqueríaganartiempo,meinterrumpió.—Sonny, eres un chico encantador.Te quiero. Pero vas por la vida como si estuvieras en una

nube,inventandojuegosyarrastrandoatusamigosentodastuslocuras.Estabapensandoquetalvezyaeshoradequesientesunpocolacabeza.

Cuando una madre de Coalwood le decía a un hijo suyo que necesitaba «sentar un poco lacabeza»,solíaserenunsentidoqueestenolegustaba.Mepuseaúnmásaladefensiva.Mimadremeteníapreparadoalgoterrible.

—Laotranocheestuvehablandodeticontupadre—prosiguió—.Sólomepreguntéenvozaltaquéibasasercuandofuerasmayor.Élmedijoquenomepreocupara,queyatebuscaríauntrabajodeadministrativoenlamina.¿Sabesloquesignificaeso,Sonny?Queserásunaespeciedesecretariodetupadre,quetepasaráseldíasentadodelantedeunamáquinadeescribir,rellenandoformulariosoescribiendoenunlibrodecontabilidadlastoneladasdecarbónquesehansacadoenundía.Papácreequenosirvesparanadamejor.

Lapregunta salió espontáneamentedemiboca, e inclusoamíme sorprendió. Imaginoqueyoveníahaciéndomeladesdetiempoatrásynolosabía.

—¿Porquénolegustoapapá?La expresión de mamá fue como si la hubiera abofeteado. Guardó silencio unos momentos,

meditandosindudamipregunta.—Noesquenolegustes—respondióalfin—.Esqueconlaminaytodoesonuncatienemucho

tiempoparapensarenti.Simimadrecreíaqueesomeharíasentirunpocomejor,laverdadesquenoacertó.Yosabíaque

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papásiempreestabapensandoenJim,queatodoelmundoledecíalobuenjugadordefútbolqueerayqueibaaarrasarcuandofueraalauniversidad.

Mamásesentóamiladoymerodeóconelbrazo.Aquelcontactotanpocofrecuentehizoquemeestremeciese.Hacíamuchoquenomeabrazaba.Ennuestrafamilianoéramosmuydadosaesaclasedecosas.

—Tienesque irte deCoalwood,Sonny—dijo—. Jimmy se irá.El fútbol hará que se vaya.Megustaríaque fuesemédico,odentistaoalgoparecido,peroel fútbol loalejarádeCoalwoodyasípodráserloquequieraser.

Mamáme atrajo con fuerza hacia sí. Por un instante estuve tentado de apoyar la cabeza en suhombro,peropenséquehabríasidoirdemasiadolejos.

—Para ti no será fácil—continuó—.Túy yohemosde ver lamanera de quepapá cambie deopinión sobre ti, que se decida amandarte a la universidad.He ahorrado dinero y probablementebastaráparapagartelosestudios,peroapapáledaríaunataqueahoramismosiledijeraquepiensohacereso,diríaqueesmalgastareldinero.Selehametidoenlacabezaquevasaquedarteaquíyquetrabajarásenlamina.

—Megustaríairalauniversidad,claro…—dije.—¡Pues espabila! —Me soltó, apartándose de mí. De pronto sentí frío sin su contacto—.

Coalwoodestácondenadoamorir—anunció—,deesopuedesestarseguro.—Mamásepusoenpiey observé que le brillaban los ojos. Ella no era propensa a lloriqueos, de modo que enseguidarecobrólacompostura—.Piensaquelaminatalveznoexistacuandotermineselinstituto—añadió—. Puede que ni siquiera exista el pueblo. Presta atención, haz el favor. Fíjate en los chicos deBerwind,BartleyyCucumberquevanaBigCreek.

Suspadresno tienen trabajo,esospueblosseestánquedandoen ruinas.Espor laeconomía,elcarbón,queseestáagotando…Tengosuficientesentidocomúnparasaberqueesomismoocurriráaquí,enCoalwood;essólocuestióndetiempo.Hasdehacertodoloposibleparasalirdeestepueblo,ycuantoantesmejor.

Yonosabíaquédecir.Melaquedémirando.Ellasuspiró.—Parairtedeaquíhasdedemostraratupadrequeeresmáslistodeloquepiensa.Yocreoque

puedes construir un cohete. Él no. Quiero que le demuestres que tengo razón y que él estáequivocado.Noesmuchopedir,¿verdad?

Antesdequeyodijesenada,mamásuspiróunavezmás,miróhacialacerca(elfuegosehabíaconsumido)yluegosemetióenlacasa.RetiréelpiededebajodelacabezadeDandyprocurandonomolestarlo, bajé por los escalones yme quedé a solas en la negrura del patio, con lasmontañascerniéndosesobremí.Tratédepensar,deentendertodoloquemimadremehabíadicho.Dandy selevantó, vino haciamí yme lamió lamano. Era un buen perro.Poteet había dejado de perseguirmurciélagosydormíaalpiedelmanzano.

Cuandoentréenlacasa,papáseguíahablandoporelteléfononegro.Casitodolodecíaavozengrito.

—¡Ponmeotravezconelnúmerocuatro,ahoramismo!—Elnúmerocuatroerasindudaunodelosenormesventiladoresdesuperficiequeempujabanairealinteriordelamina.Quienquieraquesehallaraalotroextremodelhilotelefóniconoestabareaccionandocomoéldeseaba—.¡Salgodecasa

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ahoramismo,yserámejorquefuncioneparacuandollegue!Colgódegolpe.Leviabrirdemalamaneraelarmariodelvestíbuloyagarrarlachaquetayel

sombrero.Pasópormiladosinmirarmesiquiera,comosiyonoexistiese,ysalióporlapuertadeatrás.Oíelpestillodelaverja.

Fui al piso de arriba y encontré amamá esperándome en el rellano. Aún no había terminadoconmigo.

—¿Hasentendidoalgodeloquetehedichoestanoche?Supongoquepusecaradebobo.—Bueno,yo…—¡SantoDios,Sonny!—gruñó,exasperada.Metocólanarizconlayemadeundedo—.Cuento

contigo —agregó, recalcando las palabras—. ¡Demuéstrale de lo que eres capaz! ¡Construye uncohete!—Luegomemiróconcomplicidadysemetióensucuarto.

Eramás demedianoche cuandopapá volvió a casa.Yo acababa de dormirmedespués de estarpensandoen loquemamámehabíadicho.Leoí subirpesadamentepor la escalerayentoncesmepuse a reflexionar de nuevo sobre el asunto.Aparté con cuidado del pliegue demi brazo aDaisyMae,mipequeñagatamanchada,ladejéalospiesdelacamayfuiaabrirlaventana.Elvolcaderosemeapareciócualunagigantescaarañanegra.Segúnmamá,mipadrepensabaqueyosóloservíaparatrabajarenlamina.Unchorrodevaporseelevódelrespiraderopróximoalvolcaderoyyoseguíladirecciónascendentedelanubecilla,lasgotasdeaguaquesedispersabanenelcielo.Unagranlunadoradapendíaenloaltoyelvaporformóuncírculoetéreoaalrededordeella.Lasestrellassurcabanelestrechoríodecieloquedejabanpasarlasmontañas.Contemplélospuntitosdeluz.Yonosabíadistinguirunaestrelladeotra;dehecho,apenassabíanadadelarealidaddelespacio,ydecohetes,aúnmenos.Derepentemesentítanestúpidocomopapápensabaqueera.Mamámehabíadichoqueconstruyerauncohete,queledemostrasedeloqueeracapaz.YoyahabíapensadoenestudiarmuchoparapodertrabajarundíaparaWernhervonBraun.Laayudaeconómicademamá,siesquepapálaaprobaba,encajabaperfectamenteenesaidea.

EntoncesrecordésuspalabrasacercadelamuertedeCoalwood.Detodoloquehabíadicho,esoera lo que más me costaba entender. A mi alrededor, Coalwood interpretaba constantemente suruidosa sinfonía industrial de vagones cargados de carbón, locomotoras humeantes y grupos deminerosyendooviniendodelamina.¿Cómoeraposiblequetodoesoterminara?

Elteléfononegrointerrumpiómiscavilaciones.Papánohabríatenidotiemposiquieradeapoyarlacabezaen laalmohadacuandosonóelaparato.Oísuvozal responderenvozbaja,y luegounaretahíladeloquesupuseeranpalabrotas.Alospocossegundosseabriósupuertayleoíbajarporlaescaleraazancadas,comosialguienestuvierapersiguiéndolo.Alllegarabajo,empezóatoser;eraunatosseca,profunda,atroz.Últimamenteseveníaquejandodealergia,aunqueeradesuponerqueenotoñoelairenoteníamuchopolen.Amenudomedespertabaoyéndoletoser,peroeralaprimeravezquesutossonabatanmal.Desdelaventanademidormitoriolevisalirydirigirseapasovivohacia lamina, con la cabeza gacha y una pañuelo grande pegado a la cara. De pronto se detuvo,doblándoseporlacintura,cuandounespasmolerecorrióelcuerpodepiesacabeza.Penséqueesaalergiaseloestabahaciendopasarmuymal.Papáseenderezóysiguióandando.Alaproximarsealasvías,una largahileradevagonesdetuvosupasocomosi lo reconociera.Encuantopapáhubo

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cruzado los rieles y desaparecido camino arriba, los vagones se pusieron de nuevo enmarcha yobstruyeronlavista.Elcuartodemamáquedabadebajodelmíoypudeoírquebajabalapersiana.Ellatambiénhabíaestadoobservandoapapá.

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4-Lospadresdelfútbol

DurantetodalasemanasiguienteelprincipaltemadeconversaciónenCoalwoodfueladestrucciónde lacercadel jardíndemimadreprotagonizadapormicohete.ElseñorMcDuffvinode laminapararepararlacercayconfirmóquehabíaquedadoreducidaaañicos.

—QuizáseríamejorqueElsielemandarahaceramimaridounacercanuevadeacero—dijolaseñoraMcDuffaunaamigaenelBigStore.

Alcabodeunratolasmujeresestabanrepitiendoesaobservacióndepatioenpatio,decercaencerca,depuntaapuntadelvalle.Caminodelvolcadero,enlasvagonetas,enlalíneaprincipal,enlosdesechos(lamezcladerocayciscoquequedabaenlaparteviejadelamina),e inclusoenel tajo,todoslosmineroshablabandelaexplosión.

—Además de mocosos y caguetas, sois unos idiotas—proclamó Buck Trant, un defensa queparecía un gorila, desde el asiento de atrás del autobús escolar. Luego se rió, juzgando suobservaciónmuybrillante.Losotrosjugadoreslecorearon:

—¡Idiotas,caguetas,mocosos!Trasunosmomentosdeconcentración,Buckañadió:—¡Soistangallinasquenecesitáisavuestramamáparaqueosquitelosmocos!RoyLee, Sherman yO’Dell inclinaron la cabeza en gesto de furiosa impotencia.Yo no.Buck

Trantconstituíaunblancofácil.Ademásdelerdo,eravulnerable.—Almenossabemosdóndeestánuestramadre—leespeté.LamadredeBucksehabía fugado

conunvendedordeaspiradorashacíaunosaños.Alinstantelamentéhaberlodicho,peroyaeratarde.Buck saltó de su asiento, pero cuando Jack pisó el freno, trastabilló. Estábamos subiendo porCoalwoodMountain.Sindecirpalabra,Jackapartóelvehículodelacalzada,volviólacabezaymeseñalóconeldedo.

—¡Fuera!—ordenó.LuegomiróaBuck—.¡Ytú,bájatetambién!—¿Yo?—gimióBuckTrant—.Pero¿yoquéhehecho?HasidoSonny.Túyasabesquesiempre

andabuscandocamorra.Jack no dejaba que nadie rechistara en su autobús, aunque fuera uno de los jugadores más

corpulentosdelequipo.—Aversivoyatenerqueechartedeaquíapatadas—gruñó.Buckbuscóapoyoenlosdemásjugadores,perotodospermanecíancabizbajos.Entoncesechóa

andarhacialapuertayseapeódelvehículoconairederesignación.Yoseguísuspasos,yambosnosquedamos en tierramientras Jack cerraba la puerta del autobús.Aún no había tomado la primeracurvacuandoBuckseabalanzósobremí.Arrojé los libros,esquivésupotenteplacajeyempecéatreparporlapendiente,perdiéndomeenlaespesura.

—¡Temataré!—chillóBuck—.¡Temataré,cuatroojosdemierda!—¿Túycuántosmás?—ledesafié,yoprotegidoporunamataderododendro.Buck empezó a resoplar en la carretera, pero no fue a por mí, seguramente porque llevaba

zapatosdeanteynoqueríaqueseleensuciasen.AlcabodeunratoseacercóuncocheyBuckhizodedoysubióaél.Bajédedondeestabaehiceotrotanto;conseguíquemellevaranhastaBigCreek,ylleguéatiempoparalaprimeraclase.EvitéaBuckdurantetodalamañana,loquenoerafácil,pues

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sutaquillaestabaalladodelamía.RoyLeeylosotrosseacercaronamíenelalmuerzo.—Nopensamosconstruirmáscohetes—anuncióRoyLee.—Está bien —repuse. Yo ya estaba enfadado con ellos por no respaldarme en el autobús—.

¡Construiréunoyo solo!—Mivoz sonó tan seguraquehastayome sorprendí.Tanto si loqueríacomosino,estabacomprometidoahacerlo.

—Túmismo—murmuróRoyLee,y sealejóconO’DellySherman.Comprendíde inmediatoquehabíametidolapata.Yonecesitabasuayuda.Queríaconstruiruncoheteperonoteníalamenorideadepordóndeempezar.

Esa noche, mientras batallaba con mis problemas de álgebra, Jim asomó la cabeza en mihabitación.

—Sóloquieroquesepasqueesestupendotenerunhermanoretrasadomental.—Bah,notepreocupes—dijesinconvicción.—Todoelmundoseríedenuestrafamiliaportuculpa.—Lárgate—rezongué—.Estoyocupado.—¿Yquéestáshaciendo?¿Pensarenquévestiditotepondrásmañana?Jimesquivóel lápizque le lancéycerró lapuerta.Sinyoquererlo,notéqueenmi interior se

hinchabaunaburbujadecelos fraternos.¿Quémásdaba loquepudierapensar Jim?Élni siquierateníaquemolestarseenpensar.Papáseocuparíadetodo,dequetuvieracuantolehicierafalta.Jimpensabaqueyoeracomounahermanatonta.Bueno,¡peroalmenosyonoibaporahíconcamisasdecolorrosayunrizoteñidoconaguaoxigenada…!

Miprimercohetemehabíavalidoelescarniodemiscompañerosydemipropiohermano.Perolacosanoacabóahí.El sábadosiguiente,cuando fuialBigStoreacomprarunagaseosa, tuveuntropezónconPookySuggs.

La historia de Pooky Suggs era de dominio público. Su padre había sido aplastado por undesprendimientohacíaaproximadamentedoceañosenunasecciónenlaquepapáeraelcapataz.ParaquedarseenCoalwood,Pookyhabíadejadoelcolegioyhabíaentradoatrabajarenlamina.Siempreseestabaquejandodehaber tenidoquedejar los estudiosparaganarse lavida,y echabaapapá laculpadelamuertedesupadre.Peropocossesolidarizabanconél.Afindecuentas,laculpahabíasidodelseñorSuggs,porponerseameardebajodeuntrozodetechumbrequenoestabaapuntalado.Además,Pookyyallevabacuatroañosrepitiendosextocuandolodejó.Enelpuebloprácticamentenadie creía que pudiera llegar a séptimo. Sin embargo, y que yo lograse recordar, el nombre dePookysonabamuyamenudoencasa;papáledecíaamamáquePookyhabíahechounamemezoquelehabíapilladoharaganeandootravezdondesedepositabanlosdesechos,ymamárespondíaqueloque tenía que hacer era despedirlo y acabar con el problema. Por alguna razón, papá nunca habíaaceptadosuconsejo.QuizásesentíaunpococulpableporlodelpadredePooky,nolosé,perolociertoesqueletolerabamásqueaotrosharaganesdelamina.

Yo evitaba a Pooky siempre que podía, pero ese día no reparé en él entre los hombres quechismorreabanalaentradadelBigStore.

—Miradquiénvieneporahí.ElhijodeHomer,eldelcohete—dijoconsaña—.Pareceque la

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cosanosalióbien,¿eh?¿Teayudótupapáaconstruirlo?Losqueestabanconélenlosescalonesmemiraron.Todossosteníanvasosdeplásticoenlosque

lanzabansusescupitajosdetabaco.—¿Vasahacerotro?—preguntóTomTickle,unodelossolterosquevivíanenelClubHouse.Tomerasimpático.—Sí,señor—respondí.—¡Buenchico!—coreóelgrupo.—¡Yunamierda!Sólofabricóunabomba—soltóPooky.—¡Ymenudabomba!—señalóTomentrerisas.Pookysepusodepieyseabriópasoentrelosreunidos.Siloqueesperabaeraquelosotrosse

burlasendemí,nolohabíaconseguido.Seechóelcascohaciaatrásyseinclinóhaciamí;elalientoleolíaaalcohol.

—LosHickamoscreéismuybuenos,peronosoismejoresqueyoniquenadiedeestepueblo.—Sonnynohadichotalcosa,Pooky—intervinoTom—.¿Porquénotevasadormir lamona

antesdequetemetasenunlío?Pookygirósobresusbotasdepunteradura.Teníalasfaccionesangulosas,lanarizpuntiaguday

elmentóntriangular,conbarbadevariosdías.PeseaqueeldoctorHall,eldentista,siempreestabadisponible,susdientesseveíanamarillosymellados.Suvozsonócomounviolíndesafinado:

—Deberíamosiralahuelga.EsecabróndeHomernosvaamataratrabajar.—Tú nunca te morirás de tanto trabajar, Pook—dijo Tom con una sonrisa, y los demás se

echaronareír.—¡Idos todos a la mierda! —exclamó Pooky. Probablemente quería ser grosero, pero su

comentariosonómásbienlastimoso.Sentíciertapenaporél.Pookymemiróconrabia—.Tupadrematóalmío—añadió—.¡Esojamásloolvidaré!

TomapartóaPooky,loobligóavolversey,señalándolelacalle,dijo.—Serámejorquetevayas.Aproveché la ocasión para colarme entre los hombres y entrar en el Big Store. Compré la

gaseosa, me acodé en el mostrador y bebí lentamente, vigilando por la puerta de cristal lo quesucedíafuera.ParecíaquePookyyTomestuvieranbailando,elprimerotratandodeentrarenellocalyel segundohaciendoquesevolviera.Afortunadamenteparamí,Tomganó labatallayPookysealejóconpasovacilante.Pocodespuésloshombresselevantaron,dandoporterminadoelcotilleo.Cuandoel caminoquedó libre salí corriendo, agarré labicicletayvolví a casa.Cercadel colegiopaséjuntoaunahileradehombresqueibanhaciaelvolcadero.Todosellosmechillaroncongrandessonrisas:«¡Cohetero!».¿Enquélíomehabíametido?Ahoranoteníaotrasalidaquehacerelcohetetalcomohabíaprometido.Pero¿cómo?¿Cuáleraelmalditosecretoquehacíaqueuncohetevolase?

ElúltimopartidodelatemporadadefútbolterminóconlaaplastantevictoriadeBigCreeksobreelinstitutoTazewell,enlafronteradeVirginia.Jimmandóadosdefensasalacamilla,interceptóunpase y consiguió un touchdown. Con esa victoria el equipo había logrado terminar invicto. Sinembargo,laasociacióndeportivadelestadohizoloquehabíaanunciadoydecidióqueelequipodel

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entrenadorGainernopodíadisputarlafinalestatal.Aunquenadiesesorprendió,noporellodejódeproducirseungranescándaloeneldistrito.LosaficionadosylospropiosjugadoresasediaronalosPadresdelFútbolparaquehicieranalgo.Papálesdijoqueyaestabaestudiandoelproblema,yunanocheanuncióquepensabairaveraunabogadodeWelch.

Mamádejóelcubiertomientrasestábamoscenandoylomiróconincredulidad.—Nocreoqueseabuenaidea,Homer.Papásellevóalabocaunacucharadadealubiasconpandemaíz.—Séloqueestoyhaciendo,Elsie—dijo,impasible,sinmirarla.Mamáfruncióelentrecejo.—Teequivocas.LospecesgordosdeCharlestonnoquierenque juguemosynodejaránque lo

hagamos.Esonolocambianingúnabogado.Loúnicoqueconseguirásesmeterteenlíos.—¡Peropapátienequehaceralgo!—imploróJim—.¡Nosmerecemosjugar!—Esoyalosé,Jimmie—repusomamásinalzarlavoz—,peronosiemprenossalimosconla

nuestraaunquelomerezcamos.Yesovaleparatodoelmundo,incluidotú.Séquetesorprende,perolavidaesasí.

Jimapartólasilladelamesa,muymalhumorado,ydijo:—Disculpadme.Papálevantólamanoderecha,comoparaprotegerselacaradelasmiradasdemamá.—Tranquilo,Jim—murmuróentonoalentador—.Yomeocuparédeeso.—Homer…—intervinomamáentonodeadvertencia.—Elsie…—lainterrumpiópapá,queempezabaaparecermosqueado.—¡Alguientienequehaceralgo!—gimióJim,poniéndosedepie.Quiseintervenir.Loschicosdelequipo,incluidomihermano,eranmuyfrágiles.—PodríasmudarteaCharlestonyjugarallí—sugerícontodainocencia.Jimsevolvióhaciamíconlasmanosligeramentecrispadas.—Melaspagarás.—Jim, vete a tu cuarto —ordenó mamá. Esperó a que Jim se hubiera ido para mirarme

amenazadoramente,yluegosedirigióapapá—:Déjalocorrer,Homer.Papáhizogirarelcuelloypudeoírcómocrujía.Elestartodoeldíaagachandolacabezaenla

minaseguramentenolehacíaningúnfavor.—Estonoesasuntotuyo,Elsie—dijo.—Sólotepidoquepiensesunpoco.—LosPadresdelFútbol…—Niponiendo los sesosde todos losPadresdelFútbol enmi tazapodrías llenarla.Túhasde

pensarporellos.—Estádecidido.IremosaWelch.MamásesabíalaBibliacasidememoriayeracapazdeusarlacontramipadreamododeporra.—«Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo» —le dijo, con lo cual su

argumentoerairrebatible,puessebasabaenlapalabradelSeñor.Trasunosinstantesdeconfusión,papáreplicó:—Graciasporsuvotodeconfianza,reverendoLavender.

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Entonces sonó el teléfono negro, el modo más fácil y corriente de dar por terminada unadiscusiónennuestracasa.Papáchillóalqueestabaenelotroextremodelalíneayluegosedispusoasalir,agarrandosobrelamarchalachaquetayelsombrero.Nocabíadudaalgunadequesealegrabade la interrupción. No volvió hasta pasada la medianoche. A veces, cuando hacía eso, yo mepreguntaba si no estaría sentado en su despacho esperando a que fuera la hora de que mamá seacostase.

Unasemanadespués,talcomomamásetemía,losPadresdelFútbolsebuscaronellossolosunbonitopleito.Faltabasolamenteunasemanaparalafinalyhabíaquepresionaraljuzgadoparaqueactuara conprontitud.Tres días después de presentada la reclamación, un juez estatal deBluefieldechóunaojeadaalcasoylodesestimó,basándoseenuntecnicismo.Noexistíanprecedentes,decidió,dequeunaentidadprivadademandaraaunaentidadestatalensujuzgado.Lafinalsecelebrócomoestabaprevistoylatemporadatocóoficialmenteasufin.Jimsesentíatanfuriosoqueseencerróensu cuarto todo el día y sólo bajó para comer, ver la televisión y hablar con algunas chicas porteléfono.Yoprocuréevitarlo,buscandorefugioenunsillóndelasalitaparaleerelúltimoejemplardelNewsweekdepapá.

—Menosmalquetodohaterminado—dijomamá,observandoaJim,quesubíaybajabaporlaescalera,taciturno.

—Vamosaapelar—anunciópapádesdesubutaca,mientrasleíaelperiódico—.Conseguiremoslacabezadeesemalditojuez.

—¡Perosiyasehajugadolafinal!—Esoesunacuestióndeprincipios—replicóél.Mamáentróenlasalitayseplantófrenteaél.—¡Peroquécuestióndeprincipios!¡Estamoshablandodefútboldeinstituto!Papáhizocomosihubieraterminadolalecturadeunartículo.Desdedondemeencontraba,vique

habíapasadoalapáginadecómics,quenuncaleía.Comomamánodejabademirarlo,papá,conlavistaclavadaenlasviñetas,dijo:

—Estoestrabajodehombres,Elsie.—Puede que sí—replicómamá—, pero yo, que soymujer, te digo que os estáis buscando la

ruina.—Yaveremos—dijoél,robándolesufrasefavorita.

Aquel año el invierno llegó tarde a Virginia Occidental. Fue un otoño espléndido; las hojasconservaronsucolortostadohastabienentradonoviembreyelcielosepusodeunazulpálidoperomuybonito,comounhuevodepetirrojo.PocoantesdelDíadeAccióndeGracias,nosalcanzóelprimero de los frentes fríos de Canadá y los árboles perdieron bruscamente todas sus hojas yquedaron desnudos. Impulsadas por el viento, las nubes de tormenta se enredaron en las colinaspróximasyyanosefuerondeallí.Apartirdeentoncestodoparecióvolversenegro,marrónygris.

Coalwood recibía cada estación con una rutina propia. La señora Eleanor Marie Dantzler, laesposadelseñorDevoteeDantzler,elgerentedelalmacéndelamina,empezóaprepararsurecitaldepiano,uneventosocialquese repetíacada invierno.Camionesde laempresa ibandecasaencasa

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abasteciéndolasdecajasdecarbón.ElClubdeMujeresmandóhacerunacarrozaparaeldesfiledelDíadelosVeteranosenWelch.En1957,Jimylosotrosjugadoresdelequipodefútbolsepusieronuniforme de marine y simularon izar la bandera en Iwo Jima. En las calles de Welch muchosveteranosrompieronalloraralpasodenuestracarroza.DetrásdeladeCoalwoodibalabandadeBigCreek;yotocabamuyufanoeltamborconotroscincoenlamismahilera.Papá,queestabaenlaacerajuntoamamá,aplaudióarabiarcuandopasólacarrozadeCoalwood.SusojosnoperdierondevistaaJimniporuninstante.Antesdequeyollegara,sepusoahablarconalguienqueteníadetrásynomeviodesfilar.

—Muybien,Sonny—oíexclamaramamásobremisredobles.

EllídersindicaldeCoalwooderaunhombrellamadoJohnDubonnet,compañerodeclasedemispadresenelinstitutoGary.DurantelaSegundaGuerraMundialmuchosminerosdelpueblo,incluidomi padre, fueron eximidos del servicio debido a la gran demanda de carbón originada por lacontienda.ElseñorDubonnetpodríahabersequedadoenVirginiaOccidental,peroprefirióalistarseenelejército.MientraséldesembarcabaenNormandía,mipadreestabainaugurandounapartenuevadelamina,unfilónincreíblementericodecarbón«alto»,asíllamadoporqueeratangruesoqueunhombrepodíaponerseerguidoeneltúnelquequedabaunavezextraídoelmineral.Haciaelfindelaguerra, la mina Coalwood era un pequeño y lucrativo negocio, la envidia de todo el país. FueentoncescuandolaUMWpusofinalmentesusojosen laminadelseñorCarter.LosconflictosqueCoalwoodhabíaevitadodurantemásdemediosigloempezaronbruscamente.AlresistirseelseñorCarteralosintentossindicalesdeorganización,elsindicatoconvocóunahuelga.Comorepresalia,elseñor Carter impuso un cierre forzoso. Hubo algunos altercadosmenores cerca del volcadero, ycorrieronrumoresdetiroteosenlashondonadas.Paracalmarlascosas,elpresidenteTrumanenvióefectivosdelaArmadaareabrirlamina.Trasseismesesdeocupaciónmilitar,elseñorCartersevioobligadoafirmarunconvenioconelsindicato,ypocodespuésvendiólamina.ElCapitánymipadresiguierontrabajandoenCoalwood.

La década siguiente se caracterizó por una precaria paz entre mineros y patronos, sólointerrumpidaporhuelgasaisladasquesolíanresolverseenpocotiempo.LaminaCoalwooderacadavezmásrica.CuandosejubilóelCapitán,mipadreasumiósupuestodesuperintendentedelaminaainstancias de aquel. Como papá no había pasado de la enseñanza secundaria, mucha gente deCoalwood (y el sindicato y la acería que era dueña de todo) pensaron que mi padre no estabacualificado.Afuerzademuchotrabajoyunadedicaciónabsoluta,poniendoenjuegohastalaúltimadesuspartículasdeenergíae inteligencia,él sedispusoademostrarqueseequivocaban.TambiénperpetuólavisiónquedelpueblohabíatenidoelCapitán,inclusomuchodespuésdequecasitodoelmundolohubieraolvidado.

En1957casitodoslosantiguoslíderessindicalessehabíanretiradotambiényunanuevaremesaestabaimpacientepordemostrarsuvalía.EntreellosfigurabaelseñorDubonnet,quienrápidamenteseerigióenjefedelaUMWAlocal.Aunquenadiesepercatóhastaquefuedemasiadotarde,teneralseñorDubonnetyamipadreenbandoscontrariossignificabaconflictoseguro.

Talcomomamáhabíapronosticado,undíadecomienzosdeinviernopapáseplantódelantedel

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volcaderoygritólosnombresdequienesestabandespedidos.Larecesiónempezabaaafectaratodoelpaís,lospedidosdeaceroibanalabaja,yCoalwoodproducíamáscarbóndelquenecesitabalaacería.Veinticincominerosfuerondespedidosdelaempresa,locualimplicabaqueperdíanelcréditoen los economatosyquedejabande ser ciudadanosdeCoalwood.Losminerosdespedidosdebíanabandonarsusviviendasenelplazodedossemanas.AlgunossemudaronsolapadamentemásalládeSnake Root y levantaron chozas junto al límite del bosque, en la esperanza de que algún día lescontratarandenuevo.Mipadrerecibióórdenesdelaaceríadedesmantelarlaschozas,peronollegóa hacerlo. Por Acción de Gracias y Navidad la iglesia organizó colectas para aquellas familias.Recuerdo que fue la primera vez que oí decir que algún niño de Coalwood iba al colegio malalimentadoofaltoderopa.

Elsindicato local,quenosabíaquéotracosahaceral respecto,amenazócon ira lahuelga.ElseñorDubonnetsepresentóennuestracasaunatarde.

—¡Hola, John, adelante!—exclamó mamá al abrir la puerta, complacida de verlo. Yo estabaestiradoen laalfombrade la salita leyendoTheVoyageof theSpaceEagle deA.E. vanVogt, quehabíaescritomuchosobreelcoheteenqueviajabansushéroesperonadasobresufuncionamiento.Mellevéunagrandesilusión.

—Elsie.—El señor Dubonnet saludó con rostro severo al tiempo que se despojaba del casconegro—.¿EstáHomerencasa?—lepreguntósinmoversedelporche.

Papáhabíaidoalacocina,seguramenteenbuscadeunamanzana.Despuésdequeleextirparaneltumor,elmédicolehabíarecetadotantasmanzanascomofueracapazdecomer,ypapáengullíaunagrancantidaddeellas.

—Siquiereshablarconmigo,Dubonnet—dijopapá,yaenlapuerta—,venavermealdespacho.—Sutonofuemásmezquinoquenunca.

—¡Peroquétepasa,Homer!—exclamómamá—.Entra,John,porfavor.ElseñorDubonnetnosemovió.—Notepreocupes,Elsie.Homer,¿puedessalirunmomento?Tendríamosquehablarantesdeque

mevayaalareunióndelsindicato.Papáfruncióelentrecejo,perofinalmentesalió,cerrandolacontrapuertatrasél.Nopudeoírlo

quehablabaconelseñorDubonnet,peromelevantéparairalrecibidoryverlosdesdeallí.Mamámedirigió unamirada desaprobadora y yo volví a la salita y me situé de forma que pudiera seguirviendoloquepasaba.Recordéquemamá,papáyelseñorDubonnetveníandeGary.RecordétambiénqueelseñorDubonnethabíasidoelencargadodedecirlaoracióndedespedidadesuclase,ademásdeundestacadojugadordefútbol.Nadielohabíadichoexplícitamente,perocreoquehabíallegadoasalir conmamá unas cuantas veces. Al cabo de un rato, papá abrió la contrapuerta para volver aentrar.

—La empresa te ha dado un buen trabajo —estaba diciendo—, una casa y una vida decente,Dubonnet,ytúloúnicoquequieresesacabarconlamina.

—Esedespidonosehahechodeacuerdoconlascondicionesdenuestroconvenio—dijoelseñorDubonnet,conbastanterazón—.Yalosabes,Homer.

Papáapoyólamanoenelpomodelapuerta.—Laempresahahecholoqueteníaquehacer.

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—Nunca entenderé cómo te han convertido en un hombre tan condescendiente—dijo el señorDubonnet.Suvozsonóásperayamarga.

—¡EsmejorqueandarencompañíadeesosrojosdeJohnL.Lewis!—leespetópapá.ElseñorDubonnetmeneólacabeza.—Tuproblema,Homer,esquenosabesquiénessontusverdaderosamigos.Cuandolaempresa

tengaproblemas,teecharácomoaunaratamuerta.Papávolvióasaliralporche.—Ytuproblema,Dubonnet,esquenuncapudistetragarelqueyoocuparaelpuestodelCapitán.

—Papásedisponíaaañadiralgo,perounaccesodetosseloimpidió.—Eso,Homer—semofóDubonnet—, echa los pulmones por la boca. Puede que seas el jefe,

perotosescomounminerodelmontón.—¡Bastaya!—gritómamá.—Túnotemetas—resollópapá,tratandoderespirar.—Míralo—dijoel señorDubonnetamimadre—.¿Túcreesquea laempresa le importan sus

pulmonesolosdecualquieradenosotros?¡Unamierda!EstoesloqueelCapitánconsiguióconsusminadorescontinuos.

Papásacudiólacabezaenbuscadeaire.—Deja en paz al Capitán—jadeó—. Fue un gran hombre. Lo que pasa es que tengo alergia,

simplemente.Miratupadre,oelmío.Trabajarontodalavidaenlaminayjamástuvieronproblemasrespiratorios.

—Nuestrospadressacabancarbónapicoypala,Homer—dijoelseñorDubonnet,sosegadodenuevo—.Losminadores continuos pulverizan la piedra y el aire se llenade carbonilla.En cuantosolucionemosesteasuntodelosdespidos,eslapróximacosadelaquequierohablarcontigo.Hayquebuscarlamaneradeprotegeraloshombresdelpolvodecarbón.

—Teagradeceréquesalgasdemiporche—dijopapá.—Talvezsealomejor,John—intervinomamáenvozbaja,poniendounamanoenelbrazode

papá.Estesezafó.ElseñorDubonnetsecubriódenuevoconelcasco.—Eresunabuenamujer,Elsie.Siemprehepensadoquemerecíasalgomejor.—Diomediavuelta

ycruzólacalleendirecciónalagasolinera.Papávolvióaentrarysederrumbóensubutaca.—Malditosindicalistademierda—masculló—.Secreeaúnqueesungranjugadordefútbol.Yo

tambiénhabríajugado,peroteníaquetrabajar,cadadíaibaarecogercarbónalvolcaderodespuésdelaescuela.

—Yalosé,Homer.—Mamálomirabadesdeelvestíbulo.Sutonogentilmesorprendió.Apapáletemblabanlasmanoscuandocogióelperiódico.—Eresunabuenamujer,Elsie—dijo.—Esotambiénlosé,Homer—repusoella.—Podríashaberelegidoacualquiera.—Yesohice.—Mamámemiró,yeneseinstantepareciórecordarqueyoestabaenlasalita—.

Subeatuhabitación—meordenó—.¡Aestudiar!

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Asentí con la cabeza y subí por las escaleras de dos en dos. Al mirar por la ventana vi unacolumna de coches que entraba en la gasolinera. El señorDubonnet subió a uno de ellos y luegotodosenfilaronMainStreet.Imaginéqueibanallocaldelsindicato.

Poco antes del Día de Acción de Gracias, el médico le indicó a papá que se hiciera unaradiografía.Alnegarsemipadre,eldoctorfueahablarconelseñorVanDyke,elúnicohombredelpueblo que podía decirle a papá lo que tenía que hacer. El señorVanDyke era el superintendentegeneraldelamina,unhombrecortésdepeloblancoquehabíasidoenviadoporlaaceríaparavigilarsuspropiedades.Papá,queeramuylealalaempresa,notuvootrasalidaqueacatarlasórdenesdelseñorVanDykeydirigirsealaclínicaSteven’senWelch.Cuandovolvióacasa,yoestabaleyendoenmihabitación.

—Unamancha—oíqueledecíaamamá—.Deltamañodeunamonedadediezcentavos.—¡Oh,no,Homer!—exclamóellaconuntonodepreocupaciónquejamáslehabíaoído—.¿Qué

piensashacer?—Nopiensohacernada—contestóél—.¿Porquémemirasasí?Notepreocupes,mujer.Telo

digoporquedetodosmodosteibasaenterar.Laúnicamaneradeguardarunsecretoenestepuebloesarrancarlascercasdetodoslospatiostraseros.

PapáfueasentarsealasalitayabrióelWelchDailyNews.Mamálevantólosojosymevio.Conelceñofruncido,entródenuevoenlacocinaysepusoaremovercacharros.Volvíamicuartoymequedémirandoalvacío,presadeunciertopánico.LlevabaenCoalwoodel tiemposuficienteparasaberquelosminerosconmanchasenlospulmonesnopodíanseguirenlamina.NoerararoverlossentadosduranteeldíaenlosescalonesdelBigStoreodelaoficinadeCorreos,escupiendosalivanegraensilencio.Poralgunarazón,siseveíanobligadosadejarlaminaporculpadelospulmones,se lespermitíapermanecer enCoalwoodmientraspudieranpagarel alquiler.Peroyonuncahabíaimaginadoque esa enfermedad tan comúnpudiera afectar ami padre.Creía que él era demasiadofuerteparaqueleocurriera.Teníaunamanchaenlospulmonesdeltamañodeunamonedadediezcentavos. Quizá Roy Lee pudiese explicarme hasta qué punto era eso grave. Su hermano mayortrabajaba cerca del tajo, donde más denso era el polvo de carbón. Sí, le preguntaría a Roy Lee.Seguroqueéllosabía.

En diciembre de 1957 Estados Unidos hizo su primer intento de poner en órbita un satéliteespacial con su Vanguard. Al día siguiente vi el resultado por televisión. El Vanguard consiguióelevarsemenosdeunmetrodelaplataforma,perdióimpulsoyexplotó.Segúnlaprensa,todoelpaísestabaconmocionado.Yotambiénloestaba.Enlatelevisiónalgunoscomentaristassepreguntabansilacivilizaciónoccidentalnoestaríadandolosúltimoscoletazos,superadaporlasuperiortecnologíade los rusos.Me habría preocupadomás el fracaso delVanguard de no haber tenido también yoproblemasconmicohete.Afindecuentas,elVanguardhabíasubidocasiunmetromásqueelmío.En ese proyecto trabajaba mucha gente inteligente, y supuse que tarde o temprano darían con elorigen del fallo. En cambio yo estaba solo. Por esa razón decidí que,me gustara o no, tenía quehablarconQuentin.

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5-Quentin

Quentin era el hazmerreír de la clase. Empleaba muchas palabras pomposas que a menudopronunciabaenunacento seudoinglés,y siempre ibaconunavieja carteradepielgastada, llenaarebosar de libros y sabe Dios qué más. Cuando los demás jugábamos a la pelota o hacíamosejerciciosgimnásticos,Quentinsiempreteníaalgunaexcusaparanoparticipar—untobillotorcido,dolor de cabeza, cosas así— y se sentaba en las gradas a leer un libro. Mientras todosintercambiábamoschismesyhablábamosdetonteríasenelsalóndeactosyalahoradelalmuerzo,Quentinpermanecíaasolas.Queyosupiera,noteníaamigos.

Aunquetodoelmundo,incluidoyo,seburlabadeél,nomecabíadudadequeQuentineraunaespecie de genio. Podía explayarse en clase sobre cualquier tema hasta que el profesor tenía quepedirlequesecallara,ysialgunavezsacómenosdediezenunexamen,yonomeenteré.

Yo pensaba que si alguien podía saber cómo se construía un cohete, ese era Quentin. Al díasiguiente,antesdeentrarenclase,mesentéasuladoenelsalóndeactos.Élsesobresaltóymedijoconsuspicacia:

—Nodejoquenadiemecopielosdeberes.—Noquierocopiartusdeberes—repliqué,aunquedebuenaganahabríaaceptadolosdeálgebra

—.¿Sabesalgodecohetes?Una pequeña sonrisa afloró en su cara. Quentin no era feo para ser un genio. Tenía la cara

estrecha,lanarizafilada,losojosdeunazulintenso,elpelomuynegroyaplastadoconmediofrascodebrillantina.

—Meextrañabaqueaúnnomehubierashechoesapregunta.Meheenteradodelodetucohete.Explotó, ¿verdad? ¿Cómo se te ocurrió que podrías construir uno, si ni siquiera sabes resolverecuaciones?

—Voymejorando—murmuré.MeparecíaasombrosoqueinclusoQuentinestuvieraalcorrientedemiproyecto.

—Una de mis hermanas pequeñas sabe hacer ecuaciones—me dijo—. Le enseñé yo. Es muysencillo.

Enmenosdeunminutoyahabíaconseguidoirritarmedeveras.—¿Yquésabesdecohetes?—insistí.—Losétodo.Lohabíadichocondemasiadafacilidad.—Aver,cuenta—lepedípococonvencido.Quentinlevantóunodesushuesudoshombros.—¿Yquésacoyo?—¿Quéesloquequieres?—Ayudarteafabricarelpróximocohete.Aquellomesorprendió.—Sitantosabes,¿porquénoconstruyesunoportimismo?—pregunté.—Hace tiempoquevengopensando en ello, por si te interesa saberlo.Perodesgraciadamente,

razonesde tipoprácticomehan impedidopasara laacción.Hace faltaunequipopara fabricarun

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cohete,ymateriales.Teheobservadoycreoquetienescierta…capacidaddelíderqueamímefalta.—Memirófijamente.Sumiradaeraintensa,comosisusojospudierandespedirrayos—.Losotroste seguirán. Y además puedes conseguir todos los materiales necesarios porque eres hijo delsuperintendentedelaminaCoalwood.

Susojosderayolásercasimehicieronapartarlavista.—¿Cuálestuobjetivo?—pregunté.—¡Ja! —exclamó—. ¡El mismo que el tuyo! Si aprendo a construir un cohete, tendré más

oportunidadesparairaCaboCañaveral.—Peroantestendrásquepasarporlauniversidad—lerecordé.—Piensohacerlo—repusoconfirmeza—,peronomevendrámaltenerunpocodeexperiencia

en la construcción de cohetes. —Me tendió la mano—. ¿Qué dices? ¿Quieres formar equipoconmigo?

Aunque era lamejor oferta que recibía desde que había iniciadomi carrera de constructor decohetes, todavía no lo veía claro.Yo no teníamuy buena fama enBigCreek, pero, con todo, eramejorque ladeQuentin.Alverquenorespondíaasugesto,meagarró lamanoy lasacudióconfuerza.Yolaretiréatodaprisaymirérápidamentealrededor.Sialgunolohabíavisto,loschicosdelequipodefútbolmeacusaríandehaberledadolamanoaQuentin.

—Bueno,¿quées loquesabes?—inquirí, sonrojándomeante lavergüenzapotencialquepodíadepararmelaaventura.

—Calma, muchacho —dijo él—. Todo quedará perfectamente claro. —Se echó hacia atrás,inspiróhondoysepusoahablarcomosiestuvieraleyendounlibro—.Sedicequefueronloschinosquienes inventaron lacohetería.Yaenel sigloXIII, enEuropayOrienteMedio sehablabadeunas«flechas chinas». Los británicos utilizaron cohetes a bordo de sus barcos durante las guerrasnapoleónicas y en la guerra de 1812.De ahí proviene la frase «el rojo fulgor del cohete» que semencionaennuestrohimnonacional.LuegovinieronelrusoTsiolkovski,elamericanoGoddardy,porsupuesto,VonBraun.Todosellosaportaronsuspropiasexperiencias.Tsiolkovskifueunteórico,Goddardaplicóprincipiosdeingenieríay…

—Esainformaciónnomeinteresa—lointerrumpí—.Loquequierosaberescómofuncionauncohete.

Quentinladeólacabeza.—Perosiesdelomáselemental.LaterceraleydeNewton.Todaaccióntieneunareacciónigual

ycontraria.AmímesonabaNewtondealgunaclasedeciencias,peronoteníaniideadesusleyes.—¿Cómolosabes?—Loheleídoenalgunaparte.—¿Dóndeexactamente?Quentinfruncióelentrecejo,molestopormiintentodecortarsudisertación.—Supongoqueenun librode física—respondiómuyserio—.Norecuerdocuál.Cadasábado

hagoautostophastaWelchpara leerunpocoen labibliotecadelcondado.Sueloescoger librosalazar.

ComprendíqueconQuentinseríanecesarioconcretarmás.

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—¿Quéclasedecombustibleutilizauncohete?—Loschinosusabanpólvoranegra.—¿Pólvoranegra?Memiródetenidamente,comosiquisierasabersileestabatomandoelpelo.—Pólvoranegra,sí.Contienenitratopotásico,oseasalitre,carbónvegetalyazufre.¿Salitre?Quentinsuspiróypasóaexplicarmesuspropiedades.Eraunoxidanteque,combinado

conotrassustanciasquímicas,producíacalorygas,necesariosparahacervolaruncohete.—TambiénpuededejarteK.O.aquíabajo—concluyó,señalándoselaentrepierna.—¿Quéquieresdecir?—Aloshombreslosdeja…,bueno,yasabes.—¿Qué?Quentinseruborizó.—Sí,hombre.—Levantóundedocurvado—.Yasabes.—¿Enserio?—Esodecíaellibro.Penséqueeramejorvolveraloscohetes.—¿Dóndepuedocomprarpólvoranegra?—Queyosepa,nosepuedecomprar—respondió—.Esprecisofabricarla.Loquenecesitamoses

salitre,azufreycarbónvegetal.¿Túpuedesconseguireso?Noestabaseguro,peronoqueríaqueéllosupiera.—Mepondréaelloenseguida.Quentin sonrió ampliamente y de pronto empezó a hablar por los codos, como si yo fuera su

mejoramigo.Abriósucarteraymeenseñótodosloslibrosquellevabadentro,lamayorpartedeloscualeserandecienciasengeneral.PerohabíatambiénunanovelatituladaTrópicodeCáncer.

—¿Quieressaberalgosobrechicas?Puesesteesellibro—dijomaliciosamente.—Nomehacefalta.—Esoesloquetúcrees—dijo,tocandoellibro.Cuando sonó el timbre y nos pusimos de pie, reparé por primera vez en la raída camisa de

Quentin con sus coderas casi transparentes, en los remendados pantalones de algodón y en susgastadoszapatos.

QuentinnoeradeCoalwood,sinoqueveníadeBartley,unodelospueblosquemimadrehabíacitadoaquellanoche.EnlaminaBartleylashuelgasylosdespidosestabanalaordendeldía;enlosúltimosaños,muchasfamiliasdeallísehabíanquedadoenlamiseria.ElpadredeQuentindebíadehaberperdidosuempleo.En1957eradifícilmorirdehambreen lazonameridionaldelestadosiunonoteníadinero.Siemprehabíapanyquesoqueproporcionabaelgobierno,peropocacosamás.

RoyLeemeparóenelvestíbulo.—¿DequéhablabasconesetontodeQuentin?Oye,¿yledistelamanoomelohaparecido?YoestabalobastantecabreadoconRoyLeecomoparanoresponder,peroentoncespenséquele

molestaríamásdiciendolaverdad.—Vamosaconstruiruncohete,élyyo.Pasóungrupodealumnos,entreellosDorothyPlunk.—Hola Sonny, hola Roy Lee—dijo con voz angelical. Yo abrí la boca pero no pude emitir

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sonidoalguno.RoyLeemeneólacabezayseapoyócontralastaquillas.—Pero¿esquequierescerrartetodaslaspuertasynotenernuncaunpocodevidasocial?—dijo

—.SiDorothyPlunkosveatiyaQuentinjuntos,seacabólahistoria.Miréhaciadondeella estaba, tratandodeno fijarmeen sus lindasnalgas,que semecíandeun

ladoaotrocaminodelvestíbulo.—Detodosmodos,aDorothynoleimportónada—dije,sinaliento.RoyLeenointentódisimularloqueestabamirando.NoperdiódevistaaDorothyhastaqueella

llegóalfondo.Lanzóunsilbidoyluegomemiró.—Tienesbuengusto,Sonny.¿Porquénolainvitasasalir?Unacitadobleconmigoelpróximo

findesemana.AparcaremosjuntoalventiladordeCaretta.—Mediríaqueno.RoyLeemeneódenuevosucabeza,comosiyofuerasucruzenestavida.—Veoquetendréquehacerloyo.—¡Niseteocurra!—bramé.RoyLeeenarcólascejasymedirigióunasonrisatorvayclaramentelasciva.—Soymuycapaz.RoyLeemeteníaacorralado.SilepedíaaDorothyparasaliryellaaccedía,yonoestabaseguro

de que fuera capaz de soportarlo, a sabiendas de lo queRoyLee intentaría con ella. ¿Y si ella lohacía…oélasegurabaquelohacía?Mividaquedaríaarruinadaparasiempre.Noteníaalternativa.Corrí por el pasillo hasta que alcancé a Dorothy, que estaba entrando en el aula de biología conEmilySue.

—Sientoquememarearaeldíadelgusano—sedisculpóelladeinmediato.—Dorothy—dijeyo,conelcorazóngolpeándomeenelpecho—,¿quieres irconmigoalbaile

estesábadoporlanoche?¿YconRoyLee?Quierodecirensucoche.Bueno…Dorothymemiróconsusojazos.—¡Esqueyatengoplan!Lasangresemefuedirectaalospies.—Oh…—Perosiquieresveniramicasaeldomingoporlatarde—ronroneó—.Meencantaríaestudiar

biologíacontigo.¡Asucasa!—Allíestaré—repuse—.¿Quéhedetraer?Quierodecir…—Sólotú,tontín.—Memiródearribaabajo,ycasicreíquelegustabaloqueestabaviendo—.Lo

pasaremosmuybien—concluyó.EmilySuelohabíaobservadotodo.—Tencuidadoconeste,Dorothy—dijo.—¿Aquéterefieres?—lepreguntóella.Sepusieronahablarcomosiyonoestuvieradelante.—Sonnyessimpático—dijoEmilySueconcisa.—¡Yyotambién!—replicóDorothy,yentróenclase.RoyLee,quehabíaestadorondandoporallí,seaproximóaEmilySue.

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—¿Túquéopinas?—dijo.Tambiénhablabancomosiyonoestuvieraallí.—Espeligroso—ledijoEmilySue—,peronofatal.Durante la clase, no pude evitar lanzar miradas furtivas a la mesa de Dorothy mientras ella

dibujaba unos intestinos de rana. Cuando estaba concentrada tenía la encantadora costumbre deasomarlarosadapuntadelalenguaporentresuslabioscarnosos.Lucíaunablusablancayunacintaazul enel cuello,que ledabaunaspectomuy inocente,peroelmodoenque lablusaabultabamecolmó de pensamientos obscenos. Dorothy me pilló mirando y me dedicó una sonrisa recatadamientrasyoenrojecíadegolpe.Nomecabía en la cabezaqueuna solapersonapudiera reunir talgradodeperfección.Luegomedeprimíunpoco.SiDorothyteníaplanparaelsábadoporlanoche,abuenseguroquenoconsistiríaenayudarasumadreahornearunatarta.

EnmuchospueblosdelsurdeVirginiaOccidentalexistíaunareddeeconomatos.Solíanvenderacréditoyapreciosexcesivos.Siunmineroacumulabademasiadasdeudasenunodeloseconomatos,la empresa dejaba de pagarle el sueldo en dólares para hacerlo en forma de vales que sólo eranválidosenesoscomercios.Setratabadeunmétodoinsidioso.Afinalesdelosañoscincuentafuemuypopularentodoelpaís,einclusofueradeél,lacancióndeTennesseeErnieFordSixteenTons,quetratabadeunmineroqueinclusodebíaelalmaaleconomato.AsílesocurríaamuchosminerosdeVirginiaOccidental.

ElCapitán,dentrodesuprogramadereformasocial,aboliólospeoresaspectosdeestesistemacorporativo.Hizoveniraunadministradorconestudiossuperiores—elseñorDevoteeDantzler,uncaballerodeMisisipi—paraqueseocupasedequelospreciosfuesenjustosynoseestafasea losmineros. ElCapitán determinó que podía venderse a crédito, si era necesario, pero que había quellevar al día los libros de contabilidad. Ningún minero podía acumular deudas excesivas. EnCoalwood los vales se emitían con moderación. Para comodidad de la población local, seconstruyeron pequeños comercios. Bajo la égida del señor Dantzler, el Big Store se convirtió enfuentedecohesiónyen importante lugarde tertulia.Enélhabíaunpocode todo:botasdepunteradura,cinturonesdecueroparaherramientas,cascos,monosdetrabajoylasescudillascilíndricasquelos mineros usaban para el almuerzo; ropa para toda la familia, hortalizas y paraguas; neveras,cochecitos para niños, radios y televisores con instalación gratuita del sistema por cable de laempresa;pianos, guitarras, tocadiscosy tambiénuna seccióndediscos.Habíauna farmaciadondeunopodía irabuscar recetasyunaampliavariedaddemedicamentos,yunabarradondesepodíatomargaseosaybatidosde leche tan espesosque la cuchara se sosteníavertical.Había accesoriospara coche; leña, palas, picos, rastrillos y semillas para los pequeños huertos que los minerosarañaban en las laderas. Incluso había un pequeño surtido de ataúdes, ocultos en un cuarto de latrastienda.Eratécnicamenteilegalenterraranadieenpropiedaddelaempresa,perolagentedecolorteníasupropiocementerioenalgúnpuntodeSnakeRootHollow.Tantomipadrecomolaempresahacíanlavistagorda.

ElBigStoreteníaprácticamentetodoloqueunopodíanecesitarenCoalwood,pero¿venderíancombustible para cohetes?Conmi caja de puros llena de vales y dólares queme quedaban demi

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difuntonegocioderepartidor,acudíaJunior,elhombrequeatendíaelmostradordelatienda.Junioreraunhombrecilloorondoconcaradequerubínymáslistoqueelhambre.Todoelpuebloloquería.Cuando Junior repartía artículos pesados con el camión de la tienda, por ejemplo frigoríficos, entodas las casas lo invitabanaentrar, apesardequeeranegro.Las señoras loadoraban,por reglageneral, y algunas hasta lo sobaban un poco. Junior raramente se iba de una casa tras hacer unaentregasinhabertomadounpocodetéocaféyuntrozodetarta.Unavezlovienlacocinademicasa,admirandoelmuraldemamá.SedecíaqueJuniorhabíaidoalauniversidad,loqueloponíapordelanteinclusodemipadre.Junioroyóloquelepedíayladeólacabezacomosireflexionara.

—¿Salitre?—dijoconsuvozcascada—.¿Temandantuspadresaporeso?—Es para mí—dije con sinceridad—. Se trata de un proyecto científico. También necesitaré

azufreycarbónvegetal.Juniorseajustósusgafasdemonturametálicaypareciócalcularalgomentalmente.Luegofuea

la trastiendayvolvióconuna latadeazufre,otrade salitreyunsacodecincokilosdecarbóndecocina.

—Mira,chico—dijo—.Todoestopuedemandartealotromundo,nosésimeexplico.—Sí,señor—murmuré,ypaguéconvales.Carguémistesorosenlabicicletayvolvíacasa.Al

cruzarmeconunosminerosqueibanandandoaltrabajo,elseñorDubonnetmehizoparar.—Mehandichoquevasafabricarotrocohete.—Sí,señor.EstoypensandoeniraCaboCañaveralycolaborarconWernhervonBraun.Parecióentusiasmarseconlanoticia.—Esoestámuybien—dijo—.Eresdemasiadolistoparaquedarteaquí.Derepentelosvagonesquepasabanpornuestroladoempezaronadarsedetopetazosantesdeser

arrastrados hacia el volcadero. El ruido era como de cien accidentes de coche simultáneos peronadie,nisiquierayo,semolestóenmirarenesadirección.Estábamosacostumbradosalruido.

—Usted también es listo, señor Dubonnet —dije, tratando de adivinar el motivo por el cualúltimamente todo el mundo quería echarme del pueblo—. ¿Por qué volvió a Virginia Occidentaldespuésdelaguerra,siestoestátanmal?

ElseñorDubonnetsoltóunascarcajadasquemeresultaronmuyagradablesaloído.—Mehaspillado,Sonny.—Echóaandar,yyoasuladoempujandolabicicleta—.Supongoque

estasmontañas,lasminas,lagente,setemetenenlasangre—dijo—.CuandovolvídeultramarsólopensabaenregresaraMcDowell.Misitioestáaquí.

Eseeraelquiddelacuestión;habíadadoenelclavodeloqueyomepreguntabadesdeelsermónquemehabíasoltadomamá.

—¿Ycómosabequemisitionoestáaquí?—pregunté.El señor Dubonnet enarcó las cejas como si yo hubiera dicho la cosa más sorprendente del

mundo.CreoquemiignoranciaeramotivodeconstantesorpresaparalagentedeCoalwood.—Túeresdeaquí,porsupuesto—respondió—.Cadacualperteneceal lugardondehacrecido.

Nopuedesserdeningunaotraparte.Losvagonesvacíoschirriaroncuandolalocomotora,unkilómetromásabajo,empezóatirarde

elloshaciaelvolcadero.Gritéparahacermeoír.—¡Entoncesnoentiendoporquéhabríadeirme!

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ElseñorDubonnetsedetuvomientraslosotrosminerosnosadelantabancaminandopesadamente,cercayadelahoradelcambiodeturno.

—¿Que no lo entiendes?—me chilló—.Dentro de unos años todo esto desaparecerá como sinuncahubieraexistido.—Losvagonesempezaronaavanzaryelruidoseconvirtióenunretumbograveyprolongado—.Nisiquieraelsindicatopuedehacerquelatierrasigadandocarbón.

Aunsabiendoquenodebíadecirnadasobremipadre,habidacuentadeladiscusiónquehabíanmantenido,nopuderesistirlasganasdepreguntar:

—¿Mipadrelosabe?ElseñorDubonnettorcióelgesto.—Sí,perohacecomosinolosupiera.—¿Porqué?—Mira,esotendríasquepreguntárseloaél—respondióelseñorDubonnetconlaexpresiónmás

duraqueelgranito—.Suerteconloscohetes,Sonny.Sesumóalafilaydesaparecióalospocosinstantes,uncasconegroenunríodecascosnegros,

todoscuestaarribahaciaelvolcadero.Mirévalleabajo,endirecciónalascasas.Lasmujeresestabanenlosporchesdelanterosconsusbayetasycubos,librandosuinterminablebatallacontraelpolvodecarbón.Losvagones siguieronpasandohastaqueporúltimoaparecióunagran locomotoranegraquedespedíaenormesbocanadasdehumoblanco.Elmaquinistamesaludóconlamanoalpasar.Yorespondídistraídamentealsaludo.Nolograbaimaginarquetantaactividadpudieraterminaralgunavez.Quizápapáyyotuviéramosunmismopuntodébil.

En el sótano, al lado de la lavadora, había una encimera grande y una pila bastante honda.Yohabíadecididoconvertir aquel lugarenmi laboratorio.Acababadedejar lascosasen laencimeracuandoseabriólapuertadearriba.

—Sonny—llamómamá,y cuandohube respondido, añadió—:Recuerda loque te advertí.Tencuidado,novayasasaltarporlosaires.

El sábado Quentin vino a casa en autostop y yo se lo presenté a mi madre. Por la forma deinclinarsehaciadelante supequehabía aprendidoesegestode laspelículasdeErrolFlynn.Mamáquedótanimpresionadaporlareverenciaquesellevólamanoalabocacomounachicavergonzosa.Aunqueellararamentepreparabapastelitos,alpocoratopercibíelaromaquellegabadelacocina.Cuandobajóporlaescaleradelsótanoconlospastelitosydosvasosdeleche,elplatoqueentregóaQuentinestabatanllenocomoelmío.

—Sonestupendos.Sindudasonlospastelitosmásdeliciososqueheprobadoentodamivida—ledijoQuentintrasdarunmordisco.Amamálehizomuchagracia.Preguntóquémáspodíahacerpornosotros.

—Nada,mamá—respondí.Sóloqueríaquesefueseparaponernosmanosalaobra.Ellanoparecíatenerprisa.—Sinecesitáisalgo,llamadme.—Deacuerdo,mamá.Hastaluego,mamá.Unavezasolas,Quentinsiguiócomiendomientrasyomeimpacientaba.Porfinbebióunpoco

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másdeleche,sesecólabocaconlamangayagarrólabolsadesalitre.Miróensuinterior.—Parecebueno—dijo.Mepreguntécómopodíasaberlo.MientrasDandyyPoteetnosobservaban furtivamente, acurrucadoscercadelhornodecarbón,

Quentinyyopreparamosenprimer lugarvariosmontoncitosde loquesuponíamosseríapólvoranegra, y a modo de ensayo abrimos la parrilla y echamos una cucharada de cada montón en elcalentadordeaguaquehabíajuntoalalavadora.Losingredientessisearonunpocoenelfuego,peroesonofuesuficienteparaquelosperrospensaranqueeramejormarcharse.Abrílapuertadelsótanoyloseché.

—¿Quéopinas?—dije.Quentinseencogiódehombros.Ningunodelosdossabíacómodebíaarderelcombustiblepara

cohetes.Resolvimos probar dos de nuestrasmejoresmezclas en artilugios que confiábamos semejasen

cohetes.Bajoelporchetraserohabíaunostubosdealuminiodedosotrescentímetrosdediámetro.Papáloshabíatraídodelaminaparahacerunpedestalparaloscomederosdemamá.Melosapropié,conscientedequeélnuncasedecidiríaaconstruirelpedestal.Serrédostrozosdetreintacentímetros.Quentin los bautizó como «bastidores». Fijamos en uno de los extremos un trozo de mango deescobayluegorellenamoseltuboconlapólvora,doblandohaciadentroelotroextremomedianteunas tenazas, para formar un estrechamiento que, según el dibujo de la revista Life, se llamaba«tobera»delcohete.Elresultadofueobviamentetosco,perosólosetratabadeunaprueba.Pegamosunasaletastriangularesdecartónconcoladeaeromodelismo.Sabíamosquelasaletasseguramentearderían,peroalmenosnuestroscohetestendríanalgoenqueapoyarse.

—Hemosdevercómosecomportalapólvorabajopresión—señalóQuentin—.Seacualseaelresultado,nosserviráparaintroducirmodificaciones.

Me iba acostumbrando a la manera de hablar de Quentin. Él quería decir que teníamos queempezarporalgo,tuvieraéxitoono,yavanzarapartirdelaexperiencia.Teniendoencuentatodoslos cohetes que habían explotado enCaboCañaveral,me pareció que esa debía de ser también laformaenquetrabajabanWernhervonBraunylosdemáscientíficosdelprograma.SinQuentin,yotalvezhubiesetenidodemasiadomiedodefracasaranteDiosyloshombres.Conél,pasaraloquepasase, me sentía más «científico». El fracaso, después de todo, no hacía sino aumentar nuestrocampodeconocimientos.EsoeracosechadeQuentin.Campodeconocimientos.Amímegustó laideadequeestuviéramoshaciendoeso.

Unavezsecaslasaletas,decidíqueprobaríamosnuestrosartefactosdetrásdemicasa,cercadelarroyo.Penséqueanadieleimportaríasiquemábamosalgoenesazona.Paramisorpresa,RoyLeesepresentóencasadiciendoquepasabacasualmenteporallí.YocreoquehabíaestadorondandoalaesperadequeQuentinyyosaliéramos.

Elprimercohetedespidióunhumoamarillentoyfétidoyluegocayó,conlasaletasderretidas.—Maravilloso—murmuróRoyLee, tapándose lanariz.Quentin anotóenun trozodepapel el

resultadodelaprueba.Elsegundocoheteexplotó.Unbuenpedazodemetrallarebotóconunruidometálicoenelvagón

abandonadotraselquenosescondíamos.Quedamoscubiertosporunanubedehumopringoso.Papásalióalporchedeatrásychilló:

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—¡Sonny!¡Venaquíahoramismo!Obedientes, seguimos la dirección del humoy llegamos a donde estaba papá al tiempo que lo

hacíaaquel.Papáarrugólanariz.—¿Notedijequenovolvierasahacerlo?Notuveocasióndecontestar.Mamásalióalporche:—Homer,teléfono.—Nosmiróconunasonrisamientrasapartabaelhumoconlamano.Papá fue a atender la llamada y luego volvió a salir.Hizo caso omiso deQuentin yRoyLee,

pendientesólodemipersona.—Encuantocuelgoelteléfono,vuelvenallamar.Lagentesequejadelhumoydelapestilencia.

Estosevaaacabar.¿Mehasentendido?Mamáloarreglóasumanera.—Detrásdelacasano,cariño.Hasdebuscarunsitiomejor.Papásevolvióhaciaella.—¡Sisiguenasíestepueblovaasaltarporlosaires!Ellanosmirósindejardesonreír.—Novaisaquemarestepueblotanpreciosoyagradable,¿verdad,chicos?—¡No,señora!—dijimosalunísono.—¿Loves?Papámeneólacabezayentróen lacasa.Ella losiguió,dejándonosasolasparacontemplar lo

que,afindecuentas,habíanresultadodosmalolientesfracasos.Quentinterminósusnotas.—Elprimeroerademasiadodébil,yelsegundo,demasiadopotente—dijo—.Ahorasabemosqué

terrenopisamos.Yestoesbueno,muybueno.Enlaotraorillasehabíancongregadounoschiquillossuciosymocosos.—¡Eh,vosotros!¿Porquénovuelanvuestroscohetes?—preguntaronacoro.RoyLeelevantóunapiedradelsueloylosniñossedispersaronentrerisas.

AquelsábadoporlatardefuiadedohastaWar.LacasadeDorothyestabaalotroladodelavía,enlamontañadesdelacualsedominabaelpueblo.Sumadremerecibióconunaagradablesonrisa,comosinohubieradeseadoveranadiemásqueamí.NotéensucaraciertoparecidoconDorothy,pero a diferencia de su hija era unamujer robusta, voluminosa.AdemásDorothy tenía el pelo decolordearena;encambioeldesumadreeradecolornaranja.Elpadre,unhombrelarguiruchoycasicalvo,saliódelacocinaymeofrecióunamanolánguida.ErapropietariodeunagasolineraenWar,yseguramenteestabaacostumbradoaque laseñoraPlunk llevara lavozcantante.Lospadresentraronenlacocina,Dorothyyyonosquedamossolosenlasalitaconnuestroslibrosdebiología.Alfinalresultóquenoestudiamosmucho.Ellaquisoqueleexplicaratodoloreferenteamiscohetes.

—¡Nosabesloorgullosaqueestoydeconoceraalguienquehacecosastaninteresantes!Envalentonado,ledijequepensabaaprendertodoloposibleparairaCaboCañaveralytrabajar

enelequipodeWernhervonBraun.—Oh,Sonny—dijoella—,séquealgúndíaserásalguienimportante.CuandolleguesaFlorida,

¿meescribirásparacontármelotodo?

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Hiceacopiodevalory le contestéquenoquería escribir sino tenerla siempreami lado.Peroantesdequesupieracómo,ellaañadió:

—Yoquierosermaestraymadre,lamejordelmundo.Megustantantolosniños…—¡Amí también!—exclamé, aunque eso era nuevo paramí.Me gustaba todo lo que a ella le

gustase.Continuamos hablando, de amigos y de padres. Yo le conté las cosas graciosas que hacía mi

madre, le hablé deChipper, la ardilla que vivía en casa, y del mural de nuestra cocina. Cuandodescribíapapá,sólopudedecirqueeraelsuperintendentedelaminayquetrabajabamucho,ah,yqueélhabíasidoelresponsabledelademandaenfavordelequipodeBigCreek.

—¿QuétaltellevascontuhermanoJim?—preguntóDorothy,peseaqueyonohabíahabladodeél.

Laverdadesqueyonohabíapensadomuchoenello.—Bien,creo—semeocurrióresponder.—¡Esunjugadorbuenísimo!Meencogídehombros.—Ya…—Perocreoquetúeresmuchomásinteresante.Aquellomeanimó,ypenséqueeraelmomentoapropiadoparaplantearlequesalieraconmigo.—Dorothy,comoRoyLeetienecoche,estabapensandoquetalveztúyyo…—¿Sabesunacosa,Sonny?—meinterrumpió—.NuncahesalidodeVirginiaOccidental.Triste,

¿verdad?¿Ytú?Supreguntahizoquelamíamurieseaflordelabios.LedijequehabíaidovariasvecesaMyrtle

Beach, enCarolina del Sur.Amamá le encantaba aquello.Y papá nos había llevado aQuebec, enCanadá,cuandoyoestabaentercero.

Dorothypareciómaravillada.—CuéntamealgodeQuebec.Recordélolimpioqueestabatodo.Tambiénmellamólaatenciónquehablaranenfrancés.—Sonabamuyagradablealoído—señalé.—AlgúndíayotambiénvisitaréQuebec—dijoellamuysolemne.EstabaamediocaminodemicasacuandomedicuentadequeDorothyhabíaeludidomipregunta

desiquería salirconmigo.Decidíprobaraldía siguiente.Escrutéel salóndeactosy laviconungrupodeamigasrodeandoauntríodefutbolistasmayoresqueyo.Llevabaunjerseyrosaajustadoyunafaldanegra,yestabaarrodilladasobrelasilladelantedeloschicos,riéndosedealgoqueunodeelloshabíadicho.Yomepuseasuladoymequedéallídepiemientrasellaseguíabromeandoconeljugador.

—Entonces,¿elsábadoporlanoche?—preguntóél,yellaasintió,ansiosa.—Ah,¡hola,Sonny!—dijodebuenhumor,yluegopasódelargoparareunirseconsuligueydar

unpaseo.Yomequedéallíplantado,conlamoralporlossuelos.

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6-ElseñorBykovski

AukI-IV

El31deenerode1958,laAgenciadeMisilesBalísticosdelEjército(ABMA),bajoladireccióndeldoctorVonBraun, se disponía a lanzar el satéliteExplorer-1 a bordo de un cohete Jupiter-C. Mequedélevantadoviendolatelevisión,esperandolabuenanoticiadellanzamiento.Aesodelasonce,un avance informativo interrumpió elTonight Show anunciando que el lanzamiento había sido unéxito. Unos instantes después mostrarían imágenes. Me quedé tumbado en la alfombra ycontemplandoelaparato,quenoemitíaotracosaqueunrótuloconlafrase«Permanezcanatentosalapantalla».MispadresyJimsehabíanidoaacostarhacíarato.DaisyMaevinoalaalfombrayseovillóamilado.ElfríodefuerahabíahechoentrartambiénanuestroviejogatoLucifer,queestabaacurrucadoenlabutacadepapá.Megustabatenerloscerca.AcariciélacabezadeDaisyMae.

—Eresunagatabuena—ledije,ymepremióconunronroneoyunlametazoenlamano.DaisyMae era manchada, muy bonita y lanuda. Para mí era muy especial. Cuatro años atrás,

cuandollegódelasmontañas,latuveescondidatodoundíaenelsótano,dondeibaadarledecomer.Cuandomamáladescubrió,medijoquetendríaquebuscarleotrohogar,puestoqueyateníamosdosperros,unaardilla,ungatomacho,yqueyaéramosbastantes.Peroyoestuvedando la lataundíaenteroymamácedió.

—Siquieresquedarteestagata—dijo—tendrásquecuidartúdeella.Yoaccedíalmomento,encantado.DaisyMaetuvogatitosalpocotiempo,unabonitacamadaque

desaparecióenmanosdelosvecinos.Paraentonces,mamáyalahabíaadoptadocomounmiembromásdelafamiliay,comoyoesperaba,cuidabadeellacomodetodoslosotrosanimales.Nosóloledabadecomer,sinoquesepasabahorasenterasquitándolelaspulgas.MamádecidióqueDaisyMaeeraunagata tanbonita ydelicadaque lomejor sería esterilizarla.Queyo supiera, nunca sehabíacapadoningúngatoniperrodeCoalwood.FuimosalveterinarioquehabíaenBluefield,asesentaycincokilómetrosyseismontañasdedistancia,mamáalvolantedelBuickdepapáyyoconlagataenel regazo.Era la primera vezqueun animal nuestro iba a ver al veterinario.Unavez recuperada,Daisy Mae se volvió todavía más cariñosa, siempre esperaba a que yo volviera de la escuela ydormíaenmicamaporlanoche.Yosolíahablarconellaantesdeacostarme,sobretodocuandoteníamiedo o estaba preocupado por algo. Cuando estaba de punta con la familia, ella me servía deconsuelo.Porsupuesto,nuncamencionéanadiequeyohablabaconlagata,menosaúnalosdemáschicos.Nohabríasobrevividoasusburlas.

A eso de medianoche (era viernes y por lo tanto al día siguiente no había escuela) mesorprendieron unos golpes en la puerta. Allí estabanRoy Lee, Sherman yO’Dell, que vinieron atumbarse conmigo en el sofá y en el suelo.Hablamos un poco, sobre todo de chicas, pero luegoO’Dell y Sherman se quedaronmedio dormidos. Yo tenía pensado preguntarle a Roy Lee por lamanchaquepapáteníaenelpulmón,asíqueaprovechélaoportunidad.Élseretrepóenunextremodelsofáymemiróconcaradepreocupación.

—LepreguntaréaBilly—dijo.Billyerasuhermano.

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—Noledigasporqué.Papánoquierequenadielosepa.RoyLeememiródivertido.—Siyoyalosé.Creoquelosabetodoelpueblo.Apoyé la cabeza en la alfombra y al poco ratome dormí. Desperté por la noche y vi que la

pantalla del televisor estaba sin imagen.Despertaba yme dormía cada dos por tres.Al amanecer,cuando empezaron a emitir, yo estaba despierto. Un locutor dijo que permaneciéramos atentos.Despertéalosotrosyentonces,sinmediaraviso,empezaronapasarimágenesdellanzamiento.Elcohete deVonBraun se elevóde la plataforma enmediode una caldera de fuegoy humoy saliódisparado hacia el cielo nocturno sin un instante de vacilación. Todos lanzamos vítores al verlo.O’Dellsepusoenpie,diounospasosdebaileyluegovolvióasentarseenelsofá, levantandolospiesypedaleando.Yonofuitanefusivo,peromesentíaorgullosoypatriótico.Bajópapá,dejósaliraLuciferyDaisyMaeynosencontrómirandoextasiadoslapantalla.

—¿Hasalidobien?—nospreguntó.Eralaprimeravez,queyorecordara,quesemostrabainteresadoporesaclasedecosas.—¡Sí,señor!—exclamamostodos.Papádirigiólavistahacialapantalla,dondeseguíaelevándoseelcohetedeldoctorVonBraun.—Noséquépensar—comentó.Yojamáslehabíaoídodecirnadaparecido.—Vamosalespacio,papá—dijeamododeexplicación.—Enloqueatiserefiere—replicóél—creoquehaceyatiempoqueestásalláarriba.Lotoméporuncumplidoymehinchécomounpavo.Élmemiróconlascejaslevantadas.Mamáaparecióenbataynossonrióconcarasomnolienta.—¿Hasalidobien?—¡Sí!—Esestupendo.¿Noteparece,Homer?Papáhabíaidoalacocina.—Estupendo—repitiódesdeallí.—¿Queréisdesayunaralgo?—nospreguntómamá—.¿Osapetecenunosgofres?—¡Sí,señora!EsemismodíareuníaRoyLee,ShermanyO’Dellenmicuarto.—Bien—dije—,loquevamosahacereslosiguiente.RoyLeeseechódeespaldasenlacamayrefunfuñó.—Cadavezquedicesesoacabamosmetidosenunlío.Expusemi plan. Iba a crear un clubque se llamaríaAgencia deMisilesBigCreek (AMBC), a

imitación de la ABMA de Von Braun. Quentin y yo nos ocuparíamos de la organización.Aprenderíamostodoloquehabíaquesabersobrecohetesyempezaríamosaconstruirlos.Yanosetratabadejuegos,sinodealgoserio.Silosotrosqueríanentrarenelclub,adelante.PenséqueRoyLee se largaría antes de meterse en algo que tuviera que ver con Quentin, pero lo que hizo fuesentarseenlacamayfrotarsepensativolabarbilla.

—Megusta,Sonny.Suenadivertido.Puedescontarconmigo.—CreoqueleanimabaelrecienteéxitodelExplorer.ShermanyO’Dellsesumaronenseguidaalproyecto.

—Queda constituida la Agencia deMisiles Big Creek—dije—. Yo soy el presidente. O’Dell,

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quieroquetúseaseltesoreroyqueteencarguesdelossuministros.RoyLee,comotútienescoche,tenecesitamos para que organices todo lo referente al transporte. Sherman, te agradecería que teocuparas de la publicidad y del campode pruebas.Quentin será nuestro científico titular. ¿Algunapregunta?

—¿Elclubadmitechicas,ohayqueteneruncoheteenelbolsillo?—dijoRoyLee.—Entucaso,unlápiz—semofóO’Dell.—Túentiendesmuchodeeso—señalóRoyLee.O’Dellsesonrojó.ProvocaraRoyLeenunca

erabuenaidea,aunquenofueseunchicotanavispadocomoO’Dell.—¿Dóndevaaestarnuestrocampodepruebas?—mepreguntóSherman.—Habráquepensareneso—respondí.—Detrásdelaminahayunvertederodecisco—informóSherman—.Podríaservir.Elciscoeraelresiduodelamina,carbónmenudoconmucharoca.Enelsitiodondeloarrojaban

yanopodíacrecernada.LaideadeShermanparecíabuena.—Probaremosallí—dije.—¿Yahoraquéhacemos?—preguntóO’Dell.—Construiruncohete.—¿Cómo?—Hedemadurarelasunto—admití.Terminadanuestra reuniónsinhaberdecididootracosaque lahoraenquenos reuniríamos la

semana siguiente, los chicos se fuerona sus casas.CuandoRoyLeeestabaapuntode salirpor lapuerta,ledije:

—Nolepreguntesnadaatuhermano.RoyLeeasintió.—¿Prefieresnosabersiesgrave?—Prefieronosaberlo.—Yconesoquedótododicho.Detodasformas,yotampocopodíahacer

nadaalrespecto.

Quentinyyodedicábamos lahoradel almuerzoa trabajar enelproyectodel cohete,haciendotoscos apuntes y teorizando. Procedíamos casi por instinto. Pese a un concienzudo registro de labiblioteca de Welch, Quentin no consiguió encontrar ningún libro que nos sirviera de ayuda.Comíamoslosdosdemifiambrera;Quentinmehabíadichoquesolíasaltarseelalmuerzoporquecomertantonoerasano.Sinembargo,notéquesudietanoleimpedíadarcuentademásdelamitaddemialmuerzo.Cuandoselomencionéamamá,empezóaponerunemparedadomásporque,decía,«estás en época de crecer», pero a mí no me engañaba. Igual podía haber escrito QUENTIN engrandesletrasmayúsculas.

Undía,caminodeclasedespuésdelalmuerzo,Quentinyyopasábamosjuntoalavitrinadondeseexponían los trofeos ganados por el equipo del instituto, junto al despacho del director, cuandoQuentinsedetuvoyapoyólamanoenlavitrina.

—Sonny,alomejoralgúndíanosdanuntrofeocomoestospornuestroscohetes.—¿Estásdeguasa?

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—Enabsoluto.Cadaprimaveralosalumnosdecienciaspresentansusproyectosaconcursoenlaferiadelcondado.Siganasvasalconcursoestatal,yluegoalnacional.BigCreeknuncahaganadonada,perocreoqueconloscohetespodríamoslograrlo.

Quentinyyo losvimos reflejadosenel cristal cuando se aproximaronhacianosotros:Buckyalgunosjugadoresmás,imponentesconsuscazadorasdecueroverdiblancas.

—¿Se puede saber qué estáis haciendo delante de nuestros trofeos?—preguntó Buck en tonoautoritario.Entoncessefijóbien—.¿Acasosonvuestrasesasasquerosashuellasdactilaresqueveoenlafundadenuestrostrofeos?

—Vamos a darles una paliza a estos mocosos —gruñó uno de sus colegas. El resto de losgigantesasintióconentusiasmo.

Nosvolvimos.—Chicos,osaseguroquenosotros…—empezóadecirQuentin.—¡Chicos, dice!—semofó Buck—. Pero si tú eres un enano, ¿verdad que sí?—Puso su jeta

delantedenuestrasnarices;lucíaunasomodebarbaenelmentónyenlacomisurainferiorizquierdadelabocateníaunamanchadetabacodemascar.Notéelolordulzónensualiento—.Osvoyaponerelculomoradoapatadas.Sobretodoati,Sonny.Medebesuna,ydelasbuenas.

En esemomento llegó Jim con su última conquista. Pasó de largo para acompañarla hasta elfondodelpasilloyluegovolvióparaverquépasaba.Aladvertirqueerayo,dijo:

—Déjaloenpaz,Buck.Jimpodíaconél,yBucklosabía.—Nopensabahacerdañoatuqueridohermanocuatroojos—dijoBuck—,peroaestecagueta—

añadió,señalandoaQuentinconlacabeza—lovoyamachacar.—Amícomosilespateaselhígadoalosdos,perohazloenotraparte—dijoJim,borrandode

unplumazo laspocasesperanzasqueyo teníadequesepreocuparapormí.Luego indicóhaciaeldespachodeldirector—.Noquieroqueelequiposemetaenlíos.

JustoenesemomentosalióelseñorTurnerdesudespacho,acompañadodeunamujerjoven.ViqueeralaseñoritaRiley,lanuevaprofesoradeciencias.Elañosiguientenosdaríaquímica.ElseñorTurner era un hombre petulante que gobernaba el centro conmano de hierro. Echó un vistazo algrupoquesehabíaformadofrentealavitrinadelostrofeosydijo:

—Siestepasillonoquedalibredechicosconcazadorasdefútbolantesdedossegundos,yaséquiénnovaajugarmásenelequipo.

Jim,Bucky losdemás seesfumaroncomoporartedemagia,dejándonosaQuentinyamíaldescubierto.

—Ustedesdos,¿estántramandoalgunainiquidad?—nospreguntóelseñorTurner.ElmiedohizoqueQuentinsevolviesesincero.Apartedeeso,élsabíaquésignificabalapalabra

«iniquidad».—Sólo le estaba diciendo a Sonny —repuso— que quizás algún día haya un trofeo para la

AgenciadeMisilesBigCreek.ElseñorTurnerfruncióelentrecejo.—¿Yquées,sipuedesaberse,laAgenciadeMisilesBigCreek?—Nuestroclubdecohetes—contestéalverqueQuentinvacilaba.

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—Hickam,¿verdad?ElhermanodeJim—dijoeldirector—.¿Noesustedelquehizovolarporlos aires la cerca del jardín de su madre? Más que de cohetes, habría que hablar de bombas.Caballeros,quieroque lesquedemuyclaraunacosa:nopienso tolerarunclubdebombasenestecentro.Yencuantoatrofeos,señorHickam,suhermanoyelequipodefútbolnonecesitansuayuda.

—Puesyocreoquelaideaesestupenda,señorTurner—terciólaseñoritaRiley.Mesonrió.Teníaunacarapecosaytraviesa—.Yomegraduéenesteinstituto—dijo—ynuncaoíhablardeotracosaquedefútbolymásfútbol.¿Noseríaestupendoconseguiruntrofeopormotivoscientíficos?

—¡Esloqueyodecía,señoritaRiley!—exclamóQuentin.—Estoy recriminando a estos dos chicos, señoritaRiley—le dijo el señorTurner, lanzando a

Quentinunamiradadeadvertencia.Sonóel timbreyelpasillose llenódealumnosque ibanasusaulas—.¿Ybien?—nospreguntóelseñorTurner—.¿Ustedesnotienenclase?

—Soylaencargadadeayudaralosalumnosquesepresentanalaferiadeciencias—nosinformólaseñoritaRileyenmediodelalboroto—.Silesinteresa,venganavermedespués.

—¡Sí,señora!—dijoQuentinconalegría.Meentraronganasdeestrangularlo.Habíamosvoladounacercayllenadoelpueblodeunhumo

pestilenteconnuestrosfracasos.Eravergonzoso.—Nosotrosnopodemosparticiparenuncertamendecienciasnidenada—murmuré.LaseñoritaRileymemiródetenidamente.Tuvelaimpresióndequemeconocíaaldedillo.—¿Porquéno,Sonny?—Porqueno—contesté,obcecado.Noqueríadarexplicaciones.Sólodeseabadejardehablardel

tema.—Váyanse—nosdespidióelseñorTurner—.Venga,muévanse.Aprovechélaocasiónparadesaparecer.Consuenormecarterabarriendoprácticamenteelsuelo,

Quentinnopodíacorrermucho,peromealcanzómientrasyoesperabaenlafilaparaentrarenclasedehistoria.

—Oye,Sonny—jadeó—,siconloscohetesganamoselcertamendeciencias,podemosentrarenlauniversidadyluegoiraCaboCañaveral.

Apartedelhechodequenosabíamosconstruiruncohete,leofrecímiprincipalobjeción.—Seríamos el hazmerreír, Quentin. Tendríamos que enfrentarnos a los alumnos del instituto

Welch.Me pareció un argumento suficiente. Los alumnos deWelch tenían padres que eran médicos,

abogados, jueces, empresarios y banqueros, y su instituto era elmás nuevo ymejor equipado delcondado. El Welch Daily News publicaba muchos artículos sobre alumnos de la localidad quecursabanestudiosuniversitariosconnotasexcelentes.Aunquenosotrosleshacíamosmorderelpolvoañotrasañoenfútbol,eraimposiblequeningúnalumnodeBigCreekpudieravenceralosdeWelchenuncertamendeciencias.

—¿Tegustaríaquetodoslosperiódicoshablarandecómonoshanvencido?¿QuéopinaríadeesoeldoctorVonBraun?Sitienesunapizcadesentidocomún,descartarásesaidea—ledije,conscientedequeaQuentinlefaltabaesapizca.

—Túnoeresuntipopesimista—repusofríamenteQuentin—.Medejaboquiabiertotuactitud.Yestupefacto,también.—Comoyonodecíanada,añadió—:Asombrado,apenadoyentristecido.

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Yonopensabadejarmeavasallarporsuléxico.Meneélacabezaylodejéallíplantado.Noqueríasabermásdelasunto.

Aquelaño,casicadadomingoporlatardemeibaadedohastaWarparaestudiarconDorothyensu casa.Ella parecía disfrutar demi compañía y, a fin de cuentas, no tenía la culpa de queyomehubieraenamoradodeella.Undomingo,Dorothydejóloslibrosymemiró.

—¡Ay,Sonny,estoytancontentadequeseamosamigos!—Yotambién,Dorothy—mentí.Lapalabra«amigos»nuncamehabíaparecidotanhorrible.Un día, Emily Sue me pilló mirando desconsolado a Dorothy en el instituto. Dorothy estaba

haciendomanitasconsuúltimoligue,unjugadordebaloncesto,yyoempecéamurmurar.EmilySuese sentó delante demí y apoyó el brazo en el asiento,mirándome desde allí. Como era rolliza yllevabagrandesgafasredondasquedabanasurostrounaspectodebúho,sepodríahaberpensadoqueEmilySuenoeramuypopularentre loschicos,perosí loera,entreotrascosasporquepocaschicas bailaban tan bien como ella. Paramí, Emily Sue acabó por convertirse en una amiga fiel,alguienenquienpodíaconfiarsin temora reproches.Eso losabíayodemanera instintiva.Por lodemás,eramáslistadeloquelecorrespondíaporedad.

—Bueno,¿quépiensashacerconella?—mepreguntó,señalandoaDorothyconlacabeza.—Nopuedohacernada—respondí,esforzándomepormostrarmedespreocupado.EmilySuememiródetenidamente.—Túlegustas,Sonny,peroparaellasóloeresunamigomuyespecial,yesbastanteprobableque

esonuncacambie.Suspalabrasfueroncomocuchilladasalcorazón.Abandonétodaexcusa.—¿Porqué?¿Quétengoyodemalo?—Nadaenabsoluto—contestóEmilySue—.Eresunodeloschicosmássimpáticosdelinstituto.

Caes bien a todo el mundo, Sonny. ¿Y sabes por qué? Porque te gustas a ti mismo. Fíjate en tuhermano.Vistemuybien,esunaestrelladelfútbol,bailademaravilla.Amímeencantabailarconél,yhayunmontóndechicasquelevandetrás.Enelinstitutoestodounpersonaje,peronadieletienecomoamigoporqueélnosabecómoseramigodenadie.Enciertomodo,JimyDorothyseparecenmucho. En el caso de ella, necesita la aprobación de quienes considera mejores: atletas, chicosmayores, universitarios… Tú eres su amigo. Y yo también. Ella necesita amigos, Sonny. Pero elamorlobuscaráenotraparte.

AmedidaqueEmilySueibahablando,yomehundíacadavezmásenelasiento.¿JimyDorothyiguales?Esonomelotragaba.¿YyounamigodeDorothyperonadamás?Sólodepensarenellomesumíenlamásprofundamelancolía.SonóeltimbreyledilasgraciasaEmilyporlascosasquehabíadichodemí,sindiscutirsobrelodemás,ymefui.DuranteelrestodeldíanohicesinopensarenloqueEmilySuehabíadicho.Nomeentrabaenlacabeza.TeníaquehaberunmododeconquistaraDorothy, alguna treta, alguna estratagema. Era como fabricar un cohete. Sólo necesitaba ser unpocomáslisto.

En las siguientes semanas,Quentinyyo seguimoshaciendopruebas condiferentesmezclasde

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pólvoranegraenelcalentadordeagua.Leagradecíquenovolvieraamencionar lode laferiadeciencias.Finalmente,nuestrométododeensayosyerroresdiocomoresultadounacombinacióndeingredientes que parecía producir elmáximo de chispa y humo.AQuentin se le ocurrió una ideasobreelpropulsor.

—Heestadopensando,¿sabes?—dijo—.Nomegustaestamezcla.Demasiadosuelta.Creoquedeberíamosincorporarlealgúntipodeaglutinanteparadarleforma.Podríamoshacerunagujeroenelmedio,asíarderámáscantidaddesuperficiealavez.Conesodeberíamosconseguirmásempuje.

Lapalabra«empuje»mesonóbien.FuialBigStoreyesperéaqueJuniorhubieraatendidoalosotrosclientesparapreguntarlesisabíadealgoquefuesecomolacolaperoqueardiera.Juniormeinterrogóhastaqueyoconfeséquéeraexactamenteloquepretendíahacer.Sacóunalatadecolaenpolvo.Nisiquierahoyséporquéteníaesalataenlatienda,peroelcasoesqueallíestaba.

—Es loqueponeneneldorsode lossellosdecorreos.Mezclaunpocoen lapólvorayañadeagua.Dejaqueseseque.Yocreoquearderá.Sonquincecentavos.

—Gracias, Junior.—Conté las monedas.Me había quedado casi sin vales. Pronto tendría queecharmanodemimíserareservadedólares.

—HeoídoquetienespensadotrabajarenCaboCañaveral—dijo—.UnavezestuveenesapartedeFlorida.Nadéenelmar,enunaplayasóloparanegros.

Nunca semehabía ocurrido que la gente de color necesitara sus propias playas. Supongoquedeberíahaberpensadoenello,porqueenCoalwoodteníansuspropiasescuelasysupropiaiglesia,peronoeraasí.

—¿Tegustó?—pregunté.AJuniorleinquietólapregunta.—Estababien.Peromellevéamimadreyellanoquisosabernada.Dijoqueestabaimpaciente

porvolveralasmontañas.Cuandomurió,laenterramosenlamontaña,detrásdelaiglesiadeLittleRichard.

—Saludaalreverendodemiparte—dije.—Yonovoyaesa iglesia—meespetó—.Cuandoquierorezar,suboa lamontaña.—Memiró

ceñudo—.Veteaconstruirelcohete.Perotencuidado,¿deacuerdo?HabíaimportunadoaJunior,peroignorabaporqué.—Sí,señor—prometí.Juniorcorrióaatenderalosclientesquehacíanfilafrentealmostrador.—LediréaLittlequelemandasunsaludo—añadiócuandoyoestabayaenlapuerta.Unavezencasa,cogíunascucharasdemedir,uncuencoparamezclasyunbatidordehuevosdel

armariodelacocinaylollevétodoalsótano.MezcléloqueQuentinyyoconsiderábamoslamejorcombinacióndepólvorayluegoañadílacolaenpolvojuntoconunpocodeagua,hastaqueobtuveunaespesapastanegra.Anotéenunalibretatodoloquehabíahecho.Campodeconocimientos.Vertíel emplasto en un plato y luego lo puse a secar debajo del calentador de agua.Tardó dos días enponerseduro.Mamábajóalsótanoenbuscadelascucharas,lastazasytodoloquemehabíallevado,echóunvistazoamilaboratorio,suspiróysellegóalBigStoreparareponerloscacharros.DespuésmedijoqueJunioryellasehabíanreídomuchoalcomentarlo.CuandoelsábadosiguienteQuentinyyoechamoslapastanegraalcalentadordeagua,seprodujounpotentefogonazo.

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—¡Prodigioso!—exclamóQuentin, empleando suúltimohallazgoverbalpara las cosasque legustaban.

Seguimosafanándonosendescubrirel«porqué»deloscohetesademásdel«cómo».Aunquenohabíaconseguidounlibrosobrecohetes,Quentinsíhabíaencontradoelmanualdefísicaquehabíaleído enWelch en el que se definía la tercera leydeNewton.El ejemploquedaba el libro era unglobo volando por toda la habitación cuando se le abría la boca. El aire que había dentro estabacomprimido, y amedida que salía por la abertura (acción), el globo era impulsado hacia delante(reacción).Porconsiguiente,uncoheteeraunaespeciedegloboduro.

Elinstintonosdecíaquelatobera(laaberturaenlaparteinferiordelproyectil),comolabocadelglobo,teníaquesermáspequeñaqueelbastidor.Peronoteníamosniideadecuántomáspequeña,nidecómofuncionabalatoberaocómosefabricaba.Avanzábamosatientas.

—¿Y si soldáramos una arandela o algo en la parte inferior del bastidor para que hiciese detobera?—lepropuseundíaaQuentinenelinstituto.

Él sopesó la pregunta mientras mordía las pastas que mamá le enviaba en mi fiambrera delalmuerzo.

—Sí,creoquepodríafuncionar.Pero¿quiénvaahacerlasoldadura?Yosabíade tres soldadoresenCoalwood.Dosdeellos trabajabanenel tallerdemáquinasque

habíaalotroladodelarroyo,cercadelalmacén.SusupervisoreraelseñorLeonFerro.Creíquenonosayudaría,porqueeraunhombredelaempresa,comomipadre.Sinembargo,habíaunsoldadorymaquinistaquetrabajabasoloeneltallerdelvolcaderoduranteelturnodelbúho.SellamabaIsaacBykovski. El señor Bykovski tenía una hija, Esther, que había ido a mi clase hasta que lediagnosticaronunaparálisiscerebraly tuvoquecambiarseaunaescuelaespecial.MimadredecíaquelosseñoresBykovskisiempreestabanpreguntandopormíyseinteresabanporcómomeibanlosestudios.Ycuandohabíajuegosescolares,siempremelosencontrabaallí,sonriéndomecomosiyofueradesufamilia.Penséquehabíadadoconnuestrosoldador.

Esamismanoche,despuésdequelosminerosdescendieranalaminaysedispersaraelturnodelatarde,salíporlapuertadeatrásymeencaminéhaciaelvolcadero.Porsillamabanapapáporelteléfononegro,medirigíhacia losárbolesparaqueélnopudieraverme.Tambiénpensabaentrarporunaentradasecretadelazonadelaminaqueloschicoshabíamosdescubiertounosañosatrás,jugandoaindiosyvaqueros.Elvolcaderoestabacerradopor lanoche.Peroatravesadala líneadelosárboles,yaen lamontaña,habíaunazanjadedrenajequepasabapordebajode lavalla.Cercahabía también una verja cerrada con llave y un sendero muy poco utilizado que llevaba hasta elpequeñotaller.Encontréelcaminoyavancéatientashastallegaralaverja.Agarradoalacercadecadena bajé la cuesta hasta que la zanja quedó a mis pies. Por el otro lado asomaba una cañeríagrande.Conunamanomeasíalacercaymebalanceéhastaquepudeapoyarlospiesenlacañería,luegomecolépordebajodelavallaysalíalotrolado.Eltallerestabaaunadocenademetrosysuslucesiluminabanlaverjayelcamino.

Miréporelsucioventanucodelapuertaposterior.ElseñorBykovski,quevestíaconunmono,trabajaba en un torno. Era un hombre menudo y escuálido con las orejas pequeñísimas y tanseparadasqueparecíaqueelcascodescansabaenellas.Hiceacopiodevalor,abrílapuertayentréeneltaller.

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—¿Quétal,Sonny?—mepreguntó,comosifueralomásnaturaldelmundoqueyoapareciesedeimprovisoenmitaddelanoche.

ElseñorBykovskiteníaundejequeamínomeresultabadeltodoextraño.EnCoalwoodhabíabastantes inmigrantes. Los italianos habían llegado al condado deMcDowell en los años veinte ytreintacomoesquiroles,y luegosehabíanpasadoalsindicatodurante laSegundaGuerraMundial.Despuésdelacontiendahabíanllegadohúngaros,rusosypolacos.Habíatambiénunpardefamiliasirlandesaseinglesas,yunosmexicanos.Lospadresdetodasesasfamiliashablabanconacento,peronoloshijos.DeesoseocupabanlasSeisGrandes,ycadadíasolíanrecalcarlaimportanciadelingléstantoescritocomohablado.Loshijosdefamiliasvirginianasdetodalavidanolopasabanmejorqueloshijosdelosinmigrantes.Cualquierpalabramalpronunciadasenoshacíarepetirunayotravezhastaquecomprendíamosquetalespronunciacionesnoibanasertoleradasdeningúnmodo.

LedijealseñorBykovskiqueestabaconstruyendouncoheteyquenecesitabasoldarunaarandelaoalgoasíalabasedeuntubo.

—¿Yquieresquelohagayo?—¿Meharíaesefavor?—Contuveelaliento.ElseñorBykovskisequitóelcascoyseenjugóconunamangaelsudordelacabezacasicalva.—Tengounostubosdealuminioquepodríanservir.Perosoldarunaarandelaesdifícil.Seríamás

fácilestañar.—Estupendo—dije.Mientras la arandela quedara bien sujeta,me daba igual cómo lo hiciera,

apartedequedesconocíaelsignificadodelapalabra«estañar».Élmemiróalosojos.—Nopuedo hacer ningún trabajo en este taller si nome lo ordena tu padre. ¿Sabe él que has

venido?—No,señor.—Tenía lacorazonadadequealseñorBykovskihabíaque irlecon laverdadpor

delante,nadadesubterfugios—.Élnoquierequeconstruyacohetes,peromamásí.Necesitoayuda,señorBykovski.Ustedesmiúnicaesperanza.

Meexaminóporunosinstantes.Mesentíacomosimiaspectofuesedelomáslastimoso.—¿Sabesestañar?—preguntóalfin.—No,señor.—Yoteenseñaré.Tupadrenopondráobjeciones.Tútrabajamientrasyotrabajo.¿Quélongitud

hadetenereltubo?Noestabaseguro,asíqueledijetreintacentímetros.Luegopreguntóporeldiámetro,ycomoyo

tampocoestabaseguroledijequedosotrescentímetros.Cortóuntubodealuminiodeesasmedidas:parecía muy pequeño. Aumentó el diámetro y la cosa mejoró un poco. También incrementó lalongitudencincocentímetrosyamímepareciócasiperfecto.ElseñorBykovskiprocedióadarmeunarápidalecciónsobresoldadura.Lacosaparecíabastantesencilla.Loúnicoquehabíaquehacerera arrimar una varilla de hierro candente a un rollo de unmetal blando, fundirla y dejar que elmaterialseadhirieraporsísolo.Sinembargo,resultómásdifícildeloqueparecía.Hiceloquehabíaquehacer,peroelmetalblandoseescurrióporeltuboylaarandelanoquedófija.Alcabodeunahora,elseñorBykovskivinoaverquétalsemedabaestañar.

—Noestámalpara ser laprimeravez—mintió—.Lo terminaréyo cuandohagaundescanso.

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Vuelvemañanaporlanocheylotendráslisto.No tuvo que proponérmelo dos veces. Yo estaba a punto de desmayarme de sueño. La noche

siguientevolvíarecorrerelcaminosecretoyalllegarmeencontréelcoheteesperandoenunacajadecartón,juntoalaverja.Lasoldaduraerauncírculoperfectoentornoaunaarandelaperfectamentealineada en la base; también había soldado un capuchón metálico en lo alto del tubo, encolandodespués unmorrodemadera en formadebala.Era el cohetemásbonito delmundo.Utilicé cintaaislanteparaajustarunasaletasdecartónalbastidoryluegolepedíamimadrelalacadeuñasparapintarunnombreenellateraldelcohete.LepuseAukI,porelalcagigante,unaaveextinguidaqueno podía volar. Sin venir a cuento, el día anteriorQuentin había estado hablando largo y tendidosobreavesextinguidas,yesomediolaidea.Peroelnombreteníaunaintenciónclara.Queríadejarpatentealosdemásqueestaexperienciaibaaservirparaensancharnuestrocampodeconocimientosaunqueelcohetenollegaraaelevarsemásdecuatrodedos.

LlenéelAukIconmiemplastodepólvoranegraycoladesellosdecorreos,introdujeunlápizporlatoberayluegopuseelcoheteasecardelrevésdebajodelcalentadordeagua.Ellápizdebíaabrirunagujeroenlapólvoraparaasíaumentareláreadelasuperficie,segúnlaideadeQuentin.

ElsábadoQuentinvinoamicasa,yencuantollegaronlosotroschicosinspeccionamoselAukI.—Meencanta el nombre—dijoQuentin—.Puedeque losdiosesnos ayudenal verque somos

respetuososconelperniciosodestino.Losotroslomiraronsinentendernada.—Quetraemalasuerteconfiarsedemasiado—traduje.—Creoqueestamosavanzando—aseguróQuentin,dirigiéndosesóloamí.Pasólosdedosporla

basedelcohete,examinódetenidamente laarandelasoldadayarrugó lanariz,pensativo,aloler lamezcladepólvoranegracurada—.Nopodemosguiarnosporelprocedimientodeensayoyerror—añadió—. Este cohete puede volar, y si no vuela este, volará el próximo, pero ¿qué habremosaprendidoviéndolosalirdisparadocomosifueraunsimplecohetedelDíadelaIndependencia?Nosetratadeeso;hemosdeaprenderporquévuela.

—Eseestutrabajo,Quentin—leespeté,enfadado.Yopensabaquehabíacumplidocontodassusinstrucciones,yahorameveníaconcríticas—.Avercuándoconsiguesalgúnlibro.

Quentinmeneólacabeza.—Yanosédóndebuscar.Talvezsetratadeuntematansecretoquenisiquierapermitenquese

escribasobreél.Losotroschicosserebulleron,inquietos.—Pero¿porquénolanzamoselcohetedeunavez?—propusoO’Dell.—Mira, O’Dell—repuso Quentin, que era la sinceridad personificada—.Me preocupa que tu

insaciablecodiciaacaberesultandoparaelclubalgomenosqueunavirtud.O’Delladoptóunaactitudamenazadora.—¿Ysiutilizaramiinsaciablecodiciaparadartecuatroleches?Yo sabía que lomejor era atajar el problema. Amí nome importaba que Quentin luciera su

amplio vocabulario pero sospechaba que a los otros les resultaba odioso, y desde luego no habíaparamenos.

—Vamos. Sherman, tú en cabeza. O’Dell, tú llevarás el cohete. Roy Lee, ¿tienes las cerillas?

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Quentin,tútequedasconmigo.Sherman tomó la delantera hasta el viejo vertedero en lamontaña. Estábamos unos doscientos

metrosporencimadelamina.Apenassedistinguíaelvolcaderosobreungrupitodeárboles.O’Delldejóelcohetesobresubaseyluegoloaseguróvaliéndosedeunapiedra.Fuimosaparapetarnostrasunasrocasgrandesquerodeabanelclaro.O’DelltomóelfósforoqueletendíaRoyLee.

—¡Ningúncohetevuelaamenosquealguienenciendalamecha!—declaró.Sherman se acomodó detrás de una roca. O’Dell prendió lamecha y vino corriendo a donde

estabayo.Nosmiramosysonreímos.LamechaentróchisporroteandoyelAukIsaltóenmediodeunalluviadepavesas.Aunosdos

metros de la cisquera hizo puf, empezó a caer envuelto en una nube de humo gris y aterrizópartiéndose elmorro cónico.Allí se quedó,mientras la pólvora acababa de arder.Quentin fue elprimeroenirainspeccionarlo.

—Lasoldadurasehaderretido—anunciótrasexaminarlabasedelcohete.Elhedordelazufrelehizoarrugarlanariz—.Estabavolando,perolasoldadurasehaderretido.

Recogíelbastidordealuminioencuantoestuvofrío.Apestaba,perohabíavolado.Sólosehabíaseparadodosmetrosdelsuelo,¡perohabíavolado!

—Prodigioso—susurróQuentin.

EldomingoporlanochevolvíapasarpordebajodelavallaparairaveralseñorBykovskiconelAukI.Elhombreexaminóelcoheteyseñaló:

—Pareceque el tubo se calienta demasiado.Al final habráquedarle soldadura autógena.—Seechóel cascohacia atrás, comohacía cuandopensaba—.Soldar aluminioesbastantedifícil.Seríamejorconacero.

Revisósuestanteríademateriales,escogióuntubodeaceroycortóuntrozodetreintaycincocentímetrosconunasierraparametales.Melopasó,yyolosopesé.

—Parecepesado—dije.—Sí, pero el acero esmás robusto—observó—.Un tubo de aluminio tan robusto necesitaría

paredesmuygruesas.Conacero,lapareddeltubopuedesermuyfina.Telorecomiendo.Hepensadoenlaarandela.Creoquedeberíamoscortarunapiezapequeñadeaceroenbruto,hacerleunagujeroysoldarlaalabaseconsoplete.

Asimilétodoloquemehabíadicho.—¿Mevaaenseñarcómosecortaacero,cómoseagujereaycómosesueldaasoplete?ElseñorBykovskiconsultósureloj.—Siestavezlohagoyoacabaremosantes.Teenseñaréahacerloenotraocasión.Meremordiólaconciencia,aunquesólounpoco.—Noquisieracausarleelmenorproblema—dije.—Tupadrenoencontraráotromaquinistacomoyo,ymenosaúnquequieratrabajarenelturno

del búho. De todos modos, creo que deberías decírselo. Se sentirá orgulloso de lo que estamoshaciendoaquí.

—Loharécuandoelcohetevueledeverdad—prometísindemasiadoentusiasmo.

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Élmemiró,radiante.—Yocreoqueestesívolará.Lotendráslistoparaelmiércoles.Decidítentarlasuerte.—SeñorBykovski,¿podríahacermedosiguales?Mehizotres.ElsábadosiguienteteníamoslistoslosAukII,IIIyIV,construidoscomoélhabía

dicho.Nosdirigimosunavezmásalclaroqueseextendíadetrásdelamina.—¡Ningúncohetevuelasialguiennoenciendelamecha!—exclamóO’Dell,pensandoquetalvez

nostraeríasuerte,yaquehabíapronunciadoesasmismaspalabraseldíaenquevolónuestroprimercohete.

Sherman quiso encender lamecha, pero yo pensaba que quizá no tendría tiempo de ponerse acubierto.

—Notepreocupespormí.Lo dijo tan convencido que accedí de inmediato.Enmuchos sentidos, Sherman era la persona

menosdiscapacitadaquehabíaconocidoenmivida.Encendiólamechaycorrióarefugiarsetrasunaroca.ElAukII despidió llamas. Luego, sinmoverse de sitio, escupió humo y chispas y semeciósobresusaletas.Acontinuaciónseelevóunostresmetros,giróysedesvióhacialaarboleda,rebotóenunroble,volvióaponerrumboalcisco,giróunavezsobresímismo,volóhacialarocaquenosprotegíaaQuentinyamí,diounasacudidahaciaarriba,tosióunasolavezycayócomounpájaromuerto.Yonolohabíaperdidodevistaniunmomento,peroQuentin,mássabio,habíasepultadolacaraenelciscoysehabíacubiertolacabezaconlasmanos.Letoquéenelhombroyéllevantólacabeza,conlosorificiosdelanarizllenosdecarbón.

—Hacaído—ledije,poniéndomedepie.O’Dellcorrióhaciaelcoheteyempezóabailarcomounlocoasualrededor.—¡Havolado!¡Havolado!—sepusoacantar.—Porpoconosmata—refunfuñóRoyLeemientrassalíadelazanjaenlaquesehabíametido.Se

acercóaO’Dellyesperóconpacienciaaqueelotrofinalizarasudanza.—Perohavolado,¿no?—dijoél,dandounapatadaalcohete.Estábamostodosemocionados.—¡Lamechalaheencendidoyo!—graznabaentusiasmadoSherman.Quentin,queteníalanarizteñidadenegro,sesacudióelciscodeencimaeinspeccionóelAukII.—Antesdeefectuarotrolanzamientonecesitamosperfeccionarelsistemadedirección—declaró.Alosdemásnosdabaigual.¡Elcohetehabíavolado!Nosmoríamosdeganasporverquéharíael

siguiente.EstavezRoyLeeencendiólamecha.Saliócorriendo,perotropezóysoltóuntaco.Apenashabía llegadoauna rocacuandoel cohete salióvolando,giró sobre símismo, rebotóenunarce,luegoenelsueloyporúltimoseincrustóconungolpesordoenlaladeradelamontaña,encimadenosotros,quedandocasisepultadoenlatierra.

MientraslosdemásnossumábamosaotradanzatriunfaldeO’Dell,QuentinfuearescatarelAukIII.

—Insisto enque esmejorno efectuarmás lanzamientosmientras no sepamos cómoconseguirqueestovueleenlínearecta—dijo.

RoyLeecolocóensusitioelAukIV.

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—Hemosvenidoalanzarestoscohetesyesoesloquevamosahacer.Sinmáspreámbulosencendiólamecha.Pilladosporsorpresa,losdemásnosarrojamosdetrásde

lasrocasantesdequelamechaalcanzaralapólvora.ElAukIVsaliódisparadohacialoaltoyseinclinóapropiadamente.Yoiniciéun«¡hurra!»quese

quedó en grito ahogado cuando vi que el artefacto iba derecho a la mina. Tuve una visiónmomentáneadelcohetemetiéndoseporelpozocomosiunaantorchasecolaraenungrandepósitodegasolina.Cuandoobservéquelaesteladehumosedesviabahacialaizquierdadelvolcadero,supequealmenoshabíamosescapadoaesedesastre.Peronomecupodudadequeibaahaberproblemas.Notéunagranpesadezenelestómago,comositodasmisentrañasfueranasalírsemeporlosdedosdelospies.Meentraronganasdeabofetearmeporhaberhecholoslanzamientostancercadelamina.Yo era el jefe de laAMBCy la culpa eramía. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido?Conocía larespuesta,nadiemásqueyoteníalaculpa:sihabíadecididohacerlotancercadelaminaeraporquenocreíaquenuestroscohetesfuncionaran.

Noteníasentidoquefuésemostodosabuscarelcohete,demodoquetrasunabrevediscusiónsedecidió que iríamosQuentin y yo.A fin de cuentas éramos los responsables de diseñar lo que derepentesehabíaconvertidoparaO’Dellen«esemalditotrasto».Losotrosfueronhacialacarretera,evitandolamina.Mepreparéparaloqueibaapasaracontinuación.Confiéenqueconsuerte,conunpocodesuerte,elAukIVhubieracaídoenalgúnsitiodondepudiéramosrecuperarlosinservistos.Quentinyyobajamossigilosamenteporlamontañaynoscolamoscomoindiosporlaverjaabiertade laparteposteriordelvolcadero,dondeseencontrabaelsucioypequeñodespachodepapá.Erasábado, pero él estaba allí como muchos fines de semana. Nos vio antes que nosotros a él. Losmineros tenían un grito especial para cuando querían llamar la atención dentro de la mina, y amenudo también loempleaban fueradeella.Yooígritar apapá,yal levantar losojos lovi enelporchedesudespachocondoshombresqueibanvestidoscontrajeycorbata.Teníanqueserdelaacería deOhio propietaria de laminaCoalwood, pues eran los dos únicos hombres que yo habíavistocontrajeycorbataenelpueblo,salvoenlaiglesiaoenelClubHousecuandohabíaunafiesta.Divisé elAukIV abandonado en la carbonilla, cerca de la vía del tren.En la pared de ladrillo deldespachofaltabaunpedazogrande.Nohacíafaltaserungenioparaadivinarloquehabíaocurridoycómolehabríasentadoamipadre.LaAMBChabíaatacadoconcoheteslaempresaminera.

En la oscuridad de lamina, la señal para que unminero se acercara a otro era hacer girar lacabezade formaque la lámparadelcascodescribierauncírculo.Estaban tanhabituadosahacerloqueyohabíavistominerossincascoaplenaluzdeldíahaciendogirarlacabezacuandoqueríanquealguien se les acercarapor algúnmotivo.Eso es lo quehizopapá, yyo corrí hacia él.Estaba tanenfadadoqueresoplabacomouncaballo.Temíqueledieraotrodesusataquesdetos.

—¿Notedijequenovolvierasahacerlo?—ladró—.¡Podríashabermatadoaalguien!Almenostuveelconsuelodesaberquenuestrocohetenohabíacausadovíctimas.Papábajódel

porcheyfuearecogerelcohete.—Meparecequeestoespropiedaddelaempresa.¿Dedóndelohassacado?Yoestabademasiadoasustadopararesponder.Noesquetuvieramiedodequemepegara,porque

mipadresólomehabíapegadounavezentodamivida.YoteníasieteañosyestabajugandoconmiperroLittlebitcercadelviejopozoquehabíajuntoalvolcadero.Memetíenlachozaquerodeabael

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pozo sólo para mirar al interior. Littlebit entró y corrió hacia mí. Creo que ni siquiera vio elprofundo agujero hasta que casi estuvo dentro. Saltó para salvar el hoyo, y estuvo a punto deconseguirlo.Erauna simavertical deunosdoscientosmetrosdeprofundidad.Aquella nochepapátrajoacasaelcuerpoinertedeLittlebit,ymientrasyolloriqueabamepusosobresusrodillasymepropinó tres buenos azotes. Luego me ayudó a enterrar al perro al otro lado de la vía. Le hicequitarseelcascoparaqueyopudierarezarunaoración.

—QueridoDios—gemí,desconsolado—,mátameamítambién,porqueLittlebithamuertopormiculpa.

—¡Quéoraciónmáshorrible!—exclamópapá—.Empiezaotravez.Rezaporsualmaoalgoasí.—Estábien.—Obedecí—.QueridoDios,permitequeLittlebitseafelizenelcieloy,porfavor,

nomemates,aunquebienmelomerezco.—¡Seráposible!¡Peroquéteenseñanenesaiglesia!—Mipadresóloibadevezencuandoala

iglesiadeCoalwood.Mepusounamanoenelhombro—.Señor,essólounniño.Apiádatedeél…—dudó por un instante— lo mejor que puedas. —Luego se puso el casco—. Vamos a ver qué hapreparadomamáparacenar.

UnodeloshombresdeOhioseechóareír,yelotroloimitó.Erancomodosmulosrebuznando.—Parecequetuhijoquieresercientífico,¿eh,Homer?—Nosabeloquequiere—dijopapá,mirándomeconojosglaciales—.Peroyoséloquees.—

Sostuvoenaltoelcohete—.Sonnyesunladrón.—Examinólabasedelartefacto—.Comoloeselhombredeestaminaqueloayudó.

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7-CaboCoalwood

A papá no le interesaba Quentin, de modo que este huyó de Coalwood haciendo autostop en labocamina.Yo supuseque losotros sehabían idoa casapara esconderse, confiando sindemasiadaesperanzaenquesuspadresnoseenterasenporlosdesperfectoscausadospornuestrocoheteerrante.Papámeordenóquemarchaseacasa.Llegóunahoradespuésymedijoquesalieraalpatio.Esperémientrasélbajabaalsótanoyvolvíaconmisproductosquímicosenunacajadecartón.

—Venconmigo—dijo—.Quieroqueveasunacosa.Lo seguí hasta el arroyo y vi que lo arrojaba todo a la corriente. Yo sabía que papá estaba

enfadadoconrazón,pueshabíasidounestúpidoallanzarlosproyectilestancercadelamina.Peroaquellosproductosloshabíapagadoconmidinero.Paraganármelomehabíalevantadounmontóndefríasmañanaspararepartirelperiódico.

—Estoseacabó—declaró,volviendolacabezamientrasvaciabalaúltimabolsadesalitre—,ylodigomuyenserio.Coleccionasellos,cazaranas,metebichosenuntarro,hazloquetedélagana,peronadadecohetes.—Mepasólacajaconlasbotellasylasbolsasvacías—.Yahora,dime,¿quiénteayudó?

Guardésilencio.—Bykovski—dijoél—.Nopuedeserotro.Notéquemi rostro adoptaba sinquererunaexpresióndedesaliento. ¿Esquenohabíanadaen

Coalwoodquemipadrenosupiera?—Yameocuparédeél—measeguró.—¿Quépiensashacer?—preguntéalinstante.—Esonoesasuntotuyo.Ahorasubeatucuartoyquédateallíhastaquevuelvatumadre.Cuandomamáregresóacasa,papáladetuvoenlapuerta.Losoíhablar,peronologrésaberqué

decían.Luegolaoísubirporlaescalera.—Cuéntamequéhapasado—mepidióentonocansinoalentrarenlahabitación.Yoseloexpliquétodo,incluidolodelseñorBykovski.—Me preguntaba a donde ibas por las noches—dijo ella después—. No pongas esa cara de

sorpresa.¿Creesquenoséloquepasaenestacasa?—¿Vasaayudarme?—Noveocómo.LoshombresdeOhioselohancontadoalseñorVanDyke.Tupadreestámuy

avergonzado,ycreoqueconrazón.—¿Quépuedohacer?—Nolosé.Estavezhasmetidolapatahastaelfondo.—Supongoqueestoseacabó.—Siterindestanfácilmente—señalóella—,imaginoquesí.—MepreocupaelseñorBykovski—dije,enbuscadeapoyo.—Con razón—respondióella—.Lohasutilizado. IkeyMary tequierenmucho,y tú lo sabes.

Deberíashaberpensadoloquepodíapasarleaélantesdemeterloenesto.Estuveel restodeldía sudandoy luego,unavezefectuadoelcambiode turno,me fuiaveral

señorBykovski.Meconsolóencontrarloensupequeñotaller.Estabatrabajandoenlapiezadeacero

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cortantedeunminadorcontinuo.Mevioenlapuertaymehizoseñasdequeentrara.—¿Ves,Sonny?—dijo señalando lamáquina—.Eloperariodioen la rocaenvezdedarenel

carbón.Losdientessehanroto,hedehacerunosnuevos.Palpéunodelosdientesrotosquehabíasobrelamesadetrabajo.—¿Mipadreha…hahabladoconusted?—Tupadreestabahechounafuria—dijoélporencimadelchirridodelafresadora—.Hoyesmi

últimodíaeneltaller.Mehadichoqueapartirdemañanameencargarédeuncargadorenelturnodetarde.

Sentívergüenza,inclusoasco.Yohabíaobradocomounestúpido,perolareaccióndepapáeravilydespreciable.

—¡Mipadreeselhombremásruindelpueblo!—exclamé,airado.ElseñorBykovskiparólafresadora,meagarróporelhombroymesacudióconfuerza.—No debes decir eso de tu padre. Es un buen hombre.Yo actué sin su permiso ymerezco el

castigo.—Mesoltóymediounapalmadaenelbrazo.Luegosonrió tristemente—.Además,quizáseaparabien.Cargandocarbónganarémásdinero.

—Losiento,señorBykovski.Mamádicequemeaprovechédeusted,yestáenlocierto.—Mira,tengoalgoparati—dijo.Fuehastalasherramientasysacóunacaja.Dentrohabíacuatro

nuevosAuk,consusconosdemadera—.Yalosteníahechos.Estotedaráparaunoscuantosensayosmás.Ahoravete.Tengomuchoquehacer.

Agarrélacajacomosiestuvierallenadeoroydiamantes.—Nuncapodréagradecérselolobastante.—Sí,síquepuedes.—Señalólacaja—.Consiguequevuelen.Muéstraleatupadreloquetúyyo

hemoshecho.Papá había dicho con toda claridad que no construyera más cohetes. La AMBC se había

convertido en una organización proscrita.No sé por qué, pero esome gustó. Sentí el impulso deabrazaralseñorBykovski,peromecontuve.Loquehicefuedecirleconfirmezayenuntonoquecreídehombre:

—Sí,señor.Puedecontarconmigo.Élasintióysepusoatrabajar.Yotambién.

EllunessiguientereuníaloschicosenelsalóndeactosdeBigCreekantesdeempezarlasclasesdelamañana.Comoeraderigor,elcomadreode lospatios traseroshabíadivulgadolanoticiadenuestroasaltoalvolcadero.Sorprendentemente,losotroschicoshabíansalidoimpunes.LamadredeRoyLeesólosehabíareído.ElpadredeO’Dellpensabaqueeraasombrosoqueloscoheteshubieranllegadoavolaryquenohubierapasadonadamalo.ElpadredeSherman lehabíaaconsejadoquemeditara un poco las cosas antes de hacerlas, pero nadamás.Yo era el único que había recibidogritos. Cuando reflexioné sobre ello, sospeché que los demás padres consideraban divertido quehubiéramosahuyentadoalostiposdeOhio,quenoeranprecisamentemuyqueridosentrelagentedeCoalwood.OídeciraRoyLee,aquiense lohabíacontadosuhermano,eldelsindicato,quea loscerdosdelaaceríasólolesinteresabasunegocioyquepodíanvenderlaminaencualquiermomento.

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Porelcontrario,mipadrecreíaqueunaparteimportantedesutrabajoconsistíaentenercontentosalosdeOhio.Puesbien,yodebíatenermecontentoamímismo.

—Hemos de buscar un nuevo emplazamiento, un lugar fuera de Coalwood —les dije a losmuchachos.

—Entonces,¿nolodejamoscorrer?—nospreguntóO’Dell.—Ahorasomosproscritos—repuse,saboreandolapalabra—.Aquínoserindenadie.Shermanmeapoyó.—EnPineKnobestántalandotodoslosárboles.Yesonoespropiedaddelaempresa.Podríamos

irallí.—¿Estásdebroma?—tercióRoyLee—.Hayquesubirdosmontañasparallegarallí.—¿Tienesunplanmejor?—leespetóSherman.—Naturalmente.¿Ysidejamoscorrerestodeloscohetesynosbuscamosunascuantaschicas?—¿Cómolohacemos?—quisosaberO’Dell,muyinteresado.—Primerohedeenseñaroseloficio.—¿Porejemplo?RoyLeeenarcólascejas.—Empezaremospordesabrocharunsosténconunasolamano.—SeráenPineKnob—decidí,haciendocasoomisodeRoyLee—.Estesábadoquedamosenmi

casa.Partiremosdeallí.¿Quentin?—Deacuerdo—respondió,aunqueparecíaestarpensandoenotracosa.—Necesitamos encontrar otra manera de probar nuestras mezclas que no sea echarlas en el

calentadordeagua—añadí—.Túereselcientífico.¿Seteocurrealgúnmodo?—Porsupuesto.—Pueshazlo.Elsábado,mientraspapáestabaenlamina,laAMBCsereunióenmihabitación.Quentinhabía

estado elaborandoun sistemaparaprobarnuestrapólvoraymostrómuyorgulloso su invento.Setratabadeuncomplicadoartilugiocontubos,muellesypistones.Quedéimpresionado.PodíahabersidoconcebidoporelmismísimoWernhervonBraun.O’DellfueelprimeroenhablartraslaprolijaexplicacióndeQuentinsobresufuncionamiento.

—¿Ysimetiéramoslapólvoraenunabotelladegaseosa,avercómoexplota?Seoyeronexclamacionesdeaprobación.Todosmemiraronparaverquédecidía.—Labotella—dije.OdiabadesilusionaraQuentin,peronoteníamosrecursosparaconstruirsu

diseño—.Detodosmodos,Quentin,buentrabajo—añadí.Yoyasabíaqueatodoelmundolegustaqueledenunapalmaditaenlaespalda.

—Sonny—protestóQuentin—,hayquedarunenfoquecientíficoaestaaventura.—Eso hacemos, Quentin —dije—, pero debemos tener en cuenta que no estamos en Cabo

Cañaveral.Quentinapelóalosotroschicos.—Caballeros, estamos tratando de aprender cómo se construye un cohete.No hemos venido a

divertirnos.—Yquelodigas,Quentin—soltóRoyLee,guiñándomeunojo—.Paraesoestánlaschicas.—

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Sacóunsujetadordelbolsillodelacazadoraylopusoentornoalrespaldodeunasilla—.Bueno,talcomoosavanzaba,hallegadoelmomentodeaprender.

Quentin suspiró, exasperado. Me uní a Sherman y O’Dell. Los tres estábamos ansiosos porcompartirlossecretosdeRoyLee.Roypusounasillaalladodelaqueteníaelsujetadorypasóunbrazosobreelrespaldodeesta.Trasunosdiestrosmovimientos,elsujetadorsesoltó.

Todos quedamos alucinados, incluido Quentin, que agarró el sostén para inspeccionar loscomplicadosganchosylazosdesuparteposterior.

—¿Sabéis una cosa?—dijo, frunciendo la frente en un gesto reflexivo—. Debería haber otrosistema.

Arrancó un cadillo —endémico en Virginia Occidental— de la pernera de su pantalón einspeccionólapequeñayvellosafrutillaquesepegabaatodoaquelquepasaraporelbosque.DandyyPoteet solíanvolverdecazarconejoscubiertosdecadillos,yyomepasabahorasquitándoselos.Quentindejónuevamenteelcadilloensupantalónyluegotiródeélotravez.

—Me gustaría verlo al microscopio—agregó—. Si lográramos saber cómo se adhiere a lospantalones,talvezpodríamos…

—Cállate,Quentin—lointerrumpióRoyLee,arrebatándoleelsujetadorycolocándolodenuevoenlasilla—.Piensasdemasiado.

Todospusimosapruebanuestrapericia.Yohabíavistomuchossostenescolgadosdelascuerdadetenderlaropa,peroeralaprimeravezqueteníaocasióndetocaruno.Desabrocharunsujetadorcon una solamano no era desde luego tan fácil comoRoyLee nos había hecho creer. El ganchosuperioreraelmásdifícil.

—Tonto—medijoRoyLee—,Dorothyyatehabríadadounbofetón.—NohablesasídeDorothy—repliqué,irritado.—¿Porqué?Noesningúnangelito.CreoquesaleconunchicodeWelch.Aquellonoeranuevoparamí.LoschicosdeWelcheranconsiderados«rápidos»porlosdelresto

delcondado.SiDorothysalíaconuno…Notéquesemeencogíaelestómago.—Déjalo estar, Roy Lee —le dije, sintiéndome muy desdichado. Daba la impresión de que

cualquiercosarelacionadaconDorothymeponíaomuycontentoomuytriste.RoyLeememiróconcaradeinocenteyseencogiódehombros.—Deacuerdo,peroluegonodigasquenolosabías.Seguimosensayandoconelsujetadortodalatardehastaconvertirnosenunosexpertos,incluido

Quentin,que finalmentecedióa lasgráficasdescripcionesdeRoyLeesobre loquepodíapasar siunodominabael artededesabrochar sostenes.Cuando losdemás semarcharon—RoyLeeconelsosténescondidoensucazadora—,mamálepidióaQuentinquesequedaraacenar.Élhizolaveniadecostumbre.

—Meencantaría,señoraHickam.Seráunplacercenarensucompañía.Mamásonrió,encantada.—Sonny,¿porquénoerestútaneducadocomoQuentin?—Porquenoloheaprendidoencasa—respondí.—Esa lengua mordaz puede causarte más de un problema—me advirtió—. Tienes el sótano

hechounaverdaderapena.¿Quieresiralimpiarlo?

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—Ahoramismo—contesté, y me recordé a mímismo que a mimadre no había que hacerlaenfadarnisiquieraunpoco.

O’Dell reunió botellas de gaseosa durante la semana siguiente. Era fácil encontrarlas entre labasura.Quentinyyomezclamosdistintasmuestrasdepólvoranegra.IniciamosnuestraexcursiónaPine Knob el sábado siguiente, llevando cada uno de nosotros una bolsa con botellas llenas dediferentes mezclas. Primero tuvimos que subir hasta Water Tank, una montaña que recibía esenombreporlosdosdepósitoscilíndricosdeaguaquehabíaenloaltoyqueconteníanelaguapotabledeCoalwood.Una vez en los depósitos, tuvimos que bajar por la ladera y luego ascender por unbarrancohastaque llegamosa lacumbrepeladadePineKnob.Laempresaminerapropietariadellugar había talado esa parte de lamontaña hacíamás de una década y el bosque aún no se habíaregenerado.Sólohabíaunmardefeostoconesyunatierraáridayerosionada.

DespuésdeoírquejarseaQuentindelomuchoqueledolíanlospies,nosdispusimosainiciarlaspruebas,haciendoexplotarlasbotellasdegaseosamientrasobservábamosalabrigodelostocones.Sherman fue tomandonota.Quentin se pasó el rato lamentandonuestro nada científicométodo.Adecirverdad,nuestraspruebaseranmuypocoobjetivas,puesunabotellahechaañicoseramuydifícilde comparar conotra en elmismoestado.Sin embargo,yohabíamolidomucho lapólvorade laúltimabotellaquehicimosdetonar,yalreventarprodujouncráterdeunpalmodeprofundidad.HastaQuentinquedóimpresionado.

—Asíescomolavoyamezclarymolerparaelsiguientecohetequeconstruyamos—anuncié.Quentinseablandó.Sepodíadecirquehabíamoslogradounaverificacióncasicientífica:cuanto

másfinalapólvora,másgrandelaexplosión.Peseaqueestábamosfueradelapropiedaddelaempresa,luegonosenteramosdequealgunas

personasdeCoalwoodseguíanestandoencontradenuestrosexperimentos.Cadavezquehacíamosexplotarunabotella,alguienpensabaquelaminasaltabaporlosaires.Salíanasustadosalosporches,peroentoncesalguiendecía:«¡No,sonesoschicosdeloscohetes!».Despuéstodoelmundovolvíaaentrarensuscasas,hastaqueexplotabaotrabotellayserepetíaelmismoproceso.Cuandoregreséacasa,mamámedijoquepapáhabía recibidovarias llamadas referentesal ruidoqueproducíamos,incluidaunadelseñorVanDyke.Losorprendentefuequeélnomehizoelmenorcomentario.Yonoestabapisandopropiedaddelaempresa,asíquedebíapensarquehabíaacatadosusórdenes,almenoshasta cierto punto. Pine Knob era ideal para hacer explotar botellas, pero poco práctico comoplataformadelanzamiento.LaAMBCnecesitabasobretodounsitioquenoestuvieralejosydondepudieran lanzarse los cohetes sin que nadie se quejara. Pero ¿dónde encontrar un sitio así? Enrealidad,esadecisiónenconcretoestabaapuntodesermearrebatadadelasmanos.

En la reunión que el jueves por la tarde se celebró en el Club deMujeres, las Seis GrandesexhortaronamamáyalaseñoraVanDyke—sinquenadieselohubierapedido—sobreelasuntodeloscoheterosproscritos.Cuandomamámedespertóaldíasiguientetodavíaeradenoche.

—Levanta,vamosahablarcontupadre.Legañosoyaturdido,laseguíalacocina.Apapácasiselecayólatazacuandonosvioaparecer.

Eramuyraroquemamáestuvieralevantadaaesahora,yamíjamásmehabíavistoantesdesalirel

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sol.—¡Caray,Elsie,nomedesesossustos!—Sonnyyyotenemosquehablarcontigo,Homer.Papámemiróysedejócaerenlasilla.—Adelante.—QuieroquebusquesunamaneradequeSonnypuedalanzarsuscohetessinquetodoelmundo

seenfade.—¿Porquéhabríadehacertalcosa?—Porqueenestepueblohaygentequepiensaqueély losotroschicos intentanhaceralgoque

estábien.Aunqueyonoteníaniidea,papáyasabíadequiénestabahablandomamá,porsupuesto.—Esasviejasbrujasdemaestrassecreenquesólotienenquechasquearlosdedosparaquetodo

el pueblo se ponga a hacer lo que dicen.—Apuró el café—. Lo siento. Tengo órdenes de arriba.Además,VanDyketambiénhadichoquebastadecohetes.

—Después te arrepentirás, Homer—le advirtió mamá. Se arrebujó en su bata y salió con lacabezaaltadelacocina.

Yomequedésolo,delantedepapá,quienporfinreconociómipresencia.—¿Vestodoslosproblemasquenosestáscausando?—dijo.Noteníamuyclaroaquéproblemasenconcretoserefería.Despuésdetodo,yonohabíalanzado

ningúncohetedesdequemehabíaordenadoque lodejara.Sin embargo, cosa rara, ahora lo teníapendientedemí,ymeaprovechédeello.

—Papá,¿vanaderruirCoalwood?Memirócomosihubieraperdidoeljuicio.—¿Dequéestáshablando?—Heoídodecirqueelcarbónseestáagotandoyquelaempresapiensacerrar.Papávolviólacabezacomoparamirarhacialamina,peroseencontróconelcuadrodemamá.

Lo contempló durante unos momentos, como si jamás se hubiera fijado en él, y luego me mirónuevamente.

—Enesaminaaúnquedancincuentaañosdebuencarbón,sinomás.—PuesnoesesoloquediceelseñorDubonnet.Papáagarróelcantodelamesacomosifueraalevantarseparaatizarme.Finalmente,secalmó.—Dubonnetesunagitadorsindical.Noquieroquevuelvasahablarconél.Yosoyunhombrede

laempresa,y,porlotanto,túeresunchicodelaempresa.¿Hasentendido?Lo entendíamás de lo que él pensaba.No en vano era yo el que había recibido palizas de los

chicosmayores cuando el sindicato había organizado la huelga. Papá lo ignoraba.Yo estabamuyenfadado y quise decírselo, pero entonces sonó el teléfono negro. Papá corrió hacia el vestíbulo,levantóelauricularyaullóantesdequeelquellamabatuvieratiempodeabrirlaboca:

—¡Yavoy,malditasea!

El domingo,mamá, Jim y yo nos levantamos como de costumbre y nos vestimos para ir a la

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iglesia.Papá tambiénbajó,ataviadocon trajeycorbata.Mamánosehabría sorprendidomássi lohubiera visto aparecer desnudo.Resultó que el señorVanDyke le había pedido que asistiera a un«piscolabis»enelClubHousedespuésdelservicioreligioso.

—Vaya,vaya—canturreómamá—.Unpiscolabis.Cuántaelegancia.Papálamiróceñudo.—Elsie,ledijequeiríamoslosdos.Mamámeempujóparaqueecharaaandar,enderezándomedepasolacorbata.—Lopensaré—dijo.Casioírechinarlosdientesdepapá.Mis padres se sentaron en la parte de atrás, entre losVanDyke y losLassiter, elmédico y su

señora. Jim fue a sentarse con los chicos del equipo, que todavía estaban enfadados por no haberpodidoparticiparenlafinalestatal.Dehecho,papáhabíaconseguidoaplacarunpocoamihermano,queahoradisfrutabadelBuickcadasábadoporlanoche,ynoteníaqueiralavarloprimerosinoleapetecía.Yoestabacelosodesusprivilegios.Acababadecumplirquinceañosyaúnnoteníapermisodeconducir.Además,Jimsalíaconmuchaschicas,mientrasqueyono,ynoparecíaquelacosafueseacambiar.

EncontréaShermanyO’Dellymesentécercadeellos.Cuandoelcorosedispusoacantar, laseñoraDantzlerseadelantóparahacerunsolo.Seplantócuanaltaeraconsutúnicamarrón,yelsolqueentrabaporlosventanaleshizobrillarsupelocomolaplatafundida.Alterminarelsolo,suvozpareciódemorarseunpocoeneltechodelaiglesia.ElreverendoLanierselevantóyavanzóhastaelpúlpito. Pensé que tenía algo raro. Se le veía un poco preocupado. El hábito no le caía bien, ibadespeinado.

—El sermón de hoy—empezó con voz nerviosa—versará sobre el tema de los padres y loshijos.

Dijoa losfeligresesquevivíamosenunaépocaenquelospadresmuchasvecesnorecibíaneldebido respetoporpartede sushijos.Aloír estopuse la antena.Laempresapagabael sueldodelreverendoyeramuycapazdesugerirleel temadesussermones,quecasisiempreversabansobreaquellodedar alCésar loque eradelCésar. ¿Quéhijospodíannoestar respetandoa suspadres?¿Quiénessinoloscoheteros?

ElreverendoLaniernoscontóunahistoria.Éraseunavezunmuchachoquehacíacosasmalasycadavezquehacíauna,supobrepadreclavabaunclavoenunapuerta.Cuandoelhijosentóporfinlacabeza,supadreleperdonóyarrancótodoslosclavos.

—Pero aunque los clavos habían desaparecido—dijo tristemente el reverendo—, los agujerosseguíanallí,representandoeldolorqueanidabaenelcorazóndelpadre.

Cuandoelreverendoempezóamirarmemefuihundiendoenelbancosinpoderevitarlo.Habíaconseguidoquemesintieraculpabledealgodeloqueenrealidadnomesentíaculpable.Losclérigoseranmuy hábiles para ese tipo de cosas.Habló un rato de la pobre puertamaltratada y de lo quesignificaba,yluegosesacódelamangaunproverbio.Porsiyoaúndudabadequeibadirigidoamí,volvióamirarmefijamente.

—Elhijoneciosignificalaruinaparasupadre;deja,hijomío,deoírlaordenqueteapartadelaspalabrassabias.

Me hundí todavía más en el asiento.Me imaginaba a mi padre mirando a mi madre con una

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sonrisa, pagado de sí mismo. Creí entender la verdadera razón de que papá hubiera venido a laiglesia.¡Elpastorestabahaciendounsermóndeempresa!

Peroelreverendonohabíaterminadoaún.Tomóaire,nervioso.Estaveznomemiróamísinomásarriba,hacialosbancosdeatrás.

—Aprendílahistoriadelapuertaenelseminarioysiemprelallevodentrodemí.Laheutilizadomás de una vez para aconsejar a los jóvenes que se han vuelto un poco pendencieros. Pero losacontecimientosdeayernocheenCoalwoodmehicieronpensar:«¿Ysielpadre,envezdemartillearesosclavosconirahubieseidoaverasuhijoylehubieramostradosuamor,brindándolesutiempo,sugenerosidad,suinterés?Losagujerospodríanser,quizá,unreflejodelmalgeniodelpadremásquedesuamor».—Trascarraspearunpocoytirarsedelcuelloduro,añadió,conlavozapuntodequebrársele—: Ha habido ciertos problemas en el pueblo. Problemas entre padres e hijos. Pordescontadoqueelhijodeberespetaralpadre,perorecuerdotambiénloquesediceenProverbios23,versículo24:«Elqueengendraaunsabiosegozaráenél».Tenerunhijoqueansiaaprendereselmejorregalodetodos.

Aunquelonormaleraquepredominaseelsilencioenlacongregación,oíunoscuantosamenesprocedentesdelcoroyentonces,paramiregocijo,comprendíquiénhabíainfluidodirectamenteenlasegundapartedetanpeculiarsermón.Noeralaempresa.Eran«lasviejasbrujasquedominabanelcoro»:lasSeisGrandes.ElreverendoLaniernopredicabahaciaelcoro,sinoparaelcoro.

—Hijos,obedecedavuestrospadres—prosiguió.Estabalanzado—.Peropadres,ayudadasoñara vuestros hijos. Si están confusos, aconsejadlos. Si se extravían, buscadlos y llevadlos a casa.Nuestro Señor dijo: «Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se extravía, ¿no dejará a lasnoventaynueveenlamontañaparairenbuscadelaqueseperdió?Ysiconsiguedarconella,yoosaseguroquesesentirámásfelizporesaovejaqueporlasnoventaynuevequenoseextraviaron».Padres, os suplico que busquéis a vuestros hijos extraviados y que los rescatéis, dando vida a sussueños. Estos chicos, y todos sabemos que estoy hablando de nuestros «coheteros», tienen sueñosmuyimportantes.Hayqueayudarlos,nosofocarsuiniciativa.

—Amén—dijeronlasSeisGrandesalunísono.Sherman,O’Dellyyonosmiramosysonreímos.Entrelosdelequipodefútbolpudeoírsusurros

deindignación.Perodetrásdenosotros,dondeestabansentadosnuestrospadres,reinabaunsilencioglacial.ElreverendoLaniermirófijamentehaciaallíyluegoseenjugóelsudordelafrenteconlamangadesuhábito.Unmomentoantes,supropiaretóricaparecíahaberloelevadoporencimadelosfeligreses; ahora, quizá por la reacción de ciertos individuos que estaban detrás de mí, habíaregresadoalatierra.

—Comoeslógico—dijoconvoztemblorosa—,estoessólolaopinióndeunpobrepastor.Bien,quecanteelcoro.

El reverendo se sentó, escondido detrás del púlpito, pero el coro se puso en pie y entonó conespecial entusiasmo La fe de nuestros padres. El reverendo tenía que levantarse después y dar labendición,peropermaneciósentado.

Trasunosmomentosdevacilación,elseñorDantzler,queeseañohabíasidoelegidodiáconodelaiglesiadelaempresa,selevantóparapediratodosqueesperasenhastaqueelcorohubierasalido.MevolvíyviapapáyalseñorVanDykeconexpresióntaciturna.MamáylaseñoraVanDykelucían

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sendas sonrisas angelicales.LasSeisGrandes nos dedicaron a los coheteros unamirada seria.Yosabía qué significaba. Se habían arriesgado para echarnos un cable. Ahora nos tocaba a nosotroshacerlascosasbien.

Jimy lamayoríadelequipode fútbol se fueroncalleabajo,peroBucknospillóaSherman,aO’Dellyamíenlosescalonesdelaiglesia.

—El reverendo y los demás deberían preocuparse por el equipo de fútbol, no por vosotros,mocosos.

—Nomedigas.—O’Dellhizocomoquesequitabalachaqueta—.Vamos,grandullón, tevoyaenseñarcómolasgastaunmocoso.

Mamásaliódelaiglesiaenesemomentoyvioloquepasaba.—Hola,Buchanan—ledijoaBuck.—Hola,señoraHickam—repusoél,enderezándoselacorbataylaposturaalavez—.¿Cómoestá

usted?—Bien,Buchanan.¿Ytú?—También—respondióél.Nosmiróamenazadoramentey luegosiguiólospasosdelrestodel

equipo,quesehabíacongregadodelantedelBigStore.O’DellyShermanpartieronendireccióncontraria,dejándomeamíconmimadre.—¿Porquénomeesperasaquíunminuto,Sonny?—medijo,ysefueconlaseñoraVanDykeal

ClubHouse.Miré hacia la zona de estacionamiento y vi a papá y al señorVanDyke rodeados demaestrosdeCoalwood.Cuandoestossedispersaron,papámebuscócon lamiradayme lanzó lasllavesdelBuick.

—Vamosaversipracticasunpoco—dijo.Suvozysuaspectoerandeabsolutodisgusto.—¿Deveras?—Amímeencantabaelplan.Normalmente,teníaqueimplorarlevariosdíaspara

quemedejasepracticar.Papásubióalasientodelacompañante.—VehaciaFrogLevel.Conduje en silencio y con cuidadomientras papá se limitaba a gruñir cuandomemetía en un

bache.AlllegaralcampamentodeFrogLevelmeindicólapistadetierraquedescendíahacialazonadesérticaquellamábamosBigBranch.MedesviéyprocurénopillarningúnhoyopormiedoaqueelenormeBuickpudieraperderelcárter.Treskilómetrosmásadelante,papámedijoqueparaseenunaescombreraabandonada.

—Vamosaecharunvistazo—dijo.Caminamosporlaarenosasuperficiedelaescombrera.Losbulldozershabíanaplanadomilesde

toneladasdeciscohastacrearundesiertonegroqueseextendíaporelvalle,enelquenocrecíaniunárbolniunabriznadehierba.

—Si quieres disparar cohetes, aquí tienes un sitio —anunció—. Nadie podrá verte ni oírte.Disponesdetodoelvalle.

Miréboquiabiertoelenormellanonegro.—¿Cuántomidedelargo?—Unkilómetroymedio,másomenos.Contemplélaescombreraarrasadaporelsolyluegolasmontañas;miimaginaciónfuncionabaa

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todavelocidad.Vicómoibaasertodo:elblocao,laplataformadelanzamiento,ynuestroscoheteselevándoseconestruendoentrelasescarpadascolinas…

—CaboCoalwood—musité,casisinaliento.Papácontemplólaáridaescombreraymeneólacabeza.—Ereselúnicoquequierehaceralgoaquí.Vámonos.—Sólounacosa,papá.—¿Qué?Mesentíinquieto.—Necesitamosun techado,unblocaodondeponernosacubiertocuando lancemos loscohetes.

¿Podríasdarnosunosmaderosparaconstruiruno?Papásequitósuelegantesombrerodelosdomingosysegolpeólapiernaconél.—Lapropiedaddelaempresaesparaasuntosdelaempresa,noparalanzarcohetes.—Aunque sea madera de desecho —dije, presintiendo que debía aprovechar la ocasión—. Y

tambiénnecesitaríamosunpocodehojalataparaeltejado.Papávolvióalcocheyluegosevolvióymeseñalóconeldedo.—Sitedoyesamadera,yhasdesaberquehastaladedesechoescara,quieroqueacambiotodo

esteasuntodeloscohetesnovuelvaainfluirparanadaenCoalwood.¿Estáclaro?—Muchasgracias,papá.Mi padre volvió a ponerse el sombrero. Parecía aliviado, aunque su rostro mostraba cierta

ansiedad.—Vamos—dijoconapremio—.SabeDiosquéhistoriaslesestarácontandotumadrealosVan

Dyke.Volví la cabeza paramirar la vasta escombreramientras seguía ami padre hacia el coche. La

AMBCteníaporfinunasede:CaboCoalwood.NoveíaelmomentodecontárseloaQuentin.

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8-LaconstruccióndelCabo

En el otro cabo, el de Florida, la actividad era desbordante. Las FuerzasAéreas lanzaban cohetesbalísticoscadasemana.Muchosdeellosestallabaninsitu,espectacularmente,peroalgunosllegabanaaproximarse a la trayectoriaprevista.El5de febrerode1958, el desventuradoequipoVanguardhizounnuevointentodeponerenórbitaunsatélite,perofalló,aunqueestavezelcoheteconsiguiódejaratráslatorredelanzamientoantesdeexplotar.El17demarzolointentarondenuevo,yenestaocasiónpusieronenórbitaunsatélitedeunkilocuatrocientoscincuentagramosapodadoGrapefruit[Pomelo].EldoctorVonBraunpusoenórbitaotroExplorerdecatorcekilosel26demarzo.ParecíaqueEstadosUnidoshabíaencarriladolascosas.Luego,enmayo,laUniónSoviéticapusoenórbitaelSputnikIIIconunsorprendentepesodemiltrescientosveinticincokilos.Algunosnorteamericanos,como los que yo imaginaba que habrían desertado enValleyForge o capitulado después dePearlHarbor,dijeronquetalvezerapreferibleabandonarlacosmonáutica.

PeroeldoctorVonBraunnopensabaabandonar.Segúnunainformaciónaparecidaenlaprensa,estaba construyendo un gigantesco cohete llamadoSaturn. En la primavera de esemismo año, elCongresoylaadministraciónEisenhowercrearonlaAdministraciónNacionaldeAeronáuticaydelEspacio (NASA)para poner orden en el programa espacial.Leí que el doctorVonBraunpensabadejar el ejército para ingresar en la NASA. Si él lo hacía, la agencia espacial sería también miobjetivo.

CuandofaltabanunosdíasparaeltérminodemidécimocursoenBigCreek,elseñorTurnerhizounadesusescasasaparicionesenelsalóndeactos.Todosesperábamosunsermónsobreelespíritude la escuela, sobre lanecesidaddepensar enel equipode fútboldurante elveranoyanimarloelsiguienteotoño.RoyLeeyyonossentamosjuntos.NotéungolpeenelhombroyalvolvermeviqueValentineCarminamesonreía.LoschicossolíandecirqueValentine,queibauncursopordelantedelmío,estabacomountren.

—Hola,Sonny—dijo,enseñándomesusperfectosdientes.Poralgunarazón,yosiemprelehabíacaídobien.Silosotroschicosestabanhaciendoalgoyella

veía una silla vacía ami lado en el salón de actos, solía acercarse para hablar de cualquier cosaconmigo.EradeBerwind,unodelospueblosmássuciosydurosdetodoelcondado.Eralamayordesietehermanosy,segúndecía,loshabíacriadoellaatodosporquesumadreestaba«hechapolvo».ValentinetambiénhabíatenidosusmásysusmenosconelseñorTurner.Lafacciónqueellaliderabaen el club de animadoras había recibido la advertencia de no ponersemás vestidos cortos, de nofumarenloslavabosnisaltarseclasesparabesuquearseconchicosenlasaladondeseguardabanlosinstrumentosdelabanda.Ellahabíarespondidopresentándoseconlosvestidosrepulgadosporabajoy festoneadospor arriba, amenazando, enpalabrasdel señorTurner, con«quedar reducidos aunafranjahorizontal».Valentinecedióenlodelaropa,peroconservandosuchaquetadeanimadora,quellevaba pícaramente desabrochada. Cuando pasaba por el pasillo, todo el personal masculino sedeteníaysevolvíaparamirarla.Avecesseacercabaamípordetrásenelpasillo,mecogíadelbrazoyhacíaquelaacompañaraasuclase.Yosiempremesentíaorgullosodeserelelegido.

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RoyLeegirócasienredondo.—Oh,Valentine—canturreó—.MidulceValentine.—Cállate—rezongóella,yluegomemiróconunasonrisaradiante—.¿Cómoteva,encanto?Yonuncasabíaquédecirle.—Muybien,gracias—respondí—.¿Yati?—Tirando—dijomientraslanzabaaRoyLeeunamiradafurtiva—.Sóloqueestaríamejorsitúy

yobuscáramosunsitiodondebesarnos.MederretíallímismomientrasRoyLeemepinchabaenbromalascostillas.—OlvídatedeDorothy—mesusurróaloído—.Sácaleunpocodepartidoaesecuerpazo.No tuve oportunidad de reaccionar. Todo el mundo se calló cuando el señor Turner subió al

estrado.Eldirectorsesituódetrásdeunatril,mirandoenfadadohaciael lugardedondesurgíaelmenor ruido.Almomento, hasta los alumnosmásmovidos se quedaron quietos comopiedras.Elseñor Turner habló de dos cosas, ambas eran lo suficientemente graves como para sacudir loscimientosdenuestrasjóvenesvidas.

El institutoBigCreek,pasóadecirelseñorTurnerconsuvozchillona,habíasidosancionadoconunasuspensiónparalatemporadade1958,locualsignificabaquenohabríapartidosdefútbol.Niunosolo.Elmotivodelasuspensióneraelsiguiente:ungrupodepadresbienintencionadoshabíafracasado en su intento de obligar judicialmente a la comisión deportiva juvenil de VirginiaOccidentalaquedejasejugaraBigCreeklafinalestatalde1957.Todosnosquedamosestupefactos.Igualhubierapodidoanunciarqueibaaquemarelcentro.Losdelequipodefútbolmurmuraronporlobajo.Elentrenador,Gainer,selevantóyloshizocallar.

—¡Portaoscomohombres!—exclamó—.¡Demostraddequémaderaestáishechos!El señor Turner tenía más cosas que decir. Big Creek iba a ser reestructurado, explicó,

empezandopor loscursosentre losque seencontrabaelmío.Se ibaa establecerunprogramadeestudios más exigente, como resultado del Sputnik y del temor de que los chicos americanosestuvieranmuypordebajodelosrusoseneducación.ElseñorTurnerseaferróalatrilynosmiró.

—Enestecentroseacabaronlasasignaturasfáciles—anunció.Habíamosoídodosmalasnoticias,prosiguió.—Nosepuedehacernada respectoa la suspensión—dijo,mirandoa loschicosdelequipode

fútbol—.Acéptenlosindarlemásvueltas.Peroloscambiosenelprogramadeestudiossonotracosa.Cuando acaben aquí, algunos de ustedes irán a trabajar a lasminas de carbón, otros cumplirán elserviciomilitaryotrosmás,nolossuficientesparamigusto,iránalauniversidad.Laschicasseránamasdecasa,enfermeras,maestras,secretarias.PuedequeinclusoalgunallegueaserpresidentadeEstadosUnidos.

Hubounmurmulloderisas,rápidamentesofocadoporlosgestosseverosdeotrosalumnos.ElseñorTurnerpaseólamiradaporlaconcurrencia,orgullosoysegurodesímismo.—Laprensaylatelevisióndicenquelosalumnosrusossonlosmejoresdelmundo—afirmó—.

Noshablandelointeligentesqueson,dequeelmundoenterotendráqueagacharlacabezacuandoocupencargos importantes.Puesbien,yoafirmoquelosalumnosdeBigCreeknohandesentirseavergonzados ante nadie. Ustedes disponen de una magnífica educación a cargo de profesoresexcelentes.Provienende lamejor clase trabajadoradelmundo,del estadomás fuertede laUnión.

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¿Losrusos?Medan lástima.Siellos losconocieranaustedescomoyo losconozco,seecharíanatemblarahoramismo.

Seiscientos rostrosmiraron extasiados a aquel hombremenudo.El silencio fue total hasta queunodelosjugadoresdelequipodefútbolsoltóungruñido.

ElseñorTurnermirórápidamentehaciadondeestabaelchicoencuestión,yGainerselevantóehizootrotanto.Loschicosdelequipovolvieronlacabezahaciaelacusado.

ElseñorTurnerdesviólavistaysedirigiódenuevoalaasamblea.—Yencuantoalasnuevasexigenciasacadémicas—dijo—,novaasercosafácil.Nosóloporel

contenido.Segúnyoloveo,habráalmenoseldobledemateriasencadaañoescolar.Esosignificaráungranaumentodeltrabajoenclaseymuchosdeberes.

»Debenustedesdedicarsede llenoa losestudios.Hacermenosqueesosignificadefraudara lanación,alestado,alospadres,alosprofesoresy,endefinitiva,austedesmismos.Recuerdenesto:elbuenciudadanoeselciudadanoinstruido.

»MeditensobreestepoemadeWilliamErnestHenley—añadió,abriendounlibroyponiéndoselasgafas.

RoyLeeresoplóconimpaciencia.Notéquelosalumnossemovían,inquietos,ensusasientos.ElseñorTurnerhabíacautivadonuestraatenciónhastaahora,pero¿unpoema?

ElpoemaresultóserInvictus.MientraselseñorTurnerloleía,todosnosotros,incluidoRoyLee,quedamosembebidosenél:

—«Noimportacuánestrechasealapuertanicuánlargalalistadeloscastigos,yosoydueñodemidestinoycapitándemialma».ElseñorTurnercerróellibrodegolpe.Yocasisaltédelasiento.Enmediodeaquelsilencio,elruidofuecomounpistoletazo.

—Yahora—ordenó—,lasanimadorasnoscantaránelhimnodelinstituto.Las animadoras, que se habían sentado todas juntas, subieron tímidamente al escenario. No

llevabanlosuniformesderigor.—Vamos—lesordenóelseñorTurner—.¡Acantartodoelmundo!—Adelante, adelante, verdiblancos —entonaron débilmente las animadoras, mirándose entre

ellas.Losdemásfuimosrecordandolaletra,ypocodespuéselauditoriorugíaconfervor:—¡Estamoslistosparaelcombate!¡Agarraesapelotaycorreesalínea,lasestrellasdeBigCreek

vanabrillar!¡Pelearemoshastaelfinporlaenseñaverdiblanca…!Al terminarhuboaplausosyvítoresentusiastas,casicomosiestuviéramosanimandoalequipo

despuésdeconseguiruntanto.Perocomonohabíanadadequealegrarse,elrumorfueapagándoserápidamenteyseprodujounsilencioestupefacto.ElseñorTurnerseapartódelatrilehizounaseñaanuestrosprofesores,quesepusierondepieyempezaronasacarnosdelauditorio.

—Noshanjodido—oídeciraValentinedetrásdemícuandoibaporelpasillo.RoyLee,aligualqueyo,estabademasiadoperplejoparadecirnada.Losdelequipodefútbolse

congregaronentornoasuexaltadoentrenador,implorandoenvanoalgunaclasedeindulto.BusquéaDorothyyviqueestabaconEmilySue; teníacaradehaberllorado.Quiseacercarmeaellaperohabíademasiadaaglomeración.Cuandoconseguí abrirmepasoy salirdel salóndeactos,Dorothyhabía desaparecido.Mientras yo sacaba un libro demi taquilla, Buck descargó un puñetazo en la

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puertadelasuya.—¡Malditasea!—aulló.Todoelmundosequedódepiedraantesuarrebatoderabia.ElseñorTurneraparecióalinstante.

Todos,menosBuckyyo,salieronpitando.Yonopudehacerlo.—SeñorTrant,esperoquenohayaabolladoustedlataquilla—dijoelseñorTurnerentonomás

fríoqueelhielo—.Delocontrariopagaráustedlareparación.Ah,mehaparecidooírlemaldecir.Quedeclaroquenopiensopermitiresascosasenmicentro.

Buckseirguió,colosal,anteelmenudodirector.—Yanopodrétenerunabecadefútbol—dijo;empezóatemblarleellabioinferioryunagruesa

lágrimaresbalóporsumejilla—.Tendréquepasarelrestodemividaenlasminasdecarbón.¡Noesjusto!

—Enesoestoydeacuerdo.Nohahabidonadadejustoenestadecisión,essólounavenganzamásomenosmezquina,peroellonopuedeservirdeexcusaparaqueenmicentrosedériendasueltaalamalaeducación.

BuckfrunciósuspobladascejasymiróalseñorTurnerconcaradepreocupación.—¿Yquévoyahaceryo?—preguntó.—¿Hacer?Pues loquehacemos todoscadadía: tratardesaliradelantecon loqueDiosnosha

dado.Bien,sihaterminadoustedconsuslloriqueos,yapuedeiraclase.—Luegoclavósusojosenmí—:¿Yustedquémira,fabricantedecohetes?

Sindecirnada,metílamanoenmitaquilla,agarréloslibrosyechéaandarcasialtrote.—¡Nadadecarrerasenelpasillo!—megritóelseñorTurnercuandoyodoblabalaesquina.Las clases de la tarde fueron deprimentes.Dorothy se pasó la de biología secándose los ojos.

Cuandosonóeltimbrerecogióloslibrosyfuehacialapuerta.Yolaseguí,peroellaseencontróenelpasilloconVernonHolbrook,unodelequipodelosmayores.Dorothyseacurrucóensuhombro,sollozandocomounadesesperada.Élletocólamejillaylesecólaslágrimas.EmilySuesellegóadondeyoestabayvioelpanorama.

—¡VayaporDios!—exclamó.Yocasinopodíarespirar.—Nodigasnada—acertéamurmurar.—¿Yo?Nipensarlo—repuso—.Laimagenhablaporsísola.Yamedisponíaa cantarle las cuarenta,peroEmilySue sealejóporelpasillo.Cuandovolví a

mirar,DorothyyVernontambiénsehabíanido.Mesentíterriblementesoloenmediodeunmardeestudiantes.

EncuantoJimpusoelpieenelumbral,elpesimismoylarabiaseapoderarondenuestracasa.Mihermanomostrósudescontento lanzandolos librosalsuelode lasala,subiendoybajandopor lasescalerasdedosendos,cerrandolaspuertasconfuerzaychillándoleapapátanprontocomovolviódeltrabajo,acusándoloeleserelcausantedelacatástrofe.

—Yabasta,Jimmie—leamonestómamámientraspapáguardabauncompungidosilencio.—¡Túloestropeastetodo!—lloriqueóJim—.¡Yanomedaránunabecadefútbol!

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—Irásalauniversidad,Jim—dijopapásinalterarse—.Notepreocupesporeso.Yocorreréconlosgastos.

—¡Peroyoqueríajugarenunequipouniversitario!Siesteañonojuego,ningunauniversidadsevaafijarenmí.¡Nuncateloperdonaré,papá!

—¡JamesVenableHickam,hedichoquebasta!—insistiómamáen el tonoduroy rotundoqueempleabaparahaceradvertencias.

Jimabriólaboca,perosecontuvoaldarsecuentadequemamáestabaapuntodesaltar.Subióporlaescaleraarmandomuchoalboroto,ahuyentóaDaisyMaeycerrólapuertadesucuarto.Mástarde,mientraspapáserefugiabaenlasalaymamárefunfuñabaenlacocina,loschicosdelequiposereunieronenlahabitacióndeJim,tramandofútilesactosdeprotesta.

Amí nome daban pena. Incluso pensé enmeter un pocomás de cizaña. Fui al cuarto de Jim,entreabrílapuertaysugerí,nosinciertaironía,quetalvezpodríaningresarenlabandadelinstituto.Jimseabalanzósobremíyyocorríaencerrarmeenmicuarto.

—Te mataré, Sonny —le oí gritar en el pasillo. Tan solemne había sido su afirmación anteaquelloschicosmusculososfrenteamipuertaquesentíauntremendoescalofrío.Eracomosiahorayotuvieralaculpadetodoloqueleshabíapasado.

Coalwoodpareciósumirseenlamelancolía.Engeneralelcomadreodecostumbrecoincidíaenquemipadrehabíaactuadoestúpidamente.Lamayoríaconsiderabaquepapásehabíavueltoameterdondenolollamaban.

MipadrenollevóaCaboCoalwoodlastablasquehabíaprometido.Despuésdedarlelalatatodalasemana,decidípasaralaacciónysubíalacarpinteríadelaminaenbuscadelseñorMcDuff.Alentrar en el inmaculado y pequeño taller, que olía a pino y roble recién aserrados, lo encontrétrabajando con una ruidosa sierra de cinta. El señorMcDuff la apagó y le dije lo que papá habíaindicadoquepodíallevarme.Metiólamanobajolagorrablancayserascólacabeza.

—Nosabíanada,Sonny,perohayunmontóndemaderadedesechodetrásdel taller.Creoquepuedes llevártela. Para la hojalata tendrás que ir a ver aFerro. ¿Qué le ha parecido a tumadre lanuevacerca?

Queyosupiera,laresucitadacercadesurosaledaleparecíabien.Almenosestanoibaamoversedesitio,porqueelseñorMcDufflahabíahechoconunasestacasgruesascomopostesdeteléfonoyunos travesañosquepodríanhaberservidodebrochalesen lamina.Lamaderadedesechoquememandó a buscar resultó ser unmontónde hermosas tablas de pinoparamachihembrar.Le pedí alseñorMcDuffunosclavosyélmepasóunacajallenadeellos.LlaméaO’Dell,yunpardehorasdespuésoíelfamiliarronroneodelcamióndelabasuraquellegabaalacarpintería.Cargamoslastablas y nos dirigimos hacia los grandes talleres demaquinaria que dirigía con espíritumilitar elseñorLeonFerro.

Hileras de tornos, laminadoras, limadoras y prensas taladradoras rugían, gemían y siseabancuando entré con O’Dell. Veinte hombres trabajaban durante el turno de día proporcionandorecambiosparalamaquinariadelaminayfabricandotodaunaseriedesoportesyelementosparalaestructura.Cuandopreguntépor el señorFerro, loshombresme señalaron sudespacho,una jaulaacristaladaquemirabahaciaeltaller.ElseñorFerroseretrepóensusillón,conlasmanosenlanuca,mientrasyolesolicitabaunpocodehojalata.

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—Verás, Sonny—dijo afablemente—, hasta estamañana tenía un poco, pero ha venido JuniorCassellysehallevadounaparteparahacerunacasetaparaelperro;elrestoselallevóelreverendoRichardpararepararel tejadodesu iglesia.Yaunquemequedaraunapoca,yonoregalonada,niaunqueseamaterialdedesecho.Siquieresalgo,hagamosuntrato.¿Túquéofreces?

—Nada—admití.Ferroseencogiódehombros.—Entonceslosiento.Vuelvecuandotengasalgo.Decidí ir a ver al reverendo Richard. Lo encontramos en la parte de atrás de la iglesia,

examinandosupequeñareservadehojalata.MepreguntéquéhabríadadoalseñorFerroacambiodelmaterial.Vestíatrajenegroycorbatanegra,comosiacabaradellegardeunfuneral.Calzabazapatosblancosynegros,largosyestrechos,ysosteníaenlamanounpanamá.

—Hola,chicos—dijodistraídamente,yentoncesvioqueerayo—.¡Sonny!Nosabescómoechodemenoslosperiódicosquemetraías.

—Yyosushistorias,señor.O’Dellleexplicóloquenecesitábamos.—Me encantaría ayudaros —dijo el reverendo—, de veras, pero con esto ni siquiera tengo

bastanteparamitejado.—Perosielsuyoesderipias—señalé.Élasintió.—Situvieraripias,lasusaría,perotodoloquetengoeshojalata.—EmmettJonesguardaunmontónderipiascercadesucajadecarbón—leinformóO’Dell—.

Soncasidelmismocolor.—Nomedigas.—ElreverendoRichardsemostrómuyinteresado—.Nomeimportaríahacerun

cambiosimelaspudieraisconseguir.Empezábamos a estudiar lamanera de hacer un trueque al estiloCoalwood. Encontramos a la

mujerdeJonesempujandouncortacésped.—Emmettestáeneltrabajo—dijo,echandounvistazoalcamióndelabasura—,perosimetraéis

uncargamentodetierrabuenaparaplantar,lasripiassonvuestras.Lamejor tierraparaplantasestabaenBigBranch.PasamosporcasadeO’Dell,buscamosdos

palasyunpicoyfuimoshastadondelacarreteratorcíahacialasmontañas.O’Dellyyonospusimosatrabajarenunclaro,juntoaunarroyo,hastaquecargamoselcamiónconesagredanegratípicadeVirginia Occidental. Al terminar estábamos cubiertos de tierra y sudor. La señora Jones seentusiasmóalvernosllegarconelcamióncargado.

—¡Lasfloressepondránpreciosas!—exclamó,comosiyapudieraverlas.Justocuandoelsolseocultabatraslosriscosdeponiente,O’Delldescargólahojalatajuntocon

lastablasylosclavos.Alamañanasiguiente,Quentinllegóatiempoparaeldesayuno.Mamálehizocomerunaraciónextradehojuelas.Quentinquedótanllenoqueapenaspodíaandar.Fuialsótanoenbuscademartillosysierrasy losmetíen la traseradeldestartaladocochedeRoyLee.DecaminorecogimosaO’DellySherman.

O’Dellhabíahechounplanoparanuestroblocaoenuntrozodepapel.—Yonosoyelcarpinteronielhijodelcarpintero—canturreómientraslosdemásserrábamosy

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clavábamosclavos—,peromeocuparédelacarpinteríamientrasllegaelcarpintero.Elsolnosdabadelleno.Lacisqueraparecíaunhorno.Paramanteneraltalamoral,cantamoscon

disonante entusiasmo los trozos que recordábamos de Be-Bop-A-Lula, The Great Pretender,BlueberryHill yThat’ll Be the Day. Si no sabíamos toda la letra, repetíamos una y otra vez losfragmentosquerecordábamos.RoyLee teníabuenavoz.MientrasmemirabadereojonosofrecióunaversiónpersonaldeAllIHaveToDoisDream,delosEverlyBrothers:

Soñar,soñar,soñar,todoloqueSonnyhaceessoñarysoñar.CuandoquiereteneraDorothyensusbrazos,cuandolaquiereaellaytodossusencantos,cuandodeseaaDorothy,todoloquehaceessoñar…Elproblemaes…quesepasalavidasoñando.

Mereídelaletraimprovisada,peronoporesodejódedolerme.Cuando nos hartamos del calor fuimos al riachuelo fangoso que pasaba por detrás de la

escombrera,nos sentamosen las rocasynos refrescamos lospies enel agua.Quentin,queestabamareadoacausadelbochorno,setendióenlacorrienteylosdemásvolvimosaltrabajo.

—Deberíamostenerunaplataformadelanzamiento—señalóO’Dell.—¿Algunodevosotrossabehacerhormigón?—pregunté.—Yo no soy el que hace hormigón ni el hijo del que hace hormigón… —corearon todos

alegremente mientras Quentin, tambaleándose un poco, llegó del riachuelo quejándose de que lehabíamordidounaanguila.Diporterminadalajornadadetrabajo.Estábamosextenuados.

CuandomamávioaQuentin,me regañópor ser cruel conelpobrechico.LehizobeberaguasuficienteparahundirelacorazadoMissouri,loatiborródepanyalubiasyluegolomandóadormiramicama.Yosaquéunasmantasdelarmariodelvestíbuloymedispuseapasarlanocheeneldivándelasaladeestar.Papállegótardeymeencontróallí.Encendióunalámpara.

—Meheenteradodequehasestadoenlostalleres—dijo.Asomélanarizporsobrelasmantas.—Medijistequepodíallevarmematerialdedesecho.—Es posible—reconoció distraído, y luego pareció darse cuenta de dónde me encontraba—.

¿Porquéduermeseneldiván?—HemosestadotodoeldíaconstruyendounblocaoymamádijoqueQuentinestabademasiado

cansadoparairseasucasa.Estádurmiendoenmicama.—¿Yatenéislistoelblocao?—Lamitad,másomenos.¿Quieresveniraverlo?Papábostezó.—Recuerdaloqueprometiste.Noquierovernioírunsolocoheteenelpueblo.—No te preocupes, papá—respondí. Si Jim fuera miembro de la AMBC, pensé, papá habría

venidoaayudarnosaclavarclavos.

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—Hoyhevistoa Ikeenel torno—dijoderepente—.Mehacontadoque ibaaenseñartecómofuncionanlasmáquinas.Lehedichoquedeacuerdo,siemprequeseadurantesutiempolibreysinutilizarmaterialdelaempresa.

¡ElseñorBykovskisehabíaacordado!—¡Gracias!—exclaméconunasonrisa.Mientusiasmolepillóconlaguardiabaja.—Bueno,notedesmandes—dijo.—Notepreocupes.—Nada de material de la mina —repitió—. ¿Entendido? Puedes emplear las máquinas, pero

tendrásquecomprarelaluminioyelacero.—Aúnmequedadinerodecuandorepartíaperiódicos—dije,sindejardesonreír.Papámemirócondesconcierto,comosifueselaprimeravezquereparabaenmí.—Buenasnoches,jovencito—dijoalfin,yapagólalámpara.Meacurruqué en la cama improvisaday leoí subir por la escaleradepuntillas.La sala estaba

debajo del cuarto demimadre.Oí crujir las tablas del suelo cuando cruzó la habitación hacia lapuertamientras papá iba por el pasillo. Tras unos segundos de silencio oí quemamá volvía a sucama,y luegoel ruidodelsomier.Oíquesecerraba lapuertadelcuartodepapá.Creoqueestabaempezandoahacermemayor,porqueporprimeravezcomprendí,almenosunpoco,lasoledadylafrustraciónqueamenudoparecíanllenarnuestracasa.

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9-JakeMosby

AukV-VIII

Todos los años la fábrica de Ohio escogía a varios de sus ingenieros jóvenes y los mandaba aCoalwood,aunaespeciedeentrenamientomineroquedirigíamipadre.Loprimeroquehacíapapácon los ingenieros novatos, como se los llamaba, era meterlos en la mina y hacerles caminarkilómetrosbajo tierra.Laalturamediade laminaeradeunmetroymedio.Recorrerlaobligabaadoblarsepor lacinturayagachar lacabeza.Losmineros sabíancuándopapá llevabaaunode susjóvenesdetrásporquelosoíanllegar,apapádarsuacostumbradaexplicaciónsobreeltrabajoyalnovatogolpearconsucascoeltechodelagalería.Trasunpardedíasdesemejantetortura,bastantesdeaquellosjóvenesingenieroshacíanlamaletaysevolvíanaOhio.UnodelosqueaguantófueJakeMosby.Jakeseconvertiríaenunelementoimportantedenuestrasactividades.

Cuando lo conocí yo estaba en noveno curso. Algunos de mis compradores de periódicos sealojaban en el Club House, la mansión neogeorgiana situada en un promontorio delante del BigStore.ElClubHousehabía sido construidopor el hijo del señorCarter a suvuelta de laPrimeraGuerraMundial.Debidoalaescasezdeviviendadurantelaexpansiónmineradelosañosveinte,lahabíanconvertidoen fonda.Desdeentonces lahabían idoampliandohastadisponerdedocenasdehabitacionesparaminerossolterosyfamiliasdepaso.

LaseñoraDavenport,laadministradoradelClubHouse,medijoquesubieraalahabitacióndelseñorMosby,nosinantesexplicarmequeestellevabaallíunasemanayquesuponíaqueibaaestarenelpuebloeltiemposuficienteparaqueleinteresaraelperiódico.EncontréaJakeespatarradobocaabajodelantedelapuertadesuhabitación.Llevabaeltípicouniformedeingenieronovel:camisadelona y pantalones anchos de color caqui remetidos en las consabidas botas de piel marrón. A unpalmodeunadesusmanoshabíaunfrascovacío.MebastóolfatearlounmomentoparasaberquehabíacontenidoelaguardienteilegalquedestilabaJohn-EyeBlevins.John-Eyehabíaperdidounpieen la mina y la empresa hizo la vista gorda cuando decidió complementar su exigua pensiónvendiendofrascosdefrutallenosdeaquellíquidotransparenteysalvaje.Dejéunperiódicojuntoalfrascoymedispuseamarchar,peroJakepreguntó,sinabrirlosojos:

—¿Quiénerestú?—Elchicodelosperiódicos—respondí—.¿Deseasuscribirse?Jake se volvió, se incorporó un poco y se limpió la boca con el dorso de lamano.Apartó el

periódicoyalcanzóelfrasco,peroalverqueestabavacíolodejónuevamentedondeestaba.—Malditasea—masculló.Memiróbizqueandoysemesólarubiacabellera—.¿Quéhoraes?—

preguntó.—Lasseismenosdiez,señor.—¿Delamañanaodelatarde?EllicordeJohn-Eyelohabíadejadogrogui.—Delamañana.Jakesoltóunapalabrotayapenasconsiguióponersederodillasantesdederrumbarsecomoun

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sacodepatatas.Sellevólasmanosalvientre.—Meestoymuriendo—anuncióconungruñidoqueterminóenungemidoprolongado.—¿Quierequevayaabuscaralmédico?Meindicóporseñasquemeacercara.—Nadademédicos—dijo—.¿Cómotellamas,chico?Megustaríasaberconquiénestoycuando

vayaahacercompañíaalosángeles.Selodijeyluegoestrechésumanohúmedacuandoélmelaofreció.Acontinuaciónmelimpiéla

manoenlospantalones.—NoserásparientedeHomerHickam,¿verdad?Respondíqueerasuhijo.—Puestupadre…,tupadre…—Seestrujóelabrasadocerebroenbuscadelapalabraadecuada,y

luegorodóbocaarribaysepusounbrazosobrelacara—.Tupadre…—DicenquepapáesunhijodeputatratandoalosnovatosdeOhio—terminéporél,contodoel

laconismoquelaedadylahoramepermitían.Mosbyseechóareír.—Ay,cómoduele.—Levantólacabezayabrióunsoloojo—.Tienesrazón,Sonny.Esunhijode

lagranputa.—BienvenidoaCoalwood—dije—.¿QuiereelTelegraph?Noloquería.Nopodíapagarlo,meaclaró,yyomeguardéelejemplar.Mástardeselomencioné

amamá,queseechóareír.—¿QuieressaberalgomásacercadeeseJakeMosby?Supadreeselpropietariodelveintepor

cientodelaaceríadelaquedependeestepueblo.Tienemuchísimodinero.VolvíaencontraraJakeenlafiestadeNavidadquelaempresaorganizóenelClubHouse.Erala

primera vez que lo veía de pie. Estaba apoyado contra la repisa de la chimenea que había en elvestíbulodelaplantabaja,conunacopaenlamano,hablandoconlanuevasecretariadelseñorVanDyke, una rubia guapa y vivaracha importada nada menos que de Nueva York. Mosby lucía unesmoquinespléndido,elprimeroqueyoveía.Eraalto,odesmadejado,comohabríadichomimadre.Ellayotrasseñorasestabanenunaesquinaylomiraban.

—EsigualqueHenryFonda—oícomentarauna.Lasecretariatambiéneraobjetodelaconversacióndelasseñoras.—Perobueno,¿túhasoídoeseacento?NosécómoseentiendenalláenelNorte.Aquellanoche,Jakeconvencióa lasecretariadeiradarunavueltaensuCorvette.Apesardel

volumendeladisonantemúsicaacargodeCecilSutterandtheMiners,oíperfectamentelosgrititosdeplacerdelachicacuandopasabanenelcocheporlacallecubiertadehieloquediscurríajuntoalaiglesia.CuandolosdosregresaronalClubHouse,estaban«borrachoscomocubas»,segúndijomimadre,arrugandolanariz.Jakeylasecretariafueronhaciaelsalóndebaileyseenzarzaronenunmeneoobscenomientraslagenteseapartabadeellosperplejayensilencio.ElgrupodejódetocaryelacordeonistaquedóboquiabiertocuandoJakesesituódetrásdelasecretariaycasilebesuqueóeltraseroallímismo,delantedetodoelmundo.Jakesepusodepie.

—¿Porquédejáisdetocar?—farfulló.Seapoyóenlamesarepletadepostres,peroestacedióyJakefueapararalsuelo.Yallísequedó,

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conlacarallenadevainillayazúcardealcorzaverdeyunaestúpidasonrisaenloslabios,hastaquemipadreordenóque lo sacaranarrastrándolode laspiernas.Lodejaronmedio inconscienteenelporche,conlanievequeempezabaacubrirlo,hastaqueconvencíaJimdequemeayudaseasubirloasu habitación. La secretaria importada del señor Van Dyke dejó el pueblo la mañana después deNochevieja.Jakesequedó,puestoque,comopapáleexplicóamamá,elseñorVanDykepensabaqueelchico«prometía».

—Puesclaro,Homer—repusomimadre,reprimiendoaduraspenasunacarcajada—.SupongoyoqueesonotendránadaqueverconelpadredeJake,¿noesverdad?

Jake era un andariego, y como yo me conocía los montes circundantes como la palma de lamano,devezencuandoveníaavermeymepagabaparaqueleshicieradeguíaaélyalachicadeturno.JakehabíasidopilotodecazaenCoreayhabíaestadoportodoOriente.

—Recorríamos el cielo azul disparando a diestro y siniestro—me dijo una vez en el monte,mientrassuchicahacíapistrasunasmatas—.CasiderribéunMig.Elmuycabrónsemeescapóporlospelos.Nosabeslacantidaddeputasquenecesitéentierraparaolvidarmedeeso.

Me impresionó más la alusión a las mujeres que el hecho de que hubiera estado a punto dederribarunMig.

—¿Concuántasmujereshasestado,Jake?—lepregunté.Élsoltóunarisotada.—Telodirésiprimeromelodicestú.Forméunceroconelpulgaryelíndice.—PerohombredeDios—dijoJake,meneandolacabeza—.YocreíaquelasvírgenesdeVirginia

Occidentalsedefiníanporsermáslanzadasquesushermanos.¿Cuálestuproblema?—Loquepasaesqueélesuncaballero,Jake—dijolachica,saliendodeentrelasmatas—.No

comotú.—Vaya.—Jakerióponiendolosojosenblanco—.Yahablólavozdelretretealairelibre.YoenvidiabalabuenamanoqueJaketeníaconlaschicas,ymepreguntésialgunavezllegaríaa

saber tanto comoél.Teníamismás sincerasdudas, habida cuentade lamudezqueme acometía avecesenelmomentomásinoportuno.

—Tú,tranquilo,Sonny—dijoJakecuandoleconfiémifaltadeporvenirrespectoalasmujeres—.Todamujerdeseadoscosas:primero,saberqueunhombrelaquieredeverdad,ysegundo,quenuncadejedequererla.Adiferenciademí,malquemepese,tútienesmaderaparaseresaclasedehombre.Cuandolaschicasseenteren,irántodasaporti.

Peseanuestrasdiferenciasdeedadymaneradepensar,Jakeyyonoshicimosamigos.Siempreque coincidíamos en el Big Store, él iba a buscarme para preguntar cómo me iba todo y, másadelante, qué tal marchaban los cohetes. Cuando le mencioné nuestros progresos, me halagóprometiendoquesepasaríaporCaboCoalwoodparaverloconsuspropiosojos.Yoconfiéenquelohiciera.

Llegóelveranode1958yconélnubesenormescomobuquesperezososqueelvientoempujaba,yquealgunas tardesatracabanparadejarcaerunchaparrónque limpiabadepolvo lascasasy los

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coches. Por las tardes, las chicharras cantaban sumonótona canción y los conejos bajaban de lasmontañas para investigar las docenas de pequeños huertos de tomates y lechugas que salpicabannuestrasescarpadasladeras,midiendosusfuerzasconDaisyMaeyLucifer.Denoche,mientras lasestrellas cubrían el cielo y la brisa de las colinas refrescaba el valle, yo solía salir al patio deanochecidaymetumbabaenlahierbamirandoalcieloconlaesperanzadeveralgúnsatélite.Novininguno,perolopasémuybien.

Enmayo, la empresa anunció que ya estaba lista la nueva planta de preparación construida enCarettayquetodoelcarbóndelasminasCoalwoodyCarettaseríacargadoenvagonescondestinoaesaplanta.Lagentetardóunpocoencomprenderquésignificabaesoconexactitud.Seavecinabaungran cambio.El volcadero deCoalwoodya no sacaría carbónde lamina, no pasaríanmás trenesresoplandoporelpuebloniescupiendopolvodesdelosvagones.Unanoche,durantelacena,papáledijo amamá que incluso iban a arrancar las vías. Esto no es que llenara de júbilo a la gente delpueblo precisamente.Algunos veían en todo ello una suerte de conspiración.RoyLee dijo que elsindicatotemíaqueaquellofueseelprincipiodelfinparalamina,yaque,sitodopodíahacerseenCaretta,¿paraquéservíaCoalwood?

EnCaboCoalwoodnecesitábamoshormigónparanuestrarampadelanzamiento.O’Dellpeinóelpueblo,sinéxito.Esosignificabaquesóloteníaunaalternativa:pedirayudaamipadre.

El señorDabb, su secretario,me dijo que estaba dentro de lamina, así que esperé en el pozomientraslosminerossubíanybajaban.Habíadosmontacargas(jaulas,losllamabanaveces),unoalladodelotro.Cuandounosubía,elotrobajaba.Elqueestabaarribaquedabaapocomenosdedosmetros sobre el nivel del suelo, para que nadie pudiera subir sin que el encargado de la jaula losupiera.Losminerosquequeríanbajaralpozopulsabanunbotónmetálicoquehabíajuntoalajaulayquehacíasonaruntimbre.Untimbrazoera laseñalparaqueelencargadohiciesebajar la jaula;dostimbrazosanunciabanquelosminerosestabansubiendoabordo.Tres,quelajaulabajaba.

El señorTodd seocupabade la casetadonde secargaban lasbateríaspara las lámparasde loscascos.También seocupabade inspeccionar a cadaunode losmineros antesdeque subierana lajaula,paracomprobarquenollevabanfósforosencima(laminaCoalwooderaextraordinariamentegaseosa), y que tenían puestos el casco y las botas de puntera dura.Mientras estaba bebiendo unabotelladegaseosaqueelseñorToddmehabíaofrecido,observéalosminerosensusidasyvenidas.Cadaunollevabadosmedallasdelatónconunnúmero.Paraqueledieranunalámpara,elmineroentregabaunadelasmedallasyelseñorToddlacolgabadeuntablón.Laotramedallaquedabaenelbolsillodelminero.Conunvistazoaltablón,mipadrepodíasaberquiénestabadentrodelamina.Lamedalla que los hombres llevaban encima servía de identificación en el caso de que un mineroresultaraheridoomuerto.Noconstituíaningún secretoenCoalwoodque las lesioneso lamuerteeranunaposibilidadcotidianaparatodoelquetrabajaseenlamina,pormásquepapáyloscapatacesseafanaranenreforzarlasmedidasdeseguridad.

Cuandoasistíaalaescuelaprimaria,eracorrientequellamasenaunodemisamigosyqueestenovolvieraa clase.Más tardemeenterabadequeelpadredel chicohabíamuertoen lamina.Mimadremencionabaelhechodurantelacena,sinhacermayorescomentarios.Mipadreraramentenosproporcionaba detalles. Yo los conseguía después, por mis amigos del colegio. Una vez, cuandoestabaencuartogrado,avisaronaunaniñadebuclesdoradosquese llamabaDreema.Novolvía

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verlanuncamás.Supadrehabíasidodecapitadoporunfragmentodepizarracuandoeltúnelenquetrabajabasevinoabajo.Papállegóaquellanocheconlasmanosensangrentadastrasayudararetirarla roca que había sepultado a los hombres. Papá despidió al capataz responsable por no haberapuntalado debidamente el techo de aquella sección.Después de eso, nadie volvió amencionar elincidente.Laempresaexigióalafamiliadelavíctimaquesemudaraenunplazodequincedías.Talvez a propósito, casi no había viudas enCoalwood que nos recordaran a los demás lo que podíaocurrirenlamina.

ElseñorDubonnetestabarepartiendopanfletosjuntoalacasetadelaslámparas,dondeélyotrosmineroshabíanimprovisadounaasambleasindical.

—Meheenteradodequetuscohetesyavuelan—medijo.—¿Hastadóndellegan?—quisosaberotrodelosmineros—.¿YahasalcanzadolaLuna?—Vengaaverloporustedmismo—repuse.—¿Cuándo vais a lanzar uno?—preguntó el señor Dubonnet—.Me gustaría ir a verlo. Estoy

segurodequeamuchagentetambiénlegustaría.Tuveunaidealuminosa.—PodríaponerunanuncioenelBigStoreyenlaoficinadeCorreos.Eltimbredelajaulasonódosvecesyloshombressubieron.—Nofaltaré—dijoelseñorDubonnetmientrasdescendían.Papásubióenelviajedevuelta.Antesdequeélmevieraobservécómosacabaungranpañuelo

rojo, ahora gris, tosía en él y luego escupía en un montón de desechos cerca del lavadero. Acontinuaciónlevantólosojosymehizoseñasdequelosiguieraalacasetadebaños.Alentrarcolgósucascodeungancho,sequitólasbotasyelmono,semetióbajoladuchayempezóaenjabonarseconenergía.

—¿Paraquéhasvenido?—preguntó,atacandolamugrequeteníaincrustadaenlacara.—¿Podríallevarmeunpocodecemento,porfavor?—No—respondió.Teníalospiesmetidosenuncharcodefangonegro—.¿Paraquéloquieres?—Necesitamosunaplataformadelanzamiento.Hepensadoquesisobrabaunpocodecementode

lamina…—Alaempresanolesobraelcemento—murmurómientrassemetíalapuntadeunpañoenla

oreja—.Alacompañíanolesobranada.Sifueraasí,quebraríamos.¿Cuántossacosnecesitas?—Unoscuatro.Papáterminódeducharseytomólatoalla.Yosabíaquevolveríaaducharsealllegaracasa.El

polvodecarbónqueseacumulabaenlosbordesdelospárpadosseguiríaallípegado(losminerosdeCoalwoodibansiempreconlosojoscomoCleopatra).

—Tediréloquevamosahacer—anunciómientrassesecaba—.Encarguéaunodelosnovelesquehiciera el presupuesto para una pasarela hasta el ventilador número tres, y creo que sobró unpoco de cemento. Ha llovido desde entonces, así que probablemente se habrá estropeado, pero siquierespuedesquedártelo.Asíleahorrasalaempresaelgastodesacarlodeallí.

Notuvoquedecírmelodosveces.Aldíasiguiente,despuésdesuslaboresdebasurero,O’Delllepidió el camión a su padre y él, Sherman y yo fuimos por el tortuoso camino hasta uno de losgrandesventiladoresqueimpulsabanairehaciaelinteriordelasexcavaciones.Allí,juntoalapuerta

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deloscontroles,habíacuatrosacosdecemento.Nosehabíanmojadoenabsoluto.Habíaademásunmontóndegravayarenaenperfectoestado.

—¿Estás seguro de que tu padre dijo que podíamos llevárnoslo? —preguntó Sherman,preocupado—.Esdeprimeracalidad.

—Éldijoquelalluvialohabíaestropeado.—Pero¿quélluvia?—dijoO’Dell—.Haceunmesquenollueve.Tupadretetomaelpelo,Sonny.

Mira,ahítieneslapasarelanueva,reciénterminada.Sehubieranpodidollevarelcementoylodemáscuandoterminaron.

Reflexioné sobre lo que O’Dell daba a entender. ¿Estaba papá ayudándonos? Tal vez habíacometido un error porque se hallaba absorto en la suspensión del equipo de fútbol y en lainauguracióndelanuevaplantaenCaretta.Encualquiercaso,yonoteníatiempodeaveriguarlo.

—Andando—dije—,carguemostodoesoantesdequealguiensenosadelante.

Despuésdecavarenlaescombreraunhoyodemetroymediopormetroymedioyllenarlodehormigón, Cabo Coalwood tuvo su plataforma de lanzamiento a punto para el primer cohete. Elblocaoestabaaunatreintenademetrosdelaplataforma,enlaorilladelarroyo,ysusdimensioneshabían sido determinadas por la madera de que disponíamos. Quentin lo describió en tonograndilocuentecomoun«poliedroirregular»,perodehechonoerasinouncobertizodemadera.Elpisoeradetierra,teníaunaentradasinpuertaenlaparteposterior,untejadoplanodehojalatay,amododeventanadeobservación,unaampliaaberturarectangularcubiertaporunagruesaláminadeplástico transparente queO’Dell había encontrado, ligeramentedesgarrada, en la basuraquehabíadetrás del almacén. El señor Dantzler empleaba estas láminas de plástico para proteger losmostradoresdecristal.Al ladodelblocao levantamosunpalodebandera:un tubogalvanizadodecincocentímetrosquehabíanabandonadoenMudholeHollow(elseñorDuncan,elfontanerodelaempresa,medioelchivatazo).Unabanderade laAMBC,cosidapor lamadredeO’Dell,ondeabaorgullosa.Amímeencantabaesabandera.Lasinicialesformabanunarcosobreuncohetebordadoymontadoporunbúho(lamascotadelinstitutoBigCreek).

Para inaugurar Cabo Coalwood, cargué el Auk V con nuestra fórmula especial de pólvorapulverizada y dextrosa, puesta a curar durante cinco días bajo el calentador. Como yo habíaprometido al señor Dubonnet y a los demás mineros que les haría saber cuándo habría unlanzamiento, Sherman pegó en los tablones del Big Store y de la oficina de Correos un anuncioescritocongrandesletrasmayúsculas.

¡LANZAMIENTODECOHETE!LAAMBC(AGENCIADEMISILESBIGCREEK).

LANZARÁUNCOHETEESTESÁBADOALAS10DELAMAÑANADESDECABOCOALWOOD(LAESCOMBRERAQUEHAYATRESKILÓMETROS

ALSURDEFROGLEVEL).

Fielasupalabra,elseñorDubonnetsepresentóenellugardellanzamiento.DejósuPontiacen

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unladodelacarretera,frenteanuestroblocao.Lossábadosporlamañanasolíahaberreunióndelsindicato,ysupusequehabríatenidoquedarseprisaparallegaratiempoaCaboCoalwood.

Me alegró ver llegar también a Jake Mosby, al volante de su Corvette. Tras aparcarlocuidadosamente al pie de un árbol protector, Jake se sentó al lado del señor Dubonnet, en elguardabarrosdelPontiac,ylevantóhaciamíunabotelladecervezaamododesaludo.

Mesorprendióverllegarotrocoche.EraunEdselyloconducíauntalBasilOglethorpe.Resultóque Jake le había invitado a presenciar el lanzamiento.Hicimos las presentaciones. Basil tenía unfísico como Ichabod Crane. Llevaba puesto un traje de color crema, un sombrero flexible de alaancha,uncorbatínnegro,unchalecodesedayunoszapatosestrechosdepunteratrenzada.Tambiénllevabaunrelojdebolsilloconsucorrespondientecadena.Yonuncahabíavistoanadievestidodemaneratanestrafalaria.Mequedéboquiabierto.Basilhizocasoomisodemireacción(seguramenteestabahabituadoaquelagentedelcondadolomiraradeesamanera)ymedijoquepensabahacernosfamososaloschicosdeloscohetes.

—YoserétuLowellThomas,¿sabes?—medijo—,ytúmiLawrencedeArabia.—BasiltrabajaparaelMcDowellCountyBanner—explicóJake,observandocómomelotomaba.

Sindudaseestabadivirtiendo—.Unahojaquesevendeenlastiendas.—Perovamosmejorando—señalóBasilmuytieso,ysacódelchalecoungranpañuelofloreado

quesellevóalanariz—.Yosoyelredactorjefeyarticulistaprincipal.—Tambiénseocupadebarrer—añadióJake—.Hepensadoquequizápodríahacerosunpocode

publicidad.Creoqueoslamerecéis,despuésdelomuchoquehabéistrabajadoenestevertedero.Me pregunté qué interés podíamos tener nosotros para un auténtico escritor. Me encogí de

hombrosyregreséparasupervisarlospreparativosdellanzamiento.RoyLeeencendiólamechadenuestropequeñoAuk y corrió hacia el blocao.Antes de llegar, sin embargo, lamecha alcanzó lapólvorayelcohetesaliódisparadodelaplataforma,remontóunosquincemetrosyluego,comosialguien lo dirigiera, dio media vuelta y se dirigió en línea recta hacia los hombres que estabanapoyadosenelPontiac.El señorDubonnet, JakeyBasil se lanzaronal suelo cuandoel cohete lespasó rozando para aterrizar en la carretera, en cuya calzada patinó hasta incrustarse en una zanjafangosa.Todosucediótandeprisaquenomediotiempoareaccionar.

—¡Esincreíblelorápidoquepuedemoverselagente!—observóRoyLee.Fuimosabuscarelcohete.ShermansedetuvoparaayudaralseñorDubonnetalevantarse.Basil

lanzabavítores,sereíaybailaba,ysólosedetuvoparagarabatearensulibreta.—EstoescomoCaboCañaveral—exclamó—.¡Meencanta!Jake se levantó y fue rápidamente hacia la carretera.Vi que encendía un cigarrillo conmanos

temblorosasysacabaunfrasco.Meacerquéparaversiestababien.—Cuando he visto venir el cohete, ha sido como estar otra vez en Corea —dijo con voz

entrecortada.—Losientomucho,Jake—balbucí.—Notieneimportancia—measeguró,yacontinuaciónsellevóelfrascoaloslabios.Cuandollegué,elseñorDubonnetestabainspeccionandoelcohete,rodeadoporlosdemáschicos.

BasilsehabíasubidoasuEdselyseguíaescribiendoconpasión.—Chicos,lapróximavezquevengameasegurarédeteneraldíalapólizadeseguro—seburlaba

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el señorDubonnet.Olfateóelcoheteyañadió—:Vuestrocombustible tieneexcesode residuos.Espólvoranegra,¿verdad?

—Cosecha propia especial —le expliqué. El señor Dubonnet dio unos golpecitos al tubo delcohete,haciendocaerfragmentosdepropulsoryceniza.Seoliólapalmadelamano.

—Aúnestáhúmeda—dijo—.¿Cuántotiempolahabéisdejadocurar?Respondíquecincodías.—Yoladejaríaalmenosdurantedossemanas,Sonny.—Frotóunosresiduosmásentrelasyemas

delosdedos—.Fuibarreneroantesdequelaempresamontaralosminadorescontinuos.Lapólvorasiemprehadeestarsecacomoelhuesodeunmuerto.

Cuando Jake y el señor Dubonnet se marcharon, los chicos nos reunimos con Basil junto alblocaoparahablardelosresultadosdelaprueba.

—Hemosdeaveriguarlaformadequeloscohetesvuelenenlínearecta—señalóSherman.—Ybuscarotrosistemadelanzamiento—apostillóRoyLee,conscientedeloquehabríapodido

ocurrirsielcohetehubieragiradohaciaélcuandocorríahaciaelblocao.—Pensaréenello—dijoQuentin—ytraeréalgunaspropuestas.—Esperoqueseteocurraalgomejorquelaúltimavez—lopinchóO’Dell.—Ya está bien, O’Dell —intervine—. Recuerda que formamos un equipo. Quentin, ponte a

trabajar.Nosreuniremosdespuésdelasvacacionesdelamina.¿Deacuerdo?—Conforme—dijoRoyLee—.¿Habéisvistocómovolabanuestrocohete?Yqué sino ibaen

línearecta.¡Loestamoshaciendobien!—RoyLeetienerazón.—Extendílamanoconlapalmahaciaelsuelo—.Venga,ponedlamano

sobrelamía,comolosdelequipodefútbol.Unoauno,Sherman,O’Dell,RoyLeeyQuentinpusieron solemnementeunamanoencimade

otra,conlamíadebajo.—¡Coheteros!—exclamé—.¡Coheteroshastaelfin!—¡Maravilloso!—dijoBasilsindejardeescribir—.«Coheteroshastaelfin».La mina Coalwood, al igual que todas las minas del condado de McDowell y de la parte

meridional del estado, cerraba durante la primera quincena de julio, demodo que todo elmundotenía que tomar las vacaciones a la vez. Mi padre decía que se hacía así para que el poderíoeconómico de la industriaminera quedase demanifiesto cuando todos losmineros regresasen devacacionesalmismotiempo.Poridénticarazón,decíapapá,alosminerosselespagabaenbilletesdedosdólares,paraqueloscomercianteslocalescalibraranhastaquépuntolasempresasdelcarbóneran importantes para sus negocios. Sea como fuere, Coalwood quedaba prácticamente desiertodurante lasvacaciones.ElparqueHungryMother, en laotraVirginia, eraundestinomuypopularentrelasfamiliasdelosmineros,asícomolasSmokyMountains,yaenelestadodeTennessee.OtrolugarfavoritodelosmineroseraMyrtleBeach,enCarolinadelSur.Mamáinsistióenquefuéramosallí.Eralaúnicavezentodoelañoquedisponíadepapáparaellasolayqueconseguíasalirdelasmontañas.En laplayapodíanpasardíasenterossinqueélmencionase laminaparanada.Observéquemamá le tocaba lamano cuando él hablaba, así comocuando se sentaban en el columpioquehabíaenelporchedelmotel;aveceséllerodeabalacinturaconelbrazo.Hastadormíanenlamismacama.Unavezqueyovolvíadepescar cangrejos conuna cabezadepescadoen el extremodeun

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cordel, encontré cerrada la puerta de nuestro apartamento. Sabía que mis padres se encontrabandentroporqueloszapatosestabanenelporche,llenosdearena,peropormásqueaporreélapuertanoquisieronabrirme.Imaginéqueestaríanhaciendolasiesta.MamállorócuandocargamoselBuickparavolveraCoalwood.

Apenashubimosdejadoelcocheenelpatiodeatrás,sonóelteléfononegro.—BienvenidoaCoalwood—murmurómamámientrasél subíacorriendopor lospeldañosdel

porcheparaatenderlallamada.MientrasestábamosdevacacionesdejéacurarenelsótanolosAukVI,VIIyVIII,ydecidíque

lanzaríamoslostreselsábadosiguienteanuestrallegada.ShermandejóunosavisosenelBigStoreyenlaoficinadeCorreos.Comoaúnteníamosproblemasconladirección,mepaséunpardedíasperfeccionando las aletas y el modo de sujetarlas al cohete. O’Dell había traído una lámina dealuminio que había encontrado entre la basura, así que utilicé unas tijeras de cortar hojalata parahacerunostriángulosamododealetas.Conunclavopractiquéagujerosenelbordeinteriorysujetélas aletas a los costados del bastidormediante alambrede acero.Cuandohube cortado el alambresobrante con unos alicates, las aletas, aunque toscas, me parecieron correctamente fijadas a loscohetes.Confiéenquesirvieran.Elsábado,alllegarRoyLeeensucoche,coloquéloscohetesenelasientodelanteroparaelviajehastaCaboCoalwood.RoyLeeobservólasnuevasaletasypreguntó:

—¿Túcreesquevendrámuchagente?—OjalávinieraDorothy—respondísinpodercontenerme.Élseencogiódehombros.—¿Porquénolainvitas?—Noquieroquesepresenteconunamigo—respondícontodasinceridad.—¿Estásaliendoconotrosytúaúnvasdeculoporella?—RoyLeemeneólacabeza—.Sonny,tú

yyotenemosquehablarseriamente.—Esquelaquiero—repuse—,yalgúndíaellatambiénmequerrá.RoyLeemeneólacabezadenuevo.—Estonofuncionaasí,¿sabes?Al pasar por delante delBig Store los hombres sentados frente al almacén nos saludaron con

aclamaciones.Losdelequipodefútbolsededicabanarondarporallí,comoretandoaquealguienmencionaseelasuntodelasuspensión.Buck,mihermanoJimylosdemásgigantesestabanreunidosfrente al Club House. Nos miraron con odio, pero no dijeron nada. Recogimos a Sherman yseguimos nuestro camino. O’Dell había ido andando desde Frog Level hasta el Cabo y estabaesperándonos. Había limpiado el blocao y barrido la plataforma de lanzamiento. Esta vez no sepresentóelseñorDubonnet,peroJakeyBasilestabanpresentes.

—Voy a escribir un artículo sobre vosotros—anunció Basil—. Veréis de lo que es capaz laprensa.

Dejamosque Jakeencendiera lamecha.Estavezyo lahabíaalargado,de formaque Jake tuvotiempo de volver corriendo al blocao y reunirse con los demás, acurrucados en espera del felizacontecimiento.ElseñorDubonnethabíatenidorazónenlodedejarcurarmástiempolapólvora:elcohetesaltódelarampaconunsilbidoensordecedorycasiseperdiódevista.Yosalíatodaprisadelblocaoyatinéaver suestelaamedidaque iniciabaeldescenso.Me reunícon losdemás llenode

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alegría.Eranuestromejorcohete.—¿Hastadóndehasubido?—preguntóJakesinresuello,tanexcitadocomositambiénformara

partedelgrupo.—Eldoblequelasmontañas—contestóSherman.Todosignorábamoscuántoeraeso.—Quizásosconvendríasaberunpocodetrigonometría—apuntóJake.Nosotrosnosabíamosnadadetrigonometría.—Estoyunpocooxidado—añadió—,perodejadmequepienseunpoco.ParalosAukVIIyVIIInohizofalta trigonometría.ElVIIefectuóungirodeherraduraapoco

másdeunmetroymedioyluegoseenterróenelsuelo.ElAukVIIIdiounbotedelantedelblocaoydespuésexplotóenelaire,lanzandometrallacontraeltechodehojalata.

—Quéemocionante—comentóBasil.—CadavezqueestoyconvosotrosescomosivolvieseaCorea—confesóJake—.Losmilitares

osvanaquerermucho,siesquevivíslobastanteparaqueosrecluten.Elfindesemanasiguiente,elseñorBykovskisereunióconmigo,ShermanyO’Delleneltaller

de maquinaria para enseñarnos los fundamentos de la soldadura a soplete y la manera de cortaracero, a fin de que pudiéramos construir nuestros propios cohetes. Me pregunté si papá habríaaccedido a ello, sintiéndose culpable de haber castigado al señorBykovski a trabajar dentro de lamina.Suponíaquenoeraasí,perolacosameintrigaba.ElseñorBykovskiaseguróqueerafelizensu nuevo trabajo. Le pagué cuatro dólares por los tubos de acero que íbamos a emplear ese día.Siguiendosusinstrucciones,dejéeldinerosobreelbancodetrabajoconunanotaenlaqueaparecíadetalladoelmaterialempleado.

Papáestabaenelporchedesudespachocuandosalimosdenuestraclase.Meacerquéparadarlelasgracias.—Supongoqueyaserásunexpertoensoldadura—dijo.—Aúnno—respondí—.Necesitarépracticarmuchoparaaprenderlosrudimentos.Élpareciósorprendidodemirespuestayluegoasintióconlacabeza.—Enestavidanohaynadafácil,Sonny.Ysilohay,esmejorrecelar,pueslomásprobableesque

novalgalapena.—¿Quéeslomásdifícilquehasaprendido,papá?—preguntédesopetón.Mipadreseacodóenlabarandilla.—Laentropía—respondiófinalmente.Élsabíaqueyodesconocíaelsignificadodeesapalabra.—Eslatendenciadetodaslascosasalaconfusiónyeldesorden—explicó—.Formapartedela

primeraleydelatermodinámica.Supongoquepusecaradebobo,porqueélcontinuó,conmuchapaciencia:—Por más perfecto que sea un sistema, su destrucción empieza en el momento mismo de su

creación.—¿Porquéfuetandurodeaprender?Papásonrió.—Porque,aunqueséqueescierto,noquieroquelosea.Odioqueseaverdad.Noséenquéestaba

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pensandoDios—concluyó,yentródenuevoensudespacho.Una tarde, antes de reanudar las clases, Jakeme llamó por el teléfono negro. Papá atendió la

llamada,porsupuesto,ymepasóelaparatoconunamiradaderecelo.—Aligera—meadvirtió.—Sonny—dijo Jake—, ven esta noche con los chicos al terrado del Club House. Tengo una

sorpresaparavosotros.Shermanfueelúnicodelgrupoalquepudeavisaren tanbreveplazo.Al llegaralClubHouse

trepéporlaescalerahastaelterrado.Shermantuvoquesubirsaltandodeunoenunolospeldaños.Jakeestabajuntoauncilindrolargoqueseñalabaalcielo.—Bonito,¿verdad?—dijoconunasonrisaufana—.Esmiviejorefractor.Hallegadohoymismo

enel correo.Estoes loqueyohacía cuando teníavuestra edad.Casimehabíaolvidadohastaqueestuve en Cabo Coalwood. —Era el primer telescopio que yo veía. Jake me pasó un libro muymanoseado—.Lepedíamimadrequetambiénmeenviaraesto.Esmiviejolibrodetrigonometría.Siaprendestodoloqueponeenélpodráscalcularaquéalturavuelantuscohetes.

Lanocheeradespejadaylasestrellasparecíandiamantessobreunaenormecolchadeterciopelonegro.

—Adelante.—Jakesonrió—.TengoaJúpiterenfocado.Shermanfueelprimeroenaplicarelojoalocular.—¡Sevenlosanillos!—exclamó.Me quité las gafas y Jake me enseñó cómo debía enfocar. Júpiter era un reluciente círculo

amarillo con franjashorizontalesde colormarrón.Medio la impresióndequepodía tocarlo consóloalargarlamano.

Jakeenfocóhaciaunchorrodeestrellasquesemovíanenelcielo,entrelasmontañas.—Esoes laVíaLáctea, nuestragalaxia.Estamosmirando suborde exterior.—Leoí abrir una

botellay echarun trago.Luego soltóun largo suspiro—.Ahí está la constelaciónLira, y tambiénSagitario.PerofíjatealladodeLira.—Movióelocular—,dimequéesloqueves.

Sherman miró primero, y luego yo. Era una especie de roscón brillante. Casi no logrédistinguirlo.

—¿Unaestrellaconunagujeroenmedio?Jakerió.—Casi. Es la nebulosa en forma de anillo. El anillo es la corteza de la masa exterior de una

estrella.Pasada ya la medianoche, Jake siguió mostrándonos distintos planetas y estrellas hasta que

finalmentesesentó,apoyadocontraunachimeneadeladrillo,ysepusoadormir.MientrasShermanseguíamirandoporeltelescopio,yofuihastaelbordedelterradoycontemplémipequeñopueblo.Laiglesia,bañadapor la luzdelasestrellas,brillabacontra lasiluetanegradelamontaña,yenlacolinapróximaalaoficinadeCorreosdistinguílastorrecillasdelamansiónVanDyke.Labrisaquebajabadelasmontañassusurrabaentrelasramasdelosárboles;alolejosoíelululardeunbúho,yen el arroyo que pasaba junto a los talleres demaquinaria, el rítmico croar de las ranas.Volví altelescopio e intenté utilizarlo paramirar el pueblo, pero descubrí que no podía enfocar bien.MeparecióirónicoqueelanteojodeJakepudieraverestrellasqueestabanaunmillóndeañosluzpero

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noel lugarenquenosencontrábamos.Talvezyo también fueseasí.Teníaunavisiónclarademifuturoenelespacio,perolavidaquellevabaenelpuebloavecesmeparecíaborrosa.

Shermanbostezótanfuertequelevantélavistaatiempodecontemplarlatrayectoriadeungranmeteoroazulquecruzabaelcielodesdeelnorte,desprendiendochispas.

Quise decir algo para captar la gloria de aquel momento, pero no encontré las palabrasadecuadas. Sherman y yo nos miramos. «¡Jo!», fue lo único que logramos decir. Jake seguíadurmiendo.

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10-LaseñoritaRiley

AukIX-XI

¡Hevistoelfuturo,yfunciona!Hacedossemanasestecronistapudopresenciarcómoloschicos de laAgencia deMisilesBigCreek lanzaban susmagníficos prototipos desdeCaboCoalwood. Mientras los argénteos cohetes salían disparados de la lanzadera de hormigóncaminodel firmamento, la espléndida visiónde los artefactos surcando el espaciomedejóatónito (…). También hubo fallos. Tuve que refugiarme en su búnquer y esquivarmetrallajuntoaestosbravosmuchachos.¡Peroellosnosondelosqueserinden!Estecronistaquieredejarconstanciadequetodolectorquetengaalgunaesperanzadecomprenderlagloriaylagrandeza que el futuro depara a aquellos que se atreven a afrontarlo, debe ir a ver a loscoheterosdeCoalwood.

TheMcDowellCountyBanner,agostode1958

El primer día del curso 1958-1959 significó también el primero de suspensión para el equipo defútbol.Envezdecontonearsecomohéroesporlospasillosluciendosuscazadorasverdiblancas,Jimy los demás jugadores marchaban hacia las aulas cabizbajos y muy sensibles al insulto.Normalmente, en el inicio del año académico, el equipo preparaba su primer partido y todo elinstituto estaba pendiente de ellos. Les bastaba hacer una señal con el dedo para que las chicasacudieranatodaprisa,ansiosasdeserlasamigasdealgúnjugadordenuestrogloriosoequipo.Peroahoraselesveíamásflácidosquemusculosos,máslerdosquedespiertos,yextrañamenteacabadostambién. Pese a ello aún eran capaces de hacerme besar el suelo, de modo que yo guardaba lasdistanciasyadvertíalosotroscoheterosquenotentaranlasuerte.

—Es que me dan tantas ganas—se mofó Quentin mientras íbamos por el pasillo—.Míralos.Parecenperrosapaleados.

ProntosabríamosqueenBigCreekhabíancambiadoalgunascosasmás.Nuestrosprofesoresnoshicieronsentaryempezaronahablarrápidamentejuntoalapizarra,bosquejandolasasignaturasyloqueseesperabadenosotrosconelnuevoprogramadeestudiosmotivadoporelSputnik.Nuestroscuadernossellenabandeinterminablesdeberes,loslibrosempezabanaamontonarse,porlaspasillossepasabanapuntesmimeografiados.Íbamosdeaulaenaulacargadosdelibrosylibretas.Lomismosucedía en los institutos de todos los estados. El Sputnik fue lanzado en otoño de 1957. Un añodespués,losalumnosdeinstitutodeEstadosUnidosteníanlasensacióndequesupaísloslanzabaaellosenrespuesta.

—Holachicos—nosdijoentreclaseyclaseaQuentinyamíunachicamuybonitadedécimocurso—.¿IréisalDugoutestesábado?Esperoquesí.Meencantabailar.—Pasójuntoaungrupodejugadoresdefútbolsinapenasmirarlos.Noslanzaronmiradasasesinas.

—Vaya—dijoQuentin—.Eslaprimeravezquepasaalgoasí.

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—Tampocohabíamossalidonuncaenunperiódico—lerecordé.CercadelavitrinadelostrofeosviaValentine.Estabasolaysosteníaloslibroscontraelpecho.

Llevabaunvestidoacuadrosescocesesyunjerseynegroajustado,yteníaelpelorecogidoenunaespléndidacoladecaballo,negrayrelucientecomounacascada.Parecíaalgotriste.

—Hola,Sonny—mesaludó,másanimadapormipresencia—.¿Quieresquevayamosadarnosellotealcuartodelabanda?

YoestabasegurodequeValentinesóloestababromeando.Alfinyalcabo,ibauncursodelantedemíyeracasidosañosmayorqueyo.Meacerquéunpocomásaella.

—Cuandotúquieras—lerespondísiguiendolabroma.Ellaescrutómisojos.—¿Meacompañasaclase?—Esoestáhecho.Valentineseapoyóenmímientrasrecorríamoselpasillo.—Heleídoenelperiódicoloquedicendeti.Estoymuyorgullosa.¿Quéteparecesifueracon

algunaschicasmásavercómolanzasesoscohetes?Aquellachicanodejabadesorprenderme.—Meencantaríaquevinieras—ledije.Yeraabsolutamenteverdad.Ungrupitode irascibles jugadorespasópornuestro lado,mirándonosconodio.Unodeellos,

BobbyJoeShaw,ledioungolpeaValentineyapuntoestuvodehacerqueselecayeranloslibrosalsuelo.EllaseagarródemibrazoyledijoaBobbyJoe:

—¡Mirapordóndevas,idiota!Al igual que Valentine, él iba un curso por delante. Recordé haberlos visto a los dos el año

anteriortomadosdelamanoenelsalóndeactos.Élhabíasidoquarterbacksuplenteenlatemporada1957,ysuspaseseranmortalesdenecesidad.Latemporadasiguienteteníaquehabersidodecisivaparaél,peroesoyanoeraposible.

—Abusandodeunmenor,¿eh,Valentine?—dijoBobbyJoe.—¡Vetealamierda!—leespetóValentine,pisándolecasilospies.Élretrocedió,medirigióunamiradaaniquiladorayluegosealejópasilloabajo.—SiBobbyJoeoalgunodeesostipostemolesta—medijoentoncesValentine—avísame.Yome

ocuparédeellos.—Alllegarasuclase,memiróconcoqueteríayañadió—:Cuandoquierasdarteunrevolcón,yasabes.—Meguiñóelojoyentró.

QuentinvinopordetrásyjuntosmiramosaValentinedirigirsehaciasuasiento.—¡Eslachicamásprodigiosadelinstituto!—declaró.ExceptuandoaDorothy,yoestabadeacuerdo.Elcorazónme latíacomosihubieracorridoun

kilómetrosinparar.Alempezarelinstituto,elentrenadorGainernoshabíahabladoaloschicosdelas hormonas que recorrían nuestros cuerpos. «Eso pasará —había dicho el gran hombre—.Disfrutaddelassensacionesmientraspodáis,peronoosdejéisllevarporellas.Sicomprendéisquenoeslavozdelcerebrosinosólohormonaslocasdeadolescente,todoirábien».

Alfinaldeldía,Dorothymeparócuandomedirigíahaciaelautobús.Estabaespléndidaconsublusaalmidonadaysufaldaazulmarino.

—¿Vendráselsábado?—preguntó—.Necesitoquemeechesunamanoengeometría.

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—Nofaltaré.Ellaapartólavista,risueña.—Teheechadodemenosesteverano—susurró.—¿Deverdad?—tartamudeé.—Sí, de verdad. —Asintió, sin apartar de mí sus ojazos azules—. He leído lo que dice el

periódico.Seguroquelaschicasdedécimoquerránconquistarte.¡Nosabeslocelosaqueestoy!Sonreícomounperfectoimbécil.—¡Noséporqué!Bueno,quierodecir…,yotambiénteheechadodemenos.—Tenemosmuchodequehablar.¡Estoytanimpaciente!RoyLee semeacercóapasovivo.SedetuvoymiróaDorothyconevidente repugnancia.No

estabadispuestoaaceptarqueeraunachicaperfecta.—Sonny,Jackestáapuntodemarcharse.Dicequesinovienesantesdecincosegundosselarga

sinti.Loseguíaregañadienteshastaelautobús.—Esperabaquehubierasterminadoconella—dijoRoyLee.—Esonunca—repliqué.SaludéaDorothydesdearriba.Ellacontestóalsaludoyluegomelanzóunbeso.Mesentíflotar

duranteelviajedevueltaaCoalwood.Jacktuvoqueavisarmecuandollegóamiparada.

Eneldécimocursohabíasobrevividoalálgebratrasunarachadebuenasnotashaciaelfinaldelañoescolar,peroenelcursosiguienteobtuvebuenasnotasengeometríaplanayadesdeelprincipio.Por un lado, estaba convencido de que los conocimientos relativos a curvas, ángulos y polígonosplanospodíaayudarmeadiseñarloscohetes.Sospechabaqueexistíanconexionesdimensionalestalescomounaapropiadarelaciónentreeláreadelaaletasdecontroldedirecciónyeláreadelbastidor,pero¿cómopodíaaveriguarlo?ElseñorHartsfieldeludiómispreguntasacercadecómocalcularycompararáreasplanas(lasaletas)ysuperficiescurvas(elbastidor)parasumirnosen lageometríaeuclidianayentodossuspostulados,axiomasycomprobaciones.

—Caballero,preguntaustedcosasquepertenecenmásbienalcampodelcálculoylageometríaanalítica—medijo,volviéndoseenelestradoparamirarmeporencimadesusgafasdemedialuna—.Sinorecuerdomal,elálgebranoerasufuerte.Ysinocomprendeelálgebra,señorHickam,notieneabsolutamentenadaquehacer.

Duranteuna clase sobre triángulos, semeocurriódeprontoque teníaque existir una relaciónentrelostresladosylosángulosqueformaban.SelopreguntéalseñorHartsfield,quememiródearribaabajo,aunquenodeltodomal.

—Eso es trigonometría, señor Hickam. A su debido tiempo llegaremos a donde sea que sucerebronormalmentealetargadointentallevarnos.

Micerebronormalmentealetargado tratabadeaveriguaraquéalturavolabannuestroscohetes.DevoréellibrodeJakeMosby.Quentin,encantadodedisponerdeaquelejemplar,hizootrotanto.Enel salón de actos, durante la pausa para el almuerzo, estudiábamos trigonometría. Yo habíadescubierto que aprender algo, por más complejo que fuese, no me resultaba difícil si tenía un

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motivoparaquerer saberlo.Unavezdominada la trigonometría, loúnicoquehabíaquehacererafabricar unos instrumentos para medir ángulos; eso nos permitiría calcular a qué altura volabannuestroscohetes.

—Mepondréaellodeinmediato—prometióentusiasmadoQuentin.

—Oh,Sonny,quélistoeres—susurróDorothydesdeeldivándesusaladeestarcuandoledijequeestabaaprendiendotrigonometría.Luegomediounabrazoyañadió—:Estoesporayudaraunapobrechicaconlageometríaplana.

Eralaoportunidadperfectaparaunclásicomovimientoa loRoyLee.Empecéapasar lamanoporsushombros,peroelladiounsalto.

—¡Ay, se quema lo que tengo en el horno! Vuelvo enseguida.—Regresó con una bandeja depastelitos de chocolate, se sentó en una silla frente amí y los repartió—.Me alegro tanto de queseamos amigos, Sonny —dijo por millonésima vez. Yo no dejé que eso me desanimara. Estabahaciendoprogresos,pasitoapaso.

DurantetodoelotoñofuiadedohastaWarcadadomingoporlatardeparaayudaraDorothyconla geometría plana. Estudiábamos bien los dos juntos. A medida que salvábamos postulados yteoremas,prontoquedóclaroqueDorothycomprendíamejorqueyosusderivaciones.Ellaerabuenamaestra, tenía paciencia para explicarme cómo encajaba una cosa en la otra. Poseía unaextraordinariamemoria para el detalle, y una vez que registraba algo en sumemoria parecía noolvidarlo nunca más. Pero yo era mucho mejor que ella en visualización mental. Tenía quedibujárseloparahacerleverquedoslíneaseranparalelassiambaseranperpendicularesaunaterceralínea.

ElseñorHartsfieldseempleabaafondoenayudarnosahacernuestrostrabajos.—¡Esimprescindiblequeaprendanelrazonamientodeductivo!EnunaocasiónpillóaRoyLeecomiéndoseconlosojosalachicadealladoylelanzóunatizaa

lacabeza,dandoenelblanco.—Bien,caballero,déjemeplantearleunsilogismo—ledijo—.Todos lossereshumanos tienen

cerebro,esaesmiprimerapremisa.¿Estáusteddeacuerdo?RoyLeesefrotólacabeza;elpolvodetizaparecíaaferrarseasuengominadoculodepato.—Sí,señor—respondió.ElseñorHartsfieldsepusodepieysecolumpióligeramentesobrelostalones.—Ytodoslosadolescentessonsereshumanos.Esaesmisegundapremisa,pormásparadójica

queparezca.Dadasestasdospremisas,caballero,¿cuálessuconclusión?RoyLeefruncióelentrecejo.—¿Quetodoslosadolescentestienencerebro?—seaventuróaresponder.—¡Perfecto, muchacho! —le gritó el señor Hartsfield—. Y, digo yo, ¿qué excusa tiene usted

entonces?Elrazonamientodeductivoestabamuybien,peroamímeencantabadejarvolarlaimaginacióny

perdermeenelespaciobidimensionaldondelaslíneassecruzabanparacrearpuntossindimensiónalguna y las líneas paralelas se cruzaban en el infinito. Empecé a pensarmucho en el infinito, en

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cómodebíadesereso,enquelospostuladosyteoremasyprincipiostuvieranvalidezalolargoyanchodeluniverso.DenochemetumbabaenlacamaconDaisyMaeamispiesy,mirandohacialooscuro,dejabavagarlamente.Aveces,alhaceresomesentíavolar,surcarelcieloporencimadeCoalwoodyflotarporlosvallesyhondonadasqueibanpasandoalaluzdelaluna.Unanoche,enplenavisión, tuvelasorprendenterevelacióndequelageometríaplanaeraenrealidadunmensajedivino.Mimentesecerródefinitivamenteydeprontomeviotravezenlacamaconlaconcienciadequetodamihabitación,miescritorioymisilla,mipequeñacómoda,loslibrosylosaviones,eranterriblemente reales.DaisyMae semovió y entonces supe que estaba a salvo enmi habitación, ellugarmásseguro,peroaúnasíyotemblabademiedo.Incapazdedormir,esperé,sinconseguirlo,aquelaideameabandonara.Asíestuveduranteunpardedías.EntoncestoméladecisióndequeteníaquecontárseloalreverendoLanier.

El reverendo me recibió con reserva en su estudio. El hombre había logrado sobrevivir alsermón que había dado como resultado la creación de Cabo Coalwood, pero al parecer se habíasalvado demilagro.Me explicó que el propio señorVanDyke le había sugerido que por qué norevisabaProverbios17:19.Asílohabíahechoelreverendo,llegandoalaconclusióndequesibienelseñor Van Dyke andaba flojo en teología, sumensaje no ofrecía la menor duda. En el futuro, elreverendoLanierseríamuycuidadosoconrespectoalosmensajesquelanzabadesdeelpúlpito.

Impertérrito, le planteé mi revelación de que en los principios, teoremas y axiomas de lageometríaplana,verdadesqueloeranentodoeluniverso,Diosnosofrecíaunmensaje.Elreverendonotragó.

—Estás hablando de aritmética, Sonny—dijo—. La palabra de Dios está toda aquí—añadió,poniendolinamanosobrelaBiblia.

Intentétratardelasuntounpocomás,peroélnoparecíadispuestoasoltarlaBiblia.FuiaprobarconelreverendoRichard.Littleyyorecorrimoslaestrechanavedesuiglesiaendirecciónalaltar.Mientrasyomeexplicaba,élpareciócombarsebajoelpesodemispalabras.

—SantoDios—jadeó—.Esonopuedesersinodesigniodivino.—AgarróunaBibliaqueteníaenelpúlpitoy sedejócaer sobreunode losbancosdemadera tosca.Mesentéa su ladomientrasélabría el libro, lo cerraba y volvía a abrirlo—.ElVerbo es elVerbo, Sonny—dijo, señalando unpasaje al azar—. Pero elNúmero también pertenece aDios.No hay vuelta de hoja.—Se rascó elmentóny elevó los ojos hacia la sencilla cruzdemaderaquehabía junto al coro—.Yonopuedodescifrarlo.—Memiró—.¿Túcreesquepodrás?

—No—respondí, encogiéndome de hombros—. Yo sólo quiero saber cómo se construye uncohete.

—Ah,siesoestodoloquequieres,Diosproveerá—dijo—.Teayudarésimeprometesunacosa.Cuandoconstruyastucoheteyseelevehaciaelcielo, lagentepodrádecirquetodalagloriaesdeSonny.Noaceptesesemérito.—Señalólacruzconlacabeza—.Todalagloriadelmundoestáahí.

Mirélacruzyluegoinclinélacabeza,temerosodequeDiosmecastigaraporentrometermeensusasuntosespaciales.

—Sí,señor—balbucí.—Notedesimportancia,notevuelvassoberbio.—No,señor—repuseconvozdébil,acordealoinsignificantequemesentía.

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Littleseechóareír.—Tranquilo,muchacho.Diosesamor,¿nolosabías?Eljamásteharíadaño.Tieneplanespara

todosvosotros.Asentíconlacabeza.—Bueno,ahoravete—añadió—.Hederezar.UnchicodeCoalwoodqueencuentralapalabrade

Diosensulibrodegeometría…Sí,señor.Tengomuchoquerezaralrespecto.Unamañana,papámetiódosrebanadasdepanenlaviejatostadora,empujóelmecanismohacia

abajoyfueaservirsecafé.Cuandovolvió,lapalancadelatostadoraaúnestabaigual,peronohabíapasadonada.Papádescubrióquelasresistenciashabíandesaparecido;dehechomelashabíallevadoyo,puesplaneabafabricarunsistemadeencendidoeléctrico.

EsosmismosplaneshicieronqueO’Delltomaraprestadalabateríadelcamióndesupadre.RoyLeelostrajo,aélyasubatería,amicasaparahacerlaprueba.Lacosafuncionó;elalambredelatostadora se calentó lo suficiente como para encender la pólvora, pero luego nos distrajimosmirandoAmerican Bandstand, y Roy y O’Dell semarcharon al cabo de un rato. La batería y lasresistencias se quedaron en el garaje. Parami padre, eso significó que no había tostadas. Para elpadredeO’Dell,queelcamióndelabasuranosepusoenmarchaaldíasiguiente.Enambascasashubomalascaras,yelcírculodelcomadreotrinódecontentoconlanoticia.Alpocotiempo,«loscoheteros»teníanlaculpadecualquiercosaquedesaparecíaenelpueblo.UndíamamárecibióunallamadadelseñorJackson,quevivíaenlabarriadadeNewCampyselasdabadecazador.

—Elsie,¿podríapreguntaraSonnysihavistoaJesse?MamásabíaqueJesseeraelperrosabuesodelseñorJackson.—¿Yparaqué,señorJackson,sipuedesaberse?—Verá,dicenqueesoschicosdeCaboCañaverallanzanmonosalespacioexterior;pensabaque

talvezsuhijolointentaríaconviejosperrosdecaza.Mamáseaguantólarisa.—Nosepreocupe,señorJackson.Jessevolverá.Nocreoquelotenganloschicos.ElviejoJessevolvióacasapocodespués,cómono,peroelseñorJacksonsiguiómirándomecon

desconfianzacuandomeveíapasarenbicicleta.BuscandoelmododemejorarlascomunicacionesconelCabo,O’DellyRoyLeepensaronenla

cuadra.ElseñorCarterlahabíaconstruidoaprincipiosdelosañostreintaparaaquellosviejosmulosqueyanoestabanparatrabajarenlamina.Senegabaavenderlosalasfactorías,puessosteníaquelasbestias merecían un buen retiro por sus años de lealtad. Después de tanto tiempo bajo tierra, losmuloserandemasiadosensiblesa la luzcomoparadejarlosenunprado.LaviejaconstruccióndemaderaestabavacíadesdequeelseñorCartervendió laempresaa lafábricadeacero.Tanprontollegaron los hombres de Ohio, los mulos fueron despachados para convertirse en comida paraperros.Alguienmeexplicóquemamáyotrasmuchasmujeresseecharonalacalleylloraronalvercómoloscamionessellevabanaloscansadosanimales.Cuandoloschavalesjugábamoscercadelacuadra,solíamosatisbarporsusmugrientasventanasconmosquiteraparaverlosviejosarnesesylasespectralescasillas.Enunextremodelacuadra,sobreunamesa,habíatambiénvariosteléfonosdelamina. O’Dell, creyendo que eran de desecho, decidió que podían servirnos. En lugar de pedirlossencillamentealaempresa,urdióunplanquecreyópodíaresultarmásdivertido.

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O’Dell y Roy Lee llegaron a la cuadra el viernes poco antes de medianoche. A la mañanasiguiente,mientrasyomirabadibujosanimadosportelevisión,sonóelteléfonoparticular.EraTagFarmer,elpolicíadelpueblo.

—Sonny,serámejorquevayascuantoantesalaoficinadelseñorVanDyke—dijo—.Creoqueestásmetidoenproblemas.

CuandoTagmecontólosucedido,meentraronganasdeestrangularaO’Dell.Aquellatravesurapodía impedirnosdenuevoel acceso a cualquier propiedadde la empresa.Agarré la bici y enfiléMainStreetatodavelocidad.

ElseñorVanDykealzólavistaalvermeentrarcorriendoyfrenarjustodelantedesumesa.RoyLeeyO’Dellmemirarondesdesussillasarrimadasalapared.Teníanunaspectodesaliñadoysucio,comosihubieranestadorevolcándoseenmierdademulo.

—Bien, Sonny—dijo el señor Van Dyke—, entiendo que tu club de cohetes necesita materialtelefónico.—Su expresión era pétrea, solemne—. Así que decidiste robárselo a la empresa, ¿eh?Claro, os creéismuy listos, pero nosotros sabemosmuy bien lo que pasa en este pueblo,muchomejordeloqueospensáis.¿Noesasí,Tag?

TagFarmer,apoyadocontraunarchivadordemaderaquehabíaenelrincón,asintióinexpresivo.Llevabaununiformeoficialdecolorcaqui,conunainsigniadelaempresaenformadeestrellaenlasolapa.Tagnohabíacumplidolostreinta.MecontaronquetodoeltiempoqueestuvoenCorea,trasgraduarse en Big Creek, se lo pasó en lo alto de lamismamontaña, esperando a que los chinosfueranamatarlo.Nodebíadeserunamontañaimportante,porqueloschinoshicieronlavistagorda.Terminadalaguerra,Tagvolvióacasaparatrabajarenlamina.Consiguióllegarhastaelfondodelpozo, pero no fue capaz de salir de la jaula. Como era veterano, el capitán Laird le buscó otrotrabajo.TagFarmer había resultado ser un buenpolicía.Tampoco es que hubieramuchos delitos,peroél siempreestabaapuntoparaayudara las amasdecasaamovermuebles,ycualquieraquenecesitarairaalgunapartepodíacontarconsuserviciodetaxi.

—Allanamiento demorada con intento de robo y escalo. ¿Cómo llamarías a eso en términoslegales,Tag?—preguntóelseñorVanDyke.

—Supongoquedelitograve,señorVanDyke—ledijoFarmerencogiéndosedehombros.RoyLeeyO’Dellagacharonlacabeza.Amímetemblabanlasrodillas.

ElseñorVanDykeseretrepóensubutaca,cuyosmuellesprotestaronruidosamente.—Conquedelitograve,¿eh?Esosignificalacárcel,¿verdad,Tag?—Metemoquesí.Mi futuroparecíaestarmáscercadeunas rejasquedeCaboCañaveral.Penséenpostrarmede

hinojos y pedirmisericordia.O’Dell tragó saliva con tal fuerzaquehasta yopudeoírlo.RoyLeeguardóunestoicosilencio.Tagcambióelpesodepiernayluegodijo:

—SeñorVanDyke,¿nopodríamoshablarlo?TalveznoharíafaltallevarestoanteeltribunaldeWelch.

ElseñorVanDykeseencogiódehombros.—Amímeparecequeestámuymalircontralaley,perosiinsiste,Tag…Tagseñalóhacialapuerta.—Chicos,salidyesperadsentadosfuera.Yovengoenseguida.Vamos,andando.

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Salimosdeldespachoynossentamosenlaoficinacontigua.Lamáquinadeescribirestabaconlafunda puesta y la mesa despejada. El señor Van Dyke volvía a estar sin secretaria. La última,procedentedeOhio,sehabíapasadocasiunmesenlahabitacióndeJakeantesdequeladespidiesen.Aresultasdeello,Jakehabíarecibidoordendenovolverasalirconningunaotrasecretariade laempresa,ylaesposadelseñorVanDykehabíahechosaberalpueblodeCoalwoodquelapróximasecretarialaelegiríaellapersonalmente.«Esperenaverlasolteronaqueheescogido»,dijolaseñoraVanDykealaschismosasdeturno.«YesperenaquelaveaelseñorVanDyke»,habíarespondidoelclubdelchismorreo.

RoyLeemirabaaO’Dellensilenciomientrasestemedecíaaloídoloquehabíasucedido.Aesodemedianochehabíanllegadoalacuadradelosmulos.LapuertadeatrásteníauncandadooxidadoqueRoyLeehizosaltardeunmartillazo.O’Dell llevabauna linternae iba iluminando lascasillasvacías.Dijoqueallídentroolíacomosielairetuvieracienaños.Derepenteelsuelopodridosevinoabajo y los dos chicos cayeron al sótano. Un millar de murciélagos salió de entre las vigas,precipitándose por una ventana rota hacia el frío de la noche. Luego volvió a reinar el silencio.O’Dell y Roy Lee, atrapados, pasaron la noche entre excrementos de mulos hasta que Tag losencontró.

RoyLeesedecidióahablar.—Teodio—ledijoaO’Dell—.Yatitambién—añadiódirigiéndoseamí.Despuéssesumióde

nuevoensuensimismadosilencio.Tagsalióabuscarnosyvolvimosaentrar,cabizbajos,mientrasVanDykenosexaminaba.—¿Cuántocreéisquecuestaeseviejoequipotelefónico?—preguntóalfin.Respondimosquenoteníamoslamenoridea.Pulsólasteclasdeunagranmáquinacalculadorademetalnegra,tiródelapalancayexaminóel

papelconelresultado.—Muybien,vamosahacerlosiguiente.Siqueréisunequipotelefónico,podéisquedarosellote

porveinticincodólares,másdosdólaresporel candadoyotrosdiezpornohabernotificadoa laempresavuestroproyectodeentraren lacuadra.Estovaa serunpactoentrecaballeros,paraquevuestrosdudososantecedentesnoresultenmancillados.Taghaintercedidoporvosotros,sabeDiosporqué;dicequenosoisde losque leenjabonanelcochenihacen trastadasa losviejosquevancaminandoporlaacera.Enresumidascuentas,mehapedidoqueseaclementeconvosotros,aunquemiinstintomedicequeaprovechelaocasiónparaacabardeunavezportodasconesteasuntodeloscohetes.Bien,¿queréisnegociaropreferíselprocedimientopenal?

—¿Ynuestrospadres?—preguntécontiento.LosojosdelseñorVanDykemostraronunteatralasombro.—¡Yojamásharíapartícipeanadiedeunpactoentrecaballeros!—dijo.AsífuecomolaAMBCnegocióconelseñorVanDyke.Disponíamosdeunañoparapagarlos

treintaysietedólares,yaunqueyonosabíacómoconseguiríamosesedinero,almenospodríamosseguirconstruyendocohetes.

—Yosécómosacardineroamontones—anuncióO’Dellmás tarde,yaen lacalle.Estabacasiradiante—.Hierrofundido.—Apoyóundedoensunariz,enseñaldesigilo,otalvezdeengaño—.Elveranoqueviene.Hierrofundido.

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—Conmigonocuentes—dijoRoyLee.

Enelundécimocursolaquímicafuemiasignaturapreferida,porqueteníamosalaseñoritaRileydeprofesora.Eraestrictaconnosotrosynodejabaquenadielaapartaradelamateriaatratar,peroposeía un excelente sentido del humor que a menudo empleaba para mantener nuestra atención,ademásdeunevidenteamorporsudisciplina.Nuestroavanzadoprogramadeestudiosnosllevóalatablaperiódicayaenlaprimerasemana.Enlasegundaestábamostrabajandoenecuacionesquímicas.Si no entendíamos alguna cosa, teníamos que decirlo y entonces la señorita Riley repetía conpaciencia todo lo que fuera necesario. Si no hacíamos preguntas, ella daba por supuesto quehabíamos entendido y seguía adelante. Yo tenía que emplear una hora cada noche para hacermisdeberesdequímica.Eso,apartedelastreshorasconelrestodelasasignaturas.

Aunque el instituto proporcionaba a la señorita Riley muy poco material de laboratorio parademostrarloqueaparecíaenellibrodequímica,ellaeramuyingeniosa.Undíanosllevóalcampode fútbol,muydeteriorado debido a la suspensión del equipo.El césped estabamuy crecido y laslíneasmarcadasatizasehabíandesdibujadoyseveíanamarillentas.Inclusolasgradasylatribunadeprensaparecíanalabeadas.LaseñoritaRileymezclóconunacucharademaderaunapequeñacantidaddepolvoblancodedosbolsitasdepapelquellevabaconsigo.YoestabaalladodeDorothy.Paramisorpresa,ellaseacercóamí,metomódelbrazoyapretósuspechoscontramicuerpoduranteunossegundosantesdeirhaciaotrositioparavermejorelexperimento.Allevantarlosojos,viqueRoyLeememirabaceñudo.Sonreímansamente.

—He combinado clorato potásico y azúcar—explicó la señoritaRiley—.Lo que vamos a verahoraesunexperimentosobreoxidaciónrápida.Quentin,dinosladiferenciaentreoxidaciónlentayoxidaciónrápida.

Porsupuesto,Quentinconocíaafondolacuestión.—CuandoeloxígenocombinaconunelementoDuranteunperíodolargodetiempo,elresultado

esunaoxidación lenta, comoenel casode laherrumbre—dijomuysegurode sí—.Perocuandocombinarápidamenteconalgo,entoncesseliberaenergíaenformadeluzydecalor.

—Gracias,Quentin.Estamezcladecloratopotásicoyazúcardemostrarálaoxidaciónrápida.La señorita Riley encendió un fósforo y arrimó la llama a la pequeña pirámide de polvo. Al

instante, aparecióuna llamaverdosaacompañadadeun fuerte silbido.Loscoheterosnosmiramosunosaotros.Nohicieronfaltapalabrasparadecirnosloqueestábamospensando.Eraelcombustibleideal.

Despuésdeclase,fuialamesadelaseñoritaRileyyseñaléelsaquitodecloratopotásico.—¿Puedo quedarme lo que sobra?—pregunté. Por si aún no tenía referencias de nosotros, le

hablé de laAMBC—.Hemos construido un polígono de lanzamiento,CaboCoalwood, y estamoshaciendoprogresos,peronecesitaríamosuncombustiblemásadecuado.

—¿Has pensado en lo de participar en la feria de ciencias? Todavía soy la encargada de esecomité.

—Nocreoqueestemospreparados—repuse—.Aúntenemosmuchasdudas.Nosayudaríamuchodisponerdeunlibro.

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—Un libro. —Ladeó la cabeza, pensativa—. No recuerdo haber visto un libro sobre cómoconstruircohetes.Detodosmodos,lomiraré.

—¿Enserio?Seríaestupendo.Mientrastanto…—señaléelsaquito.Ellameneólacabeza.—Losiento,notengomás.Porotrolado,elcloratopotásicoesinestableencondicionesdecalor

ypresión.Seríademasiadopeligrosocomocombustibleparacohetes.¿QuépiensantuspadresdelaAMBC?

—Mimadresólodijoqueprocuraranosaltarporlosaires.Laseñoritaseechóareíryluegomemirócomosiestuvieraestudiandounrompecabezas.—¿Porquéconstruyescohetes?Erafácilhablarconella,casiparecíaunaamiga.—Quieroparticiparenlaaventuraespacial,esoestodo—lecontesté—.Cadavezquelanzanalgo

enCaboCañaveral,escomosi…Sóloquieroecharunamano,peronopuedo.Claroquehaciendomispropioscohetes…—Nosabíasiteníasentidoloqueestabadiciendoycallé.

LaseñoritaRileymeechóunamano.—Haciendo tus propios cohetes intervienes en esa aventura. Eso lo entiendo.Amíme pasa lo

mismoconlapoesía.Avecestengoqueescribirmispropiospoemas,nosonbuenos,yalosé,peroesomepermiteconectarconlospoetasquemásadmiro.¿Locomprendes?

—Creoquesí—respondí.NingúnprofesormehabíahechoconfidenciastanpersonalescomolaseñoritaRiley;eracomosihablaradeigualaigual.

Siguió sonriéndome, y en ese momento me pareció que yo era para ella la persona másimportantedelmundo.

—Dejaque tedéunconsejo—continuó—.Procuranosaltarpor losaires.Megusta tenerteenclase.¿Deacuerdo?

—¡Claro!Quierodecir,sí,señora.Quentinmeesperabaenelpasillo.—¿Quétehadicho?—preguntó.—Quenonosdejaelcloratopotásico.Dicequeesdemasiadopeligroso.Quentinmediounapalmadaenelhombro.—Tú tranquilo. El nitrato potásico tiene casi lasmismas propiedades y exactamente elmismo

númerodeátomosdeoxígenoqueel cloratopotásico.Mezclando salitrey azúcarobtendremos lamismareacciónquehemosvistoantes.

Quentindejólacarteraenelsueloysacóellibrodequímica.Buscólaecuación.—Nitratopotásico.KN03.Igualqueelcloratopotásicosalvoquetieneunátomodenitrógenoen

lugardeunodecloro.—Apoyóunpapelenunadelastaquillasycopiólafórmula—.Creoquesilomezclamos con azúcar y añadimos calor tendremos tres partes de oxígeno y dos de dióxido decarbono,ademásdeotrosderivados.Dichodeotramanera,unmontóndegasesenexpansión.Conestoconseguiríamosunmagníficopropulsor.

Quentinparecíaestarenlocierto.—Loprobaréestanoche—leprometí.Devueltaencasa,bajéalsótanotrasunarápidaincursiónenladespensa.Cogíunacucharadade

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azúcarylamismacantidaddesalitre,lasmezcléenunatazadecaféconunacucharademadera,abrílapuertadenuestrocalentadordeaguayechéelcontenidoensuinterior.SeprodujounaerupcióndellamascomoenelexperimentodelaseñoritaRiley,sóloquelasmíaseranmásrosadasqueverdes.Elsonido, intensidadyduracióndelaexplosiónsuperabanmismejoresmezclasdepólvoranegra.Experimentéunpocomáscondiversosporcentajes.

Mamá estaba fuera, apoyada en la cerca y charlando con la señora Sharitz cuando de prontonuestra chimenea empezó a vomitar humo y chispas como un pequeño volcán.Bajaron las dos alsótano justo cuando yo echaba otra taza demezcla explosiva.Cerré la puerta del calentador y lesofrecímimejorsonrisainocente.

—Hola,mamá.Hola,señoraSharitz.—¿Love,Elsie?YaledecíayoqueSonnyhabíavueltodelaescuela—dijolaseñoraSharitz.—Estaríabienquenohicieranfaltaseñalesdehumoparasaberlo—rezongómamá.Lesmostréaambasloqueestabahaciendo,cómomezclabaelpropulsorycómomeechabahacia

atrás cuando arrojaba un poco al calentador. Hice el experimento y la señora Sharitz se mostróexcitadaalverlaschispasdecolorderosa.

—¡Québonito!Mamánoloveíaclaro.—Muybien,Sonny,telodiréunavezmás.Procuranosaltarporlosaires.¿Entendido?—Sí,mamá.Entendido—repuse.Por la noche cargué un bastidor con unamezcla de azúcar y nitrato potásico. Era demasiado

granuladoparaintentarhacerunagujeroenelmedio,demodoqueechélamezcladentroydiunosgolpecitosalbastidorparaqueelgranosedistribuyera lomejorposible.Papámepillóenelloalvolverdelamina.

—¿Yahoraquéestáshaciendo?—Unnuevopropulsor.—Siexplotara,¿cuántosaltaríaestacasadesuscimientos?—Sólounpalmoodos—dije.—Asímegusta—dijo.Sobresaltado,mevolvíylevisubirporlaescalera.«¿Asímegusta?».Elsábadosiguiente laagenciasereunióenelCaboparahacerunaprueba.Ese lanzamientono

tuvopublicidad,porquenosabíamoscómo ibaa funcionarnuestrocombustibleabasedesalitreyazúcar.ElAukIX despegó conun satisfactorio silbido, pero enseguida cayó conun ruido sordo amenosdetreintametrosdelaplataforma.Lorecuperamosylollevamosalblocaoparaexaminarlo.Altocarlo,cayeronpequeñosdesperdicios.Lamayorpartedelpropulsorhabíaardido.Shermanloolfateó.

—Hueleacaramelo—observó.—¡Caramelodecohete!—exclamóO’Dell,acuñandoasíelnuevonombredelpropulsor.—Por lo visto produce suficientes gases de escape, pero arde demasiado deprisa—sentenció

Quentin—.Lamezclasueltanoesadecuada.Loquehabríaquehacerespresionarlaenelinteriordelbastidor.

—Enelpróximolotepuedohumedecerlaconlacoladesellodecorreos—propuse.—El azúcar es muy soluble —apuntó Quentin, mordiéndose el labio inferior—. Retiene la

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humedaddurantemuchotiempo.Inténtalo,Sonny,pero,desdeluego,habráquehacerlapruebaaquí.—Desdeluego—repetí,contentodequenuestradiscusiónsonaratancientíficayprofesional.—Notenéisniputaideadeloqueestáisdiciendo,¿verdad?—preguntóRoyLee.Peseasusafirmacionestraselasuntodelacuadra,RoyLeeseguíaenelgrupo.Quentinlomiró

ceñudo,peromereídesuocurrencia.Teníarazón.Volvimos a intentarlo el siguiente fin de semana.Yo había humedecido lamezcla de azúcar y

nitratopotásicoylahabíaaplastadodentrodeunbastidorcorriente.HabíaunnuevomiembroenlaAMBC.EraunchicodenuestraclasellamadoBilly,quevivíaenlahondonadadeSnakeRoot.Otroschicos habían expresado su deseo de unirse al grupo, pero Billy fue el primero que se tomó lamolestiade insistir enpedirlo.Yoestaba contentode tenerlo connosotros.Billy corríamucho, locual, teniendo en cuenta el alcance que esperábamos obtener con nuestros cohetes, consideré queestaríamuybien a la horade ir a buscarlos.También eramuy listo,másqueyo a juzgarpor susnotas. El padre de Billy había sido despedido en 1957, pero había permanecido en la zona,reclamando para sí una vieja choza más arriba de donde vivía la gente de color. Tras sucomparecenciaenunareuniónquelaAMBCcelebróenmicasa,mamámirócómoibavestidoBillyyloparócuandosalía.Luegoselollevóamiarmarioyabriólapuerta.BillyvolvióalcochedeRoyLeetambaleándosebajoelpesodelascamisasypantalonesquemamálehabíaregalado.

ElAukXtansólosemeciósuavementeenlaplataformasobresusaletasentreunanubedehumoblanco.Loinspeccionamosdespués:rezumabaunlíquidonegroqueparecíacaramelo.

—Lopuseacurartodalasemanayaúnestabahúmedo—expliquéalgrupo.Quentinmeneólacabeza.—Teadvertíqueelazúcarerademasiadosoluble.ElAukXI,quellevabadentroelpropulsorespecialsinhumedecer,despegódelarampaconun

satisfactorio silbido, pero luego explotó, lanzando fragmentos de acero sobre nuestras cabezasmientrascorríamosarefugiarnosenelblocao.Cuandosalimos,Quentin,yaenlaplataforma,dijo:

—Miopiniónesqueelpropulsorsevinoabajo.Elbastidordeaceroparecíaunapieldeplátanovueltadelrevés.Quentininsistióensuteoría.—Al despegar el cohete, el propulsor estaba tan suelto que simplemente cayó hacia dentro. Se

quemódemasiadodeprisa.—Posiblemente la tobera quedara obstruida—apuntó Billy, aportando una buena observación

paratratarsedelprimerlanzamientoquepresenciaba.Volvimosaexaminarelcohete.Elbatidoquerezumabasehabíaendurecido.Loempujéconunpalo.—Estonohapodidocaerhaciadentro—señalé.—Sí,perosehafundido—observóSherman—.¿Creéisqueaúnardería?Paraaveriguarlo,llevamosunpocoalaplataformayleprendimosfuego.Lacosachisporroteó

primeroyluegoardió.Shermanexpresóloquetodosestábamospensando.—¿Ysifundiéramoscaramelodecoheteantesdecargarloenelbastidor?Dudéporprimeravezdesdequeestábamosenaquello.—Nosé,chicos—dije—.Parecelarecetaperfectaparavolarnoslacabeza.

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Todosmemiraronpreocupados.—Sifuésemosconmuchocuidado…—empezóadecirBilly.—Yfundirsólounpococadavez…—añadióSherman.—Metocaríahacerloamí—señalé—,ymeparecequeesomevaaexplotarenlasnarices.—Teayudaremos—prometióRoyLee.—Yoharéunasmáscarasprotectorasconescudoytodo—intervinoO’Dell,llenodeexcitación

sólodepensarlo.—No—dije—.Seríaunalocura.—Insistoenquedebemoshacerlo—porfióRoyLee.—¿Quéopinas,Quentin?—pregunté.Quentinseencogiódehombros.—Túdecides,Sonny.Esunpasohacia lodesconocido,por supuesto,pero…caramba, ¡seguro

queseríaunpropulsormagnífico!La semana siguienteRoyLee,Shermanyyo fuimosunanoche aver el telescopiode Jake.La

NASAhabíalanzadoelpequeñoPioneer1alaLuna.Eraelprimerintentoamericanodealcanzarlayestábamosentusiasmados.Sabíamosquenohabíaposibilidaddeverunobjetotanpequeño,peroenaquelterradonossentíamosmáscercadeél.ElPioneer1subióalespaciohastaque,aunadistanciade noventa mil kilómetros, que no era siquiera una cuarta parte del recorrido, perdió impulso yvolvióacaer,ardiendoenlaatmósferaterrestre.

Losperiódicosdijeronquehabíasidounfracaso,peroparanosotros,hijosdeminerosenloaltodelClubHousedeCoalwood,nolofue.CuandoJakebajóasucuarto,nosotrospermanecimosenelterradohablandodelaLunaydecómodebíadeser,mirandodevezencuandoporeltelescopioporsiobservábamosalgúncambioenella.

En realidad ya había cambiado, porque nosotros habíamos viajado a la Luna mentalmente.Habíamos hecho volar la pequeña aeronave más allá de su capacidad física, admirado todos loscráteresdelaLuna,susmaresymontañas.Yoestabaconvencidodequealgúndíaelhombrellegaríaa la Luna. No sólo el hombre, sino nosotros, los que estábamos en aquel terrado. Únicamentenecesitábamosaprendermáscosasyserlobastantevalientes.Poreso,enaquelinstante,decidíquefundiríamossalitreyazúcar.

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11-Caramelodecohete

AukXII-XIII

Elsábadoporlamañanaempecéaempalmarcordónalargadordesdeelsótanoescalerasarribahastaelpatioy luegoporencimade lacercayhaciael callejónhastaelotro ladodelgaraje, endondehabíaunaviejamesadepicnic.O’Dellhabíafabricadoescudosprotectores—unasgorrasdebéisbolconcuadradosdeplásticotransparenterescatadosdealgunabasuraypegadosa laviseradeformaquenoscolgarandelantedelacara—.YomepuseunviejotabardodelaMarina(habíapertenecidoami tío Joe, de sus tiempos en la Armada durante la SegundaGuerraMundial) y unos guantes deinvierno.El calientaplatosy la cacerolaprocedíandeunode los armariosde la cocina.Creípocoprobablequemamálosechasedemenosantesdequeyolosdevolvieraasusitio.

Elcalientaplatosteníaunfulgoranaranjado.Losdemásseapartaronmientrasyoechabaunpocodesalitreenlacacerola.Recéparaquenomeexplotaseenlacara.Seformaronunasgotasdelíquidoyluego,nada.Másanimado,echéunacucharadadesalitreyremovíelcontenidoconunacucharademadera que también había tomado «prestada» de la cocina. Se formó un charco transparente yO’Dell,quellevabatambiénunagorra-escudo,chaquetayguantes,echómáshastaqueenelfondodelacacerolahubodosotrescentímetrosdelíquidohumeante.

—Ahora,elazúcar—indiquéconunavozronca.Elmiedomevolvíaroncalavoz.O’Dell se inclinó hacia atrás todo lo que pudo y echó un poco de azúcar a la cacerola. Los

gránulos se disolvieron inmediatamente y un olor dulzón, como a natillas, empezó a emerger delcazo.Decidíecharunpocomásdeazúcar.Seguíremoviendohastaquelamezclasevolvióviscosayblancuzca.

—¡Joder!—exclamóRoyLeeconalivio—.Nohaexplotado.—Nodigastacos—lereprendí,sudandoamares—.Reza.Shermansepusosugorra-escudoycolocóunbastidorbocaabajosobrelamesa.—Necesitamosunembudo—dijo.RoyLeeestabarevolviendocajonesenlacocinacuandomimadreloencontró.—Hola,señoraHickam—dijoél,sonriendoinocentemente—.Sonnynecesitaunembudo.Ellalomiróconsuspicacia.—ElúnicoquehayestáenelgarajeylousasupadreparacambiarelaceitealBuick.¿Paraqué

quiereelembudo?—Entoncesreparóenlosalargadores—.¿Quéestáistramandoahora?—Ejem…Fundimoscombustibleparaelcohete.Mamávinoconelembudo.—Aquíhueleanatillas—dijoalpercibirelolordelamezcla.Todosnosquedamosdepiedraal

verla—.Adelante—susurró—.Seguidconloqueestabaishaciendo.RoyLeetomósuavementeelembudoquemamáleofrecíaylointrodujoenelbastidordelAuk.

Yolevantélacacerolaylainclinéconcuidadoparaverterelcaramelodecohete.Perolamezclaseatoróenelembudo,rebosandocasidelmismo.Mamácorrióalgarajeymomentosdespuésvolvióconunpalolargodeunaescobavieja.

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—Yaestá—dijo,hundiendoelmejunjeenelembudo.—¡Mamá!—protesté.RoyLee le agarró el brazo. Si aquello prendía,mimadre ni siquiera llevaba uno de nuestros

frágilesescudosfaciales.RoyLeesellevóamamáalgarajeyO’Dellseocupódeseguirapretandolamezcla.Pocoapoco,

lalechadaempezóafluirhaciaelbastidor.—Seríamejorconunavarilladevidrio—señalóSherman,pensandoenfuturosexperimentos.El bastidor sólo estaba lleno hasta la mitad, de modo que volví a poner la cacerola sobre el

calientaplatosparamezclarunpocomás.Fueunerror.Unafinacapademezclafundidaquesehabíasecadoenelfondodelcazoerupcionócomounaexhalación.

Caímostodoshaciaatrás.Lacacerolasalióvolando.Unanubedeespumavaporosaemergióporelcallejóncomoseñalesdehumo.Variosminerosqueibanaltrabajosedetuvieronparamirar.

—Eh,Elsie—dijounodeellos—,¿estáenseñandoaloschicosacocinar?Algunosdeellosseacercaronentrerisotadasconsusfiambreras,loscascosechadoshaciaatrásy

los pantalones remetidos en las botas.Vi que eran los hombres deAnawalt que papá había hechovenir a propósitoparademoler una laja de roca especialmente terca en la parte nuevade lamina.CompartíanunacasaenlabarriadadeNewCamp.

—Esoschicossonimbéciles,¿no?—dijounodeellos.Mamáachicólosojos.—Váyansealtrabajo.Estoschicosnosonimbéciles.Soncientíficos.¡Hedichoquelargo!Los hombres obedecieron entre carcajadas, y nos quedamos a solas con mamá. Todos los

músculosdemicuerpomedecían«corre»,ymiscompañerosparecíanestarapuntodehacerlo,perolociertoesquenadiesemovía.Mamáagarrólacacerolarenegridaylacontempló.

—Yocreoquesilavaraislacaceroladespuésdehacerlamezcla,noexplotaría.—Tocónuestrosescudosdeplástico, inspeccionónuestroschaquetonesyguantes.Quiseexplicárselo todoperoellamehizocallar—.Apartaesamesadelgaraje.NoquerráspegarlefuegoalBuickdepapá,¿verdad?—Memiróalosojos—.Mecomprarásunacacerolanueva.

—Deacuerdo,mamá.Luegonosmiródeunoenuno.—Estoycansadaderepetirlo.¡Nosaltéisporlosaires!—Lo anotaremos todo como si fuera una receta—dije, tratando de tranquilizarla—. Lavar la

cacerola,limpiarlotodoantesdefundirotramezcla.—Desdeluego.Sí,señora—murmuraronlosotros,rebulléndosenerviosos.Aúnnoveíanclaro

siibanasalirbienlibradosdeestasinproblemas.—¿Estoserviráparaqueloscohetesvuelenmejor?—preguntóella.Nosmiramoslosunosalosotros.Elmiedonoshizosersinceros.—Quizá—nosatrevimosadecir.Basilvinoalsiguientelanzamientoarmadodesulibreta,ynoparódeescribirentodoelrato.La

respuesta a sus artículos había sido tan grande que Basil había decidido hablar de nosotros conregularidad. Había unos cincuenta espectadores observándonos, por sus artículos o por nuestrosavisos.Confié en no desilusionarlos.ElAukXII, ya en la rampa, estaba construido según nuestro

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diseño más o menos estandarizado, pero era una incógnita cómo se comportaría cargado concaramelodecohetefundido.Yometemíaunaexplosión;Quentinestabaconvencidodequeocurriría.

—Necesitaremos al menos tres cohetes con este combustible—predijo— antes de llegar a lacombinaciónperfecta.

Sherman se llegó a la carretera para cerciorarse de que la gente se quedara en su sitio o, aúnmejor, se parapetara tras sus coches y camionetas.Bucky algunosdel equipode fútbol acudierontambién,peropermanecieronapartadosconcaradepocosamigos.

Aexcepcióndelosjugadores,nuestropúblicoerafestivo.—¡Adelante,BigCreek!—clamaron algunos como si fuésemos el equipo de fútbol.Y cuando

izamoslabanderadelaAMBC,lagentesepusoacantarelhimnodebatalladelinstituto.—Adelante,Verdiblancos,estamoslistosparaelcombate…Yojamáshabíatenidolaexperienciadeserelobjetodeesacanción.Megustó.Unodelequipode

fútbol gritó algo en tono de burla pero la gente siguió cantando. Después, algunas señorasvociferaroncomosifuerananimadoras:

—¡Adelante,coheteros,adelante!—Buckyelrestodejugadoressubieronenfadadosasuscochesysefueron.

Aquel era tambiénnuestroprimer lanzamiento con sistemade encendidoeléctrico.Acerquéuncableaunaviejabateríadecoche(queO’DellhabíaconseguidogratisenunachatarreríadeWar)yelAukXIIdespegóconfuriadelaplataformaytomólainclinaciónadecuada.Quentinsaliócorriendodelbúnkeryempezóamirarporunnuevoinventoqueélllamabateodolito.Consistíaenunpalodeescobaconuntransportadorpuestodelrevésysujetoaunextremo,yunpedazorectodemaderaenel ladoopuestoquegirabaalrededordeunclavo.Quentinhincóelpaloenel ciscoy searrodillóparaobservarporsuaparatolaascensióndelcohete,queechabahumoporlacola,blancocontraelcielo sin nubes. En el ápice de la parábola, Quentinmiró el ángulo que la regla formaba con eltransportador,gritóelnúmeroyluegoagarróunlápizquellevabadetrásdelaorejayloanotóenunpedazodepapel.Sielteodolitofuncionaba,latrigonometríanosproporcionaríalaaltitudalcanzadaporelcohete.

LaesteladegasesdelAukXIIeratodavíaunchorrocuandoelcoheteperdiófuerzayempezóacaer. El humo siguió saliendo, incluso después de chocar con la escombrera.Mientras el públicolanzabavítores,nosotroscorrimoshastaelcoheteyvimosarderlosúltimosrestosdecaramelo.Alinstantecomprendílarazóndequenuestrocohetehubieraperdidoimpulso.

—Faltalatobera—lesdijealosotros—.Debedehabersalidodespedida.Loexaminamosdecerca.Lasoldaduraseguíaintacta.Elcentrodelatoberasimplementeestaba

desgastado.Quentinseacercómidiendolospasos.—Trescientos cuarenta y ocho —anunció juntando los pies al finalizar la cuenta—. Estoy

calculandounosochentaydoscentímetrosporpaso.Esodaría…—Hizounrápidocálculomental—.Doscientosochentaycincometrosytreintayseiscentímetros.—Llevababajoelbrazoel librodetrigonometríadeJack.Recorrióconeldedolasfuncionesquehabíaenelreverso—.Vamosaver,latangentedecuarentagradosescerocomaochentaycuatro.Digamoscerocomaocho.Multiplicadopordoscientosochentaycinco…

EsperamosansiososaqueQuentinhicieramentalmentelaoperación.Notardómucho:

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—¡Doscientosveintiochometros!O’Dellsoltóunalaridoysepusoadarsaltosdealegría.ElAukXIII despegó conun frenesí similar al de su predecesor.El caramelode cohete era sin

dudaunhallazgo.Elcoheteseinclinó,dejóirunnubarróndehumoyseperdióenelcielo.Alcaerlovimosdesaparecerentreungrupodeárboles.Oímosramasquesepartíanyungranrobleagitósushojasdoradascomodiciéndonos«venidabuscarlo,elcoheteestáaquí».Sinquerer,O’DellvolcóelteodolitoyQuentinnopudodarnoslaaltitud,peronohabíadudadequehabíallegadotanaltocomoelAukXII.Cuandoencontramoselcohete,latoberaestabatotalmentequemada.

—Puedequenoaguantetantocalor—aventuróBilly.Examinélatobera.—¿Sabéisquéosdigo?Amímeparecequetambiénestácorroída.—¡La oxidación rápida! —exclamó Quentin, chasqueando los dedos—. Caray, Sonny, eres

listísimo. ¡Pues claro! ¡Cómono semehabía ocurrido! Igual que en la clase de química.El calorcombinadoconunflujoconstantedeoxígenoenexceso…Sí,tienesentido.Loquenecesitamosesunmaterialcapazdesoportarelcalorademásdelaoxidación.

Cuandobajamosdelamontañaconelcohete,losespectadoressehabíanido,peroBuckylosdelequipo estaban en nuestro blocao, arrancando hasta la última tabla con unos desmontadores deneumáticos.

Corrimoshaciaellos.—¡Vamos,caguetas!—nosgritóBuck,absolutamenterojoderabia.Aunqueno éramos rivales para ellos, algo teníamosquehacer.Agarréunapiedray lomismo

hicieronlosotroschicos.Leslanzamosunaandanada,fallandocasisiempre,perolosobligamosaagachar la cabeza. Ellos contraatacaron y comprendimos que estábamos perdidos. Fue entoncescuando oímos la bocina de un coche; era Tag Farmer en su viejo Mercury, que venía de laescombrera.Mientras todosnosquedábamosparalizados, tanto futbolistas comocoheteros,Tag seapeódelcochetranquilamenteyseechóhaciaatráslagorradepolicía.

—¿Quépasaaquí,muchachos?—gruñó.—Nada —dije yo. No pensaba delatar a Buck. En Coalwood los chicos no se chivaban—.

Estábamoslimpiandoestounpoco.Tag señaló a los del equipo, que seguían de pie con los puños cerrados y blandiendo los

desmontadores.—¿Osestánayudando?—Sí,señor.Tagseacercóalblocaoyobservólostablonesarrancados.—¿Buck?—dijomuysereno.Buckseaproximómansamentealpolicía.—¿Señor?—¿Túerescarpintero?—No…no,señor.—Puesyaeshoradequeaprendas.Parecequealgunastablasestánunpocosueltas.—Sí,señor.

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—¿Teencargarásdearreglarlo?—Sí,señor.Tagasintió.Buckempezóa recoger tablasdel suelo.Yomeacerqué, le tendíunmartillode la

cajadeherramientasquesiemprellevábamosconnosotros,yélsepusoatrabajar.Tagreprimiólarisaypermanecióallíhastaquetodossefueron.

Un domingo por la mañana me hice el dormido —era parte del plan de papá para evitarproblemas—,ymamáabriódegolpelapuertademicuarto.

—Levantaoteperderáslaescueladominical.Medisponíaadecirleunapequeñamentira,aunquedetodosmodoseraporsubien.—Esque estoy agotado con tantos deberes. ¿Te importaría quehiciera novillos?Sólopor una

vez.Mamásaliódelcuarto.—Siquieresserunpagano,noseréyoquienteloimpida.FueareñiraJimparaquesalieradelbañoylaacompañaraencochealaiglesia.Éllecontestó

quesólohacíaunpardeminutosquehabíaentrado.Mefiguréquedebíadellevardentromásdeunahora.

DespuésdequeJimymamápartieranhacia la iglesia,yo fuihastaelvolcaderopara reunirmecon papá.Casi temblaba de emoción. Llevaba toda la vida enCoalwood, pero jamás había estadodondepapápensaballevarme.¡Ibaaentrarenlamina!Yelhechodequepapámelohubieradichoamí,noaJim,habíaidocobrandoimportanciaalolargodelasemana.Élmemirólargamentecuandoentréensudespacho.

—Nohabrásdichounapalabradeestoatumadre,¿verdad?—¡No,papá!—respondíorgulloso,envozalta.—Bien.Despuéstelavaremosafondoyasínonotaránada.Yoteníamisdudassobreesapartedelplan,peronoobjeténada.Alfinyalcabopapálaconocía

mejorqueyo.—Ven aquí—me indicó, extendiendo sobre lamesa un plano de lamina. Señaló una sinuosa

franjanegraque locruzabade ladoa lado—.Esteesel filónPocahontasnúmerocuatro,elmejorcarbón bituminoso del mundo, y el más puro. Las líneas que he dibujado representan los túnelesabiertosdesdequelaminaentróenfuncionamiento.—Abrióuncajónysacóotrodibujo—.Estoeselperfildeunavetatípica.Elcarbónestárecubiertodeunacapaduradeesquisto.Debajohayloquenosotros llamamos roca del dinero. Los ingenieros de minas tienen que saber cómo sostener elesquistoparaquenosevengaabajoycómoretirarlarocadeldinero.

»Para ser un buen ingeniero deminas—prosiguiómirándome a los ojos como si buscara unatisbodeentendimiento—hayquetenermuchaexperienciayhacercálculosprecisos.Loshombresque trabajanbajoesos techosdependendeque los ingenierosaciertena laprimera.Nocomoesoslocoscientíficosalemanesconstructoresdecohetes,queselimitanalanzaralgoparaversifunciona.

Reprimí las ganas de responder a ese reproche y papá siguió con su disertación. La empresautilizabaelsistemadebloques,explicó.Cadabloqueeradeveintemetrosporveinticinco,yenélse

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practicaban aberturas en grupos de cuatro. Después, los bloques eran excavados uno a uno pormáquinascontinuashastaquedarreducidosapocomásdeunmetrocuadrado,yrecibíanelnombrede macizos. Durante el proceso, los maderos cachizos, los pilares y los encofrados debían sercuidadosamentecalculadosafindequeeltechonosevinieraabajo.

Papáseembarcóensutemafavorito,laventilaciónenelinteriordelamina.—Sielairedejadecircular,elmetanosevafiltrandoporelcarbón—dijopapá—.Bastaríauna

chispaparaqueexplotara toda lamina.Paraqueesonosuceda,empleamosunsistemadepresión.Losventiladoreselevanlapresiónenlaminaligeramenteporencimadelapresiónenlasuperficie.Así,elmetanoesimpulsadohacialassalidasdeaire.

—¿Esolodiseñastetú?—pregunté.—Enpartesí—respondió,mirandosusdibujos.Aquellomeconfundióunpoco.—Entonces,¿túeresingeniero?—No—respondió,jugueteandoconunaregladecálculo—.Losingenierostienenuntítulo.Decidíecharmanodelrazonamientodeductivo.—JakeMosbyesingeniero—dije.—Sí.—Túsabesmuchomásqueélsobreminasdecarbón,¿no?—Escierto.—Bueno,puesentonceseresingeniero.Papámeneólacabeza.—Sonny,hayque tenerundiplomauniversitarioparaser ingeniero.Yono tengodiploma.Por

esonuncapodréseringeniero.—Memiróreflexivamente—.Perotúsí.Sinsaberquécontestarle,melimitéaseguirestudiandolosdibujos.—Esmuyinteresante—dijeentonosolemne.Papámellevóalacasetadebaños,abriósutaquillaymepasóunmono,unasbotasdepuntera

dura,uncascodecapatazyuncinturónespecial.Cuandoestuvelistofuihastalajaulaymeenseñóaponermeunabateríaenelcinturónylalámparaenelcasco.Conlalámpara,elcascopesabamucho.Lomovíunpocohastaquemesentícómodo.Papámemiró,ajustódenuevoelcascoy luegomepusobienelcinturónhastaquelehebillaquedóenlapartefrontalylabateríacolgandoexactamentealaalturademicaderaderecha.Mesentícomounsoldadoalquepasanrevista.

—Ahorasíqueparecesuncapatazdemina—dijotrasotroexamencrítico—.Vamos.Elayudanteapartólaverjayporprimeravezenmividapuseelpieenlaplataformademadera

delajaula.Penséenlasvecesquedepequeñohabíavistodescenderalosmineros.¡Ahorametocabaamí!Notéquesemeacelerabaelpulso.Las tablasdelpisodelmontacargasestabantanseparadasquepudeverentreellas.Abajonohabíamásqueunasimaoscura.Porunmomentotuvemiedodequenosfuéramosacaer.Eltimbresonótresveces,anunciandoquenosdisponíamosabajar.Aspirécon todas mis fuerzas. La polea empezó a rechinar y el montacargas descendió rápidamente; elestómagosemesubióalagarganta.Agarréelbrazodepapá,peroenseguidalosolté,avergonzado.Él no dijo nada. El pozo había sido abierto a mano, y no me cabía en la cabeza cómo habíanconseguidohacerlo.Losotroschicosyyohabíamostardadoundíaenteroencavarunhoyoparael

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blocaodeCaboCoalwood.Porlasbrechasdelsueloempecéaverlucesalláabajo.Encimadenosotros,elcuadradodeluzse

habíareducidoaunaestrelladiminutayparpadeante.Latierranosestabatragandoyyoaúnnosabíasiaquellomegustaba.RecordéqueTagsehabíaquedadotiesoalllegaralfondoysehabíanegadoasalirdelajaula.Ahoracomprendíamuybiensuaprensión.

Cuando nos acercábamos al fondo del pozo, el montacargas redujo la marcha, dio variassacudidas y luego se posó a la altura de la plataforma rocosa. Encendí la luz demi casco. En laplataforma esperaban varios mineros. El señor Dubonnet, que estaba entre ellos, me miró consorpresa.

—¿Untrabajadornuevo,Homer?Tendréqueapuntarloalsindicato.—Sonny está pensando en ser ingeniero de minas —repuso papá—. Será un hombre de la

empresa.—Vaya,vaya—respondióelseñorDubonnetconevidentefaltadeentusiasmo.Estábamos rodeados de sólidas paredes grises. Tuve la sensación de hallarme en otro planeta.

Todaslascosasquearribameservíandeorientación—árboles,cielo,montañas—aquíbrillabanporsu ausencia. Incluso el aire olía diferente, como a pólvoramojada. A nuestra derecha había unosrieles con una enorme locomotora eléctrica de color amarillo a la que iban enganchadas variasvagonetas.A la izquierdaviun túnel,ymásallá la luzazuladadeunos fluorescentesdentrodeunedificio de bloques de hormigón. Los resplandores blancos y los rápidos siseos indicaban unasoldaduraeléctrica.Papávioquemirabahaciaallí.

—Pusimosunpequeñotalleraquíabajo.Esonosahorratenerquesubirelmaterial.—¿ElseñorBykovskiestáahídentro?—pregunté.Papásemeciósobrelaspunterasdesusbotas.—Ikeyanoesmecánico,Sonny.Ahoratrabajadetrecheador.Yseledamuybien.—Diounpaso

alfrente—.Vamos.Mellevóhacialalocomotora,deteniéndoseahablarunmomentoconelmaquinista.Loreconocí.

EraelseñorWeaver,cuyohijo,Harry,ibacincocursospordelantedelmío.Harryhabíaingresadoen Infantería deMarina y había aterrizado en el Líbano cuando el presidente Eisenhower decidióechar unamano allí.El señorWeaver tenía una palanca que controlaba la energía eléctrica de losmotoresdelalocomotora.

—¿Quétal,Sonny?—mesaludó.—Bien,señor.—Llévanoshastaeltajo,Frank—leindicópapá.—Enseguida.Papámecondujohastaunabateapequeña,deacero,condosbancosmetálicos.Montamosenel

vehículoynossentamosmirandoalfrente,elunoalladodelotro.ÉldioungolpeparaqueelseñorWeaversupieraqueestábamoslistos.Labateaarrancóyempezamosasumergirnosenloqueparecíaun túnel negro e interminable. Papá dijo que estábamos en la «línea principal». Durante veinteminutos los rieles crepitaron bajo nosotros,mientras las estacas que apuntalaban el techo de rocapasaban como un bosque subterráneo de árboles grises. La locomotora aceleraba en los tramosrectosyelvagónsebamboleabaentreagudoschirridos.Notéelolorcalientedelmotoreléctrico.

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Antesdellegaraunacurva,elseñorWeaverapretabaelfrenoylasruedasdeacerodelalocomotorayelvagónchillabancomounmillardecerdostorturados.Cadavezquetomábamosunacurvayomeagarrabaalbancometálicoconlasmanosentrelaspiernas.

Decaminovielresplandordelaslámparasdelosminerosenlostúnelesadyacentes,peroestabademasiado oscuro para ver lo que hacían. Papá dijo que estaban «quitando el polvo», o sea,esparciendoelpolvodelarocaparahacerbajarlaexplosivamezcladecarbonillayaire.Alcabodeun rato comprendí que la mina no era el lugar tenebroso, frío y húmedo que yo siempre habíaimaginado.Elaireerafrescoysecoycuandoparamosenuncambiodevíaparadejarpasoaunahilera de vagonetas cargadas de carbón,miré por el túnel, y lamica de la pared rocosa centelleócomosifuerandiamantes.

Recordéentoncesquepapáhabíatraídounavezunoscristalesdemica,quehabíadejadosobrelamesaconunatarjetaparamamáquerezaba:«Siemprequisistetenerdiamantes,peroestoescuantopuedodarte.Ojaláfuesendeverdad».Alamañanasiguientehabíasobrelamesaunanotademamáamodo de respuesta: «Yo nunca quise tener diamantes. Sólo quería un poco de tu tiempo. Y siguesiendo loúnicoquedeseo».Peromamáno tiróaquellos«diamantes».Yome loshabíaencontradounavez,juntoconlasdosnotas,mientrasbuscabapapeldeescribirenlamesa.

Cuandolabateasedetuvo,papáseapeódeunsalto.—Hoyestamostrabajandoeneltajo—anunció—.Quieroqueloveas.Al bajarme puse de pie ymi casco chocó contra el techo; del golpe casi seme doblaron las

rodillas.Metambaleé,yalmirarhaciaarribaparaverconquéhabíachocadoviunasláminasderocaconcachizosclavadosenellasacadapalmo.Papánoseinmutóyechóaandarapasovivo.Fuitrasélsinpoderevitarquemicascodieraconstantementecontraeltecho.Cuandoyacreíahaberencontradounritmoadecuado,volvíaagolpearmelacabeza.Enunmomentodadomedicontraunbrochalycaíalsuelo.Aterricédeespaldasyelcascosaliódespedido,perosesalvóporelcablequelosujetabaala batería que yo llevaba al cinto. Para cuando recuperé el casco, papá había desaparecido por unrecodo.Vilosreflejossaltarinesdesulámparaenunapareddelfondo.Corrítrasél,ydenuevofuidándomecontraeltecho.Empezabaatenerelcuellodolorido.Alpocoratopapáestabayatanlejosquepenséquenopodríadarlealcance.Casi sentípánico.¿Ysimeperdía?¿Ysi semeapagaba lalámparaynadieconseguíaencontrarmealláabajo?

Entoncesoíunruido,comositodalaminaseestuvierarompiendo.Sentíganasdeecharacorrer,pero¿haciadónde?Dobléunaesquinaycontempléunamáquinatremendamentegrande,provistadereflectoresenunode sus lados,queestabaarañandounmurodecarbón.Papáestabaalotro lado,observando.Entoncesmevioymehizoseñas.

—¡Estoesunamáquinacontinua!—chillóparavencerelestruendo.Amímepareciómásbienuna especie de animal prehistórico. Papámehizo a un lado cuandovio venir a toda velocidad unvagónlanzaderabarriendoconsusbrazos,semejantesalaspinzasdeuncangrejo,elcarbónquecaíadetrás de la enorme máquina. Una vez cargado, el vagón dio marcha atrás, arrastrando lo quesemejabaungruesocordónumbilicaleléctrico.ComprendíqueeseeraeltipodevehículoquehabíanasignadoalseñorBykovski.Miréparaversilomanejabaél,peroeloperadoreraelseñorKirk,elpadredeWanda,unachicadeuncursoinferioralmío.Wandateníamuybuenavozycantabaenelcorodelinstituto.ElseñorKirkfuerápidamenteadescargarelcarbóndesulanzaderaenunvagón

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queesperabaallí.Elruidoeraensordecedor.Papátuvoquechillarmealoídoparaexplicarloqueyoestabaviendo.

Dijoqueelminadorcontinuoestabatrabajandounbloque,desgajandotodoelcarbónhastaquesóloquedaraunpilar.

—Elingenierohadeestudiarlarocaquehayencima.Sielpesoseconcentraraenunodeestospilares,explotaría.Laúltimavezqueocurrió,hizoañicosunalanzadera.

MiréelvehículodelseñorKirkcuandovolvíahacianosotrosytratédeimaginar lafuerzaquesería necesaria para destrozarlo.Mepregunté qué habría sido del conductor de la lanzadera, peropapáinterrumpiómispensamientos.

—¡Estosíqueesuntrabajodeingeniería,Sonny!—mechilló,haciendoungestoamplioconlamano.

Alvernos,elcapatazdelgrupovinohacianosotros.LacaranegraquehabíabajoelcascoblancodecapatazeralademitíoRobert,elhermanodemamá.

—Holaalosdos—dijo,mirándomeburlonamente—.¿CómoestáElsie?—Bien,Bob,muybien—dijopapá,distraído.—¿SabeellaqueSonnyestáaquí?—Yonolollevaríaaningúnsitiodondenoestuvieraseguro—dijopapá.—Nosésisumadreestaríadeacuerdoconeso—repusoafablementetíoRobert,enarcandouna

ceja.—DejaquemepreocupeyodeElsie—dijopapáconfirmeza.PapáytíoRobertsepusieronahablardeltrabajoyyomealejéunpocoparabuscarunsitiomás

adecuadodesdedondeobservarlacoreografíadelaextraccióndelcarbón.TíoRobertsemeacercó.—Estenoesunbuensitio—dijo.Llevabaconsigounavarademaderadeunmetro,queutilizó

para hurgar en el techo. Lina roca grande ymellada se soltó de él y cayó al suelo con un ruidosiniestro justodondeyo estabahacíaunmomento.Diun saltoyvolví adarmeconel casco en eltecho.Sentíunfuertedolorenlanuca.TíoRobertserió:

—Aquíabajo,Sonny,hayqueestarsiempreojoavizor.Mesituédondeme indicaba tíoRobert,debajodeunode los cachizos,y seguíobservando las

máquinas hasta que papá me condujo de nuevo a la batea. Mientras regresábamos por la líneaprincipal,yoibapensandoentodoloquehabíavisto.Estabaimpacienteporcontárseloaloschicos,pero luegome dije que no podía hacerlo: se suponía que era un secreto. Estaba pensando en esocuandopapásepusoahablarderepente.

—Adoro lamina—dijo—.Todo loque tienequeverconella.Meencanta levantarmeantesdeque salga el sol y subir el caminohasta el volcadero.Me encanta ver los cambios de turno, a loshombresmontandoenlajaula,dispuestosparaeltrabajo.

Yoleescuchabaasombrado,nodequedijeraloqueestabadiciendosinodequecompartieraesospensamientosnadamenosqueconmigo.Mesentíorgullosoyadulto.Papásequitóelcascoysefrotólacabeza,allídondeloscostadosdelcascoleaplastabanelpelo.Cuandosepusoahablarotravez,procuré concentrarmeen todasy cadaunade suspalabras como si fueranmonedasdeoroque éldepositabaenmimano.

—Adoro ir al tajo.Lohagocadadía, aunqueno seanecesario.Esahídondecompruebo simi

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orden del día está funcionando.Lo veo todomentalmente con días de antelación: el corte que losminadorescontinuosvanahacer,elitinerariodeloscargadores,lossitiosendondeelgrisúpuedeacumularse y donde el capataz necesita echar un vistazo a su lámpara de seguridad.Todo está ahícuandollego,talcomoyoloheprevisto,yesomedaunagransatisfacción.

Medicuentadequeloestabamirando;elhazdemilámparailuminabasurostrocomounfocoaunactor.

—CadadíamereúnoconelseñorVanDykeysus ingenieros—prosiguió—.Aunquenotengodiploma,sémásqueellosporqueyoheestadoeneltajoyellosno.Hemontadoenesabateaporlalíneaprincipalyluegoheregresadoandandohastalosdesechosyhenotadolapresióndelaireenmicara,conozcolaminacomoconozcoacualquieradeloshombres,notocosasquenoestánbienpeseaqueporescritosedigaquetodoestáperfecto.Cadadíahayalgoimportantequehacer…,porquesinosehicierahabríaheridosoporqueelcarbónquelaempresaprometiócargarnoseríacargado.Elcarbóneslasangredeestacuenca,hijo.Sifallamosnosotros,fallaelacero,yconéltodoelpaís.

Elhazdesulámparadecascomecegóporuninstante.—Nohaynadiecomolosmineros,Sonny—dijo—.Sonhombresbuenosyfuertes.Losmejores

delmundo.Hagasloquehagas,vayasdondevayas,nuncaconoceráshombrestanbuenosyfuertescomolosmineros.

—Tú eres hijo mío—añadió. Volvió la cabeza y su lámpara iluminó un hastial, mientras laslámparasdesushombresrespondíandesdelooscurocomosisupieranqueélestabapasando—.Yonacíparadirigirminerosenlaextraccióndelcarbón.Puedequetútambién.

«Túereshijomío».Laoscuridadmepermitiósaborearesaspalabrassinlamenorvergüenza.Cuandolabateahuboregresadoalfondodelpozo,papámeacompañóhastaelmontacargas.La

jaulaestabaanuestrospies;elpozoquedabaunpocopordebajodelnivelprincipal.Papáaccionóeltimbrey la jaula subió.Luego llamóotras dosveces ymontamos a bordo.Unminero salió de lacasetadehormigóny,aunaseñaldepapá,tocóeltimbretresveces.Empezamosaascenderabuenritmo.Unatreintenademetrospozoarriba,lajaulasedetuvodegolpe.Mirépreocupadoalrededor.Larocaangulosaquenosrodeabaparecíaamenazarnos.Arribasóloseveíaunapizcadeluz.Reparéenalgoquenohabíavistoantes,untramodeescalerametálica.Cuandolepreguntéapapámedijoqueibadesdearribahastaelfondodelpozo.Habíaunabrechaentreelmontacargasylosescalones.Paraalcanzarloshabíaquedarunpasosobreelinmensovacíoqueseabríaanuestrospies.Elpulsosemeaceleróantetalperspectivaymeempezaronasudarlasmanos.

—Notemas—dijopapáalnotarquizá,miinquietud—.Seguramenteestánengrasandolapolea.Permanecimosensilencioduranteunlargominuto.—Bueno—dijopapáalfin—,¿quéteparecelamina?Yo sabía lo que él esperaba que contestase, y estuve tentado de hacerlo, pero tampoco quería

mentirle.Meditélarespuestaymedecidíporunaespeciedeevasivaquehabíaempleadoduranteañosconmimadre.

—Heaprendidomuchascosas—melimitéadecir.Peroaligualqueella,papánosedejabaengañar;sóloqueaéllefaltabasentidodelhumor.—Loque tepreguntoessiquieresser ingenierodeminas—dijo—.Siesasí,yo tepagaré los

estudios.

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—Megustaríaseringeniero—repusemidiendobienlaspalabras.—¿Ingenierodeminas?Meteníaatrapado.Nomequedabaotrasalidaquedecirlelaverdad.—Papá,yoloquequieroestrabajarconeldoctorVonBraun.Noocultósudesilusión:—DeberíashablarconIkeBykovskisobrelosmalditosalemanesqueandansueltosporahí.—¿Cómo?—¿PeroacasonosabesqueIkees judío?—explotópapá—.Él teexplicaráporquéesehijode

putadeVonBraunnomerecevivir.Lajauladiounasacudidayreanudamoslaascensión.Medicuentadequehabíametidolapata.

Nosólohabíaincomodadoapapá,sinoquelohabíaherido.¿YquéqueríadecirconlodeVonBraunyelseñorBykovski?Mesentículpable.Nodebíahaber

accedidoabajaralamina.Yosabíaloquepapásetraíaentremanos,ysabíatambiénqueamínomeibaagustar.Entonces,¿porquéhabíaaceptadoir?Nocabíadudadequeyoeraunestúpido.

Alacercarnosalasuperficie,elairedelasmontañassecolóenelpozoymehizotiritar.Unavezarribaviquemimadreestaba juntoa laverja,vestida todavíacon la ropade ir a la iglesia.Unosminerosqueestabanmirándola,desviaronlavistacuandopapáyyoaparecimos.Mamáreparóenmicara,atodaslucessuciaytiznadadecarbón,yenmimonoennegrecido.Luego,paramisorpresa,rompióallorar.Loshombresseecharonatrás.Algunossequitaronelcasco,sefrotaronlacabezaybajaronlosojos,comosilesavergonzarapresenciarelllantodemamá.Papátratódecalmarla.

—Basta,Elsie,vasaasustaraloshombres—dijomientrasabríalapuertadelajaula.—No pasa nada, mamá—dije con la moral por los suelos; estábamos a punto de tener una

discusiónfamiliardelantedetodoelmundo.Nadapodíadarmemásvergüenza.—Sonnyhapensadoseringenierodeminas—dijopapá,tenaz.Laslágrimasdemamáparecieronsecarsederepente.—Serásobremicadáver—replicóconunavozquesurgíadesusentrañas.Papámehizoaunlado.—Ve a ducharte —me indicó. Miró a los hombres que seguían cabizbajos pero sin dejar de

contemplarlaescena—.¡Estonoesasuntovuestro!Loshombresapenassemovieronunmetroparapoderseguirescuchando.Medetuvealllegara

lacasetadebaños.Aunqueestaba tanhumilladoque teníaganasdedesaparecer,yo tambiénqueríaoír.ElseñorDubonnet,quellevabaelcascodemineroyropadecalle,alverloqueestabapasandosecruzódebrazosyseapoyóenlapared,aguantándoselarisa.Yonosabíaquéeraloquelehacíatantagracia.

—¿Quédiablostepasa,Elsie?—preguntópapáentredientes,haciendoademándeagarrarladelbrazo.

Mamáseechóhaciaatrás.—¡Estaminatemataráati,peronoamishijos!—Estásdesbarrando.—Unamanchanegra,grandecomounamoneda—dijoella, tocandoconel índiceelpechode

papá—.¡Aquí,enelcostadoderecho!—Volvióatocarlo.

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Papásoltóunarisita,agarróunpuñadodecarbonillaylolanzóalaire.Luegoinspiróhondo.—Yovivodeesto.¡Paramíescomolalechematerna!Mamávioposarseelpolvodecarbón.Unaparte lefuea lacara,pegándoseasumaquillajede

domingo, pero ella no retrocedió. Luego diomedia vuelta y vino a la caseta donde yome habíarefugiado;variosminerosdesnudoscorrieronabuscarsustoallas.Mamámeagarródelbrazo.

—Yatelavarásencasa—gruñó.Mientrassalíamosdeallí,elseñorDubonnetsellevóundedoalcascoamododesaludoperolo

únicoqueobtuvoacambiofueunamiradafuriosademimadre.Losdemássedispersaronalverlapasar. Sólo papá se quedódonde estaba, con el casco en lamano, sin hacer ningún comentario alvernospartir.Mientrasbajábamosdelvolcadero,notéquemeatravesabalanucaconlamirada.

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12-Losmecánicos

AukXIV

Cuandomearriesguéabajardenuevoami laboratorio,descubríquemamáhabía recuperadosustrastosdecocina.Sólomehabíadejadolacacerolaquemadadondehabíamosfundidoelcaramelodecohete. Yo teníamucha experiencia enmanejar a mimadre cuando estaba enfadada conmigo. Lomejoreraimplorarcuantoantessumisericordia.Labusquéporlacasaylaencontréenlacocina.

—Mamá,losientomuchísimo—dije,cabizbajo.Laobservéahurtadillasparaverquéimpactolecausabanmispalabras.

Memirócondurezaapenasunsegundoyluegoremoviólasalubiasqueteníaenelfogón.—Paraempezar,mementiste,yparacolmo,endomingo—dijo.—No sé qué me entró, mamá —me disculpé, dejando que mi voz trasluciera un genuino

arrepentimiento.—Porlovisto,túyanopiensas—meespetó,removiendolasalubiasconfuria.—Perdona.Con tan enérgicos movimientos, las alubias empezaban a parecer un budín. Mamá dejó de

removerymelanzóundelantal.—Novoyadejarqueandesporlacocinasinhacernada.¿Vesesosriñonesdeahíencima?Pues

hiérvelosparalosgatos.Satisfechodehaceralgoenpresenciadeella,meatéeldelantal,lavélosviscososriñonesenel

fregaderoypuseaherviruncazoconagua.—Depaso ve removiendo las alubias—añadiómamá—,no dejes que se peguen.Mevoy a la

salitaaponerlospiesenaltoyverunpocolatele,comolosricachos.—Está bien—dije desconsolado, aunque no lo estaba en absoluto. Me sentía contento. Mamá

habíasentadolaspautasdemiperdón,yeranmuysencillas.Hervílosriñones,arrugandolanariz,yremovílasalubias,aunquecasinohacíafalta.DaisyMae

vino a arrimarse a mi pierna; fuera, Lucifer imploraba por entrar en la cocina. Los gatos,ronroneandosinparar,saltaronsobrelasvíscerasencuantolespuseelplato.Yoolíaaorines,peroalmenos los gatos ymimadre estaban satisfechos.Bajé al sótano y abrí una lata de comida paraperro,acariciandoaDandyyPoteetafindecompensarlasatencionesquehabíatenidoparaconsusenemigoslosgatos.Despuéssalíyesparcíunpocodealpisteparalospájarossobreunamesitayleseché a los conejos unpocode lechuga algomustia y zanahorias.Luego fui a la parte cerradadelporcheparavercómoestabaChipperyledidecomer.EstabadandovueltasconlatruncadacolaenaltoenlaruedaqueelseñorMcDufflehabíaconstruido.Chippersehabíapilladolacolaenlarueda,dejandoenel lanceunacuartapartedelamisma.Mamáhabía intentadopegárselaconunpocodelesparadrapodepapá,elqueusabanenlamina,peronohuboforma.AChipperleencantabalarueda.Comodecíamamá,talveznofueseaningunaparteconella,peroalmenosllegaríarápido.

Mientras pasaba por su lado, haciendo más ruido del necesario para que supiera que estabatrabajandomucho,mamáapartólosojosdeltelevisor.

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—Helavadotustrastosyloshedejadoenunabolsadepapeldentrodelaalacena—dijo.—Gracias,mamá.Elladisimulóunasonrisa.—Yatehashumilladobastanteporhoy,Sonny—añadió—.Nohacefaltaexagerar.Yotracosa.—¿Sí,mamá?Suexpresióneramortalmenteseria.—Sivuelvesabajaralamina,sacolapistoladelabuelodemiarcóndecedroytepegountiro.Nosabíaqueensuarcónhubieseunapistola,peronolopuseenduda.Ysieradelabuelo,me

figuréqueseríaenormeyqueellanecesitaría lasdosmanosparasostenerla,apartedeque labalatendríaeltamañodeunpuño.

SegúnloqueRoyLee logrósaberporsumadre,elclubdelchismorreohabíadivulgadoya latrifulcadepapáymamájuntoalajaula.TodosesperabanelpróximocapítulodelatelenoveladelosHickam.Avergonzado,Jimsehabíarebajadodenuevoadirigirmelapalabra,sóloparasugerirquenoseríamalaideaquemeperdieraparasiempre.Volvíamosacasadespuésdebajardelautobúsdelinstituto.

Jimeramuyvulnerable.Leclavémiespadaverbalenelpuntomássensibleyselaretorcí.—Me preguntaba —dije, mirándolo con simulada preocupación— si no estarás engordando

porqueyanojuegasalfútboloporquecadanochetetragaselfrigoríficoentero.Memiró amenazador, pero se contuvo de pegarme en mitad de la calle. Eso habría supuesto

todavíamásproblemasparaél.Lagentenosmirabadesdelasventanas.AunquenomepreocupabaJimysabíacómomanejaramamá,conpapálacosaeramásdifícil.

Noera laprimeravezque lodecepcionaba,aunquenuncadeunmodo tanpersonal.Noparabadepensarenquépodíadecirle.Detodosmodos,nomedioningunaoportunidad.Durantelassemanasquesiguieron,papáserefugióenlaminaysólovolvíaacasacuandoyoyaestabaacostado,oseibaantesdequeyomelevantara.Meteníapreocupado,peronopensémuchoenél.Elhechodeconstruircohetesme había proporcionado una nuevamanera de ver las cosas.Había tanto que hacer y querecordar en el diseño y fabricación de los cohetes que me había visto obligado a organizarmementalmente.Habíaaprendidoaestablecerdiferentescategoríasenmitrabajo.Despuésloordenabatodosegúnsuimportancia.Eraunpococomometercosasendiversoscajonesdelamenteyluegorecordar cuáles tenía que abrir y en quémomento. Cuando se lo conté aQuentin, él lo llamó un«enfoquesecuencial»delosproblemas,ylegustó.

—Siemprehecreídoquelascosasdebíanserasí—dijo—.Nuestrotrabajoconloscohetesnoscambiarácomonuncalohubiéramospodidoimaginar.Tú,porejemplo,hasaprendidounamaneraordenadadepensar.Cuandoteconocí,nocreíqueesofueraposible.

Interpretésuspalabrascomouncumplido.Nopodíahacernadarespectoapapá,almenosporelmomento,asíquedejésucajóncerradohastaquellegaseelmomentooportuno.Perohabíaunacosa—loquepapáhabíadichoacercadelseñorBykovski—queseguíapinchándomealmargendeloqueyopudieraestarpensando.Esecajónpermanecíaabiertoyyoibaanecesitarayudaparacerrarlo.

Como Ike yMaryBykovski no tenían teléfono, fui andando a su casa al salir del instituto. La

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señoraBykovskiabriólapuertayfruncióelentrecejoalverqueerayo.Eraunamujerdelgada,detezpálidaymejillashundidas.Teníaelpelocastañoylollevabacorto,comosiselohubieracortadoellamismasinpreocuparsedequelequedarabien.MamádecíaquelaseñoraBykovskisiempreteníaunaspectoenfermizo.

—Mimaridoestádescansando—dijo la señoraBykovski—.Esode trabajar enel tajo lo tieneagotado.

Farfulléunaexcusaporhaberprovocadosucambiodetrabajo.—Notepreocupes,Sonny—dijoellaentonomásamable—.Además,lapagaesmayor.Meinvitóaentraryyomesentéenelsofádelasaladeestarmientrasellaibaarriba.Lacasaolía

aalubiasypandemaíz,ladietadeCoalwood.Sobreunamesitajuntoalsofáhabíaunasgafasdeleeryunlibro.ViquesetratabadeunanovelatituladaLosquevivimos,deAynRand.Yonolaconocía.Enfrente del sofá había un televisor que descansaba en una consola de madera oscura. Sobre eltelevisorhabíauna fotografíaenmarcadadeEsther, lahijade losBykovski.Estabaenuna silladeruedas,conlacabezaladeada.Supadres,situadosacadaladodeella,estabanserios.

Alcabodeunrato,elseñorBykovskibajóalasalabostezandoycolocándoselostirantes.—Hola, jovencito —dijo sonriendo mientras su señora dejaba un platillo y una taza de té

humeantejuntoalsillón,enunamesita.Cuandoellamepreguntósiqueríatomaralgo,yorespondí«No,señora»yellasemetióenlacocina.

ElseñorBykovskisediocuentadequeyoestabamirandolafotografíaydijo:—QuizásalgúndíapodamostraeraEstheracasayellavuelvaairalaescuelacontigo.—Esoespero,señor—repuse.Enrealidad,Estherhabíasidounelementoextrañodurantelosdosprimeroscursosdeprimariay

a mí, aunque me cueste admitirlo, me alegró su partida. Solía sentarse en silencio, mirandoinexpresivaalprofesoroapoyandolacabezaensusbrazos.Peroenotrasocasionessedabalavuelta,emitía gruñidos y arrojaba espasmódicamente sus libros al suelo. Los profesores esperaban conpacienciaaqueselepasarayluegohacíanqueunodenosotrosrecogierasuscosasdelsueloylaspusierasobreelpupitre.Mientrasquetodosprocurábamosquenuestraletrafueraexactamenteigualque la del ejemplo escrito en el encerado, Esther recibía elogios por cualquier garabato que separecieraaesasmismas letras.Haciael finaldel segundocurso,Esther sufrióunataqueyvomitósobreelchicoquesesentabadelantedeella;despuéscayódesusillayparecióqueseasfixiaba.ElseñorLikens,eldirector,entrócorriendo,lesacólalenguadelabocaylepusoentrelosdientesuntacodepapel.Mientraslosdemásnosencogíamosdemiedo,llegóeldoctorehizoquelasacaranencamilla.Estheryanovolvióalcolegio.AlguiendijoalosBykovskiqueyoeraelniñosobreelquehabíavomitadosuhija,ymamámecontóquelaseñoraBykovskilahabíaparadoenelalmacénparadecirquelosentíamucho.Perolavíctimanohabíasidoyo.

—¿Enquéestáspensando?—preguntóelseñorBykovski,sacándomedemiscavilaciones.InspiréhondoylecontéquehabíabajadoalaminayloquepapáhabíadichosobreWernhervon

BraunylacondicióndejudíodelseñorBykovski.—PapádijoquelepreguntarasobrelarelacióndeldoctorVonBraunylos…alemanes.—Nome

atrevíaempleareltérmino«nazis».Meparecióquehabríasidocomopronunciarunapalabrota.ElseñorBykovskidejópulcramentesu tazasobreelplatillo,produciendounbrevesonidoque

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reverberóenlasilenciosaestancia.—Es un asunto complicado—dijo despacio, como si tuviera dificultad en sintonizar con mi

pregunta. Tamborileó con sus gruesos dedos en el brazo del sillón—. Ese doctor Von Braun—prosiguió, sin alterarse en absoluto— ayudó a unos monstruos, y en ese sentido su conducta esreprobable.—Apretó los labios—. Por supuesto, existe el perdón y la redención…—Frunció elentrecejoymeneólacabeza—.Paraestonecesitaríamosalrabino,peroestáenBluefieldynosotrosaquí.—Bebióunsorbodetéymeditóunosinstantes—.Mira,Sonny,escuchabien,perorecuerdaquequientehablaesunhombreprofundamenteignorante.

IkeBykovskipasóahablardecómounhombrepuedellegaracambiarydecómoesposibleelperdón,aunquenoelolvido.

—Elpecadonoestuyo,Sonny—añadió—,sinodeldoctorVonBraun.Siquieresmiautorizaciónparaadmirarloporloqueesahora,notienesquepedirla.

—¿Noseráqueciertopadretienecelosdeciertocientífico?—intervinolaseñoraBykovskidesdelacocina.

—¡Mary!—lareprendiósumarido.—¿Usted cree que papá está celoso deWernher von Braun?—pregunté volviéndome hacia la

puertadelacocina.—Yocreoquemiesposasólohaapuntadoesaposibilidad—señalóelseñorBykovski,ceñudo—.

¿Cómovantuscohetes?—mepreguntó,intentandocambiardetema.Meparecióestupendoquelohiciera.—¡Hemosalcanzadolostrescientosmetros!—¡Enhorabuena!¿Yeltrabajodetaller?¿Haspracticadomucho?—Sólounpoco.Meparecequenecesitaremosmáslecciones—respondí,yprocedíaexplicarle

queQuentin y yo creíamos haber dado con la solución a la erosión de las toberas, pero que esorequeríaundominiodelasherramientasquenosotrosnoteníamos.

—HablaréconLeonFerro—dijoelseñorBykovski—.Élpodríahacerloenunsantiamén.—¿Deverasmeharíaesefavor?Noquisieracausarlemásproblemas.ElseñorBykovskidesestimómispreocupacionesconungesto.—Leonquerráhaceruntrueque.¿Estáspreparado?—Másque laúltimavez—contesté, recordandocuandohabíamos idoabuscarhojalataparael

blocao.—Yyaquehacéisuntrueque,anosotrosnosiríabienunacómodanueva—volvióaintervenirla

señoraBykovskidesdelacocina.—¡PeroMary!—Esverdad.—Veréloquepuedohacer,señora—dijemientraselseñorBykovskiseaguantabalarisa.

La semana siguiente,Quentin vino aCoalwood en el autobús de la escuela y fuimos juntos altallerdemaquinaria.ElseñorFerronossaludóensudespacho.

—Sí,Ikeyameinformódeque ibaisavenir—dijo,echándosehaciaatrásyponiendolospies

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encimadelescritorio—.Bueno,veamosquéostraeporaquí.Lo que buscábamos, expliqué, era algún tipo de acero para nuestras toberas capaz de soportar

calor,presiónyoxidación.—Elaceroquehemosempleadohastaahoraarde—añadí.—Porloquedices,unpocomásdegrosortampocovendríamal—apuntóelseñorFerro.Había

agarradounlápizy,asaberporqué,loestabacolumpiandosobresulabiosuperior.Movíalacabezaaunladoyaotroparaqueellápiznoseescurriera.

—Sí, señor—repusemaravilladoporelespectáculo—.Pensamosquepor lomenosdoso trescentímetrosmás.Ytambiénnecesitamoshacerunagujeroenelcentro.

—ElSAE1020deberíaservir—dijoelseñorFerroagarrandoellápizydándoseunostoquecitosen la sien antes de ponérselo detrás de la oreja. Luegomiró al techo—.El 1020 tiene un elevadopunto de fusión y su resistencia a la tracción también es grande. Eso sí, sale bastante caro. Yperforarlollevaráuntiempo.Vamos.

Quentin y yo lo seguimos. Losmecánicos del señor Ferro estaban trabajando con fresadoras,limadorasytornos.Alrepararennosotrossedeteníaneltiemposuficienteparasonreírysaludarnosconlamano.«Loscoheteros»,sedecíanlosunosaotrossobreelestrépitodelasmáquinas.ElseñorFerroagarróunmachoderoscarquehabíaenunbancodetrabajo.

—Yoos recomendaría introducir tornillosparametalalrededordeldiámetrodeesacosa,paraquenosemueva.¿Cómodicesquesellama?

—Tobera.—Tambiénnecesitamosunmecanismopara que la abertura superior cierre herméticamente—

intervinoQuentin.ElseñorFerromemiró.—Quenecesitamosuntapón—traduje.Élasintióconlacabeza,sesacóellápizdedetráslaorejayalcanzóunahojadepapel.Algunos

desushombresseacercaronparamirar.Todosestabanrisueños.—¿Vamosaconstruircohetes,jefe?ElseñorFerromepasóellápiz.—Dibujaloquenecesitáis.Tracédosparalelaspara representarelbastidory luegopuseel tapónen lapartesuperiory la

tobera en la inferior con un agujero enmedio, como a un tercio de su diámetro. El señor Ferroexaminómiboceto.

—Sonny, si quieres que este taller se ponga a trabajar tendrás que conseguirme un dibujo deingeniero.Nosólonecesitaréunaperspectivadeperfil,sino tambiénunadeplantayundetalledeltapónylatobera.¿Creesquepodríashacerlositedoyunmodeloaseguir?

—Sí, señor —respondí. Salvo conquistar a Dorothy, que seguía siendo mi rompecabezasirresoluto,meveíacapazdehacercualquiercosasilededicabaelesfuerzonecesario.

Volvimosaldespacho.ElseñorFerrosesentóasumesamientrasQuentinyyopermanecíamosenpie.

—¿Sabesdóndevivo,Sonny?Eraenungrupodecasasde ladrilloadosadasconocidascomo losApartamentos,debajode la

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casadelosDantzler.Yohabíaidomuchosañosallevarleelperiódico,yunavezinclusoconseguílanzar unBluefield Daily Telegraph doblado entre la hilera de botellas de leche que había en elporche.

—Cadavezquellueveseformaunbarrizaldetrásdemicasa—dijo,enlazandolosdedosdetrásdelacabeza—.Mevendríabienunpocodegravilla.

Máquinas y material a cambio de gravilla. La gravilla, como casi todo en Coalwood, podíaproporcionarlamipadre.Encuantotuvelistoeldibujodelatobera,sólomequedóllegarmehastalamina.

Papáestabasentadoasuescritoriocuandoentréenlaoficina.—MehandichoquehasestadohablandoconIkeBykovski—anunció—,yluegohasidoavera

LeonFerro.Parecequenoparas,¿eh?Amísiempremesorprendíaqueélestuvieraalcorrientedetodoycontantarapidez.—Necesitoquemeayudes,papá—lepedí.—Quieres gravilla. —Meneó la cabeza—. Leon Ferro lleva dándome la lata desde hace dos

semanas.Puesnopiensoceder.Quítatelodelacabeza.—¿Quéhedehacerparaquecambiesdeopinión?—Nada.¿Quéesloquellevasahí?Leenseñémidibujodelatobera,elbastidoryeltapónsuperior.Papáloexaminó.—Noestámal—dijo—.Perohabríaqueindicarelgrosordeltubo.—Meenseñócómocolocar

lasflechasydóndeponerlalíneadecota.—Gracias—dije.—Largodeaquí.Tengotrabajo.—¿Ylagravilla?—musité,enrollandoeldibujo.Memiróalosojos.—Noterindes,¿verdad?—MamádicequeeselLavenderquellevodentro.Papáenarcólacejaizquierda.—¡PuesyojuraríaqueeselHickam!Decidíarriesgarme.—Papá,lamentoloquepasóeldíaenquemellevastealamina.—Túllevaslamineríaenlasangre—dijo—.Supongoquealgúndíatedaráscuenta.—AúnquierotrabajarparaeldoctorVonBraun.Asintióconlacabeza.—Yaveremos.—¿Ylagravilla?—Yaveremos—suspiró.—Otracosa…—¿Qué?—LaseñoraBykovskinecesitaunacómodanueva.—¡Largo!ElseñorDuncaninstalóelnuevomuebledelaseñoraBykovskialdíasiguiente,másomenosala

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mismahoraenqueelprimerodetrescamionesdegravilladedostoneladasymediaaparecíaenelpatiodelseñorFerro.Yosabíaqueeramejornoagradecérseloapapá.Cuandofuial taller,esperéencontrarmealosmecánicostrabajandoenmiscohetes,peromellevéunadecepción.ElseñorFerromeexplicóqueandabaescasodetubosdeacero.

—Miraeneltallerdelvolcadero—dijosindisculparse.—¡Ustedmeprometióquemelosconseguiría!—protesté.—Creo que necesitaré un poco de madera para el porche —dijo él sin inmutarse—. Tengo

algunastablaspodridas.ElhombrequehabíaocupadoelpuestodelseñorBykovskieneltallerpequeñosellamabaWilly

Brightwell.Yoloconocíabastantebien.Suhijo,Willy,jugabaafútbolconnosotrosysolíabajarconlosotroschicosdeMudholeparaenfrentarseanosotroseneltrechodehormigónquehabíaentrelaiglesiayelClubHouse.ElseñorBrightwellmeneólacabezacuandolepedítubodeacero.

—No,Sonny,imposible.Tupadre,bueno…yaloconoces.Pillé a papá en casa cuando se disponía a echar un rápido vistazo al periódico, sentado en su

butaca.—Deesonada—dijoagitandoelperiódicoysaltandoluegoaloírelteléfononegro—,ynose

hablemás.Los tubos aparecieron dos días después, apoyados contra una esquina del porche trasero.Me

apropié de todo sin hacer preguntas. ¿Para qué? Si papá quería fingir que no estaba ayudándome,¿quiénerayoparallevarlelacontraria?

Enel taller,elseñorFerronosentregó terminadonuestroúltimodiseñodecohete,elAukXIV.Quentinlosostuvoenaltomientraslosmecánicosquelohabíanconstruidohacíancorroentornoaél.

—Temoquelaproporcióndelamasadepropulsorañadidocomparadaconlamasadelcohetevacíoseademasiadopequeña—señaló—.Deduzcoquehayunarelaciónentrelasdosmasasquedebedeestardentrodeciertosparámetros.

—Dicequepesademasiado—lesexpliquéalosmecánicos.Sopesé el cohete. Era realmentemacizo y no habíamucho espacio para el propulsor una vez

colocadoslatoberayeltapón.Porotraparte,lasaletasyelconofrontalharíanquepesaratodavíamás.Dudéinclusoqueelcaramelodecoheteconsiguieralevantarlodelsuelo.

—Loquehabríaquehaceresaumentarelvolumendelcilindroconsólounacantidadpequeñademasaadicional—declaróQuentin.

—Dicequehadesermáslargo—tradujeotravez.UnmecánicodenombreClintonCatonlevantólamano.—Yoloharé,jefe—dijo.ElseñorFerroasintió:—Todotuyo,Clinton.Resultó que el señorCaton era un hombre conmucha imaginación. Sin que yo le dijese nada,

alargóelcoheteasetentaycincocentímetros,unaenormidad.Necesitamosunacacerolaymediadecarameloparallenarlo.Mientraselcarameloaúnestabacaliente, introdujeunavarilladevidrio—materialdelaboratoriodelaseñoritaRiley—yforméunagujeroenformadehuso.

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Al cabo de una semana, nuestro cohete semecía amerced del viento helado que barría CaboCoalwood,porloquetemíqueacabaraenelsuelo.ShermanyBillysacaronunabarradeacerodecasidosmetrosqueO’Dellhabíaencontradoabandonadadetrásdeltallerylaclavaronenelcisco,alladodelaplataforma.Utilizamosalambreparahacerunlazoarribayotroabajodelcoheteyluegoloceñimosalabarradeacero.LosmecánicosdelseñorFerroestabanallí,aguantandolaventolera.TambiénsehallabanpresenteselseñorDubonnetyJake.

—Puedequefuncione—aventuróJakesobrelabarradeguiado—.Loscohetesquellevábamosenmiescuadrillaibanmontadossobreunrielcortoqueloshacíasalirenlínearecta.

—Creo que fuiste a ver a IkeBykovski y a Leon Ferro—dijo el señorDubonnet—, y que lepedistematerialatupadre.Hastrabajadomucho,¿eh?

Meencogídehombros.Detodosmodos,élyalosabíatodo.—AlgunosmuchachosdelsindicatosepreguntanquépensaráJohnL.Lewisdequelosmiembros

delaUMWAconstruyancohetes—añadió.Nomegustóelcomentario.ElseñorDubonnetpodíahacerquelosmecánicosdejarandetrabajar

paramí.Dehecho,yonuncasupequéclasedecorrientessubterráneashabíaentreelsindicatoy ladireccióndelaminaCoalwood.

—¿Ustedquépiensaquediría,señor?—pregunté,nervioso.Élrióconesarisasuya,tanabierta.—Me imagino que le encantaría la idea. Quién sabe, a lomejor le interesa crear el Sindicato

MixtodeMinerosyCoheterosdeNorteamérica…EncuantotuvimosaJake,alseñorDubonnetyalosmecánicosasalvoenelblocaooparapetados

detrásdesuscoches,elAukXIVremontódelaplataformadelanzamientogirandounavezalrededordelabarradeaceroantesdesalirdisparadohacialoalto.Quentinabandonóentrombaelblocaoconsuteodolitoyempezóamedirpasos.Shermanfuetomandonotassobreelvuelo.ElcoheteseinclinóligeramenteendirecciónaloquenosotrosllamábamosRocketMountainysiguióascendiendo.Hastaelmomento eranuestromejormodelo.Cuandoya sólo eraunpunto en el cielo azul, sedetuvoyempezóabajarcomounaexhalación,desapareciendodetrásdelriscomásaltodeRocketMountain.Nospusimosenmarchamontearriba.Billy ibaencabeza.Nosóloeraunbuencorredor,sinoquetenía un gran olfato para el caramelo de cohete quemado. Una hora después, agotados y con lasrodillassangrandodetantocomonosloshabíamosarañadodurantelaescalada,encontramoselAukXIV. Se había hincado de cabeza en la única roca que sobresalía en un radio de cien metros. Elbastidorestabadobladoyelconoconvertidoenserrín.Peroalmenoslatoberaestabaintacta.Teníaseñalesdeerosiónpordentro,perohabíaaguantado.Quentinllegójadeando;inclusoSherman,consu cojera, se movía mejor en el monte que él. Quentin se detuvo con las manos en las rodillas,tratandoderecobrarelresuello,yluegoconsultólastablasdetrigonometría.

—Novecientosmetros—concluyó.¡Novecientos!—Creo que deberíamos llamar a los chicos deCaboCañaveral—dijoRoyLee—. Podríamos

enseñarlesunpardecosas.Unasemanadespuéslosmecánicosmellamaronasutallerparaenseñarmeuncohetequehabían

construido por su cuenta. Era fiel a nuestro último diseño, pero medía quince centímetros más,

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noventaentotal.Tambiénhabíancolocadoelobturadorylatoberacontornillosparametal,envezdesoldadura.Unasarmellas sujetaban laparte superiore inferiorde labarradeguiado.Aceptéelcohetecongratitudyloschicosyyosacamosnuestrocalientaplatosylollenamoshastaelborde.Alasemanasiguiente,elAukXVdespegócomounabalaentrelosaplausosdelosmecánicospresentes.Me imaginéqueno ibaa llegar tanaltocomoelmáspequeñoAukXIV.Dehecho, sólo llegóa lamitad.Aunquelosmecánicossemostrabanentusiasmados,Quentinyyoestuvimosdándolevueltasalasuntotodalasemana,tratandodeverquéhabíacausadolareduccióndealtitud.

—Puede que el caramelo de cohete ya no dé paramás—apuntóQuentin—. Tal vez todos lospropulsorestienenunpuntodeindiferencia.

—Hayquehacermásensayosparaestarseguros—dijeyo.LacaradeQuentinseiluminó.Porunavezestabadeacuerdoconél.—Muchacho, aunque teníamis dudas, haymomentos en que creo que eres realmente capaz de

aprender.¿Quétalsinospresentáramosalaferiadeciencias?—No estamos preparados—le respondí—. Seguimos necesitando un libro para saber de qué

estamoshablando.Quentinseencogiódehombros.—Aestepaso,podremosescribirnosotrosellibro.

Laschicasde labandadel instituto superabana loschicosencuatroauno.Aunqueantesde lasuspensión los del equipo de fútbol tenían a las chicas metidas en el bolsillo, los de la bandadisfrutábamosdeunmayoraccesoaellas.Enelotoñode1958nohubopartidosdefútbol,perolabanda siguió viajandopor el distrito durante las vacaciones para desfilar por los pueblos quenosinvitaban.Hacíanfaltadosautobusesparatransportaralosochentamiembrosdelabandaytodoelinstrumental.Losautobusesdelabandasolíanserconfortables,sobretodocuandoregresábamosdenochedespuésdeunaactuación.Cansadosperocontentos,descansábamosenelvehículoaoscuras,losmás afortunados de nosotros al lado de las chicas que nos gustaban, haciendomanitas en losasientosdelfondo.Dorothytocabaenlaseccióndesaxofonesysiempreveníaasentarseamilado,ydevezencuandoinclusoapoyabalacabezaenmihombromientrasyomequedabamásquietoqueunmuerto,temerosodeturbarsuangelicaldescanso.

A la banda le gustaba cantar flojito en esas noches oscuras y vibrantes. Una de las cancionesfavoritaseraTellMeWhy.

Dimeporquébrillanlasestrellas,dimeporquétrepalahiedra,dimeporquéelmaresazul,yyotediréporquétequierotanto.

RecuerdoqueDorothyapoyólacabezasobremihombroycomenzóamusitar:

PorqueDioshizolasestrellasbrillantes,

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porqueDioshizolahiedratrepadora,porqueDioshizoazulelmar,porqueDiostehizoati,poresotequierotanto.

¿Qué era aquello? ¿Algo que sólo en sueños podía haberme dicho a mí? Esperanzado, quisefingirqueeraasí.

—Yotambiéntequiero—dijetanbajoqueniyopudeoírme,peromicorazónsepusoabrincarantemiaudacia.Yelautobússiguiórodando,repletodesueñosjuveniles.

Durante unade nuestras sesiones de estudio a finales de noviembre, hice acopiode valor parainvitaraDorothyalbailedeNavidad.

—Ojalápudiera—dijo ella, sacudiendo la cabeza con expresiónde tristeza—.Me lopidió esechicoconelquesalíelveranopasado,yledijequesí.

YosabíaqueelchicodemarraseradeWelchyqueestudiabaenlafacultad.Dorothymehabíahabladodeél.

—¡Simedijistequetetratabamal!—protesté—.¿Cómohasaccedidoasalirotravezconél?—Verás,melopidióantesdequeyosupieralaclasedechicoquees—explicó.—¿Yaunasípiensasirconélalbaile?—Ledijequesíynopuedoecharmeatrás.—Dorothysuspiró—.Peropensaréenti,Sonny.De

verdad.Memiródeformatanlastimeraquesentípenaporella.Lanochedelgranbailemequedéencasa

asufrir,sinapenasprestaratenciónal libro—Juevesdulce,deSteinbeck—quehabíacogidode laestantería de papá en el piso de arriba.Mequedédespierto hasta las dos de lamañana, y sólometranquilicécuandoestuvesegurodequeDorothyyahabríavueltoasucasa.AldíasiguienteviaRoyLee.HabíaidoalbailedeNavidadylepreguntésinpodermeaguantarsihabíavistoaDorothy.

—Sí—respondiósincomprometerse.—¿Estaba…teparecióqueselopasababien?RoyLeedirigiólamiradahacialalejanía.—¿Quéesloquequieres?—Quemedigaslaverdad.RoyLeemepusolamanoenelhombro.—Dorothyselocomíaabesos.

LasNavidadesde1958nofueronblancas,aunquesíterriblementefrías,loquenoeraproblemaen un pueblo que descansaba sobre mil millones de toneladas del mejor carbón bituminoso delmundo.Comosiempre,mamácompróelárbolmásgrandedelpuebloyJimyyolometimosencasacomo pudimos. Mamá se negó a cortarle ni un centímetro y se empeñó en que lo pusiéramosinclinado,rozandoeltecho.Cuandopapállegóacasa,fueaporlaescalerasindecirpalabraycortómediometrode la copa.Mamá sedisgustóydijoqueasíparecíamásunarbustoqueunárbolde

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verdad.Encuantolohubimosdecorado,DaisyMaeyLuciferempezaronacazartodaslasbombillasychucheríasquequedabanalalcancedesuszarpas,yChippersebuscóunescondrijoensuinterior,chillandoacualquieraquepasaracercadelárbol.

EldíadeNavidad,porlamañana,mamáentróenmicuartoymeentregóunsobregrande.Yonoteníani ideadequépodíaser.Alabrirlomeasombróencontraruna fotografía firmadadeldoctorWernhervonBraunconunanotapersonaldesupuñoyletra.Yonomelopodíacreer.Enlanotamefelicitabaporeléxitodemiscohetes,ymesugeríaquesiguieraestudiandoparaasíconseguiralgúndía un trabajo en el mundo del espacio. La nota terminaba con estas palabras: «Si trabajas duro,conseguirástodoloquetepropongas».

Miréalternativamentelafotoylanota.Nopodíacreerqueestuvieratocandocosasqueelgranhombrehabíatenidoensusmanos.

—Mamá,pero¿cómo…?Ellasonrió,creoqueorgullosadesímisma.—Leescribíhablándoledeti,Sonny.Penséquelegustaríasaberquealguienseestápreparando

paraayudarloaconstruircohetes.Leechélosbrazosalcuelloylediunabrazoquelasorprendióaellatantocomoamí.¡Erael

mejorregaloquemehabíanhechonunca!Duranteelrestodelasvacacionesnavideñas,leídocenasdeveceslanotadeVonBraun.InclusoseladialeeraJim,peroélmeaseguróquenosabíaquiéneraVonBraun.También intentéque la leyerapapá,perono llegóahacerlopeseaprometermeque loharía.

ElprimerdíadeclasedespuésdelasfiestasllevélacartaylafotodeVonBraunalinstituto.Enelsalóndeactos,Quentintocóambascosascomosifueranobjetossagrados.

—Prodigioso—susurróconunamezcladeéxtasisytemorreverencial.

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13-Ellibrosobrecohetes

Unanochedeeneroempezóanevar,primerodébilmenteyluegoconmásganas.Antesdeacostarmeoí lospasosamortiguadosdel turnodelbúhoavanzandopesadamentepor lanieve.Measoméa laventanaperolanevadaeratanintensaquecasinopudeveralosmineros.DaisyMaeseacurrucóamiladoyronroneó.Yolaacariciéyluegomequedédormido.

El ruido de unas cadenas sobre la nieve durame despertó. Vi por la ventana que todo estabablanco: el patio, la calle, la gasolinera, las montañas. Sólo el volcadero y el montacargasconservaban su negro semblante entre el vapor que surgía del fondo de los pozos. Me puse lostejanos, la camisa y un jersey y bajé corriendo a la cocina, dondemamá había sintonizado ya laemisora WELC. Johnny Villani estaba hablando animadamente sobre la nevada, aconsejandoprudencia, pero no, ningún centro docente había anunciado su cierre. Jim se levantó de la mesacuando llegué, gruñó que ojalá pudiera tener el día libre para montar en trineo y subió paraencerrarseenelbaño.Traguéatodaprisaelchocolatecalienteylastostadas,volvíarribaapormisdeberesybajédenuevodejandoloslibrosylaslibretasapoyadosenelpostedelabarandillaparaverunpocodelTodayShowen la televisión.Apenashablabande lacarreraespacial,demodoquecuandooí terminara Jimsubípor lasescalerasdedosendos,me lavé losdientesyvolvíabajarcorriendoparaagarrarunchaquetóngruesodelarmariodelvestíbulo.Jimsehabíaidoya;dehecho,teníaunpieenelautobúscuandosalíporlapuerta.Mamásaliódetrásdemí,ateridadefrío,ymepasólabolsaconelalmuerzo.

—¡Otra vez tarde, Hickam!—proclamó Jack,mirándome con saña. Luego vio amimadre—.Buenosdías,Elsie,¿cómoestáusted?

—EstaríamejorsiconsiguieraespabilaraSonnyporlasmañanas—dijomamáconunasonrisa.—Bah—repusoJack,cerrandolapuertadelautobús—,hayquedarletiempoalchico.Mamásaludóconlamanoysemetióencasa.AvancéporelpasillodelautobúsyencontréunsitiojuntoaJaneToddyGuyLindaCox,queya

dormían. Carol Todd, la prima de Jane, me hizo sitio del otro lado. Mientras atravesábamos elpueblo,viaalgunasmujeresenlospatiosdelanteroscargandocarbónparalasestufas.Lamayoríallevaba las piernas desnudas, y asomando bajo las viejas chaquetas de lana se veían camisones decolorespastel,elclásicoregalonavideñodelmineroasuesposaenañosdevacasgordas.Amamálegustabacontarqueunavez,cuandopapáyellavivíanenunadeaquellascasas—pocodespuésdecasarse—,ellasaliócuandoestabanevandoaporelcarbóndelacaja,sinotracosaencimaquesucamisónnavideño, y se encontró conunahilerademinerosque iban al trabajo.Naturalmente, loshombressedetuvieronacomentarelespectáculo.

—Elsie,yaveráscomoHomertecompraunabrigounodeestosdías—dijoelseñorO’Leary,compadeciéndose.

—Pobredeélcomonolohaga—señalóelseñorLarsen,indignadoperoconlosojosabiertoscomoplatos.

—VayaconHomer—comentóelseñorSalvadore,llevándoselosdedosaloslabios—.Menudasuertetieneesetío.

Mamáfuerápidamentehaciaelporche,peroresbalóylaszapatillasdecolorrosa—ajuegocon

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elcamisón—salieronvolando.Cayósobresu trasero,peroalmenos lanieveamortiguóelgolpe.Losminerossaltaronlacercaparairaayudarlaperomamálosconminóanodarunsolopasomás.Aunqueaseguróqueseencontrababien,decidiónomoverseporque,silohacía,losmineroshabríanvistomuchomásdeloqueelladeseabaquevieraningúnhombre,incluidomipadre.Demodoquepermaneciósentadaenelsuelo,derritiendolanievebajosupesohastaquelosminerossealejaron,no sin haberle preguntado muchas más veces de lo que ella creyó necesario si estaba segura deencontrarsebien,yluegocorriódenuevohacialapuerta.Tanavergonzadaestabaquenoseaventuróa salir durante el resto del día, y cuando papá llegó del trabajo vio que la estufaWarmMorningestabafría.

—¿Porquénolahasencendido?—inquirió,levantandolapuertadelasalamandrayobservandolascenizasfrías—.Mepasoeldíatrabajandoyquieroquealvolveracasahayaalgoardiendoaquídentro.

—Conquequieresqueardaalgunacosa,¿eh?—Puesclaro.—De acuerdo. —Mamá subió a su cuarto y volvió a bajar con el camisón de marras y las

zapatillas,lometiótodoenlaestufaylesprendiófuego—.¿Mejorasí?—preguntó.Cuandopapáoíacontarestahistoria,siempreañadíaque lacasaestuvoapestandodurantedías.

Mamádecíaquealañosiguienteinstalaronunacaldera,laprimeraenunacasadenuestracalle.EnNewCamp,yluegoenSubstation,subieronunadocenadechicos,entreellosRoyLee.Tenía

queprepararuntrabajooralyhabíaestadoensayandoconLindaBukovich,quesehabíaaburridodelolindo.CarlottaSmithsubióenSixytodosloschicosdespertamosdegolpealverlaavanzarporelpasilloconunacazadoradesabrochadayunsuéterajustado.Enrealidadnoesquefueramuyguapa:teníaunrostrorollizoeinfantil,estropeadoporelacné,yelpelopajizo,perosutipoylaestelaquedejabaalpasarpodíanhacerestragos.RoyLeeenarcólascejascomosolíahacercuandoveíaaunachicaconunfísicoimpresionante,aunquefuesefea.Carlottanoencontrósitioparasentarse,asíquesequedóenpieapoyadaenmí,consurotundotraseroaunoscentímetrosdemicara.Laculpaolavergüenzahicieronquemelevantase.CarlottamediolasgraciasenvozbajayseacomodójuntoaJaneyGuyLinda,quienessedespertaronlojustoparahacerleunpocodesitio.

—Menudoespectáculo—dijoRoyLeeconunasonrisa.Luegoseinclinóparasusurrarmealoído—:¿Creesquesiendoeducadolevasahincareldiente?¿QuépensaríatuDorothysisupieraloqueestabaspensando?

Sesentóotravez.Intentéagarrarlodelcuello,peroélmeesquivóyluegoseechóareír.Jacknosobservabaporelespejoretrovisor.—Hickam—ladró—,¿quieresqueteecheotravez?¿No?¡Puesvenaquíahoramismo!Fui hasta la parte delantera y me senté, por indicación de Jack, en los escalones. El autobús

arrancóaplastandonieveporelbrevetrechorectoantesdelaprimeracurvadeCoalwoodMountain.Laquintacurvaeraespecialmentepeligrosa.Elvehículosedecantóhaciaunprecipiciodetreinta

metrossinunsoloárbolquepudieraamortiguarlaposiblecaída.Jackfrenó.—Todoelmundoabajo—ordenó—.Idandandohastauntrozomásalládelacurvayesperadme.

Dejadloslibrosaquí.Jackabriólapuertaymeapeéseguidodeunmontóndeestudiantesmediodormidos.Doblamos

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la curva en silencio y seguimos andando hasta donde Jack nos habíamandado. El autobús dio lacurva,cambiódemarchayllegóadondeestábamos.Jackabriólapuertaytodosvolvimosasubir.Alcoronar la cima deCoalwoodMountain nos esperaba una recta cuesta abajo y luego una serie decurvascerradas.Jackpusounamarchacortayelautobúsrecorrióelsinuosotrazadoacámaralenta,saliendoauntramorectoquefinalizabaenunacurvainteriorbajolaamenazadoramiradadeunospeñascos.Contempléadmirado loscarámbanosdeunosochometrosde largoquecolgabande losriscoscomoestalactitascristalinas.

BajamossinproblemasporLittleDaytona,cruzamosCaretta,y,pasada lamina, subimoshaciaWarMountain, donde Jacknosordenódenuevoquenos apeáramosparamaniobrar enuna curvaespecialmente traicionera.Llegamosal institutounahora tarde.ElseñorTurnernosesperabaenlapuerta.

—Vayanasusaulas—nosdijo—.Suscompañeroslesdiránlosdeberesdelasclasesquesehanperdido.¡Vamos,señores!

Antesdeempezarlaclasedequímica,laseñoritaRileymellamóasumesa.—Tengoalgoparati,Sonny—anunció—.Venavermeantesdeirteacasa.Perocon laexcitacióndevernevar todoeldíaydisfrutardeunahoramenosdeclase, subíal

autobúsdevueltaacasasinrecordarquehabíaquedadoeniraverla.Nevótodalanoche.Luciferentróencasaytomóposesióndelaalfombraquehabíaalpiedela

escalera del sótano.Dandy yPoteet se quedaron también en el sótano, sin contar las escapadas alpatioparahacersusnecesidades.Fueranohabíaotromovimientoqueelpasodelosmineros.JohnnyVillaniloanunció:lasescuelasestabanabiertas,perolosautobusesnofuncionaban.Losalumnosquepudieranirandando,debíanhacerlo.Elrestoteníaundíadeasueto.

EntréenlasaladeestarparaverelTodayShowentero,cosaquenuncapodíahacer.Peroapenashabíavistounmomentoalpresentador,J.FredMuggs,cuandounaboladenievegolpeólaventana.Cuando fui amirar, vi aO’Dell, RoyLee y Sherman con sus trineos. Jim y un grupo de amigoshabíanagarradoyalossuyoseibancaminodelcentrodelpuebloparaprobarlacalleentrelaiglesiayelClubHouse.

—¡Venga!—chillóO’Dell,saltandodepuraexcitación—.¡NosvamosaBigCreek!Nadielohahechoentrineo.¡Vamosaserlosprimerosenlahistoria!

Mamáestabatomandocafédelantedesulienzotropical.Lapalmeraestabaterminadayparecíaquelehabíaañadidounoscocos.

—NosvamosaBigCreekentrineo—leinformé.—Bueno,procuranoquedartetiesodefrío—dijo,suspirando.BajéalsótanoypaséconcuidadoporencimadeLucifer,quememiróirritadoconunsoloojo.

DandyyPoteetcorrieronencírculos,contagiadosdeminerviosismo.Busquémitrineoylosaquéafuera.Luegovolví amicuartoymepuseotrospantalones,unacamisetayunacamisagruesadefranela, dos pares de calcetines y una chaqueta de lana. Sin gorra. En Virginia Occidental losadolescentesnosolíanusargorra,anoserunsombrerodefieltroconplumaincorporada,ysóloenlosbailes.Alverme,mamámevioymellamóparadarmeungorrodelanahechoamano.

—Sinoteponesesto,setevanahelarlossesos—dijo,yluegosaludóaloschicos—.¿Oshabéisvueltolocos?

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—¡Sí,señora!—respondieronacoro—.¡Vengaconnosotros!—¡Jamás!—replicómamá.Toméelgorro,melopuseparadarlegustoyluegomeloquitéencuantoellacerrólapuerta.Me

lo guardé en el bolsillo de la chaqueta. Pasaban algunos coches por la calle, todos con cadenas.FuimoshastalagasolinerayesperamosaquepasarauncocheendirecciónaCoalwoodMountain.RoyLeeseagarróalparachoques,montóensutrineoyunotrasotroformamosunacadenaconlospiespordelante.Yoibaenelúltimotrineo.CuandoelcocheparóenelalmacéndeSix,nossoltamos.SeguimosapiecuestaarribaynospusimosdeespaldasaCoalwoodMountain.

La nieve que pisábamos estaba blanquísima; nuestras huellas eran las primeras. Los trineospatinabanbienpor ella y pronto estuvimos en la cima.Nosdeslizamos cuesta abajoybajamos enpicadoentregritosdeplacerporlascurvassobrelashuellasdepatinesdedoscuchillas.BajamosporLittleDaytonaycruzamosCaretta.EnlaiglesianosencadenamosaotrococheycontinuamoshastaSpaghettiHouse.SeguimoslashuellasdeotrosquehabíansubidoapiehastaWarMountain.Dejamosatrás las casitas posadas precariamente al borde de la pared casi vertical. Luego bajamos aWar.Llegamosal institutoBigCreeka lahoradelalmuerzo,dejamoslos trineosapoyadosenlapared,pasadalapuertaprincipal,yentramoscomosifuéramoslosreyesdeluniverso.ElseñorTurnernosvio.

—Si creen que van a ir a clase, están muy equivocados. El superintendente del condado hasuspendido las clases para lo que queda del día. De todos modos—añadió—, vayan a ver a susprofesoresypídanleslosdeberesantesdemarchar.

MedirigíalauladelaseñoritaRiley,ymeconsolóencontraraestaasumesa.—Ayermeolvidédeusted.Losiento—medisculpé.Debíadetenerunaspectoinfame,porqueellamemiróconverdaderapreocupación.—¿Cómohas llegadohastaaquí?—Cuandose loconté,ellaalargóelbrazo—.Déjametocarte

lasmanos—dijo—.Oh,estánheladas.Bajaahoramismoalacafeteríaytomaalgocaliente.Hiceloquemeaconsejaba.Cuandoregresé,laseñoritaRileyabrióuncajóndesumesaysacóun

libro.Parecíaunlibrodetexto.Teníalacubiertaroja.—Estollegóayer—dijo—.LaseñoritaBrysonyyodecidimospedirloparati.Toma.LaseñoritaBrysoneralabibliotecaria.Toméellibroyleíeltítulo,queestabaescritoenletras

doradassobrefondonegro.Eraeltítulomásbonitoquehabíaleídoenmivida:

PRINCIPIOSDEDISEÑODEPROYECTILESDIRIGIDOS

Eché un rápido vistazo y vi pasar ante mis ojos títulos de capítulo que me sorprendieron:«Aerodinámica relativaaldiseñodeproyectiles»;«Túnelesdevientoyalcancebalístico»;«Teoríadelmomentoaplicadaa lapropulsión»y«Flujoa travésde las toberas».Entonces leíel títulomásmaravillosodetodoscuantoshabíavistoenunlibro:«Fundamentosdelosmotoresdecohetes».

—Encontraráscálculoyecuacionesdiferenciales—señalólaseñoritaRiley—.PodríaspreguntaralseñorHartsfield.Creoqueélteayudará.

Examinéellibroconactitudreverente.—¿Puedoquedármelounosdías?

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—Estuyo,Sonny.Quédateloparasiempre.SentícomosimehubieraregaladoalgoprocedentedelmismoDios.—¡Nosécómodarlelasgracias!—balbucí.—Lo único que he hecho es darte un libro —dijo la señorita Riley—. Eres tú quien ha de

atreverseaaprenderloquecontiene.Vamos.Puedesacompañarmehastaelcoche.LaseñoritaRileysepusoelabrigoyyo laacompañéporelpasillo.ElseñorTurnernosmiró

recelosocuandopasamoscaminodelaparcamientodelosprofesores.Unavezensucoche,ellamepusounamanoenelbrazo.

—Sonny,talveztecuesteunpoco,peroyocreoquepuedesasimilarloquehayenestelibro.EsposiblequeentoncesQuentinyyoteconvenzamosparaquetepresentesalaferiadeciencias.

—SeñoritaRiley—dije—.Siustedquierequeparticipe,loharé.—Cuandoestéspreparado—repusoella.Enaquelmomentomeconsiderépreparadoparacualquiercosa,sóloporqueellaasílocreía.Los

otroschicosseacercaroncorriendoconsustrineos.—¡Venga, Sonny! Nos vamos a casa de Emily Sue a jugar alwhist.—Debí de poner cara de

indecisiónporqueO’Dellañadió—:¡EstaráDorothy!RoyLeememiródesoslayo,noparecíacontento.Poralgunarazón,elamordemividanolecaíanadabien.EmilySuevivíaenunacasaconstruidaenunaparedderocacasiverticalalotroladodelarroyo

yamenosdecienmetrosdelinstituto.SupadreerapropietariodeungrandepósitodechatarraenWar,ysumadreeralamaestradetercergradoenlaescuelaprimariadelpueblo.

En aquel día de escuela pero sin escuela, y ante el paisaje nevado, la cocina deEmilySuemepareciódoblementeacogedoraycálida.Nossentamosentornoalamesadelacocinaabebersidracalienteycomerpastelitosreciénsalidosdelhorno,mientrasjugábamosalwhist.

TalcomoO’Dellhabíaanunciado,Dorothyestabarealmenteallí,sentadadelantedemí.Comosifueralaprimeravez,comprobécuánguapayatractivaera.Surisa,unaespeciedehipoalrevés,meresultabaabsolutamentedeliciosa.RoyLeemediouncodazo.Loseguíalasalita.

—¿PorquénodejasdemiraraDorothycomosifuerasunperritoabandonado?Mevaadarunataquedediabetes.

—Pero¿dequéestáshablando?—¡Dorothynotequiere,gilipollas!Meentraronganasdeestrangularlo,perodije:—¿Quétejuegasaquemedaunbeso?—¿Cuándo?—Ahora.—Megustaríaverlo—dijoRoyLee.Volvimosalapartidadecartas.—Dorothy—dije,conelpulsoacien—.LeheapostadoaRoyLeequemebesarías.Hoy.Ahora

mismo.Dorothylevantólosojosdesuscartas,boquiabierta.—¿Quéhasapostado?

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—Nada,sóloqueloharías.Sehizoelsilencio.DorothymiróaRoyLee,yestepusolosojosenblanco.Elladejólascartas,

selevantóymediounbesoenlafrente.—Yaestá—dijo.—Novale—protestóRoyLee—.Hadeserenlaboca.Eso no formaba parte de la apuesta, pero yo no quise llevarle la contraria. Miré a Dorothy

expectante.—Creoquetienerazón—dije.Elladejóescaparunbrevesuspiro,disgustada.—Pontedepie—medijo.Rodeólamesaymebesóenloslabios—.Listo.¿Satisfechos?—Salió

delacocina.—Dorothy—lallamé.—Elbesomásrápidodelahistoria—dijoEmilySueentonodeburla.—¿Vesloquehasconseguido?—leespetéaRoyLee.Élseencogiódehombros.—¿Yo?Lacuestiónessitúcomprendesloquehapasado.—¡Vetealamierda!Interrumpida la partida,RoyLee,ShermanyO’Dell se pusieron las chaquetaspara el viaje de

vuelta.—Vamos,Sonny—dijoSherman—.Sinonosmarchamosseharádenoche.Miréhacialapuertadelcuartodebaño,dondesehabíametidoDorothy.—Idpasando.Yavendré.Encuantosemarcharon,Dorothysalió.Intentédisculparme.—EseseRoyLee—dijoella,mordiéndoseellabio—.Esunarataasquerosa.LemostréellibroquelaseñoritaRileymehabíadado.Ellamehizosentarasuladoenelsofá

paraexaminarlocondetenimiento.—Amítambiénmegustaríaaprendercálculo—confesó—.Quieroaprendertodoloposible.SonóelteléfonoyEmilySuedijoqueeralamadredeDorothy,queveníaabuscarla.Salimosala

calle.Mi trineo estaba solo, apoyado contra la cerca. Lamadre de Emily Sueme llamó desde lapuerta.

—Hevistoalosotroschicossubirenuncamión—medijo.LamadredeDorothyseofrecióa llevarmehastaWar.Meapeédelcochedelantede lacasade

Dorothyysaquéeltrineodelatrasera.Dorothysalióconmigo.—¿Podrásllegarsinproblema?—preguntó.Volvíaanevarconfuerza.—Elviajedevueltaseráunplacer—ledije.Ellamiróalrededorcomoparaasegurarsedequenadieestuvieramirando.Sinprevioavisome

plantóunbesoenlaboca,estavezdemorándoseenlacaricia.—Tencuidado—susurró,rozándomelaorejaconsuslabios—.Noséquéharíasinti.Cuandosefuequedéenestadodetrance.Pasarondoscoches,peroyoestabademasiadoaturdido

para levantar el dedo.Como no apareció nadiemás, eché a andar.Anochecía.Mientras iba cuestaarribaarrecióelvientoylanevadasehizotanintensaqueyanoseveíanlaslucesdelascasasenel

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valle.Teníalasorejasheladas,yentoncesmeacordédelgorrodelana.Losaquédelbolsilloymelocalé hasta las orejas. El libro de la señorita Riley estaba a salvo, asegurado a la barriga por elcinturón.Caminédecaraalvientohastallegaraloaltodelamontaña,dondepusemitrineoentierraybajéhastaSpaghettiHouse.

CrucéCarettaandando.Cualquieradelasfamiliasdelpueblomehabríaacogidoensucasa,peroyoqueríallegaralamía.ParacuandoestuveamediocaminodeLittleDaytona,yapensabaquehabíacometidounerror.Elvientoaullabaporeltrechorectoconlafuerzadeunhuracán,ycasimehacíacaer.Lacarameescocíadeaguantarlaventiscayteníalaspestañasrecubiertasdecristalesdehielo.Penséendarmediavueltaperoresolvíquepodíallegarsiseguíaandando.Noteníamiedo,todavíano.

Estabamuyoscuro.Alfinaltuvequeponermeeltrineobajoelbrazopuesnosedeslizababienenaquellanievetanhonda.CercayadelacimadeCoalwoodMountainequivoquéelcaminoymesalíde la carretera, metiéndome en una zanja bajo la fuerte nevada. Cuando por fin salí de allí,agarrándomedondepodía,teníalospantalonesylachaquetatotalmenteempapados.Notéquelatelasemepegabaheladaalaspiernasyquelachaquetaparecíapesarunatonelada.Porprimeravezsentímiedo.Estabamuylejosdelpánico,peroyosabíaloqueeralacongelación—elentrenadorGainernos lohabíaexplicadoensuclasedesalud—yconocíaelpeligrodeestarmojadoa temperaturasmuybajas.Miréaambosladosdelacarreteraesperandooírelrumordeuncocheouncamión,peronoseoíaotracosaqueelsilencio.Laúnicaalternativaeraseguirandando.

Cuando lleguéa lacimapuseel trineoen tierraperoenvezdedeslizarsesequedóallíquieto,conmigo encima. La nieve era demasiado espesa y pegajosa para las cuchillas. Lo levanté aregañadientesymeadentréenlanieve,tanteandoelterrenoacadapaso.Habíamuchossitiosenellado escarpado de la carretera que no tenían valla ni indicadores. Sime extraviaba, teníamuchasprobabilidadesdecaerporunprecipicio,ynadiemeibaaencontrarhastaelsiguientedeshielo.Mequedéenmitaddelacarretera.Losdientesmecastañeteaban.Teníaqueseguir.

Tiritabayademodoincontrolablecuandoresbaléycaídebruces.Permanecíenelsueloporunmomento,pensandoquesidescansabaunpocorecuperaría fuerzasparaseguir.Peromeobliguéalevantarme.GainernoshabíacontadoenclasedesaludqueunosexploradoresmurieroncongeladosenelÁrticodespuésdehabersequedadodormidos.Segúnél,eraunamaneracómodademorir,peroyo no quería comprobarlo. Tenía que construir cohetes y conquistar a Dorothy. Además, inclusomuerto, jamáslograríaborrar lahistoriademiagoníaen lamontaña.Lagenteseburlaríadurantesiglos de lo estúpido que había sido.Me incorporé y seguí arrastrando los pies hasta que vi unabombillapeladacolgandodelporchedeunacasa,unostreintametrosmontañaabajo.Eraunaviejaydestartalada cabaña con tejado de material alquitranado. Yo sabía que allí vivía alguien —normalmentesalíahumodeltubodelaestufa—peroignorabaquiénpodíaser.Seguíandando.EnelsurdeVirginiaOccidentalnoestabaprevistoqueundesconocidoirrumpieseenunacasaajena,fueracualfueselasituación.

—Eh,chico,¿quéhacesahífueraconestanochecita?Atisbé entre la nieve y vi a unamujer que sostenía en alto un fanal. Llevaba puesto un largo

abrigodepañoyunoschanclos.—Voyamicasa—tartamudeé,mislabiosestabancasicongelados,nonotabalacaraysentíalos

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piescomodosbloquesdehielo.—¿Dóndeestáeso?—EnCoalwood.—Serámejorqueentresunpocoencaloronollegarásvivo.Alverquedudaba,lamujerseacercóamí,meagarródelchaquetónymemetióprisa.Cedíasuinsistenciaylaseguíporelcaminoqueibacuestaabajohastalacabaña.Abrióunatosca

puertademaderaymehizopasar.Enmitaddelaestanciaardíaunadecrépitaestufapanzuda,frentealacualhabíaunsofáremendado.Bajounaventanaorientadaalvalleviunasencillamesita.

—¡Entradeunavez!—dijolamujeralvermeindeciso.Sedespojódelabrigoydeloschanclosysecalzóunosmocasines.Luegosacóuncazodelfogón

ysirvióalgoenunataza.Melotrajo.Observéalamujeralapálidaluzdelfanalquehabíaquedadosobrelamesa.Llevabapantalonesdelonaycamisaacuadros.Debíadetenerunostreintaaños.Supeloeralargoyrubio,ysurostrovulgaraunqueafable.

—Toma,esunainfusióndesasafrás—añadió.Aceptélatazaybebíconavidez,disfrutandodelasensaciónquemeproducíaellíquidocaliente

queinundabamiestómago.—Hayquequitarteesaropamojada—dijoantesdequeyoterminaradebeber—.Vamos,vamos,

todofuera.Lavergüenzadedesnudarmefrenteaunapersonadesconocidamehizodudar.—Oh,vamos—insistió—.Novasaenseñarmenadaquenohayavistoyaunmontóndeveces.Habíaunacortina—parecíaunasábanaviejacosidaalefecto—quecolgabadeunavaraenun

rincón de la estancia. Señaló hacia allí y yome situé detrás para quitarme la chaqueta y luego lacamisaylacamiseta.Meconsolóverqueellibronosehabíaestropeado.Lodejésobreunacómodadedoscajonesyluegolepasémisprendasalamujer,deunaenuna.

—Voy a colgarlo todo junto a la estufa—dijo. Después volvió y retiró la cortina—. Te hasolvidadolospantalones.—Alverquemecubríaelpechoconlosbrazos,exclamó—:¡SantoDios!Novoyahacertenada.¡Sácateesospantalonesahoramismo!

Vencímivergüenza,mesentéenunasillabastaymequitéloschanclosyelpantalón.—¿Lo ves? No había para tanto, ¿verdad? —se burló—. ¡Ni siquiera te he mordido! Los

calzoncillos,nohacefalta.Uf,estospantalonesestánempapados.Noestaráscongelado,¿eh?—Meduelenlospies—confesé.—¡Puesquítateloscalcetines,hombre!—Losañadióalaropacolgadayluegomehizosentaren

el sofámientras ella se arrodillaba para examinarme los pies—.No estás congelado—declaró—,pero poco ha faltado.—Buscó en un baúl y sacó una camisa larga de franela. Era una camisa dehombre,demasiadograndeparaella.Mepreguntédedóndelahabríasacado—.Ponteestoysiéntateahí.Tomaunpocomásdeinfusión.Teayudaráaentrarencalordedentroafuera.Apropósito,¿túquiéneres?

Mesentéagradecidodelantedelaestufa,absorbiendotodosudeliciosocalor.Movílosdedosdelospies.Aúnmedolían,peroeraeldolordelavueltaalanormalidad.

—SoySonnyHickam,elhijopequeñodeHomeryElsieHickam.—¿EreshijodeHomerHickam?

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Mepreocupóel tonode incredulidadenque lodijo.Papá teníabastantesenemigos. ¿Podíaesamujer,osumaridoosuhermano,serunodeellos?

—Sí—respondí.Delicadamenteañadí—:YdeElsieHickam.Ellaacercóunasillaysesentóahorcajadas.—Conozcoatupadre.—Memirócondetenimiento—.Noloveo.Yoaún ibaencalzoncillos,yelmodoenquemeestudiabahizoquemesintiese incómodo.Me

encorvé,tratandodequelacamisamellegaraalregazo.—¿Cómodice?—Quenoloveoenti.¿Aquésededicaahora?¿Cómolevanlascosas?Era la primera vez que alguienme pedía que le hablara demi padre.Yo pensaba que todo el

mundoestabaalcorrientedesuvida.—Pues…bien.Trabajamucho.MamáleregalóunamáquinadeafeitareléctricaporNavidad.—Nomedigas.¡SantoDios!—Sí,señora.—¿Yesfeliz?¿Erafelizpapá?«Feliz»o«triste»eranpalabrasqueyojamáshabíaaplicadoasupersona.—Creoquesí.Aunqueinsegura,mirespuestapareciódejarlasatisfecha.—Me alegro. Me alegro mucho. Yo me llamo Geneva Eggers.—Me tendió la mano y se la

estreché.Erahuesuda,perocálida—.Encantada.Conozcoatupadredesdehacetiempo.Oye,¿quieresunastorrijas?

Sindarmetiempoaresponder,sacóunagransarténnegraypusoafreírunpocodetocinodeunalatadecaféquehabíaenloaltodelhornillo.Dejólasarténencimadelfogónyluegoabrióelcajóndelpan.Desapareciódetrásdeotrapequeñacortinaysaliócondoshuevosen lamano.Lospartiósobreuncazo,losbatióconuntenedor,echócuatrorebanadasdepanblancoylaspusoafreírenlasartén.

Depronto,lahabitaciónsellenódelmaravillosooloratocinoyhuevos.—TupapáyyosomosdelamismazonadeGary—dijomientrascocinaba—.Cuandoyollevaba

pañalesyaibadetrásdetupadre.Alláenlahondonadaélseocupabadetodoelmundo.Procurabaquelosviejostuvierancarbónsuficienteparalaestufa,quelesllevarancomidadelatienda…Noeramásricoquelosdemás,perosiemprequeríaayudar,esoteloaseguroyo.—Memiróalosojos—.Nosabíasqueélmeconocía,¿verdad?

—No,señora.—Eracierto.Nuncahabíaoídohablardeella.—Sabesquesupadreperdiólasdospiernasenlamina,¿verdad?—Sí,señora.EseeraPoppy.—Pues no es esto todo lo que le pasó a tu Poppy.En lamina deGary recibió un golpe en la

cabeza.Lecayóencimaunpedazodepizarraylodejómediolelo.ElviejoseñorHickamtardócasiunañoenvolvera trabajar.Tupadre tuvoquemantenera toda lafamilia.¿Losabías?—Buscóunplato,echóenéllastorrijasylodejóencimadelamesa.Luegosacóuntarrodemiel—.Comeosetevaaenfriar.

Lacomidamepareciódeliciosa.Seguramente influíaelhechodequehubiesesidococinadaen

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aquelviejofogón.Cuandoterminé,preguntédóndeestabaelservicio.Ellamepasóelfanal.—Ponteloschanclos.Salporlapuertadeatrásyencontraráselretrete.Yosabíamuybienloqueeraaquello.Misabuelosmaternossehabíanidoaviviraunagranjade

Abb’sValley, enVirginia, y tenían un retrete fuera de la casa.Llegué a él siguiendo la huellas deGeneva por el sendero nevado. Era una letrina de un solo agujero, con el inevitable catálogo deSears.Hacíademasiadofríoparaentretenerse.Hicerápidamentemisnecesidadesyregreséalcalordelacabaña.EncontrémiropasobrelacamadeGeneva.

—Estácasiseca—dijoella,alisandomispantalones.Fuehasta laestufaymedio laespalda—.Puedesvestirte.Vamos.Nohacefaltaquetepongasdetrásdelacortina.¡Nopiensomirar!

Dejéelfanalenelsueloymepuselacamiseta,lacamisaylospantalones,ahoracalientesycasisecos.Memetí el librode loscohetespordentrodelcinturón.Al levantar losojosviqueGenevaestabamirando,talvezdesdehacíarato.

—Seloagradezcomucho,señoraEggers—tartamudeé.Aexcepcióndemimadre,ningunamujermehabíavistovestirme,ynisiquieramuyamenudo.

—LlámameGeneva,cariño.¿Ledirásatupadrequemehasvisto?¿Ledirásquetesequélaropaytedidecomer?—Supeticiónsonómuylastimera.

—Sí,señora,cómono.Meayudóaponermelachaqueta.—Díselocuandotumadrenoestéescuchando.Noquisieraquelointerpretaramal.Yo no sabía a qué se refería, pero no pregunté nada. No habría sido de buena educación.Me

acompañóhastalacarretera,iluminandoelcaminoconelfanal.Alláabajooíuncamiónquetratabade subir por la cuesta, aplastando la nieve con sus cadenas. Si el camión lo conseguía, yo podríadeslizarmecuestaabajoconeltrineosobrelashuellasquehubieradejado.

—¿Meprometesqueselocontarásatupadre?—Sí,señora—respondí—.Seloprometo.Graciasporsalvarme.—Nomevengasconeso,criatura.Prontovimosllegarunvolquetegrande,cargadodecarbón.MedespedídeGenevaymetumbé

sobreeltrineoenlashuellasdejadasporlosneumáticos,yyanoparéhastallegaralamina.Alsaltardeltrineounavezabajo,divisémicasa.Habíaluzentodaslasventanas.Lapuertaseabrióencuantopuseelpieenelporchedeatrás.Eramamá.Advertíporsuexpresiónqueestabapreocupadaperonoqueríaqueselonotase.

—Nometasnieveenlacasa—meadvirtió,antesdemirarmedearribaabajo—.Puesnotienestanmalaspecto…

Papállegóconelperiódicodelatardeenlamano.—Estabaapuntoeirabuscarteenlacamioneta.—¡HeidoyhevueltodeBigCreekeneltrineo!—dijeconentusiasmo.Saquéellibroquellevaba

metidoentrelaropa—.YmiradloquemediolaseñoritaRiley.—Selopaséapapá.Leyóeltítuloylohojeórápidamente.—Parecemuycompleto—comentó.Sonóelteléfononegroyfueacontestartrasdevolvermeel

libro—.¡Sifallaelnúmerotres,conectaelnúmerodos!—gritó,ysupequelosventiladoresdebíandehaberperdidopotenciaacausadelanevada.

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Subíalaplantasuperior.Jimestabaensuhabitación.Abrílapuerta.Seencontrabatumbadoenlacama,leyendounarevista.

—Hemosidoentrineohastaelinstituto—ledije—.Eslaprimeravezquealguienlohace.—¿Quehabéisidoaclase?—gruñó—.Dijeronquenosquedáramosencasa.Lapróximaveznos

obligaránairandando,imbécil.Mefuiamicuarto.EncendílalámparadelamesayempecéaleerellibrodelaseñoritaRiley,

paladeando los títulos de los capítulos, hasta queme acordé deGeneva Eggers. Bajé a la salita yencontréapapáensusillón,denuevoconelperiódico.Mamáestabaenlacocina.

—Papá,una tal señoraEggersdeCoalwoodMountainme invitóaentraren sucasaymehizoentrarencalor.Queríaquetedijeraeso.

Papálevantólacabezadeldiario.—¿Quiénhasdicho?—GenevaEggers.Memiródearribaabajoyluegodejóelperiódicobiendobladoenelescabel.—AsíquehasvisitadoaGenevaEggers…—Sí,enCoalwoodMountain,lacabañaquehaycercadelacarretera.Mepreparóunastorrijas.

Queríaquetelodijese.Volvióasonarelteléfono,peroélnocorrióacontestar.Queyosupiera,eralaprimeravezque

esosucedía.Clavósusojosenlosmíos.—¿Yquémáshizo?—Nada.Secarmelospantalones.—¿Tequitastelospantalones?—preguntóentonovacilante.—Mediounacamisalargaparaquemelapusiera.Fruncióelentrecejo.—¿Yestássegurodequenopasónadamás?Nosemeocurríaquémáspodíahaberpasado.—Nadamás.Seguro.Mamá vino de la cocina para responder a la llamada. Luego hizo una pausa y dijo por el

auricular:—Nosé,Clyde.Seráquehamuerto,porquedelocontrarionoestaríashablandoconmigo,sino

conél.Papásiguiómirándomecomosiquisierasabersileestabatomandoelpelo.Luegofuealteléfono

ysepusoagritarórdenes.Aldía siguiente la carretera estabademasiadoheladaparaque el autobúshiciera su recorrido,

peroloscoheterosnovolvimosaintentarlatravesíaentrineo.Lohabíamoshechounavez,yconesobastaba.Estábamosconvencidosdequesaldríamosenellibroderécordsdeloshéroesjuvenilesdelalocalidad.Porlanochepapáentróenmicuartoycerrólapuerta.

—Tevoyacontarunahistoria—medijo,yyodejéaunladomilibrodecohetes.Sesentóenlacama.Noparecíamuyfelizdetenerquecontarmeaquello—.Cuandoyoeraalgomásjovenquetú—empezó—hubo un incendio en una casa próxima a la nuestra, enGary. Esas viejas casas eran decartónalquitranadoytabladechilla.Bastabaunachispaparaqueprendierancomolapaja.Yohabía

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salidoalpatioenbuscayanorecuerdodequéyvielfuego.Nohabíanadiemásporallí,demodoque entré en la casa pensando que tal vez hubiese quedado alguien dentro. Había mucho humo.Entoncesoí lloraraunbebé.Yonoveíanada,nosabíahaciadónde ir.Meguiéporel llanto. ¡Meencontréalacriaturaenmediodetodoaquelhumocomosinohubieranadaenelmundoquepudieramatarla! Era una niña. Salté por la ventana con ella en brazos. Resultó que toda la familia estabadentrodelacasayyosólohabíavistoalbebé.Ochohermanosylospadres; todosmurieronenelincendio.—Semovióunpoco,apoyando lasmanosenelcolchón—.Araízdeesoestuvebastantetiempo descontento conmigo mismo. ¿Cómo era posible que no hubiera visto a todas aquellaspersonasconlopequeñaqueeralacasa?

Lomiréfijamente.Nosemeocurríaporquédiablosmecontabaaquellahorriblehistoria,peroen cualquier caso yo no quería oír más. Sin saber por qué, tenía miedo de conocer demasiadosdetallesdesupersona.

—Enfin—añadiópapá—;esaniñaeraGenevaEggers.—Ah—acertéadecir.PenséenGenevacomounbebéindefensoyenpapásalvándolelavida,y

apenasconseguícontenerlaslágrimas.Papáquitóunaimaginariapelusademicamaymiróaltecho.Carraspeó.—Sonny—dijoporfin—,¿quésabesdelavida?—Supongoquenomucho—respondí,aunqueenrealidadnoentendíaquépretendíainsinuar.—Merefieroa…laschicas.—Ah.—Túnunca…Mesonrojé.—Quéva.Papádirigiólamiradaaunodelosaeromodelosqueyoteníasobremimesa.—SerámejorquenolecuentesanadiequeestuvisteencasadeGenevaEggers.Tieneallícierto

negocio,¿sabes?Algunosminerosquenosehancasado…Bueno,ellaesunaespeciedenovia.Yoseguíasincomprender.—¿Dequiéneslanovia?—pregunté.Papádiounrespingo.—Demásdeuno…Demuchos.Ytambiéndealgúnqueotrohombrecasado.Estoysegurodequemequedéconlabocaabierta.Ahoraloentendíatodo.—Y también vende licor ilegal—añadió papá, sin apartar la vista del aeroplano—.Sumarido

murió en lamina deGary hace cinco años. Así fue como la policía descubrió el negocio. Yo leproporcionélacabañaytambiénledijeaTagFarmerquenolamolestara,queladejasetranquila.—Selevantóyfuehacialapuerta—.Bueno,yalosabes.Novayasaverlamás,yniseteocurradecirleatumadreloquetehecontado.

Al salir cerró lapuerta concuidadoyyomequedéa solas, reflexionandoen loquemehabíadicho.Penséenlamujerdelacabaña,enlobienquemehabíatratado,yluegoimaginéloquedebiódeserparapapámeterseenunacasaenllamas.Dudéqueyohubieratenidovalorparahacerlo.Derepentemesentíorgullosodeél,másqueporsuacciónheroicaporloquehabíasidoenGaryyloquehabíallegadoaconvertirsetrabajandodefirme.

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Al día siguiente las cosas volvieron a la normalidad. De camino a Big Creek, en el autobús,mirabaaversiestabaGenevaEggers.Avecesestabasolajuntoalacarretera.Cuandopasábamosyadvertíaqueyoibaenelautobús,mesonreía.Yonolasaludaba,yellatampocoamí.Genevaeraunsecretodemipadre,yyodeella.

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14-Laexplosióndelpilar

AukXV-XIX

Ahora que había recibido una carta del gran hombre en persona, casi me sentía preparado paraingresarenelequipodeldoctorVonBraun.Eldía1defebrerooíporlaradioquelosrusoshabíanlanzado elLuna 1, el primer objeto de fabricación humana en salir del campo gravitatorio de laTierra.Lavelocidadrequeridafuede40800kilómetrosporhora,aproximadamenteoncekilómetrosporsegundo,unadistanciaquemeresultabafácildeimaginar,pueseralaqueseparabaCoalwooddeWelch.Mientras laastronaverusavolabahacia laLuna,subíal terradodelClubHouseparamirarporeltelescopiodeJake.ÉlnomeacompañóporqueteníaunacitaconlaúltimasecretariadelseñorVanDyke,unapelirrojadeOhio.AunquelaseñoraVanDykehabíaamenazadoconcontrataraunachicafeaparasumarido,alfinalresultóquelasecretariaeraguapa.Jakemellamódesdeabajo.

—¿Sevealgúnrusoahíarriba,Sonny?Asomélacabezaporelbordedelterradoylesaludéconlamano.—Todavíano,Jake.¿Yahíabajo?Jake lanzó una carcajada justo cuando la pelirroja aparecía en el porche del Club House,

contoneándose sobre sus zapatos de tacón alto. Jake la tomó en brazos, la hizo girar mientrascolocaba una mano sobre uno de sus pechos, mirándome con cara de complicidad, y luego laconducíahaciasuCorvette. Jakey lapelirrojasealejaronconun rechinardeneumáticoshaciaundestinodesconocido.Apartedeenvidiarle,deseécon todamialma teneralgúndía la seguridaddeJakeysuendiabladamaneradedisfrutardelavida.Enelfondodemicorazón,ycongrantristeza,sospechéquenuncalolograría.LosnacidosenVirginiaOccidental,medecíaamímismo,éramosgenterecelosadetodoloquefueradivertido,comosideunpecadosetratase.

Volvíaltelescopioyapliquéelojoalocular.Seespeculabaquelacargaútildelosrusoserauncubo de pintura roja. Pasé la noche en el terrado, envuelto en mi gruesa chaqueta de lana ydormitandoaratos,apoyadocontralachimenea.Paramiconsuelo,lasuperficieamarilladelaLunanomostró ninguna estrella roja revolucionaria.Al día siguiente, elWelchDailyNews dijo que elLuna1habíaerradoeltiroporsólo5965kilómetros.Alospolíticosyalaprensalespreocupabaquelapróximavezlosrusosloconsiguieran.¿Enquémundoviviríamosentonces?Yotambiénmesentíapreocupado. ¿No lograríamos alcanzar a los rusos en la carrera espacial? Cada vez que EstadosUnidoslanzabaunsatélite,losrusoslanzabanotromejorymásgrande.ConfiéenqueWernhervonBraunestuvierahaciendoalgo.Amimanera,yocreíaestaraportandomipropiogranitodearena.

Cadatarde,alvolverdeclase,corríaamimesaparasumirmeenlalecturademilibro.Losfinesdesemana,Quentincruzabaadedolasmontañasparaestudiarlo.Sepasabalamañanasentadoenelporche e iba pasando las páginas, lentamente, con reverencia, tensa la cara de concentración. Yoquería sentarme con él, pero había tantas cosas que deseaba aclarar que sabía que le estorbaríademasiado.Chipper se acomodaba en el hombro deQuentin y seguía con sus ojillos negros cadavueltadehoja.Suinterésmeteníabastantepreocupado.NoenvanoChipperhabíadevoradolaBibliafamiliar el invierno anterior, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, desmenuzando de paso a

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generacionesdeHickaminscritasenellibro.Mamáopinabaqueeraunamonadadeanimal.Yosólosabíaquesiencontrabaseñalesdedientesenunapáginademilibro,declararíaabiertalatemporadadecazadeciertoroedordecolatupida.

Mamápreparóunosemparedadosdesalchichaynosllamóaalmorzar.Quentinsiguióestudiandoellibroenlamesadelacocina.

—Aquíhaymuchasteoríasquesuponenallectorenteradodetemasquenosotrosdesconocemos—dijo finalmente—,entre losquedestacaría la termodinámicayel cálculo.¿Tehas fijadocuandohablabadeflujosisoentrópicosyflujosadiabáticos?

Arrimé mi silla a la suya. Yo me había saltado el capítulo que él estaba mirando, el titulado«Dinámicaelementaldelosgases».

—Nocreoquenadadeestonosayudeaconstruirmejorescohetes—sentencié.Enrealidad,laspáginasdeecuacionesmehabíandesanimadoporcompleto.

—Puedequeno—repusoélfríamente,mirándomecondesdéncomosilesorprendieraelescasoalcancedemisambiciones—,pero¿no tegustaríaentenderdequévaesto?Todasesasecuacionessonpara saber lo quepasa cuandoungas entra enun canal de flujo.—Memiródenuevo—. ¡Uncanaldeflujoyunatoberadecohetesonlamismacosa,Sonny!

DebídeponercaradebobopuesQuentinpasólapáginayseñalóconeldedounailustración:dostrapezoides enfrentados el uno al otro por el lado más pequeño. La figura tenía este pie:«Características del canal de flujo para la expansión y compresión del flujo subsónico ysupersónico».

—Aquíestá—dijotriunfante—.Larespuestaanuestrasdudas.¿Esquenoloves?—¿Quésesuponequedebedeser?—Estudiélailustración.—¡Mira, hombre! Así es como funciona una tobera, y de ahí la razón de su diseño. ¿Te has

molestadoenleerlodelastoberasDeLaval?Esosílohabíahecho.ElingenierosuecoCariGustavdeLavalhabíademostradoqueañadiendo

uncanaldivergenteauntoberaconvergente(laqueseestrechaformandounagarganta),laexpansióndelfluido(oelgas)quesaledelagargantasetransformaenenergíacinéticadereacción.Dichodeotromodo,elgassaledelconductomásdeprisadecomohaentrado.LeexpliquéaQuentinloquehabíaentendidoyélasintióconlacabeza.

—Sí.Muybien.—Entoncesdeberíamosconstruir…Quentinadoptóunamuecatípicamentepresuntuosa.—ToberasDeLavalcalculadasalmilímetro.Silohacemos—añadióretrepándoseensusillay

blandiendosuemparedadodesalchicha—,conseguiremosquenuestroscohetessubanavariosmilesdekilómetros.—Diounmordiscogigantescoymasticóconairereflexivo.Untrocitodelechugaselepegóalacomisuradelaboca.

—Siaprendemosaresolverestasecuaciones—apuntillé.—Asíes.—Quentinasintió—.Eltrucoestáahí.Despertédenocheenmediodeunterremoto.Losperrosde todoelvallenodejabande ladrar,

aullarygañir.Sonóelteléfonoenlahabitacióndepapáyoílospasosdeeste.Bajócorriendoporlasescaleras, looí descenderpor los escalonesque conducían al sótano.Measoméal exterioryvi a

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papátomarelsenderodelaminaatodocorrermientrasseibaponiendolachaqueta.Sedetuvounavez,tosióysiguiócorriendo.

Laminaestabailuminadaporunosgrandesreflectores.Seoíaelmurmullodelagentehablandodepatioenpatio,decercaencerca.Mamábajóysepusolabata.Jimyyo,conlosabrigossobreelpijama,laseguimosalpatio.VimosalaseñoraSharitzalotroladodelacerca.Unruidomuyfuerteprocedíadelamina;esosignificabaquehabíareventadounpilar,oquizámásdeuno.Recordéloquepapámehabíadichoaqueldomingoenlamina,laenergíaqueseconcentrabaenlospilaresdebidoalas toneladas de roca que soportaban. Pero también me había dicho que estaban pensados paraaguantaresepesoyqueparaqueexplotasenhabíaquehacer loscálculosmuymal.Me llevéamimadreaunladoyledijeloquesabía.Ellamemiróconhosquedad.

—Tupadreseocuparádetodo—dijo.—Algonoandabien—señalé—.Estonotendríaquepasar.Mamásemostróexasperadaportenerquehablardeello.—Sonny,hevividocercadelasminasdurantetodamivida.Loquetendríaquepasaryloqueen

realidadpasasondoscosasdistintas.¿TúcreesquePoppyesperabaquedarsesinpiernas?—Peropapádijoquesiloscálculossoncorrectos…—¿YnocreesqueWernhervonBraunhacebien suscálculos?—inquirió—.Sinembargo, sus

cohetessiguenexplotando.Mamásearrebujóensubata.Losperrosdejarondeaullarporfinyselimitaronalloriquear.La

gente volvió a sus casas. Aunque papá no apareció al día siguiente, sabíamos, porque el club delchismorreoseocupódedifundirlanoticia,quenohabíaheridosyquesólohabíaexplotadounpilar,enelfrentedecortemásalejado.Papáhabíabajadoalpozoconelequipoderescate—sellamabanasí mismos los Comedores de Humo— yendo directamente hasta el lugar de la explosión por sialguienhabíaresultadoherido.Meenterédeesocuandomamáprotestó.Yoestabaenmilaboratorioylesoídiscutirenlacocina.

—No tenías que hacerlo, Homer—dijo ella, subida a la escalerametálica desde donde estabapintandosucuadro.

—Peroyoadiestréaesoshombres,Elsie.—Entoncesdejaquehaganloquelesenseñaste.Deberíasmantenertealmargen,comoelseñor

VanDyke.—Túnoloentiendes.—Homer—suspirómamá—,sihayalguienqueentiendoenestemundo,eseerestú.

Elsábadosiguiente,undíadespejado,fríoyconbrisa,colocamoselAukXVenlaplataforma.Ungrupitodegenteaguardabaexpectanteenlacarretera.BasilestabasentadoenelcapódesuEdsel.Mesorprendióvertambiénaalgunasanimadorasconsustípicaschaquetasdepiel,algomásalejadas.Meaproximé a ellas cuando vi a Valentine Carmina, absolutamente despampanante en su falda negraceñidaysujerseyblancoconcuellodepico.

—Nopodíaperdérmelo,Sonny—dijoconcoqueteríamientrasmeapartabade lasotraschicas.Estabanfumandoyenseñándoleseldedomedioaunoschicosqueleschillaban—.Estaschicas,no

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puedollevarlasaningunaparte—añadió.—Mealegrodeverteaquí,Valentine—dije,conunrepentinoaccesodecalor.Mehabíatomado

delbrazoyahoraloteníacasienterradoentresuspechos.Porfinmesoltó.—Sonny,hedeconfesartealgoyvoyahacerlo.SéqueestáslocoporesaDorothyPlunk,pero

parecequeellanotehacenicaso.Alguientanguapocomotúnodeberíaaguantareso.—Meguiñóunojo—.Temerecesunachicaquetevalore.Bueno,novoyadecirquiénpodríaseresachica,peronoestaríamalquemirarasatualrededor.

RoyLee se acercó a nosotrosmientras yo trataba de pensar alguna respuesta. Sentí que semehabíahechounnudolalengua.

—Lamentointerrumpir—dijoRoyLee—,perohemosvenidoalanzaruncohete.—Tiródemimano,llevándomeconél—.Esosíqueesunamujer—mesusurró.

Procuréaclararmelasideas.LuegomepreguntésiRoyLeehabríaestadohablandoconValentine.Antesdequetuviesetiempodeacusarlodenada,oíloschillidosdeQuentin.EstabaprobandounodelosteléfonosdeminaqueO’DellyRoyLeehabíanobtenidoenlacuadradelosmulosyque,comorecordé en ese momento, aún le debíamos al señor Van Dyke. Era la primera vez que losprobábamos. Sherman y O’Dell se habían pasado la mañana tendiendo hilos telefónicos yconectándolos a viejas baterías de camión que el padre de Emily Sue les había proporcionado.Cuandoentréenelblocao,oíungraznidoquemesobresaltó.

—Aquíblocao—dijoShermanporelteléfono.Luegoescuchéquedecían:—¡Funciona,funciona!NosturnamosparahablarconQuentin.—¿Estáslisto?—pregunté,excitado.—¡Listo!Roy Lee salió del blocao e izó la bandera de la AMBC. Yo empecé a contar cuando volvió,

mientrasShermanseguíaalpiedelteléfonoyQuentincontabaalaparqueyo:—Diez,nueve,ocho,siete…Alllegaracero,arrimélaspuntaspeladasdeloscablesdeencendidoalabatería.Seprodujouna

chispaaltocarseloscablesyelAukXVIsaliódisparadodelaplataformaysedeslizóporlabarradeguiadoenlínearecta,dejandoensuascensiónunaesteladefuegoyhumoquenospermitióseguirsutrayectoria.Cuandonoeramásqueunpuntitoenelcielo,seinclinóligeramenteeinicióeldescenso.Oíunsatisfactoriogolpesordocuandochocócontraelcisco.

Lanzamos tres cohetesmás ese día, dos de sesenta centímetros y uno de noventa, elAuk XIX.Todosfuncionaronsinfallos,dibujandohermosastrayectoriaselípticashastatomarcontactoconlaescombrera.Billy apuntó su teodolito desde un punto cercano al blocao yQuentin hizo lomismodesdesucota.Condospuntosdeobservación,loscálculostrigonométricoseranmásprecisos.

Quentincalculóquelosdoscohetesdesesentacentímetroshabíanalcanzadounaaltituddeunosnovecientosmetros, y el de noventa, unos seiscientosmetros, observación que confirmó nuestrassospechassobre la relaciónentreel tamañodelcoheteysucomportamiento.Tratándosedealtitud,más grande no siempre quería decir mejor. Basil estuvo todo el tiempo a nuestro lado, tomando

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notas.Oíunbocinazoyviquelasanimadorassemarchaban.Unadeellasagitabaalgodecolorrosapor

laventanilladeatrás.Eranunasbragas.—No sé cómo las tías pueden ponerse semejantes cosas —dijo Quentin mientras los demás

mirábamosboquiabiertos—.Sondemasiadoresbaladizasparaproporcionarunabuenasujeciónenlaposiciónsedente.

—Cállate,Quentin—leespetóRoyLee.—Ytampocoséporquéllevanmediasentantoqueartículoseparado.Silascombinaranconlas,

ejem,bragas,resultaríamáseficaz.—Quetecalles,Quentin—dijimostodosauna.Basilrió,peroloanotótodo.CuandoregresamosamicasaparacelebrarunareunióndelaAMBC,mihermanoJimnosmiró

malhumoradodesdeelsofádondeestabamirandolatele.—¿Por qué no os vais a otro sitio, caguetas?—nos soltómientras nos poníamos a charlar de

cohetes.QuentinteníaunejemplardelMcDowellCountyBannerenelquesalíaelúltimoartículodeBasil

sobreloscoheteros.Jimseloarrebató,echóunaojeadaylotiróalsuelo.—Noentiendocómoalguienpuedeinteresarseporunosmemoscomovosotros.¿Quedisparáis

cohetes?Bueno,¿yqué?—Haymultituddeformasdemostrarenvidia—leespetóQuentin—.Latuya,Jim,eselemental.Jimmemiró.—Hazqueelimbécildetuamigoretireloquehadichooleaplastolacabeza.Quentinsepusoahacerfintas.—Vamos,grandullón.Cuandotúquieras.—Puedoacabarcontigoconunamanoatadaalaespalda—dijomihermano.—Yyopuedovencerteconmediocerebroatadoalamía—seburlóQuentin.Jimselevantófuriosodelsofá,meapartóbruscamenteyfueaporQuentin,peroRoyLeesepuso

delante.AunquemihermanopodíaaRoyLee,mediotiempodeplantarmeasulado.LosdosjuntoséramoscapacesdeinfligiraJimalgúndaño,aunquenodemasiado.

—Caguetasmocosos—mascullómihermano,volviendoalsofá.—Larguémonos—susurréaloídodeRoyLee.Entreél,Sherman,O’Dell,Billyyyoprotegimos

aQuentin,queseguíafarfullandoinsultos,hastallegaramicuarto.Chippersecolóconnosotrosytrepó a las cortinas de la ventana. Les pasé el libro sobre cohetes y los invité a quemirasen laspáginasdeecuaciones.

—Parasacarpartidodeestelibrotendremosqueaprendercálculo—anuncié.—Yecuacionesdiferenciales—añadióQuentin.—¿Estáis locos?—exclamóRoyLee—. Pero si apenas podemos con los deberes que nos dan

ahora.—Noobstante—sentencióQuentin—,hayquehacerlo.—Yoquieroaprendercálculo—dijoShermansinmás.O’DellyBillyestuvierondeacuerdocon

él.—HeaquíungrupitodepalurdosdeVirginiaOccidental tratandodeconvertirseenEinstein—

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comentóRoyLeeentonodesorna.—EnWernhervonBraun—lecorregí.—Qué más da —replicó él, pero por el modo de decirlo supe que en el fondo estaba con

nosotros.

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15-Lapolicíaestatal

ElseñorHartsfieldempujóellibrosobrelasuperficiedesumesa.—¿Me interrumpen por esta tontería? ¿Cómo esperan aprender cálculo si no entienden el

álgebra?—Esoibadirigidoamí.Losdemáshabíansacadodiezenálgebra.—Señor,latrigonometríalahemosestudiadosolos—intervinoQuentin,ylemostróellibrode

Jake—.Lonecesitábamosparaaveriguarlaalturaquealcanzannuestroscohetes,peroelcálculonopodemosaprenderlosolos.Paraesonecesitamossuayuda.

ElseñorHartsfieldmirócompasivoaQuentin.—Quizás usted sí consiguiera asimilar algo—dijo. Sacudió la cabeza y añadió—:No, eso no

tienesentido.—Se trata de mejorar, señor Hartsfield—expliqué yo—. Velamos por nuestro futuro, ¿no lo

comprende?El señor Hartsfield pareció ablandarse, sus ojos se volvieron acuosos y brillantes, pero de

inmediatovolvióasuacritudacostumbrada.—Heoídohablardeesoscohetes,señorHickam.ElseñorTurnermelohacomentado,ynoen

términoselogiosos.—¿YsiobtuviéramospermisodelseñorTurnerparaqueustednosenseñara?—pregunté.ElseñorHartsfieldcasillegóasonreír.—YoharéloquemedigaelseñorTurner,comoesnatural,perocomprenderánustedesqueesta

clasequemepidenespurautopía.—¿Porqué?—inquirióBilly.—PorqueestoeselinstitutoBigCreek—respondióelseñorHartsfieldconunsuspiro—.Sifuera

elinstitutoWelch,esposiblequeelsuperintendentedelcondadoloaprobara,peroaquíno.Somosuninstitutodefutbolistasydemineros,ysiemprelohemossido.

Estábamosindignados.—¡Esonoesjusto!ElseñorHartsfieldlevantólosojosconexpresiónsevera.—¿Quiénleshadichoaustedesquelavidaesjusta?—preguntó.

—Vaya, el chicode labomba—dijo el señorTurnerdesde sumesa—.Ah,y la señoritaRileytambién.Esperoquenoseaparadecirmequehahechoustedvolarporlosaireselauladequímica.

LaseñoritaRileyleexplicónuestrasintencionesylemostróellibrosobrecohetes.—Loschicosselotomanmuyenserio,señorTurner—repuso.—¿DebosuponerqueelseñorHartsfieldhaaccedido?—preguntóél.—Nosdaráclasessiusteddasuvistobueno—contesté.—Muy astuto, señor Hickam—observó el señor Turner, enarcando una ceja—. ¿Y usted cree

realmentequeesunabuenaidea,señoritaRiley?—Sí,señorTurner.—Veoqueambostienenmuchoqueaprendersobredireccióndecentrosdocentes—dijoelseñor

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Turner tamborileando con los dedos sobre la superficie de su mesa—. No podría permitir estecursilloaunquequisiera.Primerotendríaqueaprobarloelsuperintendentedelcondado,ylesaseguroque no lo haría. «¡No te des tantas ínfulas,Turner!»,mediría.—Nosdespidió con un gesto de lamano—.Estodo.Puedenretirarse.

LaseñoritaRileydiosuclasesinelentusiasmoacostumbrado.Mamáhabríadichoque«teníaungenioirlandés»,ypuestoquelaseñoritaRileyerairlandesa,presentíquepodíaserpeligrosa.Cuandomedirigíaalaclasedeliteratura,lavisalirdelasaladeprofesoresseguidadelseñorHartsfield,queibamirandoelsueloymeneandolacabeza.Alverme,laseñoritaRileymeguiñóunojo.

Al día siguiente, en clase de mecanografía, nos llamaron a Quentin y a mí para que nospresentásemosanteelseñorTurner.Claramentenerviosa,laseñoraTurner,queademásdeesposadelseñorTurnererasusecretaria,saltódesusillacuandollegamosnosotros.Noshizopasar.Juntoalaventanadeldespachodeldirectorhabíadoshombresconeluniformedelapolicíaestatal.

—Sonellos—dijoelseñorTurner,yalinstantesupequeestábamosenunbuenlío.Los policías se veían enormes y amenazadores en sus uniformes grises. Uno de ellos se nos

acercóconuntrozodemetalchamuscadodelqueemergíanunasaletas.—¿Reconocéisesto,chicos?Nosloquedamosmirando.—Esdeustedes,¿verdad?—preguntóelseñorTurnerentonoamenazador.Quentinfueelprimeroenrecobrarsedelsusto.—¿Puedoinspeccionarelartefacto?—pidió,ycuandoelpolicíaselopasó,sepusoaestudiarlo

—.Muy interesante—comentó dirigiéndose a mí—. Fíjate cómo van sujetas las aletas. ¿Lo ves?Llevanunosmuelles.¡Muyingenioso!

—¿Quées?—pregunté,recuperadayalacapacidaddehablar.—Vamos,chicos—dijoelseñorTurner—.Diganlaverdad.Yocreoquesabenmuybiendequé

setrata.Esunodesusllamadoscohetes.—No,señor—respondí—.Sinembargo,estasaletas…—Nosabíamuybienquéestabamirando,

pero,encualquiercasoqueríacomparareláreadelasaletasconeláreadeltubo.Sospechabaquedeahípodíasacaralgunaenseñanza—.¿Noslopodemosquedar?

Elpolicíamearrebatóelcilindroconexpresióndefuria.—¡Claroqueno!¡Sonpruebas!Estecoheteprovocóunincendioforestal.EnDavysehaquemado

mediamontañaylasllamasllegaroncasialascasasdelaautopista52.Recordé haber leído algo en elWelch Daily News. Se hablaba de que podía ser cosa de un

pirómano.—¡Nosotrosnohemossido!—chillé.—Estoyalcorrientedevuestrasandanzasporesteperiodicuchodecolmado—intervinoelotro

policía, haciendo caso omiso demi negativa. Tenía la cara cuadrada y unamirada escrutadora—.Soislosúnicoschicosdeestecondadoquedisparancohetes,demodoquetienequehabersidocosavuestra.—Sesacóunasesposas—.Vamos,andando.HemosdellevarosaljuzgadodeWelch.Estáisoficialmentearrestados.

—Haydosmuchachosmásmetidosenesto—dijoelseñorTurner—.Losharéllamar.DeprontoapareciólaseñoritaRiley.

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—¿Porquéasustanaestoschicos?—inquirió,situándoseentreelpolicíadelasesposasyyo.—Hanintentadoquemarmediocondado—respondióél.—Conestecohete—puntualizóelotropolicía.—¿Dóndefueeseincendio?—preguntóella.—EnDavyMountain.EstáentreCoalwoodyWelch.LaseñoraTurnerentróeneldespachoconunmapadelcondado.Miróasumarido.Élsabía(yla

señoraTurnersabíaqueéllosabía)quelaseñoritaRileyhabíavenidoarescatarnosainstanciasdeella.

—Quizálessirvaesto—dijo,yluegoseretiró.Siunacosaestabaclara,eraqueencasadelosTurnerhabríalío.

—Acércateydinosdóndeestásituadavuestrabasedelanzamiento—mepidiólaseñoritaRiley.Desplegó el mapa sobre la mesa del señor Turner, llena de documentos pulcramente

amontonados. El señor Turner se levantó, estupefacto ante la iniciativa de la señorita Riley, y sesacudióunapelusaimaginariadesuchaleco.

MeinclinésobreelmapaybusquéCoalwoodcondedotembloroso;luegoseguíladireccióndelvallehastallegaralríoBigBranch.

—Aquí—dije,señalandoloquellamábamosCaboCoalwood.LospolicíasmiraronelmapayunodeellosplantósumanazasobreDavyMountain.—¡Yaven,asólodoscentímetros!—Uncentímetrorepresentaseiskilómetrosenelmapa—dijolaseñoritaRileyconsarcasmo.Quentinestabaexaminandoeltubo.—¡Peroclaro!—exclamó—.¡Cómonomehedadocuentaenseguidaalverestasaletas!Llevan

muellesporquetienenquesoltarsecuandoesteartefactosaledeltubodealmacenamiento.Todoslospresentessevolvieronhaciaélsincomprenderdequéestabahablando.—Esunabengalaaeronáutica.Yameparecíaamí.Haceunpardemesesestuveleyendounlibro

sobreproteccióncivilaérea.—Quentinexaminórápidamenteelplano—.Aquí.EstoeselaeródromodeWelch,justoalladodeDavyMountain.¡Seguroquelabengalacayódeunavión!

Lospolicíasmiraroneltuboyluegoseloquitarondelasmanosyloexaminaronunpocomás,abriendo y cerrando las aletas.A continuación semiraron el uno al otro.Después nosmiraron anosotrosytodosnosvolvimoshaciaelseñorTurner,quienparecióencogerseantenuestrasmiradas.

Porúltimo,elseñorTurnerhizogirarelmapaconcuidadoyloexaminóporencimadesusgafasdemedialuna.Seenderezó.

—Creoqueserámejorquesevayan—lesdijoalospolicías—.SeñoritaRiley,¿quierehacerelfavordequedarse?Yustedesdos…—Sentíquemeatravesabaconlamirada—.Sinomeequivoco,deberíanestarenclasedemecanografía.

Unasemanadespués,elseñorTurnervolvióallamarnosasudespacho.Estaveznohabíapolicíasestatalesesperándonos.ElseñorHartsfieldlevantólacabezaalvernosentrar.

—BigCreeksebrindaahaceruncursillodecálculo.Laprimeraclaseempezarádentrodedossemanasyestarálimitadaaseisalumnos.Elsuperintendentedijoquecinco,peroinsistíenquefueranseis para que todos los miembros de su club de bombas pudieran participar. Se pondrán encirculaciónunospapelesparaapuntarsealcursillo.—Selevantó—.Muybien,yapuedenmarcharse.

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Hanconseguidoloquequerían.¡PeroserámejorquenohaganperdereltiempoalseñorHartsfield!Alcabodeunosdías,cuandofuiconvocadodenuevoaldespachodelseñorTurner,esteteníalas

manosdobladassobresuescritorioysuexpresióneratétrica.—Leaviséquesólohabríaseisalumnosenlaclase—dijo—,perosehanapuntadosiete.Señor

Hickam,me temoquesusnotasson lasmásbajasde lossiete.—Memiródetenidamente—.Acabausteddeaprenderunagranlección:lavidasueleserirónica.Ustedluchóparaconseguirestasclases,yencambioahoranovaapodertomarparteenellas.

Lacabezamedabavueltas.—¿Puededecirmequiénhaocupadomipuesto,señorTurner?—DorothyPlunk.Salídeldespachodeldirectoryrecorríelpasillo,sintiéndomefrustradoymiserable.Meentraron

ganasdeiraveralaseñoritaRileyeimplorarleayudaparavengartanterribleinjusticia.¿Porquéno siete alumnos en vez de seis? Pero no lo hice. El señor Turner había sido fiel a su palabra.Dorothyteníamejoresnotasqueyoymerecíaelpuesto.Recordéquelehabíaenseñadomilibroyellame había dicho que también quería aprender cálculo. Dorothymerecía esa oportunidad tantocomoyo.

—Yoteenseñarécálculo—meconsolóQuentin.Íbamoshaciaelheladocampodefútbol,detrásdelaseñoritaRileyydetodoslosdelaclasede

biología. El señorMams le había pedido que hiciera un experimento químico relacionado con ladescomposicióndelosmaterialesorgánicos.Quentinmedijoqueinterveníanciertassustanciasqueleinteresabaver.

—Nosé,Quentin—respondí—.¿Porquénoloaprendestúyresuelveslasecuaciones?Paraesonomenecesitas.

—Bobadas—replicó.LaseñoritaRileyformóunmontoncitodepolvogrissobrelahierba.—Estoespolvodecinc—dijo.Luegoechóazufre sobre elpolvoy lomezclóconunpalo—.

Hueleahuevospodridos,¿verdad?Eseldióxidodeazufrequeseliberadelareacciónquímicadelmaterial orgánico en descomposición. Esto va a oler igual demal.—Acercó un fósforo largo almontoncitoydeprontolasustanciacomenzóahervir,despidiendoluzyhumo.

—Puaj—gruñeron los otros chicos, tapándose la nariz.Tenían bastante con eso.Empezaron apatearelsuelo,tiritandodefríohastaquelaseñoritaRileyloshizovolverdentro.

Quentinyyonosquedamosallí.—Sonny—dijoél—,creoqueyatenemoselpróximopropulsor.Mehabíaimpresionadolaenormecantidaddehumoygasproducidaporlacombinación,pero

estabauntantoconfuso.—Quentin,¿paraquéqueremosunnuevopropulsor?¿Quéhaydemaloenelcaramelodecohete?—Tienessuertedequeyoseaelcientíficodelgrupo,porquesinoaúnestaríaslanzandotubitos

dealuminio.—Quentinpodíaserodiosocuandoseloproponía—.¿Esquenotefijasenlascosas?Novamosasacarmáspartidodelcaramelo.Conélloscohetesnollegaránmásaltodeloqueyahan

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llegado.Necesitamosotropropulsor.Diunpuntapiéalosrestosdelexperimento.—¿Quéhasdichoqueeraesto?—Polvodecincyazufre.—Menudabomba—musité.Quentinladeólacabezayasintiócomoelprofesorqueporfinhaconseguidoqueeltontodela

clasedigalarespuestacorrecta.—Desdeluego—dijo.

Cuando el invierno empezó a suavizarse y la nieve a fundirse, la mina volvió a contratar amuchosdelosminerosquehabíansidodespedidoselañoanterior.LaaceríadeOhiohabíarecibidounimportantepedidoynecesitabagrandescantidadesdecarbón.Porprimeravezenaños,laempresadecidióestablecertresturnosdurantelossietedíasdelasemana.Cochesnuevos,cargadosdealetasycromados,aparecieronfrentealascasasdelosminerosdesdeNewCamphastaFrogLevel,ynuevoscolumpiosdevivoscoloressemecíanen lospatios traseros.Lasmujeresy losniñosvestían ropanueva.Lassalasdeestarestrenabantelevisores,ysobremesitasespecialesaparecieronteléfonosquenoerandelaempresa,sinodelacompañíatelefónica.Papánoparabaentodoeldía,chillandoporelteléfononegroocorriendoa laminaenmitadde lanoche.Mamáseguía trabajandoensucuadro.Estabapintandounacasitaenlaplaya.

Por esa época empezaron a desfilar por mi casa entrenadores de equipos universitarios quetratabandeficharaJim.Apesardesustemores,lasuspensióndeunañonohabíamenoscabadosufama.Cuandoveníanaverlomeprohibíaestarenlasalita,peroyoescuchabaaescondidassentadoenlospeldañosdelvestíbulo.

—Por el amor deDios,Homer, cálmate un poco—oí quemamá le decía a papá en la cocinacuandovinieronlosentrenadoresdelaUniversidaddeVirginiaOccidental—.Tevaadaruninfarto.

—¿Tedascuentadequiénestáennuestracasa?—dijoél.Preparóunabandejaconvasosdetéconhieloycorrióalasala,mirándomealpasar.Lagransonrisaqueexhibíadesaparecióalpercatarsedemi presencia. Supongo que mi aspecto era especialmente lastimoso—. ¿Y a ti qué te pasa?—mepreguntó.

—Noteníabastantenotaparaentrarenelcursillodecálculo—respondí.Leexpliquéloocurridoapresuradamente,porqueviqueestabaansiosoporvolverconlosentrenadores.

Memiróydijo:—Aversi loentiendo.¿Has luchadoporesasclases,yahoraque lohasconseguidonopuedes

tomarparteenellas?—Exactamente—contesté.—¿QuieresquehableconelseñorTurner?Sacudílacabeza.—No.Eldirectorhizoloqueerajusto.—Desdeluego.—Papáasintió—.Mealegrodequeloreconozcas.—Entróenlasaladeestaryal

cabodeunratooísurisa.

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Despuésdelaescalera,enelrellanodearriba,habíaunaestanteríadeseisanaqueles.Encendílaluzdelpasilloymepuseamirarloslibros,porhaceralgo.Entoncesmisojossefijaronenuno.SetitulabaMatemáticasavanzadasyeraunaguíaparaautodidactas.Ellibroestabamuymanoseado.Elíndiceabarcabavarioscapítulossobreecuacionesdiferencialesycálculo.Encontréunanotaenpapelyaamarillento;erancálculoshechospormipadre.Advertíqueteníaenmismanosellibroquepapáhabíaempleadoparaaprenderlasmatemáticasquenecesitabaparasutrabajo.Entoncesmepreguntépor qué no me lo había mencionado. Tal vez, cavilé, él no creía que yo pudiese aprender todoaquello.

ElreverendoLanierhabíadichoenunodesussermonesquecuandosenoscierraunapuertanodebemospreocuparnos,porquealgúndía,sisomospacientes,Diospuedeabrirnosotra.Mimadre,quenuncatuvopaciencia,opinabadeotramanera.«Siunapuertasecierra—medijotraselsermón—,buscaunaventanaysalta».Mellevéellibrodepapá—queahoraeramío—amihabitación.

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16-Unaarrogancianatural

AukXX

Laúltima semanademarzode1958,papáviajó aCleveland (Ohio)para asistir aunaconferenciasobre ingeniería de minas. Él debía hacer una disertación sobre sistemas de ventilación, lo queconstituíaungranhonorparaalguienquecarecíadetítulo.Fueunasensaciónextrañasaberqueélnose encontraba en Coalwood, ni siquiera en Virginia Occidental. El que no estuviese cerca meproducía una inquietud cuyomotivo no atinaba a comprender.Enmis oraciones nocturnas incluíamaquinalmenteapapáymamá,aJim,amistíos,amisabuelos(tantosiyaestabanenelcielocomosi no), a todos los soldados, marinos y marines, aDaisyMae, Lucifer, Dandy, Poteet yChipper.Aquellasemanaañadíunruegoespecialparaquemipadrevolvierasinnovedaddesulargoviaje.

Misoracionesfuncionaronypapáregresóacasaconunabolsallenaderegalos.Paramamá,uncollardeperlasdeimitación;paraJim,unosprismáticos,yparamí,unaplumaestilográfica.Aquellamismanochepapáseasomóamicuartoymepreguntóquéestabahaciendo.

—Estudiocálculo—respondí.Noteníaganasdehablarloconélporqueestabasegurodequeseburlaríademípormalgastareltiempo.

—¿NoeraqueelseñorTurnernotedejabaparticiparenelcursillodecálculo?—dijoentonoacusador.

—Aprendopormicuenta—contesté,yleenseñédemalaganaellibroqueutilizaba.Papáfruncióelentrecejo.—Quécurioso.Norecuerdoquemepreguntarassipodíasusarestelibro.Para despistar, le hice una pregunta cuya respuesta necesitaba saber de todosmodos. Señalé la

ecuaciónquedefiníalapendientedeunalínea.—Noséquésignificaestetriangulito.—Puessinoentiendeseso,noirásaningunaparte—dijo—.Estosellamadelta.Deltasignifica

cambio;ladiferenciaentreunvaloryotroenfuncióndeltiempo.—Seinclinóymesacóellápizdelamano—.Mira,silacoordenadayylacoordenadaxvarían,elpuntoquedescribentambiéncambia.Luego,sicambiaselperíododetiempo…—Dejólafraseensuspenso—.Sinovasalcursillo,¿porquéaprendescálculoportucuenta?

—Papá,CaboCoalwoodestáhaciendoprogresos.Venavernuestroscohetes.Sepusodepie.—Bueno,cuandotengatiempo…—¡Para Jim siempre lo tienes!—exploté, y me sorprendí de mi propia vehemencia—. Ven a

verlo,papá—insistí.Apesardequemeodiéporello,percibíuntonodesúplicaenmivoz.Papáabriólapuerta.—Todavíanoherenunciadoaqueseasingenierodeminas.Podríamostrabajarjuntos.Yomeneélacabeza.—Noquierohacereso.—Mira,cuandoseasmayordescubrirásquehayunmontóndecosasquetienesquehacertantosi

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tegustancomosino.—Sí,esoyalosé…—Peroloqueyopienseteentraporunoídoytesaleporelotro,¿no?—¡Esonoesverdad!¿Cómopodíaexplicarlo?Tratédebuscarlamaneraadecuadadedecirleapapáqueelhechode

queyoquisieratrabajarparaVonBraunnoqueríadecirqueaélledieralaespalda.¿YporquénosesentíatanorgullosodemícomodeJim?Además,JimseibaamarchardeCoalwood,¿ono?

—Nuncaharásnadadeloqueyotepida,¿verdad?—dijo.—Papá,yo…—Noencontrélaspalabras.Memaldijepormitorpeza.Élmemirócontaldesilusiónquelaslágrimasafloraronamisojos.Luegosemarchó,cerrando

la puerta con firmeza.Me sequé una lágrima con lamanga de la camisa. Estabamolesto. ¿Cómodejabaquelaactituddemipadremeafectaradeesemodo?Sabíaqueélnomecomprendía,peroyocreíatenerrazón.ElfuturonoestabaenCoalwood,sinoenotraparte,yeraprecisoprepararseparaello. Así opinaba también mi madre, y mucha otra gente. Pero si yo tenía razón y mi padre seequivocaba,¿porquémesentíatanmal?SiélfueraaCaboCoalwoodyvieraloquehacíamos…

Pese ami enfado, las lágrimas seguían brotando. Como siempre que necesitaba aclararme lasideas,fuia laventanademicuartoymiréalexterior.DaisyMae seacercóamí.Viunosminerossubirporelcamino;susescudillasreflejabanlaslucesdelajaula.Otrosibandebajada,trascumplirconsutarea.Cadaunodeaquelloshombressabíaquiénerayquéseesperabadeél.Mepreguntésillegaríaeldíaenqueyopodríadecirlomismo.Empezabaadudarlo.

Aldía siguiente, cuando lleguédel instituto, encontréunanota sobremimesa:«Ha llamadoelseñor Ferro. ¿Qué tal si avellanamos la tobera, por uno de los dos lados o por los dos? (Sonny,¿sabeslosuficientepararesponderaeso?).Besos,mamá».

Utilicé el teléfono negro para llamar al señor Ferro. Le dije que lo de avellanar la toberameparecía buena idea. Significaba un ahorro de peso, por lo que supuse que ganaríamosunpocodealtitud.

—Loschicospensaronquetegustaríalaidea,Sonny—dijoelseñorFerro—.Enrealidad,Catonyalohahecho.Tienelistouncohetedenoventacentímetros;haavellanadocuarentaycincogradoscada extremo de la tobera. ¿Quieres venir a buscarlo? También nos preguntábamos si habrálanzamientoestefindesemana.

Cuandoledijequesí,elseñorFerrotransmitiómirespuestaasusmecánicos,quesoltarongritosdeentusiasmo.

—¡Dígaleaesechicoqueiremostodos!—gritóalguien,yluegolesoírsimularunacuentaatrás.Bajéenbicicletahastaeltallergrandeymeencontréelcohetesobreunpañoenunamesadela

partedeatrás.Ademásdelatoberaavellanada,elseñorCatonmeenseñósunuevodiseñoparaajustarlasaletasalbastidor.Habíaconstruidounabridaquesobresalíaunpardecentímetrosdelalongitudde la aleta y se doblaba para adaptarse a la curvatura del bastidor. Dos tiras estrechas de acerolaminadoenfríosesuperponíanalabridayservíanparasujetarfuertementelasaletas.

Aunque el diseño era una preciosidad, me preocupó su peso. También me preocupaba que el

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señorCatonhubieraintroducidodemasiadoscambiosalavez.—No,Sonny—dijo—.Sisólohicierasuncambiocadaveztardaríastodaunavidaendarconel

diseñoóptimo.Aunque comprendía su opinión, estaba seguro de queQuentin pondríamuchas pegas.Quentin

preferíaintroducirloscambiosdeunoenunoparaque,sieldiseñofracasaba,supiéramoscuáleralacausaprobable.

El señorCatonempleópintura rojapara escribirAukXX en un ladodel reluciente bastidor deacero,yAMBCenelotro.Elconofrontaltambiénestabapintadoderojo.Sucreaciónteníatodoelaspectodeuntrabajoprofesionaldeprimeraclase.Unavezenelinstituto,loconsultéconlosotroschicos y quedamos en cargar elAuk XX el viernes siguiente con caramelo y lanzarlo el sábado.Quentinvinoacasaenelautobúsparaayudarmeenlatareaysequedóadormirenmicasaafindeponermanosalaobratemprano.CuandovioloscambiosquehabíaintroducidoelseñorCaton,pusomalacara.

—Será un mecánico de primera, pero no sabe nada de principios científicos —dijo—. Siqueremosquesalgabien,deberíamoshacerpruebasantesdeintroducirtantasmodificaciones.

Lecontémiconversaciónconelmecánico.—Creoquetienerazón—aventuré—.Contusistematardaríamosdemasiado.—¿Y cuando este cohete explote y no tengas ni idea de por qué?—preguntóQuentin—. ¿Qué

habrásaprendido?—EnCaboCañaveraldicenqueaprendesmásdeunfracasoquedeunéxito—murmuré.—Entoncesesquenoentiendennada.—¿Piensaslomismodemí?—leespeté—.¿Creesquenoentiendonada?—No,Sonny—repusoconcalma—.Piensoquetienesprisa,peronoséporquérazón.Yosabíacómoanimarlo.—Esverdad,tengoprisa,ytúdeberíastenerlatambién.Vamosaparticiparenlaferiadelañoque

viene.Enrealidad,yoveníapensandoenellodesdehacíatiempo,sobretododesdequelaseñoritaRiley

me preguntara si había decidido algo. Se había portadomuy bien conmigo,me había regalado ellibro,yyoqueríacomplacerladealgúnmodo.Peroloquemehabíaempujadoatomaresadecisiónera la rabia que sentía contra papá. Si ganábamos el certamen, le daría toda una lección y podríapasarlemiscondecoracionesporlasnarices.Encambio,siperdíamosmisituaciónnoseríamuchopeordeloqueera.

Quentinseanimóenseguida.—¿Lodicesenserio?Esestupendo.Loganaremos todo,elcertamendelcondado,elestatal,el

nacional.¡Estoyseguro!Dejélascucharasquehabíaestadoempleandoparamedirlosingredientesdenuestrocaramelode

cohete.—¿Todo,dices?Yopensabaquepreferíashacercadacosaasutiempo.Quentinmemiróalosojos.—Tuspadrespuedenpagartelauniversidad,¿verdad,Sonny?NosabíahastadóndedebíainformaraQuentinsobrelaguerraquelibrabanmispadres.

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—Mamáhadichoalgodeeso—respondíconcautela—.Creoqueintentaráquevaya,siyotengointerésenir.

—Puesmispadresnopuedenpagarmeesos estudios; apenas lesdaparavestirnosydarnosdecomeramíyamishermanas.Delosotrosnosénada,peroestoysegurodequesuspadrestampocovan sobradosdedinero.Sin embargo,me consta, y ellos también lo saben, quede algunamaneratodosiremosalauniversidad.Túereslaclave,Sonny.Eresnuestrobilletealafacultad.

—¿Yo?—Fuecomosimehubieraentregadounsacollenodepiedras—.Mira,Quentin,nosésiconcedenbecasenlaferiadeciencias,inclusoaescalanacional.Sóloobtendremosmedallasycosasporelestilo.Másquenada,setratadelhonordequedarprimeros.

Quentinsacudiólacabeza,siempreensupapeldeprofesorpaciente.—¿Noentiendeshastaquépuntosevaloraránuestraaudacia?¿Todavíanotehasdadocuentade

loqueyahemosconseguido,nosotros,pobreshijosdemineros,perdidosenelquintoinfiernodelamalditaVirginiaOccidental?Quizá no haya premios consistentes en becas, pero el éxito hará quealguienrepareennosotros.Esnuestraoportunidad,Sonny.Lamíaalmenos.

Elimaginariosacodepiedraspesabacadavezmás.YopensabaquenuestroscohetesserviríandepasaporteparaentraratrabajaralgúndíaenCaboCañaveral,peroQuentinestabahablandodealgomuchomásinmediato.Empecéadecirlequeloolvidara,queesonosaldríabien,peroentoncespenséenpapá.Yotambiénteníaunmotivoparaganar,¿no?

Cuandomepusedenuevoapreparar caramelode cohete,me sentí comonomehabía sentidonunca: fuerte, confiadoy colérico, todo a la vez. Fue una sensaciónnatural de arrogancia quemegustó.

—Deacuerdo,Quentin—dije.ElAukXX salió disparado a gran velocidad, ganando rápidamente los treinta, sesenta, noventa

metrosdealturaparaascenderconfuerzahaciaelcieloazuldeprimavera.QuentinyBillysaltaronasusrespectivos teodolitos,perocuandoya teníanelángulodelcohete,esteexplotóyuna lluviademetralla cayó sobre Cabo Coalwood mientras todos corríamos a meternos en el blocao y losmecánicosretrocedíanhacialacarretera.Cuandooímoschocarcontralaescombreraelúltimotrozodemetal,fuimosarecogerlosrestosdelcohete.Losmecánicossecongregaronentornoalblocao.Yo le llevé al señor Caton el pedazomás grande, una sección central del bastidor.Del orgullosorótulosóloquedabalaKdeAukyunadelasdosXdelXX.

—¿Hasidoporavellanarlatobera?—preguntóelseñorCaton.—Nocreo—respondí—.Parecequesehapartidoalaalturadeunterciodelbastidor.—No hay manera de saber lo que ha pasado —murmuró Quentin, trayendo un puñado de

fragmentos—.Cambiódemasiadascosasalavez.ElseñorCatoninspeccionódesconsoladoelbastidor,pasandolosdedosporlosextremosrotos.—Imaginé que nohabría nada tan potente comopara reventar un tubode acero como este.La

presiónnecesariaseríadelordendelosmilcuatrocientoskilosporcentímetrocuadrado,inclusoconlasoldadura.

—¿Quésoldadura?—preguntóQuentin.ElseñorCatonseencogiódehombros.—Utilicé un tubo de acero con una bisagra soldada a lo largo del mismo. En el taller no

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disponemosde tubossincostura.Sondemasiadocaros.Enestosúltimoscohetesutilizamos loqueteníamosamano.—Lediolavueltaalbastidor—.Ahíestálasoldadura.

Al ver un rasgón casi invisible en el empalme comprendí de inmediato cuál era la razón delfracaso.Allídondesejuntabanlosdosextremosdelaláminadeaceroqueformabaeltubohabíaunasoldadurademasiadofrágilparanuestroscohetes.Lapresiónenesepuntoerademasiadogrande.

—Hubiera sido mejor solapar los extremos antes de soldarlos, Clinton —dijo uno de losmecánicos—.Conesohabríastenidocuatroocincomilkilosmásdepresión.

—Sí,tienestodalarazón—convinoelseñorCaton—.Noséenquéestaríapensando.—¿Nohaymaneradeconseguir tubocontinuo,sincosturas?—pregunté,contrariadopor tener

quepensarensoldaduras.—Habría que encargarlo—respondió el señorCaton, indeciso—.Tu padre tendría que dar su

consentimiento.—Estábien—dije—.Yomeocuparédeeso.Adelante.EstabasegurodequenohabíaproblemaenqueelpropioseñorCatonredactaraelpedido.Sipapá

nomedejaba losmaterialesquenecesitaba, losconseguiríadeunmodouotro,yafueraabasedetrueques, engaños o incluso robos.No necesitaba a papá.Dejé que saliera a la superficie hasta laúltima gota de furia y encono. Y en lugar de detestar esa sensación, me recreé en ella. Estabavolviéndometandurocomomipadre.

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17-Valentine

Eralaépocadoradadelrockandroll,inclusoparaloschicosdeVirginiaOccidental.Porlanoche,cuandopodíamoscaptaremisoraslejanas,solíamossintonizarunadeGallatin(Tennessee)queponíadiscosderockandrollnegro.AunquenosotrosnocomprábamoslosproductosdepeluqueríaRezoidRoyalCrownqueanunciabanentrecanciónycanción,adorábamosaChuckBerry,LaVernBaker,losCoasters,FatsDomino,ShirleyandLee,IvoryJoeHunteryJoeTurner.CuandoaparecieronElvis,CariPerkinsyJerryLeeLewistambiénlosescuchábamos,normalmenteenlaWLSdeChicago,peroloquedeverdadnosentusiasmabaeranlosgruposnegrosquesonabanenlaemisoradeGallatin.

YtodoloquepusieraEdJohnson.«¿DóndetocaEdestefindesemana?»eralapreguntaquehacíamostodoslosviernes.EdJohnson

fueelhombrequeguióalosalumnosdelinstitutoBigCreekdurantelaépocadoradadelrockandroll.JohnsonhabíarecorridotodaslasislasdelPacíficocomomarine,desdeTarawahastaIwoJima,ycuandovolvióaVirginiaOccidental,conpocomásdeveinteaños,decidióolvidarcuantoallíhabíavisto.Trabajóuna temporada en lasminasy luegoentró en el instituto en calidaddeguardián.Secasó dos veces y tuvo varios hijos, aunque nunca supimos el número exacto. Posteriormenteabandonaría el estado para mudarse a Florida, donde resultó electrocutado cuando limpiaba unapiscina.Peromientrasestuvoconnosotros,EdJohnsonconstituyó,élsolo,eldepartamentodeocio,consusvaquerosysu jerseydecuelloenpico,poniendoensuequipocaserodealta fidelidad losúltimoséxitos.

El lugar favorito de Johnson para poner sus discos era el Dugout, en realidad el sótano delrestaurante Owl’s Nest, situado en la orilla del río opuesta al instituto. El Dugout apenas teníamobiliario,unosbancosconrespaldoalineadoscontralasparedesyunospilotesrepartidosportodoellocalqueentorpecíanelbaile.Lailuminacióneratambiénescasa,unaspocasbombillasrosadasyazules colgadasdel techobajo.Enun rincónhabía una caldera conunapila de carbón al lado.ElDugoutnoteníanadaenparticularsalvoquenosencantaba.Eranuestrorincóndecielorocanrolero.Unopodíacalcular lashorasquehabíaestadobailandoenelDugout si sequitaba loscalcetinesymirabaelcerconegroquelacarbonillahabíadejadoentornoalostobillos.

Ed desdeñaba la música country y la consideraba una cursilada, y nosotros también, claro.Mezclabacancioneslentasyrápidas.RaramenteponíaalgodeElvis,porqueconsiderabasumúsicademasiadorápidaparabailaryexcesivamentecomercial.Loslentosquemáslegustabanerandeesosque llegan al corazón, comoReturn toMe deDeanMartin, la versión deStardust de BillyWard,ChancesAre,deJohnnyMatis,It’sAllintheGame,deTommyEdwards,ytodolodelosPlatters.AlfinaldesussesionesEdsiempreponíaGoodnightMyLove,deBrookBenton.Escogíalostemasconsumo cuidado. Sus bailes tenían, invariablemente, un inicio caliente a modo de recibimiento, unintermedioabasedecancionesvibrantesymuybailablessalpicadasdetemasrománticos,yluegoelinevitablefinal.Tanacertadaeralaselección,quecuandosonabaGoodnightMyLove lasparejasseagarrabancomosinosóloterminaraelbaile,sinolavidamisma.

Shermansepresentóunsábadodelmesdeabril,diciendoquenecesitabatomarseunrespirodetantocoheteeiralDugout.Meparecióbien.Detodosmodos,yoestabaagotadotratandodeserduroyarrogantecomopapá.Queríacomportarmeotravezcomounchiconormal,irabailaryestarcon

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gentedemiedad.LedijeaShermanquequizápodríamospedirleaJimquenosllevaraenelBuick,perocuandofui

aproponérselo,élyasehabíamarchado.Mamádijoquehabíatardadomásdelacuentaenarreglarseparasucita,asíquelachicadebíadeseralguien«muyespecial».Noselodije,peroparaJimtodaseran«muyespeciales».Mihermanohabíadejadounmontóndecorazonesdestrozadosenelinstituto.

ShermanyyoesperamosalotroladodelagasolinerahastaquealospocosminutosalguiennosdejósubirynosllevóaCaretta.Despuésdehacerdedounratomás,otrocochenosllevóhastaWar.Una vez allí fuimos calle abajo, entramos en el Sweet Shoppe para comer unas hamburguesas yhablarconelbarman,quenosfelicitópornuestrospantalonesnegrosconpinzas,camisasrosadas,calcetines blancos y mocasines marrones. Nos dejamos caer muy ufanos por el salón de billar,jugamosunapartidayluego,yadeanochecida,paseamosporlacalle.SusanLinkous,unachicamuyguapa que estudiaba enWar, nos saludó desde el porche de su casa, y nosotros le respondimos,pavoneándonostodavíamás.

UncentenardemetrosmásalláoímoslamúsicaquesalíadelDugout.Elbailellevabaunahoraenplenoapogeo.Alentrarnosrecibióunavaharadadeairecalienteylavisióndecuerposenlazados,bailando en las sombras. Ed, que conocía a todo elmundo por el nombre de pila, nos saludó. Suúltimapareja,una rubiapreciosa,nosestampóunpuntonegroeneldorsode lamanodespuésdeentregarlenuestrasmonedas.Shermanvioaunachicaquelegustaba,letocóelhombroynodejólapistadebailedurantediezcancionesseguidas.Supiernamalahacíaquesuformadebailarfueseuntantocuriosa,siempreconunpievueltohaciafueraparamantenerelequilibrio,peroesonoimpedíaque laschicasquisierandarunasvueltasconél.Meadentréen laparteoscura;viaEmilySueyaTootsie Rose sentadas en un banco y fui a hablar con ellas. Connie Peery había vuelto de launiversidadybailamosun tema rápidomientras sunovio fumabaen el aparcamientoquehabía alotroladodelrío.Edestabainiciandoelintermedio,discosconritmosvivosymuymarcados.Viquelas animadoras Cathie Patterson y Sandy Whitt estaban bailando con sus parejas. Cathie era unabailarina atlética y enérgica. Su amigo tenía la camisa empapada de sudor. Ella me saludó y yorespondí.Luegogritó«¿Cómovan tus cohetes?»,yyoasentí con la cabeza,dandoa entenderqueibanbien.Meloestabapasandoengrande,todasmispreocupacioneshabíanquedadofueradellocal.Lamúsicayelestarrodeadodeamigosycompañerosdeclaseeraunamedicinaestupenda.

ConelrabillodelojodetectélapresenciadeValentineyBuckTrant.Enlasúltimassemanasmehabíasorprendidoverlossentadosasolasporlamañanaytambiénduranteelalmuerzo.EsoenBigCreeksolíasignificarqueunchicoyunachicaibanenserio.YonopensabaqueBuckfuesenimuchomenoselchicoadecuadoparaValentine.Nohabíamotivoparaestarceloso,claroestá,puestoquemicorazónpertenecíaaDorothy.

Porlovisto,ValentineyBuckestabanriñendo.ElladiomediavueltadespuésdeenseñarleeldedoysalióentrombadelDugout.Buckcorriótrasella,peroEdlodetuvoparadecirlealgoyelgigantóndiomediavueltaysedejócaerrefunfuñandoenunbanco.Ed,muysensiblealasidasyvenidasdelamor adolescente, solía escoger canciones lentas para reconciliar a una pareja, y normalmentefuncionaba. Yo lo vi en más de una ocasión: chico y chica meciéndose con los ojos cerrados alcompásdelarománticamúsicadelDugout.EdnolointentóconBuckTrant,porqueelchiconoeraunodesuspreferidos.Alrato,ValentinevolvióaentrarysacóaBuckabailaruntemarápido.Élla

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siguióaregañadientes,conlasmanazascolgandoflácidasaloscostados.ElamigodeConniehabíavuelto, de modo que Emily Sue y yo bailamos un rápido. También bailé con Becky Hurt, TishHampton,MaryGrigoraci yDanaBeavers.Le pedí un lento aMalveySueHarlowe, una chica dedécimo,yluegovolvíasaliralapistaparabailaruntwistconLuckyJoAddair.Mevirodeadodecuerpos que giraban e inspiré el maravilloso y embriagador aroma del sudor y el perfumecombinados.Shermanhabíadesaparecidoenlooscuroconsuamiga,peroyopermanecíaenlazonailuminada, disponible para cualquier chica que quisiera bailar. De pronto, advertí la presencia deDorothy.

NuncalahabíavistoenelDugout.Seencontrabadepie,sola,juntoalapuerta,vestidaconunafaldanegrayunjerseyverdeclaroporelqueasomabaelcuellodeunablusablanca.Llevabapuestosloszapatosdebailar.Penséqueestabasincompañía,peroentoncesvientrarasuparejadetrásdeella,con las monedas en la mano. Lo reconocí enseguida, reconocí el tupé de pelo rubio con el rizoornamentalalfrente,elgestodedesdénenloslabios,losandaresatléticos.

MihermanotomólaperfectamanodeDorothyyjuntoscaminaronbajolaslucesrosasyazulesyempezaronabailar al ritmodeunode los rápidosdel intermedio, sincopadopor el sonidodemicorazónroto,queibacayendopulverizadoalsuelodecemento.

Ignorocómoconseguímoverlospiesylaspiernas,elcasoesquemellevaronaunbancovacío,yallímequedémientrasJimhechizabaaDorothyconsustrucosdemagiadelantedemisojos.Meconvertí en fascinadoespectador,comounpasajerosupervivientepresenciandoelhundimientodelTitanic. Varias chicas vinieron a pedirme un baile, pero yo no reaccionaba. Estaba demasiadoatareadoenmorirunmillardeveces.Yentonces,ohfatalidad,Edpusounlento,It’sAllintheGame,deTommyEdwards.

Muchaslágrimashandecaer,peroesoformapartedeljuego.TodoestáenesemaravillosojuegoqueconocemoscomoAmor.

DorothysederretíaenbrazosdeJim.Mientrasmiestómagoseencogía,élceñíaconsusmanazasla pequeña y perfecta cintura de Dorothy al tiempo que ella recostaba la cabeza en el hombromusculoso de Jim, con los ojos azul cielo cerrados y una sonrisa de satisfacción en sus labiosperfectos.

Discutesconélytufuturopareceborroso,peroestascosassepuedensuperar.Devezencuandoélnotellama,perotodoformapartedeljuego.Prontolotendrásatuladoconunramodeflores.

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ViqueJimseechabahaciaatráscomosileentregaraunramoaDorothy,ycuandoellaaceptólasinvisiblesflores,sentíquemialmamoríaallímismoyquetodalasangrequehabíaenmicuerposemeibadirectaalospies.Lasensaciónfuedeaturdimientoydeintensodolor.

—Sonny.—EraValentine—.¿Quieresbailar?Levantélavistaymirélamanoquemetendía.Latoméinstintivamenteyelladiounospasoshacia

atrás,haciendoquemepusieraenpie.ValentinechocóconJimyDorothy.Ellaabrió losojoscongestosoñadoryélpusomalacara,peroseapartaronunpoco.Valentinemeechólosbrazosalcuello.Al rato de estar bailando, noté los labios de Valentine rozándome la oreja. Yo ya no pensaba enDorothynienJim.

Prontoestaráatuladoconunramoderosas,ytebesaráenloslabios,yacariciarálasyemasdetusdedos,yossentiréisarrobados.

No recuerdo haber salido del Dugout con Valentine. Cuando después pensé en ello, sí creírecordarqueEdmediounapalmadaespecialyapremianteenlaespalda.Valentineyyotuvimosquecruzar el puente hasta el aparcamiento frente al instituto, pero de eso tampoco me acuerdo. SírecuerdoelviejoDodgedeBuckyqueValentineabriólapuertadeatrás,semetiódentroysetumbóen el asiento, y que luego alargó lamano yme atrajo hacia ella. A continuación cerró todas laspuertasyvolvióatumbarse,sellevólasmanosalapartebajadeljersey,cruzandolosbrazos,yseloquitóporlacabeza.Cuandoloarrojóalasientodelantero,agitóelcabello.Olíaaalmizcleyadeseo.¿Oerayo?Abriólosbrazosymeestrechóentreellos.

Mepareció oír aBuck golpear la puertamientras gritaba algo, pero no recuerdomuchomás.ValentinehabíaencontradolaWLSyelpinchadiscosestabaenplanromántico.

Elamoresunacosamaravillosa.Eslarosadeabrilquesólocreceaprincipiosdeprimavera…

Lasiguientevezquetratéderespirar,sonabaSleep-walk,deSanto&Johnny.LasventanillasdelDodge estaban empañadas, las gotasmás gruesas de vapor dibujaban en ellas translúcidas franjascurvilíneas.DescansésobreValentine,conlamejillapegadadetalmaneraasupechoqueeracomosinoshubieran soldado.Al cabodeun ratomehizo salir del cochey se arrodilló enel asiento.Meabrazóymetocólapuntadelanariz.

—Otrasmujeresseacostaráncontigo,perosóloyohabrésidolaprimera.Noloolvidesnunca.Cuandocerrólapuertasupequeeraelmomentodeirse.Volvíconpasovacilantealpuente,donde

Buckesperabaconlasmanosapoyadasenelpretilylacabezabaja,mirandoelrío.Medetuvejuntoasucorpachóncomosiestuvierasoñando.Aunqueparezcamentira,noleteníamiedo,peseaqueeraevidentequeélsabíaquiénhabíaestadoensucocheconValentine.

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ValentinepusoenmarchaelDodge,diolavueltaypasóporelpuentesinlamenorintenciónderegresarauncuandoelcocheeradeBuck.Éllavioalejarseygimió:

—Ay,cuántomegustaesachica.Derepentesentílástimadeél.Bucksehabíaquedadosinjugaralfútbol,siniralauniversidady

probablementesin laposibilidaddeseralgomásde loqueerahastaelmomento.Quisedecirle lomuchoquelosentía,consolarlodealgunamanera,hacerleverlascosasconotrosojos,peseaqueerayoquienhabíaestadoconsuchicayensucoche.Sólosemeocurriódarleunapalmadaenelbrazo comodiciendo «ya, ya»,mientras él se tapaba la cara con lasmanos y se ponía a sollozar.Estuve a su ladohasta que semeocurrióque en cuanto terminarade llorar,Buckpodía lanzarmepuenteabajo.Huíhacialaoscuridad.

EnelDugout,EdhabíapuestoyaGoodnightMyLoveyel localestabavacío.Shermansehabíaido.MiréelrelojquehabíadentrodelOwl’sNestymesorprendióverqueeramásdemedianoche.El aire olía a tormenta.Mientrasme apresuraba por la acera noté las primeras gotas, y a lo lejosdiviséunrelámpago.Alacercaseuncochelevantéeldedo,yelcochesedetuvo.Eranlasdosdelamañana cuando otro coche me llevó hasta Coalwood. La lluvia azotaba el valle y los truenosretumbabanenlasmontañas.

Lazonadelvolcaderomeparecióextrañamente iluminada,comosiungran reflectorapuntaradirectamentealpozo,cuandopaséencocheporallí.Despuésviquehabíaluzentodoslosporchesdelvalle,yunasformasoscurasdepersonasquesedirigíanhacialamina.Lapuertaposteriordemicasaestabaabierta.Entréconcautelaymeencontréamamásentadaalamesadelacocina,frenteasucuadro inacabado.Memiróa losojosymehablócomosiyo fuerael cancerberodelmismísimoinfierno.

—Túnovasalamina—dijoentonosolemnemientrasunrayohendíaelaireyteñíasucaradeunblancoazulado—.Hagasloquehagaselrestodelanoche,túnovasalamina.

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18-Elhundimiento

Finalmente conseguí que mamá me dijese qué había pasado. Tres horas antes, los rayos habíanalcanzadodosdelosventiladores,ymediahoradespuéssehabíaproducidounhundimientocercadeltajo. Luego, cómo no, había sonado el teléfono negro y papá supo que había heridos, algunosmineros atrapados, y que elmetano debía de estar filtrándose. Si los ventiladores no funcionabanpronto, era probable que se produjera una explosión que afectaría a la totalidad de lamina. Papáordenó que todo el que pudiese acudiera al pozo y luego colgó el auricular y bajó corriendo alsótano.

—Ledijequenolohiciera—selamentómamá—,queyaseocuparíaelequipoderescate.Perono;élesasí.«Hedeir»,medijo,yyolecontestéqueloquepasaesquenosoportaquenadieentreensupreciosaminayhagaalgosincontarconél.

Mamá me dijo entonces que aquellas no eran horas de llegar a casa, pero que no iba apreguntarmedóndehabíaestado.

—Veatucuartoyacuéstate.Jimyaestáenlacama.Loqueocurraenesehoyoinmundonoosconcierneaningunodelosdos.

Obedecí, subí ami cuartoymirépor laventana.Pasabancochesy camiones endirección a lamina. Después vi una ambulancia que bajaba por la montaña desde Welch. Seguía tronando yrelampagueando,ylalluviaeraunacortinadeaguaenmovimiento.Lagentedelpueblopasabaconparaguasyelcuellodelabrigobiensubido.

Nopudesoportarquedarmeenmihabitaciónsabiendoloquesucedíaenelpozo.Abrílaventana,trepéaltejado,mecolumpiésobreelretalloyluegosaltésobreunalféizar,ydeallíalpatio.Unavezen la calle, me mezclé con la gente que iba hacia el volcadero. Casi todo el mundo se habíacongregadoenlamina.Habíanlevantadounabarreraconcaballetesparaserrar,ylasmujerescuyosmaridosestabandentroaguardabanenprimerafila.Oídecirqueelequipoderescatellevabavariashorasabajo.Desdeentoncesnohabíahabidonoticias.

Observédesdelassombrasdelacasetadebaños.Mimenteerauntorbellinodetantascosascomohabíansucedidoenunanoche.DeDorothymehabíaolvidadoparasiempre,yanoseríaparamíloquehabíasidoantesdeverlaconJim.LoshombresymujeresdelEjércitodeSalvaciónrezabancontodoaquelquepareciesenecesitarlo.PenséenValentine,peronomecausóningúnplacer.Miprimeraexperienciaconunachicaestabateñidadetristeza.Valentinemehabíaamadoporcompasión.

EldoctoresperabaenlaambulanciayelseñorVanDykeobservabadesdeelporchedelaoficinadepapájuntoaungrupodecapataceseingenieros.Jaketambiénestabaallí.Juntoalospadreshabíaniñospequeños, tanestoicosycalladoscomo losadultos.Unbebégimió tras loscaballetes,yunaseñoradelEjércitodeSalvaciónlomecióenbrazosmientraslamadresederrumbabaenbrazosdeotramujer.

La tormenta amainó y se produjo un murmullo de nerviosismo cuando rechinó la polea yaparecióelelevador,peroenélsólo ibanalgunosde loshombresqueseencargabandelpolvoderoca.Informaronqueelequipoderescatehabíaconseguidoaproximarsealtajoperoqueunhombrehabíaquedadoatrapadoyestabanintentandosacarlodeallí.Esodioalamultitudalgoenquepensar.Salí de la caseta para escuchar a dos jubilados que, entre resuellos, querían explicárselo todo al

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doctor.—Primerolevantaránesarocaamano,Doc,yluegoataránuncableeintentaránapartarlaconun

motor.—¿Yporquénotiranunbarreno?—quisosabereldoctor.—No, imposible,esopodríahacerexplotarelgrisú—respondióelmineromásviejo—,oque

cayeraelrestodeltecho.No,loúnicoquepuedenhaceressacarlosarastras.—¿Cuántopuedentardar?—Unpardehoras,talvezmás.Dependedecuántarocahayacaído.Esosmuchachosaúntienen

unaoportunidadsipuedenentrarahíatiempo.Conelsistemadeventilaciónquetieneestaminahayairedesobra.Dicenquelosventiladoresestánatorados.Sólotienenqueabrirunpequeñoagujero.Sí,doctor,aúnhayunaoportunidad.Espereyverá.

Unahoradespuésdejódellover,lasnubessealejaronylasestrellasempezaronaparpadear,fríasydistantes.Labrisaagitólosárbolesjóvenesquecrecíanenlaladera,peroyo,comotodoelmundo,estabapendientedelsilenciosovolcaderoydelainmóvilruedadelapoleadelelevador.Parecíaqueelpozosuspirabacadavezquesurgíaunpocodevapor,comosifueraunsusurrodeanticipación.Elseñor Van Dyke volvió a salir al porche tras hablar por teléfono, y un rumor corrió entre losreunidos: un miembro del equipo de rescate estaba herido, pero habían logrado pasar. Habíanencontradovarioshombresmuertos.Lasesposasqueesperabanantelabarrerabajaronlacabezayrezaronensilencio.Lapolearechinóytodoelmundoobservócómoempezabaagirarlentamente.Eldoctor y los reverendos Lanier y Richard se aproximaron a la bocamina y permanecieron allímientras el cable, rígido, seguía deslizándose. La gente se puso tensa, pues sabía por instinto queaquelloeraloquehabíanestadoesperandotodoeltiempo.

Enlajaulaviadosmiembrosdelequipoderescate,identificadosporlascrucesverdespegadasasuscascos.Conellosibaunacamillasobrelaqueyacíauncuerpocubiertoconunamantagris.Unmineroabriólapuertaparaquepudieranbajarlacamilla.Eldoctorlevantóunaesquinadelamanta,sequitóelsombreroydijoalgoa lasesposas.Seabrióuncaminoentreellasyunamujer,quesearrebujabaensuviejoabrigocomosi tuvieramuchofrío,caminódignamentedetrásde lacamillahasta la ambulancia. Cuando pasó bajo la luz de la caseta de baños, vi que se trataba de MaryBykovski.Nopudecontenerelquejidoqueescapódemislabios.«Dios,porfavor.Queacabedeunavezestapesadilla»,pensé.

Echéaandarhaciaella,perounavozmedetuvo.—No—dijomamá—.Ahorano.Cuandosalióde laoscuridad,meatravesócon lamirada.Quisedecirle algo, seguramenteuna

súplicacobardeparaqueentendieramifalta,peroantesdequeabrieralabocamediounbofetóncontodassusfuerzas.Metambaleé;lamejillameardíaynopudecontenerlaslágrimas,queerantantodesorpresacomodedolor.

—¡Tedijequenovinierasaquí!—gritó,conrabia.Yomemantuvefirme.—Estabapreocupadoporpapá.—Noescierto—replicóentredientes—.Túnotepreocupasmásquedetimismo.¡Túsiempre

hassidounegoísta!—Diomediavueltaysealejóhacialamuchedumbre,perdiéndosedevista.

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Meapoyécontra laparedde la caseta, con lamanoen lamejilla.Enmicerebro resonabaunapalabra:«Egoísta».LaambulanciaquellevabaalseñorBykovskisepusoenmarchayempezóabajardespacio por la colina.Al verla, recé: «Hazquenoduelamás.Dios, ten piedad, haz que noduelamás».Laspalabrassemeatascaronenlagarganta.ElcuerpodelseñorBykovskiestabaenaquellaambulanciaymioraciónhabíasidopormí.Mamáteníarazón.Siemprehabíasidounegoísta.Otromotivoparasentirascodemímismo.

Lapoleadel elevador rechinódenuevoy lasesposasqueesperaban seestremecieroncomosisoplaraunvientohelado.Trasunaeternidadaparecieronfinalmenteunosdocehombresconlacaranegracomoelcielonocturno.Unmiembrodelequipode rescatepusoelpieen tierra.Miróa lasmujeres.

—Estántodosvivos—dijoenvozalta.¡Todos vivos!Lasmujeres volcaron la barrera de caballetes para ir con susmaridos.Algunas

cayeronalsuelo,peroselevantaronyseecharonenbrazosdesushombres,ajenasalcarbónuntuosoqueensuciabasusropas.Losniñosseaferraronalaspiernasdesuspadres.

Entoncesviapapá,quesalíadelelevador.Nollevabacascoyunavendaensangrentadacubríasuojoderecho.SeacercóalseñorVanDyke.Elsuperintendentegeneralbajódelporcheyleestrechólamanoconsolemnidad.Todoelequipoderescatelorodeó,dándolepalmadasenlaespalda.Élaceptósusparabienesysealejótorpemente,comosilasbotaslepesaranhorrores.Mimadreseapartódelosdemás,peronofuehaciaél.Yocreoquesabíaqueparapapáeraimportantellegaracasaporsupropiopie.Esperéaquehubieranalcanzadolacarreterayluegolosseguí;aúnmedolíalamejilla.

Mamáypapáestabanenelsótano—oícorrerelaguadeladucha—cuandoentréencasayfuiami habitación. Les oí subir por las escaleras y luego el quejido del somier al ceder cuando él seacostaba.Mamáfueabajo.

Entoncessonóelteléfononegro.Mepareciódiezvecesmásruidosoquenunca.Mamácorrióalvestíbulo,peroenvezdedescolgarlaoíarrancarelteléfonodelaparedyarrojarloalpatiodeatrás.Salídemihabitación,pensandoquepodíahabersehechodaño.

Elteléfonoseguíasonandoenelcuartodepapá.Ellasubióporlaescaleradedosendos,apartóaJim,queestabamediodormidoynosabíaquéeratodoaquelalboroto,merozóalpasarpormilado,entróenelcuartodepapá,abriólaventana,arrancóelteléfonoyloarrojófuera.

—Veabuscaraldoctor—meordenó.Bajéporlaescalera,peroeldoctoryahabíallegadoysedisponíaasubir.Amínomedijonada,

aunqueabrazóamamá.—Todoirábien,Elsie—latranquilizó.—¿Apartirdecuándo?—preguntóella.Entraronenelcuartodepapáycerraronlapuerta.Cuandosalióeldoctor,Jimyyoestábamosesperandoenelpasillo.Habíamospermanecidotodo

elratosinhablar.Noteníamosnadaquedecirnos.—Le he dado siete puntos de sutura en la frente —nos informó el doctor—. El cable que

utilizabanparasacaraloperariosepartióylogolpeóenlacabeza,contantafuerzaquelepartióelcasco.Probablementeperderáelojoderecho.Mañanaharéquelollevenalhospitalysabremosmáscosas.—Fuehastalabarandillaysevolvió—.Estanochepodíanhabermuertodoceminerossinohubiesesidoporvuestropadre.Esalgoquetodohijodeberíasaber.

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Acompañéaldoctorhastalapuertadeatrás.—¿YelseñorBykovski?—pregunté.—Élaccionabaelcargadorquequedósepultado.Fue demasiado. No pude aguantar más. Bajé la cabeza y rompí a llorar. El doctor trató de

calmarme.—¿Quépasa?—¡Hasidoculpamía! ¡El señorBykovskinohabríaestadoallídenohaber sidopormí!—Le

conté lahistoria—.Ysinohubieraestadoen lamina,aúnseguiríaconvida—concluí,con lavozquebradaporlossollozos.Luegomiréaldoctoralosojos.

—Dejadellorar—medijo—.Pero¿esquenotedascuentaenquésitiovives?Loshombresdeestepueblobajancadadíaalaminayvenlamuertecaraacara.

No podía dejar de llorar, y esome avergonzaba. Las lágrimas resbalaban por mis mejillas ygoteabanmentónabajo.Meodiéporello.

—Ike construyó tus cohetes—añadió el doctor con firmeza—porque quería lomejor para ti,comosifuerassupropiohijo.TúylosdemáschicosdeCoalwoodlespertenecéisatodos.Setratadeuna ley tácita; así es como lagente lovive.—Subió al coche, puso elmotor enmarchaybajó laventanilla—.Tédiréloquetupadretediríasipudierahacerlo.Nodejesqueteveaotravezllorarcomounaplañideraotejuroquetedaréunosazotes.EnCoalwoodnohaysitioparalosdébiles,perositúloeres,nolodemuestresyvetedeaquítanprontocomopuedas.

Mequedéenlapuertamientraseldoctorsemarchaba.Miréhaciaelvolcaderoyviquelagenteempezaba a regresar. Oí lo que me parecieron conversaciones normales. Alguien incluso rió. Elseñor Bykovski estabamuerto ymi padre había perdido un ojo, pero actuaban como si fuera unalivio el que sólo hubiese habido una víctima mortal. ¡Sólo una! En las minas del condado deMcDowellmoríanhombresacadamomento.Lasoraciones juntoalpozohabíansurtidosuefecto.Los odié a todosmientras pasaban por allí, odié que lo que se suponía coraje y aguante fuera enrealidad indiferencia frente a lamuerte.Yo no quería ser como ellos. Sólo quería escapar, dar laespaldaaCoalwoodparasiempre.

ClydeBishop,elcapatazdelturnodedía,cruzólaverjacomosiyonoestuvieraallíysubióporlospeldañosdelporchedeatrás.Mamálodetuvo.

—NecesitohablarconHomer—dijoéldemalhumor—.Suteléfononovabien.—Noestáencasa—leespetómamá.—Vamos,Elsie…—Noestáparati,Clyde,ynovaaestarmás.Nitemolestesenllamarlo.Hetiradolosteléfonos

negrosalpatioyallísevanaquedar.Al día siguiente mamá llevó a papá en coche al hospital. Yo me quedé sentado en el porche

esperando su regreso.Dandymebuscó y, presintiendoquizá que yo estaba triste, apoyó la cabezasobre mi rodilla. Acaricié su blando pelaje. De vez en cuando, él suspiraba como si estuvierameditando.AlcabodeunratosenosunióPoteet,quevinoasentarseamiladoenactitudprotectora.Seguíamos en el mismo sitio cuando volvieronmis padres. Papá llevaba la cabeza vendada y unparchegrandesobreelojomalo.CuandoseapeódelBuick,tuvoqueapoyarseenélparamantenerelequilibrio.

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Mamálorodeóconelbrazoparaayudarloaandar.Melevantéyfuiaabrirleslaverja.Aunqueavanzabacondificultad,mamámeapartódeunasolamirada.Lesvientrarenlacasayoígolpearlamosquiteraasusespaldas.Cuandomedisponíaaentrarsentí lopeorquehabíasentidoen todamivida:nadadenada.

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19-Contravientoymarea

AukXXI

Fue como si alguien hubiera cerrado un interruptor dentro demi cuerpo.Me sentía entumecido ytorpe.Dejédeconstruircohetes,dejédeestudiarmilibroydejédeiraltallerdemaquinaria.Evitétodo contacto con mis padres; no me acercaba al cuarto de papá, me levantaba muy temprano yesperabaelautobúsparairaBigCreekconunahoradeantelación.

Estabaasustadoperonoqueríaadmitirlo,nisiquieraparamisadentros.¿Mehabríaconvertidoenuno de ellos? ¿Acaso lamuerte del señor Bykovski—de la cual sin duda yo era culpable— y elaccidentedepapámehabíanllevadoporfinadondesiempreteníaquehaberestado?¿Eraporfinunbuenvirginiano, todoestoicismoy flema, imbuidode sentimientodeculpabilidadpero incapazdemostrarloalosdemás?

Penséeniralaiglesia,arrodillarmedelantedelacruzeimplorarunpocodedolor.Cristohabíapadecido,eseerasuregalo.¿Acasonosotros,supueblo,nodebíamossercomoÉl?Medetestabaamímismoporloqueconsiderabalaabominacióndenosentirnada.

ElseñorFerromeencontrócaminodelaiglesiayquisohablarconmigo.—Loschicostienenlistootrocohete.¿Porquénolocargáisylodisparamosestefindesemana?—Deleslasgracias,peroyanomeinteresanloscohetes.Subíporlaescalinatadelaiglesiayluegomevolví.Eraotroedificiomásdelaempresa.Hubiera

ido a ver a Little Richard, pero quedaba demasiado lejos.Además, ¿qué sentido tenía?Me habríacitadopasajesdelaBibliaqueyoyaconocía.

¡Jake!Elcorazónmediounvuelcoalpensarenél.¿HabíaalguienquepudieraamarmáslavidaqueJakeMosby?CorríalClubHouse,dondelaseñoraDavenportmedijoqueJakesehabía idoaOhioaquellamismamañana.

Subía labicicletaymedirigíacasa,peroel señorVanDykeme llamódesde laentradadesuoficina.Medetuve,yconlamiradabajaloescuchéelogiarapapá.

—Sucorajedeberíainspirarnosatodos—concluyó.—Sí, señor—dije, como se esperaba que hiciese un buen chico de Coalwood—. Tiene usted

mucharazón.Despuésdeaquellointentésalirdelcentrodelpueblo,peroelseñorDubonnetmepillófrenteal

localdelsindicato.—Espera,Sonny—medijo, corriendo ami ladohasta queyoparé la bici—. ¿Cómoestán tus

padres?—Mamá,bien—respondíconcortesía.—¿Ytú?—Muybien,señor.—Másfrasesaprendidas—.Tengounpocodeprisa.ElseñorDubonnetagarróelmanillar.—SéloqueIkesignificabaparati,perodeberíasdejardeatormentarte.—Sigoteniendoprisa,señor.

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ElseñorDubonnetsoltóelmanillar.—Entoncesserámejorquesigastucamino.Denoche,enlacama,dirigílamiradahacialaoscuridad.CuandooíronronearaDaisyMae, le

acariciélacabezaperosinabrirlaboca.Noteníanadaquedecir.Tampocorecé.Sóloesperéaqueterminaralanoche.

Porlasmañanasmirabaelpuebloyloencontrabaasqueroso.Laempresaestabaretirandolavíadeltrenylostrabajadoresquitabanlostornillosdelastraviesasyarrancabanlosrieles.Ellechodelavíaparecíaunafeacicatriznegraquearañaraelpueblodeparteaparte.Sinlosvagonesdecarbón,Coalwoodyanoamanecíacubiertodelatípicacapadepolvo,peroyoseguíaviendo,entodoyentodos,unaespantosacostragrisquenuncadesaparecería.

Ahoraibaalinstitutosintemoralasmalasnotas.Nadamedabamiedo.Enelautobús,RoyLeehizomoverseaotroschicosparapodersentarsedetrásdemí.

—¿Cómovaeso?—mepreguntó.—Va—respondí,yluegosimuléquemeponíaadormir.Estuveasolasantesdelasclasesyenelalmuerzo,yevitéqueQuentinsesentaraamilado.—Aléjatedemí—ledije.Éldiounsalto,comosilehubierapegadounapatada.ViaValentineyaBuck juntos,comosi tuvieranmuchísimascosasdequehablar.Nomemetí.

Ellasólohabíarealizadounactodecompasión.Advirtióquelamirabayladeólacabeza,sonriendoconternura.Yoapartélavista.

Dorothy y Jim se me acercaron por el pasillo, cogidos de la mano. Dorothy intentó hablarconmigo.

—Sonny…—Tuvoquemoverseporquesinomehabríalanzadosobreella.—¡Quéidiota!—oíqueledecíaJim.LaseñoritaRileymehizoquedardespuésdesuclase.—Lamentolodetupadre,Sonny.¿Cómoseencuentra?—Bien—respondí,yesperéaqueelladijeseloquetuvieraquedecir.Memiróunratoantesdehablar.—¿Esverdadqueyanovasatrabajarmásentuscohetes?Paramisorpresa,algoseremoviódentrodemí.—Efectivamente —contesté. Sentí una punzada en el corazón. Contuve el aliento como si

estuvierapisandohieloypudiesequebrarsebajomispies.—¿Porqué?—¿Yporquéno?¿Aquiénleimporta?—Amí.AQuentin.Aloschicos.—Pues que construyan ellos los cohetes —repuse con arrogancia—. Como si yo fuera tan

importante.—Sienteslástimadetimismo—dijoellaconmuchacalma—,yciertoorgullotambién.Unamala

combinación.Fuecomosimerecorrieraunacorrienteeléctrica.—¿Quésabeusteddecómomesiento?—Merevolquéenmiautocompasión.LaseñoritaRileynisiquierapestañeó.

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—Damelamano—dijo.—¿Qué?Alargóelbrazoyme tomóunamano,queyohabíacerrado.Me laabrió.Lasuyaera suavey

cálida.Yosabíaquelamíaestabahelada.Desdeeldíadelaccidentenoconseguíaquitarmeelfríodeencimapormásmantasquepusieraenlacama.

—Sonny—dijo—,tehanpasadomuchascosas,probablementemásdelasqueyosé.Perotediréalgo:siahoradejasdetrabajarentuscohetes,posiblementelolamentarástodalavida.

Retirémimano.Noqueríaquemeconfundiera.Necesitabaaferrarmeaminuevatrayectoria.Eralaúnicaformadesuperar todos losproblemasquehabíacausado,enderezardealgunamanera lascosas.

—Has de dejar a un lado la rabia y el dolor y concentrarte en tu trabajo—añadió la señoritaRiley.

El todopoderoso trabajo: la consigna deVirginiaOccidental. Debí imaginar que diría eso. Sí,claro, en ese estado todos teníamos un trabajo que hacer, una misión que cumplir: partirnos elespinazopara esparcir por elmundo toda esa riquezamineray así poder llegar al día siguienteyrepetirlamismarutinaporunamiseria.

—¿Cuálesmitrabajo?—inquiríconaspereza.Ellahizocasoomisodeltonodemivoz.—Sonny,tutrabajoesconstruircohetes.—¿Porqué?—Porqueoshonraatiyaestecentro.Quiselargarmedeaquellaaulaynovolveramiraratrás.—¿Ysinomegustarahacermitrabajo?—argumenté.Ellamemiródeunmodoquemellegóalamédula.—Esprecisamenteentonces—contestó—,cuandotienesquedartodoloquellevasdentro.

Shermanmellamó.—Sonny,serámejorquevayasalaparadadeautobúsdeLittleStore.—¿Yeso?Meloexplicó.Luegomeindicóloquedebíahacer.SiSherman,elbuenodeSherman,lodecía,

eraporalgo.Corríhacialapuerta.LaseñoraBykovskiestabadepiedelantedelLittleStorecondosmaletasbaratas,unaacadalado.

ElseñorVanDykelehabíadadounmesparaquedarse,peroellahabíadecididoirsedespuésdelasdossemanasderigor.Shermanexplicóqueseibaavivirconunosparientescercadelhospitaldondeestabaingresadasuhija.

—Hevenidoadecirle cuánto lo siento—ledije.Comoella se limitabaamirarme sin abrir laboca,meerguítantocomopudeyañadí—:ElseñorBykovskiestabaenesagaleríapormiculpa.

Mesorprendióverlasonreír.—Ikehabríapodidovolveral tallersihubieraquerido.Decíaqueavecestupadreseenfadaba,

peroqueenelfondoerajusto.Elcasoesqueélnoquería,yyotampocoqueríaquevolviesealtaller.

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Nosacostumbramosatenermásdinero.—Perofuiyoelque…—Iketequería,Sonny—meinterrumpióella—.¿Losabías?—Si,señora,pero…—Calla.Cállate ya.—Suspiróymiróhacia ambos ladosde la calle—.Estepueblo erabonito,

limpioypacífico.Ojalápudiéramosquedarnos.Fuecomosimehubieranmetidoelcorazónenunaprensadetornillo.Elautobússeacercaba.—Soncosasquepasan.Recogísusmaletasyayudéalconductorasubirlasalautobús.—NoteolvidesdeIke—dijoellaalsubir.—Noloolvidaré.LaseñoraBykovskibuscóunasiento,abriólaventanillaymesonrió.—Hayalgoquepodríashacer—señaló—.AlgoqueséqueaIkelegustaría.—Usteddirá.—¡Sigue lanzandocohetes!—Cerró laventanillaysonrióconexpresiónde tristeza.Elautobús

arrancó.Mequedémirandohastaquedesapareciótrasunacurvaalpiedelamontaña.Soplababrisadelahondonada.Loscornejosagitabansusramascomopidiendoquecontemplara

su gloria. Eran como ramos blancos que Dios hubiera intercalado entre los grupos de robles ynogales,esplendorososensunuevoreverdecer.Oíalgoymiréaambosladosbuscandoelorigendelruido.Peronoeraunsimpleruido.EraCoalwoodquesemovía,quehablaba,quetarareabasueternasinfoníavital:trabajo,deber.Permanecíjuntoalacalzadaescuchandocómointerpretabamipueblosucanciónindustrial.

ElAukXXIfuelanzadotressemanasdespuésdelsuceso,poreltiempoenquemipadre,haciendocaso omiso del doctor, se levantó y volvió al trabajo con el ojo derecho ciego y vidrioso, y unabrechasanguinolentayllenadepuntosenlafrente.Mamáleviopartiryluegovolvióasumesaparasentarsefrenteasulienzotropical.Fingiónoenterarsecuandoloshombresdelaempresaentraronencasayvolvieronaconectarlosteléfonosnegros.Yonoteníanadaquedecirles,niaellosniamimadre.Todosteníamosuntrabajoquehacer.

Mamá preparaba la cena cada día, pero la dejaba sobre el fogón antes de meterse en sudormitorio.Jimyyonosservíamosloquequeríamosycenábamoscadacualensucuarto.Papá,queapenasaparecíaporcasa,odiabacomercosasfrías.Jimconsiguiósubecadeportivaysemarchabaen julio.Amímequedabaunañomásy luego…, tardeo temprano,yo tambiénmemarcharíadeCoalwood.Nopensabaaceptarniuncentavodemispadresparairalauniversidadoadondefuera.Jake siempre había dicho que en el ejército o en la fuerza aérea iba a caermuybien.Meparecióbuenaideaalistarme.Comoreclutapodríaestudiar,yCaboCañaveralnoibaamoversedesitio.Eracuestióndetiempo.

FinalmentellegóeltubodeacerosincosturasquelehabíadichoalseñorCatonquepidiera.Élmedijoquepapáhabíafirmadoelpedidosinrechistar.QuentinyyoaúnnoestábamospreparadospararesolverlasecuacionessobrelatoberaDeLavalqueaparecíanenmilibro,peroyohicequelos

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mecánicos se pusieran a trabajar en otra tobera con nuevos avellanados, confiando en que de esemodopudiéramosconseguiralgunasdelaspropiedadesdeldiseñoconvergente-divergente.

—Veréiscómovuelaestecohete—profeticéanteloschicosenunareunióndelaAMBC—.¡Estesíquevaafuncionar!

Leshabíapedidodisculpasatodosporhaberlosahuyentadoaraízdelaccidente,ytodoshabíanhechocomosinadahubierapasado.

AsísehacíanlascosasenVirginiaOccidental,yaellosselesdabamejorqueamí.Desdeelmomentoenquepulséelbotóndeencendido,supequeaqueleraelmejordetodoslos

cohetesquehabíamoslanzado.Aliniciarsuaceleración,surgióunallamaradacónicadelabasedelAukXXI.Elmisilsaliódisparadodelaplataformahaciaelcieloazuldejandotrasélunalargaestelablanca.OtrosdoschicosdeBigCreek,DeanCrabtreeyRonnieSizemore,sehabíanunidoanosotrosesedíaparaecharnosunamano.ElseñorDubonnet, losmecánicosyotra treintenadepersonasdeCoalwood prorrumpieron en vítores. Basil se puso a bailar junto a su Edsel. El Auk tomó lainclinación deseada, y yo disfruté con el ruido sordo que produjo al caer en la escombrera. Fueperfecto.

—Mildoscientostreintametros—informóQuentindesdesuposición.—Hemos mejorado en casi trescientos metros —señaló Roy Lee—. El próximo subirá un

kilómetroymedio.—Desdeluego—dije—,peroeslaúltimavezqueutilizamoscaramelodecohete.—Yoyahabía

habladoconQuentindeaquello—.Lapróximavezprobaremosconunnuevopropulsor:polvodecincyazufre.Conseguiremoslamáximaaltitud.

Shermanpusomalacara.—¿Quésabemosdeesosingredientes?—Nomucho,peroyaaprenderemos.—¡Perosielcaramelofuncionamuybien!—protestóBilly.—Claro—leapoyóO’Dell—.Noveoporquéhemosdecambiar.—Polvodecincyazufre—insistí—,ynosehablemás.Alquenoleguste,quesevaya.—¿Quiéntehanombradorey?—inquirióSherman.—Yoestoyalmandoypunto—repliquécomoelhombreduroenquetratabadeconvertirme.RoyLeesequedómientraslosotrossealejaban.—PorDios,Sonny,cálmateunpoco.—Noempiecesconeso,RoyLee.Quentinyyovamosadiseñaruna toberamuysofisticada,y

necesitamosunpropulsoradecuado.—Deacuerdo.¿Yporquénoleshasexplicadoesoalosotros?—Porquenotengotiempoparaexplicartodoloquehago.—¿Quéprisatienes?—Voya…Vamosaganarelcertamendelaferiadecienciasdelañoqueviene,yparaesohemos

desereldobledebuenosquecualquierade losestudiantesdeWelch.Haymuchoquehaceryqueaprender.

—¿Porquéquieresganarelcertamen?—¿Hededefendertodoloquehago?¿Esquenomeocupoyadetodo?

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RoyLeememiró.—Teequivocas,Sonny,peroaunqueasífuera,creoquenodeberíashablarlesasí.—Meimportaunbledoloquepienses—leespeté.RoyLeemelanzóundirectoaltóraxycaídeespaldassobreelcisco.Mefrotéelpechomientras

élmemirabaconlospuñosapunto.Medolíadeverdad.—Imbécil—masculló—.Hemostrabajadocomocabronesentuscohetes,y tecreesquepuedes

tratarnoscomosi fuéramosmierda.Si es eso loquepiensas, entonces levántate. ¡Tevoya tumbarotravez!

Meincorporéunpoco,conlamanotodavíaenelpecho.—Yosóloquierousarunnuevopropulsor—balbucí,tembloroso.—Seráposiblequeseastanidiota…—dijoél,meneandolacabeza—.Échaleazufreoloquetedé

lagana.—Meofreciólamanoparaayudarmeaponermedepie.Yolaacepté—.Losiento.—Yono—repuse,ynolosentía.

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20-EltesorodeO’Dell

Mamáaúnestabamuyenfadadaconelmundo.Por lasmañanasseencerrabaensucuartoydejabaqueyomelevantaseamiaire.Sinsuvigilancia,Jimnoteníaproblemaparaabandonarlacamaconeltiempojustoparapasarseunahoraenelbañoyllegaratiempoalautobús,peroyoloperdíunpardeveces,porloquetuvequehacerautostop,lleguétardeyelseñorTurnermellamóasudespacho.Sipasabaotravez,meadvirtió,meveríaenmásproblemasdelosquemeimaginaba.Sucedióotravezamediadosdemayo,pesealdespertadorquelepedíprestadoaO’Dell.Estabahaciendodedoenlagasolinera,señalandohaciaWar,cuandoaparecióJakeensuCorvette.

—¿Adónde?—preguntóaltiempoquemeabríalapuerta.Mealegróverlo.ÉlhabíaestadoenOhiodesdeelaccidenteyyonoconocíaelmotivo.—¡ABigCreek!¡Llegotarde!—respondíalsubiralcoche.LacaradeJakeseiluminó.—Estupendo —dijo, y pisó a fondo el acelerador. Dejamos atrás la mina y subimos por

CoalwoodMountain.Jakeibabebiendoymepasólabotella.—Túbebes,¿verdad?—Antesdeclase,no—contesté,loqueenciertomodoeraverdad.Jakese llevó labotellaa los labiosy tomótrescurvasseguidassinmirar.ViaGenevaEggers

delantedesucasa,conunospantalonesdelonayunacamisaacuadros,sentadasobrelacerca.TratédehundirmeenelasientocuandoJakeaminorólamarchaybajólaventanillaparadecir:

—¿Quétal,señoritaEggers?—sequitóunsombreroimaginarioyadoptóelacentotípicodelaregión—.¿Cómolevaenestabonitamañana?

—Puesmuybien,Jake—respondióella.Miróalinteriordelcoche—.¿Aquiénllevasahí?¡Oh!—Sonrióalreconocerme—.¿Cómoestás,Sonny?¿Otravezhasperdidoelautobús?

Yomehundítodavíamásenelasiento.—Sí—musité.—Bueno,idconcuidado—dijoellacuandoarrancamos.—Contodoelcuidadodelmundo—repusoJakeamediavozmientrasapretabaelacelerador—.

¡Eso sí que es unamujer!—exclamó sobre el chirrido de los neumáticos—.Yparece que le caesbien,muchacho.¿Meequivoco,ohasvenidoaverla?

Meencogídehombros.—Unavez;estabanevando.Dejóquemecalentaracercadelaestufa.Jakeseechóareír.—Ellasabecómocalentarauntío…CuandollegamosaBigCreek,ledilasgraciasycorríhaciaelauladequímica.Alllegar,advertíquemehabíadejadoloslibrosenelcoche.LaseñoritaRileyestabasentadaasu

mesa,pasandolista,cuandoJakeentróconloslibros.Ellalomiróunpardesegundosmásdeloquejuzguénecesarioyluegovolvióasulista.HiceseñasaJakeyélmetrajoloslibros.

—¿Quiénestuprofesora?—mepreguntó.Lospresentéyseestrecharonlamano.—Heoídodecirqueesusted ingeniero, señorMosby—dijoellaconunavozdulcequeera la

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primeravezqueleoíaemplear.—Tengoeltítulo,sí,peromásdeunopondríaencuestiónqueyoseaingeniero—contestóélcon

extremasuavidad—.Loscoheterosmehandichoqueesustedsuprofesorafavorita,ydeboadmitirquesubuengustometieneimpresionado.

Ellaseruborizóybajólavista.—Bien,vuelvacuandoquiera,señorMosby.—Llámeme Jake—dijo él—.Cuente con ello, Freida.—Al salir se inclinó haciamí—.Chico,

olvídatedelautobús.¡Apartirdehoytieneschófergratis!NoséexactamentecuándomedicuentadequeJakeylaseñoritaRileysalían,peroundíaellame

llamó a sumesa después de clase y quiso sabermás cosas acerca del «señorMosby», como quéamistadesteníayquépensabadeéllagente.Lementí,porsupuesto,yledijequetodoelpuebloloqueríayrespetaba.ConsideréqueledebíaaJakeesefavor.Fuetodounejerciciodeinterpretación,puestoqueyo,paramisorpresa,estabaceloso.

Elojodemipadrenohabíacuradobien.Aunquenolohabíaperdido,siempreloteníaacuosoydesenfocado.ElmédicodeWelchexplicóqueprobablemente lequedara asípara siempre.Papá setapabaelojomaloconlamanoparaleerelperiódicoyverlatelevisión.

Élymamáhabíanhechomásomenoslaspaces.Actuabancomosinadahubieraocurrido,aunqueapenas hablaban. Papá y yo teníamos poco que decirnos.Mamáme preguntaba cómome iban losestudios, pero nada más. Se alegró mucho al ver mi boletín de notas a final de curso: todosobresalientesynotables.Encuantoa Jim,paramíeracomosihubieseun fantasmaencasa.Muypocasvecescenábamostodosjuntos,einclusoentoncessóloseoíaelentrechocardeloscubiertos.AlmenoscontabaconDaisyMae,mifielconfidente.

Amedidaqueelcursollegabaasufin,losdemiclaseyyoandábamosporlospasillosconunasensación de cambio inminente. Sospechábamos que los buenos tiempos estaban a la vuelta de laesquina.LaAMBCsereunióenmihabitaciónantesdeterminarelcurso.Teníamosvariostemasquediscutir.Dijequehacía faltadineroparacomprarpolvodecinc,yqueseguíamosendeudaconelseñorVanDykeporelequipotelefónico.

O’Dellmiró alrededor para cerciorarse dequenadie nos escuchaba.Aparte denosotros, en lahabitaciónsóloestabanChipperyDaisyMae,yambosdormíanplácidamente.Satisfecho,O’Dellnosindicóquenosacercásemosmás.

—Ahífuerahayhierrodedesecho,chicos—susurró—.Escomosifueseoro.Loúnicoquehayquehacerescavar.

Se explicó. Una vez arrancadas las vías del pueblo, la empresa ferroviaria N&W habíaabandonado los apartaderos en el páramo deBigBranch, unos ocho kilómetros al oeste deCaboCoalwood.Debajodelasvíashabíacañeríasdehierrocolado.

—Esteeselplan—prosiguióO’Dell—.Desenterramoslastuberías,lascontamosylasvendemoscomochatarra.Sacaremosunmontóndedinero,¡ynoesilegal!

—¿Ysisólonoslleváramoslosrieles?—preguntóRoyLeeenunarranquedelógicasuspicacia—.Sonmásfácilesdeconseguir.

—Silohiciésemos,lachatarreríapodríasospechareinformaralaempresaferroviaria—repusoO’Dell.

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—Yonoveoladiferencia—intervinoSherman—.Sieslegalllevarselascañerías,¿porquénolovaaserllevarselosrieles?

LasdudasdeShermanyRoyLeenoteníancabidaenelmundodeO’Dell.—Porqueno—contestó,comosiesoloexplicaratodo.Tardamosunmesenponerapuntolaexpedición,yyaestábamosafinalesdejuniocuandoRed

nosllevóaSherman,O’Dell,RoyLeeyamíenelcamióndelabasurahastalasvíasabandonadas.QuentinyBillyestabanpasandoelveranoencasadesusfamiliares.ElpadredeO’Dellnosdejóallíconnuestrospertrechos,queincluíanunatiendadecampaña,sacosdedormir,unhornilloColeman,cuatrobolsasllenasdecomidaenlatada(enlamayorparteestofadodecarne),doscajasdegaseosa,varias hogazas de pan blanco, dos cartones grandes de Moon Pie, varias cajas de cerillas, unacarretilla,dospalas,dosalmádenasyunpico.Lasherramientasylacarretillanoslashabíanprestadodiversas familias. La comida la habíamos comprado con nuestras magras existencias de dinero.Instalamos el campamento en un pequeño claro y fuimos en busca de nuestra primera tubería. Laencontramosauncentenardemetrosmásalládeunpuentedecaballetes.Fuimosaverpordóndeasomaba.

—¡Diosmío!—exclamóRoyLee—.¡Haytresmetrosdetierraencima!—¿Yquéesperabas?—dijoO’Dell—.¿Creesquelaempresaferroviariaibaadejarunascañerías

aflordesuelo?—Agarróunapalaylahincóenellechodelavía.Apenassehundióuncentímetro—.Estábastanteduro—observó.

Alirenbuscadeunadelaspalas,viunavíboraqueasomabareptandopordebajo.Diunsaltoybajécorriendo.

—Aparta—dijoO’Dell—.Yomeocupodeeso.Atacó a la víbora con la otra pala, falló por unos quince centímetros y cayó por el terraplén.

Corríhastaelbordey lobusquécon lamirada,pero loúnicoqueconseguíveralláabajofueunamancha de barro en el agua. Cuando lo llamé a gritos, nadie respondió. Roy Lee y Sherman sesentaronenlavía,partiéndosederisa.

—¿Ysiseharotolanuca?—dijeyo.—Aesesólolemataunacaídadecienmetros—repusoRoyLee,muyserio.CuandoO’Dellconsiguióporfinsubiraloaltodelterraplén,mojadoperoileso,nospusimosa

cavar.Cavamostodoaqueldíaylosdossiguientes.Nodejódelloverenningúnmomento,yalfinalacabamos trabajandometidos hasta el cuello en un lodo pegajoso.En el campamento, todo estabacubiertodemoho.Lacomidaempezóapudrirse.

Amímedabacompletamenteigual.Cuandoterminábamosdetrabajar,noslavábamosenelríoynossentábamosentornoalahogueraescuchandolossonidosdeldensobosque:elvientoqueagitabalas ramas, el rumiar de venados comiendomanzanas silvestres, el crepitar de losmapaches en elsotobosque,elulularluctuosodelosbúhos.Despuésdeunosmesesdetensiónypreocupaciones,fueun alivio estar lejos de Coalwood y de sus problemas. No me di cuenta de hasta qué punto meencontrabasoloymalhastaquefuialossotosdeBigBranch.Allí,sinotracompañíaqueRoyLee,Sherman yO’Dell, pude ser de nuevo un chico normal. Aparté demis pensamientos todo lo quetuviera que ver con Coalwood o con mis padres y disfruté de los sonidos, vistas y olores de lanaturalezaquemerodeabaportodaspartes.Porprimeravezenmuchosmesesfuirealmentefeliz.

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Cuando oscurecía y el cielo se poblaba de unmar de estrellas, desplegábamos los sacos, nostumbábamosencimaycharlábamos.Unavezagotadoeltemadelasmujeres,hablábamosdelfuturo.Todos coincidíamos en que llegaríamos al espacio. Estados Unidos necesitaría hombres comonosotrosparaexplorarlodesconocido.SeríaunaaventuracomoladeesemomentoenBigBranch.Aveces,cuandoestábamosbastanteratoasí,veíamosunsatélite—nuncasabíamossiamericanooruso—cruzandoelcielo.Eraalgoqueseguíaacelerándomeunpocoelpulso.

Trascincodíasdecavar,oímosporfinelsonidodelhierroalsergolpeadoporunpico.Unavezdestapada la tubería, nuestro aspecto era el de los hombres-lodo de Borneo adorando a un ídolocaído. Sherman agarró una almádena y la emprendió a golpes con la maldita tubería. Yo fui elsegundo,ynoparédemachacarlahastaque leabríunagrieta.O’Dellconsiguiósepararelprimerpedazodetubo.Saltamostodosalagujeroparaadmirarelfragmentotriangulardehierro.Noshabíallevadocasiunasemanadeduro trabajoconseguiraquelpequeñopedazo.Sinarredrarnos, fuimosperfeccionandolatécnicadíaadía.Rednostrajomáscomida,ydossemanasmástardeteníamosyauntesorodehierrocoladocasitanaltocomonuestratiendadecampaña.

Íbamospor ladécima tubería.Me tocabaamíbajar al profundohoyoypartirla amartillazos.Después de machacar unos cuantos fragmentos de hierro, resbalé mientras salía del hoyo y echéhaciaatráslamanoizquierdaparanocaer.Lamanosehundióenelmontóndehierroyentoncesnotéqueuncantoafiladosehundíaenmimuñeca.

Nome doliómucho. Roy Lee se echó a reír, no porquemi caída hubiera sido especialmentegraciosa, sino porque estaba aturdido de tanto trabajar. Saqué lamanode entre los fragmentos dehierrocolado,miréconasombrolamuñecateñidaderojoyluegoviunchorrodesangre.Soltéunacarcajadamientrassurgíaotrogéiserdesangre.O’Dell tambiénsepusoa reíralverlo;otro tantohizoSherman.

—Mirad—dije,saliendodelhoyo—.Meestoydesangrando.RoyLeesesentóenelsuelo,muertoderisa.—Yquelodigas—semofó—.Yquelodigas.—¡Déjamever!—intervinoO’Dell,elúnicoquesemanteníaserio.Meagarrólamuñeca.Había

uncortetransversaldeunosdoscentímetrosdeancho.Pudeverquelaarteriaestabacortada.Depronto,mesentímareado,mesentéymequedémirandoelgéiserrojohastaqueempecéareír

otravezcomountontoytodosmeimitaron.—Hemosdecortar lahemorragia—O’Dellsesacólacamiseta, laaplicóa laheridaydespués

hizountorniqueteconuntrozodelatela.Mevendóquincecentímetrosmásarribadelcorteyutilizóunpalocortoparaapretar—.Tienequeverteunmédico—dijo.

Yoseguíariendo.Aunqueeldíaeramuycaluroso,sentífrío.Lacabezamedabavueltas.—Esperaré aquímientras vas a buscarlo.—Los párpadosme pesaban horrores—.A lomejor

duermounpoquito.—Sivamosandando senosharádenoche—dijoO’Dell levantando losojosal sol—.Talvez

cuandovolvamos…—Memiróyexclamó—:¡Despierta,Sonny!Tienesquevenirconnosotros.Melevantédelavíaenquemehabíasentadoyarrastrélospies,sintiendoelsolenlacara.—Puesyocreoqueno…ShermanyRoyLeeempezaronareírotravez,peroO’Dellseimpuso:

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—Hemosdellevarloalmédico.¡Estoesmuygrave!—Apretóunpocomáseltorniquete—.Sinolohacemossenosvaamorir.

—¿Morir?—Levantélacabeza—.¿Quiénsevaamorir?—¡Tú, idiota!—respondióO’Dell.Meagarrópordebajode las axilas e intentó sostenermeen

pie.Losotrosdos,ahoracalmados,vinieronaayudarme.MeapoyéenShermanyechamosaandarsiguiendolavía.

Tardamosseishorasensalirdeallí.CuandollegamosaFrogLeveleracasidenoche.MetumbéenmitaddelacarreteramientrasO’Dellibaabuscarasupadre.Viunsatéliteyotromás,montonesdesatélitesquecruzabanelcielo,rojosyrosadosyblancosyazulesyverdes;luegolabóvedadelcieloempezóagirar,primerodespacioyluegocadavezmásrápido.ShermanyRoyLeeseturnaronparamantenermedespierto,perocuandovolvióO’Dell,yomehabíadesmayado.Redmecargóenlatraseradesucamión.Unavezencasadeldoctor,sumujermemiródearribaabajo,setapólanarizdelomalqueolíaydijoqueeldoctornoestaba,peroquequizáloencontráramosensudespacho.Yallíestaba,enefecto.Tambiénélsetapólanariz(elcamióndelabasurahabíaañadidountoquedepurines de pocilga al moho y el cieno de nuestro campamento) y me llevó a la sala dereconocimiento.Mehizosentarenlamesa,deshizoeltorniqueteyelempapadovendaje,observóconinteréselmenguantechorrodelapocasangrequemequedabadentroyalcanzósuequipodesutura.

—¿Quieresqueteanestesielamuñeca?—mepreguntó.—Sí,señor—respondímedioaturdido.—Tupadreaguantólospuntosquelepuseenlafrentesinnecesidaddesedantesdeningunaclase.Aceptéeldesafío.—Entoncesyotambién.Eldoctorhincólaaguja.—¡Póngameanestesia!—gritéalsentireldolordelpinchazo.—Demasiado tarde—señaló él, y empezó a coser tan tranquilo mientras el sudor me caía a

goteronesdelafrente.Cadavezquemetíalaaguja,yocasiperdíaelconocimiento.—Muybien,Sonny—dijotrasunaeternidad—.Seacabó.Yapuedesbajar.Encuantopuse lospies en el suelomedesmayéallímismo.Desperté en la camilla.Mamáme

estabamirando.Teníalanariztapadaconunpañuelo.—Sonny,hijo,nosabeslopreocupadaquemetenías.—Hola,mamá.—Esbocéunasonrisa.Vilacaradeldoctor.—Los otros chicos lo acompañaron. Ese torniquete le salvó la vida.—Me levantó el brazo y

verificó el vendaje que llevaba en lamuñeca—.Te quedará una bonita cicatriz, jovencito.De estaaventuratevasaacordartodalavida.

—¿Puedeiracasa,doctor?—preguntómamá.—Esoespero—respondióél—.Vendránafumigardeunmomentoaotro.Cuandosalíapoyadoenmimadre,loschicos,queestabanenlasaladeespera,sepusieronenpie

deunsalto.Rodearonelcochemientrasyomederrumbabaenelasientodeatrás.—Idabuscarelhierro—jadeé.Mamáhizoquemeducharaenelsótanoantesdedejarmesubiramicuarto.Metumbéenlacama

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yoíquepapávolvíadelamina.Luegoseabriómipuertayentraronlosdos.—¿Quétalestás?Mealegrómuchooírlavozdepapá.—Estoybien—contesté.Miréamispadres.Mesentíatanfelizdeverlosjuntosquetuvequehacer

ungranesfuerzopornollorar—.Losiento.Paravariar.—No tienes por qué…—dijo papá, pero yo me quedé profundamente dormido antes de que

terminaralafrase.Fueunsueñollenodecoloresenmovimiento,comosimeencontraraenmediodeun gigantesco torbellino caleidoscópico. Cuando volví en mí, me sorprendió ver a Jim en lahabitación,sentadoamimesaymirándomeconciertaintranquilidad.¿Estaríayosoñando?

Al día siguiente,mientras aún dormía, los otros chicos volvieron aBigBranch y cargaron elhierrodedesechoenelcamióndeRed,dejandolasherramientasylacarretilla,ylotransportaronalachatarreríadeChesterMatney,enWelch.ElseñorMatney lopesó todoconesmero—¡casicienkilos!— y luego contó los veintidós dólares con cincuenta centavos que calculó nos debía por elhierro.Nosotroshabíamosesperadomás.ElseñorMatneydijoquelosprecioshabíanbajado.Trasrestarloquehabíamosgastadoencomida,ysinconsiderarloquecostabanlossacosdedormirylasherramientas perdidas, nos quedaba un total de cuatro dólares. Eso fue antes de que el doctormemandaraunafacturapersonaldecincodólarespor«suturasymanodeobra».

Jake acudió en nuestra ayuda. Si le prometíamos lavar y lustrar su Corvette duranteaproximadamenteelrestodenuestrasvidas,élcorreríaconnuestrasdeudas.LetomamoslapalabrayliquidamosloquedebíamosalseñorVanDyke,aldoctoryalaspersonasquenoshabíanprestadosusherramientas.

Tambiéncompramoscincokilosdepolvodecinc.

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21-Elixirdecinc

AukXXII,A,B,CyD

Habíallegadoelmomentodedarpasosdegigante.Aquelotoño,alregresodeQuentinyBilly,nosreunimosenCaboCoalwoodparaprobarelprimerodenuestroscohetesdecincyazufre.Estuvieronpresenteslosmecánicos,ademásdelreverendoRichardyuncentenardeminerosconsusfamilias.Elreverendomehizounaseñaysequitóelsombrero.

—Herezadoporti,muchacho—dijo—.Sabíaquelonecesitabas.Mecontóquehabíatenidounsueño.HabíavistohombresenlaLuna,yyoeraunodeellos.Al

despertar,habíaabiertolaBibliaporunapáginadeltestamentodePedro:—«Peronosotros—citó—,conarregloasupromesa,esperamosnuevoscielosynuevatierraen

dondehabitelajusticia».—Esperoqueasísea,señor—ledije,yesopareciócomplacerlo.Cargamoselcoheteenlamismaplataforma,poniéndolobocaabajoygolpeandoelbastidorcon

unmartilloparahacerqueelpolvogrissefueraposandoenelfondo.Cuandopulséelencendido,elAukXXIIdetonóenlarampa,arrojandometrallayunhongodehumoblancoyverde.¿Habríamossobrepasado la dimensión crítica del nuevo propulsor? No me lo podía creer. Algo más habíafallado.

Lagenteseacercóparaayudarnosaexaminarlosfragmentos,queerandeltamañodehojasdeté.—SeráqueelSeñornohabráqueridoquevolara—aseguróel reverendoRichardmientrasyo

dabavueltasaunpedazodeaceromellado,buscandoalgúnindiciodeloocurrido.Cuando el público se alejó, celebramos una reunión de urgencia. La conclusión fue que no

sabíamosloqueteníamosentremanosconelnuevopropulsor.Nadieacusóanadie.Lacosaeraasíypunto.

Aquellanochevolvíacasatristeyconfuso.Mamámemiródemodoespecialcuandopaséporlacocina,ysupequequeríadecirmealgo.

—¿Qué?—lepregunté.—Laempresavaavenderlascasas—respondió.

Enelotoñode1959,latelevisiónylaprensaabundaronennoticiassobreexitososlanzamientosde cohetes americanos. El léxico de los ingenieros de cohetes empezó a formar parte de nuestrovocabulariocotidiano.

El 9 de septiembre de ese año, leí que la NASA había lanzado una maqueta de una cápsulaMercury pilotada a bordo de un cohete Big Joe. Se trataba de un ensayo suborbital y, aunque elmódulo estabavacío, losperiódicosdijeronque era el primerpasodel programaamericanoparaponerhombresenelespacio.Lanoticiameentusiasmó.EmpecéapensarenastronaveslobastantegrandesparalanzarunafamiliaenteraalaLuna,aMarteoinclusoalasestrellasenbuscadenuevoscielos y una nueva tierra, como había dicho el reverendoRichard.Yo pensaba amenudo que una

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nuevatierratambiénseríaunexcelenteplanparamí.LagentedeCoalwood,sinembargo,estabapreocupadaporcosasmásterrenales.Noerasóloque

laaceríadeOhiohubieradecididovenderlascasas,sinoqueelalcantarillado,elsuministrodeaguayhastalasmismasiglesiasibanasalirapúblicasubasta.¿Cuándoletocaríaalamina?ElseñorVanDykeypapáfueronainformardelaliquidaciónalosdirigentessindicales.Devueltaencasa,papálehizo a mamá un relato detallado de la reunión. Yo entré en la cocina cuando él estaba en plenaexplicación.

—Dubonnetempezóapreguntarconquéibanapagarlacasaytodolodemás.—Sí,¿yconqué?—inquiriómamá.—Laempresalesdaráunempréstito,casisininterés,apagarenveinteaños.—Peroeldineroseguirásaliendodesusbolsillos—señalómamá—.Ycuandolacasaseasuya

dentrodeveinteaños,¿quiénse lacompraráaellossiquieren jubilarsee irseaviviraotrositio?¿Alguna vez te has parado a pensar que el motivo de que la empresa quiera vender es que ellostampococreenquelaminatengafuturo?Esoesloquedicelagente.

Papálamirórecelosoconelojobueno.—¿Túconquiénhasestadohablando?—Losabetodoelmundo.—Pues se equivocan—gruñó él—. La empresa vende las casas porque contrató a un experto

imbécilquelesdijoqueesmásbaratovenderlasquemantenerlasenpie.EsoyalosabíaelcapitánLairdhace treinta años.Él noperseguíamejorar el rendimiento.ElCapitándecíaqueviviendo encasasdelaempresa,losminerossesentiríanpartedeella,seríanmásleales.Enfin,VanDykepiensairaOhioparadecirlesquenoleparecebuenaidea,quenosgustaríaquelascosassiganigualaquí,enCoalwood.Creoquevolveráconbuenasnoticias.

—Homer…—dijomamá,desesperada.Una semana después, mamá me explicó que tan pronto como el señor Van Dyke expresó su

opiniónenOhio, lodespidieron.EntoncesenviaronaCoalwoodunnuevosuperintendentegeneralpara que la venta de las casas, las iglesias y las instalaciones siguiera su curso. Papá volvió arefugiarseen lamina.El sindicatoestaba indignado.Undíaquepasabayoenbicicletacaminodeltallerdemaquinariaoígritar:

—¡Huelga,huelga,huelga!

La mezcla de cinc y azufre era demasiado suelta, concluí, probablemente debido a que teníabolsasdeairedentro.Poresohabíaexplotadonuestroúltimocohete.Eralamismaexperienciaquehabíamostenidoyaconlapólvoranegrayluegoconelnitratopotásicoyelazúcar.

Unaglutinantenoshabíasolucionadoelproblemaconlapólvoranegra,yfundirlosingredienteshabíadado como resultadonuestro caramelode cohete.Nocreí que fundir cincy azufre fueraunbuenplan(seguramentedeflagraríaantesde llegarafundirse),asíqueutilicédextrosayaguaparaversiesofuncionabacomoaglutinante.Lamezclaresultantesólovomitóunpocoenelcalentadordeagua,nosémuybienporqué.

—Seráqueelaguahahechoqueelcincseoxide—aventuróQuentin.

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—¿Ysileecháramosgasolina?—propusoO’Dell.—Demasiado peligroso —repuso Quentin—. Además, no estoy seguro de que la gasolina

reaccionaraconelcinc.Discutimos sobre diversos líquidos. ¿Naftaleno? La mina producía mucha cantidad de ese

disolvente, pero era demasiado volátil. ¿Diesel? Poco volátil. ¿Semisólidos como la parafina?Demasiadochapucero.CuandoBillypropusoqueempleásemosalcohol,aQuentinseleiluminaronlosojos.

—¡Sí!Elalcoholesestableyseevaporarárápidamente.¡Esperfecto!MiramosaO’Dell, artistadel trapicheo,yél sonrió.Siunoqueríacompraralcoholcientopor

cientopuro,sólohabíaunlugarenCoalwooddondeconseguirlo.

—¿EstáissegurosdequeTagnonosvaapillar?—preguntéotravezdesdeelasientotraserodelcochedeRoyLeemientrasíbamosdandotumbosporlacarreteradeSnakeRoot.

—Tagnoescapazdepillarniunresfriado—dijoRoyLee.—PuesatiyaO’Dellospillóenlacuadra.RoyLeeseencogiódehombros.—Esoeradiferente.Aquíse tratadeuna tradiciónmuyarraigada.Nohaychicoenestepueblo

quenovayaalgúndíaaveraJohn-Eye.Comoeraviernesporlanoche,RoyLeetuvoquebuscarunsitiodondeestacionar.Yahabíauna

largahileradecochesjuntoalazanjaquediscurríafrenteal«palacio»delalcoholilegal.Entreguénervioso los cuatrodólares quehabíamos reunido.Con cuatrodólares compraríamosotros tantoslitrosdelmejoralcoholdeJohn-EyeBlevins.Esperamosalabrigodelassombrashastaquevimosunapausaeneltráficoyentoncessubimosporlaviejaydesgastadaescalerademadera.Enelporche,unamuchachacontrenzassemecíaenuncolumpioynosmirabaconojoscomoplatos.

—Aúnsoisdemasiadopequeñosparacomprareso—declaró.—¿Eresdelabrigadacontraelviciooqué?—preguntóRoyLee.—Nadadeeso.—Laniñameneólacabeza—.Perosoymáslistaquevosotros.Uncorpachónenormeaparecióenelhuecodelapuerta.—¿Quéqueréis?—Lavozparecíasalirdeunpozoprofundo.Cuandoletendíeldinero,añadió

—:¡Vamosdentro!Lapequeñasaladeestarteníaundivánraídoyunassillasconlastripasalaire.Unaradiovieja

ocupabaunrincónoscuro,ysobreellahabíaunfonógrafoportátildelosbaratos.Sonabaunamúsicaqueyonohabíaoídonunca,parecidaaljazz.Unacortinadecuentasseñalabalapuertaquedabaalacocina,entornoacuyamesahabíasentadostreshombresnegros.Jugabanacartassinhacercasodeloquepasabaen la saladeestar. John-Eyenosmiróconel entrecejo fruncido, comosi trataradedecidir alguna cosa, y luego alargó sumanaza con la palmahacia arriba.Enseñé los dólares y élasintióysefuecojeandohacialacocina.YoconocíalaleyendadeJohn-Eye:cuandoseprodujoelaccidente en su sección, él sostuvo el techo con sus anchas espaldas hasta que salieron los demás.Perocuandoeltechocedióporfin,unpedazodepizarralecortóelpiealaalturadeltobillo.Esaeralarazónporlaquelaempresa—valedecir,mipadre—lepermitíaganarselavidaconladestilería

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queteníadetrásdesucasa.John-Eye salió con cuatro tarros de fruta llenos de líquido transparente.RoyLee puso uno de

ellosalaluzconairedeexperto.—Nohabráaguaahídentro,¿verdad?—¡Yonocortomiwhisky!—tronóJohnEye—.Aquínohaytrampanicartón.¿Quieresuntrago?RoyLeeseanimó.—¡Desdeluego!—Serámejor que no—intervine rápidamente—.Además, no es para beberlo, sino para fines

científicos.—Nohabíasidomiintenciónconfesarlo.—¿Quéqueréisdecir?—preguntóJohn-Eye,extrañado—.¿Nopensáisbeberosmialcohol?¡Es

elmejorlicordemaízdetodoelcondado!¡Seríaunsacrilegionobebérselo!—Bah,sóloestábromeando,John-Eye—dijoRoyLee,ymecondujoaunrincón—.Todosesos

tiposllevannavajaencima—mesusurróaloído—.Hayqueseramablesonoscortaránelcuello.Yhemosdeasegurarnosdequeestemejunjeespuro,¿no?

—Esque…—Nolohasprobadonunca,¿verdad?—Bueno,noexactamente.Royenarcóunaceja.—Pero¿túcreesqueWernhervonBraunnopruebaelalcoholenCaboCañaveral?Seguroque

todosesoscientíficossededicanaesoentreunlanzamientoyotro.Aesoyaperseguirmujeres.Nopuderesistirmeasulógica.Asentíconlacabeza.—¡Deacuerdo,John-Eye!—dijoRoyLee.Nuestroanfitriónnosmiróradianteysemetiódenuevoenlacocina.Oíqueabríaunarmarioy

eltintineodeunosvasos.Loshombresquerodeabanlamesalevantaronlavistayrieron.John-Eyetrajounabandejacon tresvasospequeños llenoshastaelborde.Nosotrosescogimosunvasocadauno.RoyLeepropusounbrindis.

—¡PorWernhervonBraun!—Apuróelvaso,apretóloslabios,pusolosojosenblancoygraznó—:¡Esbuenísimo!

LesiguióO’Dell,quientrassecarselaboca,yconlosojosllorosos,exclamó:—¡Québueno!—Enrealidad,másqueexclamar loquehizofuefarfullar,comosiseestuviera

asfixiándose.Todosmemiraron.Alfinyalcabo,eraporWernhervonBraun.Meechéellíquidoalgaznate

procurandoquenometocaralalengua.Mesentíabrasadopordentro.Casimedobléporlacinturacuandonotéquemeardíaelestómago.Tratéderespirar,peromeresultóimposible.RoyLeemediounapalmadaenlaespalda.

—¿Quémedices,muchacho?¿Servirácomocombustibleoqué?—¡Prodigioso!—resollé.—¿Otrotrago?—preguntóJohn-Eye,enseñandosusdientesdeoro.Nosmiramosconlosvasosenalto.—¡PorWernher von Braun!—aullamos,mientrasO’Dell y yo nos derrumbábamos en sendas

sillas.AhorasabíaporquéestabantodasreventadasenelsalóndeJohn-Eye.

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Alcabodeun rato íbamos todoscantandoBlueberryHillmientrasRoyLee conducía inseguroporlapistadetierradeSnakeRoot.Tagnoshizopararenelmomentoenquepisábamoselasfaltodelacarreteraquepasabajuntoalaiglesia.CuandoRoyLeebajólaventanilla,Tagespantólosvaporesdelmatarratasydijo:

—¿Cómovaeso,muchachos?¿Quéostraéisentremanos?Unahoraymediadespuésmeencontrabadelantedemimadre en la cocinade casa.Me sentía

mareado,yunasonrisaestúpidaadornabamicara.—¿Estásborracho?—preguntóellasinpodercreérselo.Enrealidadnoloestaba.MehabíapasadounahoravomitandoenunazanjaconO’Dell.Tagnos

llevópor turnos a nuestras casas.El castigo, rápidoy cierto, quedaba a juiciode cada familia.LamadredeRoyLeeleagarródeunaorejaylohizoentrararastras.Redsalióalporche,oyótodalahistoriayseñalóhaciaelcobertizodelapartedeatrás.EncuantoaO’Dell,loúltimoquevifuequebajabahaciaallí,cabizbajo,seguidodecercaporsupadre.

Mientrasmamámecontemplaba,yososteníacontraelpechoelenvoltorioconloscuatrolitrosdel precioso alcohol. Tag nos había permitido guardarlo cuando le explicamos con qué objeto lohabíamoscomprado.Sorprendentemente,noshabíacreído.

—¡VayaporDios!—exclamó—.¿Porquénomelohabíaisdicho?¡Oshubieracompradovariostarros!

Yonoestabatanborrachonimareadocomoparaolvidarelmodoenquedebíamanejaramamá.—Losientomucho,mamá,deverasquelosiento.Ellaserió.—Estavezno.Estaveznotevasasalvarnilavandoplatosnilimpiandotuhabitaciónnicociendo

riñonesninadaporelestilo.AhoramismobajaselbrebajedeeseJohn-Eyealsótano(sí,yaséqueesparatuscohetes)ylodejasconelrestodetuspócimas.Estacasavolaráporlosaireseldíamenospensado.Despuéssubes,teduchas,telavaslosdientesytesacasdeencimaesapeste,yluegotemetesenlacama.

—¿Yaestá?—Hastaquedecidaquécastigoteimpondré,pueshadeserunodelqueteacuerdestodalavida—

dijoellaconretintín.—¡Esquetengoquerecuperarmeunpoco!—exclamé.—Vaya,quépena…Aléjatedemivista.Jamáshesoportadoalosborrachos.—Mamá…—Comencéalloriquear—.¡Pégameodiquéquieresquehaga!Meneólacabeza,sonriendo.—Nilosueñes.Mearrodilléyapoyélacabezaensuregazo.—Perdóname—dijeenlosplieguesdesuvestido—.Perdóname,perdóname.Metocóelpeloyseaguantólarisa.—Sonny,novoyaponerteningúncastigo—dijo.Meatrevíalevantarlavista,reprimiendouna

sonrisa—. Eres un malcriado. Debería pegarte con un bate de béisbol. Si me prometes que novolverásaprobaresacosaharemoslaspaces.Yahora,llévaloalsótanoyhazloquetehedicho.

Meincorporé,asentíconlacabezaybajéalsótanoconmimatarratas.Cuandopapállegóacasa,

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violostarroseidentificósuprocedencia.Estabaenlacocinaconmamácuandosalíalpasillotrasirotravezallavabo.

—Elsie,¿túsabías…?—Sí,Homer.—Yahora¿qué?¿Echarástúlaaceitunaenelmartini?—Yaveremos.Benditaseamimadre,pensé,yvolvícorriendoalbaño.Auncuandoteníalacabezametidaenel

inodoro,oíquelosdossereían.Era laprimeravezquelesoíareírenmuchotiempo.Mehubieragustadocompartirconellosaquelmomento.

El superintendente provisional enviado por la acería de Youngstown era un hombre llamadoFuller.Hablaba comouna ametralladoray teníamásomenos elmismoencanto.No semudóa lacuasifortaleza de la colina, sino que se alojó en el Club House, reforzando así su condición deartículo temporal. Convocó al señor Dubonnet y a otros líderes sindicales para decirles que seofreceríanbuenascondiciones,peroquelascasassepondríanalaventadeinmediatoyalquenolegustarayapodíairse.FullerdesafióalaVMWAairalahuelga,blandiendoelúltimoconvenio:

—Aquínodicenadadequetengamosqueproporcionarlescasa,agua,electricidadoloquesea.Elquesostengalocontrarioesunperfectoimbécil.

El señor Dubonnet tuvo que ceder y la venta siguió su curso. En Bluefield cortaron lasconduccionesdeaguaydealcantarillado,yenelplazodeunmeslagentedeCoalwoodempezóarecibirfacturasporalgoquesiemprehabíaconsideradogratuito.AparecieroncartelesdeSEVENDEdelante de las iglesias. Oí decir a algunos en el Big Store que aquello era como si la empresaestuvierasacandodelpuebloalmismoDios.

El reverendo Richard y sus feligreses reunieron dinero suficiente para salvar su templo. Encambio, el reverendo Lanier se quedó sin empleo cuando los metodistas pagaron la hipoteca delsuyo.Aunqueelreverendotambiénerametodista,habíasidounhombreasueldodelaempresaylasecta no quiso saber nada de él. El pobre hombre tuvo que hacer las maletas y marcharse deCoalwood. Mamá dijo que se había ido a California. Más tarde supe que trabajaba en la radio.Mientras los metodistas buscaban alguien que quisiera venir a la cuenca minera de VirginiaOccidental, la Iglesia Comunitaria de Coalwood quedó cerrada a cal y canto por primera vez endécadas.

Todoempezóairdemalenpeor.ElseñorFullerpusoasetentahombresdepatitasenlacalle,araízdelocualelseñorDubonnetconvocóunaasambleaurgenteeinvitóalaempresaajustificaresamedida.ElseñorFullernosepresentó.Oídecirapapáquehabíarecibidoórdenesparaquetampocoél acudiera a la reunión.El señorDubonnet apareció encasa.Papá lehizopasar.Ladiscusión fuelargayruidosa.Yoescuchabadesdemilaboratorioenelsótano;estuvieronunahoragritándosesinqueningunocedieraenlomásmínimo.Finalmenteoíquemamáibaalasalitayloshacíasaliralafuerza.

—Nopiensoaguantarestegriteríoenmicasa—lesdijo.Todavíaseguíandiscutiendocuandosemarcharonconrumbodesconocido.

Yoseguía trabajandoenmiscohetes.Añadíalcoholaunamezcladecincyazufreyobtuveuncompuestoespesoygrisquepodíamoldearsecomoplastilina.Loremetídentrodeunrollodepapel

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deváterylodejésecarbajoelcalentadordeaguahastaelsiguientefindesemana.Cuandotodosloscoheteros estábamos presentes, arrojé el tubo al fuego, y aún no había cerrado del todo la puertacuandoexplotóconunpotente¡fffssssss!Ardiócontalvelocidadquelapuertaseabriódegolpe,sedesprendióeltubodelachimeneayunhumoblancoempezóasalirentrombahaciaelpatio,juntoconnosotrosylosperros.Porsiesofuerapoco,alentrarenlacocinamedicuentadequeelhumotambién se había colado allí. Fui por toda la casa, abriendo hasta la última ventana. Los demásentrarontambiényempezaronaagitarelaireconrevistasytoallas.

Mispadresnoestabanencasa.Papáseencontrabaenlaminaymamá,decomprasenWelch.Loshombresquehabía en la gasolinera saltaron la cercayvinieron corriendo, convencidosdeque lacasaardía.AlguiengritóquehabíanavisadoalosbomberosdeWelch.

—¡Vuelvanallamaryquenovengan!—imploré—.¡Nohayningúnincendio!OípisadasenelporchedeatrásyTagentróseguidodeunhombrebajoqueparecíaunbarrilde

pólvora.Yonoloconocía,peroenseguidasupequiénera.—¿Quédiantrespasaaquí?—inquirióelseñorFullersinsacarseelpurodeentrelosdientes.—No es nada, son los coheteros—dijo Tag, sonriendo—.No habréis quemado elmatarratas,

¿verdad,chicos?—¿Matarratas?—ElseñorFullersecambióelpurodesitioymedirigióunamiradacriminal.Mientras los chicos seguían abanicando el humo hacia las ventanas, yo le hablé de nuestros

cohetesalnuevosuperintendentegeneralyexpliquéparaquéeraelalcoholilegal.ElseñorFullerfruncióelentrecejo.—¿Dóndedisparanesascosas?—Fueradelpueblo—respondí—.Muylejos.—¿Enpropiedaddelaempresa?—Sepuededecirqueno—afirmé,encogiéndome.Sudesaprobaciónquedóbienpatentepor la

expresiónhoscadesucara.El señorFullerdiomediavueltaypartióconTagpisándole los talones.Cuandomamá llegóa

casa,arrugólanarizalpercibireloloraazufreyluegobajóalsótanoyvioelcalentadorreventado.Quentin y yo la seguimos y nos plantamos ante ella, convencidos de que esta vez no habría

maneradeescaparasuira.Amamáletemblabanloshombros—yocreíquedellorar—,peroluegoadvertíqueestabariéndose.MerodeóporlacinturayatrajotambiénaQuentin.

—Chicos,soislaverdaderaluzdemivida—dijo—.Hacíaañosquequeríadesprendermedeestaviejacafetera.VoyapedirleaHomerquemecompreuncalentadoreléctrico,asípodréabrirelgrifocuandomedélaganaytendrétodaelaguacalientedelmundo.¡ComolosRockefeller!

Quentinsedetuvoenlaverjaantesdeirse.—Tieneslamejormadredelmundo—medijo.Yomiréhaciaatrás.—Es muy original —comenté. Sólo esperaba que lo fuera lo bastante como para saber

enfrentarseapapácuandollegaseacasayvieraloquehabíamoshecho.AunqueestoysegurodequeelseñorFullerlecalentólacabeza,papánohizocomentarioalguno

sobre nuestro abortado ensayo. Junior, el dependiente delBigStore, llegó al día siguiente con uncalentadoreléctrico.QuedóinstaladoyenfuncionamientomientrasyocargabaelAukXXII-Aencima

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de la lavadora. Había tomado la decisión de cargar el nuevo propulsor por secciones, sólo unoscentímetroscadavez.Pararemeterelelixirdecincenelbastidorutilizabaelmangodeunaescoba.Despuésdecadasección,poníaelextremoabiertodelbastidormirandoaunventilador,paraquesesecara. Tres horas después cargaba otra sección. Era un procesomuy lento, pero al cabo de unasemana el cohete estuvo listo. Colocamos nuestros carteles y Basil nos anunció en su periódico.Aquel fin de semana se presentaron más de doscientas personas. Había corrido la voz de que oconseguíamos un gran éxito o reventábamos Cabo Coalwood, como habíamos reventado elcalentadordeElsie.Encualquiercaso,ibaasertodounespectáculo.

ElAukXXII-Anonosdecepcionó.Saltódelaplataformaconsalvajeenergía,subióporlabarradeguiadoyllenóelvalledeunrugidoatronador.Lamuchedumbreretrocedióyprorrumpióenun«ah» colectivo mientras el cohete se perdía más allá de una tremenda columna de humo blanco.Quentinsalióentrombadelblocaoydirigiósuteodolitohaciaelcielo.

—¿Dóndeestá?—gritó—.¡Noloveo!Nadieloveía.Sehabíaperdidoliteralmentedevistaalextinguirsesuesteladehumo.Depronto

empezóapreocuparmeelsitiodondepodíaaterrizar.Miréanuestropúblico.—¡Todosaloscoches!—grité,instándolosconmovimientosdelosbrazos.Algunaspersonasme

saludaronconelmismogesto.—¡Tiempo!—chillóQuentin.—¡Lotengo!—repusoSherman,consultandoelrelojquehabíapedidoprestadoasupadre.Seguíescrutandoelcieloenbuscadealgunaseñaldelcohete,perosabíaqueconmimalavista

difícilmente iba a ser el primero en divisarlo. Los espectadores estaban dedicados a la mismaocupación.Yoempecéasudar.¿Dóndehabríaido?Billyfueelprimeroenverlo.

—¡Allí!—señaló.Miréhaciadondeindicaba,peronolodivisé.Entonceslooí.Silbabaamedidaqueseibaacercando,yparecíaqueibaacaerjustoencimadenosotros.Volvimosameternosenelblocao.Unárbolsepartióanuestrasespaldasyentoncesoímoselsonidoinconfundibledelaceroalchocarcontraladuratierradelamontaña.

—¡Treintayochosegundos!—exclamóSherman.RoyLeelomiróydijo:—¿Dequésirvesabereltiempo?Sherman le explicó nuestros cálculos a Roy Lee. Quentin, Sherman y yo habíamos estado

hablandodeellodespuésdequelaseñoritaRileyhubieraempezadoaenseñarnosunpocodefísicanewtoniana. Un cuerpo en caída hacia la tierra aceleraba a razón de 9,6 metros por segundo. LaecuaciónparasaberaquédistanciacaíaeraS=1/2at2,odieciséisveceselcuadradodeltiempoquetardabaencaer.Suponiendoqueuncohetetardabaaproximadamentelomismoenalcanzarlaaltitudmáxima que en bajar—buena suposición, ya que el elixir de cinc ardía tan deprisa que nuestroscohetes eran prácticamente aparatos de vuelo sin motor tan pronto dejaban la plataforma—,dividiendopordoseltiempototaldevuelo,elevándoloalcuadradoymultiplicandoelresultadopordieciséis, teníamos un cálculo aproximado de la altitud alcanzada. Lamitad de treinta y ocho eradiecinueve, diecinueve al cuadrado era trescientos sesenta y uno y esomultiplicado por dieciséisdaba…

—¡Milsetecientostreintaytresmetros!—anunció,alborozado,Sherman.

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¡Habíamos superadonuestrasexpectativas!Billy,quehabíacorridoenbuscadel cohete,volviósosteniéndolo con los brazos en alto. La gente lanzó hurras desde la carretera mientras nosotrosdábamossaltosdealegría.

—Estamos llegando al espacio—dijoQuentin cuando paramos a tomarnos un respiro—.Nosacercamoscadavezmás.

—Hace días que quería hablaros de eso—dije, haciendo que se acercaran todos—.Leí que elespacioempiezaacincuentakilómetrosdealtura.Yocreoquepodemoshacerlo.

Todoelmundoquedóprendadodelaidea,inclusoRoyLee,quebramó:—¡Sí!¡Hagámoslo!—¡Prodigioso!—exclamóasuvezQuentin—.¡SeguroquesalimosenlaportadadeLife!Después de sosegarnos un poco, limpiamos los alrededores del blocaoy llevamos el cohete y

demásmaterialalcochedeRoyLee.Viquesealejabalaúltimacamionetadeespectadores.Eraunvehículodelaempresa,yelhombrequeibaalvolanteeraelseñorFuller.

El argénteo cilindro salió despedido en medio de una columna de humo y llamas,desafiandoalvientomientrassurcabaelcieloamododemensajerodelosmuchachosdeBigCreek,unoschicosqueusanlafuerzadelcerebro,noladelosmúsculos,quenojueganconunapelota,sinoconelfuegodeApolo.Oh,cohetevolador, tu truenoretumbaenlosvallesasustando a venados ymontañeros por igual. ¿Hasta dónde subirá?, pregunta la gente. Loschicossalencorriendodelbúnquerybajancorriendoporlaescombreradeciscoquelessirvedezonadeensayo;susrostrosdenotanlaalegríajuvenilyelinteréscientíficoquelosmueve.¡Oh,Coheteros,cuándulceeselplacerdevuestrosmisilessurcandoelpálidocieloazul!¡Alespacio,alespacio!,gritanellos.¡Llegaremosalespacio!

TheMcDowellCountyBanner,octubrede1959

ParanuestrosiguientepasonecesitábamosresolverlasecuacionesdeDeLavalquehabíaenmilibro.Peronosfaltabaunnúmeroimportante:elimpulsoespecíficodelnuevopropulsor.Segúnmilibro,elimpulsoespecíficoeraelempujeproducidoporuncohetecuandoquemabamediokilodecombustibleenunsegundo.Parahacerestecálculo,eraprecisomantenerquietoelcohetemientrasmedíamossuimpulso.O’DellfueahablarconelseñorFields,elcarnicerodelBigStore,paraquenos prestara una balanza—de las que se cuelgan del techo para pesar piezas de carne— con lapromesadequeladevolveríamossinunsoloarañazo.

Ya enCaboCoalwood, ajustamos la balanza a la cara inferior de un tablón sostenido por doscaballetesdeserrar.Luegopasamosunalambredesdeelganchodelabalanzahastalaparteposteriordeunodenuestros cohetes,metidodentro de un tubo ligeramentemás ancho, que a su vez estabasujetoaltablónmedianteuntrozodeflejedeacero.Laidea,originaldeQuentin,eraqueelcohetebajaríapor el tubo tras la igniciónyquedaría frenadoporuncable sujetoalmuelle,quea suvezestabaenganchadoaunaestacaclavadaenelsuelo.Observaríamoselmuelleconunosprismáticosyveríamos cuánto impulso se producía; luego dividiríamos la cifra por los kilos de propulsorquemadoyeltiemponecesarioparaello.Elresultadoseríaelimpulsoespecífico.

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La idea erabuena,pero el resultado fuemalo, lo cualno constituíaunanovedaden laAMBC.Cuandoencendimoselcohete(quebautizamoscomoAukXXII-B),dejóescaparunanubedehumoyllamasybajóporeltubo,arrancóeltablóndeloscaballetes,picósobreelcarbónmenudo,diounbotey luego,con implacableprecisión,giróhacianosotros.Pasósilbandoporencimadelblocao,arrastrandotraséllabalanzaconelcableylaestaca,rebotóenunarocadelarroyoysubióhaciaelmontedonde fueadar contraunnidodeavispas.Lasavispas, furiosas,nospersiguieronmontañaarriba. Permanecimos agazapados mientras merodeaban por la escombrera con movimientos detornado.Cuandoporfinsedispersaronanochecía.Encontramoslabalanzahechapedazos.LaAMBCempleólascuatrotardesdesábadosiguientesenlimpiarlacarniceríaparasaldarladeuda.ElseñorFullervinoparaobservarnos.Nodijonada,sólomiraba,yasísupimosquesabíaloquehabíamoshecho.

Nuestro segundo intento de determinar el impulso fue una variante del primero, esta vezempleandolabásculadelcuartodebaño.Yoestabaabsolutamenteconvencidodequeseladevolveríaintactaamamá,porqueestavezdisponíamosdeunainstalaciónmejorada(casualmente,eldiseñoeramío).ConuntrozodehierroenUqueencontramosjuntoaltallergrande,construimosunaespeciedetorredeperforaciónylacolocamossobrelabásculacomosoporteparauntuboqueconteníaelcohete.Pusimosunespejoencimadela«torre»afindeleerlabalanzaconunosgemelos.ColocamoselAukXXII-Cbocaabajodentrodeltuboencuestiónyloencendimos.Labásculaylaplataformadehormigónestabanensucamino,asíquenopodíahacerotracosaqueempujar.Yosabíaque ibaafuncionar, y funcionó. Los primeros segundos de la llamarada nos permitieron leer la báscula.Luego,pordesgracia,elAukXXII-Cseconvirtióenunmartilloneumático.Seagitóarribayabajodeltuboylaemprendióconlabáscula.Sobrevivióalosprimerosimpactos,peroluegooímosquealgosepartía.Cuandoelpropulsorterminódesisear,labásculademamáestabahechaañicos.

Traté de recomponerla lo mejor que supe, metiendo todos los fragmentos en su interior ymontando el armazón para darle un ligero parecido con su forma original. Volví a dejarla en elcuartodebañoconfiandoenquenadienotasenada.Elaguadelváterseguíacorriendocuandomamáabriódegolpelapuertademihabitación.

—Quierounabásculanueva—dijo—.Ylaquieroantesdeveinticuatrohoras.O’Dell se presentó con una báscula nueva para mi madre. No sé de dónde la sacó ni se lo

pregunté,sencillamenteladejéensusitioysalídelbaño.Noshabíamosmetidoenun lío—esoyanoeraningunasorpresa—pero también teníamosun

flamantenúmerodeimpulsoespecíficoparanuestropropulsor.Ahoratodoeraposible.

El vuelo del Auk XXII-D debía ser el último de la serie con toberas avellanadas. Encargué anuestrosmecánicosunúltimoajuste,consistenteenreducireltamañodelasaletas.Habíaobservadoqueloscohetesanteriorescabeceabanalvencerelplanodelasmontañasyentrarenlacorrientedelvientoquesoplabaporencimadeellas.Penséqueconaletasmáspequeñasevitaríamosesoyvolaríanmejor.LoqueignorabaeraqueO’DellySherman,queahoraseencargabandecolocarloscohetesenlaplataformadelanzamiento,tambiénsehabíanpercatadodelefectodelvientoenlatrayectoria.Lo habían compensado apuntando el cohete ligeramente inclinado con respecto a la dirección del

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viento.Alfinal,resultóqueeldíaenquedebíavolarelAukXXII-Dsoplabaunvientoracheadoarasde laescombrera.Estudié lasnubes.Llevaban lamismadirección, rumboaloesteyalejándosedelcentrodeCoalwood.

Ensuintentodecompensarlaaccióndelviento,O’DellyShermaninclinaronlabarradeguiadomás de lo habitual. Yo estaba muy ocupado organizando el blocao como para fijarme en lo quehacían. Coloqué el cable de encendido, me aseguré de que Quentin y Billy tuvieran a punto susteodolitos,preguntéaRoyLeesinuestraflamanteconsoladeencendidofuncionabacorrectamenteyluegodijealoschicosqueocuparansuspuestos.

Tras el último lanzamiento, había corrido la voz de que nuestros grandes cohetes eranpotencialmentepeligrososparalosespectadores.

EsonoimpidióqueacudieranaCaboCoalwood,peroviquealgunosmineroshabíanvenidoconelcasco.RoyLeeizólabanderadelaAMBC.Esaeralaseñal.Reparé,conciertapreocupación,enqueelvientolahacíaondearconviolencia.

Nohicecaso.Elcoheteeragrandeypesado.Teníaquevolarenlínearecta.EntréenelblocaoymearrodilléantelaconsolademaderaconstruidaporShermanyO’Dell.Habíaninstaladoinclusounapalancadeunviejo transformadorde tren eléctrico.Laaccionéy el cohetepropulsadopor elelixirdecincpartiócomounaexhalaciónenmediodeunbramidobestial.Ascendióenlínearectasininmutarsecuandosobrepasólacumbredelasmontañas.Shermancontó:

—Diez,once,doce…ObservélaesteladelAukhastaqueestedesapareciódegolpe…apuntandohaciaCoalwood.—¡No!—grité,horrorizado.Shermandejódemirarsureloj.—¿Qué?RoyLeeviolomismoqueyo.—¡Mierda!—exclamó.Los demás miraron valle abajo, al igual que nuestros espectadores. Al unísono, casi todo el

mundorepitió loqueRoyLeeacababadeexclamar.Corrimoshaciasucochemientras lagentesedispersaba. Enfilamos la carretera con las caras pegadas a las ventanillas del coche de Roy Lee,buscandoelmenorsignodelcoheteextraviado.

—¿Sabéisunacosa?—dijoQuentin—.Metemoquelavelocidaddelcoheteafectatambiénasuestabilidadenmomentosdemáximapresión…

—Cállate,Quentin.—Esposiblequeexistaunarelaciónentre lapresióndelvientoy lavelocidad,yquepuedaser

calculadamatemáticamente.¡Quéinteresante!Yocreoque…—¡¡Cállate,Quentin!!Frog Level estaba tranquilo, así que seguimos adelante. Al llegar aMiddletown, vimos a una

multitudcercadelacarretera.Lagentecorríaaverquépasaba.—¡Hemosmatadoaalguien!—gimióRoyLee.ElAukXXII-Dhabíaaterrizadoenelcampo,cercadelaiglesiadeLittleRichard,untrechoplano

dondeloschavales jugabanamenudoalfútbolyalbéisbol.Presasdelpánico,convencidosdequehabíamosmatadoaalgúnpobrechico,nosabrimospasoentrelagenteyencontramosnuestrocohete

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sepultadoen lahierba.Sóloasomaban las aletasy la tobera.Elolor a azufre era intenso.Sentí talalivioquemeechéareír,ylagentesecontagiódenuestrasrisas.

—ComosigáisporesecaminovaisamandaruncoheteaWashingtonDC—comentóTomTickle.ElviejoTomeraunmineroquesiemprenoshabíaapoyado.

RoyLeesacóunapaladelmaleterodesucocheyempezóadesenterrarelcohetemientrastodoshablabandedóndeestabancuandoestecayó,delruidoquehizoydecómotemblólatierra.EntoncesvimosllegaralseñorFullerensucamioneta.Echóunvistazo.

—¡Soisunaamenazaparatodoelmundo!—proclamó—.¡Eselúltimocohetequelanzáisenestepueblo!

«Yaempezamos»,penséyo.—Mire,oiga—ledijoelreverendoRichard—,nopuedeimpedirlesaloschicosquesiganconsu

trabajo.¡Estamosorgullososdeellos!—Nopuededespediraloscoheteros—intervinoTom—.Déjelosenpaz.¡Nohahabidoningún

herido!Unmurmullodeasentimientoseelevóentrelamultitud.ElseñorFullernosmiródetenidamente.—Vuelansobreterrenosdelaempresa,yporloquehevistolohacenconmaterialdelaempresa.

Aquílaempresasoyyo,ylesdigoqueestosehaterminado.—Unmomento—insistióLittleRichard—,puedequeustedsealaempresa,peroestaspersonas

quelorodeansonelpueblodeCoalwood.—Loschicosvanaseguirconsuscohetes—dijoTom,dandounpasohaciaelseñorFuller—.

Usted puede vender nuestras casas y obligarnos a pagar por el aire que respiramos, pero no va aimpedirqueloschicossiganconlosuyo.

UnamujerquetocabaelpianoenlaiglesiadelreverendoRichardzarandeóalseñorFuller.—Estepuebloestabamuybienantesdequeustedllegara—leespetó—.Nonosvengaahoracon

esosairesdeyanqui,diciéndonosloquevaahaceryloquenovaahacer.ElseñorFullervolvióasuvehículoy,unavezallí,meseñalóconungestodelacabeza.—¡Hablarécontupadre!—Vosotrosalovuestro,chicos—nosdijoTom—.Queremosvercohetesenelcielo.—Aunque no estaríamal que apuntarais un poquitomás allá—comentó otro, señalando hacia

CaboCoalwood.

Encuantolleguéacasa,papátelefoneóymedijoquefueraalamina.Inspirébienhondoymepuse en camino. La puerta de su despacho se encontraba entornada. Papá estaba estudiando undiagrama de lamina con unamano sobre el ojomalo. Se volvió cuando llamé a la puerta, ymeimpresionó su aspecto, no tanto por su ojo acuoso e inútil, sino por su cara demacrada.Lo habíavistomuypocodesdequeanunciaranlaventadelascasas.Papáalcanzósusombrero.

—Vamosadarunavuelta—dijo,yme llevóhaciasucamioneta.Advertíquecojeabaunpoco,aunqueel accidente,queyo supiera,no lehabíaafectado laspiernas.Enciertomodo, loveíamásbajodeloquelorecordaba.

Quisepreguntarleadondeíbamos,peromecontuve.Papácondujodespaciomásalládenuestra

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casaydelcolegioyentreelpasadizodecasas,endirecciónalcentrodeCoalwood.Vi,sobresaltado,queunadelascasasjuntoalarroyoestabasiendopintadadecoloramarillochillón.Enmitaddelasotras,todasdelcolorblanco,destacabacomomuestrayafirmacióndequelascosasyanovolveríanasercomoantes.Eraunadelasprimerasquesevendían,ypapálamiróysesecólabocacomosiestuvieraborrandolaspalabrasquedeseabapronunciar.

Dejamosatráslaiglesia,conlacruzenloaltoligeramenteladeada.Elcandadodesupuertadedoblehojaeraenorme,máspropiodelaspuertasdelcieloodelinfiernoquedeunapequeñaiglesiadel estado. Continuamos en dirección a Frog Level. Era evidente que nos dirigíamos hacia CaboCoalwood.

—He pensado que tenías que verlo, Sonny —dijo papá cuando lo miré con expresióninterrogativa—,envezdeenterarteporotros.

Cuando estuvimos a la vista de Cabo Coalwood, divisé un bulldozer que cubría nuestraplataformadelanzamiento.ElseñorFullercaminabaalladodelamáquina,dirigiendoalconductor.LastablasquehabíanservidoparaelblocaodelaAMBCestabanapiladasjuntoalacarreterayunatira de alambre de espino atravesaba la entrada a la escombrera. Colgando del alambre había unrótulocuadradoconunmensajedelseñorFuller,laempresaylaaceríapropietariadelamisma:

PROHIBIDOELPASO

Alverlo,sentíquemehervíalasangre.—¡Papá,estesitiomelodistetú!Élagarróconfuerzaelvolanteymiróhaciaelbulldozer.—Meprometistequenovolveríasalanzarcohetessobreelpueblo.—Fueunerrortécnicoyyalohemossolucionado.—LadecisiónesdelseñorFuller—dijoél—yteníatodoelderechoatomarla.—¿Quéderecho?Túnosdisteesamadera,nosotrosnolarobamos.Ylomismoelcementopara

laplataforma.Papámeestudióporunosinstantes,comodecidiendoquéactitudtomar.—Escucha—dijoalfin—,yonopuedohacernada,¿entiendes?¿Ysabesporqué?Puesporque

notengotítulouniversitario.¿Notegustacómofuncionanaquílascosas?Puesvealauniversidadyluegovuelve.Dentrodeunosaños,seguroquetúdirigirástodoesto.

Mireservadearroganciameasaltóderepente.—Papá—declaré—,cuandosalgadeestemalditoagujero,nadaconseguiráhacermevolver.Miintencióneraherirle,yloconseguí.Papárespiróhondoylevantóunamanohaciamí.Esperé,

conscientedequemehabíaextralimitado,peronohubobofetón.Dejócaerlamanosobreelregazo.—NopuedocreerquedigasestodeCoalwood.Alinstantemearrepentí.«¡Malditaseamilengua!»,pensé.EnesemomentoRoyLeeyO’Dellaparecieronenelcochedeaquel.Alcontemplarlaescena,me

miraroncomopidiendoinstrucciones.Meapeédelacamionetaylosllevéalapiladetablas.Luegoagarréunayelloshicieronlomismo.

—Volveremosaconstruirnuestroblocao—lesanuncié.

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Llegóotrocoche,esteconShermanysupadreabordo.Despuésotro,convariosmecánicos,yluegootromásconelseñorDubonnet,TomTickleyalgunosmineros.Todossequedaronjuntoalaalambrada.Papábajódelacamionetayseacercóanosotros.

—Homer,estonoestábien—ledijoelseñorDubonnet.—Notemetasenasuntosdelaempresa—replicópapásinsuacostumbradavehemencia.—Nosomoslaempresa—repusoTom—.Somoselsindicato.—Volveostodosalpueblo.—Laspalabrasdepapácarecierondefirmeza.—Antesreconstruiremoselblocaodeloschicos—dijoTom.Los hombres arrancaron la alambrada y empezaron a cruzar la escombrera con las tablas. El

señorFullerllegócorriendoyempezóagritarles,peroellosnohicieroncaso.El señor Dubonnet fue hasta el bulldozer y tuvo unas palabras con el maquinista, que

inmediatamenteempezóalimpiarnuestraplataforma.YoviquepapáibahaciaelseñorFuller,quenoparaba de resoplar y gritarle a todo elmundo. Papá le tocó en el hombro y el superintendente sevolvió, se puso de puntillas y empezó a gritarle. Papá aguantó un rato y de pronto agarró alhombrecilloporlachaquetadepielylolevantódelsuelo.RoyLeeseñalóhaciaellos.

—Meparecequetupadreestánegociando—dijodisimulandolarisa.ElseñorDubonnetseechóareíralverlo.

El señorFuller abandonó la escombrera agrandeszancadasypapá se acercóamíyme llevóaparte.

—Tienesvíalibre.Sinecesitastubos,maquinaria,láminasdealuminio,selodicesaLeonFerroyyofirmaréelpedido.Simefallasahora,nopodrásecharmelaculpaamí.Laculpasolamenteserátuya.¿Comprendido?

—Comprendido,señor—lerespondíconunasonrisa.

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22-Avueltasconlasmates

AukXXIII-XXIV

ElseñorFullerabandonóprecipitadamenteelpueblopocosdíasdespués.Elclubdelchismorreodijoquepapálehabíaechado,peroyocreoquelaverdaderarazónfuequeélhabíacumplidoyaconsupapel de ejecutor de faenas desagradables por cuenta de la acería. Una semana después llegó unnuevo superintendente general, un tal señor Bundini. Era vagamente parecido al señor VanDyke,pero también traíamalas noticias de los amosdeOhio.Lamina recibió la ordende trabajar sólocuatrodíasporsemana.Papásereunióconsuscapatacesylesdijotodoslossalarios—incluidoeldeél—ibanasufrirunamermadelveinteporcientoconefectosinmediatos.

Elotoñollegóentreráfagasdevientofrío.Losarcesdelpatiosevolvieronanaranjadosyluegodejaroncaersushojascomosi tuvieranprisaporquellegaseel invierno.NormalmenteeraJimelencargadoderastrillarlashojascaídas,peroeseañometocóamí,locual,sumadoalsilenciodesuhabitación,acentuabasuausencia.Suscompañerosdeclasesehabíandesperdigado.ElrumorquemellegóafirmabaqueValentineCarminayBuckTrantsehabíancasado.O’DelldecíaqueBucksehabíaido aDetroit, yo suponíaquepara trabajar en la industriadel automóvil.Deseéque aValentine lefueranbienlascosas.

Jim dejó de salir con Dorothy unas semanas después de su primera cita, cosa habitual en él,porqueleinteresabamásperseguirquedarcaza.Enjuliosefuealauniversidadconunabeca.

Sus cartas y llamadas indicaban que le iba bien en el terreno de juego pero que necesitabafrecuentesenvíosdedineroparatenersuguardarropaalaalturadelnivelmediouniversitario.Mamáextendióloschequesylosenvióporcorreo.

Ademásdequemiclaseeraahoraladelosmayores,tambiénhubootroscambiosenelinstituto.BigCreekhabíasuperadolasuspensióndelequipodefútbol,peroGainersehabíatrasladadoaotroinstituto del estado.El nuestro ya no era un equipo sobresaliente.De los cuatro primeros partidosperdiótres.

Dorothyeramajorettedelabandayactuabadurantelosdescansosdenuestrospartidos.Teníaunaspectodeslumbrante.Aunqueyomeodiabacuando lohacía,nopodíaevitarmirarlaahurtadillascadavezquesemepresentabalaocasión.Ellatratabadecaptarmiatención,tantodurantelosensayosdelabandacomoenclase,peroyomenegabaadarleelgustodedevolverlelamirada.Unamañaname arrinconó en el pasillo y empezó a decirme que sentía lo de Jim y que ella desconocía missentimientos.Hicecomosinolaoyera,Perocuandosealejómelaquedémirandocomouncachorrodesvalido.Laechabademenos.Aunqueeraalgoqueadmitíaparamisadentros,noibaadejarquenadielosupiera,especialmenteella.

YodisponíaahoradelBuickcadasábadoporlanoche,yconRoyLeehacíamoscarrerashastaelDugout.

Después de llegar a lo alto deCoalwoodMountain, él ya no tenía nada que hacer en su viejocacharro.Gracias al carburador de cuatro cilindros, enLittleDaytona elBuickpodía alcanzar loscientocincuentakilómetrosporhora.Yomevanagloriabadelatemeridadquerequeríaalcanzaresa

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velocidad.Eraestupendooírel rugidodelmotor,notar lasvibracionesdelvolanteyverpasar lasmatasylosárbolesconvertidosenunborrónverdoso.Unpardeveces,alsalirdelDugout,RoyLeetratódellegarprimeroaldrive-inquehabíaenEnglish.Conducíamejorqueyoenlascurvas,nuncapisabaelfreno,peroencuantollegábamosauntramomásomenosrecto,yolosuperaba.Alcabodeuntiempodejamosdehacercarreras.

—Sóloqueríadivertirmeunpoco—medijo—,perotútecomportascomosiquisierasdemostraralgo.—Supusequenopodíasoportarqueyofueramejorconductorqueél.

Tal comopapáhabíaprometido, sólo teníaquedecirle aLeonFerro loquenecesitabapara laAMBCyallíestaba: tubosdeacero,chapadealuminio, loquequisiera.CuandoelseñorFerromellamabaparaavisarmedeque tenía losnuevosmateriales,nomeproponíauncambio,sinoqueseofrecíaahacerloquelepidiera.Todoestabalistoparadarelsiguientepasodegiganteencuestióndediseño.ElAukXXIII ibaa ser elprimercohetebasadoen la suma totaldel librode la señoritaRiley, el cálculo que Quentin había aprendido en la clase del señor Hartsfield y que yo habíaasimilado por mi cuenta, y los conocimientos prácticos que habíamos adquirido en dos años deéxitosyfracasos.

Quentin hizo autostop hasta Coalwood un sábado de noviembre y vino a casa para resolverconmigolasecuaciones.MientrasDaisyMaenosmirabaconojosmuyabiertosdesdelaalmohadademicama,yChippercolgababocaabajodelascortinas,QuentinempezóaleerdellibrodelaseñoritaRiley,resiguiendoconeldedolasecuaciones.

El texto explicaba el fenómeno que regía el diseño de una tobera de eyección. Quentin y yoestuvimoshablandodeellohastaestarsegurosdehaberlocomprendido.Alarder,elpropulsordeuncoheteproducía, enprimer lugar, unchorrodegasesque fluíahacia la secciónconvergentede latobera.Si el chorro continuaba fluyendoavelocidad inferior a la del sonido, se condensaba en lasección divergente de aquella y perdía toda su eficacia. Pero si el chorro de gases alcanzaba lavelocidaddelsonidoenlagarganta(«¡Eslaclaveparadiseñartoberas,Sonny!»),entonceselflujosevolvía supersónico en la sección divergente, lo cual era muy bueno. La serie de ecuaciones quedebíamosresolverdescribíalossiguientesparámetros:coeficientedeempuje,áreadelagargantadetobera,áreasdelacámaradecombustiónyvelocidaddelosgasesparaunpropulsordeterminado.

El libro nos exigía también tomar decisiones que jamás habíamos tomado con anterioridad,relacionados con la altura y velocidadque iba a alcanzar nuestro cohete y el pesoque iba a tenernuestra carga útil. Comprendimos que todo ello estaba relacionado. Lo primero que hicimos fueprescindirde la cuestiónde la cargaútil.Por elmomento sólonos interesabaalcanzar lamáximaaltitud.

—Pongamostreskilómetros—propusoQuentin.—¿Yporquénocincuenta?Quentinfuemásprudente:—Vamosaverloqueserequiereparadoblarnuestracotadealtura.Abríuncajónysaquéunblocdenotas.Lamismafórmulaquehabíamosempleadoparacalcular

laaltitudenfuncióndeltiempoeralaquenecesitábamosprimero,lafamosaS=1/2at2

Hiceloscálculossuponiendoquenuestrocohetealcanzabalamáximavelocidadinmediatamentedespuésdellanzamiento,yredondeandolaaltitudatresmilmetros.Elresultadoeraunavelocidadde

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240metrosporsegundo,oloqueeslomismo,864kilómetrosporhora.Repetíloscálculosyobtuveel mismo resultado. Era más de cinco veces la velocidad a que yo ponía el Buick en PequeñoDaytona,ymeresultódifícilimaginarqueuncohetenuestropudieravolartanrápido.Apartéelblocdemalamaneraytiréellápizalsuelo.

—Tienequehaberunerror.—Estabaenfadadoconmigomismo.Noeracapazderesolverlamássencillaecuación.

Quentinleechóunvistazoymedevolvióelbloc.—Estotalmentecorrecto.Sigue.Notepongasnervioso.—¡Yonomehepuestonervioso!—lesolté,peroélteníarazón.ElsiguientepasoeraresolverlasecuacionesparaeldiseñoDeLaval,ymeestremecíantelaidea

deabordaresecometido.Habíadocenasdeecuaciones,todasellasimbricadasentresí,formandounverdaderolaberintodecálculo;siunaestabamal,todoloestaba.

—Túhasidoaclasedecálculo,Quentin—ledije—.Hazlastú.—No—replicóél imperturbable—.El libro te lo regalarona ti.Tú tambiénsabescálculo. ¡No

busquesmásexcusas!Paramíeracomointentarsuperarelrécorddelmundodeloscienmetros,algoquesólopodía

conseguiralguienmuchomáspreparadoqueyo.Quentinagitóundedoymedijo:—Mira,muchacho,sinoresuelvesestasecuaciones,¿quésentidohabrátenidotodoloquehemos

hecho hasta ahora? Podríamos construir un cohete perfecto, todos los profesores nos felicitarían.Quiénsabe.Yanosveoalosdosalardeandodelantedeljuradodelaferiadeciencias.Perotú,yoytodos los chicos de este club sabremos lo que se podría haber hecho si no te hubieras puestonervioso.Estehabríapodidoserungrancohete.

—¿Cómodefinestúungrancohete?—pregunté.Quentinsecruzódebrazosyadelantólabarbilla.—Ungrancoheteesaquelquehaceexactamenteloqueestáprevistoquehaga.Daigualsisólo

vuelaveintemetros.Siesoesloqueteníaquevolar,entoncesesungrancohete.—Señalóellibro—.Queremosquenuestrocohetealcanceexactamenteunaaltituddetresmilmetros.Lasecuacionesparaconseguirloestánahí.¡Resuélvelas!

Mirélasletritasylossímbolos.EsasmismasecuacioneslashabíautilizadoWernhervonBraun,yyolasconsiderabasudominiomássecreto.Laprimeraqueteníaqueresolvereralaquedefiníaelcoeficientedeempuje.Quentinalargóelbrazoylaseñalónervioso.

—Bueno,¿vamosapasarnosaquítodalanoche?—Estábien,cabrón,yalohago—gruñí.Quentinsesentóyriódebuenagana.Lashojasdepapelempezaronallenarsepocoapocodecálculos.Trabajédoshorasseguidascon

laúnicainterrupcióndemimadre,quevinoatraerleaQuentin,ydepasoamí,unpocodelechecongalletas.Saquéuna regla, un transportadoryun compásydibujé la toberay el bastidor según lasdimensionescalculadas.

—Creoquenoestámal—dijecuandohubeterminado.Medolíatodo,especialmenteelbrazoylosdedosdetantosdibujoscomohabíahecho.

Quentinocupómipuestoysedispusoarevisarunoaunotodosmiscálculos.Alcabodeunahora

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arrojómiblocalotroextremodelahabitación.—Has redondeado los exponentes—señaló en tono acusador—. Estos dibujos no sirven para

nada.—Yanorecuerdoquésehacecuandosonfracciones—repuseamododeexcusa.—¡Usarlogaritmos,sotonto!¡Seráposiblequenoteacuerdes…!Exasperadopormiestupidez,levantélosojosaltechoygemí:—¡Logaritmos!—Estabatancansadoquesóloteníaganasdedormir.—¡Vamos!¡Empiezaotravez!—meurgióQuentin.Aunquemeentraronganasdeestrangularlo,loquehicefueirenbuscadellibrodeecuaciones

diferenciales y utilizar las tablas de logaritmospara rehacer de arriba abajo las ecuaciones.DaisyMaesaltódelacamaysemesubióalregazo.Luegosehizounovillo,alargandodevezencuandouna pata para rozarme, como si quisiera darme a entender que estaba allí. Quentin se durmió yempezóa roncar.Terminados loscálculos,mepuseadibujardenuevo.Mamános llamóparaquebajásemos a cenar.Quentin se levantó de la cama entre bostezos y examinó de nuevomi trabajo.Después apiló las páginas con cuidado y me miró entornando los ojos, como hacía en ciertasocasiones.

—Prodigioso,Sonny.—¿Túcrees?—dijeenvozbaja,aunqueteníaganasdegritardealivio.—Creoquevaserungrancohete.—Vamosaenseñárseloamamá—propuse.Papáestabaenlamina,ydetodosmodosnocreíaque

leinteresaseloqueyohabíahecho.Fuimos a enseñarle los dibujos a mamá, que estaba en la cocina tomando café y hojeando el

nuevocatálogodeSears.Dejóaunladoelcatálogoyexaminónuestrotrabajo.EnesoestabacuandoelestómagodeQuentingruñóruidosamente.

—¿Yahoraqué,chicos?—dijoellatrasinspeccionarcadapágina.—Vamosaconstruirungrancohete,señoraHickam—respondióQuentin.—Peroantes,¿quétalunpocodecena?—propusomamá—.Chuletadecerdo,judías,mazorcas

demaízyunasgalletas.¿Osparecebien?—¡Sí,señora!MamádijoqueerademasiadotardeparaqueQuentinregresaseasucasahaciendoautostop,así

quevolvióaquedarseadormir.Yocreoqueaella legustabasucompañía.Mientrasyomiraba latele, ellayQuentincharlabande todounpocoen lacocina.Meacostéeneldiván,comosiempre.Papá llegó muy tarde y subió directamente a su dormitorio. Contuve las ganas de enseñarle mitrabajo.

EllunessiguientelellevémiscálculosalseñorHartsfield.—Para haber tenido problemas con el álgebra —dijo tras examinar concienzudamente las

páginas, incapaz al parecerdeolvidarmispecadosmatemáticosoriginales—,debo reconocerqueestoyimpresionado.Unapregunta:¿quévaahacerahoracontodoesto?¿Volarporlosaires?

—Noexactamente,señor.ElseñorHartsfieldhizoalgoinusitado:sonreír.—Lecreo—medijo.

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Fui en busca de la señorita Riley para enseñarle el diseño y seguir recibiendo elogios. Laencontréalahoradelalmuerzo,ensuclase.Estabarevisandoexámenes.Amímeparecíaqueestabamáspálidaydelgadaqueaprincipiosdecurso.Susojos, siempre tanbrillantes, seveíanun tantoanublados.Noobstante,parecíaestarpasándolomuybienenseñándonosfísicayempleandosupobresueldo para comprar cosas con las que hacer demostraciones: un globo para la ley deBoyle, unaplanchayunbarquitodejugueteparaelprincipiodeArquímedes,unyoyó(lasfuerzascentrífugaycentrípeta).Graciasaello,susalumnosasimilábamosmejorlosconceptos.LaseñoritaRileyelogiómitrabajo.Yomepusecolorado.

—¿Haspensadoenelcertamen?—mepreguntó.—Enesoestamos.Sacóunpañuelodepapeldelacajaqueteníasobrelamesaysesonólanariz.—Perdón.—Seajustólabufandadelanaalcuello.—¿Seencuentrabien,señoritaRiley?—Sóloesuncatarro.Siemprepillounoenestaépocadelaño.Bien,vamosaenseñarlealseñor

Turnerloquehashecho.LaseñoritaRileymeacompañóaldespachodeldirectoryyodespleguélasecuacionesydibujos

encimadesumesa.—Una bomba impresionante, desde luego —comentó él—. Tengo entendido que hace unas

semanasatacóuncampodejuego.¿Seprodujoalgunavíctima?—No,señor.Bueno,sincontaralseñorCarson,quesemetióenelhoyoquetuvimosquecavar

pararecuperarelcohete.Pareceserquerondabaporallídenocheysetorcióuntobillo.—Sediríaqueelfactordeterminanteentodalahistoriadelahumanidadeslasuerte—observóel

señorTurner,enarcandounacejamientrasmirabaalaseñoritaRiley.—Sí,señor—respondí,confuso.—LaferiadecienciasdelcondadodeMcDowellesenmarzo.LaseñoritaRileycreequeusted

deberíarepresentaraestecentroconsus…ingenios.Eljurado,ningunodecuyosmiembroscreequeBig Creek sea capaz de dar otra cosa que jugadores de fútbol, le interrogará a fondo sobre suproyecto. Sospecharán que usted en realidad presenta un proyecto de cuya construcción sonresponsables sus profesores, o tal vez sus padres. ¿Está preparado para responder preguntasinsidiosas?

—Sí,señor.—Deacuerdo,entonces.Leharéunexamenoral.¿Quéhacevolaruncohete?—LaterceraleydeNewton.Cadaaccióntieneunareacciónigualycontraria.Señalóeldibujodelatobera.—¿Yestaformapeculiar?¿Cuálessufinalidad?—EsunatoberaDeLaval,diseñadaparaconvertirgaseslentosydealtapresiónengasesdealta

velocidadybajapresión.Silosgasesalcanzanlavelocidaddelsonidoenlagargantadelconducto,sonsupersónicosenlapartedivergentedelatobera,conlocualseproduceunempujemáximo.

—¿Love?—dijolaseñoritaRiley,sonriendo.—¿Selohaenseñadousted,Freida?—Noseñor.Lohaaprendidoélsolo.

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ElseñorTurnertamborileóconlosdedossobresuescritorioyexaminómiscálculos,páginaporpágina.

—EldirectordelinstitutoWelch,unhombrepesado,sigueapostandoporelcertamencientífico.Dicequenecesitandinero.Usteddecide,Freida.Siquierequeestejovenparticipe,asegúresedequerellenaelformularioantesdequetermineelplazo.

—¡Sí,señor!Mientrasvolvíamosalaula,elpasillosellenódechicosqueabríanycerrabansustaquillaspara

sacarloslibrosylibretasdelaprimeraclasedespuésdelalmuerzo.DorothypasópornuestroladoconSandyWhitt,lajefadelasanimadoras.Sandynosdedicóunasonrisaalegre.Dorothyselimitóainclinarlacabeza.YodijeholademaneraquesóloSandypudieradarseporaludida.Unavezenlaterceraplanta,trassubirporlaescalera,laseñoritaRileysedetuvoyseapoyócontralapared.

—Noséquémepasaestosdíasqueestoytancansada—dijo,rehuyendomiademándeayudarla.Luego se ajustó la bufanda y me miró esbozando una triste sonrisa—. Por cierto, si ves a Jake,salúdalodemiparteydilequeaúnmedebeunpaseoaBluefield.

JakehabíatenidoqueregresaraOhioduranteelverano.Noshabíadejadosutelescopio,peroyono estaba seguro de que Jake fuera a volver al pueblo. Le prometí a la señorita Riley que meacercaríaalClubHouseaversiestabasuCorvette,yellasedioporsatisfecha.Entramosenelaula.Parecióaliviadacuandoporfinsesentó.

FuiaveralseñorFerroconlosdibujosbasadosenmiscálculoscientíficos;éllosexaminó,hizoalgunas preguntas y luego mandó llamar al señor Caton para que hiciera el trabajo. Yo bajabadiariamente enbicicletahasta el taller despuésde claseparaver cómo iba todoy echarunamanoaunquefuerabarriendounpoco.ElseñorCaton,paraacelerarelproceso,encargóalgunastareasaotrosmecánicos.Yo hubiera querido utilizar lasmáquinas, pero los hombres no semostraban deacuerdo;esetrabajorequeríaunaprecisióndelaquemistorpesmanosdeadolescentecarecían.

Por las tardes,el teléfononegrosonabaamenudoparamí.SolíaserelseñorCaton,quehacíahorasextragratisparaterminarlatobera.Eraunatoberadifícildehacer,puessusángulosinternosdebían coincidir exactamente en un punto para formar el diámetro de la garganta que yo habíaespecificadoenmisdibujosprevios.

UnavezlistalaintrincadatoberaDeLaval,elseñorCatonnosmostrómuyufanosuobra.—¿CreesquepodríatrabajarenCaboCañaveralconeldoctorVonBraun?Yopensabaquesí,perorespondíqueconfiabaenquenosememarchara.—¿Yperdermelaoportunidaddehacerestoparati,yademásgratis?—ElseñorCatonseechóa

reír,yviporprimeravezsudientedeoro.EscogimoselfindesemanadeAccióndeGraciasparaprobarnuestronuevodiseño.Cargarel

elixirdecincfueunprocesomuytrabajoso:menosdesietecentímetrosdepropulsorcomprimidosde una sola vez en el tubo, y cuatro horas de secado para cada segmento. Su longitud interior decientodocecentímetrossignificabacasisesentahorasdetrabajoalolargodelasemana.Antesdeiraclaseporlamañanacomprimíasietecentímetrosdepropulsor,otrossietecuandoregresabadeBigCreek, y siete más antes de acostarme. El sótano olía a alcohol, y no pocos de sus vapores se

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esparcíanporlacasa.—Sipasanporaquí—lesdijomamáalasvecinas—,novayandiciendoquehemontadounbar.HabíagastadocasitodoelpolvoparacargarelAukXXIII,yconseguirmáseraunproblema.Las

arcas de laAMBCdejabanmuchoque desear.No es que esomepreocupasemucho, pues tenía elconvencimientodequesiemprequenecesitaraalgoparamiscohetes,alguienmeloproporcionaría,yafueraelSeñorolosángelesquehubierandecididoapoyarmiproyecto.O’Delldijoquepensaríalamaneradeobtenerdineroparalaagencia.Confiéenquefueraalgomejorquedesenterrartuberíasdehierrocolado.

El día anterior aAcción deGracias, papá esperó pacientemente el cambio de cada turno paraanunciar los nombres de losmineros despedidos. Una docena de familias se estabamudando delpueblo, y cada vez iban quedandomás casas vacías. Coalwood era un hervidero de inquietud. Laiglesiahabíaabiertodenuevosuspuertas,ahoraenlasfirmesmanosdeunosmetodistasdemásalláde la línea Mason-Dixon, lo que según mi madre era una peligrosa combinación. El nuevopredicador,untipejoengatusador,gorjeabaconvoznasaldesdeelpúlpitoacercadelosmalesdela«codiciacorporativa»yloshombresque«obedecíanlallamadadeldiablo».PookySuggs,quenoibaa la iglesia desde hacía veinte años, dijo que el predicador tenía razón y reunió a una serie deminerosparaproclamarunahuelgasalvaje.Lahuelgaduróun turno,hastaqueel señorDubonnetdijoaloshombresquevolvierandeinmediatoalamina,peroPookyhabíaprobadolasmielesdelpoderyahorasededicabaamurmurarenlosescalonesdelBigStore.

—DubonnetyHickamestánconchabados—declaró,pasandoalosdemássusfrascosdealcoholilegal—.Tendremosqueempezaracuidarnossolos.

Mamáasóunpavoparalafestividadperopapáapenasloprobó,obviamentedisgustadoporhabertenido que despedir a algunos hombres. Eramos sólo tres en la cocina. Jim había vuelto de launiversidad,peroteníaunanoviaenBerwindysehabíallevadoelBuicktrasdejarsuropasuciaenelsótano. Había tenido una actuación excelente en el equipo del primer curso, pero ni siquiera esoparecióalegrarapapá,quientrasfingirquemirabaunratolatelevisión,agarrósuchaquetaysefuealamina.MamásalióacoseryleerrevistasalporcheconDaisyMaeenelregazo,DandyasuspiesyChipper subida a su hombro, hasta que volvió papá, casi a la medianoche. Yo estaba en mihabitacióndiseñandotoberascuandooíqueellaseibaaacostar.Creoquenoqueríaquepapásupieraquehabíaestadoesperándolo.

ElfindesemanasiguienteacudieronaCaboCoalwoodcasitrescientaspersonas.Nuncahabíamosvisto tanta gente; algunos incluso venían de la parte deWelch. Pasamos junto a la larga hilera decoches.Yo llevaba elAukXXIII sobre las piernas en el asiento de atrás del cacharro deRoyLee.Medíaunmetroveintedelargoyeraelcohetemásgrandeypesadodecuantoshabíamosconstruido.MientrasíbamoshaciaCaboCoalwoodmedioporpensarquemehabríagustadoqueestuviesenallíalseñorBykovskiysumujer.

Una vez en la plataforma, inserté un tapón de corcho para sujetar el cable deflagrador decromoníqueldentrodelatobera.Algunosdelosnuevosymáscuriososespectadores,ignorantesdelprotocolo que habían ido desarrollando nuestros parroquianos, salieron a la escombrera para vermejor.Mealarméalcomprobarqueunoscuantosniñossehabíansituadoamenosdetreintametrosde laplataformacon la intencióndequedarseallí.Sherman losechóhacia lacarretera.Quentinse

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alejó para ocuparse del teodolitomientras los demás nosmetíamos en el blocao una vez izada labandera.Todoestabapreparado.

Empecélacuentaatrásuntantonervioso.AunqueQuentinconfiabaeneléxitodelaoperación,yoteníaunpocodemiedodebidoalasdimensionesdelnuevocohete.InspiréhondoypulséelbotóndeencendidoenlaconsoladeaspectomuyprofesionalqueShermanyBillyhabíanmontado.

Conunpoderosoestallidodefuegoyhumo,elAukXXIIIdespegódelaplataformayseperdiódevista en medio de un rugido atronador que resonó en las montañas. Todos los espectadoreslevantaronlavistaboquiabiertos.Lomismohicimoslosqueestábamosenelblocao.Siunabandadade pájaros con sentido del humor hubiera pasado volando en aquel momento, todos habríamossufrido.Nohabíaelmenorrastrodenuestrocohete.Sehabíaesfumadoenelespacio.Quentinllamópara informar delmismo resultado. Un imponente embudo de humo empezó a descender. ElAukXXIIIestabaenalgunaparte,alláarriba.¿Ysicaíasobrelagenteosobrenosotros?¿YsitomabaladireccióncontrariayaterrizabaotravezsobreCoalwood?

—¡Loveo!—aullóBilly.¡Quévistatenía!—¿Dónde?—¡Allí!Erasólounpuntoenelfirmamento,perollevabaladirecciónprevista,aunquevirabaligeramente

haciaRocketMountain.Elcohetecolisionóconlacopadeunárbolgrande,queseestremeciócomopara hacernos saber que había recibido el impacto. Agarramos los picos y corrimos por laescombreramientraslagentenosaclamaba.

—¡Cuarentaydossegundos!—exclamóRoyLeesinresuello.—¡Dosmil ciento diecisietemetros!—gritamosQuentin y yo casi al unísono, pues ambos ya

podíamoshacerelcálculomentalmente.Eralamáximacotaalcanzadahastaelmomentoporunodenuestroscohetes,perodiferíadeloprevistoenmidiseñodetobera.

—¿Qué ha pasado? —pregunté mientras descendíamos por la escombrera—. Según lasecuaciones,deberíahabersubidonovecientosmetrosmás.

—Nolosé—respondióQuentinentrejadeos—.Hayqueexaminarelcohete.Billynosguiómontañaarriba, serpenteandoentre losárbolesysorteándoseunos rododendros

hastaganarunclaroqueseextendíaalpiedeunrisco.ElAukXXIIIestabasepultadohastalasaletasenlamargahúmedayblanda.O’Dellnosdetuvoconungestodelamano.

—Alto,chicos—dijo—.¡Quenadiepiseaquí!Todosnosdetuvimosenseco.—¿Porqué?O’Dellsepusoderodillasjuntoaunroblegrandeycavóhastasacarunaraíznudosa.—¿Sabéisquéesesto?—Alverquenosencogíamosdehombros,sonrióyañadió—:Dinero.—Estaesotradetusbrillantesideas—murmuróRoyLee.—No,estovaenserio.Esginseng.Esteclaroestállenodeél.¡Nuncahabíavistotanto!—¿Yquéeselesginseng?—preguntóRoyLee.—Unamedicinaindia.LagentedeJapónydeporahícreequelocuratodo.—¿Cuántovaleeso?—Bueno —dijo O’Dell mientras desenterraba otra raíz—, creo que no tendremos que

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preocuparnosdeldineroporunatemporada.Habíaoídohablardegenteque recogíaginsengenel condado,peronuncahabíavisto la raíz.

Examiné el sucio espécimen que me mostraba O’Dell, pensando en los ángeles que Dios habíaasignadoalaAMBC.Cuandoseloconté,mamádijo«queDiosprotejaaloshumildes».

Quentin y Sherman consiguieron desenterrar por fin el cohete. Quentin echó un vistazo a latoberaypasólosdedosporsuinterior.Alverlagrasaresidual,exclamó:

—¡Erosión!¡Comonohabíavistonunca!Eldiámetrodelagarganta,quetanesmeradamentehabíacalculadoyoyqueelseñorCatonhabía

construidocontantaminuciosidad,eraahoraunafeayoblongaabominación.—Sehacomidolachapadeacerohastadejarlacomosifueradecartón—observé,maravillado.—Oencontramoslamaneradecontrolarlaerosión—dijoQuentinamenazador—,olodejamos

correr.RoyLeeviolatristezareflejadaennuestraexpresión.—¿Oshabéisvueltolocos?Estecohetehavoladomásdedoskilómetros,cuandoantesapenassi

levantabanunpalmodelsuelo.Lemostrélacoladelcohete.—Mira,hombre—dijeconacritud—.¡Erosión!RoyLeealargóelbrazoymedioconlosnudillosenlacabeza.—Sí,yaveoquehayerosión—repuso.

AlgunaspersonasdeWelchponían anuncios pidiendoginsengy lo pagaban a buenprecio, asíque,porunavez,elplandeO’Dellfuncionó.Reunimossuficientedineroparacomprardiezkilosdepolvodecinc.ElAukXXIVestuvolistotressemanasdespués.EraunaversiónalargadadelAukXXIII,pues queríamos ver en qué afectaría a la altitud el aumento de longitud.De hecho, yo sólo habíaañadidodocecentímetrosdepropulsor.Elrestodelespaciollevabaunamezcladedosterceraspartesdeazufreyunadecinc,quesegúnlosensayosproducíaunhumodecombustiónlenta.Esperábamosqueesofacilitaraalrastreodelcohete,perosignificabaquehabíamosañadidouncuartodekilodecargaútil,locualreduciríalaaltitud.

También habíamos pensado en la erosión. Tras inspeccionar la tobera dañada, el señor Catonsugirióhacerunagargantacurva.Seríamásdifícildefresaryhabríaquepulirlaamano,peroestabadispuesto a hacerlo si yo accedía. Según su teoría,mi diseño de líneas rectas contribuía a que elpropulsor,alfundirse,secomieralosdelgadosbordesdelagarganta.

NuestrosiguientelanzamientotuvolugarelmismodíaqueelgranbailenavideñodeBigCreek.Mientras los otros chicos del distrito sacaban brillo a sus coches y se iban a Welch a comprarramilletesparasuschicas,loscoheterosestábamosenCaboCoalwoodtrabajandoennuestroúltimoAuk. Solamente Roy Lee tenía acompañante. Los demás iríamos solos. Yo no había pensado enpedírseloanadiehastaquefuedemasiadotarde,diciéndomequedabaigualporquelosverdaderoscientíficosnoteníantiempoparaesascosas.

—¿CuántasveceshededecirtequeenCaboCañaveralsólopiensanentías?—dijoRoyponiendolos ojos en blanco—. Todas esas mujeres rondando por allí en bikini y el viejo Wernher y sus

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muchachosconsuscohetesapuntandoalcielo.¿Cómotesientescuandofuncionauncohete?—¡Defábula!—Loves.Loscientíficos también,¿yconquiénvasacompartiralgo tanfabulososinoescon

unachica?—Esbonitopoderdecírseloaalguiencuandonuestroscohetesfuncionan—confesé.Sinquererlo

penséenDorothyyenlosviejostiempos.AhoranopodíadecírseloanadiecomonofueraaDaisyMae.

—Situvierasunachicaparaestanochepodríasimpresionarlahablandodecohetes.¡Notardaríaniunsegundoenbajarselasbragas!

—Siempreestáspensandoenlomismo,RoyLee.—Puedequesí—admitióél,sonriendo—,perodevezencuandomedivierto.Soplaba un viento frío. Izamos nuestra bandera en lo alto del blocao e inclinamos la barra de

dirección a favor del viento. Billy se dirigió al teodolito y Roy Lee se acercó a lamultitud paraecharladelaescombrera.Alpareceréramoslaúnicadiversiónquequedabaenelpueblo.EltráficohabíaaumentadohastaelpuntodequeTagtuvoqueveniraponerorden.

LaparejadeRoyLeehabíavenidoconganasdedejarseimpresionar.Eraunadelasmajorettes,unachicaalegreydebuentipo.ViqueRoyLeelarodeabaconelbrazo,peroellalediounmanotazocuandoélseaventuróhaciasuspechos.

Hicimos la cuenta atrás y yo pulsé el botón. Se produjo una nubecilla de humo en la base delcoheteperonopasónadamás.Comprobé las conexionesyprobépor segundavez.Nada.Paséuncablepeladopor las terminalesde labateríay seprodujounachispa.Elproblemanoestabaenelencendido.

—Nosalgas—medijoQuentincuandoyoyaabandonabaelblocaoyexaminabaelcoheteconunosprismáticos—.Alomejorestáardiendo.

La gente que esperaba en la carretera estaba inquieta.Vi quePooky se separaba de los demás,provistodeunrifledelcalibre22.Searrodillójuntoaunarocayapuntó.

—¡Tú!¡Elhijodeljefe!—gritó—.¿Quieresquedispare?—Mebastóoírleparasaberqueestababorracho.

Lehiceseñasdequeseretirara.Creíasaberloquepasaba.—Meparecequehacaídoeltapón.Seguramentelagargantacurvanolosujetatanbien.—¿Y qué hacemos?—me preguntó preocupado O’Dell, mirando hacia los espectadores, que

empezabanaprotestarpor lademora.VarioshombressehabíanunidoaPookyynoparecíanmuycontentos.Mepreguntésiseríanlosparadosqueteníaasumando.

Pookyseaproximóunpococonelpequeñorifleapunto,comosinuestropobrecohetefueraaatacarlo.

—¡MalditoHickam!¡Nohacesunaaderechas!—gritó.—Hemosdesaliraarreglarlo—dije.—¿Ysaltarporlosaires?—preguntóRoyLee—.Conmigonocuentes.—Yaséloquepodemoshacer—intervinoentoncesSherman.Ambosnos arrojamos al suelo, empujandoantenosotrosuna improvisada armaduradeuralita

procedentedel techodelblocao.Pookyseriódenosotros,y losqueloacompañabannoshicieron

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burla.—¡Parecéistortugasdelata!—chillóPooky.Nolehicecaso.CuandoShermanyyoalcanzamoselAuk,inspeccionélabase.Unpocodehollín

sehabíaextendidoalasaletas.Nohabíarastrodehumo.Elcableestabaentrelosrestoschamuscadosdelcorchoquesehabríaescurridoobienhabríasalidodespedidocon losgasesdeeyección.Tiréconcuidadodelcableyloexaminé.Estabaoxidado,yanoservía.Yollevabaconmigounamechadepetardo,queintrodujeenlatoberahastaquenotéqueseanclabaenelpropulsor.

—Sherman, esta mecha es de hace tres años. Creo que va a arder muy rápido. En cuanto laencienda,tendremosquesalircorriendo.¿Estáslisto?

Shermanasintió.—Listo.Prendílamecha.Sólohubotiempoparapegarlacaraalsuelo.APooky,quesehabíaacercado

aúnmás,nisiquieralediotiempoparaeso.Laondaexpansivaloarrojóalsuelo.Selevantóaullandoycorrióarefugiarsedetrásdelblocao.ElAukXXIVseperdiódevistamientraslagenteabríalabocaextasiadayloschicosveníanaayudarnosaShermanyamí.

—¿Tiempo?—chillé,aturdidoporelruido,mientraslosotrosmirabannuestrascarassuciasdecisco.

—Treintasegundosyascendiendo—respondióRoyLee.—¡Aúnnoloveo!—chillóBillydesdesuteodolito—.¡Unmomento!¡Allíestá!Divisé una pequeña y borrosa línea de humo amarillo. El elixir de cinc perfumado al azufre

estabahaciendosuefecto,mostrándonosdóndeseencontrabaelcohete.Yseguíaascendiendo.—Cuarentayochosegundos—dijoRoyLeecuandoelcohetetocótierraporfin,estavezenla

escombrera.—Dosmilquinientoscincuentametros—dijetrasunbrevecálculomental.Pookyapareciójuntoalblocaosacudiéndoseelsuciomonodefaenayempuñandoelrifleporel

cañón.—Estáis totalmentechalados—dijo,yescupió jugode tabacohaciaelblocao.Luegoapuntóal

cieloydisparóunasalva—.Loveis,yoacabode lanzarunacosamásarribaquevosotros.—Nosmiróbizqueando,conunasonrisaquedejabaaldescubiertosusdientesamarillentos—.ElchicodeHomertienedineroparahacercohetesmientraslosdemásnosmorimosdehambre.

Quentin soltó una exclamación desde el punto de aterrizaje y yo me olvidé de Pooky y bajecorriendoporlaescombrera.Quentinhabíadesenterradoelcoheteyestabainspeccionandolatobera.Acerquélanariz.Habíavarioshoyos,perolaerosiónerainsignificante.Nosmiramosysonreímos.

—Superprodigioso—dijoQuentin.

Aquella noche me dediqué a mirar cómo bailaban los que estaban en la pista. La orquesta,formadapornegrosdeBradshaw,tocabamuybien.Todaslaschicasllevabanvestidosformales,decolores pastel, con enaguas que sus madres les habían cosido, cuando no lo habían hecho ellasmismas. Los chicos vestían traje y corbata. Una aparición de rosa y encaje bajó las escaleras delgimnasioyvinoasentarseamilado.MelbaJuneMonroe,unachicadeonceavo,memiródearriba

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abajo.Eramuyguapa.Amísiempremehabíagustado.—Hola, Sonny—dijo, coqueta—. Ay, chico, no sé a donde se ha ido mi acompañante. Es un

pelmazo.¿Cómoesqueuncoheterovienealbailesinpareja?¿Quieresbailar?YoqueríabailaryllevármeladespuésalcochedeRoyLee.Alfinalhicelasdoscosas.Ventajasde

serfamoso.

En enero de 1960 los periódicos hablaron de la llegada a Charleston de un senador deMassachusetts que se presentaba a la presidencia de la nación. Se llamaba John F. Kennedy. Otrosenador,HubertH.Humphrey,deMinnesota,tambiénteníaprevistohaceraparicionesenelestado.Secomentaba que las primarias de Virginia Occidental iban a ser el campo de batalla entre los doscandidatos.LosfotografíasdeKennedymostrabanaunhombredesonrisajuvenilyunabuenamatadepelo,ypenséqueseleveíaunpocofueradelugarenmediodeunamuchedumbredevirginianos,aunquefuesenloselegantesdeCharleston.Cuandoleoíresponderpreguntasenlosprogramasdelatelevisiónlocal,notéunacentonasalybastantepeculiarquenisiquieraeraeltípicoacentoyanqui.Imaginéquenadiepodríapensarsiquieraenvotarle.Una tardedenieveafinalesdefebrero,papá,quetambiénestabaatrapadoencasa,explotódepronto:

—El viejo Joe Kennedy ganó una fortuna haciendo contrabando de licor y ahora pretendeconquistarVirginiaOccidentalparasuhijo.Supongoqueescapaz.Losdemócratasdeesteestadosedejancomprarconmuchafacilidad.

De pronto intuí que papá y yo podíamos hablar de política aunque no pudiéramos hacerlo deningunaotracosa.Decidíintentarlo.

—Siesrico—dije,refiriéndometantoalviejoJoecomoasuhijoJohnF.—,alomejortraeunpocodedineroaesteestado.Nonosvendríamal.

—Sonlapeorgentuzaquehayenelmundo—mascullópapá—.Ysudineroesdinerosucio.Me pareció estupendo que mi padre y yo hubiéramos llegado a intercambiar una opinión.

Adelanté que yo pensaba que lo peor delmundo eran los rusos. ¿Acaso no estábamos todo el díatemiendoqueunadesusbombasdehidrógenonoscayeraenlacabeza?Esperabaquedijesequeaéltampocolegustabanlosrusos,perosureacciónmesorprendió.

—Hayamericanosquemedanmuchomásmiedoquelosrusos.Comoesosqueopinanqueestábienutilizarelgobiernoparaobligarteahacerloquevacontralaleynatural.

—¿Yquéeslaleynatural?—pregunté,demasiadotarde,porqueélestabalanzado.—Aquienhayquevigilaresaloscodiciosos.Soncapacesdecomprarunaempresaparaacabar

conella.Teobligana trabajar sólocuatrodías a la semanay te exigenqueproduzcascomosi lohicierasdurantelossiete.

Yosabíaquehablabaporexperiencia.Abrílabocapararesponder,peronotuvelaoportunidaddehacerlo.

—Algunostediránqueloscodiciososcompitenconloscompasivos—prosiguió—,peroyoteaseguro que no. Forman grupos diferentes, aunque paralelos. Tarde o temprano ambos destruiránestepaís.

Entoncesrecordéloslibrosquehabíaenlalibreríadearriba.Papápensabacosasqueyonopodía

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niqueríacompartir.Mientrasbuscabaunaexcusaparairme,élseinclinóhaciadelanteyañadió:—DwightDavidEisenhowerseráelúltimobuenpresidentequeestepaís tengadurantemuchos

años.Eneseinstanteunabalapenetróporunaventanadelasaladeestar,pasórozandolapartesuperior

delabutacadondeélhabíatenidolacabezaunmomentoantes,yseincrustóenlapareddelfondo.

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23-Lasferias

AukXXV

Mis padres miraron primero el cráter de la pared y luego el pequeño agujero en la ventana yhablaronenvozbajadeloquecostaríaarreglarlosdesperfectos.Labalahabíallegadoacompañadadeunrechinardeneumáticos,asíqueposiblementeelautordeldisparohabíaescapadovalleabajo.

—Unpocodeyesoypinturayquedará comonuevo—dijopapá refiriéndose al boquetede lapared—.Eneltallerdelvolcaderohaycristal.LediréaMcDuffquenoscorteunoparalaventana.

Mamámiróeltapizadodelabutaca;labalahabíadejadounrasgónasupaso.—Recortaréloshilosconunastijeras.Nisiquieralonotarás.Noentendíaqueestuvieran tancalmados.Yo temblabade iraydenerviosismo. ¡Alguienhabía

queridomatarnos!—¡HayquellamaraTag!—exigí—.Éldescubriráquiénhasido.Papámemirócomosiyohubieraacabadodesalirdedebajodeunárbol.—SinoeraPookySuggs,habrásidounodelosquevanconél,queseenvalentonaronabasede

alcohol.ATagserámejornometerloenesto.Nomegustaríaquelepasaranadamalo.Mamábarrió los cristales en silencio.Memandó a buscar la aspiradora y la pasó al pie de la

ventanapararecogerlosfragmentosmáspequeñosafindequelosgatosnoselosclavaran.Luegotapóelagujerodelaventanaconuntrozodecintaadhesiva.Papáfueabuscarunalatademasillaalsótanoyarreglólomejorquepudoeldesperfectoenlapared.

—Cuandoestésecololijaréylopintaré—dijo,retrocediendounospasosparaobservarsuobraconojocrítico—.Nilonotarás.

Cuandomamáterminódelimpiarlasala,seplantódelantedepapá,quehabíaidoasentarseaotrabutacaparaseguirleyendoelperiódico,yledijo:

—Homer,tenemosqueiraMyrtleBeach.—Fueungolpeinesperado.Papálevantólosojos.—Sí—repuso—.Cuandotengamoslasvacaciones.—Quierodecirantes.Podemosmarcharnosestesábado,quedarnoseldomingoyvolverellunes.

Laminanosevendráabajoporquetúnoestésesosdías.Papáaúnnoacababadeentenderlo.—¿YparaquéquieresirahoraaMyrtleBeach?—Piensocomprarunacasaallí—contestómamá,poniendolosbrazosenjarras.Fueunadelaspocasvecesqueviturbadoamipadre.Elperiódicolecayósobrelasrodillas.—¿YparaquéqueremosunacasaenMyrtleBeach?—Noesparanosotrossinoparamí.Peronecesitoquevengasafirmarlospapeles.Amínomela

venderánsintufirma.—Elsie,nocreoquetengamosdineroparacomprarunacasaenMyrtleBeachnienningúnotro

sitio.Mamásacóunalibretanegradelbolsillodeldelantalyselatiróalregazo.

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—SonlosahorrosquetengoenWelch.Durantelosúltimosveinteaños,túmehasentregadotusueldocadamesyyomeheencargadodepagartodaslasfacturas.Bueno,puesademásdepagarlasfacturastambiénheinvertidounpocoenbolsa.Siquisierapodríacomprardoscasas.

Papáabriólalibretaylamiróconelojobueno.Cuandollegóalaúltimapáginaescritaexclamó:—¡PeroElsie!¿Dedóndehassacadotantodinero?—Teloacabodedecir.Delabolsa.—¿QuieresdecirdelabolsadeNuevaYork?Mamáasintió.—MiagenteestáenBluefield.Mellamabamientrastúestabaseneltrabajo.Papáhizounesfuerzoporasimilarlanoticia.—¿Quéaccionescompraste?¿Carbónyacero?Mamáseechóareír.—Porfavor,Homer.Nosoy tan tonta.Mefijéen loquehacíanservir loschicos,porejemplo,

tiritas.Compréunatoneladadeaccionesdelaempresaquefabricalasmejorestiritasdelmercado.Mamáhabíasobrepasadolacapacidaddepapáparaaprehenderlarealidad.—Bueno,supongoquecuandomejubile…—Nopuedoesperartanto—señalómamá—.Además,tútevasamorirtrabajando.Yono.Yome

voyaMyrtleBeach.Papáestabaestupefacto.—¿Meabandonas?—Digamos que monto nuestra vivienda de jubilados con antelación. Vendré a Coalwood por

vacaciones,ocuandomenecesitesdeverdad.—Pero¿yloschicos?—Jimsehaido.TengodinerosuficienteparapagarleaSonnylauniversidad,siesoesrealmente

loqueéldesea.Mequedaréhastaquesemarche.Papáseguíasinentenderlodeltodo.—¿QuédirálagenteenCoalwood?Larespuestademimadrenosdejóalosdosdepiedra.—Homer—repusodulcemente—,meimportaunamierdaloquedigan.A la mañana siguiente, durante la reunión de la AMBC, interrumpí varias veces a Billy,

convencidodequeminoticiaeramásimportantequeloqueéltuvieraquedecirnos.Lescontélodeldisparo.

—Labala rompió laventana,pasó rozando labutacadepapáyabrióunboqueteenormeen lapared.—Sóloexagerabaunpoco.Nomencioné losplanesdemamá.Demomento, tampocoyo lohabíaasimilado.

—¿Quéclasedebalaera?—preguntóO’Dell.—¡Calibreveintidós!Mamálasacódelapared.—¿Delveintidós?—O’Dellrió—.Esoesdepistoladejuguete.—Bueno, pues le pasó rozando la cabeza a papá—insistí.MemolestabaqueO’Dell le quitara

hierroalasunto.FinalmenteBillyconsiguiócolarsusnoticiasderondónentremisexplicaciones.

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—¿SabéisquelaseñoritaRileyestáenferma?Tieneuncánceroalgoasí.Mequedéboquiabierto,conmocionadoporlanoticia.—¿Dequéestáshablando?—pregunté.—LaseñoraTurnerselodijoaEmilySue,yEmilySuemelodijoamí.Depronto todo encajaba.Durante lasNavidades, la señoritaRileyhabíadejadode estar depie

durantelaclaseyhabíaexplicadolalecciónsentadatrassumesa;ynosotrosteníamosquesubirallíparahacerlosexperimentos.Undíadefebreroenquelanievelocubríatodo,habíasalidodeclaseynohabíavuelto.ElseñorTurnerentróenelaulaynosdijoqueleyéramoselcapítuloqueestábamostrabajandoyquenoalborotáramos.NodioexplicaciónalgunasobrelaausenciadelaseñoritaRiley.Estabapálido,comosihubieravistoalgoquelohabíaasustado,ynadieimaginabaquefuesehombrecapazdeasustarsepornada.

En la clase de física procuré no mirar a la señorita Riley, pero no pude evitarlo, y ella mesorprendiómásdeunavez.

Estabamacilentayojerosa.Despuésdelaclasemepidióquemequedaseunrato.—Hoyparecíaqueestabasmuyausente—dijo.Noquisepreguntarleporelcáncer.Mimadremehabíainculcadoquenuncadebíameterlanariz

enasuntosajenos.SilaseñoritaRileyqueríaquelosupiera,yamelodiríaella.—Pensabaenelcertamen—leexpliqué,yeraverdad,almenosenparte.Yotodavíanosabíamuy

bienquépresentarenelcertamendelaferiadecienciasnicómohacerlo.—De eso quería hablarte hace días —dijo ella—. Verás, sólo se admite un nombre por

candidatura.Túpusisteatodosloschicosdelclubenelformulariodeinscripción.Lohecambiado.Sólovatunombre.

—Peroloscohetesloshacemosentretodos—protesté—.Meparecequeestaríamuymalsimepresentara yo solo al certamen. —Recordé las esperanzas de Quentin respecto a acceder a launiversidadatravésdelreconocimientopúblico.

—Nosrepresentarástú—insistióconfirmeza—.Porquetúereselquesabemás.—Quentinpodríahacerlotanbiencomoyo—dije.—Quizá.—Sonrió—.PeroyaconocesaQuentin.Seguramenteacabaríaconfundiendoaljurado

consuléxico.Mientrasyoestabaallí,mirándola,laseñoritaRileyperdiólasonrisa.—Supongoquetehabrásenteradodequeestoyenferma—dijo.—Sí—respondíconvozahogada—¿quélepasa?—TengoloquesellamaenfermedaddeHodgkin.Esuntipodeleucemiaqueatacalosnódulos

linfáticos.—Me tomó lamano y la puso en su cuello—.Aquí es donde noté por primera vez losbultos.¿Lonotas tú?Hayvariosmás.Todoelañoheestadomuycansada,asíquesospechabaquealgoandabamal.Losmédicosmehicieronmuchaspruebashastaconcretarundiagnóstico.

Aparté lamano, temeroso de tocar aquella cosa tan horrible. Yo sólo sabía que el cáncer eramortal, pero entonces recordé que papá había sobrevivido a su cáncer de colon. A lo mejor laseñoritaRileylograbasobrevivirasuenfermedad.

—¿Sepondrábien?—pregunté.Ellaseacodóensumesayapoyólacabezaenlapalmadelamano.Luegolevantóunacejayme

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miró.—Nolosé.LaenfermedaddeHodgkinpuederemitir.Esosignificaqueseguiríateniéndola,pero

noestaríaenferma.Porelmomento,nopierdoterreno.Aúnhabíaesperanzas.—¿Sepuedeoperar?—No.Elmédicomehadichoqueprocuremantenerlasaludabasededormirmucho,comerlo

quemeapetezcaycosasporelestilo.Lopeoresquenovoyapoderayudartemuchoenlaferiadeciencias.Cuandoacabolasclases,noconsigoniabrirlosojos.Tendrásquepreparartesolo.¿Tevescapazdehacerlo?

Yo no sabía la respuesta pero le dije que sí. Sonó el timbre para la clase siguiente y nosdespedimos.

—Nohablesdeestoconnadie—meadvirtió.Ledijequenoloharíaymealejécorriendoporelpasillocuandolosrezagadosyaentrabanen

sus respectivas aulas.Tuvequepasarpordelantedel despachodel señorTurner, loúltimoqueunalumnotardónpodíadesear.Élmevio,peronodijonada,inclusomesaludóconlacabeza.Supongoqueimaginabadóndehabíaestado.

—Sonny,acabandedecirmedelsindicatoquenopuedotrabajarmásentuscohetes—meinformóelseñorCatonporelteléfononegro—.Mañanaempezamosunahuelga.

Mequedédepiedra.—¿Ha terminado lomío?—lepregunté.Sesuponíaqueel señorCatonestaba trabajandoenel

AukXXV,ademásdeunaseriedetoberas,bastidoresyconosparaelcertamendelaferiadeciencias.—No.Cuandosupolodelahuelga,Ferronospusoatrabajarencosasurgentes.—¿Cuántovaadurar?—Unasveinticuatrohoras—dijopapá,queenesemomentoentrabaenelvestíbulo—.Notieneen

quéapoyarse.ElseñorCatonleoyó.—Tupadreseequivoca,Sonny.Nosetratadeunahuelgasalvaje.Laapoyalacentraldelsindicato

minero.Estahuelgavaparalargo.MedespedídelseñorCatonyfuiahablarconpapá,quehabíaidoasentarseensubutaca,lejos

ahoradelaventana.—Nomecalienteslacabeza—dijoélamododeadvertencia—.Yonoheprovocadoestahuelga

ni puedo pararla, pero el taller demaquinaria está abierto. Caton, o el que quiera trabajar, puedehacerlo.

—Elnopuedeactuarcontraelsindicato.—Bueno,puesyotampoco.—Papá,necesitotuayuda.Hedeprepararmeparaelcertamendelasemanaqueviene.Necesito

tenerlascosasqueelseñorCatonmeestabapreparando.Papásiguiómirandoelperiódicoconelojobueno.Elotroloteníacompletamentecerrado.Un

añoatráselpueblohabíacelebradosucoraje.Ahoraquelascosasseponíanmal,muchagentedecía

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queerauntuertomalvado.—Losientoperonopuedodejarqueelsindicatosesalgaconlasuya.Informé de la situación a laAMBC.Lo estuvimos hablando y acordamos un plan.Aunque era

bastantearriesgado,nosenosocurriónadamejor.El taller estaba abierto esanoche, como siempre, y cuando llegué enmibicicleta,Shermanya

estabaesperándome.Abrimoslapuertayencendimoslosfluorescentes,quetrasparpadearbañaroncon su frío resplandor azul verdoso las fresadoras, los tornos y las limadoras.Medirigí hacia eltornodelseñorCatonycoloquéuntrozodechapadeacero,comolehabíavistohaceraél.Busquéalgo para cortar y lo puse en la plantilla que él había fabricado para nuestras toberas. Encendí eltornoy lamáquina comenzóagirar.Miprimer corte fuebien, pero cuando intentéhacer el corteinteriorenángulo,laherramientaseatascó.

—¡Malditasea!—mascullé.Detuveeltorno,saquélabarraylaarrojéalsuelodehormigón.Shermanlarecogióyexaminóelpedazodeacero.—Nosabíaqueestofueratanduro.Meenjuguéelsudorconunpañuelogrande.—Tampocoyo—admití.Probéconunaherramientanueva.Conseguíelprimercorteperocuandoempecéconelángulo

interior,labarrasesaliódelaplantillaylaherramientasepartió.Habíapasadounahoraysóloteníadostrozosdeaceroquenoservíanparanada.

Fue entonces cuandovimos entrar al señorCaton en el taller, llevándoseundedo a los labios.Sentí deseos de abrazarlo pero no lo hice, claro está. El señor Caton examinó nuestros pobresresultados.

—Estábastantebien—dijoenvozbaja—.Sí,elcorteinterioresmuyjodido.¿Porquénoosvaisacasa,chicos?Yniunapalabraanadie.¿Deacuerdo?

Shermanyyo,satisfechosconlapropuesta,salimosalfrescodelanoche.PaséenbicicletaporelClubHousey elBigStore, crucé el puente y seguí hacia lo oscuro.Cuandome aproximaba a lascasitasdeentramadodeambos ladosdelarroyo, topéconungrupodehombresreunidosfrentealporche de Pooky. Había más sentados en las cabinas de camionetas aparcadas al otro lado de lacalzada.«ElhijodeHomer»,dijoalguien.Agachélacabezaypedaleéconmásbrío.Oícerrarseunapuerta amis espaldas y el corazónme latió con fuerza al percibir el ruidodepisadas, pero fueraquienfuese,sedetuvo.

Seguípedaleando.Uncochesemeacercópordetrás,meadelantóysedetuvounosmetrosmásallá.Reconocíalostreschicosqueseapearondelvehículo.Eranhijosdeminerosenparo,yentreellosestabaCalvin,elhijodePooky.Calvineraunodelosquesolíanpegarmeenlaescuelaprimariacadavezquesedeclarabaunahuelga.Bueno,peroqueyosupieraesostiemposhabíanpasado.Erandemasiadoscomoparaenfrentarmeatodos,asíquepedaleéhaciaellos,saltédelabiciycorríhacialaoscuridad,montañaarriba.Habíaunsenderoquellevabaauncaminodetierraypenséquepodríaencontrarunescondrijo.Unavezenel camino,meescabullí trasunasmatasaltashastaque losoípasarcorriendo.

—Sonny—decían—.Solamentequeremoshablarunpoco.Yonoeratantontocomoparacreerles.Trasunosminutosdesilencio,deshiceloandado,recogí

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mibicicletaysalídisparadoporuncaminoqueibapordetrásdelascasashastallegaralamía.Memetíenlacama;pocashorasdespuésteníaquesubiralautobúsdelinstituto.Mepasélanochedandovueltas,soñandocientosdesueñosenlosqueaparecíanpapáymamá, laseñoritaRiley,yelseñorCatonyCalvinSuggs.Elmundoestabaalborotado.

Losperiódicosdijeronque lahuelgadeCoalwooderaunamásde lasmuchasquehabía enelcondado.ComolaUMWAcarecíadefondosparaloshuelguistas,muchasfamiliasseenfrentabanauna situación límite. El Ejército de Salvación hizo lo que pudo, el estado repartió alimentos deprimeranecesidad,peroyooíamimadredecirlealaseñoraSharitzqueteníamiedodequeinclusoenCoalwood lagente llegaraamorirsedehambre.ElClubdeMujerespreparócestasdecomida.Mamáayudóenlaorganizaciónperonoparticipóenelrepartodelascestas,puessabíaquealgunosselotomaríanamal.

Debido a que estábamos en plena temporada política y los senadores Kennedy y Humphreyrecorríanelestado, losojosde lanaciónestabanpuestosenVirginiaOccidental.Muchaspersonaslamentaban que la televisión enviara a centenares de corresponsales que hablaban de lo pobres eignorantes que eran los habitantes de este estado. Tanto el senador Kennedy como el senadorHumphreycreíantenerlasoluciónparaVirginiaOccidental:ayudaactivadelgobiernoenformadealimentosgratuitos,yunaofertadetrabajosdecarácterfederal.Sielestadovotabaaunouotrodeloscandidatos,lacomidaibaallegarportoneladas.CuandolepreguntaronaHumphreyquéibaaserde losmineros en paro, contestó que serían reciclados, lo cual arrancó ovaciones de su público.«¿Recicladosparaqué?»,mepreguntabayo,mirandolatelevisiónencasadeRoyLee.

—Reciclar mineros—dijo entre risas la madre de Roy Lee mientras lavaba los platos en elfregadero—.¡Estasíqueesbuena!

Papácasinosoportabaleerelperiódico.Yosubíadelsótanocuandolevitirarlosobrelamesadelacocina.

—El sindicato no desistirá de esta huelga si piensa que va a contar con toda la ayuda quepromueven.

—¿PodemosiryaaMyrtleBeach?—lepreguntómamá.—Lasemanaqueviene—respondióéldemalhumor.—Esodijistelasemanapasada.—Hedeestaraquíparalasnegociaciones.—Aquínonegocianadie.Mefuiamicuartoyme tumbéen lacama.DaisyMaevinoaaovillarse juntoamí.Depronto

sentínáuseas.Últimamenteteníamuchosproblemasestomacales.Parecíaqueaunproblemasiempreselesumabaotro.

Con la primavera llegaron las lluvias, y en 1960 todo el mundo temía una inundación. Elproblemaeraqueelaguadelluviaserecogíadetrásdelasescombreras.Normalmentelaempresaseencargaba de abrir las compuertas del vertedero, pero al haber huelga nadie hacía esa faena.FinalmentesesoltóunpequeñodiqueenunahondonadapróximaaSix.Unsábado,aldespertar,vilariadabajarporlacarretera,másalládelamina.DescendíaporelvallehaciaelBigStore.Elcaudal

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noeratangrandecomoparanopodercruzarloenbici,perocuandolleguéacasadelseñorCatonestabaempapado.Rodeélacasayfuiallamaralapuertadeatrás,procurandoquenadiemeviera.ElseñorCatonabriólapuertaymepasódisimuladamentelastoberasylosconosdentrodeunsacodeharina.

—Losbastidoresestánenelcallejón,detrásdel taller, juntoaunmontónde tubosnormales—dijo.

Asentíconlacabeza.RoyLeeiríaabuscarlosaldíasiguienteylosesconderíaensucoche.De regreso,CalvinSuggsy susdoscolegas saltarondelporchedesucasaymepersiguieron,

chapoteandodescalzospor la calle.Cuandoestabanapuntode alcanzarme,yo losmantuve a rayaagitandoelsacosobremicabezacomosideunlazocorredizosetratara,peroalfinalelsacosemeescurriódelasmanosysalióvolandohaciaelarroyo.

SaltédelabicicletaytumbéaCalvindeunfuertepuñetazoenelsuelo.Élmemiródesdeelsuelo,medioaturdido,mientrasyomezambullíaenelfangosotorrente.Lacorrientecasimearrastró,peroseguí agitando losbrazosy las piernas, tratandode alcanzar el caucedel arroyo.Sólo encontrabarocas,barroyaguafría.Despuésdesalirdelríoconlasmanosvacías,mefuihaciaCalvinyvolvíapegarle.Cayódeespaldas,sangrandoporlanariz.Losotrosdosvinieronalacarrera,peroyolosahuyenté con mis puños. Cuando Calvin se levantó y trató de agarrarme, le di un codazo en lascostillasquelohizotambalear.

—Pero¿quétepasa?—jadeó,secándoselanarizconeldorsodelamano.Elojoizquierdoseleestabahinchando.

—¡Portuculpaheperdidolastoberasylosconos!—¿Materialparacohetes?—¡Sí,imbécil,materialparacohetes!Lostreschicosdelsindicatoyyonosmiramos.Calvinibaatenerunojoamoratado.—Pero¿quémierdaestáshaciendo,Calvin?—gritóPookydesdesuporche.—ParecequeelpequeñoSonnylehatomadolamedidaatuhijo—dijounodelosminerosque

estabansentadosconél.—¡Malditasea,Calvin!¡Dalefuerte!Calvinnolehizocaso.—Sientoquehayasperdido esematerial—medijo, realmente apenado—.Yo…,nosotros sólo

queríamoshablarcontigo.Nolecreíycerrélospuños.—¡Venga!¡Acabemosconestodeunavez!—Cuandobajeelniveldelaguateayudaremosabuscartuscosas—dijo,pasándoselamanopor

elpelomojado.Medicuentaporfindequenoqueríapelear.Miréhaciaelarroyoylarápidacorriente.—Nohacefalta,gracias.Sehaperdidotodo.—¡Calvin!—volvióagritarSpooky.—¡Calla,papá!—Calvinmeayudóalevantarlabicicleta—.Sonny,cuandotemarchesdeaquíy

vayasaviviraCaboCañaveral,¿nopodríasbuscarnosalgúntrabajo?Losotroschicosasintieronesperanzadosconlacabeza,chorreandoagua.

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—Paraesoaúnfaltabastantetiempo—respondí.—Noimporta—dijoCalvin—.Estaremosaquíoenelejército.Noteserádifícilencontrarnos.Al día siguiente,mamáme dijo que había oído un golpecito en la puerta y que al abrir vio a

Calvinhuiralacarrera.Enelporchehabíaunsacosucioymojado.Dentroestabanlastoberasylosconos.

EljuevesporlatardemamámeacompañóencochehastaWelchparaasistiralaferiadecienciasdelcondadodeMcDowell.ElBuickibaatiborradodepaneles,rótulosymaterialparamiexposición.Habíadecididotitularmiproyecto«Estudiosobretécnicasdecohetería».LosotroschicosviajabanenelcochedeRoyLeeymeayudaronallevartodaslascosasalgimnasiodelinstitutoWelch,queestabasituadoenlapartealtadeunaladeraescarpada.ElseñorTurnernoshabíadadounatardelibre.Sólonosacompañabamamá.LaseñoritaRileyestabadebajaporenfermedad.

Empezamosamontarlaexposición,queconsistíaentrespanelesdeconglomeradoprovistosdebisagrassobreloscualeshabíapegadovariosrótulosquemostrabanloscálculosutilizadosparalastoberas, la trayectoria parabólica de nuestros cohetes y la trigonometría empleada para calcularaltitudes.Habíatambiéndibujosdetoberasybastidores,ydesufuncionamiento.LafotoconlafirmadeWernhervonBraunocupabaunlugardehonorconelbastidordelAukXXV,enlapartefrontal.EnunladoestabalatoberaqueelseñorCatonhabíaconstruidoahurtadillas.Eraunhermosoartefacto,ysusintrincadascurvasrelucíanalaluz.

Hicimos un rápido repaso de nuestros rivales. Nuestro más directo competidor era unaexposicióndealumnosquepresentabanfósilesdeplantasencontradosenlasminasdecarbón.

—Bah—dijoO’Dell—,sólosonpiedrasantiguas.Nohayquepreocuparse.Yo no estaba tan seguro. Cada planta fosilizada iba acompañada de su identificación, y había

tambiénungráficoconlaevolucióndelafloradesdelostiemposdelosdinosaurioshastanuestrosdías.Meparecióunbuentrabajo,ypenséqueeljuradotalvezopinaralomismo.

El Pocahontas IndustrialCouncil forEducation patrocinaba el certamen.Era un comité creadopor empresas deWelch y algunas de lasminasmás importantes de la región. O’Dell dijo que eljurado estaba formado por «políticos de Welch». Eran seis en total, y cuando llegó mi turnoformaron un semicírculo en torno amí. Cada uno de ellos venía con una tablilla con papel paratomarnotas.

—¿Dequéinstitutoesusted,muchacho?—DeBigCreek,señor.DelaclasedefísicadelaseñoritaRiley.Unodeellosobservódetenidamenteunbastidor.—¿Algunavezsehanproducidoaccidentes?Penséenlacercadeljardíndemamáymelimitéaresponder:—Procuramostenercuidado,señor.—¿Nocausóustedeseincendioenlamontaña?—No,señor.Sedebióaunabengala.—¿Qué es eso?—preguntó otromiembro del jurado señalando una tobera, lo queme dio la

oportunidaddeexplayarmesobresufunciónyelmododecalcularsusdimensiones.

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OtroexaminólafotodeVonBraun.—Leíalgoeneseperiódico…Parecequeestoschicoshacenlocuras—añadió.—¿Aquéalturallegará?—preguntóotro,señalandoalAukXXV.—Creoquesuperará loscuatromilmetros—respondí,y luegoexpliquécómohabía llegadoa

estaconclusiónycómolomediríamoscuandollegaraelmomento.Losseismiembrosdeljuradosemiraronentresíytodospusieroncaradeescepticismo.—Yocreoqueestopodríasermuypeligroso—señalóelquenoshabíatildadodelocos.Luego

fruncióelentrecejo,anotóalgoensutablillaytodossefueronamirarotracosa.—Notedejaránganar—dijoO’Dellentredientes—.SobretodoporqueeresdeBigCreek.—¡Estopodría sermuypeligroso!—parodióQuentin—.¿Esquehayalgoqueno lo sea en la

conquistadelespacio?En ese momento me alegré de que todo hubiera terminado. Había hecho cuanto estaba en mi

mano.Mamános llevóacomeralFiat IronDrugstore.Cuandovolvimos, los juecesmeesperabandelantedemiexposición.Elportavozmeestrechólamanoymeentregóunacintaazul.

—Enhorabuena,señorHickam—dijo—.ParecequevaairustedalafinaldeBluefield.—¡Sabíaqueganaríamos!—aullóO’Dell.Mearrebatólacintadelasmanosysepusoadarsaltos

mientraseljuradoloobservabadivertido.Mamásequedóaunladoconunasonrisadesatisfacciónenloslabios,yabrazóaQuentincuando

seleacercó.Yo aún trataba de asimilar lo que había pasado.No acababa de creérmelo. ¡Habíamos ganado!

EstabaimpacienteporcontárseloalaseñoritaRiley…ytambiénapapá.Papá estuvo dentro de la mina toda aquella tarde, haciendo inspecciones de seguridad con el

capataz.Mamádijoqueselocontaríatodoporlamañana.Encuantobajédelautobúsescolar,mefuidirectoaveralaseñoritaRiley.Estabasentadaensuaula.Cuandoledijequehabíamosganado,mededicóunagransonrisadefelicidadyenvióaunchicoparaqueselocontasealseñorTurner,quemehizollamarmientrasestabaenclasedehistoria.Unavezenelpasillo,memiróalosojosydijo,esbozandounasonrisa:

—Acabo de ganarle cinco dólares al superintendente del condado. ¿Cuándo es el próximoconcurso?

RespondíquelasfinalesdeBluefieldsecelebraríanendossemanas.—Bien,voyahacermiapuesta—dijo,yvolviócasicorriendoasudespacho.La victoria en la feria del condado nos hizo un poco más famosos. El Club de Mujeres de

Coalwoodnosinvitóahablarensuasambleamensual.Todasnuestrasmaestrasdeprimariaestabanallí, por supuesto, radiantes de sano orgullo. Quentin y yo, que llevábamos la voz cantante,alardeamosdelodifícilesquehabíansidoloscálculosydescribimoselfuncionamientodenuestroscohetes. Las damas nos aplaudieron a rabiar. Luego nos invitaron alKiwanisClub deWar, dondetambiéntriunfamos.Elpresidentedelclubnosentregóundiplomaynosproclamóel«orgullodelashondonadas».

MispadrespartieronparaMyrtleBeachelviernessiguienteyyomequedéconlacasaparamísolo.Era también el fin de semana del baile del instituto.Comono disponía delBuick, le pedí elcocheamitíoClarence,quemeloprestó.LepropuseaMelbaJune,lachicaconlaquehabíabailado

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porNavidad,quefueramipareja,ysaltóamisbrazosdelantedetodoelmundoenelsalóndeactos.Advertí que Dorothy estaba sola y nos observaba. Enseguida desvió la mirada. Según Roy Lee,Dorothyteníaotronovio,tambiéndelauniversidad,peroalparecerlascosasnoibanbien.Procuréqueesonomepreocupara.

Programamosunlanzamientoparaelmismodíadelbaile.LaefusivaprosadeBasilsirvióparaconvocaranuestropúblico:

La AMBC lanzará un cohete desde Cabo Coalwood. Es algo digno de verse, sin dudaalguna.Estecronistahahabladoyadelasproezasdeestoschicosenestamismasección,peromerece la pena repetir que cualquier cosa es posible en uno de sus despegues, como lodemuestra el día en que dos de nuestros intrépidos muchachos salieron de su refugioprotegidosporimprovisadosescudos…

Lagente se congregó, comode costumbre, en la carretera, sóloque esta vezvi quehabíadosgruposdiferenciados,lasfamiliasdelsindicatoylasdelaempresa,mirándoseconexpresióngélida.Izamosnuestrabanderayprocedimosallanzamiento.

Como estaba previsto, el Auk XXV alcanzó la cota máxima, de 4500 metros, y después cayólimpiamenteparaaterrizarconungolpesordoenunextremodelaescombrera.Elimpactoabollóelbastidorehizoañicoselconodeproademadera.Yohabíadecididoforrarel interiordelatoberaconunacapademasilla,confiandoenquelamedidasirvieraparacompensareldesgasteporefectosdelcalor.Lacosahabíafuncionado,porquelaúnicaerosiónfueronunospequeñoshoyosjuntoalagargantadelatobera.Quentinlaexaminóymepusounamanoenelhombro.

—Prodigioso, Sonny, prodigioso.—Memiró con respeto—. ¿Sabes una cosa?Aveces piensoqueeresunauténticocohetero.

Conunramilletemoradoenlamano,recogíaMelbaJuneyfuimosalgimnasiodelinstitutoBigCreek.Bailamoscasitodaslaspiezas.LamentéqueDorothynosepresentara.CuandollevéaMelbaasu casa, conseguimos empañar las ventanillas delMercury antes de que ellamediera un últimoyadorablebesoysubiesedeunbrincoasuporche,dondesuspadresesperabanpacientementeaquedejasedebesuquearalgrancientíficoyflamanteganadordelcertamendeciencias.Lamadreabriólapuertaencuantoelpiececitodesuhijapisóelprimerescalón.

Cuandomispadresllegaronellunesyoyaestabaenlacama.Elmartes,allevantarmeparairaclase,encontréamamá tarareandopor lacasaconunasonrisadesatisfacciónen lacara,yapapárevolviendoenlachatarradelsótano,silbando.Yonuncalehabíaoídosilbar,nisospechabasiquieraquepudierahacerlo.

—Tupadredejalamina—anunciómamácuandolepreguntéporelcomportamientodepapá—.TrabajaráenunainmobiliariadeMyrtleBeach.Nosmudaremostanprontocomoempiecesairalauniversidadesteotoño.Estamosviendoquénosllevamosyquédejamosaquí.

Mamádebiódeadvertirmiescepticismo,porqueseapresuróatranquilizarme.—Vaenserio,Sonny.Tupadreyaestáharto.ElseñorButlerdijoquepodíatrabajarconél.Aquellosonabamejor.ElseñorButlerhabíasidoingenieroenlaminaCoalwoodyluegohabía

abiertounainmobiliariaenMyrtleBeach.Papásubióporlasescalerasdedosendos.Nuncalehabía

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vistotanexcitado,salvo,quizá,lavezenquelosentrenadoresvinieronahablarconJim.—Creoquenonecesitamosnadadeloquehayenelsótano—dijo—.Hastapodríamosdejarla

lavadora.Además,Sonnycasihaestropeadolapartedearriba.Locompraremostodonuevo.—Paramiasombro,abrazóamamá.

Bajéamilaboratorioparamezclarunpocomásdeelixirdecinc.DaisyMaesesubióalamesayempezóarestregarsecontramibrazo.Yolaacariciédistraído,peroenrealidadnopodíaestarporella.Alcabodeunrato,lagatadesistióysaltóalsuelo.Contentodenotenermásdistracciones,leabrílapuerta.

Más tarde subí a mi cuarto para estudiar. Tenía molestias de estómago y ademásme dolía lacabeza.Habíamuchoquehacer para la final deBluefield.Pensé en estirarme en la cama, perodeprontomeacordédequeDaisyestabafuera,ypartedelarelajaciónconsistíaentenerlaamilado.Meconcentré en un difícil problema de geometría hasta que oí rechinar unos neumáticos, como si elruidoempezaraen lagasolineraypasarade largonuestracasa.Fueraquienfuese, teníaverdaderaprisa.Volvíaconcentrarmeenelproblema.Oícerrarsedeunportazolamosquiterayamispadresdiscutir.

—HayquedecírseloaSonny—señalómamá,yentoncessupeloquehabíapasado.Fuisinquemellamaran.Mamámeesperabaenelvestíbuloconelgatitoenbrazos.Elcuerpode

Daisy Mae tenía una postura rara, sus patitas peludas colgaban flácidas y los ojos estabanentreabiertos. De la boca le salía un hilillo de sangre. No pude acercarme más. Una oleada deemociónseapoderódemí.Semenublólavistaymesentímareado.Mesentéenlaescaleraymiréalfrente.«Yoladejésalir.Yolamaté»,fueloprimeroquepensé.

EntoncesapareciólaseñoraSharitz,lavecina,quedealgúnmodosabíaloquehabíasucedido.—Tranquila,Elsie—dijo—.Elchicoestábien.Volvísúbitamentealarealidad,conscientedetodo.Melevantéycorríarriba,alcuartodebaño,y

empecéavomitar.Creíquenoacababanunca.Cuandopenséqueporfinpodíamovermeotravez,bajépor lasescalerasconmuchotiento.El

silencioeratotal.Encontréamamáenelporche,sentadaenunasilla.TeníaaDaisyMaeenunacajadezapatos,sobrelafalda.¿Acuántosgatoshabíamosenterradoencajasdezapatos?Antes,Jimyyolosllevábamosalamontañaparaenterrarlosyrezarunaúltimaoraciónjuntoaunatoscacruzhechaderamitasdeabedulycordel.PorprimeravezechédemenosaJim,sufuerzafísica,sucapacidadpara concentrarse únicamente en lo que tenía entremanos.Mamáme dejó la caja sin pronunciarpalabra.Yolapusealpiedelmanzanodelpatiodeatrásyempecéacavar.Papásaliódelacasa,meobservó y luego se fue en el Buick con rumbo desconocido. Dandy y Poteet estaban cerca,temblorososy,salvoalgúngemidointermitente,callados.Mamásalióymemiróensilencio.CuandoterminédeenterraraDaisyMae,viquetodosloschicos,exceptoQuentin,estabanallí,citadosporlainvisibleredinformativaqueparecíaconectaraloshabitantesdeCoalwood.

Loschicossubieronconmigoamicuartoyyomesentéenlacamaymequedémirandolapared,abstraído.

—Nosotrosnosocuparemosdeél—dijodeprontoRoyLee—.Túnotienesquehacernada.HablabandelquehabíaatropelladoaDaisyMae.Hastaesemomentoyocreíaquehabíasidoun

accidente,peroentoncesrecordéelrechinardeneumáticosquehabíaoídopocoantes.Elquehabía

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disparadoapapáhabíamatadoaDaisyMae.¡PookySuggs!Mepuseenpiedeunsalto.—¡Lomataré!RoyLeemehizosentarotravez.—Hedichoquenosocuparemosnosotros.—Mesujetódelhombroparaquenomemoviera.O’Dellmostróunsaquitodepropulsordecinc.—Nosllevamosesto,¿deacuerdo?Asentíconlacabeza.Pormípodíanllevarsetodoloquehabíaenlahabitación.DaisyMaeestaba

muerta.Yoteníatodaunavidapordelanteyyalaechabademenos.

El restode la semanaasistí a clase sin enterarme.RoyLeenos llevóen sucochea la feriadeBluefieldyentretodosmontamoslospanelesdelaexposición.Unavezmástuvequesometermealjuradomientraslosotroscontemplabanlaescena.Hiceunpequeñodiscursoyluegorespondíasuspreguntassinqueapenasme importaraganarono.Volvimosdespuésdecomerpara laentregadepremios.Anunciaronelterceroyelsegundo.Notéunvahídoenelestómago.PenséquenoíbamosaganarnadayquevolveríamosavergonzadosaBigCreekconlasmanosvacías.Encuantosalíamosdenuestrocondado,elfracasoeraabsoluto.Elportavozdeljuradosepusodepieyseinclinósobreelpodio:

—¡Elprimerpremio,yaquíhayquehablardenovedad,señorasyseñores,esparaelinstitutoBigCreek, representado por Homer Hadley Hickam, Jr. por su trabajo «Estudio sobre técnicas decohetería»!

Quentin no pudo contenerse. Dio un salto, soltó un «¡hurra!» y volvió a sentarse, ruborizado.O’Dellsepusoabailarconlosbrazosenalto,comounpúgilvictorioso.RoyLeecloqueóunpocoyluegomedioconlamanoenelbrazo.Shermanserióybatiópalmas.Billyseretrepóensusilla,enjugándoselafrentedealivio.Elpúblicoestallóenunagranovación.Yomequedéallísentado,conunasonrisabobaliconaenlacara.Nomelopodíacreer.¡Habíamosganado!¡YahoranosesperabalaFeriaNacional!

—Telodije,telodije,telodije—merepetíaunayotravezQuentin.Cuando la cosa se calmó, recibimos otro premio más. Un comandante de las Fuerzas Aéreas

anuncióquehabíamosmerecidoundiplomaespecialportratarsedeuntrabajo«sobresalienteenelcampodelapropulsión».AñadióquenuestroscoheteseranlosmássofisticadosquehabíavistofueradeCaboCañaveral.

—Tieneustedmucharazón,migeneral—sejactóO’Dell.Terminadalaentregadepremios,elcomandantevinoadarmelamano.Dijoqueesperabaverme

algún día convertido enmiembro de las FuerzasAéreas.Hice venir a los demás y cuando se lospresenté,elcomandantedijo:

—LasFuerzasAéreasdeEstadosUnidosestaríanencantadasdecontarcontodosustedes.—PorlovistonohabíareparadoenlapiernacortadeShermannienelmásquedesgarbadoQuentin.

Llovíacuandoregresamosacasapor los intrincadosvallesy lospueblos teñidosdecarbóndeMerceryMcDowell;lasminasestabancalladasyvacías,comosillevarandiezsiglosabandonadas.NosadelantóunautobúsconuncartelquerezabaVOTAAHUBERTHUMPHREY.Asupasoenvió

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unarociadadeaguaembarradacontranuestroparabrisas.RoyLeeaminoróunpocolamarcha.Unoskilómetrosmásadelante,elautobúsquenoshabíapasadocontantaprisaestabaparado,yalguienquesehabíaapeadodelmismoagitabaelsombreroanteunapequeñamultitud.Yomeencontrabaotravezmal,ylacabezaparecíaapuntodeestallarme.

RoyLeesedetuvoparaquepudieravomitar,yalvolverdelacunetaviamiscompañerossubidosa unmuro de piedra. Humphrey era un hombre orondo y bajo, cuyos brazos y mentón parecíanconectados por un cordel. Cuantomás agitaba los brazos,más rápidamente semovía su boca. Elhombre estaba lanzado y prometió a los reunidos que si él llegaba a presidente el gobierno iba aintervenir y todo se arreglaría de una forma u de otra. Si llegaba a laCasaBlanca, nadie pasaríahambreyanadielefaltaríanuncatrabajo.

—Preguntémoslealgosobreelespacio—propusoSherman.Hizoseñasconelbrazo,peroHumphreynomiróhaciadondeélestaba.Seguíahablandocuando

RoyLeeylosdemáspartimosdenuevoenelcoche.SólofrenamosunpocoparacruzarelpueblodeKeystone,cuyascallesúnicamenteestaban transitadasporunperro roñosoque rondabauna tiendaabandonada.

ElseñorTurnermellamóasudespachoellunessiguiente.—Hasuperadoustedtodasmisexpectativas,muchacho—dijoconsatisfacción—.Voyaconvocar

unaasamblea.SemereceunadespedidaportodoloaltoantesdeIndianápolis.En la asamblea, los miembros de la AMBC tuvimos que ponernos de pie y saludar. El señor

Turnermehizosaliralescenario.—Representaréalinstitutolomejorquepueda—dije,parpadeandodebidoalaslucesytratando

dehacercasoomisodeldolordecabezaydelasnáuseasquedevezencuandomeasaltaban.LaseñoritaRileysepusodepie.—EstosirveparademostrarquelosalumnosdeBigCreekpuedenhacerprácticamente todolo

que se propongan —declaró—. Sé que Sonny conseguirá en Indianápolis que aún estemos másorgullososdeél.

Al verla tanpositivay esperanzada, sentí vergüenzaydesagradopormismolestias.Me estabaportandocomouncobarde.

Aquellanoche,pasadas lasdoce, los ladridosde losperros resonaronpor todoelvalle.Nooíningunaexplosión—nopodíahaberlas,supuse,porquehabíahuelga—peroenseguidamellegóelmurmullode lagentehablandoen lospatios.Bajépor laescaleraysalí.En loaltodeWolfCreekhabíaunaluzmuybrillante,comosisetrataradeunincendioespecialmentevoraz,yluegounaboladefuegoseelevóhacialoalto.Lagentesequedópasmada.Curiosamente,amímeresultabafamiliaresamaneradearder;parecíanuestroelixirdecinc.EntoncesrecordéqueO’DellsehabíallevadounsaquitolanocheenqueatropellaronaDaisyMae.

—Esodebíade ser el alambiquedePookySuggs—declaróTag, acodándoseennuestra cerca.Estaba mascando algo—. Yo mismo pensaba cerrar la destilería, pero parece que alguien me haahorradolamolestia.

—¿Piensaarrestarlo,Tag?—preguntóalguiendesdelaoscuridad.

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Tagseechóareíryescupióenlasmatas.—Quéva.Nocreoquevuelva.—¿YCalvin?—preguntéyo,preocupado.—Porloquesé,Calvinpegóasupadrecuandoestequisodarleunapalizaasumadre.Ellaseha

idoaviviraSixconlaviudaClowers.Calvintambién.Yomismolosllevéenmicoche.—Esustedunabuenapersona,Tag—dije.—Quizásí—respondió,encogiendoloshombros.Meapartédelacercayfuihastaelmanzano,deseosodeestarconDaisyMae.Mearrodillépara

tocar la tumbay toméunpuñadode tierra.Pensaba llenarunfrascoconellay llevarloconmigoaIndianápolis. Me puse de pie, inspiré el aire de la montaña y entonces supe algo más. El señorDubonnethabíatenidorazóncuando,añosatrás,medijoqueyohabíanacidoenlasmontañasyqueeseeramisitio,almargendeloquehicieraoadondepudierair.Sientoncesnolehabíaentendido,ahorasí.Coalwood,sugenteylasmontañasformabanpartedemí,yyodeellos.MeacordétambiéndelanocheenquepapáhabíavueltodeClevelandyhabíamosdiscutidoenmihabitación.Alsalirél,yo había envidiado a los hombres que iban o venían de lamina porque ellos sabían exactamentequiéneseranyquéestabanhaciendo.AlpiedelárboldondeestabaenterradaDaisyMae,comprendíqueyanoteníaqueenvidiarlos:yotambiénsabíaquiénerayloqueibaahacer.Fueenesemomentocuando el estómago y la cabeza dejaron de dolerme, como si alguien hubiera accionado elinterruptoradecuadoenmiinterior.

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24-UntrajeparaIndianápolis

—Yocuidarédeél,Elsie—leprometióEmilySueamimadredesdeelasientodeatrásdelBuick.Yo estaba al volante del coche, cabizbajo y refunfuñando. Emily Sue y yo íbamos aWelch a

comprarmeuntrajeparaIndianápolis.Yonoleveíaelsentido.¿Quéteníandemalolospantalonesdealgodón,lacamisaacuadrosylosmocasinesquehabíapensadoponermeparaelevento?Sesuponíaqueeraunjovencientífico,nounpetimetre.Además,teníaquetrabajarenmisgráficassipretendíaganarelcertamen.Nomequedabatiempoparairdetiendas.

Pero lamadredeEmilySuehabía traídoa suhijadesdeelotro ladode lamontañay lehabíahechopropagandaamamá,quemehizosubirdelsótano,dondeyoestabaatornillandolasbisagrasdeminuevaexposición.

—Llévala a Welch —dijo mamá señalando a Emily Sue, que estaba en el sofá, sonriendocomplacida—.Ellateayudaráaelegiruntraje.

—¿Paraquénecesitountraje?—gruñí.—NopuedespresentarteenlaFeriaNacionalconesapintadepaleto—declaróEmilySue.Mamálevantólabarbilla.—No,EmilySue.Hayotrarazónmásimportante.—Aver,¿cuál?—quisesaber.—Quelodigoyo—respondiómamá.ElBuick iba de un lado al otromientras tomábamos las curvas. En los once kilómetros hasta

Welch,habíatreintaysiete.Apenaslonoté.Loraroencambioeranlostramosrectos.EnunadelascurvasledijeaEmilySuecontodomisarcasmo:

—Muchasgracias.—Denada—contestó.AlmenosteníalaoportunidaddesaberquéeradeDorothy.EmilySueseguíasiendobuenaamiga

suya.—Oye,¿quétaltusamistades?—Fuemimaneradepreguntarsinpreguntar.EmilySueeramuchomáslistaqueyo.—¿Quién,Dorothy?Está bien.Te echademenosy lamentaque te enfadaras con ella, perono

creoquesepaselasnochesenvelapensandoenti.¿Todavíavasdeculoporella?—¿PorDorothy?¡Nomehagasreír!EmilySuevolviólacabezaparamirarme.—¿Sabíasquecuandomienteslevantaslascejas?NovolvíahablarlehastaquellegamosaWelch.ErasábadoyWelchestaballenodegentequeibadecompras.Dejamoselcochedetrásdelhotel

Carter,pagamosveinticincocentavosalvigilanteybajamoshacialacallemayor.EmilySuemellevóaPhillips&Cloony,unatiendaderopaparacaballero.Yomemostréindecisoenlapuerta.

—¿Yahoraquétepasa?—preguntóella.—Noquieroqueentresconmigo.—¿Porqué?¿Tedamiedoquemetomenportunovia?—Esquetengounpocodevergüenza—admití—.Yomismopuedoescogereltraje.

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Memiróconexpresióndeincredulidad.—Estábien.—Suspiró—.Nosencontraremosdentrodeunahoraenelaparcamiento.Yponteel

trajenuevo.Quierovercómotesienta.Accedí,inspiréhondoyentréenPhillips&Cloony,queaunqueeraunatiendapequeñateníafama

deserlamejordelcondadoensuespecialidad.Lasparedesestabanllenasdetrajesycamisasytodoolíacomoaquitamanchasseco.Cuandoledijealdependienteloquebuscaba,mepreguntósiyoeraelhermanodeJimHickam.Cuandorespondíquesí,hizobajaralosdueños,unmatrimonioquevivíaencimadela tienda.Éleragrandoteyentradoencarnes,yelladiminutayvivaracha.Seacercaroncon losojosencendidoscomodosgatosquehubieranvistoaunconejoenelhuerto.DijeronqueechabandemenosaJimymepreguntaronenquépodíanservirme.LeshablédelaFeriaNacionalyempezaronaenseñarmetrajesmarrones,azulesygrises.

Era el estilode trajeque loshombresdeCoalwood llevabanpara ir a la iglesia.Me rasqué lacabeza.Mimadre siempreme había comprado la ropa. En esemomento entró O’Dell. Estaba enWelchvendiendoginsengparacomprarmáspolvodecincymehabíavistodesdelacalle.

—¡EmilySuetienerazón!—exclamócuandolecontéloquepasaba—.¡Necesitastraposnuevos!—Examinó los trajes que los dueños de la tienda habían sacado ymeneó la cabeza—.Ropa paraviejos—concluyó.Sepusoamirarloscolgadoreshastaqueencontróuntrajequelegustó.Lopusoenaltoparaqueyoloviera—.¡Chico,conesteestarásperfecto!

Nopudepormenosdedarlelarazón.Eraeltrajemásbonitoquehabíavistojamás.Me lo probé. Me sentaba estupendamente y sólo costaba veinticinco dólares, rebajado de los

veintisieteiniciales.—¡Me lo quedo! —dije, girando delante del espejo. Los dueños de la tienda intercambiaron

miradasyseencogierondehombros.Salí de la tienda vestido conmi flamante traje nuevo.Estaba impaciente por lucirlo delante de

EmilySue.MedespedídeO’Dell,queseibaaverasucompradorcondosbolsasllenasderaízdeginseng.

—EncuantohayavendidoestocompraremostantopolvodecincquepodremosiralaLuna—meprometió.

Comoeraunpocoprontodecidípasearporlacallemayor.Estabaatestadadegente.Advertíquealgunostranseúntesmelanzabanmiradas.Imaginéquenoveíanaunchicodeinstitutotanelegantedesde que mi hermano se había marchado del condado. Caminé pavoneándome hasta el enormeedificiodehormigóndelaparcamientomunicipal,unaconstruccióndetresplantasqueeraelorgullodelaciudad.LoanunciabancomoelprimerodesuclaseenEstadosUnidos,yeraunsitiodondeloscochespodíanaparcarentresnivelesdistintosdentrodelmismoedificio.Yomequedabaembobadocada vez que pasaba por allí. Era demasiado para un chico deCoalwood comoyo. Por eso habíaqueridodejarelcochedetrásdelhotelCarter.

MeabrípasoentreunamultitudyviunamesaconunletreroencimaquerezabaVOTAAJACKKENNEDY. Unos hombres estaban instalando altavoces. Entonces sonaron los aires marciales deAnchorsAweigh,seguidodeHe’sGotHighHopes,enlavozdeFrankSinatra.

—¿Quépasa?—lepreguntéaunhombrequeestabacolocandouncarteldeKennedyenunpostedeteléfonos.Eltipomemirócomosiyofueraunmonstruodedoscabezasycontestó:

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—ElsenadorvaadarunmitinaquíenWelch.Estáapuntodellegar.Iba llegandomás gente, atraída por lamúsica.No sé cómo, pero Emily Sue dio conmigo. Le

bastómirarmeunavezparaexclamar:—¡Santocielo!Penséquealgolahabíaasustado,peroalmirarhaciaatrásnovinadaextraño.—¿Quépasa?—pregunté.EmilySuesehabíaquedadoconlabocaabierta,peroporfinreaccionó.—¿Dequécoloreseso?—¿Mitraje?—Memirélamanga—.Nosé.Unaespeciedeanaranjado.—¿Tehascompradountrajecolornaranja?Meencogídehombros.—Puessí…En ese instante una hilera de Lincoln y Cadillac entró en el aparcamiento con un chirrido de

neumáticos. Emily Sue y yo tuvimos que apartarnos para no ser arrollados. De pronto nosencontramosenprimerafiladeespectadores.

—¡Estoesestupendo!—exclamé.EmilySueaúnnohabíareparadoenloscochesnienloscarteles.Seguíamirándomeamí.—¿Notegustaeltraje?—lepregunté—.O’Dellentróenlatiendaymeayudóaescogerlo.—Ahoraloentiendotodo—dijomeneandolacabeza.LamuchedumbreaplaudiócortésmentemientrasunhombreseapeabadeunodelosLincoln.Yo

supusequesetratabadelsenadorKennedy.CuandoviquelosubíanaloaltodeunCadillac,supequehabía acertado. Era un hombre más bien flaco, con una cabeza grande, pelo abundante y carabronceada.Loprimeroquemepreguntéalverlofuecómohabríaconseguidoestar tanmorenoenprimavera.Elsenadorsaludóconlamano,carraspeóligeramente,bebióunpocodeaguayempezóahablar.Cadavezhabíamásgente,ynotodoelmundoprestabaatención.Sinembargoélseempleabaa fondo, y yo pensé que lo correcto era escuchar. Su discurso, que acompañaba de contundentesgestosconelpuño,secentróenlosApalaches(cuálnoseríamisorpresaalsaberqueformábamospartedeellos)yen lanecesidaddequeelgobiernoayudaraaesta región, talvez, apuntó, conunproyecto de infraestructuras tipoTVA.En la clase de historia nos habían hablado de laTennesseeValleyAuthority.ElseñorJonesdecíaqueconelloelpresidenteRoosevelthabíaintentadomejorarlascondicioneseconómicasdelazonaruraldeTennesseeyAlabama.UndíapapálecomentóatíoKenqueesodelaTVAerasocialismopuroyduro.TíoKendijoqueno,quenilounonilootro,queelgobiernonohacíaotracosaquevelarpor losmásdesamparados.Papá replicóqueelgobiernosólovelabaporsímismo.

Elsenadorcontinuóhablando.Notéquesellevabalamanoalaespalda,yquesepresionabalaparte inferior, como si le doliera. Su postura era envarada, como la de los ingenieros novelesdespués de su primer día en lamina. Sus ojos también tenían un aire tristón.Yo pensé que estabasufriendo,yafueradelaespaldaodealgunaotracosa.

El público de Welch permaneció atento pero callado cuando Kennedy prometió crear unprograma de bonos de comida. Los hombres que habían salido de los Lincoln y los Cadillacaplaudieronlapropuesta,peropocagentelosimitó.Elsenadorhizounapausayseapartóelpelode

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lafrenteconciertonerviosismo.—Opino que la gente de este estado necesita y merece que le echen una mano, ¡y yo voy a

ocuparmedequeasísea!—gritó.Larespuestafueelsilencio.Advertíquealgunosempezabanamarcharse.Elsenadorloobservó

preocupado;amímediounpocodepena.—¿Algunapregunta?—dijo.Parecíaunpocoabatido.Levantérápidamentelamano.Poralgunarazón,elsenadormevioenseguida.—Aver;elchicodel…deltraje.—¡Diosmío!—exclamóEmilySue—.Todoelcondadovaapasarvergüenzaportuculpa.Hicecasoomisodesucomentario.—Señor,¿quécreeustedquedeberíahacerEstadosUnidosenelespacio?—¡Loquefaltaba!—exclamóEmilySue.Lagenteserebulló,seoyeronalgunossonidosdeburla,peroKennedysonrió.—Bueno—dijo—,algunosdemisadversarioscreenquesoyyoquiendeberíairalespacio.—

Eso le granjeó algunas risas amistosas—. Ahora te preguntaré yo, muchacho: ¿qué crees quedeberíamoshacerenelespacio?

Adecirverdad,yoveníapensandobastanteenlaLunadesdehacíaunassemanas.Entretormentaytormenta de primavera, el telescopio de Jakeme permitía pasearme por los accidentes de nuestrosatélite.MesirviódeayudacuandoatropellaronaDaisyMae,cuandomesentípreocupadoporquemis padres se querían mudar a Myrtle Beach o cuando pensaba en mi futuro. La Luna se habíaconvertidoenunsatélitecercanoyfamiliar,yporesomirespuestasalióunpocoentromba:

—¡DeberíamosiralaLuna!—respondí.Losmiembrosdelséquitodelsenadorseecharonareír,peroélloshizocallarconungestode

irritación.—¿YporquépiensasquedeberíamosiralaLuna?—inquirió.Miréalrededoryvihombresconelcascodeminero,asíquerespondí:—Deberíamos averiguar de qué está hecha y extraer minerales, del mismo modo que aquí

extraemoscarbón.Hubomáscarcajadas,hastaqueunmineroalzólavoz:—¡Elchicotienerazón!¡Podríamosconstruirminaseneseviejosatélite!—¡Ya lo creo!—exclamóotrominero—. ¡LosdeVirginiaOccidental somoscapacesde esoy

más!Seprodujounaovaciónespontánea.Muchossonreíandebuenagana.Nadiesemovió.Kennedypareciócobrarbríoanteaquellareacción.—Si salgo elegido presidente—dijo—, creo que iremos a la Luna.—Paseó lamirada por el

público—.Me gusta lo que dice este joven. Lo importante es que este país se ponga otra vez enmarcha,devolverlaenergíaalpuebloyalgobierno.SiiralaLunanosayuda,entoncespuedequeseaesoloquehayaquehacer.Compatriotas,uníosamíyjuntosllevaremosadelanteaestanación…

La respuesta fueentusiasta.Kennedyestabahablandode trabajarpara restaurar lagrandezadelpaíscuandoEmilySuemeempujóparasacarmedeallí.

—¿Quéhaces?—dije—.Meestoydivirtiendo.

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—VamosaPhillips&Cloonyantesdequecierren.—¿Paraqué?—NovasairaIndianápolisconestetraje.¡Pareceundisfrazdecarnaval!Mequedéanodadado.—Puesamímegusta.Ellaempezóadiscutir,peroluegodijo.—Nolodudo—ysiguióempujándomeparahacermeandar.EradenochecuandollegamosaCoalwood.Entréencasaconuntrajeazulmarinoquedetestaba

mientrasmamáy lamadredeEmilySue sedeshacían en elogios.Mamádijoquenuncamehabíavistotanguapo.Amímehabríagustadoquemehubieranvistoconeltrajeanaranjado.Peroloquehicefuehablarlesdelsenador.

—SihubieraoídohablaraSonny…—EmilySuesuspiró.Papáechóunvistazoamiindumentaria.Yolecontélodelsenador.—¿Kennedy?—murmuró—.Unizquierdistadondeloshaya.Papásaliócaminodelamina.Entoncesmamámurmuró:—Izquierdistaperoguapo,deesonohayduda.EncuantosefueEmily,subíamicuartoycolguémihorribletrajeenelarmario.Almenosme

consolabaunacosa:enelbolsillodelachaquetahabíaunacorbataqueyohabíacompradomientrasEmily Sue no estaba mirando. Era de un azul claro reluciente, anchísima, y llevaba pintado unenormecardenalrojo,elpájarodeVirginiaOccidental.Elcardenalmirabahaciaelcieloysupicodecolornaranja estaba abierto comopara cantar.Erauna corbata fabulosa, fácilmentevisible agrandistancia,locualmeparecíaestupendo.SinopodíallevareltrajequeO’Dellhabíaelegido,almenosluciríaenlaferiaunpocodelestiloAMBC.

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25-LaFeriaNacionaldeCiencias

Elmesquenosseparabade la feriadeBluefieldmepasóvolando.Habíaunmontóndecosasquehacer.Porsuerteconlallegadadelaprimavera,laseñoritaRileypareciórecuperarfuerzas.Elcolorregresó a sus mejillas y sus ojos volvieron a brillar. Cada día, después de clase, me ayudaba aprepararmitrabajo.Tambiénhablóconprofesoresdeotrosinstitutosquehabíanmandadoalumnosalafinal,parateneralgunapistasobrecómohabíaquepresentarse.Diariamenteyopulíamioratoriaafin de hacer una presentación erudita sobre los cálculos de las toberas De Laval, el impulsoespecíficoylasrelacionesdemasa,asícomosobreloscálculostrigonométricosdelasaltitudesenuncampodepruebasparacohetesdeaficionados.

Quentinveníaacasa los finesdesemanaymeayudabaapreparargráficasydiagramasde lastrayectoriasy los diseñosde las aletas.O’Dell encontróun retal de terciopelonegropara colocarencimalas toberasylosbastidores.Tambiénfabricóunascajasdecartón,acolchadasconpapeldeperiódico, para transportarlo todo. Sherman y Billy sacaron fotografías de Cabo Coalwood y laspusieronenunálbum.RoyLeehizounas tarjetasgrandespara las toberas, losconosybastidores,donde se describían sus dimensiones y función específica. Mientras nosotros teníamos la mentepuestaenlaFeriaNacional,laminaCoalwoodcontinuabaparada.Algunosmineros,parasobrevivir,intentaronentraraltrabajoenelturnodelbúho,perolospiqueteslosahuyentaron.Elalmacéndelaempresavendióacréditohastaqueyanofueposibleseguirhaciéndolo.Nilaempresanielsindicatoparecíandispuestosallegaraunacuerdo.

ElseñorCatonhabíaidoaimplorarlealseñorDubonnet,yeldirigentesindicalhabíaconsentidoendejarleconstruirlastoberas,bastidoresyaletasqueyonecesitabaparaelconcurso.Unjuegodetoberasmostrabalaevolucióndelosdiseñosdenuestraagencia,desdelasimpleversiónavellanadahastanuestroúltimomodeloconrevestimientoablativo.Eranunastoberaspreciosas.ElseñorCatonestabaespecialmenteorgullosodeuna,delaquehabíarecortadotodoelmetalsuperfluoparaquelosángulosconvergente-divergentepudieranservistosdesdefuera.YoestabaconvencidodequeeratanbonitacomocualquieradelasutilizadasenloscohetesdeCaboCañaveral.

FuiallocaldelsindicatoyledilasgraciasalseñorDubonnetporhaberdejadotrabajaralseñorCaton.

—Tú diles que todo eso lo construyó el sindicato —respondió él. Tenía motivos para estarmalhumorado. No había fondos para mantener la huelga y los alimentos de primera necesidadempezabanaescasear.Casimediovergüenzamolestarleconmiscohetes.

Papáibacadadíaalaminayrevisabalasinstalacionesdeseguridadconsuscapataces.Cuandovolvía a casa pasaba por el sótano, pero en ningún momento comentó nada sobre nuestrospreparativos.Porlodemás,apenasnosveíamos.Élhabíacumplidosupromesadeayudarmecuandoyo se lo pedí, aunquenoparecía interesarle lomásmínimomi inminente viaje a Indianápolis.Yotampocoesperabaotracosa.LlegóelfindesemanaymamávolvióadarlelalatasobrecuándoseiríandeCoalwood,peropapáyateníapreparadalaexcusa.

—Hedeesperaraqueterminelahuelga,Elsie—ledecía.—¿Porqué?—Noseríajustomarcharseantes.Cuandoacabe,nosiremos.

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Nadiedecíanadadequepapápensaramarcharse,yesomehizorecelar.Si teníapensadodejarCoalwood, ¿cómo era que la red del chismorreo no lo comentaba?Yo sabía quemamá no habíamencionadonadaalrespectoporqueloconsiderabaunasuntoprivado,peropapátendríaquehablarcon la empresa,y apartir de entonces todoelmundohacía sus comentarios. ¿Quéplanes tenía enrealidad?Yoestabademasiadoocupadocomoparainvestigarlo.

LavísperademipartidaaIndianápolis,Quentinpasólanocheencasaynomedejópegarojo,machacándome sin cesar con trigonometría, cálculo, física, química y ecuaciones diferenciales.Finalmente, a eso de las tres de lamañana,me derrumbé en la cama yme tapé los oídos con laalmohada.

—¡Yabasta,Quentin!Déjaloya,porloquemásquieras.Leoíaclararselavoz.—¿EsquehaspensadohumillaratodoelestadodeVirginiaOccidentalcontuignorancia?—me

espetó.Apartélaalmohada.—Empecemosdenuevo.—Suspiré.—¡Asímegusta!—exclamóél,animado—.Muybien.Unafácil.Defineelimpulsoespecífico.—El impuso específico se define como el empuje en peso de un propulsor dividido por su

velocidaddeconsumo.—¿Yparaquésirvesabereso?Exhaléconfuerza.—Esunamaneradedeterminarlosméritosrelativosdeunpropulsor.Valiéndosedelnúmerode

impulsoespecífico,sepuedenhacercálculosparadeterminarlavelocidaddeeyeccióndeuncohete,yendefinitivasucomportamientogeneral.

—Bien.¿Quésignificacoeficientedegastomásico?Solté un gruñido, miré al techo y seguí adelante. Comparado con el examen de Quentin,

Indianápolisseríacoserycantar.

ElenormeautobúsTrailwaysadmitiómispanelesymiscajasensusgrandescompartimientosdeequipaje.Loschicos,mamá,papá,elseñorCaton,elseñorFerro,elseñorDubonnet,MelbaSueyelseñor Turner vinieron a despedirme. También estaba allí Basil, que no paró de escribir. ElWelchDailyNewsselehabíaadelantadounpocopublicandounartículosobrenosotrosynuestrasvictorias.Basilestabadispuestoasuperarlomediantesurepertoriodeadjetivos,encasonecesario.

EmilySuetambiénestabaallí.Mehizoabrirlamaletaparaqueleenseñaraeltrajeazul.Mediounapalmadaenelhombroydijo:

—Bueno,almenosiráselegante.PorunmomentomeparecióveraGenevaEggersdetrásdelgrupo,peroluegoyanopudeverla.

TampocoestabaDorothy,porsupuesto,niesperabaqueestuviera.MelbaJunemediounbesoenlabocadelantedemimadre,haciéndomeenrojecerhastalasorejas.

—Duroconellos,fiera—medijo.Antesdesubiralautobús,tuvelaalegríadeverllegaraJakeensuCorvette.Todavíamealegró

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másveralaseñoritaRileyenelasientodelacompañante.Jakeseapeóymepalmeólaespalda.—Mehandichoqueestástriunfando,Sonny.Hequeridovenirparadecirteadiós.¿Conocesaesta

señorita?MeacerquéalaseñoritaRileyEllaabriólapuertadelcocheyyomeagachéalverqueellano

hacíaademándebajar.Mepreguntésiestaríaotravezfatigada.—EnséñalesdeloqueescapazVirginiaOccidental,Sonny—dijoymetendiólamano.—Desdeluego—leprometí,estrechándosela.Nosmiramosunmomentoalosojos,yluegoella

mediounfuerteabrazo.Mamáseacercóalapuertadelautobús.—Quetengassuerte,hijo—medeseó.Papámedio lamanosinhacercomentarios,ceñudoporqueacababadeveral señorDubonnet.

Losdosseguíanfulminándoseconlamiradacuandoelautobússepusoenmarcha.

Mehundíenelasientoyelvehículoseadentróenlanoche.Dormíhastaqueempezóaclarear;mesorprendióverquenohabíamontañas,sinounallanuraqueseperdíaenelinfinito.Casimesentídesnudo.Llegamosa laciudadaesodelmediodíayyodescarguémiscosasenelenormeIndianaExpositionHall.Mecondujeronaunazonasituadaenelbordeexterior,juntoconotrosconcursantesdeproyectosdepropulsión.Echéunrápidovistazoasusinventosymeconsolóverqueningunoeratan elaborado como nuestros diseños. Un chico de Lubbock (Tejas) se sentó ami lado. Lucía unsombrero de cowboy. Tenía dos diseños, uno de ellos conmaterial de fontanería para toberas decohete,yelotrodeuna rampaelectromagnéticade lanzamientocon lucecitasdecoloresdonde sehacía volar una pelota pequeña a bastante velocidad. Nos hicimos amigos al instante. Se llamabaOrville,peromepidióquelellamaraTex.

Mepusoalcorrientedeciertascosas,ningunadeellasbuena:—Aquínoganaremosnada,Sonny.Venteconmigoaecharunvistazo.Todoslospremiosselos

llevanlosproyectoscaros.Fuiaverlosotrosmontajesymesentíperdidoenaquellasalaenormerepletadegentequeibay

venía.Comprendíentonces loquehabíaqueridodecirTex.Engeneraleranenormes,complejosyevidentementemuycostosos.Unade lasexposiciones llegabaa incluirdosmonosenunabiosferaautónoma, con sus plantas generadoras de oxígeno y un mecanismo distribuidor de comida enbolitas. Yo nunca había visto un mono vivo, y allí había nada menos que dos, y en una feria deciencias.Lacosasetitulaba«ElcaminoaMarte».Mequedédepiedra.Losconstructoresdelproyectoserían los rivales contra quienes los chicos de Virginia Occidental tendríamos que competir encuantonosmandaranalexilio.Derepentemifuturomeparecióincierto,ymisrelucientestoberas,unachapuza.

—CasitodosestosmontajesmonstruovienendeNuevaYorkoMassachusetts—meexplicóTex—.Haymuchodineroahímetido,yporsifuerapocoesoschicossonbastanteingeniosos.Ah,otracosa.Aljuradonolegustanloscohetes.Consideranquesonpeligrosos.Yosabíaqueaquínoibaatenerningunaoportunidad.

—Entonces¿porquéhasvenido?—lesolté.Yaveíaevaporarselaposibilidaddequelavitrinade

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BigCreektuvieseuntrofeomío.—Porqueesdivertido.Yaloverás.Texestabaenlocierto.Élyyoganamoslasimpatíadelagentequeveníaavernuestrosmontajes,

leshablábamosdenuestrosestudiosydequésesentíadisparandounauténticocohete.Youtilizabalasmanosyhacíaruidosdiversosparaescenificarmisexplicaciones.Eracomoestarenunescenario,ycomprobé quemegustaba captar la atención de la gente, siempre que no se acercaran demasiado.Comotodovirginiano,teníaesanecesidaddeespacioentremiinterlocutoryyo.LehicenotaraTexquenuestrosmontajesatraíanamásgentequelosproyectosgrandesycaros.

—Sí,somosmuypopulares—dijo—,peroesonoimpresionaaljurado.Losjuecesteníanquehacersuapariciónelcuartodíadelaferia.Lavísperadeltercerdíasenos

ofreció un banquete, y luego nos mandaron a nuestras habitaciones. Tex y yo habíamosintercambiado el sitio con nuestros respectivos compañeros de cuarto y ahora compartíamoshabitación. Paseamos por Indianápolis, que a mí me pareció una ciudad enorme con coches quepasaban a toda velocidad y calles atestadas de gente, simpática pero demasiado numerosa parasentirme a gusto. Noté también una cierta incomodidad en el espacio inmediato y enseguidacomprendí que se debía a la ausencia demontañas. EnVirginiaOccidental siempre estaban allí, amododefronterafísicaentrelospueblosylaspersonas.EnIndianápolisunopodíatropezarsecongentedecualquierlugar.

LedijeaTexloquepensabayélseechóareír.—Mira,siquieresverunacosallanadeverdad,venaTejas.Noscontamoscosassobrenuestrosrespectivosestados.Cuandoterminé,Texmedijoqueletenía

preocupado.—Túnohasvenidosóloacompetirenuncertamen.Túhasvenidoaganaruntrofeoparatodos

losquesehanquedadoentupueblo.¿Quévasahacercuandovuelvasconlasmanosvacías?Estohayquemeditarloafondo.

A lamañana siguiente, Tex y yo bajamos del autobús para pasar otro día divertido delante denuestrosrespectivosmontajes.Peroalentrar,descubríquemistoberasybastidoresnoestabanensusitio.

Noentendíanada.¿Cómopodíanhaberdesaparecido?¿Quiénselospodíahaberllevado,yporqué?

—¿Nocerrastelascajasconllave?—mepreguntóTex.—¡Nopenséquefueranecesario!—exclamé,apuntodellorar.—¿Túdedóndeeres,Sonny?Ahsí,deVirginiaOccidental.Casilohabíaolvidado.—Meenseñó

sucajademadera,conelcorrespondientecandado—.Estoesunaciudad.Yenunaciudad todosecierraconllave.—Memirócompasivo—.Tendrásqueinformaraseguridad.Vamos,teacompaño.

Cuandoporfinencontramosunguardia,elhombreescuchómiexplicaciónyluegodijoqueungrupo de chicos había entrado la noche anterior, y que probablemente hubieran sido ellos.Yo nopodíacreerloqueestabaoyendo.

—Pero¿porquélohacen?—pregunté.

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Elguardiamemiró.—¿Dedóndeeres,muchacho?—VirginiaOccidental—dijoTexcomosiesoloexplicaratodo,ycreoqueasíera.Volvídesesperadoamisitio.Todavíaestabanlasfotosdeloscoheteros,delaseñoritaRileyyla

clasedefísica,deltallerdemaquinaria,delseñorBykovski,elseñorFerro,elseñorCatonytodoslosmecánicos,delvolcadero,demicasa,delsótanoyellaboratorioconDaisyMaeposadaencimadel secador, todo eso y las páginas con mis cálculos y la foto firmada de Wernher von Braun.TodavíaestabanlastarjetasdeRoyLeeyelretaldeterciopelodeO’Dell.Perosintoberas,bastidoresni conos, mi montaje no tenía ningún sentido. Cuando vinieran los jueces, no tendría nada queenseñarles.Texestabaocupadomontandosuscosas.Empezabaaentrargente.Mesentíparalizado.Nuestroscohetes,elseñorBykovski,CaboCoalwood,elcálculo,hastalodeDaisyMae,todohabíaidosumándoseparaconduciraaquelcertamenyahora,aunqueyasabíaquenoibaaganar,teníalaterriblesensacióndequeestacadenadehechosinevitablesllevabaaunaconclusiónquealguienhabíamodificado.

—¿Quévoyahacerahora,Tex?—exclamé.Texdejóloqueestabahaciendoysemeacercó,quitándoseelsombrerodecowboy.Serascóla

cabeza.—Supongoqueenesepueblodondeviveshayunteléfono,¿no?Eralaprimeravezenmividaqueponíaunaconferencia.Texmehabíallevadoaunacabinade

teléfonosyyomarquéelceroyledielnúmeroalaoperadorayledijequesí,quellamabaacobrorevertido.Cuandosepusomamálecontélosucedido.Sequedómudadeasombro.

—Mamá, he de conseguir más material, sea como sea. ¿Por qué no hablas con papá o conalguien?

Lalíneaenmudecióunosinstantes.—Sonny,estasemanalahuelgahaempeorado.Unoscuantossindicalistassacaronauncapatazde

los terrenos de la mina. Tag está ahora en el volcadero, vigilando. Tu padre ha amenazado conromperlelanarizaJohnDubonnet.LeheoídodeciraClydequeesposiblequelaempresallamealapolicíaestatal.

—Necesitoayuda,mamá.—Haréloquepueda—repusoconunsuspiro.Derepentemesentíestúpidoyegoísta.Mimadreestabadiciéndomequeelpuebloseveníaabajo,

quemi padre y el señorDubonnet estaban a punto de liarse a puñetazos y que tal vez tendría queintervenirlapolicíaestatal,yyolloriqueandoquenecesitabatoberasybastidoresnuevos.

—Déjalo,mamá.—Me tragué las ganas de gritar, llorar e implorar—. En serio. Siento haberllamadoporesto.

—No, no, Sonny. No digas eso. Veré qué puedo hacer. Pero no puedo prometerte nada,¿comprendes?

Colguéyvolvíamisitio.Lagentepasabadelargoparaverotrascosas.Busquéunacajaymesentéencima.Texteníarazón,pensé.Nadiedenuestrasecciónibaaganarelconcurso.Tendríaquevolveracasayaceptarquetodoelmundodijeraquemehabíapasadodelistoyquehabíarecibidoloquememerecía,unpococomomipadreentodosestosaños.

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AquellanocheTexdescolgóelteléfonoymeavisó.Eramamá.—¿PuedesestarenlaterminaldeautobusesTrailwaydeIndianápolisalasochodelamañana?Elcorazónmediounvuelco.—Supongoquesí.—Habráunacajaparati.—¿Quéhapasado?Surisanomeparecióparticularmentealegre.—Vamosadejarlo,Sonny.Alamañanasiguientemepuseeltrajeazulylacorbatadelcardenalysubíporprimeravezaun

taxi.Trasrecogerenlaparadalacajademaderaqueveníaaminombre,ledijealtaxistaqueteníamuchaprisaypartimosatodavelocidad,comosifueralacarreradeIndianápolis.Elconductorfrenóderrapandofrentealsalóndeexposicionesymeayudóconlacaja.Alvermellegarcorriendo,Texme echó una mano para colocar las cosas y buscó dinero en mi bolsillo para pagar al taxista.Entretanto,elhombrehabíavistolasfotos.

—Nomedebesnada—medijomeneando la cabeza—.SoydeVirginiaOccidental. ¡Duro conellos!

—Tengounasorpresapara ti,Sonny—anuncióTex,abriendoconasombro losojosalvermicorbata—.He hablado con el comité que dirige todo esto.—Saludó con la cabeza a los chicos ychicasdeláreadepropulsión,quenosmiraronsonriendo—.Fuimostodosjuntosahablarconellos.Les dijimos que si no se llevaba a cabo una investigación, protestaríamos con carteles ymanifestaciones, como hacen los estudiantes en Europa y Japón. Se asustaron tanto que aceptaronestablecerunacategoríaespecialparalosproyectosdepropulsión.

—¡Esperoqueganestú,Tex!—dijedeimproviso,yadvertíconsorpresaquehablabaenserio.Texcontemplómimaterialnuevo.—Túereselmejorenesto,Sonny.Dalessumerecido.—Hizounapausa—.Oye,quécorbatatan

bonita.¿Dóndetelahascomprado?Unahora después se acercó a nuestra secciónunadocenade personas.Eran losmiembros del

jurado.Elmásjovenhablabaconacentoalemán.MequedédepiedracuandodijoquetrabajabaenelequipodeVonBraun.

—¿QuieredecirqueconocepersonalmenteaWernherVonBraun?—lepregunté,incrédulo.EracomoserentrevistadoporelmismísimosanPablooalgúnotropersonajebíblico.

Eljovenrió.—Sí,trabajoconélcadadía.Luegopasóahacermepreguntasdifíciles.Yoestabapreparado,ylasrespuestassalieronrápidas

demiboca.Loquemásparecióimpresionarlefuemiinterpretacióndelasdefinicionesdeimpulsoespecíficoyrelacióndemasa.

Cuandolosotrosjuecesterminaronconmigo,eljovensevolvióymedijo:—EldoctorVonBraunestáhoyaquí,¿losabía?Lomiréboquiabierto.—¡No,señor!¿Dónde?Señalóvagamentehaciaelcentrodelauditorio.

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—Haceunratolohevistoenlaseccióndebiología.—Tex,¿mevigilasmiscosas?—Cómono—respondióTex—.Oye,aversimeconsiguesunautógrafo.Partíenbuscadelgrancientífico.Vaguéporlospasillos,meextravié,preguntéagentesihabían

vistoporallíaldoctorVonBraun.Siempreparecíaqueacababadeirse.Unahoramástarde,exhaustoyderrotado,volvíamisección.Texmeinformócontristeza:

—Losiento,perosehaidohaceunrato.Haestadomirandoesatobera,Sonny.—SeñalólaqueelseñorCatonhabíahechoconespecialcariño—.Dijoqueeraundiseñoestupendoyquelegustaríaconoceralchicoquelohizo.

CorríhaciadondeTexindicaba,peroenseguidacomprobéqueeldoctorVonBraunyanoestabaallí.Volvídecepcionadoamiexposiciónyviquemehabíaperdidounasegundavisita:ladeljurado.Me habían dejado un premio y una bonita medalla de oro y plata. Tex me palmeó la espaldafelicitándome. Él había quedado segundo, para mí habíamos ganado los dos. Corrí a poner lasegundaconferenciademivida.

Cuandobajédel autobúsenBluefieldblandiendo lamedalla tan sorprendentementeganada,meesperaba un mar de caras conocidas, aplausos y vítores. Lo primero que oí fue «¡La huelga haterminado!». Era el señor Caton. Sin darme tiempo a preguntar qué había pasado o cómo habíanhecholastoberasydemásentanpocotiempo,RoyLeemellevóaparte:

—Sonny,laseñoritaRileyestáenelhospital.Mamáseacercó.PapáesperabaenelBuick.El señorDubonnetyel señorCatoncargaronmis

cosasenelmaletero.—Veconloschicos—dijomamá—.Telocontarétodomástarde.

Quentin,RoyLee,Sherman,O’Dell,BillyyyorecorrimoslossilenciososylimpiospasillosdelaclínicaSteven,enWelch.EncontramosaJakesentadojuntoalacamadelaenferma.LaseñoritaRileyestabamedioincorporada,muypálida,conuntubitometidoenelbrazo.

—Hola,chicos—susurró—.Sonny.Yahasvuelto.¿Cómotehaido?Leenseñélamedalla.—Lo conseguiste —dijo—. Sabía que lo lograrías. —Acertó a sonreímos a todos—. Estoy

orgullosadeservuestraprofesora.—SeñoritaRiley…—Deprontomedicuentadeque laquería,quenuncaconoceríaaninguna

personatanbuenacomoella.—¿Puedotocarlamedalla?—preguntó.—Essuya—dije—.Sinustednolahabríamosganado.—Laprendídelaalmohada.Ellavolviólacabezaparamirarla.—Yosólotediunlibro…—¡Hizomuchomásqueeso!—Semeformóunnudoenlagargantaynopudeseguirhablando.Sentírabiapordentro.¿Porquéteníaqueestarenferma?¿DóndeestabalamisericordiadelSeñor

delaquetantohablabanenla iglesia?¿Eraunamuestrademisericordiaacabarconlavidadeunamujerjovenquesóloqueríaenseñar?

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Cuandoellacerrólosojos,miréaJake,quehizoungestoconlacabezaparaquesaliéramosdelahabitación.

—Vaadormirunpoco.Latienenbastantesedada.—¿Sevaamorir?—preguntécasisinvoz.Mecostabapronunciaresaspalabras.Jakenorespondiódirectamente.—Volveráalasclasescuandolosmédicoslareanimenunpoco.Tumedallaledaráfuerzas.JakenosacompañóhastaelcochedeRoyLee.—Nodejesqueestoteagüelafiesta—medijoenunaparte—.Debessentirteorgulloso.Yomeneélacabeza.—Estonotienesentido,Jake.Élhundiólasmanosenlosbolsillos,suspiróymiróhacialasmontañas.—Nocreoen la religión,Sonny.Siquieresparábolasyproverbios,vea la iglesia.Peroestoy

segurodequeexisteunplanparacadaunodenosotros,incluidaFreida.NosirvedenadaenfurecerseoecharlelaculpaaDios.Lascosassonasí,yhayqueaceptarlas.

—Noeres tú,Jake—dijeconsorna—.¿Desdecuándoaceptas lascosascomoson?¿Bebesporeso?

—A veces bebo para no tener que pensar, Sonny—admitió—.Otras sencillamente porquemegusta.Nohaynadademaloensentirseagusto.Yocreoquedeberíasprobarloalgunavez,paranoestartodoeldíaflagelándote.

Aquellomedejóhundido.—¿Sabesunacosa?Daríamibrazoderechoparasercomotú,Jake,paradisfrutardelavida.—Yoséqueteencantavivir,Sonny.Mira,estasmontañaspuedendeprimiracualquiera.Cuando

tevayasdeaquí…Yaverás.Elmundoesmuygrande.Reflexionéensuspalabras,enloquemeesperaba.Nofuemiintencióndecirlo;simplementelo

penséylosoltétalcual.—Medamiedoelfuturo,Jake.Élsevolvióhaciamí,perodudóporuninstante.LlevabasuficientetiempoenVirginiaOccidental

comoparahabersecontagiadodenuestraimpasibilidad.Luegosoltóunacarcajadaymeabrazóconfuerza.

—Ay,chico,esonosdamiedoatodos.Aceptéagradecidosuabrazoymeacordédecuandodepequeñomipadremesubíaenbrazosa

micuartolossábadosporlanoche.

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26-¡Todolisto!

AukXXVI-XXXI

4dejuniode1960

Mecostóunpoco,peroalfinalconseguírecomponerlaspiezasdeloquehabíapasadoenCoalwoodtras el robo demis toberas. Los chicosme explicaron su versión, el señorCatonme habló de suparticipaciónenloshechos,yelrestolosupepormimadre.Enmenosdeunahora,eltelégrafodelclubdelchismorreohabíaavisadoa todoelpueblodequeyoestabaenapuros.El señorCatonsedirigió al taller, pero un piquete del sindicato, entre cuyos integrantes se encontraba el señorDubonnet,leimpidióelpaso.Aunquepapáopinóquelomejoreranohacernada,mamápidióquelallevaraencochehastaeltaller.EncuantovioalseñorDubonnet,saltódelBuickyseleencaró.RoyLee dijo que fue como si por fin los dos estuviesen como querían estar, sin obstáculos que lossepararan.

Mamá estaba dispuesta a dejar que se las arreglaran entre ellos, pero el señorCaton intervinoparadecir:

—Eh,unacosa,yosoytansindicalistacomoelquemásyyaséquenotenemostrabajo,perohayqueayudaraesechico.SonnynohaidoaIndianápolissóloporél.HaidoporCoalwood.

FueentoncescuandoelseñorBundiniaparecióensujeepylesdijoatodosquehicieranelfavor.O’DellmecontóqueelseñorBundiniseacercóalseñorDubonnetconunaampliasonrisa,letocóenelhombroyledijo:«¿Quétalsihablamosunpoco,John?».

—Tupadresesubíaporlasparedes—dijomamá,frunciendoelentrecejoalrecordarlo—.MartinBundinilodejóallíplantadoysefueconJohn,comodosgrandesamigos.Tanenfadadoestabaqueempezóatoser,yesoaúnlepusopeor.

RoyLee,queseenteróporsuhermanodeloquesedecíaenelsindicato,explicabaqueelseñorDubonnet le dijo al señor Bundini que en realidad no había gran cosa que hablar, los hombresvolveríanalaminatanprontocomoseorganizarauncomitéconrepresentantesdelsindicatoydelaempresaquedecidieralalistadehombresquedebíanquedarsesintrabajo.

—Noeraesosólo—medijoSherman,aportandolaversióndelaempresaquehabíaoídodesupadre—. También quería que todos los afectados por los últimos despidos volvieran a sercontratados,porqueesosdespidosnoseajustabanalconvenio.

—Johndijoloquequería—mecontómamáensupropiaversión—.Peroesmuylisto.Queríasacarlealgomuypersonalatupadre.Tupadretambiéneslisto,ylosabía.

—El señor Bundini estaba en la gloria —Sherman rió—. Se había convertido en el granpacificador,peroéltampocoenseñabatodaslascartas.

—Aver si leheentendidobien, John.—Mamá imitóel acentoyanquidel señorBundini—.Laempresa decide el número de mineros que se van a quedar sin trabajo. Luego el comité acuerdaquiénes van a ser esos hombres, según la antigüedad. ¿Correcto? Y readmitir a los últimosdespedidos,¿no?

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—Tupadredejódetoser—explicóRoyLee—,agarróalseñorBundiniysepusoadiscutirconél. «¡No lo haga,Martin!», le decía en voz alta.Mientras tanto, el señorDubonnet se reía, porquesabíaquehabíaganadolapartida.

Meafectóquepapáhubieradebidocederanteelsindicatoporculpademiscohetes.—Notepreocupesporeso,Sonny—dijomamá—.Estavezletocabatransigir.—El señor Bundini y tu padre empezaron a hablarse al oído—explicó Roy Lee—. Tu padre

movíalacabezadiciendoqueno,yelseñorBundinilamovíadiciendoquesí.—Resulta—suspirómamá— que los de Ohio habían llegado a un importante acuerdo con la

GeneralMotors,quenecesitabacarbón,yrápido.Sielsindicatohubierapedidoquelesestamparancorazoncitosrosasenlasescudillas,laempresahabríaaccedido.Ytupadreestabaatrapado.

O’Dellabriólosojosdepuroentusiasmo.—EntoncesvaelseñorDubonnetyseponeachillarparaqueleoigatodoelmundo:«¡Homerva

afirmar!».—¡Cómo se puso tu padre!—siguió mamá—. «¡Olvídate de eso, John! ¡Yo no pienso firmar

nada!».—ElseñorDubonnetloteníatodoapunto—apuntóBilly—.Llevabalacarpetadebajodelbrazo,

yentoncessacóunpapel,seacercóatupadreyselopusobajolasnarices.Mamámeneólacabeza.—John le dijo: «No suelo estar de acuerdo contigo,Homer, pero confío plenamente en ti. La

empresafirmacualquiercosayluegohaceloqueledalarealgana.Sinembargo,siaquíconstatunombre,séquedenunciaráscualquierclasedeestratagemaporpartedeellos.Sinofirmastú,nohaytrato».

—El señor Bundini firmó de inmediato—señaló Roy Lee—, y luego le pidió a tu padre quehicieralomismo.

Mamá estaba subida a la escalera, pintando otra gaviota.Al ritmo que llevaba, el cuadro se lellenaríadepájarossinquesedieracuenta.

—Yoledijeatupadrequefirmase.Alfinyalcabo,¿quéimportanciatenía?¿NonosíbamosamudaraMyrtleBeach?—Dejóelpincel,bajódelaescalerayobservóellienzoconmiradacrítica—.Enunmomentolosupetodo.«¡Oh,Homer,debíimaginármelo!»,ledije.

—Para entonces casi todo el pueblo se había congregado junto al taller demaquinaria—dijoO’Dell,rememorandolaescena—.Algunasmujereshabíantraídosillasysehabíanpuestoamirarcomosiestuvieranenelcine.

—«Elsie,sifirmoestonopodrémovermedeaquí».—Mamámeneólacabezaymiróhacialosrosalesylacercadeestacascomopostesdeteléfono—.Esofueloquedijo.Yomiréatodoelmundoyluegovolvílacabezahacialasmalditasmontañas.¿Quéotracosapodíadecir?Teníaquehacerloporti,¿no?Ledije:«Firma,Homer».

—Losiento,mamá—musité.Yenciertomodoasíera.Ellamemirósincreermedeltodo.—Tu padre me preguntó si me quedaría con él. Le contesté que aunque lo hiciera, no se lo

merecía.¿Ysabesquémedijo?—Puesno.

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—Queesoeramuycierto.—Mamásesirviócaféyluegoseacercóallienzoparadaruntoquedepinturamarrónauncoco—.¿Cómopuedeunamujerabandonaraunhombrequeadmitequenoeslobastantebuenoparaella?

RoyLeeseencogiódehombros.—Yahíacabótodo.TupadrefirmóyelseñorCatoncorrióaltallerysepusoatrabajarcomoun

loco.Loschicosempezamosabarrermientrasélyotrosdosmecánicoshacíaneltrabajo.Noparabade entrar gente, se notaban las prisas. O’Dell construyó unas cajas nuevas y yo me dejé losneumáticos subiendo a Welch Mountain para llegar a tiempo a la parada de Trailways. Cuandotelefoneasteparadecirquehabíasganado,tejuroquefuecomosielpuebloenterogritaradealegría.Loshurrasseoyeronentodoelvalle.

Escuchétodaslasversionesydijelamismacosaacadaunodeellos.«Ojaláhubieraestadoaquíparaverlo».Yhablabaenserio.CreoqueentodalahistoriadeCoalwoodnosevivióunmomentomejor,peseaquemipadretuvoquecederanteelsindicatoyquemamásevioobligadaaseguirenelpueblounatemporadamás.Jaketeníarazón.Existeunplan.Siestásdispuestoaluchardeverdad,esposiblequecambieslascosasduranteuntiempo,peroalfinalsiempreacabasdondeDiosquierequeacabes.

Llególanochedelagraduaciónylapromociónde1960desfilóorgullosaporelgimnasiodelinstitutoBigCreekpara recibir losdiplomas.Loschicos lucíamos togaverdey laschicas,blanca.Dorothy fue la encargada de pronunciar el discurso de despedida. Quentin y Billy hicieron el desalutación.ShermanyO’Dellestabanentrelosdiezalumnosmásdestacados.RoyLeeyyo,entrelosdelmontón.

Dorothypronuncióundiscurso.Yomepusenerviosocuando levantó losojosde lasnotasquellevabapreparadasymemiró,oesomepareció,dijo:

—Yoséquea todosnos importa loquepuedaserdecadaunode losquehoynosgraduamos.HemostenidolainmensasuertedecompartirlamaravillosaexperienciadeestostresañospasadosenBigCreek.Jamáste…ospodréolvidar.—Luegovolvióasudiscurso.

CuandoelseñorTurnermehizoentregadeldiploma,mededicóunaspalabrasatítulopersonal.—Haconseguidoustedgrandeshonoresparaestecentro—dijo—.Noestámal,viniendodeun

constructordebombas.ElseñorTurnerhabíapuestolamedallaqueyohabíaganadoenIndianápolisenlavitrina,juntoa

lasrelucientescopasdelequipodefútbolyundiplomaquerezaba:

ESTUDIOSOBRETÉCNICASDECOHETERÍAHOMERH.HICKAM,JR.INSTITUTOBIGCREEK

WAR(VIRGINIAOCCIDENTAL).

MEDALLADEOROYPLATA1960

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LosalumnosdeBigCreekvolvimosconlosdiplomasanuestrosasientos,mirándonoslosunosalosotrosconalegríayunasensacióndepérdidainminente.Dorothysemarchóantesdequepudieradecirle nada. Esa noche fui con Melba June al baile de graduación. Dorothy no se presentó. Novolveríaaverlahastaveinticincoañosdespués.

Traslagraduación,laAMBCvolvióareunirseenmicuarto.Enunmundomásperfecto,talveztodohubiesesidocomoQuentinesperaba,ynuestravictorianoshabríareportadobecasatodos.Perono fue así. O’Dell, Billy y Roy Lee aceptaron la oferta de reclutamiento de las Fuerzas Aéreas.Inmediatamente después de graduarse fueron trasladados a la base de Lackland para recibirinstrucción básica; posteriormente, y acogiéndose a la ley de reclutas, accedieron a estudiosuniversitarios. Sherman dijo que sus padres habían reunido algún dinero para enviarlo al WestVirginiaTech,y élpensaba trabajarpara reunir el resto.Yodecidí tomarle lapalabra amimadrerespectoasuofertadepensiónparaestudiarenlauniversidad.Aúnnohabíadecididoaquécentroquería ir; tal vez estudiara ingeniería en el Politécnico de Virginia. Quentin no obtuvo la becadeseada,escierto,perodijoquesiunoschicosdelcondadodeMcDowellpodíanllevarseunpremioenlaFeriaNacional,seguroqueélsabríaencontrarlamaneradeaccederalauniversidadaunquenotuviese un centavo. Había decidido matricularse en el Marshall College de Huntington (VirginiaOccidental).No sabíamuybien cómo iba a pagarlo, pero ya se le ocurriría cuando estuviera allí.SupusequeQuentinsesaldríaconlasuya.

LaAMBCteníaunsoloasuntopendiente:decidirquéhacíamosconlosseiscohetesqueyohabíatraídodeIndianápolis.Shermansugirióquenoslosdividiésemosamododerecuerdo,peroQuentinnoquisonioírhablardelasunto.

—Tengounagranidea,Sonny—declaró—.Verás,compramosungloboenormeylollenamosdehelio.Luegocolgamosdeélnuestromejorcohete,dejamosqueasciendaunosquincekilómetrosydespuésloencendemos.Hehecholoscálculos.Creoquellegaremosalespacio.

O’Dellteníaotraidea:—Unafiestaportodoloalto.Lanzamientosdelamañanaalanoche.PediremosaBasilquenos

hagapropaganda.—Sí,seríaunamaneradedarlasgraciasatodoelmundo—convinoRoyLee.AShermanyaBillylesparecióbien.Quentinsesentóenlacamarefunfuñando.—Lohabríamosconseguido,chicos—dijotristemente—.Podríamoshaberllegadoalespacio…—MiraQuentin,yaesunmilagroqueloshiciéramosdespegardelsuelo—RoyLeerió—.Yome

apuntoalapropuestadeO’Dell.Yluegonoslargamosdelpueblo,ahoraquepodemos.

ColocamosporúltimaveznuestrosavisosenelBigStoreylaoficinadeCorreos.Entreanunciosdepollosylechefrescadesuhojacomercial,Basilnoshizosentirorgullosos:

EstamosanteunmomentoquebienpodríaentrarenlosanalesdelcondadodeMcDowell.Eldía4dejuniode1960,laAgenciadeMisilesBigCreek,recientementegalardonadaenlaFeriaNacionaldeCiencias,ofreceundíadelanzamientodecohetesenCaboCoalwood.Todo

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elmundoestáinvitado.Lesdiréunacosa:estecronistavaaestarallí,aligualquetodossusconocidos.Nohayespectáculomásestimulantequepresenciareldespeguedeesoslustrososcohetesdesunegraycarboníferaplataformadelanzamientoenlaescombrera,hendirelcieloazulconun telóndemontañasverdes, resquebrajarel firmamentoconsubramidomientrasdejantrasdesíunagranesteladehumo.Estapuedeserlaúltimaoportunidadquetengamosdecontemplartanmagnífico,sorprendenteygloriosoespectáculo.

Milaboratoriovolvióaapestarporúltimavezaelixirdecinc,ahoraencantidadsuficienteparacinco cohetes. Los chicos vinieron a ayudarme y los vapores del matarratas de John-Eye nosembriagaronatodosunpoco.

Elprimersábadodejunio,díadeloslanzamientos,melevantétempranoyfuialaventana,comotantasveceshabíahecho,paracontemplarlasmontañasylacarreteraquepasabajuntoalamina.Enparteesperabaverlasacostumbradasfilasdeminerosyendoalvolcaderoovolviendodeél,yapapáentre ellos, dándoles instrucciones, pero el sendero estaba desierto. Pese a los nuevos pedidos decarbón,laminanofuncionabalossietedíasdelasemana.Oíelruidofamiliardelaverjatraserayviqueallíestabapapá,dirigiéndosesolohacia lamina.Caminabaapasovivo,cabizbajo,comosielmundodependiera de que él llegase a su despacho con lamáximapuntualidad.Llevaba lasmanoshundidasenlosbolsillosdesuspantalonesanchos,yelmaltrechosombreroechadohaciaatrás.

DelladodeWelchaparecióuncocheytorcióaladerecha,endirecciónalcentrodelpueblo.Losiguióotro,yluegootromás.Cuandofuialacocinaaprepararmeeldesayuno,oíelrumordemáscochesycamiones.PoruninstantecreíqueibananuestroCaboCoalwood,peroesoeraimposible.Aún faltaban dos horas para el primer lanzamiento.Volví ami cuarto yme puse la indumentariaadecuada:tejanos,camisademangacortaybotas.Antesdeirme,miréporúltimavezmihabitaciónydeprontomesentícomosihubieravueltodespuésdecincuentaañosdeausencia.Allíestabanmisestantesrepletosde librosydeblocs llenosdecálculosmatemáticos.Allíestaban losaeromodelossobrelapequeñacómoda.Portodasparteshabíatrozosdecohetes,viejosconos,bastidorestorcidosytoberaschamuscadas.Lasensacióndehaberestadofueraeratanintensaquetuvequesentarmeunratoenlacama.Enotrotiempo,DaisyMaehabríavenidoabuscarmeparaqueleacariciaralacabezaylasorejas.Nadasemovió.Estabasoloynoseoíaotroruidoqueeldeloscochesycamionesquepasabancallearriba.

RoyLee llamóeducadamentea lapuertadeatrás.Lorecibíen lacocina.Mamá tambiénestabaallí, delante de su cuadro, que por fin había terminado. Se veía una casita de playa y una mujermirandoelmar.

—Procuranosaltarpor losaires—meadvirtióconunaexpresiónabsolutamente imposiblededefinir.

QuentinllegócuandoestábamoscargandocohetesenelasientotraserodelcochedeRoyLee.ElAuk XXXI era tan largo que tuvimos que bajar la ventanilla para que cupiera. Quentin y yo nossentamos detrás, con los cohetes en el regazo. Billy y Sherman nos esperaban en el puente quecruzabaelarroyo.Seapretujaronenelasientodelantero.EncontramosaO’DellenelcrucedeFrogLevel.Subiódetrás,entreloscohetes,procurandonodoblarlasfrágilesaletasdeestos.Nohablamosmuchoduranteelcamino.

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UnpardekilómetrosantesdellegaraCaboCoalwood,vimoselprimercoche.Tagestabaallí,ynoshizoseñas.

—Estoysegurodequenuncahahabidotantocochejuntodesdequeconstruyeronestepueblo.Voyaponerlosenfilaindia.Lagente,quevayaandando.

Nossorprendiólagrancantidaddecochesypersonas.Detrásdenosotrosveníanmás.RoyLeehabíametidoensumaleterodoscajasdegaseosasycincolitrosdeaguaparaofreceralpúblico.Nosíbamosaquedarcortos.

Algunosvieronasomaruncoheteporlaventanilladelcocheyempezaronaaclamarnos.—¡Sonellos!¡Estamosorgullososdevosotros!¡Vivanloscoheteros!Sóloreconocimosaunospocos.—Parecequehanvenidodetodoelcondado—dijoBilly,atónito.Llegamosalaescombreraydescargamosnuestrascosasconsumocuidado.Tagparecíaestaren

todaspartes,ahuyentandoalosdemasiadocuriososyvigilandoquetodoelmundoaparcaraenfilaindia,queseperdíahastadondealcanzabalavista.ElClubdeMujeresdeCoalwoodhabíamontadounamesacon todaclasedepasteles,ponchey té.Tagreservó lugaresdehonorpara lospadresdeO’DellyShermanyparalamadredeRoyLee.

Nosdispusimosalanzarelprimercoheteaesodelmediodía,trasizarlabanderadelaAMBC.EralamismaquelamadredeO’Dellhabíacosidotresañosatrás.Estabaunpocomaltrechaperoaúnservía.Apenassisoplabaviento.Quentinsefueconsuteodolito.LeindicamosaTagquetodoestabalistoysehizoelsilencioenCaboCoalwood.Antesdeiniciarlacuentaatrásmirédesdelaentradadelblocaoyvia laseñoritaRileyenlamesadelClubdeMujeres.DosdelasSeisGrandeslaestabanabanicando.Jakeseencontrabacercadeallí,alladodelseñorTurner.

ElAuk XXVI estaba provisto de una tobera sencilla. Se elevó graciosamente y ascendió comoaupadopor losvítoresy lasovaciones.Alcanzólosnovecientosmetrosdealtitud,noticiaque,unavezcomunicadaalamuchedumbre,provocólasconsabidasexclamacionesdeasombro.

ElAukXXVIIerauncohetedecientocincocentímetrosdelargoytresdediámetro,diseñadoparaalcanzarlostresmilmetrosdealtitud.Aldespegar,saltódelaplataformasobreunagrancolumnadehumo,escupióunasnubecillasdevaporyparecióencontrarelcaminodespuésdequeunchorrodefuego lomandaradisparadohaciaelcielo.Puestoqueeraelúltimocohetequehabíamoscargado,eraprobablequeelpropulsornohubiesesecadodeltodo.Lamultitud,quenodejabadeaumentar,nohizocasode losproblemasygritóentusiasmadacuandodesaparecióen loalto.Elcoheteaterrizóconungolpequehizotemblarlatierra.Dosmilsetecientosmetros.Noestabamalparauncohetequenohabíatenidotiempodecurar.

Sacamos elAuk XXVIII y lo colocamos en la plataforma. Este debía alcanzar los cuatro milquinientosmetros.Prepararloscohetesparasulanzamientonoshacíasudaramares,ylagentenosenvió refrescos. El señor y la señora Bundini y sus hermosas hijas nos saludaron desde la mesasituada a la sombra de los árboles que había junto a la carretera.Vi al señor Caton con nuestrosmecánicos.Semovíanentrelagentecomopolíticos,contándolessuodiseaconloscohetes.Cercadeallí estaba el señor Dubonnet con otros líderes sindicales, cruzados de brazos y con sonrisas desatisfacción.

ElAukXXVIIImesobresaltócuandoloviinclinarseligeramentehacialosespectadoresantesde

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enderezarseyvolarsobreRocketMountain,dejandounadensaesteladehumo.—Aterrizarádetrásdelamontaña—predijoBilly,yteníarazón.Lovimoscaer,peroelclamor

delagenteahogóelruidometálicodelcohetealchocarcontralatierra.IbaadecirleaBillyquelorecogeríamosmástarde,peroyahabíapartidoalacarrerarumboala

montaña. Varios espectadores se unieron a él. Media hora más tarde los vimos llegar, con Billysosteniendoelcoheteenalto,perseguidosporunenjambredeavispas.Lagentesedispersó.Jakeseacercó a la señorita Riley con un periódico doblado, pero los encolerizados insectos teníandemasiadosblancosqueatacaryseretiraronconfusoshacialamontaña.

Tanto elAuk XXIX como elAuk XXX estaban diseñados para alcanzar los seis mil trescientosmetros,perosusdimensioneserandistintas.ElAukXXIXteníaundiámetrodecincocentímetros,yelAukXXX,deocho,peromáscorto.Consumetroochentadelongitud,elAukXXIXeranuestrocohetemás largo hasta elmomento.Amí casime daba pena lanzarlo y ver cómo se estrellaba contra elsuelo,porqueeraunapreciosidad.DespegóconelbramidomáspotentequejamássehabíaoídoenCabo Coalwood, desde una caldera de llamas y humo. Nuestros cálculos preveían una altitudaproximadadeseismilmetros.ElAukXXXremontódemanerasimilar,dibujandounaparábolaconunvérticedeseismilochocientosmetros.MiréhaciaelpuntodellegadayviaQuentinalfinaldelaescombrera,brincandodealegría.

ElAukXXXI,deunmetronoventaycincodelargo,ycincocentímetrosymediodediámetro,eraelúltimoymayordenuestroscohetes.Lopusimosenposiciónverticalyluegolocolocamossobrela barra de guiado. Llevaba la tobera que había tocado el doctorVonBraun. Estaba pensado paraalcanzarunaaltituddeochokilómetros.Conuncohetedeesasdimensiones,temíqueestuviéramossobrepasandoelpuntocríticodelpropulsor.Yosabíaqueeraposiblequeestallara,peroconfiéenquenolohiciese.Arrodilladojuntoalabasedelcohete,empalméloscablesdelencendido.

—Sonny—dijoRoyLee—,¿hasvistoquiénestáahí?—¿Quién?—Mira.Tagabrióunpasilloentrelagenteyapareciópapáensuropadefaena.RoyLeefueabuscarloy

loacompañóalaescombrera.Oíqueledecía:—Vengaaecharnosunamano,señorHickam.—Nooshacefalta—repusopapá—.Sólohevenidoamirar.Todosloschicosprotestaron.—Puedeayudarenloquequiera.Loqueleapetezcahacer,lohace,yyaestá.Mepuseenpieymesacudíelciscodelospantalones.—Nohaycohetequevuelesialguiennoenciendelamecha—dije—.Vamos.Papá entró en el blocao y le indiqué dónde estaba el panel de encendido tras verificar las

conexiones.—Estodotuyo,papá,siquiereshacerlo.Elplacerquevireflejadoensucaracuandoseagachófrentealpanelerainconfundible.RoyLee

nosavisódesdelapuertadeatrás.—Cuandoqueráis—dijo.Hicelacuentaatrásypapáaccionóelconmutador.ElAukXXXIdespegóarrancandopedazosde

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hormigón de la plataforma. La gente retrocedió un poco y algunos incluso echaron a correr. Elcoheteparecióacuchillarelairedelangostovalle.Suondaexpansivafuecomounaolaquebarriesela escombrera. Las mujeres gritaron y los hombres se taparon los oídos. Los chicos salimos entromba del blocao, Billy a su teodolito, O’Dell con sus gemelos. El estruendo no menguaba enabsoluto. El Auk XXXI siguió machacándonos mientras ascendía. Hombres, mujeres y niños loobservabanconlabocaabierta,losojosdesorbitadosyloshurrasatascadosenlagarganta.

EnelBigStore,lospocosviejosquenohabíanacudidoallanzamientosepusierondepiealoírelestruendo.Corrieronalacalle,yprotegiéndoselosojosdelsol,contemplaronelfuegoyelhumoqueascendíarugiendodelamontañacomosielpropioDioshubierasacadoeldedoparaapuntaralcielo.LittleRichardcorrióalcampanariodeunaiglesiayempezóatocarcampanasparafestejarlo.AlgunosdelosingenierosnovatosdeOhio,queestabanenelterradodelClubHouseconunaschicasyeltelescopiodeJake,brindaronconcervezaalversubirelcohetecomounaexhalación.

RoyLeesiguiómirandosureloj.—Treintayocho,treintaynueve,cuarenta…—Aúnloveo—anuncióBilly,cuandoelhumoeraapenasunapequeñafranjaamarillenta—.Pero

porpoco…—…cuarentaytres,cuarentaycuatro…—Ya—dijoBilly.Cuarentaycuatrosegundos.Hiceunrápidocálculomental.Suponiendoquevolaraenvertical,el

Auk XXXI había desaparecido de la vista a una altitud de nueve mil trescientos metros, casi diezkilómetros.Conelrabillodelojovisorprendidoapapácaminarporlaescombrerayagitarsuviejosombrero.Estabaexultante.

—¡Québonito!—exclamaba—.¡Québonito!Mientraselcoheteseperdíaenel luminosocielodeaquelespléndidodíadeverano,mequedé

mirandoamipadreyaguardé,esperanzado,aquemepusieralamanoenelhombroymedijera,porfin,queyohabíahechoalgobien.

—¡Allí!—gritóBilly—.¡Allíestá!Lagenteinvadiólaescombrerasiguiendoalosotroschicosenbuscadenuestroúltimoygran

cohete.Papádejódesaltarysellevóelsombreroalpecho.Luegosedoblóporlacintura,comosiungranpesolehubieracaídodeprontosobrelaespalda.Memiró,conlabocaabierta,yviensusojosunacuriosamezcladefelicidadydolorquesedisolvióenmiedo.Fuihaciaélylepaséelbrazoporloshombrosmientrasélpugnabaporrespirar.

—Lohashechomuybien,papá—ledije,mientrasunespasmodetossacudíatodosucuerpo—.Eselmejorcohetequehalanzadonadie.

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Epílogo

Todos loscoheteros íbamosaestudiara launiversidad,algo impensableen laVirginiaOccidentalanterioralSputnik.RoyLee acabódebanquero,O’Dell trabajó comoagente de seguros.Quentin,Billy,Shermanyyonoslicenciamoseningeniería.Shermanmurióprematuramentedeunataquealcorazónalosveintiséisaños.

Mihermanoseconvirtióenentrenadordefútboluniversitario.Tal como deseábamos e implorábamos, la enfermedad de la señorita Riley fue remitiendo.

Cuandovolvióarebrotarunosañosdespués,ellasiguiódandoclaseauncuandosusalumnosteníanque ayudarla a subir las escaleras. Freida JoyRileymurió en 1969, poco después de cumplir lostreintayunaños.

JohnKennedytuvodosgrandesvisionesdurantesumandato:una, ira laLunaylaotra, lucharporlalibertadentodoelmundo.

Yocreíafirmementeenlasdoscosas,demodoquemealistéparairaVietnam,loquedemorómisueñodetrabajarenvuelosespaciales.Undía,alsalirdeunbúnquerencontréuncoheterusode122milímetros sepultado cerca de allí sin explotar. No pude resistir la tentación de inspeccionar sutobera;mepareciódeundiseñorealmentetosco.

NolleguéaconoceraWernhervonBraun.TrasconstruirelcohetequellevóasuqueridopaísdeadopciónalaLuna,VonBraunmuriódecáncerdecolonen1977.Vietnamyotrascosasretrasaronmi objetivo, pero en 1981, veintiún años después del primer lanzamiento de la AMBC, se hizorealidadelsueñodemijuventudymeconvertíeningenierodelaNASAenelMarshallSpaceFlightCenterdeHuntsville(Alabama),antiguocuartelgeneraldeldoctorVonBraun.Enlosañossiguientes,muchasdelaspersonasdesuequiposeconvertiríanencolegasyamigosmíos.Enseñéaastronautas,hablé con ellos durante sus experimentos científicos mientras estaban en órbita, y viajéfrecuentementeaCaboCañaveralparalanzamientosdenavesespacialesyotroscohetes.FuiaRusiaymesentéalamismamesaqueloshombresquehabíanlanzadoelSputnikI,ytrabajécongentedeJapón,CanadáyEuropacompartiendosuvisióndelaaventuraespacial.MicarreraenlaNASAfuetodoloqueyohabíasoñadoqueibaaser.

Mi padre soportó sus problemas pulmonares y siguió yendo a lamina.Cuando yo heredé suslibros, me sorprendió un poco que hubiera varios volúmenes de poesía. Algunos incluso estabanmanchadosdecarbonilla,loquemehizopensarqueselosllevabaalamina.Talvezcuandolosquelo conocían se figuraban que estaba estudiando la techumbre o dándole vueltas al sistema deventilación,mipadreestuvierasentadoasolasentrelosdesechosconunlibrodepoemasiluminadopor su lámpara de minero. No sabría decir qué poemas le gustaban más, pero de todos los queestabanrenegridosporelcarbón,élsólohabíaseñaladouno:

¿Algunaveztehassentadojuntoalavíaparavercómovolvíanvacíaslasvagonetas?Acercándoseentregemidosygruñidos—elhumocomounalargalíneagrisescupidaporlajadeantelocomotora—,

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simplesvagonetasvolviendovacías.

Missueños—yamílasvagonetasvacíasmeparecencomosueñosqueavecestengo,sueñosdechicasodedinero,quizádefama—hanvueltotodosellosdelamismamanera,meciéndoseenlavíacaminodecasa,simplesvagonetasvolviendovacías.

ANGELODEPONCIANO

Trassujubilaciónforzosaalos65años,papásequedócincoañosmásenlaempresaencalidaddeasesor.SealojabaenelClubHousepuesmamásehabíatrasladadoaMyrtleBeachparaverporfin en vivo la escena de su cuadro. Cuando sus pulmones dijeron basta y sus hombres ya no lodejaronsubirenlajaula,papásefueavivirconella.

En1989,altérminodeunaagotadoramisión,metoméunaslargasvacacionesenelCaribe.Antesdepartir llaméamispadres.Mamásepusoal teléfonoymedijoquepapáhabíaempeorado,ynosóloeso sinoqueademásestabadeprimidoporquehabíanclausurado laminaCoalwood,apagadolosventiladoresydesactivadolasbombas.Elpozoseestaballenandodeaguayyanopodríanabrirlanuncamás.Cuando papá habló conmigo noté que tenía la voz débil, pero por lo demás era el desiempre, seguro de sí mismo, incapaz de pedir nada, y menos a mí. Mamá volvió a ponerse alteléfonoymedijoquemefueradevacaciones,queestuviese tranquilo,que todoibaa irbien.Lesdejé los teléfonosendondepodían localizarmey seguíadelanteconmisplanes.Mipadre falleciómientrasyoestabafuera.Mamánointentóponerseencontactoconmigo.Cuandovolvíacasa,ellayalohabíaincineradoyhabíaesparcidolascenizasenelocéanoquetantoadoraba.ToméunaviónaMyrtle Beach y encontré a mi madre como siempre la había visto: controlando la situación ycuidandodequemipadrenopudieraimportunarmeniaunmuerto.

Elhechodequepapáhubiesefallecidosinyoenterarme,mediounaextrañaserenidad.Durantelos casi treinta años transcurridos desde que partí deCoalwood, no habíamos estadomuy unidos.Cuandovisitabaelpueblo,odespuésMyrtleBeach,nossaludábamoscalurosamente,hablábamosdeltiempoodeloqueyotardabaencochedesdemicasaalasuya,yesoeratodo.Asíloqueríaélyyorespetabasudeseo.Encualquiercaso,esasvisitasteníancomoobjetivoveramimadre,presentarmeanteellaamedidaquepasabanlosañospararecibirsuaprobación.

Visité el hospital donde papá había pasado sus últimas horas. Un compasivo celador estuvohablandoconmigo,conscientedequequeríaconocertodoslosdetalles.Yoteníanecesidaddeello,aunqueelpropósitodeesosdatosnoestabaclaroparamíniparaél.Larespuestamédicafuelaqueyoesperaba:elmacroscópicopolvodecarbónyrocaqueleatiborrabalospulmoneslehabíanegadoalfinalelmenorvestigiodeaire.

Elceladorhablódemipadrecomodeunhombreenclenque,peronuncalohabíasido,almenoshastaquelasilicosishizoelasaltodefinitivo.Eneltranscursodeunaspocassemanas,papásehabíaencogido,cerrándoseliteralmentesobresuspulmonesamedidaquetodosucuerposeconcentrabaenellos.

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Yhabía peleado.El celador y otro enfermero tuvieron que sujetarlo a la camilla de la sala deurgenciasparaqueeldoctorhicieralopocoquesepodíahacer.Papáhabíaintentadodesgarrarseelpechoylagarganta.Elceladormedijoquemantuvolosojosabiertoshastaelfinal,ymeimaginéaquellos ojos azules sacando chispas. Había estado consciente, dijo, hasta el instante postrero, yfinalmente había sacudido la cabeza como rehusando que le echaran unamano.Confié en que nohubieseperdido la lucidezysehubieradejadoenvolverpor laoscuridad,comosienciertomodohubieserecuperadoasuqueridaminaporúltimavez.Deseéquehubierasidounodesuscapatacesquienlehubieraqueridoecharunamano,yquepapálehubiesereconocidoyaceptadoesamanoqueseleofrecía.

Perolodudaba.Noerasuestilo.Measegurédequemamávolviesealacasaquetantoamaba,cercadeaquellaplayadelacosta

atlántica. Ella y papá habían revisado recientemente las cosas que habían llevado de Coalwood,metiendoencajas todo loquepensabanquemihermanoyyopodíamosnecesitar.Regreséacasa,guardé las cajas quemamámehabía entregado y seguí viviendo como si nada hubiera cambiado.Teníauntrabajoquehacer.Losmesesseconvirtieronenaños.Amedidaquepasabaeltiempocadavezpensabamásenpapá,yesomepreocupaba.¿Porquénomehabíadolidomássumuerte?¿Porqué, tenía en cambioesa sensaciónde reconciliación, como si entre él yyo todohubieraquedadoarregladohacíatiempo?

Alsentirlanecesidaddeconectarconunpasadoquecasihabíarelegadoalolvido,empecéaabrirlascajasdemamá.Todasmenosunateníanlaletradeella.Depronto,reconocílanerviosacaligrafíade papá en una pequeña caja de cartón. Había escrito una sola palabra: «Sonny». Al abrirla meencontré, pulcramente envuelto en varias capas de papel de seda, algo que yo creía haber perdidomuchotiempoatrás:medallasycintasdescoloridas,yunextrañoartefacto,unatoberadeaceroDeLavalcompletamenteartesanal.

En noviembre de 1997, poco antes de jubilarme, un astronauta amigo llevó a bordo de lalanzaderaespacialColumbiaunademismedallasyun trozode la toberade losAuk quemipadrehabíaguardadodurantetantosaños.CuandovidespegarelimponentetransbordadordelarampadeCaboCañaveral,mesentíorgullosoyfeliz:porfinlaAMBCibaairalespacio.

Últimamentemedespiertodenochecreyendohaberoídolospasosdemipadreenlaescaleraoelrumor de botas y voces del turno del búho camino de la mina. En ese mundo extraño de laduermevela,casipuedooírelsonidodelmartilloalgolpearelacero,oelsilbidosecodelsoldadoragasenelpequeñotallerquehabíajuntoalvolcadero.Peronosonmásqueimaginacionesmías;todocuantoconocíenCoalwoodhadesaparecido.Lascasasdelosminerosestándesiertasoenruinas.ElClubHouseaguantaenpiedemilagro,ysuterradoyanosoportaríaelpesodeuntelescopio.Elgranescorial que nosotros bautizamos como Cabo Coalwood ha sido arrasado y ahora, huérfano dealegresvocesjuveniles,estápobladoporciervos.Elpozohasidoabandonado,lostúnelesanegados,elmaterialcubiertoporunaguanegra.Nohaynadaqueseñaleellugardelamina,sóloescombrosycarteles descoloridos entrematorrales crecidos allí donde antaño cientos de hombres trabajaron yhastamurieron.LasinfoníaindustrialdeCoalwoodhaenmudecidoparasiempre.Loúnicoquequedasonecoslejanos.

Pero yo creo queCoalwood aún vive.Nuestros padres todavía suben hacia lamina y la gente

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entraysaledelBigStoreysereúneenlosescalonesdelaiglesiadespuésdelserviciodominical.Lascercassiguenhirviendodechismorreosynoticias,elvacíodeloschiquillosenbuscadeaventurasresonaba en las montañas y hondonadas. Los pasillos y las aulas de las escuelas vibran con elentusiasmodenodadodelajuventudyloscamposdefútbolrecogentodavíaelclamordelasfiestasde los viernes por la noche. Coalwood persiste y nadie, ni una industria desconsiderada ni ungobiernodelirante,podrádestruirloporcompleto;almenosmientras losquevivimosunavezallípodamos rememorar nuestras experiencias y, sobre todo, recordar los cohetes que remontaban elvuelo,impulsadosnoporlafísicasinoporelamorincondicionaldeunaspersonasbondadosas,lasinstruccionesdeunaprofesoraexcelenteylossueñosdeunosmuchachos.

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Notadelautor

LoscoheterosdelaAgenciadeMisilesBigCreekexistieronrealmente,perodebodecirquealnarrarsuhistoriamehepermitidociertaslicenciasdeautor.Aunqueheutilizadolosnombresverdaderosdemis amigos, mis padres y la mayoría de los personajes que aparecen aquí, en otros casos heempleado seudónimos e incluso he sintetizado dos omás personajes en uno cuando lo he creídonecesario, para simplificar. También me he tomado ciertas libertades al contar la historia,concretamenteenlorelativoalaexactasecuenciadeloshechosyaquiénsedijotalocualcosa.Noobstante,miintenciónalnoceñirmeestrictamentealrelatotestimonialhasidodotaralaverdaddeunbrillomásintenso.

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HOMERH.HICKAM, Jr.Nació enCoalwood,VirginiaOccidental. Ingeniero de laNASAdurantelargos años, es en la actualidad asesor de proyectos aeroespaciales. Hickam es además autor deTorpedoJunction,un librodehistoriamilitar,asícomodenumerososartículosparapublicacionescomolaSmithsonianAirandSpaceolaAmericanHistoryIllustrated.