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Delirio a Duo - Ionesco

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Page 1: Delirio a Duo - Ionesco

DELIRIO A DUO IONESCO Habitación común, sillas, cama, tocador, ventana al fondo, puerta a la izquierda, puerta a la derecha.. Ella está delante del tocador que se encuentra cerca de la puerta sobre la parte delantera del escenario a la derecha. El se pasea por la habitación, no muy nervioso, tal vez un poco, los ojos como papando moscas. Desde afuera se escuchan ruidos, vociferaciones, tiros de arma de fuego. Juego sin palabras – paseo del hombre, mujer arreglándose – durante sesenta segundos. Los dos personajes están en bata y en pantuflas. La bata del hombre está bastante sucia; la de la mujer manifiesta muestras de coquetería. El no está afeitado, no son jóvenes.-

ELLA: ¡La vida que me prometiste! ¡La que me das! Dejé un marido para seguir a un amante. ¡El romanticismo! El marido valía diez veces más, ¡seductor! El no me contradecía estúpidamente. EL: Yo no te contradigo a propósito. Cuando vos decís cosas que no son verdaderas, no lo puedo aceptar. Soy un apasionado de la verdad. ELLA: ¿Qué verdad? Te estoy diciendo que no hay diferencias. Esa es la verdad. No hay diferencias. El caracol, la tortuga, son la misma cosa. EL: De ninguna manera. No son de ninguna manera el mismo animal. ELLA: El animal sos vos. Idiota. EL: Vos sos la idiota. ELLA: Me estás insultando, imbécil, repugnante, seductor. EL: Pero escuchame al menos, escuchame. ELLA: ¿Qué querés que escuche? Hace diecisiete años que te escucho. Diecisiete años desde que me arrancaste de mi marido, de mi hogar. EL: Pero eso no tiene nada que ver con el tema. ELLA: ¿Qué tema? EL: El tema sobre el que estábamos discutiendo. ELLA: Se terminó. No hay más tema. El caracol y la tortuga son el mismo animal. EL: No. No son el mismo animal. ELLA: Si, son el mismo. EL: Pero, todo el mundo te lo puede decir. ELLA: ¿Qué mundo? ¿La tortuga no tiene una caparazón? Contestame. EL: ¿Y qué? ELLA: ¿El caracol no tiene una? EL: Si. ¿Y qué? ELLA: El caracol, o tortuga, ¿no es un animal lento, baboso, con el cuerpo corto? ¿No es una especie de reptil chiquito? EL: Si. ¿Y qué? ELLA: Entonces ¿ves que no me equivoco? ¿No se dice lento como una tortuga y lento como un caracol? ¿Y el caracol, es decir la tortuga, no se arrastra? EL: No exactamente. ELLA: ¿No exactamente, qué? ¿Querés decir que el caracol no se arrastra? EL: Si. ELLA: Entonces te das cuenta de que son la misma cosa. EL: ¡Pero no! ELLA: ¡Cabeza dura, baboso! Explicame porqué. EL: Porque si. ELLA: La tortuga, es decir el caracol, se pasea con su casa a cuestas. La construyó él mismo, de ahí el nombre de caracol. EL: La babosa se parece al caracol. Es un caracol sin casa. En cambio la tortuga no tiene nada que ver con la babosa. ¡Ah! ¿Ves, ves que no tenés razón?

ELLA: Pero, explicame, zoólogo, explicame porqué no tengo razón. EL: Pero porque.... ELLA: Decímelas. Las diferencias. Si las encontrás. EL: Porque... Las diferencias... Hay también parecidos, no puedo negarlo. ELLA: Entonces ¿porqué seguís negándolo?

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EL: Las diferencias son que... Son que... Es inútil, porque no las querés admitir y porque estoy muy cansado. Ya expliqué todo, no vamos a volver a empezar. Estoy harto. ELLA: No querés explicarlo porque no tenés razón. No podés darme explicaciones simplemente porque no las tenés. Si fueras sincero, lo reconocerías. Sos deshonesto, siempre lo fuiste. EL: Estás diciendo tonterías, estás diciendo tonterías. Veamos, la babosa forma parte de... En realidad el caracol... Y la tortuga es... ELLA: ¡Basta! ¡estoy harta! ¡Callate! Va a ser mejor. No puedo escucharte divagar más. EL: Yo tampoco puedo escucharte más. No quiero escuchar nada más.

Ruido de una explosión fuerte

ELLA: Nunca vamos a estar de acuerdo. EL: ¿Cómo nos vamos a poner de acuerdo? Nunca vamos a estar de acuerdo. (pausa) A ver.. ¿la tortuga tiene cuernos? ELLA: Nunca me fijé. EL: El caracol los tiene. ELLA: No siempre. Solamente cuando los muestra. La tortuga es un caracol que no muestra los cuernos. ¿Qué come la tortuga? Lechuga. El caracol también. O sea, son el mismo animal. Dime lo que comes y te diré quién eres. Además, la tortuga y el caracol son comestibles. EL: No se cocinan de la misma manera. ELLA: Además, no se comen entre ellos, los lobos tampoco, porque son de la misma especie. Lo que significa, como mucho, que uno es una variedad del otro. Pero son la misma especie, la misma. EL: Especie de imbécil. ELLA: ¿Qué estás diciendo? EL: Decía que nosotros no somos de la misma especie. ELLA: Deberías haberte dado cuenta hace tiempo. EL: Me di cuenta desde el primer día. Ya era tarde. Debería haberme dado cuenta antes de conocerte. La noche antes. Desde el primer día me di cuenta que no nos íbamos a entender nunca. ELLA: Deberías haberme dejado con mi marido, con el afecto de los míos, dejarme cumplir con mi deber. Un deber que era un placer en todo momento, de día y de noche. EL: ¿Porqué se te ocurrió seguirme? ELLA. Fuiste vos quien me sedujo. ¡Seductor! ¡Ya hace diecisiete años! Uno no sabe lo que hace a esa edad. Abandoné a mis hijos. No tenía, pero podría haberlos tenido. Si hubiera querido. Podría haber tenido hijos que me habrían contenido, que me habrían defendido. ¡Diecisiete años! EL: ¡Y van a ser otros diecisiete! Diecisiete años más la máquina va a seguir dando vueltas. ELLA: Es porque vos no querés admitir las evidencias. Primero, la babosa tiene su casita escondida. Por lo tanto, es un caracol. Por lo tanto, es una tortuga. EL: ¡Aaah! Está claro. El caracol es un molusco, un molusco gasterópodo. ELLA: ¡Vos sos un molusco! El molusco es un animal blando. Como la tortuga. Como el caracol. No hay diferencias. Si asustás a un caracol, se esconde dentro de su caparazón, exactamente como la tortuga. Lo que prueba que son el mismo animal. EL: Después de todo, me da lo mismo, hace años que discutimos a causa del caracol y de la tortuga... ELLA: Del caracol o tortuga. EL: Como quieras, no quiero hablar más de eso. (pausa) Yo también dejé a mi mujer. De todas maneras, es cierto que ya estaba divorciado. Nos consolamos pensando en que esto ya le pasó a miles de personas. Uno no debería divorciarse. Si no me hubiera casado, no me habría divorciado. Nunca se sabe. ELLA: ¡Ah, si! ¡Con vos nunca se sabe! Sos capaz de todo, no sos capaz de nada. EL: Una vida sin porvenir nunca es otra cosa que una vida sin porvenir. Ni siquiera eso. ELLA: ¡Hay gente que tiene suerte! Los afortunados, los desafortunados no la tienen. EL: Tengo mucho calor. ELLA: Yo tengo frío. No es momento para tener calor. EL: ¿Ves que nunca nos ponemos de acuerdo? No nos ponemos de acuerdo nunca. Voy a abrir la ventana. ELLA: ¿Querés que me congele? ¡Me querés matar! EL: No quiero matarte, quiero aire. ELLA: Dijiste que había que resignarse a la asfixia. EL: ¿Cuándo dije eso? Nunca dije eso.

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ELLA: Si lo dijiste. El año pasado. Ya no sabés lo que decís. Te estás contradiciendo. EL: No me estoy contradiciendo. Son las estaciones. ELLA: Vos, cuando tenés frío, bien que no me dejás abrir la ventana. EL: Justamente eso es lo que te reprocho: de tener calor cuando yo tengo frío, de tener frío cuando yo tengo calor. Nunca tenemos calor o frío al mismo tiempo. ELLA: Nunca tenemos calor o frío al mismo tiempo. EL: No. Nunca tenemos calor o frío al mismo tiempo. ELLA: Es porque vos no sos un hombre como los otros. EL: ¿Qué yo no soy un hombre como los otros? ELLA: No. Lamentablemente, vos no sos un hombre como los otros. EL: No. Yo no soy un hombre como los otros. ¡Por suerte! (Explosión) ELLA: ¡Lamentablemente! (Explosión) EL: ¡Por suerte! (Explosión) Una explosión. Yo no soy un hombre banal, yo no soy un idiota como todos los idiotas que conociste. (Explosión) ELLA: Escuchá. Una explosión. EL: ¡Yo no soy un cualquiera! Fui invitado a la casa de princesas que tenían unos escotes hasta el ombligo y que se ponían encima una chaquetitas para taparse, sin eso habrían estado desnudas. Tenía ideas geniales, podría haberlas escrito, me las habrían pedido. Podría haber sido poeta. ELLA: Vos te crees que sos más listo que los demás; yo también lo creí, un día en el que estaba loca. No es verdad. Fingí que te creía. Porque vos me sedujiste, pero no sos más que un cretino. El: ¡Cretina! ELLA: ¡Cretino! ¡Seductor! EL: No me insultes. No me digas más seductor. ¡No tenés vergüenza! ELLA: No te estoy insultando. Te estoy desenmascarando. EL: Yo también te estoy desenmascarando. ¡Tomá! Te saco el maquillaje. (El le da un fuerte cachetazo) ELLA: ¡Estúpido! ¡Seductor! ¡Seductor! EL: ¡Basta!.... porque... ELLA: ¡Don Juan! (Ella le pega) ¡Bien hecho! EL: Callate... escuchá...

Los ruidos exteriores se intensifican, las vociferaciones, los tiros que se escuchaban vagamente a lo lejos, se fueron acercando y están debajo de la ventana. El, que se prepara para reaccionar violentamente a los insultos de ella, se detiene súbitamente y ella también.

ELLA: ¿Qué están haciendo ahora? Abrí la ventana y mirá. EL: Antes me dijiste que no la abriera. ELLA: Cedo. ¿Ves? Soy buena. EL: Es verdad, por una vez es verdad. ¡Mentirosa! De todas maneras no vas a tener frío. ¡La cosa está que arde!

(El va a abrir la ventana y mira)

ELLA: ¿Qué está pasando? EL: Nada importante. Hay tres muertos. ELLA: ¿De cuales? EL: Uno de cada bando. Y uno neutral, uno que pasaba. ELLA: No te quedés en la ventana. Te van a disparar. EL: Cierro. (El cierra la ventana) De todas maneras se están alejando. ELLA: Seguramente ya se fueron. EL: Dejame ver. ELLA: No abras. (El abre la ventana) ¿Porqué se fueron? Contestame. ¡Cerrá la ventana! Tengo frío. (El cierra la ventana) Nos vamos a asfixiar. EL: De todas maneras se ve que se están espiando. Sus cabezas se ven, una en cada esquina. No vamos a poder pasear. Todavía no podemos salir. Vamos a decidir más tarde. Mañana. ELLA: Otra buena ocasión para no tomar una decisión. EL: Así es.

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ELLA: ¡Y esto va a seguir, va a seguir! Cuando no es una tormenta es una huelga de los ferroviarios, cuando no es una gripe, es una guerra. Cuando no es una guerra, de todas maneras es una guerra. ¡Ah, es fácil! ¿Y qué vamos a encontrar al cabo del tiempo? ¡Sabemos bien qué vamos a encontrar al cabo del tiempo! EL: ¿Terminaste de arreglarte y de volver a arreglarte? Ya sos suficientemente linda, no vas a ser más linda de lo que sos. ELLA: Cuando estoy desarreglada, no te gusta. EL: No es momento para ser coqueta. Hacés las cosas al revés. ELLA: Me adelanto a mi tiempo. Me arreglo para días mejores. (una bala que viene de la calle agujerea un vidrio de la ventana)

ELLA y EL: ¡Ah! ¿Viste?ELLA: ¿Estás herido?EL: ¿Estás herida? ELLA: ¡Te dije que cerraras los postigos!EL: Me voy a quejar al propietario. ¿Cómo puede permitir esto? ¿Dónde está? En la calle, por supuesto, divirtiéndose. ¡Ay, esta gente!ELLA: ¡Cerrá los postigos! (El cierra los postigos. Oscuridad) ¡Prendé la luz! ¡Hay que ver! No podemos estar a oscuras.EL: Pero me dijiste que cerrara los postigos. (El se dirige hacia el interruptor en la oscuridad y tropieza con un mueble) ¡Ay, me lastimé!ELLA: ¡Torpe!EL: ¡Dale, insultame! ¿Dónde está esa cosa? No es fácil de conocer esta casa. Nunca se sabe dónde se les ocurre poner los interruptores. No se mueven y, sin embargo, cambian de lugar todo el tiempo. (Ella se levanta y se dirige, en la oscuridad, hacia el interruptor. Se tropieza con él)ELLA: ¡Tené cuidado!EL: ¡Vos tené cuidado! Ella logra prender la luzELLA: ¡Me hiciste un chichón!EL: ¡Vos me pisaste!ELLA: ¡Me lo hiciste a propósito!EL: ¡Vos lo hiciste a propósito! (Se van a sentar cada uno en una silla. Pausa) Si no te hubiera visto, no nos habríamos conocido. ¿Cómo habría sido? Podría haber sido pintor. Tal vez otra cosa. ¿Qué hubiese pasado? Tal vez estaría viajando. Tal vez sería más joven. ELLA: Tal vez habrías muerto en un asilo. Seguramente nos hubiéramos conocido otro día. Puede ser que “eso otro” no exista. ¿Cómo saberlo?EL: En una de esas no me preguntaría si tengo razones para vivir. En una de esas tendría otras razones para no estar contento.ELLA: Habría visto crecer a mis hijos. O habría hecho cine. Viviría en un hermoso castillo con flores y guirnaldas. Habría hecho, habría hecho ¿qué? ¿Sería qué?EL: Me voy (El agarra su sombrero, se dirige hacia la puerta, se escucha un ruido muy fuerte. El se detiene delante de la puerta) ¿Escuchás?ELLA: No soy sorda. ¿Qué es?EL: Una granada. Están atacando con granadas.ELLA: De todas maneras, si te hubieras decidido, nunca podríamos pasar. Estamos entre dos fuegos. ¿Cómo se te ocurrió elegir esta casa en el límite entre los dos barrios?EL: Vos quisiste esta casa.ELLA: ¡Mentiroso!EL: ¿No tenés memoria? O ¿lo hacés a propósito?. Vos querías este departamento por la buena vista. Me dijiste que eso me cambiaría las ideas.ELLA: Estás inventando. Nunca tuvimos ideas.EL: No podíamos saber.... Nada hacía pensar que...ELLA: ¿Ves? Lo estás reconociendo. Fuiste vos quien eligió la casa.EL: ¿Cómo iba a hacerlo, si no tenía ni idea? Era una cosa o la otra.ELLA: Lo hicimos porque si. (Fuertes ruidos de afuera. Gritos, pasos en la escalera) ¡Suben! ¡Cerrá bien la puerta!EL: Está cerrada. Cierra mal.

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ELLA: De todas maneras, cerrala bien.EL: Están en el palier.ELLA: ¿En el nuestro? (Se escucha que golpean la puerta)EL: Calmate, no nos buscan a nosotros. Están golpeando en la puerta de enfrente. (Escuchan. Los golpes continúan)ELLA: Se los llevan.EL: Están subiendo al piso de arriba.ELLA:. Están bajando.EL: No, están subiendo.ELLA: BajanEL: No, suben.ELLA: Te digo que están bajando.EL: ¡Siempre querés tener razón! Te digo que suben.ELLA: Están bajando. Ni siquiera sabés interpretar los ruidos. Es por el miedo.EL: Que suban o que bajen, da lo mismo. La próxima vez, van a venir a nuestra casa.ELLA: Hagamos una barricada. El armario. ¡Empujá al armario contra la puerta! ¡Y decís que tenés ideas!EL: No dije que tuviera ideas. De todas maneras, una de las dos cosas....ELLA: El armario, dale, empujá el armario. (Agarran el armario que está a la derecha y lo empujan contra la puerta que está a la izquierda) Vamos a estar más tranquilos. Por lo menos eso.EL: ¡Tranquilidad! ¡Si le decís a esto tranquilidad! Ya no sabés lo que decís.ELLA: Por supuesto. Con vos no se puede decir que tengo tranquilidad, nunca tengo tranquilidad con vos.EL: ¿Qué te hago para no dejarte estar tranquila?ELLA: ¡Me molestás! No me molestes. De todas maneras, me vas a molestar.EL: No voy a decir nada más, no voy a hacer nada más. No voy a hacer nada de nada. Siempre vas a decir que te molesto. Sé muy bien lo que estás pensando.ELLA: ¿Qué estoy pensando?EL: Estás pensando lo que estás pensando.ELLA: Insinuaciones, alusiones venenosas.EL: ¿En qué son venenosas, esas insinuaciones?ELLA: Todas las insinuaciones son venenosasEL: Para empezar, no son insinuaciones.ELLA: Si, son insinuacionesEL: NoELLA: Si.EL: No.ELLA: Entonces ¿qué son, si no son insinuaciones?EL: Para saber qué son las insinuaciones, hay que saber qué son. Dame la definición de insinuación; exijo la definición de insinuación.ELLA: ¿Ves que bajaron? Se llevaron a los del palier. No están gritando más. ¿Qué les hicieron?EL: Seguro que los degollaron.ELLA: ¡Qué idea loca! ¡Ay, no! No es una idea loca, pero ¿porqué los degollaron?EL: De todas maneras no puedo ir a preguntarles. No es el momento.ELLA: En una de esas no los degollaron. Después de todo, les pueden haber hecho otra cosa. (Gritos, ruidos de afuera, las paredes tiemblan).EL: ¿Oís?ELLA: ¿Ves?EL: ¿Vos ves?ELLA: ¿Vos oís?EL: Están usando minas subterráneas.ELLA: Vamos a terminar en el sótano.EL: O en la calle, vas a tomar frío.ELLA: En el sótano, vamos a estar mejor. Ahí podemos poner la calefacción.EL: Podemos escondernos.ELLA: Ahí no se les va a ocurrir buscarnos.EL: ¿Porqué?

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ELLA: Es muy profundo. Ni se imaginan que gente como nosotros o ni siquiera como nosotros, pasen su existencia como bestias, en los abismos.EL: Están registrando por todos lados.ELLA: ¡Andate!. Yo no soy la que te no te deja salir. Tomá aire, aprovechá la ocasión para inventarte otra existencia. Andá a ver si existe otra existencia.EL: No es el mejor momento. Llueve, hiela.ELLA: Dijiste que era yo la que tenía frío.EL: Ahora soy yo. Tengo frío en la espalda. Tengo derecho a tener frío en la espalda.ELLA: Tenés todo el derecho, es evidente. Yo no tengo ninguno. Ni siquiera el de tener calor. Mirá la vida que me diste. Mirá si es alegre con todo esto aquí. (Ella muestra los postigos cerrados, el armario contra la puerta)EL: Es estúpido lo que estás diciendo, no podés acusarme de que sea yo el responsable de lo que pasa, de la furia de la gente.ELLA: Lo que te digo es que lo podías haber previsto. En todo caso, deberías habértelas arreglado para que esto no pasara cuando nosotros estuviésemos acá. Sos la personificación de la mala suerte.El: ¡Bueno! ¡Desaparezco! Mi sombrero. (El quiere ir a agarrar su sombrero. Un proyectil atraviesa la ventana y los postigos y cae en el medio del piso) (Miran el proyectil).ELLA: ¡Mirá! El caparazón de una tortuga-caracol.EL: El caracol no tiene caparazón.ELLA: ¿Qué tiene, entonces?EL: No sé. Un cascarón.ELLA: Es lo mismo.EL: ¡Ay! ¡Es una granada!ELLA: ¡Una granada!¡Va a explotar! ¡Apagá la mecha!EL: Ya no la tiene. Mirá, no explota.ELLA: No pierdas el tiempo. ¡Protégeme! (Ella va a esconderse en un rincón. El se dirige hacia la granada) ¡Te vas a matar! ¡Imprudente, imbécil!EL: ¡No podemos dejar esto acá, en el medio de la habitación! (El agarra la granada, la tira por la ventana. Se escucha una fuerte explosión desde afuera) ELLA: ¿Viste que explotaba? No habrá explotado adentro porque no hay suficiente aire. La granada explota con el aire. ¡Pudiste matar gente! ¡Asesino!EL: Al punto al que llegaron y en el montón, no se van a dar cuenta.ELLA: ¡Ahora no vamos a poder impedir más las corrientes de aire!El: ¿Ves? No alcanza con cerrar los postigos. Tenemos que poner el colchón. Pongamos el colchón.ELLA: Se te debería haber ocurrido antes. Hasta cuando tenés una idea, ya es demasiado tarde.EL: Mejor tarde que nunca.ELLA: ¡Filósofo, imbécil, seductor! ¡Apurate! El colchón. ¡Ayudame, dale! (Agarran el colchón de la cama y van a ponerlo contra la ventana).EL: No vamos a tener colchón para acostarnos esta noche.ELLA: ¡Es tu culpa! Ni siquiera hay dos colchones en la casa. Mi marido, ese que me obligaste a dejar, tenía muchos. Los colchones no faltaban en esa casa.EL: Era colchonero. Eran los colchones de otros, no es que fuera inteligente.ELLA: En una circunstancia como esta, sería inteligente.EL: En otras circunstancias, hubiera sido inteligente. Con colchones por todos lados, la casa debíó ser graciosa.ELLA: No era un colchonero cualquiera. Era colchonero aficionado, lo hacía por amor al arte. Y por mi amor. ¿Qué hacés vos por mi amor?EL: ¿Por tu amor? Me estoy arruinando.ELLA: Nada importante.EL: Si.ELLA: En todo caso eso no te cansa. ¡Vago! (Todavía hay ruido, la puerta de la derecha se cae. Humo.)EL: ¡Esto ya es demasiado! Cuando se cierra una puerta, siempre tiene que haber otra que se abra.ELLA: ¡Me vas a enfermar! Ya estoy enferma. Sufro del corazón.EL: O que se caiga sola.ELLA: Seguís insistiendo en que no es tu culpa.EL: Yo no soy el responsable.ELLA: ¡Nunca sos el responsable!EL: Está en la lógica de los acontecimientos.

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ELLA: ¿Qué lógica?EL: La lógica objetiva de los acontecimientos, está en la lógica objetiva de los acontecimientos.ELLA: ¿Qué vamos a hacer con esta puerta? Ponela de nuevo en su lugar (El mira por el hueco de la puerta).EL: No hay nadie en lo de los vecinos. Se deben haber ido de vacaciones. Se olvidaron los explosivos en su casa.ELLA: Tengo sed, tengo hambre. Andá a ver si encontrás algo.EL: Podríamos salir. La puerta de los vecinos da a la calle de atrás que está más tranquila.ELLA: Lo único que querés es irte. Esperá que me pongo el sombrero (El sale por la derecha) ¿Adónde vas?EL, entre bastidores: No podemos salir. ¡Claro! La pared se cayó sobre el palier de los vecinos. Un montón de piedras (Entra) No podemos pasar por ahí, tenemos que esperar a que la cosa se calme en nuestra calle. Vamos a poder sacar el armario y pasar.ELLA: Voy a ir a ver (Ella sale)EL, solo: ¡Si me hubiera ido antes! ¡Hace tres años! O el año pasado. O, por lo menos, el sábado. Ahora estaría lejos, con mi mujer. Reconciliados. Aunque ella ya se volvió a casar. Bueno, entonces con otra. En la montaña. Estoy preso de un amor funesto ¡y culpable! Se podría decir que es un castigo justo.ELLA, volviendo: ¿Qué estás refunfuñando? ¿Quejas?EL: Estoy pensando en voz alta.ELLA: Encontré salchichón en la alacena de los vecinos. Y también cerveza. La botella reventó. ¿Dónde podemos ponernos para comer?EL: Donde quieras. En el piso. La silla nos puede servir de mesa.ELLA: ¡Qué mundo patas arriba! (Se sientan en el piso alrededor de la silla. Se escuc han ruidos de afuera. Gritos, tiros) ¡Subieron! ¡Esta vez, subieron!EL: ¡Dijiste que habían bajado!ELLA: Pero no dije que no iban a volver a subir.EL: Era de esperar.ELLA: Pero ¿qué querías que hiciera?EL: Yo no te dije que hicieras nada.ELLA: ¡Por suerte! Por lo menos me dejás esa posibilidad. (Por un agujero que acaba de hacerse en el techo, cae una estatuilla que se rompe sobre la botella de cerveza, que se rompe también) ¡Uy! ¡Mi vestido! ¡Mi mejor vestido! ¡El único! Un gran sastre me había pedido que me case con él.EL, recogiendo los pedacitos de la estatuilla: Es una reproducción en miniatura de la Venus de Milo.ELLA: Vamos a tener que barrer todo esto. Limpiar mii vestido. ¿Dónde vamos a encontrar una tintorería ahora? Ahora están haciéndose la guerra. Se creen que eso los distrae. (Mirando los pedazos de la estatuilla) No es la Venus de Milo, es la Estatua de La Libertad.EL: Mirá bien. Le falta un brazo.ELLA: Se acaba de romper cuando cayó.EL: Ya estaba roto.ELLA: ¿Y qué? Eso no prueba nada.EL: Te digo que es la Venus de Milo.ELLA: NoEL: Si. Mirá bién.ELLA: Vos ves Venus por todas partes. Es la estatua de La Libebrtad.EL: Es la estatua de la Belleza. Amo la Belleza. Podría haber sido escultor.ELLA: ¡Muy bella tu Belleza!EL: Una Belleza siempre es bella. Aunque hay raras excepciones.ELLA: La excepción soy yo.. ¿ estás queriendo decir eso?EL: No sé lo que quiero decir. ELLA: ¿Ves? Me estás insultando.EL: Voy a demostrarte que...ELLA, interrumpiendo: No tengo ganas de que me demuestres nada. ¡Dejame tranquila!EL: ¡Vos, dejame tranquilo! ¡Quiero estar tranquilo!ELLA: Yo también quiero estar tranquila... Pero ¡con vos...! (Otro proyectil atraviesa la pared y cae al piso) ¿Te das cuenta de que con vos es imposible?EL: No es posible estar tranquilos... Es verdad. Pero está más allá de nuestra voluntad. No es posible.¡Objetivamente!ELLA: Estoy harta de tu manía de la objetividad. Mejor tengamos cuidado con el proyectil, va a explotar... como el otro...

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EL: Pero no, no. Esto no es una granada. (Lo toca con el pie)ELLA: ¡Cuidado! Nos va a matar, va a destruir la habitación.EL: Es un detonador de un obús.ELLA: ¡Exacto! Está hecho para que detone.EL: Un detonador de obús es una cosa que ya detonó. Entonces, no va a volver a detonar.ELLA: ¡Estás diciendo cualquier cosa! (Nuevo proyectil rompe el espejo del tocador) ¡Rompieron el espejo! ¡Rompieron el espejo!EL: ¡Qué se le va a hacer!ELLA: ¿Cómo voy a hacer para arreglarme? Ahora vas a decir que soy coqueta...EL: Mejor comé el salchichón...

Ruidos arriba. Cascotes caen desde el techo. Los dos se esconden debajo de la cama. Los ruidos exteriores se intensifican. Los disparos de ametralladora se mezclan con los hurras. Están debajo de la cama uno al lado del otro, cara al público.

ELLA: Cuando era chiquita, era una nena. Los chicos de mi edad también eran chicos. Varoncitos, mujercitas. No éramos todos de la misma estatura. Siempre hay algunos más bajitos, más altos, rubios, castaños, ni castaños ni rubios. Aprendíamos a leer, a escribir, a contar. Restas, divisiones, multiplicaciones, sumas. Porque íbamos a la escuela. Había algunos que estudiaban en su casa. Había un lago, no muy lejos. Con peces, los peces viven en el agua. No como nosotros. Nosotros no podemos ni cuando somos chicos. Sin embargo, deberíamos ¿por qué no?EL: Si hubiera aprendido técnica, sería técnico. Fabricaría objetos. Objetos complicados. Objetos muy complicados, cada vez más complicados. Eso nos simplificaría la existencia.ELLA: A la noche, dormíamos.EL, durante ese tiempo, los escombros siguen cayendo del techo. Al final de la obra, no habrá más techo. Ni tampoco paredes. Se podrán ver, en su lugar, una especie de escaleras, siluetas, pueden ser estandartes : Un arco iris, dos arco iris, tres arco iris. Yo los contaba. Tal vez más. Me hacía la pregunta. Había que contestarla ¿De qué pregunta se trataba exactamente? No podíamos saberlo. De todas maneras, para tener la respuesta tenía que hacer la pregunta...La pregunta ¿Cómo podemos tener la respuesta si no hacemos la pregunta? Entonces, a pesar de todo, yo hacía la pregunta; no sabía cuál era, pero la hacía igual. Era lo menos malo que podía hacer. Los que saben la pregunta son listos... Uno se pregunta si la respuesta depende de la pregunta, o si es la pregunta la que depende de la respuesta. Esa es otra pregunta. No. Es la misma. Un arco iris, dos arco iris, tres arco iris, cuatro...ELLA: ¡Esas son todas tonterías!EL, escuchando, mirando caer los cascotes y los proyectiles. Los proyectiles deben ser ridículos o absurdos: pesazos de tazas, cabezas de pipas, cabezas de muñecas, etc.: En vez de morir solo, hay gente que se hace matar por otros. No tienen paciencia. O, eso es lo que los divierte.ELLA: O, en una de esas, es para demostrarse que no es verdad. EL: O porque, en una de esas, es más fácil. Más divertido.ELLA: ¡Así es la gente!EL: Se matan entre sí.ELLA: Se turnan para matarse. Al mismo tiempo, no pueden (Retoma el hilo de los recuerdos)EL: Estaba en el umbral de la puerta. Miraba.ELLA: Había también un bosque con árboles.EL: ¿Qué árboles?ELLA: Árboles que crecían. Más rápido que nosotros. Con hojas. En el otoño, las hojas se caen. (Proyectiles, que no se ven, producen un enorme agujero en la pared. Cascotes caen alrededor de ellos, sobre la cama)EL: ¡Ay!ELLA: ¿Qué te pasa? ¡No te tocó!EL: A vos tampoco.ELLA: Entonces ¿qué te pasa?EL: Me podría haber tocado.ELLA: ¡Así sos vos! Te quejás por todo.EL: Sos vos la que siempre se queja.ELLA: ¡Eso! Hablá de los demás. Siempre tenés miedo de lo que pueda pasarte a vos. Sos un poca cosa, por no decir que sos un cobarde; en lugar de tener un oficio, que es lo que hace a un hombre. Toda la gente lo necesita. Si hay una guerra, no se lo llevan.

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Ruidos fuertes en la escaleraELLA: ¡Vuelven! Esta vez, van a subir a casa.EL: Te das cuenta de que no pierdo la cabeza por nada.ELLA: Casi siempre perdés la cabeza por nada.EL: Esta vez, no.ELLA: Porque siempre querés tener razón. Los proyectiles no caen más.EL: ¡Pararon!ELLA: Seguro que es un recreo (Salen de debajo de la cama y se levantan. Miran el piso, lleno de proyectiles, los agujeros de la pared se van agrandando cada vez más) Podríamos salir por ahí (Mostrando un agujero de la pared) ¿Adónde da esto?EL: Esto da a las escaleras.ELLA: ¿Esto da a cuáles escaleras?EL: Esto da a las escaleras que dan al patio.ELLA: ¿A las escaleras que dan a qué patio?EL: Esto da a las escaleras que dan al patio que da a la calle.ELLA: ¿Qué dan a qué calle?...EL: Que dan a la calle donde se están haciendo la guerra.ELLA: Entonces, es un callejón sin salida.EL: Entonces, es mejor que nos quedemos. No te pongas el sombrero, no vale la pena que te pongas el sombrero.ELLA: Las salidas que se te ocurren son siempre malas. ¿Porqué pensás en salir si no podemos?EL: No había pensado en salir más que en el caso en el que hubiera posibilidades de salir.ELLA: Entonces, no se puede pensar en la posibilidad de salir.EL: Te estoy diciendo que no pienso en la posibilidad de salir. Te dije que lo habría pensado solamente en el caso en el que la posibilidad fuera posible.ELLA: No necesito que me des lecciones de lógica. Tengo más lógica que vos. Lo demostré toda mi vida.EL: Tenés menos.ELLA: Tengo más.EL: Menos.ELLA: Más. Mucha más.EL: Callate.ELLA: No vas a poder hacerme callar.EL: Callate. ¿Oís? Escuchá (Clamores en las escaleras y en la calle)ELLA: ¿Qué están haciendo?EL: ¡Están subiendo! ¡Están subiendo! ¡son muchos!ELLA: ¡Nos van a meter en la cárcel! ¡Me van a matar!EL: Nosotros no hicimos nada.ELLA: Nosotros no hicimos nada.EL: Justamente. Es por eso.ELLA: No nos metimos en sus historias.EL: Es por eso, te digo que es por eso.ELLA: Si nos hubiéramos metido, nos habrían matado igual.EL: Ya estaríamos muertos.ELLA: Es un consuelo.EL: Al menos nos salvamos de los bombardeos. No están bombardeando más.ELLA: ¡Suben!EL: ¡Suben!ELLA: Suben cantando (Por el hueco de la pared se ven siluetas que suben, se escuchan cantos)EL: No se están peleando más.ELLA: Están cantando victoria.EL: ¡Ganaron!ELLA: ¿Ganaron qué?EL: ¡Yo que se! La batalla.ELLA: ¿Quién ganó?EL: Los que no perdieron.ELLA: ¿Y los que perdieron?

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EL: No la ganaron.ELLA: ¡Qué listo! Yo dudaba.EL: Tenés algo de lógica, a pesar de todo. No mucha, un poco.ELLA: Y ¿qué están haciendo los que no ganaron?EL: Están muertos o llorando.ELLA: ¿Porqué están llorando?EL: Porque tienen cargo de conciencia. Se equivocaron y se dan cuenta.ELLA: ¿En qué se equivocaron?EL: Se equivocaron en no ganar.ELLA: ¿Y los que ganaron?EL: Tuvieron razón.ELLA: ¿Y si ninguno de ellos ni ganaron ni perdieron?EL: Es la paz blanca.ELLA: Y ahora ¿qué va a pasar?EL: Es la monotonía. Toda la gente está roja de bronca.ELLA: Por lo menos, ya no hay peligro. ¡Por ahora!EL: Ya no vas a tener más miedo.ELLA: ¡Sos vos el que no va a tener más miedo! ¡Temblabas!EL: No tanto como vos.ELLA: Yo tuve menos miedo que vos. (El colchón se desprende. Se ven banderines por la ventana. Iluminación. Petardos) ¡Ufa! ¡Ya empezaron de nuevo! Justo ahora que el colchón se cae. ¡Escondámonos debajo de la cama!EL: ¡Pero no! ¡Es el festejo! Es la ceremonia de la victoria. Están desfilando por las calles. Sin duda eso los pone contentos. Nunca se sabe.ELLA: ¿No nos van a meter en su desfile? ¿Nos van a dejar tranquilos? Cuando hay paz, no dejan tranquila a la gente.EL: De todas maneras, estamos más tranquilos así. Estamos mejor a pesar de todo.ELLA: No estamos bien. Estamos mal.EL: Mal es mejor que peor.ELLA, con desprecio: La filosofía. La filosofía. No te vas a curar nunca. La experiencias de la vida no te sirven para nada. Te vuelven filósofo. Estabas diciendo que querías salir, ¡salí si querés!EL: No en cualquier condición. Si salgo, me van a molestar, hay que esperar que vuelvan a sus casas. Prefiero aburrirme en casa. Si vos querés salir, yo no te lo voy a impedir.ELLA: ¡Ya veo lo que querés! EL: ¿Qué quiero?ELLA: ¡Me querés echar a la calle!EL: ¡Sos vos la que quiere echarme a la calle!ELLA, mirando los escombros y las paredes agujereadas: Vos ya me dejaste en la calle. Estamos en la calle.EL: Estamos en la calle, pero no del todo.ELLA: Ellos están contentos, comen, toman, dan vueltas, son terribles, pueden hacer cualquier cosa, pueden tirarse sobre una, ¡una pobre mujer! ¡Imagínense! De todas maneras no con cualquiera, prefiero a un idiota, por lo menos un idiota no tiene proyectos.El: Vos me lo reprochaste.ELLA: Te lo voy a reprochar siempre.EL: ¿Qué están preparando ahora? Se callaron. Esto no va a durar mucho. ¡Cómo los conozco, cómo los conozco! Cuando se les mete algo en la cabeza, es espantoso, pero cuando no tienen nada, se ponen a buscar y a buscar. Encuentran cualquier cosa; inventan algo, se puede esperar cualquier cosa. Al menos, cuando se están peleando, si al principio no saben la causa, siempre encuentran alguna razón. No van más allá de sus razones, o en una de esas sí, pero lo canalizan en un sentido y cuando lo encuentran, empiezan de nuevo. ¿Qué harían si no? ¿Qué buscan?ELLA: ¡Buscalo por ellos! No podés. No querés romperte la cabeza, no te importa. ¿Porqué no te importa? Dales las razones ya que decís que las están buscando.EL: No hay razones para nada.ELLA: Eso no impide a la gente pelearse, no sirven para otra cosa.EL: ¿Escuchás que ya no cantan más? ¿Qué estarán preparando?ELLA: ¿Y a nosotros qué nos importa? Sacando lo del peligro, claro. Ya que decís que no nos puede pasar nada, podés vivir adentro, tu vida está aquí. (Ella muestra la casa) Si quisieras hacer alguna cosa, pero no sos capaz de hacer nada. Te falta imaginación. Mi marido era un genio. Tuve la pésima idea de tener un amante, peor para mí.

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EL: Por lo menos, nos van a dejar en paz.ELLA: Es justo. La paz estalló; declararon la paz. ¿Qué va a pasar con nosotros? ¿Qué va a pasarnos? Rumores leves desde la calle EL: De todas maneras, era mejor antes. Teníamos tiempo.ELLA: ¿Antes de qué?EL: Antes de que esto empezara...Antes de que empiece de nuevo.ELLA: ¿Antes de que quién empiece qué?EL: Antes de que no haya nada, antes de que haya algo.ELLA: ¿Cómo vamos a hacer para arreglar la casa?EL: Me lo estaba preguntando.ELLA: Te las vas a tener que arreglar vos.EL: Ya no vamos a poder conseguir un albañil, están todos festejando. Se están divirtiendo, están todos en la calle. Hace un rato, estaban todos parados por la guerra, ahora están parados por la paz, ¡es lo mismo! De todas maneras, nunca están donde tienen que estar.ELLA: Es porque siempre están por todas partes. Cese progresivo del ruidoEL: No es fácil estar en ninguna parte.ELLA: La cosa se está calmando. ¿Escuchás? Se está calmando.EL: Los acontecimientos se aceleran cuando ya no pasa nada. Cese total del ruidoELLA: Se está calmando del todo.EL: Es verdad. Seguro van a volver a empezar ¡seguro!ELLA: Nunca se van a poner de acuerdo. ¿Para qué sirve esto?EL: Sirve para vivir la vida.ELLA: Nosotros también la vivimos.EL: Ellos la viven menos estúpidamente. Creo que de otra manera se aburren. Hay muchas maneras de aburrirse.ELLA: Vos nunca estás contento con la tuya. Siempre celoso de los otros. Igual hace falta que arreglemos la casa. No nos podemos quedar así, seguro que te gustaría que mi marido el colchonero estuviera acá.

Aparición de la cabeza del Soldado por uno de los agujeros de la pared.SOLDADO: ¿Está juanita aquí?EL: ¿Qué Juanita?ELLA: No está Juanita acá. No hay ninguna Juanita. Aparición de los dos Vecinos por el lado derecho que estaba caídoVECINO: ¡Acabamos de llegar! ¡Qué sorpresa! ¿Ustedes estuvieron todo el tiempo acá?VECINA: Debió ser interesante.VECINO: No somos complicados. Nos divertimos en cualquier parte siempre que haya algún lío.ELLA: ¡Arreglen su puerta!EL, al Soldado: No está Juanita acá, no, no está Juanita.SOLDADO: ¿Adónde pudo haberse quedado? Tenía que esperarme.EL, al Soldado: No me interesa, métase en sus asuntos.SOLDADO: Estoy preocupado.ELLA, a EL: Hay que arreglar este desastre, ayudame. Vas a salir después.EL: ¡Vos vas a salir después!ELLA y EL: ¡Vamos a salir después!ELLA, a El: Volvé a poner el colchón contra la ventana. Ponelo bien.EL: ¿Para qué? No hay más peligro.ELLA: Hay corrientes de aire. Hay gripe, hay microbios y, además, tenemos que prevenirnos.SOLDADO: ¿No saben quién puede haberla visto?

Ella pone la cama contra el agujero por el que se veía al Soldado, cierran la puerta en la cara de los vecinos. Se escucha arriba el ruido de una sierra.

ELLA: ¿Escuchás? ¿Ves? Empieza de nuevo. Te dije que iba a empezar de nuevo. Vos me contradecías, y tengo razón.EL: No tenés razón.ELLA: ¿Estás diciendo que no me contradecís? ¡Probalo!EL: No está empezando de nuevo.

Se ve descender lentamente desde lo alto, cuerpos sin cabeza que cuelgan, cabezas de muñeca sin cuerpo.

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ELLA: ¿Qué es esto? (Ella se corre porque un pie, de uno de los cuerpos, le toca la cabeza) ¡Ay! (Ella va a tocar una de las cabezas, mira las otras) ¡Lindas las muñequitas! ¡Decime entonces qué es! ¡Hablá! ¡Vos que sos tan charlatán! Te quedaste mudo. ¿Qué es esto?EL: No sos ciega. Son cuerpos sin cabeza y ahí cabezas sin cuerpo.ELLA: Estaba ciega cuando te vi; no te había mirado. Quisiera serlo cuando te miro.EL: Yo también quisiera ser ciego cuando te miro.ELLA: Entonces, si no sos ciego, ni del todo idiota, explicame... ¡Ay! Caen como estalactitas. ¿Porqué? ¿Te das cuenta? Todavía hay lío. EL: No. Están haciendo justicia con serenidad. Pusieron la guillotina acá arriba. Ya ves que es la paz.ELLA: ¿Qué vamos a hacer? ¡El lío en el que me metiste!EL: ¡Al diablo!...Va a ser mejor que nos escondamos.ELLA: ¡Dame una mano! ¡Vago! ¡Seductor!

Tapan la ventana, obstruyen las puertas, mientras, se ven siempre las siluetas y las fanfarrias a través de las paredes en ruinas alrededor de la habitación.

EL: ¡Tortuga!ELLA: ¡Caracol!

Se abofetean y sin transición vuelven al trabajo.

TELON