Isidro Vanegas, Magali Carrillo - El Pedestal Erróneo Para Un Prócer

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    Artculos

    E . 9

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    Isidro VanegasMagali Carrillo

    S D. 37E

    Alejandro Mercado Villalobos

    Q 67

    P M, -

    Sergio Rosas Salas

    S 97

    : E ,

    E S L C (-)igo Fernndez Fernndez

    E M 121

    Vctor Manuel Prez Talavera

    V . 149

    E D F, -

    Saydi Nez Cetina

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    T M (-)

    Dulze Mara Prez Aguirre

    E F E T 207

    E M (-)

    Francisco de Luis Martn

    E . L 242

    Abdn Mateos

    L 268

    M

    Mara de la Luz Martn Carbajal

    Archivos y documentos

    H, . E 307

    S M N A

    T Florencio Barrera Gutirrez

    Entrevistas

    E E F 345

    Luciano ConcheiroAna Sofa Rodrguez

    ReseasSobre H, Bernd, y Rafaelle M (Coordinadores), 355

    La revolucin mexicana en el cine. Un acercamiento a partirde la mirada taloeuropea, Mxico, El Colegio de Mxico, 2013.Tania Celina Ruz Ojeda

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    Sobre M G, Edgardo, Diplomacia insurgente. 361Contactos de la insurgencia venezolana con el mundo ingls(1810-1817), Caracas, Academia Nacional de laHistoria-Universidad Metropolitana, 2014.

    ngel Rafael Almarza V.

    Sobre B, Avital, y Mara del Rosario R 371

    (Coordinadoras), La guerra fra y las Amricas, Colima,Universidad de Colima-Universidad Michoacana

    de San Nicols de Hidalgo, 2013.

    Nayar Lpez Castellanos

    Sobre A, Perry, Imperium et Consilium, la poltica 379exterior norteamericana y sus tericos, Madrid, Akal, 2014.

    Brice Calsapeu

    Sobre R H, Lucio, El virus rojo de la revolucin. 386La guerrilla en Mxico. El caso de la Liga Comunista 23de Septiembre, 1973-1981, Morelia, Colegio Primitivo

    y Nacional de San Nicols de Hidalgo-Sindicatode Profesores de la Universidad Michoacana, 2013.

    Jos Fernando Ayala Lpez

    Investigacin en el Instituto 395

    Publicidad 401

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    Antonio Nario, conocido como el precursor de la independencia colom-

    biana, fue elevado por la historiografa patritica al mximo rango entre loshroes revolucionarios. Este artculo se ocupa de reexaminar algunos aspec-tos de su vida pblica, que siendo tambin momentos importantes de la revo-lucin de la dcada de 1810, ayudan a comprender mejor este acontecimientoal despojarlo de la ilusin de fatalidad retrospectiva con que ha sido investido.

    Palabras clave: Colombia, revolucin, independencia, nacin, AntonioNario

    Isidro Vanegas Universidad Pedaggica y ecnolgica de Colombia unjaCorreo electrnico: [email protected] Carrillo Asociacin Centro de Estudios Regionales REGINCorreo electrnico: [email protected]. Revista de Estudios Histricos Nmero 63 (enero-junio 2016)

    ISSN: 1870-719X ISSN-e: 2007-963X

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    Alejandro Mercado Villalobos

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    Sergio Rosas Salas

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    Francisco de Luis Martn

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    Abdn Mateos

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    Mara de la Luz Martn Carbajal

    Archivos y documentos

    H, . E 307

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    T Florencio Barrera Gutirrez

    Entrevistas

    E E F 345

    Luciano ConcheiroAna Sofa Rodrguez

    ReseasSobre H, Bernd, y Rafaelle M (Coordinadores), 355

    La revolucin mexicana en el cine. Un acercamiento a partirde la mirada taloeuropea, Mxico, El Colegio de Mxico, 2013.Tania Celina Ruz Ojeda

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    Sobre M G, Edgardo, Diplomacia insurgente. 361Contactos de la insurgencia venezolana con el mundo ingls(1810-1817), Caracas, Academia Nacional de laHistoria-Universidad Metropolitana, 2014.

    ngel Rafael Almarza V.

    Sobre B, Avital, y Mara del Rosario R 371

    (Coordinadoras), La guerra fra y las Amricas, Colima,Universidad de Colima-Universidad Michoacana

    de San Nicols de Hidalgo, 2013.

    Nayar Lpez Castellanos

    Sobre A, Perry, Imperium et Consilium, la poltica 379exterior norteamericana y sus tericos, Madrid, Akal, 2014.

    Brice Calsapeu

    Sobre R H, Lucio, El virus rojo de la revolucin. 386La guerrilla en Mxico. El caso de la Liga Comunista 23de Septiembre, 1973-1981, Morelia, Colegio Primitivo

    y Nacional de San Nicols de Hidalgo-Sindicatode Profesores de la Universidad Michoacana, 2013.

    Jos Fernando Ayala Lpez

    Investigacin en el Instituto 395

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    ISIDROVANEGAS

    MAGALICARRILLO

    Tzintzun. Revista de Estudios Histricos Nmero 63 enero-junio 2016 ISSN: 1870-719X ISSN-e: 2007-963X

    T .

    A N N G

    A

    Antonio Nario, who is known as the forefather of Colombianindependece, was elevated to the highest standing of revolutionaryheroes by patriotic historiography. Tis article seeks to reexaminecertain aspects of his public life which were important momentsduring the revolution in the 1810s. Tese aspects help us to understandbetter this event by stripping the fatalistic illusion in which he hasbeen vested.

    Key words: Colombia, revolution, independence, nation, AntonioNario

    U .A N

    R

    Antonio Nario, considr comme le prcurseur de lindpendancecolombienne, fut lev par lhistoriographie patriotique au plus hautrang parmi les hros rvolutionnaires. Cet article rexamine certainsaspects de sa vie publique qui, parce quils sont aussi des momentsimportants de la rvolution de la dcennie de 1810, aident mieux

    comprendre cet vnement en le dpouillant de lillusion de fatalitrtrospective dont il avait t par.

    Mots cl : Colombie, rvolution, indpendance, nation, AntonioNario

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    Durante casi un siglo, el papel de Antonio Nario en la revolucin neo-

    granadina fue escasamente destacado. Aunque intelectuales como Jos MaraVergara y Vergara y Jos Manuel Groot hicieron una apasionada vindicacinde su desempeo en la ruptura revolucionaria,1su contribucin no fue acla-mada por ninguno de los partidos polticos colombianos en la historia. Losliberales no olvidaron la oposicin de Nario a la organizacin federativa dela nacin, mientras que los conservadores no pudieron pasar por alto su des-

    estabilizadora apelacin al bajo pueblo, su dudoso catolicismo y su vncu-lo con las ideas revolucionarias francesas. Slo a partir de la creacin de laAcademia Colombiana de Historia, y de la celebracin del centenario, es queNario viene a ocupar en el panten nacional el lugar eminente con que hoysigue siendo distinguido.

    Uno de los principales frutos de la historiografa patritica forjada des-de la Academia Colombiana de Historia fue, efectivamente, la elevacin deNario al ms alto escaln de los hroes. El multifactico personaje san-

    tafereo cuadraba bien con el imperativo de unificar la nacin, pero suexaltacin se hizo tergiversando el acontecimiento revolucionario en unaspecto esencial, pues el ncleo principal de los revolucionarios neograna-dinos, quienes le haban dado a la revolucin sus rasgos primordiales, fuedespojado de su relevancia. Aquella operacin historiogrfica bogotanizla revolucin, minimiz su carcter federalista y policntrico y deplor su

    1 V V, Jos Mara, Historia de la literatura en Nueva Granada, parte primera, Bogot,

    Imprenta de Echeverra Hermanos, 1867, especialmente pp. 283-289; G, Jos Manuel, Historiaeclesistica y civil de Nueva Granada [1869], t. , Bogot, Biblioteca de Autores Colombianos, 1953.

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    utopismo.2El encumbramiento de Nario, empero, fue construido con ma-teriales intelectuales endebles. Muchos documentos relativos a su vida p-blica fueron compilados en textos de gran utilidad para los historiadores.3Su funcin consisti, sin embargo, en adornar la estatua del prcer antesque en fundamentar verdaderos estudios acadmicos, pues la mayor partede los textos sobre Nario se caracterizan por sus graves dficits analticosy documentales, que tienen mucho que ver con la manera como los histo-riadores se han acercado reverentes al personaje. Buscan un smbolopara una nacin que siempre habra existido y siempre habra tenido comodestino su organizacin como repblica.4

    En este artculo estudiaremos algunos momentos importantes de lavida pblica de Nario, que son tambin momentos claves de la revolu-cin neogranadina. Hacemos, por lo tanto, un reexamen de ciertas ideasequvocas sobre quien fue exaltado por Indalecio Livano Aguirre como elrepresentante de la democracia frente a la oligarqua.5En el primer ac-pite mostraremos las actividades de Nario en las dcadas finales del siglo, poniendo en cuestin la pertinencia de seguir considerndolo el pre-cursor de la revolucin neogranadina. En el segundo apartado haremos un

    rpido seguimiento a la intervencin de Nario en las etapas iniciales delacontecimiento revolucionario, tratando de captar su posicin con respectoa los cambios en curso y su lugar con respecto a los lderes insurgentes.En el tercero, rastrearemos la actitud del presidente de Cundinamarca ante

    2 Daniel G seala algunas de estas distorsiones en Un nuevo reino. Geografa poltica, pactismo ydiplomacia durante el interregno en Nueva Granada, 1808-1816, Bogot, Universidad Externado, 2010,especialmente pp. 22-29.3 P, Jos Manuel (Compilador), Causas clebres a los precursores, 2 vols., Bogot, Imprenta Nacional,

    1939; H, Guillermo (Compilador), Proceso de Nario, 2 vols., Bogot, Presidencia de la Repblica,1984; H, Guillermo (Compilador), Archivo Nario, 6 vols., Bogot, Biblioteca Presidencia de laRepblica, 1990.4 La persistencia de los lugares comunes sobre el precursor se ven bien en un reciente folleto conmemorativo:Z, Fabio (Asesor histrico), Nario. El triunfo de las ideas, Bogot, Gobernacin de Cundinamarca-Revista Semana, 2013. La lista de escritos laudatorios es larga, y en seguida apuntamos slo algunos de entrelos ms representativos: A S, Soledad, Biografa del general Antonio Nario, Pasto, ImprentaDepartamental, 1910; C, Bernardo J., Grandezas y miserias de dos victorias, Bogot, Librera Voluntad,1951; M, Alberto, Nario. Una conciencia criolla contra la tirana, Bogot, Editorial Kelly, 1960;G, Margarita, Antonio Nario, Bogot, Panamericana Editorial, 1999; N, Antonio (Selecciny prlogo de Javier O), Escritos polticos, Bogot, El ncora- Panamericana Editorial, 2002; U, Jorge oms,Antonio Nario. Precursor de la modernidad, Bogot, Panamericana Editorial, 2004.5

    L A, Indalecio, Los grandes conflictos sociales y econmicos de nuestra historia [1959], 6edicin, t. 2, Bogot, ercer Mundo, 1974, p. 551.

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    el ideal republicano y ante el proyecto independentista. Finalmente, hare-mos presente que Nario merece el lugar distinguido que se le ha otorga-do en la gnesis de la nacin colombiana, pero por razones diversas a lasque comnmente lo elevaron hasta all. Ubicado con cierta precisin en lascoordenadas de su sociedad y de la conmocin revolucionaria, la figura deNario mantiene su brillo y la revolucin recupera algo de la imprevisibili-dad y profundidad que le han hecho perder a partir de las interpretacionesteleolgicas.

    S

    Considerar a Antonio Nario como el precursorde la independencia neo-granadina es una de esas afirmaciones que, para el comn de los colombia-nos, y para muchos historiadores, no requieren ser pensadas para recono-cerles su validez. Nario, bien aprovisionado de las ideas revolucionarias dela ilustracin francesa, habra sido el abanderado de un amplio sentimientode hostilidad hacia Espaa y hacia la forma de gobierno monrquica. Pero,aquel inquieto y talentoso hijo de un importante funcionario de la corona,

    pretendi la separacin del virreinato neogranadino? Y si fue as, qu tipode comunidad poltica dese para esta parte de los dominios espaoles?Y hasta qu punto fue acompaado en su supuesto plan por los notablescriollos y los dems grupos sociales? Entre los historiadores, tales preguntashan sido inusuales debido en buena medida a que las revoluciones paradig-mticas de occidente legaron el mito de su propia inevitabilidad, a lo cualdeba tambin acomodarse el acontecimiento neogranadino. Esas revolu-ciones, vistas desde otro ngulo, son justamente las que invitan a reconsi-

    derar la existencia de precursores en la revolucin neogranadina.Si el precursor es una figura que remite a lo ineluctable de un acon-

    tecimiento por venir, si es alguien que anuncia o prepara lo inevitable, larevolucin neogranadina fue una revolucin sin precursores. En su tiempoesto no fue una anomala, pues no slo las revoluciones del mundo hisp-nico sino tambin las grandes revoluciones de aquel tiempo, la francesa yla angloamericana, se desencadenaron sin necesidad de tales precursores,a pesar de que en uno y otro caso el evento revolucionario trajo consigo la

    conviccin de que todo en el pasado haba estado empujando hacia la rup-

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    tura con el orden antiguo. A despecho de este sentimiento, el lder revolu-cionario estadounidense Tomas Jefferson escribi: Es bien sabido que enjulio de 1775 [esto es, cuando comienzan los combates armados contra losingleses] nadie pensaba en separarse de Gran Bretaa y establecer un go-bierno republicano.6Y con respecto a Francia, el historiador Patrice Gue-niffey ha insistido en que incluso cuando se trataba de cortarle la cabeza aLuis , los republicanos en todo el pas no eran ms que un puado.7As,pues, un rpido examen del itinerario de Nario en la sociedad monrquicaneogranadina puede ayudarnos a comprender de qu naturaleza fueron susinquietudes polticas y las de sus contemporneos.

    Individuo enrgico en un tiempo en que desde la corona se incitabaa modificar ciertas actitudes rutinarias, Nario ejerci diversas activida-des profesionales: tesorero de diezmos, vendedor de libros, comerciante dequinas. El santafereo fue tambin impresor, labor que lo llev en 1794 atraducir, imprimir y distribuir entre algunos pocos amigos Los derechosdel hombre, extractados del libro Histoire de la rvolution de 1789 et deltablissement dune constitution en France.8Dicha impresin, aunque rea-lizada en enero de 1794, slo fue considerada subversiva hasta el mes de

    agosto, cuando en Santaf algunos jvenes y abogados vinculados en su ma-yora al Colegio Mayor del Rosario fijaron unos pasquines.9Diez das des-pus de la aparicin de stos, los fiscales de la Real Audiencia dictaminaronque el propietario de la Imprenta Patritica era uno de los instigadores deldescontento y ordenaron su arresto. Se le abri juicio, acusado de promoverun levantamiento del reino, para lo cual supuestamente tambin habra ser-vido aquel papel francs que contena mximas anticatlicas subversivasde todo el orden pblico.10Las autoridades virreinales vinieron a encontrar

    que las conversaciones acerca de los acontecimientos franceses y estadou-nidenses sostenidas por algunos universitarios e ilustrados neogranadinos

    6 J, Tomas, Cartas y escritos escogidos, Buenos Aires, Ediciones res iempos, 1988, p. 213.7 G, Patrice, Les rpublicains avant la rpublique, en Histoires de la rvolution et de lempire, Pars,Perrin, 2011, pp. 89-123. Gueniffey abre su artculo con esta afirmacin categrica: A comienzos de larevolucin nadie o casi nadie imagin seriamente que Francia pudiera un da dejar de ser una monarqua.8Se trata de la edicin de 1790, t. , Pars, Chez Clavelin Libraire, pp. 39-45.9Documentos acerca del proceso de los pasquines de Santaf, en P S, Causas clebres a los

    precursores, t. , pp. 369-383, 489-497; t. , pp. 147-173.10

    Defensa de Nario y Jos Antonio Ricaurte, en Archivo General de Indias (en adelante ), Estado, 56A,nm. 3, f. 4r.

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    eran peligrosas, pues inducan a pensar con una libertad destructora delbuen orden y abran la posibilidad de que los sbditos desconocieran la au-toridad del monarca, al verla como tirnica.11Las mximas contenidas enLos derechos del hombre, segn los fiscales de la Real Audiencia, destruanhasta por sus fundamentos esta amable y esencial unin sin la cual jamsvivirn felices los hombres, aspirando a una ruinosa anarqua o a querer re-nazca la independencia del estado natural que soando han credo posiblealgunos orgullosos filsofos del siglo.12

    Nario neg de manera vehemente aquellas acusaciones que hacan del un mal sbdito, alegando que su acto no poda ser considerado un gesto

    de rebelda sino una actividad lcita dentro del nuevo ambiente intelectualabierto por la corona. Haber impreso Los derechos del hombre, escribi, noera un delito, pues todos los principios que sostena ese papel circulabanpor la monarqua hispnica. Afirm que en textos como el Compendio delas leyes de partidade Vicente Prez Vizcano, los Elementos de derechonatural y de gentesde Heineccio, la Suma teolgicade santo oms, el pe-ridico el Espritu de los mejores diariosy la Enciclopedia metdicatextosque no estaban prohibidos en Espaa, tambin se discutan problemas

    como la libertad y la igualdad entre los hombres. Dichos principios inclu-so los reconoca la legislacin espaola, precisaba Nario.13Desde el relatopatritico se ha pensado que ese alegato exculpatorio constitua una sim-ple treta para eludir su condena, y eso parece ratificarlo el rechazo de losfiscales de la audiencia a la defensa de Nario. Los jueces encontraron queese texto jurdico, brillante y desenvuelto, contena aserciones abominablesque vulneraban a Espaa y estigmatizaban el poder monrquico, y que lpor lo tanto lo condenaba ms que la propia impresin de Los derechos del

    hombre.14El episodio de la traduccin de este papel ir tambin a alimen-tar la ilusin retrospectiva de la fatalidad de la revolucin: la lectura de losfilsofos ilustrados y de ciertos textos de la revolucin francesa mostrarael inequvoco deseo de los neogranadinos de romper con Espaa. Slo que

    11 Aunque los implicados en estos procesos reconocieron haber hablado sobre las cosas de Francia, aninguno se le comprob que suscribiese esas mximas revolucionarias o que persuadiese a otros para que lasasumiera. H, Proceso de Nario, t. , pp. 270-272.12H, Proceso de Nario, t. , p. 354.13

    Defensa de Nario en , Estado, 56A, nm. 3.14H, Proceso de Nario, t. , pp. 445-456.

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    ma. Le respondieron que slo en caso de guerra con Espaa, Inglaterra loapoyara para que pusiera el nuevo mundo espaol en manos del monarcaingls, algo que, dice Nario, l ni siquiera consider. Las poco halageasperspectivas que avist en Londres y Pars, as como la consideracin de suabandonada familia, lo hicieron emprender el regreso a una situacin muyriesgosa puesto que la condena judicial segua pendiendo sobre su cabeza.

    Parti de Burdeos el 12 de diciembre de 1796, toc en varios puertos delas Antillas y finalmente desembarc con un nombre falso en Coro, el 4 demarzo del ao siguiente. Desde all se adentr en direccin a su ciudad na-tal. Con un mnimo equipaje, pas por Ccuta, Pamplona, equia, Cerinza,

    unja y Chocont, entre otros lugares, pero evit entrar a las poblaciones yutilizar los puentes, cubrindose la cara en los caminos y llevando apenas lacompaa de un ayudante que sola ser un dueo de mulas.17

    Nario no indica en su confesin si desde Europa traa un proyectoespecfico de sublevacin o si lo elabor mientras recorra las poblacionesdel interior del virreinato. Lo que s cuenta es que en el camino se dedic aindagar la disposicin de los pueblos a insubordinarse contra las autorida-des. Indagacin que llev a cabo bsicamente a travs del dilogo con los

    curas, a los cuales trat de inculcar alguna idea o sentimiento de desconten-to, y a quienes indujo a contarle sobre el estado de sus parroquias. Pero loscuras que le prestaron alguna atencin a sus sugestiones fueron muy pocos,e incluso ellos estaban enormemente lejos de concebir cualquier desafo alorden monrquico, como lo muestra el caso del cura de Pamplona, a quienNario apenas pudo dejarle subrepticiamente un papel manuscrito junto alContrato socialy la constitucin francesa, ambos en francs, idioma que eldestinatario ignoraba.18

    Llegado a Santaf de Bogot el 5 6 de abril de 1797, permaneci allslo seis das, escondido en casa de sus familiares y casi sin contactar a susamigos, con quienes no pudo, por lo tanto, compartir sus proyectos. De ma-nera impulsiva, como har muchas cosas en su futura vida pblica, retornhacia el norte a recorrer los pueblos de las provincias de unja, el Socorroy Girn hasta los confines del reino neogranadino en un recorrido con ob-

    17

    H, Proceso de Nario, t. , pp. 71-81.18H, Proceso de Nario, t. , p. 82.

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    jetivos y mtodos similares a los que haba puesto en prctica ya, y quedurara dos meses. El plan sedicioso que termin concibiendo en esta corre-ra, Nario mismo se lo describi a las autoridades. Consista en una ciertareedicin de la rebelin de los comunes del ao 1781. Ira a un sitio espec-fico ubicado entre Barichara y Simacota, reunira mediante promesas a unpequeo nmero de hombres decididos, de quienes se hara escoltar hastauna de las poblaciones de las cercanas durante un da de fiesta. Una vezllegado all arengara en la plaza a la poblacin y la convencera de sumarsea la insubordinacin y organizarse al efecto, lo cual incluira la recoleccinde armas. Desde esta posicin establecera vnculos y tratara de que se le

    fueran sumando los pueblos contiguos. El plan de Nario supona el gustode los pueblos por los desrdenes y su descontento con las contribucionesfiscales, aunque no tanto con su monto sino ms bien con los mecanismosarbitrarios que eran usados para su recoleccin.19

    En la confesin de Nario los actores y los mtodos de su plan aparecencon alguna claridad, pero el objetivo estratgico se desconoce enteramente,y en su momento no buscaron conocerlo ni siquiera los fiscales de la RealAudiencia, que le formularon un amplio cuestionario al cual el santafereo

    respondi detenidamente. De triunfar esa rebelin, qu tipo de orden lesera dado al Nuevo Reino de Granada? Los historiadores no se hacen estapregunta porque la independencia es todo lo que les interesa de la revolu-cin neogranadina. Nario, por su parte, no hace la ms mnima referenciaen su confesin, ni en escritos posteriores, pero tena ante s tres posibili-dades bsicas: una repblica federativa promisoria, pero de futuro inciertocomo la que se estaba experimentando en Estados Unidos; una repblicamonoltica, pero catica y violenta como la que se haba ensayado en Fran-

    cia hasta haca poco, y una monarqua constitucional estable como la quepudo observar en Inglaterra. odas ellas entraaban unas exigencias enor-mes ante las cuales incluso un espritu tan audaz como Nario debi habervacilado. Es dable pensar, por lo tanto, que en realidad no lleg a avizorarsino una reforma de la monarqua espaola, a la que los neogranadinos detodos los sectores sociales le tributaban y le seguiran tributando una since-ra adhesin, puesto que les procuraba un orden estable y venturoso segn

    19 H, Proceso de Nario, t. , pp. 107-108.

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    los cnones de la poca. Era tal la potencia moral e intelectual de la monar-qua entre sus sbditos, que Nario trat de justificar en diversas ocasioneslo que l mismo llam su crimen de atentar contra la autoridad instituidapor el monarca. Dijo que se haba dejado atraer a la rebelin porque se ha-ba sentido despojado de todo lo que un hombre tena de ms precioso: suhonor, su familia, sus bienes, sus amigos. Para fortuna de la monarqua, in-dic, esos mismos pueblos a los que l haba credo poder movilizar hacia larebelin carecan de los conocimientos ms bsicos acerca del gobierno, porlo que aun si quisieran poner en prctica algn tipo de insubordinacin, esaignorancia se los impedira.20

    Cualesquiera fueran sus designios, Nario no encontr, y no hubierapodido encontrar, apoyo para su rebelin. As, habiendo retornado a San-taf el 13 de junio de 1797, y siendo conocida ya su presencia en la capitaltanto por un denuncio hecho al virrey como por la informacin que recibiel arzobispo, Nario se entreg a las autoridades, que le dieron garantasde que sera tratado con indulgencia si confesaba ampliamente sus acti-vidades y planes y si se arrepenta de ellos. Nario obr de esta manera, yadems escribi una memoria analtica destinada a poner sus amplios co-

    nocimientos en diversas materias al servicio del mejor gobierno del NuevoReino de Granada y de la consolidacin del vnculo de ste con la madrepatria.21El santafereo vivir desde ese momento confinado en un lugaralejado del mbito pblico y sin dar ningn motivo de queja a las autori-dades virreinales. En esos aos, que la historiografa patritica considera

    prerrevolucionarios, su actitud ser la de un buen vasallo amante de su rey,deseoso por ello de que ningn acto ni idea novadora perturbe el orden.Cuando sobreviene la crisis de la monarqua, en los aos 1807-1808, Nario

    le demanda al virrey Amar que le permita el honor de hacer en nombre dela ciudad de Santaf de Bogot la jura del nuevo monarca, Fernando .22

    20 H, Proceso de Nario, t. , pp. 79-80.21H, Proceso de Nario, t. , pp. 25-52, 157-180.22 P, Jos Antonio,Memorias sobre los orgenes de la independencia nacional, Bogot, EditorialKelly, 1960, p. 82. La peticin no fue tomada en cuenta, como se ve en la relacin de la jura, elaborada porJos Acevedo y Gmez: Relacin de lo que execut el M. I. C. Justicia y Regimiento de la M. N. y M. L.,Ciudad de Santaf de Bogot, Capital del Nuevo Reino de Granada para solemnizar el acto de la augusta

    proclamacin que hizo dicha Ciudad del Seor Don Fernando por Rey de Espaa e Indias el da 11 deseptiembre de 1808, Santaf de Bogot, s. e., 1808.

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    ISI

    DRO

    VA

    NE

    GAS

    MAGALI CARRILLO

    Entre los neogranadinos de todas las condiciones sociales ese lealismo es

    Ia norma y no un caso aislado. Todos aquellos que en breve inin a ser los

    adalides de Ia revolucion, muestran por esos tiempos actitudes similares de

    adhesion a Ia monarquia y a Ia nacion espanol

    a.

    23

    Los

    neogranadinos tienen

    en alta estima Ia forma de gobierno monarquico y mantienen diversos y vi

    vidos lazos con Ia metropoli espanola, a pesar de Ia existencia de tensiones

    entre peninsulares y criollos, tensiones corrient

    es

    , como las habia entre los

    distint

    os

    agrupamientos sociales.

    NARINO 0

    LA

    RE

    VOLUC

    ION

    Segun ciertos historiadores, Narino no habria sido solamente

    el

    precursor

    de Ia

    revo

    lucion. Para publicistas como Indalecio Lievano Aguirre, el san

    tafereno, solo,sintetizaria el acontecimiento en lo que este tuvo de fecundo,

    lo cual expresa bien con su formula "Narino o Ia Revolucion .

    24

    En realidad,

    tuvo un papel menor en Ia etapa formativa del espiritu revolucionario neo

    granadino, viniendo a ser un actor importante de Ia escena politica cuando

    ya

    el constitucionalismo y Ia vocacion republicana habian arraigado ent re

    los novadores de esta parte de Ia America espanola.

    Como habiamos indicado, Narino hizo ga la de un lealismo que fue

    comun a todos

    los

    neogranadinos durante Ia primera etapa del aconteci

    miento revolucionario. Pronto, sin embargo, comenzo a producirse el dis

    tanciamiento de los notables criollos con respecto a poder y Ia autoridad

    monarquica, y desde mediados de 1809 los hombres atentos a Ia situacion

    vieron esta saturada de peligros y esperanzas que abrian posibilidades hasta

    entonces insospechadas.

    En el

    virreinato neogranadino comenzaron a d i

    fundirse rumores sobre presuntas amenazas y traiciones, se empezo a pedir

    Ia creacion de una junta provincial, y de forma masi

    va

    echo rakes el senti

    miento de separacion entre espanoles europeos y espanoles americanos.

    25

    Los

    temores de estos ultimos,

    en

    el sentido de que Ia America espanola ca

    yera

    en

    manos de los franceses, llevaron a algunos individuos en Santafe a

    23

    VANEGAS,

    Isidro, La

    revolucion neogr

    an

    adina

    Bogota, Ediciones Plural, 2013. p

    p.

    66, 70-83.

    24

    LulVANOAGU IRRE, Las

    grnndes

    conjlictos socia/es t. 2. pp. 529, 552-554.

    25

    Un acercamiento a los dilemas

    qu

    e procrea este ailo c

    ru

    cial de

    18

    09, en

    C ARRILLO,

    Magali,

    /

    809:

    todos

    los

    peligros y esperanzas 2 vols., Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, 20 1

    1.

    2 zi tzun Revistade studios HisMricos Numero 63 . enero-Junlo 2016 -ISSN : 1870-719X -ISSN-e: 2007-963X

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    idear diversas actividades subversivas que en primera instancia tenan porobjeto salvaguardar los pilares de la monarqua: la patria, la religin y el rey.En medio de una situacin caracterizada sobre todo por la incertidumbre,las autoridades fueron informadas de la pretensin de un grupo de suje-tos de apoderarse de armas y caudales, as como de la persona del virrey,dentro de un plan para erigir una junta autnoma. El principal agente deestas maquinaciones, carentes de un objetivo preciso, era el magistral de lacatedral de Santaf de Bogot, Andrs Rosillo; pero adems de ste fueronarrestados el oidor de Quito Baltasar Miano, los curas Juan NepomucenoAzuero y Francisco Javier Serrano Gmez, as como el sobrino del magis-

    tral Rosillo, Juan Jos Monsalve.26

    Nario, que segn los testimonios de losconspiradores aparece poco en la trama, tambin fue acusado, y el 30 deoctubre de 1809 se orden su apresamiento, siendo poco despus enviadoa Cartagena.27En esta ocasin su encarcelamiento durar desde el 23 denoviembre de 1809, cuando es capturado, hasta el 20 de octubre de 1810,cuando llega la orden de Santaf para que regresara a esa ciudad.28Se tratade un periodo decisivo de la revolucin, pues las inquietudes por afirmar lapertenencia a la nacin y a la monarqua espaolas dan paso, precisamente

    en estos meses, a una vocacin revolucionaria.Nario estuvo fuera de juego no slo durante el tiempo en que fueron

    creadas las juntas sino tambin cuando comenz a abrirse paso la idea in-dependentista y republicana, desde mediados de 1810. Poco antes de reco-brar su libertad, sin embargo, pudo mezclarse en la discusin acerca del es-tablecimiento de un congreso general del reino, al cual la junta de la antiguacapital virreinal haba convocado el 29 de julio de dicho ao. Las diversasprovincias haban sido llamadas a participar en la reunin de un cuerpo de

    representantes que estara compuesto de un diputado por cada una de las22 provincias del reino y se congregara temporalmente en Santaf, mien-

    26R P, Horacio,Andrs Mara Rosillo y Meruelo, Bogot, Academia Colombiana de Historia,s.f., pp. 71-83, 86-90, 120-162.27Proceso por el levantamiento de Pore, Archivo General de la Nacin, seccin Colonia, fondo Historia Civil,t. 10, rollo 11, ff. 224r-380r; R P,Andrs Mara Rosillo y Meruelo, p. 101.28Cuando era trasladado a Cartagena, Nario escap en la poblacin del Banco, permaneciendo en fugapor algunos das. H, Proceso de Nario, t. , pp. 393-492; N, Antonio, Escrito presentado

    por Don Antonio Nario al ribunal de Gobierno de Santaf de Bogot, el 17 de Abril de 1811, Santaf deBogot, Imprenta Real, 1811, p. 10.

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    tras se llamaba a una asamblea general de los cabildos.29Diversas provin-cias acogieron el llamado, pero los cartageneros le hicieron fuertes reparos.En primer lugar, impugnaron el carcter temporal que tendra el congreso,alegando que as se duplicaran los gastos y se retrasara la congregacinde la verdadera representacin del reino. En segundo, rechazaron la asig-nacin de un diputado por provincia, proponiendo en cambio la eleccinde representantes segn la cantidad de poblacin, en proporcin de un di-putado por cada 50 000 habitantes libres. Y en tercero, propusieron que enlugar de la antigua capital virreinal, la reunin se realizara en la ciudad deAntioquia o en la villa de Medelln, debido a que stas eran puntos ms

    equidistantes que facilitaran el viaje a todos los diputados.30

    vido de intervenir en los acontecimientos aun estando preso, Narioobjet la contrapropuesta de los cartageneros el mismo da en que stos lapublicaron, el 19 de septiembre de 1810. Para dar vuelo a sus argumentos,comienza hacindose preguntas cruciales acerca de la representacin pol-tica en un rgimen democrtico, que en este momento, podemos inferirlo,se le presenta como la nica alternativa a la monarqua borbnica. En lapresente situacin, afirma, aunque es claro que el pueblo reasume la sobera-

    na, su ejercicio efectivo no puede recaer sino en los representantes que esemismo pueblo nombre: justamente ah comienzan los problemas sustan-ciales para los cuales es preciso elaborar una respuesta, y que sintetizan lasalteraciones que est sufriendo el antiguo orden. La dificultad, dice Nario,radica en saber quin, cundo, dnde y bajo qu frmulas debe ser con-vocado el pueblo a elegir a sus representantes. En trminos de la reflexinpoltica actual, cmo resolver la apora del pueblo como principio polticoy el pueblo como sujeto que ejerce la soberana.31Para l, el dilema entre

    convocar un congreso general y nico o uno temporal es secundario, en lamedida en que el pueblo todo no puede ser reunido para recoger su opinin,habiendo sido necesario, por lo tanto, lo hecho por las diferentes juntas, quefue, apropiarse temporalmente de la soberana para poder iniciar un nuevo

    29Archivo Histrico Jos Manuel Restrepo (en adelante ), fondo , vol. 8, ff. 6r-8r.30, fondo , vol. 7, ff. 38-43v. Segn los clculos de los cartageneros, el reino contaba con 2 200 000habitantes aproximadamente, de lo cual resultara un cuerpo de representantes de 44 vocales, que les pareci

    una cifra adecuada para un gobierno federativo.31R, Pierre, Le peuple introuvable, Pars, Gallimard, 1998.

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    orden y luego restituirle esa soberana al pueblo. Lo ms importante, cree,es darle organizacin y estabilidad al reino, por lo que considera un errorel nombramiento de representantes segn el nmero de habitantes. Narioparece suponer que la representacin abstracta, segn la cantidad de pobla-cin, como lo propone Cartagena, tiende a desarticular el cuerpo poltico,tema en el que dar un viraje cuando sea presidente de Cundinamarca, puesir a impulsar la dislocacin del antiguo orden poltico-administrativo, es-timulando las adhesiones a su Estado de pueblos de otras jurisdicciones.Pero a finales de 1810 el afn de estabilidad que lo hace defender la repre-sentacin por provincias, lo hace defensor tambin de la provisionalidad

    del Congreso, pues cree que la propuesta de Cartagena, de un congreso quese tome el tiempo de nombrar representantes por nmero de habitantes,implicara aplazar su reunin y por ende generara anarqua. Nario llamaa actuar rpido y a variar poco el orden del virreinato para precaverse de losenemigos externos e internos.32

    La propuesta de Cartagena finalmente no fue tomada en cuenta, y elcuerpo representativo neogranadino comenz a reunirse en Santaf, eso scon muchos sobresaltos, el 22 de diciembre de 1810. Nario, mientras tanto,

    haba vuelto a Santaf a comienzos de diciembre y fue nombrado como unode los secretarios de dicho Congreso del reino.33Como tal, se vio envuelto enlas desavenencias, que no tardaron en desatarse, entre la junta santaferea yel Congreso, pues las dos entidades se consideraban soberanas y los lmitesde sus funciones y de su mbito de autoridad no fueron esclarecidos. Nari-o se interes en ayudar a armonizarla relacin, sirviendo en un momentode portavoz a una propuesta del Congreso para que se le dejaran a ste losasuntos de paz y guerra, as como las contribuciones de las provincias en ar-

    mas, soldados y dinero, mientras que las juntas provinciales se encargarandel gobierno de sus secciones en lo tocante a economa y justicia.34No fue

    32 Reflexiones al Manifiesto de la Junta Gubernativa de Cartagena, sobre el proyecto de establecer elCongreso Supremo en la Villa de Medelln, comunicado a esta Suprema Provisional, Santaf de Bogot,Imprenta Real, 1810.33V, Isidro (Compilador), Dos vidas, una revolucin. Epistolario de Jos Gregorio y Agustn Gutirrez

    Moreno (1808-1816), Bogot, Universidad del Rosario, 2011, p. 70.34Carta de Jos Gregorio Gutirrez a su hermano, enero 19 de 1811, en V, Dos vidas, una revolucin,pp. 179-180. Los conflictos de autoridad en Santaf fueron muy agudos, pues adems de la Junta de la ciudad,

    que estaba dividida en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, tambin sigui ejerciendo sus funciones elcabildo de la ciudad, que haba sido puesto en funcionamiento nuevamente en octubre de 1810.

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    mucha la armona que pudo aportar este tipo de propuestas porque durantegran parte de la revolucin los lderes neogranadinos estuvieron divididosinsalvablemente con respecto a la manera de organizar el nuevo cuerpopoltico. Esa disputa se expres ya en las deliberaciones del Congreso delreino, pues Santaf le haba dado instrucciones a su representante para querechazara a los diputados enviados por provincias que no fueran capital delas mismas y que adems no existieran antes de la formacin de juntas, peroaqul opt por otra actitud. De seguir las instrucciones que haba recibido,Manuel Bernardo lvarez, diputado santafereo y adems presidente delCongreso, hubiera debido negar el ingreso de los diputados de Sogamoso

    que fue aceptado el 23 de diciembre, Zipaquir, Momps, Girn, Vlezy Nvita.35l, por el contrario, argument que no era la junta santafereasino el Congreso quien deba determinar la composicin del cuerpo repre-sentativo general, y echando mano de una interpretacin novedosa de larepresentacin afirm que las opiniones de los miembros de la junta nopodan obligarlo, pues apenas eran instructivas.36

    Nario, en la rplica a los cartageneros a que hemos aludido, haba lla-mado a no hacer novedades en la organizacin administrativa del Nuevo

    Reino de Granada, pero estaba ligado por vnculos muy fuertes a su familia,por lo que es verosmil ver en la actitud de su to Manuel Bernardo lvarezun rapidsimo viraje de su posicin. Nario tal vez pas a creer que el xitode la revolucin exiga una organizacin enteramente nueva del reino enla que Santaf fuera reconocida de manera indiscutible como centro. Paraenero de 1811, esto s no es una conjetura, Nario ya est rodeado de ungrupo de revolucionarios impacientes, como el alcalde Andrs Otero, JosMara Carbonell y el cura Francisco Javier Serrano Gmez, que quieren

    forzar la situacin y encuentran que el antiguo editor es el hombre del mo-mento.37Pero en medio de la puja de diversos cuerpos representativos queen Santaf reclaman algn tipo de autoridad, Nario y sus simpatizantesestn lejos de dominar la escena poltica.

    35Con respecto a este ltimo lugar, vase G, Un nuevo reino, pp. 226-227.36[A:] Sobre la admisin en el Congreso del Representante de Sogamoso, Santaf de Bogot, s. e.,1811, en Biblioteca Nacional, fondo Quijano 151, pza. 1. Los cuatro diputados del congreso que quedabana comienzos de enero de 1811 (Neiva, Nvita, Mariquita y Sogamoso) se colocaron del lado de lvarez,

    alegando que una vez instalado el Congreso cesaba la autoridad de las provincias sobre sus diputados.37V, Dos vidas, una revolucin, pp. 179-180.

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    El 20 de enero de 1811, en efecto, la junta de Santaf convoc a la eleccinde los vocales que formaran, ahora s de manera legal, una junta provincial.Los llamados a sufragar los indgenas y vecinos de las villas, parroquias opueblos de la provincia, y de aquellos pueblos que se le haban agregadoescogeran al mismo tiempo a los electores que formaran el colegio electoralque redactara una constitucin para la provincia. Los electores no podan sermujeres, ni menores de 25 aos que no estuvieran casados y velados, ni los de-mentes, sordomudos, transentes o vagos, ni los que tuvieran causa criminal,fallidos culpables o deudores del tesoro pblico, ni los que hubieran sufridopena infamatoria, ni carecieran de casa abierta, ni los que vivieran a expensas

    de otros, o les sirvieran, a menos que en la pblica opinin sean propietariosde bienes races o muebles.38Segn este reglamento, Nario no poda aspirara ser elector, pues durante el ejercicio de su cargo de recolector de diezmos,en la dcada de 1790, se haba creado deudas que no pudo cubrir cuando leiniciaron el proceso. No particip, por lo tanto, en la redaccin de la primeraconstitucin de Cundinamarca, y del mundo hispnico. En estos primerosmeses de 1811, en marzo concretamente, lo vemos ocupado en reclamarle algobierno de Santaf que de los caudales embargados al virrey Amar sea in-

    demnizado por los perjuicios que le ocasionaron sus prisiones. Este reclamotal vez fue fomentado por la posibilidad que la Constitucin abri a los falli-dos inculpablesquienes haban cado en quiebra por factores imprevistoso inevitables que cesaran su insolvencia, de ser parte de la representacinnacional.39Nario, adems, recibi en junio de 1811 el encargo de representara Venezuela, y fue tambin subpresidente director del tesoro pblico en agos-to del mismo ao.40En estos meses en que Jorge adeo Lozano ejerci comopresidente de Cundinamarca, Nario sin duda permaneci atento a la escena

    38Los 52 electores estaran encargados, adems, de elegir a los 14 representantes que formaran la juntaprovincial. [A:] Reglamentos formados por la Suprema Junta de Santaf para facilitar la eleccinlegal de Vocales para la Junta Provincial que ha de gobernar esta Provincia a nombre de Nuestro Soberanoel Seor D. Fernando 7, y mandados circular para su observancia, s. e., Santaf de Bogot, 1811, en ,fondo , vol. 4, ff. 491r-494v.39Nario sugiri que la limitacin al ejercicio ciudadano que se le haba impuesto a los fallidos inculpablespoda deberse en parte a represalias de alguno de sus malquerientes. N, Escrito presentado por DonAntonio Nario al ribunal de Gobierno de Santaf de Bogot, p. 11; Constitucin de Cundinamarca, suCapital Santaf de Bogot, Santaf de Bogot, Imprenta Patritica de D. Nicols Calvo y Quijano, 1811, p. 11.40[A:] Enviado de Caracas cerca del Gobierno de esta Capital, Semanario Ministerial del Gobierno

    de la Capital de Santaf en el Nuevo Reyno de Granada, nm. 20, junio 27 de 1811; V, Dos vidas, unarevolucin, p. 257.

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    poltica, esperando, ansioso, que se le abriera la oportunidad de ocupar elcentro de ella.

    Esta oportunidad debieron abrrsela l y sus simpatizantes con maa,como lo relata el abogado santafereo Jos Gregorio Gutirrez. El 19 deseptiembre de 1811, tras fijar en la calle real un nmero extraordinario deLa Bagatela, algunos nariistas como Pedro Groot y Jos Mara Carbonell,procedieron a alarmar a los transentes con algunas noticias que aunqueconocidas en la ciudad, eran susceptibles de causar inquietud. Esas noti-cias muy gordas, como se deca en el peridico de Nario, tenan que vercon la supuesta llegada del virrey Benito Prez a la lealista ciudad de Santa

    Marta, y no a Panam, como se tena pensado, lo cual incrementaba losriesgos de ataque militar contra todo el Nuevo Reino de Granada. alesriesgos tenan que ver, asimismo, con la formacin de un ejrcito de ocho-cientos hombres que estaran reuniendo los samarios para atacar a Santaf,y con la fuga a Santa Marta del coronel lealista Vicente alledo, quien se ha-ba llevado de Cartagena no slo a su familia sino seis mil pesos del tesoro.Por entonces se tema tambin no slo la unin de Ccuta a los realistas deMaracaibo, lo que, vaticinaba La Bagatela, producira la toma de Pamplona

    y Girn por parte de los enemigos, sino igualmente las acciones del go-bernador Miguel acn en Popayn, quien haba tomado algunas medidasdrsticas para tratar de quitarle a los defensores de la causa insurgente todotipo de recursos. Este panorama amenazador sirvi de razn, y de excusa,para que los nariistas presionaran la reunin de la representacin nacio-nal, la deposicin del presidente Lozano y el nombramiento de Nario ensu reemplazo. Una de las principales objeciones a Lozano era su falta deenerga, y en esto Nario sin duda era el polo contrario.41Pero en nombre

    de la eficacia gubernativa y de la consolidacin de la ruptura con Espaa,Nario opt por una solucin que alter el orden constitucional y sent unprecedente nefasto en la historia colombiana. iene el triste honor de haberpromovido por primera vez una infraccin grave a la constitucin. Puedeincluso decirse que fue el primer artfice de un golpe de Estado.

    41

    V, Dos vidas, una revolucin, pp. 265, 267-269; N, Antonio, La Bagatela(extraordinaria),nm. 11, Santaf de Bogot, 19 septiembre de 1811.

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    Como presidente de Cundinamarca, Nario entr en choque con loslderes revolucionarios de la mayor parte del Nuevo Reino de Granada. Lospormenores de esa confrontacin han dado lugar a multitud de escritos,pero lo que nos interesa aqu subrayar es que un aspecto sustancial de eseconflicto, entre centralistas y federalistas, ha sido tergiversado por la his-toriografa patritica y legado as, al relato nacional predominante. Desdeesa perspectiva se ha credo que aqulla fue una disputa entre los partida-rios de una nacin cuya autoridad central concentrara todas las faculta-des gubernativas a la manera francesa y los de una nacin cuyas sec-ciones se distribuiran la autoridad soberana dejando al gobierno general

    unas atribuciones ms o menos restringidas, a la manera angloamericana.Creyendo esto, Nario ha sido alabado como el impulsor generoso de unanacin unificada, en contraste con la supuesta mezquindad provinciana desus rivales. al situacin bien mereca ser llamada, pensaron, patria boba,designacin que se generaliz como venganza pstuma contra aqullos quehabran impedido al santafereo alcanzar tan loable meta. La disputa entrecentralistas y federalistas, en realidad, fue una divergencia en torno a dosversiones del gobierno federativo, como se deca en la poca. De un lado

    estaban los federalistas propiamente dichos, y del otro los confederalistas.Con algunas variantes importantes, que no es del caso resear aqu, losconfederalistas deseaban que sus provincias fueran verdaderas repblicasdotadas de gobiernos investidos con casi todos los atributos de un Estadoindependiente. Los federalistas, con Nario a la cabeza, deseaban una orga-nizacin de la eventual nacin que, dando a las provincias ciertas prerroga-tivas, al mismo tiempo le adjudicara al gobierno general ciertas atribucio-nes gubernativas importantes. Nario mismo vindic en 1823 el gobierno

    federal como el ms adecuado para la libertad aun cuando un gobiernocentralizado fuera imprescindible para asegurar la independencia.42

    42

    N, Antonio, Los toros de Fucha. Al autor de El Patriota, Bogot, Imprenta de Espinosa, 5 de marzode 1823.

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    R

    El historiador Bernardo J. Caycedo escribi que la patria boba haba exis-tido no por Nario sino a pesar de l. Como Caycedo, el liberal IndalecioLivano Aguirre enalteci a su hroe envileciendo a sus rivales: en su relato,el santafereo representa la honradez, la grandeza, el talento, la previsin,la modernidad; es, adems, el verdadero defensor del pueblo. Casi todoslos dems lderes revolucionarios son la codicia, la pequeez, la ignorancia,la imprevisin, el oscurantismo.43En lugar de ese maniquesmo, que siguegozando de prestigio, el papel de Nario debe ser examinado en funcinde los dos grandes desafos a que se enfrent la revolucin neogranadina:construir una nacin e instaurar una repblica. Sus reticencias a la demo-cracia, al tiempo que fue un impulsor decidido de la independencia, remi-ten al ncleo de la divisin que tuvo lugar entre los lderes de la revolucinneogranadina: los pragmticos o conservadores, por un lado, y los utopis-tas, por el otro. A los primeros les obsesion el orden interno y la potenciade la comunidad poltica hacia afuera, por lo que no encontraron problema

    en relegar la cuestin de la forma de gobierno: a sus ojos cualquiera erabuena con tal de que proveyera estabilidad. Los segundos se interesaron enprimera instancia por la libertad de los ciudadanos, y pensaron que slo enuna repblica poda ella estar garantizada.

    Nario lleg a la presidencia de Cundinamarca clamando contra laconstitucin dictada haca poco. Para aceptar el mando del ejecutivo exi-gi la suspensin de algunos artculos de ella que, segn dijo, quitaban lalibertad de obrar con la oportunidad conveniente. Segn lo enseaban los

    papeles pblicos venidos de Caracas, aadi, si es muy bueno hacer unaConstitucin, es muy malo quererla observar desde luego mientras que elGobierno no est bien establecido.44 Fue complacido en su demanda, demanera que el poder ejecutivo fue facultado para suspender la garanta deinviolabilidad de la correspondencia, y para aplicar, en caso de necesidad,

    43C, Grandezas y miserias de dos victorias, p. 7; L A, Los grandes conflictos sociales, t.2, pp. 526, 563-564, 576, 584-585, 619-638.44

    Acta Segunda del da 21 de Septiembre de 1811, Santaf de Bogot, Imprenta de D. Bruno Espinosa delos Monteros, 1811.

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    la pena de ltimo suplicio sin las formalidades legales.45Pero Nario pro-movi en esa misma jornada de septiembre la reforma de la constitucin,idea que fue acogida por la representacin nacional de la provincia, la cualconvoc un colegio electoral en clase de revisor que ira a reunirse desde el23 de diciembre de 1811 hasta el 17 de abril de 1812.46Dicho colegio fue con-formado a partir del resultado de las elecciones que a tal efecto se realizaronen noviembre, saliendo nombrados 46 electores por toda la provincia, quie-nes adems de aquella revisin deberan ocuparse de elegir a los integrantesde la representacin nacional; esto es, a las autoridades superiores de las tresramas del poder.47Las deliberaciones de este colegio electoral, a diferencia

    del primer cuerpo constituyente cundinamarqus, fueron tortuosas, puesno deliber a partir de un consenso en torno al alcance de sus funciones.Para algunos, como el presidente Nario, su papel consista en reformarapenas algunos artculos que, segn l, eran inconvenientes para la provin-cia. Otros, en cambio, consideraron que el colegio electoral deba reformaren profundidad la constitucin y que para ello contaba con las facultadesnecesarias.48

    Pese a lo que comnmente se cree, las decisiones tomadas por el colegio

    electoral y Revisor desagradaron a Nario. No slo porque desoyeron sullamado a hacer apenas reformas limitadas, sino tambin porque esa acti-tud llev a los constituyentes a alterar el fundamento de la constitucin, esdecir, la forma de gobierno de la provincia, que para el Presidente deba serinmodificable. En efecto, el primer punto que el colegio discuti fue si Cun-dinamarca deba seguir con el rgimen poltico que tena hasta el momento,la monarqua representativa, o si deba cambiarlo por un gobierno popularrepresentativo o republicano. Para Nario este punto era el fundamento

    del orden, y segn su opinin los cundinamarqueses ya lo haban zanjadoal escoger una monarqua representativa como la forma de gobierno dentro

    45Bando publicado en esta Capital el 19 del corriente, Gazeta Ministerial de Cundinamarca, nm. 8, Santafde Bogot, 31 de octubre de 1811.46No se conoce la convocatoria oficial al colegio, pero Jos Gregorio Gutirrez indica en carta de octubre 29que ya est en camino su eleccin. V, Dos vidas, una revolucin, p. 277.47 Colegio Electoral, Gazeta Ministerial de Cundinamarca, nm. 19, Santaf de Bogot, 26 de diciembrede 1811. El nmero inicial de electores se aument posteriormente a 60, debido a la incorporacin aCundinamarca de San Gil, Chiquinquir y Mariquita.48

    V, Dos vidas, una revolucin, pp. 277, 282, 287, 295; Cundinamarca, Gazeta Ministerial deCundinamarca, nm. 20, Santaf de Bogot, 2 de enero de 1812.

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    de la cual iran a vivir, por lo cual no deba variarse sin que hubiera buenasrazones para ello y sin que hubiera mediado una juiciosa reflexin acercade sus consecuencias. En su Bagatela, por lo tanto, escribi varias veces conamargura y desdn contra los diputados, en su mayora nariistas. En casiun mes de deliberaciones, los increp el 19 de enero, el colegio

    [] slo tiene declarado que la Monarqua Representativa de Cundinamarca no

    es base de la Constitucin. Verdaderamente un punto tan grave bien necesita un

    mes de discusiones, pero el resultado no parece que corresponde al tiempo que

    se ha empleado en discutirlo. Qu cosa es Constitucin? La forma de Gobierno

    bajo la cual se convienen los Pueblos a vivir en sociedad: es as que los de Cundi-namarca se convinieron en una legtima y bien autorizada Representacin a vivir

    bajo la forma de Monarqua Representativa, luego esta es la base de su Gobierno,

    o ms claro, esta es toda la forma de su Gobierno sobre que ruedan los dems

    puntos de la Constitucin.49

    La suspensin temporal del colegio electoral, acaecida en febrero, tuvoque ver precisamente con este desacuerdo, pues los chisperos asistentes a las

    deliberaciones, al parecer simpatizantes de Nario, insultaron y amenaza-ron con armas a los electores justamente acusndolos de querer desconocera Fernando . Segn relata Jos Gregorio Gutirrez, Nario fue insta-do a apaciguar los nimos, pero incendi ms el ambiente ponindose delado de los chisperos al manifestar que era imposible contener al pueblo silos electores se excedan en sus facultades y debatan acerca del desconoci-miento a Fernando , para lo cual no tendran autoridad.50Las reticenciasde Nario a sustituir el rgimen monrquico seguramente ratificaron a sus

    crticos en el temor de que el presidente de Cundinamarca deseaba ceirsela corona, pretensin que en varias ocasiones le adjudicaron y que l mismohaba sugerido en una de sus bagatelas.51

    49N, Antonio, La Bagatela, nm. 30, Santaf de Bogot, 19 de enero de 1812. En similar sentido sepronuncia en La Bagatela, nm. 32.50Carta de 19 de marzo de1812, en V, Dos vidas, una revolucin, pp. 314-315.51 El Montalvn, Santaf de Bogot, Imprenta de Don Bruno Espinosa, 8 de febrero de 1812; carta deCustodio Garca Rovira a Miguel de Pombo, 6 de marzo de 1812, en Sergio Elas O (Compilador),Coleccin de documentos para la historia de Colombia, t. , Bogot, Editorial , 1966, p. 195; N,

    Antonio, Mi Dictamen sobre el Gobierno que conviene al Reyno de la Nueva Granada, La Bagatela, nm.3, Santaf de Bogot, 28 de julio de 1811.

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    ras muchas vicisitudes, el 17 de abril se acord la abrogacin de algu-nos artculos de la constitucin vigente, terminando as el colegio electoralsus funciones. La nueva constitucin, que fue firmada el 17 de julio de 1812y entr en vigor al da siguiente, introdujo cambios menores en diversosaspectos, pero hizo una ruptura importante en la designacin de la formade gobierno que deba regular la vida de los cundinamarqueses. El primerartculo del ttulo segundo, en efecto, determin que el Estado de Cun-dinamarca era una repblica cuyo gobierno sera popular representativo.Esto significaba que la monarqua constitucional, establecida con muchasrestricciones en la anterior constitucin, quedaba completamente abolida, y

    que se rompa totalmente con Fernando y su dinasta.52

    Ahora bien, si Nario fue renuente a la forma de gobierno republicanao democrtica, en parte debido a que supona al pueblo neogranadino pocopreparado para un rgimen tan exigente; en cambio estuvo convencido deque los neogranadinos deban ser a toda costa independientes. Esa voluntadindependentista, es necesario indicarlo, no se expres apenas en julio de1813, cuando las autoridades cundinamarquesas declararon formalmentesu decisin de separarse de la nacin espaola. ampoco es pertinente ase-

    verar que el 20 de julio de 1810 es el da de la independencia, como lo hanafirmado muchos historiadores e intelectuales, y como qued grabado enla conciencia de los colombianos.53Una y otra fecha son hitos de un dis-tanciamiento con la metrpoli que est presente, con altibajos, en todo elacontecimiento revolucionario, y que se expresa, en el caso cundinamar-qus en diversas iniciativas que pusieron en cuestin la pertenencia de laprovincia a la corona espaola. El repudio a las autoridades nombradas porel monarca, el desconocimiento de la regencia, la creacin de un gobierno

    autnomo, y sobre todo, la proclamacin de dos constituciones, todo estorevela un sentimiento de alejamiento, cuando no de hostilidad, hacia la an-tigua madre patria. Nario, entre otros, haba expresado ese sentimiento enseptiembre de 1811 al escribir esto en La Bagatela:

    52Constitucin de la Repblica de Cundinamarca, Santaf de Bogot, Imprenta de D. Bruno Espinosa de losMonteros, p. 10. Una discusin acerca del carcter monrquico de la primera constitucin de Cundinamarca,en V, Isidro,El constitucionalismo fundacional, Bogot, Ediciones Plural, 2012, pp. 119-128.53 Vase, por ejemplo, Q, Demetrio, El pasado de Colombia. Lecciones de historia, Medelln,

    Cargraphics, 2008, p. 70; V, Jorge Alberto, La eleccin popular de alcaldes no acab con elcentralismo, enVeinte aos de democracia local en Colombia?, Medelln, Fondo Editorial , 2008, p. 208.

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    Al Americano, al Europeo, al Demonio que se oponga a nuestra libertad, tratarlo

    como nos han de tratar si la perdemos. Que no haya fueros, privilegios ni consi-

    deraciones: al que no se declare abiertamente con sus opiniones, con su dinero,

    y con su persona a sostener nuestra causa, se debe declarar enemigo pblico, y

    castigarlo como tal.54

    A pesar de expresiones de antagonismo como sas, slo hasta el 16 dejulio de 1813 la provincia de Cundinamarca proclam solemnemente suabsoluta y entera independencia de Espaa. Segn los diputados en el co-legio electoral y revisor que fueron quienes decretaron y sancionaron laresolucin, esto significaba que la provincia quedaba emancipada paraser un Estado libre e independiente, separado para siempre de la corona, delas autoridades peninsulares y de cualquier otra autoridad que no emanaradel pueblo o sus representantes. Proclamaron que toda unin poltica con laantigua metrpoli quedaba rota enteramente y que la provincia tena plenoderecho para hacer la guerra, concluir la paz, contraer alianzas, establecerel Comercio y hacer todos los otros actos que pueden y tienen derecho dehacer los Estados independientes.55

    La consumacin de la ruptura con Espaa, dolorosa puesto que lazosmuy intensos unan a los neogranadinos con su madre patria, debi muchoa Nario. ste, al conocer el 4 de julio de 1813 que desde Quito haban sidoenviadas tropas contra Santaf, urgi al colegio electoral a tomar medidaspara afrontar una situacin que, segn su punto de vista, pona en trminosdistintos la relacin de la provincia con el monarca. Nario argument quesiendo la primera vez que las tropas atacantes marchaban, no en nombre dela regencia sino del monarca, ste deba ser desconocido, pues con tal acti-

    tud mostraba su rechazo al asilo que Cundinamarca le haba ofrecido desde1811 y se declaraba enemigo de los americanos. Segn un razonamientodesde el cual pareca no haberse consumado la ruptura con el monarca es-paol, Nario aleg que al declarar la guerra el rey estaba demostrando quetodos los vnculos que hasta entonces los haban unido a la nacin espaola

    54N, Antonio, Noticias muy gordas, La Bagatela, nm. 11, Santaf de Bogot, 19 de septiembre de1811.55

    D. Antonio Nario, eniente General y Presidente del Estado de Cundinamarca & c., Santaf de Bogot,Imprenta del Estado, 1813.

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    quedaban rotos. Por esto, le solicit al colegio electoral desconocer a Fer-nando como rey y proclamar la absoluta independencia con respecto ala monarqua espaola.56

    Los miembros del colegio electoral convinieron en la propuesta deNario, y el 7 de julio declararon la independencia absoluta, quedandopendiente solamente pasar el acuerdo al gobierno provincial para su pro-clamacin solemne. Aquel da, sin embargo, en la capital fue celebrada laindependencia con cohetes, msica, repiques de campanas y procesin delretrato de Amrica, segn cuenta Jos Gregorio Gutirrez, quien un mesdespus vendra a ser presidente del tribunal de vigilancia y seguridad p-

    blica de Cundinamarca.57

    El tema, de todas formas, volvi a ser discutidoen el colegio revisor y electoral el 15 de julio, por lo cual Nario visit estacorporacin. Esta necesidad de ratificar la decisin nos sugiere que algu-nos miembros del colegio revisor estaban en desacuerdo con la medida yque un paso de tal trascendencia deba contar con la aprobacin unnimede la sociedad representada all, un afn unanimista que no era particularslo del mundo hispnico. En la sesin de aquel da, Nario recapitul losucedido en los ltimos cinco aos con la monarqua espaola e inst a los

    miembros del cuerpo electoral a opinar con toda libertad sobre la decla-ratoria de independencia. Los opositores a dicha declaratoria fueron muypocos, y se vieron all completamente marginados. El ms notorio fue elcura tunjano Jos Antonio orres y Pea, quien advirti que una cosa eradesconocer a las cortes y a la regencia y otra muy distinta negarle obedien-cia y fidelidad a Fernando , pues los cundinamarqueses le haban hechoun juramento de adhesin que deban respetar. En medio de un pblico quele era claramente adverso, reclam la nulidad de aquella resolucin, pero

    su propuesta fue rechazada por la inmensa mayora de representantes delcolegio electoral. Al final de una larga discusin que dur dos das, a la vozde orres y Pea apenas se le sum la de Fernando Rodrguez para objetarla independencia.58

    56Cundinamarca. Oficio dirigido al Serensimo Colegio Electoral de esta Provincia por el Excmo. SeorPresidente D. Antonio Nario, Gazeta Ministerial de Cundinamarca, nm. 121, Santaf de Bogot, 8 de juliode 1813.57V, Dos vidas, una revolucin, p. 412.58

    Cundinamarca. Copia de la Acta que contiene la discusin que precedi en el Serensimo ColegioRevisor, y Electoral a la Declaratoria de la absoluta independencia, hecha por este Soberano Cuerpo, Gazeta

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    La experiencia de Caracas y de Cartagena, donde las drsticas deter-minaciones independentistas haban alimentado confrontaciones armadas,llev a los impulsores de la separacin a ser cautos con quienes seguanavalando la integracin en la monarqua espaola. As pues, el 19 de juliola declaracin de independencia de Cundinamarca fue mandada publicar,obedecer y cumplir por los tribunales, corporaciones, jueces y ciudadanos,quienes deberan adems prestar juramento de que as lo haran, pues si senegaban a hacerlo seran despojados de sus derechos como ciudadanos y nopodran obtener ningn beneficio ni empleo pblico. Si adems de negarsea jurar desaprobaban esta medida, seran expulsados de la provincia, y los

    que trastornaran el orden pblico por su rechazo a la resolucin quedabansujetos a la pena capital. Esta severa resolucin seguramente fue tomadapor Nario en virtud de la accin cometida el 18 en la noche, cuando undesconocido cort el rbol de la libertad plantado en la plaza mayor. Parareparar esta afrenta, dentro de los actos de celebracin de la publicacin delbando de independencia fue sembrado un nuevo rbol de la libertad. Ade-ms, con motivo de las celebraciones del 20 de julio se realiz una misa enla catedral y el presidente del Estado as como los principales funcionarios

    civiles, eclesisticos y militares juraron la independencia absoluta. ambinfue jurada la bandera nacional por la fuerza armada, hubo juegos de toros,iluminacin general de las calles, y actividades religiosas. Para el 22 delmismo mes, Nario reglament la jura de los dems ciudadanos del Estado,decidiendo que los pertenecientes a alguna corporacin lo hicieran ante susuperior, y los que no pertenecieran a ninguna, prestaran el juramento antelos cabildos y justicias a las que pertenecieran.59

    Cundinamarca no fue el primer territorio de la Nueva Granada en de-

    clarar su independencia absoluta de Espaa, pues ya lo haba hecho Carta-gena en noviembre de 1811. Pero con su declaratoria, la independencia delconjunto de las provincias neogranadinas recibi un impulso decisivo. ElEstado de Antioquia emprendera el mismo camino un mes despus, en

    Ministerial de Cundinamarca, nm. 131, Santaf de Bogot, 2 de septiembre de 1813.59Cundinamarca, Gazeta Ministerial de Cundinamarca, nm. 123, Santaf de Bogot, 22 de julio de 1813.En esta misma edicin es descrita la bandera: lleva en el medio una guila en actitud de volar; en la mano

    derecha tiene una espada, y en la izquierda una granada en flor: ella est orlada de cadenas rotas: sobre lo altode la cabeza est el gorro de la Libertad, y encima se ve este mote: Independencia o Muerte.

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    agosto de 1813, mientras que la villa de Purificacin hara lo propio en sep-tiembre del mismo ao, y la provincia de unja se declarara independien-te en diciembre de ese mismo 1813, slo por citar algunos casos.60Fue endesarrollo de esa lgica independentista de la Nueva Granada que Narioparti en agosto de 1813 a su campaa militar del sur, destinada a repelerlas tropas de Espaa, que ya era, irreversiblemente, una nacin distinta yantagnica a la de los neogranadinos. A la construccin de este sentimientode oposicin, que es fundamental para la construccin de cualquier nacin,haba contribuido como pocos Antonio Nario.

    D

    Como estadista y lder revolucionario, Antonio Nario tuvo actuacionesque bien merecen el reconocimiento de una nacin a cuya emergencia laport grandes y dolorosos esfuerzos, mucho ms notorios, puesto que laNueva Granada no comenz su camino como nacin independiente sinoapenas con la revolucin de la dcada de 1810. Nario fue un publicistaenrgico y un escritor brillante que dej pginas de gran belleza y que ensus discursos y sus artculos plante con hondura ciertas cuestiones pol-ticas centrales para el rgimen democrtico que comenz entonces. Comogobernante, fue diligente, pero supo usar con moderacin los poderes am-plios que en ciertos momentos le concedieron, sin llegar a atropellar de ma-nera irreparable la libertad de sus conciudadanos. Jos Gregorio Gutirrez,que fue uno de los pocos santafereos que impugn la deposicin de Loza-no orquestada por Nario, as como la suspensin de la constitucin, no lehizo acusaciones particularmente severas al presidente de Cundinamarca,

    e incluso fue miembro del grupo de cinco consejeros de ste.61

    Nario fue, sin duda, un lder importante de la revolucin neogra-nadina. Pero los apologistas del precursorhan tendido o bien a vaciar laescena de aquel acontecimiento dejando apenas a su hroe, convertido enel hacedor de todas las rupturas, o bien a llenar la escena con personajes

    60Documentos sobre la independencia de Antioquia, en , fondo , vol. 7, ff. 293r-298v; CM, Julin, Purificacin en la historia, Purificacin, s.e., 1997, pp. 41-42; unja. El Presidente del

    Colegio Electoral al del Congreso,Argos de la Nueva Granada, nm 6, 16 de diciembre de 1813, unja.61V, Dos vidas, una revolucin, especialmente pp. 267-271, 340-341.

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    deplorables, culpables sobre todo de haber desodo o haber enfrentado alsantafereo. Desde esta perspectiva, la revolucin queda reducida a una ba-nal querella de orden moral, cuando en realidad fue el escenario de los msagudos dilemas polticos, en cuya resolucin es que cobran sentido intelec-tual los enfrentamientos de los lderes polticos. Contada como se cuenta lavida de los mrtires, la vida pblica de Nario, por aadidura, alimenta lafrustracin nacional; da sustento al catastrofismo, a la idea de un inicio des-graciado de la nacin colombiana que termina siendo una marca indeleble.

    Fecha de recepcin: 21 de agosto de 2014

    Fecha de aprobacin: 5 de diciembre de 2014