La Batalla de Montjuic

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    desde diversos prismas y objetivos: el social, el econmico, elpoltico, etc. As, la guerra deja de ser un elemento en s y se

    transforma en un mero catalizador de sucesos originados por

    diversas causas y con diferentes materias objeto de estudio. El

    punto de vista militar queda casi definitivamente desterrado

    de la historiografa.

    Lamentablemente, el alcance del anlisis de los hechos mili-

    tares dista de ser satisfactorio; la lectura de las tradicionales

    fuentes del perodo, las crnicas de Melo (Historia de los movi-

    mientos, separacin y guerra de Catalua), Gaspar Sala (Eptome

    de los principios y progresos de las guerras de Catalua), FrancescMart (Noticiario Universal de Catalua), Miquel Parets (De

    molts successos que han succeit dins Barcelona y en molts altres

    llochs de Catalunya, dignes de memria) y Narcs Feliu de la

    INTRODUCCIN

    La Guerra dels Segadors ha suscitado desde siempre la atencinde los historiadores, nacionales y forneos, bien como ele-

    mento propio de la poltica interna espaola visto como con-

    flicto entre foralismo versus centralismo, como episodio

    perifrico de la Guerra de los Treinta Aos o como factor clave

    en el tablero de batalla entre las dos grandes potencias de la

    poca, Espaa y Francia, para dirimir su particular contienda

    por la hegemona europea.

    Sin embargo, el tratamiento que este tema ha recibido ha

    variado de ptica en los lt imos aos: el anlisis histrico tra-

    dicional basado en el estudio de las fuentes tradicionales co-etneas y especialmente el desarrollo de las operaciones

    militares, ha sido reemplazado por nuevas aproximaciones

    del fenmeno, en un intento enriquecedor de compresin

    1DESPERTA FERRO

    por Alberto Ral Esteban Ribas

    la batalla

    Montjuic 1641DE

    JosDanielCabreraPea

    LA BATALLA DE MONTJUIC REPRESENTA EL INI-CIO DE FACTO DE LA

    GUERRA DELS

    SEGADORS

    :LOS DISTURBIOS Y COMBATES DEL VERANO YOTOO DE 1640 FUERON UNA ESCALADA BLICAQUE CULMIN EN LA BATALLA ACAECIDA EL 26DE ENERO DE 1641. LA CORTE DE MADRIDCONFIABA QUE LA VICTORIA DOBLEGARA LA VO-LUNTAD DE RESISTENCIA DE LA GENERALIDAD YFORZARA SU SOMETIMIENTO A LA AUTORIDAD

    REAL; EN EL BANDO CATALN, LA VICTORIA SIG-NIFICABA ASEGURAR EL XITO DE LA REBELIN Y

    EL MANTENIMIENTO DE SUS LIBERTADES FRENTE

    A LAS IMPOSICIONES DEL CONDE-DUQUE. UNOSY OTROS ESPERABAN DE LA RPIDA SOLUCIN

    DEL CONFLICTO; SE EQUIVOCARON: LA GUERRADURARA 19 LARGOS AOS.

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    Penya (Annales de Catalua), frecuentemente se ha realizado sin

    cuestionarse la existencia de otras fuentes que permitan aportar

    ms explicaciones sistematizadas de los hechos; sirva como

    ejemplo la batalla de Montjuic, cuyo anlisis y desenlace son des-

    critos como un continuum tctico en el que las tropas realistas,

    muy superiores en nmero y armamento, son derrotadas frenteal fortn de Montjuic por el ejrcito de la Generalitat reforzado

    con unidades francesas; la victoria catalana se logra gracias a la

    ineficacia de los tercios castellanos y del valor y pericia de las

    milicias barcelonesas y tropas francesas.

    Esta breve exposicin, sin embargo, no oculta que ante un

    detenido anlisis de los hechos aparecen muchos interrogantes

    acerca del desarrollo de la batalla: fue la inexperiencia o falta

    de responsabilidad de tropas y mandos del ejrcito real las ver-

    daderas causas de la derrota de las tropas castellanas? Estaba

    planificada eficazmente la defensa de Barcelona? Cul fue el

    autntico papel de las tropas francesas? Fueron los mandos

    realistas unos incompetentes? Fueron los generales catalanes

    y franceses grandes estrategas?

    Del anlisis conjunto de todas las fuentes y documentos

    nos permite establecer una visin general de la batalla a partir

    de las observaciones parciales que proporcionan los narradores

    de los hechos, algunos de ellos testigos presenciales de la bata-

    2 DESPERTA FERRO

    lla; estas visiones limitadas, ordenadas y convenientemente

    analizadas, permiten establecer un hilo narrativo un tanto di-

    ferente a lo que se manifiesta tras la lectura de las fuentes prin-

    cipales tradicionales.

    ANTECEDENTESLa revuelta iniciada en junio de 1640 en Barcelona por un grupo

    de segadores fue la chispa que encendi la rebelin contra la Co-

    rona: lo que en principio era una revuelta social contra los hos-

    pedajes obligatorios de las tropas, los impuestos, el sistema

    clasista imperante se transform en una revuelta con alcance

    poltico, en defensa de las leyes propias de Catalua frente al

    uniformismo impuesto por el Conde-Duque de Olivares, su

    Unin de Armas y el cansancio de la guerra contra Francia.

    Los acontecimientos se precipitaron a lo largo de aquellos

    meses de verano y otoo: tenues intentos de conciliacin por

    ambas partes fueron engullidos por el torrente belicista que im-

    peraba en muchos nimos en los dos bandos: la Generalitat y el

    Consell de Cent de Barcelona pidieron ayuda al cardenal Riche-

    lieu, y el 24 de septiembre de 1640 se firm del tratado de Ceret,

    entre la Generalitat y el barn de Espenan, representante de Lus

    XIII de Francia, por el cual los franceses se comprometan a en-

    viar un ejrcito de 6.000 infantes y 2.000 jinetes, a cargo de las

    El frEntE dE rosElln. E p epuce e e ez ee fc y Ep c pe ecve egc e se (pege e cce Pep)y leuc (pege e cce n), que e vg uuee, ep p e g e se. E 1637 epe e ucuee leuc;

    cee cc y se e 19 e ju e 1639. ove vz u ejc e e 20.000 he p ecupe c ue, que ee e

    u e e 4 ee e e que p ep ue u pceje e j p eee.

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    tdeBarcelona

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    3DESPERTA FERRO

    Catalua, dCada dE 1650. se puee cp c cue cue c u e e cc u, p ccuc pgcexee y que pe e u z e u eeve; e e ec cue e r, ecve egc que ee cce e e

    u e Pe y c geuee, p u z e e peg, que e pee cue p u ueg cuz.

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    instituciones y poblacin catalanas; la Generalitat tambin em-

    pez a reclutar sus propias fuerzas con las que defender su so-

    berana. Desde la Corte se conocan los preparativos blicos del

    territorio rebelde y desde Madrid se organiz apresuradamente

    un ejrcito con el que sofocar la rebelin.

    Durante los meses de septiembre y octubre los dos bandos

    ultimaron sus preparativos blicos: los catalanes, con la ayuda

    de las primeras unidades francesas, fortificaron las ciudades de

    Lrida, Tarragona y los principales pasos de la frontera. Por su

    parte, el ejrcito real se concentr en Zaragoza y en la zona deAlcaiz, a la espera de recibir la orden de marcha; para dirigir

    aquellas operaciones fue elegido Pedro Fajardo de igo y Re-

    quesens, V marqus de Los Vlez, con el rango de virrey de Ca-

    talua y capitn general del ejrcito real; el marqus haba

    formado parte de la exitosa contraofensiva contra los franceses

    en el Pas Vasco y pareca el hombre perfecto para encauzar con

    xito el sometimiento de la revoltosa Catalua.

    En la Corte, el consejo de guerra debati la estrategia a se-

    guir, y en un primer anlisis se crey oportuno realizar un

    avance en tres frentes convergentes hacia Barcelona: desde L-

    rida, Tortosa y Roselln; sin embargo, el temor a un ataque fran-cs en el Roselln hizo descartar la movilizacin de las tropas

    all estacionadas, considerando ms prudente que las fuerzas re-

    alistas avanzasen en un nico frente, desde el sur de Tarragona.

    A mediados de octubre las clases dirigentes de la ciudad de Tor-

    tosa, temerosas del giro revolucionario que estaba tomando la

    revuelta en su ciudad, tomaron el control de la plaza y la entre-

    garon a la guarnicin del castillo de la Suda, que desde junio re-

    sista tras sus murallas a un intermitente hostigamiento. Aquella

    inesperada baza permiti al marqus de Los Vlez disponer de

    una cabeza de puente tras el Ebro, poniendo un pie firme en tie-

    rra catalana. Las fuerzas realistas entraron en Tortosa el da 25

    de octubre de 1640.

    Noviembre consumi las ltimas tentativas de paz, sin nin-gn tipo de resultado. El ejrcito real parti de Tortosa el 6 de

    diciembre; el primer combate tuvo lugar en el pueblecito del Pe-

    rell; posteriormente el ejrcito real forz el paso del Coll de Ba-

    laguer, donde 2.000 milicianos se haban fortificado. El 13 de

    diciembre el ejrcito real asediaba Cambrils, que tras una resis-

    tencia de un par de das, se rindi: cuando las tropas derrotadas

    salan de la muralla se produjo un altercado entre un soldado

    realista que intentaba robar una capa a un miliciano; los solda-

    dos de la escolta creyeron ver que intentaban escapar y abrieron

    fuego y en poco tiempo 700 milicianos yacan muertos en el

    suelo. Adems, Los Vlez orden colgar a los 3 nobles que habanencabezado la defensa, y que se haban rendido honrosamente

    tras mantener una defensa caballeresca de la plaza. Tan luctuosos

    hechos rompieron definitivamente cualquier atisbo de caballe-

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    rosidad en el conflicto: en venganza por la matanza de Cambrils,

    las tropas catalanas a las rdenes de Josep de Margarit i Biure

    atacaron el pueblo de Constant, donde los castellanos haban

    establecido su hospital de campaa, y ejecutaron a los 400 heri-

    dos que all haba; en represalia, el ejrcito real saque los pue-

    blos de Salou, Arbo y todos aquellos que ofrecan mnima

    oposicin a sus designios, ejecutando sin contemplaciones a

    cualquier sospechoso de rebelde.

    El 24 de diciembre ejrcito real logr la rendicin sin luchade la plaza de Tarragona, prosiguiendo un avance exitoso por

    la llanura del Peneds; sin embargo, el fulgurante avance no im-

    peda que el ejrcito real se estuviera desangrando lentamente a

    causa de las habituales deserciones, enfermedades y las dificul-

    tades del aprovisionamiento en aquellos meses invernales.

    A pesar de aquellos obstculos, el 23 de enero el ejrcito real

    derrotaba de nuevo a los catalanes en Martorell, quedando as

    despejado el camino hasta Barcelona.

    LAS FUERZAS ENFRENTADASEjrcito castellanoEl ejrcito enviado por Felipe IV para sofocar la rebelin

    catalana haba salido de Tortosa con 23.000 hombres, 3.100 ji-

    4 DESPERTA FERRO

    CarlosdelaRochaPrieto

    tramo final dEl Ebro, e e u eecu, e e pece egc pc e cu y puee e t, peg p u ue, c ec e su, e ge uu. l gee g e ee ccue e t e eee eej; eg, pg e e e e

    cu y e e zque e E pee u u que e cepe excee c e.

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    Unidad de caballera de 600 jinetes de las rdenes Mili-

    tares de Espaa, al mando de lvaro de Quiones.

    Unidad de caballera de 600 jinetes, al mando del comi-

    sario general de caballera ligera Filipo Filangieri.

    Tercio al mando del teniente coronel Martn de Azlor,

    duque de Medinaceli.

    Tercio al mando del teniente coronel igo de Mendoza,

    duque de Infantado.

    Tercio al mando del teniente coronel Diego Guardiola,Gran Prior de Castilla.

    Tercio al mando del teniente coronel Luis Gernimo de

    Contreras, marqus de Morata.

    Tercio al mando del teniente coronel Pedro de Caaveral,

    duque de Pastrana y de Sesa.

    Tercio Viejo, a las rdenes de Pedro de La Saca.

    Tercio a las rdenes de Alonso de Calatayud.

    Tercio a las rdenes de Diego de Villalba y Toledo.

    Retaguardia, en la que se situaba el tren de artillera (24 pie-

    zas), a las rdenes del marqus de Chieri, el hospital y el ba-

    gaje, y una escolta compuesta de:

    Tercio de los Presidios de Portugal, a las rdenes del maes-

    tre de campo Toms Mesia de Acevedo.

    Tercio Viejo, al mando de Fernando de Tejada.

    netes y 24 piezas con 250 artilleros, distribuidos en los siguien-

    tes cuerpos:

    Vanguardia, al mando de Gerolamo Maria Caracciolo,

    marqus de Torrecuso citado as en las fuentes modernas;

    los autores coetneos lo nombran Torrecussa:

    Un escuadrn de caballera, a las rdenes de Carlo Maria

    Caracciolo hijo del anterior, duque de San Jorge, con

    500 jinetes.

    Tercio de Guardias Reales, tambin llamado del Conde-Duque de Olivares, a las rdenes del coronel Fernando

    de Ribera.

    Tercio de Los Vlez, a las rdenes del coronel Gonzalo

    Fajardo.

    Tercio del maestre de campo Martn de los Arcos, conde

    de Oropesa.

    Tercio de Castilla.

    Tercio de la provincia de Guipzcoa.

    Tercio irlands de Tyrone, a las rdenes de John Hugh

    ODonnell, duque de Tyrone.

    Centro, al mando del propio marqus de Los Vlez:

    Unidad de caballera de 100 jinetes, a las rdenes del ca-

    pitn de lanzas espaolas Alonso Gaytn, como escolta

    del marqus de Los Vlez.

    5DESPERTA FERRO

    Cambrils, eg uj e gee c se e Pu e beueu, que ec e Pcp c ejc cee ue Gue e segy pue e pcpe cue p u pe j uv; gu e u uce pee ee que e cepe excee c

    e, pe que exe: e e c e C, v pee e cce y epeec e ge y cp e s Pee ecepe e, que e epee u ge eg j u p e cucc ceeupe.

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    artilleros franceses sumados a la defensa construyeron una

    amplia plataforma elevada en el baluarte llamado del Rey,

    en la que emplazaron 4 grandes caones de hierro con los

    cuales se alcanzaba buena parte de la ladera de Montjuic.

    LAS DEFENSAS DE BARCELONA

    La ciudadBarcelona contaba con un doble recinto amurallado; la muralla

    exterior databa del siglo XIV, con un foso exterior seco y con una

    zona interior despejada de un par de decenas de metros que pro-

    curaba una mayor proteccin frente ataques de artillera y tambin

    permita disponer de zonas de cultivo dentro de la ciudad; su re-

    corrido en la Barcelona moderna, aproximadamente, se sita re-

    siguiendo las actuales calles de Ronda de San Antonio, Plaza

    Universidad, Ronda Universidad, Ronda de San Pedro, Arco de

    Triunfo, Paseo Llus Companys y Estacin de Francia; contabacon 14 portales, 5 de ellos en el actual barrio del Raval.

    La muralla interior era una sucesin no homognea de diver-

    sas pocas: una muralla, que databa de la poca del rey Jaime I,

    recorra la actual Rambla y conectaba con la muralla romana del

    siglo IV que an se mantena en pie y protega el ncleo de la

    Barcelona medieval; en el lado martimo se haba erigido una

    muralla en el siglo XVI, para protegerse de los ataques piratas, y

    que conectaba en su borde con la muralla exterior del siglo XIV,

    en la zona de la Estacin de Francia.

    A media ladera de la montaa de Montjuic se encontraba el

    convento fortificado de Santa Madrona, perteneciente a la Orden

    de los Capuchinos, equidistante de la cima de la montaa, la ciu-

    dad de Barcelona y la villa de Sants. En la actualidad se conserva

    una pequea capilla, de poca posterior a la batalla del siglo XVII,

    cerca del Palacete Albniz.

    MontjuicLa montaa de Montjuic nunca haba sido considerada una

    posicin estratgica para la ciudad de Barcelona, salvo como ata-

    laya para observar un posible avance enemigo por la costa; es por

    ello que no contaba con ningn sistema defensivo. La situacin

    cambi con la aparicin de la artillera y la perfeccin de los sis-temas de expugnacin en el siglo XVI. Sin embargo, Barcelona

    siempre haba quedado lejos de los teatros de guerra, por lo que

    nunca se haba hecho una apuesta decidida para la modernizacin

    de las defensas de la ciudad y mucho menos por la construccin

    de ninguna fortaleza en la montaa de Montjuic.

    El estallido de la guerra contra Castilla en 1640 haba moti-

    vado la reconsideracin de las ventajas de fortificar la montaa;

    segn las crnicas, se levant en poco menos de 30 das una for-

    tificacin de forma de cuadriltero, con la antigua torre de atalaya

    como torre del homenaje, con cuatro medio-baluartes en las es-

    quinas, construidos de tierra y con un revestimiento de piedra y

    barro, y un foso perimetral de poca profundidad.

    Adems, el complejo defensivo se completaba con diversas l-

    neas de trincheras, un camino atrincherado que conectaba el for-

    Tercio valn, con el maestre de campo De Isinguien.

    Tercio portugus, del maestre de campo Simn Mascaren-

    has.

    Un nmero indeterminado de compaas italianas.

    500 caballos de las rdenes Militares, al mando de Ro-

    drigo de Herrera, Comisario General.Sin embargo, a lo largo de la ruta de camino de Barcelona, el

    contingente inicial haba visto menguada su potencialidad: a las

    bajas en los combates se le sumaron un porcentaje indeterminado

    de deserciones y las mermas debidas a las guarniciones dejadas

    en ciudades importantes como Tarragona y Villafranca del Pene-

    ds. Es difcil calcular el nmero exacto de efectivos del ejrcito

    real en Barcelona, pero su cifra no sera inferior a los 15.000 in-

    fantes y 2.000 jinetes.

    Ejrcito franco-catalnLa guarnicin de Montjuic estaba compuesta por: 9 compaas de La Coronela, la milicia urbana de Barce-

    lona, compuesto por las siguientes compaas:

    Mercaderes de Telas (Mercaders de Teles o Julians), Metalr-

    gicos (Estevaners), Peleteros (Pellers), Sastres (Sastres), Se-

    deros (Passamaners), Taberneros (Taverners), Tejedores de

    lino (Teixidors de lli), Zapateros (Sabaters o Cordoners) y Ve-

    leros (Velers).

    2 compaas del Tercio de Santa Eulalia.

    1 compaa de miqueletes (llamados en la poca almog-

    vares) del capitn Francesc de Cabanyes, compuesta de 200

    hombres. 1 compaa de 300 soldados veteranos franceses del regi-

    miento de infantera de monsieurSerignan, a las rdenes de

    George Stuart, seor dAubigny.

    8 caones pedreros de bronce, que podan disparar tanto

    proyectiles, piedras, metralla y balas de mosquetera.

    En Barcelona se situaba el resto del ejrcito franco-cataln,

    compuesto de las siguientes unidades:

    4 Tercios de la Coronela de Barcelona, a las rdenes de Mi-

    quel Torrelles; los capitanes de cada tercio eran Domnec

    Moradell, Galceran Dusay, Josep Navell y Joan Tello.

    Regimiento de infantera de monsieurSerignan, encargadode guarnecer el portal de Sant Antoni.

    Regimiento de infantera de monsieurde Espenan.

    4 escuadrones de caballera catalana, a las rdenes de Josep

    dArdena, Josep Galceran de Pins i de Perapertusa, Henri-

    que Juan y Manuel dAux Borrellas.

    5 escuadrones de caballera francesa, compuesta de las uni-

    dades de: monsieur de Fontrailles, monsieur de Bridoirs,

    monsieurde Guidane, monsieurde Sag ymonsieurde La

    Talle.

    Un nmero indeterminado de piezas de artillera las fuen-

    tes barajan la cifra de 100 caones, de hierro y de bronce,

    cifra que puede parecer excesiva, pero podra referirse al n-

    mero total de piezas incluyendo pedreros y grandes mos-

    quetes, comandada por Ddac Monfart i Sorts. Los

    6 DESPERTA FERRO

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    El da 23 de enero Los Vlez celebr un consejo de guerra con

    los principales jefes de su ejrcito: el general Juan de Garay, el mar-

    qus de Torrecuso, el duque de Pastrana, el duque de Medinaceli

    y el duque de Infantado, entre los principales; contaba tambin

    con la presencia de Josep de Pau Rocabert, maestre de campo del

    tercio de Montjuich y gobernador del fortn, que se haba pasado

    al bando realista con planos e indicaciones sobre la plaza: Roca-

    bert, que haba sido maestre de campo del 2 tercio provincial

    de la Generalitat durante el sitio de Salses (1639), haba estadoen contacto con el ejrcito realista desde haca das, y supuesta-

    mente haba acordado entregar el fortn: enviara un mensaje al

    marqus con el santo y sea, para que las tropas castellanas pu-

    dieran acercarse impunemente a los centinelas y apoderarse de la

    fortaleza, pero el plan fue descubierto por el Consejo de Ciento y

    Rocabert no tuvo ms remedio que huir antes de ser detenido;

    sin embargo, de la crnica de Parets se infiere que las razones de

    la traicin de Rocabert quizs se debieron a motivos ms pere-

    grinos: el Consell de Cent haba desembolsado una fuerte suma

    de dinero, ms de 12.000 ducados, para la construccin de las de-

    fensas de Montjuic, y stas se haban construido con cierta desidia

    quizs por culpa del propio Rocabert, ocupando inicialmente

    un recinto demasiado grande, sin parapetos adecuados y sin pro-

    fundidad, fortificando solo la parte de mar y dejando casi sin pro-

    tn con la ciudad y con varias torres de viga erigidas de antiguo.

    Las unidades que guarnecan el complejo se encontraban ubicadas

    a lo largo de las faldas de la montaa de la siguiente manera:

    En el fortn:

    Compaa de Mercaderes de Telas, compaa de Sastres,

    parte del Tercio de Santa Eulalia, unidades francesas y ar-

    tillera.

    En las trincheras:

    En la zona del Llobregat: Compaa de Metalrgicos. En la zona de Barcelona, Sants y lHospitalet: Compaas

    de Zapateros, Sederos, Veleros, Taberneros, Tejedores de

    lino y la compaa de almogvares del capitn Francesc

    Cabanyes.

    En la Torre de Damians: Compaa de Peleteros, a las rde-

    nes del capitn Ambrosio Gallart, y parte de la compaa de

    Metalrgicos, a las rdenes del capitn Lus de Valenci.

    EL PLAN DE ATAQUE

    Tras la victoria de Martorell, el marqus de Los Vlez opt por ir

    directamente contra la capital catalana: quera tomar posiciones

    contra la ciudad antes de que el derrotado ejrcito de campaa ca-

    taln, dispersado en la comarca del Valls, pudiese reorganizarse

    y amenazar su retaguardia.

    7DESPERTA FERRO

    Plano dE la Ciudad dE barCElona, e e e g XVii, g pe hech e. se puee cp c e h eg u cc pe mjuc, que eg e e 1640; e z e e cu e h eg 3 heque y v evee. se gue cee u eev

    e l r, az (e c e r) y u e .

    q

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    todos los frentes: la ciudad, las montaas de Collserola, por el ro

    Llobregat y el ro Bess. El castillo de Montjuic no era un objetivo

    tctico de entidad: sus caones no alcanzaban la ciudad ni el cam-

    pamento realista, pero constitua un obstculo a considerar para

    cualquier ejrcito que intentase asediar la ciudad, puesto que era

    una amenaza constante para sus flancos. Ciertamente Los Vlezcrea que con su conquista tendra la demostracin de fuerza ne-

    cesaria que le permitira doblegar la resistencia catalana y su so-

    metimiento a la autoridad real, puesto que la moral catalana estaba

    profundamente tocada tras las sucesivas derrotas; el marqus bien

    tena urgencia en tomar aquella posicin y fortificarse: las provi-

    siones estaban agotadas, las lneas de suministro casi cortadas por

    las acciones de los miqueletes y exista el rumor de que el ejrcito

    cataln se reagrupaba en el Valls, reforzado con nuevos contin-

    gentes de milicia y compaas francesas.

    En un nuevo consejo de guerra, Los Vlez expuso su plan de

    batalla: se dividira el ejrcito en dos cuerpos; el primero, a las r-

    denes de Torrecuso, con la misin de tomar Montjuic; el segundo,

    a las rdenes de Garay, se encargara de prevenir cualquier intento

    de salida desde la ciudad, sin desaprovechar cualquier oportuni-

    dad tctica que les permitiese apoderarse de alguna puerta. El

    marqus se quedara en segunda lnea, en el pueblecito de lHos-

    pitalet de Llobregat, con la reserva. El plan de ataque contra Mont-

    juic era sencillo y directo, puesto que el ejrcito real confiaba

    plenamente en la informacin facilitada por Rocabert: el asalto

    se escalonara en 2 oleadas; en vanguardia, dos columnas de 1.000

    mosqueteros cada una, formadas por los mejores hombres de todo

    el ejrcito: el maestre de campo Fernando de Ribera mandara el

    escuadrn que ascendera por la zona ms prxima a la ciudad,

    mientras que el irlands duque de Tyrone mandara el escuadrn

    que atacara por la zona del Llobregat. Tras esta primera oleada

    formaran 8.000 infantes, el tercio portugus del maestre de

    campo Simn Mascarenhas, el tercio irlands de Tyrone, el tercio

    del duque de Oropesa, el tercio de Los Vlez, el tercio del marqus

    de Morata y el tercio del Conde-Duque de Olivares, apostados a

    lo largo de la base de la montaa, prestos al asalto cuando las bre-

    chas estuvieran abiertas. El duque de San Jorge tena por misin

    cubrir el flanco de este cuerpo de ejrcito en previsin de cual-quier auxilio desde la ciudad, situndose en la zona de los molinos

    de viento. El resto del ejrcito, a las rdenes de Garay, formara

    frente a la ciudad, con la misin de aprovechar cualquier oportu-

    nidad de asaltar la muralla o los baluartes, y evitar la salida de re-

    fuerzos; la caballera de las rdenes Militares y la ligera de Filipo

    Filangieri estaran resguardadas en una pequea depresin que se

    encontraba en la zona de Sants, prestas a atacar a la caballera con-

    traria.

    Por su parte, los catalanes tambin realizaron sus movimientos

    estratgicos: la Generalitat proclam a Luis XIII de Francia como

    Luis I, conde de Barcelona, y se firm un acuerdo de auxilio mi-litar. Inmediatamente se constituy un triunvirato de consejo de

    guerra para dirigir la defensa: Joan Pere Fontanella conseller en

    cap del Consejo de Ciento, Francesc de Tamarit diputado mi-

    teccin los caminos que ascendan desde Santa Madrona y la

    Mare de Du del Port; tan solo unos das antes de la batalla de

    Martorell se haba cambiado el patrn de construccin y se haba

    iniciado las obras del fortn abaluartado.

    Durante la reunin de los oficiales superiores del ejrcito re-

    alista todos eran conscientes de la complicada situacin del ejr-cito real y de que Barcelona contaba con unas recias murallas y

    con buena defensa de milicia y soldados franceses, amn de abun-

    dantes vituallas y de la libertad de acceso por el mar. Los Vlez

    expuso que las rdenes del rey y del Conde-Duque eran rendir la

    plaza, pero el marqus no pronunciaba abiertamente su opinin,

    tan solo vagas referencias a su deber como soldados y sbditos

    del rey, esperando descargar el peso de la responsabilidad en el

    conjunto de aquel consejo de guerra; ms franco fue Torrecuso,

    que afirmaba la viabilidad de la empresa del asedio, mientras que

    Garay recomendaba no asediar la plaza y limitarse a saquear la

    campia barcelonesa Torrecuso y Garay haban mantenido una

    tensa y conflictiva relacin en la jefatura desde que Garay se in-

    corpor al ejrcito en Tarragona: los dos altos oficiales se consi-

    deraban como los segundos de Los Vlez, e incluso

    suficientemente capacitados para asumir el mando supremo si el

    Rey o el valido lo ordenasen; esta conflictiva rivalidad tendra su

    culminacin en la batalla de Barcelona, cuando los dos se negaron

    a colaborar entre s. Finalmente se decidi atacar Montjuic, pero

    sin dejar de presionar sobre la defensa de la ciudad si la oportu-

    nidad se brindaba: Rocabert detall a los presentes las defensas

    de Barcelona y del fortn de Montjuic, comentando que la guar-

    nicin era de tan solo 300 soldados catalanes y que por la maana

    y a la hora del almuerzo los oficiales bajaban a Barcelona a comer.

    El da 24 de enero, mientras la caballera y el estado mayor

    realista reconocan el terreno para concretar el plan de ataque,

    el marqus de Los Vlez envi un mensajero a la ciudad con una

    carta del rey y una personal suya: las misivas contenan palabras

    de reconciliacin y perdn, pero eran demasiado vagas como

    para formular una propuesta concreta que solucionase pacfi-

    camente el conflicto. Los consejeros de la ciudad debatieron

    acerca de qu decidir ante la propuesta del soberano y resolvie-

    ron continuar la lucha.El da 25 el mensajero regres al campamento real, en Sants,

    con el mensaje que la ciudad no se rendira. Ese mismo da la ca-

    ballera realista hizo aparicin en la llanura de Barcelona, sa-

    queando las casas y campos de la comarca, que desde haca dos

    das estaban abandonadas. En la ciudad cundi la alarma y todas

    las tropas tomaron posiciones, pero no se realiz ninguna salida,

    y se dej el campo en manos de los realistas.

    Vlez no tena intencin de tomar la ciudad al asalto o ren-

    dirla por un largo asedio, puesto que el nmero de efectivos de

    infantera y artillera que posea eran insuficientes para tal fin: el

    marqus confiaba en conquistar el fortn de Montjuic y fortifi-carse en la montaa, recibiendo refuerzos y suministros por mar.

    Este emplazamiento era mucho mejor que situarse en la llanura

    de Barcelona, lejos del mar y con la posibilidad de ser atacado por

    8 DESPERTA FERRO

  • 7/30/2019 La Batalla de Montjuic

    10/15

    asent en la zona de Montserrat con la misin de hostigar los con-

    voyes de suministros y correos realistas.

    LA BATALLA

    En la madrugada del 26 de enero de 1641, los 2 escuadrones

    de mosqueteros iniciaron la ascensin de la montaa, mientras el

    resto de la infantera y caballera tomaba posiciones en el llano

    delimitado por el camino de Creu Coberta, los molinos de viento

    y Valldonzella. Curiosamente las fuentes catalanas, al contrario

    que las castellanas, informan que el avance realista se realiz en 3

    formaciones: tal discrepancia quizs se debe a que desde la ciudad

    la observacin del ataque castellano diese la impresin que el

    asalto estaba formado por 3 columnas simultneas, en lugar de 2

    columnas y el grueso del ejrcito en retaguardia.Tras vencer las dificultades de la dura ascensin por aquel des-

    conocido terreno abrupto y boscoso, el destacamento de asalto de

    Tyrone, que ascenda por la ladera de Castelldefels, fue el primero

    en contactar con la primera lnea de defensa catalana, la unidad

    de los Metalrgicos; los primeros soldados realistas cayeron cosi-

    dos por las balas catalanas, totalmente sorprendidos que all hu-

    biesen trincheras; no sera la nica vez que ello sucedi: los

    oficiales y soldados realistas avanzaban conforme a las informa-

    ciones recibidas de Rocabert y ste no conoca las nuevas dispo-

    siciones tomadas por Aubigny en los dos das precedentes; sesucedieron intensas salvas de mosquetera, en las que cay herido

    el duque ODonnell: sus hombres quedaron desconcertados por

    la prdida de su estimado capitn y detuvieron su avance.

    litar y Bernard du Plessis-Besanon general y emisario de Luis

    XIII. Respecto del plan de defensa, el comandante de la plaza de

    Barcelona sera Miquel Torrelles y el comandante de Montjuic el

    francs Aubigny. Desde ese momento los oficiales franceses asu-

    mieron con rapidez la direccin de la defensa de la ciudad: el ge-

    neral Serignan, comandante en jefe del ejrcito francs, dispuso a

    sus hombres a lo largo de toda la muralla, y en cada poterna, ba-

    luarte o posicin estratgica haba un destacamento de franceses;

    adems, la media luna erigida frente al portal de San Antonio el

    lugar previsible de un asalto realista, estaba defendido por tropas

    francesas.

    Aubigny se encarg diligentemente de la defensa del fortn de

    Montjuic, tras comprobar que las defensas eran insuficientes: el

    foso era poco profundo, la muralla del fortn demasiado baja y nose haba previsto la colocacin de piezas de artillera. En dos fre-

    nticos das, trabajando da y noche, Aubigny cambi radical-

    mente el permetro defensivo: el parapeto se elev lo suficiente

    como para ser necesario escalas de asalto para superarlo, los ba-

    luartes de las esquinas se mejoraron y se colocaron en ellas 8 pe-

    dreros, en plataformas adecuadas para que su tiro batiera un

    amplio rango y alcance. Adems, 300 veteranos, escogidos de

    entre todas las fuerzas francesas, fueron destinados a Montjuic, y

    cada unidad catalana contaba tambin con la presencia de oficia-

    les y suboficiales franceses.El conseller tercero de la ciudad, Pere Joan Rossell, con las

    fuerzas supervivientes de Martorell, fue llamado a regresar a Bar-

    celona para sumarse a la defensa, y el guerrillero Margarit se

    9DESPERTA FERRO

    CarlosdelaRochaPrieto

  • 7/30/2019 La Batalla de Montjuic

    11/15

    detrs del escuadrn de Tyrone; cuando los mosqueteros del ir-

    lands detuvieron su avance, Mascarenhas les reagrup y asumi

    el mando, iniciando un nuevo asalto. Los Metalrgicos aguan-

    taron el nuevo ataque, causando fuertes prdidas a los realistas,

    que se parapetaron tras los troncos de los rboles y las bancadas

    de piedra.En una nueva oleada de asalto, algo ms retrasado, y al oeste

    de la montaa, ascenda el tercio castellano del duque de Oropesa,

    que tras su muerte estaba a las rdenes de Diego de Crdenas.

    ste, viendo el estancamiento de las primeras fuerzas de asalto,

    envi un grupo de mosqueteros a flanquear la posicin catalana

    de los Metalrgicos, que finalmente, a punto de ser copada, se re-

    tir hacia el fortn. En el avance castellano contra la siguiente trin-

    chera Mascarenhas fue herido de gravedad y Crdenas fue

    muerto.

    Por la zona de la Torre de Damians, guarnecida por las com-

    paas de los capitanes Gallart y Valenci, los soldados realistas

    tuvieron ms xito; las defensas, una tosca trinchera, poco pro-

    funda y con dbil parapeto, proporcionaban poca defensa a una

    tropa que estaba nerviosa tras or los intensos combates que se

    producan por toda la montaa, y estaban expectantes sobre su

    suerte. Los soldados del tercio del Conde-Duque de Olivares ata-

    caron la posicin y forzaron aquellas defensas; los catalanes tuvie-

    ron que correr a refugiarse en la siguiente lnea de trincheras,

    siendo reforzados por un destacamento de 40 soldados franceses

    enviados por Aubigny, a peticin de Gallart. Sin embargo, cuando

    los realistas del Conde-Duque intentaron avanzar ms por la zonade San Ferriol, se adentraron en una zona despejada que poda

    ser batida por los caones de la muralla barcelonesa, quedando

    Por su parte, el escuadrn de Fernando de Ribera, que ascen-

    da por la zona de Santa Madrona, tuvo menos dificultades en su

    camino, puesto que aprovecharon una senda cubierta de un ba-

    rranco, el desaguadero que recoga las aguas que bajaban de la

    cumbre, recorrido que les permiti pasar inadvertidos y llegar

    muy cerca del fortn. Cuando el barranco feneca, casi en la cum-bre de la colina, a pocos pasos de la trinchera exterior del fortn,

    los mosqueteros lanzaron una descarga y cargaron contra la de-

    fensa catalana; los defensores estaban totalmente desprevenidos,

    puesto que haban credo que por aquella zona ninguna fuerza as-

    cendera: cundi el pnico y algunos soldados se retiraron al for-

    tn, mientras que otros intentaron oponerse al asalto realista; sin

    embargo, la acometida castellana, vigorosa y ejecutada a poca dis-

    tancia, dobleg la resistencia en la trinchera, y los defensores su-

    pervivientes tuvieron poco margen de escapar y guarecerse en el

    parapeto del fortn, mientras sus compaeros les cubran por el

    fuego, deteniendo en seco el avance realista, cuyos soldados se pa-

    rapetaron en la trinchera recin conquistada a la espera de la lle-

    gada del resto de unidades, pero fueron desalojados por el intenso

    fuego desde el fortn.

    En la llanura de Barcelona, las fuerzas de Garay sentaban sus

    posiciones frente a la ciudad; Serignan orden a la caballera

    franco-catalana que se desplegase frente a Valldonzella, con la in-

    tencin de controlar los avances realistas; 500 jinetes apoyados

    por un destacamento de mosqueteros salieron de la ciudad para

    prevenir cualquier avance realista.

    Mientras la primera oleada de asalto a Montjuic entraba encontacto con los catalanes, la segunda oleada realista iniciaba su

    ascensin. El tercio portugus de Simn Mascarenhas avanzaba

    10 DESPERTA FERRO

    CarlosdelaRochaPrieto

  • 7/30/2019 La Batalla de Montjuic

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    2 metros. Con todo, la moral era alta, y la tropa dispuesta a lan-

    zarse al asalto.

    Cuando Torrecuso dio la orden, la infantera carg en masa

    contra el fortn. Fue en ese momento que Aubigny orden abrir

    fuego a sus 8 caones y a todos sus mosquetes y arcabuces, cau-

    sando una gran mortandad entre los asaltantes; an ms fue lasorpresa entre los oficiales superiores, que desconocan la presen-

    cia de artillera en el fuerte; fueron enviados varios mensajeros a

    Los Vlez a pedir urgentemente caones en la cima; el marqus

    orden que las piezas ligeras que se encontraban en Molins de

    Rei, protegiendo la retaguardia del ejrcito real, fueran tradas

    hasta Montjuic. Tambin pidieron desde la cima que se trajesen

    escalas para salvar el parapeto, y picos y palas para fortificarse,

    pero todo se encontraba en retaguardia, y cuando llegaron a pri-

    mera lnea, mucho tiempo despus, las unidades estaban tan des-

    moralizadas y agotadas que su presencia sirvi de poco.

    Los castellanos, tras el asalto fracasado, intentaron resguar-

    darse a lo largo de la colina, tras rboles, rocas y las trincheras

    capturadas al enemigo; desde el fortn, los caones disparaban

    con todo lo que tenan a mano: bombas, metralla, piedras e in-

    cluso tierra. A pesar del intenso fuego, los realistas realizaron al-

    gunos intentos de asaltar de nuevo el parapeto del fortn, pero los

    defensores mantuvieron una frrea disciplina de fuego, batiendo

    la tierra de nadie que los castellanos deban cruzar sin proteccin

    alguna, causando muchas bajas.

    Mientras intensos combates se producan en Montjuic, desde

    Barcelona se contemplaba con temor como el avance realista ibaganando terreno. El consejo de guerra y los oficiales encargados

    de la defensa deliberaron sobre la necesidad de enviar refuerzos

    anclados en el terreno. Fue esta detencin un fuerte contratiempo

    en los planes realistas, puesto que este tercio tena fama de ague-

    rrido, y su estancamiento en la ascensin fue sentido a la hora de

    asaltar el fortn.

    El avance realista, a pesar de las bajas, haba logrado tomar las

    diversas trincheras y parapetos que se sucedan a lo largo de lasladeras de Montjuic; todos los tercios haban convergido en la

    cima de la montaa y se preparaban para el asalto. Sin embargo,

    a pesar del xito en la ascensin, haban tenido ms bajas de las

    esperadas, puesto que los oficiales realistas se encontraron des-

    concertados ante la tenacidad de la defensa; las instrucciones que

    Rocabert les haba dado sobre el sistema defensivo de Montjuic

    eran muy precisas, por lo que se sorprendieron de la presencia de

    aquellas trincheras y de la resistencia del enemigo.

    Aunque Melo, en su crnica, apenas menciona a Torrecuso

    en las etapas iniciales de la batalla, un escrito annimo de la Bi-

    blioteca Nacional, Fondo Osuna, afirma la presencia del italiano

    ya en los primeros combates, impartiendo rdenes desde casi la

    primera lnea. La razn de la falta de informacin de Melo al res-

    pecto bien pudiera deberse a que el general portugus que desde

    diciembre de 1640 estaba preso en Madrid, bajo sospecha de co-

    laborar con la rebelin portuguesa del duque Juan de Braganza

    , tras ser liberado, cuando recopil datos sobre la batalla cont

    como testigo directo de los hechos a Juan de Garay, entre otros

    oficiales, y quizs su testimonio no fuera del todo objetivo; To-

    rrecuso estaba en la cima de la colina y orden a las tropas que se

    reorganizasen para acometer el asalto al fortn; sin duda algunaera una sorpresa para todos ellos contemplar como enfrente te-

    nan que acometer una trinchera y detrs, un parapeto de ms de

    11DESPERTA FERRO

    CarlosdelaRochaPrieto

  • 7/30/2019 La Batalla de Montjuic

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    tropas de caballera y cargar contra el duque de San Jorge. ste,

    al contemplar que la caballera enemiga formaba para un asalto,

    reagrup sus fuerzas y se decidi a cargar, con el convenci-

    miento de que aquel era el momento decisivo de la batalla: si

    aniquilaba a la caballera franco-catalana, despejara el llano de

    Barcelona y evitara cualquier posibilidad de ayudar a los sitia-dos de Montjuic, y tambin despejara el terreno para que el

    resto del ejrcito avanzase posiciones contra la muralla de Bar-

    celona; el duque envi un emisario a lvaro de Quiones para

    que su unidad de 600 jinetes de las rdenes Militares de Espaa

    se sumase a la carga; hizo lo mismo con el escuadrn de caba-

    llera del italiano Filipo Filangieri, de 600 hombres. Pero mien-

    tras el segundo se sum a las fuerzas del duque, Quiones no

    movi sus fuerzas, creyendo que aquel movimiento expondra

    demasiado a las tropas al fuego enemigo desde la muralla bar-

    celonesa. San Jorge inici la carga solo con su escuadrn, cho-

    cando rpidamente con la caballera franco-catalana; se sum ala refriega Filangieri con sus hombres; en el fragor del combate,

    cuando San Jorge crea que los jinetes de Quiones estaban a

    punto de cargar contra el enemigo, recibi la desagradable sor-

    presa que nuevas unidades enemigas cargaban contra su flanco:

    eran las compaas francesas de los capitanes de La Talle y Gui-

    dane. San Jorge, rodeado, crey que la mejor opcin era una

    huida hacia adelante: intentara atravesar las lneas enemigas,

    alcanzar la muralla y apoderarse de una puerta, esperando as

    mover a Quiones y al resto del ejrcito en su auxilio. Pero solo

    el duque y unos cuantos lograron atravesar a los jinetes enemi-

    gos, y cuando se aproximaban a la muralla, fueron diezmadospor el fuego combinado de infantes y artilleros. El duque fue

    mortalmente herido, y a su alrededor se desarroll una encar-

    al fortn, pero los accesos a la montaa estaban amenazados por

    la presencia de la caballera del duque de San Jorge, que haba ade-

    lantado su posicin desde los molinos hasta el pie de la montaa;

    para intentar desalojarlos, Serignan envi a un destacamento de

    caballera de 25 hombres, a las rdenes del capitn Manuel dAux

    Borrellas, y una manga de mosqueteros. Los barceloneses toma-ron posiciones parapetados en el margen de piedra de un sem-

    brado que lindaba con una quebrada situada a escasos metros de

    los jinetes realistas; se inici un intercambio de fuego y los jinetes

    franco-catalanes realizaron algunas cargas contra la caballera re-

    alista, retirndose a continuacin tras la proteccin de los mos-

    quetes de los soldados atrincherados. El duque de San Jorge fue

    perdiendo los nervios a medida que sus jinetes caan ante las an-

    danadas de los mosquetes de los emboscados y resolvi cargar

    con todas sus fuerzas contra ellos. Solicit 200 mosqueteros al ge-

    neral Garay para que le apoyaran en la empresa, pero Garay se

    neg a ello tanto por cumplir las rdenes de Los Vlez de man-tenerse a la expectativa como por tener la oportunidad de incor-

    diar al hijo de su enconado rival.

    Ante la negativa de Garay, el duque solicit refuerzos a las

    unidades del contingente destinado a acometer Montjuic, y fi-

    nalmente le enviaron parte de sus mosqueteros. Con este apoyo

    de infantera el duque se lanz al asalto de la posicin catalana,

    haciendo huir a infantes y jinetes, que retrocedieron en tropel

    hacia la medialuna del portal de San Antonio.

    Las fuerzas del duque ocuparon la posicin abandonada,

    pero fueron inmediatamente bombardeados por los caones de

    la muralla, que protegan as la retirada de los suyos.El general Serignan, viendo que la infantera realista estaba

    ocupada guarecindose del fuego artillero, resolvi reunir a sus

    12 DESPERTA FERRO

    CarlosdelaRochaPrieto

  • 7/30/2019 La Batalla de Montjuic

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    y que bombardease con ms denuedo la muralla, para mantener

    la presin sobre la ciudad y evitar as que se enviasen los refuer-

    zos a la montaa, pero a pesar del intercambio artillero, los re-

    fuerzos barceloneses seguan su camino hacia la cima.

    Consciente de que el tiempo apremiaba, Torrecuso reorga-

    niz a sus fuerzas para un nuevo asalto; orden a las tropas queestaban ms expuestas a las bateras del fortn que se guarnecie-

    sen en un cercano olivar, con la intencin de amunicionarse y

    lanzar un nuevo ataque, pero cuando se dirigan a aquella zona

    muchos de aquellos soldados cayeron bajo el fuego de la com-

    paa de miqueletes del capitn Cabanyes, que diestramente

    haba situado a sus hombres en el bosque; los intentos de los in-

    fantes realistas de desalojar a los miqueletes fracasaron, y aun-

    que una unidad de caballera intent cargar por su retaguardia,

    fue detenida por los caones de la muralla. Los miqueletes

    aguantaron en la posicin y los realistas tuvieron que retroceder

    ms su lnea.Hacia las tres de la tarde, conscientes de la pronta llegada de

    los mosqueteros de refuerzo, Torrecuso y sus hombres cargaron

    a la desesperada sobre el fortn; tambin desesperados estaban

    los defensores, temiendo que en aquel asalto no pudiesen resis-

    tir, cuando el sargento Francisco Ferrer, mientras disparaba su

    arma, observ cmo los refuerzos de la ciudad ascendan por el

    camino, y dio la nueva a sus hombres que era necesario resistir;

    fue aquello un revulsivo para los sitiados, que recobraron fuerzas

    para cubrir a sus compaeros, disparando a diestro y siniestro

    sobre los soldados enemigos, que de nuevo cargaban sobre el

    parapeto; en estos lances murieron dos sobrinos del marqus,Diego y Antonio Fajardo. De nuevo los realistas tuvieron que

    retroceder, y los sitiados pudieron acoger a los refuerzos.

    nizada batalla entre sus allegados y los franceses por aduearse

    de su cuerpo y el de Fernando de Chirinos, comisario general

    de la caballera, tambin cado. Los supervivientes de las unida-

    des del duque y de Filangieri volvieron grupas y regresaron a su

    posicin de partida, seguidos por los jinetes franceses, que tu-

    vieron que detener su persecucin cuando entraron en el al-cance de los mosquetes de los escuadrones de Garay. ste

    orden a sus infantes y a las bateras que hostigasen la muralla

    de la ciudad, pero el ataque se realiz de manera tibia, y los ar-

    tilleros barceloneses dirigieron su fuego sobre la infantera de

    Garay, obligndola a retirarse.

    Mientras esto suceda en el llano, los combates intermitentes

    se mantenan en la montaa; los realistas haban lanzado infruc-

    tuosos asaltos, pero los defensores haban agotado prctica-

    mente sus reservas de municin y agua; desesperados, los

    oficiales de la guarnicin ordenaron que se realizasen las llama-

    das de auxilio convenidas: humaredas de plvora humedecida,que se atiaban segn el cdigo establecido. En Barcelona, el con-

    sejo de guerra acord, tras haber eliminado la amenaza de la ca-

    ballera de Torrecuso y la infantera de Garay, enviar un

    destacamento de refuerzo de 2.000 mosqueteros: buena parte de

    ellos ascendieron por el camino atrincherado, mientras que

    otros fueron desembarcados al pie de la montaa por los pesca-

    dores del barrio de la Ribera; junto a ellos tambin fueron un

    buen nmero de mujeres, cargadas de vveres y municin, no

    en vano en la muralla tambin haba muchas mujeres encarga-

    das del correo y del municionamiento de las bateras y tirado-

    res.Torrecuso envi nuevos mensajes al marqus de Chieri, ge-

    neral en jefe de la artillera, para que le proveyese de escaleras,

    13DESPERTA FERRO

    CarlosdelaRoch

    aPrieto

  • 7/30/2019 La Batalla de Montjuic

    15/15

    hombres, reforzando el nimo de los defensores; tambin se es-

    peraba la entrada de las tropas guerrilleras de Margarit. En el

    bando realista, con la llegada del nuevo da los nimos estaban

    por los suelos. Se celebr un consejo de guerra en el que Torre-

    cuso profundamente dolido por la muerte de su hijo insista

    que con 2.000 mosqueteros y artillera poda tomar Montjuic en4 horas; el resto de oficiales superiores no estuvieron de acuerdo

    y se opusieron a tal maniobra. En ltima instancia Los Vlez

    consider prudente regresar a Tarragona.

    En Barcelona los rumores de las idas y venidas del ejrcito

    realista estuvieron planeando durante les siguientes das, hasta

    el mircoles 30 de enero, que se confirm la retirada total del

    enemigo hasta ms all de la llanura del Peneds. Por el camino,

    buena parte del ejrcito realista desert.

    La larga y sangrienta Guerra dels Segadors acababa de em-

    pezar.

    En aquellas horas de la tarde del 26 de enero se fueron suce-

    diendo los intercambios de disparos entre ambos ejrcitos y, de

    manera espordica, pequeos asaltos de tipo compaa, pero sin

    xito. Fue entonces cuando Torrecuso se enter de la muerte de

    su hijo: la noticia le sumi en una profunda depresin; envi un

    mensajero a Los Vlez indicando que no se encontraba con fuer-zas para seguir con el mando.

    Se lleg as a las cuatro de la tarde sin que los realistas pu-

    dieran poner pie en el fortn. En medio del fragor de una des-

    carga de mosquetera, un soldado cataln llamado Juan Tapiolas

    grit que el enemigo hua, y baj de la muralla, seguido de un

    sargento francs llamado Verge; una cuarentena de soldados se

    sum a aquella inesperada carga. Los diezmados infantes realis-

    tas, al contemplar cmo el fuego enemigo se suspenda y empe-

    zaban a emerger del fosado aquellos enemigos, creyeron que se

    trataba de un ataque general de toda la guarnicin, y se retiraron

    en tropel, gritando a sus compaeros de retaguardia que el ene-

    migo cargaba contra ellos. Cundi as rpidamente el pnico

    entre aquellos soldados que hasta aquel momento haban aguan-

    tado estoicamente el fuego enemigo; en vano los oficiales y sub-

    oficiales intentaron poner orden en las filas, pues eran

    sobrepasados por los soldados que huan ladera abajo, muchos

    de ellos sin sus mosquetes y picas.

    Tras la manifiesta inactividad de Torrecuso, el marqus de

    Los Vlez solicit a Juan de Garay que asumiera el mando; ste

    vio que era su momento para alzarse con el reconocimiento que

    crea merecer: orden a la caballera de las rdenes que formase

    una barrera al pie de la montaa para detener la alocada huida

    de la infantera. Lentamente los soldados que corran desde

    Montjuic fueron serenndose y formaron en la llanura a medida

    que localizaban sus banderas. El consejo de estado mayor acon-

    sej a Los Vlez que las tropas se retirasen al campamento de

    Sants y esperar al nuevo da. La lucha en Montjuic haba cesado.

    Segn el Dietario de la Generalitat, la batalla conllev en el

    bando realista la prdida de 500 oficiales y suboficiales muertos

    y de 1.500 soldados, y el doble de heridos, adems de 14 bande-

    ras otras fuentes indican que 19 y el abandono de ms de

    2.000 armas; por su parte, los franco-catalanes tuvieron 32muertos y una treintena de heridos.

    Parece ser que el ejrcito real, quizs previendo un contraa-

    taque desde la ciudad, form en batalla parte de la noche: desde

    Barcelona, por el contrario, pensaban que el enemigo estaba pre-

    parando un nuevo ataque, por lo que se reforz Montjuic con

    8.000 hombres cifra a todas luces exagerada, otras fuentes in-

    dican que fueron 4.000, y las murallas estaban totalmente guar-

    necidas. Hacia las 11 de la noche se produjo una escaramuza: un

    destacamento realista de infantera y caballera ascendi por la

    montaa, pero tanto desde el fortn como desde la ciudad se dio

    la voz de alarma y se iniciaron unas violentas descargas de mos-quetera, por lo que el ataque realista no prosper.

    A las 2 de la madrugada del da 27 el conseller Pere Joan Ros-

    sell lleg a Barcelona con la bandera de Santa Eulalia y 4.000

    14 DESPERTA FERRO

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