Klett Representaciones Sociales

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  • K i isltsvu,
  • 2. Imaginario lingstico y representa^ciones sociales

    Las representaciones han sido estudiadas p o r investigadores y docentes desde diferentes ngulos que focal izan aspectos socioculturales, s icolgicos o lingsticos (Jodelet, 1989; Zarate, 1993; M a t t h e y , 1997 y 2 0 0 0 ; Dabne, 1997 y M o o r e , 2001) . E n 1982, H o u d e b i n e - G r a v a u d acua el s i n t a g m a "imaginario lingstico" para hablar de la relacin del hablante con su lengua. E n trabajos posteriores la especialista retoma este concepto que le permite " federar diversas observaciones dispersas r e l a t i v a s a los ' s e n t i m i e n t o s lingsticos' de los sujetos" sobre les lenguas y l a valoracin o desvalorizacin de ciertas formas (Houdebine-Gravaud, 2 0 0 2 : 11). El imaginario lingstico, captado a travs de lo que se dice sobre la lengua, agrupa u n conjunto des normas subjetivas. La expresin destaca as que el lugar desde donde se piensan, se viven y se dicen estas evaluaciones es el sujeto hablante. De ah entonces su naturaleza psicoanaltica. Sin embargo la autora no es restrictiva y considera su inscripcin en lo social ya que se refiere a u n "sujeto hablante socializado". Atr ibuye entonces a " imaginario lingstico" u n sentido cercano al que se da en sociolingstica a representacin aunque la nocin resulta algo ms teida desde u n punto de vista psicoanaltico.

    La mayora de los autores renen ambos aspectos, el social y el psquico, al hablar de "representaciones psico-sociolingsticas que pesan en las prcticas del lenguaje y condicionan su manifestacin" (Boyer, 1991: 7). Se trata entonces de conocimientos construidos por los sujetos en u n determinado entorno y grupo social en relacin con u n objeto, sea ste u n acontecimiento, persona, tarea , t i e m p o o lugar , y exter ior izados como i n f o r m a c i o n e s , imgenes , opiniones, actitudes o juicios (Klett, 2002 y Moliner et al., 2002) . En su carcter de representaciones sociales "son principios que generan tomas de posicin ligadas a inserciones especficas en u n conjunto de relaciones sociales y organizan los procesos simblicos que intervienen" dice Doise (1985: 243-245; 1986: 85) . Constituyen as verdaderas teoras de conocimiento que permiten descubrir la realidad, orientando a las personas de u n determinados grupo para manejarse en el m u n d o social. Dan lugar a la comunicacin y contribuyen a establecer las formas de n o m b r a r los objetos de ese m u n d o en el seno de dicha agrupacin. Las representaciones sociales, cambiantes y dinmicas, se generan en el in tercambio entre i n d i v i d u o s en la vida cotidiana. No son impuestas externamente a las conciencias individuales sino que su produccin es de carcter social a travs de lo que los individuos "dicen que piensan de algo" o bien "dicen qu es ta l o cual cosa". Por su materialidad discursiva se vuelven entonces observables para el investigador.

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    3. Imaginario sobre las lenguas y los hablantes

    Como ya lo sealamos, al comenzar un curso de LE el alumno llega al aula c o n u n t r a m a d o de representaciones re lacionadas con la lengua cuyo aprendiza je in ic ia . Se t r a t a de "las imgenes que las afectan y que son c o m p a r t i d a s por la c o m u n i d a d " ( K l e t t 1999: 155-156). Sin embargo las construcciones imaginarias no tocan slo las lenguas ya que existen tambin otras que ataen a sus hablantes. Para clasificar las imgenes, nos basaremos en las categoras de observacin propuestas por Dabne (1997: 21) y que desarrollaremos en los apartados que siguen. Los diferentes criterios no estn en compart imentos estancos, generalmente confluyen y esbozan para cada lengua u n p e r f i l p a r t i c u l a r . ste la har ms o menos valorada para su enseanza y tendr, sin dudas, marcada incidencia en el proceso de aprendizaje.

    3.1. El aspecto epistmico

    A l m o m e n t o de observar las imgenes de las lenguas, uno de los criterios a tomar en cuenta es el que est ligado a la consideracin de aquellas en tanto objeto de estudio. An sin haber aprendido nunca determinada L E se suele creer que es fcil o difcil, con una fontica compleja o simple, una conjugacin enmaraada o llana, una gramtica abstrusa o sencilla, etc. As, Dabne ( 2 0 0 0 ) reporta el caso del vasco que posee u n dicho segn el cual "esa lengua es tan difcil que n i siquiera el diablo es capaz de aprenderla". La l i teratura nos ofrece buenos ejemplos de estas representaciones que tiene que ver con atr ibutos ligados a la supuesta facilidad o complej idad que implica el aprendizaje de una lengua dada. Vase lo que Borges nos confa en el poema Al idioma alemn:

    (...) a t i , dulce lengua de Alemania, /te he elegido y buscado, solitario. / A travs de vigilias y gramtica, /de la jungla de las declinaciones, /del diccionario, que no acierta nunca/ con el matiz preciso, fui acercndome (Borges, 1998).

    La metfora uti l izada "la jungla de las declinaciones" nos lleva a una idea bastante generalizada que atribuye las lenguas con declinacin u n a m a y o r dif icultad que a las que estn exentas de ta l part icular idad gramatica l . Cabe destacar que las lenguas con un valor epistmico alto, es decir aqullas cuyo aprendizaje se considera arduo, gozan, en general, de una valoracin elevada en el campo educativo lo que es decisivo a la hora de la enseanza. Sabemos que cuando un a l u m n o considera algo engorroso le dedica ms t i e m p o . U n caso l lamativo por su "etnocentrismo y logocentrismo" en palabras de Porq 11 ici y Wagner (1984: 86) de quienes proviene la cita, es el ejemplo de H u n i b o l d t

    I I"

  • el clebre fillogo alemn, al referirse a las lenguas y las capacidades de los aborgenes de Amrica Latina para aprender el i d i o m a del conquistador.

    Nada 2 es comparable a la dificultad de los Indios que aprenden el espaol: le tienen verdadera aversin y, alejados de los blancos, no tienen la ambicin de ser llamados Indios educados o, como se dice en las misiones, Indios latinizados (...), lo que m s llama la atencin es lo engorroso que les resulta expresar las ideas ms simples del espaol aunque entiendan perfectamente el valor de las palabras y el giro de las frases (Humboldt, 1980).

    O t r o e jemplo interesante nos l o provee l a escr i tora N a n c y H u s t o n , canadiense a n g l f o n a que res ide en Par s desde 1973. Los e x t r a c t o s seleccionados provienen deNordperdu (1999). E l ttulo alude al pas del norte dejado, Canad. Esconde sin embargo otro sentido pues en francs "perdre le n o r d " signif ica perder el r u m b o , errar, estar a la deriva, desorientado o "desnorteado" como se dice de manera famil iar . E l breve relato da cuenta del dolor de quien no posee apoyos en el campo lingstico:

    Uno se siente amordazado. Balbucea, tartamudea, no sabe nada de nada, (...) farfulla unas slabas y la gente re sarcsticamente, mira con mala cara. Uno es endeble (Huston, 1999: 77).

    La misma autora, en Douze France (1998) expone conceptos similares. En esta obra, ntese la ortografa del adjetivo. E n lugar de "douce" con significado de "dulce o suave", H u s t o n escribe "douze" (nmero doce). Si bien el relato ofrece doce caras de Francia, la autora omite el p lura l de la palabra Francia: "Douze Francs" como correspondera. A nuestro entender se trata de una licencia que procura materializar la dif icultad de pronunciacin, el error que la delata. En suma, la huella de su no pertenencia.

    El esfuerzo constante para comprender me cansa y me crispa; a veces, a la nochecita ya no quiero seguir la conversacin y me pongo a escuchar las voces francesas como una msica catica, carente de significacin precisa" (Huston, 1998:121).

    3. 2. El aspecto instrumental

    U n buen ejemplo del valor instrumental atribuido a una lengua aparece en el l i b r o Mauger bleu, conocido por el nombre de quien lo hizo (Mauger, 1953)

    2 La traduccin de todos los textos en LE es nuestra.

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    al que se agrega el color de la tapa de la obra (Mauger azul). Elautoi di I |iiiiln| n evidencia su alta estima por la lengua francesa a la que consub-i IHIH herramienta invalorable. "El francs, lengua bella, es tambin una IfiiQUti un! (...) N o cabe duda de que perdurar como lengua universal poi su 1 iilldml m i s m a " (El subrayado es nuestro). A l ver el aspecto instrumental de mu lel^lIH lo que p r i m a es su relacin con la posibi l idad que ofrece de acceder al nilllliln del trabajo. Bein seala:

    En la consideracin de la u t i l i d a d labora l , (...) t r i u n f a la den omnipresente de que el aprendizaje del ingls es ventajoso para 'asegurarse el futuro', an cuando pertenezca al orden del pensamiento mgico creer que, de cumplirse con los objetivos de la reforma educativa, dentro de unos diez aos y sin un cambio en la estructura econmica, u n masivo conocimiento del ingls por parte de los jvenes pulverizara la elevada tasa de desocupacin (en Arnoux y Bein, 1999: 207).

    Como puede observarse, en los juicios de valor citados, lo que predomina es el papel u t i l i t a r i o o instrumental de las L E dejndose de lado el aspecto formativo que, a nuestro entender, resulta esencial.

    3. 3. El aspecto afectivo

    El prestigio o el estigma que pesa sobre las lenguas se vincula muchas vecen con factores puramente afectivos o estticos. stos suelen ser fruto del gridfl de simpata que se tiene por el pas/los pases donde dicha lengua se habla s, n su vez, dependen del t i p o de relaciones histricas, polticas y culturales -IIIAM 11 menos fluidas o ms o menos conflictivas- que han m a n t e n i d o los pulsen concernidos. Muchas autores que dejan su lengua de origen y adoptan Otri para la creacin l i teraria proveen ejemplos de cmo se amalgaman las lengUH* en contacto. Las relaciones ofrecen u n variado repertorio de comportamienln por parte de los sujetos. Veamos algunos ejemplos.

    Los franceses estn al acecho... son deta l l i s tas , punt i l losos . . . terriblemente sensibles al lugar de su lengua... es como si cayera la mscara... y ah, uno se ve denunciado. (...) Si uno olvida la concordancia del adjetivo y el sustantivo pobre de usted! Tendrn una mirada condescendiente y al mismo tiempo crispada cual si usted se hubieru llevado a la oreja u n tenedor cargado de pur (Huston, 1999: 33 y 77).

    Las sentidas palabras de Huston nos l levan a reflexionar sobre la dol< II percepcin del que se debate con otro i d i o m a . Cmo se construye el

    l.'l

  • aprendizaje de la nueva lengua ante tanta exigencia y en medio de juic ios que desvalorizan al aprendiente?

    Los trabajos autobiogrficos de Kristeva t i e n e n gran inters pues nos conectan con sus representaciones de bilinge franco-blgara. E n una de sus obras la sicoanalista evoca, con p l u m a suti l la angustia provocada por las dos lenguas que viven en ella:

    Por qu haber cortado la fuente materna de las palabras? (...) El silencio no solo es impuesto, est en uno: rechazo de decir, sueo estriado pegado a una angustia que quiere permanecer muda. (...) A l principio fue una guerra fra con los del nuevo idioma, deseado y expulsante; luego la nueva lengua te cubre como una marea lenta, de aguas muertas. Silencio, no por el fastidio que embrolla las palabras en la idea y en la boca; sino silencio que vaca la mente y llena el cerebro de abatimiento (Kristeva, 1988: 28-29).

    E n el texto de la escr i tora p r e d o m i n a n las imgenes creadas p o r la afectividad y vinculadas sobre todo con sentimientos negativos de expulsin y de muerte. Resulta claro que estas vivencias construidas en el mbito social condicionan tanto al sujeto en proceso de aprendizaje como al docente que tiene la responsabilidad didctica. En u n ejemplo parecido, Tostain (1994: 85) muestra la sensacin de r u p t u r a y extranjeridad antes las resonancias de la lengua desconocida. Dice: "( . . . ) la l l u v i a no es la l luvia, la sonoridad de la melancola, la voz que la pronuncia, no es la de m i recuerdo de infancia. La l l u v i a i r landesa v i b r a raining. Es u n a campana radiante" . Nuevamente enfrentamos la impresin de prdida, de vaco. El esplendor que envuelve a la l e n g u a m a t e r n a , a l menos en el i m a g i n a r i o del sujeto , no e n c u e n t r a correspondencia en el otro idioma. Va de suyo que estas sensaciones constituyen trabas al momento de realizar el aprendizaje de la LE.

    Nuestra ltima cita corresponde a las palabras que la novelista Yourcenar pone en boca de su personaje Adriano. E l emperador siente una enorme gratitud hacia Scaurus, profesor de letras, que lo inici muy joven en los estudios de griego. H a estado en contacto con jeroglficos egipcios, textos judos, dialectos brbaros y con la lengua celta que hablaban algunos auxiliares en las campaas blicas. Sin embargo, ningn i d i o m a lo sedujo tanto como el griego. Dice A d r i a n o :

    Am esa lengua por su flexibilidad comparable a un cuerpo bien entrenado, su riqueza de vocabulario que muestra en cada palabra el contacto directo y variado de las realidades, y porque casi todo lo mejor

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    que los hombres han dicho fue en griego. (...) En latn administr el imperio, m i epitafio ser tallado en latn en las paredes del mausoleo en las orillas del Tber, pero en griego he pensado y he vivido (Yourcenar 1974 [1958]: 45).

    S i lugar a dudas, las palabras de Adriano son u n grito del corazn. Sin negar lo q u e la h u m a n i d a d debe a la cultura helnica, la valoracin del romano es hiperbl ica y responde a sus propias representaciones de belleza y cultura. Todas las lenguas atesoran detrs de s experiencias del hombre y del mundo.

    4 . Anlisis de interacciones ulicas

    E n esta seccin de nuestro trabajo analizaremos interacciones ulicas. Se h a n s e l e c c i o n a d o breves d i l o g o s grabados en u n curso de a l u m n o s pr incipiantes de francs que an no han concluido el p r i m e r ao. Poseen entre 50 y 8 0 horas de enseanza-aprendizaje. Los ejemplos 2 y 3 pertenecen a de Salins (1989). Se observarn las representaciones de los aprendientes en cuanto a los roles de profesor y a lumno o bien en relacin a las tcnicas didcticas a privi legiar para u n desarrollo exitoso del curso. Se consignan las interacciones y las traducciones para facilitar la comprensin. En todos los casos, P es el docente y A el aprendiente. Ver en el anexo las convenciones de transcripcin del corpus.

    Ejemplo 1. E l profesor se dirige a Pedro, u n seor mayor:

    P: Pierre, imagine que t u tchatches [Pedro, imagina que ests choteando] A: Non, non (No, no) P: Oui, .. .tu es dans u n cyber caf, ok ? [siests en un cyber, dale?] A: Non, non, je ne veux pas [No, no, no quiero].

    En este dilogo podemos observar que por encima de r o l "a lumno" prevalece "la persona" con su estatus sociocultural especfico de "seor grande". Este estatus y las representaciones que de l se desprenden p e r m i t e n entender que Pedro no pueda n i desee involucrarse en u n papel f iccional. Evidencia confl icto e incomodidad que emergen en los cinco actos de negacin expresados e n el breve intercambio: cuatro veces dice "no" y una vez, "no quiero". No resulta fcil para el docente remontar este rechazo y superar la molestia de estos dichos que seguramente no favorecen el aprendizaje n i el trabajo del profesor.

    Ejemplo 2. Un a l u m n o toma la palabra luego de una actividad (Salins, 1989:18):

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  • Ca, c'est pas de la grammaire. Pourquoi nous n'tudions pas la grammaire ? Ce sont des jeux. On peut les f a i r e dehors, dans la ru ou dans un caf. Je n'ai pas appris le ncessaire aujourd'hui, trois mots nouveaux seulement. [Esto no es gramtica. Por qu no estudiamos gramtica? Son juegos, no es para una clase. Eso se puede hacer afuera, en la calle o en un caf. No aprend lo suficiente hoy, solo tres palabras nueva].

    En esta intervencin la tensin aumenta y l a lucha por tomar la posicin alta es evidente. Hay insatisfaccin del aprendiente, grandes dudas sobre las tcnicas usadas por el docente y una clara representacin del valor a tr ibuido al aprendizaje lxico, aspecto no atendido por e l profesor a satisfaccin del alumno. E n trminos de Rosen (2003: 167) estaramos frente a u n "putsch enunciativo". Esta palabra derivada del alemn significa levantamiento o golpe para tomar el poder y, como lo seala la autora el aprendiente abandona su posicin baja para atribuirse u n lugar diferente. A r d i t t y y Vasseur (1999: 12) hablan de u n papel "sorprendente". A l adjudicarse dicho r o l , por va indirecta, se coloca al otro en una posicin que oficia de contraparte. El docente, que por antonomasia posee socialmente el saber, ha sido degradado y ocupa, a pesar suyo, la posicin del desconocimiento, por lo menos en lo atinente a las actividades que el alumnos concibe como eficaces para el aula.

    Ejemplo 3. Otro alumno comenta:

    Je n'apprends rien comme ca. J'aimerais crire. J'ai besoin de regles, je ne veux pas passer des heures les chercher, les dcouvrir. On perd du temps, on va tres lentement. [As no aprendo nada. Me gustara que escribiramos ms. Necesito reglas, no quiero pasar horas buscndolas, descubrindolas. Se pierde tiempo, vamos muy lento].

    U n vez ms puede verse cmo la clase de LE es un lugar de representaciones e i n t e r c a m b i o s "desiguales" ( K e r b r a t - Orecchioni, 1987: 319). Tambin observamos cmo se rompe el contrato didctico que une a los participantes est ipulando tareas y actitudes esperadas recprocamente por docentes y aprendientes. En este caso el a lumno discute la opcin metodolgica adoptada por su profesor. Se hace una aseveracin categrica "as no aprendo nada". El deseo y pedido con los que prosigue la interaccin: "me gustara", "necesito", no persiguen en realidad una negociacin sino hacer ms evidentes las carencias de la clase y las expectativas no satisfechas. La conclusin es demoledora: "se pierde t iempo, vamos m u y lento". E n este caso tambin hay desacuerdo entre

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    las representaciones del a l u m n o y l a s del docente sobre cmo se dehr 11111IHI La p o s i b i l i d a d de la induccin propuesta por el docente no foiifiirillN di aprendiente q u i e n , con u n estilo cognit ivo aparentemente glohullll necesita detenerse en una indagacin minuciosa y pausada.

    Ejemplo 4. Los alumnos, nios de 8 aos, describen las v c M l l l l l IllN u n personaje en u n video (estn practicando la estructura: "il 11/ il II H | t | (tiene/no t iene). Intervienen Luca (L) y Chantal (Ch).

    1 L: - I I a une chemise raye...un pantaln...un *chapeu /e/ de |>nill< 11 i l n'a pas de chaussures [Tiene una camisa rayada... unpantalun MM *sobrero de paja... y no tiene zapatos]. 2 P: - Quelqu'un d'autre veut raconter [Otro, quien quiere conhii '/ 3 Ch: -(Regardant Lucie) ce n'est pas *chapeu /e/, c'est c h a p p l l (Mirando a Luca) No es *sObrero, es SOMbrero 4 P; - ChapEAU[SOMbrero] 5 Ch: -( voix basse) euh, i l . . . (en voz baja) y... este...) ( haute voix et avec bon rythme) elle a une jupe avec des boutniin / i M voz ms alta y con buen ritmo) tiene una pollera con botones /

    En este ejemplo resulta de inters observar que Chantal, aprendan!* HI** experta que Luca, se arroga el papel de docente (Klett , 2 0 0 4 ) para e|en m lili presin normativa sobre la interlengua de su compaera que ha nioslindoi IHIIM falencia al decir "*chapeu" en lugar de "chapeau" (*sobrero en vez d e hunda M I Py ( 2 0 0 0 : 8 2 - 8 3 ) describe con precisin las "secuencias d e evaliuu Ifiti normativa" (SEN) en las que "el experto t o m a la inic iat iva de cennuiai Mil expresin enunciada p o r el hablante novato y esta censura se m a l e i InllM 1 Mti la propuesta de una expresin de reemplazo". En la intervencin 3 ( I ,;j) I llMMt HI que tiene una representacin normativa m u y fuerte, se esfuerza pin un.o |M produccin errnea de Luca. Su accin no apunta solo a la compahei a de 1 |M*I sino al docente que, privi legiando la dimensin comunicativa, n o coi'l I g l A IH pronunciacin equivocada. Como el profesor, en su r o l docente, n o r e s p i Ultll N las expectativas de Chantal , sta pone en accin " u n proyecto de cirn IIMO-.I (Rosen, op. cit.) para que se respete el contrato didctico que tiene e n o n no segn su propio imaginar io . Cuando el docente retoma su papel d e i i l l t l l l lllml (juzga y corrige las producciones) (L4) , la contestataria se tranquiliza \U I > a su papel de alumna. Comienza entonces la actividad de descripcin d e l * " conforme a la consigna del profesor (L5) . E l tono y el ritmo que se itlltHHII indicaran el cambio de r o l de Chantal que se pos ic iona n u e v a i n e n l i < II aprendiente.

  • 5 . Algunos comentarios

    Cabra ahora preguntarse por qu estas ideas que circulan en el imaginario colectivo referidas tanto a la lengua misma como a las tcnicas didcticas tienen tanto peso cuando se trata de la LE. Segn algunos especialistas, el m u n d o representacional de los idiomas parecera ms p r o v i s t o que el de otros objetos de aprendizaje. A l analizar razones, Dabne ( 2 0 0 0 ) habla de "la v is ibi l idad social" del objeto de estudio y Porcher (1995: 3 9 ) observa que "(. . .) las lenguas vivas, a diferencia de la mayora de las materias escolares, se encuentran como tales en la calle, a la salida de las clases..." Esto explicara la profusin de representaciones referidas a las mismas. E n efecto, todos saben o creen saber lo que es una lengua porque sta t iene una e n t i d a d m a t e r i a l fcilmente asequible y es, adems, parte integrante de nuestra vida diaria. En este sentido se establece una enorme diferencia con la fsica, la geografa o la biologa, par ejemplo, que estaran mucho ms circunscriptas a la institucin escolar.

    Adems, ta l como lo seala Dabne (1997:19), la lengua en tanto objeto de aprendizaje es "( . . . ) el nico que puede tambin p e r m i t i r una adquisicin 'natural ' , es decir, s in intervencin pedaggica: cada uno de nosotros aprendi as su lengua materna y mil lones de individuos, en el m u n d o , se vieron llevados a hacer uso de una lengua que les era ajena pero que, poco a poco, aprendieron a manejar, por la fuerza de las circunstancias". En este sentido Atta l i (2001: 51) completa: "Somos elegidos por nuestra lengua materna . sta nos es impuesta por las condiciones del nacimiento y por la eleccin de los padres. A esto nadie puede sustraerse". Creemos que por analoga con la lengua materna, se tiende a tener comportamientos similares frente a la LE. De esta manera podra explicarse la m u l t i p l i c i d a d de representaciones sobre los idiomas que ocupan el espacio social. Las diferentes imgenes que circulan y el mayor o menor grado de prestigio que de ellas se desprende ejercen una influencia determinante en la act i tud que aprendientes y docentes adoptan en el aula. Sin lugar a dudas condicionan tanto sus expectativas como sus comporta-mientos pues constituyen apoyos o trabas en el proceso de aprendizaje.

    6. Conclusiones

    Se han provisto ejemplos pertenecientes al m u n d o representacional de escritores que dejan su lengua natal y de alumnos que aprenden una LE. Se puso en evidencia la existencia de disimilitudes en cuanto a las imgenes de los sujetos sobre las lenguas y sus hablantes, los roles atribuidos a los actores o los procedimientos didcticos. Resulta evidente que las concepciones positivas

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    sobre la lengua extranjera que se estudia as como u n grado de consen.si u'luvttllil e n relacin a las tareas que se presume deben efectuar aprendientes y din p u e d e ser u n val ioso s u s t e n t o p a r a e n f r e n t a r b loqueos o mitigtll I | Irustraciones frecuentes al m o m e n t o de aprender u n idioma ajeno. Pal I I contrar io , cuando las representaciones tien negativamente el quehacer Aulll'll es conveniente darse t iempo para el debate espontneo o suscitado (Py, 2( )Q \ 2 4 9 ) . Los desacuerdos, las formas estereotipadas, las huellas verbales de lie, representaciones emergen en la discusiny le permiten al docente contraponei discursos que ayudarn, quizs, a desplazar o neutralizar ciertas ideas que envuelven la real idad y le dan vida.

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    reprsentation" en: Aile n 12, 77-97. -Py, B. 2004. "Le discours comme mdiation: exemple d'apprentissage et des reprsentations

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    A n e x o C o n v e n c i o n e s de transcripcin

    [xxx] : los corchetes se uti l izan para las traducciones : indica pausa

    /xxx/ : las barras encierran una transcripcin fontica X X X : la mayscula indica acento en palabra o slaba (xxx) : los parntesis contienen informaciones no verbales *xxx : el asterisco se usa para palabras inventadas

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    Competencias y contextos de enseanza-aprendizaje de lengua extranjera en la escuela primaria

    Marta Lucas

    Universidad de Buenos Aires

    Mnica Vidal

    Universidad de Buenos Aires

    Escuelas primarias de modalidad plurilinge

    1. Introduccin

    La e n s e a n z a de las l e n g u a s e x t r a n j e r a s se h a e x t e n d i d o progres ivamente en las escuelas p r i m a r i a s pbl icas de la Capita l Federal. A s , a p a r t i r del ao 1964, se i n t r o d u c e la enseanza del ingls o francs clesde cuarto grado en escuelas de j o r n a d a completa . T i e m p o despus, hace su incursin el i t a l i a n o . En 1996, comienza la enseanza del ingls en los establecimientos de j o r n a d a s imple , a p a r t i r de cuarto grado, con excepcin de algunos N o r m a l e s y N o r m a l e s en Lenguas Vivas que ya contaban con la enseanza de una lengua extranjera (ingls, francs o i ta l iano) desde p r i m e r grado. En 2 0 0 1 , se p u b l i c a el Diseo C u r r i c u l a r de Lenguas Extranjeras en el que se d e f i n e n o b j e t i v o s , c o m p e t e n c i a s , c o n t e n i d o s y c r i t e r i o s de evaluacin, con el f i n de b r i n d a r u n marco c o m n de referencia que d coherencia al sistema. E n ese ao tambin, se i m p l e m e n t a el Programa