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ffiilATERIAT.I$MO IIIfrI.HCTIGO TIEITRI T,EfEBVRE

Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

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HENRI LEFEBVRE

EL MATERIALISMODIALECT¡CO

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EDITORIAL LA PLEY,ADEBUENOS AIRES

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Título del original francés

LE MATERIALISME DIALECTIQUE

Traducción de

RUBEN A. N. LAPORTE

fr ,11 ,..

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Queda hecho el depósíto que previene la ley 1L.723

@ bv EDITORIAL LA PLEYADE - Sarandi 748 - Buenos Aires

Impreso en Ia Atgentina - P¡inted in Argentina

1"IsÍsÍs

PRÓLOGO A LA QUINTAEDICIÓN FRANCESA

Page 4: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

Páé.

7Prólogo a la quinta edición francesa

Crpírur,o PRTMERo

La contradicción dialéctica ,.Crítica de la diléctica hegeliana . . .

El materialismo. histó¡ico

El materialsmo dialéctico

T9

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Unidad de la doctrina

CepÍrur"o srctrNDo

La producción de| hombre

Análisis del producto . . .

' Las actividades de integración . .

Sector dominado y sector no dorninado .. .. ..El determinismo flsico

" El determinismo social

. El hombre total .

Hacia el contenido total .

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"La vida del Espíritu no es la vida,que se espanta delante de la muerte yse precave pura de la devastación: es laque Ia soporta y se mantiene".

HEGEL

Fenomenolo¿ía del Espititu

Este pequeño libro representa un episodio en la('ncarnizada lucha desarrollada en el interior del mar-xismo (y fuera del marxismo) entre los dogmáticos.y los críticos del dogmatismo. Esta lucha no ha ter-rninado. Continúa ásperamente. El dogmatismo e$l'uerte; dispone de la fuerza,la del poder, la del Es-lado y sus instituciones. Adernás, tiene sus ventajas:cs simple, se enseña fácilmente; elude los problemascomplejos, y tal es por cierto su sentido y finalidad;da a sus partidarios un sentimiento de afirmación vi-Ílorosa y de seguridad a la vez.

Cuando se escribió este libro, hace veinticinco años,el rnarxisrno oficial "institucional" se inclinaba ya ha-cia una filosofía sistemática de la naturaleza. En nom-

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bre de las ciencias "positivas',, y especialmente de lafísica, se tendía a considerar a la filosofía como uncuadro para reunir los resultados de esas ciencias vpara obtener una irnagen definitiva del mundo. Enlos medios dirigentes, bajo el impulso de Stalin y deZd,anov, se quería así fusionar la iilosofía con las cien-cias naturares, "fundando" el método dialéctico sobrela dialéctica en la naturaleza.

¿Por qué esta sistematizacién? Comenzamos hov aver mejor y a saber mejor lo que sucedió.

".rr, "o^ridono todo esté todavía claro.1) Reinaba una gran desconfianza (qtre no ha des_

aoarecido) con respecto de las obras juveniles deMarx. Las autoridades ideológicas del movimientoobrero marxista y cornunista presentían _no sin ra-z6n- que la lectura de esas obras recién publicadas,introduciría grandes cambios en la comprensión delpensamiento de Marx. como dirigentes habituados acperar segrin los métodos de acción y de organizaciónpolítica que practicaban, tomaron la delantera: en_durecieron su dogmatismo, para conservarlo y prote_gerio contra las luchas partidarias.

En el mornento preciso en.que aparecían conceptoshasta entonces desconocidos (alienáción, praxis, h^om-bre total, totalidad social, etc.), en que los lectores delas obras del joven Marx allanaban así er camino arredescubrimlento de Hegel,l los dogmáticos seguían

1 Primera traducción de,los Manusctitos econótnico-Íilos'ficos deMatx en la revista Avant--Pqste, por N. Gutermaq y If. Lefebvre(1933). Ttozos esco{idos de llegel, mismos auto¡es, Gallima¡d, 193g.

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r-l , rrr¡rino opuesto: acentuado desdén por Hegel y ellr, 1,r liirrrismo, rechazo de las obras de juventud deNl¡rr x t:onsideradas como contaminadas de idealismo\ 'rnl(:riores a la constitución del materialismo dialéc-l¡r,. ¡1¡pfsra entre Marx y sus predecesores, entre los''., r r1()s considerados filosóficos y los considerados, ¡, rrlíl'icos en el interior de ia obra de Marx, fetichiza-, ¡,,¡¡ 1is los textos de Stalin y en especial del excesiva-rrrlrrlc celebrado capítulo teórico contenido en la F/is-t,,ti:t cl,el Partido Comunista de la URSS, etc.

.l) Se llegaba a una simplificación del marxismo1' ,lcl materialisrnoo reducidos al reconocimiento del¡rrrrnclo práctico y material "tal como es" sin agrega-rlr,:r ni interpretación. La metodología también retro-, t,lírr. A pesar de los textos "clásicos" precisos delM;u'x, Engels y Lenin, los marxistas oficiales refuta-l,:ur la validez de la lógica formal por considerarlalrcrcncia de Aristóteles y de las "superestructuras"r,lt ológicas de la sociedad antigua o medieval. Las le-1,,'s cle la dialéctica podían entonces enseñarse comol;r:; leyes de la naturaleza, ornitiendo la mediación del;r lógica y del discurso, saltando por encima de los¡,r'cblernas qr-le plantea esta mediación.

Ds interesante notar que esta ontología simplifica-,frr de la naturaleza material sucedía a otras simplifi-crrciones no menos abusivas. Durante un período bas-

( uadernos de Lenin sobte HefieL, traducción e introducción por los ci-r;rt[o5 rrr1oo.., 1939. Los dogrnáticos stalinistas llegaron a sofocar tantof :r revista Avant-Poste como los Ttozos esco{idos de Hegel, e incluso los('r¡adernos de Lenin,

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tante prolongado, el de la crisis económica (L929*1933) y sus consecuencias, el marxismo fue reducidoa una ciencia: la economía política. Había devenidoun economismo. Los dogmáticos de esta tendencia re.chazaban alegremente las otras ciencias de la realidadhumana: la sociología (como contaminada de refor.mismo), la psicología (como definitivamente aburgue.sada). En esta simplificación se manifestaban ya la-mentables tendencias: la que sometía la teoría a lasexigencias de la práctica pedagógica y la eue la so-metía a los imperativos de la situación política mo-mentánea. Se transformaba la teoría en instrumentoideológico y en superestructura de una sociedad de-terminada. La teoría perdía su profundidad en nom-bre de un practicismo estrecho y robusto a la vez.Así, durante el período en el que fueron predominan-tes los problemas específicamente económicos (crisisen los países capitalistas y comienzo de la planifica.ción en la URSS), b:izo estragos el economismo.

3) La transformación del marxismo en filosofía dela naturaleza esconde algo peor: una vasta maniobrade diversión. En tanto que se discurre sobre las ondasy los corpúsculos y sobre la dialéctica objetiva de lo"continuo-discontinuo", mientras se discute "libre-mente", las cuestiones candentes se escamotean. Elcentro de la reflexión se aparta de lo que constituyeverdaderamente el problema; se aleja tanto como esposible para hundirse en las profundidades de la na'taraleza y las especulaciones cosmológicas. Stalin ylos stalinistas supieron utilizar de rnanera admirable

; ¡¡l¡¡,¡ l)r'ocedimientos diversionistas. Luego del asesi-f r¡r1,, rl(: Kirov (cuyo promotor fue Stalin, segúrn sabe.rrr,: l¡1¡y por N. Kruschev) y a la vez que se desen-r 'rl( nírl)a el terrorismo, precisamente entonces fuel¡r ',nlLllgada con gran solemnidad la "Constitución de-¡rr,,r'r',iitica" de L936. La sistematizaciín del materia-Ir';rrro clialéctico en filosofía científica de la naturaleza,l¡¡lrr cle la misma época y persigue el mismo fin: en-rnir:i('rrrar los verdaderos problemas teóricos y prác-I t{ ( )lj.

l,¡r tesis de la dialéctica en la naturaleza puede per-lr r l;rlnerte soster¡.erse y aceptarse. Lo inadrnisibi.e es,r;r¡lr: Llná importancia enorme y hacer de ella el cri.l.rio y el fundamento del pensaneiento dialéctico.

'1) Por razones oscuras y mítltiples, el rnarxismo¡¡r;l itucional no quiere oír hablar de alienación. Im-t,rtÍ,,lla este concepto que admite sólo con reservas y¡,rccaLlciones. Los dogmáticos no ven en él rnás querrrur etapa del pensamiento de l\üarx, bien pronto su-lrt nrd& por etr descubrirniento del materiatrismo dialéc-lit'o corno filosofía, por url trado, y por la constituciónrlc un& econornía política científica (EI Capital), porcl otro. El empleo ctrel concepto de alienación, fuerarlt: tod.a sistematización idealista, para servirse de é1 encl anátrisis crítico de 1o "real" y para incorporarlo enlrr categoría de las ciencias sociales (y especialmentecn la sociología), les parece aberrante. O al menos,:¡sí intentan considerarlo. ¿Por qué? Evidenternentel)or razones políticas de cortas miras y reducidos al-cances. El uso del concepto de alienación no puede, en

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efecto, limitarse al estudio de la scciedad burguesa"Si bien perm.ite descubrir y criticar numerosas alie-naciones (la cle !a mujer, la d.e los países coloniales oex coloniales, la del trabajo y del trabajador, las dela 'osociedad de consurno", y las de la burguesía rnis-fila en la sociedad que estructura según sus intereses,etcétera), permite tanobién desenmascarar y criticarlas alienaciones y políticas en el socialismo, er] par-ticular durrante el período staliniarlo. Para evitar este

riesgo y suavizar esta aspereza, se prefiere rechazarel concepto.

Farece innecesario destacar qüe este libro no hasido escrito con plena conciencia de este conjunto de

problernas. De todas formas, tiene su centro en los

movinaientos dialécticos.que tienen lugar en el inte-rior de la realidad hurnana y social. Pone en primerplano el concepto de alienación -como

concepto filo-sófico y como instrumento de anáiisis- y no la dia-léctica en ia naturaleza. Deja de lado la filosofía sis-

ternatizada de la cosa rnaterial. El capítulo último yfundanaental, "la producción del hornbre", rechazatanto el econornisrno y el sociologisrno vulgares cornoel acento puesto sobre ia rnaterialidad fuera de lo hu-mano. Es decir que, tal coffro es, el dogmatismo no.loafecta rnás que muy parcialmente y e1 autor no vacilaen librarlo una vez más --con sus debilictrades- a lalecturayalacrítica.

Hoy más que nunca podemos y debernos releer aMarx -y sobre todo las obras de juventud, errónea-mente denominadas "filosóficas", puesto que contie-

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rr('n una crítica radical de toda filosofía sistematiza'qf'1- s6¡ nuevos ojos. .El devenir-Íilosolia del mundocs al misnro tiempo un devenit.mundo de la flilosoÍia.st realización es al rr:.ismo tiempo su pérdida, escriber rr la época en que redacta su tesis doctoral sobre LaIilosotia de Ia naturaleza en Demóuito y Epicuro.l,lrr esta tesis, muestra a la vez un movimiento dialéc-lir:o en el interior de cada sisten-la filosófico exarni-¡¡¡,6]6 *¡;n movimiento dialéctico en su contradicciónrt'cíproc¿- y a la vez, en cada uno de ellos, la obje-livaci.ón de una conciencia particular únicamente poriirr nexo con el mundo real y la praxis social en el mun-rlo real (aquí, la sociedad griega). La filosofía comolrrl, como tentativa siennpre renovada y siempre de-ccpcionante de sistematizací1n y propuesta d.e unairnagen satisfactoria del hornbre o de la satisfacciónIrumana, la filosofía viviente, se manifiesta. Lo que

l)r'opone, es coflveniente tenerlo en cuenta, pero surt'nlización nos plantea nuevos problennas.

Desde ei eserito casi inmediatamente posterior en,l cual lMarx cornienza el inventario crítico del hege-lirnismo, se muestra el origen de esta sistematización¡rcrfecta. Dos actitudes, dos posiciones, tienen lugarlrr Alernania. Una quiere supúmir Ia tilosoÍia sin tea-lizarla (en tanto que formulación teórica de la reali-i:ación humana); la otra cree poder rcalizar la Íiloso'ti¿t sin suprirnitla (en tanto que formulación sola-rnente teórica y abstracta del hombre, de su libertad,rle su rcalizaci1n). La misión del proletariadoo en Ale-rriania pero no sólo en Alemania, es en particular su-

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perar la filosofía, es decir, tealizarla suprimiéndolacomo tal. "D,eI rnisrno rnodo que Ia tilosotia arlcúafl.tra en el proletariado sus atn:,as materiales, eI prole.taúado encuentra en la tilosofía sus atrrTas intelectua.les. . . La tilosotia es Ia cabeza de esta emancipación,eI ptoletaúado es,eI corazón. La tilosoÍia no puede setrcalizada sin la supresión del proletaüado, eI proleta.úado no puede ser suprfunido sin la rcalización de latilosotía".1

Nunca volvió Marx, ya fuera para reflrtarla o re-chazarla, sobre esta teoría de la superación de la filo-sofía como tal, es decir, tomada en todo su desarrollo,desde los griegos hasta Flegel. Podernos decir, en len-guaje actual (que no es el de trularx) que la filosofíatuvo para él un carácter prograrnático. Aportaba yaporta todavía un prograrna para lo humano, o si sequiere, un proyecto del hon'rbre" Ilste programa o pro-yecto debe confrontarse con la realidad, esto es, conla praxis (práctica social). La confrontación introduceelementos nuevos y plantea otros problernas que losde la filosofía.

Este teoría se integra en el marxismo; el pensarnien-to de Marx procede por extensiones e integracionessucesivas en conjuntos o totalidades (parciales) cadavez rnás vastos y al rnismo tiempo rnás cercanos a lapraxis. Ningún elemento o "momento" desaparece.Especiatrrnente, el momento de la crítica radical y de

1 Cf. Oá¡as tilosóficas, trad. Molitor, I, p. 16 (FilosoÍía de Ia na-tutaleza en Demóuito y Epicuto), p. 76 (Fragmentos), pp. 94, 95,107 y 188 (Conttibución a la crítica de la tilosoÍía del detecho), etc.

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lrr rr<'¡,.írtividad (que encierra la crítica de la religión,,1, l;r l'ilosofía, del Estado en general) se ubica en este,|r".;ulollo sin reabsorberse en provecho de una puraI ,rrrr¡rle "positividad". El pensamiento rnarxista no

¡,rr, rlr: por lo tanto reducirse ni a la actitud positivista,¡,,,' r.trsu"elve a la filosofía en un pasado concluido, ni,, l.r rrctitud de aquellos que perpetúan la sisternatiza-, ',,rr filosófica.

l,,rr el momento en que el dogmatismo se diluya y se

;r;,.11:, estos textos pasarán a primer plano. Permiten,, .litr¡ir la protslemática. del pensamiento de Marx y,!, l rnarxtsmo, problernática que es aún la nuestra,I r' r r, irrmentalmente.

Ho¡lw tpB'BsvRB

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CapÍrulo Fnlvrono

LA CONTRADICCIé¡{ NMIECTICA

La lógica formal busca determinar las operacionesirrlclectuales independienternente del contenido expe-rirnenta!, por 1o tanto particutrar y contingente, de

{ocla afirrnación concreta. El forrnalisrno se justifica

¡rru' e$t& exigencia de universatriCad. La lógica forrnalr r;tuctria transformtaciones purarrlente anaiítica-s, infe-ri'ncias en las cuales el pensarniento no tiene otro c¡b-

it'to que él misrno. T'oda afirmación definida no tiene

t)írf,a un lógico más que el valor de un ejemplo pedagó-

liico: los ejemplos, los pretextos, sore intercambiables.I Ina vez planteado, el pensamiento se repliega en el

interior de sí rnismo, con un mínirno c1e contenido,:;icrnpre presto a desembarazarse de este contenido, y:;in agregarle nunca otro nuevo; sin riesgo de errar,

¡ror io tanto. Este pensarniento formal no obedece más(lue a su pura identidad consigo rnismo: "A es A' Si Atr; B y B es C, A es C". "En la lógica formal, pareceilue el movirniento del pensan-liento flrera una cosa

riparte, que no tuviera nada que ver con el objeto(tue se piensa", dice Hegel (Geschichte der PhiI., II,410).

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Si esta independencia del contenido y de la formase alcanzara, irnpediría la aplicación de la forrna a uncontenido cualquiera, o bien perrnitiría su aptricacióna todo contenido, aun ir¡:acional. por otra parte, ¿esposible concebir que existan clos lógicas compleia-mente separadas, una abstracta, lógica de la forrnapura; la otra concreta, trógica del contenido? De hecho.la lógica folrnal no liega nunca a prescindir clel con-tenictro; puede sólo separan: Lur fragrnento, clisrninuirlo"tornario rnás y más "abst::acto" sin lograr nunca iibe-rarse totalrnente de én. opera sobre juicios dete;:rninn-cios, incluso cuando considera su contenido corno u.nsin'rple pletextc para la aplicación c1e ia forrna. Talcorno 1o otrserva Ffegel, la identidad vacía, at¡soluta-rnente simple, no puede ser formulada. Cuando el ló-gico que acaba de plantear,,!\,, plantea ,,no A', y afir-rna que "A no es rlo A", da sin justificarla la formade la negación; plantea así ,,lo otro" de A, Xa diferen-cia, la no identidad; plantea incluso un tercer térrni-no ttA", que no es ni otmás A" ni ,,trTlenos ,4,',. El tér-mino "no A" no se plantea más que para desaparecer;pero la identidad se vuelve así negación de la nega-ción, distinción en una relación. Los principios lógicos(identidad y no contradicción) no son por lo tantopuramente analíticos. Es más, tan pronto corno unose plantea un juicio determinado (por ejemplo: ,,elárbol es verde"), se plantea,,A es B", rro s€ perma-.nece en la identidad y en la repetición formal I se in-

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t¡,,, lricc un contenicloo una diferencia, con relación aLr , n;rl I¡r identidactr forrnal es también una diferencia.l

| ',,¡ ¡,¡112 parte, Ia lógica formal perrnanece siempre, ', r,lrrción con el contenido; conserva así cierta sig-lrlri;¡f i1j¡ concreta. Por otra, está siempre ligada arrr,r rif il'rr-tación general sobre el contenido, es decir,;, rn;r ontología, a un tema clogmáticcl y metafísico.I 'r lt'<¡r'ías lógicas de 1o real, destaca irónicamentell, ¡,r l, han sido siempre dernasiado blandas para las¡".:::i's;e han ocupado de extirpar de 1o real las con-tr,,,lrr:r:ion€s pat'a transportarlas al espíritu, y dejarlas¡r' rr':iolver. El mundo objetivo estaría entonces cons.

t,trritlo por hechos últimos, aislados e inmóviles; por, , irias, o sustancias, o partes, externas unas con re-| ', rrlrr a las otras. Estas esencias son lo que son, de' :r.r'rlo con el prrncipio de identicnad aplicado sin re-,:\iírsi y eso es todo !o qr-le se puede decir.

l\.¡'ir-¡r¡ a menudo la lógica de la identidad está ligada' ¡ rnetafísica del Ser.' La iclentidad no está conc€-

| ,,r;' ccl1lo una forrrra pufa" sino como una propiedad, i';ra. y esencial, objetiva, dei ser. Se quiere pasar

I:r rdentidad en el pensainiento a la identidad ob-'i ¡;,r, forrna de existencia de toda sustancia real. El; -*-y todo ser- es idéntico a sí misrr¡o y se define

I Cf. la Ctítica del principio de identidad en la Lópica Mayor, II"¡ ., .tr.i a 37, 66 a 73, etc.

'A. veces es solidaria con un atomisrno metafísico (Dühring), con',,'.' leoría de la estructura espiritual (Hüsserl) o con una ontología, l, lrr sensación (fisicalismo de la Escuela de Viena), pero jamás es,,,,1,'¡rcndiente de un dogmatismo que realiza una parte limitada del,,,nlr:nido.

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así. La identidad es entonces tornada corno forma ycorno contenido, como su propio contenido. Este as-pecto del aristotelismo (el rnás abstracto, el rnenosprofundo quizá, si es verdacl que el aristotetrisrno filetambién una teoría de la individualidad de todo serconcreto) fue aislado y desarrollado por la filosofíaposterior. Flasta Leilbniz, el pensamiento occidentalcurnplió un esfuerzo heroico y vano para extraer elcontenido de la forma, pasar lógicamente del ser pen-sado al ser existente, para deducir el mundo.

La relación del contenido y de la forrna en la lógicaformal es entonces mal determinada y controvertible.Conserva a la vez dernasiado y dernasiado poco con-tenido. El contenido es unilateral; ha sido de hechorecibido, luego separado, inrnovilizado, traspuesto me-tafísicarnente. El postulado lógico metafísico es porcierto el del pensamiento "rnágico": la relación de laforrna con el contenido es concebida corno una parti-cipación. La identidad formal se convierte así en unesquerna de identificación en el sentido dei pensa-n'liento mágico. Dirigida contra las doctrinas mágicasy los misticismos, la lógica formal no alcanza su fi-nalidad, no sobrepasa verdaderamente a las teoríasdesprovistas de rigor tradicional, sino que permanecea su nivel.

Deja sin resolver un problerna esencial y planteauna exigencia: ¿córno unir la forma y el contenido?Pr¡esto que el formalismo fracasa, ¿no hará falta in-vertir el orden, e ir clel contenido a la forma en lugarde ir de la forrna al contenido?

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La trógica formal ha comprometido al pensamientor¡rr"ional en una serie de conflictos. El primero es unr,,nflicto entre el rigor y la fecundidad. En el silogis-rrr,r (aun cuando no sea en absoluto estéril) el pensa'¡rricnto no es rigurosamente coherente más que cuan'rl, S€ rnantiene en la repetición cle los mismos térmi'rros. Es bien conocido que la inducción rigurosa no es

rrr¡uella que perrnite pasar de los hechos a las leyes.'l'orfo hecho, toda comprobación experimental, intro-,luce en el pensamiento un elemento nuevo, por lol;urto innecesario desde el punto de vista dei forrna-lisrno lógico. Las ciencias se desarrollaron fuera de lalrig,ica formal, e inctruso contra ella. Pero aunque la,'it:ncia es fecunda, no parte de verdades necesarias,rro sigue un desarrollo riguroso. La lógica y la filoso-lírr permanecen fuera de las cienci,as, o vienen detrás,1,, éllas, para comprobar sus métodos específicos, sin,,¡rortarles nada. Recíprocamente, las ciencias soo €x-Icriores a la filosofía -por encima o por debajo de

r lla- y slts rnétodos de investigación no tienen nada(tue vef, con la lógica rigurosa. El sabio prueba el mo-vimiento del pensamiento avanzando en ei conoci-rrriento; pero el filósofo se venga poniendo en dudall valor de la ciencia. El conflicto entre el rigor y laIt'cundidad se extiende: hace nacer el problema del co-rrocirniento y del valor de la ciencia.

En segundo térrnino, si el ser es io que es y jamás

{ )tra cosa -si toda idea es absolutamente verdaderao absolutamente falsa- las contradicciones reales de

lrr existencia y del pensamiento se encuentran exclui-

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das de éste. Lo diverso y rnovedizo de las cosas y dela conciencia es abandonado a la dialéctica en el anti-guo sentido de este término: a la discusión sin ri5¡or,al juego del sofista y del abogado que pueden a sugusto alegar en pro o en contra. Definido por la iden-tidad, el pensamiento es al mismo tiempo definido porla inmovilidad. De donde surge un nuevo conflictoentre la estructura del entendimiento y la movilidad,entre la coherencia del pensamiento claro y las dife-rentes polaridades y fuerzas cambiantes de la expe-riencia real. La Razón se sitúa fuera de lo real, en elideal. La légica se vuelve la preocupación por un ser'ficticio, el pensamiento puro, al que lo real pareceríaimpuro. Recíprocamente, lo real se encuentra deste'rrado a lo irracional. librado a lo irracional.

Cuando Hegel entra en la vida fiiosófica, encuen-tra al pensamiento más elaborado, a la Razón, pro-fundamente desgarrada por sus conflictos internos. Eldualisrno kantiano los había agravado hasta volverlosintolerables, al disociar deliberadarnente la forma y el

contenido, el pensamiento y la "cosa en sí", la facul"tad de conocimiento y el objeto del conocimiento.F{egel se propuso resolver ios conflictos, reasurnir -ensu rnovimiento-- todos los elementos del pensarnientcrfilosófico y dei espíritu, que le llegaron dispersos yopuestos.

Este proyecto cornprendía ya el método y la ideacentral de la doctrina hegeliana: la conciencia de unaunidad infinitannente rica del pensamiento y de loreal, de la forma y del contenido -unidad

necesaria,

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irrr¡rlicada en los conflictos internos del pensamientoo¡rttcsto que todo conflicto es una relación-, unidad{tr¡c es indispensable sin ernbargo conquistar y deter-nrinar sobrepasando los términos "unilaterales" quelurrr entrado en contlicto.

Iln el momento en que F{egel nacía a la vida espi-rilual, grandes acontecimientos (el período revolucio-rr:u-io, las grandes guerras nacionales, el período napo.Icr'rnico; y por otra parte, el crecimiento de las cien-cirrs y del espíritu histórico, el resquebrajamiento delrr sociedad feudal y la aparición de una nueva civili-zrrción) hacían necesario un vasto balance de la cul-Iura, una tentativa de "síntesis" de todos esos elemen-los cliversos.

It l problema que se le planteaba a Hegel -desde

el¡rrrnto de vista de la investigación metodológica- te-rrín múltiples aspectos.

Se trataba en primer lugar de integrar el pensa.rrriento preciso mediante el arte de la discusión y de la,'()rltroversia" La discusión es incierta y sin conclusión,r rr -tanto no esté dirigida por un pensamiento ya seguro"l'cro la discusión es libre y vivaz; se mueve en medin,lc tesis y de términos diversos, cambiantes, opuestos.lil esceptieisrno, al cual conducen las discusiones sinlirr, tiene un aspecto positivo. lMuestra que ,ocuando( n una proposicién cualquiera se ha aislado sü ás-¡rccto reflexivo, se revela necesariamente que los con-ct'irtos están sobrepasados o bien que están ligados del¿rl rnodo que se contradicer¡.. .." (Ercte Druckschrit-tcn, p. 175). El escepticismo introduce últimamente

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en el perlsamiento el elemento negativo; "disuelve",enfrentando unas con otras, las representaciones limi'tadas y contradictorias que el entendirniento (que po-see ei poder fundarnental de "plarrtear" una afirma-ción) tiende siempre a formular c-omo absolutas. Elentendimiento torna partido por 1o absoluto, a pesarcie ser una potencia iirnitada, rnorraentánea y, por asíd.ecir, provisional; se enrola, pues, en las antinomias.El "truen" escepticisrno critica y destruye al dogma-tisn-lo vulgar.

Para tra discusién viviente, hay algo de verdaderoen toda idea. Nada es entera e ,.indiscutiblemente,'

verdadero; nada es absolutamente al¡surdo y falso.Confrontando la tesis, el pensamiento busca espontá.nearnente una unidad superior" Cada tesis es falsa poraquello qr-re afirn'la de manera absoluta, pero verda-ctrera por aquello que afirma relatirzamente (su conte-nido); y es verdadera por lo que rriega relativamente(por su crítica bien fundada de io otro) y falsa por loQue niega absolutarnente (su dogrnatismo).

Pero es necesari.o arrancar esta dialéctica a la sofís-tica, qse tiende por pura vani<lad- a descomponer loque es sólido y verdadero y no cor¡duce a nada queno sea la vanidad del objeto tratado dialécticarnente(Lógica lWayar,III, p. 43. Cf. tanrbién p. 108, etc.).La sofística acepta c'l.os plesuposiciones no fundadas:oscila entre el ser o la nada, la verdad y 1o falso, to-mados aisladarnente. "Damos el nombre cle dialécticaal roovimiento rnás elevado de tra raz6n en el cual es-tas apariencias absolutamente separadas pasan la una

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,r l:r olm... y en el cual la presuposición está supe'r;r,l;r" (Lógica Mayor, I, 108). Adherida á und corl-, r,'rrt'iír precisa del movimiento del pensamiento, la,lr,rlrlctica adquiere un sentido nuevo y más eievado.li, vuclve una técnica, un arte, una ciencia: una téc-rrr, ;r rlc la discusión dirigida y orientada desde el inte"rr,r l¡;¡61¿ la coherencia racional, un arte de analizarl,', ruúrltiples aspectos y relaciones de las ideas y del.r'r t:{)riás, sin perder su esencia, una ciencia que extrae, rr;rrrto hay de verdadero en todas tras ideas contradic-t, '¡i; .; cntre las cuales oscila el entendimiento vulgar.

l'lc trataba, entonces,, según l{egel, de salvar la lógica,l,,nrla definida por medio de la cual el pensamientolr( uLle a aigo sóiido. Para lograr esa finatridad, debía, rrr'ontl'atr la conexión entre la forrna y lo real, cam-l,r:rute y diverso, y por consecuenci.a, transformar lal,,rrnA de la lógica tracXicional. IiTecesitaba partir no,l. r l;ta forrna. sino dei contenido, de este "rico conte-litlo" tan variado, tan contradictorio, pero ya elabo-r:rrlo por millares de años de actividad hurnana. Ta-rt¡r realizable: este contenido es 'oya pensarniento,

¡or"nsanriento universal", puesto que es conciencia y{ (}ilocirniento. La forma lógica tiene su parte: es ya',u elernento rnás etrabora<tro.

I1n la filosofía hegeliana, el trlspíritu humano se pro-

l)()ne reasurnir entonces todos sus "productos objeti-vr:;" (Cf. Encrclopedia,572) en todos los dominios:

'rrLe, religión, vida social, ciencia, historia. Quiere ele-

v:rr'ios a ia fcrina rnás consci.ente -a la forrna del con-i'r'pto*- superando todo lo que escinde este conteni'

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do, lo dispersa y io exteriañza con relación almiento racional. Este contenido está dado en tanque representaciones múltiples: deseos, objetos sensi,bles, impresiones o intuiciones, natural eza, expetienciahurnana. Es necesario separar de esta ,,matária,,, lasnociones que en ella están o'inmersas,'. El contenidoera sustancial, pero estaba fuera del pensamiento; yeJ pensamiento riguroso perrnaneció inmóvil y vacíó.Es necesario, dice la Fenornenolo$ia, n,arrancar el velode la vida substancial" y elevarla a la más alta lucidez.

Por ello debemos definir a la Razón en sí mismapor el movimiento del pensarniento que discute, con-mueve, disuelve las afirmaciones particulares ]¡ los con-tenidos limitados, pasa de uno a otro lado y tienciea dorninarlos. Es así que la dialéctica" relación inme-diata del pensamiento con el contenido diverso y cam-biante, no permanece ya fuera de la lógica. Se inte-gra con ella, a la que transfornna transformándose. Seconvierte en la vida, el movirniento interno del pen-samiento, contenido y forma a la vez. o,Ei entend.i-miento, determina y persevera en sus deterrninacio-nes; la razón es dialéctica porque disuelve las cleter-minaciones del entendirniento; es positiva porque prc'-duce lo universal y connprende en él lo pariicular,',dice la Introoucción a la Lófiica Mayor. El hegelia,nismo se eleva así a la más alta conciencia, a la uni-dad del entendimiento discursivo y de la razón nefle-xiva; a la raz6n inteligente y al entendimiento racional.

No hay objeto en el cual no se pueda encontrar unacontradicción, es decir, dos deterrninaciones opuestas

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y rllr',ru'ias. "fJn objeto sin contradicción no es más*¡rr' unÍr ¡rbstracción pura del entendirniento eue man-llt=rr¡' r'r)ll una especie de violencia una de estas deter-Inirr;rt'ir)rres y escarnotea a la conciencia la determina-¡ fr,f ¡rrf )rrcsta que contiene a la prirnera. .." (Enciclop.,tl'l) l,)l mornento negativo -que

la sofística, el es-rr=¡rlicismo y la antigua dialéctica aislaban y vonvíanr'rrlr;r cl pensamiento lógico- toma entonces su lu-F''u v rill función. Expresa el movimiento del conteni-rt,,. "t'l alma inmanente del contenido" que se excede,ll , urrl ningún elernento es suficiente y que no puede

¡r'nnilrlecer encerrado en sí mismo. 'ol.o negativo es

lliu;rlrnente positivo; lo que se contradice no se r€-¡lrr'lvt: en cero, en la nada abstracta, sino esencialmentec-rr lrr negación de su contenido particular; dicho cle

,,1 r, r rr-rodo, tal negación no es una negación cornpleta,r:rtr' negdción de la cosa determinada que se disuelve;1,,,r' !o tanto negación determinada. Puesto que el re-lrrllrrdo es negación deterrninada tiene un contenido;-i un concepto nuevo, pero más elevado, más rico quer'l ¡rrccedente, dado que se enriqueció con su negación,, rlicho de otra forma, con su opuesto; lo contiene,¡r'r'o tarnbién más que a él; es la unidad..." Es la,li;rlóctica del contenido la que lo hace progresar (2.

^t "I,4t-42).Kant había abierto a la lógica un nuevo sendero.

I ristinguía los juicios analíticos (rigurosos formalmen-tr', pero estériles) y los juicios sintéticos (sin los cua-Ils el pensamiento avanza, pero mediante la verifica-.irin de un hecho contingente). Trataba de mostrar

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la existencia de juicios a la vez fecundos y rigurosos,necesarios y no tautológicos: los iuicios sintéticos apriori. Buscaba entonces ya, en la síntesis, el princi-pio c.ie una unidad del rigor y de la fecr-lndidad. PeroconceL¡ia estos juicios sintéticos a priori como formaspuras, vacías, separadas de1 conte¡:irJ.c, instrurnentosrXel conc¡cirniento lndlfererrtes con relación & sü ffiá-teri.a, sul-¡ietivos cc¡n reir-ción ai objeto; en coflsecLlorl-cia." cc;rsideracXos tcdau,.ía según el formutismo tradi-cionni. Este dualisrrrc; dei:e" segí-rn l{egei, ser surperado.

3]*s*rro11":.c1o (y nl:rof unclan:ente motlif icado) el pen-samiento kantiano se revetra. i¡rfinitan¡ente fecundo. Se

transforn"¡a en utlp. lóg;lca iltleva. FIegei no descubrióla ccntr¡.,cji.cq:ión" .{nsiste sol¡re etr heclro de que todopensalnienio, toda J:ilcsofíe

-inch-lsive, cuandr-r opta

por uno de las términos presentes, esfe¡rzándose porreducir o excluir al otrcl- se rnue\ze entle contradic-cic¡nes. Ei progreso de1 pensarniento que se encuentraobliga.do a s:rlir de una posición que quisir:ra definiti-!.&, y a tener en cuenta otra cosa, negando con ellosu afii'mación inicial, este "ri'ton?.ento clialéc'eico", se

eneuentra por todas partes, en todas las épocas, sl bienrnn!. clu.cictrac'1"o. F{egel descubrió el T'ercer Término,que i^esulta detr enriquecimiento t{e tocla deterrnina-ciírn por su negación y sin ernbargo ccmo un movi-miento nllevo del ser y d.el pensamien"[,o, cuan<tro dostérrni¡ros están en contradicción.

T-a Razón leegeliana progresa con todo rigor deter-rninando iuego de cada contradicción interna la sínte-sis o tercer térrnino. I{ace rxacer así las cletern-linacio-

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r,' \' r'rtcgorías del pensarniento' La síntesis cesa de

, , , i ¡,,'irrri, inn'rovili iada y fija y venida de quien sabe

¡!,,,rrlr'. El óuadro kantiano de categorías era a 7a vez

t,,,,,,;rl y ernpírico. Sin haber mostrado la necesaria e

¡rrt¡ r!u\"tinidad de estas categorías, Kant las atribuía,,rl,illrrriarnente a la tinidad de la apercepción trascen-

,1, rrl;rl, o yo abstracto. Hegel se esforzará por mostrar| , ,ilrirlad" inmanente de las categorías y de producir-

| ;r pr,rrtir de un cornienzo purificaetro d'e toda pre-

,,1 ', ,:;ición ernpírica o formal; las hará nacer' grredlante

,,r¡ nrrovimiento cornpletarnente interno del espíritu'

' r,,:r(lcnarniento riguioso y no obstante progresivo en

, 1 , rr;rl ca.da deterrninación surgirá <le las precedentes

¡,,,r '.,í,,r de o¡:osición 3r cle resoltrcién, de síntesis'

f .'r nc¡eión del Terter Térrxiino reacciona decisiva-

l,( nte sobre la noción de contra<iicción' Cesa d-e ser

, , | .';t rrdidad, hesitación y oscilación o cor¡fusión detr pen-

'r,iit-'n'Lo, 'ciene una esiructura antagónica' El devenir

, r,rircs terrninadas es "puesto a la luz"' Los térrninos

,,,nlradicr*orios son puástos lírcidamente en relación'

I,! rrrovinniento, en ef co¡ltenido y en la forma del pen'

,rrriiento, tiene una estructura antagónica' El devenir

,,; l]llviesa los términos en oposición' engendra frente a

,;rrt¿r. uno de ellos, a su nivel y a su grado, stl "ottro"r¡rrc está en conflicto con é1, y finairnente supera la

,,¡rosición creando lo nuevo.La nada está, pero relativamente, en el ser *1?*:

-en cada ser y en cada grado del ser- como "su".tlo 1l *o ,rugu"ión específic'' ql pensarniento de la

,',,daln geneial no es más que el pensarniento del ser

3831;j,'Í

31

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agregado al prirnero. El Tercer Término se vuelvecia el primer término negando al segundo, por nonegando la negación, negando la limitación delrner término. Separa el contenido del primer térmielirninando aquello que era incompleto, lirnitado, des,tinado a ser negado, negativo él mismo. La unilate,ralidad es así destruida y sobrepasada. Negar la uni.lateralidad, es negar la negación y expresar una deter-rninación más elevada. La contradicción que efilpü.jaba a cada término rnás allá de sí rnismo, arrancán.dolo a su finitud e insertándolo en el movimiento to,tal, está resueita. El Tercer Término une y supera loscontradictorios y los conserva en lo que tenían de de.terminado. La unidad triunfa luego de un períoclo cledesgarrarniento fecundo. El prirner término es lo in-rnediato; el segundo es a la vez mediatizado; el tercertérmino es lo inmediato por superación de la media.ción, y lo simple por silperación de la diferencia. "Lasuperación es una cleterrninación ft¡ndamental que re.encontrarnos por todas partes. .. Lo que se supera nodeviene por ello nada. La nada es lo inrnediato; untérmino superado es? por el contrario, mediatizado; es

ürl Íro-s€r, pero en tanto que resultado provinientede un ser; ha¡l por lo tanto en él la detelminación dela cuai proviene. Esta palabra (aufheben) tiene dossentidos. Significa "guardar", "conservar" y al misrnotiernpo "hacer cesar. . ." (L. M., I, 110-111).

El pensamiento de la nada no es así más eue la re-presentación todavía abstracta de la infinita fecundi-dad del universo" Hipostasiar el ser o la nada, la ca-

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l¡'l','l o Ia cantidad, la causa o el fin, es negar el mo-r,rr¡¡rrr¡to. La raz6n dialéctica su.pera todas las cate-E1.',1;r; congeladas del entendimiento: las suprirne enl,r!rl{} (lue aisladas, y por ello mismo les otorga sü ver-,l,r,lcn el rnovimiento total de la realidad y del pen-,.irrrrrcnto, del contenido y de la forma. La calidad su-t,,r,íii¿r es cantidad; la medida (quantum específico)ul,r ¡;r ia cantidad, unifica la" calid.ad y la cantidad.

l.'r llcdida superada es la esencia, o ei "ser retornado,1, ,¡1 itrttr"diatez y de su relación indiferente con otros,' Lr sirnple unidad consigo." La esencia superadatl,¡¡tr-;t<l que ella debe rnanifestarse, como Raaón dei' r l)r"incipio de existencia deterrninada, totalidad de

'1, i, r rrlinaciones y de propiedades, es decir, "cosa") es¡ | I,'r'rrórneno. Superados, el Fenórneno y ia Relaciónr,,i¡iuír de ias determinaciones, propiedades y partes,i, lrr cosá, se vuelven actualidad o substancialidad,t',,r l<¡ tanto causalidaci, acción recíproca. La noción"'l,rr'¡r6sá a la realidad o a la substancialidad. Supe-' '1, la noción se vuelve objetividad, que supera al .".l¿¡ Iclea. La idea al superarse, satre de sí, se aliena, J , natutaleza; el "aufheben" de ia naturaieza se

' ,lr.;to, es decir, la ldea absoluta, idéntica de la Xdea, ir:¿l y práctica, del conocirniento y de la acción pro-, i i rra (Cf. L. IW.) IYf,,243,327, etc.).

' ll l\dovimiento es así Superación. Toda realiclad,t, , r,¡ Jlefis&miento debe ser sobrepasado por una cleter-¡',,¡¡, r{riófl rnás e]evada que lo envuelva como conteni-,l' ', rrs;pecto, antecedente, elemento, es decir, como lWo-rrir r¡{s, en el sentido hegeliano y dialéctico de esta pa-

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labra. Tomados aisladarnente" los movirnientosvuelven impensabtres: no se ve cómo pueden ser dis.tintos estando ligados o diferentes estando unidos. I"ü

se ve cómo se forman y se sitúan en su lugar en_conjunto. Lanzado de un término al otro, el pensa-miento (entendinniento) pone fin a su vértigo fiján.dose, por un decreto arbitrario y generador de errores,encuentra en el espíritu subjetivo, luego en el espíritlrobjetivo (moral, arte, religiór) y por fin en el Saberen una posición limitada traspuesta en absoluto, por1o tanto en una ficción y en un error. La dialécticahegeliana quiere devolver la vida y el movimiento alconjunto de las realidades captadas de las afirmacio-nes y de las nociones. Las compromete en una inrnensaepopeya espiritual. Todas las contradicciones del mun-do (en el que todo se manifiesta como polarizado, con-tradictorio y rnovedizo, puesto que el pensamientoacepta l.a contradicción en lugar de excluirla), todoslos ss¡s5, por 1o tanto y todas las afirmaciones, consus relaciones, interdependencias, interacciones, senapresados en el movimiento total del contenido; cadauno en su lugar, en su 'omomento". El entr€ctlrza.-rniento de los hechos, de las fuerzas y de los concep-tos, deviene Razón. El contenido, el rnundo, está in-tegrado a la Idea, del mismo modo que la historia ensu conjunto. "La. totalidad, el conjunto de los firorn€n-tos de la realidad, se demuestra en su desarrollo comonecesidad", (E., 143, Zusatz).

Las deterrninaciones unilaterales, las afirmacionesdel entendirniento no son por lo tanto destruidas por

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l¡r lt¡rzón dialéctica. El entendimiento, cuando ya nor'rri¡i más "vuelto contra la taz6n" aparece €n sü Ver-rLrrl. Las verdades parciales, las determinaciones aca-I'rr,llrs, las afirmaciones limitadas se transforman enFr r'oles si se toman por definitivas y tratan de eigirseir,r' cncirna del rnovirniento. Tomada en forma rela-lr,,rr y reintegrada corno mornento en el rnovimientol,,lrrl, toda determinación acabada es verdadera. Todavrrrlad es relativa, pero en tanto que tal se sitíra enl,, rilrsc-¡l'uto y tiene su ltlgar en la verdad absoluta. Elrrrlt:ndirniento es un movimiento en el rnovimiento.Af irrrna, plantea, niega, analiza. Xrnita, en url nivel in-llrior, a la actividad creadora.

lis esencial destacar que la lógica hegeliana flo sü-

¡rrirrre la lógica forrnal, sino que la supera, es decir,

¡rr,'r:isarnente, la conserva y la salda dándole una sig'rrrf icación concreta.

I,a légica formal es la lógica del instante y ctre larrl'ilmación y del objeto aislado y protegido en su ais-l¡urriento. Es la lógica de un mundo sirnplificado: esta

r,r,'sa (considerada fuera de toda relación con la acti-vi,l¿rcl creadora, abstracción hecha de los estragos delticrnpo) es evidentemente esta mesa, y esta lámparan, r es este libro. La lógica formal es lógica de la abs-lrrrcción cotno tal. El lenguaje le está sometido, entnnto que conjunto de símbolos que sirven para co'¡rrunicar una significación aislada y que deben guar-tl;rr la misma significación durante la transmisión ver-lxrl. Pero ctresde el momento en que es necesario ex-

l)r'csar el devenir y la actividad, la lógica formal se

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vuelve insuficiente^. Sobre este punto, la demostraciónhegeliana está confirmadá p., tiá. U filosofía r.rlterior.La lógica format .u r" lZíi"u áJiserrtiao común. El,sentido comrin aisrado e ii*o.ritizado de las cualida-d:*, l"l propiedades, Ios ".;;;td"i"* "or"*. puesra alpie del muro, una v.ez que hay actividaJ;;;;;;;

se refugia en los ,,en.tantó que,,; los ..en este sentido,,,es decir que toma "un peisa*i."t" por su cuenta afjn de mantener el otó ..;;ñ; y verdadero...,,(Fenom., p. 102).La lógica dialéctica supera las afirmaciones estáti-cas pero no las destruye. No rechaza el principio deidentidad: le da un contenido.El ser es el ser. El universo es uno. La fuena crea-dora es Ia misma en todo el universo. L. Er;";;; ;;ti.tiplemente rnanifestada y aparente, es única. Bf'Orf"-cipio de identidad e*pté*a

^esta uriicidad interni J.rmundo y de cada.*:r. !u piedra, en tanto q,r. .r,

",I-o gue es; y tarnbién el pensamienio. pero la identi-dad que acaba de ser expresada no es todavía *á; q;3*jrTt1, ya que la piedra no es el hombre ne;ün=ái(.Ct. e. 88, Apéndicá). Lo concreto es una identidadlica V densa, cargada de determinaciones,

"orrterri.*do y manteniendo una rnultipricidad de diferen"il ;de rnomentos. La unid_ad .., io, "ri á*irl,o;;;;;;^"-mente conquistada sobre la contradicción j fu'""á".La contradicción absoluta, sería el a.rgárr"*i*üahsoluto,, la aniquilación inmediata. UnJ oo"tr"¿i"_ción absoluta en una cosa, o bien entre el pensamientoy las cosas, volvería imposible toda actividad inma-

3839

Irrrrl<. y todo pensamiento. La contradicción, como lallrrrlrr, os relativa: a una afirrnación, a un grado del¡Ff , ir un rnomento del desarrollo. En la naturaleza,ell¡r cs exterioridad; en la vida, relación del individuo'r'r¡ lrr especie, etc. No se trata por lo tanto para He-gr'l rlc destruir el principio de identidad. For el con-I I rrr io: toda contradicción es relativa a una cierta iden.I i,l; rr l. Recíprocarnente, la unidad es unidad de una con.lrrrrli<:ción. ta unidad sin contenido, sin ,,momentos,'¡¡¡ulliples y contradictorios, está vacía. Pero la con.lr,r,licción como tal es intolerable; la unidad dialécticar,, ('s una confusión de los términos contradictoriosi,irr() tales, sino la unidad que atraviesa la contradic-r rr,n V se restablece a u.n nivel superior. ta contradic-r ti,n cs desgarramiento y destrucción interna, desarrai-¡.,r rlcl ser consigo rnismo, fecundación a través del cle.\¡r'r rir'" la reducción a la nada y la muerte; pero la unidad¡'r ¡rlcriá y determina la aparición del ser nuevo, el Ter-r, r 1'érrnino. Nunca la unidad puede arrojar comple.t:ulrcnte fuera de ella a la negación y la nada relati-ti;r:i; pero en la medida en que lucha contra la con-trrrlicción y triunfa sobrepasando los momentos con-lr:rclictorios, rnanteniéndolos en sí, en esta medida na-{ ( un ser nuevo más elevado. El principio de identi-,lrrrl se convierte así en algo concreto y vivo.

La unidad de los contradictorios no existe más que, r¡ las formas concretas y específicas. La contradicción

-y la unidad- presentan grados. IJna contradicciónr,uis profunda se manifiesta en una exigencia más¡,r'ofunda de unidad. La contradicción y la unidad son

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históricas: atraviesan fases. La contradicción no es,"en sí", rnás que la destrucción pura y simple de loexistente. En su relación y su lucha con la unidad, sedetermina más concretamente como diferencia y di-ferenciación, pasaje de un término al otro y oposición(contradicción latente); como antagonismo (contra-dicción exasperada) y, en fin, colalo incornpatibilidad(momento de la resolucién y de la Superación). Lahoja, la flor, el fruto, forman parte de un árbol y desu desarrollo, pero se diferencian con una cierta inde-pendencia que va hasta el mornento en que se pro-duce la separación necesaria, cuando el fruto está ma-duro y puede producir otro árbol.

La pregunta: "¿Qué es anterior, la contradicción ola identidad?" no tiene mayor sentido desde el puntode vista de la iógica hegeliana. Todo n'lovimiento escontradictorio, ya que sin contradicción inrnanente na-da se mueve. El rnovirniento es en sí rnismo üna corl-tradicción, y la contradicción propulsa el rnovimiento.La unidad es móvil y raz6n del movimiento. El de-venir es entonces la realidad suprerna, necesitada deu¡r análisis infinito cuyos primeros momentos son elser y la nada, la identidad y la contradicción. No setrata de la duración bergsoniana, devenir sin discon-tinuidad y sin drarna, movirniento arnorfoo abstracto,y puramente psicológico. El rnovirniento dialéctico he-gellano tiene una estructura interna determinada, es-tructura móvil, ella mismo. Es infinitamente rica endeterminaciones y contiene una infinidad de tnofii€n-tos. El devenir es un todo, al que la Razón dialéctica

40 4L

*r¡rlrr por una intuición primaria. El análisis quiebran¡t' todo. Sin embargo, este análisis es posible y no es

rxtt'r'ior al devenir; es un movimiento en el movimien-lrr; rro lo quiebra irremediablemente más que al creer-r¡r' lcrrninado y forrnulando afirmaciones absolutas.I )r'tcrmina el movirniento de los 'omomentos", que sonirlt'nles, es decir, abstractos, pero que no obstante tie-rr('r) Llna realidad relativa e intervienen en tanto queru¡rcrado en la composición de lo actual. Cada rno-virrriento puede ser analizado a su vez. Pero desdec'l nnon'lento en que se 1o quiere fijar, se desvanece;r lr:'ia en su iugar a str otro: un momento opuesto, igual-r¡rcnte real, igualrnente superado. Fara ama\izar unrrrornento cualquiera, es necesario sorprenderlo en surclación móvil con su otro. La lógica dialéctica es porlo tanto, al misrno tiempo, un método de análisis yurra recreación del rnovirniento de lo real, por un mo-virniento de pensamiento capaz de seguir al devenir<:reador en sus sinuosidades, en sus accidentes y en sur structura interna.

Según la concepción ordinaria, el análisis despren-de tautológicamente un predicado incluido ya en elsrujeto; si es fecundo (como sucede en las ciencias),quiebra este sujeto y arriba a un 'oelemento" cula re-lación con el todo permanece mal determinada. En ialógica dialéctica, el elemento que alcanza todo análi-sis legítimo es un 'omomento" del todo. El análisis di-seca y produce una abstracción; pero la lógica dia-léctica da un sentido concreto a esta abstracción. La

I SAS S#

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síntesis no excluye al análisis, sino que lo incluye. Elanálisis es dialéctico porque lleva a momentos contra-dictorios. La síntesis es ánalítica porque restablece latrnidad ya implicada en los mornlntos.

La lógica formal afirma: ,,A es A,,. La lógica dia-léctica no dice: ,,A

es no-.A,',; ella no hipostasíá la con-t_radicción y no substituye el formalismo po, tá á¡."r-didad. Dice: "A es ciertamente A; p.ro Á es tambiénno-A en Ia medida precisarnente en que la proposiciónn'A es A" no es una tautología, sino que tiene ,r,

"orr-tenido real. Un árbol no es un árbof rnás que siendotal árbol, con sus hojas, flores, frutos, atraiesando yguardando en sí esos momentos de su devenir, qo. Jtanálisis alcanza pero que no debe aislar. . . ño o¡s-tante las flores se vuelven frutos y los frutos se des-prenden y producen otros árboles, io que expre.u ,r"urelación profunda, una diferencia que va hasta la con-tradicción. . . "

La lógica formal dice: o,Si una proposición cualquie-ra es verdadera, es verdadera". ,,Ninguna proposiciónpuede ser a la vez-verdadera y falsal,. ,,CLda propo-sición debe ser verdadera o faisa,'. La lógica ¿iatécácaal desarrollarse afirma: "si se considera el conteni,do -si hay contenido- una proposición aislacla noes verdadera ni falsa; toda propori"iór, aislada debeser superada; toda proposición de contenido real es

.a la vez verdadera y falsa: verdadera si está *,rp.r"áafalsa si se afirma en forma absoluta',. La lógica tor-'rnal se limita a clasificar tipos abstractos de inferenciassilogísticas. La lógica dialéctica, al determirra, el

"orr-42 43

l.rrido, tiene un alcance diferente. Las determinacio-rr('s más simples se vuelven a encontrar en las másr 'n¡plsj¿s. Obtenidas por un análisis del movimientorluc se lleva hasta el n'lomento más despojado de con-tt'rrido, estas determinaciones entran ellas mismas en

rrrovimiento cuando la tazón las relaciona; se €rrcá-

rk'nan dialécticamente; su movimiento reencuentra al¡rrovimiento total. Son por lo tanto leyes del movi-rrriento, principios directores para el análisis de movi-rrricntos más complejos y más concretos. En todo con-rrcto es necesario descubrir la negación, la contradic-ción interna, el movimiento inmanente, 1o positivo yIo negativo. Toda existencia determinada es, por unlrrclo cualidad (determinabilidad inmediata, "algo") ;

.y por otro, cantidad extensiva o intensiva, grado. Pori.,á"* partes, en todos los dominios, grado o esfera delrer y áel pensamiento, se encuentran la cualidad y lacantidad. Toda cualidad y toda cantidad sor concre-tas, por lo tanto unidas una a la otra: toda cantidadcs cualitativa, es decir, rnedida específica. Sin embar-go, la cantidad y la cuaiidad no están confundidas;varían con cierta independencia; pueden existir cáfiI-bios cuantitativos sin destrucción cualitativa clel ser

considerado. Pero en un momento dado la variaciónde uno reacciona sobre el otro. Un carnbio cuantita-tivo, continuado hasta ese momento, se vuelve brus-camente cualitativo (ejemplo tomado por Hegel de

Ios filósofos griegos: una cabeza pierde sus cabellos

uno por uno, y en un momento dado se convierte en

calva). La cantidad, en tanto que indiferente cofl r€-

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lación a la cleterminabilidad v variable como tal "el aspecto por el cual la existencia visible está exa un ataque repentino y destructor. La astucia delconcepto consiste en captar un ser deterrninado porel lado desde el cual su cualidad no parece entrar enjuego" (L.M.,I, p. 407), de tal forrna que, por ejem-plo, el acrecentamiento de un Estado o de una fortunapueden ccasionar su pérdida.

Los carnbios del ser no son, por lo tanto, pürálrl€fl.te cuantitativos. Sobreviene siernpre una o'interrup'

ción de la gradualidad"; r:n cambio profund"o y síebito,una discontinuidad; el agua que se congela oose en-durece repentinarnente" a cero grado ( L.IUtr.,I" 450).Así hay sólo 'oadvenimiento y desaparición", es decir,devenir real. La teoría de la gradtlalidad y de la puracontinuidad suprirne el devenir al suponer que io quedesaparece subsiste, si bien en forrna imperceptible,y que lo que nace existía ya aunque bajo la forma degerrnen rninílsculo. En etr devenir real, lo justo se tor-na injusto y la virtud excesiva se vueh'e vicio; un Es-tado que crece cuantitativarnente (población, rique-zas) earnbia cle naturaleza, de estructura, de consti-tución; puede desplomarse interiorrnente a causa de

esa rnisma constitución que antes de su desarrollo ha'cía su felicidad y su fuerza.

El movin'riento es entonces unidad de lo continuo yde lo discontinuo, que por todas partes se deberá des-cubrir y anatrizar. Hay "salto" -discontinuidad,

cárn-bio de deterrninación cualitativa, de grado, por lo tan-to superación- cuando una cualidad ha llegado a su

44 45

llrrrite inrnanente, apremiada' por así decirlo' por el

,l,,rnt io cuantitativo. Para comprender o prever el saito

crrnlitativo es necesario estudiár el cambio cuantitati-

;,;;J;l;t*inar ei punto o la línea'onodal"' donde sur-

p,,t' la discontinuidad''llldeveniresundesarrollocontinuo(una-evolu-

,'i,i,r; y al mismo 11"*po está. jalonado de saltos' de

rnutaciones bruscas, de confusión' Es al mismo tiem-

¡ro involución, puesto que arrastra "

ytsi^?:"t*:,1., clond.e partió, formando atrgo nuevo' r\lngun c¡c-

vt'rrir es indefinidanoente rectitríneo'"'n"^. ;'l.y;* dialécticas" son la expresión más. ge-

ncral y el prineer uttatti* del devenir' Se puede decir

r¡ue ellas resumen los caracteres esenciales' sin los cua-

l,'t; rro hay devenir, sino estancamiento' o más exac-

i,,n**t., iepetición "ernpecinada" por el entendirnien-

to de un elemento abstracto' Estas determinaciones'

ir,* *a* generales clel devenir, se demuestran corno fle-

,"rárl"t-engendrándose las unas a las otras' encade-

rrándose e1las rnism^u t" *" devenir' tr-a triplicidad ("si

sre la quiere cond;;;a dice Hegel) de las determinacio-

nes dialécticas no es aírn más que un aspecto süper-

ficiai, externo, A"t *undo del conccirniento' En sí rnis-

rno, el rnovirniento es uno'g,,' este devenir del pensarniento, que encadena sus

categorías, et e*pí'iiu hegeliano "desciende en sí mis-

;;;; apráhende-y absorbe su contenido' Lo apreh-en-

cle, al sobrepasai todo 1o que separa y dispersa; dt.t-

ir*y."4" "rt" "i**"nto nágati"ó "o*o

tal' negando

i^-"it.g""iOn. El Espítitu tt dtfi"t como la más alta

Page 23: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

unidad, de rnúltiples aspectos. Actividad y devenir3:T1,j:l posee en sí mismo su propio movimie¡Puedc plantear, franquear y superar y, en fin,rrer lúcidamente todas .". .trpur,

-froa.r.. *omiento.por la negación d" a;;;jmento parcial,su movimiento no lo impulsa a escapar de sí rnisnEl Espíritu es un todo:

", .lÁ""iilLn,o total.,^.1: i*T]Pd absotutam""t. pi."f concreta, ricatodas las determinacioneso es ta i¿ea.'Bn et movimientoj11f"l1:1 ella deüen" ,,p"r" ;i;;q;" era ,,en sí,," esdecir virtuarmente, en tanto q"" *-áliuir.l, "i.ü¡iüexteriorizables, en tanto que dieterminaciones ;;;;;:bían ser planteadas en sí mismu., fo, lo tanto negati-v-a3ente, para ser en seguida,r.gád". v ,.á""ü"??el infinito verdadero de la tdea. fu tO." se descubre así misma en el contenido: lo ha desplegado para rnani_I:t,L:., para explicitarlo y

"o""Átrarlo en ella. EIEspíritu y la Idéa, o más -exactarnente

el Saber ob-soluto, es el Tercer Término ,,rpr.*o que encierra yresuelve las oposiciones y contraáiccio.r.i d.l ""i;;;J.La Idea u. rl"ga al.maiifestafi;j ,,alienarse,,; perose niega de conforrnidad con." poüu rr"t,rrái.r* ,;;;manece en sí misma en su alienación, la recupelr-."-guidamente en un proceso multiforme.Bl derecho, el arté, Ia religión,-*or, "tr.u tantos do-minios_ distintos, otras tantas a:úenid.as por h_ ;;.1;*el Espíritu, a la vez que se enriquece con un conte-nido siempre más elevado,

"o".¿Él la posesión de símismo, a la ldea. El Espírit,, t.rro*errico, en relacióncon un objeto existente, es conciencia. ,,La "i.rr"iu-á"

4647

fn (lonciencia se llama Fenomenología del Espíritu".l,a lr'cnomenología es una psicología superior, eue con-tllrr'¿r "al Espíritu formándose y educándose en su con-cr¡ rt{r", constituyendo sus manifestaciones "momentosrlr l;u alumbramiento de sí misrno por sí mismo". LaIrir¡loria filosófica y la filosofía de la historia exponenfrr cxistencia exterior del Espíritu y sus etapas. LaL6-gicrr, finalmente, es a la vez el más pobre y el másr ico de los estudios filosóficos y científicos. Cimentar¡, 'liclamente las piedras del edificio hegeliano. Es "cien-cirr del pensami"ento", siendo el pensamiento mismo larlt'lcrminabilidad del contenido. "el elemento univer-lrrl cle todo contenido". Si bien opera sobre abstrac-ciones, la lógica dialéctica está en la Verdad; ella mis-nrir es Verdad. En cada dorninio o grado se vuelve ar.r¡contrar

-específic¿¡¡6¡fe- el movimiento lógico

rlt I concepto.

Oritica de la dialéctica hegeliana

La ambición hegeliana coincide con la arnbición fi-Iosófica, con el más secreto deseo de la vida espiritualconsiderada como potencia y expansión: no excluirrrada, no dejar nada fuera de sí, abandonar y sobre-I)asar toda posición unilateral. Está ligada a ese ape-tito fundamental del ser que debe mantenerse, puri-ficado si es posible de rnagia, es decir, de ilusión .

El hegelianismo afirma implícitamente que todoslos conflictos pueden ser resueltos, sin mutilación ysin renuncian'liento" en un desarrollo del ser: afirma

Page 24: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

que no hay opción, ni alternativa, ni sacrificio nece-sario en la vida del Espíritu. Innumerables conflictosson experimentados objetivamente: ninguno es eterno.Toda contradicción se desvanece de golpe delante delEspíritu. El hegelianismo se mantiene entonces comola única dirección en que pueclen comprometerse vforrnularse un optimismo y un dinamismó espirituatrei.

Como doctrina y rnétodo lógico, el hegelianismo re-presenta un tipo de vida espiritual que se n:rantienevigente. No se propone una aceptación prernatura desí n-rismo y del mundo; no disirnula las contradiccio.nes del mundo, del hornbre, del individuo; intenta, porel contrario,, socavarlas, a pesar del sufrirniento, por,que el dolor es fecundo y, aunque las contradicciónesson intolerables, la exigencia de su superación se vuel-ve rnás fuerte que toda la resistencia de los elementosque rnueren: tal es el principio de esta vida espiritual,a la vez jubilosa y desgarracla, sin confusión, toda lu-cidez. Ella dice "Sí" al mundo, pero no solamente ,,sí',en un éxtasis ciego; dice tarnbién ,,no,,, y rehusa todolo que se le revela estéril y moribundo.

Ei conflicto y las escisiones internas del hombr€ mo-derno no son una invención de tros filósofos. F{egel losabía. Como lo mostró al cornienzo de su Estétióa. lacultura rnoderna obliga al hombre a vivir ,,en dos mun-clos que se contradicen. For una parte vernos al hom-bre rrivir en la actuatridad insubstancial y en lo tem.poral de este mundo, abrurnado por el deseo y la mi-seria, aferrado a la rnateria; por otro lado se eleva alas ldeas, a un reino del pensamiento v de la. libertad:

48

rrr tanto que voluntad, se da a sí misrno leyes,'; pero¡ro¡'sll6 mismo "despoja al mundo de su actualidadviviente y lo resuelve en abstracciones',. Así, la carnev cl espíritu, la realidad cotidiana y el pensamiento,lrr necesidad ¡eal y la libertad ideal, la esclavitud prác-lit:a y Ia potencia teórica de la inteligencia, la vida con-lrcta pero miserable, y el reino espléndido pero ima-¡'inario de la Idea, están en conflicto. Despüés de unr,iglo, esta escisión, esta conciencia desdichada del¡rrundo moderno, no ha hecho más que multiplicarsev ngravarse, hasta tornarse intolerable.

Hegel, sin embargo, ¿ha aprehendido verdadera-nrcnte el contenido total de la experiencia humana? ¿Lof rrr captado en su auténtico movimiento? ¿partií real.rncnte d.el contenido para hacer emerger de este con-Icnido la forma, en su verdad? ¿Elevó verdaderamentelr¿tsta el pensamiento todos los grados y toda la pro-lrrndidad del contenido, sin someterlo a una forrna pre-:iupuesta y sin volver hacia un contenido tal como noscs dado inmediatamente?

Y es que ante todo, el hegelianismo, como sistema,irnplica una presuposición esencial, en tanto que pfe-lcnde no admitir ningún supuesto. ¿Es concebibl. qu.rrn pensamiento lirnitado, el de un individuo, el de unf ilósofo, aprehenda el contenido total de la experien-<'ia humana? Si el contenido es infinitamente rico" co-rno dice Hegel, siendo esta riqueza y esta superabun-r.lancia las únicas dignas del Espíritu. tal hipótesis esinsostenible. La búsqueda del contenido no puede serr¡tra cosa que una progresiva toma de conciencia de-

49

Page 25: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

bida al esfuerzo de muchas individualidades pensan-tes. La pretensión hegeliana encierra y limita el con'tenido y lo torna indigno del Espíritu.

Encerrar el contenido del arte en una serie de defi-niciones estéticas reduce este contenido a una formaabstracta. De hecho, en toda gran obra de arte, cada

época -cada individuo- descubre un contenido nue-

vo, un aspecto sorprendente; así, solamente la obrade arte es la unidad de lo finito y lo infinito, infinitodeterminado y viviente. El contenido se profundiza,y se desarrolla, y se enriquece. Posteriormente a He-gel, la vida del Espíritu

-descubrimiento y creación-

no se ha detenido. Con Nietzsche, por ejemplo, el artegriego se nos apareció bajo nuevas perspectivas' Laexploración de la naturaleza, de la vida, del ser hurna-no ha continuado; nuevos conflictos aparecierofl, rllr€'vos contenidos, nuevos problemas, cuyas solucionesno se nos dieron por anticipado. Otros temas, otrosgrupos sociales y espirituales exigen ser elevados al

"i"ét ¿.la vida espiritual y de la ldea, ser arrancados,

de hecho y de derecho, de lo inmediato, de la necesi-

dad. La Naturaleza -la vida dada, espontánea- ¿noaporta acaso un contenido ya infinitamente rico? En-fientada con este contenido, la actitud especulativa de

Hegel se ve especialmente contrariada. Quiere agotar-lo, definirlo, hacerlo entrar en el Saber ' absoluto, es

decir, en la metafísica hegeliana. El cielo estrellado no., *áu maravilloso para é1 que una erupción cutánea'

El error y el mal son preferibles a las trayectorias re-gulares de los astros o a la inocencia de las plantaso

50

51

1Str{}á{'

ya que el error y el mal testimonian la existencia delEspíritu. La fiqueza de la naturaleza, su ambivalen-cla, su numen, su fantasía, la producción incesante detipos nuevos y aberrantes, no son más que impoten-cia con relación a la Idea. ',La Naturaleas es a6strac-ta y no alcanza a la existencia verdadera,'.

¿Si todo el contenido ha sido aprehendido y defini-do por el hegelianismo, qué queáa para el árte y lar:iencia autónornas, para los tiempos futuros, para la¡rcción? El hegelianismo, en tanto que sistema acaba-clo, arribaba, como el formalismo tradicional, a unagudo conflicto entre la invención y el conocimiento,cntre la fecundidad y el rigor.

Ya sea la acción un desliz de la contemplación y del¡r vida interior _-o bien, lo que es más verosírnil, unafccundación del pensarniento por un contacto con elrrrtrndo exterior- o bien, una esencia distintivd, pd-i'lllela al pensamiento, yuxtapuesta a otras esencias,¡ruesto que la unidad es trascendente. en todos los ca-sos, la acción tiene leyes específicas. ¡Existe la acción!ii'c;rrna parte de la existencia dada, de la cual el es-píritu "mágico" que pretende asir y detener al mun-<i'¡ bien puede desprenderse para lanzarse a la vida,rt la cual, sin embargo, no trasciende rnás que iluso-riamente. Existe la acción. El entendirniento dice: ,,pa-r'¿r meterse al agua es necesario saber nadar". La ac-r-ión resuelve los círculos viciososo las contradicciones<lel pensamiento estático. La práctica es creadora. Nosrc deduce del concepto. Tiene sus exigenciaso su disci-¡rlina, su lógica qluizá. Con posterioridad a Hegel, el

Page 26: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

problerna de la acción y de la práctica se impuso alpensarniento filosófico. Este intentó ctrefinir las catego-rías específicas de la acción; y po'r mornentos inclusovolvié la acción contra el pensamiento, esforzándosepor concebir la acción pura, la acción que no es másque acción, aplicando así el entendimiento y el forma-lismo al probtrema nue\¡o de la acción.

Por cierto, Ifegel acordaba una participación a laacción; él concebía a la Idea absoiuta corno unidad dela práctica y del conocimiento, c1e la actividad creado-ra y del pensamiento. El Espíritu sobrepasa lo inrne-diato, modifica atr objeto, lo transforma, lo asimila. Laacción imita al espíritu, igual que ctlando se corne unalimento. El Espíritu hegeliano se nutre del mtlndo,lo devora, 1o hace desaparecer. Fero Hegel no elucidó]la acción en sí rnisma, en tanto que se sustrae a unobjeto que no puede hacer desaparecer más o rnenos"espiritualrnente". Hegel no desarrotrló el análisis kan-tiano de la R.azón específicamente práctica. Determi-nó un concepto de la acción, confundió la acción y elpensarniento de la acción. Pero si la acción tiene sus

leyes y su contenido propios, ¿córno delimitar su do-rninio? La acción se proclama: ".Arn ,Anfang war dieTat" ("al cornienzo fue el hecho"). Es necesario en-tonces salvar el pensarniento racional clel misrno mo-do que Hegel intenta salvar la lógica: sobrepasándola.

Hegel no se contentó con profundizar y explicitar el

contenido para llegar a la forma. I-o redujo al pensa-miento, pretendiendo captarlo "totalmente" y agotar-lo. Insiste sobre la forrna determinada que rigurosa y

5253

,1,'l'initivarnente toma el contenido en su fitrosofía. To-,lrr:; las deterrninaciones deben ser relacionadas para,lr:venir inteligibles. Estas conexiones, para Flegel, no',,' clescubren de a poco, conquistadas por un rnétodo,xperirnental. Las conexiones son fijas. El conjunto,l;r totaiidad, forman un círculo. "La filosofía forrnau'r círculo. Es por ello que la filosofía comenzada es

iurnecliatar¡ente relativa y debe a otro punto termi-rurl en aparecer corno un resultado" (FilosoÍia del De-rccf16, Apéndice al parág. 82). T'oda otra filosofía nor s rnás que una n-lanera ctre sentir contingent€ con ro-l;rción al contenido" Sólo la sistematización acabada

¡inrantiza que se aprehenele todc¡ el contenido y se hacerlc la filosofía una ciencia.

I-a verdad deja de ser concebida como la unidad de

l¡r forrna y del contenido, está definicla corno la con-cordancia de la forma consigo misma, por la coheren-cia interna de la forma, por la identidad formal delpensamiento. Y la libertad espiritual no está definidaconlo una apropiación del contenido debida a una"toma de conciencia"; se determina como una libera-lización del Espíritu con relación al contenido comotal

-experiencia, vida, acció¡- por medio del con'

cepto y de la idea.La forrna no es, por lo tanto, criticada en función

del contenido y extraída de una explicación Ce este

írltimo. Está planteada en función de las exigenciasdel rigor formai y de las necesidades de la sistemati-zaci1n filosófica. Después de haber afirrnado la pri-rnacía del contenido, Hegel declara que "los pensa-

Page 27: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

mientos lógicos no son momentos exclusivos por rela-

ción a ellos, ya que son el fundamento absoluto de to-das las

"o.á." E., XIV, Apéndice, 2* ed')' El pensa-

miento es, entonces, el origen secreto del contenido'El Espíritu lo recibe desde afuera solamente en apa-

riencia, según las presuposiciones no filosóficas de la

observación y d.e la experiencia' La Naturaleza no

aparece "o*ó la presuposición del Espíritu más- que

hasta el momento en que .e determina la verdad su-

prema: la Idea. En esta verdad, la naturaleza desapa-

iece. El movimiento del pensarniento no es más que

un girar sobre sí mismo. "El nacimiento interno o el

devénir de la substancia es pasaje hacia lo externo;

inversamente, el devenir dei ser determinado es la

continuidad de sí de la esencia interna". El contenido

sólo se deja incluir en el sistema cerrado, circular' por-

que era yL t. emanación del Espíritu la que pone esta

ftrr.ra. 'iEl todo puede compararse a un círculo que

contiene otros círóulos. . . de forma tal que el sistema

de esos elementos particulares constituye la totalidadde la idea" (E., XV). No se trata ya de elevar libre-

mente el contenido al concepto sino de volver á €n-

contrar en el contenido cierta forma del concepto'

planteada a priori por rela-ción al contenido: circular'

lerrado, total en un sentido especial de esta palabra'

a saber, como totalidad completa' El pensamiento

sólo se aprehende a sí mismo' El sujeto pensant"- lghacemásqueasistiraestedesarrollodelaldea(Cf.Fil. del Der.,parág. 31). Lo interesante, para las otras

ciencias, "*

\róln"tá encontrar las formas de la Lógica

54JJ

(Cf. Apéndice a E', XIV)'-Y |t ciencia "contiene al

pensamiento en t";¿;;;"'é1- es la cosa misma' o dicho

á;;;; ;;do, la cosa en sí misma' en tanto que es

oensarniento po,o;l;" ;;t"tia deí conocimiento' el

i."i."iá., se determina así por la forma'

De un modo más general, se puede interpretar de

¿irr"i.t* Áaneras tu ta?it" d'ialéctica de Hegel; o para

;;;;;;;i; ,r,.jo,, pta?mos. enco,ntrar en ella dos e

incluso tres diferenies rnovimientos del pensami:lj:'

a) La dialéctica "* tt"tuiaerada como un análisis

del movimiento; -el

método supone el contenido y

quiebra, para ,etoát'I" ttguidamente' la unidad del

áevenir. En el fit"ili i"tgo"at un análisis infinito' el

rnovimiento del p*l'ÁiE"to coincide con el movi-

rniento espontáneo del mundo y del contenido;^';;"É;"i,r*"i d;""et;t"t y d: reflexionar sobre el

rnovirniento del contlnido, ia dialéctica prod'uce ese

rnovimiento. No ás tanto ún método de análisis como

r-rn rnétodo at tot'*t'otción sintético y sistemático del

contenido;c) La dialéctica es consid'erada como resultante de

fu iiena.iOn Ae U fáea' En su punto de partida s'e en'

cuentra la potenciu ¿t t" Idea que sale de sí misma'

se divid'e, deviene ilotro" y produce la dialéctica'

Cad.a una de estas inteipietaciones puede apoyarse

sobre textos. P"';;;;sin embargo' qot tólo la segunda

...-r. Áas auténticlmente hegeliana. La Fenomeno-

lo¡iía mism", qo""i*i*ie tanto- sobre el contenido de

la concien"i", toú'"-ia alienación y la exteriorizaciín

del Espíritu "r, "i*"do

de las cosas' declara que: "El

Page 28: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

contenido, más precisarnente definido. . . es el Esrrí-ritu, que se recorre a sí misrno, y se recorre en tantoEspíritu". Y el capítulo final d,e la Lógica Mayor con-cluye que el método es la fuerza absoluta, única, su-prema, infinita, a la cual ningún objeto podría resis-tirse. El método es "el alma y la sustanci a', a la vez.Más precisamente todavía : *La Idea lógica es su pro-pio contenictro en tanto que forma infinita". La ideaabsoluta, redimida para sí, o,se ha manifestado en quela deterrninación no toma ya la forma de un conteni-do, sino simplernente la de una forrna',. Sobrepasa suposición como contenido. La lógica vuelve a hallar,en la Idea absoluta, la simple unidad del cornienzo:el ser inmediato ha devenido, por la mediación y porla superación de la mediación, Idea elevada a la i¿en-tidad consigo n-lisma. "El método es el concepto puroque no se relaciona rnás que consigo mismo; él es porlo tanto esa relación simple consigo rnismo que es elser". El concepto no aparece más como exterior alcontenido, corno sucedía en la reflexión subjetiva. Enel Sal¡er absoluto, el concepto se ha corrvertido en sr.tpropio contenido. La Idea absolu"ta deviene principiode otras esferas, de otras ciencias: las naturales yiashistéricas. El Saber absoluto, en lugar de ser "i t"o-cer término y el "fin" del pensarniento, pued.e enton-ces ser tornado corno punto de partida. A partir de laIdea se puede reconstruir etr mundo.

Io{o es cierto que estas tres interpretaciones, o estostres movirnientos dialécticos, sean compatibles. Lateoría de la alienación se esfurna especialmente en la

5t) 57

Lógica Mayor" Hegel quiere demostrar que la ldea,planteándose como unidad del concepto y de la reali-dad, "se absorbe en la inmediatez del ser", se vuelveNaturaleza, pero sin cesar de ser ella misrna, simple,transparente y libre. "La transición debe ser entendi-da en el sentido de que la Idea se libera (sich selbstentlásst) absolutarnente cierta de sí misma y repo-sando en sí misma". La trdea no es entonces rnás quereposo infinito. Y como dice el último párrafo de laLóSica Mayor (que por 1o ctrernás tanto insiste sobreel contenido), la ndea "se resuelve a dejar salir de sílihrernente el momento de su particularidad, o la pri-rnera determinación del ser otro". Es bastante curiosoconfrontar estos textos con aquellos que en la Feno-menotro{ia principalrnente (e incluso en las Lógicas)expresan el trabajo profundo, desgarrante, de la fiega-tividad infinita, de la subjetividad, de la Libertacl yde la Superación.

"En tanto que sujeto, la substancia viviente es puray simple negatividad, proceso que divide lo simple,desd.obla los términos y los pone en oposición", dicela FenomenoloSia (2'ed., Lasson, págs. 19 y 20).

Hegel no prueba que esta apacible exteriorizaciónde la Idea libere existencias contradictorias y no exis-tencias o esencias yuxtapuestas, exteriores simple-mente las unas con relación a las otras. Al contrario,acepta la religión, el ctrerecho, el arte, como dorniniosdistintos. no contradictorios entre ellos o bien con lafilosofía, por 1o tanto simplemente yuxtapuestos. Lareligión tiene un contenido cornún con la filosofía, y

Page 29: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

este contenido está substraído al desarrollo, a la suce-sión en el tiempo (Ct. M. de Ia F., XX). El hegelia-nismo, creyendo aprehender todo el contenido, limitael contenido que acepta, pero lo acepta sin crítica, talcomo se presenta y finalmente lo sustrae al devenirdialéctico.

En este caso la contradicción dialéctica no existernás que para y por el pensamiento individual y finito.

Por momentos Ftregel propone el ser absoluto e in-móvil. Saber eterno de sí mismo, identidad objetivaque suprime eternamente toda contradicción. El filó-sofo participa de este Saber absoluto y extrae de sucabeza el mundo entero; la forma de la identidad en-gendra el contenido. El sistema se construye como unaarquitectura rígida, hecha de triángulos superpuestosy suspendidos por el vértice. Posiblemente entoncesI{egel sintió al Ser estrernecerse y desvanecerse; pro-pone una substancia más extraña aún y más ajena queel Ser: la Negatividad. Lo positivo, la determinación,es ya negación y participación (Mitteilung) en la ne,gatividad que es "el alma", el "gozne en el movi-rniento del concepto", la "potencia formidable" delpensamiento que destruye y supera. La negatividad,negación hipostasiada en tanto que potencia infinita,idéntica a sí misma, recibe entonces una existenciatrascendente: es la nada absoluta de la cual lo posi,tivo no es más que una manifestación momentáneabien pronto abolida. Es una nada actuante, un abismomístico, omnipresente, de donde se desprenden mis-teriosas cataratas, y en las que vuelven a caer, todas

58 59

las fuerzas de la vida y de la substancia. La Negati"vidad es un infinito cruel. Y el hegelianismo s€ con-vierte en un misticismo subjetivo. Se podrá conside-rarlo como una construcción del tiernpo interno delEspíritu moviéndose en el presente eterno, o mejoraún, como un ensayo de análisis de la "estrucfura on-tológica" de la muerte, según la expresión de Heideg-ger. El contenido objetivo desaparece.

La especulación hegeliana está todavía irnpregnadade pensamiento mágico. Proponiendo la participaciónmágica en el ser absoluto (concebido como ser y ra'zón), mezcla el esquema rnágico y el esfuerzo en unaracionalización profundizada. Es al misrno tiempo unaprimicia metafísica de la nada. Oscila entre el Objetoy el Sujeto absolutos, entre el Ser y la Nada, entre el

saber y el misticismo mágico.El sistema hegeliano, en tanto que tal, suprin'le a ia

vez el devenir y ia contradiccién. La contradicción se

red.uce a una esencia lógica, a una relación determi-nable a púori que el espíritu descubre automática-mente en todas las cosas; no es rnás que una aproxi-rnación de la verdad, relativa a ias posiciones adopta-das por nuestro entendimiento finito. Pierde su obje-tividad, pues no está ya adherida al movimiento es-

pontáneo y dado del contenido del pensamiento. I{ose trata más de la unidad concreta de contradiccionesespecíficas, sino de una identidad absoluta -ser o

nacla- propuesta de antemano, desde toda la eter-nidad. ..

La contradicción no se deja destruir por Hegel me-

Page 30: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

jor que por los lógicos puros. Ella se venga, irónica-L"tti.. Él hegeliarri.*o quiso terminar con el devenir

mediente una visión de éste y encerrarlo en ün sose-

gado círcuic. -Qólo es un círculo apacible ilusoriarnente'ür, ,.poro del pensarrrientc¡ en sí rnisrno, una realiza-ción áel espíritu. Ét ha querido resolver y sobrepasar

todas tras contra.dicciones del mundo; 1a contradiccióne incl,¿so la ir¡consecuencia, han permanecido en el in-terior del sistema. I{egel inmovilizó, eternizándolo, lo

rea.l que pretencX.e reconstruir; y es tro real.de su.épo-

"u, uf T"eicer Término rnetafísico torrra en é1 la figura

bien conocida y bien poco fiiosófica del Estado pru-siano. . .

Y no obstante la vida continúa. Los Estades se de-

rrtrrnl:a.n o se transforrnan" E tlniverso tregeliano no

es, por 1o tanto, más que el mundo del rnetafísico He-get, nacido cle sr.l arnbicíón especulativa' No es aún el

áundo d.e los hornbres, en su realidad dramática'

¿Qué respuesta da a las exigencias, a los aprerniantes

i*i..rrog*tes de los individuos comprornetidos, con lavida, que buscan una sencla espiritual, y una salvacíón

humana, que vacilan delante de la nada y quisieran

luchar .ont"t tra muerte y tener un destino delante c1e

eltros? ¿Sostiene f{egel sus prornesas?La FenawrenoloSia dice rnagníficar¡rente: "Eso que

parece acontecer iuera de ella (la substancia) y se-r

activid,ad dirigida contra ella, es su misrna activiclad".

¡trmprudente lrornesa! Etr rnundo no está justificado

-a* q*" si eJ "rni" obra, quiero decir, la obra de 1o

que hay de n-¡ás va.lioso en mí, de lo humano o del Es'

60 61

183"fi1ü

píritu. Hegel se cornpromete.a mostrarme a mí, u-n

irornbre-en-el-rnundoi que incluso aquello que experi-

mer-lto es el producto dé tra actividad hurnana y espiri-

tual en mí. Se compromete a justificar el pasado-.y. el

presente, y ios probiemas del presente, colno condicio-

,res cle existencia y de formación de mi libertad' Por 1o

tanto, no me reconozco en el drama de 1a Idea que se

"deja llevar" a crear el mundo, se alienta y se vtlelve

a eÁcontrar en ei sisterna hegeliano. trl hegelianisrno

.u *n dogma: exige una ascética, un renunciamiento

" fá ."piiencia individuat y a los problemas vitales

del indivicluo. Cuand.o 1a F-enomenolofila describe el

tcrrmento del ser irrealizadr:, etrlo conmueve etr cotaz6n'

Fero las aventuras cósrnicas dei Espíritu están fuera

de nosotros. Lo que sufrimos realmente, 1o que nJS

in"lpide vivir, to á.t"prrece de rna-nera rnágica y no

esiá justificado por virtud del hegelianismo'Nos enfrentamcls con fuerzas hostiles, cofl seres €X-

traños, con tiranías. ¿Son estas fuerzas cpresiva?'- es:

tos destinos irnplacubl.u, por designio del Espíritu?

¿Basta ser consciente de la hostilidad y de la opre'

iiór, "..*o tales" para librarse de ellas o para coflsefl-

ii"t*u? Ei hegelianismo no aporta solución alguna' En

tanto que siiterna y clogrna reproduce en el Espíritu

tá ii*lüAt relación ctrel Ámo y del Esciavo' No es más

que ur] objeto finito. . 'Ysinemhargolaarnbiciónhegelianarnantienesu

vigencia, y coiácide con la arnbición filosófica' Una

olñ qo.áO abierta' Quizás es posible sobrepasar el he-

getrianismo en su prcpio nombre, y desde dentro' par-

Page 31: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

tiendo de sus propias contradicciones, y conservandolo esencial de su movimiento. Posiblemente se& n€ce-sario aceptar en su inmensidad

-natvtaleza, esponta'

neidad, acción, culturas tan diversas, problemáS Dü€'vos- el "rico'contenido" de la vida. Si éste desbordanuestro pensamiento, si nos es necesario explorarlo yprofundizarlo sin poder agotarlo, será necesario tam-bién franquearle el pensamiento. La forma a ia cualel pensarniento elevará el contenido será consideradacomo móvil y perfectible. Este pensamiento aceptarálas contradicciones y conflictos del contenido; deter-minará las superaciones y las soluciones según el

movimiento de este contenido, sin infligirle formasa priori y sisternáticas. El devenir será poco a pocoretomado en to<fa su profundidad, en su riqueza pro-digiosa en momentos, aspectos y elementos. La supe-ración del hegelianismo integrará y elaborará la 16'gica dialéctica según la naturaleza misma del mor¡i-miento dialéctico: el devenir considerado auténtica-mente como experiencia absoluta.

El materialisnto histórico

Este examen crítico del hegelianismo coincide, en

sus lineamientos generales y en sus conclusiones, corlel que Marx (en colaboración con Engels) formulaentre 1843 y 1859, y que lo conduce al materialismodialéctico. \Una larga búsqueda científica y política,.condujo á L¡Iarx y Engels de la jurisprudencia a la

62

cconomía, del liberalismo al socialismo, del idealismohegeliano a un materialismo desarrollado.

Desde 1844, por razones prácticas, y porque el Es-taelo prusiano se le apareció opresivo para los hom-bres vivientes y reales, IMarx deja de ver en el Estado'ola actualidad de la Idea ética" (Cf. Hegel, Filosotiadel Derecho, parág. 257). La religión y la filosofía nopueden tener el misrno contenido, ya que la filosofíadebe ante todo criticar este sólido sostén de las insti.tuciones: la religión oficial. "Toda crítica debe estarprecedida de una crítica de la religión" (Ctítica de IaFilasoÍia del Derecho de Hegel, Lit. lVacftlass, 384).Marx escribirá más tarde que en esta época habíacomprendido o'que tanto las relaciones jurídicas comolas formas del Estado no pueden explicarse por sí mis-mas ni por el pretendido desarrollo del Espíritu hu-mano, sino que tienen sus raíces en las condiciones devida material que Hegel .. . agrupa en conjunto bajoel nombre de sociedad civil. . . " Desde este momento,en consecuencia, Marx desarrolló el contenido del he-gelianisrno (la teoría concreta de la sociedad civil, del"sistema de las necesidades" y de las relaciones socia-les) contra el sistema congelado y contra sus efectos

políticos.El Manuscrito económico-tilosótico, escrito por

Marx en 18441 considera como esencial la pregunta:"¿Adónde conduce la lógica hegeliana?" El Manus'crifo responde rnediante una fórmula notable: "La

l Traducción parcial en la revista Avafit-Po,ste (Nos' 1y 2, 1933).

63

Page 32: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

lógica es la moneda del Espíritu". La lógica no es rrrás

q,r" t'n.tu parte de contenido, su aspecto más elaboradoy el rnás impersonal, el más rnanejable, el más traba-jado por los intercarnbios intelectuales' Subsisten en

ias categorías lógicas algunas señaies del contenido yde su rnovimiento, y hasta en esta abstracción se puede

reconstruir el rnóvirniento y hallar el contenido; pero

la lógica no es sino el valor del hombre, expresado en

pensamiento abstracto, stt esencia vuelta indiferente oirreal. Forma, por lo tanto, parte de la "alienación" del

hor¡rbre real, puesto que hace abstracción de éste, así

corno de la naturaleza y de la vida concreta. ¿Córnose podría deducir de la lógica el rnundo? ¿Y cómo re-sultaría ella la esencia del pensamiento humano?

El origen teórico y fitrosófico del rnaterialismo dia-léctico no se encuentra en la Lógica de Hegel, sino en

su Fenom,anoloSla. É$ta es para lVfarx la llave d'el

sistema hegeliano. Se encuentra en ella el contenidoreal de la vida humana, el rnovirr¡iento ascendenteque va "de la tierra al cielo". Contiene por lo tanto el

áspecto positivo del ideatrisrno hegeliano. É{egel resuel-ve el mund,o en ideas, pero no se contenta con registrarpasivamente los objetos del pensamiento; busca expo-ñer el acto de su producción (Cf' La ideoloSia alema'Í7a, X,231) de forma tal que da "en el interior de laexposición especulativa" una exposición real que apre-lrende la cosa misma (La Sa$tada Familia, L. N ', lI,305). I{egel considera, según el Manuscrito de L844,

"la creación del hombre por sí mismo como un pro-ceso..." Examina la objetivación del hombre en un

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nrundo de cosas externas y su desobjetivación (su to'rna de conciencia de sí) como una superación de esta

rrlienación."Entrevé la esencia del trabajo como acti'viclad creadora y comprende al hombre objetivo -elrirrico hombre real- "L*o

resultante de esta potencia

('r'eadora. Según la F'enomemolo$ia, la relación d.el

lrombre consigo mismo y con la especie humana' la

r Calización de sí misneo, no es posible más que gra-

cias a la actividad de la hurnanidad entera, y supone

lrr historia entera de la humanidacl'Desgraciadamente, la Fenarmenoloéia comprende

rrral La a.lienación hUmana. En aquello que rcaliza el

lrornbre -el mundo d'e los productos objetivos y de

lrrs cosas creadas por é1- É{egel ve una alienación'

lin los objetos y las potencialidades humanas que han

l,r,nado la forma ,r,t.rn" (riqueza, Estado, religión)

-que desarraigan al hornbre de sí misrno sometién-

,i.rü a u** pr"pios prod'uctos -Hegel ve una rcalíza'

t'ión del Usploiiu. En efecto, Hegel "teemplaza al hom'f )re por la Jonciencia". Reemplazatoda la realidad hu-

,,'o.ri" por la Conciencia que se conoce a sí rnisma':'rl"guf hace del hombre el hombre de la conciencia en

t,rgai de hacer de la conciencia la conciencia del hom'l,ri real, viviente en el rnundo real"' Así pues' esta

('onciencia no es más que el Espíritu metafísicamente

rlisociado de la Naturlleza, ella misma separada del

lrombre y simulada como existencia putamente :xt9r';';. bi dspíritu (el Saber o el Sujeto-Objeto absolu"

i;);"J; unidab de estos térrninos, el hombre abs-

tracto en la naturaleza metafísicámente traspuesta.

OJ

Page 33: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

"Cuand<-¡ Hegel estudia la riqueza, el poder estatal,

como esencias d.evenidas extrañas a la naturaleza h.lu.'

rnana, no las toma más que en su forma abstracta;son seres áe razón, alienaciones del pensarniento pu'ro. . . FIe aquí pol' qtlé tocla la historia de la aliena-

ción y el movimiento inverso no son rnás que la histo'ria de la producción del pensamiento abstracto, del

pensarrriento trógico, especulativo. . . "Hegel pone justarnente énfasis en la escisión interna

de lo krurnanc¡, en su clesgarrarniento y sus conftrictos

reales. Fero "1o que se cla en F{egel para caracteñzatla esencia de esta escisién que debe ser abolida' no es

el hecho de que la esencia hurnana se objetive inhtlma'narnente, sino que se objetiva distinguiéndose del pen-

sami.ento abstracto". FIegel considera siempre etr acto'

abstracto de postular alguna cosa, de forr'¡rular una

afirntación lógica. Lo define corno el originar üná s€'

rie ctre produótos abstractos para alejarse luego de

eltros. Fórrnula el problerna de la "apropiacién de las

fuerzas esenciales del hombre convertidas en objetos

y en objetos extraños", pero esta apropiación tt?.**á" r.ráu qo" ..t la autoconciencia, en la abstracción'o'La reivinclicación del mundo objetivo para el hom'bre, el cor¡ocimiento del hecho de que ' ' ' la religión'

la riqueza, etc., no son más que la realidad alienada

del hbrnbre -por io tanto el caneino hacia la verda'dera realiclad humana- (toman) en Hegel una formatat que la sensibilidad, la retrigión, el poder del Estado

se presentan como esencias espirituales"' No s€ en-

cuentra entonces en la FenotrcnolaSía más que un

6667

análisis crítico "er¡mascarado" y n'listificado de esas

esencias y rnomentos del espíritu. En realidad, es cona-

prensihle que un ser vivo y nat''rral posea los objetos

il. u.rn desüs y de su ser. Estos objetos no sor] su alie-

nación" For el contrario, é1 está "alien-ado" al no po'

c.ie:i: poseerlsls. Se halla alien'ado si está dorninado pro'rrisionalmente por un rnundo 'nextraño" aünQüe rla'

rido cXe é1, e igualnr.ente real por consecuencia' En esta

alienación el troitrbre perfllanece cl:rnÚ ser reaX y vivo

clue d*be superar *", áii*tt.-,.ión por una "acción obje-

tiva". T-a crítica d.e I'a Fonora'renoÍo$ia y de la teoría

hegeliana d,e la allenación se orienta entonces sobre

u:r-hurnanisrno positivo, que debe superar y unir el

icXealisrno y eX naturalisino o materinlismo'La dialéctica <1e1 ser y 'le la riada en tr{egei es du-

dosa,afirrrratambiénel-Manusctito.E|conocimientovelifica la nada del objeto; es justan"lente eso lo que

une la teoría d.iaiéctica y la de la alie¡ración' El ob-jeto es idéntico al acto cle conocer: es su alienación.'nt .bj.to es un espejisrno, tlna apariencia del conoci-

rni.ento que se op"*u a sí rn.isrna y en consecuencia se

oj"". a ia t ada. En tanto que relación con el objeto'

eiia está fuera de sí, aunque perrnanece corno sí mis-

Áa: es.tá n,alienacla"- La te<¡ría positiva d"e ia alienación

humana no puede sino rechazar esta dialéctica del ser

y de la nada.En Fnegel etr pensamiento se da para toda la vida

er:.tera. gl homUre, atravesando y superando *11 sgotro pretende reencontrarse en el Espíritu pi-lro' ¡Etr

pensámiento r¡uelve a hallarse a sí rnismo en la locura

Page 34: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

en tanto que locura! La vida "alienada" es reconocidacomo vida verdadera: en la religión, en el derecho y lavida política, en la filosofía, por fin. "Conocer y vivir,es postularse, afirmarse en contradicción con uno mis-rno, en contradicción con el conocimiento y la esenciadel objeto". tr a negación hegeliana de la negación noes entonces la afirmación de la esenci.a verdadera delhombre por la negación de su esencia imaginaria. Su-prime, por el contrario, esta esencia concreta y trans.forma en sujeto la falsa objetividad, la abstracción: elpensarniento puro, el saber "absoluto" sin objeto.

En la superación hegeliana, las determinaciones eli.rninadas permanecen en tanto que rnornentos inmóvi-les del movimiento total: derecho y propiedad priva-da, Estado, religión, etc. "Su esencia rnóvil no se mani-fiesta más que filosóficamente". Un sirnple pensa-miento puede ser sobrepasado por un pensamientopuro. La Fenomenolasia "deja subsistir los funda-rnentos materiales, sensibles, diferentes formas aliena-das de la conciencia"; describe la relación del Arno ydel Esciavo, pero la esclavitud real subsiste y la liber-tad hegeliana no es más que espiritual. Describe laconciencia infeliz y expresa el sufrimiento espiritualdel mundo rnoderno, pero no quiere ponerle fin másque por y en la filosofía. Todo ser, todo hombre, tomaasí una segr-lnda existencia, la existencia filosófica, laúnica real y verdadera para Hegel. El hombre existefilosóficamente; su existencia religiosa, política, etc.,es en realidad religioso-filosófica, político-filosófica,etcétera. Por eso no es religioso sino en tanto que filó-

6869

sofo de la religión. Hegel niega la religiosidad real"pero la afirrna y la restablece en seguida como "ale-goría de la existencia filosófica". Por consecuencia,"esta superación ideal deja su objeto intacto en reali-dad". Hegel se opone a lo inmediato no filosófico;luego acepta fiiosóficarnente la realidad inmediata.

El Manusctito econórnico-filosóÍico rechaza la 16-gica dialéctica para aceptar la teoría de la alienación,modificándola profundamente. Esta posición se preci-sa en el curso de los años 1845 y 1846, durante los cua-les Marx y Engels confrontan con la filosofía de Feuer-bach el humanismo al cual ellos fueron conducidos porsu propia experiencia y por su crítica detr hegelianisrno.El estudio del desarrollo del pensamiento marxista nonos rnuestra un ooperíocJo feuerbachiano", sino una in-tegración y al misrno tiernpo una crítica continua delpensamiento de Feuerbach.

I-os jóvenes hegelianos de izquierda que buscabansupef,ar a Hegel dependían demasiado directarnentecl.e él para emprender una "crítica extensa" del hege-lianisrno. Tornaban de é1 fragmentos, categorías aisla.clas, corno por ejernplo la autoconciencia (Cf.. Ideolo.gí:; Atremana, págs. 8 a 10). Estos jóvenes hegelianosliicieron una seudocrítica de la religión, quisieron ter-minar como intérpretes de la teologia (1. 4., pág.215)y se contentaron con cambiar los nombres de las co-sas y de las categorías, colocando al Hombre en gene-ral, o a 1o Unico, o & la Conciencia, en lugar de lao'substancia" y de la 'osubjetividad" de Hegel. Consi-deraron religiosan'lente estas categorías. En lugar de

Page 35: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

analizar las representaciones religiosas, "canonizaron"el rnundo daclo. No quisieron, en consecuencia, cam-biar rnás que la conciencia, justificando de otro modo1o existente, es decir, aceptándolo por medio de <¡trainterpretación.

"Comparado con Hegel, F euerbach es bastante po.bre, escribirá l\{arx en 1865 (artículo del Soziai-de-mokrat sobre Proudhon), y sin embargo hizo época".Entre los jóvenes hegelianos, luego de Marx y En-gels, sólo Feuerbach, en efecto, ha cumplido una obraseria. A la embúaguez especulativa de F{egel, opusouna "filosofía sobria" estableciendo o'los grandes prin-cipios de toda crítica de la especulación kregeliana ypor lo tanto de toda metafísica" (Lu Sa¿irada Familia,II, 249). El pensamiento feuerbachiano ha reducido ala nacla tra dialéctica conceptual, "esta guerra de losdioses que sólo conocen los filósofos". Feuerbach pusoal ho¡nbre en prirner plano. Criticó por 1o tanto a He-gel como hegeliano. Hegel es contradictorio: si el es-píritu se vuelve naturaleza, la materia se vuelve espí-rito (Cf. PhiI. der Zukunft, páe. 5 y La SaSrada Fa-milia, II, 150). Es necesario, en nombre del hegelia-nisrno, devolver la realidad y la verdad a la natura.leza.

ta gran "pf,aeza" de Feuerbach, había ya afirmadoIyfarx em el Manuscrito de 1844, consiste en:

I) Probó que la filosbfía no es más que la religiónsistematizada lógicamente. Debe ser condenada, lomisnao que la religión, en tanto que forma de aliena-

7A7l

r:i6n hurnana. Hegel parte de la alienación, la niega porla filosofía, luego la restablece en la Idea especulativa'La especulación en sí misma debe ser superada'

II) Fundó el materialismo verdadero haciendo de

la reiación del hombre con el hombre el principio fun-rlarnental de toda teoría.

III) Opuso a la negación hegeliana de la negación,

,rue declara ser lo positivo absoluto, lo positivo fun'tiado positivamente sobre sí mismo: la naturaleza, el

lrombre viviente, sujeto y objeto sensibles.Sin embargo, esta d<¡ctrina es aún limitada' Reduce

rl hornbre al individuo biológico, aislado, pasivo, porlo tanto una vez más a una abstracción. Este "hom'l¡re" feuerbachiano no es todavía rnás que el individuoburgués y típicarnente alemán (Id. Alem', pág' 32)'lieuirbach désdeña aquello que en el hombre es acti'viclad, comunidad, cooperación, relación de los indivi-tJuos con la especie humana, es decir, el hombre prác-tico, histórico y sociai. Deja entonces de lado lo con'creto humano verdadero, ya que "el ser humano, el

srer del hombre, es un conjunto de relaciones sociales"(Tesis VI sobre Feuerbach ' Id. Alem', págs. 31 y sigs')'

El humanismo de Fer-lerbach se funda entonces so'

bre un rnito: Ia naturaleza pura. La naturaleza y el

objeto le parecen "dados de toda eternidad"' en una¿irrnonía Áisteriosa con el hombre, armonía que sólo

percibe el filósofo. Bl objeto es propuesto como objetot-i* intoi.ión, no como producto de la actividad social

o praxis. ta naturaleza de Feuerbach es la de ia selva

Page 36: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

virgen, o la de un atolón recientemente ernergido en elPacífico. Su materialismo es por lo tanto inferior alidealismo hegeliano por un aspecto esencial: el idea-lisrno partía de la actividad; de modo unilateral peroreal, trataba de elucidar y de elaborar esta actividad.Hegel vio que el hombre no está dado biológicamente"pero se produce en la historia y por la vida social, secrea a sí misn-lo mediante un proceso (Manuscritode 1844).

El materialismo de Feuerbach permanece unilate-ral y contradictorio. La actividad hurnana, en la rne.dida en que la examina, es para él teórica y abstracta.El hombre es considerado corno objeto sensible, nocomo actividad sensible, y su sensibilidad no aparecemás que como potencia produc.tiva. Fetrerbach norornpió entonces con esta escolástica filosófica quecoloca fuera de la práctica el problerna de la existen-cia de las cosas y del valor del pensamiento (Cf. Te-srs I, II, XV). En este rnaterialisrno inspirado en el delsiglo xvlIl, el pensamiento, las necesidades, las ideas,los individuos son explicados por la educación; dedonde ello no explica nada, ya que los educadoresmismos tienen a su vez necesidad de ser educados(Ct. ?esis III).

F'euerbach muestra que la religién es una alienacióndel mundo profano o laico. ¿Fero de dónde surge queeste mundo profano se haya así desdoblado y proyec-tado en las nubes? Es necesario que sea por sí mismodividido, escindido, inconsciente de sí. Feuerbach noexplica la alienación históricamente, partiendo de la

72 73

vida de la especie humana. El sentimiento religioso es:

para él sólo una especie de error fijo, fatal, del indivi-duo aislado, separado de la especie. I{o ve en el senti-miento religioso un producto social determinado. Suhurnanismo se iimita entonces a la contemplación deindividuos aislados en la sociedad contemporánea. Dedonde esta sociedacl no es ella rnisrna más que unaforma de alienación que se trata de superar. Es nece-sario transformar el rnundo, en lugar de variar las in-terpretaciones.

Feuerbach, es cierto, se presenta como n'hombre decomunidad"; ¿pero qué sentido práctico puede teneresta fórmula? (Id. Al,ern., pág. 231). Busca demostrarque los hornbres han tenid"o siempre necesidad,los unosde los otros; por 1o tanto, quiere solamente producir"una conciencia correcta de un hecho inexistente". Enlo humano no ve rrás que relaciones espontáneas yafectivas, sin aprehender jamás el mundo social "co-mo actividad total, viva, de los individuos que la cons-tituyen" (páe. 34). Feuerbach idealiza el amor y laarnistad, ¡como si la religiosidad les agregara algo!Los coloca en lo ideal y en el futuro, fuera de 1o real.No se eleva por encima de una concepción abstractadel hornbre, de la alienación humana, de la superaciónde la alienación.

Y sin embargo'ndel hecho de que Feuerbach mü€s-tra en el rnundo religioso una proyección ilusoria delrntrndo terrestre, de ese hecho se propone a la mentealernana la cuestión no resuelta por él: ¿cómo los hom-bres se introducen esas ilusiones en la cabeza? Este

Page 37: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

problema franquea -incluso para -los

teóricos alema-

nes- el camino tracia o"* "o'i""pción

materialista del

*""ao; -(lá.

ercÁ., páE'215). E'n lugar de tratar de

;;;;*"d'er o de constiuir sin presuposiciones elser

o los seres, esta concepción observa "las presuposlclo'

nes materiales como üles"' Por esta tazón' es verda'

deramente crítica.- p" hecho, los individuos reales, sus acciones' sus

condiciones de existencia -las que les son dadas y

aquellas que crean- son observables empíricarngnte"

El;;a" áe prodo.ción d'e la vida es un modo de vida

de los individuos. Los individuos son tal como produ-

cen su vida. "La conciencia no deterneina la vida; es

ia-vida la que determina la conciencia" (Id' AIem"

pag. fS). Es necesario partir del hornbre activo real

y representar a partir áel proceso vital real (que se

continúa y reproduce cada día) las reflexiones y reso'

nancias ideológicas de este proceso'---F"r^ que el hombre arribe a la conciencia' son rlec€'

sarias por lo menos cuatro condiciones o presuposicio'

;;a"i la producción de medios d'e subsistencia; b) la

oroducción de necesidades nuevas, una vez satisfecha

i;-;J;;; necesidad v adquirido va su instrumento'

iá á"" constituye "el primer hecho histórico" y separa

al hombre de ia animalidad; c) la otg'anización de. -la

reproducción, es Je.ir, de la familia; d) la cooperación

cle los individuos, la orguttizaciln práctica del trabajo

;;"i;i iCr. ¡¿. Aie'm', p?gs: 17 v sigs')' "? "?i"l:ll'l

es por io tanto desde el principio un prod'ut-t:::11:y

"rí p"t*anece. Al comienzo,la conciencia no es mas

74 75

t¡ue "conciencia de rebaño"o animal y biológict' 59-

[uidamente, se vuelve real, eficiente, especialmente

,j.rr, la división del trabajo. Sin embargo, desde el mo-

rnento en que hay división del trabajo material y es-

¡rirituai --desde que la conciencia existe para ella mis-

i,lu- puede ima[inarse que es otra cosa que Ia con'.'ienciá de la praxis existente. Pierde de vista sus pro'

¡rias condicio|es. La reflexión naciente del individuoconsciente quiebra la totalidad social, en el momento

l)reciso en que esta totanidad se desarrolla y se ampli'f i.", p"ro añí donde en la división del trabajo toda ac-

tivláád no es más qr¡e una actividad parcelaria' Por,rtoá p"rte, la división del trabajo atribuye la¡1o$y9"t.iónyelconsumoaindividuosdiferentes...Divisiónrlel tiabajo y propiedad son expresiones idénticas"'

La comuniclád entra en conflicto con los individuos'liinaimente, "la potencia propia del hombre se vuelve

una potencia extraña que se ie -opone,

lo subyuga' en

tugai de ser d'ominada por él'0. Cada uno está constre-

iiiáo a su esfera, prisionero de su actividad, sometido

a un conjunto que no comprende"' Esta cosificación de

la activiáad social y de nuestro producto en una po-

tencia que escapa á nuestro control, I'ue decepciona

nuestras esperanzas y reduce a la nada nuestros cálcu-

los,esuno^delosmomentosprincipalesdeldesarro-ito. Es la alienación real del hornbre real' Toma espe-

cialmente la forma de la esclavitud, de los conflictos

cntre ciases, en el Estado. El Estado es una o'comurti-

riad ilusoria", pero sobre la base de conexiones exis-

tentes: interviáne en los conflictos corno árbitro, pre-

Page 38: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

sentándose en nombre del intelés general, en tantoque representa los intereses del grupo social que de*tenta el poder político.

Esta alienación del hombre puede ser superada, perosolamente en condiciones prácticas. Es necesario quese vuelva- "insoportable", oponiendo "la masa despo-seída a un mundo existente de riquezas y de cultura",lo que supone un alto grado de desarrollo de la poten-cialidad hurnana. Sin ello la abolición de la alienaciónno podría rnás que universalizar la privación, en lugarde universalizar la riqueza, la abundancia y el poder.

La ldeologia Alemana indica por lo tanto las tesisfundamentales del materialisrno histórico. IWotivadopor el examen filosófico del problerna de la alienación,apremiado por el esfuerzo por profundizar y concretarel humanisrno, el rnaterialismo histórico se integra ysupera la filosofía de Feuerbach. Torna su punto departida en la más filosófica de las teorías hegelianas:en la teoría de la alienación. Se integra con esta teo-ría, transformándola profundamente. La creación de!hombre por sí mismo es un proceso; lo hurnano atra-viesa y sobrepasa momentos inhumanos, períodos his-tóricos que son "lo otro" de lo humano. Pero es etr

hombre práctico quien se crea así. Hegel había expre-sado, transponiéndola, la esencia del proceso histórico.Feuerbach había indicado el sujeto real de este pro-ceso, pero reduciendo singularmente el alcance y laarnplitud de la teoría hegeliana. El materialisrno his-tórico, claramente expresado en La ldeoloSia Al,ema^

to 77

rr,'r, consigue la unidad del idealismo y del rnaterialis-rf ro prese;tido y anunciado por el Manuscrito de 1844'

i^u ,r" forrnado, el materialismo histórico se vuel'vc contra ia filosofía en la cual se originó: contra el

lrt:gelianismo, contra la filosofía de Feuerbach y con'rr¿ila filosofía en general. La actitud filosófica €S cof].tcmplativa. Consecuencia lejana de la división del tra-l,^ió, esta actitud es una actividad mutilada, unilate',,ri. Po. ie qqnto la filosofía llega precisamente a la,'oncitlsión de que la verdad se encuentra en la totali-rl¿rcl" Se condena por ello, al no poder ser la actividadriLrprema, eficaz, total. Lo verdadero es lo concreto'l,as abstracciones filosóficas carecen de eficiencia" Not'xiste 1o absoluto inmévil, el o'tnás allá" espiritual'f ,as proposiciones de la petennis phitrosaphia son tau'rotogías, o bien no reciben un sentido definido más

,1o" pot un contenido histórico y empírico' "Elevarse

¡r.,r éncima de1 rnundo rnediante la reftrexión pura es

t'n realidad permanecer encerrado en la reflexión" ('[d'Aleffr., pág. 238). La universalidad verdadera, corlcr€-

ta, está fundada en tra praxis. El materialisrno trata de

r estituir al pensarniento su forrna activa, la que tenía

antes de la separación de la conciencia y del trabajo,cuando se haúaba directarnente ligado a la práctica'

tri acto que propone el pensarniento humano y separa

al hombie del animal y de la naturaleza flue un acto

plenamente creador, si bien logró la escisión internaáe la realidad humana. Se trata de reencontrar' a un

nivel superior, esta potencialidad creadora total' El

materialismo histórico realiza la filosofía, superándola.

Page 39: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

T-oma la decisión *filosófica en supremo grado.-- der:.o cie;iarse engañar pr:r las ilusiones de cada época yde crear una dcctrina realmente universal" Lá triplee,',igeircia de la filcsofía (eficacia, verdad, universáli-dnd dei pensarniento) no puede ser llevacla a cabo enei pianc' de la filcsofía. Es necesario superar la esf¡ecu-lación. "ta filosofía irrdeper¡diente piercle su rneclio cleexistencia { Ei xi s ie nzmerÍ.ium) cur¿neJc¡ L}no se represen-ta lo real" Er¡ su lugar nei puede efierecer rnírs que unresunlen c1e lcs resultaetros más ge.neratres del estudioel.el cies*rrollo histól'ico" (fcf. Alerm., pág. l6). ,,trls ne-cesaiio cÍejs.r Ia filosofia de lado y ¡lcnnrse corno unl"lo;:¿lt;re ordinario al estudio cje la realidad, para lacual existen materiales inrnenscs que natLxralmenteperfilanecen ignorados por lcs filósofc¡s',. Las filosofíasson "id.eol6eicas", es Cecir, transT:osiciclnes cje lo real"teoríe.s ineficaces y unil*,.era1es, :nconscientes dr) strsconciiciories v de su contenido, presentaricio siernpreios interr:ses particulares ccrno universales y sirvién-dose de at¡stracciones "co,qificad.as".

ta cc,ncepcién materlaXista eie Ia trristoria o,consiste,

partieildo de la produr:ción rnaterial de la vida inme-diata, en desarrollar el proceso real, en concebir laforrna de las reiaciones ligarlas con el modo ctre pro-riucción y creadas por ói (ia sociedaci civil en sus dife-rentes gracics) cofilc) t¡ase de la histc;ria; en e:ipresarlaen s!.1 acción conlo FJstaclo; en explicar a partir de ellalos productos y forrnas de la conciencia, la religión, lafilcsofía, la rnoral, etc.. . . El medio forma a los horn-bres y ios hor¡rbres folrnar¡ el rnedio. Esta suma de

taoto 79

fuerzas productivas, de capitales, de relaciones socia-les, que tod.o individuo y tocla generación encuentracoffro dada, es el fundamento reai de lo que los filó-sofos se han imaginado como <<substancia>> y r.<esencia

hurnana>>; este fundamento no está ctrel todo pertur-bado. . . p{)r el hecho de que esc¡s filósofos se vuelvancontra él er¡ tanto que <<autoconciencia>> o <<única>>"

(nri. Alern., pág.27).f-a ideolag|a alernana contiene tarnbién una teoría

cletr individ.uo concreto, dirigida contra ei individua-lisrno abstracto rle Stirner. La alienación' o'para em-pXear un tórmino cornprensibtre para los filósofos", noeu pato Rl[arx y Engels una nnción metefí$ica. La atrie-

nación del hornbre, en general, no es rnás que una abs-tracción. "L,os filósofos se representaron, como ur"l

ideal, bajo el nombre del Flornbre, al individuo que noestá sometido a ia división del trabajo". Expresaronabstractarr"lente la contradicción entre tra condiclénhumana real y las necesidades de los hombres (páe;.

408). El proceso histórico ¡r social que va de la anima'li<iad prirnitiva a ia era de la abundancia y de la liber-tacl, detre ser estudiado ernpíricamente. La alienaciónes un aspecto de este proceso. Hubo aquí, hay aírn,

"cosificación" de las relaciones sociales con referenc.iaa los individuos. Solarnente existen los indivicluos, ciue

no son "únicos", sino seres reaies, los mismos doquiera,con relaciones necesarias y rígidas entre ellos, en unaetapa de su desarrollo, y retrnidos los unos con los otrosmeáiante relaciones complejas, concretas' móviles.Estos individuos no pueden vivir y desarrollarse rnás

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que en la vida de la especie humana, en la vida especí-ficamente humana, es decir, en la comunidad. Les esnecesario trroy "subyugar" prácticarnente las potencia-lidacles alienadas y "cosificadas", de tal forma que seanreintegradas al cuerpo social y a la vida de los indivi-duos unidos libremente en la comunidad. Les €s D€-cesario especialmente superar la división entre la vidapuramente individual del individuo (su vida ,,priva.dr") y la parte de su ser: que está subordinada a la vidasocial, a la especializaci1n, al grupo del cual forma par-te (clase), a la lucha que libra contra los otros indivi-duos (concurrencia). Ftrasta aquí, en las sociedades di-vididas en clases los intereses personales se desarrollana pesar de las personas, en "intereses c1e clase, que ad-quieren inclependencia frente a persorlas individuales,y en esta autonornía toman la forma de intereses ge-nerales y en tal concepto entran en conflicto con losindividuos reales" (pág. 226>. Estos intereses se apa.recen a los individuos como superiores a su individua-lidad. En este cuadro, las actividades personales nopueden rnás que alienarse, solidificarse, o cosificarse(sich versachlichen) en cornportarnientos automáti-cos, exteriores a las personas. Se diría que existe en losindividuos una potencia externa y accidental con rela-ción a ellos, una serie de potencialidades sociales ,,que

deterrninan a los individuos, los dominan y se les apa-recen como sagradas". Son las costumbres, los compor-tarnientos que el individuo cree ser, todo cuanto hayde más profundo en él y que le viene de su clase.

Stirner no comprendió que el interés general y el

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interés "privado" -el proceso histérico y ia aliena-ción actual del individuo- son dos aspectos del mis-mo desarrollo. Su oposición es sólo rnomentán€&, r€-

lativa a condiciones sociatres determinadas: la divisióncie la sociedad en clases. Uno de esos aspectos es pro'clucido, combatido y reproducido sin cesar por el otro'Es necesario sobrepasar esta fase de la historia, no en

Lrna unidad a la manera de F{egel, "sino en la destruc'ción materialmente condicionada de un modo de exis'tencia histórica de los individuos" (pt. 227 -228) '

El individuo aislado, el Unico de Stirner,, es una abs"

tracción, como el Hornbre en general. Pero el indivi'duo completaneente desarrollado, de acuerdo con lavida de lá especie y el contenido específico de la vidahurnana -el individuo libre en la comunidad libre-no es una abstracción. Este individuo concreto y com-pleto es el instante supreüro del pensarniento, la fina-lidad última de la actividad.

El individuo abstracto arriba a un resultado para'clójico. "El egoísmo de conformidad consigo misrno

transforrna a cada hornbre en un Estado policial se-

creto. El espía Reflexión vigila cada rnovimiento del

espíritu y del cuerpo. Toda acción, todo pensarniento,

toáa rnanifestación vital se vuelve rnotivo de reflexión,es decir, cie acción policial. El egoísrno de acuerdo con-

sigo misrno consiste en erle desgarrarniento del hom't¡re dividido entre el instinto natural y la reflexión(¡:lebe interior, criatura y policía interna, creador) ' " "(p. 2a0). Bs así que et egoísrno burgués o pequeño'

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burgués intercaia entre sí mismo y toda cosa, tododeseo, todo ser viviente, los cálculos de intereses.

Las necesidades humanas son plásticas, y se multi*plican, lo que contituye un progreso esencial. Vivi-mos en un medio natural y social que nos permite.una actividad y una satisfacción "multilaterales". Espor lo tanto absurdo creer que se pueda rcalizar la.vida individual bajo la forma de una pasión única,sin satisfacer al individuo por completo. Tal pasióntorna precisamente un carácter aislado y abstracto,"alienado"; "se rnanifiesta frente a mí mismo comouna potencia extraña... Su taz6n no se encuentra enla conciencia, sino en el ser. .. en el desarrollo empí-rico y vital del individuo" (p. 242). El individuo asímutilado se desarrolla absurdamente. Por ejemplo, elpensarniento se vuelve su pasión; se compromete enuna monótona reflexién sobre sí mismo que lo lleva.a declarar que su pensamiento es su pensarniento; sinembargo, ello es falso en tanto que explicación delpensarniento, pero verdadero en exceso en lo que con-cierne al individuo: su pensamiento no es otra cosaque su pensamiento. "Bn aquel cuya vida encierra unlargo círculo de actividades diversas y de relaciones,prácticas con el mundo, que lleva una vida multila-teral, el pensamiento tiene el mismo carácter de uni.versalidad que las otras manifestaciones. Este indivi.duo no se fija corno pensamiento abstracto y no tienenecesidad de giros complicados de la reflexión parapasar del pensamiento a cualquier otra rnanifestaciónvital". Por lo contrario, en un pedagogo o en un escri,

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tor "cuya actividad se limita por una parte a un tra-bajo penoso, por otra parte al goce del pensamien.to. . . y en quien las relaciones con el mundo se redu-cen al rnínimo como consecuencia de una condiciónmiserable, es inevitable que si experimenta todavía lanecesidad de pensar, su pensamiento sea tan abstractocomo él mismo y como su vida; se convertirá en unapotencialidacL fija, cuya puesta en movimiento le su-n-linistrará la posibilidad de una salvación y un rego-cijo mornentáneo".

La alienacién -o rnás exactamente la "cosifica-gió¡"- de las actividades humanas es por lo tanto unhecho social, y tarnbién un hecho interior, contempo.ráneo precisamente de la forrnación de la vida interiory "privada" del individuo. Una psicología de la alie-cracién es posible. Somos individuos alienados. Todosnuestros deseos tienen un carácter brutal, unilateral,irregnlar. Aparecen sólo por azat, raramente, y sólocu.and<¡ son estimulados por la necesidad fisiológicaelernental. Y. se exteriorizan brutalmente, superando¿r otros deseos, dominando al pensamiento mismo. Elindividuo puede, incl.uso, tomar por su "vocación" unaectividad rnutilada y unilateral. Es así completamenteengañado y despojado. Él está "aplastado por el azat".Hasta aquí uno llama libertad a la simple posibilidadCe aprovechar ctre la sr-lerte.

Si bien la acción contra este estado de cosas puedeaparecer a ciertos individuos como una vocación y unaexigencia moral, esta acción no puede ser puramenternoral. Se trata de esperar una nueva etapa de la civi-

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lizaclón y de la cultura, de obtener -cambiando

lascondiciones de existencia- un despliegue de las vir.tualidades humanas. Se trata de una nu.eva oocreación

de poderío" (p.284). La revuelta moral (stirneriana)contra lo existente, lo social y lo "sagrado" bajo todassus formas, no es más que una canonizaci1n del vagodescontento de los pequeños burgueses (p. 287). Sóloel proletariado moderno que experimenta hasta susúltimas consecuencias la privación, la alienación y lacosificación, puede querer prácticarnente (es decir, enel plano de la práctica social, política) la superaciónde la alienación.

El sentido de la vida reside en el pleno desarrollode las virtualidades humanas. Ir[o es la naturaleza,sino el carácter contradictorio, el carácter de clase delas relaciones sociales, lo que lirnita esas posibilidadesy las pataliza.

El rnaterialisrno dialéctico

En el Manuscrito de 1844, en La ideología alemanaoy en todas las obras de esta época, la Lógica de Hegelestá tratada con el n'¡ás grande desprecio. lMarx y En-gels atacan sin mirarnientos esta "historia esotéricadel espíritu abstracts"

-s¡¡f¡¿ño a los homb,res rea.les-, de la cual el filósofo es el elegido y la filosofíael órgano. Partiendo de la lógica hegeliana, el hijo en-gendra al padre, el espíritu a la naturaleza, el con.cepto a la cosa, el resultado al principio (Cf. La Sa-prada Familia, ÍT, 27 8).

B4 85

Misetia de la Filosoiia (1846-47> contiene textosparticuiarrnente ciuros para este método hegeliano, quereduce n'por abstracción y por análisis, todas las cosasatr estado de categoría lógica". IJna cosa sc vuelve uncuerpo, luego espacio, luego cantidad pura. "lUno noti,ene rnás que hacer abstracción de todo carácter dis-tintivo de los diferentes movimientos para llegar a unmovimiento". trJno se irnagina entonces encontrar enesta fórmula lógica del rnovimiento el método abso-luto que explica a la vez el rnovirniento y las cosas."En tazón de estar todas las cosas reducidas a unacategoría lógica, y todo movimiento, todo acto deproducción al método, se sigue de ello gue todo con.junto de productos y de producción, de objetos y dernovirr¡iento, se reduce a una metafísica aplicada". Eln'rétodo hegeliano suprirne pura y simplemente el con-tenido, reabsorbiéndolo en la forma abstracta, en elEspíritu y la Razón pura. ¿Qué es entonces este rné,todo absoluto? La abstracción del movimiento... lafórrnula purarnente lógica del movirniento o el movi-rniento de la razón pura. ¿En qué consiste el movi-rniento de la taz6n pura? En plantearse, en oponerse,en componerse, en formularse corno tesis, antítesis, o

¡nejor aún en afirmarse, negarse, negar su negación",El movirniento diaiéctico (el desdoblarniento de todopensamiento en pensamientos contradictorios, en po.sitivo y negativo, en sí o no, y tra fusión de estos pen.sarnientos) hace nacer grupos, series de pensamientos,en consecuencia, el método entero de l{egel. "Aplicadeste método a las categorías de ia economía política,

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tendréis la lógica y la metafísica de la economía polí_tica; en otros términos, tendréis las categorías ec-onó_micas conocidas de todo el mundo, traducidas en LlnIenguaje poco conociclo',, lo que les da el aire de bro.tar frescamente de la cabeza del pensador, y de €flcá.denarse y engendrarse por el solá rnovimiento dialéc-tico. Así, para FIegel, todo lo que sucedió, toda la filo-sofía de la historia "no es más que la historia de lafilosofía, y de su misma filosofía". Ér cree construir elmundo en el rnovimiento de su pensamiento, en tantoque no hace más que sistern atizar y ordenar con sumétodo abstracto pensarnientos quá todo el rnundotiene en su rnente (Miseúa de la Filosatía" II" la ob-servación)

La dialéctica tregeliana parece entonces irremedia-blemente condenactra. Las primeras exposiciones so-bre ternas económicos de Marx (y en especial l\diseúade la Filosotia) se presenta", como empiricas. La teo-ría de las contradicciones sociales en el 4Wanitiestode 1848 está rnás bien inspirada en el humanisrno y la"alienación", en el sentido materialista del térrnirr",

-q,ru

en la lógica hegeliana. La división de la sociedad -en

clases -la desigualdad social- sólo puede ser aboli-da por aquellos cuya "privacién', rnaterial y espirituales tan profunda que no tienen nada que perder.

En esta época, por lo tanto, el materialismo dialéc-tico aún existe. Uno de sus elementos esenciales, ladialéctica, ha sido expresamente rechazado. Sólo hasido formulado el materialismo histórico, cuyo ele-mento económico, invocado como solución del pro-

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blerna humano, transforma y supera a la filosofía.En su esfuerzo por aprehendei el contenido _históri.co, social, económico, hurnano y práctico_ Marx VEngels elirninaron el método toimat. El movimientode este contenido implica cierta dialéctica: oposiciónde las clases, de la propiedad y de la privación, süp€.ración-de esta oposición. pero esta áialéctica'ya-noestá adherida a una estructura der devenir exorásableen conceptos. Está concebida como dada práctica"rnente y verificada empíricamente.

En la misrna época, la teoría económica de 1Marxno está_ por

"o-pleto elabor"¿", V rnenos aún siste,matizada. Sólo han aparecido exiosiciones fragmen,tarias y polérnicas. tas categoríás económical son,para lMarx, el resultado de una cornprobación empi,rica. Permanecen separadas unas dé otras, todavíarnai determinadas (Miseria de la Filosotia confundeel trabajo y la fuerza de trabajo). La teoría de laplusvalía, de la superproducción y d. t". crisis (consus consecuencias políticas) será elaborada sólo des.pués de las crisis económicas de trg4g y 1g75.

Será necesario esperar el año 1g5g iara descubrirla prirnera rnención no peyorativa de tá diatéctic a he,geliana. "Ffe hecho irnpoitantes descubrimientos, es.cribe lWarx a Engels el 14 de enero de 1g5g. He tiradopor la borda toda la teoría del beneficio tal como exis,tía hasta ahora. En el método de elaboración tuve mu.cha suerte porque accidentalmente (Ffeiligráttr-án,contró algunos volúmenes de Hegel que hablan perte.necido a Bakunin y me tós envió corno regaló) he

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vuelto a hojear la Ló$ica de lIegel. Cuando llegr-le el

tiempo de volver a ocuparme de estos trabajos, tendrégran deseo de hacer accesible al sentido común en dos

ó tr.* páginas irnpresas el elemento racional del rné'todo déscubierto y al mismo tiempo mistificado porI{egel". El ln de febrero de 1858, Marx señala a En-gels las pretensiones hegelianas de Lasalle. 'nApren-áerá a sus expensas que no es lo rnismo conducir a

una ciencia hasta el punto en que pueda ser expuesta

dialécticamente, que aplicar un sistema abstracto yconstruido en su totalidad mediante la lógica".

Resr.llta de esta correspondencia que el método dia'léctico fi¡e reencontrado y rehabilitado por Marx, lue-go de sus trabajos preparatorios para la Ctitica de laÉcanornia Potítica y EI Capital.I-a elaboración de las

categorías económicas y de sus conexiones internas ha

superado al ernpirisrno, alcanzando el nivei del rigorcientífico, y tomado ahora la forma dialéctica.

Un importante artículo de Engels (aparecido en 186-4

en el Piebfo de Bruselas) sobre la Conttibución a IaCútica de Ia Economía PoÍítica, indica con precisión

los dos elementos del pensamiento marxista plena-rnente desarrollado. La concepción materialista de lahistoria afirn'la que tras condiciones de existencia de

los hornbres deterrninan su conciencia y que "a unacierta etapa de su desarrollo las fuerzas productivasmateriaies entran en conflicto con las relaciones de

producción existentes. . . De formas de desarrollo de

las fuerzas productivas que eran hasta ahora, esas

relaciones de propiedad se transforman en obstácu-

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los. . . una forrna social no desaparece jamás antes de

que sean desarrolladas todas las fuerzas productivasque puede contener; y no es substituida por relacio-.res superiores de producción hasta que las condiciones

de existencia de éstas relaciones no hayan sido incu-bad.as en el seno de la vieja sociedad. Es por ello que

la humanidad sólo se plantea problemas que puede

resolver. . . " (Textos dél prefacio a la Conttibución,recordados por Engels en el artículo mencionado)'

El otro eiérr¡ento del pensamiento marxista ha sido,

prosigue Engels, la diaiéctica hegeliana' Ella respon-

C"ía "á trn problema que, en sí, no tiene nada que ver

con la economía poiítica", a saber, el problerna d91rn9-

todo, en general. trl método hegeliano era inutilizab\ebajo su fot-. especulativa. Fartía de la idea" y se

trátaba de partir áe hechos. Sin embargo, de todo el

material lóg1co existente, era elílnico elemento valioso.

Incl*so bajo su forrna idealista, el desarrollo de las

ideas era paralelo al desarrotrlo de la historia. "si las

verdaderas relaciones de las cosas estaban invertidasy puestas de cabeza abajo, su contenido no dejaba

poi ello de influir en filosofía. . . Flegel fue el primero

iou *" esforzó por mostrar en la historia un desarrollo,

una ley interná. . . IVtrarx fue el único capaz de sacar

partidá de la Lógica de Hegel. . ., de restablecer el

*étodo dialéctico -clesembarazado

de su envoltura

idealista- en la forrna simple mediante la cual se

convierte en el modo preciso de desarrollo de las ideas.

Consideramos la elaboración del método en que se

basa la crítica de Marx de la economía política, como

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un resultado que cede apenas en importancia a la con,cepción materialista fundamental". El método dialéc.tico ha venido, pues, a agf,egarse al rnaterialismo his-tórico y al análisis del contenido económico, cuandoéste estuvo lo suficientemente desarrollado para per-mitir y para exigir una expresión científica rigurosa.Eiaborado por primera vez bajo la forma idealista, entanto que actividad del espíritu que toma concienciadel contenido y del devenir histórico; elaborado denuevo partiendo de d.eterminaciones económicas, eI

método dialéctico pierde la forrna idealista y abstrac.ta sin desaparecer. Por el contrario, se torna más co-herente al unirse a un materialismo profundizad,o.Idealisrno y materialismo están no solarnente reuni-dos, sino transformados y superados en el rna-terialis-rno diaiéctico.

"Este rnétodo parte de las relaciones fundamentalesmás sirnples que reencontrarnos, de hecho, histórica-mente. es decir, las relaciones económicas" (art. cit.).Este texto responde por anticipado a ciertos marxistassimplistas" así corno a la rnayor parte de los críticosdel r'¡-rarxismo: las relaciones económicas no son iasúnicas relaciones; son las rnás simples, las que uno des-cubre como "morrientos" de las relaciones complejas.Según la interpretación corriente, el rnaterialismo dia-léctico considera las ideas, las instituciones, las cultu-ras -la conciencia- conlo una construcción superfi.cial y sin relieve sobre una substancia económica, laúnica sólida. El verdadero materialismo es completa--rnente diferente. Determina las relaciones prácticas

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inherentes a toda existencia humana organizada y las

cstudia en tanto que condiciones concretas de existen'cia de estilos de vida, de culturas. Las relaciones, mo-mentos y categorías simptes están implicados -histó-rica y metodológicamente- en las determinacionesrnás ricas y complejas, pero no las agotan. El conte-nido dado es siempre una totalidad concreta. Este con-tenido complejo de la vida y de la conciencia es laverdaCera realictrad que se trata de lograr y de eluci-dar. El materialismo diaiéctico rlo es un economismo'Analiza las relaciones y ltrego las integra en el movi-miento total. "El solo hecho de que sean relaciones

impiica la existencia de dos eletnentos presentes. Cada

*rró dt estos elementos es considerado en sí mismo'De este examen surge el carácter de su relación mu-tua, de su acción y reacción recíprocas. Se produciránantagonismos que exigen una solución.. . Examina-o.*ot el carácter de ésta y veremos que ha sido obte-nida por med.io de la creacién de una nueva relación,de la cual desarrollaremos los dos términos opues'tos" (Engels, art. cit.).

aunqué hriut" no prosiguió nunca su proyecto de

una exposición de su metodología dialéctica -y si

bien é1 no ernpleó nunca las palabras "rnaterialismodialéctico" para designar su doctrina- los elernentos

de su pensamiento son incontestablemente los que ex'presan estos térrninos. Se comprende que ¡aV1 acjnliuado con cierta "coquetería", como él misrno lo dice(en el prefacio a la 2q edición de El Capital), la formadiulé"ti"a de str exposición económica, luego de haber

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sido tan severo para con toda la "metafísica de la eco.nomía política".

Su rnétodo 'ono es sólo diferente por sus fundamen-tos del método hegeliano; en realidad es directamentelo contrario". I-as ideas no son más que las cosastranspuestas y traducid.as en la mente de los hombres.I-a dial.éctica hegeliar¡a debe ser invertida para quepueda ser descubierta bajo la envoltura mística surnédula raci.onal (Cf. EI Capital, I, XLVII). La dia.léctica es un 'ométodo de exposición". I\darx tóma estapalabra en un sentido denaasiado fuerte. La "exposi-ción" no es otra cosa que la reconstitución completade lo concreto en su movimiento interno; no se tratade una simple yuxtaposición o de una organizaciónexterna de los resultados del análisis. Es necesario par,tir clel contenido. El contenido tiene la prirnacía; esel ser real el que determina al pensamiento d.ialéctico."Ei método de investigación tiene por objeto apro.piarse en detalle de la materia,, analizar sus diferentesforneas de desarrollo, y descubrir sus leyes internas".El análisis determina entonces las relaciones y los mo.rnentos del contenido complejo. Seguidarnente, sólo elmovirniento de conjunto puede ser reconstruido y "ex.puesto". Cuando la vida del contenido se refleja en lasideas "uno puede irnaginarse que tiene entre manosuna construcción a priori". De un modo general o'lo

concreto es concreto porque es urla síntesis de diver.sas determinaciones, la unidad de lo mírltiple. En elpensamiento aparece como proceso de síntesis, comoresultado y no como punto de partida" aunque es el

92o?

verdadero punto de partida" (Inttoducción a Ia Cti-tica de Ia Econornia Política). El análisis de la reali-dad dada, desde el punto de vista de la economía po-lítica, llega a "relaciones generales abstractas"; divi-sión del trabajo, valor, dinero, etc. Si uno se atiene alanálisis, se ha "volatilTzado" la representación plenaen determinaciones abstractas. Se ha perdido lo con-creto que presuponen estas categorías económicas queno son rnás que "relaciones unilaterales abstractas deun todo concreto y viviente ya dado". Es necesariovolver a haliar ese todo yendo de lo abstracto a lo con-creto. La totalidad concreta es así la elabonación con-ceptual del contenido captado en la percepción y larepresentación; ella no es, como lo creía Hegel, el pro.ducto del concepto engendrándose a sí mismo por en.cirna de la percepción y de la representación. "El todo,tal como se lxls aparece en la mente como un todomental, es un producto de esta rnente pensante, quese apropia del rnundo de la única forrna posible paraella"; es decir, por Fl estudio científico. El dato realpuede por lo tanto permanecer siempre presente co.mo cóntenido y presuposición (op. cit.).

Hegel distinguía las categorías -determinacionescletr pensamiento en su relación inrnediata con los ob-

jetos, con las intuiciones, observaciones y experien-cias- del concepto, cuya ciencia era para é1 la lógica.El concepto tenía, segíln Hegel, rnucha más impor-tancia y veracidad que las categorías: la verdad delas categorías les venía del concepto, en tanto queretornadas en su rnovirniento interno v sistemático.

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La dialéctica materialista da necesariamente un papetr

esencial a las categorías. Ellas poseen una verdad porsí misrnas, sin tener necesidad de estar adheridas al.

concepto en general y a su desarrollo puramente ló;gico. Hay categorías específicarnente económicas, re-sultantes de las relaciones del espíritu con el conteni-do, con el objeto económico. Los textos citados másarriba de la Introducción a la Critica de Ia EconomiaPolítica consideran sin embargo las categorías cornoabstracciones. El análisis arribaría así a relacionesesenciales en el estudio del contenido considerado, yque sin embargo carecerían de existencia y de verosi-militud fuera del todo. Pero entonces, ¿cuál es la re-lación de la categoría con el todo y con el concepto deese todo? ¿F{ay una abstracción económica, resultan-te de la aplicación subjetiva de la reflexión a los he-chos específicamehte económicos? ¿Cómo reconstruirun todo concreto con elementos sin verdad y sin rea-lidad?

Parece que entre los trabajos preparatorios a la Crí'tica de Ia Economia Politica (1857-1859) y El Capital(1867) Marx profundizó nuevamente su concepciótrde la dialéctica. Las categorías son abstractas, en tan-to que elementos obtenidos por el análisis del conte-nido actual y dado, en tanto que relaciones sirnpies ygenerales implicadas en la realidad compleja. Pero nopuede haber abstracción pura. Lo abstracto es al mis-mo tiempo concreto. Lo concreto es al rnismo tiernpo,y en cierto sentido, abstracto. No existe para nosotrosmás que 1o abstracto concreto. Las categorías econó-

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micas tienen una realidad concreta y objetiva, y ellode dos maneras: históricamente (en tanto que mo-mento de la realidad social) y actualmente (en tantoque elementos de la objetividad social). Y es con estadoble realidad que las categorías se encadenan y vuel.ven a entrar dialécticamente en el movimiento totaldel mundo.

Un objeto, un producto de la actividad práctica,responde a una necesidad práctica: tiene un valor deuso. En ciertas condiciones sociales (cuando existentécnicas suficientes, una producción que sobrepasa lasnecesidades inmediatas de los productores, medios decomunicación, etc.), el objeto entra en el intercambio.El acto de los productores que intercambian un objetopuede ser descrito de mírltiples formas: psicológica-rnente, sociológicamente, económicamente. Para eleconomista esos productores confieren al producto

-sin darse qusnf¿- una segunda existencia muy di-ferente de su materialidad. El objeto entra en nuevasrelaciones sociales y contribuye a crearlas. Esta se-gunda existencia social es abstracta y sin embargoreal. Sólo existe el objeto material; por lo tanto, elvalor del objeto se clesdobla en valor de uso y valorde cambio. Estos dos aspectos del valor no se separannunca completamente y sin embargo se diferencian yse oponen. En y por el intercambio, los productorescesan de estar aislados. Forman un nuevo conjuntosocial. El intercambio de mercancías tiende a ponerfin a la economía patriarcal y natural. Este nuevotodo social funciona con relación a los individuos co-

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mo un organismo superior. Les impone especiaimen-te una división y una distribución del trabajo confor-me al conjunto de las fuerzas productivas y de lasnecesidades sociales. Los productores y grupos de pro"ductores deben entonces trabajar :en cada rama dela producción- para la demanda social. Si la pro'ducción de un grupo determinado no corresponde a

una dernanda, o si la productividad de ese grupo caeexageradarnente por debajo de la productividad socialgeneral, queda eliminado de rnodo autornático por lacornpetencia. La sociedad distribuye entonces con cier-ta fatalidad brutal, ciega, su potencialidad de trabajototal entre las diferentes ramas de producción. La leydel equilibrio de esta sociedad mercantil surge brutal-mente de la contradicción general entre los producto-res, de su cornpetencia. El proceso que ha desdobladoel valor en valor de uso y valor de cambio ha igual-mente desdoblado el trabajo humano. Éste es por unaparte trabajo de individuos vivos, y por otra partetrabajo social. Los vatrores de uso, los trabajos de losindividuos vivos, son cualitativos, heterogéneos. El va-lor de cambio y el trabajo social son cuantitativos.Esta calidad y esta cantidad están ligadas pero sondistintas, y se hallan en interacción la una sobre iaotra. El valor de carnbio se mide cuantitativamente:su rnedida específica es la rnoneda. El trabajo cuanti-tativo es un medio social en el cual desaparecen todos1os caracteres cualitativos de los trabajos individuales,salvo uno, que es cornún a todos esos trabajos y quelos vuelve conmensurables y comparables: todo acto de

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producción necesita de un tiempo determinado. Lostrabajos individuales entran en el medio social por eltiempo de trabajo que representan, por la duraciónobjetiva y mensurable que exigen. Los tiempos de lostrabajos individuales se totalizan: el conjunto de lostiempos de trabajo consagrado por la sociedad a suproducción se confronta con el conjunto de los pro-ductos; se establece de esta forma un promedio social,el cual determina la productividad promedio de la so.ciedad en cuestión; por una especie de inversión, cadatiempo de trabajo individual y cada próducto s€ €vá-lúan ahora -en tanto que valor de intercambio- co-rno un fragmento del tiernpo de trabajo social prome-r.lio (es necesario no confundir el tiempo de trabajosocial, hornogéneo y abstracto, con el trabajo indivi-dual no calificado; este error es cometido por muchoscríticos). Nadie calcula este promedio social. El misrnosurge objetiva, espontánea y automáticamente, de laconfrontación (regrarto equitativo) de los trabajos in-dividuales de los productores concurrentes. El valor decambio de un producto (y la moneda es uno de esosproductos) se mide por la cantidad de trabajo socialqLre representa. El desdoblamiento del valor en valorde uso y valor de cambio se desarrolla entonces en unadialéctica compleja en la cual nos volvemos 4 €ncon-trar con las grandes leyes descubiertas por Hegel: uni-dad de las contradicciones, transformación de calidaden cantidad y de cantidad en calidad. ..

El valor de uso es concreto. El valor de cambio -pri-mera categoría económica, la más simple de todas, ob-

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tenida por el análisis de 1o concreto económico actualy punto de partida del movimiento de pensamientoque trata de reconstituir esta totalidad gens¡sf¿- sguna abstracción. Y sin embargo es también concreto.Con su aparición, la historia entra en una nueva fase, yel desarrollo económico en un grado superior. El valorde cambio fue el punto de partida de un proceso emi-nenternente concreto: la economía de mercado, queaparece

-consecuencia cualitativa de un acrecenta-

miento cuantitativo- cuando los productores de mer-cancías y los intercarnbios se hubieron mr-lltiplicado.Tan pronto corno fue constituida, la categoría r€ac.cionó contra sus condiciones, recompuso el pasado hu-mano, determinó el porvenir, desempeñó el papel deldestino. No es ni la suma rnecánica, ni el resultadopasivo de las actividades individuales. Esas activida-des la producen y la reproducen; pero la categoría es

algo nuevo y necesario con relación al azar individual;domina ese azar y surge corno el efecto promedio, glo-bal y estadístico.1 Los individuos parecían los únicosconcretos. Y de repente, delante de ese objeto social

-sl fi]¿¡sado, con sus leyes inexorables- al cual sesometieron y que les impuso \a "fuerza. de las cosas",los individuos no son más que abstracciones. . .

Y sin embargo, no existen más que relaciones vi-vientes entre individuos vivientes, actos y aconteci-mientos. Pero se entremezclan en un resultado globaln

.1 Sobré el determinismo y el azar, cf. Hegel, Lógica Mayot, Iff,p, 2; Engels, Dial, Natut, p. 267.

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en un promedio social. La Mercancía, una vezlanzadaa la existencia irnplica y encierra las relaciones socia-les entre hombres vivientes. Se desenvuelve sin embar-go con sus leyes propias e impone sus corisecuencias.tr-os hombres, ahora, son solarnente puestos en relaciónpor la intermediación de los productos, de las r¡'lercan-cías y del mercado, de la moneda y del dinero. Lasrela.ciones hurnanas parecen no ser más que relacio-nes entre cosas. Sin ernbargo, no es del todo así. O me-jor dicho ello no es más que parcialrnente cierto. Enrealidad, las relaciones vivientes <le los individuos enlos grupos y de esos grLrpos entre ellos se manifiestanpor esas relaciones entre las cosas: el intercarnbio deproductos y las relaciones de dinero. Recíprocarnenteesas relaciones e¡-rtre cosas y cantidades abstractas noson rnás que la apariencia y tra expresión de las relacio.nes humanas en un modo de producción determinado,en el cual los individuos (concurrentes) y los grupos(clases) entran en conflicto? en" contradicción. Las re-laciones inmediatas y directas de los individuos htr-manol están envueltas y suplantadas por relacionesmediatas y abstractas que las enrnascaran. I a objeti-vidad de la mercancía y del mercado y del dinero es ala vez una apariencia y una realidad. Tiende a funcio.nar como una objetividad independiente de los horn-bres; los hombres (y más particularmente los econo-mistas) llegan a creer en una realidad independientede las relaciones objetivas en la abstraccióo tn€rcán.cía y dinero. "Llarno a ello el Fetichismo, que ad-hiere a los productos del trabajo, desde que son pro-

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ducidos como mercancía y que en consecuencia es inse-q?5a. de la producción de mercancías,' (E/ Cap. T,36). El Fetichismo es a la vez un rnodo de existenciade la realidad social, un modo real de la conciencia yde la vida hurnana, y una apariencia, una ilusión de láactividad humana. El Fetichismo y la magia primiti-va expresan la dominación de la naturaleza sobre loshombres y el poderío ilusorio de los hombres sobre lanaturaleza. El fetichisrno econórnico expresa la domi-nación sobre los hornbres de sus productos, y el pode-río ilusorio de los hombres sobre su propia-orgániza-c-ión y sus propias obras. En lugar de depend.r?. urradescripción etnográfica, el nuevo fetichismo v la vidafetichizada dependen de una teoría dialéctica de laobjetividad y de la actividad creadora, de la aparienciay de la realidado de lo concreto y de lo abstrácto.

En primer lugar entonces, el valor de cambio tieneuna realidad histórica. Ffa sido la categoría dominan.te y esencial en épocas determinadas: en la antieüe-d.ad, en la Edad Media, en la economía de mercádo.En la economía moderna es, en sí mismo, ,,antedilu-viana"; no es más que una abstracción, puesto queestá superada. Sin embargoo sigue siendo la basei el"mornento" fundamental perpetuamente reproducido.No sería posible la existencia de mercado mundial. nicapital comercial, industrial o financiero, sin el inter-cambio perpetuo de mercancías. y es en la sociedadmoderna donde el comercio *la compra y la venta-ha tomado toda la extensión posible. De buen o malgrado, las actividades individuales se ejercen en esos

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cuadros, chocan con esos límites, contribuyen a lacreación,continua de la categoría fundamental.

En segundo lugar, el valor de cambio funda preci.samente la objetividad del proceso económico, histó-rico, social, que ha dado por resultado el capitalismornoderno. Momento esencial de la historia económica,el valor de cambio ha acompañado el desarrollo de laproducción y de las necesidades, el acrecentamientode las relaciones humanas. Espontánearnente los hom-bres tienen de ello sólo una conciencia indirecta y mis-tificada. No reconocen -no pueden hácerlo- en elmercado str propia obra que se vuelve contra ellos,brutal y opresivamente. Creen en la absoluta objeti-vidad, en la fatalidad ciega de los hechos sociales. Ladenominan destino o providencia. Para muchos horn-bres modernos y en particular para los economistasolas leyes del mercado son leyes o'naturales" absolutas.Los objetos, los bienes, tienen la propiedad natural yabscluta de provenir del capital. Estos hombres (eco-nornistas, Xegisladores) quieren por momentos reac.cionaf sobre esas leyes mediante procedimientos to-rnados más de la magia que de la ciencia: conferenciaseconómicas, discursos, apelaciones a una misteriosa yprovidencial confianza... Conocer los fenómenos eco-¡rómicos es, por el contrario, estudiar sU proceso obje.tivo, substancial, pero al mismo tiempo destruir, ne-gar esta substancialidad absoluta, determinándola co-mo una manifestación de la actividad práctica de loshombres, considerada corno un todo (praxis). Porqueel contenido real, y el rnovirniento de este contenido"

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consisten en relaciones vivientes de los hombres entrgsí; los hombres pueden escapar a las fatalidades eco-nómicas. Fueden superar, después de haber tornadoconciencia de ella, la forma momentánea de sus rela-ciones; han resuelto siernpre, y pr-leden aún hacerlo"por la vía práctica, por la energía práctica,', las con-tradicciones de sus relaciones.

El estudio de los fenómenos económicos rio es €rn.pírico; reposa sobre el movimiento dialéctico de lascategorías. La categoría económica fundamental (elvalor de cambio) se desarrolla, engendra por ün rno-virniento interno las determinaciones nuevas: trabajoabstracto, dinero, capital. Cada determinación com-pleja sale dialécticamente de las precedentes. Cadacategoría tiene un papel lógico y metodológico: tomasu lugar en el conjunto explicativo que conduce a lareconstitución de ia totalidad concreta dada, el mun-do rnoderno. Corresponde tarnbién a una época y sepueden deducir los caracteres históricos generales delperíodo en cuestió¡¡ -l6s cuadros de los acontecirn:;en-tos y de las acciones- a partir de la categoría esencialpara la época considerada. La deducción teórica debeasí concordar con la búsqueda empírica y específica-rnente histórica de ctrocumentos, testirnonios y aconte-cimientos. Luego de la época de la economía de mer-cado, sobrevino la del capitalismo comercial, la delcapitalismo industrial, la del capitalismo financiero.Cada una de estas épocas es una totalidad concreta;se entremezclan, se encadenan, se superan. A cada ca,tegoría corresponde un nuevo grado de la objetividad

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cconómica, tlna objetividad a la vez más real y másaparente: más real, porque domina con mayor fuetzaa los trombres vivos, y más falsa porque enmascara las

relaciones vivas de los hombres mediante el desplie-gue del Fetichismo. Más aún que la rnercancía, el di-nero y el capital pesan desde afuera sobre las relacio--nes humanas, y sin embargo no sofl de ellas más que

su expresión y su manifestación. "En el capital pro-ductor de intereses, el fetiche automático se ha consu'mado; tenernos el dinero que produce dinero. No exis'te más el pasado, la relación social no es más que larelación de una cosa (dinero o rnercancía) consigo

misma...", escribirá Marx en la conctrusión de las

Teoúas sobre la plusvalía (estudios destinados a for'mar el últirno torno de EI Capital, recogidos después

d.e su rnuerte y publicados en 1904)'El capital se presenta entonces ante las actividades

humanas "como una conclición objetiva, extraña, arr-

tónoma". Se convierte en "cierta cosa en donde larelación viviente se encuentra incluida, como real e

irreal á l^ uer.. . Es la forma de su realidad"' Enesta forma se desarroila, existe socialmente, produce

sus consecuencias objetivas.El proceso histórico y social tiene entonces dos as-

pectos inseparables. For una parte, es crecimiento de

io.rr"t productivas, determinismo económico e histó-rico, objetividad brutal. Pero esta objetividad no es

suficiente. No es la objetividad rnás alta: la de la ac-

tividad viviente del hombre, que produce consciente'

rnente lo humano. No nos dejamos engañar corno los

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fetichistas; no es más que una determinación unilate-ral. Lo más objetivo es al mismo tiempo lo más abs-tracto, la apariencia más irreal. Bajo otro aspecto

-igualmente valioso, igualrnente verdadero- ef pro-ceso social es la alienación del hombre viviente. Lateoría económica del Fetichismo retomao eleva a unnivel superior, explicita la teoría filosófica de la alie.nación y de la cosificación del individuo. Su actividad

-el producto de su actividad* se presenta a él comootro, como su negación. El hombre actuante es el ele.mento positivo, fundado sobre sí mismo, de lo real yde la historia. Fuera de él hay abstracciones. La acti-vidad humana no puede alienarse más que en unasubstancia ficticia. Los hombres hacen su historia. La.realidad histórica no puede ser más que una aparien-cia exterior a los hombres vivos, como una substanciahistórica, econórnica o social, misterioso sujeto del de-venir. El verdadero sujeto del devenir es el hombreviviente. Pero alrededor de é1, por encima de é1, lasabstracciones toman una existencia extrañao una rnis.teriosa eficacia; los Fetiches reinan sobre é1.

Marx comenzó sus grandes estudios económicosmediante una "crítica de la economía política,'. Si sequiere cornprender su pensamiento profundo, esta pa.labra 'ocrítica" debe ser tomada en todo su sentido.La economía política debe ser criticada y superada,como la religión. El misúeúo social es de naturaleza,fetichista y religiosa. La economía política es una tri-ple alienación del hombre: en los errores de los eco.nomistas, que toman por categorías eternas y leyes na-

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turales los resultados momentáneos de las relacione$humanas, en tanto que ciencia de un objeto substan.cial exterior a los hombres, en tanto que realidad ydestino económico. Esta alienación es real; arrastra alos hombres vivos; pero no es más que su manifesta,ción, su apariencia externa, su esencia alienada. Fuestoque las relaciones humanas son contradicciones (esdecir, puesto que los hombres están divididos en cla-ses) la solución de esta contradicción aparece 5r se des"pliega como una cosa externa, escapando a la activi.dad y a la conciencia: mecanismos económicos, Esta.dos e instituciones, ideologías.

"Es necesario desgarrar el velo de la vida substan-cial", había escrito Hegel; Marx debía cumplir ese pro-grama. La alienación substancial -la cosificación-niega a los hombres vivos. Pero ellos la niegan a su vez.El conocimiento y la acción disipan las pesadas nu-bes del fetichismo y superan las condiciones que le die-ron origen. El marxismo está bien lejos de afirmar quela únicq realidad es económica y que hay una fatali-dad económica absoluta. Afirma, por el contrario, queel destino económico es reiativo y provisional, que estádestinado a ser superado, :una vez que los hon-lbreshayan tornad<¡ conciencia de sus posibilidades? y queesa superación será el acto esencial, infinitamente crea.dor, de nuestra época.

El proceso histórico, este abstracto-concreto, se des-arrolla contradictoriamente. La simple separación delvalor de cambio y del valor de uso separa la produc-ción y el consumo; esos dos elementos del proceso €co-

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nómico divergirán hasta entrar en contradicción. Eldescloblamiento del valor es la condición más inme'diata y más sirnple de las crisis económicas; planteaya su posibilidad. El modo de producción capitalistaes particularmente contradictorio, por "su tendenciaal desarrollo absoluto de las fuerzas productivas, ten-dencia siempre en conflicto con las condiciones espe'cíficas de la producción en las cuales se introduce elcapitatr" (EI Cap.,III, 240). La crisis económica ma.nifiesta esta contradicción entre la potencialidad pro-ductiva (la superproducción relativa) y el poder deconsumo, entre el modo de producción y las condicio'nes sociales de la producción. noEl momento de la cri'sis ha llegado cuando se acentúa el antagonisrno y lacontradicción entre las relaciones de distribución y lasfuerzas productivas". La crisis económica es dialécti'ca. Arriba "normalmente" a una destrucción de lasfuerzas productivas, hombres y cosas. Restabtrece así,

luego de un período más o menos largo de devastacióny estragos, la proporción entre el poder de consurno yel poder de producción. Entonces solamente puedenvolver a comenzar la animación econórnica, ia repro-ducción ampliada y la acumulación del capital. Almismo tiernpo que la contradicción interna de esta

sociedad dorninada por la propiedad privada de losgrandes medios de producción, la crisis económicaexpresa así su unidad interna. IQ.establece automáti-ca y trrutalmente ei equilibrio. Es por lo tanto nor'rnal y normalizadora en este sistema. Representa la"fverza de las cosas" que le es propia; periódicamente

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*siempre más larga y más profunda- aparece comourra catástrofe natural en apariencia; purga y salvaa este sisterna, al rnismo tiempo que 1o conrnociona.No es la crisis econórnica la que destruirá el sistema,sino la voluntad de los hornbres. - .

Las condiciones sociales actuales se caracterizan porun retorno dialéctico de la propiedad. En su origen,este cl.erecho estaba fundado en el trabajo personal,en la apropiación detr producto de este trabajo. Apa'rece hoy como el derecho para aquellos que detentanlos rnedios de producción, de apropiarse de la plusva'lía, es decir, del tiempo de trabajo no pagado. La pro'piedad actual es la negación de la propiedad' privadaindividual fundada en el trabajo personal. Pero en-gendra necesariamente su propia negacién -la nega-

óiOn d. la negación- que "no restablece la propiedadprivada del trabajador, sino la propiedad individualfundada sobre las conquistas de la era capitalista: laccoperacién y la posesién colectiva de los medios de

proctrúcción producidos por el trabajo mistrno" (EI Ca"pital,I, 691).

Subjetivamente, el hombre actuante, el individuonatural y objetivo, atraviesa un proceso contradicto-rio. La alienacién no es una ilusión fija y permanente'El individuo se aliena, pero en su desarrollo. La aiie'nación es la objetivación ilusoria y real a la vez de

una actividad objetiva y existente ella misrna. Es unrnomento en el desarrollo de esta actividad, en el po'd.erío y la conciencia creciente de los hombres. El in'dividuo viviente está librado a potencias externas

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pero que no son sus potencias, su contenido objetivo.Elevándose por sobre la exteriorizaciín, integrándo-las, alcanzará su plena expansión. Riqueza y priva-ción

-conciencia religiosa y mala conciencia terres-

tre, cultura abstracta e incultura, Estado político yopresión práctica- han sido y son todavía contradic-ciones esenciales que desgarran la realidad humana..Y sin ennbargo la riqueza es buena en sí misma; laabundancia de bienes y de deseos da plenitud a la exis-tencia; el Estado es una potencia organizadora; la.cultura es la rnás alta forma de conciencia y de vida.Los fetiches tienen un contenido. El Fetichismo sedirige a la forma; superarlo significa discriminar laforma del contenido, superar su contradicción y rein-tegrar el contenido dentro de la vida concreta de loshombres. Es necesario reintegrar en la libre asocia-ción de los individuos libr,es -y conscientes de sucontenido social- el goce de las riquezas, la potenciaorganizadora, la cultura, el sentido de la comunidad.

Unidad de la doctrina

La publicación reciente del Manuscrilo de 1844y de La ideoloSia alemana ha arrojado una nuevaluz sobre el pensamiento marxista, sobre su forma-ción y sus fines.

Los textos en cuestión nos han revelado el huma.nismo de Marx, ya conocido por la SaSrada Farni.Iia, por la Cuestión Judia y la Critica de Ia FilosoÍiadel Derecho de Hegel. Muestran cómo el desarrollo,

108 109

de su pensamiento -la teoría económica- no ha des-

truido sino más bien explicitado y enriquecido el hu-

manismo concreto.¡ El materialismo dialéctico está formado y se ha

désarrollado dialécticamente.¡ Partiendo de la lógica

hegeliana, el pensarniento rnárxista negó prirneráln€fl-

te ista lógica-en nornbre d'el materialismo, es decir' de

un empirisrno consecuente. El descubrimiento del hom-

bre cainal y natural (rnaterial) fue el primer momento

de este desarrollo. Parecía compatible con la idea he-

geliana, con el métoclo absoiuto, constructivo de su

átj.to abstracto. Y sin embargo este hurnanismo su-

p.rO A materialismo del siglo xvltt, fundado en los

pri*ero, resultados de las ciencias de la naturaleza;

irnptricaba la teoría hegeliana de la alienación; daba

a lá alienación un alcance decisivo, atribuyéndole a la

vez un lado bueno y un lado malo, determinándola co'

mo un proceso ..eádot' La teoría de la alienación' en

el Maiuscrito de 1844, permanece más cercana del

raciánalismo hegeliano que del naturalismo de Feuer-

bach. Exige, sin embargo, la superación de la filoso-

fía especulativa, en ,ro*bt. de la acción y de la prác-

tica; ia práctica está concebida como comienzo ¡r cor

Áo ii", .o*o origen de todo pensamiento y fuente-de

toda solución, coáo relación fundarnental del hombre

viviente con la natutaleza y con su propia naturaleza'

El estudio crítico de la economía (cuya importancia

fue concebida en primer lugar por Engels) viene en-

tonces a integrarJe naturalmente al humanisrno' en

i;;a" qo" urráliris de la práctica social, es decir' de

Page 55: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

las relaciones concretas de los hornbres entre ellos vcon la naturaleza. Los problernas humanos rnás uigentes se determinan corno problemas econórnicos.solicitando soluciones prácticas, es decir, políticas: enrazón de ser la política la instancia suprema de lapráctica social, el único rnedio de la acción conscientesobre las relaciones sociales.

La 3:rcfundización clel hurnanismo elesprende pron-to los elementos de clialéctica que contenía: diarécticarle ias contraciiccio¡res históricas y de ias categoríaseconómicas, clialéctica Ce la ,,cosificación,' o aliena-ción. El rnaterialisn:o histórico, en tanto que cienciade la economía, se integra con el r¡rétodo dialéctico.Elevado por ello a un nivel superior, aparece corno laaplicación a un dorninio específico del rnétodo gene-ral: la dialéctica cier¡tífica. La dialéctica, luegó dehaber sido negada por l\,{arx, se añade al materialismotr;rofundizado. trlla misrna ha sido desprendida de suforrna rnomentánea y congelada, el hegelianismo. Hacesado de ser etr rnétoclo absotruto, independiente delobjeto, para devenir el mét<¡do científico de explora-ción ¡z cle exposición del objeto. Encuentra su verdaduniéndose al contenido real.

En otros términos:

tro La dialéctica materialista confiere expresamentela prirnacía al contenido. La primacía dei contenidosobre la fonr¡la no es entonces más que una definicióndel rnaterialismo; el materialisrno afirma esencialmen-te que el ser (descubierto y experimentado c@rno corr-

110 111

tenido, sin que se pretenda definirlo a priori y aprisio-narlo) determina al pensamiento;

2' La dialéctica materialista es un análisis del rno'virniento de este contenido, y una reconstrucción delmovimiento total. Es así un rnétodo de análisis paracada grado y para cada totalidad concreta, para cadasituación histórica original. Al mismo tiempo, es unrnétodo sintético que se da por tarea la comprehen-sién del movirniento total. No arriba a axiornas, a

constancias o perrnanencias, o a simples analogías,sino a leyes de desalrollo;

3n El método dialéctico de este modo comprendidoconstruye así el objeto histórico y sociológico, situan-do y deterrninando al mismo tienepo su objetividadespecífica. Una objetividad grosera de la historia se-

ría inaccesible" trascendente al pensamiento indivi'c'rual, al concepto y al discurso; tendría un carácterfatal y aplastante; se dejaría describir indefinidarrerl-te sin que se pr.ldiera entrever el análisis explicativoy la eficacia. Recíprocamente, no hay ciencia sin ob-jetc, y sin objetividad; toda teoría histérica y socioló-gica que quiere ser u!-ra ciencia debe establecer la rea-lidad de su objeto y definir el método que permitaabordar a este objeto. El materialisrno dialéctico res-ponde a esta doble exigencia del pensamiento cientí-fi.co. Establece la objetividad económica sin hiposta-siarla; sitúa la realidad objetiva de la historia pero yala supera, en tanto que realidad independiente de loshornbres. Hace así entrar a los hombres vivos -las

ac-

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ciones, los intereses, y las finalidades y los designiosgenerosos, los sucesos y los acasos -en la trama v laestructura inteligible del devenir. Analiza una toiali-dad coherente y sin ernbargo multilateral y dramática.

¿No es entonces alavez una ciencia y una filosofía,un análisis causal y una visión general, un saber y unaactitud vital, una toma de conciencia del mundocladoy una voluntad de transformación de este rnundo, sinque uno de esos caracteres sea exclusivo del otro?

El movimiento y el contenido interno de la dialéc-tica hegeliana

-es clecir, del racionalismo y det idea-lismo- son retomados en el materialismo dialéctico.Es, en un sentido, rnás hegeliano que el hegelianisrno.En la dialéctica especulativa subsistía una pluralidadde significaciones, posiblemente incluso una incompa-tibilidad entre esos diferentes sentidos de la dialéctica.La dialéctica en tanto que método de análisis del con-tenido excluía la dialéctica en tanto que construccióna ptiori; y sus acepciones se acordaban mal con lateoría de la alienación. dl proponer un objeto totaly a priori (el saber absoluto, el sistema) Hegel ibacontra el contenido, contra el devenir, la subjefividady la negatividad vivientes. El materialismo dialécticorestablece la unidad interna del pensamiento dialéc-tico. Disuelve las determinaciones estáticas atribuidaspor Hegel a la Idea, al saber, a la religión y al Estado.Rechaza toda construcción especulativa, toda síntesismetafísica. Las diferentes acepciones de la .dialécticase vuelven entonces no solamente compatibles, sinotarnbién complementarias. El método dialéctico es el

rt2113

rcsumen del estudio del desarrollo histórico: la más

nlta conciencia que el hombre real puede tornar de su

f'r:rrnación, de su-desarrollo y de su contenido viviente'

Categorías y conceptos son elaboraciones del conte-

nidoleal, aúreviaciones de la masa infinita de las par-

ticr.llaridades de la existencia concreta' El método es

'Ñ ü Áxpresión del devenir en general y de las leyes

universaies de todo desarrollo; estas leyes son abs-

tractas en sí mismasr pero se encuentran bajo formas

ffi"ifi"nr en todos'lós contenidos concretos. El mé-

ioho p.rte del encadenarniento lógico de las categorías

fundámentaleso encadenamiento por el cual se descu-

¡r. .r devenir del cual son la expresión compendiada.

Este rnétodo permite el análisis de las particularidades

y situaciones específicas' de los dominios y de los con'

tenidos concretos originales' Se torna método guía

por la transformación de un mundo en el cual la for-

ina (económica, social, política, ideológica) no es ade'

cuad"L al contenido (a fa potencialidad real y posible

del hombre sobre la naturaleza y sobre sus propias

obras) pero entra en contradicción con él'

El tércer Término es entonces la solución práctica

a los problernas planteados Pol la vida' a los conflic-

ts; iontradicciones nacidos de la práctica y-experi'

-.tit^dou prácticamente. La superación se sitúa en el

rnovimientb de la acción, no en el tiernpo puro del es-

pitit" filosófico. Ahí donde existe conflicto puede

l-pero ello no es fatal- aparecer una solucién que

trárrsforr"e los térnninos y ponga fin al conflicto al su'

nerarlos. corresponde al anátrisis determinar esta solu-

Page 57: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

ción, a la experiencia desligarla. a la acción realizarla.A veces no existe solución: ningún grupo social fuecapaz de poner fin a las contradicciónes económico"políticas del mundo romano decaclente. . .

La relación de los contradictorios deja entonces dcser una relación estática, definida lógicamente y reen,contrada en seguida en las cosas, o negada en iombrede un absoluto trascendente. Se convierte en una rela-ción viviente, experimentada en la existencia. Muchasde las ilustraciones hegelianas de la determinación re,cíproca de los contradictorios (summum jus, summainjuúa, la ruta hacia el Este y iambién la ruta haciael Oeste, etc.) se vueiven insuficientes. Los términosen presencia son energías, actos. La unidad de los,contradictori.os no es solamente interpretación concep-tual, escisión interna; es lucha, relación dramática áeenergías que son sólo las unas por las otras y que nopueden existir rnás que las unás contra las ttras. Esasí con el amo y el esclavo; o mejor aún, si se quiereocon las especies anineales. La lucha es una relacióntrágica, en la cual los contradictorios se producen y sesostienen mutuamente, hasta el triunfb de unJ deellos y la superación, o hasta la ruina recíproca. tacontradicción, tomada en toda su objetividad, es mo-vimiento; la relación lógica no es más que lá expre-sión abstracta. La superación es acción y vida. vloto-ria de una de las fuerzas que sobrepu.u uiu otra trans-formándola, transformándose a sí misma, elevando elcontenido a un nivel más alto.

El problema hurnano -y más precisamente el pro_

tt4115

lrl<'ma de la sociedad moderna, del "misterio social"y <le su superación- es central para el materialismorlirrléctico, que apareció a su hora, en esta sociedad,('()mo expresión científica de su realidad, de sus con-I radicciones multiformes, de las posibilidades queru¡uélla contiene.

Sin embargo, para esclarecer la sociedad. industrialrnoderna, el análisis debió rernontarse a sociedadesrrrás antiguas; las determina en su relación con la to-talidad concreta actualmente dada, en tanto que tota-lidades originales superadas, es decir, en la únicarealidad histórica concebible y determinable. Bajof'ormas específicas descubre en el pasado ciertas rela-ciones (como por ejemplo la relación del Amo y delf,Isclavo, denominada por Marx "explotacién del hom-bre por el hombre") o aun ciertos tipos de pensamientov de existencia social, como el Fetichismo. El dorniniocl"el materialisrno dialéctico no puede entonces limi-tarse a lo actual. Se extiende a toda la sociología. Peroia naturaleza misrna no existe para nosotros sino co-l;ro contenido, en la experiencia y la práctica hurnana.Iilt análisis dialéctico es valioso para todo contenido;expresa la conexión de los elementos y rnomentos detcdo devenir. Puede por lo tanto, al integrarse los co-n.ocirnientos experimentales (físicos, biológicos, etc.)y al ser verificado por ellos, descubrir incluso er¡ lar¡.aturaleza de la cantidad y de la calidad transforma-ciones de cantidad en calidad, acciones recíprocas, Fo-laridades y discontinuidades, devenir complejo peroanalizable.

Page 58: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

Las ciencias de la Nattrraieza son específicas. Re-conocen y estudian conxo tales ias polaridades y opo-siciones naturaies, físicas, biológrcas, etc. Utilizan la"a$tucia del concepto" para estúdiar y modificar rascualidades por rnediación de las cantidádes, sin sobre_pasar nunca esas oposiciones. La ciencia social exa-rnina, por el contra.rio, las oposiciones para sobrepa-sarlas. Las ciencias de la Natural eza y lás ciencias so-ciales so¡r creadoras específicamente, cada una de ellas."1.*-" rnétodo y sus fines. Sin embargo, las leyes cle larealidad hurnana no pueden ser absólutameite dífe-rentes de las leyes de la Natural eza. El encadenarnien-to dialéctico de las categorías fundarnentales p".A.entonces tener una verdad universal. MIarx ná estácomprornetido en esta vía (corno en la aplicación eco-nórnica del método ciialéctico) sino con rnucha pru_dencia. Sin en-rbargo EI CapitáÍ (cf. I, 252) indic^i.iuextensión, en el pensarniento rnarxist

^, á, ta ¿iaiéc-tica concreta a la Naturaleaa, extensió", poor.g.riá;;;,Engels en Dialéctica d,e la Naturaleza. La.Jrr"rp""_dencia de esta época (lgTA-lgT4) rnuestra que la ten-tativa de Engeis fue seguicla de cerca y *p"bb*da ÍlorI\€arx.

El materialisrno dialéctico se universaliza así v to_ma su aniplitud fiiosófica: deviene une cGnceiciéngeneratr del mtrnclo, Lrna ,ol,Veltanctrrauung',,

t'rrr" filo.scfía renovada, por lo tanto.La interdependencia universal (Zusanrrnenhang) no

es' para el dialéctico materialista, una meecla si''for-rna, un caos sin estructura. Sólo la decadencia del pen-

116 11n'Ltr

r;:r¡;¡:iiento especuiativo después de Hegel clisoció las<leterminaciolles y depreció los elernentos estructu-::iJes del devenir: la cantidad., la discontinuidad, la'racia relativa. El rnaterialisn'ro dialéctico evi.ta al pen-s;arniento hrlrnano esas recaídas en la conftrsión v lar¡nilate¡:alidad. La totalidad der neunco, et infinitá,fi-nito de la Natu¡.aleza, tiene u.na estructura determina-hie y su rnovirniento se nos vuelve inteligible sin queriea neces&rio atribuirlo a un espíritu orclenador. Elo;:den v la estructura surgen cle la acción recíproca, delconjunto de los conflictos y de las solucionls, dá lasdestrucciones y Ce las creaciones, c1e las superacionesy de las elin'¡inaciones, de Los acasos 5, de ias necesi-cia<tres, de las confusiones y de las involuciones. El or_cle' s'rge del cievenir; la estructt*a del rnovimientorlo es disti'ta del rnovirniento; los desórdenes relati-vos preparan un orden nuevo y lo rnanifiestan. . .

Toda realidad es una totalidad, una y nrúltiple, dis-persa y coherente, abierta sobre su por-r/enir, és decir,sobre su fin. Entre los ,'rnom.entos", no puede exis-tir ni una finalidad puramente externa ni una finali_dacl puramente interna, ni una arn-ronía, ni choquesrnecánicos. Elernentos de una totalidacl, superadc,s yn'lantenidos en ella, lir¡ritados los unos por lás otros jrtil ernbargo cleterminados recíprocamente, son los"fines" unos de otros. Existen fines sin finalidad. Ca-da momento envuelve otros mornentos, aspectos o ele-rnentos venidos de su pasado. ta realiclad. desborda asíel pensarniento; nos obliga a profundizar siempre, ysobre todo a revisar y profunclizar siernpre, nuestro's

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principios de finalidad, de causalidad, de identidad.El ser determina nuestra conciencia del ser; y el serde nuestro pensarniento determina nuestra reflexiónsobre nuestro pensamiento. ta realidad es Naturaleza,contenido dado, aprehensible sin embargo en su infi-nita riqueza por el pensarniento que progresa? apoyadoen la praxis, y deviene de más en más penetrante ysutii, y tiencle hacia un lírnite rnatemático (hacia elcual uno se aproxirna siernpre sin alcanaarlo nunca),hacia el conocimiento absoluto, la Idea.

La dialéctica, lejos de ser un rnovimiento interior delespíritu, es real ante el espíritu, en el ser. Se imponeal espíritu. Analizamos primero el movimiento mássimple y más abstracto, el del pensamiento más po-bre; descubrimos de ese modo las categorías más ge.nerales y su encadenamiento. No es necesario segui-damente añadir este m<¡vimiento al movimiento con-creto, al contenido dado; tomamos entonces concien-cia del hecho de que el movimiento del contenido y delser se elucida para nosotros en las leyes dialécticas.Las contradicciones en el pensamiento no provienensolamente del pensamientoo de su impotencia o de suincoherencia definitivas; vienen también del conteni-do. Su encadenamiento tiende hacia la expresión delmovimiento total del contenido y lo eleva al nivel dela conciencia y de la reflexión.

El saber no puede ser considerado como cerrado porla lógica dialéctica. Por el contrario: la investigacióndebe recibir de ella un impulso nuevo. La dialéctica,movimiento del pensamiento, no es verdadera sino en

118 119

un pensamiento en movimiento. Bajo la forma de teo-,ía leneral del devenir y de sus leyes, o de teoría del

conócimiento, o de lógica concreta, el materialismodialéctico no puede ser más que un instrumento de in-vestigación y-de acción, jan-rás un dogma' Él no defi-,r" pát" ei hombre la primacía; 1o que apareció en,el

*rtu; el ser, la conciencia. Los jerarquiza; el ser (lanataraleza) tiene la prioridad, pero la conciencia tie-ne para el hombre lá primacía; 1o que apareció en el

tien-rpo puede ser erigido, por el hombre y para el hom-bre, én valor superior. En tanto que doctrina, el ma'terialismo dialéctico no puede de antemaflo ser €ri-

cerrado en una definición exháustiva' Se definió ne-

gativamente, oponiéndose a las doctrinas que limitan,áesde adentro y desde afuera, la existencia humana,ya sea subordinándola a una existencia externa, ya

sea reduciéndola a un elemento unilateral o á ufla €X'

periencia parcial concebida como privilegiada y de-

iiniti ru. Ei materialismo dialéctico afirma que la ade-

cuación del pensamiento y del ser no puede reducirse

a un pensamiento, sino que debe ser alcanzada con'cretaÁente, es decir, en la vida y como potencialidad

concreta del pensamiento sobre el ser'

El pensamiento dialéctico no ha cesado nunca de

desarrollarse y de aparecer bajo nuevos aspectos: en

el curso de la vida y en la obra de Marx y de Engels yluego de ellos.l Toda verdad es relativa a una etapa

Cel análisis y del pensamiento, a un contenido social'

I Cf.. Cuadetnos filosóficos, de Lenin'

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No guarda su verdad más que siendo superada. Es ne-cesario sin cesar y a la vez profundizar la concienciadel contenido y extender el contenido. En el pasadocomo en el presente, la limitación de todo conocimien-to provino de la limitación del contenido y de la formasocial. Toda doctrina, incluido el materialismo dialéc.tico, depende de esta lirnitación, que no es del pensa.miento humano en general, sino del momento actualdel hombre. El pensaneiento, en el momento en quese vuelve conciencia de su naturaleza dialéctica, debeprecisamente discriminar con la mayor atención aqlfe-llo que en el movirniento dialéctico de las ideas pro.viene del contenido real, y lo que proviene de la forrnaactual del pensamiento. La exposición del materialis-rno dialéctico no pretende poner fin al progreso delconocimiento y presentar una totalidad cerrada de lacual todos los sisternas anteriores no hubieran sido másque expresiones inadecuadas. Sin embargo, con la to-ma de conciencia moderna de la potencialidad huma-na y del problema del hombre, la limitación del pen-samiento cambia de carácter. Ninguna expresión de1

materialisrno dialéctico puede ser definitiva; pero enlugar de ser incompatible y de cornbatirse, esas expre.siones podrán posiblemente integrarse en una totali.dad abierta, en vías de continua superación, y ello enla rnisrna medida en que se expresen las soluciones a

los problemas que se le plantean al hombre concreto.La resolución de una realidad deterrninada con el

movimiento total torna humanamente la forma de unproblema. Hay problema cuando el devenir arrastra

1.20 t2l

al pensamiento y a la actividad, los orienta obligándo-los a tomar en cuenta elementos nuevos: en el fiIofir€fl'to en que la solución tiende, por así decir, a entrar en

la realidad, y reclama la conciencia y la acción- reali'zadoras. En este sentido la humanidad sólo se plantea

los problemas que puede resolver. La resolución de

las iontradicciones án la superación adquiere así todo

su sentido práctico.La solución -el Tercer Término- no es tarea del

espíritu. Nada reernplaza al contacto práctico con las

."*ur, ni la cooperación efectiva con los movimientosy las exigencias del contenido.

La enérgía creadora se prolonga y se manifiesta hu-rnanamente en y por la praxis, es decir, ia actividadtotal de los hombres, acción y pensamiento, trabajomaterial y conocimiento. La praxis es doblemente

creadora: de contacto con realidades, por lo tanto de

conocimiento, y de invención, de descubrirniento' Elmaterialismo áirlé"tico busca superar las doctrinasque feducen la actividad del espíritu al conocirniento

áe lo consumado, o que le proponen lanzarse al vacío

del descubrimiento rttísti"o. Experiencia y raz6n, in'teligencia e intuición, conocimiento y creación, no

prr.d..t oponerse más que desde un punto de vista uni-lateral.

La praxis es el punto de partida y el de llegada del

mater-ialismo dialéctico. Esta palabra designa filosó.ficamente lo que el sentido común llama: "la vida

real", esta vida que es \avez más prosaica y más dra'mática que la dél espíritu especulativo. La finalidad

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'del materialismo dialéctico no es otra que la expresiónlúcida de la praxis, del contenido real de la vidá, y c;-rrelativamente, la transformación de la praxis

"i,t"álen una práctica social consciente, cohererite y,libre. Lafinalidad teórica y la finaridad práctica -el .orroli.

miento y la acció¡ s¡s¿d6¡¿- son inseparables.En Hegel, los momentos inferiores coexistían con los

mornentos superioreso en la eternidad de la idea y delsisterna. El tiernpo, la historia, la libertad, devení; ;riirreales, se dejaban disponer en un cuad.ro en el cualentraban todas las forrnas estabrecidas del derecto, á.las costumbres, de la conciencia. En el materiarismodialéctico el carácter positivo y dinámic. d. ü ;;;;:tiva es más profundo. Triunfo luego de un

"""tfi"'á,el Tercer Término transforma reasumiéndolo el con-tenido de la contradicción; no tiene la solemnidad con.servadora de la síntesis hegeriana. Así solamente pue-de haber ahí movimiento real, historia dramátiia yacción, creación y desarrollo, li6eración y tibertaá. dlesquema rectilíneo del devenir es dem"*irdo sirnple;el esquema triangular hegeliano demasiado mecánico.En el materialismo dialéctico la representación está-tica del tiempo es reemplazad,a por úna noción vivien-te y directamente probada de lá sucesión, de t"

"""iár,que elimina y crea. El hombre puede así asignarse contoda lucidez vna finalidad qué ..^ ,,rp.ruóió., y ex-pansión.

En Hegel, en fin, la idea y el espíritu no parecenproducirse sino porque ya existen. La historü toÁael aspecto de una broma de mal gusto. Al cabo del

122 r23

rlcvenir es entonces sólo repetición, apariencia absurda.l-os sufrimientos y desdichas de la conciencia tienenuna acción ritual y mágica que hará descender entrerrosotros al Espíritu absoiuto. Pero este espíritu hege-liano permarlece siernpre singularmente narcisista, so-litario. Recubre con su autocontemplación a los seres

concretos y al movimiento drarnático del mundo.I-uego del materialismo dialéctico los hombres pue-

den y deben proponerse una soh¡ción total. El lIombreno existe de antemano, metafísicamente. La partidano está ganada: los hombres pueden perderlo todo. La:;uperación no es nunca fatal. . . Pero es precisamentede ese modo que el problema del Hombre y del Espí-ritu toma una significación trágica e infinita; y queaquellos que presienten esta significación dejan la so-

ledad para entrar en una auténtica comunidad espi-ritual.

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CepÍtuto II

LA PRODUCCIÓN DEL HOMBRE

"En tanto que ser natural, el hombre está dado"' di-

ce el Manur"Tito de 1844. Én el punto de partida de

ltr "ptoducción", se encuentra entonces la naturaleza

¡loláei"" y material, con todo 1o que encubre de des'

.á""áao y t.ági"". Transformada, pero presente' esta

náturaleza aparecerá sin cesar en el contenido de la

rri¿. ttrr*^rr.l. Lu naturaleza' es decir, el ser' puerle.ex-

olorarse y expresarse poética, plástica o científica'

i;;;i. Ui" aemición áe la naturaleza volvería inútil

ianto al arte como a la ciencia y suprimitía a la vez

,u utto.r"tttía y su movirniento; no sería más que una

ábstracción metafísica. La conciencia moderna co'

rnienza apenás a presentir la profundidad del "querer'.rrioir" naiural, sui contrastes y sus ambivalencias: su

Árr"l^ íntimá de agresividad y sirnpatía, sus fuetzas

tumultuosas y sus ápaciguamientos, sus furores- !es-tro.tot"* y su alegria. ¿Qué ocultan, qué significan

"uát .".tgias bioiógicas que la Razón debe organizar

]r laciri"ár sin peiderlas? Encierran, quizá, como Io

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han querido Hegel y los embriologistas, todo el pasadode la vida orgánica; sin duda transforman tambiénprofundamente sus elementos inorgánicos y orgánicos;los instintos humanos no son más, exactamente, loscorrespondientes instintos de los animales. Nuestrasenergías biológicas no pueden ser determinadas por elsolo pasado de la especie, sino también por el porvenirque ellas comprenden. Bl Hombre fue ante todo, unaposibiiidad biológica, si bien esta posibilidad pudo de-venir actuaiidad por una larga lucha, en la cual elInombre asume la creciente responsabilidad de su ser.Su actividad se vuelve poderío, voluntad. Gana -de.lorosamente- la conciencia. Se convierte, en tanto queconocimiento y en tanto que existencia carnal, en laIdea viviente de la naturaleza; pero no deja de pertene-cer a esta naturaleza; sus energías caen en las de la na-turaleza, en ella se renuevan y se pierden. Posiblementeesas energías sean un refinamiento y, al mismo tiempoy en cierto modo, una agotamiento de las energías fun-damentales. El devenir es multiforme: evolución, re.volución, involución, declinación por una parte, áscen-sión por la otra. . .

El papel del pensamiento filosófico es eliminar lasexplicaciones prematuras, las posiciones limitativasque impedirían la penetración y la apropiación de esetemible contenido de nuestro ser. Podemos solarnentedecir que la Naturaleza no es inerte, y que no es un"alma" o un espíritu ya reales; que es necesario flo r€.presentársela como exterioridad grosera u objeto (oconjunto de objetos), o como interioridad pura o su-

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jeto (o conjunto de sujetos) porque el objeto y el sujeto.nacen y aparecen presuponiendo la naluraleza. La me-jor representación que podemos hacernos de la natu.raleza "en sl", fuera de nosotros, es sin duda negativa:la Naturaleza es "indiferente,,, lo que no quieré decirhostil y brutalmente extraña, sino más bien indiferen.ciada con relación al objeto y al sujeto de nuestra ex-periencia.

En tanto que ser natural, el hombre contiene unamultiplicidad de instintos, de tendencias, de fuerzasvitales. Como tal, es pasivo y limitado. La necesidadobjetiva de un ser carnal y natural requiere un objetoigualmente natural. En tanto que tales, los objetos delos instintos naturales del hombre (el hambre, el ins-tinto sexual) están fuera de él y son independientes deé1. El depende de ellos. Su necesidad, su faerua vital,se transforman así en impotencia y privación.

I-a relación del ser con el ser otro está así dada en lanaturaleza y experimentada "existencialrnente,' por elhornbre natural, como exterioridad y dependencia. Alrnisrno tiempo que tiene otros seter poi objeto, estehombre es objeto para otros seres. Es a la vez sujetoy objeto opuestos pero inseparables: sujeto sensible,daclo objetivamente en el organismo y en la concienciabiológica elemental, encerrando así una relación conotros seres que son para él los objetos de su deseo, peroque en sí rnisrnos son sujetos, objeto sensible para esosseres. El hecho de ser así objeto expone al hornbre na.tural a las acometidas y las agresiones de los otros seresvivientes. Sin ernbargo, un ser que no fuera objetivo

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sería un absurdo (un "Unding", dice el Manuscrito da1844). Estaría solo, padeciendo una insoportable so.ledad metafísica. Se deja de estar solo no cuando seestá con otro, sino cuando se es uno rnismo otro: otrarealidad que uno para uno misrno, otra realidad queel objeto para é1. Una reunión de sujetos puros (demónadas) no los libraría de su soledad. LIn ser que noes el objeto de un deseo para otro ser, carece de existen"cia determinable. "Desde que yo tengo un objeto, ese

ser me tiene por objeto" (Id.).El ser natural tiene entonces su natutaleza flrera de

él; es así que participa de la naturaleza. En esta eXp€,riencia fundamental, la naturaleza se determina paranosotros como exterioridad de los elementos; p€ro, co-rno lo decía Hegel, lo más exterior es al mismo tiempolo más interior. Los seres naturales están estrechamen-te unidos y dependen unos de los otros en su mismaexterioridad, en su lucha los unos contra los otros. Entanto que tal, el hornbre natural es pasivo. En tanto quesintiendo su pasividad, es decir, el impulso de su deseoy la impotencia de su deseo, se vuelve apasionado. "Lapasión, dice Marx, es una fuerza esencial del hombreque tiende ha"cia su objeto". La pasión se halla así si.tuada; no puede ser condenada por la razón, puestoque el apasionado extrae sus fuerzas de las energíasrnás profundas de la naturaleza; y sin embargo la pa-sión corno tal no debe ser más que la base y el puntode partida de la potencia; la potencia no depende másdel objeto; dornina y contiene su objeto: la objetividad'de la naturaleza no es más que su lírnite v su fin,

r28 t29

Pues el hombre no es solamente ser de la naturaleza'

Es también humano. En y por el hombre,la naturaleza

:ie separa, se opone a sí misma, entra consigo misma

"n ot* lucha Áás profunda que todos esos contrastes

precedentes, que tódas las luchas de los individuos y

de las especiel biológicas. El hombre' ser de la na-

ür^l"rt, ^." vuelve icntra ella, lucha contra ella'

Para é1, ella es la fuente original y la madre; y sin

embargo, no es más que la materia dada de sü ác-

ción; Jla es incluso en tanto que naturaleza externa

su muerte y su tumba. Esta otra experiencia "exis-

tencial", para emplear un término contemporáneo' es

igualmenle fundamental. Los objetos humanos no

*" r"ás los objetos inmediatos naturales' Los senti-

rnientos específicamente humanos, tales como se rrlá-

nifiestan ob¡"tirrt*ente, no son más la objetividad

hurnana natural, la necesidad brutal, la sensibilidad in-mediata. La naturaleza deia de estar presente inme-

áiatamente y adecuadarnente al hombre' Como todo

ser natural el hornbre debe nacer' Su historia es el ac-

to de su nacimiento, su infancia en la naturaleza, y sin

.-L"rgo fuera de ella y contra ella' En el curso de esta

historiá, el hombre se erige por encima de la natura-

leza y poco a poco la domina' "La historia es la his-

toria'nátural del hombre", dice Marx; pero este naci-

miento es una superación y una superación de más en

*á, "orr."iente.

El hombre activo modifica la naturale-

i^ "n

torno de él y en él mismo' Crea su propia natu-

ta|ezaylasuperaenél.ModificándolasegúnSüSfl€C€-sidades se módifica en su actividad y se crea nuevas

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necesidades. Se forma y- se aprehende como potenciaque crea objetos, "productos,,. progresa resolviendo.activamente los problemas planteados por su propiaacción.

l'la_"=u,lYid"{-del objeto y su superación tienen*Í^f:_:-"nificación poriti.,.,i ó¡:!to y sujeto sonigualmente positivos y objeti""r. B.-ñ,i ""r"'";;:iobjeto que está fuera de "il" q,r. ia- actividad del su_

l"^r.:.1:ryr."_,y.","o*ob je.tosy=.""*..""áiol"o?""T",

:lT::t en relación- con los ón3et.*. L. ""if"rJ"á ,"tlTlr: así como objeto. .. rotr",ior";-;;;;ff;;;

Í.*::l i-Tq ::b;e ela 3i';; ; ;;;áil;:"ü:supera ta oposició"..d:l ,,li.i. v a.i;;;i"; l'J,.iJl_cubre

_en esta objetividaa-ruperio, a la objetividadnatural.La unilateralidad de ras actitudes filosóficas ha sido,

$9t91ni1ada por la limitación de su soticitación inicial.lEI idealisrno, eue- comenzl por la actividad pura y.ft-lera de su contenido, llegó necesariamente a una ,,for_malización" de esta.actividad. El positivismo, .f .*.pirismo o aun el rnaterialismo ordiiario, propárrí"., .nprimer lugar el objeto, o lo dado o et frecfro, prescin-diendo de la actividad; dejaban por lo tanto de lado_esta actividad y rirnitaban al ser ieal. una soticitacióntitgsOjica que quiera expresar completamente Ia acti*vidad humana debe partir de una noción ,a. ,i", lr'r*la del objeto bruto o la actividad pura. La noción delproducto representa una unidad iuperior y ,,resumeIa actividad,, (IWanusctito de 1g44,p. S5).

130 131

Análisis del ptoducto

. En un producto cualquiera, incluso insignificante(esta mesa, este martillo, este árbol en el jardln) el as-pecto subjetivo y el aspecto objetivo, la actividad y lacosao están íntirnarnente ligados. Estos objetos son ob-jetos aislados, separados de la naturaleza. Tienen con.tornos definidos y son rnensurables bajo diferentes as-pectos. Tienen nombres que forman parte del discursohumano. El término y el concepto terminan por fijarel objeto, por inrnovilizar'!,o separándolo de la natuia-leza.

Y sin embargo, esos productos perrnanecen aún co-mo objetos de la naturaleza. La naturaleza no sumi-nistra una materia hostil a la forma; la materia indicaya la forrna que puede recibir el objeto.

Todo producto -todo objeto- está así €r ufl S€n-

tido vuelto hacia la naturaleza, en otro sentido vueltohacia el hombre. Es concreto y abstracto. Es concretoen tanto tiene una materia dada. Es aún concreto alentrar en nuestra actividad, resistiéndola y obedecién-dola sin embargo. Es abstracto por sus contornos defi-nidos y mensurables, y también porque puede entraren una existencia social, ser un objeto entre otros ob-jetos similares y convertirse en el soporte de toda unaserie de relaciones nuevas que se agregarán a su mate-rialidad (en el lenguaje, o aun en la evolución socialcuantitativa, en tanto que mercancía).

Exarninemos en un caso muy simple la acción quese aplica a un fragrnento de la materia. Tocla u""ió.,

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productiva trabaja para separar un objeto <lefinido dela enorme masa del universo material. Un objeto estádeterminado en la medida exacta en que está aislado.Todo aquello que restablezca sus reiaciones con sucontexto material, lo reintegre en la naturaleza. lo des-!*y" en tanto que producto y en tanto que objetohurnano: por ejemplo la herrumbre sobre esé martillo.Para ser objeto y utilizable como tal, ese martillo debedestacarse con la.mayor nitidez de contornos v derealidad práctica sobre el fondo indefinido del un-iver-so. Es "abstracto", pero de una abstracción que es unafuer za práctica concreta.

IJnos hombres levantan un fardo. En esta acciónsimple la realidad del objeto comanda directamente laactividad. La forrna del fardo, su masa, la direcciónque es necesario darle, son condiciones objetivas a lascuales obedece la acción. por otra parte, el número dehombres que pueden cooperar, su fuerza física, entrancorno elemento determinante en la serie de gestos sin-cronizados que terminarán en el desplazamiento delfardo. El trabajo de ese grupo humano tomará, poruna adaptación recíproca de los hombres y de la cósa,una forma, una estructura, un ritmo. Estas observacio-nes pueden extenderse en ese caso muy simple a casosmuy complejos: fabricación de un objeto, experienciasde-laboratorio, etc. En todo esfuerzo humano que seaplique a un "producto', se forma una unidad concretadel sujeto y del objeto, considerados prácticamente. Elsujeto y el objeto no se confunden; no son abstracta-

r32 133

rnente distintos; se oponen en una relación determi-nada. Forman un todo dialéctico bien determinado.

El "producto" no debe ser considerado exclusiva-mente en el espacio y en el instante. Una serie de fe-nómenos pueden ser igualmente encarados como pro-ducto. Pongo agua al fuego. El recipiente protege allíquido de todas las perturbaciones exteriores que po-drían impedir el resultado buscado. El conjunto: fue-go, recipiente, líquido, debe ser considerado como unproducto de la acción; y también la serie sucesiva defenórnenos: elevación de la temperatura del líquido,ebullición. Esta serie está aislada en el tiempo, comoel conjunto de objetos está aislado en el espacio. Talagruparniento de fenómenos, "consolidado" en el tiem-po, se denomina en términos científicos deterrninisrno.Esta serie es por una parte real, material y concreta;por otra parte es "abstracta" en el sentido más pre-ciso del término, ya que abs-traer quiere decir sepa-rar, destacar. El punto de partida de la abstracción noestá en el pensamiento, sino en la actividad práctica;los caracteres esenciales de la percepción sensible nopueden ser correctamente deducidos de un análisis depensamiento, sino de un análisis de la actividad pro-cluctiva y del producto. La abstracción es una poten-cialidad práctica.

Toda producción supone el organismo, la mano, el

cerebro, el ojo. Supone también la necesidad. El orga-nismo y la necesidad son plásticos. Las tendencias hu-manas no están dadas originariamente en toda su ni-tidez, su potencia y su lucidez. El producto que corr€s-

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ponde a una tendencia contribLrye a fijarla, a hacerlaconsciente y a diferenciarla. Reacciona sobre ella ysobre el organismo. La mano del hombre, su cerebroosu ojo se conforman y perfeccionan -en el individuoy en la especie- por el uso que de elios se hace.

Toda producción supone aún otras deterrninacionesde la actividad práctica; y especialrnente un instru.mento, una técnica. El instrumento perrnite actuar so.bre la realidad objetiva. É1 mismo es una realidad ob-jetiva, un objeto de la naturaleza. No actúa sobre elladesde afuera sino corno un fragmento que reaccionasobre otros fragmentos.

Se podría intentar, desde ese punto de vista, unaclasificación de los instrurnentos y distinguir:

a) Los instrumentos que permiten extraer de la na-turaleza ciertos fragmentos. Tienen un carácter des,tructor, abstractivo corl relación a la interdependenciade los fenórnenos naturales. Son la azada, el martillo,la flecha; la cantidad y la cualidad puras, el espaciogeométrico, etc.;

b) Los instrumentos que sirven para conservar losfragmentos así obtenidos, para proteger su aislamien.to, para orientar los determinismos substraidos a la na.taraleza. Ejemplos: la pintura que impide al hierrooxidarse, los recipientes de todo tipo, los sustantivos.El lenguaje, en efecto, el término breve que rige el len,guaje científico, es en cierto sentido un instrunento;

134

c) Los instrumentos que permiten a continuación

manufacturar los tt"g*át"J mantenidos en su aisla'

miento;

d) Todos los resultados, en fin' de la actividad' en

la medida en que sirven a la satisfacción de una rl€ce'

sidad.Tal clasificación generaliza la noción de instrumen'

to. una casa es un Instrumento, con cierta eficacia en

el espacio y en el ift*p"' v FTbif la comunidad de

ilüñ q* tiene una'tinatidad determinada; y tam"

bién el espacio gtoÁZtti"" y social' el tiempo del re-

loj, etc.

La técnica es el conjunto de gestos y de opera:i:"t:

que tiend'en a un t"t"ft^¿o, cgnJunto que se constituye

seguidament. e,' uta serie determináda' aislada ella

;il;Ailt*i"^"t" alavez que determinada)' eXsc'

tamente como un instrumento o un objeto'

Es necesario. destacar que la técnica así definida es

un momento de i"-^"ii"iátd' no.la actividad misma'

Se determinu, t"'Lll;iift;'t" "consolida" a medida

de la experiencia. ta técnica no está oor consiguiente'

en tanto que tai;;;i;túen del pioducto v.d: l1tdeterminaciones

-h"i ptoa"c'-to' tales como la abstrac-

ción, la significaciJ",lti"árct'o la relación del objeto

con la necesidad']"á" tr organismo y con la actividad'

La técnica ." to"ti""^B"t ""?Áutuaá' No es consciente

al principio, y seguidamente só|o se describe y trans-

mite por la palaüra en forrna tardía' Ni las técnicas

*.t"i"r., "i r"- iC""iJ- á; pensamiento son inicial

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y directamer¡te comprendidas. De ahí los descubri-mientos de los etnógrafos, güe comprueban la yuxta-posición en la conciencia primitiva de técnicas preci-sas y de interpretaciones extrañas y que se muestranmuy sorprendidos por ello. Como *i .ro

"rr"ontrásemosen nuestra época, entre nosotros, la misma yuxtapo-sición con relación a técnicas materiales o inch¡so inie-lectuales (la "inspiración", el misterio de la ,,crea-ción", etc.). . .

En un estadio muy avanzado, vna vez que las di-versas técnicas .son conscientes y expresamente tras-mitidas, es decir, al conocerse tanto su especializacióncgmo sus rasgos generales

-en circunstancias en quetécnicas especiales como ra lógica se han consolididoy han dado una estructura a la conciencia- es sólo en-tonces cuando se necesita ra conciencia de ra actividady de la técnica. Inicialmente, la conciencia está, porasí decirlo, situada en la cosa, en el resultado dá taacción y en la forma objetiva dada al producto. Sedescubre lo que se es en aquello que se hace. La acti-vfdad cotnprornetida en la producción procede al prin-cipio por tanteos, por ensayos y errores rectificádo*.P9c9 a poco la operación misma se consolida, se vuelvetécnica; después de lo cual el hombre actuante exami-na su técnica para mejorarla y para extraer conclu_siones concernientes a las propiedades del objeto. Vadel producto hacia él mismo, y luego d"e él mismo alproducto. La conciencia se forma prácticamente, porla cristalización de la actividad en conductas v ;&'-portamientos determinados, más que por un ,.pti"g.r.

136

o una retirada subjetiva. Es así como un pintor se po-ne a prueba primero y se descubre en sus primeros erl-tuyo.; luego de lo cuál perfecciona su técnica y modi-fica su estilo. Sería absurdo suponer que ese pintorpudiese desarrollar su talento y tomar conciencia de

él .itt pintar efectivamente; la pintura no es para él

más que un simple pretexto, una manifestación oca-

sionaf de un talento preexistente e interior. El idealis-mo, sin embargo, formula una hipétesis similar a pro-pósito del Espíritu.

Las actividades de intefiración

El análisis del producto aislado puede ser cotejadocon el análisis filosófico del entendimiento o "Vers-tand". La producción de objetos aislados que separa

a esos objeios, determina aspectos y propiedades, con-

tiene los caracteres principales del "Verstand", en tan'to que actividad intelectual que aisla y que define-, q-ue

,. ó.tp" de expresar la significación particular de los

objetos, y se esfuerza por convertirse en una técnicade-pensarniento (gramática, técnica del análisis, lógi-ca iormal). El entendimiento es la función de 1o dis-tintivo, del individuo, del instante, de la práctica aescala del individuo y del objeto aislado, del fin prác-tico.

La consideración del objeto aislado no es más que

una primera etapa del pensamiento. La operación fun-damental de la filosofía ha sido siempre la reconstitu-ción del todo. El hombre pensante ha sentido constan-

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'temente que el objeto aislado era inconcebible para é1,que la actividad abstracta debía ser compr.rráid" ensí misma, es decir, ligada al conjunto de las condicionesque la deterrninan y de las finalidades que persigue. Hapensado de continuo, por lo tanto, que es necesariodescubrir el dato inicial, es decir, ét lo¿o ,,compren.diéndolo" y dorninándoro rúcidamente. La mentáidadprirnitiva y la intuición mantienen una conciencia vi.va de ese todo; cuando se representan objetos o seriescausales, tienen necesidad de reintegrar inmediatamen-te esos productos en La totalidad.

La filosofía ha querido siempre operar la ,,integra.ción" consciente del elemento en la totalidad. perJ enesta tentativa son posibles diversos sofismas. Se puedebuscar el principio de la integración en la actividad hu-rnana considerada en tanto que suma mecánica de ope.raciones abstractas, o bien aun en tanto que tiene iorfinalidad una técnica determinada, como ü tOgi"" tor-mal. Una filosofía que trata de reconstituir ellodo deesta manera se condena a considerar abstractamenteoperaciones especiales de la actividad en el momentopreciso en que quiere superar la abstracción y alcanzara la vez lo concreto y la totalidad. Es el caso del idea-lismo clásico.

Se puede también q¡.ref,er alcanzar la totalidad ,,másacá" de la actividad abstrayente, omitiendo la activi-<iad, volviendo mediante la imaginación a un estadioanteri<¡r a la actividad, es decir, en el dominio de lasinstituciones confusas, al niver de la mentalidad primi-tiva. Esta forma de pensamiento ,,intuitivo,' olvida los

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clementos del problema. Partiendo de un problernaplanteado por la existencia de una actividad produc'tora abstrayente y por la exigencia de una unidadsuperior, niega pura y simplernente la actividad abs'trayente. Estas d.octrinas (el intuicionismo, el prirni'tivismo, el totalismo grosero) presentan una curiosamezcla de refinamiento intelectual y de anti-intelec'tualismo sumario.

La integración debe ser cumplida consciente y co'rrectarnente, sin desdeñar ningún aspecto del proble-rna. El producto aislado debe ser restituido en el con'.junto de sus relaciones. El aislamiento de un objeto dela naturaleza (su identidad lógica consigo mismo) nopuede ser rnás que un límite, un fin último que nuestraactividad no alcanza jamás completamente a pesar desus esfuerzos. Un objeto no está aislado y consolidadornás que por uno solo de sus aspectos, y por la media-ción de otro objeto que no es ya cornpletaneente aisla-ble (la casa qLle me abriga, un árbol en ese jardín, uncarnpo en el que crece el trigo). Por una serie de otroscaracteres, Ios objetos perrnanecen siempre sumergi-ctros en el inmenso movimiento del mundo. El pensa-miento que toma por un hecho cumplido el aislamien-to y la consolidación de los objetos cae en el error delmecanicismo: hace una suma en lugar de una integra-ción, y una surna de productos como si fueran seres

de la naturaleza., corno si se reencontrara a la natura-leza mediante esta suma.

Es necesario pasar del producto aislado al conjun-to de los productos, y simultáneamente de la conside-

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ración de la actividad parcelaria a la de la actividadcreadora como conjunto. Esta integración es una ope-ración fundamental en filosofía general, y también endiversas ciencias específicas, en las cuales es necesariooperer un cambio de escala para ir del elemento al todo.La economía política exige así un pasaje de la mercan,cía en particular al mercado, del punto de vista delproductor aislado al examen de la producción y de laproductividad globales. Este cambio de punto de vistaes correlativo a un cambio profundo en la naturalezadel fenómeno. La confusión entre las escalas conduce'a los errores corrientes de los economistas que fetichi*zan el todo -sin comprenderlo- representándoselofuera y por encima de los fenómenos elementales, acep,tados aisladamente. En sociología y en historia, es ne-cesario también pasar del punto de vista psicológicoe individual al punto de vista del conjunto social. Enlas ciencias de la naturaleza se volverán a hallar ope-raciones análogas, por las cuales se va -por un cambiode escala- del fenómeno elemental al resultado me-dio, global, estadístico.

En lo que concierne al análisis de la actividad hu-mana, la operación no es posible sino porque el todoexiste concretamente y preexiste a sus elementos;"loselementos son, en un sentido, reales "en sí", cofilo f,rro-mentos del todo; pero en otro sentido no son más queabstracciones, en relación con el todo. El todo socialestá dado como organización práctica o praxis.

Este cambio de escala corresponde al tránsito filo-sófico del Vetstand (entendimiento) a la Vernunft

140 t4r

(Razón); rige ese pasaje. 11 iltfslación no es una

fántasía especulativa. Lá unidad del mundo, quebra-

;; ;" un sentido por tra actividad parcelaria'..Pot.,l^

producción de objetos aislados y por la consotrc'aclorl

?material o intelectual) de series causales particulares'

Já^T.",r"rr"-_si bien específicamente- en el plano

h'*u,,o. Toda actividad eS una cooperación. Las ne-

cesidades no están separadas absolutamente unas oe

las otras ni en el tiempo ni en el espacio' ni en el indi-

viduo ni en el grupo' Las técnicas se engendran una

"-üot* y *u p"if.Écionan, etc' La Raz6r. es la función

del movimiento, del conjunto, de la vida total y de la

superación.El nnundo hurnano objetivo es un mundo de produc-

tos que hacen un todo t L*o qot llamamos tradicional-

á.rriu el mundo de la percepción sensorial' Este mun'

áo so.iat está carga¿ó ¿e significaciones afectivas o

representativas qué superan el instante, el.objeto se'

;;t;;;; .i individuo aislado' El rnenor objeto es' en

irt. ..átiAo, el soporte de sugestiones y relaciones in-

num"rubtes. Nos ,.fi"tt a toda clase de actividades que

no están presentes en él inrnediatamente' Tanto para

el niño como para el adulto, los objetos no son sola'

rnente una presencia sensible momentánea o la ocasión

il;;. actividad subjetiva; le aportan también ün con-

ienido objetivo y totitl' Las tradiciones (técnicas so-

;i;[. y éspirituales), las cualidades más complejas'

están presentes en lÁ objetos más.humildes y les con-

ii.r.rr' on valor sirnbólico o un "estilo"' Cada objeto es

un contenido de conciencia, un momento' "

Page 71: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

Cuando el conjunto de los objetos está encaradocomo un todo, los productos adquieren una significa-ción superior, que no tenían cuando se los considerabaaisladamente. La actividad, examinada a escala de lapraxis, recibe deterrninaciones nuevas, es decir, uncontenido y una forma superiores. Un país es un pro-ducto de la actividad humana, puesto que las g.trér.-ciones lo han conformado. El aspecto mismo de la tie.rra, el paisaje y la naturaleza por entero, tales comoexisten ahora para nosotros, son un producto con elcloble aspecto objetivo y subjetivo que este términosignifica.

ta conciencia humana aparece entonces en su rela-ción con el conjunto de los productos. Esta relaciónes ya profunda cuando se trata de un artista que secrea y se aprehende en su trabajo y en la sucesión desus obras. Se vuelve aún más profunda cuando setrata de una comunidad histórica. La actividad pro-ductora y el trabajo social no deben ser comprendldoscorno consecuencia del traba¡'o no especializado demano de obra (si bien ese trabajo tiene una funciónen el conjunto). Debe ser comprendido en la escalahumana. La producción no es insignificante. No débe.mos reducir el trabajo a su forrna más elernental, sino,por el contrario, concebirlo de conformidad con susformas superiores: el trabajo total torna entonces susignificación creadora y "poética". La creación que sepersigue en la praxis, a través del conjunto de los ac-tcs y de las existencias individuales, y en todo el des,arrollo de la historia, es la del hombre por sí mismo.

L42 t43

"La pretendida historia mundial no es otra cosa que

la próducción del hombre por medio del trabajo hu'mano" (Man. eco.tilos.¡ P. 125).

En la nataraleza -objeto de la naturaleza pero

vuelto hacia los hombres- se intercala entre los hom'bres y la naturaleza este vasto conjunto: el mundo de'

los productos, el instrumental total. Los hornbres noson nada sin este conjunto de herramientas y de téc-nicas. Y sin embargo lo humano no puede ser 1o utili-tario y lo instrumental. Cuando los hombres Se v¡¡sl'ven instrumentos, cuando las actividades humanas notienen más que fines utiiitarios (incluso enmascaradospor ideologías justificatorias) existe ahí una condiciónlnhumana. Los seres humanos llegan a creerse ellos

mismos instrumentos de potencialidades trascenden-tales: los destinos, las divinidades. Para volver esta

contradicción entre la existencia instrumental del ho-mo taber y las exigencias humanas de libertad, ciertos

filósofos apelan a una trascendencia: el hornbre se

rcalizará más tarde, en otra vida, o en otro plano que

el terrestre, el de la."salvación" mística. En tanto es'pera su liberación última, el hombre obedece al des'iino ordenado por la potencia trascendental' Estas

doctrinas restablecen -más cruelmente- la concien-

cia instrumental que han querido superar. Una sola

respuesta tiene una significación positiva: la activi'dad qr.le transforma al hombre en instrumento repre-senta una contradicción en lo humano,'que puede yque debe ser sobrePasada...

Los instrumentos no son una forma impuesta desde

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afuera a la naturaleza, como podrían serlo las catego-rías abstractas. No son una prisión para el hombre,una muralla entre él y la naturaleza. Una selva tropi-cal o una tempestad en plena mar son lo cósmicopuro; el hombre presa de sus fuerzas es el hombre im-potente y aislado, fuera de la naturaleza, puesto quees presa de la naturaleza. Pero un paisaje humanizado

-una casa en ese paisaje, con un estilo apropiado-muestra al hombre en la naturaleza, reconciliado conella en tanto que se la apropia.

La conciencia más alta es una conciencia del hom.bre en la naturaleza, eÍr tanto que diferente de é1, perocondicionando su exiStencia. La conciencia superiordel hombre no es por lo tantoo ni una conciencia delos instrurnentos o de las técnicas, ni una pura con-ciencia de sí en tanto que subjetividad exterior a lanaturaleza. Expresa así una vida natural humanizaday organizada, intensificada por ello puesto que la vidanatural está limitada orgánicamente en los anirnales,reducida a tendencias elementales, incompatibles, yque su saciedad hace desaparecer inmediatamente. ,,Laindustria es la relación histórica real de la natu taleza,por 1o tanto también de las ciencias naturales, con elhombre; es por ello que si se la considera como undespliegue esotérico de las fuerzas esenciales del hom,bre, se puede también comprender la esencia humanade la natutaleza, o la esencia natural de los hombres;las ciencias naturales renuncian entonces a su direc-ción abstracta y material, mejor aún idealista; se con-vierten en el fundamento de una ciencia humana. del

r44145

mismo modo que en el presente se han convertido (sibien bajo una forma alienada) en el fundamento de

una vida realrnente humana. Un fundamento para lavida, y otro para la ciencia: esta idea es un sueño. Lanatataleza tal como se transforrna en la historia hu-mana. . . es la naturaleza del hombre" (Marx, Ibid.,p. 222).1

En su historia, el ser humano se aísla en un sentidode la naturaleza, pero contrae también con ella unarelación más profunda, una unidad más elevada. Elhombre es un ser limitado de la naturaleza que se

comporta como un todo, que se vuelve sujeto activo.Vida espontánea que trabaja en consolidarse y elevar-se -ser finito que se abre a posibilidades infinitas-,el hombre es capaz de elevarse a un grado superior de

existencia y de superar su punto de partida. El Hom-bre es un movimiento que vuelve sin cesar a un puntode partida para retomarlo elevándolo a un nivel siem-pre superior, un ser que encierra en sí mismo y do'mina poco a poco su devenir entero. Su limitación ysu abstracción se transforman en poderío; aquello quees más lirnitado en el hombre -su entendimiento abs-tracto, la capacidad de fijar objetos e instantes, ins-trurnentos y conceptos, en su separación- se convier-te precisamente en el principio de esta potencia cre-ciente. La conciencia del hombre expresa su poder so-

1 Las ciencias, luego de un siglo, van' como 1o había visto Marx,hacia la unida-d; las ciencias dé la naturaleza han sido fecundadas porla ciencia de

.ia realidad humana (teoría de la concurrencia vital, con'

ciencia histórica, ciencia estadística, etc.).

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bre las cosas, pero también su limitación, puesto que'aquélla no se logra sino por interrnedio de la abstrac-ción, de la lógica, y en la conciencia del hombre teó-rico extraño a la naturaleza. La conciencia expresá efl-tonces a la vez la finitud del hombre y su infinitud.Ésta es una contradicción interna, que 10 obliga siem-pre a profundizarse y a superarse. Y ése es tambiénsu drama, su desdicha y su grancleza. De la lirnitación,el hombre hace surgir un infinito deternainado, hu-rnano, que encierra y libera y sobrepasa lo indefinidodado er¡ la existencia natural, y que puede denorninar-se: potencia humana. conocirniento, acción, arnor, Es-píritu, o rnás sirnplerrente 1o hurnano.

Secɡ:r clominado y s;ectot mo darninacl.o

{Jna le5. simple como la ley de la caída de los cüer-pos no es verdadera rnás que en condiciones mal de-norninadas a rnenudo "id.eales". No es verdadera sólopara !.rr1 cuerp que cae en el vacío. For medio de laoperaclón de abstnacc.ión, se han eliminado las accio-nes perturk¡adoras y reciucido el fenómeno natural as¡,nceder en condiciones ri.gurosamente consolidadas,en función únican"rente del tiernpo, del espacio y dela fuerza denorninada 'ogravedad". Y es por ello quese encuentra una ley simple, una relación maternáticaentre ei tiernpo y el espacio. Tal ley cornporta la pro,ducción de un objeto definido. Como todo productoeste objeto tiene un aspecto natural y un aspecto hu-mano, un contenido objetivo y un sentido subjetivo,

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un aspecto concreto y un aspecto abstracto. Lo mis'mo sucede con etr espacio geon"létrico, corl el tiernpodel reloj, cuya$ definiciones perrni.ten determinar el

objeto "cuerpo que cae en el vacío" y son recíproca-rnente determinadas por é1. Toda activiclad, al aislaren la naturaleza un objeto, constituye un análisis de

la naturaleza. Con-ro tro observa Engels enla Diatróctica

de la NaturaÍ'ezá, rofrlller una nu.eu es ya hacer unanálisis. La actividad separa, aísla, consolida, por lotanto, rnata y destroza. Y es, sin ernbargo, lo real,rnóvil y virriente lo que quiere lograr, que no puede

lograi sino continuando indefinidarnente sl-r esfuerzo'

-qu conctrición interna io ohtiga a sobrepasnrse. trDi aná'trisis no puede cornpietarse. For !o tanto la inmoviii-e.'lción del prodtlcto nunce se cornpleta, tanto porparte de tra nat¡.lraleca (que retorna siempre los obje'tos que ei honebre ha querido substraerle) corno porparte de la actividacl, que rta siernpre hacia nuevas de't*r¡trinaciones.

Iüq: existe actividad teórica pura que se Firoponga*:;i;clusivan-¡ente un corte abstracto del rnunclo, una

iicrrtificacién abstracta de 1o diverso o una inmovili':,:ación cornpieta del d.ato dinámico. f.a dialéctica de

i¿:r *ctivictrad se desarrolla en relaciones rnúi.tipl'es' Fro-sig'u* en el seno del mundo, sin separarse nunca de iapraxis total, un vasto análisis que no puede ser e:reiusl'vnrnente un análisis, pero que es también necesaria'niente una síntesis. La actividad manifiesta las relacio-nes de los objetos precisarnente aislándolos' El objetosepnrado es abstracto, y la relación es entonces lo con'

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creto; pero una vez aislada la relación se vuelve ellamisma abstracta con relación al objeto y vuelve alobjeto, a la esencia del objeto. La actividad va asísiempre de lo abstracto a lo concreto y de lo concretoa lo abstracto. Une luego de haber separado y recípro-camente. Pone de relieve relaciones tras de haber aisrlado y reunido elementos.

Todo producto, toda ley, toda propiedad descu-bierta en las cosas tienen por lo tanto un carácter re-lativo, provisional, aproximativo, y al mismo tiempoun carácter objetivo y concreto.

La operación de consolidación permite en cada casodistinguir dos series de "causas"; por una parte lascausas que se pueden aislar con facitridad y agruparen series bien determinadas relativamente con el ob.jeto y con la finalidad de la actividad, y por otra partelas causas'omenudas", provisionalmente desdeñablesy consideradas como perturbadoras. . . (La acción delaire en la caída de los cuerpos, etc.; se dan siernpre ennúmero ilineitado, puesto que representan la acciónde la naturaleza entera sobre el objeto considerado).Esas causas "menudas" pueden llegar a ser, sin em-bargo, las más interesantes; pero el conocimiento co-mienza siempre por su eliminación. Descarta así, dejade reconocer, por consiguiente, al azar.

La operación de consolidación ha tenido siemprepor finalidad esenciai la producción de un determinis-mo. Aquello que es verdadero de todo producto esigualmente verdadero de todo determinismo: es unacreación, lo que no significa una construcción ar-

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bitraria. Toctro deterr¡rinismo es sustraído medianteuna operación prácti.ca, por lo tanto objetiva, en unsentido, a la indefinida realidad. de la naturaleza, a

las causas perturbadoras, a todo azar en tanto quetal. Toclo determinisrno es una serie consolidada. Tie-ne una significación objetiva, una realidad objetiva,y al mismo tiempo algo de retrativo y de subjetivo.Frovisionalmente aislado toma su sentido en las re-laciones que la investigaciór¡ no mar¡ifiesta más queaislándolo.

En el sector dorninado, ahora en Ja escala humana,el conjunto de la actividad prod.uctiva -la praxis-tiende a cre&r un universo consolidado, un rnundo he-cho de un nirmero inmenso d.e series causales deter-minadas. Bajo este ángulo. el mecanisnno es un vastoinstrumento cuya función principal es establecer lasrelaciones sometidas al control hutnano, un instru-rnento privilegiado porque corresponde al más grandelogro de la operación tendiente a consolidar un deter-rninisrno.

El rnecanicismo y el determinismo tienen así algoobjetivo; pero es menester guardarse de ver en ellossólo lo objetivo, y de transforrnarlos en fatalidad. Eldeterrninismo tiene lugar en el conjunto de determi-naciones y de finaiidades de la actividad. El conjuntode determinisrnos constituye un todo dominado porla actividad humana. Este conjunto, organizado porla praxis, y en el cual se halla la unidad de lo real queno llega nunca a quebrar completamente ningún de-terrninismo parcial, es lo verdadero concreto.

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La actividad humana, la praxis, introduce oposicio-nes en el mundo, lo que no puede hacer sino acen-tuando aquéllas que se encuentran ya esbozadas,Acentúa así el carácter de los momentos, aspectos opropiedades de lo real que tienen algo de distinto. In-troduce en la realidad las oposiciones de lo concretoy de lo abstracto -de la necesidad y del azar- delcleterrninisrflo y de la finalidad. Pero al rnisrno tiem.po introduce, produ.ce dialécticamente su unidad.

La consolidación puede asignar condiciones a undevenir, y por lo tanto orientarlo sin suprineirlo porello. For ejernplo, en un árbol que se ptranta y quese cuida, el movimiento o'bjeti.vo está simplementeprotegido y dirigido. ta actividad productiva recelade las contradicciones, de los conflictos objetivos delas fuerzas, Ilorqu.e pueden provocar la ruptura de laconsolidación buscada. Por un lado, entonces, la acti-vidad aprovecha de las oposiciones, las acentúa, in-troduce otras nuevas, pero por otro lado busca conti-nuarnente reducir y sobrepasar la contradicción ex.terna. La contradicción no es adn'litida en-general, enlos productos de la actividad, sino bajo la forma delequilibrio entre fuerzas opuestas. El equilibrio alcan-za al reposo provisional; una fuerza nueva, cuidadosa"mente medida y dosificada, viene a romper este equi-librio en el rnomento querido, y en un sentido deter.minado. Se pueden observar equilibrios similares enlas construcciones teóricas de la mecánica y de la fí-sica, y también en las construcciones materiales queson los objetos, las máquinas, etc. La actividad se es-

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fuerza así por consolidar la contradicción misma, porhacer de ella un instrumento y un determinismo. Taloperacién es posible; se logra, pero es sólo relativa, noes verdad más que para un objeto aislado. No supri-rne la dialéctica de la nqturaleza y la de la actividad.El error de gran número de filósofos mecanicistas oid.ealistas ha sido llevarla a lo absoluto.

Etr pasaje de la consideración del producto aisladoa la del conjunto -de la consideración de la actividadparcial al rnovimiento de la actividad total- evitaeste sofisma. La actividad no strprime la contradic-ción: la vive. En el rnornento misrno en que trabaja enreducirtra, ia lleva en sí, no la dornina, no crea una¡.lnidad rnás elevada sino haciéndola renacer más pro-fundamente.

El sector no dorninaclo clel rnundo perrnanece in'menso. En 1o que concierne a la naturaleza, este sec-tor no dominado es para el hombre fatalidad y groseroazat. &m el hornbre rnisrno" este sector se denomina¡espontqneidad pura, inconsciencia, y aun destino psi-cológico o socia!. Comprende todo aquello que la ac-tividad no tra podido hasta aquí orientar y consolidar,todo lo que no es aún "producto" por el hombre y parael hornbre. Se trata de una inmensa parte de la reali-dad que no está humanizada alrededor del hombre yen el hombre mismo, que no es aún objeto para lapraxis. La actividad productiva contiene esta contra'dicción, la más profunda de todas: la oposición dolo'rosa entre la potencia del hombre y su impotencid,¡ e:rt'tre la existencia de un sector de la realidad que está

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dorninado, consolidado humanamente, y la de üfl s€c-tor en bruto, entre lo que hace la vida del hombrey 1o que causa su muerte. El hombre se encuentra acada instante separado de lo que lo hace ser y que noalcanza a dominar. Su esencia se encuentra así vital-mente arnenazada, disociada, arrancada a la existen-cia. Muere, espiritual. o materialmente.

Este sector dominado comprende todavía desafor-tunadamente casi toda la vida natural y biológica, casitoda la vida psicológica y social del hombre. La po-tencia del hombre, que parecía tan fuerte, se presentade repente infinitamente frágil y arnefiazada. Este sec-tor se deterrnina primero corno existencia o realidadexterior, se advierte luego que esta existencia €s pr€-cisamente la más interior, la rnás íntima.

La actitud hacia este sector no dominado puede seruna exploración por medios no científicos, una inter-pretación, o una proyección más o menos arbitraria,sobre é1, de la conciencia particular al sector domina.do. Desde el rnomento en que ha existido un sectordominado, han aparecido esos fenórnenos de explora-ción, de interpretación, de confusión o de proyección.ta exploración fue perseguida por métodos de expre-sión iiteraria o poética. La interpretación y la proyec-ción han dado lugar a los mitos y a las religiones, ele-rnentos esenciales de ias ideologías.l

1 ". . . Es necesario considerar como el más difícil progreso del es-píritu humano aquel en el cual la fantasia ha subyuéado a Io tealy en el cual se forma la continuidad de las ciencias expetitnentalesgracias a las cuales la taza humana completará la dominación del

r52 153

La conciencia primitiva contenía, sin embargo, eie-

rnentos racionales en tanto que manifestaba la activi-dad productiva naciente y su relación con el mundo'El primitivo tuvo el sentirniento de la unidad del

*o"do (cf. el Mana de los sociólogos) e1 un grado

neás elevLdo que el hombre fragmentado de la socie-

dad n'rod.erna. Aquél percibió confusa pero vitalneente

la unidad de las contradicciones. La mentalidad lla-macla "preiógica" (para la cual seres contradictoriospueden constituir una unidad) contenía una parte de

verdad desconocida por los etnógrafos, que la juzga'

ron ctre acuerdo con los criterios rígidos de la lóSic1

forrnal.Este pensamiento prirnitivo comporta también una

actitud, inspirada por el sector dorninado y la con-

ciencia propia de este sector, enfrentada con el enQr-

me sect-or no dominado. Más todavía, extiende arbi-trariamente al sector no dominado la conciencia to-mada en préstamo al sector dominado' Se figura do-

rninar lo que no domina. El pensamiento primitivocree obtener resultado con técnicas arbitrarias: las

magias. Las magias fueron a la vez interpretacionesde la práctica (el primitivo respondía a la pregunta:

¿Por qué se obtiene tal resultado mediante tal ac-

"iO"e) -extensiones ilusorias pero tranquilizadoras

pensamiento sobre el planeta que habita' ""i "el grogleso del- mr:ndo'va desde los sueños, los sortilógios y los augurios, de los oráculos yio. p.ot.t"., por la puerta de oro de la fantasía artística hacia el mun-

do ie la cieircia universalmente válida que somete lo real al conoci-

miento humano..." (Wilhelm Dilthey, Geáammelte SchtiÍten' 2e edición'

Leipzig, L921, P, 343).

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'de la potencia técnica a las realidades amenazantes y.desconocidas-, es decir, proyecciones de la concien-cia humana sobre el mundo y, finahnente, exploracio-nes de lo desconocido, poéticas y a veces. prácticas,corno en el caso de la medicina, de la alquimia, etc.No hubo, parece, en el origen de las magias y de lasreligiones, ¡rna l'mentatidad prelógica" (Lévy-Bruhl),ni una magia original de la que hubieran'sido extraí-das a la vez las religiones y las ciencias (Frazer) ni,por último, una religión de origen sociológico que hu-biese inspirado todos los comportarnientos de los pri-rnitivos (Durkheim). Las formas separadas u opües.tas actualmente -la religión, tra ciencia, el arte- re-sultaron de la diferenciación socialmente determinadade la actividad productiva. La conciencia, apoyadasobre esta actividad, pero aomprometida en el dolo-roso conflicto entre esta actividad y el rnundo no d.o-rninado (comprornetidos los irnpulsos fisiológicos, se-xuales, etc.) ha buscado una soiución en la religión,en la expresión estética. Todas estas forrnas de la acti-vidad implican una forma de tentativa de comprendery gobernar el rnundo no dominado; sólo el conoci-miento científico puede rcalizar pienamente esta do-rninación.

Si en la conciencia prirnitiva han existido elemen-tos racionales (elementos de intuición destinados acompletar la lógica formal) inversamente, la concien-cia moderna contiene innurnerables supervivencias depensarniento primitivo. La presencia del sector no do-minado es más fascinante, más asombrosa para nos-

154 155

.otros que para el primitivo. Nuestro poderío se tam-baiea y nuestra lucidez se ve amenazada. Parece que

f,uera necesario por todos los medios y a todo precio

apropiarse del séctor no dominado..La actividad mí-tica prosigue, entonces. No nos contentamos con laexpl&ación de este sector por métodos precursole¡ de

su- dominación, como algunos métodos psicológicos'

INo nos contentarnos siquiera con su expresión esté-

tica. Se quiere representarlo, consolarse con é1, o aúndesarmarlo, tornarXo inofensivo' De ahí la persisten-

cia de la reiigión; de ahí :unavez más la invención de

nr¡evos mitos y de nuevas magias. Y ven'los cuán d'ifí-

cil es defender la IRazón en etr' terreno del puro racio-nalismo. O bien es la R.azón una potencia viviente,una actividad que lucha por vencer en el mundo y en

el hornbre, un poder creacXor de orden y de tlnidad'0 bien es una forma irnpotente, destinada a dejar lu-gar a las interpretaciones míticas que fetichizan los

étrernentos de la naturaleza' o los productos sociales, o

los dos ala vez (suelo, raza, Estado' ' ')' Si la Razón

permanece corno interioridad pura no puede dejar de

caer bajo la autoridad externa.

EI detern"tinismo tisico

Tal determinismo no puede ser absoluto' Es relati-vo, por lo tanto aproximativo. Es relativo efl üná es-

cala-humana, para una activid'ad humana y conforme.con la finalidad de esta actividad. Es necesario cons-

tantemente extenderlo, profunüzarlo, agregarle series

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causales nuevas y nuevos fragmentos del rnundo conteorías y finalidades más vastas. Es necesario entoncescriticar constanternente el deterrninismo a que se lle-gue; su verdad se encuentra sólo en las determinacio-nes ulteriores y más vastas en que se reúnen la críticade este determinisrno y el análisis de la actividad queha producido. El determinismo alcanzado por una cien-cia debe ser concebido, por lo tanto, sólo como unrnomento. En otros términos, todo determinisrno ma-temático, ffsico, químico, biotrógico, etc., permanecesiempre abierto, por una parte sobre la naturale.za, e-rr-

tera y por la otra sobre la actividad hurnana.La idea de la formación y de la consolidación de un

mundo -nLlestro

mundo, aquel en que ssf¿rn65- 5s

reencuentra aquí. Consolidación completamente rela-tiva y aproxin-lativa. Nuestro r-¡rundo se organiza y se

estabiliza relativamente, pero sólo abriéndose V ex-tendiéncl<¡se hacia las realidades de la naturaleza qtJe

éstán en otra escala que el hombre. Estos cambios de

escala plantean nuevos problemas. Las causas "menu-das" pasan a primer ptrano en la búsqueda. Las rela-ciones así obtenidas no son únicamente relaciones de

la parte con el todo. El sabio introduce la noción deldeterrninisrno estadístico y formula leyes que no se de-ducen lógicarnente de leyes válidas en otra escala. Es-ta extensión de nuestro mundo ha sid<¡ así marcada porei descubrimiento de grados cualitativarnente distin-tos de lo real, cuyas ieyes son estadísticas con relacióna los elementos cuantitativos que la componen, pero a

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su vez "atómicas" con relación a los grados y conjun-tos superiores.t

El mundo humano aparece así como constituido por

emergencias, por formás (en el sentido plástico de lapalabra), por ritos que nacen en la naturaleza y que

u" .ott.otiOun relativámente suponiendo al rnismo tiem-po el devenir en ia naturaleza.Hay un espacio huma'i'ro, on tiempo humano que están por un lado en la

natu.raleza y por otro lado fuera de ella' Es evidente

por ejemptó áue los ritmos humanos (tiempo bioló-gi"o, p.i""lógico, social, tiempo de nuestro organismo

Ir ti.*po dál reloj) determinan nuestra rnanera de

iercibii el mundo, de concebirlo, y hasta incluso las

i"y.. qo. descubrimos. Pero ese tiempo sólo es abs-

trácto in cierto sentido (variable f de los físicos); por

otra parte es un hecho de la naturaleza' Las leyes, a

bveL que reflejan nuestra duración, tienen al mismo

tiempo un sentido objetivo. La tranquilidad de los fe-

nórnenos, para empl.á, ont fórmula hegeliana, se-mide

a nuestro tit*o; pero nuestro ritmo cae en los ritrnos

de la natur aleza; es por ello que la previsión y la induc-

ción son posibles.No es necesari.o representarse tra naturaleza física

como una yuxtaposición o una suma de determinismos

exteriores los unos a los otros. Cada deterrninismo es

un producto: no una construcción abstracta de la in-

1 En un libro conocido, inspirado en el mate¡ialismo dialéctico (A

Philoiophy fot a modetn Áan,'Londres, 1938) el sabio inglés H' Lévy

expone lúcidamente u.au ,el.ciones, sin emplear el bagaje matemático'

Cf. especialmente P. 148 Y sigtes'

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teligencia pura, sino un producto de la praxis. El con-.junto de los determinisrnos es así un vasto productode la actividad, un inmenso objeto: el Mundo. Este.objeto debe ser cornprendido, por una parte, en fun-ción de la naturaleza y, pot otra, en función de la ac-tividad productora, que es ella rnisma un todo flo se¡parado absolutan-lente de la naturaleza. Es por lo tantoabsurdo querer representarse la naturaleza ,,en sí',;en sí nrisma la naturaleza no puede ser ni indetermi-nada ni deterrninada en ei sentido del determinismo_Esta existencia supremamente concreta, la ,,prxra" na-tsral,eza es al rr¡isrno tiempo para nosótros la abstrac-cién rnás despojada. Está más acá de todas las deter-minaciones: indiferencia, devenir espontáneo (Selbst-bervegung) todavía indeterminad.o para nosotnos, sir-roen las leyes más generales y rnás abstractas de la dia-léctica. Encarnizarse en deterrninar la naturaleza fue.ra ctre la activictad que

-fundada en ella- la pene.lra.

y ia "cornprende" ligando orgánicamente sus elen:en-tos dispersos, es plantearse un problerna insoluble, unproblema metafísico al cual no puede responderse r.nás,que por rnedio de un rnito. Es qu.erer pensar un hdundofuera de las concliciones de exist"t á" de un rnundo,.fuera de la Idea clel mundo.

La rnultinacionalidad de los deternninisrnos planteael problema de su unidad. La actividad productivaquiebra el objeto natural en estos determinismos; sumultiplicidad es relativa a las diferentes ciencias, téc.nicas y especializaciones del conocimiento. El hornbrereal y activo es entonces el nexo de los determinismc,s.

158

159

Ha sido obligado a fragmentar su actividad y los ob-jetos de su actividad para llegar a formar su mundoy a dominar la naturaleza. Ha sido obligado a consi.derarse a sí mismo bajo diferentes ángulos: en tantoque ser material tangible y visible; en tanto que reali.zad,or de cálculos matemáticos, etc.; y lo mismo conlos otros seres de su universo. I-a multiplicidad de'losdeterminismos revela articulaciones objetivas del uni-verso, y especialmente la existencia de grados que tie-nen una realidad específica; sin embargo, ésta no debeser tomada en sentido absoluto. Esta multiplicidades sólo rnomentánea: puesto que el hombre es uno, yel rnundo a su alrededor es un todo. La ruptlrra deluniverso en deterrrinismos parciales está cr:nstante.mente superada en la vida y la práctica y la unidadclialéctica continuarnente reproducida; tenderá haciala unidad superior en la rnedida en que el hornbre lle.gue a realizarse, a hacer de sí una unidad. específicaque envuelva la naturaleza. Entonces, 'olas ciencias na-turatres estarán subordinadas a la ciencia del hornbre;la ciencia del honnbre estará subordinada a ta ciencianatural; las dos serán una sola ciencia" (Nlarx, ibid,p. 123).

Las series causales y los determinismos parten delhorr¡bre y terrninan en é1. Este análisis puede resurnir-se en una fórmula: el determinisrno físico es el trombreen la naturaleea. Definición que debe ser tomada enun sentido dialéctico: subrayando lo que hay de ob.jetivo en el deterrninismo, indica que cada determinis-

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mo se sitúa en la actividad real de un ser de la natura'leza actuando sobre la naturaleza, el hombre viviente.

Para ser cornprendidas en su multiplicidad -paraque su objetividad se vuelva concebible y para que almismo tiempo se determine su unidad, las cienciasexigen una teoría dialéctica del conocimiento y de laactividad productora.

El determinismo social

Marx ha resumido en una fórmula sorprendente el

carácter dialéctico, complejo y accidentado del devenirhistórico: las cosas humanas han progresado, en ge-

neral, d.ebido a su lado malo. La esclavitud ha condi-cionado a la rnayor parte de las civiiizaciones. Fueronnecesarias las revoluciones y las guerras para que fue'sen destruidas y superadas las civilizaciones limitadas.Fue necesaria la decadencia de la antigüedad para que

desapareciesen las limitaciones del mundo antiguodesde ei punto de vista de la estructura social y delpensamiento. Este "lado malo" roe y destruye lo exis-tente, causa su decadencia y su crisis, conduce a laaparición de los elementos de una nueva realidad so-cial. Lo negativo es primero tlna rnanifestación acci-dental; se convierte en seguida en una esencia nueva.Esta aparece primero bajo una forma trumilde, exte-rior, esporádica. Se afirma, como grado nuevo de larealidad, vna vez que se multiplican sus elementos alprincipio aislados e impotentes. Así, los primeros fir€r-,caderes de la Edad Media dieron nacimiento a la bur-

160161

guesía; los primeros proletarios fueron artistas arrui-nadoso al comienzo raros en el siglo xvt, luego más ymás numerosos hasta que aparece la nueva realidadsocial, la clase nueva.

La realidad de un, objeto social es comparable a lade los objetos sensibles: un objeto social €s ün pro-ducto de la actividad, abstracta por una parte, real yconcreta por otra, y sobre ei cual se puede actuar porel hecho misrno de que es objetivo y resistente, sin ser

una realidad brutalmente dada.Un objeto social típico -sl rne¡¡¿do- detenta ac'

tualmente todavía un poderío sobre los seres humanosexactamente como las realidades del sector no domi-nado de la naturaleza. Contiene lo conocido y 1o des-

conocido,la apariencia y la realidad. Puede dar lugar a

la aplicación de una fuerza, de un método específicoctre acción, que 1o rnodeia.

Mas por lo general, los objetos materiales intervie-nen en la sociedad humana: son 'obienes". Estimulanla actividad sociai, las necesidades y las relaciones hu'manas; pero por otra parte se imponen a esta activi-dad ciertas determinaciones. En particular, la escasez

de los objetos consumibles ha desencadenado desde

los orígenes hasta nuestros días (entramos por el con-trario en la época de la abundancia), luchas y com'petencias que prolongan en lo social la lucha naturalpor la vida. Los objetos y los productos de la actividadhumana no pierden ese carácter inicial cuando se con-vierten en soporte de relaciones sociales, cuando dannacimiento a objetos específicamente sociales tales co'

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mo el mercado. Continúan determinando en la activi*dad humana contradicciones y luchas. De la cofrlpg*tencia general emergen las luchas de ciertos grupos poáderosos: laS clases sociales.

Los objetos, en tanto que objetos materiales, y Igo en tanto que objetos sociales propiarnente

-como el conjunto de las mercancías y el rnercado-;

determinan entonces la actividad social y el devenireconórnico social. La acción política corresponde,el plano humano, en lo que concierne a lassociales, a la acción práctica en la naturaleza. Actírapor medio'de relaciones sociales y sobre ellas; intene en los conflictos v utiliza las fuerzas en conflicto. Enel curso de la historia, no hubo fronteras absolentre las épocas, las civilizaciones, las clases. El mo,vimiento económico-social ha sido siempre complejo.La acción política se ha esforzado constanpor contener este movimiento en formas determina-das, eliminando para ello los elementos perturbadores.Ha qtrerido siempre intervenir para controlar el de'venir espontáneo de las estructuras "consolidadas":'las formas dei Estado, productos de la acción aplicadaa las relaciones sociales que se sirven de las fuerzagrpresentes, por io tanto sienapre en beneficio de la rnáspoderosa de esas fuerzas. Pero aquí una vez más ese

empeño ha hecho surgir, hasta nuestros días, contra.dicciones cada vez más profundas y ha preparado lavía para la ernergencia de formas y energías nuevas.

Este análisis puede aún resumirse en una fórmulaleI determinismo social es Ia naturaleza en eI hombte.

t62 163

El determinismo social permite en efecto la actividadespecíficamente humana, la condiciona, y sin embargola limita. El determinismo social permite la libertaddel hombre, y sin embargo se opone a ella. Tiene pororigen la objetividad natural, prolongándose en la ob'jetividad de los F'etiches y en la objetividad específicade las relaciones sociales. Tiene por frente igualmentelas deterrninaciones naturales: la escasez de los bienes,la lucha natural por la vida. Las realidades sociales ylos objetos sociales aparecen como consecuencia de

procesos espontáneos comparables a'aquellos que des-

cubren las ciencias de la naturaleza: resultados esta'dísticos de fenómenos elementales.

El determinisrno social es así lo inhumano en 1o hu-rnano, la continuación en 1o humano de las luchas na'turales y de las realidades biolégicas. Es el hombre to'davía no realizado: la naturaleza en el hombre.

El hombre total

El hombre es al comienzo un humilde fragmentode la naturaleza, un ser biológico débil y desnudo en-tre todos. Este ser tan débil emprende audazmente lalucha; se vuelve una "esencia" separada de la exis-tencia natural, a la vez vulnerable y poderosa. La se-paración es fundasrental: el hombre no es rnás y nopuede ser ya rnás la naturaleza; y sin embargo él noes más que en ella y por ella. Esta contradicción está

reproducida y profundizada en el curso mismo delproceso que debe finalizar por dominarla. El hombre

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es actividad creadora. Se produce por su actividad. Seproduce, pero él no es lo que produce. Su actividaddomina poco a poco a la natural eza; FseÍo ahora estepoderío se vuelve contra é1, toma las características deuna naturaleza externa y lo arrastra en el determinis-mo social que le inflige terribles pruebas. El hombreno es nada sin é1. Lo humano no existe de antemanomás que en y por lo inhumano. No solarnente dependede la naturaleza, sino qu.e en la sociedad misma escuanto hay de más débil. Sornetido a la brutalidadbiológica, el hombre se opone no menos decididamen-te a esta brutalidad: en el Derecho, en la Moral v enla Religión

El hombre está así profundamente desgarrado y nose forma más que en el desgarramiento. No es de ante-mano rnás que una contradicción entre él mismo v lanaturaleza. En esta contradicción los dos término*-

".-tán en acción recíproca; los caracteres de uno pasanal otro; luego de cada resolución la contradicciónreaparece bajo una forma tanto más profunda y dra-mática cuanto rnás elevada y consciente ha sido launidad lograda. Las actividades que realmente sobre-pasan las formas naturales del antagonismo (la pra-xis, el pensamiento, el Espíritu que comporta unacierta unidad inmanente, dominando la exterioridad)sólo han funcionado hasta aquí para agravar y ahon.dar más profundamente los desgarramientos y las lu-chas.

Parece siempre que lo hurnano no existe, que nofuera más que una aparienciao un consuelo. y sin em-

r64 165

bargo, el hombre está ya en la existencia; se mani-fiesta a nosotros desde que consideramos la actividadcomo un todo y desde que dejamos de ver cada objeto,cada acontecimiento, y cada individuo, según sus par.ticularidades perecederas. La esencia humana es antetodo virtualidad abstracta: escisión interna, separa-ción. Incluso parece que no tuviese más que una exis.tencia metafísica ideal. Y sin embargo cada problemaplanteado por una contradicción solicita su solución,va hacia su solución, determina una actividad que lasupera y plantea así un grado nuevo de actualidad dela esencia humana. Cada vez que una contradicción esresuelta, el hombre vivo se aproxima a esta esencia;todo sucede como si ésta fuese el motor inmanente dela histo,ria y del movimiento dramático de las cosashtrmanas. Descubrimiento y creación convergente: lohurnano es a la vez creado (producto) y descubierto.

El ictrealismo aísla esta parte del hombre que emergepoco a poco. La considera "en sí", fuera de las condi.ciones de existencia, como si hubiese "triunfado" deantemano

-sfe¡¡¿mente- debilitando así el dramadel nacirniento del hombre.

El hombre nace y se realiza en aquello que es "otro"con relación a é1, en aquello que lo niega y que él nie-Ea, y que sin embargo le está íntimamente unido: lanaturaleza. Mezclado con ella, no obstante, poco. apoco se yergue poderoso sobre ella, se crea una natu,taleza hurnana.

ta utilización trivial de estas palabras ha enmasca.rado, bajo una familiaridad decepcionanteo el sentido

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auténtico de las mismas. La naturaleza se vuelve hu-mana; alrededor del hombre, en el hombre, se vuetrveu,n mundo, una experiencia otganízada. Y el hombrese vuelve naturaleza, existencia concreta, potenciali-dad. La labor humana humaniza la naturaleza alrede.dor de los hombres. Y la naturaieza se interioriza hu-rnanamente deviniendo vitalidad lúcida, energía ins-tintiva iiberada de las limitaciones del instinto natu-ral y pasivo. La naturaleza humana es una unidad, unintercarnbio de ser, un superar de la separación.

El trabajo -la producción econémica- no es unfin en sí. "El resultado esencial de la producción. . . .

es la existencia del hombre" (Man. Eco. FiI., p. 135).o'La naturaleza es el cuerpo inorgánico del hombre. . .

El hombre vive de la naturaleza,lo que quiere decir:la naturaleza es su cuerpo, al cual debe permanecerligado por un proceso constante para no morir. Quela vida física y espiritual clel hombre esté ligada a lanaturaleza sélo significa que la naturaleza esté ligadaconsigo rnisrna, ya que el hombre es una parte de lanaturaleza. . . Pero es en la elaboración del mundo delos objetos donde ei hombre se afirma como s€r espe-cífico. Esta producción es su vida específica activa'Gracias a ella la naturaleza apatece como su obra ysu realidad. El objeto del trabajo es por 1o tanto laobjetivación y la vida específica del hombre, en la me.dida en que se desdcbla, no como en la conciencia, in-telectualmente, sino activamente, realmente, y se con-ternpla a sí misrno en un rnundo creado por él. . . "(Ibid., p. 88). La historia social es la historia de la

166 r67

.apropiación por el hombre de la naturaleza y de supropia naturaleza. El trabajo social y la actividadeconómica son medios de esta apropiación, momentos,esenciales de la esencia humana, una vez que son in-tegrados y dominados por esta esencia. En sí mismosno son esta esencia. El hornbre económico debe s€f Sl.l.

perado, para que se manifieste la libertad del hombretotal: "el hombre se apropia su esencia múltiple (All-seitiges)... en tanto que hombre total" (Ibíd., p. 118).

El movimiento total está quebrado por la acción ypor el pensamiento. Esta separación no puede ser ab-soluta; tiene sin ernbargo una realidad relativa fun.dada en la lucha humana contra la naturaleza. El de.terminismo físico adhiere al hombre actuando enla naturaleza y sobre la naturaleza. El determinismosocial prolonga la naturatreza en el hombre. La Natu-taleza Flumana resueLve esos conflictos, despliega unaunidad más elevada, supera, otganizándolos, los de,terminismos. Como la naturaleza encarada en su tota-lidad, ]a naturaleza tiumana es espontaneidad (Selbst-bewegung), pero organizada y lúcida. El hombre totales "todo naturaleza"; encierra en él todas las energíasde la materia y de la vida, todo el pasado y el porve-nir del mundo; pero transforma la naturatreza en yo.luntad y libertad.

Los productos y las fuerzas de producción son "lootro" de ese hombre total, en que él puede perderse.La independencia de las fuerzas económicas

-destinodel hombre rnoderno- debe ser comprendida y domi-nada. Desde que la objetividad dei proceso social está

Page 84: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

definida como taf está ya en vías de superáción; seune a la actividag grl .,r¡.to hurnano actuante y yaobjetivo, se ,,subjetiviza,," en-ái, ;"r" para que surjauna actividad humana más of¡etiira: que se tome máseficazmente como, objeto a. ,rrr"-u"ción, que se ,,pro-

duzca" más lúcidamente; ;;; iu propia creaciónconsciente.tos destinos han sido siernpre este ,,otro,, del hom,bre. La historia t,r. irr.fuoiiJ.i""." sangrienta; suaspecto trágico proviene de que ningún d..ü"o;;;;;tificable frente á aquelios q,ri to-.rrt"r.;, .i;;';;,á;$-te por el porvenir humano que tááo* los destinos a lavez preparan y paralizan. La historiu

"o ú;i¿:;embargo un absurdo caso ¿" ""Z"áotas

y de violenciaslEsta concepción S:,t:q.^,-":;;"* a.ta histori", qu"no existe corno tal srno por su sujeto vlvtente, el hom-bre total que se forma a través de ella.El hombre está todavía ."-.i.,rfrirniento del na*cirniento; no ha nacido .fr"; up."". presentido comounidad y solución, no es aún-más qt.r_ ., y por su con_trario: lo inhurnano en é1. Sólo .*ta ai.p"; ;";;,múrltiples actividades y produ""i""iu especializadas enque se quiebran la realidad y la concie"rli" ,r."'.il ;;la naturaleza humana. No es aún consciente de sí rnásque en algo ajeno a él: en las ideologías.

Cuando la actividad creadora .e ¿irr.rrifica, el horn-bre social continúa descubrién¿"." en los resultadosd.t ry acción; pero los proar"tár.. cargados de con-ciencia cesan de ser inmédiato*, "o*o lo son para elprimitivo y para el niño. S. "ú.i"." sociales y abs-

168169

tractos. {Jna nueva especie de productos aparece: losprod.uctos espirituales. Hay entonces tres grados deproducción externa y sin embargo esenciales: los pro-ductos materiales, los objetos sociales propianeente di.chos, los productos espirituales. Éstos son en cierto.sentido objetos: son exteriores a las conciencias hu-manas individuales. En otro sentido, dependen estre-chamente de la actividád en un cuadro social dado, enun momento histórico determinado. Estas ideologíasexpresan alavez la actividad global de los grupos so-ciales, el nivel alcanzado por su poderío práctico y laruptura del mundo y de la conciencia en actividadesparcelarias. Tergiversan las relaciones reales. La acti-vidad que busca en ellas tomar conciencia de sí mis.rna está arrancada de sí, y por así decirlo transporta-da fuera de sí. Las representaciones ideológicas tras-ponen lo humano en el plano de las cosas' de las subs-tancias externas: los dioses, los destinos, la verdadrnetafísica absoltrta. Estas cosas espirituales se süper-ponen a las cosas rnateriales -sin relación conscientecon estas últimas- hasta hacer perder a los hombresla conciencia de su actividad creadora. La objetividadde los productos espirituales contiene una parte deilusión. Pero esta apariencia se transforma en reali-dad: los hombres creen que sus representaciones so-ciales tienen un origen trascendental, y se organizande acr¡erdo con. esta creencia, captada y utilizada porlos políticos. La alienación teórica se vuelve así prác-tica reaccionando sobre la praxis. Mitos y fetiches pa-recen dotados de una potencia real: la potencia que'

Page 85: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

los hombres les han conferido y que no es más que

su propio poderío vuelto contra ellos.En otro sentido, esos productos contien€n üna v€r'

dad. Expresan, al transponerla, la vida humaflá coll-creta. Sé convierten en los elementos de estilos de viday de culturas que han tenido siernpre algo de valiosoy d. to. cuales algunos (especialmente el estilo y lacultura helénicos) pueden posiblemente integrarse en

el mundo moderno organizado y renovado. Estos esti'los resultan en general de la repetición y de la acumu'lación de los actos rnás humildes de la vida práctica'La historia muestra sin embargo' en la mayoría de las

grancles civilizaciones' una penosa contradicción en-

fre la suntuosidad de las justificaciones ideológicas, de

las costurnbres y de las palabras, y la monotonía de los

gestos cotidianos. Sólo el porvenir podrá resolver esta

lor*. de contradicción entre la conciencia y la rea-

lidad.La eficacia de las ideologías proviene esencialmente

de la credulidad; pero poco a poco la conciencia se

retira de esos productos, se recupera por medio de la

reflexión y por el desarrollo del poderío real sobre el

mundo. Todas las ideologías han sido históricamentesuperadas, luego de períodos más o menos largos de

"cbnciencia desdichada". El pensamiento y la reali-dad humana se forrnan a través de las idqologías, pero

superándolas, liberándose de ellas, para proponerse, al

fin, como actividades reales.Hoy incluso? en el momento en que su poderío sobre

la naluraleza es ya considerable, el hombre viviente

170 17r

es más que nunca víctima de los Fetiches gue é1. mis'

Áo ha ^suscitado. Extrañas existencias, abstractas_ y

reales, brutalmente materiales y revestidas de ideolo-

gías seductoras e incluso a veces fascinantes' ' ' Es

necesaria una nueva conciencia -lúcida, tensa' desa-

fiante- para desenmascarar esos fetiches y para que

"f t Crtigo tttental no arrastre a la raz6n' El materialis-

mo dialéctico querría ser la expresión y el órgano de

esta conciencia.Los hombres vivientes comprenden todavía mal su

esencia y su verdadera grandeza'F,l análisis de la pro-

ducción del hombre poi et mismo muestra que todas

las definiciones filosóficas de la esencia humana co'

rresponden a momentos de esta producción' El térmi',r" i;prodoccién" es esencial, puesto que abraza a los

otros y los exptrica: puesto que encierra y supone en

el hoábre la naturaleza, la acción, el conocimitljg'Esta palabra, a veces tan trivialmente comprend,ida

-porqrr" se la toma en su menor escala- significa

toáa 1á grandeza humana' Su verdad no es aún una

evidenciá, puesto que hoy todavía la vida humana no

se produce conscienternente y no comprende su- pro'

ducción. Se mueve en el fetichisrno, modo de existen-

cia y d.e conciencia. 'nEl objeto producido por el tra'bajó... se opone al hombre como un ser extraño' co-

*á o." potóncia independiente' De la misma forma

;; ;" lá reügión la áctividad espontánea de la fan'ü.ía, del cerebro y del corazón-humanos' actúan sobre

el ináividuo de una rnanera independiente de é1, como

una actividad extraña, divina o diabólica' del mismo

Page 86: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

modo la actividad del productor no es su actividadespontánea. . . La actividad vital, la vida productivadel hombre, no se le aparece más que como un medio,para satisfacer una necesidad: la necesidad física doconseryación... La vida humana misma no aparecemás que como un medio. .." (Ibid., passim).

"Toda producción es apropiación de la naturalezapor el individuo, en el interior y por medio de unaforma social" (Zur Kritik der PoL Oekon., 10a ed.,p. xvru). Decir que la esencia humana está aún actual"mente "alienada", significa ante todo que las formas,sociales no permiten esta apropiación de la naturalezapor el individuo. Aquello que debería ser "fin en sí"(en términos éticos) no es aún más que medio: laactividad creadora, la esencia humana, la individua-lidad.

La situación actual es intoleiable porque la reali-dad humana está más profundamente disociada quenunca. Parece que todas las modalidades posibles de

escisión, de dispersión y de contradicción se descubrenhoy y convergen en un inmenso infortunio del hom-bre. La realidad de lo humano está en peligro: se esfu-ma en el espíritu, está amenazada en la existencia con-creta.

ÉIa llegado el tiempo "en que todo aquello qtle loshombres habían considerado como inalienable s€ con-vierte en objeto de cambio, de tráfico y puede alie-narse". La virtud y la conciencia, el arnor y la cienciaque hasta aquí se comunicaban, que eran la ocasiónde una generosidad y de un don, son objetos de co-

172 173

rnercio. "Es el tiernpo de la corrupción general, de lavenalidad universal" (Miseria de Ia tilosotia). La ne'cesidad de dinero es la única verdadera necesidad "en'gendrada por la econornía política"; de tal forma querla cantidad de dinero se vuelve poco a poco la únicacualidacl esencial del hombre". Esta alienación engen-

dra a \a vez apetencias refinadas y artificiales, y lasimplificación bestial de las necesidades; y ello a v9-ces incluso en los rnismos seres. El hombre desciendepor debajo de lo animal. Entra en la soledad. Pierdepo, *o*.ntos hasta el deseo de tener un comercioieal con sus semejantes. La vida entera es para él unapotencia extraña que siente "deslizársele de las ma-nos". La esencia social es inhumana: no es otra que

el dinero. Es precisamente así una esencia económica:

"lWis medios de subsistencia son iguales a los de otro"'Lo que es objeto de rni deseo es posesión inaccesiblede otro. Cada cosa es otra que sí misma; mi actividadrnisma es otra. En fin -y e1lo es cierto tarnbién parael capitaiisf¿- r'1¡¡s potencia inhumana reina sobre el

todoi' (Ibíd., p. 136). Este predorninio de lo econó-

rnico es justarnente lo inhumano, la esencia del hom-bre librada a una cosa, al Cinero, al fetiche. (Es bas-

tante sintomático de la reversión actual de los valo-res el hecho de que se le haya atribuido a lWarx un

"economismo absoluto", precisamente cuando su pen-

samiento se propone esencialmente superar al hombreeconómico).

El capitalista es, en tanto que individuo, un hombre

''privado" de todo, salvo de dinero. Pero el no-caPita-

Page 87: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

lista experimenta más brutalmente la privacióno laexterioridad con relación al individuo de su contenidosocial y de su substancia vital. Carece del dinero, quces la única significación de una vida social fundadasobre el beneficio. El ser humano es inconcebible fuerade una cornr¡nidad. Todas las estructuras sociales handefinido una cierta r¡nidad" Cuando una comunidadestá desgarrada por luchas internas

-latentes o vefi,

ficadas-- cesa por 1<¡ tanto de ser una verdadera co.rnunidad. Ei hombre se vuelve animal para el hombre.to hurr¡ano está entonces alienado, al mismo tiempoque la comunidad humana.

La alienación multiforme ctrel hombre y de la comu-nidad tiene su fundamento actual en la situación in'hurnana de ciertos grupos sociales, de los cuales el másimportante es el proletariado moderno. Este grupo so-ciatr está excluido de la comunidad; o bien está admi-tido sólo en apariencia, verbalmente y para ser utili-zado políticamente. No participa ni en su condiciónmaterial ni en su condición espiritual. ¡Cuando se

comprornete en una acción para participar en estacon:.unidad, sus adversarios dicen que la destruye!

En una estructura social fundada sobre la propie-dad individual de los grandes rnedios de producción,este proletariado no es rnás que un instrunnento entrelos instrumentos, un "apéndice de la máquina" (Ma'nitiesto de 1848). El obrero mc¡derno debe vender sufr.rerza de trabajo; se convierte en uria mercancía, en

una cosa entre las cosas. Poderío externo, "el trabajose ejerce sobre el indivir1uo como sobre una cosa" (EI

174 175

Cap.,III, 60) ."Cuanto neás produce el obrero por

medio de su traUajf escribía ya Marx en 1844' más

;;d.;;.e .ru.lne eí rnundo ajeno de los objetos que

crea enfrentad.os . eiv más pobre se vuelve su mundo

i;i;;. . . El trab":" "t exderior al obrero; no se afir-

;;"; su trabajo,-.i"o que se niega y se siente desdi'

chado... Se siente a sí -it*o sóto f-uera del trabajo;

su trabajo no es entonces la satisfacción de üfla rlec€'

*iauá, sino el rneclio de satisfacer las necesidades que

Áiá"'r".ta cle é1.. ' La actividad del obrero no €s erl-

tonces su autoactividad' Pertenece a otro' es la pér-

dida de sí rnismo. Corno resultado' el hornbre que tra'

ü;j; ;" siente sólo libre en sus funciones anirnales:

"o*ar, beber, engendrar' En sus funciones humanas

; ; siente rnás que como animal' Ciertamen:t' ":-rner, beber, atg.*á'ar, son también ftrnciones hurna'

nas'auténtícas. Pero en tra abstracción que las separa

á"-otro* dominios de la actividad y las transforrna en

fin, se vuelven aniÁales ' ' ' Esta relación es la del tra'

baiador v su próia áctividad en tanto que extraña"

(IWan. Eco- FiI., P- 85 Y sigs')' .t

L", productorÁ están pót i" tanto así (individual'

rnente y.r, "orr3*to) sefaraclos f1 privados-de.los bie'

nes que han creado. El cónjunto de los productcres no

reciben para consumirlos ei conjunto de los productos

;;t";i;l:t. De donde proviene económicamente la su'

p"rproao."ior, ,ái*ii*" qrrt transforrna en privación

*en crisis, en ltrchas ""ottó*i""s y políticas- la abun'

dancia Posible hoY día'- l^ ü¿u ¿" la cornunidad humana está fragrnen-

Page 88: Henri Lefebvre-El materialismo dialéctico

'tada. La actividad creadora se convierte en mediopara el individuo, que se separa así de la comunidad.En particular la comunidad no es rnás que un mediopara los individuos que detentan los medios de pro.ducción.

r

La alienación se extiende así a toda la vida. El indi-viduo no puede librarse de ella. Cuando trata de libe-.rarse se aísla en sí mismo, 1o que es precisamente unaforma aguda de alienación. La esencia humana resultade la totalidad del proceso social. El individuo ro puerde lograrla más que en una relación coherente y lú-cida con la comunidad; no debe separarse de ni per-derse en ella. Sin embargo en nuestra sociedad, en lacual las relaciones aparecen como invertidas, el indi-viduo puede creer que se realiza aislándose. Él estáentonces aún más profundamente "privado", s€para-do de su base, de su raíz social. El no se aprehendemás que corno abstracción teórica (el alma, la vidainterior, el ideal) o como ser biológico (el cuerpo, lalibido sexual). Sostiene y reproduce en é1, agravada,la disociación de la comunidad. La contradicción esniultiforme en él: entre la inconsciencia y la eoncien,cia, entre la naturaleza y lo humano, entre lo social yel individuo, entre el instinto y la lucidez, errtre el con-tenido y la forma, entre la práctica y la teoría.

El proletariado es el elemento concreto de esta so-ciedad, su aspecto práctico. Está en contacto perpe-tuo, por rnedio del trabajo, con la materialidad y laresistencia de las cosas, con las contradicciones de laexistencia dada. El materialismo dialéctico se ha for-

t76177

mado corno expresión del proletariado, si bien supe-

rando las limitáciones de la condición proletaria pre-

cisamente tomando conciencia de ella en nombre de la

cultura filosófica, de la ciencia económica y de todas

i.. á.p.t"nzas de los reformadores' El proletal"q"conserva entonces ciertos elementos esenciales de 1o

humano. Por otra parte, la burguesía detenta algunos

otros elementos iglualmente esenciales: la lucidez' la

cultura. Estos últimos elementos, por el solo hecho de

.*i.t *.p"rados de los primeros, se han vuelto abs-

i;t;¿.. y formales. La comunidad humana ha sido

reemplalada por el ejercicio de la violencia más o me-

,ro. ái*i*,rlaáa sobré una parte esencial del hombre'

;;t i; dispersión infinita ln la individualidad v larivalidad de los individuos concufrentes. En la indivi-dualidad misma, esta dispersión es manifiesta' El ele-

mento concreto, práctico o natural, está separado de

la lucidez y de la-cultura. La lucidez domina violenta-

rnente el iontenido concreto. Las potenciaiidades es-

pirituales, privadas de contenido, funcionan abstrac-

["*ettt.. nt individuo cultivado se ha convertido en

"el hombre teórico" descripto por Nietzsche'

La disociaciórl material y espiritual de esta socie-

dad no puede más que acenttlarse' Ha entrado nece-

sariamente en la decádencia (lo que es confirmado por

el análisis específicamente económico)' Para poner finaestasituaciónesnecesariosuperarlaestructufáSo-

"iui q". subordina una clase a la otra y somete un ele-

;;"t. profundo de la realidad hurnana a otro ele-

mento, porque esos elernentos humanos son colls€rvá-

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dos por grupos opuestos. Es necesario superar una or/ganización económica en la cual el proletariado no esmás que un instrurnento de producción, en la cual, co,rrelativamente, la realidad de la producción está sub.estimada. En particular, para resolver la oposición en.tre lo individual y lo social, para descubrir la conexióny la unidad entre los elementos del contenido, eS n€-cesario alcanzar una plena conciencia de la praxis.Corno las limitaciones de la conciencia están ellas mis-

. rnas fundadas sobre una deterrninada praxis (la denuestra estructura económica y social) es necesariosobrepasarla para crear una praxis nueva, coherentey "planificada".

En esta extrema dispersión y contradicción, en esteinfortunio rnaterial y espiritual, la esencia humanaestá posiblemente cercana. Alineada en esta multipli-cidad, la esencia alcanzará una unidad más rica. Laprofundidad de las contradicciones exige imperiosa-mente la unidad.

Así se precisan en el humanismo materialista las.nociones idealistas de lo en sí y 1o para sí; del ger.men y larealización; de la alienación y la supera.ción;del objeto y del sujeto; de la esencia y de la existen-cia. Partiendo de un análisis de la praxis, es posiblemostrar la génesis de los momentos de la actividad, delas categorías del pensamiento y de la acción, de losdominios del conocimiento. La noción dialéctica de laalienación domina y resume esta descripción del hom-bre del devenir. Rinde cuenta del drama actual y deldrama histórico de lo humano. Da la significación úl-

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tima de la praxis. Recíprocamente el análisis de lapraxis confiere un carácter positivo a esta noción.

El hombre totai es el sujeto y el objeto del devenir.Es el sujeto viviente que se opone al objeto y superaesta oposición. Es el sujeto que está quebrado en acti-vidades parciales y en deterrninaciones dispersas y quesobrepasa la dispersión. Es el sujeto de la acción, y almismo tiempo el objeto último de la acción, su pro-ducto incluso cuando ésta parece producir objetos ex.teriores. El hombre total es el sujeto-objeto vivienteante todo desgarraclo, y disociado y encadenado a lanecesidad y a la abstracción. A través de ese desgarra-rniento va hacia la libertad; se vuelve naturaleza, perolibre. Se vuelve totalidad, como la naturaleza, perodorninándola. Etr hornbre total es el hombre "desalie-r¡ado".

Una filosofía rnaterialista y práctica debe impedirsepresentar un ideal trascendente; su ideal debe ser unafuncidr¡ de la realidad. Debe tener raíces en esta rea-lidad y existir virtualmente. La idea del hombre totalresponcie a esta exigencia. For lo tanto ia realidad delo posible humano puede'determinarse científicarnen-te, por medio del estudio específicamente económicoy sociológico.

El fin de la alienación humana será "la vuelta delhombre a sí mismo", es decir, la unidad de todos loselementos de lo humano. Este "naturalismo acabado"coincide con el humanismo. Creará al hombre huma-no conservando toda la riqueza del desarrollo. "Es elverdadero fin de la querella entre la existencia y ia

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esencia, entre la objetivación y la afirmación de sí,entre ia libertad y la necesidad, entre el individuo y laespecie. IQesuelve el misterio de la historia, y sabe quelo resuelve (Marx-Engels, Atckiv., III).

Esta organizaci1n de la comunidad humana no ter-minará la historia, sino más bien la "prehistoria" delhombre, su'nhistoria natural", mal separada de la ani-malidad. Inaugurará el período verdaderamente hu-rnano, en el cual el hombre dominando al destino in-tentará por fin resolver los problemas humanos: losproblemas de la felicidad, del conocimiento, del amory de la muerte. Btr hombre será liberado de las condi-ciones que vuelven insolubles esos problemas. Porejemplo la desiguatrdad biológica de los individuos es

un hecho incontestable. Es abominable utilizar este

hecho, agravarlo, para aprovecharse de é1. En una so-ciedad humana esos problemas serán planteados yexaminados cor] rniras a una solución práctica. Laigualdad social concreta no suprimirá las desigualda-des naturales, sino que al contrario las pondrá de rna-nifiesto, dando a los tatrentos individuales la ocasiónde desarrollarse. Será necesario en seguida emprenderla lucha contra el elemento biológico para dirigirlo,para descubrir y vencer las necesidades provenientesde la herencia, de ias fatalidades geográficas, raciales,etcétera.

El humanismo así definido tiene un aspecto cuanti-tativo: está fundado en el desarrollo de las fuerzasproductivas. Tiene tarnbién un aspecto cualitativo.Toda comunidad hurnana tiene una cualidad, üfl es-

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tilo. Existen ya comunidades humanas y estilos: las

naciones, tras culturas, las tradiciones' El humanismototal no se propone destruir esas cornunidades' sino

por el contrário, liberarlas de stls límites, enriquecer-

ias de tal suerte que tiendan hacia una universalidadconcreta sin perdir nada de su realidad' Se trata de

continuar ei rnovimiento total ,desarrollando y envol-

viendo el contenido del presente'Fara este humanistno, la instancia suprefna no es

la socieclad, sino el hornbre total. El trrombre total es

el individuo libre en la cc¡munidad libre. Es la indivi-dualidad expandida en la variedad ilimitada d'e las in'drvidualidades posibles.

Este resultadó de la prehistoria hurnana no es fatal'No debe necesariamente surgir ni de un destino eco'

nón:ico, ni de una fatalidad rnisteriosa de la historia,ni de un decreto de la ,,sociedad". Los ind.ividuos vivosque actúan para que se produzca pueden ser vencidos'

ia hurnaniáad puede comprorneterse en la confusióny el caos. La soiución está indicada en el movimientoiota,l; ella orienta los presentirnientos, las actividades

y las conciencias. No lo suprirne. ¿Cómo habría de

óumplirse automáticamente este fin del automatismoeconóneico y social?. . "

El arte ha encerrado siempre una tensión, ufl €s-

fueruo hacia tln acto total. En la música un elemento

parcial de ia conciencia sensible (el sonido) tiende. a

devenir co-extensivo al contenido de la conciencia,

ritmo, movimiento, pasión, erotismo o espiritualidad'Igualáente en pintura el elemento visual. El arte de

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épocas desaparecidas cuya estructura sociar no tieneya- significación práctica para nosotros conserva unvalor irremplazable. Se puede así encontrar en lospoernas rnás místicos ciertos presentimientos de eseacto total que fue llamado lo Divino, o lo Subrehu-mano, y que se ha proyectado siernpre fuera del horn-bre, en nornbre de sentirnientos cósmicos ardientes yoscuros. El esfuerzo hacia lo único se ha manifestadáhasta aquí casi siempre en la alienación. El hombreesperaba encontrar en una creencia externa la unidady la reconciliación consigo misrno, el apaciguarnientoy la salvación. La unidad del hombre con la col.nuni-dad era buscada en los ritos religiosos o los imperati_vos morales. La r:nidad del hornbre con el universoparecía iograda en ciertos rnornentos de cornuniónextática en que la conciencia salía de sí y cuya inten-sidad sólo era posible ai precio de una largá ascesis.Estos impulsos no aportaban una verdadera solución.Luego del mornento de la conversión, o de la corrlu,nión, o del éxtasis, el ser hurnano volvía a enfrentar sudesdicha, con un desgarramiento más profundo, másdesgarrador: el de estar fuera de lo humano. De todasestas tentativas, el arte permanece como la que con-serva mayor valor para nosotros.

La idea del hombre total prolonga estas tentativas,pero en un plano positivo y eficaz. Encierra los valo-res más altos del pasado, y especialmente el arte entanto que trabajo productor liberado de los caracteresde la alienación, en tanto que unidad del producto

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y del productor, de 1o individual y de 1o social' del ser

natural y del ser humano.Este ideal supremo da la significación del devenir'

p;;; que está implicado en el devenir mismo' El

tombre iotal es la Idea, esta idea que el idealismo re-

ducía unildteralmente a la actividad teórica' Y Que

concebía fuera de la vida, totalrnente hecha en 1o ab-

soluto.- pn el lírnite, e1 acto total sería supremamente indi-

viduatrizado y al rnismo tiernpo co'extensivo a las en€r'

gías vitales' supremamente trúcido y al mismo tiempo

Jop""*^*ente espontáneo' Surnergido "" 1"-t :11?:de la naturaleza, sería sin ernbargo una presencla

irnica.Pero la conciencia más alta, la rnás profundamente

humana y total no puede todavía rnás que agravar la

;;il;;; "y ta rnas frofunda contradicción: la de la

lad. t dll ser, de iá vida y de la muerte' Jamás, sin

árr¿á,"ut honebne podrá "étt"t definitivamente a larnuerte y poseer invulnerablemente al ser' Pero el

hornbre lucha contra la rnuerte' El hombre humano

es aquel que ha aceptado el desafío' It{'o encuentra de-

lánte ¿e 3l la inapieciable potencialidad de la nada'

La muerte tiene cámplices entre los hombres' El hom-

bre humano rehusa toda complicidad con la muerteo

f.ro ." alista, por eso mismo, en la lucha contra los

córnplices de la muerte'Bi in¿ividuo perecedero tiene en su Yo más que

a él mismo: tiene al hombre, al espíritu' al ser' El

hombre humano quiere trasmitir y perpetuar este ser'

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eXtenderlo, profundizarlo,,,participar,, lo más posi-ble del ser. Es así que fúcna ." .i mismo contra lamuerte.El "hombre teórico,, debe comprometerse así en laelucidación, la recuperación y ta superación de unainmensa realidad humana. pe¡e abrii su yo .¡rtü"-to, teórico y formar, sobre er Mundo. L. rii"roránueva depende de un acto real y de una exigencia, no.de"un postulado, de una atternátiva abstra&a, d;;;valor arbitrariamente elegido o de una ficción. Su ta-rea es "efectuar,, los nexos implícitos entre todos loselementos y aspectos del contlenido de lu """"i*"i"y del ser hurnanos. En esta búsqueda, el n"i""

"rit.riJes el. criterio práctico: elirninar aquello que aetiene eiqgvi$e1to, lo que lo separa y ló disocir, l" q".-ir*pide la Superación

Hacia eI contenido totalEl pensamiento filosófico y la acción que no S€ con-.tentaron con una posición puramente iormal y conuna conciencia totalmente teórica, pueden traiar d.eevitar la- ruptura entre la forma y'ei conte"id; ;;;:

hendiendo inmediatamente un delerminado contenidoconcreto. Pero si la solicitación qrae aprehende üD con.tenido parcial se limita a este á.me.rto de lo real, loerige por necesidad en un absoluto. Iface de él únaforma fetichizada. por ejemplo, se puede upr.fr.rá.,como contenido: la-realidad psicológica individual; iacomunidad nacional; la realidad

".piritout def froÁ-

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bre; la exigencia humana de unidad y de realidad.Cada uno de esos 'omomentos" de lo realo aislado e

hipostasiado, se vuelve negador de los otros Inornen-tos y seguidamente negador de sí mismo. El contenidolimitado y traspuesto como forma se vuelve opresivoy destructor de su propia realidad. Así el nacionalismose vuelve enemigo de las realidades nacionales, el libe-ralisrno deja perecer la libertad; el espiritualismo se

vuelve adversario del espíritu vivo y el individualis-mo, del individuo concreto; el "totalitarismo" s€ opo,ne a la realizaciín total del hombre. . .

Filosóficamente este procedimiento transforma enerror una verdad parcial, puesto que la postula comolo absoluto. Crea algo más allá (meta). El racisrno es

una meta-biología; la teoría nacionalista es una rneta.historia o una meta-sociología. Esta operación cotrl,porta todos los riesgos de la metafísica. Rehusandouna parte del contenido sanciona y agrava la disper,sión de los elementos de lo real. Desdeña el aporte delos otros dominios, y aparece así como un procedi'miento de especialista o de partidario. Expresa unareacción de defensa del individuo, o de su grupo, másque una conciencia tendida hacia la solución.

Un solo camino queda abierto al espíritu deseoso deresolver verdaderamente los problemas: el esfuerzohacia la aprehensión del contenido total.

Este esfuerzo definirá la vida filosófica.