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Sylvia Rivera Carpió & Milagros Cubas Lugón aspectos preliminares, tales como la similitud o diferencia formal entre las áreas empleadas en las manchas del test de Rorschach y Zulliger, la estan- darización del procedimiento de admi- nistración con sus respectivas fases y consignas, el efecto de una secuencia cromática distinta entre ambas pruebas, la designación de los estilos vivenciales de acuerdo al SC E en el Z-test, entre otros. A modo de conclusión, se puede afirmar que el uso del sistema compre- hensivo de Exner en el test de Zulliger consiste en una metodología válida que genera datos sólidos que discriminan con detalle información relevante para la selección de personal. Si bien no es recomendable su uso para diagnósticos diferenciales complejos -necesarios por ejemplo en el ámbito clínico-, al ser su objetivo ceñido, el instrumento provee información rica, compleja y significa- tiva, en poco tiempo. En tal sentido, el test de Zulliger se convierte en una he- rramienta fundamental en la selección de personal y en cualquier ámbito que necesite una evaluación rápida y cir- cunscrita de la personalidad. REFERENCIAS Exner, J. E. Jr. (1994). El Rorschach un sistema comprehensivo: Fundamen- tos básicos. Vol. 1. (3. a ed.). Madrid- Psimática. Hernández, R.; Fernández, C. & Bap- tista, R (2010). Metodología de l a investigación (5. a ed.). México D. F.: México: McGraw-Hill. Mattlar, C. E.; Sandahl, C.; Lindber, S.; Lehtinen, V.; Carlsson, A.; Vesala, R & Mahmood, Z. (1990). Method- ological issues associated with the application of the comprehensive system when analyzing the Zul- liger, and the structural resemblance between the Zulliger and the Rors- chach. British Journal of Projective Psycology, 2, 17-27. Ráez, M. (2007). "Estudio normativo y multicultural con Rorschach SC en el Perú". XXXI Congreso Interame- ricano de Psicología. México. Villemor-Amaral, A. E. & Primi, R. (2009). Teste de Zuliger no sistema compreensivo- ZSC. Forma indivi- dual. Sao Paulo: Casa do Psicólogo. Zdunic, A. (2008). El test de Zulliger en la evaluación del personal. Aportes del sistema comprehensivo de Ex- ner. Buenos Aires: Paidós. Zulliger, H. (1970). El test Z, un test in- dividual y colectivo. Buenos Aires: Kapelusz. 158 La conciencia humana y el emergentismo* Ricardo Braun Universidad de Lima Recibido: 11 de junio del 2011 / Aprobado: 2 de julio del 2011 En este ensayo se exploran los conceptos de conciencia y emergentismo, además de otros conceptos asociados al problema del origen y estatus metafísico y epistemológico de la conciencia humana. Se defiende la idea de que de ser viable la tesis del emergentismo como explicación del origen y características de la conciencia, esta tendría que ser un emergentismo fuerte a diferencia de otras alternativas. La teoría emergentista de D. Chalmers es analizada por ser una posición bastante discutida en el mundo académico actual y que representa una visión materialista y no reduccionista de la realidad de la conciencia. conciencia / emergentismo / psicología no reduccionista Human consciousness and emergentism This paper explores the concepts of consciousness and emergence, together with other concepts associated to the problem of the origin, and metaphysical and epistemological status of the human conscience. I will defend the thesis that if any emergence theory is to succeed it should be a form of strong emergency as opposed to other alternatives. Due to the high visibility ofD. Chalmers 's emergence view of consciousness among academics, his theory shall be discussed as a materialist and yet non-reductionist alternative to the reality of consciousness. consciousness / emergentism /non-reductionist psychoiogy * Este trabajo es el resultado parcial de la investigación "El emergentismo y la explicación de la conciencia en la filosofía de la psicología contemporánea", auspiciada por el Instituto de Investigación de la Universidad de Lima al que agradezco por el apoyo y la autorización para publicar este ensayo. Correo electrónico: [email protected] Persona 14, enero-diciembre del 2011, ISSN 1560-6139, pp. 159-185

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  • Sylvia Rivera Carpi & Milagros Cubas Lugn

    aspectos preliminares, tales como la similitud o diferencia formal entre las reas empleadas en las manchas del test de Rorschach y Zulliger, la estan-darizacin del procedimiento de admi-nistracin con sus respectivas fases y consignas, el efecto de una secuencia cromtica distinta entre ambas pruebas, la designacin de los estilos vivenciales de acuerdo al SC E en el Z-test, entre otros. A modo de conclusin, se puede afirmar que el uso del sistema compre-hensivo de Exner en el test de Zulliger consiste en una metodologa vlida que genera datos slidos que discriminan con detalle informacin relevante para la seleccin de personal. Si bien no es recomendable su uso para diagnsticos diferenciales complejos -necesarios por ejemplo en el mbito clnico-, al ser su objetivo ceido, el instrumento provee informacin rica, compleja y significa-tiva, en poco tiempo. En tal sentido, el test de Zulliger se convierte en una he-rramienta fundamental en la seleccin de personal y en cualquier mbito que necesite una evaluacin rpida y cir-cunscrita de la personalidad.

    R E F E R E N C I A S

    Exner, J. E. Jr. (1994). El Rorschach un sistema comprehensivo: Fundamen-

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    La conciencia humana y el emergentismo*

    R i c a r d o B r a u n U n i v e r s i d a d d e L i m a

    Recibido: 11 de junio del 2011 / A p r o b a d o : 2 de julio del 2011

    En este ensayo se exploran los conceptos de conciencia y emergentismo, adems de otros conceptos asociados al problema del origen y estatus metafsico y epistemolgico de la conciencia humana. Se defiende la idea de que de ser viable la tesis del emergentismo como explicacin del origen y caractersticas de la conciencia, esta tendra que ser un emergentismo fuerte a diferencia de otras alternativas. La teora emergentista de D. Chalmers es analizada por ser una posicin bastante discutida en el mundo acadmico actual y que representa una visin materialista y no reduccionista de la realidad de la conciencia.

    c o n c i e n c i a / e m e r g e n t i s m o / p s i c o l o g a n o r e d u c c i o n i s t a

    H u m a n consc iousness a n d emergent ism This paper explores the concepts of consciousness and emergence, together with other concepts associated to the problem of the origin, and metaphysical and epistemological status of the human conscience. I will defend the thesis that if any emergence theory is to succeed it should be a form of strong emergency as opposed to other alternatives. Due to the high visibility ofD. Chalmers 's emergence view of consciousness among academics, his theory shall be discussed as a materialist and yet non-reductionist alternative to the reality of consciousness.

    c o n s c i o u s n e s s / e m e r g e n t i s m / n o n - r e d u c t i o n i s t p s y c h o i o g y

    * Este trabajo es el resultado parcial de la investigacin "El emergentismo y la explicacin de la conciencia en la filosofa de la psicologa contempornea", auspiciada por el Instituto de Investigacin de la Universidad de Lima al que agradezco por el apoyo y la autorizacin para publicar este ensayo.

    Correo electrnico: [email protected]

    Persona 14, enero-diciembre del 2011, ISSN 1560-6139, pp. 159-185

  • Ricardo Braun

    I N T R O D U C C I N

    Este artculo tiene por finalidad fami-liarizar a la comunidad psicolgica con el concepto del emergentismo y su importancia en la discusin acerca de la aparicin de la conciencia huma-na. Una de las tareas relevantes de la filosofa contempornea es el anlisis conceptual con miras a aclarar, incor-porar o desechar algunos conceptos en diferentes reas del saber humano. En este caso, el concepto de emergentismo ha cobrado especial importancia en el desarrollo de teoras de la mente que tienen la pretensin de ser materialistas y al mismo tiempo no-reduccionistas. Precisamente la autonoma explicati-va de la psicologa depende del anclaje metafsico y epistemolgico que tengan las entidades, metodologa y vocabula-rio que la disciplina postula y emplea. Y claramente, la psicologa contempo-rnea mantiene estos tres componentes en forma no reducida. El emergentismo, como teora filosfica de largo recorri-do histrico, puede proporcionar los elementos tericos para conceptualizar mejor el fenmeno de la conciencia hu-mana.

    El artculo est divido en tres sec-ciones. En la primera presentar un anlisis del concepto de emergencia y otros conceptos asociados a la discu-sin del emergentismo, con nfasis en el problema de la causacin mental. En la segunda seccin presentar la pro-blemtica acerca del origen de la con-ciencia y las posibles respuestas que

    se han formulado. En la seccin final discutir la propuesta emergentista de D. Chalmers dada su importancia en la reflexin contempornea y su posible aplicabilidad en una teora de lo mental.

    E L C O N C E P T O DE EMERGENTISMO

    La emergencia en la realidad

    El trmino emergencia es utilizado en diferentes sentidos, pero nos concentra-remos, no tanto en el uso no popular, sino ms bien en el vocabulario emplea-do en el ambiente acadmico contem-porneo. El concepto de emergentismo es usado generalmente en las doctrinas de orientacin no-reduccionistas tanto de la Biologa como de la Psicologa y otras disciplinas sociales. Veremos, adems, su relacin con la metafsica y la epistemologa psicolgica.

    Desde una perspectiva metafsica, una postura emergentista concibe que la realidad existe y se presenta en forma plural, de ah que, en primer lugar, se podra afirmar que el emergentismo es una formq,de pluralismo (Bunge, 1977). Sin embargo, el pluralismo que da sen-tido al emergentismo debe admitir que existen diferentes niveles de organiza-cin que son ontolgicamente de igual valor.

    En segundo lugar, el emergentismo sostiene que en cada nivel superior de organizacin, aparecen (o emergen) nuevas e irreducibles propiedades que no estn presentes en el nivel inferior.

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    La conciencia humana y el emergentismo

    Estas propiedades seran propiedades "emergentes", que seran predicadas de un todo organizado, y no de sus partes o componentes. Otra forma de presen-tar la tesis emergentista es sosteniendo que las propiedades de mayor nivel son propiedades de segundo orden, que son el resultado (o emergen) de las propie-dades de primer orden.

    Desde una perspectiva epistemol-gica, cualquier doctrina emergentista supone que el conocimiento de las pro-piedades emergentes no puede ser deri-vado del conocimiento de las propieda-des de las partes que componen el ente emergente, y las leyes que se puedan formular en el nivel emergente no son deducibles de las que se obtienen en los niveles inferiores.

    Recientemente el proyecto multina-cional "Human Strategies in Complexi-ty. Foundations for a Theory of Evolu-tionary Systems" (Arshinov & Fuchs, 2003) ha tratado de sintetizar e identifi-car caractersticas que tienen en comn las teoras clsicas y contemporneas de la emergencia y estas seran: a) Sinergismo.- La emergencia ocurre

    como producto de la interaccin en-tre las entidades. La sinergia sera una propiedad de la materia que se manifiesta en la cooperacin (sea de partes, elementos, o individuos) y produciendo efectos. La sinergia entre los individuos que interactan seria la causa de la evolucin de la persistencia de los sistemas emer-gentes.

    b) Novedad.- En el nivel superior al de las entidades interactuando sinerg-ticamente, aparecen nuevas cuali-dades. Estas cualidades no habran sido previamente observadas y no habran existido en otro sistema. Esta caracterstica podra ser resu-mida en el conocido principio que "el todo es mayor que la suma de sus partes".

    c) Irreductibilidad- Las nuevas cuali-dades producidas no seran reduci-bles al nivel de las entidades produc-toras o derivables de este.

    d) Impredictibilidad.- La forma de la resultante emergente y el tiempo de la emergencia seran impredecibles.

    e) Coherencia/correlacin.- Los sis-temas complejos que tienen cuali-dades emergentes tendran un com-portamiento coherente por un cierto periodo de tiempo.

    f) Historicidad.- Las cualidades emer-gentes no estn predeterminadas, sino que aparecen como resultado del desarrollo dinmico de los siste-mas complejos.

    Lo valioso de esta caracterizacin de cualquier teora emergente radica en que el trabajo interdisciplinario se nutre del aporte de cientficos, filsofos y acadmicos de diferentes disciplinas, desde las ciencias formales hasta las lingsticas y semiticas, para quienes las teoras con orientacin emergentista podran convertirse eventualmente en

  • Ricardo Braun

    nuevos paradigmas para la ciencia ac-tual y en el futuro.

    Aun cuando solemos asociar el con-cepto de emergencia con las ciencias biolgicas y humanas, como se mencio-n anteriormente, es importante aclarar que las propiedades emergentes pueden ser biolgicas. Lo que se requiere para que ocurra un fenmeno emergente en cualquier aspecto de la realidad es la sbita aparicin de una nueva cualidad, que pudiera existir temporalmente en un rango desde los microsegundos a los miles de aos.

    Segn Reid (2007), la emergencia biolgica e intencional se distingue de la no-biolgica por al menos cuatro fe-nmenos. El primero es la reproduccin biolgica, que proporciona a los patro-nes emergentes de complejidad viviente alguna garanta de persistencia. Un se-gundo fenmeno es el de integridad di-nmica o tambin podra denominarse "automantenimiento". Algunos consi-deran que esta caracterstica es esencial en los fenmenos emergentes y lo de-nominan auto-organizacin (Arshinov & Fuchs, 2003, p. 6). Los dos primeros fenmenos daran lugar a un tercero, la habilidad para conducir experimentos naturales en la emergencia evolutiva. Finalmente, el cuarto fenmeno que define la emergencia biolgica y ade-ms intencional, sera tambin de tipo experimental: los organismos pueden ajustar su integridad dinmica en dife-rentes entornos ambientales, y as indu-

    cir cambios fisicoqumicos y biolgicos en s mismos. El incremento de la com-plejidad en los organismos o la adquisi-cin de nuevas cualidades emergentes pueden ser igualados con el incremento de libertad para dirigirse a actividades especficas. Este cuarto fenmeno, en-tre otros, podra explicar el paso de la evolucin bioqumica que en el caso humano nos llev desde el comporta-miento intencional hasta la aparicin del lenguaje en tanto confrontacin del cerebro desarrollado con el entorno de supervivencia encontrado (Bickerton, 2009).

    Una forma de entender el emergen-tismo es tambin describirlo en rela-cin con una posicin antagnica en la tradicin de la discusin acerca de la realidad mental, a saber, el materia-lismo reduccionista. El reduccionismo aboga por las explicaciones y la com-prensin ontolgica en trminos y en-tidades, respectivamente, de las partes constituyentes de algn sistema fsico. Una teora fundamental fisicalista ser de mayor profundidad y ms incluyen-te, tendra mayor poder explicativo y predictivo y, en consecuencia, tendra una comprensin mayor del mundo. La presuposicin ontolgica implcita es que la realidad fsica, sea lo que fuere, es la fuente real ontolgica de todo lo existente, y cualquier cosa que quiera mantener el estatus de real debiera ser susceptible de ser descrito o construido a partir de aquellos elementos de esta ontologa fundamental.

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    La conciencia humana y el emergentismo

    El dualismo, por su lado, afirma el rol causal eficiente para ciertos fenme-nos, tales como las actividades de un alma o mente, que no podra ser deriva-da de ninguna forma de las propiedades fsicas, que no solo no comparte, sino que opone de manera sustancial. Prcti-camente, en la filosofa contempornea, as como en la psicologa acadmica, no hay lugar para el dualismo sustan-cial cartesiano. Sin embargo, muchas de nuestras discusiones, y en particular, este mismo trabajo, nos muestran que el reduccionismo no nos llega a con-vencer universalmente y la mayora de filsofos de orientacin analtica adop-tan alguna versin del materialismo no-reduccionista, sin estar muy satisfechos con la cantidad de contraejemplos que se presentan constantemente. Y en par-te, es debido a que no hemos desarro-llado una teora suficientemente consis-tente del fenmeno de la conciencia. En palabras de T. Nagel, defensor por dca-das de la irreductibilidad de lo mental:

    Lo que necesitamos es algo que no tenemos: una teora de los organis-mos conscientes como sistemas fsi-cos compuestos de elementos qumi-cos y que ocupan un lugar, que tie-nen tambin una perspectiva indivi-dual en el mundo, y en algunos casos una capacidad para la autoconciencia tambin... La extraa verdad parece ser que ciertos sistemas fsicos com-plejos biolgicamente generados, de los cuales cada uno de nosotros es un ejemplo, tiene ricas propiedades no-fsicas (1985, p. 51).

    Por ello, cualquier teora emergen-tista que pudiera concebirse debe tener condiciones como las sealadas pqr Crane (2001), que restringen adecua-damente el concepto de emergencia dentro del consenso materialista men-cionado. Para Crane, los requisitos se-ran la distincin y la dependencia. La distincin significa que las propiedades mentales son distintas de las propieda-des fsicas y la dependencia, que las propiedades mentales son propiedades de los objetos fsicos (p. 208). Las teo-ras reduccionistas de lo mental, aso-ciadas a la teora de la identidad tipo-tipo postulada fundamentalmente por J. J. C. Smart (1962/1991), sostienen que las propiedades mentales son idnticas a las propiedades fsicas. La teora de la identidad sera contraria a la nocin de distincin. Las formas del dualismo cartesiano seran una negacin al requi-sito de dependencia.

    La nocin de emergencia con el requisito de distincin y dependencia significara que las propiedades emer-gentes -propiedades mentales para el caso de la filosofa de la mente seran distintas de las propiedades fsicas y, adems, que el dualismo de tipo carte-siano sera falso. La idea de que algunas propiedades emergen del sustrato fsico significara en estos requisitos que ellas no podran ser explicadas ni predichas desde una perspectiva de las ciencias de los sustratos fsicos, es decir, de las ciencias fsicas. Pero tambin tiene que haber dependencia con lo fsico, y eso

    1 6 3

  • Ricardo Brauil

    sera innegable: si destruyramos las molculas que componen las neuronas, no podramos tener neuronas y la acti-vidad cerebral cesara; el uso de drogas alucingenas alterna significativamen-te la actividad mental cognitiva, entre otras.

    La conciencia, los eventos mentales y su importancia en el emergentismo

    Una de las lecciones que aprendimos de las crticas al positivismo lgico es que algunos problemas son genuinos problemas y las preguntas a esos problemas no son pseudopreguntas. El positivismo haba agrupado a las pre-guntas sobre la conciencia dentro de las pseudo-. Hoy, naturalmente pensamos diferente, y eso porque no podramos negar algo que, si bien es difcil de con-ciliar en una teora evolucionista, fisica-lista y lgica, no por eso debe ser des-cartado. El tema de la conciencia est de nuevo con nosotros, y desde hace ya varias dcadas. Su anlisis no puede es-tar ausente de las discusiones sobre el estatus de las entidades y los procesos de la psicologa acadmica y sus cog-naticios.

    Las teoras emergentes tienen el mrito de enfrentar el problema de la conciencia desde el punto de vista de su origen y tambin de su existencia como entidad. Sin embargo, no existe una teora unificada de la conciencia. Son mltiples los sentidos del concepto y por lo tanto, se hace ms difcil su eva-luacin como constructo vlido, no solo

    para su comprensin sino tambin para su confrontacin en el plano emprico. Por poner un ejemplo, en el pasado, la psicologa cientfica estudiaba procesos que no eran conscientes, como los estu-dios que llevaron a Chomsky a la con-cepcin de una gramtica innata que se basaba en el conocimiento inconsciente de las reglas del lenguaje. Otras sern las conclusiones que veremos cuando se aborden ms estudios desde el punto de vista de la conciencia, que dado el prejuicio conductista que imper hasta hace algunas dcadas cercanas, fueron descuidados.

    Por ello, desarrollar un breve anli-sis del concepto de conciencia con mi-ras a proporcionar el anlisis concep-tual necesario para cualquier discusin posterior.

    Segn N. Block (1995), el concepto de conciencia (tanto acadmico como coloquial) es, en el fondo, la combina-cin de varios conceptos:

    La conciencia es un concepto hbri-do: hay un nmero de muy diferentes "conciencias". La conciencia feno-menal es experiencia; el aspecto fe-nomnico consciente de un estado es lo que significa estar en ese estado. La marca del acceso-conciencia, en contraste, es la disponibilidad para el uso en el razonamiento y la gua racional del habla y la accin (1995, p. 1).

    Claro que para Block el resulta-do de este hbrido es casi desastroso

    La conciencia humana y el emergentismo

    para los efectos de la investigacin, puesto que lo que se estudie sobre uno puede resultar contradictorio o confuso en otro.

    Ciertamente, la posicin de Block es incuestionable, pero las funciones denominadas mentales que suelen ser inconscientes, como la mencionada sobre la capacidad lingstica, suelen ser menos problemticas para asimi-larlas a funciones asociadas al modelo computacional, bien sea conexionista u otras alternativas presentes. Pero de los conceptos mencionados son dos los que deben ser especialmente tomados en cuenta al desarrollar una teora emer-gente: la de la conciencia fenomnica y la de la autoconciencia.

    La conciencia llamada fenomni-ca es definida con la celebrrima frase de T. Nagel (1974): "Qu es ser como un murcilago?". Esta frase resume la experiencia de ser un sujeto, que experimenta estados cualitativos como ver el color rojo de una manzana, sentir el sabor del chocolate, escuchar la obertura de Parsifal, etctera, esto que los filsofos llaman los qualia. En otras palabras, cmo es que tenemos esas sensaciones de la manera tan particular como las que experimentamos? Estas sensaciones, adems, tienen la propie-dad de ser percibidas por nosotros mis-mos junto a otras simultneamente, que presumiblemente deben ser procesadas por diferentes partes de nuestro cerebro.

    La otra concepcin de conciencia hace alusin a nuestra capacidad para

    dirigir nuestras acciones, controlarlas racionalmente, decimos, a partir de una reflexin que hacemos de nosotros mis-mos. Nos damos cuenta de que somos agentes, o si se quiere, que somos un Yo, una persona. La autoconciencia su-pone que uno sabe de s mismo, sin que esto involucre que uno est en lo co-rrecto de lo que sabe. Yo me doy cuenta de que estoy con un dolor de estmago aunque ms tarde un mdico me revele que tengo un clculo en el rion. Pero lo que el mdico no puede desconformar es mi sensacin de darme cuenta de que estoy teniendo el dolor (ahora corregido a una dolencia en el rion).

    Una teora emergente debe ideal-mente dar cuenta de cmo es posible que a partir de elementos como par-tculas subatmicas se generen estos dos tipos de conciencia (y acaso otros ms), partiendo de la suposicin de que_ esas partculas no son conscientes en-los sentidos explicados. Descartando la existencia de mentes inmateriales, sus-tancias ideales conscientes y otras su-posiciones que tomamos como patente-mente falsas, existe evidentemente una brecha explicativa entre los elementos fundamentales o bloques primarios de la realidad que dan evidencia de no ser conscientes y los sujetos como nosotros que tienen la experiencia de ser alta-mente conscientes. Lo que se requerir -hay que admitir que no tenemos tales teoras en el momento es una teora o teoras que expliquen cmo lo que no es consciente se convierte en consciente.

  • Ricardo Bran

    Causacin emergente

    Toda teora emergentista tiene que en-frentar el problema de la causacin efectiva. Si aparecen nuevas propieda-des a partir de propiedades de un nivel inferior, se esperara que esas nuevas propiedades tengan un real rol causal, en virtud de las nuevas propiedades. Si nos limitamos a los actos conscien-tes o de la conciencia tendramos que preguntarnos cmo es posible que la conciencia sea causalmente eficaz? O de forma ms precisa, cmo es con-cebible que los estados conscientes qua conscientes puedan interactuar con estados neuroqumicos qua neuroqu-micos? O si se quiere simplificar en un lenguaje ordinario, cmo es posible la causacin mental?

    Para algunos, la causacin mental es una realidad ontolgicamente anclada en el mismo nivel superior mental, y en consecuencia, compatible con el discur-so emergentista. Esta es la posicin que defender en este trabajo. Para otros, la conciencia tiene un papel meramente funcional, y en consecuencia, el me-canismo neural es el causante de todo lo que denominamos causacin mental (Block, 1995). Otros estn convenci-dos de que, dado nuestro conocimiento cientfico del mundo, la eficacia causal mental est excluida (Levine, 2001). Finalmente, hay quienes simplemente abandonan cualquier intento de solu-cin y adoptan una posicin escptica ante la posibilidad de explicar la efica-cia causal de lo mental (Baker, 1993).

    Sin embargo, a pesar de los cuestiona-mientos que encontramos en la literatu-ra filosfica, desde el punto de vista de nuestra vida cotidiana nos parece que nada podra ser ms certero que la efi-cacia de nuestra conciencia.

    Al analizar a diferentes autores que propugnan una teora emergentista debemos examinar en qu medida se cumple la exigencia de dar una expli-cacin causal a la conciencia y los actos mentales, puesto que no tendra sentido afirmar la existencia de niveles ontol-gicos autnomos y, al mismo tiempo, negar su eficacia causal o dejarla inerte.

    Pero postular la eficacia causal de la conciencia, siendo un gran desafo den-tro de una postura fisicalista, permitira

    " naturalizarla. Las tendencias eliminati-vistas, por atractivas que parezcan, nos crearan la ilusin de la conciencia cau-sal; sin embargo, nuestra vida y nuestro autoconcepto parten de la experiencia de la conciencia misma. Hay algo per-turbador en que por un lado nuestros actos conscientes sean ubicuos en nues-tra vida y, si seguimos las conclusiones eliminativlstas, resultan ser inexisten-tes. La naturalizacin de la conciencia pasa por darle un lugar dentro de la evo-lucin adaptativa. Por azaroso que haya sido el proceso evolutivo, debe de haber habido un fin adaptativo en nuestros an-cestros que dio lugar a la aparicin de la complejidad estructural y biolgica que lleva al fenmeno de la conciencia y de toda nuestra vida mental. Y tambin de-beramos tener en cuenta en esto ltimo

    X

    La conciencia humana y el emergentismo

    la ingente cantidad de recursos energ-ticos corpreos que supone el manteni-miento de los fenmenos mentales.

    Sin duda, el problema de la causa-cin surge en el contexto de cualquier teora emergentista. En efecto, uno de los problemas que de modo permanente ronda al emergentismo es la posibilidad de que la realidad emergente de la que se predica resulte ser meramente un epifenmeno sin un rol causal eficiente o, peor an, ficticio. Veamos.

    Epifenomenalismo

    El epifenomenalismo es la postura que sostiene que los fenmenos mentales son causados por eventos fsicos en el cerebro, pero no tienen efectos sobre ningn evento fsico, incluido el mis-mo cerebro. Entonces, la conducta es causada por msculos que se contraen al recibir impulsos nerviosos, y los im-pulsos nerviosos generados por la en-trada de otras neuronas o de rganos sensoriales. La conclusin a que se lle-ga con el epifenomenalismo es que los eventos mentales son ineficaces, como lo son las experiencias cualitativamente mentales. En todo caso, el epifenome-nalismo es tomado hoy como una vi-sin crtica contra el no-reduccionismo, puesto que cualquier fenmeno que no sea fsicamente describible y anclado ontolgicamente en las entidades f-sicas, no tiene poder causal dentro del concepto de cierre causal del mundo. Si el epifenomenalismo fuera correcto, entonces, los procesos emergentes no

    seran causalmente relevantes, sino que habra que buscar su base fsica como explicacin de su poder causal. En otraS palabras, no es lo emergente lo que cau-sa algo sino puramente el arreglo fsico correspondiente.

    Lo que motiva el epifenomenalismo es la suposicin de que todos los even-tos fsicos tienen las causas necesarias y suficientes, y estos pertenecen a un nico nivel de eventos fsicos. Si los eventos biolgicos, mentales o sociales fueran algo diferente a un evento fsico, entonces cualquier contribucin propia sera una violacin de las leyes fsicas y al principio de cierre causal univer-sal. Podemos ver claramente que es una tesis opuesta al pluralismo ontolgico.

    Es interesante mencionar que el pro-blema del epifenomenalismo surge so-bre todo en la teora de la mente y no, por ejemplo, en las teoras de la biologa, o aun en la qumica orgnica, puesto que si el mundo fuera explicado y dependie-ra ontolgicamente de las micropartcu-las, en la prctica todo sera un produc-to epifenomenalista. La importancia se puede aclarar an ms. Si se demostrara que las propiedades mentales son cau-salmente impotentes en comparacin con las propiedades fsicas, cul sera la razn para mantener una ontologa que es inerte o inactiva? Se podra adu-cir que son como los objetos abstractos que forman parte de nuestro discurso coloquial y cientfico. Pero realmente los objetos abstractos no son entidades (relata) que tienen un rol causal, no es-

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  • Ricardo Braun

    peramos que lo tengan. Si mantenemos nuestras categoras mentales es porque tambin confiamos que ellas tienen que ver con los cambios causales efectivos en el mundo: creemos que nuestros de-seos, como nuestra voluntad s tienen causacin eficiente en nuestros asuntos. Como dice P. Humphreys:

    [...] si el argumento de la exclusin [el verdadero trabajo causal es debido a las propiedades fsicas] entonces el raciocinio, los qualia y las esperan-zas y temores de la humanidad son simplemente humo en el fuego de los procesos cerebrales (1997, p. 2).

    T. H. Huxley fue uno de los prime-ros que lo utiliz en el contexto de lo mental a mediados del siglo XIX, com-parando los eventos mentales con el silbato de la mquina de vapor que no contribuye en nada al funcionamiento mecnico de la locomotora. William Ja-mes, a fines de dicho siglo, rechaz esta postura utilizando un argumento basa-do en la seleccin natural. Deca que si los placeres y los dolores no tuvieran efectos, no habra razn alguna para nuestra aversin a esas sensaciones que son causadas por actividades que con-sideramos importantes en nuestra vida. Entonces no se explicara por qu tene-mos una valoracin afectiva a las sensa-ciones y a la utilidad de las actividades que las producen (Robinson, 2007).

    El problema del epifenomenalismo no es otro que el problema denuncia-do por el materialismo eliminativista.

    >8

    Podemos ver que tanto los eliminati-vistas como los crticos de la posicin emergentista de una realidad ontolgica nueva comparten las siguientes convic-ciones acerca de lo mental:

    1. Los conceptos mentales son equiva-lentes a conceptos vacos puesto que sus trminos se refieren a algo que no existe.

    2. Existen estados mentales, pero ellos son simplemente estados cerebrales.

    De acuerdo con el primero (1), el eliminativismo es un eco de la elimi-nacin de muchos conceptos, con sus respectivos trminos, que resultaron de hacer referencia a cosas inexisten-tes, como por ejemplo el flogisto, los demonios, las esferas de cristal y con-ceptos parecidos. Segn el segundo (2), hay un reconocimiento de la existencia de los estados mentales en oposicin al conductismo lgico y metodolgico original pero requiere una reconcep-tualizacin teniendo como marco con-ceptual a las neurociencias. Es decir, no es que los estados mentales no existan, sino que estn inadecuadamente des-critos en el lenguaje de origen popular mentalista y debieran ser traducidos o reemplazados por conceptos neurolgi-cos en una futura ciencia de la conducta humana.

    Smart, que fue mencionado ante-riormente, sostiene lo siguiente:

    Soy de la opinin que la ciencia nos est proporcionando ms y ms un punto de vista por el cual los orga-

    La conciencia humana y el emergentismo

    nismos pueden ser vistos como me-canismos fsico-qumicos: me parece que an el comportamiento del mis-mo hombre ser explicable algn da en trminos mecanicistas. Parece ha-ber, en lo que concierne a la ciencia, nada en el mundo sino un creciente arreglo complejo de los constituyen-tes fsicos (1962/1991, p. 169).

    Sin embargo, el temperamento de Smart no lo llevaba a postular la ne-cesaria eliminacin en el momento del vocabulario con contenido ontolgico mental, sino como una propuesta a fu-turo. P. M. Churchland, sin embargo, s es de la conviccin de que en tanto ms pronto nos deshagamos de toda la onto-loga mental, tanto mejor. Su eliminati-vismo se expresa as:

    [E]s la tesis que nuestra concepcin comn de los fenmenos psicol-gicos constituye una teora radical--mente falsa, una teora tan funda-" mentalmente defectuosa que tanto los principios y la ontologa de tal teora eventualmente sern despla-zadas, en vez de suavemente reduci-das, por una neurociencia completa. Nuestra comprensin comn y aun nuestra introspeccin ser entonces reconstituida dentro del marco con-ceptual de una neurociencia com-pleta, una teora que podemos es-perar sea mucho ms poderosa que la psicologa de sentido comn que desplaza, y sustancialmente ms in-tegrada dentro de la ciencia fsica en general (1981/1991, p. 601).

    Por lo tanto, el epifenomenalismo se presenta como una objecin a la emer-gencia tambin porque negara que Ios-eventos emergentes sean una realidad ontolgica como seran otras reali-dades que s participan causalmente en el mundo. Si no se supone que las propiedades emergentes tienen efectos, entonces bien podran no ser propieda-des reales sino inertes, o epifenomni-cas. Y mucho de lo que se dice en el emergentismo podra tener la objecin de ser epifenomnica. Como dice Fla-nagan: "La sospecha epifenomenalista es extraordinariamente difcil de disi-par" (1992, p. 133). El materialista, re-duccionista o no, es pues, contrario al emergentismo, como lo seala adecua-damente Horgan:

    Una posicin materialista debera aseverar, contrariamente al emergen-tismo (i) que la fsica es causalmente completa (es decir, las fuerzas cau-sales fundamentales son fuerzas fsi-cas, y las leyes de la fsica no pueden ser nunca violadas); y (ii) que cual-quier hecho metafsicamente bsico o leyes -cualquier explicador inex-plicado, por decirlo as- es un hecho o leyes dentro de la misma fsica (1993, p. 560).

    Se puede ver, entonces, que la ten-sin es clara entre el emergentismo y el materialismo. El emergentismo sostiene que los eventos mentales tienen poderes causales que no son explicables en los trminos ni ontologa de los poderes causales de sus substratos fsicos. Pero

    169

  • Ricardo Bra'un

    el materialismo postula que los poderes causales de lo mental son explicables en trminos de las propiedades y leyes f-sicas subyacentes. Por eso, para los ma-terialistas es importante negar que las propiedades mentales sean propiedades emergentes, y si lo fueran, posiblemen-te seran microrreducibles.

    Superveniencia

    El concepto de superveniencia tambin es un concepto central en la discusin de la causacin mental y, en consecuen-cia, de cualquier teora emergentista. Como muchos conceptos que son de uso casi exclusivo de la comunidad filo-sfica, el de superveniencia es uno que ha resurgido en la discusin acadmica reciente en el problema de lo mental, particularmente impulsado por J. Kim (1993).

    La superveniencia no es propiamen-te una teora sino un concepto aplicado a las relaciones entre dos conjuntos de propiedades: las propiedades superve-nientes y las propiedades de su base. Kim define as el concepto:

    Las propiedades mentales supervie-nen sobre las propiedades fsicas, en que necesariamente, para cualquier propiedad mental M, si algo tiene M en un tiempo t, existe una propiedad fsica base (o subveniente) P, tal que tiene P en t, y necesariamente cual-quier cosa que tiene P en un tiempo tiene M en ese tiempo (2000, p. 9).

    Supongamos que una persona de-sea tomar un helado de chocolate. Ese deseo debe ser una instancia de una propiedad fsica (posiblemente una propiedad neurolgica) tal que cuando cualquiera que est en esa instancia y tiene aquella propiedad fsica, habr de experimentar el deseo de tomar un helado de chocolate. Entonces, cada propiedad mental posee una base fsica que garantiza esa instanciacin. Ade-ms, sin esa base fsica no puede darse la propiedad mental.

    Los filsofos han empleado este concepto para imaginar mundos posi-bles como el de los gemelos de Putnam porque pone la siguiente restriccin de realizacin fsica: "Cualesquiera dos cosas que son duplicados fsicos exac-tos, necesariamente son tambin dupli-cados psicolgicos esto es, duplica-dos fsicos son duplicados tout court (Kim, 2000, p. 10).

    Aparentemente, uno podra consi-derar que la nocin de superveniencia hara ms viable la identidad mente-ce-rebro, o descartar la emergencia, ya que la base fsica es lo que determinara los fenmenos mentales. Adems, podra sospecharse una acusacin epifenome-nalista acerca de los fenmenos menta-les. Sin embargo, esta nocin ms bien es consistente con una tesis monista de la realidad, pero no es necesariamente reduccionista, puesto que la realizacin fsica de cualquier objeto complejo pue-de ser variada o mltiple. Lo nico que restringe es la posibilidad de que algu-

    i La conciencia humana y el emergentismo

    na cosa emergente o no tenga el mismo arreglo fsico y no tenga las mismas propiedades emergentes o no. Pero la superveniencia es perfectamente com-patible con el emergentismo, y aun ms, creo que lo fortalece.

    En primer lugar, la superveniencia significa que un nivel de los fenmenos depende de otro nivel (por ejemplo, el mental del biolgico y este del qumi-co), pero al mismo tiempo no es reduci-ble al ltimo, de ah que se hable de dos conjuntos de propiedades, de lo contra-rio se hablara de uno solo. Utilizando el ejemplo que dio origen al concepto de superveniencia en la moral, una cosa es ser "San Francisco" y otra es ser "bue-no". Es importante diferenciar aqu lo que constituye una sutileza importante en el concepto de superveniencia. La superveniencia puede ser fuerte o dbil. Ser fuerte si cualquier diferencia en el nivel superveniente; as, tener un deseo diferente al de comer helado de choco-late resultara en alguna diferencia en los sistemas subvenientes (por ejemplo, el arreglo especfico del estado del cere-bro o del sistema nervioso central). Pero comprometerse a una superveniencia fuerte sera asumir tcitamente que lo que proporciona la explicacin real del fenmeno en cuestin sera el nivel sub-veniente y no el superveniente, como la teora de la emergencia reclamara.

    En segundo lugar, el concepto de superveniencia puede ir acorde con la teora de la evolucin, en tanto se consi-dere que la base fsica es necesaria para

    la aparicin de fenmenos emergentes, pero la base fsica no es lo mismo que los fenmenos emergentes. En otras palabras, se pueden utilizar algunos principios y leyes de la fsica para des-cribir las condiciones para la aparicin de fenmenos, que debido a su arreglo particular da lugar a propiedades nove-dosas. Sin embargo, no son las leyes de la fsica las que describirn completa-mente esos fenmenos. La sensacin de ver el color rojo no es la reflexin en un lector ptico de una longitud de onda de 7.700 ngstroms. Eso sera lo que al-gunos reduccionistas consideraran una muy buena fsica, pero una muy mala biologa!

    Causacin descendente

    Como hemos visto, la causacin eficaz es un problema que acosa al emergen-tismo, por ello surge la necesidad de postular el concepto de causacin des-cendente, que posiblemente es el con-cepto ms importante que define a la ontologa y los procesos emergentes. Segn algunos sera la caracterstica ms importante del emergentismo de tipo fuerte (Clayton, 2004, p. 49).

    El concepto fue introducido por D. Campbell en 1972 y publicado en es-paol en 1974 (Campbell, 1974). Aun cuando la formacin de Campbell fue en Psicologa, su ensayo estaba ms centrado en la Biologa. Y es que, como muchos, se encuentra en el caso de la Biologa un paso intermedio en los pro-cesos emergentes que alcanzan una ma-

    171

  • Ricardo Braun

    yor complejidad con la aparicin de la conciencia y la conducta humanas.

    El objetivo de Campbell era dar cuenta del comportamiento de sistemas biolgicos organizados pero dispuestos jerrquicamente. As, tendramos en or-den ascendente: la molcula, la clula, el tejido, el rgano, el organismo, la po-blacin en reproduccin, la especie, el sistema social, hasta el ecosistema. Pero sostiene que esas no son realidades ex-plicables desde el punto de sus compo-nentes y menos concebidos como meros "agregados" sino ms bien

    [...] como realidades verdaderas que como conveniencias arbitrarias de clasificacin, organizando cada uno de los rdenes superiores las unidades reales del nivel inferior (1974, p. 237).

    Es decir, son realidades en todo el sentido de independencia ontolgica. Para los reduccionistas -y, curiosamen-te, Campbell se incluye entre ellos- las realidades jerrquicamente superiores se restringen por las leyes que gobier-nan el comportamiento de las realida-des inferiores, incluidos los niveles de la fsica subatmica (1974, p. 237). Este sera considerado un principio reduc-cionista de dos. Pero para Campbell no es suficiente, porque no se explicara adecuadamente el fenmeno de la se-leccin natural. Por ello, introduce dos principios adicionales:

    El principio emergentista: "La evo-lucin biolgica en su exploracin

    sinuosa de segmentos del universo tropieza con leyes, que operan corno sistemas selectivos, que no estn descritas por las leyes de la Fsica y de la Qumica inorgnica, y que no sern descritas por los sustitutos fu-turos de las aproximaciones actuales de la Fsica y de la Qumica inorg-nica" (p. 237).

    El principio de la causacin descen-dente: "Cuando la seleccin natural acta mediante la vida y la muerte en un nivel superior de organizacin, las leyes del sistema selectivo de ni-vel superior, determinan, en parte, la distribucin de los hechos y sustan-cias de nivel inferior" (p.237). La causacin descendente tambin

    puede ser entendida (y es la formula-cin ms conocida de Campbell), como una reformulacin del primer principio:

    Todos los procesos en los niveles inferiores de una jerarqua son res-tringidos por las leyes de los niveles superiores y actan en conformi-dad con ellas (Campbell 1974, pp. 237-238).

    9 Entonces, para Campbell la causa-

    cin ascendente es condicin necesaria en la descripcin y explicacin del fe-nmeno biolgico, pero no es condicin suficiente, es solo parcial. En este sen-tido, adems de una explicacin en tr-minos bioqumicos, se requerira una explicacin causal descendente para complementarla. Se pregunta, cmo se podra explicar el hecho de que las

    L La conciencia humana y el emergentismo

    mandbulas de una termita o de una hormiga obrera pudieran estar tan bien diseadas como para hacer el trabajo de roer madera y de cargar semillas? Cier-tamente, las leyes de la palanca son una parte de la explicacin del organismo, pero se requiere del principio de "pro-psito organsmico" para explicar la distribucin particular de las protenas en la mandbula, es decir, las planti-llas de ADN que guan su produccin (Campbell, 1974, pp. 238-239).

    La causacin de otros elementos del organismo tambin debe ser incorpo-rada, como la prctica social y los ele-mentos del entorno que influyen en el diseo. Dice Campbell:

    Las mandbulas de la hormiga solda-do y la distribucin de las protenas en ellas requieren para su explica-cin ciertas leyes de la Sociologa centradas sobre la organizacin so-cial en la que existe una divisin del trabajo (1974, p. 239).

    La causacin descendente, por lo tanto, no estara interfiriendo con prin-cipios y regularidades biolgicas ni tampoco con las leyes de la fsica. En otras palabras, dentro de una concep-cin fisicalista, la realidad de la vida trae nuevas formas de interacciones causales en el mundo, pero ellas son, a su vez, consistentes con la fsica, pero no explicables ni predecibles por la f-sica. Por poner un ejemplo, las leyes de la fsica no pueden explicar y predecir la aparicin de ratas, pero las ratas y su

    comportamiento no violan las leyes de la fsica.

    Ahora bien, por ms intuitivamente correcto que aparezca el concepto de causacin descendente, no ha sido in-mune a una serie de crticas, particular-mente cuando se utiliza el concepto en el anlisis del fenmeno de la concien-cia. Para los objetares, las actividades de la conciencia, y en general de lo que llamamos eventos mentales, se expli-can necesaria y suficientemente por la causacin ascendente: las influencias causales ocurren exclusivamente desde las partes constituyentes al todo consti-tuido. Uno podra creer que el conteni-do de un pensamiento fue lo que caus una determinada accin; sin embargo, de hecho las fuerzas causales operati-vas son los eventos microfsicos, que en nuestros cerebros tienen la forma de eventos electroqumicos.

    Se podra afirmar la causacin des-cendente desde otra perspectiva, la dua-lista. Los dualistas afirmaran que una entidad o entidades que son ontolgica y radicalmente distintas a las causas f-sicas son las responsables de la influen-cia causal en nuestros cuerpos. Pero esta posicin, poco convincente en nuestros das por razones empricas, tambin tiene problemas en el nivel conceptual. Por ejemplo, cuando se afirma que exis-ten cosas ontolgicamente distintas, existe una tremenda ambigedad por el sentido de cualitativamente distintas, o en el caso histrico cartesiano, de natu-ralezas distintas. Pero esas distinciones

    173

  • Ricardo Brauil

    podran aplicarse al mundo biolgico (sin incluir a los humanos conscientes) sin ninguna sorpresa. Por ejemplo, un conejo y un electrn parecen compartir poco en sentido ontolgico; sin embar-go, no tendramos que inclinarnos al dualismo para explicar que los movi-mientos del conejo pueden afectar a los electrones que lo componen.

    Para los comportamientos de los seres vivos elementales, como los pa-ramecios, es posible que una explica-cin en los niveles epistemolgico y ontolgico basada en la bioqumica pareciera ser suficiente, aun as algunos no compartiran como suficiente una explicacin bioqumica. Pero cuando extrapolamos la bioqumica a la accin humana la brecha se hace inalcanza-ble, y las explicaciones y ontologa que suponen una causacin ascenden-te parecen insuficientes. Por ejemplo, en las explicaciones de los procesos psicolgicos o histricos la causacin ascendente nos conducira a versiones que por momentos parecen cmicas. Supongamos que quisiramos explicar las causas de la Segunda Guerra Mun-dial a partir de los eventos del fin de la Primera Guerra Mundial. Qu vocabu-lario y qu entidades debieran reempla-zar a las que usuaimente utilizamos en la historiografa para dar cuenta de lo que algunos llamaron la "conspiracin" de los veteranos de la Primera Guerra Mundial? Es que la fsica fundamental partculas subatmicas conspiraron (o algn fenmeno que asociamos con

    la conspiracin) para causar la Segunda Guerra? No parece ms razonable acu-dir a nuestras tradicionales concepcio-nes sociolgicas/histricas como entes responsables de la causacin de estos conocidos eventos?

    Por supuesto, el hecho de que algo parezca cmico o antiintuitivo no lo hace, en principio, falso como sistema explicativo. Sin embargo, las explica-ciones poderosamente antiintuitivas, sobre todo cuando tratan acerca de no-sotros mismos, nuestras acciones, voli-ciones o intenciones pueden ser sospe-chosas de no ser adecuadas, y por ello la concepcin de causacin descendente puede ser poderosamente explicativa en el anlisis causal de, al menos, un grupo de fenmenos de la compleja realidad.

    Tipos de emergencia

    Para finalizar el anlisis conceptual so-bre el emergentismo, veamos algunos tipos de teoras emergentistas, puesto que, como toda teora, la variedad de presupuestos y postulados de cada teo-ra determinar sus compromisos -Mi-tolgicos y^epistemolgicos- en el es-fuerzo por construir una teora acepta-ble de la conciencia. Adems, en la lti-ma seccin analizaremos una conocida postura emergentista, y por ello, sera importante visualizarla dentro de la ti-pologa que a continuacin describo.

    Emergentismo fuerte

    El-emergentismo fuerte sostiene que un fenmeno de nivel jerrquicamente alto

    La conciencia humana y el emergentismo

    es fuertemente emergente con respecto a un dominio de nivel inferior si el fen-meno de mayor nivel surge del dominio inferior, pero las verdades que concier-nen al fenmeno no pueden ser dedu-cibles, ni en principio, de las verdades del nivel inferior. Se podra decir que la evolucin del cosmos produce niveles nuevos, ontolgicamente distintos, que se caracterizan por sus propias leyes o regularidades, y sus fuerzas causales. Esta concepcin es la ms usual en la discusin filosfica y caracteriz a los llamados "emergentistas britnicos" de principios del siglo XX.

    El emergentismo fuerte tiene un compromiso ontolgico ms radical que el dbil, puesto que considera que las caractersticas emergentes ontolgi-camente son caractersticas de los siste-mas o de los todos que poseen capaci-dades causales que no son reducibles a ninguna de las capacidades causales de las partes.

    Emergentismo dbil

    El emergentismo dbil sostiene que un fenmeno de nivel jerrquicamente alto es dbilmente emergente con respecto a un dominio de nivel inferior si el fen-meno de mayor nivel surge del dominio inferior, pero las verdades concernien-tes al fenmeno son inesperadas dados los principios que gobiernan el dominio del nivel inferior. Los emergentistas d-biles afirman que, conforme aparecen nuevos patrones y caractersticas, los

    procesos causales pertenecen al mbito de la fsica.

    El emergentista dbil est de acuer-do con el fuerte en que la evolucin pro-duce nuevas estructuras que, como un todo emergente, determina a sus partes. Pero, a diferencia del fuerte, admite que la imposibilidad de reconocer la estruc-tura de los componentes que dan origen a la emergencia del nuevo todo, se debe a nuestra ignorancia. En otras palabras, ms que una posicin ontolgica es una posicin epistemolgica. Las caracte-rsticas novedosas lo seran solo en el nivel epistmico.

    Como se puede inferir, la emergen-cia fuerte tiene consecuencias mucho ms radicales que la dbil, puesto que si se quiere entender los fenmenos de los niveles ms altos se requerir el co-nocimiento de nuevas leyes y principios fundamentales que no se conocen en la fsica.

    Puesta as la diferenciacin, parecie-ra que la posicin dbil es insostenible y sorprendera porqu debiera llamarse emergentismo despus de todo, porque es una posicin perfectamente compati-ble con el fisicalismo reduccionista. La cuestin es ms de tiempo que de onto-loga. Conforme se vaya descubriendo ms el mundo, estaremos en capacidad para asimilar los eventos de nivel supe-rior en los del nivel inferior, tarea que ya se haba empezado en tantos ejem-plos conocidos, desde el siglo XIX has-ta nuestros das, en el caso de la biolo-

  • Ricardo Brauil

    ga molecular, por mencionar el modelo reduccionista ms impresionante.

    D E LA B I O L O G A A LA C O N C I E N C I A

    No es solo una estrategia explicativa, y - e s p e r o - persuasiva, el encontrar una transicin, un continuumm desde la Biologa hacia la conciencia humana, sino que desde una perspectiva evolu-cionista, no tiene sentido hablar de la conciencia sin tomar en cuenta la histo-ria evolutiva que produjo los cerebros. Para el dualista no es necesario siquiera enfrentar la pregunta de este trnsito porque casi por milagro aparecen pro-piedades que no tienen nada en comn con el resto del orden natural. Aunque parezca inslito, podra decirse algo anlogo de los fisicalistas reduccionis-tas, puesto que el hecho de que haya cerebros biolgicos o no es un detalle contingente, ya que al final todo puede subsumirse a leyes microfsicas, inclu-yendo las funciones cerebrales. Sin em-bargo, en una propuesta emergentista, se tiene que estudiar la naturaleza de otras estructuras emergentes como par-te de la historia evolutiva. Por ello, las teoras emergentistas que vamos a ver a continuacin han sido escogidas por distanciarse tanto de las posturas dua-listas como de las reduccionistas, pero fundamentalmente porque no descuida la importante cuestin del trnsito evo-lutivo.

    Si queremos entender los fenmenos conscientes no podemos dejar de lado la comprensin de los distintos niveles de

    la estructura del mundo. En este senti-do, la aparicin de la conciencia y de los otros fenmenos mentales es un caso ms de emergencia en el que los siste-mas naturales dieron origen a estruc-turas y propiedades novedosas. Pero la conciencia es un fenmeno emergente; en consecuencia, no se puede defender una teora emergente del cerebro sin en-dosar explcitamente una versin fuerte de la emergencia. La versin dbil no har sino convertir eventualmente la emergencia en un epifenmeno sin nin-gn inters causal real.

    De forma preliminar sera impor-tante reflexionar acerca de los diferen-tes niveles de complejidad que aparecen como producto de procesos emergentes. Podramos resumir al menos tres nive-les de emergencia natural siguiendo la propuesta de Clayton (2004). Subrayo la idea de resumen puesto que estos ni-veles podran ser subdivididos y no to-dos los bilogos estaran de acuerdo en una divisin en tres niveles.1 El primero sera la aparicin de la vida a partir de la materia inorgnica. Actualmente se acepta como una alta probabilidad la emergencia de la vida, dada la presencia de elementos pesados que han debido intervenir, ya sea como componentes o como catalizadores en la combinacin que permiti la existencia de este nivel. Sin embargo, reconocemos al mismo tiempo que las fronteras entre lo no-

    1 Por ejemplo, Emmeche, Kappe & Stjernfelt (1997) distinguen hasta cuatro niveles.

    La conciencia humana y el emergentismo

    viviente y lo viviente no spn tan claras como se crey cincuenta aos atrs. En efecto, hoy en da objetos como los virus tienen caractersticas que los asemejan ms a cristales que a clulas epiteliales.2

    Pero si hay algo que comparten como patrones distintivos los entes vivientes -vi rus incluidos- son el crecimiento y desarrollo, la homeostasis, la reproduc-cin y el intercambio energtico con el entorno ambiental. Adems, los seres vivientes son susceptibles de mutacio-nes genticas y ambientales siguiendo los procesos de adaptacin evolutiva.

    En un segundo nivel encontrara-mos el monitoreo externo e interno del organismo. En el sentido biolgico es una forma elemental de autoconcien-cia, puesto que involucra no solo darse cuenta del ambiente exterior, que no es lo mismo que la percepcin, y adems de los propios estados internos del or-ganismo, y la modificacin de los com-portamientos como resultado de la con-ciencia.

    En un tercer nivel, que lo relaciona-mos con el concepto de conciencia hu-mana explicado en la seccin anterior, encontramos la autoconciencia reflexi-va. En este nivel el organismo, como di-ra Locke (1690/2008), percibe que est percibiendo. En este nivel encontramos fenmenos como el de darnos cuenta de que estamos pensando, que conocemos nuestros propios pensamientos o que conocemos lo que es estar experimen-

    2 Vanse las ilustraciones en Harrison (1989).

    tando algunos qualia. Esta clasificacin de Clayton tiene el valor de que las ex-periencias del tercer nivel estn ancla-das en el desarrollo biolgico evolutivo, al menos desde un estadio preconscien-te, y el conocimiento consciente estara construido posteriormente partiendo con el anterior.

    El origen de la conciencia

    Nuestras reflexiones anteriores nos lle-van al problema central de este trabajo: las teoras sobre el origen del fenmeno de la conciencia. Pero deseo enfocar el problema del origen desde una perspec-tiva ahistrica, es decir, concentrando la discusin no tanto en lo ontogentico y filogentico, sino ms bien en la rela-cin entre la conciencia y el cerebro hu-mano. No hay un sabor no-naturalista en este enfoque, puesto que sin inves-tigar su origen histrico, sin embargo podemos tratar de enfrentar la difcil pregunta acerca de dicha relacin: cul es la relacin naturalista entre la con-ciencia y el cerebro?

    Se dira que la pregunta es ahistrica en el sentido de que nos podemos pre-guntar sobre cmo los estados mentales en este momento (el estado consciente, por ejemplo) se relacionan con los es-tados cerebrales. Esta pregunta no es otra que la ancestral pregunta del pro-blema mente-cuerpo o mente-cerebro. Sin embargo, no todas las respuestas al problema han sido las mismas, aun cuando hayan tenido una misma moti-vacin naturalista. Veamos las ms re-

  • I Ricardo Braun

    presentativas con un claro componente naturalista.

    En los ltimos cincuenta aos se han dado, en general, tres tipos de respues-tas a la pregunta por el origen de los fenmenos de la conciencia. Histrica-mente la primera fue la identificacin de los estados mentales con los estados cerebrales, o la teora de la identidad mente-cerebro (Smart, 1962/1991; Am-strong, 1970/1980).

    La segunda, que naci con la crtica de Putnam a la teora de la identidad y result en el funcionalismo (Putnam, 1980). Cualquier versin del funciona-lismo tiene en comn la aseveracin de que estar en un determinado esta-do consciente es estar (realizar) un rol funcional especfico relativo a algn sistema. La relacin entre el cerebro y la mente es una de tipo funcional, es de-cir, es una especie de rol residente en el cerebro. La analoga clsica ha sido que cerebro es a mente como hardware es a software. Lo que importa no es tanto lo que sean las mentes sino lo que hacen. Como el funcionalismo es heredero de la teora de la identidad, el funcionalista podra identificar los estados mentales con estados cerebrales, en tanto se les tome en la relacin funcional, pero bien podran ser otros realizadores fsicos, como las computadoras eventualmente.

    Una tercera posibilidad es que la re-lacin entre la conciencia y el cerebro sea una relacin emergente, es decir, que los estados conscientes o propieda-des son estados o propiedades de mayor

    nivel u orden de los estados cerebrales y sus propiedades. De acuerdo con esta visin, los estados mentales dependen del cerebro o de algn estado fsico, pero no son iguales a ellos. La emer-gencia tambin ha sido entendida con el concepto filosfico de superveniencia sosteniendo que los estados conscientes supervienen en los estados cerebrales (Kim, 1993).

    L A TEORA EMERGENTISTA DE D . CHALMERS

    En esta seccin quiero concentrarme en la discusin de la propuesta de David Chalmers acerca del origen de la con-ciencia, dado que su propuesta ha sido objeto de numerosos e influyentes an-lisis crticos en los ltimos aos.

    La preocupacin de Chalmers por el fenmeno de la conciencia lo lleva a escribir su obra ms ambiciosa: La mente consciente: En bsqueda de una teora fundamental (1996), en la que se argumenta que las explicaciones reduc-cionistas de la conciencia son imposi-bles y que la nica forma de enfrentar el problema de la conciencia es abandonar un marco de referencia puramente ma-terialista. Parte de este trabajo pretende desarrollar una teora de la conciencia en que se puedan relacionar las leyes f-sicas con la experiencia fenomnica de una manera sistemtica. En un sentido estricto no se podra considerar la obra de Chalmers como una ntida defensa del emergentismo, sin embargo, otras obras de Chalmers, y aun esta misma, son maneras de defender, por un lado,

    La conciencia humana y el emergentismo

    la autonoma ontolgica*de la concien-cia y su correspondiente explicacin no reduccionista, y por el otro, buscar una visin naturalista a la experiencia feno-mnica. Estos objetivos podemos en-marcarlos en una visin emergentista, como veremos.

    Toda teora emergentista anclada en una teora naturalista debe comprender la conciencia como un fenmeno emer-gente en el mundo natural, incluidos los actos que consideramos mentales como la volicin, las actitudes preposicio-nales, el pensamiento. Adems, estos actos deben tener causacin efectiva y requieren una explicacin naturalista. Ninguna teora de la conciencia pue-de desconocer estos fenmenos y es precisamente lo que Chalmers aborda en una obra anterior a la mencionada (Chalmers, 1995). Al problema de dar respuesta al origen de estos fenmenos lo denomina "el problema difcil", y, sin embargo, todas las respuestas que se han dado al problema de la conciencia son las respuestas a los problemas "f-ciles". Anota que los problemas fciles son los siguientes (1995, pp. 200-201):

    Habilidad para discriminar, catego-rizar, y reaccionar a los estmulos del ambiente.

    La integracin de la informacin a travs de un sistema cognitivo.

    La reportabilidad de los estados mentales.

    La habilidad de un sistema para ac-ceder a sus propios estados internos.

    El foco de atencin.

    El control voluntario de la conducta. La diferencia entre la vigilia v el

    sueo.

    Todos estos fenmenos estn aso-ciados a la conciencia. Claro que suena extrao que los considere problemas fciles y que, adems, existan respues-tas para su explicacin. Sera muy es-timulante saber, por ejemplo, si existen respuestas convincentes a comporta-mientos como el control deliberado de la conducta desde un punto de vista neurofisiolgico. Pero segn Chalmers, por ms difciles que nos puedan pare-cer estos problemas no son nada com-parados con los que siguen:

    El verdadero problema de la concien-cia es el problema de la experiencia. Cuando pensamos y percibimos, hay un zumbido de procesamiento de in-formacin, pero tambin hay un as-pecto subjetivo... El aspecto subjeti-vo es la experiencia. Cuando vemos, por ejemplo, experimentamos sensa-ciones visuales: la cualidad sentida de lo rjo, la experiencia de lo oscu-ro y d la luz, la cualidad de la pro-fundidad en un campo visual. Otras experiencias siguen a la percepcin en diferentes modalidades: el sonido de un clarinete, el olor de las polillas. Luego estn las sensaciones corpora-les, desde los dolores a los orgasmos; las imgenes mentales que se evocan internamente; la cualidad sentida de la emocin, y la experiencia de una corriente de pensamiento consciente. Lo que une a todos estos estados es

  • Ricardo Braun

    que hay algo que significa estar en ellos. Todos ellos son estados de la experiencia (1995, pp. 201-202).

    Esta cita nos revela la problemtica de enfrentar las explicaciones en trmi-nos de funciones o estructuras, puesto que se podra conocer la estructura o la funcin de alguna experiencia y, sin em-bargo, no saber lo que es experimentar-la. Lo que lleva a Chalmers a concluir, correctamente creo, que las explicacio-nes de la Biologa o de la Neurologa en particular, no parecen ser suficientes. La Neurologa puede entender las es-tructuras y funciones de las clulas, los rganos, las regiones cerebrales y hasta los organismos. Las neurociencias nos pueden proporcionar teoras que logran tener correlatos neurales de la experien-cia consciente. Pero estas explicaciones no parecen agotar la pregunta acerca de lo que son estas experiencias. Algunos tericos desean aadir algunos ingre-dientes ms. Y es aqu donde el terre-no se hace ms arenoso y los peligros (como el epifenomenalismo) empiezan a incrementarse.

    Chalmers tiene algunas propuestas. Una dcada despus de sus anteriores publicaciones (1995; 1996), Chalmers reconoce que su posicin es muy cerca-na al emergentismo fuerte asociado con la causacin descendente, combinacin que se presenta como robusta, puesto que un emergentismo dbil sera inco-herente con la causacin descendente (si se puede reducir todo finalmente a

    la fsica y microfsica, para qu moles-tarse en explicar la causacin mental?) Dice Chalmers:

    Existen fenmenos emergentes fuertes? Mi visin es que la respuesta a esa pregunta es s. Creo que hay exactamente un caso de un fenmeno emergente fuerte, y es el fenmeno de la conciencia. Podemos decir que el sistema es consciente cuando hay algo es que es ser ese sistema; esto es, cuando hay algo que siente como la perspectiva del propio sistema. Es un hecho clave de la naturaleza que sta contiene sistemas conscientes; yo soy uno as. Y hay una razn para creer que los hechos acerca de la conciencia no son deducibles de nin-gn nmero de hechos fsicos (2006, p. 248).

    Entonces, cmo se relacionan los eventos conscientes con los eventos cerebrales? Chalmers recurre al con-cepto de superveniencia: "La concien-cia superviene en el dominio fsico del mundo, parece ser un hecho nmico que la duplicacin de los estados fsicos duplicar la conciencia; pero en otros mundos con diferentes leyes, un siste-ma fsico idntico a m podra no tener conciencia en absoluto" (2006, p. 248). Podemos ver que, en este caso, Chal-mers se compromete con la tesis de la superveniencia, pero solo la superve-niencia local, no la global.3

    3 Para la diferencia vase Kim (1993, pp. 53-91).

    h La conciencia humana y el emergentismo

    La explicacin ltima del origen e la conciencia est bajo el paraguas e sus tres principios desarrollados en Chalmers (1996): . El principio de coherencia estructu-

    ral- Este principio vincula la estruc-tura de la conciencia y la estructura de la subjetividad. Los contenidos de la subjetividad deben ser entendidos como los contenidos informaciona-les que son accesibles a los sistemas centrales de una manera generali-zada para el control global directo. Los contenidos, aade Chalmers, podran ser expresados en un siste-ma de lenguaje y ser potencialmente reportables.

    El principio de invarianza organi-zacional.- Este principio establece que cualquiera de dos sistemas con la misma organizacin funcional al mnimo detalle debern tener las mismas experiencias cualitativas. Lo que importara en este principio es que la emergencia de la expe-riencia no est determinada por una realizacin fsica especfica sino por el patrn abstracto de la interaccin causal entre sus componentes.

    La teora de la informacin de doble aspecto.- Los dos principios anterio-res son considerados por Chalmers como no-bsicos. Pero la teora de la informacin de doble aspecto par-te de la observacin de que hay un isomorfismo entre la informacin fsicamente enraizada y ciertos es-pacios de informacin fenomnica.

    La informacin, entonces, tiene dos aspectos, uno fsico y otro fenom-nico. Para Chalmers esa diferencia de aspectos puede subyacer y expli-car la emergencia de la experiencia a partir de lo fsico. La experiencia surge en virtud de ser un aspecto de la informacin, cuando el otro as-pecto se encuentra incorporado en el procesamiento fsico. Este principio es el que permitira hacer descripcio-nes distintas del mismo fenmeno: una neurloga podra observar des-de el exterior (tercera persona) en trminos de estructuras y funciones, mientras que nosotros podramos te-ner la experiencia fenomnica desde una perspectiva solo describible en primera persona.

    Estos principios son altamente deba-tibles y controversiales. El mismo Chal-mers lo reconoce; sin embargo, tiene el mrito de someterlos a la confrontacin terica y emprica.

    Su visin emergente fuerte es clara en mi interpretacin. No solo las mi-croestructuras y su dinmicas pueden producir efectos macroestructurales y macrodinmicos sino tambin lo ma-crodinmico se vuelve irreductible, en tanto propiedad emergente fuerte.

    La pregunta que nos podramos ha-cer es si la propuesta de Chalmers es, en el fondo, una que permita el avance en la comprensin de la conciencia a partir de la emergencia.

    El mayor valor que tiene la pro-puesta de Chalmers es recordarnos lo

  • * . Ricardo Bratin

    importante de enfrentar aquellos pro-blemas duros y no simplificarlos como se ha hecho en el pasado. Sin embargo, las respuestas que ofrece a cambio no son convincentes. En primer lugar, es cuestionable que se haga una diferencia tal entre la primera y la tercera persona que, de alguna manera hace inalcanza-ble la posibilidad de entender el origen de las sensaciones que solemos atribuir a nuestras experiencias fenomnicas. La idea de dividir y vencer no es tan mala en ciertos casos. Concedido que la experiencia fenomnica es el todo que no puede ser lo mismo que las partes neurolgicas constituyentes, pero de ah a estudiar algunas de sus partes para tener alguna intuicin que nos per-mita entender ese difcil fenmeno sim-plemente no se sigue.

    No es el reduccionismo la alternati-va para la comprensin de los fenme-nos, eso nos ha quedado claro, y con el tiempo, la actitud no-reduccionista se ha convertido en una prctica habitual en la metodologa cientfica pace los Churchland-4 pero, la biologa cierta-mente nos da lecciones acerca del cono-cimiento de algunas funciones vitales a partir de las estructuras qumicas, como en la Psiquiatra hemos hecho notables avances en la comprensin de los fen-menos psquicos a partir del estudio de algunos componentes cerebrales, lo que naturalmente no agota la realidad su-

    4 P. S. Churchland (1994).

    perior que supone la conciencia huma-na. Pero tener la actitud hostil hacia la Biologa puede llevar a lo que Dennett (1995) correctamente seala que si no se empieza por dividir los componentes funcionales desde el principio, se puede crear un monstruo, una especie de ima-ginario resplandor del ojo del homncu-lo cartesiano.

    Un segundo punto que preocupa en el modelo emergentista de Chalmers es su casi desprecio por la teora evo-lucionista como proveedora de expli-caciones potenciales para la aparicin de la conciencia. En efecto, en sus afir-maciones y demostraciones tanto para la formulacin de los principios men-cionados como para el desarrollo de la teora fundamental hace nula referencia a los procesos evolutivos. Pero es una presuposicin bsica de la Biologa que el proceso evolutivo fue responsable del incremento de nuestra capacidad cere-bral en el nivel filogentico y la presin del ambiente en el que operaba en el ni-vel ontogentico. La posicin de Chal-mers acerca de la evolucin se lee en el siguiente pasaje:

    Esta idea [la explicacin evolutiva de la conciencia] sobreestima lo que una explicacin evolutiva puede propor-cionamos. El proceso de seleccin natural no puede distinguir entre yo y mi gemelo zombi. La evolucin selecciona las propiedades de acuer-do con su rol funcional, y mi gemelo zombi realiza todas las funciones que

    2

    La conciencia humana y el emergentismo

    yo realizo tan bien como yo; en parti-cular deja alrededor tantas copias de sus genes. Se sigue que la evolucin por s sola no puede explicar porqu las criaturas conscientes en vez de los zombis evolucionaron (1996, p. 120).

    Si bien es cierto que ninguna teora ofrece explicaciones completas, y no tiene por qu hacerlo, los recursos de la teora evolutiva son mejorables con la investigacin y los datos empricos. El estudio evolutivo de la emergencia del cerebro y de su consecuente conjun-to de fenmenos conscientes constitu-ye un enfoque naturalista al problema difcil que Chalmers nos recuerda. La neurofisiologa parte del estudio de las estructuras biolgicas y funciones que compartimos con otros primates, y to-dos esos estudios se basan en la teora evolutiva como marco referencial. Para explicar la superveniencia de lo men-tal sobre lo fsico como ejemplo de la emergencia evolutiva no se puede pres-cindir de la historia natural que caus que los cerebros y el sistema nervioso en general evolucionen. Prescindir de la teora, precisamente, no nos permitira explicar por qu hay seres que experi-mentan qualia y no zombis que parecen hacerlo. Ms difcil sera postular la existencia de zombis dentro del esque-ma de la teora de la evolucin, porque en general, la teora no contempla los casos en que los muertos se comporten como vivos.

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