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Karl Marx (1818-1883) Karl Marx era originario de Tréveris, ciudad de la Prusia renana, su familia era de origen judío aunque se convirtieron al protestantismo en 1824. Estudió en Berlín donde se dedicó al estudio de la historia y la filosofía, en una época en la que la influencia del pensamiento hegeliano era predominante. Marx terminaría sus estudios en 1841, con una tesis doctoral sobre la filosofía de Epicuro. Fue allí donde entró en contacto con los llamados "Jóvenes hegelianos", haciéndose socio del Club de Doctores De esa época data su amistad con Bruno Bauer, uno de los miembros destacados del club. En 1842 comenzó su colaboración con la revista Gaceta Renana que destacó por su carácter crítico, y de la que posteriormente sería redactor jefe, en Colonia, actividad que le puso en contacto directo con los problemas políticos y sociales de la época en Alemania. Consecuencia de tal contacto, y del análisis de la realidad social y política, fue el giro dado por Marx en su pensamiento, que le llevó a adoptar una actitud crítica ante la teoría del Estado de Hegel. Contrajo matrimonio con una joven perteneciente a la nobleza prusiana y se trasladó a París (tras el cierre de la revista por censura gubernamental). En París entrará en contacto con el movimiento socialista francés, a través de Proudhon y del anarquismo a través del ruso Bakunin. En esa época iniciará sus estudios de la economía política inglesa, sumergiéndose en la obra de Adam Smith y Ricardo, lo que supondrá un nuevo giro en su pensamiento. En 1844 entabló de nuevo contacto con F. Engels, iniciándose una colaboración duradera entre ambos, que dará su primer fruto en 1845, con la publicación de "La sagrada familia", una obra crítica en contra de las posiciones idealistas defendidas por Bruno Bauer y sus seguidores. En 1845 Marx es expulsado de Francia, trasladándose a Bruselas. Allí continuará su actividad política e intelectual, plasmada en las conocidas "Tesis sobre Feuerbach" y en "La ideología alemana", escrita ésta en colaboración con Engels, y que no será publicada hasta 1932, pero que contiene ya los elementos fundamentales de la concepción materialista de la historia. En 1847 se asocia a la Liga Comunista. De nuevo en colaboración con Engels, redacta los principios y objetivos de la misma, recogidos en el conocido "Manifiesto comunista", que sería publicado en Londres en 1848. Ese mismo año comienza una oleada de revoluciones en Europa. Marx será expulsado de Bélgica, donde se temía el éxito de la revolución, sin contemplaciones, dirigiéndose a Francia. Marx decide regresar a Alemania. Tras las derrotas de las insurrecciones de mayo de 1849 se trasladará de nuevo a París, pero será nuevamente expulsado de Francia, en 1849, por lo que se dirigirá a Londres, donde establecerá su residencia, aunque realizará algunos viajes, relacionados con la salud y visitas familiares, a Francia y a Alemania. En Londres desarrollará una intensa actividad intelectual, (son conocidas sus intensas sesiones de trabajo en la biblioteca del Museo Británico), que le llevará a la realización de su obra cumbre, "El capital", colaborando también en el "New-York Tribune". En 1859 publica, como fruto de sus trabajos sobre economía, la "Contribución a la crítica de la Economía política", donde expone su teoría del valor, que se convertirá en la piedra angular de sus estudios sobre el capital. No obstante, Marx mantiene su actividad política en el movimiento comunista internacional que será conocida también como la Iª Internacional. Las divergencias con los anarquistas y con los socialistas franceses y alemanes será un fracaso político para Marx. Tras la revolución que lleva a la Comuna de París, Marx organiza manifestaciones de apoyo y escribe "La guerra civil en Francia", que interpreta la Comuna como el primer intento para instituir la dictadura del proletariado. Fallece el 14 de marzo de 1883, siendo enterrado en el cementerio londinense de Highgate

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Karl Marx (1818-1883)

Karl Marx era originario de Tréveris, ciudad de la Prusia renana, su familia era de origen judío aunque se convirtieron al protestantismo en 1824. Estudió en Berlín donde se dedicó al estudio de la historia y la filosofía, en una época en la que la influencia del pensamiento hegeliano era predominante. Marx terminaría sus estudios en 1841, con una tesis doctoral sobre la filosofía de Epicuro. Fue allí donde entró en contacto con los llamados "Jóvenes hegelianos", haciéndose socio del Club de Doctores De esa época data su amistad con Bruno Bauer, uno de los miembros destacados del club.

En 1842 comenzó su colaboración con la revista Gaceta Renana que destacó por su carácter crítico, y de la que posteriormente sería redactor jefe, en Colonia, actividad que le puso en contacto directo con los problemas políticos y sociales de la época en Alemania. Consecuencia de tal contacto, y del análisis de la realidad social y política, fue el giro dado por Marx en su pensamiento, que le llevó a adoptar una actitud crítica ante la teoría del Estado de Hegel.

Contrajo matrimonio con una joven perteneciente a la nobleza prusiana y se trasladó a París (tras el cierre de la revista por censura gubernamental). En París entrará en contacto con el movimiento socialista francés, a través de Proudhon y del anarquismo a través del ruso Bakunin. En esa época iniciará sus estudios de la economía política inglesa, sumergiéndose en la obra de Adam Smith y Ricardo, lo que supondrá un nuevo giro en su pensamiento.

En 1844 entabló de nuevo contacto con F. Engels, iniciándose una colaboración duradera entre ambos, que dará su primer fruto en 1845, con la publicación de "La sagrada familia", una obra crítica en contra de las posiciones idealistas defendidas por Bruno Bauer y sus seguidores.

En 1845 Marx es expulsado de Francia, trasladándose a Bruselas. Allí continuará su actividad política e intelectual, plasmada en las conocidas "Tesis sobre Feuerbach" y en "La ideología alemana", escrita ésta en colaboración con Engels, y que no será publicada hasta 1932, pero que contiene ya los elementos fundamentales de la concepción materialista de la historia.

En 1847 se asocia a la Liga Comunista. De nuevo en colaboración con Engels, redacta los principios y objetivos de la misma, recogidos en el conocido "Manifiesto comunista", que sería publicado en Londres en 1848. Ese mismo año comienza una oleada de revoluciones en Europa. Marx será expulsado de Bélgica, donde se temía el éxito de la revolución, sin contemplaciones, dirigiéndose a Francia. Marx decide regresar a Alemania. Tras las derrotas de las insurrecciones de mayo de 1849 se trasladará de nuevo a París, pero será nuevamente expulsado de Francia, en 1849, por lo que se dirigirá a Londres, donde establecerá su residencia, aunque realizará algunos viajes, relacionados con la salud y visitas familiares, a Francia y a Alemania.

En Londres desarrollará una intensa actividad intelectual, (son conocidas sus intensas sesiones de trabajo en la biblioteca del Museo Británico), que le llevará a la realización de su obra cumbre, "El capital", colaborando también en el "New-York Tribune". En 1859 publica, como fruto de sus trabajos sobre economía, la "Contribución a la crítica de la Economía política", donde expone su teoría del valor, que se convertirá en la piedra angular de sus estudios sobre el capital. No obstante, Marx mantiene su actividad política en el movimiento comunista internacional que será conocida también como la Iª Internacional. Las divergencias con los anarquistas y con los socialistas franceses y alemanes será un fracaso político para Marx. Tras la revolución que lleva a la Comuna de París, Marx organiza manifestaciones de apoyo y escribe "La guerra civil en Francia", que interpreta la Comuna como el primer intento para instituir la dictadura del proletariado. Fallece el 14 de marzo de 1883, siendo enterrado en el cementerio londinense de Highgate

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Indudablemente la situación social, económica, política e ideológica del siglo XIX ejerció una gran influencia en la vida y la obra del pensador Karl Marx, pues en las circunstancias históricas que alumbraron su pensamiento puede rastrearse el punto de partida de sus posteriores análisis. Anotaciones a los textos propuestos para las ABAU

Texto 1: El concepto de alienación

¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia claramente en el hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste. El trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un trabajo de autosacrificio, de ascetismo. En último término, para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, que no le pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a sí mismo, sino a otro. Así como en la religión la actividad propia de la fantasía humana, de la mente y del corazón humanos, actúa sobre el individuo independientemente de él, es decir, como una actividad extraña, divina o diabólica, así también la actividad del trabajador no es su propia actividad. Pertenece a otro, es la pérdida de sí mismo. K. MARX, Manuscritos económico-filosóficos de 1844, trad. de F. Rubio Llorente.

Kart Marx vive en una época revolucionaria en lo económico, social, político y cultural. Recuérdense las sucesivas oleadas revolucionarias: en 1820, entre 1829 y 1839, la de 1848 para la que redactan Marx y Engels el Manifiesto comunista, (texto cuya influencia se ha equiparado a la Biblia o a la Declaración de los Derechos Humanos), o la Comuna de París de 1871. A lo largo de 1844 redacta unos manuscritos de temática filosófico-económica, conocidos como los Manuscritos de París o Manuscritos de economía y filosofía, publicados póstumamente en 1932, y a cuyo primer libro pertenece al fragmento propuesto. En esta obra se encuentra la primera formulación sistemática del concepto de alienación, que desarrollará más tarde. En ellos Marx se propuso elaborar una crítica de la economía política: capital, renta, trabajo, propiedad, dinero, mercancía, salarios. Es una de las obras fundamentales para conocer la evolución del pensamiento de Marx y en ella relaciona las categorías económicas con su interpretación del puesto del hombre en la naturaleza, elaborando las líneas básicas de su metodología. En la obra hace referencia a los escritos de los padres de la economía política, que por entonces había empezado a estudiar: Quesnay, Adam Smith, Ricardo…,además está la influencia de Ludwig Feuerbach uno de sus más destacados representantes de la llamada “Izquierda hegeliana”. Feuerbach, será el eslabón entre Hegel y Marx en dos aspectos: por su crítica al idealismo de Hegel y por la aplicación del concepto de alienación al campo religioso. Siguiendo a Feuerbach, frente a Hegel, que entendía la esencia humana como autoconciencia y cuyo sistema idealista no es más que teología disfrazada, Marx plantea que el hombre mediante el trabajo modificando la naturaleza se transforma a sí mismo: naturalismo humanista. La historia no es otra cosa que la producción del hombre por el trabajo. Mediante él, el hombre humaniza la naturaleza de acuerdo con sus necesidades, estando mediada la relación del hombre con el hombre por la de éste con la naturaleza. También usa a Hegel contra Feuerbach para criticarlo por su materialismo contemplativo: lo grandioso de Hegel, dice Marx, está en su dialéctica y es lo principal que heredó de Hegel, el considerar al ser humano como proceso: la esencia humana es resultado de un proceso, de su praxis.

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Las ideas socialistas y comunistas constituyen otra fuente del pensamiento de Marx. Tuvo gran admiración por los pioneros del socialismo: Saint Simón, Owen, Fourier, a los que calificará de utópicos por sus deficiencias teóricas y prácticas. Marx criticará tanto el comunismo utópico el socialismo reformista y el comunismo igualitario por no tener en cuenta la raíz de la desigualdad: la propiedad privada, fuente de la alienación como dirá en los Manuscritos. Con respecto a los economistas clásicos según Marx sólo descubrieron la mitad del problema. No hacen una crítica histórica del capitalismo. Plantean el problema de determinar el beneficio, pero no comprenden su origen: la explotación del trabajo. La economía clásica se apoya en dos premisas: que la sociedad se basa en la relación de cambio como algo preliminar a la explicación de la sociedad misma, y que los valores de cambio están vinculados a la cantidad de trabajo. Marx profundizando en la teoría del valor insiste en la raíz contradictoria del trabajo como medida y fuente de valor, cuestionando los aspectos benéficos del funcionamiento capitalista. El fragmento propuesto pertenece al primer manuscrito y trata sobre el trabajo enajenado o alienado, después de analizar los conceptos de salario, beneficios y renta. Tanto para Marx como para Hegel, este concepto de alienación describe la siguiente situación que le puede sobrevenir a un sujeto: cuando no se posee a sí mismo, cuando la actividad que realiza le anula, le hace salir de sí mismo y convertirse en otra cosa distinta a la que él mismo propiamente es, decimos que dicho sujeto está alienado; la alienación describe la existencia de una escisión dentro de un sujeto, de un no poseerse totalmente y, como consecuencia de ello, comportarse de un modo contrario a su propio ser. Sin embargo, aunque Marx tomó este concepto de Hegel, hay importantes diferencias en el modo en que ambos filósofos la interpretaron de forma diferente. Marx considera que con la aparición de la propiedad privada se produce una circunstancia social totalmente nueva y que sólo podrá eliminarse con la abolición de dicha forma de propiedad. Podemos entender esta nueva situación si nos fijamos en la alienación en la sociedad esclavista: en esta sociedad el esclavo no se pertenece a sí mismo sino al amo; el amo puede disponer a voluntad del esclavo, de su cuerpo, de su mente, de su personalidad y sus habilidades. Cabe distinguir el individuo mismo, su actividad y los objetos producidos por su actividad; pues bien, en dicha sociedad, el esclavo no es dueño ni de sí mismo (carece de libertad completa, no puede hacer lo que quiera con su cuerpo, ni con su sexualidad, ni con su mente) pero tampoco es dueño de su actividad, ésta le pertenece al amo, como también le pertenece al amo el conjunto de objetos producidos por el esclavo. Según Marx, lo mismo ocurre en el sistema de producción capitalista: aquí el hombre se hace cosa, mercancía, usada por el propietario de los medios de producción sólo como un instrumento más en la cadena de producción de bienes. La propiedad privada convierte los medios y materiales de producción en fines en sí mismos a los que subordina al mismo hombre. La propiedad privada aliena al hombre porque no lo trata como fin en sí mismo, sino como mero medio o instrumento para la producción. Esta alienación puede rastrearse en una triple dimensión: La alienación de la actividad se entiende en el proceso del trabajo, en el que el hombre se enajena de sus propias facultades creadoras, no vive su actividad como algo que le pertenezca realmente, que forme parte de sus proyectos. El trabajo se vive como algo exterior y forzado. Dicho de otro modo: si trabaja lo hace por dinero, no porque la actividad se quiera por sí misma o porque sirva para otros fines ulteriores con los que el sujeto se pueda identificar sin sentirse desposeído (el bien de la sociedad). “Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado….. Su carácter extraño se evidencia claramente en el hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste

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La alienación del objeto se entiende a través de los objetos producidos por la actividad del trabajador que no le pertenecen a él, los vive como ajenos; aunque fuese realmente el esclavo el que construía un edificio, o trabajaba en el campo, el producto hecho por él no era de él sino del amo. Esto es precisamente lo que Marx señala con su idea del “fetichismo de la mercancía”. Además, el objeto se presenta como algo ajeno en un sentido más básico: en estos sistemas productivos, el productor se somete o subordina al producto en el sentido de que el productor es un mero medio para producir el objeto, en el sentido de que en dicha situación lo importante no es el bien del productor (su salud, el perfeccionamiento de sus facultades físicas o psíquicas) sino la mercancía producida. La crítica marxista a las sociedades de explotación conecta claramente con la tesis kantiana relativa a la necesidad de tratar a las personas como fines finales, no como meros medios: para Marx el gran defecto social y moral de las sociedades de explotación es que no tratan a las personas como fines sino como medios, en ellas el productor es un mero instrumento para producir cosas, y no propiamente una persona. Más que la cuestión de la desigualdad de la riqueza, a Marx le preocupó el hecho de que el trabajo en estas sociedades destruye la individualidad, trata al productor como una cosa y lo hace esclavo de las cosas. La alienación social: la alienación económica hace que el objeto producido no le pertenezca al trabajador sino a otro, creando con ello una escisión en la sociedad, dando lugar a dos grupos o clases sociales antagónicas: la clase oprimida que realmente produce las mercancías y la clase opresora que se apropia de ellas. “Para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, que no le pertenece.” Marx suponía que la enajenación del trabajo, aunque existente a lo largo de toda la historia, alcanza su cima en la sociedad capitalista y que la clase trabajadora es la más enajenada. Para entender esta conclusión es preciso recordar las extremas condiciones de vida en la que vivían los trabajadores en el siglo XIX, condiciones que supusieron un retroceso respecto de la situación de épocas anteriores: jornadas laborales cada vez más largas, trabajo agotador de niños, menor esperanza de vida de la clase trabajadora.

Texto 2: El concepto de ideología

Totalmente al contrario de lo que ocurre en la filosofía alemana, que desciende del cielo sobre la tierra, aquí se asciende de la tierra al cielo. Es decir, no se parte de lo que los hombres dicen, se representan o se imaginan, ni tampoco del hombre predicado, representado o imaginado, para llegar, arrancando de aquí, al hombre de carne y hueso; se parte del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de vida real, se expone también el desarrollo de los reflejos ideológicos y de los ecos de este proceso de vida. También las formaciones nebulosas que se condensan en el cerebro de los hombres son sublimaciones necesarias de su proceso material de vida, proceso empíricamente registrable y sujeto a condiciones materiales. La moral, la religión, la metafísica y cualquier otra ideología y las formas de conciencia que de ellas corresponden pierden, así, la apariencia de su propia sustantividad. No tienen su propia historia ni su propio desarrollo, sino que los hombres que desarrollan su producción material y su intercambio material cambian también, al cambiar esta realidad, su pensamiento y los productos de su pensamiento. No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia. Desde el primer punto de vista, se parte de la conciencia como del individuo viviente, desde el segundo punto de vista, que es el que corresponde a la vida real, se parte del mismo individuo real viviente y se considera la conciencia solamente como su conciencia. Marx: La ideología alemana. En febrero de 1845 Marx fue expulsado de París y se trasladó a Bruselas, donde también se instaló Engels. Entre ambos trabajaron en la redacción conjunta de un libro contra Bruno Bauer y Max Stirner: La

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ideología alemana, en la que intentaron clarificar sus propias ideas. De esta época datan las famosas Tesis sobre Feuerbach de Marx, que Engels publicaría póstumamente y en cuya Tesis XI se decía: Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de modos distintos. Ahora hay que transformarlo. Ante la imposibilidad de publicar La Ideología alemana, por negativa de la editorial presionada por la policía, los autores decidieron: Abandonar el manuscrito a la roedora crítica de los ratones, sobre todo porque habíamos logrado nuestro fin principal: comprendernos a nosotros mismos.

En La Ideología alemana. Crítica de la más reciente filosofía alemana en la de sus representantes Feuerbach, B. Bauer y Stirner, y del socialismo alemán en sus diferentes profetas, que no se publicaría hasta 1932, se esboza la concepción materialista de la historia, tratando cuestiones como historia, trabajo e ideología. La finalidad de la obra es desacreditar la reciente filosofía en Alemania, que parten de que la conciencia domina el mundo, creyendo que el cambio de conciencia significa solamente interpretar de otro modo lo existente. Lo que hay que hacer es volver a la realidad misma. La concepción de la historia enfrenta, pues, al marxismo con el idealismo de Hegel, el materialismo de Feuerbach y demás miembros de la izquierda hegeliana. La historia comienza cuando los hombres empiezan a producir sus medios de vida, exigido por su naturaleza corpórea. El trabajo no es considerado como en el idealismo hegeliano como una actividad espiritual y abstracta, que ignora el componente material, componente que Feuerbach reconoce, pero que no tiene en cuenta la actividad humana de manera práctica. La producción humana tiene unas fuerzas que la hacen posible y unas relaciones sociales determinadas que conforman al hombre. La producción espiritual (derecho, moral, filosofía, religión...) está condicionada por el modo de producción material y ocurre que esa conciencia ideológica invierte la realidad, igual que en la cámara oscura. Es el fenómeno de la falsa conciencia. La realidad es un conjunto de relaciones sociales que se van produciendo, y en que la misma naturaleza es transformada por el hombre, de la que van surgiendo unas ideas que los hombres van asumiendo sobre la realidad. La idea central del fragmento es: No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia. En la raíz de cualquier idea nos encontramos con una base material, la producción. En el párrafo anterior al extractado se dice literalmente que la producción de ideas y representaciones de la conciencia aparece directamente entrelazada con la actividad material y el comercio material de los hombres, como el lenguaje de la vida real. Los hombres son los productores de sus representaciones, pero los hombres reales y actuantes, condicionados por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y por el intercambio que a él corresponde. La conciencia no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los hombres es su proceso de vida real. Y si en la ideología los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en una cámara oscura, este fenómeno responde a su proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina responde a su proceso de vida directamente físico. Tras el pasaje del fragmento extractado continúa diciendo el texto que al poner el acento en el proceso activo de la vida, la historia deja de ser una colección de hechos muertos, como lo es para los empiristas, todavía abstractos, o una acción imaginaria de sujetos imaginarios, como para los idealistas, tal como afirma en las primeras líneas del fragmento: Totalmente al contrario de lo que ocurre en la filosofía alemana, que desciende del cielo sobre la tierra, aquí se asciende de la tierra al cielo. Allí donde termina la especulación, en la vida real, comienza también la ciencia real y positiva, la exposición de la acción práctica. Terminan allí las frases sobre la conciencia y pasa a ocupar su sitio el saber real. La producción de la vida, tanto de la propia en el trabajo, como de la ajena en la procreación, se manifiesta en una doble relación: natural y social. A cada determinado modo de producción corresponde

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una determinada fase de cooperación social, que es también fuerza una productiva. La historia de la humanidad debe pues estudiarse en conexión con la de la industria y el intercambio. Se produce una conexión de los hombres entre sí condicionada por las necesidades y el modo de producción y la conciencia es un producto social. La concepción materialista de la historia consiste, pues, en exponer el proceso real de producción, partiendo de la producción material de la vida inmediata y frente a la concepción idealista de la historia mantenerse siempre sobre el terreno histórico real, explicando las formaciones ideológicas sobre la base práctica material. La concepción histórica, hasta el presente, no ha tenido en cuenta esta base real o la ha considerado accesoria. Por eso ese tipo de historia solamente ve acciones políticas de los caudillos del Estado, luchas religiosas o teóricas en general como hacen los alemanes. Es en este caso donde se ve más claramente la ideología que disfraza la realidad. Es a partir de la división del trabajo y propiedad privada, base de la desigualdad y la alienación y específicamente la división del trabajo físico e intelectual cuando se crea la ideología, con la ilusión de un mundo dotado de autonomía. Aparecen así formas puras y abstractas de la actividad mental como la filosofía, la teología o la ética. Son las ideas de la clase dominante, que es la que ejerce la fuerza material. Cuando la clase desposeída adquiera la conciencia de ser universal (conciencia de clase) se podrá producir la revolución que pondría fin a la propiedad privada acabando con la alienación y devolviendo al hombre la auténtica libertad. La revolución será posible cuando las fuerzas productivas sean incompatibles con las relaciones de producción. Para ello se exige que el estado de explotación y servidumbre se haga intolerable y que el desarrollo técnico haya alcanzado una etapa avanzada. El comunismo del mismo modo que acaba con la alienación acabará también con la falsa conciencia ideológica

El término ideología data de finales del siglo XVIII, introducido por Destutt de Tracy para designar la ciencia cuyo objeto son los conocimientos. Políticamente hay dos grandes significados de ideología: en su significado débil designa sistemas de creencias políticas. El significado fuerte tiene su origen en el marxismo y se entiende como falsa conciencia de las relaciones de dominación entre clases. Mientras el significado débil es neutro, el fuerte es negativo. En el marxismo denota las ideas y las teorías que son socialmente determinadas por las relaciones de dominación entre las clases y que justifican tales relaciones dotándolas de una falsa conciencia. Esta falsa conciencia tiende a facilitar la aceptación de la situación de poder y la integración política y social. En los primeros escritos de Marx hasta 1844, en debate con Hegel y Feuerbach, aún no aparece explícitamente el concepto de ideología, aunque los determinantes materiales ya están presentes. Es de 1845 a 1859, en que se esboza el materialismo histórico por parte de Marx y Engels, el concepto de ideología aparece directamente. Se afirma que los problemas reales de la humanidad no son ideas equivocadas, sino contradicciones sociales reales, siendo las primeras consecuencias de las segundas, sirviendo al interés de las clases dominantes. Por ello la ideología tiene un sentido negativo, porque implica una distorsión o deformación de las contradicciones de la vida real. Estas distorsiones no pueden ser superadas por la crítica: no es cuestión de verdad frente a falsedad. Sólo pueden desaparecer cuando lo hagan sus contradicciones. La tercera etapa va de 1858 y culmina en el Capital, en que Marx llega a la conclusión de que si algunas ideas distorsionan la realidad es porque la propia realidad está distorsionada. La ideología encubre el carácter contradictorio del sistema. El mercado se presenta como la fuente de la ideología en que valores como la libertad e igualdad se basan en el valor de cambio, base de toda igualdad y libertad. Según señala Kolakowski : Las principales corrientes del marxismo I, Alianza, en la época de la redacción de La ideología alemana el pensamiento de Marx había alcanzado una estructuración que posteriormente irá elaborando:

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1. Punto de partida es la cuestión derivada de Hegel de ¿cómo puede el hombre reconciliarse consigo mismo y con el mundo? Siguiendo a Feuerbach sitúa en el centro de su esquema la realidad terrenal del hombre, en oposición al Espíritu hegeliano. La raíz del hombre es el propio hombre.

2. Al igual que Hegel Marx prevé la reconciliación del hombre con el mundo, consigo mismo y con los demás, reconociendo las fuentes de la alienación y su superación.

3. El trabajo alienado es la consecuencia de la división del trabajo que a su vez se debe al progreso tecnológico.

4. La alienación significa la subyugación del hombre por sus propias obras y no se cura pensando en ella, sino suprimiendo sus causas.

5. El comunismo implica la supresión de la alienación, recuperando la esencia de la especie del hombre. siendo futuro de la historia moderna y el proletariado el encargado de la transformación coincide con las necesidades de la humanidad.

Es en La ideología alemana en la que se encuentran, pues, las líneas maestras de lo que se ha denominado materialismo histórico según el que las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época. En el Prólogo a la Contribución de la crítica de la economía política presentará Marx una magistral síntesis de su concepción metahistórica. En La idelogía alemana es el texto en que la noción de ideología se presenta de modo sistemático, vinculada a la actividad material. El 3 de marzo de 1848 Marx es expulsado de Bélgica. Se instala en París en donde colabora activamente con el movimiento revolucionario y es elegido presidente de la Liga de los comunistas, participando en una febril actividad. El 24 de agosto de 1849 se establece en Londres donde reside hasta su muerte el 14 de marzo de 1883, habiendo convertido en un segundo hogar la sala de lectura del Museo Británico, dedicado al estudio de la economía capitalista.

Texto 3: El concepto de materialismo histórico

El resultado general a que llegué y que, una vez obtenido, me sirvió de guía para mis estudios puede formularse brevemente de este modo. En la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas, necesarias, independientes de su voluntad; estas relaciones de producción corresponden a un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real, sobre la cual se eleva una superestructura jurídica y política y a la que corresponden formas sociales determinadas de conciencia. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política e intelectual en general. No es la conciencia de los hombres la que determina la realidad; por el contrario, la realidad social es la que determina su conciencia. Durante el curso de su desarrollo, las fuerzas productoras de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo cual no es más que su expresión jurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior se habían movido hasta entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas que eran, estas relaciones se convierten en trabas de esas fuerzas. Entonces se abre una era de revolución social. Marx. Contribución a la crítica de la economía política (1859). Prólogo. La obra Contribución a la críitica de la economía política, manuscrito resultado de los estudios económicos de Marx por esta época se publicó en 1859. El primer libro de El Capital (el único publicado en vida) aparecerá en 1867. En el Prólogo a la Contribución..., texto ampliamente comentado y con información autobiográfica del propio Marx, se presenta una síntesis del llamado materialismo histórico o concepción materialista de la historia, que en palabras de Engels, en su obra Del socialismo utópico al científico, designa:

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Aquella concepción del curso de la historia que busca la causa última y la fuerza motriz de todos los sucesos históricos importantes en el desarrollo económico de la sociedad, en las transformaciones del modo de producción e intercambio, en la consiguiente división de la sociedad en las distintas clases y en las luchas de estas entre sí.

El mismo Engels confiesa que pese a que la teoría sería obra de los dos, corresponde a Marx la mayor aportación: Marx tenía más talla, veía más lejos, atalayaba más que todos nosotros juntos. Marx era un genio, nosotros, los demás, a lo sumo, hombres de talento.

Comienza Marx diciendo que en esta obra examina el sistema de la economía capitalista teniendo ante su vista monografías escritas con largos intervalos para propio esclarecimiento y cuya publicación dependerá de las circunstancias. Nos cuenta que sus estudios fueron sobre jurisprudencia, si bien la subordinaba a la filosofía y la historia y cómo habiéndose dedicado al periodismo se tuvo que pronunciar sobre los llamados “intereses materiales”, lo que le llevó a ocuparse de temas económicos. El primer trabajo para aclarar sus dudas fue, según él, la revisión crítica de la filosofía hegeliana del Derecho de 1844, concluyendo que tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado, no pueden ser comprendidas sino por las condiciones materiales de vida, y que la anatomía de la sociedad civil debe buscarse en la Economía política. En resultado de sus estudios es el que extracta en el fragmento propuesto. En dicho fragmento se presentan las categorías básicas del materialismo histórico y sus relaciones: Fuerzas productivas: la capacidad de producción o trabajo real de los hombres. Relaciones de producción: que se establecen entre los propietarios de los medios de producción y los productores directos en un proceso de producción determinado. Estructura económica o infraestructura: fundamento sobre el que descansa y que condiciona “en última instancia” todo el proceso de producción. Se compone de fuerzas productivas y relaciones de producción. Sobreestructura: conjunto de representaciones o ideas que configuran la conciencia, así como las estructuras jurídicas y políticas de las que se sirve la infraestructura. Modo de producción: totalidad social global (estructura económica y los otros niveles de la totalidad social: jurídico-político e ideológico). Formación social: los conceptos anteriores constituyen en su interna relación una totalidad social históricamente determinada. Se compone de una estructura económica, una estructura jurídico-política y una estructura ideológica. Revolución social: destrucción y transformación de unas determinadas relaciones de producción, con la consiguiente subversión de la superestructura. Su origen como dice en el fragmento se debe a que las fuerzas productoras de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o lo que es lo mismo: la lucha de clases. Tras el fragmento presentado que termina diciendo que se abre una época de revolución social, continúa exponiendo Marx que al cambiar la base económica, se transforma más o menos rápidamente toda la superestructura. Ello quiere decir que la infraestructura constituye, en última instancia, el determinante último y que una Formación social no desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, pudiendo distinguirse a grandes rasgos varios modos de producción: asiático,

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antiguo, feudal y el burgués moderno, como épocas de progreso en la formación social económica. Con la formación social actual se cierra la prehistoria de la sociedad humana. Sigue diciendo Marx que Engels había llegado a las mismas conclusiones que él en La situación de la clase obrera en Inglaterra y que ambos se habían instalado en 1845 en Bruselas y habían decidido formular su concepción como antítesis de la concepción ideológica de la filosofía alemana: en realidad saldar cuentas con nuestra conciencia filosófica anterior. Se está refiriendo Marx a la Ideología alemana Ante la imposibilidad de publicar el manuscrito: lo abandonamos a la crítica roedora de los ratones con tanto mayor gusto por cuanto habíamos alcanzado nuestra meta principal: dilucidar nuestras propias ideas. Se refiere también a la publicación conjunta del Manifiesto del Partido Comunista de 1848 y que los puntos decisivos de su concepción fueron delineados por primera vez en la obra polémica contra Proudhon Miseria de la filosofía, publicada en 1847. Ante los diversos acontecimientos, exiliado en Londres en 1850, Marx reanuda sus estudios económicos teniendo a su disposición la prodigiosa documentación sobre historia de la Economía política acumulada en el Museo Británico. Consecuentemente lo aportado en La Contribución a la crítica de la economía política es fruto de largos años de concienzuda investigación. El materialismo histórico desarrollado tanto en La ideología alemana como en Contribución a la crítica de la economía política, es un método de búsqueda de explicación científica con análisis totalizadores pero con datos concretos. Sostiene Marx que la estructura económica de la sociedad es el fundamento de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. Las propias relaciones de producción de la sociedad corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. De este modo el modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general, siendo el crecimiento de las fuerzas productivas lo que explica el discurrir de la historia humana. El nivel de las fuerzas productivas determina la estructura básica de las relaciones de producción, es decir, el fundamento de la vida social. Se ha discutido la relación que existe entre estructura y sobreestructura. La mayoría de los teóricos marxistas han hablado de una influencia recíproca de la base y sobreestructura, la relativa independencia de esta última y el hecho de que está determinada por motivos económicos “en última instancia”, con lo que la determinación no es absoluta. La interpretación común es que la sobreestructura o superestructura no es un simple epifenómeno de la infraestructura ni la relación entre ambas como la del pedestal y su estatua. Desde el punto de vista económico la base o infraestructura y sobreestructura son elementos en interacción de una totalidad social. Según plantea en el fragmento las fuerzas productivas cambian en el curso de su desarrollo histórico, mientras que las relaciones de producción tienden a persistir inmovilizadas por los sectores sociales interesados. La crítica fundamental de Marx al pensamiento burgués es que éste eterniza las relaciones sociales del capitalismo y más en concreto las relaciones de producción. Las relaciones de producción son de dos grandes tipos: por un lado, relaciones técnicas, necesarias para el proceso productivo; por otro lado, relaciones de control técnico (manifestadas por la propiedad privada) que rigen el acceso a las fuerzas y artículos de producción. Estas relaciones fosilizadas se convierten en freno al desarrollo de las fuerzas productivas, cuya contradicción abre una era de revolución social, tendente a una nueva reestructuración de la base, acorde con la nueva situación. El cambio producido en la base modifica a ritmo desigual los otros elementos de la totalidad social. Aspecto importante es la toma de conciencia por los hombres de este conflicto básico en forma ideológica (jurídica, política, religiosa, artística o filosófica). Lo superestructural o ideológico en sentido amplio es necesario para la acción, habiendo una estrecha relación entre la situación económica y sus formas ideológicas. Los factores económicos son determinantes, “en última instancia”, a largo plazo sobre lo sobreestructural. Soporte de la toma de conciencia para la necesidad para proceder a una transformación social son las clases sociales, que se dotan de un programa que les guíe en la acción.

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La historia de la humanidad no es sino la de la lucha de clases. Sorprendentemente en el Prólogo a la contribución de la economía política no hace referencia al análisis de las clases, pero que conecta implícitamente ya que en la organización de la producción las personas mantienen distintas posiciones, estableciendo intereses comunes. Las clases se diferencian según cómo sus miembros se consideran clase, determinando su conciencia. Tiene su hegemonía asegurada la clase que tenga la capacidad de introducir o preservar las relaciones de producción necesarias para adaptar el progreso de las fuerzas productivas. Se ha dicho que los tres motivos fundamentales del pensamiento marxista son el elemento romántico, el fáustico-prometeico y la herencia de la ilustración. Los románticos se acercaron a la sociedad industrial desde un punto de vista conservador, soñando con la vuelta a una armonía perdida ya que según ellos la sociedad industrial no satisface las exigencias de la naturaleza humana. Marx adoptó la parte destructiva de la visión romántica de la sociedad contemporánea, tomando de ellos los rasgos principales de la utopía comunista, en la que el individuo se identificará voluntariamente con la comunidad. Sin embargo para el marxismo no es volviendo al pasado sino reforzando el poder del hombre sobre la naturaleza como se logrará la reconciliación. Marx se separa de los románticos por el segundo motivo fáustico-prometeico. Entre los héroes favoritos de Marx se encuentra Espartaco con el ideal de lucha, siendo la cualidad más odiada el servilismo. Marx estaba seguro de que el proletariado, como Prometeo colectivo, acabaría con la contradicción entre el interés individual y el colectivo y ello tras la revolución universal. El mal es producto de la sociedad y no parte de la naturaleza humana. Frente al darwinismo social y el liberalismo lo social no deriva de necesidades biológicas, sino éstas de vínculos sociales. Pero el prometeísmo se ve modulado por el motivo racionalista y determinista heredado de la ilustración. Se habla con frecuencia de leyes de la vida social. La libertad consiste en la comprensión de la necesidad, en la medida en que los hombres son capaces de utilizar en su provecho estas leyes. Hasta ahora los hombres han estado controlados por fuerzas que ellos han creado y que ya no pueden controlar –el dinero, mercado etc.- pero esto concluye con la aparición del proletariado consciente de su misión. Este componente determinista se relaciona con el pasado próximo a desaparecer con la revolución. Este último elemento científico-determinista fue más usado por Marx en sus años de madurez, pero los otros dos componentes continuaron presentes en su obra.

Texto 4: el concepto de plusvalía

Pero, por otra parte, el concepto de trabajo productivo se estrecha. La producción capitalista no es sólo producción de mercancías, es esencialmente producción de plusvalía. El trabajador no produce para sí, sino `para el capital. Por esto no basta ya con que produzca en general. Tiene que producir plusvalía. Sólo es productivo el trabajador que produce plusvalía para el capitalista o sirve a la autovalorización del capital... El concepto de trabajador productivo no incluye, pues, sólo, en modo alguno, una relación entre actividad y efecto útil, entre trabajador y producto del trabajo, sino, además, una relación de producción específicamente social, surgida históricamente, la cual imprime al trabajador el carácter de medio directo de valorización del capital... La prolongación de la jornada de trabajo más allá del punto llegado al cual el trabajador no habría producido más que un equivalente del valor de su fuerza de trabajo, y la apropiación de ese plustrabajo por el capital: eso es la producción de la plusvalía absoluta. Ella constituye el fundamento general del sistema capitalista y el punto de partida de la plusvalía relativa. En el caso de ésta la jornada de trabajo está ya desde el primer momento dividida en dos partes: trabajo necesario y plustrabajo. Para prolongar el plustrabajo se abrevia el trabajo necesario mediante métodos por los cuales el equivalente del salario se produce en menos tiempo. La producción de la plusvalía absoluta gira exclusivamente en torno de la

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duración de la jornada de trabajo; la producción de la plusvalía relativa revoluciona de arriba abajo los procesos técnicos del trabajo y los grupos sociales.

Marx. El capital, Tomo I: Crítica da economía política, Libro I. Sec.V. Cap XIV. Plusvalía absoluta y relativa.

El fragmento propuesto corresponde al libro primero de El Capital de Marx, el único de los volúmenes publicados en vida del autor. El propio Marx entregó en mano al editor en Hamburgo el manuscrito de este libro, a donde se había trasladado, gracias a la ayuda de de Engels. Apareció publicado en septiembre de 1867, con una tirada de 1.000 ejemplares. En este primer libro se trata del proceso de producción de capital y la creación de valor por el trabajo. La fuerza de trabajo, que como valor de cambio se ha convertido en una mercancía, es utilizada por el capital para crear valor (diferencia con el valor del trabajo como mercancía), siendo la producción capitalista creación y apropiación de plusvalía o sobrevalor. La primera edición alemana del libro II de El Capital fue compuesto por Engels con los materiales de Marx y publicado póstumamente en 1885, trata del proceso de circulación del capital tanto como mercancía como dinero. Engels se ocupó también del libro III publicado en 1894, en que se muestra cómo el capital se reproduce constantemente. La caída de la tasa de beneficio obliga a aumentar la acumulación y con ello la productividad para mantener el beneficio, lo que provoca crisis periódicas. El libro IV fue publicado por Kart Kautsky como Teorías de la plusvalía en 1905, con materiales de Marx. En El Capital se lleva a cabo un análisis teórico del capitalismo, basado en la separación de trabajo y medios de producción y entre dos clases: capitalistas propietarios y trabajadores que solamente poseen su fuerza de trabajo, que han de vender para sobrevivir. En la obra se presentan interrelacionados: un análisis histórico, una teoría explicativa de los mecanismos de funcionamiento del capitalismo y una crítica del mal que produce el capitalismo. Esta crítica tiene un carácter de clase intentando penetrar en la anatomía de la sociedad capitalista y sus conflictos para fundamentar su transformación. De este modo, frente a los supuestos de la economía política clásica (Ricardo o A. Smith) de que la forma de producción capitalista corresponde a supuestas leyes necesarias, Marx establece la tesis de que la sociedad se halla en constante transformación y que este modo de producción es histórico y próximo a desaparecer. Los primeros capítulos del libro I de El Capital, subtitulado “El proceso de producción del capital” están dedicados a exponer la teoría del valor. Señalando en el prólogo a la primera edición que esta obra es una continuación de Contribución a la crítica de la economía política, publicada en 1859 y cuál es su propósito: investigar el modo de producción capitalista y las relaciones de producción y de tráfico que le corresponden y anunciando la temática de los próximos tres libros: en el II el proceso de circulación de capital, en el III las configuraciones del proceso conjunto y en el IV la historia de la teoría. Se describe cómo el capitalismo es un sistema de producción de mercancías que se compran y venden en el mercado. La mercancía tiene dos caras: valor de uso (que satisface necesidades) y de cambio (el valor que tiene un producto cuando se intercambia por otro). El valor de cambio de las mercancías viene determinado por el tiempo de trabajo que ha sido necesario para producirlas. Para proceder al intercambio se necesita la existencia de un equivalente general y así el intercambio de unas mercancías por otras M-M se sustituye por M-D-M, donde D funciona como dinero o forma de valor en general, siendo la medida del valor de todas las mercancías y medio de pago. En este primer esquema se vende para comprar, M-D es la venta y D-M la compra. La circulación mercantil comienza con la venta y termina con la compra. En este caso el dinero presta un servicio como valor de uso. Pero en el esquema D-M-D el poseedor de dinero lo convierte en mercancía y la mercancía en dinero: se compra para vender. Se desprende del dinero para recuperarlo de nuevo con un beneficio: D-M-‘D, donde ‘D es superior a D. A dicho elemento se le denomina plusvalía o plusvalor, siendo ésta la fórmula general del capital.

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En las secciones tercera y cuarta se expone la teoría de la plusvalía, situándose el fragmento propuesto en la sección quinta y en su capítulo decimocuarto que tiene por título: La producción de la plusvalía absoluta y relativa. La obtención de la plusvalía es el modo específico en que tiene lugar la explotación en el capitalismo, adoptando la forma de beneficio. La explotación se deriva de la producción por la clase trabajadora de un producto que puede ser vendido por más de lo que recibe como salario. El producto pertenece al capitalista, que ha comprado la fuerza del trabajo como una mercancía más, y obtiene la diferencia entre el valor del producto y el valor del capital implicado en el proceso de producción. En el fragmento se nos dice que la producción capitalista: es esencialmente producción de plusvalía. En el proceso se dan dos componentes: el capital constante, que corresponde al valor invertido en los medios de producción y el capital variable con el que se paga la fuerza de trabajo. Capital constante son las materias primas, productos semielaborados, materias auxiliares y medios de trabajo y cuyo valor se transfiere al producto durante el proceso de producción. El segundo componente capital variable porque varía en el proceso de producción: comienza como valor de la mercancía de la fuerza de trabajo y termina con el valor de lo producido por esa fuerza de trabajo. La clase obrera está compuesta por aquellos que no poseen más que su propia fuerza de trabajo, que tienen que vender para sobrevivir. Aunque el contrato de trabajo aparentemente es libre los obreros se ven obligados a vender su fuerza de trabajo o morir de hambre. Es la doble libertad de que habla Marx: o venderse o morir. El capital adelantado C se subdivide, pues, en dos componentes, una suma de dinero c, que se invierte en medios de producción y otra suma de dinero v, que se gasta en la fuerza de trabajo (c es el capital constante y v el variable). En un principio C = c + v, pero al término del proceso de producción surge una mercancía cuyo valor es c + v +p, siendo p el plusvalor, con lo que el capital originario C se transforma en C’, siendo la diferencia entre ambos p. Según Marx la fuerza de trabajo es la única mercancía capaz de producir valor. En este sentido la postura de Marx difiere de la de los economistas clásicos. Ricardo consideraba la plusvalía como derivada de un intercambio injusto entre obreros y capitalistas. Para Marx la plusvalía surge en el proceso de producción, en la que se produce la explotación del obrero. En el fragmento se señala específicamente como: una relación de producción específicamente social, surgida históricamente, la cual imprime al trabajador el carácter de medio directo de valorización del capital... La plusvalía al ser un valor se puede cuantificar. La plusvalía que produce el obrero es la diferencia entre el valor que produce y el valor de su fuerza de trabajo. El valor producido está determinado por las condiciones del proceso productivo y las del mercado del producto. El de la fuerza del trabajo está determinado fuera del proceso de trabajo y lo está por las condiciones del mercado de trabajo y el valor de las mercancías que ha de consumir el obrero para sobrevivir y reproducirse, como renovación de la fuerza de trabajo. El obrero es una mercancía más (instrumento animado llamaba Aristóteles al esclavo) que hay que mantener viva para que pueda seguir produciendo y que hay que reponer. La competencia en el mercado de trabajo uniformiza el valor de la fuerza de trabajo, igual que la competencia entre las distintas industrias uniformiza el valor producido por el obrero. La cuota común de ganancia en una economía o el grado de explotación se podrá cuantificar como el cociente entre cantidad de plusvalía producida y capital variable invertido (trabajo). Y el tiempo que el obrero consume creando valor puede dividirse en dos partes: la del tiempo que el obrero produce equivalente a lo que recibe como salario y el trabajo de plusvalía que es el tiempo que el obrero produce para el capitalista. Consecuentemente el grado de explotación corresponde con el cociente entre las horas que el obrero pasa trabajando para el capitalista y las horas que pasa trabajando para su consumo personal, que equivale al cociente entre el trabajo de plusvalía y el trabajo necesario. En el fragmento se señala la diferencia entre plusvalía absoluta y relativa. La plusvalía absoluta consiste en aumentar el valor producido sin aumentar la cantidad de trabajo necesario, lo cual implica o bien

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aumentar la jornada laboral o forzar al trabajador a realizar un trabajo más intensivo. Pero esta forma de aumentar la plusvalía tiene sus límites pues no puede llegar hasta el extremo de poner en riesgo la salud o vida de los obreros, que necesitan tiempo para descansar y reponer fuerzas. La misma clase trabajadora se organiza para defenderse. Esto lleva a que en 1847 en Gran Bretaña se llegue a aprobar la ley de las diez horas. Dado que la obtención de plusvalía absoluta tiene su límite, el capitalista usa otros métodos que dan lugar a la plusvalía relativa: o bien se reduce la cantidad de valores de uso que consume el obrero o el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir la misma cantidad de valores de uso. El primer método choca con los mismos límites que la plusvalía absoluta: el deterioro de la condición física de los obreros y su resistencia. La segunda forma se basa en cambiar constantemente los métodos de producción, introduciendo perfeccionamientos técnicos. Esto es lo que hace que el capitalismo se haya convertido en un modo dinámico de producción, pues sólo por el perfeccionamiento técnico se puede reducir el tiempo de trabajo socialmente necesario en la producción de bienes. La competencia determina que se pierdan los beneficios inmediatos que los innovadores obtienen sobre los rivales, distribuyéndose cierta ganancia entre todos los capitalistas. Gran parte de la historia del desarrollo de las economías capitalistas se puede examinar a la luz de los procesos de obtención de plusvalía absoluta y relativa. La plusvalía absoluta es característica de los primeros períodos del desarrollo capitalista, mientras que la plusvalía relativa lo es de un capitalismo más evolucionado. Se pueden dar también procesos de combinación de plusvalía absoluta y relativa, como sucede con la incorporación de las mujeres casadas al mundo del trabajo que permite la obtención de plusvalía relativa, puesto que sus salarios representan un valor individual inferior, mientras este hecho ha constituido la base de obtención de plusvalía absoluta, pues la familia como conjunto realiza un trabajo que crea más valor sin que ese trabajo sea remunerado por el capital Los obreros gastan su salario para sobrevivir y reproducirse. En el trabajo doméstico y aquel en que no intervienen relaciones mercantiles se producen valores de uso consumidos en el hogar, sin ser valorados por el mercado. Por ello a la definición de valor de la fuerza de trabajo se le ha añadido: el valor de la fuerza de trabajo está determinado, como en cualquier otra mercancía, por el tiempo de producción de la mercancía necesario para la producción, y también para la reproducción. Este trabajo no remunerado y plusvalía del trabajo adicional de la sociedad, es apropiada por parte de la clase capitalista, siendo una manera concreta de apropiación del trabajo excedente. La especificidad histórica del capitalismo es que tras las relaciones de intercambio se ocultan relaciones de explotación, el llamado fetichismo de la mercancía, que cumple por tanto un papel ideológico, estando la sociedad de clases basada en la extracción del trabajo excedente del necesario para satisfacer las necesidades de los trabajadores, siendo éstos quienes generan ese excedente a favor de la clase dominante Del análisis de la plusvalía Marx llega a la conclusión de que la sociedad moderna se caracteriza por una polarización creciente entre grandes concentraciones de capital y una masa creciente de asalariados que forma un ejército industrial de reserva, que actúa como regulador del salario. Ello provoca el pauperismo y una sociedad cada vez más desigual, que crea las condiciones para la transformación del orden establecido, con lo que llegará al fin de la historia que hasta ahora ha sido una historia de la lucha de clases. En Marx teoría y práctica están interpenetradas y el análisis que hace de la mercancía y el valor hace de él uno de los clásicos fundadores de las ciencias sociales, pese a las críticas que tal noción haya recibido tanto por los no marxistas como entre los propios marxistas. No es por ello extraño que en el discurso pronunciado por Engels ante la tumba de Marx el 14 de marzo de 1882 se le haya comparado su aportación teórica con la revolución que Darwin produjo en el campo de la biología: De la misma forma que Darwin ha descubierto las leyes del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx ha descubierto las leyes del desarrollo de la historia humana.

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