Manual De Mnemotecnia ó Arte De Ayudar La Memoria

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  • IHANUAL DE

  • f*fsta obra es propiedad del autor, y todos los ejemplares van rubricados por el mismo, VVM l/WVVWV%'VVV^M/l
  • MANUAL 1)K

    ARTE DE AYUDAR LA MEMORIA.

    APi.iCAno AXi KSTunio

    de la cronologa , fsica , geografa, asrorwmia, qumica, botnica , Zioologia , mineralogia, anatoma , materia

    mdica , jurisprudencia , lenguas, etc.

    l'OU

    CatodrAtlco de medicina legai en la Facultad de Clcnclaa mdicas de Madrid, Socio de nmero y corresponsal de varias sociedades cien-tiCicas del reino y eslrangeras, ele. ele

    ] A L U 1 1 I D .

    I1PRENTA DE SAREZ, CALLE DE RELATORES, If, 1 7 .

    18iE

  • ta pracipu arbitramur ret memorta:. facU retineri, guando per sua veluti capita disposila Jlnem principio adne-xum habent.

    CELIO, lib. 17. Ordo est vita memori

  • PROLOGO.

    D, 'eseoso de generalizar en Espaa el mtodo de enseanza conocido con el njombre de mnemotecnia 6 mnemnica, no he perdonado ocasin de esponerle cuantos han querido aprovecharse de sus inmen-sas y positivas aplicaciones. En 18'i.l di en Bar-celona un curso privado, y el nmero de alum-nos que le sigui fue ciertamente muy despro-porcionado al considerable que asisti las dos primeras lecciones^^ las cuales fueron pblicas. En 1842 me procur un local en esta corte para renovar mi empeo, dando unas cuantas leccio-nes con aplicacin tan solo la cronologa. La Junta de Gobierno del Ateneo tuvo bien ceder-me una de las salas, desde donde con felices re-sultados propaga tan ilustrada sociedad , por medio de profesores hbiles, varios conocimientos tiles, y alli esplique las lecciones que forman la pri-mera parte de esta obrita. La numerosa concur-

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    rencia que rae favoreci constantemente, desde el principio hasta el fin de mi curso, lia lisongeado sobremanera m amor propio, y llenado por mas de un titulo mis fundadas esperanzas. Hoy en dia tal vez mas de cien individuos, que dicho curso asistieron , hacen aplicacin de la mnemnica sus estudios cronolgicos , conforme los principios que tuve la satisfaccin de esplicaries en la ctedra.

    Sin embargo. no todos mis deseos estaban cumplidos. El arte es aplicable toda clase de co-nocimientos cienllficos; hasta en la vida prctica puede sacarse de l notabilsimo provecho , y en el curso pblico del Ateneo solamente haba hecho aplicacin de la mnemotecnia , y aun por va de en-sayo, ala cronologa. Los repetidos obsequios con que me ha distinguido la Academia de Esculapio, corporacin de ciencias mdicas, compuesta en su mayor parte de jvenes alumnos, cuyo celo, acti-vidad y entusiasmo prometen la profesin un porvenir brillante, renovaron en mi la idea de repetir pblicamente el curso privado que di en 1841 en Barcelona , fin de que esos jvenes es-tudiosos , entre los cuales he visto descollar no pocos en genio y en saber , hagan aplicacin de la mnemnica & sus estudios especiales, puesto que tan nutridos estn de materias y hechos altamente

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    refractarios la memoria naturalmente emplea-fia. De aqui es que, brindado por una comisin de dicha Academia para que esplicara en el nue-vo local dn sus sesiones algn ramo relativo las ciencins de curar, prefer dejar, por ahora, esta laudable tarea otros comprofesores que la des-empearn mas dignamente, y me ofrec en-sear, no una ciencia, sino un mtodo de es-ludio aplicable h varias de las ciencias que com-prende la profesin mdica; mtodo que ha de reportar grandes ventaias , entre las cuales la me-nor es la economa del tiempo.

    Tr^s lecciones he dado h la hora en que efrto escribo, y el concurso que me ha distinguido co 8u ateocion llena mncho mas mis esperanzas de W>

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    dido la publcacioa de una obra, donde estn con-signados los principios mnemotcnicos y los ejer-cicios por medio de los cuales se los doy 4 cono-cer. No habiendo en Espaa obra ninguna moder-na consagrada esta materia, siendo el mtodo francs y polaco bastante diferente del mi, pues-to que yo he espaolizado los procederes, reducin-dolos ademas al mayor grado de sencillez posible, la publicacin de un Manual de mnemotecnia me ha parecido estar necesariamente indicada, y desde que he empezado el nuevo curso en la Academia de Esculapio, mas que nunca. Las lecciones de mnemnica estn de tal modo enlazadas entre si, hay tal dependencia entre unas y otras, que, como se descuide una, no pueden seguirse las dems. Por otra parte, es fcil que, pesar de asistir todo el curso y escuchar con atencin, se escapen algunas convenciones y ejercicios, y esto impida luego no poder aprovechar los preceptos poste-riores.

    Animado con las precedentes consideraciones me atrevo publicar el Manual de Mnemotecnia, dividindole en dos partes. En la primera dar luz el arte con todos sus procederes , aplicado so-lamente la cronologia. Sern las lecciones dadas en el Ateneo. En la segunda comprender la apli-

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    cacioii del mtodo la geografa, ustivnotnia, fi-sica, qumica , hisoria natural, analomhi, mate-ria mdica, jurisprudencia , lenjuas , etc. Sern en cierto modo las lecciones dadas en n)i curso privado en Barcelona , por mejor decir , una y otra parle del Manual sei

  • fuerzos , nacidos de un vivsimo deseo de facili-tar el estudio de todas las materias rebeldes la memoria, y quedarn mas que recompensados mis desvelos.

  • IIVTRODUCCIOIV.

    Reflexiones jeneraleg.Origen del arte mncmnico. Sus aplicaciones.

    La materia que \a A ocuparnos en esta obrita versa sobre la MNEMOTKCNJA sea el arte de ayudar la memoria, aplicable toda clase de conocimientos cimlificos. La historia de este arle interesante data desde los tiempos del poeta Simnides, considerado como su inventor, por lo menos, desde los tiempos de Aristteles, y las obras de los autores que han con-sagrado sus tareas su cultivo y perfectibilidad, su-ministran ya sobrados materiales para formar una bibliogralia estensa. Como todos los ramos de cono-cimientos humanos, el arte innemnico ha tenido su infancia, tanto mas larga y trabajosa, cuanto que ios defectos y desaciertos de los (jue le han cultivado han merecido en todos tiempos la desfa-vorable censura de severos crticos, quienes, preo-cupados con la imperfeccin de los medios, no han creido en la posibilidad del in, y han renunciado i't las imporlantes aplicaciones de que es susceptible la idea fundamental del arte; tanto liubiese valido renunciar i't las inmensas y fructuosas apuraciones de la (juimica , al ver bastardeado el espritu de esta ciencia por las ridiculas operaciones y costosos

  • aparatos con qw. los Lulio, los Villanova, los Para-cclso, los Trcvisano y domas clebres alquimistas Imscaban la )ic(lra filosofal Crisopeya.

    En las cartas eruditas del P. Mtro. Feijo, sabio del siglo XII , de juicio slido y esclarecido ingenio' pueden leerse algunas rclexiones contra el arte mnem'inico del mailorquin Raimundo Lulio, filsofo contemporneo de Alonso el Sabio, y tan estenso en conocimientos como este clebre monarca do Len y de Castilla ; siendo ilichas rclexiones ya propias del autor del Teatro critico , ya tomadas del dictamen que dio acerca del famoso escolstico de Palma, el Illmo. Cornejo. Mas si lo que va esponiendo Feijo en sus diferentes cartas tiene algn peso contra las exageradas pretensiones de algunos mnevnonistas, las formas viciosas que so han dado al arte en otros riompos, pierden toda su fuerza y consideracin delante de las notables ventajas y positivos adelan-tos qu(; han introducido en l los trabajos de los modernos. Uno de. los profesores contemporneos ([uc mas han contribuido la propagacin de esto mtodo de enseanza, ba tenido la paciencia de leer y analizar con la pluma on la nimo mas do ciento y cincuenta do las trescientas obras que se han publi-cado acerca de este asunto en el decurso de los tiempos , y ha visto que la mayor parte no son sino una imitacin, por no decir una mera copia, las unas de las otras; (jue los procederes espuestos son incompletos y mal cohordinados, sin que formen uu sistema racional; que ninguno de estos libros, en lin, ba reunido en un cuerpo de doctrnalas leyes generales , ni adecuado los materiales do suerte (juc resultase un todo Iiomogineo : en vista de lo cual

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    so concebir fcilmente cmo ha poflldo tener la mnemotecnia sns criticos, sus incrdulos y hasta sus detractores.

    Sin nimo il(! ser inj^ratos para ron los autores antifuos, pu(!sto que , pesar de la imperfeccin de las formas , no dejaron de entrever el arte y de in-dicar su aplicacin, debemos decir que no son sus es-critos los mas apropsito para infundir esperanzas de huen evito al ([ue desea vivamente ayudar su memotia por medio de procederes articialcs. Fuerza es recur-rir las obras do los modernos, en c\iyo mtodo se v dada vma solucin cabal todos los argumentos de los (jue combatan la posibilidad y resultados de la mnemo-tecnia, al propio tiempo ((ue se hallan inf^eniosas fr-mulas con que podemos retener m la memoria una infinidad de conocimientos que sena muy difcil, cuando no imjtosible, retener con la sola ayuda de los medios nat\iralos.

    No es esto decir que este mtodo de estudio so halle ya al abrijo de todo ataque; que est consti-tuido de suerte (ue ya no admita modificacin algu-na; ([ue haya llegado, en una palabra, al iiltirao peldao de su escala progresiva. Mucho le falta sin duda para alcanzar todo esto; ;randes son todava los vacos que llenar el porvenir con nuevos des-cubrimientos. Esto no o])stante, la regularidad de sus preceptos y el enlace de sus partes le lian dado ya asiento entre los mtodos tiles, y cada dia va ganando el arte mas ttulos para ser contado al fin entre los que ya han recibido la sancin pblica. La nacin francesa, entre otras, ha dado la mnemotecnia sus ctedras, aplicndola por ahora tan solo al estudio de la cronologa. En Esparia, que yo sepa, no hay

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    ninguaa ctedra de esta especie, ni en los esta-blecimientos pblicos, ni en los privados. Pero por los cursos que tengo la satisfaccin de haber dado en 18'(1 en Barcelona, y en 1842 en el Ateneo de Ma-drid , sin duda mas de un discpulo ha conocido ya prcticamente las ventajas de la mnemnica, A pesar de sus irapcrecciones, y de hoy mas espero que los resultados prcticos respondern bien luego de una manera victoriosa, cuando no las observaciones de la crtica cstremada, los sarcasmos de la ignorancia i ncrdula.

    Por otra parte, si uno se hace cargo de cules son los auxilios que la mnemnica suministra, sea del pimto hasta qnn llegan las pi'etensiones de los que cultivan este arte. acaso caigan por s mismas todas las reflexiones que hacerse puedan contra los venta-josos resultados prometidos En primer lugar, es pre-ciso advertir que la mnemnica no tiene la loca pre-tensin de hacer sabios los ignorantes, y mucho menos de dar tulento al que carezca de esta facul-tad intelectual. Para sacar provecho de ella es nece-sario que el talento est lo menos medianamente desarrollado, y que el alumno tenga circunstanciadas noticias de la ciencia arte que quiera hacer aplicaciones. El arte mnemnica solo se dirige la me-moria, y no mas que la memoria, esto es, re-iener lo (ue se haya iiprcndido una vez, y rete-nerlo de modo que no se olvide y si llega este caso, reproducir lo olvidado con poco estudio y poco tiempo. En segundo lugar, es preciso advertir tam-bin que no trata la mnemotecnia de ayudar siempre la memoria, es decir, que no suministra proce-deres ni frmulas para todo lo que se estudia. Los

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    que hayan seguido estn siguiendo la carrera de las letras habrn podido observar que hay cier-tas materias mas fciles de retener que otras, bas-tando para las primeras haber consagrado su es-tudio algunas horas, siendo asi que paralas segun-das ha sido forzoso repetir dos, tres, cuatro y aun mas veces su estudio, sin que por esto dejen de olvi-darse completamente, al cabo de algn tiempo que no se hayan visto. Tambin habrn observado que las cosas mas difciles de retener, generalmente ha-blando , son aquellas que han de abandonarse es-clusivamente la memoria, como lo hace un mucha-cho cuando aprende una pgina do latn que no pe-netra. Los guarismos, las datas, los nmeros ordi-nales , las palabras estrambticas y otras cien cosas, que podra indicar, pertenecen esta clase, y bien se necesita la memoria de Giro, caudillo de la anti-gedad, que sabia los nombres do todos los solda-dos de su ejrcito compuesto de 300,(K)0 hombres, del espaol Juan de Avila y del Obispo de Verse-lli, quienes saban de coro toda la Biblia, Antiguo y Nuevo Testamento, con sus pginas, captulos y ver-sculos, para acordarse exactamente de los guaris-mos que espresan, por ejemplo, la poblacin de to-das las capitales, la mortalidad de los hombres en sus edades diferentes, los pesos especficos de los cuerpos, las datas de los acontecimientos, los pun-tos geogrficos , los nombres tcnicos etc. etc., so-pena de gravarlos en la memoria fuerza de estudio y repaso frecuente de lo que ya cost mucho apren-der. Y de qu depende la dificultad que hay en retener estos y otros conocimientos semejantes? de que no hay mas razn para que sea un guarismo

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    que otro ; de que la inteligencia est ociosa por no tener ideas que enlazar. Ubi enim non est ordo adest mox confusio (1). li aqu una ocasin oportuna para recurrir con prspero resultado la mnemnica. Pa-ra los casos en que la inteligencia no tiene cabida, la mnemotecnia es en efecto tilsima, de grandes aplicaciones, puesto que no permite malograr el tiempo que se haya dedicado al cultivo do esta cla-se de mateiias , suministrando frmulas que hagan retener para siem)re lo a[)rendido, pusto que pue-de abreviar este mismo tiempo, confiando una fr-mula bien construida el modo de gravar mas fcil y durable en la memoria ciertos hechos.

    No sucede otro tanto con aquellos asuntos que cuida de hacernos retener con su intervencin nuestro discurso; porque en este caso hay asociacin de ideas, hay una trabazn ntima cjue no consiente recordar un punto, sin que se vayan presentando los dems y para todos estos casos vale cien vecesmas el empleo de las fuerzas naturales. La mnemnica es la memo-ria natural lo que es las fuerzas musculares del hombre un sistema de garruchas. Cuando aquel tie-ne que levantar un [)eso enorme, su])erior sus fuerzas naturales, acude la esttica y con un juego bien combinado de poleas vence la resisten-cia del peso con suma facilidad y sin cansancio. Mas si el peso que ha de vencer no pasa de una arroba dos, el hombre para nada emplea ni necesita las mquinas auxiliares; sus solos brazos le bastan y aun lo sobran para salir airoso do su empelo. Apli-car este peso de una dos arrobas una palanca

    (1) Denibteiies.

  • XV una cabria, ua motn eie, seria sobrecargar de es-torbos lo quo no tiene ninguno. Favorecer, pu*s, la memoria con medios artificiales , siempre que los a -turalcs no alcancen; facilitar estos su ohfeto, ahor~ rando tiemfio y trabajo, tal es la justa pretensin del arte tn nuestros das y tal el empeo que empren-demos desde ahora en esta obrita.

    Nadie vaya figurarse que pensemos anxHiar ar-tificialmente la memoria por medio de anactirdinas, ambares ni cuhebas, remedios ridculos que han va-lido buen dinero concienzudos boticarios en tiempos de menos ilustracin, y que han vuelto locos, como lo asegura seriamente el bueno de Etmulero, los que se han empeado en socorrer su memoria por me-dio do escitantes cerebrales. Todo nuestro secreto consisk en hacer intervenir la intelijauia el dis-curso en el acto de gravar en la memoria las ideas para las cuales no entra naturalmente en accin aquella facultad intelectual. En vez de aprender pasivamente, por decirlo asi, una serie de hechos aislados, in-dependientes los unos de los otros y desprendidos de todas las razones que puedan motivar su existencia, lo cual no hace sino amontonar los conocimientos en el oscuro almacn de la memoria; introducimos, siemf)re que nos es dado, el razonamiento que ponga entre ellos la trabazn que les falta; sustituimos las ideas desconocidas otras que nos son familiares, des-pejando de esta manera el campo de nuestra reten-tiva ; establecemos en fin cierto orden ilacin entre esas ideas, reduciendo su espresion un solo lenguage; con todo lo cual est mucho mas garantid 1 memo-ria , como ya lo dejaron entrever Aristteles y Ce-lio, segn puede verse en 1* epgrafes que be-

    2

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    raos colocado en la portada de esta obra. aa prueba palpable de que no tiene la mnemo-

    tecnia secreto alguno es que, como todas, la ma-yor parte de las ciencias y artes, reconoce su origen en la prctica vulgar. Las tres bases en que vamos apoyarla se han calcado sobre lo que cada uno practica todos los das de un modo rutinario. Pocas palabras bastarn para patentizar la realidad de es-tos asertos.

    Un quinquioH) por ejemplo vende k otro 5 gruesas ile botones k real la gruesa. 15id. . . hebillas 2 . . id. 7id. . . corchetes 3 . . id.

    20~id. . . agujas A 4 . . id. 35id. . . lapiceros 8 . . id. 49id. . . soguillas A 9 . . id 50~id. . . bolsillos 6 . . id

    Supongamos que al cabo de una hora vende otro mercader otros tantos, mas menos, de los mis-mos otros jneros; luego se presenta otro parro-quiano y despus de este otro y otro etc. Cada uno va tomando las mercaderas que necesita, y ninguno paga acto continuo por tener crdito en la casa que les vende estas mercancas. Por feliz quesea la me-moria del quinquillero, nunca abandona este sus fuerzas naturales el cuidado de acordarse de todo lo que ha vendido, de quines se lo han comprado, ni de las cantidades, precios y dems particularidades relativas la venta: al contrario, medida que va des-pachando sus jneros, los nota en su libro de comer-cio, de esta aquella manera, y cuantas veces quiere saber qu jneros, cuntos y quines ha vendido.

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    no hace sino pasar los ojos por la nota que traz y al momento se le reproduce todo en la memoria con absoluta exactitud y claridad. Y qu hay, en suma, en sus notas? Palabras que ospresan los nombres de los jneros, sus gruesas y compradores, y signos que indican cuntas gruesas y qu precio las ha vendido. Con que, este quinquillero, por medio de pa-labras y signos trazados en un papel, cualquiera otra cosa, auxilia su memoria, por mejor decir, la suple.

    Lo que hace este marcador, quien supondre-mos espaol, lo hacen todos los mercaderes de los pueblos civilizados; mas como no todos los mer-caderes de los pueblos civilizados hablan el mismo idioma, tenemos que han de valerse de palabras di-ferentes para designar las cosas sobre que versa su trfico, porque los nombres de las cosas no dima-nan inmediata necesariamente de ellas, sino del antojo convenio de los hombres que se los dan para entenderse mutuamente. Por lo que toca los signos numricos, basta para nuestro objeto decir que los hay romanos y rabes: h aqu el nmero tres romano III; h aqu el mismo nmero rabe 3. La configuracin de estos nmeros es harto diferente y caprichosa para que la tengamos por resultado de un convenio. La consecuencia mas inmediata de to-das estas reflexiones, es que el hombre ayuda hahi-tualmentc su memoria por medio de signos y palabras convencionales.

    Vamos mas adelante. La poHca manda prender un individuo acusado de asesinato, y sacado declaraciones, le preguntan dnde se hallaba el mes de diciembre de 1838 las nueve de la noche. Si

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    cualquiera dtiiiais letat; acaso t^odria SHS.trabajos p.ira poidwse acor-dar pwnto fljo({eUui;wr:doilc 9ei!haUab'!t tal; hora de tal dia. Seguramente se conduoiriti cidaimio conjo supondremos se conduce nuestro individuo ep cues-tin. Este es inocente, y no puede decir al JHCB que le interroga 4nde se Ijallabia la hora: qu/e este le in-dica, lo cual agrava, iu posicin y compromete su inocencia. En semejante apuro el hombre cmpiea atar cabos; v que desde ISW 18'i.'t van,se$ aos; cabalmente es la(>oca de su casamiento; este acto de taj^aua cuanta h recuerda que se encontraba en Barcelona, pues all contrajo sus nupcia; que el dia 26 dfi diciembre sea San Esteban fu , cele-brar su Jjnoda enel bailo de; mscaras que se d todos los anos en la lionja, y ejfi tanto es cierto, aade, luego de hallado el Jiilo de este ovillo, que me cruc de pa-labras^ al enerar, con un empJeado dI guardad-ropas qfm mativo de unos pauelos que no quiso recibir en un &QIO fardo, de lo cual result que la autoridad nos arrezo etc. ect. Burrelona , la MOJa el guarda-ropas, wa lugares que relacionados con hechos la sazn acaecid ^s han reproducido en la memoria de este hombre, d^de se hallaba el dia 26 de diciem-bre de 183S las nev de la noche. Casos anlogos este que acabo de supopef suceden todos los dias; un hecho recuerda un lugar; la vista de un lugar recuerda un hecho. Tanta es la relacin que natu-ralmente establecemos entre ambas cosas. Esta rek-ciot facilit al poeta,Sirani(,'.

  • X X I

    con ellos ol poeta; cstaiu Jlaoiado por dos mo-zos, sati, y desplomndose el edificio, .perecieron 108 convidados, quedando desfigurados su^ cadveres hasta el punto de no poder ser reconocidos. Sim-aides los deterjnia^,. acordndose del orden con que estaban colcads^l.b?:uq.u^tev,Estp jiechp fu el pri-meo dei arte, i*eJWk(?t(fin^ p.,.(!>,,Vpdenips por Jp tanto sentar, tanji^ w

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    la haya oido quiere reproducirla, y si no la recuer-da para pronunciarla tal cual la oy, le queda cierta reminiscencia que le conduce decir antes , como por via de tanteo, monocodes, monodones , me cuenta dones, mono corta dones otras por el estilo, hasta que por fln, ya l mismo, ya otro que conoce aquella palabra, la reproduce en la memoria tal cual es y se pronuncia. Ninguno de mis lectores ha dejado de valerse de este medio comunsimo y rutinario para acordarse de ciertos apellidos difciles no famiUa-rizados, y cada uno puede estar bien convencido do cuan conducente es para el efecto esta analoga de voces sustitucin aproximada. Sigese de todo lo os-puesto que el hombre ayuda habitualmente su memo-ria por medio de la semejanza de las palabras, por lo que toca su sonido.

    No creo que fuese difcil la osposicion de otros recursos artificiales de que podramos echar mano para el mismo efecto con manifiesta ventaja,y quiz muchos de mis lectores se valen ya de algunos de-bidos su invencin, puesto que cada cual se in-genia para llegar artificialmente mas all de lo que le permiten sus fuerzas naturales. Si yo quisiese men-tar algunos de esos recursos , citarla el muy curioso de Tina criada de una familia conocida. Falta de me-moria natural, dicha criada da cuenta todas las no-ches su seora de lo que ha gastado en la compra de la manera siguiente: coge garbanzos y forma con elloS montoncitos, poniendo en cada uno tantos gar-ba za como cuartos ha costado cada cosa compra-da ; los ochavos los representa con judas. Para no confundir el montoncito correspondiente al arroz con el perteneciente al repollo, el del aceite con el de la

  • pimienta, el de los huevos con el del pan etc., po-ne en cada montoncilo un pedazo del aitculo que se refiere; una miga de pan, un pedacito de casca-ra de huevo, de repollo, de papel manchado de aceite , etc. etc. Con esto ni se le escapa un ma-raved, ni confunde lo gastado por un articulo, con lo gastado por otro. Pero bastan para nuestro inten-to los tres medios vulgares que van indicados, sa-ber : palabras y signos convencionales, localidades y analoga fnica de voces, para dejar suflciente-mente probado que la mnemotecnia tiene su origen y fundamento en lo que estamos practicando emp-ricamente todos los dias, y dar comprender la rea-lidad del arte; pues solo los que sean incapaces de prever los desarrollos de que es susceptible cada uno de estos tres puntos, pueden dejar de columbrar el fondo de doctrina que se halla escondido en ellos, como en la ganga el oro.

    Pero ya se deja concebir que los tres procederes que dominan todas las operaciones mnemnicas han de sufrir en nuestro tratado alguna modificacin, al-guna mejora y arreglo en el modo de valemos de ellos para sacar de su aplicacin empleo todas las ventajas deseadas. Si hubiramos de aplicar nuestras csplicaciones lo que vulgarmente se practica, sin modificacin alguna, esta obrita seria (le todo punto ociosa y cada uno de mis lectores, sin haber saludado el menor libro de mnemnica, sabra tanto mas que un mnemonista consumado. Tr-tase pues d esplotar estos tres recui'sos manoseados, darles mas ensanche y mejor aplicacin, y regularizar cada uno de los procederes vulgares para poder for-mar con su conjunto un cuerpo de doctrina. Esto

  • XXIV es lo qm practicaremos en el decurso de este escri-to >' con todos los desarrollos' neceaavios, y >varia de sus mas fructuosas aplicacinaes.

    EspiTOSta h idea general del arte mnemnica , los limito* de su eficacia y lai bases bomunmente osa^ das, sobre las que estriban sus trespafocedieros, eche-mos una ojeada rpida los diversos radios'de co~ nocimiewtos que es aplicable este mtodo de estu-dio. Yo no conozco ninguno que pueda desdearle u8taraont8. Empecemos por la eronolog.ia. El estudio de L eronologiw t,m costoOi ouatadiaii^ e etupronde con los moidios nacorales, autiliadoide la.iidwfcnta se vuelve amono y faclisimo. Quin es ei.i

  • fenmeno de memoria colosal. Con la mnemnica, no dir que se puedan poseer todos estos conocimien-tos , porque siempre necesitan mucho estudio y iiiu_ cho tiempo; saber todos los hechos histricos, de cualquier modo que se aprendan, es como diria Cice-rn, mas bien atributo de la divinidad que del hond)re; pero por medio de la mnemoiccnia se poseern mu-chsimos mas, con mas facilidad y exactitud que por medio de cualquier otro mtodo conocido, aun cuando el mnemonista no est dotado sino de una me-moria ordinaria.

    El estudio de la geografa, auxiUado con los pro-cederes de la mnemotecnia es igualmente muy fcil y muy trillado. Los que han cultivado aquella cien-cia , saben muy bien cuan difcil es acordarse de los nombres de las poblaciones y su nmero de almas, de sus posiciones geogrficas, de la relacin de las medidas itinerarias, de las divisiones administrativas, del curso que siguen los rios, del sistema de monta-as y de sus direcciones, de la poblacin de los reinos, provincias, partidos, distritos, capitales; de sus rentas, deudas, etc. etc. Todos estos hechos se presentan al gegrafo aislados, sin ninguna trabazn, y por lo mismo escapan la memoria, pesar del mu-cho tiempo que se consagre su estudio. Los pro-cederes nmemnicos destruyen esta independencia y aislamiento; hacen entrar en juego la inteligencia que estaba ociosa, y los obstculos se allanan con facihdad sorprendente.

    La astronoma, ciencia que por el alto grado de perfeccin que ha llegado, forma el orgullo del entendimiento humano, tratada segn el mtodo mnemnico, ofrece en todos sus puntos la misma

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    faciliilad y locrco. i\o lodos los planetus de nuestro sistema, \>tr (!Jem|)lo, tienen lu niisina masa, el mismo volumen, el mismo diiuetio, la misma densidad, ni ^ian al Kuledor del sol ;, de sn e^e con i^ual tieni-[)0 , ni ofiecen la misma inclinacin de rbita sobre la (iclptica, > del eyc, sol)re la rbita, ni tienen la misma parala^^e, ni coiren i;ual nmeio de leguas ]H)r sej^undo, ni distan, en lin, ij^ualmente todos de sU centro jilarietario, sea del sol ([ue nos abnnbra. Las diferencias que resentan las marcan los astr-nomos con guarismos, y la memoria anda jierdida entre ellos por lU) tener ninguna de[)end(!ncia de los asiros, cuya masa, volumen, dmsidad etc represen-tan. i\ada mas fcil (|Ue confundir el guarismo (ue espresa la masa de Saturno, por ejemplo, con el (lue marca la de Jpiter jy Urano; la densidad de Marte con la de Venus, y asi de losdenras. Unas cuantas frmulas mnemnicas, traduciendo los guarismos en jialabras, cuyas ideas se enlazan con las que el planeta susci-te, ya empleado como suena, ya transformado en voces de sonido anlogo, fijan de una manera venta-josa en la memoria todas las dif(!rencias que presen-tan los planetas entre s.

    El que cultiva la fsi::a puede mncmonizar tam-bin con muchsima ventaja los grados de densidad y tenacidad de algunos cuerpos, los de adbesion en-tre algunos lquidos y slidos; los ]wisos especiucos de slidos, lquidos y gases; la dilatacin lineal de los slidos bajo el inllujo del calrico, la temperatura en que los diferentes cumpos pasan del estado sli-do al lquido, del lquido al gaseoso, y vice-vcrsa; las capacidades para el calrico.las cantidades de este fluido que desprenden diferentes cuerpos en cornbus-

  • \ \ \ ll

    tion, los pO(lt!i;s rcfiin^nts de los slidos, lquidos y S'iscs, y otios luuclios inmtos tan rebeldes la ini'inoria como los indicados, cuando se aprenden poi- los solos medios naturales.

    Otro tanto puede decirse del que se da al estudio de la qumica. De suma utilidad es tener la tabla de los cuerpos sini]des, por la punta de los dedos, como se dice vulgarmente, no tanto para saber cuan-tos han sido descub(;rtos, cuantos se conocen en la actualidad y qu nombre lltwan, como para po-der deducir con este solo conocimiento, i^enerabnen-te hablando, los fen(Smcnos que deben efectuarse en sus combinaciones. Rn dicha talda no se encuentran los tales cuerpos colocados aqu y all sin ninguna razn que motiv! su puesto , en especial si no se abandona la dFitril)ucion que les ha dado el prande qumico alemn Berzelius, sino bajo el grado de all-nidad que \mos con otros tieiien en razn de su (dectricidad: asi importa, por ejemplo no poner en el lugar que ocupa el azufre, el selenio el potasio, al fsforo, ai yodo al mercurio. Y con todo nada mas U\c\ ([ue alterar el orden en que ((stn colo-cados dichos cuerpos, cuando se apremien con las solas fuerzas naturales; torque no hay ningn en-luce entre ellos, capaz de conducir por este oscuro laberinto \ la menu)ria. Tanta razn hay, en efecto, para q\u; S( nos ocurra detras del nitrgeno, el flor el cloro, el bromo y el yodo, como el fsforo, el ar-snico, el vanadio, el cromo y el molibdeno; de-tras del oro el osmio, el iridio y el plAtino, como el estroncio, el bario, el litio y dems simples del calAlogo. Esta serie de noudnes se aprende comun-mente conu) la l(!tana, y sobre que exige mucho

  • xxviri trabajo aprenderlos, se van con una facilidad des alentadora. El mnemonista no ios aprende mas que una vez, y esta le basta para siempre. Emplea las convenciones establecidas para los nmeros cardi-nales y ordinales; tradiitc^ el Boeabre de cada cuer-po siiBipl^, 8i no le es {arailiar, en una voz an-loga qiw lo sea, y construye una frmula para cada uno muchos la vea que no consiente olvidar ni sus nombres, ni el lugar que ocupan en la tabla 6 espresion de sus electricidades. Iguales ventajas repor-ta la mnemnica al qunco por lo que toca las dems clasificaciones de los cuerpos propuestas por los Ampere, Despretz, Liebig; la serie de cuerpos compuestos, de cuya formacin son susceptibles las combinaciones de los simples y compuestos entre s; las proporciones de los tomos los pesos, los vol-menes, las propiedades fisicas, las coloraciones de los precipitados: en una palabra, esas mil y una circuns-ta^cias materiales de j)ura descripcin que tan perti-nazmente se resisten los mtodos ordinarios del estudio y enseanza esOblecidos para gravarlas en la memoria.

    hi historia mturaU atestada con las clasicacio-ne mode>?nas da tonto yamo. clase, orden, fami-lia , tribu, jnero, especie y variedad, y tanto nom-bre entreverado de griego y de latin, absorve mu-cho tiempo para imprimir en la memoria estos cono-cimientos de mera nomenclatura, los que tan solo pueden retenerse copia do estudios repetidos, sin que por esto se tenga una garanta de que, pasado al-gn tiempo que se abandone esta tarea, no se borre, cuando no todo, la mitad, por lo menos, la tercera parte de lo aprendido. Y no ha de reportar al na-

  • XXIX

    turalista un bqneftcQ (Je cuanta la aplicacin ati-nada de la ranemnica, puesto que le abrevia y le abona el tiempo qno Uabia do consagrar la parte de esta especialidad, mas rida, mas material por decirlo asi, y por consiguieute mas rcheld^ sus fuerzas retentivas? Aunque no fuese mas que esta economa de tiempo, seria ya una ventaja, puesto que puede dedicar el tiempo restante al estu-dio de los dems puntos que permiten la interven-cin de nuestra inteligencia.

    La anatoma tiene tambin su parte de nomen-clatura y distribucin de los objetos, que forman el tormento de los aluaxaos, tanto de los que, sabiendo esta nomenclatura y esta distribucin, se figuran que ya poseen toda la ciencia, como de aquellos que es-tienden su estudio y aplicacin al conocimiento de los bechos relativos k especialidad que nos ocupa. LOS nombres de los diferentes rganos del cuerpo humano, dados la mayor parte sin mtodo ni guia aJgilJia, puesto que tan pronto lo deben su figura, como su uso, su sitjuacion cpmo al nombre del primera que loa descubri ^^v ^tc.; el nmero de huesos que entra en cada porcin del esqueleto, las regiones y ataduris de los msculos, la distribucin de las arterias, venas y nervios etc. etc., son para burlar el poder retentivo de la memoria mas feliz. Para saber de anatoma, dice un profesor francs, se necesita haberla olvidado nueve veces, y aun-que deba entenderse esta sentencia en todo lo re-lativo la ciencia en cuestin, gran parle se lie -va de su sentido la nomenclatura y distribucin nominal de dichos rganos. Pues beneficio de la mnemnica, toda esta parte nominal que absorve i

  • XXX

    veces, como la arena el agua, tanto tiempo para re-tenerla en la memoria, puede Ajarse en ella de un modo fcil y breve, cediendo todo el tiempo, que ahorra, al estudio de los hechos conocimientos que constituyen el fondo de la ciencia anatmica. Lo propio puedo decir relativamente las clasificacio-nes nosogrficas, la etimologa de las enfermeda-des , sea los nombres diferentes que les han dado los autores, y si se me apura, hasta los cuadros sin-tomticos que caracterizan una enfermedad cual-quiera.

    Cuanto he dicho d las ciencias precedentes es igualmente aplicable la materia mdica farmaco-loga. Plagada se halla esta especialidad de dro-gas , que, si bien no tienen ningn uso en la prac-ticando lo cual se convence luego el mdico novicio por pocos enfermos que asista) son necesarias al alumno opositor para salir airoso en los exmenes actos pbhcos que se sujeta voluntariamente la fuerza. Los que han estudiado esta ciencia saben hasta qu punto es enfadoso aprender a clasifica-cin de los medicamentos que corresponden ca-da clase, los preparados de que son susceptibles, las dses & que se administran, la* sustanfeas con qu son incompatibles, y ria infliiidad de pormeno-res que no tienen ninguna relacin entre s y que es forzoso gravarlos macha martillo en la meiioria para que dejen en ella algn vestigio, y no ma'que algn vestigio. No dir que por medio de imas cuan-^ tas frmulas mnemnicas se posean todos los hechos de la materia mdica; mas gran parte se facilita que son de todo punto inconseguibles con la' sola ayctda de los medios ordinarios.

  • XXXI

    A primera vista parece que la jurisprudencia no puede sacar partido alguno de nuestro arte; sin em-bargo, en el decurso de esta obra tendremos oca-sin de manifestar las utilidades que puede reportar-le tanto por lo que toca los conocimientos acceso-rios de que debe estar adornado el jurisconsulto, como por lo que toca las materias propias de la instituciones de su carrera. Los cdigos cuyo conte-nido no puede ignorar el abogado, tienen libros, t-tulos , leyes, artculos, prrafos; algunos de estos se semejan por sus nmeros ordinales; solo las leyes de las partidas ofrecen en este punto tanto campo la confusin que no ser dbil la memoria del que, al citar una ley de tal partida no equivoque nunca el titulo de esta ley y el nmero ordinal de la mifema con el ttulo y nmero ordinal de una ley de otra partida. Ya sea que el alumno dedicado esta especialidad quiera conocer fondo la distribucin de las materias y la ostensin de cada divisin principal secunda-ria ; ya mire como una ventaja la posibilidad de ser conducido de la esposicion numrica de un artculo, la dea que contiene y recprocamente; en el arte ihnemnicO podr encontrar recursos inagotables y al-tamente provechosos que colmaran plenamente sus deseos.

    Adptase igualmente la mnemnica al estudio de las lenguas, puesto que proporciona frmulas para las declinaciones, conjugaciones, rgimen de las pro-posiciones, conservacin de los nombres y ver-bos que se apartan de las reglas generales y pro-cederes para dar significacin espaola las pala-bras estrangeras.

    De igual aplicacin son susceptibles los prooe-

  • XXXII

    deres mneraotcnfcos con respecto diversos ramos de las matemticas: las palabras convencionales, las lo-calidades, y l analoga fnica sirven perfectamente para mnemonizar la tabla de la multiplicacin, las fracciones ordinarias, las frmulas algebraicas, ciertos nmeros tiles de saber, algunas raices y logaritmos y otras muchas cosas que no me entretengo en enu-merar, por no cansar la atencin de mis lectores.

    tasta los msicos sacan partido de la mnemotec-nia , puesto que con sus operaciones se aprende f-cilmente el orden de los sostenidos y bemoles, el conocimiento del tono segn la armadura de la llave^ los intervalos, la lectura de todas las llaves por me-dio del cambio de tono ; en una palabra ; todo lo que aprendido de esta manera presenta mas despejo y economa de tiempo.

    Lejos estoy de haber recorrido todos los ramos de conocimientos humanos que es aplicable el arte mnemnico; mas, bien puedo creer que con las indicaciones que llevo hechas, y mejor aun, con las esposiciones de los procederes mnemnics que var mos empezar, comprender cualquiera hasta qu punto puede estenderse la aplicacin de este ingenioso mtodo de estudio y cul sea la parte de cualquier arte y ciencia que ma^ ventajosamente puede ser estudiada por el mismo. En el decurso de esta obrita haremos algunas de esas aplicaciones. Empezare-mos por la cronologa, por ser materia que est al alcance de todos y que no necesita de conocimientos previos para ser comprendidos los ejemplos. Este es el ramo de conocimientos que mas se presta la esposicion prctica de los procederes mnemnics; los ejemplos de que hay que echar mano para es-

  • xxxm planar las reglas y conTcnciones de ninguno otro ramo podran sacarse con tan buen xito. Supngase que el ejemplo se saca de la geografa, de la botnica , de la astronomia, de la materia mdica: el (pie nunca haya estudiado estas ciencias no entender tan fcil-mente el mecanismo de las frmulas y el sentido de los preceptos convenciones, porque le distrae-rn la atencin ideas para l desconocidas.

    Comprendido, conocido completamente el arte, vistas de un modo positivo las ventajas con respecto la cronologa y la historia, que es donde son mas manifiestas; los que se dediquen esta aquella espe-cialidad podrn estender ella las convenciones mne-mnicas, y fin de que tengan tambin alguna guia para esta clase de trabajo, espondreraos sucesiva-mente los varios modos con que pueden utilizarse los procederes del arte para el estudio de unas cuantas ciencias, cuyas materias se presten mejor estejnero de traducciones convencionales.

  • PROCEDER PRIMERO.

    DB LAS PALABRAS NUMRICAS.

    CAPITULO PRIMERO.

    De las articuUicioDes, Je sa sigDiflcado y de la diseccin do las pa labras.

    r La palabra mnemnica mnemotecnia significa memoria artificial; el arte mnemnico, pues, es el que ayuda la memoria por medio de ciertos proce-deres artificiales. Estos procederes estn hoy dia re-ducidos tres, que son: el de las voces palabras numricas, el de las localidades, y el de la analoga {nicaj sea de palabras, por lo que toca su sonido.

    Llamaremos voces palabras numricas todas las voces del idioma castellano que empleemos, para hacerlas representar nmeros cardinales ordina-les. Daremos el nombre de localidad cualquiera espacio que contenga cierto nmero de objetos no-tables y diferentes. Por ltimo, entenderemos por qnalogia fnica voces anlogas aquellas que suenan

  • 36 poca diferencia del mismo modo, aunque repre-senten objetos ideas muy diversas.

    Todas las palabras del idioma castellano pueden ser empleadas paj?^ lo$ usoa mnetftt^iew. pero pa-ra esto es preciso considerarlas compuestas de so-nidos y articulaciones. Llamaremos sonidos lo que los gramticos llaman vocales, y articulaciones lo que estos llaman consonantes. La palabra paloma, por ejemplo, est compuesta de tres sonidos, sea, las vocales a o a y tres articulaciones, sea, las con-sonantes p I m.

    Los gramticos pronuncian las letras que llaman semivocales, cuando van solas, muy diferentes de cuando van acompaadas; asi dicen efe, ese, zeta, jo-ta, para pronunciar estas cuatro letras solas/',a, 2, j ; mas, cuando van acompaadas de alguna vocal, las pronuncian de otra suerte; por ejemplo, en estas pa-labras fe, soy, zas, juez. Mas consecuentes los mne-monistas, pronuncian todaslas consonantes, articula-cioiiea para ellos, como si fuesen mudas; asi dicen: be, ci, de, fe, ge, je, he, h, lie, me, ne, e, pe, que, re, se, te, ve , xe, se.

    Esta eonreiMiion sirve de premisa otra que se reduce no dar ningn valor signifloatvo los soni-dos , confirindole esclnsivamente las articulaciones. Este valor consiste en representar guarismos. Asi, la palabra paloma, de que ya hemos hecho uso mas ar-riba, no tiene ningn valor por sus tres sonidos a, o, a; puesto que convenimos en que nada han de signi-niflcar. La parte significativa de esta palabra, est re-ducida esclusivamente las articulaciones p, l,m.

    Puesto que ios sonidos nada significan para el mnemonista, siempre que echa mano de una voz para

  • 37 &US usos, dirige desde luego su atencin las artcu-Ia
  • S8 de lIs, se ba de ensanchar el cuadro de las repre-sentativas. Esta diflcultad desaparece, estableciendo diez articulaciones principales y las restantes equiva-lentes. Este pequeo cuadro las pondr de manifiesto.

    AUTICULACIONES.

    PRINCIPALES. EQUIVALENTES.

    se ce ze che xe. te de ne e. me re B le lie.

    - j e ge gue ge. que ke. fe ve; pe be.

    Limtase el nmero dlas articulaciones diea, poi que nos basta, y es mas ventajoso para la serie de operaciones que veremos luego. La distribucin de las equivalentes tal como la acabamos de hacer, no es enteramente convencional; hay entre la mayor par-te do equivalentes y principales, cierta razn de ana-; logia que facilita gravar su equivalencia en la memo-ria. En efecto obsrvase que

    las articulaciones se ce y zc. . . . son palato-dento-linguales. te y de dento-linguales. ne y e nasales. pe y be labiales. ge y je guturales.

  • 39 Y se pues, que al menos con respecto las articu-

    laciones, que acabamos de trazar, hay,una ijazon sufi-ciente para motivar la relacin entre ellas establecida.

    Hay sin embargo otras articulaciones equivalentes, cuya pronunciacin no tiene nada de anlogo la ile las principales con que las hemos relacionado. Tales son la che y la xe, equivalentes de se, las gue y ge, equivalentes de je, y para muchos la ve equivalente de fe. Condecir que todo esto es convencional, quedaran destruidas por su base cuantas objeciones se dirigiesen contra nuestra distribucin, algo modificada de la fran-cesa. Los autores franceses han hecho la articulacin je y ge equivalente de cfce, porque allende los Pirineos se pronuncia en efecto casi del propio modo: todas estas articulaciones son en francs palato-punto-lin-guales. La gue es para los inismo, equivalente de que, porque son palato-labio-linguales, y en rigor lo podran ser tambin entre nosotros, porque no es en esto nuestra proninciacion diferente. Sin embargo, la modificacin que hemos introducido no es absolu-tamente caprichosa, no est destituida absolutamente de razn. Hemos hecho la che xe, equivalente de se, porque son fas articulaciones que mas se aptosiman la de esta priftcipal: igual razn nos ha guiado para hacer equivalentes de la je las gue y ge: muclios franceses que no saben pronunciar la j la g en estas palabras jarana, gnero dicen garana gunero ; bien carana,quenero. Si los espaoles pronunciasen la ve con tanta fuerza como los franceses, y algunos catalnes, sobre todo los del campo de Tarragona, seria n rea-lidad bien equivalente de la fe, pues ambos dotf fueran dento-labiales'. Ahora puede no verse e t^a re-lacoQ,por cuanto se suele pronunciar la D? tombula

  • 40 be, y si no nos hemos spara
  • ki

    jeikpl (fe pahbm pe trMiha'pofufia hrt-

    Ser, taller, nogal, qMi razn, lugar, ,,galai^i , ,. * re U lie re ne gue le me ze re ? ne le gue ,te gte le n.

    Ejemplos de palabrea donde kay dos articulCioHi con'secutivaii.

    Secta, pacto,; culto, prdida, apstol. se que te pe qite te que le te pe re (le de pe te t.

    Ejettptai de dos articulaciones consecutivas ma'apro-ximadas todava en su pronunciacin.

    Libro, copla, ' brama, tropetla. lobere quepele Itreme, terepel.

    Ejemplos de tres artimtaCtnes consecutivas. Muestra, distrito, iostante, instaurar.

    me se te re deieref eiWfe'U ne tete re re.

    Ejemplos de cuatro arltulMtone consecutivas. Monstruo, intnimento, Idstrntr, menstraaclon.

    tneneset're ne le te re me nt te ne$e t re re me Hsete re cene.

    Ejemplo de dos articulaciones semejantes consecu~ tivas.

    Error, terrible. Innovar, mammifero. . nrere te re re be le re nev re mememefere.

    En estas operaciones nos separamos bastante de la prctica francesa: I.*", porque todas las articula-ciones estn puestas contribucin, lo cual se debe que en castellano todas se pronuncian, tanto si son finales,, como, no: 2., porque no confundimos

  • coa las tetras sencillas las dobles, y es tambiejn por la razn de que dobles las pronunciamos.

    Estos ejemplos bastan y sobran para dar enten-der de qu manera se disecan las palabras de nues-tro idioma. Pasemos abora utilizar todas estas di-sepciones, 4 sea k esiipner el qbjeto con que descom-ponemos de esta suerte las palabras. Para conseguir-lo ser preciso familiarizarnos con la reparticin de diez caracteres nqtaricos, entre las divisiones de un cuadro que presente nueve espacios. Tracemos es-te cuadro y tracmoslo bajo tres aspectos dife-rentes.

    O

    1 2

    5

    3

    h

    2

    5 6

    7 8 9

    1 3

    5''

    3

    7 , ,.:.... 9

    2

    , > '

    2

    6

    . : , 8

    l cero; como nmero'negativo , cuando s usa solo precede olro, va fuera del cuadro. Los dems nmeros siguen un orden sucesivo, mirados hrizon-talmntc 't de izrfuierda derecha, y un orden que salta de tres n tres, mirados verticalmente de

  • 4-8

    arriba abaio.Los cinco, nmeros impaces, ocupan como se v en el cuadro segundo, los cuatro kns^r los rincones y el centro del cuadro. 1 5 pciOfM exactamente el centro, porque igual distancia le se-para por un lado del t que del 9, y por otro del 3 que del 7. De la posicin de los nmeros imparos se deduce fcilmente la de los pares, que ocupan los spacios intermedios , como se \ en el cuadro ter-cero. Todas estas reflexiones, aunque de no gran cuanta , pueden conducir socorrer 1 memoria, si uno la tiene tan infeliz, que no pueda acordarse por medio de los sentidos de la posicin respectiyei de dichos nmeros. ,;

    Relacionomos;ahora con estos die^^sigpSQuinr ricos las diez articulaciones ^incipal^ y li^ s eq\!iT-valenies. ,;

    o se

    o ce ze che xe

    I a j . 3 I 2 t 1 te ne me de fie 1 4 re

    5 le

    e . 4 . 5 lie

    6 1 ge guel

    eue 1 7 8 9 7 8 1 que fa pe Ke vt be 1

    ' ' ' '' i I 'I r , : . j ' \ ' '

    Ocioso seria entretenemos en buscar una razn que motivase la distribucin qas acabamos de hacer;

  • u ias tazones lautas por 'los auMores fvanecses, ' dstn tflas por los cabellos, y thsntti sus pontos '*e ridf^ etUM. Bstenos de
  • u ^ativo .verba ;^ o
  • 46 fondamental. A mas de que, cuando nos ocupemos especialmente en la redaccin de las frmulas, sea en el estilo formulario, ya veremos cn poca aten-cin fija el mnemonist i en la parte filolgica de aque-llas, y cuan conducente es veces para el objeto del arte sacrificar el buen gusto de la diccin, la impresin mas mordiente, si es licito espresarse ast, de una irregularidad del absurdo.

    Puesto que la articulacin inicial de cada uno de dichos monoslabos , es una de las principales y que guardan el mismo orden, bien podemos incluirlos en el' cuadro y repartirlos del propio modo.

    o Se

    I tu

    3 no

    3 mas

    4 rey

    5 ley

    6 ]az

    7 que

    H fue

    e pa

    Beasumiendo todo lo que llevamos dicho, vemos que transformamos para ayudar la memoria, los nmeros en palabras, que todas las voces del idio-ma castellano pneden representar los nmeros que corresponden las articulaciones de que constan, y que se nos abre un ancho campo para traducir to-dos los guarismos imaginables, puesto que nuestros recursos de combinacin estn calcados sobre los de la de estos guarismos.

    Procedamos ya los ejercicios que nos conduz-can, no solo la diseccin de las palabras, sino

  • 47 tambin la traduccin de los guarismos por me-dio de su conjunto de articulaciones, sea sus es-queletos.

    Pato casos blandas enfermo. Pe te que se se be le ne de se ne fe re me. n i 7 0 0 5 3 I 0 2 8 4 3

    o antes culto infamia ne ne te se i/ue le te ne fe ie a 3 1 0 7 6 1 2 8 3

    , aun oyendo desmaya himeneo ne ne de de se me me ne 3 3 1 1 0 3 3 2

    ahogar tiopelia teatro Jehova gue re te re pe le te te re Je ve

    4 1 4 9 6 1 1 4 e s Sensacin suizo su zozobra

    se ne se se ne se se se ze ze be re o a o o s o o o 0 0 9 4

    Vse pues que todo el mecanismo consiste 1. en reducir esqueleto la palabra: a. en poner los nmeros que cada articulacin de este esqueleto re-presenta.

    Pa)'. la rapidez y tino de estas operaciones, se ha de tener bien presente la frase fundamental, y si el principiante no da luego con el lugar ocupado por cada monosbalo en el cuadro, puede contarlo con los dedos, dejando el se ai aire y luego siguiendo de tres en tres por tres veces consecutivas.

    Pocos ejercicios de esta naturaleza bastarn para poder decir acto continuo qu nmero representa cada articulacin.

    Pasemos ahora la solucin del problema con-trario. Asi como hemos transformado las palabras en nmeros , trasformemos ahora los nmeros en pala-

  • 48 hss^s,. Supongamos que se DOS presentan ios siguien-tes, gu^ismos:

    1 100 700 1000 4433 4 15* 6f2' 1222 2444 4 220 943 1343 9000 12 348 981 1511 8271

    Fcil ser liallar palabras qrte contengan las mis-mas articulaciones correspondientes estos nmeros, V en el mismo orden. .7 1

    I 4 7 IS m) IW 220 ' 348 te re que te nc tsese lperte tie ne se ercfe

    ateo ara haca tuno tiesos taparla none amorfo

    ,70 012 D43 931 1000 1222 que so se ge te ne pe re me be ve de de se se se te ne iie ne

    casos gitano pramo bveda desb/.ose tino nio

    Ciertos guarismos hay que no se pueden tradu-cir fcilmente con una sola palabra. En tales casos se facilita la combinacin, valindose de una mas palabras. Por ejemplo ;

    1343 1511 2024 2441 fem reme tble tete nesenerfa' ntrrer t re

    emoyTtwo tal teta Ntaanoria nuera rara

    Si en la prctica se hallan de vez en cuando gua-rismos de traduccin difcil y limiitada, sobro todo cuandono son traducidos sino por articulaciones prin-cipales, hllansc tandjicn, y con no menos frecuencia, que se trasforman con mucha facilidad, vinie i^do en tropel las palabras propias para ellos. Por ejem-plo, el gviarismo 43.

  • i9 J 5*3 M i4? 43 . 43

    reme reme reme reme reme Tfvap rema rema ramo rima romo rom 4 43 43 43 43 43

    reme reme reme reme reme reme arpma arma irme reuma rama Homa

    Obsrvese sin embargo, que este nmero est compuesto de dos articulaciones que no tienen equi-valente, y que por lo mismo no se pueden sustituir. Cunta mayor facilidad no han de presentar aque-llos guarismos traducibles por cierto nmero de pala-bras, cuyos esqueletos estn formados de las mismas articulaciones principales , y por otras equivalentes, como h W siguftfee^ jettptosP

    , ,, ,,;,i!W. , .i9(- I;,. .1911 , wi ii tepe te te pet tejpfile tepete te pete

    ' ta^tt ' tOt todito' topefe tjM

    ' 191 ' rfll' ' 191 ^ ^91 , 191 "t'BpBi ieb'o'd tbt^'fi'iJeitfe^ (e pe'te

    toptai TekaiOa TilMt; tupi) adapto

    I9 i9r 'rer I9r isi de lie te de be te teliete tepede del)ede adopty diputo debate adobado debido

    Todava podemos engrandecer el catlogo de las voces representativas del nmero 191, si en vez de buscar para el efecto una sola palabra buscamos dos; por ejemplo:

    lai 191 191 191 191 te pe de de be te te be te te pe le te pe te auto pido debo tio adoba tu tipo tuyo ata peto

    Lo que de este nmero se ha dicho, es aplica-ble otros muchos que hallaramos fcilmente por poco que lo intentsemos. Mas, creemos que un ejem-

  • 60 po basta, y hay mas que suficiente para saber po-ner en prctica'ostajt operaciones, ch las cuales debe el alumno ensayarse, aiites de pasar su aplica-cin, disecaado palabras para traducirlas.en guaris-mos, y traduciendo guarismos fcn articulaciones para buscar palabras que sean sus representantes.

    Vas filiora iV aplicar la croriolojia ests con-vefifohesi" ' '"'' '''' ' ' " ' ' '' '' ' . i ^ i : ' . I i \ . 1 ' ' i - I ' ' . . ' ' ' ' . .

    . , , ; ; ! i r n ''i : , ! ! ' . . : , ' : , ^ . . ^ ' .^ .

    ' ' - ' ' i ' ' '"" ' ' CAPITULO i i ; ; . - ; . i i ! ; '.>:' , i r

    De l is li'in Illas mnemntcasiMDempniza(ODClhechos de pjrivpef.^f'dvn

    Los que s dedican al estudio de l historia, los que quiere, retcDier en. ,Ia,,nemaria las datas de los acontecimientos, ya polticos, ya sociales, industria-les, cientficos religiosos; los que tienen en fin, es-pecial inclinacin gravar en su retentiva los aos y los dias en que acaecieron grandes catstrofes civiles 6 naturales, 6 algunos de esos fenmenos grandiosos con que la naturaleza desplega su poder y mages-tad, saben .sobradamente bien cuanta ps la difijpultad, p^r np decir imposibili(^ f^|, (jue bailan, p6 dir eu al-cany a^r, sino en entrever &n,objeto. Tcatncjose en to-dos estos casos de fijar en la memoria grupos de nmeros mas menos considerables, y relacionar-los con hechos independientes d estos nmei os , se concibe fcilmente que ?|Ca; este trabajo muy penoso y las mas veces imposible, por cuanto los nmeros pftrtenecen im orden de ideas que no consiente relacionarlos mus con un hecho que con otro. Qu relacin hay por ejemplo entre h destruccin de Carn

  • 51 tago y el ao 1 i6 ^ antes de Jesucristo, en que fure^ ductda escbmbrosf sta grande y digna rival tf* Roma? iNo puede haber l'misma relacin entre diclio lacon-tocimionto, y los anos H-7v*8, 49,' 5t ele: ? Fcil & referir cualquiera de los anos anteriores! posteriores el en que termina la tercera gttrra pnica la desirttcr-cion deartago; porque para determinal* sta dtano tiene nuestra memoria ninguna guia segnra. Todo lo mas que puede hacerse es abandonarse l clculo aproximativo,'coya aproximacin estar en razodi-recta de los cQocimieQlios que uno tenga de esta espe-cialidad,, y liauy menudfl suceder', qu hasta *4s tenidos por < nas iilferteneu historia' ometet-nan^ crltmismos noable. 'lua' oilsecuBcia'> que les falta:, redneiendo i u mismo nlegnage; lambosi dos conocimientos. Transformemos e^ptdbnfxlps nmeros dla'dsita^ y asociferaos las ideafe do estas palabras con las del hecho, con lo cual quedar ^stat-btecid'Ia relacioiique antes no haba. 'i

    Ms,' antes d piroceder:iliac!er esta'Hplicafcioirf,

  • 52 es iadispeQSablo que reoonozoauos don clases du he-chos histricos. Unos se presentan en efecto cO un carcter sacieolemente terminante para no confun-dirse jMns con otros; no tienen sinnimo absoluto en la bistoria, y por lo tanto seftranse oomo :se quiera, bajo.e^ aquel aspecto, es imposible equi-vocarlos. Tates on, por ejemplo, los dooe scoBleci^ mientic que escogi Boasuet en su clebre disour) &obre la historia un'versal, los cuales distingui con el ivombre de pocas de la: historia ntigua: saber: la creaeion, No ai diluvio , la vovaeion de Abra, ham, Mdisa la ley eacrila, ta rtnina de Trotfa^ 5a> lomon la fundacin del templo,. Romulo la fundar-ion de Roma, la libertad del puebio de Dio , etelori vo de BaMlonia, Scipion Cartago wnci, el na-> cimiento de JesueristOy Constantino la pae delaigle-tia, Cario Mayno el ettablecimiento dt nuev imperio.

    Otros hechos hay que solo b dif&reieaan por et sombre del fMs donde acontecieron, de'los indi-< viduo que concurrieron eltos, y en este

  • nitidnfpor anillas pattsli aqu l08 tatos cofifranes ibdas las batallas dadaf* y pOT dal-deseganda vm, qe no '^etten ^avaf'en la memoria raptos oaracte* rsticos. Tampoco podmscon dichos medios dafcnos cuenta del ni^ mbre el inventor autor d n descu* brimiento, dei pas donde naci, por cuanto anta!rp
  • 51 ver qu articulaciones corresponden, ni guarismo 4004. Segn nuestras convenciones; anteriores son las siguientes: re $e ae re^ Busqu^ B o^s^ ahocft una T}ialabt& que, disecada, nos; d este, esquletov La palabra rechazar nos le d^ porque pfe! y .aeisoo equivalentes de se. Ya tenemos, pues, la palabra numrica que traduce la data: de la Creacin. Mior asociemos!, relacionemos la idea de la pala)jra reoha-^ xar con la de la palabra Creacin^ JNfada mas fi!ic*l:'a6+ cimosles otras , cualesquiera, no importa, porq.u estas no han de servir mas que ;d;laao,'que d con-ductoras del hecho la data: por ejemplo j

    Que Adn y la Creacin son una misma pocci qu cristiano lo ha do rechazar? i

    Ah est relacionada la idea de la Creacin con la 'del verbo rechazar. El hecho que es la Creacin , figura en primer trmino, y va rayado para dar entender que es parte esencial;: la palabra numrica va ra-yada tambin, y est al nde l oracin, para que no pueda ser perdida de vista.

    Los mnemonistas llaman frmulas esta lase de composiciones, y las consideran compuertas de tres partes muy distintas; la primera es el hecho, la se-gunda es el tetto variable, j la .tercera osla voz vo-ces numricas que llaman voces datas. En el ejemplo antecedente , el hechor es la creacin, el texto Vaiiai ble son todas las palabras comprendidas desde el he cho la palabra rechazar, que e la voz data. El siguiente cuadro lo aclarar.

  • 55

    HECHO. TflXTO VARUBLE. VOZ DATA.

    n AAn i son hechos de una misma) la Cnadf f^f 5 | j ^ ^ ^ ^ ^ ! ^ , , ! ^ , r ^ T ' ^

    ,CO>.1Q que llevanios espuesto, hay lo bastante pafi fl)Qmonizar todas as pocas de Bossuet^ y t o -dos , Jos. ' hechos de igual; naturaleza. Y como sea estaiOpvrMjioB la primera que. se nos presentaj por mas sencilla que sea , conviene.que la repitanios, al menos para ! re tener los acontecimientos que hemos copiado de aquel clebre escritor. Coioqumoslps po r su tden coa sus datas respectivas.

    POCAS. DATAS.

    La Greacion Adn. , . 400i No el Diluvio . . . . . . . . . . a348 La vocacin de Abraham . 1921 Mtilss la ley escrita' . . . . . . . 1491 Ruina dTrya. V . . . . . . . . . ii84 Salomn la fundacin del templo. . . . ioo4 Hnlulo la fundacin de Roma 75i Ciro liberta al pueblo de Dios 536 Scipion Cartago vencida. . . . . . . 202 El nacimiento de Jesucristo ; . . . . . i Constantino la paz de la Iglesia . . . . 3H Cario Magno el establecimiento del nuevo,

    imperio . . . . . . . . . . . . OO-

    Tales son las,doce pocas on que divide Bossuet la historia antigua, para facilitar su estudio, en su

  • B6 obra ya citada, y tales las datas que dicho historia-dor' febrisigna. No nds 'iistittAibs aqu defilsorcs de este modo de distribuir la historia, ni de la exac-titud de las datas. Todos ,sabernos que el elocuente obispo de Meaux no perdi jams do rista en su obra al pueblo de Israel, y que su constante objeto fu siempre presentarle en primer trmino. Esto pu-diera hacer que alguno de sus acontecimientos po-cas lio fuesen k verdad en todo el rigor histrico \o que el autor quiso que representasen. En cnanto la exaetitu de las. dat ,'si bien algunas ao estn completamente de acurd con ottoe historiadores, & mas del confirmaras eMVfanualdo datas de Chanta!, compuesto avista de las obras mAsaulntiOfts; podra-mos apelar al aprecio general que se hace de Bossuet en-tre los cronistas historiadores, considerando sus datas como realmente las mas exactas, por lo menos como las mas aproximadas la verdad, Por otra parto, n perdamos aqui de vista la diversidad de pareceres que se eacuentran, tan solo por to,qu^, tpcai,,,la edad del muodo. El bibliotecario y. antwwwio Fabricjp cuenta 140 opiniones interpretaciones de la Biblia acer
  • 57 una aphcacion de los principios muemnicos k estn especialidad; sea no filosfica la distribucin dada por Bossuet las pocas de la historia antigua, sea o no exacta la data que acompaa cada una; para nosotros debe ser indiferente; siempre son hechos que varaos retener, que vamos mnemonizar conforme llevamos establecido; siemprcs son fechas uatas, cuyos nmeros vamos transformar en pa-labras, para introducir entre aquellas y los hechos, la relacin que les falta, y bajo este aspecto todo quo-ZnZlT ,"' ^ P " " " ^ ' '* nmemotccnia sin incon-y S d o o t r T ' ^^'^'fi^""ad ser vencida , sustitu-i d o nn. '''''='^^^'='' qe represente el. nmero tenido por mas exacto,

    m u v ^ n ' ' ' ' ' ' ' ^fl^^ones, que nos han parecido muy necesarias, para obviar objeciones importunas, SesTert ' ' " T " ' ' ' ' ' " dichas pocas, y .hagmoslo de suerte que los sentidos puedan seguir el mecanis-mo de la construccin do las frmulas.

    POCA^i PREPARA- , , .

    Adn crea- ( * * 1 ^ f "'^"" ^ ' ' "''"''"'' ' ? .: ; re e se re I hcclios de una niisnm I ce xe I poca que cristiano lo I rechazar. 1 lia dc recrta;/? (1)

    2." 2 3 4 8 jApesar del Diluvi, Noe Noe el diluvio f^ ^ fe q,,^ Di^ g |j tierra animis

    [ aHiniaria vid ) fia V. '

    (1) Vase el captulo VIH.

  • 58 POC\S . l>REPAnA-ClON. FOHMtAS.

    La vocacin de' Abrabam .

    i. Moiss la ley

    escrita. . . .

    I 9 2 f te pe lie te

    (le 1)1' e de debiendo.

    I 4 !) I le re pe te de be de

    turbado.

    \ En la vocacin de Abraham I le dijo Dios, quiero que I mi pueblo cada dia mas i veneracin te ando rfe-/ hiendo.

    Al recibir Moiss a ley M crita, se ([ued complc-

    I lamente turbado.

    5. Ruina de Tro-

    ya

    La ruina de Troya se debi aun caballo que, estando

    de de ve | dcntro, lo arroj todo todo fuera. | ftieru.

    8 fe re

    / I O O 4 te se e re d che le

    ce xe diie tirio.

    Salomn la fundacin del templo. . . .

    7." Rmuo la. ^^

    fundacin de I \l ne R o m a . . . . I ?"a era

    8." Ciro libertad I

    de los judios. <

    9.' Scipion Car-

    tago. . . .

    R 3 le me V'. lie Re

    almeja.

    1 0 2 ne 9e ne ne che z,e

    ce xe

    lie

    Encina.

    Salomn acab el Templo, ' porque su construc-' cioQ diose srio.^ \ Que la fundacin de Roma

    se deca Rmulo y Remo criados 4)or una loba, solo pudo creerlo aque-lla era.

    \ Ciro rescat los judios, mas oprimidos que en su concha la venenosa al-meja.

    I Scipion venci d Cartaqo, como vence el huracaa una aosa encina.

  • 5) POCAS.

    10.' Nacimiento de)

    Jess. . .

    Constantino la paz de la Iglesia. . . .

    12." j Cario Magno.. 1

    rni -PAiu-CIOK.

    FnmuLAs.

    ^ (Es el punto de partida para los hechos cronolgicos y por lo tanto no hay ne-cesidad de mneraonizarlo estandolo en cierto mo-do en la primera poca).

    Convertido Constantino,]}\i-so su conducta nuevo mtodo.

    t " s2 ) ^ '^'"^^ Magno, con su nuevo ve che'e imperto, mudo del mundo

    ce xe las faces. faces. ! '

    Tal es el mecanismo con que se construyen estas frmulas las mas sencillas del arte. En ellas no se presenta otra operacin mnemnica, que la transfor-macin de las datas en palabras, cuya idea se pro-cura asociar las del hecho, buscando que todo el conjunto se refiera lo que dice la historia de tal he -cho. Sin embargo, debe decirse, que en las frmu-las de estas doce pocas, puede haber mas trabajo mnemnico que el de las voces datas. A su debido tiemjio, cuando se trate de mnemonizar los nmeros ordinales, ya se ver cual es la palabra que cada una de dichas frmulas debe tener para represen-tar el nmero ordinal de cada poca. Por ahora no van puestas estas palabras, pues so perderan para el principiante, entre las que nada significan: ocaTt sion vendr en que las aadiremos, y entonces es-tas frmulas ofrecern A la vez una palabra num-

  • 60 rica ordinal y otra voz data, con lo cual recorda-remos un tiompo qu poca es la mneraonizada, y en qu ao aconteci el hecho que la constituye.

    Prevemos ya una observacin hecha por todos los que se dedican este estudio. La construccin de las frmulas, y el mayor menor nmero de palabras que entran en pilas, arredra h los principiantes y puesto que , para recordar los hechos para cuya es-tension se liaccn las frmulas, deben aprenderse, resulta, segn los principiant(!s que no han practicado todava esta interesante operacin, que para retener un hecho se necesita aprender mas. Tranquilcense los que asi se preocupan; para destruir su preocu-pacin, bastara decir que, no por asociar, mas hechos ! un hecho dado, ha de resultar mas dificultad en retenerlo, porque siempre es mas difcil la reten-cin de un hecho aislado, que varios bien relaciona-dos entro s. Aprndase una serie de palabras incon-nexas; que no haya mas de cuatro : aprndase luego una frase compuesta de doce palabras. Sin disputa alguna so aprender con mas facilidad, y se retendr por mas tiempo la frase. Por qu ? porque las pala-bras de la frase tienen relacin entre s, la una suscita la idea de la otra; mientras que las de, la serie inconexa no tienen entre s ningn enlace, y recordada la una, no se tiene la menor idea de la que sigue.

    Ademas de lo dicho, es menester hacerse cargo de que no hay necesidad de fijar en la memoria to-das las palabras do una frmula. Recordemos que las hemos considerado compuestas de tres partes: hechn, texto variable, y voz data. El hecho, no necesitamos aprenderlo de memoria : el que noa I prefina nos

  • 61 le recuerda, y si somos nosotros los que nos le pre-guntamos, hacemos otro tanto. El texto variable, tam-poco debe aprenderse tal como est: por lo mismo que le llamamos variable, cada vez que uno hace uso de la frmula, le puedn variar; la nica condicin necesaria al mnemonista , con respecto al texto va-riable , es que le conduzca del hecho A la voz data, sea con pocas, sea con muchas, sea con estas, sea con aquellas palabras; no importa: el mnemonista tie-ne libertad de variar como guste esta construccin; por lo tanto no hay necesidad de aprenderla de me-moria. Resta, pues, la voz data, y esta si que en efec-to es preciso, es absolutamente necesario retenerla, tal cual la empleamos desde la primera consttuccion de la frmula. Pero ya que es la nica cosa que he-mos de retener , siempre resulta inexacta la obser-vacin de los que creen que, on vez de aligerar, vamos sobrecargar la memoria. La prctica cor-roborar todas estas razones.

    Pero no se crea que el arte ensea transformar los nmeros en palabras por medio de las frmulas, sin trazar ninguna regla para estas ; muy al contra-rio ; por la misma razn que el modo de formular esde mucha influencia para el xito feliz de la mne-mnica , hay sus reglas establecidas que ensean de qu modo deben aquellas construirse pava sacar de ellas todas las ventajas posibles, y de qu manera de-ben estudiarse, despus de construidas, que es lo que esplicaremos en los captulos siguientes.

  • 62

    CAPITULO lU.

    Del modo de construir las formulas.

    Puesto que las frmulas se construyen con el ob-jeto de facilitar el recuerdo do los acontecimientos que estudiamos por esto mtodo, debemos cuidar de construirlas de modo que saquemos de ellas to-das las ventajas posibles. Los resultados del proceder sern mas menos efectivos, mas menos satis-factorios , conforme se redacten las frmulas , y por lo tanto, menester es que tracemos las reglas que deben seguirse en este esencial trabajo. Toda frmula para estar bien hecha , lo que es lo mismo, para llenar el objeto del arte, debe reunir las tres condi-ciones siguientes;

    i," Debe ser tan compendiada como sea posible, 2." El hecho debe figurar en primer trmino,

    ya que no en el principio, y la voz data en el fin. 3," El sentido el pensamiento de la frmula

    debe dejar en la memoria na imiiresion segura. listas tres condiciones necesitan desarrollos co-

    mentarios. 1." Cuando el que mnemoniza un acontecimiento

    sabe de qu manera sucedi, las causas que lo promo-vieron, las circunstancias que le acompaaron, y las consecuencias que se siguieron, nada mas fcil (juo

  • 63 la redaccin de una frmula relativa este suceso, compuesta de largos y redondeados perodos. Mas como lo que se mnemoniza no son los pormenores del hecho, los cuales conserva bastante bien en la memoria la inteligencia, relacionando las ideas por medio de sus fuerzas naturales, sino el hecho en globo y la data, para lo ltimo de lo cual no alcan-za la memoria natural por s sola, puesto que no tie-ne en ello ninguna intervencin la inteligencia; debe siempre preferirse una frmula corta, espresando en ella seria grotescamente una mas circunstan-cias capitales, que reproduzcan la idea de todos muchos hechos accesorios. Concbese, desde luego, que para esta clase de trabajos, el mnemonista debe tener un talento medianamente desarrollado, lo menos, y poseer algunos pormenores del arte cien-cia que aplique los procederes mnemnicos; ta-lento para saber redactar las frmulas de una ma-nera cabal, cuya faciUdad y condicin estarn siem-pre en razn directa de los alcances del autor; al-gunos pormenores, fin de que le baste la ligera indicacin de una frmula para saber qu hechos, qu circunstancias qu conocimiento se alude. En vista de lo que va dicho, supngase que para mnemonizar la poca cuarta sea, Moiss la ley escrita, como la llaman los cronologistas para diferen-ciarla de las antecedentes, las que daban el nombre de tiempos de la ley natura!, hicisemos una frmula por este estilo: Habiendo libertado Dios su pue-blo de la tirana de los Egipcios, para conducirle la tierra donde quera ser servido, antes de esta* blecerle en ella, le propuso la ley bajo la cual de-bia vivir: escribi con su propia mano en dos tabla

  • 04 ol fundamento de esta ley, esto es, el declogo los diez mandamientos que contienen los primeros prin-cipios del culto de Dios y de la sociedad humana, y en la cumbre del monte Sioa la dio Moiss, dic-tndole al mismo tiem|)0 los dems preceptos, en vis-ta de todo lo cual se qued este caudillo completa-mente turbado.Esta frmula, enteramente confor-me la \erdad histrica, no ofrece en su construc-cin nada que choque al buen sentido; escepto el final, pertenece al mismo Bossuet, cuya elegancia y elocuencia en d decir es generalmente reconoci-da. Mas, dnde iramos parar si quisisemos iime-monizar con tanto desarrollo tres cuatro cientos su-cesos ? Volmenes en folio necesitaramos por cier-to para defecto, y no es seguramente esto el fln que se propone el mneraonista. Preciso es no perder nunca de vista el verdadero servicio que debemos esperar del arte; como hemos indicado en la intro-duccin, sus aplicaciones no deben hacerse mas que aquella parte de conocimientos de suyo refractaria la memoria; aquella parte de las ciencias ra-mos cientficos que no podemos poseer, sino fuer-za de grandsimo trabajo y aun de una manera Infiel poco segura. La iiKuoria natural basta para saber los acontecimientos histricos, pero no alcanza para poseer con exactitud y minuciosidad sus datas; para lo primero, pues, la naturaleza; para lo segundo, el arte; y puesto que debemos partir del prndpio que ya conocemos Jos hechos histricos, compngase siempre la frmula con las menos [laJabras posibles. El laconismo de las frmulas , es de consiguiente una regla que no debe })ordcrsc de vista.

    2." A mas de la consideracin que precede, debe el

  • mmtncnista tenisr-presente otra.no menos inteeafinr le." Encada .frmula, dijinos ya, debtaflfos ver tre? cosa; Bl hecho, el teHo'variable y la' voz (fata. El orden, la colocateion de estas tros jvartes fto es in-diferente; Miy al confarafio, es indispensable qw cupen un puesto determinado', un puesto ttotablfty al menos dos de ellas, fin de que se rtos presen-ten 'inmediatamente que nuestra voluntad lo exija. Al deshacer una equivocacin eti que estn los prin-cipiantes, con'respecto k las frmulas, ya se dijo, qa0 solbiiuibia qite aprender en ellas la palabra nu-mrica'; ti Bea>la'.vob data, porque el hecboilere-prodNice el que le ;p)regunta. Las palabras de que se coii^ono el texto variable, pudiendo ser impror* visadas, pi|estoiqne solo 'sirven de intermedio laao que nos conducie del hecho la voz data, no hay netsesidad d retenerlas exactamente, Reproducidas aqu stas rflesiones, vemos en seguida que para sacar de una frmala el partido posible , mas de hacerla corta compendiada, debemos colocar en jH-imetr trmino el hecho, luego las palabras del tex-to variable, y en fin, la voz data. De esta suerte quedan ea reUpve, quedan en puntos culminantes la primera y ltima parte de las frmulas, y harto sabido es que el principio y el fin de cualquier cosa hiere mas nuestro sensorio que las par-tes las posas iatermedias. Preciso es advertir, sin, embargo, que esa regla con respecto al hecho, no debe ser tomada con tanto rigor que, hasta le sacrifiquemos siempre l^ a facilidad y conveniencia de la frmula. Si al mnemonizar un acontecimiento histrico cualquiera, no nos vie^e bien poner mne-monizar el heclio ,eu el verdadero principio de la

  • 66 frmula, por esto no debemos pararnos: hagamos de suerte que este hecho figure en primer trmino, esto s, sea lo mas descollante de la oracin mne-mnica, forme el perodo mas notable por su impor-tancia, y est llenado el objeto, est cumplida la re-gla ; asi llamar toda la atencin, que es el fin que se diri^ O el precepto. Por lo que toca la voz data, es do rigor absoluto (ue se ponga lo ltimo de la frmula ; ella debo en efecto cerrarla, porque, conw las articulaciones de que consta son el con-ductor de la memoria, la clave del f^roglco que encierran, no puede ser colocada en otra parte, sin esponernos que nos sea infiel el artificio. Pero hay mas que observar sobro este punto. Dijimos en los ejercicios del capitulo primeo, que cuando no pudisemos transformar un guarismo en una sola palabra, lo hicisemos en dos, tres 6 mas: pero, si no advirtisemos al^o con respecto esta facul-tad verdaderamente fructuosa en la prctica, nos espondriamos errores de cuanta; cuando emplea-mos una sola palabra, no son posibles estos errores, porque sabemos ya que la nica palabra represen-tativa de nmeros es la postrera. Mas cuando hy dos tres significativas, despus de algn tiempo transcurrido desde la redaccin de la frmula, no sabramos con seguridad por cual de las ltimas pa-labras empieza la voz data, y por lo tanto nos es-pondriamos cometer erarores notables de ftechas, anacronismos garrafales. Para evitar, pues, estos errores, para hacerlos'imposibles, hay un medio tan sencillo como efica.

    No se empiece jams una voz data cotepuesta de muchas palabras por una de sol una articultoa, al

  • 67 contrario, sea ia primera la que tenga mas, y si hay necesidad do lo otro pngase inmediatamente antes una palabra larga, esto es, compuesta de muchas slabas, mejor, de muchas articulaciones. De esta suerte es imposible la equivocacin. Supnjase, en efecto, que para mnemonizar la data de Cartago vencida 202, nos valemos de dos tres palabras; una hazaa. Esla voz data se compone de dos palabras numri-cas ; la primera no contiene mas que una articula-cin: ^egun nuestra regla no deberamos servirnos de esta voz data, bien deberamos poner antes de la palabra numrica una, otra de texto variable, coinpiiesta de muchas articulaciones; por ejemplo: siquiera.

    * Veneimdo Scijon Cartago, ya no dej para los vencidos siquiera una hazaa.

    Cmo es i)oalble que nadie pueda confundir con la voz data la ltima paldira del testo variable? Cul seria la fecha que resultara? el ao 074,202. Na-die es, pues, capaz de cometer un absurdo seme-jante. Si algn mnemonista lo comete, no ser por cierto culpa del arte, sino de su estupidez. 4easo se nos pregunte si hay seguridad de acordarse, cuando ia voz data est comiaiesta de una sola palabra, cuando de naas. La respuesta es fcil. Eki cronologa no puede haber equivQaoii; jtorque el resultado mHuo d6 Idiliseccioa de las ltimas psaitras U> ad-vierte. Siabeitiois, por ejemplo, que la edad ^ l wundo fatsta Jesucristo^ e de 400i anos; dasd* Jesucristo nosotl'os 1844: siempre que ia disccioa de las Uitas palabras nos d un esqueleto de voz data, compuesto de mas articulaciones que nmeros hay

  • 8 en (Jiclios ^^uaiiiis , tndtoinos uaa icgk scgma dt^ (|U las primeras, arlicukciones no peirteaoceii a l a voz data. Por ejemplo,: ,

    * Que Adn la Creacin son hcbos de tma misma poca qu buen cristiano lo hk'de re-chazar ?

    Nadie que haga ii'so de esta frmula, puede on-fimdir coi la voz data la palabra ltima der testo-va-riable , porque CuSl seria la data q^ue^^ltfri? Kt,P04!'aos; est ibsurdo, es pies uli avis, d que la palabra e no pertenece la voz da'ta'. '

    No Salgamos dc sta segunda regla sin advertir (liic puede y debe sufrir algunas escepciones. En efe

  • ()9 su puesto natural es el intervalo, o9ibles, conduzcan del heclio ala data, y todo est cQmplido. '

    3i. No basta k que llevamos dicho, |)ara cumplir 1 propsito!del arte.-'na^ frmula puede ser compen-diada;' puede -tener;debidamente colocadas las partes deique consta] la voz data puede estar hecba, y ser sih embargo la frmula inecaz, poco gravabJe en la memoria, de impresin, en fm, no duradera. Veamos:puesy.'cra) se ha de oopsegireateriUimo resultado de unaimanera favoraBIe-i Gonentando la primera condicin que ha idb. teneo- una. fpn*ulu, hemos dicho'qne basta tornad una ci^cnnstanci capi-tal,de no heclio para dar un sentido la f^rmuia, para constituir su pensamiento que se enlKa' hiogo con la voz data. Sucedo veces queia Idfea' suscitada pon esta voz, se prsta poco la asociabion nece-saria, sobre too cuandouno se empea en dar'* la frmula toda la elegancia'que buscan en la diccitm los fillogos. Partamos desd'ahora* par* evitar est inconvenieQte prctico), del principio que e' mne-mnica Ja idegaBoiaj el buen gusto , hasta el rde* gramatical, deben Ser sacrificados, s llega el casO', la conveniencia del mnemonista. Todas aqutlld^ clrcuastancjas son de un inters subalternoi;' 'p^que no se. busca en las operaciones> mnemotielC'9''ft>^ resretricas^i bellezas, d diccin,-sino'frases nof-^ dientes par mas-absurdas.que-s^an; por mtts: saiiiJi eos que, contengan, por mas, desatinos i iqiT' - digli' Es muy de notar ; como la prctica'*o^ ehsfeic'bietf'l-

  • 70 go, que mas partido se saca de estos absurdos, de es-tas sandeces, de stos desatinos, que de frmulas construidas con todo esmero y escruputosidad filol-gica. Repugaante es, al principio, hacer uso de la inteligencia de una manera reprobada altamente (Mr el buen gusto; pero proporcin que se tiene inas prctica en esta clase do operaciones, esa -epugnan-cla mengua, y vistos los ventajosos resultadosi que reportan las infracciones del buen gusto > es tanta la aficio que se cobra ella, que os frecuente caer en un abuso, en una licencia de semejante li-bertad.

    Consecuentes, pues, lo que estamos diciendo, si, al construir una frmula, se halla el mnemonista atascado, por no poder enlazar con estilo serio la idea d la vos data con la del acntecmieato, y pue-de hacerlo ftcilmente con estilo jocoso chocarre-ro; con estilo jocoso chocarrero lo efecta: si. no puede guardar sencillez en la diseccin, se vale do giros y palabiKts pomposas altisonantes; si no puede conservar la propiedad el sentido directo de las palabras, les i un sentido figurado, ^ . ote. No liay que pararse nunca por esfas considero^^ues.- dse & la frmula una eondicioQ ducable; porque sto- es lo que constituye su inters princ|ial, su nico in-ters; esto obtenido, toJo lo dems es'insigni-caote para el forraulador.

    ,Concluy9uios nuestras obsorvacioneasbrciet modo ecoastrwr laa frmulas, desiranecendouna objoc-ojon qwe se puede, y se hace muy menudo al arte ea los primeros ensayos. Hay guarismos, cuya com-bin f^oo de ^ ttmei!o& envuelve alguna dificultad para ser transfcuMadosr en palabras. ^ tiempo que se era-

  • 71 plea en busca de oslas palabras, veces es mucho, y esto acaso desalienta al principiante que no puede tener todava mucha fen el atte, por no haber to-cado aun sus efectos iositvos. Sirva drt contesta-tacion todas las reflexiones que de ah pueden ori-ginarse , la certeza de que la prctica allana todos estos obstculos, y que el tiempo que se gasta en el hallazgo de las palabras numricas, se recompensa con usura para lo sucesivo; puesto que una vez ha-lladas dichas palabras, sirven para siemiire al rone-monista^

    Eto es cuanto se necesita por ahora para formu-lar , para mnemonizar los bectM de prioaer or-den , quo son en los que nos estamosocupando. Con-forme se vayan complicando los problemas mnem-nicos, conforme se vaya estendiendo la aplicacin de este proceder otros ramos de conocimientos, conforme so vaya haciendo uso de los dems proce-deres, la construccin de las frmulas va variando, va sufriendo notables modificaciones que iremos ad-virliendo y enseando en lo sucesivo, medida de la necesidad. Sin embargo, por variaciones , por mo-dificaciones que espermenten las frmulas, siempre sern compuestas de las tres partes principales, ni-cas que las hemos visto en su mayor simplicidad. A saber; el hecho el nocimehto que trate-mos de conservar en la memoria, fes palabras de testo variable, y las voces numricas.

    Con lo que llevamos dicho, queda trazado el mecanismo de las frmulas para mnemonizar los hechos de primer orden, y las reglas que debemos se-guir para so debida ConstrHowon. Mas como las fr-mulas no se construyen, para abandonarlas luego

  • de construiflas, sino con ol in de que nos faciliten el recuerdo de lo que en ellas se contiene, se hace ya indispensable que indiquemos algo sobre el modo de estudiarlas.

    CAPITULO IV.

    ' nol modo dfc estadiar las frmulas.

    Construidas las frmulas bajo las reglas spues-tas , se repasan alpunas \eces, leyndolas con aten-cin, y procurando gravar bien en la memoria > no las palabras del texto varial)le, sino su sentido en globo. fin de que esto se consiga, con poco tiem-po y corto trabajo y con verdadera eficacia, se dis-ponen las frmulas trazadas para las pocas de la his-toria antigua, conformo lo indicamos, cuando hicimos anlisis do estas frmulas sencillas, para seguir con los sentidos el mecanismo de su construccin.

    POCAS. TESTO VAUUBLU. VOZ DATA.

    Qxie Adn y la i son heclio.s de una mis- j rreacion ma poca qu cristiano rechazar ?

    ( lo ha de) pesar del di- I , )

    uvio, NoH que Dios la tierra lanimariavi

    Un la vncarionilc, dijo Dios, quiero que j de Abrahaam mi [nieblo cada dia ms\dbiendo.

    ,, ' veneracin te ande' recibir Moi-i i .( la letj escrita se qued completamente turbado.

  • 73 POCA.S. TEXTO VARIABLE. \0Z DATA.

    aquella era.

    La ruini de (se debi un caballo j Troj/a que estando dentro lo iodo fuera.

    { arroj) Salomn acab I i

    el tcmpoporquesuconstruccin/(Jiose ro.

    Que la funda- se deba Rmulo y Re-Clon de Boma \ mo criados por una loba

    ( solo pudo creerlo Ciro rescat i i

    los judos! mas oprimidos qw, eu! almeja. [ su concha la venenosa)

    Scipion venci 1 j Cartagolcomo vence el huracn|e)irinrt.

    I una aiosal Convertido i j

    Constantino^ puso su conducta |m/odo. I nuevo )

    Cario Magno con su nuevo

    imperio mud del mundo las I faces.

    Tal es el modo como debe principiar escribir (S -tas frmulas el mnemonisla para estudiarlas mas f;i-Gilmente y con mas fruto : de una ojeada se lo ofrecen un lado el acontecimiento, en otro la voz data, pun-tos de retencin indispensables, y en el centro el testo variable. Pero no se crea que siempre ha de escribir de esta suerte las frmulas; porciue proporcin que estas se compliquen, no seria tan fcil el traliajo. Esta divisin es buena al principio para acostumbrarse, en el estudio, distinguir las partes de que la frmula se

  • compone, y fijar luego la atencin en las que convie-ne retener como (!slm escritas. En lo sucesivo, sea j)ara el estudio de frmulas compuestas, bastavi'i rayar las partes de estas que conviene tener presentes es-cribirlas con finta di color diferente, fin de que las vennios de un;i sola ojeada, y no so pierda (d tiem-po leyendo las |Mi!iias de! tesfo variable, que como ya dijimos, al tialar de las partes d( que se couqione la f()rmu!a iiia(iiio,(;ciica, no se dibenconservar es-Iricarneut! en la memoria.

    Para convencerse de qu(! no liay necesidad de re-tener en la memoria todas las jialabras (jue coiq)on(!n

    Scqiion vencu) f.,,^ cay como una vieia encina, Cartazo I ^ ^ ' (

    Scipion v(!nci j (|U(! !(! opuso una resis-j Cartago j teneia fuerte, como al encina.

    ' bacila una robusta ' Scipion venci jabatienilola como (d le-j

    Cartago ( iadoi- la erguida j''"'='"'*

    Vse con estos f!Jenq)Ios que [indramos ir auuum-tando basta el irdhiito, cmo para llegar did ]u;c1io la data no es d" absolnfa necesidad con .(M'\;n- en ln memoria las palabras d(d (esto vai'ialdi;, y c('mm cada vez (\w apdamns una IVirmula innemniea parai'e-producir en nuestra menioria un liccdio , podemos im-provisar (liclio testo sin ningn inconveniente.

    Con el objdo de aseguvarse de (|ue se posee la frmula, y de (pu', podemos hacer uso de ella, dando-

  • 75

    1Z.T''T'"''''''' " ^ " ' ' " ' ^ ' ^^^ -^^ '"'^ ^ aLstraccion "" '^n Ijlosia .. ,, , -..,,., ,T . m t o d o . Callo Ma-no el nuevo

    iiii[H;i'i -, f O laces.

    El itensami(.nlo liona ,;1 vaco corrospondionlo al testo vanahlc, y ,1 nmemonista tiene la certeza de I"' Posoo bien la frnmla y se acostumbra basta juescindirde dicho testo, saltando sin intermedio del liecbo la voz data.

    Hecho el ejercicio que procedo, se pasa A otro ipie es de la mayor seguridad cuando so lia ejecutado. Se escriben solamenle los hechos, y el ponsamicnto llena

  • 76 los blances las porciones de frmula sustradas la vista, yor ejemplo:

    I.POCA.S. TEXTO VARIABLE. VOCES DATAS.

    M a n la creacin. 0 0 No el diluvio. . 0 Vocacin de Abra-

    ham 0 0 Moiss la ley es-

    0 0 Ruina de Troya. . 0 0 Salomn el tem-

    plo 0 0 Rmulo ola funda-

    cin de Roma. . 0 0 Ciro la libertad

    de los judies. . 0 0 Scipion Cartago

    vencida 0 0 Jesucristo 0 0 Constantino la

    paz de la iglesia 0 0 Cario Magno el

    nuevo imperio. 0 0

    Ciindo la simple vista de la enunciacin de estos heclios suscita esactamente sus datas, se |)asa otro ejercicio, (pu> viinie i ser el iiiisuvo (pie se acaba de trazar, p(!ro ]res(ntado bajo otro aspecto. En vez de escribir los acontecimientos, se escriben tan so-lo en su lugar debido las voces ; por ejemplo:

  • 77

    POCAS. TI EXTO VARIABLB. VOCES DATAS.

    0 0 rechazar 0 0 animara vio 0 0 debiendo 0 0 turbado 0 0 todo fuera 0 0 diose serio 0 0 aquella era 0 0 almeja 0 0 encina 0 0 0 0 0 mtodo 0 0 faces

    A todo lo dicho se reduce el mecanismo del es-> tudio que debe hacerse de las frmulas. Repetimos que no es de rigor entretenerse en escribir, como lo hemos hecho, cada una de las partes de que las frmulas se componen. El principal objeto que hemos llevado en este trabajo es poner i la vista ma-terialmente, para decirlo asi, la serie de ojveraciones que debemos seguir en el estudio de las frmulas.

    Concluyamos los preceptos relativos , este captulo, diciendo, que el rancraonista debe procurar en cuan-to le sea posible, no valerse de frmulas agenas: esto es, que cada cual debe construirse ])or s y para s las frmulas de los hechos que mneinonice; porque la misma redaccin original vence ya una dilicultad que no es de poca monta: si uno aprende de memoria una frmula que otro mnemonista redacta, este trabajo es meramente pasivo; por de pronto es mas rpida la adquisicin del conocimiento mnemonizado; uno no

  • 78 tiene que ocuparse en buscar las palabras numricas que han tle traducir a dua, ni en relacionar la idea (le e