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José Uroz (Ed.) HISTORIA Y CINE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE

La Caida Del Imperio Romano

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  • Jos Uroz (Ed.)

    HISTORIA Y CINE

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  • Jos Uroz de la presente edicin

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  • Jos Uroz (Ed.)

    HISTORIA Y CINE

    La cada del imperio romanoJos Manuel Roldn Hervs

  • ndice

    PortadaCrditosLa cada del imperio romano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

    Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .52Ficha tcnica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .56

  • 5NDICE

    La cada del imperio romano

    La cada del imperio romanoJos Manuel Roldn Hervs, Universidad Complutense

    Iniciada durante los aos cincuenta, la batalla entre cine ytelevisin se convirti en cruenta en la dcada de lossesenta. Las superproducciones fueron la principal armadel primero contra la irrefrenable pujanza de la segunda: pel-culas espectaculares, de alto presupuesto, con la presenciade miles de extras, paisajes impactantes, repartos estelares,formatos gigantes (Cinemascope, Vistavisin, Panavisin,Technirama...), metrajes interminables y arrolladoras secuen-cias de masas. Y, para este tipo de filmes, la Historia se con-virti inmediatamente en una fuente inagotable de argumen-tos. En primer lugar, porque permita reconstrucciones gran-diosas de escenarios, ropajes, ciudades y batallas. Y, ensegundo y ms importante, porque, al tratarse de una pocaconocida slo de odas o a travs de los libros, permita a

  • guionistas, realizadores, directores artsticos, diseadores devestuario y fotgrafos dar rienda suelta a su imaginacin (loque en muchos casos provocaba no ya slo anacronismosdelirantes, sino manipulaciones y reinvenciones de loshechos).Tal vez La cada del Imperio romano sea, junto a Ben-Hur, elgran prototipo de este subgnero. Porque en ella se reunieroncasi todos los que tenan algo que ver con l. En primer lugar,el director, Anthony Mann, que, tras una primera poca dedi-cada a westerns intimistas y, a veces, extraordinarios(Winchester 73, Tierras lejanas), consagr la ltima etapa desu carrera a las grandes epopeyas histricas, comenzadacon Cimarrn, continuada con El Cid y rematada con esta Lacada del Imperio Romano. En segundo, el productor SamuelBronston, que convirti su carrera en un continuo y megal-mano intento de reconstruir la historia de la humanidad. Entercero, la fsicamente superdotada Sofa Loren, que de seruna demasiado exuberante Doa Jimena en la citada El Cidpas a convertirse aqu en una turgente Lucila. Y, por ltimo,Stephen Boyd quien, a pesar de contar con una extensa fil-mografa que abarca prcticamente todo tipo de gneros, hapasado a la historia del cine gracias a dos romanos un tantopeculiares: el ostensiblemente homosexual Mesala de Ben-

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  • Hur y el legalista, ingenuo y muy enamorado Livio de Lacada...

    La pelcula fue rodada en Espaa porque es donde habaestablecido su base de operaciones la productora deBronston.Y no precisamente por una cuestin de amor haciaeste pas sino, ms bien, de amor hacia su propia cuentacorriente. Porque en la poca en que el magnate decidiempezar a rodar en Espaa (mediados de los cincuenta),ste era un pas aislado del resto del mundo, que viva olvi-dado en su autarqua. Franco debi pensar que el cine (nohay que olvidar que era una de sus grandes pasiones y lmismo escribi el guin de algn que otro memorable ttulobajo el seudnimo de Jaime de Andrade) era un buen mediopara iniciar una tmida apertura. As que le abri a Bronstonde par en par las puertas de Espaa, ofrecindole unas con-diciones econmicas prcticamente irrisorias y, no slo eso,poniendo a su disposicin el propio ejrcito para las grandesescenas de masas. As que Bronston se trajo sus tinglados aEspaa, en un intento de competir con los estudios italianosde CineCitt (el otro gran escenario de rodaje de las super-producciones) y realiz aqu, adems de esta pelcula, 55das en Pekn, El Cid y Salomn y la Reina de Saba.

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    La cada del imperio romano

  • Como pelcula, La Cada del Imperio Romano est plantea-da, como si de una obra de teatro se tratara, en tres actos,tan diferenciados entre s que hay incluso unos prolongadosfundidos en negro que los separan. El primero, que sirvecomo presentacin de personajes (unos personajes, por quno decirlo, demasiado esquemticos y, como en el caso delciego al que da vida Mel Ferrer o el liberto griego encarnadocon su habitual maestra por James Mason, un tanto mani-queos), es, probablemente el que ms le interesara a Mann,porque est plagado de reflexiones filosficas y anlisis delpasado por parte del viejo Marco Aurelio, metido en la piel deAlec Guinness. Y es que no hay que dejar pasar por alto queel director no slo estaba a punto de cumplir los 60, sino, loque es ms importante, se encontraba ya en la fase final desu carrera y prcticamente despidindose del cine (de hecho,esta fue su antepenltima realizacin y la ltima de ciertaimportancia).La segunda tal vez sea la ms espectacular, repleta de bata-llas entre romanos y brbaros y aquella en la que los momen-tos de tensin dejan ms espacio a la historia de amor impo-sible entre Loren y Boyd, que, en ocasiones, adquiere tintasdel melodrama ms clsico. Aqu hay que aadir que al per-sonaje de Lucila se le concede una trascendencia histrica

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  • que no tuvo, pero es algo necesario para poder justificar lapresencia de Sofa Loren al frente del reparto.

    En la tercera y ltima parte, la que de verdad cuenta la cadadel imperio romano, asistimos a un derroche de histrionismopor parte de Christopher Plummer y a una simbologa muyevidente: cualquier tiempo pasado fue mejor y la cada delimperio romano no slo representa la cada de una formacinpoltica sino tambin la muerte del sistema de grandes estu-dios que haba regido con mano firme en Hollywood desde elnacimiento del cine. Es decir, la muerte del cine clsico.Porque si hay dos cosas que brillaron con luz propia por enci-ma de todas las dems fueron, sin duda, el Imperio Romanoen sus dos primeros siglos de vida y el cine de los aos dora-dos, ese cine que muri, precisamente, con el nacimiento degrandes superproducciones como stas, tras las cuales yanada volvi a ser lo mismo.

    La pelcula ofrece una gran cantidad de temas que puedenser utilizados para ilustrar distintos aspectos de la historia deRoma. Sera imposible desbrozarlos siquiera. Por ello voy adetenerme slo en unos cuantos. Empezando por el propioargumento.

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  • La pelcula nos pone ante los ltimos das del reinado deMarco Aurelio, en consecuencia, en marzo del ao 180. Eltema o los temas fundamentales son, por una parte, la suce-sin al trono de Marco Aurelio y el desgraciado reinado de suhijo Cmodo, que, tras doce aos, termina en la propiasubasta del Imperio; por otra, un intento de explicacin sobrelas causas de la cada del Imperio Romano.

    Al lado de los dos protagonistas, surgen una serie de perso-najes ficticios o manipulados para dar mayor dramatismo a laaccin. Sin duda alguna, la figura ms lograda es la del pro-pio Marco Aurelio. Marco es el ltimo representante de unaserie de emperadores, que inaugura el viejo senador M.Coceyo Nerva en el ao 96, tras el asesinato del ltimoemperador flavio, Domiciano. Con la llegada al poder deNerva, el sistema hereditario de gobierno es sustituido por elnuevo principio de la adopcin. De acuerdo con l, la desig-nacin al trono no tiene en cuenta consideraciones dinsti-cas, sino slo los mritos personales. El nuevo sistema, posi-bilitado por la falta de descendencia directa de los sucesivosprncipes, permiti desarrollar el principio de la adopcin delmejor, mantenido por la aristocracia senatorial, de acuerdocon las teoras polticas de la filosofa estoica: la sucesin alpoder no deba estar determinada por vnculos de parentes-

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  • co, sino slo por las virtudes morales y la capacidad polticadel designado.

    El principado adoptivo logr mantenerse durante la mayorparte del siglo II y sus representantes son conocidos comn-mente como dinasta de los Antoninos, por el nombre de unode ellos, Antonino Po, el antecesor de Marco Aurelio. Pormuchas razones, la poca es considerada como la edadurea del Imperio, en la que el sistema imperial alcanza suplena madurez en los mbitos poltico, econmico, social ycultural. No obstante, en esta poca de equilibrio y de bien-estar general, se incuban grmenes desestabilizadores, quese harn presentes en el siglo siguiente.

    Por lo que respecta a Marco Anio Vero (Imperator CaesarMarcus Aurelius Antoninus Augustus), haba sido asociado algobierno, desde el ao 146, y ligado a la familia de AntoninoPo mediante el matrimonio con su hija, Faustina. En variospasajes de la pelcula se hace mencin de ella, y no precisa-mente como dechado de virtudes. Enamorada de un gladia-dor, Vrulo, concibe de l al futuro Cmodo. Frente a lascaractersticas positivas de Lucila, como hija de MarcoAurelio, los defectos de Cmodo no pueden ser imputados aMarco, porque no es hijo suyo.

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  • Aunque nacido en Roma, la familia de Marco, emparentadacon Adriano, proceda de Ucubi (Espejo, provincia deCrdoba), en la Btica. Cuidadosamente educado, desdemuy temprana edad haba mostrado una particular inclina-cin por la filosofa estoica, a la que se mantuvo fiel toda suvida. Sobre su formacin intelectual, su entorno familiar, susgustos e ideas, tenemos un excepcional testimonio en susSoliloquios (Ta eis eauton), escritos en griego. Para mi gusto,una de las escenas de la pelcula mejor conseguidas esaquella en la que Marco, solo en sus aposentos, dialoga con-sigo mismo, filosofando sobre la muerte, recreando as eltema de los Soliloquios.

    No obstante su cuidada formacin y su temprana asociacinal gobierno, Marco Aurelio no tena experiencia alguna en elmando del ejrcito y en la administracin del Imperio. Y, sinembargo, las circunstancias hicieron que su reinado se vieracomplicado por mltiples guerras y desastres, que le exigie-ron, a pesar de su mediocre salud y de sus tendencias de fil-sofo introvertido, agotadores esfuerzos, cumplidos con unescrupuloso sentido del deber.

    Las conquistas de Trajano haban permitido, por ltima vez,sostener la prosperidad del Imperio con recursos imperialis-tas, basados en la depredacin de los pueblos vecinos.

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  • Definitivamente orientado a la defensiva y obligado a vivir desus propios recursos, el Imperio no pudo superar el desequi-librio entre el estancamiento o, incluso, el descenso en la pro-duccin de bienes y el aumento de consumo improductivo.

    El Estado, cargado con el lastre irrenunciable de un ejrcito yde una burocracia creciente y, ahora tambin, forzado aemprender costosas guerras defensivas, hubo de recurrir alos estratos acomodados de las ciudades, cada vez msexprimidos, acentuando la presin fiscal.

    A pesar de todo, todava, bajo Marco Aurelio, pudo mante-nerse, gracias una cuidadosa administracin y al estricto con-trol de las finanzas, la tradicional poltica de generosidad conel pueblo de Roma y la atencin a las ciudades del Imperio,castigadas por desastres.

    Pero el reinado del emperador filsofo est, sobre todo, mar-cado por agotadoras guerras: primero, en Oriente contra lospartos, del 161 a 166; desde ese ao, hasta su muerte (180),en la frontera del Danubio para rechazar la presin de pue-blos germnicos y srmatas.

    Ambos problemas aparecen bien tratados en la pelcula, aun-que con lgicos anacronismos para dar mayor movilidad a laaccin. Mientras, correctamente, la lucha contra los brbaros

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  • del norte se pone en los ltimos aos de Marco Aurelio, losconflictos con los persas y la rebelin de Oriente se colocanen el reinado de Cmodo, cuando realmente pertenecen tam-bin a la poca de Marco Aurelio.

    Quines eran los partos? A mediados del siglo III a.C., jinetes nmadas de origen esci-ta, los parnos o partos, desde las estepas del Asia Central,penetraron en la meseta del Irn, dirigidos por Arsaces, unprncipe iranio, que tom el ttulo real e hizo de la regin elncleo de un estado feudal iranio, vinculado a las tradicionesde los persas aquemnides, los viejos enemigos de los grie-gos. Bajo la dinasta arscida, el reino parto se extendi, aexpensas del reino sirio de los Selucidas, hastaMesopotamia, convirtindose en el factor de poder msimportante al este del ufrates. Enfrentado a los romanos,desde comienzos del siglo I a.C., la rivalidad entre las dospotencias marcara en los siglos siguientes la evolucin pol-tica del Prximo Oriente.

    Las relaciones romano-partas conocieron un giro decisivocon la conquista romana de Siria en el 63 a.C. y con su cons-titucin en provincia. Los dos estados se convirtieron en lim-trofes y Roma hered las peligrosas condiciones de vecindad

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  • que haba tenido el antiguo reino sirio. La muerte del triunvi-ro Craso en el ao 53 a.C. en lucha contra los partos tuvo unenorme impacto, que puso a los romanos frente a la necesi-dad de comprender la estructura poltica, social y militar deeste estado. En el curso de las sucesivas guerras, los roma-nos conocieron mejor el sistema militar prtico y los modosde combate de sus tropas, completamente distintos y basa-dos en la preeminencia de la caballera, tanto ligera, com-puesta de arqueros, como pesada o acorazada, los catafrac-ti.

    Tras el desastre de Craso, Csar proyect una gigantescacampaa de revancha que su asesinato frustr y el proyectofue retomado por Marco Antonio en el 36/35, con un resulta-do no tan positivo como el triunviro esperaba. La frustracinpor la victoria malograda desat en Roma un ambiente deodio a los partos, del que se hacen eco en la poca deAugusto poetas como el propio Horacio. Pero Augusto, en suconcepcin imperial, decidi llegar a un acuerdo con los par-tos que dejara a salvo el honor de Roma. Y ah es donde seinserta la cuestin armenia, candente en los prximos siglos.Entre Partia y el Imperio romano, el reino de Armenia tena unvalor estratgico esencial. Los dos estados limtrofes no pod-an renunciar a la defensa de los intereses divergentes de las

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  • reas intermedias y, por ello, la cuestin armenia se convirtien un factor de grave tensin. Roma no poda transformar elreino en una provincia, pero era indispensable que la regincayese en la esfera de influencia romana. El inters prticoera obviamente opuesto. La alternancia de reyes filorromanosy filopartos en el trono armenio fue una constante secular.

    Tras las guerras prticas de Trajano, motivadas por las acos-tumbradas disputas dinsticas del trono armenio y la tempo-ral conquista de Mesopotamia, convertida en provincia, unavez ms, fue en poca de Marco Aurelio la cuestin armeniala que provoc la guerra entre Roma y los partos. La iniciati-va parti del rey parto Vologeso III, que, a la muerte deAntonino, invadi Armenia para instalar en el trono al prnci-pe arscida Pacoro. Los intentos romanos de recuperar elpas terminaron en una desastrosa derrota y permitieron a lospartos entrar en la provincia de Siria, donde volvieron a ven-cer a las fuerzas romanas (161).Para hacer frente a la situacin, Marco Aurelio confi elmando nominal de las operaciones a su hermano adoptivo ycorregente, Lucio Vero, con el concurso de dos excelentesgenerales, Estacio Prisco y Avidio Casio. Prisco logr pene-trar en Armenia y, despus de destruir la capital, Artaxata,expuls a Pacoro e instal como rey a Sohemo, un protegido

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  • de Roma (163). Por su parte, Avidio Casio, una vez recupe-rada Siria, franque el ufrates y penetr en territorio parto.Una victoria sobre el ejrcito parto le permiti avanzar a lolargo del Tigris hasta la capital, Ctesifonte, que entreg a lasllamas, para continuar la ofensiva, al otro lado del ro hasta elcorazn parto.

    Los partos se apresuraron a pedir la paz (166), que supusoventajas territoriales para los romanos al este del ufrates, enla Alta Mesopotamia: Marco Aurelio y Lucio Vero recibieronlos ttulos de Armeniacus, Parthicus y Medicus; Avidio Casio,el autntico artfice de la victoria, recibi un alto mando sobretodo el Oriente. Pero la guerra tuvo tambin funestas conse-cuencias. Los soldados romanos trajeron consigo, a su regre-so de la campaa, la peste, que, extendida por todo elImperio, causara gran nmero de vctimas en los siguientesaos y que en la pelcula estalla slo durante el reinado deCmodo.

    En la pelcula, el papel de algunos personajes ha hecho gran-des concesiones a la verdad histrica. Lucila, la hija de MarcoAurelio, es prometida a Sohemo, cuando en realidad era laesposa de Lucio Vero, al que sobrevivi. Entre medias, seintercala un personaje ficticio, Marco Livio Metelo, el amor deLucila, que corresponde en la realidad a Tiberio Claudio

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  • Pompeyano, un sirio, bastante mayor que Lucila, que en elao 169 tom a la hija del emperador, viuda ya de Lucio Vero,por esposa. Pompeyano fue comandante en jefe deMarco Aurelio en la guerra contra los marcomanos en el fren-te norte. Cuando muri Marco Aurelio, como viejo amigo delemperador, aconsej a Cmodo en vano continuar la guerracontra los brbaros. A pesar de la condena a muerte de suesposa Lucila y de su sobrino, casado con la hija de Lucila yde Lucio Vero, sobrevivi a Cmodo. Rechaz la prpuraimperial y tambin la corregencia que le ofreci Didio Juliano,recin proclamado emperador, tras la subasta del trono quesigue al asesinato de Cmodo.

    Mientras se desarrollaba la guerra parta, se perfilaba en lafrontera septentrional del Imperio, en el sector danubiano,una amenaza mucho ms grave. Desplazamientos en EuropaCentral de pueblos germanos godos, vndalos y burgun-dios, desde las riberas del mar Bltico y el Vstula hasta lasllanuras del sur de Rusia, desencadenaron un movimientogeneral, que termin afectando a las tribus germanas (cua-dos y marcomanos) y srmatas (ycigos), establecidas en elmedio y bajo Danubio, en la vecindad del limes, de la fronte-ra romana.

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  • Presionados desde el norte por otros pueblos brbaros y blo-queados en el sur por la frontera romana, estos pueblos, fal-tos de tierras, forzaron violentamente las defensas del limesa la bsqueda de nuevos asentamientos (167). El gigantescoaluvin avanz por territorio romano y, despus de atravesarlos Alpes, descendi hacia la regin de Venecia y puso sitioal puerto de Aquileya. Precisamente aqu, en un encuentrocon los brbaros, muri Victorino, el prefecto del pretorio, queen la pelcula aparece como tribuno insurgente. MarcoAurelio, en compaa de Lucio Vero, acudi al norte de Italiapara salvar a Roma, castigada por la peste, del peligro br-baro. La invasin fue rechazada.

    Cuados y marcomanos reanudaron sus ataques en el 169,mientras la peste haca estragos en el ejrcito: superado elDanubio, los brbaros volvieron a amenazar la regin deAquileya. La contraofensiva romana fue dirigida por el propioemperador y tenemos de ella un excepcional documento gr-fico en los bajorrelieves que cubren la columna de MarcoAurelio, en Roma. Tras duros combates al otro lado delDanubio, cuados y marcomanos se avinieron a pedir la paz(174); al ao siguiente, tambin los ycigos eran sometidos.Los brbaros hubieron de evacuar una franja de siete kilme-

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  • tros, al norte del ro y aceptar en su territorio guarnicionesromanas.

    Probablemente para debilitar la cohesin de los brbaros,pero tambin para repoblar las zonas devastadas por lapeste, Marco Aurelio emprendi una peligrosa innovacin: pri-sioneros de guerra e inmigrantes pacficos, procedentes delnorte del Danubio, fueron aceptados en el interior del Imperiocon el doble carcter de colonos agrcolas y de reserva mili-tar contra hipotticos ataques de sus propios congneres.Sobre este dato real, la pelcula insiste extensamente, con lafigura de Timnides, el viejo esclavo griego amigo de MarcoAurelio, como personaje central de todo el proyecto.Marco Aurelio, sin duda, consideraba la paz con los brbarosslo como una solucin transitoria y comenz los preparati-vos de un vasto proyecto, cuyo objetivo era la anexin delpas de los ycigos y la sumisin total de cuados y marco-manos. Estos planes los echara por tierra la sublevacin enOriente de Avidio Casio, que en la pelcula se coloca duranteel reinado de Cmodo, sin mencin directa al verdadero res-ponsable.

    Casio, como hemos visto, tras el final de la guerra parta,haba sido investido de un imperium maius sobre todo el

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  • Oriente. En el ao 175, la falsa noticia de la muerte de MarcoAurelio, le empuj a proclamarse emperador, y la mayor partede las provincias orientales lo reconocieron. Al parecer, en larebelin, jug un papel la emperatriz Faustina, que desespe-rando de la salud de su marido Marco Aurelio, ya le habaofrecido la mano a Casio, prometindole al mismo tiempo eltrono para que lo guardase para Cmodo, como si el tronofuese propiedad de la hija de Antonino Po y no del senado yde los soldados. El senado declar al usurpador enemigopblico y Marco Aurelio hubo de abandonar precipitadamen-te el frente del Danubio para acudir a Oriente. A su llegada,no obstante, recibi la noticia de la violenta muerte de AvidioCasio a manos de sus propios soldados. El emperador, trasvisitar las provincias sublevadas, regres a Roma, en el 176,para celebrar el triunfo sobre los germanos y asegurar lasucesin al trono contra cualquier otra contingencia con laproclamacin de su hijo Cmodo como Imperator y Augustus,esto es, con su asociacin al trono como corregente.

    Tras un parntesis de dos aos, cuados y marcomanos rea-nudaron sus agresiones en el 177. Los dos emperadores setrasladaron al Danubio para ponerse al frente de las opera-ciones, que todava duraban cuando Marco Aurelio muri enViena, vctima de la peste (marzo del 180).

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  • No se puede reprochar a Marco Aurelio la eleccin de sunico hijo superviviente como sucesor al trono imperial.Desde Nerva, el sistema de la adopcin haba estado facilita-do por la falta de descendencia directa de los emperadores y,ni siquiera as, se haban eliminado por completo las dificul-tades e intrigas en la transmisin del poder. La eleccin delmejor no dejaba de ser otra cosa que un ideal vaco, defendi-do por las corrientes senatoriales estoicas, que no poda per-durar indefinidamente, y, menos an, ante la presencia deherederos directos. Pero tambin es cierto que, si aceptamoslos datos de la historiografa antigua, la eleccin de MarcoAurelio no pudo ser ms desafortunada. La pelcula trata desalvar en un infantil maniquesmo la excelente figura deMarco Aurelio frente a la del malvado Cmodo. Para ello noslo imagina un expreso deseo de Marco para que le sucedael brillante general Livio, sino que incluso descarga cualquierresponsabilidad del viejo emperador sobre la sucesin alhacer a Cmodo hijo de un gladiador.Cuando a Marco se le pidi por ltima vez dar la consigna,segn Din, su respuesta fue: Id hacia el sol naciente, mi solse oculta.

    Cmodo, el sol naciente, an no haba cumplido los dieci-nueve aos (en la pelcula aparece como un hombre de unos

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  • treinta), cuando se convirti en el nico emperador del mundoromano. Nacido cuando su padre ya era emperador, fue pro-movido a la coparticipacin del poder antes que cualquierotro prncipe. Marco Aurelio, para complacer a Faustina opara sustituir el principio dinstico a la antigua concepcin delprincipado, haba hecho todo lo posible para garantizar lasucesin de su hijo. Cuando fue dominada la sublevacin deCasio, le confiri el consulado, la potestad tribunicia, el nom-bre de Augustus y la coparticipacin en el poder desde hacacasi tres aos. Finalmente a Cmodo, llamado por el empe-rador al campamento y puesto al corriente de sus planes, sele confi la conclusin de la guerra en el norte, mientras pocodespus era presentado a sus amigos como el futuro empe-rador.

    La responsabilidad de Marco Aurelio no puede dejarse a unlado, si bien podran aducirse un montn de disculpas: laignorancia de su verdadero carcter, la confianza en su ladobueno, la prdida de inters por la vida, la certeza de que eljoven Cmodo encontrara una gua segura en sus conseje-ros, el plegamiento a la voluntad divina, la resignacin ante lamanifestacin de nuevas energas... no pueden explicar losmotivos de la decisin del emperador filsofo. Sus amigos,que podan dominar las fuerzas reales del Imperio pero que

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  • no podan presentar pretensiones legtimas sobre el trono (enla pelcula, Marco Aurelio, nombrando en el lecho de muerte,casi en secreto, a Livio y los intentos de Lucila por imponereste derecho de tan dbiles bases), se inclinaron ante lavoluntad del emperador muerto y presentaron al hijo ante elejrcito reunido en el campamento. (En la pelcula es impre-sionante la escena del funus -las honras fnebres- y la acla-macin de Cmodo por las tropas). As, Marco Aurelio, en pri-mer lugar responsable de un acto cuyos efectos slo seadvertiran ms tarde, y luego sus amigos y el ejrcito, impul-sados por el entusiasmo suscitado por el discurso del jovenemperador y por sus donativos, echaron sobre ellos todahumana responsabilidad por lo que pronto deba ser motivode lamentacin, rechazo y condena.

    La historiografa considera a Cmodo como el prototipo deltirano, cruel, demente y violento, y le hace responsable dehaber desencadenado la crisis del Imperio, que explotar enel siglo siguiente. Sin duda, la imagen de Cmodo ha sidodeformada y exagerada en sus rasgos negativos por una tra-dicin senatorial irreductiblemente hostil al emperador, y, porotra parte, ya desde mediados del siglo II, se estaban incu-bando los grmenes de esta crisis, al margen de la contribu-cin personal de Cmodo a su aceleracin.

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  • Cmodo, impaciente por volver a Roma para celebrar el triun-fo (una escena magnfica en la pelcula) que no deba dema-siado a su virtus, concluy la paz sobre la base de prece-dentes tratados, exigiendo la restitucin de desertores y pri-sioneros, un desarme parcial, el reclutamiento en el ejrcitoromano de 13.000 cuados y de un contingente menor de mar-comanos adems de contribuciones anuales de grano. Losejrcitos de ocupacin fueron retirados. Tras trece aos deesfuerzos, en un clima de inminente victoria, se impona estapoco romana renuncia al triunfo definitivo. Tal resolucin erauna manifiesta renegacin de la voluntad paterna, fruto depropsitos largamente acariciados, de una iniciativa improvi-sada de Cmodo o de las presiones de los jvenes cortesa-nos. En el otoo del 180, Cmodo abandon el teatro de ope-raciones y se dirigi, aclamado por doquier, a la capital que loacogi con alegra como el afortunado y victorioso portadorde la paz, el predilecto de los dioses, el protegido de Jpiter.En el triunfo, que se apresur a celebrar y que est muy bienplasmado en la pelcula, desfil con los atributos de trium-phator, besando continuamente al pretoriano que detrs de lle sujetaba sobre la cabeza la corona de oro. Se contraponeas el carcter muelle de Cmodo frente a la dureza militar deMarco Aurelio, mientras en la pelcula, es Marco Aurelio el

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  • que aparece como portador de la paz. Y, de hecho, fue conCmodo cuando por primera vez el imperio dej de tomar lainiciativa blica, en guerras de conquista, para replegarse a ladefensiva, con las graves consecuencias que ello conllevara.Marco Aurelio haba procurado rodear a Cmodo de un cr-

    culo de valiosos consejeros, escogidos entre sus amigos per-sonales, como el citado Claudio Pompeyano, que, durante uncorto tiempo, mantuvieron vigentes las tradiciones del reina-do anterior. Pero si en la guerra Cmodo haba rechazado losconsejos de los viejos amigos de su padre, en Roma los alejde su crculo. El ms importante de ellos, Pompeyano elLivio de la pelcula, se retir amargado o fue alejado conmalos modos. De todos modos, en un principio, el emperadorno se atrevi a romper todos los lazos que mantena con estepoderoso grupo. En relacin con la aristocracia, el emperadorconserv en apariencia buenas relaciones

    Pero su ambiciosa hermana, Lucila, no poda olvidar quehaba sido durante un tiempo emperatriz, ni poda adaptarsea una vida retirada, aunque no demasiado virtuosa, en cam-paa al lado de su marido Pompeyano, ahora viejo y enfermoa sus ojos. Con su primo Cuadrado urdi una conjura contraCmodo. Un cierto Claudio Pompeyano Quinciano fue encar-gado de la ejecucin del atentado, que intent en el ao 182

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  • con ms teatralidad que decisin; pero Pompeyano fue muer-to y con l los conjurados pertenecientes a la aristocracia;Lucila fue exilada a Capri, donde el emperador ms tarde lahizo asesinar. La frase que el frustrado tiranicida pronunci,el senado te manda esta espada, fue hbilmente usada porel emperador para justificar una ofensiva antisenatorial.Sucesivas conjuras, reales o supuestas, fueron el pretextopara la eliminacin de innumerables senadores, entre ellos,muchos de los viejos amigos de Marco Aurelio. El senado,como corporacin, hubo de soportar continuos desprecios yextravagancias de un prncipe obsesionado por humillarlo yenvilecerlo; sus miembros buscaron, con una servidumbreobligada, escapar a la muerte, como muestra, de forma exce-sivamente caricaturesca, la pelcula.

    Los colaboradores de la primera poca, muertos o cados endesgracia, fueron suplantados por favoritos, que aprovecha-ron el total desinters de Cmodo por los asuntos de Estadopara ganar influencia y poder, al servicio de sus ambicionese intereses personales.

    Durante un tiempo (182-185), fue el prefecto del pretorio,Perenne, el hombre de confianza del emperador. Ambicioso eintrigante, fue el instigador de numerosas condenas a muer-te de personajes distinguidos y aprovech el odio irreconci-

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  • liable entre emperador y senado para aumentar el papel delorden ecuestre, al que l mismo perteneca. Pero tambindirigi con mano firme la defensa del Imperio, con la colabo-racin de excelentes generales. No obstante, el descontentodel ejrcito de Britania indignados por el nombramiento decaballeros al frente de las legiones y las intrigas de un nuevofavorito, el inquietante Cleandro, arruinaron la influencia dePerenne, que, finalmente, fue eliminado bajo la acusacin depretender usurpar el trono

    Cleandro, un antiguo esclavo frigio, que aparece en la pelcu-la como cortesano ciego, aupado hasta el orden ecuestre ychambeln (cubicularius) del emperador, ocup entonces elpuesto de Perenne al frente del pretorio y ejerci el poderdelegado del prncipe an con mayor desvergenza y arbitra-riedad (185-189). Mientras Cmodo se abandonaba a nuevosexcesos y crueldades, Cleandro, rodeado de una camarilla delibertos, tan vidos como l, utiliz cualquier medio paraincrementar sus riquezas: condenas a muerte, malversacio-nes y venalidades de todo tipo, incluida la venta de dignida-des y magistraturas. Un motn popular, provocado por la faltade trigo en Roma, del que fue malignamente hecho respon-sable, oblig a Cmodo a deshacerse del favorito.

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  • Nuevos personajes se disputaron la influencia sobre el empe-rador en los ltimos aos de su reinado: el prefecto del pre-torio, Emilio Leto, la concubina de Cmodo, Marcia, y su mari-do, el chambeln Eclecto. Cmplices y rivales a un tiempo,cuando su intento de poner fin a las locuras de Cmodo sevolvi contra ellos mismos, decidieron para salvarse poner fina la vida del emperador, que fue estrangulado en el bao porun atleta el ltimo da del ao 192.

    Las fronteras del Imperio, durante el reinado de Cmodo, per-manecieron, en general, tranquilas, despus de las durasguerras de Marco Aurelio. Incidentes de fronteras en la Dacia,frica y Britania pudieron ser fcilmente resueltos gracias a lafirme actitud de generales experimentados y ambiciosos, quese disputarn, a la muerte de Cmodo, el control del poder.

    El acentuado absolutismo de Cmodo, ms all de los esca-brosos y truculentos detalles en que se recrea la historiogra-fa tradicional, deriv hacia una obsesiva insistencia ensubrayar el carcter divino de su persona. Fantico de los cul-tos mistricos orientales, termin por identificarse conHrcules y exigir del senado su reconocimiento como dios. Y,en ese carcter, pretendi incluso refundar Roma, querecibi el nuevo nombre de colonia Aurelia Nova Comodiana.Por lo dems, impuso el apelativo de Comodiano a senado,

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  • pueblo, legiones, flotas...; incluso los propios meses recibie-ron nombres o calificativos derivados del emperador.Y, comoHercules romanus, se exhibi en el anfiteatro como gladiador,cazador de fieras y atleta. Un complot, como sabemos, acabcon estas fantasas msticas y con el ltimo representante deuna dinasta, que se haba podido mantener en el poderdurante un siglo.

    Por encima de anacronismos, trasposiciones y licencias his-tricas la pelcula tiene indudables aciertos y, entre ellos ysobre todo, la magnfica ambientacin. La pelcula se con-vierte as en pretexto para desplegar en imgenes el ambien-te, muy bien recreado, de aspectos privados y pblicos de laRoma imperial. Entre los muchos que podran enumerarse,voy a detenerme slo en el ms evidente, el ejrcito imperial.Excelente es el escenario del frente de guerra en el Danubio,que permite ilustrar el concepto de limes, como frontera forti-ficada y, en general, da pie para desarrollar el tema del ejr-cito imperial, tanto desde el punto de vista propiamente mili-tar, como en lo que respecta a su significado poltico.

    Augusto fue el ltimo eslabn de una larga cadena trenzadapor Mario, Sila, Pompeyo, Csar y Antonio. La reforma cons-titucional con la que Augusto inicia un nuevo periodo de la

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  • historia de Roma, el Imperio, deba tener en cuenta al ejrci-to, al que era preciso institucionalizar y privarle de contenidopoltico ms all del servicio al Estado a travs de su perso-nificacin en la figura del emperador. Ello supona una com-pleja obra de reforma, cuando no de autntica creacin: lasingentes tropas, herencia de la guerra civil y, como tales, nosuficientemente fiables, fueron paulatinamente sustituidaspor un nuevo ejrcito disciplinado y escogido, bajo el mandode oficiales cuidadosamente seleccionados. Era impensableuna vuelta al sistema republicano de reclutamiento para cam-paas determinadas. El mantenimiento de un ejrcito perma-nente era condicin indispensable para un jefe de Estado queapoyaba los fundamentos de su poder en el ejrcito.La poltica de reclutamiento y las guerras de conquista, conlas que Augusto justific la inversin permanente de un ejr-cito, hicieron de las fuerzas del Imperio una milicia de fronte-ra, que con su sucesor, Tiberio, quedaron transformadas enuna guarnicin permanente, destinada, primordialmente, aproteger las fronteras de invasiones exteriores y mantener elorden en las provincias.

    Profesionalizacin y permanencia significaban, en primerlugar, limitacin de potencial. Las gigantescas fuerzas legio-narias de la guerra civil quedaron finalmente reducidas a 28

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  • legiones, unos 150.000 hombres, completadas con un nme-ro prcticamente igual en efectivos de fuerzas auxiliares,efectivos que se mantuvieron estables a lo largo de los dosprimeros siglos del Imperio.

    En cuanto a la organizacin de los efectivos, Augusto cumplifinalmente el paso de integracin en las fuerzas militaresromanas de elementos provinciales extraitlicos. Por un lado,se infiri un grave golpe al prejuicio de reclutamiento de sol-dados no itlicos; por otro, se posibilit la creacin de unafuerza auxiliar regular y profesionalizada, destinada a ser unelemento permanente en el ejrcito romano.

    Las legiones continuaron constituyendo el nervio del aparatomilitar romano, con un efectivo medio por unidad de 5.000hombres, articulados en diez cohortes y sesenta centurias.En seguimiento de la tradicin iniciada por Mario, las legionesse convirtieron en unidades permanentes con nmeros fijos yapelativos honorficos; as, la VII Gemina pia fidelis, la VIIIAugusta o la XXX Ulpia Victrix.

    Estas legiones, con las fuerzas auxiliares a ellas adscritas, deacuerdo con su lugar de estacionamiento estaban subordina-das al correspondiente gobernador provincial de orden sena-

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  • torial, cada una de ellas al mando de un legatus legionis,tambin senador.

    Dentro de la legin, el cuerpo de oficiales estaba constituidopor seis tribunos militares, uno senatorial y el resto del ordenecuestre. La falta de profesionalidad de los mandos superio-res, como antes miembros de los dos rdenes privilegiados,se compensaba con la experiencia del cuerpo de centurio-nes, la verdadera espina dorsal de la legin. La posibilidad deescalar dentro del cuerpo hasta el grado de primus pilus, pri-mer centurin de la primera cohorte, y ser honrado en elmomento del licenciamiento con la inclusin en el ordenecuestre, hizo del servicio legionario un importante medio depromocin social.

    Exista, adems, un complicado cuerpo de suboficiales, losprincipales, debajo de los cuales se alineaban hasta el simplesoldado (gregarius) un gran nmero de cargos de distintocarcter, organizados segn rangos fijos: ordenanzas (corni-cularii), correos (speculatores), escribas, encargados de laadministracin y de la intendencia, tcnicos, mdicos...

    Se mantuvo el principio del servicio legionario exclusivo paraciudadanos romanos, aunque no el origen itlico. Con laextensin del derecho de ciudadana a los provinciales, las

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  • provincias comenzaron a contribuir en proporciones conside-rables a la constitucin de las legiones. La presencia de itli-cos fue as decreciendo hasta encontrarse en minora a fina-les del siglo I despus de Cristo.La innovacin ms importante, con todo, de la organizacinde Augusto fue la sistematizacin de las tropas auxiliares. LaRepblica haba hecho uso tradicionalmente de reclutamien-tos indgenas, irregulares, a los que desde comienzos delsiglo I a.C. se aadieron formaciones regulares nacionales.La obra de Augusto consisti en organizar una especie desegundo ejrcito, de efectivos equivalentes al legionario, conreclutamiento de provinciales no provistos de la ciudadanaromana (peregrini).Las tropas auxiliares del ejrcito romano (auxilia) se recluta-ban mediante alistamiento obligatorio y eran organizadas enunidades de infantera (cohortes) y de caballera (alae), de500 1.000 hombres, al mando de oficiales romanos delorden ecuestre (praefecti). Originariamente, la conscripcinde las correspondientes unidades se hizo con reclutas proce-dentes del mismo grupo tnico; de ah los nombres que estastropas llevaban: astures, tracios, tongrios, sirios, retios... Deeste modo, al tratarse de pueblos con cultivo de actividadesguerreras, y en no pocas ocasiones de reciente sometimien-

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  • to, se sustraa al grupo de elementos jvenes ms activos endisposicin de luchar, trasladados a frentes muy alejados desus hogares.

    Para completar los huecos que se producan paulatinamenteen la unidad, no se sigui manteniendo, sin embargo, el prin-cipio tnico: se recurra para ello a reclutas de otra proce-dencia, generalmente de las regiones cercanas al lugar deestacionamiento de la tropa. Con ello, al cabo de los aos,perda la unidad su carcter nacional, y slo el nombre recor-daba la procedencia de origen.

    Los cuerpos auxiliares se convirtieron en un elemento muyimportante de romanizacin, no slo como consecuencia delefecto que sobre provinciales procedentes de las ms apar-tadas regiones del Imperio operaba un servicio de veinticincoaos bajo mandos y organizacin romanos, sino porque ellicenciamiento regular (honesta missio) entraaba la conce-sin de la ciudadana romana. Este privilegio no sabemos sifue establecido ya por Augusto; en todo caso, a mitad delsiglo I los veteranos auxiliares gozaban ya del derecho de ciu-dadana, que les era reconocido expresamente en un docu-mento especial, el diploma militar o certificado de licencia-miento.

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  • Aunque el servicio en las alas y cohortes era ms prolonga-do que el legionario y la paga menor, las condiciones y, sobretodo, la posibilidad de adquirir la ciudadana eran suficiente-mente atrayentes para los provinciales. Las unidades auxilia-res, adscritas en un principio a las legiones, fueron a lo largodel tiempo independizndose, incluso con el establecimientoen cuarteles propios, y aproximaron sus tareas y objetivos alos de las tropas legionarias.

    Las fuerzas armadas del Principado se completaban concuerpos especiales, creados por Augusto, estacionados en lacapital. Una de ellas era la guardia pretoriana, una tropa deelite inmediata a la persona del emperador, compuesta pornueve cohortes al mando de un prefecto del orden ecuestre.

    La vecindad al emperador, la peculiaridad del cuerpo y laconciencia de elite de la tropa, constituida slo por soldadositlicos, explican su gran influencia, concentrada en el presti-gio y poder de su comandante, el praefectus praetorio, y elpapel de las tropas en muchos cambios de emperador.

    Las tres (luego cuatro) cohortes urbanae, al mando del prae-fectus Urbi, cumplan funciones de polica en Roma.Finalmente, a las siete cohortes vigilum, bajo el praefectus

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  • vigilum, les estaba encomendada la vigilancia nocturna de laciudad y la lucha contra los incendios.

    La organizacin y estructura dada por Augusto al ejrcito semantuvo en lo fundamental durante los dos primeros siglosdel Imperio. Pero sus previsiones para despolitizar las fuerzasarmadas no lograron evitar que el ejrcito continuara siendoun factor de poder, en muchas ocasiones fuente de inestabi-lidad poltica. Si excluimos al sucesor de Augusto, Tiberio, losrestantes miembros de la dinasta julio-claudia fueron hechu-ra del ejrcito y, en especial, de la guardia pretoriana.El emperador, al basar su poder en la voluntad de los solda-dos, necesitaba mantenerlos adictos, mediante aumentos desoldada, donativos y regalos y, en este sentido, las fuerzas dela Urbe fueron privilegiadas frente a los ejrcitos provinciales,generando un descontento creciente que se cuenta entre unade las causas del derrocamiento del ltimo representante dela dinasta, Nern, en el ao 68.

    Este ao marca la primera grave crisis poltico-militar delImperio, caracterizada por una serie de pronunciamientos delos pretorianos y de algunos de los ejrcitos provinciales los del Rin, Oriente e Hispania, que aclamaron y entroni-zaron a diversos caudillos, derrocados sucesivamente. De la

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  • crisis emergi una nueva dinasta, la flavia, fundada porVespasiano, que lograr devolver la paz y la estabilidad alImperio. Tras la muerte de su ltimo representante,Domiciano, los Antoninos continuarn hasta finales del sigloII despus de Cristo manteniendo la pax Romana y la cohe-sin del Imperio.

    A lo largo del siglo I despus de Cristo fue estabilizndose,en todo caso, el sistema de ejrcito permanente establecidoen las fronteras del Imperio, una vez completadas las con-quistas que hacan del territorio romano un conjunto compac-to. En consecuencia, las fronteras se organizaron en forma delneas fortificadas, llamadas limites.

    Los principales ejrcitos de cobertura se agrupaban a lo largode estos territorios fronterizos: el del Rin, en la Germaniaoccidental; el del Danubio, en la Germania oriental, y el deOriente, con base principal en Siria, con otros ejrcitossecundarios en Britania, frica y Egipto. Como caso especial,hay que mencionar el ejrcito de la pennsula Ibrica, en elinterior del Imperio, cuyo mantenimiento, despus de las gue-rras de conquista de Augusto contra cntabros y astures, seexplica por las necesidades de explotacin de las minas deoro del noroeste de Hispania.

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  • El limes no era siempre una simple barrera continua para evi-tar posibles invasiones de pueblos brbaros, sino una zonade vigilancia y dispositivo de alerta que, dado el caso, podaconstituir un sistema de bases ofensivas, punto de partidapara penetraciones al otro lado de la frontera. De hecho, loslimites se acomodaban a la naturaleza del terreno y a lascaractersticas del potencial enemigo. Mientras en unaszonas estaba constituido por cadenas de castillos y torres deobservacin, que enlazaban con los grandes campamentospermanentes de las legiones, en otras los campamentoslegionarios quedaban a retaguardia y los castella, guarneci-dos principalmente por tropas auxiliares, constituan unalnea avanzada.

    Sin embargo, a medida que aumentaron las dificultades depoltica exterior y el Imperio se vio cada vez ms obligado auna poltica defensiva, renunciando a las conquistas, el limesfue evolucionando hasta convertirse en ocasiones en lneasde tipo continuo, en donde las defensas naturales se comple-taban con diversas obras de fortificacin. Ejemplo de este tipoes la muralla de Adriano en Britania, levantada contra las tri-bus escocesas.

    Una rigurosa disciplina y una activa vida en el campamentocon trabajos de construccin, talas de rboles y otras ocupa-

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  • ciones cotidianas provean al entretenimiento del soldado enpoca de paz y al mantenimiento de las virtudes militares.

    Aunque como profesionales al servicio de las armas, a laguarnicin le estaba prohibido el matrimonio, se permita enlos alrededores de los campamentos la existencia de ncleosde poblacin ms o menos estables, los canabae, donde conbuhoneros, comerciantes y gentes atradas por los posiblesnegocios que generaba el dinero militar, los soldados mante-nan a sus concubinas, con las que, al acabar el tiempo deservicio, el emperador les permita legalizar su unin.Aspectos concretos en relacin con el ejrcito, bien ilustradosen la pelcula, son, por ejemplo, la parada militar en la quegobernadores y reyes vasallos rinden pleitesa a MarcoAurelio (con ciertas licencias); el despliegue de las legiones,tanto en el bosque danubiano, como en el campo abierto deArmenia; la ceremonia de la diezmacin, tambin con ciertaslicencias. Se trataba de un castigo colectivo, probablementedependiente del comandante en jefe. Sola imponerse porfuga deshonrosa, rebelin o sedicin; una dcima parte delos soldados, designada por sorteo, se someta a apalea-miento hasta la muerte; el resto era racionado con cebada enlugar de trigo u obligado a pernoctar fuera del campamento,hasta la rehabilitacin de la unidad. Como es natural, cuando

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  • se aplicaba por insubordinacin se encargaban de la ejecu-cin otras unidades que haban permanecido leales. Otrosaspectos son el funus, el funeral de Marco Aurelio; la acla-macin de Cmodo como emperador por los soldados; eldesfile triunfal de Cmodo, subido en el carro con las vesti-duras prpuras de Jpiter y el servidor recordndole que esslo un hombre...

    El tema central de la pelcula en todo caso es el de la cadadel Imperio romano. La tesis presentada al comienzo es quelos dos problemas ms grandes de la Historia de laHumanidad son explicar la grandeza de Roma y comprendersu cada, porque no tuvieron una sola causa sino que se tratde un extraordinario proceso que dur trescientos aos:muchas naciones vivieron menos tiempo del que Roma tarden caer. Y acaba la pelcula: as comenz la cada delImperio romano, porque slo se puede destruir a una grannacin cuando ella misma se ha destruido interiormente.

    Sin duda, la decadencia y cada de Roma se cuenta entreuno de los temas predilectos de la investigacin sobre laAntigedad.

    Cuando en el 476 se destituy al ltimo emperador romano,Rmulo Augstulo, los contemporneos no creyeron que

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  • estaban asistiendo a ningn vuelco histrico. Son los histo-riadores modernos los que, con deformacin pedaggica,gustan de proponer fechas-hito para iniciar, a partir de cual-quiera de ellas, una nueva etapa histrica: ao 313, Edicto deMiln; 378, batalla de Adrianpolis; 395, muerte de Teodosio;409-410, invasiones brbaras; 476, destitucin del ltimoemperador romano. Ninguna de ellas, sin embargo, se revelacomo fecha decisiva, ya que slo ofrecen aspectos parcialesy acontecimientos que, aunque importantes, afectan a unasociedad que sigue siendo plenamente romana.Desde la instalacin de los brbaros en el Imperio conValente (375) hasta el 476, discurre un siglo, marco histricode profundas transformaciones que anuncian el advenimien-to de un nuevo tipo de sociedad. En este sentido, es mscorrecto hablar de transformacin y evolucin que de ocaso,fin o cada.

    En general, los procesos de transformacin requieren tiempoy, por ello, resultan difciles de percibir en un momento con-creto. En cambio, es evidente el impacto psicolgico produci-do por el derrumbamiento de una civilizacin, como la roma-na, que fue capaz de levantar un Imperio como nunca hastaentonces se haba conocido. La indagacin de la causa ocausas por las que el Imperio romano se degrad y derrum-

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  • b, han atrado, por ello, la atencin de los especialistas delas diversas ramas del saber a lo largo de la historia.

    Cuando se aborda la cuestin del declive, el problema msfrecuente que se presenta es el de distinguir entre causa ysntoma, porque muchas de las causas del declive que sesuelen ofrecer, son en realidad sntomas, generados por cau-sas anteriores: de esta forma se produce una especie decadena causal, en la que cada sntoma del declive es causaen s y sntoma, al mismo tiempo, de una causa anterior.

    No cabe duda que existieron causas y sntomas y que unas yotros han dado pie a un conjunto de teoras ms o menosafortunadas. Veamos sumariamente algunas de ellas.

    Edward Gibbon, en su obra History of the decline and fall ofthe Roman Empire, comenzada en 1776, uniendo bajo unmismo punto de vista metodolgico la progresiva crisis delmundo romano y la victoria del cristianismo, hace culpable aeste ltimo de la cada cuando afirma que asistimos al triun-fo de la religin y de la barbarie. Se trata de un plantea-miento interesante, pero excesivamente radical, que no res-ponde plenamente a la realidad. La Iglesia no volvi la espal-da al Imperio y, si algunos cristianos contribuyeron a debilitarla resistencia imperial, otros apelaron al patriotismo romano.

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  • Adems, durante el Bajo Imperio, el cristianismo triunfantesirvi de aglutinante a la sociedad romana.

    A finales del siglo XIX, en su obra Geschichte desUntergangs der antiken Welt, Otto Seeck desarroll el con-cepto de la eliminacin de los mejores, introduciendo unaspecto biolgico, implcito en todas las teoras antiguassobre las edades de las civilizaciones. La decadencia seexplicara por el desinters de las clases dirigentes en repro-ducirse y por su debilitamiento, desgastadas por mezclascontinuas. El error de fondo subyace en la creencia de quehay razas superiores e inferiores.

    Miguel Rostovtzeff, en su Social and economic history of theRoman Empire, obra publicada en el 1926, explica el declivede la civilizacin antigua como resultado de un conflicto socialentre campesinos y burguesa urbana. Las clases superioresfracasaron en su intento de extender su cultura a las clasesbajas de la ciudad y del campo.En esta interpretacin, el historiador ruso no slo se inspiren lo sucedido en la revolucin leninista del 1917, sino tam-bin en la constatacin de que el ejrcito bajoimperial estabaformado por poblacin rural y por brbaros. Y, en conexincon su argumentacin, cree que los campesinos eran los

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  • enemigos naturales de las clases superiores de las ciudades,que produjeron un descenso sensible de la cultura romana.Pero no hay evidencia para pensar que el ejrcito estabaconstituido por un proletariado consciente, que, adems,estuviese animado por un odio irredento a las clases supe-riores. El declive de las elites urbanas fue general; si algo sepercibe con claridad en el Bajo Imperio fue el reforzamientode la clase de los potentiores.

    Hubo un tiempo en el que el materialismo histrico mostr ladecadencia bajo el prisma explicativo de que los movimientosde esclavos condujeron a la destruccin del Imperio romano.Era una teora, apoyada por el marxismo oficial, que no sejustificaba en los hechos. Con posterioridad, la ciencia mar-xista ha puesto el acento en el hecho de que el paso de ladenominada sociedad esclavista al mundo medieval estcaracterizado no por el trabajo del esclavo, sino por el de loscolonos, adscritos a la tierra bajo la autoridad de sus amos.Pero esto no es resultado de una revolucin, sino de un pro-ceso de transformacin.

    Todas estas teoras y muchas otras ms, que tratan de expli-car con mayor o menor acierto las causas de la decadencia yde la cada, tienen el inconveniente de someter a considera-cin, exagerndolo, slo un aspecto parcial de la cuestin, al

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  • que se le otorga el carcter de explicacin nica o principal.Por ello, todas estas teoras podran integrarse, en ciertamanera, en explicaciones unitarias, de las que se deduce,segn autores y casos, una visin pesimista o una visin decontinuidad.

    La primera encuentra en Ferdinand Lot uno de sus represen-tantes ms lcidos. Para l, el estado romano muri por efec-to de sus males internos, contra los que no se encontraronremedios decisivos. Sin los esfuerzos de los emperadores delBajo Imperio, el enfermo hubiese muerto antes, en unardiente proceso febril. Los brbaros no hicieron ms queasestar el golpe definitivo a un cuerpo moribundo.

    Contra esta postura insostenible, que, uniendo estrechamen-te los males internos del Imperio a la decadencia, considera-ba la cada del Imperio un fenmeno inevitable, reaccionarontodos aquellos autores que sostenan que el Imperio seencontraba en pleno desarrollo cultural: consecuentemente,por decirlo con palabras de Andr Piganiol, uno de susrepresentantes la civilizacin romana no muri de muertenatural, fue asesinada por el violento asalto de los brbaros.

    Existe, por tanto, continuidad y decadencia condicionada,como seala Santo Mazzarino. Pero en la valoracin de esta

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  • continuidad, se sealan tambin los puntos dbiles del siste-ma, los factores de crisis, que no indican, sin embargo, unadecadencia general de todos los elementos de una civiliza-cin: masa social oprimida por la burocracia, huida del pagode tributos, campesinos que se acogen al patrocinio de lospoderosos, predominio de las clases improductivas...

    No hay duda, en todo caso, que un punto crucial en estadecadencia son los reinados de los ltimos Antoninos: MarcoAurelio y Cmodo. La pelcula tiene as un gran inters hist-rico. Nunca es fcil aislar el instante en que una sociedaddeja de progresar y empieza a decaer. Los factores implica-dos son tan numerosos y se refieren a fenmenos tan diver-sos que la expansin de una esfera puede coincidir con ladecadencia en otra. Pero, si existe tal momento en la historiadel Imperio romano, corresponde al ao 117 d. de J.C., cuan-do Adriano sucedi a Trajano en el Principado.

    Bajo Trajano, el Imperio alcanz su mxima expansin terri-torial, al incorporar Dacia, al otro lado del Danubio, y Armeniay Mesopotamia, al otro lado del ufrates. Pero con esta pol-tica militar Trajano tens hasta el lmite los recursos financia-ros y militares del Imperio. Por ello, su sucesor Adriano hubode revisar esta poltica mediante el abandono de los territo-

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  • rios al este del ufrates y la consolidacin pacfica de lasfronteras del Imperio.

    Si la poltica era acertada, no lo es menos que significaba enltima instancia el reconocimiento de que el Imperio haba lle-gado a su mximo lmite de expansin, como consecuenciade la escasez de recursos.

    En primer lugar, recursos humanos. Hay claros indicios deuna disminucin de la poblacin a lo largo de los dos prime-ros siglos del Imperio. Pero tambin, una falta de recursoseconmicos. Las clases ricas trataron cada vez ms de sus-traerse a las cargas financieras que haban permitido el flore-cimiento de las comunidades urbanas del Imperio y tambinla expansin de las fronteras polticas.

    Pero estas limitaciones no se acompaaron de una reduccinen los costes de la administracin imperial. Las enormesnecesidades del gobierno central seguridad interior y exte-rior, mantenimiento del aparato burocrtico, gastos de lacorte y evergetismo, entre otros no podan ser sostenidasadecuadamente cuando se hizo evidente la contraccin eco-nmica.Y, como recurso de excepcin, hubo que obligar a loscontribuyentes a obtener lo que el Estado necesitaba,mediante un aumento de la fuerza del propio Estado, que

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  • adquiri as un nuevo papel de extorsionador y, en conse-cuencia, de enemigo del ciudadano comn. El Estadocomenz as a adquirir los primeros rasgos de estado polic-aco: las rentas que hasta entonces haban procedido delbotn y de la explotacin de pases exteriores, hubo que reca-barlas ahora mediante la extorsin de los propios ciudadanosque ya no slo no se beneficiaban del Imperio sino que ten-an que sostenerlo con sus propios recursos.

    Ya incluso durante el reinado de Trajano hubo necesidad deenviar curatores a ciudades del Imperio para supervisar susasuntos internos y en especial las cuestiones financieras.Pero tambin aument el sistema de arrendamientos estata-les obligatorios y el nmero de funcionarios locales para losgrados medios y bajos del servicio civil.Bajo Adriano se hizo presente un fenmeno an ms odioso:la polica secreta y los delatores. Es lgico que el aumento dela presin fiscal generara resistencias que, a su vez, obliga-ban en un crculo infernal a aumentar el nmero de emplea-dos de la administracin civil.

    No hay duda, pues, de que ya en el siglo II, cuando todavael Imperio de la monarqua ilustrada de los Antoninos mos-traba toda su fuerza y brillantez hacia el exterior, se estaban

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  • desarrollando en el interior debilidades y tensiones.Debilidades y tensiones que a finales del siglo II, durante elreinado de Marco Aurelio, cuando los brbaros comenzaron apresionar fuertemente sobre la frontera septentrional delImperio, se hicieron presentes en toda su dramtica urgencia.Ante el ataque exterior, el ejrcito se convirti en un instru-mento imprescindible, que si bien Marco Aurelio e inclusoCmodo consiguieron mantener tranquilo, explot a la muer-te de este emperador con todo su potencial poltico. El triplepronunciamiento militar de Panonia, Britania y Siria originuna cruenta guerra civil, en la que los ejrcitos perfericos,con sus intereses divergentes y sus tradiciones, se manifes-taron decididos a imponer a sus propios jefes. Venci final-mente Septimio Severo. El emperador africano saba a quindeba el trono y no es extrao que el ejrcito ocupara un lugarpreeminente en su atencin.

    La reforma del ejrcito de Severo estuvo mediatizada por lasnecesidades polticas generales del Imperio y, ms concreta-mente, por las dificultades de reclutamiento. Pero en ella latenlas graves dificultades de una profunda crisis econmica. Elejrcito sera utilizado para nuevas e incrementadas tareasen el contexto general de la administracin imperial. Soldadosy suboficiales empiezan a llenar las oficinas de magistrados

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  • civiles, como escribas, mensajeros, ujieres, confidentes, con-tables, o cumplen servicios en la annona o el fisco desde susciudades-cuarteles. Esta presencia del elemento militar,incrementada a lo largo del siglo III, no poda sino crear unamilitarizacin de la sociedad, en la que los soldados dominanla escena social. Pero esta intervencin del elemento militarsobre la sociedad no fue ms que una solucin autoritariasolicitada por las clases en el poder que vean amenazadossus privilegios y, con ello, el ejrcito se convierte en el brazosecular de las clases dominantes.

    Los asaltos de los brbaros contra las fronteras del Imperioque Marco Aurelio haba conseguido frenar no hicieron sinoincrementarse a lo largo del siglo III. A pesar de los esfuerzosde los emperadores, las defensas resultaron insuficientes. Escierto que los emperadores nunca perdieron la esperanza enel Estado. Pero, como seala Balwank, el remedio era confrecuencia ms espantoso que la enfermedad que se pensa-ba curar. Ante el peligro de las invasiones las ciudades seempequeecan y los campesinos huan o se rebelaban. ElEstudio slo encontraba una respuesta: ampliar la burocraciay fortalecer los instrumentos coercitivos. As, Roma se fueconvirtiendo poco a poco en un estado de excepcin que nopudo contar con las fuerzas suficientes para cerrar las puer-

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    La cada del imperio romano

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    Ficha tcnica

    LA CADA DEL IMPERIO ROMANO (1964) (The Fall ofthe Roman Empire) USAProductor: Samuel BronstonDirector: Anthony MannGuin: Ben Barzman, Basilio Franchina, Philip YordanMontaje: Robert Lawrence Fotografa: Robert KraskerCompositor Banda Sonora: Dimitri TiomkinDecorados: Veniero Colasanti, John Moore

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    La cada del imperio romano

    Efectos especiales fotogrficos: Alex WeldonMaquillaje: Mario Van RielDiseo de produccin: Veniero Colasanti, John MooreDireccin artstica: Veniero Colasanti, John MooreVestuario: Gloria MussettaReparto: Sophia Loren, Stephen Boyd, Alec Guinness,Christopher Plummer, James Mason, Mel Ferrer, OmarSharif, Anthony Quayle, John Ireland, Eric Porter, DouglasWilmer, Peter Damon, Andrew Keir, George Murcell, LenaVon Martens, Gabriella Licudi, Finlay Currie, Michael Gwyn,Guy Rolfe.

    Duracin: 153 min.