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1 “Este libro es objetivo, serio y bíblico.” —Dave Hunt ¿HORA DEL ESPECTACULO PARA LAS OVEJAS? O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O LA IGLESIA Y LA PASION DEL CRISTO por T. A. McMAHON Coautor de LA SEDUCCION DEL CRISTIANISMO

LA IGLESIA Y LA PASION...Coautor de LA SEDUCCION DEL CRISTIANISMO THE BEREAN CALL BEND • ORFEGON 3 Excepto donde se indique de otra manera, todas las citas de la Escritura en este

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“Este libro es objetivo, serio y bíblico.” —Dave Hunt

¿HORA DEL ESPECTACULO PARA LAS

OVEJAS?

O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O

LA IGLESIA Y

LA

PASION DEL CRISTO

por

T. A. McMAHON

Coautor de

LA SEDUCCION DEL CRISTIANISMO

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¿HORA DEL ESPECTACULO PARA LAS

OVEJAS?

LA IGLESIA Y

LA

PASION DEL CRISTO

T. A. McMAHON

Coautor de

LA SEDUCCION DEL CRISTIANISMO

THE BEREAN CALL BEND • ORFEGON

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Excepto donde se indique de otra manera, todas las citas de la Escritura en este libro son de la Biblia Reina-Valera versión 1960. Las cursivas en la referencias Escriturales son añadidas para énfasis por el autor. Una hoja informativa, The Berean Call, puede recibirse enviando una solicitud a la dirección abajo, o llamando a 1-800-937-6638. Para registrarse para recibir actualizaciones por correo electrónico, para acceso a nuestros archivos digitales, y para pedir una variedad de recursos adicionales en línea, visítenos en www.thebereancall.org Título en inglés: SHOWTIME FOR THE SHEEP? Copyright 2004 por T. A. McMahon Publicado por The Berean Call P. O. Box 7019, Bend, OR 97708 Se reservan todos los derechos. Está prohibida la reproducción en cualquier forma de cualquier porción de este libro sin el permiso escrito de la Editorial.

Traducción del Inglés: Dante N. Rosso, Director

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Spanish Translations Ministry [email protected]

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I N D I C E INTRODUCCION PROLOGO

1. ¿HORA DEL ESPECTACULO PARA LAS OVEJAS? 2. ¿ES EL MEDIO EL MENSAJE?

3. ¿DIVIRTIENDONOS MIENTRAS NOS ALEJAMOS DE LA PALABRA?

4. ¿SE PERDIO EN LA TRADUCCION? 5. ¿ES COMO ERA?

6. EXPERIMENTANDO LA VISION DE MEL GIBSON

7. LA MEZCLA DE LA VISION

8. EL HOMBRE QUE QUERIA SER JESUS

9. ¿IMÁGENES DE OTRO JESUS?

10. ¿MARIA, LA PRODUCTORA EJECUTIVA?

11. ¿OTRO EVANGELIO?

12. ¿OVEJAS ALIMENTADAS POR EL ASALARIADO?

13. ¿EVANGELICOS Y CATOLICOS JUNTOS

EN LOS CINEMATOGRAFOS?

14. ¿LUCES, CAMARA, SALVACION? 15. SI, PERO… Y MAS ALLA…

16. ¿A LA MANERA DEL HOMBRE O A LA MANERA DE DIOS?

EPILOGO

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INTRODUCCION

Tan pronto como la lista de créditos al final de la película de Mel Gibson apareció en la negra pantalla, salí corriendo por el pasillo mientras buscaba mi teléfono celular en los bolsillos de mi chaqueta. Todavía no se había movido nadie, dejándome paso libre hacia la salida. Quería quedarme un rato para ver cómo estaban reaccionando las personas ante una de las películas de más controversia y de más publicidad en décadas, pero no tenía tiempo. Mientras corría saliendo del cinematógrafo, mi mente también estaba corriendo con pensamientos acerca de lo que acababa de experimentar. Momentos después estaba al lado de mi automóvil hablando a una periodista de noticias de TV de Seattle poco antes de que ella saliera al aire. Ella sabía por el sitio de la red electrónica de The Berean Call que nosotros habíamos tenido ciertas reservas acerca de la película antes de verla, y quería nuestra perspectiva crítica después que la hubiéramos visto.

¿Qué debía decir yo? La audiencia de los programas de noticias serían mayormente los no salvos, pero no podía dejar de pensar acerca de los creyentes que ya habían visto o eventualmente verían esta película, muchos de ellos alentados por sus pastores. Además, ella me dijo que mi aporte sería limitado a un par de frases. No recuerdo exactamente lo que le dije, pero pienso que fue algo como esto: “Habiendo trabajado un número de años en la industria cinematográfica, particularmente como guionista, yo apreciaba la artesanía de Mel Gibson en llevar a la pantalla su visión personal de la crucifixión y muerte de Cristo. Técnicamente, es una película magnífica. Por otra parte, como uno que ama y estudia las Escrituras, yo no permitiría que Mel Gibson dirigiera un estudio bíblico en mi casa. Su visión no encuadra con la Palabra de Dios.”

Por supuesto, esa fue la reacción apurada y algo emocional de un solo espectador. Mi viaje a casa esa noche fue más de lo mismo. Mi mente todavía estaba corriendo. Las inquietudes que había tenido antes de ver La Pasión del Cristo estaban chocando con imágenes de la gran pantalla misma. Yo estuve en un accidente automovilístico una vez, y todavía me recuerdo vívidamente que me llevaron a mi casa desde la sala de emergencia: todo pensamiento posible de qué, cómo, y por qué había sucedido, así como también temores acerca de las numerosas consecuencias potenciales, batallaban por mi atención en mi mente. Cada actividad física a mi alrededor parecía estar reducida a movimiento lento por comparación. Este día no fue diferente a aquel.

Si lo que relaté anteriormente parece un poquito demasiado emocional para permitir que haya objetividad acerca del tema, yo aprecio esa preocupación. Esperemos que pueda pasar de esa reacción inicial… y que me aboque a una presentación del contenido que sea el resultado de un razonamiento objetivo. El sentido común también puede contribuir, pero mi meta es el sentido bíblico. Espero que los lectores también estén apercibidos de sus propios prejuicios emocionales a medida que entren en juego. Puede que esto no sea fácil para ninguno de nosotros. Después de todo, por su mayor parte, estaré discutiendo una película. Trate de cuantificar, “¡Me encantó!”; “¡La odié!”; “¡Me hizo reír!”; “Me hizo llorar”; “Cambió mi vida”; “Me hizo dormir”; “Es la película más grandiosa que se haya hecho alguna vez”, “¡Fue hedionda!” Las reacciones opuestas como éstas hacia películas de todas clases han mantenido a maridos y esposas sin hablarse durante horas, o hasta días. Las emociones son la sangre vital del mundo

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cinematográfico. Cuanto más una película capte las emociones de sus espectadores, tanto más efectiva será.

Decenas de miles de boletos de entrada fueron comprados por iglesias y organizaciones evangélicas a fin de que sus miembros pudieran asistir a la producción de Mel Gibson de un suceso histórico registrado para nosotros en la Escritura—el acontecimiento más importante de todos los tiempos y la eternidad. Las mega-iglesias dirigían el camino, pero las iglesias pequeñas por todo el país no fueron dejadas afuera. Instaban a sus congregaciones para que apoyaran lo que ellas llamaban una “presentación bíblicamente correcta conforme con la realidad.”

A la lista de las personas que endosaron La Pasión del Cristo no parecía faltarle un líder Cristiano bien conocido. Las líneas denominacionales pronto desaparecieron siguiendo al entusiasmo generalizado. Una acumulación masiva de ovejas estaba teniendo lugar de un extremo al otro de la Cristiandad, y las manadas estaban siendo (y continúan siendo) impelidas a ver una película. ¿Es esto algo bueno?

Por otra parte, hay muchos creyentes (incluyendo los que no han visto la película) que están aprovechando la celebridad de La Pasión del Cristo para compartir el Jesús bíblico y Su evangelio de salvación con cualquiera que desee hablar sobre la película. ¡Esto es algo bueno!

Este breve libro es un esfuerzo por separar algunos de las cuestiones críticas de lo que es un extraordinario fenómeno. Aunque considera la película revienta manzanas de Mel Gibson, lo hace sólo como algo significantemente sintomático de esas cosas que están progresivamente teniendo lugar dentro de la comunidad evangélica: la tendencia hacia el uso del entretenimiento y la diversión para enseñar la Palabra de Dios, la tendencia hacia el avance del ecumenismo (específicamente con el Catolicismo Romano), y la tendencia hacia la interpretación subjetiva de las Escrituras (e.g., Biblias parafraseadas y películas transferidas de la Biblia). Es mi oración que este manuscrito ofrezca algunas percepciones edificantes que todos podamos tomar a pecho, a medida que los que le conocemos a Él busquemos crecer en nuestro amor por nuestro Señor y Salvador, nos mantengamos fieles a Su Palabra y a su senda, y cumplamos los ministerios a los que Él nos ha llamado a cada uno de nosotros.

T. A. McMahon

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PROLOGO

Porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.

Por lo tanto mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó

con su propia sangre.

Hechos 20:27-28

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¿HORA DEL ESPECTACULO PARA LAS OVEJAS? En la primera carta de Pablo a los Tesalonicenses, él los exhorta a “Examinadlo todo;

retened lo bueno” (5:21). Su incentivo a los creyentes de Tesalónica es asegurarse de que sus creencias—y las prácticas resultantes—sean consecuentes con lo que enseña la Palabra de Dios. Al joven pastor Timoteo, le escribe: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina” (1 Timoteo 4:16). Pablo exhorta a los creyentes en Corinto a que se examinen a sí mismos para ver “si estáis en la fe” (2 Corintios 13:5). No obstante, la convicción personal es más probable que tenga lugar que la convicción en grupo. Reconociendo que quizás haya algo erróneo, especialmente cuando estamos participando en ello con nuestros hermanos y hermanas en el Señor, eso es la excepción más bien que la regla.

No obstante, el cuerpo de Cristo, no está sin los que quisieran dirigir nuestra atención a un problema acerca del cual nosotros, junto con otros, quizás hayamos sido inconscientes. En mis años como director ejecutivo de The Berean Call, he leído miles de cartas de los que reciben el boletín de noticias de nuestro ministerio. De los varios grupos, mi favorito por mucho es la categoría del “misionero de vacaciones que no puede creer lo que está pasando”. ¿Por qué es eso? Ellos ofrecen estupendas percepciones y confirmaciones. La mayoría de las personas en esta categoría han estado lejos de los EE.UU. por varios años, y generalmente han estado en un campo misionero donde el ritmo es más lento y el cambio es medido en décadas más bien que meses o años. A su regreso a los EE.UU. muy a menudo se sienten consternados ante los cambios que las personas que viven aquí no se dan cuenta. Nos escriben contándonos acerca de sus preocupaciones por los cambios en sus iglesias; desviaciones en las doctrinas, programas ecuménicos extraños, asombrosas alteraciones en la adoración y la música, enfoques muy diferentes a la evangelización, y así sucesivamente. Claramente ven las tendencias que se han desarrollado en su ausencia y que confirman mucho acerca de lo que nosotros estamos escribiendo. Sin embargo, actualmente algunos cambios están ocurriendo tan rápidamente que uno no necesita un tiempo extenso fuera de EE.UU. para darse cuenta de ellos,

Consideremos este escenario. Supongamos que yo haya ido en un viaje misionero de corto plazo en enero de 2004 y regresado a EE.UU. un mes o algo así más tarde. Cuando mi esposa me busca en el aeropuerto, ella responde a mi pregunta “¿Qué hay de nuevo?” con la siguiente información: “Apenas te fuiste, un famoso actor de Hollywood y director y ganador del Premio de la Academia comenzó a promover una película de categoría “R” acerca de la crucifixión de Jesús. El astro dijo que su película refleja su comprensión Católica Romana conservadora de los cuatro evangelios, las enseñanzas del Concilio de Trento, las visiones místicas de tres monjas, y la liturgia del rito de su Iglesia en latín. Considera que es una “película muy Mariana.” Yo interrumpo con, “¿Y? Aparte del énfasis católico distinto, las películas bíblicas difícilmente sean nuevas…” Dándome una mirada que expresa que no lo puede creer ella misma, mi esposa responde, “Ajústate el cinturón. La película quizás sea el éxito número uno de taquilla de todos los tiempos” Mi quijada se cae… Ella añade, “Hay más. Los principales patrocinadores de la película no son Católicos sino… ¡Evangélicos!” Lo único que puedo decir es “De ninguna manera.” Ella dice, “Esto está más allá de lo que puedo

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imaginarme.” “Por todo el país, las iglesias evangélicas de todo tamaño, forma, y denominación están comprando miles de boletos de entrada y exhortando a sus miembros a que oren por la película y lleven a sus conocidos para que la vean.”

Si en realidad se me hubiera dicho tales cosas a mi regreso de un corto viaje, hubiera tratado de convencerme a mí mismo de que me habían atrapado en una especie de distorsión de tiempo. Seguro, ha habido diálogos extensos entre varias denominaciones evangélicas y la Iglesia de Roma durante años. Y, efectivamente, también ha habido una resistencia creciente a evangelizar Católicos por la mayoría de los líderes y pastores de iglesias influyentes en los EE.UU. Pero nada ha surgido (en lo que mí respecta) para apurar la ocurrencia de semejante suceso alucinante. Quizás aquí haya algo que no entiendo.

¿Qué podría posiblemente inducir—casi de la noche a la mañana—a pastores evangélicos en todo el país a arrear a sus manadas para se alimenten descaradamente del pasto Católico Romano. ¿Cómo puede haber sucedido esto? Además, el Catolicismo no es el único elemento crítico en todo esto. Ni por una conjetura arriesgada. El ecumenismo, el entretenimiento, y el ser destetado de las Escrituras, todos juegan roles substanciales en los sucesos que tienen que ver con la iglesia actual.

En las páginas que siguen consideraré lo que creo son las cuestiones vitales que cada creyente necesita considerar, especialmente cada pastor, anciano, o maestro en el cuerpo de Cristo. Aunque expresaré mis opiniones, ellas no son opiniones desinformadas. Con respecto a las películas y el entretenimiento, mis credenciales académicos son en las artes visuales: diseño, películas, y televisión. Mi experiencia profesional en la industria cinematográfica abarca doce años e incluye propaganda, publicidad, producción, y escribir para la pantalla para importantes estudios y compañías de producciones cinematográficas. Con respecto al ecumenismo y otras tendencias antibíblicas que influencian a la iglesia, he estado escribiendo acerca de dichas cuestiones por más de veinticinco años. Con respecto al Catolicismo Romano, lo he vivido durante tres décadas—la mayoría de esos años como seguidor de pre-Vaticano II del Rito de la Misa en Latín y las doctrinas del Concilio de Trento. Además de esas experiencias, espero sostener esto en común con la mayoría de los lectores de este libro: un amor por la verdad y el deseo de agradar al Señor en todo lo que yo haga.

¿Espectáculo para las ovejas? es una pregunta que ruega una letanía de otras preguntas. Pero aboquemos la pequeña pregunta primero. ¿Está la iglesia siendo dirigida dentro del reino del entretenimiento como un medio de atraer a los perdidos y sostener a los fieles? Parece que sí. ¿Pero es eso necesariamente algo malo? Algunos líderes Cristianos están arguyendo que esta es la única forma en que podemos alcanzar y enseñar a esta generación visual, orientada a la música, nutrida por la televisión. Eso parece tener sentido, pero ¿puede eso lograrse sin socavar la Palabra de Dios?

¿Es una producción dramática, ya sea un sainete o una película de varios millones de dólares, un medio apropiado para comunicar el evangelio? Cuando la Palabra de Dios es representada, ¿constituye eso “añadir a las Escrituras?” Cuando los personajes bíblicos son presentados en la pantalla, ¿cuán parecidos necesitan ser a los personajes originales? ¿Y con respecto a la representación de Jesús? ¿Puede alguno representar al Único que dijo, “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9)? ¿Es aun bíblico hacer semejante intento? Si uno ha de tener confianza en que “espectáculo para las

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ovejas” es una manera eficaz y necesaria de hacer iglesia y de evangelizar a los perdidos, entonces necesita enfrentar estas interrogantes y resolverlas.

¿Y qué de la cuestión ecuménica? ¿Han sido las ovejas evangélicas guiadas a ver una película que las entretiene con “otro evangelio”? ¿Son las influencias Católicas, como el énfasis sobre el sufrimiento físico para la expiación de los pecados de uno, la prominencia de María, y las leyendas místicas y tradiciones de la Iglesia Católica, aspectos inquietantes para alguien? Aparentemente, estos son de poca preocupación a cada uno de las docenas de líderes evangélicos sumamente influyentes que promueven la película.

Aunque las preguntas presentadas en este capítulo (y otros) serán abocadas después, aquí necesito establecer algo crucial acerca de la cuestión Católica Romana. El evangelio según la Iglesia de Roma es un evangelio falso. Creerlo no puede salvar a nadie. Los dogmas Católicos Romanos como la regeneración bautismal, la Eucaristía, y el purgatorio son un rechazo del regalo de la salvación de Cristo—pagado totalmente—por Él en la cruz. Amar verdaderamente a los Católicos significa compartir esa verdad con ellos, no abrazar una obra que niega el evangelio bíblico. Pero es La Pasión del Cristo de Mel Gibson verdaderamente tan Católica que podría prevenir que muchos espectadores entendieran y creyeran el verdadero evangelio, que es lo único que puede salvarlos?

Durante la preparación de este libro, sostuve numerosas conversaciones con los que vieron la película y les encantó. Limité mi argumento con ellos, usando en cambio la oportunidad para formular preguntas. Casi cada pregunta que se encuentra en estas páginas ha sido formulada a uno o más defensores de La Pasión del Cristo. Hasta que les hablaba, pocos habían pensado en las cuestiones que yo presentaba, ya sea antes o inmediatamente después de ver la película. Todos se vieron en apuros en encontrar respuestas con las que ellos mismos estaban cómodos. Sin embargo, casi todos ellos eventualmente decidieron por algo como esto: “Sí, pero,,, yo sé que el Señor va a usar esto para traer muchas almas al Reino.” Si ese es el verdadero caso, podemos dar gracias al Señor por Su gracia y Su misericordia. Cuando nuestros corazones quieren tanto contarle al mundo acerca de Jesús y la salvación que Él solamente provee, nuestro entusiasmo no puede ser templado por el discernimiento, ni nuestras emociones controladas por un deseo predominante de hacer las cosas como Dios las hace. Además, esto suscita la pregunta de los siglos: “¿Los fines justifican los medios?”

Abocaremos si es que el pragmatismo es un principio de la Escritura o no. Los que se inclinan pesadamente sobre un lado de cómo los evangélicos pueden usar la película como una herramienta de testificar, a pesar de los negativos, no parecen estar pensando de otra preocupación práctica: ¿Qué daño los aspectos negativos de la película harán a las ovejas y a las ovejas potenciales? Si llegara a ocurrir algún daño como resultado de ello, ¿de qué forma puede uno proceder prácticamente para deshacerlo?

¿Es todo el entusiasmo por La Pasión del Cristo un marcador significante en la seducción de la iglesia evangélica? ¿Ha abierto la compuerta para los medios y formas que, aunque parezcan ser exitosos para el corto plazo, producirá “obras infructuosas de las tinieblas,” más bien que “el fruto del Espíritu {que es] en toda bondad, justicia y verdad” (Efesios 5:9-11)? Esos pasajes de la Escritura en la epístola de Pablo a los Efesios dieron las órdenes de marcha a todo discípulo de Cristo en estos últimos días antes del regreso del Señor—días que la Biblia caracteriza como peligrosos y espiritualmente

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engañosos. Nosotros debemos comprobar “lo que es agradable al Señor. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.”

Para los que deseen ejercitar discernimiento, el contenido religioso es generalmente la primera cosa que debe escudriñarse. No obstante, el medio de la película presenta algunas otras cuestiones que necesitar ser desafiadas. Para empezar, ¿son sus métodos de dramatizar y presentar las Escrituras y el evangelio “aceptables al Señor”? ¿Podría el medio mismo estar en oposición a lo que la Biblia enseña? Mantenga la sintonía.

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¿ES EL MEDIO EL MENSAJE? LAS PELÍCULAS SON MANIPULADORAS. Pero eso es lo que nos encanta a la

mayoría de nosotros acerca de ellas. Compramos nuestro boleto de entrada, entramos a un salón oscuro, nos dejamos caer en un asiento mullido, y por un par de horas más o menos puede que esporádicamente nos riamos, lloremos, nos quedemos boquiabiertos, saltemos, gritemos, nos tapemos los ojos, sintamos que nuestro corazón late fuerte, nos enamoremos (o, más probablemente codiciemos), odiemos a alguien, gritemos de entusiasmo, pensemos en vengarnos, esperemos reconciliación, o nos durmamos. Las películas nos pueden hacer todo esto a nosotros, y más. Es un proceso asombroso.

Es como dar una vuelta en la montaña rusa, excepto que las películas son mucho más complejas y muchísimo menos honestas. Un viaje en la montaña rusa puede hacernos reír, gritar, o llorar, pero casi todo eso es en respuesta al estímulo físico. Un giro brusco a la derecha puede sorprendernos, pero no hay trucos mentales involucrados. Un viaje en la montaña rusa es muy sencillo; el engaño raras veces juega una parte. Las películas, por otra parte, nos llevan en un viaje mental mediante la manipulación de nuestros sentidos y emociones. Hasta pueden hacer que nos sintamos que estamos físicamente experimentando un viajecito en una montaña rusa, todo creado por el trabajo y los sonidos de la cámara que emulan la situación de la vida real que experimentaríamos en un parque de diversiones. Aunque nuestros asientos nunca se mueven, el deseo de llenar una bolsa de vomitar podría volverse una realidad.

Dominar el arte de hacer películas involucra aprender a organizar los sentimientos de los espectadores. Un libreto cinematográfico es un anteproyecto de “emociones” que los actores, el director, los camarógrafos, el director artístico, el diseñador de la vestimenta, el compositor musical, y docenas de otros artesanos especializados usan para ayudarles a manejar las disposiciones de ánimo de los espectadores. Cada escena se diseña para que obtener una reacción emocional específica. Todos los elementos contribuyentes—música, luces, efectos de sonido, etc.—son creados para el mismo fin. Es fascinante cómo ellos hacen sus trabajos.

Consideremos la música, por ejemplo. Cada estudiante de películas probablemente haya visto una demostración del efecto que la música tiene en una escena. Una imagen sin drama es presentada—generalmente una vista de cerca de una persona o ángulo amplio de un paisaje. Diferentes tipos de música son entonces introducidos. Es asombroso como una escena de una floresta idílica puede ser transformada instantáneamente en un medio ambiente horrible (¡probablemente ocultando las fronteras del infierno!) simplemente añadiendo un poco de música espeluznante. Cualquiera que esté familiarizado con la película Jaws [Tiburón] sabe que un repetido pasaje musical que se tocaba durante la escena de un cuerpo de agua tranquila anunciaba la presencia oculta de un enorme y aterrorizante tiburón blanco de seis metros de largo, y es la clave para lograr que los espectadores mentalmente salgan corriendo para la playa.

Las películas manipulan nuestras mentes. Todas son acerca de cómo influir los pensamientos del espectador. Para casi toda película de éxito, la credibilidad es un factor crítico—aun en dibujos animados. Hasta cierto grado las personas serán indulgentes,

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pero cuando una película deja de ser plausible, la audiencia generalmente la abandonará. Actuar mal, diálogo insípido, escenarios de baja calidad, trabajo de cámara pobre—uno o todo lo antedicho puede sonar el toque de difuntos para una película: “¡No era creíble!”

Aunque la producción de una película cinematográfica involucra el aporte creativo de numerosas personas, las mejores películas generalmente son creadas por un individuo: el director. Él (o ella) trae su visión a la gran pantalla. A menudo es responsable de obligaciones adicionales como escritor y/o productor, dándole más control sobre la historia y la producción. Si la historia es tomada de una novela o libreto escrito por alguna otra persona, el trabajo del director es transferir las palabras que esa persona ha escrito a imágenes representativas de lo que el escritor estaba pensando. No es una ciencia exacta—lejos de ello. Al igual que uno que ha tenido sus guiones traducidos a películas cinematográficas, yo sé que nunca termina siendo la película que uno originalmente se imaginaba. Eso puede ser una gran desilusión, aunque, a veces, mediante un proceso de colaboración que involucra artistas maravillosos, la historia puede ser traducida a una producción que excede muchísimo la visión original del escritor. Puede que no termine siendo lo que él intentaba, pero su éxito tiene una manera de tranquilizar el orgullo herido.

Preparar el reparto de una película es una parte importante del proceso de manipulación. Más allá de la capacidad necesaria de actuar, las apariencias físicas de un actor a menudo son necesarias para mantener la credibilidad de una película. Un superastro de cincuenta años no andaría como un estudiante de escuela secundaria; una comediante establecida podría tener problemas como una Madre Teresa; el diminutivo Danny de Vito no debería asignarse como el principal en la historia de la vida de André el Gigante. Si la audiencia no está convencida de que un actor es creíble en una parte, la llamada magia cinematográfica podría disiparse rápidamente. De nuevo, una vez que una película deja de ser creíble, inevitablemente perderá el interés de sus espectadores.

Todas las cosas mencionadas anteriormente contribuyen al proceso creativo de hacer una película. Por su propia naturaleza, las películas, a fin de tener éxito, deben manipular las emociones. ¿Hace eso que el medio sea inherentemente malo? No. No más que un buen cuenta cuentos que plasma su conversación a fin de prepararnos para una gran frase clave. Aunque actualmente mi lista de películas recomendadas podría encajar en la cabeza de un alfiler, durante los años ha habido películas que yo considero dignas de ver. Aun así, necesitamos estar apercibidos de cómo la naturaleza influyente de una película cinematográfica puede ser usada para el mal. Las películas de propaganda Nazi vistas por audiencias alemanas en los años 1930 y 1940 son ejemplos clásicos de lavado de cerebro que promovieron la superioridad racial mientras inculcaban el odio contra Negros, Judíos, y otros pueblos no Arios. Asimismo, dado el contenido inmoral de la mayoría de las películas actuales, puedo entender y simpatizar con los que desprecian películas que ellos evitarían como una plaga. Un conocido afirmó que la única cosa que lo induciría a volver al teatro sería ver historias bíblicas en la gran pantalla. Apenas estaba convencido por sus propias palabras, y yo estoy aun menos convencido con respecto a las historias bíblicas.

Como se destacó anteriormente, compartir el punto de vista de uno acerca de las películas puede ser comparable a caminar por un campo de minas de reacciones emocionales. Eso es comprensible porque, como yo he demostrado, los sentimientos

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son el factor principal de la cinematografía. Si no hay reacción emocional a una película, no hay casi nada de qué hablar, o probablemente nada digno de hablar al respecto. No obstante, cuando una película tiene un poderoso efecto emocional sobre el espectador, en el mejor de los casos podría ser difícil discutirla objetivamente. Sin embargo, es posible empujar ligeramente la discusión hacia un escenario más objetivo. En un intento por hacer exactamente eso a fin de establecer un caso contra usar películas del medio cinematográfico para presentar contenido bíblico, me dirijo a la matemática básica. Sumemos juntos algunos de los particulares de hacer películas, tanto con la presentación del contenido de la Biblia como con la forma que la Sagrada Escritura prescribe comunicar su contenido, y ver como termina la cuenta.

Una película comienza con un guión, que en sí mismo puede ser una adaptación de una novela. El guionista trata de entender e interpretar las palabras y pensamientos del novelista, y el director de la película procura hacer lo mismo con el guión final. Los dos procesos involucran cambios importantes que son sumamente subjetivos. Una vez que la filmación ha comenzado, la visión se vuelve la del director de la película. ¿Sucede lo mismo cuando uno trata de transferir las Escrituras a la pantalla? Efectivamente. No obstante, puede que no reconozcamos eso como un problema hasta que recordemos quién escribió el material original. ¿Tiene derecho un hombre a cambiar o adaptar la Palabra de Dios escrita? No. ¿Sufrirá la Palabra de Dios en la traducción? Sí. ¿Puede la interpretación visual de un director sobre la pantalla realmente reflejar las Escrituras exhaladas por Dios? ¿La mejora a la Escritura o la hace más fácilmente legible para dramatizarla?

¿Y con respecto a la exactitud histórica? ¿Es la Biblia históricamente exacta? ¡Absolutamente! Si eso no fuera así, no podría ser realmente la Palabra de Dios. Es un hecho irrefutable que la Escritura es ciento por ciento exacta en todo lo que registra. ¿Debería una representación visual de situaciones que son reveladas en la Biblia también ser exacta? Algunos podrían argüir que las películas son arte y no registros históricos. No sé lo que significa eso, aparte de admitir que una película es, por supuesto, inexacta. A pesar de que los artistas durante milenios han extraído de las Escrituras para sus temas y han creado muchas obras estéticamente agradables, ¿dónde, algunas de ellas, han provisto enriquecimiento espiritual? Eso no es posible. ¿Por qué? Porque en el mejor de los casos, ellas son malas representaciones humanas que apelan a la carne. Sin embargo Dios condena dichas tergiversaciones y hace claro como el cristal que “la carne para nada aprovecha” (Juan 6:63).

La cinematografía es mayormente acerca de imágenes visuales. Generalmente el medio es más eficaz cuando el diálogo es mantenido a un mínimo. Esta es una razón que, en contraste directo con la Biblia, que es la Palabra objetiva de Dios, una película es una forma de comunicación muy subjetiva. Por ejemplo, el dicho, “un cuadro vale más que mil palabras,”raras veces es verdadero, porque un cuadro no invita a reacciones específicas o directas. Un sí o un no al ver una hermosa puesta de sol sería verdaderamente extraño. Normalmente, dicho cuadro evoca interminables líneas de poesía erizadas de palabras emocionalmente cargadas. Aunque la Biblia no carece de lenguaje descriptivo, es intencionalmente limitada en ese aspecto y nunca depende de eso para comunicar su mensaje.

Esto presenta un problema cuando se trata de transferir el contenido de la Biblia a la pantalla—a menos, por supuesto, de que uno no tenga un problema en llenar los

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espacios visuales en blanco y en describir escenas más allá de lo que la Palabra declara, aunque el añadir a la Escritura está prohibido según Apocalipsis 27:18 y otros versículos.

Como hemos visto, lo que las películas hacen es organizar los elementos a fin de manipular las emociones de los espectadores. ¿Cómo encuadra eso con la forma en que la Biblia procede a comunicar su verdad? No lo hace. La Palabra de Dios nunca apela a las emociones de uno, ni persuade a las personas en base a los sentimientos. Aunque su verdad pudiera producir algún efecto en nuestras emociones, esa consecuencia siempre sería un subproducto y nunca el medio para transformar espiritualmente nuestras vidas. ¿Cómo, pues, podría una película que está tratando de comunicar el tema de la Escritura emplear un método, es decir, la manipulación de las emociones, que es contrario a la Palabra de Dios? Eso es más que un poquito inconsecuente. Además, una película no tiene otras opciones más allá de la manipulación, porque no puede hacer nada más y tener éxito.

Analizando la “matemática” en todo esto, espero que usted pueda ver que la suma hasta ahora no es favorable a las películas como un medio para comunicar verdades bíblicas. Nótese también que nada de lo presentado en este capítulo ha sido específicamente dirigido a La Pasión del Cristo. Se aplica a todas las películas que aspiran o pretenden transferir la Biblia. No tengo dudas de que muchos que están involucrados en proyectos que transfieren la Escritura a la pantalla son sinceros en sus esfuerzos, así como lo son la mayoría de los que producen “Biblias” parafraseadas. Sin embargo, la ironía es que sus esfuerzos están realmente alejando a personas de la Palabra de Dios. ¿Podrían ambos empeños estar relacionados y, en realidad, ser un contribuyente importante a la iglesia evangélica que se divierte a sí misma alejándose de las Escrituras? Esta pregunta será considerada a continuación.

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¿DIVIRTIÉNDONOS MIENTRAS NOS ALEJAMOS DE LA PALABRA? CUANDO OIMOS LA PALABRA “divertido,” generalmente pensamos en ella

cuando nos referirnos a algo humoroso o relacionado con divertirnos. Una forma particular de entretenimiento podría hasta venir a la mente. No obstante, la palabra tiene otra definición que muchos de nosotros quizás no hayamos considerado. “Divertir” también significa desviar o engañar. La diversión es ciertamente una desviación, particularmente de las cosas serias de la vida. Cuando analizamos la palabra, obtenemos algunas percepciones interesantes. Por ejemplo, “Musing” [pronunciado miúsing, en inglés], significa “considerar seriamente o largamente.” El salmo 143:5 nos da ese entendimiento: “Me acordé de los días antiguos; Meditaba en todas tus obras; Reflexionaba en las obras de tus manos.” Sin embargo, agregando el prefijo “a” (denotando “desconcertado con”) a “musing,” produce el adjetivo a-musing, definido como “despreocupado con dar consideración seria.”

En vista del apetito voraz del mundo actual por el entretenimiento, no estaría fuera de línea sugerir que pensar seriamente [en la situación] pudiera estar declinando. Ese no es un comentario social sino meramente una observación. Es más bien obvio que hay multitudes entre nosotros que “¡simplemente quieren divertirse!” La idea de “divertirse” hasta podría parecer natural a algunos, pero es una percepción de los últimos días. Mi reimpresión de 1828 del American Dictionary of the English Language de Noah Webster da esta definición de la palabra “diversión”: “Deporte; alegría vulgar. Una palabra baja” (cursivas en el original). Si no conociéramos que esa definición era común hace casi 200 años, ¡podríamos pensar que fue recientemente reformulada para describir las actividades del Super Bowl 2004 con Janet Jackson y el elenco! Por supuesto, eso no es para negar que la diversión buena y limpia existe, o que tiene un lugar digno en nuestras vidas. Sin embargo, necesitamos reconocerla por lo que es y cómo está influyendo nuestras vidas.

Cuando el entretenimiento, o la diversión, toma las riendas con la intención de enseñarnos acerca de asuntos de serias consecuencias, el resultado será un engaño. Algunos pueden pensar que un comediante ante una audiencia durante cirugía cerebral es divertido en una comedia situacional por TV, pero pocos se sentirían cómodos sabiendo que semejante elemento “divertido” era un curso requerido para el título de su doctor en medicina. Hacerse el payaso, combinado con la ejecución de procedimientos médicos de vida o muerte, raras veces produce buenos resultados. Lo mismo puede decirse de cuestiones de naturaleza espiritual que afectan nuestra vida temporal y destino eterno. El entretenimiento tiene su lugar, pero hay ciertos lugares donde está prohibido.

La Biblia no es un libro alegre, divertido, poco serio. Aunque su contenido produce gozo inexpresable para el lector serio, su propósito expresamente declarado es la revelación de Dios a la raza humana, en Sus propias palabras: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). A lo largo de las Escrituras, el Espíritu Santo revela lo que el hombre no puede resolver por sí solo acerca de Dios, y acerca de sí mismo: las profundidades de la depravación humana, el amor abrumador de Dios por la raza humana, Su solución para el problema del pecado del

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hombre (lo cual demuestra Su amor), y las consecuencias eternas para los que aceptan o rechazan Su solución. Dichas cosas son de una naturaleza seria y vital.

Esto no significa que el Libro no puede producir respuestas que sean regocijadamente edificantes. El Antiguo Testamento, erróneamente caracterizado por algunos como nada más que iracundo, está lleno de maravillosas expresiones de gozo por el pueblo de Dios en reacción a las palabras de Dios. “Pues tus testimonios son mis delicias” escribió el salmista (Salmo 119:24). La reina de Sabá reconoció el fruto de la sabiduría de Dios dada mediante la enseñanza de Salomón: “Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría” (1 Reyes 10:8). Las Escrituras describen a los Israelitas como “alegres y gozosos de corazón por los beneficios que Jehová había otorgado a David y a Salomón, y a su pueblo Israel” (2 Crónicas 7:10). Asimismo, el Nuevo Testamento está lleno de creyentes que experimentan alegrías emocionantes a medida que crecen en su relación con nuestro Señor mediante la lectura de Su Palabra. Con respecto a la aparición de Jesucristo, Pedro escribe: “A quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso” (1 Pedro 1:8).

Aunque hay otras numerosas clases de reacciones (dolor, confianza, tristeza, pavor, convicción, culpa, esperanza, consuelo, temor, etc.) que acompañan la lectura de las Escrituras, dichas emociones son un subproducto de la verdad de Dios. La Palabra nunca inventa situaciones emocionales para persuadir a sus lectores.

La diversión, la alegría y el entretenimiento son conceptos que son incompatibles con la Biblia. Dichas palabras denotan un proceso que es inconsecuente con una actividad que requiere la atención seria o fervorosa. Todas son acerca de desviaciones del pensamiento serio. Cuando se las aplica al contenido bíblico, semejantes desviaciones por su propia naturaleza socavan la manera en que Dios querría que nosotros enfocáramos Su Palabra. Esto es un asunto serio.

El salmista escribe, “Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan” (Salmo 119:2). Pedro declara que nosotros somos “nacidos de nuevo… por la palabra de Dios” (1 Pedro 1:23). Jesús nos dice que debemos ser santificados o colocados aparte, por la Palabra de Dios: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). David no nos provee “diversiones” al referirse a la ley, los estatutos, mandamientos, juicios, y el testimonio (es decir, todas las Escrituras) en el Salmo 19:

La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; los juicios de Jehová son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que la miel, y que la que destila del panal. Tu siervo es además amonestado con ellos; en guardarlos hay grande galardón. (Salmos 19:7-11) Pablo nos amonesta a que seamos diligentes en nuestro estudio y manejo de las

Escrituras de modo que podamos entenderlas y comunicarlas siendo “aprobado por Dios” (2 Timoteo 2:15). Nuevamente esto es un asunto serio. Cuando la diversión, la

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alegría y el entretenimiento participan en el manejo de la palabra de Dios, no importa cuán sincera sea la intención, entonces entra en juego la trivialización de la Palabra. Además, se aplica un significado pasado de moda de la palabra divertir: engañar. Pablo estaba preocupado acerca de dichas cuestiones en el cumplimiento de su ministerio cuando escribió: “Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios” (2 Corintios 4:2).

Sírvase notar que el asunto aquí no es acerca de usar diversión, alegría y entretenimiento para atraer a los perdidos a que oigan la Palabra de Dios. Ese enfoque a veces puede tener sus usos pero, tristemente, también puede alentar multitudes de abusos insólitos. Sin embargo, ese no es nuestro tema. La cuestión ante nosotros es incorporar “entretenimiento” dentro de la comunicación de la verdad de las Escrituras.

Sería muy fácil llenar el resto de este libro, y muchos tomos más, con lo que la mayoría consideraría ejemplos extremos de esfuerzos por enseñar la Biblia mediante la diversión. Aquí hay unos cuantos anuncios: “The Beverly Hillbillies Bible Study [El estudio bíblico de los rústicos montañeses de Beverly] es una herramienta para ayudar al crecimiento de la iglesia que también ayuda con el problema perpetuo de reclutar maestros de escuela dominical sobresalientes.” Esta compañía también ofrece “The Mayberry Bible Study [El estudio bíblico de Mayberry], con Andy, Barney, Opie, y todos sus viejos amigos” y “The Bonanza Bible Study” [El estudio bíblico de Bonanza,” con Hoss y Little Joe. También como película principal está “The DVD Bible Study [El estudio bíblico DVD] donde actúa el “Dick Van Dyke Show” [El espectáculo de Dick Van Dyke]. Un artículo reciente de Charisma Online Service incluía una iglesia en Tennessee que ha modelado su servicio de media semana como el programa televisivo nocturno de David Letterman, completo con una lista de los “Top Ten” [Diez Mejores] con un tono religioso. El pastor actúa como el “anfitrión,” comenzando con un monólogo y respaldado por una banda en vivo. El programa es acompañado por interludios musicales.

¿Qué diríamos de vegetales animados que hablan acerca de Dios? Hasta la fecha, se han vendido más de 25 millones de copias del video Veggie Tales [Cuentos vegetarianos]. El último episodio actualmente en producción se titula Sumo de la Opera. Su anuncio efusivo promocional afirma: “El complot es muy secreto por el momento, pero ha sido descrito como “Rocky meets Mikado meets profesional wrestling [Rocky enfrenta a Mikado en lucha profesional—con una lección bíblica además.” ¡Esto no es simplemente diversión para el conjunto de jardín de infantes!

Me imagino que acabo de perder un número de lectores. Si usted está en el borde de unirse a sus filas, aspire profundamente y considere el término trivial. ¿Es posible que un pepino que habla, aunque inteligente e ingenioso, puede estar trivializando la Palabra mientras intenta entregar “una lección bíblica”? Un diccionario resume el significado de “trivial” diciendo que “se refiere principalmente a cosas que tienen poca importancia o significado en sí mismas o que no requieren profundidad intelectual de parte de las personas preocupadas con ellas.” No es que esa sea la intención de ninguno de los que crean semejante herramientas de enseñanza o las que las usan. Sin embargo, eso es lo que inevitablemente resulta debido a la aplicación misma de productos orientados al entretenimiento. No sólo está el escenario de frutas y vegetales que predican contradiciendo los versículos citados anteriormente, sino que el método es

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engañoso, que el apóstol Pablo citó como una cuestión de preocupación en 2 Corintios 4:2. ¿Por qué se han vendido más de 25 millones de videos de Cuentos Vegetarianos? ¿Es debido a las verdades bíblicas que ellos contienen? ¿O es porque son lindos, cómicos y entretienen? Evidentemente, el entretenimiento es el elemento dominante. Ese concepto debe ser mantenido por los videos para continuar siendo exitoso, no obstante ellos extraerán del contenido bíblico—es decir, esas cosas no tan serias o sagradas que ellos no pueden acomodar en el entretenimiento. ¿Pero qué parte de la Palabra de Dios podría ser esa? Hay que recordar que esto no es lo mismo que un dibujo animado del Correcaminos, que no tiene aspiraciones más allá de la pura diversión. Los Cuentos Vegetarianos han atraído a millones de Cristianos basádose en su contenido “bíblico”, no obstante les han vendido un mensaje que, en el mejor de los casos, ha trivializado ese contenido.

Aunque no tenga un tomate que habla, la película de dibujos animados Príncipe de Egipto parecería ser otro ejemplo más bien obvio de entontecer un suceso bíblico. Difícilmente alguien objetaría si dichas historias fueran ficción o mitos antiguos. Pero ese no es el caso. A lo largo de la historia, los copistas han hecho grandes esfuerzos para asegurarse de que ni una jota ni una tilde en cada línea de la Biblia fuese meticulosamente registrada. Eso es imperativo con un Libro que declara que cada palabra fue “dada por inspiración de Dios.” ¿Entonces qué tamaño tiene la brecha, entre las copias esmeradamente producidas de la Biblia y una película de dibujos animados de dos horas acerca de Moisés, quien fue un tipo de Cristo? “Pero,” alguien podría quejarse, “uno no puede comparar dibujos animados con la Palabra. ¡Nadie los toma en serio!” Dígale eso a la compañía productora que tenía eruditos evangélicos que le ayudaron con el contenido bíblico de la película y la exactitud a fin de ganar (lo cual hizo, a montones) una audiencia evangélica.

¿Qué le hace al mensaje la transferencia de las Escrituras al medio del dibujo animado? Si el medio sólo tiene la intención de entretener y nadie lo toma en serio, ¿podría ese ser un vehículo apropiado para la verdad de Dios? ¿Qué sería entonces de un esfuerzo por hacer un dibujo animado bíblicamente exacto? Ese también es un problema, porque la exactitud es un absurdo en un dibujo animado. Espero que se esté volviendo evidente que, aun cuando muchas producciones de dibujos animados son creadas con el fin de sinceramente edificar a las personas mediante temas bíblicos, ellos inevitablemente trivializarán el contenido serio y terminarán divirtiendo a sus audiencias alejándolas de la Palabra.

A diferencia de las películas de dibujos animados, las producciones dramáticas a menudo son asombrosas en la presentación realista de sucesos históricos. Parecería, entonces, que ellas son más adecuadas para presentar el contenido de la Biblia. Pero “más adecuadas” es una comparación relativa. ¿Es “más adecuada” la norma que nosotros queremos ver en nuestra evaluación del proceso de conversión de sucesos bíblicos en una película cinematográfica dramática? ¿Puede el medio hacerle justicia, o se perderá—o se añadirá— algo significante en el proceso de transferencia?

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¿SE PERDIÓ EN LA TRADUCCIÓN? Algunas cosas no se traducen bien. Una novela, por ejemplo, que mayormente

comunica los pensamientos que desfilan a través de las mentes de sus figuras centrales serían difíciles de convertir a un medio que representa imágenes visuales. Aunque la corriente de la conciencia de un personaje principal puede ser estimulante así como también hacernos reflexionar, si tiene que ser comunicada mediante narración, perderá lo que hace que las películas sean más convincentes: las imágenes visuales dramáticas. La imagen es todo en las películas. Algunas novelas son muy buenas para la pantalla, mientras que otras serían mejor para programas de radio. Aun esas películas que han vencido las dificultades de la transferencia a la pantalla y han resultado un éxito de taquilla, no carecen de detractores. Los coros de “¡Odié la película!” y “¡Me encantó el libro!” siempre obsesionarán a las películas sacadas de novelas populares.

Aunque las críticas personales sobre las películas son generalmente opiniones relacionadas con lo que nos agrada o nos desagrada, algunas evaluaciones tienen una base más objetiva. Por ejemplo, una persona que dice que le agrada más el libro que la película podría notar que la película pudo cubrir solamente una pequeña porción del libro. Podría quejarse de que sus escenas favoritas del libro nunca lograron llegar a la pantalla. Lo mismo podría decirse de los personajes del libro: puede que unos cuantos hayan sido dejados de lado, y uno nuevo que parecía combinar más de un papel pueda haber sido agregado. Finalmente, y más subjetivamente de todo, hay la protesta de que las imágenes presentadas en la pantalla no eran la manera en que el crítico las imaginaba cuando leía la novela.

La respuesta común a los que organizan una crítica “odié la película, me encantó el libro” es que una película no puede ser legítimamente comparada con el libro porque los dos medios son distintamente diferentes, y cada uno por lo tanto debe considerarse únicamente en base a sus propias características. Algunos ardientes entusiastas de La Pasión del Cristo, de Mel Gibson están ofreciendo esa línea a los que se quejan que su película subvierte la Biblia. Mel Gibson mismo ha dicho que su película no es una documental sobre la Biblia y no debería ser vista de esa manera. Él la compara a una obra de arte. ¿No debería eso satisfacer a los que quieren criticar minuciosamente su interpretación visual de lo que está escrito en las Escrituras? Eso depende de cómo uno vea la Biblia, y más importante todavía, cuan fiel es ese punto de vista a lo que la Biblia misma enseña.

Para comenzar, trasladar el contenido de la Biblia a la pantalla es en cierta forma similar a traducir una novela, pero de una manera extremadamente importante no hay comparación: Dios es el Autor de las Escrituras. Su Libro es absolutamente único en su género. Fue escrito durante un período de 1.600 años por 40 personas que vivieron en culturas diferentes y tenían diversas ocupaciones. No obstante se lee en su totalidad como si fuera la obra de una sola mente, lo cual es—la del Espíritu Santo (2 Timoteo 3:16). El apóstol Pedro explica que la Palabra de Dios no vino “por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21). Frases tales como “Así dice el Señor” y “La palabra del Señor vino a mí” se encuentran más de 4.000 veces a lo largo de la Biblia.

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La prueba de que la Biblia es exactamente lo que afirma ser es confirmado por 1) su exactitud histórica, atestiguada por la arqueología, 2) su exactitud en materias relacionadas con la ciencia, confirmadas por la ciencia empírica verdadera, y 3) la profecía—la predicción de sucesos cientos y, en algunos casos, miles de años antes de que los sucesos acontecieran. Las vidas transformadas de millones de almas que la han leído y la han creído también es evidencia abrumadora a favor del origen sobrenatural de la Biblia. La profecía, no obstante, es su prueba irrefutable. Una cuarta parte de la Escritura es profética, y no está cubierta por un velo de ambigüedades.

Como un solo ejemplo, detalles específicos sobre la crucifixión de Jesús fueron descritos por David en el Salmo 22 y por el profeta Isaías en al capítulo 53 del libro que tiene su nombre. Los particulares predijeron quiénes estarían en la escena, cómo reaccionarían, lo que los soldados romanos le harían a Jesús, las mismas palabras que Él expresaría, que ningún hueso sería roto de su cuerpo, que Él sería traspasado, que sería sepultado en la tumba de un rico, y otros detalles precisos numerosos—¡sin embargo estos profetas de Dios vivieron 1.000 y 750 años respectivamente antes del nacimiento de Cristo! Además, a la fecha de ambos escritos, el apedreamiento, no la crucifixión, era la práctica entre los Judíos para ejecutar a los malhechores. La crucifixión no se volvería una medio común de ejecución pública hasta que fue adoptada por los persas (ca. 500 a.C.), seguido por los griegos y los romanos siglos después.

Los criterios que la Biblia coloca sobre sí misma con respecto a si es realmente la Palabra de Dios o no es lo que uno esperaría de algo que Dios ha escrito: perfección. Si se halla que es incorrecto en lo que afirma, o falso en lo que predice, ¡debemos echarlo a la basura! No obstante, no porque eso significaría que era solamente otro libro religioso conjurado por hombres, sino porque sería un fraude. Como lo notamos en el último capítulo, la Biblia se considera a Sí Misma muy seriamente: “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios” (Lucas 4:4).

Uno pensaría que la naturaleza muy seria de las Escrituras haría que cualquier hombre que teme a Dios huyera de la tarea de traducirla. Sin embargo, ¿acaso no hay una cantidad de traducciones de la Biblia—todas desde los que defienden ferozmente la Versión del Rey Jaime hasta la auto-interesada Traducción del Nuevo Mundo de los Testigos de Jehová? La meta de cada equipo honesto de traducción es producir la traducción más exacta posible, basada en los manuscritos Griego y Hebreo más confiables que haya disponibles. Aunque no hay manuscritos originales en existencia, damos gracias a Dios que conservó Su Palabra. Tenemos una Biblia que, desde todo punto de vista, es la Palabra de Dios. Mientras eso ha sido comprobado en tomos de libros eruditos, algo que no es el tema de este libro, considere esta pieza más bien simple de evidencia que la apoya. Basado en los Rollos del Mar Muerto, que datan del año 140 a.C., sabemos que el Antiguo Testamento que leemos hoy es exacto. No hay duda de que, años después, Jesús leyó esas mismas escrituras, pero en el Nuevo Testamento no hay registro alguno de que las haya criticado. Con respecto al Nuevo Testamento, hay más evidencia a favor de su exactitud relacionada con los originales que las que hay a favor de cualquier libro de la antigüedad.

No obstante, pueden surgir problemas, y han surgido. Ocurren principalmente cuando los hombres se desvían de lo objetivo a lo subjetivo, es decir, cuando van de la ciencia de traducir exactamente los idiomas Hebreo y Griego a seguir sus sentimientos con respecto a lo que el texto dice—y, finalmente, lo que significa. Aunque algunas

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traducciones se inclinan a la subjetividad, ese error es omnipresente entre las muchas paráfrasis populares que se usan hoy. A diferencia de traducciones que son el esfuerzo cooperativo de un panel de eruditos que son expertos en los idiomas originales (con excepción de los traductores de la Traducción del Nuevo Mundo)), las paráfrasis son generalmente el producto de la “visión” de un hombre. La versión ampliamente usada The Message [El Mensaje] de Eugene Peterson, es un ejemplo primordial de cuán extraordinariamente subjetiva puede volverse una paráfrasis y todavía tener la audacia de ser promovida como la Palabra de Dios. ¿Cuáles son las consecuencias? Ellas son comparables a un marinero que le hace ajustes intuitivos a una brújula verdadera. Al principio, los errores quizás no se noten; pero cuanto más navega, tanto más lejos se desvía del derrotero. Desviarse de lo que Dios dijo a lo que alguien siente que Él dijo es un engaño que se dirige a un desastre espiritual.

Si desviarse de una traducción literal de la Palabra de Dios a una paráfrasis introduce serios errores, ¿cómo sería intentar una traducción visual? Aunque una paráfrasis se queda dentro del límite del medio de las palabras, no parece haber límites para decidir lo que la palabra significa más allá de los prejuicios del intérprete. Por ejemplo, en The Message, Peterson coloca un giro humanista a Filipenses 4:7 (“Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”). En contraste, él escribe: “Antes que lo sepa, una sensación de la integridad de Dios, todas las cosas juntándose para bien, vendrán y lo establecerán a usted” (El Mensaje). ¿Cómo interpreta él Juan 1:14 (“Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros…”)? “La Palabra se hizo carne y sangre, y se mudó al vecindario” (el Mensaje). La única pauta en esta clase de interpretación es la que el “traductor” se imagina que sería mejor para comunicar la idea de un versículo de la Escritura. Si la subjetividad de una paráfrasis nos suelta de las amarras objetivas de la Palabra de Dios, ¿qué hará una traducción de una imagen textual a una visual?

Mel Gibson y su “paráfrasis visual,” La Pasión del Cristo, debería obligar a cada creyente, ya sea que haya visto la película o no o tiene planes para verla, a que considere la cuestión del proceso “palabra a imagen visual” y llegue a una respuesta consecuente con lo que cree que la Biblia enseña. ¿Por qué? La película misma influirá tanto a creyentes como a no creyentes durante años y fomentará el abandono de cualquier reserva que la iglesia evangélica haya tenido acerca de usar imágenes visuales para la comunicación de temas bíblicos. Enfrentar las cuestiones involucradas debería ayudarnos a considerar nuestra aceptación de un sinnúmero de otras producciones, desde lo cómico a lo evangelístico a lo profano—de los Veggie Tales [Cuentos Vegetarianos] a la película Jesús a Judas y las hordas de otras películas religiosas que seguirán como consecuencia del éxito de La Pasión del Cristo.

¿Estaba el señor Mel Gibson apercibido de la tarea que tenía por delante? Con eso no me estoy refiriendo a los asuntos involucrados en lanzar una producción cinematográfica de varios millones de dólares. Él ha experimentado eso, y lo ha hecho, y ha recibido los más altos honores de la industria cinematográfica por hacerlo bien. ¡La tarea a la que me estoy refiriendo es la transferencia de un libro escrito por Dios a la pantalla grande de la cinematografía. No cabe duda de que estaba conciente de las sensibilidades de los diferentes grupos religiosos, pero ¿tenía él alguna idea de lo que estaba por abocar desde el punto de vista bíblico? Al llevar a la pantalla las horas finales

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de Cristo, antes e incluyendo Su muerte, necesitaba convertir las palabras de la Escritura en imágenes.

Un obstáculo importante entre muchos otros que él enfrentó, fue que la Biblia no es un libreto cinematográfico. Ni siquiera se acerca. Ofrece muy poco a modo de descripción, y las películas son la sustancia de las descripciones realizadas. Donde había brechas deliberadamente dejadas por el Espíritu Santo, Mel Gibson y sus colaboradores las llenaron según vieron la necesidad, por amor al arte y la continuidad dramática. Además de crear escena tras escena, basado en lo que es—y lo que no es—en las Escrituras, tuvo que designar para el elenco personajes en los evangelios. Un libreto generalmente da vívidas descripciones de sus principales personajes. La Palabra de Dios no lo hace. Por ejemplo, se nos dice lo que los discípulos dijeron y lo que hicieron, y punto. No obstante, eso no es lo suficientemente bueno para el medio de la película; debe añadirle más sustancia visual. Pero, ¿debería la Palabra de Dios someterse a semejantes “mejoramientos”?

Pedro tiene que verse y actuar como un personaje que asume el cargo que sería creíble cortándole la oreja a un siervo pero, al mismo tiempo, puede comunicar culpa y tristeza cuando rechaza a Jesús. Las líneas que dice y la forma en que las dice deben conformarse a la visión subjetiva del director. Todo de lo mismo se aplica—por respeto a la película—a las otras figuras bíblicas cuya presencia es requerida para la historia de la pantalla, es decir, la historia en la mente del director.

El proceso, como puede verse hasta ahora, no concuerda con la verdad bíblica. Si la única forma de hacer una película de calidad acerca de la Biblia—es decir, una con todos los ingredientes necesarios para una producción exitosa—es fabricar ideas de la imaginación de uno, ¿no es eso corromper la verdad bíblica con contenido ajeno a la Biblia? Alguien podrá argüir, “Pero una película no es la Biblia.” Es verdad. ¿Pero qué pasaría si se la aceptara ampliamente como una traducción visual de un suceso presentado en los Evangelios? Cuando una película como La Pasión del Cristo es percibida como algo que describe contenido bíblico de la forma más exacta que puede, y cuando los líderes evangélicos por todo el país dan testimonio de su exactitud bíblica, ¿no debería la película ser escudriñada de la misma forma que uno escudriñaría a un evangelista de televisión o cualquier otro que nos alimenta contenido religioso? ¿No deberíamos nosotros escudriñar las Escrituras para ver si “eso era como era”?

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¿ES ASI COMO FUE? Un pequeño rubro de controversia que estaba suspendido sobre La Pasión del Cristo

era el supuesto comentario que hizo el Papa Juan Pablo II después que vio la película. Se alega de que dijo, “¡Así es como era!” A pesar de que esa es una línea extraordinaria para la promoción de la película (incitando con ello a los escépticos), hay evidencia sólida que el Papa efectivamente expresó esa declaración. ¿Por qué él simplemente no confirmó lo que dijo? Lo que se especula es que fue negado por los que están cerca del Papa, por dos razones: 1) Dadas las objeciones a la película por muchos líderes Judíos, ellos podrían sentirse ofendidos porque él adopta una opinión favorable de la película; 2) Las creencias anti-Vaticano II de Mel Gibson como un Católico Tridentino podrían causarle algún bochorno al Papa. A eso yo agregaría un tercer punto sobre por qué los cohortes del Papa habrían querido retirar su comentario: ¡Porque es algo más bien tonto! ¿Cómo podría saber que “Es así como fue” a menos que él haya estado presente?

El equipo de propaganda y publicidad para la película puede haberse desconcertado por la confusión en torno a semejante línea de propaganda, pero ellos se reagruparon y se dirigieron a docenas de líderes y eruditos evangélicos que testificaban de la exactitud histórica y bíblica de La Pasión del Cristo. A estas personas debemos formularles la misma pregunta, “¿Estaban ustedes allí?”

Por respeto al argumento, y para demostrar lo absurdo de la declaración de que la película es históricamente exacta, simplemente digamos que de alguna forma los que expresaron esa afirmación estuvieron allí. Por lo tanto, ellos pudieron comparar lo que vieron en la pantalla con la “experiencia histórica personal.” Esto no es suficientemente bueno. Ellos sólo estarían reconociendo lo que otros habrían traído a la pantalla como históricamente cierto. Esos otros, es decir, cada colaborador creativo a la producción de La Pasión, también tendría que haber estado allí y de algún modo se las arregló para hacer producir exactamente cualquier cosa que haya sido suministrada para la película. Las vestimentas para las películas de tiempos antiguos, por ejemplo, pueden ser convincentes pero no es nada más que una conjetura informada. Yo ciertamente no estaba viviendo en la época de Cristo, sin embargo el vestido que usaba la que representaba a María en La Pasión parecía más evocadora del hábito de una monja que yo me acuerdo de mis días de la escuela parroquial de lo que puede haber sido la vestimenta del primer siglo. En lo más mínimo, por falta de información, pienso que podemos prescindir del engaño de la exactitud histórica.

Por lo tanto, ¿que podemos decir de la exactitud bíblica de La Pasión del Cristo? Muchos eruditos del Nuevo Testamento, incluyendo profesores de seminarios evangélicos, han respondido de modo afirmativo. Eso es más que curioso. Lo hace pensar a uno si en la prueba de exactitud de ellos estos académicos religiosos son graduados sobre una curva. ¿Cuántas inexactitudes bíblicas descalifican a La Pasión de ser oficialmente clasificada como bíblicamente exacta? ¿Pierde puntos la película por incluir elementos ajenos a la Biblia?

La película comienza con la escena del jardín donde el personaje “Jesús” está orando, ¿Todo bien hasta ahora? En realidad, no. Aunque la Biblia nos dice que Jesús oró en el Jardín de Getsemaní, la película añade mucho más información que la que dan las

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Escrituras. Además, la ubicación seleccionada para filmar la escena no es el Jardín de Getsemaní. El sitio fue seleccionado y luego mejorado, sin duda, por el director para convencer a la audiencia de que lo que están viendo es el jardín donde Jesús oró. Si eso suena a engañoso, lo es—pero no con intenciones maliciosas. Eso es simplemente lo que hacen las películas. Eso es parte de la magia cinematográfica. Y a propósito, cuando yo uso las palabras “magia cinematográfica,” simplemente me estoy refiriendo a todos los ingredientes del medio de la película que obran juntos para cautivar, o atraer, a los espectadores dentro del drama que se expone en la pantalla frente a ellos.

No obstante, la pregunta que necesita contestarse es: ¿Se mezcla la magia cinematográfica con la verdad bíblica? La respuesta no sólo se aplica a La Pasión del Cristo sino también a todo esfuerzo por transferir la Palabra de Dios escrita al medio visual. ¿Se perderá algo en la transferencia, y si es así, cuán serio es el asunto? Aun el intento más concienzudo por parte de los fabricantes de películas más bíblicamente concientes por reproducir una escena bíblica (aun en la ubicación exacta) sería el producto de la magia cinematográfica. La “exactitud” no es el factor más importante para el cineasta. Por ejemplo, si el Jardín disponible no se parece a lo que imaginó el director, o si piensa que los espectadores quizás “no lo crean,” él lo buscará en otra parte. El sabe que debe encontrar un lugar que sea creíble en la pantalla.

Cuando líderes evangélicos respetados que habían visto La Pasión del Cristo antes de su publicación (y alentaron a multitudes de creyentes a que asistieran) declararon que la película era fiel a las Escrituras, lo que estaban realmente diciendo (sin ser concientes de ello) era que la visión de Mel Gibson de lo que sucedió durante las últimas 12 horas en la vida de Cristo era creíble. Algunos estaban tan convencidos que, a la fecha de escribir este libro, ¡ellos habían visto la película más de seis veces! No importa cuán difícil sea sondear eso, yo no conozco a ninguno de los pastores entusiastas—especialmente los que predican y enseñan las Escrituras —quienes hayan dado una advertencia a las ovejas con respecto al material obviamente ajeno a la Biblia en la película. Hacer eso podría haber enviado un mensaje “negativo” al rebaño, que resultaría en un enfriamiento del entusiasmo general por la película.

¿Estaban los promotores pastorales tan hipnotizados por la magia cinematográfica que no vieron, en la escena de apertura en el jardín, la cola de la serpiente que colgaba de la fosa nasal de una figura encapuchada antes de deslizarse hacia el personaje de Jesús, quien entonces se levantó de orar para aplastarle la cabeza? ¿Es eso simple simbolismo para la derrota de Satanás, como algunos han argüido? Quizás, pero eso es simbolismo de Mel Gibson—logrado por tomarse libertades con la Palabra de Dios, además de pedir prestado de una visión mística (ver capítulo 7).

Los evangélicos que cantaron las alabanzas de la “licencia creativa” de la película no compartieron preocupación alguna de que la Biblia declara que un ángel vino a Jesús en el Jardín de Getsemaní para fortalecerlo, no el diablo para tentarlo. La “exactitud” bíblica perdió su significado al comienzo de La Pasión y nunca lo recuperó durante el resto de la película.

La escena con la serpiente en el jardín (equivocado) fue seguida por una donde “Jesús” es volteado de un puente, donde quedó colgado momentáneamente de cadenas mientras intercambiaba miradas con Judas. Estas cosas ocurrieron en los primeros quince minutos de la película, y uno pensaría que para ese momento, muchos de los

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que esperaban que la película fuese bíblicamente cierta, se habrían dirigido a las salidas del cinematógrafo.

En cambio, fueron servidos con mucho más de lo mismo: María es despertada con el conocimiento intuitivo de que su hijo está en peligro, María Magdalena trata de hacer que los soldados romanos dejen de interrogar al personaje de Jesús por los líderes Judíos, y dos de los líderes Judíos intentan defender a “Jesús” y son sacados de la sala de interrogación; en un destello retrospectivo “Jesús” vuelve a los días cuando fabricaba una mesa y tuvo un intercambio festivo con su madre. Estas y las siguientes son de las notas que tomé de la primera proyección que ví. Incluyo sólo las que yo pensé que la mayoría de los espectadores podría notar:

Pedro niega a “Jesús” sin que cante un gallo; cuando él llama a María “Madre,” Pedro se arrodilla ante ella, reconociendo su culpa por haber negado a su hijo; María se arrastra por el piso del Pretorio hasta que siente que su hijo está en una mazmorra debajo de ella; Judas es acosado por demonios que pretenden ser niños, o viceversa; Herodes exclama que “Jesús no es culpable de un crimen”—que “simplemente está loco”: Satanás llega a donde están azotando a “Jesús” trayendo consigo a un demonio enano; la esposa de Pilato da lienzos a María; María y María Magdalena usan los lienzos para limpiar la sangre de “Jesús” en el lugar donde lo azotaban; “Jesús” lleva su cruz y se cae varias veces; María se ve involucrada en una confrontación silenciosa con Satanás; María va a “Jesús” cuando él se cae bajo el peso de la cruz; un destello retrospectivo muestra a María corriendo a “Jesús” cuando era niño joven; “Jesús” cita un versículo del Libro de Apocalipsis a su madre; un soldado romano se queda pasmado por María; una santa Católica (Verónica) se muestra con su hija; Verónica capta la impresión del rostro de “Jesús” sobre su velo; Simón de Cirene tiene numerosas líneas de diálogo ajenas a la Biblia; el manto de “Jesús” se rasga en dos; “Jesús” clama en voz alta mientras es clavado a la cruz; la cruz con Jesús sobre ella parece levitar antes de ser colocada en el suelo; cuando colocan la cruz en su lugar, María solamente entre los seguidores de “Jesús” está parada [ante él]; María besa el pie de “Jesús” chorreando sangre; Satanás flota cruzando la multitud en el Gólgota; una esponja con vino agrio es presentada a “Jesús” en la punta de una lanza; por rechazar a “Jesús,” uno de los ladrones en la cruz sufre la pérdida de un ojo arrancado a picotazos por un cuervo; una gota de lágrima de Dios arriba parece causar un terremoto que parte el Templo; sangre y agua del costado traspasado de “Jesús: salpica a un solado romano, causándole una “transformación espiritual”; a Satanás se lo muestra en una morada desolada, aparentemente atado allí; el cuerpo de “Jesús” es parcialmente envuelto sobre la falda de María, recreando la Pietá de Miguel Angel Buonarroti.

¿En qué momento en La Pasión del Cristo podríamos decir que las palabras “exactitud bíblica” e “integridad escritural” cesan de ser aplicables? ¿Qué podrían posiblemente estar pensando los que aman la Palabra de Dios, a medida que las imágenes desfilan ante sus ojos y llenan sus mentes? Pienso que no estaban pensando—al menos no bíblicamente. Estaban “experimentando” la magia cinematográfica. “Pienso que no,” dice el evangélico que ha visto La Pasión del Cristo un par de veces. “¡La veo como arte!”dice. Eso es interesante. Conozco un poco sobre arte, por haber adquirido un título de bachiller en bellas artes. Sin embargo, estoy perplejo por lo que la persona significa cuando dice, “Lo veo como arte.”

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Debe haber miles de definiciones de arte—la mayoría de ellas relacionadas con la idea de que una forma de arte debe ser estéticamente agradable. Generalmente es algo visual, pero no excluye los otros sentidos. La Pasión del Cristo ciertamente cualifica por esa definición “difícilmente oficial.” Mel Gibson mismo declaró que él la creó como una obra de arte. No obstante, no podemos estar seguros de que su respuesta no era simplemente un intento por rechazar las objeciones por haber incluido tantas escenas y conceptos ajenos a la Biblia en su película. Vemos que él también dijo que quería ser fiel a los Evangelios, y que creía que fue ayudado por Dios para producir La Pasión del Cristo.

¿Puede un evangélico entusiasta por La Pasión del Cristo conformarse con gritar “arte” ante las objeciones por haberse tomado numerosas y descabelladas libertades con los Evangelios? Ciertamente, pero al hacerlo, todo lo que está diciendo es que La Pasión del Cristo es una producción estéticamente agradable que pervierte la verdad de la Palabra de Dios mediante la visión interpretativa de Mel Gibson y sus artesanos congéneres.

Un líder evangélico sumamente visible, que no podía alabar la película lo suficiente durante una entrevista por televisión, repetía constantemente que cada Cristiano necesitaba “experimentarla.” Eso suena como algo bueno, pero ¿exactamente qué están experimentando los espectadores de La Pasión del Cristo? Quizás Mel Gibson podría decirnos.

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EXPERIMENTANDO LA VISION DE MEL GIBSON No se equivoque con respecto a La Pasión de Cristo. Ella es la visión de Mel Gibson.

En el prefacio del libro de incluye las imágenes fotográficas tomadas durante la producción de la película, él escribió:

La gente a menudo me pregunta por qué yo quería hacer una película acerca de la

Pasión de Nuestro Señor. Mi respuesta general es que he querido hacer esta película por más de diez años, lo cual es cierto. Eso parece contestar la pegunta para la mayoría.

La realidad, por supuesto, es más compleja y tiene su génesis durante un tiempo en el que me encontraba atrapado con sensaciones de terrible vacío aislado. Debido a que me criaron como un buen Cristiano y un buen Católico, el único recurso eficaz para mí era la oración. Le pedí a Dios que me ayudara.1

Siento admiración por el hombre. Después de leer incontables entrevistas y

artículos, algunas tremendamente cándidas sobre su parte, esa admiración difícilmente haya disminuido. Nunca lo conocí, excepto en una especie de forma vicaria y genética: mi hijo mayor tomó una clase universitaria titulada, “Las Películas de Mel Gibson,” y Mel se presentó para proveer sus percepciones personales.

No obstante, mi admiración es más profunda que la de mi hijo que las encontró agradables (aunque esto es definitivamente positivo). Tenemos algunas cosas en común. Los dos fuimos criados en hogares Católicos romanos devotos—“devotos” simplemente significa que nuestras familias tomaban nuestra fe Católica seriamente. El es un Católico Tridentino. Elige adorar según los cánones y decretos del Concilio de Trento (es decir, Concilio Tridentino, tomado del antiguo nombre de la ciudad de Trento, Tridentum). Trento era un concilio eclesiástico “infalible” convocado principalmente para abocar lo que Roma consideraba que eran las herejías de la Reforma.

En la década de los 1960, la Iglesia convocó el Segundo Concilio Vaticano, “Vaticano II,” como se le llama comúnmente, re-estableció e introdujo los dogmas de Trento (Lumen Gentium, VII, 51), pero introdujo cambios significantes. Una de las tales alteraciones afectó la liturgia de la Misa. Antes del Vaticano II la Misa se decía en el idioma común del pueblo dondequiera que se la oficiara. Los Católicos Tridentinos rechazan muchas de las reformas de Vaticano II y creen que sólo una Misa dicha en Latín es eficaz. Creen que la transubstanciación, un proceso ritualista en el cual se dice que el sacerdote cambia el pan y el vino en el “cuerpo y la sangre, alma y divinidad” de Jesús mientras los elementos continúan “bajo la apariencia de pan y vino,” ocurre sólo en la Misa en Latín.

Yo dejé de asistir a Misa a mediados de los 1960, por lo que mi único recuerdo de la Misa es en Latín. Como monaguillo, el idioma (que lo aprendí de memoria, no teniendo casi comprensión del mismo) me parecía mágico. Algunos sacerdotes a quienes serví, solían cantar las palabras con tal autoridad que yo pensé que el cielo tenía que

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responder a sus conjuraciones. No me di cuenta de que los Protestantes tenían sus propios puntos de vista sobre el tema, porque me consternó cuando me enteré de ellos de que a las palabras en Latín “hoc es corpus” (usadas en transubstanciar el pan en el cuerpo de Cristo) las corrompen en “hocus pocus,” para denotar falsedad o fraude.

Es interesante que Mel Gibson escogiera Latín y Arameo para el diálogo en su película, una elección más bien arriesgada, porque podría haber desanimado a los espectadores; no obstante, él sabía algo. Le dijo al director de una red Católica de televisión:

Yo voy al antiguo rito Tridentino. Esa es la forma que la vi [la Misa] por primera vez cuando era niño. Por lo tanto pienso que eso informa el entendimiento de uno de cómo trascender el idioma. Ahora bien, inicialmente, yo no entendía el Latín. Pero entendía el significado y el mensaje y lo que [los sacerdotes] estaban haciendo. Lo entendía muy plenamente y era muy conmovedor y emocionante y eficaz, por así decirlo. Hay mucho poder en las lenguas muertas.2

Pero él está agudamente conciente de que el poder real de las películas está en las

imágenes, las cuales son realzadas cuando el diálogo se desvanece en el trasfondo. Yo no estoy de acuerdo con la teología de Mel Gibson, pero no puedo menoscabar

nada de su técnica cinematográfica, capacidades, y especialmente su atrevimiento. Cuando por primera vez me enteré de que él iba a hacer una película religiosa en idiomas antiguos sin subtítulos, me reí—por un rato. No necesitaba mis experiencias personales de haber trabajado para estudios cinematográficos importantes y compañías de producción durante años para reconocer que un desastre estaba por acontecer. Sabiendo del antecedente Católico de Mel Gibson, en ese momento sólo pude pensar que ¡El estaría mejor salvando los peligros en el purgatorio que tratando de conseguir que la película se levante del suelo en la Ciudad del Esplendor Cinematográfico! Yo sabía que ningún sacerdote que él conociera podía darle una penitencia comparable. ¡Por supuesto, él es Mel Gibson, el superastro! ¡Mel Gibson, director ganador del Premio de la Academia! Aun con esas credenciales, cargado con un proyecto como ese, todo lo que podía conseguir sería tantas reuniones con los ejecutivos de estudios cinematográficos como quisiera, quienes le mostrarían la puerta de salida después de cada reunión. Al salir, probablemente los oiría a todos riéndose mientras caminaba hacia el ascensor y salía hasta su auto.

No conseguiría dinero, ni distribución, ni ningún negocio con nadie. Además, él quebrantó la regla cardinal—la única regla en un negocio sin reglas: ¡Nunca invierta nada de su propio dinero en su película! Pero él estaba en una misión. Puso casi $30 millones de dólares de su propio dinero en el proyecto. Eso era piadoso o suicida.

Yo admiro a Mel Gibson. Él cree que estaba en una misión de Dios. Yo no. Voló la misión como kamikaze (¡Trueno de los dioses!) y no sólo la completó contra abrumadoras imposibilidades, sino que mantuvo la fe de su visión y ha estado segando sus recompensas financieras más allá de las expectativas más insólitas. Si el éxito financiero es la medida de la participación de Dios, no cabe argumento. Pero esa nunca ha sido la medida para la verdad espiritual. Jesús dijo que permanecer en Su Palabra es

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el criterio para conocer la verdad (Juan 8:31, 32). Por consiguiente, consideremos la visión de Mel Gibson bajo esa luz.

Antes que nada, esa es su visión y él es acérrimo al respecto: “Yo no sé si alguna vez volveré a trabajar [en Hollywood]. He dicho que esto es un mata carrera y bien podría serlo, pero eso no es importante porque no me importa.”3 Michael Medved, crítico de películas y Judío conservador, escribió: “Gibson financió la película por su propia cuenta, precisamente debido a su determinación de realizar su propia visión Católica tradicionalista de la historia del Evangelio sin comprometer las sensibilidades de los contadores orientados a las ganancias u otras perspectivas religiosas. Los líderes Judíos se sienten heridos de que él nunca los consultó sobre el libreto o los detalles históricos, pero él también dejó fuera las tradiciones Protestantes y Ortodoxas Orientales.”4

Como lo reconoce Medved, la película es la visión Católica de Mel Gibson. Sus recursos escolásticos fueron sacerdotes Jesuitas. “Ella refleja mis creencias—nunca he hecho eso antes,” Gibson le dijo a un periodista de noticias de la EWTN.5 Como se destacó, su Catolicismo es extremadamente conservador. “Créame,” le confesó a Peter Boyer de The New Yorker con respecto a los rigores del culto tradicional, “toda otra marca de todo es más fácil que lo que hago.” Uno de los tales “rigores” es la necesidad de abstenerse de comer carne los viernes. Quebrantar intencionalmente dicha regla resulta en la comisión de un pecado mortal, lo cual condena al infierno si uno muere sin la absolución de ese pecado por parte de un sacerdote. Vaticano II cambió el reglamento, haciéndolo voluntario durante todo el año excepto los Miércoles de Ceniza y todos los viernes durante Cuaresma. ¡Mel Gibson los cumple todo el año!

Aunque hay otras cuestiones donde Mel Gibson tiene diferencias con el Catolicismo Romano de corriente principal, sobre los dogmas (que la Iglesia “infalible” no puede cambiar) él y Roma están siguiendo los mismos catecismos. Lo que sigue son ejemplos de algunos de los rigores básicos a los que todo Católico Romano está sujeto: La entrada a la Iglesia es sólo mediante el Sacramento del Bautismo, lo cual lo coloca a uno en el estado de gracia santificante, que también se conoce como estar “justificado.” A menos que uno esté en ese estado en el momento de la muerte, un Católico no puede entrar ni al purgatorio ni al cielo, haciendo del infierno su morada final. Continuar en la gracia santificante es esencial. Se dice que recibir los sacramentos es mantener el proceso. Cuando se cometen pecados mortales, la persona que los comete pierde la justificación. Para volverse justificado de nuevo, uno debe confesar sus pecados a un sacerdote y ser absuelto. Una vez que la absolución es efectuada, debe realizarse la penitencia—que generalmente consiste en oraciones tales como la recitación del rosario.

En el Catolicismo, la salvación es un proceso que involucra muchas justificaciones, condenaciones, y re-justificaciones. Lo más importante es hallarse en un estado de gracia al momento de morir—y ninguno, ni siquiera el Papa, puede presumir que estará en esa condición justo antes de su muerte. Por lo tanto, todos los Católicos deben esmerarse por permanecer en el estado de gracia santificante, lo cual se logra mediante la participación en los Sacramentos y por adherirse fielmente a las numerosas leyes de la Iglesia. Estas incluyen la asistencia obligatoria a la Misa los domingos y Días Santos de Obligación, y el agregado de más gracias mediante obras de devoción, penitencia, y caridad.

Hay dos categorías de pecado en el Catolicismo Romano: mortal y venial. El castigo para el primero es eterno—para el último es temporal. Se dice que Cristo ha pagado

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por el castigo eterno, pero que el pecador absuelto de pecados mortales mediante la Confesión, aunque perdonado, debe pagar por su propio castigo temporal, ya sea aquí en la tierra o en el purgatorio. El Catecismo de la Iglesia Católica explica (párrafo 1459), “Liberado del pecado, el pecador debe todavía recobrar la plena salud espiritual. Por tanto, debe hacer algo más para reparar sus pecados: debe “satisfacer” de manera apropiada o “expiar” sus pecados. Esta satisfacción se llama también “penitencia”.

Las penitencias también pueden realizarse y ofrecerse a Dios por otros, particularmente las almas que se dice están sufriendo en las llamas purificantes del purgatorio. Santo Tomás de Aquinas, uno de los Doctores de la Iglesia, enseñó que el dolor más leve en el purgatorio es mucho más intenso que cualquier sufrimiento correspondiente en la tierra. San Cirilo de Alejandría también creía que sería mejor sufrir todo tormento potencial aquí en la tierra hasta el día del juicio más bien que sufrir por ellos durante días en el purgatorio. Históricamente (y hasta este día), los Católicos han tomado seriamente dichas enseñanzas.

Por todo el mundo, multitudes de Católicos sufren formas extremas de castigos autoimpuestos tales como azotándose a sí mismos, vistiendo camisas de cerda para irritarse la piel, caminando durante kilómetros con piedras en los zapatos, o arrastrándose sobre rodillas sangrantes hasta catedrales o santuarios a María. Durante mi juventud, aprendí a mantener en la más alta consideración a los santos que sufrieron más. Y, por supuesto, si se sabía que ellos exhibían las estigmas (teniendo heridas sangrantes similares a las de Cristo, como supuestamente las tuvo San Francisco de Asís, Santa Catalina de Siena, y muchos más), ¡puede estar seguro de que yo poseía sus tarjetas de devociones correspondientes! Esto es lo que mi iglesia anterior enseñaba. Nuevamente, del Catecismo de la Iglesia Católica (párrafo 1473), “El cristiano debe esforzarse, soportando pacientemente los sufrimientos y las pruebas de toda clase y, llegado el día, enfrentándose serenamente con la muerte, por aceptar como una gracia esas penas temporales del pecado.”

Sufrir por los pecados es un importante pilar del Catolicismo Romano, ya sea que el énfasis esté en los sufrimientos físicos de Cristo o en los de uno. Eso y todas las enseñanzas de la Iglesia presentados anteriormente son fundamentales a la fe de Mel Gibson, la fe “rigurosa” de su juventud, a la cual él retornó seriamente hace unos doce años. Así comenzó la travesía espiritual de Mel Gibson que estableció el fundamento para su visión de esta película. No obstante, muchos Cristianos evangélicos, enamorados de La Pasión del Cristo, apasionadamente quieren que Mel Gibson “sea uno de ellos,” es decir, que conozca al Señor de la forma que ellos lo conocen. Algunos líderes evangélicos que han tenido contacto personal con Mel Gibson afirman que él es ciertamente un “creyente.” Si es verdad, ¡eso sería maravilloso! Pero a fin de que eso sea cierto, Mel Gibson tendría que haberse alejado de la fe de su juventud—no regresado a la misma. Los cánones y decretos del Concilio de Trento, que él, como Católico Tridentino, conoce mejor que la mayoría de los Católicos (y que cada Católico debe obedecer para no ser condenado al infierno), hace una clara distinción entre lo que los evangélicos entienden como el evangelio de la salvación y lo que la Iglesia Católica enseña. El Canon XXX declara:

Si cualquiera dijere que después de la recepción de la gracia de justificación la culpa es remitida de tal forma y la deuda del castigo eterno es borrada

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de tal modo de cada pecador arrepentido, que no queda deuda de castigo temporal a ser descargada en este mundo o en el purgatorio antes de que las puertas del cielo puedan abrirse, sea anatema.6

El término “anatema,” particularmente en el contexto de Trento, denota

condenación o excomunión, es decir, separación eterna de Dios. El Concilio Eclesiástico “infalible” lista más de 100 anatemas, la mayoría de las cuales se refieren a las creencias evangélicas. El Canon XII identifica lo que todo verdadero Cristiano nacido de nuevo cree: “Si cualquiera dijere, que la fe justificadora no es nada más que la confianza [fe o confianza] en la divina misericordia que remite los pecados por amor de Cristo, o, que esta confianza [fe] solamente es esa por la cual somos justificados, sea anatema.” Si Mel Gibson cree todo entre el “Si” y el “sea,” él es ciertamente salvo. No obstante, eso también significaría que él es anatematizado, o condenado, por la Iglesia Católico Romana. Por otra parte, si él no cree que es justificado por la fe solamente, está condenado por las Escrituras. El apóstol Pablo, en Gálatas 1:9, declara para todos (Católicos y no Católicos por igual) los que quieren añadir obras a la fe: “Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido [Efesios 2:8-10 y muchos otros versículos], sea anatema [condenado].” Todos nosotros esperamos y oramos por la salvación de Mel Gibson, pero esto se reduce a lo que él fundamental y verdaderamente cree. No puede aceptar las dos cosas.

Si es que Mel Gibson es salvo ahora o no, sólo él y el Señor lo saben de verdad. Sin embargo, lo que él ha traído a la pantalla está arraigado en su fe Católico Romana. El escribió en el prefacio del libro de fotografías citado anteriormente, “La Sagrada Escritura y las visiones aceptadas de La Pasión eran los únicos textos posibles de los que podía extraer para hacer una película dramática” (énfasis añadido). Consideraremos las cosas que contribuyeron a la visión de Mel Gibson de La Pasión del Cristo en las páginas que siguen.

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LA MEZCLA DE LA VISIÓN La visión para La Pasión del Cristo no era algo que fue evocado de la noche a la

mañana. Mel Gibson dijo que fueron doce años de desarrollo, comenzando con su propio examen de conciencia y un regreso a las creencias de su juventud. El foco de esta meditación en las doce horas abarcando el sufrimiento y la muerte de Cristo, desde el arresto de Jesús en el Jardín de Getsemaní hasta que lo quitaron de la cruz. Según Dianne Sawyer, quien lo entrevistó en [el programa] Primetime, ellas son “12 horas que Gibson dice son el corazón pulsante de su fe Católica.” Yo estoy de acuerdo. El devocional más serio del que me acuerdo con respecto a la fe de mi juventud era meditando sobre las Catorce Estaciones de la Cruz.

Al leer muchas de las entrevistas de Mel Gibson, está claro que su fe Católica fue la base para lo que él trajo a la pantalla, pero también se volvió aparente de que su fe no fijó pautas estrictas ni para el contenido ni para el enfoque que él tomaría para su proyecto. A menudo cuando un Católico escribe un libro sobre materias relacionadas con su fe, buscará la aprobación de las autoridades que representan a la Iglesia, quienes “firman” en el libro con un Imprimatur y Nihil Obstat. Esto es simplemente un reconocimiento de que, aunque en el libro hay todas clases de cosas, no contiene nada que es contrario a las enseñanza y prácticas dogmáticas de la Iglesia. Por supuesto, Mel Gibson no buscó la aprobación oficial para su película, la cuestión aquí es que la visión de Mel Gibson no es tan estricta como uno pudiera pensar.

Hay otro aspecto de la Iglesia Católica que expande los horizontes de Mel Gibson. A diferencia de los evangélicos, que aceptan la Biblia como su única fuente autorizada sobre asuntos de fe y doctrina, los Católicos acuden a las Sagradas Escrituras y a la Sagrada Tradición. Vaticano II explica, “… la Iglesia no adquiere su certeza acerca de todas las verdades reveladas de las sagradas Escrituras solamente. Por consiguiente, tanto la Escritura como la Tradición deben aceptarse y honrarse con iguales sentimientos de devoción y reverencia.”7 La tradición es una doctrina más bien compleja y amorfa que tiene que ver con el examen de las experiencias de la vida de los fieles Católicos a lo largo de los siglos en ayudar a decidir lo que ha de volverse al dogma oficial de la Iglesia. Por ejemplo, la mayoría de las enseñanzas dogmáticas relacionadas con María—que todo Católico está obligado a creer o correr el riesgo de cometer pecado mortal—no tienen apoyo bíblico. Las doctrinas que se refieren a que María misma fue concebida como inmaculada (revelada por una aparición), y su asunción al cielo—sin apoyo de la Biblia ni de los primeros Padres de la Iglesia—se volvieron enseñanzas oficiales simplemente porque los obispos deseaban que lo fueran, y los fieles las han creído y han edificado santuarios a María por generaciones. La Tradición de la Iglesia agranda el escenario para Mel Gibson mucho más allá de lo que está restringido por las Escrituras.

Como se destacó en el último capítulo, Mel Gibson indicó que “La Sagrada Escritura y las visiones aceptadas de La Pasión del Cristo eran los únicos textos posibles de los que podía extraer para hacer una película dramática.” “Sagrada Escritura” es auto evidente, ¿pero qué quiere decir con “visiones aceptadas”? ¿Aceptadas por quién? Por su Iglesia. Han habido muchas visiones informadas por numerosos místicos Católicos en la historia de la Iglesia. No todas son “aceptables,” pero muchas lo son. Por ejemplo, San

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Simón Stock, del siglo trece, supuestamente tuvo una visión de María, Nuestra Señora del Monte Carmelo. Ella lo instruyó para que fabricara un escapulario marrón para los fieles Católicos, el cual, cuando se lo usara con integridad y devoción a ella, reduciría el tiempo de uno en el purgatorio. La visión de Stock fue aprobada; Juan Pablo II, Mel Gibson y millones de otros Católicos actualmente usan un escapulario. Hay muchas visiones menos espectaculares que no llevan los Imprimaturs oficiales, no obstante son aceptables porque ellas no contradicen el dogma de la Iglesia.

Durante sus años de meditación sobre los sufrimientos de Cristo, Mel Gibson descubrió material de tres monjas Católicas, todas místicas: Ana Catalina Emmerich. María de Agreda, y Santa Bridget de Suecia. Emmerich (1774-1824) era una monja alemana alegadamente dotada de capacidades asombrosas” levitación extática, visitación a diferentes lugares en su espíritu (incluyendo el purgatorio), guiada por ángeles, el descubrimiento psíquico de la casa de María en Efeso, y la recepción de apariciones de Juan el Bautista y la madre de Jesús. Además, se dijo que ella vivió sólo de la oblea de la Eucaristía y agua durante sus últimos doce años. Su biógrafo informó que el sufrimiento de ella era extremo. Además de estar continuamente enferma, ella manifestaba las estigmas en sus manos, pies, y costado y también exhibía heridas de punturas reminiscentes de una “corona de espinas.” Supuestamente, sus heridas sangraban más los viernes que cualquier otro día. Aunque nosotros sólo podemos especular en cuanto a la veracidad de semejantes afirmaciones, sólo podemos aplicar la prueba del profeta Isaías a sus escritos: “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Isaías 8:20).

Su libro, The Dolorous Passion of Our Lord Jesus Christ [La pasión dolorosa de nuestro Señor Jesucristo] (cubierto por un Nihil Obstat y un Imprimatur), es lo que captó la atención de Mel Gibson. El libro afirma que Jesús la llevó en espíritu para que registrara los sucesos históricos, incluyendo Su pasión. Impresionado por los detalles que ella describió, Mel Gibson selectivamente los añadió para llenar su propia visión. Aparentemente en plena aprobación, [la revista] Christianity Today (CT) cita del libro de Emmerich:

[D]espués de la flagelación, yo vi a Claudia Procles, la esposa de Pilato, que enviaba grandes pedazos de lino a la Madre de Dios. No sé si es que pensó que Jesús sería libertado, y de que su Madre entonces requeriría los lienzos para vendar las heridas, o si la compasiva señora estaba apercibida del uso que se haría de su presente… Poco después yo vi a María y a Magdalena acercarse al pilar donde Jesús había sido azotado… se arrodillaron en el suelo cerca del pilar, y limpiaron la sangre sagrada con el lino que Claudia había enviado.8

Christianity Today comenta que “Gibson no sigue la Dolorosa Pasión en forma

esclavizante” y encomia la escena por su “simpatía y compasión entre las dos mujeres.” No hay ni siquiera un indicio de Christianity Today de que pudiera haber un problema con semejante ficción ajena a la Biblia o que referirse a María como la “Madre de Dios” simplemente podría ser blasfemia. Al llamarle a la adición de la mística Emmerich a la escena del Jardín de Getsemaní, “dramáticamente poderosa, pero mucho más teológicamente significante,” Christianity Today procura convalidar la ilusión, o engaño

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de la monja: “Satanás, escribe Emmerich, se dirige a Jesús ‘en palabras como estas’: ‘Tomarás tú aún este pecado sobre ti mismo? Estás dispuesto a sufrir su pena? Estás preparado para satisfacer por todos estos pecados?’” Christianity Today aquí ha pedido prestado el molde “teológicamente significante” de discernimiento de la metodología usada por Roma para establecer dogmas Católicos como la Asunción de María: “Potuit, decuit, ergo fecit,” es decir, “Si ello pudo haber sucedido, debe haber sucedido, por lo tanto efectivamente sucedió.” La revista luego describe lo que Mel Gibson hace con la “visión” de Emmerich:

Gibson muestra a Jesús cuando es tentado por una figura femenina pálida encapuchada, quien le susurra sólo tales palabras, sugiriendo que llevar los pecados del mundo es demasiado para Jesús, que él debería volverse. Y desde debajo del manto del tentador se desliza una víbora. En un momento de violencia metafórica sacado directamente de Génesis 3:15, Jesús aplasta la cabeza de la serpiente debajo de su talón con sandalia.9

¿Por qué Christianity Today no junta los numerosos artículos de naturaleza parecida a

este que produce mes tras mes y los coloca bajo un nuevo departamento titulado “Traspaso Bíblico Extremo”? Si doy la impresión de que estoy más que molesto por este asunto, lo estoy. Como un ex Católico, puedo entender la atracción de Mel Gibson a dicho material, pero como evangélico—¡estoy consternado ante la transigencia de Christianity Today en cuanto a la Biblia! (Más sobre esto después.)

Mel Gibson le dijo a Peter Boyer del diario The New Yorker que el libro de Ana C. Emmerich tenía unas imágenes asombrosas. Me facilitó cosas de las que nunca hubiera pensado.” La escena de un “Jesús” encadenado a quien arrojan desde el puente fue una “imagen asombrosa” de Emmerich. Ella escribió, “cuando ellos estaban a la mitad del puente dieron rienda suelta a sus inclinaciones brutales, y golpearon a Jesús con tal violencia que lo arrojaron desde el puente al agua…”10

Ella también “vio” a Judas: “Luego eché un vistazo en las afueras del pueblo y, cerca de la puerta sur, contemplé al traidor, Judas Iscariote, vagando por allí, solo, y presa de las torturas de su conciencia culpable; él hasta temía su propia sombra, y lo seguían muchos diablos, quienes se esmeraban por tornar sus sentimientos de remordimiento en negra desesperación.”11 Mel Gibson se toma algo de licencia con la suplantación “espiritualmente guiada” de las Sagradas Escrituras de la Hermana Ana usando una banda de muchachos perversos para representar a los demonios.

Otras escenas “inspiradas” que Mel Gibson pidió prestado de Ana Emmerich y modificó para la pantalla incluyen a Pedro llorando de rodillas ante María y llamándole “Madre; a “Jesús” que lo encarcelan debajo del Pretorio (donde María “intuitivamente” lo ubica); al afeminado Herodes, quien llama a Jesús “loco”; gran parte de la escena del azotamiento, incluyendo dando vuelta su cuerpo para azotar su pecho; la exclamación de “Jesús” debido al dolor que sufría; detalles de muchas caídas de Jesús relacionadas con las Estaciones de La Cruz; la tortuosa forma de estirar los brazos de “Jesús” para que coincidan con los agujeros en la cruz para las palmas de sus manos; y la “fuente” de sangre salpicada sobre el soldado que abrió el costado de “Jesús” con la lanza, y la “transformación espiritual” de ese soldado.

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Mel Gibson también usó unas cuantas ideas de María de Agreda (1602-1665), una monja Franciscana descalza cuya familia (madre, padre, y dos hermanos) se unieron a las órdenes religiosas al mismo tiempo. Su libro, The Mystical City of God [La ciudad mística de Dios], supuestamente contiene una revelación especial de Dios. Ella afirma que ángeles la atendían continuamente, y, en un capítulo de su libro, da un relato del tiempo de María en el vientre de su madre desde el momento después que fue concebida “inmaculadamente.” Su más famosa profecía es, “Me fue revelado a mí que mediante la intercesión de la Madre de Dios, todas las herejías desaparecerán” (énfasis añadido). Sin comentario. Ella escribió esa “profecía” cuando “vio” la cruz a la cual Jesús había sido clavado dado vuelta. Luego en respuesta a las oraciones de María implorando a Dios de que la cara de su hijo no fuese aplastada contra el suelo, ángeles invisibles intervinieron, haciendo que la cruz levitara.12 Santa Bridget, una monja del siglo catorce, alegadamente también tuvo visiones de la Pasión, con detalles tales como los soldados romanos que estiran el brazo de “Jesús” casi sacándolo de su cuenca para que encajara en los agujeros de los clavos perforados previamente en la cruz, y a “Jesús” llevando la corona de espinas cuando colgaba de la cruz.

Lo que yo espero que se haga aparente es el punto de vista de la Biblia Católica de Mel Gibson. Sí, él cree que la Biblia es Sagrada Escritura. Pero, su Iglesia le dice que la Sagrada Escritura es igual en estatura con la Tradición. Además, las visiones de los Santos y casi-Santos pueden ser muy útiles para el entendimiento personal de la Biblia. Eso es especialmente útil para Mel Gibson el cineasta, porque las Escrituras proveen pocos detalles. Y él evidentemente no toma en serio la admonición que la Biblia declara acerca de reinventar el contenido de la Palabra de Dios: “No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella…” (Deuteronomio 4:2); “No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso” (Proverbios 30:6).

Por otra parte, quizás un apelamiento a la razón podría dar algún alimento para pensar. Si la Escritura es sagrada, ¿se atreve alguno añadir detalles donde está en silencio? Si la Tradición es sagrada, están las decisiones de la producción de una película tergiversando la autoridad de la Iglesia? Si Mel Gibson cree que los “detalles” de la mística Anne Catherine Emmerich son de Dios, como ella afirma, ¿cómo podría él mejorarlos? Si él piensa que ella inventó la mayoría de ellos a medida que pensaba en los mismos, ¿de qué vale usar cualquiera de ellos? Bueno, para un cineasta, lo esencial del caso no es la verdad—es crear escenas convincentes que resulten en experiencias que sean emocionalmente conmovedoras para los espectadores.

Siendo que ese es el caso, un impedimento importante para el productor/director de La Pasión del Cristo era presentar a un Jesús creíble. Mel Gibson encontró a alguien que era de la misma edad que Jesucristo cuando murió y que tenía las iniciales: J. C.

¿Es ese un buen comienzo?

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EL HOMBRE QUE QUERIA SER JESUS Mel Gibson dio una entrevista más bien extensa en la red más grande de noticias

religiosas del mundo, la Eternal World Televisión Network, una organización Católica conservadora fundada por Madre Angélica. El anfitrión, Raymond Arroyo, estaba intrigado sobre como Mel Gibson emprendió el trabajo de seleccionar a James Caviezel para que actuara en el papel de Jesucristo. Gibson empezó describiendo su imagen personal de Jesús: “[Lo vi] como un hombre nacido en ese tiempo… en esa cultura, y como un verdadero trabajador.”13 Arroyo lo instó acerca del aspecto de la “divinidad,” notando que la mayoría de los “Cristos” de las pantallas anteriores tenían una notable cualidad afeminada respecto a ellos, quizás con la intención de inferir divinidad. Gibson no tenía interés en ir por esa ruta. Respondió diciendo, [Caviezel es] un individuo de clase muy masculina, pero hay algo que es ‘del otro mundo’ acerca de él… que parece envolverlo como en un resplandor. Y esa misma presencia fue el factor clave en elegirlo. Emite esa clase de luz… pero eso es simplemente natural para Jim—eso es lo que él es.”14 En otra entrevista Mel Gibson declaró. “La clave para hacer La Pasión del Cristo era encontrar un actor capaz de personificar hasta el más alto grado posible, tanto la humanidad como la trascendencia espiritual de Jesucristo.”15 Gibson creía de que tenía el hombre adecuado, pero transfirió la responsabilidad a Caviezel. Y le preguntó si él sabía en lo que se estaba comprometiendo.

“Le dije que tenía que hacer esto.” Dijo Caviezel. “Todos nosotros somos llamados a llevar nuestra cruz, y si no la llevamos, vamos a ser aplastados por ella.”16 Su respuesta a Gibson infería que había entendido la naturaleza espiritual del proyecto.

Mi primera exposición de Caviezel fue mediante un mensaje electrónico que un amigo evangélico envió a mi casa. Era una Petición Urgente impersonal sobre “La Pasión del Cristo” que parecía haberse originado en un ministerio, sin embargo se había hecho camino por todo el país, gracias a creyentes preocupados. El escritor se identificó a sí mismo como alguien que había “discipulado” a Jim Caviezel cuando él era un atleta estudiante en la Universidad de Washington. Dijo que Jim le había comunicado que la película que estaba haciendo para Mel Gibson estaba “bajo ataque” y necesitaba oración. El escritor destacó que “Hay fuertes movimientos no cristianos que se han levantado en los días recientes, que son extremadamente hostiles al Evangelio” (énfasis añadido). El escritor dijo que el proyecto estaba experimentando una “intensa guerra espiritual” y relacionado con él, “Jim está pidiendo al Cuerpo de Cristo que ayude a impedir el ataque del enemigo. Por favor, sea ferviente en esa oración a favor de Jim.”17 Yo sé que leí el mensaje electrónico más bien rápido, pero mi primer pensamiento fue que Jim era evangélico. Esa era una suposición razonable, porque disciplinar tiene lugar después que una persona es salva. Meses después, comencé a leer noticias históricas acerca de James Caviezel que eran enigmáticas.

Por ejemplo, después de visitar al Papa en Roma con posterioridad a la publicación de La Pasión del Cristo, Caviezel fue entrevistado por los medios noticiosos. El National Catholic Reporter puso fin a mi confusión acerca de que Jim Caviezel era evangélico:

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Caviezel es un Católico firme que coloca un fuerte énfasis en la lealtad a la Iglesia y al Papa. Dijo que cuando alguien le pregunta si es Católico, él responde, “Soy Católico Romano.” ¿A diferencia de qué? “De ser Católico Norteamericano,” dijo. El también es extraordinariamente piadoso. Durante la filmación, Caviezel portaba reliquias de San Francisco de Asís, de San Padre Pío, de San Antonio de Padua, de San Genasio (el santo patrón de los actores) y de Anna Catherine Emmerich [como lo hacía Mel Gibson]. También llevaba un pedazo de madera que se cree que era de la Verdadera Cruz. Caviezel tenía un compartimiento especial cosido dentro de su taparrabo para llevar las reliquias. También oraba el rosario, iba a confesión, y asistía a misa diariamente. “Yo quería tener siempre la Eucaristía en mi cuerpo, porque me sentía como que estaba actuando más el papel de Cristo,” dijo él.18

Inicialmente, yo estaba inseguro de la verdadera fe de Caviezel. Porque en algunos

de los primeros artículos él se refirió a sí mismo como Cristiano más bien que Católico, y estaba diciendo cosas que parecían consecuentes con las que diría un evangélico. Esto puede ser confuso, ahora que más y más Católicos están usando “expresiones evangélicas.” Por ejemplo, un Católico podría afirmar que es “nacido de nuevo,” como lo he oído a menudo. Me llevó un tiempo, pero finalmente aprendí a preguntar cuándo la persona había nacido de nuevo. La respuesta generalmente es, “Cuando fui bautizado como niño.” También he tenido Católicos que me han dicho que ellos son “salvados por gracia.” Cuando les pido que me expliquen lo que quieren decir con eso, su respuesta se centra en torno a la idea que Dios provee la gracia para hacer la obra a fin de lograr el mérito de la salvación de uno. Es un proceso de “gracia.” Como puede verse, los Católicos definen estos términos relacionados con la salvación de una forma que contradice lo que la Biblia claramente enseña.

Aunque estoy convencido de las Escrituras de que Jim Caviezel cree en “otro evangelio” (Gálatas 1:7), lo cual no es el verdadero evangelio, y que yo no necesito orar por su salvación, no puedo dejar de admirarlo (como lo admiro a Gibson) por su acérrimo compromiso a lo que él cree. Estoy viendo poco de eso entre los que profesan ser evangélicos en la actualidad. Aun la publicación liberal National Catholic Reporter parece respetar la fidelidad de Caviezel:

No lo pueden desviar por respeto a la corrección política. Esto es cierto aún en conversación con el ministro protestante legendario Billy Graham. Caviezel contó [que Graham] cierta vez le dijo que ellos debían enfatizar lo que tenían en común. ¿Qué respondió Caviezel? “No vayamos por ese camino. El problema es este: nosotros aguamos nuestras religiones para acomodarnos unos a otros. Eso es lo que hacemos ahora a fin de llevarnos bien. Pero cuando aguamos la fe, nos acomodamos el uno al otro, pero también acomodamos el pecado. No se supone que digamos ‘militancia’ en estos días. Pero, o somos una iglesia militante o una iglesia mediocre.”19

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Los Católicos creen que la Iglesia de ellos tiene una riqueza y una profundidad espiritual que no es entendida por “sus hermanos Protestantes separados,” y, como se vio anteriormente, Caviezel está metido en cada “riqueza espiritual” que su Iglesia tiene para ofrecer. Tristemente, sin embargo, el Dr. Graham quería enfatizar lo que los Católicos y los Evangélicos tienen en común (la deidad de Cristo, Su nacimiento virginal, etc.), él parecía estar mal informado del hecho crítico de que la Iglesia de Roma tiene un falso evangelio (explicado en los capítulos diez y once) que no puede salvar a ninguno.

Caviezel comentó que cuando las personas vean la película y lo vean a él en la cruz, espera que no será a Jim Caviezel que ellos verán, sino a Jesucristo. Esa idea puede sacudir a algunos evangélicos, pero apenas perturbaría a un Católico. Un evangélico está cómodo con la idea de que cuando una persona mira a un Cristiano, está viendo “a Cristo” debido a las cualidades semejantes a Cristo que él está reflejando. El apóstol Pablo en Romanos indica que los creyentes deben ser “conformados a la imagen del Hijo [de Dios]” 8:29), y también escribe en Gálatas 4:19, “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros…” Todo esto tiene que ver con los atributos morales de Cristo y nada con Sus cualidades físicas. Los Católicos, por otra parte, no tienen problemas con los aspectos físicos. Yo me crié con imágenes del “Jesús físico.” Toda cruz de la que me acuerdo tenía a un “Jesús” colgado en ella. Una cruz vacía era un “símbolo Protestante.” Nosotros los Católicos estábamos más estrechamente en contacto con Jesús porque tuvimos mil años o más de Sus imágenes, según tantos de nosotros pensábamos. Nunca me di cuenta, aun en las clases de historia de arte que tomé en la universidad, de que todos los “Jesús” retratados por cada artista se veían distintos.

Cuando miro retrospectivamente a este asunto, tiene poco sentido. ¿Cuál es la razón? Puesto que los grandes artistas del pasado sin duda eran extremadamente considerados en decidir a quién ellos seleccionarían para pintar como Jesús, yo supongo que ellos, en sus selecciones, estaban tratando de comunicar esas cualidades acerca de Jesús que eran significativas para ellos. Por lo tanto, aunque podemos apreciar sus técnicas estéticas, ¿qué hace el arte de ellos para nosotros espiritualmente? Nada—o peor. Tenemos miles de imágenes de Jesús, todas diferentes, que personalmente significan algo para sus artistas, pero para nosotros, una no es mejor que la otra—y ninguna es exacta.

No obstante, ¿qué hay con respecto a esa única imagen que se graba en la mente de una persona como apelando visualmente en su aparente semejanza a Cristo como uno se lo imagina a Él? Ese es el problema. Ese sentimiento refleja un atractivo emocional a la imaginación del espectador. Sin embargo, no importa cuán atractiva sea, es una representación equivocada que hace que una persona se aleje de las verdaderas características de nuestro Señor y Salvador. Pero, ¿no puede el Espíritu Santo todavía usar dicha forma de arte para alentar a las personas en el Señor? Esa es una pregunta razonable, que consideraremos un poco más adelante.

Cuando escudriñamos las Escrituras, casi nada es descriptivo de los aspectos físicos de Jesús. Isaías 53:2 podría considerarse los más acercado, pero difícilmente sea detallado, y hay diferencias en cómo el versículo debería interpretarse: “Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.” Aunque algunos entienden que esto

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significa que Jesús puede haber sido de un parecer muy simple, Matthew Henry, en su Commentary on the Bible [Comentario sobre la Biblia], interpreta ese versículo en un sentido más figurativo, teniendo que ver con la “baja opinión que los hombres tenían de él.” Toma en consideración las humildes condiciones del nacimiento de Cristo, Su ciudad natal (“¿De Nazaret puede salir algo bueno?”—Juan 1:46), Sus asociaciones con la gente común, y así sucesivamente:

Siendo generalmente apto para juzgar a personas y cosas mediante la vista de sus ojos, y según la apariencia externa, ellos no vieron belleza en él, la belleza de la santidad y la belleza de la bondad, suficientes como para hacerlo el deseo de todas las naciones; pero la parte mucho mayor de las personas entre las que él vivía, y con quienes conversaba, no vieron nada de su belleza, puesto que eso debía discernirse espiritualmente. Los corazones carnales no ven la excelencia en el Señor Jesús, nada que pudiera inducirlos a desear familiarizarse con él o interesarse en él.20

Seguramente que David, quien era un tipo de Cristo, fue un hombre de belleza física

(“y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer”—1 Samuel 16:12), y la razón nos diría que Cristo, siendo un hombre perfecto (sin imperfecciones físicas), excedería en mucho el “buen parecer” de David. Nadie lo sabe con seguridad. Pero una cosa es segura—la Biblia no da detalles físicos de los cuales un artista podría extraer [para retratarlo]. En Apocalipsis 1 y 19, hallamos estas descripciones de “el Hijo del Hombre” que “es llamado Fiel y Verdadero” (como Católico, no recuerdo haber visto tarjetas sagradas de él que sean adecuadas a las descripciones de Juan): “Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno… de su boca salía una espada aguda de dos filos… Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES” (Apocalipsis 1:14; 2:16, 18; 19:15, 16). Esa es la forma en que lo vio el amado de Jesús—el apóstol era tan íntimo con Él que descansó sobre Su pecho (Juan 13:25). Obviamente, el lenguaje es simbólico, como lo intentó el Espíritu Santo.

Por lo tanto, en las Escrituras literalmente no hay nada que alguien pudiera extraer en un esfuerzo por representar visualmente a Jesús. Está claro que la ausencia de una descripción física no fue un descuido de parte del Espíritu Santo porque cuando se escribieron las Escrituras, “las personas [entonces] no eran tan orientadas a las imágenes como lo son ahora.” Sólo podemos llegar a la conclusión que el Señor no quiso que nosotros acariciáramos ninguna forma visual de Cristo. Pablo declara: “y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no le conocemos así” (2 Corintios 5:16). Sólo podemos llegar a la conclusión de que todas las imágenes de Cristo, ya sea honradas por Católicos o Protestantes, son imágenes de “otro Jesús.”

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¿IMÁGENES DE OTRO JESÚS? No hace mucho tiempo, el National Catholic Reporter publicó un aviso para un

concurso solicitando que artistas de todo el mundo presentaran diapositivas de sus obras que mejores retrataran a “Jesús para el tercer milenio.” Se recibieron más de 1.000 muestras de 19 países. El ganador, titulado “El Jesús del Pueblo,” mostraba a un personaje afeminado de piel oscura con rizos trenzados, completo con el símbolo “yin-yang” y plumas de indios. A pesar de que tuvo sus entusiastas, a la mayoría no le agradó. Un crítico escribió, “No es nada más que una declaración blasfema de corrección política que refleja la del artista y la depravación espiritual del llamado juez.” Otro, comentando sobre la “universalidad” de la imagen ganadora, sintió que no podía expresarse mejor: “Mi Jesús sería una pantomima de un payaso astronáutico vegetariano narcolépsico que vive en un árbol de Sri Lanka con tres papas lesbianos y canta el bugui-bugui en Navajo. Y probablemente ganaré.” El sarcasmo de este último crítico realza el absurdo extremo de todo esto, mientras el crítico anterior describe la naturaleza blasfema de semejante empeño.

Primero, lo absurdo. Si es una imagen contemporánea con rizos trenzados o no, o el “Cristo” de Salvador Dalí representado en su Crucifixión; o el Cristo Ante Pilato, de Tintoreto, del siglo XVI, todas tienen una cosa importante en común: ellas no son Jesús! Ninguna de ellas ni siquiera se acerca a la apariencia de Jesús—no que el parecido cuente para algo. Un cuadro realmente de mí, pero que se asemeja a mí, todavía no es mí.

Espero que se haya hecho aparente cuan necio es tener una imagen que es la suposición de alguno sobre la apariencia de Jesús. No obstante, parece que muchos evangélicos no se dan cuenta. En reacciones a las discusiones que Dave Hunt y yo hemos tenido en nuestro programa radial, Search the Scriptures Daily [Escudriñad las Escrituras Diariamente], así como discusiones personales que hemos tenido con personas referentes a imágenes de Cristo, la gran mayoría de los líderes tampoco pensó que estábamos siendo realistas (¡o siquiera legalistas!) al respecto, o lo vieron como una cuestión no importante. La respuesta común era, “Oiga, la competencia de las imágenes de ‘Jesús’ han estado dando vueltas por tanto tiempo y son tan generalizadas en la iglesia que la idea de retratos físicos de ‘Jesús,’ ninguno de los cuales es exacto, no valen la pena acalorarse al respecto.” ¿Es esa una respuesta razonable? Conozco a evangélicos que se vuelven “balísticos” debido al absurdo de ver que en los museos de historia natural se presentan reproducciones casi humanas o “creativas” de animales basados en un diente, y que no piensan dos veces cuando a su Señor y Salvador lo someten al mismo tratamiento.

Pero, ¿qué dice la Biblia? En éxodo 20:4 Dios prohíbe la fabricación de imágenes: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso.” Este Segundo Mandamiento es un interdicto contra la idolatría (lo cual, curiosamente, no era parte de los Diez Mandamientos que yo aprendí en mis diversas escuelas Católicas; el Segundo fue eliminado y al Décimo lo dividieron en dos partes). Puesto que esa ley fue dada en la época (posiblemente al

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tiempo exacto) en que los Israelitas fabricaron el becerro de oro, tenemos un ejemplo franco de la idolatría que Dios estaba prohibiendo.

La actual respuesta común a la luz del mandamiento es, “Nosotros no adoramos imágenes de Jesús. Simplemente son recordatorias de quién Él es y de lo que ha hecho por nosotros.” Consideremos eso. Hemos establecido que cualquier imagen de Jesús sólo puede ser una imagen falsa. ¿Cómo puede, entonces, una imagen de Cristo recordarnos de Él? Puesto que nosotros efectivamente adoramos a Cristo, ¿podemos quitar la falsa imagen de Él filtrándola? Si tenemos la imagen falsa de Cristo en nuestras mentes cuando lo estamos adorando, ¿no estamos por lo menos al borde de la idolatría? “No,” alguien podría protestar, “Yo no tengo en cuenta la imagen falsa de Cristo cuando lo adoro.” Entonces la falsa imagen es algo como un recuerdo selectivo. Le recuerda a la persona de “quién Él es y de lo que ha hecho por nosotros,” pero no durante la adoración. Muchas personas no se dan a dicho control de imágenes mentales. Algunas dicen que no puede adorar sin alguna imagen en sus mentes.

Hemos recibido informes de misioneros en la India y Nueva Guinea que están preocupados por la película popular Jesús. Nos dicen que después que la película ha sido mostrada a los nativos de las villas, cuyas vidas han estado ocupadas con ídolos, que ellos simplemente añaden la imagen de Jesús en la cruz a las otras representaciones de sus dioses. Irónicamente, nosotros pensamos que somos muy diferentes de esos pueblos primitivos. Yo recuerdo haber oído de un pastor joven quien declaró que la única forma de alcanzar con el evangelio a esta generación refinada, orientada visualmente sería “ir a lo visual.” No obstante, hay razones por las cuales casi toda idolatría pagana es visual, y sería prudente investigar cuál es la razón antes de arrojar la precaución al viento y lanzar una campaña noticiosa relámpago sobre esta generación.

El Segundo Mandamiento no es sólo acerca de dar forma a los dioses falsos; también tiene que ver con el celo: “porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso” (Deuteronomio 5:9). Dios declara Su amor por Sus hijos Israel: “Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3). Sin embargo, los hijos de Israel se volvieron a las imágenes: “Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios; Me provocaron a ira con sus ídolos; Yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo, Los provocaré a ira con una nación insensata… Le enojaron con sus lugares altos, Y le provocaron a celo con sus imágenes de talla” (Deuteronomio 32:21; Salmos 78:58). Él no quiere que su pueblo exprese sus afectos a nada que los aleje de Él. A fin de obtener un sentido aproximado de esto, supongamos que mi esposa abriera mi billetera y encontrara una foto de la modelo Cindy Crawford insertada entre las demás fotos de nuestros hijos. Que con una expresión de dolor ella me pidiera una explicación. Yo le respondo que esa hermosa modelo me recuerda de ella. Aun si ella reconociera que yo soy muy sincero, eso no borra completamente sus sentimientos heridos o el celo generado por el hecho de que a alguien—que no era ella—se le dio un lugar en mi colección fotográfica de “los que están cerca y me son queridos.” Por amor a nuestras relaciones, la única cosa más sincera y cariñosa que debo hacer es descartar a Cindy.

En el Libro de Hechos en el Nuevo Testamento encontramos, “Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres” (Hechos 17:2(). Aquí se nos instruye que los seres humanos son la creación de Dios, pero los ídolos son la creación de seres humanos. Otras traducciones bíblicas traducen “inventos de hombres” como sus

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pensamientos o imaginación. El claro significado es que cualquier intento por el hombre de formar ideas acerca de Dios, es idolatría. No importa cuán bien le hagan sentir a una persona, ellas son mentiras. Cuando las ideas de un hombre son formadas en imágenes de Jesús, el resultado es un Jesús falso—“otro Jesús”—no el que predicaba Pablo bajo la inspiración del Espíritu Santo (2 Corintios 11:4).

Hay poca duda en mi mente de que Mel Gibson sincera y honestamente quería presentar a un Jesús al mundo a quien él honra en su corazón y ve en su imaginación. El problema es que nada de esto es bueno lo suficiente. Él o cualquier otro que intente “sincera y honestamente” hacer lo mismo terminará con “otro Jesús.” Yo estaba trabajando en publicidad y propaganda en la empresa 20th Century Fox Film Corporation cuando llegó una película que era algo diferente de las que recibíamos siempre. Se titulaba Gospel Road [Camino del Evangelio] y la estaban promoviendo como una “antología musical de la historia de Jesús.” La película había sido filmada en su ubicación en Israel, y Johnnie Cash la había producido, escrito la música, actuado en ella y cantado las canciones durante la misma. Una foto publicitaria particular para la película se volvió un asunto de sorpresa y humor en nuestro departamento. Era la foto del actor que actuó el papel de “Cristo.” ¡Todos estaban convencidos de que yo había posado para la foto! Esto fue en mis días antes de que llegara a conocer al Señor. Mi cabello me llegaba a los hombros y tenía una barba crecida. Llevé la instantánea publicitaria a casa para mostrarle “mi foto” a mi madre. La miró muy cuidadosamente y luego exclamó que no podía ser yo, ¡porque las “manos en oración” de la persona eran demasiado grandes! Eso fue el único indicio que hizo que mi madre se diera cuenta. ¡Espeluznante!

Johnnie Cash consideraba que Gospel Road era “la obra de más orgullo en su vida.” Sin embargo, él presentaba a “otro Jesús.” Nuevamente, ese tiene que ser el caso con todo el intento por formar una imagen de Cristo. Dave Hunt escribió sus preocupaciones acerca de esto en The Berean Call:

El error es todavía peor cuando alguien se atreve a representar a Cristo en la pantalla. De él mismo, Jesús dijo, “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). ¿Qué actor actuando como “Jesús” se atrevería a decir eso? No obstante, ellos están intentando representar en su carne lo que Pablo describió como “indiscutiblemente, grande es el misterio… Dios fue manifestado en carne…” (1 Timoteo 3:16). ¡Qué audacia! Y qué de los que miran con aprobación y son influidos por dichas representaciones? Después de ver dichas películas, muchas personas sinceras ven en sus mentes al actor que representó a “Cristo” todas las veces que ellas piensan en Jesús. ¿Le agrada eso al Señor? Yo dejo eso a su conciencia.21

Nuestras propias conciencias han sido punzadas acerca de todo esto aquí en The

Berean Call. Hemos sido tan culpables como cualquier otro con respecto al uso de “imágenes fijas de Jesús” en nuestras variadas producciones, desde las portadas de nuestros boletines de noticias hasta nuestros videos. Hemos confesado esto ante el Señor y estamos en el proceso de eliminar dichas visuales de “valor de producción” de los videos que hemos producido.

En el capítulo anterior, las palabras de Jesús a sus discípulos fueron citadas refiriéndose a las señales de Su segunda venida. Vale la pena repetirlas: “Respondiendo

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Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán” (Mateo 24:4, 5). ¿Podrían las películas que muestran a “Jesús” contribuir a ese engaño? Con todas las películas en existencia que tienen diferentes “Jesús,” ¿no podría la representación de cada una contribuir a una hueste de diferentes impresiones para las masas? Por ejemplo, el “Jesús” de la presentación de Judas de la cadena ABC-TV, le confió con tono apenado a Judas de que él lo había arruinado todo cuando echó a los cambistas de dinero del Templo: “Estaba tratando de hacer entender algo. Perdí la paciencia.” Más tarde en la película, él le entrega la bolsa de dinero a Judas, admitiendo, “No soy bueno con el dinero. Con la cantidad que tengo, soy proclive a perderlo.”

Esos defectos de carácter en el Único “que no conoció pecado” (2 Corintios 5:21) son blasfemos a los que conocen la Biblia. Pero en estos días en que los evangélicos están siendo destetados de la Biblia, dicho discernimiento quizás no sea tan común. Además, ¿qué diferencia hay entre un Cristo obviamente falso y un Cristo no tan obviamente falso? El primero quizás no sea aceptable como el último—pero ellos encontrarán una audiencia. El “Cristo” de Mel Gibson y James Caviezel ha sido entusiastamente promovido por algunos de los nombres más prominentes de la Cristiandad. Los “toques añadidos” por Mel Gibson para rellenar su visión personal de Jesús fueron aplaudidos con entusiasmo por los pastores y rotulados “licencia artística.” ¡Increíble! La película entera es “licencia artística.” No hay una sola escena en la película que no fuera la interpretación personal de Mel Gibson de la forma que él ve los sucesos escriturales que ha seleccionado. El dice eso una y otra vez en sus entrevistas. Eso es lo que son las películas: la visión de alguien adaptada a la pantalla—y, cuando está bien hecha, ellas tienen el poder de cautivar corazones y mentes.

Una carta electrónica que terminó en mi casa por vía de la línea de un amigo evangélico (a la que me referí antes) contenía el testimonio de una señora que recién había visto La Pasión del Cristo. Ella escribió, “¡Ese es mi Jesús! Cuando salí del teatro anoche, mis ojos me estaban delatando, simplemente esperando que alguien me preguntara, y yo pudiera contestar, “¡Ese es mi Jesús! Estoy dispuesta a reclamarlo! Vaya. Enamórese de Jesús. Adórelo. Ríndale culto. No tenga miedo de amarle… ¡Mírelo! ¿No es Él asombroso? ¡¿No es Él lleno de admiración?¡ Venga, bésele los pies conmigo como lo hizo María. Venga.”22 ¿Es James Caviezel de quién ella se enamoró?, o del verdadero Cristo, a quien él no podía representar? La respuesta es trágicamente obvia. ¿Le besó María los pies a Jesús? En la película lo hizo, por supuesto. Pero ese fue otro “toque artístico.” Hubo muchísimos toques artísticos involucrando a María, lo cual puede haber sido la razón por la que James Caviezel dijera: “Esta película es algo que yo creo que fue hecha por María para Su Hijo.”23 ¿Promueve esta película, como lo hacen las apariciones “aprobadas por la Iglesia,” a la “Madre de Dios” tanto o más de lo que ellas promueven a su Hijo? ¿Es “María” la “productora ejecutiva no acreditada?”

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MARIA, ¿LA PRODUCTORA EJECUTIVA? El crédito de un “productor ejecutivo” en una película no es un título que puede

definirse fácilmente. A diferencia del director, del escritor, del cinematógrafo, o del actor, cuyos trabajos son bastantes sencillos y bien conocidos, el trabajo de un productor ejecutivo a menudo es un misterio. Algunas veces ellos son los que traen el dinero; otras veces ellos reúnen a las personas “críticas.” Para una película hecha enteramente en una ubicación extranjera, el título puede ser dado a alguien que es nativo y pueden cortar con las formalidades burocráticas y mover las palancas correspondientes. Un productor ejecutivo puede tener una verdadera influencia sobre una película, o, en el caso de un productor bien conocido, “el reconocimiento del nombre” puede abrir puertas para el proyecto.

Por lo tanto, ¿por qué aludir a “María” como la productora ejecutiva? Ella parece encajar por dos razones: 1) la declaración de Mel Gibson a David Neff el editor de Christianity Today, de que esta “película es tan Mariana” (él “llama a María co-redentora”)24 y, más particularmente, 2) la cita de James Caviezel de que la película “es algo que yo creo que fue hecha por María para Su Hijo.” Caviezel le rezaba el rosario a ella continuamente, suplicando su ayuda. Todo eso, así como también la inclusión de tantas escenas Marianas ajenas a la Biblia, ciertamente sugiere una influencia supervisora de la María del Catolicismo Romano. El contenido de la cita de Mel Gibson en Christianity Today tenía que ver con su sorpresa ante el apoyo entusiasta de su película “tan Mariana” por parte de los líderes y pastores evangélicos: “En realidad, me he quedado asombrado por la manera en que yo diría que los espectadores evangélicos—con las manos bajas—han respondido a esta película más que cualquier otro grupo Cristiano.”25 Puede que él esté sorprendido, pero esto me ha sacudido de arriba abajo, aun cuando tenía mis sospechas de que esto estaba viniendo.

El apelamiento a María es un fenómeno creciente que se ha diseminado más allá de las fronteras tradicionales de las Iglesia Católica y Ortodoxa. María, quien tiene más santuarios dedicados a ella que cualquier otra figura religiosa (¡cientos de veces más que su Hijo!), está rápidamente volviéndose la “reina del ecumenismo”—alguien a quien las diversas religiones pueden honrar, reunirse en torno a ella, y hasta adorarla sin ofender a sus respectivas teologías. El diario The Los Angeles Times informó que “Un número cada vez mayor de norteamericanos de todas las denominaciones Cristianas está acudiendo a la Virgen María como un conducto consolador de espiritualidad y un símbolo de paz en tiempos difíciles… No son sólo los Católicos que están interesados en María y siguiendo sus apariciones…”26

Cuando una aparición de María ocurre en países Islámicos, multitudes de Musulmanes acuden para honrarla. Por ejemplo, a finales de los 1960, miles fueron testigos de “una señora compuesta de luz” que estaba sosteniendo un infante mientras ella parecía flotar arriba del techo de una iglesia Ortodoxa Cóptica en las afueras de Cairo, Egipto. “Varias noches cada semana, miles de Musulmanes (quienes constituían la mayoría de las multitudes) cayeron sobre sus rodillas en alfombras de oración abiertas dondequiera que había espacio y lloraban ante la ‘magnífica, maravillosa, gloriosa forma de Nuestra Señora del Cielo’”27 Mientras dicha reacción pueda ser

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enigmática para los Cristianos occidentales, hay una base sustancial para ello. Un capítulo entero (“Maryam”) en el Corán, y numerosos otros versículos (más que los que contiene la Biblia), así como también cientos de jadits (libros de la tradición sagrada Islámica) le rinden homenaje a María, la madre de Jesús.

La erudita islámica Schleifer escribe en su libro, Mary, the Blessed Virgin of Islam [María, la bendita virgen del Islam], que María es estimada sobre las mujeres más reverenciadas de la fe Musulmana, incluyendo las esposas de Mahoma, Khadija y Aisha y su hija Fatima. Schleifer menciona una jadit para citar a Mahoma diciendo que él tomaría a María como una de sus esposas en el cielo: “El Mensajero de Dios dijo, ‘Dios me casó con María en el Paraíso…’.”28 El obispo Fulton J. Sheen, el popular televangelista Católico de fines de los 1950 y principios de los 1960, predijo que María sería la clave para reconciliar las religiones de Roma y de la Mecca.

Muchas de las apariciones de María están guiando el camino ecuménico. “Nuestra Señora de Medjugorje,” quien, según se afirma, ha hecho numerosas apariciones en la zona destrozada por la guerra de Bosnia y Herzegovina (donde Católicos Romanos, Musulmanes, y Ortodoxos todavía se están matando unos a otros), alegadamente comunicó a uno de los visionarios, “Dígale a este sacerdote, dígales a todos, que ustedes son los que están divididos en la tierra. Los Musulmanes y los Ortodoxos, por las mismas razones que los Católicos, son iguales ante mi Hijo y yo [sic]. Todos ustedes son mis hijos.”29 Los dos, James Caviezel y su esposa son devotos a Nuestra Señora de Medjugorje. El acredita a Nuestra Señora por permitirle actuar como su hijo: “En preparación, usé todo lo que me enseñó Medjugorje,” así como también un “pedazo de la verdadera cruz” recibido de uno de los visionarios ante quien se manifestó la alegada aparición de Medjugorje.

María ha jugado un papel clave en la conversión de algunos de los destacados apologistas Católicos, tales como el teólogo Reformado Tim Staples y Scott Hahn (un graduado del seminario evángélico Gordon Conwell y ex ministro Presbiteriano). Staples acredita “al Señor y su Madre” por ayudarle a convertirse al Catolicismo Romano. El escribe, “Yo ya había despreciado por tanto tiempo la creencia Católica en la intercesión de María. Pero… finalmente me rendí a su cariñoso llamado, pidiéndome que siguiera a Cristo su hijo dondequiera que él me guiara…”30 Para ayuda espiritual en su conversión, Scott Hahn decidió rezar el rosario, en el cual 153 de las 170 oraciones son ofrecidas a María. En la historia de su conversión, escribe, “Procedí a rezar [el rosario], y a medida que rezaba sentí más en mi corazón de lo que llegué a conocer en mi mente”: Soy un hijo de Dios. Simplemente no tengo a Dios como mi Padre y a Cristo como mi hermano; tengo a Su Madre como mía propia.”31 La Universidad Franciscana, donde Hahn es un profesor, es una líder en guiar giras al santuario de “Nuestra Señora de Medjugorje.”

Cada vez más Protestantes se sienten atraídos a María. Uno puede encontrar la estatua de “Nuestra Señora de la Quinta Avenida” desplegada prominentemente en la histórica Iglesia Episcopal de Santo Tomás, en Nueva York. El difunto Cardenal John O’Connor y el Arzobispo Ortodoxo Peter, estuvieron presentes para la dedicación en 1991. Charles Dickson escribió un librito popular en 1996 alentando la reconsideración de María entre evangélicos. Titulándolo A Protestant Pastor Looks at Mary [Un pastor Protestante mira a María], Dickson destaca que Lutero y Calvino eran más amables hacia María que las generaciones posteriores de sus seguidores. Cita de una carta que

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Lutero escribió al Duque de Sajonia: “Que la tierna Madre de Dios misma procure para mí el espíritu de sabiduría provechoso y minucioso para exponer esta canción de ella.”

La Pasión del Cristo promueve a María, no de una manera abiertamente Católica como la Reina del Cielo, sino mostrando su presencia continuamente en su humanidad—como una madre que sufre junto con su hijo. Maia Morgenstern le dijo a la EWTN que ella esperaba que su actuación como María fuese un puente para todas las religiones, simplemente revelando a María como una madre que sufre la pérdida de su hijo y “en ese respecto, ella habla por cada madre.” Mel Gibson concuerda diciendo: “La forma en que esta película despliega [a María] ha sido una especie de abreojos para los evangélicos que generalmente no miran a ese aspecto. [Pero] ellos entienden la realidad de una madre y un hijo.”32 Eso ciertamente ayudará a la causa, pero todavía hay diferencias que vencer. La María de la Iglesia Ortodoxa era sin pecado pero no concebida inmaculadamente. La María del Islam es confundida con Miriam, la hermana de Moisés y Aarón, cuyo padre era Amram. Ella no es ni la madre de Dios ni del Hijo de Dios (porque Alá no tiene hijo). La María del Catolicismo fue concebida inmaculadamente, es considerada como la Madre de Dios, sigue siendo virgen perpetua, es reverenciada como una mediatriz entre Dios y el hombre, y es llamada la “Reina del Cielo.” Los Católicos Conservadores como Gibson y Caviezel también la ven como Co-Redentora, es decir, ella participó en la redención de la humanidad por sufrir vicariamente junto con su hijo.

Luego está la María de la Biblia. La única verdad acerca de María se encuentra en las Escrituras, presentada por los que la conocían personalmente. Más importante todavía, lo que ellos tenían que decir fue inspirado por el Espíritu Santo. Menos de 9 versículos se refieren a la vida de María, y en ellos encontramos a una maravillosamente humilde sierva del Señor quien se regocija en Él como su Salvador (Lucas 1:47). Evidentemente, su corazón no era “inmaculado,” ni ella fue concebida sin pecado, porque su Hijo—su Salvador—no vino por los justos sino “para buscar y salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). El ministerio de María fue simplemente dar a luz y alimentar al niño Jesús. Una vez que alcanzó la madurez, ella no jugó parte alguna en absoluto en el ministerio terrenal de Jesús. Fue en las bodas de Caná de Galilea (el comienzo del ministerio público de Jesús) donde se registran las últimas palabras de María. Adecuadamente, ella le dice a los sirvientes, “Haced todo lo que os dijere” (Juan 2:5). No cabe duda de que ella es ejemplar entre los santos bíblicos como un modelo de obediencia y sumisión a la voluntad de Dios, especialmente en la designación a la que ella fue llamada. De acuerdo con las palabras de Juan el Bautista, “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe” (Juan 3:30), María desapareció en el trasfondo.

No importa cómo escudriñemos las Escrituras, no encontraremos un papel de liderazgo para María entre los Apóstoles. Ella nunca enseñó ninguna doctrina. Nunca escuchamos que los Apóstoles la buscaron para que los aconsejara. Aparte de los Apóstoles, María es mencionada sólo una vez en el Nuevo Testamento, y el Libro de los Hechos nos dice que fue en la simple participación en una reunión de oración, junto con sus hijos. (La enseñanza de que María fue una virgen perpetua es también contradicha por muchos otros versículos—Mateo 12:46; Marcos 6:3; Juan 7:3, 5; 1 Corintios 9:5; Gálatas 1:19; Salmos 69:8, etc.).

Recuerde, casi todos los detalles de las escenas en La Pasión del Cristo que muestran a María, fueron provistas por tres mujeres que eran devotas a la María Católica y quienes

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recibieron su información mediante comunicaciones con apariciones. Mel Gibson reconoce que la Iglesia no ha aceptado todo lo escrito por ellas. No obstante, teniendo en cuenta solamente lo que las apariciones Marianas aprobadas por la Iglesia dicen y hacen, y comparando sus declaraciones con la María presentada en las Escrituras, uno recibe, para pedir prestada una frase, una María “totalmente contraria.” En formas sutiles y a veces no tan sutiles, las apariciones son dadas para el engrandecimiento propio y la autopromoción—todo para la devaluación de Jesús. Considere esta comunicación de “Nuestra Señora de Fátima”:

Recen el Rosario todos los días para obtener paz para el mundo… Recen, recen mucho, y hagan sacrificios por los pecadores, porque muchas almas van al Infierno debido a que no tienen a nadie que haga sacrificios por ellas… Dios desea establecer en el mundo la devoción a mi inmaculado corazón. Si las personas hicieran los que yo les digo muchas almas se salvarían y habría paz.33

Esta no es la humilde y sumisa María de la Biblia. El rosario invoca oraciones a María

diez veces más que oraciones al Señor. ¡La Biblia declara que Jesús es el Príncipe de Paz! Únicamente el sacrificio de Jesucristo, consumado una vez para siempre, salva las almas del infierno. Ni el corazón de María es inmaculado, ni nosotros tampoco debemos ser espiritualmente devotos a ninguna otra persona aparte de nuestro Señor y Salvador. Además, las apariciones Marianas presentan un estado de María que no tiene precedentes y que carece de apoyo en las Escrituras. El apóstol Pedro, un contemporáneo de María y considerado por los Católicos como el primer Papa, no escribió nada acerca de ella. El apóstol Pablo, mediante el Espíritu Santo, dio instrucciones más específicas para vivir la vida Cristiana que cualquier otro escritor en la Biblia, sin embargo no hizo mención de la alegada importancia de las devociones y reparaciones relativas a María. En contraste con la María de las apariciones, que afirma haber sido “concebida sin pecado,” Pablo se llamó a sí mismo “el primero de los pecadores,” no obstante Dios lo hizo la figura más productiva del Nuevo Testamento después de Cristo. El apóstol Juan, que escribió el último libro de la Biblia y a quien Jesús mismo le asignó el cuidado de María, no dijo nada acerca de venerarla a ella.

Está claro que las apariciones no son de la madre bíblica de Jesús, aunque están haciendo todo esfuerzo para que sea percibida de esa manera. Casi todas aparecen como una dama joven que lleva a un infante, lo cual presenta otra interrogante de crucial importancia. ¿Quién es el niño? Jesús recién tenía treinta años cuando ascendió al cielo. La inferencia obvia es que María tiene la posición superior en la relación; ¿qué niño pequeño no sería obediente a su madre? No obstante, en extraordinario contraste, la Biblia presenta a Jesús no como un infante impotente, sino que lo exalta como Rey de reyes y Señor de señores, Creador del universo, el glorificado Hijo de Dios, Dios manifestado en carne. En una manera insólita, Mel Gibson rindió tributo a las apariciones de la Madonna [virgen] y el niño haciendo que Satanás apareciera con una criatura demente en miniatura en los brazos “de ella.” Gibson se ha referido a esto como a una anti-Madonna [virgen], diciendo que “esto es el mal tergiversando el bien.” El problema aquí es que las apariciones de la Madonna con el niño, según es representada por los Católicos a lo largo de la historia en hermosas imágenes, son

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mucho más mortales. Sin embargo, muchos evangélicos están ciegos a la realidad. Christianity Today anota con aprobación, “Desde cualquier punto en su espiritualidad, el tratamiento de Gibson de María está surgiendo, está tocando profundamente el impulso maternal de sus espectadores.”34 ¿El impulso maternal hacia Jesús? ¿Qué es qué?

A diferencia de la María bíblica, quien cumplió fielmente su ministerio y desapareció en el trasfondo, la María Católica Romana ha surgido a la prominencia, atrayendo a millones a sí misma. La Pasión del Cristo estimulará el apetito de millones más para la María Católica, al proveer “detalles” ajenos a la Biblia. Muchos acudirán a las últimas apariciones para enterarse de las noticias “más actualizadas” acerca de ella. A pesar de eso, el problema más serio con las escenas ajenas a la Biblia en la película que muestran a María es la razón para lo que ellas están allí: para reforzar el evangelio Católico Romano. Desde la primera escena, donde María se despierta con gran ansiedad respecto a las cosas que ella sabe en su corazón que acontecerán ese día, hasta la última escena, donde el cuerpo sin vida de “Cristo” es envuelto cruzado sobre el de ella, La Pasión del Cristo es acerca de los sufrimientos físicos de “Jesús” que se ofrecen a Dios por los pecados de la raza humana. ¿Es eso lo que la Biblia enseña, o es ese “otro evangelio”?

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¿OTRO EVANGELIO? A algunos críticos les desagrada La Pasión del Cristo debido a la violencia extrema que

muestra. Un crítico de la revista Newsweek la llamó “el Evangelio según el Marqués de Sade.” El diario The New Yorker informó que la película es “un viaje de muerte nauseabundo, una procesión lúgubre no iluminante de traición, azotes, sangre y agonía.” Un artículo en el Hollywood Reporter [destacó]: “Todo es acerca del dolor en la ‘Pasión’ de Gibson.’” Tuvo dificultad por la forma en que Gibson “enfoca estrechamente sobre la ‘pasión’ de Cristo— queriendo decir el sufrimiento y la redención fundamental en los momentos finales de la vida de Jesús.” Le llama a la película una “obra teatral medieval de la Pasión con efectos muchos mejores. La carne es desollada en detalles grotescos. Los fluidos del cuerpo supuran formando figuras insólitas… [L]a figura clave aquí, Jesús mismo (un Jim Caviezel), una presa, con costras de sangre, es una pelota de boxeo tal durante la mayor parte de la película, que los cineastas pierden de vista su mensaje.”35

Los críticos por cierto tienen derecho a expresar sus opiniones, pero yo no pienso que el cineasta perdió de vista su mensaje.

El analista de películas de fama nacional, Roger Ebert, quien dio a La Pasión del Cristo su calificación más alta, escribe: “La película dura 126 minutos, y yo diría que por lo menos 100 de esos minutos, quizás más, tratan específica y gráficamente de los detalles de la tortura y muerte de Jesús. Esta es la película más violenta que he visto jamás” (énfasis añadido).2 En una nota final, Ebert dijo: “Probablemente será la [película] más violenta que usted habrá visto. Esta no es una crítica sino una observación… pero [ella] obra poderosamente para los que pueden tolerarla.”3

¿En qué forma la película “obra poderosamente”? Magia y teología cinematográfica. Mel Gibson ha introducido al espectador dentro de su visión de los sufrimientos físicos y la muerte de Jesús, que él cree que fueron necesarios para que una humanidad pecaminosa fuese reconciliada con Dios. Como cineasta de talentos, juntó todas las cosas que él sabía que son eficaces en su medio para comunicar mejor (y convencer a otros de) su entendimiento teológico de lo que aconteció. Sin embargo, tristemente, a esta película le falta el castigo por nuestros pecados que Cristo soportó de Dios y enfoca exclusivamente en los sufrimientos físicos infligidos por hombres— que nunca podrían salvarnos sino sólo condenarnos. Este trágico mal entendido es el corazón mismo de la película y debe ser corregido por cualquiera que busque evangelizar a aquellos cuyo interés ha sido provocado para ver la película de Gibson,

Todo esto no surgió de su imaginación de la noche a la mañana. Gibson combinó la experiencia de toda su vida en el Catolicismo con su última docena de años de estudiar la Pasión, y la empaquetó en su técnica de cineasta. Gibson dio algo del antecedente a Ray Arroyo de la EWTN:

ARROYO: Hábleme por un momento acerca de por qué decidió restringirse a las 12 horas antes de la muerte de Jesús. ¿Por qué no el ministerio? ¿Por qué no la Resurrección?

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GIBSON: Bueno, para mí, esa es la parte más efectiva—es el sacrificio—el aspecto del sacrificio de Cristo. Y de eso es donde todo sale adelante. [¡Pero él pierde el verdadero aspecto del sacrificio!] ARROYO: Y eso es lo que primero lo atrajo a usted al proyecto y a querer enfocar sobre ese aspecto de la vida de Cristo. GIBSON: Sí. Me siento curioso acerca de eso, también. Es decir, ¿qué es eso? Quiero decir, uno oye acerca de eso. Uno lee acerca de eso. Es el tema central de la fe de los Cristianos. Quiero decir, yo quería descubrir acerca de ello de una manera completa—de una manera plena. Y comencé a leer e investigar al respecto. ARROYO: Yo quiero hablar brevemente de la violencia. La gente ha enfocado sobre la violencia. Es intensa. Hay momentos en que es gráfica. ¿Por qué decidió, “Yo quiero que esto sea así de brutal?” GIBSON: Yo no pienso que sea tan brutal como lo fue realmente… Reduje [la brutalidad] mucho más de lo que pienso que probablemente sucedió en realidad. No obstante, es brutal. Es gráfica. No sé si cualquier menor de 12 años debería ir a verla. Pienso que eso debería ser una decisión que los padres tendrían que tomar… No sé—debe ser chocante… ARROYO: No obstante, hay una sensación de belleza, en la violencia, y no sé perfectamente bien si eso es correcto—si me estoy expresando acerca de eso correctamente. ¿Siente usted eso? GIBSON: ¡Bueno! Sí, siento que es así. Hay definitivamente un propósito de hacer eso—de hacerlo lírico—de hacer que la violencia sea lírica, en cierto sentido, o de encontrar la belleza en ella. ARROYO: ¿Por qué era importante para usted representarlo de esa manera cruda? Porque podría haber tomado una más artística—sabe, un atisbo distante a esto, como hemos visto en el pasado. ¿Por qué mostrarlo tan de cerca y personal como lo hizo? GIBSON: Sólo porque es de cerca y personal. Y yo quiero el salvajismo pleno de ello para que, en ciertas palabras, como si saltara de la pantalla a uno. Y, al mismo tiempo,—y este es el truco—es ser movido por ello, no sólo repelido por ello, sino ser movido y atraído por ello—no poder salir. Yo quería hacer un montón de cosas al mismo tiempo. ARROYO: Usted simplemente no recogió… no juntó todo esto así nomás. Usted dedicó mucho tiempo estudiando flagelaciones, crucifixiones… dígame un poco sobre ese estudio. GIBSON: Oh, bueno… quiero decir que hay un montón de libros que uno puede leer sobre el tema, considerando que el de Anne Emmerich [The Dolorous Pasión], no es el menos importante, en el que ella habla de estas cosas. Es como… bueno, perversa. Asimismo, aún en tiempos más recientes, ya hay guías médicas que han, por así decirlo, abocado el asunto y hablan sobre los aspectos fisiológicos de lo que acontecería si alguno fuese torturado y crucificado y toda esta clase de cosas. Y hay algo llamado The Doctor at Calvary [El Doctor en el Calvario] que yo leí que hablaba acerca de la asfixia y la pérdida de sangre y todo esto—el agua del costado—de toda la cuestión, ¿sabe? Le dan términos médicos con los que

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los médicos pueden relacionarse, pero que ahora el laico puede leer también. Es simplemente interesante leer todo este material diferente sobre el tema. ARROYO: Ningún hombre podría haberlo sobrevivido. GIBSON: No, pienso que no. No, lo divino definitivamente estaba obrando aquí.

Estoy de acuerdo con Mel Gibson. Lo divino estaba definitivamente obrando—no

obstante, no en el sentido que Mel Gibson cree, no en el enfoque sobre el cual ha dedicado tanto de su tiempo, pensamiento, energía, finanzas, y fe. Todo lo que él ve y procura describir es brutalidad humana ventilada sobre Cristo, porque el Catolicismo enfatiza el sufrimiento físico, ya sea en esta vida como en el purgatorio—pero lo físico no puede pagar la pena por el pecado.

Consideremos solamente lo que le Biblia dice acerca del asunto. Mel Gibson dice que “cree cada palabra de ella,” y él nota, con respecto a los escritos subjetivos de la visionaria Anne Catherine Emmerich, que uno “no tiene que creer en ninguno de [ellos].” Por lo tanto, permitamos que la Biblia solamente sea nuestra guía en esto mientras consideramos algunos aspectos básicos. El primer versículo que la mayoría de los Cristianos aprende de memoria es Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Este versículo suscita algunas preguntas que deben contestarse: 1) ¿por qué Dios nos ama a nosotros—“al mundo”? y 2) ¿por qué dio a Su Hijo? La respuesta básica a la pregunta uno es: No es porque haya nada encantador en nosotros, sino debido al atributo infinito de Dios: “Dios es amor” (1 Juan 4:8). La pregunta número dos es contestada parcialmente dentro del versículo mismo. Creer en Su Hijo es necesario para evitar perecer (es decir, ser separado de Dios para siempre) y para obtener vida eterna (es decir, estar con Él para siempre).

Pero eso nos deja con algunas otras preguntas que son críticas a la comprensión básica del evangelio—las buenas nuevas de por qué Jesús vino al mundo; ¿Cuál es el problema? ¿Qué era tan serio que Dios tuvo que enviar a Su Hijo para resolverlo? El pecado.

La Biblia nos dice que “todos pecaron” y que “la paga del pecado es muerte” (Rom. 3:23; 6:23). Cada persona es pecadora; todos estamos segando la destrucción que el pecado produce; y, si nos dejaran por nuestra propia cuenta, cada pecador que actualmente está separado de Dios, lo estaría para siempre. La raza humana tiene un problema sin esperanza que no puede resolver. Sólo Dios puede proveer la solución. ¿Pero por qué envió a Su Hijo? ¿Por qué no simplemente perdonar a todos y empezar de nuevo? Esto tiene que ver con los atributos de Dios. Uno es amor, como hemos visto, y otro es justicia: Dios es un “Dios de verdad… Es justo y recto” (Deuteronomio 32:4). Dios declaró al primer hombre que la pena del pecado es muerte (Génesis 2:17). El Creador del universo estableció esta pena. Y su perfecta justicia demanda que esta pena—esta pena infinita—sea pagada.

Puesto que todo hombre es pecador y por lo tanto está bajo condenación eterna, no hay nada que pueda hacer con respecto al castigo excepto pagar las consecuencias eternas. La justicia divina debe ser satisfecha. No obstante, Dios también es amor, y en

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su perfecto amor Él proveyó la solución para las personas debidamente condenadas. ¡Eso es las buenas nuevas! Dios se hizo hombre (“Y aquel Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros”—Juan 1:14); “… Jesucristo hombre”—(1 Timoteo 2:5) a fin de pagar la pena que toda la humanidad merecía. Como las Escrituras lo indican claramente, Jesús, que es Dios verdadero y hombre perfecto, y jamás dejará de ser Dios y Hombre, necesitaba ambos atributos para ser nuestro Salvador. Tenía que hacerse Hombre para morir físicamente, y tenía que ser Dios a fin de pagar la pena infinita que la perfecta justicia de Dios requería.

Podemos entender fácilmente que Jesús tenía que morir físicamente, porque “sin derramamiento de sangre no se hace remisión [de pecado]”(Hebreos 9:22). Pero, puesto que el castigo total incluye la separación espiritual de Dios para siempre, nuestras mentes finitas no pueden comprender cómo Jesús pudo pagar la pena en la cruz. No obstante, sabemos que esto debe ser así. Hebreos 2:9 nos dice que Cristo “por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.” Dios “por nosotros lo hizo pecado” (2 Cor. 5:21), y la ira de Dios merecida por cada pecador fue derramada sobre Él (Juan 3:36).

Durante las tres horas en la cruz, Cristo Jesús de alguna forma experimentó el castigo que cada pecador merecía. ¡Efectivamente! Si Él sólo hubiera sufrido físicamente y muerto físicamente, entonces el “castigo eterno” debido al pecado acerca del cual Jesús habló (Mat. 25:46) no habría estado cubierto. Pero las palabras que Jesús exclamó desde la cruz nos dicen que Él efectivamente cubrió todo: “¡Consumado es!” Esa expresión en griego (tetelestai) estaba escrita en facturas de ventas durante el período de tiempo de nuestro Señor, y se traduce, “Pagado totalmente.” Mediante el pago total hecho por Él, “de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree” (Hechos 13:39). Fuimos comprados “por precio” (1 Corintios 7:23), y debido a su castigo eterno Él obtuvo para nosotros “eterna redención” (Hebreos 9:12). Sólo un Dios infinito podía pagar ese precio.

La “escena” más importante en las Escrituras (en lo que respecta a revelar la pena divina que Cristo tuvo que “sufrir”) aconteció en el Jardín de Getsemaní. En contraste con los relatos tersos y limitados (en menos de diez versículos en total los evangelios se refieren a que Él es castigado o crucificado) y la escasez de detalles con respecto a Su sufrimiento físico en los evangelios, la descripción de lo que sucedió en el Jardín es la única “revelación de cerca y personal” del sufrimiento y agonía interna de Jesús:

“Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú” (Mar. 14:36); “Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:44).

¿Estaba Jesús agonizando debido al sufrimiento físico que Él sabía que iba a

experimentar a manos de hombres? No. Miles de hombres antes y después de Él sufrieron azotes y crucifixión—algunos colgados de sus cruces durante días en orgulloso desafío. ¿Eran ser azotados y clavados a una cruz las peores torturas posibles que los hombres podían inventar? Esto ni siquiera está cerca. Lo que los mártires Cristianos experimentaron durante las inquisiciones fue indeciblemente peor. Todas las torturas eran diseñadas para causar el dolor más horrible y sufrimiento posible mientras se las arreglaban para mantener a la víctima viva. A los mártires en los países

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Islámicos les han asado los cuerpos y les han desollado la piel completamente de sus torsos. Cualquier cosa que los hombres hicieron para torturar a Jesús sólo demostró la impiedad del corazón humano. No contribuyó absolutamente nada para satisfacer la justicia divina.

Jesús ofreció tres veces la oración antedicha a “Abba, Padre.” Abba es un término muy íntimo que a veces es traducido “Papacito.” Jesús sabía el precio que estaba por pagar: la separación de Su Padre. A pesar de que no podemos sondear cuán grande es el amor que existe entre el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, tenemos una idea de ello en la reacción de Jesús. Su corazón agonizaba tan intensamente que su sudor “era… como grandes gotas de sangre.” Pero eso no terminó allí. ¡Él se volvió “pecado por nosotros!” Fue por nosotros que Él sufrió la ira de Su Padre. Fue por amor a nosotros que “Jehová quiso quebrantarlo; sujetándole a padecimiento” (Isa. 53:10). Jehová hizo que pusiera “su vida en expiación por el pecado” (énfasis añadido). Comprender semejante amor está más allá de nosotros, pero tener aunque sea un sentido de ello es suficiente para llenar nuestros corazones de profunda gratitud para toda la eternidad.

Entre la hora sexta y la hora novena, hubo tinieblas sobre toda la tierra (Lucas 23:44) y Jesús exclamó (algo que él nunca hizo durante el tiempo de su abuso físico de los azotes y la crucifixión): “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46). Eso fue cuando nuestro “rescate” fue pagado (1 Timoteo 2:6). “Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró” (Lucas 23:46). Charles Wesley escribió algo maravilloso para ponderar, pero impregnado en el misterio de la piedad: “Asombroso amor, ¿cómo puede ser, que tú mi Dios, murieras por mí?”

De las Escrituras está claro que el hombre no puede tener parte en su propia redención. La lógica nos dice lo mismo. Un evangélico amigo mío tuvo una conversación con una monja. Ella le dijo que ellos dos tenían mucho en común, con esta única diferencia: él creía que Jesús pagó el cien por ciento de la pena por la salvación. Ella creía que Jesús pagó el 99 por ciento y, como Católica, necesitaba pagar el uno por ciento que faltaba. ¿Es eso posible? ¿Qué es el uno por ciento de la separación eterna de Dios? Ella y Mel Gibson (lo mismo que yo, cuando crecía como Católico) enfocan en una redención que no puede salvarlos a ellos ni a ningún otro. Esto es un rechazo del don inefable de Cristo—algo que sólo Él podía pagar, y efectivamente pagó, totalmente. Sin embargo, ese es el Evangelio de Roma.

Todo hombre tiene su propia porción en la Redención… Al traer aparejada la Redención mediante el sufrimiento, Cristo también ha levantado el sufrimiento humano al nivel de la Redención. Por lo tanto, cada hombre, en su sufrimiento, puede también volverse alguien que comparte en el sufrimiento redentor de Cristo.

Juan Pablo II, Salvifici Doloris, no. 19. ¿Es esta la clase de enseñanza que un evangélico querría que se comunicara en su

iglesia o estudio bíblico? ¿Y con especto a las enseñanzas acerca de María? ¿Y con respecto a enviar a cualquiera a ver una película para absorber la visión de Mel Gibson? ¿Estaría eso de alguna forma relacionado con transferir las ovejas a un “asalariado”?

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¿OVEJAS ALIMENTADAS POR EL ASALARIADO? Al nombrar este capítulo con el título que le asigné, pensé de los términos en la

manera que no es totalmente consecuente con el significado que le da Juan 10:12-14. Por lo tanto, algunas cualificaciones debe aclararse. En la parábola del asalariado y el buen pastor, Jesús contrasta a alguien que posee las ovejas con alguien que meramente recibe salarios para cuidarlas. La cuestión es que no hay una verdadera comparación. Aunque puedan compartir experiencias comunes con las ovejas mientras las atienden, el asalariado saldrá corriendo a la primera señal de peligro para las ovejas, si esto afecta adversamente su propio bienestar. Al asalariado “no le importan las ovejas.” El buen pastor, por otra parte, ama sus ovejas, las conoce, y hasta da su vida por ellas.

Yo sólo tengo algo de lo anterior en mi mente, como lo explicaré. Para simplificarlo, veo a Mel Gibson como a un asalariado a quien los pastores evangélicos le han acorralado sus ovejas. Pero eso no es realmente justo para Gibson, quien no estaba buscando el trabajo de atender las ovejas. Por supuesto, él quería que vinieran a ver su película, pero no más de lo que él quería que cualquiera otra persona viniera. No obstante, las ovejas aparecieron a montones que por mucho excedieron en número a cualquier otro grupo—gracias a sus pastores. Gibson se quedó pasmado. Recuerde cómo le dijo a Christianity Today que él estaba “realmente asombrado” ante el apoyo abrumador de los evangélicos por su película “Mariana”? Gibson puede haber insumido una gran cantidad del “vil metal” de las ovejas, pero no eran salarios; esos insumos eran más como donaciones. Sin embargo, sin ni siquiera hacer una audición para el papel, él se ha convertido en un tierno/maestro de las ovejas evangélicas. Por ejemplo, el editor de Christianity Today David Neff observó: ”Después de las dos proyecciones de La Pasión del Cristo a las que asistí, las mujeres Protestantes hablaban acerca de identificarse con María como una madre que estaba mirando como sufría su hijo.”40 Aunque esto es ciertamente inferido en las Escrituras, Gibson hizo la escena mucho más dramática y añadió muchos detalles ajenos a la Biblia.

La revista Católica conservadora Inside the Vatican reconoce la valiosa influencia ecuménica que está teniendo La Pasión del Cristo:

Para los evangélicos, la película les ha dado un atisbo dentro del alma Católica, aun el alma del Católico tradicional. Muchos evangélicos, al reflexionar sobre lo que vieron en la película, dicen que están comenzando a ‘entender’ toda la cuestión Católica: cuaresma… las cenizas en la frente… no comer carne los viernes… la aflicción de los misterios… las Estaciones de la Cruz… el énfasis en la Eucaristía… la devoción a María… el enorme crucifijo que cuelga sobre cada altar Católico. Puede que ellos no salgan corriendo a comprar rosarios, necesariamente, pero algunas de las cosas ya no parecen tan extrañas, tan alienadas. (elipsis en el original)41 La segunda vez que vi La Pasión del Cristo, traté de identificar las escenas que pensé

que podrían tener la influencia más dramática en los corazones y mentes de los Cristianos que creen en la Biblia. Aunque la película es una escena emocionalmente

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cargada tras otra, cuando el subtítulo de la pantalla presenta un versículo de la Escritura, la aceptación de lo que está sucediendo se vuelve casi irresistible para los que conocen y aman la palabra de Dios. Cuando el Jesús de la pantalla “dice,” Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí, la Palabra trae credibilidad instantánea a la escena. Ese parece ser el efecto aun en las escenas ajenas a la Biblia. Cuando el Jesús de la pantalla se cayó mientras llevaba su cruz y su madre vino a su ayuda, él la tranquilizó con un versículo que la Biblia indica que Cristo no expresará hasta el tiempo de la Nueva Jerusalén, “He aquí yo hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:5). Aunque es cierto que la Palabra de Dios no retornará vacía, también puede ser usada como una poderosa estratagema de seducción, tal como Satanás intentó inexitosamente hacerlo citando de la Escritura para tentar a nuestro Señor (Mateo 4). Cada vez que un versículo de la Escritura aparecía en la pantalla en La Pasión del Cristo, los evangélicos que me rodeaban reaccionaban con entusiasmo. Estaban creyendo en la visión de Mel Gibson.

Antes de que consideremos otras enseñanzas de la película de Mel Gibson, leyendo citas de pastores nacionalmente conocidos (algunos de los cuales están coqueteando con ser marcados “asalariados” ellos mismos) podría ser de ayuda a fin de entender por qué las ovejas estaban tan ansiosas por el espectáculo. Dicho sea de paso, las citas que he recopilado llenarían nueve páginas, por lo tanto, en el interés de la misma imparcialidad que he tratado de mostrar a Mel Gibson, daré unas cuantas de las citas sin nombrar a los líderes que las expresaron. No deseo llenar nueve páginas de este libro con todas ellas, y no quiero ser acusado de jugar favoritos (o no favoritos). Además, la mayoría de las citas han sido usadas por varias promociones para La Pasión del Cristo, y todas ellas pueden encontrarse muy fácilmente si alguno está interesado. También me tomé la libertad de imprimir en negritas algunas cosas discutidas previamente, como un recordatorio.

Por lo tanto, apoyémosla [La Pasión del Cristo] en todo lo que podamos. Nosotros no deberíamos esperar que se publique en video; deberíamos ver la película en tropeles en los cinematógrafos. No deberíamos ir solos, sino en grupos (y especialmente llevar a incrédulos). No deberíamos verla una sola vez, sino dos, y deberíamos comprar el disco DVD o el videocasete. No critiquemos la cultura solamente, sino transformémosla realmente estando redentoramente involucrados en ella.

…………………………………………. La buena voluntad a favor de las películas sobre “Jesús” fue lo que Saving Private Ryan hizo por las películas de guerra. Todo Cristiano DEBE ir a ver esta película y apoyar al señor Gibson en oración. Va a tener que aguantar mucha crítica por este proyecto, pero nosotros lo apoyaremos; esta película podría tener un profundo efecto espiritual en millones de personas (énfasis en mayúsculas en el original.)

…………………………………………… Genial, bíblica — una obra maestra.

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……………………………………………

No puedo expresarle cuánto lo admiro, lo respeto y lo aplaudo. Que Dios le otorgue la bendición que necesite, donde la necesite más. La Pasión es una descripción que inspira asombro de las últimas horas de la vida de Jesús. Es un relato exacto de los sufrimientos reales de Jesús por los pecados de todo el mundo. Esta no es una película que cualquiera debería perderse.

……………………………………………

La Pasión es simplemente fabulosa. Es emocionalmente arrobadora porque es brutalmente honesta acerca de la violencia de la muerte de Jesús. Nunca en mi vida he visto ninguna película que llegue aunque sea cerca para describir lo que la crucifixión romana era realmente. La prolongada familiaridad y explicación teológica han lixiviado en nuestras mentes la horrenda brutalidad del juicio y la muerte de Jesús. Las simples palabras de Juan, “entonces tomó Pilato a Jesús, y le azotó” se sienten enormemente diferentes a medida que uno mira a dos soldados romanos brutales castigando minuto tras terrible minuto el cuerpo casi desnudo de Jesús con látigos que arrancan la carne. Las palabras piadosas acerca de la muerte de Jesús por nuestros pecadores adquieren un significado totalmente nuevo.

…………………………………………… Cada vez que predique o hable acerca de la Cruz, las cosas que vi en la pantalla estarán en mi corazón y mi mente.

…………………………………………… Como presidente de…. me complazco en expresar mi fuerte apoyo por La Pasión. La esfera de influencia de [nombre del ministerio] incluye decenas de miles de personal permanente y voluntarios, así como también cientos de miles de adultos y niños que se alinearían en un instante para ver esta película. Además, pienso que la película tendrá atractivo en masa para las personas de cualquier religión o de ninguna religión, simplemente porque la calidad de la producción y la naturaleza histórica del contenido.

…………………………………………… Tres palabras lo resumen para mí: Sobria, Pasmosa, Obsesionante… Los detalles son muy exactos—esta es la clase de muerte que nuestro Señor murió por mí.

……………………………………………

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Han pasado casi tres semanas desde que vi la versión borrador de La Pasión. Y todavía está impactando mi vida. No puedo dejar de pensar en ella ni puedo dejar de hablar sobre ella. Nunca he visto una película que haya afectado tanto mi vida.

…………………………………………… Mi esperanza es que [mi gente joven] sea captada por la presentación. Creo que sí porque ella es simplemente el relato de la historia de Dios. Me siento muy alentado por el hecho de que ellos verán una verdadera representación de Jesús: enteramente Dios y enteramente hombre.

…………………………………………… Estoy orando para que la película de Mel Gibson haga un poderoso impacto en nuestra cultura y que apele a millones de espectadores que aman las películas cinematográficas que están hambrientos por un vistazo de honestidad acerca de la milagrosa historia que cambia vidas del Único que murió por todos…

…………………………………………….. Me sentí profundamente conmovido por la película. En realidad, fue una profunda experiencia espiritual para mí. Sin ninguna duda, fue la experiencia más cercana que haya tenido alguna vez de realmente ser testigo del sufrimiento y la crucifixión de Jesucristo.

……………………………………………… La Pasión del Cristo es el retrato más conmovedor y memorable de Jesucristo que yo haya atestiguado alguna vez. Esta obra maestra… claramente ha sido providencialmente ordenada por Dios para una época como esta. Este entusiasmo a rienda suelta de parte del Cristianismo evangélico por una

película producida por una compañía secular (u organización religiosa, dicho sea de paso) no tiene precedentes en la historia. Además, los pastores evangélicos han “puesto su dinero donde están sus bocas”. Han respaldado sus prestigios para Mel Gibson comprando cientos de miles de boletos de entrada (algunos para la reventa) para sus ovejas. Salas cinematográficas vendieron todas sus funciones a grupos de iglesias por días y semanas. Tráilers para la película se exhibieron durante los servicios de domingos. Pastores conocidos nacionalmente estaban diciendo a sus audiencias que ellos habían visto la película seis y ocho veces. Uno le dijo a los miembros de su iglesia que necesitaban seguir invitando a sus vecinos para que vinieran con ellos a ver La Pasión del Cristo tantas veces como pudieran. ¡Extraordinario!

Muy bien, quitemos un “30 segundos de tiempo muerto” del estruendo de entusiasmo y consideremos estas preguntas: ¿Concedería un pastor evangélico su púlpito a alguien que acaba de venir de la calle? ¡Si fuera un buen pastor, no! ¿Lo haría si

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la persona de la calle fuera alguien de fama mundial? No si el pastor fuera un buen pastor. ¿Daría este pastor su púlpito a alguien cuyas creencias religiosas fueran contrarias a las creencias que Él le haya enseñado a sus ovejas? No si él fuera un buen pastor. ¿Enviaría un pastor evangélico a su rebaño a la vereda del frente para que escuchara a un actor famoso, parado sobre una cajón vacío, que “peroratea” acerca de su religión? No si él fuera un buen pastor. ¿Y si, en vez de un cajón vacío en la esquina de la calle, la “perorata” fuera hecha en latín y arameo en un teatro cerca de allí?

Es asombroso para mí que tantos evangélicos rehúsen admitir la verdad acerca de los apuntalamientos Católicos de La Pasión del Cristo. Un análisis favorable en una revista evangélica sobre apologética buscaba calmar los temores de que la película pudiera tener algunas influencias Católicas: “Una tercera preocupación de algunos Protestantes es la teología Católico Romana de Mel Gibson, el productor. No obstante, al ver la película, encuentro que si hay cualquier influencia Católico Romana en la cinta, es insignificante hasta el punto de ser irrelevante.” Yo salí de la Iglesia Católica en protesta, de modo que eso me haría un “Protestante preocupado.” Por otra parte, me han sugerido de que yo quizás esté leyendo demasiado dentro de la película debido a mi antecedente Católico. Quizás haya permitido que mi “actitud negativa” coloree cualquier objetividad que yo haya tenido. Está bien. Puesto que los “apuntalamientos” que yo quiero analizar como la “enseñanza” fundamental de Mel Gibson en la película es el devocional Católico de las Estaciones de la Cruz, quizás pueda encontrar alguna confirmación objetiva. Roger Ebert debería ser aceptable. Él es un columnista sindicalizado nacionalmente; le encanta La Pasión del Cristo (le asignó cuatro estrellas); y él (como Católico) conoce el Catolicismo Romano. Ebert escribió:

Cualquiera que haya sido criado como Católico estará familiarizado con las paradas a lo largo del camino; el guión [de La Pasión del Cristo] no está inspirado ni por los Evangelios ni por las 14 Estaciones de la Cruz. Como monaguillo, sirviendo durante las Estaciones los viernes por la noche y Cuaresma, me sentía alentado a meditar sobre el sufrimiento de Cristo, y recuerdo los cánticos cuando el sacerdote encabezaba el camino desde una estación a otra: Ante la Cruz, cuidando su estación… Estaba la Madre dolorosa llorando… Cerca de Jesús hasta el final.42 Aquí termina la evidencia de mi caso—momentáneamente. Las Estaciones, más

comúnmente conocidas como la “Vía de la Cruz,” enfocan en catorce sucesos claves que Jesús supuestamente experimentó en el día de Su crucifixión mientras llevada Su cruz desde el pretorio romano hasta la colina del Calvario. Originalmente, los fieles Católicos viajaban fielmente hasta La Tierra Santa para seguir en los pasos “dolorosos” de Jesús, pero después podían ganar las mismas indulgencias (remisión de los castigos a ser pagados en el purgatorio) arrodillándose ante obras artísticas de Cristo llevando Su cruz que fueron erigidas en sus iglesias locales. Según la Enciclopedia Católica, “no hay devoción más ricamente dotada de indulgencias que la Vía de la Cruz…”43 Este ritual involucra meditar sobre lo que aconteció en cada estación y rezar ciertas oraciones, sin embargo eso no es exactamente lo que parece.

Hay relativamente pocas devociones en el Catolicismo que no incluyen a María en alguna forma, porque ella es la “Mediatriz de todas las gracias.” La Vía de la Cruz no es

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diferente. La canción que se canta en cada estación es llamada Stabat Mater, que significa “la Madre de pie.” Cada una de las veinte estrofas describe, no lo que Jesús estaba experimentando sino las “penas” de María mientras ella se “paraba y observaba.” (Lea la cita de Ebert otra vez.) La canción es acerca de María. La estrofa seis pregunta, ¿Puede el corazón humano refrenarse/ De participar en su dolor/ En el indecible dolor de esa Madre? La estrofa quince apela, Virgen de todas las vírgenes la mejor/ Escucha mi cariñosa solicitud/Déjame compartir tu divino dolor, mientras la estrofa diecinueve expresa esta solicitud: Cristo, cuando Tú me llames de aquí/ Que tu Madre sea mi defensa/ Que tu cruz sea mi victoria. El resto es similar.

Nuevamente, es por esto que Mel Gibson mismo le llama a La Pasión del Cristo una “película Mariana.” Aunque enfoca en la visión de Gibson de lo que soportó durante esas doce horas de pasión, la concurrencia la está viendo a través de los ojos de María! Las mujeres Protestantes pueden inicialmente ser atraídas a ella en empatía, pero los Católicos saben que los sufrimientos que ella experimentó mientras estaba “de pie y observaba” juegan una parte principal en su papel como co-redentora. ¿Debería esto preocupar a los pastores evangélicos? Permitamos que los pastores de la Iglesia de Roma calmen cualquiera de esos temores:

La obra de María era que fuese nuestra co-redentora, y para que mediara por

nosotros junto con Cristo, pero por supuesto en subordinación a Él que es el único Mediador principal a quien nosotros le debemos todo. No se perturbe por esta asociación de María con la obra redentora de Cristo. Si todos los Cristianos son miembros de Cristo, y han sido llamados, como San Pablo dice, para cumplir lo que falta de los sufrimientos de Cristo, entonces uno puede estar seguro de que como María, Su Madre, estaba más estrechamente asociada a Cristo que lo que estamos nosotros, por lo tanto ella está más estrechamente asociada con Su obra redentora. Por un título especial, por lo tanto, nosotros le llamamos co-redentora. Le llamamos “Nuestra vida, nuestra dulzura, y nuestra esperanza.” Porque, al dar a luz a Cristo ella nos dio a luz la vida, ella es la modelo de toda virtud, y sobre todas las cosas debería ser la gloria de todas las mujeres; y ella es nuestra esperanza como Eva fue nuestra desesperación. Todo esto nos dice para qué es ella. Ella es nuestra Madre espiritual en el cielo, y cumple los deberes de una Madre, ganando para nosotros, por su intercesión, esa gracia de Cristo que es vida a nuestras almas y que, por favor Dios, significará vida eterna al final.44 (énfasis añadido)

El Profesor Mark Miravalle de la Universidad Franciscana de Steubenville escribe,

“Dios quiso que la Madre de Jesús participara en este proceso de redención como ninguna otra criatura.” Luego concluye,

En La Pasión del Cristo, Gibson ha logrado una proeza que ningún pastor ni teólogo podría realizar de la misma forma. Le ha dado al mundo a través de su medio más popular una descripción de una madre realmente humana, cuyo corazón es traspasado hasta sus mismas profundidades a medida que ella comparte espiritualmente en la brutal inmolación de su Hijo inocente. El de ella es un corazón inmaculado, que silenciosamente soporta y ofrece su sufrimiento con su Hijo con el mismo propósito celestial de comprar de vuelta a la raza

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humana del pecado. A María Co-redentora se le ha dado su primer debut cinematográfico internacional en un papel de apoyo, y es un éxito.45 Por lo tanto, “buenos pastores,” ¿permitirían ustedes que un “asalariado” ocupara

su púlpito—uno que visualmente predica que María como Co-Redentora está “ganando para nosotros por su intercesión” las gracias que “significarán vida eterna al final,” y quien ofrece su sufrimiento “para comprar de vuelta a la raza humana del pecado”?

Yo tengo la esperanza de que los evangélicos que están leyendo este libro empiecen a entender de que las creencias y prácticas de la Iglesia Católico Romana están en desacuerdo extremo con la Palabra de Dios, y de que el millón de almas que siguen las enseñanzas de esa Iglesia están mirando a María, no sólo para que les ayude a ganar la vida eterna, sino también a sus buenas obras. La comunidad evangélica, o ha ignorado gran parte de esto en un espíritu de “tolerancia,” o bien lo ha aceptado como algo ecuménico que debe hacerse. En ambos casos, los evangélicos han perdido su preocupación por las almas de mis hermanos en la fe de mi juventud. Ese no parecía ser el caso hace más de un cuarto de siglo, cuando evangélicos ayudaron a guiarme al Señor. ¿Qué trajo aparejado este cambio? Bueno, antes de la tempestad de La Pasión del Cristo había un viento malo llamado ECT.

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LOS EVANGELICOS Y CATOLICOS JUNTOS EN EL CINEMATOGRAFO

Más o menos un mes antes de ver La Pasión del Cristo, vi otra película

cinematográfica religiosa. El título de la película era The Book of Mormon [El Libro de Mormón]. Puesto que la última vez que vi La Pasión del Cristo fue a la misma hora del día y se daba en el mismo cinematógrafo, pensé que haría algunas comparaciones. Primeramente, The Book of Mormon era una película muy mala (aunque las otras seis personas en el cinematógrafo—Mormones, sospecho yo—parecían disfrutarla). Teológicamente, descubrí que era más creativa en su uso de la ficción que La Pasión. “Licencia artística” no es una frase que le haría justicia al contenido.46

No obstante, me pegunté por qué The Book of Mormon no tenía mayor apoyo de la comunidad evangélica, ¿Por qué los pastores evangélicos no enviaron a las ovejas para alimentarse en ese abrevadero? Lo cierto es que era una película mala. No tenía el nombre de Mel Gibson añadido a ella—y era una película mala. Pero tenía que haber algo más. Entonces me di cuenta: ¡esa era una película Mormona! Eso ciertamente hubiera puesto hasta a los más tolerantes creyentes en la Biblia y los pastores que enseñan la Biblia en guardia. Pero ¿por qué lo mismo no era verdad para la película Católica? Para una respuesta tenemos que volver a los 1960s.

El Segundo Concilio Vaticano fue abierto por el Papa Juan XXIII en 1962 y cerrado por el Papa Pablo VI en 1965. Este concilio cambió considerablemente el rostro (pero no el corazón dogmático) del Catolicismo Romano, especialmente en Estados Unidos. Previo al concilio, nosotros los Católicos entendíamos que (como el Concilio de Trento y muchos de los Papas habían afirmado) que no había salvación fuera de la Iglesia de Roma. Si uno estaba dentro, tenía una buena oportunidad de llegar al cielo; pero si estaba fuera, estaba destinado al infierno. Como un joven que asistía a escuelas Católicas, no me juntaba con los Bautistas, Metodistas, Episcopales, y otros Protestantes destinados al infierno. Eso cambió durante mis últimos años de asistir a la escuela secundaria. Los tenía como amigos, aunque, tristemente, yo sabía que ellos no lograrían ir al cielo—ni siquiera al purgatorio.

Durante siglos, en Estados Unidos, hubo barreras bastante rígidas entre Católicos y Protestantes. Eso es interesante, porque el enfoque histórico para diseminar el Catolicismo Romano por todo el mundo ha sido adoptarse a la cultura espiritual del país. Con la excepción de los Estados Unidos, ese enfoque ha sido adoptado durante cientos de años en el resto de las Américas, especialmente al sur de nuestras fronteras a lo largo de la América Central y Sur. Por ejemplo, a Haití se lo considera como “85 por ciento Católico y 110 por ciento Vodún.” La integración del Catolicismo con el Vodún es tan aceptada que los sacerdotes Católicos y Vodunes co-operan en algunas de las ceremonias públicas en Haití. Las funciones “Vodunes” comienzan con oraciones Católicas. El Catolicismo por toda Latinoamérica es también una amalgama de religión nativa y rituales de la Iglesia. A las deidades paganas que se invocan les dan nombres de santos Católicos establecidos. Por lo tanto, durante los siglos, el plan del juego eficaz ha sido que la Iglesia simplemente se ajuste a sí misma a la religión del país.

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Eso nunca sucedió en los Estados Unidos—sin duda porque nuestra religión, o religiones, eran mayormente derivadas de la Reforma, y el Concilio de Trento cementó esa barrera de concreto. No obstante, cuatrocientos años después, cuando las diferencias se desvanecieron y los teólogos comenzaron a pensar acerca de ellas simplemente como problemas semánticos, apareció el Vaticano II. En noviembre de 1964, el Papa Pablo VI proclamó un decreto sobre el ecumenismo. Su objetivo era “la restauración de la unidad entre todos los Cristianos.” El decreto acuñó un nuevo término para los previamente llamados “Protestantes” por la Iglesia: “hermanos separados.” El intento era establecer que “todos los que han sido justificados por fe en el Bautismo son miembros del cuerpo de Cristo, y tienen derecho a ser llamados Cristianos, y por lo tanto son correctamente aceptados como hermanos por los hijos de la fe Católica”47 (énfasis añadido).

Los “hermanos separados” fueron considerados aceptables, aunque tenían que haber sido bautizados—preferiblemente como infantes. El documento proponía que sería útil sostener diálogos a fin de adquirir un entendimiento más adecuado de las respectivas doctrinas de nuestros hermanos separados, su historia, su vida espiritual y litúrgica, su psicología religiosa y antecedentes generales.”47 El resultado fue diálogos “para que nos conozcamos” con varias denominaciones Protestantes, de Menonitas a Pentecostales a Bautistas. Es interesante notar que, mientras un creciente número de Cristianos ven a los Católicos simplemente como otros Cristianos, los Católicos ecuménicos consideran a los Protestantes como Católicos inferiores. Las discusiones entre las religiones progresaron desde charlas hasta declaraciones constitucionales. En 1994, se produjo un documento histórico que fue el “producto [de dos años] de consulta entre Cristianos Protestantes Evangélicos y Católicos Romanos.” Titulado “Evangelicals and Catholics Together [ECT]: The Christian Mission in the Third Millennium [Evangélicos y Católicos Juntos: La Misión Cristiana en el Tercer Milenio], las metas de su misión eran la unidad Cristiana y la co-evangelización. El documento declaraba que “Evangélicos y Católicos eran hermanos y hermanas en Cristo” y que “al entrar a un Tercer Milenio eso podía ser, en las palabras de Juan Pablo II, ‘una primavera de misiones mundiales,’” nosotros debemos “testificar juntos” para ganar al mundo para Cristo. No obstante, en ese esfuerzo, la ECT advertía contra “robar ovejas,” aseverando que “no es teológicamente legítimo, ni un uso prudente de recursos para una comunidad Cristiana, ganar prosélitos entre los adherentes activos de otra comunidad Cristiana.” En otras palabras, no es correcto que los evangélicos evangelicen a los Católicos Romanos y viceversa.

Los que participaron y endosaron esta declaración y después los documentos de la ECT componen un verdadero “quién-es-quién” de la comunidad evangélica: Charles Colson (quien originó ECT con el sacerdote Católico Richard John Neuhaus), Bill Bright, J. I. Packer, Pat Robertson, Os Guiness, Richard Mouw, Timothy George, Max Lucado, Richard Land, y otros.

Hace unos años asistí a una conferencia de la ECT, ”Católicos y Evangélicos en Conversación,” celebrada en el Wheaton College (que es considerado como la “Harvard” de las instituciones educativas evangélicas). El Auditorio Cliff Barrow en el Centro Billy Graham estaba abarrotado de gente con un número igual de Católicos y Protestantes (aunque sólo una pareja de los últimos estaba allí para protestar). Cinco sacerdotes Católicos (incluyendo al Cardenal George de Chicago) y dos monjas

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compartieron la plataforma con siete evangélicos (incluyendo a J. I. Packer y Timothy George). Todos tenían mensajes alentando a la unidad, mensajes que fueron recibidos con entusiasmo por los asistentes.

La estrategia ecuménica de Vaticano II pareció estar haciendo un avance enorme. ¿Había Roma cambiado su evangelio o cualquiera de sus otras “doctrinas” infalibles? No. No puede. No sin abandonar el dogma “infalible” de la infalibilidad Papal y Magisterial. Por consiguiente— podemos llegar a la conclusión razonable de cual lado estaba cambiando.

El último día de la conferencia, me pasé la tarde merodeando por el predio y entrevistando brevemente a unos 100 estudiantes evangélicos acerca de su entendimiento del Catolicismo y si es que ellos pensaban que los Católicos necesitaban ser evangelizados. Casi todos dijeron que estaban familiarizados con las enseñanzas Católicas; no obstante, sólo dos estudiantes pensaban que era necesario compartir el evangelio con ellos. “Ellos creen básicamente las mismas cosas que nosotros,” era el refrán común. Ese día fue uno de los más tristes de mi ministerio.

Estos estudiantes de Wheaton eran amistosos, geniales, elocuentes, que profesaban conocer al Señor, pero no pude profundizar lo que me estaban diciendo. O estos representantes de la “próxima” generación no entendían realmente el Catolicismo Romano; o ellos lo entendían y eran indiferentes en cuanto a testificar a los Católicos; o—el pensamiento más devastador de todos: ellos no entendían el evangelio! Ni uno solo de ellos asistía a ninguna clase en el Wheaton “evangélico” que les enseñara o motivara a testificar a los Católicos. Además, casi todos los líderes evangélicos nacionales parecían predicar “tolerancia” respecto a las creencias y prácticas Católicas, por lo que algunos de los estudiantes se peguntaban cuál era mi problema.

Mi problema era, y es, este: Estoy tan agradecido que hace veintisiete años algunos evangélicos entendieron que mi Catolicismo no podía salvarme, y se apenaron de que eso podía separarme para siempre del Único a quien ellos amaban (¡y que me amaba a mí también!) Fueron fieles en compartir lo que ellos había recibido gratuitamente: “el don inefable” del Señor Jesucristo mismo.

Aunque por la gracia de Dios he tenido oportunidades de compartir lo que yo había recibido gratuitamente, no fue hasta hace una década que comencé con ahínco a ministrar el evangelio a mis “parientes de la misma fe de mi juventud.” Este deseo surgió de un intento por cooperar con algunos ministerios pequeños que están dedicados a evangelizar a Católicos Romanos. Estos ministerios estaban recibiendo fuertes golpes, como resultado de un surgimiento de entusiasmo por parte de la ECT, los Promise Keepers, Prison Fellowship, Campus Crusade, y una cantidad de otras organizaciones evangélicas, para derribar las barreras “denominacionales” entre Católicos y Protestantes. Estos “golpes” incluían, por ejemplo, cancelaciones de sus fechas de predicación en iglesias que tenían ancianos que aceptaban a los Promise Keepers,49 y la pérdida de donaciones y otras contribuciones debido al creciente sentimiento de “tolerancia entre los hermanos y hermanas Cristianos.” Fue cerca de esa fecha que yo ayudé a fundar Reaching Catholics For Christ (RCFC), una cooperativa para ministerios (una especie de esfuerzo del tipo círculo de vagones para mantener a raya la embestida), dedicado a alcanzar a Católicos con las “buenas nuevas.”

Los vagones ciertamente necesitaban que los pusieran en “círculos,” a medida que la oposición ecuménica parecía estar añadiendo más tropas y tomando más territorio.

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• Los Evangélicos y Católicos Juntos añadieron a Christianity Today como su

heraldo. Nueve editores de CT, incluyendo a J. I. Packer y los fundadores de ECT, Chuck Colson y el Padre Richard John Neuhaus, fueron los que firmaron o endosaron los documentos de ECT.

• El Papa visitó la concentración Catholic World Youth Rally en St. Louis

mientras grupos de músicos Cristianos evangélicos actuaban, incluyendo Audio Adrenaline, Jennifer Knapp, The Ws, D. C. Talk, y Rebecca St. James.

• Las Crusadas de Billy Graham tenían sacerdotes y monjas presentes como

consejeros para los que “pasaban adelante,” y los dirigían de vuelta a las parroquias Católicas locales.

• La Regent University de Pat Robertson tenía un obispo Católico para

celebrar Misa en el predio de la universidad. • Hank Hanegraaff de “The Bible Answer Man,” declaró que los Católicos

Romanos son “fundamentalmente Cristianos.” • Campus Crusade incluyó Católicos practicantes en cargos de liderazgo en

Irlanda. • James Dobson recibió un título honorario de la Universidad Franciscana, la

principal escuela Católica en promover giras a Medjugorje y la versión de evangelismo del Vaticano II.

• La Lutheran World Federation firmó la Joint Declaration on the Doctrine of

Justification [Declaración Conjunta sobre la Doctrina de Justificación] con el Vaticano—sin disculparse a Martin Luther por supuesto.

• Algunos líderes evangélicos fueron más allá de los límites para disculpar el

escándalo sexual entre el sacerdocio Católico, una situación vergonzosa que todavía está teniendo repercusiones.

Todos estos acontecimientos, y muchos más, oscurecieron las diferencias críticas

entre el evangelio de Roma y el evangelio bíblico para la comunidad evangélica. Los Evangélicos y Católicos fueron ciertamente “soplados” hacia unos y otros.

Hubo ráfagas aquí y ráfagas allá. Pero ninguno vio el torbellino que venía de Hollywood. “¡La Película Más Grande Que se Haya Hecho!” exclamó una revista secular, mientras llenaba sus páginas de cubierta a cubierta con historias de La Pasión del Cristo. Católicos vinieron a ver su película, aunque no ante la insistencia de sus sacerdotes parroquiales, ni en números comparables a la comunidad evangélica. Sin embargo, esa era la película de ellos, y ellos y el Vaticano se emocionaron calladamente de ver a los evangélicos experimentar “la Pasión de ellos.” Antes de que La Pasión del Cristo se proyectara en los cinematógrafos en todo el país, un libro titulado Una Guía a

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la Pasión: 100 Preguntas Acerca de La Pasión del Cristo estaba haciendo pingües ganancias (acercándose a un millón de dólares cuando se escribía este libro). Uno de los escritores “establece el registro correctamente”:

Como alguien que está involucrado en la distribución y mercadeo de la película, me di cuenta al comienzo del fervor con el cual muchas comunidades Protestantes se estaban preparando para usar la película con fines evangelísticos… Sin embargo, considerando todas las estrategias de evangelización refinadas, la ironía es que nuestros hermanos y hermanas Protestantes no pueden explicar adecuadamente muchas de las cuestiones e interrogantes que la película evoca debido a que ella es tan distintamente Mariana, tan obviamente Eucarística, tan depuradísima Católica—como es el Nuevo Testamento. (énfasis en el original)50 Hemos visto que los Protestantes ciertamente han espigado una mayor apreciación

para la María del Catolicismo Romano después de ver la película. Pero ¿cómo La Pasión del Cristo ayudó a los evangélicos a entender mejor la Eucaristía, que forma parte integral del sacrificio de la Misa y la salvación Católica? ¿No es eso algo bueno? ¿No es esta película la cosa más grandiosa que pudiera haber sucedido para las esperanzas de la ECT? Quizás La Pasión del Cristo es la cosa llovida del cielo que la misión de “Evangélicos y Católicos Juntos de co-evangelismo para el tercer milenio” ha estado esperando. Pero, exactamente ¿quién está evangelizando a quién, y exactamente de qué clase de salvación estamos hablando?

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LUZ, CAMARA, ¿SALVACION? Considerando todas las películas que uno ha visto, ¿quién no ha derramado

lágrimas? ¿o por lo menos tuvo los ojos húmedos? ¿O alguna vez no se rió incontroladamente? ¿Quién no se ha sentido indignado? ¿O no ha tenido miedo? ¿Quién no ha saltado de su asiento, o no miró la pantalla para evitar la horrible escena que uno sabe que se avecina? Eso es todo parte de la experiencia de la magia cinematográfica.

A veces uno se olvida de que no importa cuán realista parezca una escena en una película, no es algo real. “Parece” es la palabra clave aquí, porque la “realidad” es lo que ocurre en la mente de uno. El cineasta, junto con su personal creativo, trata de colocar los elementos de la película (ubicación de la escena, iluminación, ángulo de cámara, música, efectos especiales, actuación, diálogo, y todo lo demás) juntos de modo que convenza a los espectadores de que lo que están viendo y “experimentando” es real. Todo contribuye al “significado” que el director quiere transmitir.

Por ejemplo, consideremos la selección del ángulo de la cámara. Una vista de cerca de un clavo que sale perforando una mano sangrienta puede ser más eficaz en comunicar sufrimiento que una vista de gran angular de una figura que cuelga de una cruz. Una toma desde arriba dice algo diferente acerca de una escena particular que la toma de un ángulo inferior. Aunque las imágenes visuales no son un medio de comunicación tan objetiva como las palabras escritas (porque las palabras tienen significados específicos), la elección de los ángulos de la cámara puede sin embargo ayudar eficazmente a revelar algo importante acerca de una escena. Ahí está una parte importante del problema.

Tratar de transferir lo que está escrito en la Biblia a una escena cinematográfica, el añadir a la Palabra de Dios no puede evitarse. La Biblia no comunica en términos del ángulo de la cámara. Ese no es parte del medio de la Palabra de Dios. No obstante, eso es esencial para que uno cuente una historia cinematográfica eficazmente. Cuando se aplica al contenido bíblico, la elección del ángulo de cámara es un intento totalmente subjetivo por comunicar el significado de las palabras inspiradas por Dios. No sólo que las selecciones son subjetivas, sino que la forma del enfoque resultante es también subjetiva. La Biblia comunica en palabras que tienen definiciones comunes para el entendimiento de casi todos. Las películas, de cualquier clase, carecen de esa objetividad. Un ejemplo simplificado de esto sería una multitud de personas en una galería de arte que están paradas mientras observan un cuadro pintado. La respuesta de todos a la pintura es singular, por lo tanto genera discusiones que involucran varias interpretaciones. (El dicho, “un cuadro vale mil palabras,” sería mejor expresado como “origina mil palabras.”) Pero entonces, en medio de las animadas sesiones, alguien sostiene en alto un letrero impreso para que todos lo vean. El letrero dice: “¡¡INCENDIO… CORRAN!!” Ninguna discusión interpretativa resultaría de eso. La sala quedaría vacía inmediatamente. El mensaje objetivo fue interpretado objetivamente.

Además de añadir ángulos de cámara objetivos, el cineasta añade música. La Biblia no usa música para comunicar su mensaje (aunque recomienda el uso de la música para la adoración). No obstante, en La Pasión del Cristo, la música se selecciona para comunicar mejor la disposición de ánimo de cada escena, incluyendo para aumentar el

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“entendimiento teológico” de los espectadores del sufrimiento producido por el azotamiento y la crucifixión. Los efectos de sonido son añadidos para ayudar a que nuestros sentidos respondan, a medida que oímos los sollozos fuera de la pantalla… el ruido cuando arrancan la carne a latigazos… estampidos de truenos a medida que negras nubes aparecen en la escena.. La cámara lenta nos hace sentir la angustia de un Salvador que se cae. Nuestros ojos se vuelven el pasaje a nuestras mentes a medida que somos cautivados por la imagen de Satanás, personificado por una mujer seductora que se desliza por la multitud. Esas y muchas más técnicas cinematográficas semejantes crean poderosos momentos emocionales para una audiencia. Ninguna de estas técnicas son incorporadas a la Palabra de Dios porque, como hemos visto, la Palabra está orientada a la palabra. Jesús dijo “Tu palabra es verdad.” Las películas son para hacer creer. Tristemente, sin embargo, la tendencia se está popularizando a medida que muchas iglesias han ido más allá de usar paráfrasis para introducir “Biblia Video” en sus servicios. Uno de los tales programas es la WatchWORD Bible New Testament. {Biblia para VER la Palabra del Nuevo Testamento]. “Ofrece miles de escenas, efectos especiales, música original y efectos de sonido,” invitando al espectador a que “experimente todos los 260 capítulos, totalizando 26 horas en 12 discos DVD” (énfasis añadido).

En un capítulo anterior notamos que cuando hablamos de películas, hablamos de drama—no de la verdad. Todos los cineastas aspiran a organizar alguna estratagema a fin de manipular las emociones de los espectadores para su fin deseado mediante el drama. Aunque eso pudiera tener su lugar en otras clases de películas y diferentes formas de contar historias, es contrario a la comunicación de las Escrituras. La Palabra de Dios es franca: involucra inspiración e iluminación. La Biblia fue inspirada por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:21), y su significado es entendido a medida que el Espíritu Santo otorga entendimiento (1 Corintios 2:10). Esa es la línea del tope y del fondo. Cualquier esfuerzo por obrar fuera de esos parámetros conduce a manipulaciones carnales que producen resultados carnales o pseudo espirituales. Consideremos la amplia variedad de respuestas de las personas que vieron La Pasión del Cristo.

Predominan los informes de experiencias que cambian vidas que les suceden a personas que ven la película, tanto en el cinematógrafo como después. Supuestamente son nacidas de nuevo, están tornando sus vidas hacia una nueva dirección, matrimonios se están reconciliando, sanidades físicas están ocurriendo, y enemigos están haciendo la paz entre ellos. La lista continúa. Si ese es verdaderamente el caso, ¡alabado sea el Señor! Pero yo me pregunto… ¿se están salvando las personas realmente por lo que vieron en la película, o dichos testimonios son el resultado de una catarsis producida por la magia cinematográfica? Personas han sollozado abiertamente ante la imagen de “Jesús” cuando lo torturaban sin misericordia. Esa es una imagen impresionante—pero no es lo que explica la Biblia. Además, Mel Gibson obtuvo la mayor parte de The Dolorous Passion of Our Lord Jesus Christ, y la autora de ese libro lo obtuvo de una entidad espiritual. Pero, ¿no podría el hecho de ver esta película producir una fuerte convicción en los corazones de millones de espectadores que se tornaron emocionalmente compasivos al identificarse con “Jesús” y sus sufrimientos por amor a la humanidad? Si ellos verdaderamente creyeron lo que vieron, ¿no podrían tener una experiencia de nacer de nuevo?

Pensemos un poco en eso. ¿Es lo que vieron la verdad? ¿O es lo que Mel Gibson organizó para que ellos vieran? ¿Obra el Espíritu Santo mediante la manipulación de

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emociones, o es la verdad que nos hace libres? Cuando alguien realmente cree en el evangelio, las emociones pueden (o no pueden) estar involucradas, pero nunca como estratagemas condicionantes para “madurar” a alguien a fin de que acepte a Cristo. Eso sería un engaño y por lo tanto está directamente opuesto al Espíritu de Verdad. Nuevamente, nada en la pantalla es la obra del Espíritu Santo; sino la artesanía de Mel Gibson y sus asociados creativos. Considerando lo artística que pudiera ser la película, sigue siendo falsa en su pretensión a sabiendas o no a sabiendas de describir a Cristo y lo que aconteció durante las horas antes a Su muerte y resurrección. Por lo tanto, si alguien se salva debido a que vio La Pasión del Cristo, eso sería simplemente porque Dios ha sido magnánimo en Sus misericordias—no porque la película proveyó el evangelio de la salvación bíblica. En realidad, ¡la película no lo provee!

Lo que La Pasión del Cristo efectivamente provee es el evangelio según Roma. Como hemos visto, la película demuestra que fue mediante los sufrimientos físicos de “Cristo”, junto con el sufrimiento de María padeciendo vicariamente con él (como “Co-Redentora”), que el pago eterno por los pecados de la humanidad fue “realizado” (el término usado en los subtítulos de la película). Esto [supuestamente] abrió el cielo para todos los que quieran entrar mediante del Sacramento del Bautismo, lo cual no está incluido en la película, a menos, como es lógico, que al “ladrón bueno” se le acredite con lo que Roma reconoce como el “bautismo del deseo”, sin agua. Mientras “Jesús” cuelga de la cruz, Mel Gibson introduce las escenas más significantes relacionadas con el proceso de salvación en el Catolicismo Romano. Gibson usa la técnica visual de las “escenas retrospectivas”—cortando de una escena en el tiempo presente de la pantalla a una escena de un suceso anterior—para establecer la conexión entre la Última Cena Eucarística y “Cristo” muriendo en la cruz.

La Iglesia Católico Romana enseña que Cristo instituyó la Eucaristía (el “Sacramento de Sacramentos”) en la Última Cena cuando cambió el pan en Su cuerpo y el vino en Su sangre. También enseña que Jesús ordenó a Sus discípulos como sacerdotes para hacer lo mismo. Aquí está lo que supuestamente aconteció entonces y continúa hasta el presente: “En el más bendito sacramento de la Eucaristía ‘el cuerpo y la sangre, junto con el alma y la divinidad, de nuestro Señor Jesucristo y, por lo tanto, el Cristo íntegro está verdaderamente, realmente, y sustancialmente contenido’” (énfasis en el original).51 La Eucaristía es “un sacrificio porque re-presenta (hace presente) el sacrificio de la cruz.”52 Este es el Sacramento más importante en el proceso de la salvación, porque es la forma en que los Católicos pueden obtener gracia santificante y justificación adicional: “Comunión con la carne del Cristo resucitado, una carne que ha recibido vida y que da vida mediante el Espíritu Santo, preserva, aumenta, y renueva la vida de gracia recibida en el Bautismo.”53

Cuando Jim Caviezel informó que él no podía actuar el papel de Cristo sin tener a Cristo en él, creyó que podía lograrlo ingiriendo a “Cristo” diariamente en su estómago mediante la Eucaristía. Su iglesia enseña que “participar del Cuerpo y la Sangre de Cristo no tiene menor efecto que cambiarnos en lo que hemos recibido.”54 Por consiguiente, ¿logró realmente llegar a la pantalla este modo de salvación? Aceptemos la palabra de Mel Gibson cuando comenta sobre la escena retrospectiva de la Última Cena:

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Pienso que interrumpir la crucifixión con la Última Cena es, para mí, la cosa más natural en el mundo—ir de la ofrenda del pan y el vino, y el cuerpo y la sangre, al sacrificio cruento literal de la cruz—ir al sacrificio no cruento en la Última Cena es simbólico—es ritual—está en el corazón del Catolicismo.55 (énfasis añadido) Roma enseña que en la Misa ocurre una “re-presentación” de lo que aconteció en el

Calvario: “Porque en el sacrificio de la misa nuestro Señor es inmolado [matado como un sacrificio] cuando ‘él comienza a estar presente sacramentalmente como el alimento espiritual de los fieles bajo la apariencia de pan y de vino.’”55 ¿Qué tiene de malo esto? Brevemente, la Eucaristía es antibíblica, irracional e inmoral. La Biblia enseña que celebrar “la cena del Señor” es un servicio memorial de agradecimiento por la salvación que Él ha provisto mediante Su muerte, sepultura y resurrección. La Eucaristía es irracional, porque la iglesia Católico Romana enseña que Jesús la instituyó Él mismo en la Última Cena y, por lo tanto, Él debe haber cambiado el pan en Su propio cuerpo y luego se “inmoló” a Sí Mismo en una “re-presentación de sacrificio” aun antes de que fuese a la cruz. ¿Es esto, entonces, una pre-presentación de una re-presentación? Y finalmente, en una nota moral sobre la parte de Mel Gibson, la escena retrospectiva de la Última Cena muestra a “Jesús” bebiendo Su propia “sangre” en la pantalla. La Escritura condena esto.

Una aprobación promocional para la película fue un sacudón que sobrepasa el resto de la lista ya chocante, porque indicaba un compromiso de parte de los pastores al medio de la película sin considerar las sensibilidades de las ovejas. Este autor/pastor popular (entre muchos pastores que vieron el tráiler en sus iglesias) envió esto a la compañía productora de Mel Gibson, la cual es aptamente llamada “Icono.”

Gracias por permitir que nuestra congregación viera previamente el tráiler de la película de La Pasión. En sólo cuatro breves minutos, la imagen y la autenticidad dejó a nuestros feligreses “embelezados.” Algo fue directamente al corazón de los que vieron el tráiler (énfasis añadido). Ahora es un hecho de la vida de que la película del Mel Gibson está en la iglesia, y la

iglesia está “metida” en la película de Mel Gibson. Eso no quiere decir que todo evangélico esté “metido” en ella o de que no haya iglesias que decidieron en contra de comprar talonarios de boletos de entrada o promoverla, aunque ellas son un porcentaje pequeño. Nosotros en The Berean Call hemos oído de miles con diversas opiniones acerca de la pegunta mediante cuestionarios en nuestro sitio de la Web. Yo y otros en el personal de TBC hemos tenido conversaciones con cientos de personas desde la exhibición de La Pasión del Cristo, y hemos descubierto que, no importa que información inquietante (o peor) sea presentada acerca de la película, la respuesta aparentemente programada es:

“Sí, pero… el Señor todavía puede usarla.” Pensemos seriamente acerca de esto.

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SÍ, PERO … Y MÁS ALLA

Me han dicho que La Pasión del Cristo está aquí para siempre, y es mejor que me

acostumbre a ella—o, mejor todavía, que deje de criticarla y usarla para ganar almas para Cristo. A los buenos amigos que les encanta la película (y, dicho sea de paso, que todavía me aman y yo los amo a ellos), me dicen que miles de los cientos de miles de evangélicos que la han visto (y muchos que no la han visto) están haciendo lo imposible para sacar ventaja de las posibilidades que pueda proveer para testificar a sus amigos, vecinos y conocidos que la han visto, o tienen interés en verla.

Un pastor entusiasta de mi “colección de referencias personales” comentó, “No tengo dudas de que la película será una de las más grandes herramientas evangelísticas de la historia del día actual. Pienso que la gente irá a verla y luego inundará las iglesias para descubrir las profundas implicaciones de esta película.” Una bien conocida organización para iglesia orientada a la evangelización estaba de acuerdo: “La Pasión del Cristo representa una oportunidad evangelística que es improbable que se repita en el transcurso de nuestras vida.”

Eso es un factor pesado. Soy un evangélico. Y en toda honestidad ante el Señor, la última cosa que quisiera alguna vez sería estorbar el camino (intencional o intencionalmente) de algo que Él está haciendo. No que yo no haya personalmente errado la marca en alguna ocasión. Pero al enfrentarme con “Esta vez, Tom, has errado la marca, el granero y el condado,” necesito pedir prestada la frase que me han citado continuamente: “Sí, pero…”

Sí, pero… ¿y con respecto a toda la información, las razones, los argumentos y las

preocupaciones que yo he expresado? “Ya sé, pero… además de todo eso… el Señor está usando la película de una forma poderosa. ¡No puedo creer que no pueda ver la obra del Espíritu Santo en ella!”

Las historias abundan de que el Espíritu Santo está obrando en el proyecto de La

Pasión del Cristo. Sanidades se han estado afirmando en los cinematógrafos, conversiones y vidas convertidas han ocurrido, Caviezel siguió viviendo después que lo hirió un relámpago, batallas espirituales fueron ganadas, Mel Gibson fue “guiado” a los ricos materiales de recursos de monjas que afirmaban visiones místicas, él fue “movido por el Espíritu Santo” mientras dirigía [la película], y la iglesia evangélica acudió en masa para comprar entradas. Es difícil argüir con algunas de esas “pruebas” testimoniales. Pero déjenme ver si puedo añadir más solidez a la premisa de ellos de que “Dios tenía que estar involucrado” aquí. Este es un intento honesto, sin broma, por imaginar el escenario del mejor caso que pudiera indicar que la mano de Dios está en esto.

Digamos que yo quisiera comunicar el evangelio a todos en el mundo. ¿Cuál sería el mejor medio para lograrlo? ¡Películas! Casi todas las personas en todo el mundo mirarían una película. Pero ya hay una cantidad de películas con contenido evangélico que se han mostrado. ¿Qué pasaría si yo pudiera conseguir que uno de los astros cinematográficos de más éxito de taquilla en Hollywood participara? Eso ayudaría. ¿Y

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qué pasaría si él también fuese un director premiado por la academia? ¡Fantástico! Ahora, aquí hay un factor: ¿Qué pasaría si él tuviera una pasión por Jesús? ¡Eso sería demasiado! Pero… una película realmente espectacular costaría una gran cantidad de dinero, y no veo cómo los principales estudios la aceptarían. ¿Qué pasaría si este superastro de fama mundial y director premiado por la academia que dice que ama a Jesús pudiera contribuir 30 millones de dólares de su propio dinero? ¡Ahora estaríamos hablando de algo milagroso!

Esto sí que parece impresionante. ¿Pero según la economía de quién? Eso suena como los planes mejor trazados de hombres y cineastas. ¿Es esta la forma en que Dios obra? ¿Dónde en las Escrituras encontramos un ejemplo de Dios usando el “mejor escenario mundano posible” para adelantar Su reino o diseminar Su evangelio? ¿Acaso Él no usa las cosas necias y débiles del mundo para avergonzar a los sabios? ¿Y por qué es eso? Para que “nadie se jacte en su presencia” (1 Corintios 1:27-29). Las tropas de Gedeón fueron reducidas de una cantidad abrumadora de 32.000 a una cifra “insignificante” de 300, a fin de que la gloria en la victoria venidera perteneciera a Dios solamente (Jueces 7). Pablo escribe que él evitaba la sabiduría del hombre para que el poder de Dios se manifestara (1 Corintos 2:4, 5).

Hemos analizado los problemas “con el mejor medio posible para alcanzar a la mayoría de las personas” y lo hemos hallado falto con respecto a comunicar las Escrituras. La Palabra de Dios misma dice, “¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Corintios 1:20, 21).

Sí, pero… La visión que el mundo ve es tanto más locura cuando “suplementa” a la Escritura:

la ridícula escena en la película en la que una Santa Católica (Verónica) seca el rostro sangriento de “Jesús,” captando así para la posteridad la imagen de Jesús en el velo de ella (que sirvió como el modelo para futuras imágenes de “Jesús.” Mel Gibson, dicho sea de paso, usó el Manto de Turín para su inspiración de un “Jesús” bizco); o quizás el cuervo que a picotazos le saca el ojo al ladrón crucificado como castigo por su rechazo de “Jesús”; y luego allí está “Jesús” el carpintero, construyendo una mesa moderna (por el momento). Todo esto es la “sabiduría” del hombre que está obrando, la cual es la locura del mundo en el mejor de los casos.

Si, pero… El 16 de octubre de 1555, Nicholas Ridley y Hugh Latimer fueron quemados en la

estaca. Su crimen: le dijeron a una comisión formada por María, Reina de Inglaterra, que estaba tratando de traer a Inglaterra de vuelta bajo la Iglesia de Roma, que ellos no podían aceptar la abominación de la Misa como un sacrificio de Cristo. Latimer explicó a sus jueces/verdugos, “Cristo hizo una oblación y sacrificio por los pecados de todo el mundo, y siendo un sacrificio perfecto, no necesita que haya, ni puede haber, ningún otro sacrificio propiciatorio.” Nosotros haríamos bien en recordar las últimas palabras de Latimer a Ridley: “Tome consuelo. Señor Ridley, y actúe como hombre. Nosotros,

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en este día, por la gracia de Dios, encenderemos tal candela en Inglaterra que oro para que nunca se apague.” ¿Se ha apagado casi toda esa candela?

Ridley y Latimer fueron sólo dos entre decenas de miles que sufrieron horrendas muertes por rechazar lo que La Pasión del Cristo glorifica en la pantalla, y por lo que millones de evangélicos están pagando para ver. ¿Es esta la clase de cosa que Dios pasa por alto a medida que Él “usa la película” para hacer entrar a las ovejas perdidas? ¿O es que son Sus ovejas las que están siendo esquilmadas aquí?

Una consideración final de “Sí, pero…” ¿Quién dice que miles están siendo ganados para Cristo debido al testimonio activo que rodea a La Pasión del Cristo o del poder de ver la película personalmente? Ciertamente, hubo una cantidad enorme de entusiasmo, en anticipación a ganar almas, generado por líderes Cristianos evangélicos que asistieron a las proyecciones previas. Honestamente, meses antes de la publicación de la película, la gran anticipación en cuanto a cómo el Señor usaría La Pasión del Cristo me recordó de charlas similares durante el año previo al comienzo del siglo con respecto a las expectativas acerca del año dos mil (Y2K). ¡La iglesia se levantaría a la crisis potencial y la usaría para la gloria de Dios! Evidentemente, la catástrofe del Y2K [año 2000] nunca se materializó, y muchos Cristianos fueron devastados financieramente y espiritualmente debido al aspaviento de “cómo vamos a usar esto” y una falta de discernimiento de parte de ellos. Todavía estamos esperando para ver “cómo el Señor usará” la película de Mel Gibson.

Para todas mis preocupaciones críticas, no me siento inferior a nadie cuando venimos a estar agradecidos por cada alma que, por la misericordia y gracia de Dios recibe el regalo de la vida eterna por haber sido influido por cualquier cosa aun remotamente relacionada con La Pasión del Cristo. Al mismo tiempo, mi corazón sufre debido a los problemas de largo alcance que resultarán debido a esta película, a gran parte de los cuales me he referido en este libro. Podemos ver que, más allá de las posibilidades de conversión que se esperan por “Sí, pero…,” hay la realidad más extensa de las falsas enseñanzas y el naufragio de la fe. En otras palabras, ¿Quién va a “arreglar” el daño espiritual generado por la película visionaria de Mel Gibson?

Hagamos un breve análisis, combinado con algunos pensamientos agregados a la luz de “control del daño espiritual.” Los apologistas Católicos Romanos entienden que La Pasión del Cristo es su película y ellos esperan que ella introduzca una tremenda renovación a favor de su Iglesia plagada de escándalos. Ellos anticipan que habrá un gran aumento de ex Católicos que volverán a su redil desde pasturas evangélicas. Asimismo, La Pasión del Cristo emplea la marcha quizás más elevada en la historia de la Iglesia en sus esfuerzos Católicos para la evangelización. De la misma manera, gracias a la película, los esfuerzos cooperativos de Evangélicos y Católicos Juntos lograrán éxitos que nunca se han alcanzado hasta ahora.

La obra de alcanzar a Católicos con el evangelio bíblico, lo cual normalmente está lleno de dificultades, ahora se enfrenta con oposiciones aun más intensas tanto de evangélicos de mentalidad ecuménica como de Católicos Romanos. Aun esos pastores evangélicos que conocen los problemas con el Catolicismo están desapareciendo bajo la presión. Por ejemplo, uno de los pocos pastores acerca de los que leí quien expresó un par de reservas acerca de La Pasión del Cristo a su congregación dio indicio de una preocupación: “los acentos de la denominación de Mel Gibson.” No dijo qué denominación era esa. ¿Por qué no? Ha habido una renuencia en mencionar

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“Catolicismo Romano” desde los púlpitos evangélicos en todo el Cristianismo por temor a “ofender,” y eso ciertamente aumentará.

El movimiento hacia lo subjetivo y lejos de la Palabra de Dios objetiva, es predominante en el Cristianismo. Hemos visto la tendencia en las “traducciones” de la Biblia de alejarse de las versiones literales y a acudir a las paráfrasis subjetivas (como The Message, de Eugene Peterson, The Living Bible, de Kenneth Taylor, etc.) y luego hasta medios más orientados a los sentimientos como una forma de presentar la Biblia visualmente. Un escritor evangélico bien conocido, quien ha estado haciendo campaña a favor de La Pasión del Cristo en documentales y en predios de universidades Cristianas, declaró que la Palabra de Dios escrita ya no era eficaz para esta generación. Dijo que sus hijos estaban involucrados en [materiales] visuales y que esa era la mejor manera de alcanzarlos a ellos y a sus amigos.

La contribución de Mel Gibson en todo esto es describir en la pantalla su meditación personal: “Pienso de [La Pasión del Cristo] como contemplativa en el sentido de que uno debe recordar (no olvidar) de una manera espiritual que no puede ser articulada, sólo experimentada” (énfasis añadido).57 En su entrevista con la EWTN, nótese cómo él explica su propósito:

GIBSON: Yo no quería tener que depender de la palabra hablada—esta es una película de arte visual, y quería sacar al verbo un poco de allí. Que estuviera allí, sí, pero restringir la palabra hablada. ARROYO: A mí me parece que usted estaba más interesado en una reacción visceral [caracterizada o procediendo del instinto más bien que del intelecto de los espectadores], y no quería que las palabras estorbaran el camino. GIBSON: Tiene razón. Sí…

Las imágenes de Gibson en la pantalla procuran introducir contenido en las mentes de los espectadores, sobre las cuales ellos pueden meditar, tal como lo hacen las imágenes de las Estaciones de la Cruz durante el devocional ritualista Católico. Aparentemente, Christianity Today endosa esto, notando que las raíces “Cristianas” de esta técnica originan en cierta forma de una “oración centrada en la Cruz” practicada por los místicos de la Edad Media: “Mucho antes de que evangélicos como Richard Foster [un editor de CT y autor de Celebration of Discipline] comenzaran a experimentar con imágenes guiadas en oración, esas prácticas devocionales también invitaban a creyentes a colocarse a sí mismos en sus imaginaciones dentro de historias bíblicas”58 (énfasis añadido). La revista agrega, “Ignacio [de Loyola, fundador de los Jesuitas] escribió en su obra ampliamente usada, Ejercicios Espirituales, un juego de instrucciones sobre cómo colocarse uno mismo imaginativamente [mediante visualización guiada] en una escena de la crucifixión de Cristo”59 (énfasis agregado).

Esto es todo parte de una renovación del misticismo Católico que está haciendo

grandes incursiones dentro del Cristianismo evangélico. Un líder en este movimiento es la organización de Richard Foster, llamada Renovaré, que publicará la Spiritual Formation

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Study Bible [Biblia de Estudio para Formación Espiritual] (el Nuevo Testamento editado por Eugene Peterson—un predicador en las conferencias de Renovaré), a principios del 2005. Este enfoque “contemplativo” también está impactando a los Cristianos jóvenes mediante los esfuerzos del místico y ex sacerdote Católico Brennan Manning (The Ragamuffin Gospel), y Mark Yaconelli, de Group Magazine, quien escribió un artículo subtitulado “How Spiritual Excercises Can Change Your Kids”[Cómo los ejercicios espirituales pueden cambiar a sus chicos] (ver “Please Contemplate This” [Por favor contemple esto] de The Berean Call, en www.thebereancall.org para más explicación y documentación). El grupo evangélico Youth Specialties [Especialidades Juveniles] parece estar organizándolo todo para nuestros chicos:

Meditar en los días finales de Jesús y su resurrección puede ser profundo. El desafío para la mayoría de nosotros es apagar el ruido y las distracciones de la vida diaria el tiempo suficiente para acallar nuestras almas y escuchar al Espíritu de Dios. Aquí está cómo usted puede establecer un medio inspirador para meditar interactivamente en el Viaje de Jesús a la Cruz: crear estaciones para la contemplación en torno a su ambiente. Es perfecto si usted tiene cuartos laterales, escaleras, bancos, altillo para el coro, y un balcón, pero debe ser creativo y adaptarse a cualquier situación. Usted puede ofrecer un Viaje a la Cruz en cualquier fecha del año, La Semana Santa podría ser especialmente conveniente. Úsela durante un campamento, un retiro, o una reunión de media semana. Este diseño tiene 13 estaciones, la mayoría de las cuales pueden acomodar a tres personas a la vez.60 La popularidad de La Pasión del Cristo ha hecho que redes de televisión resuciten y

transmitan todas las películas que puedan desenterrar. Esto significa que—desde las películas épicas de los 1950 y 1960 a la musical Jesucristo Superastro de los 1970, a la psicobiológica blasfema La Última Tentación de Cristo de los 1980, y Judas, y Jesús, publicadas por televisión de este milenio—muchos “Cristos” abundan para elegir. En el nombre “santificado” de licencia artística, los cineastas han cambiado al Cristo bíblico en cualquier cosa que su imaginación pueda conjurar.

¿Quién puede decir honestamente que las percepciones ajenas a la Biblia de Mel Gibson referentes a Cristo son de alguna forma más valiosas que las de Martín Scorcese en La última Tentación de Cristo, aparte del hecho de que las percepciones de esta última fueron acabadamente repugnantes. No obstante, la cuestión del control del daño es descubrir cómo ayudar a los analfabetos bíblicos a clasificar las huestes de falsos Cristos, con quienes ellos ahora están siendo bombardeados y lo estarán en el futuro.

Los problemas más allá de “sí, pero…” no deberían perderse en los que quieren ganar almas para Cristo. El “Jesús” de cualquier película presenta un Jesús que no es el Jesús de la Biblia. El Jesús de la pantalla es la creación de un hombre—no la revelación del Espíritu Santo. Al igual que la creación de un hombre, el “Jesús” de la pantalla enseñará muchas cosas falsas acerca del Jesús bíblico. El “Jesús” de la pantalla se vuelve uno de los tantos Cristos falsos que el Jesús bíblico profetizó que engañaría a muchos. El Jesús de la pantalla es una imagen falsa que las personas llevarán en sus mentes. El

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Jesús de la pantalla es una imagen que manipula a las personas mediante sus emociones. Y el Jesús de la pantalla es una imagen que un Dios celoso no va a tolerar.

¿Y con respecto al Jesús de la pantalla para los evangélicos que son algo bíblicamente entendidos? Uno pensaría que eso sería menos que un problema para ellos porque tienen más contenido sobre el cual basar su discernimiento. No obstante, el Jesús de la pantalla parece estar ganando, en muchos casos. La tendencia hacia interpretar las Escrituras visualmente (lo cual necesita añadir los elementos subjetivos que discutimos anteriormente) es un proceso de destetar a los espectadores de la Palabra de Dios como la inspiró el Espíritu Santo. Las investigaciones personales entre los que dijeron que ellos tenían un conocimiento bastante bueno de la Biblia demostraron que muchas escenas presentadas en La Pasión del Cristo se creían que eran bíblicas, cuando ellas, en realidad, eran el producto de la imaginación de Mel Gibson ¡y de las visiones, en el mejor de los casos cuestionables, de sus monjas místicas!

La confusión bíblica en lo más mínimo está aumentando para esta generación evangélica alimentada visualmente.

Aun si un escenario de conversiones de los mejores casos de “Sí, pero…” resultara, la iglesia aun así se quedaría con un control de daño espiritual. Entre las mejores esperanzas y oraciones que acompañan la escritura de este libro están las que ruegan que la iglesia considerará seriamente estos asuntos que he tratado de comunicar y predicará y enseñará la Palabra de Dios de la manera que Dios nos enseña en el Nuevo Testamento.

Mi voz en esto es simplemente una de muchas que clama en el desierto. De las muchas otras, hay una que se refirió a estas mismas cuestiones hace alrededor de cincuenta años, y yo creo que lo hizo con percepciones del corazón de Dios. Por lo tanto, me agradaría espigar algunas gemas de su sabiduría piadosa y presentarlas en las páginas finales. Su nombre era A. W. Tozer.

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¿La Manera del Hombre o La Manera de Dios?

Quizás usted no esté de acuerdo con la mayoría de las cuestiones que he presentado

en esta obra, pero como ha leído hasta aquí, espero que podamos llegar a un punto de completo acuerdo: nosotros sólo queremos lo que Dios quiere. Queremos hacer las cosas a Su manera, no de la manera que nosotros pensamos, y no de la manera que nosotros pensamos que podríamos extender Su reino. Creo que deseamos prestar atención a los versículos (repetidos dos veces, sin duda para dar énfasis) en el libro de Proverbios: “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (14:12; 16:25). Si estamos en la misma página, entonces también puede ser que sintamos el mismo amor por la Palabra de Dios y, por consiguiente, tengamos una firme base para conocer la manera de Dios. La palabra es el único recurso que podemos tener para ayudarnos a descubrir cual es Su manera. Si acudimos a cualquier otra cosa, estaremos diciendo que las Escrituras no son suficientes. Sin embargo, Pedro nos dice que en Su Palabra Dios: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó para su gloria y excelencia” (2 Pedro 1:3). El apóstol Pablo escribe una exhortación al joven pastor Timoteo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto [maduro en la fe], enteramente preparado [equipado] para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16, 17).

La Palabra de Dios ¡es suficiente! Ella lo dice así. Mi temor más grande, entonces, es que el Cuerpo de Cristo perderá de vista a esa verdad crítica. Hasta el grado en que nosotros seamos ciegos a eso, nos habremos separado del curso de Dios. O puede ser que nos hayamos separado hacia una corriente impía que se aumentará hasta un torrente, llevando a muchos más allá del “punto de no retorno.”

A. W. Tozer ha sido llamado un “profeta del siglo veinte.” Yo preferiría dudar de que él apreciaría personalmente ese elogio entusiasta póstumo. Su piadosa humildad lo prohibiría. Sin embargo, las siguientes citas sugieren un profeta en su percepción espiritual y su pasmosa previsión. Me acuerdo haber leído en alguna parte de que él dijo que había predicado hasta salir de la mayoría de los púlpitos de este país. (En otras palabras, él predicó el mensaje que Dios puso en su corazón, y no lo volvían a invitar.) ¡La evaluación de Tozer ciertamente tiene el sonido de un profeta! Aquí hay algunas cuestiones que perturbaron profundamente su corazón con respecto a la intrusión de las películas religiosas dentro de la iglesia a mediados de los 1950.

Sobre la necesidad de seguir la Palabra de Dios exactamente,

sin añadiduras:

Cuando Dios le dio a Moisés el plano del Tabernáculo, se cuidó de incluir cada detalle; luego, para que Moisés no concibiera la idea de que él podía mejorar el diseño original, Dios le advirtió solemnemente “Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte” (Exodo 25:40).

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Dios, no Moisés, era el arquitecto. Decidir el diseño era la prerrogativa de la Deidad. Ninguno podía atreverse a alterarlo aunque sea un pelo.

La Iglesia del Nuevo Testamento también está edificada según un modelo. No sólo las doctrinas, sino los métodos son divinamente dados… (Cuando el canon del Nuevo Testamento se cerró, el plano para la edad quedó completo. Dios no ha añadido nada desde esa fecha.61

Sobre el medio que Dios eligió para comunicarse con nosotros: Es significante que cuando Dios dio a la raza humana Su grandiosa revelación redentora, Él la redactó en palabras. “Y Jehová habló estas palabras” resume muy bien el propio relato de la Biblia de cómo llegó aquí. “Así dice Jehová” es un refrán constante de los profetas. “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida,” dijo el Señor a Sus oyentes (Juan 6:63). Nuevamente, Él dijo, “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna” (Juan 5:24). Pablo hizo que las palabras y la fe fuesen inseparables: “Así que la fe es por el oir, y el oir, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).

Seguramente que no hay que ser un genio para ver que la Biblia descarta los cuadros y lo dramático como un medio para traer fe y vida al alma humana. El simple hecho es que ninguna verdad espiritual puede expresarse por un cuadro… Las palabras pueden decir todo lo que Dios intenta que ellas digan, y esto lo pueden hacer sin la ayuda de cuadros.62

Sobre el uso del entretenimiento para enseñar verdades espirituales:

Yo creo que la mayoría de los maestros religiosos responsables estarán de acuerdo en que cualquier esfuerzo por enseñar verdad espiritual mediante el entretenimiento es, en el mejor de los casos algo inútil y en el peor algo positivamente perjudicial al alma…

Las películas religiosas, al apelar directamente al estrato menos profundo de nuestras mentes, no pueden sino crear malos hábitos mentales que incapacitan al alma para la recepción de genuinas impresiones espirituales.63

Sobre las experiencias emocionales en las películas religiosas: Algunas personas piensan erróneamente que las películas religiosas son bendecidas por el Señor porque muchos salen del cinematógrafo con los ojos húmedos. Si esto es prueba de la bendición de Dios, entonces deberían más bien terminar la expresión y afirmar que cada espectáculo que arranca lágrimas es de Dios…

Con seguridad que la película religiosa puede reunir una buena cantidad de personas que no pueden distinguir las punzadas de pésames vicarios provenientes de las verdaderas operaciones del Espíritu Santo.64

Sobre la respuesta: “Sí, pero… Dios la está usando para Su gloria.”

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La apelación de que todo esto debe ser bueno porque se hace para la gloria de Dios es un poco de racionalización muy delgada que no debería engañar a nadie que sea de la edad mental de más de seis años. Semejante argumento puede compararse con la regla impía de la conveniencia que sostiene que el fin es todo y santifica los medios, no importa cuán malos sean, aunque sólo el fin fuese encomiable.65

Sobre el apelamiento al uso histórico de Obras Dramáticas de Milagros, o Pasión, en la Iglesia:

Los que quisieran apelar a precedentes como obras dramáticas de Milagros {Pasión] ciertamente han pasado por alto algunos hechos importantes. Por ejemplo, la moda de la obra dramática coincidía exactamente con el período más catastróficamente corrupto que la Iglesia haya conocido alguna vez. Cuando la Iglesia finalmente emergió de su larga noche moral, estas obras dramáticas perdieron su popularidad y finalmente pasaron a la historia. Y que se recuerde que, el instrumento que Dios usó para sacar a la Iglesia de la oscuridad no era drama; fue uno de predicación bíblica bautizado en el Espíritu. Los hombres de mente seria tronaron la verdad y la gente se tornó a Dios.66

Sobre la diseminación de dramas religiosos en las iglesias evangélicas:

¿Puede ser… que la aparición de películas religiosas sea un síntoma del bajo estado de salud espiritual en que estamos hoy? Me temo que sí. Sólo la ausencia del Espíritu Santo del púlpito y la falta de verdadero discernimiento de parte de los que profesan ser Cristianos, puede dar cuenta de la diseminación de dramas religiosos {de un extremo a otro] de las iglesias llamadas evangélicas. Una iglesia llena del Espíritu no podría tolerarlo.67

Sobre la necesidad de demostrar apoyo escritural para las películas bíblicas:

Todo Cristiano sincero debe encontrar autoridad escritural para la película religiosa o rechazarla, y todo productor de dichas películas, si él quiere ser honesto frente a los rostros de hombres honestos y reverentes, debe mostrar credenciales escriturales o sino abandonar su negocio…

La película no es la modernización ni el mejoramiento de ningún método escritural; más bien es un medio que en sí mismo es totalmente ajeno a la Biblia y completamente sin autorización en la misma.68

Más palabras sobre la suficiencia de las Escrituras: Toda la idea de predicar el evangelio con películas se fundamenta en las mismas suposiciones básicas que el modernismo—es decir, la Palabra de Dios

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no es final, y que nosotros que somos de este día tenemos el perfecto derecho de añadir a ella o alterarla siempre que pensemos que podemos mejorarla…69 Armonizar el espíritu de la película religiosa con el espíritu de las sagradas Escrituras es imposible… Que el hombre se atreva a comparar su espectáculo cinematográfico religioso con el espíritu del libro de Hechos. Déjenlo que trate de encontrar un lugar para él en los doce capítulos de Primera Corintios…. Si no puede ver la diferencia en la clase de mensaje, entonces es demasiado ciego para que le confíen el liderazgo en la iglesia del Dios Viviente… Pero algunos dicen, “Nosotros no proponemos desplazar el método corriente de predicar el evangelio. Solamente queremos suplementarlo.” A esto respondo. Si la película se necesita para la predicación ungida esto sólo puede ser porque el método designado por Dios es inadecuado y la película puede hacer algo que el método designado por Dios no puede hacer.70

Sobre la aprobación abrumadora de las películas religiosas: Una cosa puede molestar a algunas almas fervorosas: ¿por qué tantas personas buenas aprueban las películas religiosas? La lista de los que son entusiastas acerca de ellas incluye muchos que no pueden eliminarse como Cristianos dudosos. Si es una maldad, ¿por qué ellos no la han denunciado?

La respuesta es, falta de discernimiento espiritual… Ahora estamos pagando el precio de nuestra necedad. La luz se ha apagado y los buenos hombres son forzados a andar tropezando en la oscuridad de los intelectos humanos.71

Sobre lo que debiéramos hacer con respecto a ser invadidos por el espíritu de Hollywood:

Por respeto a la paz, no permanezcamos inactivos mientras hombres sin percepción espiritual dictan la dieta de la cual los hijos de Dios deben alimentarse… El deseo de la unidad debe existir entre los que profesan ser Cristianos pero no a expensas de la justicia. Es bueno ir junto con el rebaño, pero yo, por mi parte, rehúso seguir silenciosamente a un rebaño mal guiado al borde de un precipicio…

Si Dios ha dado sabiduría para ver el error de los espectáculos religiosos le debemos a la Iglesia oponernos a ellos abiertamente. No nos atrevemos a refugiarnos en el “silencio de la culpa.” El error no es silencioso; es sumamente vocal y asombrosamente agresivo. No nos atrevemos a ser menos. Pero debemos animarnos: todavía hay muchos miles de Cristianos que se afligen al ver que el mundo sigue conquistando. Si trazamos la línea y llamamos la atención a ella quizás nos sorprenderíamos de ver cuántas

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personas se pasan a nuestro lado y nos ayudan a echar de la iglesia al último invasor, el espíritu de Hollywood.72 Así habló A. W. Tozer hace cincuenta años, y aunque algunos por cierto tomaron a

pecho sus preocupaciones entonces, su mensaje profético a la iglesia fue gradualmente dejado a un lado como consecuencia del entusiasmo por las cosas del mundo. Anteriormente mencioné que Tozer habría objetado a que lo llamaran un profeta, aun cuando él sabía el futuro resultado de lo que estaba aconteciendo en su día. Su objeción probablemente habría sido de que algunos llegarían a la conclusión de que sus palabras eran revelaciones específicas de Dios más bien que de matemática bíblica básica. Él simplemente recopiló esas cosas contrarias a la Palabra de Dios que estaban aconteciendo en la iglesia de hace medio siglo y proyectó con exactitud los resultados. Sus conclusiones indudablemente fueron también influidas por la forma en que la Biblia caracteriza los últimos días de la iglesia que precederán a la Venida del Señor Jesucristo—días en los cuales se proliferarán los números de los que apostatarán de la fe.

Jesús dijo, “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:8). Apocalipsis 13 indica que una religión mundial surgirá que incluirá la adoración del Anticristo. El pasmoso desarrollo del ecumenismo por toda la Cristiandad está haciendo que esto sea una realidad dentro de la iglesia actual.

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Dave Hunt, en su libro Una Mujer Cabalga la Bestia, nos dice cómo está sucediendo esto:

El prefijo “anti” viene del idioma griego y tiene dos significados: (1) opuesto a, y (2) en lugar de o un sustituto para1 El Anticristo incorporará estos dos significados. Por cierto, se opondrá a Cristo, pero en la forma astuta más diabólica que puede hacerse: pretendiendo ser Cristo y así pervertir el “cristianismo” desde adentro. Efectivamente, el Anticristo “se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios”(2 Tesalonicenses 2:4). Si el Anticristo pretende que es Cristo y es adorado por el mundo (Apocalipsis 13:8), entonces sus adeptos por supuesto son “cristianos”. El cristianismo, no el comunismo, se apoderará del mundo, y no el cristianismo verdadero sino una falsificación del mismo que presentará el Anticristo. Por lo tanto la gran apostasía precede a la revelación del Anticristo (2 Tesalonicenses 2:3). Parte de la apostasía es el movimiento ecuménico, que literalmente está preparando el escenario para una unión entre todas las religiones y hasta influye también a los evangélicos. Un “cristianismo” de Anticristo debe crearse que acepte a todas las religiones y que todas las religiones lo acepten—precisamente lo que está ocurriendo hoy con asombrosa velocidad.73

¿Cuán poderoso será el engaño? El Evangelio de Mateo lo caracteriza de este modo:

“Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:24). Pablo escribe en su segunda carta a los Tesalonicenses con respecto al Anticristo y los engañados por él, “… Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:14), “inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira” (2 Tesalonicenses 2:9-11).

¿Entonces, cómo puede cualquier creyente permanecer constante en la fe y evitar la esclavitud que dicho engaño producirá? Jesús nos dice cómo, en Juan 8:31, 32: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Teniendo amor por la verdad (Él es la Verdad—Juan 14:6), y permaneciendo en Su Palabra (su Palabra es verdad—Juan 17:17) es la única forma que Dios tiene para nosotros a fin de que nos mantengamos protegidos del “poder engañoso” de las maneras del hombre en estos últimos días.

Mi oración es que nosotros que verdaderamente amamos al Señor y a Su iglesia hagamos todo lo que podamos para prestar atención a las penosas exhortaciones a sus amados hermanos, el liderazgo en la comunión de los efesios: “Porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en

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medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. Por tanto, velad. Acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno” (Hechos 20:27-31).

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E P Í L O G O

“Porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.

Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la

cual él ganó por su propia sangre.

Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.

Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas

para arrastrar tras sí a los discípulos.

Por tanto, velad. Acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno”

Hechos 20:27-31.

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NOTAS DE PIE DE IMPRENTA 1 La Pasión: Fotografía de la Película La Pasión del Cristo (Icon Distribution, Tyndale 2004) del prefacio. 2 Mel Gibson, entrevista por Raymond Arroyo, The World Over Live, EWTN, 13 enero 2004. 3 Ibid, 4 Medved, Michael, “Gibson’s right to his ‘Passion,’” The Christian Science Monitor, 2 febrero 2004. 5 Entrevista Gibson/Arroyo 6 Los Cánones y Decretos del Concilio de Trento, ed. y trad. Por H. J. Schroeder, O.P. (Tan Books, 1978) Sexta Sesión, Cán. 30, 46. 7 Segundo Concilio Vaticano, “Constitución Dogmática sobre Revelación Divina,” Nº9. 8 Neff, David, “La Pasión de Mel Gibson,” Christianity Today, marzo 2004, 30, 32. 9 Neff, Christianity Today, 32. 10 Emmerich, Anne Catherine, The Dolorous Passion of Our Lord Jesus Christ, (Rockford, IL: TAN Books and Publishers, 1983) 136. 11 Emmerich, Dolorous, 149-150. 12 Sister Mary of Jesus, The Mystical City of God, (New Jersey: Ave Maria Institute, 1949) Volumen III, 652. 13 Entevista Gibson/Arroyo. 14 Entevista Gibson/Arroyo. 15 Ryan, Tim, “Embodying Christ,” Honolulu Star Bulletin, 22 febrero 2004, http.firstthings.com/ftissues/ft9005/mission.html. 16 Ryan, Honolulu Star Bulletin. 17 Email en archivo con el autor. 18 Allen, John L., Jr. “The Word From Rome,” National Catholic Reporter, vol. 3, Nº30, 19 marzo 2004, http://www.nationalcatholicreporter. org/word/pfw031904.htm. 19 Allen, National Catholic Reporter. 20 Henry, Matthew, Matthew Henry’s Commentary on the Whole Bible (Hendrickson Publishers, 1994), on Isaiah 52:3. 21 Hunt, Dave, “God is Love,” The Berean Call, abril 2004. 22 Email en archivo con el autor. 23 El sitio web de Medjugorje: medjugorje.hr/int%20Caviezel%20ENG.htm. 24 Neff, Christianity Today, marzo 2004, 30. 25 Neff, Christianity Today, marzo 2004, 34 26 Los Angeles Times, 25 diciembre, 1998. 27 Stanford, Ray, Fatima Prophecy (Ballantine Books, 1988). 28 Schleifer, Aliah, Mary the Blessed Virgen of Islam (Alliah Schleifer, 1997), 64. 29 Beyer, Richard, Mediugorje Day By Day (Ave Maria Press, 1993). 30 Madrid, Patrick, Surprised by Truth (Basilica Press, 1994), 239-240. 31 hhtp://kutai,kinabalu.net/scotthahn.htm1#journey. 32 Neff,Christianity Today, 34. 33 Our Lady of Fatima’s Peace Plan from Heaven (TAN Books and Publishers, 1983), dentro de la portada posterior. 34 Neff, Christianity Today, 34.

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35 Honeycutt, Kirk, “The Pasión of the Christ,” The Hollywood Reporter, febrero 23, 2004,http://www.hollywoodreporter.com/thr/reviews/review_display.jsp?vnu_content_id=1000441264. 36 Ebert, Roger, “Gibson’s Passion’ Graphically shows the horrific price Jesus paid,” The Bend Bulletin, sección B, 25 febrero 2004. 37 Ebert, The Bend Bulletin. 38 Entrevista Gibson/Arroyo. 39 Neff, Christianity Today, 35. 40 Neff, Christianity Today, 34. 41 Hutchinson, Robert J., “A Passionate Response to Mel Gibson’s Film,” Inside the Vatican, marzo/abril 2004, 24. 42 Ebert, The Bend Bulletin. 43 The Catholic Encyclopedia Online Edition, 2003, http://www.newadvent.-org/cathen/15569a.htm. 44 Redemptoris Mater, “On the Blessed Virgin Mary in the Life of the Pilgrim Church,” Encyclical of Pope John Paul II, 25 marzo 1987 45 Miravalle, Dr. Mark, “Gibson’s Pasión and Mary ‘Co-Redemptrix,’ Inside the Vatican, marzo-abril 2004, 20. 46 Ver artículo del autor sobre el tema, “Mormon Fiction,” agosto 2003 <thebereancall.org>. 47 Unitatis Redintegration, Capítulo I, Principios Católicos sobre Ecumenismo. 48 Unitatis Redintegration, Capítulo II, Principios Católicos sobre Ecumenismo. 49 Ver artículo del autor sobe el tema, “Compromise Keepers,” Noviembre 1995, <thebereeancall.org> 50 Editors of Catholic Exchange, A Guide to the Passion, (Westchester, PA: Ascensión Press, 2004), 2. 51 Catechism of the Catholic Church, (Nueva York: William Sadler, Inc., 1994) párrafo 1374. 52 Ibid., párrafo 1366. 53 Ibid., párrafo 1392. 54 Segundo Concilio Vaticano, “Sacred Liturgy,” Instrucción sobre la Adoración del Misterio Eucarístico,” Nº 7. 55 Entrevista Gibson/Arroyo. 56 Segundo Concilio Vaticano, “Liturgia Sagrada,” “Instrucción sobre la Adoración del Misterio Eucarístico,” Nº 3-b. 57 Fotografía de la película “La Pasión del Cristo,” prefacio. 58 Neff, Christianity Today, 35. 59 Armstrong,Chris, “The Fountain Filled with Blood,” Christianity Today, marzo 2004, 44. 60 http://www.youthspecialties.com/free/programming/stations. 61 Tozer, A. W., Tozer on Worship and Entertainment, compilado por James L. Zinder, (Camp Hill, PA: Christian Publications, Inc., 1997), 183-184. 62 Ibid., 189-190. 63 Ibid., 192. 64 Ibid., 192-193. 65 Ibid., 195. 66 Ibid., 197

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67 Ibid., 197. 68 Ibid., 199. 69 Ibid., 202. 70 Ibid., 204-205. 71 Ibid., 208. 72 Ibid., 208-209. 73 Hunt, Dave, Una Mujer Cabalga la Bestia (Harvest House Publishers, 1994), 44-45.

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ACERCA DE “THE BEREAN CALL”

The Berrean Call (TBC) es una corporación sin fines de lucro, exenta de impuestos, que existe para:

ALERTAR a los creyentes en Cristo acerca las enseñanzas y prácticas no bíblicas de la

iglesia

EXHORTAR a los creyentes para que presten más atención al discernimiento y las verdades bíblicas con respecto a las enseñanzas y prácticas que se están actualmente

promoviendo en la iglesia

PROVEER a los creyentes enseñanza, información y materiales que alienten a amar la verdad de Dios, y ayudar en el desarrollo del discernimiento bíblico

MOBILIZAR a los creyentes en Cristo a la acción en obediencia al mandamiento de la

Escritura de “contender ardientemente por la fe” (Judas 3).

IMPACTAR a la iglesia de Jesucristo con la necesidad de confiar en las Escrituras como la única regla de fe y práctica, y una vida que agrade a Dios.

Una carta informativa mensual gratuita, THE BEREAN CALL, puede recibirse pidiéndola por

correo a: P. O. Box 7019, Bend, OR 97708, o llamando al 1-800-937-6638.

Para registrarse y recibir gratuitamente actualizaciones por e-mail, acceso a nuestros archivos digitales, y para pedir una variedad de materiales de recursos adicionales en línea, visítenos en

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¿ESTAMOS SINCERAMENTE BUSCANDO AL VERDADERO PASTOR, O SIMPLEMENTE SIGUIENDO AL REBAÑO?

¿Es la película rotundamente exitosa de Mel Gibson bíblicamente correcta? Los retratos de epopeyas bíblicas en la pantalla de plata, ¿se han vuelto la nueva “bala de plata” del evangelismo? Mientras la obra ¿Hora del Espectáculo para las Ovejas? aboca estas

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preguntas con percepciones reveladoras, es mucho más que una polémica que examina La Pasión del Cristo. Este librito revienta-manzanas trata de varias tendencias claves que están invadiendo la iglesia en este milenio hipnotizado por los medios de comunicaciones: • El uso cada vez mayor del entretenimiento y la diversión para enseñar la Palabra de Dios—y expandir esfuerzos para hacer que el mensaje del Evangelio sea más “sensible a los buscadores” • La causa del avance del ecumenismo sobre el evangelismo—y la confusión resultante entre el Catolicismo y el Cristianismo bíblico • El efecto proliferante del error doctrinal mediante las “Biblias” parafraseadas cada vez más populares—y la diseminación de interpretaciones visuales de la Escritura Este libro es objetivo, serio y bíblico. Yo espero y oro para que la iglesia lo acepte de buena gana y seriamente. Efectivamente, que use el interés en La Pasión del Cristo que la película ha originado—pero que corrija con cuidado y cariño la falsa impresión de la película, de que el abuso de los soldados romanos pagó por los pecados del mundo. Y, fielmente presente el verdadero evangelio (incluyendo el triunfo glorioso de Cristo sobre el pecado y el poder de Su resurrección) lo cual únicamente puede salvar las almas para la eternidad. —Dave Hunt, autor de La Invasión del Ocultismo, Una Mujer Cabalga la Bestia, y Un Urgente Llamado a una Fe Seria. T. A. McMahon es presidente y director ejecutivo del ministerio The Berean Call, editor en jefe y escritor contribuyente para el boletín de noticias The Berean Call, y coautor de La Seducción del Cristianismo, La Nueva Espiritualidad, y Entendiendo los Tiempos. Tiene un título de licenciatura superior en comunicaciones, trabajó en la industria cinematográfica durante 17 años. Tom ha investigado y escrito varios documentales, y ha escrito el guión para La Explosión de las Sectas, Los Fabricantes de Dioses, La Nueva Edad: ¿Senda al Paraíso?, La Conspiración de la Evolución, Una Mujer Cabalga la Bestia, e Israel, el Islam y Armagedón. También es productor ejecutivo y co-anfitrión de tres programas de radio semanales, Search the Scriptures Daily, According to God’s Word, y The Berean Minute. The Berean Call www.thebereancall.org P O Box 7019 Bend, OR 97708-7019

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