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LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS • DICIEMBRE DE 2007 Liahona TEMA DE LA CUBIERTA: “Cómo hallar fe en el Señor Jesucristo”, pág. 12 Tus regalos favoritos de Navidad, pág. 8 Lo que aprendemos de los diarios de José Smith, pág. 32 Pon a prueba tu conocimiento de la Natividad, pág. A8

Liahona - La feuille d'olivier...niños del mundo: Ha nacido el Salvador A4 Tiempo para compartir: El don más grande Elizabeth Ricks A6 De la vida del presidente Spencer W. Kimball:

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Page 1: Liahona - La feuille d'olivier...niños del mundo: Ha nacido el Salvador A4 Tiempo para compartir: El don más grande Elizabeth Ricks A6 De la vida del presidente Spencer W. Kimball:

L A I G L E S I A D E J E S U C R I S T O D E L O S S A N T O S D E L O S Ú L T I M O S D Í A S • D I C I E M B R E D E 2 0 0 7

Liahona

TEMA DE LA CUBIERTA:

“Cómo hallar fe en el Señor Jesucristo”,pág. 12Tus regalos favoritos de Navidad, pág. 8

Lo que aprendemos de los diarios deJosé Smith, pág. 32

Pon a prueba tu conocimiento de laNatividad, pág. A8

Page 2: Liahona - La feuille d'olivier...niños del mundo: Ha nacido el Salvador A4 Tiempo para compartir: El don más grande Elizabeth Ricks A6 De la vida del presidente Spencer W. Kimball:

LIAHONA, DICIEMBRE DE 2007

IDEAS PARA LA NOCHE DE HOGAR

Estas ideas le serán útiles para

la enseñanza en el aula y en el

hogar. Las puede adaptar

para presentarlas a su

familia o a su clase.

“Cómo hallar fe en el

Señor Jesucristo”, pág. 12:Lea algunos de los pasa-jes de las Escrituras quecita el élder Robert D. Hales en esteartículo. Además, pida a cada miem-bro de la familia que piense en unacanción de Navidad que contribuyaa fortalecer la fe en Jesucristo, y cán-tenlas en familia. Pídales que comen-ten lo que enseñan esos pasajes yesas canciones sobre el Salvador.

“Los diarios de José Smith”,

pág. 32: Inste a los miembros de lafamilia a contar algún suceso me-

morable de la última semana.¿Lo describieron en sus res-pectivos diarios? Para ilus-

trar la importancia dellevar un diario, lea elsegundo párrafo del

artículo. Analicen cuáles son al-gunas de las cosas que se puedenescribir en él. Explique que nues-tro diario es de valor para noso-tros, para nuestra familia y para las generaciones futuras.

“Un Profeta en la tierra”, pág.38: Muestre una fotografía del

EN LA CUBIERTADelante: Los Reyes Magos, por WilliamFredericks, alrededor de 1903, © 2007Providencecollection.com, todos losderechos reservados, imagen 00466,prohibida la reproducción. Detrás:Fotografía por John Luke.

CUBIERTA DE AMIGOSIlustrado por Jim Madsen.

P A R A L O S A D U L T O S2 Mensaje de la Primera

Presidencia: Éstos, nuestros pequeñitos Presidente Gordon B. Hinckley

18 Mongolia: Estepas de fe Don L. Searle

25 Mensaje de las maestras visitan-tes: Convirtámonos en un instru-mento en las manos de Dios alejercer la caridad

26 “Se llevará entre vosotros una historia”

32 Los diarios de José Smith Mark Ashurst-McGee y Alex Smith

43 Voces de los Santos de los Últimos DíasMi regalo más preciado Consuelo Conesa LeoneEl ratón de Navidad de mi madreBetty LeBaron MostertUna Navidad para recordarJerry O. Thompson¿Era verdad que el Padre Celestial meamaba? Carol C. WattsEl nuevo recluta Henny Rasmussen

48 Comentarios

32 Los diarios deJosé Smith

LIAHONA, diciembre de 2007Vol. 31, Número 12 00792-002Publicación oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santosde los Últimos Días, en el idioma español.La Primera Presidencia: Gordon B. Hinckley, Thomas S. MonsonEl Quórum de los Doce Apóstoles: Boyd K. Packer, L. Tom Perry, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks, M. Russell Ballard, Joseph B. Wirthlin, Richard G. Scott, Robert D. Hales, Jeffrey R. Holland, Henry B. Eyring, Dieter F. Uchtdorf, David A. BednarEditor: Jay E. JensenAsesores: Gary J. Coleman, Yoshihiko Kikuchi, Gerald N. Lund, W. Douglas ShumwayDirector administrativo: David L. FrischknechtDirector editorial: Victor D. CaveEditor principal: Larry HillerDirector de artes gráficas: Allan R. LoyborgEditor administrativo: R. Val JohnsonEditora administrativa auxiliar: Jenifer L. GreenwoodEditores adjuntos: Ryan Carr, Adam C. OlsonEditora auxiliar: Susan BarrettPersonal de redacción: Christy Banz, Linda Stahle Cooper,David A. Edwards, LaRene Porter Gaunt, Carrie Kasten,Melissa Merrill, Michael R. Morris, Sally J. Odekirk, Judith M.Paller, Vivian Paulsen, Jennifer Rose, Don L. Searle, Richard M. Romney, Janet Thomas, Paul VanDenBerghe,Julie Wardell, Kimberly WebbSecretaria principal: Laurel TeuscherGerente de mercadotecnia: Larry HillerDirector administrativo de arte: M. M. KawasakiDirector de arte: Scott Van KampenGerente de producción: Jane Ann PetersPersonal de diseño y de producción: Cali R. Arroyo,Collette Nebeker Aune, Howard G. Brown, Julie Burdett,Thomas S. Child, Reginald J. Christensen, Kathleen Howard,Eric P. Johnsen, Denise Kirby, Ginny J. Nilson, Randall J.PixtonDirector de impresión: Craig K. SedgwickDirector de distribución: Randy J. BensonCoordinación de Liahona: Enrique Resek, Diana R. TuckerPara saber el costo de la revista y cómo suscribirse a ellafuera de Estados Unidos y Canadá, póngase en contactocon el Centro de Distribución local o con el líder del barrioo de la rama.Los manuscritos y las preguntas deben enviarse a Liahona,Room 2420, 50 East North Temple Street, Salt Lake City, UT 84150-3220, USA; o por correo electrónico a: [email protected] (un término del Libro de Mormón que significa“brújula” o “director”) se publica en albanés, alemán,armenio, bisiama, búlgaro, camboyano, cebuano, coreano,croata, checo, chino, danés, esloveno, español, estonio, fidji, finlandés, francés, griego, haitiano, hindi, holandés,húngaro, indonesio, inglés, islandés, italiano, japonés,kiribati, latvio, lituano, malgache, marshallés, mongol,noruego, polaco, portugués, rumano, ruso, samoano, sinalés, sueco, tagalo, tailandés, tahitiano, tamil, telugu,tongano, ucraniano, urdu, y vietnamita. (La frecuencia delas publicaciones varía de acuerdo con el idioma.)© 2007 por Intellectual Reserve, Inc. Todos los derechos reservados. Impreso en los Estados Unidos de América.El material de texto y visual de la revista Liahona se puedecopiar para utilizarse en la Iglesia o en el hogar, siempre queno sea con fines de lucro. El material visual no se puedecopiar si aparecen restricciones en la línea de crédito delmismo. Las preguntas que tengan que ver con este asunto sedeben dirigir a Intellectual Property Office, 50 East NorthTemple Street, Salt Lake City, UT 84150, USA; correo electrónico: [email protected] aparece en Internet en varios idiomas en el sitiowww.lds.org. Si lo desea, pulse “Gospel Library”, luego“PDF”. Ahora haga clic en la cubierta que está debajo deLiahona “International” y después pulse “Select a language”.Para los lectores de México: Certificado de Licitud de título número 6988 y Licitud de contenido número 5199,expedidos por la Comisión Calificadora de Publicaciones y revistas ilustradas el 15 de septiembre de 1993.“Liahona” © es nombre registrado en la Dirección deDerechos de Autor con el número 252093. Publicaciónregistrada en la Dirección General de Correos número100. Registro del S.P.M. 0340294 características218141210.For readers in the United States and Canada:December 2007 Vol. 31 No. 12. LIAHONA (USPS 311-480)Spanish (ISSN 0885-3169) is published monthly by TheChurch of Jesus Christ of Latter-day Saints, 50 East NorthTemple, Salt Lake City, UT 84150. USA subscription price is $10.00 per year; Canada, $12.00 plus applicable taxes.Periodicals Postage Paid at Salt Lake City, Utah. Sixty days’notice required for change of address. Include address label from a recent issue; old and new address must be included. Send USA and Canadian subscriptions to SaltLake Distribution Center at the address below. Subscriptionhelp line: 1-800-537-5971. Credit card orders (Visa,MasterCard, American Express) may be taken by phone.(Canada Poste Information: Publication Agreement#40017431)POSTMASTER: Send address changes to Salt LakeDistribution Center, Church Magazines, PO Box 26368, Salt Lake City, UT 84126-0368

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TEMAS DE ESTE EJEMPLAR

A=Amigos

Amor, 8, 44, 46

Bondad, 8, 17, 44

Caridad, 8, 17, 25, A10

Diarios, 32

Escrituras, 18, 43, A8

Expiación, 8, 12

Familia, 2, 8, 17, 38

Fe, 12, 18

Gozo, A10

Jesucristo, 8, 12, 25,

A2, A4

Kimball, Spencer W., A6

Libro de Mormón, 43

Milagros, 8

Navidad, 8, 17, 24, 43, 44,

45, 46, 47, A2, A4,

A8, A10

Noche de hogar, 1

Obra misional, 8, 17, 18,

47, A6, A14

Oración, 12, 46

Palabra de Sabiduría,

A14

Primaria, A4

Primera Visión, 12, 32

Profecía, 12

Profetas, 12, 32, 38,

A6, A13

Registros, 26, 32

Sacerdocio, A6

Servicio, 8, 17, 44,

46, A10

Smith, José, 12, 32

Testimonio, 40

presidente Gordon B. Hinckley yanalicen por qué es importante te-ner un profeta actualmente.Después de contar la historia delpadre de Jade, comenten unos conotros por qué el tener fe en los pro-fetas vivientes fortalece nuestro tes-timonio del Evangelio.

“La visita de Navidad”, pág.A10: Lea el relato y pida a cadamiembro de la familia que pienseen alguien que, en su opinión, ne-cesita una porción extra de amor.Piensen en cómo podrían demos-trarles ese amor. Por ejemplo: po-drían invitarles a una noche dehogar o confeccionar una tarjeta

especial para ellos. Como familia,fijen la meta de extender unamano de amistad a cada una deesas personas esta semana.

“La taza de chocolate”,

pág. A14: Para comenzar, relate ala familia el dilema en que se en-contraba Nicole. Pida a los miem-bros de la familia que piensen ensituaciones similares que tal veztengan que enfrentar. Túrnensepara dramatizar la forma de solu-cionar cada situación. Podrían concluir la actividad repasando las promesas que se dan en laPalabra de Sabiduría (véase D. y C. 89:18–21).

A medida que busques el anillo HLJ tongano

que está escondido en este ejemplar, piensa

en cómo puedes hacer lo justo al prepararte

para la Segunda Venida

de Jesucristo.

P A R A L O S J Ó V E N E S8 Los mejores regalos de Navidad

12 Cómo hallar fe en el Señor JesucristoÉlder Robert D. Hales

17 Compartimos nuestra Navidad Daiana Melina Albornoz Díaz

24 Póster: ¡Regocijad, Jesús nació!38 Un Profeta en la tierra Jade Swartzberg

40 Preguntas y respuestas: ¿Qué debo hacer para fortalecer mi testimonio y asegurarme asíde que me mantendré fuerte en elEvangelio?

A M I G O S : P A R A L O S N I Ñ O SA2 Un mensaje de la Primera Presidencia a los

niños del mundo: Ha nacido el SalvadorA4 Tiempo para compartir: El don más grande

Elizabeth Ricks

A6 De la vida del presidente Spencer W. Kimball:Poseer las llaves del sacerdocio

A8 Datos sobre las figuras de un nacimiento Pat Graham

A10 La visita de Navidad Gwen S. Jones

A13 Testigo especial: ¿Por qué es importante seguir al profeta? Élder Dieter F. Uchtdorf

A14 La taza de chocolate Melanie Marks

A16 Página para colorear

Los números indican la primera página del artículo.

17 Compartimosnuestra

Navidad

8 Los mejoresregalos de

Navidad

A14 La taza de chocolateA10 La visita de Navidad

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LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 3

POR EL PRESIDENTE GORDON B. HINCKLEY

Una vez, cuando nuestros nietos eranpequeños, mi esposa y yo llevamos a algunos de ellos al circo. Recuerdo

que me interesaba más observarlos a ellos y a otros niños de su edad, que al artista queestaba en el trapecio. Observé maravillado cómo, alternativamente, se reían y mirabanasombrados los emocionantes actos que serepresentaban, y reflexioné sobre ese milagroque son los niños, ya que son ellos los quellegan a ser para el mundo una constante re-novación de vida y propósito. Observando laintensidad de su interés, aun en el ambientede un circo, mis pensamientos se tornaron aesa escena tan bella y tierna registrada en ellibro de Tercer Nefi, cuando el Señor resucita-do tomó a los niños pequeñitos en Sus bra-zos y lloró mientras los bendecía y dijo a lamultitud: “…Mirad a vuestros pequeñitos” (3 Nefi 17:23).

Es sumamente obvio que tanto el granbien como el terrible mal del mundo actualson los frutos dulces y amargos de la crianzade los niños de ayer. Según enseñemos a unanueva generación, así será el mundo unos po-cos años después. Si se preocupan por el fu-turo, velen hoy por la crianza de sus hijos. Elautor del libro de Proverbios sabiamente de-claró: “Instruye al niño en su camino, y aun

cuando fuere viejo no se apartará de él”(Proverbios 22:6).

Cuando yo era niño, durante el verano vi-víamos en una granja que tenía árboles fruta-les; cosechábamos enormes cantidades deduraznos (melocotones). Nuestro padre nosllevó a ver las demostraciones presentadaspor el Instituto de Agricultura sobre la podade los árboles, y cada sábado durante los me-ses de enero y febrero, íbamos a la huerta apodar. Aprendimos que si acertábamos el lu-gar exacto donde se debían cortar las ramas,aun cuando hubiera nieve en el suelo y aun-que el árbol pareciera seco, podíamos darleforma, de tal manera que toda la fruta que naciera y creciera en la primavera y el veranoquedara expuesta al sol. También aprendi-mos que ya en febrero podíamos determinarbastante bien la calidad de la fruta que cose-charíamos en septiembre.

E. T. Sulluivan escribió estas interesantespalabras: “Cuando Dios quiere hacer unaobra grande o remediar un gran mal en elmundo, lo hace de una manera muy curiosa;no provoca grandes terremotos ni envía ra-yos. En lugar de ello, hace que nazca unniño indefenso, quizás en un hogar humilde,de una madre insignificante. Y luego Dios infiltra una idea en el corazón de la madre,

M E N S A J E D E L A P R I M E R A P R E S I D E N C I A

Según enseñemos auna nueva genera-ción, así será elmundo unos pocosaños después. Si sepreocupan por el fu-turo, velen hoy por lacrianza de sus hijos.

Éstos, nuestrospequeñitos

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y ella la infiltra en la mente del niño; entonces Él espera.Los terremotos y los rayos no son las fuerzas mayores enel mundo. Las fuerzas más poderosas del mundo son los niños”1.

Quisiera agregar que estos niños llegarán a ser fuerzas odel bien o del mal, dependiendo, en gran parte, de la for-ma en que se les haya criado. Sin vacilar, el Señor ha de-clarado: “Pero yo os he mandado criar a vuestros hijosen la luz y la verdad” (D. y C. 93:40).

Cuatro factores esenciales

Discúlpenme si sugiero lo obvio, pero lohago solamente porque en muchas oca-siones lo obvio no se pone en práctica.Lo obvio incluye cuatro factores esen-ciales en cuanto a los niños: (1) ámen-los, (2) enséñenles, (3) respétenlos, y (4) oren con ellos y por ellos.

En los automóviles solía adherirse unacalcomanía o pegatina en la que se hacía la pre-gunta: “¿Le ha dado un abrazo a su hijo hoy?”. ¡Quéafortunado, qué bendecido es el niño que siente elcariño de sus padres! Esa ternura, ese amor, daránun dulce fruto en los años venideros. En granmedida, la crueldad que tanto caracteriza a granparte de nuestra sociedad proviene de la cruel-dad con que se trató a los niños de muchosaños atrás.

El vecindario donde crecí era un microcos-mos del mundo, con muchas clases de gente;formábamos un grupo íntimo y creo que nos conocíamos todos; también creo recordar quenos queríamos todos, es decir, todos con ex-cepción de un hombre. Debo confesar algo: yoodiaba a aquel hombre. Hace muchos años yaque me arrepentí de ese sentimiento, pero alrecordarlo, puedo sentir otra vez la intensidadde aquella emoción. ¿Por qué esa antipatía tanfuerte? Porque él les pegaba a sus hijos con unacorrea, un palo, o lo que tuviera a mano cuan-do estallaba en sus ataques de furia ante la más mínima provocación.

Tal vez fue por el hogar en el que yo vivía, donde habíaun padre que, casi por silenciosa magia, podía disciplinar asus hijos sin usar ningún medio de castigo físico, aunque

en ocasiones bien lo mereciéramos.Desde entonces, he descubierto que el hombre al

que tenía aversión era uno de ese numeroso grupo depadres que parecen incapaces de tener nada más quedureza hacia aquellos de cuya venida a este mundoellos son responsables. También me he llegado a dar

cuenta de que ese hombre, que mero-dea en los recuerdos de mi niñez, es

tan sólo un ejemplo de los incontablesmiles por todo el mundo a quienes se les

conoce como personas que abusan y mal-tratan a los niños. Todo trabajador social,

todo empleado de las salas de emergencias delos hospitales grandes, todo policía y juez delas ciudades grandes pueden contarles en cuan-to a ellos. Es una trágica escena en la que haypalizas, puntapiés, golpes y hasta abuso sexualde niños pequeños; dentro de la misma cate-goría que estas personas violentas que abusany maltratan a los niños están aquellos hom-bres y mujeres despiadados que explotan alos niños con fines pornográficos.

No tengo deseo alguno de hacer hincapiéen esta desagradable imagen; sólo quiero decirque ninguna persona que profese ser discípulade Cristo, y ninguna que profese ser miembrode esta Iglesia puede incurrir en tales prácticassin ofender a Dios y repudiar las enseñanzasde Su Hijo. Fue Jesús mismo quien, al ponerdelante de nosotros el ejemplo de la pureza einocencia de los niños, declaró: “Y cualquieraque haga tropezar a alguno de estos peque-ños... mejor le fuera que se le colocase al cue-llo una piedra de molino de asno, y que se lehundiese en lo profundo del mar” (Mateo18:6). ¿Podría haber una denuncia más fuertede los que maltratan a los niños que estas pala-bras dichas por el Salvador del mundo?

Empiecen en el hogar

¿Quieren que se extienda por el mundo un espíritu de amor? Entonces, empiecen dentro de las paredes desu hogar. Miren a sus pequeños y descubran en ellos lasmaravillas de Dios, de cuya presencia hace tan poco hanvenido.

4

Cuando yo era niño,

aprendimos que si acer-

tábamos el lugar exacto

donde se debían cortar

las ramas, aun cuando

hubiera nieve en el sue-

lo y aunque el árbol pa-

reciera seco, podíamos

darle forma, de tal ma-

nera que toda la fruta

que naciera y creciera

en la primavera y el ve-

rano quedara expuesta

al sol.

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El presidente Brigham Young (1801–1877) dijo una vez: “Todo niño ama las son-risas de su madre, pero odia sus entrecejos.Recomiendo a las madres que no permitanque sus hijos se entreguen a cosas malas,pero que al mismo tiempo los traten con ternura”2.

Y añadió: “Críen a sus hijos en el amor y eltemor del Señor; evalúen su disposición y sutemperamento y procedan de acuerdo conéstos, y nunca se inclinen a reprenderles enmedio del enojo; enséñenles a que les ameny no a que les teman”3.

Claro que dentro de la familia existe lanecesidad de la disciplina. Pero la disciplinasevera, la disciplina cruel, lleva inevitable-mente, no a la corrección, sino al resenti-miento y a la amargura; no cura nada, sinoque sólo agrava el problema y destruye envez de edificar. El Señor, al dar a conocer el espíritu con que se debe gobernar SuIglesia, también ha dado a conocer el espí-ritu con que se debe gobernar elhogar, con estas maravillosaspalabras de revelación:

“Ningún poder o influen-cia se puede ni se debemantener... sino

por persuasión, por longanimidad, benigni-dad, mansedumbre y por amor sincero…

“reprendiendo en el momento oportunocon severidad, cuando lo induzca el EspírituSanto; y entonces demostrando mayor amorhacia el que has reprendido, no sea que teconsidere su enemigo;

“para que sepa que tu fidelidad es másfuerte que los lazos de la muerte” (D. y C.121: 41, 43–44).

La entereza del ejemplo

Miren a sus pequeñitos y enséñenles. Noes preciso que les recuerde que el ejemplode ustedes será más eficaz que cualquierotra cosa para imprimir en ellos un modelode vida. Siempre es interesante conocer alos hijos de viejos amigos y descubrir que

en otra generación se refleja lamanera de ser de sus padres y madres.

Se cuenta que en la Romaantigua había un grupo demujeres que, con vanidad, es-

taban mostrándose sus joyaslas unas a las otras.

Entre ellas esta-ba Cornelia,

M iren a suspequeñitosy enséñen-

les... el ejemplo deustedes será más efi-caz que cualquierotra cosa para im-primir en ellos unmodelo de vida.

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LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 5

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madre de dos hijos. Una de las mu-jeres le preguntó: “Y ¿dónde están tusjoyas?”. A lo cual respondió Cornelia,

señalando a sus hijos: “Éstas son mis jo-yas”. Bajo la dirección de ella, e imitando lasvirtudes de su vida, Gayo y Tiberio llegaron a ser conocidos como los Gracos, dos de losoradores más persuasivos y los reformadoresmás eficaces de la historia romana. Mientrasse les recuerde y se hable de ellos, tambiénse recordará y se hablará con alabanzas de lamadre que los crió según el ejemplo de supropia vida.

Regreso otra vez a las palabras deBrigham Young: “Ocúpense de que a esos hijos, que con tanta bondad les ha confiadoDios, se les enseñe durante su tempranaedad en cuanto a la importancia de los oráculos de Dios y los hermosos principiosde nuestra santa religión para que cuandocrezcan hasta ser hombres y mujeres de ma-durez siempre lo aprecien y nunca se apar-ten de la verdad”4.

Reconozco que hay padres que, a pesar de haberles dado un amor incondicional y dehaber hecho un esfuerzo diligente y fiel porenseñarles, ven a sus hijos crecer de maneracontraria a sus enseñanzas y lloran al verlos,descarriados, seguir deliberadamente un cur-so que les acarreará consecuencias trágicas.Siento gran compasión hacia esas personas y deseo citarles las palabras de Ezequiel: “...elhijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo” (Ezequiel18:20).

Pero tal situación es más la excepción quela regla; y esa excepción no nos libra de hacertodos los esfuerzos posibles por demostraramor y por dar el ejemplo y enseñar los pre-ceptos correctos al criar a nuestros niños, porquienes, por mandato de Dios, tenemos unaresponsabilidad sagrada.

No olvidemos nunca la necesidad de res-petar a éstos, nuestros peque-ñitos. Bajo la reveladapalabra del Señor,

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La noble madreromana res-pondió, seña-

lando a sus hijos:“Éstas son mis joyas”.Bajo la dirección deella, llegaron a serdos de los reforma-dores más persuasi-vos y eficaces de lahistoria romana.

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sabemos que son hijos de Dios, al igual que nosotros, ymerecen el respeto que emana del conocimiento de eseprincipio eterno. De hecho, el Señor nos ha dicho clara-mente que si no desarrollamos en nuestra vida esa pure-za, esa ausencia total de falsedad, esa inocencia frente al mal, no podremos entrar en Su presencia. Él declaró:“...si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréisen el reino de los cielos” (Mateo 18:3).

Channing Pollock escribió en una ocasión estas inte-resantes y profundas palabras: “Contemplando la ado-lescencia en la cual menospreciábamos el mal, algunosde nosotros desearíamos... nacer ya viejos y, al crecer,volvernos más jóvenes y más limpios, y cada vez mássencillos e inocentes hasta que, al fin, con las almas blancas de niños pequeños, nos entreguemos al des-canso eterno”5.

Fuentes de fortaleza

Miren a sus pequeñitos. Oren con ellos y por ellos, ybendíganlos. El mundo en el cual viven es muy complejo y difícil. Navegarán en grandes mares de adversidad y ne-cesitarán toda la fuerza y toda la fe que puedan darlesmientras todavía estén con ustedes, así como una fuerzamayor que proviene de un poder más alto. Tienen quehacer algo más que conformarse con las circunstanciasque les rodean; tienen que elevar el mundo y la única pa-lanca que tendrán para hacerlo será el ejemplo que denen la vida y los poderes de persuasión que emanen de sutestimonio y del conocimiento que tengan de las cosas de Dios. Necesitarán la ayuda del Señor. Mientras son pe-queños, oren con ellos para que lleguen a conocer esafuente de fortaleza que estará entonces siempre a su al-cance, en toda hora de necesidad.

Me encanta oír orar a los niños y me complace oír alos padres orar por sus hijos. Siento una admiración re-verencial ante el padre que, con la autoridad del sagradosacerdocio, pone las manos sobre la cabeza de un hijoen momentos de decisiones serias, y en el nombre delSeñor y bajo la guía del Espíritu Santo, le da una bendi-ción de padre.

Cuánto más hermoso sería este mundo y la sociedaden que vivimos si todo padre considerara a sus hijoscomo la más preciosa de sus posesiones; si los guiaramediante el poder de su ejemplo con bondad y amor, ysi en momentos difíciles los bendijera por medio de la

autoridad del santo sacerdocio; y si toda madre considera-ra a sus hijos como las joyas de su vida, como dádivas denuestro Padre Celestial, que es su Padre Eterno, y los cria-ra con verdadero afecto en la sabiduría y las enseñanzasdel Señor.

Isaías, el profeta de la antigüedad, dijo: “Y todos tus hi-jos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz desus hijos” (Isaías 54:13). A lo cual agrego yo: “Y se multipli-cará la paz de sus padres y madres”. ■NOTAS

1. En The Treasure Chest, editado por Charles L. Wallis, 1965, pág. 53.2. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, 1997,

pág. 357.3. Enseñanzas, pág. 182.4. Enseñanzas, pág. 182.5. “The World’s Slow Stain”, Reader’s Digest, junio de 1960, pág. 77.

LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 7

I D E A S PA R A L O S M A E S T R O SO R I E N TA D O R E S

Una vez que estudie este mensaje con la ayuda de la ora-ción, preséntelo empleando un método que fomente la parti-cipación de las personas a las que enseñe. A continuaciónse citan algunos ejemplos:

1. Ponga a la vista una lámina del Salvador con los niños.Invite a la familia a leer y a analizar algunos de los pasajes delas Escrituras que el presidente Hinckley cita en el artículo.Ilustre los pasajes con ejemplos del artículo. Para terminar, ha-ble en cuanto a la forma en que esos pasajes hayan sido unaguía para usted.

2. A fin de demostrar el efecto ondulatorio, deje caer unobjeto pequeño en una vasija con agua. Lea algunas partesde la sección “Cuatro factores esenciales”, con objeto de ha-cer hincapié en el efecto que las acciones de los padres tie-nen en los hijos. Para terminar, lea los dos últimos párrafosdel artículo.

3. Si en la familia hay niños pequeños, ilustre el poder delejemplo pidiendo a los integrantes de la familia que remeden aotra persona; esa persona podría aplaudir, dar tres pasos, dar-se vuelta, etc. Lea el primer párrafo de la sección “La enterezadel ejemplo”, y cuente el relato de la mujer romana y la actitudque tenía hacia sus hijos. Hablen en cuanto a la forma en quesu ejemplo influyó en sus hijos. Si lo desea, mencione una odos citas de esa sección. Testifique del poder del ejemplo.

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Recordatorios sencillos. El mejor regalo

que he recibido en mi vida provino de mi

abuela y consiste de dos artículos: una

funda de almohada y un collar con un reli-

cario. Aunque son objetos sencillos, tienen gran

significado para mí. En la funda está mi nombre

escrito con letras que brillan en la oscuridad, y

debajo de él aparecen las palabras: “¿Recordaste

orar?”. Cada vez que me acostaba sin haber ora-

do, las palabras que brillaban en la oscuridad me

recordaban que debía arrodillarme y orar.

El relicario tiene dos imágenes: una foto mía y

una lámina del Salvador. Mientras que la funda

me recuerda que debo orar en casa, el relicario

me recuerda que debo ser como el Salvador en la

escuela y en otros lugares que frecuente.

Paige I., Utah, E.U.A.

Devocional de la PrimeraPresidencia. Una de mis experien-cias favoritas de Navidad tuvo lugarcuando hacía un año y medio que eramiembro de la Iglesia: Escuché el de-vocional de la Primera Presidencia.Siempre me gustaba escuchar al pro-feta, pero durante la época navideñafue especialmente fabuloso.

Cuando estábamos sentados en lacapilla escuchando las palabras delprofeta, sentimos muy fuerte elEspíritu. Esas palabras eran muy sig-nificativas, y pude entender mejor el

verdadero espíritu de la Navidad y la im-portancia de amar a nuestros vecinos yde rendir servicio. Y más importante

aún, mi testimonio de Jesucristo se fortaleció aquel día.

Durante mi niñez, siemprerecibía los regalos que quería paraNavidad, pero nunca he recibido nin-guno mejor que el de escuchar a un

profeta decir que Jesucristo vive y queésta es Su Iglesia verdadera.Álvaro M., Uruguay

Los mejores regalos de Navidad. . .son los que provienen del corazón y aumentan nuestra fe.

La Navidad es la época de hacer regalos en memo-

ria de los que llevaron los Reyes Magos al niño

Cristo y del que Él nos dio con la Expiación.

Hay emoción en el ambiente cuando tenemos la

expectativa de hacer y de recibir regalos. Éstos son de to-

dos los tamaños y formas, pero parece que los mejores

son los que no se pueden envolver: los regalos de servi-

cio, familia, fe y testimonio.

Esperamos que disfruten de los siguientes

recuerdos enviados por nuestros lectores sobre

regalos que dieron y recibieron.

Page 11: Liahona - La feuille d'olivier...niños del mundo: Ha nacido el Salvador A4 Tiempo para compartir: El don más grande Elizabeth Ricks A6 De la vida del presidente Spencer W. Kimball:

Una tarjeta de fabricación casera.Como no gano mucho dinero, yo mismahago los regalos que doy a las personas. Elmejor regalo de Navidad que he dado fueuna tarjeta que hice con mis propias ma-nos. Disfruté mucho porque sabía que laestaba haciendo para alguien a quien amo.Utilicé cosas que tenía en casa como hilo,agujas, tela y otros artículos para hacer tar-jetas.Cassie W., Washington, E.U.A.

La Navidadse celebra con lafamilia. Antes deconvertirme a laIglesia, pensaba quela Navidad era nadamás que un período enel que la gente llevaba ropay zapatos nuevos, uno en el

que se veían luces coloridas de bri-llo intermitente. Pero después de

haberme bautizado, un mes de di-ciembre recibí una carta y una tar-

jeta del misionero que me bautizó;entre otras muchas cosas, me decía algo

que se me quedó grabado: “La Navidad es un día en

que podemos estar con nuestra familia para tener

una buena cena y comer juntos”. Era una frase corta,

pero tuvo gran significado para mí.Ese mismo día llamé a todos los miembros de mi

familia para ver si podían ir a mi casa para una gran

cena navideña. A muchos les causó sorpresa porque

nunca habíamos celebrado la Navidad en familia,

pero todos aceptaron la invitación; mis hermanas y

yo nos afanamos bastante a fin de que todo saliera

bien para nuestra primera cena familiar. Todo lo que

hicimos fue sencillo, pero mi madre estaba muy feliz

y todos nos sentimos contentos de estar juntos.

Esa Navidad fue la más feliz que había tenido, y

fue posible gracias a una tarjeta y una carta sencillas

que me recordaban que es una época de celebrar el

nacimiento del Salvador con los familiares. Desde

entonces, siempre hemos celebrado la Navidad en

familia.Gedalva S., Brasil

Estrellas de papel. Soy mitad tailandesa y

mitad estadounidense, y pasé tres años vi-

viendo en Laos, país vecino de Tailandia. Los

primeros dos años que estuvimos allá, mis pa-

dres contrataron a una pileang, o institutriz,

llamada Rojana, que me cuidó muy bien. Por

ser ella budista, yo no esperaba que me hicie-

ra ningún regalo de Navidad.

La mañana de Navidad, encontré un frasco

lleno con por lo menos cien pequeñas estre-

llas de papel, dobladas de forma que fueran

tridimensionales; eran azules, rosas y brillan-

tes. Rojana no tenía dinero para comprarme

nada, así que se pasó horas doblando aque-

llas estrellitas para una niña que no era suya.

Fue un precioso regalo de Navidad, un re-

galo de tiempo y dedicación.

Faye H., Virginia, E.U.A.

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La Navidad lejos de casa. Mi regalo favo-

rito fue la primera Navidad que pasé lejos de

casa, cuando con mis padres y mi hermana

fui a visitar a mi hermano y su familia.

Acostumbrábamos pasar las Navidades

con la familia en nuestro hogar, pero ese

año mis otros hermanos no iban a estar y

decidimos visitar a mi hermano Josh y a su

familia, porque ellos no podían venir a

casa. No sabía qué esperar, y pensaba que

si no estábamos en casa para Navidad, no

lo pasaríamos bien; no me parecía que la

Navidad sería igual. Mis padres, mi her-

mana y yo ya habíamos abierto nuestros

mutuos regalos antes de salir de viaje.

Cuando mi hermano nos recogió en el ae-

ropuerto, mi sobrina de cuatro años, Kialey,

se puso a cantar canciones navideñas, y em-

pecé a sentirme más contenta. La mañana de

Navidad disfruté al observar cómo se les ilu-

minaba la cara a mis sobrinos al abrir sus

regalos. Fue muy lindo contemplar a otras

personas abrir sus presentes y sentir su ale-

gría, en lugar de concentrarme en lo que yo

recibía.

Hannah S., Montana, E.U.A.

10

Una tarjeta viviente deNavidad. Cuando prestaba servi-

cio como misionero en Brasil, el díade Navidad todas nuestras citas para

esa noche nos fallaron, por lo que lepropuse a mi compañero: “¡Vamos a

ser una tarjeta viviente de Navidad y a

visitar a nuestros vecinos!”. Para mi sor-

presa, fuimos bien recibidos en todas

las casas. Mientras cantábamos los her-

mosos himnos navideños y leíamos los

pasajes de Escritura en los que se basa-

ban, sentí algo extraordinario y profun-

do; comprendí más plenamente el amor

del Salvador y vi lágrimas en los ojos de

nuestros vecinos que antes habían des-

confiado tanto de nosotros. Después de

regresar a casa y antes de acostarnos, es-

cribí lo siguiente en mi diario: “Esta noche

hablamos del nacimiento del Rey de reyes

con nuestros vecinos. El Espíritu nos mag-

nificó y unió para la eternidad”.Nivaldo P., Brasil

“El espíritu de Navidad es el es-

píritu de amor, de generosidad y

de bondad; nos ilumina la venta-

na panorámica del alma y, cuan-

do contemplamos la atareada

vida del mundo, nos interesamos más en las perso-

nas que en las cosas”.

Presidente Thomas S. Monson, Primer Consejero

de la Primera Presidencia, “The Precious Gift”,

Devocional de Navidad de la Primera Presidencia,

3 de diciembre de 2006.

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LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 11

El regalo delbautismo. Mi compa-ñera y yo habíamos esta-

do enseñando el Evangelio a

una jovencita de catorce años

llamada Martha, que estaba casi

lista para el bautismo y la confirma-

ción. Todavía nos faltaba enseñarle algu-

nas lecciones, y también era preciso que

dejara de trabajar los domingos para asistir

a la Iglesia. Le encantaba lo que estaba

aprendiendo y lo creía, pero trabajaba para

una tía y era demasiado joven para conse-

guir cualquier otro trabajo. Como le cos-

taba tomar la decisión, le enseñamos

sobre las bendiciones del día de reposo

y la animamos a orar al respecto.

El día de Nochebuena había estado llo-

viendo y, cuando ya era casi la hora de vol-

ver a casa, sentimos que debíamos ir a ver a

Martha para saludarla. Apenas habíamos lla-

mado a la puerta cuando salió corriendo y

nos abrazó, dando brincos de entusiasmo, y

exclamó: “¡Ya no tengo que trabajar los do-

mingos! ¡Voy a ir a la Iglesia! ¡Me voy a bau-

tizar!”. Al oír aquello, hasta la lluvia nos

pareció maravillosa. Pensamos que la

Nochebuena era el día perfecto para ver a

alguien tomar la decisión de dedicar su vida

a Cristo. Éramos dos de las misioneras más

felices que alguien hubiera visto.

Erin B., Utah, E.U.A.

La familia. El mejor regalo de

Navidad que he recibido en mi vida

fue cuando todos mis hermanos y

hermanas y yo pudimos reunirnos

con mi papá por primera vez en va-

rios años. Quiero a mi familia más

que a nada en el mundo, y aquello

hizo muy feliz a mi papá, lo cual me

hizo feliz a mí.

Heather R., Utah, E.U.A.

El regalo de la salud. En octubre nos

enteramos de la inquietante noticia de que

nuestro querido presidente de estaca ha-

bía tenido un ataque al corazón y estaba

en coma. En el transcurso de las semanas,

los miembros de la estaca oramos fervien-

temente por él. Los médicos estaban muy

preocupados, pero al fin salió del coma y

mejoró notablemente. Él vive en nuestro

barrio, y un domingo antes de Navidad, al

entrar en la capilla, tuve la sorpresa de

verlo sentado en el estrado. Después

que hablaron los discursantes, el pre-

sidente fue hasta el púlpito y nos

dijo que había sentido la fuerza de

nuestras oraciones por él. Al mirarlo,

mientras me corrían las lágrimas, me

di cuenta de que su recuperación era

un hermoso presente de Navidad para

todos nosotros.

Katie B., Washington, E.U.A. ■

¿Desean aprender más sobre el dar regalos? Lean

“El gozo de dar” (Liahona, diciembre de 1996), por

el élder Henry B. Eyring, del Quórum de los Doce

Apóstoles.

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P O R E L É L D E R R O B E R T D. H A L E SDel Quórum de los Doce Apóstoles

Cuando el Salvador nació, un ángel del Señor apareció a un grupo de humildes pastores, anunciándoles:

“…No temáis; porque he aquí os doy nuevasde gran gozo, que será para todo el pueblo:que os ha nacido hoy, en la ciudad de David,un Salvador, que es CRISTO, el Señor”(Lucas 2:10–11).

Pero hay mucho más de la historia deNavidad que los trascendentes milagros deuna estrella nueva en el cielo y el nacimientodel Cristo niño en Belén. Esos hechos mara-villosos fueron la culminación de siglos deprofecía y de testimonio de profetas de Dios;sin esas profecías, muchas personas quizásse sentirían justificadas en no creer los mila-grosos acontecimientos. Sin embargo, de losprofetas de cada dispensación hemos recibi-do muchos testimonios del nacimiento, de lavida y de la misión del Salvador. Los registrossagrados nos dan profecías de miles de años—no sólo de la primera venida de nuestroSalvador, sino también de la Segunda

Venida—, de un día glorioso que ciertamen-te, sin duda alguna, llegará.

Creer en el Salvador y en Su misión es tanesencial que el primer principio del Evange-lio es la fe en Jesucristo (véase Artículos deFe 1:4). ¿Y qué es la fe? El apóstol Pablo en-señó que la fe es “la certeza de lo que se

espera, la convicción de lo que no se ve”(Hebreos 11:1). ¿Cómo obtenemos la con-vicción de la existencia de nuestro Salvador,a quien no hemos visto? Las Escrituras nosenseñan esto: “A algunos el Espíritu Santoda a saber que Jesucristo es el Hijo de Dios,y que fue crucificado por los pecados delmundo; a otros les es dado creer en las pala-bras de aquéllos, para que también tenganvida eterna, si continúan fieles” (D. y C.46:13–14; cursiva agregada).

Creamos a los profetas

Desde el principio del mundo, los profe-tas han sabido que Jesucristo es el Hijo deDios, de Su misión entre los seres mortales yde Su expiación por todo el género humano.

Si hubiéramos vivido en los tiempos deesos profetas, ¿habríamos creído sus pala-bras? ¿Habríamos tenido fe en la venida denuestro Salvador?

En la antigua América, Samuel el lamanitaprofetizó que la noche del nacimiento delSalvador habría “grandes luces en el cielo…al grado de que a los hombres les parecer[ía]que [era] de día” (Helamán 14:3).

Muchos creyeron a Samuel y confesaronsus pecados, se arrepintieron y fueron bauti-zados; pero la mayor parte de los nefitas fue-ron ciegos a las señales “grandes ymaravillosas” y, en lugar de prestarles aten-ción, “empezaron a confiar… en su propia

LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 13

CÓMO HALLAR FE EN EL SEÑOR

JESUCRISTO

¿Cómo obtenemos laconvicción de la exis-tencia de nuestroSalvador, a quien nohemos visto? De losprofetas de cada dispensación hemosrecibido muchos tes-timonios del naci-miento, de la vida yde la misión delSalvador.

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sabiduría, diciendo: Algunas cosas [los creyentes] pudie-ron haber adivinado acertadamente; mas he aquí… Noes razonable que venga tal ser como un Cristo” (Helamán16:15–18).

En aquellos días, y en los nuestros, algunos antagonis-tas llamados anticristos convencieron a otras personas deque no les hacía falta un Salvador ni Su expiación. Cuandola profecía de Samuel se cumplió y hubo “un día y una no-che y un día, como si fuera un solo día” (Helamán 14:4),¡qué gozo debió haber llenado el corazón de los que habí-an creído a los profetas! “Y habían acontecido, sí, todas las cosas, toda partícula, según las palabras de los profe-tas” (3 Nefi 1:20). Apareció una estrella nueva, de acuerdocon la promesa profética, y los que creyeron las palabrasde los profetas reconocieron al Salvador y fueron bendeci-dos por seguirlo.

Las profecías de la primera venida de Cristo se cum-plieron “sin faltar un ápice”. Como resultado, muchas per-sonas por todo el mundo creen que el Salvador realmentevino y vivió en el meridiano de los tiempos. ¡Pero todavíaquedan muchas, muchas profecías por cumplirse!Escuchamos a los profetas vivientes profetizar y testificarde la segunda venida de Cristo; también atestiguan de lasseñales y de los prodigios que nos rodean por todas par-tes, asegurándonos que Cristo ciertamente ha de venir.¿Optamos por creer en sus palabras? O, a pesar de sus tes-timonios y advertencias, ¿andamos “en tinieblas al medio-día” (D. y C. 95:6), rehusando ver a la luz de las profecíasmodernas y negando que la Luz del Mundo ha de regresara gobernar y reinar entre nosotros?

Cómo hallar la fe

En el curso de mi vida, he conocido a muchas personasbuenas y generosas que se adhieren a los valores cristianos.Sin embargo, a algunos les falta la fe en que Cristo vive, quees el Salvador del mundo y que Su Iglesia ha sido restaura-da; por no creer en las palabras de los profetas, se privandel gozo del Evangelio y de sus ordenanzas salvadoras.

Tengo un buen amigo que un día, en un momento deintimidad fraternal, me preguntó: “Élder Hales, yo quierocreer; siempre he querido creer, pero ¿cómo hago para lograrlo?”.

El apóstol Pablo escribió: “Así que la fe es por el oir, y el oir, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). El hechomismo de que tú estés leyendo este mensaje, en la épo-ca navideña o en cualquier otro período del año, es evi-dencia de que estás oyendo la palabra de Dios. El primerpaso para hallar la fe en Jesucristo es dejar que Su pala-bra —hablada por boca de Sus siervos, los profetas— tetoque el corazón. Pero no es suficiente con simplementedejar que esas palabras pasen sobre tu persona como siellas solas pudieran transformarte. Tú debes hacer tuparte. El oír exige un esfuerzo activo: el de tomar seria-mente lo que se enseñe y considerarlo con atención, es-tudiándolo en la mente. Como aprendió el profeta Enós,es dejar que los testimonios del Evangelio que tienenotras personas “penetr[en nuestro] corazón profunda-mente” (Enós 1:3). Repasemos la experiencia de Enós,profunda y promotora de la fe:

Primero, Enós oyó de su padre las verdades delEvangelio; segundo, dejó que las enseñanzas de éste so-bre “la vida eterna y el gozo de los santos” penetraran sucorazón profundamente (Enós 1:3). Tercero, estaba llenodel deseo de saber por sí mismo si esas enseñanzas eranverdaderas y cuál era su condición a los ojos de suHacedor. Éstas son sus propias palabras: “…mi alma tuvohambre” (Enós 1:4). Por sentir ese intenso apetito espiri-tual, se calificó para recibir el cumplimiento de la prome-sa del Salvador, que dice: “Y bienaventurados son todoslos que padecen hambre y sed de rectitud, porque ellosserán llenos del Espíritu Santo” (3 Nefi 12:6). Cuarto,Enós escribió: “…me arrodillé ante mi Hacedor, y claméa él con potente oración y súplica por mi propia alma; yclamé a él todo el día; sí, y cuando anocheció, aún eleva-ba mi voz en alto hasta que llegó a los cielos” (Enós 1:4).No fue fácil. La fe no surgió de inmediato; en realidad,Enós describe su experiencia con la oración como una“lucha que [tuvo] ante Dios” (Enós 1:2). Pero obtuvo lafe. Por el poder del Espíritu Santo, ciertamente recibió un testimonio por sí mismo.

Nosotros no podemos hallar una fe como la de Enós sin tener nuestra propia lucha ante Dios en la oración.Testifico que la recompensa hace que el esfuerzo valga lapena. Si haces esto sincera e incesantemente, verás que se

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cumplen para ti las palabras que Cristo diri-gió a Sus discípulos: “Pedid, y se os dará;buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”(Mateo 7:7).

Por medio de la fe se obtiene fortaleza

Una vez que encontramos los comienzosde nuestra fe en Jesucristo, nuestro PadreCelestial permite que esa fe se fortalezca.Eso sucede de muchas maneras, incluso pormedio de las experiencias con la adversidad.Nuestra fe se obtiene por la oración, con undeseo sincero de acercarnos a Dios y confiaren que Él lleve nuestras cargas y nos dé res-puesta a los inexplicables misterios del pro-pósito de la vida: ¿De dónde vinimos? ¿Porqué estamos en la tierra como seres morta-les? Y ¿a dónde iremos después de nuestrajornada terrenal?

Cuando surgen las dificultades de estavida, y a todos se nos presentan, quizás

resulte difícil seguir creyendo. En esos mo-mentos, sólo la fe en el Señor Jesucristo y enSu expiación puede brindarnos paz, esperan-za y comprensión; solamente la fe en que Élsufrió por nuestro bien nos dará la fortalezapara continuar y perseverar hasta el fin.Cuando obtenemos esa fe, experimentamosun potente cambio de corazón y, como Enós,nos hacemos más fuertes y comenzamos asentir el deseo por el bienestar de nuestroshermanos y hermanas. Oramos por ellos,para que también se fortalezcan por mediode la fe en la expiación de nuestro Salvador.

Consideremos algunos de esos testimo-nios proféticos de los efectos de la Expiaciónen nuestra vida. Al hacerlo, te exhorto a de-jar que penetren profundamente en tu cora-zón y satisfagan cualquier hambre que tualma pueda sentir.

“Y en ese día descendió sobre Adán elEspíritu Santo, que da testimonio del Padre y

LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 15

Nosotros nopodemoshallar una fe

como la de Enós sintener nuestra propialucha ante Dios enla oración. Verásque se cumplen parati las palabras queCristo dirigió a Susdiscípulos: “Pedid, yse os dará”.

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del Hijo, diciendo: Soy el Unigénito del Padredesde el principio… para que así como hascaído puedas ser redimido…” (Moisés 5:9).

Amón testificó: “…he aquí, he visto a miRedentor; y vendrá, y nacerá de una mujer, yredimirá a todo ser humano que crea en sunombre” (Alma 19:13).

Y finalmente, José Smith —siendo un mu-chacho de catorce años— ejerció una fe inal-terable y siguió el consejo de Santiago depedir a Dios (véase Santiago 1:5). Dios elPadre y Su Hijo, Jesucristo, aparecieron anteél y le dieron instrucciones. ¡Cuán gloriosafue esa Primera Visión para el primer profetade esta última dispensación! Dieciséis añosmás tarde, en el Templo de Kirtland, lo visitóotra vez el Salvador y él testificó lo siguiente:“Vimos al Señor… y su voz era como el estruendo de muchas aguas, sí, la voz de

Jehová, que decía: Soy el primero y el últi-mo; soy el que vive, soy el que fue muerto;soy vuestro abogado ante el Padre” (D. y C.110:2–4).

A todas las almas que tienen hambre defe, las invito “a buscar a este Jesús de quienhan escrito los profetas y apóstoles” (Éter12:41). Que el testimonio que ellos han ex-presado de que el Salvador dio Su vida por ti se hunda profundamente en tu corazón.Procura con oración recibir el testimonio deesta verdad por medio del Espíritu Santo, ydespués observa cómo se fortalece tu fe alenfrentar con gozo las dificultades de estavida y al prepararte para la vida eterna.

Jesucristo, efectivamente, vino y vivió enla tierra. Y vendrá otra vez. Ésta es una ver-dad maravillosa para llevar en nuestro cora-zón en Navidad y durante todo el año. ■

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En el Templo deKirtland, JoséSmith y Oliver

Cowdery recibieronla visita del Salva-dor y testificaron:“Vimos al Señor… ysu voz era como elestruendo de mu-chas aguas, sí, la voz de Jehová”.

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Cuando yo tenía diecisiete años, mi mamá trabajabade costurera para una fábrica de muñecas; hacía sutrabajo en casa, pero iba a la fábrica para buscar los

materiales y entregar lo que había confeccionado. El hom-bre a quien entregaba las costuras tenía algo especial en supersonalidad.

Al ir conociéndolo mejor, mi madre sedio cuenta de que a éste le había suce-dido algo que le causaba tristeza.Un día lo invitó a casa y ese mis-mo día él nos visitó y pasó variashoras con nosotros. Nos ente-ramos así de que había llega-do a Argentina procedentede Brasil, en busca de traba-jo, y que nunca había regre-sado a su hogar, como lodeseaba.

Nuestra familia tiene la cos-tumbre de invitar a alguien apasar la Navidad con nosotros,y a principios de diciembre em-pezamos, como todos los años,a hablar sobre quién sería nues-tro invitado ese año. Sin embar-go, esa Navidad iba a ser diferentede las demás por una razón especial:era la primera que íbamos a pasarcomo miembros de La Iglesia deJesucristo de los Santos de losÚltimos Días. En segui-da pensé en el compa-ñero de trabajo de

mamá, pero no dije nada; después, ella misma mencionóque quería invitarlo a él.

La próxima vez que mi madre fue a entregar sus costu-ras, le preguntó con quién iba a pasar las fiestas, y él lecontestó que no sabía. Mi madre le dijo entonces que le

gustaría mucho que fuera a nuestra casa enNochebuena, y él respondió que después

le contestaría.Al caer la tarde en Noche-

buena, alguien llamó a lapuerta; cuando abrimos,

ahí estaba el compañerode trabajo de mi madrecon su hijo, un niñito de tres años. Fue muyagradable conocer alniño y pasar unas horascon él esa noche; era

afectuoso como su pa-dre. Nuestra familia sin-

tió como si tuviéramoscampanas repicando en

el corazón al escuchar aese niñito cantar con dul-

zura en aquella Nochebuena.Me siento agradecida por

el Evangelio, que desde aquel añoacrecentó el espíritu de nuestras

Navidades y aumentó nuestra de-terminación de tener “…presen-

te… la bondad fraternal…[y la] caridad”

(D. y C. 4:6). ■

Compartimos nuestra Navidad

Sabíamos que nuestra primera Navidad como Santos de los Últimos Días iba a ser dife-

rente de las demás. Pero lo que la hizo extraordinaria fue compartir esa celebración.

P O R D A I A N A M E L I N A A L B O R N O Z D Í A Z

ILUSTRACIÓN POR NATALIE MALAN.

Page 20: Liahona - La feuille d'olivier...niños del mundo: Ha nacido el Salvador A4 Tiempo para compartir: El don más grande Elizabeth Ricks A6 De la vida del presidente Spencer W. Kimball:

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Abajo, de izquierda a derecha: Purevsuren, director del Sistema Educativo de la Iglesia en Mongolia;

Munkhsaihan, presidenta de la Sociedad de Socorro del Distrito Ulan Bator; Bud, ex misionera.

Página opuesta: Un grupo de adultos solteros se reúne para una lección en el apartamento de

Dennis y Kathy Gibbons, un matrimonio misionero.

Page 21: Liahona - La feuille d'olivier...niños del mundo: Ha nacido el Salvador A4 Tiempo para compartir: El don más grande Elizabeth Ricks A6 De la vida del presidente Spencer W. Kimball:

El Evangelio es relativamente nuevo en

Mongolia, pero a medida que los miem-

bros cambian de vida por medio de su

fe en Jesucristo, también están cam-

biando el mundo que los rodea.

P O R D O N L . S E A R L ERevistas de la Iglesia

Esculpido en la falda de una montaña en las afuerasde Ulan Bator, Gengis Kan mira hacia la capital deMongolia, un poco más abajo. La imagen gigantes-

ca del grandioso kan es un recordatorio de que en untiempo él conquistó un imperio que cubría la mayor par-te de Asia, el Oriente Medio y partes de Europa oriental.“En veinticinco años, el ejército mongol subyugó a mástierras y pueblos que los que los romanos habían con-quistado en cuatrocientos años… Gengis Kan conquistómás del doble de tierras que cualquier otro hombre de la

historia”1. Sus descendientes y su influencia serían fuer-zas dominantes en la historia a través de los siglos que estaban por venir.

En julio de 2006, Mongolia celebró los 800 años de lafundación del Imperio Mongol. En la actualidad, algunostal vez se refieran a él como “país en desarrollo”, pero estetérmino se debe emplear con sentido positivo. Los mongo-les enérgicos y creativos están progresando a un paso ace-lerado y contribuyendo al progreso de su país.

Para algunas personas, ese progreso ha implicado el de-sarrollo de la fe en Jesucristo. Desde la década de 1920hasta 1990, no se toleró oficialmente ninguna religión enMongolia. Los misioneros Santos de los Últimos Días llega-ron en 1993; ahora hay dos distritos y veinte ramas en ese país, con más de seis mil miembros, y los misionerosencuentran que muchos mongoles aceptan fácilmente elEvangelio.

A continuación se citan las historias de algunos de éstos.

Purevsuren

Sh. Purevsuren oyó hablar por primera vez deDios y de la Biblia cuando era estudiante en unauniversidad de la Unión Soviética (los mongolesusan principalmente su nombre de pila, delantedel cual ponen las iniciales del apellido con fineslegales). Le compró a un compañero de estudiosuna Biblia porque tenía el texto en ruso en unapágina y el mismo en inglés en la otra. De nochelo leía a escondidas para aprender inglés, pues lalectura de la Biblia en público le habría acarreadola expulsión.

LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 19

MongoliaEstepas de fe

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Su padre le había enseñado los principiosbudistas de honor y rectitud, y él siempre ha-bía tratado de vivir de acuerdo con ellos. Su in-terés espiritual en la Biblia comenzó despuésde haber regresado a Mongolia, haberse casa-do y ser profesor universitario. En una oca-sión, su trabajo lo llevó a visitar India, endonde conoció a un cristiano que le regalóuna Biblia y le expresó sus sentimientos encuanto a la divinidad de Jesucristo. Purevsurenrecordó entonces las enseñanzas de su padrecon respecto a una vida a continuación deésta. “Gracias a mi padre, tenía una creenciafundamental en Dios”, dice, y empezó a pre-guntarse cómo querría Dios que se prepararapara la próxima vida.

Por encabezar una agrupación de educa-dores mongoles, se le invitó a visitar losEstados Unidos, donde vio por primera vez el Libro de Mormón; estando en Utah, unmiembro de la Iglesia que actuaba como anfi-trión del grupo de visitantes le regaló unejemplar; Purevsuren le echó un vistazo rápido y lo dejó de lado.

En septiembre de 2000, él y su familia en-traron en contacto con misioneros SUD enMongolia y escucharon las charlas. Esa vezleyó el Libro de Mormón con un interés dife-rente y encontró la verdad que había estadobuscando. En noviembre de ese año, él y suesposa fueron bautizados y confirmados.Apenas una o dos semanas más tarde lo lla-maron como presidente de rama.

Al principio, los hijos no tenían interés enesa Iglesia nueva; el hijo, especialmente, quecursaba la enseñanza secundaria, resistió

mucho; pero, por ser obediente, aceptó escu-char a los misioneros como su padre se lo pedía. Al fin, ambos hijos fueron bautizados yconfirmados. El jovencito prestó servicio mi-sional en Idaho (E.U.A.).

En la actualidad, Purevsuren se encuentramuy atareado enseñando a los jóvenes, comocoordinador del Sistema Educativo de laIglesia en Mongolia, un cargo que recibió en 2001.

Hay en el país unos seiscientos estudiantesde instituto y unos setecientos de seminario;estas cifras aumentaron alrededor de un 300por ciento desde 2001, a pesar de que mu-chos de los alumnos enfrentan la oposiciónde familiares y de que el costo de la asistenciaen tiempo y en transporte es elevado.

¿Cuál es la parte más satisfactoria de esetrabajo? “Creo que lo mejor es ver a tantos jó-venes que se convierten a la Iglesia gracias aseminario”, cuando los alumnos llevan consi-go a sus amigos.

Soyolmaa

“Yo fui una muchacha descarriada”, dice U. Soyolmaa, recordando el período de es-cuela secundaria después que murieron suspadres; mientras se hallaba en Rusia, asistien-do a la universidad, se enredó en bebidas al-cohólicas y en fiestas. Después de su regresoa Mongolia, se encontró con una amiga deaquellos días de diversión y quedó sorprendi-da cuando ésta la invitó a asistir a una iglesia.Su amiga parecía muy cambiada.

Las enseñanzas del cristianismo no le re-sultaban nuevas, pero al principio no aceptó

Arriba: Odgerel (iz-

quierda), presidente

del Distrito Ulan Bator;

Soyolmaa, una de las

primeras misioneras

de su país; Ankhbayar,

también ex misionero.

Abajo: Una hermana

líder de la Primaria

enseñando una lec-

ción a los niños.

Página opuesta, arri-

ba: Adiyabold y su fa-

milia en una tienda

mongola donde tienen

su hogar. Página

opuesta, abajo:

Odgerel (fila de atrás,

con una gorra) y sus

familiares, que com-

prenden cuatro gene-

raciones.

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la invitación. Cuando por fin dijo que sí, se sintió emocio-nada sin entender el porqué. En las reuniones de la Iglesia,de inmediato la cautivó la sensación de paz, la amable acogida, el saber hacia dónde debía encaminar su vida.Después se unió a la religión de su amiga y, en 1995, ellasfueron las dos primeras misioneras llamadas de Mongolia.Soyolmaa prestó servicio en Utah.

Actualmente, es directora de Administración deMateriales de la Iglesia en Mongolia; también es directorade asuntos públicos de su país, consejera de la presidenciade la Sociedad de Socorro del distrito y maestra deDoctrina del Evangelio en su rama.

“Es un privilegio ser miembro de la Iglesia”, dice. “Porestar en la Iglesia, sigo progresando”.

La Iglesia todavía no es muy conocida en Mongolia, y encuanto a los Santos de los Últimos Días, hay disponiblemás información negativa que positiva. Los esfuerzos pordar a conocer la verdad deben ser constantes.

Los miembros son los mejores embajadores de laIglesia. Según explica ella, se distinguen por “esa luz, esafelicidad” que se les ve en la cara. Gracias al Evangelio,sienten una confianza y un gozo que muchas otras perso-nas no poseen.

Como los Santos de los Últimos Días de todas partes,comenta ella, los miembros de la Iglesia de Mongolia “tie-nen las mismas creencias, por lo que en lo que respecta al Evangelio, pertenecemos a una gran familia”.

Odgerel

En 1995, cuando su madre lo invitó a concurrir a unaiglesia cristiana, O. Odgerel no sabía que ella ya era miem-bro de esa Iglesia. Era empleada de una biblioteca públicay estaba a cargo de alquilar el salón de asambleas. Un día,atraída por el canto que salía de allí, se acercó a la sala y lainvitaron a la reunión. Después, escuchó las charlas misio-nales y fue bautizada y confirmada.

Odgerel había nacido en Rusia mientras sus padres eranestudiantes allá y se había educado en el socialismo soviéti-co, que era casi una religión para él; pero cuando la UniónSoviética se desintegró, desapareció todo aquello en loque creía y él se dedicó a las fiestas y a la bebida pensandoque el único propósito de la vida era divertirse todo lo po-sible antes de morir. Sin embargo, pronto se dio cuenta deque su estilo de vida era un callejón sin salida y que debíaabstenerse de las cosas que veía que le estaban haciendodaño.

Como a muchos otros mongoles, le resultó fácil aceptarel Libro de Mormón una vez que lo leyó. “El pueblo mon-gol tiene buena disposición para recibir el Evangelio por-que puede ver fácilmente todo lo bueno que ofrece”, dice,“y le abren el corazón muy sinceramente”. Eso le sucedió aél. Ya había sentido que existe un Ser Supremo, y por me-dio del Evangelio, encontró a un Dios y un estilo de vidaen los que podía creer. “Aquél fue mi momento más feliz”,comenta.

Afirma que la sociedad de Mongolia se beneficiaría conel cambio que el Evangelio produce en la vida de las perso-nas. El exceso de bebida es un problema y también lo es lainmoralidad. Allí existe sólo un modelo de conducta, quees el mundano y que ahora la televisión destaca y respalda;y en el país no existe ninguna fuerte tradición religiosa quese le oponga. Pero, según dice Odgerel, por medio delevangelio de Jesucristo las personas encuentran una formacorrecta de dirigir su vida.

Él es en la actualidad el presidente del Distrito UlanBator, de Mongolia, que consta de once ramas y tiene unos 3.700 miembros; aproximadamente un 70 por ciento de éstos son solteros.

Ankhbayar

E. Ankhbayar prestó servicio en la Misión Utah, SaltLake City Sur, de 2001 a 2003. Actualmente, a los veinticin-co años de edad, es líder de los jóvenes solteros delDistrito Ulan Bator.

LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 21

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Cuando recibió el llamamiento misional, no sabía inglés,por lo que dos misioneros estadounidenses tuvieron queleerle la carta. Ahora es administrador del centro de distri-bución, instalado en un cuarto de las oficinas de la MisiónUlan Bator, y ayuda a los miembros a conseguir los mate-riales disponibles en mongol y también los de inglés paralos que pueden utilizarlos. Dice que así como ayudaba a lagente a aprender sobre el Evangelio cuando era misionero,ahora sigue haciendo lo mismo.

Ankhbayar se convirtió a la Iglesia en 1998 con el restode su familia, que consistía en sus padres y un hermanomenor. Mientras los miembros de su familia asistían a unareunión de la Iglesia, tuvo dos sueños que influyeron en él:en ambos se encontraba huyendo de una destrucción se-gura cuando un personaje luminoso y brillante lo salvaba;después, sus padres le dijeron que, indudablemente, aquelPersonaje era el Salvador y lo exhortaron a orar para enten-der el significado de sus sueños. La respuesta que recibió asus oraciones lo llevó a escuchar el Evangelio.

Antes de convertirse a la Iglesia, “mi familia no era uni-da”, dice. Ahora “hablamos unos con otros y siento el amorde mi madre y de mi padre”. En el campo misional, le pare-cía que los miembros de la Iglesia eran sus familiares.Actualmente, se esfuerza por compartir el Evangelio consus amigos a fin de que éstos también sientan lo mismo.

Una de las personas con quienes ha compartido elEvangelio es su novia, que después fue bautizada y confir-mada. Si se casan, tendrán que enfrentar un problema quemuchas parejas jóvenes enfrentan en Mongolia: encontrarun lugar donde vivir. Las viviendas son escasas y los preciosdemasiado altos para muchos de los matrimonios jóvenes.Quizás terminen viviendo con los padres en un apartamen-to pequeño o puede que en el ger tradicional, que es unavivienda circular de un solo cuarto, semejante a la tiendatípica de los nómadas mongoles.

Majigsuren

Debido a que en Mongolia no se permite a los misione-ros hacer obra proselitista, sus contactos provienen de re-ferencias o de gente que los pida. Cuando los mongolesaceptan el Evangelio, las primeras personas a las que en-vían los misioneros son, por lo general, sus seres queridos;por eso, hay muchas ramas con miembros que son parien-tes entre sí.

Z. Majigsuren vive en un pequeño apartamento deDarjan con su esposo, dos hijas adolescentes y otros

familiares: la hija casada y el yerno con su hijita también viven allí, así como un hijo con la esposa y el bebé de ambos. A. Soronzonbold, el yerno de Majigsuren, es presi-dente del Distrito Darjan; el hijo, Kh. Sergelen, es el pri-mer consejero de la presidencia de la Rama Darjan 2; y ellamisma es la primera consejera de la presidencia de laSociedad de Socorro de la rama.

Los misioneros llegaron a Darjan en 1996, y ella fue bau-tizada y confirmada en 1997, lo que la hace uno de losmiembros pioneros de la ciudad.

“Me siento muy agradecida de que todos mis hijossean miembros de la Iglesia”, dice ella. Recordando el fru-to del árbol de la vida que Lehi vio en una visión (véase 1 Nefi 8), Majigsuren agrega: “Yo quería comer de aquelfruto y volver junto a mi Padre Celestial”. Y quería quesus hijos comieran también. Está muy agradecida por quedos de ellos se han sellado a sus respectivos cónyuges enel Templo de Hong Kong, China: la hija, K. Selenge, queestá casada con Soronzonbold; y Sergelen con su esposa,T. Altantuya.

Explica que los miembros “tienen que asistir a la Iglesia,tienen que orar y tienen que mantener la fe. Lo más impor-tante es la fe”, dice, porque sin ella, no harán lo otro.

Su hijo, Sergelen, se interesó en la Iglesia al notar quesu madre y hermana habían cambiado como resultado deser miembros; había escuchado cuando un matrimoniomisionero, personas ya maduras, le enseñaba la historia deLehi a la madre, y se había dado cuenta de que ésta tam-bién estaba tratando de guiar a sus hijos para que hicieranlo correcto.

Como muchos de los miembros mongoles, él comenta:“Me gusta leer el Libro de Mormón porque cada vez que loleo, descubro algo nuevo”. La historia del capitán Moronies una de sus favoritas; también lo conmueve Jacob6:11–12, en donde se exhorta a todos con estas palabras:“…arrepentíos, pues, y entrad por la puerta estrecha”.

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“Agradezco tanto la oportunidad que tuve de cumplir una misión en Rusia”, diceSergelen. Aun cuando no bautizó a muchagente, cree que plantó semillas que darán sufruto en el futuro. Desde 1993, más de qui-nientos treinta jóvenes mongoles han cumpli-do misiones; más de trescientos prestaronservicio misional en los Estados Unidos, y unacantidad considerable han cumplido misio-nes en Rusia.

Su cuñado, Soronzonbold, ha sido miem-bro de la Iglesia desde que tenía dieciochoaños, y ahora, a los veinticinco años de edad,presta servicio como presidente del DistritoDarjan, que tiene cinco ramas. Aparte, asistea la universidad. “Agradezco el llamamientoque tengo en la Iglesia, porque aprendo mu-cho de él”, comenta.

Y explica que a los mongoles les impresio-na el hecho de que los miembros presten ser-vicio en la Iglesia sin recibir remuneración.

“Antes de ser miembro, era muy egoísta”,afirma. Ahora tiene la meta de aprender todolo que pueda sobre el Evangelio. “El desafíoque tenemos es aprender y compartir loaprendido”.

Munkhsaihan

Antes de conocer el Evangelio, A.Munkhsaihan veía el mundo como un lugartenebroso con muy poca esperanza; pero alencontrar fe y esperanza a través de él, elmundo cambió para ella.

En los años anteriores a 1990, enseñabaruso; pero cuando cambió el ambiente políti-co y cultural de Mongolia, se dio cuenta de

que debía aprender inglés a fin de poder ense-ñarlo. Durante un año estudió inglés con losmisioneros Santos de los Últimos Días. Antesde escuchar las charlas misionales, decidió queiba a examinar cuidadosamente la religión, y seencontró con que ésta era algo más que una fereligiosa basada en principios verdaderos: eraun estilo de vida. Fue bautizada y confirmadaen junio de 2000, y el resto de su familia seunió a la Iglesia un mes más tarde. Ahora con-templa el mundo como un lugar mucho másluminoso para ella, sus hijos y sus nietos.Actualmente, presta servicio como presidentade la Sociedad de Socorro del Distrito UlanBator.

Después que el Evangelio cambió su vida,Munkhsaihan empezó a pensar qué pasaría siaplicaba sus principios en su labor de maestra.Comenzó por tratar sinceramente de amar atodos sus alumnos, algo que con algunos eradifícil, y de orar por ellos. Lo interesante es quese encontró con que ella misma estaba cam-biando: desarrolló mayor capacidad para amar-los. Aun cuando los alumnos no sabían queoraba por ellos, su actitud hacia ella empezó acambiar también.

“Al ejercer la fe en el Evangelio, nos es posi-ble cambiar”, dice.

Y, de acuerdo con lo que indica su experien-cia, ésa es la manera en que el Evangelio puedecambiar a Mongolia. Al cambiar los miembrospor medio de su fe en Jesucristo, cambiarátambién el mundo que los rodea. ■

NOTA1. Jack Weatherford, Genghis Khan and the Making of

the Modern World, 2004, pág. xviii.

Arriba, desde la

izquierda: dos ex mi-

sioneros mongoles co-

mienzan su vida de

casados. Majigsuren,

pionera entre los

miembros de Darjan.

Tuvshinjargal, presi-

denta de la Primaria

del Distrito Ulan Bator,

y su hija Anudari.

Abajo: Figura de

Gengis Kan esculpida

en la falda de la mon-

taña. Página opuesta:

Los jinetes representan

a las tropas mongolas

en la celebración

anual Naadam.

Page 26: Liahona - La feuille d'olivier...niños del mundo: Ha nacido el Salvador A4 Tiempo para compartir: El don más grande Elizabeth Ricks A6 De la vida del presidente Spencer W. Kimball:

¡REGOCIJAD,JESÚS NACIÓ!

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que afirmamos creer…“Aquellos que están llenos del

amor de Cristo no procuran obligar a los demás a que sean mejores; losinspiran a ser mejores; los inspiran a buscar a Dios. Debemos extender lamano de la amistad; debemos ser másmisericordiosos, más tiernos, más to-lerantes y tardos para la ira…” (Véase“Un camino más excelente”, Liahona,julio de 1992, págs. 68–69).

¿Cómo me ayuda la caridad a ser

un instrumento en las manos de

Dios?

Éter 12:28: “…la fe, la esperanza yla caridad conducen a mí, la fuentede toda rectitud”.

Élder Joseph B. Wirthlin, del

Quórum de los Doce

Apóstoles: “…una vez quevemos con el ojo de la feque somos hijos de unamoroso Padre que nosha dado el don de Su Hijopara redimirnos, experimen-tamos un gran cambio ennuestro corazón; sentimos eldeseo de ‘…cantar la cancióndel amor que redime…’ [Alma5:26], y nuestro corazón des-borda de caridad. Al saber que

Por medio de la ora-

ción, lea este mensaje y

seleccione los pasajes

de las Escrituras y las

enseñanzas que satisfagan las nece-

sidades de las hermanas a las que vi-

site. Comparta sus experiencias y su

testimonio e invite a las hermanas a

las que enseñe a hacer lo mismo.

¿Qué es la caridad?

Presidente Howard W. Hunter

(1907–1995): “‘Un mandamiento nue-vo os doy’, dijo [el Salvador]… ‘Queos améis unos a otros… En esto co-nocerán todos que sois mis discípu-los, si tuviereis amor los unos con losotros’ (Juan 13:34–35). A este amorque debemos tener hacia todos nues-tros hermanos y hermanas de la fami-lia humana, y al que Cristo tiene porcada uno de nosotros, se le llama cari-dad o ‘el amor puro de Cristo’(Moroni 7:47). Es el amor que motivóel sufrimiento y el sacrificio de la ex-piación de Cristo. Es la cumbre másalta a la que puede llegar el alma hu-mana y la expresión más sublime delcorazón humano…

“El Salvador nos ha mandado quenos amemos unos a otros como Élnos ha amado, que nos vistamos ‘con el vínculo de la caridad’ (D. y C.88:125), como Él lo hizo. Se nos ex-horta a purificar nuestros sentimien-tos, a cambiar nuestro corazón, ahacer que nuestras accionesy nuestra apariencia exter-nas concuerden con aquello

el amor de Dios ‘…es más deseableque todas las cosas… y el de mayorgozo para el alma’ [1 Nefi 11:22–23],deseamos compartir con los demásnuestra dicha; deseamos servirles ybendecirles” (“El cultivar atributos di-vinos”, Liahona, enero de 1999, págs.30–31).

Anne C. Pingree, ex Segunda

Consejera de la Presidencia General

de la Sociedad de Socorro: “Podemosalterar la faz de la tierra una familia y

un hogar a la vez, mediante la cari-dad, nuestros actos pequeños y senci-llos de amor puro.

“La caridad, el amor puro delSalvador, es ‘la clase de amor más su-blime, noble y fuerte’, y el cual pedi-mos al Padre con toda la energía denuestros corazones que podamos po-seer. El élder Dallin H. Oaks nos en-seña que la caridad ‘no es un acto

sino una condición o estado del ser[en el que uno se convierte]’. Nues-

tras ofrendas diarias de caridad es-tán ‘[escritas] no con tinta,

sino con el Espíritu delDios vivo… en [las]

tablas de carne [denuestros corazo-

nes]’. Poco apoco, nuestros

actos caritativoscambian nuestra

naturaleza, definennuestro carácter y, al

final, nos convierten enmujeres que tienen elvalor y la dedicaciónpara decir al Señor:‘Heme aquí, envíame’(“Caridad: Una familia yun hogar a la vez”,Liahona, noviembre

de 2002, págs.108–109). ■

LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 25

Convirtámonos en un instrumento en las manos de Dios al ejercer lacaridad

M E N S A J E D E L A S M A E S T R A S V I S I T A N T E S

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¿Por qué se enseña a los Santos de los Últimos Días que es

importante llevar registros y reunir y preservar la historia de

la Iglesia?

Élder Marlin K. Jensen: En lasEscrituras, especialmente en el Librode Mormón, se deja en claro que lasmemorias son un principio fundamen-tal y salvador del Evangelio. Llevamosregistros a fin de poder recordar. Losrecuerdos del pasado nos dan la debi-da perspectiva como hijos de Diospara tener fe en nuestro destino futu-ro y, por eso, para vivir en el presentecon mayor fidelidad.

El 6 de abril de 1830, el día en que se organizó la Iglesia, el Señor le mandó al profeta José Smith: “He aquí, se llevaráentre vosotros una historia” (D. y C. 21:1). Ésa es la revela-ción en la cual se basa el cargo de historiador y registradorde la Iglesia.

Ese día, el Profeta aprendió cuán importante es para elSeñor que se lleve una historia de la Iglesia, y no tardó enllamar a Oliver Cowdery para ser el primer historiador y re-gistrador de ésta. Al principio, él registraba las minutas delas reuniones, las bendiciones patriarcales, los datos de losmiembros y los certificados de autoridad del sacerdocio;también empezó lo que se podría considerar una historianarrativa de la Iglesia.

La actividad de llevar registros comenzó con un manda-miento de Dios y continúa hasta hoy.

¿En qué consiste el llamamiento de historiador y

registrador de la Iglesia?

Élder Jensen: La labor de historiador y registrador de la Iglesia consiste en su mayor parte en llevar registros.

Comprende la reunión y la preservación de las fuentes dela historia de la Iglesia, el registro de las ordenanzas y la re-colección de minutas. En las Escrituras también se indicaque tenemos la responsabilidad de asegurar que los regis-tros se utilicen "para el bien de la iglesia, y para las genera-ciones futuras" (D. y C. 69:8).

Las funciones de historiador y registrador se comple-mentan y a veces son casi imposibles de distinguir la unade la otra. Creo que por eso, en los primeros tiempos de laIglesia, a veces se nombraba un registrador y a veces unhistoriador, y por lo mismo, en tiempos más recientes am-bas funciones se han unido en un solo llamamiento.

¿Qué propósito tiene registrar y enseñar la historia de la

Iglesia?

Élder Jensen: El propósito principal de la historia de laIglesia es ayudar a los miembros a incrementar su fe enJesucristo y a guardar sus convenios sagrados. Al cumplireste propósito, hay tres consideraciones principales quenos guían:

Primero, procuramos testificar de las verdades funda-mentales de la Restauración y defenderlas.

26

Se llevará entre vosotros una historia

El élder Marlin K. Jensen, de los Setenta, actualmente el historiador y registrador de la Iglesia, tuvo

hace poco una conversación con representantes de las Revistas de la Iglesia sobre el pasado, el

presente y el futuro de ese importante cargo.

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Segundo, deseamos contribuir aque los miembros de la Iglesia recuer-den las grandes cosas que Dios ha hechopor Sus hijos.

Tercero, tenemos la responsabilidad quese nos ha dado en las Escrituras de preservarel orden revelado del reino de Dios. Eso com-prende las revelaciones, los documentos, losprocedimientos, los procesos y los modelos queproporcionan orden y continuidad para el ejerci-cio de las llaves del sacerdocio, el funcionamientoapropiado de los quórumes del sacerdocio, la reali-zación de las ordenanzas, etc., o sea, todos los ele-mentos esenciales para la salvación.

El cargo de historiador y registrador, ¿en qué otro

aspecto beneficia a la Iglesia?

Élder Jensen: El historiador y registrador de la Iglesiaproporciona una voz de autoridad en los asuntos históricosde ésta. Siempre surgen dudas históricas y a veces hay con-troversias históricas, por lo que es útil contar con una personaa la cual cualquiera pueda recurrir para recibir respuestas queinspiren confianza.

El historiador de la Iglesia preside el Comité de SitiosHistóricos, que se encarga de la administración de los sitios y pun-tos de interés de la Historia de la Iglesia. Es también director delComité de Administración de Registros de la misma. Dicho comité

LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 27

Página opuesta:

Oliver Cowdery prestó

servicio como primer

registrador de la

Iglesia. Abajo: Algu-

nas páginas del ma-

nuscrito original de

Doctrina y Convenios.

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A P R E N D A M Á S S O B R E L A H I S T O R I AD E L A I G L E S I A

Por medio del Internet, la historia de la Iglesia está más accesible

que nunca. A continuación se citan algunos de los recursos de dicha

historia disponibles en inglés en el sitio Web de la Iglesia: www.lds

.org/churchhistory:

• Sitio Web de José Smith,

que resume la vida y la mi-

sión del Profeta. Contiene

fotografías y documentos

históricos.

• “Mormon Pioneer

Overland Travel” [“Viajes por

tierra de los pioneros mor-

mones”] (1847–1868), que

contiene datos de individuos

y de compañías que viaja-

ban hacia el oeste en direc-

ción a Utah.

• “Historic Sites” [Sitios his-

tóricos], que indica el lugar,

muestra fotos y contiene una

historia breve de los sitios

principales de la Iglesia.

• “Museum of Church

History and Art” [Museo de

Historia y Arte de la Iglesia],

donde se muestran obras

de arte y artefactos históri-

cos que documentan la his-

toria de la Iglesia y de sus

miembros.

supervisa la creación, la administración y la disposición fi-nal de todos los registros de la Iglesia —tanto eclesiásticoscomo corporativos— por todo el mundo.

Entre los más esenciales y sagrados, están los registrosque verifican el que se hayan efectuado las ordenanzas deltemplo. Éstos se preservan como parte de lo que piensoque es ese libro que será “digno de toda aceptación” (D. yC. 128:24). Los miembros pueden confiar en que todos losregistros están seguros, incluso los de sus ordenanzas deltemplo.

¿Cómo se emplea la tecnología en la Iglesia para llevar

a cabo la obra del cargo de historiador?

Élder Jensen: Trabajo con el Departamento de HistoriaFamiliar e Historia de la Iglesia, que reúne y preserva losmateriales esenciales de la historia de la Iglesia. Estamosdesarrollando un plan tecnológico que nos capacitará me-jor para reunir, preservar y poner la historia de la Iglesia alalcance de los miembros de todo el mundo. Obviamente,el Internet tendrá una función cada vez más importanteen lo que hagamos.

Los libros, documentos, artefactos y sitios históricos, asícomo las fotografías que hemos reunido a través de losaños constituyen en cierto sentido las “joyas” de la historiade la Iglesia. Sentimos la obligación de darlas a conocer alos miembros de todas partes, de manera aprobada yapropiada. La oportunidad de ver una página del manus-crito original del Libro de Mormón en el Internet o de ha-cer una gira virtual del cuarto superior de la cabaña de losSmith donde Moroni apareció al joven José Smith son ex-periencias que pondrán a los miembros en contacto connuestro pasado y promoverán su fe.

La tecnología también nos habilitará mejor para capaci-tar y ayudar a los líderes, secretarios y otros miembros lo-cales que sean responsables de compilar la historia anualde estacas, barrios y misiones. Con ayuda de la tecnología,los datos históricos saldrán de la sede de la Iglesia y llega-rán a ella con mayor facilidad.

¿Cómo puede la historia de la Iglesia llegar a ser un

patrimonio para todos nosotros, ya sea para los miembros

nuevos como para aquellos cuya familia ha estado en la

Iglesia desde generaciones anteriores?

Élder Jensen: Se ha dicho que un pueblo no puede sermás grande que su historia. La historia de la Iglesia co-

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mienza con el impresionante relato de José Smith y de subúsqueda de la religión verdadera. Si creemos el relato deJosé, nos convertimos en parte de una enorme congrega-ción de creyentes cuya vida ha cambiado al abrazar elEvangelio restaurado. Esa experiencia llega a ser una partemuy importante de nuestro patrimonio mutuo comoSantos de los Últimos Días; también contribuye a explicarla razón por la que la historia de los comienzos de la Iglesiaes crucial para la existencia de ésta y para su vitalidad yprogreso continuos.

En nuestra historia hay otros grandes sucesos dignos deque se conozcan y se enseñen en la Iglesia y en el hogar:Las lecciones de Kirtland, las pruebas de Misuri, los triun-fos y la final expulsión de los santos de Nauvoo, y el reco-

rrido de los pioneros hacia el oeste son relatos que inspi-ran a los Santos de los Últimos Días en toda tierra e idio-ma. Pero también hay otros relatos igualmenteconmovedores del surgimiento y el progreso de la Iglesia,así como del impacto que ha tenido el Evangelio restaura-do en los miembros de toda nación a los que ha tocado el corazón; ésos también deben registrarse y preservarse.

Por otra parte, debe considerarse, además, la relaciónque existe entre la historia de la Iglesia y la historia familiar.Por lo general, el estudio de la una conduce al estudio dela otra. Muchos de los relatos más importantes de la Iglesiase encuentran en las historias personales y familiares, queson parte de nuestro patrimonio individual y familiar.

Además, debemos recordar que la obtención de un pa-

LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 29

En la cadena montañosa que está al sur de Salt Lake City, se halla la Bóveda de Registros de la montaña de granito, que

contiene copias de microfilmes de gran parte de nuestra historia de la Iglesia y familiar. Recuadro: Un bosquejo

arquitectónico de la nueva Biblioteca Histórica de la Iglesia, que terminará de edificarse para el verano de 2009.

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trimonio de la historia de la Iglesia exige algomás que simplemente leer un libro de histo-ria; incluye también visitar un sitio histórico,un museo donde se exhiban artefactos histó-ricos, asistir a una reunión familiar o llevar undiario personal. La clave es que toda personatenga algún tipo de conexión con el pasado.

En cuanto a usted, personalmente, ¿qué ha

tenido mayor importancia en su servicio como

historiador y registrador de la Iglesia?

Élder Jensen: Me he dado cuenta de quelas Escrituras contienen historia sagrada.Cuando los profetas nos escribieron, entrela-zaron sermones y enseñanzas en sus narra-ciones históricas. Por ejemplo, el Libro deMormón comienza con la historia de Lehi ysu familia; es Escritura, pero también es unanarración histórica. El Libro de Mormón es el

mejor tipo de Escritura histórica que posee-mos; es también el mejor ejemplo de la cone-xión que existe entre la historia y la doctrina.He llegado a comprender y a apreciar la fuer-za que tienen la Escritura y la historia cuandoestán unidas.

He obtenido un testimonio de que todaslas cosas están presentes ante Dios: el pasa-do, el presente y el futuro. Esto está en ar-monía con la definición de la verdad que seda en las Escrituras, donde dice que es “elconocimiento de las cosas como son, comoeran y como han de ser” (D. y C. 93:24).Vivimos en el presente y no podemos ver el futuro, pero podemos contemplar el pa-sado, siempre que éste se haya preservado.Nuestro pasado nos da una perspectiva yuna base que no podemos conseguir de

30

Igual que en la actua-

lidad, los antiguos

profetas, como Nefi,

llevaban un registro

de su historia. Abajo:

Una réplica de las

planchas del Libro de

Mormón.

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LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 31

U N P R O Y E C T O A C T U A LD E I N T E R É S

Los documentos de José Smith

Élder Jensen: Creo que elproyecto más importante en el

que nos encontramos trabajandoahora es el de “Joseph SmithPapers Project” [El proyecto de losdocumentos de José Smith]. Esuna obra monumental, que llevarávarios años para reunir los docu-mentos que el profeta José Smithescribió, los que hizo escribir o

recibió, así como los discursos que pronun-ció, la correspondencia que le enviaron, los

asuntos legales en que estuvo envuelto y todaslas revelaciones que recibió. Tenemos planes de

publicar esos documentos en una serie de tomos.

ninguna otra manera. Ya sea la historia de un abuelo o ladel profeta José Smith, la historia de las tribulaciones delos pioneros Santos de los Últimos Días en los primerostiempos de la Iglesia o la de los soldados Santos de losÚltimos Días durante la Segunda Guerra Mundial, las lec-ciones del pasado nos ayudan a enfrentar y sobreponer-nos al presente y nos dan esperanza para el futuro.

He llegado a apreciar más que nunca al profeta JoséSmith por sus logros monumentales como Profeta funda-dor de esta dispensación.

De todo lo que he llegado a conside-rar preciado, creo que lo más impor-tante es la convicción de que si somosíntegros de corazón y deseamos cono-cer a Dios, podemos llegar a conocerloy a sentirnos responsables ante Él. Esoes posible gracias al ejemplo que nosdio el profeta José Smith. Él lo demos-tró, lo enseñó y nos dio la promesa deque también podemos llegar a conocera Cristo. Eso para mí es invalorable. ■

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Los siete diarios personales del profeta

José están entre los registros más impor-

tantes que nos ayudan a comprenderlo

y a entender el desarrollo de la Iglesia

durante su vida.

P O R M A R K A S H U R S T- M c G E E Y A L E X S M I T HEditores de tomos de la serie “Diarios” en la obra todavíainédita Joseph Smith Papers [“Los documentos de José Smith”],una obra de varios tomos que se está preparando en el Depart-amento de Historia Familiar e Historia de la Iglesia. En lospróximos años se publicarán en ella todas las cartas, los diarios,los relatos, las revelaciones y otros documentos de José Smith.

El profeta José Smith compró su primer diario per-sonal el 27 de noviembre de 1832, posiblementepor haber recibido ese mismo día una revelación

concerniente a la importancia de llevar registros en laIglesia (véase D. y C. 85:1–5). Era un pequeño libro quetenía ciento cuatro páginas y al que él llamó “Libro pararegistros”.

Las primeras palabras que escribió en él expresan su in-tención sincera de “apuntar una minuciosa descripción detodo lo que llegue a observar”. Sin embargo, José Smithse sentía más cómodo cuando hablaba y expresó la frus-tración que sentía con las limitaciones que le ponía la pa-labra escrita1. Como resultado de ello, hubo períodos enque mantenía concienzudamente su diario, pero tambiénhubo otros en que pasó meses, e incluso años, sin escri-bir. Aún así, una y otra vez volvía a escribir en el diario ohacía arreglos para que otras personas lo hicieran por él.Finalmente, con la ayuda del élder Willard Richards, queera un escribiente fiel y de confianza, el Profeta pudo esta-blecer un método de mantener al día las anotaciones ensu diario.

La serie de diarios escritos o mandados escribir por elProfeta contienen varias de las primeras copias que existende las revelaciones que recibió y proporcionan los únicostextos detallados de varios de sus discursos. Se encuentranentre los registros más importantes para comprender a JoséSmith y entender el desarrollo de la Iglesia durante su vida.

A continuación, hay una descripción breve de cada unode los siete diarios del Profeta y datos sobre los varios es-cribientes que le ayudaron a llevarlos.

Primer diario de Ohio: 1832–1834

El profeta José mantuvo fielmente su primer diario es-cribiendo diariamente en él durante nueve días; despuésdejó de hacerlo durante casi diez meses. Volvió a empezaren octubre de 1833, cuando partió de su hogar para unamisión proselitista en Canadá. Las anotaciones que hizo dela época de esa misión nos dan una clara y amplia visión desu sinceridad y de la magnitud espiritual y emocional de supersonalidad. Por ejemplo, el 12 de octubre escribió: “Mesiento muy bien con mi conciencia. El Señor está con no-sotros, pero siento gran ansiedad por mi familia”. Ese día,más tarde, recibió una revelación asegurándoles a él y aSidney Rigdon que sus respectivas familias estaban bien(véase D. y C. 100:1). Al regresar a Kirtland, Ohio, el 4 de noviembre de 1833, José dictó lo siguiente a OliverCowdery, el segundo élder de la Iglesia, para que lo anota-ra en su diario: “Encontré a toda mi familia bien de acuer-do con la promesa del Señor, por cuyas bendiciones sientoque debo agradecer a Su santo nombre”.

Poco tiempo después, pidió ayuda a otros escribientes.Además de emplear como tal a Oliver Cowdery, también la solicitó a los élderes Sidney Rigdon y Frederick G.Williams, sus Consejeros de la Primera Presidencia. Enmarzo de 1834, mientras se hallaba en otra misión,

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Los diarios de José Smith

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José Smith pidió a su compañero deviaje, el élder Parley P. Pratt, que leayudara a escribir en su diario.

No todas las anotaciones apare-cen en orden cronológico; en variasoportunidades, José volvió atrás en

la fecha para registrar un suceso ante-rior. También utilizó el diario para lle-var registros financieros y otras notasdiversas, que se encuentran intercala-das en todo el libro.

Las anotaciones que hizo con másregularidad en el diario están entre

fines de febrero y abril de 1834, cuando elProfeta se hallaba buscando ayuda y recaudan-do fondos para la expedición que iba a aliviarla situación de los Santos de los Últimos Días

LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 33

Arriba: La primera

página del primer

diario de José Smith en

Ohio. Recuadro: La

cubierta anterior de

este diario, con la

firma del Profeta.

Mapa: El primero y el

segundo diarios del

Profeta se escribieron

en Kirtland, Ohio; el

tercero y el cuarto se

escribieron en Far

West, Misuri; el quinto,

sexto y séptimo se

escribieron en Nauvoo,

Illinois.

Kirtland

Far West

Nauvoo OHIO

MISURI

ILLINOIS

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que habían sido expulsados de sus hogaresen el condado de Jackson, Misuri.

Segundo diario de Ohio: 1835–1836

El segundo diario del Profeta era unalibreta de tamaño mediano, de dos-cientas veinte páginas, con el nombrede “Libro de apuntes”, que contieneanotaciones sobre sus actividades enKirtland o sus alrededores desde fi-nes de septiembre de 1835 hasta

principios de abril de 1836. José yOliver comenzaron el registro, pero

pronto lo entregaron a Frederick G. Williams;poco después, el Profeta pidió a WarrenParrish que le prestara servicio como escri-biente de tiempo completo. Aun cuando fueParrish quien escribió casi todo el diario, JoséSmith le dictó la mayor parte. Las anotacionesdictadas son por lo general mucho más largasque las que José mismo escribió; y, aunquecon tono menos personal, tienen las caracte-rísticas del estilo de José Smith. Las anotacio-nes de Warren Parrish y de otros escribientescomprenden cada día del período que cubreel diario.

Ese segundo diario contiene un relato de la Primera Visión de José, en la que Dios elPadre y Su Hijo, Jesucristo, le aparecieron enuna arboleda cercana a su casa. También relatalas apariciones del ángel Moroni en 1823. Enel diario se registran los primeros intentos delProfeta por traducir el Libro de Abraham. Departicular significado teológico es la visión del21 de enero de 1836 del reino celestial y de larevelación de que “todos los que han muertosin el conocimiento de este evangelio, quie-nes lo habrían recibido si se les hubiese per-mitido permanecer, serán herederos del reinocelestial de Dios” (D. y C. 137:7), visión quepredice la doctrina de la redención de losmuertos a través de ordenanzas vicarias.

Sin embargo, el diario se enfoca principal-mente en la preparación para la asamblea so-lemne que se realizó tres días después de ladedicación del Templo de Kirtland. En ella,

los oficiales de la Iglesia iban a ser “investidoscon poder de lo alto” (D. y C. 105:11) parapredicar el Evangelio en toda la tierra; por lotanto, los oficiales del sacerdocio debían pre-pararse. El diario describe varios consejos yreuniones privadas que se llevaron a cabo afin de lograr armonía y de resolver diferenciasentre los hermanos.

El Profeta dedicó un tiempo considerablea la reorganización de los quórumes y conse-jos del sacerdocio, a fin de que estuvieran debidamente organizados para la asambleasolemne. Insistió en que los hermanos se ca-pacitaran en la Escuela de los Élderes y en la de hebreo, que era parte de aquélla. En eldiario se menciona el estudio dedicado y en-tusiasta que hizo José del idioma hebreo du-rante ese período, indica el empeño quepuso en esos intentos y concluye describien-do la dedicación del templo, la asamblea so-lemne y la reunión del domingo 3 de abril de1836. Esa mañana de Pascua, el Cristo resuci-tado apareció al profeta José Smith y al élderOliver Cowdery. Después aparecieron Moisés,Elías y Elías el profeta, y entregaron las llavesdel sacerdocio al profeta José y a OliverCowdery. Lo que José escribió ese día se en-cuentra ahora en la sección 110 de Doctrina yConvenios.

34

El segundo diario

de Ohio del Profeta

(arriba) contiene un

relato histórico de la

Primera Visión de

José Smith (ilustración

de abajo), y en él se

registra cuando se

confirieron las llaves

del sacerdocio por

parte de Moisés, Elías

y Elías el profeta en el

Templo de Kirtland, el

3 de abril de 1836

(página opuesta).

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Primer diario de Misuri: de marzo a septiembre

de 1838

El primer diario que José Smith escribió en Misuri se en-cuentra en sesenta y nueve páginas de una libreta grande.En éste y en los siguientes diarios, José pidió a sus escri-bientes que observaran sus actividades y las registraranellos mismos en el diario. A pesar de que eso disminuyó sucontribución personal, las perspectivas de los escribientesproporcionan diferentes observaciones de la vida delProfeta que de otro modo no tendríamos.

Este diario comienza con un breve relato retrospectivo,aparentemente dictado por José Smith, de su llegada a FarWest, la comunidad de Santos de los Últimos Días que es-taba en el condado de Caldwell, Misuri. Acababa de huirdel peligroso ambiente de apostasía y de hostigación legalde Kirtland, después del fracaso económico de la Sociedadde Seguridad Financiera de Kirtland.

Pero las anotaciones que aparecen a continuación sonde cartas, revelaciones y otros documentos copiados en eldiario con muy poco o nada de narración que los conecteentre sí. A este diario se le dio el título de “Libro de manus-critos”, aparentemente para indicar que era una colecciónde varios textos escritos a mano2. La mayoría de las cartas y de otras anotaciones que se registraron en abril de 1838documentan los acontecimientos que llevaron a la exco-munión de los líderes de la Iglesia Oliver Cowdery y DavidWhitmer.

Con excepción de una revelación, el diario fue escritopor George Robinson, registrador y secretario general de la Iglesia. Cuando el hermano Robinson concluyó elregistro documental, empezó a hacer anotaciones con-temporáneas; para entonces, lo habían nombrado escri-biente de la Primera Presidencia, y el diario se concentrano sólo en el Profeta sino también en sus consejeros,

Sidney Rigdon y Hyrum Smith.Entre abril y junio de 1838, el hermano Robinson llevó

el diario regularmente y dejó registrados los afanes de laPrimera Presidencia en planificar la comunidad de Adán-ondi-Ahmán de Santos de los Últimos Días, en el vecinocondado de Daviess. El hermano Robinson también anotóvarias de las revelaciones que recibió el Profeta, incluso laque se refiere al diezmo (véase D. y C. 119).

Desde fines de julio hasta principios de septiembre, lasanotaciones se hacen con regularidad y en forma detalla-da; en ellas se describe el comienzo de la persecución vio-lenta que sufrieron los santos en el noroeste de Misuri. El 2 de septiembre de 1838, George Robinson describió elambiente que había en esa región: “Esto se parece muchoa un gobierno del populacho y presagia intenciones malig-nas; toda la parte superior de Misuri se encuentra en tu-multo y confusión”. A la conclusión del diario, los Santosde los Últimos Días de Far West y de otras partes del con-dado de Caldwell, Misuri, comenzaban a dirigirse hacia elnorte a fin de proteger de los atacantes a los que se halla-ban en el condado de Daviess.

Segundo diario de Misuri: de septiembre a octubre

de 1838

El escribiente James Mulholland fue uno de los mu-chos huéspedes que hubo en la casa del Profeta a lo lar-go de los años. Fue él quien llevó el segundo diario deéste en Misuri, y lo hizo en tres páginas de un folleto he-cho a mano. Las anotaciones abarcan un período de sóloun mes, desde principios de septiembre hasta principiosde octubre. El diario, titulado “Memorándum, etcétera”,consiste en notas breves sobre las idas y venidas de José Smith, trazando a menudo sus movimientos cadamedia hora. Fue escrito en una época de conflictos cre-cientes en Misuri, y quizás se haya llevado por encargodel Profeta para proporcionar un registro que documen-tara sus actividades diarias y pudiera utilizarse en un tribunal legal.

James Mulholland no estaba al tanto de las intencio-nes ni de las actividades del Profeta como lo estaba el es-cribiente de la Primera Presidencia, George Robinson. Laúltima anotación, fechada el 5 de octubre de 1838, con-cluye diciendo: “No lo vi en toda la tarde; creo que salióde su casa”. En realidad, José Smith había ido a De Witt,Misuri, para socorrer a los santos que estaban asediadospor atacantes.

LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 35

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Primer diario de Illinois: 1839

Después de un inhumano confinamientoen la cárcel de Liberty durante el invierno,se concedió al profeta José y a sus compañe-ros de prisión Santos de los Últimos Días uncambio de jurisdicción para el proceso judi-cial. Aparentemente para evitar al estado lapublicidad de un juicio, los guardias dejaronescapar a los prisioneros mientras estabanen camino hacia la otra jurisdicción. El 22 de abril de 1839, éstos atravesaron el ríoMississippi pasando a Illinois, donde se unie-ron a los santos de Misuri, los que habíansido amablemente recibidos por los habitan-tes de Quincy, Illinois. Ese mismo día elProfeta contrató otra vez a James Mulhollandpara que le llevara el diario. De abril a octu-bre de 1839, el hermano Mulholland llevóun registro de las actividades del Profeta enquince páginas de un folleto hecho a manotitulado “Libro de minutas”.

El diario describe los esfuerzos que hizo el Profeta una vez más por congregar alos santos y edificar el reino de Dios.Compró tierras río arriba en Commerce,Illinois, y les dio instrucciones para quese mudaran allá. A pesar de que la zonaestaba infestada de mosquitos que trans-mitían malaria, los santos empezaronpor drenar las tierras pantanosas y trans-formaron Commerce en una hermosaciudad a la que dieron después el nom-bre de Nauvoo.

A fines de octubre de 1839, JoséSmith partió de Illinois para dirigirse ala ciudad de Washington, D.C., en pro-cura de indemnización del gobiernofederal por las privaciones sufridas porlos Santos de los Últimos Días en

Misuri. Dos semanas después desu partida, James Mulholland

dejó de escribir en el diario; quizáslo haya hecho por haber caído en-fermo, probablemente de malaria,

como muchas otras personas; muriómientras el Profeta estaba ausente.

Segundo diario de Illinois: 1841–1842

En diciembre de 1841, pocos meses des-pués de haber retornado de su servicio misio-nal en Inglaterra, el élder Willard Richards, conmás regularidad que nunca, comenzó a llevarel diario más largo de la vida del Profeta. Estediario y el siguiente de Illinois contienen ano-taciones de casi todos los días, desde media-dos de diciembre de 1841 hasta la muerte delProfeta, ocurrida en junio de 1844. El élderRichards empezó este diario en una libretagrande titulada “El libro de la ley del Señor”. Elregistro parece haberse creado para cumplir elmandato de “llevar una historia y un registrogeneral de la iglesia de todas las cosas queacontezcan en Sión, y de todos los que consa-gren bienes…” (D. y C. 85:1). Hay transcripcio-nes de varias revelaciones que preceden a las89 páginas de anotaciones del diario, las cualesse encuentran intercaladas en un registro denumerosas donaciones a la Iglesia.

En el diario se describen muchos aconteci-mientos importantes de la vida del Profeta,tales como la creación de la Sociedad deSocorro y la construcción del Templo deNauvoo. Las anotaciones detallan actividadesde José como Presidente de la Iglesia, alcaldede la ciudad, tendero, juez principal, editorde periódico, comandante de la Legión deNauvoo y otras responsabilidades. Tambiéncontienen revelaciones, un registro de casosjudiciales y la correspondencia de José con suesposa Emma y con otras personas.

En junio de 1842, cuando Willard Richardspartió para Massachusetts a fin de mudar a sufamilia a Nauvoo, pasó este diario a WilliamClayton. Con la ayuda que le daba de vez encuando Eliza R. Snow y la de un escribiente noidentificado, el hermano Clayton llevó el restodel diario y el registro de donaciones. Losacontecimientos del 20 de diciembre de 1842fueron las últimas anotaciones de este diario.

Tercer diario de Illinois: 1842–1844

Aun cuando el diario anterior tenía todavíala mitad de las páginas en blanco, el 21 de

36

Abajo: El primer

diario de Illinois del

Profeta era un “Libro

de minutas” de

quince páginas, hecho

a mano, que aparece

aquí con una réplica

de una pluma casera.

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diciembre de 1842 Willard Richards, otra vez en su funciónde escribiente, comenzó uno nuevo titulado “Diario delpresidente José Smith”. Al final, sus labores iban a darcomo resultado un diario de cuatro tomos y de 1.045 pági-nas que contiene anotaciones, casi diarias, hasta el 22 dejunio de 1844, apenas cinco días antes de que fueran asesi-nados el Profeta y su hermano Hyrum.

Las anotaciones del diario muestran las característicasde su escribiente, el élder Richards, pero captan la perso-nalidad y el carácter del Profeta en formas que, con todaprobabilidad, él no hubiera escrito de su persona; varíandesde anécdotas graciosas a relatos detallados de casos legales en que presidió José Smith en los tribunales deNauvoo. Esta amplia gama de información nos ayuda a en-tender mejor al profeta José Smith. Algunos de los escritosproporcionan incluso detalles sobre lo que él esperaba delregistro que se llevaba en su diario. Por ejemplo, el 4 demarzo de 1843, el Profeta dijo al élder Richards: “Hay algoque a usted le falta como historiador: es nombrar o notar

los objetos que nos rodean, el tiempo, etc.”. Aunque su re-visión del diario no era frecuente, demuestra sin embargola importancia que él daba al hecho de citar en un contex-to histórico los sucesos de su vida y los comienzos de laIglesia.

Aun cuando los intentos del Profeta de llevar un registrode su vida personal y eclesiástica aumentaban y disminuíancon la ayuda de otras personas logró al fin llevar un regis-tro regular de sus hechos. Sus diarios no sólo sirven debase para la historia de los comienzos de la Iglesia sino queson también un ejemplo para nosotros de la importanciaque puede tener un registro de nuestra vida para nuestrosdescendientes. ■La ortografía [en inglés] y la puntuación se ha actualizado entodas las citas de los diarios; éstos se encuentran en posesión de la Biblioteca Histórica de la Iglesia en Salt Lake City, Utah.

NOTAS1. Véase, por ejemplo, la carta de José Smith desde Greenville, Indiana,

a Emma Smith, en Kirtland, Ohio, fechada el 6 de junio de 1832,Chicago Historical Society, Chicago, Illinois; carta de José Smith des-de Kirtland, Ohio, a William W. Phelps, en Independence, Misuri, fe-chada el 27 de noviembre de 1832, en “Joseph Smith Letterbook 1”,págs. 1–4, Biblioteca Histórica de la Iglesia, Salt Lake City, Utah.

2. Véase de Noah Webster, ed., An American Dictionary of the EnglishLanguage, 1845, “scriptory”, pág. 731.

LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 37

Arriba: El tercer diario de Illinois es un juego de

cuatro tomos escritos por el élder Willard Richards.

Según se cree, el escritorio y la caja de documentos que

aparecen aquí provienen de la casa de la familia Smith en

Nauvoo. Recuadro: En esta anotación, con fecha 6 de abril

de 1843, se menciona el día de apertura de una conferencia

en Nauvoo.

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P O R J A D E S WA R T Z B E R G

Siempre he sabido que Jesucristo, elMesías prometido, vino a la tierrahace dos mil años y que en la actuali-

dad tenemos en la tierra un profeta vivientede Dios. Pero a mi padre, Roy Swartzberg, locriaron en la religión judía, y no siempre losupo.

Por haberse criado en un hogar judío or-todoxo de Sudáfrica, mi papá sabía de losprofetas del Antiguo Testamento, comoMoisés y Elías el Profeta, y de los milagrosque ellos habían hecho. Al oír sobre Moisésdividiendo las aguas del Mar Rojo o sobreElías haciendo caer fuego del cielo, se mara-villaba ante las cosas que podían hacer aque-llos hombres por el pueblo y se preguntaba

por qué no habría profetas en la tierra enesta época.

Poco después de su bar mitzvah [ce-remonia en la que se reconoce a un jovenjudío por su moralidad y acato a los debe-res de su religión], mi papá oyó hablar porprimera vez del profeta José Smith; vivía

en ese entonces con sus abuelos judíos,pues la madre había muerto y el padre habíavuelto a casarse y se había convertido a laIglesia.

Una tarde, Mark, su hermano mayor, sesentó con él y le dijo que se había convertidoa La Iglesia de Jesucristo de los Santos de losÚltimos Días; le habló de José Smith, de laPrimera Visión, de la restauración delEvangelio y de los profetas que hay en la tie-rra. Mi papá dice que, al escuchar a su her-mano mayor expresar su testimonio, sintióque tenía mucha razón en lo que decía, y mipapá ya tenía fe en el Padre Celestial y en losprofetas. Para él la posibilidad de que hubie-ra profetas en la tierra y que los hombres pu-dieran volver a hablar con Dios eran nuevasgloriosas. Se encontró deseando que aquellofuera verdad.

Después de compartir su testimonio conmi papá, Mark lo exhortó a orar al respecto.El problema es que, por ser un jovencito judío, sólo sabía orar en hebreo, de pie y

Un ProfetaPara mi padre laposibilidad de quehubiera profetas enla tierra erannuevas gloriosas.

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mirando en dirección a Jerusalén, la ciudad santa. Su her-mano le explicó cómo oran los Santos de los Últimos Días:arrodillados y con los brazos cruzados para demostrar re-verencia. Eso le resultaba nuevo, pero se arrodilló paraofrecer su primera oración al Padre Celestial.

Aunque las nuevas sobre los profetas le parecían co-rrectas y tenía una sensación de bienestar después de ha-ber orado, mi papá no se decidió en seguida a escuchar alos misioneros.

Poco después, él y su hermano fueron enviados a vivircon los padres de su madrastra, que eran miembros de laIglesia. Los domingos la familia iba a las reuniones del díade reposo, pero mi padre continuó asistiendo a la sinago-ga todos los viernes de noche y los sábados de mañanapara observar el día de reposo judío.

Sin embargo, empezó a asistir a actividades de laMutual con su hermano y, cuando el programa de semi-nario comenzó en Sudáfrica, también fue a las clases. Allí aprendió sobre el Libro de Mormón. El primer pasa-je de las Escrituras que memorizó y que no estaba en hebreo fue 1 Nefi 3:7: “…Iré y haré lo que el Señor hamandado, porque sé que él nunca da mandamientos a los hijos de los hombres sin prepararles la vía para

que cumplan lo que les ha mandado”.Los misioneros eran diligentes en visitarlo una vez por

semana y, después de un tiempo, empezó a ir a la reuniónsacramental, además de las reuniones de la sinagoga. Alfin, una vez que obtuvo el testimonio de Jesucristo comoel Mesías, se decidió a escuchar las charlas misionales. Mipapá se bautizó el día de Navidad de 1973, la primera vezque celebró el nacimiento del Salvador.

La historia de la jornada de mi padre hasta que encon-tró la verdad me ha dado una perspectiva más amplia, ysu testimonio de los profetas se ha convertido en partedel mío. Actualmente, llevo colgada al cuello una cadenacon la estrella de David como símbolo que me une al pa-trimonio judío del cual me siento orgullosa, pero quetambién representa la fe. Porque mi papá tenía fe en losprofetas siendo adolescente, yo he sido bendecida conuna fe similar.

Sé que el presidente Gordon B. Hinckley es un profetaen la actualidad lo mismo que lo fue Moisés, y ¡me sientotan agradecida por eso! Los cielos indudablemente estánabiertos y, por medio de la revelación, la comunicacióncon nuestro Padre Celestial continúa en la actualidadcomo en los días antiguos. ■

LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 39

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L I A H O N AL I A H O N A

TTu testimonio se fortalecerá cuando elEspíritu Santo te testifique de verdadesespirituales. A continuación se mencio-

nan algunas maneras de invitar al Espíritu aque te acompañe:

Primero, haz a diario un estudio eficaz

de las Escrituras. En lugar de forzar los ojos para que permanezcan abiertos quinceminutos todas las noches a fin de leer rápi-damente las Escrituras, deléitate en las pala-bras de Cristo. Al estudiar y reflexionar, seprofundizará tu comprensión y percibirás al Espíritu Santo, lo cual te fortalecerá el testimonio.

Cerciórate de ser digno de tener el

Espíritu contigo. El hecho de ser digno dejaque el Espíritu te inspire a actuar en formasque complazcan al Padre Celestial. Tambiénte hará sentir que el Espíritu te reconforta yte asegura que el Evangelio es verdadero yque el Padre Celestial y Jesucristo te aman. Si tomas la Santa Cena dignamente todas lassemanas, eso te ayudará a tener contigo alEspíritu.

No pases por alto tus pecados, ni siquie-

ra los menos importantes. Por ejemplo, nomientas; no critiques a otras personas;

discúlpate con tu hermano o tu hermanapor haberles gritado. El pecado te aparta delEspíritu del Señor. Adquiere el hábito de re-flexionar sobre tus pensamientos y acciones,y, cuando sea necesario, de arrepentirte sinceramente

Dedica tiempo a evaluar tu testimonio.

¿Tienes un testimonio firme del Salvador, de José Smith y del Libro de Mormón? ¿O vas a la Iglesia sólo porque van tus amigos?Recuerda que la misión de la Iglesia es traer a la gente a Jesucristo. Funda tu testimoniosobre la roca de Cristo, que es “un fundamen-to seguro, un fundamento sobre el cual, si los hombres edifican, no caerán” (Helamán5:12).

Finalmente, confírmate a ti mismo lo que

sabes al compartir tus creencias con otra

persona. Según te inspire el Espíritu, expresatu testimonio, ya sea en la reunión de testi-monios, a tus amigos o familiares o a otraspersonas que conozcas. Al hacerlo, tu testi-monio se fortalecerá y sentirás un verdaderodeseo de mantenerte firme en el Evangelio.Hasta el más fuerte de los testimonios se de-bilitará si no se emplea en algo.

Sin embargo, debes recordar que el hecho

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Preguntas yrespuestasPreguntas yrespuestas“¿Qué debo hacer para fortalecer mi testimonio y asegurarme

así de que me mantendré fuerte en el Evangelio?”

Comprométetesinceramente aestudiar las Escriturasy a meditar sobreellas.

Cerciórate de serdigno de tener elEspíritu Santo contigoen todo momento.

Arrepiéntete sincera yhumildemente aun delos pecados menosimportantes.

Piensa en qué se basatu testimonio.

Expresa el testimonio a menudo.

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de tener un testimonio no es suficien-te para evitar que te desvíes. Sólo des-pués que los lamanitas obtuvieron untestimonio y se convirtieron al Señorfue que “nunca más se desviaron”(Alma 23:6). Las Escrituras nos recuer-dan que debemos orar siempre y tenercuidado de no caer en tentación (véase D. y C. 20:32–34). No te desani-mes si el proceso de desarrollar el tes-timonio y fortalecer la conversión teresulta lento; si confías en el poder del Espíritu Santo, obtendrás una convicción firme.

LECTLECTORESORESYo recibí el testimonio por

medio del estudio de las

Escrituras y la oración cons-

tante. Pero eso no fue todo.

Sigo estudiando, orando y

ayunando; eso me refresca la comprensión

del Evangelio y me mantiene en la senda

estrecha y angosta. Creo que cuando se

refresca la comprensión de éste, se obtie-

ne una creencia más fuerte. Cuanto mejor

lo comprendas, más obedecerás los man-

damientos de Dios y te mantendrás más

fiel al Evangelio.

Beatrice C., 21, Zimbabwe

Pienso que no hay mejor

manera de fortalecer el tes-

timonio que darse cuenta

de la importancia que el

Evangelio tiene para uno.

Los ejemplos de otros miembros que testi-

fican que la Iglesia es verdadera son tam-

bién una gran ayuda. Además, puedes

hablar con tus amigos de la rama o del

barrio sobre el Evangelio y lo que éste sig-

nifica para ellos. Si por lo menos haces

esas cosas y suplicas al Padre Celestial en

tus oraciones diarias con un verdadero

deseo de aumentar la fe, entonces Él te

LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 41

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contestará. Te dará la confianza y el gozo que se

reciben al aceptar el Evangelio como una fuente

eterna de sabiduría y felicidad.

Maxim K., 22, Ucrania

El hecho de cumplir los requisitos de Mi deber a

Dios o de El progreso personal es una manera de

fortalecer el testimonio. Asiste siempre a las reu-

niones de la Iglesia y de la Mutual, y siempre ex-

presa tu testimonio. Escucha a tus padres y a los

líderes de la Iglesia. Entonces sentirás el Espíritu y

sabrás que te encuentras en el camino correcto.

Earlson N., 20, Luzón, Filipinas

A medida que vayas obteniendo

el testimonio y después que ya

lo tengas, lleva un diario de

Escrituras en el que anotes tus ex-

periencias espirituales. Haz notas

sobre las lecciones o las impresiones que reci-

bas de discursos de la Iglesia. Registra cual-

quier cosa que sea espiritualmente especial

para ti, aunque en el momento te parezca insig-

nificante. Cuando tengas dudas o estés espiri-

tualmente decaído, cada experiencia que hayas

anotado te levantará el ánimo en la forma en

que lo deseas y te ayudará a tener el Espíritu

como guía.

Meagen J., 17, Virginia, E.U.A.

Yo fortalezco mi testimonio y me

hago fuerte para resistir al enemigo

al orar, leer diariamente las

Escrituras, guardar los mandamien-

tos de Dios y sentir gratitud hacia Él.

Cuando obedezco los mandamientos, me siento

fuerte ante el enemigo y me vienen a la memoria

todas las experiencias buenas que he tenido con

el Evangelio. De ese modo, mi testimonio aumenta

y se vuelve inalterable ante lo malo, y se me hace

imposible abandonar este Evangelio verdadero

de Cristo. Debemos acordarnos siempre de culti-

var nuestra fe como si fuera una pequeña planta

que, con el cuidado que le demos, crecerá y se

hará fuerte.

Bárbara M., 16, São Paulo, Brasil

42

Tu testimonio se fortalecerá gradualmente con las

experiencias que tengas. La gente raramente reci-

be el testimonio de la noche a la mañana, pero el

tuyo aumentará si estás dispuesto a prestar servi-

cio en la Iglesia, a guardar los mandamientos, a

orar, ayunar, estudiar las Escrituras, asistir a las

reuniones de la Iglesia y escuchar a los demás

cuando expresan su testimonio. Si lo haces, ten-

drás la bendición de momentos de inspiración que

fortalecerán el tuyo. Además, no vaciles en com-

partirlo con otras personas.

Élder Alberto Aquino, 21, Misión Ciudad de

Guatemala Sur, Guatemala

Hay momentos en que he dudado

pero, gracias al poder de la oración

y al poder del Espíritu Santo, se ha

fortalecido mi testimonio de que

realmente todos somos hijos de Dios.

Satanás se esforzará por lograr que dudes de tu

testimonio. Ora con todo el corazón para vencer

esos pensamientos y también para poder recordar

las veces en que el Señor te haya ayudado. Él está

siempre dispuesto a escuchar y a ayudar.

Saryn S., 17, Utah, E.U.A.

Las respuestas tienen por objeto servir de ayuda yexponer un punto de vista, y no deben considerarsecomo pronunciamientos de doctrina de la Iglesia.

S I G U I E N T E P R E G U N T A“Cada vez que oro, digo las mismas cosas. ¿Qué

puedo hacer para que en mis oraciones haya

menos repetición y más significado?”

ENVÍANOS TU RESPUESTA a la pregunta junto con

tu nombre, fecha de nacimiento, nombre del barrio

y de la estaca (o de la rama y del distrito), y una

fotografía tuya reciente (acompañada de la autori-

zación escrita de tus padres para publicarla) a:

Liahona, Questions and Answers 1/08

50 E. North Temple St., Rm. 2420

Salt Lake City, UT 84150-3220, USA

O por correo electrónico a:

[email protected]

Tengan a bien responder antes del 15 de

enero de 2008. ■

“Todo lo que no

nos acerque a

Dios nos apar-

ta de Él. No hay un

terreno intermedio ni

excepciones en que

podamos pecar un

poquito sin sufrir un

declive espiritual. Es

por eso que debemos

arrepentirnos y venir

a Cristo diariamente

arrodillándonos en

humilde oración,

para que las hogue-

ras de nuestro testi-

monio no sean

extinguidas por el

pecado”.

Élder Joseph B. Wirthlin,del Quórum de los DoceApóstoles, véase“Hogueras espirituales detestimonio”, Liahona,enero de 1993, pág. 40.

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V O C E S D E L O S S A N T O S D E L O S Ú L T I M O S D Í A S

Mientras pensaba en todos los regalos y las tarjetas que íbamos a dar durante la

Navidad, de pronto me asaltó un pen-samiento. De todos los regalos deNavidad que yo había recibido en elpasado, ¿hubo alguno que hubiera te-nido una influencia particular en mivida? Entonces me vino a la memoriael mes de diciembre de 1963.

Ese día mis padres habían salido yme encontraba sola en casa. Era jo-ven, y maestra de profesión; las claseshabían terminado, por lo que estabade vacaciones y la Navidad se aproxi-maba con rapidez. Busqué algo paraleer, pero ya había leído todo lo quehabía en nuestra biblioteca, así quedecidí ir a la casa de una vecina quetenía una excelente colección de li-bros y que muchas veces me prestabaalguno. Esa vez me ofreció uno quedos jóvenes —extranjeros— le ha-bían dejado.

“Me gustaría saber tu opinión dellibro”, me dijo. “El contenido pareceinteresante”.

Después comentó que los jóveneseran misioneros. ¿Misioneros? De in-mediato perdí interés en el libro; enaquel momento no me sentía inclina-da hacia nada que tuviera que ver conreligión, pero de todos modos loacepté.

Al despedirnos, la vecina agregó:“Dentro del libro hay una notitaque escribieron diciendo queantes de leerlo, la persona debedecir una oración a Dios”.

Como no tenía ningún otro

proyecto para aquel sábado lluvioso,resolví leer el libro “interesante”. Alabrirlo, encontré la nota que habíanescrito los misioneros. Puse el librosobre la cama, me arrodillé y, por pri-mera vez en mi vida, ofrecí una ora-ción a Dios con mis propias palabras.

Al empezar a leer, el relato me cau-tivó. ¿Cómo podía el joven Nefi ejer-cer una fe tan inquebrantable? Y mepreguntaba si yo sería capaz algunavez de hacer algo similar. Al leer el libro de Mosíah, las palabras del reyBenjamín me fortalecieron; en aque-llos momentos no tenía idea de queestaba leyendo un libro que iba a sermi favorito durante más de cua-renta años.

En el transcurso de aque-llos años, las páginas del librome proporcionaron sostén,consuelo y fortaleza, y he descubierto muchos concep-tos importantes que luego

compartí en discursos y lecciones enla pequeña rama de Tucumán,Argentina, donde me bauticé y recibíla confirmación. Dos años después,mientras cumplía una misión detiempo completo, también escribíanotitas en trozos de papel sugiriendoa los investigadores que oraran antesde leer el ejemplar del Libro deMormón que mi compañera y yo leshabíamos dejado.

Han pasado muchos años desdeentonces, pero ¿cómo podría haberolvidado el regalo de Navidad máspreciado que he recibido en mi vidao a la vecina que me lo dio? Apenastengo memoria de su cara y me resul-ta difícil recordar su nombre: Marina.Gracias, vecina, tienes mi gratitudeterna. ■

Mi regalo más preciadoPor Consuelo Conesa Leone

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No teníaidea deque estaba

leyendo un libroque iba a ser mifavorito durantemás de cuarentaaños.

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El ratón deNavidad de mimadrePor Betty LeBaron Mostert

En las décadas de los cincuentay los sesenta, cuando yo eraniña, nuestras tradiciones na-

videñas no eran complicadas, excep-to la que tenía que ver con las mediasde Navidad. Como cuando éramos ni-ños disfrutábamos tanto de las nues-tras, después de casarnos y tenerhijos continuamos la tradición. Peropara mis padres, que iban envejecien-do, la compra de sorpresas y la con-fección de docenas de medias deNavidad se hizo muy difícil, especial-mente para mi mamá, atacada de unagrave artritis reumatoide que limitabasus movimientos y energía.

Con el tiempo, me ofrecí para en-cargarme de ese proyecto. Ese año,para nuestra noche de hogar, en laque participaban todos nuestros fa-miliares y en la que representamos lahistoria de Navidad y abríamos lasmedias, me encontraba exhausta acausa de las exigencias de tener va-rios niños pequeños y de hacer mala-barismos para enfrentar los desafíosde una vida muy activa. Mientras ob-servaba a todos extraer sus tesorosde las medias de tela de algodón acuadros que había preparado con es-mero, empecé a sentir un poco deautocompasión.

Ya me había imaginado que mi me-dia no tendría nada más que el típicobastoncito de caramelo y una naranjaque yo misma le había puesto; pero alsacudirla, vi que caía un ratoncito algo

deforme, hecho con una nuez y ave-llanas; una oreja era mucho más gran-de que la otra y los bigotes estabantorcidos; la cola había quedado dema-siado corta y la lazada para colgarlo enel árbol no estaba bien centrada. Mequedé confusa. ¿Era una artesanía deun niño de prescolar que había caídoen mi media?

Levanté la vista y noté que desdeel otro extremo del cuarto mi mamáme observaba desde su silla de rue-das, y con un dedo nudoso y torcidome hizo señas de que me acercara.

“Quería hacer algo para las mediasde Navidad”, me dijo. “En la Sociedadde Socorro hicieron esos ratoncitos,que me parecieron muy lindos y simpáticos”.

Tenía los ojos húmedos de lágri-mas y su voz suave temblaba al hablar.

“Los dedos no me respondieron,así que hice sólo uno. No quedóbien, pero sabía que eso no te molestaría”.

Volví a mirar el ratoncito que teníaen la mano. Ella tenía razón; no memolestaba su aspecto. En realidad,aquella Navidad su ratoncito desaliña-do se convirtió en el tesoro más pre-ciado de todos.

Durante más de veinte años, hedesenvuelto tiernamente el despro-porcionado ratón hecho por dedos

deformes y lo he colocado en unarama. Desde hace varios años mi an-gelical madre ha estado libre de sucuerpo lisiado, pero su ratón deNavidad me hace recordar dos verda-des profundas.

La primera es el honor que mehizo al estar convencida de que yovería más allá de las orejas torcidasdel ratón y percibiría el amor y el sa-crificio con que ella lo había creado.La segunda es que si yo, como sermortal imperfecto, soy capaz de en-contrar belleza en un humilde raton-cito, cuánto más capaz es nuestroPadre Celestial de pasar por altonuestros esfuerzos imperfectos ycomprender nuestras intenciones puras.

Sé que cuando ponemos lo mejorde nosotros en las ofrendas que hace-mos a los demás y a Él, nuestro rega-lo no sólo es algo bueno sino que esde valor incalculable. ■

Una Navidadpara recordarPor Jerry O. Thompson

Hacía menos de dos años quemi esposa y yo nos habíamoscasado; teníamos un bebé

recién nacido y, como la mayoría delas familias de estudiantes, teníamosque estirar el dinero para podermantenernos.

Nos quedaban todavía variosaños por delante hasta la gradua-ción y estábamos tratando de pasarlo mejor posible aquella Navidad. Yo tenía varios trabajos de mediotiempo y mi esposa, Lisa, estaba

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empleada como secretaria. No contábamos con muchos extras,pero éramos felices.

Cuando faltaban pocos mesespara Navidad, todavía estaba tratan-do de conocer mejor a las familias alas que me habían asignado en laorientación familiar. Una en particu-lar se destacaba por la adversidadque acababan de enfrentar: dos desus hijos habían muerto en un acci-dente del cual el padre todavía esta-ba recuperándose, y la madrepadecía una enfermedad que la habíadejado físicamente discapacitada. Apesar de aquellas aflicciones, la fami-lia irradiaba un hermoso espíritu yera un ejemplo por la manera en queobedecía los mandamientos.

En diciembre, cuando les hice la vi-sita de maestro orientador, noté queno tenían árbol de Navidad. Me llenéde tristeza por los niños. Sabiendocuáles eran sus dificultades físicas, es-pirituales y económicas, mi esposa yyo decidimos hacer algo por ellos.

Habíamos ahorrado dinero sufi-ciente para comprarnos un árbol deNavidad, así que resolvimos salir eldía de Nochebuena, comprar el árbolmás grande que consiguiéramos conlo que teníamos, envolverlo para re-galo y dejarlo en forma anónima en lacasa de aquella familia. Por suerte, nohabía nadie cuando llevamos el árbol.Mientras volvíamos a casa, íbamosimaginando la alegría que sentirían

al regresar y encontrarse con el árbolen la puerta. Aquel pequeño sacrificioagregó a nuestra celebración un espí-ritu de paz y gozo que nunca anteshabía sentido.

Cuando llegamos a nuestro aparta-mento, nosotros mismos teníamosuna sorpresa esperándonos en la en-trada: ¡un árbol de Navidad hermosa-mente adornado! Mi esposa se echó allorar al contemplar aquel regalo anó-nimo de amor que se nos había dadoen medio de nuestras necesidadeseconómicas.

Tiempo después descubrimosque el regalo provenía de la mis-ma familia a la que nosotroshabíamos regalado el árbol. Hasta en sus

Cuando llegamos a nuestro

apartamento, nosotros mismosteníamos una sor-presa esperándo-nos en la entrada.

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momentos de gran pesar, ellos habían procurado bendecir a otraspersonas. El verdadero espíritu deNavidad nos llenó el corazón aquelaño. Fue una Navidad que nunca olvidaremos. ■

¿Era verdadque el PadreCelestial meamaba?Por Carol C. Watts

Por lo general, me gustabanmucho la música, las activida-des y la expectativa que acom-

pañan la época de las fiestas, peroaquélla era diferente porque nuestrafamilia se había mudado a una nuevalocalidad. Sabía que en ese momentoera preciso que estuviéramos allí,pero me sentía incómoda y fuera delugar.

Expresé a Rob, mi marido, el dis-gusto que sentía. Desde que nos ca-samos, nos habíamos mudado variasveces, y él sabía que yo luchaba consentimientos de inseguridad. Rob mepreguntó: “¿Te das cuenta de cuántote ama el Padre Celestial?”

“Por supuesto”, le contesté.“Pero, ¿sientes en el corazón el

amor que Él tiene por ti?”, insistió él.Me brotaron las lágrimas al darme

cuenta de que no era así. Toda mivida había pensado que yo era menosque todos los demás. Rob me instó aorar y a pedir al Padre Celestial queme dejara sentir Su amor por mí. Esanoche lo hice.

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necesitábamos sino la cantidad dedinero casi exacta que nos costaríallenar de gasolina el tanque. En lareunión de ayuno y testimonios, ex-presé gratitud por los regalos, con la esperanza de que la persona quenos los había hecho estuviera allí.

La experiencia fue un momentodecisivo para mí. El Padre Celestialme había contestado la oración. Meamaba, conocía mis necesidades y melo demostró claramente. Desde en-tonces he procurado aumentar mi capacidad para escuchar la voz deinspiración del Espíritu, y muchas ve-ces en mi oración pido ser un instru-mento para dar respuesta a lasoraciones de otra persona. ■

El nuevoreclutaPor Henny Rasmussen

T omé el libro de recuerdos demi esposo para leer, una vezmás, su relato de cuando en-

contró la Iglesia hace más de mediosiglo:

“En 1951, cuando tenía veinteaños, estaba en la academia de sar-gentos que funcionaba en el castillode Kronborg, Dinamarca. La nochede Navidad me hallaba de guardiajunto al muro de contención que ro-dea el castillo. En cierto momentome detuve, contemplé las estrellas ysentí que entre el cielo y la tierra ha-bía algo más de lo que yo hasta en-tonces había pensado. En otraspalabras, empecé a creer en la exis-tencia de Dios, algo en lo que antesnunca había creído. Mis padres no

eran en absoluto religiosos y sólo fre-cuentaban una iglesia para asistir abautismos, confirmaciones, bodas yfunerales.

“Meses después, cuando llegué asargento, me asignaron mi propioescuadrón: cuarenta y cuatro reclu-tas nuevos, o, para ser más exacto,cuarenta y tres más uno. Ese unoera totalmente diferente de los de-más, y cuando le pregunté qué eralo que lo hacía tan distinto, me dijoque por la noche me lo diría en mibarraca.

“Allí, en cinco noches consecuti-vas, me habló de La Iglesia deJesucristo de los Santos de los Últi-mos Días. El sexto día, un domingo,asistí a la Iglesia. Y con eso comencéuna nueva vida.

“La Iglesia me absorbió por com-pleto. Poco a poco, fui conociendo alos miembros y me di cuenta de quemi recluta no era tan diferente delresto de ellos.

“Me convencí de que la Iglesia eraverdadera, que era la Iglesia delSeñor, y me bauticé. Un día verdade-ramente magnífico”.

Estoy agradecida de que mi espo-so, Orla, que murió en 1998, haya in-cluido ese relato en la historia de suvida. Aquella Navidad de hace tantotiempo, en que sintió que Dios enverdad existe, y sus conversacionescon el nuevo recluta, dieron comoresultado que nos conociéramos,nos selláramos en el templo y tuvié-ramos cinco hijos, que han traídoahora a nuestra familia nietos y bis-nietos. Tuvimos en la Iglesia una vidaabundante y muchas bendiciones.Doy las gracias por aquella noche deNavidad de tantos años atrás y poraquel recluta nuevo de Dinamarca. ■

LIAHONA DICIEMBRE DE 2007 47

A los dos días, fui a comprar ali-mentos. Además de los artículos decostumbre, había pensado compraralgo de carne molida y un trozo depulpa para asar; pero me di cuenta de que no teníamos bastante dineropara comprar la carne y no íbamos atener más hasta pasada una semana.También nos hacía falta poner gasoli-

na en el auto parair a una fiesta defamilia en otra localidad.

No éramos ne-cesitados, perooré con respectoa nuestra situa-ción diciéndole alPadre Celestialcuánto me gusta-ría poder comprarlo que nos hacíafalta.

Al anochecerdel día siguiente,mientras prepara-ba la cena, sonó el

timbre de la puerta. Cuando la abrí, loúnico que encontré en la entrada fueuna gran bolsa de papel del supermer-cado; me agaché a recogerla y vi un bi-llete de veinte dólares engrapado en laparte superior, que estaba doblada, y“¡Feliz Navidad!” escrito con lápiz decolor en la bolsa.

Adentro había varios paquetes decarne molida congelada y dos paque-tes de costillas (chuleta, bistec). Mequedé perpleja. No había comentadocon nadie que no teníamos nada dedinero hasta el próximo pago, ni si-quiera con mi esposo. ¿Cómo era posible que hubiera alguien tan sen-sible al Espíritu? Alguien que nos había dado no sólo la carne que

Mientrasprepara-ba la

cena, sonó el tim-bre de la puerta.Cuando la abrí, loúnico que encontréen la entrada fueuna gran bolsa depapel del super-mercado.

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Una útil herramienta de enseñanza

Como Presidenta de las MujeresJóvenes, me resultan muy útiles losartículos de la revista Liahona, en es-pecial los pósters, porque nos ayudana conseguir que los jóvenes piensenen los principios del Evangelio y lospongan en práctica. Empleo los dis-cursos y los relatos de la revista por-

que son historias de la vidareal sobre personas

que, aunque seande cultura, raza

o sexo diferente,aún así tienen en

común con nosotrosel testimonio y el Evangelio

verdadero.Jessica Moreira de

Macías, Ecuador

La ventaja de

tener Liahona a

mano

Cuando yo eraobispo, un sábado en

que me preparaba parair con mi familia a la pla-

ya, el Espíritu me detuvo.Mi familia me preguntó

qué me pasaba y les contes-té que no podía ir con ellos

porque tenía que visitar a unmatrimonio. No comprendía la

razón, pero regresé a casa y oré,y sentí que debía llevar un ejemplarde Liahona. No tenía idea de cuál se-ría el mensaje que compartiríamos,pero al llegar tuve la impresión deque debía hablar del matrimonioeterno.

Más adelante, el hermano me dijoque Dios me había enviado a su casaporque ellos habían estado peleándose

hasta que yo llegué. Lo que aquellapareja necesitaba en aquel momentoera el mensaje que había llevado conmigo.

Es muy importante que tengamosla revista Liahona en nuestro hogarporque no sabemos cuándo la necesi-taremos para resolver nuestros pro-blemas. Doy las gracias por tenerlasiempre en mi hogar. Siento más fuer-te el Espíritu cuando la leo y trato deponer en práctica sus enseñanzas.Marcial F. Lima, Brasil

No estoy sola

La revista Liahona es realmenteuna gran ayuda para mí. Cada vez quela leo, me ayuda a concentrarme en loque debo hacer día tras día. Me da elvalor que necesito para enfrentar mispruebas, me da esperanza cuandotodo lo que me rodea parece sombríoy contribuye a iluminar mi mentecada vez que estoy preocupada.También es una gran herramientapara mi marido y para mí cada vezque preparamos una lección para lanoche de hogar. Todos los mensa-jes y los relatos son inspiradores; ycuando leo las experiencias simila-res a las mías que tienen otrosmiembros, eso me fortalece. Cadavez que leo Liahona, siento que noestoy sola. El Padre Celestial me ama yme lo hace saber por medio de estarevista.Bernadette Santo Domingo, Filipinas

El buen samaritano

Poco después de haberme bautiza-do, un miembro de muchos años meregaló todos los ejemplares que teníade Liahona (de 1999 a 2002), y desdeentonces he sido suscriptor de la re-vista. Siempre que puedo, también

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C O M E N T A R I O S

yo regalo un ejemplar de Liahona.Me conmovió el artículo de

John W. Welch, “El buen samaritano:Símbolos olvidados” (febrero de2007). Aprendí que lo más importantepara los seres humanos es el conoci-miento, la compasión y el servicio.Ginalva Pedro da Silva, Brasil

La obra del Señor avanza

Tengo dos llamamientos: soy mi-sionera de la rama y primera conseje-ra de la organización de las MujeresJóvenes. Liahona me ayuda a prepa-rar lecciones y a organizar actividadespara las jóvenes. He regalado la revis-ta a mis amigas que no son miembrosde la Iglesia y la leyeron con gusto. Séque la obra del Señor avanza hacia to-das las naciones y pueblos.Natasha Vavenko, Ucrania

A PUBLICARSEEL MESPRÓXIMO

A partir de enero,los miembros adultosde la Iglesia comenza-rán a estudiar las en-

señanzas del profeta José Smith en lasreuniones de la Sociedad de Socorro ylas del Sacerdocio de Melquisedec. Enun artículo del próximo número deLiahona se relatarán momentos especia-les de la vida del Profeta y se explicarápor qué Enseñanzas de los Presidentes

de la Iglesia: José Smith es una compila-ción fidedigna de sus enseñanzas.

ENSEÑANZAS DE LOSPRESIDENTES DE LA IGLESIA

JOSÉ SMITH

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P A R A L O S N I Ñ O S • L A I G L E S I A D E J E S U C R I S T O D E L O S S A N T O S D E L O S Ú LT I M O S D Í A S • D I C I E M B R E D E 2 0 0 7

Amigos

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A2

Un mensaje de la Primera Presidencia

a los niños del mundo

Ha nacidoel SalvadorEn esta maravillosa época del

año, recordamos el mensajeangelical que se dio a los

humildes pastores hace muchotiempo:

“…No temáis; porque he aquí osdoy nuevas de gran gozo, que serápara todo el pueblo:

“que os ha nacido hoy, en la ciu-dad de David, un Salvador, que esCRISTO el Señor.

“Esto os servirá de señal:Hallaréis al niño envuelto en paña-les, acostado en un pesebre.

“Y repentinamente apareció conel ángel una multitud de las hues-tes celestiales, que alababan a Dios,y decían:

“¡Gloria a Dios en las alturas, y

en la tierra paz, buena voluntadpara con los hombres!” (Lucas2:10–14).

El mensaje del nacimiento deJesucristo nos da el conocimientode lo que debemos hacer para vol-ver a vivir con nuestro PadreCelestial. A medida que guarde-mos los mandamientos y llegue-mos a ser más como nuestroSalvador, tendremos paz en nues-tro corazón y gozo en nuestravida.

Testificamos que Jesucristo esnuestro Salvador y Redentor.Cuando seguimos Su ejemplo deobediencia y servicio a los demás,nuestra propia vida es bendecidacon felicidad y paz. ●

FOTOGRAFÍA POR STEVE BUNDERSON, TOMADA CON MODELOS; BORDE © NOVA DEVELOPMENT.

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Nota: Esta actividad puede copiarse, calcarse oimprimirse desde Interneten www.lds.org. Para laversión en inglés, haz clicen “Gospel Library”. Paralas versiones en otrosidiomas, haz clic en“Languages”.

Regalo: “Por tanto, la ley de

Moisés se dio por la fe. Mas en

el don de su Hijo, Dios ha

preparado un camino más

excelente; y es por la fe que se

ha cumplido”. —Éter 12:11

Pastor: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su

vida da por las ovejas”. —Juan 10:11

Rey: “Y el Señor dijo: Bendito es aquel por medio de

cuya descendencia vendrá el Mesías; porque él dice:

Yo soy el Mesías, el Rey de Sión”. —Moisés 7:53

Estrella: “…vinieron del oriente

a Jerusalén unos magos,

diciendo: ¿Dónde está el rey de

los judíos, que ha nacido?

Porque su estrella hemos visto

en el oriente, y venimos a

adorarle”. —Mateo 2:1–2

Cordero: “El siguiente día

vio Juan a Jesús que venía a

él, y dijo: He aquí el Cordero

de Dios, que quita el pecado

del mundo”. —Juan 1:29

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AMIGOS DICIEMBRE DE 2007 A5

“…Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotrosal cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”(Hechos 1:11).

P O R E L I Z A B E T H R I C K S

§¿Te gusta recibir regalos? A todos nos gusta; losregalos demuestran que alguien se preocupapor nosotros. El saber que alguien se preocu-

pa por nosotros y nos ama nos hace felices. Cuandoamamos a las personas, queremos darles regalos.

¿Qué clase de regalos te gusta dar a las personas quemás quieres? Los regalos que das no tienen que ser lujo-sos ni caros; uno de ellos podría ser leerle un cuento aun niño menor que tú, ayudar a tu mamá o a tu papá apreparar la comida, o decir una palabra amable.

Nuestro Padre Celestial nos ama y por eso nos damuchos regalos o dones. En Juan 3:16, leemos acercade un don muy valioso: “Porque de tal manera amóDios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, paraque todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tengavida eterna”.

Jesucristo vino a la tierra siendo un bebé que nacióen Belén. Su vida es un ejemplo para nosotros; además,Él murió por nuestros pecados y nos dio la oportunidadde volver a vivir con nuestro Padre Celestial. Si segui-mos a Jesucristo con fe, podremos recibir otro regalomaravilloso: “Si haces lo bueno, sí, y te conservas fielhasta el fin, serás salvo en el reino de Dios, que es elmáximo de todos los dones de Dios” (D. y C. 6:13).

Si seguimos a Jesucristo con fe, esperaremos con an-helo el momento en que Él vuelva a la tierra. Sabemosque Él vendrá otra vez y que algún día recibiremos elmás grande de todos los dones de Dios, que es la vidaeterna.

Actividad

Cada uno de los adornos que se encuentran en la pá-gina opuesta es un símbolo de Jesucristo. Lee los pasa-jes de las Escrituras para ver por qué los adornos sonsímbolos. Pega los regalos en cartulina gruesa y recórta-los. Recorta los pasajes de las Escrituras; con pegamentoo con cinta adhesiva, pega cada uno de ellos en la parte

de atrás del adorno correcto para que te sirva de recor-datorio de por qué ese adorno es un símbolo de Cristo.Inserta una cinta en la parte de arriba del adorno y cuél-galo donde la familia pueda disfrutarlo.

Ideas del Tiempo para compartir

1. Ponga a la vista una bandera, un corazón y una carita son-

riente. Pregunte a los niños lo que esas cosas representan (país,

amor, felicidad). Explique que cada uno es un símbolo. Los anti-

guos profetas dijeron a la gente que Jesucristo vendría a la tierra;

algunos de ellos utilizaron símbolos para enseñar en cuanto a

Cristo. Ponga a la vista una lámina de un cordero (véase el ma-

nual Primaria 2, pág. 123). Explique que un cordero es un símbolo

de Jesucristo. Hablen en cuanto a las formas en que Jesucristo es

como un cordero. Distribuya las siguientes referencias de las

Escrituras: Génesis 22:3–8; Éxodo 12:21–28; Isaías 53:7; Juan 1:29;

1 Nefi 12:6. Lean los pasajes y analicen la manera en que cada

uno habla de Cristo. Explique que cuando comprendemos los sím-

bolos, podemos ver que los antiguos profetas predijeron la venida

de Cristo a la tierra. Testifique que, del mismo modo que sabe que

ya viene la Navidad, los profetas sabían que Cristo iba a nacer.

2. Invite a dos niños a sostener las láminas de Las Bellas Artes

del Evangelio, la número 238 (La Segunda Venida) y la 239

(Jesucristo resucitado). Pida a los niños que señalen lo que es

igual y lo que es diferente. Pida a los niños que sostienen las lámi-

nas que lean el título y el resumen que aparece en el reverso.

Explique que una lámina representa la apariencia que tal vez

Jesucristo tenga cuando venga otra vez, y la otra es una lámina

de la apariencia que tal vez haya tenido cuando fue resucitado.

Dígales que existe una razón para esa semejanza. Pida a todos

los niños que busquen Hechos 1:11. Ponga a la vista un globo te-

rráqueo. Al leer el pasaje de las Escrituras, aleje del globo terrá-

queo la lámina del Jesús resucitado, mientras lee: “…que ha sido

tomado de vosotros al cielo”. Acerque al globo terráqueo la lámi-

na de la Segunda Venida, a medida que lee: “…vendrá como le

habéis visto ir”. La semana antes de la Primaria, invite a varios

niños a prepararse para hablar de lo que hayan aprendido este

año que les servirá para estar preparados para la Segunda

Venida. Entre cada uno de los participantes, canten canciones

que hayan aprendido este año y hagan un repaso de los princi-

pios que se enseñen en dichas canciones. Testifique que al seguir

a Jesucristo con fe, podemos disfrutar de la vida eterna. ●

El don más grande

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D E L A V I D A D E L P R E S I D E N T E S P E N C E R W . K I M B A L L

Poseer las llaves del sacerdocio

El presidente Kimball y otroslíderes de la Iglesia viajaron aDinamarca para una confe-rencia de área.

En la catedral había una estatua de Pedro,quien sostenía un juego grande de llaves.

El presidente Kimballse volvió hacia unconserje y le hizouna explicación.

Mientras se encontraban allí, visitaron unacatedral para admirar la famosa esculturaoriginal de Thorvaldsen, el Christus.

¿Noes hermosa?

Las llaves de la autoridad del sacerdocio que Pedro poseyó como

Presidente de la Iglesia ahora las poseoyo como Presidente de la Iglesia en

esta dispensación.

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AMIGOS DICIEMBRE DE 2007 A7

El presidente Kimball le obsequió al hombre un Libro de Mormón endanés y expresó su testimonio delprofeta José Smith.

Al hombre se le salieronlas lágrimas de la emoción.

Al presidente Kimball nunca le dio miedo compar-tir su testimonio del Evangelio ni expresar su testi-monio a la gente de todo el mundo.

Adaptado de Robert D. Hales, “Ejemplos de la vida de nuestro Profeta”, Liahona, febrero de 1982, pág. 32.

Presidente Kimball:Todos los días usted está

cerca de apóstoles de piedra, pero hoy está en presencia de

apóstoles vivientes.

Hoy he estado enpresencia de los siervos

de Dios.

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MaríaAunque el padre de Jesús es nuestro Padre Celestial, el nacimiento de Jesús cumplió la profecía de que Él sería

descendiente del rey David, porque María era descendiente de éste1.

JesúsEn las Escrituras se usan muchos nombres para hacer referencia a Jesús: Mesías, Redentor, Salvador, Jehová, Primogénito, BuenPastor, Cordero de Dios, Luz del mundo, Hijo Unigénito e Hijo de Dios. ¿Puedes mencionar algún otro? (Véase la Guía para

el Estudio de las Escrituras, “Jesucristo”, pág. 106.)

ÁngelesÁngeles se aparecieron a María, a José y a los pastores

(véase Mateo 1:20; Lucas 1:26–27; 2:8–9).

En este juego, en el que deben coincidir las imáge-nes con los datos, hay ideas interesantes en cuan-to a las figuras de un nacimiento. La mayor parte

de la información se encuentra en las Escrituras. Túpuedes aprender algo nuevo, al mismo tiempo que tediviertes jugándolo con tu familia o amigos.

Instrucciones: Pega los rectángulos sobre cartulinagruesa y recórtalos. Para empezar el juego, coloca los

rectángulos boca abajo. El primer jugador da vuelta a dosrectángulos; si la figura y los datos no corresponden, sevuelven a poner los rectángulos boca abajo y el siguientejugador toma un turno. Si la figura y los datos correspon-den, el jugador lee los datos en voz alta, conserva el pary toma otro turno. Se sigue jugando hasta que se hayanhecho coincidir todos los rectángulos. El jugador quetenga el mayor número de pares es el que gana.

A8

Datos sobre las figuras de un nacimiento

P O R PAT G R A H A M

Estrella de BelénLa señal celestial del nacimiento de Jesús la habían predicho los profetas de Israel y de las Américas. Los sabios magos del

oriente conocían el significado de la estrella (véase Mateo 2:1–2, 7, 9).

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AMIGOS DICIEMBRE DE 2007 A9

NOTAS1. Véase James E. Talmage, Jesús el Cristo, pág. 90.2. Véase Russell M. Nelson, “Christ the Savior Is Born”, New Era,

diciembre de 2006, pág. 4.3. Véase Madeleine S. y J. Lane Miller, Harper’s Bible Dictionary,

octava edición, 1973, “manger” [pesebre], pág. 416.4. Véase Harper’s Bible Dictionary, “shepherd” [pastor], pág. 675.5. Véase Harper’s Bible Dictionary, “Joseph” [José], pág. 351.6. Véase Jesús el Cristo, págs. 102–104.

Nota: Si no desea quitar las páginas de esta revista, esta actividadpuede copiarse, calcarse o imprimirse desde Internet en www.lds.org.Para la versión en inglés, haga clic en “Gospel Library”. Para lasversiones en otros idiomas, haga clic en “Languages”.

EstabloDurante esa época, los mesones eran rectangulares con un patio

en el centro para los animales. Debido a que las habitaciones que rodeaban el patio estaban llenas, es posible que José haya

atendido a María en ese patio central cuando dio a luz2.

PesebreJosé y María colocaron al niño Jesús en un pesebre que

probablemente estaba lleno de heno fresco (véase Lucas 2:7). Muchos artistas han representado el pesebre como un abrevadero

de madera, pero es posible que también se haya esculpido de la roca3.

JoséJosé, el esposo de María, era un hombre noble y bueno que era carpintero. Se piensa que él murió antes de que

Jesús iniciara Su ministerio5.

Los magosAlgún tiempo después de que Jesús nació6, los magos fueron a adorar al Salvador, y no fueron al establo, sino a una casa. Por medio de una revelación se les indicó que no le dijeran a Herodes el lugar donde estaba el niño, sino que regresaran

a su propio país (véase Mateo 2:12).

PastoresLa labor de un pastor era guiar a las ovejas hacia donde

había que comer y protegerlas. Muchas veces el pastor dormía a la entrada del corral, el que estaba rodeado de piedras4. Aquellos

que ayudan con la obra del Señor son como pastores; Jesús les pide que apacienten a Sus corderos y ovejas

(véase Juan 21:15–17; D. y C. 112:14).

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“…lleno estoy de consolación; sobreabundo de gozo”

(2 Corintios 7:4).

P O R G W E N S . J O N E SBasado en una historia verídica

“Por favor, mamá, ¿podríamos invitar a la hermanaFuhriman una vez más?”, suplicó Greg, al mismotiempo que las caras ansiosas de sus hermanitos

se asomaban por detrás de él.“Será la víspera de la Navidad, y ella no

debe estar sola”, dijo Layne. Scott y Jimasintieron con la cabeza.

“Ustedes saben todas las veces que he-mos tratado de invitarla a nuestra casa”,dijo la mamá. “Casi nunca sale; pero pue-den invitarla, si quieren”.

Los muchachos exclamaron de alegría ysalieron corriendo.

Al poco rato la puerta se abrió de repente:“¡Es un milagro, mamá!”, exclamó Greg; “dijo que leencantaría venir; ¿no es maravilloso?”

Al día siguiente empezó a nevar. Greg sabía que lahermana Fuhriman evitaba salir cuando hacía mal tiem-po, ni siquiera para recoger el correo. “¿Crees que toda-vía se animará a venir mañana?”, preguntó Greg. Sumamá no estaba segura.

La tía Carolyn con sus tres hijos llegó el día deNochebuena, en el momento en que Layne terminó delimpiar la cocina después de cenar. “¿Podemos ir por lahermana Fuhriman ahora?”, preguntó Layne.

“Está bien”, dijo el papá; “y acuérdense de ayudarle a

cruzar la calle; está resbaloso afuera”.“Así lo haremos, papá”, dijo Scott.“Y si después de todo decide no venir, no la hagan

sentir mal por ello”, les dijo su papá.“No lo haremos, papá”, dijo Greg. Los muchachos

salieron al patio cubierto de nieve, que ya había dejadode caer, y aún quedaba poca luz del día para alumbrarlesel camino.

Adam, que tenía ocho años, ayudaba aBekah y a Jill a ponerse sus trajes para la re-

presentación familiar de Navidad, cuandolos muchachos entraron por la puerta,¡ayudando a la hermana Fuhriman! Ellasonrió alegremente, con las mejillassonrosadas por el frío. La familia tratóde no mostrar asombro por el hecho de

que su invitada de honor en verdad se hu-biese presentado.

El papá hizo que la hermana Fuhrimanse sintiera bienvenida y la ayudó a escoger una silla

a un lado de la de la mamá. Greg se quitó el saco(abrigo) y se sentó al piano. Después de la primeraoración, empezó a tocar suavemente los himnos deNavidad. Scott leyó una parte de la Biblia a medidaque los niños pequeños representaban el relato de laprimera Navidad. Bekah, de tres años de edad, que lle-vaba puesta una bata de baño, hizo con reverencia laparte de María, mientras que Dan simulaba ser José.Jill hizo la parte de un ángel con una diadema doradaen el cabello. Los primos fueron los pastores y los ma-gos que fueron a adorar al pequeño Rey.

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La visita deNavidad

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El eco de la melodía de “Noche de luz” no tardó enesfumarse, y la reverencia del relato sagrado abrió el ca-mino a los abrazos, a las sonrisas y a los cumplidos entretodos. Para concluir la noche, disfrutaron los deliciososbizcochos de canela de la mamá. La noche terminó de-masiado pronto.

Los niños se volvieron a poner los abrigos, los gorrosy los guantes para acompañar a la hermana Fuhriman acruzar la calle. El brillo de la luz del porche hizo a unlado la oscuridad, haciendo que el reco-rrido por la calle cubierta de nieve fuesealgo agradable, a pesar del frío.

“Buenas noches, hermana Fuhriman”,exclamó Greg, a medida que él y sus her-manos regresaban a su casa.

“Feliz Navidad”, contestó la hermanaFuhriman. “Y gracias”.

Greg miró por encima del hombro antes de entrar en la casa; la hermanaFuhriman, que aún estaba en el porche,observando, se despidió de él con lamano.

* * *Pasaron unos meses y la familia se mudó a una ciu-

dad diferente. En diciembre de aquel año, Greg entróen la casa llevando un sobre. “Recibimos una carta de la hermana Fuhriman”, exclamó. La abrió y leyó:

“Extrañaré a su familia esta Navidad. Creo que nunca

les dije lo mucho que disfruté pasar la Nochebuena ensu hogar. Debo decirles hoy lo que no les dije en aquelentonces.

“Algunos años antes de que se mudaran al otro ladode la calle donde yo vivo, tuve un sueño; podía ver sucasa, que tenía todas las luces encendidas y brillaba. Aldespertar de ese sueño, tuve el sentimiento más maravi-lloso, feliz y tranquilo, algo que no había sentido muyseguido después de la muerte de mi esposo.

“Pasaron los meses y olvidé el sue-ño. Entonces recibí la invitación de us-tedes para la Nochebuena; me divertímucho al compartir su celebración familiar.

“Después de que los niños me enca-minaron hasta casa, permanecí en elporche para asegurarme de que no lespasara nada al regreso; entonces notéque toda la casa brillaba; era la mismaimagen que había visto en mi sueñohacía tantos años, y sentí el mismo sen-timiento de paz. Simplemente queríaque supieran cuánto los estimo”.

Cuando Greg leyó las palabras de la hermanaFuhriman, recordó la calidez que había sentido aquellanoche. Estaba agradecido por que su familia hubiesecompartido su celebración con ella, para brindarle con-suelo y gozo aquella Navidad. ●

“La Navidades muchomás que losarbolitosadornados y las luces

de colores… Es paz”.

Presidente Gordon B. Hinckley,“Una época de expresargratitud”, Liahona, diciembre de 1997, pág. 6.

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¿Por qué es importanteseguir alprofeta?

AMIGOS DICIEMBRE DE 2007 A13

Demos oído

y seamos

instruidos y

edificados por

aquellos que

poseen todas las

llaves del reino.

Tomado de “Ver el fin desde el principio”, Liahona,mayo de 2006, pág. 42; “La Iglesia mundial es

bendecida por la voz de los profetas”, Liahona,noviembre de 2002, pág. 10.

El élder Dieter F. Uchtdorf,

del Quórum de los Doce

Apóstoles, comparte algu-

nas de sus ideas en cuan-

to a este tema.

T E S T I G O E S P E C I A L

El Señor te ama y por

esa razón Él te ha dado

las palabras de los

profetas para guiarte

en tu jornada por

la vida.

Tenemos un profeta

viviente sobre la faz de la

tierra. Él conoce nuestros

desafíos y temores. Los profetas nos hablan

en el nombre del Señor

y con sencillez.

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Prestemos atención

a los profetas de

nuestros días a

medida que nos

ayudan a concen-

trarnos en las

cosas que son pri-

mordiales en el

plan del Creador

para el destino eterno

de Sus hijos.

Hoy día tenemos

otra vez apóstoles, videntes y

reveladores que son atalayas

[véase D. y C. 101:45]. Dios

nos habla por medio de ellos.

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P O R M E L A N I E M A R K SBasado en una historia verídica

¡Hacía mucho frío! Nicole y sus amigas se apresu-raron a entrar en el concurrido restaurantepara calentarse por unos minutos. Al estar allí,

Nicole le echó una mirada al menú.“Voy a comprar un chocolate caliente”, dijo.“Yo también”, dijo Beth.Audrey miró el reloj y Heather dijo: “No tenemos mu-

cho tiempo; acuérdense de que mamá nos va a recogera las dos de la tarde”.

Nicole miró la larga fila; sería fantástico tomar unataza de chocolate caliente para entrar en calor mientrasterminaban de hacer sus compras de Navidad. “Beth yyo te veremos en la tienda de ropa que está al lado”, ledijo a Heather. “No tardaremos”.

Heather y Audrey se fueron, y Beth y Nicole tomaronsu lugar en la fila.

“Mira, tienen de sabor a vainilla francesa”, dijo Beth,señalando el menú.

A Nicole se le iluminaron los ojos. “¡Delicioso!

Me encanta el chocolate caliente devainilla francesa”. Pero luego frun-

ció el ceño, un poco insegura. “Aquíno dice chocolate caliente de vai-nilla francesa”, dijo; “sólo dicevainilla francesa”. Mordiéndoseel labio, agregó: “¿No hay también

café de vainilla francesa?”.Beth se encogió de hombros. Cuando le llegó

a Nicole el turno para hacer el pedido, le pregun-tó a la dependienta en cuanto a ello, sólo para asegurarse.

“Es chocolate caliente”, les aseguró la señoritadel otro lado del mostrador.

“¡Fantástico!”, dijo Nicole. “Yo quiero una tazagrande”.

Beth también pidió lo mismo, y salieron delrestaurante. Cuando se encontraron con Heathery con Audrey, Nicole se acercó para oler la taza dechocolate caliente. Se quedó atónita y dijo: “¡Creoque esto es café con sabor a vainilla francesa!”

Beth le dio un sorbo. “Yo también creo que lo es;pero, bueno, está sabroso y caliente, y estoy entran-do en calor”.

“¡Pero es café!”“¿Y qué?”Nicole le dijo a su amiga: “Pertenezco a La Iglesia

de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y

A14

La taza dechocolate

“Y todos los santos

que se acuerden de guardar

y hacer estas cosas… recibirán

salud en el ombligo y médula en

los huesos” (D. y C. 89:18).

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Al estar esperando en la fila, Audrey dijo: “Me alegraque no te hayas tomado el café”.

Nicole sonrió: “A mí también”.Cuando Nicole le explicó a la dependienta que lo que

le había dado era café, ésta se disculpó y lo cambió porchocolate caliente. Después Nicole y Audrey se apresu-raron en el frío para alcanzar a sus amigas. Nicole sentíauna calidez interior, pero no sólo a causa del chocolatecaliente, sino porque sabía que había elegido hacerlo correcto. A pesar de que sus amigas habíandicho que nadie se enteraría, el PadreCelestial lo sabía, y ella sentía que Él

estaría orgulloso de ella. ●

se supone que no debo tomar café”.“Puedes tomar café sólo esta vez”, dijo Heather con

tono impaciente; “no tienes que ser perfecta cada minu-to del día. No se lo diremos a nadie, así que vamos, te-nemos que apresurarnos”.

Nicole se daba cuenta de que la fila ya era aún máslarga y que no tenían mucho tiempo para hacer com-pras. Pero sabía lo que debía hacer. “Voy a cambiar estopor chocolate caliente”, dijo con voz firme. “Ustedes si-gan adelante; las alcanzo en la juguetería”.

Empezó a alejarse sola, pero Audrey la alcanzó. “Yoesperaré contigo”, dijo. Audrey también era Santo de los Últimos Días.IL

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“Distínganse de las multitudes del mun-do… Decidan ser diferentes y serán ben-decidos tanto física como espiritualmente”.

Véase Élder Russell M. Nelson, del Quórumde los Doce Apóstoles, “Vicio o libertad”,Liahona, enero de 1989, pág. 6.

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JESUCRISTO VIVIÓ EN LA TIERRA, Y TENGO FE EN QUE ÉL VOLVERÁ

“…Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11).

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© SIMON DEWEY, PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN; FONDO © CORBIS IMAGES.

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La Navidad es una

época de dar regalos en

memoria de los obsequios que los

Reyes Magos llevaron al Cristo niño y de los que el

Salvador nos ha dado a todos nosotros. Véase “Los

mejores regalos de Navidad”, pág. 8.