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1 LA BOINA DETRÁS DEL TANKE Tte. 1º Wilfredo Paiva EGRESADO DE LA ESCUELA MILITAR EN 2005 COMO ALFÉREZ DE INFANTERÍA. PRESTÓ SERVICIOS EN EL BN. I. MEC. Nº9, EL BN. I. PARAC. Nº14 Y EL BN. I. BLDO. Nº13. REALIZÓ EL CURSO DE BLINDADOS Y EL DE RECONOCIMIENTO EN EL EJÉRCITO DE EE.UU. Y DE FORMACIÓN DE INSTRUCTORES EN FORT KNOX. CALIFICADO BUZO TÁCTICO Y PARACAIDISTA MILITAR, CURSA ARQUITECTURA EN LA UDELAR. ACTUALMENTE DESIGNADO PARA DESPLEGARSE A LA R.D.C. COMO CTE. DE TROPA DENTRO DEL BN. “URUGUAYIV. En la década que el Tanque cumplirá su siglo de firme avance por los campos de batalla del mundo, este relato pretende honrar a aquellos hombres brillantes y valientes que, desafiando las convenciones, dentro del caos encontraron símbolos indiscutibles para inculcar y proyectar el espíritu blindado. Intangible fuerza que logró la salida del horror y el fin del infierno de la guerra de trincheras, por la restauración de la movilidad y el afianzamiento de las fuerzas mecanizadas como factor dominante en el campo de batalla terrestre. Símbolos como el mítico uniforme del tanquista y su distinguida boina son hoy internacionales y a quienes, con o sin conciencia de ello, las fuerzas armadas del mundo incluyéndonos, rinden su tributo de honor toda vez que los lucen. La boina militar La boina, definida como una gorra sin visera, redonda y chata, al formar parte de un uniforme militar adquiere propiedades prácticas, ideológicas y de espíritu de cuerpo, pues es la persona que la luce quién realmente mata, lucha y muere. Su significación es más amplia de lo que generalmente se le atribuye, y la analizaremos por su importancia en la génesis del Cuerpo Blindado. El uniforme militar es más que sólo ropa, es una muestra de orgullo y a su vez es un barómetro de los cambios en la forma de hacer la guerra, las variaciones en la tecnología y las tácticas de combate. Sabido es que los grandes ejércitos persas, chinos, egipcios, griegos y romanos usaban prendas y equipo bastante uniformes con distintivos que facilitaban reconocer amigos de enemigos en el campo de batalla, así como la identificación y seguimiento de sus líderes en campaña. Sin embargo, el uniforme occidental de la modernidad nace con las antiguas libreas, atuendos uniformes usados por los caballeros pertenecientes a una Casa o familia señorial de la edad media en las justas y torneos, en los festejos públicos y para distinguir su contribución en sangre al marchar a la guerra. Estas huestes concentradas entraban al servicio de los diversos reinos más o menos unificados de Europa, como la dinastía de los Habsburgo por ejemplo, que siempre procuró proveerles de una escarapela o banda de gules sobre dichos atuendos. Los uniformes occidentales modernos solo se afianzarán cuando esos reinos requieran de ejércitos permanentes. Las boinas van en los uniformes militares desde épocas muy lejanas, siendo los vascos primeros en utilizarlas y luego los pueblos de origen celta, en especial los gallegos, bretones, galeses y escoceses. Unos bajo relieves de madera policromada de Tolosa, refieren las luchas con los romanos en las Guerras Cantábricas (29 al 19 a.C.) mostrando los guerreros vascones cubiertos con boinas rojas.

La boina detrás del tanke Tte. 1º Wilfredo PAIVA

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En la década que el Tanque cumplirá su siglo de firme avance por los campos de batalla del mundo, este relato pretende honrar a aquellos hombres brillantes y valientes que, desafiando las convenciones, dentro del caos encontraron símbolos indiscutibles para inculcar y proyectar el “espíritu blindado”. Intangible fuerza que logró la salida del horror y el fin del infierno de la guerra de trincheras, por la restauración de la movilidad y el afianzamiento de las fuerzas mecanizadas como factor dominante en el campo de batalla terrestre. Símbolos como el mítico uniforme del tanquista y su distinguida boina son hoy internacionales y a quienes, con o sin conciencia de ello, las fuerzas armadas del mundo incluyéndonos, rinden su tributo de honor toda vez que los lucen.

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Page 1: La boina detrás del tanke Tte. 1º Wilfredo PAIVA

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LA BOINA DETRÁS DEL TANKE

Tte. 1º Wilfredo Paiva

EGRESADO DE LA ESCUELA MILITAR EN 2005 COMO ALFÉREZ DE INFANTERÍA.

PRESTÓ SERVICIOS EN EL BN. I. MEC. Nº9, EL BN. I. PARAC. Nº14 Y EL BN. I. BLDO.

Nº13. REALIZÓ EL CURSO DE BLINDADOS Y EL DE RECONOCIMIENTO EN EL

EJÉRCITO DE EE.UU. Y DE FORMACIÓN DE INSTRUCTORES EN FORT KNOX.

CALIFICADO BUZO TÁCTICO Y PARACAIDISTA MILITAR, CURSA ARQUITECTURA EN

LA UDELAR. ACTUALMENTE DESIGNADO PARA DESPLEGARSE A LA R.D.C. COMO

CTE. DE TROPA DENTRO DEL BN. “URUGUAY” IV.

En la década que el Tanque cumplirá su siglo de firme avance por los campos de

batalla del mundo, este relato pretende honrar a aquellos hombres brillantes y valientes que,

desafiando las convenciones, dentro del caos encontraron símbolos indiscutibles para

inculcar y proyectar el “espíritu blindado”. Intangible fuerza que logró la salida del horror y

el fin del infierno de la guerra de trincheras, por la restauración de la movilidad y el

afianzamiento de las fuerzas mecanizadas como factor dominante en el campo de batalla

terrestre. Símbolos como el mítico uniforme del tanquista y su distinguida boina son hoy

internacionales y a quienes, con o sin conciencia de ello, las fuerzas armadas del mundo

incluyéndonos, rinden su tributo de honor toda vez que los lucen.

La boina militar

La boina, definida como una gorra sin visera, redonda y chata, al formar parte de un

uniforme militar adquiere propiedades prácticas, ideológicas y de espíritu de cuerpo, pues

es la persona que la luce quién realmente mata, lucha y muere. Su significación es más

amplia de lo que generalmente se le atribuye, y la analizaremos por su importancia en la

génesis del Cuerpo Blindado. El uniforme militar es más que sólo ropa, es una muestra de

orgullo y a su vez es un barómetro de los cambios en la forma de hacer la guerra, las

variaciones en la tecnología y las tácticas de combate.

Sabido es que los grandes ejércitos persas, chinos, egipcios, griegos y romanos

usaban prendas y equipo bastante uniformes con distintivos que facilitaban reconocer amigos

de enemigos en el campo de batalla, así como la identificación y seguimiento de sus líderes

en campaña. Sin embargo, el uniforme occidental de la modernidad nace con las antiguas

libreas, atuendos uniformes usados por los caballeros pertenecientes a una Casa o familia

señorial de la edad media en las justas y torneos, en los festejos públicos y para distinguir su

contribución en sangre al marchar a la guerra. Estas huestes concentradas entraban al

servicio de los diversos reinos más o menos unificados de Europa, como la dinastía de los

Habsburgo por ejemplo, que siempre procuró proveerles de una escarapela o banda de gules

sobre dichos atuendos. Los uniformes occidentales modernos solo se afianzarán cuando esos

reinos requieran de ejércitos permanentes.

Las boinas van en los uniformes militares desde épocas muy lejanas, siendo los

vascos primeros en utilizarlas y luego los pueblos de origen celta, en especial los gallegos,

bretones, galeses y escoceses. Unos bajo relieves de madera policromada de Tolosa, refieren

las luchas con los romanos en las Guerras Cantábricas (29 al 19 a.C.) mostrando los

guerreros vascones cubiertos con boinas rojas.

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En 1498, el caballero alemán Arnold von Harff al cruzar los

Pirineos, en peregrinaje a Santiago, realizó una ilustración gráfica de

un caballero vasco con una boina semejante a la que hoy se usa.

En la mayoría de los idiomas europeos boina se dice béret

(francés), beret (inglés, danés, irlandés, ruso), baret (checo,

eslovaco), beretka (croata) o beretë (albanés). Pero, en otros el

origen de la boina queda claro, como basker (sueco), baskeri

(finlandés), o Baskenmütze (alemán). La fabricación de boinas en la

región bearnesa del Valle d'Ossau, valle vascofrancés, data del siglo

XIII. Luego, en plena Revolución Industrial del siglo XVIII, se

centralizó su fabricación en Olorón y Nay, poblaciones vasco-

francesas del departamento de los Pirineos Atlánticos.

También llevaban le béret bleu de ciel a la navarraise los vascos del cuerpo de

voluntarios que tanto se distinguieron en Flandes al mando del Cnel. Juan Felipe de Béla, a

quién en 1745 el rey Luis XV le encomienda formar una unidad integrada exclusivamente

por vascos para librar la guerra en los terrenos montañosos. Este célebre cuerpo de

Cantabres Volontaires llevaba una bandera azul con la cruz de San Andrés en plata y las

armas del reino de Navarra en el centro, constituyendo un regimiento de mil cuarenta y seis

hombres cuyos oficiales lucían una insignia con las cadenas de Navarra. También conocido

como Royal Cantabre, el regimiento fue disuelto en 1749.

Miguel de Unamuno, siendo Rector de la Universidad de Salamanca, definía la boina

como una prenda niveladora, pues al ser más cómoda y más barata que otros tocados en uso

provocó que éstos se fuesen relegando al olvido; según él, la boina pasó a convertirse en una

prenda típica y también tradicional del vasco. Pocas veces una vestimenta tan sencilla ha

marcado tanto la fisonomía de un pueblo y condicionado de tal manera sus comportamientos

sociales y mediáticos.

En puridad, el uso de la boina solo se generalizó en las vascongadas a partir de las

Guerras Carlistas, comenzando una uniformización de la sociedad vasca en torno a la boina,

que fue imparable hasta el estallido de la Guerra Civil Española y los gustos de la posguerra.

De antaño, se llamó txapel gorris a los migueletes forales navarros, guipuzcoanos y

vizcaínos, por el uso de sus boinas color rojo. En las Guerras Carlistas, fue su jefe, el

General Zumalacárregui quién las hizo famosas como distintivo de los partidarios de Don

Carlos, el Infante de España, siendo sin duda un buen propagandista de esta prenda, que en

la actualidad ha dado la vuelta al mundo. En ocasiones este general apodado el tigre de las

Amescoas, lucía una gran boina azul con ribete dorado y sostenida en su interior por un aro

que le daba cierta rigidez.

Del mismo modo que había

acompañado a La Marsellesa en su

llegada a París durante los preludios

de la Revolución Francesa, llegará

nuevamente la boina portada por

exilados Carlistas de los valles

pirenaicos septentrionales, y para

quedarse; siendo en París donde

bautizaron la boina pirenaica como

béret basque. Con sus diferentes formas, tamaños, colores y tejidos usados para su

confección, esta antigua prenda fue preferida a otras por ser abrigada, no limitar la

visibilidad, y poder colocársele tirada hacia delante y así proteger la vista de los rayos del

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sol, ganando su lugar en los ejércitos galos. Es como si sus altos mandos militares hubieran

reencontrado la lógica de Zumalacárregui: “es la prenda más práctica y cómoda para el

soldado en campaña. Es tan aceptada esta prenda, que incluso es incorporada al uniforme

de etiqueta de alguno de los ejércitos con más alto presupuesto militar. No es, por lo tanto,

sólo su módico precio ni su cómodo uso lo que es apreciado por los militares, sino la

elegancia de la prenda”.

El Carro de Asalto y “le Berét des hommes des chars”

En la guerra de trincheras europea, el bombardeo intenso de la artillería y la

profusión de alambradas revolvieron el terreno en tal forma que al replegarse era fácil

organizar posiciones de defensa para las armas portátiles. El enjambre de alambradas y otros

medios de defensa llegaron a formar obstáculos casi imposibles de franquear, siendo

verdaderas barreras para la progresión de las tropas. Esta inmovilidad hizo surgir la idea de

crear una máquina capaz de forzar esa resistencia, la que atravesando trincheras y

destruyendo alambradas se deslizara a través de los pozos producidos por los obuses, a fin de

lograr el alcance efectivo para destruir los temibles nidos de ametralladoras.

El tanque estrenado por los ingleses en el otoño de 1916, sorprendió al enemigo y

obtuvo resultados por su devastador efecto sobre la moral. Mas luego de algunos éxitos, su

uso fue limitado por ser poco eficientes y porque la artillería alemana daba bien pronto

cuenta de ellos. Fue necesaria la tenacidad del General de División Jean-Baptiste Estienne,

padre de los blindados franceses, para que el Gran Cuartel General Francés prosiguiera los

estudios de los ingleses y surgiera esa máquina genial para su época conocida como el Tanke

Renault. El concepto de Estienne era lanzar oleadas de hostigadores a la batalla, generando

múltiples escaramuzas a campo abierto, cada hostigador vestido con armadura y armado con

una ametralladora que podría ser empleada en todas direcciones.

El 30 Setiembre de 1916, se creó en el Arma de Artillería,

el Cuerpo de Artillería de Asalto o Especial (AS) al mando del

propio Estienne, quién fijó su puesto de comando en el bosque de

Compiègne, lugar mítico asociado a la casa real y al reino de los

francos, instalando un campo de instrucción al sur del bosque, en

Champlieu. Allí, llegaron los primeros voluntarios al

llamamiento del Cuartel General para quienes desearan servir en

la nueva Arma. La repuesta al principio fue muy baja

proviniendo mayormente de los Cuerpos de Caballería, aunque

también se alistaron infantes, artilleros, zapadores, ingenieros

montaraces, un médico militar, e incluso algunos marineros. A su

vez, todas las profesiones estuvieron representados en la AS: los

Oficiales (profesionales militares) por supuesto, pero también los

escribanos, abogados, alguaciles, farmacéuticos, banqueros,

licenciados e ingenieros civiles.

Mas, de todos quienes pasaron a servir en la nueva Arma, fue la Caballería quién

aportó mayores efectivos por estar en su esencia la intrepidez para afrontar la nueva aventura

y por ser el Arma más afectada por la lucha de trincheras y el perfeccionamiento del

armamento portátil. Así lo consignaron los Coroneles J. Núñez Brian y H. Marfetán en su

obra Estudios y observaciones efectuadas en el Ejército Francés desde junio de

1918 hasta marzo de 1919 , al comprobar personalmente en el transcurso de la 1ª. G.M.

que “Podemos decir que sobre el frente de batalla no se vio ningún jinete. La caballería fue

desmontada y combatió en las trincheras a la par que sus camaradas los infantes”. Esas

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duras circunstancias en el arma montada impactaron favorablemente sobre los carros de

asalto, al recibir líderes y combatientes de una gran valía.

La Escuela de Formación de las tropas de Carros de Asalto comenzó a operar en

Champlieu, en diciembre de 1916, impartiendo una intensa instrucción y realizando un

constante estudio y revisión sobre cómo desarrollar la maniobra, no solo montados en sus

carros de combate sino junto con unidades de cazadores, organizadas para acompañar a los

tanques, de acuerdo con las tácticas desarrolladas por Estienne. Pero, muy pronto el personal

de la escuela que trabajaba en los tanques se enfrentó a un problema insoslayable: el poli

azul reglamentario. Este cubre-cabeza tenía la gran desventaja de no quedarse en la cabeza,

sobre todo al inclinarse a revisar el motor, y ser de un color que no podía soportar los lugares

sucios. Allí, la béret basque noir no tardó en ser enlistada, pues calzaba bien en la cabeza, no

se caía en los fondos de difícil acceso del tanque y su color camuflaba las manchas sufridas

en las ineludibles tareas.

El 16 abril de 1917, ocurre la primera batalla en

que participan tanques franceses, dada en Berry-au-Bac

en el departamento de Aisne. Unos 82 tanques

Schneider CA-1 y 50 St. Chamond fueron empleados.

Demasiados pesados, se empantanaron con rapidez

siendo muy vulnerables a la artillería alemana que

rápidamente los hacía blanco, destruyendo 80 de los

empleados. Estienne, que ya había asesorado lo

prematuro de emplear lo tanques en esta ofensiva,

informo al Cuartel General sobre la necesidad de construir tanques ligeros, alrededor de mil.

La asunción del General Pétain como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Francesas

aseguró el futuro de la AS, dándole su aprobación a los planes de Estienne.

Para diseñar el FT. 17, el entonces Coronel

Estienne, especialista en ingeniería militar, se basó en

el tractor de artillería Holt, por su sistema de tracción

oruga en las ruedas traseras, diseñando un prototipo de

acorazado capaz de brindar a la artillería seguridad y

fuerza de choque frontal mientras se avanza. Este

nuevo prototipo de acorazado debería ser capaz, no

solamente de brindar seguridad y fuerza de choque

frontal a la artillería, sino además ser lo

suficientemente versátil como para poder avanzar sin

inconvenientes por terrenos considerablemente

irregulares. Estienne tenía la seguridad de que “…los primeros que sean capaces de hacer

acorazados terrestres ganarán la guerra…”, palabras suyas en 1914 durante la Primera

Batalla del Marne.

Louis Renault se interesó en el proyecto y brindó a Estienne todas las facilidades de

su industria automovilística para terminar de desarrollarlo. El nuevo prototipo fue terminado

en diciembre de 1916 y de inmediato se inició la fabricación del primer pedido,

construyéndose 100 unidades con la ametralladora Hotchkiss, mientras que las otras

cincuenta fueron armados con cañones Puteaux de 37mm. Durante todo 1917, Renault

continuó sus entregas pero a fines de ese año para acelerar la producción, las empresas de

Schneider y Berliet junto a Renault, pasaron a dedicarse de lleno a la fabricación de cientos

de carros de asalto FT-17.

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En la primavera de 1918, el Gral. Estienne, en una nota sobre el uniforme de batalla

de la Artillería Especial, solicito al General en Jefe su aprobación definitiva, señalando que

era un hecho que todas las tripulaciones portaban boina. La resolución fue negativa, citando

la escasez de tela para los nuevos uniformes. A pesar de la negativa y que la boina era

antirreglamentaria, Estienne había regulado internamente su empleo mediante unas

directivas para un artículo no reglamentario. A pesar de eso aún se suscitaron

inconvenientes dentro del Cuerpo, ya que para el General la boina se debía usar sin insignias,

mientras que sus oficiales y tropa, portaron una variada gama de piochas, llegando a usar

más de una prendida de esta.

La boina fue el cubre-cabeza de cuartel, usado

dentro del Campo de Champlieu tanto en actividades de

mantenimiento como en la instrucción. Quedó reservada

solo para los hommes des chars, no permitiendo su uso al

personal de los servicios administrativos. Mientras, las

unidades estaban de guardia usaban su casco en todo

momento (la falta de radio aún les permitía usar cascos),

pero la tentación de vestir su boina al salir de paseo estaba

siempre presente al visitar las localidades cercanas, ya que

la boina era el sello de su afiliación al ahora muy

prestigioso Cuerpo de Carros de Combate. Además de la

boina otras prendas se forjaron como parte de la identidad del tanquista francés, la chaqueta

de cuero con la insignia de la salamandra prendida al pecho y el porte de una daga en el

cinturón.

El 18 de julio de 1918, la Batalla du Soissonnais enmarcada en la Segunda Batalla

del Marne, es para los franceses una fecha memorable en la historia militar, en que el Tanke

aporto la solución lógica y realizable para lanzarse al ataque. El avance inicial de las tropas

de asalto Sturmtruppen alemanas no pudo ser explotado por el agotamiento de los atacantes

y la extensión del frente resultante. Allí comenzó la contra-ofensiva empleando 21 divisiones

aliadas, y dentro de estas los nuevos Renault FT-17 combatieron por primera vez, desde el

bosque de Villers-Cotterêts.

Los bosques de Villers-Cotterêts,

23 km. al este de Champlieu, guardaron por

diez días el secreto de la concentración de

de unos seiscientos carros de asalto que el

General Foch lanzó, como una tromba

irresistible al modo de empleo francés

sobre el flanco del ejército prusiano, en las

campiñas del Tardenois, conquistando las

defensas alemanas en el primer ataque y

marcando un gran punto de inflexión en el

frente occidental de la Guerra.

En 1920, la Artillería de Asalto fue reestructurada, al ser sustituida por los Batallones

de Carros de Asalto de la Infantería y por los Regimientos de la Caballería Blindada; los

primeros emplearon carros ligeros y los segundos tanques pesados, no obstante los tanquistas

franceses siempre han estado orgullosos de las horas que vivió su boina, que ha pasado a la

historia como símbolo del coraje y la valentía de su Cuerpo de Carros de Combate.

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La boina de los tanquistas ingleses

El primer tanquista en entrar en combate, un 15 de setiembre de 1916, se vistió como

el resto de los soldados británicos, con el uniforme de servicio modelo 1902, una túnica de

lana gruesa, teñida de color caqui, complementada por una gorra estándar de pico rígido,

hecho del mismo material, con correa de cuero, y broche de latón. Pantalón caqui ajustado

por polainas alrededor de los tobillos, y calzados con botas de cuero marrón, con suelas de

clavos, puntera de acero y placa de acero en el talón.

Su gorra estándar no era para nada apropiada para su uso en a bordo del tanque, ya

que se tambaleaba cada vez se quería revisar la planta motriz, o había que girarla dejando la

visera hacia atrás para utilizar los instrumentos de observación y puntería; además, el color

caqui, tanto del cubre-cabeza como de la túnica y el pantalón, era demasiado delicado para

soportar las manchas de aceite.

Las primeras prendas estándar para motoristas y

tiradores de tanques, fueron unos primitivos cascos de

cuero color marrón, que rápidamente fueron descartados.

También recibieron cascos de estaño con una cota de

malla que les protegía la cara, usados irregularmente,

dejando que la mayoría de los tanquistas siguiese usando

la gorra estándar sin resolverse lo inadecuado de esta

prenda. Además el uso de la insignia del primer cuerpo

acorazado británico, el Cuerpo de Ametralladoras (M.G.C.), no fue muy popular y muchos

de sus miembros mantuvieron en sus gorras las insignias de su regimiento de pertenencia

anterior; por lo que los hombres llevaban todo tipo de divisas en un gorra incomoda y esto

sin duda era malo para la moral. Lograr una identidad de cuerpo se volvió una necesidad.

Necesidad constatada desde fines de 1916, cuando cierto número de oficiales y

soldados recibieron órdenes de unirse a la recién creada, División Pesada del Cuerpo de

Ametralladoras Británico (H.B.M.G.C.) y, con mezcla de tristeza y alegría dejaron las

trincheras se agruparon una treintena de kilómetros detrás de la línea que marcaba el inicio

de “la tierra de nadie”, en los poblados franceses elegidos para albergar sus nuevas

unidades. Cada unidad tenía un núcleo de hombres que ya había empleado medios

mecanizados con protección blindada, personal perteneciente a los Escuadrones de la

División de Vehículos Blindados de la Aviación de la Armada Real Británica (R.N.A.S.

/A.C.D.), que serian el puntal para afianzar a los recién llegados, provenientes de todas las

Armas y Servicios de la Fuerza de Tierra.

Era de esperar que, ante tal diversidad de combatientes, inculcar un buen espíritu de

cuerpo sería una tarea muy ardua; particularmente difícil en quienes pertenecían a

Regimientos llenos de tradiciones y pasaban ahora a un Cuerpo resultado de las exigencias

de la demandante guerra tecnológica, sin historia en que basarse, sin tradición sobre la que

construir un sentimiento, y, sobretodo, sin experiencia de la cual extraer lineamientos, para

la instrucción o el combate. Es por esto que el 28 de julio de 1917 al adoptarse la

denominación de Cuerpo de Tanques, en pos de ese espíritu de cuerpo se solicitó para

ostentar una divisa junto con la nueva insignia, lo que fue denegado argumentando que tales

distinciones se otorgan sólo a Cuerpos de larga data y servicios especialmente meritorios.

Cesado el ímpetu de la Kaiserschlacht, ofensiva alemana, el Gral. de Brigada Sir

Hugh Elles y el Cnel. John F. C. Fuller, Cte. y J.E.M. del Cuerpo de Tanques, se

encontraban en el Pueblo de Bermicourt, debatiendo entre otras cosas, sobre cómo adaptar el

uniforme y equipo de los tripulantes del Cuerpo. Junto a ellos se hallaba entrenando para

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pasar a la ofensiva el 70º Batallón de Cazadores Alpinos, tropas de elite de la infantería de

montaña del Ejército de Francia, que desde 1891 empleaban un práctico uniforme de

montaña en color azul grisáceo con una gran boina del mismo color.

La boina de los Cazadores Alpinos, conocida como la tarte bleu, torta

en francés, debido a su tamaño, que llega incluso a servir para calentar

los pies luego de las largas jornadas de marcha en las montañas. Sir

Elles, quién ya se había probado con gran satisfacción una de las

famosas tarte bleu, tomó allí su decisión: se usarían boinas dentro del

tanque inglés Mark V recientemente arribado a Francia, aunque

encomendó a su Estado Mayor realizar el asesoramiento

correspondiente.

Del estudio realizado en el Cuerpo de

Tanques surgió que la tarte bleu era

demasiado grande, aún más grande que la

boina verde de los Cazadores de las Ardenas

Belgas, que ya era mucho decir pues los

británicos la veían como una prenda

desprolija; por otro lado las boinas vascas de

color negro de la Artillería Especial francesa

se veían demasiado ajustadas, sin embargo su

color cumplía con lo que Sir Elles buscaba:

dejar atrás las manchas sobre el color caqui. Se

recomendó pues, que la boina fuera negra y su

tamaño esté entre la ajustada boina de la AS y

la desalineada boina verde belga, lo más

parecido a la tradicional “Tam-o-shanter”

escocesa pero sin su pompón. Para entonces

todos los integrantes del Cuerpo de tanques

sabían muy bien que cada vez que se ingresaba

al tanque se salía manchado y mucho más al

chequear su sistema motriz, como testimoniara

el Teniente (Cuerpo de Tanques) Paul Jones.

A pesar de todo lo mencionado ningún cambio pudo hacerse en esa guerra, quedando

la discusión oficial en la Oficina de Guerra para el año 1922, en que Sir Elles volvió a

recomendar el uso de la boina como parte del uniforme de tanquista. Allí, argumentó que la

boina permitía el empleo de auriculares del novel sistema de telegrafía sin hilos, que eran

sumamente incómodos de usar con casco; permitía apoyar la frente sobre los soportes de los

ópticos, y además tanto en combate como en instrucción pernoctar cómodamente dentro del

tanque. Sin embargo, Sir Elles no solo buscaba practicidad sino símbolos que alimentaran el

esprit de corps forjado desde la Batalla de Cambrai, librada del 20 de noviembre al 6 de

diciembre de 1917 en el frente occidental de la 1ª. G.M.

En Cambrai, por primera vez hicieron su aparición los tanques usados a gran escala,

en operación combinada con la infantería, la artillería y la aviación, marcando un cambio

rotundo en la manera de entender la guerra tecnológica. Pese a que la batalla acabó con una

victoria alemana, las nuevas técnicas demostraron a los aliados que la línea defensiva

Hindenburg no era impenetrable. Si bien el despliegue masivo de tanques no cumplió su

finalidad en Cambrai, quedó claro el potencial de la nueva arma. Eso lo sabía Sir Elles, quien

montado sobre su tanque Mark IV bautizado como Hilda, lideró desde el frente al Cuerpo de

Tanques en aquella dura batalla, portando el pabellón que hoy usa el Real Regimiento de

War letters of a Public-school boy

20FEB.1917_Estoy pasando muy bien; con

aceite, grasa y barro hasta la altura de mis

ojos de 8 a.m. a 5 p.m. Encuentro mi vieja

afición a la mecánica de gran valor.

31MAR.1917_… estoy tremendamente

ocupado, deleitándome en el trabajo que es

sumamente interesante. Estoy más

embarrado y engrasado que en cualquier

otro período de mi existencia, pero

gloriosamente feliz con todo.

* El autor Tte. (Cpo. Ts.) P.JONES, Oficial de

Apy. Adm. proveniente de la 2ª. Brigada de

Caballería, falleció a los dos días de formarse

este Cuerpo en la Batalla de “Pilckem Ridge”,

combatiendo como Jefe de Sección de Tanques

(Mark II).

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Tanques, marrón y rojo, con el verde

encima: “A través del barro y la sangre

hacia las verdes praderas de más allá”.

En orden de mantener vivo el

espíritu blindado, la boina fue aprobada

oficialmente por Su Majestad el Rey el 5 de

marzo de 1924, cumpliéndose así con las

aspiraciones del Real Cuerpo de Tanques de

reemplazar la

gorra estándar del

ejército, y así lucir su black beret con orgullo en todos los desfiles

y paradas militares, desde marzo del siguiente año hasta el día de

hoy. La boina en Gran Bretaña, con el tiempo alcanzó un status

simbólico de elite, pues siguiendo la iniciativa de los tanquistas fue

adoptada posteriormente por otros especialistas, en particular por

las tropas aerotransportadas, SAS, Paracaidistas del Ejército y los

Royal Marines Commandos.

Gran Bretaña vio madurar sus unidades de tanques al auspicio de nombres famosos,

como J. F. C. Fuller o Liddell Hart, constituyendo la primer Gran Unidad Blindada la

“Fuerza Blindada Experimental” en 1927. Pero, por entonces los elementos más

conservadores del ejército de Su Majestad se hicieron con el control de las nuevas fuerzas,

relegando a los oficiales entusiastas que las habían creado y eliminando la esencia de su

táctica.

Fue por tanto en Alemania, el país que había tenido que reconstruir su ejército de

cero, donde las nuevas tácticas arraigaron con más fuerza, donde pusieron en práctica las

teorías del “Père des Chars” Gral. Estienne, del Gral. Fuller con su “Plan 1919” y otros

tantos visionarios de los estados vencedores de la Gran Guerra. Las divisiones panzer fueron

creadas en 1934, basándose en parte en los modelos experimentales británico y en las teorías

desarrolladas tanto por rusos como por franceses.

El Gral. Heinz Guderian, artífice de la optimización de las

intercomunicaciones radiales del arma blindada y rostro visible de

la aplicación de las nuevas teorías para su empleo, fue quien

impulsó el salto a la modernización del arma blindada, rompiendo

los esquemas clásicos de los tanques como elemento secundario en

apoyo a infantería y desarrollando el concepto de empleo en masa

de armas combinadas blindadas en torno a los Panzertruppen. Con

la creación de esa Arma, vino un nuevo uniforme con un cubre-

cabezas especial, denominado la Schutzmütze, una boina flexible negra que se llevaba sobre

un gorro protector interior. Es correcto afirmar que la boina así como las tácticas blindadas,

se asemejan a la utilizada en los blindados británicos. Al ser elegida y estandarizada

rápidamente por los alemanes pasó a ser un distintivo internacional de sus cuerpos blindados,

razón que previno tanto a franceses como a ingleses de lucirla durante la 2ª G.M.

La boina de las fuerzas Orientales

La preferencia por la boina no es ajena a nuestro país, donde se estima que un 9% de

la población posee algún ancestro vasco. Los vascos tuvieron influencia en la conquista, la

colonización y el proceso independentista americano, particularmente en la evangelización

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indígena y la educación de líderes y pensadores criollos. Así, el presbítero Dámaso Antonio

Larrañaga, nacido en Montevideo hijo de vasco español, fue principal responsable de la

fundación de la Biblioteca Nacional y contribuyó a crear la Universidad de la República.

En 1824 se produce el primer arribo voluminoso de vascos franceses dando pie a un

flujo migratorio de más de un siglo. Así arribó también procedente de Francia quién pasara a

ser un héroe de la Infantería Oriental: el General León de Palleja. Hijo de un cirujano militar

español, combatió en la Primera Guerra Carlista luchando como Teniente de Infantería de los

rurales carlistas del País Vasco desde 1833 a 1839. Perseguido por los vencedores, se refugió

en Francia cambiando su nombre natal de José de Pons y Ojeda. Caído en acción en 1866, el

General Palleja fue en vida un soldado sin par, creador de vastos reglamentos para la

estructuración orgánica de la Infantería Oriental. Calificado hombre de letras, sus cartas a los

diarios de Montevideo aunadas en el Diario de la Campaña de las Fuerzas Aliadas contra el

Paraguay son fuentes históricas claves por la franqueza con que juzgó esa guerra.

Grande su añoranza al ir

junto al Batallón Voluntarios de la

Libertad que portaba boinas

vascas, blanca para los oficiales y

punzó para la tropa. Máxime,

viéndolos abrazar la gloria el 17 de

agosto de 1865, al desplegar sus

tiradores al frente de la línea de la

Brigada Oriental en la Batalla de

Yatay, atacando a la bayoneta y

arrollando la línea de tiradores enemiga, casi aniquilándola. Luego, yendo al choque directo

contra el centro enemigo, empujándolo sobre su campamento, donde ya no pudo rehacerse;

siendo la Brigada Oriental, la primera fuerza aliada en cruzar armas con los paraguayos y

alcanzar la victoria.

Una boina famosa en nuestra patria, hoy preservada en el Museo Nacional, es la

boina blanca con borla dorada del General Lesmes de Bastarrica. Nacido en San Sebastián,

se enroló allí en el Batallón Carlista Txapel Zuri, del euskera boina blanca. Herido en varias

ocasiones, llegó a Comandante por su valor en acciones de guerra. Perseguido, también

emigro vía Francia al Uruguay. Arribado en plena Guerra Grande, se unió al Batallón de

Vascos Voluntarios de Oribe, siendo su Jefe hasta casi fines del Sitio de Montevideo.

Edecán de los presidentes Oribe y Berro, comandó la Infantería Nacionalista en todos los

combates acaecidos en los años 57 y 58, en toda la azarosa campaña del 63 al 65 contra el

General Flores y en la cruenta guerra de 1870. Ascendido a Coronel en el gobierno de

Pereyra, por una larga injusticia, sus despachos de General solo se reconocieron durante el

gobierno del Coronel Latorre, en 1879.

A diferencia de otras comunidades, durante la Guerra Grande los vascos se dividieron

y pelearon en bandos contrarios: los originarios de las provincias vascas del sur, en su

mayoría asentados en nuestra campaña se unieron a la causa de Oribe, mientras que los de

las provincias vascas del norte, residentes en Montevideo apoyaron la Defensa formando el

Batallón de Chasseurs Basques, de uniforme color azul con boina vasca colorada. Creados

con 659 plazas, mantuvieron durante toda la contienda un promedio de 600 efectivos. Siendo

inicialmente el 3er. Batallón de la Legión Francesa, en abril de 1845 solicitaron y obtuvieron

la escisión de aquella convirtiéndose en un cuerpo independiente: el Regimiento de

Cazadores Vascos. Al ingresar en él voluntarios de otros batallones de la Legión y vascos

llegados de Buenos Aires, queda conformado con su Estado Mayor, Administración de

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Víveres, Músicos, Artillería, Granaderos, Voltígeros, siete Compañías de Infantería y un

destacamento de Vascos Voluntarios de la Colonia, con asiento en Colonia del Sacramento.

De la mano de la guerra llegaron la sangre y las muestras de valor; de particular

fiereza fue la lucha librada el 24 de abril de 1844 en que se enfrentaron por azar en el fragor

del Combate de Tres Cruces las unidades vascas de ambos bandos, dando lugar a la jornada

más mortífera del sitio de casi 9 años a Montevideo que Alejandro Dumas comparó con las

guerras homéricas. Paradójicamente, cuarenta años más tarde, en esta Nueva Troya los

vascos de ambas vertientes de los Pirineos se unirán para fundar la Sociedad Protectora de

la Inmigración Vascongada "Laurak Bat", primer Centro Vasco del mundo.

La tradición de lucir la boina colorada sobrevivió en

unidades o reparticiones de nuestro Ejército Nacional hasta

principios del siglo XX. A modo de ejemplo, durante la

Campañas de 1904 consta en la colección de archivos del

Teniente General don Pablo Galarza, que uno de sus jefes

subordinados, el Comandante José Chiappara, a cargo del Grupo

de Ametralladoras del Ejercito al Sud del Río Negro, le eleva el 4 de junio de 1904 una

solicitud de equipo para organizar las tropas a su mando requiriendo, entre otros efectos, de

180 boinas coloradas. Don José Chiappara pese a ostentar por entonces la jerarquía de

Comandante de Guardias Nacionales, estaba presupuestado como Capitán graduado de Línea

perteneciente al Regimiento “Patria” (actual Reg.C.Bldo.Nº8).

La tradición de la boina se retoma en la década de 1970

con el uso de la boina gris lucida por soldados y oficiales de

sangre pujante y generosa, no solo del Ejército Nacional sino

también de otros ámbitos de las Fuerzas Armadas. Inicialmente

no reglamentada, pasó a ser vestida oficialmente como signo de

los paracaidistas uruguayos por el Reglamento de Organización

y Funcionamiento del Centro de Instrucción de Paracaidistas del

Ejército (C.I.P.E.), aprobado por decreto del 17 de febrero de

1976. Por éste se dispuso que el C.I.P.E. funcionara como

elemento constitutivo del Batallón de

Infantería Nº 14, pasando a ser dicha boina

un distintivo emblemático de esa Unidad.

Esta tradición continuó en otras

Unidades no menos prestigiosas como, el

Regimiento “Tte. Gral. Pablo Galarza” de

Caballería Blindado No. 2, que en 1980

recibe tanques M-41 A1 y en 1982 es dotado

con transportes blindados de personal M-113, desarrolla con

orgullo el uso de una boina de color negro como signo de su alta

especialización como cuerpo blindado, siguiendo el ejemplo de

más de medio centenar de ejércitos que hoy distinguen con

boinas negras a sus fuerzas blindadas.

Similar camino recorre el Batallón de Infantería Blindado

No. 13 que también recibe nuevo material, adquiriendo el

derecho a lucir la boina de la Infantería Blindada, confeccionada

en un color verde que ha pasado a ser el característico de su

especialidad. También el Batallón de Infantería No. 15, por ese

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entonces, recurre al uso de una boina camuflada para estimular el espíritu de cuerpo de sus

tropas.

Es en esta línea de pensamiento que, al finalizar el siglo XX, todas las unidades de

combate del Ejército Nacional hacían de la boina su cubre-cabeza de honor, empleándola en

las paradas y desfiles militares. Merece particular destaque, por su relación con los Cuerpos

Blindados, que con fecha 01 de enero de 2001, mediante publicación del R.I. 29-4, se

estableciera el uso de boinas color mordoré para la Caballería Blindada: “Sobre fondo de

color mordoré un tanque en color dorado con detalles en negro,

con dos lanzas cruzadas por detrás en color dorado sobre el

cual y en su centro se ubicará un círculo negro con el borde y

el número correspondiente a la unidad en dorado”. Allí

también se define el uso de boinas color escarlata vivo para la

Artillería, destacándose por el tenor de este trabajo al

desactivado Agrupamiento de Artillería Autopropulsado 122

mm. y al actual Grupo “Éxodo del Pueblo Oriental” de

Artillería (AP) 122 mm. Nº 2: “Sobre fondo de color rojo, dos

cañones cruzados con una granada en el centro en color negro

con los bordes dorados, sobre la cual y en su centro se ubicará

el número correspondiente a la unidad en dorado. La llama de

la granada irá en color rojo con borde dorado”.

Mucha similitud existe entre la boina vasca y las boinas escocesas, flamencas o

italianas, sin embargo, el rasgo de identificación más significativo es la forma de usarlas. El

vasco apenas introduce la boina en su cabeza, mientras que otras naciones se la calan hasta

las orejas. Este legado cultural se ha incorporado en los integrantes del Ejército Nacional,

quienes por lo general usan la boina inclinada hacia la izquierda. Según sea la maña del

usuario, los perfeccionistas se colocan la boina con las dos manos, mientras que los resueltos

la ajustan con una sola mano, de un golpe, dándole siempre un vuelo delantero. Toda moda

militar, por sencilla que sea, precisa de habilidad. La gracia y el movimiento en nuestro uso

de la boina se ven expresados como en la estatuaria griega, por la interrupción de la simetría.

Los tanques detrás de “la boina de la Infantería Blindada”

El 17 de julio de 1981, el Batallón de Infantería

Blindado Nº 13 pasó a distinguirse en forma exclusiva

por el uso de la boina verde, prenda que pasa a

identificar a la Infantería Blindada de nuestro país. Ese

día, el Comandante en Jefe del Ejército en emotiva

ceremonia procedió a la entrega de boinas verdes a todo

el Personal Superior y Subalterno de la Unidad.

La boina original de la Infantería Blindada luce

prendida la insignia metálica que corresponde a la

silueta frontal del M-24 con fusiles cruzados, extraída

del logotipo de la Unidad.

El tanque dorado refiere, al emblemático Tanque Liviano Chaffee M-24, viejo

camarada que desde hace más de medio siglo sigue prestando servicios. Instructor de

decenas de generaciones, engendró en su vientre de acero tempranas vocaciones tanquistas.

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12

La tradición del Tanke en Uruguay comienza con

los carros de asalto franceses modelo Citroën Kegresse P-

28, provistos a la Guardia Metropolitana hacia 1933-1934.

Luego, en 1944 arribarán tanques estadounidenses M3A1,

destinados inicialmente al Regimiento de Caballería No. 4,

la mitad de los cuales pasó en 1946 a servir en el

Regimiento de Caballería Nº 2 con sede en Durazno.

En 1957, los Cuerpos de Instructores de ambos Regimientos, liderados

respectivamente por el Capitán don Ruben D. Barbi y el Teniente don Ariosto A. Fernández,

transmitieron sus experiencias y habilidades técnicas a los futuros tanquistas del entonces

Batallón de Infantería Nº13 para recibir al versátil tanque M-24.

Este personal permaneció bajo el comando del

entonces Capitán, General Sergio Luis d’Oliveira, primer

comandante de la Compañía de Tanques, quién partió a

los EE.UU. para ampliar sus conocimientos profesionales

en Fort Knox. Todo fue previsto para bien recibir y operar

17 tanques M-24 en 1958, en virtud del Convenio de

Asistencia Militar (M.A.P.) firmado en junio de 1952 entre

Estados Unidos y Uruguay.

Desde 1958 a la fecha, el Tanque M-24 ha marcado

superlativamente el quehacer profesional del Batallón de

Infantería Blindado N° 13, dedicado al entrenamiento

diario y al continúo desarrollo de especialistas. La

evolución mundial de los blindados va imponiendo

cambios en los procedimientos de combate, para ajustarse

a los cuales nuestros oficiales realizan cursos de

entrenamiento en el extranjero y se comparten lecciones

aprendidas con EE.UU. y demás países amigos,

actualizándonos en el mejor y más moderno empleo de los

blindados.

Así, el 1º de junio de 1971, en virtud de la necesidad del Batallón de contar en sus

propias filas con elementos de maniobra a pie que operaran junto a los medios blindados, fue

reconstituida la Compañía de Fusileros. Equipada por el Servicio de Material y Armamento,

comenzó a incursionar en la preparación táctica y técnica de los soldados de infantería y su

empleo combinado con los tanques. Siendo que el ya mencionado M-113, se había

incorporado en el Ejército Uruguayo entre mayo de 1969 y agosto de 1971 en virtud del

M.A.P., fue cedido temporalmente por el Reg. C. Mec. Nº4 y empleado en varias

operaciones como transporte efectivo de la Compañía en los primeros años subsiguientes a

su creación.

Con el inminente arribo al Batallón de sus propios transportes blindados de personal,

consistentes en vehículos Radpanzer 4X4 Cóndor adquiridos a la firma alemana Thyssen

Henschel, y sobre la base de su Compañía de Fusileros, un 18 de Mayo de 1981, se crea la

1ra. Compañía de Fusileros Blindada. Estos vehículos blindados sirvieron sin interrupción

hasta que el 29 de Junio de 1998 se rindieron honores al último R.P.Z. Cóndor 4x4

revistando en la Unidad. Su empleo se destacó sobremanera en las Misiones de Paz de las

Naciones Unidas, contándose por cientos los miembros y excombatientes del Batallón que

atesoran en un lugar privilegiado de sus hogares su amada boina verde de la Infantería

Blindada junto a la boina azul cielo ganada al Servicio de la Paz.

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13

En setiembre de 1996, la Compañía de Fusileros

Blindada mejoró sus capacidades operativas al recibir

Vehículos de Combate de Infantería Modelo 1 (BVP-1

procedentes de República Checa). La recepción del total

de estos vehículos destacados por ser de reducida silueta y

totalmente anfibios, se completó en 1999, actualizando así

la capacidad de empleo del Batallón de Infantería

Blindado como un todo.

A pesar de todo, no son los tanques los que validan

nuestra capacidad operacional, ya que éstos han logrado

rendimientos casi imposibles por tener detrás de la boina

de la Infantería Blindada, el valor y el espíritu profesional

de las fuerzas Orientales blindadas, que son los

verdaderos componentes operacionales. Estás últimas

líneas como corolario de este trabajo, son en

agradecimiento a todo el personal subalterno especialista,

fusileros blindados, cargadores, motoristas y tiradores de

tanque que con constancia y abnegación preservan y

mantienen aún hoy operativas las ya mencionadas

plataformas de combate. También para reconocer, la clara

visión de los muchos que forjaron el profesionalismo que

encarna la boina vasca de las fuerzas blindadas, fueran

Oficiales o Jefes, hoy en actividad o retiro, quienes juntos

representan más de medio siglo de historia.

La simbiosis hombre-máquina puede sobrepasar

muchos obstáculos si es impulsada por ese motor que

nunca fallará, el espíritu de cuerpo. Hombre, máquina y

espíritu, círculo virtuoso que define a los tanquistas de la

patria, pues es el hombre, que impone su voluntad a la

máquina, y es gracias a la maquina que se puede cumplir

la misión recibida, generando día a día esa fuerza

intangible que alimenta al tanquista: su espíritu blindado.

“Sigamos la huella de la oruga, y el puño de acero… Será lo último que el enemigo

vea, será lo primero que el enemigo tema”.

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Glosario de imágenes y cuadros

1. Atuendo señorial vasco según Arnolf Van Harff, año 1498

2. a. Oleo de la Batalla de Oriamendi, retratando al ejército carlista de 1837.

b. Capitán General Tomás de Zumalacárregui y de Imaz (1978-1835) partidario del Archiduque Carlos en la

Guerra de Sucesión Española.

3. Mojón conmemorativo in-situ del Campo de Instrucción de Carros de Asalto en Champlieu.

4. Carro de asalto, Schneider CA-1, y personal de la AS previo a la batalla de Berry-au-Bac.

5. Jefe de Carro del FT-17, año 1919.

6. Uniforme de 1918 del 501er. Regimiento de Artillería de Asalto.

7. Pintura del avance de los FT-17 con tropas francesas durante la ofensiva de los Cien Días.

8. Soldado ingles luciendo gorra británica del uniforme de servicio modelo 1902 con insignia en bronce del Cuerpo

de Ametralladoras Británico y casco protector de cuero, con máscara y oculares de cuero, cota de malla prendida

se extiende hasta la boca, año 1916.

9. “La tarte” boina de los cazadores alpinos, de color azul y prendido de está la trompa natural o de caza (insignia

de los Batallones de Cazadores) de color amarillo.

10. Extracto de las cartas públicadas en “War letters of a Public-school boy”, Teniente (Cpo. Ts.) Paul Jones año

1918.

11. Pintura del avance de los tanques ingleses en la Batalla de Cambrai, en el centro el tanque Hilda, en el que iba el

General Elles, Jefe del Tank Corps, enarbolando la bandera del Cuerpo.

12. Boina del Real Cuerpo de Tanques, año 1930.

13. Panzertruppen luciendo la Schutzmütze, año 1935.

14. Óleo de la Batalla de Yatay, del pintor uruguayo Juan-Bautista D. Hequet.

15. Ametralladora Colt-Browning M1895 empleada por del Grupo de Ametralladoras del Ejercito al Sud del Río

Negro de las Fuerzas Gubernamentales, año 1904.

16. Boina de Paracaidista, año 2007.

17. a. Piocha prendida de la boina negra del Reg. “Tte. Gral. Pablo Galarza” C.Bldo. Nº2, se lucia la misma sobre la

línea del ojo izquierdo.

b. Personal Subalterno del Reg. “Tte. Gral. Pablo Galarza” C.Bldo. Nº2 uniformado de pantalón y camisaco 7A,

bota larga y boina negra, año 1993.

18. Boina del Bn.I.Mec. Nº15, año 1996.

19. Boina del Reg. “Tte. Gral. Pablo Galarza” C.Bldo. Nº2 y del Grp. “É. P. O.” A. (AP) 122 mm. Nº2, año 1999.

20. Boina verde que identifica a la Infantería Blindada, año 1981.

21. Vehículo blindado Citroën Kegresse P-28, en la plaza de armas de la Guardia Metropolitana, año 2007.

22. Tanque ligero “Stuart” M3A1 del Reg. C. Nº4 en el Departamento de Lavalleja, año 1946.

23. Tripulante y Tanque Ligero “Chaffee” M24 del Bn.I.Bldo. Nº13 en su cuartel, Av. de las Instrucciones del año

XIII Nº 1933, Montevideo, año 2004.

24. T.B.P. Condór 4x4 de la Ca.Fus.Mec. “BRAVO” del Bn.URUGUAY IV patrullado en C. Goma R.D.C., año

2012.

25. Señor Oficial abanderado y Jefe de Carro escolta, embarcado en T.L. M-24, año 2011.

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Referencias

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“LA INDUMENTARIA MILITAR”, Carlos J. Medina Ávila, año 2011.