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EDICIÓNS C.P.I. CABO DA AREA.

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Indice.

RELATOS PREMIADOS:

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OUTROS RELATOS ESCOLLIDOS:

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Relatos premiados

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Ilustración de Anton Semenov.

OS OLLOS DA NOITE.

◄Primer premio►

a estaba caendo a noite, estaba só cos cans cando de repente marcharon correndo para diante da casa a ladrar

porque sentírase un ruído, pero, sen saber as razóns, os cans volveron cos rabos entre as pernas e metéronse nas casetas. Eu volvinos chamar pero non quixeron vir, non lles fixen caso e seguín ao meu.

Á noite, cando chegou meu pai, conteille o acontecido e díxome que o máis seguro era que fose o lobo que ía cara ao monte.

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Ao día seguinte os cans xa estaban normais, pero sobre a mesma hora volveuse oír o mesmo ruído e pasou o mesmo do día anterior. Eu, asustado, collín unha vara que había por alí á man e fun ver o que era. Unha vez chegado alí vin como marchaban rapidamente dous ollos vermellos cara ao monte.

Un día despois, ao acabar de comer, fun

dar unha volta ao monte a ver se vía algo, pero o único que vin foi un vello de alí da zona, que andaba mirando o seu monte. Volvín para a casa e esperei a que fose noite para sentarme diante da casa a esperar o suposto lobo, pero pasou camiñando o mesmo vello que me encontrara no monte. Ao preguntarlle cara onde ía el miroume, pero non dixo nada.

Desde ese día non se volveu ver máis aquel vello nin os arrepiantes ollos vermellos da escuridade.

PATRICK PAZOS POSE 3º PDC

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Ilustración de Francesca Dafne Vignana

¡TOCK! ¡TOCK! ◄Segundo premio◄

n un pueblo muy lejos de aquí, vivía una viejecita muy rica y muy generosa. Y como era generosa, la gente sin dinero acudía a E

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ella, porque le gustaba dar a los que no tenían nada.

Cuando murió, encontraron su testamento en el interior de la funda de la almohada. En el decía:

Cuando me muera, den todo mi dinero al orfanato y a la gente necesitada. Pero quiero que me entierren con mi anillo.

Intentaron sacárselo, pero no pudieron. En el entierro había dos chicos que la volvieron a sacar del hoyo y, como el anillo no salía, le cortaron el dedo.

Era una noche de tormenta. Se refugiaron en la casita de un cazador, pero se fue la luz. Los niños se asustaron. Entonces sintieron como si alguien llamara a la puerta.

-¿Abrimos?- dijo el más joven. - Ni en broma- respondió el mayor.

Entonces se volvió a sentir cómo llamaban a

la puerta. El más joven se atrevió a abrirla. Allí había una señora muy delgadita y pálida. El chico se fijó en que le faltaba el dedo, y le preguntó:

- Señora, ¿podemos ayudarle en algo? Ella contestó: - NO. - ¿Qué le pasó en el dedo? - Me lo han cortado.- dijo ella sin pensárselo. - ¿Quién?- pregunto el chico. - ¡TÚ!

CRISTINA DE LA FUENTE RÍO, 2º E.S.O.

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Ilustración de Esao Andrews

LA PÁGINA 13 ◄Segundo premio►

ra una noche lluviosa y hacía mucho frío. Salí de casa a regar las plantas y una sensación extraña se apoderó de mí. No le E

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di importancia, pero a medida que pasaba el tiempo me sentía peor.

Decidí ir a refrescarme un poco la cara, pues pensaba que eran alucinaciones mías. Luego me senté en el salón mientras leía el periódico algo inquieta. Vi con mis propios ojos que una luz fluorescente salía de él, iba por la página 13 y la noticia era: ”Atentado en Siria”. Me empecé a poner nerviosa y no sabía qué hacer. Cuando estaba yendo a la cocina a por un cuchillo para defenderme, la luz se esfumó.

Al día siguiente, por la mañana, no dudé

en ir a casa de mi mejor amiga a contarle lo sucedido. Timbré, pero la puerta me la abrió aquella luz fluorescente. Me asusté aún más que la noche anterior y salí corriendo de aquel lugar.

Llegué a mi casa fatigada y comprobé que

nadie me seguía antes de cerrar la puerta. Estuve tumbada en la cama hasta que la noche se aproximó, pensando en lo que me había pasado. Entré en la cocina a preparar algo de cenar y cuando me decidí a coger el cuchillo para pelar unas patatas, la luz se hizo con su control: lo cogió por la punta, le dio una vuelta sorprendente para agarrarlo por el mango y se dispuso a usarlo en contra de mí.

Corrí hacia el baño y la luz me perseguía.

Grité con todas mis fuerzas pero fue inútil, la luz se enfadó más y decidió seguir con su tortura. Esta vez se hizo con mi mano, me la cortó poco a poco y cuando estaba a punto de desangrarme se fue.

Era noche cerrada cuando salí a la terraza

a tomar un poco el aire. Pensaba todo el

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tiempo: “¿Qué querría de mi?”. Estaba agotada y fui a mi cuarto a dormir un poco con la esperanza de que esta vez no pasaría nada raro. Como esperaba, la luz me visitó de nuevo y esta vez se decidió por hablarme.

-¡Ven a mí o lo pagarás muy caro!-dijo.

Estaba tan asustada que cometí el mayor error de mi vida, fui.

A la mañana siguiente encontraron mi cadáver tumbado en la cama, frío y con los ojos completamente abiertos.

Pero la historia no terminó ahí. La luz no

tenía suficiente conmigo que se decidió a seguir la tortura con mi hijo, Jack. Él estaba un día leyendo el periódico, aquel maldito periódico que me llevó a la tumba. Iba por la página 13, el titular era: “Atentado en Siria” y justo en ese momento su tortura comenzó. Un fuerte escalofrío subió por sus piernas, la luz volvió a aparecer, se apoderó de él y lo condujo a un cementerio cercano donde salió de su cuerpo. Estaba muy asustado y gritó con la intención de que lo salvasen. La luz se marchó, no quería acabar con él tan rápido, su intención era hacerlo sufrir hasta que él mismo se quitara la vida. Se desmayó sobre una lápida en la que ponía su nombre y por la mañana despertó muerto de frío.

Jack fue a dar un paseo para airearse un

poco y reflexionar sobre lo ocurrido. En el parque de detrás de su casa, la luz volvió a visitarlo. Esta vez pronunció unas palabras.

-¡Ven a mí o lo pagarás muy caro!-dijo.

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Jack se negó y se dispuso a ir hacia los

columpios donde se enrolló el cuello con las cadenas, apretó y cayó muerto en el suelo.

Su vida se había terminado.

IRIA TOJA ÁLVAREZ. 2ºESO

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Ilustración de Jason Chan

HALLOWEEN 31th.

Octover ◄Tercer premio►

ra el 30 de Octubre y todos los alumnos del CPI Cabo da Area estaban muy

nerviosos, en unas horas sería Halloween y se celebraría, en el instituto, tras varios años sin hacerlo. Cada uno había escogido un disfraz: algunos iban de duendes, otros de brujas y otros de muertos. Todo estaba ya preparado para el gran día, el 31 de Octubre. En el gimnasio se celebraría la fiesta, habría un concurso de disfraces, otro de relatos ¡e incluso uno de calabazas!

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Al fin llegó el día, 31 de Octubre, día de Halloween, ya era por la mañana temprano, cuando todos iban disfrazados, a 2ª hora ya había comenzado la fiesta. Por alguna razón fuera no había clareado aún, por lo que tenían las luces encendidas. Todos lo estaban pasando genial, entre calabazas y brujas, pero de repente, ZAS, un apagón, y todo se volvió oscuro. No podían ni ver por donde caminaban, el director cogió un foco y lo encendió, iluminando así un poco más la sala.

Un grupo de chicos, concretamente los

alumnos de 3ºA, decidieron alejarse y salieron al pasillo. Todo seguía oscuro. Entonces se empezaron a escuchar unos susurros y risas, dieron la vuelta, tenían miedo y volvieron con los demás, pero al llegar al gimnasio todos habían desaparecido, no quedaba nadie. Volvieron al hall, donde se encontraba la entrada, empujaron la puerta principal una y otra vez, pero no abría. Estaban solos, encerrados y a oscuras, en la noche de Halloween.

Se volvieron a escuchar risas, esta vez más

cerca, luego un grito, conocían esa voz, ¡era Marina! Comenzaron a llamarla y a buscarla a oscuras, pero no había ni rastro, había desaparecido. El pánico se apoderó de ellos, intentaron romper una ventana pero no funcionó, el cristal ni se rayaba. Susurros, esos malditos susurros otra vez, esta vez se entendía una palabra:

- MORIRÉIS…

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En cuanto se dieron cuenta, Sergio no estaba, ya eran dos los desaparecidos y cada vez tenían todos más miedo. Corrieron hacia el gimnasio pero mientras lo hacían, se oyó otro grito. Esta vez era la voz de Elías, solo quedaban seis. Siguieron corriendo, al llegar al gimnasio, este seguía vacío, ni un solo ruido, solo silencio.

De repente, una sombra se acercó, había

alguien en la puerta y comenzó a caminar hacia ellos. Miedo, que digo miedo, pánico. Sus corazones latían fuerte, entonces Oscar tomó el mando: “¡La entrada trasera!”. Gritó que le siguieran, y así lo hicieron, corriendo hasta quedar sin aliento.

Llegaron a la entrada trasera y forzaron la

puerta, ésta cedió y se abrió. Salieron del instituto y siguieron corriendo, sin darse cuenta de que esta vez, eran Manuel y Berro los desaparecidos. Llegaron al pueblo y acordaron no contar nunca lo que había sucedido aquella noche. Ya sólo eran cuatro, tomaron su camino y volvieron a casa.

No se sabe qué es lo que pasó aquella

noche, ni dónde estaban los demás, lo que sí es cierto es que ese 31 de octubre, ninguno regresó a su casa, o al menos, no regresó con vida.

NATALIA MUIÑO ALLO 3ºA. E.S.O

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Outros relatos escollidos.

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Ilustración de Esao Andrews

ALGO PASA EN MI CASA

sa casa me daba malas vibraciones, notaba algo maligno en ella. No quería venirme a vivir allí, pero tuve que ceder por el trabajo

de mi padre, al que ofrecieron ir a trabajar a otra empresa y salía bastante rentable.

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Ahora ya me estoy acostumbrando, pero desde hace tiempo, noto como unas presencias extrañas que me persiguen.

-Buenos días, papá-dije a mi padre-qué,

¿cansado del trabajo? -Buenos días, Luke-respondió- pues la

verdad es que sí, hoy en la oficina hemos tenido muchas llamadas. ¿Has terminado los deberes?

- Sí, ya terminé. -Pues descansa un poco, anda. Mi padre se fue a su habitación a dormir,

yo me quedé viendo la televisión. Notaba el ambiente frío, entonces

encendí la calefacción pero seguía tiritando. Llamaron al teléfono de casa, que se encontraba en otra habitación. Lo descolgué y no había nadie. Volví a la sala a ver la tele, pero estaba apagada. Recuerdo que cuando llegué de clase había dejado la ventana abierta y ahora estaba cerrada. Todo era extraño. En cuanto encendí la tele, se volvió a abrir la ventana sola y se leía en la pantalla del televisor: IROS DE AQUÍ.

Fui a avisar a mi padre. Abrí la puerta de su habitación y él no estaba.

Empecé a sentir pánico. Intenté salir de

allí, pero antes de cruzar la puerta, algo me arrastró dentro del inmueble. Logré desatarme de eso que me agarraba y salí de casa.

Mi tía Pilar vivía muy cerca, así que fui a

avisarla. Me encontró fatigado y me preguntó qué me ocurría y entonces le conté lo que pasaba en aquella casa.

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Como la tía Pilar era médium me creyó enseguida y regresó conmigo. Al entrar, Pilar sintió terror, notaba que alguien no quería que nosotros estuviésemos allí. Dijo que esta casa podría haber sido de alguien que murió en ella y que tenía un oscuro pasado. De repente, vimos a mi padre, que estaba corriendo hacia nosotros señalando la puerta.

Al final, mi padre y yo nos quedamos a

vivir en casa de la tía Pilar y ordenamos tapiar todas las ventanas y puertas de la otra casa.

AITOR DE LA FUENTE RODRÍGUEZ. 2º ESO

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Ilustración de Chris Garbutt

LA MUJER TORO. ra una noche oscura y tenebrosa de Halloween cuando nació una niña.

Cuatro días después, la madre,

descuidada, vertió unos productos químicos en el baño de la niña. Cuando la pequeña salió del baño había sufrido un cambio bastante horrible.

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La mujer miró a la niña espantada, ya que ahora tenía patas de toro y cuernos.

La niña miró a su madre enfadada, y la

apuñaló con sus propios cuernos. Dos meses después, la mujer toro era

buscada por todo el país, y ella asesinaba a todos los que se atrevían a buscarla. Una pequeña joven la buscó y la mujer toro intentó apuñalarla para ver cómo se desangraba, pero cuando iba a hacerlo, la joven misteriosa sacó del abrigo dos metralletas. Empezó a dispararle pero no le hacía nada, y tuvo que salir huyendo. La mujer corrió y corrió, pero fue inútil, pues la mujer toro la apuñaló, bebió su sangre, se comió sus ojos y fue sacándole la piel para poco a poco hacerse un abrigo.

Después de esto, nadie se atrevió a

acercarse, hasta que en la guarida de la mujer toro aparecieron personas con cuchillos de oro, y cuando se lo clavaron, los ojos explotaron y de ellos salieron arañas y murciélagos. Luego se desangró.

Y al final, la mujer toro desapareció y se

convirtió en leyenda.

VÍCTOR TOJA MONTÁNS, 2º E.S.O.

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Ilustración de Ryan Wood.

LA ARAÑA COMECALABAZAS.

ra otro año normal y corriente y, como todos sabemos, celebramos una fiesta a aque llamamos

Halloween. Todos los del pueblo de Calabacín nos

preparamos para esta fiesta: adornamos las

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casas y el jardín; hasta los del ayuntamiento adornaron las farolas y las papeleras. Preparamos unos dulces para dárselos a los niños que andan pidiendo por las casas y para nosotros (no seremos niños, pero somos humanos). Esto es lo principal, pero lo que más llama la atención es el gran concurso de las calabazas más terroríficas. Nosotros lo llamamos “el concurso del pánico”, porque la mayoría de los niños escapan corriendo y llorando aterrorizados.

Todo el mundo las preparó y las dejaron

en la puerta de su casa para que se secasen toda la noche. A la mañana siguiente se levantaron, pero las calabazas no estaban. Entonces la señorita Paula Iglesias, la dependienta del gimnasio, llamó a la policía con voz temblorosa.

- Estamos investigando el caso, permanezcan tranquilos- fue la respuesta.

Llegó la noche, que justamente era la más

tenebrosa y oscura del año. La policía hizo un cebo con un montón de calabazas. Esperaron y esperaron. A las tres de la mañana apareció algo del otro mundo y el sargento dijo:

-¡Por las barbas del mismísimo Jesucristo!

¡Es imposible! Y así era, pues se trataba de una araña

gigante, peluda, con al menos dos mil ojos brillantes y rojos, por no hablar de su boca de la que le salía una sustancia verde y de textura como la gelatina. Los pelos de sus patas estaban afilados como cuchillas, los utilizaba para cortar las calabazas, y de su abdomen salía una tela pegajosa y resistente.

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Todos dispararon, pero fue inútil. Entonces, de la nada salió un asesino a

sueldo y les informó de que él la podría matar dolorosa y lentamente.

Lo que hizo fue poner una calabaza llena

de ácido sulfúrico y cuando mordió el anzuelo sus órganos se fueron quemando hasta que se murió. La factura fue tan elevada que el ayuntamiento no pudo poner más adornos.

Al final todos estaban felices por poder

celerar el concurso como todos los años, incluso el cielo estaba tan feliz que se despejó y hubo la noche más estrellada de la historia. ¡Un Halloween perfecto en el pueblo Calabacín!

BRUNO TOUZAS VIDAL 2º E.S.O.

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Edicións C. P. I. Cabo da Area, ano 2012.

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