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La CIUDAD REPRESENTADA:
Plazas y Torres Barrocas
LA CIUDAD BARROC
A 3
LAS PLAZ
AS Y L
AS ALAMEDAS: ESPACIOS DE SOCIABILIDAD 9
LAS ESPADAAS Y EL TOQUE DE CONVOCATORIA 13
LAS TORRES BARROC
AS DE CAT
EDRALES Y COLEGIATAS 15
LAS TORRES DE AGUJA 19LA CIUDAD DE LAS TORRES BARROCAS: CIJA 21
LAS TORRES SEVILLANAS Y ONUBENSES 27
LOS MIRADORES 29
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Iglesia
de
San
Luis,
Sevill
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El patrimonio histrico que hemos heredado de la cultura barroca no est slo en nuestros
museos y en el interior de palacios e iglesias; quedan todava en el urbanismo de nuestros
pueblos y ciudades notables muestras de este perodo histrico y ser fcil para el ciudadano
acercarse a ellas si le proporcionamos la gua adecuada.
Aunque no existieron importantes reformas urbansticas en el siglo XVII, las grandes ciudades
y las poblaciones medias fueron cambiando su fisonoma con los templos, palacios y casas de
nueva construccin y con los antiguos edificios reformados parcialmente con portadas, espa-
daas o altas torres. La existencia de numerosas iglesias y conventos con sus torres y espa-
daas, construidas durante el Barroco, ha llevado a denominar a las ciudades barrocas anda-
luzas como ciudades conventuales, que reflejan el grado de sacralizacin que sufri el espa-
cio urbano en aquella poca. En el siglo XVIII, las consecuencias catastrficas del terremoto
de Lisboa en 1755 obligaron a una importante labor de reconstruccin de edificios y trazados
urbansticos. La mejora de la produccin agrcola y el control de la mortalidad fueron dos de
los factores que generaron un nuevo auge econmico de las poblaciones situadas en campi-
as o vegas frtiles. Esta situacin de bonanza se reflej en la renovacin interior de los tem-
plos, en las nuevas construcciones civiles y religiosas y en las primeras actuaciones urbans-
ticas situadas en las zonas de extramuros.
Una de las seas de identidad del paisaje andaluz heredada de la cultura barroca fueron las
esbeltas torres que despuntaban del casero urbano, contrastando con el paisaje agrcola o
martimo del entorno geogrfico. Las principales torres barrocas las clasificamos en cuatro gru-
pos: torres de Catedrales, torres de aguja, torres sevillanas y onubenses, y miradores:
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LA CIUDADBARROCA
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1. Las catedrales y las colegiatas de algunas ciudades como Crdoba, Jan, Jerez de la
Frontera, Mlaga, Cdiz, etc., por orden cronolgico de construccin, levantaron altas y
voluminosas torres que aportan una personalidad propia a cada ciudad.
2. Las torres de agujas son las que se construyeron principalmente en el siglo XVIII en las
poblaciones comprendidas entre las campias de Crdoba, cija y Antequera, destacando
Estepa, Bujalance, etc.
3. Durante el siglo XVII y, en especial, despus del terremoto de Lisboa de 1755, se cons-
truyeron en las provincias de Sevilla (iglesia de San Pedro de Carmona, Santa Mara de
Lebrija, etc.) y de Huelva (iglesia de Santa Mara de Moguer) torres que siguieron el mode-
lo y tipo ornamental de la Giralda de Sevilla.
4. Miradores. Aunque las torres de los palacios fueron esplndidos miradores, cuya difu-
sin corresponder al itinerario de los palacios y casas nobles, la funcin de observacin
la desempearon otros elementos constructivos situados en la parte alta de los edificios,
que permitan contemplar la llegada de los barcos en las ciudades portuarias o ver sin servistos, como es el caso de los conventos. El comercio martimo que se desarroll en Cdiz
durante los dos siglos del Barroco, principalmente en el siglo XVIII cuando la Casa de la
Contratacin se traslad de Sevilla a Cdiz, dio origen a la construccin de miradores que
permitan contemplar la llegada de las flotas espaolas y extranjeras al puerto.
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Crdoba Cdiz Olvera (Cdiz)
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Antequera (Mlaga)
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Carmona (Sevilla)
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Palma del Condado (Huelva) Granada
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Plaza de la Corredera, Crdoba
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LAS PLAZAS Y LAS ALAMEDAS: ESPACIOS DE SOCIABILIDAD
Las plazas son de los otros elementos urbanos del Barroco que perduran en algunas ciudades
y pueblos andaluces, especialmente la Plaza Mayor. En estos espacios se concentraban los
actos pblicos civiles y religiosos y era el punto neurlgico de la ciudad, pueblo o casero
donde los ciudadanos desarrollaban sus principales relaciones sociales y la actividad festiva.
En las ltimas dcadas del siglo XVIII las provincias de Sevilla, Crdoba y Jan se beneficia-
ron del plan de las Nuevas Colonizaciones, con el que se fundaron nuevos pueblos con traza-
do racional en el que destaca la amplia plaza de forma poligonal.
La plaza del siglo XVII suele tener forma rectangular, como la plaza de la Corredera de Crdoba
con sus fachadas pintadas y la cija con sus miradores. En esta ltima slo se conserva el
sentido espacial por haberse modernizado actualmente su diseo. En el siglo XVIII, algunas
plazas fueron diseadas con formas octogonales u ochavadas, como la de Archidona (Mlaga)
y Aguilar de la Frontera (Crdoba), y algunas de las de las Nuevas Poblaciones, como La
Carolina (Jan).
Plaza, La Carolina (Jan)Plaza, Archidona (Mlaga)
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Fuente del Rey, Priego de Crdoba (Crdoba)
Ayuntamiento y plaza, La Carlota (Crdoba)
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Uno de los actos sociales que convocaban a la poblacin eran las corridas de toros, que se
celebraban en la plaza mayor o en la plaza denominada del Coso, nombre que an perduraen algunos pueblos y ciudades, como Antequera. A partir de la segunda mitad del siglo XVIII
se comenzaron a construir edificios dedicados a esta actividad, como las plazas de toros o
Maestranza de Sevilla y Ronda (Mlaga).
Las alamedas y los paseos con sus fuentes y esculturas ornamentales o monumentales
ampliaron los lugares de esparcimiento del antiguo casero y los espacios de sociabilidad ante-
riores, como la plaza mayor, los lugares prximos a las catedrales, los mercados, las ermitas,
etc. Por influencia francesa, las alamedas fueron las nuevas zonas urbansticas de las ciuda-
des importantes, como la de cija que fue renovada en 1772 y tuvo esculturas, fuentes yvarios triunfos dedicados a la familia real y a San Pablo, siendo este ltimo el nico conser-
vado. La fuente de agua se convirti en un elemento esencial de las alamedas y de los jardi-
nes pblicos y privados, como la Fuente del Rey en Priego de Crdoba y la que el conde de
Villalczar de Sirga construy en su finca de El Retiro en Churriana (Mlaga).
Plaza de Toros, Ronda (Mlaga)
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Catedral, antiguo Convento de la Merced, Huelva
Diputacin Provincial, antiguo convento de la Merced,Crdoba
Iglesia de Nuestra Seora del Carmen, Cdiz
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LAS ESPADAAS Y EL TOQUE DE CONVOCATORIA
Las espadaas suelen ser construcciones de seccin plana, ubicadas en las fachadas de las
iglesias, principalmente conventuales, que poseen varios vanos para las campanas, con las
que se convoca a la comunidad a sus distintos rezos y a los feligreses a los cultos religiosos.
El diseo evolucion desde formas manieristas, inspiradas en los dibujos de los tratados de
arquitectura como el caso del convento de Santa Paula de Sevilla, hasta los de esquina del
convento de las Marroques en cija y los complejos perfiles mixtilneos de la iglesia del
Carmen de Cdiz. Las siluetas de las espadaas y de las torres incorporaron a la imagen de
la ciudad una gran riqueza de per files.
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Santua rio de Nuest ra Seora de la Fuensanta , Crdoba Convento de las Ma rroques, cija (Sevilla) Convento de Santa Paula, Sevilla
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Catedral,Cdiz
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LAS TORRES BARROCAS DE CATEDRALES Y COLEGIATAS
Durante el Barroco se continu la construccin de las catedrales andaluzas que se haban ini-
ciado en el siglo XVI y quedaron sin terminar, como la de Cdiz, Granada, Guadix, Jan y
Mlaga. En las dems, la esttica barroca se incorpor parcialmente a travs de elementos
ornamentales y retablos, como la de Almera, Crdoba y Sevilla. De aquellas la de Cdiz fue la
nica que se levant de nueva planta, aunque durante los dos siglos del Barroco continuo sir-
viendo de catedral la iglesia de Santa Cruz. De todas ellas, slo construyeron torres barrocas deesbelta figura las de Jan y Mlaga. Tambin se consideran barrocas las de la actual Catedral
gaditana, aunque se terminaron en el siglo XIX siguiendo el primitivo diseo barroco, y la de la
Catedral cordobesa por su remodelacin ornamental con pinturas y esculturas barrocas.
En las poblaciones importantes, la iglesia mayor o ms importante haba sido convertida en
el siglo XVI en Colegiata o Colegial con cabildo propio, que desempeaban las funciones simi-
lares a las que posean las catedrales, situadas en la cabecera de la dicesis. Por su carcter
de representacin eclesistica, a las catedrales y las colegiatas se les construyeron altas torres
que reflejaban su poder.
Catedra l, antigua Colegia ta del Salvador, Jerez de la Frontera (Cdiz) Catedral, Ja n
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Catedral, Mlaga
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Colegiata de San Sebastin, Antequera (Mlaga)
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Torre del antiguo Convento de los Mnimos, Estepa (Sevi lla) Igles ia de Nuestra Seora de la Asuncin, Bujalance (Crdoba)
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LAS TORRES DE AGUJA
En la zona central de Andaluca, en pueblos y ciudades de las
vegas del Guadalquivir y de Antequera y las campias
cordobesa, sevillana y malaguea, durante el siglo XVIII se
construyeron altas y estrechas torres de ladrillo con gran
riqueza decorativa a travs de los mixtilneos perfiles de los
ladrillos aplantillados, el brillo de los elementos cermicos, laherrera de los balcones y de las veletas, y la presencia de
esculturas de piedra. Estas torres se elevan sobre los tejados
de las casas y guan desde lejos al visitante a travs de las
estrechas calles de las poblaciones. Ellas, que comparten con
los torreones y los miradores de los palacios el privilegio de la
contemplacin desde las alturas, sobresalen del casero a
modo de finas agujas, configurando la imagen urbana de
algunas poblaciones andaluzas, como Antequera, Bujalance,
cija, Estepa, Priego de Crdoba, etc.
Iglesia de Madre de Dios, Antequera (Mlaga)
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Iglesia de San Gil
Iglesia de Santa Mara y Palacio de Benamej
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LA CIUDAD DE LAS TORRES BARROCAS: CIJA
Si existe un elemento nico y caracterstico que identifica y singulariza a la ciudad de cija,
ste es sin duda el conjunto formado por sus torres parroquiales y conventuales, autnticos
hitos arquitectnicos convertidos en verdaderos protagonistas del paisaje urbano que determi-
nan su perfil. Contempladas en la distancia, las torres de cija destacan sobre el casero por
sus mayores proporciones, ornato y esbeltez; pero al mismo tiempo, el espectador queda sor-
prendido por el gran nmero de espadaas, torreones de palacios y miradores domsticos que
salpican el horizonte y otorgan a la ciudad un sello nico y barroco.
Al igual que los suntuosos templos que las acompaan, las torres y campanarios eran verda-
deros smbolos de la fe y religiosidad de la sociedad que las hizo posible. Por este motivo, y
pese a tratarse de construcciones realmente costosas y gravosas para la economa de parro-
quias y conventos, no se repar en gastos a la hora de levantarlas. Bien es cierto que este
importante alarde constructivo no debi estar exento de cierta rivalidad entre las instituciones
religiosas de la ciudad.
Por otro lado, adems de servir para llamar con sus campanas a la oracin de los fieles, lastorres cumplan la misin de avisar a la poblacin en caso necesario. Adems eran utilizadas
como atalayas privilegiadas donde colocar candelas y luminarias, o desde las que lanzar cohe-
tes y fuegos ar tificiales durante las fiestas y celebraciones.
Las torres de cija poseen unas caractersticas generales comunes que se repiten en la mayor
parte de los ejemplos conservados y que les otorgan una morfologa y uniformidad destaca-
ble. El primer cuerpo, llamado caa, suele ser esbelto y liso; sobre l se superponen campa-
narios decrecientes, con plantas de variadas formas, que algunos historiadores han relaciona-
do con las experiencias sobre arquitecturas efmeras. Tradicionalmente construidas a base deladrillo en limpio, las torres pueden presentar en ocasiones un basamento ptreo, construido
en piedra caliza de Estepa. Este mismo material, combinado con la decoracin de azulejos, se
utiliz para crear cornisas, recercados y adornos de balcones y arcos, as como numerosos
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Palacio de Benamej
remates y pinculos que refuerzan el espritu ascensional de estas construcciones. En este sentido,
todas ellas continan la frmula acuada en el siglo XVI por el arquitecto renacentista Hernn Ruiz II
en la Giralda de Sevilla, a quien tambin se debe la torre de la parroquia ecijana de Santa Cruz.
Durante los siglos XVII y XVIII, y sobre todo tras el terremoto de 1755, los creadores de las torres que
hoy contemplamos en cija reinterpretaron este modelo sevillano, alterando sus proporciones y elnmero de los cuerpos, pero tambin incrementando los valores decorativos, al lograr importantes
resultados de expresividad y riqueza barroca. Todo ello se consigui gracias a una inteligente
combinacin de ladrillo, piedra, azulejera, estuco y pintura, materiales que llegaron a proporcionar a
estas torres suntuosos efectos de colores y texturas, acentuados por los reflejos de la luz del sol. Tales
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efectos debieron ser realmente espectaculares en su poca, si pensamos que una parte significativa de
estos materiales se hallaban, adems, recubiertos de una abigarrada policroma, de la que formaba
parte el pan de oro. Todo este conjunto ornamental, adems de marcar las lneas fundamentales de
arcos, cornisas y pilastras, reforzaba el cromatismo de las torres y aumentaba la sensacin de
verticalidad de los campanarios.
Sin duda, la visin del horizonte urbano de cija a ojos del viajero debi ser realmente llamativa e
impactante a fines del siglo XVIII; pensemos que, a las once torres y trece espadaas que an hoy se
conservan, habra que sumar los campanarios de los desaparecidos conventos de agustinos, jernimos,
jesuitas, hospital de San Juan de Dios, carmelitas calzadas, dominicas del Espritu Santo y mercedarias
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Iglesia de Santa Ana
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descalzas, as como la torre parroquial de SantaBrbara. El escritor francs Tefilo Gautier, que
pas por cija en 1840, dijo de ella que era
"una ciudad muy interesante, de fisonoma
original y extraa", y al referirse a sus torres y
campanarios "que forman los ngulos ms
agudos de su silueta, no son bizantinos, ni
gticos, ni del Renacimiento; son chinos, o
quiz mejor japoneses... ya que estn revestidos
de azulejos de vivos colores y cubiertos de tejasbarnizadas, verdes y blancas, a cuadros, y cuyo
aspecto es de lo ms extico".
La torre de la parroquia mayor de Santa Cruz es
la ms antigua de todas las que se conservan en
cija, pues data de fines del siglo XVI; no obs-
tante, la parroquia de Santa Brbara conserva
an parte del primer cuerpo de su torre mudjar,
levantada durante la centuria anterior y derriba-da en 1892. De un barroco elegante y caracte-
rizado por la sobriedad decorativa puede definir-
se a la torre de la parroquia de Nuestra Seora
del Carmen (antiguo convento de Carmelitas
Descalzos); erigida en el siglo XVII, es la ms
elevada de la ciudad y posee una interesante
coleccin de esculturas de santos de la Orden
Carmelita.
La torre de la parroquia de Santa Mara se
comenz a construir en 1717, aunque su
aspecto actual -muy prximo al modelo sevilla-
no de la Giralda- qued configurado a raz de las
Iglesia de San Juan Bautista
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reformas posteriores al terremoto de 1755. La torre de la iglesia de Santa Ana(antiguo convento de la Orden Tercera de San Francisco) destaca por la originali-
dad de su estructura, que recuerda a los ostensorios eucarsticos con su decora-
cin de pilastras salomnicas y labores de ladrillo recortado, estucos y azulejos.
La torre de la iglesia de San Gil es la ms esbelta y airosa de las torres ecijanas,
presenta delicada ornamentacin de ladrillo tallado y se debe al diseo del arqui-
tecto sevillano Antonio Matas de Figueroa y al alarife ecijano Antonio Caballero.
La torre de la iglesia de La Victoria (antiguo convento de la Orden Mnima) se
aparta un tanto de los anteriores modelos ecijanos y presenta paralelismos con latorre homnima de la vecina ciudad de Estepa. Pero, de todas las torres ecijanas,
la perteneciente a la iglesia de San Juan Bautista quiz sea la ms atractiva y
barroca, debindose buena parte de sus valores al dinamismo de sus formas, a
los acusados efectos de policroma y a las excelentes y complicadas labores de
ladrillo en limpio. La torre de la parroquia de Santiago fue ideada por el arquitec-
to Juan Nez y muestra un barroco ms sereno y equilibrado. Esta tendencia al
clasicismo se acenta en las torres gemelas de La Concepcin (antiguo convento
de la Merced Descalza) -fechadas en 1795 y casi desprovistas de ornamentacin
barroca- y culmina en la inacabada torre de la iglesia de Santo Domingo (antiguoconvento de la Orden de Predicadores), cuyo nico cuerpo presenta una ordena-
cin plenamente neoclsica.
Los alarifes ecijanos que hicieron posibles estas torres y campanarios tambin
llevaron a cabo gran parte de los templos, palacios y grandes casonas que hoy
salpican la ciudad. Pero, como es lgico pensar, no slo dejaron las muestras de
su trabajo en cija. Est demostrado que su campo de actuacin se extendi por
algunas poblaciones de la comarca inmediata, como Marchena, Fuentes de
Andaluca, La Campana, Estepa, Palma del Ro o Peaflor. En cuanto se refierea torres o espadaas, la torre de la parroquia de La Asuncin de Palma del Ro
denota claros influjos ecijanos; otro tanto puede decirse de las torres que
adornan las parroquias de los vecinos municipios cordobeses de La Carlota y
Fuente Palmera.
Iglesia de Santiago
Iglesia del Carmen
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Iglesia de San Pedro, Carmona (Sevilla)
Iglesia de Nuestra Seora de la Granada,Moguer (Huelva)
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LAS TORRES SEVILLANAS Y ONUBENSES
En el rea de influencia sevillana o en los pueblos que pertenecan al arzobispado hispalense
se sigui el esquema arquitectnico del campanario de la Giralda, especialmente despus del
terremoto de Lisboa en 1755, como reflejan en la provincia de Sevilla las torres de la iglesia
de San Pedro de Carmona, la de Santa Mara de la Oliva en Lebrija o la de Santa Mara en
cija y las torres de la iglesia de Nuestra Seora de la Granada de Moguer o la de Palma delCondado en la provincia de Huelva.
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Iglesia de San Miguel, Morn de la Frontera (Sevilla) Iglesia de San Juan Bautista, Palma delCondado (Huelva)
Iglesia de Santa Mara de la Oliva, Lebrija (Sevilla)
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Plaza de San Fernando, Carmona (Sevilla)
Domingo Martnez, Carrro del Parnaso (detalle).Museo de Bellas Artes, Sevilla
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LOS MIRADORES
Durante el Barroco se construyeron tres tipos de miradores en las poblaciones andaluzas. En
las ventanas de los edificios nobles y de los conventos se continu empleando la celosa de
madera, siguiendo la costumbre musulmana de ver y no ser visto. Un primer tipo fue amplia-
mente desarrollado por la vida de clausura. En los edificios conventuales, especialmente enlos de clausura, se construyeron altos cuerpos, a modo de torres, desde los que monjas o frai-
les podan observar el mundo que les rodeaba. En algunos pueblos andaluces y ciudades,
donde existen conventos de clausura, perduran estos miradores, como Antequera, Carmona,
Cdiz, Crdoba, cija, Jerez de la Frontera, Granada, Priego de Crdoba, etc.
Un segundo tipo de mirador eran los balcones que existan en las plazas mayores y que se
alquilaban para contemplar el desarrollo de las fiestas religiosas o civiles, como procesiones,
corridas de toros, etc. El pintor Domingo Martnez recogi la funcin de mirador que tenan los
balcones del convento de San Francisco que daban a la plaza mayor de Sevilla durante la fies-ta de proclamacin del rey Fernando VI. En las plazas mayores o principales de cija, Carmona
y Mlaga se conservan los edificios con sus balcones-miradores barrocos.
Un tercer tipo de mirador se vincul a la observacin de la llegada de los barcos, por lo que
slo tuvo desarrollo en las poblaciones martimas o portuarias, especialmente en Cdiz, donde
se convirti en un elemento singular y caracterstico de su paisaje urbano. Su centenar de
torres miradores se han clasificado en cuatro grupos: de Terraza, de Silln, de Garita y Mixta
(Silln-Garita). Anterior a estos miradores particulares, que comenzaron a construirse a partir
del que Diego Barrios hizo en 1685, ya exista la torre de la catedral de entonces o iglesia deSanta Cruz, desde la que se divisa el horizonte del ocano y toda la ciudad amurallada. De
todas estas torres miradores slo pueden ser visitadas la de Tavira y la de la catedral nueva.
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Convento de la Encarnacin, Antequera (Mlaga)
Torre Tavira, Cdiz
Iglesia de Santa Cruz y Catedral, Cdiz
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Balcones-Miradores de la Casa de la Sociedad Econmica. Mlaga Torre-Mirador, Cdiz Casa-Mirador del Marqus de Peaflor, cija (Sevilla)
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LASPLAZAS:ESPACIOSDE SOCIABILIDADPlaza de la Corredera, CrdobaPlaza, Archidona (Mlaga)Plaza, Aguilar de la Frontera (Crdoba)Plaza, La Carolina (Jan)
Ayuntamiento y plaza, La Carlota (Crdoba)Fuente del Rey, Priego de Crdoba (Crdoba)Plaza de Toros, Ronda (Mlaga)
ESPADAAS,TORRESYMIRADORES:DELAOBSERVACINALACONVOCATORIAConvento de Santa Paula, SevillaCatedral, antiguo Convento de la Merced, HuelvaSantuario de Nuestra Seora de la Fuensanta, CrdobaIglesia de Nuestra Seora del Carmen, CdizDiputacin Provincial, antiguo convento de la Merced, CrdobaConvento de las Marroques, cija (Sevilla)
LASTORRESBARROCASDECATEDRALESYCOLEGIATASCatedral, JanCatedral, CdizCatedral, MlagaCatedral, antigua Colegiata del Salvador, Jerez de la Frontera (Cdiz)Colegiata de San Sebastin, Antequera (Mlaga)
LASTORRESDEAGUJATorre del antiguo Convento de los Mnimos, Estepa (Sevilla)Iglesia de Nuestra Seora de la Asuncin, Bujalance (Crdoba)Iglesia de Madre de Dios, Antequera (Mlaga)
LACIUDADDELASTORRESBARROCAS:CIJAPalacio de BenamejIglesia de San GilIglesia de San Juan BautistaIglesia de Santa Mara
Iglesia de Santa AnaIglesia de la VictoriaIglesia de SantiagoIglesia del Carmen
LASTORRESSEVILLANASYONUBENSESIglesia de San Miguel, Morn de la Frontera (Sevilla)Iglesia de Santa Mara de la Oliva, Lebrija (Sevilla)Iglesia de San Pedro, Carmona (Sevilla)Iglesia de Nuestra Seora de la Granada, Moguer (Huelva)Iglesia parroquial, Palma del Condado (Huelva)
LOSMIRADORESConvento de la Encarnacin, Antequera (Mlaga)Plaza de San Fernando, Carmona (Sevilla)Miradores de Peaflor, Plaza de Espaa, cija (Sevilla)Torre Tavira, CdizMirador, CdizIglesia de Santa Cruz y Catedral, Crdoba
PLAZAS Y TORRES