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MAYO 2014 Por Una Federación De Asociaciones Federación De Asociaciones - p. 6 Reportaje De La Mesa Redonda - p. 14 El Enemigo Exterior Nacionalismos - p. 6 El Enemigo Exterior - p. 2 Cataluña Como “Enemigo Exterior” - p.4

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MAYO

2014

Por Una Federación De AsociacionesFederación De Asociaciones - p. 6Reportaje De La Mesa Redonda - p. 14

Asociación Nacional De Residentes Españoles En Usa

El Enemigo Exterior Nacionalismos - p. 6El Enemigo Exterior - p. 2Cataluña Como “Enemigo Exterior” - p.4

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Uno se siente avergonzado de la probada eficacia aglutinadora que tiene la designación de un ‘ene-

migo exterior’. Uno preferiría que la idea de la Unión Europea tuviese la fuerza sustantiva para valerse por sí misma. Sin embargo, dice Dominique Moisi, “la rápi-da anexión de Crimea [por los rusos] ha contribuido más a la armonización de posturas de los gobiernos europeos que docenas de reuniones bilaterales y mul-tilaterales”.

Quizá ha llegado el momento de hacer acto de humil-dad y reconocer que sólo cuando uno se siente seria-mente amenazado se acuerda de las virtudes del apoyo mutuo y se predispone a salir de su rutina. El enemigo exterior sería la causa eficiente de que los buenos de-seos comunitarios, siempre pospuestos por causa de los conflictos de interés, encuentren la necesaria fuer-za de voluntad para perseverar frente a la resistencia del medio.

El medio natural es la comunidad étnica, cuyos lazos anudan nuestros sentimientos más profundos. Los la-zos culturales producidos por la educación y el gobier-no comunes, no pasan de ser epidérmicos. De hecho, cuanto más llegan a parecerse los rasgos superficiales de dos pueblos diferentes, mayor es la consciencia de la diversidad enraizada en sus almas respectivas, y más calurosa se torna la defensa de la diferencia. Sólo la limitada capacidad de las comunidades para preservar sus rasgos diferenciales por sí mismas, las predispone a unirse a las vecinas cuando toma cuerpo un peligro co-mún, al que designan ‘enemigo exterior’. De este paño están cortados todos los patriotismos.

El gran logro de las civilizaciones ha consistido en su-perponer a los intereses de tipo étnico una serie de ob-jetivos más complejos: intereses políticos y económi-cos más allá de la reproducción, la salud y el sustento. La esencia del patriotismo es el amor a la tierra, refor-zado por el temor a emigrar. Pero el ‘hábitat’ no devie-ne ‘país’ hasta que no toman forma las fuerzas políticas e históricas que lo incluyen en sus concéntricas esferas de influencia, a la vez que determinan las instituciones que encarrilan la existencia. Así se elabora la ideología que enmarca las ideas patrióticas.

La patria es un ideal: una entidad moral definida por lazos sentimentales e intelectuales, en los que el indi-viduo común se reconoce, y reconoce toda una civili-zación. Civilización a la que debe su forma de vivir y entender la vida. Las sociedades civilizadas trascien-den de este modo las relaciones puramente materiales, y se vuelcan en la producción de acuerdos unánimes, para conseguir la colaboración de los miembros en la

construcción del “proyecto sugestivo de vida en común”. Pero en cuanto falla la unanimidad el proyecto entra en crisis.

En las sociedades democráticas entra en contradicción el ob-jetivo de poner al individuo por delante de la comunidad, con la necesidad de producir unanimidad. Los espíritus libres solo acceden a asociarse mediante el consenso. Los intereses comu-nes sin duda estimulan ese consenso, pero solo operan a nivel de grupos de interés. Y en el seno de toda sociedad hay múlti-ples conflictos de interés. Históricamente, la ‘amenaza común’ ha demostrado ser el medio más eficaz para unir a “todos” los miembros de la comunidad. El individuo democrático, segu-ro de sí mismo, no siente la necesidad de unirse, hasta que la inseguridad le hace descubrir las ventajas de la sociedad bien estructurada. En la sociedad democrática, la amenaza exterior parece ser tan imprescindible como pudo serlo en el tránsito del nomadismo a la sociedad sedentaria.

Desde que terminada la Guerra Fría la Unión Europea perdió al ‘enemigo exterior’, sus miembros están desmadejados, cada cual atendiendo a su juego, recurriendo a razones exclusiva-mente económicas para justificar la unión, y a soluciones tec-nocráticas para los problemas que tal unión representa. Han renunciado expresamente al discurso político, al proyecto de vida en común. La reacción a la anexión de Ucrania viene a señalar, una vez más, el papel fundamental que juega el ‘ene-migo exterior’ en el estímulo de los jugos gástricos que hacen al proyecto verdaderamente atractivo. Como bien dice Moisi, “Gracias a Putin la UE puede haber encontrado la narrativa y el nuevo impulso que ha estado buscando desde la caída del Muro de Berlín”.

Lo dicho hasta aquí nos lleva muy lejos a la hora de explicar fenómenos históricos tan repugnantes a la razón como las gue-rras. Porque si Europa ha designado a Rusia como ‘enemigo exterior’, Rusia ha hecho lo propio. Frente a la Unión Euro-pea Rusia está poniendo en marcha una Unión Euroasiática. Unión que va más allá de los viejos límites de la URSS, para implicar a todos esos países que se sienten incómodos con unos principios característicos de Occidente, que son incompatibles con los suyos propios. Países indignados por el control occi-dental de las instituciones internacionales. Países que quieren neutralizar el poder de la OTAN. Una Unión que, por tanto, va mucho más allá de las relaciones comerciales para entrar en lo ideológico y lo militar.

Tanto Rusia como USA parecen añorar el mundo bipolar de la Guerra Fría. Razón por la cual Europa necesita unirse más que nunca, so pena de verse relegada al familiar segundo término que desempeñó entonces. Unanimidad que, ay, solo parece ca-paz de catalizar un enemigo exterior.

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Cataluña Como ‘Enemigo Exterior’

Observe el lector la directa aplicación que las ideas expuestas en “El enemigo exterior” tienen

en el contencioso catalán. Es evidente que la designa-ción de España como ‘enemigo exterior’ de Cataluña ha sido un factor determinante en la apuesta inde-pendentista de los nacionalistas catalanes. Aunque los políticos se han cuidado muy mucho de explicar a su público que la independencia provocaría un movimiento simétrico en España: la designación de Cataluña como ‘enemigo exterior’. Si esto llegase a tomar cuerpo los nacionalistas de uno y otro lado lle-varían la voz cantante, mientras las voces moderadas quedarían relegadas a un oscuro segundo término.

A nivel de calle, el catalanismo se ha dejado enga-ñar por la asimetría actual; mientras ellos atacan al supuesto ‘enemigo exterior’, los españoles se han mostrado más timoratos a la viceversa. El sentimien-to nacionalista de gran parte de los españoles está adormecido, se manifiesta indirectamente a través del fútbol, el resto de las manifestaciones tienen un marcado acento regionalista. Pero, como ha ocurrido en Europa con la anexión rusa de Crimea, la secesión catalana sería la mano negra que despertase las notas más nacio-nalistas del arpa español; a poco que el hoy minoritario nacionalismo militante español sepa utilizarlo ¡que sabe!

España semeja hoy un microcosmos de la Unión Europea: un conjunto de regio-nes “desmadejadas, cada cual atendiendo a su juego, recurriendo a razones exclusivamente económicas para justificar su unión y a soluciones tecnocráticas para resolver los problemas que genera la unión”; un sistema que ha renunciado al discur-so político porque su agostado proyecto de vida en común ha dejado de ser atractivo.

El resultado es una democracia de baja calidad, con una ciudadanía desencantada, una clase media que sobrevive en precario y una clase baja por debajo del umbral de la pobreza. Momento de gran debilidad del sistema, que aprovecha el nacionalismo catalán como oportunidad de oro para realizar aquel sueño de independencia (otrora melancólico) largamente acariciado.

Mas una cosa es lo que se dice en público y otra, distinta, la convicción íntima de quienes han reca-lentado los sentimientos nacionalistas del pueblo catalán. La prueba de que los dirigentes catalanes son muy conscientes del riesgo de despertar al nacionalis-mo español, son los denodados esfuerzos que hacen para que ‘la furia española’ no se desate en su contra.

Esfuerzos obviamente condenados al fracaso porque querer aplacar la furia, sin renunciar al proyecto independentista, es un imposible metafísico.

Como Mas y sus socios no son tan ingenuos, uno sospecha que el verdadero propósito de tales esfuerzos es ponerse la venda antes de que se produzca la herida. O sea, crear la hipotética posibilidad de decirle al pueblo catalán que ellos hicieron todo lo posible para lograr la independencia por las buenas; pero que los perversos españoles han puesto todos los palos imaginables en las ruedas del proyecto. Así pues, hacen el esfuerzo con la secreta intención de exorcizar las graves dificultades a las que a buen seguro estarían expuestos, a partir del momento en que se declare unilateralmente la indepen-dencia.

Caben pocas dudas sobre lo que ocurriría en España al día si-guiente: los nacionalistas vascos se pondrían inmediatamente a la cola, quién sabe si también los gallegos... y mejor no seguir echando cuentas. La forma de cortar por lo sano la sangría iba a pasar por hacer pagar a los catalanes el mayor precio posible, para que el resto se lo pensara dos veces. Los nacionalistas

españoles lo tendrían fácil. España habría perdido el 20% de su PIB, y no un 20% cualquiera sino el más productivo; junto al poder político asociado al tamaño, no solo del PIB sino de la población y del territorio. Cataluña sería declarada ‘enemigo exterior’ entre gritos de aprobación y a continuación se le declararía la guerra política y económica, como mínimo.

Artur Mas tendría una estatua en la Plaza Cataluña “al pro-hombre de la independencia”, pero es posible que le erigieran otra en Madrid “al catalizador que desencadenó la reacción española”: gracias a él España habría rencontrado la narrativa que elaboró tras la muerte del Dictador. España está realmen-te necesitada de un nuevo impulso porque su proyecto agoni-za. Los españoles deben recuperar de nuevo la unanimidad. Según se afirma en “El enemigo exterior”, la ‘amenaza común’ ha demostrado ser el medio más eficaz para que los miembros de una sociedad dejen de lado los intereses de grupo y se dis-pongan a trabajar al unísono. El éxito del populismo naciona-lista estaría garantizado en todos los frentes.

Quizá en épocas donde el presente se parecía tanto al pasa-do que llegaba a confundirse con él y el futuro no mostraba ninguna prisa por cambiar, fuera más difícil desconocer al vecino, echar al olvido las concomitancias culturales, los rela-tos compartidos, las experiencias comunes. Pero en la época actual, donde se ha perdido la memoria histórica (por ello se habla tanto de ella, dime de qué presumes...), puede colgársele al vecino el sambenito de ‘enemigo exterior’ impunemente y salirse con la suya. Estamos jugando con fuego real.

5El cuento de nunca acabar

Me he prometido escribir de economía por lo menos una vez al mes y este mes aún no lo había hecho. Básicamente

por temor a repetirme. La realidad es que cuando se produ-cen nuevas noticias siempre parecen seguir el mismo patrón: en cuanto el gobierno saca la cabeza para anunciar que Espa-ña está saliendo de la crisis, llegan los aguafiestas de Bruselas (UE) o de la Autoridad Bancaria de Frankfurt, perdón, Eu-ropea (EBA) o del Fondo Monetario o de la OCDE o de la banca suiza (UBS) o de otras bancas... y propinan una ducha de agua fría que deja a los españolitos temblando. No aprenden los miembros del gobierno (cuya credibilidad anda por los sue-los) y tampoco los ciudadanos de a pie (que en cuanto pueden se agarran a un clavo ardiendo). Razón tenía mi abuela, “no hay peor sordo que el que no quiere oír”.

Esta vez se trata de los estresantes ‘test de estrés’ que la EBA quiere aplicar a los bancos como quien aplica una tortura de tercer grado. Una vez que ha sido aprobado el traspaso de la su-pervisión bancaria, de los bancos centrales nacionales al Banco Central Europeo, la Autoridad Bancaria no quiere bromas y ha exigido a los bancos que recalculen sus reservas de capital según un escenario en el que el PIB español descendería un 4% en los próximos tres años. Y quiere que tales reservas se hagan efectivas antes de que se ponga en marcha la unión bancaria y el nuevo sistema de control cen-tralizado bajo un único supervisor, en noviembre de este año. Se trata, dejémoslo claro, del escenario más pesimista; pero aclaremos tam-bién que los esce-narios más pesi-mistas aplicados en los anteriores test de estrés, des-de que comenzó la crisis, fueron so-brepasados por la realidad.

El escenario propuesto implica que España entraría de nuevo en recesión. Idea no tan descabellada si se piensa que durante la Gran Depresión que comenzó en 1929 USA entró en recesión, repetidas veces, la última tan tarde como 1937 cuando todo el mundo daba por descontado que la aciaga depresión había ter-minado. Piensen que el peligro de que la economía española sufra una deflación, y que la caída de los precios tenga como consecuencia nuevas caídas de empleo y salarios, sigue estando ahí por mucho que de Guindos le aplique maquillaje al asunto. Sería muy raro que la deflación no viniese acompañada de una nueva recesión. Ya pueden sus devotos hacer rogativas a San Mario Draghi para que libre a España de esa calamidad.

Todo esto lo tiene muy presente la Autoridad Bancaria cuando insiste en que los bancos hagan reservas de capital de acuerdo a

susodichos parámetros. Reserva, en la mayoría de los casos, bastante más elevada que la actual. Si el Banco de España y el gobierno español no convencen a los socios de Frankfurt de los perniciosos efectos que ello tendría en la ya depauperada economía española, los bancos seguirán cerrando el grifo del crédito a las em-presas como el medio menos oneroso de cumplir con la nueva ratio entre reserva y créditos. Los actuales problemas de la economía española se compondrían, dando como resultado el auto-cumplimiento de la profecía original de la EBA: una caída no del 4% sino del 6% del PIB.

Una vez más se aprecian las consecuencias de no tener control sobre la emisión de moneda, sin posibilidad de salirse de la eurozona pues sería peor que la enferme-dad. Al gobierno, impotente, solo le queda el recur-so al pataleo: insinúa que la maniobra de poner a los bancos españoles condiciones más estrictas para que suspendan, es una treta de la EBA para enmascarar las malas notas que van a sacar en el test de estrés más de un banco alemán y francés. Explicación poco seria. La solvencia y el capital de la banca española sigue en

precario, los márgenes de ganancia siguen cayendo, el número de im-pagos sigue creciendo. Los bancos son las entidades más expuestas al hundimiento de la industria del la-drillo, tras las cesiones de activos al SAREB todavía quedan en sus libros 140.000 millones en créditos por este concepto con una cober-tura media del 42%, es decir, con serias dudas de que el 58% restante pueda recuperarse. Han intenta-do paliar el desaguisado mediante refinanciaciones, pero la cuerda no resiste más estiramientos. La realidad es que los bancos siguen buscando de forma desespera in-yecciones de capital, independien-temente de las exigencias de la Au-toridad Bancaria.

Dice el gobierno que el dinero ha vuelto a España. Lo cierto es que los márgenes han caído tanto en las eco-nomías desarrolladas que hay mucho inversores locos por colocar fondos allá donde ven un chollo, aunque sea con mayor riesgo. Pero muchos siguen echándose atrás en el caso de España porque piensan que las en-tidades bancarias están muy renuentes a bajar los pre-cios de las empresas y los inmuebles, siguen pensando en maximizar el beneficio en lugar de reconocer el va-lor actual de sus activos y ofrecerlos a precios atracti-vos para limpiar los establos de una tacada y empezar a recuperarse de inmediato. Esto es lo que, por ejem-plo, ha hecho USA en los últimos cuatro años; pero en Europa lleva camino de tomar diez y, en España, de tardar veinte.

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EditorialesNacionalismos

Todo nacionalismo hunde sus raíces en el fértil humus de la identidad, de la pertenencia: la ne-

cesidad de los individuos de autoafirmarse frente al “otro”. No es pues un talante, una forma de ser y estar, con lo que a veces se confunde, sino una voluntad de pertenecer. Contra lo que parece, el nacionalismo no se construye a partir de una historia común, sino de un sentimiento individual. La persona precisa de una identidad colectiva que le permita definirse a sí mis-mo, para afirmar su identidad personal. La patria –no su tierra sino el amor al terruño- es la identidad co-lectiva que históricamente viene desempeñando esta función.

Lo que hacen los políticos nacionalistas es manipular este ancestral sentimiento de tipo étnico para alcanzar objetivos más complejos, mezclados con sus propios intereses políticos y económicos. Y lo hacen dirigien-do dichos sentimientos contra un supuesto “enemigo exterior”.

Es importante entender que se trata de un postura sentimental, postura racionalizada pero muy lejos de responder a una posición racional. Si se entiende esto, se entiende la inutilidad de razonar con los naciona-listas. La única forma de “contener” al nacionalismo es ponerlo frente a la tozuda realidad de los hechos: hechos históricamente consumados, muy difíciles de revertir; y las penosas consecuencias de enfrentarse a ellos. No que esto vaya a hacerles desistir de sus sueños melancólicos, sino que les hará mantener dichas aspi-raciones en la etérea región de los sueños irrealizables.

Pero hay que tener la capacidad de ponerlos en tales circunstancias. El nacionalismo tiene la tremenda fuerza de las furias desatadas y una sociedad en crisis

puede haber perdido dicha capacidad. Las crisis son terreno abonado para el resurgir de los nacionalismos. Y cuando es-tos resurgen a ambos lados del espectro, estamos en peligro de confrontaciones que se sabe cómo empiezan pero no cómo ter-minan.

Sobre todo ello se reflexiona en este número, con sendos artí-culos sobre “El enemigo exterior”, uno a nivel internacional y el otro a nivel racional.

Por Una Federación De Nuestras Asociaciones

El pasado 28 de marzo, en el marco de la XXXIV Asamblea y Congreso Internacional de ALDEEU (Asociación de Li-

cenciados y Doctores españoles en EEUU), bajo los auspicios de la embajada de España, se hizo realidad una de nuestras más inmediatas aspiraciones: la celebración de una mesa redonda de asociaciones españolas (con diecinueve participantes), para debatir el estado actual de nuestras asociaciones y poner sobre la mesa la propuesta de una federación.

La iniciativa fue llevada a cabo por Gonzalo Giménez Coloma, Consejero de Empleo y Seguridad Social, a quien queremos agradecer desde aquí su enorme interés y esfuerzo por revivir el asociacionismo. Inquietud que, como es sabido por nuestros lectores, compartimos con el mayor entusiasmo y sin ninguna reserva. Señalar también que sin los medios y la capacidad de convocatoria de la Embajada no hubiera sido posible celebrar ahora esta reunión, que va a permitir dar pasos decisivos en nuestra deseada “asociación de asociaciones. Vaya pues a todos ellos nuestro sincero reconocimiento.

Les remitimos al reportaje sobre el evento que publicamos en las siguientes páginas. Aquí les adelantamos que la necesidad de federarse para superar la actual crisis de las asociaciones, así como el reconocimiento de la impotencia para captar y retener a las nuevas generaciones, fueron temas centrales. En el repor-taje bosquejamos algunas de las iniciativas que allí se expusie-ron para remediarlo.

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Contáctenos:http://www.anreusa.org/cont225ctanos.html

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Asociación Nacional de Residentes Españoles en USA

Consejo deRedacción

Presidente:José Alberto Sanchis

Editor:Javier Vega Viota

Portada e Ilustraciones:Juan MartínezUlises Kuroshima

Producción y Diseño:Loly García Sierra

DISCLAIMER: Todas las opiniones vertidas en estas páginas son de la entera responsabilidad del au-tor. Las únicas tomas de posición consensuadas son las expresadas a través del EDITORIAL.

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La Ausencia Del Mito De La Transición

El pasado 23 de abril, organizado por el profesor Jorge Garcés de la cátedra Príncipe de Asturias,

se celebró en la Universidad de Georgetown un ho-menaje académico a la figura de Adolfo Suarez y su papel en la transición española a la democracia, con la asistencia de señalados catedráticos, el embajador y otros miembros destacados de la comunidad españo-la en Washington. La presentación corrió a cargo de un prestigioso testigo presencial, buen conocedor de los entresijos del poder, antes, durante y después de la Transición.

A quienes por edad e inquietudes también vivimos in-tensamente aquel periodo de la más reciente historia de España, el recorrido del ponente nos iba despertan-do emociones y sentimientos preteridos por la despia-dada aceleración de los acontecimientos posteriores. Aceleración histórica que ha producido una profunda desconexión entre la experiencia vital de aquellos años y la realidad de ahora mismo. Sentimiento de extra-ñeza y desconcierto ante el olvido generalizado de las vitales razones y motivos de la Transición. No menos

evidentes, entonces, que las “verdades incontrovertibles” que motivaron la Declaración de Independencia americana en su día.

Alguien del público preguntó el porqué, no solo del citado desconocimiento entre las generaciones posteriores sino de su manifiesto desinterés, y ahí mismo saltó la chispa. La respues-ta iluminó mi mente como un rayo: “porque España no tiene un mito de la Transición”. Acongojados por las urgencias no tuvimos tiempo ni, seguramente, voluntad de forjarlo. En ple-na posmodernidad eso de los mitos apestaba a naftalina. Lo verdaderamente atractivo era la desmitificación… e pure si muove!

Persiste el lugar común de que las sociedades occidentales son más materialistas que las orientales y que, como consecuencia, el mito se ha visto desplazado por el racionalismo. Se confun-de la tendencia a “ir a lo positivo” con lo racional; olvidando que lo racional es filosofar, cosa que no atrae a los pragmáticos occidentales. Si algo prueba el positivismo es la tendencia a in-terpretar la realidad por analogía con las propias experiencias, y no de forma especulativa. Es la mitología, no la metafísica, la encargada de conformar nuestras visiones mágicas.

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El mito añade a la materialidad de los hechos una leyenda, dramatiza los actos para conferirlos intención transcendente, dirección y sentido. El mito expande el ámbito de la realidad hasta abarcar todo aquello que evoca la mente al interpretar dramáticamente los acontecimientos. Se mezclan las ramifi-caciones mentales con la proliferación caótica de lo real para construir el ordenado relato mítico. Relato fundamental para aunar voluntades en la realización de un proyecto sugestivo de vida en común. Como un mapa que reduce la geografía real a una escala que permite poner en relación aquellos elementos de la realidad que se presentan deslavazados.

Cuando la leyenda acierta a producir una percepción clara de los valores humanos adquiere un significado inmenso. Da cuenta de la realidad mediante figuras elocuentes, construidas con materiales de gran pureza, modelos de excelencia. Muestra el camino para alcanzar aquello que, en su mundo, se conside-ran ideales y premios a que aspirar en la vida. De esta manera la leyenda se convierte en un sistema regulado por principios, naturalizados en el bien común. Sistema y principios que, a su vez, se verán protegidos y sostenidos por el mito del que han surgido.

En su momento se habló de que Polonia y Checoslovaquia ha-bían seguido el modelo español de la Transición, para realizar sus propias transiciones desde la dictadura soviética. Pero hubo una diferencia fundamental: las de Polonia y Checoslovaquia fueron auténticas revoluciones, bien que pacíficas; claras rup-

turas con el régimen anterior, sin apenas reciclaje de personalidades del antiguo régimen. En España no se produjo la preceptiva catarsis inherente a todo proce-so revolucionario. Se optó por la reforma con objeto de garantizar la transición pacífica. Esto tuvo muchas virtudes, pero el gran inconveniente de un abundante reciclaje de personalidades y su cohorte de travestis y trepadores. Como consecuencia nunca se llegaron a defenestrar los viejos dioses, simplemente se almace-naron en el desván. Desde luego, nunca se llegaron a instalar nuevos dioses en los vacíos pedestales.

La ausencia del mito ha tenido dos consecuencias. De un lado, cuando se rebajan los símbolos al plano de lo real pierden dignidad y significado, quedan redu-cidos a su existencia corporal, incapaces ya de seguir configurando la realidad; llevado al extremo, toda experiencia queda devaluada y la vida se reduce a la pura supervivencia, las gentes no tienen nada que de-cirse, la banalidad deviene nota dominante. De otra parte, su hueco es ocupado de forma subconsciente por otros mitos. La atención de los más jóvenes se ve atraída por leyendas regionalistas que permanecían durmientes esperando su oportunidad; los mayores de 55 años se rencuentran con los mitos franquistas de su juventud, les embarga el sentimiento de que las lluvias de la Transición han traído los lodos de la cri-

sis de valores, el se-paratismo y demás desastres colectivos (aunque se nieguen a reconocerlo).

Las razones de la Independencia ame-ricana siguen vivas en su leyenda. Las razones de la Transi-ción se han echado al olvido. Si los españo-les hubieran defenes-trado las estatuas del dictador en todas las plazas vivirían hoy en un país distinto. Es de crucial impor-tancia que las mentes se hayan liberado o no del pasado, en su debido momento.

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Entendiendo El Fisco Americano

Siendo españoles, estamos acostumbrados a nuestro sistema político, a nuestro ordenamiento jurídico

y a nuestro sistema tributario, entendidos como un conjunto que caracteriza nuestra cultura pero cuando salimos de nuestro ambiente social y trabajamos, es-tudiamos o vivimos en los EE.UU. nos enfrentamos a una filosofía de vida diferente, con diferentes hábitos, diferentes valores y un especial sistema tributario que nos afecta.

Este artículo pretende acercarnos a entender la filoso-fía y principios generales del sistema fiscal norteame-ricano visto desde el punto de vista de un ciudadano español que se enfrenta a él por primera vez. Las dife-rencias son notorias, aunque el transfondo es el mis-mo, recaudar y perseguir las conductas fraudulentas.

El sistema fiscal norteamericano se articula sobre la premisa de gravar las rentas conforme estas se van produciendo. El sistema obliga al ciudadano a contri-buir de forma periódica en función de sus expectativas fiscales anuales. Tal es el caso que si en la declaración de impuestos final-anual que se presenta desde prime-ros de febrero hasta el mediados de abril el resultado global sobrepasa la deuda de $1.000, el propio código de impuestos establece una sanción adicional que debe añadirse a la cuantía a pagar en concepto de penalidad por no contribuir suficientemente en tiempo a lo largo del año.

Por el contrario, los españoles estamos acostumbrados a realizar una liquidación final anual sobre el monto

total de nuestros ingresos de cualquier naturaleza, obteniendo una cantidad última que liquida nuestra responsabilidad fiscal del ejercicio. Esta cantidad, mas allá de las retenciones prac-ticadas en función del tipo de ingreso obtenido, puede ser de cualquier cuantía sin implicar responsabilidad por falta de in-greso a cuenta o resultado liquidativo elevado.

Otra característica diferenciadora del sistema tributario norte-americano es que presume que el contribuyente cumple con sus obligaciones fiscales a priori, y en consecuencia la inmensa ma-yoría de las declaraciones de impuestos presentadas durante la temporada regular se dan por legítimas, procediendo a la devo-lución de las cantidades solicitadas tal y como el sujeto pasivo las demanda, como en el caso de que se produzca algún error matemático. El propio IRS lo corrige por defecto sin comu-nicación previa al contribuyente, entendiendo que el error no obedece a razones de fondo sino más bien de forma.

Siendo benévolo, el ordenamiento fiscal español mantiene una posición neutra frente al contribuyente. En los casos en los que la Hacienda pública toma la iniciativa de liquidar los impues-tos al contribuyente una vez conocida su información fiscal, los considera dentro de un grupo de riesgo de perfil bajo ya que es la propia agencia tributaria la que controla el proceso, mientras que en los casos en los que el contribuyente aporta su propia información con sus propios criterios fiscales, los considera en otro grupo de elevado riesgo, retrasando las posibles devolu-ciones solicitadas.

Por último, como gran característica diferenciadora, el sistema fiscal norteamericano se rige de forma prioritaria por el princi-pio de ciudadanía, y de forma accesoria por el criterio de origen de la renta obtenida o generada. En el primer caso, todas las

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personas con pasaporte norteamericano están obligadas a li-quidar sus impuestos en los EE.UU. independientemente del lugar del mundo donde residan y del origen de las rentas obte-nidas. En el segundo caso, todas aquellas personas extranjeras (entendidas como no ciudadanos norteamericanos) que hayan obtenido alguna renta procedente de una fuente situada en los EE.UU. están obligadas a declarar impuestos sobre dichos in-gresos, independientemente que sean residentes o no en el país.

Un ciudadano norteamericano está obligado a declarar im-puestos por todas sus rentas obtenidas a nivel mundial, y una persona extranjera está obligada a declarar sus rentas obtenidas de fuentes con origen en los EE.UU. (por ejemplo, dividendos recibidos de sociedades norteamericanas). En este segundo caso se encuentran las personas extranjeras que cumplen con los requisitos de residencia, y por tanto se asimilan a la tribu-tación de cualquier otro ciudadano norteamericano, en tal caso pasan a considerarse bajo la misma normativa que los primeros.

El sistema tributario español se rige por el principio de resi-dencia fiscal, cualquier persona, nacional o extranjera, que cumpla con el criterio de residencia en el territorio español, estará considerada “residente” a efectos fiscales, por tanto es-tará sujeto al Impuesto sobre la Renta de la Personas físicas. Por el contrario, aquellas personas con pasaporte español o no, que no cumplan con el criterio de residencia y hayan obtenido rentas procedentes del territorio nacional, serán consideradas “no residentes” y estarán sometidas al Impuesto sobre la Renta

de Personas Físicas No Residentes.

Para concluir, se pueden apreciar las diferencias sus-tanciales que existen entre ambos sistemas fiscales, y como consecuencia de ello se puede entender que el ciudadano español que se desenvuelve en este nuevo ambiente puede sentir zozobra e inseguridad, y aún mas cuando descubre las repercusiones que pueden conllevar las malas praxis fiscales sobre su estatus mi-gratorio, llegando al extremo de no poder abandonar el país hasta saldar las deudas con el fisco norteame-ricano.

Lo recomendable para toda persona que inicia una actividad económica (personal o societaria) en los EE.UU. o recibe algún tipo de renta (del trabajo, del capital o inmobiliaria) es buscar el asesoramiento fiscal adecuado, en este caso mas que nunca necesita “Planificación Fiscal.”

Diego Alarcón Consultor Fiscal Asociado www.alientax.com

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Inversiones En El Extranjero

Inversiones de Residentes en el Extranjero: FBAR, FATCA y PFIC

Jordi Vilardell Casas Socio Responsable Dpto. Fiscal UHY Fay & Co

En los últimos años, el gobierno de los Estados Unidos ha puesto énfasis en controlar cada vez

más las inversiones de sus residentes en el extranjero. Ello es así en tanto un mayor control implica automá-ticamente una mayor declaración por parte del contri-buyente con el consecuente incremento de la recauda-ción de impuestos.

Como consecuencia de ello, recientemente, la nor-mativa americana para la declaración de bienes en el extranjero correspondiente a 2013 ha experimentado cambios que trataremos de exponer en los próximos párrafos.

Somos del todo conscientes que este tema puede re-sultar más denso que las recientes publicaciones y es por ello que en el próximo número trataremos de, volviendo a un lenguaje más llano, explicar los aspec-tos esenciales y modificaciones de la Declaración de la Renta en España, cuyo plazo finalizará el próximo mes de junio.

Volviendo al presente número, a continuación tratare-mos el trío de reportings que debe tener en cuenta el residente fiscal en Estados Unidos en aras a la correcta cumplimentación de sus obligaciones fiscales en dicho país.

Concretamente, trataremos brevemente FBAR, FATCA y PFIC y en todo caso instamos al residente que pudiera estar obligado a la cumplimentación de alguno de estos formularios que se informe adecuada-mente al respecto en aras a evitar sanciones que, como expondremos pudieran ser incluso superiores al valor de los bienes que debieran ser informados.

1).- FBAR o Foreign Bank Account Report.

El formulario FBAR, debe ser presentado por ciu-dadanos de Estados Unidos o Residentes Fiscales en Estados Unidos (tal sería el caso de los expatriados en dicho país), US Corporations, Sociedades Limitadas, Partnerships (el equivalente a las Sociedades Civiles Privadas o Comunidades de Bienes) y Trust.

Lo que debe declararse en dicho formulario son las cuentas corrientes en el extranjero con un saldo supe-

rior a $ 10.000 en cualquier momento del año, independiente-mente del lugar de donde provengan los rendimientos.

Actualmente se declara mediante el formulario 114 y única-mente puede ser confeccionado y presentado telemáticamente. Es por ello, que los obligados deben registrarse online con la finalidad de presentar dicho formulario.

Puede resultar útil dejarnos aconsejar por expertos en tanto estos asesores autorizados, pueden presentar en nombre de sus clientes dicha declaración, simplificándoles el trabajo y no convirtiendo esta obligación en un calvario para el ciudadano.

Po último tengamos presente que el obligado a presentar di-cha declaración, en caso de no cumplir con su deber, pudiera ser sancionado con multas de hasta $100.000 dependiendo de si las Administraciones fiscales detectaran intencionalidad en la omisión de la presentación, siendo la sanción mínima de $10.000.

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2).-FATCA o Foreing Account Tax Compliance Act.

Muy ligado a las políticas de empleo de Estados Unidos, el FATCA se aprobó por el Congreso de los EEUU en 2010 y su implementación se está realizando por fases en tanto requiere acuerdos de colaboración con las entidades financieras extran-jeras.

Consiste principalmente en la obligación de los residentes americanos de declarar sus intereses en entidades financieras extranjeras . Asimismo, quedan afectados por esta normativa las entidades financieras extranjeras que tengan como clientes ciudadanos americanos obligados a declarar.

La declaración debe presentarse si ese ejercicio debe reflejarse en la declaración de renta, ganancias o pérdidas generadas en entidades financieras extranjeras y es precisamente por ello que esta declaración debe cumplimentarse juntamente con la de-claración de renta anual.

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Existe tal obligación siempre que dispongamos de ac-tivos financieros con saldos superiores a $50.000 en el último día del periodo impositivo o saldos superiores a $ 75.000 en cualquier momento del periodo impo-sitivo.

En caso de incumplimiento de dicha obligación, las sanciones ascienden a $10.000 que se van incremen-tando de $10.000 en $10.000 dependiendo del retraso en la cumplimentación.

Debemos destacar que los bancos de medio mundo están adaptando sus procesos internos en aras a co-municar los datos necesarios al tesoro de EEUU, por lo que resultará cada vez más arriesgado no cumpli-mentar FATCA.

Por último debemos indicar que tanto FBAR como FATCA pueden ser compatibles en algunos supues-tos, por lo que la declaración de uno de ellos puede no exonerarnos de la declaración del otro.

3).-PFIC o Passive Foreign Investment Company

El residente americano que disponga de participa-ciones en una Foreing Investment Company, deberá asimismo y con carácter anual declarar dichos bienes mediante el formulario 8621.

Bajo la normativa estadounidense, estas inversiones en foreing investment companies deben declararse cuando más del 75 % de los ingresos de la entidad tengan la consideración de pasivos (no resultantes de actividades económicas) o cuando más del 50% de los activos de la compañía, generen rendimientos pasivos.

Están exonerados de declarar, aquellos contribuyen-tes cuya participaciones en dichas entidades no supere los $25.000.

De acuerdo con lo anterior, el expatriado español en EEUU debería analizar su cartera de inversiones en España o países de la UE a efectos de verificar si al-guno de dichos bienes debe ser objeto de declaración en Estados Unidos. En este sentido, deberá verificar saldos bancarios, naturaleza de sus inversiones, y lo más importante, si las posibles sociedades de las que fuera titular pudieran considerarse bajo la norma es-tadounidense foreing investment companies.

Para todos aquellos que creían que el modelo 720 es-pañol de declaración de bienes en el extranjero tenía algo de innovador, hoy se acostarán sabiendo una cosa más...

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Reportaje De La Mesa Redonda

Según se informa en nuestro editorial, diecinueve asociaciones de españoles en USA se reunieron el

pasado día 28 en Washington DC para compartir ex-periencias e inquietudes de cara al futuro.

El perfil actual de estas asociaciones es de gente ma-yor y educación media, que llegaron a USA hace más de diez años, y cuya principal finalidad asociativa es la preservación de la cultura tradicional española. Para estas asociaciones, el modelo de éxito presentado por Petra Conde, presidenta de la Asociación Cultural Española de Arizona, parece idóneo. De ahí que la iniciativa de esta asociación de crear una Federación de Asociaciones de Residentes en USA (FARUSA), a la que ya se han sumado cinco asociaciones, resulte de lo más oportuna. El objetivo es el intercambio de ideas y el apoyo mutuo, con objeto de revitalizar todas las asociaciones existentes y resucitar aquellas que están prácticamente inactivas, dando un nuevo impulso al asociacionismo español, de cara al aumento de emi-grantes que ya se ha experimentado y que, dadas las circunstancias españolas, seguirá creciendo. A este fin, se distribuyeron durante la reunión impresos para so-licitar/enviar información al resto de las asociaciones presentes, con objeto de interesarlas y eventualmente sumarlas al proyecto.

Lo cual no quita para que, en prácticamente todas las intervenciones, se hiciera patente la inquietud de los presentes ante la dificultad para incorporar a las nuevas generaciones, a las asociaciones existentes. Cuestión de vital importancia para garantizar la presencia activa de nuestras asociaciones en la futura comuni-dad de españoles, ya de hecho muy diluida en el presente.

En efecto, el perfil de los españoles afincados por estas tierras ha experimentado un cambio radical en los últimos 10 años. Hace 30 años solo el 1,5% de los residentes, con edades com-prendidas entre los 24 y los 65, eran licencia-dos; en la actualidad ese sector representa el 35%. Pero es más, estos jóvenes están inmersos de lleno en la “cultura digital”. No precisan de una sede social de ladrillo y cemento donde juntarse. Lo hacen a través de las redes sociales (Facebook, Linkedin, etc.) y ocasionalmente organizan eventos y tertulias que surgen de iniciativas personales y se convocan de un día para otro en un local ad hoc.

Es obvia la necesidad de adaptar nuestras co-municaciones y enfocar los esfuerzos en atraer

a estos jóvenes que disfrutan y comparten sus experiencias e inquietudes de otra forma y desarrollar los procedimientos adecuados para darlas cauce. Aquí las nuevas tecnologías son una herramienta esencial. La federación de asociaciones debe contar con un portal de internet, donde estén presentes cada una de las asociaciones, y una revista “on line”, con una sección general y secciones específicas donde cuando menos estén re-presentados los nueve distritos consulares. Todo ello, como es lógico, orientado a informar debidamente; pero, sobre todo, a proporcionar puntos de encuentro, “chateo”, aplicaciones para el teléfono y demás herramientas que hagan realidad la ansiada comunicación entre los residentes, de cara a formar una comu-nidad más viva y cohesionada que nunca antes.

A este respecto, ANREUSA se ofrece para desarrollar y po-ner a disposición de las asociaciones las citadas herramientas, amén de asesorar en el desarrollo de otras específicas de cada asociación. Y, por supuesto, pone a disposición de la federa-ción la revista Tendiendo PUENTES que, tras 19 números, es ya una realidad que actualmente recibe un promedio de 4000 visitas mensuales.

FARUSA y ANREUSA son dos asociaciones complementarias que, juntas, pueden lograr el objetivo de compartir vivencias y ayudar con experiencias reales vividas, de modo que todos nos beneficiemos de los éxitos de cada cual y juntos afrontemos los retos comunes, en el ambicioso proyecto de dar vida a una co-munidad de españoles en USA de la que cada miembro sienta que forma parte y esté orgulloso de ello.

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Personaje Del Mes: Enrique Ruiz-Fornells

Enrique Ruiz-Fornells Silverde

Profesor reconocido en el campo de la lengua, li-teratura y cultura española que ha dedicado gran

parte de su vida a conectar instituciones de españolas y estadounidenses, así como a los profesionales espa-ñoles residentes en este país.

Madrileño de entusiasmo pues en Madrid nací en el barrio de Chamberí, dicen que encierra el mayor sabor de la ciudad, allí me casé con Cyndi, natural de Ohio pero avecindada en Alabama desde hace muchos años, allí estudié en la Universidad Complutense, y allí viví mis primeras ilusiones y tuve mis primeras aspiracio-nes.

Pronto después de licenciarme fui admitido en el Seminario de Estudios Iberoamericanos y formé parte del Consejo Edito-rial de Resumen, revista de información sobre la actualidad hispanoameri-cana. Fue entonces cuan-do pasé al Departamento de Información del Insti-tuto de Cultura Hispánica siendo, más tarde, secre-tario de Cuadernos His-panoamericanos, Mundo Hispánico y Publicaciones Cultura Hispánica. El en-tusiasmo por el trabajo y la busca de iniciativas que irradiaban del Instituto me llevó a solicitar en l955 una beca del Instituto In-ternacional de Educación. Al año siguiente y durante un curso académico estudié en Northwestern Univer-sity, Medill School of Journalism, y estuve un verano en la Universidad de Denver perfeccionando mi in-glés. Durante mi estancia en esa universidad conocí al profesor valenciano Marcelino Peñuelas que me su-girió la idea de trasladarme a Estados Unidos como profesor de español. La idea quedó relegada pero no olvidada.

Cuando terminé en Northwestern, regresé a Madrid y durante varios meses trabajé en Iberia puesto que abandoné para empezar mis clases de español a los funcionarios de la Embajada de los Estados Unidos. Esta nueva actividad me recordó la sugerencia del pro-fesor Peñuelas y empecé a escribir cartas solicitando

un puesto. No tardé mucho tiempo en recibir una contestación afirmativa. Sin embargo, con sorpresa, no venía de Estados Unidos sino de Canadá.

Después de una entrevista con el profesor Leonard Harrop, gran hispanista australiano-canadiense, en su residencia de Mallorca, en 1960 empecé mis clases en McGill University. Se trataba de un programa de colaboración entre McGill y la Di-rección General de Relaciones Culturales. Fui, entonces, Lec-tor de Español por parte de España y Assistant Professor por la de McGill. Pronto percibí que sin el título de doctor el avance profesional sería imposible. No fue fácil hacerlo desde Canadá pero cumplí todos los requisitos que la Universidad Complu-tense me exigía. Una vez con el título en la mano empecé a en-señar en la Universidad de South Carolina. En aquellos años debido a la abundancia de vacantes el cambio de universidad era normal. A los dos años tuve posibilidades de empleo en la

de Georgia, Virginia y Alabama. Esta última fue la elegida por ser el lugar de residencia de Cyndi y la mejor oferta. Meses después fui profesor visitante en la de Washington en Missouri y Mis-sissippi State.

Para entonces había tenido tiempo suficiente de reconocer la importancia que las asociaciones profesionales tenían en el ámbito universitario, el corte, así me pa-reció, entre el sector académico y España, el aislamiento de los es-pañoles dedicados a la enseñanza y la escasa presencia de escritores españoles en sus universidades.

Ya años antes había empezado a visitar las reuniones anuales de la Modern Association of America

donde conseguí que el Instituto de Cultura Hispánica celebrase actos con la presencia de algún escritor español. Las fechas en-tre las fiestas navideñas y Año Nuevo hicieron que la iniciativa fuera de poca duración. En aquellos días contacté al Director Ejecutivo de la American Association of Teachers of Spanish and Portuguese con el fin de iniciar un programa de vuelos que deshiciese la falta de contacto que creí advertir. El programa fue un éxito y cientos de profesores lo utilizaron. Asimismo, la AATSP empezó en colaboración con la Universidad Com-plutense un programa graduado que se integró en los cursos para extranjeros de los que yo era secretario. En 1965 dirigí el primer congreso de la asociación en Madrid que al ser elegi-do presidente impulsé los que se celebraron en 1976 y 1998. El último tuvo lugar en la Universidad de Salamanca en 2004. En él organicé y presidí el homenaje que la AATSP dedicó a la

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RAE cuya consecuencia fue el libro que edité El español y su literatura en los Estados Unidos. Homenaje a la Real Acade-mia Española.

A raíz del congreso de la AATSP, organicé con mi esposa Cyndi y el patrocinio de la Asociación y la Dirección General de Relaciones Culturales la primera conferencia de programas en el extranjero de universidades norteamericanas. Tuvo una repercusión importante pues a continuación se celebraron en la Universidad de Navarra, Nebraska y Lisboa. Mi interés por el aprendizaje de nuestro idioma en la propia España se mani-festó en que organizase el programa de la Universidad de Ala-bama en Madrid y enseñase durante el verano en los cursos de la Universidad de Navarra.

Coincidí con Jaime Ferrán, profesor en Syracuse University, en el aislamiento en que vivíamos los profesores procedentes de España. En 1980 fundamos con la ayuda del Instituto Español de Emigración ALDEEU, Asociación de Licenciados y Doc-tores Españoles en Estados Unidos. El entusiasmo fue extraor-dinario llegando a integrarse más de 400 miembros, iniciando PUENTE ATLÁNTICO, Cuadernos de ALDEEU, becas del Ministerio de Asuntos Exteriores, descuentos importantes en los vuelos a España y ciclos de conferencias en la Casa de Espa-ña en Nueva York. Para más detalles se puede consultar el libro de la profesora Teresa Valdivieso, Memorias...de un sueño.

También en 1980 inicié el programa de colaboración del Mi-nisterio de Cultura, Subdirección General del Libro, la Lectu-ra y las Letras Españolas, con las Asociaciones Profesionales de los Estados Unidos que dirigí durante 22 años. El programa hizo posible la presencia de escritores españoles en asociacio-nes como SAMLA, NEMLA, RKMMLA, AHH, ALDEEU, AATSP... Cerca de 200 escritores representando teatro, poesía y novela recibieron en sesiones especiales el aplauso a su obra. Las sesiones facilitaban, al mismo tiempo, la intervención de otros españoles presentando ponencias sobre la producción li-teraria del escritor visitante.

En 1986 fui elegido Miembro Correspon-diente de la Real Acade-mia Española en Estados Unidos año en que tam-bién me fue concedida la categoría de Profesor Investigador en la Uni-versidad de Alabama. En ella fundé la Revista de estudios hispánicos que dirigí durante 18 años.

Hoy día, aunque emé-rito, sigo mis actividades e iniciativas. Como Pre-

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sidente Honorario de ALDEEU y AHH continúo atento a su desarrollo, participo todos los años en los congresos de SAMLA cuya Junta Directiva acaba de elegirme Miembro Honorario, co-presido los congre-sos de cine y literatura que inicié en la Universidad de Salamanca en 2010 y formo parte del Consejo Ase-sor de ANERUSA. Aparte quedan todavía iniciativas que espero materialicen en breve plazo.

Enrique Ruiz-Fornells Silverde

Personaje Del Mes: Enrique Ruiz-Fornells

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Constitución de EEUU (I)

El DR. Carlos Vega, bien conocido de nuestros lec-tores por la serie “Raíces Hispánicas”, ha tenido

la gentileza de autorizarnos a publicar su premiada traducción al español de los Documentos Fundacio-nales de USA. Iniciamos hoy la primera de cuatro entregas de la Constitución de Estados Unidos. Me-rece la pena leerse aunque solo sea para comprobar lo presente que sigue estando en la vida pública de los americanos; pero lo más asombroso es la influencia que ha tenido en todas las constituciones redactadas con posterioridad. Con ella realmente se abre la era contremporánea.

Constitución de Estados Unidos

Preámbulo

Nosotros, el Pueblo de los Estados Unidos, desean-do formar una Unión más perfecta, instituir la justi-cia, garantizar la Paz Nacional, atender a la Defensa Común, fomentar el Bienestar General, así como salvaguardar la inapreciable Libertad que nos ha sido otorgada, para nosotros y para la posteridad, procla-mamos y establecemos esta Constitución de los Esta-dos Unidos.

Articulo I

Sección 1. Todo el Poder Legislativo que la presente Constitución otorga residirá en un Congreso de los Estados Unidos, el cual constará de un Senado y una Cámara de Representantes.

Sección 2. La Cámara de Representantes se compon-drá de miembros elegidos cada dos años por el pueblo de los Estados, cuyos electores habrán de reunir los re-quisitos que para ser tales electores exija la mayoría de los correspondientes Cuerpos colegisladores.

Para ser Representante es imprescindible haber cumplido los veinticinco años de edad, haber sido ciudadano del país durante siete años, así como ser, al celebrarse las elecciones, residente del Estado que lo elige.

El número de Representantes, así como la cuantía de los impuestos directos, se hará proporcionalmente de acuerdo con los Estados existentes (lo cual ha de deter-minarse sumando el número total de personas libres, incluidas las que han de cumplir servicios por varios años, pero excluyendo a los indios por estar exentos de tributación), las tres quintas partes de todas las demás personas. La enumeración oficial habrá de efectuarse

dentro de los tres años siguientes a la primera convocatoria del Congreso de los Estados Unidos, y en plazos sucesivos cada diez años tal como prescribe la Ley. El numero de Represen-tantes no excederá de uno por cada treinta mil habitantes, pero cada Estado habrá de contar con uno al menos; y, hasta que dichas cifras se alcancen, el Estado de New Hampshire ten-drá derecho a elegir tres, Massachusetts ocho, Rhode Island y Providence Plantations uno, Connecticut cinco, Nueva Cork siete, Nueva Jersey cuatro, Pennsylvania ocho, Delaware uno, Maryland seis, Virginia diez, Carolina del Note cinco, Caroli-na del Sur cinco y Georgia tres.

Al quedar vacantes en la Representación de un Estado, la au-toridad ejecutiva competente procederá a cubrirlas mediante decreto electoral.

La Cámara de Representantes elegirá a su presidente y demás componentes, y sólo ella tendrá poder para procesar a funcio-narios públicos.

Sección 3. El Senado de los Estados Unidos lo formarán dos senadores por cada Estado (elegidos por la Legislatura corres-pondiente) y desempeñarán sus cargos por un plazo de seis años; cada Senador poseerá un voto.

En la reunión que siga a la primera elección se dividirá a los senadores en tres clases o grupos: los escaños senatoriales del primer grupo quedarán vacantes al concluir el segundo año; los del segundo grupo, al concluir el cuarto y los del tercero, al concluir el sexto, de forma que un tercio de los Senadores quede elegido cada dos años (de ocurrir vacantes por dimisión u otras causas imprevistas, la autoridad ejecutiva competente hará nombramientos interinos hasta la próxima convocatoria del Poder legislativo, momento en el cual se habrán de proveer tales vacantes).

Para ser Senador es imprescindible haber cumplido los treinta años de edad, haber sido ciudadano de la Republica durante nueve años y ser, al celebrarse las elecciones, residente del Es-tado que lo elige.

El Vicepresidente de los Estados Unidos será también el pre-sidente del Senado, pero sin derecho a votar, a menos que el resto de los votos estén empatados. Competirá al Senado el nombramiento de todos sus funcionarios, y, en ausencia del Vicepresidente o cuando este sea llamado a presidir la Repu-blica, nombrara un Presidente interino.

El Senado tendrá, facultad para ordenar el procesamiento de funcionados públicos y, al convocarse para tal fin, todos los Se-nadores deberán prestar juramento debidamente ratificado. Y, cuando el procesamiento sea contra el propio Presidente de la Republica, el jefe del Tribunal Supremo habrá de presidir la sala; pero nadie podrá sufrir condena sin el consentimiento de las dos terceras partes de los miembros presentes.

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Al tratarse de casos en que se procese a un funcionado publi-co, la sentencia correspondiente se limitará a exigir la dimisión de la persona acusada, así como a prohibirle el desempeño de todo cargo honorífico o retribuido dentro de los Estados Uni-dos. Pero esta persona, no obstante, quedará sujeta a acusación, juicio, sentencia y pena según lo prescrito por las leyes.

Sección 4. Corresponderá al Poder legislativo de cada Estado fijar la fecha, el lugar y la forma en que han de celebrarse las elecciones de los Senadores y Representantes; pero el Congre-so podrá mediante ley determinar o alterar dichas circunstan-cias, con excepción del lugar señalado para la elección de los Senadores.

El Congreso habrá de convocarse al menos una vez por año, y la fecha para ello será el primer lunes de diciembre, salvo que mediante una ley se señale otro día.

Sección 5. Cada Cámara habrá de emitir juicio sobre las elec-ciones, el cómputo de votos y la competencia de sus propios miembros, y la mayoría de cada Cámara constituirá el quórum para las sesiones, pero un numero inferior tendrá facultad para suspender estas de un día a otro, así como para exigir la asisten-cia de los miembros ausentes, en la forma y bajo las sanciones que al efecto considere más pertinentes.

Le corresponderá a cada Cámara fijar las normas que han de regir en sus sesiones, así como sancionar en su caso el com-portamiento indebido de sus miembros, y hasta expulsarlos,

siempre y cuando lo acuerden las dos terceras partes de los presentes.

Ambas Cámaras llevarán un Diario de sus sesiones, el cual habrán de publicar periódicamente omitiendo todo dato que se considere confidencial; y mediante la aprobación de la quinta parte de los presentes, igual-mente se registrarán en dicho Diario los votos ne-gativos y positivos de toda votación en la que ambas Cámaras participen.

Para suspender las sesiones por más de tres días, du-rante las actuaciones del Congreso, será preciso que 1o aprueben ambas Cámaras, y no podrán trasladarse a otro lugar distinto de aquel en que las dos estén re-unidas.

Sección 6. Los Senadores y Representantes perci-birán una compensación por sus servicios con cargo al Tesoro de los Estados Unidos. Y salvo los casos de traición, delito o alteración de la paz publica, ni unos ni otros podrán ser detenidos durante las sesiones de sus respectivas Cámaras ni en camino de ida o de re-greso a las mismas; y no se les podrá reconvenir o in-terrogar por lo que puedan haber dicho en otro lugar que no sea la propia sede de la Cámara.

Ningún Senador o Representante podrá, duran-te el periodo para el cual ha sido elegido, ser nombrado para un cargo civil, existente o por existir, dentro del Gobierno de los Esta-dos Unidos, así como tampoco se podrán incrementar sus emo-lumentos en el trans-curso de dicho tiempo. Y ninguna persona que se halle desempeñando un cargo civil dentro del Gobierno de los Estados Unidos podrá durante el desempeño del mismo, pertenecer a ninguna de las dos Cá-maras.

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Cuento Del Mes: Audiencia Con Ticket

Maria Sergia (Guiral) Steen

Marqué el número de teléfono de mi hija. Quería con-certar un encuentro, usando uno de los tickets de tiempo que me regalaba en fechas sobresalientes como la Navidad o mi cumpleaños. Solía diseñarlos ella y significaba mi derecho a una cita. Por medio del papel-ticket me otorgaba el acceso a ‘su tiempo’—algo sagrado— y única forma viable de vernos. Era una especie de contrato por el cual ella se obligaba de manera formal. Cuando se acababan yo seguía pidiendo citas con tickets inexistentes. Pero daba igual. La cosa era que el encuentro se hiciera siguiendo su fórmula; no, la mía.

— ¡Hola cariño! ¿Podríamos vernos hoy por la tarde?

— ¿Y para qué nos vamos a reunir esta vez?—preguntó Naida.

Me tuve que justificar.

— Pues no sé; para tomar una copa, un café. Simple-mente se trata de hablar.

— Hablar ¿pero de qué?

Aquí me corté. No pude añadir nada. Me quedé en sus-penso total, dudando de si yo funcionaba, o vivía algún mal-entendido. Pensaba que estaba claro: yo quería comunicarme con ella, tener un momento a solas, simplemente eso. Quería escucharla y saber que le bullía por el cerebro porque llevaba una vida acelerada y se me escapaba a toda comprensión.

Eso de querer hablar, de querer salir de compras, de po-der ir a ver una película estaba fuera de mi alcance con ella, a menos que usara el tiempo establecido por el papelito. Y es que los tiempos cambian. Estamos en 2011. Lo de los pape-litos-tickets no era novedad; lo había ideado hacía unos años, quizá seis.

Al principio no le di importancia. Me pareció algo pe-culiar y ‘argentino’—todavía uso este vocablo—. Poco a poco me di cuenta que el sometimiento a tal dictamen debería te-ner alguna razón. He estado buscando o tratando de averi-guar, cuál podría ser la causa de tan excepcional manera de poder entablar un diálogo y a la única conclusión que llego es que como ya dije son otros tiempos. Nunca pensé que ne-cesitara un contrato —de esto se trataba—: yo te doy esto a cambio de eso…Me los solía insertar en un sobre y hasta di-bujaba motivos florales. A mí me hubiera resultado más fácil llamarla y ya está.

Pues no. La espontaneidad había que presupuestarla y eso... Además, debía anotar la fecha en el calendario y… con anticipación. Los calendarios son para mentes que siguen lí-neas rectas y yo las rechazo. De repente, me encontré en una situación ajena que me desbarajustaba todas las nociones del tiempo, de seguir mi instinto y de cómo ir por la vida para poder entablar diálogo con el prójimo. Me sentí desahuciada y empecé a indagar si lo mismo pasaba en otras latitudes y con personas de mi promoción, pero no hallé respuestas. Aunque me han dicho que no soy la única en experimentar esta situa-ción; continuaré la pesquisa.

Para aquella fecha ya había conquistado el uso a diario del calen-dario— sinceramente, a marchas forzadas—. De repente, me encontré con un nuevo formato de proceder totalmente desconocido en mi ga-laxia. La primera vez me dejó tan estupefacta que el choque me descon-certó y acepté, aunque sin penetrar en el sentido de la rareza. De hecho todavía estoy en recuperación.

Han pasado estos años siguiendo el mismo proceso de encuentros. Hoy día me posiciono con más cautela: ando escondida, a la espera, casi agazapada frente al público en espera de lo peor. Por ejemplo, me ho-rrorizaría pensar que mis amigos me exigieran usar tickets para vernos. O, que si me duele una muela el dentista no me quiera dar cita porque no tengo sus-tickets; que quiera mandar un e-mail y se me exijan tickets de entrada al ordenador. Puro consumismo, me digo.

Hace días que estoy demasiado preocupada debido a esta zozobra que me ha entrado y hay semanas que no tengo tiempo para nada. Ano-tados en el calendario están: Rosario, Enrique, Calita, Asencio y Car-mencita para almorzar. A Patricio, Carolina y Manuela para diferentes días a cenar— antes de que ocurra nada y me salgan con estos trucos del consumismo—. Total lo que buscamos es la aquiescencia del otro. Que se nos escuche, que podamos hablar de trapos o de compras o de la teoría Quantum. Sí señores— estoy a todo—.

Pero, ¿de qué estoy hablando? ¿Es eso lo normal? Y aquí no se aca-ba; hace una semana salimos a dar una vuelta y de repente me dijo que

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el tiempo se había acabado.

— El tiempo ¿de qué? Pregunté.

— Mamá, es que tú no te enteras. Vas por la vida a tu manera con tus presupuestos y no cazas nada, Los tickets son de varios colores, lo sabes, ¿no?

— Si me parecen una idea atractiva por los diversos tonos. Me imagino que depende del papel que tienes a mano.

— Pues no. Ahí está la cosa. No te enteras. Hablamos de que cada color significaba la duración del tiempo del encuentro. Hoy, tu ticket es de color rosa; es decir de una hora. El azul es de dos y el verde sin límite.

— Siendo abril, el rosa me pareció primaveral. Lo que no recuerdo es tener ninguno verde.

— Me lo tengo que pensar. No puedo dar tickets verdes así como así.

Empecé a darme cuenta que tenía mucho que aprender sobre esta cuestión del tiempo.

Después de mirar por varias tiendas vajillas para ocho personas—se casa su amiga Rosita—, entramos a tomar un helado. De repente, Naida miró al reloj.

— Te tengo que dejar porque le di otro ticket a Lilian y en media hora debo encontrarla en los almacenes Doncor. Ya sabes, los de la esquina de la plaza Otegui y el Paseo Lunol.

— ¿Y los helados?

— Yo tengo que regirme por mi sistema y hacerme res-ponsable de los encuentros que concierto. La próxima vez, ya desde el primer momento, estableceremos el significado del color para que estés al corriente de la duración.

…..

Me estoy reponiendo de muchas cosas. Una de ellas es el shock que tuve. Se me cruzó el helado de tal forma que la gente, muy humana, me asistió y una enfermera que se en-contraba en la heladería me practicó la respiración artificial y pude salir del aprieto.

No he recibido tickets verdes, ni he usado uno rosa que me queda. Creo que le voy a decir que sin tickets no la puedo ver y que probablemente tengamos que esperar a la próxi-ma Navidad cuando tenga otros—además quiero verdes—. Debo de confesar que estoy ideando un sistema de contra-partida. A mí con estas no me van a ningunear.

…..

Después de su llamada de hoy, estuve pensando que tal vez me haya precipitado. Salimos sin necesidad de papelitos a ruego de Naida que vino con sorpresa: trajo una amiga y todo fue a marcha de contra-reloj. Hablaron de mil asuntos y no me enteré de nada—supongo que fue por el slang que usan—. Fuimos a una famosa tienda con cafetería que hay en su vecindad, además de tener peluquería y de vender cre-mas de todo tipo. Se hicieron las uñas y yo me leí una revista; después fuimos a la cervecería X; luego a comprar unos za-patos mientras yo esperaba en el coche—una hora—. Luego a una casa de cosas de segunda mano a comprar unos som-breros rojos para una reunión especial de ‘señoras con som-breros rojos’. A veces aparecen en restaurantes de la ciudad o en conciertos con flamantes tocados; hasta llevan plumas. ¿Pero mi hija con ese grupo? ¡Qué paradoja! ¡Si solo tiene 22 años! ¿No debería ser yo la de los sombreros?

Tengo que admitir que después de dos horas y media, me dolían los pies y algo más. Ellas iban a lo suyo. Yo me de-diqué a pensar. Por fin le pedí a Naida que me dejara en casa. He decidido que no quiero tickets verdes o salir sin necesi-dad de ellos. Quizá me pronuncie por los rosas; tampoco me apetecen los azules. Me doy cuenta que con mucho o poco tiempo de audiencia es igual.

…..

Ayer me llamó.

— Mamá, ¿te va bien que salgamos hoy a ver unas bo-tas?

— Bueno cariño. Sabes, usaremos mis tickets; son de color rojo y ya te aviso de antemano que valen por media hora. ¿Te parece bien?

Cuento Del Mes: Audiencia Con Ticket

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