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BELLUM CANTABRICUM ET ROMANORUM CASTRA Humberto García Colomina | Asignatura: Arqueología Militar Romana.

GUERRAS CÁNTABRAS

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BELLUM CANTABRICUM

ET ROMANORUM

CASTRA

Humberto García Colomina | Asignatura: Arqueología Militar Romana.

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�DICE

I�TRODUCCIÓ�………………………………………………….pág.3

CO�TEXTO HISTÓRICO………………………………………..pág.4

LAS GUERRAS CÁ�TABRAS…………………………………...pág.10

ARA PACIS…………………………………………………………pág.18

CASTRA ROMA�OS………………………………………………pág.20

CAMPAME�TOS ROMA�OS SEGÚ� LAS FUE�TES……….pág.22

ESTRUCTURA DE LOS CAMPAME�TOS ROMA�OS………pág.27

CAMPAME�TOS ROMA�OS DE LAS GUERRAS CÁ�TABRAS…………………………………………………….....pág.28

CO�CLUSIÓ�…………………………………………………...…pág.45

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………...…….pág.47

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I�TRODUCCIÓ�

Las pretensiones de este trabajo, es explicar la aparición, función y características de los diferentes campamentos o “castra” romanos que actuaron en las llamadas Guerras Cántabras que enfrentaron a las diferentes poblaciones indígenas cántabras y astures contra el Imperio Romano. Debido a la magnitud de campamentos de mayor o menor entidad, sobre todo me centraré en los campamentos que contengan elementos muy distintos entre ellos, siguiendo criterios como la forma, la función, los restos materiales hallados etc. Otro de los aspectos que también quiero destacar, es la realización tanto de una pequeña introducción histórica, la cual aportará una visión globalizadora del conflicto y un contexto en el que poder movernos y que a su vez nos darán las claves de la aparición de muchos de estos campamentos, las consecuencias del fin de dicho conflicto, tanto en Roma como en Hispania. Los diferentes autores que a lo largo de la Historia han trabajado en hacer posibles dichos descubrimientos y la creación de una metodología a la hora de estudiar los campamentos romanos. (La Arqueología Militar romana es de agradecer a unos pocos, aunque esperemos que la tendencia cambie). Por último, señalar la importancia que tuvo esta guerra para el Imperio y su reflejo en Roma y el limes.

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CO�TEXTO HISTÓRICO

Augusto, hijo adoptivo de Julio César, después de la muerte de éste en el Senado de Roma a manos de una coalición de senadores representados sobre todo por Marco Junio Bruto, se convierte en el hombre más acaudalado de Roma y decide junto a Marco Antonio, vengar la muerte de su padre. En el 44 a.C. se firmará el tratado de Bolonia, por el cual se crea el segundo triunvirato en el cual, la República de Roma será dividida entre César Octaviano, Marco Antonio y Marco Emilio Lépido y tendrá una vigencia de 5 años.

El momento de la venganza será en el año 42 a.C. cuando el ejército del triunvirato se enfrentará al ejército de Bruto y Cayo Casio en la batalla de Filipos, donde estos últimos terminaron derrotados y muertos en el campo de batalla.

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El resultado efectivo de la batalla fue que la República de Roma quedara dividida entre

Octaviano y Marco Antonio, donde Lépido actuaba de mediador ante ambos. Esta alianza sería efectiva hasta el año 31 a.C. El Triunvirato, era un pacto por tanto de difícil estabilidad, los intereses personales tanto de Octavio como de Marco Antonio se disponían por encima del mantenimiento de la paz. No podemos decir que hubiera una única causa, en realidad, cuando Marco Antonio se dirige a Egipto para iniciar la campaña contra los partos, comienza un juego político-estratégico-militar donde entrarán en juego muchos aspectos. Por un lado, Marco Antonio se había casado con Octavia, hermana de Octavio para que la alianza entre ambos triunviros estuviera garantizada, el rechazo y posterior divorcio de Marco Antonio para poder estar con la reina Cleopatra, fue considerado un escándalo en Roma y una afrenta personal a la familia de los Julios en particular. Por otro lado, el levantamiento por parte de Sexto Pompeyo, hijo de Pompeyo “el grande” en la isla de Sicilia, promovió que la mayor parte del ejército del triunvirato se quedase en Roma, incluida la armada romana, con lo cual Marco Antonio solo contó con 2000 legionarios veteranos de las guerras contra Bruto y Casio y unos pocos barcos casi inservibles, mientras que el resto de las tropas reclutadas para llevar a cabo la campaña Parta, fueron pagadas por Cleopatra. Se producirá la campaña de Armenia, también pagada con dinero egipcio y después del éxito, realizó una parodia de un triunfo al estilo romano pero en Alejandría y fue en ese momento cuando dio por cancelado el acuerdo con Octavio, nombró heredero de algunos territorios conquistados a sus hijos y declaró a Cesarión, hijo de Cleopatra como legítimo heredero de Julio César. Todo esto sumado a una gran hambruna que asoló Roma en esos años, sobre todo debido a las malas cosechas y al embargo de trigo al que sometió Marco Antonio a Octavio pensando que de esa forma, el pueblo estallaría contra Octavio.

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El enfrentamiento abierto se llevaría a cabo en torno a los años 33-32 a.C. donde Marco Antonio anunció el divorcio oficial de su mujer Octavia, acusó a Octavio de haber falsificado el testamento de Julio César y por tanto, no tendría derecho a disponer ni del dinero ni de la posición de poder que ocupaba. Marco Antonio según Suetonio en la biografía que presenta de Octavio, en continuas ocasiones, nombra como éste se burlaba de los orígenes plebeyos de los bisabuelos de Octavio, a los cuales tacha de libertos, africanos o panaderos, nombrando a Augusto, el nieto del panadero. Octavio ante el Senado de Roma reaccionó acusando a Marco Antonio de iniciar campañas sin el permiso del Senado, ser el culpable de la ejecución de Sexto Pompeyo sin haber sido juzgado o asignar a hombres de su confianza en el control de ciertas provincias orientales, sin contar de nuevo con el consentimiento ni la votación del Senado. Por último, presentó un documento que era el “supuesto” (ya que muchos investigadores, piensan que era un documento falso) testamento de Marco Antonio, el cual habría obtenido Octavio de la casa de las vestales, donde ponía de relieve la intención de éste, de gobernar junto a Cleopatra como si fuese un rey, dejando como herederos a sus propios hijos. Estos hechos, combinados a la habilidad de Octavio para presentar ante la plebe a Marco Antonio como un hombre hechizado por Cleopatra, la cual ha hecho que éste se olvide de su pueblo y les haga pasar hambre. De esta forma es como Octavio se ganó el favor tanto del Senado como del pueblo. El Senado despojó a Marco Antonio de sus títulos y poderes y declaró la guerra a Cleopatra.

Después de que Marco Vipsanio Agripa tomara importante puerto de Metone en Grecia y acorralar a las fuerzas de M. Antonio, en el año 31 a.C. se produjo la batalla de Actium o Accio, donde las naves de M. Antonio más lentas y con una menor maniobrabilidad que las de Agripa, finalmente fueron derrotadas.

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Sin embargo, aunque M. Antonio y las naves egipcias lograron escapar a la batalla, la guerra ya estaba decidida. Después por tanto de la victoria de Octavio en Actium, se producirá la invasión de Egipto y el suicidio tanto de Marco Antonio como de Cleopatra antes de ser capturados. Los hijos de ambos fueron llevados a Roma donde fueron educados y se les proporcionó una categoría acorde con su nacimiento, mientras que Cesarión asesinado mientras que intentaba escapar.

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De esta forma César Octavio como se hizo llamar a partir de su adopción, quedó como vencedor después de una serie de continuas guerras civiles que comenzaron con su padre. A partir de este momento, se convirtió el hombre más poderoso de Roma, controlaba el ejército y el Senado no tenía ni fuerzas ni ganas para seguir con la lucha. Augusto se hará por tanto con el poder de la República de una forma absoluta, saltándose la ley de la república, acumuló en su persona tanto cargos como poderes civiles, religiosos y militares. De todos estos el más importante fue el de Imperator. Según su biografía escrita por Suetonio, destaca de César Augusto que fue un gran reformador. En el punto de vista militar llevó a cabo una serie de medidas, como la de que sus legados solo pudieran visitar a sus esposas en los meses de invierno, aumentó la disciplina, un ejemplo de ello, es la venta de un hombre perteneciente a la orden de los caballeros que había amputado a sus hijos los dedos meñiques para hacer que se librasen del servicio militar (luego fue liberado por orden de Augusto en el campo sin que nadie lo viera). Otra de las medidas fue por ejemplo el licenciamiento de las la mayor parte de las legiones cuyos hombres eran poco disciplinados como la Legio X, de la cual se decía que solo obedecía murmurando. Una vez terminadas las guerras civiles dejó de llamar a los soldados “compañeros”, para llamarlos soldados y prohibió a sus legados e inclusos familiares que utilizaran dicho término. Dejó de reclutar esclavos a excepción de libertos, los cuales eran situados en primera fila del combate y siempre convivían separados del resto de soldados.

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Augusto después de las guerras civiles, pacificó algunos territorios que ya habían sido conquistados previamente como Aquitania, Panonia o Dalmatia. La Recia fue controlada, los dacios sufrieron una derrota muy cruenta que le costó incluso la vida a 3 de sus jefes y los germanos fueron obligados a retroceder al otro lado del río Elba.

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LAS GUERRAS CÁ�TABRAS

Una vez pacificada la República, Augusto se convertirá en el dueño de Roma, el hombre más poderoso, había vengado a su padre dando muerte a Bruto y Casio, había vencido a Marco Antonio y Cleopatra en Actium, vencido al Sexto Pompeyo en Sicilia o a L. Antonio (hermano de M.Antonio) en Perugia, pero todas sus grandes victorias las había cosechado ante romanos, necesitaba por tanto una victoria como los grandes cónsules de la República ( los escipiónes, Mario, Pompeyo o el propio Julio César) y la pacificación total de Hispania parecía la solución, ya que por un lado terminaría con una gesta que había comenzado dos centurias antes y por otro, podía reportar pingues beneficios al controlar una zona con importantes recursos . Los preparativos seguramente comenzaron antes, ya que una campaña de estas características necesitaba de una planificación previa, aunque los primeros combates comenzaron en año 29 a.C. cuando el general Estatilio Tauro someta a los vacceos pero tanto astures como cántabros resistirán. Otra de las peculiaridades de esta campaña, es que parte de la misma, será dirigida por el propio Augusto en persona, aunque debido a una enfermedad que contraerá en Cantabria y que lo perseguirá hasta el fin de sus días y a los asuntos de estado que lo requerían en Roma, la campaña la finalizará su amigo y gran general Agripa.

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Las fuentes oficiales romanas, hablan de una vez pacificados los vacceos, territorio que destacará por su producción agrícola, tanto astures como cántabros bajaban desde sus montañas para saquear los pueblos vacceos y por ello Roma se vio obligada a intervenir a favor de estos últimos. Aunque la realidad sería muy distinta, ya que como apunta Diodoro Sículo, tanto vacceos, astures y cántabros serían socios y aliados, si nos trasladamos a las condiciones actuales, tanto astures como cántabros se distinguen por la calidad y cantidad de su ganadería, por tanto no es de extrañar que es vez de razias dirigidas hacia sus vecinos, sus acuerdos fueran comerciales y que cuando Roma conquistó y sometió al pueblo vacceo, estos mercado se cancelase. También como en otras ocasiones empleadas por Roma, la causas belli no sería real y solo se buscaba una justificación que no dejara a Roma como el iniciador del conflicto, lo que también vemos repetido a lo largo de toda su historia, como por ejemplo las Guerras Púnicas donde Roma responde siempre en llamamiento de un aliado o una agresión previa.

Dos generales romanos, obtuvieron el derecho de realizar sendos desfiles militares en Roma por victorias conseguidas relacionadas con las guerras cántabras. En el 28 a.C. Calvisio Sabino y en el 26 a.C. será Sexto Apuleyo.

Sin duda alguna y como he mencionado anteriormente, los preparativos para esta campaña militar se debieron gestar mucho antes del inicio de la misma, sobre todo puesto que el desplazamiento, la coordinación y el abastecimiento del total de legiones que participaron de la misma, no es algo que se pueda preparar de la noche a la mañana, ya que Roma desplazaría para la misma una cantidad nada despreciable de 50.000

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hombres legionarios y otros tantos de tropas auxiliares. Esta cifra puede parecer desmedida en cuanto a que tanto astures como cántabros, contaban con muchos menos efectivos y tecnología, pero esto muestra de la importancia que tenía para Augusto que nada saliese mal, debía ser su gran triunfo ante Roma a parte de los beneficios tanto en oro como en cobre o hierro (Las Médulas, Cabárceno etc.) Tal vez, todas las legiones no actuaron de forma conjunta, aunque hoy en día hay un gran consenso entre los investigadores, que si no actuaron todas las legiones a la vez, sí que hubo una acción coordinada de las mismas y por tanto, este es un argumento que se suma a lo que he expuesto anteriormente de la minuciosa preparación de la campaña. Las legiones que participaron en las Guerras Cántabras, se elevan a ocho: I Augusta, II Augusta, IV Macedónica, V Alaudae, VI Victrix, IX Hispanensis, X Gemina y la XX Valeria Victrix. La utilización de tantas legiones también se debió en gran parte a la orografía tan particular de esta zona, donde destacan las zonas montañosas y boscosas, las cuales no eran las idóneas para un ejército como el romano, el cual prefería el combate a campo abierto donde podía gracias a su táctica, disciplina, armamento y número, superar con gran facilidad a sus adversarios. Un ejemplo lo encontraremos en la conquista de Wales por parte de Agrícola, el cual necesitó menos legiones para su consecución, pero los llanos de Wales, facilitaban al ejército romano su tarea. Aunque más tarde abordaré el tema de las tácticas utilizadas por los romanos para vencer a cántabros y astures.

Pero si el número de tropas era importante, no lo eran menos, los nombres de los legados que participaron en las mismas. Podemos encontrar nombre como Statuilio

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Tauro, colega de consulado con Augusto en el 26 a.C. que era el militar más destacado después de Agrippa, contaba con experiencia militar de las guerras de Sicilia, Iliria y África y ya habíapeleado contra cántabros y vacceos en el año 29 a.C. Calvisio Sabino, cónsul en el año 39 a.C. y destacado almirate de la flota que también luchó contra los cántbros en el 28 a.C. obteniendo por ello el triunfo en Roma. Sexto Apuleyo, cónsul en el año 29 a.C. pariente de Augusto y que también contaba con experiencia de combate contra los cántabros y los había derrotado. Antistio y Carisio, legados de la Citerior y la Ulterior respectivamente. Antistio Vetus, cónsul suffectus en el año 30 a.C., pertenecía a una familia de militares expertos, había desempeñado cargos muy importantes en Siria. Publio Carisio general con fama de ser cruel con el enemigo y que había combatido en las Guerras Civiles.

A partir de los años 26-25 a.C. los enfrentamientos estuvieron a cargo de Lucio Elio Lamia, el cual es nombrado por Horacio (Carm. 3, 17, 1.) en una oda. Cayo Furnio, quien llegó a cónsul en el 17 a.C. aunque era hijo de un partidario de M. Antonio. P. Silio Nerva, íntimo amigo de Augusto, cónsul en el año 20 a.C. experto militar en campañas de montaña, decisivo en la conquista de los Alpes y finalmente, M. Vipsanio Agrippa, vencedor de Actium, en su tiempo considerado el mejor general de Roma y del mundo, será el encargado de culminar con éxito la campaña.

El cuartel general de operaciones donde se llevó a cabo la táctica que iba a ser empleada en la contienda, fue Tarraco, capital de la Citerior, donde no solo se le dio importancia al estudio del terreno, la selección de la estrategia a seguir y la concentración de tropas sino también montar un dispositivo eficaz de avituallamiento, debido sobre todo a que las características de Cantabria, hacían casi imposible que tal cantidad de soldados se

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pudieran avituallar con los recursos que les ofrecía la zona (como he mencionado anteriormente, los cántabros y astures seguramente comerciaban para obtener la falta de grano) y por eso los cereales deberían traerse desde otras regiones de Hispania. El campamento de Segisamo contaría con hórreos de trigo y cebada que procedería de la Citerior, aprovechando la vía del valle del Ebro o la vía de Virovesca (Briviesca) o desde el territorio Vacceo. A su vez el ejército de la Ulterior, recibirá los suministros desde la Bética o la Lusitana (Andalucía, Portugal, Extremadura o los ampos de Salamanca) con destino al campamento de Carisio, situado al sur del Duero, a su vez, Segisamo y Carisio se encontrarían perfectamente comunicados entre sí.

Según Estrabón (III, 4, 18), por si estos recursos eran insuficientes, también se decidió traer trigo del sur de la Galia a través de los territorios ocupados por Caristios, Várdulos y Autrígones, aliados de Roma los cuales llegarían a través de vías fluviales a Segisamo. Otra parte por tanto fundamental para la llegada de los necesitados suministros, y más en el mundo romano, será la construcción de caminos o vías por las cuales discurriesen tanto mercancías como soldados y un trabajo posterior tanto de la seguridad de las vías de posibles asaltantes como de las reparaciones o ampliaciones de las mismas.

La estrategia para conseguir la victoria se basó en el avance “simultáneo” desde Segisamo (Aunque esta teoría es discutida por algunos especialistas, pero es la más aceptada) hacia el norte en forma de tridente, con tres columnas de tropas, para abarcar en su avance todo el ancho del territorio y una cuarta que desembarcó en la costa (Floro 2, 33, 46-60). La estrategia utilizada para perseguir y acorralar a los cántabros, consistieron en tres tácticas muy diferentes, dependiendo sobre todo el terreno por el cual se debían mover las tropas, puesto que debido a ser un lugar muy montañoso y a que los cántabros utilizaban la guerra de guerrillas, hacía casi imposible un

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enfrentamiento a campo abierto. Un ejemplo de esto lo encontramos a la campaña que en el 26 a.C. dirigió en persona Augusto, la cual fue un completo fracaso debido a que los cántabros no presentaron batalla en ningún momento, para colmo Augusto enfermó y tuvo que ser trasladado a Tarraco (Dión 53, 25, 5-6).

A pesar de todos estos inconvenientes, los romanos consiguieron una batalla en llano de la que como era lo esperado, salieron victoriosos, en el campo de la ciudad de Vellica en el llano de Mave junto al Pisuerga. Orosio (6,21, 5) dice en las fuentes: “Por fin los cántabros se congregaron en una gran batalla bajo las murallas de Attica y fueron derrotados”.

Otra táctica que fue utilizada con éxito, por lo menos en una ocasión en la ciudad de Aracillum, fue el asedio. Orosio hace referencia a que la ciudad resistió durante largo tiempo pero que finalmente fue tomada y destruida. Aunque Schulten identificó Aracilum con Aradillos, en realidad no hay prueba arqueológica que verifique dicha

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posición, mientras que José Luís Ramírez Sádaba (Doctor en Filosofía y Letras de la Universidad de Salamanca) ha demostrado que Aradillos no puede proceder de Aracilum y tampoco se han encontrado pruebas arqueológicas que avalen dicho lugar.

Los romanos se adaptaron perfectamente a las dificultades que presentaba la orografía y utilizaron una táctica que podríamos denominar según González Echegaray (Las Guerras Cántabras en las fuentes) de “montería” , el cual no tiene otro precedente en el mundo romano que siempre solían evitar el combate tanto en montañas como en grandes bosques. Según la misma interpretación que hace dicho profesor, los romanos se adentrarían en los bosques en formación de línea cerrada (una gran hilera que abarcaría la total dimensión del bosque) para evitar que nadie pudiera escapar, de esta forma acorralaban al enemigo o lo obligaban a salir del bosque donde eran abatidos.

La última táctica que utilizaría el ejército romano, era parecida a la que utilizaron en los bosques pero en montaña, donde los cántabros eran copados en posiciones elevadas naturales (montañas y colinas) obligando al enemigo a resistir en condiciones durísimas tanto climáticas como la falta de alimentos, con paciencia infinita que terminaba por la rendición o la muerte de los copados. La forma de realizar este asedio en ocasiones podía venir acompañada de la construcción de empalizadas o fortificaciones. El ejemplo lo encontraremos en el Monte Medulio, rodeado por un foso continuo de 24 kilómetros, Floro apunta que finalmente los bárbaros optaban por suicidarse en su mayoría antes de rendirse y terminar como esclavos.

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Al igual que en Numancia o Lusitania, gracias a estas acciones valerosas y heroicos de los cántabros, apareció una serie de leyendas o héroes que destacaban valores como la valentía, la capacidad de resistencia, la astucia etc. ante un ejército superior e invencible. En las Guerras Cántabras, el referente ante estos hechos lo encontramos en la figura de Corocotta, nombrado por Dion Casio, del cual se dice que ante una recompensa que ofrecía Augusto de 250.000 sestercios a quien fuese capaz de llevar ante él al caudillo, Corocotta se presentó delante del emperador y Augusto que supo reconocer su ingenio, lo recompensó con la cantidad acordada y lo dejó marchar. Seguramente este episodio fuera una invención, pero resultaba muy recurrente a la hora de destacar los valores de los enemigos, puesto que si estos eran valerosos, inteligentes etc. de mayor valía sería la victoria.

A la vuelta de Augusto a Roma, el Senado consideró que la victoria en el monte Medulio era digna de laurel y de triunfo. El emperador fue recibido con el cierre de las puertas del templo de Jano, siempre abiertas en caso de guerra y por tanto, aunque no en la práctica, de forma simbólica se reconocía la paz del Imperio. Augusto dedicó un templo a Júpiter Tonante por haberle salvado del peligro. Dicen las fuentes que cuando viajaba en litera, un rayo mató a uno de sus sirvientes. A ojos de Roma, el emperador había ganado la guerra, pero las revueltas y los combates se sucedieron hasta el año 19 a.C. donde una revuelta de los cántabros esclavizados, mataron a sus dueños y fue necesario manda a Agrippa quien aplicando una dura represión, matando a todos los hombres en “edad milita”.

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ARA PACIS

El final de las Guerras Cántabras, tuvo consecuencias muy importantes, sobre todo en Hispania. Los veteranos de guerra fueron licenciados y como pago a sus servicios, recibieron tierras en ciudades ya existentes o fundaron ciudades exnovo, encontramos numerosos ejemplos como pueden ser las ciudades de Emérita Augusta, Caesar Augusta o Ilici, las cuales serán los veteranos y los descendientes de estos, los que configuren la ciudad con todo aquello que le era necesario a un romano como son el foro, la muralla, la construcción de acueductos etc. mientras tanto, en Roma y para celebrar la pacificación del Imperio, el Senado regaló a César Augusto este altar el cual se ha datado en torno al 13 a.C. - 9 d.C., se dedicó a la diosa de la Paz y se ubicó en Roma, en el campo de Marte, donde durante la República, eran entrenados los legionarios y donde a partir de su construcción, cada año se debían realizar sacrificios en honor a los dioses.

El monumento esta realizado con mármol de Carraca y es un monumento de forma rectangular con unas medidas de 11 x 10 x 4,60 metros. No está cubierto, cuenta con 2 puertas, una posterior para la entrada de los animales y una principal para que el sacerdote oficie el sacrificio, en el centro, es donde se encuentra el ara propiamente dicha que se asienta sobre un pedestal escalonado.

Lo que más destaca del monumento, es la decoración escultórica que recubre todo el edificio que cuenta con guirnaldas y bucraneos en su interior, miestras que el zócalo del exterior cuenta con una greca, en la zona inferiro encontramos motivos vegetales, mientras que en la superiro, motivos figurativos con escenas míticas y un desfile de personajes que se an identificado como la familia imperial y gente importante del Imperio. Es una obra que combinará el arte griego helenístico con el realismo y sobriedad que caracteriza al mundo romano.

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CASTRA ROMA�OS

A pesar de que ningún ejército es infalible y el romano cosechó gran número de derrotas, pero una de las claves para que Roma se transformara de una pequeña ciudad a un gran Imperio y que mantuviera dicho poder durante tantas centurias, se basaba en muchos aspectos de la cultura romana, pero una parte fundamental será el ejército, el cual no solo será el motor de conquista sino que en muchos lugares será el encargado de la romanización de las poblaciones indígenas y una de las claves del éxito de su ejército, no fue el número de hombres, puesto que en muchas batallas, su número era inferior al del rival, sobre todo basó su éxito en la preparación, la disciplina y el equipamiento de las tropas.

En cuanto a la preparación, en mi opinión, los legionarios romanos eran unas personas capaces sobre todo de adaptarse a cualquier circunstancia, como he mencionado anteriormente en las tácticas empleadas en las Guerras Cántabras eran muy diversas y sobre todo se adaptaban a la táctica del enemigo y al terreno o creaban el escenario que necesitaban como obligar al contrario a presentarles batalla a campo abierto donde los legionarios gracias a su formación tanto táctica como militar, era muy superior a la de cualquier ejército de la antigüedad. También eran hombres que habían servido en lugares muy extremos de temperatura, como son el calor extremo del desierto, el frio y la humedad del norte o climas más templados como los del Mediterráneo, pero donde los enemigos contaban con una experiencia militar también muy desarrollada a lo largo del tiempo. Por tanto, y a la hora de rastrear tanto a los soldados romanos como sus campamentos, no nos puede extrañar que estos “super hombres” construyeran enormes fortificaciones en lugares casi imposibles para lograr sus objetivos.

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Un ejemplo puede ser Numancia, que para vencer a un oppidum que era relativamente pequeño y que no albergaba ni mucho menos los guerreros necesarios para vencer a las legiones romanas, estos, construyesen una línea de fortificaciones de numerosos kilómetros, con el trabajo que podría suponer todo ese esfuerzo. Esta explicación, lo que pretende esclarecer que a la hora de analizar un lugar donde se han podido encontrar restos característicos de la panoplia militar romana, no nos debe sorprender o lo debemos descartar por la orografía, ya que estos hombres y su preparación, hacían lo que fuese por cumplir con su cometido. Otro ejemplo de la versatilidad de las legiones y de sus hombres, lo apreciamos en la cantidad de construcciones civiles como puentes, acueductos, calzadas o la fabricación de utensilios cotidianos como cerámica.

Otro aspecto que tenemos que tener en cuenta, es que el ejército romano era extremadamente disciplinado y aunque el único tratado militar, pertenece a Flavio Vegecio Renato, escrito en el S. IV o V d.C., su obra se centra en el ejército romano del fin de la República y principios del Imperio, ya que exalta a los soldados romanos de ese tiempo en comparación al fracaso de los legionarios del ejército contemporáneo a su tiempo por falta de disciplina y aunque él en su obra, deja claro que no es un experto guerrero, sí que se considera a sí mismo en la obligación de analizar y recordar las causas que llevaron a Roma a ser el gran Imperio que era y evitar o ayudar a su Emperador a realizar las reformas necesarias para evitar la decadencia del ejército.

Vegecio aparte de hablarnos del entrenamiento que deben seguir los legionarios, y la panoplia militar que utilizaban, por cierto, muy importante en el tema que nos ocupa puesto que muchos restos materiales que encontramos, nos pueden ofrecer un escenario de batalla o de campamento militar. En este último aspecto, también Vegecio nos describe como debe ser un campamento militar romano, pero dicha descripción es un modelo a seguir más teórico que real, aunque la mayor parte de los elementos descritos, podemos encontrarlos.

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Los legionarios romanos según Vegecio, deberían contar con una serie de características a la hora de ser alistados, como una altura mínima, ser valientes y preferiblemente gente criada y curtida en el trabajo del campo, aparte de haber comenzado su entrenamiento de forma temprana, también relata cómo debía ser el tipo de entrenamiento tanto de la infantería como de la caballería, arqueros o legionarios expertos en el lanzamiento de dardos. La selección por tanto de los soldados y su entrenamiento en el campo de Marte, era algo fundamental, pero dicho entrenamiento no terminaba con el manejo de las armas, otro aspecto que era importantísimo, era el entrenamiento físico mediante ejercicios o la natación y la marcha, un aspecto que lo ha hecho un ejército único en el mundo, es que eran capaces de recorrer de forma muy rápida, grandes distancias. Vegecio destaca que el seguir el paso del legionario, era imprescindible para de esa forma poder aventajar al enemigo tácticamente al ocupar mejores posiciones o rodear al enemigo etc. Estas marchas podían durar varios días y es por ello, que cuando la marcha termina ese día, es necesario la construcción de recintos fortificados con empalizadas y foso, el cual permite una mínima protección al ejército en marcha, en caso de un ataque repentino. De esta forma, podemos encontrar según las circunstancias y las necesidades del ejército, campamentos permanentes, los cuales deben defender una posición o algún tipo de recurso, como pueden ser el limes germánico o las minas de oro de León, los cuales, muchos de ellos se han fosilizado con el tiempo, dando lugar a ciudades que han tenido un recorrido vital hasta nuestros días, como son el caso de Tarraco o León. En las Guerras Cántabras, encontramos por tanto campamentos militares de las dos tipologías, unos transitorios, los cuales tienen un tiempo muy limitado de vida, puesto que son la consecuencia de un día de marcha o una acción muy determinada como puede ser un asedio a un pequeño castro cántabro y campamentos permanentes, como es el campamento de Segesamo, el cual actuará como base de operaciones para el desarrollo de la guerra.

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Los campamentos romanos eran una obra de ingeniería y velocidad, ya que por tanto, el ejército en marcha, debía construirlo a final de la jornada y desmantelarlo a la mañana siguiente. Para ello eran necesarios unos conocimientos previos, una disciplina férrea, una gran coordinación y un trabajo muy duro por parte de las cuadrillas de trabajo.

No existe una tipología general para los campamentos romanos, ya que los legionarios se nutrían principalmente de los recursos que tenían más a mano, en zonas como Masadá, encontraremos campamentos de piedra, en Germania sobre todo se utilizará la madera o en zonas como Hispania, veremos combinaciones de materiales con piedra, barro o madera en su mayor parte, según la zona.

• Campamentos Eventuales, según Vegecio, el lugar que debe ocupar el campamento, debe ser elegido por los mandos de la legión dependiendo, sin seguir unas normas específicas, sino atendiendo sobre todo a que sea un lugar que ofrezca la máxima seguridad posible, sin que existan zonas más altas que el propio campamento para no perder la ventaja táctica de la altura, debe ser un lugar donde cuente con madera, forraje o agua suficiente y si la estancia puede que se alargue, se debe prestar una atención especial a la salubridad del lugar. El campamento debe atrincherarse para evitar ataques por sorpresa, según el escritor romano, asemejándose a una pequeña ciudad amurallada, que aparte de ofrecer protección, también actúa como un elemento disuasorio y refuerza la moral de los soldados al verse protegidos. Las dimensiones del mismo, siempre debe atender al número de hombres y a la cantidad de animales y suministros o pertrechos que lleve consigo ya que un campamento nunca debe ser ni muy pequeño, quedando alguno de los elementos antes mencionados fuera del mismo, ni debe ser muy grande, con lo cual los soldados en su interior, son

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insuficientes para su protección en caso de ataque. En cuanto a la forma, aunque se preferían y posteriormente a la época alto imperial se estandarizarán en forma rectangular, lo cierto es que el campamento se debía adaptar al terreno que debía ocupar, por tanto los encontramos de forma cuadrada, oval, triangular o los más comunes, poligonales.

• Los campamentos permanentes, tanto en forma como en estructura, se asemejarían a los campamentos eventuales, ya que dispondrían de los mismos elementos defensivos como podían ser torres, fosos o de la estructura interna del campamento con sus 4 puertas, las vías principales y secundarias, los lugares destinados al descanso de las tropas, animales, zona hospitalaria o el cuartel general. La gran diferencia que veo con respecto a los campamentos eventuales, es que los permanentes, con el paso del tiempo, buscarán materiales más resistentes para la construcción del mismo, cambiando las empalizadas o las torres de madera por muros y torres de piedra o troncos más resistentes y las tiendas de campaña, dejarán paso a edificaciones más resistentes y complejas. (como he mencionado anteriormente, hay que tener muy en cuenta cual era el material más abundante en el medio donde se encontraban) Estos campamentos, normalmente llevarán aparejados una especie de poblado o ciudad de gentes que siguen al ejército, supliendo las posibles necesidades secundarias de los legionarios, nos referimos a comerciantes, taberneros, lupanares etc.

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Si la estacionalidad es un elemento de división en la tipología de los campamentos romanos, otro elemento no menos importante será la evolución de los mismos a lo largo del tiempo en relación a los intereses y las características específicas que presenta Roma. Con esto, lo que quiero decir es que los primeros ejércitos romanos, comandados por los cónsules romanos durante un periodo no superior a un año y donde la figura del ciudadano-campesino-soldado es la que compone la legión, cuenta con unas expectativas y con unos objetivos más cortoplacistas, ya que al final del año espiraba el mandato de uno de los cónsules y por tanto, dicho cónsul buscará el éxito de su campaña para poder ser merecedor del triunfo y a su vez, los legionarios buscarán enriquecerse lo más rápidamente posible, pero con el objetivo de volver cuanto antes a sus hogares y cultivar sus tierras. Por tanto, los campamentos que dichos soldados construyan, estarán enfocados a una menor permanencia en el terreno. En épocas posteriores, con la reforma de Mario y sobre todo con la entrada en la etapa del Imperio, donde los legionarios serán soldados profesionales que cobren un stipendium y tendrán derecho a un licenciamiento donde recibirán tierras y los auxiliares la ciudadanía romana, la temporalidad de los campamentos se verá en aumento, los objetivos se plantearán a largo plazo y los legionarios, aunque continuarán mayoritariamente luchando en los meses estivales, ocuparán las zonas estratégicas el tiempo que fuese necesario con tal de lograr su objetivo, quedando ya muy lejos el tiempo en el que los soldados romanos volvían a sus hogares y perdían todo lo ganado durante el verano en la guerra contra Veyes. Por tanto, este hecho también contará con su reflejo en los campamentos romanos.

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ESTRUCTURA DE LOS CAMPAME�TOS ROMA�OS

Debido a que los textos romanos con los que contamos hoy en día son escasos y poco precisos, la Arqueología ha sido la encargada de reconstruir dicha laguna sobre los campamentos romanos y aunque evolucionan a lo largo de la historia, contarán con ciertos elementos que permanecerán inmutables. Dejando a un lado su forma o su estacionalidad, el tamaño o el número de elementos defensivos que podía contener, lo cierto es que existiría una estructura interna que se repetiría con frecuencia, aunque la estandarización de los campamentos romanos, no se producirá hasta época Flavia.

El campamento contará con 4 puertas o por lo menos cuatro puertas principales, una de las cuales, la más importante de ella se llamará Porta Pretoria que debía de estar orientada hacia el enemigo o hacia el este. En la parte posterior se encontraría la Porta Decumana y en los laterales las Portas principales dextra y sinistra (derecha e izquierda respectivamente). El campamento es atravesado por dos vías principales que se unen en el cuartel general o praetorium, lugar donde residía el general y donde se encontraba la caja de caudales con las pagas de la legión y los estandartes e insignias de las diferentes cohortes así como el águila, símbolo de poder y religioso. Estas dos vías se denominaban vía praetoria, ya que se iniciaba en la porta praetoria y continuaría desde la parte trasera del cuartel general hasta la porta decumana, pasando a llamarse vía decumana, mientras que la otra vía principal del campamento sería la vía princilais, la cual uniría la porta dextra con la sinistra, cruzándose con la praetoria y en dicho cruce se encontraría el cuartel general. También encontraríamos la zona dedicada al cuidado de los heridos y enfermos, zona de establos, letrinas, silos para guardar el cereal y despensa, armería y barracones o tiendas. Todo ello estaría protegido por una zona amurallada o por una empalizada, con torres o atalayas a una distancia establecida entre unas y otras y dependiendo de lo que considerase el legado, dispondría de uno o varios fosos y una llanura en la que se colocarían elementos defensivos que dificultarían al enemigo el acceso al campamento.

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CAMPAME�TOS ROMA�OS DE LAS GUERRAS CÁ�TABRAS

A continuación, describiré algunos de los campamentos romanos que se han podido localizar en el contexto de las Guerras Cántabras, tanto su localización, morfología, materiales encontrados y posterior interpretación del yacimiento. Algunos de estos campamentos, hay que decir que no han sido excavados sino simplemente prospectados, con lo cual la información es menor y por tanto puede que carezcamos de una información más detallada, dejando sin contestar alguno de los aspectos anteriormente mencionados. Como también expondré a continuación, los campamentos reales, distan enormemente de los descritos por Polibio o a los estudios realizados por A. Schulten quien se basa únicamente en las fuentes para buscar campamentos romanos que encajen con la descripción, mientras que deshecha todos aquellos que no se conservan bien o no se ajustan al canon que describen las fuentes.

Las principales vías para el estudio de los campamentos romanos, han sido las fuentes y los topónimos, los cuales no han resultado efectivos, puesto que en las poblaciones estudiadas con estos métodos, la Arqueología, ha demostrado que no existían evidencias de material arqueológico perteneciente a dicho periodo. No será hasta aproximadamente hasta la mediados de la década de los 90, cuando gracias a las excavaciones y prospecciones en áreas de montaña en Cantabria, en Burgos y Palencia, que han continuado hasta 2007, han arrojado algo de luz sobre la comprensión y conocimiento de los campamentos romanos, lo que ha permitido tanto en Cantabria como en zonas limítrofes, la clasificación y estudio de castra aestiva y de oppida indígenas atacados o asediados durante las Guerras Cántabras.

Se trata de campamentos que sobre todo conservan bastante bien su planta y estructuras defensivas que como se encuentran en su mayoría en zonas de montaña o de altura, no se han visto afectados por las labores agrícolas.

Los primeros oppida afectados o atacados por las legiones romanas, siguiendo una línea de ascenso desde Segisamo, fueron las que se encontraban en la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica. Podemos destacar La Loma, Monte Bernorio que hay que relacionarlo con el campamento de Castillejo, la Ulaña o la Muela en la zona norte de Buergos, son también otros campamentos de relevancia, con una cronología augustea.

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SA�TA MARI�A (Monte Ornedo, Valdeolea)

En la toma del oppidum del Bernorio, se ha podido atestiguar la presencia de un campamento romano en el Monte Ornedo, en su cerro más oriental, a una altura de 1.174 metros sobre el nivel del mar. Se trata de un recinto principal, formado por un agger de tierra y foso que ocupa la cima, tiene una tendencia rectangular, aunque los ángulos de las esquinas se redondean. En la parte este del campamento, se aprecia una prolongación de 160 metros, que aunque todavía no se ha llegado a ninguna resolución clara, se piensa que se trata de una prolongación, para adaptar al terreno un recinto auxiliar o una modificación posterior de la planta del campamento. Los actuales investigadores, piensan que en un futuro y gracias a los materiales que se puedan encontrar, se pueda obtener mayor información sobre el enclave, aunque se buscan paralelos comparativos en los yacimientos de la Loma o Monte Bernorio, donde los oppidum fueron asaltados y posteriormente ocupados por una guarnición romana, para evitar su reocupación por parte de indígenas.

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LA POZA Y EL PEDRÓ� (Cervatos, Campoo de En medio)

El primero de estos enclaves se encuentra en lo alto de la La Poza a 1092 metros de altura sobre el nivel del mar. Descubierto por el investigador Angel García Aguayo. Está situado en un lugar estratégico, ya que domina visualmente el territorio circundante y las vías de comunicación que comunican la meseta hacia Iuliobriga y Reinosa y las vías del oeste. En La Poza, se distinguen dos estructuras campamentales superpuestas, bastante mal estado, gracias a que el terreno es bastante regular, tanto en praefectus castrorum como el resto de dependencias, no presentan signos de nivelación, tan solo la depresión de la vaguada del oeste, el perímetro defensivo, retrocede levemente para evitar dicho punto. El equipo de arqueólogos, ha comprobado que el primer campamento ocupa unas dimensiones de 7,7 hectáreas, dispone de un agger de tierra y un foso exterior de medio metro de profundidad. También se ha encontrado una porta en clavícula, pero no se conoce si corresponde a la porta decumana o la praetoria, ya que se desconoce dónde estaría situado el enemigo, también se han encontrado otras dos puertas con clavículas internas tanto en los lados este como oeste, identificadas como las portas dextra y sinistra. La puerta que da al sur, fue destruida por el gaseoducto de Enagas que atraviesa el campamento.

Los materiales encontrados son característicos militares, como pueden ser las tachuelas de las caligae, clavijas o piquetas de tiendas de campaña, una placa de cinturón de bronce, una hoja de cuchillo, 2 ases de Kelse de la segunda mitad del siglo II a.C.

Dicho campamento, tradicionalmente se ha vinculado al asalto y conquista del castro de Las Rabas por su cercanía, donde se han encontrado niveles de incendio y materiales armamentísticos romanos.

El segundo campamento, es de menor dimensión 4,5 hectáreas y sobresale del anterior sobre todo por la zona norte. Conserva únicamente la puerta de clavícula interna del lado este. Los materiales encontrados en la Poza II son: un as de Graccurris con contramarca de águila y un as de Caesaraugusta, lo que datan a la Poza II en época tiberiana.

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El Pedrón, es un pequeño castellum emplazado a unos 979 metros de altura de planta ovalada y con un agger que forma un terraplén de tierra que iría acompañado de un foso, actualmente se encuentra en estudio, pero estaría muy vinculado a las operaciones llevadas a cabo contra el castro de Las Rabas y con labores de control y vigilancia de la zona.

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Lo cierto es que la ausencia total de materiales y los materiales utilizados para su construcción, puede llevarnos a pensar que se trata de un castro prerromano, pero las defensas de que dispone con terraplén, levantados con tierra y piedras, recuerdan a los aggers de los campamentos temporales romanos. Aunque como he mencionado ya, su función en las Guerras Cántabras, no es clara, buscando paralelos, nos encontraríamos ante un pequeño castellum el cual cerraría el cerco a un oppidum y a su vez ejercería el control visual sobre un amplio territorio, para movilizar al grueso del ejército en caso de una posible incursión

EL CI�CHO (Población de Yuso, Campoo de Yuso)

Situado a unos 500 metros al norte de la población de Yuso, se encuentra a 922 metros de altura, en una loma de suaves pendientes, el campamento romano de El Cincho, desde el cual se ejerce un dominio visual del territorio circundante, aparte de encontrarse muy cerca del río Ebro. Descubierto y excavado por el arqueólogo Manuel García Alonso.

El Cincho, es una castra aestiva con una superficie cercana a las 16 hectáreas, adaptándose a la superficie plana de la loma y de forma casi rectangular, con los ángulos de las esquinas redondeados, menos en el ángulo sudeste, el cual modifica su trazo, retrotrayéndolo unos metros para evitar la depresión natural. El perímetro defensivo discurre por las laderas y rodea casi por completo el campamento, a excepción de la parte sur, donde se aprecia mayor número de líneas defensivas, reforzando este lado ya que era el más accesible.

La característica de este campamento, es que disponía de una línea defensiva interna que divide al campamento en dos estructuras adosadas.

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La del norte con una superficie de cinco hectáreas y la del sur con once, lo que se le ha dado dos interpretaciones. Por un lado se podría tratar de la separación entre las tropas auxiliares y las legionarias o que fueran dos unidades legionarias que pertenecieran a distintas legiones.

El campamento contaría con una puerta con clavícula interna al norte, otra en el ángulo sudoeste, dos puertas en el lugar donde se unen las murallas de los dos sectores y una que comunica ambos recintos amurallados. Dispondría de un agger, de una fosa fastigata en forma de V u contra agger.

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Los materiales metálicos encontrados, corresponden a un hacha de hierro tipo indígena, un regatón de hierro de grandes dimensiones, utilizado en los postes de las tiendas de campaña, una placa pequeña de bronce, clavos y grapas.

Las monedas encontradas en El Cincho, tienen gran relevancia ya que gracias a ellas se ha podido dar una fecha para el inicio de las operaciones romanas en las Guerras Cántabras. Por un lado se ha encontrado un quinario de Augusto (procedente con casi totalidad de Brundisium) y cuatro ases, dos de ellos partidos procedentes de Clunia, Calagurris y Bilbilis que se fechan entre el 45 y el 27 a.C.

(Estas monedas no son correspondientes a las encontradas en El Cincho, ya que ha sido imposible encontrar una representación de las mismas, pero a modo de ejemplo he utilizado estas monedas de mismas características)

El Cincho, se relaciona con un campamento de una unidad legionaria que contaba a su vez con una unidad auxiliar y que a través de la línea de cumbres de la Sierra del

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Escudo, en dirección a los valles costeros, corroborando este hecho, se han encontrado otros campamentos romanos siguiendo dicha ruta.

CILDÁ (Corvera de Toranzo y Arenas de Iguña)

Siguiendo la trayectoria de El Cincho, (La Sierra del Escudo) donde los ejércitos romanos conquistaron los valles de la vertiente marítima, internándose a través de la línea de cumbres, encontramos el yacimiento de Cildá como principal campamento romano de estas características. Situado a 1066 metros de altura. Estamos ante un yacimiento con dos campamentos de fases distintas. Los primeros escritos sobre este yacimiento fueron realizados por Javier Gonzalez de Riancho quien realizando el estudio de la vía romana de El Escudo, identificó este amurallamiento como un yacimiento prerromano o romano, pero gracias a la fotografía aérea y a los nuevos medios de rastreo y prospección, hoy en día estamos ante uno de los campamentos de mayor dimensión en Cantabria, 22 hectáreas, tan solo superado por el campamento de Castillejo en Palencia en el contexto de las Guerras Cántabras.

Este castra aestiva es de forma rectangular con los ángulos redondeados y rodea una cima. Con una estructura central que mide 270 metros de largo por 220 metros de ancho, ocupando unas 6 hectáreas de la zona más llana y apta para la acampada.

El perímetro defensivo está formado por un agger y foso en los sectores norte y sur, mientras que el sector este debido a la pronunciada caída de la ladera lo hace innecesario. El sector oeste sin embargo, dispone de un agger de mayores dimensiones, fossa dúplex con contra-agger interno y externo.

Según los cálculos realizados, el campamento de Cildá tendría una capacidad para unos 4000-5000 hombres y una cierta cantidad de soldados auxiliares.

En la zona sur, se adosa al campamento otra estructura de aproximadamente algo más de una hectárea que cuenta con un agger y la planta es alargada y rematada con los ángulos en semicírculo. Al igual que vimos en el campamento anterior, podría deberse a que albergaría otra unidad legionaria distinta o a una unidad auxiliar.

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De forma paralela a esta estructura, encontramos otro vallum de grandes dimensiones, con agger, fosa dúplex, contra-agger y planta rematada en semicírculo al sur y al sudoeste puerta con clavícula interna, encerrando una superficie total de aproximadamente 3,5 hectáreas, aproximadamente albergaría a unos 3.000 soldados. Esta forma de cerrar el campamento en semicírculo, constituye un únicum en lo que se conoce dentro de los castra de campaña romanos.

Del extremo noroeste del vallum de la estructura sur, se inicia otro vallum que desciende por la ladera oeste del monte, donde existirá un punto donde confluyan las 3 estructuras defensivas. En dicho punto encontramos una puerta con vestigios de una estructura con murete delante a modo de defensa denominada titulum, que consistía en una barrera por delante de la puerta, obligando a romper la formación al contingente asaltante. El vallum campamental exterior estaba dotado de un potente agger, fossa dúplex y contragger. A una distancia aproximada de ciento sesenta y ocho metros de la puerta encontramos otro vallum dúplex excepcional a todo lo que conocemos sobre campamentos romanos en las guerras cántabras.

El perímetro norte está bastante erosionado y cuenta con un agger pero pierde el doble foso. En el ángulo nordeste existe una puerta formada por dos pasillos flanqueados por estructuras en terraplén identificándose con la puerta decumana. Dentro del campamento hay dos caminos empedrados: la vía praetoria y la vía principales, que se encuentran en el centro del mismo lo que sugiere una ocupación más prolongada, también tratándose de un hecho excepcional. Las estructuras defensivas de Cildá son más complejas y elaboradas que la de otros campamentos. El vallum central en su parte oeste tiene un agger de 2,14 m de altura, una fossa fastigata interna de perfil trapezoidal de casi 2 m de altura y medio metro de profundidad, un contra-agger reforzado con bloques de piedra, una fossa fastigata exterior de perfil en v de 1,45 x 0,70 m y un contra-agger exterior. También se han encontrado fosos de tipo púnico, se le denomina fossa púnica a un foso de paredes desiguales y el interior inclinado. En Cildá es la pared exterior la que es inclinada y la interior es la que es vertical. La cumbre de Cildá se encontraba amurallada cerrándola con un muro de piedra, este recinto fortificado es de planta alargada y forma oval. Este muro tiene unos dos metros de anchura y

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aproximadamente un metro de altura que haría de zócalo para sujetar una empalizada. Este amurallamiento seria para la guarnición de un ala de caballería y se quedaría como guarnición cuando el resto de la legión abandono el campamento mayor. Este punto se convertirá en un castra hiberna construido con materiales más resistentes y duraderos cambiando las tiendas de campaña por un barracón rectangular con zócalo de piedra con evidencias de haber tenido paredes y una techumbre a dos aguas.

El campamento romano de Cildá es un claro ejemplo de un castra in monte que se adapta perfectamente a la topografía del lugar. En cuanto a los restos materiales encontrados estos son muy pocos. Se han encontrado unos cuantos clavis caligae en la vía praetoria y en el barracón de la cima, restos de dolia y una dolabra. El yacimiento a pesar de ser declarado BIC sufre agresiones y expolio de todo tipo.

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ESPI�A DEL GÁLLEGO (Corvera de Toranzo, Anievas y Arenas de Iguña)

Dos kilómetros al norte de Cildá, se encuentra el campamento de la Espina del Gállego, situado a 968 metros de altura, ejerciendo un control visual sobre los valles de Toranzo e Iguña, llegando incluso a controlar la costa y la bahía de Santander. Javier Rodriguez de Riancho, es el primer autor que hace referencia a este campamento y fue excavado por Eduardo Peralta Labrador. Aprovecha un estrechamiento de la sierra para impedir la libre circulación o el avance por la misma, reforzando por medio de amurallamientos u otras fortificaciones los puntos más débiles (sur y oeste).

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La muralla exterior, de la que se conservan importantes vestigios, es claramente de factura romana, cerrando un recinto de 3 hectáreas aproximadamente, en la cumbre, una segunda muralla crea una acrópolis de la que también se encuentran vestigios de un foso, que aunque parece que los primeros vestigios de defensas, podrían ser prerromanos, lo que es evidente es que en época romana se realizaron arreglos y reconstrucciones. Finalmente, se constata la existencia de un tercer anillo de piedra que correspondería a un zócalo que serviría para sustentar una estructura de madera. En esta última zona, se ha excavado una puerta con torre y sistema de clavícula exterior. En dicha parte, también se aprecia la existencia de un edificio alargado y estrecho de 100x5 metros, se trata de un barracón militar romano.

Los materiales encontrados son: 2 pila catapultaría, clavis caligae, cuchillos, un entalle de anillo de cornalina con emblemas de la diosa Fortuna y 9 denarios que aparecieron cercanos al barracón y a la acrópolis y aunque las monedas se mueven en una datación entre el 81 al 39 a.C. estas no pueden servir para datar el yacimiento, ya que supondría que la guarnición es anterior incluso a las Guerras Cántabras, por tanto nos encontramos ante unas monedas que han sido reutilizadas a lo largo de mucho tiempo. Por otro lado, la aparición de monedas republicanas en otros campamentos o contextos posteriores es algo bastante común.

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EL CA�TÓ� O LA COTERA REDO�DA (Arenas de Iguña y Molledo)

Descendiendo la Espina del Gállego hacia el valle de Iguña, se encuentra El Cantón (la Cotera Redonda) a 704 metros de altura sobre el nivel del mar. Es una estructura que se corresponde con un castellum o castra minora, descubierto por Federico Fernández, Robert Ayllón y Eduardo Peralta. Fortificado con un vallum con agger formado por un talud de tierra, un foso frontal y contra agger exterior. El recinto es de planta circular ovalada con una pequeña prolongación saliente al norte (Castra rotunda de Vegecio) ocupa una superficie de 7.200 metros cuadrados. Cuenta con las puertas características con clavícula interna al este y oeste.

En la actualidad, gran parte del campamento ha sido destruido por un cortafuegos y con la reforestación con pinos. Por sus reducidas dimensiones, sería un campamento capaz de albergar a un máximo de 800 soldados. Controlaba el valle de Iguña y la subida de la ladera que asciende hasta la Espina del Gállego

LAS MATAS DEL CASTILLO (Anievas y Corvera de Toranzo)

Situado a 5 km de la Espina del Gállego, a 661 metros de altura, se encuentra el recinto fortificado denominado Matas del Castillo. Es un recinto fortificado que domina el paso natural de valle a valle desde Castillo Pedrosa hacia Anievas. Es un recinto que alcanza las 8 hectáreas y conserva un buen talud de amurallamiento y foso. De planta rectangular con los ángulos redondeados, apuntarían a que nos encontramos ante un campamento romano, pero no se han obtenido los permisos para realizar una intervención arqueológica.

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CAMPO DE LAS CERCAS (Puente Viesgo y San Felices de Buelna)

Este campamento romano se encuentra a 708 metros de altura en el Monte Tejas, separando las cuencas del Pas y del Besaya. Es un castra aestiva de 18 hectáreas, aunque menor que Cildá y los campamentos base del norte de Palencia. Ofrece un control completo sobre el valle de Buelna, de la sierra de Dobra y del paso por Puente Viesgo hasta la bahía de Santander.

Es un castra aestiva que se adapta a la orografía accidentada, es un recinto de forma triangular con ángulos redondeados. El agger es petrosus (de piedra) ya que la zona cuenta con numerosos afloramientos rocosos, vallum con foso exterior y contra-agger. Dispone de una puerta con clavícula interna en el centro del perímetro oeste y posiblemente existe otra en el sector sur, pero está muy arrasada. En el perímetro norte, se encuentra una pendiente poco pronunciada que continúa con una zona llana y amplia perfecta para acampar que fue también fortificada y adosada a la parte sur. Mide aproximadamente unas 9 hectáreas con estructuras de piedra con bloques tallados y con cuñas de piedra hincadas, mientras el este está fortificado con un terraplén de tierra.

Tiene una parte curvada para adaptarse al terreno ya que sigue la dirección del monte y de esta forma evita una vaguada natural. Se aprecian 4 puertas de clavícula interna. Estamos ante un terraplén de 8 hectáreas cada parte, pudiendo albergar a unos 18.700 hombres, aproximadamente dos legiones con tropas auxiliares. Se han encontrado agujeros de poste de la torre que flanqueaba la entrada al campamento, parecidos a los encontrados en Alesia. También se ha podido constatar que la entrada estaría empedrada ligeramente para evitar el barro. En el interior, en la zona empedrada, se han encontrado algunos clavos de caligae, un plomo de sellar sacas de grano, un fragmento de arco de fíbula, una placa pequeña de bronce decorada y herramientas muy deterioradas. Fuera del campamento se ha encontrado un glande de honda de plomo.

Monedas: Un denario forrado y perforado de Barskunes o Bentian del periodo de las Guerras Sertorianas, un as de Kelse del periodo de las guerras con Pompeyo, un as augusteo de Nemausus del cocodrilo y otro de Caesaragusuta (lo que indica que la ocupación del campamento fue alargado y no solo estuvo vigente en los primeros momentos de la conquista.

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LA GARITA (Cieza y los Corrales de Buena)

A 699 metros de altura, en el monte llamado de La Garita, comunica Cieza con el valle de Buelna, por donde discurría la vía romana Iuliobriga-Portus Blendium. Fue descubierto gracias a la fotografía aérea y cuenta con una estructura defensiva de un vallum de terraplenes y fosos de tierra. Buena parte del campamento fue destruido por Enagas (obra del gaseoducto) Algunas de los lados, no fueron fortificados debido a las pendientes naturales de la ladera de la montaña y en algunos puntos, el vallum es circular para adaptarse al terreno de la cima.

Se han encontrado indicios de nuevas estructuras campamentales como son Jerramaya (San Felices de Buelna) o en Pesquera, Cueto de El Haya que todavía están pendientes de estudio pero que se han comunicado para la elaboración de la Carta Arqueológica de Cantabria.

Gracias a que la mayor parte de estos campamentos se encuentran a gran altura, no apta para el cultivo y que no suponen una fuente de riqueza minera en la zona, estos campamentos, han podido resistir a lo largo del tiempo sin verse destruidos por el hombre, aunque muchos de los mismos, fueron campamentos que duraron muy poco tiempo. Dichos campamentos, sumados a los campamentos astures y a los campamentos del norte de partida del norte de Palencia o Burgos, constituyen el mejor conjunto campamental romano de España y uno de los mejores de Europa, lo que no hace que se vean libres de los problemas de presupuesto y de reconocimiento por parte de las autoridades cántabras, pero queda evidenciado, no solo la variedad de campamentos sino la magnitud de las que debieron ser las operaciones militares, ya que movilizaron a numerosas tropas sin escatimar en recursos.

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CO�CLUSIÓ�

Después de realizar un análisis, aunque de forma no muy profunda, debido a que mucho de estos campamentos no han sido excavados o bien por falta de reconocimiento, permisos o recursos y en su mayoría se reducen a sondeos y prospecciones en superficie, pero los cuales, han proporcionado gran información en conjunto sobre las Guerras Cántabras y el posterior proceso tanto de control de los puntos claves como de la posterior romanización de la población indígena. Esta información pone de relieve que Augusto no dejó nada al azar, ya que tenían un perfecto dominio y conocimiento de la orografía y adaptaron perfectamente la táctica a dicha circunstancia y a sus adversarios cántabros y astures, tampoco se reparó en gastos, debido a la movilización de tantas tropas y los gastos derivados del mantenimiento de las mismas como son los suministros alimenticios, armamento etc. Tampoco se escatimó en tiempo, ya que la campaña fue larga, costosa y cautelosa, muy en consonancia con la propia personalidad del emperador.

En cuanto a la tipología de los castra, se puede atestiguar que en su mayoría se trataban de castra aestiva y que alguno de ellos pasaron a ser castra hiberna debido a circunstancias que no conocemos aunque se puede intuir, como puede ser la dureza o la larga duración de las operaciones o la importancia estratégica del enclave, pasando de tiendas de campaña a barracones con zócalos de piedra, alzados de adobe o materiales más duraderos, también se constata como el tamaño también puede variar, pasando de castra aestiva a castellum, por tanto no solo cambiará el tamaño sino su función.

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En cuanto a las formas y tamaños, vemos que las escrituras de Polibio no se ajustan a la realidad arqueológica, todavía faltará mucho tiempo, con Vespasiano para la estandarización de los campamentos romanos y en su defecto, encontramos que la mayor parte de los campamentos de la campaña cántabra, tienen una forma donde predomina la rectangular con ángulos redondeados, pero siempre adaptándose al terreno y ahorrando tanto en elementos defensivos como en trabajo en aquellos lugares donde la orografía actúa de defensa natural. Aunque como he dicho antes, predomine a forma rectangular, también encontramos campamentos poligonales e incluso campamentos totalmente irregulares, donde conviven lados rectos con otros curvos. Por tanto y siendo reiterativo en el tema puesto que me parece principal, la adaptación al terreno, la función del propio campamento, el número de hombres y su temporalidad a su vez en función de su cometido, marcarán su forma, tamaño y materiales utilizados.

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