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Dossier de Prensa alianza editorial XXIV Premio de Narrativa TORRENTE BALLESTER

Dossier prensa tartini

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Dossier prensa "La fuga del maestro Tartini" de Ernesto Pérez Zúñiga. XXIV Premio de Narrativa Torrente Ballester

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Dossier de Prensaa l i a n z a e d i t o r i a l

X X I V P r e m i o d e N a r r a t i v aT O R R E N T E B A L L E S T E R

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Ernesto Pérez ZúñigaLa fuga del maestro TartiniALIANZA LITERARIA (AL)

15,50 x 23,00 cm448 páginasRústica

ISBN 978-84-206-7792-7Código 3472411

€ 18,00

Año de 1769, el músico Giuseppe Tartini rememora su vida cuando presume que el tiempo se le agota. Recuerda su infancia, en la que se forma tanto su sensibilidad musical con los sonidos de la naturaleza como la rebeldía que le acompañará durante toda su existencia al rechazar la educación eclesiástica que su padre había pensado para él. Tras múltiples aventuras con la espada, arte del que fue un avezado diestro, encuentra cierto sosiego en el arco del violín, el instrumento del que se convertirá en un virtuoso, y en Elisabetta Premazore, una mujer de clase humilde con la que mantuvo un amor prohibido.Su carrera como músico parece seguir el camino trazado cuando conoce a un violinista extraordinario. Comienza entonces un viaje a través de los secretos de la naturaleza humana que le llevan a enfrentarse con su lado más oculto.Ernesto Pérez Zúñiga nos traslada a los lugares sagrados de la memoria y su incisiva nostalgia a través de la vida del autor de la sonata conocida popularmente como El trino del Diablo, uno de los más importantes músicos del siglo XVIII. Una aventura física y espiritual, en busca de una armonía repleta de dificultades, en la que el lector se encontrará con valiosos personajes de aquella época, en Venecia o en Praga, y otros tantos del mundo mítico, capaces de anular el tiempo y fundir lo clásico con lo contemporáneo.

«Cuando buscas la belleza, también encuentras la de tu enemigo, y entonces renuncias a destruirlo.»

Una novela sobre la aventura de la vida y la pasión creadora, a través de la historia de uno de los músicos más extraordinarios de su tiempo.

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FOTO: LISBETH SALAS

Ernesto Pérez Zúñiga (1971), formado en Granada y nacido en Madrid, ciudad en la que reside, es novelista y poeta. En narrativa es autor de las novelas Santo diablo, El segundo círculo, galardonada con el Premio Internacional de Novela Luis Berenguer, y El juego del mono, publicada en Alianza Literaria.

También es autor del conjunto de relatos Las botas de siete leguas y otras maneras de morir y, entre sus libros de poemas, cabe destacar Cuadernos del hábito oscuro, Calles para un pez luna, con el que ganó el Premio de Arte Joven de la Comunidad de Madrid, y Ella cena de día. También es autor de ensayos y artículos publicados en revistas y ediciones literarias. Forma parte de diversas antologías, la más reciente Pequeñas resistencias 5.

Con La fuga del maestro Tartini, Ernesto Pérez Zúñiga ha ganado la XXIV edición del Premio Torrente Ballester que convoca la Diputación Provincial de A Coruña.

Su web es www.ernestoperezzuniga.com

Aunque nació en Madrid, creció en Granada. Allí le enseñaron a escuchar jardines que habían sido diseñados para ello por los antepasados nazaríes: como al resto de granadinos, aunque no es algo de lo que se hable habitualmente entre ellos. Uno de sus grandes placeres desde niño era escuchar, en el tocadiscos de sus padres, vinilos de Tchaikovsky y de Chopin. Fracasó en el coro de su colegio pero triunfó asistiendo a los conciertos de Manuel de Falla, desde donde se oyen las luces de la ciudad. El jazz lo descubrió por su cuenta. Un verano, antes de iniciar sus estudios de Filología española en la Universidad de Granada, quiso fundar una república musical en una isla del Báltico, junto a su amigo Joaquín Moya. Con el primer dinero que ganó, se compró un saxo tenor para perseguir a Lester Young, y girar como Thelonius Monk. En compañía de su saxofón, vivió en Málaga, en Ronda y en la Línea, donde fue profesor en un instituto. Después de un verano en la Habana sonera, pasó por Madrid, donde sobrevivió a un accidente de moto. Fue entonces cuando decidió no regresar a Andalucía y quedarse en Madrid para centrarse lo más posible en la escritura. Sus ensoñaciones de ganarse la vida como saxofonista no le llevaron a ninguna parte. Mientras tanto publicaba sus primeros libros en Madrid. Después de que una de las crisis económicas de nuestra época se llevara por delante la editorial donde trabajaba, se presentó a una plaza de técnico de literatura en el Instituto Cervantes, donde hoy coordina el Departamento de Actividades Culturales. Una buena parte de su sueldo la ha gastado en la aventura de Giuseppe Tartini. Desde que lo descubrió con el comienzo de siglo, ha viajado por Italia y Eslovenia en busca de su rastro: los lugares donde vivió y tocó, cualquier libro que lo mencionara, cualquier disco que lo incluyera. Poco a poco, se fue convirtiendo en el Giuseppe Tartini que imaginaba, pisando el mismo suelo que el músico pisó en el siglo XVIII, silbando la misma música que Tartini compuso en el mismo lugar. El tiempo y el espacio se fundieron en la invención y en la antigua armonía, cíclicamente renovada. Y pudo escribir esta novela.

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Santo diablo «Una memorable faena. Hay en esta novela mucha habilidad narrativa, buena escritura e imagi-nación sobrada y, también, una gran audacia».

JAVIER GOÑI, Babelia

«Santo diablo suscita fundadas expectativas so-bre la viabilidad del joven novelista. Zúñiga puede hacer carrera. Tiene condiciones, comen-zando por su independencia».

MIGUEL GARCÍA-POSADA,ABCD las Artes y las Letras

«Hace, pues, Pérez Zúñiga la crónica de un fracaso, pero también da el testimonio de una fe y la confesión de una esperanza. De ahí que su obra oscile entre el alegato dramático y la reflexión serena, y con todo ello cumple con el objetivo clásico del relato histórico, servir de enseñanza para la vida».

SANTOS SANZ VILLANUEVA, El Cultural

Las botas de siete leguas y otras maneras de morir «Literatura pura y dura».

LUIS MATEO DÍEZ, El Norte de Castilla

«Realismo y fantasía se combinan en historias entreveradas de vida y literatura en las cuales lo primordial está en la indagación interior de sus criaturas.»

ÁNGEL BASANTA, El Cultural

Cuadernos del hábito oscuro «Un territorio estético enormemente personal.»

LUIS ALBERTO DE CUENCA, Ínsula

El juego del mono«Todavía en la literatura española contempo-ránea abundan los adoradores de Las mil y una noches, como Ernesto Pérez Zúñiga en El Juego del mono».

FERNANDO IWASAKI, Babelia

«Hay en el estilo de Pérez Zúñiga, que es, des-de siempre, autor de cuentos y un poeta sin-gular, impulso imaginativo, muchos reflejos de brillantes sugerencias».

CARLOS GARCÍA GUAL, Ínsula

«Este bello libro se nos presenta como una metáfora salvífica del poder del arte, de la literatura como transformación del mundo, de la visión del hombre ante las cosas».

JUAN ÁNGEL JURISTO, Abc Cultural

«Una prosa limpia y dura, esculpida a cincel, de deuda poética».

BLANCA RIESTRA, Culturamas

El segundo círculo «Un ritmo dramático excelente. Escenarios muy visuales descritos con expresividad y gran in-tencionalidad».

LLUÍS SATORRAS, Babelia

«Un sentido de la narratividad muy cinemato-gráfico. Una novela muy bien estructurada que muestra lo que puede dar de sí el autor.»

JUAN ÁNGEL JURISTOABCD las Artes y las Letras

«Una escritura lúdica y simbólica de imaginería atrevida».

AMALIA BULNES, Revista Mercurio

La prensa ha dicho…

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¿Qué tipo de novela es La fuga del maestro Tartini?

Se trata de las memorias que escribe en su vejez Giusep-pe Tartini, músico fascinante del siglo XVIII. Se com-plementan con la versión de un personaje que ha inter-venido en el destino de Tartini de una manera que él solamente logra vislumbrar. La fuga del maestro Tar-tini se sirve con naturalidad de elementos de la novela psicológica, la histórica, la fantástica y la de aventuras, para mostrar los diversos planos que contiene una vida, con lo recordado pero también con lo olvidado, con las experiencias evidentes, y también con aquellas sólo intuidas. Es una aventura exterior e interior. En ella se integran historia, vida, sueño y mito.

¿Cuál es la «fuga» de Tartini?

El término se emplea en su doble sentido. Tartini co-mienza a huir desde muy joven del destino eclesiástico que le tenía reservado su familia. Primero se convierte en maestro de la espada, una máscara de la que también terminará huyen-do hasta encontrar, con autenticidad, su vocación musi-cal; pero ahí crea otras máscaras, otras esclavitudes de las que también tiene que huir, de experiencia en experiencia. Así lo hará hasta encontrarse definitivamente consigo mismo.

Por otro lado, la novela está construida como una fuga musical. Cada tema narrado por Tartini en sus memo-rias, se va desarrollando en una voz posterior, misterio-sa, que lo matiza o lo enriquece, desvelando lo que en ellos queda oculto, como una “fuga”.

Además, el título tiene mucho que ver con el final de la novela; pero esto es algo de lo que no puedo hablar.

¿Cómo llegaste a Tartini?

Me enamoré de su música. Escuché la Sonata del diablo y se me quedó tan dentro que quise saber todo sobre la persona que la había compuesto y escuchar el resto de su obra. Enseguida descubrí que había sido espadachín antes de violinista, y me fascinó esa transformación: la pericia, la técnica de la mano que servía para matar, para destruir, se convirtió en la misma mano que creó

una de las músicas más originales y bellas de su tiempo. Investigué durante dos años, viajando a cualquier lugar donde hubiera huellas de su presencia. Leí libros per-didos, encontré publicaciones muy especializadas, difí-ciles de localizar. Entrevisté a músicos, lutieres, biblio-tecarios, anticuarios. Mientras tanto, iba interiorizando su música. De alguna forma me iba convirtiendo en él. Salía de su antigua casa en Padua, hacia la Basílica don-de trabajó, por ejemplo, silbando una de sus melodías, quizá como él mismo había hecho, pisando el mismo suelo. Yo iba siendo el Giuseppe Tartini que descubría y el que al mismo tiempo me inventaba.

Giuseppe Tartini es un personaje construido desde diferentes planos: el artístico, el pasional, el filosófico, el histórico ¿Cuáles son, a tu entender, los rasgos más humanos de este personaje tan complejo?

Tartini encarna la aventura humana: vivir contra las di-ficultades de su tiempo, alcanzar algo valioso que se co-

rresponda con su identi-dad, bucear hasta el fondo de sí mismo e intentar co-nocer el sentido del mun-do, tratar de trascender la amenaza de la muerte creando algo que valga la pena para otros, ser feliz,

lograr la belleza y conservarla. Y todo ello en relación con otras personas que tienen su propia búsqueda, su propia visión. En ese cruce, resaltan los rasgos –positi-vos y negativos– de su humanidad.

¿Aporta el punto de vista histórico alguna peculiaridad a la novela? ¿Crees que podrías haber ubicado esta historia en cualquier época?

Tartini vivió en el siglo XVIII, un siglo que me interesa especialmente, en el que están desapareciendo las viejas certezas y apareciendo las certezas nuevas que crearán

Entrevista a Ernesto Pérez Zúñiga

El siglo XVIII me interesa especial-mente, porque están desapareciendo las viejas certezas y apareciendo las certezas nuevas que crearán el mun-do moderno.

La fuga del maestro Tartini se sirve con naturalidad de elementos de la novela psicológica, la histórica, la fantástica y la de aventuras, para mostrar los diversos planos que contiene una vida.

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Fausto quería conocerlo todo; Tartini también, conocer el sentido último de la existencia y, además, expresarlo musicalmente.

el mundo moderno. Conviven la aspiración a la cien-cia y el misticismo, por ejemplo, lo barroco, lo clásico y lo preromántico, la observación y la introspección, las instituciones religiosas y la necesidad de libertad individual. Los contrarios conviven y Giuseppe Tartini encarnó gran parte de ellos. Yo los he potenciado mu-cho en la novela. Esa convivencia de incertidumbres y aspiraciones es totalmente contemporánea.

La novela aborda las relaciones personales de Tartini desde tres puntos de vista: la familia, el amor y la amistad. Cuáles son, a tu entender, los grados de profundidad que establece el personaje con cada una de ellas.

Enorme en relación a la familia, aunque en oposición a las ataduras tradicionales que representa. También res-pecto a la amistad, a la que esta novela hace un decidido canto, a pesar de las traicio-nes que puede llegar a incluir. En cuanto al amor, la novela co-mienza con el viejo Tartini que escribe en su habitación, frente de la iglesia donde está enterrada su mujer, Elisabetta, una iglesia dedicada a una santa que se llama como la madre de Giuseppe: Caterina. Son las dos mujeres que marcan fundamentalmente su vida. De las dos tiene que huir; para su madre, él fue una car-ga; para él, lo fue Elisabetta, una mujer compleja, en el cruce de muchos intereses. A lo largo de la escritura de sus memorias, Tartini descubre parte de las claves de su relación con ellas, pero la totalidad solo las descubrirán los lectores. Hay otras mujeres fundamentales: Silvia, Giulietta, Catina, muy especialmente, la posadera con la que Tartini tiene un hijo bastardo, su único hijo; y Maddalena, una violinista muy joven, extraordinaria, la mejor de su tiempo para Tartini (incluyendo a los hom-bres), de la que, por supuesto, se enamora.

La relación de Tartini con la música es algo que abordas desde que el personaje es un niño, ¿podrías explicar la evolución que esta pasión tiene en la historia?

Tartini ama los sonidos antes que la música; aprende a escuchar a los seres vivos e inertes de la naturaleza;

a las personas y a sus objetos; posteriormente, aprende a escuchar y a interpretar la música de los músicos, con el afán de superarlos; pero, cuando lo consigue, no tie-ne bastante, su ambición crece hasta tal punto que, por ejemplo, quiere conocer la música que hacen los astros al girar. Y ese aprendizaje lo va trasladando a sus propias composiciones. Con el tiempo, se va dando cuenta de que la música que le interesa es la que suena dentro del alma, la que trasmite y pulsan las emociones humanas. Y de alguna manera siente que esa es la única música que le conecta con el origen, con esos sonidos de la natura-leza que perseguía desde niño. Cuando Tartini consigue la madurez suficiente, decide establecer una escuela de violín, por la que le acaban llamando el Maestro de las Naciones. A él acuden músicos de todas las latitudes. Y lo fue de muchos músicos importantes, Salieri, por ejem-plo. Mozart también lo cita en su tratado sobre el violín.

Tartini fue uno de los músicos más importan-tes de su tiempo, y su nombre cruzó en vida las fronteras de Europa.

El tiempo juega también un papel fundamental

en la idea que quieres transmitir: uno de los narradores de la historia, ese personaje entre siniestro y divertido, juega mucho con la idea de lo atemporal. Nos lleva a otras épocas de la historia, incluso a la actual: ¿cuál es tu intención en este juego?

Mostrar que todo está interconectado, no sólo en el es-pacio, también en el tiempo. Ese personaje que mencio-nas juega a señalar que, desde cierto punto de vista, pa-sado, presente y futuro suceden de manera simultánea, porque todos estamos relacionados en una red de accio-nes y efectos que superan nuestra concepción temporal de la vida.

La idea metafórica del viaje como catarsis de un personaje, está plasmada en la novela con una serie de viajes reales a través de los cuales Tartini experimenta sus cambios vitales, ¿podrías hacernos un breve recorrido geográfico, y cuáles son, a tu entender, los cambios que se efectúan en el personaje a raíz de estos?

Pirano es siempre la ciudad que hay que abandonar; Asís, Ancona, Venecia y Praga son las ciudades donde se

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suceden las transformaciones más profundas; Padua es la ciudad que trasciende a todas, donde tienen lugar las elecciones definitivas. Hay otras ciudades, pero estas son las más importantes. Pero, además, en la novela se suceden otro tipo de viajes, por zonas ocultas.

¿Hasta qué punto coinciden el Giuseppe Tartini real y el de tu novela?

Mi personaje es una invención basada en una existencia. Llegué a descubrir muchos hitos de su vida, confusos para algunos de sus historiadores. Y en la novela respeté cada una de sus cimas, como en una cadena montaño-sa. Los picos de esas montañas son reales, desde su na-cimiento hasta su muerte: el interior de cada montaña pertenece fundamentalmente a mi imaginación. Sólo una cosa cambié: la enfermedad que le llevó a la muerte fue una gangrena en la pierna. A mi personaje de ficción le interesaba más que le afectara el brazo, por razones que el lector descubrirá. La misma técnica, documenta-ción e invención, la trasladé al ambiente de la época, a la cotidianidad en la que se mueve Tartini, que escribe sus memorias en forma de diario. Quise que la nove-la se pudiera vivir: que el lector pueda pasear y mirar lo que Tartini vio, incluso la nieve que realmente pudo contemplar a través de su ventana; entrar con él en las tabernas a tomar un vino. En esta novela, se bebe, se ríe, se mata, se abraza, se viaja, se oye música. Es fundamen-tal el contacto de Tartini con todo tipo de personas, con sus amores, con sus amigos y con sus enemigos. A pesar de los pesares, hay una celebración de lo mejor del ser humano. Y ese lado mejor es cotidiano.

¿Ocurre lo mismo con el resto de los personajes?

En efecto, conviven los personajes históricos con los imaginados. El lector se encontrará con Vivaldi, o Al-binoni, con otros músicos que vivieron, como el mejor amigo de Tartini, Antonio Vandini. Me basé en mu-chos testimonios de la época para construirlos, prin-cipalmente en el relato de viajeros. Pero muchos otros vinieron a la novela directamente desde la imaginación, desde un mundo misterioso (por ejemplo, el de la al-quimia), en el que también investigué durante largo tiempo. El reto es que todos ellos juntos tengan el mis-mo rango de vida para el lector.

Personajes como el que le dicta en un sueño la famosa sonata.

En efecto, esa es la leyenda que da origen a la músi-ca de Tartini, una música tan especial que solamente un ser mágico la puede inspirar. Pero ese ser mágico probablemente habita dentro de cada uno de nosotros. Uno puede conectar con él si profundiza lo suficiente. Eso es lo que hace el protagonista de mi novela: en-cuentra la parte sagrada de sí mismo, en la que también hay una parte oscura. Hay que pactar con ella, para poder hacerla útil en la vida. En el caso de un músi-co, componer la música más excelsa y triunfar con ella. Pero siempre te pide algo a cambio. Si huyes de ella, también tienes que pagar un precio.

Es el pacto faústico

Fausto quería conocerlo todo; Tartini también, cono-cer el sentido último de la existencia y, además, expre-sarlo musicalmente. Pero Tartini se da cuenta de algo más: ese sentido último está mucho más cerca de lo que parece, y se puede llegar a él gracias a la observa-ción y a la creación musical. Esta novela también narra las inquietudes de los creadores que se debaten día a día entre la necesidad de encontrar la belleza y la ver-dad a través de su arte y la obligación de adaptarse a la sociedad en la que viven, y triunfar en ella. Tartini, al escribir sus memorias, muestra un decidido impul-so por descifrar el sentido de su vida y de encontrar los secretos que pueden liberarle de la angustia de la muerte, entre otras esclavitudes. Hay algo que quizás la vence: la belleza. Gracias a ella, siguen vivos todos los seres humanos que nos precedieron y crearon algo que seguimos admirando hoy en día y que otros admirarán en el futuro. Como la música que creó Tartini.

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