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Clive Barker Hellraiser El corazón condenado www.lectulandia.com - Página 3

Clive Barker Hellraiser · 2017-03-09 · más desesperada que estuviera de convocar adherentes, habría echado a volar las campanas a semejante hora. No. El sonido provenía de algún

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CliveBarker

HellraiserElcorazóncondenado

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Titulooriginal:TheHellboundHeart.Traducción:VladimirOz.©1986byCliveBarker.

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“Anhelohablarconelfantasmadealgúnantiguoamantequemurióantesdequenacieraeldiosdelamor.”JohnDone,“Deidaddelamor”

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Uno

1

Tan concentrado estaba Frank en la resolución del enigma de la caja deLemarchand que cuando comenzó a sonar la gran campana no la oyó.El artefactohabía sido construidopor unmaestro artesanoy el enigma era este: que aunque lehabían dicho que la caja contenía maravillas, le parecía que no había manera deintroducirle nada; no había, en ninguna de las seis caras laqueadas, pistas queindicaran la ubicación de los puntos de presión que desenganchaban una pieza delrompecabezastridimensionaldelaotra.

Frank había visto rompecabezas similares —principalmente en Hong Kong,productosdelaaficiónchinaporlafabricacióndeelementosmetafísicosdemaderadura—perolosfranceses,enrespuestaalaagudezayalgeniotécnicodeloschinos,habíandesarrolladounalógicaperversaqueleseraenteramenteexclusiva.Siexistíaalgúnsistemapararesolveresterompecabezas,Franknolograbadescubrirlo.Reciéndespués de varias horas de prueba y error, una fortuita yuxtaposición de pulgares,dedos medios y meñiques dio sus frutos: un clic casi imperceptible y entonces…¡victoria! Un segmento de la caja se proyecto hacia fuera, separándose de susvecinos.

Hubodosrevelaciones.Laprimera, que las superficies interiores estaban espléndidamente lustradas.El

reflejo de Frank —distorsionado, fragmentado— se arrastraba por la laca. Lasegunda, que Lemarchand, en su tiempo fabricante de pájaros cantores, habíaconstruido la caja de tal manera que al abrirse esta se disparaba un mecanismomusical, que entonces empezó a tintinear, ejecutando un breve rondo de sublimebanalidad.

Animado por su éxito, Frank se puso a trabajar en la caja mas febrilmente,hallandoprontonuevasalineacionesderanurasestriadasyaceitadasclavijasque,asuvez, ibanrevelandomayoresintrincaciones.Yconcadasolución—concadanuevotirón o media vuelta— se iba agregando un nuevo elemento melódico. La tonadacomenzóahacer contrapuntosy adesarrollarse, hastaque la fantasía inicial quedocasiperdidabajolosornamentos.

En algún momento de sus labores, empezó a sonar la campana…un tañidosombrío y constante. El no la oyó, al menos conscientemente. Pero cuando elrompecabezasestabacasiresuelto,losespejadosinterioresdelacajadesentrañados,advirtió que las campanadas le crispaban violentamente el estomago, como sihubiesenestadosonandodesdehaciamediavida.

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Apartolavistadesutrabajo.Porunosmomentos,supusoqueelruidoproveníade afuera, de algún lugar de la calle, pero rápidamente descarto esa idea. Habíacomenzado su tarea con la cajadel fabricantedepájaros casi amedianoche;desdeentonces,habíanpasadovariashoras,horascuyotranscursoelnohabríarecordadodenoserporlaevidenciadeloquemarcabaelreloj.Ningunaiglesiadelaciudad,pormás desesperada que estuviera de convocar adherentes, habría echado a volar lascampanasasemejantehora.

No.Elsonidoproveníadealgúnsitiomuchomasdistante;salíadelamismísimapuerta (aun invisible) que la caja milagrosa de Lemarchand había sido construidaparaabrir.¡TodoloqueKircher,elvendedordelacaja,lehabíaprometidoeracierto!Estaba en el umbral de un nuevo mundo, de una provincia ubicada infinitamentealejadadelahabitaciónendondeestabasentado.

Infinitamentelejos,peroahorarepentinamentecerca.La idea le acelero la respiración. Había anticipado este momento con gran

perspicacia; había planeado esta caída del velo con todo su ingenio. En unosmomentos estarían aquí…los queKircher había llamadoCenobitas, teólogos de laorden de la incisión. Emplazados a abandonar sus experimentos en los mas altoslimitesdelplacerytrasladarsuscabezassinedadaunmundodelluviasyfracasos.

Durante la semana anterior, había trabajado sin cesar para prepararles lahabitación.Meticulosamente, había esparcido pétalos por el desnudo entablado delpiso.Sobrelaparedizquierda,habíacolocadounaespeciedealtardedicadoaellosydecoradoconunamisceláneadeofrendasdeapaciguamientoque, segúnKircher lehabía asegurado, favorecerían sus buenos oficios: huesos, bombones, agujas. A laizquierdadelaltarhabíaunajarraqueconteníasupropiaorina—recolectadadurantesietedías—,por si le solicitabanalgúngestoespontáneodeautoprofanación.A laderecha, un plato con cabezas de paloma, queKircher le había aconsejado tener amano.

No había dejado de observar ninguna parte del ritual de invocación. NingúnCardenalansiosodecalzarselassandaliasdelpescadorhubiesesidomásdiligente.

Pero ahora, mientras el sonido de la campana se volvía cada vez mas fuerte,ahogandolamúsicadelacaja,estabaasustado.

Demasiado tarde,murmuroparasusadentros,deseandosercapazdesofocarsucrecientemiedo.ElartefactodeLemarchandestabaabierto;elmecanismofinalhabíagirado. No había tiempo para la prevaricación o el arrepentimiento. Además, ¿nohabíaarriesgadosuvidaysucorduraparahacerposibleestarevelación?Elumbralseguía abriéndosea losplaceres cuyaexistencia solounpuñadodehumanoshabíallegadoaconocer,ymuchosmenoshabíansaboreado…placeresqueibanaredefinirlos parámetros de la sensación, que lo liberarían del insípido circuito del deseo,seducción y desencanto que lo había acosado desde los últimos años de la

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adolescencia. Esa nueva sabiduría iba a transformarlo, ¿verdad? Ningún hombrepodía experimentar la profundidad de semejantes sentimientos y seguir siendo elmismo.

Ladespojadabombilladeluzquecolgabaenmediodelcuarto languidecíaysehaciamasbrillante;Sehaciamasbrillanteyvolvíaalanguidecer.Habíaadoptadoelritmodelascampanadas,ardiendoalmáximoconcadatañido.Enlosespaciosentreunacampanadayotra,laoscuridaddelahabitaciónsehaciacompleta;eracomosielmundoqueFrankhabíaocupadoduranteveintinueveañoshubiesedejadodeexistir.Después, la campana volvía a sonar y la luz se encendía con tanta fuerza como sinuncahubiesevacilado,yduranteunospreciosossegundosFrankseencontrabaenun sitio familiar, con una puerta que conducía afuera, y abajo, y a la calle, y unaventana desde la cual —de haber tenido la voluntad (o la fuerza) de apartar laspersianas—hubiesepodidovislumbrarlaincipientemañana.

Concadatañido,laluzdelalámparasevolvíacadavezmásreveladora.Graciasa ella, vio que la pared derecha se descascaraba; vio que los ladrillos,momentáneamenteperdíansolidezyexplotaban;vio,enesemismoinstante,unlugarqueestabamasalládelahabitación,delqueproveníaelclamordelacampana.¿Eraunmundodepájaros,deinmensosmirlosatrapadosenunatempestadperpetua?Eralaúnicaconclusiónquepodíasacarsobrelaprovinciadedonde—Tambiénahora—venían los hierofantes: que era una confusión y que estaba llena de objetosquebradizos, de cosas rotas que se elevaban y caían, colmando de espanto el aireoscuro.

Y después la pared volvió a solidificarse, y la campana quedo en silencio. Lalámparaparpadeoyseapago.Estavez,sinesperanzasdevolverareavivarse.

Frank se quedo de pie en la oscuridad y no dijo nada.Aunque hubiese podidorecordar las palabras de bienvenida que había preparado, su lengua no habría sidocapazdepronunciarlas.Estabamuertaenelinteriordesuboca.

Yentonceslaluz.Provenía de ellos: del cuarteto deCenobitas que ahora, de espaldas a la pared

sellada,ocupaba lahabitación.Losacompañabauna fosforescencia,comoel fulgordelospecesdelasprofundidadesmarinas:azul,fría,sinencanto.Franksepercatodequenuncahabíatratadodeimaginarcomoserian.Suimaginación,aunquefértilparalaestafayelrobo,eramuypobreenotrosaspectos:lahabilidaddeimaginarseaestaseminenciasestabafueradesualcance,demodoquenisiquieralohabíaintentado.

¿Porquéentoncessesentíatanangustiadoalposarsusojosenellos?¿Eraporlascicatricesque les cubríancadacentímetrodel cuerpo;por la carne cosmeticamenteperforada, rebanada e infibulada, y luego empolvada con ceniza; era por el olor avainillaqueexhalaban,esadulzuraquedisimulabamuypocoelhedorquecubría?

¿Oeraporque,alaumentarlaluz,losestudiomasdetenidamenteynovionadade

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alegría,dehumanidadsiquiera,ensusrostrosmutilados,sinosolodesesperación,yunapetitoqueleprovocounasganasirrefrenablesdevaciarlosintestinos?

—¿Quéciudadesesta?—inquirióunodeloscuatro.AFranklecostabaadivinarconcertezaelsexodelquehabíahablado.Susropas,

algunasde las cuales estabancosidasa lapiel, atravesándola, escondían sus partesíntimas,ynohabíanadaenelsedimentodesuvozoensusrasgosconcienzudamentedesfigurados que ofreciera la menor pista. Cuando hablaba, los anzuelos que letransfigurabanelrabillodelosojosyqueestabanunidos,pormediodeunintrincadosistema de cadenas que le atravesaban la carne y los huesos por igual, a unosanzuelossimilaresqueteniaenellabioinferior,eranagitadosporelmovimiento,ydesgarrabanyexponíanlaresplandecientecarnequehabíadebajo.

—Tehiceunapregunta—dijo.Franknorespondió.Elnombredeestaciudaderaloúltimoquepodíarecordar.

—¿Nos entiendes? —exigió la figura ubicada detrás del que había habladoprimero.Suvoz,adiferenciadeladesucompañero,eraligerayjadeante,comolavoz de una muchacha excitada. Cada centímetro de su cabeza estaba tatuado,formandounaintrincadared;encadaunadelasinterseccionesdelosejesverticalesyhorizontalesteniaunalfilerenjoyado,clavadoenelhueso.Sulenguaestabadecoradademanerasimilar—.¿Sabesquienessomos,porlomenos?—pregunto.

—Si—dijoFrankporfin—.Losé.Porsupuestoquelosabia;elyKircherhabíanpasadolargasnocheshablandode

lasinsinuacionesdeslizadasenlosdiariosdeBolingbrokeydeGillesdeRais.TodoloquelahumanidadsabiadelaOrdendelaIncisión,eltambiénlosabia.

Y,sinembargo…habíaesperadoencontrarseconalgodiferente.Habíaesperadoalgún signo que hablara de los innumerables esplendores a los que tenían acceso.Habíapensadoquevendríanconmujeres,almenos;mujerescubiertasdeaceite,deleche,mujeresdepiladasyconmúsculosespecialmentehechosparaelactodeamor,con labios perfumados, muslos que temblaban de ansiedad por separarse, nalgasrotundas, como a el le gustaban. Había esperado suspiros y lánguidos cuerposdesparramadosentrelasfloresqueteniaasuspies,comoalfombrasvivientes;habíaesperado prostitutas vírgenes que le entregaran sus hendeduras con solo pedirlo yque,conpericia,lollevaran—arriba,arriba—hastaunéxtasisnuncasoñado.Ensusbrazosseolvidaríadelmundo.Envezdedespreciarloporsulujuria,loexaltarían.

Perono.Nohabíamujeres,nohabíasuspiros.Soloestascosassinsexo,conlascarnescorrugadas.

Ahora, hablo el tercero. Sus rasgos estaban tan abundantemente llenos decicatrices—heridas vueltas a abrir hasta que se hincharan como globos—que susojos no se veían y sus palabras salían deformadas de tan desfigurada que tenia laboca.

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—¿Quequieres?—lepreguntoaFrank.Frank escudriño a este interrogador conmás confianza que a los otros dos. El

miedoseibadiluyendoamedidaquepasabanlossegundos.Losrecuerdosdellugaraterradorqueestabadetrásdelaparedyaestabanretirándose.Sequedosoloconesostres seres decadentes y decrépitos, con su hedor, su estrambótica deformidad, suevidentefragilidad.Laúnicacosaalaquedebíatemereralanausea.

—Kirchermedijoqueustedeserancinco—dijoFrank.—El ingeniero vendrá si el momento lo justifica—fue la respuesta—. Ahora,

nuevamente,tepreguntamos:¿quequieres?¿Porquénoresponderlesdirectamente?—Placer—contesto—.Kircherdijoqueustedessabendeplaceres.—OH,asíes—dijoelprimero—.Todoloquesiemprequisiste.—¿Si?—Por supuesto. Por supuesto —Lo miraba fijo con esos ojos excesivamente

desnudos—.¿Quéesloquehassoñado?—dijo.Lapregunta,planteadacon tantacrudeza, loconfundió.¿Cómopodíasercapaz

de articular la naturaleza de los fantasmas que su libido había creado?Aun estababuscandolaspalabrascuandounodeellosdijo:

—¿Estemundo…tedecepciona?—Bastante—respondió.—No eres el primero que se cansa de sus trivialidades —fue la respuesta—.

Existieronotros.—Nomuchos—tercioelderostroreticulado.—Cierto. Un puñado, como máximo. Pero unos pocos se atrevieron a usar la

Configuración de Lemarchand. Hombres como tu, hambrientos de nuevasposibilidades,enteradosdequeposeemoshabilidadesdesconocidasenturegión.

—Habíaesperado…—comenzóFrank.—Sabemos lo que habías esperado—respondió el Cenobita—.Entendemos de

caboarabolanaturalezadetufrenesí.Nosescompletamentefamiliar.Frankgruño.—Entonces—dijo— ya saben lo que he soñado. ¿Pueden proporcionarme ese

placer?El rostro de la cosa se partió en dos; sus labios se deslizaron hacia atrás,

dibujandounasonrisademandril.—Nocomotúloentiendes—respondió.Frankquisointerrumpir,perolacriaturaelevounamanoparahacerlocallar.—Hay ciertos estados de las terminaciones nerviosas —dijo— que tu

imaginación,pormasafiebradaquesea,nopodríasoñarconevocar.—¿Si?

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—OH,si.OH,contodacerteza.Tuperversiónmasapreciadaessolounjuegodeniñoscomparadaconlasexperienciasqueofrecemos.

—¿Quiereparticiparenellas?—dijoelsegundoCenobita.Frankmirolascicatricesylosanzuelos.Otravez,sulenguaeradeficiente.—¿Quieres?Afuera,enalgúnsitiocercano,elmundoprontoestaríadespertando.Éllohabía

visto despertar desde la ventana de esta misma habitación, día tras día,desperezándose y preparándose para otra ronda de actividades infructuosas, y elsabia, sabia, que allí no quedaba nada que lo entusiasmara. Nada de calor, solotranspiración. Nada de pasión, solo lujuria momentánea, y una indiferenciaigualmente repentina. Le había dado la espalda a esas insatisfacciones. Si parahacerlodebíainterpretarlasseñalesqueacompañabanaestascriaturas,entonceseseeraelpreciodelaambición.Estabadispuestoapagarlo.

—Muéstrenme—dijo.—Nohayretorno.¿Comprendeseso?—Muéstrenme.Nonecesitarondemásinvitacionesparalevantareltelón.Frankoyóquelapuerta

sehabría conuncrujido,diomediavueltayvioqueelmundoqueestabadelotrolado del umbral había desaparecido, para ser reemplazado por lamisma oscuridadpavorosade la quehabían surgido losmiembrosde laOrden.Mirohacia atrás, endireccióna losCenobitas,buscandoalgunaexplicaciónpara todoesto.Perohabíandesaparecido.Supresencia,noobstantehabíadejado rastros.Sehabían llevado lasflores, dejando solo las tablas del piso; en la pared, las ofrendas que Frank habíapreparado se estabanponiendonegras, como si unas llamas feroces pero invisiblesestuviesenconsumiéndolas.Percibióeloloramargodesudestrucción;leaguijoneabalasfosasnasalescontantaagudezaqueseguramentecomenzaríanasangrar.

Peroeloloraquemadosolo fueelprincipio.Apenas lohuboregistrado,mediadocenadeotrosaromascolmaronsucabeza.Perfumesque,hastaahora,apenashabíanotado resultaban de pronto abrumadoramente fuertes. El aroma residual de loscapullosrobados,elolordelapinturadelcielorrasoyeldelasaviadelamaderaqueteníaasuspies:todosinvadíansucabeza.

Inclusopodíaolerlaoscuridadqueestabadelotroladodelapuerta,yenellalosexcrementosdecienmilpájaros.

Secubriólabocaylanarizconlamano,paraevitarquelaembestidalosuperara,peroelhedorde la transpiracióndesusdedos lohizosentirmareado.Denohabersido por las nuevas sensaciones que inundaban su sistema, penetrando por cadaterminaciónnerviosaycadapapilagustativa,hubiesellegadoalanausea.

Parecíaque,súbitamentepodíasentirlacolisióndelasmotasdepolvocontrasupiel.Cadainspiraciónleescoriabaloslabios;cadaparpadeo,losojos.Enelfondode

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sugargantaardíalabilis;untrocitodelacarnedeayer,alojadoentresusdientes,leprovocoespasmosentodoelorganismoalexudarunagotitadesalsaquefueacaersobrelalengua.

Susoídos,noeranmenossensibles.Ensucabezaresonabanunmillarderuidos,algunos de los cuales los producía el mismo. El aire que se estrellaba contra sustímpanoseraunhuracán; la flatulenciade sus intestinoseraun trueno.También loasaltaban otros sonidos —innumerables sonidos— que procedían de lugares queestabanlejosdeel.Vocesqueseelevabanfuriosas,declaracionesdeamorsusurradas,rugidosytraqueteos,trozosdecanciones,llantos.

¿Era el mundo lo que oía? ¿El amanecer en un millón de hogares? No teníamaneradeponerseaescucharcondetenimiento;lacacofoníaexpulsabadesucabezatodacapacidaddeanálisis.

Perohabíaalgopeor.¡Losojos!Oh,DiosdelCielo,nuncahabíaimaginadoquepudieraexistiruntormentosemejante.Él,quehabíapensadoquenoquedabanadaenlatierraquepudieraconmoverlo…¡ahoraestabaespantado!¡Entodoslados,lavista!

Elyesolisodelcielorrasoeraunasobrecogedorageografíadepinceladas.Latelade su camisa lisa, una insoportable elaboración de hilos. En el rincón, vio que unacaro caminaba por la cabeza de una paloma muerta y que pestañeaba al verlo,advirtiendoqueeltambiénloveía.¡Demasiado!¡Demasiado!

Abatido,cerrólosojos.Perohabíamascosasadentroqueafuera,recuerdoscuyaviolencia lo sacudió hasta llevarlo al borde de la insensatez.Mamo la leche de sumadreyseatraganto;sintióquelorodeabanlosbrazosdesuhermano(¿eraunapeleaounabrazofraternal?Detodosmodos, losofocaba).Ymas,muchísimomas.Todaunabrevevidadesensaciones,inscriptasensucortexconperfectacaligrafía,quelodespedazabanconsuinsistenciaenserrecordadas.

Se sentía a punto de explotar. Seguramente, el mundo que había afuera de sucabeza—lahabitación,ylospájarosqueestabandelotroladodelapuerta—,apesardetodossusexcesosensordecedores,nopodíasertanopresivocomosusrecuerdos.Mejoreso,pensó,ytratodeabrirlosojos.Peronoqueríandespegarse;seloshabíanselladoconlágrimas,conpusoconagujaehilo.

Pensó en las palabras de los Cenobitas; los anzuelos, las cadenas. ¿Lo habíansometidoaunacirugíasimilar,dejándoloencerradodetrásdesusojosconeldesfiledesupropiahistoria?

Temiendoporsupropiacordura,Frankcomenzóahablarles,aunqueyanoestabasegurodequeestuvieranlobastantecercaparaescucharlo.

¿Porqué?—preguntó—.¿Porquémehacenesto?Elecodesuspalabrasrugióensusoídos,peroapenas leprestoatención.Otras

impresiones sensoriales emergían del pasado para atormentarlo. La niñez aun sedemorabaensulengua(lecheyfrustración),peroahoraseagregabansentimientosde

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adulto. ¡Había crecido! Era bigotudo y poderoso; de manos pesadas, de tripasgrandes.

Losplaceresjuvenileshabíantenidoelencantodelanovedad,peroamedidaqueavanzaban los años y la moderada sensación perdía potencia, había necesitado deexperiencias cada vezmás fuertes.Y ahí estaban de nuevo,más incisivas aun porestarenlaoscuridad,enelfondodesucabeza.

Sintiósaboresinnombrablesenlalengua:amargo,dulce,ácido,salado;sintióelolordelasespecias,delamierdaydelcabellodesumadre;viociudadesycielos;viovelocidad,vioprofundidades;partióelpanconhombresahoramuertosyelcalordesusalivaleescaldolasmejillas.

Y,porsupuesto,habíamujeres.Siempre en medio del aturdimiento y la confusión, aparecían recuerdos de

mujeres,asaltándoloconsusaromas,sustexturas,sussabores.Laproximidaddeeseharénloexcito,apesardelascircunstancias.Seabriólos

pantalones y se acaricio el miembro, mas ansioso de derramar la simiente paralibrarsedeesascriaturasqueparasentirplacer.

Mientrassetocaba,eralejanamenteconscientedequedebíaestarofreciendounpanorama lamentable: un ciego enun cuarto vació, excitadopor un sueño.Pero elorgasmo malgastado, sin gozo, no logro atemperar la inexorable exhibición. Leflaquearonlasrodillasysucuerposederrumbosobreelpisodemadera,dondehabíacaído el semen.Al tocar el suelo sintió un espasmode dolor, pero la reacción fuearrastradaporotraoladerecuerdos.

Rodóhastaquedardeespaldasygrito,gritoyrogóquetodoterminara,perolassensaciones se intensificaron todavía mas; a cada oración implorando que sedetuvieran,respondíandisparándosehacianuevasalturas.

Las suplicas se volvieron un solo sonido; el pánico eclipsaba las palabras y susignificado.Parecíaquetodoestonuncatendríafin,sinolocura.Ningunaesperanza,sinolapérdidadetodaesperanza.

Mientrasformulabaesteultimoydesesperadopensamiento,eltormentoacabo.Degolpe,todojunto.Desapareció.Lavista,elsonido,eltacto,elgusto,elolor.

Abruptamente, lo habían despojado de todos ellos. Entonces transcurrieron unossegundosduranteloscualesdudodesupropiaexistencia.Doslatidosdesucorazón;tres;cuatro.

Enelquintolatido,abriólosojos.Lahabitaciónestabavacía,laspalomasylosfrascosconpishabíandesaparecido.Lapuertaestabacerrada.

Cautelosamente,sesentó.Lehormigueabanlasextremidades;ledolíalacabeza,tambiénlasmuñecasylavejiga.

Y entonces…unmovimiento que vio en el lado opuesto del cuarto le llamo laatención.

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Dondedosminutosantessolohabíaunespaciovació,ahorahabíaunafigura.EraelcuartoCenobita,elquenohabíahabladonimostradosurostro.Noeraél, segúnnotabaahora,sinoella.Sehabíaquitadolacapuchaquellevaba,aligualquelaropa.Lamujerquehabíadebajoeragrisperofulguraba;teníaloslabiosensangrentadosylas piernas muy abiertas para dejar al descubierto el pubis elaboradamenteescarificado.Estabasentadasobreunapiladecabezashumanasendescomposiciónyledabalabienvenidaconunasonrisa.

Laantagóniadesensualidadymuertelodejoapabullado.¿Podíaalbergaralgunadudadequelamujerhabíaeliminadoaesasvictimaspersonalmente?Debajodesusuñashabíapodredumbre,ylaslenguasdelosmuertos—veinteomás—sealineabansobre susmuslos aceitados, como esperando para entrar. Tampoco dudo en pensarqueloscerebrosqueahorachorreabandelasorejasylasfosasnasalesdelasvictimashabían sido empujados a la locura antesdequeungolpeounbesodetuvieran suscorazones.

Kircherlehabíamentidoohabíasidoobjetodeunhorribleengaño.Nohabíaunaatmósferadeplacer,almenosnodeplacercomolahumanidadloentendía.

HabíacometidounerroralabrirlacajadeLemarchand.Unmuyterribleerror.—Ah,¿asíqueyaterminastedesoñar?—dijolaCenobita,estudiándolo,mientras

él,acostadoenelpisodemadera,jadeaba—.Bien.La mujer se puso de pie. Las lenguas cayeron al suelo, como una lluvia de

babosas.—Ahorapodemoscomenzar—dijoella.

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Dos

1

—Noesloqueyoesperaba—comentoJuliamientrasestabanenelpasillo.Eralahoradelcrepúsculo;unfriódíadeagosto.Noeraelmomentoidealparaverunacasaquehabíaestadovacíatantotiempo.

—Necesitatrabajo—dijoRory—.Nadamás.Nolahantocadodesdequemuriómiabuela.Soncasi tresaños.Yestoysegurodequemiabuelanunca lehizonadadurantelosúltimosañosdesuvida.

—¿Yestuya?—Mía y de Frank. La heredamos los dos. ¿Pero cuando fue la última vez que

alguienvioamihermanomayor?Ellaseencogiódehombros,comosinopudierarecordarlo,aunquelorecordaba

muybien.Unasemanaantesdelaboda.—AlguienmedijoqueelveranopasadoFrankestuvounosdíasaquí.Encelo,sin

duda.Despuéssefueotravez.Notieneinterésenestapropiedad.—Pero,¿ysinosmudamos,yentoncesélvuelveyreclamalosuyo?—Le compro su parte. Consigo un préstamo del banco y le compro su parte.

Siempreandanecesitadodeefectivo.Juliaasintió,peronopareciódeltodoconvencida.—Notepreocupes—dijoél,acercándoseaellayenvolviéndolaensusbrazos—.

Este lugar es nuestro, muñeca. Podemos pintarlo, adornarlo y convertirlo en elparaíso.

Estudió el rostrode ella.Aveces—particularmente cuando laduda la sacudía,comoahora—subellezacasiloasustaba.

—Confíaenmi—dijoél.—Confío.—Muybien,entonces.¿Quéteparecesiempezamosamudarnoseldomingo?

2

DomingoEnestapartede laciudad, seguíaconsiderándoseelDíadelSeñor.Aunque los

propietariosdeesascasasbienvestidasydeesosniñosbienplanchadosnocreyeranen nada, igual respetaban el Sabbath.Cuando estaciono la camioneta deLewton ycomenzaron a descargar, algunos apartaron las cortinas para espiar. Unos pocosvecinos curiosos llegaron incluso a pasar una o dos veces delante de la casa,

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caminandoperezosamente,conelpretextodepasearalosperros,peroningunohabloconlosreciénllegados,nimuchomenosseofrecióaayudarlosconlosmuebles.Eldomingonoeradíaparaderramarelsudordelafrente.

Julia se encargo de desembalar, mientras Rory organizaba la descarga de lacamioneta;LewtonyelLocoBobproporcionabanmúsculosadicionales.NecesitaroncuatroviajesparatransferirelgruesodelascosasdelacalleAlexandra,yalfinalizarel día aun quedaba una buena cantidad de chucherias que habría que ir a buscardespués.

Aesodelasdosdelatarde,Kirstyaparecióenlapuerta.—Vineaversinecesitabanquelesdieraunamano—dijo,conuntonodevaga

disculpaenlavoz.—Bueno,serámejorqueentres—dijoJulia.Regresóalasala,queerauncampo

debatallaenelquesolotriunfabaelcaos,ymaldijosilenciosamenteaRory.Invitaral alma en pena para que ofreciera sus servicios era cosa de él, sin ninguna duda.Kirsty seriamás un estorboqueuna ayuda; sus desvaríos, susmodales de personaperpetuamentefrustrada,leponíanaJulialosnerviosdepunta.

—¿Quépuedohacer?—preguntoKirsty—.Rorymedijo…—Si—dijoJulia—.Claroquetedijo.—¿Dóndeesta?Rory,digo.—Fueacargarotravezlacamioneta,paraseguirsumandodesgracias.—Ah.Juliasuavizosuexpresión.—Sabes,esmuyamabledetuparte—dijo—acercartehastaaquí,perocreoque

porelmomentonohaymuchoquepuedashacer.Kirstysesonrojoligeramente.Desvariaba,peronoeraestúpida.—Ya veo—dijo—. ¿Estas segura? ¿No puedo…? Es decir… ¿quieres que te

prepareunatazadecafé,talvez?—Café—dijoJulia.Laidealehizotomarconcienciadelosecaqueselehabía

puestolagarganta—.Si—concedió—.Noesmalaidea.La preparación del café no careció de ciertos traumasmenores. Ninguna tarea

encaradaporKirstyeratotalmentesimple.Sequedoparadaenlacocina,calentandoaguaenunacacerolaquedemoraronuncuartodehoraenencontrar,pensandoqueprobablemente no era conveniente haber venido, después de todo. Julia siempre lamirabadeunaformamuyextraña,comosiestuvieralevementedesconcertadaanteelhechodequeno lahubieranahogadoalnacer.Noimportaba.Rory lehabíapedidoqueviniera,¿no?Yconesainvitaciónbastaba.NohubierarechazadolaoportunidaddeverlosonreírniporcienJulias.

Lacamionetallegoveinticincominutosdespués,minutosenlosquelasmujeresintentarondosvecesiniciarunaconversación,fracasandolasdosveces.Teníanmuy

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pocoencomún:Julia,ladulce,lahermosa,ladestinatariadelasmiradasylosbesos,yKirsty,lachicadepálidosapretonesdemano,cuyosojosjamáseranmásbrillantesquelosdeJuliadiezañosantesodiezañosdespués.HaciamuchotiempoqueKirstyhabíadecididoquelavidaerainjusta.¿Peroporque,despuésdeaceptaresaamargaverdad,lascircunstanciasinsistíanenrefregárselaenlacara?.

Subrepticiamente,observotrabajaraJuliayleparecióqueesamujereraincapazdecualquier fealdad.Cadagesto—apartarseunmechóndepelode losojosconeldorso de la mano, limpiar el polvo de una taza favorita— estaba imbuido de unagracia natural. Viendo eso, Kirsty entendió la adoración perruna que le profesabaRoryyalentenderlovolvióaperderlasesperanzas.

Finalmente, entro él, frunciendo los ojos y sudando. El sol de la tarde estabaferoz.Lesonrió,exhibiendolahilerairregulardedientesqueKirstyhabíaencontradotanirresistiblesdesdeelprimermomento.

—Mealegraquepudierasvenir—dijoél.—Estoy feliz de poder ayudarte—respondió ella, pero él ya había desviado la

miradahaciaJulia.—¿Cómovatodo?—Meestoyvolviendoloca—ledijoella.—Bueno,ahorapodrásdescansardetustareas—dijoél—.Enesteviajetrajimos

lacama—.Lededicounguiñocómplice,peroellanolecorrespondió.—¿Puedoayudaradescargar?—seofrecióKirsty.—LoestánhaciendoLewtonyBob—fuelarespuestadeRory.—Ah.—Perodaríaunbrazoyunapiernaporunatazadeté.—Noencontramoselté—ledijoJulia.—Oh.¿Quizásuncaféentonces?—Claro—dijoKirsty—¿Yparalosotrosdos?—Poruncaféseriancapacesdematar.Kirstyregresoalacocina,llenolacacerolitahastaelbordeyvolvióacolocarla

sobrelahornalla.Desdeelcorredor,oyóaRorysupervisandolasiguientedescarga.Eralacama,lacamamatrimonial.Aunquetratocontodassusfuerzasdeapartar

desumente la ideadeélabrazandoaJulia,nopudo.Mientrasmiraba fijamenteelagua, mientras esta se calentaba, se agitaba y finalmente hervía, esas mismasimágenesdolorosasdelplacerentreellosdoslevolvieronalamenteunayotravez.

3

Mientraseltríonoestaba—habíanidoabuscarelcuartoyúltimocargamentodeldía—. Julia perdió la paciencia con el desembalaje. Era un desastre, dijo; habían

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empaquetadoycolocadoencajonestodaslascosasenelordenequivocado.Seveíaobligada a exhumar elementos perfectamente inútiles para tener acceso a lasnecesidadesmínimas.

Kirstypermanecióensilencioyensulugarenlacocina,lavandolastazassucias.Maldiciendomasfuerte,Juliaabandonoelcaosysalióafumaruncigarrilloenel

escalónde laentrada.Seapoyocontra lapuertaabiertay respiroel airedoradodepolen. Aunque recién era 21 de agosto, el aroma de la tarde ya tenía un gustilloahumadoquepresagiabaelotoño.

Habíaperdido lanociónde lo rápidoquehabíapasadoeldía, a juzgarporunacampana que comenzó a tocar vísperas: el volumen de los tañidos aumentaba ydisminuía enoleadasperezosas.Eraun sonido tranquilizador.Lahizopensar en laniñez,peronoenundíaoenunlugarenespecial,oalmenosenningunoqueellarecordara.Sencillamenteenserjoven,enelmisterio.

Habíanpasadocuatroañosdesdelaúltimavezqueentraraenunaiglesia:eldíade su boda con Rory, para ser exactos. La idea de ese día —o más bien de laspromesasquenosehabíancumplido—leamargoelmomento.Sealejodelapuerta,mientraslascampanasdoblabancontodasuenergía,yvolvióaentrarenlacasa.

Despuésdelcontactofrontaldesurostroconelsol,elinteriorlepareciólúgubre.Depronto,sesintiócansadaalpuntodeecharseallorar.

Antesdeapoyarlacabezaydormiresanochetendríanquearmarlacama,perotodavíanohabíandecididocualserialahabitacióndestinadaaldormitorioprincipal.Lo haría ahora, decidió, y así evitaría tener que regresar a la sala y a la siempreplañideraKirsty.

Lacampanaseguíareplicandocuandoabriólapuertadelcuartodelprimerpisoquedabaalacalle.Eralahabitaciónmásgrandedelastresquehabíaarriba—unaopción natural— pero hoy no le había entrado el sol (ni ningún día ese verano)porquelaspersianasestabancerradas.Enconsecuencia,elcuartoestabamásfrióquecualquierotrolugardelacasa,elaireestancado.Cruzoelpisodemaderamanchado,rumboalaventana,conintencionesdeabrirlaspersianas.

Enelantepecho,algoextraño.Laspersianashabíansidofuertementeclavadasalmarcodelaventana,anulandoefectivamentecualquierintrusióndevidaprovenientedelacalleiluminadaporelsol.Tratodearrancarlatelaperonotuvoéxito.Elobrero,quienquieraquehubiesesido,habíahechountrabajoaconciencia.

No importaba; cuando Rory volviera, le pediría que quitara los clavos con elmartillo.Ledio la espaldaa laventanay, alhacerlo, fue repentinay forzosamenteconsciente de que la campana seguía llamando a los fieles. ¿No venia nadie estanoche? ¿El anzuelo no estaba lo bastante encarnado con promesas del paraíso?Laidea estaba viva en ella solo a medias; por momentos se debilitaba. Pero lascampanadassiguieronreverberandoen lahabitación.Concada tañido,susbrazosy

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piernas,yadoloridosdefatiga,parecíanabatirsecadavezmás.Lacabezalelatíadeunmodointolerable.

Lahabitacióneraodiosa,decidió;teniaolorarancioysusparedessumergidasenlastinieblaseranviscosas.

Apesardel tamañodelcuarto,nopermitiríaqueRory laconvencieradeusarlocomodormitorioprincipal.Quesepudriera.

Comenzó a caminar hacia la salida, pero al encontrarse a unmetro de esta losrincones del cuarto comenzaron a crujir y la puerta se cerro de golpe. Sus nerviosaullaron.Eraloúnicoquepodíahacerparanoestallarensollozos.

Envezdellorar,dijo:—Vetealdiablo.Y aferró el picaporte. Este giro con facilidad (¿por que no iba a ser así?; sin

embargo,sintióalivio)ylapuertaseabriódeparenpar.Desdeelpasillodelaplantabajaascendíaunrociódecalidezydeluzocre.

Cerrolapuertaasusespaldasy,conunaextrañasatisfaccióncuyosorígenesnopudoonoquisodesentrañar,echollavealcerrojo.

Altiempoquelohacia,lascampanadasdejarondesonar.

4

—Peroeseldormitoriomásgrande…—NomegustaRory.Eshúmedo.Podemosusareldormitorioquedaalfondo.—Sipodemosconseguirqueesamalditacamapaseporlapuerta.—Claroquepodemos.Sabesquepodemos.—Me parece que es desperdiciar un buen dormitorio —protesto él, sabiendo

perfectamentebienqueestoerairreversible.—Hazlecasoamamá—ledijoella,ylesonrióconunamiradacuyobrilloestaba

muylejosdesermaternal.

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Tres

1

Lasestacionessebuscanunaalaotra,comoelhombreylamujer,afindepodercurarsedesuspropiosexcesos.

Laprimavera,sisedilatamásdeunasemanadesulímitefinal,comienzaasentiransiasdequeelveranopongafinalosdíasdepromesasperpetuas.Elverano,asuvez,prontocomienzaasudar,pidiendoalgoqueaplaquesucaloryelmásmórbidodelosotoñosfinalmenteacabaporcansarsedelabenevolenciaymueredeganasdequeunarápidaypenetranteescarchaaniquiletodasufecundidad.

Incluso el invierno —la estación más dura, más implacable— sueña con lasllamasqueenbreveloderretirán,mientrasfebreroavanzalentamente.Coneltiempo,todas lascosas secansanycomienzanabuscaralgúnoponenteque las salvede simismas.

Entonces,cuandoagostodiopasoaseptiembre,seoyeronmuypocasquejas.

2

Con trabajo, la casa de la calle Ludovico comenzó a tener un aspecto máshospitalario.Hastalosvisitaronalgunosvecinosque—despuésdehaberseformadounjuiciosobrelapareja—leshablaronlibrementedecuantosealegrabandequeelnúmero cincuenta y cinco estuviera otra vez ocupado. Solo uno de ellos llego amencionaraFrank,refiriéndoseaunextrañosujetoconelquesehabíacruzadoyquehabía vivido en la casa por unas semanas durante el verano anterior. Hubo unmomentodeincomodidadcuandoRoryreveloqueelinquilinoerasuhermano,perolasituaciónprontofueolvidadagraciasaJulia,cuyoshechizosnoconocíanlímites.

Rory apenas había mencionado a Frank durante los años de matrimonio quellevaba con Julia, aunque él y su hermano tenían una diferencia de edad de solodieciochomesesy,deniños,habíansidoinseparables.JuliasehabíaenteradodeestoduranteunataquedeborracheranostálgicadeRory—unoodosmesesantesde laboda—, en el que le había habladodeFrank largoy tendido.Había sidoun relatomelancólico.Unavezsuperadalaadolescencia,lossenderosdeloshermanoshabíandivergidoconsiderablementeyRory lo lamentaba.Lamentaba todavíamáseldolorqueocasionabaasuspadreslasalvajevidadeFrank.ParecíaquecuandoFrankhaciasuaparición,cadamuertedeobispo,surgidodecualquierrincóndelplanetaenelquehubiera estado perdiendo el tiempo, solo acarreaba dolor. Los cuentos de susaventurasen losabismosde lacriminalidad, suscharlas sobreprostitutasy rateros,

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consternabanalafamilia.Perohabíacosaspeores,oalmenosesodecíaRory.Ensusmomentosmasdescontrolados,Frankhablabadeunavidatranscurridaeneldelirio,deunapetitopornuevasexperienciasquenoreconocíaningúnmandatodelamoral.

¿Había sido el tono del relato de Rory, mezcla de repulsión y envidia, lo quehabía acicateado tanto la curiosidad de Julia? Cualquiera fuese la razón, pronto ladominounacuriosidadimposibledeaplacarsobretodoloreferenteaeseloco.

Después, apenas dos semanas antes de la boda, apareció la oveja negra enpersona.Últimamentelascosaslehabíanidobien.Teníaanillosdeoroenlosdedosyla piel tersa y tostada. Había muy pocas señales externas del monstruo que Roryhabía descrito. El hermano Frank era tan suave como una piedra pulida. Juliasucumbióasusencantosenellapsodeunashoras.

Sobrevinounaépocaextraña.Amedidaquelosdíasavanzabanhacialafechadelaboda,Juliasedescubríapensandocadavezmenosensufuturomaridoycadavezmásenelhermano.Noerantotalmentedisímiles:unaciertacadenciadesusvocesylos modales desenvueltos eran los signos que indicaban el parentesco. Pero, a lascualidades de Rory, en Frank se sumaba algo que su hermano nunca tendría: unhermosofuror.

Loqueocurriódespuésacasoera inevitable;pormasqueJuliahubiese luchadocontrasusinstintoscontodassusenergías,nohabríalogradootracosaqueposponerlaconsumacióndeloquesentíanelunoporelotro.

Almenos,esafuelaexcusaconlaqueJuliatratodejustificarsemastarde.Perocuandoterminodeautorecriminarsesiguióguardandocomountesoroelrecuerdodesuprimer—yúltimo—encuentroconFrank.

Cuándo llegoFrank,Kirsty estaba en la casa, ¿verdad?, encargándosede algúnpreparativo para la boda. Pero, por esa telepatía que acompaña al deseo (y que seesfumaconél),Juliasupoquehoyeraeldía.DejoaKirstyhaciendounalistaoalgoasí llevo a Frank arriba, con el pretexto de enseñarle el vestido de novia. Así eracomoJulialorecordaba:Franklepidióverelvestido;ellasepusoelvelo,riéndosealimaginarsevestidadeblanco,ydeprontoélsepusoasuladoylelevantoelvelo,yellasiguióriendoyriendo,comotratandodeaveriguarcualeralaintensidaddesuspropósitos.Sinembargo,élno seenfriócon las risas,ni tampocoperdióel tiempocondelicadezasparaseducirla.Elsuaveexteriordiopaso,casiinmediatamente,aunamateriamáscruda.En todos losaspectos, salvoenelhechodequecontabaconelconsentimientodeJulia,lacopulahizogaladetodalaagresiónylaausenciadegozodeunaviolación.

Lamemoria,porsupuesto,endulzabalosacontecimientos;enloscuatroaños(ycincomeses)quehabíanpasadodeaquellatarde,Juliahabíarememoradolaescenaconfrecuencia.Ahora,alrecordarla,lasmagulladurassufridasleparecíantrofeosdelapasión;suspropiaslagrimas,pruebapositivadeloquesentíaporél.

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Aldía siguiente,Frankdesapareció.VolóaBangkoko la IsladePascua,algúnsitio donde no tuviera deudas de las que hacerse cargo. Julia lo lloró; no pudoevitarlo. Y sus llantos no pasaron desapercibidos. Aunque nunca se discutióexplícitamente, amenudo se preguntaba si el subsiguiente deterioro en su relaciónconRorynohabríacomenzadoentonces:ellapensandoenFrankmientraslehaciaelamorasuhermano.

¿Yahora?Ahora,apesardelcambiodeambientedomesticoydelaoportunidaddecomenzarunanuevavidajuntos,parecíaquelasituaciónconspirabaparavolverarecordarleaFrank.

Noeransololoschismesdelosvecinoslosquelohabíandevueltoasumemoria.Un día, cuando estaba sola en la casa y desembalando diversas pertenenciaspersonales,setopoconvariosálbumesdefotosdeRory.

Muchaseranfotosrelativamenterecientesdeellosdos,juntos,enAtenasyMalta.Pero, enterradas entre las sonrisas transparentes, había algunas fotos que Julia norecordabahabervistoantes(¿Roryse lashabíaescondido?), retratosfamiliaresquedataban de hacia décadas. Una fotografía de la boda de los padres de Rory: unaimagen en blanco y negro, degradada por los años a matices de gris. Fotos debautismos en las que orgullosos abuelos sostenían bebes tapados de ropa conpuntillas.

Yluego,fotografíasdeloshermanosjuntos;debebes,conlosojosgrandes;comoariscosescolares,fotografiadosenexhibicionesgimnásticasyenteatralizacionesdela escuela.Después, en el periodoenque susojosmiraban tímidamentedesdeunaadolescencia llena de acne, la cantidad de fotos mermaba, hasta que, superada lapubertad,lossaposseconvertíanenpríncipes.

AlveraFrankencoloresbrillantes,haciéndoseelgraciosoantelacámara,sintióquesesonrojaba.Habíasidounjovenexhibicionista,cosaprevisible:siemprevestidoa lamoda.Rory, en comparación, se veía desaliñado.Le pareció que esos retratosprimitivosesbozabanlasvidasfuturasdeloshermanos.Frank,elcamaleónsonriente,seductor;Rory,elciudadanodecente.

Finalmente,guardolasfotosydescubrió,cuandosepusodepie,queademásdesonrojarsehabía llorado.Nodearrepentimiento.Esoeraalgoqueno tenia sentido.Eralafurialoquelehaciaarderlosojos.Dealgúnmodo,deuninstanteaotro,sehabíaextraviado.

Tambiénsabia,conperfectacerteza,enquemomentoelcontroldesupropiavidahabíaflaqueadoporprimeravez.Acostadaenlacamacubiertaconelajuardeboda,mientrasFranklecolmabaelcuellodebesos.

3

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Devezencuando,Juliasubíaalahabitacióndelaspersianasselladas.Hasta ahora, habían realizadomuy pocos trabajos de decoración en el piso de

arriba,prefiriendoorganizarprimerolaszonasexpuestasalamanerapública.Porlotanto,eldormitoriohabíaquedadointacto.Inexplorado,enrealidad,exceptoporesaspocasvisitasdeJulia.

Noestaba seguradeporque subía,nidecómoconsiderarel extrañoacopiodesentimientos que la acosaba mientras estaba allí. Pero había algo en ese oscurointeriorqueledabaunasensacióndebienestar:eraunaespeciedeútero,elúterodeuna mujer muerta. A veces, cuando Rory estaba trabajando, ella ascendía losescalonesysencillamentesequedabasentadaenlaquietud,pensandoennada,oenalgoquenopodíaexpresarconpalabras.

EsasestadíaslahacíansentirraramenteculpableytratabademantenerseapartadadeldormitoriocuandoRoryandabaporahí.Peronosiempreeraposible.Aveces,suspieslallevabanallísintenerinstruccionesdehacerlo.

Asíocurrióesesábado,eldíadelasangre.HabíamiradoaRorymientrastrabajabaenlapuertadelacocina,levantandocon

unformónlasvariascapasdepinturaquerodeabanalasbisagras,cuandoleparecióoír que el dormitorio la llamaba. Satisfecha de que Rory estuviera completamenteenfrascadoensuslabores,subió.

Haciamasfrióquedecostumbreysealegro.Apoyolamanoenlaparedyluegotransfiriólaheladapalmaasupropiafrente.

—Es inútil—murmuro para si misma, imaginándose al hombre que trabajabaabajo.Noloamaba;nomásdeloqueél,rendidoanteelencantodelabellezadesurostro,laamabaaella.Élrasqueteabapinturaensupropiomundo;aquí,muydistantedeél,ellasufría.

Unacorrientedeaireempujolapuertatraseradelpisodeabajo.Juliaoyóquesecerrabadegolpe.

En la planta baja, el sonido hizo que Rory perdiera concentración, el formónresbalo, clavándose profundamente en el pulgar de su mano izquierda. Al ver elchorrodecolorquebrotaba,lanzoungrito.Elformóncayóalsuelo.

—¡Portodoslosdemonios!Ellalooyó,peronohizonada.Emergiendodeunestupordemelancolía,advirtió,

demasiado tarde, que Rory estaba subiendo. Buscando torpemente la llave y unaexcusaparajustificarsupresenciaenelcuarto,sepusodepie,peroélyaestabaenlapuerta,cruzandoelumbral,corriendohaciaella,conlamanoderechacerradasobrelaizquierda.Lasangremanabaenabundancia.Secolabaporentresusdedosyseleescurríaporelbrazo,goteándoledelcodo,dejandomanchatrasmanchasobreelpisodemadera.

—¿Quéhiciste?—lepreguntoella.

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—¿Quéteparece?—dijoélrechinandolosdientes—.Mecorte.Surostroycuellosehabíanpuestodelcolordelamasilladelaventana.Noerala

primeravezqueJulia loveíaasí;enunaocasión,Rorysehabíadesmayadoante lavistadesupropiasangre.

—Hazalgo—dijoélconnauseas.—¿Esprofunda?—¡Nolosé!—legritoél—.Noquieromirar.Rory era un ridículo, pensó ella, pero este no era el momento de ventilar el

desprecioquesentía.Envezdehacerlo,tomolamanosangrantedeRoryenlassuyasy,mientrasélapartabalavista,examinoelcorte.Eradeconsiderabletamañoyseguíasangrandoprofusamente.Sangreprofunda;sangreoscura.

—Creoqueserámejorquetellevealhospital—ledijo.—¿Puedescubrirla?—lepreguntoél,ahoraconlavozdesprovistadeirritación.—Claro.Buscareunavendalimpia.Vamos…—No—dijoél,meneandoelrostroceniciento—.Sidoyunsolopaso,creoque

mevoyadesmayar.—Entoncesquédateaquí—loapaciguoella—.Tepondrásbien.Alnoencontrarenelbotiquíndelbañovendasadecuadasparalacuración,tomo

unospañueloslimpiosdelcajóndeélyregresoaldormitorio.Roryestabaapoyadocontralapared,conlapielbrillantedesudor.Habíapisadolasangrederramada.Juliapercibiósusaborenelaire.

Tranquilizándolo,ledijoconcalmaquenoseibaamorirporuncortedecincocentímetros;leenvolviólamanoconunpañuelo,atoelotroalrededordeesteyluegoloescolto,mientraséltemblabacomounahoja,escalerasabajo(escalónporescalón,comounniño)yhastaelauto.

Enelhospital,esperaronunahoraenlafiladeheridosambulatoriosantesdequefinalmente lo atendieran y lo cosieran. A Julia le resultaba difícil saber, enretrospectiva, que era lo mas cómico del episodio: la debilidad de Rory o laextravagantegratitudqueleexpresodespués.Cuandoelexcesodeelogiosselehizodemasiadrepugnante,Julialedijoquenoqueríaqueledieralasgracias,yeracierto.

Noqueríanadaqueélpudieraofrecerle,excepto,talvez,suausencia.

4

—¿Limpiasteelpisodeldormitoriohúmedo?—lepreguntoJuliaaldíasiguiente.Lo llamaban “el dormitorio húmedo” desde aquel primer domingo, aunque, delcielorrasoalzócalo,nohabíaseñalesdehongosenlahabitación.

Roryapartolamiradadelarevista.Bajosusojoscolgabangrisesmedialunas.Nohabía dormido bien, según le había dicho. Un dedo cortado y ya había tenido

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pesadillasdemuerte.Ella,porelcontrario,habíadormidocomounbebé.—¿Quédijiste?—lepreguntó.—Elpiso…—volvióadecirella—.Habíasangreenelpiso¿Lalimpiaste?Elmeneolacabeza.—No—dijosencillamente,yvolvióalarevista.—Bueno,yotampoco—dijoella.Éllededicounasonrisaindulgente.—Eres un ama de casa tan perfecta… —dijo—. Cuando haces las cosas ni

siquieratedascuenta.Eltemaquedocerradoallí.Aparentemente,élsecontentabaconcreerqueJulia

estabaperdiendolacordura.Ella, por el contrario, tuvo la extrañísima sensación de que estaba a punto de

volveraencontrarla.

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Cuatro

1

Kirstyodiabalasfiestas.Lassonrisaspegadasconengrudoparataparelpánico,lasmiradas que había que interpretar y lo peor de todo: la conversación.No teníanadaquedecirquefueradelmenorinterésparaelmundo;haciamuchotiempoquesehabíaconvencidodeeso.

Habíavistodemasiadosojosvidriososparacreerlocontrario;sabiadetodoslosartilugiosconocidosporelhombreparaapartarsecortésmentedelacompañíadelagente insulsa, desde “Discúlpame, creo que por allá esta mi contador” hasta caerdesmayadosasuspiesdetanborrachos.

PeroRoryhabía insistido enqueviniera a la fiestade inauguraciónde la casa.Solo algunos amigos íntimos, le había prometido. Ella había aceptado, sabiendodemasiado bien que escenario la aguardaba en caso de negarse. Quedarseapáticamente en casa, inmersa en un caldo de auto-reproches, maldiciendo sucobardíaypensandoeneldulcerostrodeRory.

Lareuniónnoresultoseruntormentotanterrible.Habíasolonueveinvitadosentotal;ellalosconocíavagamenteatodos,loquefacilitolascosas.Nadieesperabaqueella fuese el alma de la fiesta, solo que asintiera y riera cuando correspondiera.YRory—conlamanoaunvendada—estabaenunodesusmejoresmomentos,llenodecándidabonhomía.Kirsty,incluso,sepreguntosiNeville,unodeloscompañerosdetrabajo deRory, no le estaba haciendoojitos detrás de las gafas, sospecha que fueconfirmadaalpromediarlavelada,cuandoélefectuóvariasmaniobrashastaubicarseasuladoylepreguntositeniainterésenlacríadegatos.Ellacontestoqueno,peroquesiempreleinteresabanlasnuevasexperiencias.Nevillepareciófascinadoy,conestefrágilpretexto,procedióaacosarlaconinvitacionesabeberlicorduranteelrestodelanoche.Aldarlasonceymedia,Kirstyeraundespojomareadoperofelizyelcomentariomásintrascendenteleproducíaataquesderisacadavezmásintensos.

Pocodespuésdemedianoche,Juliadeclaroqueestabacansadayqueríaacostarse.Lafrasefueinterpretadacomounaseñalparainiciarladispersióngeneral,peroRoryno lo permitió. Se levanto y se puso a llenar las copas antes de que nadie tuvieraoportunidad de protestar. Kirsty estaba segura de haber visto una expresión dedisgustoenlacaradeJulia;elgestodesaparecióenseguida,elentrecejoyanoestabaarrugado. Julia se despidió, recibió profusas felicitaciones por su hábil preparacióndelhígadodeterneraysefuealacama.

Los impecablementehermososeran impecablemente felices, ¿verdad?AKirsty,estosiempre lehabíaparecidounaobviedad.Esanoche,sinembargo,elalcohol le

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hizo preguntarse si la envidia no la habría cegado.Tal vez, ser impecable era otraformadesertriste.

Perosucabezadabavueltasyenestemomentoeraineficazparatalesreflexiones,yalsegundosiguienteRoryestabadepieycontandounchistesobreungorilayunjesuitaquelahizoatragantarseconlabebida,inclusoantesdequellegaralapartedelasvelasvotivas.

Arriba, Julia oyó un nuevo estallido de risas. Realmente estaba muy cansada,comohabíaafirmado,peronoeraélhabercocinadoloquelahabíadejadoexhausta.Eraelesfuerzoporahogareldesprecioquesentíaporlosmalditostontosqueestabanreunidosenelsalóndeabajo.Unavezhabíallamadoamigosaesosretardados,consuspobreschistesysuspretensionesaunmáspobres.Habíaparticipadoensujuegodurante varias horas; era suficiente. Ahora necesitaba un lugar fresco, algo deoscuridad.

Ni bien abrió la puerta del dormitorio húmedo, supo que las cosas no estabancomoantes.Laluzdelalámparasinpantalladelpasilloiluminabalastablasdelpisodonde había caído la sangre de Rory, ahora tan limpias como si las hubiesenrasqueteado. Mas allá de donde alcanzaba la luz, la habitación se sumía en laoscuridad.Diounpasoal interiorycerro lapuerta.Asusespaldas,elcerrojohizoclic.

Laoscuridaderacasiperfectaysealegrodequeasífuera.Susojosdescansaronconlanoche,consusheladassuperficies.

Entonces,desdeelotroladodelcuarto,escuchounsonido.Noeramasfuertequeelrumordeunacucarachacorriendodetrásdeloszócalos.

Pasadosunossegundos,cesó.Escuchosupropiarespiración.Volvióaoírlootravez.Estavez,leparecióqueelruidoobedecíaaalgúnesquema,auncódigoprimitivo.

Abajoestabanriendocomolunáticos.Esesonidoleprovocodesesperación.¿Quénoharíacontaldelibrarsedesemejantecompañía?.

Tragosalivaylehabloalaoscuridad.—Teoigo—dijo,sinestarseguradeporquelebrotabanesaspalabrasoaquien

estabandirigidas.Losrasqueteosdelacucarachacesaronporunmomentoyluegorecomenzaron,

másapremiantes.Seapartodelapuertaysedesplazohaciaelruido.Estecontinuo,comosilaestuvierallamando.

En la oscuridad, era fácil calcular mal; alcanzo la pared antes de lo esperado.Levantando las manos, comenzó a recorrer el yeso pintado con las palmas. Lasuperficie no era uniformemente fría. Había un lugar—ella calculo que estaba amitaddecaminoentrelapuertaylaventana—dondeelfriósevolvíatanintensoquetuvoqueinterrumpirelcontacto.Lacucarachadejodeescarbar.

Hubo un momento en el cual, totalmente desorientada, agito los brazos en la

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oscuridad y el silencio. Y después algo se movió delante de ella. Un espejismomental,supuso,porqueaquísolopodíaexistirlaluzimaginaria.

Peroelespectáculoquesiguióledemostróelerrordeesapresunción.La pared estaba iluminada, o mejor dicho, algo que estaba detrás de la pared

brillaba con una fría luminiscencia que hacia que los sólidos ladrillos parecieranmateriainsustancial.Mástodavía, laparedparecíaestarpartiéndose,sussegmentosse deslizaban y dislocaban como el artefacto de un mago: paneles aceitados querevelaban cajas ocultas, cuyos lados, a su vez, se desplomaban para revelar másescondrijos. Julia observo fijamente, sin atreverse siquiera a pestañear por temor aperderse algún detalle de este extraordinario juego de prestidigitación, mientras elmundoseseparabaenpedazosantedesusojos.

Entonces,súbitamente,enalgúnsitiodeestesistemacadavezmaselaboradodefragmentosdeslizantes,vio (o,nuevamente, lepareció ver)unmovimiento.Reciénahora, se percato de que había estado conteniendo la respiración desde quecomenzaraeldespliegueyqueestabacomenzandoamarearse.Tratodeexpulsarelaireviciadodelospulmonesytomarunabocanadadeairelimpio,perosucuerposeresistíaacumpliresasencillaorden.

En algún lugar dentro de ella, comenzó a latir el pánico.El truco demagia yahabíaterminado,dejandoaunapartedeJuliaadmirandocontotaldesapasionamientoel tintineo de lamúsica que salía de la pared, y a la otra parte luchando contra elmiedoqueascendíapasoapasoporsugarganta.

Otravez, tratode tomaraire,peroeracomosi sucuerpohubiesemuertoyellaestuvieramirándolodesdeafuera,incapazahoraderespirar,pestañearotragarsaliva.

Elespectáculodelaparedquesedesplegabayahabíacesadoporcompleto;vioquealgofluctuabaporlosladrillos,lobastanteirregularparaserunasombraperocondemasiadasustancia.

Era humano, según pudo apreciar, o lo había sido. Pero el cuerpo había sidodesgarradoyvueltoacoser,y lamayorpartede laspiezasfaltaban,obienestabanretorcidasyennegrecidas,comosilohubieranmetidoenunhorno.Habíaunojoquela miraba, centelleante, y la escalera de una espina dorsal, con las vértebrasdespojadasdemúsculo:unospocosfragmentosreconociblesdeanatomía.Nadamás.Que semejante cosa pudiera estar viva desafiaba toda razón…la poca carne queposeíaestabairremediablementepodrida.Sinembargo,estabaviva.Elojo,apesardelamanchadehongosenqueestabaenraizado,laestudiocentímetroacentímetro,dearribaabajo.

Julianosentíamiedoensupresencia.Lacosaera,pormucho,másdébilqueella.Se revolvióunpocoensuprisión,buscandoalgunamigajadecomodidad.Peronohabíaninguna,menosparaunacriaturaque tenia losdeshilachadosnerviosal aire,sobre losbrazos sangrantes.Cualquier lugardondeapoyara el cuerpo leprovocaba

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dolor; Julia losabíasin lugaradudas.Le tenia lastima.Yconesa lastima, llegoelalivio.Sucuerpoexpulsoelairemuertoeinhaloairevivo.Sucerebro,famélicodeoxigeno,dabavueltas.

Mientrasesosucedía,lacosahablo:unagujeroabiertoenladesolladaesferaqueeralacabezadelmonstruoemitióunaúnicaeingrávidapalabra.

Lapalabrafue:—Julia.

2

Kirstydejoelvasoytratodeponersedepie.—¿Dóndevas?—lepreguntóNeville.—¿Dóndecrees?—replicoella,haciendounesfuerzoconcienteparanoarrastrar

laspalabras.—¿Necesitasayuda?—inquirióRory.Porelalcohol,tenialaspestañasperezosas,

lasonrisamásperezosatodavía.—Estoy bien entrenada —respondió ella; la respuesta fue festejada con

carcajadas a diestra y siniestra. Estaba contenta consigo misma; las respuestasingeniosas sacadas de la manga no eran su fuerte. Se dirigió a la puerta,tambaleándose.

—Eslaúltimapuertadeladerecha,alfinaldelpasillo—leinformoRory.—Yalosé—dijoella,yavanzohaciaelcorredor.Normalmente no disfrutaba de la sensación de estar ebria, pero esta noche se

estabarevelando.Sentíalasextremidadesflojas,peromañanaseriaotrodía.Porestanoche,estabavolando.

Llegotrabajosamentehastaelbañoydescargolavejigadolorida;despuésseechounpocodeaguaalacara.Terminadoesto,comenzósuviajederegreso.

Habíaavanzado trespasosporelpasillocuandosediocuentadeque,mientrasella estaba en el baño, alguienhabía encendido la luzydeque esemismoalguienahoraestabadepie,aunospocosmetrosdedistancia,frenteaella.Sedetuvo.

—¿Hola?—dijo.¿Elcriadordegatoslahabíaseguidoarriba,conlaesperanzademostrarlequenoestabacastrado?.

—¿Erestu?—preguntoella,borrosamenteconscientedequeestaeraunalíneadeinterrogatoriodesingularinutilidad.

Nohuborespuestaysepusounpocoincomoda.—Vamos—dijo, intentandoun tono jocosoqueesperaba lograraenmascarar su

ansiedad—,¿Quiénandaahí?—Yo—dijoJulia.Suvozsonabarara.Muydegarganta;talvezestaballorando.—¿Estasbien?—lepreguntoKirsty.Deseópoderverlelacara.

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—Si—fuelarespuesta—.¿Porquénoibaaestarlo?—Enellapsodeesasseispalabras,laactrizJuliarecuperoelcontrol.Seleaclarolavoz;eltonosealigero—.Es que estoy cansada…—continuo—. Parece que la están pasando muy bien alláabajo.

—¿Notedejamosdormir?—Oh,Dios, no—salto a borbotones la voz—.Solo iba al baño.—Unapausa;

luego—:Vuelveabajo.Diviértete.Al oír esta indirecta,Kirsty volvió a avanzar por el pasillo, hacia ella. Julia se

apartoaúltimomomento,evitandohastaelmáslevecontactofísico.—Queduermasbien—dijoKirstydesdelacimadelaescalera.Peronohuborespuestadepartedelasombraqueestabaenelpasillo.

3

Julianodurmióbien.Niesanoche,niningunadelasnochesquesiguieron.Lo que había visto en el dormitorio húmedo, lo que había oído y, finalmente,

sentidoerasuficienteparaapartarlossueñostranquilosparasiempre,oesocomenzóacreer.

Él estaba aquí. El hermanoFrank estaba aquí, en la casa…yhabía estado aquítodoel tiempo.Separadodelmundoenqueellavivíay respiraba,pero lobastantecercacomoparaestablecerelfrágilylastimosocontactoquehabíaestablecido.Julianoteniapistaalgunadelascausasymotivosdeesasituación;eldetritohumanodelaparednodisponíadelaenergíanideltiemponecesariosparexplicarsucondición.

Loúnicoquehabíadicho,antesdequelaparedempezaraacerrarsenuevamentesobreélyquesusdespojosfueran,unavezmas,eclipsadosporelladrilloyelyeso,era “Julia”. Después, simplemente, “Soy Frank”…y, sobre el final, la palabra“Sangre”.

DespuéshabíadesaparecidoporcompletoylaspiernasdeJuliahabíanflaqueado.Habíacaídoamedias,tropezadoamedias,haciaatrás,contralaparedopuesta.

Cuando recupero el discernimiento, no había ninguna luz misteriosa, ningunafiguradevastadaanidandoenlosladrillos.Laaprehensióndelarealidadera,unavezmásabsoluta.

No totalmente absoluta,quizás.Frank seguía allí, en eldormitoriohúmedo.Deesonoteníaningunaduda.Podíaserinvisible,peronoestabaloco.Estabaatrapado,dealgúnmodo,entrelaesferaqueellaocupabayotrolugar:unlugardecampanasydeatribuladaoscuridad.

¿Habíamuerto? ¿Era eso? ¿Perecido en la habitación vacía, el verano anterior,dejandosuespírituallí,alaesperadeunexorcismo?Siasíera,¿Quéhabíaocurridocon sus restos terrenales? Solo un mayor dialogo con el propio Frank, o con sus

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despojos,leproporcionaríaunaexplicación.Teníamuypocasdudasconrespectoa losmediosquedebíaemplearparadarle

fuerzasalalmaenpena.Éllehabíadadolasoluciónsinrodeos.Sangre,habíadicho.Habíapronunciadoesasdossilabasnocomounaacusación,

sinocomounimperativo.LasangredeRoryhabíacaídoenelsuelodeldormitoriohúmedo;acontinuación,

lassalpicadurashabíandesaparecido.Dealgúnmodo,elfantasmadeFrank—siesoera—sehabíaalimentadode lahemorragiade suhermanoyde talmodosehabíanutridoquehabíapodidoasomarse fuerade laceldayestablecereldébil contacto.¿Cuántomáspodríalograrsilaporcióneramásabundante?

PensóenlosabrazosdeFrank,ensurudeza,enlainsistenciadeélensometerla.¿Quénodaríaporgozardenuevodeesainsistencia?Talvezeraposible.Ysiloera—siellapodíabrindarleelsustentoquenecesitaba—¿Franknoestaríaagradecido?¿Nose transformaríaenunamascotadócilobrutal, segúnaellase leantojara?Laidealequitoelsueño.Lequitolacorduraytambiénlatristeza.Sediocuentadeque,entodoestetiempo,habíaestadoenamoradadeFrankydelutoporél.Sihaciafaltasangrepararecuperarlosangreledaría,ynopensaríadosvecesenlasconsecuencias.

En los días que siguieron, descubrió que volvía a sonreír. Rory interpreto elcambiodehumorcomounaseñaldequeellasesentíafelizenlanuevacasa.Elbuenhumordeellaencendiólomismoenél.Roryseaplicoaladecoraciónconrenovadosánimos.

Muypronto,dijo,sepondríaatrabajarenelsegundopiso.Ubicaríaelorigendelahumedaddeldormitoriograndeyloconvertiríaenuncuartodignodeunaprincesa.

Cuandolehablodeltema,ellalobesoenlamejillayledijoquenoteniaapuro,que el dormitorio que ya tenían era él mas adecuado. Hablar del dormitorio loimpulso a acariciarle el cuello, atraerla hacia sí y susurrarle al oído obscenidadespueriles. Ella no lo rechazo, sino que lo siguió arriba dócilmente y le permitiódesvestirla,comoaéllegustaba,desabotonandosusropasconlosdedosmanchadosdepintura.Juliafingióquelaceremonialaexcitaba,aunquetalcosaestabamuylejosdesercierta.

Loúnicoqueencendióunleveapetitoenella,mientrasyacíaenlacamacrujienteconelbultodeRoryentrelaspiernas,fuecerrarlosojoseimaginarseaFrankcomohabíasidoantes.

Masdeunavez,sunombreseleinstaloenloslabiosy,entodosloscasos,selosmordióparanopronunciarlo.

Finalmente, abrió los ojos para recordarse a sí misma la grosera verdad. Roryestabacolmándolelacaradebesos.LasmejillasdeJuliasesometieronabyectamentealcontacto.

Tomoconcienciadequenopodríasoportarestoconmuchafrecuencia.Elpapel

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deesposacondescendienteleexigíaunesfuerzodemasiadogrande;sucorazónibaaexplotar.

Así,acostadadebajodeRory,mientraselalientodeseptiembrequeentrabaporlaventanaabiertaleacariciabalacara,comenzóaurdirelplanparaconseguirsangre.

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Cinco

1

A veces le parecía que, durante su permanencia en la pared, los eones iban yvenían, eones que, mas tarde, algún indicio revelaba como horas transcurridas, oinclusominutos.

Pero ahora las cosas habían cambiado; tenía una oportunidad de escapar. Suespírituseechabaavolarconlaidea.Eraunaoportunidadfrágil;noseengañabaalrespecto.Habíavariasrazonesquepodíanhacerfracasarsusmásintensosesfuerzos.Julia,paraempezar.Él la recordabacomounamujer trivial,vanidosa,cuyacrianzahabíarestringidosucapacidaddesentirpasión.Éllahabíallevadoporelmalcamino,porsupuesto;unavez.Recordabaesedía,deentre lasmilesdevecesenquehabíallevadoacaboelactosexual,conunpocodesatisfacción.Ellasehabíaresistido,nomás de lo que le exigía su vanidad, y luego había sucumbido con un fervor tandesnudoqueélhabíaestadoapuntodeperderelcontrol.

Enotrascircunstancias,élhubiesesidocapazdearrebatárselaal, futuromaridoensuspropiasnarices,perolascostumbresfraternalesaconsejabanotracosa.Enunao dos semanas se habría hartado de ella, quedándose no solo con unamujer cuyocuerpoya le resultaríaofensivo, sino tambiénconunvengativohermanopisándolelostalones.Novalíalapenaprovocarsemejanteembrollo.

Además, había nuevos mundos que conquistar. Al día siguiente, partió paraOriente,aHongKongySriLanka,rumboalariquezaylaaventura.Habíadisfrutadodeellas,también.Almenosporuntiempo.Pero,tardeotemprano,todoseleescurríadeentrelosdedosy,coneltiempo,comenzóapreguntarsesieranlascircunstanciaslas que le negaban un buen control de sus ganancias o si simplemente no sepreocupabalosuficienteparaconservarloquetenía.Eltrendelpensamiento,unavezque arrancaba, no se detenía. En todas partes, en las ruinas que lo rodeaban,encontrabaevidenciasqueapoyabanlamismatesisamarga:quealolargodesuvida,nohabíaencontradonada—ningunapersona,ningúnestadomentalocorporal—quedeseara lo suficiente como para estar dispuesto a sufrir siquiera una incomodidadpasajeracontaldetenerlo.

Comenzóacaerporunaespiraldescendiente.Paso tresmesessumergidoenunbañodedepresiónyautocompasiónquelollevoalbordedelsuicidio.Perosureciéndescubiertonihilismolenegóinclusoesasolución.

Sinohabíanadaquevalieralapenavivirse,deesosededucíaquetampocohabíanada por lo que valiera la pena morir, ¿verdad? Avanzo a los tumbos de unaesterilidadalasiguiente,hastaquetodassusideasseecharonaperderporobradel

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narcótico,cualquieraquefuese,quesusinmoralidadesleproporcionaban.¿Cómo se había enterado por primera vez de la caja de Lemarchand? No lo

recordaba.Talvezenunbar;enunazanja,delabiosdeuncompañerodedesgracias.Enesetiempoerasolounrumor…estesueñodeundomodeplacer,dondeaquellosque habían agotado las delicias triviales de la condición humana podrían descubrirunanuevadefinicióndegozo.¿Ylarutapara llegaraeseparaíso?Habíavarias, ledijeron:mapasdelainterfazentrelorealylomasrealtodavía,dibujadosporviajeroscuyoshuesossehabíanconvertidoenpolvohacemuchotiempo.UnodeesosmapasestabaguardadoenlascriptasdelVaticano,oculto,enformadecódigo,enunaobrateológicaquenadieleíadesdelaReforma.Secomentabaqueotro—queadoptabalaformadeunejerciciodeorigami—habíaestadoenposesióndelMarquésdeSade,quelohabíautilizadodurantesuencarcelamientoenlabastillaparahaceruntruequeconunguardia,acambiodelashojasdepapeldondeluegoescribió“Los120díasdeSodoma”. Otro había sido construido por un artesano —fabricante de pájaroscantores—llamadoLemarchand,conlaformadeunacajitademúsicadediseñotanelaborado que un hombre podía juguetear con ella la mitad de su vida sin lograrabrirlajamás.

Cuentos. Cuentos. Sin embargo, ya que había llegado al puno de no creerabsolutamenteennada,noleresultabatandifícildejardeprestaratenciónalatiraníadelasverdadescomprobables.Yembriagarsecontalesfantasíasayudabaapasareltiempo.

FueenDusseldorf,adondehabíaidoparacontrabandearheroína,cuandosetoponuevamente con la historia de la caja de Lemarchand. Volvió a acicatearlo lacuriosidad, pero esta vez siguió el rastro de la historia hasta hallar su origen. ElhombresellamabaKircher,aunqueprobablementeseadjudicabaotramediadocenade nombres. Si, el alemán podía confirmar la existencia de la caja, y si, podíaconsiderar la posibilidad de que llegara a manos de Frank. ¿El precio? Pequeñosfavores,aquíyallá.Nadaexcepcional.Franklehizoesosfavores,selavolasmanosyreclamolaretribución.

Kircherledioalgunasinstruccionessobrecualeralamejormaneraderomperelsello del aparatodeLemarchand, instruccionesque eran enparte pragmáticas y enpartemetafísicas.Resolver el acertijo esviajar, le habíadicho, o algo así.La caja,segúnparecía,noerasolounmapaderuta,sinolarutamisma.

Estanuevaadicciónpronto locurode ladrogay labebida.Talvezhabíaotrasmanerasdetorcerelmundoparaqueseajustaraalaformadesussueños.

Regresoa lacasade lacalleLudovico, a la casavacíadetrásdecuyasparedesahora estaba prisionero, y se preparo—comoKircher lo había detallado—para éldesafióderesolverlaConfiguracióndeLemarchand.Nuncaensuvidahabíasidotanabstemio, ni había estado tan concentrado en un solo propósito. En, los días

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anteriores a la arremetida contra la caja había llevado una vida que hubieseabochornado a un santo, enfocando todas sus energías en las ceremonias que seavecinaban.

HabíasidomuyarroganteensutratoconlaOrdendelaIncisión,ahoralosabía,peroentodaspartes—enelmundoyfueradeél—habíafuerzasqueanimabantalesarrogancias, porque sacabanprovechode ellas.Eso solono lohubiera llevadoa laruina.No;suautenticoerrorhabíasidocreer,coningenuidad,quesudefinicióndelplacersesuperponíasignificativamenteconladelosCenobitas.

Como había visto, le habían provocado incalculables sufrimientos. Le habíaninyectado una sobredosis de sensualidad, empujando a sumente a las orillas de lalocura; luego, lo habían iniciado en experiencias que sus nervios aun seconvulsionabanalrecordar.Elloslollamabanplacer,yquizáseransinceros.Quizásno. Era imposible estar seguro, con esas mentes tan irremediablemente ambiguas.Ellos no reconocían el sistema de premios y castigos, gracias al cual él esperabahacerse acreedor de una prorroga de sus torturas, ni tampoco se conmovían conningunaexhortaciónalapiedad.

Yalohabía intentado,durante lassemanasymesesqueseparabanlaresolucióndelacajadeldíadehoy.

NohabíacompasióndeesteladodelCisma;solohabíalágrimasyrisas.Aveces,lagrimasdealegría(porunahoralibredeespanto;inclusoporunatreguaqueduraraunsuspiro);otrasveces,risasqueestallaban,deunmodoigualmenteparadójico,anteelpanoramadeunnuevohorrorinventadoporelingenieroparainfligirdolor.

Habíamuchasformassofisticadasdetortura;ideadasporunamentequeentendíademaneraexquisitalanaturalezadelsufrimiento.

Alosprisionerosselespermitíaespiarelmundoquealgunavezhabíanocupado.Suslugaresdedescanso—cuandonoestabansoportandoplaceres—seasomabanalosmismos lugares endondehabían resuelto laConfiguraciónque loshabía traídoaquí.EnelcasodeFrank,eralahabitacióndelprimerpisodelnúmerocincuentaycincodelacalleLudovico.

Durantelamayorpartedeunaño,elpanoramanohabíasidonadainstructivo:nisiquierahabíanpisadolacasa.Yentoncesvinieronellos,RoryylahermosaJulia.Ylaesperanzahabíavueltoasurgir…

Habíaformasdeescapar,segúnsemurmuraba:hendijasdelsistema,quepodíanpermitirqueunamente lobastante flexibleo sagazegresarahacia lahabitacióndedondehabíavenido.Siunprisionerolograbahacerrealidadesafuganohabíamanerade que los hierofantes fueran por él. Para poder cruzar el Cisma, debían serinvocados. Sin una invitación así, debían quedarse en el umbral, como perros,rascandoyrascando,peroincapacesdeentrar.

Lafuga,enconsecuencia,sipodíalograrse,traíaconsigounfallodefinitivo:total

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disolucióndelmatrimonioporerrorenelquesehabíaembarcadoelprisionero.Eraun riesgo que valía la pena correr. En realidad, no era para nada un riesgo. ¿Quécastigo podía ser peor que la idea de sufrir dolor sin ninguna esperanza deliberación?.

Había tenido suerte. Algunos prisioneros habían partido del mundo sin dejarsuficientesseñalesdesímismosapartirdelascuales,dadalaapropiadacombinacióndecircunstancias,poderrehacerse.Élsí.Casisuultimoacto,apartedegritar,habíasidoeldevaciarsustestículosenelsuelo.Elespermamuertoeraunamagraprendadesuyoesencial,perobastaba.AlresbalarseelformóndesuqueridohermanoRory(eldulceRory,manosdemanteca)unapartedeFranksehabíabeneficiadoconesedolor. Había encontrado un resquicio y un vestigio de energía con la que habíalogradoarrastrarsehastaunlugarseguro.AhoradependíadeJulia.

Aveces,sufriendoenlapared,pensabaqueella,pormiedo,lodejaríasolo.Queharíaeso,oqueracionalizaríalavisiónquehabíatenidoydecidiríaquehabíasidounsueño.Sitalcosaocurría,estabaperdido.Carecíadelaenergíanecesariapararepetirlaaparición.

Perohuboseñalesqueledieronmotivosparalaesperanza.Elhechodequeellaregresaraalahabitaciónendosotresocasiones,porejemplo,yquesimplementesequedaraparadaenlapenumbra,contemplandolapared.Enlasegundavisita,inclusohabía llegado a mascullar unas palabras, aunque él había captado solo unosfragmentos. La palabra “aquí” era una de ellas. Y “esperando” y “pronto”.Suficienteparamantenerloalejadodeladesesperanza.

Habíaotroestimuloparsuoptimismo.Ellahabíaextraviadoelcamino,¿no?Lohabíavistoensucara,cuando—antesdeldíaenqueRoryseclavarael formón—ella y su hermano habían estado juntos en el dormitorio. Había percibido lasexpresionesentrelíneas,losmomentosenqueellabajabalaguardiaylatristezaylafrustraciónquesentíaeranevidentes.

Sí,estabaperdida.Casadaconunhombreporelquenosentíaamoreincapazdeverlasalida.

Bueno,aquíestabaél.Podíansalvarseelunoalotro,comolopoetasasegurabanquedebíanhacerlolosamantes.Éleraunmisterio,éleraoscuridad,éleratodoloqueellahabíasoñado.Ysiellaloliberaba,élleprestaríasusservicios—oh,si—hastaquesuplaceralcanzaraeseumbralque,comotodoslosumbrales,eraunlugardondelosfuertessehacíanmásfuertesylosdébilesperecían.

Allí,elplacereradolor,yviceversa.Yélconocía tanbienese lugarqueallísesentíacomoencasa.

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Seis

1

En la tercera semana de septiembre, el tiempo se puso frió: una corriente delÁrtico trajo consigo un viento rapaz que dejo a los árboles desnudos de hojas enpocosdías.

Elfrióhizonecesariouncambiodeindumentariayuncambiodeplanes.Envezdecaminar,Juliafueenelauto.Condujohastaelcentrodelaciudadenlasprimerashorasdelatardeyencontróunbardondelastransaccionesdelahoradelalmuerzoerananimadasperonoestruendosas.

Los clientes entraban y salían. Había jóvenes turcos, empleados en bufetes deabogadosycontadores,debatiendosobresusambiciones;gruposdelibadoresdevinocuyaúnicadeclaracióndesobriedaderansustrajesy,másinteresante,unpuñadodeindividuosqueestabansentadossolosensusmesasyqueselimitabanabeber.Juliacosechabaunabuenacantidaddemiradasdeadmiración,perolamayoríaproveníadelosjóvenesturcos.Reciéndespuésdepasadaunahora,cuandolosesclavosasueldoregresaban al trabajo, detecto que un sujeto estaba contemplando su reflejo en elespejodelbar.

Durantelossiguientesdiezminutos,mantuvolosojosfijosenella.Juliacontinuobebiendo,tratandodeocultartodosignodeagitación.Yentonces,sinprevioaviso,élsepusodepieycruzoellocalhastasumesa.

—¿Bebessola?—dijo.Juliatuvoganasdesalircorriendo.Sucorazónlatíacontantafuriaqueélhombre,

seguramente,podíaoírlo.Elsujetolepreguntosideseabaotrotrago;elladijoquesi.Claramentecomplacidodenohabersidorechazado,sedirigióalabarra,encargodosdoblesyregresoasulado.

Era rubicundo y un talle más grande que el traje azul oscuro. Solo sus ojosdelataban algún indicio de nerviosismo: se posaban en Julia solo pormomentos yluegoseapartabandegolpecomopecessobresaltados.

No existiría ninguna conversación seria; Julia ya lo tenia decidido. No queríasabermucho de él. Su nombre, si era necesario. Su profesión y estado civil, si élinsistía.Apartandoesascosas,quesolofuerauncuerpo.

Segúndescubrió,nohabíapeligrodeconfesiones.Juliahabíaconocidoadoquinesmáscharlatanesqueél.

Sonreía ocasionalmente, con una sonrisa breve, nerviosa, que mostraba unosdientesdemasiadoparejosparaserauténticos…yleofrecióbeberotracopa.Ellasenegó,deseandoquelacaceríallegueasufinloantesposible,ylepreguntositenia

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tiempoparatomaruncafé.Éllecontestoquesí.—Micasaestasoloaunosminutosdeaquí—respondióella,ysefueronalauto.

Julianodejabadepreguntarse,mientrasconducíaelauto—conelpedazodecarneenel asiento del acompañante— porque todo esto estaba resultando tan fácil. ¿Esehombre—con sumirada intelectual y su dentadura postiza— había nacido, lisa yllanamente,paraserunavictimay,sabiéndolo,habíaaceptadoelviaje?Sí;talvezeraasí.Julianoteníamiedo,porquetodoeratanperfectamenteprevisible…

Mientrashaciagirarlallaveenlapuertaprincipalyentrabaenlacasa,pensóquehabíaoídounruidoenlacocina.¿Roryhabíaregresadotemprano,talvezenfermo?Lollamo.Nohuborespuesta;lacasaestabavacía.Casi.

Delumbralenadelante,teniatodoplaneadometiculosamente.Cerrolapuerta.Elhombredetrajeazulsequedocontemplándoselasmanosarregladasporlamanicurayesperolaseñal.

—Avecesmesientosola—ledijoella,mientraspasabaasulado.Eraunafrasequeselehabíaocurridoenlacama,lanocheanterior.

A modo de respuesta, él se limito a asentir, con una expresión que mezclabamiedoeincredulidad;estabaclaroquenopodíacreerensubuenasuerte.

—¿Quieresotrotrago?—lepreguntoella—.¿Ovamosdirectamentearriba?Élvolvióaasentir.—Creoqueyahebebidosuficiente.—Arriba,entonces.Él efectuó unmovimiento indeciso en dirección a ella, como si hubiese tenido

intenciones de besarla. Sin embargo, Julia no quería galanterías. Esquivando elcontacto,sedirigióalpiedelaescalera.

—Yovoydelante—dijoella.Éllasiguiódócilmente.En la cima de la escalera, Julia miro hacia atrás para echarle un vistazo y lo

sorprendió enjugándose el sudor de la barbilla con un pañuelo. Espero a que laalcanzarayluegolocondujoporelpasillohastaeldormitoriohúmedo.

Habíadejadolapuertaentreabierta.—Pasa—dijoella.Él obedeció. Una vez adentro, le tomo unos momentos acostumbrarse a la

penumbrayunpocomasdetiempovocalizarunaobservación:—Nohaycama.Ellacerrólapuertayencendiólaluz.HabíacolgadounachaquetaviejadeRory

enlapuerta,delladodeadentro.Enelbolsillohabíadejadoelcuchillo.Élvolvióadecir:—Nohaycama…—¿Quétienedemaloelpiso?—respondióella.—¿Elpiso?

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—Quítatelachaqueta.Tienescalor.—Si—coincidió él, peronohizonada, así que Julia se le acercoy comenzóa

deslizar el nudo de su corbata. El tipo estaba temblando, pobre corderito. Pobrecorderito sin balidos.Mientras ella le quitaba la corbata, él comenzó a sacarse lachaqueta.

¿Frank estará mirando todo esto?, Se pregunto Julia. Sus ojos deambularonmomentáneamentehacialapared.

Sí,pensó;estaahí.Élve.Élsabe.Serelameyseimpacienta.Elcorderitohabló.—¿Porquéno…—comenzó—…porqueno…haceslomismo?—¿Te gustaría verme desnuda? —lo provoco ella. Esas palabras hicieron

centellearlosojosdelhombre.—Sí—contestoélrápidamente—.Sí,megustaría.—¿Mucho?—Mucho.—Seestabadesabotonandolacamisa.—Meverás,talvez.Elhombrelevolvióadedicarunasonrisaenana.—¿Esunjuego?—aventuró.—Siquieresquelosea—dijoella,yloayudoaquitarselacamisa.Sucuerpoera

pálidoycerúleo,comoeldeunhongo.Supechoeraancho;suvientre,también.Ellatomósurostroentresusmanos.Éllebesolaspuntasdelosdedos.

—Eres hermosa—dijo él, escupiendo las palabras, como si lo hubieran estadoincomodandodurantehoras.

—¿Enserio?—Sabesqueescierto.Bella.Lamujermásbellaquehanvistomisojos.—Quegalantedetuparte—dijoJulia,yregresoalapuerta.Asusespaldas,oyó

quelahebilladelcinturónseabríay,cuandoeldejocaerlospantalones,elsonidodelatelaresbalandosobrelapiel.

Hastaaquíybasta,pensóJulia.Notenianingúndeseodeverlodesnudocomounbebe.Yaerasuficientecontenerloasí…

Metiólamanoenelbolsillodelachaqueta.—Ay,caramba—dijodeprontoelcorderito.Ellasoltóelcuchillo.—¿Quépasa?—pregunto,volviéndoseparamirarlo.Sielanilloqueteniaenel

dedo no hubiese delatado su estado civil, igual se hubiera dado cuenta de que eracasado por los calzoncillos que usaba: embolsados y excesivamente lavados, unaprenda nada provocativa, comprada por una esposa que haciamucho tiempohabíadejadodepensarensumaridoentérminossexuales.

—Creoquenecesitodesagitarlavejiga—dijoél—.Demasiadowhisky.

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Ellaseencogiólevementedehombrosyvolvióamirarlapuerta.—Notardarénada—dijoélasusespaldas.Pero,antesdequepronunciaraesas

palabras,ellayahabíaintroducidolamanoenelbolsillo;cuandoélcaminabahacialapuerta,ellaloenfrentó,blandiendoelcuchilloasesino.

El ritmodemarchadelhombreeramuy rápidoy recién logroverel cuchilloaultimomomento; incluso entonces, lo que cruzo su rostro fue la confusión, no elmiedo.Laexpresióntuvopocavida.Unmomentodespués,elcuchilloestabadentrosuyo,cortándoleelvientreconlamismafacilidadconqueunaespadaparteunquesodemasiadomaduro.Juliahizounaincisiónyluegootra.

Alcomenzarasalirlasangre,estuvoseguradequeeldormitorioparpadeaba,quelosladrillosylaargamasaseestremecíanalverloschorrosquebrotabandeél.

Tuvo un instante para admirar el fenómeno, nomás, antes de que el corderitoexhalara una maldición remanida y—en vez de alejarse del alcance del cuchillo,como Julia lo había anticipado— avanzara un paso hacia ella y, de un golpe, learrancaraelarmade lamano.Elcuchillosedeslizoporelpisodemaderaychococontraelzócalo.

Entonces,elhombreselevinoencima.Leintrodujolamanoentreelpeloyaferróunpuñado.Aparentemente,notenia

intencióndeusarlaviolenciasinodeescapar,puestoquesoltóaJuliaapenaslogroapartarladelapuerta.Ellacayócontralapared;mirandohaciaarriba, loviolucharconelpicaporte,apretándoselasheridasconlamanolibre.

Ahora Julia actuó a toda prisa.En un solomovimiento fluido, fue hasta dondeestabatiradoelcuchillo,selevantoyvolvióalsitiodondeestabaél.Elsujetohabíalogradoabrirlapuertasolounoscentímetros,peronolosuficiente.Juliadescargoelcuchilloenelmediodelaespaldamarcadadeviruela.Élgritoysoltóelpicaporte.Ellayaestabaretirandoelcuchilloyclavándoseloporsegundavez,yportercera,yporcuarta.Enrealidad,perdiólacuentadelasheridasqueleinfligía;lapersistenciacon que él se negaba a echarse al suelo y morir la obligaba a atacarlo con másensañamiento. El hombre camino a los tumbos por el cuarto, lamentándose yquejándose,mientraslasangrelechorreabaporlasnalgasylaspiernas.Finalmente,después de un siglo de estar haciendo el ridículo, se inclino a un costado y sedesplomóenelpiso.

Estavez,Juliaestuvoseguradequesussentidosnolaengañaban.Lahabitación,oelespírituqueseencontrabaenella,respondióconsuavessuspirosexpectantes.

Enalgúnsitio,sonabaunacampana…Casicomoenunsegundoplano, Julia registroqueelcorderitohabíadejadode

respirar.Cruzoelsuelosalpicadodesangrehastadondeélseencontrabaydijo:—¿Suficiente?Despuésfuealavarselacara.

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Mientras caminaba por el pasillo, oyó que la habitación gruñía…no había otrapalabraparadescribirlo.Detuvosuavance,casitentadaaregresar.Perolasangreseleestabasecandoenlasmanosysuviscosidadlerepugnaba.

Yaenelbaño,sequitolablusafloreadayselavo,primerolamanos,despuéslosbrazos salpicados y finalmente el cuello. El agua la congelaba al tiempo que lavigorizaba. Era agradable. Cuando terminó, lavó el cuchillo, enjuagó el lavabo yvolvióacruzarelpasillo,sinmolestarseensecarsenienvestirse.

Nohaciafaltaningunadelasdoscosas.Eldormitorioeraunhorno.Lasenergíasdel hombremuerto salían de su cuerpo en pulsaciones.No llegabanmuy lejos.Lasangre del suelo ya estaba arrastrándose hacia la pared donde estaba Frank; alacercarsealzócalo, lasgotasparecíanherviryevaporarse.Juliaobservabatodo,entrance.Perohabíamás.Leestabaocurriendoalgoalcadáver.Loestabandrenandodetodo elemento nutritivo; mientras las entrañas eran succionadas, ante los ojosestupefactosdeJulia,elcuerposeconvulsionaba,losgasesgemíanensusintestinosygarganta, lapielsedisecaba.Enunmomento, losdientesdeplásticocayeronhaciaatrás,enelgaznate;sinellos,lasencíasquedaronmustias.

Yencosadebrevesmomentos,todoterminó.Cualquier elementoque ese cuerpopodía ofrecer comoprovechoso alimento le

habíasidoarrebatado:elhollejoquequedabanohubieraservidodesustentoniaunafamiliadepulgas.Juliaestabamuyimpresionada.

Repentinamente,lalámparacomenzóavacilar.Juliamirolapared,esperandoqueesta se estremecieray expulsaradel escondite a su amado.Perono.La lámpara seapago. Solo quedó la luzmortecina que atravesaba la persiana desgastada por losaños.

—¿Dóndeestás?—dijoella.Lasparedespermanecieronmudas.—¿Dóndeestás?Nadatodavía.Eldormitorioseestabaenfriando.Seleerizolapieldelossenos.

Escudriño el reloj luminoso que estaba en el brazo marchito del cordero. Seguíahaciendotic-tac,indiferentealApocalipsisquehabíaacabadoconsudueño.Marcabalascuatrocuarentayuno.Roryestaríaderegresoencualquiermomentodespuésdelas cinco y cuarto, dependiendo de cuán pesado estuviera el tránsito. Julia teníatrabajoquehacerantesdequeesoocurriera.

Hizoatadosconeltrajeazulyelrestodelasropasdelhombre,lospusoenvariasbolsas de plástico y luego fue en busca de una bolsa más grande para los restos.HabíaesperadoqueFrankestuvieraallíparaayudarlaenlatarea,perocomonohabíaaparecido no tenia otra opción que hacerlo sola. Cuando regreso al dormitorio, eldeterioro del cordero continuaba todavía, aunque ahora conmuchamayor lentitud.QuizásFrankseguíaencontrandonutrientesparaexprimirlealcadáver,peroella,lo

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dudaba.Másprobablemente,elcuerpopauperizado,despojadototalmentedetuétanoydetodofluidovital,yanoeralobastantefuerteparasostenerse.Cuandoyaloteniaempaquetado en la bolsa, tenia un peso nomayor al de un niño pequeño. Selló labolsa;estabaapuntodebajarlaalautocuandooyóquelapuertaprincipalseabría.

El sonido desató todo el pánico que había apartado de sí con tanta asiduidad.Comenzó a temblar con violencia. Las lágrimas le aguijoneaban las cavidadescraneales.

Ahorano…,sedijo,peronopodíasuprimirsussentimientosmuchomástiempo.Enlevestíbulo,abajo,Rorydijo:—¿Miamor?¡Miamor!Habríapodidoreírse,denoserporelterror.Aquí estaba ella si él quería encontrarla…su amor, su queridita, con los senos

reciénlavadosyconunmuertoenlosbrazos.—¿Dóndeestás?Vaciloantesderesponder,sinestarseguradequesularingeestuvieraalaaltura

delaimpostura.Rory la llamouna terceravez; lavoz le ibacambiandode timbreamedidaque

caminabahacialacocina.Demoraría unmomento en descubrir que ella no estaba frente a las hornallas,

revolviendosalsa;despuésregresaríayseencaminaríaalpisodearriba.Disponíadediezsegundos,quincecomomucho.

Intentandoqueandarfueselomaslivianoposible,pormiedoaqueéloyerasusmovimientosarriba,transportóelbultohastalaotrahabitación,laqueestabaalfinaldelpasillo.Comoerademasiadopequeñaparausarladedormitorio(exceptoquizásparaunniño), lausabandedepósito.Cajonesdemudanzaamediovaciar,mueblesparalosquenohabíanencontradounsitio,todaclasedebasura.Allípusoalcadáveradescansar,detrásdeunsillónqueestaba tumbadodecostado.Despuéscerróconllave,justocuandoRory,alpiedelaescalera,lallamaba.Estabasubiendo.

—¿Julia?Julia,miamor,¿estásahí?Ella se introdujo subrepticiamente en el baño y consultó con el espejo. Éste le

mostróunrostroagitado.Levantolablusaquehabíadejadocolgadadelbordedelabañera y se la puso. Olía a rancio e indudablemente había salpicaduras de sangreentrelasflores,peronoteniaotracosaparaponerse.

Roryestabaavanzandoporelpasillo;Juliaoíasuspisadasdeelefante.—¿Julia?Estavez,ellalerespondió,sinhacerningúnintentopordisfrazareltemblordesu

voz. El espejo le había confirmado lo que temía: no habíamodo de fingir que noestabaalterada.Sevioobligadaahacerusodelosbeneficiosdeestarendesventaja.

—¿Estásbien?—lepreguntoRory.Estabadelotroladodelapuerta.

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—No—dijoella—.Estoydescompuesta.—Oh,querida…—Estarébienenunminuto.Rorytanteóelpicaporte,peroellalehabíapuestotrabaalapuerta.—¿Puedesdejarmesolaunmomentito?—¿Quieresunmédico?—No—ledijoella—.No.Enserio.Peromegustaríauncoñac.—Coñac.—Bajareendossegundos.—Como desee la señora —bromeo él. Julia contó los pasos de él mientras

avanzaba trabajosamente hacia la escalera, mientras bajaba. Cuando calculó queestabafueradelalcanceauditivo,corriósuavementeelpestilloypusounpieafueradelbaño.

Laluzdelasúltimashorasdelatardeestabaapagándoserápidamente;elpasilloerauntúnelsombrío.

Oyó el tintineo del vidrio contra el vidrio en la planta baja. Caminó tanrápidamentecomoseatrevióhastaelcuartodeFrank.

Noseoía sonidoalgunoenel tenebroso interior.Lasparedesyano temblaban;tampocotañíanlasdistantescampanas.Abriólapuertadeunempujónyestacrujióligeramente.

Nohabíaterminadodeordenartododespuésdelafaena.Habíapolvoenelsuelo,polvo humano, y fragmentos de carne seca. Se puso en cuclillas y los juntódiligentemente.Roryteníarazón.Quéperfectaamadecasaera.

Alvolveralevantarse,algoserevolvióenlassombrascadavezmásdensasdeldormitorio.Miró en dirección al movimiento pero antes de que sus ojos pudierandiscernirqueeralafiguraqueestabaenunrincón,unavozdijo:

—Nomemires.Eraunavozcansada…lavozdealguiendesgastadoporlosacontecimientos,pero

eraunavozconcreta.LassílabasflotabanenelmismoairequeJuliarespiraba.—Frank—dijo.—Sí…—dijolavozquebrada—…soyyo.Desdeabajo,Rorylallamó.—¿Tesientesmejor?Ellafuehastalapuerta.—Muchomejor…—respondió.Asusespaldas,lacosaescondidadijo:—No permitas que él se me acerque. —Las palabras brotaron con rapidez y

ferocidad.—Estábien—lesusurroella.Yluego,dirigiéndoseaRory—:Estarécontigoen

unminuto.Ponalgodemúsica.Algotranquilo.

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Roryrespondióquesíysefuealasala.—Estoyamediohacer—dijo lavozdeFrank—.Noquieroquemeveas…no

quieroquenadiemevea…asíno…—Laspalabras,otravez,sonabanentrecortadasylastimeras—.Tengoquetenermassangre,Julia.

—¿Más?—Ypronto.—¿Cuántamás?—lepreguntóalassombras.Estavez,pudodistinguirmejorlo

queallíhabía.Conrazónnoqueríaquenadieloviera.—Más—dijoél.Aunquesuvolumenapenassuperabaeldeunsusurro,enlavoz

habíaunaurgenciaqueaJulialediomiedo.—Tengoqueirme…—dijoella,oyendolamúsicaenelpisodeabajo.Estavez,laoscuridadnorespondió.Cuandollegoalasalida,Juliasevolvió.—Mealegrodequevinieras—dijo.Alcerrarlapuerta,oyóunsonidonomuydiferentealdelarisa,nomuydiferente

aldeunsollozo.

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Siete

1

—¿Kirsty?¿Erestú?—Sí,¿Quiénhabla?—Rory…Lacomunicaciónseoíaacuosa,comosieldiluviodeafueraseestuvieracolando

por el teléfono. Sin embargo, estaba feliz de tener noticias de él. La llamabamuypocasvecesycuandolohacía,generalmente,noerasóloenrepresentaciónsuyasinotambiéndeJulia.Peroestávezno.Estávez,Juliaeraelobjetodediscusión.

—Lepasaalgo,Kirsty—dijoél—.Noséqué.—¿Quieresdecirqueestáenferma?—Talvez.Esqueestámuyextrañaconmigo.Ytieneunaspectoterrible.—¿Hablasteconella?—Dicequeestábien.Peronoescierto.Queríapreguntartesitecomentóalgo.—Nolaveodesdelafiestadeinauguracióndetucasa.—Esoeslootro.Noquierenisalirdecasa.Noesnormalenella.—¿Quieresque…charleconella?—¿Podrías?—Nosésiservirádealgo,perolointentaré.—Noledigasquehablécontigo.—Claroqueno.Iréparaallámañana.—Mañana.Tienequesermañana.—Sí…Losé.—Tengomiedodeperderelcontrol,Julia.Pocoapoco,comenzaréavolver.—Tellamaréeljueves,desdelaoficina.Ypodrásdecirmequéimpresióntedio.—¿Volver?—Aestasalturas,yadebensaberquemefui.—¿Quiénes?—LosdelaIncisión.Losbastardosquemellevaron…—¿Teestánesperando?—Delotroladodelapared.Rory lemanifestó lo agradecido que estaba y ella, a su vez, le dijo que era lo

menos que podía hacer por un amigo. Después, Rory colgó y ella se quedóescuchandolalluviaenlalíneavacía.

Ahora,losdoserancriaturasdeJulia,cuidandodesubienestar,inquietándoseporellasiteníapesadillas.

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Noimportaba:eraunaformadeestarjuntos.

2

Elhombredecorbatablancanoperdióeltiempo.Casitanprontocomopusosusojos en Julia, se le acercó. Mientras se aproximaba, ella decidió que no era elapropiado.Demasiadocorpulento,demasiadosegurodesimismo.Despuésdelmodoen que había luchado el primero, estaba convencida de que debía elegirlos concuidado.Poreso,cuandocorbatablancalepreguntoqueestababebiendo,ledijoqueladejaraenpaz.

Aparentemente, estaba acostumbrado al rechazo; se lo tomó con toda calma,replegándosealabarra.Ellacontinuóbebiendo.

Hoyestaballoviendoconfuerza—haciasetentaydoshorasquellovíaenformaintermitente—yhabíamenosclientesquelasemanaanterior.

Entraron una o dos ratas empapadas, pero ninguno la miro por más de unosinstantes.Yeltiemposeguíacorriendo.Yaeranmásdelasdos.NoibaaarriesgarseaquelallegadadeRoryvolvieraasorprenderla.Apuroelvasoydecidióquehoynoera el día de suerte de Frank. Después abandonó el bar, salió al diluvio, abrió elparaguas y se dirigió al auto. Mientras caminaba, oyó pasos detrás, y entoncescorbatablancaaparecióasuladoyledijo:

—Mihotelestácerca.—Ah…—dijoella,ysiguiócaminando.Peronoibaasertanfácilquitárselode

encima.—Mequedareaquísolodosdías—dijoél.Nometientes,pensóella.—Loúnicoquebuscoesunpocodecompañía…—continuoél—.Nohehablado

connadie,niunasolapersona.—¿Deveras?Latomodelamuñeca.SelaapretótanfuertequeJuliaestuvoapuntodelanzar

ungrito.Fueentoncescuandosupoqueibaatenerquematarlo.Lediolaimpresióndequeelhombreveíaesedeseoensusojos.

—¿Mihotel?—dijoél.—Nomegustanmucholoshoteles.Sonmuyimpersonales.—¿Tienesunaideamejor?—ledijoél.Latenia,porsupuesto.Elhombrecolgóelimpermeable,chorreandoagua,enelpercherodelvestíbuloy

ella le ofreció un trago, que él acepto de buena gana. Se llamabaPatrick y era deNewcastle.

—Vinepornegocios.Parecequenopuedologrargrancosa.

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—¿Porqué?Seencogiódehombros.—Soymalvendedor,probablemente.Asídesencillo.—¿Quévendes?—lepreguntóella.—¿Quéteimporta?—replicoél,cortante.Julia sonrió. Tendría que llevarlo arriba rápidamente, antes de que empezara a

gustarlesucompañía.—¿Quétalsivamosalonuestro?—dijoella.Eraunafrasetrillada,perofuelo

primeroquelevinoalaboca.Élapuroelrestodelabebidadeunsorboyfueadondeellalollevaba.

Estavez,Julianohabíadejadolapuertaentreabierta.Estabaconllave,cosaqueaéllointrigófrancamente.

—Despuésdeti—dijoelhombrecuandoseabriólapuerta.Ellaentróprimero.Éllasiguió.Juliahabíadecididoqueestaveznadiesequitaría

la ropa. Si se podían extraer nutrientes de las ropas, que así fuera, no se iba aarriesgaraqueelhombreadvirtieraquenoestabansoloseneldormitorio.

—¿Vamosacogerenelsuelo?—preguntóélentonodespreocupado.—¿Algunaobjeción?—Si a ti te gusta, no—dijo, y le tapó la boca con la suya, Recorriéndole los

dientesconlalenguaenbuscadecaries.Habíaalgodepasiónenél,pensóJulia;yapodía sentir que la erección se apretaba contra su cuerpo. Pero tenía trabajo quehacer:sangrequederramaryunabocaquealimentar.

Seseparodelbesoytratodezafarsedesusbrazos.Elcuchilloestabadenuevoenlachaquetacolgadadelapuerta.Mientrasnopudieraalcanzarloteníapocacapacidadderesistencia.

—¿Quéproblemahay?—dijoél.—Ningún problema—murmuro ella—. Tampoco hay ningún apuro. Tenemos

todo el tiempo delmundo.—Lo toco en la parte delantera de los pantalones paratranquilizarlo.Comounperrocuandoloacarician,élcerrólosojos.

—Eresextraña…—dijoél.—Nomires—ledijoella.—¿Eh?—Dejalosojoscerrados.Elhombre frunció el entrecejo, peroobedeció.Ella retrocedióunpasohacia la

puerta y diomedia vuelta para rebuscar en las profundidades del bolsillo, echandoalgunasmiradashaciaatrásparacomprobarqueélseguíasinverla.

Asíera,y seestababajandoelcierredelpantalón.Cuando lamanode Julia seapoderodelcuchillo,lassombrasgruñeron.

Elhombreoyóelruido.Abriólosojosdegolpe.

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—¿Quéfueeso?—dijo,dándosevueltayescudriñandolaoscuridad.—Nofuenada—insistióella,altiempoquesacabaelcuchillodesuescondite.Él

seestabaalejando,cruzandolahabitación.—Aquíhay...—Nolohagas.—…alguien.Lasúltimassilabasvacilaronensuslabiosalvislumbrarunmovimientoagitado

enelrincón,juntoalaventana.—¿Qué…diabl…?—comenzó.Mientraselhombreseñalabalaoscuridad,ellaloatacó,abriéndoleelcuellocon

la eficiencia de un carnicero. La sangre salto de inmediato.Un chorro grueso quegolpeó laparedconun sonido sordoyacuoso.OyóelplacerdeFranky luego losquejidosdelhombremoribundo,prolongadosygraves.Elhombresellevolamanoalcuelloparatratardecontenerel torrente,peroellaloatacodenuevo,abriéndoleuntajoenlamanoimplorante,enlacara.Elhombresetambaleó,sollozó.Finalmente,cayóalsueloycomenzóasufrirespasmos.

Juliasealejóparaesquivarlospuntapiés.Enelrincón,vioqueFranksemecíadeunladoaotro.

—Buenamujer…—dijo.¿Era su imaginación, o la vozdeFrankya seoíamásvigorosaque antes,más

parecidaalavozqueella,eneltranscursodetantosañosvacíos,habíaoídomilvecesensupropiacabeza?

Sonóeltimbre.Juliaquedóparalizada.—Oh,Dios—dijosuboca.—Nohayproblema…—respondiólasombra—.Estábienmuerto.JuliamiróalhombredecorbatablancayvioqueFrankteníarazón.Losespasmos

habíancesadocompletamente.—Escorpulento—dijoFrank—.Ysano.Se estaba acercando su campo visual, demasiado ávido de alimento para

prohibirleque lomirara.Porprimeravez,Julia lovioclaramente.Eraunaparodia.Nosólodelohumano,sinodelavida.Juliaapartólavista.

Eltimbresonódenuevoypormástiempo.—Veaatender—lepidióFrank.Ellanocontestó.—Ve —le dijo él, girando la inmunda cabeza hacia ella; sus ojos ladinos y

brillantessedestacabanentrelapodredumbrequelosrodeaba.Eltimbresonóporterceravez.—Tuvisitanteesmuyinsistente—dijoél,intentandousarlapersuasióndondelas

órdeneshabíanfracasado—.Piensoquetendríasqueiraabrirlapuerta,deverdad.

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Ellaretrocedióydirigiósuatenciónalcuerpoqueestabaenelsuelo.Otravez,eltimbre.Tal vez era mejor atender (ya estaba fuera del cuarto, tratando de no oír los

sonidosqueFrankproducía).Mejorabrirlapuertaydejarqueentraralaluz.Debíaseralgúnvendedordeseguros,muyprobablemente,ounTestigodeJehová,trayendolabuenanuevadelasalvación.Sí,nolevendríamalescucharlo.Eltimbresonóotravez.

—Yavoy—dijo,ahoraapresurándose,pormiedoaqueelsujetosefuera.Antesde abrir, Julia tenía la bienvenida dibujada en el rostro. Pero el gesto murió deinmediato.

—Kirsty.Yaibaadarmeporvencida.—Estaba…estabadurmiendo.—Ah.Kirstymiróalespectroquelehabíaabiertolapuerta.PorladescripcióndeRory,

habíaesperadoencontrarseconunacriaturadeaspectodesmejorado.Loqueveíaeraexactamentelocontrario.Juliateníalacararojaymechonesdepelooscurecidoporelsudoryadheridosalafrente.Noparecíaunamujerqueacababadelevantarsededormir.Delacama,podíaser;peronodedormir.

—Vineavisitarte—dijoKirsty—paracharlarunpoco.Juliaseencogiólevementedehombros.—Bueno,enestemomentonoesconveniente—dijo.—Yaveo.—¿Podríamoscharlarotrodía,estasemana?LamiradadeKirstyfuedeJuliaalpercherodelvestíbulo.Deunadelasperchas

colgabaunimpermeabledehombre,todavíagoteando.—¿EstaRory?—aventuró.—No—dijoJulia—.Claroqueno.Estátrabajando.—Suexpresiónseendureció

—.¿Paraesoviniste?—dijo—¿ParaveraRory?—No,yo…—Notienesquepedirmepermiso,¿sabes?Élyaesgrandecito.Puedenhacerlo

quemierdaquieran,ustedesdos.Kirstynotratódedebatireltema.Elcambiodeactitudladesorientó.—Veteatucasa—ledijoJulia—.Noquierohablarcontigo.Cerródeunportazo.Kirstysequedomediominutoparadaenelescalón,temblando.Teníamuy pocas dudas en cuanto a lo que estaba sucediendo.El impermeable

goteandoagua,laagitacióndeJulia,surostrosonrojado,suenojorepentino.Estabaconsuamante,enlacasa.

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ElpobreRoryhabíainterpretadomallasseñales.Abandono el escalón y comenzó a desandar el sendero, rumbo a la calle. Una

multituddepensamientosseagolpabaparalograrsuatención.Porfin,unodeellossediferenciodelpaquete:¿CómoibaadecírseloaRory?Moriríadedolor,sinduda.Ylanoticiatambiénlasalpicaríaaella,lainfortunadadelatora,¿verdad?Sintióqueseleamontonabanlaslágrimas.

Sinembargo,laslagrimasnollegaron;otrasensación,másinsistente,lasmantuvoaraya,altiempoqueKirstyabandonabaelsenderoyponíaunpieenlavereda.

Laestabanobservando.Sentíalamiradaenlanuca.¿EraJulia?Dealgúnmodo,seleocurrióqueno.Elamante,entonces.¡Sí,elamante!

Asalvodelasombradelacasa,sucumbióalimpulsodedarsevueltaymirar.Eneldormitoriohúmedo,Frankobservabaatravésdelagujeroquehabíahecho

en la persiana. La visitante —cuyo rostro reconocía vagamente— estabacontemplando lacasa;másexactamente, lamismaventanadondeél seencontraba.Confiado en que ella no lo veía, le devolvió lamirada.Había posado sus ojos encriaturasmásvoluptuosasqueesta,claro,perohabíaalgoensufaltadeencantoqueloseducía.Segúnsuexperiencia,lasmujeresasícasisiempreerancompañerasmasentretenidas que las bellezas como Julia.A fuerza de halagos o de intimidaciones,podíaobligárselasarealizaractosquelasbellasnuncaseaveníanarealizarysiempresesentíanagradecidasporlaatención.Talvezregresaría,esamujer.Deseabaquelohiciera.

Kirstyestudiolafachadadelacasa,peroestabaenblanco;lasventanasestaban,obien vacías, o bien con las cortinas cerradas. Sin embargo, la sensación de que laestaban vigilando persistió; en realidad, era tan fuerte que se dio media vuelta,abochornada.

Mientras caminaba por la calle Ludovico, la lluvia comenzó a caer otra vez yKirstylediolabienvenida.Larefrescódesuscaloresylesirviódepantallaparalaslágrimasqueyanopodíapostergarmás.

3

Juliavolvióalpisodearriba,temblando,yencontróacorbatablancaenlapuerta.O,mejordicho,asucabeza.Estavez,yafueseporunexcesodevoracidadomalicia,Frank había desmembrado el cadáver. Había pedazos de hueso y carne secadiseminadosportodalahabitación.

Nohabíaseñalesdelcomensal.SevolvióhacialapuertaydeprontovioaFrank,impidiéndoleelpaso.Habían

pasadopocosminutosdesdequelovierainclinarlacabezasobreelhombremuertoparadrenarlelaenergía.Enesebrevelapso,habíacambiadotantoqueeraimposible

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reconocerlo. Donde antes había cartílago marchito, ahora había músculos enmaduración; elmapade sus arteriasyvenas sehabíadibujadodenuevoy latíadevidarobada.Inclusohabíaunbrotedecabelloenlaesferaencarnevivaqueerasucabeza.

Nada de esto endulzaba un ápice su apariencia. En realidad, la empeoraba demuchasmaneras.Antes nohabía en él casi nada reconocible, pero ahora, en todaspartes, había retazos de humanidad que hacían resaltar aun más la catastróficanaturalezadesusheridas.

Vendríancosaspeores.Frankhabló,ycuandohablólohizoconunavozqueeraindiscutiblementeladeFrank.Lassilabasentrecortadashabíandesaparecido.

—Sientodolor—dijo.Sus ojos sin cejas, con pestañas incompletas, estaban observando todas las

reacciones de ella. Julia trató de ocultar la náusea que sentía, pero sabía que lamáscaraerainadecuada.

—Misnerviosestánvolviendoafuncionar—leestabadiciendoél—ymeduele.—¿Quépuedohacer?—lepreguntóella.—Talvez…talvezunasvendas.—¿Vendas?—Queayudenaqueseunanlaspartes.—Siesoesloquequieres.—Peronecesitomásqueeso,Julia.Necesitootrocuerpo.—¿Otro?—dijoella.¿Estonoterminaríanunca,acaso?—¿Qué tienesqueperder?—respondióél, acercándoseaella. Julia seangustio

muchoconesasúbitaproximidad.Leyendoelmiedodibujadoensurostro,éldetuvosuavance.

—Prontoestarécompleto…—leprometió—ycuandoasísea…—Serámejorquelimpieunpoco—dijoella,apartandolosojosdeél.—Cuandoasísea,dulceJulia…—Roryvolverápronto.—¡Rory! —escupió él—. ¡Mi querido hermano! Por todos los cielos, ¿Cómo

pudistecasarteconsemejanteestupido?JuliasintióunespasmodefuriacontraFrank.—Lo amo—dijo.Y luego, después de reflexionar unmomento, se corrigió—.

Penséqueloamaba.Lo único que logro la carcajada de Frank fue que su espantosa desnudez se

hicieramásevidente.—¿Cómopuedescreersemejantecosa?—dijoFrank—.Esunpesado.Siemprelo

fue.Siempreloserá.Nuncatuvoelmásmínimosentidodelaaventura.—Adiferenciadeti.

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—Adiferenciademí.Juliamiróal suelo.Allí,entreellayFrank,estaba tiradaunamanodelmuerto.

Poruninstante,casisedejodominarporlarepugnancia.Todoloquehabíahechoysoñado conhacer en los últimosdías se le apareció ante los ojos: una sucesióndeseducciones que habían terminado en muertes… y todo por esta muerte, que ellaesperabafervorosamentequeterminaraenseducción.Ellamismaeratanvilcomoél,pensó; las ambiciones que revoloteaban y susurraban en su cabeza no eranmenosinmundasquelasqueanidabanenlacabezadeFrank.

Bueno…lohecho,hechoestaba.—Sáname—lesusurroél.Desuvozhabíadesaparecidotodaaspereza.Hablaba

comounamante—.Sáname…porfavor.—Loharé—dijoella—.Teprometoqueloharé.—Yentoncesestaremosjuntos.Ellaarrugoelentrecejo.—¿YRory?—A fin de cuentas, somos hermanos —dijo Frank—. Lo convenceré de la

prudenciadetodoesto,delmilagroquesignifica.Noleperteneces,Julia.Yano.—No—dijoella.Eraverdad.—Nosotrossinospertenecemoselunoalotro.Esoesloquequieres,¿verdad?—Esloquequiero.—¿Sabes? Creo que si te hubiese tenido a ti no me habría hundido en la

desesperación—ledijoél—.Nohabríavendidomicuerpoymialmaportanpoco.—¿Tanpoco?—Porplacer.Pormera sensualidad.En ti…—comenzó a acercársele denuevo.

Estavez, suspalabrasmantuvieronaJuliaensu lugar:no retrocedió—.En tipudehaberdescubiertoalgunarazónparavivir.

—Estoyaquí—dijoella.Sinpensarlo,estirolamanoylotoco.Elcuerpoestabacalienteyhúmedo.Elpulsoparecíaexistirentodaspartes:encadatiernopimpollodenervios, en cada retoño de tendón. El contacto la excitó. Era como si, hasta esemomento,nuncahubiesecreídodel todoqueFrankerareal.Ahoraeraindiscutible.Ellahabíaconstruido—oreconstruido—aestehombre,habíausadoelingenioylaastuciaparadarlesustancia.

Laintensaemociónquesentíaaltocaresecuerpoexcesivamentevulnerableeralaintensaemocióndesentirsesudueña.

—Esteeselmomentomáspeligroso—ledijoél—.Antespodíaesconderme.Noeraprácticamentenada.Peroyanoesasí.

—No.Yalopensé.—Debemosterminarpronto.Deboestarfuerteycompleto,cuesteloquecueste.

¿Deacuerdo?

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—Porsupuesto.Despuésseacabarálaespera,Julia.ElpulsodeFrankparecióacelerarseconlaidea.Entonces se arrodillo frentea ella.Posó susmanos inconclusasen la caderade

ella;después,ensuboca.Renegandodelascoquesentía,Julialeapoyounamanoenlacabezaypalposu

cabello,sedosocomoeldeunbebe,ylacortezadelcráneoqueestabadebajo.Eneltiempotranscurridodesdelaúltimavezquelahabíatenidoensusbrazos,Franknohabíaaprendidoaserdelicado.PeroladesesperanzalehabíaenseñadoaJuliaelfinoartedeextraersangredelaspiedras;coneltiempo,extraeríaamordeesacosaodiosa,odescubriríaelporqué.

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Ocho

1

Hubotruenostodalanoche.Unatormentasinlluviaqueinundabaelairedeunoloraacero.

Kirstynuncahabíadormidobien.Nisiquieracuandoeraniña:aunquesumadresabiamuchascancionesdecuna,suficientesparaapaciguaranacionesenteras,nuncalehabía sido fácil dormir.Noeraque tuvierapesadillas; en todocaso, si las tenia,ningunaseprolongabahastalamañana.Eraqueelsueñomismo,elactodecerrarlosojosyrenunciaralcontroldelaconciencia,eraalgoparaloqueresultabainadecuadaportemperamento.

Esta noche, con los truenos tan fuertes y los rayos tan brillantes, estaba feliz.Tenía una excusa para abandonar su lecho revuelto, tomar té y contemplar elespectáculodesdelaventana.

Tambiénledabatiempoparapensar,tiempoparadarlevueltasalproblemaquelaacosabadesdequeabandonaralacasadelacalleLudovico.Peroaúnnoestabacercadeencontrarunarespuesta.

Unadudaenparticularlahostigaba.¿Ysiestabaequivocadasobreloquehabíavisto?¿SihabíainterpretadomallasevidenciasyJuliapodíaofrecerunaexplicaciónperfectamenteaceptable?PerderíaaRorydeunplumazo.

Ysinembargo,¿cómopodíacallar?Nosoportabapensarenesamujer,riéndoseaespaldasdeRory,explotandosuamabilidad,suingenuidad.Laidealehacíahervirlasangre.

La única alternativa era esperar y observar, ver si podía encontrar evidenciasincontrovertibles.Sisuspeoressuposicionesquedabanconfirmadas,no tendríaotraopciónquecontarleaRorytodoloquehabíavisto.

Sí.Esaeralarespuesta.Esperaryobservar;observaryesperar.Los truenos retumbarondurante largas horas, negándole el sueñohasta casi las

cuatro.Cuandoporfinsedurmió,fueconelsueñodealguienqueobservayespera.Ligero,yllenodesuspiros.

2

La tormenta convertía la casa en un tren fantasma. Julia estaba sentada en laplantabajaycontabalossegundosquetranscurríanentrecadarelámpagoylafuriaquelepisabalostalones.Nuncalehabíangustadolostruenos.Aella,unaasesina;aella,laconsortedelmuertovivo.Eraotraparadojaqueseagregabaalasmilesque,

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como venia descubriendo últimamente, operaban en su persona. Más de una vez,pensóenirarribayextraeralgúnbienestardelprodigio,perosabíaquenoeramuyprudentehacertalcosa.Rorypodíaregresarencualquiermomentodelafiestadelaoficina.Estaríaebrio,segúnledictabanlasexperienciaspasadas,yrebosantedeuncariñoqueellanodeseaba.

Lentamente, la tormenta se iba acercando. Encendió la televisión para tapar elruido,peroapenaslologró.

Roryllegóalasonce,deshaciéndoseensonrisas.Teníabuenasnoticias.Enmediodelafiesta,susupervisorlohabíallevadoaparteparaalabarloporsuexcelentelaboryhablarledegrandescosasparaelfuturo.Juliaescuchoelrelatodelaconversación,esperando que la borrachera impidiera que Rory notara su indiferencia. Por fin,transmitidalanoticia,éstesequitolachaquetaalostironesysesentóenelsofájuntoaella.

—Pobrecita—ledijo—.Notegustanlostruenos.—Estoybien—dijoella.—¿Segura?—Sí,bien.Élseinclinóhaciaellaylefrotólaorejaconlanariz.—Estás transpirado —le dijo ella como al pasar. Pero él no suspendió las

insinuaciones;noestabadispuestoabajarlabatutaahoraquehabíacomenzado.—Rory,porfavor—dijoella—.Noquiero.—¿Porquéno?¿Quéhice?—Nada—dijoella,fingiendoestarinteresadaenlatelevisión—.Todoestábien

contigo.—Ah,¿enserio?—dijoél—.Túestasbien.Yoestoybien.Mierda,estamostodos

bien.Juliamirabafijamentelapantallafluctuante.Acababadecomenzarelnoticierode

la noche: la habitual copa de tristezas, llena hasta el borde.Rory siguió hablando,ahogando la voz del locutor del noticiero con su diatriba.A ella no le importabanmucholasnoticias.¿Quéteniaelmundoparacontarle?Bastantepoco.Mientrasqueella,ella,podíacontarlealmundoalgunasnoticiasqueloharíantambalear.Noticiassobrelacondicióndelosmalditos,sobreelamorperdidoyluegoencontrado,sobreloqueteníanencomúnladesesperaciónyeldeseo.

—…porfavor,Julia…—estabadiciendoRory—háblame…Lassúplicasexigíansuatención.Éllamiraba,pensóella,igualqueelniñodelas

fotografías:elcuerpohirsutoy,masgrande,lasropasdeunadulto,peroaunasí,enesencia,unniño,conlamiradaperplejaylabocamalhumorada.Recordólapreguntade Frank. ¿Cómo pudiste casarte con semejante estúpido? Pensando en eso, unaamargasonrisalepartióloslabios.Éllamiró,profundizandosuperplejidad.

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—¿Quéesloqueteparecetangracioso,malditaseas?—Nada.Rory meneó la cabeza, reemplazando el malhumor con una sorda furia. El

retumbardel truenosucedióal relámpagoconapenasunsegundodediferencia.Almismo tiempo, seoyóun ruidodesde el pisode arriba. Juliavolvió su atención altelevisor para distraer el interés de Rory. Pero fue una tentativa vana: él lo habíaescuchado.

—¿Quécarajoeseso?—Truenos.Roryselevantó.—No—dijo—.Otracosa.—Yaestabaenlapuerta.PorlacabezadeJuliacorrieronvertiginosamenteunadocenadealternativas,pero

ningunaerapráctica.Rory,bajolainfluenciadelaborrachera,sepusoalucharconelpicaporte.

Talvezdejéunaventanaabierta—dijoella,yselevantó—.Iréaver.—Puedohacerloyo—respondióél—.Nosoytotalmenteinepto.—Nadiedijoque…—comenzóella,peroélno laescuchaba.Cuandoavanzaba

porelpasillo,unrelámpagoyuntruenollegaronjuntos,fuerteelunoybrillanteelotro. Inmediatamente después vino otro relámpago, acompañado por un estruendoquerevolvíalastripas,altiempoqueJuliasalíaenpersecucióndeRoryqueyaestabaenmitaddelaescalera.

—¡No fuenada!—legritó ella.Él no contestó, sinoque siguió subiendohastallegararriba.Ellalosiguió.

—No… —le dijo, en un momento de calma entre un trueno y el siguiente.Cuandollegóarriba,éllaestabaesperando.

—¿Pasaalgo?—ledijo.Juliaescondiólaansiedaddetrásdeunencogimientodehombros.—Teestásportandocomountonto—contestósuavemente.—¿Deveraz?—Fuesólountrueno.La expresión de Rory, iluminada por la luz del pasillo de abajo, de pronto se

suavizó.—¿Porquémetratascomolamierda?—preguntoél.—Estáscansado,esoestodo.—¿Porqué,insisto?—persistióél,comounniño—.¿Quétehice?—Todo está bien—dijo ella—. En serio, Rory. Todo está bien.—Lasmismas

banalidadeshipnóticas,unayotravez.Nuevamente,untrueno.Ydebajodelestruendo,otrosonido.Juliamaldijolafalta

dediscrecióndeFrank.

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Rorysediovueltaymiróeloscuropasillo.—¿Oísteeso?—preguntó.—No.Bamboleandolosbrazosylaspiernasporlaborrachera,sealejódeella.Lovio

desaparecer en las sombras. El destello de un relámpago, colándose por la puertaabierta del dormitorio, lo iluminó; después, otra vez la oscuridad. Iba hacia eldormitoriohúmedo.HaciaFrank.

—Espera…—dijoella,yfuetrasél.Rory no se detuvo, sino que terminó de recorrer los pocos metros que lo

separabande lapuerta.Al tiempoqueella loalcanzaba, sumanosecerró sobreelpicaporte.

Inspiradaporelpánico,Juliaextendióelbrazoyletocólamejilla.—Tengomiedo…—dijo.Éllamiróofuscado.—¿Dequé?—lepreguntó.Ellamoviólamanohastatocarleloslabios,dejándolosaborearelmiedoquetenía

enlosdedos.—Latormenta—dijoella.Enlapenumbra,Juliaveíalahumeaddesusojosymuypocomás.¿Roryestaba

tragándoseelanzuelooescupiéndolo?Entonces:—Pobrecita—dijoél.Selotragó,pensóella;bajandoelbrazo,pusosumanoenladeélyloalejodela

puerta.SiFrankrespirabasiquiera,todoestabaperdido.—Pobrecita dijo él otra vez, y la envolvió con su brazo. No teníamuy buena

estabilidad;eraunpesomuertocolgadodeJulia.—Vamos—dijoella,para instarlo a alejarsede lapuerta.Caminaron juntosun

pardepasosvacilantesyluegoRoryperdióelequilibrio.Ellalosoltóybuscóapoyoen la pared. Hubo otro relámpago y, gracias a él, Julia vio que los ojos de Rory,centelleantes,estabanfijosenlosdeella.

—Te amo —dijo él, avanzando por el pasillo. Se apretó contra Julia tanpesadamentequenohabíaformadeapartarlo.Inclinólacabezahacialacurvadesucuello, mascullando palabras dulces contra su piel; ahora la besaba. Julia queríaquitárselodeencima.Mástodavía,quería tomarlodelamanopegajosay llevarloaver al monstruo que desafiaba la muerte, el que Rory había estado tan cerca deencontrar.

PeroFranknoestabapreparadoparaesaconfrontación;todavíano.LoúnicoqueJulia podía hacer era soportar las caricias deRory y desear que el agotamiento lovencierapronto.

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—¿Porquénobajamos?—propuso.Él murmuro algo contra su cuello y no se movió. Le había puesto la mano

izquierda en el seno izquierdo; con la otra la aferraba de la cintura. Ella lo dejódeslizar losdedospordebajode lablusa.Sise resistíaaestaexigenciano lograríaotracosaqueenardecerlomás.

—Tenecesito—dijoél,poniéndolelabocacontralaoreja.Unavez,haciamediavida,aJulia lehabíaparecidoquesucorazónbrincabaaloír talesmanifestaciones.Ahora tenía más experiencia. Su corazón no era un acróbata; no sentía ningúnhormigueoenlosvericuetosdelabdomen.Sóloexistíanlosquehacerescontinuosdelcuerpo: ingresabaaire,circulaba la sangre, lacomidasehaciapulpayexcremento.Descubrióqueeramásfácildejarqueéllequitaralablusayleapoyaralacaraenlossenossipensabaensupropioorganismocomoenunsimpleconjuntodeimperativosnaturales alojados en el músculo y el hueso. Sus terminaciones nerviosasrespondieronobedientementealalenguadeRory,pero,unavezmás,nofueotracosaqueunameraleccióndeanatomía.Juliaestabaencerradaenlacúpuladesucráneoypermanecíainmutable.

Rory se desprendió los botones. Julia entrevió la jactanciosa golosina que él lefrotaba contra el muslo. Él le abrió las piernas y la bajó la ropa interior sólo losuficientepara lograrelacceso.Ellanoopusoobjeciones,niemitiósonidoalguno,mientraséllapenetraba.

Casideinmediato,Rorycomenzóaparlotear:débilesalegatosdeamorylujuria,desesperadamenteenredados.Julialoescuchoamediasylodejóhacerasuantojo,mientrasRoryenterrabalacaraensupelo.

Cerrandolosojos,Juliatratóderememorarépocasmejores,perolosrelámpagosechabanaperdersussueños.Cuandoelsonidollegóantesqueelfogonazo,abriólosojosotravezyvioquelapuertadeldormitoriohúmedosehabíaabiertocincoodiezcentímetros.En el estrecho espacio entre la puerta y elmarco, pudodistinguir unafiguraresplandecientequelosobservaba.

Nopodíaver losojosdeFrank,perolossentía,muchomasfilososquepuñalesporlaenvidiaylafuria.Tampocoapartolamirada,sinoquecontemplofijamentealasombramientrasaumentabanlosgemidosdeRory.Y,porfin,unacosallevoalaotrayseimaginóacostadaenlacama,sobreelvestidodenoviaarrugado,mientrasunabestia negra y escarlata ascendía lentamente entre sus piernas para entregarle unamuestradesuAmor.

—Pobrecita—fueloúltimoquedijoRoryantesdequeelsueñoseapoderaradeél. Estaba acostado en la cama, todavía con la ropa puesta. Julia no hizo ningúnintentopordesvestirlo.Cuandolosronquidossehicieronuniformes,lodejósoloconellosyregresóalaotrahabitación.

Frank estaba de pie junto a la ventana,mirando la tormenta que se desplazaba

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haciaelsudeste.Habíaarrancadolapersiana.Laluzdeunfaroldelacallebañabalasparedes.

—Teoyó—dijoella.—Teníaqueverlatormenta—respondióélconsencillez—.Lonecesitaba.—Casitedescubre,maldición.Frankmeneólacabeza.—Noexistenlos“casi”—dijo,sindejardemirarporlaventana.Despuésdeuna

pausa—:Quieroiralláafuera.Quierotenerlotodootravez.—Yalosé.—No,nolosabes—ledijo—.Nopuedesconcebirelhambrequemedomina.—Mañana,entonces—dijoella—.Mañanaconseguiréotrocuerpo.—Sí.Hazlo.Yquierootrascosas.Porempezarunaradio.Quierosaberqueesta

ocurriendoafuera.Ycomida,comidadeverdad.Panreciénhecho…—Loquenecesites.—…yjengibre.Delquevieneenconserva,¿sabes?Enalmíbar.—Yasé.Él giro la cabeza y la miró brevemente, pero sin verla. Esta noche había

demasiadomundoqueconocerdenuevo.—Nomehabíadadocuentadequeestábamosenotoño—dijo,yvolvióamirarla

tormenta.

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Nueve

1

LoprimeroqueadvirtióKirstycuandodoblolaesquinadelacalleLudovico,aldíasiguiente, fuequehabíadesaparecido laventanade lapersianadearriba.Ensulugar,habíanpegadohojasdediariosenelvidrio.

Descubrió un sitio de observación ventajoso, bajo la protección de un ligustro,desdeelcualpodíavigilarlacasaconlaesperanzadenoservista.Asílascosas,seacomodóparalavigilia.

Surecompensanollegopronto.PasaronmásdedoshorashastaquevioaJuliasalirdelacasa;otrahoraycuartohastaquevolvió.Aesasalturas,lospiesdeKirstyestabaninsensiblesdefrió.

Julianohabía regresadosola.Kirstynoconocíaalhombreque laacompañaba;tampoco parecía probable que perteneciera al círculo de amistades de Julia. A ladistancia, se veía maduro, fornido, de calva incipiente. Antes de seguir a Julia alinteriordelacasa,elhombrehechounrápidovistazohaciaatrás,comotemerosodequealguienestuvieraespiándolos.

Kirstyesperoensuesconditeuncuartodehoramás,sinestarseguradequehacera continuación. ¿Debía quedarse allí hasta que el hombre saliera, para luegoencararlo? ¿O ir a la casa y tratar de convencer a Julia de que la dejara entrar?Ningunade lasdosalternativas erademasiadoatractiva.Optópornodecidirse.Envez de eso, se acercaría mas a la casa y, en su momento, vería que le dictaba lainspiración.

Lo que le dicto fue muy poco. Mientras avanzaba por el sendero, sus piesdeseabancontodassusfuerzasdarlavueltayllevárselalejos.Adecirverdad,estabaauntrisdehacerexactamenteesocuandooyóungritoprovenientedeadentro.

ElhombresellamabaSykes,StanleySykes.Noerasóloesoloquelehabíadichoa Julia cuando venían del bar. Ya sabía el nombre de su esposa (Maudie) y suocupación(asistentedepedicuro);habíavistofotosdesushijos(RebeccayEthan),que él le había enseñado para que ella hiciera comentarios tiernos. Como si ladesafiara a continuar con la seducción. Juliahabía sonreídoapenas,diciéndolequeeraunhombremuyafortunado.

Pero,unavezen lacasa, lascosascomenzaronasalirsedecauce.Depronto,amitaddelaescalera,elamigoSykesleanuncioqueloqueestabanhaciendoestabamal…queDioslosveía,queconocíasuscorazonesyloshabíadescubiertoenfalta.Ellahizo lomejorposibleporcalmarlo,peroélnoquisoaceptarque loalejaradelSeñor.Envezdeeso,seenojoconJuliaylagolpeó.Pudohaberlehechoalgopeor,

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enmedio de su ataque de ira virtuosa, si no hubiese sido por la voz que lo llamódesde el pasillo de arriba. Instantáneamente, dejó de pegarle y se puso tan pálidocomosicreyeraqueeraelmismísimoDiosquienlollamaba.Entonces,enlacimadelaescalera,aparecióFrankentodasugloria.Sykesdejóescaparunalaridoytratódecorrer.Pero Julia actuóconvelocidad.Lodetuvocon lamanoel tiemposuficienteparaqueFrankdescendieraesospocosescalonesyasestaraungolpedefinitivo.

ReciénaloírelcrujidoyelchasquidodeloshuesoscuandoFrankseapoderodela presa, Julia se percato de lo fuerte que se había vuelto en los últimos tiempos,seguramentemásfuertequecualquierhombrenormal.AlsentirelcontactodeFrank,Sykesvolvióagritar.Parasilenciarlo,Frankledislocólamandíbula.

El segundogritoqueoyóKirsty terminóabruptamente,peroen su tono llegóapercibirtantopánicoquefuecorriendohastalapuertayestuvoapuntodegolpear.

Reciénentonceslopensómejor.Envezdegolpear,avanzósilenciosamenteporelcostadode la casa, dudando con cadapasoquedabade la prudencia de sus actos,peroigualmenteseguradequeunasaltofrontalnolaconduciríaaningúnlado.

Elportónquedabaaccesoaljardíntraseronoteníapestillo.Pasó,conlosoídospendientesdecualquiersonido,especialmenteeldesuspropiospies.Desdelacasa,nada.Nisiquieraungemido.

Dejando el portón abierto por si necesitaba una pronta retirada, se apresuró allegaralapuertatrasera.Estavez,permitióqueladudaaminoraralavelocidaddesuspasos.

QuizásdebíallamaraRory,hacerloveniralacasa.Peroparaentoncescualquiercosaqueestuvierasucediendoahídentrohabríaterminadoyellasabíaperfectamentebien que Julia lograría escabullirse de cualquier acusación, a menos que pudieraatraparlaconlasmanosenlamasa.No,estaeralaúnicamanera.Entró.

Lacasaseguíaencompletosilencio.Nisiquieraseoíanpasosquelepermitieranubicar a los actores que había venido a ver.Avanzó hasta la puerta de la cocina ydesdeallíhastaelcomedor.Selecrispóelestomago;deprontotenialagargantatansecaqueapenaspodíatragar.

Del comedor al vestíbulo, y de allí al pasillo. Todavía nada: ni murmullos nisuspiros.

El único sitio donde podían estar Julia y su compañero era arriba, lo que lesugeríaquesehabíaequivocadoalsuponerquelosgritoserandemiedo.Quizásloquehabíaoídoerangritosdeplacer.Unestertororgásmico,nodeterrorcomohabíainterpretado.Eraunerrormuyfácildecometer.

Lapuertadelanteraestabaasuderecha,apocosmetrosdedistancia.Latentólacobardía:todavíapodíadeslizarseafuerayescapar,ynadieseenteraríadenada.Perounaferozcuriosidadsehabíaapoderadodeella,undeseodedescubrir (dever) losmisteriosqueguardabanlacasayacabarconellos.Mientrassubíaporlaescalera,la

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curiosidadfueaumentandohastaconvertirseenunaespeciedealborozo.Llegoarribaycomenzóacaminarporelpasillo.Seleocurriólaideadequelos

tortolos habían volado, que se habían ido por adelante mientras ella entrabasubrepticiamenteporlapartetrasera.

Laprimerapuertaa la izquierdaeraeldormitorio; si Juliaysuamanteestabanapareándose, seguramente seria allí. Pero no. La puerta estaba entreabierta y ellaespió.Lacolchanoteniaarrugas.

Entonces,oyóunalaridodeforme.Tancercano,tanfuerte,queloslatidosdesucorazónperdieronelritmo.

Seapartodeldormitorio,agachándose,yviosurgirunafiguratambaleantedeunodeloscuartosquedabanalpasillo,másadelante.Demoróunmomentoenreconoceralhombre impacientequehabía llegadoconJulia…ysólo logro reconocerlopor laropa. El resto estaba cambiado, horriblemente cambiado. En los minutostranscurridos desde que lo viera en el escalón de la entrada, una devastadoraenfermedadsehabíaapoderadodeél,marchitándolelacarnesobreloshuesos.

AlveraKirsty,elhombreselanzóensudirección,buscandolafrágilprotecciónque ella podía ofrecerle. Sin embargo, no se había alejado más de un paso de lapuertacuandounaformaapareciólentamentedetrásdeél.Tambiénparecíaenfermo:tenía el cuerpo vendado de pies a cabeza… y los vendajes estabanmanchados desangreydepus.Noobstante,enlavelocidadylaferocidaddesuataquesubsiguientenohubonadaquesugirieraenfermedad.Todolocontrario.Estirólosbrazoshaciaelhombre que huía y lo agarró del cuello.Kirsty soltó un alaridomientras el captoratraíaalapresahaciasuabrazo.

La victima exhalo únicamente el breve quejido del que su rostro era capaz.Después, su antagonista apretómás el abrazo. El cuerpo tembló y se sacudió, laspiernas se encorvaron. Le salió sangre de los ojos, la nariz y la boca. Las gotasinvadieronelaire,cayendocomoelgranizo,estrellándosecontralafrentedeKirsty.Lasensaciónlaarrancódelainercia.Noeramomentodeesperaryobservar.Corrió.

El monstruo no intentó perseguirla. Alcanzó la escalera sin ser atrapada. Peromientrassuspiesempezabanadescender,elmonstruosedirigióaella.

Suvozera…familiar.—Allíestás—dijo.Hablabaenuntonotranquilizador,comosilaconociera.Sedetuvo.—Kirsty—ledijo—.Esperaunpoco.Sucabezaledecíaquecorriera.Sinembargo,susentrañasseresistíanaseguirel

buenconsejo.Queríarecordardequiéneraesavozquehablabadesdelosvendajes.Todavía podía escaparse perfectamente bien, razonó; tenia una ventaja de siete

metros.Se dio vuelta y miró la figura. El cuerpo que ésta tenía en los brazos estaba

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doblado,enposiciónfetal,pechocontrapiernas.Labestialodejócaer.—Lomataste…—dijoella.Lacosaasintió.Aparentemente,nopensabadisculparse,niantelavictimaniante

latestigo.—Lolloraremosmástarde—ledijoyavanzóunpasohaciaella.—¿DóndeestáJulia?—exigióKirsty.—No te inquietes. Todo está bien… —dijo la voz. Kirsty estaba a punto de

recordardequiénera.Mientrasellaseguíaatónita, lacosaavanzóotropasoapoyandounamanoenla

pared,comosilefaltaraequilibrio.—Te vi… —continuó—. Y creo que tú me viste. En la ventana… —El

desconciertodeKirstyaumentó.¿Tantohaciaqueesacosaestabaenlacasa?Sinoeraasí,Rorydebía…

Yentoncesreconociólavoz.—Sí.Teacuerdas.Veoqueteacuerdas…Era la voz de Rory, o mejor dicho, una vozmuy aproximada a la de él.Más

gutural,másengreída,perodeunasemejanzatanpavorosaquelamantuvoclavadaen su lugar mientras la bestia avanzaba con paso vacilante, hasta que estuvo lobastantecercaparaapresarla.

Finalmente,Kirstyreaccionódesufascinaciónysediovueltaparaescapar,perolabatallayaestabaperdida.Looyócaminaraunpasodeellayluegosintiósusdedosenelcuello.

LoslabiosdeKirstydejaronescaparungrito,peroésteapenashabíacomenzadoa elevarse curando la cosa le tapó la boca con la corrugada palma de su mano,suprimiendotantoelgritocomoelalientoqueconélsalía.

Laarrastróhaciaarribaylahizodesandarelcaminopordondehabíavenido.EnvanotratóKirstydezafarsedesusbrazos;aparentemente,laspequeñasheridasquesusdedosabríanenelcuerpodelmonstruo…noloafectabanenabsoluto.

Porunespantosomomento,lostalonesdeKirstyrozaronelcadávertiradoenelpiso.Después,sintióquelallevabanenvilohastalahabitacióndedondeanteshabíanemergidoelvivoyelmuerto.Habíaoloralechecortadayacarnefresca.Cuandolaarrojaroncontraelpiso,notóquelamaderaestabamojadaytibia.

Sintiónauseas.Noluchócontraelinstinto,sinoquevomitótodoloqueconteníasuestómago.Enlaconfusiónprovocadaporelmalestarrealyelterrorpresentido,nopudoestarseguradeloqueocurriódespués.¿Entrevióaotrapersona(aJulia)enelpasillo,altiempoquelapuertasecerrabadegolpe,oeraunasombra?Fueseunacosaolaotra,erademasiadotardepararecurriraella.Estabaasolasconlapesadilla.

Limpiándose la bilis de la boca, se puso de pie. La luz del día perforaba losdiariosdelaventanaendistintoslugares,comoelsolentrelasramas,salpicandola

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habitación.Enmediodeestaescenapastoral,lacosaseleacercóresollando.—Venconpapá—dijo.Ensusveintiséisañosdevida,nuncahabíaoídouna invitaciónmássencillade

rechazar.—Nometoques—dijoKirsty.Élinclinóunpocolacabeza,comosiestuvieraencantadoconesademostración

depudor.Despuésacercólacara,todapus,risasy—queDioslaayudara—deseo.Kirsty retrocedióunospocoscentímetrosdesesperadoshasta llegaraun rincón,

hastaquenotuvootrolugaradondeir.—¿Noteacuerdasdemí?—dijoél.Ellameneólacabeza.—Frank—fuelarespuesta—.SoyelhermanoFrank…HabíavistoaFrankunasolavez,en lacalleAlexandra.Habíavenidodevisita

unatarde,justoantesdelaboda;nopodíarecordarmás.Exceptoquelohabíaodiadoaprimeravista.

—Déjameenpaz—dijo,mientrasélextendíalasmanos.Susdedosmanchadosletocaronlossenosconvildelicadeza.

—¡No!—chillóella—.Delocontrario…—¿Que?—dijolavozdeRory—.¿Quévasahacer?Larespuestaeranada,porsupuesto.Estabaindefensa,comosólolohabíaestado

en sus sueños, esos sueños de persecución y violación que su psiquis siemprerepresentabaenunacallemarginal,eternamentenocturna.Nunca—nisiquieraensusmásneciasfantasías—habíaprevistoqueelescenariodondeseharíanrealidadesossueños seriaunahabitaciónpor laquehabíapasadodecenasdeveces, enunacasadonde había sido feliz, mientras el día, afuera, continuaba igual que siempre, grissobregris.

Conunfútilgestodedisgusto,empujóhaciaatráslamanoinvestigadora.—No seas cruel —dijo la cosa, y sus dedos volvieron a buscar su piel, tan

insistentescomoavispasenoctubre—.¿Aqueletemes?—Afuera…—comenzóella,pensandoenelhorrordelpasillo.—Uno tiene que comer —respondió Frank—. Podrás perdonarme eso

seguramente.¿Por qué sentía su contacto, se pregunto Kirsty? ¿Por qué sus nervios no

compartíansudisgustoyperecíanbajolascaricias?—Estonoestásucediendo—sedijoenvozalta,perolabestiaselimitoareír.—Yotambiénsolíadecirmelomismo—dijoél—.Díatrasdía.Tratabadealejar

lasagoníasafuerzadesoñar.Peronosepuede.Tedoymipalabra.Nosepuede.Hayquesoportarlas.

Sabía que él le decía la verdad, la clase de verdad desagradable que sólo los

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monstruosteníanlalibertaddedecir.Élnotenianecesidaddehalagarnidelisonjear,no teníaunafilosofíaquedebatirniunsermónqueendilgar.Suhorrendadesnudezeraunaespeciedesofisticación.Estabamásalládelasmentirasdelafeeingresabaenreinosmáspuros.

Kirstysabíatambiénquenolosoportaría.QuecuandosussuplicasflaquearanyFranklareclamaraparasí,paracualquiervilezaquetuvieraenmente,ella lanzaríatalalaridoquesupropiocuerposeharíaañicos.

Aquíestabaenjuegosucordura;noteniaotraalternativaqueluchar,yrápido.AntesdequeFranktuvieraoportunidaddeapremiarlamásenérgicamente,Kirsty

elevólasmanoshastaelrostrodeélylehundiólosdedosenlosojosylaboca.Lacarne que estaba debajo de las vendas tenía la consistencia de la gelatina: sedesprendíaenglóbulosy,alhacerlo,despedíauncalorhúmedo.

Labestiagritóy relajó lasmanosque la sujetaban.Aprovechandoelmomento,Kirstysaltó,apartándosedeél;elimpulsolallevóachocarcontralaparedcontantafuerzaqueselastimóseriamente.

Frankrugióotravez.Kirstynoperdióeltiempoendisfrutardesumalestar,sinoquesedeslizópor lapared—sin tener la suficienteconfianzaensuspiernascomoparamoversehaciaterritorioabierto—,hacialapuerta.Mientrasavanzaba,suspiespatearon un frasco destapado de jengibre en conserva que rodó por la habitación,derramandoalmíbaryfrutasporigual.

Frank se volvió para enfrentarla; las vendas que ella le había roto colgaban enrizos alrededor de su rostro. En varios lugares se le veía el hueso. Seguíarecorriéndose las heridas con las manos y lanzando rugidos de horror, mientrastratabadeevaluarlamagnituddesumutilación.¿Kirstylohabíacegado?Noestabasegura. Aunque así fuera, sólo era cuestión de tiempo que la localizara en estareducida habitación, y cuando lo hiciera su furia no conocería límites. Tenia quellegaralapuertaantesdequeélvolvieraaorientarse.

¡Débilesperanza!Notuvooportunidaddedarunsolopasoantesdequeéldejarade caer susmanos de la cara y recorriera la habitación con lamirada. La vio, sinduda.Unsegundodespuésseprecipitohaciaellaconrenovadaviolencia.

AlospiesdeKirstyhabíaunreguerodeelementosdomésticos.Elmáspesadoeraunacajadesuperficie lisa.Seagachóyla levantó.Mientrasseenderezaba,élse levinoencima.Kirstydejoescaparungritodesafianteylanzóelmismopuñoconquesosteníalacajacontrasucabeza.Lacajalogolpeócontantafuerzaqueseleastillóelhueso.Labestia tambaleohaciaatrásyKirstycorrióhacialapuerta,pero,antesdequelograrallegar,laotrasombralahizozozobrarnuevamente,empujándolahaciaelladoopuestodelahabitación.Frankselanzóenfuriosapersecución.

Esta vez, Frank no tenía otra intención que el asesinato. Sus zarpazos estabandestinadosamatarla;quenolohicieraobedecíamásalavelocidaddeellaqueala

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imprecisióndesuira.Noobstante,unodecadatresgolpesacertabaenKirsty.Seleabrieronheridasenelrostroyenlapartesuperiordelpecho;nosabiaquehacerparanodesmayarse.

Mientrasseibahundiendobajoelataque,volvióaacordarsedelarmaquehabíaencontrado.Todavíateníalacajaenlamano.Lalevantóparaasestarotrogolpe,peroelataqueseinterrumpióabruptamentecuandolosojosdeFrankseposaronenlacaja.

SeprodujounatreguajadeantequeledioaKirstylaoportunidaddepreguntarsesinoseriamásfácilmorirqueseguirpeleando.Entonces,Frankextendióunbrazohaciaella,abrióelpuñoydijo:

—Dámela…Parecíaquequería el souvenir.Pero ellano tenia intencionesde renunciar a su

únicaarma.—No…—dijoella.Élselaexigióporsegundavezyellapercibióunaligeraangustiaensutonode

voz.Aparentemente, la caja era tan valiosa para él que no quería arriesgarse a

arrebatárselaporlafuerza.—Porúltimavez—ledijoél—.Sino,temato.Damelacaja.Ellasopesolasalternativas.¿Quéteniaqueperder?—Di“porfavor”—lecontestó.Él la estudió con aire burlón; su garganta emitió un suave gruñido. Después,

amablecomounniñointeresado,dijo:—Porfavor.Esaspalabras ledieronelpie.Kirsty lanzó lacajahacia laventanacon toda la

fuerza que poseía su brazo tembloroso. La caja pasó volando junto a la cabeza deFrank,rompióelvidrioydesapareciódelavista.

—¡No!—chillóél,yenuninstantellegóalaventana—.¡No!¡No!¡No!Kirstycorrióalapuerta,mientrassuspiernasamenazabanfallarleacadapaso.Despuéssalióalpasillo.Laescaleraestuvoapuntodederrotarla,peroseaferró

delabarandillacomounaancianaylogróllegaralpasillodeabajosincaerse.Arribaseguíanlosruidos,Franklaestaballamandodenuevo.Peroestaveznola

atraparía.Huyóporelpasillo,llegóalapuertaprincipalylaabriódegolpe.Despuésdequeellaentraraenlacasahabíasalidoelsol:undesafianteestallido

de luz, antes de que cayera la noche. Entrecerrando los ojos para protegerse delreflejo,comenzóacaminarporelsendero.Asuspieshabíatrozosdevidrioy,entreellos,elarma.

Lalevanto—eraunrecuerdodesucoraje—yseechóacorrer.Cuandoalcanzolacalle, comenzaron a surgirle palabras…balbuceos vanos, fragmentos de cosas quehabíavistoyoído.Pero lacalleLudovicoestabadesierta,demodoquecomenzóa

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correr y siguió corriendo hasta poner una buena distancia entre ella y la bestiavendada.

Enalgúnmomento,mientrasvagabaporunacallequeno reconocía, alguien lepregunto sinecesitabaayuda.Esepequeñogestodeamabilidad lavenció,pueserademasiadoesfuerzoelaborarunarespuestacoherenteparaesapregunta,ysumenteexhaustasehundióenlaoscuridad.

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Diez

1

Despertó enmedio de unanevisca, o esa fue su primera impresión.Encimadeella,unablancuraperfecta,nieve sobrenieve.Teníamantasdenieve, almohadadenieve.

Lablancuraeraenfermante.Parecíallenarlelagargantaylosojos.Elevólasmanosfrenteasucara;olíanaunjabóndesconocido,deperfumetosco.

Luegocomenzóaenfocar:lasparedes,lasprístinassabanas,lamedicaciónjuntoalacama.

Unhospital.Llamó pidiendo auxilio.Horas ominutos después, no estaba segura, el auxilio

llegó,adoptandolaformadeunaenfermeraquesimplementeledijo:—Yaestádespierta—yfueabuscarasussuperiores.Cuandovinieron,Kirstynolesdijonada.Duranteeltiempotranscurridoentrela

desapariciónde la enfermeray su reaparición con losmédicos, había decididoqueesta no era una historia que quisiera contar. Mañana (tal vez) podría encontrarpalabras que los convencieran de lo que había visto. ¿Pero hoy? Si trataba deexplicarles, le acariciarían la frente y le dirían que callara esas tonterías, seríancondescendientes y tratarían de convencerla de que estaba alucinando. Si insistía,seguramente acabaríanpor sedarla, loque empeoraría las cosas.Loquenecesitabaeratiempoparapensar.

Todo eso había cavilado antes de que llegaran; por lo tanto, cuando ellos lepreguntaron que le había ocurrido, ya tenia lasmentiras preparadas. Todo era unaniebla, les dijo; apenas recordaba su propio nombre.Volverá a la normalidad a sudebido tiempo, la tranquilizaron, y ella respondió dócilmente que suponía que sí.Ahoraduerma, ledijeron,yellacontestóquesesentiríamuycontentadehacerloybostezó.Entoncesseretiraron.

—Ah,sí…—dijounodeelloscuandoestabaporirse—.Meolvidaba…ExtrajolacajadeFrankdeunbolsillo.—Cuandolaencontraron—dijo—ustedteniaesto.Noscostómuchísimotrabajo

quitárseladelamano.¿Ledicealgo?Ellarespondióqueno.—Lapolicía la examinó.Había sangre en la superficie, ¿sabe?Quizás la suya.

Quizásno.Seaproximóalacama.—¿Laquiere?—lepregunto,agregando—:Yalalimpiaron.

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—Sí—replicóella—.Sí,porfavor.—Puedequeestimulésumemoria—ledijoél,ylacolocóenlamesadeluz.

2

¿Quévamosahacer?—exigióJuliaporcentésimavez.Elhombredelrincónnodijonada;enlaruinaqueerasurostrotampocoaparecióningúngestointerpretable—.¿Quéqueríasdeella,alfinal?—preguntóJulia—.Echastetodoaperder.

—¿Echar a perder? —dijo el monstruo—. No conoces el significado de laspalabrasecharaperder…

Ellasetragólafuria.Losdevaneosdeéllecalmabanlosnervios.Tenemosqueirnos,Frank—dijo,suavizandoeltono.Éllelanzóunamiradadesdelaotrapuntadelahabitación:hieloalrojoblanco.—Vendránaver—dijoella—.Lescontarátodo…—Quizás…—¿Noteimporta?—exigióJulia.Elbultovendadoseencogiódehombros.—Sí—dijo—.Claro.Peronopodemosirnos,dulce.—Dulce.Lapalabraerauna

burlaaellosdos,unsoplodesentimientoenunahabitaciónquesoloconocíaeldolor—.Nopuedoenfrentaralmundoconestafacha.—Hizounademán,señalándoselacara—.¿No?—dijo,clavándolelosojos—.Mírame.—Ellalomiró—.¿No?

—No.—No.—Frankvolvióabajarlavistaalsuelo—.Necesitounapiel,Julia.—¿Unapiel?—Ydespués,talvez…talvezpodamosirabailar.¿Noesesoloquequieres?Hablabadelbaileydelamuerteconigual indiferencia,comosiunacosafuese

taninsignificantecomolaotra.Ellasecalmabaaloírlohablarasí.—¿Cómo?—dijoJuliaporfin.Yconesoquisodecir“¿Cómosepuederobaruna

piel?”,perotambién“¿Cómoconservaremoslacordura?”.—Haymaneras—dijoelrostrodesollado,ylesoplóunbeso.

3

Sinohubiesesidoporlasparedesblancas,acasonuncahabríatomadolacaja.Sihubiese existido algún cuadro que mirar —de un jarrón con girasoles o de unaimagen de las pirámides—, cualquier cosa que quebrara la monotonía de lahabitación, se habría contentado con mirar eso y pensar. Pero la blancura eraexagerada; no le ofrecía a su cordura un solo lugar donde aferrarse.Demodo queestirolamanohacialamesaqueestabajuntoalacamaytomólacaja.

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Nolarecordabatanpesada.Tuvoqueincorporarseensulechoparaexaminarla.Había bastante poco para ver. No encontraba ninguna tapa. Ninguna cerradura.Ningunabisagra.Girarlaunavezeralomismoquegirarlamediocentenardeveces,sin encontrar nunca una sola pista de cómo podría abrirse.No eramaciza, de esoestaba segura. Demodo que la lógica exigía que hubiera unamanera de llegar alinterior.¿Peropordónde?

Lagolpeteó,lasacudió,tiródeellaylaapretó,todosinresultado.Nofuehastaque rodó en la camay la examinóbajo la luz directa de la lámpara que descubrióalgunaspistasencuantoalaformaenquehabíasidoconstruida.Enloslateralesdelacaja, allí donde cada pieza del rompecabezas se unía con su vecina, había unasranurasinfinitesimales.

Habríanresultadoinvisiblesdenoserporqueaunalojabanresiduosdesangrequedelineabanlacomplejarelacióndesuspartes.

Metódicamente, comenzó a tantear los lados, volviendo a apretar y tirar paraponerapruebasuhipótesis.Lasranurasledabanunaideadelageografíageneraldeljuguete;sinellas,podríahaberrecorridosusseisladoseternamente.Perolosindiciosque había descubierto reducían significativamente las opciones: sólo podían existirotrastantasmanerasdehacerquelacajaseabriera.

Pasadounrato,supacienciafuerecompensada.Oyóunclicydeprontounodeloscompartimientossedeslizóhaciafuera,separándosedesuslaqueadosvecinos.

Adentrohabíabelleza.Superficies lustradasquedestellabancomoelnácarmásfino,sombrascoloreadasqueparecíandesplazarseporlasatinadasuperficie.

Ytambiénhabíamúsica.Delacajabrotabaunamelodíasimple,ejecutadaporunmecanismoqueKirstyaunnopodíaver.Fascinada,siguiósondeándola.Aunqueunade laspiezasyasehabíaseparado, lasdemásnohicieron lopropiodebuenagana.Cadasegmentopresentabaunnuevodesafíoparalosdedosylamente;lasvictoriaseranrecompensadasconfiligranasqueseibanagregandoalamelodía.

Kirsty estaba obligando a la cuarta sección a separarse, por medio de unaelaboradaseriedegirosycontragiros,cuandooyólacampana.Abandonólatareaylevantólavista.

Algoandabamal.Osusagotadosojosleestabanjugandounamalapasada,olasparedesblancascomolaneviscasehabíandesplazadosutilmentefueradelarealidad.Dejólacajayselevantódelacamaparaacercarsealaventana.Lacampanaseguíasonando,contañidossolemnes.Corriólascortinasunoscentímetros.Eradenocheyhabíaviento.Lashojasmigrabanporelcéspeddelhospital;lasmariposasnocturnassecongregabanalaluzdeunfarol.Pormásimprobablequepareciera,elsonidodelacampananoproveníadeafuera.Estabadetrásdeella.Dejócaerlacortinaysevolvióparamirarlahabitación.

Alhacerlo,laluzdelalámparaqueestabajuntoalacamavacilocomounallama.

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Instintivamente, Kirsty buscó las piezas de la caja; de algún modo, éstas estabanrelacionadas con los extraños acontecimientos. Cuando su mano encontró losfragmentos,laluzseapagó.

Sinembargo,noquedóenlaoscuridad,ytampocoestabasola.Habíaunasuavefosforescenciaalospiesdelacamay,entresuspliegues,unafigura.Lacondiciónenqueseencontrabansuscarnesdesafiabaalaimaginación:losanzuelos,lascicatrices.Sin embargo, cuando habló no lo hizo con la voz de una criatura que estuvierasufriendodolor.

—SellamaConfiguracióndeLemarchand—dijo,señalandolacaja.Ellalamiró;ya no tenía las piezas en la mano, sino que éstas flotaban en el aire, a unoscentímetrosdelapalma.Milagrosamente,lacajaseestabareensamblandosinayudavisible;laspiezasseibandeslizandoasuslugares,altiempoquetodalaconstruccióngirabasincesar.

Mientrasestoocurría,Kirstyvislumbronuevas facetasdel interior lustradoy leparecióverrostrosdefantasmas—retorcidoscomosisufrieranocomosiestuvierandetrásdeunvidriodemalacalidad—queaullabanalmirarla.Entonces,sesellarontodoslossegmentos,menosuno,yelvisitantevolvióareclamarsuatención.

—La caja es un medio para atravesar la superficie de lo real —dijo—. Unaespecie de invocación, pormedio de la cual nosotros, los Cenobitas, podemos sernotificadosde…

—Lohicistesinsaber—dijoelvisitante—.¿Tengorazón?—Sí.—Noeslaprimeravezqueocurre—fuelarespuesta—.Peronohayremedio.No

haymaneradesellarelCismahastaquenoshayamosllevadoloqueesnuestro…—Estoesunerror…—Notratesdeluchar.Estátotalmentefueradetucontrol.Debesacompañarme.Ella meneó la cabeza. Las pesadillas intimidatorias que ya había tenido le

alcanzabanparatodaunavida.—Noirécontigo—ledijo—.Malditoseas,no…Mientras hablaba, se abrió la puerta. Una enfermera que no reconoció —

pertenecientealturnonoche,supuso—sequedóahíparada.—¿Ustedllamó?—preguntó.Kirstymiró alCenobita y otra vez a la enfermera.No los separabamás de un

metro.—Ellanomeve—ledijoél—.Nimeoye.TepertenezcoKirsty.Ytúamí.—No—dijoella.—¿Estasegura?—dijolaenfermera—.Penséquehabíaoído…Kirstynegóconlacabeza.Eraunalocura,todounalocura.—Deberíaestaracostada—laincrepólaenfermera—.Estáarriesgandolavida.

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ElCenobitarióentredientes.—Volveréencincominutos—dijolaenfermera—.Porfavor,vuelvaadormir.Ydesaparecióotravez.—Serámejor quenos vayamos—dijo él—.Déjalas solas con sus cubrecamas,

¿quieres?Quelugaresdeprimentes.—Nopuedeshaceresto—insistióKirsty.Noobstante,lacriaturaavanzohaciaella.Altiempoqueseaproximaba,seoíael

tintineodelasdiminutascampanillasquelecolgabanenhileradelaflacacarnedelcuello.

Alpercibirelhedorquedespedía,Kirstytuvoganasdevomitar.—Espera—dijo.—Sinlágrimas,porfavor.Sonundesperdiciodebuensufrimiento.—Lacaja—dijoelladesesperada—.¿Noquieressaberdóndeconseguílacaja?—Noespecialmente.FrankCotton—continúoella—.¿Esenombretedicealgo?FrankCotton.ElCenobitasonrió.—Ah,sí.ConocemosaFrank.—Éltambiénresolviólacaja,¿noescierto?—Queríaplacer,hastaquenosotrosselodimos.Entoncesseretorció.—Siyotellevarahastaél…—¿Demodoqueestávivo?—Bastantevivo.—¿Yquepropones?¿Quémelolleveaélentulugar?—Sí.Sí.¿Porquéno?Sí.ElCenobitasefuealejandodeella.Lahabitaciónsuspiro.—Estentador—dijo,y luego—:Peropuedequemeestésengañando.¿Noserá

unamentiraparaganartiempo?.—Sédondeestá,porDios—dijoella—.¡Élmehizoesto!—Lemostrólostajos

queteniaenlosbrazos,sometiéndolosasuescrutinio.—Siestásmintiendo—dijoél—,siestastratandodeescabullirtedeesto…—No.—Entonces,entrégamelovivo…Kirstysintiódeseosdellorardealivio.—…oblígaloaconfesar.Ypuedequedecidamosnodespedazarteelalma.

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Once

1

RoryestabaenelpasilloymirabafijamenteaJulia,asuJulia,lamujerqueunavezhabíajuradoamaryrespetarhastaquelamuertelosseparara.Enaquelmomento,no lehabíaparecidounapromesamuydifícil de cumplir.Yano recordabadurantecuantotiempolahabíaidolatrado,soñandoconellaporlasnochesypasándosedíasenteros componiéndolepoemasde amorde fogosa ineptitud.Pero las cosashabíancambiado y él había aprendido, mientras las observaba cambiar, que los mayorestormentosamenudoeranlosmássutiles.Últimamente,enciertasocasioneshubierapreferido morir aplastado por caballos salvajes antes que sentir ese escozor desospechaquehabíadegradadotantosualegría.

Ahora, mientras lamiraba, parada al pie de la escalera, le resultaba imposiblesiquierarecordarcomohabíansidolosbuenostiempos.Todoeradudaysuciedad.

Porunacosaestabacontento:selaveíapreocupada.Talvezesosignificabaqueestabaapuntodehacerleunaconfesión:indiscrecionesqueelladejaríaescaparyqueélleperdonaríaenunmardelágrimasycomprensión.

—Parecestriste—dijoél.Ellavacilóyluegodijo:—Esdifícil,Rory.—¿Quécosa?—Tengotantoquecontarte…Sumano, vio él, se aferraba de la barandilla con tanta fuerza que los nudillos

estabanblancoscomolaleche.—Teescucho—dijoél—.Cuéntame.—Creoquequizás…quizásseriamásfácilsitelomostrara…—respondióellay,

despuésdeesaspalabras,lollevóarriba.

2

Elvientoqueasolaba lascallesnoeracálido, a juzgarpor la formaenque lostranseúntesselevantabanloscuellosybajabanelrostro.PeroKirstynosentíaelfrió.

¿Era su compañero invisible el que no permitía que el frió se le acercara,encapuchándolaconesefuegoquelosantiguoshabíanconjuradoparaquemaralospecadores?Eraeso,oeraqueestabademasiadoasustadaparasentirnada.

Peronosesentíaasí;noestabaasustada.Loquesentíaensusentrañaseramuchomásambiguo.Habíaabiertounapuerta—lamismapuertaqueelhermanodeRory—

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y ahora caminaba con los demonios. Y, al final del viaje, tendría su venganza.Encontraría al que la había desgarrado y atormentado, y le haría sentir la mismaimpotencia que ella había debido soportar. Lo observaría retorcerse. Más aún: lodisfrutaría.Eldolorlahabíaconvertidoenunasádica.

Amedida que avanzaba por la calleLudovico,miraba a todos lados, buscandoseñales delCenobita, pero no estaba en ninguna parte. Intrépida, se aproximo a lacasa.Nohabíaideadoningúnplan;sebarajabandemasiadasvariables.Porempezar,Juliapodíaestarahíadentro.Y,siasíera,¿hastadóndeestabaimplicadaentodoesteasunto?Era imposiblecreerquepudieraserunaobservadora inocente,pero talvezhabía actuado por terror a Frank; losminutos siguientes podrían proporcionarle larespuesta.Tocóeltimbreyesperó.

Juliaabriólapuerta.Teníaunatiradeencajeblancoenlamano.—Kirsty —dijo, en nada perturbada por su aparición, aparentemente—. Es

tarde…—¿DóndeestáRory?—fueronlasprimeraspalabrasdeKirsty.Noeranlasque

habíatenidointencióndepronunciar,perolebrotaronespontáneamente.—Está aquí—replicó Julia con calma, como si buscara apaciguar a una niña

maniática—¿Pasaalgo?—Megustaríaverlo—contestóKirsty.—¿ARory?—Sí…Pusounpie en el umbral sin esperar que la invitaran. Julia noopusoobjeción,

perocerrólapuertaasusespaldas.Reciénahora,Kirstysintiófrió.Sequedóparadaenelpasillo,tiritando.—Teveshorrible—dijoJuliasinrodeos.—Estuveaquíestatarde—explotoKirsty—.Viloquesucedió,Julia.Vi.—¿Quéhabíaquever?—fuelarespuesta;suseguridaderainexpugnable.—Yasabes.—Nosé,enserio.—QuierohablarconRory…—Por supuesto—contestó—. Pero ten cuidado con él, ¿quieres? No se siente

muybien.Llevó a Kirsty al comedor. Rory estaba sentado a la mesa; tenía un vaso con

algunabebidaalcohólicaenlamano,unabotellaasulado.Extendidoenlasillaadyacente,estabaelvestidodebodasdeJulia.Alverlo,KirstyreconociólatiradeencajequeJuliallevabaenlamano:eradel

velodenovia.Roryteníaunaaparienciamuchomásquedesmejorada.Teníasangresecaenla

cara y en el borde del cuero cabelludo. La sonrisa que le dedicó era cálida, pero

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fatigada.—¿Quépasó…?—lepreguntóKirsty.—Yaestátodosolucionado,Kirsty—dijoél.Suvozapenasllegabaasersusurro

—.Juliamecontótodo…yestátodosolucionado.—No—dijoella,sabiendoquenoeraposiblequeconocieratodalahistoria.—Vinisteestatarde.—Asíes.—Fuealgoinoportuno.—Tú…túmepediste…—EchóunvistazoaJulia,queestabaparadaenlapuerta,

yluegovolvióamiraraRory—.Hiceloquepenséquetúqueríasquehiciera.—Sí.Losé.Losé.Loúnicoquelamentoesquetehayamosmetidoenesteasunto

terrible…—¿Sabesloquehizotúhermano?—dijoella—.¿Sabesaquieninvocó?—Sélosuficiente—replicóRory—.Loimportanteesqueyaterminó.—¿Quéquieresdecir?—Teresarcirédecualquiercosaqueéltehayahecho.—¿Quéquieresdecircon“yaterminó”?—estámuerto,Kirsty.(…entrégamelovivo,ypuedequedecidamosnodespedazarteelalma.)—Lodestruimos,Juliayyo.Nofuemuydifícil.Pensóquepodíaconfiarenmí,

¿sabes?;pensóquepodíacreerenalguiendesumismasangre.Bueno,nopodía.Yonosoportaríaqueunhombreasícontinuaraviviendo…

Kirsty sintió que algo se le retorcía en el vientre. ¿Los Cenobitas ya habíanclavadosusgarrasenella,desgajándolelosintestinos?

—Hassidomuybuena,Kirsty.Corriendounriesgotangrande,volviendoaquí…(HabíaalgojuntoalhombrodeKirsty.—Dametualma—ledijo.)—Iréalasautoridadescuandomesientamásfuerte.Tratarédeencontrarelmodo

dehacerlesentender…—¿Lomatastetú?—dijoella.—Sí.—Notecreo…—mascullóella.—Llévalaarriba—ledijoRoryaJulia—ymuéstrale.—¿Quieresiraver?—inquirióJulia.Kirstyasintióylasiguió.Enelpasillodearribahaciamascalorqueabajoyelaireeragrasosoygris,como

el aguamugrientadespuésde lavar losplatos.Lapuertade lahabitacióndeFrankestabaentreabierta.Lacosaqueestabaenelpisodemadera,enmediodeunrevoltijodevendasrotas,aúnhumeaba.Eraevidentequeteníaelcuelloroto:lacabezaestaba

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caídaoblicuamentesobreloshombros.Lohabíandesolladodelacabezaalospies.Kirstyapartólamirada,sintiendonáuseas.—¿Satisfecha?—preguntóJulia.Kirstynorespondió,sinoqueabandonólahabitaciónysalióalpasillo.Juntoasu

hombro,elaireestabainquieto.(—Perdiste—dijoalgo,cercadeella.)—Yalosé—murmuróella.Lacampanahabíacomenzadoasonar—llamándola,seguramente—yseoíaun

alborotodealascercanas,uncarnavaldeavesdecarroña.Seapresuróabajarporlaescalera, rezando por que no la alcanzaran antes de que llegara a la puerta. Si learrancabanel corazón,queRoryno tuvieraqueverlo.Que la recordara fuerte, conunasonrisaenloslabios,noconunasúplica.

Detrás,Julialedijo:—¿Dóndevas?—Cuandonooyórespuesta,continuóhablando—.Nolecuentes

nadaanadie,Kirsty—insistió—.Roryyyopodemosmanejaresto…SuvozhizoqueRoryabandonaraelvaso.Aparecióenelpasillo.Lasheridasque

FranklehabíainfligidoparecíanmasgravesdeloqueKirstyhabíapensado.Teniaelrostro amoratado en una decena de lugares y la piel del cuello llena de surcos.CuandoKirstyseleacercó,élestirólamanoylatomódelbrazo.

—Juliatienerazón—dijoél—.Dejaquenosotrosinformemos,¿si?Habíamuchascosasquequeríadecirleenesemomento,peroeltiemponodejaba

espacioparaningunadeellas.Ensucabeza,lacampanasonabacadavezmásfuerte.Alguienlehabíaenroscadolosintestinosalrededordelcuelloytirabaparaajustarelnudo.

—Esdemasiadotarde…—lemurmuróaRory,yleapartólamano.—¿Quéquieresdecir?—preguntóél,mientrasellacubríalospocosmetrosquela

separabandelapuerta—.NotevayasKirsty.Todavíano.Dimequéquisistedecir.Ellanopudoevitarofrecerleunamirada,girandolacabeza,esperandoqueélno

vieraensurostrotodalapenaquesentía.—Estábien—dijoéldulcemente,aúnesperandoconsolarla—.Enserio.—Abrió

losbrazos—.Venconpapá—dijo.La frase no sonaba bien en boca de Rory. Algunos hombres nunca llegaban a

madurarlosuficientecomoparaserpapás,pormásniñosqueengendraran.Kirstyapoyóunamanoenlaparedparanoperderelequilibrio.NoeraRoryelquelehablaba.EraFrank.DealgúnmodoeraFrank…Seaferróalaidea,apesardelestruendodelascampanadas,cadavezmásfuertes,

tanfuertesquesucráneoparecíaapuntodepartirseendos.Roryseguíasonriéndole,conlosbrazosextendidos.Tambiénestabahablando,peroellayanopodíaoírloqueledecía.Latiernacarnedesurostroformabalaspalabras,perolascampanadaslas

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ahogaban.Estabaagradecidadequeasífuera:deesemodoeramásfácildesafiaralaevidenciadeloqueledecíansusojos.

—Sé quién eres…—dijo de pronto, sin estar segura de si sus palabras eranaudiblesono,perosegurahastalaméduladequeeranciertas.LoqueestabaarribaeraelcadáverdeRory, tiradosobre lasvendasdesechadasdeFrank.Ahora, lapielusurpadaestabacasadaconelcuerpodelhermano,despuésdecelebradaslasbodasdesangre.¡Sí!Esoera.

Loslazosquelerodeabanelcuelloseestabancerrando;quizássolodisponíadeunosmomentosantesdequeselallevaran.Desesperada,comenzóavolversobresuspasos,atravesandoelpasilloendirecciónalacosaqueteníalacaradeRory.

—Erestú…—dijoella.Elrostrolesonrió,sinperderelánimo.Ellaestirolamanoylelanzóunzarpazo.Perplejo,Frankretrocedióunpaso,pero

selasingenioparaevitarquelotocara.Lascampanadaseranintolerables:lehacíanpapillalasideas,convirtiendosucerebroenpolvoafuerzadesonar.Albordedelalocura,volvióabuscarloconlasmanos,yestavezélnopudoesquivarla.Lerasgólamejilla con las uñas, y la piel, tan recientemente injertada, cayó como si fuera deseda.Lacarneinundadadesangrequeestabadebajosedejóverentodosuespanto.

Detrásdeella,Juliagritó.Y,de repente, lascampanadasyanoseoíanen lacabezadeKirsty.Seoíanen

todalacasa,entodoelmundo.Las luces del pasillo intensificaron su brillo hasta encandilarla y luego —al

sobrecargarse los filamentos— se apagaron. Hubo un breve periodo de totaloscuridadenelquéoyóunquejidoquepudohabersalidodesuspropioslabios,ono.Después,fuecomosienlasparedesyelpisocomenzaraachisporrotearunosfuegosartificiales.Elpasillobailaba.Enunmomentoparecíaunmatadero (lasparedes sevolvían de color escarlata), en el siguiente parecía un tocador de señora (celestepólvora,amarillocanario),enelsiguienteparecíaeltúneldeuntrenfantasma,todovelocidadyfuegosrepentinos.

Gracias a una luz fulgurante, vio que Frank se le acercaba, con el rostrodescartado de Rory colgándole de la mandíbula. Esquivó su brazo extendido y,agachándose, corrió hasta la sala. Advirtió que lo que le apretaba el cuello habíaaflojadounpocolapresión.

Aparentemente, losCenobitassehabíandadocuentadelerrorcometido.Prontointervendrían,seguro,yacabaríancontodaestacomediadeconfusióndeidentidades.

NosequedaríaavercómosellevabanaFrank,talcomohabíapensadohacerlo;yahabíatenidobastante.Envezdequedarse,huiríadelacasaporlapuertatraseraylodejaríaenmanosdelosCenobitas.

Su optimismo duró poco. Los fuegos artificiales del pasillo iluminaron

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brevementeelcomedor,delantedeella,yfuesuficienteparaquepudieraadvertirqueyaestabaembrujado.Algosemovíaenelsuelo,comolascenizasantesdelviento,ylas sillas corcoveaban en el aire.Kirstypodía ser inocente, pero las fuerzasque sehabíandesatadoaquíeranindiferentesataltrivialidad;percibióqueavanzarunpasomásseriacomotentaralasatrocidades.

Su vacilación volvió a ponerla al alcance de Frank, pero cuando estaba poratraparla los fuegos artificiales del pasillo se apagaron y ella logró escabullirse,escudándose en la oscuridad. La tregua fue demasiado breve. En el pasillo yaflorecían nuevas luces y Frank ya se lanzaba otra vez tras ella, cortándole el pasohacialapuertadelfrente.

¿Porquénoselollevaban,porDios?¿Noloshabíatraídohastaaquí,comoleshabíaprometido,ylohabíadesenmascarado?

Frankseabrió lachaqueta.Enelcinturón teniauncuchilloensangrentado…sinduda,elinstrumentodedesollar.LosacóyapuntóhaciaKirsty.

—Deahoraenmás—dijoFrank,mientraslaacechaba—soyRory…—Ellanoteniamásremedioqueretroceder;acadapasoquedaba,sealejabacadavezmásdela puerta (de la escapatoria, de la cordura)—. ¿Me entiendes?Ahora soy Rory. Ynadiesevaaenterardelaverdad,nunca.

Los talones de Kirsty aterrizaron al pie de la escalera; de pronto, sintió otrasmanos sobre ella, manos surgidas de entre los barrotes de la barandilla que seapoderarondepuñadosdesupelo.Girólacabezaymiróhaciaarriba.EraJulia,porsupuesto, con el rostro laxo, pleno de pasión consumada. Le retorció la cabeza,exponiendosucuelloalcuchillodeFrankqueyaseacercaba,destellando.

Aúltimomomento,Kirstyestirólosbrazosporencimadelacabeza,aferróaJuliadelbrazoy,deuntirón,laarrancodesupuestoeneltercerocuartoescalón.Ambasperdieronelequilibrioyelcontroldesusrespectivasvictimas.Julialanzóungritoycayó; su cuerpo quedó entre Kirsty y la embestida de Frank. El filo del cuchilloestaba demasiado cerca para que Julia pudiera esquivarlo: la hoja penetró en sucostado hasta el mango. Julia gimió y luego salió corriendo por el pasillo, con elcuchilloaúnclavado.

Frankapenaspareciódarsecuenta.Susojos,unavezmás,estabanpendientesdeKirstyybrillabandehorrendoapetito.Ellanoteniaadóndeir,salvoarriba.Mientraslos fuegos artificiales seguían explotando y las campanadas seguían sonando,comenzóaascenderlosescalones.

Eltorturadornosalióensubúsquedainmediatamente,segúnpudoapreciar.LassúplicasdeauxiliodeJulialohabíandesviadohaciaelsitiodondeellaseencontraba,amedio camino entre la escalera y de la puerta principal. Le sacó el cuchillo delcuerpo. JuliagritodedoloryFrankseacuclilló juntoa sucuerpo,comosi fueraaatenderla. Ella levantó un brazo hacia él, buscando ternura. Como respuesta, él le

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levantólacabeza,pasándoleunamanopordebajo.Cuandosusrostrosestabanaunoscentímetrosdedistancia,Juliapareciódarsecuentadequelas intencionesdeFrankestabanmuy lejos de ser honorables.Abrió la bocapara gritar, pero él le selló loslabiosconlossuyosycomenzóaalimentarse.Juliadiopuntapiésymanotazosenelaire.Todofueenvano.

Apartandolamiradadeeseespectáculodedepravación,Kirstyascendióencuatropatashastalacimadelaescalera.

Elprimerpisonoofrecíaningúnesconditequesepreciaradetal,porsupuesto,ytampocohabíaunarutadeescape,salvoquesaltaraporalgunaventana.DespuésdehabervistoelmagroconsueloqueFrankacababadeofrecerleasuamante,quedabaclaroqueelsaltoera laalternativamásfavorable.Podíaromperse todos loshuesosdelcuerpoalcaer,peroalmenosprivaríaalmonstruodemásalimento.

Al parecer, los fuegos artificiales se estaban apagando; el pasillo estabasumergido enunahumeante oscuridad.Másque caminar, avanzó a los tropezones,tanteandolaparedconlapuntadelosdedos.

Abajo, oyó que Frank volvía a ponerse en movimiento. Había terminado conJulia.

Amedidaquesubíaporlaescalera,repitiólamismainvitaciónincestuosa:—Venconpapá.A Kirsty se le ocurrió que la persecución estaría proporcionando no poco

divertimento a los Cenobitas, que probablemente la estaban observando y que noactuaríanhastaquequedaraunasolapresa:Frank.Ellanoeramásqueunjuguetequeusabanparasuplacer.

—Bastardos…—resopló,yesperóquelaoyeran.Yacasihabía llegadoal finaldelpasillo.Másadelanteestaba lahabitaciónque

usabandedepósito.¿Tendríaunaventanaaccesible,comoparaqueellasaliera?Siasíera,saltaría,yalcaerlosmaldeciríaatodosellos…atodos,ADiosyalDiablo,yatodo lo que existiera entre uno y el otro, los maldeciría y no albergaría ningunaesperanza,salvoladequeelcementoledieraunamuerterápida.

Frankestaba llamándoladenuevo,casien lacimade laescalera.Kirstygiró lallaveenlacerradura,abriólapuertadeldepósitoyentró.

Sí,habíaunaventana.Noteníacortinasylaluzdelalunasederramabaatravésde ella en un haz de belleza indecente, iluminando el caos de muebles y cajas.Avanzó trabajosamente entre el desorden, hasta llegar a la ventana. Estaba abiertacincoodiezcentímetrosytrabadaconunacuña,paraairearlahabitación.Pusolosdedosdebajodelmarcoytratódelevantarlasólolosuficienteparapodersalir,peroelmarcoestabapodridoysusbrazosnoestabanalaalturadelatarea.

Rápidamente,sepusoabuscaralgoquesirvieradeimprovisadapalanca,mientrasunapartedesumentecalculabaconfrialdadelnúmerodepasosquelefaltabanasu

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perseguidorparaatravesarelpasillo.Menosdeveinte,concluyó,mientrassacabaunasábana de una de las cajas de madera, descubriendo en su interior a un hombremuertoquelamirabaconojosdesorbitados.Estabarotoenunadecenadelugares:losbrazos destrozados y doblados sobre simismos; las piernas plegadas, tocándole labarbilla.

Cuandoestabaapuntodegritar,oyóaFrankenlapuerta.—¿Dóndeestas?—inquirióéste.Kirsty se apretó la cara con la mano para detener el alarido de repulsión. Al

mismo tiempo, el picaporte semovió. Se agachóy se escondió detrás de un sillóntumbadodelado,tragándoseelgrito.

Se abrió la puerta. Oyó la respiración de Frank, levemente dificultosa; oyó elhueco ruido de sus pasos en el piso de madera. Después, el sonido de la puertacerrándosedenuevo.Unclic.Silencio.

Contóhasta trecey luegoespiódesdeelescondite,esperandoamedias todavíaverloahídentro,alaesperadequeellasalieraalaluz.Perono,sehabíaido.

Él haberse tragado el aire que había acumulado para el grito provoco undesafortunadoefectocolateral:hipo.Elprimero,taninesperadoquenotuvotiempodesofocarlo,sonófuertecomoelchasquidodeunapistola.Peronooyóquelospasosvolvieranporelpasillo.

Al parecer, Frank ya estaba fuera del alcance auditivo.Al volver a la ventana,rodeando la caja que servia de ataúd, el segundo hipo la sobresaltó. En silencio,regaño a su estomago, pero fue en vano. Llegó un tercero y un cuarto,inesperadamente,mientrasellaluchabaotravezporabrirlaventana.Esetambiéneraunesfuerzoinútil:laventananoteníaintencionesdesercomplaciente.

Brevemente,considerólaposibilidadderomperelvidrioydegritarauxilio,peroprontodescartó la idea.Antesdeque losvecinossehubierandespertado,Frankyaestaría comiéndole los ojos.Demodo que retrocedió hasta la puerta crujiente y laabrió una fracción. Hasta donde sus ojos podían interpretar las sombras, no habíaseñalesdeFrank.Concautela,abriólapuertaunpocomáseingresónuevamenteenelpasillo.

La oscuridad era algo vivo que la asfixio con sus lóbregos besos.Avanzó trespasossin incidentes, luegocuatro.Enelquinto(sunúmerodelasuerte),sucuerpoasumióunaactitudsuicida:seleescapounhipo.Sumano,demasiadolenta,nologróllegaralabocaantesdequesalieraelruido.

Estaveznopasódesapercibida.—Ahí estás—dijo una sombra, y Frank salió del dormitorio para impedirle el

paso.Gracias a loquehabía comidoparecíamásvasto, tan anchocomoelpasillo,y

despedíaunfuerteoloracarne.

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Sinnadaqueperder,Kirstygritóhastaponerseazul,altiempoqueélseacercaba.SuterrornoamedrentoaFrank.Cuandosólounospocoscentímetrosseparaban

sucuerpodelcuchillodeél,Kirstysaltóauncostadoydescubrióqueelquintopasolahabíadejado justodelantede lahabitacióndeFrank.Entrópor lapuertaabierta,tropezando.Comounrayo,éllasiguió,graznandosudeleite.

Kirsty sabía que en este cuarto había una ventana; ella misma la había roto,apenasunashoras antes.Pero la oscuridad era tanprofundaque era lomismoquetenerlosojosvendados,nohabíaunsolovislumbredelunaquealimentaralavista.Frankestabaigualmenteperdido,segúnparecía.Lallamaba,buscándolaenesabocadelobo;hendíaelcuchilloenelaireyelgemidodelahojaacompañabasusgritos.Atrás y adelante, atrás y adelante. Alejándose paso a paso del sonido, los pies deKirsty se enredaron en el revoltijo de vendas que estaba en el suelo. Al minutosiguiente, se cayó. Pero no se desplomó sobre el piso de madera, sino sobre elgrasosobultodelcadáverdeRory.Lanzóunaullidodeterror.

—Ahíestás—dijoFrank.Depronto,sintióquelascuchilladasestabanmáscerca,acentímetrosdesucabeza.Peronolasoía.Teníalosbrazosalrededordelcuerpoquehabíadebajosuyoylaproximidaddelamuertenoeranadacomparadaconeldolorqueahorasentía,tocándolo.

—Rory—gimió, contenta de tener ese nombre en los labios cuando llegara lapuñalada.

—Exacto—dijoFrank—.Rory…Dealgúnmodo,elrobodelnombredeRoryeratanimperdonablecomoelrobo

desupiel,oesoledictabasuaflicción.Unapielnoeranada.Loscerdosteníanpiel,las serpientes tenían piel. La piel era un tejido de células muertas que se caían,crecíanyvolvíanacaerse.

Pero el nombre… El nombre era un hechizo que conjuraba recuerdos. NopermitiríaqueFranklousurpara.

—Rory está muerto —dijo ella. Las palabras la aguijonearon, pero con esasensaciónpunzantesurgióelfantasmadeunaidea…

—Silencio,nena…—ledijoél.Supongamos que losCenobitas estuvieran esperando que Frank pronunciara su

propio nombre. ¿Acaso el visitante del hospital no había dicho algo sobre unaconfesióndeFrank?

—TúnoeresRory…—dijoella.—Nosotroslosabemos—fuelarespuesta—,peronadiemáslosabe…—¿Quiéneres,entonces?—Pobrechica.¿Yaestásperdiendolarazón,no?Quebien…—¿Quién,entonces?—…porqueasíesmásseguro.

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—¿Quién?—Silencio,nena—dijoél.Searrojóhaciaellaenlaoscuridad,acercandolacara

apocoscentímetros—.Todosaldrámejorquemejor…—¿Sí?—Sí.AquíestáFrank,nena.—¿Frank?—Exacto.SoyFrank.Y después de decirlo descargó el golpe asesino, pero ella lo oyó venir en la

oscuridadyloesquivó.Unsegundodespués,lacampanacomenzóasonardenuevoylalámparadesnudaquecolgabaenmediodelcuartoparpadeóyseencendió.Conlaluz,vioaFrankjuntoasuhermano;elcuchilloestabaclavadoenlanalgadelmuerto.Mientrastratabadeextraerlo,FrankvolvióaposarsusojosenKirsty.

Sonóotracampanada,Frankselevantóysehabríaabalanzadosobreella…denohabersidoporlavoz.

Pronunciósunombreconligereza,comollamandoaunniñoparairajugar.—Frank.ElrostrodeFrankcayóporsegundavezenlamismanoche.Ungestodeestupor

recorriórápidamentesusemblanteyluego,pisándolelostalones,llegóelhorror.Lentamente,sediovueltaparamiraralquehabíahablado.EraelCenobitadelos

anzuelos centelleantes. Detrás de él, Kirsty vio otras tres figuras cuyas anatomíaseranverdaderoscatálogosdeladesfiguración.

FrankmiróbrevementeaKirsty.—Túhicisteesto—dijo.Ellaasintió.—Vetedeaquí—ledijounodelosreciénllegados—.Estoyanoesasuntotuyo.—¡Puta!—chillóFrank—.¡Perra!¡Tramposa,putademierda!La descarga de furia la siguió mientras caminaba hacia la puerta. Cuando su

palma se cerró sobre el picaporte, oyó que él se le venia encima, se dio vuelta ydescubrió que lo tenia amenos de treinta centímetros de distancia, que el cuchilloestaba a un pelo de su cuerpo. Pero Frank estaba inmovilizado, era incapaz deavanzarotromilímetro.

Le habían clavado garfios en la carne de los brazos y las piernas; otros se lehundían en la carne del rostro. Adosadas a los garfios, unas cadenas, que ellosmantenían bien tirantes. Se oía el sonido suave que producían los ganchos alatravesarcadavezmáslosmúsculosdeFrankgraciasalaresistenciaqueésteoponía.Teníalabocaabiertadetanestirada,surcosabiertosenelcuelloyelpecho.

Selecayóelcuchillodeentrelosdedos.ExpulsóunúltimoinsultoincoherentededicadoaKirstyysucuerpocomenzóatemblar,perdidalabatallacontraaquellosque lo reclamaban para sí.Centímetro a centímetro, tiraron de él hasta llevarlo de

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vueltaalcentrodelahabitación.—Vete —dijo la voz del Cenobita. Ella ya no podía verlos; ya habían

desaparecido detrás del aire moteado de sangre. Aceptando la invitación, abrió lapuerta,mientrasFrank,asusespaldascomenzabaagritar.

Alingresaralpasillo,vioquedesdeelcielorrasocaíancascadasdepolvoyyeso.Lacasagruñíadesdeelsótanohastalastejas.Teniaqueirsepronto,losabía,antesdequelosdemoniosseliberaranyempezaranasacudireselugarhastahacerlopedazos.

Pero,aunquedisponíadepocotiempo,nopudoevitarecharleunrápidovistazoaFrankparaasegurarsedequeyanolaperseguiríamás.

Había llegadoal límite: teníagarfiosclavadosenunadecenade lugaresomás;Kirstyvioconsuspropiosojosqueensucuerposeabríanencanalnuevasheridas.Exageradamente extendido, bajo la solitaria lámpara, con el cuerpo estirado almáximo de su resistencia y aun más, lanzaba agudos gritos que podrían haberleinspiradolástimasinolohubieraconocidomejor.

Súbitamente, los alaridos se interrumpieron. Hubo una pausa. Y luego, en unúltimoactodedesafío,Frankvolteósupesadacabezaylamirófijamente,clavándoleunosojosdelosquehabíadesaparecidotodafrustraciónytodamalicia.Posadosenella,resplandecíancomoperlasenmediodelacarnepodrida.

Comorespuesta, lascadenasseestiraronuncentímetromás,pero losCenobitasnoconsiguieronarrancarlemásalaridos.Envezdegritar,FranklemostrólalenguaaKirstyyluegoselapasóporlosdientes,enungestodeimpenitentelascivia.

Entoncesseabrieronlascosturas.Lasextremidadesselesepararondeltorsoylacabezadeloshombros,enmedio

de una oleada de calor y de astillas de hueso. Kirsty cerró la puerta de golpe, almismotiempoquealgochocabacontraéstadelotrolado.Lacabeza,supuso.

Acto seguido, bajó la escalera con paso vacilante, y había lobos que aullabandesde lasparedes,yunestruendodecampanadas,yen todos lados—espesandoelaire como una humareda— fantasmas de pájaros heridos, cosidos entre si por laspuntasdelasalas,parasiempreincapacesdevolar.

Llegóalfinaldelaescaleraycomenzóacaminarporelpasillo,rumboalapuertadelantera, pero cuando estaba a un tris de alcanzar la libertad oyó que alguien lallamaba.

EraJulia.Habíasangreenelpisodelpasillo,marcandounrastroquepartíadelsitiodondeFranklahabíaabandonadoyqueconducíaalcomedor.

—Kirsty…—volvióallamarla.Eraunsonidotanlastimeroque,apesardelaireahogadodealas,nopudoevitarirhaciaél,atravesandolapuertadelcomedor.

Losmuebleseranrescoldoshumeantes;lascenizasquehabíaentrevistoformabanunaalfombradeolorpestilente.Yallí,enmediodeesadevastacióndoméstica,estabasentadalanovia.

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Graciasaunaextraordinariafuerzadevoluntad,Juliaselashabíaingeniadoparaponerseelvestidodebodasyajustarseelveloen lacabeza.Estabaenmediode lamugre,conelvestidosucio.Peroigualselaveíaradiante;máshermosa,porcierto,porelcontrasteconlasruinasquelarodeaban.

—Ayúdame—dijo, y recién entonces Kirsty se dio cuenta de que la voz quehabíaoídonoproveníadedebajodelprofusovelo,sinodelregazodelanovia.

Y ahora los copiosos pliegues del vestido se estaban apartando, y ahí estaba lacabeza de Julia: descansando sobre un almohadón de seda teñido de escarlata yenmarcadaporunacascadadecabellocastañorojizo.Privadadepulmones,¿Cómopodíahablar?Y,sinembargo,hablaba…

—Kirsty—dijo, suplicó y suspiró, y luego se puso a rodar en el regazo de lanovia,comosiquisieradesalojaralarazón.

Kirsty pudo haberla auxiliado, pudo haberse apoderado de la cabeza paraarrancarle los sesos, si no hubiese sido porque el velo de la novia comenzó aconvulsionarseyluegoalevantarse,comotironeadopordedosinvisibles.Debajodelvelo,unaluzparpadeóysehizomásbrillante,ymásbrillantetodavía,yconesaluz,unavoz:

—Soyelingeniero—suspiró.Nadamás.Después,losrizadosplieguesseelevaronmásylacabezaqueestabadebajodel

veloadquirióelbrillodeunpequeñosol.Kirstynoesperóaqueelresplandorlacegara,sinoqueretrocedióhastaelpasillo

—lospájarosyaerancasisólidos, loslobosyaestabancasidementes—ysearrojópor la puerta delantera almismo tiempo que el cielorraso del pasillo comenzaba aceder.

Lanochevinoasuencuentro…unaoscuridad limpia.Respiró, tomandoávidasbocanadasdeaire,altiempoqueabandonabalacasaalacarrera.Eralasegundavezquepartíadeesamanera.QueDioslaayudaraaconservarlacordurasialgunavezexistíaunatercera.

EnlaesquinadelacalleLudovico,miróhaciaatrás.Lacasanohabíacapituladoante las fuerzas desatadas en su interior.Ahora estaba silenciosa comouna tumba.No,mássilenciosa.

Al darle la espalda, se chocó con alguien.Exhaló ungrito de sorpresa, pero elapresurado transeúnte ya estaba alejándose a paso vivo en la angustiosamedia luzqueprecedíaalamañana.Cuandolafiguraestabaportrascenderlasfronterasdelasolidez, miró hacia atrás y su cabeza fulguró en la penumbra: un cono de fuegoblanco.Erael Ingeniero.Kirstyno tuvo tiempodeapartar lavista:unavezmás, lafiguradesaparecióinstantáneamente,dejándoleunaimagenresidualenlosojos.

Reciénentonces,Kirstysediocuentadelpropósitodelacolisión.LehabíavueltoaentregarlacajadeLemarchand,queahoradescansabaensumano.

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Page 83: Clive Barker Hellraiser · 2017-03-09 · más desesperada que estuviera de convocar adherentes, habría echado a volar las campanas a semejante hora. No. El sonido provenía de algún

Sussuperficieshabíansido inmaculadamente reensambladasy lustradas todavíamás.Aunquenolaexamino,estabaseguradequeenlacajanoquedabanrastrosdelas pistas que podían llevar a su solución.El próximo descubridor viajaría por suscarassinmapa.Yhastaque llegaraesemomento…¿lahabíanelegidoaellacomoguardiana?Aparentemente,sí.

La hizo girar con la mano. Por el más tenue de los momentos, le pareció verfantasmasenlalaca.ElrostrodeJulia,eldeFrank.VolvióagirarlaparaversiRorytambiénestabaprisioneroahídentro,perono.Dondequieraqueestuviese,noeraallí.Quizás existía otro enigmaque, al ser resuelto, permitía ingresar al lugar donde élestabaalojado.Talvezuncrucigramacuyasoluciónabriríaelcerrojodeljardíndelparaíso, o un rompecabezas cuya culminación permitiría el acceso al País de lasMaravillas.

Iba a esperar y a observar, como siempre había esperado y observado, con laesperanza de que, algún día, se toparía con ese enigma. Pero si éste no llegaba arevelarse no se afligiría demasiado, por miedo a que ni el ingenio ni el tiempotuvieranlahabilidadderesolverelenigmadecómorepararuncorazóndestrozado.

FIN

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