La contradicción del cuerpo en: El mundo como representación y voluntad

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  • 8/18/2019 La contradicción del cuerpo en: El mundo como representación y voluntad.

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    La contradicción del cuerpo en:

    El mundo como representación y voluntad.

    Por Miguel Ángel Galicia Ávila

    Introducción

     A sabiendas que todo filósofo expresa una idea sobre lo que significa el

    cuerpo para el ser humano, podemos encontrar  –en diversas maneras de

    expresión – referencia a la función que el cuerpo humano tiene dentro de la teoría

    de conocimiento, de la estética, de la ética y aun mayormente dentro de la

    metafísica. En este caso, a plena luz de su obra El mundo como representación y

    voluntad , Arthur Schopenhauer expresa abiertamente lo importante que es elcuero humano para sostener sus primeras premisas que a continuación veremos,

    aunadas con unas cuantas líneas de la filosofía kantiana, pues este grande

    pensador, influyo mucho en el considerado pensamiento pesimista de este

    pensador incomprendido.

    Lamentablemente, por infancia o por mera falta de visión, su teoría respecto

    al cuerpo produce mucha controversia que en ella podemos encontrar

    contradicciones que a continuación presentaré.

    Desarrollo

    En el texto del primer capítulo, Schopenhauer empieza su tratado

    resumiendo en una frase la filosofía kantiana:

    “El mundo es mi representación: ésta es la verdad que vale para todo serviviente y cognoscente, aunque sólo el hombre puede llevarla a laconciencia reflexiva abstracta: y cuando lo hace realmente, surge en él lareflexión filosófica.”  

    He inmediatamente introduce el principal error de toda su teoría del conocimiento:

    “Entonces le resulta claro y cierto que no conoce ningún sol ni ningunatierra, sino solamente un ojo que ve el sol, una mano que siente la tierra;

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    que el mundo que le rodea no existe más que como representación, esdecir, sólo en relación con otro ser, el representante, que es él mismo.”  

    El error es que Schopenhauer da por hecho que el hombre conoce sus ojos

    y sus manos, como si éstos no fueran parte de ese mundo exterior que sóloconoce como representación. Tras algunos tecnicismos un poco sospechosos en

    sus formas, resume, precisa y recapitula:

    Ninguna verdad es, pues, más cierta, más independiente de todas lasdemás y menos necesitada de demostración que ésta: que todo lo queexiste para el conocimiento, o sea, todo este mundo, es solamente objetoen referencia a un sujeto, intuición de alguien que intuye; en una palabra,representación. Naturalmente, esto vale, igual que del presente, tambiénde todo pasado y futuro, de lo más lejano como de lo próximo: pues valedel tiempo y el espacio mismos, únicamente en los cuales todo aquello sedistingue. Todo lo que pertenece y puede pertenecer al mundo adoleceinevitablemente de ese estar condicionado por el sujeto y existe sólo parael sujeto. El mundo es representación.

     Aquí también esboza otro error que más adelante amplificará y que, desde

    luego, lo distancia de Kant: podemos admitir que el mundo es representación,

    siempre y cuando entendamos esta palabra en el sentido amplio kantiano, que nosólo incluye intuiciones, sino también conceptos y modelos abstractos. Pero

    Schopenhauer dice literalmente todo este mundo es solamente intuición y eso no

    es admisible. El primer apartado termina con algunas referencias históricas de que

    esto ya lo dijo Berkeley y que también está en los Vedas, y algunas orientaciones

    sobre la estructura del tratado.

    El segundo apartado empieza dando un paso más hacia el error que

    advertíamos antes: el ojo y las manos se convierten ahora en el cuerpo:

     Aquello que todo lo conoce y de nada es conocido, es el sujeto. Él es, porlo tanto, el soporte del mundo, la condición general y siempre supuesta detodo lo que se manifiesta, de todo objeto: pues lo que existe sólo existe

     para el sujeto. Cada uno se descubre a sí mismo como ese sujeto, perosólo en la medida en que conoce y no en cuanto es objeto deconocimiento. Mas objeto lo es ya su cuerpo, que por eso denominamos,

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    desde este punto de vista, representación. Pues el cuerpo es un objetoentre objetos y se encuentra sometido a las leyes de los objetos, auncuando es objeto inmediato.

    Siguiendo con el cuerpo:

    Como todos los objetos de la intuición, está inserto en las formas de todoconocer, en el tiempo y el espacio, mediante los cuales se da la pluralidad.Pero el sujeto, el cognoscente y nunca conocido, no se halla dentro deesas formas sino que más bien está ya supuesto por ellas: así que no leconviene ni la pluralidad ni su opuesto, la unidad. No lo conocemos nunca,sino que él es precisamente el que conoce allá donde se conoce.

    Más lenguaje kantiano: El cuerpo se intuye en el espacio y en el tiempo,

    que son el marco teórico necesario para interpretar nuestras intuiciones. Sólo en elespacio y en el tiempo podemos hablar de una pluralidad de objetos, pero yo no

    estoy en el espacio y en el tiempo (mi cuerpo sí), al contrario, el espacio y el

    tiempo  –intuitivos – aparecen cuando yo interpreto mis sensaciones y las entiendo

    como intuiciones  –cuando paso del mero ver unas manchas de colores a entender

    que estoy viendo figuras tridimensionales que se mueven con el tiempo –. Después

    de dar más vueltas a lo mismo añade:

    [Sujeto y objeto] se limitan inmediatamente: donde comienza el objeto,

    cesa el sujeto. El carácter común de esos límites se muestra precisamenteen que las formas esenciales y universales de todo objeto: tiempo, espacioy causalidad, pueden ser descubiertas y plenamente conocidas partiendodel sujeto y sin conocer siquiera el objeto; es decir, en lenguaje kantiano,se hallan a priori en nuestra conciencia. Haber descubierto eso constituyeun mérito principal de Kant, y de gran magnitud.

     Aquí Schopenhauer está modificando deliberadamente la concepción

    kantiana. Kant distinguiría entre intuiciones,  cuya forma pura es el espacio y el

    tiempo y fenómenos,  cuya forma pura son las categorías del entendimiento, las

    intuiciones son el objeto de la  –facultad de – intuición y los fenómenos son objeto

    del entendimiento. Schopenhauer hace una crítica acertada sobre lo mal que Kant

    delimitó la frontera entre intuición y fenómeno, pero su propuesta de corrección es

    más bien una mezcla confusa por la que tiende a identificar ambas cosas con la

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    etiqueta de intuición, por eso dice que las formas esenciales  –que Kant diría puras

    y a priori –  de todo objeto son tiempo, espacio y causalidad. En efecto, por otra

    parte, Schopenhauer considera que todo el sistema de categorías kantiano es

    artificial y que debe sustituirse por lo que, siguiendo a Leibniz, llama  principio de

    razón suficiente, que, en este contexto, es el principio de que todo suceso tiene

    una causa.

    Yo afirmo además que el principio de razón es la expresión común detodas aquellas formas del objeto que nos son conocidas a priori, y quetodo lo que conocemos puramente a priori no es sino justamente elcontenido de aquel principio y lo que de él se sigue, así que en él seexpresa todo nuestro conocimiento a priori. En mi tratado Sobre el

     principio de razón he mostrado detenidamente cómo cualquier objeto posible está sometido a él, es decir, se encuentra en una relaciónnecesaria con otros objetos, por un lado como determinado y por otrocomo determinante: eso llega hasta el punto de que la completa existenciade todos los objetos, en la medida en que son objetos, representaciones ynada más, se reduce totalmente a aquella relación necesaria entre ellos,no consiste más que en ella, o sea, es totalmente relativa: enseguidahablaré más de esto.

    Esto es pura palabrería (con sentido, no como la de Hegel), pero pura

    palabrería en el sentido de que todo lo que Schopenhauer afirma haber probado

    es tan falaz como la deducción kantiana de las categorías.

    Conclusión

    Podemos pues concluir que las contradicciones son parte sin duda del

    pensamiento shchopenhaueriano, pues por el afán de encontrar cómo solucionar

    lo que Kant dejo incompleto  –a sus ojos –, quiso ayudarle  –metiendo el uso de la

    mano –  para componerlo, pero no se dio cuenta de los errores que igualmente

    cometió. Distinguiendo y haciendo comparaciones, no llego a nada más que

    contradecirse en el uso del cuerpo dentro de su afán de colocarlo todo dentro del

    mundo como representación sometido al principio de razón, pero como dicen:

    cuando vez, puede observar todo, menos tu ojo.