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Vicente Lull Rafael Mic6 Reuista d:tlrQYeologia dePonent 13 - 'lH2 2001 -2002 Teoria arqueol6gica III. Las ar que o lo g ia s p o s p r oce s ua les Since the '80 post-processual archaeologies have raised or reactivated new fields of debate in archaeolo~iCfJI thought DIle! prnneras Des dels inicis de la dccada dels vuitanta, lcs arqueologies pOSfprOCCSSllals han planlcjGll 0 rcac1jV(]t DOllS PllntS de elcha1 cn p rac tic e. This pape r ana ly ze t he major cont ri buti ons of postp rocessual archaeologies, focusing on the works published by L Hodder, M. Shanks and C. Tilley until th early nineties, The text is organized following three main sections, in which we take into account the main ontological, epistemological and political issues developed by these authors, Among other general concerns related with postmodern thought and sensibility, we show t hat s ome ra di ca l p os it ion s d er iv ed f ro m po s ts tr uct u ra li st ph il os o phy opened he horizon for p os ta rc ha eo lo gv . P os ta rc ha eo lo gv would imply a dramatic change in our discipline by bluring the limits of archaeological practice and dissolving it as one particular narrative into the multiple texts that are continually circulating in our social worlds, A critical position is defended against this possibility, emphas ising internal contradictions in pos t-proccss ual dis cours es ancl, also, claiming [or new approaches concerned w~th social, economical and political questions of past and present societies scientific-oriented research. Key words : Postpr ocess ual ar chaeology, Archaeological theory, "Postarchacologv", Introduccion A inicios de la decada de los ochenta vieron la Iuz publicaciones que anunciaron las perspecti- vas y los ternas de 1 0 que hem os englobado bajo el nornbre de prirneras arqueologfas posprocesuales' (HODDER 1982a, 1982b, 1982c; MILLER, TILLEY 1. Los acl jet ivo s mas Irccucntcs quc acornp rian a las nuevas propucstas en arqueologfa s on " po sr no d er n a" , " po sp ro ce su al ", "p ostcst ructu ralista", "hcrrncncutica", "simboli ca", "estr uctur a- Ii st a", "si mboli ca 0cstrucrural" , " contextual" , "critica", "r adical" , ctc..; Aquf hemos pr fcri o utilizar «posproccsual» pOI' ser cl mas habitual en la bibliograffa. el camp de la pract ica i del pensament arqueologic. Aques article analitza les principals contribucions fetes per lcs arqueologies postprocessuals a partir dels treballs publicats per 1. Hodder, M, Shanks i C. Tilley fins a l'inici dcls noranta. EI text s'organitza en tr es apart ats, en els quais considerem els principals ternes ontologies, epistemologies i politics plantejats per aquests autors. Entre d'altrcs aSSUI11ptes ge nera ls re lac ionats (1111b el pensament i la sensibilitat postmoclerns, mostrern que algunos po sicions radicals derivadcs de la Iilosof ia postestructur al ista van obrir l' horitzo de la postarqucologia, La postarqueologia suposara un canvi drastic en la nostra disci pi ina, en dilumtnar els limits de la practica arqucologica i dissoldrc-la fins convcrti r-Ia en una narra t iva particu ar dintre de la multiplicitat de textos que circulen continuament en els nostres mons socials. Defensem una p sici6 cru ica davant aquesta possibilital. En primer lloc, posant de ma ni fe st l es co nt ra ci ic ci ons i nt e rn es dels discursos postprocessuals i, tambe. reivindicant nous plantejaments cornpromcsos amb els temes socials, economics i politics de les societats del present i del passat, i que no rebutgin les premisses, metodcs i objectius de la r cc cr ca cic nt tf i ca. P ar aul es c la u: Ar qu eo l og ia po st pr oces su al . T cor ia Ar q uc ol og i ca. " Po st ar qu eo log ia" . 1984; TILLEY 1982; BARRETT 1983; SHANKS, TILLEY 1982). En la segunda mitad de la decada re ibieron el impulso decis vo (HODDER 1987a, 1987b, 1988a, 1988b, 1989; HODDER et al. 1995; BARRETT 1987; SHANKS, TILLEY 1987a y 1988b), ya 1 0 largo de los noventa han manten do su vigencia (HODDER 1998, 2001; S. HANK S 1992; T IL LEY 1991,1994,1996,1999; HITLEY 1998; THOMAS 2000). Como consecuencia, en los ultirnos veinte anos el debate posprocesual ha ocupado un lugar relevante en el panorama arqueo- logico del mundo anglosajori (BINFORD 1988; CHIPPINDALE 1993; GOSDEN 1992; HAYDEN, SANSONNET-HAYDEN 2001; J01INSON 2000; KOHL 1985; KRISTIANSEN 1988; PATTERSON 1989, 1990; 21

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fica como conceptualmente. Reseguirla nos Ilevaria aviajar por pafses distintos a la Gran Bretaria y afrecuentar regiones muy diversas de la reflexi6n y dela practica, desde las arqueologfas del genero hastalas arqueologfas de la identidad, para finalizar en lasarqueologfas queer, pretendido contrapunto de todasellas, Conscientes de ello, preferirnos, por el memento,centrar nuestra atenci6n en uno de los epicentrosposprocesuales, seguramente el mas irnportante, 10-calizado en Cambridge en la decada de los ochenta.

De la reflexion eritiea a la crisis dela reflexion

El punto mas relevante de las propuestasposprocesuales, por la radicalidad de sus planteamien-tos y por sus efectos potenciales, estriba en las durasargumentaciones expresadas para el desmantelamientode la disciplina y para el cese de la practica arqueo-16gica en las formas que nos fueron familiares hastala pasada decada de los ochenta. No resulta extrano

que la posibilidad de este advenirniento, que denorni-namos en un trabajo anterior postarqueologia (LULLet al. 1990), este cambiando poco a poco los modosde ver y hacer la disciplina.

Ante todo, debemos advertir que las crfticas cien-tifico-politicas dirigidas desde 10 posprocesual contrala practica arqueol6gica instituida no proceden de unconflicto csponHinco stlscittlcio en 1 daci611 dil eela COIl

las rnaneras de mirar 0 manipular los objetos antiguos,sino que surge de la prolongaci6n en el saberarqueol6gico de una serie de cuestionamientos plan-eados en el ambito filos6fico y vivencial de las ultimasdec ad as en las sociedades occidentales. Las arqueo-

ogias posprocesuales han registrado, a menor escala,os efectos de este cuestionamiento global explicitoque suele acogerse bajo el terrnino "posrnodernidad".Sin embargo, debemos advertir que los terrninos enque se expresa este cuestionamiento global no siempreon pioneros. Muchos de los ternas que cuestiona laposmodernidad ya habian sido sometidos a crfticapor proyectos rnodernos como el marxismo, el estruc-uralisrno y algunas vanguardias,? una circunstanciaue tiende a ser olvidada. Por ello, tal vez 1 0 novedosoea la "Iiberalidad" 0 "audacia" con que ahora seelcccionan y mezclan elementos de diferentes co-ricntes, y en c6mo se plasman en text os plurales que

bandonan, al menos en apariencia, la pretensi6n derazar senderos claros para las formas de expresi6numana, desde la ciencia a la filosofta y el arte.

2. Lo real entendido como estructura subyacente de 10

ercibido y, por otro lado, la posibilidad y la necesidad de

ansforrnar 1 0 real trascendiendo el mero conocimiento,

plantaron desde el s. XIX l as for rnas alienantes histor icistas,umanistas y cientifistas interesadas en prcscrvar el statu quo.a critica que alimcntaron cs aprovcchada ahora por las nuevas

orfas cruicas sin vindicar su origen. Resulta cmblematica al

spccto Ia manipulacion de la crrtica marxista que, despues

un intenso proceso de "saqueo y olvido", cs vehiculizadacia otros intcreses en un proccso que consistc en aprovechar

dialectica matcrialisra para dade un nuevo giro hacia clealismo, negar la opcracion y ocultar la procedencia del

ctodo crftico para poder usarlo en su contra, una vezescontextualizaclo de su esccnario y objct ivos.

Con el fin de evaluar las relaciones practice-discursivas de la traducci6n arqueol6gica de 10posmoderno, creemos conveniente plantear variosinterrogantes en torno a tres cuestiones basicas::'

-Cuesti6n ontologica: (Que es y que significa elregistro arqueol6gico? (Existe realmente como algoaparte del arqueologts'?

-Cuesti6n epistemol6gica: (Puede la arqueologfa

alcanzar un conocimiento objetivo 0 verdadero de lascausas sociales que originaron los restos arqueol6gi-cos que hoy conocemos? (En que medida influye la8ubjetividad 0 la opcion politica del arqueolog@ elllas interpretaciories?

--Cuesti6n sociopolftica: (Que lugar ocupa laarqueologia en la sociedad y en la politica actuales?(Que intereses defiende? (Es etica 0 moral menteaceptable la practica arqueol6gica en el marcoinstitucional en el cual se desarrolla?

Cuestion ontologica: textos encontextos

Los planteamientos posprocesuales siguen en estecampo tres lineas de argumentaci6n estrecharnenteimbricadas:

-La cultura material, del presente 0 del pasado,puede entenderse como un texto.

-Se niega que el pasado exista como algo real,salvagual dado fTagmentanamente en los veshglOs queconstatamos arqueo16gicamente (la "cultura mate-rial"). El pas ado ya no existe, y entre el y nuestropresente media un abismo infranqueable.

-Lo que se suele llarnar "pas ado" no va mas alladel propio quehacer arqueol6gico. Sin embargo, dicho

quehacer no configura una unica realidad. La realidadarqueol6gica, de la misrna manera que la realidadsocial de cualquier epoca, no es algo que venga dadode antemano, sino que es construida continuamentemediante la acci6n de individuos y grupos. Por tanto,no ha habido, hay ni puede haber una unica realidadobjetiva. S610podemos referirnos a ella atribuyendoleadjetivos como "plural", "fugaz", "carnb iante","polifacetica" y "heterogenea".

Ampliemos brevemente estas ideas basicas.

La cultura material como texto

La cultura material se considera un medio decomunicaci6n sirnbolico que interviene, como ellenguaje, en la creaci6n de la realidad social clondeactuan los individuos en sus practicas cotidianas. Lacapacidad de los objetos para evocar, transmitir,alrnaceriar y preservar significados los involucradirectamente en el proceso de percepci6n e"internalizaci6n" de los principios significativos queorientan las practicas individuales y sociales. De talmodo que la "realidad" de tales practicas se construyesirnbolicamente en y via el lenguaje y los objetosmateriales (SHANKS, TILLEY 1987a, 131, 1987b, 94-105; BARRETT 1988, 6-7).

3. Seguiremos en este trabajo un guion ensayado ya en otraspublicaciones sabre teorfa arqueologica (LULL, MICa 1997,1998).

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Desde esta perspectiva, la cultura material debe serconsiderada como un texto, un conjunto estructuradode diferencias que los individuos "leen" y "reescriben"continuamente; "un sistema de significantes consignificado que debe ser Iefdo e interpretado" (SHANKS,TILLEY 1989, 3, veanse tarnbien HODDER 1988a;BEAUDRY et al. 1991); "una matriz de relacionesparadigmaticas y sintagrnaticas" (SHANKS, TILLEY1987b, 103) 0, en otras palabras, un "discursosilencioso" imbricado en 10 social.

Estos planteamientos no surgen de la nada. Lacultura material. como medio de cO]]Jllnicacion sim,

b6lico utilizado por los individuos para construir susestrategias pOI' medio de la acci6n, es una ideaenunciada ya por Max Weber, quien indic6 adernasla posibilidad de entender su significado en cada casu:

"Todo artefacto posee un significado y puede seri ntcrprctado y comprendido puramente pOl' haber sido

creado por seres humanos y usado en actividades

humanas (quiza con prop6sitos distintos) y, a menos que

torncmos ese significado en consideraci6n, el uso del

artefacto sera lotalmente ininteligible. Es inteligible, por10 tanto, en virtud de su relaci6n con la acci6n humana,sea como meclio para un fin 0 C01110 fin en sf mismo,

deseado por cierros agentes y hacia el cual se orienta su

accion" (WEBER 1984, 15-16).

Mas tarde R Barthes sllgjrio ell Sll Milo/agiO>' 'l"Ctoda practica cultural, toda cotidianeidad y los objetosinvolucrados en ella estan impregnados de significado,y que todo objeto material se constituye en significanteque remite a uno 0 varios significados compartidospor los miembros de una sociedad. Es mas, pordefinici6n, todos los objetos que forman parte de unasociedad tienen un sentido (BARTHES 1990, 9).Habrta que hablar entonces de sistemas de objetos-signa (ellenguaje, la moda, la alimentaci6n, etc.), encuyo interior los significados se establecen medianterelaciones de diferencia/oposici6n entre significantes.

No convendrfa olvidar tarnpoco la influencia de laobra de E. Leach, investigador a quien se reconoceun protagonismo decisivo en la introducci6n delestructuralisrno en el mundo acadernico anglosajondesde los alios sesenta. Valga la cita de una obrarelativamente reciente (orig. 1976) para darse cuentade la similitud de su proyecto con algunas intenciones

recientemente expresadas en textos arqueologicos:

"En 10 que sigue dare por supuesto que todas las

diferentes dimensiones no verbales de la cultura, como

los estilos de vcstir, el trazado de una aldea, la

arquitectura, el mobiliario, los alimentos, la forma de

cocinar, la musica, los gestos fisicos, las posturas, etc.,

se organizan en conjuntos estructuraclos para incorporar

informacion codificacla de rnanera analoga a los sonidos

y palabras y enunciaclos de un lenguaje natural. POl'

tanto, cloy pOI' scntado que es exactarnente igual cle

significat.ivo hablar de las reglas gramaticales que rigen

el vestido que hablar de las reglas grarnaticales que rigen

las expresiones vcrbales" (LEACH 1989, 15).

La novedad posprocesual respecto a estos prece-dentes consiste en proporier que no hay un unicosignificado en cada objeto, sino una multiplicidad

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variable. Los objetos, cargados de significaci6n, par-ticipan en el mantenimiento 0 subversion de lasrelaciones de poder y de las representaciones ideolo-gicas que atraviesan toda la vida social. Es Iaciladvertir en este punto Ia deuda con la filosofta post-estructuralista conternporanea. sobre todo con J.Derrida (1967, 1989a, b -orig. 1967 y 1972), y con lasaportaciones del neomarxismo en sociologia y antro-pologia. La traslacion arqucologica de estas ideastrastoca la clasica concepcion pasiva, neutral y obje-tiva de los restos materiales en oposici6n a losdoc!lmenl0s escrilos, los (,!Iales sf expresarian signi,ficados distorsionados al servir a intereses muyconcretes.' Por contra, para la arqueologia posprocesuallos objetos responden siernpre a intereses parcialesque se expresan en un continuo ininterrumpido desituaciones concretas. En consecuencia, no hay razonpara seguir pensando en la "transparencia" de losartefactos: los objetos no son "sinceros", porque ellossiempre implicaran significados y usos interesados.

En suma, el registro arqueologico no constituyeuna colecci6n azarosa de elementos, sino un conjunto"estructurado en relacion a la construccion social dela realidad y en relacion a las estrategias sociales deinteres y de poder, e ideol6gicas como forma de poder"(SHANKS, TILLEY 1987b, 98). Teniendo en cuentaIa naturaleza no unitaria de 1 0 social, los patronesobservables son consecuencia de practicas repetit ivasencaminadas a crear cierta fanJjJjarjdad con los

conceptos que unos individuos pretenden irnponersobre otros (TILLEY 1984; SHANKS, TILLEY 1987b,104). Ciertamente, no puede negarse la vertientefuncional del objeto como mediador entre el pensa-miento y la acci6n en el mundo, pero el analisis debe

ir mas alia hasta encontra r ellugar de producci6n delsentido donde se funda Ia misma posibilidad de la vidasocial y, tarnbien, donde se revel a la naturalezaideologica del enfogue estrictamente funcional.

La consecuencia de Ia adopcion de estes plantea-mientos en arqueologfa ha implicado la concepcionde que la cultura material constituye codigos signi-ficativos segun la situaci6n de los significantes en suscontextos de expresion. Por ello, su analisis debe irmas alia de una reduccion a terrninos funcionales,adaptacionistas 0 utilitaristas como esgrimfa la NewArchaeology y, por supuesto, mucho mas alia de lasuma de meros marcadores de tiempos y esencias

(periodos y cul turas) al iestilo de las arqueologfastradicionales. '

La arqueologia como actividad social

EI protagonismo de la sociedad actual es siernprefundamental a la hora de hacer arqueologfa. Ahorabien, (como se entiende el funcionamiento de ladinarnica social? Sobre esta cuestion, se seriala quetanto nuestra sociedad contemporanea como cual-quier otra del pasado, comparten unas caracterfsticasgenerales. En cierto sentido, las hemos enunciado en

4. Esta "parcialidad" de la fuente escrita obliga al historiadora somet erla a una critica previa con cl fin de probar la vcrdado Ialscdad de los contenidos que comunica.

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el apartado anterior. Con forme a elIas, la realidadsocial no se funda en el consenso unitario de lasvoluntades y los comportamientos de todos susintegrantes. Los principios simbolicos (cultura) y lasestructuras de significado que orientan la practica encada sociedad no conforman un todo coherente desentido, sino que presentan contradicciones y sunaturaleza no es estatica. Antes bien, individuos y

grupos con intereses de poder enfrentados manipulanlos objetos que vehiculan tales principios y, en estapractica, los transforman a su vez. EI mundo materiales producto de procesos de eategori2':acion i1Il11CISOSen estrategias sociales (MILLER 1982, 1985). Losartcfactos "objetivizan" ideas que son empleadas pararepresentar 0 distorsionar estrategias y posicionessociales. En esta situacion, los significados sonIugaces. inherentemente cambiantes y dependen for-zosamente de interrelaciones estructuradasespecfficamente. Asi, un mismo objeto puede tenersignificados diferentes segun los contextos de accionen que haya sido utilizado. Por elIo, el uso situacional

de la cultura material podria calificarse comometonimico (SHANKS, TILLEY 1987b, 105). Dada lanaturaleza rclacional de las redes de significacion, eluso de un artefacto moviliza 0 reordena de hecho to-do el sistema sirnbolico, todos los ejes que estructuranel sentido en un momenta dado.

EI encadenamiento de eventos eontextualizadosque cClIfol rUtiII 1 2 1vida ,~oeial 5C VC COllIO till continuuntde lectura (organizacion previa de la experiencia decada actor) y escritura (accion politica y social queimplica el uso de simbolos materiales) (HODDER 1988b,68-69), que se inscribe en el marco de relaciones depoder y dominio expresadas contextualmente. Esta

serfa, de hecho, una definicion aceptable de la historiahumana. La labor arqueologica se articula en dichocontinuum. historico, ya que el arqueologo lee el textornaterial y redacta textos sobre el pasado desde suparticular posicion subjetiva en el horizonte de laepoca que le toea vivir.

Buena parte de este discurso, sobre todo-el enun-ciado por Hodder, constituye practicamente un calcode la traduccion anglosajona del estructuralismofrances a cargo del "segundo" Sahlins (SAHLINS1988a, 1988b -orig. 1976 y 1985). En este hallamoslos temas de la prioridad del orden simbolico-linguistico (la culturai sobre el orden practice (en

contra de las teortas materialistas), el codigo culturalcomo medio y consecuencia de las acciones individua-les (en estrecha relacion a su vez con la teoria de laestructuraci6n de GIDDENS 1984) y la alteracion delas significaci ones en contextos de actuaciori. Repro-ducimos aquf un fragmento de una de las obras deSahlins que, a nuestro juicio, sintetiza los puntosprincipales de la propuesta de Hodder:

"La cuestiori mas importante ( ... ) es la existcncia dual

y la i nteraccion del orden cultural instituido en la

sociedad y el vivido por los individuos: la estructura

segun Ia convenci6n y segun la accion, como potencia

y como acto. En sus proyectos practices y en suorganizaci6n social, estructurados por los signiFicados

admitidos de las personas y las cosas, los individuos

someten estas categorfas culturales a riesgos empfricos.

En la medicla en que 10 simb6lico cs de cste modo, 10

pragmatico, cl sistema es una sintcsis en el tiernpo de

la reproduce ion y la variaciori'' (SAHLINS 1988b, 10).

Hodder, no obstante, enfatiza mas la dimensi6n delinteres individual, la negociaci6n simbolica de talesintereses y las luchas de poder en que los individuosy grupos se ven diariamente involucrados. EI conceptode "individuo" como actor/agente reflexive, aunque

arqueol6gicamente "invisible", ocupa un papel centralen su esquema teorico. EI individuo articula roles ymanipula normas segun su capacidad de maniobra encada contexte; corrstittryerrdo: ClI C:-itc scntido, el"motor" de la historia.

Sociedad y conflicto. Una deudaposprocesuaZ

Puede parecer que con el advenimiento de la pos-modernidad en la arquelogia los paradigmas socio-logicos cientifistas pasaron a mejor vida. Y que lavindicaci6n del cont1icto como motor del cambio en

las sociedades humanas es algo propio de las tenden-cias posprocesuales. Creemos que no es asf en ningunode ambos casos.

Desde los afios sesenta, con el auge del hmcionalismoy el neoevolucionismo en las disciplinas humanas,asistimos a la generalizacion de planteamientos queenfatizaban la inf1uencia de variables materiales 0

fislCas (cllma, tecllologia, poblacl(jll, I eeLlI 50S) ell elfuncionamiento y el cambio de los sistemas socio-culturalcs. La organizacion social, como expresion delconsenso de voluntades individuales respecto a finesy objetivos colectivos, era concebida como un conjun-to de rclaciones que tienden ontologicarnente a la

estabilidad. Por contra, enla arqueologia posprocesualparece ganar una perspectiva que piensa la sociedadcomo algo conflictual y dinamico, intentando evitarla teleologia del equilibrio. Desde la optica pospro-cesual, aunque se prestc una mayor atencion a ladimensi6n sirnbolico-ideologica de los restos arqueo-logicos, tam bien se trata de mostrar como estescontribuyeron a promover y/o legitimar la desigualdadsocial y tambien como el conflicto y la correspondientelucha de intereses da cuenta del devenir humano, enclara sintonia con postulados marxistas yestructuralo-marxistas.

EI enfoque "coriflictual" no es nuevo ni propio del

posprocesualismo. EI enfasis 'en las relaciones deconflicto existentes dcntro de los grupos humanos ysu papel prioritario a la hora de entender lastransformaciones sociales viene ejerciendo una in-fluencia crecierite, aurique pocas veces reconocida, enotras aproximacioncs arqueologicas. Sin duda, nosencontramos ante una cierta influencia de las propues-tas posprocesuales, aunque no podemos atribuirlesoriginalidad pues tienen su referente en otros lugares.

No debemos olvidar que los planteamientos teori-cos elaborados por la antropologia marxista frances ade los sesenta y setenta- (BLOCH 1977; GODELIER

5. Para una expos ic ion de las posiciones, debates,protagonistas y contexto sociopolitico en que se desarrollo laantropologia marxista francesa de las dccadas de los sescntay setenta, pueden consultarse BALLESTlN et al. (1988), KAHN,LLOBERA (1981) YLLOBERA (1980; en especial cl capitulo VI).

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1976, 1977, 1979, 1985; MEILLASSOUX 1977a, 1977b;REY 1975; TERRAY 1971) gozaron de una especialrepercusi6n en el mundo de habla inglesa (FRIEDMAN1974,1977; FRIEDMAN, ROWLANDS 1977) y que estemarxismo "irnportado" tuvo como compariero de viajeal estructuralismo, un estructuralismo que, dicho seade paso, se entendia a las mil maravillas con elneomarxismo frances, Este ultimo habia venido sos-teniendo la necesidad de enfocar el estudio de lassociedades desde la consideraci6n de las luchas quese establecen entre los individuos y grupos a raiz deSlJ posicion djferencial en I;); relacione£ de producci6no infraestructura. En este sentido, "coritradiccion","explotacion" 0 "coercion" fucron retomados en loscontextos acadernicos de Gran Bretaria y de los EE.UU.como conceptos utiles para dar cuenta del funciona-miento y del cambio social.

Si a este clima de relevancia de la perspectiva"conflictual" de filiaci6n marxista ariadimos larevaloraci6n de la obra de M. Weber y de otrospensadores que dedi caron una especial atenci6n al

Lema del poder (M. Foucault)y

la ideologia(L.

Althusser), tendremos el abanico de elementos con losque, cl posprocesualismo, cada vez con mayor frecuen-cia y en combinaciones varias, interpreta las socieda-des estudiadas por la arqueologfa."

En definitiva, los patrones y los elementos delregistro arqueologico cornenzaron a analizarse enflln c j6n del m:mtenimiento ds la dosigualdad quoimplica la explotacion y/o las relaciones de poder,objetivo que se consigue por Ia fuerza coercitiva 0,

mas en extenso, mediante la legitimidad resultante de1 2 1imposici6n de una ideologia determinada. Se asumeel conflicto de intereses como inherente a toda

sociedad, conflictos derivados del acceso diferencialo reparto desigual del poder y de los recursosmateriales y no materiales (conocimientos). Al con-trario que en el enfoque evolutivo-funcionalista, lasociedad "nace" Y 21dividida por intereses en conflicto.Desde esta perspectiva, la dinarnica social serfaexplicable en terrninos de la reproduccion de relacio-nes sociales disimetricas y de la resistencia a estedominio.

EI principal foco de interes sigue siendo, al igualque en todas la arqueologias sociales, el terna delsurgimiento y mantenimiento de las desigualdadessociales, ccoriornicas y politicas en las sociedades de

la prehistoria reciente, registrandose aportacionesoriginales en ternaticas clasicas como el megalitismo(SHANKS, TILLEY 1982, 1987a) 0 los origenes y

expansion de la agricultura (HODDER 1987c, 1990b).Sin embargo, el espectro de sociedades estudiadasaumenta notablemente, rebasando el marco estrictode los grupos agrafos para incluir casos de epocahistorica e incluso conternporaneos. La definicion decultura material como medio significativo y activo enla configuracion y transfcrrnacion de la realidad so-cial no impone lfmites cronologicos, espaciales nidisciplinares al trabajo arqueologico. La arqueologiasiempre ha reivindicado como suyo el estudio de los

6. Buena parte de las contribuciones reunidas en HODDER(1982a) , MILLER, TILLEY (1984), MILLER, ROWLANDS,TILLEY (1989) const ituycn una buena muesua de Japluralidadde elementos tcoricos que entra n ahora en juego,

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vestigios materiales producidos pOI'los seres humanosen todo tiempo y lugar, pero hasta haec pocos al10Sera evidente que esta posibilidad habia sido pocoexplotada. De hecho, la investigaci6n arqueologica sehabia centrado fundamentalmente en la excavacion deyacimientos prehistoricos 0 de las civilizaciones an-tiguas. La paula tina generalizacion de trabajos decampo en yacimientos medievales, modernos y con-ternporaneos de todo el mundo, 0 incluso el estucliodirecto de la cultura material actual, constituye unfenorneno relativamente reciente que dia a dia vacobrando ~.ma importancia mayor.

Esta "expansion" arqueologica debe mucho a unfactor de peso: la disponibilidad de registros escritoso de noticias orales, Estos aportan informacionesvaliosas con ayuda de las cuales es posible atribuir "masy mas seguros" significados a los objetos y a susrelaciones. La cornbinacion de distintos tipos de Fuentes(materiales, documentales, orales) da lugar a estudiosque podriamos clesignar como "arqueoetnohistoricos".Paralclamente, la etnoarqueologia ha visto incrementado

el numero de sus practicantes (BRAITHWAITE 1982;DONLEY 1982; HODDER 1982c; MILLER 1985),continuando una tendencia abierta en los mornentosde apogee de la New Archaeology en el muncloacadernico de habla inglesa (BINFORD 1978; GOULD1978a, 1978b; YELLEN 1977).

Pese a que las motivaciones que orientaron lasinvestigaciones de It: d6et~da de los Dotonta son H

menu do criticadas desde el posprocesualismo pOI' suorientacion "legal", "norrnativa" 0 "mecanica", elestudio de nuestros "conternporaneos primitivos"continua basandose en la busqueda de analogias conlas que interpretar los datos arqueologicos, Es cierto

que ahora se nos advierte de los "peligros" de estaernpresa y del "cuidado" que es necesario dispensara la hora de atribuir significados presentes a lassociedades del pasaclo (WYLIE 1982), pero tarnbienes cierto que estas recomendaciones se plantean deforma bastante ambigua. Como veremos a continua-cion, en los enfoques posprocesuales persiste el tra-dicional recurso consistente en establecer analogiasentre situaciones sociales conocidas a partir de Iaantropologia, la historia 0 la propia experiencia vital,y los restos arqueol6gicos, con el fin de hallar sentidoa 1 0 desconocido (la sociedad que los gener6).

Epistemologia: contexte, discurso einterpretacion

Al inicio de este articulo seilalabamos que un (el)denominador cornun de las arqueologias pospro-cesuales era una actitud de rechazo, cuando menosformal, a las ontologfas, epistemologias y a lasactitudes etico-polfticas de las arqueologias de siem-pre. Dicho rechazo se expresaba en feroces criticas alcientifismo, apoyadas en obras de perisadores deorientacion tan diversa como T. Adorno, W. Benjamin,P. Bourdieu, R. G. Collingwood, J. Derrida, G. Deleuze,M. Foucault , H. G. Gadamer, A. Giddens, J. Habermas,

M. Heidegger, C. Levi-Strauss, K. Marx, P. Ricceur 0M. Weber, entre otros. Con la ayuda de este "arsenal"se atacaban las bases Iilosoficas empiristas y positivistasque habrian caracterizado el panorama arqueologicohasta los alios ochenta.

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Se denunciaba que 10 que llamamos hipotesiscientificas constituyen enunciados incontrastables yque su eventual aceptacion como verdades dependiaesencialmente del acuerdo de la comunidad de exper-tos respecto a una serie de supuestos extracientificos(HODDER 1984). En pocas palabras, la politica y laideologia sustentan un consenso entre socios.? Si elconsenso extracientifico constituye el factor crucial enla configuracion de la actividad cientffica, hay queadmitir la relevancia de 10 politico y 10 ideologico enla forrnacion y orientacion de los conocimientos. Sila realidad y 10 que se dice sobre ella se eslabJecenpor acuerdo, (que es 10que se supone que conocemos?

La arqueologia queda definida como una actividadintrinsecamente interpretativa y, ante todo, contem-poranca. No concierne al acontecimiento del pasado(respecto al que nos separa una distancia insalvable),sino a su propio acontecimiento prcsente: excavaciori,discurso, escritura. Asf, la arqueologfa no constituyeuna actividad primordialmente enfocada a leer lossignos del pasado para descifrar 10 que realmentesignificaron, sino un proceso en el que estos signosson cscritos y, por tanto, significados en el presente(SHANKS, TILLEY 1989, 4).

"Vamos desde un 'texto de cultura material a un texto

arqueol6gico apoyando nuestros argumentos y afirrna-

ciones con la cita de artcfactos" (SHANKS y TILLEY1989 4)

Esta breve cita ilustra con claridad la primaciaconcedida al discurso y a la "intertextualidad" sobrecualquier pretendido referentc, en nuestro caso el"pasado" y sus evidencias "objetivas". Hacer arqueo-logfa es realizar "una practica interpretativa, unaintervencion activa involucrada en un proceso criticode labor teorica que vincula el pasado y el presente"(SHANKS, TILLEY 1987a, 103). A este respecto, larelacion del texto con el pasado es de mimesis: "el textornimetico no copia 0 duplica la realidad, sino que lairnita de forma creativa" (SHANKS, TILLEY 1987a,21).

La arqueologia no cleberfa seguir engariandosepensando que su mision consiste en reconstruir,representar 0 explicar el pasaclo: el discurso arqueo-16gico crea pasados desde el presente. Habria queasumir que Ia subjetiviclad es consustancial con todos

los estadios del trabajo arqueologico y, por tanto,abandonar la ficcion del objetivismo. En este sentido,se seriala que las observaciones son dependientes dela teoria escogida por cada sujeto observador: losdatos estan "cargados" de teoria 0, 10que es 10 mismo,cle nuestros valores. POl' tanto, aquello que se deno-mina "conocimiento" consiste en poco m<:1Sque en ladescripcion de 10 que ya ha sido teoricarnenteconstituido (0 sea, en sentido estricto un "recorioci-miento"). En otras palabras, 10 que la ciencia posi-tivista intenta producir a travcs de Ia aplicacion deuna metodologfa rigurosa ha sido ya constituido conanterioridad mediante una operacion mental. No

7. Las hipotcsis no sc "contrastan" con los datos, sino conotras hipotesis a su vcz incontrastadas, auuque admitidas porconscnso entre los integrantes de la comunidad arqueologica(HODDER 1984, ernulando a LYOTARD 1987 - original 1979).

puede haber "logica del descubrimiento cientffico",dado que ya se habia decidido que habia que descubrir(SHANKS, TILLEY 1987a, 43).

Este adi6s prematuro a la pretension de neutralidady asepsia cientificas llevaba prendido el cntusiasmode considerar el enfoque herrneneutico como el unicoapropiado para Ja arqueologia. Este, al deshacer lasupuesta division entre sujeto y objeto, permitirfaproponer relates capaces de expresar la diversidad delas situaciones, actitucles y experiencias actualesrespecto a 10 que se denomina "pasado". Las arqueo-logfas posproceslla1es no [ratan de presen1ar llJJeVasformas de conseguir una reproduccion mas fiel,precisa 0 exacta del pas ado que las elaboradas conla ayuda de otras teorias y metodos. Tampocopretenden dejar obsoleto el proyecto cientifista,procesualista, tradicional, etc., mediante la propuestade una perspectiva mas cornprehensiva 0 completa,sino que sugieren desmantelar las carceles que con-trolan el pasado denunciando la connivencia de lasarqueologfas acriticas con las estructuras universita-rio-institucionales que imponen un sentido normativea Jo arqueologico. Tampoco se desea hacer unaarqueologia "mejor", sino abrirla a la diversidadmediante herrneneuticas que subviertan los Ifmitesdentro de los cuaJes se la suele ubicar.

Asf pues, las posiciones encontradas entre, por unlado, la arqueologia hurnanista y cientifista y, pOI'otro,1 < 1n11eVacritica al~qm?o16gic .. ~e e:.:t..blecierm:t en tornoa la dicotomia explicacion-rnodelo versus herrneneu-tica-texto. EI prirnero, en sus dos vertientes tradicionaly procesual, pretendia dar cuenta del caracter de lainvestigacion arqueologica, mientras que el segundo,centrado en desarrollar alternativas que evitaran la

banalidad intelectual (irrealizada-irrealizable) de laHistoria y de la Ciencia con mayusculas, denunciabaaquellas acti tudes como politicarnente conservadorasy acadernicamente dogmaticas.

La herrneneutica constituye un acto de aprehensionde la estructura de un texto 0 de un registro empiricoconsiderado como otra forma textual. Las diferenciasentre el ejercicio herrneneutico con respecto a laexplicacion en tanto cat ego r ia cientifista estriban enque:- no hay reglas 0 rnetodo estricto que seguir para su

realizacion, sino que su movimiento se asemeja aun circulo 0 espiral sin principio ni fin (Ia

explicacion en el ambito prbcesual, por ejemplo,requerfa seguir un esquema lineal conforme lospasos establecidos en el metodo deductive 0,

cuando menos, en la explicitacion de prernisas,objetivos y de las posibilidades inferenciales de lasmetociologias instrumentales ernpleadas), y tampo-co aspira a constituirse en enunciaclo de verdad,pues adrnite la pluralidad de los significados y laprolifcracion infinita de interpretaciones; de heche,se cuestiona incluso la posibilidad de establecercritcrios de evaluacion entre teorias. actualizandoal respecto la idea de inconmensurabiliclad entreparadigrnas cientificos (KUHN 1971).

La propuesta critica de una arqueologia herrncneu-tica supuso la reivindicaci6n de que el significado dela cultura material nunca puede ser objetivado 0 fijadocon exactitud. En cierta medida, "su significado

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siempre evade al analista" (TILLEY 1989, 191).Adernas, se exigia un cambio del genero del discursohacia una ret6rica capaz de borrar los Iimites deldiscurso arqueologico-academico para incorporarlo aljuego de las narrativas de la vida cotidiana. Laliberaci6n del sentido por medio de Ia interpretaci6nque propugna esta tcndencia herrneneutica radical,pertinente en arqueologia desde la consideraci6n delregistro como un texto, fue presentada como una

posibilidad de trabajo radicalmente rupturista.

Contexto y significado

constituyen asf en el lugar de encuentro significativoentre ambos, y en el escenario de una pretcndida luchade poder. EI contexte es la "arena" en la cual sedesarrollan esas luchas mediante la manipulaci6n delos objetos-signo.

EI objetivo de los textos posprocesuales escomprehender, cap tar (grasp) las intenciones, valoresy esquemas organizativos de la acci6n humana 0, enotras palabras, "penetrar" en los contextos de la acci6nen sintonia con la herrneneutica contemporanea de M.Heidegger 0 H.-G. Gadamer. La investigacion se iniciapOI' cualquiera de los elementos integrantes del

EI paso previo para toda interpretacion en arqueo-logia consiste en delimitar contextos arqueologicos, EIcontexto arqueol6gico se define como "la totalidad delmedio relevante, en la que "relevante" se refiere a larelacion significativa con el objeto 0 relacion necesariapara discernir el significado del objeto" (HODDER1988a, 167). La noci6n de "relevancia" depende tantodel resultado de analisis inductivos como de lacapacidad teo rica de cada investigador para proponer

interrelaciones entre los datos.La deli mitacion del contexto se inicia con el examen

de los datos empfricos y Ia constatacion de contrastesy/o asociaciones ternporales, espaciales y tipologicasrelevantes entre los datos que conforman el registro(HODDER 1987a, 6; 1988a, 168). Los limites delcontexto "aparecen en ausencia de semejanzas y

I erencias signincativas R 1988a, 168).Como puede observarse, el contexto, como unidad deanalisis, se define a posteriori, tras percibir las "pautassignificativas en las dimensiones de variacion"(HODDER 1988a, 167) en el tiempo y en el espacio.En esta operaci6n, no se desprecia la ayuda de la

estadistica 0 de otras metodologias instrumentaleshabituales en arqueologia.

No pueden exponerse parametres universales conlos que delimitar los contextos arqueologicos, dadoque se trata de una empresa fundamentalrnente ima-ginativa (HODDER 1989, 70). Tampoco existe una es-cala de analisis prefijada, ya que esta varia en funci6nde las caracterfsticas 0 elementos seleccionados. Tanlicito puede ser centrarse en una pequefia estructurahabitacional, como incluir en la interpretaci6n rasgosmateriales pertenecientes a extensas regiones(I-IODDER 1990). Lo mismo se aplica a la dimensiondiacronica, en la que el "arqueoliistoriador" puede irdesplazandose entre las estructuras de larga duraciony las acciones coyunturales (HODDER 1987b). Asipues, los contextos constituyen los eventos discretosde lectura-escrituralintcrpretacion-pn'ictica, cuyo en-cadenamiento 0 yuxtaposicion produce el "texto" glo-bal de 121ultura material. EI contexto mas amplio quese pueda imaginar serfa equivalents 211"texto" generalde la cultura material; es decir, todos los objetos quehan producido y produciran los seres humanos. Desdcahf "hacia abajo", el contexto, en principio, pucdeforrnarse en cualquier escala cronoespacial.

El contexto configura un microuniverso de signi-Iicacion, donde cada elernento de la cultura materialadquiere significado para nosotros. Los contextos semantienen en el mismo terr'itorio ontoepisternico quecl "texto", dado que involucran indisolublemente alobjeto y al sujeto de la accion y 121enunciaciori. Se

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contexto, puesto que las vinculaciones establecidasentre todos ellos garantizan el retorno 211punto departida (HODDER 1987c, 45).

Sin embargo, para las arqueologfas posprocesualesel significado nunca se presenta cornpleto en sf mismo:siernpre remite a otros, temporal y espacialmenteausentes. En ello, y principalmente a cargo de Shanksy Tilley, se reitera 121 deuda con los conccprosderridianos de "huclla", difference y "diseminacion",y con la crftica radical a 121herrneneutica tradicional.Cualquier significaci on, en su efirnera donacion desentido, deperide de 10 que no es, de 10 que excluyeo de 10 que se diferencia. Se rcconoce, con otraspalabras, un perpetuo "excedente" de significado quese manifiesta en la te6rica inagotabilidad de lasinterpretaciones. No existirfa un significado unico queudiese ser ex r- . .

como hecho 0 como proyecto posible por la concep-cion instrumental dcllenguaje propia del positivismo.Asf pues, 121 roblernatica del significado de los objetosconstituye el primer punto de interes de las nuevaspropuestas teoricas en su aprehension, su multiplici-dad y su expresion en el presente.

La pluralidad potencial de significados asociadosa un objeto 0 grupo de ell os solo quedaria mornen-tanearnente fijada en la accion contextual (HODDER1989, 69). Cuando, despues de un cierto tiempo deexclusion 0 ignorancia de los humanos acerca de suexistencia y su manipulabilidad (por ejernplo, cuandopermanecen enterrados), tales objetos (0 10que quedade ellos) son tom ados en consideracion por losarqueologos, el sentido prolifera de nuevo. Cualquierintento de generalizacion al estilo "intercultural" dela New Archaeology se juzga como una ernpresacondenada 211racaso, ya que los significados atribui-

dos a un objeto varian de un contexte a otro sin normafija. La arqueologia encuentra en esta dispersion delsentido su medio de actuacion. Hacer arqucologfa esrealizar "una practica interpretativa, una intervcncionactiva involucrada en un proceso crftico de laborteorica que vincula el pasado y el prescnte" (SHANKS,TILLEY 198721, 103).

En el acto interpretative se debe intentar renunciara los significados finales y a la idea de coherenciaunitaria, en favor de un "conocirniento estrategico"enraizado en las estructuras de poder conternporaneas(SHANKS, TILLEY 1987b, 60). Los arqueologos, comoautores posicionados en los conflictos sociopoliticos

de su tiernpo, leen (intcrpretan) y producen textos: deahf su pluralidad y la imposibilidad de un consensouniversal. He ahf 121primacfa del discurso y de la"intertextualidad" sobre cualquier pretendido referen-te (el pasado 0 las evidencias "objetivas").

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"Iridividuos, grupos de interes y sociedades, todos tienen

diferentes perspectivas del pasado. No hay ni puede

haber un pasado monolitico e indiferenciado. En su

lugar, hay pasados multiples y en cornpeticion, generados

en funcion de orientaciones politicas de tipo etriico,

cultural y de gcnero" (SHANKS, TILLEY 1987a, 11).

Se podria decir que el arqueologos tiene unafuncion, como los objetos la tienen en Ia red derelaciones contextuales: la de establecer codigos quepermitan descifrar una grarnatica y establecer unalectura. No obstante, s e s u o el sentir posprocesual el

Resulta obvio que los elementos de control men-cion ados tienden cables hacia "paradigrnas" estable-cidos y aparenternente opuestos a las tendericiasposprocesuales. Entre estes figura el enfasis en laimaginacion historica para la reconstruccion de lasestructuras simbolicas, muy emparentado con elquehacer de las arqueologias rradicionales, asi comolos criterios que deben decidir las interpretacioncscorrectas de las incorrectas, en clara sintonia con laevaluacion procesual entre teorias contrapuestas, Enesta direccion se alinean algunas publicaciones deHodder (J 991 ) que vindican en cierta forma el

arqueologes que se aproxima a una informacionarqueologica (en el campo 0 en un texto) es ya unapluralidad de otros textos y practicas, de codigos cuyoorigen parece insondable, POl' ello solo cabe esperarque sobrecargue con su subjetividad la excavacion ylos nuevos textos. La figura del arqueologcs habrtapasado de consumidor de estratos (tradicional) aproductor de textos (posprocesual).

Procedimientos de controlSi hacernos caso de los anteriores posicionarnientos,

resulta claro que ante 10 arqueologico se abriria uncampo de Iibertad tan extenso que cualquier interpre-tacion tendria cabida. No es casual que coincidiendocon el punto de mayor proximidad con los enunciadospostestructuralistas, a nuestro juicio expresado porShanks y Tilley en sus obras de 1987, las fronterasde la arqueologia parecieran prestas a difurninarse. Loarqueologico dejaria de ser designado con este nombrepara fundirse en el juego intertextual de los generosy de las narrativas conternporaneas. El horizonte de10 que hemos denominado postarqueologia (LULL etal. 1990) era entonces visible. No obstante, prontoquedo claro que ello no era asi. Pese a que se reiterela naturaleza plural y polisernica de la arqueologia,quienes promovieron inicialrnente las perspectivasposprocesuales se cuidaron tam bien de sefialar que"no todo vale". Al efecto, se mencionan "elementos decontrol" que Iimitan la naturaleza y el alcance de lasinterpretaciones. Estas depend en de las siguientescircunstancias:- De los datos disponibles. Cuantos mas datos

tengamos, sera posible identificar un mayor mime-ro de relaciones y, por tanto, obtener una interpre-tacion mas correcta del significado (HODDER1988a, 169-170, 62; 1987c, 43). Se alude con elloal ajuste con los datos ernpfricos disponibles(HODDER 1988,119) y a las "redes de resistencia"que ofrecen los misrnos.

- De la "irnaginacion historica", mediada por nues-tros conocimientos personales y nuestra cornpren-sion del presente (HODDER 1988a, 118), y "esti-mulada" por analogias, principalmente etnograficas/etnoarqueologicas (HODDER 1988a, 173). En elpunto de partida "imaginativo" se reconoce tam-bien la constatacion de ciertas oposiciones estruc-turales interculturales, como hornbre: mujer, na-turaleza: cultura, vida: muerte, etc. (HODDER1982c, 215).

- De la "agudeza" propia de cada investigador.- De la coherencia interna de las argumentaciones.

objetivisrno y la autoridad de la verdad y situanclara mente a su proyecto en el ala conservadora dela tendencia posmoderna en arqueologfa.

Ademas, tanto Hodder como Shanks y Tilley serecolocan en la linea de la herrneneutica clasica deGadarner al retomar la necesidad del requisite de"corigruencia" en las interpretaciories (GADAMER1991, 360-361). En funcion de este, coinciden enserialar la "coherencia i nterna" de las argumentacio-nes como criterio que permite aceptar unas interpre-taciones y desechar otras." De ahi que un texto"coherente" sera aquel que "tenga senti do en el mundodel arqueologo" (HODDER 1988a, 119). En otraspalabras, se deja al "senti do COl11lm" la tarea deseparar 10 aceptable de 10 no aceptable (LULL et al.1990). Esta afirmacion sup one ciertarnente una con-tradjccj6n rcspecto al eompromjsQ poJHjeo antj

inmovilista en las luchas del presente que, en especialShanks y Tilley, reivindican para la arqueologia, yaque supone aceptar la hegemon fa del discurso del"sentido cornun", constituido por los enunciados decontrol social que favorecen los intereses dorninantes.

Junto a esta alusion al "senti do cornun" se men-ciona el ajuste con los datos empiricos disponibles(HODDER 1988a, 119). En el caso de Shanks y Tilley,tendria que vel' con sus "redes de resistencia" que,paradojicarnente, invitan al restablecimiento de laautonomfa del objeto respecto al sujeto. En este puntonos asalta una pregunta: (por que deberia haber"resistencia de los datos" si estos estan "cargados" conla teorta del interprete? Este postulado objetivista esel prirnero de una serie que tiende a lirnitar lapropuesta posprocesual de una arqueologia "plural".

Otro de los limites herrneneuticos posprocesualesafecta a los significados expresados en cada interpre-

tacion. Serialabamos anteriormente que la culturamaterial se configura como un rnedio significativepara la accion y transforrnacion social en funcion deestrategias de poder enfrentadas. El contexto, launidad interpretativarnente relevante, se define tam-

8. Est os dos u l t i mos invcstigadores pu cdc n habermanifestado un cambio cstratcgico desdc la posicion cxpresadaen 1987 (SHANKS, TILLEY 1987a) sobre la cuestion de 1acohercncia. En un texto posterior (SHANKS, TILLEY 1989, 9),leemos 10 siguicnle: "Ya no podemos garantizar la validez de10

que dccimos intentando situar nuestro discurso como unarclacion de conocirniento que impliquc corrcsponcicncia,cohcrencia 0 cualquier otra cucsiion." Crcemos que esteplanteamicnto se situa en una linea mas "cohcrentc" con laradical idad de su propuesta textual, aunque no podamos dcjarde reconocer ambigiiedades 0 contradicciones en sus cnunciados.

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fundamentales en la tradicion marxista y han sidomotivo de vivas polemicas a 10 largo de este siglo endisciplinas como la antropologia, la geografia 0 lahistoriografta." En arqueologia, sin embargo, el plan-teamiento de estos problemas habia sido marginalhasta comienzos de los arios ochenta. Un aspecto quehan subrayado algunas arqueologias posprocesualesal retomar esta crftica es que buena parte de losprofesionales no reconocen las implicaciones politicasde la practica arqueologica, De acuerdo con ellos, laidea que se trasmite es que el pasado se escribe desdeel presente para favorecer intereses actuales, En elmarco de las luchas socio-politicas de la sociedadcapitalista, el control del pas ado proporciona apoyosargumentales a actuaciones polfticas en ambitos noestrictamente discursivos,

En sintesis, desde las prirneras perspectivasposprocesuales se reclamo una mayor concienciacritica ante 10 que parecia ser una actitud deconnivencia entre las instancias arqueologicas univer-sitarias y los poderes occidentales dorninantes. Lafrecuente inconsciencia con que este apoyo se man-tiene, bajo la declaracion de apoliticidad de la laborarqueologica (y, por extension, de sus practicantes),constituiria un efecto ideol6gico encarninado a privara los actores sociales de la percepcion de las corise-cuencias tam bien sociales de sus practicas, La realidadque plantea esta crftica arrernete nuevamente contrala 12retendida neutralidad .y objetjvjdad de la discinli,na.

Seria diffcil negar que la arqueologia ha caminadode Ia mano del imperialismo y ha contribuido a suexpansion erosionando y suplantando puntos de vistaalternativos al orden masculino, blanco y cristiano,como los mantenidos por los pueblos indigenas delTercer Mundo, los grupos marginados en el PrimerMundo por razones economicas, politicas, religiosas,nacionalistas, etnicas, etc., 0 bien las mujeres comocolectivo. Desde su posicion como especialista profe-sional y "autorizado", el arqueologte decide en funcionde sus intereses ideologicos que ha de conservarse yque puede ser destruido y olvidado y, posteriormente,dicta al publico 10 que ocurr-io en el pasado. Comoreaccion frente a esta norma, crece la conviccion de

9, Los debates mas inlensos y la generaci6n de nuevas

altcrnat ivas de lucha se produjeron en las decadas de los scscnta

y scteu ta, fundamcnlalmenlc a raiz de los cfeclos de las guerrasque acornpanaron a la dcscolonizaci6n y prolctarizacion del

Tercer Mundo, 011aumento de la pobreza en estos paises y, mas

en general, a las lensioncs surgidas a ra iz del crecimiento

paralelo de las grandcs metropolis (marginalizaci6n, miscria).

En antropologia se cuestiona sobre to do el papel del cstructural-

funcionalismo como notario complacienle de la oprcsioncolonial y, en general, toda la disci pl ina como "hija del

imperialismo" (GOUGH 1968; vea nse tambien los articulos de

BANAJI 1977; FORSTER 1977 YGODDARD 1977) , En geografia,

se dcsvcla la complicidad de la disciplina en el desarrollo delcapitalisrno y, mas directamenle, como "arrna para la guerra"

(LACOSTE 1977; veanse las numerosas cont ribuciones publicadasen revist as como Herodote 0 Antipode), En historiografra se

rechazan escuelas e interpretaciones que producen pasados

legitimadores de las clesigualdades actuales y se anima laproducci6n de explicaciones liberadoras de la alienaci6nideol6gica que aqucllas ocasionan ("la historia como arma")

(CHESNAUX 1984; MORENO FRAGINALS 1983). Una gran

parte de estos enfoques criticos se situan en Ia linea delpensamiento marxista.

que estas visiones son dogrnaticas y reductoras de lahistoria y que funcionan al servicio de poderesextracientificos/academicos involucrados en el controly explotacion de importantes sectores de la poblaci6nmundial. La disciplina arqueologica, como practicasocial en el presente, debe ser consciente de estehecho, tomar partido en favor de l@s oprimid@s ypasar a vincularse a programas de investigacion quese sirvan de "la diferenciacion del pasado para desafiary reestructurar el lado oscuro de la modernidad:dominacion, explotacion, represion, violencia, aliena-cion" (TTl r EY 1990 19) 10

Este proyecto se presenta desde una posturainconformista frente a la modernidad y el proceso deracionalizacion capitalista en que ha desernbocado.Desde esta perspectiva, se reconocen las consecuen-cias negativas desde el punto de vista etico, politicoy social (las "patologfas" de la modernidad) que laspracticas realizadas en nombre del "progreso", la"racionalidad" y la "modernizacion" han ocasionadoen la epoca conternporanea. Sin embargo, desde lasposturas criticas recientes se mantiene todavia Iaconfianza en el potencial liberador del humanismoilustrado y en el papel que Ia arqueologia puede jugaren la realizacion de su proyecto, en tanto disciplinacapaz de acceder a las gentes excluidas del discursoescrito elitista, Con este objetivo en vistas, la principalpreocupacion, paradojica por otro lado, estriba enhallar mecanjSDJos Y acljtlldes para "deJUocraJizar" e J

pasado, facilitando lugares desde donde puedan ela-borarse interpretaciones politicamente alternativas alas que defienden los discursos establecidos; subvir-tiendo las pretensiones de verdad de estos ultirnos:mostrando como proyectan "hacia arras" los valores

capitalistas en10

que constituirfa una estrategiaideologica con fines reaccionarios; generando inter-pretaciones efectivas de la "resistencia al terror y ala desigualdad": en fin, tratando incluso de erigirseen ocasiones como la "fuerza vengadora de lasvictimas del pasado" (BAKER 1990, 56-57).

Arqueologia ipor que Y para que?

Estas nuevas actitudes han supuesto, en palabrasde P. Kohl (1985), una "segunda perdida de la ino-cericia" para la arqueologia: (que senti do tiene lapractica arqueologica en la sociedad actual?, (con queotro tipo de practicas se imbrica>, (a que interesessirve?, (es eticamente legitim a la practica arqueolo-gica tal y como se ha desarrollado hasta Ia fecha?, (quearqueologia(s), para que presenters) y en funcion deque proyecto(s) social(es), si es que es todavia licitasu elaboracion? (serla posible elaborar una arqueo-logia que contribuya a la instauracion de una sociedaden la que los seres humanos no deban luchar paragozar del bieriestar?

La crisis se ha planteado y se trata de una crisisde legitirnidad. Nos afecta a tod@s y hay que concedera los enfoques posprocesuales el merito de habertenido Ia valentia de plantearla con contundencia. Por

un lado, la racionalidad pragmatics de nuestra epoca,

10, Debcmos rccordar aqui que la defensa de actitudes

emancipadoras choca con cualquiera de los di scursosposrnodernos.

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que exige justificaciones basadas en criterios deeficiencia-rentabilidad (LYOTARD 1987, 86 y ss.),impone a la arqueologia mas que nunca la explicitacionde una utilidad medida en terrninos econornicos. Enotras palabras, la arqueologia institucional, comoparte del aparato burocratico del estado capitalista,debe cornpartir con otras instancias publicas unaimagen de racionalidad ejemplar. POI' otro Iado,aunque en estrecha vinculacion con el punto anterior,debe justificarse ante una audiencia general, el "pue-blo" en las sociedades dernocraticas occidentales,quien, al menos teoricamente, es el poseedor de la

Sfntesis

En las pagmas precedentes hemos tratado dernostrar los rasgos mas caracterfsticos de las prirnerasarqueologias posprocesuales, a partir de los trabajosde los autores mas representatives: 1 . Hodder, M.Shanks y C. Tilley. Adernas, en ciertas ocasioneshemos comentado criticamente algunos de los aspec-tos mas controvertidos de sus propuestas, Dejarnos

para el final una sintesis valorativa que pretendeacotar criticas y exponer algunas reflexiories.

soberanfa y el contribuyente al que hay que rendircuentas. Este objetivo no es cosa facil, a tenor de lasopiniones negativas manifestadas por importantessectores de la poblacion. Si la arqueologfa universi-tario-cientffica no produce beneficios en el sentido dela ganancia capitalista; ni ilustra, pues se mantieneconfinada a las aulas universitarias y a aridas publi-caciones de circulacion restringida; ni tampoco divier-te, ya que el entretenimiento con refercntes arqueo-logicos se genera en otros lugares (TV, internet, cine),(.pol' que seguir practicando una actividad tan pocoprovechosa?

Podemos considerar que la arqueologia anterior alos ochcnta se vera legitimada ante la sociedad porsu capacidad de establecer 10 verdadero y desechar10 false (las verdades cientificas de la New Archaeologyo la verdad empirica del inductivismo tradjcionaj)' poralinearse junto a los saberes que perrniten decidir 10justo de 10 injusto (el sentido cornun de la opcionpolitica dominante); 0 bien por Ia autoridad intrin-secamente derivada de su estatus universitario (ellugar privilegiado de la produccion del saber; lamorada de los sabios respetados), En cambio, hoy endia, en la epoca del capitalismo salvaje a escalamundial, cuando su racionalidad tecnico-instrumentalpuede campar a sus anchas, y mas ahora tras la diso-lucien del Bloque del Este y los efectos de laglobalizacion, "Ia moral de ernpresa" tiende a erigirsecomo modelo de organizacion interindividual y satis-facer las norrnas de eficiencia-rentabilidad-aparienciadeviene cada vez mas una necesidad imperiosa, EIriesgo de no hacerlo implicaria la eliminacion de ladisciplina. La amenaza de este porvenir nada halague-flo ha influido poderosamente en el enfasis actual en"vender" arqueologia, "patrirnonio" 0 "pasados",

En este contexto, dar voz a I@s marginad@s ypromover un dialogo social con efectos liberadoresparecerfa ser el objetivo correcto de una arqueologfacritica y comprometida, pcro resulta sorprendenteencontrar esc deseo en e l posprocesualismoposmoderno que, ante todo, rechaza las teoriasemancipatorias, desde el Cristianismo hasta el Cornu-nismo, pasando por el Liberalismo capitalista. Y esque, por mucho que contradiga el seritir posmodernoque le es tan grato, la arqueologfa posprocesualistase ve abocada a presentar objetivos emancipatorioscuando se rnuestra en sociedad. Ello supone cornpro-meterse a trabajar para proporcionar conocimientos

(ensenar), dar voz a quien no la tiene y confiar enque con ella se construya una sociedad mejor. En elcamino hacia esos objetivos encontrara aliados ins os-pechados, entre los que a buen seguro figuraranarqueologws "cicntifistas".

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Ontologia y epistemologia: hacia unhorizonte mas mesurado

Una de las conclusiones mas claras es que Jaradicalidad expresada en los planteamientos teoricosde las propuestas crfticas surgidas a inicios de Jadecada de los ochenta incurre en contradicciones conotros enunciados de su discurso y no se correspondecon su practica. De ahf que no se produzca elalejamiento 0 desrnarque respecto a las otras arqueo-logfas, como cab fa esperar vistos los movimientosiniciales de frontal rechazo hacia estas. Las paradojasmas evidentes atarien a la ordenacion del registroempfrico y a la actitud frente a la empresainterpretativa, Respecto al primer tema, las propues-tas posprocesuales aceptan los criterios tradicionalesa la hora de ordenar el registro empfrico V definir elobjeto de estudio.!' En cuanto al segundo, se observaque sf se establecen reglas en la produccion del sabericonocimiento prosprocesual, como muestran los limi-tes puestos a la actividad hermeneutica en funcion dela "resistencia" de los datos, el "sentido COmLlI1"delpresente, la formaci on y agudeza intelectual y laorientaci6n politica del investigador.

EI uso de criterios de seleccio n tanto en lasexplicaciones cientifistas como en las interpretacionesposprocesuales, recalca por una vez Ia afinidad deambos "bandos" pretendidarnente irreconciliables. Enrealidad, pocos arqueologos tradicionales 0 procesualesdefenderfan que sus investigaciones aspiran a unaverdad permanente, aunque sf a alcanzar "verdadesparciales", entendidas como "model os contrastados".Bajando de esta ampulosidad terminologica a lacritica posrnoderna, la arqueologfa posprocesual de-norninarta dichas verdades parciales como "interpre-taciones exitosas" y serfan 'apetecibles para unos yotros. De hecho, los mecanismos inferencialeslinterpretativos entre unos y otros resultan coinciden-tes a nivel estructural: la superposicion de una "capa"interpretativa sobre una materialidad arqueologicaordenada espacio-temporalrnente segun criterios tra-dicionales (LULL, MICa 1997, 1998; MIca 1993,1998). La novedad posprocesual tiene que vcr mas conel cambio de los referentes aludidos en dicha "capa",

11. Vcanse SHANKS, TILLEY (1987a, 137-171) v HODDER

(1990) para sendos ejemplos de continuidacl con el objelo deestudio tradicio nalmcnte elaborado. En estos casos, los autorcs

asumcn la validcz de los procedimicntos uadicionales para

orga nizar y pautar los objctos arqueologicos. de forma que lasnuevas lcctu ras se producen sobre unos fundamcntosincucslionados.

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que pasan a ser ahora principalmente nombres de laantropologia neomarxista francesa, que con un cam-bio verdaderamente radical acerca de como pensar,organizar y practicar el saber arqueologico.

En suma, en el ambito de la produccion deconocimiento, 10 posprocesual no es netamenteposmoderno si entendemos este ultimo terrnino comouna actitud de ruptura radical con el proyectocientifico modernista-ilustrado. Mas bien, la arqueo-

logia posprocesual constituirfa un movimiento mas devanguardia modernista que bebe de muchas fuentesIilosoficas no siempre bien avenidas: estructuralismo,

esten integradas y se ajusten a los mecanismos dereproduccion del capitalismo. Uno de tales rnecanis-mos, precisamente, consiste en fomentar movimientosaparenternente radicales. Nada mas facil para elmantenimiento del orden que favorecer a quien estacontra todo y a favor de nada. Nada mas inofensivo.Se trata de 'un segura de vida para el sistema. Laapariencia critica de la posmodernidad, combinadacon su defendida ausencia de alternativa de futuro,

abona el terreno para obtener beneficios en elpresente.

Dirijamos nuestra atencion de nuevo hacia laneomarxismos y, en menor medida, postestruc-turalismo.

Politica y arqueologia

Creemos que las arqueologias crfticasposprocesuales han sabido canalizar diversas inquie-tudes y rechazos de una gran parte de quienes estandesencantados a causa del monopolio capitalista yacadernico del saber. Ello les ha impulsado a poner

en cuestion todo absoluto 0 universal bajo la consi-deraci6n que fueron establecidos por los interesesdominantes. Para luchar frente a ella s610 caben dosposibilidades: enfrentarse colectivamente con lasmismas arm as 0, desde la indiferencia, intentardeconstruir los discursos para desenmascarar publi-camente sus intenciones. Desgraciadarnente, el enfasisen a argumentacion su jenva e In IVI ua y anegativa a encontrar factores cornunes objetivos ymetodos de aplicacion de nuevas alternativas sociales,ha supuesto en Ja mayorfa de los casos una nuevaforma de connivencia con los poderes establecidos yuna vuelta a maneras de hacer basadas en iniciativas

personalizadas que rezuman actitudes neoconser-vadoras.

En cualquier caso, las criticas vertidas contra unaarqueologia en buena parte solidaria con el aparatotecnoburocratico del Estado del cual forma parte yde donde recibe los recursos para su mantenirniento,sf constituyen a nuestro en tender un arma cargada deposibilidades, aunque insuficientes si van acornpafia-das por banalidades contra la empresa cientifica y surigor metodol6gico.

Todos los autores posprocesuales cornparten el sen-timiento de la duda. A la duda sobre el sujeto, elprotagonista de la investigacion desde Descartes, seariade la duda sobre el objeto, en este caso porqueel "pasado" solo existiria como proyeccion del sujetofragmentado de la posmodernidad. La duda puede serproductiva si favorece la inquietud por coriocer yfornenta la apertura de nuevos espacios de relacion.Si, en cambio, se convierte en una actitud vital porprincipio, proporciona tranquilidad. Tranquilidadpolitica, pues suele evitar el compromiso; tranquilidadsocial, por la escondida certi tud de que no acarrearauna crisis de transforrnacion, sino solo una crisisformal, conceptual, metafisica.

lnundado por la duda, el pensamiento posmodernoacaba por vivir c6modamente dentro del sistema 0,

al menos, evita ir contra el sistema. En ambos casos,el exito se consigue al no chocar con los sistemasdernocraticos occidentales. Estos dan cabida a unamplio abanico de ideas, siernpre y cuando tales ideas

arqueologia. EI sentir posmoderno traducido en ar-queologia por 10 posprocesual es una caricatura. Enprincipio, el texto posprocesual va dirigido a minarun sistema que se ordena bajo la dictadura delobjetivismo y que sigue ostentando el poder en losdepartamentos universitarios y dernas dominios ar-queologicos, Se critica al sistema tradicional porimponer unas reglas de juego ajustadas a sus intereses,La acci6n que procura y posibilita tal dictadura es laclientela, la dependencia ° servidumbre de Jos agentesa la ideologia generada por los individuos 0 gruposque osten tan el poder. Por ello y dado que es propiode la accion humana manipular los principios quedicha estructura social posibilita y limita, se actua enconsecuencia para desmantelar el orden "simbolico"subyacente. La esperanza es que ella procure otros6rdenes ue exii an un nuevo sistema, or su uestomas libre (se podra escribir cualquier cosa), mas real(lo real somos nosotr@s), mas dernocratico (todo elmundo podra escribir) y mas reflexivo (las diferenciassociales se trataran sobre el papel).

No hay duda que la crttica posrnoderna ha denun-ciado las incongruencias de los sistemas tradicionales,poniendo en crisis los lugares comunes de ideologiasdominantes. Tarnbien ha serialado las incongruenciasde las instituciones, pero resulta inofensiva porquecarece de compromiso politico en su praxis y solodesarrolla una etica 0, mejor, un senti do eticoautodenominado critico. En arqueologia, lainofensividad es total y, por tanto, puede proporcionara sus defensor@s, a quienes podriamos llarnar"postarqueologws", un lugar social acomodado. Locomprobamos solo con echar un vistazo a la historiareciente de su practica, Una vez que 10 posprocesualirrumpio publicarnente con sus enunciados criticosradicales, (que actitudes y posturas se sucedieron enlos aries posteriores? Una' postura crrtica como laposprocesual, sin ir acompariada de alternativas queperrnitan superar las multiples "patologias" de laarqueologia moderna, no puede repetirse mas de unavez desde la misma posicion acadernica 0 institucional.Insistir afio tras ario en una mera actitud critica restacredibilidad a la propia crftica y solo puede entender-se, como sugeria Lyotard, en funcion del intento deinstaurar un nuevo "negocio" acadernico y de lacorrespondiente captacion de "socios", reproduciendoasf el statu quo que se pretendia derribar.

Ultimas reflexionesLa mayoria de l@s arqueologces de todas las

tendencias sabemos adernas que la arqueoJogiauniversitariainstitucional se encuentra en posici6n de

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"fuera de juego", Sea cual sea el papel que el pasadotiene en el presente, el protagonismo 10 tienen otrosambitos de difusion solo remotamente conectados conlos departamentos universitarios. La arqueologfa of i-cial unicarnentc puede competir con ellos cuandoadopt a su misma forma; 0 sea, cuando se situa en elplano del "show", como en las grandes exposicionesauspiciadas por empresas nacionales, multinacionaleso administraciones publicas, 0 bien en ciertos museos

"participativos", que invitan al visitante a sentirseactor en una representacion 0 espectador de unapuesta en escena esteticarnente atractiva, aunquepocas veces consolidada cientfficamente.

Es por ello que una arqueologfa politicarnentecomprometida no puede estabilizarse en las crfticasteoreticas, ni lavar la cara de las instituciones de podersocial para que sigan igual, pero con la apariencia dehaberse convertido en mas "abiertas" y presentables.Tampoco creemos que deban restringirse a girar lossentidos de los textos que tienen a los objetos "porobjeto", y a general' lecturas de los mismos masoportunas para los gustos 0 el "sentido cornun" del

presente.Una arqueologia comprometida deberia enfatizar

que los objetos son fabricados y utilizados en latransforrnacion del medio natural para obtener bene-ficios economicos y sociales. Perc, a la vel" que losobjetos tarnbien fabrican individuos y mantienen lasrelaciones de dependencia intergrupales en el seno demuchas sociedades. El poder se ejerce, se "imprime"en los individuos y los objetos (adernas de los gestos,discursos orales, escritos que acornpafian su presen-tacion y su utilizacion), actuan como puntos deaplicacion de la fuerza de impresion. Coartan accio-nes, acostumbran al cuerpo a realizar otras, favorecengestos, miradas, posturas, habitos y, al hacerlo,coartan otras posibles maneras de pensar y de actuar.Ademas, metaforizan la relacion interindividual "in-visible" que ocasiono su genesis (Ia produccion encondiciones determinadas) que pueden contribuir arnantener 0 bien a subvertir.

El deseo del mantenimiento 0 la subversion socio-pohtico-economica se halla a un nivel distinto al dela materialidad objetual. Esta fuera del objeto, perono es ajeno a el. En el momenta del objeto-practicaode la practica que involucra objetos, se establece unainmanencia en nuestras sociedades conternporaneasy, seguramente, en otras muchas: la actualizacioncontinua de las asimetrras interindividuales. El controlsobre las "cosas", que en ocasiones se cali fica como"riqueza", requiere del control sobre las personas. Sinembargo, 10 mas importante es que el control sobrelas personas se realiza, entre otros mecanismos,mediante el control de las "cosas". Desde nuestraperspectiva, la explotacion econornica implica y su-pone, fundamental y prioritariarnente, un dominiosobre individuos; un dominio que, en segunda instan-cia, perrnite el control sobre 10 que estes producen,tanto a nivel de cantidades como de decisionescualitativas acerca de que y de como se produce.

Asumimos que este "trabajo" en la produccion deindividualidades concretas esta en funci6n dedisimetrtas sociales cuyo funcionamiento excede conmucho los juegos de poder individuales en context osconcretos. Su reproducci6n requiere repeticion, im-

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presiones reitcrativas. "dornesticacion" de los cuerposen direcciones especificas. EI poder se ejerce cuandoobliga a ejercitar, no s610 cuando reune ejercitos,aunque separnos que eso mismo s610 es posible bajounas condiciones materiales determinadas. S610 enesos casos puede producirse una rciteracion de losobjetos-practicas, un trabajo de "irnpresion" en el quese graban norrnas y conductas: de un@s a otr@s, un@scontra otr@s. En cualquiera de estas eventualidades

se hace intervenir objetos.Sin embargo, el poder como dominio y el poder

como resistencia pueden expresarse de manerapolimorfa. Si bien enfatizamos en primera instancia10 manifestado de manera norrnativa, este objetivo noconstituye un fin en sf mismo que deba agotar elanalisis. Lo normativo expresa su Iuerza porque seaplica contra algo y ese algo es multiforme y hete-rogeneo. No se afirrna algo a partir de la elccci6n enla diversidad. Se afirrna algo contra otros "algos",contra practicas, pensarnientos, actitudes, contrariaso insoportables. En este sentido, 10 normativo noafirma tanto como reconduce, aparta y oculta. Cen-

trarse en 10prirnero olvidando 10 segundo supondrfareconocer su exito. Es el "exito transhistorico" delpoder, en virtud del cual hoy en dia s610 se considerameritorio dedicar atenci6n (lease "terna de estudio"en las disciplinas humanas) a 10 que ha "triunfado"en las sociedades clasistas, a 10 que se autoafirm6tornandose reconocible; triunfo que significa subor-dinacion de la multiplicidad de los Iugares de mani-festaci6n de 10 heterogeneo y focalizaci6n a 10Mismo,a una homogeneidad identificable. Desde la perspec-tiva de los poderes dominantes, 10 diferente deja deser muchas veces cornpafiero para convertirse encontrincante, objeto a neutralizar que justifica lainstrumentalizaci6n de recursos para la consecuci6nde dicha meta.

Central' la investigaci6n arqueol6gica en los centrosdorninantes del pasado reconociendo unicamente lasnormas como (los) temas legitimos, constituye 10 quelIamariamos un efecto de poder diferido (en el casode la arqueologfa han pas ado miles de a110Sentre uneven to -practica con efectos materiales- y OtTO

=-analisis arqueologico-r-) de las antiguas practicas dedominaci6n que generaron "patrones" materialesobservables. En una especie de complicidad a escalatrans temporal, ciertas arqueologias actualizarian elefecto no intencionado de quienes dominaron pobla-ciones en el pasado. Si la norma como repeticiori/imposici6n procura y requiere el olvido de 10diferente/contrario, estudiar unicarnente aquella significa per-petual' el olvido y, 10que es mas irnportante, fomentarel aprendizaje del olvido. En este punto es donde sehace el juego a los poderes dominantes de nuestrotiempo. La cuesti6n se hallarfa entonces mas alia dela elucidaci6n de los criterios que deciden 10verdaderoy 10 falso, 10verosimil y 10 absurdo 0, en otro eje, lasoperaciones que definen la epistemologfa y la herrne-neutica, el conocimiento y la comprension. La politicaintelectual institucionalizada, en cuyo ambito sedesarrolla la labor arqueol6gica, buscarta todo esto y,al tiempo, mucho mas que esto. Se tratarfa de poneren practica, de inculcar "politicas del olvido", locucionafin aunque no intercambiable a las "politicas de laverdad" de Foucault.

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Una lecci6n magistral sobre cualquier ternaticaarqueol6gica (desde por ejemplo los orfgenes delEstado 0 la adopci6n de la agricultura) supone, porejernplo, la transrnision de ciertos saberes sustantivosen cuanto dotados de referentes reales. Al impartirla,debemos ser conscientes de que podemos convertirlaen un ejercicio que invita al olvido de 10 "aestatal" y,fundamentalmente, de 10 antiestatal. Olvido inte-resado, en cuanto acci6n de "borrado de clavesinterpretativas" en relacion a ciertos hechos y datosque los poderes dominantes en la actualidad cons i-deran proscritos. De este modo. mas alIa de Jas

polernicas sobre 10 acertado 0 no de tal 0 cual teorta,10 que resulta decisivo es el hecho de que el terna,por sf mismo, nos "entrene" para pensar en terrninosde estatalidad, en las multiplicidades 0 determinacio-nes unfvocas que desembocaron en su forrnacion, peronunca en las que se opusieron a ella, en las quetrabajaron para su subversion 0 en las nuevas forrnasde organizaci6n que pudieron y podrian ser inventa-das fuera de este sistema social. Este es un efecto depoder actual y brutalmente material y tangible,aunque se presente a menudo bajo la rubrica delobjeto de estudio culto, academico.

Sin embargo, una actitud de denuncia 0 dedeconstrucci6n perrnanente no basta. Aquienes recha-zan de plano todo 1 0 que tenga que ver con la "ciencia"o la "razon", arguyendo que muchas de las atrocidadescomctj-clas cn los dos (dhnJQs sjglos se han jmtificado

b) La ciencia puede seguir suministrando conoci-mientos que hagan crecer alternativas para la luchasocial, como ha sucedido otras veces en el pasado.

En suma, proponemos que se siga trabajando enestablecer procedimientos para saber, capaces deaprehender los mecanismos de explotaciori y coerci6nsociales, y capaces tambien de conocer las circunstan-cias objetivas y subjetivas del poder que suele acorn-pariar la formaci6n del propio saber. Afirmamos queel poder 0 los poderes sociales a que hemos hechoalusi6n en este ultimo apartado se ejercen siempresohre bases m;ateriales y no simplemen 1 e desde lo~deseos, voluntades, convicciones ideologicas 0 habi-Iidades negociadoras de los individuos situados encontextos de relacion concretos. Por ultimo, abogamospor que dichas bases reales (mujeres, hombres yrestantes condiciones materiales de cualquier soc i e-dad) puedan llegar a conocerse y comunicarse sin queello dependa por entero de la intensidad subjetiva deobservador@s y receptor@s.

Vicente LullDcpartamcnt d'Antropologia Social i de Prehistoria

Universitat Auto noma de Barcelona

Campus de Bcllatcrra, Edifici B.

08193 - Bellaterra (Barcelona)

[email protected]

Rafael Mic6en su nombre, proponemos dos observaciones queinvitan a la reflexi6n:

a) Similares 0 mayores atrocidades se han cometidoo pueden corneterse y justificarse recurriendo aconceptos diferentes 0 antag6nicos a "ciencia" y"razon",

Program a "Ramon y Cajal"

Departamcnt d'Antropologia Social i de Prchistoria

Universitat Autonorna de Barcelona

Campus de Bcllatcrra, Edifici B.

08193 - Bcllatcrra (Barcelona)

[email protected]

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Agradecimientos

Bste tCJcto tle ha beftcf1eiade dc Iu s CI ftiea5 Jcomentarios efectuados por P. V. Castro, T. Escoriza,S. Gili, C. Rihuete Herrada, R. Risch y M.a E. SanahujaYll sobre una version preliminar del mismo. A todosellos nuestro mas sincero agradecimiento. Querernosexpresar, sin embargo, que la responsabilidad de 1 0

escrito es enteramente nuestra.

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