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SOBRE CICLOLOGÍA

RENÉ GUÉNON 

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NOTA: NO EXISTE NINGUNA OBRA DE RENÉ GUÉNON CON ESTE TÍTULO.AQUÍ SE PRESENTA SIMPLEMENTE UNA RECOPILACIÓN DE ESCRITOSDEL AUTOR REFERENTES A LOS CICLOS CÓSMICOS Y EL TIEMPOSAGRADO.

ÍNDICE

-ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE LA DOCTRINA DE LOS CICLOS CÓSMICOS

-ATLÁNTIDA E HIPERBÓREA

-LUGAR DE LA TRADICIÓN ATLANTE EN EL MANVANTARA

-EL ENGAO DE LAS PROFECÍAS

-LOS N!MEROS SIMBÓLICOS

-EL TRIPLE TIEMPO

-LOS MISTERIOS DE LA LETRA NÛN 

-LA CADENA DE LOS MUNDOS

-RESEAS DE LIBROS

-RESEAS DE REVISTAS

-FRAGMENTOS DE OTRAS OBRAS DE RENÉ GUÉNON

-FRAGMENTOS DE CARTAS

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ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE LA DOCTRINA DE LOS CICLOS CÓSMICOS$

  Se nos ha pedido a veces, a propósito de las alusiones que hemos tenido que hacer aquí y allá a la doctrina hindú de los ciclos cósmicos y a sus equivalentes que seencuentran en otras tradiciones, si podríamos dar de ellas, si no una exposición completa,por lo menos una visión de conjunto que fuera suficiente para desprender sus grandeslíneas. A decir verdad, nos parece que sa es una tarea casi imposi!le, no solamente

porque la cuestión es muy compleja en sí misma, sino so!re todo a causa de la extremadificultad que hay para expresar estas cosas en una lengua europea y de manera que lashaga inteligi!les para la mentalidad occidental actual, que de ningún modo está ha!ituadaa este gnero de consideraciones. "odo lo que realmente puede hacerse, en nuestraopinión, es !uscar aclarar algunos puntos mediante o!servaciones como las que van aseguir, y que no pueden en suma tener otra pretensión que la de aportar simplessugerencias so!re el sentido de la doctrina de que se trata, más !ien que la de explicarlaverdaderamente.  #emos de considerar un ciclo, en la acepción más general de este trmino, comorepresentando el proceso de desarrollo de un estado cualquiera de manifestación o, si setrata de ciclos menores, de alguna de las modalidades más o menos restringidas yespeciali$adas de ese estado. Además, en virtud de la ley de correspondencia que une atodas las cosas en la %xistencia universal, hay siempre y necesariamente cierta analogíatanto entre los diferentes ciclos de un mismo orden, como entre los ciclos principales y susdivisiones secundarias. %sto permite emplear, al ha!lar de ellos, un solo y mismo modo deexpresión, aunque a menudo ste no de!a entenderse sino sim!ólicamente, siendo laesencia misma de todo sim!olismo precisamente el fundarse en las correspondencias yanalogías que existen realmente en la naturale$a de las cosas. &ueremos so!re todoaludir aquí a la forma 'cronológica' !ajo la cual se presenta la doctrina de los ciclos( alrepresentar el Kalpa el desarrollo total de un mundo, es decir, de un estado o grado de la%xistencia universal, es evidente que no podrá ha!larse literalmente de la duración de unKalpa, evaluada según una medida de tiempo cualquiera, más que si se trata de aquelque se relaciona con el estado del que el tiempo es una de las condiciones determinantes,

estado que constituye propiamente nuestro mundo. )ara cualquier otro caso, estaconsideración de la duración y de la sucesión que ella implica, no podrá ya tener más queun valor puramente sim!ólico, y de!erá transponerse analógicamente, al no ser entoncesla sucesión temporal más que una imagen del encadenamiento, lógico y ontológico a lave$, de una serie 'extra*temporal' de causas y de efectos+ pero, por otra parte, como ellenguaje humano no puede expresar directamente otras condiciones distintas a las denuestro estado, un sim!olismo así está por eso mismo suficientemente justificado y de!econsiderarse como perfectamente natural y normal.  o tenemos la intención de ocuparnos ahora de los ciclos más extensos, tales comolos Kalpas; nos limitaremos a los que se desarrollan en el interior de nuestro Kalpa, esdecir a los Manvantaras y a sus su!divisiones. A este nivel, los ciclos tienen un carácter ala ve$ cósmico e histórico, pues conciernen más especialmente a la humanidad terrestre,

aunque estando al mismo tiempo estrechamente vinculados con los acontecimientos quese producen en nuestro mundo fuera de sta. o hay en ello nada que de!a sorprender,pues la idea de considerar la historia humana como aislada en cierto modo de todo elresto es exclusivamente moderna y claramente opuesta a lo que ense-an todas lastradiciones, que afirman al contrario, unánimemente, una correlación necesaria yconstante entre los órdenes cósmico y humano.  os Manvantaras, o eras de Manús sucesivos, son en número de catorce, formandodos series septenarias de las cuales la primera comprende los Manvantaras pasados yaqul en el que estamos actualmente, y la segunda los Manvantaras futuros. %stas dosseries, de las que una se refiere así al pasado, junto con el presente que es su resultanteinmediata, y la otra al futuro, pueden ponerse en correspondencia con las de los siete

/ Artículo aparecido en ingls en el Journal of the Indian Society of Oriental Art , número de 0unio*1iciem!re de 2345. 6etomado en Etudes Traditionnelles, octu!re de 2347. 6ecopilado en ForesTraditionnelles et !ycles !osi"ues, )arís, 2358.

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S#ar$as y los siete %&t&las, que representan el conjunto de los estados respectivamentesuperiores e inferiores al estado humano, si se sitúa uno en el punto de vista de la jerarquía de los grados de la %xistencia o de la manifestación universal, o anteriores yposteriores con relación a este mismo estado, si se sitúa uno en el punto de vista delencadenamiento causal de los ciclos, descrito sim!ólicamente, como siempre, !ajo laanalogía de una sucesión temporal. %ste último punto de vista es evidentemente el quemás importa aquí( permite ver, en el interior de nuestro Kalpa, como una imagen reducidade todo el conjunto de los ciclos de la manifestación universal, según la relación analógica

que anteriormente hemos mencionado, y, en ese sentido, podría decirse que la sucesiónde los Manvantaras marca en cierto modo un reflejo de los demás mundos en el nuestro.)uede aún se-alarse además, para confirmar esta aproximación, que los dos trminosManú y 'o(a se emplean am!os como designaciones sim!ólicas del número 29+ ha!lar aeste respecto de una simple 'coincidencia' sería dar prue!a de una completa ignoranciade las ra$ones profundas que son inherentes a todo sim!olismo tradicional.  "odavía puede considerarse otra correspondencia con los Manvantaras, en lo queconcierne a los siete )#*pas o 'regiones' en los que está dividido nuestro mundo. %nefecto, aunque estos se representen, según el sentido mismo del trmino que los designa,como otras tantas islas o continentes repartidos de una determinada manera en elespacio, hay que guardarse !ien de tomar esto literalmente al considerarlos simplementecomo partes diferentes de la tierra actual. 1e hecho, 'emergen' por turno y nosimultáneamente, lo que equivale a decir que sólo uno de ellos es manifestado en eldominio sensi!le durante el curso de un determinado período. Si este período es unManvantara, ha!rá que concluir de ello que cada )#*pa de!erá aparecer dos veces en elKalpa, es decir, una ve$ en cada una de las dos series septenarias de las que hemosha!lado hace poco+ y, de la relación entre estas dos series, que se corresponden ensentido inverso, como ocurre en todos los casos similares y en particular con las de losS#ar$as y los %&t&las, puede deducirse que el orden de aparición de los )#*pas, en lasegunda serie, de!erá igualmente ser el inverso del que ha tenido lugar en la primera. %nsuma, se trata aquí más !ien de estados diferentes del mundo terrestre, antes que de'regiones' propiamente ha!lando( el Ja+u)#*pa representa en realidad a la tierraentera en su estado actual, y, si se dice de l que se extiende al sur del M-ru, o de la

monta-a 'axial' alrededor de la cual se efectúan las revoluciones de nuestro mundo, esporque en efecto, al identificarse sim!ólicamente el M-ru con el polo orte, toda la tierraestá situada verdaderamente al sur con respecto a l. )ara explicar esto máscompletamente, ha!ría que poder desarrollar el sim!olismo de las direcciones delespacio, según las cuales están repartidos los )#*pas, así como las relaciones decorrespondencia que existen entre este sim!olismo espacial y el sim!olismo temporalso!re el cual reposa toda la doctrina de los ciclos+ pero, como no nos es posi!le entrar aquí en estas consideraciones que exigirían por sí solas todo un volumen, de!emoscontentarnos con estas indicaciones sumarias, que por otro lado podrán completar fácilmente por sí mismos todos aquellos que tiene ya algún conocimiento de lo que setrata.  %sta manera de considerar los siete )#*pas se encuentra tam!in confirmada por los

datos concordantes de otras tradiciones en las cuales se ha!la igualmente de las 'sietetierras', especialmente el esoterismo islámico y la :á!ala he!rea( así, en esta última,estas 'siete tierras', aunque representadas exteriormente por otras tantas divisiones de latierra de ;anaán, se ponen en relación con los reinos de los 'siete reyes de %dom',quienes corresponden !astante manifiestamente a los siete Manús de la primera serie+ yse hallan comprendidas todas en la '"ierra de los <ivientes', que representa el desarrollocompleto de nuestro mundo, considerado como reali$ado de modo permanente en suestado  principial . )odemos notar aquí la coexistencia de dos puntos de vista( uno desucesión, que se refiere a la manifestación en sí misma, y el otro de simultaneidad, que serefiere a su principio, o a lo que podría llamarse su 'arquetipo'+ y, en el fondo, lacorrespondencia de estos dos puntos de vista equivale en cierto modo a la del sim!olismotemporal y el sim!olismo espacial, a la que precisamente aca!amos de aludir en lo que se

refiere a los )#*pas de la tradición hindú.

  %n el esoterismo islámico, qui$á más explícitamente aún, las 'siete tierras' aparecencomo otras tantas ta+a"&t o 'categorías' de la existencia terrestre, que coexisten y se

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interpenetran de alguna manera, pero de las que sólo una puede alcan$arse actualmentepor los sentidos, mientras que las otras permanecen en estado latente y no puedenperci!irse más que excepcionalmente y en ciertas condiciones especiales+ y, tam!inaquí, están manifestadas exteriormente por turno, en los diversos períodos que sesuceden en el curso de la duración total de este mundo. )or otra parte, cada una de las'siete tierras' está regida por un .ut+ o ')olo', quien corresponde así muy claramente alManú del período durante el cual su tierra está manifestada+ y estos siete  A"t&+ estánsu!ordinados al ')olo' supremo, como los diferentes Manús lo están al AdiManú o Manú

primordial+ pero además, en ra$ón de la coexistencia de las 'siete tierras', ellos ejercentam!in sus funciones, !ajo un determinado aspecto, de una manera permanente ysimultánea. Apenas es necesario se-alar que esta designación de ')olo' se relacionaestrechamente con el sim!olismo 'polar' del M-ru que hace poco hemos mencionado,teniendo además el mismo M-ru por exacto equivalente la monta-a de .&f  en la tradiciónislámica. A-adamos tam!in que los siete ')olos' terrestres son considerados como losreflejos de los siete ')olos' celestiales, quienes presiden respectivamente en los sietecielos planetarios+ y esto evoca naturalmente la correspondencia con los S#ar$as en ladoctrina hindú, lo que aca!a de mostrar la perfecta concordancia que existe en este temaentre am!as tradiciones.  ;onsideraremos ahora las divisiones de un Manvantara, es decir, los /u$as, que sonen número de cuatro+ y se-alaremos en primer lugar, sin insistir en ello largamente, queesta división cuaternaria de un ciclo es suscepti!le de aplicaciones múltiples, y que seencuentra de hecho en muchos ciclos de orden más particular( pueden citarse comoejemplos las cuatro estaciones del a-o, las cuatro semanas del mes lunar, las cuatroedades de la vida humana+ aquí tam!in, hay correspondencia con un sim!olismoespacial, relacionado en este caso principalmente con los cuatro puntos cardinales. )or otro lado, se ha su!rayado con frecuencia la equivalencia manifiesta de los cuatro /u$ascon las cuatro edades de oro, de plata, de !ronce y de hierro, tal como las conocía laantig=edad grecolatina( en una y otra parte igualmente, cada período está marcado por una degeneración con respecto al que le ha precedido+ y esto, que se opone directamentea la idea de 'progreso' tal como la conci!en los modernos, se explica muy sencillamentepor el hecho de que todo desarrollo cíclico, es decir en suma, todo proceso de

manifestación, al implicar necesariamente un alejamiento gradual del principio, constituyerealmente, en efecto, un 'descenso', lo que además es tam!in el sentido real de la'caída' en la tradición judeo*cristiana.  1e un /u$a al otro, la degeneración va acompa-ada de un decrecimiento de laduración, que además se considera como influyendo en la longitud de la vida humana+ y loque importa ante todo a este respecto, es la relación que existe entre las duracionesrespectivas de estos diferentes períodos. Si la duración total del Manvantara serepresenta por 28, la del Krita/u$a o Satya/u$a lo será por 9, la del Tr-t&/u$a por 4, ladel )#&para/u$a por >, y la del Kali/u$a por 2+ estos números son tam!in los de lospies del toro sim!ólico del )hara que se figuran como reposando so!re la tierra durantelos mismos períodos. a división del Manvantara se efectúa pues según la fórmula 28 ? 9@ 4 @ > @ 2, que es, en sentido inverso, la de la Tetra(tys pitagórica( 2 @ >@ 4 @ 9 ? 28+

esta última fórmula corresponde a lo que el lenguaje del hermetismo occidental llama la'circulatura del cuadrante', y la otra al pro!lema inverso de la 'cuadratura del círculo', queexpresa precisamente la relación del fin del ciclo con su comien$o, es decir, la integraciónde su desarrollo total+ hay en ello todo un sim!olismo a la ve$ aritmtico y geomtrico, queno podemos más que se-alar tam!in de pasada para no apartarnos demasiado denuestro tema principal.

  %n cuanto a las cifras indicadas en diversos textos para la duración del Manvantara, yconsecuentemente para la de los /u$as, de!e comprenderse !ien que de ningunamanera hay que considerarlas como constituyendo una 'cronología' en el sentidoordinario de la pala!ra, es decir, como expresando números de a-os que de!ierantomarse al pie de la letra+ por ello precisamente, ciertas variaciones aparentes en esos

datos no implican en el fondo ninguna contradicción real. o que hay que considerar enesas cifras, de una manera general, es solamente el número 9.4>8, por la ra$ón quevamos a explicar a continuación, y no los ceros más o menos numerosos de los que vaseguido, y que pueden incluso estar destinados so!re todo a despistar a quienes

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quisieran entregarse a ciertos cálculos. %sta precaución puede parecer extra-a a primeravista, pero sin em!argo es fácil de explicar( si la duración real del Manvantara fueseconocida, y si además, su punto de partida estuviera determinado con exactitud, todo elmundo podría extraer sin dificultad de ello deducciones que permitirían prever ciertosacontecimientos futuros+ ahora !ien, ninguna tradición ortodoxa ha promovido nuncaaquellas investigaciones por medio de las cuales puede el hom!re llegar a conocer elporvenir en mayor o menor medida, al presentar ese conocimiento en la práctica muchosmás inconvenientes que autnticas ventajas. )or ello, el punto de partida y la duración del

Manvantara, siempre han sido disimulados más o menos cuidadosamente, ya sea a-a*diendo o sustrayendo un determinado número de a-os a las fechas autnticas, o !ienmultiplicando o dividiendo las duraciones de los períodos cíclicos de manera quesolamente se conserven sus proporciones exactas+ y a-adiremos que en ocasionestam!in el orden de ciertas correspondencias se ha invertido por motivos similares.  Si la duración del Manvantara es 9.4>8, las de los cuatro /u$as serán respectivamente2.5>7, 2.>3, 79 y 94>+ pero Bpor qu número ha!rá que multiplicarlas para o!tener ena-os la expresión de estas duracionesC %s fácil o!servar que todos los números cíclicosestán en relación directa con la división geomtrica del circulo( así, 9.4>8 ? 48 x 2>+ nohay, por otra parte, nada ar!itrario o puramente convencional en esta división, pues, por ra$ones que proceden de la correspondencia que existe entre la aritmtica y la geometría,es normal que ella se efectúe según múltiplos de 4, 3, 2>, mientras que la división decimales la que conviene propiamente a la línea recta. o o!stante, esta o!servación, aunqueverdaderamente fundamental, no permitiría llegar muy lejos en la determinación de losperíodos cíclicos, si no se supiera además que la !ase principal de stos, en el ordencósmico, es el período astronómico de la precesión de los equinoccios, cuya duración esde >D.3>8 a-os, de manera que el despla$amiento de los puntos equinocciales es de ungrado en 5> a-os. %ste número 5> es precisamente un su!múltiplo de 9.4>8?5> x 8, y9.4>8 es a su ve$ un su!múltiplo de >D.3>8 ? 9.4>8 x + el hecho de que para la precesiónde los equinoccios nos volvamos a encontrar los números relacionados con la división delcírculo es por lo demás otra prue!a del carácter verdaderamente natural de esta última+pero la pregunta que se plantea es ahora sta( Bqu múltiplo o su!múltiplo del períodoastronómico del que se trata corresponde realmente a la duración del Manvantara0

  %l período que más frecuentemente aparece en diferentes tradiciones, a decir verdad,es menos qui$á el de la precesión de los equinoccios que su mitad( es sta, en efecto, laque especialmente corresponde a lo que era el 'gran a-o' de persas y de griegos,evaluado a menudo por aproximación en 2>.888 o 24.888 a-os, siendo su duraciónexacta 2>.38 a-os. 1ada la importancia tan particular que de ese modo se atri!uye aeste período, ha de presumirse que el Manvantara de!erá comprender un número enterode estos 'grandes a-os'+ pero entonces Bcuál será ese númeroC A este respecto por lomenos, encontramos, en otro lugar distinto a la tradición hindú, una indicación precisa, yque parece lo !astante plausi!le como para poder aceptarse esta ve$ literalmente( entrelos caldeos, la duración del reino de  1isuthros, quien es manifiestamente idntico a2ai#asvata, el Manú de la era actual, está fijada en 9.788 a-os, es decir exactamente encinco 'grandes a-os'. E!servemos incidentalmente que el número D, al ser el de los

+h3tas o elementos del mundo sensi!le, de!e tener necesariamente una importanciaespecial desde el punto de vista cosmológico, lo que tiende a confirmar la realidad de unaevaluación así+ qui$á incluso ha!ría lugar a considerar cierta correlación entre los cinco+h3tas y los cinco 'grandes a-os' sucesivos de los que se trata, tanto más cuanto que, dehecho, se encuentra en las tradiciones antiguas de Amrica ;entral una asociaciónexpresa de los elementos con ciertos períodos cíclicos+ pero sta es una cuestión queexigiría ser examinada más de cerca. Sea como fuere, si sa es en verdad la duración delManvantara, y si se continúa tomando como !ase el número 94>8, que es igual al terciodel 'gran a-o', es pues por 2D que este número de!erá multiplicarse. )or otra parte, loscinco 'grandes a-os' se repartirán naturalmente de modo desigual, pero segúnproporciones simples, en los cuatro /u$as4 el Krita/u$a contendrá >, el Tr-t& /u$a 22F>,el )#&para/u$a 2, y el Kali/u$a 2F>+ estos números son desde luego la mitad de los

que teníamos precedentemente al representar por 28 la duración del Manvantara5%valuadas en a-os ordinarios, estas mismas duraciones de los cuatro /u$as seránrespectivamente de >D.3>8, 23.998, 2>.38 y .978 a-os, formando el total de 9.788a-os+ y se reconocerá que estas cifras se mantienen por lo menos en unos límites

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perfectamente verosímiles, pudiendo muy !ien corresponder a la antig=edad real de lapresente humanidad terrestre.

  1etendremos aquí estas pocas consideraciones, pues, por lo que se refiere al punto departida de nuestro Manvantara, y, en consecuencia, al punto exacto de su curso en el quenos hallamos actualmente, no vamos a arriesgarnos a intentar determinarlos. Sa!emos,por todos los datos tradicionales, que estamos desde hace ya largo tiempo en el Kali/u$a; podemos decir, sin ningún temor a equivocarnos, que estamos incluso en una fase

avan$ada de ste, fase cuyas descripciones según los %ur&nas responden además, de lamanera más sorprendente, a los caracteres de la poca actual+ pero Bno sería imprudentequerer precisar másC G, por a-adidura, Bno llevaría ello inevita!lemente a ese tipo depredicciones al que la doctrina tradicional ha opuesto, no sin graves ra$ones, tantoso!stáculosC

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ATLÁNTIDA E HIPERBÓREA$

  %n Atlantis Hjunio de 23>3I, )aul e ;our se-ala la nota de nuestro artículo de mayoúltimo2, en la cual afirmá!amos la distinción de la #iper!órea y de la Atlántida, contraquienes quieren confundirlas y que ha!lan de 'Atlántida hiper!órea'. A decir verdad,aunque esta expresión parece que, en efecto, pertenece al Sr. e ;our, no pensá!amosúnicamente en l al escri!ir aquella nota, pues no es el único en cometer la confusión de

que se trata+ se encuentra tam!in en #erman Jirth, autor de una importante o!ra so!relos orígenes de la humanidad 6)er Auf$an$ der Menschheit7 aparecida recientemente en Alemania, y que emplea constantemente el trmino 'noratlántico' para designar la regiónque fue punto de partida de la tradición primordial. )or el contrario, ). e ;our esverdaderamente el único, que nosotros sepamos por lo menos, que nos ha atri!uido laafirmación de la existencia de una 'Atlántida hiper!órea'+ si no lo ha!íamos mencionado aeste respecto, es porque las cuestiones de personas cuentan !ien poco para nosotros, ylo que nos importa!a era poner en guardia a los lectores contra una falsa interpretación,venga de donde venga. os preguntamos cómo nos ha leído el Sr. e ;our, nos lopreguntamos aún mas que nunca, pues he aquí que ahora nos hace decir que, en lapoca de los orígenes, el polo orte 'no era el de hoy, sino una región, según parece,cercana a Kslandia y Lroenlandia'+ Bdónde ha podido encontrar esoC %stamosa!solutamente convencidos de no ha!er escrito nunca ni una pala!ra al respecto, noha!er hecho nunca la menor alusión a esta cuestión, por lo demás secundaria desdenuestro punto de vista, de un posi!le despla$amiento del polo desde el comien$o denuestro Manvantara8 + con mayor ra$ón, nunca hemos precisado su situación original, que,además, por muchos motivos diversos, qui$á sería !astante difícil de definir con respectoa las tierras actuales.  ). e ;our dice además que 'pese a nuestro hinduismo, convenimos en que el origende las tradiciones es occidental'+ no convenimos en ello en modo alguno, muy al contrario,pues decimos que es polar, y el polo, que sepamos, no es más occidental que oriental+persistimos en pensar que, como decíamos en la referida nota, el orte y el Eeste sondos puntos cardinales diferentes. Sólo en una poca ya alejada del origen, pudo la sede

de la tradición primordial, transferida a otras regiones, convertirse, !ien en occidental, !ienen oriental, occidental para ciertos períodos y oriental para otros y, en todo caso, sin dudaoriental en último lugar y desde mucho antes del comien$o de los tiempos llamados'históricos'M Hporque son los únicos accesi!les a los investigadores de la historia'profana'I. )or otra parte, advirtase !ien, no es 'pese a nuestro hinduismo' Hel Sr. e;our, al emplear esta pala!ra, pro!a!lemente no sospecha cuán certeramente ha!laI,sino, al contrario, a causa de ste, por lo que consideramos el origen de las tradicionescomo nórdico, e incluso exactamente como polar, pues eso está expresamente afirmadoen el 2-da, así como en otros li!ros sagrados4. a tierra en la que el sol da!a la vuelta alhori$onte sin ponerse ha!ía de estar situada, en efecto, !ien cerca del polo, si no en elpropio polo+ se dice tam!in que, más tarde, los representantes de la tradición setrasladaron a una región en la que el día más largo era el do!le del día más corto, pero

esto se refiere ya a una fase posterior, que geográficamente, ya no tiene nada que ver,evidentemente, con #iper!órea.

/ )u!licado en 'e 2oile d9Isis, octu!re de 23>3. 6ecopilado en Fores Traditionnelles et !ycles!osi"ues, )arís, 2358.

1 Artículo titulado Nas )iedras de 6ayoO, aparecido en 'e 2oile d:Isis, mayo de 23>3 y que forma elcapítulo PP< de la compilación Sy+oles de la Science sacre5

>  %ste asunto parece estar vinculado al de la inclinación del eje terrestre, inclinación que conarreglo a ciertos datos tradicionales, no ha existido desde el principio, sino que parece ser unaconsecuencia de lo que en lenguaje occidental se designa como 'caída del hom!re'.

3 &uienes quieran tener referencias precisas a este respecto podrán encontrarlas en la nota!leo!ra de Q. L. "ilaR, The Artic <oe in the 2eda, que por desgracia parece ha!er pasadototalmente inadvertida en %uropa+ sin duda porque su autor era un hindú no occidentali$ado.

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  )uede que e ;our tenga ra$ón al distinguir una Atlántida meridional y una Atlántidaseptentrional, aunque no hayan de!ido de estar separadas primitivamente+ pero no esmenos cierto que la propia Atlántida septentrional nada tenía de hiper!órea. o quecomplica mucho el asunto, lo reconocemos de !uena gana, es que, a lo largo del tiempo,las mismas designaciones se han aplicado a regiones muy diversas, y no solamente a laslocali$aciones sucesivas del centro tradicional primordial, sino tam!in a centrossecundarios que procedían más o menos directamente de aqul. #emos se-alado estadificultad en nuestro estudio so!re El =ey del Mundo, en el que, precisamente en la

página misma a la que se refiere e ;our, se escri!e esto( '#ay que distinguir la Tulaatlante Hel lugar de origen de los toltecas, que pro!a!lemente esta!a situada eh la Atlántida septentrionalI de la Tula  hiper!órea+ y es esta última la que, en realidad,representa el centro primero y supremo para el conjunto del Manvantara actual+ ella fue la'isla sagrada' por excelencia, y su situación era literalmente polar en el comien$o. "odaslas demás 'islas sagradas', que se designan en todas partes por nom!res de idnticosignificado, no fueron sino imágenes de aqulla+ y esto se aplica incluso al centroespiritual de la tradición atlante, que no rige más que un ciclo histórico secundario,su!ordinado al Manvantara>5 G a-adíamos en nota( 'na gran dificultad, para determinar el punto de unión de la tradición atlante con la tradición hiper!órea, proviene de ciertassu!stituciones de nom!res que pueden originar múltiples confusiones+ pero la cuestión, apesar de todo, qui$á no es del todo insolu!le.'

  Al ha!lar de ese 'punto de unión', pensá!amos so!re todo en el 1ruidismo+ y he aquíque, a propósito del 1ruidismo, encontramos tam!in en  Atlantis Hjulio*agosto de 23>3I,otra nota que prue!a cuán difícil es a veces hacerse comprender. ;on respecto a nuestroartículo de junio so!re el 'triple recinto'D, e ;our escri!e esto(

  '%s reducir el alcance de este em!lema hacer de l únicamente un sím!olo druídico+ espro!a!le que le sea anterior y que tenga proyección 'mas allá del mundo druídico.' )ues!ien, distamos tanto de hacer de l únicamente un sím!olo druídico, que, en dichoartículo, despus de ha!er se-alado, según el propio e ;our, ejemplos descu!iertos enKtalia y en Lrecia, dijimos( '%l hecho de que esta misma figura se encuentre en otros

lugares además de entre los celtas indicaría que en otras formas tradicionales hu!o jerarquías iniciáticas constituidas so!re el mismo modelo Hque la jerarquía druídicaI, locual es perfectamente normal.' %n cuanto a la cuestión de anterioridad, ha!ría que sa!er primero a qu poca precisa se remonta el 1ruidismo, y es pro!a!le que se remontemucho más allá de lo que se suele creer, tanto más que los druidas eran poseedores deuna tradición de la que parte nota!le era indiscuti!lemente de procedencia hiper!órea.  Aprovecharemos esta ocasión para hacer otra o!servación que tiene su importancia(decimos '#iper!órea' para conformarnos al uso que ha prevalecido desde los griegos+pero el empleo de esta pala!ra muestra que stos, al menos en la poca 'clásica', yaha!ían perdido el sentido de la designación primitiva. %n efecto, !astaría en realidad decir 'Qóreas', pala!ra estrictamente equivalente al sánscrito 2araha, o, más !ien, cuando setrata de una tierra, a su derivado femenino 2&r&hi4 es la 'tierra del ja!alí', que se convirtió

tam!in en la 'tierra del oso' en una determinada poca, durante el período depredominio de los ;hatrias al que puso fin %arashu=&a? .

4 Acerca de la Tula atlante, creemos interesante reproducir aquí una información que encontramosen una crónica geográfica del Journal des )+ats H>> de enero de 23>3I, so!re Nos Kndios delistmo de )anamáO, cuya importancia induda!lemente escapó al propio autor del artículo( '%n 23>Dse su!levaron gran parte de los indios :una, mataron a los guardias de )anamá que ha!ía en suterritorio y fundaron la 6epú!lica independiente de Tul, cuya !andera es una esvástica so!refondo naranja con !orde rojo. "al repú!lica todavía existe en el momento actual.' %sto pareceindicar que en lo que concierne a las tradiciones de la Amrica antigua, su!sisten todavía máscosas de lo que pudiera parecer. (Nota del T.: La declaración de independencia sólo permaneció hasta el 4

de marzo de 1925. Actualmente 2!15 el territorio es una comarca autónoma de "anam# $%una &ala' antes

an )las*+.

5 Artículo titulado '%l triple recinto druídico',   aparecido en 'e 2oile d:Isis, 23>3 y que forma elcapítulo P de Sy+oles de la Science Sacre5

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esttica', cuando no hay otra intuición verdadera que la 'intuición intelectual', de ordensuprarracional+ por lo demás, hay en ello algo mucho más formida!le de lo que puedepensar alguien que, manifiestamente, no tiene la menor sospecha lo que puede ser la'reali$ación metafísica', y que lamenta!lemente se figura que no somos sino una especiede teórico, lo cual prue!a una ve$ más que ha leído muy mal nuestros escritos, que noo!stante parecen preocuparle extra-amente.  %n cuanto a la historia de AorA$ni, que no 'ignoramos' en modo alguno, !ueno seríaterminar de una ve$ para siempre con esas enso-aciones, de las que, por otra parte, e

;our no es responsa!le( si A$ni se !asta a sí mismo', es por la sencilla ra$ón de queeste trmino, en sánscrito, designa el fuego en todos sus aspectos, sin ningunaexcepción, y quienes pretenden lo contrario prue!an simplemente con ello su totalignorancia de la tradición hindú. o decíamos otra cosa en la nota de nuestro artículo de=e$na+it, que creemos necesario reproducir aquí textualmente( 'Sa!iendo que entre loslectores de =e$na+it hay quien está al corriente de las teorías de una escuela cuyostra!ajos, aunque muy interesantes y aprecia!les en muchos aspectos, requieren sinem!argo ciertas reservas, hemos de decir aquí que no podemos aceptar el empleo de lostrminos  Aor y  A$ni para designar los dos aspectos complementarios del fuego Hlu$ ycalorI. %n efecto, la primera de am!as pala!ras es he!rea, mientras que la segunda essánscrita, y no se pueden asociar así trminos tomados de tradiciones diferentes, seancuales sean las concordancias reales que existan entre stas, y aun la identidad !ásicaque se esconda !ajo la diversidad de sus formas+ no hay que confundir el 'sincretismo'con la verdadera síntesis. Además, si !ien Aor es exclusivamente la lu$, A$ni, en cam!io,es el principio ígneo considerado integralmente Hel i$nis latino, por lo demás, es la mismapala!ra exactamenteI, luego como lu$ y calor a la ve$+ la restricción de este trmino a ladesignación del segundo aspecto es totalmente ar!itraria e injustificada. Apenas esnecesario decir que, al escri!ir esta nota, no ha!íamos pensado en lo más mínimo en e;our+ pensá!amos únicamente en el #iron de )aray*le*Vonial, al que pertenece lainvención de esa estrafalaria asociación ver!al. %stimamos que no hemos de tomar encuenta una fantasía surgida de la imaginación un poco demasiado frtil del Sr. deSarachaga, es decir, totalmente desprovista de autoridad y carente del menor valor desdeel punto de vista tradicional, al que consideramos que nos atenemos rigurosamente3.

  %n fin, el Sr. e ;our aprovecha la circunstancia para afirmar de nuevo la teoríaantimetafísica y anti*iniciática del 'individualismo' occidental, lo cual, en suma, es asuntosuyo y no le compromete sino a l+ y agrega, con una especie de altive$ que muestraclaramente que, en efecto, está !astante poco desprendido de las contingenciasindividuales( 'Vantenemos nuestro punto de vista porque somos los antepasados en elcampo de los conocimientos.' "al pretensión es realmente un tanto extraordinaria+ ). e;our, pues, Bse cree tan viejoC o solamente los occidentales modernos no sonantepasados de nadie, sino que ni siquiera son descendientes legítimos, pues han perdidola clave de su propia tradición+ no es 'en Eriente donde ha ha!ido desviación', digan loque digan los que lo ignoran todo de las doctrinas orientales. os 'antepasados', paraseguir con la pala!ra de e ;our, son los poseedores efectivos de la tradición primordial+no puede ha!er otros, y, en la poca actual, no se encuentran ciertamente en Eccidente.

9 %l mismo Sarachaga escri!ía B#adisca en ve$ de s#asti(a; uno de sus discípulos, a quien se lose-alá!amos un día, nos aseguró que de!ía de tener sus motivos para escri!irlo así+ Tsa es una justificación un poco demasiado fácilU

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LUGAR DE LA TRADICIÓN ATLANTE EN EL MANVANTARA* 

  ;on anterioridad y con el título de 'Atlántida e #iper!órea', hemos se-alado laconfusión que demasiado a menudo se hace entre la "radición primordial, originalmente'polar' en el sentido literal de la pala!ra, y cuyo punto de partida es el mismo del presenteManvantara, y la tradición derivada y secundaria que fue la tradición atlante, que se refierea un periodo mucho más restringido. 1ijimos entonces, y tam!in otras muchas veces2,

que esta confusión podía explicarse, en cierta medida, por el hecho de que los centrosespirituales su!ordinados eran constituidos a imagen del ;entro supremo, y se les ha!íanaplicado las mismas denominaciones. Así, la Tula atlante, cuyo nom!re se ha conservadoen la Amrica central adonde fue llevado por los toltecas, hu!o de ser la sede de un poder espiritual que era como una emanación del de la Tula hiper!órea+ y como ese nom!re deTula designa a i!ra, su aplicación do!le guarda estrecha relación con la transposición dela misma designación desde la constelación polar de la Esa Vayor hasta el signo $odiacalque, todavía hoy, lleva el nom!re de i!ra. "am!in hay que remitir a la tradición atlanteel traslado de la saptari(sha Hla morada sim!ólica de los siete =ishisI, en cierta poca,desde la misma Esa Vayor a las )lyades, constelación igualmente formada por sieteestrellas, pero de situación $odiacal+ lo que no deja dudas a este respecto, es que las)lyades eran denominadas hijas de Atlas y, como tales, tam!in eran llamadas Atlántides.

"odo ello está de acuerdo con la situación geográfica de los centros tradicionales,relacionada ella misma tanto con sus caracteres propios, como con su lugar respectivo enel período cíclico, pues aquí todo está relacionado mucho más íntimamente de lo quepodrían suponer quienes ignoran las leyes de ciertas correspondencias. a #iper!óreacorresponde evidentemente al orte, y la Atlántida a Eccidente+ y es nota!le que lasmismas designaciones de estas dos regiones, no o!stante claramente distintas, puedantam!in prestarse a confusión, al ha!erse aplicado nom!res de igual raí$ a am!as. %nefecto, se encuentra esta raí$ en formas tan diversas como hi+er, i+er  o e+er , y tam!inere+ por transposición de las letras, como designando a la ve$ la región del invierno, es

decir, el orte y la región de la tarde, o del sol poniente, es decir, Eccidente, y a lospue!los que ha!itan una y otra región+ este hecho, es claramente del mismo orden,tam!in, que los que aca!amos de recordar.

a posición misma del centro atlante en el eje Eriente*Eccidente indica su su!ordinacióncon respecto al centro hiper!óreo, situado en el eje polar orte*Sur. %n efecto, aunque elconjunto de los dos ejes forma, en el sistema completo de las seis direcciones delespacio, lo que ca!e llamar una cru$ hori$ontal, el eje orte*Sur no deja por ello de tener que ser considerado como relativamente vertical con respecto al eje Eriente*Eccidente,como hemos explicado en otro lugar >. "am!in, conforme al sim!olismo del ciclo anual, sepuede dar al primero de estos dos ejes el nom!re de eje solsticial, y al segundo el de ejeequinoccial y esto permite comprender que el punto de partida dado al a-o no sea el

mismo en todas las formas tradicionales. %l punto de partida que se puede llamar normal,como estando directamente en conformidad con la "radición primordial, es el solsticio deinvierno+ el hecho de empe$ar el a-o en uno de los equinoccios indica la vinculación conuna tradición secundaria, tal como la tradición atlante.

%sta última, por otra parte, al situarse en una región que corresponde al crepúsculo en elciclo diurno, ha de considerarse como perteneciendo a una de las últimas divisiones delciclo de la humanidad terrestre actual, así pues, como relativamente reciente+ y, en efecto,sin tratar de dar precisiones que serían difícilmente justifica!les, ca!e decir que pertenece

/ )u!licado originalmente en 'e 2oile dCIsis, agosto*septiem!re de 2372. 6ecopilado en ForesTraditionnelles et !ycles !osi"ues, )arís, 2358.

1 <ase especialmente 'e =oi du Monde

2 <ase nuestro estudio 'e Sy+olise de la !roi@ .

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ciertamente a la segunda mitad del presente ManvantaraD. Además, como, en el a-o, eloto-o corresponde a la tarde en el día, puede verse una alusión directa al mundo atlanteen lo que indica la tradición he!rea Hcuyo nom!re es además de los que se-alan su origenoccidentalI, que el mundo fue creado en el equinoccio de oto-o Hel primer día del mes deThishri , según una determinada transposición de las letras de la pala!ra ereshithI+ yqui$á tam!in es sa la ra$ón más inmediata Hhay otras de orden más profundoI de laenunciación de la 'tarde' Here+I antes de la 'ma-ana' H+o"uer I en el relato de los 'días delLnesis'9. %sto podría encontrar confirmación en el hecho de que el significado literal del

nom!re de Ada es 'rojo', ha!iendo sido precisamente la tradición atlante la de la ra$aroja+ y parece tam!in que el diluvio !í!lico corresponde directamente al cataclismo en elque desapareció la Atlántida, y que, por consiguiente, no de!e ser identificado con eldiluvio de Satyavrata que, según la tradición hindú, surgida directamente de la "radiciónprimordial, precedió inmediatamente el comien$o de nuestro Manvantara . %ntindase!ien, este sentido, que ca!e llamar histórico, no excluye en modo alguno los demássentidos+ además, nunca hay que perder de vista que, según la analogía que hay entre unciclo principal y los ciclos secundarios en que se divide, todas las consideraciones de esteorden siempre son suscepti!les de aplicaciones en grados diversos+ pero lo quequeremos decir, es que !ien parece que el ciclo atlante se haya tomado como !ase en latradición he!raica, ya sea que la transmisión se hiciese por intermedio de los egipcios, loque, al menos, no tendría nada de inverosímil, o por cualquier otro medio.

Si hacemos esta última reserva, es porque parece particularmente difícil determinar cómose hi$o la unión de la corriente venida de Eccidente, tras la desaparición de la Atlántida,con otra corriente descendida del orte y que procedía directamente de la "radiciónprimordial, unión de la que ha!ía de resultar la constitución de las diferentes formastradicionales propias de la última parte del Manvantara. %n todo caso, no se trata ahí deuna rea!sorción pura y simple, en la "radición primordial, de lo que ha!ía surgido de ellaen una poca anterior+ se trata de una especie de fusión entre formas previamentediferenciadas, para dar origen a otras formas adaptadas a nuevas circunstancias detiempos y de lugares+ y el hecho de que am!as corrientes apare$can entonces en ciertomodo como autónomas, puede contri!uir todavía a mantener la ilusión de una

independencia de la tradición atlante. Sin duda, si se quieren !uscar las condiciones enque se operó esta unión, ha!ría que dar una importancia particular a la ;ltida y a la;aldea, cuyo nom!re, que es el mismo, designa!a en realidad, no a un pue!lo particular,sino a una casta sacerdotal+ pero Bquin sa!e, hoy en día, lo que fueron la tradicióncltica y la caldea, así como la de los antiguos egipciosC unca se podría ser demasiadoprudente cuando se trata de civili$aciones enteramente desaparecidas, y con certe$a noson las tentativas de reconstitución a que se entregan los arqueólogos profanos las queson suscepti!les de aclarar la cuestión+ pero no es menos cierto que muchos vestigios deun pasado olvidado salen de la tierra en nuestra poca, y ello no puede carecer de ra$ón.Sin aventurar la menor predicción so!re lo que pueda resultar de tales descu!rimientos,de cuyo posi!le alcance suelen ser incapaces de sospechar aquellos mismos que losefectúan, hay que ver ahí ciertamente, un 'signo de los tiempos'( Bo ha de volver a

encontrarse todo en el final del Manvantara, para servir de punto de partida para laela!oración del ciclo futuroC

4 )ensamos que la duración de la civili$ación atlante de!ió de ser igual a un 'gran a-o', entendidoen el sentido de un semiperíodo de precesión de los equinoccios. %n cuanto al cataclismo quepuso fin a esta civili$ación, ciertos datos concordantes parecen indicar que ocurrió siete mildoscientos a-os antes del a-o 5>8 del :ali*Guga, a-o que es el punto de partida de una eraconocida, pero de la cual, aquellos que la emplean todavía hoy no parecen ya sa!er su origen ni susignificación. H)or el contexto, el autor parece referirse a la era he!rea, que comien$a el 5 deoctu!re de 4.58 a. d. ;. ota del "r.I.

4 %ntre los ára!es es costum!re contar las horas del día a partir del ah$re+, esto es, la puesta delsol.

D %n cam!io, los diluvios de 1eucalión y Egyges, entre los griegos, parecen referirse a períodostodavía más restringidos y a cataclismos parciales posteriores al de la Atlántida.

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EL ENGAO DE LAS PROFECÍAS * 

a me$cla de lo verdadero y de lo falso, que se encuentra en las Npseudo*tradicionesOde fa!ricación moderna, se encuentra tam!in en las pretendidas NprofecíasO que, enestos últimos a-os so!re todo, se expanden y se explotan de todas las maneras, parafines de los que lo menos que se puede decir es que son muy enigmáticos+ decimospretendidas, ya que de!e entenderse !ien que la pala!ra NprofecíasO no podría aplicarse

propiamente más que a los anuncios de acontecimientos futuros que están contenidos enlos i!ros sagrados de las diferentes tradiciones, y que provienen de una inspiración deorden puramente espiritual+ en todo otro caso, su empleo es a!solutamente a!usivo, y laúnica pala!ra que conviene entonces es la de NprediccionesO. )or lo demás, estaspredicciones pueden ser de orígenes muy diversos+ hay al menos algunas que han sidoo!tenidas por la aplicación de algunas ciencias tradicionales secundarias, y sonciertamente las más válidas, pero a condición de que se pueda comprender realmente susentido, lo que no es siempre fácil, ya que, por múltiples ra$ones, generalmente estánformuladas en trminos más o menos oscuros, y ya que frecuentemente no se aclaransino despus de que los acontecimientos a los que hacen alusión se han reali$ado+ asípues, hay lugar a desconfiar siempre, no de esas predicciones en sí mismas, sino de lasinterpretaciones erróneas o NtendenciosasO que pueden darse de ellas. %n cuanto al resto,lo que tiene de autntico emana casi únicamente de los NvidentesO sinceros, pero muypoco NiluminadosO, que han perci!ido algunas cosas confusas que se refieren más omenos exactamente a un porvenir !astante mal determinado, lo más frecuentemente, encuanto a la fecha y al orden de sucesión de los acontecimientos, y que, al me$clarlasinconscientemente con sus propias ideas, las han expresado más confusamente todavía,de suerte que no será difícil encontrar ahí casi todo lo que se quiera.

Se puede comprender desde entonces a qu servirá todo eso en las condicionesactuales( como estas predicciones presentan casi siempre las cosas !ajo un mati$inquietante e incluso aterrador, porque es naturalmente ese aspecto de losacontecimientos el que ha tocado más a los NvidentesO, !asta, para pertur!ar lamentalidad pú!lica, con propagarlas simplemente, acompa-ándolas según necesidad de

comentarios que harán so!resalir su lado amena$ador y que presentarán losacontecimientos de que se trate como inminentes2+ si esas predicciones concuerdan entresí, su efecto será refor$ado, y, si se contradicen, como ocurre tam!in, solamenteproducirán más desorden+ tanto en un caso como en el otro, todo serán ganancias de lospoderes de su!versión. )or lo demás, es menester agregar que todas estas cosas, queprovienen en general de regiones !astante inferiores del dominio psíquico, llevan por esomismo con ellas influencias desequili!rantes y disolventes que aumentanconsidera!lemente su peligro+ y es sin duda por eso por lo que aquellos mismos que noles prestan ninguna fe sienten no o!stante, en muchos casos, un malestar a su respectocompara!le al que produce, incluso en personas muy poco NsensitivasO, la presencia defuer$as sutiles de orden inferior. o se podría creer, por ejemplo, cuántas gentes han sidodesequili!radas gravemente, y a veces irremedia!lemente, por las numerosas

predicciones en las que se trata del NLran )apaO y del NLran VonarcaO, y que contienenno o!stante algunos rastros de ciertas verdades, pero extra-amente deformadas por losNespejosO del psiquismo inferior, y, por a-adidura, empeque-ecidas a la medida de lamentalidad de los NvidentesO que en cierto modo las han Nmateriali$adoO y más o menosestrictamente Nlocali$adoO para hacerlas entrar en el cuadro de sus ideas preconce!idas >.

/ ;apítulo PPP<KK de 'e =G$ne de la .uantit et les Si$nes des Teps, 239D.

2 %l anuncio de la destrucción de )arís por el fuego, por ejemplo, ha sido extendido varias veces deesta manera, con fijación de fechas precisas en las que, !ien entendido, nunca se ha producidonada, salvo la impresión de terror que eso no deja de suscitar en muchas gentes y que no esdisminuida de ninguna manera por estos fracasos repetidos de la predicción.

2 a parte relativamente válida de las predicciones de que se trata parece referirse so!re todo a lafunción del Mahdi   y a la del dcimo  Avat&ra+ estas cosas, que conciernen directamente a lapreparación del Nendere$amientoO final, están fuera del tema del presente estudio+ todo lo quequeremos hacer destacar aquí, es que su deformación misma se presta a una explotación NalrevsO en el sentido de la su!versión.

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a manera en que estas cosas son presentadas por los NvidentesO en cuestión, que sonfrecuentemente tam!in NsugestionadosO4, toca muy de cerca ciertos NfondosO muytene!rosos, cuyas inverosímiles ramificaciones, al menos desde el comien$o del sigloPKP, serían particularmente curiosas de seguir para quien quisiera hacer la verdaderahistoria de aquellos tiempos, historia ciertamente muy diferente de la que se ense-aNoficialmenteO+ pero ni que decir tiene que nuestra intención no podría ser entrar aquí en eldetalle de esas cosas, y que de!emos contentarnos con algunas precisiones generalesso!re esta cuestión muy complicada, y por lo demás manifiestamente em!rollada a

propósito en todos sus aspectos9, cuestión que no ha!ríamos podido pasar enteramente!ajo silencio sin que la enumeración de los principales elementos característicos de lapoca contemporánea quedara con ello demasiado incompleta, ya que en eso haytam!in uno de los síntomas más significativos de la segunda fase de la acciónantitradicional.

)or lo demás, la simple propagación de predicciones como las que aca!amos de tratar no es en suma más que la parte más elemental del tra!ajo que se está reali$andoactualmente a este respecto, porque, en este caso, el tra!ajo ya ha sido hecho casienteramente, aunque sin sa!erlo, por los NvidentesO mismos+ hay otros casos en los quees menester ela!orar interpretaciones más sutiles para llevar a las predicciones aresponder a ciertos designios. %s lo que ocurre concretamente para las que están!asadas so!re algunos conocimientos tradicionales, y, entonces, es su oscuridad la quees aprovechada so!re todo para aquello que se proponen D+  algunas profecías !í!licasmismas, por idntica ra$ón, son tam!in el o!jeto de este gnero de interpretacionesNtendenciosasO, cuyos autores, por lo demás, son frecuentemente de !uena fe, pero secuentan tam!in entre los NsugestionadosO que sirven para sugestionar a los demás+ eneso hay como una suerte de NepidemiaO psíquica eminentemente contagiosa, pero queentra demasiado !ien en el plan de su!versión como para ser NespontáneaO, y que, comotodas las demás manifestaciones del desorden moderno Hcomprendidas ahí lasrevoluciones que los ingenuos creen tam!in NespontáneasOI, supone for$osamente unavoluntad consciente en su punto de partida. a peor ceguera sería la que consistiera enno ver en eso más que una simple cuestión de NmodaO sin importancia real+ y, por lodemás, se podría decir otro tanto de la difusión creciente de algunas Nartes adivinatoriasO,

que, ciertamente, no son tan inofensivas como pueden parecerlo a aquellos que no van alfondo de las cosas( generalmente, son restos incomprendidos de antiguas cienciastradicionales casi completamente perdidas, y, además del peligro que se vincula ya a sucarácter de NresiduosO, se las dispone y se las com!ina tam!in de tal manera que supuesta en acción a!re la puerta, so pretexto de NintuiciónO Hy este encuentro con laNfilosofía nuevaO es en sí mismo !astante destaca!leI, a la intervención de todas lasinfluencias psíquicas del carácter más dudoso5.

4 #ay que comprender !ien que NsugestionadoO no quiere decir de ningún modo NalucinadoO+ hayaquí, entre estos dos trminos, la misma diferencia que hay entre ver cosas que han sidoconsciente y voluntariamente imaginadas por otros e imaginarlas uno mismoNsu!conscientementeO.

9 )insese, por ejemplo, en todo lo que se ha hecho para volver completamente inextrica!le unacuestión histórica como la de la supervivencia de uis P<KK, y con eso se podrá tener una idea de loque queremos decir aquí.

D  as predicciones de ostradamus son aquí el ejemplo más típico y más importante+ lasinterpretaciones más o menos extraordinarias a las cuales han dado lugar, so!re todo en estosúltimos a-os, son casi innumera!les.

 )or lo demás, la NmodaO misma, invención esencialmente moderna, no es, en su verdaderasignificación, una cosa enteramente carente de importancia( representa el cam!io incesante y sinmeta, en contraste con la esta!ilidad y el orden que reinan en las civili$aciones tradicionales.

5  #a!ría mucho que decir a este respecto, en particular, so!re el uso del "arot, donde seencuentran vestigios de una ciencia tradicional incontesta!le, cualquiera que sea su origen real,pero que tiene tam!in aspectos muy tene!rosos+ no queremos hacer alusión con eso a losnumerosos delirios ocultistas a los que ha dado lugar, y que son en gran parte desde-a!les, sino aalgo mucho más efectivo, que hace su manejo verdaderamente peligroso para quienquiera que noest suficientemente garanti$ado contra la acción de las Nfuer$as de a!ajoO.

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Se utili$an tam!in, por interpretaciones apropiadas, predicciones cuyo origen es más!ien sospechoso, pero por lo demás !astante antiguo, y que qui$ás no han sido hechaspara servir en las circunstancias actuales, aunque los poderes de su!versión hayanejercido ya evidentemente, con amplitud, su influencia en aquella poca Hse trata so!retodo del tiempo al que se remontan los comien$os mismos de la desviación moderna, delsiglo PK< al P<KI, y que desde entonces sea posi!le que hayan tenido en mente, al mismotiempo que metas más particulares y más inmediatas, la preparación de una acción queno de!ía cumplirse sino a largo pla$o7. A decir verdad, esta preparación no ha cesado

nunca+ se ha proseguido !ajo otras modalidades, de las que la sugestión de los NvidentesOmodernos y la organi$ación de NaparicionesO de un carácter poco ortodoxo representanuno de los aspectos donde se muestra más claramente la intervención directa de lasinfluencias sutiles+ pero este aspecto no es el único, e, incluso cuando se trata depredicciones aparentemente Nfa!ricadasO con todo tipo de cosas, semejantes influenciaspueden entrar muy !ien igualmente en juego, primero en ra$ón misma de la fuente NcontrainiciáticaO de donde emana su inspiración primera, y tam!in por el hecho de algunoselementos que son tomados para servir de NsoportesO a esta ela!oración.

 Al escri!ir stas últimas pala!ras, tenemos especialmente en mente un ejemplocompletamente sorprendente, tanto en sí mismo como por el xito que ha tenido endiversos medios, y que, a este título, merece aquí un poco más que una simple mención(queremos ha!lar de las supuestas Nprofecías de la Lran )irámideO, difundidas enKnglaterra, y de ahí en el mundo entero, para fines que son qui$ás en parte políticos, peroque van ciertamente más lejos que la política en el sentido ordinario de esta pala!ra, yque se ligan por lo demás estrechamente a otro tra!ajo emprendido para persuadir a losingleses de que son los descendientes de las Ntri!us perdidas de KsraelO+ pero, so!re esotam!in, no podríamos insistir sin entrar en algunos desarrollos que estarían ahora fuerade propósito. Sea como sea, he aquí en algunas pala!ras de qu se trata( al medir, deuna manera que no está exenta por lo demás de ar!itrariedad Htanto más cuanto que, dehecho, no hay nada fijado exactamente so!re las medidas de que se servían los antiguosegipciosI, las diferentes partes de los corredores y de las estancias de la Lran )irámide 3,se ha querido descu!rir en eso algunas NprofecíasO, haciendo corresponder los númerosasí o!tenidos a periodos y a fechas de la historia. 1esgraciadamente, hay en todo eso

una a!surdidad que es tan manifiesta que uno se puede preguntar cómo es posi!le quenadie pare$ca percatarse de ella, y es efectivamente lo que muestra hasta qu puntoestán NsugestionadosO nuestros contemporáneos+ en efecto, suponiendo que losconstructores de la )irámide hayan incluido en ella realmente NprofecíasO cualesquiera,dos cosas serían en suma plausi!les( o que esas NprofecíasO, que de!ían !asarsefor$osamente so!re cierto conocimiento de las leyes cíclicas, se refieren a la historiageneral del mundo y de la humanidad, o que hayan sido adaptadas de manera queconciernan más especialmente al %gipto+ pero, de hecho, ocurre que no es ni lo uno ni lootro, ya que todo lo que se quiere encontrar ahí es reducido exclusivamente al punto devista del 0udaísmo primero y del ;ristianismo despus, de suerte que sería menester concluir lógicamente de eso que Tla )irámide no es un monumento egipcio, sino un

 os que sientan curiosidad por tener detalles so!re este aspecto de la cuestión podrían consultar útilmente, a pesar de las reservas que ha!ría que hacer so!re algunos puntos, un li!ro titulado Autour de la Tiare 6Alrededor de la Tiara7, por 6oger 1uguet, o!ra póstuma de alguien que haestado me$clado de cerca con algunos de los NtransfondosO a los que hemos hecho alusión unpoco más atrás+ y que, al final de su vida, ha querido aportar su NtestimonioO, como lo dice lmismo, y contri!uir en cierta medida a desvelar esos NfondosO misteriosos+ las ra$ones NpersonalesOque haya podido tener para actuar así no importan nada, ya que, en todo caso, no restan ningúninters a sus NrevelacionesO.

3 A decir verdad, esta NLran )irámideO no es en modo alguno mayor que las otras dos, y so!re todoque la más vecina, de tal modo que la diferencia entre ellas sea tan so!resaliente+ pero sin que sesepa mucho por cuáles ra$ones se han Nhipnoti$adoO con ella, en cierto modo casi exclusivamente,todos los NinvestigadoresO modernos, y es a ella a la que se refieren siempre todas sus hipótesismás fantasiosas, y se podría decir incluso más fantásticas, comprendidas, para citar solamente dosde los ejemplos más estrafalarios, la que quiere encontrar en su disposición interior un mapa de lasfuentes del ilo, y aquella según la cual el Ni!ro de los VuertosO no sería otra cosa que unadescripción explicativa de esta misma disposición.

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monumento NjudeocristianoOU %so solamente de!ería !astar para hacer justicia a estahistoria inverosímil+ conviene agregar tam!in que todo ello está conce!ido según unasupuesta NcronologíaO !í!lica completamente contesta!le, conforme al NliteralismoO másestrecho y más protestante, sin duda porque era menester adaptar esas cosas a lamentalidad especial del medio en el que de!ían ser propaladas principalmente y en primer lugar. #a!ría que hacer todavía muchas otras precisiones !ien curiosas( así, desde elcomien$o de la era cristiana, no se ha!ría encontrado ninguna fecha interesante quedestacar antes de las primeras vías frreas+ sería menester creer, según eso, que

aquellos antiguos constructores tenían una perspectiva muy moderna en su apreciaciónde la importancia de los acontecimientos+ es se el elemento grotesco que no falta nuncaen este tipo de cosas, y por el cual se traiciona precisamente su verdadero origen( Teldia!lo es ciertamente muy há!il, pero no o!stante nunca puede evitar ser ridículo por algún ladoU28

%so todavía no es todo( cada cierto tiempo, apoyándose so!re las Nprofecías de laLran )irámideO o so!re otras predicciones cualesquiera, y li!rándose a cálculos cuya!ase permanece siempre !astante mal definida, se anuncia que tal fecha precisa de!emarcar Nla entrada de la humanidad en una era nuevaO, o tam!in Nla venida de unarenovación espiritualO Hveremos un poco más adelante cómo conviene entenderlo enrealidadI+ varias de esas fechas ya han pasado, y no parece que nada particularmenteso!resaliente se haya producido en ellas+ Bpero qu es exactamente lo que todo esopuede querer decirC 1e hecho, hay tam!in otra utili$ación de las predicciones Hotra,queremos decir, además de aquella por la que aumentan el desorden de nuestra pocasem!rando un poco por todas partes el trastorno y el desconciertoI, y que no es qui$ás lamenos importante, ya que consiste en hacer de ellas un medio de sugestión directa quecontri!uye a determinar efectivamente la producción de ciertos acontecimientos futuros+Bno se cree, por ejemplo, y para tomar aquí un caso muy simple a fin de hacernoscomprender mejor, que, anunciando con insistencia una revolución en tal país y en talpoca, se ayudará realmente a hacerla estallar en el momento querido por aquellos quese interesan en ellaC %n el fondo, se trata so!re todo actualmente, para algunos, de crear un Nestado de espírituO favora!le a la reali$ación de NalgoO que entra en sus designios, yque puede encontrarse sin duda diferido por la acción de influencias contrarias, pero que

esperan en efecto conducirlo así a producirse antes o despus+ nos queda ver másexactamente a qu tiende esta empresa Npseudo espiritualO, y es menester decir, sinquerer por eso ser en modo alguno NpesimistaO Htanto más cuanto que NoptimismoO yNpesimismoO son, como lo hemos explicado en otras ocasiones, dos actitudessentimentales opuestas que de!en permanecer igualmente ajenas a nuestro punto devista estrictamente tradicionalI, que hay ahí una perspectiva muy poco tranquili$adorapara un porvenir !astante próximo.

1! o dejaremos la NLran )irámideO sin se-alar tam!in incidentalmente otra fantasía moderna(algunos atri!uyen una importancia considera!le al hecho de que jamás haya sido aca!ada+ la cimafalta en efecto, pero todo lo que se puede decir de cierto a este respecto, es que los autores másantiguos de los que se tiene testimonio, y que son todavía relativamente recientes, la han vistosiempre truncada como lo está hoy día+ Tde ahí a pretender, como lo ha escrito textualmente unocultista, que Nel sim!olismo oculto de las %scrituras he!raicas y cristianas se refiere directamentea los hechos que tuvieron lugar durante el curso de la construcción de la Lran )irámideO, hayverdaderamente mucho trecho, y sa es tam!in una aserción que nos parece carecer deverosimilitud !ajo todos los aspectosU *;osa !astante curiosa, en el sello oficial de los %stadosnidos figura la )irámide truncada, encima de la cual hay un triángulo radiante que, aunque estáseparado de ella, e incluso aislado por el círculo de nu!es que le rodea, parece en cierto modoreempla$ar su cima+ pero hay tam!in en este sello, del que algunas de las organi$acionesNpseudo iniciáticasO que pululan en Amrica !uscan sacar un gran partido explicándolo conforme asus NdoctrinasO, otros detalles que son al menos extra-os, y que parecen indicar efectivamente unaintervención de influencias sospechosas( así, el número de las !asas de la )irámide, que es detrece Heste mismo número vuelve por lo demás con alguna insistencia en otras particularidades, yes concretamente el de las letras que componen la divisa E pluri+us unuI, se dice quecorresponde al de las tri!us de Ksrael Hcontando separadamente las dos semitri!us de los hijos de0osI, y eso sin duda no carece de relación con los orígenes reales de las Nprofecías de la Lran)irámideO, que como aca!amos de verlo, tienden tam!in a hacer de sta, para fines más !ienoscuros, una suerte de monumento NjudeocristianoO.

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LOS N!MEROS SIMBÓLICOS**

  Antes de pasar a las consideraciones que se refieren a la teoría de los ciclos cósmicos,de!emos presentar ahora algunas precisiones so!re el papel que desempe-a elsim!olismo de los números en la o!ra de 1ante+ y hemos encontrado indicaciones muyinteresantes so!re este tema en un tra!ajo del profesor 6odolfo Qenini2>, que, no

o!stante, no ha sacado de ellas todas las conclusiones que stas parecen conllevar. %scierto que este tra!ajo es una investigación del plan primitivo del Inferno, emprendida conintenciones que son so!re todo de orden literario+ pero las compro!aciones a las queconduce esta investigación tienen en realidad un alcance mucho más considera!le.  Según Qenini, ha!ría para 1ante tres parejas de números que tienen un valor sim!ólico por excelencia( son 4 y 3, 5 y >>, D2D y . )ara los dos primeros números, nohay ninguna dificultad( todo el mundo sa!e que la división general del poema es ternaria,y aca!amos de explicar sus ra$ones+ por otra parte, ya hemos recordado que 3 es elnúmero de Qeatri$, como se ve en la 2ita Huova. )or lo demás, este número 3 estádirectamente vinculado al precedente, puesto que es su cuadrado, y se le podría llamar untriple ternario+ es el número de las jerarquías anglicas, y, por consiguiente, el de los;ielos, y es tam!in el de los círculos infernales, ya que hay cierta relación de simetríainversa entre los ;ielos y los Knfiernos. %n cuanto al número siete, que encontramosparticularmente en las divisiones del )urgatorio, todas las tradiciones están de acuerdo enconsiderarlo igualmente como un número sagrado, y no creemos útil enumerar aquí todaslas aplicaciones a las que da lugar+ recordaremos solamente, como una de las principales,la consideración de los siete planetas, que sirve de !ase a una multitud decorrespondencias analógicas Hya hemos visto un ejemplo de ello a propósito de las sieteartes li!eralesI. %l número >> está ligado al 5 por la relación >>F5? p, que es la expresiónaproximada de la relación de la circunferencia con el diámetro, de suerte que el conjuntode estos dos números representa el círculo, que es la figura más perfecta para 1antecomo para los )itagóricos Hy todas las divisiones de cada uno de los tres mundos tienenesta forma circularI+ además, >> reúne los sím!olos de dos de los Nmovimientos

elementalesO de la física aristotlica( el oviiento local , representado por >, y el de laalteracin, representado por >8, como 1ante mismo lo explica en el !onvitoD. "ales son,para este último número, las interpretaciones dadas por 6. Qenini+ al reconocer que sonperfectamente justas, de!emos decir no o!stante que este número no nos parece tanfundamental como l piensa, y que se nos aparece incluso so!re todo como un derivadode otro que el autor no menciona más que a título secundario, mientras que, en realidad,tiene una importancia más grande( es el número 22, del que >> no es más que unmúltiplo.  Aquí, nos es preciso insistir un poco, y diremos primero que esta laguna nos haextra-ado tanto más en Qenini, cuanto que todo su tra!ajo se apoya so!re la precisiónsiguiente( en el Inferno, la mayoría de las escenas completas o episodios en los que sesu!dividen los diversos cantos comprenden exactamente once o veintidós estrofas

Halgunas comprenden die$ solamenteI+ hay tam!in un determinado número de preludiosy de finales en siete estrofas+ y, si estas proporciones no siempre han sido conservadasintactas, es porque el plan primitivo del Inferno ha sido modificado ulteriormente. %n estascondiciones, Bpor qu 22 no sería al menos tan importante de considerar como >>C %stosdos números se encuentran asociados tam!in en las dimensiones asignadas a losextremos N+ol$ie , cuyas circunferencias respectivas son de 22 y >> illes+ pero >> no esel único múltiplo de 22 que interviene en el poema. #ay tam!in 44, que es el número delos cantos en los que se divide cada una de las tres partes+ sólo el Inferno tiene 49, pero

11 ;apítulo <KK de 'CEsotrise de )ante, )arís, 23>D.

12 N)or la restitución del ;ántico del Inferno a su forma primitivaO, en el Huovo %atto, septiem!re de23>2, págs. D8*D4>.

13 %l tercer Nmovimiento elementalO, el del acrecentaiento, es representado por el número 2888+ yla suma de los tres números sim!ólicos es 28>>, que los Nsa!ios de %giptoO, al decir de 1ante,considera!an como el número de las estrellas fijas.

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el primero es más !ien una introducción general, que completa el número total de 288para el conjunto de la o!ra. )or otra parte, cuando se sa!e lo que era el ritmo para 1ante,se puede pensar que no es ar!itrariamente como ha escogido el verso de once síla!as,como tampoco la estrofa de tres versos que nos recuerda el ternario+ cada estrofa tiene 44síla!as, de igual modo que los conjuntos de 22 y >> estrofas que aca!amos de tratar contienen respectivamente 44 y versos+ y los diversos múltiplos de 22 queencontramos aquí tienen todos un valor sim!ólico particular. Así pues, es muy insuficientelimitarse, como lo hace Qenini, a introducir 28 y 22 entre 5 y >> para formar Nun tetracordio

que tiene una vaga semejan$a con el tetracordio griegoO, y cuya explicación nos parecemás !ien confusa.  a verdad, es que el número 22 desempe-a!a un papel considera!le en el sim!olismode algunas organi$aciones iniciáticas+ y, en cuanto a sus múltiplos, recordaremossimplemente esto( >> es el número de las letras del alfa!eto he!raico, y se sa!e cual essu importancia en la :á!ala+ 44 es el número de los a-os de la vida terrestre de ;risto,que se vuelve a encontrar en la edad sim!ólica del 6osa*;ru$ masónico, y tam!in en elnúmero de los grados de la Vasonería escocesa+ es, en ára!e, el valor numrico totaldel nom!re de  All&h, y 33 es el número de los principales atri!utos divinos según latradición islámica+ sin duda se podrían esta!lecer todavía muchas otras aproximaciones. Al margen de las significaciones diversas que pueden vincularse al número 22 y a susmúltiplos, el empleo que hace 1ante de l constituía un verdadero Nsigno dereconocimientoO, en el sentido más estricto de esta expresión+ y, para nosotros, es en esodonde reside precisamente la ra$ón de las modificaciones que el Inferno ha de!ido sufrir despus de su primera redacción. %ntre los motivos que han podido llevar a esasmodificaciones, Qenini considera ciertos cam!ios en el plan cronológico y arquitectónicode la o!ra, que son posi!les sin duda, pero que no nos parecen claramente pro!ados+pero menciona tam!in Nlos hechos nuevos que el poeta quería tener en cuenta en elsistema de las profecíasO, y es aquí donde nos parece que se aproxima a la verdad, so!retodo cuando agrega( Npor ejemplo, la muerte del )apa ;lemente <, ocurrida en 2429,cuando el Inferno, en su primera redacción, de!ía de estar terminadoO. %n efecto, laverdadera ra$ón, a nuestros ojos, son los acontecimientos que tuvieron lugar de 2488 a2429, es decir, la destrucción de la Erden del "emple y sus diversas consecuencias 29+ y

1ante, por lo demás, no ha podido impedirse indicar estos acontecimientos, cuando,haciendo predecir por #ugo ;apeto los crímenes de Welipe el #ermoso, despus de ha!er ha!lado de ultraje que ste hi$o sufrir Na ;risto en su vicarioO, prosigue en estostrminos2D(

2e$$io il nuovo %ilato si crudele,!he ciL nol saBia, a, senBa decreto,

%orta nel Tepio le cupide vele5

G, cosa más sorprendente, la estrofa siguiente2 contiene, en trminos propios, el He(a Adona N   de los Kadosch "emplarios(

14 %s interesante considerar la sucesión de estas fechas( en 2485, Welipe el #ermoso, de acuerdocon ;lemente <, hace aprisionar al Lran Vaestre y a los principales dignatarios de la Erden del"emple Hen número de 5>, se dice, y ste es tam!in un número sim!ólicoI+ en 2487, %nrique deuxem!urgo es elegido emperador+ en 242>, la Erden del "emple es a!olida oficialmente+ en 2424,el emperador %nrique <KK muere misteriosamente, sin duda envenenado+ en 2429 tiene lugar elsuplicio de los "emplarios cuyo proceso dura!a desde hacía siete a-os+ el mismo a-o, el rey Welipeel #ermoso y el )apa ;lemente < mueren a su ve$.

15 %ur$atorio, PP, 32*34. *%l móvil de Welipe el #ermoso, para 1ante, es la avaricia y la avide$+ hayqui$ás una relación más estrecha de lo que se podría suponer entre dos hechos imputa!les a esterey( la destrucción de la Erden del "emple y la alteración de las monedas.

1, %ur$atorio, PP, 39*3.

1-  %n he!reo, estas pala!ras significan( N<engan$a+ Toh Se-orUO+  Adona  de!ería traducirse másliteralmente por NSe-or míoO, y se o!servará que es exactamente así como se encuentra traducidoen el texto de 1ante.

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O Si$nor io, "uando sarL io lieto A veder la vendetta, che, nascosa,Fa dolce lCira tua nel tuo se$reto0

  Vuy ciertamente, stos son los Nhechos nuevosO que 1ante tuvo que tener en cuenta, yeso por motivos muy diferentes de aquellos en los que se puede pensar cuando se ignorala naturale$a de las organi$aciones a las que 1ante pertenecía. %stas organi$aciones,

que procedían de la Erden del "emple y que tuvieron que recoger una parte de suherencia, de!ieron disimularse entonces mucho más cuidadosamente que antes, so!retodo despus de la muerte de su jefe exterior, el emperador %nrique <KK de uxem!urgo,cuya sede en el más alto de los ;ielos, Qeatri$, como anticipación, ha!ía mostrado a1ante27. 1esde entonces, convenía ocultar el signo Nde reconocimientoO al que hemoshecho alusión( las divisiones del poema donde aparecía más claramente el número 22de!ían ser, no suprimidas, pero sí hechas menos visi!les, de manera que pudieran ser encontradas sólo por aquellos que conocieran su ra$ón de ser y su significación+ y, si sepiensa que han transcurrido seis siglos antes de que su existencia haya sido se-aladapú!licamente, es menester admitir que las precauciones requeridas ha!ían sido !ientomadas, y que las mismas no carecían de eficacia23.  )or otro lado, al mismo tiempo que aporta!a estos cam!ios a la primera parte de supoema, 1ante se aprovecha!a de ello para introducir en l nuevas referencias a otrosnúmeros sim!ólicos+ y he aquí lo que dice al respecto 6. Qenini( N1ante imaginó entoncesregular los intervalos entre las profecías y otros rasgos so!resalientes del poema, demanera que stos se respondieran uno a otro según números determinados de versos,escogidos naturalmente entre los números sim!ólicos. %n suma, un sistema deconsonancias y de periodos rítmicos fue sustituido por otro, pero mucho más complicado ysecreto que aqul, como conviene al lenguaje de la revelación ha!lada por seres que venel porvenir. G aquí es donde aparecen los famosos D2D y , de los que la trilogía estállena( versos separan la profecía de ;iacco de la de <irgilio, D2D la profecía deWarinata de la de ;iacco+ se interponen de nuevo entre la profecía de Qrunetto atini yla de Warinata, y todavía D2D entre la profecía de icolás KKK y la de messire QrunettoO.

%stos números D2D y , que vemos alternar así regularmente, se oponen uno a otro enel sim!olismo adoptado por 1ante( en efecto, se sa!e que es en el  Apocalipsis  elNnúmero de la !estiaO, y que se han hecho innumera!les cálculos, frecuentementefantásticos, para encontrar el nom!re del Anticristo, cuyo valor numrico de!erepresentar, Nya que este número es un número de hom!reO>8+ por una parte, D2D esenunciado expresamente con una significación directamente contraria a esa, en lapredicción de Qeatri$( Nn cin"uecento diece e cin"ue, esso di )ioXO>28. Se ha pensadoque este D2D era la misma cosa que el misterioso 2eltro, enemigo de la lo!a que seencuentra así identificado a la !estia apocalíptica>>2+ y se ha supuesto incluso que am!os

1 %aradiso, PPP, 2>9*297. %ste pasaje es precisamente aquel en el que se trata del N conventodelle +ianche stole . *as organi$aciones en cuestión ha!ían tomado como pala!ra de paso  Altri ,que Aroux H)ante hreti"ue, rvolutionnaire et socialiste, pág. >>5I interpreta así(  Arri$o'uce+ur$hese, Teutonico, =oano, Iperatore+ pensamos que la pala!ra Teutonico es inexactay de!e ser reempla$ada por Teplare. )or lo demás, es verdad que de!ía ha!er cierta relaciónentre la Erden del "emple y la de los !a+alleros Teutnicos+ no sin ra$ón fueran fundadas casisimultáneamente, la primera en 2227 y la segunda en 22>7. Y Aroux supone que la pala!ra altri podría ser interpretada como aca!a de decirse en un pasaje de 1ante H Inferno, KP, 3I, y que, deigual modo, la pala!ra tal   Hid5, <KKK, 248, y KP, 7I podría traducirse por Teutonico Arri$o'uce+ur$hese.

19  %l número 22 ha sido conservado en el ritual del grado 44 escocs, donde se asociaprecisamente a la fecha de la a!olición de la Erden del "emple, contada según la era masónica yno según la era vulgar.

2!  Apocalipsis, PKKK, 27.

21%ur$atorio, PPPKKK, 94*99.

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sím!olos designa!an a %nrique de uxem!urgo>4>. o tenemos la intención de discutir aquí la significación del 2eltro8>D, pero no creemos que sea menester ver en l una alusióna un personaje determinado+ para nosotros, se trata sólo de uno de los aspectos de laconcepción general que 1ante se hace del Kmperio>D9. 6. Qenini, al o!servar que elnúmero D2D se transcri!e en letras latinas por 1P<, interpreta estas letras como inicialesque designan )ante, 2eltro di !risto+ pero esta interpretación es singularmente for$ada, ypor lo demás nada autori$a a suponer que 1ante haya querido identificarse l mismo aeste Nenviado de 1iosO. %n realidad, !asta cam!iar el orden de las letras numricas para

o!tener 1<P, es decir, la pala!ra )u@ , que se comprende sin más explicación>D+ yagregaremos que la suma de las cifras de D2D da tam!in el número 22>5( este )u@ puede !ien ser %nrique de uxem!urgo, si se quiere, pero es tam!in, y al mismo título,cualquier otro jefe que pueda ser escogido por las mismas organi$aciones para reali$ar lameta que se ha!ían asignado en el orden social, y que la Vasonería escocesa designatodavía como el Nreino del Sacro KmperioO>75.

22Inferno, K, 288*222. *Se sa!e que la lo!a fue primero el sím!olo de 6oma, pero que fuereempla$ada por el águila en la poca imperial.

23 %. L. )arodi, %oesia e Storia nella )ivina !oedia.

24 %l 2eltro es un le!rel, un perro, y Aroux sugiere la posi!ilidad de una suerte de juego de pala!rasentre cane y el título de Khan dado por los tártaros a sus jefes+ así, un nom!re como el de !anPrande della Scala, el protector de 1ante, podría ha!er tenido un do!le sentido. %sta aproximaciónno tiene nada de inverosímil, ya que no es el único ejemplo que se pueda dar de un sim!olismoque reposa so!re una similitud fontica+ agregaremos incluso que, en diversas lenguas, la raí$ cano (an significa NpoderO, lo que se relaciona todavía con el mismo orden de ideas.

25%l %mperador, tal como le conce!ía 1ante, es completamente compara!le al !ha(ravart*   omonarca universal de los #indúes, cuya función esencial es hacer reinar la pa$ sarva+haui(a, esdecir, la pa$ que se extiende a toda la tierra+ ha!ría que hacer tam!in aproximaciones entre estateoría del Kmperio y la del ;alifato en Vohyiddin.

2, )or lo demás, se puede o!servar que este )u@  es el equivalente del Khan tártaro.

2-  1e igual modo, las letras 1K, primeras de las pala!ras )ili$ite QustitiaR, y que sonprimeramente enunciadas por separado H%aradiso, P<KKK, 57I, valen DD2, que está formado de lasmismas cifras que D2D, colocadas en otro orden, y que se reduce igualmente a 22.

>7 Algunos Supremos ;onsejos %scoceses, concretamente el de Qlgica, han eliminado, noo!stante, de sus ;onstituciones y de sus rituales la expresión de NSacro KmperioO por todas partesdonde se encontra!a+ vemos ahí el indicio de una singular incomprehensión del sim!olismo hastaen sus elementos más fundamentales, y eso muestra a qu grado de degeneración han llegado,incluso en los grados más altos, en algunas facciones de la Vasonería contemporánea.

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EL TRIPLE TIEMPO$

  "ras todo cuanto aca!a de decirse, uno puede hacerse esta pregunta( Bhay, en elorden de las determinaciones espaciales y temporales, algo que corresponda a los trestrminos de la Lran "ríada y de ternarios equivalentesC %n lo que concierne al espacio,no hay ninguna dificultad en encontrar tal correspondencia, pues viene dada

inmediatamente por la consideración del Narri!aO y Na!ajoO, consideradas, según larepresentación geomtrica ha!itual, con respecto a un plano hori$ontal tomado comoNnivel de referenciaO, y que, para nosotros, es naturalmente el que corresponde al ám!itodel estado humano. A este plano se lo puede considerar intermedio, primero porque nospertenece como tal a causa de nuestra NperspectivaO propia, en cuanto es el del estado enque nos encontramos actualmente, y tam!in porque podemos situar en l, al menosvirtualmente, el centro del conjunto de los estados de manifestación+ por estos motivoscorresponde evidentemente al #om!re como trmino medio de la "ríada, así como alhom!re entendido en el sentido corriente e individual. 6especto a este plano, lo que estápor encima representa los aspectos NcelestialesO del ;osmos, y lo que está de!ajorepresenta sus aspectos NterrenalesO, y los respectivos extremos límites de las dosregiones en que se divide así el espacio Hlímites que se sitúan en lo indefinido en am!ossentidosI son los dos polos de la manifestación, es decir el ;ielo y la "ierra mismos, que,desde el plano considerado, se ven a travs de estos aspectos relativamente NcelestialesOy NterrenalesO. as influencias correspondientes se expresan por dos tendenciascontrarias, a las que se puede relacionar con las dos mitades del eje vertical, tomada lamitad superior en dirección ascendente, y la inferior en dirección descendente a partir delplano medio+ como ste corresponde naturalmente a la expansión en sentido hori$ontal,intermedia entre am!as tendencias opuestas, se ve que aquí, además, tenemos lacorrespondencia de los tres $unas  de la tradición hindú2  con los tres trminos de la"ríada( así satt#a corresponde al ;ielo, raQas al #om!re, y taas a la "ierra>.  Si seconsidera el plano medio como plano diametral de una esfera Hque además se ha deconsiderar como el radio indefinido, puesto que comprende la totalidad del espacioI, el

hemisferio superior y el inferior, según otro sim!olismo del que ya hemos ha!lado, son lasdos mitades del N#uevo del VundoO, que, despus de su separación, reali$ada por ladeterminación efectiva del plano medio, se convierte respectivamente en ;ielo y "ierra,entendidos aquí en su acepción más general4+ en el centro del propio plano medio se sitúa<iranya$ar+ha, que aparece en el ;osmos, pues, como el N Avat&ra eternoO, y que por ellomismo es idntico al N#om!re niversalO9.  %n lo que se refiere al tiempo, el asunto puede parecer más difícil de resolver, y sinem!argo hay en l un ternario, puesto que se ha!la del Ntriple tiempoO Hen sánscritotri(alaI, es decir, que el tiempo se considera !ajo tres modalidades, que son pasado,presente y futuro+ pero a estas tres modalidades Bse las puede relacionar con los trestrminos de ternarios como los aquí examinadosC #ay que se-alar, en primer lugar, queal presente se le puede representar como un punto que divide en dos partes la línea

según la cual se desarrolla el tiempo, y que así, a cada instante, determina la separaciónHpero tam!in la uniónI entre el pasado y el futuro, de los que l es el límite común, comoel plano medio de que ha!lá!amos hace un momento lo es de las dos mitades, superior e

/ ;apítulo PPKK de 'a Prande Triade5

1 ;f. e Sy+olise de la !roi@ , cap. <.

> Se recordará lo que hemos indicado anteriormente respecto al carácter 'sattZico' o 'tamásico'que toma la <oluntad humana, neutra o 'rajásica' en sí misma, según que se alíe a la )rovidenciao al 1estino.

3 %sto de!e ser parangonado con lo que hemos dicho de los dos hemisferios a propósito de lado!le espiral, y tam!in de la división del sím!olo del yinyan$  en sus dos mitades.

4 ;f. Aperus sur lCInitiation, cap. P<KKK.

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inferior, del espacio. ;omo explicamos ya en otro lugar D, la representación NrectilíneaO deltiempo es insuficiente e inexacta, puesto que el tiempo es en realidad NcíclicoO, y estecarácter se encuentra hasta en sus menores su!divisiones+ pero aquí no hemos deespecificar la forma de la línea representativa, pues sea cual sea, para el ser que estásituado en un punto de esta línea, las dos partes en que está dividida aparecen siemprecomo situadas respectivamente NantesO y NdespusO de ese punto, así como las dosmitades del espacio aparecen situadas Narri!aO y Na!ajoO, esto es, encima y de!ajo delplano tomado como Nnivel de referenciaO. )ara completar a este respecto el paralelismo

entre las determinaciones espaciales y temporales, al punto que representa el presentesiempre se lo puede tomar en cierto sentido por la Nmitad del tiempoO, puesto que, a partir de ese punto, el tiempo sólo puede aparecer como igualmente indefinido en las dosdirecciones opuestas que corresponden al pasado y al futuro. #ay algo más( el Nhom!reverdaderoO ocupa el centro del estado humano, es decir, un punto que ha de ser verdaderamente NcentralO con respecto a todas las condiciones de ese estado, incluida lacondición temporal+ así pues, puede decirse que se sitúa efectivamente en el Nmedio deltiempoO, al que además l mismo determina a causa de que domina en cierto modo lascondiciones individuales5. Así como, en la tradición china, el %mperador, situándose en elpunto central del Min$tan$ , determina el medio del ciclo anual, así el Nmedio del tiempoOes propiamente, si ca!e expresarse así, el NlugarO temporal del Nhom!re verdaderoO, y paral ese punto es verdaderamente siempre el presente.  Si !ien, por consiguiente, al presente se le puede poner en correspondencia con el#om!re Hy por lo demás, incluso en lo que concierne simplemente al ser humanocorriente, es evidente que sólo en el presente puede ejercer su acción, al menos de formadirecta e inmediata7, queda por ver si no hay tam!in cierta correspondencia del pasado yel futuro con los otros dos trminos de la "ríada, y de nuevo nos lo indicará unacomparación entre determinaciones espaciales y temporales. %n efecto, los estados demanifestación inferiores y superiores con respecto al estado humano, a los que, según elsim!olismo espacial se representa como situados respectivamente encima y de!ajo de l,se descri!en por otra parte, según el sim!olismo temporal, constituyendo ciclosrespectivamente anteriores y posteriores al ciclo actual. %l conjunto de tales estadosforma así dos ám!itos cuya acción, en cuanto se hace sentir en el estado humano, se

expresa en ste por influencias que ca!e llamar NterrenalesO por una parte, y NcelestialesOpor otra, en el sentido que constantemente les hemos dado aquí a estos trminos, yaparece en l como manifestación respectiva de 1estino y )rovidencia+ es lo que latradición hindú indica muy claramente al atri!uir uno de estos ám!itos a los  Asuras y elotro a los )-vas. Acaso cuando la correspondencia es más claramente visi!le es cuandose consideran los dos trminos extremos de la "ríada en el aspecto de 1estino y)rovidencia+ y ello precisamente porque el pasado aparece como NnecesidadO y el futurocomo Nli!reO, lo cual es exactamente el carácter propio de estas dos potencias. %s ciertoque, en realidad, aún no se trata más que de un asunto de NperspectivaO y, para un ser que está fuera de la condición temporal, ya no hay ni pasado, ni futuro, ni, por consiguiente, ninguna diferencia entre ellos, aunque aparecindole en perfectasimultaneidad3+ pero, por supuesto, ha!lamos aquí desde el punto de vista de un ser que,

5 'e =G$ne de la .uantit et les Si$nes des Teps , cap. <.

, o ha lugar para ha!lar aquí del 'hom!re trascendente', puesto que ste está enteramente másallá de la condición temporal tanto como de todas las otras+ pero, si ocurre que se sitúa en elestado humano según lo que hemos explicado anteriormente, ocupa aquí a fortiori   la posicióncentral a todos los efectos.

- ;f. Aperus sur lCInitiation, cap. PKK, y tam!in 'Csotrise de )ante, cap. <KKK

7 Si el 'hom!re verdadero' puede ejercer una influencia en un momento cualquiera del tiempo, esque, desde el punto central donde está situado, puede a voluntad tornar presente ese momentopara l.

3 ;on mayor ra$ón es así en comparación con el )rincipio+ destaquemos al respecto que el"etragrama he!reo es considerado como constituido gramaticalmente por la contracción de los trestiempos del ver!o 'ser'+ 1e este modo, designa el )rincipio, es decir, el Ser puro, que envuelve ensí mismo los tres trminos del 'ternario universal', según la expresión de Wa!re d[Elivet, como la

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al estar en el tiempo, se encuentra necesariamente situado por ello mismo entre el pasadoy el futuro.  N%l 1estino, dice a este respecto Wa!re d\Elivet, no da el principio de nada, sino que seapodera de l tan pronto como se da, para dominar sus consecuencias. Sólo por lanecesidad de tales consecuencias influye en el futuro y se hace notar en el presente, puestodo cuanto posee propiamente está en el pasado. Se puede, pues, entender por 1estinoaquella potencia con arreglo a la cual conce!imos que las cosas hechas están hechas,que son así y no de otro modo, y que, una ve$ puestas según su naturale$a, tienen

resultados for$ados que se desarrollan sucesiva y necesariamenteO. #ay que decir que seexpresa con mucha menos claridad en lo que concierne a la correspondencia temporal delas otras dos potencias, y que incluso le sucede, en un escrito anterior al que citamos, quela invierte de una manera que parece difícilmente explica!le 28. Na <oluntad del hom!re,desplegando su actividad, modifica las cosas coexistentes Hluego presentesI, crea otrasnuevas, que al instante se vuelven propiedad del 1estino, y prepara para el futuromutaciones en lo que esta!a hecho, y consecuencias necesarias en lo que aca!a deserlo22... %l fin de la )rovidencia es la perfección de todos los seres, y esta perfecciónreci!e de 1ios mismo el tipo irrefraga!le. %l medio que tiene para alcan$ar ese fin es loque llamamos el tiempo. )ero el tiempo no existe para ella según la idea que nosotrostenemos de l2>+ lo conci!e como un movimiento de eternidad24O. "odo esto no estáperfectamente claro, pero fácilmente podemos suplir esa laguna+ por lo demás, lo hemoshecho ya hace un momento en lo que concierne al #om!re y, por consiguiente, a la<oluntad.

  %n cuanto a la )rovidencia, es, desde el punto de vista tradicional, una noción corrienteque, según la expresión coránica, N1ios tiene las llaves de las cosas ocultas29O, luegoespecialmente de aquellas que, en nuestro mundo, todavía no están manifestadas 2D+ elfuturo, en efecto, está oculto para los hom!res, al menos en condiciones ha!ituales+ pues!ien, es evidente que un ser, sea cual sea, no puede ejercer ninguna acción en lo que noconoce, y que por consiguiente el hom!re no puede actuar directamente so!re el futuro, elcual, además, para l no es sino lo que no existe todavía. )or lo demás, esta idea ha

%ternidad que le es inherente envuelve en sí misma el 'triple tiempo'.

18 %n los E@aens des 2ers dors de %ytha$ore  H2>] %xamenI, l dice en efecto que 'el poder dela voluntad se ejerce so!re las cosas por hacer o so!re el porvenir+ la necesidad del destino, so!relas cosas hechas o so!re el pasado... a li!ertad reina en el porvenir, la necesidad en el pasado, yla providencia so!re el presente'. %llo hace de la )rovidencia el trmino medianero, y,atri!uyndole la 'li!ertad' como carácter propio a la <oluntad, a presentar sta como lo opuesto del1estino, lo que no podría concordar en a!soluto con las relaciones reales de los tres trminos, talcomo las ha expuesto l mismo un poco despus.

12 Se puede decir en efecto que la voluntad tra!aja con vistas al porvenir, en tanto que ste es unacontinuación del presente, pero, entindase !ien, de ningún modo es lo mismo que decir que ellaopera so!re el porvenir mismo como tal.

1> %so es evidente, puesto que corresponde a lo que es superior al estado humano, del cual eltiempo no es más que una de las condiciones especiales+ pero convendría a-adir para másprecisión, que ella se sirve del tiempo en tanto que ste está, para nosotros dirigido 'hacia delante',es decir, en el sentido del porvenir, lo que implica además el hecho de que el pasado pertenece al1estino.

14  )arece que eso sea una alusión a lo que los escolásticos llama!an aevu o aeviternitas,trminos que designan modos de duración distintos al tiempo y condicionando los estados'anglicos', es decir, supraindividuales, que aparecen en efecto como 'celestiales' con relación alestado humano.

19 .or&n, <K, D3.

1D  1ecimos especialmente, pues es evidente que ello no es en realidad más que una parteinfinitesimal de las 'cosas ocultas' Hel$hay+uI, que comprenden todo lo no*manifestado.

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permanecido incluso en la mentalidad común, que, tal ve$ sin tener conciencia de ellomuy claramente, la expresa por afirmaciones prover!iales como, por ejemplo, Nel hom!repropone y 1ios disponeO, es decir que, aunque el hom!re se esfuerce, según sus medios,en preparar el futuro, ste, sin em!argo, no será en definitiva sino lo que 1ios quiera quesea, o lo que l le hará ser por la acción de su )rovidencia Hde donde resulta además quela <oluntad actuará tanto más efica$mente con vistas al futuro cuanto más estrechamenteunida est a la )rovidenciaI+ y se dice tam!in, más explícitamente todavía, que Nelpresente pertenece al hom!re, pero el futuro pertenece a 1iosO. o puede ha!er, pues,

ninguna duda a este respecto, y es realmente el futuro el que entre las modalidades delNtriple tiempoO, constituye el ám!ito propio de la )rovidencia, como lo exige, además, lasimetría de sta con el 1estino, cuyo ám!ito propio es el pasado, pues esta simetría ha deresultar necesariamente del hecho de que estas dos potencias representanrespectivamente los dos trminos extremos del Nternario universalO.

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LOS MISTERIOS DE LA LETRA NÛN * 

  a letra n3n, en el alfa!eto ára!e como en el he!reo, tiene por número de orden 29 ypor valor numrico D8+ pero además, en el ára!e, ocupa un lugar más particularmentenota!le, el central del alfa!eto, pues el número total de letras del alfa!eto ára!e es de >7,en lugar de >> como en el he!reo. %n cuanto a sus correspondencias sim!ólicas, esta

letra es considerada so!re todo, en la tradición islámica, como representación de el<3t,la !allena, lo que está además de acuerdo con el sentido original de la pala!ra n3n que ladesigna, y que significa tam!in ^pe$\+ y en ra$ón de este significado, Seyy*dn& /3nus Helprofeta 0onásI es denominado )h3nH3n _^Se-or del )e$\`. %sto está, naturalmente, enrelación con el sim!olismo general del pe$, y más en particular con ciertos aspectos quehemos considerado en el estudio precedente+ especialmente, como veremos, con el delNpe$*salvadorO, ya sea ste el Matsyaavat&ra de la tradición hindú o el I(hthys de losprimeros cristianos. a !allena, a este respecto, desempe-a tam!in el mismo papel queen otras partes desempe-a el delfín, y, como ste, corresponde al signo $odiacal de;apricornio en cuanto puerta solsticial que da acceso a la Nvía ascendenteO+ pero qui$ácon el Matsyaavat&ra es más nota!le la similitud, como lo muestran las consideracionesderivadas de la forma de la letra n3n, so+re todo si se las relaciona con la historia !í!licadel profeta 0onás.  )ara comprender !ien de qu se trata, es menester ante todo recordar que 2ishnú,manifestándose en la forma de pe$ HMatsyaI, ordena a Satyavrata, el futuro Manú2aivasvata, construir el arca en la que de!erán encerrarse los grmenes del mundofuturo, y que, con esa misma forma, guía luego el arca so!re las aguas durante elcataclismo que marca la separación de los dos Manvantara sucesivos. %l papel deSatyavrata es aquí semejante al de Seyy*dnU H3 HoI, cuya arca contiene igualmentetodos los elementos que servirán para la restauración del mundo despus del diluvio+poco importa, por lo demás, que la aplicación efectuada sea diferente, en el sentido deque el diluvio !í!lico, en su significación más inmediata, parece se-alar el comien$o de unciclo más restringido que el Manvantara( si no es el mismo suceso, se trata al menos de

dos sucesos análogos, en que el estado anterior del mundo se destruye para dejar lugar aun nuevo estado2. Si ahora comparamos la historia de 0onás con lo que aca!amos derecordar, vemos que la !allena, en ve$ de desempe-ar únicamente el papel de pe$conductor del arca, se identifica en realidad con el arca misma+ en efecto, 0onáspermanece encerrado en el cuerpo de la !allena, como SatyUvrata y o en el arca,durante un período que es tam!in para l, si no para el mundo exterior, un período deNoscurecimientoO, correspondiente al intervalo entre dos estados o dos modalidades deexistencia+ tam!in aquí, la diferencia es secundaria, pues las mismas figuras sim!ólicasson siempre de hecho suscepti!les de una do!le aplicación( NmacrocósmicaO yNmicrocósmicaO. Sa!ido es, además, que la salida de 0onás del seno de la !allena se haconsiderado siempre como sím!olo de resurrección, y por ende de paso a un estadonuevo+ y esto de!e ponerse en relación, por otra parte, con el sentido de NnacimientoO que,

en la :á!ala he!rea especialmente, se vincula con la letra n3n y de!e entenderse ensentido espiritual, como un Nnuevo nacimientoO, es decir, como una regeneración del ser individual o cósmico.  %s lo que indica muy nítidamente la forma de la letra ára!e n3n4 esta letra estáconstituida por la mitad inferior de una circunferencia y por un punto que es el centro deella. Ahora !ien+ la semicircunferencia inferior es tam!in la figura del arca que flota so!relas aguas, y el punto que se encuentra en su interior representa el germen contenido oencerrado allí+ la posición central del punto muestra, por lo demás, que se trata enrealidad del Ngermen de inmortalidadO del NnúcleoO indestructi!le que escapa a todas lasdisoluciones exteriores. ;a!e notar tam!in que la semicircunferencia, con su convexidadvuelta hacia a!ajo, es uno de los equivalentes esquemáticos de la copa+ como sta, tiene,

/ _)u!licado en tudes Traditionelles, agosto*septiem!re de 2347`. 6etomado como capítulo PPKKKde Sy+oles de la Science Sacre5

1 ;f. 'e =oi du Monde, cap. PK.

2)

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pues, en cierto modo, el sentido de una Nmatri$O en la cual se encierra ese germen aún nodesarrollado, y que, como veremos enseguida, se identifica con la mitad inferior oNterrestreO del N#uevo del VundoO>. Según este aspecto de elemento NpasivoO de latransmutación espiritual, el<3t es tam!in, en cierta manera, la figura de todaindividualidad, en tanto que sta porta el Ngermen de inmortalidadO en su centro,representado sim!ólicamente como el cora$ón+ y podemos recordar a este respecto lasrelaciones estrechas, que ya hemos expuesto en otras ocasiones, existentes entre elsim!olismo del cora$ón, el de la copa y el del N#uevo del VundoO. %l desarrollo del

germen espiritual implica que el ser sale de su estado individual y del medio cósmico quees el dominio propio de ese estado, así como al salir del cuerpo de la !allena 0onásNresucitaO+ y, si se recuerda lo que hemos escrito antes, se comprenderá sin esfuer$o queesta salida es tam!in la misma cosa que la salida de la caverna iniciática, cuyaconcavidad está igualmente representada por la de la semicircunferencia del n3n5 %lNnuevo nacimientoO supone necesariamente la muerte al estado anterior, ya se trate de unindividuo o de un mundo+ muerte y nacimiento o resurrección, son dos aspectosmutuamente insepara!les, pues no constituyen en realidad sino las dos faces opuestas deun mismo cam!io de estado. %l n3n en el alfa!eto ára!e, sigue inmediatamente al *,que entre sus principales significaciones tiene la de muerte Hel *a#t I, y cuya formarepresenta al ser completamente replegado so!re sí mismo, reducido en cierto modo auna pura virtualidad, a lo cual corresponde ritualmente la actitud de la prosternación+ peroesta virtualidad, que puede parecer una aniquilación transitoria, se hace enseguida, por laconcentración de todas las posi!ilidades esenciales del ser en un punto único eindestructi!le, el germen mismo de donde saldrán todos sus desarrollos en los estadossuperiores.  ;onviene se-alar que el sim!olismo de la !allena no tiene solamente un aspectoN!enficoO, sino uno NmalficoO tam!in, lo cual, aparte de las consideraciones de ordengeneral so!re el do!le sentido de los sím!olos, se justifica más particularmente por suconexión con las dos formas( muerte y resurrección, !ajo las cuales aparece todo cam!iode estado según que se lo encare de un lado o del otro, es decir, con relación al estadoantecedente o al estado consecuente. a caverna es a la ve$ un lugar de sepultura y unlugar de NresurrecciónO, y, en la historia de 0onás, la !allena desempe-a precisamente

este do!le papel+ por otra parte, Bno podría decirse que el Matsyaavat&ra mismo sepresenta primero con la apariencia nefasta de anunciador de un cataclismo, antes deconvertirse en el NsalvadorO de lC )or otra parte, el aspecto NmalficoO de la !allena sehalla manifiestamente emparentado con el eviatán he!reo4+ pero está representadoso!re todo, en la tradición ára!e, por los Nhijos de la !allenaO H+en&t el<3t I, que, desde elpunto de vista astrológico, equivalen a =&hu y Ketu  en la tradición hindú, especialmenteen lo referente a los eclipses, y de quienes se dice Nque se !e!erán el marO el último díadel ciclo, ese día en que Nlos astros se levantarán por Eccidente y se pondrán por ErienteO. o podemos insistir más so!re este punto sin salirnos enteramente de nuestrotema+ pero de!emos al menos llamar la atención so!re el hecho de que aquí se encuentraotra relación inmediata más con el fin del ciclo y el cam!io de estado consiguiente, puesello es muy significativo y aporta una nueva confirmación de las precedentes

consideraciones.  <olvamos ahora a la forma de la letra n3n, que da lugar a una o!servación importantedesde el punto de vista de las relaciones existentes entre los alfa!etos de las diversaslenguas tradicionales( en el alfa!eto sánscrito, la letra correspondiente, na, reducida a suselementos geomtricos fundamentales, se compone igualmente de unasemicircunferencia y de un punto+ pero aquí, estando la convexidad vuelta hacia lo alto, esla mitad superior de la circunferencia, y no ya su mitad inferior, como en el n3n ára!e. %s,pues, la misma figura colocada en sentido inverso, o, para ha!lar con más exactitud, sondos figuras rigurosamente complementarias entre sí+ en efecto, si se las reúne, los dos

2  )or una curiosa vinculación, ste sentido de Nmatri$O Hla yoni sánscritaI se encuentra tam!inimplicado en el griego delphys, que es a la ve$ el nom!re del ^delfín\.

3  %l Ma(ara hindú, que es tam!in un monstruo marino, aunque tiene ante todo la significaciónN!enficaO vinculada al signo de ;apricornio, cuyo lugar ocupa en el odiaco, no deja de tener enmuchas de sus figuraciones rasgos que recuerdan el sim!olismo NtifónicoO del cocodrilo.

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puntos centrales se confunden, naturalmente, y se tiene el círculo con el punto en elcentro, figura del ciclo completo, que es a la ve$ el sím!olo del Sol en el orden astrológicoy el del oro en el orden alquímico9. Así como la semicircunferencia inferior es la figura delarca, la superior es la del arco iris, el cual es el análogo de aqulla en la acepción másestricta de la pala!ra, o sea con la aplicación del Nsentido inversoO+ son tam!in las dosmitades del N#uevo del VundoO, una NterrestreO, en las Naguas inferioresO, y otra NcelesteO,en las Naguas superioresO+ y la figura circular, que esta!a completa al comien$o del ciclo,antes de la separación de esas dos mitades, de!e reconstituirse al fin de l D. )odría

decirse, pues, que la reunión de las dos figuras de que se trata representa el cumplimientodel ciclo, por la unión de su comien$o y de su fin, tanto más cuanto que, si se las refieremás particularmente al sim!olismo NsolarO, la figura del na sánscrito corresponde al sollevante y la del n3n ára!e al sol poniente. )or otra parte, la figura circular completa esha!itualmente el sím!olo del número 28, siendo 2 el centro y 3 la circunferencia+ peroaquí, al o!tenrsela por la unión de dos n3n, vale > P D8?288?28>, lo que indica que dichaunión de!e operarse en el Nmundo intermedioO+ ella, en efecto, es imposi!le en el mundoinferior, que es el dominio de la división y la NseparatividadO, y, al contrario, es siempreexistente en el mundo superior, donde está reali$ada de modo   principial , permanente einmuta!le, en el Neterno presenteO.  A estas ya largas o!servaciones, agregaremos sólo unas pala!ras para se-alar larelación con un asunto al cual hace poco se ha hecho alusión aquí mismo( lo queaca!amos de decir en último lugar permite entrever que el cumplimiento del ciclo, talcomo lo hemos encarado, de!e guardar cierta correlación, en el orden histórico, con elencuentro de las dos formas tradicionales que corresponden a su comien$o y su fin, y quetienen respectivamente por lenguas sagradas el sánscrito y el ára!e( la tradición hindú, encuanto representa la herencia más directa de la "radición primordial, y la tradiciónislámica, en cuanto Nsello de la )rofecíaO y, por consiguiente, forma última de la ortodoxiatradicional en el actual ciclo.

4 Se podrá recordar aquí el sim!olismo del NSol espiritualO y del N%m!rión de EroO H <iranya$ar+haIen la tradición hindú+ además, según ciertas correspondencias, el n3n es la letra planetaria del Sol.

5  ;f. 'e =oi du Monde, cap. PK.

, W. Schuon, Ne SacrificeO, en 5T5, a!ril de 2347, pág. 245, n. >. _%l pasaje aludido dice( NXparavolver a la Kndia, hay ra$ones para decir que la expansión de una tradición ortodoxa extranjera, elKslamismo, parece indicar que el #induismo no posee ya la plena vitalidad o actualidad de unatradición íntegramente conforme a las condiciones de una poca cíclica determinada. %steencuentro del Kslamismo, que es la última posi!ilidad emanada de la tradición primordial, y del#induismo, que es sin duda la rama más directa de ella, es por lo demás muy significativa y daríalugar a consideraciones harto complejasO`.

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LA CADENA DE LOS MUNDOS$

  Se dice en la ha$avadP*t&4 N%n Ví todas las cosas2 están ensartadas como unahilera de perlas en un hiloO>. Se trata aquí del sim!olismo del s3tr&t&, del cual ya hemosha!lado en otras ocasiones( es el Vt& que, como un hilo Hs3traI, penetra y une entre sítodos los mundos, a la ve$ que es tam!in el NhálitoO que, según los textos, los sostiene yhace su!sistir y sin el cual no podrían tener realidad alguna ni existir en ningún modo.

#a!lamos aquí de los mundos situándonos desde el punto de vista NmacrocósmicoO, peroes claro que podrían igualmente encararse, desde el punto de vista NmicrocósmicoO, losestados de manifestación de un ser, y que el sim!olismo sería exactamente el mismo enuna y otra de estas aplicaciones.;ada mundo, o cada estado de existencia, puede representarse por una esfera que el hiloatraviesa diametralmente, de modo que constituya el eje que une los dos polos de laesfera+ se ve así que el eje de este mundo no es, propiamente ha!lando, sino unsegmento del eje mismo de la manifestación universal íntegra, y de ese modo seesta!lece la continuidad efectiva de todos los estados incluidos en esa manifestación. Antes de adentrarnos en el examen de este sim!olismo, de!emos disipar ante todo unaconfusión harto molesta acerca de lo que en tal representación de!e considerarse como loNaltoO y lo N!ajoO( en el dominio de las apariencias NfísicasO, si se parte de un puntocualquiera de la superficie esfrica, lo N!ajoO es siempre la dirección que va hacia el centrode la esfera+ pero se ha o!servado que esta dirección no se detiene en el centro, sino quese continúa desde l hacia el punto opuesto de la superficie, y despus más allá de laesfera misma, y se ha creído poder decir que el descenso de!ía proseguirse de la mismamanera, de donde se ha querido concluir que no solamente ha!ría un Ndescenso hacia lamateriaO, es decir, en lo que concierne a nuestro mundo, hacia lo que de más !urdo hayen el orden corpóreo, sino tam!in un Ndescenso hacia el espírituO 4, de modo que, sihu!iera de admitirse tal concepción, el espíritu mismo tendría un aspecto NmalficoO. %nrealidad, las cosas de!en encararse de muy otra manera( en tal figuración el centro es elpunto más !ajo9, y, más allá de ste, no se puede sino ascender, como 1ante fuesu!iendo desde el Knfierno siguiendo la misma dirección en la cual se ha!ía efectuado

primero su descenso, o por lo menos lo que parece ser geomtricamente la mismadirecciónD, ya que la monta-a del )araíso terrestre se halla situada, en su sim!olismoespacial, en los antípodas de 0erusaln. )or lo demás, !asta reflexionar un instante paraadvertir que de otro modo la representación no sería coherente, pues no estaría acorde enmodo alguno con el sim!olismo de la pesante$, cuya consideración es aquí

/ )u!licado en tudes Traditionnelles, junio*julio y agosto de 239. 6etomado como capítulo 2 deSy+oles de la Science sacre5

1  SUrva Wda, ^ese todo\, es decir, la totalidad de la manifestación, que comprende todos losmundos y no sólo Ntodo cuanto hay en este mundoO, como dice en una traducción recientementepu!licada Nd9aprGs Shr* Auro+indoO

2 h&$avadPit&, <KK, 5.

3 6. ). <. )oucel, 'a %ara+ole du Monde, p. KKK. %l a!uso que harto a menudo se hace en nuestrosdías de las pala!ras NespírituO y NespiritualO tiene ciertamente algo que ver con esa malainteligencia+ pero ha!ría sido necesario precisamente denunciar el a!uso en ve$ de parecer aceptarlo y sacar así consecuencias erróneas.

4  %s, al contrario, el punto más alto cuando puede operarse una especie de NreversiónO de la figurapara efectuar la aplicación del Nsentido inversoO, que, por otra parte, es el que corresponde alverdadero papel del centro como tal Hver 'a Prande Triade, cap. 11III I5

5  #acemos esta reserva porque el paso mismo por el centro o el punto más !ajo implica ya unNendere$amientoO Hrepresentado en 1ante por el modo en que contornea el cuerpo de uciferI, esdecir, un cam!io de dirección, o, más precisamente aún, un cam!io del sentido NcualitativoO en elcual esa dirección es recorrida.

, <er '\sotrise de )ante, cap. <KKK.

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particularmente importante, y además, Bcómo lo que es lo N!ajoO para un punto de laesfera podría ser al mismo tiempo lo NaltoO para el punto diametralmente opuesto a aqul,y cómo se presentarían entonces las cosas si, al contrario, se hu!iese partido de esteúltimo puntoC5 Sólo es verdad que el punto de detención del descenso no se sitúa en elorden corpóreo, pues existe, real y verdaderamente, lo NinfracorpóreoO en lasprolongaciones de nuestro mundo+ pero esto NinfracorpóreoO es el dominio psíquicoinferior, que no sólo no podría asimilarse a nada espiritual, sino que inclusive esprecisamente lo más alejado de toda espiritualidad, a tal punto que parecería en cierto

modo ser su contrario en todos los aspectos, si cupiera decir que el espíritu tiene uncontrario+ la confusión que aca!amos de se-alar no es, pues, en definitiva, sino un casoparticular de la harto difundida confusión entre lo psíquico y lo espiritual7.  A lo que aca!amos de decir únicamente podría o!jetarse que, si los estados deexistencia manifestada se hallan jerarqui$ados, es decir que hay entre ellos estadossuperiores e inferiores, hay tam!in, por el NhiloO mismo que los une, una dirección hacialo alto y una dirección opuesta hacia lo !ajo. %sto es verdad en cierto sentido, pero de!eagregarse ante todo que tal distinción no afecta en modo alguno al s3tr&t&, el cual espor doquier y siempre idntico a sí mismo, cualquiera fuere la naturale$a o cualidad de losestados a los cuales penetra y sostiene+ y luego, eso concierne al encadenamiento mismode los mundos y no a cada uno de estos mundos considerado aparte, aislado de los otros.%n efecto, cualquiera de estos mundos, en toda la extensión de que es capa$, noconstituye sino un elemento infinitesimal en el conjunto de la manifestación universal, demodo que, en estricto rigor, de!ería considerarse su representación como reducida a unpunto+ se podría tam!in, aplicando el sim!olismo geomtrico de los sentidos vertical yhori$ontal, figurar los mundos por una serie indefinida de discos hori$ontales ensartadosen un eje vertical3+ de todas maneras, se ve así que, en los límites de cada mundo, el ejeno puede ser verdaderamente alcan$ado sino en un solo punto, y, por consiguiente, sólosaliendo de esos límites puede considerarse so!re el eje un NaltoO y un N!ajoO o unadirección descendente.  )odemos agregar aún otra o!servación( el eje de que se trata es asimila!le, según otrosim!olismo del cual hemos ha!lado ya, al Nsptimo rayoO del sol+ si se representa unmundo por una esfera, dicho eje no de!ería ser en realidad ninguno de los diámetros de

esta esfera, pues, si se consideran los tres diámetros ortogonales que forman los ejes deun sistema de coordenadas tridimensionales, las seis direcciones opuestas dos a dos queellos determinan no son sino los otros seis rayos del sol+ el Nsptimo rayoO de!ería ser igualmente perpendicular a todos ellos, pues solamente l, en cuanto eje de lamanifestación universal, es lo que podría llamarse la vertical a!soluta, con respecto a lacual los ejes de coordenadas del mundo considerado son todos relativamentehori$ontales. %s evidente que esto no es geomtricamente representa!le28, lo quemuestra que toda representación es for$osamente inadecuada+ por lo menos, el NsptimorayoO no puede representarse sino por un solo punto, que coincide con el centro mismo dela esfera+ y esto indica tam!in que, para todo ser encerrado en los límites dedeterminado mundo, es decir, en las condiciones especiales de determinado estado de- )or un error semejante, pero limitado al orden NfísicoO y al sentido literal, se ha representado aveces a los antípodas con la ca!e$a hacia a!ajo.

  Agreguemos a este respecto que, contrariamente a lo que dice tam!in en el mismo pasaje elautor que aca!amos de citar, no puede ha!er Nilusión espiritualO+ el temor constante Hy, ha dereconocerse, muy a menudo justificado en cierta medidaI que la mayoría de los místicos tienen deser enga-ados por el dia!lo prue!a muy nítidamente que ellos no so!repasan el dominio psíquico,pues, según lo hemos explicado en otro lugar, el dia!lo no tiene acceso directo sino a ste Heindirecto, por medio de l, al dominio corporalI, y todo lo que realmente pertenece al ordenespiritual le está, por su naturale$a misma, a!solutamente cerrado.

3  %sta representación muestra tam!in claramente que, como la continuidad se esta!leceexclusivamente por el eje, la comunicación entre los diferentes estados únicamente puedeoperarse efectivamente a travs de sus centros respectivos.

1!  Algunos podrían sentirse tentados de hacer intervenir aquí la Ncuarta dimensiónO, pero sta no esrepresenta!le en sí misma, porque no es en realidad más que una construcción alge!raicaexpresada en lenguaje geomtrico.

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existencia, el eje mismo es verdaderamente Ninvisi!leO y sólo puede perci!irse de l elpunto que es su NvestigioO en ese mundo. )or lo demás, es evidente que esta últimao!servación, necesaria para que el sim!olismo del eje y de sus relaciones con los mundospor l unidos pueda conce!irse del modo más completo posi!le, no impide en modoalguno que, de hecho, la Ncadena de los mundosO se represente lo más a menudo, segúnlo hemos dicho al comien$o, por una serie de esferas22ensartadas al modo de las perlasde un collar 2>+ y, a decir verdad, no sería posi!le sin duda, dar otra figuración sensi!le.  o que importa destacar aún es que la NcadenaO no puede ser recorrida en realidad

sino en un solo sentido, correspondiente a lo que hemos denominado la direcciónascendente del eje+ esto es particularmente claro cuando se utili$a el sim!olismotemporal, asimilando los mundos o estados de existencia a ciclos sucesivos, de talmanera que, con relación a un estado cualquiera, los ciclos anteriores representan losestados inferiores, y los ciclos posteriores los estados superiores, lo que implica que suencadenamiento de!e conce!irse como irreversi!le. )or otra parte, esta irreversi!ilidadestá igualmente implicada en la concepción de dicho encadenamiento como dotado de uncarácter propiamente NcausalO aunque sta supone esencialmente la simultaneidad y noya la sucesión, pues, en una relación de causa a efecto, los dos trminos no puedeninvertirse nunca+ y, en el fondo, la noción de un encadenamiento causal constituye elverdadero sentido de lo que sim!ólicamente se traduce por las apariencias de unasucesión cíclica, respondiendo siempre el punto de vista de la simultaneidad a un ordende realidad más profundo que el de la sucesión.  a Ncadena de los mundosO se figura generalmente en forma circular 24, pues, si cadamundo se considera como un ciclo y se sim!oli$a como tal por una figura circular oesfrica, la manifestación íntegra, que es el conjunto de todos los mundos, aparece encierto modo, a su ve$, como un Nciclo de ciclosO. Así, la cadena no solamente podrá ser recorrida de modo continuo desde su origen hasta su fin, sino que podrá luego serlo denuevo, y siempre en el mismo sentido, lo que corresponde, por otra parte, en eldespliegue de la manifestación, a otro nivel que aquel en que se sitúa el simple paso deun mundo a otro29, y, como ese recorrido puede proseguirse indefinidamente, laindefinidad de la manifestación misma está expresada así de modo aún más sensi!le. Sinem!argo, es esencial agregar que, si la cadena se cierra2D, el punto mismo de cierre no es

en modo alguno compara!le a sus otros puntos, pues no pertenece a la serie de losestados manifestados+ el origen y el fin se juntan, y coinciden, o más !ien no son en

11  %n ciertos casos, estas esferas se reempla$an por rodajas perforadas en el centro, quecorresponden a los discos, considerados como hori$ontales con relación al eje del que aca!amosde ha!lar.

12  )or lo demás, ca!e suponer legítimamente que tal collar ha de!ido ser originariamente unsím!olo de la 'cadena de los mundos', pues, como a menudo hemos se-alado, el hecho de atri!uir a un o!jeto un carácter simplemente 'decorativo' u 'ornamental' es siempre el resultado de ciertadegradación que entra-a una incomprehensión del punto de vista tradicional.

13 %sta forma no se opone en modo alguno a la NverticalidadO del eje o del hilo que lo representa,pues, como ste de!e ser considerado, naturalmente, de longitud indefinida, es asimila!le en cadauna de sus porciones a una recta siempre vertical, es decir, perpendicular al dominio de existenciaconstituido por el mundo que ella atraviesa, dominio que, según lo hemos dicho antes, no es sinoun elemento infinitesimal de la manifestación, la cual comprende necesariamente una multitudindefinida de tales mundos.

14 %n trminos de la trádición hindú, ese tránsito de un mundo a otro es un  pralaya, y el paso por elpunto donde se unen los extremos de la cadena es un ah&pralaya+ esto, por otra parte, seríaaplica!le tam!in, analógicamente, a un grado en particular, si, en lugar de considerar los mundoscon respecto a la totalidad de la manifestación, se consideraran solamente las diversasmodalidades de un mismo mundo con respecto a la totalidad de ste.

15 &ui$á sería más exacto, en cierto sentido, decir que la cadena  parece cerrarse, para no dar pie ala suposición de que un nuevo recorrido de esa cadena pudiera no ser sino una especie derepetición del recorrido precedente, lo cual es una imposi!ilidad+ pero, en otro sentido o en otrorespecto, la cadena se cierra real y efectivamente, pues, desde el punto de vista  principial Hy no yadesde el punto de vista de la manifestaciónI, el fin es necesariamente idntico al origen.

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realidad sino una misma cosa, pero no puede ser así sino porque se sitúan, no en un nivelcualquiera de la manifestación, sino más allá de sta, en el )rincipio mismo2.  %n las diversas formas tradicionales, el sím!olo más corriente de la Ncadena de losmundosO es el rosario+ y haremos notar ante todo, a este respecto, en conexión con lo quedecíamos al comien$o so!re el NhálitoO que sustenta los mundos, que la fórmulapronunciada so!re cada cuenta corresponde, en principio por lo menos si no siempre dehecho, a una respiración, cuyas dos fases sim!oli$an, respectivamente, como es sa!ido,la producción de un mundo y su rea!sorción. %l intervalo entre dos respiraciones,

correspondiente, como es natural, al paso de una a otra cuenta, representa por esomismo un pralaya _^disolución\`+ el sentido general de este sim!olismo es, pues, !astanteclaro, cualesquiera fueren, por lo demás, las formas particulares que puede revestir segúnlos casos. 1e!e notarse tam!in que el elemento más esencial, en realidad, es aquí elhilo que une las cuentas+ esto puede parecer inclusive harto evidente, pues no puedeha!er rosario si no hay ante todo ese hilo en el cual las cuentas vienen despus ainsertarse Ncomo las perlas de un collarO. Si es necesario, empero, llamar la atenciónso!re ello, se de!e a que, desde el punto de vista externo, se ven más !ien las cuentasque el hilo+ y esto mismo es muy significativo, puesto que las cuentas representan lamanifestación, mientras que el s3tr&t&, representado por el hilo, es en sí mismo no*manifestado.  %n la Kndia, el rosario se denomina a(sha&l& o guirnalda de a(sha\  Hy tam!ina(shas3tra7; pero, Bqu ha de entenderse por a(sha0 %sta cuestión, a decir verdad, es!astante compleja25+ la raí$ ver!al a(sh, de la cual deriva esa pala!ra, significa ^alcan$ar\,^penetrar\, ^atravesar\, de donde, para a(sha, el sentido primero de ^eje\+ y, por otra parte,a(sha y el latín a@is, ^eje\, son manifiestamente idnticos. Se puede ver inmediatamenteaquí, remitindose a las consideraciones ya expuestas, una relación directa con lasignificación esencialmente NaxialO del s3tr&t&; pero, Bcómo es que el a(sha ha llegado adesignar, no ya el hilo, sino las cuentas mismas del rosarioC )ara comprenderlo, esmenester darse cuenta de que, en la mayoría de sus aplicaciones secundarias, esadesignación, la del eje mismo, ha sido en cierto modo transferida. Hpor un paso, podríadecirse, del sentido activo al pasivoI a aquello atravesado por l, y más en particular a supunto de penetración. Así, por ejemplo, a(sha es el NojoO de una rueda, es decir, su

cu!o27

+ y la idea de ^ojo\ Hsentido que a(sha tiene a menudo, so!re todo en suscompuestosI nos reconduce a la concepción sim!ólica del eje como Nrayos solaresO queiluminan el mundo al penetrarlo. A(sha es tam!in el ^dado\, aparentemente a causa delos NojosO o puntos con que se marcan sus caras23+ y es igualmente el nom!re de unaespecie de grano con que se hacen ordinariamente los rosarios, porque la perforación delas cuentas es tam!in un NojoO destinado precisamente a, dejar pasar el hilo NaxialO >8.%sto, por otra parte, confirma lo que decíamos antes acerca de la importancia primordialdel hilo axial en el sím!olo de la Ncadena de los mundosO, pues de l, en suma, lascuentas de que aqulla se compone reci!en secundariamente su designación, así como,podría decirse, los mundos no son realmente NmundosO sino en cuanto penetrados por els3tr&t&8 5

1,  6emitimos aquí a lo que hemos dicho en Na unión de los extremosO _tudes Traditionnelles,mayo de 2398?cap. PPKP de Initiation et =alisation spirituelle`.

1- 1e!emos las indicaciones siguientes so!re este asunto a la ama!ilidad de A. :. ;oomarasZamy.

1 Se recordará lo que hemos dicho anteriormente so!re diversos sím!olos emparentados, como elNojoO de la cúpula y el NojoO de la aguja.

19 "am!in es de notar, desde el punto de vista de la doctrina de los cielos, que las designacionesde esas caras, según el número de sus puntos, son las mismas que las de los /u$a5

2! %l nom!re del grano rudr&(sha se interpreta como ^provisto de un ojo rojo\ Hen estado natural, yantes de la perforaciónI+ el rosario se llama tam!in rudr&(shavalaya, ^anillo o círculo derudr&(shas5

21 Sa!ido es que la pala!ra sánscrita lo(a, ^mundo\ está etimológicamente en relación con la lu$ y lavista, y por consiguiente tam!in con el sim!olismo del NojoO y del Nrayo solarO.

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  %l número de cuentas del rosario varía según las tradiciones, e incluso puede variar según ciertas aplicaciones especiales+ pero, en las formas orientales por lo menos, essiempre un número cíclico( así, particularmente, en la Kndia y el "í!et ese número es por lo común 287. %n realidad, los estados que constituyen la manifestación universal son enmultitud indefinida, pero es evidente que esta multitud no podría representarseadecuadamente en un sím!olo de orden sensi!le como aquel de que aquí se trata, y esfor$oso que las cuentas sean en número definido>>. Siendo así, un número cíclicoconviene, naturalmente, para una figura circular como la aquí considerada, la cual

representa por sí misma un ciclo o más !ien, según decíamos anteriormente, un Nciclo deciclosO.  %n la tradición islámica, el número de cuentas es 33, número tam!in NcircularO por sufactor 3, y en este caso referido además a los nom!res divinos >4+ puesto que cada cuentarepresenta un mundo, esto puede ser referido igualmente a los ángeles consideradoscomo Nrectores de las esferasO>9, representando o expresando en cierto modo cada uno unatri!uto divino>D, el cual estará así más particularmente vinculado con aquel de entre losmundos del cual ese ángel es el NespírituO. )or otra parte, se dice que falta una cuentapara completar la centena Hlo que equivale a reducir la multiplicidad a la unidadI, ya que33?288*2, y que ese grano, que es el referido al Nom!re de la %senciaO 6Isudh)h&t7,no puede encontrarse sino en el )araíso>+ y es ste un punto que requiere todavíaalgunas explicaciones.  %l número 288, como 28, del cual es el cuadrado, no puede referirse normalmente sinoa una medida rectilínea y no a una circular >5, de modo que no puede contárselo so!re lacircunferencia misma de la Ncadena de los mundosO+ pero la unidad faltante correspondeprecisamente a lo que hemos llamado el punto de unión de los extremos de esa cadena,punto que, recordmoslo una ve$ más, no pertenece a la serie de los estadosmanifestados. %n el sim!olismo geomtrico, ese punto, en lugar de estar so!re lacircunferencia que representa el conjunto de la manifestación, estará en el centro mismode ella, pues el retorno al )rincipio se figura siempre como un retorno al centro >7. %l)rincipio, en efecto, no puede aparecer en cierto modo en la manifestación sino por susatri!utos, es decir, según el lenguaje de la tradición hindú, por sus aspectos Nno*supremosO, que son, podría decirse tam!in, las formas revestidas por el s3tr&t&  con

respecto a los diferentes mundos que atraviesa Haunque, en realidad, el s3tr&t& no seaen modo alguno afectado por esas formas, que no son en definitiva sino aparienciasde!idas a la manifestación mismaI+ pero el )rincipio en sí, es decir, el NSupremoOH%ara&t&  no ya s3tr&t&I, o sea la N%senciaO encarada como a!solutamenteindependiente de toda atri!ución o determinación, no podría considerarse como entrando

22 1e modo similar, en el lenguaje mismo, la indefinitud se expresa a menudo, sim!ólicamente, por números como die$ mil, según lo hemos explicado en otro lugar Hcf. 'es %rincipes du calcul infinitsial , cap. KPI.

23 as 33 cuentas se dividen, además, en tres series de 44+ se encuentran, pues, aquí, los múltiploscuya importancia sim!ólica ya hemos se-alado en otras ocasiones.

24 Se recordará que, en Eccidente tam!in, santo "omás de Aquino ha ense-ado expresamente ladoctrina según la cual an$elus ovet stella _^el ángel mueve a la estrella\`+ esta doctrina era, por lo demás, cosa corriente en el Vedioevo, pero es de aquellas que los modernos, incluso cuando sedicen NtomistasO, prefieren pasar por alto para no chocar demasiado con las concepcionesNmecanicistasO comúnmente aceptadas.

25  Aunque ya hemos se-alado este punto en varias oportunidades, nos proponemos volver especialmente so!re l en un próximo artículo.

2,  %n la correspondencia anglica que aca!amos de mencionar, esa centsima cuenta de!íareferirse al Nbngel de la Wa$O Hque es, en realidad, mas que un ángelI( Metatrn _en la :á!alahe!rea` o er=3h _en la tradición islámica`.

2- ;f. 'a Prande Triade, cap. <KKK.

2 %ste NretornoO está expresado en el !orUn HKK 2DI por las pala!ras( inn& li'l&hi #a *nn& r&Qi3n_^%n verdad somos de Ho paraI 1ios, y a l volveremos\.

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en relación con lo manifestado, así fuera en modo ilusorio, aunque la manifestaciónprocede y depende de l enteramente en todo lo que ella es, sin lo cual no tendría gradoalguno de realidad>3( la circunferencia no existe sino por el centro+ pero el centro nodepende de la circunferencia de ninguna manera ni en ningún aspecto. %l retorno alcentro, por lo demás, puede encararse en dos niveles diferentes, y el sim!olismo delN)araísoO, del cual ha!lá!amos hace poco, es igualmente aplica!le en uno y otro caso( sien primer trmino se consideran solamente las modalidades múltiples de determinadoestado de existencia, como el humano, la integración de estas modalidades culminará en

el centro de ese estado, el cual es efectivamente el )araíso 6el)Qannah7 entendido en suacepción más inmediata y literal+ pero no es ste aún sino un sentido relativo, y, si se tratade la totalidad de la manifestación, es menester, para estar li!erado de ella sin residuoalguno de existencia condicionada, efectuar una transposición del centro de un estado alcentro del ser total, que es propiamente lo que se designa por analogía como el N)araísode la %senciaO 6)QUnnatudh)h&t75 Agreguemos que, en este último caso, la NcentsimacuentaO del rosario es, a decir verdad, la única que su!siste, pues todas las demás hansido finalmente rea!sor!idas en ella( en la realidad a!soluta, en efecto, no hay ya lugar para ninguno de los nom!res que expresan NdistintivamenteO la multiplicidad de atri!utosen la unidad de la %sencia+ no hay nada sino  All&h, exaltado ^a& yasif3n, es decir,allende todos los atri!utos, los cuales son solamente, de la <erdad divina, los aspectosrefractados que los seres contingentes, como tales son capaces de conce!ir y expresar.

29  a trascendencia a!soluta del )rincipio en sí entra-a necesariamente la Nirreciprocidad derelaciónO, lo que, como hemos explicado en otro lugar excluye formalmente toda concepciónNpanteístaO o NinmanentistaO.

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25.* ;harles 6aynaud*)lense, 'es vraies !enturies et prophties de Michel Hostradaus.%n %", mar$o*a!ril 239D. 6etomada en ;6.

27.* ). <. )io!!, 'e Sort de l:Europe d:apres la cle+re %rophGtie des %apes de saint Malachie5 %n %", octu!re*noviem!re de 239D. 6etomada en ;6. 23.* ). 6ochetaille, %rophGties de Hostradaus5 %n %", oct.*noviem!re 239D. 6etomada

en ;6.

>8.* %mile 6uir, ':crouleent de l:Europe d:aprGs les prophties de Hostradaus5 %n %",octu!re*nov. de 239D. 6ecopilada en ;6.

>2.* 0ean de :erdland, 1e Hostradaus !a$liostro5 %", oct.*noviem!re de 239.6ecopilada en ;6

>>.* ). 0. Lonnet, Ar3pa5 %n %", junio de 2395. 6ecopilada en ;6.

>4.* Leorges Qar!arin, ':Eni$e du Prand Sphin@5 %", diciem!re de 2395. 6etomada en'e Thosophise, )arís, 23D>.

>9.* Leorges Qar!arin, 'es )estines occultes de l:<uanit, %", diciem!re de 2395.6etomada en 'e Thosophise, )arís, 23D>.

>D.* Varcel #amon, 'es %rophties de la Fin des Teps, %", diciem!re de 2395.6etomada en 'e Thosophise, )arís, 23D>.

>.* mile 6uir, Hostradaus, ses %rophties, 2397*>8>4 Hditions Vdicis, )arisI. %",enero*fe!rero de 2393. 6ecopilada en A;6 K.

>5.* Laston Leorgel, 'es =ythes dans l:histoire H> ed.I. %n %", enero de 2393.

6ecopilada en Fores Traditionnelles et !ycles !osi"ues, Lallimard, )arís, 2358.>7.* Vircea %liade( 'e Mythe de l:eternl retour5 %n %", diciem!re de 2393. 6ecopilada enFores Traditionnelles et !ycles !osi"ues.

 

*.- P, C/013,456 Si!t T"o#s d$A%ui! et l$i!&lue!'e des stres. *%s incontesta!leque Santo "omás de Aquino está Nde modaO, qui$á su doctrina jamás ha sido o!jeto detantos tra!ajos de todo tipo+ no o!stante, hay vertientes de esta doctrina que parecenquerer dejarse voluntariamente en la som!ra. Algunos tomistas actuales, que protestan

contra la apelación de Nneo*tomistasO y que se creen muy NantimodernosO, tienen sinem!argo en realidad, el espíritu demasiado moderno aún para comprender la cosmologíade Santo "omás, e incluso para simplemente ver la diferencia que existe entre los puntosde vista de la física de la antig=edad y de la %dad Vedia y el de la actual, diferencia talque no ha lugar a considerar entre ellas ni oposición ni conciliación. ;on mayor ra$ónesos mismos tomistas no quieren oír ha!lar de cosas tales como la astrología y de!enquedarse !astante perplejos al compro!ar que Santo "omás ha afirmado muyexplícitamente la realidad de las influencias de los astros. ;on todo, la presente o!ra, muylejos de repetir ninguna otra, viene a colmar una importante laguna. %l autor ha agrupado!ajo un número determinado de títulos los principales pasajes de la Sua Teol$ica quese relacionan con esta cuestión+ y, en cada capítulo, ha hecho seguir la reproducción delos textos por comentarios que, en conjunto, nos parecen perfectamente justos. #a!ría

solamente que formular reservas so!re lo que hay tam!in aquí de demasiado modernoen algunas interpretaciones+ nos referimos a la tendencia que tiene el Sr. ;hoisnard arelacionar su propia concepción de la astrología con la de santo "omás o la de )tolomeo. Ahora !ien, la concepción de la Nastrología científicaO como fundada principalmente so!re

#+

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las NestadísticasO y las Npro!a!ilidadesO, de manera que se constituya una NcienciaexperimentalO en el sentido en que se entiende hoy, está ciertamente muy alejada de laastrología antigua, que reposa!a so!re !ases muy distintas+ y, si esta astrología nueva esuna tentativa para enla$ar con la de los antiguos, toma para llegar a eso una senda muydesviada. )or otra parte, no pensamos que el sentido verdadero de la noción decausalidad sea el que indica ;hoisnard, donde reencontramos la confusión entre NcausaOy NcondiciónO que es, de ordinario, la de cierto empirismo. A pesar de eso, un tra!ajo asíes muy útil, pues puede contri!uir a corregir la estreche$ de las interpretaciones corrientes

del tomismo y hay en l un esfuer$o tanto más meritorio cuanto que se enfrenta a muchosprejuicios.

2.- P. V. P10776 Le se'ret de Nostrd#us. %s ste un li!ro muy curioso, cuyo autor,que piensa ha!er encontrado por fin la clave de las cle!res profecías de ostradamus,ha cometido solamente el error de no explicarse con suficiente claridad so!re el mtodoque emplea para llegar a determinados resultados, lo que hace difícil su verificación. Seacomo fuere, y a pesar de las reservas a hacer qui$ás so!re algunas deducciones llevadasun poco lejos, nos parece cierto que hay un fundamento serio en la interpretación de lasN;enturiasO según un sistema Ncrono*cosmográficoO ligado al conocimiento de las NleyescíclicasO, pues, por una coincidencia !astante nota!le, hemos podido, por otra parte,compro!ar nosotros mismos algo análogo en la o!ra de 1ante. Se-alaremos tam!in enparticular las consideraciones relativas a la mutación de los sím!olos en correspondenciacon ciertos períodos históricos y el capítulo dedicado a la topografía de )arís, que es unode los más interesantes, y que se relaciona con lo que hemos denominado la NgeografíasagradaO+ las predicciones concernientes al porvenir próximo son menos satisfactorias,pero sa no es, a pesar de lo que puedan pensar algunos, más que una aplicación muysecundaria. %sta o!ra difiere con mucha ventaja de las ha!ituales elucu!racionesNocultistasO, y es de desear que el autor desarrolle seguidamente, como lo merecerían,diversos puntos a los cuales no ha podido hacer más que muy !reves alusiones.

".- P, C/013,456 Les Preu(es de l$i!&lue!'e strle sur l$"o##e. %ste folletoresume diversos tra!ajos anteriores del autor so!re astrología, y más particularmente

so!re lo que l llama Nla ley de herencia astralO, ley de la que ha encontrado además unaindicación muy clara en :pler. )or desgracia, su astrología llamada NcientíficaO, es decir,conce!ida so!re el modelo de las ciencias experimentales modernas, especialmenteso!re las estadísticas y el cálculo de pro!a!ilidades, no nos parece tener más querelaciones muy lejanas con la autntica astrología tradicional, tal como la conocieron en laantig=edad y en la %dad Vedia+ convendría evitar toda confusión entre unos puntos devista esencialmente diferentes.

#.- L803 59 P03136 Te#)te sur le Mo!de+ ou l &illite du Pro,r-s  HLa!rielQeauchesne, )arisI. *%l su!título del presente li!ro indica claramente su intención( es unacrítica severa, y perfectamente justificada, del sedicente 'progreso' moderno, consideradoen los diferentes dominios de la actividad humana. %l autor responde a los argumentos de

los defensores de ese 'progreso' con consideraciones sacadas de la situación actual+muestra sucesivamente la derrota del maquinismo, la derrota del capitalismo, la derrota dela democracia+ todo ello, en realidad, no desem!oca sino en el caos. %sta exposición de'la crisis del mundo moderno' se aproxima, en más de un aspecto, a algunas de nuestraso!ras, que son frecuentemente citadas+ y, mantenindose so!re un terreno másinmediatamente accesi!le a todos, no podrá sino provocar, en muchos de los que todavíacreen en ciertos 'ídolos', muy saluda!les reflexiones. Solamente es de lamentar que,so!re algunos puntos, el autor haya aceptado confiadamente las aserciones de gentesque ha!lan, y no siempre de !uena fe, de cosas que ignoran totalmente( así, la :á!ala escalificada de 'religión humanitaria !asada sólo en los datos de la 6a$ón y de laaturale$a'+ ahora !ien, no hay, en esta frase, una sola pala!ra que pueda aplicarse a la:á!ala, de la que define más !ien su antítesis+ es muy peligroso sacar las informaciones

so!re tales temas de entre los redactores de la =5 I5 S5 S5 H=evue Internationale desSocits SecrGtesI, y nos permitiremos exhortar al Sr. de )oncins Ta desconfiar enadelante de una 'fuente' tan tur!iaU

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%.- C044,50 P,;1,316 .i Nostrd#us e di u! su )o'o !ot is'ri/io!e li#i!retori!ese  H;arlo Accame, "orinoI. %ste folleto, a!undantemente ilustrado conreproducciones de documentos antiguos, descri!e primero una inscripción conmemorandouna estancia de ostradamus en "urín en 2DD y la topografía del lugar donde seencuentra+ despus, en esta ocasión, el autor da una visión de conjunto de la vida y de laso!ras de ostradamus, así como algunos ejemplos de predicciones nota!les contenidasen sus famosas ;enturias, predicciones cuya naturale$a le parece ser más mágica que

astrológica, en lo cual estaríamos !astante tentado a darle la ra$ón.

&.- <1 E=0,6 Ri(olt 'o!tro il Mo!do #oder!o Hlrico #oepli, VilánI. Y %n estanueva o!ra, el autor opone una a otra la civili$ación tradicional y la civili$ación moderna, laprimera de carácter trascendente y esencialmente jerárquica, la segunda fundada so!reun elemento puramente humano y contingente+ despus descri!e las fases de ladecadencia espiritual que ha conducido del mundo tradicional al mundo moderno."endríamos reservas que hacer so!re algunos puntos( así, cuando se trata de la fuenteoriginal de los dos poderes sacerdotal y real, el autor tiene una tendencia muy marcada aponer el acento so!re el aspecto real en detrimento del aspecto sacerdotal+ cuandodistingue dos tipos de tradición que remite respectivamente al orte y al Sur, el segundode esos dos trminos nos parece como un poco impropio, incluso si l no lo entiende enun sentido estrictamente NgeográficoO, pues parece referirse so!re todo a la Atlántida, que,de todas maneras, corresponde al Eeste y no al Sur. os tememos tam!in que no veaen el Qudismo primitivo cosa distinta de lo que fue realmente pues hace de l un elogioque, desde el punto de vista tradicional no se comprende apenas+ por el contrario,desprecia al )itagorismo de manera !astante poco justificada+ y podríamos destacar aúnotras cosas del mismo gnero. %llo no de!e impedirnos reconocer, como conviene, elmrito y el inters de la o!ra en su conjunto, y de se-alarlo más particularmente a laatención de todos los preocupados por Nla crisis del mundo modernoO, y que piensan comonosotros que el único medio efica$ para remediarla consistiría en un retorno al espíritutradicional, fuera del cual nada verdaderamente NconstructivoO podría emprenderseválidamente.

'.- A19 A. B,19>6 Les trois )ro'"i!es !!0es. 6ecordamos ha!er visto antes elcontenido de este folleto pu!licado en artículos, en revistas de tendencias más o menosteosofistas, !ajo la firma de un N"i!etanoO anónimo+ ste sería pues uno con Vrs. Qaileymisma o, lo que viene a ser lo mismo, Bsólo tendría una existencia puramente astralC Adecir verdad, no estamos totalmente seguros, pues presenta tam!in, por otra parte,algunas semejan$as con un personaje del que se nos han se-alado desde lados diversossus variadas manifestaciones... como quiera que sea, ha!ría sido esta!lecido por unaN0erarquíaO hipottica en la cual no es difícil reconocer la demasiado famosa NLran ogiaQlancaO+ sta, designada curiosamente como una N;ompa-ía de Kntelectos iluminadosO,ha!ría fundado, para reali$ar este NplanO, un NLrupo de Artesanos de la ueva %raO, cuyosmiem!ros serían puestos en relación entre ellos Nsu!jetivamente, intuitivamente y a veces

telepáticamenteO, y cuya actividad, según se dice, se ejercería en los dominios másprofanos( Tse encontrarían ahí hasta políticos y hom!res de negociosU "odo ello nopresenta ciertamente un gran inters en sí mismo+ si nos demoramos en ello, es paramostrar una ve$ más cuánto se extienden actualmente estas historias fantásticas+ y, comoya hemos dicho frecuentemente, hay ahí un peligro cierto+ los que las inspiran Hnodecimos los que las propaganI tienen sin duda algún designio sospechoso, y, de laNcontra*iniciaciónO a la Nseudo iniciaciónO, hay qui$á más Ninfiltraciones de lo que podríacreerse...

(.- G904;9 B,47,4136  Le Se'ret de l Gr!de P1r#ide ou l Fi! du Mo!ded#i%ue. Hditions Adyar, )arisI. &ue hay un NsecretoO de la Lran )irámide, sea quehaya sido un lugar de iniciación, como decíamos antes, sea que, por su orientación y sus

proporciones, represente como un resumen de ciertas ciencias tradicionales, sea inclusoque las dos cosas sean ciertas al mismo tiempo, ello es muy pro!a!le, tanto más cuantoque ciertas tradiciones más o menos deformadas, pero cuyo origen se remonta sin dudamuy lejos, parecen aludir a ello( pero que los modernos hayan reencontrado ese NsecretoO,

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es lo que parece mucho más dudoso. Se ha escrito mucho al respecto, y especialmenteso!re las medidas de la )irámide+ ciertas compro!aciones geomtricas, geodsicas,astronómicas, parecen muy evidentes y no carecen de inters, pero son en suma !ienfragmentarias, y, junto a ello, se ha hecho tam!in mucha fantasía+ por lo demás, Bsepuede sa!er con seguridad lo que era la unidad de medida empleada por los antiguos%gipciosC %l autor de este li!ro da primero una ojeada de todos esos tra!ajos,comprendidas las hipótesis más extravagantes, como la que quiere descu!rir una carta delas fuentes del ilo en la disposición interior de la )irámide, y aquella según la cual el

Ni!ro de los VuertosO no sería otra cosa que una explicación de esta misma disposición+no podemos, por otro lado, ser de su opinión cuando dice que los conocimientosgeográficos y otros de los que se encuentra ahí el testimonio Nno son sino una expresiónde la ciencia humana y nada másO, pues ello prue!a que ignora la verdadera naturale$ade las ciencias tradicionales y que las confunde con las ciencias profanas... )ero dejemoseso, pues no es en suma el o!jeto principal de este volumen( aquello de lo que se trataaquí so!re todo, y que es de un carácter más !ien fantástico, son las NprofecíasO que sehan querido descu!rir midiendo, de modo además que no carece de ar!itrariedad, lasdiferentes partes de los corredores y de las cámaras de la )irámide, para hacer corresponder los números así o!tenidos con períodos y con fechas de la historia. 1esdehace mucho tiempo ya, se ha hecho alrededor de estas teorías, so!re todo en Knglaterra,una extraordinaria propaganda cuyas intenciones parecen so!re todo sospechosas y queno de!en ser enteramente desinteresadas+ ciertas pretensiones concernientes a ladescendencia de las Ntri!us perdidas de KsraelO y otras cosas de este gnero, so!re lascuales el autor pasa más !ien rápidamente, no son pro!a!lemente de todo punto extra-asa ese asunto... ;omo quiera que sea, hay en todo ello una a!surdidad que es tanmanifiesta que nos sorprendemos de que nadie pare$ca ha!erla perci!ido+ en efecto,suponiendo que los constructores de la )irámide hayan realmente incluido NprofecíasO,dos cosas serían plausi!les( o dichas NprofecíasO, que de!ían estar !asadas so!re ciertoconocimiento de las Nleyes cíclicasO, se relacionan con la historia general del mundo y dela humanidad, o han sido adaptadas de manera que conciernan más especialmente a%gipto+ pero no es ni una cosa ni otra, puesto que todo lo que ahí se puede encontrar esreconducido exclusivamente, al punto de vista del 0udaísmo primero y del ;ristianismo

despus, de suerte que ha!ría que concluir lógicamente de ahí que la )irámide no es unmonumento egipcio Tsino un monumento judeo*cristianoU Aún conviene a-adir que todo esconce!ido según una pretendida NcronologíaO !í!lica conforme al NliteralismoO másestrecho y, digámoslo, más protestante+ ha!ría todavía muchas otras o!servacionescuriosas que hacer( así, desde el comien$o de la era cristiana, no se ha!ría encontradoninguna fecha interesante a se-alar antes de... la de los primeros ferrocarriles+ hay quecreer que esos antiguos constructores tenían una perspectiva muy moderna en suapreciación de la importancia de los eventos( se es el elemento grotesco que, comodecimos en otra parte, nunca falta en esta clase de cosas, y por el cual se delata suverdadero origen... ahora, he aquí lo que hay qui$á de más inquietante en todo esteasunto( la fecha del 2D*2 de septiem!re de 234 es indicada, con sorprendenteprecisión, como de!iendo marcar la entrada de la humanidad en una era nueva y Nel

advenimiento de una renovación espiritualO+ de hecho, no parece que nadaparticularmente destaca!le se haya producido en esta fecha pero Bqu es lo que sequiere decir en realidadC %l autor evoca al respecto numerosas predicciones más omenos concordantes, y de las cuales la mayor parte son muy sospechosas tam!in, seaen sí mismas, sea so!re todo por el uso que quieren hacer de ellas quienes las difunden+hay ahí demasiado para que se trate de una simple NcoincidenciaO, pero, por nuestraparte, sólo sacamos una conclusión( y es que ciertas gentes !uscan actualmente crear por este medio un Nestado de espírituO favora!le a la reali$ación próxima de NalgoO queentra en sus designios+ y, como se podría deducir sin dificultad, Tno somos ciertamente delos que desean el xito de esta empresa Npseudo espiritualOU

).- D4. D9 F03?74396 Les Pro)"0ties de Nostrd#us d0(oil0es2 Lettre 3 4e!ri II 

Hditions Adyar, )arisI. *"odavía un a!uso de lenguaje demasiado frecuente en nuestrapoca( unas 'predicciones cualesquiera', sea cual fuere su valor, no son 'profecías' ena!soluto, pues no podrían de ningún modo asimilarse a las %scrituras sagradas ytradicionales( hay ahí por lo menos una extra-a inconveniencia, de la que nuestros

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terminología adoptada para designar ciertos períodos secundarios revela muchosequívocos y confusiones. Así, al doceavo de la precesión no puede realmentedenominársele 'a-o cósmico'+ tal nom!re convendría mucho más, !ien al período entero,!ien, so!re todo, a la mitad, que es precisamente el 'gran a-o' de los Antiguos. )or otraparte, la duración de >D5D a-os pro!a!lemente est tomada de algún cálculo hipotticode los astrónomos modernos+ pero la verdadera duración indicada tradicionalmente es de>D3>8 a-os+ una consecuencia singular es que, de hecho, el autor se ve llevado, algunasveces, a tomar los números exactos para ciertas divisiones, por ejemplo >28 y D98, pero

entonces los considera solamente 'aproximados'. Agreguemos todavía otra o!servación aeste respecto+ cree ha!er encontrado una configuración del ciclo de D43 a-os en ciertostextos !í!licos que sugieren el número 55 x 5? D43+ pero, precisamente, hu!iera de!idotomar aquí 55 x 5@2 ? D98, aunque no fuera más que por analogía con el a-o ju!ilar, queno era el cuadragsimo noveno sino el quincuagsimo, o sea 5 x 5@2 ? D8. %n cuanto alas aplicaciones, si !ien se encuentran correspondencias y paralelos no sólo curiosos sinorealmente dignos de ser se-alados, hemos de decir que otros son mucho menos patenteso que incluso parecen un tanto for$ados, hasta el punto de recordar !astanteenfadosamente las chiquilladas de ciertos ocultistas+ tam!in ha!ría que poner reservas aotros extremos, por ejemplo las cifras quimricas que se indican para la cronología de lasantiguas civili$aciones. )or otra parte, ha!ría sido interesante ver si el autor hu!ierapodido seguir o!teniendo resultados del mismo tipo extendiendo más su campo deinvestigaciones, pues hu!o y hay todavía muchos otros pue!los que los que l considera+en cualquier caso, no pensamos que sea posi!le esta!lecer un 'sincronismo' general,porque, para pue!los tan distintos, el punto de partida ha de ser distinto igualmente+ y,además, las diversas civili$aciones no simplemente se suceden, tam!in coexisten, comopuede compro!arse aún actualmente. "erminando, al autor le ha parecido !ien entregarsea algunas tentativas de 'previsión del futuro', por lo demás dentro de límites !astanterestringidos+ es ste uno de los peligros de ese tipo de investigaciones, so!re todo ennuestra poca en la que las supuestas 'profecías' están tan en !oga+ ninguna tradiciónfomentó jamás tales cosas, y es incluso para o!staculi$ar en la medida de lo posi!le másque por cualquier otra ra$ón, que algunas vertientes de la doctrina de los ciclos siemprehan estado rodeadas de oscuridad.

**.- P, L9 C046  L´Ere du Verseu   H[Avnement de LanimdeI. HNAtlantisO,<incennesI. #emos ya tenido a veces ocasión de se-alar la singular o!sesión queconstituyen, para algunos de nuestros contemporáneos, las pretendidas NprofecíasO engeneral y el anuncio de la próxima N%ra de AcuarioO en particular. %ste li!ro se vinculatam!in a ese gnero de preocupaciones+ se encuentra por lo demás poco de nuevo,pues la mayor parte de las cosas que contiene ha!ían sido ya dichas por el autor en susartículos de Atlantis. otaremos solamente que se postula más que nunca como herederoy continuador del #iron de )aray*le*Vonial, algo de lo cual no hay qui$á que felicitarlodemasiado, pues, si hu!o en ese Ncentro de esoterismo cristianoO, de un carácter !astanteespecial, ciertas ideas interesantes, hu!o tam!in más de fantasía que otra cosa( laimaginación de V. de Sarachaga, Tera casi tan frtil como la del Sr. )aul e ;our mismoU

)or otra parte, es de ahí de donde este último ha sacado la famosa teoría de  AorA$ni , enla cual ha visto una revelación prodigiosa, y de la cual cree ahora reencontrar la huella enlos nom!res y las pala!ras más variadas+ pero ya hemos ha!lado anteriormente de todasesas fantasías como para volver so!re ello más ampliamente. Kntentando responder a laso!jeciones que hemos levantado contra la asociación de esos dos trminos  AorA$ni ,)aul e ;our su!raya primero que Nexisten muchos trminos compuestos de pala!ras delenguas diferentesO+ eso es cierto para las lenguas modernas, !ien que los ling=istas noadmitan por otra parte de !uen grado ese procedimiento de formación hí!rida, que ellosconsideran con ra$ón como muy incorrecto+ pero, en lo que concierne a las lenguassagradas, semejante cosa es de todo punto imposi!le. Seguidamente, l a-ade Nque nove so!re qu reposaría la interdicción de ver en el fuego la lu$  Aor   y el calor  A$ni O+desgraciadamente, lo que hemos dicho y lo que mantenemos, es que, si Aor  es en efecto,

la lu$ en he!reo,  A$ni , en sánscrito, no es solamente el calor, sino más !ien el fuegomismo, a la ve$ lu$ y calor+ entonces, Bqu puede valer tal respuestaC #ay tam!in eneste li!ro una curiosidad que lamentaríamos no se-alar( en un lugar Hp. 5I, el principio dela era judía es fijado en 9.888 a-os antes de la era cristiana Hlo que es una confusión pura

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y simple con la era masónicaI, y, en otro, Hp. 243I, en 9.4>8+ el autor haría !ien enponerse de acuerdo al menos consigo mismo+ pero lo que es más fastidioso, es que niuna ni otra de las dos indicaciones es exacta Tpues dicha era judía comien$a en realidaden 4.52 a-os antes de la era cristianaU

*2.- G,7419 T4,419@ 5E;03?6 5ue ser 6789:  as previsiones para el próximo a-ono son algo que nos concierna, tanto más cuanto que tocan for$osamente un dominio, elde la política, que no queremos a!ordar de ningún modo. Se sa!e además !astante lo

que pensamos del estado actual de la astrología+ lo más sorprendente en talescondiciones, es que da a veces resultados justos a pesar de todo, y qui$á convieneatri!uirlos en !uena parte, como lo reconoce el autor de este li!ro, a las facultadesespeciales del astrólogo que los o!tiene, a una especie de NintuiciónO, si se quiere, peroque ha!ría que guardarse de confundir con la verdadera intuición intelectual, que sin dudaes de muy otro orden. ;omo quiera que sea, nos encontramos aquí, al lado de talesprevisiones, ciertas consideraciones de un alcance más general, entre las cuales las hayque se relacionan aún con la famosa N%ra de AcuarioO Hel autor anuncia incluso suintención de hacer aparecer una o!ra portando ese título, en lo cual ha sido adelantadopor el Sr. )aul le courI( parecería que estamos ya en esa era desde 2534, mientras queotros afirman sin em!argo que no comen$aría sino en algunos siglos+ Tes verdaderamentesingular que no sea posi!le al menos un acuerdo so!re este puntoU aturalmente, se tratatam!in de las sedicentesOprofecíasO que tienen curso en nuestra poca+ pero el autor,más ra$ona!le en eso que muchos otros, reconoce que no se las de!e aceptar todas sindiscernimiento, y todavía menos los múltiples comentarios que se han venido a a-adir aellas+ con respecto a los Nprofetas de la Lran )irámide', en particular, da prue!a de ciertoescepticismo, del cual no podemos más que felicitarle. 1edica su último capítulo aostradamus quien, dice l, no es únicamente astrólogoO, lo que es totalmente exacto,pero en quien quiere ver so!re todo un Nclarividente' lo que era mucho menos aún+ dehecho, se trata del conocimiento de ciertas ciencias tradicionales distintas de la astrología,!ien que pertenecientes igualmente al orden cosmológico, y aún más completamenteperdidas para nuestros contemporáneos...

*".- F. 59 C/,?1036 Les )ro)"0ties de M; Mi'"el de Nostrd#us+ I!ter)r0ttio! d ´u!e tre!ti!e de %utri!s HVarrimpouey 0eune, )auI. *%l autor de este folleto intentaexplicar algunas de las predicciones de ostradamus, y so!re todo aquellas donde creever alusiones a los acontecimientos actuales( guerras de %tiopía, de ;hina, de %spa-a,así como a la Sociedad de aciones y a los Soviets. a manera como traduce muchas delas pala!ras oscuras es desde luego muy discuti!le, pero, en suma, su interpretación noes ni más ni menos plausi!le que muchas otras que han sido ya propuestas+ en el fondo,lo más curioso en todo ello, en nuestra opinión, es compro!ar hasta qu punto loscomentarios de ese gnero se multiplican desde hace algún tiempo...

*#.- <9,3 F94=,36 L Fi! des Te#)s+ Re'ueil des )ri!'i)les )ro)"0ties s'r0es et  )r0di'tio!s sur !otre 0)o%ue et les <der!iers te#)s<+ sui(i d´u!e e!%ute sur <le

 )ro'"i! Roi de Fr!'e<; Hditions a Qourdonnais, )arisI. *"odavía otro li!ro dedicadoa las diversas predicciones, que están muy de moda en este momento, y cuya difusión,por ra$ones a las cuales ya hemos aludido !astante frecuentemente, nos parecedesgraciadamente lejos de ser inofensiva+ su autor es por otra parte, muy pro!a!lemente,de los que se lan$an desconsideradamente en todas esas historias dudosas, sinsospechar nada de sus 'trasfondos' muy tene!rosos, incluso si recha$an de antemanoadmitirlo+ no dejan por ello de contri!uir a propagar y a mantener un estado de espíritu!astante inquietante, so!re todo en una poca de desequili!rio como la que vivimos...;omo quiera que sea, el li!ro comien$a !astante mal, pues su primer capítulo evoca unave$ más las demasiado famosas 'profecías de la Lran )irámide', so!re las cuales yahemos tenido ocasión de explicarnos anteriormente. 1e profecías verdaderas, entre todaslas que aparecen seguidamente, no hay naturalmente más que las sacadas de la Qi!lia,

de los %vangelios, del Apocalipsis, y tam!in del 2ishnú%ur&na+ pero todavía haría faltasa!er cómo conviene interpretarlas en realidad, y eso no es tan fácil+ es so!re todocuando se intenta hacerlas corresponder con fechas precisas cuando la fantasía corre elriesgo de inmiscuirse. %n cuanto al resto, no son en resumen más que previsiones más o

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menos sospechosas, frecuentemente por su origen mismo, por las circunstancias de supu!licación, y aún más por los comentarios de los cuales han sido rodeadas+ un hechoparticularmente nota!le a este respecto, es el lugar considera!le que tiene aquí lao!sesión del 'Lran Vonarca', de la cual hemos podido verificar, en múltiples ocasiones, laconexión constante con todo tipo de cosas de un carácter más !ien enojoso. )uesto quese presenta la ocasión para ello, diremos que, a decir vedad, no pensamos que se tratesólo de una 'invención' pura y simple+ hay ahí so!re todo, algo relacionado efectivamentecon ciertos acontecimientos que han de producirse hacia el final del período cíclico actual,

pero que ha sido enteramente deformado por una 'perspectiva' específicamenteoccidental, y a veces incluso más estrictamente 'local' incluso, puesto que la mayor partede los 'videntes' y de sus intrpretes tienden a hacer a!solutamente de ese 'LranVonarca' un rey de Wrancia, lo que significa, en suma, no asignarle en la historia futuramás que un papel muy restringido y puramente episódico+ las profecías autnticasencaran acontecimientos de amplitud muy diferente... %l volumen termina con un apndice!astante curioso( es una especie de 'censo', si así puede decirse, de todos los'pretendientes' posi!les al trono de Wrancia, y su número es verdaderamente algoincreí!le+ se tiene además la impresión de que ciertas genealogías reales han de!ido ser 'em!rolladas' intencionadamente, como lo fue en último lugar el asunto de la'supervivencia' de uis P<KK, que, tam!in ella, se encuentra, como lo se-alá!amosúltimamente tam!in, invaria!lemente asociada con los más tur!ios enigmas del mundocontemporáneo+ sin duda haría falta mucha ingenuidad para no ver, en ciertasconcatenaciones de hechos, Tnada más que simples coincidenciasU

*%.- R0;94 D;9?6  Autour de l Tire; Essi sur les )ro)"0ties 'o!'er!!t lsu'essio! des P)es du =III e si-'le 3 l &i! des te#)s  HWernand Sorlot, )arisI. %stao!ra póstuma del a!ate )aul Qoulin Hel ')ierre ;olmet de la =evue Internationale desSociets SecrGtes \=ISS] , de la cual nuestros lectores se acuerdan sin dudaI se relacionacon un asunto que es en parte el mismo que el del li!ro anterior, pero que aparece con uncolor muy diferente( se trata ahí, en efecto, de una verdadera 'demolición' de laspretendidas 'profecías' concernientes a los )apas, y cuyas principales son atri!uidas a0oaquín de Wiore, a Anselmo de Varsico, a san Valaquías y a un 'monje de )adua'

anónimo. %l autor va incluso algunas veces un poco demasiado lejos en este sentido( así,trata muy ligeramente las !enturias de ostradamus, donde se siente sin em!argo, !ajoun amasijo de oscuridades voluntarias, un eco muy claro de ciertas ciencias tradicionales,incluso si no son más que de orden inferior( pero, si de!emos hacer reservas so!re estepunto, las a!andonamos muy de !uena gana, por el contrario, en lo que l llama 'lasdivagaciones de los comentadores' Hentre los cuales ha estado, notmoslo de pasada, supropio predecesor en la 6.K.S.S.I. %s difícil tam!in admitir que ciertas 'profecías'sospechosas hayan sido fa!ricadas únicamente, o incluso principalmente, para favorecer a tal o cual candidato a una elección pontificia, y que no reflejen más que !astante !ajasintrigas políticas, como aquellas a las cuales dio lugar la rivalidad de los cardenalespertenecientes a las dos familias ;olonna y Ersini+ todo ello ha podido desempe-ar elpapel de causas ocasionales, si se quiere, pero ha de!ido ha!er otra cosa tras

semejantes contingencias+ en el fondo, el autor qui$ás no lo ha!ría negado, y por otro ladono ha tenido la pretensión de dilucidarlo todo, lo que sin duda sería !ien difícil. Además, elmovimiento de los 'espirituales' franciscanos, que l ve me$clado tam!in en todo ello, noes algo cuyo carácter e historia sean perfectamente claros+ parecería que 'corrientes'diversas, unas ortodoxas, otras desviadas, se hayan encontrado en lucha en ciertosmomentos, de donde las incoherencias más o menos aparentes. %n todo caso, lo queparece más seguro en todo ello, es la intención 'satírica' de muchas de esaspredicciones, pro!a!lemente confeccionadas pasados los hechos, y de las figurasacompa-antes+ en cuanto al carácter 'ocultista' HBCI que el autor atri!uye a algunas deentre ellas, ese punto todavía merece una o!servación( no es el sim!olismo alquímico oastrológico lo inquietante, sino solamente el uso o más !ien el a!uso, que algunos hanpodido hacer de l, por lo demás, más verosímilmente en la poca del 6enacimiento que

durante la %dad Vedia. %s por otra parte verdaderamente singular que, en Eccidente,datos autnticamente tradicionales en sí mismos hayan tan frecuentemente dado lugar adeformaciones 'sectarias', que implican como mínimo una lamenta!le confusión entredominios enteramente diferentes+ y Ttampoco eso facilita ciertamente la tarea de quienes

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se afanan en aclarar ciertos enigmas históricosU #ay tam!in, en esta o!ra, junto alestudio propiamente dicho de las 'profecías', otras muchas cosas nada carentes deinters, por ejemplo, los curiosos recuerdos del autor so!re el a!ate 6igaux, párroco de Argoeuves, comentador entusiasta de ostradamus, y que ha!ía sido el confidente deVelania, la pastora de la Salette 'de cuyos oráculos desgraciadamente se olía la herejía'+este extra-o personaje, que tenía en su posesión entre muchas otras rare$as de esegnero que ha!ía pacientemente reunido, un manuscrito de las pseudo*profecías de0oaquín de Wiore y de Anselmo de Varsico que l explica!a a su manera, ha dejado

discípulos a los ojos de los cuales tiene figura de 'inspirado'+ aquí, l aparece, muchomenos agraciadamente, como uno de esos 'sugestionados', menos raros de lo que secreería, en quienes la ingenuidad y la astucia se me$clan en proporciones !astantedifíciles de determinar exactamente. %l autor se muestra todavía más duro con otrosdefensores del 'Secreto de la Salette', so!re todo con on Qloy y sus convertidos, y contodos los 'so-adores lunáticos, de los M%sclavos de VaríaM a los antiguos MbngelesM de la%scuela "omista antimoderna, hoy alineados !ajo las !anderas de los extra-osMpretorianosM del )ontificado muy !lasonados de largas campa-as contra la ortodoxia'...Ga 'a !ravate lanche Ha ;or!ata QlancaI, cuya pu!licación no precedió más que muypoco la muerte de '6oger 1uguet', nos ha!ía dado la impresión que ste esta!a, al final,de vuelta de muchas ilusiones y cansado de ha!er sido enga-ado por gente que, trasha!erse largo tiempo servido de l, le ha!ía recompensado muy mal+ esta o!ra póstuma,que presenta l mismo como un 'supremo testimonio más allá del cual nada le importaya', no puede sino confirmar y refor$ar más aún esta impresión+ sepamos agradecerle elha!er querido así, antes de desaparecer, contri!uir a desvelar ciertos '!ajos fondos' Tenlos cuales se ha!ía encontrado con frecuencia muy de cercaU

*&.- E,39 S9593704;6 L Nou(elle >0rusle# et s do'tri!e '0leste, prcded[une notice sur SZeden!org, par le pasteur %.*A. Sutton. H%dition du >D8 anniversaire deSZeden!org, 277*2347. SZeden!org Society, ondonI. %ste li!rito puede dar una ideade conjunto de la doctrina de SZeden!org, de la cual es como un resumen+ hay que tener en cuenta, leyndolo, lo que hay frecuentemente de extravagante en la terminología delautor, que emplea de !uena gana pala!ras nuevas, pero, lo que es qui$á más molesto,

pala!ras ordinarias a las cuales da una acepción totalmente inusitada. os parece que, enuna traducción, se ha!ría podido, hacer desaparecer sin alterar el sentido tales rare$as encierta medida+ los traductores, sin em!argo, lo han ju$gado de otra manera, estimandoesta terminología necesaria Npara designar cosas nuevas que son ahora reveladasO, loque nos parece un poco exagerado, pues, en el fondo, las ideas expresadas no son de unorden tan extraordinario. A decir verdad, el Nsentido internoO de las %scrituras, tal comoSZeden!org lo considera, no va incluso muy lejos, y sus interpretaciones sim!ólicas nadatienen de muy profundo( Bcuándo se ha dicho, por ejemplo, que, en el Apocalipsis, Nelnuevo cielo y la nueva tierra significan una nueva KglesiaO, o que Nla santa ciudad significala doctrina de lo divino verdaderoOC B%n eso se está más avan$adoC ;omparando estocon el sentido verdaderamente esotrico, es decir, en los trminos de la tradición hindú, elfuturo Manvantara, en el primer caso, y rahapura  en el segundo, se ve

inmediatamente toda la diferencia... %n la NdoctrinaO misma, hay una me$cla de verdadesa veces evidentes y de aserciones muy contesta!les+ y un lector imparcial puede ahíencontrar, incluso desde el simple punto de vista lógico, unas NlagunasO que sorprenden,so!re todo cuando se sa!e cuál fue, por otra parte, la actividad científica y filosófica deSZeden!org. o contestamos, por lo demás, que ste haya podido penetrar realmente encierto mundo de donde sacó sus NrevelacionesO+ pero ese mundo, que l tomó de !uena fecomo el Nmundo espiritualO, esta!a sin duda muy alejado de l, y no era, de hecho, másque un dominio psíquico aún muy próximo al mundo terrestre, con todas las ilusiones quetal dominio comporta siempre inevita!lemente. %ste ejemplo de SZeden!org es en suma!astante instructivo, pues NilustraO !ien los peligros que entra-a, en semejante caso, lafalta de una preparación doctrinal adecuada+ sa!io científico y filósofo, eran ciertamenteNcualificacionesO de todo punto insuficientes, y que no podían de ninguna manera

permitirle discernir a cuál especie de Notro mundoO tenía acceso en realidad.

*'.- C/,49-R,>3,5-P9396  Les (ries Ce!turies et Pro)"0ties de Mi'"el Nostrd#us+ le ,r!d (o1!t de Slo!+ (e' s (ie+ et u! ,lossire !ostrd#i%ue.

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HKmprimerie 6gionale, SalonI. %sta nueva edición de las N;enturiasO, de la quea!reviamos el título, que es de una longitud desmesurada, no !rilla precisamente por supresentación( el texto está lleno de faltas de transcripción Hlas s y las f   especialmente,aparecen a cada instante cam!iadas unas por otrasI+ la !iografía que lo precede,acompa-ada por ilustraciones !astante mal traídas, es de lo más NexteriorO posi!le y nodeja, además, entrever todo lo que hay de verdaderamente enigmático en la vida deostradamus+ y el volumen, en su conjunto, tiene cierto aire de ingenuidad que pareceemparentarlo con el gnero de lo que se ha convenido en llamar las Npu!licaciones

popularesO. %n cuanto al Nglosario nostradámicoO colocado al final, podría ser sin dudaalgo muy útil+ si hay que ala!ar al autor por ha!er recha$ado algunas fantasías un pocodemasiado fuertes de ciertos comentadores recientes Hpor ejemplo, <ister , nom!re latinodel 1anu!io, tomado como <itler , lo que es como tomar a los )irineos por un hom!re... I,quedan desgraciadamente todavía, so!re todo en lo que concierne a los nom!res propios,muchas interpretaciones más que contesta!les, como la ciudad de  Ache, que no es0erusaln, como hemos ya se-alado a propósito de otro li!ro, o Annemarc, que es muchomás 1inamarca que ;armania, o aún  Arda  y ^erfas  que se !usca explicarlasseparadamente, pero que son en realidad  AredhaTserphath, expresión de la cualostradamus, que era de origen judío, conocía sin duda la significación en la geografíara!ínica+ pensamos que esos ejemplos !astan para mostrar que tal glosario no de!e ser consultado más que con precaución... G todo aca!a, de manera más !ien extravagante,Tcon una especie de reclamo turístico para Salón y alrededoresU

*(.- P. V. P10776 Le Sort de l$ Euro)e d$)r-s l 'ele?re Pro)"0tie des P)es deSi!t Ml'"ie+ ''o#),!0es de l Pro)"etie d$ Or(l et des toutes der!i-resi!di'tio!s de Nostrd#us. Hditions 1angles, )arisI. as diversas predicciones,designadas comúnmente con el nom!re a!usivo de NprofecíasO, están como se sa!e, muyde moda desde hace algún tiempo, y han dado lugar a una multitud de li!ros que seesfuer$an por comentarlas e interpretarlas con mayor o menor ingeniosidad+ ste, cuyamayor parte, está dedicado a la Nprofecía de San ValaquíasO, ha aparecido, por unacoincidencia !astante singular, si no ha sido expresamente querido, casi exactamente enel momento de la muerte del )apa )ío PK. %l autor discute primero la atri!ución de la

NprofecíaO a San Valaquías, y concluye que ste no es en realidad más que unNseudónimoO, lo que es muy pro!a!le, en efecto. )ero una de las ra$ones que da es por lomenos extra-a( ha descu!ierto una NherejíaO en el hecho de que el último )apa esdesignado como %etrus =oanus+ primero, esta divisa puede ser puramente sim!ólica oNem!lemáticaO como las otras, y ello no quiere decir for$osamente que ese )apa tomaráliteralmente el nom!re de )edro, sino que hace alusión más !ien a la analogía del fin deun ciclo con su comien$o+ despus, si se ha convenido que ningún )apa de!a tomar esenom!re, no es sin em!argo, más que una costum!re, que, dígase lo que se quiera, Tsinduda no tiene nada que ver con el NdogmaOU Ahora, que la elección del NseudónimoO hayapodido estar influida por la similitud entre el nom!re de San Valaquías, ar$o!ispo de Armagh y amigo de San Qernardo, y el del profeta Valaquías, eso es !astante plausi!le+que ese seudónimo sea colectivo, y que se est así Nen presencia de una asociación que

ha profeti$adoO, no es tampoco imposi!le, !ien que se pueda pensar, a primera vista, quetal hipótesis es qui$ás de una naturale$a tal que complica todavía la cuestión más !ienque facilitar su solución, pero la continuación nos dará la ocasión de volver so!re estepunto. )asaremos de las consideraciones destinadas a mostrar los la$os, por lo demás!astante evidentes, que unen la historia del papado a la de %uropa en general+ peroretendremos esta declaración( Nuna profecía, es una MdiversiónM para el pu!lico, a menosque sea asunto de MpropagandaMO+ nosotros diríamos incluso de !uena gana que puede ser a la ve$ am!as cosas, y además, por eso, una MdiversiónM de este gnero no es nuncainofensiva. %l autor, por su parte, parece concluir de ahí que, si un Ntexto profticoOpresenta un carácter serio Hy l estima que es el caso para el que tratamosI, no constituyerealmente una profecía, sino lo que se llama hoy, en muy mal francs, una NdirectivaO+pero entonces, cómo pregunta l mismo 'Buna directiva para quin o para quCO %sto nos

remite a la cuestión de la Nfa!ricaciónO de la supuesta profecía+ y lo que se puedecompro!ar más fácilmente al respecto, es que aquellos que han ha!lado los primeros deella, hacia finales del siglo P<K, no han dicho la verdad y han invocado referenciasanteriores inexistentes, lo que parece indicar que han querido ocultar algo+ pero Bhay que

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concluir de ahí, como algunos lo han hecho, que el texto ha sido Nfa!ricadoO únicamenteNpor necesidades de la causaO, con ocasión del ;ónclave de 2D38C %l autor no estadispuesto a contentarse con una solución tan NsimplistaO, y qui$ás no esta equivocado,pues eso, en todo caso, no explicaría la exactitud frecuentemente llamativa de las divisasrelacionadas con los papas posteriores a esta fecha+ pero l estima que la NmaneraOempleada por el NprofetaO está destinada a provocar discusiones y reacciones en elpu!lico, de manera que se o!tenga un resultado querido de antemano, y que hay así, Nencada estadio de la profecía, un fin particular, derivado de la finalidad generalO, y que es

siempre favorecer ciertos NinteresesO, los cuales, cuida de precisar además, no son deningún modo Nintereses monetariosO+ el pretendido NprofetaO no sería pues en definitiva,más que el instrumento de cierta NpolíticaO especial. "al sería la ra$ón por la cual Nunaprofecía no puede ser redactada claramenteO, sino Npara dejar siempre permanecer unadudaO, de!e serlo Nempleando un mtodo criptográficoO, pues Nla criptografía presenta lagran ventaja de que sólo son capaces de entender el verdadero sentido de laspredicciones los que poseen su claveO+ Bde!e concluirse que dichas NprediccionesO noson, en el fondo, más que una especie de NconsignaO destinada a estosC os parece quese podría levantar aquí una o!jeción( puede siempre ocurrir que una NcriptografíaOcualquiera sea descifrada por algún otro distinto de a quienes la NclaveO ha sido confiada(Bqu ocurrirá entonces si ste no comparte los NinteresesO que la NprofecíaO de!e servir, yB!asta verdaderamente decir que Nsi quiere contar todo lo que sa!e, se arriesga aprovocar una catástrofe de la cual será la primera victimaC ;omo quiera que sea, decimosdesde ahora a este respecto, que, leyendo precedentes o!ras de )io!!, hemos tenido yala impresión de que atri!uye a la NcriptografíaO una importancia excesiva, hasta el punto dequerer remitir todo a cuestiones de este orden+ no contestamos ciertamente que stasexistan, pero en fin, no es sa más que una Npeque-a vertienteO de las cosas, y, no viendomás que eso, Hasí como no viendo en todas partes sino Njuegos de pala!rasO, según otratendencia !astante cercana a sta, y procedente de un NhermetismoO desviado del quepodríamos citar más de un ejemplo, se cae fácilmente en cierto NnaturalismoO de uncarácter más !ien inquietante... o insistiremos so!re lo que sigue( que Nlos papas nosean los !eneficiarios de la profecía que les concierneO, lo admitimos de !uen grado+ pero,si hay que limitarse a compro!ar que Ncuanto más se avan$a, más espesas son las

tinie!las, de modo que se llega finalmente al Nnegro a!solutoO Ba qu hacer el esfuer$o deescri!ir tantoC %n cuanto a las prue!as de que Nel texto llamado de San Valaquías escriptográficoO, prue!as que reposan so!re todo so!re el n] de divisas y so!re lasprincipales divisiones que se pueden esta!lecer entre ellas, no !uscaremos hasta qupunto son convincentes, pues se podría discutir casi indefinidamente so!re este asunto+retendremos solamente H y luego se verá el porquI la sugerencia de que todo ello podríatener alguna relación con la destrucción de la Erden del "emple, y tam!in la importanciaparticular que se da al número 44( de las 22> divisas, las 288 primeras se repartirían en49@ >x 44, así como los cantos de la )ivina !oedia de 1ante Hpero Bpor qu no ha!er se-alado esa semejan$a al menos curiosa, so!re todo en relación con la alusión a laErden del "empleCI, mientras que las doce últimas formarían en cierto modo una serieaparte, correspondiente a un $odíaco. A-adiremos, so!re este último punto, que la

manera como son esta!lecidas esas correspondencias $odiacales aquí, no nos parece ala!rigo de toda contestación, pues, las cuatro últimas divisas al menos, sugieren otras!astante claramente, todas diferentes de aquellas, so!re todo si se reflexiona que esevidentemente el signo de i!ra el que de!e ser el del NjuicioO. <iene seguidamente laexplicación detallada de las divisas, tra!ajo puramente histórico del que nada diremos,como tampoco de las previsiones a las cuales las últimas dan lugar y que valen sin duda...lo que pueden valer todas las previsiones de ese gnero+ en todo caso, el NangustiosodilemaO así formulado( NBel fin del mundo o el fin de un mundoCO, no tiene ciertamenteninguna ra$ón de plantearse para cualquiera que tenga el menor conocimiento de lasNleyes cíclicasO, pues stas proporcionan inmediatamente la respuesta adecuada. o quenos interesa más, es la ultima parte del li!ro, que está dedicada a comparaciones con lasindicaciones dadas por otros textos+ primero, la Nprofecía de ErvalO, so!re la cual el autor 

confiesa además sus dudas, pues le parece no ser más que una NimitaciónO más o menoshá!il de las verdaderas NOprofecías criptográficasO+ despus, ostradamus, y es aquícuando las cosas, como se verá, merecen verdaderamente ser examinadas más de cerca.Se sa!e que el Sr. )io!! ha pu!licado, hace ya cierto numero de a-os, una o!ra titulada

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El secreto de  Hostradaus+ podría preguntarse si se ha propuesto ahora darle unacontinuación o si no ha querido más !ien desautori$arla, tan extra-a es su manera deha!lar de ella+ y no es precisamente porque las previsiones en ella contenidas no se hanreali$ado apenas hasta el momento, pues está claro que se pueden siempre encontrar,!astante fácilmente, a este respecto, algunas excusas más o menos validas, y además,despus de todo eso es !astante secundario, pero denuncia l mismo cierto numero deNerroresO que ha!ría introducido voluntariamente, lo que, por decirlo francamente, no da laimpresión de mucha seriedad, pues en fin, si se creen tener !uenas ra$ones para no decir 

la verdad, se tiene siempre el recurso de guardar silencio+ si verdaderamente l haquerido hacerse así Ncómplice del profetaO, y si ha en eso No!edecido a una prescripciónOcomo afirma, se tendría derecho a atri!uirle motivos !ien tene!rosos, y, por nuestra parte,querríamos pensar más !ien que se calumnia a sí mismo y que esas reflexiones no le hanvenido sino de repente, tanto más cuanto que, en general, cuando se tienen realmentedesignios de este tipo, se tiene so!re todo cuidado en evitar dejarlo entender... "odo esono le impide, por otra parte, asegurar que Nlas directivas que ha!ía seguido eran justasO+ y,sin em!argo, reconoce que ignora!a, en 23>5, varias cosas que ha descu!ierto desdeentonces y que, si son exactas, son de una naturale$a que cam!ia totalmente la cuestión+se trata de Ntres revelacionesO que vale la pena transcri!ir textualmente( primero,Nostradamus no ha escrito una pala!ra de sus profecíasO+ despus, Nera totalmenteincapa$ de sa!er de qu se trata!a en el li!ro que porta su firmaO+ en fin, Nese li!ro, cuyaedición más autentica y más completa lleva la fecha de 27, ha sido impreso viviendoincluso ostradamus, es decir, antes de 2DO. )arece que esta edición estaría NtrucadaO,lo que sin duda no es imposi!le a priori + si incluso, como afirma el autor, la imprenta queahí es mencionada no ha!ía existido realmente, eso sería algo que anta-o, y hasta finalesdel siglo P<KKK, no era tan excepcional como se podría creer+ pero, de hecho, no hay nadade eso, y no solamente esta imprenta ha existido, sino que de ella han salido otros li!rosconocidos, especialmente, en 29, el A+dsconditoru !lavis de Luillaume )ostel Hcomopodrán compro!ar los que posean la edición de la Qi!lioteca 6osacrucianaI, y, de 25 a258, es decir, alrededor de la fecha misma que porta la edición de ostradamus, variaso!ras del ). Athanasius :ircher. a falsificación de la fecha supuesta levanta ademáspreguntas muy em!ara$osas( si verdaderamente esta edición no era de 27, sino

anterior en más de un siglo, Bcómo es que su frontispicio representa, no la muerte de uisP<K y la destrucción de )aris como algunos han imaginado de modo totalmente gratuito,sino, mucho más simplemente, la muerte de ;arlos K y el incendio de ondresC o nosencargaremos, desde luego, de resolver ese pro!lema, pues pertenece so!re todo a ).)io!! el dar una explicación al respecto si lo ju$gara conveniente( pero es un pocosorprendente que no pare$ca ha!er pensado en esta dificultad. G eso no es todo( nosolamente esta edición se dice, en su título completo, ha!er Nsido editada, revisada ycorregida en Avi-ón en el a-o 2DD y en yón en el a-o 2DD7 y otros', lo que indicaclaramente que es posterior a stas, y lo que permite preguntarse por qu se la declara Nlamás autenticaO pues no se sa!e exactamente lo que pueden valer las correcciones que sehan introducido+ pero incluso contiene una vida de ostradamus donde se haceexpresamente mención de su muerte, so!revenida Nel > de julio de 2D, poco antes de

levantarse el solO, lo que verdaderamente no concuerda apenas con la afirmación de queha!ría sido TOimpresa viviendo lOU ;omo quiera que sea de todo ello, so!re lo cual unlector un poco exigente desde el punto de vista de la exactitud histórica estaría sin dudaen su derecho de pedir al autor más amplias aclaraciones, lo que sigue recuerda enmuchos aspectos ciertas NrevelacionesO so!re ShaRespeare de las cuales hemos ha!ladoen su tiempo y ello no solamente porque se trata, en los dos casos, de ediciones quepresentan un carácter NcriptográficoO, sino tam!in en ra$ón de similitudes mucho másprecisas, referentes a la naturale$a misma de aquello de que se trata+ y es aquí cuandovemos reaparecer la Nasociación que ha profeti$adoO. %l Sr. )io!! hace al respecto muchomisterio Hy de una manera que es típicamente NoccidentalOI, pero, por nuestra parte, notenemos evidentemente, ningún motivo para imitarle en eso( así, l se-ala dos letrascapitales que se encuentran en la pagina 2>, pero sin decir cuáles son+ ahora !ien, esas

dos letras son una V y una W+ si se las considera Nde a!ajo hacia arri!aO, como l nosinvita, despus si se tiene en cuenta la o!servación que Nen 27, si se creyera a lahistoria ordinaria, esas letras singulares no de!ían tener ningún sentidoO, y tam!in deque en la dirección de la imprenta, se encuentra N0uan, hijo de la <iudaO, se adivina sin

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gran dificultad que l interpreta esas iniciales como queriendo decir NWrancmasoneríaO+nuestra comparación con la NcriptografíaO shaResperiana Bno esta!a justificadaCSeguidamente, hay otras iniciales que sí da esta ve$, pero sin explicarlas+ stas no figuranen el texto impreso mismo, pero l las ha o!tenido traduciendo cierto verso en latín( NW. V.Q. V. ".O+ eso puede sin duda significar muchas cosas, pero, entre otras, si se quiere,Frater Molay ur$undus, Ma$ister  Tepli5 Si se admite esta interpretación, el resto de lahistoria se aclara un poco( por ejemplo, a propósito de Nfechas sim!ólicasO, se dice que ladel 29 de mar$o de 2D95, en la !arta a Enri"ue II , disimula Notro 29 de mar$oO+

desgraciadamente, el N29 de mar$oO en cuestión Bno sería en realidad un 22 de mar$oC%so, a menos que no se trate todavía de un Nerror voluntarioO, podría lan$ar alguna dudaso!re la solide$ de la OconstrucciónO de )io!!+ pero, tomándola tal como es, secomprende al menos lo que quiere decir cuando designa, como los verdaderos autoresdel texto, Nlos signatarios de un documento anterior en varios centenares de a-os aostradamusO, aun guardándose !ien, por lo demás, de dar la menor indicación quepermitiera verificar la existencia y autenticidad de dicho NdocumentoO. a continuación esrelativamente más simple( los sucesores de los personajes en cuestión ha!rían remitido eltexto Ntodo aca!adoO a ostradamus, sin duda tras ha!erlo traducido, pues es de suponer que el original de!ería estar en latín, y, por otra parte, no es ostradamus mismo quiende!ió hacer la traducción, pues afirma, sin que por otro lado se vea claramente el porqu,que l Nera incapa$ de sa!er incluso con qu se relaciona!a ese textoO que esta!aencargado de pu!licar+ haría falta incluso suponer, en tales condiciones, que la edición,con sus particularidades NcriptográficasO, ha!ría sido enteramente preparada sin suconcurso, y que en suma toda su función se ha!ría limitado a poner o dejar poner sunom!re, que además, según ). )io!!, no sería incluso un nom!re en realidad, sinosolamente un NseudónimoO. 1etengámonos ahí, pues las consideraciones que hemosdejado de lado no nos aportarían mayores aclaraciones+ se puede preguntar si ). <. )io!!tiene ra$ón en los hechos y en cierto modo NhistóricamenteO, pero tam!in, y qui$ás so!retodo, adónde quiere llegar con todo esto+ Bpor qu hay ahí muchas cosas que hacenpensar en ciertos NintríngulisO muy sospechosos a los cuales hemos hecho alusión enotras ocasiones, y que precisamente tienen tam!in la$os muy estrechos con toda unaserie de historias de presuntas NprofecíasOC o tenemos que profundi$ar de otra forma la

cuestión+ pero, en todo caso, si )io!! estima que Nun secreto socialO, pues de eso setrataría en el fondo, es Nalgo mucho más importante que las ordinarias verdadesesotricasO por lo cual parece entender verdades de orden doctrinal, nos permitiremos noser de ningún modo de su opinión so!re ese punto, pues no es incluso más que enconexión con principios doctrinales y en tanto que aplicación de stos en un dominiocontingente, como tal NsecretoO puede ser realmente digno de algún inters+ y quirasereflexionar tam!in, para resta!lecer todas las cosas en su justa perspectiva, so!re lo quepuede valer aún un NsecretoO como el que está en causa aquí, en sí mismo y separado detoda consideración de un orden más profundo, desde que se sale de los límites del mundoeuropeo...

*).- P. R0/9?,1896 Pro)"eties de Nostrd#us2 Cle& des 'e!turies+ so! ))li'tio!

l$"istoire de l Troisi-#e Re)u?li%ue. Hditions Adyar, )arisI. %ste li!ro se relacionatam!in con el mismo tema que el precedente, pero es, en su conjunto, de aire menosenigmático+ el autor se ha además inspirado en amplia medida, para esta!lecer su NclaveO,en el Secreto de Hostradaus del Sr. )io!!+ no o!stante, no creemos que ste estuvieradispuesto, actualmente al menos, a admitir que Ntoda la o!ra está !asada so!re elmovimiento de los planetasO, pues insinúa, al contrario, que allí mismo donde parecen ser mencionados expresamente, se trata en realidad de algo muy distinto. )or otra parte, loque nos choca siempre en las interpretaciones de este gnero, es la importanciatotalmente desproporcionada que se atri!uye a hechos y a personajes contemporáneos,que, de aquí a algunos siglos, parecerán sin duda !ien insignificantes+ y no podemos dejar de preguntarnos si, vistos a cierta distancia en el porvenir, podrían verdaderamente tener un sitio mayor del que tendrán en la historia cuando sta los considere con un

NalejamientoO suficiente en el pasado... 1esde otro punto de vista, hay tam!in, en laexplicación de ciertas pala!ras, errores !astante evidentes, y la de muchas otras esdemasiado for$ada, si no puramente de fantasía. )ero, sin duda, sería poco útil entrar endetalles+ recordamos ha!er dado ya, a propósito de otro tra!ajo so!re la !arta a Enri"ue

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II   de ostradamus, algunas muestras !ien suficientes. %n cuanto a los NgráficosOesta!lecidos para diferentes fechas llamadas Npuntos sensi!lesO por el autor, Hque, por lodemás, se ha a!stenido prudentemente de indicar un significado cualquiera para los quetodavía pertenecen al futuroI, hace falta ciertamente mucha !uena voluntad para distinguir ahí, por ejemplo, un Nfusil*ametralladorO o incluso un martillo y una ho$, Tpor esquemáticamente tra$ados que se los quiera suponerU %l Sr. )io!! alinearía sin dudatodo eso en la categoría de las Ndiversiones para el pu!licoO, en lo cual no podríamoscontradecirle, y de!e ser en cosas de ese gnero en las que ha pensado diciendo que

ha!ía Ndejado so-ar so!re ostradamusO. o que es un poco más inquietante qui$ás esque vemos ahí reaparecer al NLran VonarcaO Hsiempre entendido literalmente comode!iendo ser un Nrey de WranciaO, lo que algunos pasajes de las !enturias no justifican, sinem!argo apenas, y lo que )io!! mismo, de!emos decirlo, parece considerar de maneramas !ien irónicaI, con alusiones a la Lran )irámide y a su demasiado famoso NsecretoO, ytam!in que el autor declara ha!er sido NOautori$ado ocultamente HBCI a pu!licar elresultado de sus investigacionesO+ Bquerría decir que ha, el tam!in, No!edecido a unaprescripciónO, por otra parte, por lo que parecería, con una decena de a-os de retrasoso!re )io!!, que estima que la NprescripciónO valida para 23>5 no lo era ya en 2343C %nnuestra opinión, la imaginación, por no decir la NsugestiónO, desempe-a un gran papel entodas esas historias+ y, para mostrar mas exactamente lo que conviene pensar de ello,nos !astará a-adir una o!servación !ien simple, escogiendo preferentemente comoejemplo, por ra$ones fáciles de comprender, un rasgo relacionado con un personajemuerto desde la pu!licación del li!ro( cuando se conoce la actitud furiosamenteantitradicional, y más especialmente antiislámica, que fue la del NSr. AtaturRO Hactitud quele llevó hasta renegar del nom!re de VustafáI, es por lo menos divertido ver prestar a esteel designio de ponerse a la ca!e$a de un sedicente Nmovimiento panislámicoO+ alguien queno sa!e discernir mejor lo que pasa en el mismo presente, Bestá verdaderamente !iencualificado para formular previsiones so!re el porvenir, con la sola ayuda de un texto tanoscuro y lleno de NtrampasO de todo tipo como el del NLran Kniciado que fueostradamusOC NLran KniciadoO al menos al decir del Sr. 6ochetaillee+ y, sin em!argo, sise cree al Sr. )io!!, ha!ría ha!ido más de un NLran KniciadoO en este asunto, peroprecisamente el Ndenominado ostradamusO no ha!ría sido uno de ellos+ sin duda, los

comentadores, antes de Npu!licar el resultado de sus investigacionesO, aunque fuese conuna Nautori$ación ocultaO, Tharían !ien en comen$ar por ponerse un poco de acuerdo entreellosU

2+.- E19 R146 L´E'roule#e!t de l$Euro)e d$)r-s les )ro)"0ties de Nostrd#us5Hditions Vedicis, )arisI. Aquí tam!in se trata de las mismas cuestiones, pero tratadasdesde un punto de vista un poco diferente, pues el autor es más modesto y no pretende laposesión de ninguna NclaveO particular, e incluso, en su conclusión, critica muy justamentealgunas de las aserciones del Sr. )io!!. )or su parte, pretende limitarse a unainterpretación N!asada so!re la astrologíaO, lo que qui$ás no es tampoco un mtodoperfectamente seguro, aunque por otras ra$ones, y que, además, no concuerda muy !iencon su afirmación !astante sorprendente de una Ninspiración divinaO de ostradamus,

Tcuyos escritos coloca al mismo nivel que el ApocalipsisU #ay que a-adir que estáanimado por un fuerte prejuicio antioriental( ha!la de un NAnticristo musulmánO,monstruosidad verdaderamente inconce!i!le para quien tiene la menor idea de lo que sedice del Anticristo en la tradición islámica, y que no sería más que el primero de una seriede NAnticristosO sucesivos, todos NasiáticosO, de!iendo conducir a las invasiones que lprev para el ultimo cuarto del siglo PP... "odo ello es !astante poco interesante, almenos para nosotros, tanto como lo concerniente al inevita!le NLran Vonarca francsO, eincluso como la predicción, a pla$o un poco más lejano, de una N"ranslación de la "ierraOHBCI de!iendo preceder al Nreino de mil a-osO apocalíptico. So!re lo que queremos llamar la atención, es solamente so!re esto( para intentar determinar fechas precisas, el Sr.%mile 6uir considera las divisiones de cierto periodo cíclico que l llama Nera adámicaO, yque representa en suma, la duración de la humanidad actual, a la cual, por otra parte,

asigna limites muy estrechos en el pasado. "oma como punto de partida dos presuntasfechas dadas por ostradamus en su EpWstola a Enri"ue II , y totalmente diferentes una deotra, lo que muestra !ien que no de!en tomarse al pie de la letra Hsin contar que lasegunda coloca a Salomón 938 a-os solamente antes de 0esucristo, lo que es una

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niverso ha!ría entrado el 2 de diciem!re de 2399 en un período de rea!sorción,queremos creer que no se trata más que de una simple ficción literaria, pues, si fuera deotra forma, eso sería más !ien inquietante...

2".- G904;9 B,47,4136 L´e!i,#e du Gr!d S)"i! 5 Hditions Adyar, )arisI. %n estenuevo li!ro, el autor del Secreto de la Pran %irUide, del cual hemos ha!lado en sumomento, vuelve primero so!re ciertas consideraciones que ha!ía expuesto en ste+ semuestra, por lo demás, más reservado en sus afirmaciones, sin duda porque, en el

intervalo, nada nota!le parece ha!er pasado en las fechas indicadas, mientras que hanso!revenido acontecimientos importantes a los cuales no corresponde ninguna de stas.%n general, cuando las predicciones no se reali$an, sus autores o propagadores noquedan muy apurados para encontrar explicaciones al hecho+ sin em!argo, de!emosdecir que las que da el Sr. Qar!arin nos parecen so!re todo confusas y pocosatisfactorias. Si se dice que se trata en realidad de acontecimientos OinterioresO y noNaparentesO, eso vuelve sin duda las cosas más difíciles de controlar, pero al menos haríafalta poder encontrar a nuestro alrededor algún indicio de un cam!io de orientaciónespiritual o mental, mientras que nada hay de ello y desde este punto de vista, lahumanidad no ha hecho en suma más que proseguir cada ve$ más rápido su marchadescendente. )or otro lado, está muy !ien decir que Nla %sfinge no interroga la historia deKsrael, ni la de los anglosajones, ni incluso la de los europeos, sino más !ien toda lahistoria humanaO+ pero entonces Bpor qu continuar haciendo como si fuera de otramanera, empla$ándose en una perspectiva muy europea, y ha!lando de Nla humanidad!í!licaO como si todo lo que procede de las otras tradiciones fuera cantidad desde-a!leC%n las partes más nuevas de la o!ra, hay todavía muchas cosas más que contesta!les(así, respecto al o!elisco de uxor Hel que ha sido transportado a )arís y levantado so!rela )la$a de la ;oncordiaI, parece que algunos lo han atri!uido a emrod+ estaextravagante hipótesis parece seducir al Sr. Qar!arin, que se imagina incluso reencontrar en los rasgos de la %sfinge los del mismo emrod, a quien considera, por un do!le error inexplica!le, como Nel primer Waraón negroO, por a-adidura, si la %sfinge fueracontemporánea de emrod, no se ve !ien cómo podría remontarse, como se dice por otraparte, Tal principio del ciclo adámicoU %n cuanto al enigma mismo de la %sfinge, no

creemos que el autor pueda ufanarse de ha!erlo resuelto, pues lo que dice es muy vago+no se lo reprocharemos, pero lamentamos que al menos no lo haya expresado másclaramente. %n el fondo, lo que es más interesante en todo eso, como signo de ciertastendencias actuales, es la o!stinación, que está lejos de ser particular a L. Qar!arin, enanunciar el advenimiento de una Nnueva era espiritualO y la de una NKglesia interior sin jerarquía y sin teólogosO...

2#.- G904;9 B,47,413+ Les .esti!es o''ultes de l´4u#!it0 . Hi!rairie Astra, )arisI. %l título de esta otra o!ra del mismo autor es un poco am!icioso, pero el contenido esmás !ien decepcionante+ el su!título mismo, Nciclos históricosO, no está enteramente justificado, pues, de hecho, no se trata más que de simples puntos de detalle. Se trataso!re todo de una especie de paralelismo compro!ado entre las vidas de ciertos

so!eranos, con fechas correspondientes a intervalos más o menos claramentedeterminados, pareciendo indicar que algunos períodos reproducen eventos o situacionessimilares. "odas estas similitudes no son, por otra parte, igualmente patentes+ un capítulo!astante curioso, en tal aspecto, es aquel donde se comparan la carrera de apoleón y lade #itler+ pero Bpor qu la necesidad de introducir al respecto, incluso presentándolacomo hipótesis, una explicación NreencarnacionistaOC Aparte de ello, no está sin dudacarente de todo inters, pero, en definitiva, nada va muy lejos y no parece suscepti!le decontri!uir en muy amplia medida a restaurar el conocimiento de las leyes cíclicastradicionales, tan completamente perdidas en el Eccidente moderno.

2%.- M,49 H,036 Les Pro)"0ties de l Fi! des Te#)s5 a ouvelle %dition, )arisI. %l autor examina primero diversas profecías relativas al Nfin de los tiemposO y a los signos

que de!en anunciarlo, especialmente las contenidas en el %vangelio mismo, despus lade 1aniel, los oráculos de la Si!ila y la revelación de San )a!lo+ pero la parte principal desu tra!ajo es la dedicada al Apocalipsis, del cual ha !uscado, tras tantos otros, descu!rir la verdadera interpretación. o que hay de particular en la que l propone, es so!re todo

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mucho más am!iciosas y seguramente !ien poco justificadas+ se limita de manera naturala la consideración de lo que puede llamarse los 'peque-os ciclos' históricos, y ello en elmarco de las civili$aciones occidentales y mediterráneas solamente, pero sa!emos que L.Leorgel está preparando, en el mismo orden de ideas, otros tra!ajos de carácter másgeneral, y deseamos que pronto pueda llevarlos tam!in a !uen trmino.

2(.- M149, E1,596 Le M1t"e de lB 0ter!el retour; Ar'"0ti)es et r0)0titio!.  HLallimard,

)arís.I HEl ito del eterno retorno. Alian$a %ditorial, Vadrid.I *%l título de este peque-ovolumen, que, por lo demás, no responde exactamente al contenido, no nos parece muyacertado, pues inevita!lemente hace pensar en concepciones modernas a las que seaplica ha!itualmente el nom!re de 'eterno regreso', y que, además de la confusión de laeternidad con la duración indefinida, implican la existencia de una repetición imposi!le yclaramente contraria a la verdadera noción tradicional de los ciclos, según la cual tan sólohay correspondencia y no identidad+ hay en esto una diferencia, en el ordenmacrocósmico, compara!le a la que, en el orden microcósmico, hay entre la idea dereencarnación y la del paso del ser a travs de los estados múltiples de la manifestación.1e hecho, no es de eso de lo que se trata en el li!ro de V. %liade y lo que entiende por 'repetición' no es otra cosa que la reproducción o, más !ien, la imitación ritual de 'lo quefue hecho en el comien$o'. %n una civili$ación íntegramente tradicional, todo procede de'arquetipos celestiales'( así, ciudades, templos moradas, siempre se edifican según unmodelo cósmico+ otra cuestión conexa, y que, en el fondo, incluso difiere de ella muchomenos de lo que el autor parece pensar, es la identificación sim!ólica con el ';entro'. Soncosas de las que hemos ha!lado !astante a menudo+ V. %liade ha reunido numerososejemplos que se refieren a las más diversas tradiciones, lo que muestra !ien launiversalidad y, podríamos decir, la 'normalidad' de tales concepciones.  A continuación, pasa al estudio de los ritos propiamente dichos, siempre desde elmismo punto de vista+ pero hay un extremo al que hemos de poner serias reservas( ha!lade 'arquetipos de las actividades profanas', cuando precisamente, en tanto que unacivili$ación guarda un carácter íntegramente tradicional, no hay actividades profanas(creemos comprender que lo que l denomina así, es lo que se ha vuelto profano a

consecuencia de cierta degeneración, lo cual es !ien diferente, pues entonces, y por ellomismo, ya no puede tratarse de 'arquetipos', pues lo profano no es tal sino porque ya noestá ligado a ningún principio trascendente+ por lo demás, no hay verdaderamente nadade profano en los ejemplos que da Hdan$as rituales, consagración de un rey, medicinatradicionalI. %n la continuación se trata más en particular del ciclo anual y los ritos que sele relacionan+ naturalmente, en virtud de la correspondencia que existe entre todos losciclos, el propio a-o puede tomarse como una imagen reducida de los grandes ciclos de lamanifestación universal, y eso explica particularmente que se considere que su comien$otiene carácter 'cosmogónico'+ la idea de 'regeneración del tiempo', que el autor haceintervenir aquí, no está muy clara, pero parece que por ella hay que entender la o!radivina de conservación del mundo manifestado, en la que la acción ritual es unaverdadera cola!oración, en virtud de las relaciones que existen entre el orden cósmico y

el humano. o lamenta!le es que, para todo ello, haya que considerarse o!ligado a ha!lar de 'creencias', cuando se trata de la aplicación de conocimientos muy reales, y deciencias tradicionales que tienen muy distinto valor que las ciencias profanas+ y Bpor qura$ón, además, por otra concesión a los prejuicios modernos, hay que excusarse por ha!er 'evitado cualquier interpretación sociológica o etnográfica', cuando, por el contrario,no podemos sino elogiar al autor por esa a!stención, so!re todo cuando recordamoshasta qu punto se estropean otros tra!ajos con semejantes interpretaciones. os últimoscapítulos son menos interesantes desde nuestro punto de vista, y, en todo, son los másdiscuti!les, pues lo que contienen no es ya una exposición de datos tradicionales, sinomás !ien reflexiones que pertenecen exclusivamente a V. %liade y de las que intentasacar una especie de 'filosofía de la historia'. )or lo demás, no vemos cómo lasconcepciones cíclicas se oponen de algún modo a la historia Hincluso emplea la expresión

'recha$o de la historia'I, y, a decir verdad, sta, por el contrario, no puede tener realmentesentido sino en cuanto expresa el desarrollo de los acontecimientos en el transcurso delciclo humano, aunque los historiadores profanos no sean seguramente muy capaces dedarse cuenta de ello. Si la idea de 'desgracia' puede vincularse en un sentido a la

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'existencia histórica', es precisamente porque el desarrollo de un ciclo se efectúa segúnun movimiento descendente+ y Bhace falta a-adir que las consideraciones finales, so!re el'terror de la historia', nos parecen realmente un poco demasiado inspiradas por preocupaciones de 'actualidad'C

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RESEAS DE REVISTAS

%n <K, fe!rero de 2344. 6ecopilada en Articles et !optes =endus I4  - E3 Nou(elle É%ui)e Hn] de a!ril*septiem!re de 234>I ha aparecido un interesanteartículo del Sr. Varcel allemand, titulado 'a crisis del mundo moderno a la lu$ de lastradiciones antiguas'( las ense-an$as de la tradición hindú y las de los i!ros hermticos

son relacionadas con profecías del %vangelio y del Apocalipsis+ la conclusión es que 'hayacuerdo perfecto entre las tradiciones de todos los pue!los so!re un gran acontecimientoque de!e marcar el final de un período de la vida de la humanidad, y este acontecimientoparece acercarse, siendo el estado del mundo entero el que está descrito en lasprofecías'. %l autor hace o!servar que, 'hace un siglo, la identidad de los dogmascatólicos y de las tradiciones de los pue!los llamados paganos era cosa perfectamenteconocida y expuesta en sa!ias o!ras, apro!adas por la autoridad eclesiástica', pero que'la ciencia comparada de las tradiciones parece totalmente desconocida por la mayor parte de los católicos actuales'+ eso desgraciadamente es demasiado verdadero.

%n %", julio de 234. 6etomada en 'e Thosophise, )arís, 23D>(  - Atl!tis Hn] de mayoI, pu!lica una conferencia so!re 'Knspiración y )rofetismo', cuyoautor, el Sr. Lastón uce, parece creer que la NclarividenciaO y otras facultades psíquicasdel mismo orden Nnos ponen en relación con el mundo del espírituO, e incluso que sonasimila!les a la Nintuición considerada !ajo su forma espiritual y metafísicaO+ Bnoconfundiría lamenta!lemente la NmetafísicaO con la NmetapsíquicaO... y el NespírituO con losNespíritusO o supuestos talesC %n diversas notas, el Sr. )aul le cour ha!la de nuevo aúnen varias ocasiones del #iron de <al d[Er, cuyo director, parece, Nesta!a dotado delpoder profticoO HTUI, y del cual declara Nquerer continuar la o!raO+ tomamos nota de talesafirmaciones sin atenuarlas con el menor comentario... y esperamos sin demasiadaimpaciencia Tla venida de la Nera de AcuarioU

%n %", 2398. 6etomada en tudes sur lC<indouise, 23(  -E3 E Lotus leu   Henero*fe!reroI, HXI otro artículo, firmado 0. ;harpentier, estádedicado al M&nava)haraSh&stra y presenta, para empe$ar, una tentativa un pocoextra-a como explicación de ciertos puntos, *en particular la institución de las castas*fundada so!re las teorías teosofistas de los 'niveles de evolución'+ un poco despus, sinem!argo, nos encontramos algo todavía más singular( parece que actualmente existaT'una corriente de propaganda a favor de las eyes de Vanú en el Eccidente europeo'Uos parece muy inverosímil, y nos preguntamos si no se tratará en realidad de una nueva'caricatura'+ pero aunque fuese cierto, estaremos totalmente de acuerdo con el autor, elcual reputa de totalmente imposi!le una empresa semejante+ solamente que nosotros lopensamos así por ra$ones diametralmente opuestas a las suyas( las eyes de Vanú ya

no son aplica!les, no porque pertene$can 'a un pasado que ha perdido para nosotros suvalor educativoO HBCI, sino porque vivimos en la confusión de los últimos tiempos del :ali*Guga. %l autor, el cual demasiado evidentemente no conoce las leyes cíclicas, admira el'progreso' en virtud del cual 'las leyes no son ya de origen divino' y 'la ciencia no es yauna revelación'+ nosotros, al contrario, decimos, conforme a todas las doctrinastradicionales, que son stos precisamente los síntomas más evidentes de unadegeneración profana Tmás !ajo de la cual es !ien difícil caerU

%n %", 239D*9. 6etomada en !optes =endus, )arís, 2354(  - L, 49=1?, FolDlore, órgano del 'Lroupe andois d[tudes folRloriques' Hn] de a!ril* junio de 2398I, da un estudio 'So!re un plato cátaro de 6agusa' donde figura comosím!olo principal el unicornio, pero tomado, si la interpretación propuesta es exacta, en un

sentido 'malfico', como representando 'la muerte que siempre persigue a la ra$ahumana y desea apoderarse de ella', este significado tendría su fuente en ciertasversiones de la leyenda de los santos Qarlaam y 0osafat, la cual es generalmenteconsiderada como de origen !udista, pero que ha!ría sufrido, en el curso de su

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transmisión desde Eriente a Eccidente, influencias maniqueas. %n eso hay algo quepuede parecer !astante extra-o, pues, en el sim!olismo ortodoxo al menos, parece que elunicornio siempre se toma exclusivamente en un sentido '!enfico', lo que concuerda conel valor 'axial' de su cuerno único, refor$ado aún por su asociación ha!itual con el 'br!olde <ida'. So!re el plato de que se trata, por lo demás, el ár!ol figura tam!in muy cercadel unicornio, pero la singular inclinación de este ár!ol, así como la actitud misma delunicornio, dan !astante manifiestamente una impresión de 'caída'+ hay que recordar, aese respecto, que algunos han considerado la inclinación misma del eje terrestre como

una consecuencia de la caída del hom!re, lo que puede tener al menos una justificaciónsim!ólica, en relación con las revoluciones cíclicas del tiempo. %s precisamente tam!inpor las fases alternantes de la sucesión temporal, figuradas aquí por dos ratas, una !lancay la otra negra, que rodean las raíces del ár!ol, por lo que la vida representada por esteár!ol desem!oca en la muerte+ hay pues ahí, en conjunto, un sentido plausi!le en undeterminado aspecto, pero la heterodoxia, si es que la hay, consistiría en emplear lossím!olos axiales, que están ligados esencialmente a la idea de inmuta!ilidad, de unamanera que les hace participar a ellos mismos en la mutación de las cosas, lo que, si sequiere ir al fondo de la cuestión, podría implicar una concepción que empla$a más omenos expresamente toda realidad en el 'devenir'. na concepción así es además unaconsecuencia inevita!le de todo 'dualismo' del gnero del que se atri!uye a losVaniqueos, pues, para quien ignora la unidad principial , no se ve !ien dónde podría residir la inmuta!ilidad+ y dar a algunos sím!olos una posición desviada, Bno es tam!indesconocer lo que, en ellos, indica una expresión o un reflejo de la unidadC

%n %", 2395. 6etomada en !optes =endus, )arís, 2354(  - E3 , 49=1?, LBA,e dBOr   Hn] 2I, 6o!ert :anters ha pu!licado una 'Kntroduccióngeneral al estudio del ocultismo'+ l no toma por lo demás esta pala!ra en su sentidopropio, sino que la extiende, por una parte, a todo lo que se ha convenido en llamar 'ciencias ocultas', y, por otra parte, a las doctrinas esotricas autnticas tanto como a susmodernas falsificaciones+ ello nos parece lamenta!le, pues de ahí no puede resultar,so!re todo entre lectores desprevenidos, más que la impresión de que hay entre todo eso

cierta comunidad de naturale$a, mientras que no es así en realidad. #echa esta reserva,de!emos decir que dicha exposición, aun quedando for$osamente un poco sumaria, estáciertamente, en su conjunto, mucho mejor hecha de lo que son de ordinario las destinadasal 'gran pú!lico'+ el autor da prue!a de una loa!le prudencia, estimando que no hay querecha$ar nada a priori , sino que conviene no 'admitir nunca nada en ese dominio sinverificarlo uno mismo o sin remitirse a las fuentes autnticas'. %n la primera parte, intentaponer un poco de orden entre los múltiples tipos de 'ciencias ocultas' o pretendidamentetales, se podría solamente reprocharle el compartir las ilusiones contemporáneas so!re elvalor del 'mtodo estadístico', y tam!in no hacer una distinción lo !astante clara entrelas ciencias tradicionales, o sus vestigios más o menos degenerados, y ciertasinvestigaciones totalmente modernas, 'metapsíquicas' u otras. %n la segunda parte,donde se trata de las doctrinas esotricas, l dice algunas pala!ras de las diferentes

tradiciones orientales, y despus de las antiguas tradiciones occidentales+ destaca que esmucho más difícil sa!er lo que estas últimas fueron exactamente, lo que por lo demásnada tiene de sorprendente, puesto que se trata en suma de tradiciones desaparecidas.a %dad Vedia misma es muy mal conocida+ en cuanto al 6enacimiento, se ve en laparecer cosas ya muy me$cladas, y en el siglo P<KKK más todavía. So!re los'movimientos' recientes, tales como el teosofismo y sus derivados, el pseudo*rosacrucismo y el ocultismo propiamente dicho, 6. :anters formula apreciaciones muy justas. Anotemos aún que, mencionando 'la violenta requisitoria' que cierto vulgari$ador ha hecho aparecer con el título '%l Ecultismo ante la ;iencia', l declara que 'destacaso!re todo cómo el racionalismo cientificista puede em!rutecer a un hom!re del que no setienen ra$ones para suponerlo congnitamente estúpido'+ este juicio es !astante duro,Tpero no podemos sino apro!arlo enteramenteU

  *%n la misma revista Hnúmeros D*I, el Sr. 6aoul Auclair estudia '%l sue-o dea!ucodonosor'+ l propone una interpretación de la profecía de 1aniel que difiere so!retodo de la que es más ha!itualmente admitida en que, además de las cuatro partes de laestatua que se hacen corresponder respectivamente a los cuatro imperios, asirio, persa,

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macedonio y romano, considera los pies 'de hierro me$clado con arcilla' como formandouna quinta parte distinta, que se relacionaría con los tiempos actuales, y las ra$ones quel da parecen sin duda muy plausi!les. #ay ahí, so!re los ciclos Hl su!rayaespecialmente que 'la visión comporta, además de su sentido inmediato e histórico, unaacepción más ampliamente sim!ólica donde están representadas las cuatro edades delmundo'I, y tam!in so!re el significado hermtico de diversos sím!olos, consideracionestotalmente conformes a los datos tradicionales. Solamente puede sorprender que todo ellodesem!oque en una conclusión demasiado 'exotrica'+ decir que, 'en la nueva edad de

oro, todos serán cristianos en una civili$ación cristiana', Bno es olvidar que esta 'edad deoro' será el primer período de otro ciclo, donde no podrá reencontrarse ninguna de lasformas tradicionales particulares que pertenecen propiamente al ciclo actual, y que por lodemás es de todo punto imposi!le decir cuáles podrán ser las características de unacivili$ación que será la de otra humanidadC

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FRAGMENTOS DE OTRAS OBRAS DE RENÉ GUÉNON

%n 'e Thosophise, capítulo PK(

Según la Secret )octrine, la aparición del hom!re so!re la "ierra en la cuarta NrondaO,

se remonta a dieciocho millones de a-os, y hace trescientos millones que la Nola de vidaOalcan$ó nuestro glo!o en la primera NrondaO. %s cierto que se es mucho menos afirmativohoy a este respecto de lo que era al comien$o+ ead!eater ha llegado a declarar inclusoque Nignoramos si todas las rondas y todos los períodos raciales tienen una longitudigualO, y que, por lo demás Nes inútil !uscar evaluar en a-os esos enormes períodos detiempoO H'X Occultise dans la Hature, p. >4DI. %n lo que concierne a los períodos másrestringidos, Sinnett ha afirmado que Nla presente ra$a de la humanidad, la quinta ra$a dela cuarta ronda, ha comen$ado a evolucionar hace un millón de a-osO, y que ste es Nunnúmero verdadero, que se puede tomar al pie de la letraO Hsu!rayado por l mismo, 'eouddhise Esotri"ue, p. 25>I+ por otra parte, según los autores de las 2idas de Alcyn,a las que ya hemos hecho alusión, Nla fundación de la quinta ra$a se remonta al a-o53335 antes de 0esucristoO H)e lXan 85___ avant Jsus!hrist Y nos Qours, p. DI+ estaúltima afirmación, que es de una precisión sorprendente, apenas parece poder conciliarsecon la precedente, y, verdaderamente, no merece la pena mofarse de sa!ios que, sinduda, no se ponen más de acuerdo en la evaluación de la duración de los períodosgeológicos, pero que, al menos, no presentan sus cálculos sino como puramentehipotticos. Aquí, al contrario, estamos frente a gentes que pretenden estar en medida deverificar directamente sus aserciones, y tener a su disposición, para reconstituir la historiade las ra$as desaparecidas H<er por ejemplo la <istoria de la AtlUntida, por J. Scott%lliotI, los Narchivos RshicosO, es decir, las imágenes mismas de los acontecimientospasados, registrados fielmente y de una manera indele!le en la Natmósfera invisi!leO de latierra.  as concepciones que aca!amos de resumir no son, en el fondo, más que una

a!surda caricatura de la teoría hindú de los ciclos cósmicos+ sta es, en realidad,completamente diferente y, entindase !ien, no tiene nada de evolucionista+ además, losnúmeros que se refieren a ella son esencialmente sim!ólicos, y tomarlos literalmente por números de a-os no puede ser más que el efecto de una ignorancia grosera, de la que,por lo demás, los teosofistas no son los únicos en dar prue!as+ podemos decir incluso, sininsistir más en ello, que esta teoría es una de aquellas cuya verdadera significación esmás difícilmente accesi!le a los occidentales en general

%n 'e Thosophise, capítulo PPKP(

a concepción de las relaciones entre Knglaterra y la Kndia, tal cual aca!amos de verlaformulada, no es completamente nueva, y Annie Qesant ni siquiera tiene el mrito deha!erla inventado. %n efecto, en The %erfect `ay de Anna :ingsford y %dZard Vaitland,leemos lo que sigue( N)uesto que de la unión espiritual en la fe única de Quddha y de;risto nacerá la futura redención del mundo, las relaciones entre los dos pue!los por loscuales, en el plano físico, de!e ser efectuada esta unión, devienen un tema de unaimportancia y de un inters especiales. ;onsiderada !ajo este aspecto, la conexión queexiste entre Knglaterra y la Kndia se eleva de la esfera política a la esfera espiritualO. osautores, en quienes ya hemos o!servado la idea de que el Qudismo y el ;ristianismo soncomo los dos elementos complementarios de una misma religión, tan sólo han olvidadoque el Qudismo, desde hace mucho tiempo, ha cesado de existir en la Kndia+ pero, veamosun poco más adelante(

N%n esta previsión del porvenir inminente H#ay aquí una alusión al título de )efensor Fidei  que adoptan los reyes de Knglaterra desde %nrique <KKK+ y esta alusión es tanto másclara cuanto que los tres siglos y medio de los que se trata seguidamente constituyen justamente el tiempo transcurrido desde el cisma anglicanoI se de!e encontrar el hilo

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conductor de la política espiritual del mundo. "ransportados del plano místico al planoterrestre, los ^reyes de Eriente\ Halusión a los 6eyes Vagos del %vangelioI son aquellosque poseen la so!eranía política so!re las provincias del Kndostán. So!re el planopersonal, este título implica a aquellos que poseen el conocimiento ^mágico\, o las llavesdel reino del %spíritu+ tener ste, es ser Vago. "anto en uno como en otro de estos dossentidos, el título nos pertenece ya en adelante. 1e uno de los principales depósitos deeste conocimiento mágico, la Qi!lia, nuestro país ha sido durante mucho tiempo elguardián y el defensor principal. 1urante tres siglos y medio, un período que recuerda el

místico( ^un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo\ H)aniel , <KKK, >DI, y tam!in el^a-o de a-os\ H%s decir( trescientos sesenta y cinco a-os, o más !ien, según la cronologíahe!raica, trescientos cincuenta y cinco a-os lunares Hde trescientos cincuenta y cincodíasI que son sólo trescientos cuarenta y cinco a-os solares aproximadamente. Ahora!ien, desde 2D49, fecha del cisma de %nrique <KKK, a 2753, fecha indicada en la predicciónde %liphas vi, de la que vamos a ha!lar, hay exactamente, en efecto, trescientoscuarenta y cinco a-os+ la concordancia es demasiado nota!le para no hacer pensar que lafecha de 2753 ha de!ido ser calculada so!re la !ase que aca!amos de indicarI/ del hroesolar %noc, la Lran Qreta-a ha cuidado amorosa y fielmente, aunque ininteligentemente,la etra que ahora, con el descu!rimiento de la interpretación Hgracias a las revelaciones^intuitivas\ de Anna :ingsfordI, es, como su prototipo Halusión a la Ascensión de ;ristoI,^transportada\ al plano del %spírituO.

D9 ,4?0 E E41? 59 , I351,:

  %l sitio que de!e dejarse a la acción será, en su aplicación, más o menos grandesegún las circunstancias+ es así, en efecto, tanto de los pue!los como de los individuos, y,mientras que la naturale$a de algunos es so!re todo contemplativa, la de otros es so!retodo activa. Sin duda, no hay ningún país donde la aptitud para la contemplación est tanextendida y tan generalmente desarrollada como en la Kndia+ por ello, sta puede ser considerada como representando por excelencia el espíritu oriental. )or el contrario, entre

los pue!los occidentales, es muy cierto que la aptitud para la acción es la que predominaen la mayoría de la gente, y que, incluso si esta tendencia no fuera exagerada y desviadacomo lo es actualmente, no dejaría de su!sistir, de suerte que la contemplación no podría jamás ser más que asunto de una lite mucho más restringida. %so !astaría sin em!argopara que todo retorne al orden, pues la potencia espiritual, al contrario de la fuer$amaterial, no está en modo alguno !asada so!re el número+ pero, actualmente, losoccidentales no son verdaderamente más que hom!res sin casta, no ocupando ningunode ellos el lugar y la función que convendría a su naturale$a+ este mismo desorden seextiende rápidamente, no hay por qu disimularlo, y parece ganar hasta al Eriente, !ienque no le afecte todavía más que de una manera muy superficial y mucho más limitada delo que podrían imaginarse aquellos que, no conociendo sino a orientales más o menosoccidentali$ados, no se dan cuenta de la poca importancia que stos tienen en realidad.

o es menos cierto que hay ahí un peligro que, a pesar de todo, tiene el riesgo deagravarse, al menos transitoriamente+ el 'peligro occidental' no es una pala!ra vana, y elEccidente, que es l mismo su primera víctima, parece querer arrastrar a la humanidadentera en la ruina de la cual está amena$ado por sus propias faltas.  %ste peligro es el de la acción desordenada, por estar privada de su principio+ talacción no es en sí misma sino una pura nada, y no puede conducir más que a unacatástrofe. Sin em!argo, se dirá, si ello existe, es que este desorden mismo de!efinalmente entrar de nuevo en el orden universal, del cual es un elemento tan propio comotodo el resto+ y, desde un punto de vista superior, esto es rigurosamente cierto. "odos losseres, lo sepan o no, lo quieran o no, dependen enteramente de su principio en todo loque ellos son+ la acción desordenada no es posi!le más que por el principio de toda

/ e dice en el Génesis 0ue noch iió trescientos sesenta cinco aos' por ello es caliicado de 6h7roe

solar68 pero' en hereo' la palara 6 shanah6' 6ao6' el nmero 355 se escrien de la misma orma' lo 0ue

 permite una dole interpretación para la e;presión 6ao de aos68 es la sustitución de la cronolo<=a 6lunar6

herea por la cronolo<=a 6solar6 lo 0ue hace posile el c#lculo 0ue hemos indicado.

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siempre allá donde está la sede de esta gran tradición cuyo mantenimiento entre loshom!res es su misión y su ra$ón de ser. )or la cadena ininterrumpida de sus Sa!ios, desus Lurús y de sus Goguis, ella su!siste a travs de todas las vicisitudes del mundoexterior, inque!ranta!le como el M-ru+ durará tanto como el San&tana )hara Hque sepodría traducir por 'e@ perennis, tan exactamente como lo permite una lengua occidentalI,y nunca cesará de contemplar todas las cosas, por el ojo frontal de Shiva, en la serenainmuta!ilidad del eterno presente. "odos los esfuer$os hostiles se romperán finalmentecontra la sola fuer$a de la verdad, como las nu!es se disipan ante el sol, incluso si han

logrado oscurecerlo momentáneamente a nuestras miradas. a acción destructora deltiempo no deja su!sistir más que lo que es superior al tiempo( ella devorará a todos losque han limitado su hori$onte al mundo del cam!io y colocado toda realidad en el devenir,a aquellos que han hecho una religión de lo contingente y de lo transitorio, pues 'aquelque sacrifica a un 1ios se convertirá en el alimento de ese 1ios '+ pero Bqu podría contralos que portan en sí mismos la conciencia de la eternidadC

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FRAGMENTOS DE CARTAS

A LOUIS CATTIAUX

> de enero de 23D8

  a proximidad del fin de ciclo presente no tiene duda para ninguno de aquellos que

tienen conocimiento de ciertos datos tradicionales que concuerdan todos en el mismosentido+ la aceleración que crece sin cesar, de la que usted ha!la, ya no es dudosa, secomprue!a fácilmente en todo lo que pasa a nuestro alrededor+ la he se-aladoexpresamente, por lo demás, varias veces, y so!re todo en el =G$ne de la .uantit5

 A LOUIS CAUDRON

>3 de enero de 2344

)or lo referente a la NcaídaO Hevocada en la Qi!liaI, no pienso que se pueda ver ahí otracosa que una manera de expresar el alejamiento del )rincipio, necesariamente inherentea todo proceso de manifestación+ si se la entiende así, se puede muy !ien decir que laformación del mundo material es una consecuencia de ella Hpero, entindase !ien, se lapuede considerar tam!in a otros niveles, en el interior de ese mundo mismo, y másparticularmente para un ciclo cualquieraI+ solamente que se de!e a-adir que es precisoque este mundo se realice así, dado que representa una posi!ilidad de manifestación.

>3 de mar$o de 234

  o tengo informaciones particulares so!re los acontecimientos del momento+ pero escierto que todo eso está lejos de ser tranquili$ador, y se tiene cada ve$ más la impresiónde que el período final del ciclo podría realmente no estar muy alejado...

 A ANANDA . COOMARASAMY

>> de a!ril de 234

lego a lo que me ha!la en su carta, concerniente a la doctrina de los ciclos+ de!o decir que hay aquí cosas que parecen realmente muy difíciles de expresar, más qui$á que deconce!ir, y es por lo que, aunque me lo hayan pedido a menudo, no he podido nuncadecidirme a hacer un tra!ajo de conjunto so!re este tema. )rimero de!e entenderse !ienque ninguna doctrina tradicional admite la idea de un NprogresoO general, a menos que selo entienda en el sentido completamente restringido de desarrollo material, ya que esto

está de acuerdo incluso con la marcha misma del ciclo. )or consiguiente, no es necesariosuponer en modo alguno tal desarrollo material entre los primeros hom!res+ lo que todaslas tradiciones afirman, es que todos poseían, y de una manera espontánea, un estadoespiritual que no puede ser alcan$ado sino muy difícilmente y excepcionalmente por loshom!res actuales. #ay que se-alar tam!in que los restos descu!iertos por lospaleontólogos no son for$osamente los de los primeros hom!res, so!re todo si stosvivían en algún continente que ha desaparecido despus. )uede que haya ha!ido ya, enpocas remotas, casos de degeneración, so!re todo entre aquellos que ha!ían escapadoa algún cataclismo+ no son por otra parte los indicios materiales los que pueden permitir  ju$gar realmente so!re ello. %n todo caso, tengo la impresión de que las cavernasprehistóricas han sido más !ien santuarios que moradas... o s exactamente a quperíodo se podría hacer corresponder lo que está indicado en el capítulo <K del Pnesis,

lo cual merecería ciertamente ser examinado más de cerca desde este punto de vista.)uede por otra parte que esto sea suscepti!le de varias aplicaciones a diferentes niveles+pero la más inmediata de!e estar en relación con lo que se dice de los últimos tiempos de

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la Atlántida, lo cual no nos llevaría más que al )#&para/u$a y estaría, pues, aún muylejos del comien$o del Manvantara5  1icho esto, creo que, para resolver la principal dificultad que usted se-ala, hay quedistinguir claramente dos cosas completamente diferentes( por una parte, lo que se refierea la marcha misma de un ciclo, es decir en el sentido de desarrollo de un mundo+ por otra,lo que concierne a los seres que están manifestados en ese mundo, pero que no hacenen suma más que atravesarlo sin estarle ligados esencialmente+ el estado de estos seresde!e, de manera general, estar, en cada momento, en conformidad con las condiciones

del mundo considerado, así pues más espiritual al comien$o y más material al final. Sepodría decir que, al comien$o, un mundo es apto para suministrar un terreno demanifestación a seres realmente más Navan$adosO que aquellos que vendrán despus+ noveo que haya aquí algo contradictorio. )or otra parte, la distinción que aca!o de decir aparecería claramente si, por ejemplo, se considera esto( cuando se ha!la de los ciclosanteriores al nuestro H!ien entendido que esto de!e comprenderse analógicamente y noen un sentido literalmente temporalI, se les presenta como por de!ajo o detrás denosotros+ cuando se ha!la de seres que nos han precedido en el trayecto de los ciclos, seles representa al contrario for$osamente como encima o por delante de nosotros+ y estose relaciona aún naturalmente a la oposición de los )kvas y los  Asuras555 #e de!idoescri!ir en otro tiempo, so!re este tipo de antinomias NcosmológicasO, algo que no hepu!licado nunca, pero que encontrar sin duda entre mis papeles, y que podr qui$áretomar un día.  os NKnfiernosO parecen designar en realidad varias cosas que hay motivo paradistinguir( ya sea los propios estados inferiores Hciclos que preceden al nuestro en lamanifestación universalI, ya sea las NhuellasO de estos estados en el estado humano+tam!in los Nlim!osO, dominio de las potencialidades no*actuali$adas, que puederesponder más particularmente a lo que usted considera+ o !ien las Ntinie!las exterioresO,donde son arrojados finalmente los NdesechosO de un ciclo, y que corresponden tam!in,en el sim!olismo hindú, a la región oscura situada más allá del monte 'o(aAlo(a, etc.%l Krita/u$a puede ha!er sucedido Nen la tierraO, pero esto no indica necesariamente quela propia tierra fuera entonces la que es actualmente+ podría uno preguntarse incluso si noson los cam!ios de condiciones acaecidos en ciertas pocas en el mundo terrestre los

que impiden que se pueda, mediante cualquier tipo de investigaciones, encontrar vestigiosverdaderamente NprimitivosO. 1iría de !uena gana tam!in que Nen ^la\ tierraO no significaexactamente Nen ^esta\ tierraO+ la tradición islámica ha!la muy claramente de Nsiete tierrasO,manifestadas sucesivamente o alternativamente, y que son por otra parte la misma cosaque los siete d#*pas de la tradición hindú. Qien entendido, todo esto no impide que lasconsideraciones so!re los orígenes puedan tam!in ser contempladas en un sentido másuniversal+ y de!en siempre poder, mediante una transposición apropiada, aplicarse atodos los niveles, comprendido en estos el que representa la historia de la humanidadterrestre.

2 de a!ril de 2398

 Aca!o de reci!ir el artículo The 'ost Atlantis que me ha!ía enviado, y se lo agrade$co+no estoy contrariado al ver que las conclusiones no son muy favora!les a la teoría deJegener. %n efecto, esta teoría me ha parecido siempre claramente contraria a lo que sedice en todas las tradiciones a propósito de los continentes desaparecidos. %s verdad quehay que distinguir entre las cosas que se refieren evidentemente a pocas muy diferentes,pues los cataclismos por los que estos continentes han sido engullidos, al ser contemporáneos de la humanidad actual, son muy recientes con relación al NtiempogeológicoO del que se trata en la teoría en cuestión+ pero la incompati!ilidad viene de que,con la hipótesis de Jegener, es imposi!le encontrar un lugar para estos continentes. %nfin, lo que es más !ien satisfactorio es que los geólogos mismos parecen no contemplar ya a la Atlántida como un simple NmitoO, y que admiten la posi!ilidad de su desaparición en

una poca en la que la humanidad ha podido guardar el recuerdo+ pero, a propósito deesto, la noción de una fol(eory, de la que es cuestión en el artículo, no me parece delas más claras+ Bes un medio de evitar reconocer la existencia de una tradición en elverdadero sentido de la pala!raC

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 A <ULIUS EVOLA

>9 de junio de 2397

  %n la espera, me alegra sa!er que al menos ha podido leer el =G$ne de la .uantit+

las aproximaciones que ha encontrado con lo que usted mismo ha!ía desarrollado conocasión de la nueva edición de sus li!ros son interesantes, y es seguro que esto no de!ecarecer de significado. So!re lo que me dice acerca del fin del ciclo, se trata ciertamentede algo difícil de exponer con toda la claridad desea!le. )ero lo que hace faltacomprender !ien es que se trata, en cierto modo, de un NvuelcoO imprevisto, con vistas aun nuevo inicio, y no de un reascenso gradual+ ello, por el hecho mismo de que el puntomás !ajo Hdel cicloI va a reunirse con el punto más alto. )or otra parte, no pueden existir en realidad ciclos verdaderamente cerrados, porque, siendo infinita la )osi!ilidaduniversal, no puede comportar ninguna repetición+ tal concepción de los ciclos cerradossería, en el plano macrocósmico, el equivalente de lo que es la teoría de la reencarnaciónen el plano microcósmico.

>9 de octu!re de 2397

  So!re lo que afirma acerca de la cuestión de los ciclos, la imagen de un círculo cerradono corresponde a los datos tradicionales, porque implicaría un 'retorno' o una repeticiónidntica, que está excluida por la infinidad misma de la )osi!ilidad universal+ en suma,sería en cierto modo el equivalente macrocósmico de lo que es la 'reencarnación' desdeel punto vista microcósmico, y uno y otra caen !ajo las mismas o!jeciones. %n cuanto a larepresentación en trminos de espirales no cerradas de modo que el inicio y el final estnsolamente en correspondencia, sin confundirse, no creo que se pueda asimilar a unadoctrina evolucionista porque sólo sim!ólicamente los ciclos vienen presentados comosucesivos+ en realidad, se los de!e considerar como esencialmente simultáneos, y ello

!asta evidentemente para que no se pueda ha!lar de 'evolución'. Al respecto, puedepresentar dificultad solamente la tendencia, demasiado difundida, a extender el punto devista temporal a dominios a los cuales no puede ser aplicado en modo alguno.

 A GASTON GEORGEL

)u!licadas en %n 'es .uatre V$es de l:<uanit, Arch, Vilán, 235.

>3 de diciem!re de 2345

  ;onfieso que ha!ía olvidado lo que cita <d. en su li!ro respecto a los temperamentos,

ha!indome fijado especialmente en lo que concierne directamente a la cuestión de losciclos. Se trata realmente de los cuatro temperamentos tradicionales+ sin duda, ha!ríaciertas reservas que hacer so!re algunos de los puntos de la descripción, pero, por elmomento al menos, no quiero detenerme en los detalles, y me limitar a la cuestión de lascorrespondencias de la que me ha!la <d. más especialmente. %s verdaderamente curiosoque, en todas partes donde he visto indicadas tales correspondencias, siempre las heencontrado Nentur!iadasO de una u otra manera+ no veo por otra parte qu ra$ón puedeexistir para sem!rar la confusión a propósito... %n realidad, estas correspondencias seesta!lecen así(

orte * invierno * infancia * linfático * ra$a !lanca * aguaEriente * primavera juventud * nervioso * ra$a amarilla * aire

Sur * verano * madure$ * sanguíneo * ra$a negra * fuegoEccidente * oto-o * veje$ * !ilioso * ra$a roja * tierra

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  1udo de que pueda esta!lecerse una estricta correspondencia con las facultades. )or otra parte, dejo de lado la relación de los elementos con los Nestados físicosO, asunto queno posee gran inters, y detrás del cual, a menudo, se oculta uno de esos errores so!re lanaturale$a de los elementos que muy fácilmente conducen a esos intentos deaproximación con las ciencias modernas+ en todo caso, el fuego y el ter son doselementos diferentes+ el ter no aparece aquí porque se sitúa en el centro,correspondiendo a un estado de equili!rio indiferenciado. %n fin, no hay aquí ningunaconsecuencia que extraer en cuanto a una pretendida superioridad de tal o cual ra$a+ ellas

son simplemente diferentes y poseen sus propias posi!ilidades+ y cada una tiene o hatenido su período de supremacía o de predominio, conforme a las leyes cíclicas...

9 de octu!re de 239D

  o aca!o de comprender de qu manera considera <d. el Kalpa( ste es la duraciontotal de un mundo, y no puede estar comprendido entonces en ningún ciclo más extenso+se divide en 29 Manvantaras, siendo cada uno de ellos el ciclo completo de unahumanidad+ la consideración de las cuatro edades se aplica a cada Manvantara, pero jamás he visto en parte alguna que se pueda aplicar al conjunto de un Kalpa. %n cuanto ala tradición cristiana, no considera nada más allá del presente Manvantara+ lo que ellaconsidera como el Nfin del mundoO, y que sería mejor llamar el fin de un mundo, no esentonces sino el fin de la actual humanidad+ por otra parte, pienso que podrá encontrar <d. en mi nuevo li!ro algunas aclaraciones a este respecto. %s evidente que, en estascondiciones, el )araíso terrestre corresponde al :rita*Guga o Nedad de oroO de nuestroManvantara+ ya que los hom!res de las primeras pocas vivieron en continentesactualmente desaparecidos, es muy poco verosímil que los restos NprehistóricosO quepuedan descu!rirse se remonten tan lejos, y, de hecho, apenas parecen serles atri!uidosordinariamente sino 2D ó >8.888 a-os, lo que es aún relativamente reciente+ senecesitaría al menos el triple para que dataran de la Nedad de oroO.  ltimamente he leído 'XEvolution r$ressive, li!ro del cual me ha!la <d., y, en efecto,tengo intención de redactar una rese-a so!re l+ tiene opiniones interesantes, so!re todocontra el transformismo, pero tam!in otras que son más !ien dudosas+ en todo caso, la

suma de los a-os de los Vanvantaras transcurridos está muy lejos de equivaler a losmillones de a-os que, con o sin ra$ón, se asigna a las eras geológicas, pues ni siquieraalcan$a el medio millón.

>4 de septiem!re de 239

  Sin duda, tiene <d. ra$ón al considerar, al principio del Manvantara, un período encierto modo indíferenciado, al menos en el sentido en que la tradición primordial no teníasino una única cuna, la región hiper!órea. %stá menos claro para las ra$as, y no creo queen ningún lugar se encuentren indicaciones precisas a este respecto+ qui$á sea posi!le,no o!stante, considerar una determinada correspondencia entre la diferenciación de lasra$as y la de las principales tradiciones que derivan de la tradición primordial. Se plantea

entonces otra cuestión( el origen de las diferentes ra$as, Bde!e ser considerado comosimultáneo o como sucesivoC %n todo caso, aparecen ligadas a los diferentes continentesque han desaparecido en los cataclismos sucesivos ocurridos en el curso del ManvantaraHde donde su correspondencia, incluso geográfica, con los puntos cardinalesI.  %n cuanto al  Ada del Lnesis, no pienso que se refiera al inicio del Kalpa, pues laNperspectivaO !í!lica, si puede decirse, no parece considerar más que nuestroManvantara. %n efecto, si fuera de otro modo, Bdónde se situarían los restantesManvantaras en la continuación del relato, ya que en ninguna parte se ve reaparecer unestado correspondiente al )araíso terrestreC )arece incluso que las primeras fases delManvantara no sean consideradas sino Nen resumenO, y que haya una referencia másparticular y más directa al periodo atlante+ ello puede resultar de que el nom!re de  Adasignifica NrojoO, y tam!in de cierto número de otros detalles que indican una forma de

tradición propiamente occidental. Sea como sea, el diluvio de o, al menos en su sentidomás inmediato y en cierto modo NhistóricoO, no puede referirse más que a la desapariciónde la Atlántida, puesto que no se trata de ningún otro cataclismo tras ste+ no de!e ser entonces confundido con el diluvio del Manvantara Hdonde se ve a quien será el Manú de

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este ciclo llevando con l en el Arca a los siete =ishis, que representan y resumen en ellostoda la sa!iduría de los ciclos anterioresI. )or otra parte, es evidente que un sim!olismotal como el del diluvio es siempre aplica!le a numerosos niveles diferentes+ pero, en todoello, se trata so!re todo de una cuestión de NperspectivaO inherente a cada una de lasdiferentes formas tradicionales.  Aún a-adir que, correlativamente al Lnesis, el Apocalipsis no descri!e propiamentesino el fin de nuestro Manvantara, y no el del Kalpa al completo.  ;on seguridad, la fantasmagoría de los períodos geológicos es uno de los puntos

d!iles de 'XEvolution re$ressive, cuyos autores, por otra parte, dan prue!a de unliteralismo !astante grosero en su interpretación de la Qi!lia. %n cuanto a la ausencia defósiles humanos que se remonten más allá de una cierta poca Htoda reserva hecha tantoso!re la NcronologíaO de los prehistoriadores como so!re la de los geólogosI, sin dudapuede explicarse por diferentes ra$ones+ incluso hay otras cosas de tiempos menosantiguos que tampoco se encontrarán jamás.  o tengo conocimiento del artículo del ). "eilhard de ;hardin del que me ha!la <d.,pero no me sorprende en a!soluto nada de lo que <d. me dice. 6ecuerdo a propósito deesto al ). Liliet Hque entonces todavía no era Leneral de los 1ominicosI diciendo un día(Nlos últimos defensores del transformismo serán dos católicos, %duard e 6oy y el )."eilhard de ;hardinO. %sto de!ía ser, si recuerdo !ien, cuando se pu!licó el li!ro de<ialleton, el cual, de!o decirlo, me pareció ha!lar más contra el transformismo que'XEvolution re$ressive.

>7 de enero de 2397

  Según la tradición hindú, los Asuras son anteriores a los )-vas, lo que parece implicar que los Knfiernos corresponden a los ciclos anteriores y los ;ielos a los ciclos posteriorescon respecto al que es tomado como trmino de comparación. %sta es una cuestióncompletamente diferente e incluso, según creo, independiente de la del NdescensoO que seproduce del principio al fin de cada Manvantara considerado aisladamente+ por otra parte,ello concuerda con lo que he indicado en el cap. PPKKK de 'a Prande Triade. %s sinem!argo posi!le que, según los puntos de vista, quepa considerar en ciertos casos

correspondencias diferentes, pues, en realidad, las dos tendencias ascendente ydescendente coexisten siempre en toda manifestación, y jamás se puede ha!lar más quedel predominio de una so!re otra, sin excluir la consideración de la anterior. )or otraparte, es necesario indicar que los 5 d#*pas, cuya serie de!e repetirse dos veces en elcurso de los 29 Manvantaras, corresponden propiamente a las 5 regiones del espacio, esdecir, al centro y a las direcciones de los !ra$os de la cru$ de 4 dimensiones.  a Nedad de los #roesO no es ninguna de las 9 edades en las que se divide elManvantara, ni otra edad especial que vendría a a-adirse a stas, sino más !ien unasimple su!división+ sería preciso poder referirse a lo que dice #esíodo, pero no dispongoaquí del texto+ no o!stante, en lo que puedo recordar, parece que se sitúa en la Nedad dehierroO, de la que es como la primera fase, y en la que representaría una especie dereflejo de las edades precedentes. )or otra parte, no está claro que esto tenga una

relación directa con el inicio deK capítulo del Lnesis, que de!e referirse a una pocamás alejada Hel comien$o del :ali*Guga correspondería más !ien a la "orre de Qa!elI+ hayque desconfiar de las similitudes que más !ien provienen de las traducciones que deltexto mismo.

A GUIDO DE GIORGIO

2D de agosto de 23>5

  H...I Soy totalmente de su opinión en lo que dice so!re el estado de la humanidadactual en relación con el :ali*Guga+ es además lo que explico en el volumen que aca!o determinar+ por otra parte, es !ien cierto que la NiniciaciónO no se comprende más que por las

condiciones especiales del :ali*Guga, fuera de las cuales no tendría ra$ón de ser. o esmenos cierto que hace falta, en efecto, tener en cuenta esas condiciones+ por ello, aunqueestando de acuerdo con <d. en principio, de!o sin em!argo mantener todo lo que hedicho so!re la función de la lite. %sta función, por lo demás, no es propia de las

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tradiciones de forma religiosa+ el ejemplo del "aoísmo es una prue!a suficiente de ello+ ylo mismo se encuentra por todas partes, aunque a veces de manera menos tajante Hen laKndia, por ejemploI. 1esde el :ali*Guga la NiniciaciónO existe en Eriente tanto como haexistido en Eccidente+ hay ahí una necesidad de hecho. o mismo para el sim!olismo, elempleo de sím!olos compara!les a los sím!olos hermticos es totalmente generaltam!in+ y esos sím!olos no se oponen a los sím!olos naturales, sino que, al contrario, serelacionan con ellos muy normalmente. Además, el carácter sim!ólico de todamanifestación permite dar a los hechos históricos, tanto como a todo el resto, un valor 

muy distinto al que tiene en sí mismos+ esto por lo que decís a propósito de 1ante+ elsim!olismo de ste es, si usted quiere, occidental en su forma exterior, pero totalmenteequivalente a los sim!olismos orientales. )or lo demás, no ha ha!ido oposición entreEriente y Eccidente más que cuando ste ha perdido su tradición, comprendido ahí elsentido del sim!olismo+ el hermetismo está mucho más próximo al espíritu oriental que alespíritu occidental moderno. &ui$á tendremos pronto ocasión de ha!lar de nuevo de esomás ampliamente.

A VASILE LOVINESCU

>2 de julio de 234D

%n cuanto al fin del ciclo, todos los cálculos parecen converger hacia los últimos a-os deeste siglo+ y un gran ShaiQ  de Varruecos afirma!a últimamente que el Anticristo ya hanacido, pero que no de!e manifestarse enseguida todavía. %n cuanto a las posi!ilidadesde una renovación iniciática en Eccidente antes de estos acontecimientos, es algo muydifícil de decir, y no hay hasta ahora ningún indicio que permita pronunciarse claramenteso!re ello.

>9 de fe!rero de 234

%videntemente, si el Anticristo ha nacido ya, los acontecimientos de!en precipitarse+ lasindicaciones más diversas concuerdan por otra parte para dar a pensar que todo de!e

ocurrir antes del fin del siglo PP+ tal ve$ sería imprudente querer precisar más lasfechasX28 de noviem!re de 234

 ;on respecto a las historias de la Lran )irámide, verá usted en E5 T5 de este mes mirese-a del li!ro en cuestión+ parece que ste ha tenido un xito increí!le y que se vendenmiles de ejemplares, gracias por otra parte a una propaganda demasiado sa!iamenteorgani$ada como para no ser asimismo !ien sospechosaX na ve$ que lo haya leídousted, ya me dirá si tiene preguntas acerca del tema so!re las que quisiera especialmentealgunas aclaraciones. ;ontinúan apareciendo por todas partes predicciones so!re laentrada en una 'nueva era' en este fin de a-o+ eso de!ería ser el 'fin de la grantri!ulación', y, con el cari$ de los actuales acontecimientos, verdaderamente no se perci!e

hasta el momento nada de elloX Sea como fuere, mi impresión es desde luego que sequiere hacer que ocurra 'algo' alimentando todas estas sugestiones, quedesgraciadamente influyen con demasiada facilidad so!re la mentalidad de nuestrapocaX

Se dice aquí que Log y Vagog son pue!los que viven !ajo tierra, y que saldrán pocoantes del 'fin de los tiempos'+ cosa !astante curiosa, es que tan pronto se los ve comoenanos, tan pronto como gigantes, y no es este el único caso en que estas dos ideas queparecen opuestas se encuentran en cierto modo confundidasX

A GOFFREDO PISTONI

D de septiem!re de 2393

  a o!jeción planteada por su amigo contra la necesidad de una vinculación iniciáticaregular, al menos en ciertos casos, muestra solamente una incomprehensión de las leyes

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cíclicas y de las condiciones que resultan de ellas. Vientras dure el :ali*Guga Hy esevidente que todavía nos encontramos en lI, el 'descenso' continúa, e incluso de unamanera más acentuada y rápida, hasta la catástrofe final. %l regreso a los orígenes seproduce, por una especie de 'vuelta' instantánea, al principio del ciclo siguiente, y no deuna forma gradual en el curso del ciclo actual. a posi!ilidad de que se trata no existe,pues, en los últimos períodos de sta e incluso la misma cualificación para la iniciación escada ve$ más rara+ sta es toda la respuesta a este asunto.

>D de julio de 23D8

  )ara volver a su amigo, so!re lo que me cita de l en su segunda carta, no hay grancosa que a-adir, pues insiste mucho en las mismas cosas+ sólo puedo mantener que nohay 'divulgación', y me pregunto en qu puede consistir esta 'avalancha depu!licaciones' de que ha!la, pues yo sólo cono$co un número ínfimo que tenganrealmente un valor tradicional. Además es evidente que, por la misma marcha del ciclo,los inicia!les de!en ser cada ve$ menos numerosos, y esto hasta el mismo fin del :ali*Guga, pues es sólo entonces cuando el 'descenso' se ha!rá consumado Hhay quecomprender que el ascenso, para reunirse con el origen, se efectúa por un'endere$amiento' repentino y no gradualmenteI. o me explico qu es lo que l puedeencontrar que no est suficientemente claro en todo esto+ si l no comprende misexplicaciones, yo nada puedo verdaderamente... o que aca!o de decir responde ya enparte a las preguntas que <d. mismo ha a-adido+ por otra parte es posi!le que como <d.dice, la necesidad de no 'anticipar' sea en cierto sentido menor al final de ciclo, pero nohay que olvidar que tam!in hay otra necesidad, la de que al menos algunos guardenhasta el final el depósito integral de la tradición para transmitirlo al ciclo futuro.