39
1 / 7 1. Metodología observacional y deporte: objeto y características Al finalizar un partido de fútbol o un partido de baloncesto se suministran unos estadísticos al entrenador, a la prensa, etc. que pretenden ser un resumen del partido en forma objetiva y cuantificable. En este resumen, fruto de una observación, aparecen recogidas, por ejemplo, el número de faltas, el número de posesiones, el número de canastas o goles o incluso la duración de los contraataques y de las posesiones. Una de las primeras cuestiones que cabe formularse es cómo han sido recogidos los datos, si la herramienta a través de la cual hemos recogido esos datos es fiable, si otro observador que hubiese observado el mismo partido habría obtenido otros datos... Estas diatribas nos sitúan ante las cuestiones clave de la observación, una de las cuales será "Técnica de Observación" frente a "Metodología Observacional" La metodología observacional constituye una de las opciones de estudio científico del comportamiento humano que reúne especiales características en su perfil básico. El objeto de estudio es el individuo inserto en cualquiera de sus ámbitos de actuación habitual, del cual conviene captar la riqueza de su comportamiento (es decir, plasmar la espontaneidad de su conducta, la cual puede estar referida a un partido de fútbol, de tenis o a cualquiera de los ámbitos donde se produce la actividad físico-deportiva) con insistencia por la perspectiva idiográfica, de forma que este individuo (puede ser también una unidad de observación, esto es, la línea de delanteros del fútbol, la línea de zagueros del voleibol, un equipo, etc.) desempeñe sus diversas actividades (o, lo que es lo mismo a nivel procedimental, ejecute conductas) en diversos contextos naturales, mediante un instrumento elaborado ad hoc, y siendo preferible que pueda llevar a cabo su seguimiento diacrónico a lo largo de un tiempo relativamente prolongado (sea un proceso educativo, terapéutico, de crecimiento personal, de entrenamiento deportivo, de competición, etc.). Se dispone de un margen de actuación entre máximos y mínimos del cual hay que aprovechar todas las posibilidades y rentabilizar los recursos disponibles a efectos de investigación. Habrá que barajar con el cumplimiento de los requisitos básicos que puede ofrecer cada uno de los planteamientos de investigación que se llevan a cabo sometiéndose a una saludable autodisciplina que en ningún caso implica un mecanismo deformador, sino que, por el contrario, va a facilitar el proceso de avance del conocimiento. No podemos olvidar que la máxima de la Metodología Observacional es la especial combinación de flexibilidad y rigor, como las dos caras de una misma moneda. Y deberá tenerse igualmente muy claro que los potenciales estudios que, en virtud de su objeto y/o planteamiento, no se ajusten a los mínimos La metodología observacional en el deporte: conceptos básicos Mar í a Teresa Anguera Argilaga Á ngel Blanco Villase ñ or Jos é Luis Losada L ó pez Antonio Hern á ndez Mendo (España) Facultad de Psicología - Universidad de Barcelona Los autores de este trabajo pertenecen al proyecto de investigación denominado Diseños Observacionales, que dirige la Dra. María Teresa Anguera Argilaga en el Departamento de Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Facultad de Psicología (Universidad de Barcelona) y que ha sido considerado Grup de Recerca Consolidat 1998 de la Universidad de Barcelona por la Comissió de Politica Científica de la Universitat de Barcelona el 2 de marzo de 1998 La dirección del grupo de observación es http://www.ub.es/ogrc/GCDISOBSER.html . Asimismo pertenecen al proyecto de investigación nacional (DGES) denominado Desarrollos metodológicos del proceso de evaluación en contextos naturales: una aplicación en actividad física, dirigido por la Dra. María Teresa Anguera Argilaga dentro del Programa Sectorial de Promoción del Conocimiento (Área de la Salud). http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 24 - Agosto de 2000 Página 1 de 5 Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital 22/02/2005 http://www.efdeportes.com/efd24b/obs.htm

La metodología observacional en el deporte: conceptos …futbol.investigacion.uma.es/descargas/Metodologia_obser...María Teresa Anguera Argilaga en el Departamento de Metodología

  • Upload
    vutruc

  • View
    220

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

1 / 7

1. Metodología observacional y deporte: objeto y características

Al finalizar un partido de fútbol o un partido de baloncesto se suministran unos estadísticos al entrenador, a la prensa, etc. que pretenden ser un resumen del partido en forma objetiva y cuantificable. En este resumen, fruto de una observación, aparecen recogidas, por ejemplo, el número de faltas, el número de posesiones, el número de canastas o goles o incluso la duración de los contraataques y de las posesiones. Una de las primeras cuestiones que cabe formularse es cómo han sido recogidos los datos, si la herramienta a través de la cual hemos recogido esos datos es fiable, si otro observador que hubiese observado el mismo partido habría obtenido otros datos... Estas diatribas nos sitúan ante las cuestiones clave de la observación, una de las cuales será "Técnica de Observación" frente a "Metodología Observacional"

La metodología observacional constituye una de las opciones de estudio científico del comportamiento humano que reúne especiales características en su perfil básico.

El objeto de estudio es el individuo inserto en cualquiera de sus ámbitos de actuación habitual, del cual conviene captar la riqueza de su comportamiento (es decir, plasmar la espontaneidad de su conducta, la cual puede estar referida a un partido de fútbol, de tenis o a cualquiera de los ámbitos donde se produce la actividad físico-deportiva) con insistencia por la perspectiva idiográfica, de forma que este individuo (puede ser también una unidad de observación, esto es, la línea de delanteros del fútbol, la línea de zagueros del voleibol, un equipo, etc.) desempeñe sus diversas actividades (o, lo que es lo mismo a nivel procedimental, ejecute conductas) en diversos contextos naturales, mediante un instrumento elaborado ad hoc, y siendo preferible que pueda llevar a cabo su seguimiento diacrónico a lo largo de un tiempo relativamente prolongado (sea un proceso educativo, terapéutico, de crecimiento personal, de entrenamiento deportivo, de competición, etc.).

Se dispone de un margen de actuación entre máximos y mínimos del cual hay que aprovechar todas las posibilidades y rentabilizar los recursos disponibles a efectos de investigación. Habrá que barajar con el cumplimiento de los requisitos básicos que puede ofrecer cada uno de los planteamientos de investigación que se llevan a cabo sometiéndose a una saludable autodisciplina que en ningún caso implica un mecanismo deformador, sino que, por el contrario, va a facilitar el proceso de avance del conocimiento. No podemos olvidar que la máxima de la Metodología Observacional es la especial combinación de flexibilidad y rigor, como las dos caras de una misma moneda. Y deberá tenerse igualmente muy claro que los potenciales estudios que, en virtud de su objeto y/o planteamiento, no se ajusten a los mínimos

La metodología observacional en el deporte: conceptos básicos

María Teresa Anguera Argilaga

Ángel Blanco Villaseñor

JoséLuis Losada López

Antonio Hernández Mendo

(España) Facultad de Psicología - Universidad de Barcelona

Los autores de este trabajo pertenecen al proyecto de investigación denominado Diseños Observacionales, que dirige la Dra. María Teresa Anguera Argilaga en el Departamento de Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Facultad de Psicología (Universidad de Barcelona) y que ha sido considerado Grup de Recerca Consolidat 1998 de la Universidad de Barcelona por la Comissió de Politica Científica de la Universitat de Barcelona el 2 de marzo de 1998 La dirección del grupo de observación es http://www.ub.es/ogrc/GCDISOBSER.html. Asimismo pertenecen al proyecto de investigación nacional (DGES) denominado Desarrollos metodológicos del proceso de evaluación en contextos naturales: una aplicación en actividad física, dirigido por la Dra. María Teresa Anguera Argilaga dentro del Programa Sectorial de Promoción del Conocimiento (Área de la Salud).

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 24 - Agosto de 2000

Página 1 de 5Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs.htm

requeridos, probablemente tendrán abiertas otras puertas, aunque no se contemplan en el panorama de la psicología científica.

La Metodología Observacional, cuya expansión es innegable en las últimas décadas, y cuyo carácter científico se halla perfectamente avalado (Sackett, 1978; Suen & Ary, 1989; Anguera, 1990; Riba, 1991; Bakeman & Gottman, 1997), requiere el cumplimiento de unos requisitos básicos, que son la espontaneidad del comportamiento, que éste tenga lugar en contextos naturales (dentro del ámbito del deporte y de la actividad física serían aquellos contextos donde se produce habitualmente la actividad, el terreno de juego o la cancha), que se trate de un estudio prioritariamente idiográfico, la elaboración de instrumentos ad hoc, que se garantice una continuidad temporal, ... amén de un último requisito que ha dado lugar a interesantes polémicas, como es la perceptividad del comportamiento, que para algunos autores se requiere en grado máximo (observación directa, o de conductas manifiestas), mientras que para otros bastaría que fuese parcial (observación indirecta, o de conductas encubiertas). Por otra parte, y sin que se trate propiamente de requisitos, pero vinculados a ellos, se hallan las características del objeto de estudio y el tamaño de las unidades.

Incluimos un breve comentario sistemático de cada uno de tales requisitos:

1.1. La espontaneidad del comportamiento, que implica la ausencia de consignas o de la preparación de la situación. Si el flujo de conducta del individuo, acotado de acuerdo con nuestras expectativas de estudio (ejecución de determinada actividad -un partido de fútbol, de tenis, de voleibol, etc.-, reacción ante determinadas contingencias del entorno -acciones defensivas u ofensivas-, iniciativa en la producción de determinadas respuestas -estudio de las conductas estratégicas ante la pérdida de la posesión, etc.), es nuestro objeto de investigación, resulta obvio que la realización de dichas conductas obedezca a una producción de comportamiento del individuo no restringida por grados de libertad impuestos por el investigador.

1.2. Complementariamente al anterior requisito, la producción de conducta ha de tener lugar en contextos naturales, garantizando la ausencia de alteraciones provocadas de forma intromisiva. La realidad del contexto natural implica que las conductas objeto de estudio forman parte del repertorio del individuo estudiado y se hallan incardinadas en el flujo de conducta, en una situación de entrenamiento, de competición, de enseñanza-aprendizaje, en el proceso discursivo, en la sucesión en la expresión de sentimientos, en la continuidad de una psicoterapia, ... Desde un punto de vista puramente metodológico es importante tener en cuenta cómo en los estudios realizados en contextos naturales (Tunnell, 1977) las diferentes dimensiones relevantes se ordenan y distribuyen en cada nivel de respuesta del individuo, y sin interferencia en la metodología seguida. Como consecuencia (Anguera, 1991a), se debería constatar que: a) la conducta es extremadamente sensible respecto de variables diversas (físicas, sociales, organizativas, etc., del entorno en que se inscribe; b) la conducta y el contexto implican múltiples interacciones de variables, cuya interrelación está sometida a un dinamismo constante; y c) la conducta, analizada en bloques amplios, tiende a presentar ciclos o tendencias repetitivos, por lo que no pueden ser considerados como independientes segmentos del flujo de conducta desgajados temporalmente, ya que el significado de una acción depende de las que le han precedido o de las que le sucederán.

1.3. Que se trate de un estudio prioritariamente idiográfico. La Metodología Observacional no funciona adecuadamente si es un grupo o colectivo nuestro objeto de estudio, y la razón de ello no se halla, tal como se había objetado en los años setenta, en la incapacidad de acceder con precisión al propio flujo de conducta y lograr una transducción adecuada por motivos técnicos ya que actualmente se pueden aprovechar las indudables ventajas muy sofisticadas de los recursos tecnológicos de que disponemos. Por el contrario, el problema radica en la dificultad interpretativa que presentan las interacciones de orden elevado que se establecen entre los individuos interactuantes (Duck, 1994). No obstante, al término clásico acuñado por Allport (1942), centrado en el sujeto individualmente considerado, se le han añadido dos variantes que permiten una cierta flexibilización: Por una parte, se ha ensanchado su acepción originaria, y abarcaría también pequeñas agrupaciones de individuos (díadas, tríadas, ..., componentes de una familia, etc.) que mantienen entre sí un estrecho vínculo o

Página 2 de 5Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs.htm

criterio de agrupación; y, por otra, se ha reducido en el sentido de contemplar tan sólo un nivel de respuesta (por ej., conducta motriz, conducta reglamentaria, conducta verbal) en un individuo o en la situación anteriormente mencionada de pequeñas agrupaciones de ellos con criterio explícito de vinculación.

1.4. La elaboración de instrumentos ad hoc pasa por construir sistemas de categorías que respondan a un doble ajuste con el marco teórico y con la realidad (Anguera, 1991b). El término “categoría” es equívoco, aunque no arbitrario, y lo largo de su historia ha dado lugar a numerosas acepciones, habiendo sido utilizado erróneamente como equivalente a clasificación y taxonomía, y fue precisamente en la discusión de carácter metodológico que siguió a la ponencia “Problems of taxonomy and their application to nosology and nomenclature in the mental disorders”, después del discurso pronunciado por Carl G. Hempel (Zubin, 1961) en la Conference on Problems in Field Studies in the Mental Disorders (American Psychopathological Association, 15-19 febrero 1959) en donde el curso del debate llevó a asignarle un nuevo significado que permitiría proceder de las características observables a la construcción de sistemas conceptuales. Una categoría existe siempre que producciones distintas de conducta se le asignen si se justifica su equivalencia teórica, y se puede considerar el resultado de una serie de operaciones cognitivas que llevan al establecimiento de clases entre las cuales existen unas relaciones de complementariedad, establecidas de acuerdo con un criterio fijado al efecto, y en donde cada una de ellas cumple a su vez requisitos internos de equivalencia en atributos esenciales, aunque pueda mostrar una gama diferencial o heterogeneidad en su forma. Y el instrumento abarcador de todas las categorías -sistema de categorías- deberá ajustarse a las exigencias de exhaustividad y mutua exclusividad. Y caben además otras posibilidades que significan distinto nivel de codificación (Blanco y Anguera, 1991).

1.5. La necesaria continuidad temporal deriva de la mutabilidad del comportamiento humano, de forma que el continuo cambio producido puede ser adecuadamente estudiado al incorporar el criterio diacrónico en la recogida de información. Es obvio que un corte transversal en el flujo de conducta de un individuo proporcionaría datos puntuales, y consecuentemente insuficientes para el análisis de un proceso terapéutico, de un crecimiento personal durante un período determinado, o de cualquier cambio madurativo. A su vez, esta continuidad temporal ofrece la base en que actuará el nivel intersesional del muestreo observacional (Anguera, 1990); es decir, los criterios de establecimiento de las sucesivas sesiones de observación (o segmentos de comportamiento a modo de “ventanas” abiertas que se hallarán insertas en el flujo de conducta de un individuo a lo largo de un período prolongado de tiempo).

2. Criterios taxonómicos de la Metodología Observacional

Vamos a señalar los criterios taxonómicos que consideramos de carácter básico, según el grado de cientificidad, participación, perceptividad y niveles de respuesta.

2.1. Grado de cientificidad

De acuerdo con este criterio, cabe distinguir la observación pasiva y la observación activa.

La observación pasiva, también conocida como precientífica, se realiza durante un período suficientemente prolongado (en muchos casos resulta aconsejable que éste abarque un tercio del período total destinado al estudio), y se caracteriza por no tener definido el problema, tener un bajo control externo o grado de sistematización de los datos, y carecer de hipótesis.

La observación activa o científica se inicia una vez finaliza la fase de observación pasiva, ya con el problema acotado, con un elevado control externo y con hipótesis exploratoria o confirmatoria según se trate de un estudio esencialmente inductivo o deductivo.

2.2. Según el grado de participación del observador

Página 3 de 5Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs.htm

En la observación siempre se da la existencia de una díada observador-observado, y la relación que los vincula es el nivel de participación. La característica más relevante de la observación directa es la preservación de la espontaneidad del sujeto observado, por lo que la participación del observador en algún sentido corre el riesgo de vulnerarla. La multiplicidad de matices que de aquí se derivan permite considerar la participación como una dimensión que puede hallarse saturada de forma variable, y que posee los límites lógicos de mínima y máxima carga participativa:

a. En la observación no participante el observador actúa de forma claramente neutra, sin que, en su caso extremo, ni siquiera se precise conocer al sujeto observado (así, en el patio de una escuela se puede observar al "niño del chandal azul", o en una competición deportiva al integrante del equipo que en su camiseta figura el 9), mientras que sobre el observado no puede pender ninguna restricción, dada la imperatividad de espontaneidad en su conducta.

b. En la observación participante propiamente dicha. Se da un tipo especial de interrelación entre observador y observado.

Por lo que se refiere al observador, cabe distinguir entre la figura del investigador que inspira y planifica el estudio, y el mero observador que efectúa el registro de las sesiones de observación, aunque es cierto que en ocasiones una misma persona aúna los dos roles. En el primer caso, es decir, quién planifica las fases y actividades de que consta el estudio, debe partir de la base de que se trata de una metodología no interventiva, y por consiguiente no reactiva (Webb, Campbell, Schwartz, Sechrest & Grove, 1981), lo cual implica un grado de control interno1 mínimo o nulo.

La observación participante propiamente dicha consiste en un proceso caracterizado, por parte del investigador, como una forma "consciente y sistemática de compartir, en todo lo que le permitan las circunstancias, las actividades de la vida, y, en ocasiones, los intereses y afectos de un grupo de personas. Su propósito es la obtención de datos acerca de la conducta a través de un contacto directo y en términos de situaciones específicas en las cuales sea mínima la distorsión producida en los resultados a causa del efecto del investigador como agente exterior" (Kluckholm, 1940, p. 331). Es relativamente frecuente que una observación que inicialmente es no participante, con el transcurso del tiempo y las convenciones sociales se vayan conociendo observador y observado y se transforme en observación participante.

Aunque tradicionalmente se ha favorecido desde diversos ámbitos (Etnografía, Sociología, Pedagogía, Antropología, ...), resaltando como aspecto positivo el de una mejor comprensión del comportamiento estudiado y la mejor accesibilidad a los sujetos observados, encierra el grave peligro de la subjetividad, atribuyendo al(a los) sujeto(s) observado(s) sus propios sentimientos o prejuicios.

c. La participación-observación resulta de una intensificación de la observación participante, cuando un miembro de un grupo adquiere la cualidad de observador de otro(s) perteneciente(s) a un grupo natural de sujetos, como díada entrenador-jugador, o con una relación interactiva continuada, como profesor-alumno, etc., y aunque implica un posible sesgo de expectativa, disminuye el de reactividad y aumenta la accesibilidad del sujeto, y por consiguiente la viabilidad del estudio, pues no hay que olvidar que en metodología observacional es frecuente el grave problema de falta de acceso al sujeto observado durante todo el tiempo necesario.

Existen notables diferencias entre el papel del observador participante y del participante-observador (Babchuk, 1962), referidas, especialmente, a la tarea a realizar, donde el participante-observador tiene mayor libertad de movimientos, pudiéndose relacionar con todas las personas de su grupo en sus propios niveles. El significado de ciertos comportamientos escapa siempre, al menos en parte, a los que observan desde fuera, mientras que la observación en el propio grupo ofrece, además de la mayor posibilidad de acceso, garantía de logro de mayor volumen de información.

Página 4 de 5Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs.htm

d. Auto-observación. En el "continuum" indicado va reduciéndose la distancia entre observador y observado hasta llegar a la auto-observación, en que coinciden en una misma persona. La auto-observación implica el grado más elevado de participación en la observación, donde el observador es a la vez sujeto y objeto.

Tradicionalmente se ha desatado una polémica sobre la auto-observación, en la cual actúa un doble proceso consistente, por un lado, en atender deliberadamente a la propia conducta, y, por otro, en registrarla mediante algún procedimiento previamente establecido. La auto-observación se ha revelado especialmente indicada en el estudio de conductas que pertenecen a la esfera de la privacidad (por ejemplo, control de conductas agresivas entre jugadores del mismo equipo, desavenencias con el entrenador, etc.), las que resultan poco detectables a observadores externos (como sentimientos de timidez, agresividad controlada), conductas encubiertas (tomar decisiones, reflexionar sobre determinados argumentos) y aquellas conductas que se supone que están precedidas por reacciones internas o estados emocionales (como comportarse asertivamente, fumar, etc.).

Hay que distinguir entre autoobservación de conductas heteroobservables, en que se puede contrastar con el registro de un observador que sea una tercera persona (por ej., número de movimientos incorrectos en sesiones de entrenamiento en gimnasia rítmica, ya que admitiría, si se graba la sesión, tanto autoobservación como heteroobservación), de autoobservación introspectiva, que se refiere a vivencias experienciadas en primera persona (como terrores ante una competición muy importante), y que presenta importantes riesgos, especialmente el de inferencia desmesurada y el de distorsión.

Como señala Lieberman (1979), la autoobservación e informe de un sujeto sobre sus sentimientos y pensamientos no deberían diferir de la observación externa de sus actividades motoras. El problema, en lo fundamental, está en que mientras el primer tipo de comportamiento no siempre puede ser verificado independientemente, sí puede serlo el segundo. De aquí que un reparo habitual hacia la autoobservación se debe a las garantías sobre la calidad del registro cuando se trata de eventos privados inobservables para otros sujetos. Ahí se podría oponer que el mundo privado es igualmente observable, aunque sólo para una única persona; y ahí habría que tener presente que el individuo aprende a dar cuenta de su mundo privado según le enseña la comunidad a hacerlo.

2.3. Grado de perceptividad

El objeto de estudio ofrece amplias posibilidades en muchos ámbitos psicológicos, educativos, sociales, de actividad física, etc. El motivo radica precisamente en el grado de perceptividad a que pueda someterse, y consecuentemente, la medida de observabilidad de que es capaz, y de ahí nuestro convencimiento de que una parte importante de los trabajos de investigación va a ser posible realizarlos bajo los auspicios de la metodología observacional, Por supuesto, otros objetos de estudio con un grado parcial o total de capacidad para ser percibidos e interpretados de forma contextualizada sí serán factibles, y es a éstos a los que nos dirigimos (Anguera, 1986b), distinguiendo entre observación directa e indirecta, ya que ambas resultan pertinentes:

Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 5 · Nº 24 sigue

Recomienda este sitio a un/a colega o amiga/o

Página 5 de 5Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs.htm

2 / 7

a. La observación directa implica una "transducción" de lo real, gozando de un suficiente nivel de observabilidad (Anguera, 1986a) y cumpliendo el objetivo de describir la situación y el contexto. El criterio que aquí probablemente tenga mayor trascendencia probablemente sea la total perceptibilidad de la conducta.

Corresponde a un objeto de observación formado por conductas manifiestas, y, por tanto, susceptibles de ser percibidas a través de nuestros órganos sensoriales. Se trata de un proceso que se inició con la percepción de un evento y/o conducta y/o situación que dio lugar a un registro determinado, con la única excepción de material textual, o, del que no siéndolo inicialmente, después es analizado como texto o documento.

Según Longabaugh (1980), es observable la conducta que, si ocurre en presencia de otro sujeto, tiene la capacidad de actuar como estimulo para dicho sujeto, el cual puede obtener de ella un registro de conducta. Para Mucchielli (1974, p. 6), "observación es la percepción de la realidad desde la perspectiva del observador". En primer lugar, para hacer viable la recogida de datos, tendrá que desencadenarse el correspondiente proceso representacional, que proporciona un retrato de la realidad -según Bernard (1976, p. 41), "el observador debe ser como el fotógrafo de los fenómenos"-, y para el cual se precisa del mecanismo representacional, que actúa selectivamente e implica tanto aspectos orgánicos (cada individuo, ya que sus representaciones son puras y totalmente propias, y no pueden ser experienciadas por otra persona) como inorgánicos (mecanismos autónomos de registro), y se manifiesta mediante signos de diverso orden (sensaciones, elementos convencionales, etc.) que, en cualquier caso, estarán insertos en un contexto de representación que fijará las dimensiones básicas espacio-temporales, etc.

El problema y consiguiente pregunta que ello sugiere es: ¿Cómo podría obtenerse información sobre conductas en el terreno de juego, en la cancha, etc. de las que todavía no se posee ningún conocimiento? Mediante un mecanismo orgánico deberá desencadenarse adaptativamente la sucesión de cambios necesarios a lo largo de un proceso de desarrollo que permitirá la representación del correspondiente segmento de la realidad y enlazará con el planteamiento inductivo o deductivo de la investigación, que implica, respectivamente, la ausencia o presencia de un conocimiento previo, y permitirá adoptar la decisión acerca de cuándo pueden o deben formularse hipótesis en un estudio observacional.

b. La observación indirecta (denominación no unánimemente aceptada) no constituye un bloque compacto, sino que incluye tanto el registro de conductas encubiertas que son susceptibles de elaboración de informes -por ejemplo, los análisis a partir de indicadores- como el análisis de contenido llevado a cabo a partir de textos documentales (autoinformes, diarios, conversaciones entrenador-atleta, etc.).

En el análisis de la realidad social ocupan un papel relevante las conductas verbales del sujeto. Es innegable que, como ser social por naturaleza, la comunicación humana se realiza predominantemente mediante la conducta verbal, aunque sea igualmente cierto que en la mayoría de los casos se completa y/o modula en virtud de que actúan otros niveles de respuesta, especialmente el vocal y el no verbal.

La conducta verbal ofrece la posibilidad de ser analizada desde una doble perspectiva. Por

La metodología observacional en el deporte: conceptos básicos

María Teresa Anguera Argilaga, Ángel Blanco Villaseñor, JoséLuis Losada López y Antonio Hernández Mendo http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 24 - Agosto de 2000

Página 1 de 5Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs1.htm

una parte, es perfectamente susceptible de observación directa, sola o complementada con otros niveles de respuesta; pero, por otra, se abre lentamente un nuevo horizonte de posibilidades si tenemos en cuenta que además de ser directamente perceptible puede serlo también indirectamente, dado que la interpretación de "lo hablado" puede tener diversos sentidos en función del contexto, del sujeto emisor, del sujeto receptor, de ambos, ... Es obvio, además, que la conducta verbal se puede grabar y transcribir, con lo que adopta la forma de material documental.

La observación indirecta, muy cuestionada desde diversos ángulos, implica la existencia de conductas encubiertas que requerirán una inferencia y, por tanto, una carga interpretativa que puede redundar en detrimento y menoscabo de la objetividad requerida en toda metodología científica. De ahí los recelos que inspira y su carácter un tanto ambiguo a la hora de considerar su inclusión2 . Sin embargo, y como se indicó anteriormente, en los últimos años se ha avanzado considerablemente en este sentido, y el estudio de los procesos cognitivos superiores ha impulsado a empujar los límites que la circundan. En la actualidad, por ejemplo, se está trabajando en indicadores externos de la conducta intencional de los niños y en autoinformes. Además, es muy posible que la mejora de las técnicas que permiten su estudio riguroso contribuya a su progresiva consolidación.

Forman parte de la observación indirecta (Anguera, 1988), entre otras posibilidades, las mencionadas a continuación, en todas las cuales la originaria conducta verbal se ha transformado en material documental, motivo por el que le serán aplicables las mismas técnicas en cuanto al tratamiento cualitativo de datos:

a. Textos documentales obtenidos por la grabación de la conducta verbal de un sujeto, y que pueden ser sometidos a un análisis de contenido, proceso que corre en paralelo con el de la observación directa, pero con la diferencia fundamental -que constituye un indudable riesgo- de delimitación de las unidades lingüísticas (pausas, sintácticas, estructurales y temáticas) y su codificación.

b. Los datos verbales obtenidos oralmente mediante técnicas diversas (generalmente entrevistas) implica en parte una vuelta al introspeccionismo desde el momento en que el sujeto puede estar explicando sus vivencias en un momento determinado. Esta información, que corresponde a los informes verbales o protocolos, o análisis de tareas, puede ser igualmente susceptible de análisis de contenido, cada vez más sofisticados, e incluso contando con el prometedor apoyo de la teoría de grafos. La principal dificultad sigue siendo de garantía de validez.

c. Los autoinformes, procedentes del registro propio de la auto-observación, deben también incluirse en tanto en cuanto que se refieren a conductas -en su sentido más amplio- no perceptibles por heteroobservadores (aunque en algunos casos en la autoobservación se registre desde la observación directa -por ejemplo, conductas agresivas de un jugador con el equipo en un período de tiempo-, debiendo contemplarse como tal), y en donde se externaliza el lenguaje interno de diversas formas, algunas muy características, como los diarios (por ejemplo, de jugadores o el de entrenadores) o cartas que dejaron escritas algunos suicidas, y que igualmente deberán someterse al análisis de contenido.

Finalmente, en la observación indirecta se considera igualmente incluido un conjunto de materiales de registro que desde su origen adoptan una forma diversa, sean documentos escritos (entre los que se encuentran libros, publicaciones diarias y periódicas, series estadísticas, diarios autobiográficos, documentos históricos, etc.) y materiales audiovisuales (como discos, películas, fotografías, videos, etc.), y en donde ambos pueden ser tanto de carácter privado como público. No obstante, seguiremos considerando como prototipo el material escrito textual.

2.4. Niveles de respuesta

Se da el nombre de niveles de respuesta a los diversos sectores del comportamiento

Página 2 de 5Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs1.htm

perceptible. Por supuesto, son criterios muy distintos los que se pueden aplicar para establecer una taxonomía, y así ha ocurrido en las últimas décadas. No obstante, y aún a sabiendas de sus limitaciones por defecto, sugerimos la clasificación de niveles de respuesta de Weick (1968), que corresponden al “contenido” de la conducta a observar:

a. La conducta no verbal se refiere a las expresiones motoras que pueden originarse en distintas partes del organismo. Se trata quizá del área más activa de las recientes investigaciones en metodología observacional, mostrándose que los movimientos del cuerpo son índices válidos de distintos procesos psicológicos; además la conducta no verbal es extremadamente sutil para el registro, siempre que el observador esté entrenado y adiestrado (Anguera, Blanco, Losada y Sánchez-Algarra, 1999) y sea sensible a sus manifestaciones. Así, entrenadores no adiestrados en el análisis de la conducta no verbal no podrían predecir, a través de señales faciales grabadas, cuáles son los alumnos que comprenden un concepto, mientras que esta predicción mejoraría significativamente si se añadiera información verbal.

La propuesta inicial, efectuada por Weick (1968), desglosaba la conducta no verbal en expresiones faciales, intercambios de mirada y movimientos corporales. No obstante, entendemos que se incurre en dos problemas metodológicos, lo cual nos ha llevado a introducir una modulación: Por una parte, entre expresiones faciales e intercambios de mirada no se cumple la mutua exclusividad, dado la que segunda constituiría un subconjunto de la primera, y los movimientos corporales no hacen posible que sea efectiva la condición de exhaustividad con el resto, dado que únicamente se contemplaría la conducta gestual, pero no la postural. Teniendo en cuenta que, desde un criterio topográfico del ser humano, siempre se produce alternancia entre conducta gestual (conducta dinámica entre dos conductas estáticas) y conducta postural (conducta estática entre dos conductas dinámicas), la modulación introducida consistiría en contemplar, como modalidades de la conducta no verbal, expresiones faciales, conducta gestual y conducta postural. Y, como apunte último, entendemos que esta última propuesta es sin perjuicio de que, en un futuro no lejano, se entienda dicotomizado en conducta gestual y postural, dado que las expresiones faciales se consideran como la expresión privilegiada de los estados emocionales del individuo, pero es igualmente cierto que pueden reducirse a las otras dos modalidades de conducta.

b. La conducta espacial o proxémica presenta dos vertientes: Una de carácter estático, que se refiere a la elección de lugar en un espacio, así como el establecimiento de distancias interpersonales, y otra, mucho más fértil, que comprende el conjunto de los desplazamientos de un individuo, realización de trayectorias, ocupación del espacio, etc. Esta última vertiente sería la más productiva dentro del ámbito de la actividad física y el deporte. En la vertiente dinámica, el límite que la separa netamente de la conducta gestual (modalidad de la conducta no verbal) es cuando la proyección del centro de gravedad del individuo se halla fuera de su base de sustentación, lo cual le obliga a desplazarse, ya que, de lo contrario, se caería.

c. La conducta vocal o extralingüística estudia todos los diversos aspectos de interés en la vocalización, sin que interese en absoluto el contenido del mensaje. A lo largo de los años, la incidencia de nuevas tecnologías ha revolucionado este tipo de conducta no verbal. Así, el actual sonógrafo permite efectuar una descomposición espectral de la voz, a la vez que calcula la energía producida en el instante de su emisión y detecta el formante, identificador de cualquier individuo. Las aplicaciones en ámbito deportivo son inmensas.

d. La conducta verbal o lingüística, al contrario que la vocal o extralingüística, se refiere al contenido del mensaje. Por este motivo, nos debemos remitir al análisis del texto, y, en consecuencia, a lo indicado en la observación indirecta (ver apartado 2.3. Perceptividad).

3. Fases del proceso

Página 3 de 5Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs1.htm

El proceso a seguir en la metodología observacional se vertebra en cuatro grandes fases:

a. Correcta delimitación de la(s) conducta(s) y situación de observación. La acotación del objeto de estudio y una delimitación precisa de su contenido determinan en gran medida el éxito del estudio y facilitan la toma de decisiones. Resulta obvio que se precisa delimitar cuidadosamente la actividad, el período de tiempo que interesa, el(los) individuo(s) sobre los que se trabaja, y el contexto situacional. Toda la planificación y diseño del estudio no sólo mejoran sensiblemente al disponer de esta información, sino que ésta se revela como absolutamente necesaria para adecuar la serie de pasos específicos del procedimiento al contenido. De forma especial, en esta primera fase resulta imprescindible el cumplimiento de requisitos de homogeneidad inter e intrasesional, ya que una de las más acertadas críticas a la metodología observacional en su época clásica (hasta la década de los ochenta) se basaba en que la heterogeneidad existente entre diversas sesiones o incluso en el transcurso de una de ellas impedían cualquier posible análisis del proceso sometido a estudio. Asimismo, se planteará la evitación de sesgos, especialmente los de reactividad y expectancia.

b. Recogida y optimización de datos. El flujo de conducta en cualquier situación de observación es mucho más rico de lo que parece inicialmente, por lo que, una vez delimitado el objetivo según el apartado anterior, será preciso proceder a la codificación de las conductas que interesan, habiendo fijado cuáles son las unidades de conducta, y habiendo construido un instrumento ad hoc. No obstante, el registro que así se obtendría podría ser muy tosco y de baja calidad según cuestiones tan diversas como el criterio de inicio de las sesiones de observación, el que se eligiera discrecionalmente un día u otro, la existencia de períodos intrasesionales de inobservabilidad, el que durante la sesión se registrase de forma continua o por intervalos, la posible desincronización de los observadores en caso de haber varios o habiéndose grabado la sesión, la falta de consistencia de un observador con otro darían como resultado una falta de fiabilidad del registro realizado. En metodología observacional el registro de conducta es una forma de recogida de datos que en observación directa es, por naturaleza, cualitativo. Fuera del marco de la metodología cualitativa queda desnaturalizado el concepto de la metodología observacional, ya que no serían posibles las operaciones que la sustentan, del mismo modo que es de justicia constatar claramente que el control de la calidad del dato y el análisis posterior de dicho dato requerirá de la contribución de “lo” cuantitativo.

c. Análisis de datos. No tendría ningún sentido realizar un análisis de datos sin hallarse vertebrado en un diseño determinado elaborado en función del estudio que interesa. Y decimos elaborado porque existen diseños estándar o no estándar, según, respectivamente, que se adapte o no el plan de investigación a algunos de los diseños que existen preestablecidos como tales. Es en metodología experimental en donde existe un amplio elenco de diseños estándar (factoriales, intrasujeto, jerárquicos, etc.), mientras que la flexibilidad propia de la metodología observacional y su especificidad impiden el uso de diseños prototipo, por lo que, si bien marcaremos unas pautas básicas de diseño (diseños diacrónicos, sincrónicos, y diacrónico/sincrónicos), éstos no son reactivos para la programación e investigación en el aula con adolescentes con finalidad preventiva, y, en cambio, sí sugieren unos determinados análisis de datos que resultan especialmente adecuados por sus características.

d. Interpretación de resultados. El análisis de datos aboca directamente a la obtención de resultados, que constituyen la respuesta al objeto de estudio, y, en consecuencia, deben ponerse en relación con el planteamiento del problema que hizo en su día el profesional encargado de su estudio. Lo que ahora se obtiene es el resultado del proceso, que, en muchas ocasiones, será el punto de partida o base para iniciar una intervención, o adoptar una serie de decisiones.

Preparación de la observación: Observación exploratoria, requisitos idóneos, y reducción del sesgo

Página 4 de 5Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs1.htm

Como en cualquier estudio, es imprescindible desarrollar una planificación adecuada a partir de la concreción del problema o delimitación de objetivos, que, por supuesto, es previa al inicio de la recogida de datos.

Para reducir en gran medida los riesgos de error posterior conviene atender preferentemente a tres cuestiones que sostienen la consistencia del curso posterior del proceso:

4.1. Observación exploratoria, que es de carácter asistemático o casual, pero que tiene una gran importancia y debe prolongarse suficientemente. Son considerables las ventajas que se obtienen de llevar a cabo esta observación pasiva:

a. el problema se acota adecuadamente,

b. disminuye o se anula el sesgo de reactividad de los sujetos observados.

c. mejora el nivel de entrenamiento del observador.

d. el bagaje de informaciones anecdóticas recogidas será muy útil para la toma de decisiones diversas (criterios de constancia intersesional, técnica de muestreo intrasesional, establecimiento o no de intervalos, número mínimo de sesiones, etc.) durante la observación activa.

Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 5 · Nº 24 sigue

Página 5 de 5Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs1.htm

3 / 7

4.2. Requisitos idóneos encaminados a facilitar la buena marcha del procedimiento, y que actúan como importante garantía para no incurrir en carencias o errores metodológicos que darían lugar indefectiblemente a registros falseados. Esencialmente son los siguientes:

a. Mantenimiento de la constancia intersesional: Con el fin de garantizar el máximo de homogeneidad entre las diferentes sesiones de observación es imprescindible que se haya elaborado una relación de los requisitos mínimos que permiten caracterizar el perfil de las sesiones de observación que se ajustan al objetivo propuesto. Los criterios pueden ser variados, siempre que resulten adecuados (días, lugar, hora, sujetos presentes, tiempo de actividad desempeñada, ausencia de interrupciones externas, etc.).

b. Mantenimiento de la constancia intrasesional: Evento inesperado o circunstancia sobrevenida en el transcurso de una sesión de observación, que ocasiona a su vez una ruptura del curso de la acción (actividad o línea argumental de la sesión). Se plantea en este caso si se puede aprovechar, contando con el principio de economía de esfuerzo, el registro correspondiente a la parte de la sesión previa, adoptándose como criterio convencional positivo el hecho de que en ella se cumpla la totalidad de las condiciones de constancia intersesional.

c. Tratamiento de las disrupciones temporales: Evento inesperado o circunstancia sobrevenida en el transcurso de una sesión de observación que ocasiona una interrupción de la sesión de observación, sin que se rompa el curso de la acción. Desde la época clásica de la metodología observacional se ha ido reduciendo convencionalmente el período de interrupción máximo permitido para poder proceder a una estimación de parámetros correspondiente a este período de inobservabilidad. Conviene aclarar que la inobservabilidad puede producirse esencialmente por dos motivos: por hallarse momentáneamente el sujeto observado fuera del campo de observación, y por causas técnicas (palabras imperceptibles, mala orientación de una cámara, etc.).

d. Especificación de las unidades de conducta: Unidad de conducta es la mínima información capaz de ser identificada, denominada, y que posee significado propio. Es en muchas ocasiones complejo delimitar el tamaño de las unidades; para abordarlo partimos de un continuum o dimensión molar-molecular que juega un papel de suma importancia, y que intersecciona con otras polaridades, como la de émico (categorías significantes y funcionales) - ético (registro y codificación de los datos) y hasta con la de cualitativo-cuantitativo. Aquí se plantea el problema clave de la transducción y/o plasmación de la corriente del comportamiento al registro (Condon & Ogston, 1967). En efecto, ¿podríamos siempre garantizar que si efectuáramos una descripción de una ocurrencia de conducta, o episodio, o escena, y la sistematizamos y codificamos convenientemente (Izquierdo, 1986) para guardarla y almacenarla como una de las muchas sesiones que implique su seguimiento, podría ser decodificada y de nuevo “pasada a la acción” sin pérdida relevante de información, o, lo que es aún más importante, sin distorsión? Es decir, ¿existiría biunivocidad entre el proceso estudiado, con su secuencia de episodios y hechos, y el correspondiente registro? ¿Ofrecería más garantías un registro especialmente molar, o uno especialmente molecular?

e. Temporalización: Elaboración de un plan o agenda relativo a la sucesión de actividades a desarrollar a lo largo del proceso: Fase exploratoria, planteamiento del diseño del estudio

La metodología observacional en el deporte: conceptos básicos

María Teresa Anguera Argilaga, Ángel Blanco Villaseñor, JoséLuis Losada López y Antonio Hernández Mendo http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 24 - Agosto de 2000

Página 1 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs2.htm

y plan de muestreo observacional, elaboración del instrumento de observación, registro y simultánea comprobación del control de calidad del dato, desarrollo analítico del diseño, interpretación de resultados y elaboración del informe.

f. Identificación de la sesión de observación: Aparte de datos identificativos de fecha y hora, se incluirá información relativa a los cuatro niveles del contexto:

a. Entorno físico (superficie, iluminación, mobiliario, etc.).

b. Actividad realizada o conductas que se ejecutan.

c. Nivel social relativo al/a los sujeto/s observado/s (con indicación de sujetos presentes no observados, y de su constancia o variabilidad en las distintas sesiones).

d. Información de carácter institucional u organizativo.

4.3. Reducción del sesgo. Son muy diversos los sesgos y dificultades que acechan al observador, pudiéndose solventar en su práctica totalidad con una planificación adecuada y un correcto adiestramiento de los observadores. Con el fin de sistematizarlos (Anguera, 1988a, 1990) se presentan en diversos apartados:

a. Desequilibrio entre los elementos aditivos de la relación funcional. Si en el proceso observacional sólo actuara la percepción (visual, auditiva, u otras) se correría el riesgo de pretender que un medio técnico de registro pudiera sustituir al observador humano, con lo cual el registro estaría compuesto de señales vacías de contenido. Es preciso que los datos resultantes del mecanismo representacional (informaciones percibidas) sean interpretados adecuadamente, de forma que se confiera un determinado sentido a lo percibido.

La ecuación funcional de la observación es O=P+I+Cp-S, siendo O: observación, P: percepción, I: interpretación, Cp: conocimiento previo, y S: sesgos. Comentamos brevemente cada uno de los elementos:

a.1. La percepción, que constituye el elemento básico de la observación, obliga a prever una serie de sesgos de considerable frecuencia, por lo que se hace preciso fijar las coordenadas espacio-temporales que faciliten la focalización del sujeto observado, utilizar medios técnicos que contribuyan a una mayor fineza en el uso de nuestros medios sensoriales, favorecer una adecuada selectividad de la atención del observador mediante una precisa delimitación del objetivo, tratar de evitar la distorsión producida por la selectividad de la memoria cuando medie un cierto lapso de tiempo entre una ocurrencia de conducta y su correspondiente registro, y suprimir efectos de centración, asimilación, contraste, halo y anclaje.

a.2. La interpretación puede inducir a riesgos de falta de contextualización al asignar el significado a lo percibido, así como de proyección de la personalidad del observador respecto a lo observado. Cualquier radicalismo en la fragmentación del flujo de conducta en unidades moleculares o molares extremas también daría lugar a problemas de interpretación, así como una persistente tendencia nivelante o agudizante ante una gradación de categorías ordenadas.

a.3. El conocimiento previo ocasiona problemas por defecto y por exceso. Por defecto, cuando la falta de una necesaria información que ilustre sobre las características de la(s) conducta(s) o situación dificulta su correcto registro o su categorización. Y por exceso, cuando nos basamos en una corriente científica a la que nos adscribimos ciegamente, lo que conlleva una falta de espíritu crítico que distorsiona el registro.

b. Sesgos que amenazan sistemáticamente la observación, y que figuran en su ecuación

Página 2 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs2.htm

funcional con signo negativo:

b.1. La reactividad consiste en la alteración de la naturaleza espontánea de las conductas de los sujetos observados que se ocasiona precisamente cuando se aperciben de que están siendo observados. Son muchos los intentos llevados a cabo para evaluar la magnitud del problema, y son muchos los factores que influyen: Grado de participación del observador, características de los sujetos observados, naturaleza de la respuesta observada, longitud de la sesión, sistema de registro, etc.

b.2. La reactividad recíproca tiene lugar cuando el sesgo de reactividad afecta también al observador, que se ve influenciado al saber que el sujeto observado no actúa espontáneamente por sentirse protagonista de la situación de observación. Implica, por supuesto, la no utilización del registro.

b.3. La autorreactividad es la influencia que ejerce el autorregistro sobre la ocurrencia de conducta, y es el único caso en que debe valorarse la reactividad como efecto positivo.

b.4. La expectancia surge en el observador en forma de previsiones y/o anticipaciones de conductas aún no observadas, tanto en base a un “conocimiento previo excesivo”, como por el deseo de obtención de determinados resultados, y en lo cual influyen las características personales del observador, motivación, impresiones subjetivas, conocimiento de los efectos de una modalidad de intervención, aparición de los primeros resultados, etc.

c. Vulneración de la no interferencia del observador, que es la principal característica definitoria de la metodología observacional. Puede manifestarse incluso en una “preparación de la situación”, en la denominada observación de contextos semi-naturales, o incluso artificiales, que se halla en el límite entre la observación como método científico, o como mera técnica de recogida de información al servicio de otra metodología (selectiva o experimental), y en donde el elemento determinante es la existencia de espontaneidad y naturalidad -que varía a lo largo de un continuum- en la conducta del sujeto observado.

d. Fallos de procedimiento, que pueden ser de carácter diverso, y que se refieren a distintas fases del proceso de observación: Ángulo de mira incorrecto, fallos de omisión y de comisión, planificación incorrecta del muestreo observacional, fallos de funcionamiento de medios técnicos, mala definición de las categorías, falta de sincronización entre los observadores de un equipo, etc.

Elaboración de instrumentos de observación: los sistemas de categorías y los formatos de campo

La extraordinaria diversidad de situaciones susceptibles de ser sistemáticamente observadas en el ámbito de programación e investigación en el deporte y la actividad física obliga a prescindir de instrumentos estándar y, por el contrario, dedicar el tiempo necesario a prepararlo “ad hoc” en cada una de las actuaciones profesionales. Existe, como instrumento básico de la metodología observacional, el sistema de categorías, al que se ha incorporado posteriormente el formato de campo. El sistema de categorías es de mayor rango por su imprescindible soporte teórico, y se caracteriza esencialmente por ser un sistema cerrado, de codificación única, y no autorregulable, mientras que los formatos de campo constituyen un instrumento especialmente adecuado en situaciones de elevada complejidad y de falta de consistencia teórica, y sus rasgos básicos son los de sistema abierto, apto para codificaciones múltiples y altamente autorregulable.

5.1. Sistema de categorías. Se trata de una construcción del observador encaminada a disponer de una especie de receptáculos o moldes elaborados a partir de un componente

Página 3 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs2.htm

empírico (realidad) y de un marco teórico, y a los que se asignarán las conductas registradas. No sólo debe estudiarse la individualidad de cada una de las categorías, sino que es fundamental además la estructura de conjunto que forma el sistema.

El proceso es recurrente entre la realidad y el marco teórico. El punto de partida más recomendable es la elaboración del repertorio o lista de rasgos de conducta (realidad) de forma que cuente con presunción de exhaustividad, para lo cual se requerirán un buen número de sesiones de observación, y se fija alguna medida convencional consistente en el establecimiento de un número mínimo de sesiones (tres, cuatro, cinco, ...) sucesivas en las cuales no ocurra alguna nueva conducta distinta de las ya listadas. El paso siguiente consiste en proponer, a partir del marco conceptual, unos criterios que permitan realizar agrupaciones por afinidad entre los rasgos de conducta, y a las que se da una denominación provisional. A continuación, volviendo a la realidad, se efectúa el visionado de nuevas sesiones, a la vez que se trata de asignar las conductas que nos interesan de acuerdo con el objetivo a las agrupaciones provisionales realizadas. Éste es el momento en que, a la luz del marco teórico, se analiza y revisa si existe un adecuado grado de homogeneidad entre las conductas, procediéndose, según sea el caso, a desglosar alguna de las agrupaciones, o a modificar otras, etc., de forma que se preserve una diferenciación conceptual entre las categorías provisionales que se van fraguando, una posibilidad de asignación de todas las conductas de interés a alguna de tales categorías, y, además, que exista homogeneidad entre las conductas asignadas a estas categorías provisionales. Una vez realizadas estas modificaciones, de nuevo se procede a visionar nuevas sesiones, asignando las conductas a la nueva propuesta de categorías, y así se va repitiendo el proceso de forma iterativa hasta que el conjunto de las categorías configura un sistema exhaustivo dentro del área o situación observada y mutuamente excluyente en cada una de las dimensiones o niveles implicados.

La exhaustividad se refiere a que cualquier comportamiento del ámbito considerado como objeto de estudio (que habrá sido seleccionado y muestreado del repertorio conductual del sujeto) puede asignarse a una de las categorías. Y la mutua exclusividad significa el no solapamiento de las categorías que componen un sistema, por lo que a cada comportamiento se le asignaría una y sólo una categoría. Sin embargo, y desde el punto de vista de los niveles que interesen, puede no ser posible -ni incluso conveniente en ocasiones-, ya que en muchas ocasiones interesa contemplar varios niveles de respuesta co-ocurrentes, por lo que se crearían categorías múltiples que abarquen todas las posibles combinaciones entre las iniciales.

Las categorías tienen que definirse de forma que se contemplen todos sus matices, así como acompañarse de ejemplos y contraejemplos para que su especificación sea mayor.

Dado que la elección de unas categorías u otras no es única en absoluto, sino que depende de quién las elabore, los sistemas de categorías relativos a una determinada situación o comportamientos serán equivalentes si durante el proceso de categorización se adoptan los mismos criterios, pero se trata de una equivalencia en su conjunto, no categoría por categoría, sino el conjunto formado por todos los núcleos categoriales.

En consecuencia, tiene sentido la comparabilidad de dos o más sistemas de categorías, lo cual puede dar lugar a cuestiones interesantes (Anguera, 1996): Si el criterio taxonómico es el mismo, se podrían estudiar diferencias en la tipología de observadores independientes a los que simplemente se les hubiera pedido que elaboraran un sistema de categorías con determinado criterio. Pero si no existe criterio previamente fijado, y se categoriza una situación o conducta problema a partir de diversos criterios, registrándose simultáneamente con los respectivos sistemas de categorías, estamos planteando un diseño sincrónico, que tendrá un adecuado tratamiento a nivel de análisis de datos.

El lento proceso de construcción de un sistema de categorías, que se va optimizando hasta que se adapta adecuadamente a la situación para la cual fue elaborado, puede dar lugar frecuentemente a la consideración de una falsa estabilidad, dado que su carácter de “instrumento acabado” es sólo relativo, puesto que, especialmente en estudios que se prolongan considerablemente a lo largo del tiempo, la propia evolución de las categorías estudiadas puede obligar a modificar el sistema, tanto si deben introducirse nuevas categorías,

Página 4 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs2.htm

como si se trata de adecuar su definición.

Consideremos un ejemplo de un sistema de categorías para el estudio de la acción motriz en el fútbol es el propuesto por Hernández Mendo, 1996.

PDPR: Posicionamiento Defensivo Organizado de Presión. El Posicionamiento Organizado de Presión es un asentamiento defensivo en el que al menos 4 jugadores ocupan las zonas ofensivas y ultraofensivas del espacio de juego que son las dos zonas más cercanas a la portería contraria.

PDIN: Posicionamiento Defensivo Organizado Intermedio. Este tipo de posicionamiento es un asentamiento defensivo en el que al menos ocho jugadores ocupan las dos zonas más próximas a su portería con un mínimo de dos jugadores en cada una de ellas.

PDCO: Posicionamiento Defensivo Organizado de Contención. Este tipo de posicionamiento es un asentamiento defensivo en el que al menos ocho jugadores del equipo sin posesión del balón se encuentran ocupando la zona.

DECI: Defensa Circunstancial. Este tipo de posicionamiento defensivo se produce cuando el equipo no poseedor del balón (defensor), dispone de menos de 8 jugadores situados entre éste y la portería, en el momento en que el equipo rival manifiesta una posesión del balón.

RDZU: Recuperación directa en zona ultraofensiva. El adueñarse de la posesión del balón se produce de forma directa (por anticipación por corte o carga o bien por un error del equipo contrario) en la zona ultraofensiva (o zona de finalización ofensiva) que es la más cercana a la portería contraria.

RDZO: Recuperación directa en zona ofensiva. El adueñarse de la posesión del balón se produce de forma directa (por anticipación por corte o carga o bien por un error del equipo contrario) en la zona ofensiva (o zona de canalización ofensiva) que es la zona del centro del campo.

RDZD: Recuperación directa en zona defensiva. El adueñarse de la posesión del balón se produce de forma directa (por anticipación por corte o carga o bien por un error del equipo contrario) en la zona defensiva (o zona de iniciación ofensiva) que es la zona más próxima a la portería propia del equipo observado.

RIZU: Recuperación indirecta en zona ultraofensiva. El adueñarse de la posesión del balón se produce de forma indirecta (como consecuencia de una incidencia reglamentaria) en la zona ultraofensiva (o zona de finalización ofensiva) que es la más cercana a la portería contraria.

RIZO: Recuperación indirecta en zona ofensiva. El adueñarse de la posesión del balón se produce de forma indirecta (como consecuencia de una decisión arbitral) en la zona ofensiva (o zona de canalización ofensiva) que es la zona del centro del campo.

RIZD: Recuperación indirecta en zona defensiva. El adueñarse de la posesión del balón se produce de forma indirecta (como consecuencia de una decisión arbitral) en la zona defensiva (o zona de iniciación ofensiva) que es la zona más próxima a la portería propia del equipo observado.

PDZU: Pérdida directa en zona ultraofensiva. La pérdida de la posesión del balón se produce de forma directa (por anticipación por corte o carga del equipo contrario o bien por un error del equipo observado) en la zona ultraofensiva (o zona de finalización ofensiva) que es la más cercana a la portería contraria.

PDZO: Pérdida directa en zona ofensiva. La pérdida de la posesión del balón se produce de forma directa (por anticipación por corte o carga del equipo adversario o bien por un error del equipo observado) en la zona ofensiva (o zona de canalización ofensiva) que es la zona del

Página 5 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs2.htm

centro del campo.

PDZD: Pérdida directa en zona defensiva. La pérdida de la posesión del balón se produce de forma directa (por anticipación por corte o carga del equipo contrario o bien por un error del equipo observado) en la zona defensiva (o zona de iniciación ofensiva) que es la zona más próxima a la portería propia del equipo observado.

PIZU: Pérdida indirecta en zona ultraofensiva. La pérdida del dominio del balón se produce de forma indirecta (como consecuencia de una incidencia reglamentaria) en la zona ultraofensiva (o zona de finalización ofensiva) que es la más cercana a la portería contraria.

PIZO: Pérdida indirecta en zona ofensiva. La pérdida de la posesión del balón se produce de forma indirecta (como consecuencia de una decisión arbitral) en la zona ofensiva (o zona de canalización ofensiva) que es la zona del centro del campo.

PIZD: Pérdida indirecta en zona defensiva. La pérdida del dominio del balón se produce de forma indirecta (como consecuencia de una decisión arbitral) en la zona defensiva (o zona de iniciación ofensiva) que es la zona más próxima a la portería propia del equipo observado.

Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 5 · Nº 24 sigue

Página 6 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs2.htm

4 / 7

GOLF: Goles a Favor. Se gana un tanto cuando el balón haya traspasado totalmente la línea de meta entre los postes y por debajo del larguero del marco del equipo adversario.

GOLE: Goles Encajados. Se encaja un tanto cuando el balón haya traspasado totalmente la línea de meta entre los postes y por debajo del larguero del marco del equipo observado.

TIAP: Tiro a Portería. Es la acción técnica mediante la cual, con un golpeo, se envía el balón sobre la portería adversaria intentando marcar un gol.

RECH: Rechace en Área Contraria. Se produce un rechace en el área contraria cuando un jugador del equipo observado realiza un tiro sobre la portería del equipo rival y un jugador de este equipo se interpone entre el balón y la portería, como consecuencia el balón se aleja con o sin control de las inmediaciones del área contraria.

SEAF: Saques de Esquina a Favor. Para realizar un saque de esquina3 el balón está colocado en el interior del cuarto de circulo correspondiente a la banderola de esquina, que no podrá ser trasladada, y desde este lugar se lanza el balón con el pie.

SBCC: Saques de Banda en Campo Contrario4 . El balón lo pone en juego un jugador del bando atacante (equipo observado), lanzándolo, con ambas manos desde atrás y por encima de la cabeza, al interior del campo en cualquier dirección desde el punto por el que franqueó el balón la línea de banda.

FRCC: Faltas Recibidas en Campo Contrario. El árbitro señala falta cuando un jugador del equipo contrario comete intencionadamente una agresión sobre un jugador del equipo observado.

5.2. Formatos de campo. Su origen se remonta al de una vieja técnica de registro que ha ido ganando consistencia y adquiriendo los atributos necesarios para que en la actualidad se la pueda considerar con el rango de instrumento de observación. Su elaboración implica los siguientes pasos:

Establecimiento de criterios o ejes del instrumento, fijados en función de los objetivos del estudio.

1. Listado de conductas (lista no cerrada) correspondientes a cada uno de los criterios, anotadas a partir de la información que proporcionó la fase exploratoria.

2. Asignación de códigos a cada una de las conductas anotadas que deriven de cada uno de los criterios, y que permite desplegar cualquiera de ellos en un sistema jerárquico de orden inferior. En función de la complejidad del caso, se puede tratar de sistemas de doble, triple, etc. código.

3. Elaboración de la lista de configuraciones. La configuración es la unidad básica en el registro de formatos de campo, y consiste en el encadenado de códigos correspondientes a conductas simultáneas o concurrentes, el cual permitirá un desarrollo registral

La metodología observacional en el deporte: conceptos básicos

María Teresa Anguera Argilaga, Ángel Blanco Villaseñor, JoséLuis Losada López y Antonio Hernández Mendo http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 24 - Agosto de 2000

Página 1 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs3.htm

exhaustivo del flujo de conducta, y una enorme facilitación para posteriores análisis de datos.

Las configuraciones se rigen por los criterios sincrónico y diacrónico: Sincrónico, porque todos los códigos de cada configuración corresponden a conductas -una de cada criterio- simultáneas, de forma que, al modificarse uno o más códigos de una configuración, ello da lugar a la siguiente. El criterio diacrónico se apoya, precisamente, en esta sucesión de configuraciones.

Ejemplos de sistemas de formatos de campo serian los siguientes:

a. el sistema de notación para codificar el tiro en el hockey sobre patines Hernández Mendo, Areces, González Fernández y Garea, 1994)

Tiros en Hockey sobre patines, criterios:

1. Situación

2. Orientación

b. el relativo a las recuperaciones de la posesión en el fútbol (Hernández Mendo, Areces, Vales, González Fernández, 1995)

Recuperaciones de la posesión en fútbol, criterios:

1. Tipo

2. Situación

c. el utilizado para codificar los aspectos relevantes de la dinámica sociomotriz en el tenis de individuales (Gorospe, 1999).

Si cotejamos los dos tipos de instrumentos -sistema de categorías (SC) y formatos de campo (FC)-, las principales diferencias entre ellos son:

Pasillos Laterales PL 1 Pasillo Central PC 2 Area A 3

Mal Orientado MB 1 Bien Orientado BO 2 Gol G 3

Directa D 1 Indirecta I 2

Zona Defensiva ZD 1 Zona Ofensiva ZO 2 Zona Ultraofensival ZU 3

Criterios

Distancia de interacción Dinámica del adversario Dinámica del jugador

Larga (A-E) Medio-proximal (B-Q)

Medio-distal (C-G) Corta (D-Z)

En servicio (S-P) En resto (R-T)

Mantener (M) Colocar paralelo (K) Colocar diagonal (P)

Aproximar (U) Atrasar (T)

No respuesta (O)

Recoloc. estable (1) Recoloc. en cruce (2)

Recoloc. en avance (3) Recoloc. Inespecífica (N)

Página 2 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs3.htm

a. El SC es de difícil utilización en situaciones complejas, en las cuales no ofrece problema el FC.

b. El FC se puede elaborar en ausencia de marco teórico, y por tanto en situaciones empíricas, mientras que el SC requiere marco conceptual y datos de la realidad.

c. El FC es un sistema abierto (se pueden añadir códigos una vez se ha iniciado su utilización), lo que contrasta con la rigidez del SC.

d. El SC es unidimensional, mientras que el FC es multidimensional.

e. El SC es un sistema de código único, mientras que el FC es de código múltiple.

f. El SC, una vez elaborado, es rígido, mientras que el FC tiene una elevada capacidad de autorregulación.

6. Registro

La fase empírica de la observación se inicia desde el momento en que el observador empieza a acumular y clasificar información sobre eventos o conductas, con lo que adquiere unos datos provenientes de una traducción de la realidad, y que deberá sistematizar progresivamente, pudiéndolo hacer a lo largo de una gradación con muchísimos eslabones intermedios, los cuales suelen sucederse entre sí, al menos parcialmente, a medida que avanza el conocimiento del observador acerca de las conductas estudiadas y se acrecienta su rodaje específico.

Si se trabaja con notas de campo, transcripciones provenientes de episodios determinados, o, en general, a partir de registros descriptivos, una tarea determinante es la preparación cuidadosa de la codificación mediante la imposición de alguna estructura en la mayor parte de la información. Mediante la codificación se llega a construir y utilizar un sistema de símbolos -que pueden ser de muy diversos órdenes- que permita la obtención de las medidas requeridas en cada caso (la propia elaboración del sistema de categorías, al que nos hemos referido en el apartado anterior, es precisamente una modalidad de codificación encaminada, en dicho caso, a disponer de un instrumento elaborado “a medida”).

Son prácticamente incontables las modalidades de registro existentes o que se pueden crear, y en su elección será relevante la consideración de los objetivos y de los contextos en que se ubique el estudio (así, registro continuo vs. intermitente, registro de conductas más o menos molarizadas, etc.).

La finalidad del tratamiento de datos, sin importar el tipo de datos que se tenga, es imponer algún orden en un gran volumen de información, así como proceder a una reducción de datos, de manera que sea posible obtener unos resultados y unas conclusiones, y que se puedan comunicar mediante el informe de investigación.

Se detecta una cierta contradicción -al menos aparente- entre el hecho de que con mucha frecuencia el investigador que utiliza la metodología observacional prefiere que la teoría emerja de los propios datos, averiguando qué esquemas de explicación son empleados por las materias sometidas a estudio para proporcionar un sentido a la realidad con las que se encuentran, y, por otra parte, que para analizar la información se empleen procedimientos estadísticos de diversa complejidad (Ruiz-Maya, Martín-Pliego, López, Montero y Uriz, 1990).

Esta tarea es un reto especialmente en metodología observacional, y ello por tres principales razones:

a. No existen reglas sistemáticas para el análisis y presentación de datos en muchos tipos de registro, lo cual se debe en parte al carácter "blando" que se les atribuye. La ausencia de procedimientos analíticos y sistemáticos hace difícil la tarea en una investigación en la

Página 3 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs3.htm

cual la primera parte del proceso es de naturaleza cualitativa, y en donde, además, no tiene sentido la replicación.

b. Requiere un gran volumen de trabajo. El investigador o profesional que utiliza la metodología observacional debe analizar y darle sentido a páginas y páginas de material que primero fue narrativo y después descriptivo. Por ejemplo, un estudio que se realice durante un Campeonato del Mundo de fútbol en donde se llevan a cabo treinta transcripciones; las transcripciones varían entre 3000 a 5000 registros por partido, lo cual da como resultado gran cantidad de material que hay que leer, organizar y sintetizar. Ello implica una dedicación considerable de tiempo, lo cual, combinado con el hecho de que las muestras son pequeñas, aumenta la dificultad, además de que es costoso, y su generalización es limitada.

c. Es precisa una reducción de datos para la elaboración del informe. Con frecuencia, los principales resultados de una investigación se pueden esquematizar en algunos cuadros; no obstante, si se sintetizan demasiado, se pierde la integridad del material narrativo de los datos originales. Como consecuencia, es difícil presentar resultados de investigaciones que requieren un seguimiento pormenorizado de conductas en un formato que sea compatible con las limitaciones de espacio de las publicaciones científicas profesionales.

Si se dispone de una flexibilidad en los niveles descriptivos más adecuados, de forma que exista una gradación continuada que incluya una gama de niveles descriptivos intermedios no situados en los extremos de posiciones bipolares, será mayor el ajuste y la articulación entre percepción e interpretación, con lo cual resulta beneficiada la calidad del registro observacional. Podría argüirse en contra que aumentaría la complejidad en la codificación y posterior análisis, pero ello puede solventarse adecuadamente si se hace uso adecuado de los parámetros observacionales establecidos y se lleva a cabo un tipo de análisis que se adecue a los datos recogidos.

En buena parte de los casos, la inclusión en un mismo registro de varios niveles descriptivos daría lugar a la superposición de diversas unidades y de cubrir el "continuum" de conducta, lo cual permitirá establecer una convergencia entre diferentes tipos de análisis (Blanco, 1983).

6.1. De la descripción al registro

La descripción es la expresión verbal del contenido de la observación y la primera tarea que debe llevar a cabo una ciencia. Pero es cierto que actuamos desde niveles de descripción diferentes cuando anotamos rigurosamente cada uno de los movimientos y sonidos emitidos por un recién nacido que cuando describimos globalmente lo ocurrido en una discusión profesional.

Por otra parte, el registro es una "transcripción de la representación de la realidad por parte del observador mediante la utilización de códigos determinados, y que se materializa en un soporte físico que garantiza su prevalencia" (Anguera, Behar, Blanco, Carreras, Losada, Quera y Riba, 1993), aunque resulta evidente que dicha transcripción no es automática, y habrá que tomar diversas decisiones en su materialización.

Uno de los elementos determinantes en estas decisiones y, en consecuencia, en la forma cómo se lleva a cabo la captación del significado es la adopción de un criterio-base (o varios) sobre la segmentación de la conducta y la demarcación de sus unidades, la cual depende a su vez de la naturaleza de los parámetros del comportamiento que se poseen y de los fines específicos de la investigación, con lo que se establecerá el carácter predominantemente molar, molecular o mixto del sistema taxonómico, que está en estrecha relación con un nivel elevado o prácticamente inexistente de abstracción, el interés por una taxonomía predominantemente natural, estructural, o funcional y, de forma relativamente más distante, con la superposición de niveles en la estructura de la conducta al puntualizar su disposición jerárquica.

El tipo o modalidad de descripción repercute de forma determinante. No existe criterio

Página 4 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs3.htm

unánime en la literatura especializada, y se ha ido imponiendo el criterio de profesionales de diversos ámbitos (sociólogos, etólogos, etc.). Desde una consideración cercana al grado de implicación del observador, se distingue entre descripción ética, que tiene un indudable carácter externo, objetivo y exhaustivo, haciendo referencia a categorías previamente explicitadas en donde no actúa una selección de lo relevante y todos los detalles tienen igual importancia, y una descripción émica, que se sitúa en un nivel de identificación y precisión de las categorías significantes para el sujeto, y que se lograría intentando componer y relacionar las informaciones éticas extraídas por el observador.

Si se dispone de una flexibilidad en los niveles descriptivos más adecuados, de forma que exista una gradación continuada que incluya una gama de niveles descriptivos intermedios no situados en los extremos de posiciones bipolares, será mayor el ajuste y la articulación entre percepción e interpretación, con lo cual resulta beneficiada la calidad del registro observacional. Podría argüirse en contra que aumentaría la complejidad en la codificación y posterior análisis, pero ello puede solventarse adecuadamente si se hace uso adecuado de los parámetros observacionales establecidos y se lleva a cabo un tipo de análisis que se adecue a los datos recogidos.

6.2. Modalidades de registro

El nivel de sistematización (o grado de control externo) de un registro constituye el criterio más relevante para diferenciar diversas modalidades de registro, teniendo en cuenta que matizaremos las diferencias entre los principales tipos, a sabiendas de que son inmensas las diversas posibilidades de registro.

Las modalidades de registro más ampliamente difundidas son: Registros narrativos, registros descriptivos (ambos son no sistematizados), registros semi-sistematizados y registros sistematizados.

A. Registros narrativos.

Es el propio de la fase pasiva de la investigación, dado el escaso conocimiento que se tiene habitualmente de la situación, sujeto observado y conductas que se ejecutan. Se trata de una “descripción de bajo nivel, realizada mediante lenguaje oral o escrito, que es propia de fases iniciales de la observación, y que se caracteriza por su falta de estructura” (Anguera, Behar, Blanco, Carreras, Losada, Quera y Riba, 1993).

Corresponde al registro narrativo un texto en que se pormenoriza lo ocurrido, de forma parecida a como un reportero da cuenta de un acontecimiento social, pudiendo existir lagunas o fallas en la ordenación de los hechos. Corresponde generalmente al período de observación exploratoria, y de ahí su gran importancia, ya que suministra una información básica.

En el plano formal, se caracteriza por su estilo textual, y en cuanto al plano del contenido, queda definido por: a) Uso de un léxico no especializado; b) selección intencional de la información; y c) registro no secuencial.

A su vez, el registro narrativo puede presentarse bajo diversas modalidades (Fassnacht, 1982; Evertson & Green, 1978):

a. Diarios (no nos referimos únicamente al típico de la auto-observación, sino especialmente al resultante de la heteroobservación), con problemas generalizados de predominio de la interpretación sobre la percepción. Actualmente es poco utilizado, y su punto álgido se alcanzó en la primera mitad de siglo, en que era habitual registrar la actividad diaria del niño en las épocas tempranas de su vida para estudiar su evolución.

b. Registros anecdóticos, que consisten en breves descripciones de un evento que ha ocurrido de forma inesperada, no interesando tanto la ocurrencia en un determinado

Página 5 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs3.htm

sujeto, sino la manifestación de tales tipos de respuestas en general, lo cual constituye el criterio base para su agregación continuada.

c. Registros continuos, que tratan de captar los elementos más importantes de una serie de conductas o sucesos, constituyendo el esqueleto de muchos archivos de estudio de casos.

d. Registros de muestras, referidos únicamente a escenas concretas que deben transcribirse, y en las que se pueden precisar el encadenado y/o anidamiento de objetivos.

B. Registros descriptivos.

El registro descriptivo muestra una evolución y avance respecto al registro narrativo, ya que existe una cierta estructuración y es frecuente la utilización de medios automáticos de grabación.

En el plano formal, se caracteriza, igual que el registro narrativo, por su estilo textual (y esta circunstancia es la que hace que ambos se traten de registros no sistematizados); sin embargo, en cuanto al plano del contenido, queda definido por:

a. Uso de un léxico especializado.

b. Selección cuidadosa de la información a partir de criterios preestablecidos.

c. Registro secuencial.

Ejemplo: El jugador A recoge el balón del portero y avanza por el centro de la zona defensiva realizando una conducción del balón con toques suaves y precisos con la parte externa e interna del pie alternativamente. Cuando entra en la zona media del campo (zona de canalización del juego o zona ofensiva) y se enfrenta al primer delantero, golpea el balón fuertemente con la parte interior del pie, con un tiro hacia el lateral de la zona ofensiva donde está el jugador B que está libre de marcaje y con posibilidades de avanzar hacia la zona ultraofensiva (...).

C. Registros semi-sistematizados.

Anteriormente ya hemos mencionado que el nivel de sistematización varía a lo largo de un continuum. En este grupo se incluyen los registros en los cuales está en marcha el proceso de consecución de mayor control externo, tratando de expresar de forma estructurada la información contenida en las conductas o eventos de forma que no se produzca pérdida de ella o de matiz expresivo.

Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 5 · Nº 24 sigue

Página 6 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs3.htm

5 / 7

El registro semi-sistematizado, como tal, se usa poco, pero destaca especialmente por su interés didáctico y con el fin de facilitar la formación de observadores, dado que es muy útil realizar la transformación de un registro no sistematizado a uno semi-sistematizado por progresiva inclusión de criterios que irán estructurando el registro, y del semi-sistematizado al sistematizado, procediendo luego por camino inverso -mediante la decodificación- para comprobar si se preserva sin distorsión la información relevante, es decir, si se mantiene la coincidencia entre el inicio y el final del proceso (Anguera, 1990).

Las listas de control constituyen un buen recurso siempre que ha de efectuarse un registro esquemático sobre la presencia o ausencia de conductas o eventos concretos. Se corresponden con las listas de acción (Anguera, 1985), y basta llevar a cabo una relación de las alternativas conductuales presentadas, a modo de inventario.

Existen tres posibilidades:

a. Los sistemas de signos, obtenidos al muestrear numerosas informaciones diversas de un evento natural sin que exista ninguna suposición previa acerca de su ponderación o importancia relativa.

b. Las listas de rasgos, que constituyen repertorios de las distintas conductas incluidas en los objetivos de un estudio, siendo el único criterio relevante que se incluyan todas las distintas conductas ocurridas (no que se contabilice su frecuencia), y que constituyen el punto de partida de la elaboración de instrumentos de observación (sistemas de categorías y formatos de campo). Ejemplo: "recuperar", "perder", "tirar", "defender", etc.

c. Las escalas de estimación, o de apreciación, o de evaluación, constituyen medidas destinadas a cuantificar las impresiones que se obtienen en el acto de observar mediante un sistema rápido que, sin embargo, presenta gran riesgo de subjetividad. Pueden ser de varios tipos, y el más conocido es la "rating scale", en la que una serie de estimaciones del observador se asignan a los correspondientes niveles que presenta. Es muy frecuente asignar los valores 0 a 10, y hay que tener presente que muchos evaluadores presentan una tendencia que sistemáticamente acerca las puntuaciones a valores centrales o extremos.

Ejemplo: En la evaluación de la conducta de posesión de la bola de un jugador de hockey sobre patines, una escala de estimación podría ser:

La metodología observacional en el deporte: conceptos básicos

María Teresa Anguera Argilaga, Ángel Blanco Villaseñor, JoséLuis Losada López y Antonio Hernández Mendo http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 24 - Agosto de 2000

Página 1 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs4.htm

D. Registros sistematizados.

Cualquiera de las modalidades de registro anteriormente mencionadas se irá transformando a registro sistematizado, logrando así que la información recogida pueda considerarse dato neto, siendo así capaz de dar lugar a resultados precisos.

6.3. Del registro a la codificación

La fase empírica de la observación participante se inicia desde el momento en que el observador empieza a acumular y clasificar información sobre eventos o conductas, con lo que posee unos datos provenientes de una traducción de la realidad, y que deberá sistematizar progresivamente, pudiéndolo hacer a lo largo de una gradación con muchísimos eslabones intermedios -desde la observación pasiva a la activa-, los cuales suelen sucederse entre sí, al menos parcialmente, a medida que avanza el conocimiento del observador acerca de las conductas estudiadas y se acrecienta su rodaje específico.

Si se trabaja con notas de campo, transcripciones provenientes de entrevistas no estructuradas, documentos históricos o algún otro material cualitativo, una tarea determinante es la preparación cuidadosa de la codificación (Strauss & Corbin, 1990) mediante la imposición de alguna estructura en la mayor parte de la información.

En primer lugar, al igual que en los estudios cuantitativos, es importante revisar que los datos estén completos, que tengan buena calidad y que estén en un formato que facilite su organización. Se debe confirmar que las transcripciones textuales en realidad lo sean, y que se hallen completas.

La principal tarea en la organización de los datos cualitativos procedentes de una observación participante es desarrollar un método para indexar el material; por ejemplo, listados que relacionan los números de identificación de materia con otros tipos de información, como fechas y lugares de la recogida de datos.

Todo registro, por ajustarse al objetivo previamente delimitado, implica una selección de las conductas consideradas relevantes, y en base a sus características, a la técnica de registro elegida y a los recursos de que se dispone, deberá escogerse un sistema (escrito, oral, mecánico, automático, icónico, etc.) que facilite su simplificación y almacenamiento.

Ahora bien, el plano en que se sitúa el registro es pobre e insuficiente si pretendemos, como se indicó anteriormente, una elaboración posterior -y también la cuantificación- de la plasmación de la conducta espontánea mediante la observación sistemática. Y de ahí la necesidad, mediante la codificación, de construir y utilizar un sistema de símbolos -que pueden ser de muy diversos órdenes- que permita la obtención de las medidas requeridas en cada caso, y que permitirán un ulterior análisis.

Una vez realizada la recogida de datos, el observador debe tener la garantía necesaria sobre su calidad, y el más básico de los requisitos de control es precisamente lo que tradicionalmente se denominó fiabilidad del registro observacional, pero que se ha reconceptualizado en la actualidad, abriendo el paso a una amplia multiplicidad de formas (esencialmente cuantitativas, pero sin olvidar una posibilidad cualitativa) de calcular el grado de concordancia y de acuerdo entre los distintos observadores (sea “in vivo” o a partir de grabaciones) o de un determinado observador consigo mismo (en caso de que se disponga de la grabación, y un mismo observador codifique distintos visionados).

6.4. Métrica del registro

Actualmente se halla fuera de toda duda que, pese al carácter fundamentalmente cualitativo

Página 2 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs4.htm

de los registros observacionales, es imprescindible no sólo la codificación, o transformación de estos datos de forma que sean susceptibles de un tratamiento cuantitativo, sino la obtención de diversos tipos de medida, que son: Frecuencia, orden y duración (además de la intensidad, cuando es factible, y de otros de menor relevancia), como parámetros básicos, además de los secundarios, que se derivan de ellos.

Estos tres parámetros básicos guardan entre sí una relación progresiva de inclusión, y constituyen un punto de referencia para otras cuestiones, como tipos de datos, índices de acuerdo entre observadores, etc.. Veamos una noción escueta de cada uno de ellos:

La frecuencia (F) es el número de ocurrencias de determinada categoría o código de formatos de campo en el transcurso de un período de tiempo previamente fijado, tanto si se trata de una sesión (tiempo ininterrumpido de observación que no tiene que coincidir con días), de un intervalo (período regular limitado por unidades convencionales de tiempo), u otra unidad. Su capacidad informativa es sumamente baja. Medidas derivadas de la frecuencia son: Tasa o razón de ocurrencia, frecuencia modificada y frecuencia modificada de Sanson-Fisher.

El orden (O) aporta una información fundamental en el registro, dado que facilita un posterior estudio de la secuencialidad de la conducta, y ofrece, a su vez, nuevas e interesantes perspectivas de análisis que no serían accesibles con planteamientos no secuenciales. Lo que se registra es la sucesión de códigos correspondientes a las categorías o a las configuraciones de formatos de campo.

La duración (D) registra unidades convencionales de tiempo que abarca cada ocurrencia de una determinada conducta. La elección de la unidad temporal debe ser tal que sea menor o igual que la más corta de las ocurrencias. El hecho de poseer los datos de la duración en una sucesión de conductas (conociendo además, y en función de la relación de progresiva inclusión, los valores de orden y frecuencia) implica un registro informativamente óptimo, dado que se dispone de todos los datos necesarios para un análisis preciso, y dando por supuesto la pertinencia y adecuación del sistema de códigos que se utilice.

7. Muestreo observacional

La calidad de muchos estudios depende en buena medida de cómo los observadores “han trasladado los eventos a los datos” (Bass & Asserlind, 1984, p. 2). De aquí surgen numerosos interrogantes, en el sentido de qué eventos son los que, en función del objetivo, hay que “trasladar”: Los que una vez seleccionados ocurran en cualquier momento, los que se presenten en una sesión, o en un intervalo, o los seleccionados aleatoriamente dentro de una sesión, o los iniciales de cada período de tiempo, o los que el observador simplemente considera interesantes, etc.

En metodología observacional, dados los requisitos de no preparación de la situación ni intervención, no tendría sentido alguno una recogida puntual de datos por su falta de consistencia, al hallarse sometidos a los efectos de multitud de variables de las que en su mayor parte ni siquiera sospechamos. De aquí la necesidad de incorporar la dimensión temporal en metodología observacional, de forma que, gracias al seguimiento de las ocurrencias a lo largo del registro, puedan fijarse “bloques” de flujo de conducta suficientemente dilatados en el tiempo para contar con una garantía en la recogida de datos.

La situación óptima es evidente: El registro debería ser idealmente continuo, adecuando a ello las unidades de registro y codificando todas las conductas que previamente hubiésemos considerado como relevantes en el flujo de conducta. De esta forma la cuestión se desplazaría, por una parte, al establecimiento de límites, y, por otro, a su viabilidad (Quera, 1993):

1. El establecimiento de límites vendría marcado, al menos en buena parte, por el objetivo del estudio.

Página 3 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs4.htm

2. La segunda cuestión planteada es la de su viabilidad. El volumen de información que se obtiene mediante la metodología observacional es muy elevado.

Son diversos los criterios taxonómicos de muestreo que se han planteado, desde los trabajos pioneros de Goodenough (1928) y Arrington (1943), pasando por el clásico de Altmann (1974), y los más recientes de Ary & Suen (1983), Bakeman & Gottman (1987), Martin y Bateson (1991), o Quera (1993), entre otros. Tomándolos en consideración, se pueden plantear dos criterios fundamentales que se cruzan respecto a la clasificación de las técnicas de muestreo: Comportamental vs. temporal o cronométrico, y en función del nivel de control externo o grado de estructuración de los datos.

El resultado del cruzamiento daría lugar a la delimitación de las diversas técnicas de muestreo observacional, al margen de las variantes que después pueden desarrollarse.

Conviene aquí aclarar una cuestión polémica sobre la que existen opiniones dispares. Algunos autores, como Sackett (1978), Fassnacht (1982) o Bakeman & Gottman (1986), confunden muestreo observacional con registro, debiendo precisarse que se trata de decisiones distintas por parte del investigador, dado que muestreo se refiere a cuándo se debe observar (y si hay varios sujetos a cuál), mientras que registro corresponde a cómo debe hacerse.

De forma muy esquemática y elemental, indicamos las principales técnicas básicas de muestreo observacional (Anguera, 1990), al margen de la existencia de otros criterios posibles para delimitarlas:

a. Muestreo “ad libitum”. Se basa en el criterio comportamental, según el cual se seleccionan y extraen las ocurrencias de conducta desde su inicio hasta su fin, independientemente de su duración, y, por tanto, completas en su ejecución.

Corresponde a experiencias (no investigaciones) no sistematizadas, y se trata de notas de campo obtenidas con el único criterio de ser apreciadas interesantes por parte de quién las recoge. Su principal inconveniente estriba en la subjetividad del criterio de selección, que implica un proceso selectivo en una determinada dirección, así como el atribuir idéntica probabilidad a todas las conductas, lo cual no es cierto. Diversos autores coinciden en afirmar que uno de los sesgos principales se debe a que unos sujetos son más fácilmente observables que otros, y ello es consecuencia de las diferencias en las proporciones de tiempo en que cada no es observable, es decir, accesible para ser observado.

b. Muestreo de eventos. El criterio base de este muestreo consiste en la selección, como unidades de la muestra, de todas las ocurrencias de una conducta o gama de ellas que tengan lugar a lo largo de las sesiones establecidas, independientemente de su duración, y, por tanto, desde su inicio a fin. Por ejemplo, si interesa estudiar la evolución de las denominadas “rabietas” en el preescolar, y se definen mediante la aparición de algunas o todas de determinadas manifestaciones conductuales (llorar, morder, revolcarse, gritar, patalear, etc.), siempre que puedan registrarse éstas, al extraerse del flujo de conducta para ser estudiadas en su agrupamiento, secuenciación, repetibilidad, etc., constituirán muestras de eventos.

El muestreo de eventos implica un sesgo en el sentido de una desigual “ocupación” de la secuencia por parte de los sujetos interactuantes, y también por poder tener cada conducta distinta probabilidad de ocurrencia en secuencias de distinta longitud y/o contenido, corrigiéndose parcialmente mediante una aleatorización estratificada (respecto a las diferentes longitudes y/o contenidos) y proporcional respecto a la frecuencia de ocurrencia de las diferentes conductas.

c. Muestreo focal. En este muestreo se registran todas las acciones de un sujeto previamente seleccionado (sujeto focal) y de las que se le dirigen, y, por tanto, con exhaustividad en su doble papel de actor y receptor. Además, constituye prácticamente la única técnica de muestreo que se adapta a la observación de un pequeño grupo de

Página 4 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs4.htm

sujetos.

La forma más sencilla de obtener registros mediante esta técnica de muestreo consiste en observar durante un período predeterminado la cantidad de tiempo en cada sesión en que el individuo en quién se focaliza la observación (sujeto focal) permanece visible y es efectivamente observado, y habiendo establecido previamente unos requisitos de tiempo mínimo de registro o de número mínimo de unidades de tiempo en que se hubiera realizado el registro.

Sus características definitorias son las de criterio cronométrico -y, por tanto, constancia temporal, sea de ocurrencia de la conducta en un intervalo o en duración de dicha conducta- y un nivel de control externo no elevado -lo cual indica que en muchos casos se trata de situaciones de campo en que resulta sumamente difícil la obtención de datos que impliquen simultaneidad de diversas conductas, sus duraciones, el emisor y el receptor, relaciones de distancia y vecindad entre los sujetos, y la pauta temporal de las conductas, aún en el caso de tener un solo sujeto focal por muestra-.

d. Muestreo de tiempo. Presenta las características de criterio cronométrico y elevado control externo, presentando condiciones óptimas en cuanto a objetividad respecto a la selección de unidades muestrales, pero se le achacan críticas referidas esencialmente a la inconsistencia de las unidades de tiempo que se puedan considerar, a la posible falta de representatividad de la muestra, y a la dificultad que se deriva si interesa un análisis secuencial del comportamiento.

Existen diversas modalidades: Muestreo instantáneo o de puntos de tiempo, muestreo de intervalos total y muestreo de intervalos parcial.

8. Control de la calidad del dato

Una vez realizada la recogida de datos, el observador debe tener la garantía necesaria sobre su calidad, y el más básico de los requisitos de control es precisamente lo que tradicionalmente se denominó fiabilidad del registro observacional.

Al abordar esta temática se utilizan términos diversos con matices e incluso significado distinto (Blanco, 1989, 1993; Bakeman & Gottman, 1989); de aquí que deba quedar claro que se ha producido una reconceptualización desde el uso indiscriminado del término fiabilidad, dado que no contamos con lo que sería una medida precisa (al no disponer de instrumento estándar, sino elaborado ad hoc).

Un concepto fuertemente vinculado con el de fiabilidad es el de validez, consistente en conocer si estamos midiendo aquello que nos proponemos medir. Como indica Blanco (1997), a pesar de que existen diversos enfoques para evaluar la validez, la situación se reduce a los dos casos en que disponemos o no de otra medida. En el primero de ellos, el enfoque que resulta más obvio consiste en administrar el instrumento de investigación junto con uno que ya exista a una misma muestra de individuos, y comprobar si existe una correlación elevada entre ambos; y en el segundo, si no disponemos de otra medida, suele constituir la justificación para desarrollar un nuevo instrumento.

Generalmente se ha supuesto que la concordancia entre observadores independientes refleja el tipo de consistencia necesaria para que un sistema de observación directa tenga validez, pero no es cierto, dado que ambos observadores pueden haber utilizado no consistentemente dicho sistema, pero de forma concordante. Un instrumento es válido si mide lo que se supone que mide, y, por este motivo, se ha llegado a argumentar que los registros de observación directa son obviamente válidos, dado que se descartan otros fuertemente influidos por la interpretación, como autoinformes.

Un instrumento es fiable si tiene pocos errores de medida, si muestra estabilidad,

Página 5 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs4.htm

consistencia y dependencia en las puntuaciones individuales de las características evaluadas (Blanco, 1997).

Un concepto asociado a la fiabilidad de los registros es la precisión. Una medida es precisa si representa totalmente los rasgos topográficos de la conducta en cuestión, y la precisión se evalúa a través del grado de concordancia entre un observador y un estándar determinado (Blanco, 1997).

En el estudio del comportamiento humano es obvio la gran cantidad de factores que están incidiendo de forma diversa sobra las conductas que se ejecutan, y de aquí que nos preguntemos si los valores observados son interpretables, o si, por el contrario, son el resultado de fluctuaciones aleatorias introducidas por la misma medida. De aquí que Blanco (1997) desarrolle tres formas de entender la fiabilidad de los datos observacionales:

a. Coeficientes de concordancia entre dos observadores que, registrando de forma independiente, codifican las conductas mediante un mismo instrumento de observación.

b. Coeficientes de acuerdo, resueltos mediante la correlación.

c. Aplicación de la teoría de la generalizabilidad, cuando interesa integrar diferentes fuentes de variación (observadores distintos, diversas ocasiones, varios instrumentos, tipos variados de registro, ocasiones diversas, etc.) en una estructura global.

Además de las formas cuantitativas de control de la calidad del dato, cada vez la concordancia consensuada cuenta con mayor protagonismo en metodología observacional. Se trata de lograr el acuerdo entre los observadores antes del registro (y no después, como corresponde en los diferentes coeficientes a los que da lugar la forma cuantitativa), lo cual puede conseguirse siempre que se disponga de la grabación de la conducta (mediante magnetófono, si sólo interesa conducta vocal y/o verbal, o mediante video, en cualquier caso) y los observadores discuten entre sí a qué categoría se asigna cada una de las unidades de conducta. Presenta ventajas evidentes, y a la obtención de un registro único hay que añadirle un importante fortalecimiento del instrumento de observación, ya que quedan mejor perfiladas sus definiciones y los matices que deban añadirse. No obstante, no podemos olvidar los inconvenientes que supone el hecho de que un determinado observador “pase” de asignar una conducta a una determinada categoría o código de formatos de campo por confiar en el prestigio o elevada competencia de otro(s) observador(es), aceptando sus propuestas; o, por el contrario, que afloren problemas de dinámica social y se proyecten a una habitual dificultad para lograr el consenso entre los observadores.

Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 5 · Nº 24 sigue

Página 6 de 6Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs4.htm

6 / 7

9. Tipos de datos

A partir de un tema ya abordado como es el relativo a la toma de decisiones en cuanto a las unidades de observación se refiere, podemos tratar la clasificación de los tipos de datos. Esta clasificación obedece a un doble criterio: ocurrencia y base (Bakeman y Dabbs, 1976; Bakeman, 1978; Anguera, 1988; Anguera et al., 1993). De acuerdo con la ocurrencia los datos pueden ser secuenciales y concurrentes; atendiendo al criterio base se originan el evento y el tiempo. De la combinación de todos resultan cuatro tipo de datos:

De acuerdo con Anguera (1988), en los Datos tipo I (secuenciales y evento-base) el observador recoge el orden de los eventos, no su duración. El sistema de categorías es mutuamente excluyente y por tanto sólo puede tener lugar una conducta cada vez.

En los Datos tipo II (concurrentes y evento-base), al igual que en los anteriores, se recoge el orden de los eventos sin tener presente su duración, pero con la diferencia de que las categorías son mutuamente excluyentes intranivel y concurrentes internivel5 ; por tanto pueden ocurrir varios eventos al mismo tiempo. Son los datos que ofrecen una mayor dificultad para su análisis.

Por el contrario, en los Datos tipo III (secuenciales y tiempo-base) se anota el orden de ocurrencia de los eventos y su duración. En este tipo de datos las categorías son mutuamente excluyentes. Por lo que respecta al tiempo, se puede conceptualizar como una secuencia de intervalos en los que la unidad de tiempo es menor o igual a la más corta de las conductas.

En cuanto a los Datos tipo IV (concurrentes y tiempo-base) se recoge la duración de los eventos, pudiendo ocurrir éstos simultáneamente. Consecuentemente el sistema de categorías no es mutuamente excluyente.

De acuerdo con lo anterior hay que señalar que el estudio de patrones concurrentes (conductas que co-ocurren y forman un patrón estable) se realiza a partir de los datos tipo IV (Bakeman y Dabbs, 1976; Bakeman, 1978; Anguera, 1988); sin embargo el estudio de patrones secuenciales (estudio de las conductas que preceden o siguen una respecto a otra, mantenimiento de un orden, ciclos repetitivos de una conducta criterio respecto a sí misma) se realiza con datos tipo I y III.

Con el fin de transformar datos para realizar un análisis secuencial, es posible transformar datos con mayor información en otros datos que contienen menos. Así sabemos que, los datos

La metodología observacional en el deporte: conceptos básicos

María Teresa Anguera Argilaga, Ángel Blanco Villaseñor, JoséLuis Losada López y Antonio Hernández Mendo http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 24 - Agosto de 2000

OCURRENCIA

Secuencial Concurrente

BASE Evento

Tiempo

I

III

II

V

Página 1 de 7Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs5.htm

tipo IV, son los que contienen mayor tipo de información, sobre secuencia, co-ocurrencia y tiempo físico. Los datos tipo III contienen información sobre secuencia y tiempo físico pero no sobre co-ocurrencia. Los datos tipo II ofrecen información sobre secuencia y co-ocurrencia, pero no sobre tiempo físico. Los datos tipo I contienen, únicamente, información sobre secuencia. Teniendo en cuenta estos datos podemos transformar, p.e., datos tipo II a tipo I, datos tipo III en datos tipo I, si prescindimos del tiempo físico. También es posible transformar datos tipo IV en datos tipo III.

La finalidad de este tipo de datos fue proporcionar un estándar útil para el intercambio entre investigadores y para la elaboración de programas informáticos que analizasen dichos datos. La desventaja más patente es que obliga al investigador a ceñirse a una representación de datos que pueden no coincidir con los utilizados al recogerlos (Quera, 1993).

Con el fin de solventar la desventaja descrita anteriormente Bakeman y Quera (1995) crearon el Sequential Data Interchange Standard, que potencia el intercambio entre investigadores y el desarrollo de software destinado al análisis secuencial con mayor énfasis que la tipología original de Bakeman (1978). Además, supone una reconceptualización de los datos basada, no tanto en la estructura conceptual de las unidades de conducta (existencia o no de mutua exclusividad y exhaustividad), sino en las técnicas de registro que se emplean habitualmente para recoger datos observacionales.

La tipología de Bakeman y Quera (1995), da lugar a los siguientes tipos de datos: Event Sequential Data (ESD) o Eventos (Secuencias de Eventos), State Sequential Data (SSD) o Estados (Secuencias de Estados), Time Event Sequential Data o Secuencias de Eventos con duración e Interval Sequential Data o Secuencias de Intervalo.

1. Secuencia de Eventos. Las secuencias de eventos o Event Sequential Data (ESD) son series de códigos que representan las ocurrencias de unidades de conducta mutuamente excluyentes que son eventos o bien estados sin registro de duración. Existen dos clases de datos ESD, aquellos en los que ningún código puede repetirse inmediatamente después de sí mismo (ESD no repetibles) y aquellos en los que puede repetirse libremente (ESD repetibles). Estos datos se obtienen a través de un registro activado por transiciones (Quera,1991) y constituye el formato más simple, equivalente a los datos tipo I de Bakeman (1978).

Un ejemplo de este tipo de datos puede ser el recogido en el siguiente fichero del programa CODEX (Hernández Mendo, 19966 ):

Consideremos un sistema de categorías para el estudio de la acción motriz en el fútbol (Hernández Mendo, 1996).

PDPR: Posicionamiento Defensivo organizado de Presión PDIN: Psicionamiento Defensiva organizada Intermedio PDCO: Posicionamiento Defensivo organizado de Contención DECI: Defensa Circunstancial RDZU: Recuperación directa en área ultraofensiva. RDZO: Recuperación directa en área ofensiva. RDZD: Recuperación directa en área defensiva. RIZU: Recuperación indirecta en área del ultraofensiva. RIZO: Recuperación indirecta en área ofensiva. RIZD: Recuperación indirecta en área defensiva. PDZU: Pérdida directa en área ultraofensiva. PDZO: Pérdida directa en área ofensiva. PDZD: Pérdida directa en área defensiva. PIZU: Pérdida indirecta en área ultraofensiva. PIZO: Pérdida indirecta en área ofensiva. PIZD: Pérdida indirecta en área defensiva. GOLF: Goles a Favor. GOLE: Goles Encajados. TIAP: Tiro a Puerta.

Página 2 de 7Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs5.htm

RECH: Rechace en Área Contraria. SEAF: Saques de Esquina a Favor. SBCC: Saques de Banda en Campo Contrario. FRCC: Falta Recibida en Campo Contrario.

Esta transcripción contiene 188 registros, aquí nosotros hemos incluido sólo el principio y el final. El partido observado pertenece al fútbol la liga española de primera división de la temporada 1995-1996 entre el Real Madrid y Barcelona. AL es la unidad observada.

2. Secuencias de Estados. Siguiendo el trabajo de Quera (1993) y Bakeman y Quera (1995, 1996), las secuencias de estados (State Sequential Data, SSD) son series de códigos que representan las ocurrencias de unidades de conducta consideradas como estados. En la serie, cada código va seguido por la duración de la ocurrencia o bien por su tiempo de inicio, expresado en unidades de tiempo físico. Las unidades pueden formar uno o varios conjuntos de unidades EME. En el primer caso, cada sesión de observación se representa mediante una única serie de datos; en el segundo, por tantas series paralelas o simultáneas de datos como conjuntos EME. Los datos tipo III y los IV con unidades temporalmente exhaustivas son casos particulares del tipo SSD. Estos datos se obtienen mediante un registro activado por transiciones en el que se anota, o bien la duración de cada estado, o bien, más comúnmente, el momento de inicio del mismo.

Ejemplo: Si consideramos un sistema de categorías que permiten estudiar los posicionamientos defensivos de los equipos

PDPR: Posicionamiento Defensivo organizado de Presión PDIN: Posicionamiento Defensiva organizada Intermedio PDCO: Posicionamiento Defensivo organizado de Contención DECI: Defensa Circunstancial

Esta transcripción contiene 54 registros (108 si nosotros consideramos los principios "+" y los extremos" -"). El partido observado pertenece al fútbol la liga española de primera división de la temporada 1995-1996 entre el Real Madrid y Barcelona. AL es la unidad observada.

Página 3 de 7Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs5.htm

3. Secuencias de Eventos con duración. Según Quera (1993), Bakeman y Quera (1995, 1996) podemos considerar a este tipo de secuencias (Timed Event Sequential Data, TSD) como el tipo de datos más complejos y al contrario que los anteriores, carece de referente en la clasificación ofrecida por Bakeman (1978). En estas series de códigos se representan las ocurrencias de eventos o de estados, no necesariamente exhaustivos ni mutuamente excluyentes. Para construir la secuencia correspondiente, si se trata de un evento, irá seguido por su tiempo de ocurrencia (de forma puntual), por el contrario, si se trata de un estado, va seguido de su tiempo de inicio, o por su tiempo de finalización o por ambos, expresados siempre en unidades de tiempo físico. Estas secuencias pueden estar formadas por eventos, por estados o por una mezcla de ambos. La ordenación de los códigos se realiza atendiendo al tiempo de ocurrencia o de inicio, o bien al de finalización si el código sólo va acompañado por éste.

En este ejemplo utilizaremos el mismo sistema de categorías que el utilizado para los eventos. Esta transcripción contiene 486 registros (incluido los principios "+" y los finales" -" de los estados), aquí nosotros hemos incluido sólo el principio y el final. El partido observado pertenece al fútbol la liga española de primera división de la temporada 1995-1996 entre el Real Madrid y Barcelona. AL es la unidad observada.

Página 4 de 7Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs5.htm

4. Secuencias de Intervalos.Al respecto de estos datos Quera (1993) señala que "a diferencia de los tipos anteriores, una secuencia de intervalos (Interval Sequential Data, ISD) se compone de bloques que representan intervalos de tiempo constante, los cuales pueden contener códigos que representan unidades de conducta que han sido registradas en los mismos de acuerdo con una de las tres técnicas más comunes de muestreo de tiempo (o registro activado por unidades de tiempo; Quera, 1991): muestreo instantáneo, de intervalo parcial y de intervalo total. Las unidades de conducta no han de ser necesariamente EME, y pueden o no estar organizadas en varias conjuntos EME. Cada intervalo puede contener desde ninguno a todos los códigos posibles, según la técnica de muestreo empleada y la estructura de las unidades de conducta. Este tipo de datos no tiene equivalente exacto en la tipología de Bakeman (1978), aunque podría asimilarse a unos datos tipo IV en los que cada combinación de unidades de conducta dura exactamente el mismo tiempo, igual a la longitud de intervalo empleada. Sin embargo, mientras que en los datos tipo IV las duraciones son verdaderas, en los TSD de la presencia de un código no puede deducirse su duración, debido a las características de muestreo de tiempo" (p.368).

En este ejemplo utilizaremos el mismo sistema de categorías que el utilizado para los eventos y para los estados. Esta transcripción contiene 189 registros, aquí nosotros hemos incluido sólo el principio y el final. El partido observado pertenece al fútbol la liga española de primera división de la temporada 1995-1996 entre el Real Madrid y Barcelona. La "P" seguida de un número indica el intervalo en el que se encuentra la observación. ANAL es la unidad observada.

Página 5 de 7Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs5.htm

10. Diseños observacionales

La metodología observacional adoleció tradicionalmente de líneas de investigación en las cuales se pusieran a prueba las múltiples posibilidades de análisis de sus datos. Probablemente, el principal motivo se halla en la superficialidad con que se obtenían tales datos, y, por consiguiente, en su carácter inconsistente.

En la actualidad, sin embargo, casi al final de la década de los noventa, se ha avanzado en la configuración de los principales diseños observacionales, los cuales son de disposición no estándar en coherencia con el carácter sumamente flexible de la metodología observacional, y si además tenemos en cuenta una sustancial mejora que en la mayoría de los casos se pone en práctica en el proceso de sistematización y optimización de los datos, es lógico que hayan surgido nuevas propuestas en lo que se refiere al análisis de datos.

Por supuesto, se pueden establecer criterios muy diversos en este punto de encrucijada. Desde hace más de una década estamos trabajando con un planteamiento en que se cruzan la dicotomía idiográfico(unidad)/nomotético(pluralidad) y la relativa a un registro puntual/seguimiento, lo cual facilita el deslinde de las direcciones básicas de análisis de datos observacionales.

Con esta propuesta se dispone de cuatro cuadrantes, que corresponderían, salvo en un caso, a los diseños diacrónicos, sincrónicos y mixtos o lag-log, que absorben la totalidad de las contingencias que puedan presentarse (Anguera, 1994; Anguera, Blanco y Losada, 1995):

a. Cuadrante idiográfico/seguimiento (Diseños diacrónicos). El seguimiento en un estudio idiográfico constituye, por esencia, la situación óptima propia de la metodología observacional, ya que se consigue focalizar toda la atención en una unidad mínima (sea un sujeto, o un pequeño grupo que funcione como unidad, o sea un nivel de respuesta). Por su parte, el seguimiento puede ser de carácter extensivo o intensivo, según, respectivamente, que el parámetro básico utilizado en el registro sea frecuencia, por una parte, o bien orden o duración, por otra. Ello conlleva que puedan diferenciarse diseños diacrónicos extensivos y diseños diacrónicos intensivos: Los primeros, a su vez, y en función del número de puntos de tiempo en que se efectúe el seguimiento, pueden ser de panel, tendenciales, y de series de tiempo; y los segundos, a su vez, permiten el desarrollo de diseños secuenciales.

Página 6 de 7Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs5.htm

b. Cuadrante idiográfico/puntual. Una recogida de datos puntual y a partir de un solo sujeto no es capaz de proporcionar información mínimamente consistente que garantiza la cientificidad del estudio. En consecuencia, se trata del único cuadrante que no ofrece datos válidos para un posterior análisis.

c. Cuadrante nomotético/puntual (diseños sincrónicos). Cada vez son más frecuentes las situaciones en las que es necesario conocer la distribución de un grupo de sujetos o de varios niveles de respuesta considerados conjuntamente en un momento dado. A su vez, los diseños sincrónicos pueden ser simétricos o asimétricos: Los primeros únicamente se centran en el estudio de la intensidad de conexión entre las diversas unidades, mientras que los segundos incorporan relaciones de causalidad entre ellas.

d. Cuadrante nomotético/seguimiento (diseños mixtos). El seguimiento de un grupo de sujetos o un conjunto de varios niveles de respuesta es un problema complejo a desglosar. Habrá que tener en cuenta cómo cada uno de los ejes da lugar a diversas posibilidades, que después deberán integrarse. Por una parte, el eje del seguimiento, dará lugar a la dicotomía extensivo/intensivo. El eje de la pluralidad, se puede descomponer, a su vez, y por una parte, en la combinación formada por un individuo y varios niveles de respuesta, un nivel de respuesta y varios individuos, y varios individuos con varios niveles de respuesta; y por otra en la modalidad de interrelación entre las distintas unidades. La integración final de todas las posibilidades da lugar a veinticuatro diseños en que se descompone este cuarto cuadrante.

Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 5 · Nº 24 sigue

Página 7 de 7Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs5.htm

7 / 7

Nos interesa resaltar la relevancia que tiene la metodología observacional para el trabajo de investigación y aplicado en numerosos ámbitos del comportamiento humano, así como la amplísima casuística que cabe en la conducta se puede sistematizar y estructurar hasta llegar a disponer de un diseño a modo de pauta que nos indica cómo organizar y analizar la información recogida.

Finalmente, como epílogo, solamente una frase: La metodología observacional se caracteriza, como las dos caras de una misma moneda, por un enorme rigor y una gran flexibilidad; parecen rasgos contrapuestos, pero están totalmente integrados.

Notas

1. El control interno significa la existencia de dominio sobre la situación, y, por consiguiente, nivel de intervención o de manipulabilidad. Este criterio es precisamente el que permite diferenciar entre sí las tres metodologías básicas observacional, selectiva y experimental (Arnau, Anguera y Gómez, 1990), que se disponen ocupando tres tramos contiguos en un "continuum" definido por dicho criterio.

2. Mientras no se especifique lo contrario, con el término "observación" nos referiremos siempre a la observación directa.

3. El saque de esquina o córner es un golpe franco directo, de ahí que se conceda el gol cuando el balón entra directamente en la portería contraria.

4. La normativa sobre el saque de banda está recogido en la Regla XV del reglamento.

5. Esto se comprueba cuando se observan varios niveles/subniveles de respuesta. Por ejemplo cuando se observa conducta proxémica y conducta gestual, puede coocurrir ambos niveles de respuesta (gesticular y desplazarse). Son muy frecuentes y su análisis se hace viable mediante transformación a datos tipo I.

6. Este ejemplo y los que figuran a continuación están codificados con este programa. Este programa informático se puede obtener a través de la revista digital Lecturas: Educación Física y Deportes (http://www.efdeportes.com). En la dirección http://www.efdeportes.com/soft/codex.zip

Referencias bibliográficas

Altmann, J. (1974). Observational study of behavior: Sampling methods. Behaviour, 49 (3-4), 227-267.

Allport, G. (1942). The use of personal documents in psychological science. New York: Social Science Research.

Anguera, M.T. (1985). Metodología de la observación en las Ciencias Humanas (3ª edic. ampliada). Madrid: Cátedra

Anguera, M.T. (1986a). Niveles descriptivos en metodología observacional. Apuntes de Psicología, 16 (1), 29-32.

Anguera, M.T. (1986b). La investigación cualitativa. Educar, 10, 23-50.

La metodología observacional en el deporte: conceptos básicos

María Teresa Anguera Argilaga, Ángel Blanco Villaseñor, JoséLuis Losada López y Antonio Hernández Mendo http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 24 - Agosto de 2000

Página 1 de 5Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs6.htm

Anguera, M.T. (1988). Observación en la escuela. Barcelona: Graó.

Anguera, M.T. (1990). Metodología observacional. En J. Arnau, M.T. Anguera y J. Gómez, Metodología de la investigación en Ciencias del Comportamiento (pp. (pp. 125-236). Murcia: Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Murcia.

Anguera, M.T. (1991a). Evaluación del comportamiento en contextos naturales. Revista de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Barcelona, 18 (6), 277-287.

Anguera, M.T. (1991b). Proceso de categorización. En M.T. Anguera (Ed.), Metodología observacional en la investigación psicológica (pp. 115-167). Barcelona: P.P.U., vol. I.

Anguera, M.T. (1994). Metodología observacional en evaluación psicológica. En R. Fernández Ballesteros (Coord.), Evaluación conductual: Una alternativa para el cambio en Psicología Clínica y de la Salud (pp. 197-237). Madrid: Pirámide.

Anguera, M.T. (1996). La observación sistemática. En M. Álvarez y R. Bisquerra (Coords.), Manual de orientación y tutoría (pp. 427-438). Barcelona: Praxis.

Anguera, M.T., Behar, B., Blanco, A., Carreras, V., Losada, J.L., Quera, V. y Riba, C. (1993). Glosario. En M.T. (Ed.), Metodología observacional en la investigación psicológica (pp. 587-617). Barcelona: P.P.U., vol. II.

Anguera, M.T., Blanco, A., Losada, J.L. y Sánchez-Algarra, P. (1999). Análisis de la competencia en la selección de observadores. Revista Metodología de las Ciencias del Comportamiento, 1, 95-114.

Arrington, R.E. (1943). Time sampling in studies of social behavior: A critical review of techniques and results with research suggestions. Psychological Bulletin, 40, 81-124.

Ary, D. & Suen, H.K. (1983). The use of momentary time sampling to assess both frequency and duration of behavior. Journal of Behavioral Assessment, 5 (2), 143-150.

Babchuk, N. (1962). The role of the researcher as participant observer and participant-as-observer in the field situation. Human Organization, 21, 225-228.

Bakeman, R. & Gottman, J.M. (1987). Applying observational methods: A systematic view. In J.D. Osofsky (Ed.), Handbook of infant development (pp. 818-854). New York: Wiley & Sons.

Bakeman, R. & Gottman, J.M. (1997). Observing behavior. An introduction to sequential analysis, 2nd ed. Cambridge: Cambridge University Press.

Barker, R. & Wright, H.F. (1966). One boy's day. A specimen record of behavior. New York: Archon Books.

Bass, R.F. & Aserlind, L. (1984). Interval and time-sample data collection procedures: Methodological issues. In Advances in Learning and Behavioral Disabilities (pp. 1-39). New York: J.A.I. Press, vol. 3.

Bernard, C. (1976). Introducción al estudio de la medicina experimental (ed. orig., 1865). Barcelona: Fontanella.

Blanco, A. (1983). Análisis cuantitativo de la conducta en sus contextos naturales: Desarrollo de un modelo de series de datos para el establecimiento de tendencias, patrones y secuencias. Tesis Doctoral no publicada. Barcelona: Universidad de Barcelona.

Página 2 de 5Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs6.htm

Blanco, A. (1989). Fiabilidad y generalización de la observación conductual. Anuario de Psicología, 43 (4), 5-32.

Blanco, A. (1993). Fiabilidad, validez, precisión y generalización de los diseños observacionales. En M.T. Anguera (Ed.), Metodología observacional en la investigación psicológica (pp. 149-274). Barcelona: P.P.U.

Blanco, A. (1997). Metodologies qualitatives en la investigació psicològica. Barcelona: Edicions de la Universitat Oberta de Catalunya.

Blanco, A. y Anguera, M.T. (1991). Sistemas de codificación. En M.T. Anguera (Ed.), Metodología observacional en la investigación psicológica (pp. 193-239). Barcelona: P.P.U., vol. I.

Condon, W.J. & Ogston, W.D. (1967) A segmentation of behabior. Journal of Psychiatric Research, 5, 221-235.

Duck, S. (Ed.) (1994). Dynamics of relationships. Thousand Oaks: Sage.

Evertson, C.M. & Green, J.L. (1986). Observation as inquiry and method. In M.C. Wittrock (Ed.), Handbook of research on teaching: A project of the American Educational Research Association (pp. 162-213). New York: MacMillan.

Fassnacht, G. (1982). Theory and practice of observing behaviour. New York: Academic Press.

Goodenough, F.L. (1928). Measuring behavior traits by means of repeated short samples. Journal of Juvenile Research, 12, 230-235.

Gorospe,G. (1999). Observación y análisis en el tenis de individuales. Aportaciones del análisis secuencial y de las coordenadas polares. Universidad del País Vasco: Tesis Doctoral.

Hernández Mendo,A.; Areces,A.; González Fernández,M.D. & Garea,J. (1994, julio). Observación conductual en el hockey sobre patines. I Congreso Internacional de Psicología Conductual| I International Congress of Behavioral Psychology. (La Coruña del 12 al 15 de julio de 1994).

Hernández Mendo,A.; Areces,A.; Vales,A.; González Fernández,M.D. (1995, abril). Análisis de calidad de los datos en registros observacionales de deportes sociomotores: fútbol. IV Symposium de Metodología de las Ciencias del Comportamiento. Celebrado en La Manga del Mar Menor del 5 al 7 de abril de 1995.

Hernández Mendo,A. (1996). Observación y análisis de patrones de juego en deportes sociomotores. Tesis Doctoral. Universidad de Santiago de Compostela: Servicio de Publicaciones e Intercambio Científico.

Izquierdo, C. (1986). Estudio idiográfico de comunicación visible-no audible en educación preescolar. Código y contexto. Tesis de Licenciatura no publicada. Barcelona: Universidad de Barcelona.

Kluckholm, F.R. (1940). The participant-observer technique in small communities. American Journal of Sociology, 46, 331.

Krippendorff, K. (1980). Content analysis. An introduction to its methodology. Beverly Hills: Sage.

Página 3 de 5Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs6.htm

Lieberman, D. (1979). Behaviorism and the mind. American Psychologist, 34, 319-333.

Longabaugh, R. (1980). The systematic observation of behavior in naturalistic settings. In H.C. Triandis & J.W. Berry (Eds.), Handbook of cross-cultural psychology. Vol. 2: Methodology (pp. 57-126). Boston: Allyn & Bacon.

Martin, P. y Bateson, P. (1991). La medición del comportamiento. Madrid: Alianza (ed. orig., 1986).

Mucchielli, R. (1974). L'observation psychologique et psychosociologique. Paris: ESF.

Quera, V. (1993). Análisis secuencial. En M.T. Anguera (Ed.), Metodología observacional en la investigación psicológica (pp. 341-586). Barcelona: P.P.U.

Riba, C. (1991). El método observacional. Decisiones básicas y objetivos. En M.T. Anguera (Ed.), Metodología observacional en la investigación psicológica (pp. 29-114). Barcelona: P.P.U., vol. I.

Ruiz-Maya, L., Martín-Pliego, J., López, J., Montero, J.M. y Uriz, P. (1990). Metodología estadística para el análisis de datos cualitativos. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas y Banco de Crédito Local.

Sackett, G.P. (Ed.) (1978). Observing behavior. Vol. II: Data collection and analysis methods. Baltimore: University Park Press.

Strauss, A. & Corbin, J. (1990). Basics of qualitative research. Grounded theory procedures and techniques. Newbury Park: Sage.

Suen, H.K. & Ary, D. (1989). Analyzing quantitative behavioral observation data. Hilsdalle, N.J.: Lawrence Erlbaum Associates.

Tunnell, G.B. (1977). Three dimensions of naturalness: An expanded definition of field research. Psychological Bulletin, 84 (3), 426-437.

Webb, E.T., Campbell, D.T., Shwartz, R.D., Sechrest, L. & Grove, J.B. (1981). Nonreactive measures in the Social Sciences. Boston: Houghton Mifflin.

Weick, K.E. (1968) Systematic observational methods. In G. Lindzey & E. Aronson (Eds.), Handbook of Social Psychology (pp. 357-451). Reading, Mass.: Addison-Wesley, vol. II.

Zubin, J. (Dir.) (1961). Field studies in the mental disorders. Proceedings of the World Conference on Problems in Field Studies in the Mental Disorders. New York: Grune & Stratton.

| Inicio |

Ir al sitio de Antonio Hernández Mendo Otros artículos sobre Aprendizaje Motor | Investigación

Recomienda este sitio a un/a colega o amiga/o

http://www.efdeportes.com/ · FreeFind

Buscar

revista digital · Año 5 · N° 24 | Buenos Aires, agosto de 2000

Página 4 de 5Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital

22/02/2005http://www.efdeportes.com/efd24b/obs6.htm