Eugene Ionesco - El Rinoceronte

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Obra de Teatro de Eugene Ionesco

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RINOCERONTE EUGNE IONESCO

Pieza en tres actos

Rinoceronte

A Jean-Louis Barrault, a Genevive Serreauy al doctor T. Fraenkel

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Rinoceronte RINOCERONTE...............................................................................................................1 Personajes por orden de aparicin.......................................................................................4 Acto I.........................................................................................................................5 Acto II.......................................................................................................................69 Acto III.....................................................................................................................131

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Personajes por orden de aparicin El ama de casa La almacenera Juan Berenguer La camarera El almacenero El seor anciano El lgico El dueo del caf Daisy El seor Papillon Dudard Botard La seora Boeuf Un bombero El seor Juan La mujer del seor Juan Muchas cabezas de rinoceronte4

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Acto I Escenografa Una plaza en una pequea ciudad de provincia. Al fondo, una casa de planta baja y un piso. En la planta baja, el escaparate de un almacn. Se entra por una puerta de cristales a la que dan dos o tres escalones. Sobre el escaparate est escrito en caracteres muy visibles la palabra: "almacn". En el primer piso, dos ventanas que deben de ser las de la vivienda de los almaceneros. El almacn se encuentra entonces en el fondo del escenario, pero bastante a la izquierda, no lejos de bambalinas. Se ve, arriba del almacn, el campanario de una iglesia, en la lejana. Entre el almacn y el costado derecho, la perspectiva de una calle pequea. A la derecha, ligeramente al sesgo, el escaparte de un caf. Sobre el caf un piso con una ventana. Delante de la terraza de ese caf muchas mesas y sillas avanzan hasta ms o menos la mitad del escenario. Un rbol polvoriento cerca de las sillas de la terraza. Cielo azul, luz cruda, paredes muy blancas. Es domingo, no lejos de medioda, en verano. Juan y Berenguer van a sentarse a una mesa de la terraza. Antes de levantarse el teln se oye sonar las campanas. Las campanas cesarn algunos segundos antes de que se levante el teln.

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Cuando el teln se levanta, una mujer, llevando bajo el brazo una cesta de provisiones vaca y en el otro un gato, atraviesa en silencio la escena, de derecha a izquierda. A su paso, la Almacenera abre la puerta de la tienda y la mira pasar. La almacenera: Ah!, sa! (A su marido que est en la tienda). Ah!, sa es una orgullosa. No quiere comprarnos a nosotros. (La Almacenera desaparece, escenario vaco algunos segundos. Por la derecha, aparece Juan, al mismo tiempo, por la izquierda, aparece Berenguer. Juan est muy cuidadosamente vestido: traje marrn, corbata roja, falso cuello almidonado, sombrero marrn. Tiene la cara un poco colorada. Luce zapatos amarillos, bien lustrados; Berenguer no est afeitado, tiene la cabeza descubierta, los cabellos mal peinados, las ropas arrugadas; todo expresa en l negligencia; tiene un aire cansado, sooliento; de tanto en tanto, bosteza). Juan (viniendo de la derecha ha): De todos modos aqu ests, Berenguer. Berenguer (viniendo de la izquierda): Buen da, Juan. Juan: Siempre atrasado, evidentemente! (Mira su reloj pulsera). Tenamos cita a las once y media. Ya es medioda.6

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Berenguer: Disclpame. Hace mucho que me esperas? Juan: No. Estoy llegando, acabas de verlo. (Van a sentarse a una de las mesas de la terraza del caf). Berenguer: Entonces, me siento menos culpable, porque... t mismo... Juan: En mi caso no es lo mismo, no me gusta esperar, no tengo tiempo que perder. Como t no llegas jams a horario, vengo a propsito tarde, en el momento en que supongo que tendr ocasin de encontrarte. Berenguer: Es justo... es justo, sin embargo... Juan: No puedes afirmar que vienes a la hora convenida! Berenguer: Evidentemente... no podra afirmarlo. (Juan y Berenguer se sientan). Juan: Lo ves bien. Berenguer: Qu vas a beber? Juan: Tienes sed desde la maana? Berenguer: Est tan clido, tan seco. Juan: Ms se bebe, ms sed se tiene, dice la ciencia popular...7

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Berenguer: Si estuviera menos seco; tendramos menos sed si pudiramos hacer venir a nuestro cielo las nubes cientficas. Juan (examinando a Berenguer): Eso no sera asunto tuyo. No es de agua de lo que tienes sed mi querido Berenguer... Berenguer: Qu quieres decir con eso, mi querido Juan? Juan: Me comprendes muy bien. Hablo de la aridez de tu gaznate. Es una tierra insaciable. Berenguer: Tu comparacin me parece.... Juan (interrumpindolo): Ests en un triste estado, amigo mio. Berenguer: En un triste estado, te parece? Juan: No soy ciego, Te caes de cansancio, has perdido la noche, bostezas, ests muerto de sueo... Berenguer: Me duele un poco el cabello... Juan: Apestas a alcohol! Berenguer: Es cierto, tengo la boca un poco pastosa! Juan: Todos los domingos a la maana es lo mismo, sin contar los das de semana.

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Berenguer: Ah, no! En semana frecuente, a causa de la oficina...

es

menos

Juan: Y tu corbata, dnde est? La perdiste en tus freness? Berenguer (metindose la mano en el cuello): Pero, es cierto, es raro, qu habr podido hacer con ella? Juan (sacando una corbata del bolsillo de su saco): Ten, ponte sta. Berenguer: Oh, gracias, eres muy gentil. (Se pone la corbata al cuello). Juan (mientras Berenguer se pone la corbata bastante descuidadamente): Ests todo despeinado! (Berenguer se pasa los dedos por el cabello). Aqu tienes un peine! (Saca un peine del otro bolsillo de su saco). Berenguer (tomando el peine): Gracias. (Se peina vagamente). Juan: No te afeitaste! Mira la cabeza que tienes. (Saca un pequeo espejo del bolsillo interior de su saco, se lo tiende a Berenguer quien se examina; merndose en el espejo saca la lengua). Berenguer: Tengo la lengua bien cargada.9

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Juan (volviendo a tomar el espejo y ponindolo de nuevo en su bolsillo): No es para asombrarse!... (Tambin vuelve a tomar el peine que le dio a Berenguer). La cirrosis te amenaza, amigo mo. Berenguer (inquieto): Te parece?... Juan (a Berenguer que quiere devolverle la corbata): Qudate con la corbata, tengo de reserva. Berenguer (admirativo): S que eres cuidadoso. Juan (siguiendo con su inspeccin de Berenguer): Tus ropas estn todas arrugadas, es lamentable, tu camisa es de una suciedad repugnante, tus zapatos... (Berenguer trata de ocultar sus pies bajo la mesa). Tus zapatos no estn lustrados... Qu desorden!... tus hombros... Berenguer: Qu tienen mi hombros?... Juan: Date vuelta. Vamos, apoyaste contra una pared... date vuelta. Te

(Berenguer tiende blandamente su mano hacia Juan). No, no tengo cepillo encima. Eso hinchara los bolsillos. (Siempre blandamente, Berenguer da golpecitos sobre sus hombros para hacer salir el polvo banco;10

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Juan aparta la cabeza). Ay, ay, ay... Dnde te agarraste eso? Berenguer: No me acuerdo. Juan: Es lamentable, lamentable! vergenza ser amigo tuyo. Berenguer: Eres muy severo... Juan: Y todava lo soy poco! Berenguer: Escucha, Juan. No tengo ninguna distraccin, uno se aburre en esta ciudad, no estoy hecho para el trabajo que tengo... todos los das a la oficina, durante ocho horas, slo tres semanas de vacaciones en verano! El sbado por la noche casi siempre estoy cansado, entonces, me comprendes, para distenderme... Juan: Mi querido, todo el mundo trabaja y yo tambin, yo tambin. Como todo el mundo, hago todos los das mis ocho horas de oficina, yo tambin tengo veintin das de licencia por ao y sin embargo, sin embargo aqu me ves. Es cuestin de voluntad, qu diablos!... Berenguer: Oh!, la voluntad, no todo el mundo tiene la tuya. Yo no me acostumbro. No, no me acostumbro a la vida. Juan: Todo el mundo debe acostumbrarse. Sers acaso una naturaleza superior? Berenguer: Yo no pretendo...11

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Juan (interrumpindolo): Yo valgo lo mismo, e incluso, sin falsa modestia, valgo ms que t. El hombre superior es el que cumple su deber. Berenguer: Qu deber? Juan: Su deber... su deber de empleado por ejemplo... Berenguer: Ah, s, su deber de empleado... Juan: Y dnde tuvieron lugar tus libaciones esta noche? Si es que te acuerdas! Berenguer: Festejamos el cumpleaos de Augusto, nuestro amigo Augusto... Juan: Nuestro amigo Augusto? A m no me invitaron al cumpleaos de nuestro amigo Augusto... (En ese momento se oye el ruido muy lejano, pero que se acerca muy rpidamente, del resoplido de una fiera y de su corrida precipitada, as como un largo berrido). Berenguer: No pude negarme. No hubiera sido amable... Juan: Fui yo? Berenguer: Puede ser que no fueras justamente porque no te invitaron!... La camarera (saliendo del caf): Buen da, seores, qu desean tomar?12

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(Los ruidos se han vuelto muy fuertes). Juan (a Berenguer, casi gritando para hacerse or por encima de los ruidos que no percibe conscientemente): No, es cierto, no me invitaron. No me hicieron ese honor. .. De todos modos, puedo asegurarte que incluso si mi hubieran invitado, no habra ido porque... (Los ruidos se han vuelto tremendos). Qu ocurre? (Los ruidos del galope de un animal poderoso y pesado son muy cercanos, muy acelerados, se oye su jadeo). Pero qu es eso? La camarera: Pero qu es eso? (Berenguer, siempre indolente, sin tener aspecto de or absolutamente nada, responde tranquilamente a Juan en relacin con la invitacin; mueve sus labios, no omos lo que dice; Juan se levanta de un salto, hace caer su silla al levantarse, mira a los bastidores de izquierda, sealando con el dedo, mientras que Berenguer, siempre un poco en las nubes, se queda sentado). Juan: Oh!, un rinoceronte! (Los ruidos producidos por el animal se alejan a la misma velocidad, si bien ya se pueden distinguir las palabras que siguen; toda esta escena debe ser representada muy rpido, repitiendo). Oh!, un rinoceronte!13

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La camarera: Oh!, un rinoceronte! La almacenera (que muestra su cabeza por la puerta del almacn): Oh!, un rinoceronte! (A su marido, que se ha quedado en la tienda). Ven a ver rpido, un rinoceronte! (Todos siguen con la mirada, a la izquierda, la carrera de la fiera). Juan: Se abalanza derecho tropieza con los puestos! hacia delante,

La almacenera (en su tienda): Dnde? La camarera (ponindose las manos en las caderas): Oh! La almacenera (a su marido, que est siempre dentro de la tienda): Ven a ver! (Justo en ese momento el Almacenero asoma la cabeza). El almacenero (asomando la cabeza): Oh!, un rinoceronte! El lgico (entrando rpidamente a escena por la izquierda): Un rinoceronte, a toda velocidad por la vereda de enfrente! (Todas las rplicas, a partir de: "Oh!, un rinoceronte!" dicha por Juan son casi simultneas. Se oye un "ah!" lanzado por una mujer. sta14

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aparece. Corre hasta el medio del escenario; es el Ama de casa con su cesta en el brazo; una vez que ha llegado al centro del escenario, deja caer la cesta; sus provisiones se desparraman por el escenario, una botella se rompe, pero ella no suelta el gato que tiene en el otro brazo). El ama de casa: Ah! Oh! (El elegante Seor anciano que viene de la izquierda, a continuacin del Ama de casa, se precipita en la tienda de los almaceneros, se tropieza con ellos, entra, mientras que el Lgico ir a aplastarse contra la pared del fondo, a la izquierda de la entrada del almacn. Juan y la Camarera de pie, Berenguer sentado, siempre aptico, forman otro grupo. Al mismo tiempo, se han podido or, proviniendo de la izquierda, muchas exclamaciones y pasos de gente que huye. El polvo, levantado por la fiera, se extiende sobre el escenario). El dueo del caf (asomando la cabeza por la ventana de la planta alta del caf): Qu pasa? El seor anciano (desapareciendo detrs de los almaceneros): Perdn! (El elegante Seor anciano lleva botines blancos, sombrero flexible, un bastn con puo de marfil; el Lgico est aplastado contra la pared, tiene un15

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pequeo bigote gris, quevedos, lleva un sombrero de paja). La almacenera (tropezando y atropellando a su marido, al Seor anciano): Cuidado, usted, con ese bastn! El almacenero: No faltaba ms que eso. Cuidado! (Se ver la cabeza del Seor anciano detrs de los almaceneros). La camarera (al dueo del caf): Un rinoceronte! El dueo del caf (desde la ventana, a la camarera): Est soando! (Viendo al rinoceronte). Oh! sta s que es buena! El ama de casa: Ah! (Los "oh" y los "ah" de bastidores son como un trasfondo sonoro a su "ah"; el Ama de casa, que ha dejado caer su cesta de provisiones y la botella; no ha dejado caer, sin embargo, al gato que tiene en el otro brazo). Pobre minino, tuvo miedo! El dueo del caf (mirando siempre hacia la izquierda, siguiendo con los ojos la corrida del animal mientas que los ruidos producidos por ste van disminuyendo: patadas, berridos, etc. Berenguer, simplemente aparta un poco la cabeza a16

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causa del polvo, levemente adormecido, sin decir nada; se limita a hacer una mueca): sta s que es buena! Juan (separando tambin l un poco la cabeza pero con vivacidad): sta s que es buena! (Estornuda). El ama de casa (en medio del escenario, pero se ha vuelto hacia la izquierda, las provisiones estn desparramadas por el suelo a su alrededor): sta s que es buena! (Estornuda). El seor anciano, la almacenera, el almacenero (en el fondo, reabriendo la puerta de cristales del almacn, que el Seor anciano haba cerrado tras de s): sta s que es buena! Juan: sta s que es buena! (A Berenguer). Lo viste? (Los ruidos producidos por el rinoceronte, su berrido, se han alejado mucho; la gente sigue ahora al animal con la mirada, de pie, salvo Berenguer, siempre aptico y sentado). Todos (salvo Berenguer): sta s que es buena! Berenguer (a Juan): Me parece, s, era un rinoceronte! Cunto polvo que levant! (Saca su pauelo, se suena).17

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El ama de casa: sta s que es buena! Qu miedo tuve! La almacenera (al Ama de casa): Su cesta... sus provisiones... (El Seor anciano, acercndose a la Seora e inclinndose para recoger las provisiones desparramadas por el suelo. La saluda galantemente, sacndose el sombrero). El dueo del caf: De todos modos, no tenemos idea... La camarera: Pero qu cosa!... El seor anciano (a la Seora): Me permitira ayudarla a recoger sus provisiones? El ama de casa (al Seor anciano): Gracias, seor. Cbrase, se lo ruego. Oh! Qu miedo tuve! El lgico: El miedo es irracional. La razn debe vencerlo. La camarera: Ya no se lo ve ms. El seor anciano (al Ama de casa, mostrndole al Lgico): Mi amigo es lgico. Juan (a Berenguer): Qu me dice de esto? La camarera: Qu rpido van esos animales! El ama de casa (al Lgico): Encantada, seor. La almacenera (al Almacenero): Se lo merece. No18

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compr en nuestro negocio. Juan (al Dueo del caf y a la Camarera): Qu me dicen de esto? El ama de casa: De todos modos no solt a mi gato. El dueo del caf (encogindose de hombros, en la ventana): No se ve algo as seguido! El ama de casa (al Lgico, mientras el Seor anciano recoge las provisiones): Me lo podra tener un momento? La camarera (a Juan): Nunca haba visto algo as! El lgico (al Ama de casa, tomando el gato en sus brazos): No es malo? El dueo del caf (a Juan): Es como un cometa! El ama de casa (al Lgico): Es de lo ms carioso. (A los dems). Mi vino, al precio que est! La almacenera (al Ama de casa): Yo tengo, no es precisamente lo que falta! Juan (a Berenguer): Dime, qu es lo que me dices? La almacenera (al Ama de casa): Y del bueno! El dueo del caf (a la Camarera): No pierda el tiempo! Ocpese de esos seores! (Seala a Berenguer y a Juan. Vuelve a entrar la cabeza).19

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Berenguer (a Juan): De qu hablas? La almacenera (al Almacenero): Ve pues a traerle otra botella! Juan (a Berenguer): Del rinoceronte, de qu va a ser, del rinoceronte! El almacenero (al Ama de casa): Tengo buen vino, en botellas irrompibles! (Desaparece en la tienda). El lgico (acariciando al gato en sus brazos): Minino, minino, minino! La camarera (a Berenguer y a Juan): Qu quieren tomar? Berenguer (a la Camarera): Dos ajenjos. La camarera: Bien, seor. (Se dirige hacia la entrada del caf). El ama de casa (recogiendo sus provisiones ayudada por el Seor anciano): Usted es muy amable, seor. La camarera: Dos ajenjos entonces! (Entra al caf). El seor anciano (al Ama de casa): No tiene la menor importancia, querida seora. (La Almacenera entra en su tienda). El lgico (al Seor y al Ama de casa, que estn20

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recogiendo las metdicamente.

provisiones):

Gurdenlas

Juan (a Berenguer): Bueno, qu me dices? Berenguer (a Juan, no sabiendo qu decir): Bueno... nada... Hay mucho polvo... El almacenero (saliendo de la tienda con una botella de vino, al Ama de casa): Tambin tengo puerros. El lgico (siempre acariciando al gato que est en sus brazos): Minino, minino, minino! El almacenero (al Ama de casa): Son cien francos el litro. El ama de casa (dndole dinero al Almacenero, despus, dirigindose al Seor anciano que ha logrado volver a poner todo en la cesta): Usted es muy amable. Ah!, la gentileza francesa! No es como los jvenes de hoy! El almacenero (tomando el dinero del Ama de casa): Debera venir a comprar a nuestra tienda. As no tendr que cruzar la calle. No se arriesgar ms a malos encuentros! (Vuelve a entrar en su tienda). Juan (que se ha sentado y sigue pensando en el rinoceronte): De todos modos es extraordinario! El seor anciano (se saca el sombrero, besa la mano21

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del Ama de casa): Encantado de conocerla! El ama de casa (al Lgico): Gracias, seor, por haber tenido a mi gato. (El Lgico le devuelve el gato al Ama de casa. La Camarera reaparece con los pedidos). La camarera: Aqu estn sus ajenjos, seores! Juan (a Berenguer): Eres incorregible! El seor anciano (al Ama de casa): Puedo acompaarla un poco? Berenguer (a Juan, mostrndole a la Camarera que vuelve a entrar en la tienda): Haba pedido agua mineral. Se equivoc. (Juan se encoge de hombros, despectivo e incrdulo). El ama de casa (al Seor anciano): Me espera mi marido, querido seor. Gracias. Quedar para otra vez! El seor anciano (al Ama de casa): Lo espero de todo corazn, querida seora. El ama de casa (al Seor anciano): Yo tambin! (Ella pone ojos dulces, despus sale por la izquierda). Berenguer: No hay ms polvo... (Juan se vuelve a encoger de hombros).22

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El seor anciano (al Lgico, siguiendo al Ama de casa con la mirada): Deliciosa!... Juan (a Berenguer): Un rinoceronte! No salgo de mi asombro! (El Seor anciano y el Lgico se dirigen hacia la derecha, despacito, por donde se disponen a salir. Conversan tranquilamente). El seor anciano (al Lgico, despus de haber echado una ltima mirada en direccin al Ama de casa): Encantadora, no es cierto? El lgico (al Seor anciano): Voy a explicarle el silogismo. El seor anciano: Ah!, s, el silogismo! Juan (a Berenguer): No salgo de mi asombro! Es inadmisible. (Berenguer bosteza). El lgico (al Seor anciano): El silogismo comprende la proposicin principal, la secundaria y la conclusin. El seor anciano: Qu conclusin? (El Lgico y el Seor anciano salen). Juan: No, no salgo de mi asombro. Berenguer (a Juan): Se ve que no sales de tu asombro. Era un rinoceronte y bien, s, era un23

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rinoceronte!... Est lejos... est lejos... Juan: Pero, veamos, veamos... Es inaudito! Un rinoceronte en libertad en la ciudad, eso no te sorprende? No deberan permitirlo! (Berenguer bosteza). Ponte la mano delante de la boca!... Berenguer: S... s... No deberan permitirlo. Peligroso. No lo haba pensado. No te preocupes ms, estamos fuera de alcance. Juan: Deberamos protestar ante las autoridades municipales! Para qu sirven las autoridades municipales? Berenguer (bostezando, despus, ponindose vivamente la mano delante de la boca): Oh!... perdn... A lo mejor el rinoceronte se escap del jardn zoolgico! Juan: Sueas de pie! Berenguer: Estoy sentado. Juan: Sentado o de pie, es lo mismo. Berenguer: De todos modos hay una diferencia. Juan: No se trata de eso. Berenguer: Eres t quien acaba de decir que es lo mismo, estar sentado o de pie....

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Juan: Me entendiste mal. Cuando soamos es lo mismo estar sentado o de pie!... Berenguer: Y s, yo sueo... La vida es sueo! Juan (continuando): ...Sueas cuando dices que el rinoceronte se escap del jardn zoolgico... Berenguer: Dije: tal vez.... Juan (continuando):... porque no hay ms jardn zoolgico en nuestra ciudad desde que los animales fueron diezmados por la peste... hace mucho tiempo... Berenguer (con la misma indiferencia): Entonces, tal vez venga del circo? Juan: De qu circo hablas? Berenguer: No s... un circo ambulante. Juan: Sabes bien que el alcalde prohibi a los nmades instalarse en el territorio de la comuna... No pasa ninguno desde nuestra infancia. Berenguer (tratando de no bostezar y sin lograrlo): En ese caso, tal vez desde entonces se haya quedado escondido en los bosques pantanosos de los alrededores. Juan (levantando los brazos al cielo): Los bosques pantanosos de los alrededores! Los bosques pantanosos de los alrededores! Mi pobre amigo, ests totalmente perdido en las espesas brumas25

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del alcohol. Berenguer (ingenuo): Eso es verdad... me suben del estmago... Juan: Te envuelven el cerebro. Dnde has visto bosques pantanosos en los alrededores?... A nuestra provincia la llaman "La pequea Castilla" por ser tan desrtica. Berenguer (excedido y bastante cansado): Y yo qu s entonces? A lo mejor busc abrigo bajo una piedra?... A lo mejor hizo su nido en una rama seca?... Juan: Si te crees ingenioso, te equivocas, para que lo sepas! Eres aburrido con... con tus paradojas! Considero que eres incapaz de hablar seriamente! Berenguer: Hoy, slo hoy... A causa de.... porque yo... (Muestra su cabeza con un gesto vago). Juan: Hoy igual que de costumbre! Berenguer: No tanto, de todos modos. Juan: Tus chistes no valen nada! Berenguer: No pretendo en absoluto... Juan (interrumpindolo): Detesto que me tomen el pelo!26

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Berenguer (con la mano sobre el corazn): No me lo permitira nunca, mi querido Juan... Juan (interrumpindolo): Mi querido Berenguer, te lo permites... Berenguer: No, eso no, no me lo permito. Juan: S, acabas de permitrtelo! Berenguer: Cmo puedes pensar...? Juan (interrumpindolo): Berenguer: Te aseguro... Pienso lo que es!

Juan (interrumpindolo): ... Que me tomas el pelo! Berenguer: Verdaderamente eres cabeza dura. Juan: Y encima de todo me tratas de borrico. Como bien puedes verlo, me insultas. Berenguer. Eso ni se me pasa por la cabeza. Juan: No tienes cabeza! Berenguer: Razn de ms para que no me pase por la cabeza. Juan: Hay cosas que les vienen a la cabeza hasta a aquellos que no la tienen. Berenguer: Eso es imposible. Juan. Por qu es imposible? Berenguer: Porque es imposible.27

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Juan: Explcame por qu es imposible, ya que pretendes ser capaz de explicarlo todo... Berenguer: Jams pretend una cosa semejante. Juan: Entonces, por qu te das aires de hacerlo! Y una vez ms, por qu me insultas? Berenguer: Yo no te insulto. Al contrario. Sabes hasta qu punto te estimo. Juan: Si me estimas, por qu me contradices pretendiendo que no es peligroso dejar correr a un rinoceronte por pleno centro de la ciudad, sobre todo un domingo por la maana, cuando las calles estn llenas de nios... y tambin de adultos... Berenguer: Muchos estn en misa. Esos no se arriesgan a nada... Juan (interrumpindolo): Permteme... a la hora del mercado, adems. Berenguer: Yo nunca afirm que no era peligroso dejar correr a un rinoceronte por la ciudad. Dije simplemente que no haba reflexionado sobre ese peligro. No me plante la cuestin. Juan: Nunca reflexionas sobre nada! Berenguer. Bueno, de acuerdo. Un rinoceronte en libertad es algo que no est bien. Juan: No debera existir.

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Berenguer: Est claro. No debera existir. Incluso es una cosa insensata. Bueno, sin embargo, ese animalito es motivo para pelearte conmigo. Qu historia me haces a causa de un perisodctilo cualquiera que viene a pasar, totalmente por azar, delante de nosotros? Un cuadrpedo estpido que no merece siquiera que hablemos de l! Y feroz encima... Y que desapareci tambin, que no existe ms. No nos vamos a preocupar por un animal que no existe. Hablemos de otra cosa, mi querido Juan, hablemos de otra cosa, los temas de conversacin no faltan... (Bosteza, toma su vaso). A tu salud! (En ese momento El Lgico y El Seor anciano entran de nuevo, por la derecha; van a instalarse, siempre hablando, en una de las mesas de la terraza del caf, bastante lejos de Berenguer y de Juan, detrs y a la derecha de ellos). Juan: Deja ese vaso sobre la mesa. No bebas. (Juan bebe un gran trago de su ajenjo y pone el vaso medio vaco sobre la mesa. Berenguer sigue teniendo su vaso en la mano, sin apoyarlo y sin atreverse tampoco a beberlo). Berenguer: De todos modos no se lo voy a dejar al dueo! (Hace como que quiere beber). Juan: Djalo, te digo.29

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Berenguer: Bueno... (Se dispone a poner el vaso sobre la mesa. En ese momento pasa Daisy, joven dactilgrafa rubia, que atraviesa el escenario, de derecha a izquierda. Al ver a Daisy, Berenguer se levanta bruscamente y, al levantarse, hace un gesto torpe; el vaso cae y moja el pantaln de Juan). Oh! Daisy. Juan: Cuidado! Qu torpe eres. Berenguer: Es Daisy... disclpame... (Va a esconderse para que Daisy no lo vea). No quiero que me vea... en el estado en el que estoy. Juan: Eres imperdonable! imperdonable, absolutamente

(Mira hacia Daisy que desaparece). Esa jovencita te asusta? Berenguer: Cllate, cllate. Juan: No tiene aspecto de mala, sin embargo! Berenguer (volvindose a Juan una vez que Daisy ha desaparecido): Disclpame una vez ms, por... Juan: Eso es lo que implica beber, uno no es ms dueo de sus movimientos, no tiene ms fuerza en las manos, est atontado, derrengado. Se cava su propia tumba, mi querido amigo. Se pierde. Berenguer: No me gusta tanto el alcohol. Y sin embargo, si no bebo, no funciona. Es como si30

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tuviera miedo, entonces bebo para no tener ms miedo. Juan: Miedo de qu? Berenguer: No s muy bien. Angustias difciles de definir. No me siento a gusto en la existencia, entre la gente, entonces tomo un vaso. Eso me calma, me distiende, olvido. Juan: Olvidas! Berenguer: Estoy cansado, cansado desde hace aos. Me cuesta llevar el peso de mi propio cuerpo... Juan: Eso es neurastenia alcohlica, la melancola del bebedor de vino... Berenguer (continuando): Todo el tiempo siento mi cuerpo como si fuera de plomo o como si llevara a otro hombre sobre la espalda. No me he acostumbrado a m mismo. No s si soy yo. Desde el momento en que bebo un poco, el peso desaparece y me reconozco, me convierto en yo mismo. Juan: Elucubraciones! Berenguer, mrame. Peso ms que t. Sin embargo, me siento ligero, ligero, ligero! (Mueve los brazos como si fuera a volar. El Seor Anciano y El Lgico, que de nuevo han entrado a escena, dan algunos pasos por el escenario31

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conversando. Justo en ese momento, pasan al lado de Juan y de Berenguer. Un brazo de Juan golpea muy fuerte al Seor Anciano que oscila entre los brazos de El lgico). El lgico (prosiguiendo la discusin): Un ejemplo de silogismo... (Es golpeado). Oh...! El seor anciano (a Juan): Cuidado. (Al Lgico). Perdn. Juan (al Seor anciano): Perdn. El lgico (al Seor anciano): No hay de qu. El seor anciano (a Juan): No hay de qu. (El Seor anciano y El Lgico van a sentarse a una de las mesas de la terraza, un poco a la derecha y detrs de Juan y Berenguer). Berenguer (a Juan): Tienes fuerza. Juan: S, tengo fuerza, tengo fuerza por muchos motivos. Ante todo, tengo fuerza porque tengo fuerza, despus tengo fuerza porque tengo fuerza moral. Tambin tengo fuerza porque no estoy alcoholizado. No quiero molestarte, mi querido amigo, pero debo decirte que en realidad lo que pesa es el alcohol.32

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El lgico (al Seor anciano): Aqu tiene un silogismo ejemplar. El gato tiene cuatro patas. Isidoro y Fricot tienen cada uno cuatro patas. Por lo tanto Isidoro y Fricot son gatos. El seor anciano (al Lgico): Mi perro tambin tiene cuatro patas. El lgico (al Seor anciano): Entonces es un gato. Berenguer (a Juan): Yo apenas tengo fuerza para vivir. Tal vez no tengo ms ganas. El seor anciano (al Lgico, despus de haber reflexionado largamente): Entonces, lgicamente mi perro sera un gato. El lgico (al Seor anciano): Lgicamente, s. Pero lo contrario tambin es cierto. Berenguer (a Juan): La soledad me pesa. La sociedad tambin. Juan (a Berenguer): Te contradices. Es la soledad lo que te pesa o es la multitud? Te tomas por un pensador y no tienes ninguna lgica. El seor anciano (al Lgico): Es muy hermosa la lgica. El lgico (al Seor anciano): A condicin de no abusar de ella. Berenguer (a Juan): Vivir es una cosa anormal.

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Juan: Al contrario. Nada ms natural. La prueba: todo el mundo vive. Berenguer: Los muertos son ms numerosos que los vivos. Su nmero aumenta. Los vivos son raros. Juan: Los muertos no existen, es preciso decirlo!... Ja! Ja!... (Gran risa). Ellos tambin te pesan? Cmo pueden pesar las cosas que no existen? Berenguer: Yo mismo me pregunto si existo! Juan (a Berenguer): T no existes, mi querido, porque no piensas. Piensa y existirs. El lgico (al Seor anciano): Otro silogismo: todos los gatos son mortales. Scrates es mortal. Por lo tanto Scrates es un gato. El seor anciano: Tiene cuatro patas. Es cierto, tengo un gato que se llama Scrates. El lgico: Usted ve... Juan (a Berenguer): Eres un farsante en el fondo. Un mentiroso. Dices que la vida no te interesa. Sin embargo alguien te interesa. Berenguer: Quin? Juan: Esa compaerita de oficina que acaba de pasar. Ests enamorado! El seor anciano (al Lgico): Entonces Scrates era un gato!34

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El lgico (al Seor anciano): La lgica nos lo acaba de revelar. Juan (a Berenguer): No quieres que te vea en el triste estado en el que te encuentras. (Gesto de Berenguer). Eso demuestra que no todo te es indiferente. Pero cmo quieres que Daisy se sienta seducida por un borracho? El lgico (al Seor anciano): Volvamos a nuestros gatos. El seor anciano (al Lgico): Lo escucho. Berenguer (a Juan): De todos modos creo que ella ya tiene a alguien en vista. Juan (a Berenguer): A quin? Berenguer: A Dudard. Un colega de la oficina, es licenciado en derecho, jurista, con gran futuro en la casa y con futuro en el corazn de Daisy; yo no puedo rivalizar con l. El lgico (al Seor anciano): El gato Isidoro tiene cuatro patas. El seor anciano: Cmo lo sabe? El lgico: Surge por hiptesis. Berenguer (a Juan): Es bien visto por el jefe. Yo no35

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tengo futuro, no hice estudios, no tengo ninguna oportunidad. El seor anciano (al Lgico): Ah!, por hiptesis! Juan (a Berenguer): Y t renuncias, cmo es eso... Berenguer (a Juan): Qu podra hacer? El lgico (al Seor anciano): Fricot tambin tiene cuatro patas. Cuntas patas tendrn Fricot e Isidoro? El seor anciano (al Lgico): Juntos o por separado? Juan (a Berenguer): La vida es una lucha, quien no combate es un cobarde. El lgico (al Seor anciano): Juntos o por separado, es segn como se mire. Berenguer (a Juan): Qu quieres, estoy desarmado. Juan: rmate, rmate mi querido. El seor anciano (al Lgico despus de haber reflexionado penosamente): Ocho, ocho patas. El lgico: La lgica lleva al clculo mental. El seor anciano: Tiene muchas facetas! Berenguer (a Juan): Dnde encuentro las armas? El lgico (al Seor anciano): La lgica no tiene lmites!36

Rinoceronte

Juan: En ti mismo. Por tu voluntad. Berenguer (a Juan): Qu armas? El lgico (al Seor anciano): Usted va a ver... Juan (a Berenguer): Las armas de la paciencia, de la cultura, las armas de la inteligencia. (Berenguer bosteza). Vulvete un ingenio vivo y brillante. Ponte a la ltima moda. Berenguer (a Juan): Cmo me pongo a la ltima moda? El lgico (al Seor anciano): Les quito dos patas a esos gatos. Cuntas le quedarn a cada uno? El seor anciano: Es complicado. Berenguer (a Juan): Es complicado. El lgico (al Seor anciano): Por el contrario, es simple. El seor anciano (al Lgico): Es fcil para usted, tal vez, no para m. Berenguer (a Juan): Es fcil para ti, tal vez, no para m. El lgico (al Seor anciano): Haga un esfuerzo de pensamiento, vamos. Esfurcese.37

Rinoceronte

Juan (a Berenguer): Haz un pensamiento, vamos. Esfurzate. El seor anciano (al Lgico): No veo.

esfuerzo

de

Berenguer (a Juan): Verdaderamente no veo. El lgico (al Seor anciano): Hay que decirle todo. Juan (a Berenguer): Hay que decirte todo. El lgico (al Seor anciano): Tome una hoja de papel, calcule. Les quitamos seis patas a los dos gatos, cuntas patas le quedarn a cada gato? El seor anciano: Espere... (Calcula en una hoja de papel que saca de su bolsillo). Juan: Esto es lo que hay que hacer: te vistes correctamente, te afeitas todos los das, te pones una camisa limpia. Berenguer (a Juan): Es cara la lavandera... Juan (a Berenguer): Ahorra en el alcohol. Esto para el exterior: sombrero, corbata como sta, traje elegante, zapatos bien lustrados. (Al hablar de las prendas de vestir, Juan muestra con fatuidad su propio sombrero, su propia corbata, sus propios zapatos). El seor anciano (al38

Lgico):

Hay

muchas

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soluciones posibles. El lgico (al Seor anciano): Dgame. Berenguer (a Juan): Y despus, qu hago? Dime... El lgico (al Seor anciano): Lo escucho. Berenguer (a Juan): Te escucho. Juan (a Berenguer): Eres tmido, pero tienes dotes. Berenguer (a Juan): Que yo tengo dotes? Juan: Dales su valor. Hay que estar en onda. Ponte al corriente de los acontecimientos literarios y culturales de nuestra poca. El seor anciano (al Lgico): Una primera posibilidad: un gato puede tener cuatro patas, el otro dos. Berenguer (a Juan): Tengo tan poco tiempo libre. El lgico: Usted tiene dotes, bastara que les diera su valor. Juan: Aprovecha, pues, el poco tiempo libre que tienes. No te dejes ir a la deriva. El seor anciano: No he tenido nada de tiempo. He sido funcionario. El lgico (al Seor anciano): Siempre se encuentra tiempo para instruirse. Juan (a Berenguer): Siempre se tiene tiempo.39

Rinoceronte

Berenguer (a Juan): Es demasiado tarde. El seor anciano (al Lgico): Es un poco tarde para m. Juan (a Berenguer): Nunca es demasiado tarde. El lgico (al Seor anciano): Nunca es demasiado tarde. Juan (a Berenguer): Tienes ocho horas de trabajo, como yo, como todo el mundo, pero y el domingo y la noche y las tres semanas de vacaciones de verano? Eso basta con mtodo. El lgico (al Seor anciano): Y las otras soluciones? Con mtodo, con mtodo... (El Seor anciano se pone a calcular de nuevo). Juan (a Berenguer): Mira, en lugar de beber y de estar enfermo, no vale ms estar fresco y dispuesto, incluso en la oficina? Y puedes pasar tus momentos disponibles de manera inteligente. Berenguer (a Juan): Es decir?... Juan (a Berenguer): Visita museos, lee revistas literarias, ve a escuchar conferencias. Esto te sacar de tus angustias, te formar el espritu. En cuatro semanas eres un hombre culto. Berenguer (a Juan): Tienes razn! El seor anciano (al Lgico): Puede haber un gato con cinco patas...40

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Juan (a Berenguer): T mismo lo dices. El seor anciano (al Lgico): Y el otro gato con una pata. Pero entonces seguiran siendo gatos? El lgico (al Seor anciano): Por qu no? Juan (a Berenguer): En lugar de gastar todo tu dinero disponible en bebidas espirituosas, no es preferible comprar entradas de teatro para ver un espectculo interesante? Conoces el teatro de vanguardia, del que tanto hablan? Viste las piezas de Ionesco? Berenguer (a Juan): No, caramba! Slo he odo hablar de ellas. El seor anciano (al Lgico): Al sacar dos patas sobre ocho, de dos gatos... Juan (a Berenguer): Estn dando una en este momento. Aprovecha. El seor anciano: Podemos tener un gato con seis patas. Berenguer: Ser una excelente iniciacin a la vida artstica de nuestro tiempo. El seor anciano (al Lgico): Y un gato sin ninguna pata. Berenguer: Tienes razn, tienes razn. Voy a ponerme a la ltima moda, como dices t. El lgico (al Seor anciano): En ese caso, habra un41

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gato privilegiado. Berenguer (a Juan): Te lo prometo. Juan: Sobre todo promtelo a ti mismo. El seor anciano: Y un gato alienado de todas sus patas, desclasado? Berenguer: Me lo prometo solemnemente. Me mantendr la palabra a m mismo. El lgico: Eso no sera justo. Entonces no sera lgico. Berenguer (a Juan): En lugar de beber, decido cultivar mi espritu. Ya me siento mejor. Ya tengo la cabeza ms clara. Juan: Lo ves bien! El seor anciano (al Lgico): No sera lgico? Berenguer: Esta tarde ir al museo municipal. Para la noche, compro dos entradas de teatro. Me acompaaras? El lgico (al Seor anciano): Porque la justicia es la lgica. Juan (a Berenguer): Tendrs que perseverar. Es preciso que tus buenas intenciones duren. El seor anciano (al Lgico): Lo capto. La justicia... Berenguer (a Juan): Te lo prometo, me lo prometo. Me acompaas al museo esta tarde?42

Rinoceronte

Juan (a Berenguer): Esta tarde duermo la siesta, est en mi programa. El seor anciano (al Lgico): La justicia es otra faceta de la lgica. Berenguer (a Juan): Pero quieres venir conmigo esta noche al teatro? Juan: No, esta noche no. El lgico (al Seor anciano): Se le ilumina el espritu! Juan (a Berenguer): Quiero que perseveres en tus buenas intenciones. Pero esta noche debo encontrarme con amigos en la cervecera. Berenguer: En la cervecera? El seor anciano (al Lgico): Por otra parte, un gato sin ninguna pata... Juan (a Berenguer): Promet ir. Yo cumplo mis promesas. El seor anciano (al Lgico): ...no podra correr bastante rpido como para atrapar ratones. Berenguer (a Juan): Ah!, mi querido, ahora te toca a ti dar el mal ejemplo! Te irs a emborrachar. El lgico (al Seor anciano): Ya hace progresos en lgica!43

Rinoceronte

(De vuelta se empieza a or, acercndose siempre muy rpido, un galope veloz, un berrido, los ruidos precipitados de los cascos de un rinoceronte, su aliento ardiente, pero esta vez, en sentido inverso, desde el fondo de la escena hacia delante, siempre por los bastidores de la izquierda). Juan (furioso, a Berenguer): Mi querido amigo, una vez no es costumbre. Ninguna relacin contigo. Pero t... t... no es lo mismo... Berenguer (a Juan): Por qu no sera lo mismo? Juan (gritando para dominar el ruido que viene de la tienda): Yo no soy un borracho! El lgico (al Seor anciano): Incluso sin patas, el gato debe atrapar ratones. Est en su naturaleza. Berenguer (gritando muy fuerte): No quiero decir que seas un borracho. Pero por qu lo sera yo, ms que t, en un caso similar? El seor anciano (gritndole al Lgico): Qu est en la naturaleza del gato? Juan (a Berenguer, tambin gritando): Porque todo es cuestin de medida. Contrariamente a ti, yo soy un hombre mesurado. El lgico (al Seor anciano, con las manos haciendo corneta en la oreja): Qu dice usted? (Fuertes ruidos cubren las palabras de los cuatro personajes).44

Rinoceronte

Berenguer (manos haciendo corneta en la oreja, a Juan): Mientras que yo, qu?, qu dices? Juan (aullando): Digo que... El seor anciano (aullando): Digo que... Juan (tomando conciencia de los ruidos que estn muy cercanos): Pero qu pasa? El lgico: Pero qu ocurre? Juan (se levanta, hace caer su silla al levantarse, mira hacia el bastidor de la izquierda de donde vienen los ruidos de un rinoceronte que pasa en sentido inverso): Oh!, un rinoceronte! El lgico (se levanta, hace caer su silla): Oh!, un rinoceronte! El seor anciano (se levanta, hace caer su silla): Oh!, un rinoceronte! Berenguer (sigue sentado, pero ms despierto esta vez): Un rinoceronte! En sentido inverso. La camarera (saliendo con una bandeja y vasos): Qu ocurre? Oh!, un rinoceronte! (Deja caer la bandeja, los vasos se rompen). El dueo del caf (saliendo de la tienda): Qu ocurre? La camarera (al Dueo del caf): Un rinoceronte!

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El lgico: Un rinoceronte a toda velocidad por la vereda de enfrente! El almacenero (saliendo de la tienda): Oh!, un rinoceronte! Juan: Oh!, un rinoceronte! La almacenera (sacando la cabeza por la ventana de encima de la tienda): Oh!, un rinoceronte! El dueo del caf (a la Camarera): No es motivo para romper los vasos. Juan: Arremete hacia adelante y se abalanza sobre los puestos. Daisy (viniendo rinoceronte! de la izquierda): Oh!, un

Berenguer (distinguiendo a Daisy): Oh! Daisy! (Se oyen pasos precipitados exclamaciones como la vez anterior). La camarera: No faltaba ms que eso! El dueo del caf (a la Camarera): Usted me pagar los vasos rotos! (Berenguer trata de disimular, para que no lo vea Daisy. El Seor anciano, el Lgico, el Almacenero, la Almacenera se dirigen hacia el centro del escenario y dicen:) Juntos: No faltaba ms que eso!46

que

huyen,

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Juan y Berenguer: No faltaba ms que eso! (Se oye un maullido desgarrador, despus, el grito, tambin desgarrador, de una mujer). Todos: Oh! (Casi en el mismo momento y mientras los ruidos se alejan rpidamente, aparece el Ama de casa de antes, sin su cesta, pero teniendo en sus brazos un gato muerto y ensangrentado). El ama de casa (lamentndose): Aplast a mi gato, aplast a mi gato! La camarera: Aplast a su gato! (El Almacenero, la Almacenera, en la ventana; el Seor anciano, Daisy y el Lgico rodean al Ama de casa y dicen:) Juntos: Pero qu desgracia, pobre animalito! El seor anciano: Pobre animalito! Daisy y la camarera: Pobre animalito! El almacenero, la almacenera, en la ventana, el seor anciano, el lgico: Pobre animalito! El dueo del caf (a la Camarera, mostrndole los vasos rotos, las sillas cadas): Qu hace ahora? Recjame eso!

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(A su vez, Juan y Berenguer se precipitan, rodean al Ama de casa que se sigue lamentando, con el gato muerto entre los brazos). La camarera (dirigindose hacia la terraza del caf para recoger los restos de vidrios y las sillas dadas vuelta, mirando hacia atrs, hacia el Ama de casa): Oh! Pobre animalito! El dueo del caf (indicndole con el dedo, a la Camarera, las sillas y los vasos rotos): Ah, ah. El seor anciano (al Almacenero): Qu me dice usted? Berenguer (al Ama de casa): No llore, seora, nos rompe el corazn! Daisy (a Berenguer): Seor Berenguer... Estaba ah? Lo vio? Berenguer (a Daisy): Buen da, seorita Daisy, no tuve tiempo de afeitarme, disclpeme por... El dueo del caf (controlando cmo se recogen los restos, despus, echndole una mirada al Ama de casa): Pobre animalito! La camarera (recogiendo los restos, de espaldas al Ama de casa): Pobre animalito! (Evidentemente, todas estas rplicas deben ser dichas muy rpido, casi simultneamente).48

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La almacenera (a la ventana): Es demasiado fuerte! Juan: Es demasiado fuerte! El ama de casa (lamentndose y meciendo el gato muerto entre sus brazos): Mi pobre Mis, mi pobre Mis! El seor anciano (al Ama de casa): Me hubiera encantado volver a verla en otras circunstancias! El lgico (al Ama de casa): Qu quiere, seora, todos los gatos son mortales! Hay que resignarse. El ama de casa (lamentndose): Mi gato, mi gato, mi gato! El dueo del caf (a la Camarera, que tiene el delantal lleno de astillas de vidrio): Vamos, lleve eso al tacho de basura! (Ha levantado las sillas). Me debe mil francos! La camarera (volviendo a entrar en la tienda, al Dueo): No piensa ms que en su plata. La almacenera (al Ama de casa, desde la ventana): Clmese, querida seora. El seor anciano (al Ama de casa): Clmese, querida seora. El almacenero (desde la ventana): De todos modos49

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da pena! El ama de casa: Mi gato, mi gato, mi gato! Daisy: Ah!, s, de todos modos da pena. El seor anciano (sosteniendo al Ama de casa y digirindose con ella a una mesa de la terraza; lo siguen todos los dems): Sintese aqu, seora. Juan (al Seor anciano): Qu me dice de esto? El almacenero (al Lgico): Qu me dice de esto? La almacenera (a Daisy, desde la ventana): Qu me dice de esto?

El dueo del caf (a la Camarera que reaparece, mientras hacen sentar, en una de las mesas de la terraza, al Ama de casa llorando, que sigue meciendo al gato muerto): Un vaso de agua para la seora. El seor anciano (a la Seora): Sintese, querida seora! Juan: Pobre mujer! La almacenera animalito! (desde la ventana): Pobre

Berenguer (a la Camarera): Trigale ms bien un coac.50

Rinoceronte

El dueo del caf (a la Camarera): Un coac! (Sealando a Berenguer). El seor paga! (La Camarera entra en la tienda diciendo:) La camarera: Entendido, un coac. El ama de casa (sollozando): No quiero un coac, no quiero un coac! El almacenero: Acababa de pasar delante de la tienda. Juan (al Almacenero): No era el mismo! El almacenero (a Juan): Sin embargo... La almacenera: Oh! S, era el mismo. Daisy: Es la segunda vez que pasa? El dueo del caf: Me parece que era el mismo. Juan: No, no era el mismo rinoceronte. El de hace un rato tena dos cuernos sobre la nariz, era un rinoceronte de Asia; ste no tena ms que uno, era un rinoceronte de frica. (La Camarera sale con una copa de coac, se la lleva a la Seora). El seor anciano: Aqu tiene un coac para reanimase. El ama de casa (llorando): No... Berenguer (de pronto enervado, a Juan): Dices51

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tonteras!... Cmo pudiste distinguir los cuernos? El animal pas a semejante velocidad que apenas lo pudimos ver. Daisy (al Ama de casa): Pero s, le har bien! El seor anciano (a Berenguer): En efecto, iba rpido. El dueo del caf (al Ama de casa): Prubelo, es rico. Berenguer (a Juan): No tuviste tiempo de contar sus cuernos... La almacenera (a la Camarera, desde la ventana): Hgala beber. Berenguer (a Juan): Adems, estaba envuelto en una nube de polvo... Daisy (al Ama de casa): Beba, seora. El seor anciano (al Ama de casa): Un traguito, mi querida dama... valor... (La Camarera hace beber al Ama de casa, llevndole la copa a los labios; sta hace gesto de negarse y bebe de todos modos). La camarera: Ah est! La almacenera (desde su ventana) y Daisy: Ah est! Juan (a Berenguer): Yo no estoy en las nubes.52

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Calculo rpido, tengo la mente clara. El seor anciano (al Ama de casa): Se siente mejor? Berenguer (a Juan): Se abalanzaba con la cabeza baja, veamos. El dueo del caf (al Ama de casa): No es cierto que es rico? Juan (a Berenguer): Justamente, se vea mejor. El ama de casa (despus de haber bebido): Mi gato! Berenguer Tonteras! (irritado, a Juan): Tonteras!

La almacenera (desde su ventana, al Ama de casa): Tengo otro gato para usted. Juan (a Berenguer): Yo? Te atreves a pretender que digo tonteras? El ama de casa (a la Almacenera): No quiero otro! (Solloza, meciendo a su gato). Berenguer (a Juan): Por supuesto que s, tonteras. El dueo del caf (al Ama de casa): Entre en razn! Juan (a Berenguer): Yo nunca digo tonteras! El seor anciano (al Ama de casa): Acte con filosofa!53

Rinoceronte

Berenguer (a Juan): Y t no eres ms que un pretencioso! (Levantando la voz). Un pedante... El dueo del caf (A Juan y a Berenguer): Seores, seores! Berenguer (a Juan, prosiguiendo):.. .un pedante que no est seguro de sus conocimientos porque, ante todo, es el rinoceronte de Asia el que tiene un cuerno sobre la nariz, el rinoceronte de frica tiene dos. (Los otros personajes dejan al Ama de casa y van a rodear a Juan y a Berenguer que discuten muy fuerte). Juan (a Berenguer): Te equivocas, es al contrario! El ama de casa (sola): Era tan lindo! Berenguer. Quieres apostar? La camarera: Quieren apostar! Daisy (a Berenguer): Berenguer. No se enerve, seor

Juan (a Berenguer): Yo no apuesto contigo. T eres el que tiene dos cuernos! Pedazo de asitico! La camarera: Oh! La almacenera (desde la ventana, al Almacenero): Van a pelearse. El almacenero (a la Almacenera): Te parece, es una54

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apuesta. El dueo del caf (a Juan y Berenguer): Nada de escndalos aqu. El seor anciano: Veamos... Qu clase de rinoceronte no tiene ms que un cuerno sobre la nariz? (Al Almacenero). Usted que es comerciante debera saberlo! La almacenera (desde la ventana, al Almacenero): Deberas saberlo! Berenguer (a Juan): Yo no tengo ningn cuerno. No lo llevara jams! El almacenero (al Seor anciano): comerciantes no pueden saberlo todo! Juan (a Berenguer): S! Berenguer (a Juan): Tampoco soy asitico. Por otra parte, los asiticos son hombres como todo el mundo. La camarera: S, los asiticos son hombres como usted y yo... El seor anciano (al Dueo del caf): Es justo! El dueo del caf (a la Camarera): Nadie le pide su opinin! Daisy (al Dueo del caf): Ella tiene razn. Son hombres como nosotros.55

Los

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(El Ama de casa sigue lamentndose durante toda esta discusin). El ama de casa: Era tan dulce, era como nosotros. Juan (fuera de s): Son amarillos! (El Lgico, apartado, entre el Ama de casa y el grupo que se form alrededor de Juan y de Berenguer sigue la controversia atentamente sin participar en ella). Juan: Adis, seores. (A Berenguer). A ti no te saludo! El ama de casa (lamentndose): Nos quera tanto! (Solloza). Daisy: Veamos, seor Berenguer, veamos, seor Juan... El seor anciano: He tenido amigos asiticos. Tal vez no eran verdaderos asiticos... El dueo del caf: Yo conoc asiticos verdaderos. La camarera (a la Almacenera): Yo tuve un amigo asitico. El ama de casa (lamentndose): Lo tuve desde pequeito! Juan (siempre fuera de Amarillos! Muy amarillos! s): Son amarillos!

Berenguer (a Juan): En todo caso, t eres56

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escarlata! La almacenera (desde la ventana) y la camarera: Oh! El dueo del caf: Esto se pone mal! El ama de casa (lamentndose): Era tan limpito! Haca en el aserrn! Juan (a Berenguer): Ya que es as, no me vers ms! Pierdo mi tiempo con un imbcil de tu clase. El ama de casa (lamentndose): Se haca entender! (Juan sale hacia la derecha, muy rpido, furioso. De todos modos se da vuelta antes de irse definitivamente). El seor anciano (al Almacenero): Tambin hay asiticos blancos, negros, azules, otros, como nosotros. Juan (a Berenguer): Borracho! (Todos lo miran consternados). Berenguer (en direccin a Juan): No te lo permito! Todos (en direccin a Juan): Oh! El ama de casa (lamentndose): No le faltaba ms que la palabra. Ni eso! Daisy (a Berenguer): No tendra que haberlo hecho enojar.57

Rinoceronte

Berenguer (a Daisy): No es mi culpa... El dueo del caf (a la Camarera): Vaya a buscar un pequeo atad para este pobre animal... El seor anciano (a Berenguer): Considero que tiene razn. El rinoceronte de Asia tiene dos cuernos, el rinoceronte de frica tiene uno... El almacenero: El seor sostena lo contrario. Daisy (a Berenguer): Se equivocan los dos! El seor anciano (a Berenguer): De todos modos usted tuvo razn. La camarera (al Ama de casa): Venga, seora, lo vamos a meter en una caja. El ama de casa (sollozando perdidamente): Jams! Jams! El almacenero: Pido disculpas; yo opino que el seor Juan es quien tena razn. Daisy (volvindose hacia el Ama de casa): Sea razonable, seora! ('Daisy y la Camarera llevan al Ama de casa con su gato muerto, hacia la entrada del caf). El seor anciano (a Daisy y a la Camarera): Quieren que las acompae? El almacenero: El rinoceronte de Asia tiene un cuerno, el rinoceronte de frica, dos. Y viceversa.58

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Daisy (al Seor anciano): No vale la pena. ('Daisy y la Camarera entran en el caf, llevando al Ama de casa, siempre inconsolable). La almacenera (al Almacenero, desde su ventana): Oh! Siempre con tus ideas que son diferentes de las de todo el mundo. Berenguer (aparte, mientras los otros siguen discutiendo el tema de los cuernos de rinoceronte): Daisy tiene razn, hice mal en contradecirlo. El dueo del caf (al Almacenero): Su marido tiene razn, el rinoceronte de Asia tiene dos cuernos, el de frica tiene que tener dos, y viceversa. Berenguer (aparte): No soporta la contradiccin. La menor objecin lo hace echar espuma por la boca. El seor anciano (al Dueo del caf): Usted se equivoca, amigo mo. El dueo del caf (al Seor anciano): Pues le pido perdn!... Berenguer (aparte): La clera es su nico defecto. La almacenera (desde su ventana, al Seor anciano, al Dueo del caf y al Almacenero): A lo mejor los dos son iguales. Berenguer (aparte): En el fondo, tiene un corazn59

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de oro, me ha hecho innumerables favores. El dueo del caf (al Almacenero): El otro no puede tener ms que uno si el uno tiene dos. El seor anciano: A lo mejor el uno es el que tiene uno y el otro el que tiene dos. Berenguer (aparte): Lamento no haber sido ms conciliador. Pero por qu se empecina? No quera sacarlo de sus casillas. (A los dems). Siempre sostiene enormidades! Siempre quiere dejar estupefacto a todo el mundo con su saber. No admite nunca que podra equivocarse. El seor anciano (a Berenguer): Tiene usted pruebas? Berenguer: De qu? El seor anciano: De su afirmacin de hace un momento que provoc la lamentable controversia con su amigo. El almacenero (a Berenguer): S, tiene usted pruebas? El seor anciano (a Berenguer): Cmo sabe que uno de los dos rinocerontes tiene dos cuernos y el otro uno? Y cul? El almacenero: No lo sabe ms que nosotros.60

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Berenguer: Ante todo, no sabemos si hubo dos. Incluso creo que no hubo ms que un rinoceronte. El dueo del caf: Admitamos que hubo dos. Cul es unicornio, el rinoceronte de Asia? El seor anciano: No, el rinoceronte de frica es el bicorne. As lo creo. El dueo del caf: Cul es bicorne? El almacenero: No es el de frica. La almacenera: No es fcil ponerse de acuerdo. El seor anciano: De todos modos hay que elucidar ese problema. El lgico (saliendo de su reserva): Seores, disclpenme por intervenir. All no est la cuestin. Permtanme presentarme... El ama de casa (llorando): Es un lgico! El dueo del caf: Oh! Es lgico! El seor anciano (presentando Berenguer): Mi amigo el lgico! Berenguer: Encantado, seor. El lgico (continuando): ...Lgico profesional: aqu tiene mi cdula de identidad. (Muestra su cdula). Berenguer: Muy honrado, seor.61

al

Lgico

a

Rinoceronte

El almacenero: Estamos muy honrados. El dueo del caf: Quisiera decirnos ahora, seor lgico, si el rinoceronte africano es unicornio... El seor anciano: O bicorne... La almacenera: Y si el rinoceronte asitico es bicorne. El almacenero: O bien unicornio. El lgico: Justamente, sa no es la cuestin. Es esto lo que debo precisar. El almacenero: Sin embargo es lo que hubiramos querido saber. El lgico: Djenme hablar, seores. El seor anciano: Dejmoslo hablar. La almacenera (al Almacenero, desde la ventana): Djenlo pues hablar. El dueo del caf: Lo escuchamos, seor. El lgico (a Berenguer): Es a usted, sobre todo, a quien me dirijo. A las otras personas presentes tambin. El almacenero: A nosotros tambin... El lgico: Vea usted, al comienzo el debate versaba sobre un problema del cual se apartaron a pesar de ustedes mismos. Al comienzo se preguntaban si el rinoceronte que acaba de pasar es el mismo de62

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hace un momento o si es otro. Es eso lo que se debe responder. Berenguer: De qu forma? El lgico: As: pueden haber visto dos veces un mismo rinoceronte que tiene un solo cuerno... El almacenero (repitiendo como para comprender mejor): Dos veces el mismo rinoceronte. El dueo del caf (con la misma actitud): Llevando un solo cuerno... El lgico (continuando): ...como pueden haber visto dos veces un mismo rinoceronte con dos cuernos. El seor anciano (repitiendo): Un solo rinoceronte con dos cuernos, dos veces... El lgico: Eso es. Pueden incluso haber visto un primer rinoceronte con un cuerno, despus otro, que tuviera igualmente un solo cuerno. La almacenera (desde la ventana): Aja, aja... El lgico: Y tambin un primer rinoceronte con dos cuernos y luego un segundo rinoceronte con dos cuernos. El dueo del caf: Es exacto. El lgico: Ahora: si hubieran visto... El almacenero: Si hubiramos visto... El seor anciano: S, si hubiramos visto...63

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El lgico: Si hubieran visto la primera vez un rinoceronte con dos cuernos... El dueo del caf: Con dos cuernos... El lgico: ...La segunda vez un rinoceronte con un cuerno... El almacenero: Con un cuerno. El lgico: ...eso tampoco sera concluyente. El seor anciano: Todo eso no sera concluyente. El dueo del caf: Por qu? La almacenera: Ay, ay, ay!... No entiendo nada. El almacenero: S! S! (La Almacenera, encogindose de hombros, desaparece de su ventana). El lgico: En efecto, es posible que desde hace un momento el rinoceronte haya perdido uno de sus cuernos y que el de ahora mismo sea el de recin. Berenguer: Comprendo, pero... El seor anciano (interrumpiendo a Berenguer): No interrumpa. El lgico: Tambin puede ser que dos rinocerontes con dos cuernos hayan perdido los dos uno de sus cuernos. El seor anciano: Es posible.64

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El dueo del caf: S, es posible. El almacenero: Por qu no! Berenguer: S, pero... El seor anciano (a Berenguer): No interrumpa. El lgico: Si pudieran probar que la primera vez vieron un rinoceronte con un cuerno, fuera asitico o africano... El seor anciano: asitico o africano. El lgico: ...la segunda vez, un rinoceronte con dos cuernos... El seor anciano: Con dos cuernos! El lgico: ...fuera, poco importa, africano o asitico... El almacenero: Africano o asitico... El lgico (continuando la demostracin):.. .En ese momento podramos llegar a la conclusin de que nos enfrentamos con dos rinocerontes diferentes, porque es poco probable que un segundo cuerno pueda salir en algunos minutos, de manera visible, sobre la nariz de un rinoceronte... El seor anciano: Es poco probable. El lgico (encantado con su razonamiento): ...eso hara de un rinoceronte asitico o africano... El seor anciano: asitico o africano.65

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El lgico: ...un rinoceronte africano o asitico. El dueo del caf: africano o asitico. El almacenero: S, s. El lgico: ...Ahora bien, eso no es posible en buena lgica, una misma criatura no puede haber nacido en dos lugares a la vez... El seor anciano: Ni tampoco sucesivamente. El lgico (al Seor anciano): Eso es lo que hay que demostrar. Berenguer (al Lgico): Eso me parece claro, pero no resuelve la cuestin. El lgico (a Berenguer, sonriendo con aire competente): Evidentemente, querido seor, slo de esta forma el problema est planteado de manera correcta. El seor anciano: Es totalmente lgico. El lgico (levantndose el sombrero): Hasta pronto, seores. (Se da vuelta y sale por la izquierda, seguido del Seor anciano). El seor anciano: Hasta pronto, seores (Se levanta el sombrero y sale a continuacin del Lgico,). El almacenero: Tal vez sea lgico...66

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(En ese momento, desde el caf, el Ama de casa, en actitud de profundo duelo, sale, llevando una caja, la siguen Daisy y la Almacenera, como para un entierro. El cortejo se dirige hacia la salida de la derecha).

El almacenero (continuando):... Tal vez sea lgico, sin embargo, podemos admitir que nuestros gatos sean aplastados ante nuestros ojos por rinocerontes con un cuerno o con dos cuernos, sean asiticos o sean africanos? (Muestra, con gesto teatral, el cortejo que est por salir). El dueo del caf: Tiene razn, es justo! No podemos permitir que nuestros gatos sean aplastados por rinocerontes o por cualquier otra cosa! El almacenero: No podemos permitirlo! La almacenera (sacando la cabeza por la puerta de la tienda, al Almacenero): Vamos, vuelve a entrar! Van a venir los clientes! El almacenero (dirigindose hacia la tienda): No, no podemos permitirlo! Berenguer: No tendra que haberme peleado con Juan! (Al Dueo del caf). Trigame una copa de coac!, una grande!67

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El dueo del caf: Se la traigo! (Va a buscar la copa de coac al caf).

Berenguer (solo): No tendra que haberlo hecho, no tendra que haberme encolerizado! (El dueo del caf sale con una gran copa de coac en la mano). Me siento demasiado apenado para ir al museo. Cultivar mi espritu en otra ocasin. (Toma la copa de coac y la bebe). TELN

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Acto II PRIMER CUADRO Escenografa Una oficina de la administracin pblica o de una empresa privada, una gran casa de publicaciones jurdicas, por ejemplo. En el fondo, al centro, una gran puerta de dos batientes, sobre la cual un cartel indica Jefe de servicio. Al fondo a la izquierda, cerca de la puerta del Jefe, la mesita de Daisy, con una mquina de escribir. Contra la pared de la izquierda, entre una puerta que da a la escalera y a la mesita de Daisy, otra mesa sobre la cual se ponen hojas de presencia, que los empleados deben firmar al llegar. Despus, a la izquierda, siempre en primer plano, la puerta que da a la escalera. Se ven los ltimos peldaos de la escalera, la parte alta de la rampa, un pequeo palier. En primer plano, una mesa con dos sillas. Sobre la mesa, pruebas de imprenta, un tintero, portaplumas; es la mesa donde trabajan Botard y Berenguer; este ltimo se sentar en la silla de la izquierda, el primero en la de la derecha. Cerca de la pared de la derecha, otra mesa, ms grande, rectangular, igualmente recubierta de papeles, de pruebas de imprenta, etc. Tambin hay dos sillas cerca de esta mesa (ms lindas, ms "importantes") puestas frente a frente. Es la mesa de Dudar y del seor Boeuf.69

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Dudard se sentar en la silla que est contra la pared, teniendo a los otros empleados frente a l. Cumple la funcin de subjefe. Entre la puerta del fondo y la pared de la derecha, una ventana. En caso de que el teatro tuviera un foso de orquesta, ser preferible no poner ms que el simple marco de una ventana, en primersimo plano, frente al pblico. En el rincn de la derecha, al fondo, un perchero, del cual estn colgados guardapolvos grises o sacos viejos. Eventualmente, el perchero podra estar ubicado tambin sobre el proscenio, cerca de la pared de la derecha. Contra las paredes, estantes de libros y de carpetas polvorientos. Al fondo, a la izquierda, sobre los estantes hay carteles: Jurisprudencia, Cdigos; contra la pared de la derecha, que puede ser ligeramente oblicua, los carteles indican: El diario oficial, Leyes fiscales. Sobre la puerta del Jefe de servicio, un reloj indica: 9 horas 3 minutos. Al levantarse el teln, vemos a Dudard, de pie, cerca de la silla de su escritorio, con el perfil derecho hacia la sala; del otro lado del escritorio, con el perfil izquierdo hacia la sala, Botard; entre ellos, igualmente cerca del escritorio y de frente al pblico, el Jefe de servicio; Daisy un poco ms atrs, cerca del Jefe de servicio, a su izquierda. Ella tiene hojas de papel dactilografiadas en la mano.

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Sobre la mesa, a la que rodean los tres personajes, y encima de las pruebas de imprenta, est extendido un gran diario abierto. Al levantarse el teln, durante algunos segundos, los personajes se quedan inmviles, en la posicin en que se dir la primera rplica. Deben dar la impresin de un cuadro vivo. Al comienzo del primer acto, se habr hecho lo mismo. El Jefe de servicio, de unos cincuenta aos, est vestido correctamente: traje azul marino, roseta de la Legin de honor, falso cuello almidonado, corbata negra, gran bigote marrn. Se llama Seor Papillo n 1 . Dudard 2: treinta y cinco aos. Luce un traje gris, tiene mangas de lustrina negra para preservar el saco. Puede llevar anteojos. Es bastante alto, empleado (cuadro,) con futuro. Si el jefe pasara a ser Subdirector, l sera quien tomara su lugar; Botard no lo quiere.

Botard 3: maestro de escuela jubilado; aspecto orgulloso, pequeo bigote blanco; tiene unos sesenta aos que lleva muy bien. ('Sabe todo,1

El apellido quiere decir "mariposa". (N. del T.). En este caso tambin el apellido tiene un sentido: del dardo. Nuevamente el apellido tiene un sentido: buey. 71

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comprende todo,). Lleva una boina vasca en la cabeza; est vestido con un largo guardapolvo gris para el trabajo, tiene anteojos sobre una nariz bastante grande; un lpiz en la oreja; mangas de lustrina. Daisy: joven, rubia. Ms tarde, seora Boeuf una mujer gorda, como de cuarenta o cincuenta aos, desolada, sofocada. Los personajes estn de pie al levantarse el teln, inmviles alrededor de la mesa de la derecha; el Jefe tiene la mano y el ndice tendidos hacia el diario. Dudard, la mano tendida en direccin a Botard, con aspecto de decirle: "Ya lo ve usted!". Botard, con las manos en los bolsillos de su guardapolvo, una sonrisa incrdula en los labios, parece decir: "A m no me la venden". Daisy, con sus hojas dactilografiadas en la mano, tiene aspecto de apoyar a Dudard con la mirada. Al cabo de algunos breves segundos, Botard ataca.

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Botard: Cuentos, cuentos chinos. Daisy: Yo vi, yo vi el rinoceronte! Dudard: Est escrito en el diario, es claro, usted no puede negarlo. Botard (con aspecto del ms profundo desprecio): Pst! Dudard: Si est escrito es porque est escrito, preste atencin al ttulo gatos aplastados! Lea la noticia, seor Jefe! Seor Papillon: "Ayer domingo, en nuestra ciudad, en la plaza de la Iglesia, a la hora del aperitivo, un gato fue aplastado por un paquidermo". Daisy: No fue exactamente en la plaza de la Iglesia! Seor Papillon: Es todo. No dan otros detalles. Botard: Pst! Dudard: Eso basta, es claro. Botard: No les creo a los periodistas. Los periodistas son todos mentirosos, s a qu atenerme, no creo ms que lo que veo con mis propios ojos. En mi carcter de antiguo maestro, me gustan las cosas precisas, cientficamente probadas, soy un espritu metdico, exacto. Dudard: Qu tiene que ver aqu el espritu metdico?73

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Daisy (a Botard): Me parece, seor Botard, que la noticia es muy precisa. Botard: Llama a eso precisin? Veamos. De qu paquidermo se trata? Qu es lo que el redactor de la noticia sobre gatos aplastados entiende por un paquidermo? No nos lo dice. Y qu entiende por gato? Dudard: Todo el mundo sabe lo que es un gato. Botard: Se trata de un gato o de una gata? Y de qu color? De qu raza? No soy racista, incluso soy antirracista. Seor Papillon: Veamos, seor Botard, no se trata de eso, qu tiene que ver aqu el racismo? Botard: Seor Jefe, le pido sinceramente perdn. No puede negar que el racismo es uno de los grandes errores del siglo. Dudard: Por cierto, todos estamos de acuerdo, pero aqu no se trata de... Botard: Seor Dudard, no se trata ese tema a la ligera. Los acontecimientos histricos nos han demostrado claramente que el racismo... Dudard: Le digo que no se trata de eso. Botard: No estara tan seguro. Seor Papillon: El racismo no est en cuestin.

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Botard: No debemos perder ninguna ocasin de denunciadlo. Daisy: Pero le estn diciendo que aqu nadie es racista. Desplaza usted la pregunta, se trata simplemente de un gato aplastado por un paquidermo, un rinoceronte en este caso. Botard: Yo no soy del medioda. Los meridionales tienen mucha imaginacin. Tal vez, simplemente se trat de una pulga aplastada por un ratn. Han hecho de nada una montaa. Seor Papillon (a Dudard): Intentemos poner las cosas en su punto. Usted habra visto, visto con sus propios ojos, al rinoceronte pasendose por las calles de la ciudad? Daisy: No se paseaba, corra. Dudard: Personalmente, yo no lo vi. Sin embargo, gente digna de fe... Botard (interrumpindolo): Ya ve usted que son cuentos, se fa de periodistas que no saben qu inventar para que se vendan sus despreciables peridicos, para servir a sus amos, de los que son sirvientes! Usted cree eso, seor Dudard, usted, un jurista, un licenciado en derecho. Permtame que me ra! Ja!, ja!, ja! Daisy: Pero yo, yo vi, yo vi al rinoceronte. Pongo mis manos en el fuego.75

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Botard: Pero vamos! La crea una chica seria. Daisy: Seor Botard, yo no veo visiones! Y no estaba sola, haba gente a mi alrededor que miraba. Botard: Pst! Sin duda miraban otra cosa!... Paseantes, gente que no tiene nada que hacer, que no trabaja, ociosos. Dudard: Ayer era domingo. Botard: Yo trabajo tambin el domingo. No escucho a los curas que lo hacen ir a uno a la iglesia para impedirle hacer su trabajo y ganarse el pan con el sudor de su frente. Seor Papillon (indignado): Oh! Botard: Disclpeme, no quisiera ofenderlo. No porque desprecie las religiones puede decirse que no las estimo. (A Daisy). Ante todo, sabe usted lo que es un rinoceronte? Daisy: Es un... es un animal muy grande y feo. Botard: Y usted se jacta de tener un pensamiento preciso! El rinoceronte, seorita... Seor Papillon: Aqu no nos va a dar una clase sobre el rinoceronte. No estamos en la escuela. Botard: Es una gran pena.76

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(Desde las ltimas rplicas, se ha podido ver a Berenguer subir con precaucin los ltimos peldaos de la escalera, entreabrir prudentemente la puerta de la oficina que, al abrirse, deja ver el cartel en el cual se puede leer: "Ediciones de Derecho"). Seor Papillon (a Daisy): Bien! Son ms de las nueve, seorita, retire la hoja de presencia. Tanto peor para los retrasados! (Daisy se dirige hacia la mesita de la izquierda donde se encuentra la hoja de presencia en el momento en que entra Berenguer). Berenguer (entrando, mientras los dems siguen discutiendo, a Daisy): Buenos das, seorita Daisy. No estoy atrasado? Botard (a Dudard y al seor Papillon): Lucho contra la ignorancia donde la encuentro... Daisy (a Berenguer): Seor Berenguer, aprese! Botard: ...en los palacios, en las chozas! Daisy (a Berenguer): Firme rpido la hoja de presencia! Berenguer: Oh! Gracias! Ya lleg el Jefe? Daisy (a Berenguer, con un dedo sobre los labios): Shhh! S, est ah. Berenguer: Ya? Tan temprano? (Se precipita a firmar la hoja de presencia).77

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Botard (continuando): No importa dnde! Incluso en las editoriales. Seor Papillon (a Botard): Seor Botard, creo que... Berenguer (firmando la hoja; a Daisy): Sin embargo, no son las nueve y diez... Seor Papillon (a Botard): Creo que supera los lmites de la cortesa. Dudard (al seor Papillon): Yo tambin lo pienso, seor. Seor Papillon (a Botard): No va a decir que mi colaborador y su colega, el seor Dudard, que es licenciado en derecho y excelente empleado, es un ignorante. Botard: No llegara a afirmar semejante cosa, por ms que las Facultades, la Universidad, no valen lo que la escuela municipal. Seor Papillon (a Daisy): Vamos esa hoja de presencia! Daisy (al seor Papillon): Aqu la tiene, seor. (Se la tiende). Seor Papillon (a Berenguer): Ah, aqu est el seor Berenguer! Botard (a Dudard): Lo que les universitarios son ideas claras,78

falta a los espritu de

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observacin, sentido prctico. Dudard (a Botard): Pero vamos! Berenguer (al seor Papillon): Buenos das, seor Papillon. (Berenguer justamente pasaba detrs de la espalda del jefe, contorneando el grupo de tres personajes, hacia el perchero; tomar su guardapolvo de trabajo o su saco gastado, colgando en su lugar su saco de calle; ahora, cerca del perchero, se quita un saco, se pone el otro, despus va a su mesa de trabajo, en cuyo cajn encontrar sus mangas de lustrina, etc., saluda). Buenos das, seor Papillon, disclpeme, casi llegu tarde. Buenos das, Dudard. Buenos das, seor Botard. Seor Papillon: Dganos, pues, Berenguer, usted tambin vio al rinoceronte? Botard (a Dudard): Los universitarios son espritus abstractos que no saben nada de la vida. Dudard (a Botard): Tonteras! Berenguer (contina disponiendo sus cosas para el trabajo, con un empeo excesivo, como para hacerse excusar su retraso; al seor Papillon, con un tono natural): Pero s, por supuesto que lo vi. Botard (dndose vuelta): Pst!79

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Daisy: Ah!, ve, no soy loca. Botard (irnico): Oh!, el seor Berenguer dice eso por galantera, porque es un galn a pesar de que no tiene el aspecto. Dudard: Es galantera decir que uno ha visto un rinoceronte? Botard: Por cierto, cuando es para apoyar las afirmaciones de la seorita Daisy, todo el mundo es galante con la seorita Daisy, es comprensible. Seor Papillon: No tenga mala fe, seor Botard. El seor Berenguer no ha tomado parte de la controversia. Acaba de llegar. Berenguer (a Daisy): No es cierto que usted lo vio? Nosotros lo vimos. Botard: Pst! Es posible que el seor Berenguer haya credo ver un rinoceronte. (Detrs de la espalda de Berenguer hace seal de que ste bebe). Tiene tanta imaginacin! Con l todo es posible. Berenguer: No estaba solo cuando vi rinoceronte, o tal vez los dos rinocerontes. Botard: Ni siquiera sabe cuntos vio! Berenguer: Estaba con mi amigo Juan... Haba otra gente. Botard (a Berenguer): Usted dice pavadas, palabra de honor.80

el

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Daisy: Era un rinoceronte unicornio. Botard: Pst! Se pusieron de acuerdo los dos para tonarnos el pelo. Dudard (a Daisy): Me parece ms bien que tena dos cuernos, segn lo que he odo decir. Botard: Miren entenderse. eso, tendran ustedes que

Seor Papillon (mirando la hora): Terminmosla, seores, la hora avanza. Botard: Usted, seor Berenguer, rinoceronte o dos rinocerontes? Berenguer: Oh!, es decir... Botard: No sabe. La seorita Daisy vio un rinoceronte unicornio. Su rinoceronte, seor Berenguer, si haba tal rinoceronte, era unicornio o bicorne? Berenguer: Ve usted, todo el problema est justamente all. Botard: Todo eso es muy inconsistente. Daisy: Oh! Botard: No quisiera molestarla. Pero no creo en su historia. Rinocerontes en esta regin, eso no se ha visto nunca. Dudard: Basta de una vez! vio un

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Botard: Eso no se ha visto nunca! Salvo en las imgenes, en los manuales escolares. Sus rinocerontes no han florecido ms que en el cerebro de las pobres mujeres. Berenguer: La expresin "florecido" aplicada a rinocerontes me parece bastante impropia. Dudard: Eso es. Botard (continuando): Su rinoceronte es un mito! Daisy: Un mito? Seor Papillon: Seores, creo que es hora de ponerse a trabajar. Botard (a Daisy): Un mito, como los platos voladores. Dudard: De todos modos hay un gato aplastado, es innegable! Berenguer: Yo soy testigo. Dudard (mostrando a Berenguer): Y hay testigos! Botard: Semejante testigo! Seor Papillon: Seores, seores! Botard (a Dudard): Psicosis colectiva, seor Dudard, psicosis colectiva! Es como la religin que es el opio de los pueblos. Daisy: Y bueno, yo creo en los platos voladores! Botard: Pst!82

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Seor Papillon (con firmeza): Ya basta, es una exageracin. Suficiente charla! Rinocerontes o no, platos voladores o no, hay que hacer el trabajo! La casa no les paga para perder el tiempo entretenindose con animales reales o fabulosos. Botard: Fabulosos! Dudard: Reales! Daisy: Muy reales. Seor Papillon: Seores, les llamo una vez ms la atencin: estn en sus horas de trabajo. Permtanme cortar de cuajo esta polmica estril... Botard (herido, irnico): De acuerdo, seor Papillon. Usted es el jefe. Ya que usted lo ordena, debemos obedecer. Seor Papillon: Seores, aprense. No quiero verme en la triste obligacin de tener que aplicarles una multa sobre sus sueldos. Seor Dudard, dnde est su comentario acerca de la ley sobre la represin alcohlica? Dudard: Ya pongo eso a punto, seor Jefe. Seor Papillon: Intente terminar. Es urgente. Ustedes, seor Berenguer y seor Botard, terminaron de corregir las pruebas de la reglamentacin de vinos llamados "de apelacin controlada"?

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Berenguer: Todava no, seor Papillon. Pero est muy adelantada. Seor Papillon: Terminen de corregirla juntos. La imprenta espera. Usted, seorita, vendr a mi oficina a hacerme firmar el correo. Apresrese a pasarlo a mquina. Daisy: Entendido, seor Papillon. (Daisy va a su escritorito y se pone a escribir a mquina. Dudard se sienta ante su escritorio y comienza a trabajar. Berenguer y Botard van a su mesita, los dos de perfil a la sala; Botard, de espaldas a la puerta de la escalera. Botard tiene aspecto de estar de mal humor; Berenguer, aptico y sin ganas, instala las pruebas sobre la mesa, pasa el manuscrito a Botard; Botard se sienta gruendo, mientras que el seor Papillon sale, dando un portazo). Seor Papillon: Hasta pronto, seores! (Sale).

Berenguer (leyendo y corrigiendo, mientras Botard sigue el manuscrito, con un lpiz). Reglamentacin de caldos de origen llamados "de apelacin"... (Corrige). Con C, apelacin.84

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(Corrige). Controlada... con una sola 1, controlada... Los vinos de apelacin controlada de la regin bordelesa, regin inferior de las vertientes superiores... Botard (a Berenguer): No tengo eso! Se han saltado una lnea. Berenguer: Retomo: controlada... los vinos de apelacin

Dudard (a Berenguer y a Botard): Lean ms bajo, se los ruego. No se los oye ms que a ustedes, me impiden fijar la atencin en mi trabajo. Botard (a Dudard por encima de la cabeza de Berenguer, retomando la discusin de antes, mientras Berenguer durante unos instantes, corrige solo; mueve los labios sin ruido, leyendo): Es una mistificacin! Dudard: Qu es una mistificacin? Botard: Su historia del rinoceronte, pardiez! Es su propaganda la que hace correr esos rumores! Dudard (interrumpiendo propaganda? su trabajo): Qu

Berenguer (interviniendo): No es propaganda... Daisy (dejando de escribir a mquina): Porque le repito que yo lo vi... yo lo vi... lo vimos.85

Rinoceronte

Dudard (a Botard): Usted Propaganda! Con qu fin?

me

hace

rer!...

Botard (a Dudard): Pero vamos!... Lo sabe mejor que yo. No se haga el inocente. Dudard (enojndose): En todo caso, seor Botard, a m no me pagan los montenegrinos. Botard (rojo de clera, golpeando la mesa con el puo): Es un insulto. No permitira que... (El seor Botard se levanta). Berenguer (suplicndole): Seor Botard, vamos... Daisy: Seor Botard, vamos... Botard: Digo que es un insulto... (La puerta del despacho del Jefe se abre sbitamente: Botard y Dudard se vuelven a sentar muy rpidamente; el Jefe de Servicio tiene en la mano la hoja de presencia, ante su aparicin, se ha hecho silencio sbitamente). Seor Papillon: Hoy no vino el seor Boeuf? Berenguer (mirando a su alrededor): En efecto, est ausente. Seor Papillon: Precisamente hoy me haca falta! (A Daisy). Avis que estaba enfermo o que tena algn impedimento para venir? Daisy: No me dijo nada.86

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Seor Papillon (abriendo de inmediato su puerta y entrando): Si esto contina, lo voy a poner de patitas en la calle. No es la primera vez que me deja en banda. Hasta ahora, cerr los ojos, pero eso no va ms... Quin de ustedes tiene la llave del cajn de su escritorio? (Justo en ese momento, la seora Boeuf hace su entrada. Hemos podido verla, durante esta ltima rplica, subir lo ms rpido que le es posible los ltimos peldaos de la escalera; ha abierto bruscamente la puerta. Est toda sofocada, asustada). Berenguer: Miren, aqu est la seora Boeuf. Daisy: Buenos das, seora Boeuf. Seora Boeuf: Buenos das seor Papillon! Buenos das, seores y seoras. Seor Papillon: Bueno, y su marido? Qu le ocurri, no quiere molestarse ms? Seora Boeuf (jadeante): Le ruego que lo disculpe, disculpe a mi marido... Fue a casa de su familia por el fin de semana. Tiene una ligera gripe. Seor Papillon: Ah! Tiene una ligera gripe! Seora Boeuf (tendindole un papel al Jefe): Tenga, lo dice en su telegrama. Espera estar de vuelta el mircoles...87

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(Casi desfalleciente). Me daran un vaso de agua... y una silla... (Berenguer viene a llevarle, al centro del escenario, su propia silla, sobre la cual ella se desploma). Seor Papillon (a Daisy): Dele un vaso de agua. Daisy: De inmediato! (Va a traerle un vaso de agua y se lo hace beber durante las rplicas que siguen). Dudard (al Jefe): Debe de ser cardiaca. Seor Papillon: Es una gran perturbacin que el seor Boeuf est ausente. Pero no es motivo para alterarse a tal punto! Seora Boeuf (con esfuerzo): Es que... es que... me persigui un rinoceronte desde mi casa hasta aqu... Berenguer: Unicornio o de dos cuernos? Botard (echndose a rer): Usted me hace rer! Dudard (indignndose): Pero djela hablar! Seora Boeuf (haciendo un gran esfuerzo para precisar y sealando con el dedo en direccin a la escalera): Est ah, abajo, en la entrada. Tiene aspecto de querer subir las escaleras.

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(En el mismo instante, se oye un ruido. Se ven hundirse los peldaos de la escalera bajo un peso sin duda formidable. Se oyen, viniendo de abajo, berridos angustiados. El polvo, provocado por el hundimiento de la escalera, al disiparse, dejar ver el palier de la escalera suspendido en el vaco). Daisy: Dios mo!... Seora Boeuf (en su silla, con la mano en el corazn): Oh! Ah! (Berenguer se afana solcito alrededor de la seora Boeuf, le da palmaditas en las mejillas, le da agua de beber). Berenguer: Clmese! (Entre tanto, el seor Papillon, Dudard y Botard se precipitan a la izquierda, abren la puerta empajndose unos a otros y se encuentran en el palier de la escalera envueltos de polvo; continan oyndose los berridos). Daisy (a la seora Boeuf): Se siente mejor, seora Boeuf? Seor Papillon (en el palier): Ah est. Abajo! Es verdad! Botard: Yo no veo nada. Es una ilusin. Dudard: Pero s, all, abajo, da vueltas en redondo.89

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Seor Papillon: Seores, no hay duda. Da vueltas en redondo. Dudard: No podr subir. No hay ms escalera. Botard: Es muy raro. No hay ms escalera. Dudard (dndose vuelta hacia donde est Berenguer): Venga a verlo. Venga a ver a su rinoceronte. Berenguer: Ya voy. (Berenguer se precipita en direccin al palier, seguido de Daisy, abandonando ambos a la seora Boeuf). Seor Papillon (a Berenguer): Vamos, usted, el especialista en rinocerontes, mrelo. Berenguer: No soy especialista en rinocerontes... Daisy: Oh!... miren... cmo da vueltas redondo. Parecera que sufre... qu quiere? en

Dudard: Parecera que busca a alguien. (A Botard). Lo ve ahora? Botard (molesto): En efecto, lo veo. Daisy (a Botard): Es posible que todos veamos visiones? Y usted tambin... Botard: Nunca vi visiones. Pero ah abajo hay algo. Dudard (a Botard): Qu algo?90

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Seor Papillon (a Berenguer): Es un rinoceronte, no es as? Es el que usted ya haba visto? (A Daisy). Y usted tambin? Daisy: Sin duda. Berenguer: Tiene dos cuernos. Es un rinoceronte africano o ms bien asitico. Ah! Ya no s si el rinoceronte africano tiene dos cuernos o un cuerno. Seor Papillon: Nos derrib la escalera, pues mejor, algo as deba ocurrir! Hace tanto tiempo que le pido a la Direccin general que nos construya peldaos de cemento para reemplazar a esa vieja escalera apolillada. Dudard: Hace una semana, envi un informe, seor Jefe. Seor Papillon: Esto deba ocurrir, esto deba ocurrir. Era previsible. Yo tena razn. Daisy (al seor costumbre. Papillon, irnica): Como de

Berenguer (a Dudard y al seor Papillon): Veamos, veamos, la bicornidad caracteriza al rinoceronte de Asia o al de frica? La unicornidad caracteriza al de frica? O al de Asia?... Daisy: Pobre animal, no deja de berrear y de dar vueltas en redondo. Qu quiere? Oh!, nos mira.91

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(En direccin al rinoceronte). Minino, minino, minino. Dudard: No va a acariciarlo, sin duda no est domesticado. .. Seor Papillon: De todos modos, est fuera de alcance. (El rinoceronte barrita horriblemente). Daisy: Pobre animal! Berenguer (continuando, a Botard): Usted que sabe un montn de cosas, no le parece que al contrario, es la bicornidad la que...? Seor Papillon: Usted dice pavadas, mi querido Berenguer, todava est en las nubes. El seor Botard tiene razn. Botard: Cmo es posible, en un pas civilizado... Daisy (a Botard): De acuerdo. Sin embargo, existe o no?

Botard: Es una maquinacin infame! (Con un gesto de orador de tribuna, apuntando el dedo hacia Dudard y fulminndolo con la mirada). Es culpa suya. Dudard: Por qu ma y no suya? Botard (furioso): Culpa ma? Las cosas siempre92

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recaen sobre los pequeos. Si no fuera ms que cosa ma... Seor Papillon: En qu lindo aprieto estamos, sin escalera. Daisy (a Botard y a Dudard): Clmense, no es el momento, seores! Seor Papillon: Es culpa de la Direccin general. Daisy: Puede ser. Pero cmo vamos a bajar? Seor Papillon (bromeando cariosamente y acariciando la mejilla de la dactilgrafa): La tomar en mis brazos y saltaremos juntos! Daisy (rechazando la mano del Jefe de Servicio): No me ponga en la cara su mano rugosa, pedazo de paquidermo! Seor Papillon: Era una broma!

(Entre tanto, mientras el rinoceronte no ha dejado de barritar, la seora Boeuf se ha levantado y se ha unido al grupo. Durante unos instantes, mira atentamente al rinoceronte que da vueltas en redondo abajo y bruscamente pega un grito terrible). Seora Boeuf: Dios mo! Es posible!93

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Berenguer (a la seora Boeuf): Qu le pasa? Seora Boeuf: Es mi marido! Boeuf, mi pobre Boeuf, qu te ha pasado? Daisy (a la seora Boeuf): Est segura? Seora Boeuf: Lo reconozco, lo reconozco. (El rinoceronte responde con un berrido violento pero tierno). Seor Papillon: Qu me dicen! Esta vez lo pongo de patitas en la calle definitivamente! Dudard: Est asegurado? Botard (aparte): Yo comprendo todo... Daisy: Cmo semejante? pagar el seguro en un caso

Seora Boeuf (desvanecindose en los brazos de Berenguer): Ah! Dios mo! Berenguer: Oh! Daisy: Transportmosla. (Berenguer, ayudado por Dudard y Daisy, arrastran a la seora Boeuf hasta su silla y la instalan). Dudard (mientras la transportan): No se preocupe, seora Boeuf. Seora Boeuf: Ah! Oh! Daisy: Eso tal vez se arregle.94

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Seora Boeuf: No! Pobrecito! No es el momento, no debo abandonar a mi marido en ese estado. Botard: Usted es una gran mujer. Dudard (a la seora Boeuf): Pero qu va a hacer? (Corriendo hacia la izquierda, la seora Boeuf se precipita hacia el palier). Berenguer: Cuidado! Seora Boeuf: No puedo abandonarlo, no puedo abandonarlo. Dudard: Retnganla. Seora Boeuf: Yo lo llevo a casa! Seor Papillon: Qu quiere hacer? Seora Boeuf (preparndose para saltar; al borde del palier): Aqu voy, mi querido, aqu voy. Berenguer: Va a saltar. Botard: Es su deber. Dudard: No se va a morir. (Todos, salvo Daisy, que sigue en el telfono, se encuentran cerca de ella en el palier; la seora Boeuf salta; Berenguer, que de todos modos intenta retenerla, se queda con su falda en las manos). Berenguer: No pude retenerla.

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(Se oye, viniendo de abajo, que el rinoceronte barrita tiernamente). Seora Boeuf: Aqu estoy, mi querido, aqu estoy. Dudard: Le aterriz sobre el lomo, a horcajadas. Botard: Es una amazona. Voz de la seora Boeuf: A casa, mi querido, volvamos. Dudard: Parten al galope. (Dudard, Berenguer, Botard y el seor Papillon vuelven al escenario, se asoman a la ventana). Berenguer: Van rpido. Dudard (al seor Papillon): Usted ha hecho equitacin? Seor Papillon: En otra poca... un poco... (Volvindose hacia el lado de la puerta del fondo, a Dudard). No ha terminado con el telfono!... Berenguer (siguiendo al rinoceronte con la mirada): Ya estn lejos. No los veo ms. Daisy (saliendo): Me cost comunicarme con los bomberos!... Botard (como conclusin a un monlogo interior): Es lo que debe ser! Daisy: ...Me cost comunicarme con los bomberos. Seor Papillon: Hay incendios por todas partes?96

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Berenguer: Soy de la opinin del seor Botard. La actitud de la seora Boeuf es verdaderamente conmovedora, tiene corazn. Seor Papillon: Tengo un empleado de menos que debo reemplazar. Berenguer: Cree verdaderamente que ya no puede sernos til? Daisy: No, no hay incendios, han llamado a los bomberos por otros rinocerontes. Berenguer: Por otros rinocerontes? Dudard: Cmo, por otros rinocerontes? Daisy: S, por otros rinocerontes. Se los encuentra por toda la ciudad. Esta maana, haba siete, ahora hay diecisiete. Botard: Qu es lo que dice! Daisy (continuando): Habran visto hasta treinta y dos. Todava no es oficial, pero seguramente se confirmar. Botard (menos convencido): Pst! Exageran! Seor Papillon: Van a venir a sacarnos de aqu? Berenguer: Yo tengo hambre!... Daisy: S van a venir, los bomberos estn en camino. Seor Papillon: Y el trabajo!97

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Dudard: Creo que es un caso de fuerza mayor. Seor Papillon: Habr que reponer las horas de trabajo perdidas. Dudard: Veamos, seor Botard, sigue negando la evidencia rinocerntica? Botard: Nuestra delegacin se opone a que despida al seor Boeuf sin preaviso. Seor Papillon: No me corresponde a m decidir, veremos las conclusiones de la investigacin. Botard (a Dudard): No, seor Dudard, no niego la evidencia rinocerntica. Jams la negu. Dudard: Usted tiene mala fe. Daisy: Ah s!, usted tiene mala fe. Botard: Repito que jams la negu. Simplemente quera saber hasta dnde poda llegar esto. Pero s a qu atenerme. No compruebo simplemente el fenmeno. Lo comprendo y lo explico. Al menos, podra explicarlo si... Dudard: Pero explquenoslo. Daisy: Explquelo, seor Botard. Seor Papillon: Explquelo ya que sus colegas se lo piden. Botard: Les explicar... Dudard: Lo escuchamos.98

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Daisy: Me da mucha curiosidad. Botard: Se los explicar... un da... Dudard: Por qu no ahora mismo? Botard (al seor Papillon, amenazante): Usted y yo, entre nosotros, nos explicaremos. (A todos). Conozco el porqu de las cosas, las entretelas de la historia... Daisy: Qu entretelas? Berenguer: Qu entretelas? Dudard: Me entretelas... gustara mucho conocer las

Botard (continuando, terrible): Y conozco tambin los nombres de todos los responsables. Los nombres de los traidores. No soy tonto. Les har conocer el fin y la significacin de esta provocacin. Desenmascarar a los instigadores. Berenguer: Quin tendra inters...? Dudard (a Botard): No divaguemos. Botard: Divago yo, divago yo? Daisy: Hace un momento nos acusaba de tener alucinaciones. Botard: Hace un momento s. Ahora, la alucinacin se ha convertido en provocacin.99

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Dudard: Cmo se realiz ese paso, segn usted? Botard: Es el secreto de polichinela, seores. Slo los nios no comprenden nada.