LA POSCIENCIA - Fundamentos del pensamiento científico · PDF file167.1 Díaz, Esther DÍA La posciencia : el conocimiento científico en las postrimerías de la modernidad. - Ia

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  • Esther Daz

    (editora)

    LA POSCIENCIA EL CONOCIMIENTO CIENTFICO

    EN LAS POSTRIMERAS DE LA MODERNIDAD

    Susana de Luque

    Esther Daz

    Mnica Giardina

    Antonio Gutirrez

    Mara Cristina Gracia

    Eduardo Laso

    Enrique Moralejo

    Rubn H. Pardo

    Silvia Rivera

    Juan Samaja

    Editorial Biblos

  • 167.1 Daz, Esther DA La posciencia : el conocimiento cientfico en las

    postrimeras de la modernidad. - Ia ed. -Buenos Aires : Biblos, 2000. 407 p.; 23x16 cm.

    ISBN 950-786-243-9

    I. Ttulo - 1. Epistemologa

    Primera edicin: marzo de 2000 Primera reimpresin: julio de 2000

    Diseo de tapa: Horacio Ossani Ilustracin de tapa: fotograma de la pelcula Cndor Crux (2000), dirigida por Pablo Holcer, Juan Pablo Buscarini y Swan Glecer (Patagonik Films Group S.A.) Armado: Hernn Daz Coordinacin: Mnica Urrestarazu

    Los autores, 2000 Editorial Biblos, 2000 Pasaje Jos M. Giuffra 318, 1064 Buenos Aires [email protected] / www.editorialbiblos.com Hecho el depsito que dispone la Ley 11.723 Impreso en la Argentina

    Ninguna parte de esta publicacin, incluido el diseo de la cubierta, puede reproducirse, almacenarse o transmitirse en forma alguna, ni tampoco por medio alguno, sea ste elc-trico, qumico, mecnico, ptico de grabacin o de fotocopia, sin la previa autorizacin escrita por parte de la editorial.

    Esta segunda reimpresin de 2.000 ejemplares se termin de imprimir en Indugraf S.A. Snchez de Loria 2251, Buenos Aires, Repblica Argentina, en febrero de 2004.

    mailto:[email protected]://www.editorialbiblos.com

  • PSICOANLISIS Y EPISTEMOLOGA

    Eduardo Laso

    1. LA CONCEPCIN HEREDADA Y EL PSICOANLISIS

    Con la publicacin de La interpretacin de los sueos en 1900, la teora psicoanaltica de Sigmund Freud produjo una revolucin en el campo de las ciencias sociales, cuyos efectos todava se prolongan. En el mo-mento de su aparicin, las ciencias sociales se debatan en un enfren-tamiento epistemolgico entre el modelo positivista de ciencia propuesto por Auguste Comte y la reaccin del historicismo y del idealismo pos-kantiano (de la mano de pensadores como Wilhem Dilthey), que reivin-dicaban el carcter cientfico de las disciplinas humanistas desde una posicin no reduccionista.

    Ambas posiciones se presentan como opuestas y aparentemente irre-conciliables. Mientras el positivismo entroniza el mtodo inductivo para el planteamiento de leyes generales y propone el tratamiento de los fenmenos humanos y sociales como entes naturales, el vitalismo y el esplritualismo oponen la singularidad y la irrepetibilidad de los fenme-nos humanos. Si los primeros dan preeminencia a la expresin algebrai-ca de los fenmenos siguiendo el modelo de la fsica moderna, los segun-dos otorgan valor a la irreductibilidad de la experiencia vivida a marcos formales y generalizables. Mientras los primeros apuntan a explicar los hechos sociales en trminos de conexiones necesarias causales, los segundos sustituyen la explicacin por la comprensin y la captacin del sentido de los fenmenos humanos. Mientras el positivismo reduce los fenmenos sociales a naturales, el vitalismo y el esplritualismo ha-cen de la conciencia vivida del sujeto el punto de apoyo para obtener un conocimiento del hombre y de la cultura.

    Desde la perspectiva inaugurada por el psicoanlisis, positivistas y espiritualistas se sitan en la misma frontera al sostener el mismo desconocimiento, puesto que en ambas posturas no hay un reconoci-miento de la dimensin del inconsciente que la experiencia del psicoa-

    [303 1

  • 304 Aplicaciones epistemolgicas al campo de la investigacin cientfica

    nlisis introduce. Inaccesible a los procedimientos de observacin y medicin, el inconsciente no se presenta como cualquier otro hecho "positivo". Tampoco es asimilable a las posiciones que valorizan la com-prensin como modo de conocimiento de los fenmenos humanos, pues justamente el descubrimiento freudiano revela que all donde el sujeto comprende el significado de sus actos es donde justamente desconoce las determinaciones psquicas de su conducta y su pensamiento bajo el manto "razonable" de las justificaciones de la conciencia.

    La pregunta "quin habla?" adquiere con el psicoanlisis una nueva e inquietante resonancia, puesto que all donde el sujeto cree ser el dueo de sus palabras y amo de su destino, es la palabra la que le revela en un lapsus, en un chiste, en un olvido, en un sueo o en un sntoma, que es hablado y determinado por representaciones inaccesibles a la conciencia y de las que el yo consciente no quiere saber ni hacerse cargo. La propuesta de un pensamiento que -careciendo de conciencia y no requiriendo del yo- sin embargo tuviera efectos determinantes en la vida psquica de los sujetos represent un escndalo epistemolgico, y su aparicin fue acompaada -junto con diversas resistencias a la acepta-cin de sus polmicas tesis- por un debate epistemolgico en torno a su estatuto de cientificidad.

    El psicoanlisis presenta un conjunto prctico-tcnico-terico ver-daderamente establecido a nivel cientfico? O por el contrario se trata de una simple transposicin metodolgica de una prctica de trata-miento de las enfermedades mentales? La idea corrientemente admitida entre sus detractores es que, bajo su apariencia terica, el psicoanlisis sera slo una simple prctica que algunas veces da resultados pero sin verdadera teora, una especie de magia que dara resultado por efecto de sugestin y de prestigio, puestos al servicio de una demanda social, que es la que da su razn de existir. El psicoanalista sera el chamn de nuestra cultura.

    Veamos algunas de las tomas de posicin que la concepcin hereda-da adopt respecto de la cientificidad del psicoanlisis.

    1.1. La crtica positivista al psicoanlisis

    Para positivistas lgicos como Ernst Nagel, el psicoanlisis no es cientfico porque el principal elemento de prueba confirmatoria de la teora freudiana, a saber, los datos clnicos obtenidos en las sesiones con los analizantes, no responde a la lgica positivista de la verificacin. Para los positivistas, defensores del mtodo inductivista, una proposi-cin tiene sentido si es verificable, y su verificacin tiene que ser sensible

  • Psicoanlisis y epistemologa 305

    e intersubjetiva: una experiencia que no pueda ser cotejada por otros no constituye para ellos un autntico conocimiento.

    El objetivo de la sesin psicoanaltica es sacar a luz los motivos del padecimiento psquico de un paciente, partiendo del supuesto de que las condiciones psicopatolgicas que presenta expresan conflictos inte-riores ligados a un deseo no satisfecho y reprimido de naturaleza sexual que desde la primera infancia sigue operando en el inconsciente. El mtodo analtico consiste en inducirlo a que, por asociacin libre de ideas, exponga el significado latente de sus sntomas, reconstruyendo los recuerdos de las experiencias y fantasas infantiles y haciendo as consciente las representaciones. La interpretacin que hace el analista de los dichos del paciente apunta a que el analizante pueda reconocer las representaciones que fueron rechazadas de la conciencia y admitir-las para operar con ellas y no requerir del esfuerzo de mantenerlas reprimidas, con el gasto consiguiente de energa psquica en la forma-cin de sntomas.

    El problema es cmo garantizar el valor de tales interpretaciones, problema que para Nagel es de control de la objetividad de las explica-ciones cientficas. El criterio de los psicoanalistas es la coherencia, la compatibilidad o inconsistencia de lo expuesto por el paciente en las sesiones con la interpretacin, el levantamiento de las represiones que permite que afloren nuevos recuerdos hasta el momento olvidados o nuevas significaciones de episodios pasados, y la mejora de las condi-ciones del paciente al aceptar ste la interpretacin y reconocer as los motivos de su padecimiento.

    Pero Nagel objeta que el analista no recoge pasivamente los dichos del paciente sino que es quien gua la marcha de la exposicin misma. A lo que se agrega que en el caso del psicoanlisis no hay control por parte de terceros, y slo se cuenta con el testimonio del analista acerca de lo ocurrido en las sesiones. Y lo ocurrido no puede repetirse en condiciones controladas para que otros contrasten lo que ocurre. En otras palabras, no hay garantas de objetividad en el banco de datos observacionales que aporte el psicoanlisis como prueba de lo que afirma: stos siempre son relatos de lo que el analista dice que escuch de sus pacientes. Estos datos para el positivismo no son vlidos para contrastar las hiptesis del psicoanlisis pues carecen de neutralidad, ni sirven de control observa-cional, ni permiten decidir entre diversas interpretaciones posibles. En otras palabras, Nagel le pide al psicoanlisis una base de enunciados observacionales puros, simples, neutrales a la teora con los cuales contrastarla, as como la posibilidad de un control por parte de terceros de los datos con los cuales contrastar las hiptesis. Se advierte que tal crtica se apoya en un supuesto del positivismo lgico: que es posible la

  • 306 Aplicaciones epistemolgicas al campo de la investigacin cientfica

    evidencia experimental consistente en hechos puros y simples, cuando lo cierto es que los hechos son analizados y construidos de acuerdo con a lguna teora.

    Rudolp Carnap, en cambio, considera ent idades psicoanalticas como "pulsiones", "complejos", "inconsciente" y otras similares como carentes de poder explicativo, por ser formuladas slo cuali tativamente y no en t rminos cuantitativos. En la base de la crtica de Carnap existe el proyecto de que la psicologa se cons t ruya sobre la base de la fsica, lo que pre tende que podra lograrse al convergir las dis t intas tendencias de esa disciplina hacia las teo