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Iuri M. Lotman, Estructura del texto artístico (1970), Madrid, Istmo, 1978. Texto y estructuras extratextuales : Todo texto artístico puede realizar su función social únicamente si existe una comunicación estética en la colectividad contemporánea a este texto. Puesto que la comunicación semiológica exige no solo un texto, sino también un lenguaje, la obra de arte, tomada por sí misma sin un determinado contexto cultural, sin un determinado sistema de códigos culturales, es semejante a “un epitafio en lengua incomprensible” Paul Ricoeur, Teoría de la interpretación. Discurso y excedente de sentido (1976), México, Siglo XXI, 1995. Empezando con la distinción saussureana entre langue y parole, podemos decir, al menos en forma introductoria, que el discurso es el acontecimiento del lenguaje. Para una lingüística enfocada en la estructura de los sistemas, la dimensión temporal de este acontecimiento expresa la debilidad epistemológica de una lingüística de la parole. Los acontecimientos desaparecen mientras los sistemas permanecen. Por lo tanto, la primera acción estratégica de un discurso semántico será rectificar esta debilidad epistemológica de la parole que se da como consecuencia del carácter evanescente del acontecimiento, en contraste con la estabilidad del sistema, al vincularla con la prioridad ontológica del discurso que resulta de la realidad del acontecimiento, por oposición a la simple virtualidad del sistema. Un acto de discurso no es meramente transitorio y evanescente. Puede ser identificado y reidentificado como lo mismo para que podamos decirlo otra vez o en otras palabras. Hasta podríamos decirlo en otra lengua, o traducirlo de una lengua a otra. A través de todas estas transformaciones conserva una identidad propia que puede ser llamada el contenido proposicional, lo “dicho como tal”.

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Page 1: Citas y Referencias Bibliograficas-1

Iuri M. Lotman, Estructura del texto artístico (1970), Madrid, Istmo, 1978.

Texto y estructuras extratextuales:

Todo texto artístico puede realizar su función social únicamente si existe una comunicación estética en la colectividad contemporánea a este texto. Puesto que la comunicación semiológica exige no solo un texto, sino también un lenguaje, la obra de arte, tomada por sí misma sin un determinado contexto cultural, sin un determinado sistema de códigos culturales, es semejante a “un epitafio en lengua incomprensible”

Paul Ricoeur, Teoría de la interpretación. Discurso y excedente de sentido (1976), México, Siglo XXI, 1995.

Empezando con la distinción saussureana entre langue y parole, podemos decir, al menos en forma introductoria, que el discurso es el acontecimiento del lenguaje. Para una lingüística enfocada en la estructura de los sistemas, la dimensión temporal de este acontecimiento expresa la debilidad epistemológica de una lingüística de la parole. Los acontecimientos desaparecen mientras los sistemas permanecen. Por lo tanto, la primera acción estratégica de un discurso semántico será rectificar esta debilidad epistemológica de la parole que se da como consecuencia del carácter evanescente del acontecimiento, en contraste con la estabilidad del sistema, al vincularla con la prioridad ontológica del discurso que resulta de la realidad del acontecimiento, por oposición a la simple virtualidad del sistema.

Un acto de discurso no es meramente transitorio y evanescente. Puede ser identificado y reidentificado como lo mismo para que podamos decirlo otra vez o en otras palabras. Hasta podríamos decirlo en otra lengua, o traducirlo de una lengua a otra. A través de todas estas transformaciones conserva una identidad propia que puede ser llamada el contenido proposicional, lo “dicho como tal”.

El acontecimiento es que alguien habla. En este sentido, el sistema o código es anónimo, en la medida en que es meramente virtual. Las lenguas no hablan, las personas sí.

Un aspecto importante del discurso es que está dirigido a alguien. Hay otro interlocutor que es el destinatario del discurso. La presencia de ambos, el hablante y el oyente, constituye el lenguaje como comunicación. Como dice Platón, el diálogo es una estructura esencial del discurso. Preguntar y responder sostienen el movimiento y la dinámica del habla y, en cierto sentido, no constituyen un modo de discurso entre otros (La cursiva es mía. Relacionar esta afirmación con el concepto de “sistema primario de la comunicación lingüística” de Walter Mignolo).