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Horacio Ricardo Silva La crisis de 2001 en Argentina y las empresas recuperadas IMPA, una experiencia pionera de los trabajadores argentinos

La crisi del 2001 in Argentina e le imprese recuperate

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La crisi del 2001 in Argentina e le imprese recuperate - E-book di Oracio Silva

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Horacio Ricardo Silva

La crisis de 2001 en Argentina y las

empresas recuperadas

IMPA, una experiencia pionera

de los trabajadores argentinos

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PINCELADAS ARGENTINAS

La crisis de 2001 y las empresas recuperadas: IMPA, una

experiencia pionera de los trabajadores argentinos.

Por Horacio Ricardo Silva (*)

1. Miércoles 19 de diciembre de 2001: El comienzo.1

Estaba en su departamento de la calle Yatay, en el tanguero barrio de Almagro, cavilando sobre

cómo iba a hacer para conseguir trabajo de una maldita vez —con 42 años de edad, el mercado

laboral lo había relegado a la categoría de obsoleto—, cuando empezó a sentir el ruido.

Primero fue un murmullo audible apenas, que luego fue creciendo hasta convertirse en un

estrépito, como de tachos batidos con frenesí. Se vistió apresuradamente y bajó hasta la calle para

ver qué ocurría: en la esquina de avenida Corrientes, en lugar del tránsito vehicular de siempre,

ardían dos pilas de neumáticos incendiados, alumbrando la noche; y entre la negra humareda, se

veían pasar cantidad de pequeños grupos de gente, golpeando ollas y cacerolas, caminando por la

ancha calzada hacia el centro de la ciudad.

Había algo de mágico e hipnótico en aquella marea humana. No era una marcha de protesta

convencional; no había banderas, gritos, cantos ni consignas. Sólo la gente que caminaba, en

silencio, castigando con tapas y cucharones sus ya abollados utensilios de cocina. Fascinado por

aquel hechizo colectivo se unió a la multitud, sin saber adónde iba, ni para qué.

A lo largo del trayecto se repetía, cada dos o tres cuadras, el espectáculo de las gomas quemadas

echando humo; y en cada esquina, vio cómo se incorporaban a la misteriosa procesión nuevos

grupos familiares y gente suelta como él, todos equipados con improvisados instrumentos de

percusión.

La caminata fue larga; pero sus piernas no sintieron las 45 cuadras de marcha, subyugado como

estaba por aquel encantamiento social. Al llegar a la Casa Rosada, las palmeras de la Plaza de Mayo

ardían como gigantescas antorchas, alumbrando lo que parecía ser un ritual de aquelarre.

Poco antes de la medianoche, una verdadera muchedumbre ingresaba interminablemente a la

Plaza por las diagonales y Avenida de Mayo.2

Allí se enteró del por qué de la pueblada: el presidente Fernando de la Rúa había anunciado pot

televisión, a las 22.41 hs., que había decretado el Estado de Sitio en todo el territorio nacional.

Claro, él no se había enterado porque hacía tiempo que tenía su aparato descompuesto, y no tenía

dinero para hacerlo reparar. Sabía, sí, de los saqueos a supermercados que la gente humilde venía

efectuando en casi todo el país, ingresando a los locales como una marea incontenible, y dejando

vacías en contados minutos las góndolas de los negocios.

1 La reconstrucción de los hechos del 19 y 20 de diciembre de 2001 se ha realizado en base a los diarios Página 12 y

Clarín, y a los recuerdos personales del autor. 2 BRUSCHTEIN, Luis: La chispa que encendió la mecha. En Página 12, 21-12-2001.

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El ambiente era pacífico; casi festivo, se podía decir. Alguien empezó a gritar insultos contra el

superministro Domingo Cavallo; otro comenzó a denostar al presidente De la Rúa, y un tercero

aportó lo suyo recordando a la madre del expresidente Carlos Menem. La multitud se sumó y

surgieron las primeras consignas: “¡Que se vayan, que se vayan!”, las cuales “poco a poco se

fueron haciendo más ingeniosas y complejas. “Qué boludos, qué boludos, el estado de sitio, se lo

meten en el culo” o “Borombombón, borombombón, el que no salta es un ladrón” y siguieron “Si

éste no es el pueblo, el pueblo dónde está” o la vieja “¡El pueblo, unido, jamás será vencido!” que

era rematado por un estentóreo “¡Argentina!” “¡Argentina!”.3

Promediando la noche, emprendió el regreso a pie al departamento de la calle Yatay. En ese

momento estaba lejos de imaginar que, al día siguiente, estallaría una insurrección en Buenos Aires;

y mucho menos, que él mismo sería uno de los combatientes de la Batalla de Plaza de Mayo y del

Combate del Obelisco.

2. Jueves 20 de diciembre: el día en que el cielo se vino abajo.

Los largos años de aplicación de las recetas económicas del FMI (Fondo Monetario

Internacional) en la Argentina, finalmente habían logrado exasperar a la población, cuya situación

anímica había llegado a un extremo de tensión insoportable. A la desocupación crónica de los

trabajadores, se le sumó una serie de medidas económicas de una prepotencia jamás vista antes en

el país: los asalariados no podían retirar todo su sueldo de los bancos, y los ahorristas veían

virtualmente confiscada la mayor parte de sus depósitos en divisas: sólo podían retirar una cantidad

mínima, y esto, en una moneda nacional con el valor sensiblemente depreciado.

Tras la pueblada del día anterior —un caso inédito en Argentina de desobediencia civil de

masas— el ministro Cavallo, responsable de las medidas económicas confiscatorias, se vio obligado

a renunciar, tras perder el respaldo político del stablishment.

No obstante, ya era tarde para volver a encamisar las tensiones sociales liberadas. Un pavoroso

Maëlstrom4 social se había desatado en Buenos Aires, como no se había visto desde los luctuosos

sucesos de otro verano porteño, el de la Semana Trágica de enero de 1919.

3 Idem nota 1.

4 Gigantesco y vertiginoso remolino del Mar de Noruega, antaño muy peligroso para la navegación, que inspirara a

Edgard Allan Poe su famoso cuento Un descenso al Maëlstrom.

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La Batalla de Plaza de Mayo

El amanecer encontró en ese sitio histórico a medio centenar de personas, militantes de diversas

fuerzas políticas, que se habían quedado allí desde la noche anterior. En el transcurso de la mañana,

fueron llegando al lugar un grupo de adictos al militar “carapintada”5 Seineldín, y las Madres de

Plaza de Mayo, acompañadas por jóvenes militantes de derechos humanos. La policía inició

entonces una carga sobre ellos, logrando desalojarlos de la Plaza.

Hacia el mediodía, Las Madres regresaron a ocupar su posición; era jueves, el día en que

realizaban su tradicional ronda alrededor de la Pirámide. Convergieron con ellas una miríada de

empleados y empleadas de la zona, que salían de la oficina en el horario de almuerzo; las consignas

de la noche anterior se volvieron a escuchar, y fueron coreadas con entusiasmo por todos: Madres,

jóvenes, jubilados, y hasta por los serios hombres de traje y maletín, y las chicas de elegantes

minifaldas.

La batalla comenzó en ese momento, cuando una avanzada de caballería atropelló brutalmente a

los manifestantes, golpeando con sus látigos a diestra y siniestra; la imagen parecía sacada de una

antigua película de Serguei Eisenstein, o de un documental sobre la última dictadura militar.

Las cámaras de televisión transmitieron en directo cómo la Policía Montada golpeaba

salvajemente a las Madres de Plaza de Mayo, y las pisoteaba con los cascos de sus caballos, todos

envueltos en una densa nube de gases lacrimógenos; esa imagen arrancó de sus hogares a

centenares y miles de personas en toda la ciudad y sus alrededores, que concurrieron al lugar

dispuestos a protestar contra semejante brutalidad.

5 Los “Carapintada” eran grupos de militares pertenecientes al Ejército Argentino, que protagonizaron sublevaciones

armadas durante los gobiernos de Raúl Alfonsín (1987) y Carlos Menem (1990), en demanda de mejoras económicas y de obtener salvoconductos legales para evadir su responsabilidad en la sangrienta represión de la última dictadura militar (1976-1983). Se los conocía por ese apelativo, debido a que salieron a la calle en uniforme de combate, y con el rostro camuflado, o “pintado”.

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Los manifestantes se dispersaron, y las Madres se replegaron. La Policía acordonó entonces con

vallas el perímetro de la Plaza, y desde ese momento y por durante siete largas horas, nutridos

grupos de manifestantes pugnaron por recuperarla; avanzando y arrojando palos y piedras, para

luego replegarse ante los cartuchos de gas —que devolvían de una certera patada en dirección a los

uniformados— y las balas de goma antitumulto (AT).

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Luego de armar barricadas con tachos de basura incendiados —el fuego dispersa los gases—, de

refrescarse con limón y de taparse la cara con la propia remera mojada—el agua era provista por los

vecinos u obtenida de los grifos en la calle—, los manifestantes volvían a cargar tenazmente sobre

los uniformados, en una suerte de ballet bélico que duró toda la tarde, y que se extendió a las

adyacencias de la Plaza de Mayo, Congreso, y el Obelisco.

La Batalla del Congreso

Idénticas imágenes como las descriptas más arriba, se sucedieron a partir de las 14 hs. frente al

Congreso de la Nación, cuando una carga policial se abalanzó sobre una columna de partidos

políticos de izquierda que iniciaba su marcha en dirección a Plaza de Mayo; volaron piedras, palos

y adoquines, y se armaron barricadas con basura y los bancos de la plaza.

Los ómnibus y automóviles que circulaban por allí quedaron atrapados entre las dos fuerzas

beligerantes; con estupor, conductores y pasajeros veían cómo los piedrazos y las granadas de gas

volaban por encima de sus vehículos.

Un grupo de manifestantes se desprendió del campo de batalla, y procedió a atacar el local

central de la Unión Cívica Radical, partido de gobierno al que pertenecía el presidente De la Rúa.

Lsa hostilidades, entre avances y repliegues, fueron sostenidas por ambos bandos y no terminó

hasta el anochecer de aquel día agitado.

El Combate del Obelisco

Otro nutrido núcleo combatiente, conformado por grupos replegados de la Batalla de Plaza de

Mayo y por recién llegados con ansias de combatir, tomó en las primeras horas de la tarde la zona

del Obelisco, en la confluencia de las avenidas Corrientes y 9 de Julio.

Su primera acción bélica fue el ataque al local de la cadena Mc Donald’s, de donde se extrajeron

bolsas enteras de agua mineral, de pan y de queso para hamburguesas, abiertas y distribuidas

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rápidamente de mano en mano, y con las cuales se preparó un improvisado rancho; a nadie se le

ocurrió asaltar las cajas en busca del dinero de la empresa norteamericana.

Cuando llegaron los efectivos policiales, los manifestantes cruzaron la ancha avenida 9 de Julio

—en medio de la cual se halla la Plaza de la República— y atacaron el local de la empresa de

correo privado OCA, destrozándolo por completo y prendiéndole fuego a cuatro camionetas de la

firma, las que quedaron ardiendo en la calle.6

Mientras la policía se hacía fuerte a la vera de Mc Donald’s, acantonada detrás de sus carros de

asalto, los combatientes se desplegaban en grupos en las inmediaciones de la plaza.

El Combate del Obelisco fue, de todos, el que más se pareció a un enfrentamiento militar.

Ambos bandos mantenían posiciones fijas. Las cargas de los manifestantes, cruzando a la carrera la

plaza de la República para atacar a las fuerzas policiales en medio de una lluvia de palos y piedras,

al grito de “¡Vaaamoooooos!”, semejaba a un asalto de trinchera en la I Guerra Mundial.

Fue también el único enfrentamiento en el cual la policía se mantuvo atricherada en su posición,

sin salir al asalto de su enemigo, limitándose a rechazar las cargas de los manifestantes con gases y

balas.

Entrada en combate de un regimiento de caballería popular

6 La empresa OCA se suele sindicar como que había pertenecido al desaparecido empresario Alfredo Yabrán (1944-

1998), quien tenía importantes vínculos con el poder, y que había sido denunciado como narcotraficante por el entonces ministro Cavallo. Asimismo, en el imaginario popular se responsabiliza a Yabrán por el crimen del fotógrafo José Luis Cabezas, en 1997. Esta imagen negativa podría explicar la saña con que fue atacado el local de la empresa.

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Hacia la mediatarde medio centenar de motoqueros afiliados al SIMeCa7, montando sus

poderosas motocicletas, hicieron su aparición desplegándose por todo el teatro de operaciones,

siendo recibidos con aplausos y vítores por los manifestantes.

Su imagen tenía algo de épico: las motos, tripuladas de a dos, con la bandera argentina

desplegada al viento, cargaban su rugiente furia sobre la Policía Montada, poniéndola en fuga;

recorrían las calles alertando a los manifestantes sobre el movimiento de las fuerzas enemigas;

repartían aquí y allá agua y limones con que soportar el escozor de los gases; o apedreaban a la

infantería, desapareciendo velozmente al terminarse la munición.

Su llegada era vista, igual que en las viejas películas del Oeste, como la aparición del 7º de

Caballería; pero no se vive la rebelión impunemente, de cara a la represión. En una arremetida de

esta auténtica caballería popular, sobre policías que retrocedían en avenida de Mayo y Tacuarí, uno

de ellos hizo rodilla en tierra y disparó su arma, matando al joven motoquero Gastón Rivas, quien

cayó de su moto en marcha, para quedar tendido en el pavimento. En su bolso quedaban el handy

encendido, y la correspondencia que no llegó a entregar jamás.8

Cese de las hostilidades – la caída del gobierno

En esos momentos, el presidente De la Rúa volvía a hablar por televisión, pidiéndole a la

oposición peronista “que ofreciera una respuesta para armar un esquema de coalición, que hiciera

frente a la crisis”. La respuesta le llegó casi de inmediato a su jefe de gabinete, Chrystian Colombo:

“No, Chrystian... Me parece que ya es tarde para probar con algo así”.9

Los informes eran contundentes: la batalla continuaba con mayor ardor en las calles, y los

saqueos de negocios seguían produciéndose en todo el país. Triste, solitario y final, abandonado de

7 Sindicato Independiente de Mensajeros y Cadetes, por entonces una joven organización gremial aún no reconocida

por el Estado, que nuclea a “motoqueros” (mensajeros en moto), y repartidores de delivery. 8 El SIMeCa decidió fijar el 20 de diciembre como “Día del Mensajero”, en homenaje a Rivas. Años después, el

Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires declararía oficialmente la fecha por ley 1851, en reconocimiento a la destacada acción desplegada por los motoqueros en esa fecha crucial. 9 GONZALEZ, Fernando: De la Rúa renunció, cercado por la crisis y sin respaldo político. En Clarín, 21-12-2001.

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todos y por todos, repudiado por la aplastante mayoría del pueblo argentino, De la Rúa firmó su

renuncia a las 19.45 hs. de ese caluroso jueves 20 de diciembre de 2001.

El costo de la victoria fue muy alto: 39 manifestantes muertos y unos cuatrocientos heridos en

todo el país. Al día siguiente, los diarios reproducían una declaración de la norteamericana Anne

Krueger: “El FMI no tiene la culpa por los problemas argentinos”.10

3. El fenómeno de las empresas recuperadas en Argentina. La toma de fábricas por sus operarios, como medio de lucha de los trabajadores asalariados, es

casi tan antigua como el mismo modo de producción capitalista.

En el imaginario de las corrientes ideológicas marxistas y anarquistas, esta medida de fuerza

implica un cuestionamiento de facto al derecho de propiedad privada, base de la actual organización

económica de la sociedad.

Las tomas de fábrica realizadas a lo largo de la historia, tuvieron siempre un carácter

reivindicativo; se consumaban con el objeto de exigir mejoras, o para evitar despidos o

suspensiones de operarios. La economía capitalista se basaba en la producción fabril, y no se

concebía la idea del cierre de establecimientos.

Sólo en los borrascosos comienzos del siglo XX, era de las revoluciones socialistas, se llegó a

utilizar esta acción como recurso de los trabajadores para apoderarse de las empresas, como sucedió

en la Rusia de 1917.

En los tiempos actuales de auge mundial del neoliberalismo, doctrina económica que fatalmente

conlleva la destrucción del aparato productivo de un país, llevó a la quiebra a una innumerable

cantidad de empresas, negocios y fábricas en toda la República Argentina.

Este proceso de transformación radical de la economía fue impulsado a sangre y fuego en el país

a partir de 1976, por la dictadura militar encabezada por el ex general Jorge Rafael Videla. Los

gobiernos civiles que le sucedieron profundizaron los alcances de esa política económica, exigida

por el FMI, que llegó a su cenit durante la administración justicialista de Carlos Saúl Menem (1989-

1999).

Pero el profundo daño producido al tejido social recién hizo eclosión con su sucesor, el

presidente Fernando De la Rúa, como se relata al principio de esta nota.

Un antecedente: ocupación de la Ford en 1985

El primer caso registrado de una ocupación fabril con puesta en marcha de la producción, a

cargo de sus trabajadores y sin control de las autoridades empresarias, ocurrió el 11 de julio de 1985

en la planta que la firma norteamericana Ford posee en la localidad de General Pacheco.

Sus 4.000 obreros intentaron así evitar despidos masivos anunciados por la empresa, y

resolvieron en asamblea poner en marcha por cuenta propia las secciones de Camiones, Motores,

Estampado y Montaje, como una manera de desafío hacia sus patrones, y de dejar “al desnudo el rol

parasitario de los explotadores”11

en la sociedad.

Esta experiencia, que ponía en tela de juicio el derecho a la propiedad privada, fue bruscamente

abortada por decisión del presidente Raúl Alfonsín, quien dispuso un inusual despliegue de fuerzas

—3000 efectivos armados, 250 patrulleros, carros de asalto, camiones grúas para levantar las

alambradas, auto bombas, policía montada y helicópteros de combate— con el objeto de expulsar a

los trabajadores de la planta, quienes se vieron obligados a desalojar las instalaciones. La empresa

aprovechó la situación, produciendo los despidos masivos anunciados, pero en mayor cantidad que

la prevista inicialmente.

Génesis del movimiento: el caso IMPA.

10

Nota de Ana Baron En Clarín, 21-12-2001. 11

http://www.lafogata.org/003arg/arg4/argen1.htm

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La primera empresa recuperada en Argentina fue la antigua fábrica IMPA (Industria

Metalúrgica y Plástica Argentina), en la ciudad de Buenos Aires, en fecha tan temprana como mayo

de 1998, tres años antes de estallar la debacle general.

La empresa, fundada en 1932 por el ingeniero argentino José Mario Sueiro, había sido

nacionalizada en 1946 por el gobierno de Juan Domingo Perón, constituyendo un baluarte en su

proyecto de consolidar una industria argentina autónoma de armamentos. No obstante, bajo presión

de los Aliados tras el fin de la II Guerra Mundial, IMPA fue virtualmente abandonada hasta

convertirse en cooperativa en 1961.12

Hacia fines de los años noventa, la empresa se dedicaba a producir pomos y envases de

aluminio para diversos usos, entre ellos bandejas para conservación de alimentos, y papel alumino

para envoltorios.

En 1997, debido a los efectos de la economía neoliberal, los precios abusivos del aluminio

fijados por el monopolio ALUAR y la mala administración de su comisión directiva, la planta fue

cerrada y la empresa declarada en convocatoria de acreedores. El desamparo era completo:

gubernamental, sindical y judicial. Fue entonces cuando los trabajadores, en su desesperación,

pusieron intuitivamente en práctica lo que en psicología se conoce como “resiliencia”: la capacidad

humana de asumir con flexibilidad situaciones límite, y sobreponerse a ellas:

“La fábrica estuvo cerrada durante cuatro meses hasta que en mayo de 1998 unos sesenta operarios, dispuestos a

empujar portones, la tomaron. Se metieron de prepo y adentro era el desierto: no había luz, ni teléfono, ni gas. Para

evitar que se llevaran las máquinas, se quedaron a dormir haciendo guardias rotativas. Para tener qué comer y con qué

viajar, salieron a pedir con alcancía de lata. Laminadores y torneros se paraban en los semáforos con toda la vergüenza

del mundo y un poco más también, a explicar por qué estaban haciendo eso. Unos les daban. Otros, no. Con el tiempo

reconectaron el gas, y cuando llegó la luz pudieron poner las máquinas a funcionar”.13

Para darse ánimo los trabajadores diseñaron un lema, nacido de la propia necesidad de

supervivencia, y que se expresó en las palabras Ocupar, Resistir, Producir. Esta consigna les

confirió la dignidad necesaria para llevar su drama social a todo los ámbitos posibles: la calle, los

comerciantes del barrio, las universidades. Fue así como, de a poco, pudieron reunir algún dinero

con que poner en marcha, siquiera en su mínima capacidad, la planta fabril.

12

NEWTON, Ronald C.: El cuarto lado del triángulo – La “amenaza nazi” en la Argentina (1931-1947). Sudamericana, Bs. As., 1995. Capítulo 17, La neutralización de Fritz Mandl. 13

GUERRIERO, Leila: Mundo IMPA. En diario La Nación, 22-4-2001.

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De esta manera, en menos de un año pudieron renegociar la deuda con los acreedores,

obteniendo un plazo de tres años de gracia, y de diez años para completar el pago. Para

cumplimentar ese plan, era necesario ampliar la producción e incorporar más trabajadores a la

empresa; pero el Banco Central de la República Argentina había bloqueado toda posibilidad de

conseguir crédito en el circuito bancario oficial, argumentando su condición de empresa en

concurso de acreedores.

Debido a ello, los trabajadores se vieron obligados a conseguir crédito en el circuito paralelo —

las llamadas “cuevas” financieras—, a excesivas tasas de interés; un círculo vicioso que

estrangulaba su capacidad de recuperación económica, prolongando en el tiempo la fragilidad de su

situación.

Pese a ello, y en virtud del espíritu que les animaba —“coraje, rabia, y la firme decisión de

cambiar la historia”14

— la fábrica pudo sobrevivir. Las máquinas, que durante años no habían

tenido un adecuado mantenimiento, se descomponían frecuentemente; sólo debido a la pericia

técnica de los argentinos —capaces de arreglar desperfectos con elementos tan simples como un

alambre—, fue que la producción pudo desarrollarse en tan desfavorables condiciones.15

Todos estos esfuerzos por conservar la fuente de trabajo, recibieron en abril de 2008 un feroz

ataque desde el Poder Judicial de la Nación, el cual —haciendo lugar a una demanda de acreedores

que alegaron una inexistente falta de voluntad de pago— ordenó el desalojo por la fuerza pública de

la planta, el cual se ejecutó con una violencia inaudita: golpes, corridas, y varios trabajadores y

trabajadoras detenidos.

14

Página web oficial de IMPA: http://www.impalafabrica.org.ar/Fabrica.htm 15

Una frase muy popular en Argentina, que alude a esta capacidad técnica, es la que reza: “lo atamos con alambre”.

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Mas la violencia institucional no pudo doblegar al instinto primario de supervivencia, y pocos

días después los trabajadores —aprovechando un descuido de la guardia policial— se

reintrodujeron en la planta, haciendo pública la situación a través de los medios de difusión.

En forma paralela, en esos días entraba en vigor la Ley de Expropiaciones Nº 21.499, mediante

la cual se cedía a los trabajadores la fábrica por un período de dos años, descomprimiendo la

situación mientras se volvía a hacer producir la planta, y se trabajaba en la elaboración de un

proyecto de ley de expropiación definitiva.

Dada la situación, los jueces tomaron una artera medida destinada a estrangular a la fábrica,

dando orden a la empresa de servicios eléctricos que procediera a cortar el suministro de energía,

con lo cual esperaba detener la producción.

La situación era gravísima; y fue nuevamente la solidaridad obrera la que dio una solución —al

menos, temporal— al problema. En efecto, por iniciativa de la Cooperativa UST (Unión Solidaria

de Trabajadores), en concurso con otras organizaciones afines, se pudo alquilar un generador de

energía, el cual si bien consumía unos 200 litros de gasoil al día, permitió dar continuidad a la

producción y salvarla de la muerte por asfixia.

La maniobra había sido burlada, aunque con un alto costo económico para IMPA, que le

significó a cada trabajador una rebaja en sus ingresos mensuales de 500 pesos —unos cien

dólares— , destinados al pago de alquiler y gasoil para el equipo.

Fracasada esta artimaña, el pertinaz Poder Judicial volvió a la carga al año siguiente: mediante

un fallo del juez Héctor Hugo Vitale, declaró a la empresa en quiebra, dictaminó la

inconstitucionalidad de la Ley 21.499, y ordenó un nuevo desalojo.

Pero esta vez, los trabajadores no fueron tomados por sorpresa. Apenas notificados del fallo

apelaron a la solidaridad de la comunidad, estableciendo una vigilia cultural de quince días dentro

de la planta; de esa suerte, de día y de noche, la fábrica estuvo ocupada por obreros, artistas,

estudiantes y periodistas de medios alternativos, dispuestos a enfrentar a la policía si se consumaba

la orden de desalojo. La acción fue complementada con la huelga de hambre llevada a cabo por dos

importantes referentes de la fábrica, Eduardo Murúa y Sonia Gutiérrez; y en virtud de haberse

topado con tan firme determinación, el juez desistió de efectivizar la medida, debido al alto costo

político que habría significado.

No obstante haber sorteado el peligro inminente, el problema del suministro de energía eléctrica

continuaba limitando seriamente a la producción. Para obtener una solución parcial, en 2010 IMPA

inició gestiones ante el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación con el objeto de obtener la

donación de un equipo generador propio.

Pero entretanto el Poder Judicial, de manera contumaz, continuaba acechando; y esta vez —el

jueves 31 de marzo de 2011— apeló a métodos completamente ilegales, en un grave hecho que

tomó estado público: el envío de un funcionario judicial a espiar en la fábrica, a efectos de obtener

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información sobre las actividades desarrolladas en su interior, y que “tratando de hacer el papel de

James Bond, terminó siendo tan torpe como el Agente 86”.16

La responsable del operativo ilegal fue la jueza Isabel Míguez de Cantore, quien en el año 2000

había confesado ante una comisión investigadora judicial su responsabilidad por “recibir coimas y

beneficiar al auditor general de la Nación, Rodolfo Barra”.17

Según declaraciones de un testigo presencial, la jueza, mientras esperaba a su espía en las

inmediaciones de la fábrica, sostuvo conversaciones con la esposa de éste —también empleada

judicial— del siguiente tenor: “a ésos los vamos a desalojar”, “son tres gatos locos”, “les vamos a

iniciar una denuncia por usurpación”, en tanto “discurría largamente en estimaciones del valor del

inmueble”.18

Este último dato podría arrojar alguna luz, respecto de las motivaciones reales que podrían tener

los jueces para tan encarnizada persecución contra los trabajadores de IMPA: el edificio de la

fábrica, que ocupa casi una manzana, está valuado en aproximadamente seis millones de dólares.

Alarmada ante la posibilidad de un nuevo intento de desalojo, IMPA convocó a realizar una

segunda vigilia en el interior de la fábrica, la cual fue cumplida con entusiasmo. No obstante, la

agresión no se consumó, debido acaso a la supina torpeza con que se movió la jueza Míguez en su

accionar ilegal.

Desde entonces y hasta la fecha, no se volvieron a registrar actividades hostiles provenientes del

Palacio de Tribunales. Finalmente, el generador de energía eléctrica le fue entregado a IMPA —con

una notable demora de dos años—, en mayo de 2012.

Las empresas recuperadas se extienden por todo el país

Tras el estallido de la crisis en diciembre de 2001, los cierres de empresas proliferaron a lo largo

de toda la República Argentina; la consternación se hizo general, y los trabajadores afectados

comenzaron a depositar sus esperanzas en la experiencia pionera de IMPA.

En efecto, según una investigación realizada por la Facultad de Psicología de la Universidad de

Buenos Aires19

, los trabajadores de las fábricas “Global” y “Artes Gráficas Chilavert” recurrieron a

los referentes de aquella fábrica precursora, contando desde el principio con su ayuda moral y

material, en un gesto que llevaba intuitivamente a la práctica el concepto de “apoyo mutuo”

desarrollado un siglo atrás por el pensador anarquista ruso Piotr Kropotkin.

El estudio hace foco en “los procesos psicosociales que se despliegan durante el proceso de

apropiación de la fuente de trabajo”, tomando como referencia la experiencia de IMPA, La Nueva

Esperanza Global y Chilavert Artes Gráficas.

De esa manera, los trabajadores fueron recuperando empresas como las ya mencionadas, y otras

que han tenido una gran repercusión mediática como la textil Brukman, Grissinópoli, hotel

BAUEN, Maderera Córdoba, Gráfica Patricios y Cerámicas FASINPAT20

(ex Zanón), entre muchas

otras.

Las ocupaciones de fábricas a consecuencia de la crisis se reprodujeron como hongos después

de la lluvia: hacia el año 2003 se registraba la existencia de entre 98 y 128 empresas recuperadas

16

Mercado y Transparencia, edición digital del 8-4-2011: http://mercadoytransparencia.com/noticia/fueron-espiar-los-descubrieron-y-fallaron-en-contra 17

ZOMMER, Laura: Allanarán las oficinas de jueces sospechados. En La Nación, 28-10-2000. Rodolfo Barra fue un alto funcionario judicial de la gestión de Carlos Menem. http://www.lanacion.com.ar/38664-allanaran-las-oficinas-de-jueces-sospechados 18

Idem nota 15. 19

ROBERTAZZI, Margarita; PERTIERRA, Lidia Isabel y FERRARI, Liliana: La práctica del “apoyo mutuo” en situaciones límites entre trabajadores y trabajadoras de empresas recuperadas. En: Facultad de Psicología - UBA / Secretaría de Investigaciones / Anuario de Investigaciones / Volumen XV / págs. 235 a 244. http://www.scielo.org.ar/pdf/anuinv/v15/v15a22.pdf 20

“Fábrica Sin Patrones”, orgulloso lema de la ex Cerámicas Zanón.

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que empleaban a unos 7.844 trabajadores, cifra que hacia 2010 había crecido a 280 fábricas con

16.400 empleados.21

4. Relación con la comunidad y el barrio

Desde el principio los trabajadores debieron recurrir a la ayuda de la comunidad, en primer

término a la de mayor proximidad geográfica, el barrio de su emplazamiento; y la sociedad,

sensibilizada por los efectos de la debacle, respondió solidariamente. Esta circunstancia, sumada a

la debilidad del Estado para intentar reprimir las ocupaciones cuando éstas se estaban produciendo,

posibilitaron el éxito de las mismas.

Para desarrollar ese incipiente entramado de esta red de contención social, varias de las

empresas recuperadas alentaron diversos tipos de emprendimientos destinados a servir a la

comunidad, cediendo para ello espacios ociosos dentro de la planta fabril.

En este aspecto la que mayores logros ha obtenido es la mencionada IMPA, en cuanto a la

diversidad de actividades que alberga en su seno, y a su repercusión mediática e internacional.

CeSAC (Centro de Salud y Acción Comunitaria) IMPA - Nº 23

En agosto de 2003, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires designó a IMPA como una de las

sedes del programa CeSAC, dependiente del Hospital Durand. Allí se atendían las especialidades de

Procreación Responsable, Inmunizaciones, Tabaquismo, Violencia Familiar, Adolescencia, Análisis

de Laboratorio, Detección de factores bioquímicos de riesgo cardiovascular y Testeo de HIV;

asimismo, se llevaban adelante los siguientes programas: Demanda Programada y Espontánea por

Especialidad, Clínica Médica, Pediatría, Tocoginecología, Psicología, Trabajo Social ,Obstetricia,

Kinesiologia y Enfermeria.

IMPA contaba también con un equipo gerontológico que brindaba atención médica y psicológica,

ofrecía charlas de salud y de investigación, y daba los talleres de Estimulación temprana,

Aprendiendo a dibujar, Viajando por nuestras emociones, Movimiento y Tango.

21

Centro de Documentación Empresas Recuperadas (CDER, UBA). http://www. recuperadasdoc.com.ar/Publicacionespropias.htm

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Este servicio que daba la fábrica a la comunidad tuvo que ser suspendido en el año 2008, a raíz

de la orden judicial de cortar el suministro de energía a la planta. No obstante ello, aún figura en el

listado de sedes del CesSAC, en la web del Gobierno de la Ciudad.22

Bachillerato Popular de Jóvenes y Adultos IMPA

Concebido por iniciativa de la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares (CEIP)

como un bachillerato especializado en Cooperativismo y Microemprendimientos, este organismo

comenzó a funcionar en el año 2004, siendo su carácter libre y gratuito. La institución, que en la

actualidad cuenta con una matrícula de 200 estudiantes, ofrece títulos con validez oficial.

Al momento de escribir este artículo, existen un centenar de Bachilleratos Populares en la

República Argentina, nacidos a consecuencia de la crisis de 2001, la mayoría de los cuales se

encuentran en la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores.

El personal docente de estas instituciones trabaja desde el principio de manera voluntaria,

situación irregular que comenzó a solucionarse en el año 2011, mediante la firma de un acuerdo con

la Dirección General de Escuelas. No obstante ello, en 2012 la nueva gestión de ese organismo

estatal decidió ignorar el mencionado convenio, poniendo en peligro la existencia de los

bachilleratos, los cuales continúan su labor mientras reclaman el derecho al salario docente.

Centro Cultural “IMPA – La Fábrica”

A principios de 2009 IMPA decidió fundar este centro cultural, con el objeto de dar continuidad

a las experiencias similares que se venían desarrollando desde 1999, y que sufrieron una abrupta

interrupción en el año 2004, al cambiar la comisión directiva de la Cooperativa; para evitar una

22

Visto en línea el 30-7-2012: http://www.buenosaires.gov.ar/areas/salud/sistemas_salud/ficha.php?id=78

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posible repetición a futuro de ese cierre, se resolvió poner la conducción del Centro en manos de

trabajadores de la empresa.

Desde entonces, y bajo el lema Lucha, Trabajo, Cultura, el Centro ofrece talleres de plástica,

danza, música, teatro y cine23

. En julio de 2008, se realizó la 8ª edición de la Feria del Libro

Independiente y Alternativo (FLIA), evento de una sola jornada al que concurrió una multitud

estimada en cerca de 7.000 personas.

En 2010 se inauguró la sala teatral “Nora Cortiñas”24

, ubicada en el primer piso de la planta; en

octubre de 2011, el Centro fue designado —junto a ilustres teatros porteños como el Cervantes y el

San Martín— sede oficial del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA); y en febrero de 2012,

volvió a ser designado como sede, esta vez del II Festival Shakespeare Buenos Aires.

En el último año y medio, el Centro contabilizó un total de 28.000 espectadores, que han

asistido a los diferentes eventos realizados por IMPA.25

Medios de comunicación alternativos emitiendo desde IMPA

En las instalaciones de la fábrica funcionan en la actualidad un canal de radio, y otro de

televisión. El primero es SubteRadio 101.7 FM, emisora de los trabajadores del Subterráneo y el

Premetro de Buenos Aires, con una programación que abarca el horario de 18 a 24 hs., de lunes a

23

Entre su fundación el 1º de mayo de 2009 y julio de 2012, el Centro mantuvo un promedio de 25 talleres artísticos. 24

Bautizada así en homenaje a una de las primeras mujeres que enfrentaron a la dictadura militar en 1977, hoy principal referente de la agrupación “Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora”. 25

Link: http://www.impalafabrica.org.ar/

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viernes26

; el segundo es Barricada TV – Noticiero Popular, que emite los días martes, miércoles y

viernes entre las 15.30 y la 24 hs.27

Universidad de los Trabajadores

Este proyecto nació en el año 2010, merced a un acuerdo entre el reconocido poeta, psicólogo y

dramaturgo Vicente Zito Lema —fundador y ex director de la Universidad Popular Madres de Plaza

de Mayo— y un colectivo de trabajadores de la cultura, con los trabajadores de la fábrica.

Entre las actividades académicas realizadas por la Universidad, se cuentan la I Jornada

Internacional de Trabajo y Reflexión, el I Congreso sobre Trabajo y Pensamiento Crítico, los

Seminarios de Historia del Movimiento Obrero, de Derechos Humanos desde la perspectiva de los

Trabajadores, y de Economía Humana.

Museo IMPA del Trabajo

El anhelo de crear un museo sobre la cultura del trabajo en Argentina, demolida por el auge del

neoliberalismo, es una antigua aspiración de los trabajadores de la fábrica, en el cual se encuentra

trabajando desde el año 2011 un equipo interdisciplinario, surgido del ámbito de la Universidad de

Buenos Aires.

El proyecto, que fue aprobado por la Secretaría de Extensión Universitaria de la UBA y se

encuentra en la fase inicial de realización, lleva el sugestivo título de “Museo IMPA del Trabajo:

memorias sociales sobre la identidad obrera”.

26

Link para escuchar la programación: http://www.subteradio.com.ar/ 27

Link: http://www.barricadatv.org/

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La idea matriz se basa en la recolección de objetos, imágenes, documentación y testimonios de

lo que fue la historia de IMPA, con el objeto de organizarlos en una exposición permamente, que

explique los avatares de la cultura del trabajo en Argentina a través del último siglo, tomando como

paradigma la historia de esa fábrica centenaria.

5. En la encrucijada

A catorce años de lo que podría definirse como su refundación en 1998, la situación actual de

IMPA —tomada como referencia de las demás fábricas recuperadas existentes en el país—, bien

podría calificarse como precaria.

A pesar del generador de energía donado por el gobierno nacional, la fábrica sólo puede hacer

funcionar uno solo de sus sectores, el de producción e impresión de pomos de aluminio.

Por otra parte, aún queda pendiente la posibilidad de un recrudecimiento en los ataques

ejecutados desde el Poder Judicial; y para que esa amenaza pueda darse por extinguida, es necesaria

la sanción de la Ley de Expropiación Definitiva en favor de sus trabajadores, cuyo tratamiento se ve

demorado en los pasillos de la Legislatura porteña.

Asimismo se hallan pendientes de resolución dos proyectos de ley presentados en ese mismo

organismo: la declaración de IMPA como “Patrimonio Histórico-Cultural”, y como institución “de

Interés Científico, Cultural y Comunitario”.

Entre tanto IMPA ocupa, resiste y produce. O acaso sea mejor dar fin a esta nota, citando las

palabras de sus propios obreros:

“Los trabajadores de IMPA resisten y esperan que se les permita continuar con el ambicioso

proyecto de trabajar en paz, en un marco legal sin dejar de ser lo que son: Trabajadores y

Productores de sus propias historias”.28

H. R. S., julio de 2012.

(*) Periodista, escritor e historiador argentino.

Autor del libro “Días rojos, verano negro” (Anarres, Bs. As., 2011),

una crónica de la Semana Trágica de enero de 1919.

28

http://www.impalafabrica.org.ar/