44
13 II. CONTEXTO ESTRUCTURAL DE CENTROAMÉRICA, PANAMÁ, REPÚBLICA DOMINICANA Y MEXICO. A. La heterogeneidad estructural de América Central Para analizar los diversos y complejos factores alrededor de los temas de este trabajo es pertinente partir de los indicadores existentes sobre la heterogeneidad estructural de los países de la región. Para el efecto se parte de la tipología de América Latina hecha por la CEPAL, que en este caso tiene un valor no sólo explicativo, sino también para la definición de políticas y estrategias hacia el futuro. De acuerdo con dicho modelo, Costa Rica y Panamá están incluídos dentro del tipo I, grupo B, como países de modernización avanzada reciente, por debajo de Argentina, Chile y Uruguay, que corresponden a la categoría A. Por su parte, República Dominicana y México corresponden al tipo II, definido como países de modernización parcial acelerada y desequilibrada. En la más baja categoría están los países del tipo III, considerados de modernización incipiente, siendo ellos El Salvador, Honduras, Nicaragua y Guatemala. La mayoría de los autores suscribe la agrupación utilizada por la Comisión Económica para América Latina –CEPAL- para situar a los países en las siguientes categorías categorías (Ducci, 1990: 1.3) (cuadro no. 1). Esta heterogeneidad de los países de la región tiene una base económica, política, demográfica, social, étnica y cultural. En el aspecto político es necesario destacar la diversidad de regímenes políticos y el desigual avance de la democracia, aspecto crucial que tiene que ver con el acceso a la educación, al empleo y en general a una mejor calidad de vida. La longevidad de la democracia es determinante en la definición de políticas públicas que minimicen o atenúen los efectos adversos de la mundialización. Cuadro No. 1 Tipología de los países centroamericanos, República Dominicana y México, según su grado de modernización. Comparación con relación a América Latina. Tipó de países Resto de América Latina Centroamérica, Rep. Dom. y México I. Países de modernización avanzada A) Modernización temprana Argentina, Chile y Uruguay Ninguno B) Modernización reciente Venezuela Costa Rica y Panamá II. Países de modernización parcial acelerada, desequilibrada Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú México, República Dominicana III. Países de modernización incipiente (muy reciente) Bolivia, Haití El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua Fuente: CEPAL: Transformación Productiva con Equidad. Puede verse como hay una correlación entre el grado de modernización y la democratización y las implicaciones que ello tiene en el desarrollo humano (cuadro no. 2).

II. CONTEXTO ESTRUCTURAL DE …white.lim.ilo.org/spanish/260ameri/oitreg/activid/proyectos/actrav/... · CONTEXTO ESTRUCTURAL DE CENTROAMÉRICA, PANAMÁ, REPÚBLICA DOMINICANA Y MEXICO

Embed Size (px)

Citation preview

13

II. CONTEXTO ESTRUCTURAL DE CENTROAMÉRICA, PANAMÁ, REPÚBLICA DOMINICANA Y MEXICO. A. La heterogeneidad estructural de América Central Para analizar los diversos y complejos factores alrededor de los temas de este trabajo es pertinente partir de los indicadores existentes sobre la heterogeneidad estructural de los países de la región. Para el efecto se parte de la tipología de América Latina hecha por la CEPAL, que en este caso tiene un valor no sólo explicativo, sino también para la definición de políticas y estrategias hacia el futuro. De acuerdo con dicho modelo, Costa Rica y Panamá están incluídos dentro del tipo I, grupo B, como países de modernización avanzada reciente, por debajo de Argentina, Chile y Uruguay, que corresponden a la categoría A. Por su parte, República Dominicana y México corresponden al tipo II, definido como países de modernización parcial acelerada y desequilibrada. En la más baja categoría están los países del tipo III, considerados de modernización incipiente, siendo ellos El Salvador, Honduras, Nicaragua y Guatemala. La mayoría de los autores suscribe la agrupación utilizada por la Comisión Económica para América Latina –CEPAL- para situar a los países en las siguientes categorías categorías (Ducci, 1990: 1.3) (cuadro no. 1). Esta heterogeneidad de los países de la región tiene una base económica, política, demográfica, social, étnica y cultural. En el aspecto político es necesario destacar la diversidad de regímenes políticos y el desigual avance de la democracia, aspecto crucial que tiene que ver con el acceso a la educación, al empleo y en general a una mejor calidad de vida. La longevidad de la democracia es determinante en la definición de políticas públicas que minimicen o atenúen los efectos adversos de la mundialización.

Cuadro No. 1 Tipología de los países centroamericanos, República Dominicana y México, según su

grado de modernización. Comparación con relación a América Latina. Tipó de países Resto de América

Latina Centroamérica, Rep. Dom. y México

I. Países de modernización avanzada A) Modernización temprana Argentina, Chile y

Uruguay Ninguno

B) Modernización reciente Venezuela Costa Rica y Panamá II. Países de modernización parcial acelerada, desequilibrada

Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú

México, República Dominicana

III. Países de modernización incipiente (muy reciente)

Bolivia, Haití El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua

Fuente: CEPAL: Transformación Productiva con Equidad. Puede verse como hay una correlación entre el grado de modernización y la democratización y las implicaciones que ello tiene en el desarrollo humano (cuadro no. 2).

14

Cuadro No. 2 Acontecimientos sociopolíticos desencadenantes del proceso de modernización, durante

el siglo veinte y naturaleza del sistema político por país TIPÓ DE PAISES

Acontecimiento Período transcurrido hasta el año 2,000

Continuidad y estabilidad de los regímenes políticos

Naturaleza del sistema político

Indice de desarrollo humano (19954

TIPO I 5. COSTA RICA

Revolución y reforma socio- política 1948/49

52 años MUY ALTA Democracia liberal consolidada

0.889 Muy alto

PANAMA Reforma social y política de 1972

28 años ALTA, con un período de estancamiento en los años ochenta y consolidación en los noventa

Democracia liberal en proceso de consolidación

0.868 Muy alto

TIPO II6. REPUBLICA DOMINICANA

Reformas políticas década del sesenta y década del 90

40 años MEDIA, accidentada con tendencia a la consolidación en lo noventa.

Democracia liberal reciente, en proceso de consolidación

0.720 bajo

MEXICO Revolución de 1910 y reforma política de Lázaro Cárdenas (1936/1942)

90 años; 60 años, respectivamente

MUY ALTA, pero con rasgos autoritarios. Reciente democratización en los noventa.

Régimen semidemocrático, en proceso de apertura.

0.855 alto

TIPO III7. HONDURAS

Reformas sociales y políticas de los años 60 y de los años ochenta

40 años MEDIA, con períodos de estancamiento

Democracia liberal consolidada, pero débil.

0.573 Muy Bajo

NICARAGUA Revolución de 1979 y reforma política de los años 90

21 años MEDIA, accidentada, con períodos de inestabilidad.

Incipiente democracia liberal

0.547 Muy Bajo

4 Con relación a América Latina. Ver Informe sobre Desarrollo Humano 1998. Naciones Unidas, p. 138 (cuadro no. 4). 5 Modernización reciente. 6 Modernización parcial, acelerada, desequilibrada. 7 Modernización incipiente, muy reciente.

15

EL SALVADOR

Acuerdos de Paz 1992

8 años BAJA, incipiente.

Democracia liberal poco consolidada con la mayor apertura ideológica en la región.

0.604

GUATEMALA Revolución de 1944; reforma política de 1985; y reforma social y política de 1996 (Acuerdos de Paz)

56 años; 15 años; 4 años, respectivamente.

BAJA, incipiente.

Democracia liberal muy incipiente

0.615 Muy Bajo

Fuente: CEPAL: Transformación Productiva con Equidad. Con base en la tipología anterior, también pueden apreciarse las grandes diferencias demográficas existentes entre países. Así por ejemplo, en lo que respecta a América Central, de los 42 millones de habitantes (incluida República Dominicana) solamente 6 millones (14%) residen en países de modernización reciente, mientras que unos 27 millones residen en países de modernización incipiente o precaria. Esto muestra una muy alta heterogeneidad en la distribución de la población por contextos de modernización y democratización. Todo lo cual tiene serias repercusiones en cuanto a la exclusión que afecta hoy día a importantes sectores de la población (cuadro no. 3). Se observa cómo las diferencias en el IDH entre los países centroamericanas son mucho más marcadas que entre países vecinos o parejas de países similares en éste y otros continentes. Hay en la región extremos muy marcados, por lo cual las comparaciones adquieren un nivel muy relativo. Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua tienen un diferencial del IDH de dos y más veces (más del 200 por ciento) con respecto a Costa Rica; siendo en dichos países en donde se concentra el 80% de la población de Centroamérica. Como se verá más adelante, estas diferencias afectan más a poblaciones indígenas y rurales.

16

Cuadro No. 3 Centroamérica: Distribución de la población y lugar en desarrollo humano

según el IDH Países

Población³ regional

(%)

Posición³ IDH en el mundo b/

Diferencial IDH, con respecto a

Costa Rica8

Países vecinos c/ Diferencial IDH entre países

seleccionados d/ Costa Rica 11.1 34 (88.9) No aplica Portugal, Brunei 1.63

Panamá 8 45 (86.8) 0.32 Fiji, Venezuela 1.59

Belice 0.7 63 (80.7) 0.85 Brasil, Libia 1.48

Guatemala 31.2 111 (61.5) 2.26 Azerbaiyán, Egipto

1.12

El Salvador 17.8 114 (60.4) 2.35 Moldova, Swazilandia

1.1

Honduras 17.4 119 (57.3) 2.5 Tayikistán, Gabón³

1.05

Nicaragua 13.9 126 (54.7) 2.7 Marruecos, Iraq 1 Región 100 107 (64.8) No aplica China, Georgia No disponible

Fuente: Estado de la Región (1999). 1. Heterogeneidad e incertidumbre en la globalización Al finalizar el siglo XX, nos encontramos en términos generales con la ausencia de un proyecto definido de la región ante la globalización. Todavía no hay pespectivas definidas de la transición entre el anterior modelo de sustitución de importaciones (MSI) y el modelo de exportaciones en todos los casos. Tampoco una estrategia para mantener los equilibrios necesarios entre uno y otro modelo, en el supuesto de que rasgos de las políticas del MSI todavía son necesarias para los países, sobre todo para aquellos que postergaron el desarrollo de su mercado interno, y que actualmente presentan grandes indicadores de pobreza, como son los casos de Guatemala, Honduras y Nicaragua, los más extremos. Las perspectivas y las posibilidades de inserción en la globalización están determinadas en gran medida por los niveles de competitividad de los países, aspecto que se ve en todas las variables consideradas por el modelo definido para su medición, al cual se hará referencia específicamente en el trasncurso de este informe. a) Los años noventa: una década de recuperación muy lenta Los años noventa no se pueden ver como un verdadero repunte en las políticas de desarrollo de los países centroamericanos. El desempeño económico de estos años ha sido muy modesto, lo cual se puede constatar en las altas y bajas de las tasas de crecimiento de la economía y en general, por el bajo crecimiento económico, el cual estuvo por debajo de la tasa media de crecimiento de la población en todos los casos.

8 Es el diferencial del IDH de cada país con respecto a Costa Rica.

17

Para poder compensar la fuerte caída sufrida por la economía en los años ochenta, se necesitaba un crecimiento económico muy alto en los años noventa. Una buena meta era recuperar los niveles de crecimiento previos a la crisis. Pero ni lo uno ni lo otro ocurrió en la mayoría de los países. Incluso, después de la crisis asiática de 1998, las previsiones son de una caída de las tasas de crecimiento alcanzadas entre 1996/1998. Los Datos disponibles presentan una situación menos que regular sobre el crecimiento económico en la última década (1989-1998). En general, el crecimiento fue insatisfactorio, por los resultados específicos obtenidos si se comparan con los parámetros establecidos para el efecto. Estos parámetros se encuentran definidos en el anexo metodológico del libro "El Estado de la Región en Desarrollo Sostenible, 1999". Excepto El Salvador con calificación satisfactoria y Panamá, con calificación medianamente satisfactoria, los demás países tuvieron una calificación insatisfactoria o muy insatisfactoria. Honduras y Nicaragua son los más afectados con este comportamiento. La globalización, el rezago interno y los conflictos internos, han mantenido y hasta agudizado la heterogenidad existente entre los países centroamericanos, en cuando a sus índices de desarrollo humano y en cuanto a sus capacidades para hacer frente a los nuevos desafíos de la liberalización comercial. En medio de todo ello la integración económica ha perdido el rumbo y los países luchan por sobrevivir con perspectivas muy individuales y subregionales. 2. Urbanización con informalización, ruralidad con precarización La urbanización de las décadas de 1960 y 1970, se apoyó en un fuerte incremento del empleo formal, tanto en el sector privado como en el sector público. Por el contrario, durante las décadas del ochenta y noventa, la urbanización ha sido rápida, pero con tendencia a una mayor informalización del empleo y asociada con un crecimiento absoluto de la pobreza urbana. Mientras tanto, en el ambito rural la capacidad de absorción de fuerza de trabajo de la agricultura ha bajado considerablemente, aumentando la precariedad del empleo.

18

Cuadro No. 4 Urbanización y terciarización de la economía y cambio en la urbanización,

por tipo de países (1960/90 y 1960/2000)

TIPÓ DE PAISES Desplazamiento

de la población

en edad activa en

la Agricultura

1960/90

(porcentajes)

Desplazamiento de

la población en

edad activa en el

comercio y los

servicios

1960/90

(porcentajes)

Desplazamiento de

la población en

edad activa en la

industria

1960/90

(porcentajes)

Cambio en el

porcentaje de la

población

urbana

(1960/2,000)

I. MODERNIZACION

AVANZADA RECIENTE

COSTA RICA -25 +17 +9 +16

PANAMA -25 +23 +2 +14

II. MODERNIZACION

PARCIAL ACELERADA,

DESEQUILIBRADA

REPUBLICA

DOMINICANA

-39 +22 +16 +38

MEXICO -27 +23 +5 +27

III. MODERNIZACION

INCIPIENTE (RECIENTE)

HONDURAS -31 +21 +11 +24

NICARAGUA -35 +25 +11 +26

EL SALVADOR -26 +19 +4 +9

GUATEMALA -14 +9 +4 +12

Fuente: Elaboración propia con base a 1) BID (199), OP. CIT; 2) PNUD, 1997, cuadro 16, págs. 198/99, y cuadro 21, pág. 208. Con excepción de Guatemala, en todos los países la población en edad activa se desplazó desde la agricultura en más del 25% entre 1960 y 1990 (gráfico no. 1). Más del 50% de esa población se trasladó desde el sector agrícola hacia otros sectores de la economía como el comercio y los servicios; y menos de un 40% a la industria. Ello estuvo acompañado de un cambio fundamental en la población urbana, que creció en más del 24% en 4 de los ocho países: República Dominicana, México, Honduras y Nicaragua y entre el 9% y el 10% en el resto de los países. Como se puede apreciar en el cuadro anterior, los dos países de más reciente modernización: El Salvador y Guatemala, son los que presentan los más bajos indicadores en los aspectos analizados.

19

Lo que se quiere destacar es que a lo largo de los últimos 40 años la economía de la región pasó de ser fundamentalmente agrícola, a una economía principalmente de servicios y, en menor grado industrial. Todo lo anterior, ha creado un contexto totalmente nuevo para la educación técnica y la formación profesional, pero sin que haya sido tomada en cuenta para el cambio sustantivo en las políticas y los programas en esta y otras materias. Los países con mayor grado de modernización son los que presentan un cambio fundamental en el peso de la población no agrícola. A parte de ser relativamente muy pequeñas, las economías centroamericanas se caracterizan por tener una estructura productiva basada en unos pocos productos agropecuarios de explotación tradicional, a los que se suman manufacturas muy livianas y muy dependientes de insumos importados, con escaso valor agregado nacional y escaso grado de articulación productiva. En tal situación, a principios de la década de los años 90, los países centroamericanos optaron por una política de apertura de la economía al comercio y la inversión internacional, junto con el inicio de un proceso de integración en el marco de un regionalismo abierto. No obstante, debido a las debilidades estructurales persistentes y las regulaciones económicas, los países centroamericanos sólo han aprovechado parcialmente las posibilidades de inserción en el contexto internacional y se encuentran claramente en desventaja con respecto a otras regiones para la atracción de capital extranjero.

0

10

20

30

40

50

60

70

80

Porcentaje

Cost

a R

ica

Panam

á

Rep. D

om

.

Méxi

co

Hondura

s

Nic

ara

gua

El S

alv

ador

Guate

mala

Países

Gráfico No. 1Centroamérica, República Dominicana y México. Evolución del peso

porcentual de la PEA agrícola en la economía. 1960-1990

PEA agrícola.1960

PEA agrícola.1990

20

Cuadro No. 5 Peso específico de la población en edad activa por país

(Años seleccionados) TIPO DE PAISES Población en edad

activa en la

agricultura

1960

Población en

edad activa en la

agricultura

1990

Población en

edad activa en

los servicios, el

comercio y la

industria

1960

Población en

edad activa en el

comercio, los

servicios y la

industria

1990

I. MODERNIZACION

AVANZADA RECIENTE

COSTA RICA 51 26 49 74

PANAMA 51 26 49 74

II. MODERNIZACION

PARCIAL ACELERADA,

DESEQUILIBRADA

REPUBLICA DOMINICANA 64 25 36 75

MEXICO 55 28 45 72

III. MODERNIZACION

INCIPIENTE (MUY

RECIENTE)

HONDURAS 72 41 28 59

NICARAGUA 63 28 37 72

EL SALVADOR 62 36 38 64

GUATEMALA 66 52 34 48

Fuente: elaboración propia con base en datos de CEPAL. Las importaciones y exportaciones de los países centroamericanos han pasado a tener un peso más alto dentro del producto nacional, como consecuencia de las políticas de apertura y la eliminación de las barreras arancelarias al comercio. Sin embargo, persiste el elevado saldo negativo en la balanza comercial. La CEPAL ha estimado que en 1995 los países de la región, incluyendo Panamá, acumularon un déficit comercial de alrededor de $6.300 millones, equivalentes al 75% de las exportaciones, el cual se ha cubierto parcialmente con préstamos otorgados en conseción, a los que se suman las remesas de los residentes en el exterior, principalmente en el caso de El Salvador. Hay una creciente importancia de las inversiones intraregionales, especialmente de inversiones mexicanas en Centroamérica. En el caso de las inversiones chilenas, tanto América Central como el Caribe han captado un 25% del total durante los últimos años. Panamá figura entre los países considerados como "paraísos fiscales", por lo que es un destino atractivo para el capital financiero. En el tema de los mercados de trabajo, existen importantes asimetrías a nivel regional en cuanto al estado de avance en la aplicación de las claúsulas sociales previstas en los acuerdos

21

de integración. En la actual coyuntura económica, los mercados de trabajo están siendo transformados por dos tendencias que inciden en los niveles de ocupación y la estructura del empleo. Por una parte, la incorporación de nuevas tecnologías provoca una disminución de la demanda de mano de obra no calificada e incrementa, aunque en menor medida, la de los trabajadores calificados. Por la otra, los procesos de apertura comercial, la estabilización macroeconómica, la privatización y la desregulación promovidos a nivel internacional, suponen la puesta en práctica de medidas de reducción del Gasto Público. A nivel internacional, los procesos de desplazamiento de la tecnología y de las empresas transnacionales está facilitando la localización de la producción en aquellos lugares donde los costos de producción (salarios, ambiente, infraestructura) son relativamente más bajos. Tales inversiones promueven el actual dinamismo del comercio internacional, como las transacciones intrafirma e intraindustrial. Un claro ejemplo es el de las zonas francas destinadas a las exportaciones en México, Centroamérica y el Caribe, en ellas las empresas subsidiarias estadounidenses crean miles de empleos mediante inversiones directas, al precio de un elevado costo social, debido a los puestos de trabajo que se cierran o dejan de crearse. Un aspecto que debe tomarse en cuenta en este tema, es el hecho de que el TLC lleva anexos dos protocolos sobre normas ambientales y laborales con el fin de establecer regulaciones para desestimular el desplazamiento de tales inversiones y la migración de empleos hacia la región. A pesar de esto, algunos expertos señalan que a medida que avanze el proceso de integración mundial, se producirá un proceso de convergencia o estandarización cada vez mayor en los niveles de productividad a nivel mundial, lo que provocaría que los trabajadores no calificados o menos calificados pierdan sus empleos a menos que aceptaran equiparar sus salarios con los percibidos por los trabajadores no calificados o de menor calificación de los países en desarrollo. Los acuerdos de integración más importantes de América Latina, entre ellos el MCCA, han comenzado, aunque cautelosamente, a crear condiciones para facilitar la libre movilidad de los migrantes en sus espacios económicos ampliados, lo que ha creado una disyuntiva en cuanto a la conveniencia de flexibilizar o no la legislación de los mercados laborales. En materia macroeconómica existe una estrecha relación, más no determinante, entre el grado de preparación para la integración a la región y el nivel de desarrollo relativo. A nivel general, Panamá y República Dominicana aparecen con un mayor grado de preparación para integrarse al ALCA en comparación con los miembros del Mercado Común Centroamericano (MCCA).

22

B. Competitividad, empleo y exclusión social en Centroamérica, República Dominicana y México9 En el actual contexto de la mundialización, en el que se requiere aumentar la competitividad, el crecimiento económico y el empleo, se destaca la imperiosa necesidad de disponer de una fuerza de trabajo de calidad, con un buen nivel de educación y formación. Una fuerza de trabajo mejor formada puede aumentar la competitividad nacional, garantizar una mayor complementariedad entre el capital humano y el físico, intensificar el crecimiento de la economía, mejorar las perspectivas de empleo y facilitar el ajuste. Por el contrario, una fuerza de trabajo de poca calidad, con bajo nivel de formación incide negativamente en la competitividad, el crecimiento económico, el empleo y la pobreza. En este informe se analizan las situaciones comunes y las diferencias en la calidad de la fuerza de trabajo de los países citados, su relación con la competitividad y el crecimiento económico, y de qué manera los sistemas de formación y educación técnica están incidiendo en el mejoramiento de la calidad de la fuerza de trabajo y cuáles son los obstáculos estructurales que se presentan. En tal contexto se analizarán también las modalidades institucionales, las políticas y las perspectivas. La hipótesis de la que partimos en este informe es de que la mayoría de países de esta región –definida como de modernización incipiente, según la tipología de la CEPAL, han tardado y tardarán en adaptarse a la nueva competitividad mundial y a los progresos técnicos, debido a una serie compleja de causas acumuladas. El modo en que ha evolucionado la enseñanza y la formación profesional muestran esta lentitud y esas dificultades, acentuando las características de un modelo económico que presiona hacia la coexistencia de bajas calificaciones y bajos salarios, por un lado, con la ampliación del sector no estructurado por el otro. Desde la perspectiva de la educación y la formación estos países corren el peligro de retrasarse y desaprovechar la posibilidad de mejorar el nivel y la calidad de vida de la población. Debido a la magnitud que ha alcanzado el sector no estructurado de la economía en estos países, la eficacia de la formación de la fuerza de trabajo aquí está ligada en primer lugar a la capacidad del sistema educativo para aumentar la cobertura escolar de los niños y los jóvenes, es decir, la inclusión de los respectivos segmentos de población en la enseñanza primaria y secundaria. En segundo lugar, está la capacidad del sistema educativo para aumentar la calidad y la competitividad de los individuos. Y en tercer lugar, la capacidad de las instituciones de formación profesional para atender a la nueva y diversa población del sector no estructurado y a la demanda de las empresas. Todo ello constituye un conjunto de retos complejos para el conjunto de la sociedad y los respectivos regímenes políticos. Los sistemas de formación de la fuerza de trabajo tienen que ser conceptualizados dentro de una perspectiva más amplia y más integral, bajo modalidades institucionales mucho más permeables, cosa que, como lo señala el último estudio de la OIT (1998a) no es nada fácil. 9 En lo sucesivo se hará referencia a este conjunto de países como la región. Cuando se trate específicamente de Centroamérica, se anotará.

23

Sobre todo en una región con grandes rezagos y una fuerte heterogeneidad económica, social y étnica. 1. La teoría de los factores estructurales sobre la Formación de la fuerza de Trabajo Partiendo del modelo analítico propuesto por el estudio de la OIT (1998a: 4) se analiza a continuación cuales son las presiones sobre los sistemas de formación de la fuerza de trabajo en la región, y de qué manera están incidiendo en el mismo, asumiendo que estas son hipótesis que necesitarán validarse con mejor información empírica, la cual todavía está en proceso de recopilación y perfeccionamiento en algunos casos. De acuerdo con dicho modelo, son seis los factores que pesan sobre los sistemas de formación: a) los cambios en la gestión y en el régimen económico; esto se refiere en el caso de los países incluidos en este estudio, a la transición en marcha, del modelo sustitutivo de importaciones al modelo de una economía abierta; b) un desempleo importante y una exclusión social creciente, acompañados de una rígida situación fiscal; a nivel regional existe además, una exclusión por razones étnicas, acentuada en lo que respecta a la educación y la formación profesional; c) la tecnología y la mundialización; d) el auge de formas de empleo anómalas y atípicas; e) Mayor importancia del sector de los servicios, de las empresas pequeñas y de las microempresas en el empleo; y, f) una formación instituida de por vida. a) Los cambios en la gestión en el régimen económico Todos los sistemas económicos están sufriendo presiones y deben responder más eficazmente a las exigencias del mercado. En el caso de la región de América Central, República Dominicana y México, las economías están pasando de manera drástica de un régimen proteccionista de sustitución de importaciones, necesario en su momento, a una situación de economías abiertas. Pero acá el problema no es sólo que haya una exigencia de mayor productividad, es también el problema de baja competitividad y el aumento del sector no estructurado. Todo lo cual presenta un escenario complejo en cuanto a la definición e implementación de políticas y programas para la formación de la fuerza de trabajo. Las tendencias encontradas al respecto son las siguientes: − Hay mayor capacidad de transición a una economía abierta en las sociedades de

modernización temprana reciente de la región (Costa Rica y Panamá) y de modernización rápida y turbulenta (República Dominicana y México). También mayor capacidad de adaptación del sistema educativo y de formación profesional a estas nuevas circunstancias. En los datos puede verse claramente que en el transcurso de una década (1989-1998) el valor de las exportaciones de Panamá han llegado a superar el valor de las exportaciones de los cuatro países de modernización incipiente de la región (Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduras); igual ocurre con el valor de las importaciones de ese país. En efecto, Panamá exportó productos por un valor total de $51.7 mil millones e importó mercancías por un valor de $55.3 mil millones; mientras aquellos países exportaron en conjunto por un valor de $46 mil millones. A Panamá le siguió Costa Rica, con exportaciones totales por un valor de $29.2 mil millones e importaciones por un valor total de $32.8 mil millones. Estos datos nos dan un

24

promedio de $2,001 de exportación por habitante en Panamá y $756 dólares percápita para Costa Rica.

− Es evidente que hay menor capacidad de transición a una economía abierta en los países de modernización incipiente. Estos países son mucho más lentos en su capacidad para estructurar un nuevo sector exportador (incidirá la falta de fuerza de trabajo calificada para este objetivo?) y son mucho más vulnerables frente a las importaciones. Es decir, que su apertura ha estado más en función de lograr un mayor volumen y mayor crecimiento de las importaciones que las exportaciones, lo cual implica una balanza comercial negativa más alta. En estos países el índice percápita de las exportaciones es diez veces menor que el de Panamá y más de 3 veces menor que el de Costa Rica y México (gráfico no. 2).

Los países de modernización reciente tienen el mayor índice exportador percápita de la región y una menor dependencia de las importaciones. Es decir, si bien el valor de las importaciones ha sido alto, se ha compensado en gran medida con el valor de las exportaciones y del sector servicios. En cambio en los países de modernización incipiente, el índice exportador percápita es en promedio diez veces menor que el máximo de la región, y su dependencia de las importaciones en mayor. Su apertura económica descansa significativamente en las importaciones. Lo cual implica que tienen poco dinamismo en cuanto a promover las exportaciones (cuadro no. 7).

0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

100

Indice de exportación

CR PAN RDOM HON NIC ELS GUAT MEX

Países

Gráfico No. 2Centroamérica, República Dominicana y México. Indice

exportador percápita.1989-1998

Indice exportador Percápita(Panamá= 100)

25

Cuadro No. 7 Indice exportador per cápita comparado con la tasa de analfabetismo

y el promedio de años de escolaridad TIPÓ DE PAISES

Posición en el

índice de

desarrollo

humano, 1997

Indice

exportador

percápita en

la región

(Promedio

1989-1998)

Valor de la

producción

Agropecuari

a/PIB

PEA no

agrícola

(1990)

Tasa de

analfabetismo

Indice de años

de escolaridad

I.MODERNIZACION

AVANZADA RECIENTE

COSTA RICA 33 35.7 15.7 74 9.0 6.0 PANAMA 45 100.0 7.6 74 8.9 6.7 II. MODERNIZACION PARCIAL

ACELERADA,

DESEQUILIBRADA

REPUBLICA DOMINICANA 87 16.4 75 17.5 5.2 MEXICO 50 35.5 72 29.4 4.3 III. MODERNIZACION

INCIPIENTE (MUY RECIENTE)

HONDURAS 116 10.2 19.3 59 29.4 4.3 NICARAGUA 127 4.4 28.2 72 36.6 3.8 EL SALVADOR 112 10.5 13.6 64 22.9 4.1 GUATEMALA 117 7.9 26.5 48 33.4 3.2 Fuente: Elaboración propia con base a 1) BID (199), OP. CIT; 2) PNUD, 1997, cuadro 16, págs. 198/99. Lo anterior, tiene que ver con los desiguales grados de competitividad de los países de la región. En este sentido es de gran utilidad el enfoque y la metodología de un estudio reciente realizado por el INCAE (Dorian, et. al., 1998). Según dicho estudio, de un total de 59 países analizados, los países de la región se encuentran en los lugares siguientes: Costa Rica, 29; México, 33; Guatemala, 43; El Salvador, 48; Nicaragua, 49; Honduras, 52. El informe no incluye los casos de Panamá ni Republica Dominicana. Bajo esta perspectiva, dice dicho estudio, la región centroamericana evidencia una importante brecha de ingreso que dificulta la atención de áreas fundamentales, tanto desde el punto de vista del crecimiento económico, en el caso de la infraestructura, como desde la dimensión social, en donde destacan la salud y la educación. La introducción de variables de naturaleza social obedece, dice Doryan, a una preocupación por reflejar en las agendas centroamericanas aspectos mucho más complejos que la simple dimensión económica y dejar manifiestos los importantes retos a que se enfrentan los países centroamericanos y la necesidad de orientar adecuadamente el producto de su crecimiento

26

material. El cuadro que sigue compara la región con un grupo seleccionado de países e ilustra las profundas brechas existentes en términos del desarrollo social. Desde esta perspectiva, las tareas económicas y sociales son dos caras de una misma moneda para la competitividad sostenida de un país y ello debe ser una preocupación más amplia a la hora de establecer agendas nacionales o regionales de competitividad. 2. Tendencias del empleo y la exclusión social El hecho de que la población sea muy joven en términos relativos y hayan pocas posibilidades de acceso a la educación, sobre todo para los jóvenes rurales, influye en que el crecimiento de la PEA sea bastante alto en la región (cuadro no. 8). Este crecimiento es muy superior a la tasa de crecimiento de la población en general y a la tasa de creación de empleos, por lo que se crean condiciones estructurales que presionan hacia el subempleo, la informalidad y el poco interés público por una amplia y acelerada educación y capacitación de la fuerza de trabajo. La lógica presente en la mayoría de los países es la de competitividad con base en el uso extensivo de fuerza de trabajo no calificada y barata.

27

Cuadro No. 8 América Cental y el Caribe: Población Económicamente Activa,

Urbana y Rural, 1990-2000a/ (Tasas medias anuales de crecimiento en porcentajes)

1980-1985 1985-1990 1990-1995 1995-2000 Costa Rica 3.6 3.6 3.3 3.0 Urbana 4.0 4.7 4.2 3.9 Rural 2.1 2.6 2.4 2.2

El Salvador 0.6 2.1 3.0 3.5 Urbana 2.1 3.3 4.6 4.5 Rural -0.5 0.7 2.2 2.0

Guatemala 3.4 3.7 3.8 3.9 Urbana 3.7 3.9 4.2 4.3 Rural 3.2 3.4 3.6 3.6

Honduras 4.3 4.2 3.8 3.8 Urbana 6.3 6.1 5.4 5.3 Rural 3.0 2.9 2.5 2.3

Nicaragua 3.9 2.7 4.0 3.7 Urbana 5.0 3.6 4.8 4.5 Rural 2.7 1.6 2.9 2.4

Panamá 4.0 3.1 3.1 2.7 Urbana 4.8 3.8 3.9 3.4 Rural 3.0 2.4 2.0 1.7 Fuente: CELADE, Boletín Demográfico No.49,1992 y No.57,1996. Citado por: CEPAL, Indicadores Sociales Básicos de la Subregión Norte de América Latina y el Caribe. Edición del bienio 1996-1997, p. 42. a/ Proyecciones de la PEA de 10 años y más de edad. En cuanto a los sectores sociales excluidos hay dos grupos claramente diferenciados: − Los grupos mayormente excluidos en la etapa actual por la que atraviesa la región son

los niños y las niñas en situación legal para trabajar (12 a 18 ó 15 a 18, según los casos); y los jóvenes de ambos sexos principalmente. Dentro de estos dos grupos, son más vulnerables los jóvenes de las áreas rurales; los jóvenes indígenas (principalmente Guatemala y en México); los jóvenes de los sectores populares urbanos.

− Pero también viven una exclusión severa los discapacitados, los trabajadores adultos y los adultos mayores (personas de la tercera edad).

28

− El tema de género cruza a todos los grupos. Por lo que estas categorías no son mutuamente excluyentes. Se desconoce con qué exactitud la situación de género afecta a cada grupo.

Cuadro No. 9

HIPOTESIS sobre los niveles de exclusión de los y las jóvenes, por factores y estrato social.

FACTORES H1 H2 H3 DEMO-GRAFICO

Exclusión creciente de niños/as y jóvenes10. Discapacitados; trabajadores adultos; personas de la tercera edad. Los programas de los Ministerios de Educación –escolar y extraescolar- son de gran importancia estratégica.

A mayor ruralidad del país mayor peso de la exclusión de estos segmentos de niños/as, y jóvenes.

Exclusión de la fuerza de trabajo mayor de 45 años

URBANO/ RURAL

Aumento de la exclusión urbana, por factores demográficos (crecimiento natural de la población e inmigración) y reducción de las políticas sociales

Aumento absoluto de la exclusión de poblaciones indígenas rurales

Programas alternativos para poblaciones específicas, son urgentes.

ECONOMICO Aumento de la exclusión por reducción relativa del mercado formal11, por el aumento de la pobreza –o por el aparecimiento de la nueva pobreza-.

La reducción relativa del mercado formal reduce las oportunidades de empleo e ingresos para los jóvenes.

Las tasas de crecimiento económico son bajas, en relación a lo necesario para ampliar el empleo formal.

SOCIAL La población mayoritariamente excluida es la de poca calificación, principalmente de origen campesino y obrero.

Hay diferencias significativas por grupos de edad.

Las nuevas generaciones no acceden a trabajos similares a los de sus padres, a pesar de estar mejor calificados.

CULTURAL Grupos indígenas sin acceso a la educación formal o inmigrantes, viven una doble o triple exclusión.

Esta situación es variable en función de la urbanización y el territorio

Existen grandes desigualdades de oportunidades para el acceso al empleo y los ingresos.

POLITICO La organización institucional y territorial del Estado es un factor directo de inclusión-exclusión; funciona más como exclusión para aquellos sectores no articulados al sector moderno de la economía.

Las políticas del Estado, de los últimos años fueron un factor que aceleró la exclusión de algunos sectores.

El rediseño de políticas y el rediseño de la organización política y territorial del Estado es de gran importancia.

GENERO En los grupos vulnerables (sociales, indígenas y etarios) las mujeres son mayormente excluidas.

Los riesgos de exclusión son mayores si son madres solas y jefas de hogar.

La focalización de las políticas de los Ministerios de educación, del

10 Sobre todo en términos absolutos, no tanto en términos relativos. 11 Lo relativo se refiere al hecho de que aunque la demanda de trarabajadores del mercado formal crezca, ésta no compensa al crecimiento mayor de la oferta de fuerza de trabajo (mayores necesidades de empleo).

29

O si son incluidas, siempre están en desventaja con los hombres, en igualdad de condiciones de acceso al mercado de trabajo. (ejm. Las maquilas).

Ministerio de Trabajo y de las Instituciones de Formación Profesional adquiere gran importancia, en términos de género.

Fuente: Elaboración propia con base en datos de cada uno de los países. 2. Los pueblos indígenas experimentan las mayores exclusiones En Centroamérica se encuentran gran diversidad de pequeños y grandes pueblos indígenas, en situaciones aislamiento geográfico y en condiciones socioeconómicas de pobreza moderada y sobre todo de extrema pobreza. Es la población más pobre entre los pobres en la región, sin que hayan existido ni existan programas de desarrollo integral que atiendan a sus particulares condiciones. Su exclusión no es solamente social (educación, salud y seguridad social), es sobre todo una exclusión económica, que se refleja en la marginalidad con respecto al mercado de trabajo. El mapa de la población indígena en la región muestra los casos extremos entre poblaciones pequeñas y aisladas en Panamá y Costa Rica, hasta las grandes concentraciones en Guatemala. Algunos estudios recientes, entre ellos el de la Oficina Panamericana de la Salud (1998) y el del Instituto Munikat, de Quetzaltenango, Guatemala, presentan resultados de investigaciones en las que se reflejan las desigualdades que sufren los pueblos indígenas, respecto a la población no indígena, en las calidades del desarrollo humano. En Guatemala, el país con mayor población indígena de la región, cuya población representa la mitad o más de los habitantes del país, el porcentaje de la población bajo la línea de pobreza hacia 1989 fue del 86.6% para los indígenas y 53.9% para los no indígenas (gráfico no. 3).

0

5

10

15

20

25

30

35

40

45

50

P orcentaje

CR PAN RDO M M EX HO N NIC ELS G UA

P aíses

Gráfico No. 3Centroamérica, República Dominicana y México. Porcentaje de

población indígena respecto al total de la población. 1998

Porcentaje de poblaciónindígena

30

Existe una significativa falta de capacidad en los pueblos indígenas de Guatemala. Los resultados de la investigación del Munikat, demuestran que la pobreza de capacidad es mucho mayor en estos pueblos que en la población no indígena, en particular con respecto a la población que reside en la región metropolitana de Guatemala lugar que concentra los mejores servicios y las mejores oportunidades de empleo e ingresos, cuya población en un 87% es no indígena (o ladina). Sin embargo se observan diferencias significativas entre los pueblos indígenas por sus condiciones geográficas y de ruralidad, y por las diferencias de acceso, mayor o menor, a las oportunidades propias de la vida urbana (Cardona, et. al., 1999). Las tasas de analfabetismo en adultos indígenas, hombres y mujeres constituyen los indicadores que evidencian la combinación de la exclusión, la pobreza y la discriminación, constituyéndose en un gran desafío para la educación y la formación profesional en un país que necesita caminar hacia una paz duradera y sostenible, no viable sin la democratización de la economía, la cultura y la sociedad. La tasa de alfabetización de adultos de la población indígena es inferior en 28 puntos al promedio nacional, esta situación es dramática. En los hombres indígenas es inferior en alrededor de 17 puntos, pero en las mujeres indígenas el déficit es supera los 30 puntos. Los más altos déficits se presentan en las comunidades linguísticas más rurales, como la región Chuj y la región Kanjobal en Huehuetenango, con alrededor del 45% de déficit, y los menores en las áreas urbanas o más cercanas a estas áreas. También hay diferencias al interior de algunas comunidades linguísticas grandes como la región Kiché12. En todos los casos el porcentaje de analfabetismo en las mujeres indígenas es muy alto, con un promedio del 70%. Es necesario reflexionar sobre el hecho de que ser analfabeto implica estar excluido de los aspectos básicos de la información y los conocimientos tan importantes ahora en el mundo globalizado, lo que además constituye una gran desventaja comparativa para Guatemala. En Nicaragua, hacia 1995, aproximadamente el 66% de la población indígena no tenía ningún acceso a la educación y la deserción escolar sobrepasaba el 40%. Entre las comunidades indígenas de la Costa Atlántica, en ese mismo año, el desempleo alcanzó el 70% en la región sur y el 90% en la región norte. En Panamá la mortalidad infantil es 3.5 veces mayor en la población indígena. Los niveles de exclusión no se deben solamente a causas económicas. Hay en la región un importante peso de la exclusión por factores socioculturales, especialmente de carácter étnico. En Guatemala mayormente, pero las poblaciones indígenas son las mas excluidas en todos los casos, si se compara con la no indígena. La exclusión por razones étnicas es clara al menos en tres casos: Honduras, Costa Rica y Guatemala.

12 Por ejemplo entre las áreas rurales del departamento del Quiché y la ciudad de Quetzaltenango que pertenece a la región Kiché.

31

Hasta la fecha no se ha abordado la exclusión étnica con la precisión y el interés que debería tener. Este es un tema que siempre se elude. En muchos casos quizás por la falta de información. Principalmente debe considerarse que en los países de incipiente modernización, la presencia de las poblaciones indígenas es relevante, sobre todo en Guatemala, país en el cual representa esta población el 50% de la población total y el 65% de la población rural. 3. Exclusión de los niños y los adolescentes Del total de niños de 13 a 14 años trabajan más del 10%, en Honduras es casi una cuarta parte (cuadro no. 10). De los adolescentes entre 15 a 17 años trabaja más del 25% en tres países. En ambas situaciones observamos que el mayor porcentaje de los niños y adolescentes que trabajan se ubica en las áreas rurales. En el caso de Honduras más de la mitad de los jóvenes entre 15 a 17 años trabajan. En Guatemala cualquiera de estos indicadores es más alto debido a la mayor magnitud de la pobreza urbana y al mayor peso absoluto de la población rural e indígena, mayormente excluida de las políticas de desarrollo.

Cuadro No. 10 Panorama del trabajo infantil y adolescente

Niños Adolescentes País de 13 a 14 años de 15 a 17 años

Año Total Urbano Rural Total Urbano Rural Costa Rica 1997 12 4 18 28 17 36 Honduras 1997 23 14 30 44 34 51 Panamá 1997 6 2 9 15 22 26 México 1994 14 7 22 30 7 41

Fuente: CEPAL, Panorama Social de América Latina, 1998, pp. 197-199. Encuestas de hogares de cada uno de los países. C. La población, la pobreza, la PEA, el empleo formal y el empleo informal De acuerdo con datos de la CEPAL, la población de América Central pasó de 24,9 millones en 1985 a 32,9 millones en 1996, con tasas de crecimiento anual que fluctuaban entre el 1,8 y el 3,1% para el quinquenio de 1985 a 1990 y entre un 1,9 y un 2,9% para el quinquenio de 1990 a 1995, para situarse en un margen proyectado de entre un 1,6 y un 2,7% para el quinquenio de 1995 al 2000. Aparte de la gran heterogenidad estructural de los mercados laborales en el istmo centroamericano, en cuanto a la calificación y los ingresos de la población ocupada, otra característica manifiesta es la abundante oferta de mano de obra barata, resultado de la dinámica demográfica de la mayoría de los países, de la incorporación cada vez más creciente de las mujeres y los niños en la actividad económica, así como de situaciones especiales como la incorporación de contingentes de excombatientes en Nicaragua, El Salvador y Guatemala.

32

Centroamérica se encuentra todavía ubicada en una fase inicial de la transición demográfica. Actualmente, la población del istmo alcanza una tasa del 2,5% de crecimiento anual. Dicho crecimiento es mayor en Guatemala (2,8%) y en Honduras (2,7%), seguido por El Salvador (2,2%) y Costa Rica (2,1%) donde se ha desacelerado el crecimiento poblacional y por último, Panamá (1,6%) donde se se ha registrado un acentuado descenso. Por otra parte, continúa acentuándose el proceso de urbanización, pues la población en las zonas urbanas pasó del 46.9% en promedio en 1985, al 48,6% en 1995. Dicho proceso va ligado a un baja relativa de la participación de las actividades agropecuarias en el PIB, pese a su importancia en los renglones de exportación, en favor de las actividades del sector secundario, principalmente la maquila y sobre todo, del heterogéneo sector servicios. A la creciente presión sobre la tierra cultivable en un contexto de agotamiento de la frontera agrícola y falta de oportunidades de empleo remunerado en las ciudades, se debe la persistente migración, especialmente en el caso de El Salvador y en menor escala, Nicaragua y Guatemala, tendencia que se acentuó en la década de los años ochenta por el efecto de la guerra civil. Esto ha alivianado la presión sobre los mercados laborales y el desempleo en la mayoría de los países son excepción de Costa Rica, la cual se ha convertido en una importante receptora de mano de obra nicaragüense. A pesar de las mayores tasas de fecundidad de quinquenios pasados y de la creciente incorporación de la mujer al mercado laboral, el incremento de la PEA resulta importante, principalmente en las ciudades, reforzado por el éxodo del campo. Esto ha generado una intensa presión sobre los mercados laborales urbanos, con tasas de crecimiento que sobrepasan el 3% anual y llegan hasta el 5% en el caso de Honduras. En cambio, el crecimiento de la PEA rural es mucho más bajo, alrededor del 2%, excepto en Guatemala donde incluso se ha incrementado. De acuerdo con los datos disponibles, a lo largo de la década de los años 90, alrededor del 60% de los centroamericanos viven en condiciones de pobreza, de los cuales un 40% viven en estado de indigencia o pobreza extrema. A pesar del mayor crecimiento de la marginalidad urbana, la probreza en las zonas rurales sigue siendo preponderante, tanto en incidencia como en magnitud. Se calcula que el 71% de los hogares son pobres, mientras las zonas urbanas presentan un 56% de hogares en estado de pobreza. Tomando en cuenta la información de las encuestas de hogares de los países con información disponible, en el caso de Costa Rica, para 1994 en las zonas urbanas habitaba un 18% de los hogares estaba bajo la línea de pobreza, mientras en las zonas rurales dicho proporción alcanzaba el 23%. En el caso de Honduras, el 70% de los hogares en situación de pobreza habitaba en las zonas urbanas, mientras un 76% habitaba en las zonas rurales. Para el caso de Panamá, un 25% de los hogares se distribuía en las zonas urbanas, mientras el 41% se ubicaba en las zonas rurales y República Dominicana presentaba para 1997, un 32% de hogares pobres en las zonas urbanas y un 34% en las zonas rurales. En el caso de las áreas metropolitanas, para ese mismo año, en Costa Rica el porcentaje de hogares en condiciones de pobreza era del 16%, mientras en Panamá alcanzaba el 23%.

33

De acuerdo con lo anterior, Costa Rica presenta un bajo nivel de pobreza urbana, Panamá se ubica en un nivel medio, junto con El Salvador y República Dominicana. Tanto Guatemala, Nicaragua y Honduras presentan altos niveles de pobreza en las zonas urbanas. A esta situación debe agregarse, el hecho de que el desastre natural causado por el Huracán Mitch a fines de 1998, tuvo severas repercusiones que contribuyeron a agravar aún más, la ya de por sí extremadamente difícil situación de estos dos últimos países. A pesar de esta situación, puede afirmarse que para mediados de la década, hubo una significativa disminución en el porcentaje de hogares en estado de pobreza, aunque en términos generales no hubo una mejora en la distribución de los ingresos, por lo que se mantiene la brecha entre los grupos más ricos y los más pobres. En Costa Rica descendió pero de manera menos acentuada que el resto de los países (del 24% en 1990 al 20% en 1997), que fue más pronunciada en el área urbana (de un 22% a un 17%), fue más significativa en Panamá (de un 36% en 1991 a un 27% en 1997), en Honduras descendió levemente, se ha mantenido en Guatemala (75%), El Salvador (48%) y en República Dominicana (32%), mientras empeoró en México (de un 36% en 1994 a un 43% en 1996). Por otra parte, si se compara a Centroamérica con el resto de la región, se tiene que Costa Rica se encuentra entre los países menos afectados, comparado a la situación de Uruguay y Argentina, mientras que Nicaragua, Honduras, Guatemala y El Salvador se encuentran entre los de mayor pobreza con niveles cercanos al 75% de los hogares, rebasados solamente por Haití. Panamá ocupa una posición intermedia, lo cual resulta inferior al promedio latinoamericano (39%). En términos generales, la incidencia de la pobreza entre los ocupados es sensiblemente menor -una tercera parte en promedio- que entre el resto de la población, por ser los desempleados y subempleados las víctimas inmediatas. Esta pobreza se presenta no sólo en las categorías ocupacionales caracterizadas por su menor retribución, agravada por la pérdida de poder adquisitivo durante los años 80, debido a sus bajos niveles de calificación y productividad, particularmente la de los trabajadores por cuenta propia, como en el caso del sector de construcción y actividades agropecuarias, sino también en númerosos grupos de asalariados del sector moderno, especialmente en el comercio y en las maquiladoras. La incidencia de tal fenómeno resulta relativamente elevada sobre todo en los establecimientos de menore escala, 80% en el caso de Honduras. En todo caso, los trabajadores de las microempresas -de hasta cinco ocupados-, los independientes no calificados y el empelo doméstico constituyen las categorías de más baja productividad e ingreso y concentran el mayor número de familias pobres entre la población ocupada urbana: más de un tercio del total en Costa Rica y Panamá y la mitad o más en Honduras y Guatemala. En las zonas rurales, mientras tanto, la pobreza incide principalmente entre los trabajadores por cuenta propia, los campesinos desposeídos de tierra y los familiares no remunerados en actividades agrícolas. De acuerdo con las conclusiones dictadas por la CEPAL (Tecnología y pobreza en el Istmo Centroamericano, 1999), la mayor creación de empleos de baja calidad, junto con una

34

creciente brecha salarial, subyace como factor de peso en la incidencia de la pobreza en las distintas sociedades, además de otros factores estructurales como la desigualdad entre el campo y la ciudad. En este sentido, los países centroamericanos presentan indicadores de pobreza comparativamente muy inferiores a los del resto de la región. Este panorama de grandes heterogeneidades y grandes rezagos relativos en cuanto al desarrollo del capital humano y especialmente del capital intelectual, compromete el factor tecnológico. En un extremo, algunos sectores asalariados en los sectores de punta -en particular profesionales y técnicos- y empleadores con elevados ingresos, junto con cuadros directivos y gerenciales. En el otro, los vastos sectores con ingresos de subsistencia, operando con tecnologías rudimentarias y con escasas posibilidades de acceder a tecnologías más avanzadas por sus bajísimos niveles de instrucción y calificación. De acuerdo con los datos de la CEPAL, la participación de la PEA en el sector primario (agrícola) ha venido reduciéndose lentamente con respecto a los otros sectores, pasando de un 55% en 1980 a un 51% en 1990, para llegar a un 49% en 1995 (Gráfico no. 4). En el caso del sector secundario, éste ha venido experimentado un lento crecimiento, pasando de un 14% en 1980 a un 17% en 1990. Por su parte, el sector servicios ha venido aumentado con respecto a la PEA total, pasando del 21% en 1980, a un 28% en 1990.

En lo referente a la distribución de la PEA activa ocupada, según su inserción laboral, en las zonas urbanas para el período de 1990 a 1997, en general ha venido aumentando el porcentaje de patronos, con la excepción de Guatemala y Panamá.

0

10

20

30

40

50

60

70

80

Porcentaje

CR PAN RDOM MEX HON NIC ELS GUA

Países

Gráfico No. 4Centroamérica, República Dominicana y México. Evolución del peso

porcentual de la PEA industrial, comercio y servicios en la economía. 1960-1990

PEA industria, comercio yservicios. 1960

PEA Industria, comercio yservicios. 1990

35

Al analizar la distribución de la PEA activa ocupada, según su inserción laboral en las zonas urbanas, se tiene que de 1990 a 1997, en promedio más de las dos terceras partes de los ocupados centroamericanos son asalariados, en tanto que Costa Rica y Panamá superan el promedio. Otro aspecto que debe destacarse es la baja inserción en la categoría de patrono o empleador (4,0% en promedio), la cual ha venido decayendo en importancia relativa en toda el área de estudio, lo que es indicio de un proceso de mayor proletarización de la PEA. Por otra parte, un porcentaje significativo (30% en promedio para 1997) trabaja por cuenta propia o como trabajador familiar no remunerado. Del total de ocupados, el 7,2% corresponde a profesionales y técnicos asalariados. Dicha categoría además ha tendido a incrementarse en los últimos años, principalmente en el caso de Panamá (pasó del 4,1% en 1991 al 8,3% en 1995). En el caso del sector público (15,7% en promedio para 1997), ha tendido a descender, principalmente en los casos de Honduras, donde pasó del 14,4% en 1990 al 11,3% en 1994, para llegar al 10,1% en 1997, el de República Dominicana, donde pasó del 14,3% en 1992 al 13,1% en 1995, hasta llegar al 11,9% en 1997, debido principalmente a los procesos de privatización y movilidad laboral ligados con la reducción del aparato institucional del Estado y la contracción del gasto público. Por países, Costa Rica y Panamá muestran sector público con un peso relativo en la PAE bastante más alto que el resto de los países. Los cambios en la estructura de los mercados laborales durante la década de los años noventa han sido el resultado en buena medida de programas de ajuste estructural de los años 80 y de los primeros años de la década de los 90, los cuales tuvieron como objetivo la orientación de la estructura productiva hacia el mercado exterior, por medio de planes de reconversión productiva, en busca de exportar productos no tradicionales y disminuir el peso de los tradicionales. Esto supuso una mayor exigencia en cuanto a la preparación del personal técnico y profesional del sector privado, al introducirse majoras tecnológicas. Otra tendencia más o menos extendida entre los distintos países es la de emprender negocios familiares o microempresas, hecho que se refleja en la creciente participación de los empleadores dentro del total. En el caso de las zonas rurales, se observa un declive considerable de trabajadores por cuenta propia y de los familiares no remunerados, quienes en mayor o menor medida, según el país, tienden a reinsertarse como asalariados o como empleadores, los cuales han venido aumentando considerablemente. A pesar de que en la mayoría de los países la economía tiene vocación agrícola, buena parte de la población ocupada se inserta, por el contrario, en el sector servicios. Esta situación es más evidente en el caso de las zonas urbanas, donde se emplean donde la proporción alcanza a más de dos tercios del total. En estrecho ligamen con la estructura de inserción en el mercado laboral, está la situación del subempleo, el cual se ha tornado en un problema mayor que el desempleo abierto. En este sentido, Costa Rica presenta una tasa de subempleo equivalente a la del desempleo abierto,

36

en Guatemala alcanza una proporción seis veces mayor, mientras que en Nicaragua es ligeramente inferior.Esto provoca que al estimarse el problema del desempleo de manera global, las tasas de desempleo total sean muy superiores a las del desempleo abierto. Con respecto al área, la PEA urbana ha experimentado un fuerte crecimiento, en la mayoría de los casos excediendo el incremento del empleo urbano total. Así en el período de 1985 a 1990 la PEA urbana experimentó una tasa media de crecimiento del 4,6%, para el período de 1990 a 1995 ascendió al 5,1%, mientras que para el período 1995 al 2000 se ha estimado un crecimiento del 4,8%. Tal es el caso de Costa Rica, Honduras y Panamá, en donde el número de nuevos empleados supera el de la generación de nuevos empleos para el perído de 1990 a 1996. Lo anterior ha provocado el descenso en la tasa de participación urbana, excepto para los casos de Honduras y Panamá, en donde tuvo un incremento superior al 4%. Además, la casi equivalencia entre el crecimento de la PEA y la generación de nuevos empleos ha provocado que se mantenga la tasa media de desempleo en todos los países, aunque tiende a aumentar en Costa Rica y Panamá, mientras disminuye en El Salvador, Honduras, Nicaragua y República Dominicana. El caso de Guatemala merece una consideración especial, ya que entre 1990 y 1996 la PEA aumentó en 620.000 personas, con lo cual alcanzó la cifra de 3,1 millones, lo cual corresponde a un 30%. Durante este período, la proporción urbana de la PEA aumentó gradualmente (de un 36% en 1981 a un 39% en 1994), de lo que se concluye un predominio de la PEA rural (60% de la PEA total en 1994), a diferencia de la mayor parte de América Latina, caracterizada por una fuerza de trabajo mayoritariamente urbana (Guatemala: los contrastes del desarrollo humano, 1998). Debe destacarse el hecho de que a inicios de la década de los 90, la proporción de la PEA ocupada en el sector agrícola (52% en 1994) era la más alta de América Latina con excepción de Haití, seguido por el sector servicios (15%), industria (13%) y comercio (10%) (gráfico no. 5). Tomando en cuenta la variable del sexo, debe indicarse que para el caso de los países donde existen datos comparables (Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá), la tasa de participación de la mujer es apenas la mitad de la tasa de participación masculina. En el caso de Costa Rica, para 1995 la participación de la mujer alcanzó apenas el 41% contra el 78% de participación masculina, en Guatemala, alcanzó en 1989 el 43% contra el 84%, en Honduras para 1994 el 43% contra un 80%, mientras Panamá para 1995 alcanzó el 47% contra un 80%.

37

Debe destacarse el hecho de que ha habido un aumento significativo de la participación de la mujer en los últimos 20 años, así en Costa Rica, pasó de un 34% en 1981 a un 41%, en Guatemala, de un 41% en 1986 a un 43%, en Honduras descendió de un 46% a un 43% y, por último, en Panamá pasó de un 45% a un 47%. Esta situación es más evidente en las zonas urbanas, donde la participación laboral es más marcada entre las mujeres con mayor grado de instrucción. No obstante, en Costa Rica, Panamá y en Honduras hay una importante presencia femenina en la industria, la cual especialmente en el caso hondureño, obedece en gran medida al desarrollo excepcional de las maquiladoras. A pesar de que a nivel regional, las mujeres muestran en muchos casos mejores niveles de educación que los hombres, no sólo en lo que respecta a la alfabetización y la matriculación, sino incluso en los estudios superiores, excepto en sociedades multiétnicas como el caso de Guatemala, su empleabilidad en los mercados laborales laborales más calificados, si bien no es menos adversa, no alcanza los mismos niveles de ingreso. Por otra parte, las mayores tasas de desempleo femenino, se deben tanto a incrementos acentuados en las tasas de participación, como a restricciones en la demanda, debido al progresivo debilitamiento de los sectores mayormente empleadores de mujeres (como el Estado) y también a los persistentes factores discriminatorios del mercado, lo cual se refleja en las mayores tasas de desempleo con respecto a los hombres con iguales niveles de escolaridad o similares ocupaciones.

0

10

20

30

40

50

60

70

80

Porcentaje

COS ELS HON PAN RDOM

Países

Gráfico No. 5 Centroamérica y República Dominicana. Estructura del

empleo urbano según rama de actividad. 1997

Bienes

Servicios

38

En el caso de la PEA rural, ésta tiene tasas de crecimiento mucho menores, ubicándose en una tasa anual media del 2.4% en el período de 1985 a 1990, una tasa del 2,8% entre 1990 y 1995, más una tasa de crecimiento estimada en un 2,5% para el período entre 1995 al 2000. Además de esto, el peso relativo de la PEA rural dentro de la PEA total ha venido disminuyendo progresivamente en todos los países de la región. En términos generales, la PEA de 15 años y más con ocho años y menos de instrucción alcanza un porcentaje significativamente mayor en las zonas rurales que en las urbanas, del orden del 80% en la mayoría de los casos, mientras en las urbanas ronda el 60% en promedio (gráfico no. 13). A esta situación debe añadirse el aumento significativo que se ha experimentado desde el año 1990 en cuanto al número de años de escolaridad en promedio de la PEA. Lo anterior, se refleja en el aumento de la tasa de participación urbana para ambos sexos, en los grupos con 7 años y más de instrucción, mientras ha disminuído la tasa de los grupos con seis años y menos, esto con una tasa general de participación sin variaciones substanciales.

1. Tendencias del empleo formal y el empleo informal En términos generales, puede afirmarse que durante esta década si bien aumentó el empleo formal en términos absolutos, no puede decirse los mismo en términos relativos, ya entre 1990 y 1996 el 40% de los nuevos empleos urbanos se crearon en el sector formal (gráfico

Gráfico No. 6Centroamérica, República Dominicana y México. Indice de

años de escolaridad. 1997

0

1

2

3

4

5

6

7

8

CR PAN RDOM MEX HON NIC ELS GUA

Países

Ind

ice

de

esco

lari

dad

Indice de años de escolaridad

39

no. 7). A nivel de países, tanto Costa Rica como Panamá mostraron un porcentaje menor al promedio del área en estudio.

A nivel centroamericano, el sector formal registró su mayor tasa crecimiento en las zonas urbanas con un 17,83% entre 1991 y 1994, siendo Panamá el país con la mayor tasa de crecimiento registrado con un 29,19%. De acuerdo con la cifras publicadas por el informe del Estado de la Región de 1999, el sector informal ha experimentado un leve aumento en todos los países centroamericanos entre los años de 1990 y 1996, con excepción de Costa Rica, donde pasó del 33,8% en 1990 al 33,3% en 1996 y de El Salvador, donde pasó de un 53,9% a un 49,0% en el mismo período. Mientras en Costa Rica y Panamá, la informalidad alcanzó en 1996 una relación del 50% con respecto a los ocupados en el sector formal, en los casos de El Salvador y Honduras lo igualó, en tanto que en Nicaragua, la relación de ocupados en el sector informal es prácticamente inversa, al superar los informales en un 40% al sector formal. De agregarse que pese al faltante de de datos sobre la dimensión de esta problemática, el sector informal concentra la mayor proporción de familias pobres con excepción de algunos nichos en los que se obtienen mayores ingresos. En lo referente a la evolución de la ocupación de la PEA según segmento del mercado de trabajo, la ocupación del sector moderno aumentó significativamente entre los años 1990 a 1996 (5,82%), a pesar de lo cual el 40% de los nuevos empleos se generaron en el sector informal. En total, la tasa de informalidad pasó del 44,8% en 1990 al 43,7% en 1996. Con

0

10

20

30

40

50

60

70

80

Porcentaje

Co

sta

Ric

a

El

Sa

lva

do

r

Gu

ate

ma

la

Ho

nd

ura

s

Nic

ara

gu

a

Pa

na

Países

Gráfico No. 7 Centroamérica. Evolución de la ocupación en el sector

informal y moderno. 1990-1996

% de ocupados 90

% de ocupados 96

40

excepción de Costa Rica y El Salvador, los demás países mostraron leves incrementos en la tasa de informalidad, mostrando un deterioro en la calidad del mercado de trabajo urbano. De acuerdo con lo anterior, los grupos más afectados son los jóvenes que se incorporan por pimera vez al mercado de trabajo y las mujeres. En este sentido, ambos grupos presentan tasas de subempleo muy superiores al del conjunto de la PEA, lo cual se debe en primer lugar a las exigencias de calificación y a la falta de experiencia laboral. En el caso de los jóvenes, la tasa abierta de desempleo supera el promedio nacional. Para el caso de las mujeres, los problemas de desempleo son más intensos en los casos de Nicaragua, Panamá y República Dominicana. Sin embargo, llama la atención el hecho de que en El Salvador y Honduras, la situación es a la inversa, lo cual suscita dudas con respecto a la exactitud de los registros de esta variable. Según el informe de la CEPAL, Panorama Social de América Latina para 1998, la búsqueda de empleo por parte de los jóvenes es menos exitosa en comparación con el resto de la fuerza de trabajo, al punto que la tasa de desocupación de la población activa entre los 15 y los 24 años representa aproximadamente el 50% del desempleo total en las zonas urbanas, siendo las principales fuentes el sector comercio y de servicios. Panamá en particular, exhibe los índices de desempleo juvenil más altos de la región, con un 31,5%, a pesar de que son elevados también en Nicaragua (20,9%) y República Dominicana (27,8%). Como indica el informe, la inserción temprana de los jóvenes en la actividad laboral está estrechamente ligada con la capacidad de retención del sistema educativo y la situación económica del hogar. Ambas situaciones también condicionan la forma en que los hogares y los jóvenes mismos perciben la rentabilidad de la inversión en capital humano. En este sentido, cabe señalar que en los últimos años la fuerza de trabajo juvenil ha venido exhibiendo en la mayoría de los países, si bien de manera lenta, un aumento sostenido en el número promedio de años de estudio con excepción de Honduras y Nicaragua, donde los niveles de educación de la PEA siguen siendo muy bajos. La temprana inserción laboral tiene repercusiones que deben ser consideradas a la hora de establecer políticas para mejorar las oportunidades de calificación para el trabajo, esto por cuanto diversos estudios de la CEPAL han demostrado que los niños y los adolescentes que trabajan desde temprana edad se descapitalizan en dos años de estudio aproximadamente, lo cual lleva a que perciban menores ingresos al llegar a la vida adulta. A lo largo de su ciclo laboral, la pérdida de ingresos acumulada se cuadruplicará eventualmente y hasta sextuplicará los ingresos que generaron durante los años que estuvieron incorporados en el mercado de trabajo, cuando deberían haber permanecido en la escuela adquiriendo los dos años adicionales de educación. De acuerdo con los datos disponibles, Panamá presenta los niveles más bajos de trabajo infantil del área (menos del 3% en 1997). Costa Rica figura en el nivel intermedio (12%) y tanto Honduras (26%) como México (26%) figuran en los niveles más altos (cuadro no. 23). En cuanto a su evolución, debe indicarse que en el caso de Panamá desde 1990 ha

41

experimentado una mejoría en cuanto a los niveles de trabajo infantil y adolescente en las áreas urbanas y en las rurales. Costa Rica, por su parte, ha descendido levemente con respecto al mismo año, el cual ha sido mayor en el caso de los adolescentes. No obstante, en los casos de Honduras y México, la situación no sólo no ha mejorado, sino que ha empeorado considerablemente. Al tomar en cuenta el área, cabe indicar que los niños y los adolescentes que residen en las áreas rurales son mucho más desfavorecidos. El ejemplo más ilustrativo es el de Costa Rica, donde un 4% de los niños de las áreas urbanas trabajan en contraste con el 18% de los del área rural. La situación anterior, se repite en el rango de 15 a 17 años. En el caso de Honduras, por ejemplo, alrededor del 33% de los adolescentes trabaja en las áreas urbanas, mientras un 50% lo hace en las rurales. En el caso de las mujeres adolescentes, si bien el panorama ha mejorado con respecto al año 1990, cabe destacar que muchas optan por no estudiar ni incorporarse al trabajo, sino que se dedican exclusivamente a los quehaceres domésticos, situación que es más acentuada en las zonas rurales. Este hecho afectó en 1997 entre el 15% y el 25% de las adolescentes entre los 15 y los 19 años en las zonas urbanas, mientras que alcanzó una proporción de entre el 25% y el 50% en las zonas rurales. Honduras representa el caso más dramático de la mejoría en la situación de las adolescentes que no trabajan ni estudian, puesto que entre 1990 y 1997 se logró reducir esta proporción del 25% al 19% en las zona urbana, mientras que en la zona rural pasó del 64% al 52%. Tal situación supone una doble limitación a las oportunidades de bienestar económico, ya que por una parte dejan de cursar años clave para la formación de su capital educativo, y por otra, se restringen fuertemente sus habilidades para incorporarse eventualmente al mercado laboral. 2. Las categorías ocupacionales de la PEA: una inserción laboral muy diferenciada En los países de mayor desarrollo relativo de la región, de cada 100 personas ocupadas, alrededor de 75 son asalariados, ya sea del sector público y del sector privado, estos países son México, Costa Rica y Panamá. En estos dos últimos países, el empleo público asalariado es el más alto de la región y se sitúa entre el 20 y el 26% (1 de cada 3 de la PEA asalariada), habiendo disminuido levemente en Panamá y en un 5% en Costa Rica (cuadro no. 11).

42

Cuadro No. 11 Distribución de la PEA activa ocupada según inserción laboral,

(Zonas urbanas, 1990-1997) PAIS

Años Patronos Total asalariado

s

Asalariados Sector Público

Asalariados sector

privado

Trabajadores por cuenta

propia13 Costa Rica 1990 5.5 74.8 25.0 49.7 19.7 1997 7.7 72.4 20.5 51.9 19.8 El Salvador d/ 1990 3.4 62.9 13.8 49.1 33.7 1997 5.7 61.9 13.3 48.6 32.5 Guatemala 1986 4.5 62.1 13.8 48.3 33.3 1989 2.6 63.8 14.7 49.2 33.6 Honduras 1990 1.5 65.5 14.4 51.1 33.0 1997 6.3 60.4 10.1 50.3 33.4 Nicaragua 1997 2 60.4 14.8 45.6 37.6 Panamá 1991 3.4 73.1 26.6 46.5 23.5 1997 3.3 77.1 24.5 52.6 19.7 Rep. Dom. 1992 2.8 61.9 14.3 47.6 35.3 1997 3.7 62.5 11.9 50.6 33.9 México 1989 3.3 76.4 16.0 60.4 20.3

1996 4.5 73.5 15.1 58.4 22.3 Fuente: Elaboración propia con base en datos de CEPAL: Panorama social de América Latina, 1998, 251-252. a/ Incluye a los oficios domésticos y México incluye a los asalariados del sector público. b/Panamá y México no disponen de información sobre el tamaño de los establecimientos, excepto para 1993 y 1993. Por tanto, los asalariados no profesionales ni técnicos en estableciemientos que ocupan hasta cinco personas fueron incluidos en la columna correspondiente a los establecimientos con más de cinco personas. c/Incluye a profesionales y técnicos. d/Las cifras para 1990 no son estrictamente comparables con las de 1995 y 1997, debido a cambios en la clasificación de profesionales y técnicos. En cambio en el resto de países, el empleo asalariado es (con excepción de Nicaragua, el más bajo) en promedio alrededor de 15% más bajo que en Panamá, Costa Rica y México. Esto se debe principalmente a un menor peso del empleo público, ya que en cuanto al empleo privado las proporciones son similares.

13 Incluye también trabajadores familiares no remunerados.

43

Este déficit de empleo público se manifiesta en un mayor peso del empleo por cuenta propia en esos países, los cuales, concentran el mayor peso de la PEA de Centroamérica. En términos absolutos, por lo tanto, el peso de los trabajadores por cuenta propia es muy alto en Centroamérica, debido a que se sitúa en los países más poblados. De los 13 millones de trabajadores (asalariados y por cuenta propia) que se estima para el año 2,000 en Centroamérica, el 65% son asalariados (8.55 millones) y el 35% son trabajadores por cuenta propia (4.67 millones). Un 23% de todos los asalariados se ubica en Costa Rica y Panamá, el resto en los otros países. En cambio del total de trabajadores por cuenta propia solo un 14.5% se ubica en Costa Rica y Panamá, y un 85.5% en los otros países, siendo el de mayor importancia Guatemala (31.2%). Lo que es más interesante observar es que del total del empleo asalariado en el sector público de la región, el 33.3% (una tercera parte) se ubica en Costa Rica y Panamá. El peso del sector público es en gran medida uno de los factores estructurales más importantes que explicarían las diferencias en desarrollo humano en los países de la región, y al mismo tiempo los diferenciales en los niveles de exclusión, pero ello ha sido insuficientemente estudiado (cuadro no.12).

Cuadro No. 12 Centroamérica. Distribución de los trabajadores asalariados y los trabajadores por

cuenta propia en la región. Año 2,000. (Cifras en millones y porcentajes)

PAIS

TOTAL TRABAJADORES ASALARIADOS (sector público y sector privado)

ASALARIADOS DEL SECTOR PRIVADO

TOTAL ASALARIADOS DEL SECTOR PUBLICO

TOTAL TRABAJADORES POR CUENTA PROPIA

TOTAL CENTROAMERICA

8.55 millones

7.23 millones

1.32 millones

4.67 millones

Porcentajes 100.0 100.0 100.0 100.0

COSTA RICA 12.7 11.8 16.9 8.9 PANAMA 10.3 9.2 16.4 5.6 Subtotal 23.0 21.0 33.3 14.5 EL SALVADOR 17.1 17.4 14.7 18.5 GUATEMALA 30.1 30.3 28.6 31.2 HONDURAS 17.0 18.1 11.1 20.4 NICARAGUA 12.9 12.9 12.3 15.4 SUBTOTAL 77.0 79.0 66.7 85.5 Fuente: Elaboración propia.

44

La tasa de desempleo abierto es variable por países, más alta en algunos de ellos como Panamá y República Dominicana, pero lo que salta a la vista es la mayor tasa de desempleo que afecta a los jóvenes y a las mujeres en todos los países, así como el gran peso que ha adquirido el sector informal, aunque a este respecto hacen falta estudios empíricos precisos. Solamente se cuenta con estimaciones globales, de difícil comparación entre años y a veces entre países. No obstante, se concluye que la informalidad ha ganado terreno y que es uno de los factores más decisivos en la situación de pobreza que afecta a la región (Cuadro No. 20).

0

10

20

30

40

50

60

Porcentaje

CR ELS HON NIC PAN RDOM MEX

Países

Gráfico No. 8Centroamérica, República Dominicana y México.

Distribución de la PEA según categoría ocupacional en zonas urbanas. 1997

Patronos

Asalariados sector público

Asalariados sector privado

Trabajadores por cuenta propia

45

Cuadro No. 20 Indicadores del mercado laboral según país 1990 y 1996

Total región 1990 1996 Tasa de desempleo abierto 8.8 8.7 Tasa de informalidad 44.8 43.7 Costa Rica Tasas de participación 53.1 52.3 Tasa de desempleo total 5.4 6.6 Jóvenes 10.3 13.9 Mujeres 6.2 7.6 Tasa de informalidad 33.8 33.3 El Salvador Tasas de participación 55.0 54.1 Tasa de desempleo total 10.0 7.0 Jóvenes 18.6 14.3 Mujeres 9.8 5.0 Tasa de informalidad 53.9 49.0 Guatemala a/ Tasas de participación 63.3 63.9 Tasa de desempleo total 6.5 4.9 Jóvenes Nd Nd Mujeres 29.7 33.4 Tasa de informalidad 71.8 Nd Honduras Tasas de participación 50.1 54.7 Tasa de desempleo total 6.9 6.6 Jóvenes 10.4 9.7 Mujeres 5.8 5.1 Tasa de informalidad 48.7 50.1 Nicaragua Tasas de participación 51.2 48.7 Tasa de desempleo total 23.3 15.0 Jóvenes 34.2 Nd Mujeres 20.8 14.0 Tasa de informalidad 57.2 58.9 Panamá Tasas de participación 57.3 61.7 Tasa de desempleo total 13.6 17 Jóvenes 33 34.8 Mujeres 15.2 20.5 Tasa de informalidad 31.1 31.6 Rep. Dominicana Tasas de participación 55 53.2 Tasa de desempleo total 19.6 16.7 Jóvenes 32.2 28.8 Mujeres 33 28.6 Tasa de informalidad nd 46.7 Fuente: Precios y salarios en Centroamérica, Panamá y República Dominicana, pp. 20. Elaborado por el ETM/San José, con base datos del SIAL/OIT/Panamá. Unidad de Estadísticas y Análisis Cuantitativo: datos básicos socioeconómicos, 1999. A/datos de 1995.

46

3. Exclusión en categorías ocupacionales Hay otro aspecto de la exclusión que tiene que ver con los trabajadores asalariados y por cuenta propia de un mayor interés en lo concerniente a la educación técnica, la educación de adultos y la formación profesional. La institucionalidad pública es muy precaria para atender a los trabajadores por cuenta propia. La institucionalidad privada también. La institucionalidad pública se concentra prioritariamente en el sector privado asalariado. En los trabajadores asalariados del sector privado, entre el 12 y el 22% son profesionales y técnicos. Panamá tiene el más alto porcentaje (22%) y Nicaragua el más bajo. En general entre 1 y 2 de cada 10 asalariados del sector privado son profesionales y técnicos (cuadro no. 13). En cambio, en los trabajadores por cuenta propia, con excepción de Costa Rica en donde 1 de cada 10 es profesional o técnico, en el resto de países, hay prácticamente 1 por cada 20. La proporción de profesionales y técnicos de los asalariados del sector privado es de 5 a 1 con respecto a los trabajadores por cuenta propia. En general, estos datos nos muestran un bajísimo grado de calificación profesional y técnica de la fuerza de trabajo en Centroamérica. Los países que tienen los mayores desafíos hacia los próximos años son aquellos que tienen el más alto crecimiento demográfico, la proporción más alta de jóvenes y la tasa de

0

10

20

30

40

50

60

70

Tasa por mil

CR

EL

S

GU

A

HO

N

NIC

PA

N

RD

OM

Países

Gráfico No. 9Centroamérica y República Dominicana. Principales

indicadores del trabajo. 1997

Tasas de participación

Tasa de desempleo

Tasa de desempleo en mujeres

47

crecimiento más alta de la población urbana. Estos países son Guatemala, Nicaragua y Honduras. Pero además en los casos de Guatemala y Honduras estos países tienen todavía altas tasas de crecimiento de la población rural, por lo que necesitarían políticas combinadas, en lo que se refiere especialmente a educación y formación profesional.

Cuadro No. 13 Centroamérica: Estimación del porcentaje de profesionales y técnicos que existen entre los trabajadores asalariados del sector privado y los trabajadores por cuenta propia en

la región. Alrededor de los años 1995-1997. (Cifras en millones y porcentajes)

PAIS

TOTAL TRABAJADORES ASALARIADOS DEL SECTOR PRIVADO

PROFESIONALES Y TECNICOS, COMO PORCENTAJE DE LOS ASALARIADOS DEL SECTOR PRIVADO

TOTAL TRABAJADORES POR CUENTA PROPIA

PROFESIONALES Y TECNICOS, COMO PORCENTAJE DE LOS TRABAJADORES POR CUENTA PROPIA

COSTA RICA 100 14 100 11 PANAMA 100 22 100 7 EL SALVADOR

100 16 100 3

GUATEMALA

100 15 100 3

HONDURAS 100 13 100 3 NICARAGUA

100 7 100 2

REP. DOMINIC.

100 13 100 7

MÉXICO 100 12 100 7 Fuente: Elaboración propia.

48

D. La educación: crisis de cobertura y crisis de calidad 1. Cobertura de la educación formal: tendencias y consecuencias de la exclusión Como ya se sabe, los niveles de instrucción son determinantes en las posibilidades de inserción laboral, mientras que ésta determina hasta cierto grado los niveles de ingreso y por tanto, los niveles de pobreza. a) El analfabetismo El analfabetismo es todavía muy alto en 4 países de la región. Las diferencias son claras con respecto a Costa Rica y Panamá. Las mujeres tienen un analfabetismo mayor en El Salvador y Guatemala. En este último país las diferencias entre hombres y mujeres son las más dramáticas, sobre todo en lo que respecta a las mujeres indígenas. Las diferencias son notables también en la población comprendida entre 15 y 24 años de edad. El analfabetismo sigue siendo uno de los principales problemas sociales a nivel centroamericano y de República Dominicana y constituye el principal indicador de la brecha social en el acceso a la educación. Para el año 1995, a nivel regional una de cada tres personas mayor de 15 años era analfabeta, alcanzando en promedio el 24,2%. Tal situación es especialmente grave en Guatemala con un 44,4% de analfabetismo y Nicaragua con un 34,3% (cuadro no. 14).

Cuadro No. 14 Porcentaje de analfabetismo de la población de 15 años y más,

según sexo y países, 1995

Países Total Hombres Mujeres Total en miles

Peso relativo con relación a

América Central Costa Rica 5.2 5.3 5.0 116 2.1 El Salvador 28.5 26.5 31.2 957 17.7 Guatemala 44.4 37.5 51.4 2,627 48.6 Honduras 27.3 27.4 27.3 867 16.0 Nicaragua a/ 30.4 25.4 26.2 678 12.5 Panamá 9.2 8.6 9.8 161 3.0 Total América Central 5,406 100.0 Rep. Dominicanaa/ 17.5 Nd nd 952 México 10.0 Nd nd 32,678 Fuente: Estado de la región, informe 1, 1999, p. 168. a/ Los datos corresponde a la encuesta de hogares de 1998. b/ Censo Nacional de Población y Vivienda 1993, República Dominicana. Citado en Internet.

49

Por sexo existen diferencias importantes a nivel regional y en algunos países. A nivel regional la tasa promedio de analfabetismo de las mujeres alcanza el 26,3%, mientras que para el caso de los hombres alcanza el 23,5%. Guatemala y El Salvador muestran las mayores desigualdades en este aspecto. En cuanto a zonas, las mayores tasas de analfabetismo se presentan en las zonas rurales y en algunos casos, supera en más del doble a la urbana. El caso de Guatemala, según su informe del desarrollo humano del año 1998, en cuanto al panorama social de los diversos grupos étnicos, muestra que los municipios con una mayor proporción de población indígena presentan los grados más altos de analfabetismo, situación que se repite a nivel regional, puesto que es superior en el noroccidente y en el norte. Sólo tres comunidades étnicas promedian más del 50% de alfabetización y son aquellas con mayor cercanía al área metropolitana (Guatemala: 59%, Sololá: 58,9% y Totonicapán: 52,7%), lo que evidencia que el área de habitación es un factor condicionante del acceso a la educación. El promedio nacional alcanza solamente el 32,8%, cifra alta si se tiene en cuenta que la tasa bruta de escolaridad tiende a sobreestimar el resultado educativo del país, al incluir niñas y niños con sobreedad. La deserción es relativamente alta (9,5%). El analfabetismo alcanza un 37% de los habitantes mayores de 15 años, de los cuales el 23% se encuentra en el área urbana y el 77% en la rural. Además, el 44% son hombres y el 56% son mujeres. El 61% de los analfabetos corresponde a la población indígena.

0

5

10

15

20

25

30

35

40

Tasa por mil

CR PAN RDOM MEX HON NIC ELS GUA

Países

Gráfico No. 10Centroamérica, República Dominicana y México. Tasa

de analfabetismo.1997

Tasa de analfabetismo

50

b) Promedio de años de escolaridad El promedio de años de escolaridad de la población en general, se mantiene relativamente bajo, ubicándose entre los cuatro y los cinco años para la mayoría de los países centroamericanos con excepción de Costa Rica (5,7 años) y Panamá (6,8 años). A nivel regional, si bien el panorama educativo ha mejorado significativamente en comparación con los años 80, aún tiene un peso considerable la PEA urbana con educación primaria únicamente, ya que para el año 1996 alcanzaba un 41,3%. Guatemala, merece especial atención ya que una tercera parte de su fuerza de trabajo no posee ningún grado de educación formal. Nicaragua, por su parte, muestra un retroceso ya que la PEA sin educación aumentó de un 8,7% en 1990 a un 10,9% en 1996, mientras la PEA con educación primaria solamente, pasó de un 36,3% a un 48,7% en el mismo período. Los esfuerzos por mejorar el sistema educativo a nivel regional han estado centrados tradicionalmente en el mejoramiento de la eduación básica, procurando ampliar su cobertura, lo cual se ha logrado parcialmente a expensas de la calidad. En Costa Rica se está tratando de universalizar la enseñanza de la computación y de una segunda lengua en dicho nivel, a la vez que se está tratando de cerrar la brecha entre las zonas urbanas y rurales, las cuales se han quedado rezagadas en los indicadores. Los datos anteriores, son el claro reflejo de la prioridad brindada por los distintos gobiernos de la región a las políticas de educación. Consecuentemente con lo anterior, son precisamente los países que destinan el mayor porcentaje del gasto del gobierno a la educación los que presentan los mejores indicadores tanto a nivel de alfabetización como de la eficiencia del sistema educativo. En este sentido, tanto Costa Rica como Panamá destinan a la educación los mayores porcentajes del PIB (5,8% y 4,9% en 1997 respectivamente), los cuales son además los más altos del área en estudio con excepción de México (cuadro no. 15). Por el contrario, Guatemala, El Salvador y República Dominicana presentan en comparación, los bajos más porcentajes de inversión en eduación del área (1,7%, 2,2% y 1,9% del PIB para 1995 respectivamente). Los gastos en educación se han incrementado en la década del noventa, pero ese incremento ha sido en términos generales modesto. Sobre todo si se toma en cuenta el gran rezago en la educación que ya tenían algunos países. Todavía la heterogeneidad es muy marcada en cuanto a la magnitud del gasto en la educación con respecto al producto de la economía como se observa en el siguiente gráfico:

51

El mayor crecimiento en la tasa de escolaridad lo experimentó EL Salvador, en 17 años (16.1%), lo cual le ha permitido a ese país acercarse a los países de mayor desarrollo relativo en la región, como son Panamá, Costa Rica, México y República Dominicana, en lo que respecta a la tasa de escolaridad global (cuadro no. 16). En cuatro países de la región, el crecimiento en la tasa de escolaridad se situó en el 10% en promedio, a lo largo de 17 años; mientras que en tres países de mayor desarrollo relativo en educación, el crecimiento osciló entre el 5 y el 6%.

Gráfico No. 11Centroamérica, República Dominicana y México. Evolución del gasto del

Gobierno en educación como porcentaje del PIB. 1990-1995

0

1

2

3

4

5

6

7

8

1990 1991 1992 1993 1994 1995

Años

Po

rcen

taje

CR

ELS

GUA

HON

NIC

PAN

RDOM

MEX

52

Cuadro No. 16 Panorama regional de la educación

Tasa de escolaridad a/ (Porcentajes)

Incremento En las coberturas

Tasa bruta De matriculación Primaria

Tasa bruta de matriculación Secundaria

País 1980 1985 1990 1994 1997/a 1980-1997 1995 1995 Costa Rica 55,3 51,0 54,3 68,0 66,0 10.7 107 50 El Salvador 47,9 48,6 51,6 55,0 64,0 16.1 88 32 Guatemala 35,2 37,9 41,5 46,0 47,0 11.8 84 25 Honduras 47,2 51,5 56,4 60,0 58,0 10.8 112 32 Nicaragua 53,3 52,3 53,5 62,0 63,0 9.7 110 47 Panamá 65,8 64,0 65,3 70,0 73,0 6.2 106 68 Rep. Dominicana

60,0 66,0 nd Nd 66,0 6.0 103 41

México 64,8 65,6 66,2 Nd 70,0 5.2 115 58 Fuente: CEPAL, UNESCO, PNUD. a/ Número total de alumnos de primer, segundo y tercer siclo, como porcentaje total de la población de entre 6 y 23 años.

Guatemala es el país con mayor rezago evidente en la tasa global de escolaridad y por niveles educativos. Este país no ha podido salir del último lugar que ya ocupaba desde 1980, con apenas un 35% de escolaridad. A inicio del siglo XXI, la tasa de escolaridad no supera el 50%, estando por debajo de Panamá en alrededor de 23 puntos, de México por 20, de Costa Rica y República Dominicana por 16, el El Salvador por 14, de Nicaragua por 13 y de Honduras por 11. El esfuerzo realizado por Guatemala en el aspecto educativo no ha estado a la altura del gran rezago y exclusión que presenta el país. Solamente después de la gestión del primer gobierno democrático (1986-1991) y sobre todo después de la firma de los acuerdos de paz (en diciembre de 1996), el país muestra un aumento de la voluntad política para encaminar políticas educativas más audaces. La conciencia social sobre el problema también ha aumentado en forma cada vez más creciente. Sin embargo, hay un obstáculo estructural fundamental como lo es la capacidad fiscal del estado, la más pequeña de la región, medida en términos de la carga tributaria. En este sento, si bien los gobiernos de la región han aumentado los gastos en educación, es necesario seguir reforzando los niveles de inversión en este rubro (cuadro no. 17).

53

Cuadro No. 17 Grado de preparación de los recursos humanos

Educación como % del PIB a/

Educación como % del Gasto Público

Gasto Público social Excluyendo educación como % del PIB b/

Calidad de la política

Educativa c/

País 1985 1995 1992-94 1993-95 1992 Costa Rica 4.5 4.5 19.2 19.9 11.6 1.0 El Salvador 3.1 2.2 nd 31.0 1.3 1.7 Guatemala 1.8 1.7 12.8 18.2 3.2 2.2 Honduras 4.2 3.9 16.0 16.5 4.2 2.5 Nicaragua 6.8 nd 12.2 12.2 6.8 2.0 Panamá 4.6 5.2 18.6 21.0 13.8 1.4 Rep. Dominicana 1.8 1.9 nd 13.2 3.7 1.5 México 3.9 5.3 nd 26.0 Nd nd Fuente: elaboración propia con base en datos de CEPAL. a/ El dato de Guatemala y Honduras corresponde a 1991 b/ El dato de Guatemala corresponde a 1989; el de República Dominicana a 1990; los de Costa Rica y Panamá a 1991 y los de El Salvador y Honduras a 1992. c/ A cada una de las siguientes políticas se le asignó un número (1=buena, 2=regular, 3=mala) y se le asignó una ponderación, según los siguientes criterios: acceso universal (40%), aislamiento educativo (20%), creatividad e innovación (10%), gestión institucional (10%), profesionalismo de los educadores (10%).

Por otra parte, en el caso de Guatemala, el aumento de la cobertura y la calidad de la educación pasa necesariamente por superar la exclusión de los pueblos indígenas y las poblaciones rurales no indígenas. Son estas poblaciones, sobre todo las mujeres, quienes están más afectadas por la exclusión y la discriminación existente en el sistema educativo. Costa Rica, Panamá y México tienen los mejores indicadores en este aspecto, con un promedio mayor de años de instrucción para los jóvenes. Posiblemente Guatemala es el que está más a la zaga en este aspecto. Las diferencias entre las zonas urbanas y las zonas rurales son abismales. Sobre todo en El Salvador, Honduras, República Dominicana y seguramente Guatemala. c) Evolución de las tasas de escolaridad y la deserción De acuerdo con los datos del Informe del Estado de la Región, la tasa neta de escolaridad para la población de 7 a 12 años alcanzó para el año 1997 el 101,7% en Costa Rica, el 91,4% en El Salvador, el 69,3% en Guatemala, el 85,4% en Honduras, el 73,5% en Nicaragua y un 95,2% en Panamá. Sin embargo, es en la población de 13 a 17 años donde se presentan las menores tasas de escolaridad, es así que el mismo año Costa Rica presentaba una tasa neta

54

del 57,7%, El Salvador un 59,2%, Guatemala 19,6%, Honduras un 26,3%, Nicaragua un 29,1% y Panamá un 67,1%. Según los datos de la CEPAL, desde el año 1980 se ha registrado un aumento en la tasa bruta de escolaridad de todos los países de la región, incluyendo República Dominicana y México. El caso de Guatemala, presenta la menor tasa de escolaridad, la cual pasó del 35,2% en 1980 al 47% en 1997. De acuerdo con las cifras anteriores, un 42,3% de la población costarricense en edad de asistir a la educación prevocacional, no está asistiendo a clases, en El Salvador alcanza un 40,8%, en Guatemala un 80,4%, en Honduras un 73,7, en Nicaragua un 70,9% y en Panamá un 32,9%. Tomando en cuenta a los países con datos disponibles, se tiene que para el año de 1997 en el caso de Costa Rica, el 76,1% de los niños y las niñas de 14 a 15 años de edad tenían al menos seis años de estudio completos, ya sea que asistan o no a la escuela, en Honduras el porcentaje alcanzó el 62,7%, en Panamá el 85,0%, mientras que en México alcanzó el 78,1%. Para el año 1997, se ha estimado que 7,7 millones de niños, niñas y jóvenes centroamericanos se matricularon en los primeros niveles educativos, es decir, preescolar, primaria y secundaria, de los cuales el 71,4% corresponde a primaria. A pesar de esto, de acuerdo con la tasa de escolaridad se estima que un millón de niños entre los 7 y 12 años de edad se quedó sin matricular, lo cual equivale a un 18,9%. En el caso de los jóvenes, se estima que alrededor de dos millones de jóvenes con edades entre los 13 y 17 años, lo que equivale a un 59,7% de la población en dicho rango de edad, no están matriculados en la educación secundaria. Según los datos de CEPAL, la matriculación secundaria técnica para los países con datos para el período de 1989-1991 fue de un 22% para Costa Rica, de un 30% para Honduras, un 9% en Nicaragua y un 26% en Panamá. En todos los países ha habido un crecimiento de la cobertura de la educación secundaria. Pero ha sido muy bajo y bajo, en relación a la magnitud de los jóvenes en edad que teóricamente deberían insertarse en la educación secundaria. Ha aumentado la inclusión relativa pero ha aumentado la exclusión absoluta en los países de mayor rezago educativo. 2. Modelos de competitividad según la calificación de la fuerza laboral, la Educación

Técnica y la Formación Profesional Tomando en cuenta los niveles de instrucción de la población económicamente activa y los cambios que en ellos se han producido en los últimos años, así como las tendencias en cuanto a la capacitación de la fuerza de trabajo y si existen o no cambios en los paradigmas de la educación técnica y la formación profesional, se ha elaborado una clasificación de modelos que interrelacionan estas variables. Mediante estos modelos se tiene una percepción más clara de las experiencias de punta, de las situaciones intermedias y de las situaciones de

55

mayor rezago en la región. Debido a la carencia de información sobre la República Dominicana no se incluye este país. La base para realizar esta clasificación son las encuestas de Hogares del año 1998, realizadas en Costa Rica, Panamá, Honduras y Nicaragua; la encuesta nacional de empleo, salarios, tecnología y capacitación, de México, 1997; los estudios de campo realizados en Centroamérica por investigadores nacionales, la documentación de las instituciones de formación y otras fuentes de información pertinentes. A continuación se presenta un cuadro que resume las diferencias y las similitudes entre los países para los cuales se dispone de información. Estos aspectos se describen en el análisis de cada modelo presentado en este estudio, a continuación.

Cuadro No. 18 Nivel de instrucción de la población económicamente activa, por país 1998

NIVEL DE INSTRUCCION

MEXICO (1997)

COSTA RICA

PANAMA NICARAGUAa/ HONDURAS

TOTAL 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 SIN INSTRUCCION 9.0 3.6 3.3 7.8 16.7 ALGUN GRADO DE PRIMARIA, O PRIMARIA COMPLETA

39.6 48.3 31.1 38.0 58.6

ALGUN GRADO DE SECUNDARIA O SECUNDARIA COMPLETA

29.4

30.3 42.6 40.7 19.0

ALGUN AÑO DE EDUCACION SUPERIOR O EDUCACION SUPERIOR COMPLETA

21.6 17.8 21.0 13.5 5.7

a/Solamente la PEA urbana. Fuente: Encuesta Nacional de Empleo, Salarios, Tecnología y Capacitación. STPS-INEGI.

56

Cost

a R

ica

Guate

mala

Nic

ara

gua

Rep. D

om

inic

ana

0

2

4

6

8

10

12

os

de

esco

lari

dad

Países

Gráfico No. 12Centroamérica, República Dominicana y México. Años

promedio de escolaridad de la PEA (mayores de 25 años). 1995

Años promedio de escolaridad de la PEA(mayores de 25 años)