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DÓNALO DE CARLE Condecorado por el «British Horological Institule» Miembro de Honor de la Asociación de Relojeros de Londres MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO Traducción directa del original inglés por PEDRO DANÉS Ingeniero Industrial 555 ILUSTRACIONES ORIGINALES QUINTA EDICIÓN EDITORIAL J. MONTESÓ Vía Augusta, 251 - BARCELONA 1980

Manual Del Relojero Dónalo de Carle

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Page 1: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

DÓNALO DE CARLE Condecorado por el «British Horological Institule»

Miembro de Honor de la Asociación de Relojeros de Londres

MANUAL PRÁCTICO

DEL

RELOJERO

Traducción directa del original inglés por

PEDRO DANÉS Ingeniero Industrial

555 ILUSTRACIONES ORIGINALES

QUINTA EDICIÓN

EDITORIAL J. MONTESÓ

Vía Augusta, 251 - BARCELONA

1980

Page 2: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

Traducción de la cuarta edición inglesa publicada con el titulo: «PRACTICAL WATCH REPAIRING>

por DONALD DE CARIE, F. B. H. I.

Edición española autorizada por N. A. G. Press, Ltd., de Londres

Edición italiana: «L'OROLOGIAIO RIPARATORE»

Traducción del Dott. Ing, ALBERTO ZANETTI Potzi Editor: Hoepli. Milán

ÍNDICE DE MATEK1AS

PREFACIO......................... PRÓLOGO DEL TRADUCTOR.

XI XV

ES PROPIEDAD Derechos reservados

© José Montesó. Barcelona, 1973

I.S.B.N. 84-7186-231-X Dep. Legal: B. 29680-1980

Editado e impreso en España

Artes Gráficas Ampurias, S. A. - Pza. Fragua, s/n. - Barcelona-4

CAP. I — El taller y el banco de trabajo.................................. Elementos esenciales - Necesidad de la práctica - Equi-

po indispensable para el éxito - Trabajo cómodo - Banco de trabajo y asiento - Iluminación natural y artificial.

CAP. II — Herramientas esenciales............................................. Destornilladores grandes y pequeños - Cómo usaremos

los destornilladores - Pinzas para trabajos generales y espe- ciales - Cómo deben emplearse las pinzas - Puntas de en- grasar, recipientes para aceite y equipo de engrase - Lupas, tenazas, alicates, martillos, palancas para quitar agujas, calen- tador para revenir al azul, palillos y medula - Elección y cuidados de las herramientas.

CAP. III — Caja, esfera y agujas ................................................ La caja y partes que la componen - Cómo debe abrirse

la caja - Cómo se sacan las agujas y la esfera - Manera de quitar la máquina - Forma correcta de manejar la máquina.

CAP. IV — La máquina, sus piezas y desmontaje . . . . Todas las piezas de la máquina representadas gráficamen-

te - Nombre de cada una de ellas - Su examen detallado - Ajuste de las piezas del movimiento de las agujas - Ajuste de la esfera - Verificación de los juegos axial y lateral del tren y del volante.

CAP. V — El escape de áncora, su examen y corrección . Disposición y funcionamiento - Examen y ajuste - Exa-

men de la retención - Ajuste de las levas - Corrección del camino a punto muerto - Corrección del impulso - Ángu- lo de las levas - Juegos exterior e interior - Ángulo de la palanca del áncora - Manera de quitar el muelle espiral del volante - Ajustes de la palanca del áncora - Montaje de un nuevo dardo - Manera de montar una nueva elipse - El platillo doble y el volante.

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Printed in Spain

Page 3: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

ÍNDICE DE MATERIAS

CAP. VI — Escape de paletas con espiga................................ 74

Corrección de la retención - Ajustes de la palanca del án- cora - Reparación del dardo - Corrección del impulso - Montaje de espigas nuevas - Corrección del punto muerto - Representación de varias máquinas que describimos y que tie- nen este tipo de áncora.

CAP. VII — El tren: engranajes y formas de dientes 85 Arboles, ejes y pivotes - Enderezar y encasquillar - Ro-

zamientos de embrague y de desembrague - Formas de los dientes de ruedas y piñones; epicicloidal, cicloidal, arco cir-

i cular y evolvente - Ruedas y piñones - Empleo del sector, del micrómetro y del pie de rey - Verificación y corrección de engranes - Uso de los aparatos de comprobar engranes, de ensanchar ruedas y de redondear - Tallado de dientes.

CAP. VIII — El barrilete y el muelle real.............................t ía Reparación y ajustes del barrilete - Montaje correcto del

árbol - Proporciones del muelle real - Arrolladores de mue- lles - Limpieza, manejo y arrollado del muelle real - Mon- taje de nuevos ganchos en el muelle - Montaje de un gancho nuevo en el barrilete - Disposiciones de muelle real desli- zante - Disposición patentada por el autor - Cliquets de seguridad - Causas de la rotura de los muelles.

CAP. IX — Limpieza manual y engrase ................................. 130 Limpieza de la esfera, del áncora, de las piezas pequeñas,

del muelle espiral del volante y de las ruedas del tren - En- grase correcto de los rubíes - Engrase del escape - Tabla original del engrase del reloj - Soportes para máquinas.

CAP. X — La limpieza a máquina........................................... 150 Preparación de las piezas - Empleo de la máquina -

Cuidados que deben observarse con las soluciones que se usan para la limpieza.

ÍNDICE DE MATERIAS VII VI

Págs.

rilio - Tabla de muelles espirales de volante - Montaje de un muelle espiral nuevo - Comprobación de las oscilacio- nes - Fijación en la viróla - Posición de la fijación central.

CAP. XIII — La espira Bréguet ............................................... 193 Dibujo de la curva de Lossier - Dibujo de la curva para

adaptarse a un muelle espiral plano - Cómo se da forma a la espira superior - Herramientas especiales para ello - Fi- jación del espiral en la sujeción fija.

CAP. XIV — Regulación a diferentes posiciones . . . . 205 Cómo se mide el arco de oscilación - Necesidad de una fi-

jación correcta del espiral del volante - Empleo del bastidor para relojes en posiciones verticales - Tabla del punto de la fijación central - Modificación de la curva de la espira supe- rior - Modificación del extremo del pivote del eje - Ajuste de las espigas de la raqueta - Equilibrado para el ajuste po- sicional - Fuerza centrífuga - Ajuste posicional - Verifi- cación del isocronismo - Tabla del error diario acumulado - Regulación en varias posiciones y diversas temperaturas - Tabla de corrección para marcha adelantada - Tabla de co- rrección para marcha con retraso.

CAP. XV — Ejecución de piezas nuevas ................................. 231 Materiales pata pulir - El pulido - El limado - Cómo

se hace un puente de volante - Cómo se hace un muelle o resorte de "cliquet" - Herramientas y fresas de achaflanar - Pulido a mano - Herramental nivelador para pulir a ma- no - El pulido y el finisaje del acero.

CAP. XVI — Torneado............................................................... 254 Afilado del buril - Preparación y empleo del pulidor -

Cómo se perfilan los pivotes - Cómo hacer las varas para trabajar los pivotes - Montaje del volante - Bruñido de pivotes.

CAP. XI — El "remontoir" y la puesta en hora Principales defectos y sus remedios.

CAP. XII — El muelle espiral y la regulación ....................... 164 Signos convencionales - Cómo poner a tiempo exacto -

El volante compensado - La función de los tornillos regu- ladores - Verificación a diferentes temperaturas - Tornillos para corrección en temperatura - Aligerado de los tornillos del volante - Tabla de ajuste por temperaturas - Equili- brado - Volante sencillo - Ventajas del Elinvar y del be-

CAP. XVII — El torno universal y cómo se emplea . . . Conservación del torno - Accionamiento a mano, a pe-

dal o por motor - Pinzas o mandriles elásticos y su uso - Manera de pulir en el torno - Torneado de un eje de volante en el torno - Repartición del torneado - El torno Jacot de pivotar - Cómo se hacen las herramientas - Empleo y con- servación de los bruñidores - Empleo del mandril de pega- miento - Cilindrado entre puntos - Empleo de la polea de seguridad - Centrado de un volante - El mandril a escalo- nes - Calibre y guía - Calibre estilo americano - Montaje

278 154

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VIII ÍNDICE DE MATERIAS ÍNDICE DE MATERIAS IX

Págs. d« un nuevo piñón de centro - Torneado de un espaldón - Montado a la rueda - Montaje de un nuevo piñón de ca- ñón. - Empleo de una herramienta especial - Pulido del so- cavado - Torneado de una tija o árbol "remontoir" nue- vo - Limado de las caras del paralelepípedo - El roscado en el torno - Montaje de un pivote nuevo - Cómo se hace una broca - Construcción, temple y revenido de brocas - Herramental de pivotar - Enderezado de pivotes del eje del volante - Enderezado de un pivote - Trabajos de torno en el barrilete - Herramientas especiales - Empleo del carro portaherramientas - Empleo del herramental de pulir cabe- zas de tornillo - Plato universal - Mandril de latón - Mandril de linterna - Taladrado autocentrante - Taladra- do del latón - Aparato de redondear - Aparato de tallar engranajes - Alisado - Limado de un agujero cuadrado - Procedimiento para quitar el óxido de las piezas de acero.

CAP. XVIII — El reloj inglés ....................................................341 Examen de una máquina con platina de % y barrilete

dentado - Escape de áncora inglesa - Escape con diente de trinquete - Escape con diente de talón - Marcado de los rubíes - Profundidad de la retención - Limpieza d*l tren - Máquina inglesa con caracol - Construcción de un nuevo trinquete para el caracol - Montaje de una nueva rueda de trinquete del caracol - Montaje del nuevo trinquete - Ve- rificación de la transmisión de la fuerza. - Construcción de un gancho cuadrado para el muelle real - Limpieza y ajuste de la cadena de caracol - Máquina inglesa con platina ente- ra - Empleo de la varilla de ajuste.

CAP. XIX — Fijación de rubíes................................................ 366 Equipo para la fijación de rubíes por presión - Herra-

mientas especiales y accesorios - Substitución de un rubí re- machado por otro a presión - Montaje de un rubí a pre- sión - Montaje de un rubí del volante - Montaje de un rubí contrapivote - Montaje de un rubí remachado - Montaje manual de un rubí.

CAP. XX.— Rubíes parachoque ................................................381 Teoría de la disposición - Métodos de construcción -

Sistemas "Incabloc", "Parechoc" y "Shockresist" - Lim- pieza y engrase.

CAP. XXI — Magnetismo y desimantación............................. 387 Magnetismo - Cómo el magnetismo afecta al reloj -

Piezas afectadas - Desimantación - Descubrimiento del

magnetismo - Aparato de desimantar con la corriente eléc- trica general - Aparato con acumuladores - Aparato con acumuladores y vibrador - Desimantado sin ninguna clase de corriente.

CAP. XXII — Cajas resistentes al agua.................................398 El porqué no puede llamárseles "impermeables" - Prue-

bas a la inmersión - Prueba a presión - Prueba al vacío - Por dónde puede introducirse el agua - Manera de evitar que el agua penetre por el "pendan" y por el bisel - Abri- dores especiales de cajas y su empleo - Herramientas abri- doras universales - La garantía de "impermeabilidad".

CAP. XXIII — Aparatos para verificar la marcha . . . . 412 El aparato Furzehill - Regulación de la frecuencia por

cristales de cuarzo - Amplificador del tic-tac del reloj - Instrucciones para su uso - Aparatos reguladores registra- dores - Instrucciones para su .uso.

APÉNDICE I — Algunas de las causas que pueden provocar el paro del reloj................................................................421

APÉNDICE II — Decálogo del relojero.............................. . 426

ÍNDICE ALFABÉTICO 431

Page 5: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

XVI PRÓLOGO DEL TRADUCTOR

Lector, que esta obra te sea útil y provechosa, pues para ello han laborado los conocimientos y entusiasmo del autor, la clara visión del editor del original inglés y la de la Editorial J. Montesó, que al darla a conocer en nuestro idioma merece el aplauso de todos. Finalmente, perdónese- me la inmodestia de hablar de mi colaboración sólo para decir que el trabajo que se me ha confiado ha sido una con- tinua lucha para dar con la terminología española más apropiada, aparte de un esfuerzo encaminado a recoger el pensamiento y la idiosincrasia ingleses para transmitirlos ai lector latino.

EL TRADUCTOR

CAPÍTULO I

TALLER Y BANCO DE TRABAJO

Este libro está escrito especialmente para el principiante, tanto para aquel que intenta hallar un medio de estudio o una distracción reparando y ajustando relojes, como para aquel que espera, con ello, ganarse honradamente la vida. Se describirán los primeros pasos en la senda de este trabajo de un modo que puede parecer demasiado simple; pero, aun al lector que ya ha dado estos primeros pasos, se le suplica en aras de su perfeccio- namiento, que no pase por alto estos detalles elementales, ya que sobre ellos se cimienta la mejor práctica. Lo que se describe, se basa en mi propia experiencia, en los conocimientos adquiridos con el estudio de toda la literatura que he conocido sobre la materia, verdaderamente abundante y aprovechable, y en la práctica adquirida como encargado de un importante taller de relojería en el que se reparan anualmente millares de relojes. Las nociones teóricas y prácticas que se van a exponer, han sido ex- perimentadas y aprobadas ya por muchos de los lectores de mi primer libro With the Watchmaker at the Bench (Al banco con el relojero) y su correspondencia me ha sido de gran uti- lidad.

La reparación de relojes es un trabajo que requiere una gran cantidad de inteligencia y concentrada atención. Debe compren- derse desde el principio que no ha de tomarse a la ligera, pues exige el más cuidadoso estudio,

Aunque es esencial para el reparador adelantado el cono- cimiento perfecto de la teoría del áncora, no lo es para el prin- cipiante antes de iniciar los trabajos prácticos. No se pueden

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2 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

aprender los ajustes de los mecanismos de un reloj, sin antes estar familiarizado con la forma y función de cada componen- te. La máquina de un reloj moderno está, aún, distante de la unificación, y suponiendo que no tiene complicaciones, como las del cronógrafo, el calendario o el repetidor, su disposición sigue el mismo plan a pesar de ser variados los detalles de fa- bricación; por tanto, puede asegurarse que, con la aplicación práctica, se llegará a alcanzar la capacidad técnica suficiente para el éxito. Los conocimientos teóricos, sin los cuales nunca puede progresarse, se obtendrán tan pronto como el aprendiz sea capaz de comprenderlos. Dejémosle, pues, poner todo su entusiasmo en el trabajo práctico, y los necesarios conocimien- tos teóricos serán rápida y fácilmente asimilados después.

Todo relojero debe aspirar a tener vista fija y tacto deli- cado. Procurará el máximo control de los músculos de su mu- ñeca y de sus dedos, y ser capaz de escudriñar muy de cerca su trabajo, a través de una lente, fijamente sin fatigarse por largos intervalos. Estos atributos del relojero, para ser usados con éxito, exigen comodidad para el cuerpo, una cabeza clara, un cerebro tranquilo y voluntad de triunfar.

Puede alegarse que todos los trabajos mecánicos exigen lo mismo, así como características personales similares. Es cierto, pero si se compara lo que requiere un trabajo en mecanismos pesados, con herramientas pesadas, y de ajustes de fácil medida, tal como el que se hace en un motor de automóvil, con el tra- bajo en una máquina de reloj, donde las tolerancias y los ajus- tes no pueden medirse, si no es por un ojo adiestrado o por un tacto sensible, y en el que los ajustes se hacen sobre piezas que, cuando están sueltas, pueden dispersarse con un simple soplo o aplastarse con la uña, no se negará que éste es un trabajo al- tamente especializado.

Por esto prevengo al aspirante a relojero que debe prepa- rarse a estudiar atentamente, a sentarse junto al banco y a tra- bajar con precisión y escrupulosidad.

La palabfa que nos da la clave es: PRÁCTICA. El estudio e¡ necesario, pero la práctica esencial.

TALLER Y BANCO DE TRABAJO 3

Los primeros puntos a tener en cuenta son el ambiente que rodea al relojero, su taller, su banco, su asiento y la ilumina- ción tanto natural como artificial. Luego las herramientas con que trabaja. Éstas se describirán a medida que su uso vaya apa- reciendo, cuando se expliquen los diferentes trabajos. En este oficio, como en muchos otros, ningún obrero tiene a mano to- das las herramientas requeridas para todos los trabajos posi- bles, y el buen relojero deberá discurrir para idearse útiles de su propia iniciativa, y disfrutará haciéndolos.

Es esencial para el éxito un banco limpio, una escrupulosa limpieza en todo y buena luz. Quizá un banco limpio sea con- trario al modo de ser de la mayoría de los relojeros, quienes parece como si encontraran gusto acumulando sobre el banco, tanto las herramientas que necesitan como las que no piensan usar, en una confusa aglomeración con material viejo, traba- jos corrientes, cacharros con aceite y un cúmulo de otras cosas. Con ello se logra que las herramientas se pierdan o se estro- peen, y que se inviertan muchas horas al año buscando lo que se necesita y en arreglar lo que se ha deteriorado.

Referente a esto, el principiante está en buenas condiciones para adquirir mejores costumbres, y es de esperar que procura- rá conservar limpio su banco, guardando las varias herramien- tas en sus cubetas, cajas o cajones, cada una siempre al mismo sitio, de fácil alcance, y sin que el trabajo en curso sufra entor- pecimientos.

Cuando uno está metido en un trabajo que reclama estrecha aplicación mental y física, tiene capital importancia todo lo que nos rodea. Se ven relojeros que trabajan en talleres con grandes deficiencias, acomodados en la trastienda entre obstácu- los, o metidos entre polvo, en rincones pobremente iluminados, en espacios insuficientes, a merced de corrientes de aire o de pequeñas distracciones; en fin, trabajan en un ambiente que conspira contra la concentración necesaria para un trabajo de tanta exactitud. En tales condiciones no es de extrañar que las reparaciones salgan deficientes y caras.

La moda del reloj de maquinaria pequeña, ciertamente, tiende a persistir. Relojes mucho más pequeños que antes se

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4 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO TALLER Y BANCO DE TRABAJO

usarán en el futuro, con la perspectiva de que serán más planos cada vez. Si no son más pequeños, vendrán complicados, indu- dablemente, por mecanismos diferentes a los de regular el tiem- po. Se ha de tener en cuenta que la relojería está pasando del reino de la mecánica al de la ciencia mecánica, y esto no debe olvidarse al planear y surtir el taller y el banco. Es un punto vital para el principiante y de primera importancia para el oficial.

Resumiendo: ahuyentar la humedad, el polvo, las distrac- ciones y las corrientes de aire. Fomentar la quietud, el orden, la comodidad y una buena temperatura. Proveer buena luz, buena ventilación, buenas herramientas bien distribuidas en el banco y materiales abundantes. El resultado de todo esto será un trabajo agradable y provechoso.

Aunque se van a describir las condiciones ideales, ello no priva al principiante de empezar de un modo más sencillo. Pero no se espere nada bueno, si se intenta hacer el trabajo en un

rincón, con una mesa ac- cidental. Tómese en se- rio el trabajo y, por lo menos, adáptese un es- tante para substituir al banco. Fijarlo al través de una ventana, a una al- tura, por lo menos, de 93 a 95 cm del suelo, y de un ancho de 40 - 45 centímetros. La longitud no tiene tanta importan- cia, mientras sea suficien- te para que ambos codos puedan descansar en él

Fig. 1. - Un banco ideal de trabajo durante el trabajo. Un banco ideal pue-

de verse en la figura i. Es espacioso, protegido contra las co- rrientes de aire por un bordillo alrededor del tablero, con un descanso para los pies, un estante para las herramientas gran-

des, las cuales se guardan en cajas de madera, cajones para las demás herramientas y un armario para el torno.

Sitúese el banco de cara a la luz, la cual debe ser cenital y, preferentemente, orientado al norte. Esta orientación pro- porciona una luz suave, y, prácticamente sin sombras, muy conveniente para el re- lojero. Si no es posible obtener la luz de orientación norte, deben proveerse me- dios para atenuar la deslumbrante luz del sol. Es aconsejable usar una visera.

Una lámpara articulada, para la luz artificial, permite acercar a voluntad la luz al trabajo, y esta articulación debe permitir cualquier ángulo y mantenerse en la posición deseada. Es una ventaja poder acercar la luz al trabajo, pues así puede emplearse una lámpara de menos potencia, que además de ser más econó- mica, no da tanto calor a los ojos y a la cabeza. Un buen tipo de lámpara, que

ha merecido no sólo el favor de los relojeros, sino también el de otros oficios, es la Terry Anglepoise, que se muestra en la

Fig. 2. — Lámpara Te-rry, que se fija a cual-

quier ángulo.

figura 2. De las pantallas suspendidas, yo pre- fiero las de metal esmaltadas en verde por el exterior y en blanco por el interior. Pueden adquirirse pantallas de cartón forradas en verde y- en blanco, pero no son de aconsejar, pues la superficie blanca en poco tiempo se vuelve de un blanco sucio, y aun marrón, y la luz en estas condiciones se refleja mal.

La altura del asiento es muy importante. No puede fijarse regla alguna, pero debe ser tal que facilite el trabajo, sentado cómoda- mente, no obligando a agacharse demasiado

sobre el banco. No hay dos personas iguales

Fig. 3. —Silla Tan-Sad, con respaldo yasiento graduables.

en esto; por tanto es conveniente, aunque parezca que se pierdeel tiempo, probar hasta alcanzar las condiciones deseadas. El

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6 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO

modelo de silla de la figura 3 proporciona un asiento muy útil, ajustable en altura y con un buen respaldo.

Si hay más de un operario en el taller, se recomienda que cada uno tenga su banco independiente, pues a uno le conven- drá, en determinado momento, dar golpes, o limar, y a otro, al mismo tiempo, que su banco esté bien quieto, por hallarse trabajando sobre un muelle espiral de volante, por ejemplo. En las fábricas suizas donde hay varios operarios en el mismo ta- ller, se suele utilizar un largo banco común, fijado junto a las ventanas; pero allí los obreros hacen todos el mismo trabajo, de modo que si uno golpea el banco, los demás hacen lo mismo, y nadie se siente molesto. En un taller corriente, donde pasan a reparación toda clase de relojes y como sobre cada reloj se rea- lizan varias operaciones, lo mejor es que cada operario tenga su banco propio.

No puede descuidarse el pavimento. Debe unirse con las pa- redes sin formar ángulo. El mejor es el de linoleum, de color marrón liso, orillado con listones de madera clavados al suelo. La mayoría de las piezas de un reloj son de color claro, las rue- das doradas y los piñones plateados, con la sola excepción de algunos tornillos azules. Por lo tanto, destacan sobre fondo obs- curo y así podrán hallarse fácilmente si se caen al suelo.

Deben hacerse algunas recomendaciones sobre el uso de las herramientas más empleadas, para obtener los mejores resulta- dos con los destornilladores, tenazas, alicates, pinzas y con

el restante equipo universal sencillo, pero in-

dispensable. En la práctica cuatro destornilladores

bastan para todas las necesidades ordinarias, y los tamaños más adecuados son los de 2,5, 2, 1,75 y 0,75 mm de diámetro. Creo que

es mejor clasificarlos por el diámetro y no como hacen algunos fabricantes, que les dan un número que no tiene relación con el diá- metro, sin representar ninguna clasificación

universal que indique su verdadero tamaño. Las hojas de los destornilladores merecen una atención

constante. Los extremos de las mismas no de- ben ser como un cuchillo de filo basto, sino como indica la figura 4; el rebajado de la hoja debe tener la longitud suficiente y la finura precisa para que al meterla en la ranura de la cabeza del tornillo llegue al fondo de la misma, sin tendencia a resbalar saliéndose de ella, desbocándola, cuando se atornilla o desatornilla con una cierta presión. La figu- ra 5 muestra un rebajado erróneo.

Las hojas deben ser templadas y reveni- das; así se venden en las tiendas, pero cuando han de rehacerse, después del desgaste, han de templarse y revenirse nuevamente. El tiempo que se dedica a esto no es tiempo perdido.

CAPÍTULO II

HERRAMIENTAS ESENCIALES

Fig. 4. — Formacorrecta de hojade destornillador.

Fig. 5.—Punta in-correcta de des-tornillador, quedeteriora las cabe-zas de los tornillosal no poder pro-fundizar su ranura.

Page 9: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

El modo de manipular el destornillador ha de ser franco, y, sin duda, unas palabras de advertencia no sobrarán, si se

tiene en cuenta que bastan- tes relojeros utilizan muy torpemente sus herramientas. El destornillador grande sir- ve, como es natural, para los tornillos de cabeza ma- yor, y como se ha de ejercer cierta presión, es más fácil de dominar. El mejor mo- do de hacerlo es sujetarlo como indica la figura 6. Los otros tres se usan para tra- bajos ligeros, y entonces se

dominan bien si se ejerce so- bre ellos, con buen tacto, Fie. 6. — Como usar el , destornillador grande. una presión suave, conforme

indica la figura 7. Todos tenemos nuestras preferencias tratándose de pinzas. Yo prefiero las Dumont, de fabricación suiza, pues son robus- tas. Tres pinzas planas cubren la mayoría de necesidades, dos robus- tas y unas finas para trabajar con los espira- les de volante (Fig. 8). Para formar la espira superior de estos espi- rales, propongo empe- zar con dos pinzas. Como puede apreciarse en la figura 9, sólo se diferencian por las curvas.

Hay docenas de

pinzas y fascina hojear

HERRAMIENTAS ESENCIALES 9

persuadírsenos de que son indispensables para el trabajo que in- dican, pero, como se verá en la práctica, esto dista bastante de la verdad; así pues, empiécese con pinzas comunes, y más ade- lante se decidirá si se necesitan pinzas especiales.

Las pinzas requieren, de vez en cuando, un repaso. Una buena prueba, para cerciorarnos del estado de unas pinzas, con-

Fig. 8. — Formas recomendables de pinzas con puntas finas

siste en dejar un pelo humano sobre un vidrio. Si están en buenas condiciones, se podrá levantar sin dificultad con ellas. Otra prueba, e importante además, consiste en agarrar una pieza delgada de metal, tal como un muelle real, por ejemplo, ejer- ciendo una presión bastante fuerte; si las pinzas están en buen

Fig. 9. — Pinzas con punta de curvatura grande y pequeña

estado, no deben doblarse las puntas (Fig. i o c). Si no sopor- tan estas pruebas deben ajustarse, y, el mejor modo de conse- guirlo es frotando las puntas sobre una piedra Arkansas. Pue- de ser necesario, antes de hacer esto, torcer las puntas un poco para adentro; si son paralelas hay el peligro de que, al agarrar algo con fuerza, se tuerzan para afuera, despidiendo la pieza, con riesgo de perderla o estropearla (Fig. 10 6).

Hagámonos nosotros mismos dos puntas de engrasar, una para los agujeros de rubí y otra mayor para engrasar el muelle

8 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

Fig. 1. — Cómo se usan los destornilladorespequeños.

una buen catálogo de herramientas, en su sección de pinzas, porsu variedad. Las hay para todos los trabajos concebibles. Puede

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10 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO HERRAMIENTAS ESENCIALES 11

real y otras piezas de mayor tamaño. Una aguja de coser co- rriente sirve para una punta pequeña de engrasar. Caliéntese hasta que tome el color azul y límese la punta, como se ve

Fig. 10 a. — Las

puntas de unas buenas pinzas deben permanecer paralelas cuan- do agarran pequeñas piezas.

en la figura 11 b; luego se aplasta el extremo y con una barreta Arkansas se le da la forma de broca del tipo de punta redon- deada como las que sirven para taladrar acero. Las puntas gran-

Fig. 10 b. — Si las puntas se doblan, como indica

(exagera- damente) el dibujo,

deben arre- glarse.

des se preparan de la misma manera. Cuando ya tienen esta forma, se les pone un mango de 8 a 10 cm de longitud. Los mangos largos responden mejor a las necesidades que los cor- tos. Los mangos de madera son buenos, pero los ideales, según

mi opinión, son los de hueso. También es excelente y muy có- modo un mango portaplumas. Un aro exagonal ayuda a man- tener la punta segura y a que no gire entre los dedos. Los

relojeros americanos y 1 ....i ..... i i mjg- los suizos prefieren, co-

mo equipo de engrase, una bandeja con dos o tres recipientes para acei-

te y un bastidor para las puntas de engrasar. Es

un sistema excelente, pues, así Jas puntas es- tán siempre al alcance de la mano. En la figura 12

se ve también un pote para medula vegetal, fijado en el equipo y que sirve para, limpiar las puntas de engrasar, así como de

Fig. 11 a. — Punta grande de engrasar paraaceite denso.

Fig. 11 b. — Punta pequeña de engrasarpara aceite ligero, con detalle ampliado de

la punta.

Fig. 12. — Equipo para engrase, con recipientes para aceite denso y ligero,

medula de saúco, con ranura para las puntas de engrasar. repuesto para tener siempre medula a mano, cuando se necesita. Son necesarias dos o tres lupas; una, con doble lente, con foco de 6 a 7 mm, es indispen- sable para examinar los rubíes y los pivotes. Es un error creer que el empleo de lupas debilita la vista. Obsérvese a los reloje- ros y compruébese si predomi- nan los que necesitan gafas para

la vida corriente. No creo que el porcentaje entre los relojeros sea mayor que en el resto de los hombres, y la razón está en que los relojeros no esfuerzan su vista, ya que cuando han de exa- minar algo pequeño, no lo hacen sin proveerse de lupa. No re-

Fig. 13. — Lupacon foco de

75 mm.

Fig. 14. — Lupacon foco de

6 mm.

Page 11: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

12 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO HERRAMIENTAS ESENCIALES 13

comiendo las lupas de demasiado aumento, porque la vista se acostumbra, y cuando realmente se necesitan, entonces son ineficaces; pero de todos modos, estoy convencido de que el uso corriente de la lupa no es perjudicial.

La lupa de 5 cm es útil para examinar la profundidad del engrane de los piñones con las ruedas, para ajustar el muelle

espiral del volante, etc., y la de 7,5 cm de foco, para uso general. La lupa de doble lente ya se distingue de las demás por su for- ma, y es de aconsejar que por monturas de colores distintos, o por otros me- dios, las lupas puedan di- ferenciarse fácilmente unas de otras. Como toda he-

rramienta, requiere cuida- dos para cumplir su come- tido. La montura sólida de la lupa tiene la forma

adecuada para amoldarse al ojo, y como el tipo de montura compacta tiende a empañarse por la transpiración cuando la temperatura exterior es inferior a la del ojo, para evitar esto, lleva tres o cua'tro agujeros, de aproximadamente 1,5 mm de diámetro. Si a pesar de esto la lente se empaña, sacúdase la lupa en el aire para enfriar el interior; esto es más efectivo y rápido que secarla con una tela.

También son necesarias un par de tenazas. Una fina y otra algo mayor. Se venden las tenazas con el corte de sus mandí- bulas, como representa la figura 15. Esto está bien para las te- nazas grandes, pero el de las pequeñas debe ser limado como se ve en el detalle superior; así se logra apurar el corte y se faci- lita sacar un pasador que apenas sobresalga. El poco tiempo gastado en mantenerlas en buen servicio, ahorra el mucho que se pierde, a veces, por no estar estas herramientas en buenas con- diciones.

Asimismo, se requieren cuatro alicates, que deben ser como

se representa en la figura 16. Unos con garras cuadradas para uso general; los de garras alargadas, para trabajos delicados; los redondos, para trabajar con alambre, etc., y los de garras forra-

Fig. 16. — Alicates. Garras cuadradas, garras alargadas, garras cónicas y

garras forradas de latón.

das con latón, para sujetar las piezas terminadas y para quitar un piñón forzado.

Los alicates, cuando son nuevos, tienen rugosas las caras interiores de las garras. En relojería esta rugosidad no es con-

Fig. 17. — Palancas para desmontar a mano, con un detalle ampliado

Tenazas finas

Teaizssgrjnc/es

Fig. 15. — Tenazas para agarrar y para cortar.

Page 12: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

veniente, por lo o con una pie- que debe quitarse con una limadra de amolar.

Son necesarios también, tres martillos diferentes; uno con la cara plana, que es el tipo ordinario; otro con cara redon- deada para remachar, y el tercero todo él de latón, o bien con un forro de este metal, que sirve para golpear sobre piezas ter-

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14 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO HERRAMIENTAS ESENCIALES 15

minadas, ya que no produce rebabas. Si no se dispone de este tercer tipo de martillo, se coloca, sobre un martillo corriente, por medio de tornillos, una almohadilla de latón. Las palancas para desmontar a mano se las hace uno mis- mo, bastando, por ser lo suficiente explícita, la ilustración (fi-

gura 17). Se hacen de la tón con un ancho aproximado de 2 mm, un grueso de i mm y

Fig. 18. - Calentador para revenir al azul una longitud de unos 10 centímetros.

La figura 18 muestra un calentador para dar el color azul. Este es un útil indispensable, no sólo para revenir al color azul los tornillos, etc., sino que también para calentar las paletas del áncora cuando se le ajustan las levas, o piedras.

Todo banco de relojero debe estar provisto de un pote, como, por ejemplo, un barrilete viejo de un reloj de pared fran- cés (Fig. 19), cortado por la mitad de su altura, completa- mente lleno con piezas de medu- la de saúco, colocadas vertical- mente. Se comprenderá que el

Fig. 20. — Cómo NO debe lim- piarse una herramienta.

pote debe ser algo pesado, ya que la medula, de por sí, es muy ligera, y si no estuviera fuertemente apretada dentro del pote, sería cazada por las puntas de engrasar, al limpiar en ella, y esto anularía su utilidad. La medula sirve para limpiar las hojas de los destornilladores, las puntas de engrasar, las puntas de las

pinzas, etc., y es buena costumbre el pinchar la medula con tales herramientas ible al hábito de antes de usarlas. Esto es preferrestregar las hojas de los destornilladores y las puntas de en-grasar en la yema del dedo meñique (Fig. 20). Y aun hay relo- jeros que limpian las puntas de engrasar en la solapa de la cha-

Fig. 21. — Fuelle

queta, y lo que hacen, muchas veces, es añadir más materias extrañas a las que pretenden quitar ¡y luego las emplean, sa- tisfechos, para engrasar!

Debe estar siempre al alcance de la mano un fuelle como el representado por la figura 21, y también uno o dos guarda- polvos de cristal, para lo cual sirven perfectamente copas en- teras o sin pie, colocadas in- vertidas.

Me referiré frecuentemente a estas cosas y aun a otras mu- chas herramientas, cuando se describan las operaciones en que intervengan.

El camino del éxito está en conocer qué herramienta hay que emplear, y cómo debe usarse.

Finalmente, se pone sobre el tablero del banco una hoja de papel blanco de unos 20 por 30 cm. Un buen modo de retenerlo consiste en meter dos tro- citos de muelle real debajo del listón frontal del banco, de ma- nera que por su elasticidad actúen como sujetadores, según se ve en la figura 22. No es necesario fijarlo por otros lados, pues

Fig. 19. — Usando el porta-medula

Fig. 22. — Colocación de un papel-tapete.

Page 14: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

16 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO

el peso del equipo de engrase y el de las copas guardapolvo, lo mantienen tenso (i). Deben tenerse siempre dispuestas varias hojas cuadradas de papel de seda de unos 10 X 10 cm, y tam- bién palillos de madera de boj y recortes de medula de saúco.

Y ahora, antes de empezar, debo hacer una recomendación personal. Los relojes son mecanismos extremadamente delica- dos, y una de nuestras preocupaciones, ha de ser dejarlos tan limpios y tan libres de polvo como nos sea posible; mire, pues, el relojero si sus manos están limpias. He visto relojeros ma- nejando una máquina de reloj con porquería bastante en las uñas como para hacer parar una docena de relojes. Con uñas cortas y manos escrupulosamente limpias (nuestras mejores he- rramientas) tendremos mayores probabilidades de éxito.

(i) Algunos relojeros prefieren tener sobre este papel blanco una pieza de vidrio de cierto grosor, de iguales medidas que el papel indicado, pero no es de recomendar, por sus inconvenientes en la práctica.

CAJA, ESFERA Y AGUJAS

Es conveniente que examinemos una máquina de reloj. El

mejor para nuestro objeto es un t lar; ipo popuel que más se presenta en el trabajo de reparación es el reloj de pulsera de 13 líneas (30 mm de diámetro) con máquina suiza y áncora en cruz.

En primer lugar, nos daremos cuenta de que reina una gran confusión, por falta de unificación, en la nomenclatura de las piezas de un reloj, po jos a gran es- r cuyo motivo se dan dibucala en las páginas siguientes. De esta manera se ve una máquina completa por detrás sin la tapa y por delante sin la esfera, y asimismo se incluirán ilustraciones de cada pieza por separado (excepto de los tornillos y rubíes). Todas las piezas vienen di- bujadas, con su nombre y con toda claridad.

El conjunto de piezas de un reloj que no pertenecen a la caja, forman la máquina. Pertenecen a la caja, la esfera, las agujas y también la corona y la tija o árbol "remontoir".

Cuando se recibe un reloj para ser reparado, es aconsejable hacer, ante todo, un examen general concienzudo de la caja y máquina, examinándolas bien, con objeto de diagnosticar la causa de la falla del reloj. Si se trata de la limpieza indispensa- ble para reengrasarlo de nuevo, porque el reloj ha sobrepasado el tiempo prudencial, entonces la causa es clara, pero si se nota una perturbación más profunda, debemos empezar la revisión, primero, por la caja. Si el reloj viene abollado, fijémonos en los pivotes de los árboles del escape y del volante. Asegúrese de que el cristal deja en libertad a las agujas. El entorpecimiento del movimiento de las agujas por el cristal, o por rozar entre sí, es la causa de un elevado tanto por ciento de perturbaciones

1

• •

:

CAPÍTULO III

Page 15: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

18 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO CAJA, ESFERA Y AGUJAS 19

cen la buena marcha de un reloj, y entonces el remedio es claro. Si cuando abrimos la caja hallarnos que la máquina tiene una cantidad anormal de polvo, examinemos el caso para encontrar la solución, y es corriente limpiar, primero, la máquina y des- pués colocarla debajo de un guardapolvo. Hace tiempo se hizo

una prueba que demos- tró que el polvo se in- troducía en la máquina a pesar de que la caja aparentaba tener un buen ajuste. La prueba se hizo así; se puso el reloj a la temperatura de 30 grados (tempera- tura media dentro de un bolsillo), y, estando aún caliente, se intro- dujo en una caja llena de harina, y se dejó en- friar hasta la tempera- tura de la harina, que

e r a aproximadamente de 18 grados. Con el calor el aire interior del reloj se expan- sionó y salió al exterior. Durante el enfriamiento el aire in- terior se contrajo, y, para reponerse del perdido, se aspiró nuevo aire por la caja, y con él, el polvo que lleva en suspen- sión. Así pues, tómese especial empeño en examinar todas las cajas, y si aun aparentando tener un buen ajuste, el reloj apa- rece lleno de polvo, tómense providencias para convertir la caja en estanca al polvo, antes de devolver el reloj al cliente.

Estas observaciones servirán también para hacer más es- tanca al agua una caja. Muchas resisten la entrada del agua du- rante cortos intervalos de tiempo. Esto es, si se echa el reloj dentro del agua y se recupera inmediatamente, la máquina ape- nas saldrá perjudicada, pero el remojo prolongado, o su uso en una atmósfera húmeda, como la del trópico, o en ciertas in- dustrias, es perjudicial para la máquina. Con un sencillo tra- tamiento aplicado a la caja, se perfeccionará su resistencia a las

ondiciones climatológicas: mézclese un poco de cera de abe- jas con vaselina, en la proporción de una parte de cera por cua- tro de vaselina, y se calienta la mezcla hasta tener una pasta consistente, con la cual se untan, una vez terminada la re- paración del reloj, todas las superficies de unión de la caja con la tapa y con el bisel, a fin de que una vez cerrados la tapa y el bisel, quede una película de pasta interpuesta, que actuará como un cierre perfecto. Lo mismo debe hacerse con la corona y con

\Cajs.

Oreja P3r3correa

"0/se/ Fig. 22 b. — Caja de dos piezas

e los intersticios que puedan haber con l cristal, a fin de cerrar el "pendan" y con el bisel, respectivamente.

Antes de adelantarnos demasiado, debemos concretar algo sobre nomenclatura: a la armadura de metal, en la que se ajusta el cristal, la denominaremos bisel; a la parte media de la caja, sobre la que se cierran la tapa y el bisel, y en la que se aloja la máquina, le llamaremos centro de caja o carrura, y respecto a la tapa, está claro su nombre. Ésta y «1 bisel pueden fijarse al centro de caja de tres maneras distintas: por presión, por ros- cas o por charnelas. Hay cajas que llevan una combinación de los tres sistemas. Aunque era corriente en los relojes antiguos, hoy es raro encontrar un bisel que se fije al centro de caja por charnela; actualmente van sujetos a presión o por rosca. Algu- nas veces hay dos tapas en una caja, una dentro de la otra, y, en este caso, a la interior se le llama guardapolvo. Algunos relojes se hacen con el centro de caja y la tapa formando una sola pieza, ajustando la máquina a la caja por delante, y sien- do el bisel la única pieza suelta. A estas cajas se las llama de dos piezas, y por suprimir hendiduras por donde el polvo y la humedad puedan introducirse, son preferidas, cada día más, por los proyectistas de relojes de pulsera.

Fig. 22 a. — Caja de un reloj de bolsillo

Page 16: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

20 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO CAJA, ESFERA Y AGUJAS 21

Son variadísimas las formas de las cajas de reloj. Sin duda, la caja redonda es la mejor desde el punto de vista estético y también es la que más se usa y la más fácil de hacer, pero la moda manda y las formas continuarán variando. La aplicación del reloj a la muñeca es la principal causa de la diversidad de formas de las cajas, así como la aplicación del reloj en los bra- zaletes.

Al pequeño tubo a través del cual la tija o árbol "remon- toír" se introduce en la caja se le llama "pendan" (de la palabra francesa pendent), y tiene su origen en los relojes de bolsillo, porque de él, y por medio de una anilla, pendía de la cadena el reloj.

Dejando las modas por el momento, y la cuestión muy im- portante de las cajas estancas, a las cuales dedicaremos luego un capítulo, vamos, ahora, a tratar del mejor modo de abrir la caja de un reloj. Lo primero a hacer es determinar cómo abrir- la, pues si no se sabe cómo va fijada la caja, no se debe inten- tar hacerlo con la hoja de un cuchillo o con un destornillador, a no ser que no sea roscada ni fijada por tornillos. Puede ser roscada o, para que sea estanca, tener una fijación particular.

Examínese el canto de la tapa y del bisel para ver si hay se- ñal pre- es de haberse abierto anteriormente. Si es del tipo desión, es muy probable que en el canto se note una pequeña muesca, la cual indica dónde meter la hoja del cuchillo, del abrecajas, o la uña del dedo pulgar. Para el mismo fin. algunas cajas llevan un pequeño labio en la tapa. Si se sospecha que es del tipo roscado, coloqúese el reloj, bien plano, sobre la palma de la mano izquierda, con el cristal boca abajo, apóyese la pal- ma de la mano derecha sobre la tapa con fuerza, y dése a am- bas manos el movimiento propio para desenroscar. Esto gene- ralmente logra mover la rosca más apretada. Si fuera necesario ejercer mayor presión, apliqúese inteligentemente.

Si se está seguro de que la tapa no va roscada, precédase a su apertura con el cuchillo. Manténgase firmemente el reloj con la mano izquierda y el abridor con la mano derecha, como in- dica la 'figura 23. Introdúzcase la hoja del cuchillo en el lugar adecuado, esto es, en la muesca o por debajo del labio. Si el reloj no tiene ni muesca ni labio, insértese el abridor en el lado

opuesto de la charnela, o si no la hay, cerca de la corona, pero evitando su deterioro. Cuando ya tenemos la hoja del abridor entre la tapa, o el bisel, y el centro de caja, désele un movi- miento de volteo, como la acción de una palanca, que, apoyán- dose en el borde del centro de la caja, actúe sobre el canto de la tapa, o del bisel, según lo que ha de quitarse. No se dará nun- ca a la hoja del abri- dor un movimiento tangencial, pues so- lamente se lograría rayar el centro de la caja y la tapa y per- der el tiempo sin conseguir abrirla.

La apertura de una caja es una cosa sencilla, a pesar de que no lo parece cuando se ve a personas que intentan abrirla con un destorni- llador, dando a éste un movimiento como para hacer un agu- jero. Con gran frecuencia se encuentran relojes que tienen su caja estropeada, debido a los chapuceros intentos para abrir- la. Se ven tapas roscadas que han sido forzadas con el abridor y, por supuesto, luego aparece su rosca estropeada. A veces uno encuentra charnelas retorcidas, particularmente en cajas de forma especial, porque no se ha tenido la precaución, ya recomendada, de abrir por el lado contrario. Para abrir una caja, domínese completame

nte el abridor, pues si éste se esca -para podría rayar la tapa o hacer saltar su chapeado. Tal de- terioro debe evitarse, lo que se consigue con sólo un poco de precaución y cuidado. Si se agarra el abridor como indica la figura 23, presionándolo cerca de la punta, se tendrá una buena guía, sin peligro de que se escape, y así obtenemos una presión considerable, con toda seguridad y en el sitio apropiado.

Una vez abierta la caja, la máquina requiere nuestra aten- ción. Y separado el bisel, procedamos ahora a retirar las agujas, no sólo por su seguridad, sino también porque es más conve- niente hacerlo antes de sacar la máquina del centro de caja.

Fig. 23.—Modo correcto de abrir una caja as reloj

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22 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO CAJA, ESFERA Y AGUJA S 2 3

Háganse un par de pequeñas palancas, como las indicadas en la figura 17; éstas sacarán las agujas más aferradas, sin riesgo al- guno de perjudicar a la esfera, aunque ésta sea de delicado es- malte. Si la esfera es de metal, póngase debajo de las palancas un poco de papel, para evitar que quede señalada. Las agujas

segunderas podrán también sacarse con las palancas, si hay su- ficiente espacio entre ellas y la esfera. Ge- neralmente estas agu- jas están tan juntas a la esfera, que resulta imposible introducir las palancas debajo de ellas, y es peligroso forzarlas con unas te- nazas o un destorni- llador para arrancar- las. Es mejor quitar,

en este caso, la esfera y, conjuntamente con

ella, la aguja segundera. Cuando se ha aflojado la esfera para poderla quitar, apalanqúese, con la hoja de un cuchillo, cerca de la aguja segundera, y ésta saldrá fácil y seguramente, tanto si la esfera es metálica, como esmaltada. Si no se ha podido retirar la aguja segundera con las palancas, déjese para hacerlo después que se haya sacado la máquina de la caja.

Para separar la máquina de la caja, primeramente se afloja de una a una vuelta y media el tornillo de la tireta, y entonces se saca la tija. El montaje de este árbol puede hacerse de dos maneras. El positivo, con tija larga, que es el invariablemente empleado por los suizos y el de más uso en Inglaterra. Los fa- bricantes americanos optan por el negativo, en el cual la tija es corta y se ajusta en un pequeño agujero cuadrado de la par- te superior de la máquina. En las cajas americanas la tija no puede quitarse, pero la corona puede desplazarse para correr las aguias a fin de ponerlas a la hora. Después de haber retirado

la, tija, o en el sistema negativo haber desplazado la corona, tómese el reloj con la mano izquierda, como se indica en la fi- gura 25, con la primera articulación del dedo índice contra la esfera, y sosteniendo la caja con el pulgar y el dedo medio. Suéltese la máquina, quitando los tornillos que la fijan a la caja, o dándoles la parte de giro indispensable si son de cabeza incom- pleta. A los tornillos de la caja con medía cabeza se les llama tornillos de garra. Si ahora ejerce- mos una pequeña pre- sión con el índice de la mano izquierda, la má- quina puede quedar li- bre; y digo "puede", porque la mayoría d'e las veces la máquina es- tá agarrotada. Si es así, inviértase el reloj, pón- gase un pedazo de pa- pel de seda sobre la má- quina, y apliqúese una ligera presión sobre la platina posterior y en su parte opuesta a la co- rona. Algunas veces hay un pasador fijo cerca cié la tija. Mientras se ejerce la presión apóyese el reloj por un canto sobre el tablero del banco, y así al desprenderse la má- quina lo hará por la parte de la esfera con un giro de ángulo pequeño. Véase la figura 26.

En las cajas de dos piezas, la máquina está alojada simple- mente en el interior, y el bisel va fijado por presión o por rosca. El procedimiento a seguir con estos relojes consiste en quitar primeramente el bisel, luego desplazar la corona a la posición

Fig. 25. — Modo correcto de sujetar el reloj

cuando se quita la máquina.

Fig. 24. — Descargando el muelle real

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24 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO CAJA, ESFERA Y AGUJAS 25

de poner a la hora, y luego con cuidado se quita la máquina por medio de la tija. Si en algún punto ésta se resiste, se puede facilitar la extracción, apalancando con un destornillador pe- queño, sirviéndose de la caja como punto de apoyo, y forzan- do la esfera.

Con la máquina ya fuera, proc mos a quitar la esfera. edaEn muchos relojes m e fijada por tornillos la- odernos, ésta vien

Fig. 26. — Cómo se quita una máquina agarrotada en la caja

terales. No deben quitarse, sino sólo aflojarlos lo suficiente para permitir que la esfera se suelte sin esfuerzo. Es importante recordar que sobre la esfera nunca debe ejercerse fuerza alguna. Si es esmaltada se soltaría el esmalte, y si es metálica se podrían producir abolladuras y dejar señales, precisamente en donde lleva las espigas. Después de retirar la esfera, atorníllense nue- vamente los tornillos para evitar que salten y se pierdan.

El manejo correcto de una máquina es una técnica especial que debe practicarse desde los comienzos, para que, aun en los momentos de prisas o nerviosismos — y de éstos surgen mu- chos en la vida de un relojero — pueda mantenerse la máquina sin peligro. Es una mala costumbre tocar con los dedos las pla- tinas o la esfera (Fig. 27), no sólo porque pueden producirse oxidaciones y marcarse huellas, sino que también porque en una máquina lista, si se mantiene así, el aceite puede escurrirse de los pivotes. Conviértase en hábito el manejar siempre correc- tamente la máquina y cuando el trabajo está terminado, tómese,

además, la precaución de cogerla siempre con un papel de seda. Puede haber humedad o polvo en los dedos, tan poco que no se note, pero como los dientes del barrilete sobresalen, por és- tos se arrastra la humedad, la transpiración o el polvo y son captados por el piñón de centro. El óxido que se nota algunas veces en este piñón se de- be probablemente a lo que acabamos de indicar. Una vez separadas la esfera y las agujas, de- ben ponerse siempre en lugar seguro, pues se es- tropean con gran facili- dad. Guárdense en una caja o cajón, y para esto. y para otros muchos ob- jetos, son excelentes es- tas pequeñas subdivisio- nes de los cajones del banco. La esfera y las agujas no se ne- cesitarán hasta el montaje final, después de efectuada la re- paración.

Cuando se habla de las piezas principales de la máquina de un reloj, las platinas y los puentes forman un conjunto que se llama armazón. Cuando se mira la máquina, en la caja, por el lado de la tapa, a la platina visible se le conoce por platina su- perior. La platina a la cual va fijada la esfera y que es la ban- cada en la máquina del reloj, se llama platina de fondo o pla- tina inferior.

.Fig. 27. — Cómo NO debe manejarse una

máquina.

Page 19: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

LA MÁQUINA, SUS PIEZAS Y DESMONTAJE 27

CAPÍTULO IV

LA MÁQUINA, SUS PIEZAS Y DESMONTAJE

Una vez retiradas las agujas y la esfera, queda visible la cara de la platina inferior, o de fondo, la cual actúa de bancada del mecanismo de las agujas. Éste viene representado por las ruedas de reducción pequeña entre las agujas horaria y minu- tera. Quítense estas ruedas y pónganse sobre el papel blanco de cubierta, debajo de una campana de vidrio, y ya no se retirarán hasta que vuelvan a necesitarse. Las copas, como hemos dicho, sirven perfectamente de campanas protectoras contra el polvo, y el relojero hará muy bien en obtener las que pueda en varios tamaños. Todas las piezas desmontadas deben guardarse bajo estas campanas. Éstas protegen las piezas contra su pérdida, la oxidación, la suciedad y un deterioro fortuito, y aunque las piezas hayan de limpiarse luego, se guardarán bajo campana. Es una buena costumbre.

Volvamos ahora a la máquina, invirtiéndola para quitar el volante. Séase cuidadoso, pues cuando la máquina está sobre el banco con la placa de fondo hacia abajo, hay dos piezas im- portantes que sobresalen: el árbol de centro, que soporta el pi- ñón de cañón, y, si el reloj lleva aguja segundera, el pivote de la rueda segunda. Recuérdese esto cuando se trabaja sobre la platina superior. Sosténgase, pues, la máquina por el canto con el pulgar y los demás dedos, de modo que la parte carnosa de los mismos actúe de almohadilla, apoyándola solamente sobre el banco por el punto en que debe efectuarse la presión (i). Con un destornillador del tamaño adecuado, esto es, cuya hoja se

(i) Más adelante el autor da instrucciones para el empleo de unos so- portes de boj para apoyar la máquina sin temor a deterioros en las piezas .salientes mencionadas. — (Nota del T.)

adapte a toda la ranura del tornillo, saqúese el del puente del volante, y, con las pinzas robustas, levantarlo por su extremo de sujeción. Hay en este extremo una pequeña ranura, que sirve para poner las puntas de las pinzas. Manténgase el puen- te con las pinzas, mientras se saca, y cuando se ha libarado de los pasadores de situación, levántese con u el volante, q e aun le está ligado. No se haga ningún esfuerzo indebido. Cuando el puente ya está libre, puede permanecer agarrado por el platillo de seguridad detenido por la entalladura del áncora, de modo que no debe tirarse del volante para evitar el riesgo de retorcer el muelle espiral. Si el volante no quiere soltarse, continúese sosteniendo el puente del volante, conservando fija la mano de- recha, dando con la izquierda un pequeño giro a la máquina, con lo que se desenganchará el áncora. A veces es preciso para obtenerlo dar giro a la derecha y a la izquierda, es decir, hay que hacer una pequeña oscilación.

Cuando el volante ya está libre de la máquina, evítese que quede colgando del espiral, bajando ha testa que e] pivo infe- rior descanse sobre el banco, y con cuid uado se le da v elta al puente para que quede con la raqueta par ca abajo, o sea, oloca- do plano. El volante tenderá a voltearse c lon el puente, y e ayu- daremos, tirando suavemente de su ts costados, mientras oca al papel de cubierta del banco. Si con todo e esto el volant no se voltea, levántese con cuidado .con las p inzas y hágase que el pivote superior, ahora hacia abajo, perma jnezca en el agu ero de su rubí.

Este procedimiento de voltear es pe gurfectamente se ro en la mayoría de relojes, pero no en todos; s algunos reloje llevan un muelle espiral flojo. Estos espirales floj ralmos son gene ente blancos, y si hay alguna duda respecto a la dureza del espiral, déjese por el momento la máquina sobre el banco. Bájese el volante hasta que su pivote de fondo descanse sobre el ban- co, y entonces, manteniendo fijamente el puente con la mano izquierda, quítese el tornillo de la sujeción fija del muelle espiral y el volante podrá desprenderse. Algunas veces las espigas de la pata de la raqueta continuarán sujetando el mue- lle espiral, y esto puede provocar que al tirar el volante hacia abajo, produzca la flexión, y hasta la deformación del espi-

Page 20: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

ral. Para soltar éste, con las pinzas f rce suave-

mente lo más cerca posible de las esp . Existe también un

inas se tue

igassistema de sujeción fija del espiral en el cual ésta está en la cara superior del puente. Algunos relojes suizos y la mayoría de los ingleses lo llevan, y entonces la sujeción fija del espiral se suel- ta cuando el puente del volante aun está fijo en la máquina, y

así al retira te, el volan- r el puente y su es uedan con la piral se qmáquina. de los re- La mayoría lojes qu sistema son e llevan estede bolsillo, o raro encon- siendtrarlo en los relojes de pulsera. Suponiendo que el volante con su puente ya están sueltos y sobre el banco en posición in- vertida, tómese el puente entre el dedo pulgar y el índice de la mano izquierda; estando aún sobre el banco, se destornilla la sujeción fija del espiral y se se-

para el volante del puente. No es acosejable levantar el puente durante esta operación. Cuando se quita el volante del rubí, tanto si el volante está con la máquina como con el puente in- vertido, siempre debe levantarse verticalmente para no estropear el pivote del eje del volante. Después de haber quitado el tor- nillo de sujeción fija del espiral, y retirada ésta, vuélvase a ator- nillar para que no se pierda.

Inviértase nuevamente la máquina y saqúese el piñón de cañón. Para esta operación, sosténgase firmemente la máquina con la mano izquierda por el canto de la platina de fondo y agárrese ligeramente el piñón con los alicates con forro de latón, dándoles un giro contrario al de las agujas del reloj y, al mis- mo tiempo, tírese con fuerza.

Vuélvase, otra vez, la máquina (¡cuidado con el pivote de la segunda rueda!) para empezar a desmontar el tren de ruedas, pero, antes de ir más lejos, asegurémonos de que el muelle real está descargado, y, si no lo estuviera, reténgase el tren con un palillo de madera. Es importante siempre probar la tensión del

Arbol"remontoir"'o tija

da de transmisión Plato de la ruedf detrsnsmis/ón

Tornillo de /a rqeda dff transmisión

Torni/lo del puente de/ w/afrte r?af/i/eta Ruó/cqntr&pirote, superior oe/ifo/ante

Disco contra-pizote superior dff/ífo/ante

'Siyecio'n de/ettre/node/espirat

//o de sujeción de/ extremo de/ espiral

Espacio libre para la inspección del'escape Volante,

Fig. 29. — Piezas de la máquina desde la platina superior

Ptetina inferior ÁroO/"remor>toir"otija

Torn/tfo de /a tiréis Tf'reta /a

MÁQUINA (Platina superior)

Torni//o de /a tireta

Torni/lo de I puente, Tormfío de fiiac/én Je fo caja —

Torniffa del'puente^ Rueda primera

Rubí superior de Ja primera rueda ftubr superior de fe Segunda rueda Pe/ente del escape y efe fas primera y segunda ruedes fueda de centro fuóisuperior de la ri/ed3 de escape Tornillo'dei'puente. Rueda de escape. Ruéisuperior de/áncora Áncora — ilue//e espiral de/róbate

fuente deíancora Torni//o de/puente de/áncora f ff d / t d /i t

28 MANUAL PRÁCTICO DEL R

Coiinete inferiorJcfe/ártiof de/terr/'/ete

"/a espié/a de

Fig. 28. — Modo correcto de ha-cerlo.

foedadetrint/veteo 'K/igvet " •rn/'/A 'de la 'rueda t/e trine/veteo "c/iyuft"

Platina inferior Piróte superior ds la raedaoecentro Cojínetesuperior i c/e centro ' Puente de/ barrilete

Trinquete o "c/f'ot/et " Torf7Í//0 de/ . ,. 'Cr/wjvete o Tornil/e dePiía defecara

ELOJERO

Page 21: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

£¡et/fbruet/a intermedia P/át/na ci/ér'frta

' contra-pirote'inferr'or de/ rolante

Torni//o de/ disop contra-piírote

Fig. 30. — Piezas de la máquina desde la platina inferior

Ku6/' inferiorde/escape

a /a inspección de/ eses pe

i inferior de/a'ncorc unte.

Page 22: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

30 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO LA MÁQUINA, SUS PIEZAS Y DESMONTAJE 31

muelle real antes de tocar el puente del áncora. Esto se hace sencillamente por una ligera presión sobre un radio de la rueda de centro o tocando suavemente el áncora.

fspacio /(¿repara /a

'inspección efe/escape Fig. 31. — Platina inferior (vista

desde el interior de la

máquina)

"ue/itc del barrilete r?(/b/superior

¿e/escape fcóisuperior o'e/a 2 ' .

^Fig. 32. — Puentes del barrilete, del áncora y de las ruedas primera y se- gunda y escape.

Un operario experimentado es capaz de retirar el puente

del áncora y quitar ésta, permitiendo descargarse lentamente al

muelle real, frenando con un dedo sobre el borde de una rueda,

Jgt/jeroi/elaespiga Je/¿

sj&fif /a/o/j o'e/ escape

Topes de /imitacióne/? oc/ni r?t/o/' inferior

o'e/ votante

AsienCo de la rueda

Page 23: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

pero el modo m sostener la má- ás seguro de hacerlo consiste enquina como suavemente en la figura 24 con la corona frenada entre los dedos pulgar e índice, y entonces por medio de un punzón se separa el cliquet y se permite a la corona girar entre

füCNTC fff¿ VOLANTE

Yo/ante t/e compensado"

Fig. 33.

— Puente del volante, volante completo y disco contrapivote del volante.

los dedos. Cuando se nota que va a perderse el dominio de la corona, se suelta el cliquet para que se engrane nuevamente con la rueda.

El muelle real jamás debe descargarse súbitamente, pues se estropearía su centro.

Si se ha quitado el áncora y se deja que el tren gire rápi- damente, es muy posible que algún pivote se eche a perder. He visto relojes con el pivote de la rueda de escape inutilizado por haberse permitido que su tren girara rápidamente, estando seco.

Una vez descargado el muelle real, se desenroscan los torni- llos del puente del áncora y se quitan. Digo se quitan porque a veces un tornillo aparenta estar libre, y cuando se intenta le- vantar el puente con el tornillo puesto, éste aún está sujeto. Saqúese el puente del áncora y póngase aparte. Como el áncora quedará a la vista, se sacará de la máquina verticalmente. El tren de ruedas puede dar algunas vueltas, cuando se retire el áncora, por haber quedado el muelle real con alguna fuerza aún: no es siempre posible descargarlo totalmente, pero es tan poca la fuerza residual que no puede dañar. Después repónganse los íen. El --eponer tornillos en el puente para que no se extravinmediatamente los tornillos en su sitio es una buena costum-

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32 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO LA MÁQUINA, SUS PIEZAS Y DESMONTAJE 33

bre, pues además de ahorrar mucho tiempo, se evita que se ha- gan acoplamientos incorrectos. Puede haber tornillos muy pa- recidos por el diámetro y por el. paso de rosca, y no obstante tener un poco más de longitud para fines determinados. Poner un tornillo más largo donde no corresponde, puede perjudicar a otra pieza e impedirle su trabajo correcto; además es imposi- ble apretar a fondo un tornillo demasiado largo y esto conduci- rá inevitablemente a un falso asiento de la pie za.

Después se sueltan los tornillo puente escape, pri- s del del mera y segunda ruedas y se quita la del escape. En seguida se saca la rueda de trinquete y el puente central y se retiran las ruedas de centro, primera y segunda. Luego el puente del barri- lete y barrilete. Ahora nos hallamos con la platina se quita elde fondo, o posterior, con el mecanismo de mover las agujas fijado en ella. Generalmente las ruedas de corona y de piñón doble pueden sacarse fácilmente. No se aconseja todavía sacar el tornillo de la tireta. Ésta puede mantenerse por el resorte de retención. Si ocurre así, se quita el resorte de retención y luego el tornillo de la tireta y esta misma. Acto segui disco con- do el trapivote. Al dhesión del gunas veces éste queda pegado por la aaceite; para liberarlo, remuévase un poco, a fin que por el de agujero pueda empujarse por el otro lado.

Volviendo al puente del barrilete, ya podemos quitar la rueda de transmisión. Esta rueda va sujeta generalmente por un tornillo de paso a la izquierda, que, por tanto, debe destor- nillarse girando en el mismo sentido que las agujas del reloj, aunque, a veces, se sujeta con dos tornillos de rosca normal. Trátese este tornillo con cuidado y pruébese suavemente en am- bas direcciones, sin ejercer gran fuerza. Actualmente se tra- baja para poder identificar con alguna señal los tornillos de rosca a la izquierda. Mientras los fabricantes se ponen de acuer- do sobre esto, y ante la duda, supóngase que este tornillo es de paso a la izquierda, antes de hacer fuerza para desenroscarlo.

Quítese el tornillo del cliquet y su resorte. Dediquemos ahora nuestra atención al desmontaje del ba-

rrilete. Métase la punta de un destornillador en la muesca del sombrerete y saqúese con cuidado. Suele salir fácilmente, pero si se resiste, frótese todo su reborde con un cepillo y bencina, es-

pérese un poco y entonces se podrá estirar. Para sacar el árbol del barrilete debe ponerse mucho cuidado. Agárrese el árbol con unas pinzas recias y déseles un giro en el sentido de las agujas del reloj, hasta que se desenganche el muelle real, y entonces podrá retirarse el árbol.

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Fig. 34. —

Piezas del

mecanismo de carga

Siempre debe tenerse presente que para

desmontar el muelle real hay que tomar grandes precauciones, pues de proceder con brusquedad, es muy fácil inutilizarlo. Si el muelle real se extrae forzando por el centro de modo que tome la forma de cono, cuando está fuera es ya inútil. Una vez el muelle toma esta forma, no puede volverse a la forma primitiva, y si se monta de nuevo rozará con el sombrerete. Para extraerlo correctamen- te sosténgase el barrilete con la punta de los dedos y, con las

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Mués cspara/a tireta

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HVfCA Of COffOMA Sientes de trinquetepara engranar coi ' /a rueda de coronuientes detrinquete pareengrsnarconpiñón dob/e

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34 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO LA MAQUINA, SUS PIEZAS Y DESMONTAJE 35

pinzas recias, tirar sólo lo absolutamente necesario del centre del muelle; da: la palabra "tirar" no es precisamente la adecuamás bien debe decirse "tentar". Cuando empieza a moverse, se pone el barrilete en la palma de la mano izquierda y se mani- pula cuidadosamente el muelle con los dedos de la mano dere- cha. Es una operación bien simple, que a menudo se hace mal.

RI/SOA BARRILETE OJ!>de/mi/e//f fRiMSKA

,real j*s=í?at-.

¿tente Fig. 35. — El barrilete y el tren de engranajes

Ya tene ra la máquina desmontada y las piezas pues- mos ahotas sobre el banco, protegidas contra el polvo por campanas. Ésta no es la práctica usual, pero, como he indicado antes, el proceso de desmontaje ha sido explicado paso por paso; lo que ha de hacers toda extensión, e con las piezas ya se explicará, conen un próximo capítulo sobre la limpieza. Por el momento ya estamos más o menos familiarizados con la forma, función y, particularmente, con el manejo de las varias piezas de la má- quina. Supongamos que se está desmontando el reloj, y mien- tras lo hacemos deben examinarse las diversas acciones.

Es una buena costumbre esforzarse ya desde los comienzos, después de haber estudiado con interés las instrucciones dadas hasta aquí, en volver siempre todas las piezas a su lugar, te- niendo en cuenta que en ningún caso, para ajustarías es nece- saria la fuerza; si un tornillo o una pieza no se ajusta fácil- mente, es que está en posición equivocada. Cualquier persona de mediana inteligencia técnica, habiendo adquirido los conoci- mientos de desmontar una máquina de reloj, ha de poder mon-

tar nuevamente las piezas sin otras instrucciones, de modo que si el reloj marchaba antes de desmontarlo, ha de marchar igual- mente después del nuevo montado. En caso de que el reloj no ándase antes de desmontarlo, no es de esperar que un simple desmontaje y el consiguie aje consigan hacer que ande. nte montAlgo tiene el reloj cuando no marcha, y este algo puede descu- brirse por cuidadoso examen y atenta observación de cada pie- za que se desmonta, cosa que se hace preferentemente cuando se desguarnece la máquina. Para ello las próximas instrucciones tratarán de su puesta en práctica.

Antes de quitar la esfera, comprobemos el juego de la agu- ja horaria. Sujetándola con unas pinzas por su base, se prueba de moverla arriba y abajo. La rueda horaria con su aguja y la aguja minutera en posición, deben tener juego axial. Si no lo hay, quítese la rueda minutera y pruébese otra vez; si entonces tiene juego, esto indica que la aguja horaria necesita introdu- cirse más en su rueda, o que su tubo sobresale demasiado y en este caso debe rebajarse al torno. Si, por otro lado, la rueda horaria, con la aguja minutera fuera, aun no permite el juego, entonces ha de rebajarse en el torno su cañón o tubo. General- mente se hallará que la ru , en eda horaria tiene demasiado juegocuyo caso se coloca un casquill - o en ella al montarla nuevamente.

Probemos después el juego lateral de la aguja horaria, esto es, el engrane de la rueda horaria con el piñón de la rueda mi- nutera. La aguja horaria debe estar perfectamente libre. La falta de libertad puede achacarse a tres causas: c) engrane duro con el piñón de la rueda minutera; b) ajuste prieto del tubo de la rueda horaria con el piñón de cañón, y c) el tubo de la rueda horaria se traba con la esfera.

Con la máquina fuera de la caja y la esfera suelta se exami- nará su cara interior para ver el espacio que queda entre ella y el piñón de la rueda minutera. Si no hay espacio libre en este punto, se notarán señales de rozamiento. Si la marca es imper- ceptible y hay alguna duda sobre ella, úntese el borde superior del piñón minutera con aceite, y volviendo a colocar de la ruedaia esfera y la corona en la posición de poner a la hora, se dan dos o tres vueltas a las agujas. Quítese de nuevo la esfera y

Sombrerete fata//j del \

sombrerete —'

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36 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO LA MÁQUINA, SUS PIEZAS Y DESMONTAJE 37

mírese si hay trazas de aceite en su reverso. Esta es una prueba importante, porque se descubre si la rueda minutera está libre cua n montadas. La libertad de ndo la máquina y la esfera estála aguja horaria puede probarse fácilmente, pero no se da un indicio, como para la de la rueda minutera.

Una rueda minutera que roce, puede no ser causa del paro del reloj, pero tendrá malas consecuencias para su regularidad. La rueda puede rozar solamente en determinadas posiciones du-

RUEOA //ÍKAKIA P/i/ÓND£ CAÑÓN

. Asiento t/e/a aouig m/nutera * Certe toara

ficfon e/ásticg

Fig. 36. — Ruedas horaria y minutera y piñón de cañón o «chossé»

rante su revolución, y ello puede ser causa de pérdida de po- tencia que produzca paros intermitentes. De tener la evidencia de que algo estorba, deben buscarse los medios para lograr el juego necesario, existiendo dos caminos para ello. Si la esfera es esmaltada, una barreta de carborundum, en forma de lápiz, puede servirnos para rebajar la esfera en donde roza, y si es metálica, el rascado con un cuchillo puede bastar, pero si no es así, en ambos casos, se reduce la altura del piñón de la rueda mi- nutera.

Las barretas con punta de carborundum, que pueden ad- quirirse en las tiendas de suministros, tienen un grueso parecido al de un lápiz y una longitud de 75 mm, constituyendo la he- rramienta ideal para rascar esmalte.

Déjese la esfera, cara abajo, plana sobre .un trozo de ga- muza. Sujétese firmemente la esfera con los dedos pulgar e ín- dice, tómese la barreta del carborundum con la mano derecha y, después de humedecida su punta, se rasca el lugar preciso. Muévase la barreta describiendo círculos, con cierta presión. El carborundum desbasta rápidamente, tanto que no tardará mu- cho en aparecer el cobre, base del esmalte, por lo que se acon- seja no profundizar. Algunas veces basta con rascar con el car- borundum hasta que se borre la marca dejada por el piñón. Elimínese el polvo levantado, y, después de untar como antes

se explicó el piñón de la rueda minutera, se prueba otra vez con la esfera en la máquina. Si aun roza, señalando la esfera, se debe reducir su altura.

En el caso de esfera metálica, se toma un pedazo grande de corcho, se corta plana una de sus caras y se sujeta en un tor-

A- Carcho

nulo de banco. Póngase sobre el corcho el pedazo de gamuza, y sobre ésta un trozo de papel de seda: estas precauciones, que pueden parecer excesivas, pero no lo son, deben tomarse para no marcar la cara de la esfera, pues su acabado es tan delicado que muy poca cosa basta para afearlo. Sujétese la esfera como antes, y rasqúese con movimientos diversos la parte afectada con un cuchillo afilado. Si se maneja el cuchillo con fuerza, aparece- rá una abolladura en la cara de la esfera; por lo tanto, es pre- ferible trabajar con muchos cortes pequeños, a dar pocos cortes, pero profundos (Fig. 37). Cuando todas las señales de piñón han desaparecido, rasqúese un poco más aún, repóngase la es- fera, y se prueba, como antes, para ver si puede ya girar libre el piñón.

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Fig. 37. — Rascando una esfera de metal

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38 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

Si la altura del piñón de la rueda minutera es tal que no basta lo indicado para tener el espacio libre, póngase la rueda minutera en un torneador y rebájese la cara superior en el torno. Pruébese en la máquina otra vez y, si está completa- mente libre, se acaba la superficie del piñón con un pulido a mano, como se explica extensamente en el capítulo XV, Eje- cución de piezas nuevas.

Antes de eda horaria, examínese su engrane con retirar la ruel piñón de la rueda minutera. Los engranes son tratados con detalle en el capítulo VII, y por el momento continuaremos con el examen del movimiento de las agujas. Para comprobarlo, se aconseja hacerlo girar de modo que pueda verificarse en los cuatro cuartos. Deben tenerse en cuenta varias posibilidades: la rueda horaria puede estar un poco descentrada, el centro fuera de la verticalidad o el árbol torcido. Todos estos defectos pue- den afectar al engrane, el cual puede ser correcto en un sitio y duro o flojo en otro. Si no es posible corregir el engrane y la rueda horaria todavía tiene en algún punto el engrane duro, lo que causa un frenado, deben rehacerse sus dientes. De esta operación ya se hablará más adelante. Y con ella puede provo- carse un engrane flojo en otro sitio, pero ello aligerará el sitio duro, y soy de la opinión que el engrane flojo es el mal menor; es importante que el engrane no sea demasiado profundo, pues de otro modo perturbaría la buena marcha.

Ahora se quita la rueda horaria y se examina el engrane de la rueda minutera con el piñón de cañón. Han de tenerse en cuenta las mismas observaciones que se hicieron para la rueda horaria. Saqúese la rueda minutera y agárrese el piñón con unas pinzas, probando de girar la rueda con los dedos, a fin de asegurarse de que está solidaria con el piñón. Conviértase en hábito el verificar el eje de la rueda minutera con unas pinzas para ver si está firme. Algunas veces se puede encontrar flojo el piñón de la rueda y frecuentemente el eje no está bien fijado. Ambos casos pueden perjudicar mucho y pasan fácilmente por alto si su verificación no forma parte de la costumbre del pro- fesional relojero.

CAPÍTULO V

EL ESCAPE DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORRECCIÓN

Hemos llegado al punto en que debe considerarse el modo de sujetar la máquina. Relojeros expertos prefieren sujetarla con la yema de los dedos, mientras otros, igualmente expertos utilizan un soporte especial. Se requieren soportes de varios ta- maños, y para las diversas formas pue accesorios den emplearseespeciales. De todos modos, es preferible adquirir aptitud para sujetar la máquina con los dedos. Con la platina superior hacia arriba, verifiqúese el juego axial del eje del volante. Hagamos previamente dos pequeñas definiciones:

Juego axial es el movimiento disponible cuando la -distan- cia entre los rubíes es mayor que la longitud del eje. Juego la- teral es el movimiento disponible cuando el agujero del rubí es mayor que el diámetro del pivote.

Evidentemente, la distancia entre los rubíes y el diámetro de los agujeros de los mismos deben ser mayores que la longi- tud del eje y el diámetro del pivote, respectivamente, y las di- ferencias son las que dan la libertad de movimiento.

Es difícil precisar la holgura de juego que ha de tener un eje; generalizando, se puede decir que ha de ser mínima, pero el eje debe de quedar en libertad. Si se dice que el eje ha de estar libre, quiere indicarse que lo ha de ser, pero no puede precisarse en qué cantidad. Naturalmente que el tamaño del eje tiene mucho que ver en ello: un eje grande tendrá más juego que uno de pequeño. El juego es cuestión de proporcionalidad. No hay duda que los fabricantes tienen medios para medir la cantidad de juego de un eje, pero éstos no son asequibles a los

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40 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO ESCAPE DE , su . ANCORA EXAMEN Y CORRECCIÓN 41

reparadores, que deben fiarse de su experiencia en este asunto, que aunque parece insignificante, es en extremo importante. Al- gunos relojeros comparan la cantidad de juego axial con otras piezas de la máquina, tales como el grueso del muelle espiral; otros dan medidas definitivas, mientras algunos se contentan di- ciendo que el movimiento debe ser imperceptible. Si examina- mos un reloj de 13 líneas el juego

axial conveniente sería de 0,02 mm. Como idea de lo que significa tal cantidad, basta compararla con el grueso de un papel corriente de impresión que es de o, i mm, o sea 5 veces mayor. De todo lo que an- tecede se deduce que en esto se da una considerable tolerancia, y lo mismo puede decirse del juego la- teral. Según esto, sosténgase lige- ramente con unas pinzas el vo- lante por un brazo, y muévase

arriba y abajo para sentir y decidir si se nota excesivamente o ya está bien. Generalmente, si el juego es mensurable, señal que es excesivo.

Un ajuste prieto en el pivote, tanto en sentido axial como lateral, puede parar el reloj, o afectarlo de modo que, aunque el pivote pueda moverse cuando se prueba, no permita una buena lubricación. Además el eje puede no estar completamente verti- cal y esto es mucho más serio.

La mayoría de relojes, incluyendo muchos de buena cali- dad, están llenos de pequeños errores, cosa de todos modos to- lerable; y uno de los más frecuentes de estos pequeños errores .es la falta de verticalidad. La inclinación de un piñón respecto a la vertical puede ser muy pequeña y difícil de medir, si no se hace con instrumentos especiales muy delicados. Faltas micros- cópicas de esta clase son reveladas en la fábrica por aparatos de proyección, que amplían las piezas de la máquina varias veces, de manera que una pequeña desviación de la vertical se hace no- table. Como que siempre ha de haber juego lateral y axial, pue- de dejarse por sentado que la absoluta verticalidad nunca podrá

alcanzarse. Por esto, si los pivotes del eje del volante, o los de cualquier piñón del tren, están ajustados forzadamente en los rubíes, se tendrá una condición de frenado, como muestra la figura 3 8 (exageradamente), dejando aparte la cuestión de la lubricación.

A pr ipoté- imera vista parece que todo lo que antecede es htico, per tado, o de hecho no es así. Lo que quiero dejar bien senes que si los pivotes

Fig. 38. — E

tienen un ajuste exacto—entendien- do por exacto una precisión real —, y si los agujeros son absolutamente ver- ticales, entonces, y sólo entonces, puede la pieza girar libremente. Tal grado de precisión no existe en un reloj, y para acomodarnos a esta realidad debemos ser un poco generosos en lo que a ajustes se refiere.

La aplicación de aceite entre dos superficies, es como intro- ducir una serie de rodillos moleculares entre ellas. Si estos ro- dillos son demasiado tenues por causa de un ajuste prieto, no se notan las ventajas de la lubricación. Si, además, nuestro ideal es tener un ajuste exacto, debemos agenciarnos recursos más o menos laboriosos para alcanzarlo. Como de ninguna manera nos interesa un ajuste prieto, cuando se acaba un pivote se ajus- ta en el agujero del rubí, con pequeño deslizamiento, de modo que el rubí caiga suavemente por su propio peso, y luego se da al pivote dos o tres pasadas con el bruñidor para tener un lige- ro excede ente.de lib rtad.

Para probar el juego lateral de los pivotes del eje del vo- lante, deb en la figura 39, con la pun- e tenerse la máquina como ta del dedo se en índice apoyándo el borde de la platina y con la yema del dedo tocando la llanta del volante. Ahora con el más ligero movimiento de vaivén, puede inclinarse, o no, según la libertad de los dos pivotes. Hágase oscilar el volante muy des- pacio y examínese con una lupa potente el pivote superior, mirando por debajo del puente del volante. Hágase lo mismo

je de volante incli- nado, con los pivotes trabados.

Fig. 39. — Comprobando el juego lateral de lospivotes del volante.

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42 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO ESCAPE DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORRECCIÓN 43

con el pivote inferior, mirando por el lado del puente del ánco- ra. Puede que no se vean los pivotes, pero el eje debe observarse cuidadosamente tan cerca de ellos como sea posible. Digo esto, porque se suele tener la tentación de observar los juegos latera- les mirando a través de los rubíes; esto no es satisfactorio, aun cuando se haya quitado todo el aceite. Los extremos de los pi- votes son pequeños y redondos, y a menos que haya un notable

exceso de juego, éste no es lo suficientemente pronunciado pa- ra juzgar si es o no correcto. Según mi parecer, no es una buena prueba. Se consiente una tolerancia, como con el juego axial, pero no se olvide que un muy pequeño juego lateral pue- de parar al reloj, o afectar su

marcha, y que si es excesivo dará con toda seguridad una mala regulación en diferentes posiciones.

Otro ensayo del juego lateral consiste en colocar el volante como en la figura 40; deberá poderse balancear aproximada- mente 5° por cada lado de la vertical.

Como última prueba del juego axial del eje del volante, cuando la máquina está definitivamente montada y a punto de meterla en la caja, oprímase ligeramente con un palillo de ma- dera el contrapivote superior del eje: si el volante se para u oscila más despacio al ejercer la presión, entonces el juego axial es escaso. Si, por el contrario, puede ejercerse bastante presión sin que el volante la acuse, es señal de que existe un juego axial excesivo. Sin embargo, no se olvide que ha de tenerse en cuenta la resistencia del puente del volante. Un puente débil no sopor- tará la misma presión que un puente recio, y en esto debemos recomendar otra vez discreción y experiencia.

El juego axial del volante puede verificarse escuchando aten- tamente cuando la máquina, en su caja, se invierte de posición. Apóyese el reloj plano sobre la oreja, e inclínese rápidamente la cabeza (y el reloj, naturalmente) de un lado para otro, para poder oír la caída de los pivotes del eje del volante sobre sus respectivos contrapivotes. Esta prueba sólo da resultado en relo-

jes de i o yí líneas en adelante. En los relojes pequeños el vo- lante tiene tan poca masa que no se distingue el golpe de la caída. Esta prueba sirve para dos fines: indica si hay algún juego axial, y, con experiencia, puede determinarse si el juego es bas- tante y los pivotes están libres en sus rubíes. Si la caja, por el lado de la tapa, se apoya sobre la oreja derecha y se deja caer rápidamente la cabeza por el lado izquier-

do, se oirá que el pivote superior cae pe- gando sobre el contrapivote. Si después se repite la operación, pero lentamente, en sentido inverso, y la caída del pivote no es perceptible, ello indicará que el pivote se mete en su agujero. Se requiere un poco de práctica a conocer inmediata- para llegar mente si el ju ial es correcto o para ego axasegurar que lo otes están libres o aga- s pivrrotados, per este ensayo puede practi- ocarse sencillamente sin perder nada, hasta alcanzar pericia. La ventaja de los agujeros hiperbólicos en los rubíes (figu- ra 41) es que si el agujero está ligeramente fuera de la vertical, no tendrá tendencia a agarrotarse y, además, se tiene una ma-

yor reserva de aceite. El agujero cilin- drico (Fig. 42) causará el encasquilla- do del pivote, si no están en línea los pivotes superior e inferior. Aparte de la gran ventaja apuntada, la cual por sí sola se recomienda, la superficie de fricción del agujero hiperbólico es con- siderablemente menor que la del cilin- drico.

Una característica importante del escape, que vamos a examinar y com- probar seguidamente, es la posición en la cara de retención de la leva de la paleta, donde el diente de escape toca cuando el áncora detiene la rueda de escape. Para este examen, debe reti- rarse de la máquina el volante completo con el puente, y éste es el momento de comprobar los juegos axial y lateral del eje del áncora. Las observaciones-y tolerancias relativas al eje del

. 40. — El juego lateral del eje volante no debe permitir más5 grados de inclinación por

dede

Fig. 41. — Agujero hiperbólico de rubí.

Fig. 42. — Agujero

cilindrico de rubí.

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Fig. 43. — Un pedazo depapel doblado puesto de-bajo del áncora constituye

un excelente freno.

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MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO ESCAPE DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORRECCIÓN 45

volante de que se trató antes, son válidas también ahora, con la excepción de que el eje del áncora debe tener menos juego axial que el del volante. También, si el eje del áncora no va mon- tado sobre rubíes, el juego axial puede controlarse por los es- paldones de los pivotes.

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Fig. 44. — El escape de áncora visto de perfil y de frente. Los ángulos varíanligeramente en relojes de marcas diferentes. (Cortesía de Omega Watch Co.)

Page 31: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

Es esencial algún dominio sobre el movimiento del áncora, cuando se examina la retención, y puede obtenerse colocando > debajo de ella una pequeña tira doblada de papel que actúe" como cuña (Fig. 43). El grueso de papel depende de la holgura '• que hay entre el áncora y la platina inferior; algunas máquinas aceptarán un pedazo de papel recio, mientras otras solamente-

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Gara deímpt//so •:ÍÚ ti\' ^ íiiíisísbs ••rrstj'n ,93

un papel de, seda. La ligera elasticidad del papel actuará como un freno para fijar el áncora y retenerla en la posición deseada. Dejemos que el muelle real se descargue del modo correcto. Con un palillo puntiagudo de madera movamos el áncora has- ta que un diente de la rueda de escape toque en la cara de impul- so de la leva de la paleta de entrada. Las levas (piedras, que pue- den ser metálicas, de acero, y modernamente son rubíes) se llaman de entrada y de salida (Fig. 45). Cuando la rueda de escape gira, la leva de entrada es tocada en su cara exterior por el talón del diente de la rueda de escape, mientras la de salida lo es en su cara interior, llamándose a estas dos caras, caras de retención. A los extremos de las levas amolados a un cierto án- gulo se les llama planos o caras de impulso. La acción del diente

de escape sobre las caras de las levas, es primero de choque con ellas, lo cual motiva el paro de la rueda que giraba; pero la fuer- za que actúa sobre la rueda continúa ejerciendo presión sobre la cara de retención, y esta cara debe estar a un ángulo tal

/w/w ei'eje Cara de /mpi/fso

Fig. 45. — Definición de las piezas del áncora

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46 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO ESCAPE DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORRECCIÓN 47

con el diente, que esta presión tienda a empujar el áncora en engrane con él. A esto se le llama impulso. El ligero movi- mien a al áncora, toma el nom- to que empujando las levas se dbre de acción siguiente es la osci- camino al punto muerto. La lación del volante liberando la leva y permitiendo a la rueda que continúe su giro. De esta manera el diente pasa a lo largo de

la cara de impulso de la leva y se escapa enteramente del dominio del áncora. Entretanto la leva opues- ta ha entrado en contacto con otro diente de la rueda de escape para retenerse en su cara interior, y se repiten las opera empu- ciones de je, camino a punto muerto e im- pulso. Esta somera descripción del funcionamiento del escape de án-

cora se ha hecho aquí a fin de definir las diferentes palabras que se usarán en los párrafos siguientes. Estudíese la figura 48.

Volviendo a n de uestro examen de la retención de la levaentrada, muévase adelante suavemente la rueda de escape haciacon el palillo de m verse, mien- adera para obligar al áncora a motras el diente se o. Cuan- desliza a lo largo de la cara de impulsdo el diente se libera de la leva, obsérvese atentamente con la lupa de doble le te corres- nte la posición exacta donde el dienpondiente toca en la para ins- leva de salida. Hay dos agujerospeccionar, inmediata a máquina mente debajo de las levas, y si lse mantiene a 6 ó 7 o de sobre cm de distancia del papel blancel banco, de modo q ión, puede ue el escape se ilumine por reflexverificarse la cantida , debe ser d de retención. Para ser correctaaproximadamente d unferencia os grados del arco de una circcuyo centro es el eje del áncora (mejor menos que más), como se indica en la figura 46.

Sin un aparato exprofeso no es posible medir 2", pero es- tudiando la figura 46 puede grabarse en la mente el engrane correcto de la retención. Muévase ahora el áncora un poco en sentido contrario para que el diente esté sobre la cara de im- pulso de la leva de salida y apliqúese presión hacia adelante a la rueda de escape para impeler el áncora, observando al mismo

tiempo la retención de la leva de entrada. Repítase esta verifica- ción en cada leva quince veces, esto es, con cada uno de los dientes de la rueda de escape, para convencerse ue todos los de qdientes retienen con seguridad; hay el peligro de que la rueda de escape esté un poco descentrada. Si se adopta este método de inspección se obtiene más exactitud que dando cuerda a la má- quina y moviendo el áncora hacia adelante y hacia atrás para examinar la retención con la fuerza del muelle re

Fig. 46. — La retención correc- ta no debe sobrepasar 2 grados.

al. Por otro lado, si el reloj ha pasado por sus manos antes, se ha hecho un meticuloso examen de la retención y vuelve el reloj con buena regulación, entonces la verificación bajo la acción del muelle real será suficiente.

Si en algún diente la leva de entrada no se retiene, esto es, el diente de escape cae directamente sobre la cara de retención, la reacción inmediata del reparador puede ser tirar hacia afuera la leva para que engrane. Pero antes de hacer tan considerable modificación en el ajuste del escape, es preciso ver si la posición de la leva de salida es buena.

Aumentando el engrane de la leva de entrada, automática- mente se amplía la retención en la leva de salida, por cuyo mo- tivo es necesario, cuando se saca para afuera la leva de entrada, compensarlo metiendo para adentro la leva de salida en propor- ción equivalente. Considérese el caso en que la leva de entrada tiene demasiado engrane y también la de salida en el lado de engrane, pero éste no en grado excesivo. Esta falta puede en- mendarse sencillamente, entrando un poco la leva de entrada, lo que corregirá la leva de salida sin tocarla. Así, antes de mo- ver cualquier leva, deben estudiarse siempre como un par, y ha- cerse cargo de lo que pasará antes de efectuar ningún desplaza- miento.

Las levas van sujetas en sus alojamientos por goma laca. Deben amoldarse exactamente en su encaje, dejando espacio a una película de goma laca para el pegado. Llegado el caso de tener que desplazar las levas, han de calentarse para que la laca se ablande.

Debe tenerse presente que, excepto en relojes muy finos en los que las levas están cuidadosamente ajustadas, hay una ligera capa de goma laca detrás o debajo de las paletas. Póngase el

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48 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO ESCAPE DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORRECCIÓN 49

áncora sobre el calentador de azular (Fig. 18) con la parte de la laca hacia arriba, y cerca del áncora, por el lado de las pale- tas, déjese un pequeño pedazo suelto de goma laca que servirá de indicación del calor requerido ( i ) . Manténgase el calentador sobre una llama de alcohol hasta que el pedazo suelto de laca se ablande. Es importante no sobrepasar este punto, pues la

laca se estropearía. La placa se dilata cuando está caliente, y si

lo estuviera

demasiado, las le- vas serían desplazadas de su posición. Cuando el calenta-

dor está lo suficientemente ca- liente, se coloca sobre una ma-

dera u otro material aislante para que no esté en contacto con el banco, y con unas pin- zas fuertes en la mano izquier- da se sujeta el áncora firme so- bre el calentador, como se ve en la figura 47, y con otro par

de pinzas se ponen cuidadosamente las levas a la posición que se desee. Se aconseja aplicar el mínimo de calor necesario para facilitar el corrimiento de las levas, y así asegurarse de que las propiedades adhesivas de la laca no se han destruido. El pedazo de laca de testigo puede examinarse y tocarlo para saber cuán- do las levas podrán moverse, con preferencia tentando la laca de las paletas. Puede ser necesario tener que hacer una o dos modificaciones antes que la retención sea correcta, y es esencial colocar nuevamente el áncora en la máquina cada vez, a fin de comprobar cada corrección. Finalmente mírese si han quedado trazas de goma laca en las caras de retención y de impulso de las levas; si las hubiera, pueden quitarse fácilmente rascando con un buril. También, antes de hacer cualquier modificación, examínense las caras de retención y de impulso y el canto de retención, con una lupa potente, para descubrir si tienen pica-

( i ) En caso de no tener a mano un calentador de azular, puede hacer- se con cuidado directamente sobre la llama de alcohol, procurando que la pieza esté el mínimo de tiempo en la llama, moviéndola con un rápido mo- vimiento de vaivén, si bien es preferible no recurrir a este procedimiento.

Fig. 47. — Moviendo una leva

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dos y rayados de desgaste. Si la cara de impul está picada, se sodebe a ma dura, o posible- la retención, a una rueda de escape mente, a un tren de ruedas duro. De estar las caras defectuosas, las levas deben cambiarse sin du ar o la regulación saldrá .per- djudicada.

Levas de paleta nuevas pueden encontrars endas de e en las tisuministros, disp er colocadas en s nece- uestas para s seguida. Esario llevar el áncora para que las levas sean s para las adecuadalos encajes. Montar nuevas levas es una operación muy similar a la de ajustarí ada. Se coloca el e el ca- as, ya explic áncora sobrlentador de azular; introdúzcanse las le vas en los encajes deasiento, asegurándose de que ajusten bien, y se pone un pe- queño trozo de goma laca sobre y detrás de ellas. Se mantiene el calentador sobre una llama de alcohol hasta que la laca se derrita y fluya sobre la superficie superior de la leva. Retírese el calentador de la llama y póngase sobre una madera en el banco.

Sujétese el áncora con unas pinzas, y con otras pinzas en la otra mano, tírese la leva para adentro y para afuera de modo que la laca se escurra entre las levas y los costados del encaje. Cuando se tiene, finalmente, en posición, mírese si la laca ha formado una película sobre la leva. Si el movimiento de la leva ha impedido la formación de la película, se recalienta para flui- dificar nuevamente la laca. Móntese el áncora en la máquina y verifiqúese su posición. Si han de hacerse ajustes, cosa más que probable, precéd mo se ha explicado ente. Por ase co anteriormúltimo, se qu me- ita toda traza de laca de la leva y de la parte tálica de las paletas, menos la película de laca la parte de sobreinferior. Naturalmente, tratándose de máquinas más finas, en las que no se ve laca en las levas originales, porque ajustan particularmente bien, toda laca visible debe quitarse.

Habiéndose logrado ión satisfactor , una una retenc ia, esto esvez situadas las levas de tas exactamente a rane ne- las pale l engcesario, debe comprobarse el camino a punto muerto. Como se ha explicado anteriormente, éste es el movimiento de la palanca del áncora hacia el tope de limitación, o punto muerto inme- diatamente después de la retención. Esto implica dar fuerza al tren de ruedas. Para esta verificación se carga el muelle real con dos o tres vueltas y el áncora se acuña, como antes, con unos

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50 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO ESCAPE DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORRECCIÓN 51

Fig. 48. — Serie de diagramas que muestra lo que sucede en cada punto del escape, excepto en el muelle espiral del volante, cada 1/5 de segundo.

Fig. 48. — (Continuación) entrada a alcanzar el próximo diente activo de la rueda de escape.

e) La rueda de escape choca con el canto de la leva de entrada y, si la es- piga de punto muerto estuviese coloca- da de manera que no se permitiese ma- yor retroceso a la palanca del áncora, no tendría lugar otra acción. Pero la espiga de punto muerto está colocada a propósito para que consienta un poco más de movimiento, así la continuada presión de la rueda de escape hace se- guir el movimiento de la leva, hasta que la palanca toque a la espiga de pun- to muerto. Este movimiento de diente y leva es el arrastre y el movimiento de la palanca durante el arrastre es el lamino a punto muerto. El volante que- da libre otra vez y continúa su oscila- ción.

/) El escape está ahora retenido y el volante continúa su oscilación hasta que se para e invierte su movimiento por la acción de su muelle espiral.

dobleces de papel. Se mueve el áncora despacio, pero firmemen- te, hasta que caiga un diente sobre la cara de retención de la

¿a e//'psf estaa ¿junto t/etni/er- t/r st/ dirección para /tuertar n</e - rafnente /a ro'ecfa ¿e escape

engrana con/a enfa//ac/ura y sae/ta/a ri/efá

¿i f/fpst //¿re ¿e /a enta//acfurí ¿a

e/r'pse /'A

ora focateesp/ya efe/punto snt/erto a csuss efe/ arras

leva. Anótese la distancia que hay de la palanca del áncora al

tre£/diente q/¡bre y empieza e/ i/npis/so

¿a ri/ea?a ffsta Jeten/da y tes /oras paradas

/fetenc/ón, v'ca/nino al ^ puntamuerto— y arrastre,

a)

Con Ja palanca del áncora contrala espiga del punto muerto, la rueda deescape está retenida contra la leva desalida; la elipse está a punto de entraren la entalladura de la palanca del án-cora.

b) El volante continúa en movimiento,el dardo viene frente a la media luna, laelipse engrana con la entalladura del án-cora, lo que levanta la leva de salida losuficiente para liberar la rueda de es-cape ; la presión del diente de la ruedade escape, sobre la cara de la leva de sa-lida, inicia el impulso,

o) Con el tren movido ahora por elmuelle real, la rueda de escape gira; lacontinuada presión deslizante, sobre lacar o de la lev lida de impuls a de sa a, daun impulso completo, que se transmiteal volante por la entalladura del áncoray la elipse.

d) La palanca, girando sobre los pi-votes de su eje, lleva, ahora, la leva de

Lae//pse reateimpu/so Lateóse esta

i/x/f>te Jet/e/ar/a

Stdienteestá a punto</e t/epr/a " cafa ¡

Je/a/

O/ente cerca Je/e — refeac/on

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52 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO ESCAPE DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORRECCIÓN 53

tope y continúese el movimiento del áncora hasta que se pare por chocar con el tope. Este movimiento debe ser perceptible, pudiendo observarse en la figura 49 la cantidad aproximada. Para dar una idea general de la cantidad de movimiento entre la palanca y el tope, baste decir que debe ser igual al grueso del

muelle espiral del volante. El cami- no a punto muerto ha de ser el mis- mo por ambos lados. Este camino profundiza la retención y es una pér- dida actual de fuerza desde que au- menta la cantidad de potencia nece- saria para la liberación. Es esencial para la acción del escape, con todo, proveer la holgura del tope. Esto permite, por impulso, asegurar la en- trada de la elipse en la entalladura de la palanca del áncora, como aho- ra veremos.

Si el camino a punto muerto es excesivo, está claro que los topes deben cerrarse, esto es, acer- carse por igual. Cuando s, esto se logra los topes están ajustadomuy fácilmente, ya que basta con torcerlos para adentro, sien- do esencial que los topes se conserven páretelos, como ilustra la figura 50, pues en caso contrario el camino variaría cuando el reloj estuviese en la posición de esfera para arriba. Cuando los topes no son espigas, sino que se obtienen en la misma pla- tina, no es cosa tan sencilla. Se hace un corte en la cara de tope para formar un poste que pueda doblarse para adentro (Fig. 51). Este corte se hace con una lima para ranuras de ca- beza de tornillo. Si el camino es poco, se re- bajan los cantos de tope, como indica la figura 52. Los relojes americanos van generalmente provistos de pasadores excéntricos combinados con tornillos, de modo que por simple giro de los tornillos, los caminos a punto muerto pueden abrirse o cerrar- se, permaneciendo siempre paralelos. Si el camino es poco, se doblan entonces los topes para afuera, si no son del tipo ameri-

cano, teniendo siempre la precaución de que queden paralelos. Hay otras formas de topes en diversos modelos de relojes,

pero el principio de abrir y cerrar es siempre el mismo. Cuando el gran relojero inglés Tomás Mudge (1715-

1794) inventó el escape de áncora en el año 1765, se es- forzó en hacer un escape a golpe muerto, pero no descu- brió la necesidad del impul- so. El esultado fue que hizo rdos mó muestras y se desanide e proseguir. Es posible quencontrara mayor ovecho pren otras investigaciones, ya que dedicó gran parte de su tiempo a los cronómetros pa- ra la navegación.

Y no fue hasta que Josiah Emery relojero (1770-1805), suizo residente en Inglaterra, introdujo el "impulso", cuando el escape de áncora realmente se destacó. Hasta entonces, cerca

del año 1780, el escape de áncora no era de uso general. Algunos atribuyen este perfeccionamiento a A. L. Bréguet (1747-1823).

Como ya hemos explicado an- tes, si la cara de retención de la leva está inclinada un poco respecto al radio con centro en el eje de la rue- da de escape, la presión del diente dirige la leva para abajo, obligando al áncora contra el tope de punto muerto (Fig. 53). Para verificar el

impulso, se dan al muelle real dos vueltas; retírese el papel do- blado, y muévase cuidadosamente el áncora hasta que un diente de la rueda de escape esté justamente a punto de dejar la cara de retención de la leva, y entonces, en este preciso momento, si el áncora se suelta de repente, volverá al tope sobre el cual originariamente tocaba. Pruébense ambas levas de la misma ma- nera. Esta comprobación es muy importante, pues garantiza

Fig. 51. — Reduc-ción del ancho delos puntos muer-tos solidarios dela platina.

Fig. 52. — Ensan- chamiento de los puntos muertos solidarios de la platina.

Camino s/ fli/nto muerto —*

Fig. 49. •— Movimiento apro- ximado del áncora, que cons- tituye el camino a punto

muerto.

Fig. 50. — Se de-ben conservar pa-ralelas las espigasde punto muertodespués de torci-das.

Fig. 53. —Conarrastre.

Fig. 54. — Sinarrastre.

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54 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO ESCAPE DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORRECCIÓN 55

que el dardo del áncora está libre del platillo de seguridad. Sin impulso, el reloj podría funcionar-satisfactoriamente, si se man- tuviera estacionario en posición horizontal, pero no sirve para la práctica, siendo esencial que el áncora tenga impulso.

Lo que pasaría si no hubiera impulso, es que una ligera sa- cudida haría retroceder el áncora, de modo que el dardo rozaría con el platillo de seguridad. Se ha visto que el camino a punto muerto facilita el impulso.

sar. Manteniendo todavía las herramientas en posición, sóplese sobre las levas para enfriar y solidificar la goma laca.

No es suficiente correr a un lado la leva y quitar el áncora del calentador. La cantidad de movimiento que se necesita para corregir la leva es tan poca que si la leva no se mantiene en posición hasta que la laca se haya solidificado, es probable que vuelva a la posición errónea. Si después de la verificación el im- pulso es aún insuficiente, la leva debe cambiarse por otra lige-

Fig. 56. — La flecha indica

el juego exterior.

Fig. 57. — La flecha indica

el juego interior.

Fig. 55. — El ángulo de la leva se mide desde el centro del piñón de escape. Para aumentar el arrastre se mueve la leva en la dirección indicada por la

flecha en la segunda ilustración.

La figura 54 muestra una leva situada radialmente, en la que se ve la tendencia del diente de la rueda del escape a im- peler la leva hacia arriba, separándola de la rueda. En cambio, mirando la figura 53, en la que la cara de la leva está a un án- gulo con el radio, se comprende que la leva es impelida hacia el centro de la rueda.

Si no hay impulso, o es débil, o sea, si la palanca del áncora no retrocede a punto muerto, cuando se verifica según las ins- trucciones anteriores, precédase como sigue: descargúese el mue- lle real y retírese el áncora de la máquina. Se pone sobre el ca- lentador, para arriba la parte de la laca, y se coloca un pedazo de laca al lado para que sirva de indicación del calor. Calién- tese hasta que el pedazo de indicación se ablande, retírese el ca- lentador de la llama y póngase sobre una madera en el banco; entonces mientras se sujeta firmemente el áncora con unas pin- zas sobre el calentador, empújese la leva al ajuste necesario, ha- cia un lado, como indica la figura 55, con una punta de engra-

ramente más estrecha. En algunas paletas pu sancharse un ede enpoco el encaje; la mejor herramienta para hacerlo es el pulidor de la entalladura de la palanca del áncora, el cual se describirá luego. Nunca he visto aún el par de levas con demasiado im- pulso, de modo que creo no es necesario pensar en su corrección. La próxima verificación será para tener la seguridad de que la rueda de escape tiene el tamaño correcto. Ésta se hace com- probando el juego por dentro y por fuera. Con el áncora en posición, se dan dos o tres vueltas al muelle real y se vuelve a poner los dobleces de papel. Se mueve el áncora hasta que un diente de la rueda de escape se apoye sobre la cara de retención de la leva de entrada. Ahora, con mucho cuidado, se sigue mo- viendo el áncora hasta que el diente justamente va a dejar la cara de retención, y cuando está en esta posición exacta, pruébe- se el juego de la rueda de escape. El talón de un diente será in- terceptado por la leva de entrada, y la punta del diente cuarto, tres después del interceptado, será detenido por la parte poste- rior de la leva de salida; véase la figura 56, donde se indica la cantidad de liberación. Esto es conocido por juego exterior. Muévase ahora el áncora hasta que la leva de salida detenga un

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56 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO ESCAPE DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORRECCIÓN 57

diente, disponerlo hasta que el diente esté justamente a punto de liberarse, y verificar otra vez. Aquí solamente tenemos tres dientes entre las levas, y la figura 57 indica en dónde debe comprobarse el juego interior.

La aparente libertad de los juegos interior y exterior ha de ser igual. Poco o ningún juego exterior y un exceso de juego interior demuestra que la rueda de escape es demasiado pequeña. Por el contrario, una ausencia de juego interior y un exceso de juego exterior significa que la rueda de escape es demasiado gran- de, y el único remedio para ambos casos es cambiar esta rueda por otra de tamaño correcto. Afortunadamente, esta necesidad no se presenta a menudo. Si los juegos exterior e interior no son exactamente iguales (puede uno ser un poco mayor que el otro), no es necesario exponerse a inconvenientes para corre- girlo a no ser que, naturalmente, haya algún indicio de entor- pecimiento por falta de libertad o juego, cuando la rueda de es- cape ha de cambiarse.

Otro término que requiere definición es el ángulo. En rea- lidad es la alineación del áncora con la palanca. Este término fue introducido por los constructores del antiguo escape inglés, en el cual el áncora está formada por dos partes, las paletas y la palanca, unidas a un determinado ángul el capítu- o. (Véase lo XVIII, pág. 344.) El término "ángulo" se refiere también al movimiento angular de la palanca, y se dice escape a "gran ánguío" o a "pequeño ángulo", pero no nos ocuparem s de oestos escapes. cuando se emple Así es que a la voz ángulo, se re- fiere a la alineación de la palanca del áncora.

Para verificar el ángulo, coloqúese el áncora en posición, dése una o dos vueltas al muelle real y póngase la cuña de pa- pel doblado. Mover el áncora con un palillo puntiagudo, y en seguida un diente de la rueda de escape se sale de la leva; man- téngase el palillo apartado y anótese cuidadosamente la posición de la punta del dardo respecto al canto del rubí inferior; ésta puede señalar justamente el canto exterior, o quizá un poco ha- cia el interior. Ahora muévase hacia el otro lado y repítase el procedimiento, anotando también la posición del dardo. Para que la palanca esté en ángulo, debe estar exactamente en la posi- ción correspondiente en relación con el rubí. (Véase la figu-

r a 58.) En otras palabras, la palanca debe moverse una cantidadigual a ambos lados del centro del rubí inferior del volante. Esta comprobación puede parecer tosca, pero responde satisfactoria- mente.

La verificación correcta se hace colocando el volante en po- sición s el muelle espiral, con el muelle real parcialmente en- inrollado áncora con el papel de cuña. Reténgase el volante, y elcolocando una cerda de cepi- llo de relojero debajo del puente del volante. Esta cer- da elimina el juego axial del árbol del volante y así lo mantiene sujeto a una fric- ción ligera. Ahora se hace gi- rar cuidadosamente el volante hasta que un diente entra en contacto, y desde este mo- mento girarlo más despacio que antes, anotando la canti- dad de movimiento de la palanca provocado por el elipse des- pués que el diente se ha liberado. Invertir el movimiento del volante y repetir el procedimiento en la dirección opuesta de giro.

Para ser correcto, el movimiento s bre cada lado ha de ser oigual, aunque en un escape fino no debería haber movimiento alguno de la palanca. Aun en una máquina fina, no siempre es posible realizar la verificación del ángulo de esta manera con el escape de áncora con la palanca en línea recta. Algunas máqui- nas están construidas de modo que puede efectuarse fácilmente la verificación, pero en la mayoría se verá que es dificultosa, por no poderse observar el áncora mientras se realiza aquella ope- ración.

Para la verificación anterior debe quitarse el muelle espiral de su eje, siendo necesario hacerlo con cierta habilidad. Cuan- do se agarra el volante, siempre debe hacerse por los extremos de los brazos, y evitar presiones que puedan deformar su llanta, si es del tipo compensado (Fig. 59). Tómese una herramienta similar a la punta de engrasar (Fig. 11 a) e introdúzcase su

Fig. 58. — Verificación del ángulo del

áncora.

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58 - '. MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

hoja en la ranura de la virola del espiral del volante. Sujetar firmemente el volante y dar a la herramienta un giro en sentido contrario al de las agujas del reloj y al mismo tiempo empu- jando hacia fuera del volante. Se verá que esta sencilla maniobra suelta la más apretada virola con perfecta seguridad. Algunas

veces la ranura de la virola es tan ancha que la hoja de la pun- ta de engrasar no po- drá actuar; en este caso, se usará una he- rramienta de hoja del- gada que pueda inser- tarse debajo de la virola. Un destorni- llador bien afilado puede servir perfecta- mente, como se indica en la figura 6o, y ca- si es preferible al mé- todo anterior.

Estudiaremos un Fig. 59 - Para sacar el espiral del volante, se caso definido para la da a la herramienta el movimiento de retorcer . , . ,

y levantar. corrección de un án- gulo falso. El diente

del escape ha establecido contacto justamente con la leva de entrada y el dardo señala el borde exterior del rubí. En el otro lado el dardo señala más allá del borde exterior, indicando que la palanca debe torcerse hacia el centro del rubí. Para hacerlo, precédase así: saqúese el áncora y obsérvese si es de metal duro o blando. Las áncoras de color de latón o de bronce son blan- das, y las de color blanco deben probarse. Inténtese pinchar con la punta de una aguja el metal por la cara inferior; si la aguja señala el metal, es blando, pero si la aguja resbala, el metal es duro, o, al menos, demasiado duro para torcerlo con seguri- dad. Este método es parecido al que emplean los lapidarios para saber la dureza de las piedras preciosas, pero en lugar de una punta de diamante, como ellos, nosotros usamos una aguja

ESCAPE DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORRECCIÓN

como modelo de dureza. Si el áncora es de metal blando, podrá torcerse seguramente con el herramental que mostramos en la figura 61.

Este herramental no es fácil encontrarlo hecho, pero es muy

N

Fig. 60. — Quitando el espiral por apalancado

sencillo de construir. Un trozo cuadrado de latón de aproxi- madamente 5 cm de lado por 2 mm de grueso, forma la base. Se taladra en el centro un agujero bastante grande para que quepa holgada- mente el eje de la palanca y permita libertad suficien- te a fin de que el áncora pueda moverse y ponerse en contacto con los pasa- dores, en número de cua- tro, dispuestos a unos 2 milímetros del agujero, con una altura de 2 mm aproximadamente. La ilus- tración lo aclara perfecta- mente. El áncora debe estar colocada con su parte superior so- bre el herramental, como se ve, y la palanca presionada con un palillo de boj. En el caso que se presenta, la palanca debe tor-

59

Fig. 61. — Herramental de torcer la pa-

lanca del áncora.

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60 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO ESCAPE DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORRECCIÓN 61

concerse conforme indica la flecha, y los pasadores marcados, A y B, del herramental deben soportar la presión. Cuando se apli- ca la fuerza para torcer, la reacción debe estar en los pasadores y no en el eje del áncora. Debo encarecer que el torcido se haga por pequeños y repetidos toques y probando en la máquina

frecuentemente. Cuando usamos este sencillo herramental no tenemos un gran dominio sobre el torcido; por esto son indispensables mucha precaución y cuidado, pues es muy perjudicial torcer exageradamente hacia un lado y des- pués tener que hacerlo hacia el otro.

Si el áncora es de material duro, tendrá que martillarse, esto es, obligar al metal a torcerse por extensión y com- presión en un punto de la palanca. Para hacerlo manténgase el áncora sobre un yunque o punzón, sujetado en el torni- llo de banco, y con otro punzón con punta de cincel (de canto bien redon- deado) golpear como muestra la figu- ra 62. Esto obligará a la palanca a tor- cerse para arriba. Empleando este mé- todo, tenemos cierto dominio sobre el doblado del áncora, pero aun así, es de aconsejar hacer muy pequeñas modifi-

caciones, y comprobar frecuentemente en la máquina. El cincel puede dejar señal en el costado de la palanca, pero

se borra con un pulidor, polvos de esmeril y aceite. Las ins- trucciones sobre el uso del pulidor se darán en el capítulo que trata de la construcción de piezas nuevas.

Comprobando el ángulo, sabremos también si la palanca tiene la longitud correcta. Después que un diente de la rueda de escape se ha liberado de la leva, anótese el movimiento de la palanca, antes que la elipse abandone la entalladura. Se ha dicho que en un escape bien proyectado y bien construido, este movi- miento ha de ser nulo o despreciable, pues siendo así, indica que el áncora tiene la longitud adecuada. Si el movimiento es

siderable antes de que la elipse se libere de la entalladura, la palanca es demasiado larga. Como orientación para saber si la palanca debe acortarse o no, se tendrá presente que indica una longitud normal para el áncora el que ésta pueda moverse un poco después que el diente de la rueda de escape ha establecido contacto con la cara de retención y la elipse está aún en con- tacto con la entalladura de la pa- lanca, de modo que cuando la elip- se se ha liberado de la entalladura, sea posible acercar la palanca aun más al punto muerto. El movi- miento de la palanca, después que la elipse se ha liberado de la enta- lladura, sería aproximadamente el camino al punto muerto. Si el mo- vimiento es menor que éste, la pa- lanca debe acortarse.

Por otro lado, la palanca es de- masiado corta cuando haciendo girar el volante hasta que la elipse engrane en la entalladura, ésta se desengrana antes que el diente de la rueda de escape se ha retenido. Tal condición es completamente posible y el reloj continuaría funcionando. Esta acción de impulso se efectúa a una cierta velocidad, y si la im- pulsión del volante movió el áncora de modo que se efectuara la retención, el volante no recibirá su impulso completo, mo- tivando la consiguiente debilitación de las oscilaciones y sub- siguiente efecto sobre la regulación del reloj.

Si se ha comprobado que la palanca es demasiado larga, precédase a acortarla de la manera siguiente: quítese el dardo, el cual va montado por el lado de las levas, y empujando hacia éstas, saldrá. La herramienta que se muestra en la figura 63 es útil para ello. Úsense unas pinzas viejas y háganse entallas sólo en el costado de una hoja. La figura muestra estas pinzas em- pujando el dardo a la posición. Invirtiendo las pinzas, el dar- do puede sacarse con seguridad.

Se coge el áncora con la mano izquierda, como indica la figura 64. En la mano derecha se tiene una varilla redonda de hierro, o de acero suave, de un diámetro igual al de curvatura

Fig. 62. — Golpeando lapalanca, para doblarlacomo indican las flechas.

Fig. 63. — Empujando el dardo

a la posición.

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62 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO ESCAPE DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORRECCIÓN 63

de los cuernos de la entalladura (Fig. 65). Apoyando la mano izquierda en el banco, y la varilla cargada con polvos de esme- ril y aceite, se procede a pulir la palanca a fin de acortarla. Den- se pasadas cortas y firmes, girando la varilla al mismo tiempo.

En este sitio el áncora es muy delgada y no se requerirá un pulido a fondo para quitar el metal; por lo tanto, des- pués de pocas pasadas com- pruébese en la áq m uina. No es necesario montar el dardo para cada comprobación, sino solamente al dar el trabajo por terminado. Cuando se tiene la longitud correcta, limpíese el pulidor de polvos de esmeril y límese la super- ficie de éste con una lima muy fina, haciendo cortes circula-

res como si se hiciera un pasador. Recargúese el pulidor con diamantina y repítase la operación de pulido, haciendo movi- mientos rápidos, tanto en sentido longitudinal como en senti- do circular. Esta operación daiá un buen pulido a la superficie interior de los cuernos. Cuando se hace esto, o cualquier otro ajuste por el cual se quita metal, asegurarse bien antes de decidir. Es fácil quitar metal, pero es dificilísimo volver a ponerlo. Pién- selo bien antes de empezar y compruébese fre- cuentemente.

Se notará que la varilla es redonda y que los cuernos interiormente se harán circulares. Esto puede que no sea muy correcto, pero es bastante exacto para el reparador. La curva interna de los cuernos debe ser igual a arcos de circunferencias iguales con cen- tro en el del ej n e del volante estando el áncora en contacto cocada uno de los topes de punto muerto. En algunas fábricas suizas, las caras interiores de los cuernos se hacen planas para liberar la elipse, de lo que se deduce que la curvatura no es cuestión importante.

Después de acortar la palanca del áncora generalmente no resulta práctico volver a montar el mismo dardo, y por lo tan- to será necesario hacer uno nuevo. Más adelante se dan ins- trucciones sobre ello.

Si se cree necesario alargar la palanca, coloqúese la cara su- perior para abajo sobre la superficie lisa de un yunque plano, sujeto en el tornillo de banco, de una manera similar a la querepresenta la figura 62. Con un punzón de extremo plan o sealarga la palanca, haciendo igual que cuando la dobláb amosgolpeando en su costado. Sobre todo es rescindible qu imp e el extremo sea plano para no provocar ni a curvatura. Otro ngunmedio a adoptar si la palanca es demas corta, consiste en iadoavanzar un poco la elipse. Para hacerlo, basarse en las instruc- ciones dadas sobre la longitud de la elipse; pero no se olvide que sólo es un remedio circunstancial y que no es correcto recu- rrir al mismo.

Todavía hay otro juego a comprobar en las piezas y que es necesario corregir si se encontrara defectuoso. Se le llama juego en el punto muerto, refiriéndose a la libertad de movimiento del dardo entre el punto muerto por un lado y el platillo por el otro. Mientras el volante está en posición, y aun sin el mue- lle espiral, y con el muelle real ligeramente cargado, gírese el volante hasta que la elipse se libera de la entalladura del án- cora. Manten as er el volante en esta posición, y con unas pinzfinas o un palillo puntiagudo, ensáyese el juego del áncora. Si la palanca se empuja hacia el platillo, debe volver perceptible al punto muerto. Pruébese en los dos lados. Es difícil precisar la cantidad de libertad, pero como orientación diremos que de- bería ser aproximadamente igual al camino al punto muerto. La figura 49 en la página 52 da una idea de la cantidad reque- rida de libertad.

Si el juego de los puntos muertos es prieto en ambos lados, el dardo ha de acortarse. De .ninguna manera deben modificarse los topes para corregirlo. Esta corrección se efectúa sólo con el dardo.

El dardo tiene por misión, principalmente, asegurar que la entalladura esté en buena posición para recibir a la elipse, cuan- do el volante oscila. No es una pieza funcional del escape, y el

Fig. 64. — Reduciendo la longitud de la palanca por pulido de los cuernos.

Fig. 65.—Sec-ción del puli-dor, del mis-mo diámetroque la entalla-dura.

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64 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO /

reloj marchará bien sin él, suponiendo que se conserve en una posición fija. Para acortar el dardo, sujétese el áncora como en la figura 6 se rebaja su extremo, 6 y con una barreta Arkansas dejando s figura 67. El ángulo u forma en V, como muestra lade la V debe ser algo menor de 90°. .< Si el juego al punto muerto es excesivo en un lado y escaso

Fig. 66. — Reduciendo la longitud del dardo con una piedra americana o ba-

rreta Arkansas triangular .

ESCAPE DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORRECCIÓN

dardo nuevo, pruébese con el áncora en posición. Disponer la máquina como para las pruebas anteriores y sujétese el dardo co e ma y en-

65

ntra el platillo con un palillo puntiagudo d dera, tretanto, se hace girar el volante hasta que la elipse se meta en la entalladura. Para ser correcta la elipse, debe entrar comple- tamente libre, sin tocar los cuernos del áncora. Si tocara, podría hacerse la necesaria corrección, alargando ligeramente el dardo, pero sin que afecte materialmente al juego de punto muerto. Si

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ti

en el otro, el dardo debe torcerse para igualarlos. El juego ex- cesivo en el punto muerto se corrige, o haciendo sobresalir un poco el dardo, o montando otro nuevo más largo. Es más rá- pido generalmente poner otro dardo. Límese un pasador de la- tón con una conicidad muy pequeña y larga, el cual se bruñe

Fig. 68. — Montando un dardo nuevo

con un bruñidor plano y se introduce por el lado de las paletas del áncora (Fig. 68). Córtese su parte posterior con unas tena- zas finas dejando que sobresalga un poco, y la parte activa cór- tese aproximadamente a la medida y se acaba limando con una barreta Arkansas, como ya se ha explicado.

Después de corregido, o de terminado si se ha construido un

Fig. 69. — Vista ampliada del doble platillo y del extremo de la palanca del áncora, mostrando la posición correcta del dardo en relación con el platillo

de seguridad.

esto no es posible, por exigir un alargamiento excesivo del dar- do, redúzcanse ligeramente los c la re- uernos. Empléese una varildonda, para pulir, de un diáme ndi- tro un poco mayor que el icado en las figuras 64 y 65, de la de modo que la longitud palanca no salga afectada más q ne- ue en lo indispensablementecesario, pero en cambio se au ura menta el radio de la curvatinterior de los cuernos. Mientra cuer- s se pule, los cantos de los nos se tocarán sólo lo estrictamente necesario.

Cuando se mantiene el dar com- do contra el platillo para probar la facilidad de entrada dura, de la elipse en la entallaaprovéchese la oportunidad para cape verificar que la rueda de esno esté fuera de retenc cape no ión. Si el diente de la rueda de esestá retenido y ha empezado a impulsar, el camino es demasia- do grande, o el juego en el punto muerto es excesivo.

La elipse debe sobresalir del platillo de impulso, como má- ximo, la distancia que hay hasta el platillo de seguridad, como se ve en la figura 69. En algunas máquinas es difícil ver la ac- ción de la elipse, y en otras hay una ranura en la platina poste- rior, debajo del volante, que permite su inspección.

Fig. 67. — Vista amplia-da del dardo. La puntaha de tener un ánguloligeramente menor de90 grados.

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66 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO ESCAPE DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORRECCIÓN 67

Si la elipse es demasiado larga, poner el volante (sin el muelle espiral), con el platillo para arriba, sobre el calentador de azular con un pedazo de goma laca al lado. Con una llama de alcohol debajo se calienta y, cuando el pedazo de laca se ha ablandado, empújese suavemente la elipse para abajo con la

hoja de un cuchillo. Man- téngase sobre la llama un

rato más, a fin de que la laca llene el extremo fijo de la elipse. Dar el mínimo de ca-

lor preciso para ablandar la laca, y así no habrá peligro de revenir al azul el eje del volante.

Otro sistema de mover la elipse consiste en calentar con la herramienta de la figura 70. Su construcción es muy sencilla: dos pedazos de alambre de latón o de cobre, se retuercen con- juntamente y se meten por un extremo en un mango pequeño;

Fig. 71. — Calentando el platillo para ajustar la elipse

al otro extremo se le da la forma de agarradero, se martillean las puntas libres de los alambres para aplanarlas y se les tuerce hacia dentro formando un espacio hueco. A los extremos se les da, con una lima, una forma adecuada para que, cuando la he- rramienta es empujada contra el platillo de la elipse, actúe como unas pinzas elásticas. Para usarla, se calienta la parte de la herramienta formada por los alambres, y se prende en el pla-

tillo de impulso cerca de la elipse. Tener el volante junto al banco para que el mango de la herramienta descanse sobre él, q permitiendo ajustar la elip- uedando así la mano derecha librese con unas pinzas, tal como se representa en la figura 71.

Cuando se ha de poner goma laca nueva, se aconseja limpiar bien de todo residuo anterior, en primer lugar con bencina y después con alcohol metílico. No deben quedar trazas de aceite, pues de lo contrario la goma laca no se pe- garía.

Las elipses de tamaño defec- tupso han de corregirse. Y si no tienen la libertad suficiente en la entalladura, ésta debe ensancharse, usando para hacerlo la herramienta que se reproduce en la figura 72. Con un pe- dazo de alambre de latón duro se hace una curva en forma de arco, que se mete en dos agujeros que se han practicado en un

trozo de muelle real, después de haberlo recocido. Al arco se le da la forma con- veniente para que actúe de resorte y no se desprenda del pe- dazo de muelle, y así se logrará que éste quede recto. El pedazo de muelle se

pulimenta con un alisador de cuero por la parte contra-ria al arco, haciéndolo en sentido transversal. Luego se carga el muelle con polvos de esmeril y aceite, siendo su manejo el que puede verse por la figura 73, Se dan dos o tres pasadas en cada lado de la entalladura, recordando que si ésta tiene las paredes delgadas, este pulidor las rebaja rápidamente. Cuando ya casi se ha logrado el punto de libertad que se deseaba, se limpia el pulidor con un trapo y se alisa con el cuero como antes. Seguidamente cargúese con diamantina y se pulen las pa-

Fig. 70. — Herramienta para calentarJa goma laca que fija la elipse. Fig. 72. — Herramienta para en-

sanchar la entalladura del án- cora.

Fig. 73. — Puliendo la entalladura del áncora

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69 68 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO ESCAPE DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORRECCIÓN

redes de la entalladura. La pequeña curvatura que produce la ac- ción del pulidor origina uña superficie ligeramente redondeada en la pared de la entalladura, cosa que consideramos beneficiosa.

Si la elipse tuviera excesiva libertad dentro de la entalla- dura, cambíese por otra ligeramente mayor, lo que exige agran- dar el agujero de la elipse en el platillo de impulso. Además, la modificación que necesitamos hacer es relativamente pequeña, y el platillo puede aceptar una elipse mayor. Para ensanchar el agujero de la elipse, límese un pedazo de alambre de hierro o de acero suave, .a la forma de la elipse, generalmente algo mayor que un semi in- círculo, pero menor para que el alambre puedatroducirse f bre con ácilmente en el agujero. Cargúese este alampolvos de esmeril y aceite y púlase el agujero, a fin de ensanchar el diámetro. No es nece a. Algu- sario pasarle, luego, diamantinnos técnicos recomienda del án- n cerrar un poco la entalladuracora al objeto de cor eg oyectado r ir este defecto, habiéndose pryunques especiales para es creo lograrlo. JVo lo recomiendo, puque es una práctica peligrosa, con el riesgo grave de rotura de la entalladura, o, al menos, de desbaratarla, y también con po- sibilidad de poner el áncora fuera de ángulo.

Los ángulos relativos de las caras de impulso de las levas y de las de los dientes del escape, vienen determinados por el fabricante. Los relojeros americanos dan a esto una gran im- portancia, pero considero que el reparador no puede hacer otra cosa que cambiar las levas si son incorrectas. Los ángulos de las levas y de los dientes son complementarios, y están dispues- tos de tal forma que nunca, durante la acción completa de im- pulso, las caras coincidan. Si coincidieran, habría un decidido arrastre, como una succión o una adhesión por aceite. Por esta razón no hay más remedio que cambiar la leva o las levas.

Se puede dar el ángulo deseado por medio de un disco de cobre cargado con polvos de diamante, pero no lo recomiendo por no creerlo práctico ni económico para el relojero reparador.

Si se observan con una lupa de doble lente los dientes de la rueda de escape cuando se mueven a lo largo de la cara de im- pulso, probablemente pod z entre el diente y la rá verse la luleva. El talón del diente de escape es la única porción de diente que debe establecer contacto con la leva (Fig. 48), y sólo es

cuando el diente deja la leva, que la punta de la cara de impul- so del diente del escape la toca. Recuerdo un escape bien hecho, en el cual los dientes tenían un ángulo de tres gr s; la leva adode entrada en su cara de impulso, 10° 20', y la de salida, 23° 10', como puede verse en la figura 44.

La verificación de si el escape está en fase es muy importante y fácil de lograr. Para estar el escape en fase, la elipse debe estar en el centro de la entalladura cuando el volante está parado y el muelle real descargado. Este no siempre es el camino conve- niente para hacer la verificación, ni es siempre exacto. La fase es un término medio que depende de ligeras inexactitudes del es- cape (y son muchas, como antes he hecho observar). El modo mejor de hacerlo consiste en dar dos o tres vueltas al muelle real con el escape todo montado. Sostener la máquin a con la mano izquierda, y con un palillo en punta en la derecha, in- tentar parar la oscilación bien pro- del volante. En un escape porcionado y correcto n Si éste no o se podrá parar el volante. se detuviera, el escape está en fase. En muchos relojes se verá que el volante se para, y la prueba consiste entonces en ver si tiende a pararse más en un lado que en otro. El escape está en fase si se para por igual en ambos lados, esto es, durante la ac- ción de las dos levas. Pongamos un caso definido: mover el vo- lante, cuyo brazo estará constantemente empujado por la pun^ ta del palillo. El volante se mueve de modo que la leva de en-> trada se detiene en el diente y el volante se para; muévase la punta hacia el otro lado del brazo y gírese el volante para que se suelte; entonces oscilará vivamente media vuelta parándose por la punta de madera. Se continúa conduciendo el volante hasta que se para en la leva de salida. Mover el volante para que despegue otra vez y notamos que es necesario conducir más le- jos para el despegue en la leva de salida que en la de entrada, indicando esto que la virola del espiral del volante ha de co- rrerse hacia la leva de salida. Lo que debe correrse la virola, so- lamente puede averiguarse por tanteo.

Siempre es mejor y más seguro retirar de la máquina el volante cuando intentamos correr la virola. Introdúzcase la hoja de la punta de engrasar en la virola y darle una ligera torsión que le hará girar en el eje. Colocar el volante sobre

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70 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO ESCAPE DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORRECCIÓN 71

un yunque y apretar fuertemente la virola hacia abajo, pues la corrección puede elevarla algo y motivar que no girara plana cuando esté nuevamente en la máquina. En este momento podría ser ventajoso hacer una revisión del escape. Empezaremos por el platillo de impulso para asegu-

rarnos de que no toca con la entalladura del áncora,

según la figura 69. Si la

toca, el platillo debe co- rrerse un poco en el árbol, y aun puede ser necesario rebajar su asiento en él (fi- gura 74). Otro método

consiste en torcer la pa- lanca del áncora, tomando antes las precauciones ya explicadas respecto a la clase de su metal. Suponiendo que precisa torcerla hacia abajo, quítese el áncora de la máquina, y coloqúese so- bre un bloque de madera, con su cara superior hacia abajo. El bloque de madera debe tener un agujero en el cual cabrá hol- gadamente el eje de áncora. Con el exterior redondeado de unas pinzas, o con un pequeño bruñidor ova- lado, apretar la palan- ca, como indica la figu- ra 75; esto, como es natural, obligará a la palanca a torcerse. Si conviene torcerla en el otro sentido, se invier- te y se aprieta en la otra cara. En este caso, el bloque de manera ha de tener otro agujero para que el dardo quede libre. Hasta qué punto debe apretarse depende de la dureza del metal del áncora.

Conviene comprobar a continuación que el dardo esté libre de la luneta del platillo de seguridad (Fig. 76); pero no siem- pre es posible verlo en un escape moderno. Cuando se hace la

prueba para cerciorarse de que el dardo funciona correctamente, se mantiene el áncora de modo que el dardo toque al platillo de seguridad, y entonces se hace girar al volante para asegurarnos de que la elipse se introduce como es debido en la entalladura. Si durante la prueba se notara un efecto de trabado, puede achacarse a que el dardo toca la esquina de la luneta del platillo de seguridad, o roza en el fondo de la misma. Si existe alguna duda, se unta la punta del dardo con tojo y aceite, y se repite la prueba; luego se quita el vo- lante y se inspecciona el platillo de seguridad. Si hay trazas de rojo en la luneta, deberá hacerse ésta más ancha o más profunda. Por las trazas de rojo se verá dónde está el fallo

Cuando el escape está despiezado es el momento de inspec- cionar la fijación de sus varios componentes: asegurarse de que el eje del volante está firme en él, el platillo seguro en el eje y la elipse segura en el platillo. Ver si la virola del espiral está prieta en el eje del volante. Vigilar que las levas estén bien seguras, que el áncora esté firme en su eje y que el dardo esté fijo. Luego mirar si el piñón está prieto con la rueda de escape. Escudriñar muy de cerca para cerciorarse de que el rubí y el contrapivote están bien sujetos.

La más ligera flojedad de cualquiera de las piezas mancio- nadas tendrá un señalado efecto sobre la regularidad de la marcha del reloj, siendo una buena costumbre el comprobarlas, pues una falta de esta naturaleza no descubierta puede acarrear serias consecuencias difíciles de remediar.

Examinar si las levas y la elipse están descantilladas; si es- tas piedras no se hallan en buenas condiciones, sobre todo en sus caras operantes, hay que cambiarlas sin dudar. Vigilar los rubíes contrapivotes por si algún pivote ha podido erosionarlos en su centro. El único remedio en tal caso está en cambiarlo. Mirar si la periferia del platillo de seguridad está bien pulida. No debe tener ni rebabas ni rugosidades, y los cantos de la lu- neta también deben estar libres de rebabas. Si existiera alguna rugosidad en la periferia del platillo de seguridad, habría el

£ JE DEL VOLANTE

Asiento (/e/ va/arríe S/ento con feo \ \ j» / t ~ —

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Fig. 74. — Partes del eje del volante

Fig. 75. — Torciendo la palanca sobre unbloque de madera.

PLATILLO DOBLE

Fig. 76. — Piezas que componenel platillo doble.

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72 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO ESCAP ECCIÓN E DE ÁNCORA, SU EXAMEN Y CORR 73

peligro de que el dardo, al tropezar con ella, transmitiera una sacudida al reloj.

Cuando un reloj recibe una sacudida el áncora deja el punto muerto y el dardo entra en contacto con la periferia del platillo de seguridad; entonces, si la sacudida viene cuando la elipse está a punto ente la elipse en de entrar, el áncora recibirá libremsu entalladura. Pero si la sacudida se presenta estando la elipse a alguna d levas ten- istancia de la entalladura, el impulso de las drá tiempo a atrás al de actuar, siendo el áncora impulsada hacipunto muerto, por la rueda de escape, y luego todo vuelve a su funcionamiento normal.

Debe comprobarse si los dientes de la rueda de escape están libres de la parte metálica del áncora. Si queda alguna duda — la rueda de escape puede fluctuar ocasionalmente durante la caída — úntense los dientes de la rueda de escape con una mez- cla de rojo y aceite y se prueba otra vez. Si se notan trazas de rojo en algún punto de las paletas, debe rebajarse en este punto. No se olvide quitar, después de todo, el rojo, por ser una subs- tancia perniciosa para la máquina, si se deja.

La marcha irregular de un reloj ya viejo puede ser conse- cuencia de un áncora desequilibrada. Puede el impulso no ser potente y una ligera sacudida hace que el áncora caiga fuera del tope de punto muerto, y así permite que el dardo pegue al pla- tillo de seguridad. El remedio está en equilibrar el áncora y hacer que el impulso sea un poco más definido.

El equilibrado del áncora ciertas veces es completamente irrealizable. Algunas máquinas finas tienen piezas de contrape- so en las paletas para este fin; si no podemos equilibrarla, por lo menos podremos reducir el peso de una parte.

Los fabricantes de escapes hacen la verificación que se co- noce por marcha a la mitad para determinar el peso correcto del volante antes de poner el muelle espiral. Generalmente es indi- cio de que todo marcha bien en el escape, que el reloj funcione a medio tiempo. Con el escape montado, pero sin la espiral del volante y con el muelle real cargado, se da al volante una ligera oscilación, la que debería llevar la rueda de escape a la reten- ción, y recibir suficiente impulso para arrastrarlo, funcionando las demás piezas del escape sin la espiral del volante. El volan-

te debe continuar oscilando hasta que el muelle real se haya desarrollado totalmente. Si el volante tiene la masa correcta el reloj funcionará a medio tiempo, esto es, registrará sólo treinta minutos cada hora.

El engrase del escape de áncora juega un papel muy impor- tante en el funcionamiento del mismo, particular del que se tra- ta con detalle en el capítulo IX, Limpieza manual y engrase.

Finalmente, debe comprobarse si la elipse ; si no es verticallo es, se calienta un pedazo de varilla plana d recida e acero, paen forma al bruñidor de extremos de pivote, y se pone sobre la elipse hasta que la goma laca se ab lande y permita ponerlavertical.

Esto me recuerda lo ocurrido a un vi dor, ejo operario finicuyo trabajo consistía en tornear piñones, que tuvo que lim- piar el reloj de un amigo. No lograba que el reloj funcionara bien, hasta que se fue a pedir consejo a un amigo constructorde escapes. Éste calentó un trozo de alamb re, a dolo a laplicánmáquina, con el resultado sorprendente de que el reloj marchara bien seguidamente. Después, aquel operario aplicaba siempre un alambre caliente a toda máquina que reparaba; estaba con- vencido de que había descubierto un "arte misterioso". Ni qué decir tiene que su amigo puso la elipse vertical. Moraleja de esta historia: no hay camino trillado para tener éxito en la repara- ción de relojes, ni hay ningún truco; se debe saber lo que se hace y el porqué. El funcionamiento del escape debe aprenderse por un estudio meticuloso y nada puede dejarse a medio hil- vanar.

El lector creerá que el examen de un escape de áncora es un asunto largo y que la mayoría de relojes no merecen se les de- dique tanto tiempo. Para una persona experimentada, el exa- men tal como lo he presentado no toma más de diez minutos. Las correcciones o modificaciones, si deben hacerse, requieren ya más tiempo, pero es tiempo bien empleado; un reloj no puede hacer buen servicio si su mecanismo vital, el escape, no funcio- na correctamente.

Page 47: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

ESCAPE DE PALETAS CON ESPIGA 75

CAPÍTULO VI

ESCAPE DE PALETAS CON ESPIGA

Los relojes con escape de áncora de espigas juegan un buen papel en la actual industria relojera, y por tanto no deben ol- vidarse. Los ta claserelojes con es de áncora no pueden ser de alta calidad y de ellos no cabe esperar resultados muy precisos, pero son lo razonablemente buenos dada la economía de su precio. De una prueba con diez mil relojes de este tipo, se logró un resultado de un minuto en 24 horas en las posiciones de esfera cara arriba y colgados por el pendan, con sólo 9 fallos. No hay, pues, motivo para el desdén. Afortunadamente este escape es simple; y digo afortunadamente, porque el coste ori- ginal no justificaría una reparación de importe elevado. De he- cho, desde el punto de vista de la producción, es un diseño de escape ef ciiciente y hábilmente concebido. Su proyec ón moder- nista, su basta y robusta construcción y los huelgos que permite, le hacen especialmente apto para la fabricación en serie.

Desde el punto de vista del reparador, su examen es muy sencillo, pues tiene pocas partes complicadas y un ajuste razona- ble puede hacerse rápidamente con el suficiente grado de exac- titud.

Lo mismo que en el caso del áncora a levas, antes de inten- tar el examen del escape debe tomarse en consideración la apa- riencia ugeneral del reloj y la condición de la máq ina, Esta clase de relojes sufren mucho de las incursiones de los aficiona- dos, y pruebas de ello se ven generalmente en la caja, que por sus rascadas y señales, puede dar fe de la vida de la máquina. Suelen presentar casi siempre algunas muestras de uso descui- dado, de caídas accidentales y otros daños que pueden parar el reloj, o producir una marcha irregular, y siguiendo' esta indi- cación quizá podrá localizarse rápidamente la que se supone

ha pasa on el subsiguiente exa- do y lo que puede descubrirse cmen más a fondo.

Sup sarreglo por causas ex- oniendo que no haya rotura o deteriores, por la retención. No es se empezará a verificar el escapenecesari le real parcialmente car- o quitar el volante. Con el muelgado, permítase al volante que oscile, hasta que un diente de la rueda de escape se libere, y entonces pónga- se atención en que la espiga del ánc iga sobre la ora cacara de retención del diente del escape, como se ve en A de la figura 77. Se corre un poco más adelante el volan- te de modo que el diente impulse la espiga a la raíz del diente. Se realiza esta

Retención segura; el dientecae sobre la línea de centro

de la espiga.

Retención insegura; el dien-te cae debajo de la linea de

centro de la espiga.

Sin retención; el diente dacontra la cara de impulso de

espiga.

prueba con las dos espigas y en todos los quince dientes.

Si la retención es defectuosa, o sea, si la espiga de la paleta cae en la cara de impulso del diente, torcer la lengüeta A (figu- ra 87, pág. 8o, y figura 91, pág. 82) hacia la rueda de es- cape. Para hacerlo, agarrarla con los alicates de punta larga y plana y darle una torsión.

Siendo amplios los huelgos del escape a paletas con espiga, el grado de exactitud requerido en las levas del escape a áncora es innecesario, pero, naturalmente, todo escape debe ser correc- to, cualquiera que sea su sistema, si se desean de él buenos re- sultados. Torciendo la lengüeta del cojinete del áncora, puede separarse de la vertical, pues raras veces es posible ajustaría por el final del puente del áncora, pero esto es casi inmaterial, sien- do la cantidad muy pequeña.

Cuando se verifica la retención, es importante procurar que el diente de la rueda de escape caiga algo por encima de la línea de centro de la espiga (Fig. 77). Si el diente cae sobre la espiga, como en B, la rueda de escape empujará el áncora hacia adelan- te, de m que el dardo rozará con el platillo, defecto que re- odo

Fig. 77.— Caída del diente del escapesobre la espiga del áncora.

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76 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO ES CAPE DE PALETAS CON ESPIGA 77

presenta una falta completa de retención, como puede verse en C de la citada figura 77. Después compruébese sí la caída de la rueda de escape es igual en ambas espigas del áncora. Hágase girar el volante para retener un diente y anótese la distancia del diente li ga del áncora. berado hasta que sea retenido por la espiInvertir aya caído so- el giro del volante hasta que un diente hbre la can- la otra espiga, y anótesetidad s desigual, de caída. Si la caída e

debe torcerse la paleta en que está la es ejemplo, se piga errónea. Si, porobserva que la espiga de salida per- mite más caída que la de entrada, se

tuerce la lgu- paleta de la espiga de salida hacia la de entrada. Anos tipo dad s de áncoras con espigas permiten con gran faciliesta tors en ión. Hágase una herramienta como la representada la figur nos a 78. Se toma un pedazo redondo de acero de ui oo mm - de largo por un milímetro de diámetro, se lima el extremo ura y se le para darle la forma que se ve en la citada figpone ranura de la un pequeño mango. Para usarla, se monta la ho ligero giro. rquilla sobre la paleta (Fig. 79) y se le da unGeneralmente tampoco en este caso es necesario quitar el áncora de la máqui- na para hacer la corrección, ya que la paleta es delgada y se puede torcer con facilidad. Debe recordarse siempre que los pivotes del eje del áncora son por lo general muy pequeños, y además pueden ser blandos, de modo que debe ponerse precaución, si conviene quitar el áncora de la máquina para hacer el ajuste. Algunas áncoras de este tipo son más robustas, como vemos en l 87, pág. 8o, y deben a figura quitarse de la máquina para torc unos alicates de pun- erlas con ta plana. Donde ello no es posible, se practica un corte de sierra con la li as cma de hacer la ranura de l abezas de tornillo, como se ve en lpeaA de la figura 8o, y se go la palet errarla, a para ctal como se índica.

Para examinar el juego en el platillo, gírese el volante hasta que e

pruéb

l pasador de impulsión quede libre de la entalladura y

ese el juego. En mu- chos de estos tipos de án- cora se han omitido los topes de punto muerto, ejerciendo sus funciones la raíz de los dientes de la rueda de escape. Inviértase el giro del volante y prué- bese el juego o a vez; de- trbe ser el mismo en ambos lados.

El corregir el juego en el platillo es asunto senci- llo. Puede no haberlo o ser poco en un lado y ex-

cesivo en el otro; en tal caso torceremos la palanca hacia el lado que está en exceso. Para lograrlo, se emplea la misma herramienta de la figura 78, pero tal como in- dica la figura 81. Esta corrección puede efectuarse también sin quitar el volante. Si no hay o es insuficiente el juego en ambos lados, debe alargarse el dardo. Si está hecho de alambre puede

alargarse, torciéndolo pri- mero para abajo y después para arriba, hasta que to- que el platillo, como mues- tra la figura 82. Algunos dardos son solidarios con el áncora en cuyo caso para alargarlos deben esti- rarse. Se coloca sobre un punzón-cincel de extremo plano, el cual, por medio de un portapunzones, se sujeta en un tornillo de Fig. 81. — Uso de la

herramienta de punta banco, como se Ve en la fi- de garra para enderezar la palanca del 1. .

áncora. gura 83, y un ligero golpe

Fig. 78. — Herramienta con punta d arra para torcer la e g

palanca del áncora.

Fig. 79. — Torsión de laspaletas con la herramientade punta de garra, para

disminuir la calda.

Fig. 80. — Acercamiento de las paletas por torsión, después de haber abierto un

corte de sierra en A.

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78 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO ESCAPE DE PALETAS CON ESPIGA 79

( ' <l n II

1!

con el martillo será suficiente en la mayoría de los casos. Debe también mirarse si el pasador de impulso encaja en la

entalladura del áncora. S sta con tor- i se requiere corrección, bacer para arriba o para abajo, según sea necesario, con la herramienta de torcer como indica la figura 84. Pruébese el juego del pasador de impulso dentro-de la entalladura; debe estar completamen-

te libre. Para ver él ¡¡ impulso, gírese el

volante hasta que el pasador de impulso esté libre de la enta- lladura y mantén- gase el volante en esta posición. Con un palillo puntia- gudo muévase el án- cora hasta que el dardo toque el pla-

tillo de seguridad, y luego suéltese sú- bitamente el áncora. Si el impulso de la rueda de escape actúa, el áncora debe desprenderse suavemente del platillo. El impulso es debido al ángulo de la cara de retención de los dientes de la rueda de escape. Si no hubiera impulso, este ángulo no sería bastante agudo (Fig. 85). El me- jor modo de corregirlo es cambiar la rueda de escape, con la

ir- Fig. 85. — La linea de puntos indica por donde debe rebajarse el diente para aumentar el

arrastre.

buena intención de que la nueva rueda tenga los dientes talla- dos con mayor exactitud. Otro método consiste en cortar los dientes como se indica por la línea de puntos, con lima plana de

aguja. Es un trabajo largo para un reloj barato, pero puede que sea el único remedio. El impulso es esencial, si se quieren obte- ner los mejores resultados. Por lo tanto, ensayar el impulso en ambas espigas del áncora y hacerlo con cada espiga y con los 15 dientes. Estoy convencido de que no se da la importancia debida al impulso, tanto en un tipo de áncora como en otro. El impulso es tan importante como la retención. La experien-

Fig. 86. — Montando una nueva espiga de paleta

cia me ha demostrado que la mayoría de relojeros reparadores saben algo sobre la retención, pero son pocos los que tienen ideas claras sobre el impulso, y aun éstos ciertamente olvidan su im- portancia.

Si las espigas del áncora están gastadas, lo más económico es cambiar el áncora, pero si no es posible, podemos ajustar es- pigas nuevas. Las espigas originales están sólo metidas y apre- tadas; así es que si debemos poner otras han de ser /de un diá- metro algo mayor. El que sean un poco mayores no afectará al trabajo del escape. Saqúense las espigas viejas y se escoge un pedazo de acero que tenga el diámetro deseado. Una aguja de coser corriente sirve muy bien, por ser dura y tener una super- ficie bien pulida. Córtese un pedazo a la longitud requerida, póngase el áncora sobre un banquillo (placa agujereada de ace- ro) ; agárrese la espiga con unas pinzas como muestra la figu- ra 86, y métase dentro del agujero de la paleta. Algunas espigas

Fig. 82. — Procedi- miento de torcer el dardo para alargarlo.

Fig. 83. — Alargamientodel dardo por estirado a

golpes de martillo.

Fig. 84. — Torsión de la palan-ca del áncora para que la espigade impulso ajuste correcta ente.m

Page 50: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

ESCAPE DE PALETAS CON ESPIGA 81 80 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

se hacen al tor utilizando unno, a varilla de acero de un diáme- tro mucho más grande. No requiere otra cosa que meterla en

el agujero por el lado más ancho. Ajustar una espiga nueva no es muy grato desde el pun- to de vista del re- parador. No vale la pena de tornear una nueva espiga, ya que es más rápido limar la antigua al ras y hacer un agu- jero en la paleta pa- ra recibir la nueva. El moderno In- gersoll de bolsillo (Fig. 87) tiene án- cora del tipo robus- to, realizándose la retención en la raíz de los dientes de la rueda de escape. Los huelgos son am- plios, y el reloj fun-

cionará bien con agujeros razonablemente grandes para los ejes de la rueda de escape y del áncora. El eje del volante tiene pivotes cónicos, estando controlado el juego axial por un tornillo. Los pivotes se asientan en cojine- tes, también cónicos, uno en el final del eje y el otro en el extremo del tornillo.

Cuando precisa arreglar o agudizar los pivotes debe quitarse el espiral del volante y sujetar con una pinza elástica de torno el

• j« i . Fie. 88. — Arriba, pi- eje del volante, y mientras se hace girar a vo°e conico de gene_ cierta velocidad se amuela con una barreta ratriz recta; abajo, pi- Árkansas a 45° (Fig. 88), con lo cual se vote có?ic° con la

, ~J *• , 6 . ' generatriz hgeramen- tiene el máximo de resistencia al desgaste te curvada.

y el mínimo de rozamiento. Al écnicos opinan que el gunos tpivote es mucho má cono en vez de s robusto si la arista del ser recta es un poco curvada, como muestra la citada figura.

Fig. 87. — Máqu

Argumentan su opinión diciendo que cuando el eje trabaja vertical la parte curvada del pivote es la que trabaja y en cam- bio no trabaja la punta.

Cuando se trata de un reloj con pivote muy pequeño, la superficie de fricción debe tenerse en cuenta, y de los dos males el pivote más delicado pue- de ser lo menos discutible. Cuando se han borrado to- das las señales de desgaste y la punta tiene una superficie cónica lisa, se termina el co- no con un bruñidor plano, manteniéndolo al mismo án- gulo que la barreta Arkan- sas. Hágase igualmente con los dos pivotes. La oscilación del volante mejora grandemente si los pivotes ha n recibido los cuidados necesarios.

La figura 89 representa parte de una máquina suiza de 13 líneas, fuera qel volante y su puente, para los ue se veantopes de punto muerto.

No hay medios para a justar realmente este escape, si la re- tención es defectuosa. Los pivotes del eje son de la forma usual, asociados con rubí y rubí contrapivote, y han de tomarse las mismas precauciones para el pulido y bruñido finales. La má- quina es del tipo Roskopf.

La figura 90 representa un Ingersoll, de fabricación suiza, de i o £ líneas y del sistema Roskopf; no tiene topes de punto muerto. El poseer un agujero debajo del áncora ofrece un me- dio para el ajuste, si la retención fuera defectuosa. Otra máqui- na suiza, la marca registrada "Ebosa", tiene un tornillo de ajus- te por el cual la posición del agujero inferior del áncora puede situarse.

La figura 91 muestra el áncora con espigas de una máquina de i o \ líneas de la The Medana Watch Company. No es una máquina sistema Roskopf. El tren, el mecanismo de movimíen-

ina de bolsillo y áncora Inger-soll, representados al doble de su tamaño.

Fig. 89. — Los topes de punto muerto.Aparte, el áncora.

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MANUAL PRÁC CO DEL RELOJERO TI

to, etc., son normales, mas el áncora con espigas tiene topes de punto muerto. Los pivotes son del tipo de agujero y pieza con-

trapivote y, por si la rueda de escape no se retuviera, tiene me- Fig. 90. — Máquina Ingersoll de 10 1/2 líneas (tamaño doble). A la izquierda,

la platina superior; a la derecha, el lado de la esfera, y aparte, el áncora.

Fig. 91. — Máquina Medana de 10 1/2 lineas (tamaño doble). A la izquierda,

la platina superior; a la derecha, el lado de la esfera, y aparte, el áncora.

dios de ajustarse. Se ha indicado ya que el polvo es el gran enemigo del escape a áncora con espigas, y como defensa contra él lleva la máxima protección: un guardapolvo delgado sobre la máquina, ajustado alrededor del canto.

Cuando se limpia el escape a áncora con espigas, han de te- nerse en cuenta algunos puntos. Las espigas del áncora tienden a forzar todo el polvo y suciedad en la raíz de los dientes de la rueda de escape. Esto ocutre particularmente en el tipo en que el punto muerto se hace en la rueda. El continuo martilleo sobre dicho punto no sólo acumula la suciedad, s que ino tam- bién la comprime. Si esta su- ciedad comprimida no se qui- ta cuando se limpia el reloj, afectará se ego riamente el juen el platillo y aun hará que el dardo roce con él. La lim- pieza ordinaria no quita esta costra dura, y para hacerlo debe sostenerse la rueda de es- cape entre los dedos pulgar e índice de la mano izquierda Fig- 92. — Modo de quitar la costra

, 1 • , que a veces se encuentra en las raíces y rascar con la hoja de un cu- de los dientes. chillo afilado en el largo de la raíz, únicamente para quitar la costra, pero no el metal, de- jando sólo brillante el canto (Fig. 92).

Procúrese que las espigas estén exentas de aceite congelado; hay que limpiarlas bien con barritas de medula impregnadas de bencina. Hacer lo mismo con la espiga de impulso y con la en- talladura del áncora.

Los pivotes se engrasan de la manera usual. Las espigas de áncora se engrasan cuando el reloj tiene cuerda. Apliqúese un poco de aceite cuando se efectúa la retención sobre un diente de la rueda de escape. Déjense pasar tres entes,di se para el vo- lante y se pone un poco más de aceite como antes, y así sucesi- vamente, hasta que todos los dientes de la rueda tengan un poco de aceite. Al contrario del escape a áncora con paletas macizas, el pasador de impulso se engrasa ligeramente. Póngase un poco de aceite sobre la uña del dedo pulgar con una punta de en- grasar; córtese un palillo de boj en forma de cincel, que se moja con el aceite de la uña y, a su vez, con él se engrasa la elipse o pasador de impulso. Para nuestro objeto, se aplica así el acei- te suficiente.

83 ESCAPE 82

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84 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO

Sobre el engrase de las es escape de lospigas y de la rueda de relojes a áncora con espigas, que no sean del sistema Roskopf, existe una fuerte controversia. Después de la introducción de la rue da de centro y rodaje más fino, la transmisión de la fuerzaal escape se controla mejor. En consecuencia puede emplearse un muelle real menos robusto, y esto, junto con lo anteriormen- te dicho a ace que se acerca del control de la fuerza al esc pe, hdilate la vida rgo, la lubricación tiene útil del reloj. Sin embamucha importancia, para cuyo objeto en el mercado suizo se ha puesto a la venta una grasa especial destinada a los escapes a áncora con espigas. Este lubricante tiene dos ventajas: a) no se desparrama, permaneciendo constante más tiempo que el aceite, y 6) no se mezcla con el polvo tanto como el aceite, según garantiza la casa productora. Esta grasa no se espesa; forma una película fina sobre la bien pulida superficie de las espigas y pa- sadores.

Finalmente, debo advertir que en estos tipos de reloj es me- jor no abusar del engrase.

CAPÍTULO VII

EL TREN: ENGRANAJES Y FORMAS DE DIENTES

Después de los escapes, el tren es la parte de una máquina que requiere mayor atención y estudio. Lo primero que debe- mos considerar en conexión con el tren, es la relación, o sea la diferencia entre el número de dientes de las ruedas y el número de s alas de los piñones. Si las rueda tienen: la de centro 8o dien- te la de escape 15, y los piñones: s, la primera 75, la segunda 8o, i o alas en el primero, i o en el segundo y 8 en el escape, enton-

8o x 75 x 8o x 15 x 2 0 T .. ees --------— ----------------- = 18.000. La rueda de escape tiene

10 x 10 x 8 15 dientes, y se multiplica por 2 porque cada diente actúa en las dos paletas.

Por lo que antecede se comprende que el volante debe ha- cer 18.000 oscilaciones por hora. Cuando han de calcularse el número de oscilaciones del volante, no cuentan los dientes del barrilete ni las alas del piñón de centro. Si el reloj lleva agu-

8o x 15 x 2 x 6o ja segundera, entonces el calculo se hace: -------- — ----------= o

= 18.000 oscilaciones. Con 8o dientes de la segunda, 1 5 X 2 de la rueda de escape, dividido por las 8 alas del piñón de es- cape, y el resultado multiplicado por 6o (pues la segunda da 6o revoluciones por hora), obtenemos 18.000. Por proporción puede calcularse el número de dientes de una rueda, o el núme- ro de alas de un piñón. Si se ha extraviado, por ejemplo, la primera rueda de una máquina, podemos calcular su número de

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86 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJE3O EL TREN: ENGRANAJES Y FORMAS DE DIENTES 87

, 8o x x x 10 x 10 , , . 6od i e n t a s i : - = 6 o , d e l a q u e s a c a m o s x = - - - - e s , 10 x 10 8o = 75, que es el número de dientes de la rueda extraviada.

Si hemos perdido la rueda y el piñón, podemos hallar la relación entre los dientes y las alas por:

x x 8o x 6o x 10 - = 6 o , d e d o n d e — = — - -

1 0 X £ £ 8 0

lo que indica que la rueda ha de tener 7,5 veces más dientes que alas el piñón.

Tomando en consideración el cálculo del resto del tren, se llega a la conclusión de que la rueda ha de tener 75 dientes y el piñón i o alas.

De todas maneras, no nos proponemos dar aquí extensos detalles sobre el cálculo de tren.

Debe decirse ahora que los relojeros otorgan demasiada con- fianza al tren, y así, en la mayoría de los casos ni creen opor- tuno examinarlo. Si no se ha visto nunca el reloj que se va a reparar, o si se supone que el reloj ha pasado por otras manos después que se reparó por última vez, no se tenga nada por ga- rantizado y examínense todos los engranajes. Si el tren está perfectamente libre, cuando se le hace rodar hasta acabar la cuer- da después de haber cargado un poco el muelle real, el tren in- vertirá su sentido de rotación en el momento que el muelle que- de descargado del todo. En otras palabras, antes que la rueda de escape se pare, girará una o dos revoluciones al revés. Esto es debido al rebote, cuando el ojo del muelle real topa con el gancho del árbol del barrilete. Quizá es una prueba algo burda, pero da una idea general bastante clara sobre la libertad de todo el mecanismo del tren. Así pues, antes de empezar a mirar la im- portante cuestión de los engranajes se debe dar una ojeada ge- neral al tren.

Ante todo examinaremos el piñón de cañón; si es del tipo a presión, debemos asegurarnos de que está bastante fuerte para arrastrar las agujas. Es preferible apretarlo ahora, si es necesa- rio, más que cuando el reloj esté montado con la esfera, pues deberíamos desmontarlo de nuevo si las agujas estuvieran flo- jas. O

zarse axialmente, re

tro defecto del piñón de cañón es su tendencia a despla-

comendando consultar el capítulo Ejecuciónde piezas nuevas (montaje de piñón de cañón) para mejor com- prensión de este defecto. Examinar las ruedas del tren, mante- niendo la máquina a la al- tura de los ojos, para ver si todos los ejes están vertica- les; es esencial que las ruedas de centro y la segunda (si hay aguja segundera) estén perfectamente planas u ho- rizontales. Si se tiene algu- na duda, precédase como sigue: vuélvanse a montar el piñón de cañón y las rue- das horaria y minutera; móntese también la corona y el árbol remontoir; en- tonces repóngase la esfera y sujétese bien. Ahora món- tense las agujas horaria, mi- nutera y segundera. Muéva- se la aguja minutera en sen- tido circular normal y obsérvese su camino para ver si corre a la misma altura en toda la esfera; si en un sitio se eleva y en otro opuesto baja, entonces es señal de que la rueda de centro no gira plana. Probar también la aguja segundera de la misma manera, dejando que el reloj funcione por lo menos durante un minuto. La primera y la de escape también deben estar planas, pero no es tan importante porque éstas están desligadas de las otras partes del movimiento y realiza sus funciones correctamen- te. Ni por un momento apruebo que alguna rueda deba dejar de estar perfectamente horizontal, pero desde el punto de vista de la economía no sería prudente gastar mucho tiempo en poner planas las ruedas en una máquina barata; lo importante es sa- ber lo que puede menospreciarse. Si se encuentra que la aguja minutera hace todo el recorrido a la misma distancia de la esfera, pero no así la aguja horaria, es prueba de que el árbol de centro está torcido. Búsquese en dónde lo está, haciéndolo girar entre las patas de un calibre; luego se pone sobre un yun-

7, 5-

Fig. 93. — Golpeando el árbol de centro

para enderezarlo.

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88 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TREN: ENGRANAJES Y FORMAS DE DIENTES 89

que plano de acero con la curvatura para arriba, y se golpea li- geramente con la pena del martillo, como se ve en la figura 93, para enderezar el árbol, con poco riesgo de rotura y sin nece- sidad de recocerlo ni rebajar el revenido, aunque algunas veces es necesario hacerlo para más seguridad.

Corregir estas ruedas, si girando no se mantienen perfecta- mente paralelas a la platina, es asunto de poca monta. Tratan-

Fig. 94. — Montado del mandril para poner recto el agujero de centro

do primero con la rue s a da de centro, hay dos procedimientoseguir para rectificar es i- te error: el primero consiste en encasqullar uno de los agujero s- s, y el otro en rellenar un agujero y depués taladrar otro situ al ado correctamente, con un herramentde verticalizar. Por regl a- a general, cualquiera de estas dos operciones es mejor efectu a- arla en el agujero superior, porque hciéndolo así no alterar el emos los engranajes del barrilete y dpiñón de centro. Si el ede agujero superior está en un rubí, puser más económico rea ero lizar la modificación en el inferior, pesto acarreará el ajuste el forzoso del engranaje del barrilete ydel piñón de cañón. S el upondremos que ha de encasquillarseagujero superior. Mónt de ese la platina inferior en un mandriltorno, disponiendo la v unta arilla de centrar de modo que su pcónica encaje en el agu del jero central, y apriétense las garrasmandril. Colocar el portaherramientas con su lado ancho para- lelo a l a, aproximada 94). a platin mente a 25 mm de ella (Fig.

Aguzar, en punta larga, un palillo de boj. Se retira la varilla de centrar y se mete el palillo en el agujero; se hace girar el mandril rápidamente, manteniendo, entretanto el palillo, lo cual se hace para dar al palillo la forma del agujero. Ahora se ponen en el extremo del palillo unas tenazas, o algo similar, ca- balgando, como se ve en la ilustración. Sin sujetar al palillo, se hace girar el mandril despacio, mientras se vigila con atención el extremo del palillo; si el agujero central de la platina infe- rior está centrado — como debería —, el extremo del palillo

Fig. 95. — Herramienta cortante hecha de una lima vieja

no tendrá movimiento, pero si el agujero está descentrado, aun- que sea ligeramente, el palillo se moverá arriba y abajo. Se efectúa esta operación para verificar la varilla de centrar.

Si la herramienta no está bien, la punta cónica debe estar descentrada. Golpéese ligeramente en el canto de la platina con un martillo (sin aflojar las garras del mandril). Por ejemplo, cuando el extremo del palillo está en su punto más bajo, dése un pequeño golpe en la parte alta de la platina, hasta que suba el extremo del palillo. Cuando está centrado, sin quitar la platina del mandril, poner el puente de centro en su posición sobre la platina y apretar los tornillos. La repetición de la prueba, con el palillo en el agujero superior de centro, descubrirá el descen- trado. Ahora se procede a hacer el agujero centrado con la he- rramienta de la figura 95, la cual se hace en la parte de mango de una lima vieja. Algunos llaman a esta operación mandrinar. Cuando el agujero está hecho, se quita la platina del mandril y se procede a ajustar un casquillo en el agujero que se ha prac- ticado.

Búsquese u poco n pedazo de tubito que tenga su agujero unmás pequeño que el diámetro dei pivote que ha de soportar. Se corta de este tubito una longitud tres o /uatro veces mayor que la del agujero, se coloca en un torneador y se tornea dándole una ligera conocidad, parecida a la de un escariador. Ensanchar con un escariador el agujero que hemos hecho, lo justo para que

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90 M ANUAL PRACTICO DEL RELOJERO EL TREN: ENGRANAJES Y FORMAS DE DIENTES 91

guarde la conicidad del escariador, haciendo esto por el interior. Introdúzcase el casquillo hasta que ajuste en el agujero y em- pújese tanto como sea posible, pero sin hacer demasiada vio-

lencia. Señálese con un cuchillo al ras con la su- perficie del puente, y tam- bién, de la misma ma- nera, la otra cara. Re- frentar el casquillo a la longitud, un poco por encima de la señal del la- do superior, y lo mismo por el lado inferior; esto

nos dará un ajuste prieto cuando se acabe de intro- ducir con el martillo. Rebájese el extremo su- perior para formar el re- mache. Achaflánese ligera- mente el extremo superior del agujero para recibir el remache. Coloqúese el puente sobre un yunque de pulir, el fondo hacia arriba, con el casquillo en posición,' e introdúzcase con un punzón de pulir, de extremo plano, gol- peando con un martillo (Fig. 96). Inviértase el puente sobre el yunque, y con un punzón plano y el martillo se remacha dando repetidos y suaves golpes. Sí se ha torneado con cuidado el casquillo a la longitud correcta, no se

necesitará hacer nada más. Si el casquillo se dejó de-

masiado largo y se desea corregirlo para tener el juego necesa- rio, puede hacerse de dos maneras. Una consiste en volverlo al torno y refrentarlo, quitando el metal que sobre con una he- rramienta apoyada en el portaherramientas. Por la otra, se lima el metal sobrante y después se repasa con una piedra Montgomerie (una ba- rreta ordinaria tipo lápiz). Ambos métodos se explican en el capítu- lo XV, Ejecución de piezas nuevas. Finalmente, se hace el agujero a la medida en el casquillo, acabándolo con un escariador cilindri- co para endurecer y pulir el agujero. Será necesario un princi- pio de achaflanado en ambos extremos del agujero para quitar las rebabas. La punta de una vieja lima de cola de rata, agu-

zada en forma piramidal, es una ex- celente herramienta de achaflanar (Fi- gura 97).

Para poner paralela la rueda se- gunda a las demás ruedas escogere- mos el agujero más alejado del piñón, a fin de que no haya interferencia en el engrane del piñón del escape. Sí los agujeros están en rubíes, se debe sacar el rubí y ajustar y centrar el agujero, como se hizo para la rueda de cen- tro, poniendo luego un rubí de diá- metro mayor. Si el agujero está en latón, y suponiendo que debemos en- casquillarlo, se procede como sigue: se ensancha el agujero al diámetro

conveniente y se tapona con un pe- dazo de alambre de latón; el ajuste y remachado se hace como en la rue- da de centro. Sujétese la platina infe-

rior en el herramental de verticalizar, a justando la varilla de centrar en el agujero inferior (Fig. 98). Agarrarlo con los sujetadores y sin quitar la platina se le ator- nilla, en posición, el puente de la segunda rueda. Bájese la va- rilla de centrar sobre el puente, cuya punta señalará el centro

Fig. 96. — Encasquillando el agujero de

centro.

Fig. 97. — Herramienta de achaflanar hecha de una

lima de cola de rata.

Fig. 98. — Centrando elagujero de la rueda segundaen el herramental de ende-

rezar.

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92 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO EL TREN: ENGRANAJES Y FORMAS DE DIENTES 93

del nuevo agujero; haciendo girar la varilla de centrar y dán- dole un poco de presión, obtendremos una señal bastante pro- funda. Con el herramental de centrar ilustrado., el puente de la segunda rueda puede fijarse en posición en la platina de fon- do, luego que se ha taponado, y el centro se obtiene con la

varilla de centrar. Taládrese el agujero un poco menor al que se desea obtener final- mente; no es necesa- rio retirar la platina del herramental de verticalizar para ta- ladrar este agujero. Substituyase la vari- lla de centrar por otra hembra sin punta, y con un agujero ciego fíjese la broca en un árbol en el cual se monta una garrucha, que se accionará con el arco del torno, y así se podrá taladrar un agujero vertical (Fig. 99). Ábrase el agujero por el lado

interior con un escariador a la medida, y se acaba con un esca- riador cilindrico. Achaflánese la parte superior para recibir el aceite y asimismo la parte inferior, lo justo para quitar las rebabas. La forma de ajustar un nuevo rubí se verá en el capí- tulo XV, Ejecución de piezas nuevas.

Cuando tengamos paralelas todas las ruedas del tren, prué- bense todos los juegos axiales y mírese si los laterales no son excesivos. Los juegos axiales y laterales son imprecisos, es decir, que no tienen límite fijo. El primer detalle que debe tenerse pre- sente es que todas las piezas han de estar libres; el reloj, con- trariamente a la mayoría de las máquinas, tiene muy poca fuer- za a su disposición, viniendo esta limitación impuesta por la

necesidad, pues el exceso de fuerza causaría una retención. Pero, limitación, quizá no sea la palabra exacta, y estaría mejor decir precisión en la cantidad necesaria de fuerza. Sea como fuere, nos hallamos en que tenemos a nuestra disposición una fuerza definida y por eso debemos reducir al mínimo todo rozamien- to, y la pequeña parte que se tolere, porque algo debemos to- lerar, debe ser tan constante como sea posible.

Las ruedas de centro, primera y más jue- segunda, necesitango axial que el eje del volante y q a de escape; el ue la ruedáncora necesita menos. Dar la cantidad j al es exacta de uego axidifícil, a no ser que se den medidas; me parece que darlas seríaengañarse y no significaría ninguna guía. Si toma con- mos en sideración nuestra máquina de 13 líneas, las rued ntro as de ceprimera y segunda deben tener un juego igual apro en- ximadamte a tres gruesos de papel de seda (lo que viene a se 0,03 mm). r Para la rueda de escape, el juego aproximadamente rue- a dos gs a, justameos de papel de seda (0,02 mm), y para el áncor nte perc ble siquieeptible. El juego lateral no debe ser percepti ra, pero la mano iz- para la verificación tómese la máquina conquierda y manténgase horizontal a la altura de los ojos. Leván- tese cada rueda con unas pinzas. Cuando se sueltan, por su pro- pio peso vuelven a su posición primitiva, suponiendo los agu- jeros limpios y libres de aceite. Esta prueba se hace para asegu- rarse de que los pivotes están libres en sus agujeros. Otra prueba consiste en observar el espacio entre los espaldones de los pivo- tes y sus agujeros (que es el juego axial) teniendo el reloj a la altura del ojo, como antes se dijo. Inviértase la máquina y obsérvese, a la altura de los ojos lo mismo que antes, los es- paldones de los pivotes. La distancia debe ser la misma en am- bas, posiciones. En otras palabras, las ben caer por su ruedas depropio peso.

Veamos ahora la importante cue Se stión de los engranajes. debe más saber lo que es un engranaje c allá orrecto antes de ir en el examen de una máquina.

En primer lugar, imaginémonos dos discos con sus ejes, si- tuados éstos de forma que las periferias de aquéllos se toquen. Imprimiendo una fuerza sobre uno girará y hará que el otro también gire, siendo esto el medio perfecto de transmitir el

Fig. 99. — Taladrando el nuevo agujero de la rueda segunda.

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94 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TREN: ENGRANAJES Y FORMAS DE DIENTES 95

movimiento. El rozamiento engendrado para dar el movimien- to, es la fricción de rodadura, rodando simplemente una super- ficie sobre otra. La fricción de rodadura es el menos discutible de todos los rozamientos, lo cual es de gran importancia, como veremos. No sólo es perfecto por la cuestión de rodadura, sino que también por transmitir la potencia de una manera regular, es decir, que la fuerza se transmite a una velocidad que no sufre variación.

Fig. 100. — Rodamiento y rozamiento de embrague y

desembrague

Las otras formas de rozamiento que hallamos en el tren de un reloj son el rozamiento de embrague y el de desembrague. El rozamiento de embrague es la resistencia que se presenta cuan- do la punta de una varilla es empujada hacia adelante sobre una superficie; el rozamiento de desembrague es la resistencia que se presenta cuando tiramos de la punta de la varilla sobre una su- perficie (Fig. i oo). Se comprende en seguida que la resistencia del roza mbragumiento o fricción de e e es más elevada para una misma fuerza que la de desembragu la e, pero, con todo, en transmisión de fuerza la fricción de rodadura es la ideal; el rozamiento de desembrague puede tolerarse, pero debe prescin- dirse en lo posible del de embrague.

Continuemos con los discos: si la fuerza fuera aplicada por un cierto período de tiempo los discos resbalarían, y para evi- tarlo deberían establecer contacto a presión, pero entonces se presentarían serias complicaciones introduciendo el nuevo pro- blema del rozamiento en los pivotes con el consiguiente desgaste. Para salvar esta dificultad se ponen dientes de forma calculada matemáticamente, tal como la curva epicicloidal.

Una curva epicicloidal es la curva descrita por un punto de una circunferencia, que rueda por el exterior de otra circunferen- cia fija.

Así los engranajes con dientes perfectos sólo sufren la fric- ción de rodadura. Pero hay ciertas limitaciones para llevar esta teoría a la práctica.

Se ha comprobado que en el caso de una rueda de menos de

f/anco ¿e/a/a: Curve /ripec/cto/afl, oí/e en este caso, 7°s únjrects

Á/s t/e//>/ñón Fig. 101. — Partes que forman la rueda y el piñón

21 dientes, que engrana con un piñón de menos de 11 alas, se presenta el

rozamiento o fricción de embrague.

No se necesita entrar aquí en el campo de la teoría de los en- granajes, pero baste decir que en relojería generalmente las rué-

Csso¡/Mo tfe~/s roseta

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96 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TREN: ENGRANAJES Y FORMAS DE DIENTES 97

das actúan como motrices y los piñones como ruedas movidas, y que si éstos son de diámetro inferior a la mitad de la rueda mo- triz, entran en juego nuevas condiciones para determinar la for- ma de las alas de los piñones. La figura 101 da la definición de las diferentes partes que componen la rueda y el piñón. Las partes activas de las alas son los flancos o costados, así es que la

forma de éstos tiene principal importancia. La línea trazada por un punto de una cir- cunferencia de diáme- metro mitad que el de la circunferencia pri- mitiva del piñón que rueda en el interior de ésta, es una recta ra- dial y por esto los flan- cos de las alas son rec- tos y radiales. La cur- va descrita por un pun- to de una circunferen- cia interior a otra fija se llama hipociclotde. Si estas condiciones se cumplen, el movimien-

to transmitido será regular, esto es, a la misma velocidad des- de que un diente de la rueda engrana con el flanco del piñón hasta que ha transmitido la fuerza y queda libre. En la prác- tica esto no se realiza tan idealmente, pues tenemos que la holgura de los pivotes lo entorpece, y aun cuando el paso y la forma de los dientes sean correctos, interviene la fricción de desembrague por esta holgura. Así pues, a los discos de que hemos hablado se les ponen dientes que sobresalgan de sus su- perficies de contacto y se deja interiormente a estas superficies unos espacios para que puedan introducirse los dientes del otro disco, y es importante que estas superficies sean tangentes; vie- nen definidas por unas circunferencias imaginarías, que se lla- man circunferencias primitivas (Fig. 102). En la práctica con-

viene, para mayor seguridad, que un engfanaje peque antes por menos que por más profundidad.

La mayoría de los piñones de los relojes tienen menos de 11 alas, normalmente 8 ó i o, y por esto la fricción de desem- brague ha de presentarse, aunque en grado muy pequeño. Con un piñón de 6 alas y una rueda de menos de 176 dientes, lo que en un reloj es posible, aun- que muy improbable, apa- rece la fricción de embra- gue. En los relojes es corriente que un piñón de 6 alas engrane con una rueda de 6o dientes, y cla- ro, debe haber en tal en- granaje una considerable fricción de embrague; de aquí que los piñones de 6 alas con el tiempo su- fren un desgaste muy con- siderable, únicamente por la razón expuesta.

Algunas vfces ocurre que un piñón no está en perfecta re- lación con la rueda, y entonces no es posible un engranaje co- rrecto, no habiendo nada que hacer por más variaciones que se dé a la distancia entre los centros. Aun cuando las circunferencias primitivas sean tangentes, como han de ser, existirá fricción de embrague, esto es, el ala del piñón que se presenta al engranaje tocará al diente de la rueda un poco antes de la línea de cen- tros, y lo rozará hasta llegar a esta línea. Cuando el piñón y la rueda no tienen la relación correcta el engrane se efectúa antes de la línea de centros (Fig. 103) y aparece la fricción de em- brague. El engrane teóricamente perfecto se verifica con una rueda no inferior a 96 dientes y un piñón de no menos de 12 alas. Suponiendo que la rueda y el piñón son perfectamente proporcionados, con ente de una distancia de centros exacta, el dila rueda rodará sobre la superficie del flanco del ala del piñón, sin fricción de desembrague y menos de embrague. Cuando el diente que está engranado ha terminado su función, habrá im-

Fig. 103. — Punto en el cual se efectúa

el engranaje.

Fig. 102. — Las lineas de puntos indican las

circunferencias primitivas.

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pulsado al piñón de modo que el diente siguiente engranará con el ala si te en la lín s, y así guien ea de centros o un poco despuétendrem ovimiento regular y sin sacudidas de las piezas os un m

móviles (Fig. 104). La combinación de un piñón de 12 alas y una rueda de 96 dientes es consi- derada como el mí- nimo para un per- fecto engrane, pero parece que aun no hay tal perfección, pues autoridades en la materia lo discu- ten. No hablo de un buen engrane comer- cial, sino del engra- ne mecánico ideal. Como he dicho, los engranajes son ma- teria para un largo estudio, sobre el cual se han escrito varios libros. Es un asunto

bastante discutible, de manera que lo mejor será dejarlo en lo que hemos dicho. Sin embargo, no olvidemos el juego necesa- rio de los pivotes (axial y lateral) en sus agujeros. Si los pivo- tes no engranes cumplirían con las tuvieran estos juegos, los condici no funcionaría, como ya se ones teóricas, pero el reloj ha indicado antes.

Este es uno de los casos en que la teoría no va de acuerdo con la lo práctica, aunque no por el deba despreciarse aquélla, ya que la relojería debe mucho a los científicos en general y par- ticularmente a los matemáticos.

En la mayoría de relojes, el engrane no empieza matemáti- camente en la línea de centros, sino un poco antes o un poco des- pués, por lo cual aparece una suave fricción de embrague o des-

EL TREN: ENGRANAJES Y FORMAS DE DIENTES

embrague, que gene- ralmente no es per- judicial. La figu- ra 105 muestra un engrane demasiado profundo y la figu- ra 106 otro dema- siado holgado.

Para terminar las formas del perfecto engrane matemático, debemos dar una ojeada al engranaje con evolvente (figu- ra 109) y al de arco de circunferencia (fi- gura 109 a).

La evolvente es la curva trazada por un punto de un hilo que se desarrolla de un cilindro (figu- ra 108) . Esta forma de engranaje no es muy usada en relo- jería, salvo en las ruedas del mecanis- mo remontoír. Un sistema mixto de engranaje entre evol- vente y cicloidal se usa mucho en Suiza. Algunas fábricas tie- nen su propia fór- mula, mientras otras se adaptan a las cur- vas de los fabrican- tes de las máquinas de tallar engranajes,

98 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

Fig. 105. — Engranaje demasiado profundo

Fig. 106. — Engranaje demasiad

Fig. 104. • El perfecto engranaje se efectúa en

la linea de centros.

o superficial

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100 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO EL TREN: ENGRANAJES Y FORMAS DE DIENTES 101

l

os cuales dan una forma de curva llamada Mikron, que em- plean varias fábricas suizas.

Se dio un paso muy importante en Inglaterra en el tallado de engranajes, cuando el British Standards Institute unificó una forma de diente conocida por forma de arco circular (figu- ra 109 a). Su introducción fue motivada principalmente por el deseo de ayudar a los fabri-

cantes a reducir la cantidad de fresas que les eran necesa- rias; antes, para satisfacerlas condiciones de los engranajes cicloidales, debían de tener muchos números de fresas. El prólogo de British Standard Specification dice: "este sis- tema tiene la ventaja de que

un cada pitch (paso circunferencial) a sola fresa helicoidal de pu cualquier número de dientes del ede tallar los engranajes demi sistema cicloidal requiere por lo smo paso, mientras que el me es para cada paso". La forma de nos ocho fresas helicoidallas que la de los dientes de la rueda alas del piñón es la mismay se tallan con la mis- ma fresa. Con todo, las instrucciones siguientes se aplicarán lo mis- mo al sistema de arco circular que a las for- mas mixtas menciona- das cuando se trató del engrane correcto.

Volvamos a los en- granajes cicloidales: si se tiene alguna duda acerca del tamaño de una rueda, mídase con el sector, que es un calibre basado en el principio de la proporción (Fig. 11 o). Ábrase el sector, méta- se la rueda, y ciérrese sobre la misma en su diámetro mayor, correspondiendo la graduación de las reglas con el número de dientes de la rueda. Supongamos que la rueda tiene 64 dientes:

se ajustan los brazos del sector de modo que, colocada la rueda por su diámetro mayor, el número del sector de la escala debe registrar 64 (Fig. 111). Los brazos se pueden fijar en una po-

Fi

Fig. 109 a. — Forma del diente en arco

circular.

sición determinada por medio de un tornillo especial de suje- ción. En su parte baja, el sector l que leva un calibre de acerosirve para los piñones. Lo que hemos dicho para la rueda puede aplicarse al piñón, que si es correcto y tiene, por ejemplo, 8 alas se parará en el número 8. Hay que asegurarse de que mide por la par- te de mayor diáme- tro, esto es, por los cantos de alas opues- Fig. 111. —El sector ce- tas, como se ve en la rrado sobre una rueda

de 64 dientes marca 64. figura 112. Si el pi- ñón no se deslizara hasta el número repr ativo de su cantidad de alas, indica esentque es demasiado gr y quizá deba ser cambiado por otro ande correcto. Inversamente, sector por debajo del si desciende en el

g. 107. — La forma del diente en cur - va cicloidal (linea de puntos) compar a ada con la de «arco circular» (líne

seguida).

Fig. 108. — Formación de la curva evolvente

Fig. 109. — Forma del diente en evolvente

Fig. 110. — El sector

Fig. 112. — La parte baja del sector con un piñón de 8 alas

registra 8.

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102 MANUAL DEL PRÁCTICO RELOJERO EL TREN: ENGRANAJES Y FORMAS DE DIENTES 103

número que le corresponde, el piñón es demasiado pequeño. Los fabricantes suelen pecar por exceso. En su libro Lessons in Horology, Jules y Hermann Grossman, dicen: "es mejor un engrane forzado, cuando el piñón es demasiado grande y,

recíprocamente, un engra- ne con el piñón pequeño, debe ser relativamente hol- gado".

Teóricamente el sec- tor no es absolutamente exacto, ya que no puede tener en cuenta las dife- rentes formas de cabeza de las alas: unas son semi- circulares, otras alargadas, como arcos góticos y aun existen otras de formas varias; pero en la práctica el sector es suficiente para dar un buen engrane. Ade-

más, no sirve para altas proporciones, tales como 12 a i; en tal caso las to-

lerancias serían insuficien- tes, y el piñón debería ser mayor que el número de la escala; para una proporción baja, como 43 i, la tolerancia sería ex- cesiva y el piñón sería menor que el número de la escala del sector. Las ruedas y los piñones de los relojes generalmente están en la proporción de 7 u 8 a i, en cuyo caso el sector re- sulta suficientemente exacto.

Si se quiere comprobar un piñón dudoso y no se tiene el sector a mano, suponiendo que la rueda tiene 64 dientes y el piñón 8 alas, el diámetro de la circunferencia primitiva de la rueda debe ser 8 veces mayor (razón 8 a i) que el del piñón. Como hemos visto, no es conveniente señalar en las piezas la circunferencia primitiva; así pues, debemos estimar el largo de la cabeza del diente y recordar que el doble de este largo debe restarse del diámetro total. Es el doble porque tenemos este lar-

go en los dos extremos del diámetro. El mismo cálculo se hace para el piñón.

Por lo dicho se comprende que este calibrado es sólo por aproximación, pero al mismo tiempo es lo bastante exacto en la práctica. La mejor herramienta para estas mediciones es un pie de rey, o Vernier, o un micróme- tro, o palmer.

Para usar el micrómetro, hay que sostenerlo con la mano derecha y abrirlo al tamaño de la rueda en su parte más ancha, como muestra la fi- gura 113. Hay micrómetros para pul- gadas y para milímetros, pero su uso es el mismo. El diámetro de la rueda es, por ejemplo, de 9,55 mm. Los milímetros se leen en el cuerpo cilindrico fijo por el número que queda visible. Las fracciones decimales de milímetro quedan par almente ta- cipadas por el manguito giratorio. También en el cilindro fijo,

y, finalmente, en el manguito están graba- das las fracciones cen- tesimales de milímetro. Si el cero en el man-

güito coincide con la línea de un milímetro en el cuerpo cilindrico

. , . fijo, entonces da una Fig. 11 MÍ 5. — Pie de rey. La división inferior , . , indica 14,7 mm. medlda exacta efl ml1 '

metros, pues una vuel- ta completa del manguito equivale a medio milímetro de los marcados en el cilindro; si se ve la marca de medio milímetro en el cilindro fijo y en el manguito móvil la cifra 5 es la que coincide con la línea recta del cilindro, entonces la lectura será 0,55 mm, como en la figura 114, en la que se descubren en la parte inferior de la línea del cilindro, 9 divisiones y media, a lo que deben añadirse las 5 centésimas que indica el man- guito móvil, resultando:

9>5 0,05 9,55-milímetros

Fig. 114. — Micrómetromarcando 9,55 mm.

Fig. 113.—Micrómetro, o palmer, y modo correcto de manejarlo.

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104 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO E L TREN: ENGRANAJES Y FORMAS DE DIENTES 105

El Vernier o pie de rey (Fig. 115), se lee como sigue: ajústese la rueda entre los brazos rectos del Vernier y suponga- mos que se lee 14 mm y algo más en la escala principal inmó- vil. Entonces se mira qué división de la parte corredera del Ver- nier (o también nonius) co n incide exactamente con una divisióde la escala principal. Sup ongamos que la raya que coincide es

la séptima del nonius, como indica la flecha de la figura; así pues, leere- mos 14*7 mm.

Prosigamos con el cálculo del tamaño de la rueda y piñón. La rue- da tiene 64 dientes y mide 9,55 mm de diámetro. La relación es 8: i. Así el diámetro del piñón debería ser aproximadamente 1,2 mm, menos 0,05 a o, 15 mm, según la forma de la cabeza del ala.

Es difícil examinar el engrane en la mayoría de relojes, por lo cual deben efectuarse las prue- bas con una cierta tolerancia. Empecemos comprobando los engranes de la rueda primera y el piñón segundo: para ello, agúcese un palillo de boj, con punta roma, y con él sujétese por la parte superior el piñón segundo; entonces con otro pa- lillo semejante pruébese el juego de la rueda primera con el piñón. Comprébense las otras rue as de la misma manera d(Fig. 116).

Con un poco de práctica pronto se acostumbra uno a com- probar rápidamente si la profundidad de penetración de los engranes es correcta. Si, a pesar de todo, hubiera dudas, precé- dase como sigue: si la duda está en el engrane entre la rueda segunda y el piñón de escape, quítense de la máquina y mónten- se ambas piezas en el aparato de comprobar engranes. Previa- mente, se colocan en un mismo lado del aparato (Fig. 117) dos varas con las puntas hacia fuera. Sujétese una de ellas con el tornillo B colocado a este fin y dejando la otra libre por el momento. Introdúzcase la punta fija en el agujero del pivote de la rueda segunda (es corriente usar el agujero más próximo a la cabeza del piñón). Es importante mantener el aparato de modo

que las puntas queden perfectamente horizontales y ajustar por medio del tornillo A la punta suelta hasta que pueda introdu- cirse en el agujero del pivote de la rueda de escape; cuando esto se ha logrado, también se sujeta el tornillo de esta punta. Man- téngase la máquina a una cierta distancia, con las puntas en los

F ental de comprobar engranajes. A, tornillo de profun- ig. 117. — Herramdidad; B, tornillos para fijar las puntas; C, punta macho; D, punta hembra;

E, resorte que actúa entre las dos partes.

agujeros par urarse de que el aparato está horizontal. Si a asegel mismo se inclinara hacia un la distancia entre los cen- do, la tros no se ebe tocarse ya. Se co- ría correcta. El tornillo A no dlocan la s escape en el aparato, y se egunda rueda y la rueda deajustan la do que la rueda engrane con el extre- s puntas de mo

Fig. 118. — Posiciones correctas de la rueda y del piñón

mo del piñón. Deben usarse puntas hembras para soportar los pivotes. Ahora ya podemos examinar claramente los engra- nes (Fig. 118). Trábese con cuidado la rueda de escape entre las puntas, con una ligera presión del dedo contra el extremo de la punta floja, antes de sujetarla. Ya tenemos a la vista el engrane tal como estaba en la máquina: se hace girar muy len-

Fig. 116. — Modo de com-

probar los engranajes.

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106 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO EL TREN: ENGRANAJES Y FORMAS DE DIENTES 307

tamente con el dedo la rueda segunda y se podrá inspeccionar todo el ciclo del engrane de la rueda con el piñón, que aparece- ría como en la figura 104. Si fuera como aparece en la figu-

ra 105 sería demasiado profundo, y demasiado holgado si fuera como en la figura 106.

Si sucediera esto último, la rue- da debe ensancharse, lo que puede hacerse con el aparato de ensanchar (Fig. 119). Antes de utilizar este aparato se debe escoger la fresa ade- cuada para la rueda del aparato de redondear engranajes, ya que lue- go, como veremos, se habrá de re- pasar el de la rueda ensanchada. Coloqúese como indica la figu- ra 119, se baja el contra-yunque y se golpea encima con un martillo, haciendo girar la rueda mientras tanto. Es mejor golpear ligera y

frecuentemente, al mismo tiempo que se gira la rueda varias veces. De esta manera no quedan se- ñales y se logra una distribución regular del ensanchamiento. Antes de hablar del aparato de redondear debemos mencio- nar el aparato de ensanchar con el que no es necesario redondear después la rueda. Este aparato (fi- gura 120) consiste de dos discos de acero, cuya separación se pue- de ajustar con un tornillo. La rueda que debemos ensanchar se hace pasar por entre los rodillos, los cuales actúan sobre las raíces de los dientes. Con un manubrio se da movimiento a los rodillos, y con la otra mano se dirige la rueda que ensanchamos, de modo que los rodillos operen sobre la misma circunferencia. Este aparato tiene la ventaja de que, no alterándose la forma de los dientes, se evita el empleo

del aparato de redondear; pero tiene el inconveniente de dejar señales en la rueda.

El aparato de redondear (Fig. 121) sirve para rehacer los dientes modi de ensanchar y al ficados por la acción del aparatomismo tiem tes de ensanchar po para redondear la periferia. An

fisrs ají/star fá ¿/tura

Fig. 119.

' x efe

/a

ri/ee/3 Fig. 121. — Aparato de redondear y repasar los dientes

la rueda, hemos escogido ya la fresa que se adaptaba al dentado, y para escogerla hemos procedido a comprobar el espacio entre dientes con el perfil de los dientes de la fresa, lo que se hace sos- teniendo la rueda con la mano izquierda, mientras con la dere- cha se ensaya como indica la figura 122, lo mismo que si se fuera a tallar los dientes con fresa, inspeccionando tanto la par- te estrecha como la ancha de la fresa.

Una vez escogida la fresa se procede como sigue. Algunas fresas llevan un ajuste que sirve de guía para adelantar un dien- te por cada vuelta de la fresa. Si la fresa que utilizamos lo tiene,

Fig. 120. — Ensanchamiento deuna rueda entre dos rodillos.

Go

se ajusta de modo que cuando la parte más ancha de la fresa está entre dos dientes, la parte estrecha de la guía, que no lleva dien-

— Herramental de ensanchar ruedas.

á para centrar

a pans centrarte rueda

7br/7/7/o dea/áster/<? profone/ñfád efe corte

Manyo/v/v moverf/ carro

® Carro yi/e soporta

®fars fjvstá'r centra/mente/¿ "Ufofa

Page 64: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

108 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TREN: ENGRANAJES Y FORMAS DE DIENTES 109

tes co a en el espacio siguiente rtantes, está exactamente centrad(Fig. 123). La figura 124 muestra una guía adyacente a la fresa. La parte elástica de A a B se domina por el tornillo que

Fig. 122. — Modo de sujetar la rueda cuando se ajusta la fresa

se one la ve. Con las fresas que no llevan guía adyacente se pgu modo. ía en el mismo árbol de la fresa y se ajusta del mismo

Fíjese la fresa en el aparato y escójase un soporte de latón para la rueda cuyos dientes sobresalgan del soporte (Fig. 125).

Ajústese el sopor- te en la máquina (fi- gura 121) y la rueda entre las puntas de centro para que quede ligeramente apoyada sobre el soporte. Su- jétese la punta inferior y apliqúese un poco

de presión sobre la punta superior, para frenar la rueda y fijar- la. Debe precederse con mucha cautela para dar la presión nece- saria, ya que necesitamos que la rueda se mantenga en su lugar durante su redondeado por una presión algo superior; la rueda

no debe oscilar, pues en este caso los dientes quedarían mal repa- sados. La guía A, en forma de gancho, indica el punto medio del grueso de la rueda. El tornillo A^ sirve para subir o bajar la rueda. Un tornillo de ajuste servirá para ajustar el sopor- te B que mantiene la rueda a fin de centrarla, si hiciera falta. Otra guía C sirve para ase- gurarse de que la fresa cor- ta radialmente, para que los dientes no queden inclina- dos. El tornillo de ajuste D lleva el centro de rueda en línea con el de la fresa. El tornillo E actúa de tope, para delimitar la profundi- dad de penetración de la fre- sa en la rueda. Como ésta necesita rehacer sus dientes, este tope sirve para que és- tos resulten iguales a los originales. Realizados todos los ajustes, ya puede empe- zarse a trabajar la rueda.

Se acerca la fresa a la rueda, asegurándose antes de que la fresa se introduce entre dos dientes. No empezar in- troduciendo la fresa al azar, porque acabaría en desastre. Se puede mover un poco la rueda con el dedo para que reciba co- rrectamente la fresa.

Hágase girar lentamente la rueda y vigílese muy de cerca con una lupa para ver si la fresa y la guía funcionan bien y que ésta hace adelantar con decisión un diente cada vez. Cuando se tiene todo en orden, se repasan todos los dientes. Por medio del mango F se mantiene la rueda durante la operación hacia la fresa No es necesario lubricar los dientes de la fresa; sólo de vez en cuando se lubrican los cojinetes y las superficies deslizantes.

Cuando la fresa gire sin resistencia, será señal de que la ope- ración ha terminado. Retírese la rueda del aparato y comprué- bese el engrane. Quizá se necesite repasar otra vez la rueda con

Fig. 125. — Soporte de latón sobre el cual se apoya la rueda. El corte de la misma es para mostrar el diámetro co-

rrecto del soporte.

Fig. 123. — De- mostración de que la guia engrana correctamente con el diente si- guiente.

Fig. 124. — Aditamentode la fresa. A-B forma elresorte regulado por el tor-

nillo.

Page 65: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

EL TREN: ENGRANAJES Y FORMAS DE DIENTES

es que la rueda esté fijada a una presión suave, pues si hay de- masiado rozamiento la rueda tendrá dificultad en girar, lo que podría produ nte. Por otra par-,

otra fresa; siempre es mejor, al comenzar, pecar por menos que por más. Para obtener un resultado satisfactorio es preferible tener que hacer dos y aún tres repasos, que haber llegado ya la primera vez a un fresado excesivo. Y ya que hablamos de este aparato, será conveniente recor- dar que con él pueden hacerse otras operaciones. Puede intere-

sar reducir el diámetro de la rueda, por ser el engrane demasiado profundo, y para ello se utiliza una fresa de la misma longitud de diente y se ajusta la rueda como se ha indicado para el caso ante-

rior, regulando con el tornillo E, de for- ma que la fresa profundice un poco más cada vuelta. Se debe comprobar frecuen- temente el engrane para no excederse (fi- gura 126).

Otra operación que putde efectuarse con este aparato es la de estrechar los dientes (Fig. 127). Basta con escoger

una fresa un poco mayor de la que em- plearíamos para rehacer los dientes. Al- gunos de estos aparatos se suministran con fresas sin guía ajustable, en cuyo

caso se acompaña una guía, que lleva dos tornillos que actúan en los resortes co- rrespondientes. La fresa se monta en el aparato junto con la guía y se fija. El ajuste de la misma se hace cuando la

rueda está sobre su soporte de latón. Uno de los tornillos de la guía es para llevar el resorte a encaje con el diente siguiente, y el otro para hacer que el extremo del resorte, sobre el cual actúe en el medio de la fresa, lo haga de modo que cuando se ha completado un corte la guía siga y haga mover la rueda dien- te por diente, precisamente del mismo modo que cuando la guía es solidaría con la fresa.

Hay ciertos puntos importantes a vigilar cuando se usa la fresa: uno de ellos es que la misma ha de trabajar centrada con la rueda, pues de lo contrario los dientes saldrían torcidos. Otro

cir un resalto en un lado del diete, si la ru ndencia de la resa eda estuviera demasiado floja, la te fsería hacer cortes entre dientes excesivamente anchos.

El mecanismo de la minu-tería, así como sus engranes, me- recen atención, y aunque no tienen tanta importancia como en el tren, deben ser lo más correctos posible. Examínese el engrane de la rueda minutera con el piñón de cañón y luego el de la rue- da horaria con el piñón de la minutera. La rueda horaria debe estar completamente libre en el piñón de cañón (de este particu- lar nos ocuparemos al tratar de la limpieza de las máquinas). Un detalle importante que debe vigilarse también es la posibi- lidad de desplazamiento del piñón de cañón, que puede ser de- b apítulo ido a varias causas, las cuales serán estudiadas en el cque trata de piezas nuevas, refiriéndose al montaje del citado piñón.

110 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

Fig. 126. — Rebajandoel diámetro exterior de larueda. Las líneas de pun-tos indican lo que secorta.

Fig. 127. — Adelgazan-do los dientes. Las líneasde puntos indican el

corte.

111

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EL BARRILETE Y EL MUELLE REAL 113

CAPÍTULO VIII

EL BARRILETE Y EL MUELLE REAL

Estudiemos, primeramente, el barrilete sin el muelle real. Coloqúese el barrilete con el sombrerete, pero sin el muelle, en la máquina del reloj: el árbol debe tener juego axial. Sujétese después sólidamente con unas mordazas o tornillo de banco el

barrilete algo inclinado hacia un lado en la forma que indica la figura 128. Ante todo se le hace girar para asegurarse de que el barri- lete está libre. Después se le da cuidadosamen- te un movimiento lento con el dedo, obser- vando si gira plano sin ladeo, para lo cual el canto de las mordazas sirve de referencia, ya que las distancias y el ángulo que forman deben ser constantes. Si los agujeros son de- masiado anchos, dando lugar a balanceo, no se dude en encasquillarlos, porque cuando el barrilete esté en el reloj con el muelle carga- do, éste tendrá tendencia a forzarlo hacia un lado, haciendo funcionar mal el reloj. Si el barrilete no gira plano, es decir, si se levanta por un lado y baja por el otro, debe encas- quillarse un agujero. El más indicado es el

agujero del sombrerete, porque está más lejos de los dientes y por ello no cambia tanto el engrane con el piñón, siendo im- perceptible la variación que pueda haber (Fig. 129).

Para ponerlo plano, sígase este procedimiento: quítese el sombrerete y el árbol y con goma laca pegúese el barrilete a un mandril de pegamiento, para llevarlo al torno (Fig. 129). Pri- meramente fíjese en el torno el mandril, caliéntese en una llama de alcohol, y cuando esté caliente úntese su superficie con goma

laca (que puede comprarse en barras como el lacre) y pegúese el barrilete en el mandril en su centro. Póngase rápidamente el porta-herramientas en la posición que indica la figura 129, y hágase girar el árbol de torno, y mientras gira, con un palillo de boj se presiona fuertemente en su agujero. Naturalmente, el diámetro del palillo, con su extremo, redondeado con una lima, ha de exceder algo del diámetro del agujero. Sosténgase firme el

Fig.

Fig. '129. — Centrado del barrilete sobre el mandril a pegamiento

palillo sobre el porta-herramientas para centrar el barrilete; pue- de ser que convenga aplicar un poco más de calor. Cuando el barrilete está ya completamente centrado, la laca se enfría y solidifica soplando con el fuelle, y se deja por un minuto o dos, para asegurarse de que el barrilete quede bien pegado; mientras tanto se retira el porta-herramientas. Es importante meter a presión el sombrerete sin quitar el barrilete del torno. Vuélvase el porta-herramientas a la posición anterior y con la herramienta descrita en la figura 95 se ataca el agujero del sombrerete centrado (Fig. 130), como hicimos con la rueda de centro para enderezarla. Encasquíllese también igualmente.

Si el barrilete lleva cruz de Malta (Fig. 131) se pone la rueda en cruz y con el diente de engrane en posición se da al barrilete un ligero impulso.

Debe girar completamente libre las cuatro vueltas del dien-

128. —Barri-lete sujetado enunas mordazaspara verificar suhorizontalidad.

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114 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL BARRILETE Y EL MUELLE REAL 115

te (cuatro vueltas es el número corriente) hasta que éste se traba con la cruz de Malta. Hágase girar el barrilete con los dedos y pruébese el juego de la cruz de Malta cuando el diente está com- pletamente desengrasado, y también mientras el diente actúa so-

bre la cruz. La cruz debe estar perfectamente libre en todas las fases. Se qui- ta el diente y la cruz de- be girar completamente libre si se empuja con un escariador fino para pi- votes, con; el que pode- mos dar toques muy sua- ves. De hecho, un esca- riador de éstos es muy útil cuando se comprue- ba la libertad de las rue- das del tren. Pruébese el barrilete

montado para ver si los agujeros no son demasiado grandes y también si está comple- tamente horizontal. Si los agujeros son anchos, háganse más pequeños, y si el barrilete no se mueve horizontal, corríjase el agujero más alejado de su dentado, que es generalmente el agu- jero inferior.

Sirven las mismas instrucciones que se die- ron cuando se hacían nuevos agujeros y se enderezaba la rueda de centro. No es necesario que el árbol del barrilete tenga juego axial en- tre las platinas,' o por lo menos se requiere muy poco. El áfbol del barrilete no gira cuan- do funciona el reloj; sólo lo hace cuando se da cuerda. Los clientes se quejan, a menudo, de que después que el reloj ha sido reparado cues- ta más dar cuerda; procúrese, pues, que el ár- bol del barrilete esté completamente libre, lo que facilita el dar cuerda. Aparte de esta' pequeña libertad, el juego del árbol en- tre las platinas es un peligro. Como, por lo general, no hay mucho espacio en la armazón para el barrilete, los fabricantes,

con razón, emplean muelles lo más anchos posible, lo que obli- ga a que el juego axial del árbol en el barrilete, y su juego lateral en la armazón, sean mínimos, pues de lo contrario el muelle fallaría.

El muelle real de un reloj para un promedio 'de marcha de 30 horas, debe tener de 5 % a 6 vueltas dentro del barrilete, esto es, que se pueda dar toda la cuer- da con 5 % ó 6 vueltas del muelle real. Para lograrlo han de cumplirse ciertas condiciones y creo que lo más sencillo es que el muelle desenrollado ocupe un tercio del espacio del barrile- te, el árbol otro tercio y el último ter- cio para cuando el muelle está com- pletamente enrollado (Fíg. 132). Para ser correcto, el muelle desarrollado de- bería ocupar menos de un tercio del ancho del barrilete junto a la cara in- terior de su pared exterior. Cuando está arrollado, naturalmente, ocupa el tercio central, como vemos en B de la figura 132. Para los efectos de la prác- tica, la división en tres tercios es bas- tante satisfactoria.

Un medio fácil para determinar la posición correcta que el muelle debe ocupar en el barrilete, consiste en tomar un compás con una punta ancha. Coloqúese esta punta del compás en el agujero del barrilete y ábrase el compás h e la otra punta asta qutoque la cara interior de la pared del barrilete. Llévese esta me- dida sobre un pedazo de papel y divídase en tres partes, de las cuales se toman dos con el compás, cuya punta ancha se vuelve a poner en el agujero del barrilete y con la otra punta se traza una circunferencia. La parte del interior del barrilete compren- dida entre esta circunferencia y la cara interior de la pared del barrilete, es la que debe ocupar el muelle desarrollado, y si se quiere ser exactamente correcto, deberá ocupar un poco menos de esta corona circular.

La exacta longitud del muelle es muy importante, ya que

Fig. 130. — Centrando el agujero

F¡g, 131.—Meca-nismo de cruz deMalta. La flechaindica la posicióncuando se hadadotoda la cuerda.

Fig. 132. — Espacio que debe ocupar el muelle real

en el barrilete. A, posición ocupada por el mue- lle desarrollado; B, posición ocupada por el muelle arrolla- do; C, radio del árbol del ba- rrilete.

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116 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL BARRILETE Y EL MUELLE REAL 117

la fuerza de un muelle es inversamente proporcional a su lon- gitud; es decir, por ejemplo, un muelle de doble longitud que otro tendrá la mitad de su fuerza, suponiendo que se arrolla en el mismo arco. La razón está en que el muelle largo no se dobla en la misma cantidad que el corto. Teniendo el barrilete lleno al máximo de número de espiras, no se alcanza la máxima fuerza, lo cual afecta al número de horas de marcha potencial de la máquina.

La fuerza de un muelle es directamente proporcional a su anchura, esto es. un muelle doble ancho que otro tiene tam- bién doble fuerza que éste. Asimismo? la fuerza de un muelle es proporcional al cubo de su grueso, esto es, un muelle doble grueso que otro ejercerá 8 veces más fuerza.

Se verá, por otra parte, que el ancho y el grueso del muelle vienen limitados por determinadas condiciones. Si es demasiado ancho rozará, y si es demasiado grueso no cabrán las vueltas necesarias, lo que hará que el reloj funcione menos horas, apar- te de que el muelle ejercerá demasiada fuerza.

La anchura del muelle debe ser tal que cuando el sombrere- te está metido a presión aquél tenga juego axial. Si el sombre- rete no alcanzar está rebajado interiormente, el muelle debe hasta un poco menos de donde se apoya el sombrerete. Si el sombrerete está rebajado, el muelle puede alcanzar hasta el mis- mo nivel donde se apoya aquél, ya que el rebajado del sombre- rete proporciona la holgura necesaria. Un muelle demasiado bajo, con excesiva holgura, tiene tendencia a rizarse cuando está parcialmente arrollado, produciendo un roce perjudicial, tanto con el barrilete como con el sombrerete.

Un detalle muy importante, especialmente con muelles dé- biles, es comprobar si el diámetro del árbol del barrilete, que es la parte donde se enrolla el muelle, es mayor que los espaldones del barrilete y del sombrerete.

Estos espaldones deben tener un diámetro un poco menor que el del árbol (Fig. 133). Descuidar esto puede producir el paro del reloj, a pesar de tener toda la cuerda dada. Si se prueba el muelle en el barrilete fuera del reloj, puede parecer comple- tamente libre, sin señales de trabado del árbol; pero cuando está montado en el reloj este defecto de libertad se agranda. Debe-

mos tener presente que el muelle se desarrolla muy despacio cuando el reloj funciona normalmente, así es que no se dispone de ninguna fuerza extra para vencer esta fricción extra; por esto, si se tienen dudas acerca de la libertad del muelle, redúz- case el diámetro de los espaldones.

Las formas de gancho en los muelles son muy numerosas.

Fig. 133.—Las líneas verticales de puntos indican la posición del muelle real, y las inclinadas indican donde puede trabarse el muelle.

La figura 134 muestra las más usadas actualmente; pero entre todos, el sistema más corriente por su sencillez y eficacia es el de remachado. El reloj de pulsera de 13 líneas que suponemos estar examinando lleva este tipo de gancho.

Antes de montar un muelle nuevo es mejor arrollarlo en el barrilete para ver si tiene la longitud requerida. Por otro lado, es posible saber esta longitud comparándolo con el antiguo. Si hay manera de comprar el muelle nuevo del mismo fabricante de la má- quina, se le puede solicitar de la longitud correcta, con la ventaja de encontrar el gan- cho ya hecho. Si no puede ser, córtese a la longitud ne- cesaria (generalmente se dejan los muelles demasiado largos), y un pedazo de muelle sobrante servirá para hacer el gancho que se remacha.

Para arrollar el muelle dentro del barrilete, úsese el aparato representado en la figura 135. Antes de arrollarlo, sujétese el muelle por un extremo cerca del gancho con los alicates con forro de latón y pásese un trapo limpio por toda su longitud

Fig. 134. — Diversas formas de gancho a, remachado; b, con el extremo doblado y un pedazo suelto; c, brida y pedazo suelto; d, con agujero para el gancho del barrilete;

e, con gancho en T.

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118 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL BARRILETE Y EL MUELLE REAL 119

hasta tan ca del ojo del muelle como sea posible si defor- cer nma rlo (Fig. 136).

Para utilizar el aparato de arrollar debe sujetarse previa- mente al tornillo de banco. Pueden seguirse dos sistemas para arrollar el muelle con este aparato. El primer sistema consiste en arrollarlo tan estrechamente como sea posible, sosteniéndolo entre los dedos pulgar e índice de la mano izquierda y con la

Fig. 135. — Aparato inglés para arrollar el muelle real

derecha presentar el barrilete al muelle arrollado; el diámetrodel muelle será menor que el del interior del barrilete. Mani- pulando cuidadosamente, se suelta despacio el muelle y el gan- cho de éste se enganchará con el gancho del barrilete. Se man- tiene ahora el barrilete y se le hace girar despacio hasta que el muelle esté seguro en su posición. Este método puede emplearse con los tamaños grandes, es decir, de 10 £ líneas para arriba.

Cuando se arrolla el muelle dentro del barrilete, está en contacto con el dedo, lo que supone un verdadero peligro de oxidación. Soy de la opinión de que el óxido es el causante de la mayoría de las roturas de muelles. La humedad depositada sobre los mismos puede ser tan poca que no se distinga aun con la lupa, pero la más ligera oxidación en cualquier punto del muelle es un principio de rotura en este punto. Algunas veces es posible sujetar con un trapo limpio de lino el muelle durante el arrollado, siendo recomendable hacerlo así siempre que se pueda. Generalmente es sólo practicable con los muelles de ta-

maño para relojes de bols n tra- illo, y entonces debe escogerse upo sin pelusilla y s espiras procurar que durante el arrollado lano pellizquen el trapo al cerrarse unas con otras. Si no se toman estas precauciones, es exponerse a dejar briznas de trapo entre las espiras.

Otro medio para proteger al muelle, cuando menos parcial- mente, contra la humedad, consiste en pasar todo el muelle por un pedazo de pa el de seda untado con aceite, si bien ello p

Fig. 136. — El po de hilo muelle real se limpia pasándolo por. entre un tra

tiene la desventaja de que los dedos se engrasan y, como resul- tado, el barrilete también.

Estoy convencido de que muchos relojeros no conceden bas- tante aten ma de tocar y manipular los muelles ción a este problecon los dedos. Desgraciadamente no conozco ninguna herra- mienta que elimine totalmente este contacto manual, pero creo que pueden reducirse al mínimo. Ninguna regla fija puede es- tablecerse sobre el particular; es un asunto de discreción, o más bien de propia iniciativa y habilidad del relojero.

El segundo sistema para usar del aparato de arrollar mue- lles es el siguiente: primero se engancha el ojo del muelle en el ; 7arato y después, sosteniendo el barrilete con la mano izquier- da, presentarlo al muelle desarrollado; manténgase el muelle con los dedos índice y medio y el barrilete con el pulgar (figu- ra 135); se arrolla el muelle y cuando el diámetro es bastante pequeño ya se siente que el barrilete se adelanta un poco. El gancho del muelle se unirá con el del barrilete. Ahora se man- tiene el barrilete permitiéndole girar despacio hasta que el mué-

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II 120 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL BARRILETE Y EL MUELLE REAL 121

lie está en posición. Este procedimiento se emplea para los mue- lles y barriletes pequeños.

Otro método, muy satisfactorio para los barriletes más pe- queños, consiste en colocar el árbol en el barrilete y sujetarlo mediante un mandril de latón en el herramental de pulir cabe- zas de tornillo. Suj 37) y étese el muelle sobre el árbol (Fig. 1gírese hasta que el del gancho del árbol enganche con el ojo

Fig. 137. — Manera de arrollar el muelle real en su posición, empleando

parte del aparato de pulir las cabezas de tornillo.

muelle; se continúa arrollando y con el pulgar se tiene el mue- lle en contacto con el barrilete. Cuando se nota que el muelle se engancha en el barrilete, agárrese inmediatamente éste, hacien- do que el árbol del herramental gire despacio hasta que el muelle se desarrolle en posición.

Otro tipo de aparato de arrollar se ve en la figura 138. Se arrolla el muelle dentro de unas cajas, o falsos barriletes sin dientes, de diámetro menor que el barrilete del reloj. Entonces el muelle es empujado por medio de una disposición de punzón, del falso barrilete del aparato al del reloj. Es un buen sistema, pero no evita el peligro de oxidación.

El arrollar el muelle empujando con los dedos lo deforma, causando luego un roce excesivo en el barrilete.

Cuando se quita el muelle, sosténgase el barrilete con la palma de la mano izquierda, y con unas pinzas en la derecha, muy cuidadosamente, se levanta el centro del muelle a la altura justa para que el muelle se desarrolle. Cerrando la mano para evitar que el muelle salte, se evita la posibilidad de deformación.

Con algunos barriletes muy pequeños esto no es posible, en cuyo caso sólo se emplearán el pulgar, el índice y dedo medio de la mano izquierda. De todos modos, es muy importante no rifar del muelle como para se estropea. formar un cono, porque

Fig. 138. — Aparato americano de arrollar el muelle real

Volviendo al gancho del muelle, caliéntese hasta el color azul-verdoso el extremo de éste, en una longitud no superior a siete milímetros. Taládrese un pequeño agujer como indica ola figura 139, herramienta empleando lad Póngase el e achaflanar de la figura 97.muelle sobre una madera dura, tal como un bloque para limar, y se achaflana don- de debe hacerse el agujero.

Aparecerá un abultamiento en la cara opuesta a la que se ha hecho el agujero, pero se lima hasta dejarlo plano, con lo que sólo queda una pequeña señal. Habiendo limado el extremo en la forma indi- cada en la figura 139, se hace lo mismo con el pedazo que se ha de remachar.

Fig. 139. — El final de un muelle real tiene un pequeño agujero para

el remache.

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122 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL BARRILETE Y EL MUELLE REAL 123

Limpíese el muelle con papel de lija del número cero y un alisador, dejando la superficie con un grano recto, esto es, en sentido longitudinal. Limpíese la parte coloreada por el reve- nido, por ambas caras y cantos del muelle. Júntese ahora el ex- tremo del muelle y el pedazo que formará el gancho, y esca- ríense los agujeros de ambos al mismo tiempo, quitando las

rebabas producidas por el esca- riador con la herramienta de achaflanar. Límese un pasador de acero dulce, de forma que ajuste prieto a los agujeros y se sujeta en un tornillo de banco, como se ve en la figura 14,0, para cortar el pasador con unas tenazas casi al ras; luego se lima lo poco que sobresalga y se re-

macha con un martillo de bola. Ret írese del tornillo de banco,y se repite por el otro lado la oper ación de cortar, limar y re-machar, efectuándose sobre un yunque de acero.

Si se trabaja un muelle estrecho, como los de los relojes pla- nos, no es siempre aconsejable taladrar un agujero en su extre- mo, porque se debilita demasiado su resistencia. Se recomienda doblarlo por un extremo, como indica la figura 141.

Es m jor no cortar anticipadamente el muelle a la medida. eSi el muelle es muy largo, se corta algo, dejando de 50 a 75 milímetros para mayor seguridad del doblado. Se dobla apro- xim que deberá tener, y, mientras se sujeta adamente a la medidael muelle, se aplica calor, como indica la figura. El muelle em- pezará en seguida a doblarse. Se mantiene el extremo así dobla- do sobre el resto del muelle con el pulgar y el índice de la mano izquierda. En la mano derecha se tienen unos alicates (los de punta larga y estrecha son muy útiles para esto), aplicándose luego más calor en el doblez del muelle, y cuando cede se da un apretón con las mordazas de los alicates, no demasiado brusco al principio porque podría romperse el muelle por el doblez, repitiéndolo una o dos veces. Cuando el doblez se va cerrando, se toma un pedazo de muelle inútil, se introduce dentro del do- blez y se da más calor. Finalmente se presiona con los alicates

calientes, que se mantienen un momento fuertemente apretados. El resultado será un doblez perfecto. Con una lima triangular hágase un corte profundo en la parte de muelle remachada, cer- ca del doblez, y levantando la parte exterior al citado corte se

¿/mane/o t/na raat/rapara

separar e//m/e//e soorsrrte

Fig. 141. — Formando un gancho de muelle al fuego romperá. Límese el canto roto del gancho, a escuadra, y termí- nese con un alisador con esmeril como antes. Finalmente se lima un pedazo corto de muelle para darle la forma requerida y se introduce, como muestra el último dibujo de la figura 141, para que encaje en el gancho del barrilete.

No soy partidario de los ganchos metidos a presión cuan-

Fig. 140. — Modo de sujetar en posición, en el tornillo de banco,

el extremo del remache.

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124 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL BARRILETE Y EL MUELLE REAL 125

do se necesita montar un nuevo gancho en el barrilete; se fabri- can herramientas para hacer este trabajo en una sola operación. Prefiero el tipo roscado. El agujero en el barrilete debe es- tar a un ligero ángulo, en la dirección de tiro del muelle, lo que se hace para aumentar la resistencia y ayudar un poco al ros- cado del tornillo. Límese un trozo de alambre de acero dulce y rósquese para que se conjugue con el agujero. En el extremo roscado del alambre se hace el gancho con una lima, como mues-

Fig. 142. — Haciendo el gancho estando aún en la terraja. Las figuras adic nales io

son vistas del extremo del gancho.

tra la figura 142. Quítese de la te rraja cuando ya está roscadoy rósquese en el barrilete por el interior. Sujét tremo que ese el exsobresale al exterior con unas mordazas y déseles el movimiento de desenroscar, lo cual hace que el gancho se meta hacia el cen- tro del barrilete. Asegúrese de que el gancho sale por el interior en la porción necesaria, y cuando está en posición correcta se quitan las mordazas y se corta la porción sobrante con unas tenazas, tan cerca como sea posible de la pared del barrilete. Lí- mese la punta sobrante al ras del barrilete, sin tocarlo, y ter- mínese con una barreta Arkansas.

El gancho y un ojo, otro gancho en el barrilete y un agu- jero en el muelle, forman el único sistema conveniente para los barriletes que llevan cruz de Malta; generalmente estos relojes no tienen clíquet de seguridad, ya que no es necesario, debido a que la cruz evita que el muelle se sobrecargue.

Para ajustar un nuevo muelle con ojo, córtese el mismo a la medida, caliéntese su extremo como antes y hágase el aguje- ro. Luego se agranda éste lo bastante para que se ajuste libre- mente en el gancho del barrilete. El escariado final se realiza con

el escariador inclinado, como se indica en la figura 143, lo que produce un rebaje en el canto del agujero que contacta con el gancho. Quítense todas las rebabas y limpíese este extremo con un alisador de esmeril. Conviene asegurarse de que el muelle se engancha con seguridad, haciendo que su extremo tenga una curvatura como la del interior del barrilete. Para hacerlo se co- loca sobre un bloque de plomo y el extremo del muelle se gol-

Fig. 145. — Disposición de mue- lle real deslizante, de la Rolex

Watch Co.

pea con la parte estrecha del martillo (Fig. 144), lográndose la curva sin peligro de rotura.

La forma de gancho en T se usa en gran parte de los re- lojes americanos y en algunos suizos. La ventaja principal de este sistema, que requiere un cliquet de seguridad, radica en que permite que se deslice el extremo del muelle cuando está comple- tamente arrollado. Hay quien afirma que se logra un desarrollo mejor del muelle. Cuando se monta un muelle nuevo, debe vi- gilarse que el gancho en T no sea ni más ancho ni más grueso que el muelle, pues de lo contrario, cuando está completamente arrollado y el muelle tira de la T, puede trabarse entre el fondo del barrilete y el sombrerete y no retroceder. También debe vi- gilarse que los brazos de la T no sobresalgan más que el grueso del fondo del barrilete y sombrerete, porque si fuera así las proyecciones podrían perjudicar a otras piezas del reloj.

Fig. 143. — Inclinación a que seha de escariar el agujero. Vistaampliada para mostrar el efecto

del gancho.

Fig. 144. — Golpeando el final del mue-lle real.

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126 MANUAL PRACTICO DEL RELOJEKO EL BARRILETE Y EL MUELLE REAL 127

Existen otros sistemas de enganche que juzgo no nos inte- resan ahora, y en cuanto a los sistemas de resorte deslizante usa- dos en Suiza, vamos a describir a continuación tres de ellos. El primero, usado por Rolex Co. en algunos de sus modelos, es muy sencillo (Fig. 145). Las tres muescas labradas en los cos- tados del barrilete permiten al muelle retenerse en cualquiera de ellas hasta que se ha dado toda la cuerda, pero cuando se

Fig. 147. — Trinquete deslízable

A, rueda de trinquete; B, resorte o muelle deslizante; C, protuberancia con fijación cuadrada sobre el

árbol.

ejerce una mayor presión el muelle se desliza a la próxima, y así-sucesivamente.

Otro sistema (Fig. 146).es el adoptado por Movado Watch Co. Se pone en el barrilete un muelle fuerte en cuyo extremo hay un pequeño gancho sobre el cual engancha un pasador re- machado al muelle. Cuando el muelle está completamente car- gado, el muelle fuerte se desliza por el interior del barrilete y la fricción del anillo de expansión entra en acción.

El sistema que se representa en la figura 147, ideado y pa- tentado por el autor de esta obra, tiene varias ventajas, que son: tcdo el espacio disponible en el barrilete se reserva para el mue- lle; no se produce ninguna sacudida rápida cuando el muelle

para alojar el muelle B y tiene un gran agujero redondo en vez del agujero cuadrado normal. Un disco saliente C tiene un agu- jero cuadrado D que se ajusta al árbol del barrilete y un diente que engrana con el muelle. Cuando se da cuerda al reloj, la rueda de trin- quete arrastra al muelle B y éste hace girar al disco C, y así el muelle se arrolla. Cuando el muelle real está completamente arrbllado, el disco C permanece estacionario, pero puede

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está completamente arrollado y empieza a'deslizarse; un indi- cador muestra cuándo el muelle se está arrollando. El funciona- miento es muy sencillo: La rueda de trinquete A está rebajada

hacerse girar la rueda de trinquete; el muellg B- resbala en el rebajado de la rueda A. Fijado el árbol del barri- lete por medio de un pivote alarga- do, hay un saliente que gira cuando se arrolla el muelle, parándose cuan- do se ha dado toda la cuerda.

Ya que hablamos del muelle real debemos dedicar unas palabras a los trinquetes de seguridad, cuyo objeto es evitar el tirón final del muelle so- bre el gancho cuando está fuerte- mente arrollado. El retroceso de la rueda de trinquete (generalmente equivale a unos dos dientes) permite al muelle desarrollarse un poco y así se evita una sacudida violenta que podría causar al reloj una percusión, ,con el consiguiente avance excesivo; es decir, el arco de oscilación excesi- va del volante motiva que la elipse choque con el exterior de la entalladura del áncora. Hay varios sistemas de trinquetes de seguridad: uno consiste en un agujero coliso en el trinquete, el cual permite a éste adelantarse mientras se da cuerda y cuando se suelta la corona retrocede un poco trabando la rueda. Otro sistema emplea un trinquete con un gran ángulo de movimiento que se retiene porque el cuerpo del trinquete tropieza con la rueda, cuando se suelta la corona, y,

Fig. 146. — Disposición deslizante em- pleada por la Movado Watch Co.

Fig. 148. — Trinquetes de se- guridad. Superior, se traba con

rueda; medio, con agujero lacoliso; inferior, se traba con la platina.

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MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO

finalmente, algunas veces el mismo trinquete ya traba la rue- da (Fig. 148).

Actualmente, tanto en América como en Suiza, se fabrica una nueva forma de muelle real, que, en lugar de una cinta pla- na, presenta como sección un segmento de círculo (Fig. 149). Sus ventajas saltan a la vista. Puede emplearse un muelle más delgado y por lo tanto contener más espiras el barrilete, lo que

Fig. 149, — Nuevo tipo de muelle real de sección curva. Aparte, sección exagerada del muelle mostrando el bombeado.

proporciona cuerda para más horas.

Siendo el muelle más débil, es menos fácil que se rompa. La -. — rrrt — J ~ - 1t '

___ „,„.,„. j_a --------- — f"c ""c«or ,, comprimida y la superior la alar-

razón de ello consiste en que las gadar deba¡0^& fuerfe cornpres¡ón moléculas de cada lado del eje debajo del eje neutro y la extensión neutral no son forzadas como encima del mismo, hacen que el re- sorte se rompa; el límite de elasti- en un muelle mas grueso. La cidad ha sido sobrepasado. figura 150 muestra claramente lo que pasa durante el curvado de un muelle. La razón por la

que se acrecienta la potencia del muelle de sección curva está en que hasta cierto punto utilizamos el grueso como anchura. Por ejemplo, si tomamos un muelle de, supongamos, 1,5 mm de ancho y o, i mm de grueso, y en vez de arrollarlo de la ma- nera corriente lo hacemos en el sentido del canto (si ello fuera posible, que no lo es), resultará un muelle de o, i mm de ancho, teniendo la potencia de un muelle de 1,5 mm de grueso.

128 EL BARRILETE Y EL MUELLE REAL 129

Tal muelle tendría considerablemente más fuerza que arrollado de la manera normal.

Se ha discutido mucho acerca de las causas de la rotura de los muelles, pero para resumir indicaré las cinco que considero más frecuentes: a) El óxido, aun en pequeñísima cantidad. 6) Rayas transversales, cortando la fibra de laminación del metal.

c) El gancho que sale demasiado por dentro del barrilete. d) Gancho del árbol del barrilete más largo que el grueso

del muelle, y e) Grueso del muelle real superior a la trigésimosegunda

parte del diámetro del árbol del barrilete. En 1857, los cons- tructores suizos Roye, padre e hijo, establecieron que el grue- so del muelle no debe exceder de la trigésimosegunda parte, o a lo más de la trigésimotercera parte del árbol del barrilete; por ejemplo, si el árbol tiene 5 mm de diámetro, el resorte debe te- ner de o, 16o a 0,166 mm de grosor.

Fig. 150. — Rotura del muelle.Arriba, la línea de puntos indica eleje neutro; en medio, la parte mássombreada indica la parte inferior/-/-lt>^^^«•t .-••.« -í— -- '

Page 75: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

LIMPIEZA MANUAL Y ENGRASE 131

CAPÍTULO IX

y necesitan un tratamiento especial, no consintiendo el uso de abrasivos, porque las podrían descascarillar e incluso borrar las cifras. Las esferas de plata de matiz mate pueden restaurar- se, frotándolas cuidadosamente con un trapo de lino o una gamuza vieja, apenas humedecidos con un poco de crémor tár- taro. Generalmente, las esferas de metal quedan lo bastante limpias con sólo un ligero cepillado; si el usuario desea hacer

LIMPIEZA MANUAL Y ENGRASE

Hay dos métodos de limpieza: uno a base de bencina y ce- pillo, y el otro a máquina. Seguidamente trataremos del sistema manual con bencina. Es necesario, para hacer este capítulo más completo y breve a la vez, suponer que se ha desmontado ya el reloj, de modo que reservaremos nuestra atención exclusivamen- te a la limpieza de las piezas prescindiendo del desmontaje del reloj, del que ya se trató con detalle suficiente en los capítu- los III y IV. Ante todo, saqúese la máquina de la caja y quí- tense la esfera y las agujas. Cepíllese la esfera, para quitar el polvo, con un cepillo de relojero; hágase esto con todo cuidado, especialmente si la esfera es esmaltada. Algunas veces se notará después del cepillado una grieta o raja casi imperceptible, pues- ta de manifiesto por el polvo que se acumula en ella con el ce- pillo. Para quitar este polvo y hacer la grieta otra vez invisible, se sostiene la esfera como indica la figura 151, de modo que la grieta o grietas estén en la misma dirección en que se cepillará después. Ejérzase una ligera presión hacia arriba con el dedo índice por la parte inferior de la esfera, lo que abrirá ligeramen- te la grieta; póngase la esfera debajo de un chorro de agua — con preferencia caliente — y, con un cepillo blando y lim- pio de relojero y un poco de jabón cepíllese la esfera pasando el cepillo en el mismo sentido de la grieta. Después de cepillarla hasta que no quede nada de jabón, se retira la esfera del chorro de agua, se seca con papel de seda y mientras no esté perfecta- mente seca la sostendremos entre los dedos índice y pulgar. La cara de la esfera no debe tocarse más, pero secaremos el reverso hasta quitarle toda traza de humedad. No se aconseja, en ge- neral, tocar las esferas de plata. Algunas esferas están barnizadas

Fig. 151. — Modo de sostener una esfera esmaltada para lavarla. Nótese la posición d el dedo índice debajo de la esfera y también la posición del cepillo

con respecto a las rajas que parten del agujero central.

resurgir su brillo, lo mejor es llevarla a un especialista restau- rador de esferas.

Una vez separada la esfera, se coloca en lugar seguro, pues no se necesitará hasta que hayamos concluido con la limpieza de toda la máquina. Guárdense las agujas en un bote lleno de bencina.

Haremos algunas indicaciones sobre este bote: a) Debe limpiarse por lo menos una vez por semana y con

más frecuencia si la bencina está sucia por haberse trabajado mucho.

6) Vacíese en un bidón ex profeso y la bencina usada ser- virá para los relojes de pared.

c) No se ponga bencina limpia mientras no se haya sacado la sucia, y

d) Antes de poner bencina nueva limpíese bien el bote y no se ponga más que unos 12 mm aproximadamente de altura.

Quítense las ruedas horaria y minutera y el piñón de cañón, y métanse también en el bote de bencina. Sepárese del reloj el

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132 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO LIMPIEZA MANUAL Y ENGRASE 138

puente del volante, y éste de aquél. Saqúese el muelle espiral del volante y limpíese éste. Si es compensado, púlase su cara su- perior con un pulidor de cuero cargado con diamantina seca. La diamantina seca da mejores resultados que el rojo para este fin, por ser más abrasiva. Agítese por unos momentos el volan-

te, suspendido de un alambre de latón, en una solución de cianu- ro de potasio.

Esta solución se ob- tiene disolviendo un pedazo de cianuro aproximadamente del tamaño de una nuez, en la cantidad de agua caliente que cabe en una

taza de té, y después se guarda en una botella de vidrio con tapón es-

merilado. De todos es sabido que es un veneno muy activo, lo que aconsejamos se in- dique en la botella, y además guárdese alejado del banco porque ataca rápidamente al acero.

Después lávese bien el volante con agua, seqúese con cui- dado y sóplese para eliminar todo vestigio de humedad; debo remarcar que el volante es la única pieza del reloj que puede soplarse con la boca. Cargúese un cepillo blando de relojero con muchos polvos de yeso y cepíllese el volante por todos la- dos hasta dejarlo brillante. Luego se mete entre polvos de boj o cal apagada y se deja hasta que el resto del reloj se ha lim- piado y montado de nuevo, durante cuyo tiempo se habrá se- cado perfectamente.

El recipiente para los polvos de boj o cal apagada puede hacerse muy fácilmente. Procúrense dos botes de hojalata, de diámetro igual (aproximadamente de 50 mm) y de 25 a 50 milímetros de altura, con sus tapas. Saqúense los fondos de los dos botes y suéldense éstos uno encima del otro, interponiendo una pieza de tela metálica. El resultado es un corto tubo de

hojalata con una tela metálica colocada en su mitad (Fig. 152). Para servirse de este recipiente se pone una tapa en el fondo y se llena la parte superior con polvos de boj o cal apagada; se mete el volante en él, se pone la tapa superior y se deja así hasta que se va a necesitar de nuevo el volante; entonces se agita el recipiente con rápidas sacudidas, lo que hace que los polvos pasen a la parte baja del reci- piente quedando el vo- lante sobre la tela metáli- ca. Si no es posible por cualquier motivo hacer ' este recipiente, una lata de 50 mm aproximadamente de diámetro y de 25 a 50 milímetros de altura pue- de servir bien para sumer- gir el volante en los pol- vos. Cuando se necesite el volante, dense unos golpes con los nudillos de los de- dos en el fondo de la caja, antes de sacar la tapa, y el volante saldrá sobre los polvos.

Desmóntese el puente del volante y todas sus piezas, junto con el muelle espiral, y pónganse en bencina. Las espirales finas conviene colocarlas aparte en un recipiente con benzol. Después saqúese el puente del áncora y el áncora misma y pónganse tam- bién ZTÍ bencina. Retírese el áncora al cabo de un momento, pues no todas las clases de goma laca resisten bien la bencina.

Unas palabras sobre los cepillos de relojero. Algunos relo- jeros emplean los cepillos fuertes, pero generalmente son prefe- ridos los blandos. Para limpiarlos, lo mejor es restregarlos de vez en cuando en un hueso calcinado de carnero; el hueso de la pierna es el más adecuado. Para prepararlo, se le quita todo vestigio de carne, se pone al fuego y se deja allí hasta que no queme más. Al retirarlo del fuego aparecerá blanco.

Fig. 152. — Caja con separación de tamizpara sostener los polvos de boj o de cal apa-

gada.

Fig. 153. — Cómo se sujeta el áncora

cuando se limpian las levas.

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134 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO LIMPIEZA MANUAL Y ENGRASE 135

Una vez frío, se usa igual que el yeso. Se acaba la limpieza del cepillo, cepillando un papel de seda, con lo que quedará com- pletamente libre de polvo, y mejor que si se hubiera hecho con yeso.

Para limpiar el áncora, se deja sobre el banco, estando aún húmeda de bencina, y sujetándola con unas pinzas, se cepillan bien las dos caras de las paletas con un cepillo blando. El án- cora nunca debe cogerse con los dedos desnudos.

pieza completa de una máquina corriente puede realizarse en, aproximadamente, tres cuartos de hora o una hora, como máximo.

Se aconseja colocar sobre el banco un pequeño cuadrado de papel de seda y tapar éste con un cubrepolvo de .cristal. Pón- ganse las piezas, una vez limpias, sobre este papel de seda; de este modo, cuando todas las piezas están limpian, retirando la

.Fig. 154. — Limpiando piezas pequeñas sobre el banco

Para limpiar las levas, se sostiene el áncora por la palanca con papel de seda entre el dedo pulgar y el índice de la mano izquierda y se cepillan cuidadosamente, y se seca después cada leva con un pedazo de medula blanda (Fig. 153). Se frotan con la medula hasta que brillen, especialmente en sus caras de retención y de impulso. Después se invierte el áncora en los dedos — siempre entre papel de seda — y se limpia con medu- la la entalladura, frotando hacia adelante y hacia atrás. Usan- do medula blanda no hay ningún peligro. Afílese un palillo de madera a punta larga, y rasqúese cada costado de la entalla- dura hacia adelante y hacia atrás. Finalmente, se deja el áncora sobre el banco y sujetándola con unas pinzas se vuelve a ce- pillar ligeramente para quitar lo que hayan podido dejar la medula y el palillo. Désele dos o tres soplos con el fuelle y guárdese bajo una campana de cristal. La figura 154 muestra cómo se deben tener sujetas sobre el banco las piezas mientras se limpian.

Estas descripciones tan detalladas pueden hacer creer que la limpieza es cosa muy larga, y en realidad no es así. La lim-

Fig. 155. — Limpieza del espiral sobre papel de seda

copa de vidrio y acercándose el papel con todas las piezas en- cima, se tendrán a mano para el montaje.

Después quitaremos el puente de las ruedas centro, primera, segunda y de escape, o los puentes si hay más de uno. Es reco- mendable cepillar las ruedas citadas con un cepillo blando de relojero, que se conserva sumergido en bencina, especialmente para este fin. Cepíllense bien los dientes y después métanse las ruedas en bencina. Trátense los puentes de la misma manera y antes de seguir desmontando la máquina, terminaremos la lim- pieza de las piezas que hemos metido en bencina. Sacaremos el muelle espiral, lo pondremos sobre un papel de seda y lo pi- caremos con un cepillo blando limpio, variando de posición el espiral sobre el papel de seda, a fin de que el papel absorba la bencina. Finalmente, se dobla una parte de papel de seda seco sobre el espiral y se golpea sobre el doblez para que el muelle se limpie por ambos lados por contacto con el papel (Fig. 155). Un segundo procedimiento consiste en sacar con las pinzas el muelle espiral del recipiente y presionarlo suavemente entre los dedos pulgar e índice cubiertos con un trapo limpio de hilo.

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136 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO LIMPIEZA MANUAL Y ENGRASE 137

Luego se coge con las pinzas por la parte de fijación el puente del volante dando unas sacudidas a fin de secar la bencina o benzol por completo. Póngase el espiral sobre papel de seda y tápese con el guardapolvo de vidrio. Para evitar repeticiones, diremos por última vez que todas las piezas, después de lim- piadas cuidadosamente, se soplan con el fuelle y se meten de- bajo del cubrepolvo. Ninguna pieza debe dejarse expuesta al aire luego de haber sido limpiada; debe convertirse en hábito ponerlo todo debajo del cubrepolvo de cristal.

Retírese de la bencina el puente del volante y seqúese con un trapo de lino. Después se sujeta con papel de seda y se ce- pilla bien. Si la pieza es dorada, se da al cepillo un movimiento circular y así no hay peligro de descascarillarla. Las piezas niqueladas se limpian mejor cepillando en el mismo sentido de su acabado. Si el acabado es circular o adamascado se da tam- bién aj cepillo el movimiento circular. En todo caso, cepíllese bien el puente por ambas caras y por sus cantos. Las dos caras del rubí se limpian con un palillo afilado, frotándolas hasta que brillen.

Afílese el palillo con una punta larga y frótese por el agu- jero desde ambas caras, rascando frecuentemente la punta del palillo con el cuchillo de banco para mantenerlo siempre lim- pio. Finalmente cepíllese el puente para quitar el polvo y los residuos que haya podido dejar el palillo.

Quítense de la bencina la raqueta, el disco contrapivote y los tornillos, y colocados sobre el banco con las pinzas, se cepillan bien hasta que queden secos.

Comenzando por el disco contrapivote, limpíese bien con un palillo de medula el rubí por ambas caras. Cepíllense los tornillos, pero no se pretenda limpiarlos haciéndolos rodar con el dedo sobre el papel de cubierta, pues recogerían humedad y después se oxidarían en sus agujeros. Advertimos lo mismo para todos los tornillos. Vuélvase a montar el puente del vo- lante, afílese el palillo en forma de cincel y con él limpíese bien entre los pasadores de la pata de la raqueta: deben eliminarse todas las trazas de aceite o grasa. Es una buena costumbre tener cargado un palillo adecuado, en forma de cincel, con rojo especial para limpiar raquetas y espigas de punto muerto. Lím-

píese el puente del volante y póngase en posición. Cójase el excelente hábito de asociar siempre todos los tornillos con sus respectivas piezas.

El resto de las piezas se limpian de la misma manera, aga- rrando con los dedos y papel de seda las que son demasiado grandes para sujetarlas con las pinzas. La rueda de escape se cepilla bien y se sujeta con papel de seda, como se hizo con el áncora. Pásese medula blanda a través de to- dos sus dientes, fro- tándolos con la medu- la, como se ha hecho en otras ocasiones. Su- jétese la rueda con unas pinzas y piqúese con un cepillo, especial- mente las alas del pi- ñón, y después con un

Fig. 156. — Modo de sujetar la rueda mien-tras se limpian las alas del piñón.

pa l i l lo b ien a f i lado limpíense éstas de arriba hasta que queden brillantes (Fig. 156). Hágase lo mismo con todos los piñones, terminando con un ligero cepillado. Los dientes de las otras ruedas se limpian por cepillado, sujetándolas como se hizo con la rueda de escape. Todos los pivotes se limpian con medula; se escoge un peda- zo duro y se aprieta contra el pivote en su dirección y después se gira sin dejar de presionar la medula, lo cual limpiará el pi- vote y su espaldón. Algunas veces se nota que, debido a la acción química del aceite sobre el acero, los pivotes se han vuelto amarillentos. Es aconsejable quitar esta coloración, y lulo en forma de cincel y con las caras de este cincel, apretan- para hacerlo rápidamente precédase como sigue: afílese un pa- do, se recoge un poco de diamantina. Luego se apoya el pivote sobre un bloque de boj sujeto en el tornillo de banco. Se pule con el palillo ligeramente cargado de diamantina, haciendo entre tanto girar la rueda (Fig. 157). Asimismo, frótese bien con un palillo el agujero de las ruedas horaria y minutera.

Limpias ya todas las piezas que estaban en bencina, vamos a terminar el desmontaje. Quitaremos en primer lugar el puente

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138 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO LIMPIEZA MANUAL Y ENGRASE 139

del barrilete y sacaremos todas las piezas que lleva, limpian- do las grandes con un cepillo impregnado de bencina y des- pués las meteremos en ella. Excepto el muelle real, todas las de- más piezas que componen el barrilete se meterán también en bencina. No se aconseja poner el muelle en bencina porque te- nemos observado que éste después se rompe misteriosamente,

como si el quitarle las trazas de aceite fuese una invita- ción a la rotura. Para lim- piar el muelle se sostiene cer- ca del gancho con unos ali- cates forrados de latón y se pasa cuidadosamente el es- piral del muelle por entre un trapo limpio de lino sosteni- do entre los dedos pulgar e índice (Fig. 136). Mientras se limpia, sujétese de modo que su forma no pueda va- riar. El espiral que forma el muelle nunca debe deformar-

se. Una pieza de metal torcida repetidas veces en sentido con- trario acabará por romperse, por distorsión dé las moléculas en el punto de doblado. No se olvide que si se altera su forma, pasando la flexibilidad natural del muelle, de modo que no vuelva a la suya primitiva (no se confunda con pasar del lími- te de elasticidad, pasado el cual el muelle se rompe sin más) habremos dado un paso importante hacia la rotura del mismo ya casi inevitable a la larga.

Quítense todas las piezas de la platina inferior, y asimismo los rubíes contrapivote, si los hubiese. Después cepíllese bien con un cepillo, mojado de bencina y métanse en ella. Se ter- mina la limpieza de las piezas que aun están en la bencina del modo ya indicado. Se deben secar las piezas grandes con un trapo de lino y las pequeñas cepillándolas mientras se secan. La platina inferior requiere especial atención: después de seca se cepilla bien y se limpian con medula todos sus rincones; limpíense también todas las superficies de los rubíes y, con un

palillo aguzado, todos los agujeros grandes por ambos lados. Los palillos deben ser de punta larga. Frótese el agujero del tornillo del disco de la tireta, recordando que este tornillo gira en su agujero cada vez que se hacen girar las agujas y por tan- to ha de estar libre. Limpíense las espigas de punto muerto con un palillo en forma de cincel, como se hizo con los pasadores de la raqueta. Ahora, una vez limpias ya todas las piezas, po- demos volver a montar la máquina.

Pero, antes de em- pezar, cepillaremos bien el papel de cubierta del banco, para retirar to- das las impurezas que hayan podido caer du- rante la limpieza de las diversas piezas. Pa- ra este fin puede em- plearse un cepillo de pintor. Después se retira el cubrepolvos de vidrio y se acerca el papel de seda con las piezas encima y se dan algunos soplos, con el fuelle a todas las piezas conjun- tamente. Téngase cuidado de tapar siempre con el guardapol- vos las piezas, después de haber tomado la que necesitemos.

El barrilete es lo primero que se monta. Arróllese el muelle real en su interior y dénsele sobre sus cantos superiores dos apli- caciones de aceite de reloj con una punta de engrasar llena. Extiéndase bien el aceite sobre todos los cantos superiores. Pón- gase el árbol en posición y mírese si el ojo del muelle engancha con el gancho del árbol. El centro del muelle debe adaptarse al árbol del barrilete, y si es necesario para admitir el árbol se em- puja el muelle hacia un lado. Si esto no es posible, se tuerce el centro del muelle con unos alicates forrados de latón, pues de no hacerse hay el peligro de que el muelle se desenganche cuan- do está cargado del todo. Presiónese el sombrerete en posición; la muesca del barrilete debe encararse con el punto de referen- cia del barrilete.

Algunas veces, tanto éste como el sombrerete llevan puntos de referencia que deben encararse. Esto es un extremo impor-

Fig. 157. — Quitando el óxido del pi- vote con un palillo cargado con dia-

mantina.

Fig. 158. Presionando el sombrerete paramontarlo.

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140 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO LIMPIEZA MANUAL Y ENGRASE 141

Fig. 159. — Dando juego axial

al árbol del barrilete.

x/ Fig. 160. — Soporte para má- quinas, invertido para mostrar

el ajuste.

Fig. 161. —Otro soporte para

máquinas.

da de centro, habiendo aplicado previamente un poco de aceite para reloj en ambos pivotes de centro; finalmente, se montan las ruedas primera y segunda y la de escape. Atorníllese el puen- te del barrilete y los puentes centrales en su posición y vuélvase a colocar el cliquet y su resorte, poniendo aceite donde se apo- ya el cliquet y humedeciendo apenas con aceite el resorte en donde éste actúa sobre aquél. Engrásese ligeramente el asiento de la rueda de transmisión, y atorníllese ésta en posición, sin olvi- dar que si va sujeta por un solo tornillo, éste será de rosca a la izquierda. Por lo general, los relojeros engrasan demasiado la rueda de transmisión; basta un poco de aceite en su asiento y un ligero toque en su cubo. Asimismo, se debe aplicar un poco en el pivote superior del barrilete, que gira en el puente superior. No es aconsejable poner aceite en la cara inferior de la rueda de cliquet. A veces se ven relojes en que tanto la rueda de transmi- sión como la de cliquet nadan en aceite, lo que es completamente innecesario e incluso perjudicial.

tante, ya que el barrilete se hace para girar correcta y segura-mente cuando el sombrerete está en aquella posición particular.Para meter a presión el sombrerete no debe hacerse con herra-mientas, y sí sólo apoyando contra el borde del banco (figu-ra 158) y con muy poca presión. Agárrese el árbol del barriletecon los alicates forrados de latón y compruébese el juego axial:

Atorníllese la rueda de cliquet en posición. Inviértase ahora la máquina y móntese el resto de las piezas, que son las que componen el remontoir; apliqúese un poco de aceite en todas las superficies actuantes de las piezas móviles. Hasta ahora se ha usado solamente aceite para reloj. Se debe poner en su lugar la tija y enrollar el muelle real por dos o tres dientes de la rue- da de cliquet, y mientras el tren está girando se sopla la má- quina con el fuelle, sin mucha fuerza, pues de lo contrarío se desparramaría el aceite de los pivotes de la rueda de centro y del barrilete; lo justo solamente para asegurarse de que no queda polvo. Móntese nuevamente el áncora y su puente y compruébense todos los juegos. Se carga el muelle real aproxi- madamente' con media vuelta.

debe tener el mínimo, pero, sin embargo, ha de estar libre. Sino tiene en absoluto juego axial, considérese lo que el barriletepodría moverse arriba y abajo; si hay espacio para ello, colo-qúese el barrilete sobre un yunque de latón y désele en la partesuperior del árbol un ligero golpe con un martillo de latón.Esto obligará al sombrerete a bombearse ligeramente y a dejarasí libre el árbol (Fig. 159). Apliqúese finalmente un poco deaceite de reloj a ambos pivotes del árbol del barrilete.

Hay varios tipos de soportes para máquinas, dos de loscuales se representan en las figuras 160 y 161. Debo confesar queyo personalmente prefiero sostener la máquina con papel deseda. Tómese la platina inferior y móntese el barrilete; despuésse colocan en posición el tornillo del disco de la tireta y la rue-

Vamos, ahora, a tratar de la muy importante cuestión del engrase adecuado de la máquina. Estoy convencido de que los reparadores de relojes caen frecuentemente en el defecto de un engrase excesivo, debiendo guardarnos de ello, procediendo como sigue: ante todo, es necesario limpiar de vez en cuando los bo- tes de aceite, tanto del ligero como del de reloj. Téngase como hábito, cuando ha de ponerse aceite en los botes, no hacerlo sin antes haberlos limpiado concienzudamente. Una gota despren-

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142 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO LIMPIEZA MANUAL Y ENGRASE 143

dida de un destornillador grande de relojero es suficiente para una aplicación. Limpíese bien el destornillador antes de me- terlo en el aceite para luego dejar desprender la gota que nece- sitamos. Algunos botes de aceite ligero se hacen como muestra la figura 162 y en su cara plana se deja caer sólo el aceite impres- cindible para picarlo con la punta de engrasar. De

esta mancha de aceite se sacará el necesario para engrasar ambos pivotes de la rueda de escape y tam- bién los del áncora. Es una buena costumbre el

secar la punta de engrasar pinchando con ella la me- dula, como antes se ha di- cho, tanto después de usarla cómo antes de re-

coger aceite; una punta de engrasar, después del pinchado de la medula, no sólo está limpia, sino que también está seca, y sólo así recogerá la cantidad exacta de aceite. El mismo, como to- dos sabemos, se encarama por adherencia, y si la punta está ya engrasada, algo del aceite destinado a la máquina se encaramará en la varilla de la punta de engrasar; el aceite que ya tenía 10 habrá atraído. Así pues, manténganse siempre secas las pun- tas de engrasar. No se caiga en la tentación de poner más aceite que el indicado, en los cuatro pivotes mencionados; es una de- bilidad de los relojeros excederse en el engrase, no sintiéndose "seguros" si los pivotes no nadan en aceite. Es un gran error dar más aceite que el que he indicado, en los relojes de hasta 11 líneas. Para los relojes de 18 líneas se puede tolerar un poco más. He comprobado en innumerables ocasiones que la mar- cha pobre, en diferentes posiciones del reloj, es debida al ex- ceso de aceite en estos cuatro pivotes.

Cuando la rueda de escape y el áncora tienen los pivotes có- nicos y giran sobre rubíes contrapivote, la cuestión de la can- tidad de aceite no es tan vital, pero cuando los pivotes son con

espaldones ya es otro asunto, pues entonces ha de lucharse con la adhesión, y si el reloj está expuesto a bajas temperaturas se agrava el inconveniente. Las ilustraciones de la figura 163 ayudarán a comprender mi punto de vista. Debe siempre re- cordarse que no es posible regular la cantidad de aceite que de- positará una punta de engrasar una vez ha establecido contacto. Todo el aceite deja inmediatamente la punta cuando ésta toca algo; por lo tanto no puede decirse: "Pondré la mitad del aceite", porque no es po- sible hacerlo. La única solución con- siste en que la punta de engrasar pique o recoja exactamente la canti- dad correcta.

Ahora engrasaremos las levas, aplicando un poco de aceite a la cara de retención de la leva de entrada, y con un palillo puntiagudo move-

remos el áncora hacia adelante y ha- cia atrás, de modo que el aceite se transfiera a los dientes de la rueda de escape. Puede ser necesario un se- gundo toque para que todos los dientes reciban su parte de aceite. Los

propios dientes deben llevar el acei- te a la leva de salida; también aquí procúrese no sobreengrasar. El aceite acumulado incidentalmente en la parte metálica de las paletas no hace ningún bien; al contrario, tiende a arrastrar el aceite de la superficie actuante hacia fuera de ella. No debe usar- se la punta de engrasar para mover el áncora, ya que existe el peligro muy real de llevar aceite a las espigas de punto muerto.

No hay razón para engrasar la elipse. Pocos reparadores ad- miten actualmente el engrase de la elipse, pero aun así se en- cuentran muchas elipses engrasadas. La causa puede ser una de estas tres: i.a) engrase deliberado; 2.a) engrase accidental con la punta de engrasar cuando se mueve el áncora, y 3.") cuando se quita el volante después de que se han engrasado sus pivotes

Mancha desee/te

Fig. 162. — Recipiente para aceite ligero. La figura inferior señala la cavidad para el aceite y una mancha del mismo en la su-

perficie plana del recipiente.

Fig. 163. — Arriba, cantidadcorrecta de aceite para un pi-vote cónico; centro, un pivotedel escape o del áncora sobre-engrasado; abajo, cantidad co-rrecta de aceite para un pivotedel escape o del áncora.

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144 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO LIMPIEZA MANUAL Y ENGRASE 145

y el inferior haya aportado aceite a la entalladura al pasar, puede engrasarse la elipse. El aceite se mantiene en su lugar por la capilaridad. La fi- gura 164 demuestra que si una superficie es curva, el aceite se sostiene mejor en el vértice de la curva; por lo tanto, si los rubíes son de superficie curva el aceite queda mejor retenido en la punta o su- perficie actuante.

Dirijamos nuestra atención a la lim- pieza del volante, manteniendo, mien- tras tanto, la máquina, parcialmente montada, debajo de la copa de vidrio. Por ahora el volante está completamente seco. Saquémoslo de los polvos de boj o

de yeso, y sosteniéndolo con papel de seda, cepíllese bien, hasta presentar un aspecto brillante. Métase en bencina por unos mo- mentos para quitar el aceite, y entonces vuélvase a cepillar has- ta que esté completamente seco. Sujétese con la mano izquierda y apriétese un pedazo blando de medula sobre la punta del pivote inferior hasta llegar al platillo de im- pulsión, y entonces dé- sele a la medula uno o dos giros, a fin de lim- piar la elipse. Al mis- mo tiempo se limpiará bien el platillo de segu- ridad. Siempre que la medula sea blanda, no ofrece ningún peligro limpiar la elipse de esta manera. Con medula se limpia también el pivote superior y, antes de reponer el muelle espiral, mírese si los extremos de los pivotes están lisos y libres de facetas. Para verificarlo, se pasa la cara de la uña del dedo medio sobre el extremo del pivote, y si éste tiene facetas, se notará que raya la uña (Fg. 165). Fi- nalmente, antes de reponer el muelle espiral es conveniente com- probar si el volante está equilibrado. Deben equilibrarse tanto

Jos volantes corrientes como los compensados, pero debe no- tarse que la limpieza no afecta de ninguna manera a este equi- librio.

Para montar el espiral empléese el yunque de la figura 166. Generalmente el volante está marcado para que el espiral se coloque en la posición co- rrecta. La sujeción fija del espiral debe en- cararse con la marca, que puede ser un pe- queño punto en la superficie superior del volante o una ligera raya en su costado. Oprímase la virola del espiral hacia abajo

Fig. 164. — Demostra-ción de la capilaridad.Obsérvese como el acei-te sube por ambos ladosdel muelle curvado de-bido a esta propiedad.

con unas pinzas robustas, agarradas como indica la figura 167. Usando ambas manos, se obtiene una presión firme y segura, sin peligro de resbalar; no se engrasarán todavía los agujeros del volante.

Fig. 166. — Yunquepara sostener el vo-lante mientras se co-

loca el espiral.

Éste se montará en su puente, y con cuidado se invierte el

Fig. 165. — Verificación de la lisura del ex-tremo del pivote del eje del volante. Nóteseque para esto se emplea la uña del dedo co-

razón.

Fig. 167. — Método de montar el espiral del volante. El dedo Índice de la mano izquierda ejerce un considerable dominio.

mismo. Con el volante colgando, se manipula para montarlo en la máquina. Debe asegurarse de que la elipse engrana con la entalladura; para ello se mantiene firme el puente del volante y se gira la máquina hasta que la entalladura se presente a la

10

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146 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO LIMPIEZA MANUAL Y ENGRASE 147

elipse. Atorníllese el puente muy cuidadosamente. El reloj debe empezar a funcionar antes de que el puente esté atornillado del todo; si no sucede así, pruébese si el volante está libre: un li- gero toque con el dedo ha de bastar para que el volante empiece a oscilar. Que el volante oscile1 demuestra que el puente se ator- nilla bien, y no sobre la punta del pivote. Cuando el puente del volante esté bien fijado, compruébese el juego axial y entonces ensáyese el tictac. Puede necesitarse mover el espiral angular- mente, y para hacerlo se ha de quitar de nuevo el volante. Por esto no se aconseja engrasar los pivotes del eje: si se hubieran engrasado, de ser necesario quitar el volante una o dos veces, la condición y la cantidad de aceite en los rubíes no sería ya la requerida. Pueden haberse picado ligeras partículas de polvo por los pivotes, y, asimismo, una cierta cantidad de aceite de los agujeros se pierde. Los pivotes también tocan al papel de cubier- ta. Hay el peligro ulterior de llevar aceite a la entalladura y que por ésta sea transmitido a la elipse, como se ha dicho antes.

Cuando el tictac es satisfactorio, se quita el puente del vo- lante y éste con él; se pone un poco de aceite en el agujero infe- rior, se invierte el puente, se levanta un poco el volante y se aplica aceite en el agujero superior. Algunos relojeros prefieren introducir un hilo en los agujeros del volante para que se en- grase a lo largo del agujero, hasta el rubí contrapivote. No me parece necesario, por ser de la opinión de que los mismos pivo- tes ya le llevan el aceite satisfactoriamente. Después de engrasar los rubíes, se monta nuevamente el volante en la maquina. In- viértase ésta y con el fuelle dénsele uno o dos soplos ligeros.

Engrásese ligeramente con aceite de reloj el árbol de la rue- da de centro y apriétese el piñón de cañón en su lugar. Puede ser necesario agarrarlo con los alicates forrados de latón y, con un movimiento oscilante, mientras se aprieta, póngase en posición. Apliqúese una punta de engrasar con aceite de reloj en los agu- jeros de las ruedas primera y segunda y la más mínima parte posible de aceite en el soporte de la rueda minutera. Repóngase la rueda horaria sin aceite, y luego la esfera. No se engrasará la platina superior hasta que la máquina esté otra vez dentro de la caja, y, si el reloj es de caja de dos piezas o algo similar, has- ta que tenga que cerrarse.

Es mejor montar las agujas, si es posible, cuando la máqui- na ya está en la caja. La aguja horaria se mete dentro del cañón de la rueda horaria empujándola con un palito de madera. Este palito tiene en su extremo un agujero hecho con un destorni- llador de relojero. De este modo no queda señalada la aguja. La aguja minutera se coloca en el cañón del piñón con la parte pos- terior de un mango de cepillo de relojero, poniendo un pedazo de papel de seda entre la minutera y el mango para que no se señale. Se aprieta sobre el cubo de la minutera. La segundera se mete en el pivote de la rueda segunda empujando con el extre- mo de un palillo. Engrásese la tija con aceite de reloj. He visto reparadores que ponen el extremo de la tija en el bote de aceite, creyendo que necesita mucho. Casi no hay necesidad de decir que esto es completamente erróneo: lo correcto es aplicar un poco de aceite en su pivote, un poco en su sección cuadrada, en sus cuatro caras, en el espaldón de la rueda de corona, en el diente del trinquete, en la entalladura de la tireta, y finalmente en el espaldón que roza con la platina.

La tabla de engrase de la figura 168 servirá de guía para realizar éste, de la cual debemos aclarar los significados de los signos siguientes: XXX = Tanto aceite como pueda recogerse metiendo la punta de engrasar verticalmente (no de, lado) en el bote. XX = El aceite que puede recogerse con la mitad de la parte plana de la punta de engrasar. X = Tanto aceite como puede recogerse de una mancha del mismo. O = Absolutamente nada de aceite. C = Aceite de reloj. W = Aceite ligero de reloj.

Las cantidades sugeridas en la tabla son para máquinas com- prendidas entre i o % y j ?4 líneas. Para máquinas más peque- ñas se aplica un poco menos de aceite a todos los pivotes, ex- cepto en los de la rueda de escape y del áncora; póngase también menos aceite en el muelle real. Algunas fábricas suizas reco- miendan no poner aceite en los pivotes del áncora para máqui- nas de 8 y¿, líneas y menores. No soy del mismo parecer, y creo más seguro la aplicación de un poco de aceite. Para las máqui- nas mayores de 10 % líneas, úsese según propia discreción, pero como guía general recomiendo para una máquina de 18 líneas C XXX (dos o tres veces) para el muelle real y W X (dos ve- ces) para los pivotes del áncora y de la rueda de escape.

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148 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO LIMPIEZA MANUAL Y ENGRASE 149

En Suiza se gradúa el engrase por el tiempo que se deja en contacto la punta de engrasar con la pieza que se engrasa. De

cxxx

ajustarle la máquina, téngase la costumbre de pasar una llama de alcohol por su interior. Si tiene bisagras, también éstas de- ben ser pasadas por la llama. No se deje calentar la caja; esto se hace solamente para que se quemen los cabellos, fibras de lana, cerdas de cepillo, borra o pelusilla que puedan haber en la caja o en las juntas. Cualquiera de estas cosas pueden ser tan pequeñas que apenas sean visibles, pero es posible se pongan en contacto con el volante y produzcan serios perjuicios en la mar- cha regular del reloj, cuyas causas serían difíciles de hallar. Móntese la máquina en la caja y finalmente con el fuelle dése un ligero soplo sobre la platina superior y después apliqúese un poco de aceite sobre los pivotes superiores de las ruedas prime- ra y segunda. Con todo esto ha quedado de nuevo el reloj dis- puesto para la marcha.

cxx

Fig. 168. —

Gráfico dd engrase del reloj. Se indica el tipo y cantidad de aceite que debe aplicarse a una máquina de I o 1/2 a 7 3/4 líneas. Las máquinas ma-

yores necesitan más; las menores menos. W, aceite ligero de reloj; C, aceite semidenso de reloj; O, absolutamente nada; X, to- que ligero; XX, media punta de engrasar; XXX, toda la punta de engrasar. Para aceite ligero se usa la punta pequeña de engrasar de 0,3 mm; para aceite semidenso

se usa la punta de engrasar grande de 0,6 mm.

esta manera puede tenerse un cierto dominio de la lubricación, pero lo que antecede es más seguro.

La máquina está ahora dispuesta para ser colocada de nue- vo en la caja. Después de que se ha pulido la caja, y antes de

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LA LIMPIEZA A MAQUINA 151

CAPÍTULO X

LA LIMPIEZA A MÁQUINA

Para la limpieza a máquina, el reloj se desmonta igual como se hizo para con la de bencina. De hecho es aconsejable des- montarlo del todo, incluso los tornillos de la esfera. Deben observarse varios puntos cuando se usan estas máquinas. El más importante es que la solución núm. i no debe dejarse secar sobre las piezas de metal para que no las oxide. Normalmente la solución núm. 2 no oxidará las piezas, pero se ha comprobado que su composición química es afectada por la luz solar; así, pues, si esta solución se usa fresca y sin haber estado a la luz, hay poco peligro de oxidación. Por lo tanto, se debe procurar que la solución núm. 2 no esté expuesta a la luz; esto no es problema mientras permanece aún en el bote original de la fá- brica, pero el peligro está en los tarros de vidrio de la máquina que son transparentes; por ello es recomendable pintar los tarros números 2 y 3 con una pintura negra, y para poder ver la so- lución y determinar por su color cuándo es necesario renovarla, se verterá un poco en un tarro transparente. Es muy conveniente tomarse esta pequeña molestia para evitar el peligro de oxida- ciones.

El procedimiento es el siguiente: la máquina (Fig. 169) se suministra con tres tarros de vidrio numerados: i.°, 2.° y 3.° El i.° contiene la solución de limpiar; el 2.° la de aclarar, y el 3.° la misma solución que el anterior, pero más limpia. La ra- zón de ello está en que cierta cantidad de la solución núm. i es llevada al 2.° tarro y así el líquido queda contaminado. Como la última también se contamina de la núm. 2 y por tanto tam- bién con algo de la núm. i, todas las soluciones deberán cam- biarse periódicamente. La núm. i no puede regenerarse, por lo

que después de un uso prolongado, y cuando se ha ensuciado, se tira. Limpíese bien el tarro y póngase solución nueva. La número 2 puede filtrarse y servir nuevamente. Un buen siste- ma es filtrarla con papel de filtro como el empleado en los labo- ratorios; se pone dentro del embudo plegado de la manera usual y se hace pasar la solu- ción a través del mismo. La núm. 3 es general- mente bastante limpia y para economizar puede tirarse al 2.° tarro y usar- la sin filtrar, pasándose la solución filtrada al ter- cero, y de vez en cuan- do, para compensar la que se pierde por evapo- ración o adhesión a las piezas, se añade un poco de solución fresca.

La cantidad de líqui- do que habrá en cada ta- rro es de gran importan- cia. Si el nivel es dema- siado bajo pueden quedar piezas en la cesta, fuera de contacto. Cuando la

cesta gira, crea un vérti- ce en el líquido, y con las paletas que hay en el mismo soporte de la cesta, el líquido monta por los lados del tarro y es pro- yectado hacia el interior. Si en el tarro hay poco líquido, la cantidad proyectada será insuficiente para cubrir la cesta. Esto debe tenerse muy en cuenta, pues si falta líquido en los po- tes 2.° y 3.° es posible que se oxiden las piezas. Si los tarros están demasiado llenos, con la velocidad de la agitación el lí- quido se derramará al exterior, indicando así que la cantidad es excesiva.

La cesta consta del recipiente principal, de un estante con muescas y de una cubierta plana que se ajusta sobre el estante

Fig. 169. — Máquina «National Watch» de limpiar relojes.

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152 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO LA LIMPIEZA A MÁQUINA 153

para mantenerlo hacia abajo. Los piezas grandes del reloj, como platina inferior, puentes de todas clases y el barrilete se colocan en el fondo de la cesta. Es esencial separarlas para que no mon- ten unas sobre otras, aunque a veces, a pesar de estar separadas, la fuerza centrífuga reúne todas las piezas en los lados. Las ruedas pequeñas se colocan en una de las muescas del estante con los tornillos y el cliquet. No es aconsejable pasar el muelle real por las soluciones, por la misma razón expuesta al tratar de la limpieza con bencina. Es preferible no limpiar el áncora y el volante en la máquina, porque algunas clases de goma laca son afectadas por la solución; además de la goma laca, hay también algunos volantes y tornillos de volante que son atacados por las soluciones. Se han dado casos en los que el reloj adelantaba considerablemente después del limpiado a máquina, y con una cuidadosa investigación encontré que la solución había actuado químicamente sobre el metal del volante y sobre los tornillos quitándoles peso. También se han dado algunos casos en que el muelle espiral del volante había sido atacado, causando el re- traso del reloj; así es que sin conocimiento seguro de qué clase de goma laca se ha servido el fabricante, o de la exacta natura- leza del volante, de sus tornillos y de su muelle, es mejor no limpiarlos a máquina y hacerlo con bencina.

Lo corriente es que la cesta con la máquina desmontada den- tro, gire durante medio minuto, a pequeña velocidad, en la so- lución del tarro i.°; después, debe sacarse de la solución y hacer qtfe gire al aire por unos pocos segundos a gran velocidad para escurrirse, y se sumerge inmediatamente en la solución núm. 2, repitiendo la misma operación por un minuto y haciendo lo mismo con la núin. 3. Finalmente, la cesta se baja a la cámara de calor y ya dentro de ella se hace girar despacio durante un minuto. No debe perderse tiempo al pasar del tarro núm. i al núm. 2., porque si la primera solución se seca sobre las piezas antes del aclarado, pueden oxidarse. La tapadera de la cesta va ajustada sin fuerza y es bueno que el asiento de la tapa lleve un pasador fijo, y para encajar con él, una pequeña entalla en la tapa, evitándose así que la caja gire independientemente de la cesta. Si la tapa se moviera un poco, podría arrastrar las piezas del estante y estropearlas. Hay quien dice que no es necesario

repasar el interior de los agujeros con un palillo de madera afi- lado después de la limpieza a máquina, pero para más seguri- dad es preferible hacerlo. Por varias razones es recomendable el sistema de limpiado a máquina, aunque sólo debe adoptarse después de haber estudiado concienzudamente el funcionamien- to de la misma y de haber mirado en cada caso en particular las piezas que pueden limpiarse sin perjudicarlas. Como se com- prende, una de las causas que hacen más recomendable esta má- quina es la rapidez y seguridad con que realiza la limpieza.

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EL "REMONTOIR" Y LA PUESTA EN HORA 155

rueda de transmisión. Actúese sobre el árbol "remontoir" o tija para llevar estas dos ruedas a engrane y obsérvese éste. Se conti- núa dando cuerda por un período más largo que el normal, por-

CAPÍTULO XI

EL REMONTOIR Y LA PUESTA EN HORA

Los procedimientos de "remontoir" y poner en hora son diversos, pero la mayoría de ellos son del tipo de corona y do- ble piñón deslizante, es decir, que por diferentes caminos se al- canza el mismo fin. Nos proponemos estudiar sólo las mejores disposiciones conocidas. El funcionamiento del mecanismo es evidente y las condiciones esenciales son las siguientes: i) el mecanismo no debe escurrirse; 2) es necesario que sólo pueda

Fig. 170 — La báscula y el resorte de la tija

actuar a voluntad, y 3) el "remontoir" debe estar libre para dar cuerda. Consideraremos estos puntos: la figura 170 muestra un

Fig. 171. — La báscula y el resorte combinados

que el escurrido es algunas veces intermitente y puede ser que el usuario haga un contacto más prolongado, produciendo así el escurrido. Si se escurre en este punto, los dientes de la rueda de

típico mecanismo "remontoir" del tipo de corona y doble pi- ñón deslizante con la báscula accionada por un resorte separa- do. La figura 171 muestra la disposición por la cual la báscula y el resorte están combinados. Cualquiera que sea la disposición que examinemos, todas ellas tienen sus fallas y defectos.

El escurrido del mecanismo de "remontoir" puede produ- cirse por un engrane incorrecto de la rueda de corona con la

Fig. 172. — Comprobación del juego axial de la rueda de transmisión

corona pueden generalmente verse mover por debajo de los dien- tes de la rueda de transmisión. Las causas pueden ser varias. La rueda de transmisión puede tener excesivo juego. Compruébese

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Í56 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL "REMONTOIR" Y LA PUESTA EN HORA 157

con unas pinzas, como en la figura 172. Si se nota que está suelta, el remedio consiste en bajar el plato que la mantiene en posición, aunque puede ser debido a que el plato no está bien atornillado, de modo que esto es lo primero que deberá compro- barse. Si está atornillado tan fuerte como sea posible (con un tornillo con rosca a la izquierda o con dos con rosca a la dere-

cha) entonces la solu- ción no puede ser otra que rebajar el plato.

Algunas veces los platos son solidarios y forman el cojinete de la rueda, y en otras el plato es suelto y la rue- da se asienta sobre un saliente del puente del barrilete. En el primer caso, el plato se reduce con una piedra por su parte inferior, como de-

muestra la figura 173. En el otro lado la al-

tura del saliente debe reducirse, y para esto el puente del ba- rrilete se monta en un mandril y se rebaja en el torno (Fig. 174). En ambos casos la reducción debe ser ligera, pues de lo con- trario la rueda engranaría duramente y costaría dar cuerda. Si atornillado nuevamente el plato lo más posible, se ve que no hay juego o hay muy poco, pero continúa el escurrimiento, entonces debe dirigirse la atención al ajuste de la rueda de co- rona con la tija, el cual debe ser muy justo — imperceptible- mente libre, — sin ninguna holgura lateral. Mírese si la misma tija ajusta sin juego, en la platina, pues el juego debe ser im- perceptible. Si la rueda de corona se ajusta mal en la tija, el re- medio está en cambiar la rueda o la tija. Si hemos comproba- do que la tija tiene excesiva holgura en la platina, ha de cam- biarse la tija por otra algo mayor. Cuando se desea realizar una reparación económica, es muy eficaz poner un collar o cas- quillo debajo de la corona (Fig. 175) para que ésta mantenga

rígidamente la tija en posición por el ajuste prieto del casquillo en la caja.

Examínense luego los dientes de trinquete de la rueda de corona y del piñón doble para ver si el escurrimiento se produce

Fig. 174. — Reduciendo al torno el asiento de la rueda de transmisión

aquí. Puede deberse a que la rueda de corona y el piñón doble, o éste solo, tengan demasiada holgura en la tija. El remedio estriba en poner nuevos piñón y rueda, o la tija. Además el defecto puede radicar en la forma de los dientes de trinquete: algunas veces estos dientes pueden agu- dizarse un poco dándoles una lige- ra inclinación (fi- gura 1 7 6 ) , pero generalmente esto no es satisfactorio, siendo la única so- lución poner un par de ruedas nue- vas. Vamos a tratar de cuando la tija está suelta. Esto se debe a varias razones, pero el motivo inmediato es que el pasador de la tireta se sale de la ranura^ de la tija. Una platina gastada, al producir un asiento demasiado ancho, puede ser la causa, consistiendo el remedio en cambiar la tija por otra mayor (se

Fig. 173. — Modo de reducir el cubo de la rueda de transmisión.

Fig. 176.—La lí- nea de puntos in- dica el rebajado (con aumento).

Fig. 175. — Casquillo mon-tado en la corona para eli-

minar el juego.

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158 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL "REMONTOIR" Y LA PUESTA EN HORA 159

sobreentiende que tendrá que tornearse especialmente otra tija, pues una igual no arreglaría nada), o en encasquillar el agu- jero en que se asienta la tija. No es práctico hacer un nuevo agujero, pues interesaría a dos partes de la máquina, estando mitad en la platina inferior y mitad en el puente del barrilete,

así que es mejor poner un tope en el puente del barrilete, como se ve en la figura 177. Se limita el tope de modo que se ajuste a la tija, permitiendo la holgura requerida. Tal reparación dirige el desgaste en una sola dirección, hacía abajo, pero es en la que nos interesa para corregir la falla que deseamos eli- minar, ya que hace que la tija apriete hacia la tireta.

Otra causa que produce la ex- cesiva libertad en la tija es la falta de libertad del tornillo de la tireta. La tireta está hecha para girar ligeramente cuando se tira de la tija para poner las agujas a la hora y el tornillo de la tireta debe estar atornillado fuertemente a ésta, pero el tor- nillo en sí debe estar libre, de modo que gire con la tíreta. De no estar libre el tornillo, la tireta gira en la rosca del tornillo, y la tija puede quedar segura, pero si el tornillo está algo libre puede llegar a desenroscar- se por la acción de la tireta en pocas veces con el resultado de quedar la tija suelta. Este desenroscado de la

tíreta puede deberse a su tornillo tra- bado en la platina y el remedio está en libertarlo.

Otra razón, y bastante común, es que el espaldón del tornillo no sobresale de la platina, de modo que cuando el tornillo está fijado, la tireta se traba con la pla- tina, en lugar de hacerlo con epespaldón del tornillo, que es cuando está libre de la platina.

Las dos ilustraciones de la figura 178 muestran: una, la sujeción incorrecta de la tireta, que se traba con la platina, y la otra, la correcta, en la cual la tireta se apoya sobre el espaldón del tornillo, libre de la platina. La solución está en rebajar algo el reborde del tornillo para que el espaldón sobresalga de la platina.

Otra causa del inconveniente indicado es que en algunos re- lojes la posición del tornillo en la tireta es incorrecta. Cuando

Fig. 179. — Una distancia larga Fig.

180. — Arriba, ajuste correcto del (A) puede dar demasiada elasti- pasador de la tireta con la ranura de la cidad a la tireta, mientras que tija; abajo, mala disposición que puede

(B) no es tan susceptible. causar la soltura del pasador.

el agujero del tornillo en la tireta está alejado del pasador (fi- gura 179) generalmente se hace a la tireta demasiado flexible y por lo tanto se separa de la tija. Desgraciadamente no está en manos del reparador el remediarlo, pues sólo le queda la solu- ción de hacer otra tíreta de material menos flexible. Esta falla de construcción, raras veces se encuentra en los relojes de máquina moderna. Examínese el pasador de la tireta para ver si tiene canto vivo y es bastante largo, y también mírese si la ranura tiene sus esquinas vivas. Si no fuera así tendría tendencia a sa- lirse de la ranura. Las ilustraciones de la figura 180 muestran cómo han de ser el pasador y la ranura y cómo no deben ser.

La dificultad en dar cuerda puede ser debida: i.°) a que la rueda de transmisión esté frenada; 2.°) a falta de libertad del árbol del barrilete; 3.°) a que los agujeros para los extremos de éste en las platinas sean demasiado grandes, lo que hace que la rueda del "cliquet" roce con el puente del barrilete (Fig. 181) ; 4.°) a que el espaldón del árbol del barrilete no sobresalga bastante para que la rueda del "cliquet" se apoye en él, y en cambio lo hace sobre el puente del barrilete, en el que se traba

Fig. 177. — Ajusfando un tope (A) en el agujero del árbol.

Fig. 178. — Arriba, la tiretase traba con la platina; aba-

jo, la tireta está libre.

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160 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL "REMONTOIR" Y LA PUESTA EN HORA 161

(figura 182), y 5.°) a mal engrane entre la rueda de transmi- sión y la del "cliquet", lo que es improbable, a menos que se haya hecho un cambio.

Algunas veces se nota que se escurre cuando se ponen las agujas a la hora, lo que puede ser motivado por un cojinete demasiado ancho para el pivote de la tija. A veces este cojinete se ensancha, y es engorroso rectificarlo, porque no conviene

Fig. 181. — A itiendo que gujero ancho (A) para el árbol del barrilete, perm

la rueda del «cliquet» roce con la platina en (B).

ajustar una nueva tija. Soy contrario al empleo de soldaduras blandas en los relojes, pero en este caso vendremos obligados a hacerlo para realizar la reparación económicamente. En pri- mer lugar se escoge un pedazo de tubo de encasquillar, que se adapte al actual cojinete, se tornea y se corta a la medida exac- ta para que se ajuste correctamente al mismo. En algunos ca-

sos, se recomienda abrir un poco el agu- jero del cojinete, an- tes de encasquillarlo. Para ello se toma una lima de cola de

rata y se hace servir como si fuera un es- cariador. Se coloca el

casquillo en el extre- mo de un pedazo de alambre de aluminio, procurando que éste no sobresalga del casquillo. Caliéntese en la llama de alcohol y aplíquesele un poco de fundente y otro poco de estaño, hacien- do que éste se adhiera en toda la superficie exterior del casquillo. Mientras el estaño está todavía caliente se quita todo el que sobra, dejando solamente una tenue película del mismo. Se le da un poco más de fundente y estando aún el casquillo en el extremo del alambre se pone en posición dentro del agujero, y se da calor al extremo del alambre en el punto que indica la

flecha en la figura 183, hasta que la soldadura se liquida. Se retira la llama y el casquillo quedará fijo. Con precaución se quita el alambre de aluminio, pues el estaño no se habrá soldado con él. Si se ha puesto cuidado en las dimensiones del

Fig. 183. — Encasquillando el agujero del pivote del árbol. Arriba, alambre de aluminio en un portabrocas; detalle, el casquillo en el extremo del alambre.

La flecha indica donde debe aplicarse la llama.

casquillo y no se ha empleado exceso de estaño no se requerirá probablemente ningún acabado. La figura citada índica clara- mente el procedimiento.

Uno de los puntos más importantes cuando se examina un

Fig. 182. — Arriba, rueda del «cliquet» trabadaporque el espaldón del árbol no sobresale de la

Fig. 184. — Los dientes del piñón doble deslizante tocan los de la rueda

intermedia.

me nismo "remontoir", es el de que la tija gire de manera ca

platina; abajo, la rueda del «cliquet» está libre.

que el diente del piñón doble esté tan cerca como sea posible de la rueda intermedia; ésta debe estar completamente libre mien- tras sé da cuerda. Algunas veces los dientes del piñón doble y los de la rueda intermedia se interfieren (Fig. 184). Es un de-

11

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162 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL "REMONTOIR" Y LA PUESTA EN HORA 163

fecto que frecuentemente pasa inadvertido: cuando se da cuer- da, las agujas pueden moverse varios minutos sin apercibirse. El remedio está en substituir el piñón doble por otro más corto. Si la báscula monta sobre el piñón doble y la tija tiene buen

ajuste, se le dan algunos golpes con la parte estrecha del martillo para torcerla hacia abajo. Si esta opera- ción se realiza como se representa en la figura 185, no será necesario rebajar el revenido de la báscula, a no ser que esté a todo temple, lo que es muy improbable. Conviene mirar si el resorte de la báscula monta seguro, pues a veces lo hace fuera de su sitio. Para corregir esto, con una piedra se rebaja ligeramen- te su canto a un ángulo pequeño,

en donde actúa el resorte, lo que hará que éste se apoye debidamente (figura 186).

Si la tireta es dura de mover, esto es, si se halla resistencia cuando se tira de la corona para dar cuerda, se debe examinar el final de la misma, en donde actúa sobre la báscula, y también

Al hacer esto, debe ponerse mucho cuidado, porque no pue- de volver a colocarse lo que se ha quitado. La parte señalada por A no debe rebajarse, pues de otra manera la báscula no arrastraría al piñón doble lo suficiente para engranar con la rueda intermedia. Inversamente, si la tireta no retuviera la bás- cula en la posición de poner a la hora, una vez colocada allí, con la piedra se rebaja ligeramente en A de la báscula, no exa- gerando, porque entonces afectaría al engrane de la rueda in- termedia. El resorte de retén materialmente fija la tireta en la posición deseada, en un extremo o en el otro; su objeto prima- rio es actuar como una "pieza de todo o nada", nombre apli- cado a una disposición de los relojes de repetición, que asegura que éste dará el número correcto de horas o no dará ninguna. Es decir, que controla la posición de la tireta; sin él, la báscula puede saltar sólo en parte, no engranando ni con la rueda in- termedia ni con la rueda de corona, con el resultado de escurri- miento al dar cuerda. Algunos usuarios tienen la mala costum- bre de tirar de la corona durante la operación de dar cuerda.

Fig. 185. — Torciendo la bás- cula hacia abajo con el martillo. Con la tija en posición, tírese de ella hacia fuera y hacía

dentro, y al mismo tiempo obsérvese atentamente la cabeza del tornillo de la tireta: debe girar un poco. Esto indicará que está libre y que no es probable que se presenten los inconvenientes que hemos mencionado.

Fig. 186. — La báscula rebajada para mantener el resorte bajo. /:£• quierda, antes de rebajar; derecha,

después de rebajada.

Fig. 187. — Las líneas de puntos forman el ángulo de desmoche para facilitar la puesta en hora.

la porción de la báscula que encaja con la tireta. Si las super-

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ficies actuantes coinciden, la tireta será dura y saltadora. Para obviarlo, el ángulo de la báscula debe amolarse como se índica por las líneas de puntos en la figura 187.

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EL MUELLE ESPIRAL Y LA REGULACIÓN 165

CAPÍTULO XII

EL MUELLE ESPIRAL Y LA REGULACIÓN

Antes de tratar de la regulación, es mejor puntualizar los signos usados, para evitar confusiones. Éstos son:

-f- = Adelanto (Fast). — = Retraso (Slow). ± = Exacto. EA = Esfera en alto. EB = Esfera abajo. CA = Corona arriba. CD = Corona a la derecha. CI = Corona a la izquierda.

Cuando se regula un reloj moviendo la raqueta, ésta se mueve hacia Fast o A (adelanto) si el reloj retrasa, y hacia Slow o R (retraso) si adelanta.

Poner un reloj a la hora exacta es aparentemente una cosa muy sencilla, pero requiere un poco de práctica.

Para hacerlo precédase así: estando el reloj sin cuerda tó- mese mentalmente nota de la posición de la aguja segundera (supongamos, por ejemplo, que está en i o segundos). Obsér- vese el reloj patrón, que puede ser un regulador o un cronó- metro, y cuando la aguja segundera del patrón alcance los se- gundos que indica la segundera parada del reloj que ponemos a la hora (10 segundos, en el ejemplo que hemos puesto) désele una sacudida circular para poner el volante en marcha y al mismo tiempo una vuelta a la corona. Entonces déjese el reloj seguro y quieto y dése toda la cuerda. No es bueno ayudar, como se hace a menudo, con un movimiento del reloj al darle

cuerda, pues la elipse podría salirse de la entalladura del ánco- ra, rompiéndose, o bien frenando el áncora a destiempo produ- ciendo un avance de unos segundos.

Colocada ya la aguja segundera, se ponen en hora las agu- jas minutera y horaria. Es aconsejable mover las agujas en el sentido de su rotación normal, pues haciéndolo al revés, si la fricción del piñón de cañón es algo dura, puede invertirse el tren y retrasarse la aguja segundera. Asimismo, se recomienda hacerlo bastante aprisa para que el áncora no tope con la espi- ga de punto muerto.

Cuando la aguja horaria está a tiempo, se pone también a tiempo la minutera, despacio para los cinco minutos últimos, mirando que marque el minuto exactamente cuando la segun- dera marca 6o segundos, y entonces tendremos señalado con absoluta precisión el minuto de la esfera. Si, después de puesto el reloj en hora, se observa que la aguja segundera no sincro- niza con el patrón, no debe tocarse de ninguna manera ésta di- rectamente para ponerla bien: si por alguna razón necesitamos exactitud hasta el segundo, es mejor anotar el error en un pa- pel, abrir el reloj y parar al volante. Si el reloj estaba adelan- tado unos pocos segundos, se tendrá parado el volante por este período, contando estos mismos segundos en el patrón mien- tras el volante está parado y transcurrido este período se suelta de nuevo el volante.

Si, por el contrario, el reloj se hubiese retrasado unos se- gundos, por ejemplo 5 segundos, se parará el volante durante lo que falte para llegar a un minuto, 55 segundos, y se ade- lantará en un minuto la aguja minutera. Una escobilla de pelo de camello es ideal para detener el volante. Un relojero experi- mentado en la regulación dará al reloj retrasado unos segundos, varios giros circulares completos expresamente para activar el movimiento del áncora y hacer que el reloj adelante rápida- mente, ganando así el número de segundos deseado. Esto últi- mo sólo puede hacerlo el que realmente entiende en la materia, ya que resulta una práctica peligrosa; por ejemplo, si el volante es del tipo pesado y la elipse relativamente delgada, lo más pro- bable es que ésta se rompa.

Vamos a exponer un ejemplo de cómo deben registrarse las

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166 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL MUELLE ESPIRAL Y LA REGULACIÓN 167

observaciones. Tomaremos un reloj que adelanta 5 segundos; la primera anotación dirá:

Minutos Segundos Posición Día .....

Hora .

Después de 24 horas se observa que ha avanzado 15 se- gundos; por lo que se escribirá:

Minutos Segundos Posición Día ......

10 EA

Sólo se anotan 10 segundos porque ya se llevaban 5 anota- dos El reloj se pone entonces corona arriba (CA), y después de otras 24 horas se observa que está 35 segundos avanzado. Recuérdese que se llevaban 15 segundos cuando se puso CA, así es que ha ganado 20 segundos, debiendo registrarse:

Minutos Segundos Posición

+ 0 10 20

Ensayemos ahora la posición esfera abajo (EB) y después de 24 horas se lee 15 segundos de adelanto; cuando estaba EA llevaba 20 segundos adelantado; así, pues, ha perdido 5 se- gundos:

Minutos Segundos Posición Día .

EA CA

EB

Afora. — Para hallar el error total cuando hay signos de adelanto y retraso conjuntamente (-(- y —) se suman las can- tidades precedidas de signos iguales, y se resta la suma menor de la mayor, dándose al resultado el signo de la mayor.

La parte del reloj a la cual vamos a dedicar ahora nuestra

atención y que en los últimos años ha sido objeto de cuidadosos estudios, es la formada por el volante y su muelle. Éstos han movilizado a matemáticos y físicos, y vista la enorme tarea rea- lizada, los excelentes resultados alcanzados serán más fácil-

EA

Hora .

Día Hora EACA

Hora 10

205

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mente comprendidos. Éstos no son fruto de una sola inteligen- cia; cada generación, durante los últimos cíen años, ha añadido algo, aunque quizá la más importante contribución correspon- de a la generación presente. No hay nada espectacular en los perfeccionamientos modernos, aunque parezca raro. Los perfec- cionamientos se notan en el material usado para hacer el mue- lle espiral, la forma de la espira final y otras varias modificacio- nes no muy aparentes; así, pues, el volante y su muelle no han recibido otra atención que la prestada al material de que están formados. En resumen, en el reloj moderno, desde el punto de vista del volante y del muelle espiral, se ha realizado un trabajo sin mucho relumbre, pero que proporciona máquinas de tan buenos resultados como las de tipo antiguo, con la ventaja de mayor solidez y precio de coste mucho más bajo.

Los reparadores de relojes no están tan versados en este asunto como debieran; conozco operarios capaces de tornear ejes de volante o un piñón de primera clase, pero que miran al volante y al muelle como si no formaran parte del reloj. He visto relojes perfectamente reparados y limpios, pero que si du- rante la regulación el reloj no respondía como se esperaba se le tenía ya por malo, y eso no debe ser así. Hay que recordar, so- bre todo, que el resultado que se obtiene del volante y de su muelle espiral depende de la seguridad y precisión del resto del reloj. Es inútil esperar buenos resultados de un reloj con un muelle real pobre o defectuoso, con un tren que transmita mal el movimiento, o con un escape defectuoso; pero si el ajuste del volante y de su muelle no son conformes, aunque el resto de la máquina sea correcto, resultará siempre una marcha pobre.

Tomando primeramente el volante, discurriremos amplia- mente sobre el mismo tratando de sus varios tipos. Vamos a examinar el volante y el muelle espiral de una máquina de 13 líneas.

El volante es, para el reloj pequeño, lo que el péndulo para el grande, con la diferencia que el muelle del volante regula a éste. Años atrás, el volante no llevaba muelle, más tarde se aña- dió una cerda para actuar como tal, y finalmente se llegó al muelle de acero inventado por el inglés Dr. Robert Hooke. El muelle de acero si se usa en un volante corriente (no compensa-

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168 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL MUELLE ESPIRAL Y LA REGULACIÓN 169

do) hará que el reloj retrase i % minutos en 24 horas por un cambio en la temperatura de 6° C. Para obviar este error se usa un volante bimetálico, de acero con latón en su periferia; ade- más es cortado y para facilitar su ajuste lleva tornillos o pesos

desplazables. La proporción corriente es dos partes de latón por una de acero.

La necesidad de compensar el volante, cuando el muelle es de acero, radica en que éste pierde elasticidad con el calor, lo que, a su vez, causa una pérdida en la oscilación y un retraso en la marcha. También el muelle de acero aumenta en longitud con el calor, pero esto queda más que compen- sado por las otras dimensiones (ancho y

grueso) que asimismo crecen proporcionalmente. Por lo que se refiere sólo al muelle, la pérdida de elasticidad es la causa real de la pérdida de oscilación. Si se emplea un volante corriente, y por tal se entiende no cortado, tanto de un solo metal como bimetálico, el volante se dilatará con el consi- guiente retraso, perc. aun así la mayor causa de error es la pérdida de elasticidad del mue- lle del volante. El latón tiene un coeficiente de dilatación mayor que el acero y cuando está fundido o solidarizado por derretido parcial so- bre el acero, y el vo- lante es cortado, como en la figura 188, el ca- lor provocará que los sectores de llanta se doblen hacia adentro, haciendo que el re- loj adelante. Las líneas de puntos indican la posición de los sectores de llanta en calor y en frío; la exterior en frío y la interior en calor. Corno los pesos están ajustados en los brazos

del volante, se podrá obtener un ajuste perfecto, de modo que el volante pueda compensar la pérdida de elasticidad del mue- lle de acero. El diagrama de 1-a figura 189 aclara las definiciones de los componentes de un volante compensado cortado.

Trasladando los tornillos hada el extremo LIBRE de la llanta del votante, el reloj adelanta con calor y retrasa con frío. Trasladando los tornillos hacia el extremo FIJO de la llanta del volante, el reloj adelanta con frío y retrasa con calor.

Los relojes, corrientemente, se prueban entre temperaturas de 3 2° a o° y los errores se comparan con la temperatura media de 15° a 17°. Si el volante se ha ajustado para que el reloj fun- cione exactamente a una temperatura de 15° y luego se prueba a otra, aparecerá otro error llamado de temperatura media.que vale aproximadamente 2 segundos en 24 horas para una va- riación de 20°. JVo e$ posible hacer un ajaste para corregir este error con un volante corriente; se han inventado muchas dis- posiciones, conocidas con el nombre de "compensación auxi- liar" , para vencer este error de temperatura media, pero los vo- lantes que las llevan son difíciles de hacer y lo que se logra es muy discutible. Los nuevos volantes monometálicos, con un muelle especial, que estudiaremos más adelante, reducen al mí- nimo este error. Cuando se habla de perfección refiriéndose a la regulación a o° y 32° se refiere solamente a la ausencia de va- riación en la marcha, pero no al tiempo medio. Dicho de otro modo: si el reloj adelanta 3 segundos por día a 32°, adelantará también 3 segundos por día a o°, siendo esta la falta de varia- ción en la marcha.

Fig. 188. — Volantecompensado.

ft'punto neutro -,fffa/cs fffr es¿¿ zo/íf

f/corte

Presentaremos un ejemplo bien definido; en primer lugar se pone el reloj tan a la hora exacta como sea posible en las condiciones del taller, se deja en marcha durante dos o tres días y se toma nota de su regularidad: si no ha habido altera- ción alguna en su marcha, sométase el reloj a la prueba de ca- lor, a 32°, con las estufas especiales que se han construido para ello, calentadas generalmente a gas por medio de una cámara de agua .que envuelve el departamento para los relojes, y que llevan algún tipo de termostato que mantiene automáticamente el interior a una temperatura fija. En la actualidad no se sue-

Torn/fío efe^ temperatura

'///o de ct/art0

Fig. 189. — Partes que componen el volantecompensado.

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170 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL MUELLE ESPIRAL Y LA REGULACIÓN 171

reloj retrasaba con calor, y por esto hemos situado los tornilloshacia el extremo libre, y ahora con esto retrasa en frío, debe-remos separar los tornillos del extremo libre y con ello nuestroajuste por calor quedará destruido. Si, con todo, el reloj con-tinúa retrasando en frío, habremos de suponer que el volante

len exigir a los relojeros muchas correcciones a temperaturas diversas, y por lo tanto la estufa indicada podrá ser ventajosa- mente substituida por una caja de madera, con una puerta, ca- lentada por una lámpara de 25 Watt (Fig. 190). Se puede adaptar un termostato para que obre sobre el interruptor.

Supongamos que a la temperatura normal ade- lanta en la proporción de 5 segundos en 24 horas y en la estufa retrasa 20 se- gundos en el mismo tiem- po; como el reloj adelan- taba normalmente 5 se- gundos, es igual a un re- traso de 25 segundos en la estufa. Desgraciadamente, no hay reglas definidas con respecto a la cantidad de ajuste necesario para corregir este error, por lo que el mismo debe hacer- se por pruebas.

Para empezar, cam- biaremos los tornillos de los agujeros B y iB (Fi- gura 191) a los agujeros

A y lA (Fig. 192). Los tornillos siempre deben cambiarse por pares; si un tornillo de un lado se cambia a otro agujero, el tornillo opuesto debe cambiarse simétricamente. Esto es muy importante, ya que no sólo guarda el volante equilibrado, sino que evita que se desequilibre cuando está en la estufa. Las pruebas de temperatura se hacen, la mayoría de las veces, con la corona para arriba. Pruébese el reloj otra vez y muévanse los tornillos según aconseje la variación.

Probemos después en el frío, a o°C. Una nevera eléctrica doméstica servirá para ello perfectamente. Por lo general, cuan- do el volante ha sido ajustado para calor, la prueba al frío re- sultará también satisfactoria. Esta prueba es útil porque si el

Fig. 191. — Ajuste de temperatura para que el reloj adelante en calor.

Fig. 193. — Nuevo ajuste de tem-

peratura para que el reloj adelante en calor.

Fig. 192. — Ajuste de temperatura para que el reloj adelante en calor.

no está bien construido o que la falta es debida al aceite de en-grase, cosa también muy probable.

Como ya hemos indicado, no pueden darse reglas seguras yfijas de cómo han de moverse, los tornillos. Si después de dospruebas encontramos que el ajuste no es suficiente, esto es, que

Fig. 194. — Nuevo ajuste de tem- peratura para que el reloj retrase

en calor.

Fig. 190. — Una estufa útil, calentada por

una lámpara eléctrica.

AJL

el reloj aun retrasa con calor, trasládense los tornillos A2 y A.¡a los agujeros A1I y Allí (Fig. 193), y si el reloj adelanta concalor, los tornillos B2 y Bs deberán pasarse a los agujeros BUy Bill (Fig. 194), repitiendo la operación hasta que el errorquede reducido a 2 segundos aproximadamente en 24 horas.Cuando sea satisfactoria la prueba con calor, precédase a

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172 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO EL MUELLE ESPIRAL Y LA REGULACIÓN 173

la de frío, recordando que en éste el error admitido es -|¿- 5 se- gundos en 24 horas; así pues, calcularemos nuestras lecturas partiendo de este número. Por lo general, la prueba con frío no debe dar un error mayor que la prueba con calor; por ejemplo, si el volante está ajustado con calor a + 2 segundos, es decir, una lectura de + 7 segundos (añadiendo los 5 segundos de error normal admitido), y con frío hallamos que el error es de + 7 segundos, es decir, una lectura de -f 12 segundos, para corre- girlo será necesario correr los tornillos hacia los extremos libres del volante; si lo hacemos así, nuestro error con calor pasará a ser superior a + 2 segundos, lo que indica que el volante es defectuoso, bien por una proporción excesiva de latón, bien por- que el acero no es bastante fuerte para abrir suficientemente el volante, o, dicho de otro modo, el latón es demasiado resistente para el acero; también podría ser defectuosa la fusión de los dos metales, o bien existir alguna grieta en el acero. De todos mo- dos, como los arreglos en los volantes no resultan económicos, lo mejor será cambiarlo.

Es preciso recordar que los tornillos efectivos desde el pun- to de vista de la temperatura son desde los tornillos de cuarto, o sea de la posición de los tornillos de cuarto hacia el extremo libre. Los tornillos situados desde los de cuarto hacia los ex- tremos fijos tienen poco efecto para la regulación del volante en cuanto a la temperatura, ya que, de hecho, hay un punto cerca del brazo del volante que permanece indiferente a las varia- ciones de ésta. El brazo diametral del volante se dilata con el calor y se contrae con el frío, de modo que los tornillos situa- dos en el extremo fijo se mueven en virtud de esta dilatación o contracción, pero a cierta distancia de este brazo, teóricamente debe haber un punto que no se mueva y al que llamamos "pun- to neutral".

Los tornillos de cuarto difieren de los de temperatura en que aquéllos tienen una larga espiga roscada, que facilita su ajuste para los ajustes de tiempo medio: roscándolos produci- rán adelanto; desenroscándolos, retraso. En algunos volantes se notará que los tornillos de cuarto en el extremo fijo están a corta distancia del brazo, hacia el extremo libre, en el calcu- lado "punto neutral" ; así cuando se ha hecho el ajuste de tiem-

po medio, usando aquellos dos tornillos, no se afecta para nada el ajuste de temperatura.

Todo esto se refiere a la regularízación y ajuste para cro- nómetros y grandes precisiones, ya que tanto detalle no suele ser necesario para relojes de uso corriente.

Algunas veces, cuando se ajusta para cambio de tempera- tura, es necesario cambiar los tornillos por otros de metal más denso; por ejemplo, si todos los agujeros cercanos al extremo

Fig. 196. — Cambio de los tornillos de temperatura por otros más pe-

sados.

libre están ocupados por tornillos, y aun retrasa con calor, es- tos tornillos deben ser substituidos por otros más pesados. La mayoría de relojes modernos llevan en el volante tornillos de latón; si se requieren tornillos más pesados deberán usarse los de oro y si éstos aun no fueran lo suficientemente pesados se emplearán entonces los de platino.

Cuando deben cambiarse unos tornillos por otros más pe- sados, resulta muy útil la balanza equilibradora (Fig. 195)- Esta balanza se puede construir muy fácilmente: tómese un pedazo de plancha de latón de 25 mm X 50 mm X 2 mm y sujétese sólidamente en una ranura de la misma una pieza de acero de 12 mm de alto por 25 mm de largo; el canto superior se lima en forma de V, como un filo de cuchillo. Después pro- cúrese un pedazo de muelle real de 0,25 mm de grueso, 3 mm de ancho y 75 mm de largo, que se debe recocer en su parte central y ambos extremos, y con una lima hágase una pequeña ranura en el centro. Dóblese el muelle como se ve en la figu- ra, háganse dos taladros en cada extremo del muelle y tuérzanse los extremos hasta que sean paralelos a la base. Coloqúese el muelle sobre el filo de la pieza de acero y equilíbrese limando si

Fig. 195. — Balanza equilibradorade tornillos de volante.

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174 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL MUELLE ESPIRAL Y LA REGULACIÓN 175

es necesario. Para explicar el funcionamiento de esta balanza expondremos un ejemplo práctico: supongamos que el reloj re- tarda tanto con el calor que es necesario cambiar los tornillos 1 7 2 (Fig. 196) por otros de platino. Quítese el tornillo i del volante y póngase en la balanza; en el otro lado de la ba- lanza se coloca el tornillo de platino: naturalmente, éste será más pesado. Después equilibraremos la balanza colocando el tornillo 3 del volante junto a i, y si se consigue un equilibrio perfecto, es señal de que debe qui- tarse un tornillo entero en cada parte de la llan- ta para conservar el volante en su peso original y mantener la misma marcha. Así, pues, subs-

tituiremos los tornillos i y 2 por los de platino y quitaremos definitivamente los 3 y 4, a fin de mantener constante el peso original del volante. El ajuste de temperatura se conseguirá en esta forma satisfactoriamente y el reloj marcha-

rá bien, o al menos con muy ligeras variaciones. Algunas veces el ajuste de temperatura puede hacerse añadien- do arandelas a los tornillos i y 2, y entonces, para mantener el peso original del volante, se procederá como sigue: quítese el tornillo 3 y coloqúese en la balanza junto con las dos aran- delas correspondientes. En el otro lado se coloca el tornillo i; ahora se reduce el 3, profundizando la ranura de la cabeza o rebajando la altura de ésta, en el caso en que la reducción de peso en la ranura no sea suficiente. Si se ha reducido la cabeza, es necesario acabarla con una piedra Arkansas y pulirla. El tor- nillo 4 se trata de la misma manera que el 3, para mantener el volante equilibrado y de peso constante, colocando en el otro platillo las arandelas correspondientes y el tornillo 2.

Para reducir el peso de los tornillos del volante, además de los dos métodos indicados pueden emplearse los siguientes: achaflanado del interior de la ranura, como muestra la figu- ra 197, conocido con el nombre de "rotura del canto", que se hace con una lima fina triangular de aguja; otro método, muy usado por los americanos, se basa en quitar material de la ca- beza del tornillo por su parte inferior (Fig. 198). Este rebajo se hace poniendo el tornillo sobre una fresa con un agujero cen-

tral por el que pueda pasar la espiga del tornillo y se hace gi- rar con un destornillador. Estas fresas se construyen en varios tamaños y van fijadas en una caja de la que no deben quitarse. La ventaja de este sistema está en que la apariencia del tornillo no se altera y la operación es muy rápida, pero sólo puede usar- se en tornillos algo grandes como los usados en máquinas de 13 líneas o mayores; finalmente se puede hacer un agujero có-

Fig. 199. — Agujereado cónico de la ca- beza de un tornillo de volante.

Fig. 198. — Quitando peso,por la parte inferior, a un

tornillo de volante.

Fig. 197.- Li-mado del cantode un tornillode volante pa-ra reducirpeso.

nico o achaflanado en la cabeza del tornillo como se ve en la figura 199, lo que a primera vista puede parecer discutible, por maltratar el extremo de la cabeza, pero es muy usado en las fábricas suizas, por poder hacerse en tornillos de todos los ta- maños y ser muy rápido, ya que ni siquiera han de quitarse los tornillos del volante. No debería usarse este método en volan- tes de alta calidad, pero en los tipos comerciales corrientes no existe ningún inconveniente que impida su empleo. El herra- mental para agujerear las cabezas se ve en la figura 199 y no necesita casi explicación, debiendo elevarse un poco el volante si la cabeza es grande y bajarse si es muy pequeña, a fin de que el achaflanado quede centrado.

El herramental se construye generalmente para el tamaño medio del tornillo de volante. La figura 200 muestra los nueve modos de reducir el peso del tornillo de volante, siendo el pri- mero la muestra de cabeza agujereada cónicamente, de la que hemos hablado.

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176 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL MUELLE ESPIRAL Y LA REGULACIÓN 177

Siguiendo con nuestro ajuste de temperatura, colocaremos el tornillo i en su posición original en el volante con las dos arandelas debajo, además del tornillo 3 reducido, que también se vuelve a su posición original; seguidamente haremos lo mis- mo con los tornillos 274, cuidando de que antes de reponer el

tornillo 3 en el volante el tornillo 4 se haya reducido para hermanar con él, de modo que si tenemos dos aran- delas debajo del tornillo i y otras dos debajo del 2, los tornillos 3 7 4 ha- yan sido reducidos en el peso de las arandelas correspondientes a sus tor- nillos simétricos, para mantener el pe- so original del volante. Todo esto puede parecer ahora algo complicado, pero en la práctica es muy sencillo y rápido, permitiendo prescindir de la operación de volver a poner a tiempo. Después de cada ajuste, aun cuando

se hayan cambiado tornillos, añadi- do arandelas o reducido el peso de los tornillos, el volante debe continuar perfectamente equilibrado. Es acon-

sejable, después de cada alteración, verificar el equilibrio del volante en el herramental adecuado, que explicaremos más adelante.

La facilidad con que el aceite se desliza al aplicarlo a los relojes predispone al sobreengrase y éste aumenta la dificultad del ajuste de temperatura. Por ejemplo, cuando el piñón de la rueda de escape y el eje del áncora van con espaldones cilindri- cos en lugar de pivotes cónicos girando sobre rubíes, es impor- tante que no se ponga más aceite que el indispensable. En lo referente a la lubricación, es siempre mejor pecar por defecto que por exceso.

La figura 163 muestra el efecto adherente o de freno de un exceso de aceite en los pivotes del áncora, y este efecto retar- dante se acentúa en la prueba con frío. Regulado a la temperatu- ra ordinaria, un reloj debe ajustarse para adelantar a fin de ven-

ce'r la resistencia producida por el exceso de aceite, teniendo en cuenta que con el calor el aceite se fluidifica; así, pues, el reloj registrará un relativo adelanto. El mismo ajuste en temperatura normal daría un evidente retraso en prueba con frío.

Si la cantidad de aceite es la exacta y el reloj sigue retar- dando con el frío, los tornillos del volante deben ajustarse como se explica en la página 171. El primer ensayo a temperatura debe hacerse siempre con la esfera para arriba, pues el volante algunas veces se desequilibra con el calor; si al empezar se hace con la corona para arriba con calor, no sabremos si el error es debido a la temperatura o a la posición. La verificación de tem- peratura en las diversas posiciones viene después de la verifica- ción posicional a temperatura normal, por lo que realizaremos en primer lugar el examen en las diversas posiciones y le volve- remos otra vez a la estufa.

La tabla que sigue no puede considerarse como rigurosamen- te exacta, sino más bien como una orientación de carácter ge- neral. Como ya hemos dicho, dos volantes nunca se comportan del mismo modo al regularse a temperaturas diferentes, de ma- nera que no es posible alcanzar una marcha perfecta después de un solo ajuste un poco al azar. La tabla da una indicación de los posibles beneficios de trasladar los tornillos del volante y sobre el efecto en la marcha del reloj.

Fig. 200. — Zonas de torni- llo de volante a las que se puede quitar peso. Véanse también las ñgs. 197 y 198.

Buscando la máxima simplicidad no se ha tenido en cuen- ta la posición anterior de los tornillos en el volante, suponién- dose que los tornillos pueden trasladarse a los agujeros que se indica en la tabla; en la práctica deberían colocarse éstos en los agujeros más cercanos a los indicados.

Hay dos procedimientos para comprobar el equilibrio del volante; uno empleando un compás ordinario de calibrar y otro usando el herramental de equilibrar.

En el primero, el volante se coloca entre las puntas del com- pás como si fuéramos a verificar el centrado del mismo, pero apretando menos fuertemente; el volante debe estar perfecta- mente libre y tener juego axial. El compás se tiene con la mano izquierda apoyada en el canto del banco, de modo que el vo- lante esté suspendido sobre el banco y aproximadamente a un ángulo de 45°. El canto interior de uno de los brazos del com-

12

Page 101: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

TABLA DE AJUSTES DE TEMPERATURA EL MUELLE ESPIRAL Y LA REGULACIÓN 179

PRUEBA DE 24 HORAS PRUEBA DE 24 HORAS

— 5 A 32° C.

Trasladar los tornillos -j y 70,3 los agujeros 4 y 4a.

A o" C. Trasladar los tomillos 4 y

40 a los agujeros 7 y 70. — 10 Trasladar los tornillos 7 y

•ja a los agujeros 2 y 20. eg. Trasladar los tornillos 2 y2a a los agujeros 7 y ja.

— 15 Trasladar los tornillos 8 y 8a a los agujeros i y \a.

g. Trasladar los tornillos i yla a los agujeros 8 y 8o.

--- 20 Trasladar los tornillos 8 y 8a a los agujeros i y la, y los 7 y 70 a los aguje- ros 2 y 2a.

g. Trasladar los tornillos i yia y 2 y 20 a los aguje-ros 8 y 8a y 7 y 70, res-respectivamente.

--- 25 Substituir los tornillos 3 y 30 por otros de platino.

g. Trasladar los tornillos i-ia,2-20 y 3-30 a los aguje-ros 9-90, 8-80 y 7-70,pectivamente.

— 30 Substituir los tornillos i y i a por otros de platino.

+ 5 Trasladar los tornillos 4 y 40 a los agujeros 7 y 70-

Trasladar los tornillos 7 y•ja a los, agujeros 4 y 40.

+ lo Trasladar los tornillos 2 y 2a a los agujeros 7 y 70.

. Trasladar los tornillos 7 y•ja a los agujeros 2 y 20.

+ 15 Trasladar los tornillos i y i a a los agujeros 8 y 8a.

. Trasladar los tornillos 8 y8a a los agujeros i y ia.

+ 20 Trasladar los tornillos i y ia y los 2 y 20 a los agujeros 8 y 8a y 7 y 70, respectivamente.

. Trasladar los tornillos 8 y8a a i-ia y los 7 y 70a los agujeros 2-20.

+ 25 Trasladar los tornillos i- 1«, 2-20 y 3-30 a los aguje- ros 9-90, 8-8cr y 7-70, respectivamente.

eg. Trasladarlos tornillos 9-90,8-8« y 7-70 a los aguje-ros i-io, 2-20 y 3-30,respectivamente.

pás lleva unas pequeñas entalladuras que se han hecho a lima (figura 201). Rascando estas entalladuras con el lado redondea- do de unas pinzas o un destornillador, el volante oscilará des- pacio; entonces debe dejarse de rascar para observar si el vo-

Fig. 201. — Equilibrando el volante en un compás de calibres

lante tiene algún punto pesado: si una vez en movimiento continúa girando siempre en la misma dirección hasta que se para definitivamente sin retroceder lo más mínimo, será indicio cierto de que no existe en el volante ningún punto pesado. Na- turalmente, un volante bien equi- librado no debe tenerlo.

El otro método consiste en em- plear el herramental de equilibrar (Fig. 202).

De estos aparatos hay dos ti- pos: unos con apoyos de ágata y otros de acero. Los apoyos de ága- ta son menos recomendables que los de acero, ya que aquéllos, por ser más gruesos, si se deterioran hay gran dificultad en repararlos. En los apoyos de acero es conveniente mirar con frecuencia si están libres de magnetismo; para ello los probaremos con cualquier pieza de hierro o una brújula, y si están magnetizados pasaremos el herramental por el aparato de desimantar. Los apoyos de ágata van montados generalmente sobre bronce y por tanto no hay peligro de mag-

Fig. 202. — Aparato para equi-

librar.

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180 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL MUELLE ESPIRAL Y LA REGULACIÓN 181

netismo; sin embargo, a pesar de esta ventaja, son preferi- bles los de acero, pues pueden pulirse para mantener los can- tos vivos.

Antes de emplear el herramental de equilibrar, deben lim- piarse cuidadosamente los filos de los apoyos con un pedazo de medula; después se coloca el volante en el herramental y se toca ligeramente con unas pinzas para hacerlo girar. De nin- guna manera debe soplarse con la boca para ponerlo en movi- miento; soplando así en la máquina, o en cualquier pieza de un reloj, se corre el riesgo de que después se oxide, a conse- cuencia de la humedad proyectada. Siempre que se necesite so- plar, úsese el fuelle. Hágase girar el volante despacio, y si gana velocidad, póngase a nivel el heramental de equilibrar de ma- nera que los tornillos del volante giren en medio de los dos soportes; algunos de estos aparatos llevan niveles, pero perso- nalmente prefiero que sea el mismo volante el que indique si el aparato está a nivel. Una vez nivelado el herramental, si era necesario, debemos fijarnos en el volante, como lo hacíamos con el compás, vigilando si gira siempre en una sola dirección an- tes de pararse.

Equilibrar un volante es muy sencillo, pero requiere mucha calma. Cuando se ha encontrado el punto pesado, que es el punto que queda más bajo cuando el volante se detiene después de haber oscilado para un lado y el otro, debe reducirse el peso del volante en este punto; si el volante lleva tornillos, el que coincide exactamente con el punto pesado puede aligerarse por uno de los procedimientos ya descritos. Algunas veces el pun- to pesado está entre dos tornillos, debiendo aligerarse propor- cionalmente ambos, pero sin exageración, ya que podríamos producir el defecto contrario. Un volante cortado no debe co- gerse con las manos ni comprobar inmediatamente después si está equilibrado, ya que la temperatura de la mano puede afectar al volante y falsear el equilibrado, y un ajuste en estas condiciones no sería correcto. Esto no significa necesariamente que el volante esté desequilibrado por el aumento de tempera- tura, ya que el calor de los dedos puede distribuirse por todo el mismo, pero el defecto se presentará en el caso de que este aumento de temperatura afecte sólo a una parte del volante.

Si el volante es entero y sin tornillos, puede achaflanarse por su parte inferior con la herramienta reproducida en la figu- ra 97; esta herramienta se hace aguzando en forma piramidal una lima redonda "cola de rata". Repetimos que si al quitar peso se peca por exceso, luego ya no es posible reponerlo; el único remedio consiste en aligerar un poco el muelle espiral. Es esencial que el volante se equilibre con el platillo en posición.

El volante monometal, o sencillo, está hecho generalmente de latón, o cuando se usa con un muelle de acero-berilio, de una aleación de berilio. Para el muelle de volante se usan hoy en día dos materiales diferentes: Elinvar y acero-berilio. Trata- remos primero del Elinvar, nombre derivado de "ELasticidad INVARiable" : es una aleación de acero y níquel con un tanto por ciento de cromo, resultando un perfeccionamiento del In- var, que es un acero al níquel. Como su nombre indica, el Elinvar es invariable a los cambios de temperatura y supera en dureza al Invar. Además de no ser prácticamente afectado por los cambios de temperatura, es antimagnético e inoxidable, re- uniendo así tres propiedades importantísimas.

En la práctica se ha encontrado algunas veces un error de temperatura que hace que el ajuste no sea correcto; por ejem- plo: si un muelle espiral de Elinvar se emplea con un volante de latón puede observarse un retraso con calor, debido a la dila- tación del volante. En este caso debe usarse un volante también de Elinvar o de Invar. Por otra parte, se ha comprobado que un muelle espiral de Elinvar produce adelantos con el calor, de modo que la dilatación del volante queda compensada. Debe tenerse mucho cuidado cuando se maneja un muelle espiral de Elinvar, ya que éste no es tan duro como el acero. El Elinvar puede reconocerse generalmente por su color blanquecino, casi gris, y algunas veces de acabado obscuro; no puede confundir- se con el Invar, que es más blanco y tiene normalmente un aca- bado brillante. El Paladio también es blanco, con un acabado brillante, pero los muelles de este material sólo se usan con vo- lantes; cortados; sus ventajas se reducen a dos: es antimagnético e inoxidable.

En los últimos años ha predominado el berilio. En el año 1797, el abate Haüy, mineralogista, halló que este metal y la

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182 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL MUELLE ESPIRAL Y LA REGULACIÓN 183

esmeralda tenían las mismas propiedades físicas. Durante los años siguientes muchos científicos trataron de aislar el metal be- rilio, pero hasta 19-2,i no se obtuvo en forma de grandes boto- nes. El berilio, aleado con el cobre, hierro y otros metales, fue para nosotros un descubrimento de la mayor importancia ya que después de cierto tratamiento térmico es tan duro como el acero templado.

Soy de la opinión de que en el futuro el volante monome- tal suplantará al volante compensado. No veo la necesidad de un volante cortado, ya que tiene más ventajas un volante mo- nometal, con un muelle de Elinvar o de acero-berilio, siendo, más duro este último. Con un material blando para el muelle del volante no es posible que el reloj mantenga su marcha regu- lar luego que el aceite se ha deteriorado ligeramente. Un muelle flojo tiene poca elasticidad, y cuando, después de algún tiem- po, la potencia del muelle real se debilita por haberse espesado el aceite, el muelle flojo del volante no ayuda a la marcha del reloj; de hecho se realiza el caso inverso.

El acero al berilio es una aleación de hierro, berilio, níquel, etcétera, y en el mercado lleva el nombre de Nívarox. A no ser que lo indique el fabricante, es difícil reconocerlo en un reloj, ya que a veces tiene un tinte cobrizo, mientras que algunas muestras aparecen grises o de color pizarreño. Esta aleación tie- ne un coeficiente de dilatación bajo, y no cambia su módulo de elasticidad hasta una temperatura muy superior de la que puede resistir un reloj; además es antimagnético e inoxidable.

Existen relojes con muelles de Nivarox que han pasado las pruebas de Kew con muy buenas marcas; el volante usado con estos muelles es generalmente de una aleación de berilio. El be- rilio no cambia su módulo de elasticidad por calor, como hemos dicho, hasta un cierto límite, pero tiene un coeficiente de dila- tación, que aunque bajo, tiene efecto apreciable sobre la mar- cha del reloj cuando el volante está hecho con este mismo me- tal; para solucionarlo la metalurgia moderna ha obtenido una aleación de berilio que se hermana con excelentes resultados con el muelle de Nivarox. La manipulación del espiral de Nivarox es muy parecida a la del muelle de acero, en lo que se refiere a su dureza.

Un estudio de la tabla revelará que generalmente un volante compensado con muelle de acero es superior al monometal con muelle de aleación. Si tomamos en consideración un volante monometal de primer grado con muelle Elinvar, el error de temperatura puede ser de o a 9 segundos para un cambio de 15°, mientras que para un volante compensado de acero y latón, en las mismas condiciones, puede ser de o a 1,8 segundos. Pero puede que ambos no tengan error, y considerando sus pro- piedades físicas, soy de la opinión de que merece mayor con- fianza el volante monometal con muelle de aleación.

La regulación es una operación muy interesante para nues- tro estudio. En los primeros pasos se requiere una considerable habilidad, inteligencia y mucho estudio, ya que no es un tra- bajo mecánico ni existen dos problemas iguales; cada reloj es un caso particular; Todos sabemos que no hay dos relojes que tengan la misma marcha y aquí precisamente radica el interés de la regulación.

Al acudir al proveedor para un muelle espiral de volante, es práctica corriente llevar el volante e indicar para qué número de revoluciones ha de servir, lo cual se establece a base de: a) número de oscilaciones del muelle antiguo, o 6) por la re- lación del tren, como se explicó al tratar del mismo en el capí- tulo VIL También debe indicarse si se desea un espira.1 Bréguet o un espiral plano. Si se prefiere este último, se debe enviar el puente del volante, de manera que pueda verse la distancia de las espigas de la raqueta, ya que esto determinará el diámetro del nuevo espiral. Los Bréguet tienen, generalmente, la mitad del diámetro del volante.

También se aconseja examinar el volante antes de mandar- lo para elegir un nuevo muelle y antes de empezar a ajustarlo. Primero es bueno mirar si los tornillos de cuarto, si los hay, están roscados a fondo, y, en todo caso, darles media vuelta más, ya que de otra manera puede necesitarse dar peso al vo- lante después de haber ajustado el muelle, porque se ha hallado que los tornillos son insuficientes para la.relación; si el volante lleva arandelas, se quitan. Equilíbrese otra vez el volante, ya que puede estar considerablemente desequilibrado y ser necesa- rio reducir el peso de algunos de los tornillos. Antes de ajustar

Page 104: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

MUELLES ESPIRALES PARA VOLANTES COMPENSADOS BIMETÁLICOS

Tipo del muelle espiral

Volante compensado

que debe usarse Calidad Color

Error de temperatura por

una variación aproximada de 20°

en 24 horas

Error medio detempera-tura en24 horas

Propiedades físicas

Acero templado y revenido

Guillaume La mejor Azul Segundos OaO,36aprox.

Segundos Oal

Sujeto a imantación y oxidación

Acero templado y revenido

Cortado de acero y latón

l.er grado id. Oa 1,8 » 0,5 a 3 id.

Primer revenido id. id. id. id. id. id. Acero templado id. Buena id. id. id. id.

Acero dulce id. Económica id. id. 1 a4 id. X-A-M id. l.er grado Amarillento id. Oa3 Antimagnético e inoxi-

dable

Melius id. Mediana id. Oa5,4 •» 0,5 a 3 Algo imantable, inoxida- ble, buena elasticidad

MUELLES ESPIRALES PARA VOLANTES MONOMETALICOS

Error de Error

Tipo de muelle Volante que debe usarse Calidad Color

temperatura por una variación aproximada de 20°

de temp. en 24 Propiedades físicas

en 24 horas horas Segundos Seg.

Elinvar 1 Glucydur «affixes» l.er grado Blanco o azul 0 a 9 aprox. Oa3 Sólo algo imantable e inoxidable

Elinvar 1 Con suplementos id. id. Oa 9 » Oa3 id. Elinvar 2 Glucydur Media id. 9a 36 » Oa3 id. Elinvar 3 Níquel Buena id. 36a 72 » Oa4 id.

Parelinvar 1 id. Económica id. 72 a 108 » Oa5 id. Parelinvar 2 id. id. id. 90 a 108 id. id.

Melior id. id. id. 90 a 108 » id. id. Metelinvar 1 Glucydur l.er grado Blanco o azul Oa 9 » Oa3 Casi antimagnético e

inoxidable Metelinvar 2 id. id. id. 9a 36 » Oa3 Elasticidad muy buena Metelinvar 2 Níquel Buena id. 36a 72 » Oa4 id.

Nivarox 1 desde 10 1/2 líneas

Glucydur Del más alto grado

Azul Oa 9 » Oa4 Antimagnético e inoxidable

"Nivarox 1, máqui- id. l.er grado id. Oa 18 » Oa8 id. nas pequeñas

Nivarox 2 id. id. Rojo marrón Oa 36 » — id. Nivarox 3 Níquel Buena id. 36a 72 » — id. Nivarox 4 id. id. Blanco 72 a 108 » — id. Nivarox 5 id. Económica id. , 108 y más » — id.

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186 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL MUELLE ESPIRAL Y LA REGULACIÓN 187

un nuevo muelle espiral es aconsejable aprovechar la oportuni- dad de limpiar el volante. La mayoría de los relojeros manejan tanta variedad de ti- pos de máquinas, y es tan pequeño el tanto por ciento de re- lojes que necesitan un nuevo muelle espiral, que no es econó-

mico tener una partida de éstos. Después de seleccionado un muelle de la fuerza correcta, verifiqúese antes de montarlo. Para hacerlo, tómese un trocito de cera de abeja, del tamaño de una cabeza de alfi-

ler, préndase del pivote superior del volante y sobre la cera opríma- se el muelle del volante (Fig. 203). La cera mantendrá el muelle lo su-

ficientemente firme para que podamos contar las oscilaciones del volante. La mayoría de relojes dan 18.000 oscilaciones por hora, lo que es igual a 300 oscilaciones por minuto o 150 al- ternas. Para hacer una verificación aproximada de la fuerza del nuevo muelle, cójase el extremo libre del mismo con unas pin- zas, y sosteniéndolo sobre un reloj que lleve aguja segundera (Fíg. 204), hága- se oscilar, con un arco no excesivo, con- tando las oscilaciones y tomando como referencia el medio brazo del volante que oscila el que verifica. Como son oscila- ciones alternas, deben contarse 150 en un minuto, o 75 en medio minuto, con un tren de 18.000. De hecho, para una verificación aproximada, es suficiente contar medio minuto. Cuando se tiene ya la seguridad de que el muelle es exacto, se lleva al aparato de comprobar las oscilaciones, que es muy útil y rápido (Figu- ra 205). Su base tiene, en la parte interior, un volante pa- trón comprobado para las 18.000 oscilaciones. Generalmente estos aparatos van provistos de dos cajas suplementarias com- pletas con el volante, que puede cambiarse, dando 16.200, 18.000 ó 22.000 oscilaciones. El muelle que ha de verificarse se sujeta por la espira exterior, por una disposición como una

especie de pinza. Ajústese de modo que el pivote de fondo toque al vi- drio, procurando que el volante quede paralelo a éste. Coloqúese de manera que el pivote inferior del volante que se verifica esté inme- ditamente sobre el pivote superior del volante patrón, y muévase la palanca que sostiene al mismo tiempo el patrón y el que se com- prueba, para que empiecen a osci- lar conjuntamente. Obsérvense los dos volantes y para que el que está en prueba oscile correctamente debe hacerlo exactamente junto con el patrón. Si retrasa, como ocurre en la mayoría de las veces, suéltese y

Fig. 203. — Para sujetar el es- piral del volante durante la deter- minación inicial de las oscilacio-

nes se usa cera de abeja.

acórtese el muelle, repitiendo la prueba hasta que ambos oscilen sincrónicamente. El pedazo de muelle sobrante no debe cortarse demasiado cerca del agarre, y

sí lo suficiente para permitir la fijación del mue- lle en la máquina y la actuación de la raqueta. Ésta debe actuar en el punto donde el muelle está sujeto.

Fig. 205. — Aparato para com-probar las oscilaciones del es-

piral.

Una vez cortado el muelle a la medida, re- tírese del aparato y quítese también el muelle espiral del volante. El diámetro del muelle se reduce tanto como sea posible para facilitar su manipulación. Póngase sobre el papel-tapete la virola del muelle del volante y el muelle so- bre ésta, y anótese la cantidad que debe ser cor- tada en el centro del muelle espiral para dejar libre la virola cuando el muelle está fijado en ella. Para cortar el muelle úsese la herramien- ta que muestra la figura 206, que es una aguja Fig. 206.—Herra- de coser corriente, de la que se ha limado con mienta para rom- . . . . . , . , ,

Fig. 204. — Contandolas oscilaciones del vo-

lante sobre un reloj.

per el centro del con una P1£dra la mitad extenor del ojo, que- espiraldelvolante, dando como una horquilla. Sujétese el muell

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188 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL MUELLE ESPIRAL Y LA REGULACIÓN 189

Fig. 208, — Enderezando el cen- tro del espiral para fijarlo en la

virola.

cosa que se consigue fácilmente. Tuérzase un trozo de muelle hacia dentro y póngase recto este trozo, en la forma que in- dica la línea de puntos de la figura 208. Colo- qúese la virola en la herramienta que se ve en la figura 209. Esta herramienta se puede hacer fácilmente; el primer utensilio es una varilla de acero algo cónica por un extremo, un plato fijo a un pedazo de tubo de latón que forma un manguito y está hendido o cortado en sen- tido longitudinal, para poder agarrarse por fricción y deslizarse arriba y abajo de la vari- lla cónica. En la cara superior del plato se pega con goma laca una esfera segundera: servirá muy bien una esmaltada blanca, sencilla, de

un reloj inglés viejo. No teniendo ésta a mano, se puede emplear una que marque los segun- dos; su agujero central debe ensancharse con- siderablemente y esto puede hacerse con toda

seguridad con la ayuda de un lápiz de carbo- rundum. Achaflánese primero el agujero para quitar el esmalte y luego vacíese con una lima fina de cola de rata. Muévase la

lima arriba y abajo del esmalte, pero cortando solamente cuan- do va para dentro; haciéndolo así no hay peligro de descasca- rillar el esmalte. Si es necesario agrandar más el agujero en el esmalte debe volver a emplearse el lápiz de carborundum. No tiene ninguna importancia que el esmalte se astille en la parte inferior o dorsal del cuadrante.

como indica la figura 207 y con la herramienta que acabamosde explicar, se tuerce a derecha e izquierda hasta que se rompa,

Límese un pasador para el muelle, dándole una conicidad gradual para ajustar en el agujero de la virola y para asegurar que el muelle no pueda ladearse cuando se haya fijado; púlase bien. Con una piedra Arkansas se le hace una superficie plana en un lado, de cerca un tercio del diámetro. Tómese un trozo de muelle igual, procedente del recorte, introdúzcase en el agu- jero de la virola y ajústese el pasador, en longitud, teniendo en cuenta que la cara plana hecha previamente con la piedra Arkan- sas debe apoyarse contra el muelle; apriétese fuertemente este trozo de muelle a la virola y marqúese con un cuchillo en am- bos lados por dónde debe cortarse, quítese el pasador y córtese solamente por el lado sobrante. Para ello se mantendrá el pa- sador sobre un trozo de madera de boj, haciendo presión con el cuchillo hasta lograrlo. Afínese el extremo del pasador con una piedra americana o Arkansas para sacar las rebabas pro- ducidas por la cuchilla. En la otra marca, que determina la lon- gitud señalada por la cuchilla, se debe apretar un poco el cu- chillo, pero sin llegar a cortar. Con todo esto habremos obtenido un pequeño pasador al extremo del alambre.

Fig. 207. — Modo de romper el centro del espiral del vo-

lante.

Coloqúese la virola en el herramental de montar el muelle, asegurándose haberla puesto para arriba; se ejerce un poco de presión para que quede sujeta, pero sin apretar excesivamente, ya que luego quedaría floja en el eje del volante.

Súbase el platillo hasta la virola y coloqúese el muelle del volante en posición; introdúzcase el extremo interno del mue- lle en la virola, procurando no torcerlo para ello, ya que que- daría inutilizado. Dispóngase el muelle como indica la figu- ra 210 y fíjese, pero no demasiado fuerte. Córtese el pasador. Con la ayuda del platillo puede verse si el muelle está plano, ya que debe quedar paralelo a él. En caso de que sea necesario hacer una corrección para ponerlo paralelo, tendrá que subirse o bajarse, y girará con el pasador en el agujero. Cuando ya se

Fig. 209.—Herra-mienta para suje-tar la virola delespiral del volante.

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190 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL MUELLE ESPIRAL Y LA REGULACIÓN 191

ha conseguido, apriétese definitivamente el pasador con unas pinzas fuertes o herramienta adecuada. Es necesario asegurarse de que el espiral está bien sujeto; es esencial que no haya nin- gún movimiento, por leve que sea, entre la virola y el muelle espiral. Si la fijación ha sido cuidadosa, el muelle girará perfec-

tamente centrado. Aquí vemos la utilidad del fondo blanco, ya que así podemos se- guir las oscilaciones del muelle con el ojo; haciéndolo como indica la figura 211, será fácil obtener un resultado perfecto. Esto es, cuando se monta su centro, se procura que no varíe la curva original de las espi- ras del muelle, y si está sólo relativamente forzada la parte curva del final, el muelle oscilará perfectamente en círculo y parale- lo. Antes de seguir adelante, vamos a ver- lo en un momento; póngase el muelle en el volante y ajústese en el aparato de com- probar las oscilaciones. Luego se pondrá

al sincronismo y córtese exactamente a la longitud, no olvidan- do la parte que debe reservarse para la distancia entre las espigas de la raqueta y para su fijación. Si no se dispone de un aparato de comprobar las oscilaciones puede emplearse el método des- crito en la pág. 186 y reproducido en la figura 204.

La comprobación se hace durante un minuto, aunque sólo se necesita contar por medias oscilaciones. Es importante verificar esta comprobación lo más per- fecta que sea posible; un error de una dé- cima de segundo se comete fácilmente y este ínfimo error representa dos minutos y medio en 24 horas.

Cuando el muelle está montado en el reloj pueden alterar el número de oscilaciones otras causas, tales como la interferencia del escape, el rozamiento de los pivotes del eje del volante, etc., las cuales deben corregirse modificando el peso del volante, pues precisa que el error se reduzca al mínimo. Si el espiral es plano,

no de tipo Bréguet, se necesita una fijación más saliente, de modo que la espiral pueda ser alargada si fuese necesario.

Seguidamente se coloca el muelle ya montado en la virola, en un árbol con una garrucha (Fig. 212) y se le hace girar en- tre las puntas de un compás de calibrar. En esta posición po- demos conseguir que el muelle gire per- fectamente centrado tanto vertical como horizontalmente; re- duciendo el diáme- tro del muelle al mínimo posible, mi- nimizamos la ten- dencia a aletear. Se requiere mucha prác- tica para hacer que

Fig. 210. — Muelle es-piral dispuesto para ser

fijado en la virola.

el muelle gire bien; cuando el muelle está montado en el reloj y hallándose éste en marcha la cuarta o quinta espira desde el centro queda aparen- temente sin movimiento, mientras las espiras interiores y exte- riores continúan abriéndose y cerrándose sin ondulación, es se- ñal de que se ha conseguido el máximo de perfección.

Fig. 212. — Comprobando el espiral del volante con garrucha.

Fig. 214. — Una torsión en A para centrar el espiral.

Fig. 211. — Fijación co-rrecta en el centro para

asegurar su centrado. Fig. 213. — Centrando el espi-ral del volante.

Seguidamente exponemos algunas ideas sobre cómo debe operarse para obtener un giro perfectamente centrado. Si, por ejemplo, es necesario torcer el muelle en A (Fig. 213), para centrarle con respecto a la virola, se deben poner las patas de las

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192 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

pinzas fuertes en B y C y aplicar una pequeña fuerza que obli- gará al muelle a torcerse en D. Por otra parte, si el muelle está como en la figura 214, se coloca la punta grande de engrasar en A y se le da una pequeña torsión; esto obligará a que el muelle se tuerza para fuera. Se necesita una larga práctica para

montar bien un muelle en la virola. El princi- piante hará bien en pro- bar primeramente, pa- ra perfeccionarse, con muelles viejos, porque un muelle no acepta continuadas terceduras hacia delante y hacia atrás.

Si el muelle es para una raqueta plana, sólo queda fijado procedien- do como sigue: límese Fig. 215. - Torsión Fig.

216. - Torsión Primero el pasador, co- dei espiral en a para en la fijación cuando mo se hizo para el de dejar libre la fijación está fuera de posi- ja viro]a ^ro deián- del extremo. ción. , , ,

dolo mas largo, de mo- do que sobresalga de la fijación por ambos lados. El mejor sis- tema para hacerlo es colocar la fijación en su lugar en el puente, pero sin fijar el muelle en el volante; primero se fija el muelle solo, y cuando éste está bien seguro, entonces ajústese en la fi- jación de manera que la virola venga centrada en el agujero del rubí del volante. La espira exterior en la zona 'a (Fig. 215) debe estar un poco torcida hacia fuera, de tal modo que la se- gunda espira quede libre de fijación y de las espigas de la ra- queta. Esta curvatura debe ser gradual. Hay casos en que la fija- ción está más alejada del centro de lo que debiera; para estar bien debe ser concéntrica con las espigas de la raqueta. El mejor procedimiento consiste en torcer el muelle como se indica en la figura 216. El modo de sujetarlo a la fijación será estudiado después, cuando se trate de la manera de fijar el muelle Bréguet.

CAPÍTULO XIII

LA ESPIRA BRÉGUET

La espira Bréguet debe el nombre a su inventor, A. L. Bré- guet (1747-1823), suizo, que pasó prácticamente su vida en París.

Antes de hablar de esta espira será mejor hacer unas dis- quisiciones teóricas o matemáticas. La figura 217 muestra la curva como la calculó M. Phillips y diseñó M. L. Lossier, por lo que es conocida como "curva de Lossier". Aunque esta curva se puede retener en la mente, lo correcto es trazarla en función del diámetro del muelle espi- ral del volante y esto determirá la po- sición correcta de las espigas de la ra • queta. Esto no es siempre practicable, de modo que si se tiene alguna idea de su forma, tanto mejor.

Para los que quieren más exacti- tud: trácese una circunferencia de diámetro igual al del espiral del volante (Fig. 218 A) y luego un arco de 83° con un radio (¿ en la figura 218 S) igual a la distancia de las espigas de la raqueta al centro. Divídase en dos partes iguales la distancia entre el extremo exterior de la espiral (c) y el final del arco de 83° (ó), tomada sobre el centro de la circunferencia original. Esta división nos da el punto medio o centro c (Fig. 218 C), Con este nuevo centro, y con un radío c b, se describe una semicircunferencia cuyo diámetro será la distancia indicada (b c) y que unirá la circunferencia exterior con el segmento de 83°. La figura resultante es la forma de la espira exterior del muelk espiral del volante.

Eig. 217. — La espira ter- minal de Lossier.

18

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194 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO LA ESPIRA BRÉGUET 195

El dibujo, como lo desarrolló Lossier, requiere que el arco de 83° sea trazado con un radio igual a 0,67 del radio del circu- le, o sea de la espira mayor del espiral. Luego se divide por la mitad la distancia b c, como acabamos de hacer para hallar el centro a. La circunferencia originaria se traza del mismo tama- ño que el espiral del volante. Así, pues, su diámetro es una can- tidad conocida (Fig. 218 A). Supongamos que el diámetro del

sultados, trácese la curva como indica Lossier, y luego taládrese para poner las espigas de la raqueta a la medida determinada que se ha obtenido. Es una buena costumbre tener trazadas "curvas de Lossier" de varios tamaños, y cuando se presenta la ocasión se escoge la más conveniente. El muelle espiral debe

)©©©©©

Fig. 218. — Cómo se traza la curva de Lossier

A, circunferencia original de diámetro igual al del espiral del diámetro; B, trazado de un arco de 83° con radio b igual a la distancia de las espigas de la raqueta al cen- tro; C, unión del arco de 83° con la circunferencia original mediante una semicircun-

ferencia de radio ab.

espiral es 10 mm, luego el radio será 5 mm. Tomemos ahora 0,67 de este radio, resultando 3,35 mm (b en la figura 218 B). Se traza un arco de circunferencia de 83°, como en la figu- ra 218 B. Pártase por la mitad la distancia entre b y c (figu- ra 218 C) para hallar el punto a. Póngase el centro del compás en a y únanse b y c, formando una semicircunferencia como en la figura 218 C, y ya tenemos la "curva Lossier". La frac- ción 0,67 es un poco mayor que la mitad, pero para todos los efectos prácticos, podemos tomar 0,5 en vez de 0,67, es decir, b mitad en vez de 67 centésimas del radío originario. Como he dicho, aunque pueda formarse una curva perfecta, no se si- gue de ello que los resultados sean siempre perfectos.

Se verá, ante todo, que la curva obtenida siguiendo el pro- cedimiento anteriormente detallado, no puede ser matemática- mente correcta, pero en la práctica, especialmente para el repa- rador de relojes, es lo bastante aproximada. Si se tiene entre manos un trabajo especial, y se quiere obtener los mejores re-

GGOOOOOOOOOOeo Fig. 219. — Arriba, curvas de Lossier; abajo, curvas de

Phillips para adap- tarse al puente del volante, construido para espiral plano, si se desea montar

un espiral Bréguet.

colocarse sobre la curva seleccionada y darle la forma de la mis- ma cuidadosamente.

Las curvas de la figura 219 pueden ser de mucha utilidad, ya que se adaptan a la mayoría de tamaños. Si no se tiene el tamaño exacto, utilícese como guía el más aproximado.

Otra curva útil, cuando las espigas de la raqueta están alejadas del centro, o cuando por alguna razón sea necesario ajustar un muelle Bréguet a un reloj ori- ginalmente con muelle espiral plano, pue- de verse en la figura 220. Las espigas de la raqueta están, o deben estar, a una dis- tancia del centro igual al radio del espiral del volante. Se trazan dos circunferencias idénticas de un diámetro igual al radio de la circunferencia original. Trácese una lí- nea tangente común a estas dos circunfe-

Fig. 220. — Dibujo dela espira terminal paraadaptarse al puente delvolante, construido pa-ra espiral plano. (Eldiámetro de las circun-ferencias de puntos esigual al radio del mue-lle espiral.)

rencias, que se prolonga por ambos lados, con un cuarto de cada una de las dos circunferencias interiores para unirse tangencialmente a la circunferencia original. El cro- quis facilitará la construcción. Las espigas de la raqueta deben actuar en el arco A-B y esta parte del muelle espiral debe ser concéntrica con el centro de la raqueta (Fig. 221). De no ha-

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196 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO LA ESPIRA BRÉGUET 197

cerse así, el espiral se moverá cuando la raqueta se mueva. Esta curva es una especie de curva de Phillips, pero para cumplir con las condiciones matemáticas, las espigas de la raqueta deben es- tar en el punto A (Fig. 221). Si esto fuera así, se presentaría el peligro de deformar el muelle y alterar su funcionamiento,

cuando la raqueta se moviese hacia arri- ba, como se ve en la figura.

La misma curva Lossier puede usarse tanto para el terminal interior como para el exterior. Esta curva debe usarse en todo caso, con relojes de alta calidad, a cuyas máquinas se les ha de

exigir superar pruebas posicionales muy rigurosas. La curva debe formar- se con mucho cuidado para que el es-

piral venga perfectamente centrado, y sólo esta operación requiere emplear en ella mucho tiempo. Sin embargo, sí se adopta el terminal correcto, el error vertical "na- tural" podrá ser reducido considerablemente.

Trataremos a continuación del procedimiento para formar la espira superior del espiral. En la práctica hay varios métodos; con todo, yo tengo preferencia por el siguiente: coloqúese el muelle, plano, sobre el pa- pel de encima del banco, y sujétese con unas pinzas fuertes a unos tres cuartos del terminal exterior, agarrándose el cabo libre con otras pinzas fuertes. Las primeras deben mantener firmemente el

espiral contra el banco, de tal modo que se claven ligeramente en el papel; levántese verticalmente el cabo agarra- do por las otras pinzas, mucho más alto de lo que después ha de quedar (Fig. 222). El muelle es- piral ha de aparecer ahora como en la figura 223. Desde el pun- to en que el espiral empieza a torcerse para arriba, mídase, tan aproximadamente como sea posible, un ángulo de 25° a 30°, con vértice en el centro del espiral y agárrese el espiral por

este punto con las mismas pinzas, y con las otras, más allá de 10° a 15° de las primeras, como se indica en la figura 224. Apretando muy firmemente las dos pinzas, y sin mover las primeras, con las segundas se tuerce para abajo. El espiral debe quedar como indica la figura 225. Es necesario, por un momento, retroceder un poco. La altura de la espiral terminal viene limitada por la distancia entre el volante y su puente; es decir, cuando el volante

Fig. 223. — Perfil después delprimer torcido.

está en posición, y en él el muelle, la espira terminal debe estar, sin dudarlo, libre de la cara interior del puente, y el espiral debe enca- jarse aproximadamente en la mitad de la distancia entre las espigas de la raqueta y estar a nivel con el agujero de la sujeción fija del mis- mo. Cuando se da el primer tirón

Fig. 221. — Indicandodonde actúan las espigas

de la raqueta (A a B).

hacia arriba, téngase ya clara idea

Fig. 224. — Primer torcido paraabajo cuando se forma la espi-

ra terminal.

de la altura que ha de tener la es- pira superior. Si la sujeción fija está a buena distancia del vo- lante, el tirón vertical ha de ser mayor que si está más cerca. La razón de no torcer a menos de 25 a 30° es para asegurar que cuando el reloj funcione el codo de la curvatura no roce con el resto del muelle.

Continuemos: hemos dejado el mue- lle con el perfil que muestra la figura

225 y con el aspecto representado en la figura 226. Para poner paralelo a la es- piral el fin de la espira terminal, mué-

vanse las pinzas en camino circular,

Fig. 225. — Perfil des-pués del primer torcido

hacia abajo. Fig. 222. — Primer torcidopara arriba cuando se for-

ma la espira terminal. como indica la figura 227, manteniendo inmóviles las de la mano izquierda, y con las de la derecha se va torciendo lenta- mente hacia el que trabaja. No debe hacerse de una sola vez, sino que las pinzas han de trabajar a lo largo de todo el final de la espira pellizcándola en cada punto e inclinándolas hacia nosotros cada vez un poco. De esta manera, con una serie de

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198 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO LA ESPIRA BRÉGUET 199

torsiones suaves e ingeniosas, podremos conseguir sin peligro alguno que el final del muelle se enderezca lo suficiente para

quedar paralelo con la espiral. Las pinzas de la mano izquierda de- ben adelantar paulatinamente hacia el

extremo superior y si es necesario levan- taremos el final de la espira para poner- la paralela con el cuerpo del muelle. De- ben evitarse los torcidos en ángulo, ya

que se deteriora el muelle con grietas que sólo son visibles al microscopio, pero cuyos efectos se harán patentes cuan- do se regule el reloj y que pueden llegar hasta la rotura del muelle. No sólo por esto, sino también porque torciendo gra- dualmente se obtiene mejor resultado. La espira ha quedado ahora corno la muestra la figura 228. Después debe for-

marse la curva final de la espira supe- rior; para ello deben emplearse las pin- zas representadas en la figura 229. Las garras de estas pinzas están curvadas interiormente, y al cerrarlas formarán la curva que viene indicada por puntos en la figura. La curvatura de las garras de las pinzas no ha de ser necesariamente la misma que se quiere obtener; la ma- yor o menor tercedura depende de la presión de las garras, sien- do importante asegurarse de la buena colocación de éstas, an- tes de ejercer ninguna presión. Sólo la práctica enseñará cuánto y dónde se ha de ejercer la presión con las pinzas. La serie de croquis de la figura 230 dará la mejor orientación so- bre el procedimiento. Hay varios tamaños en esta clase de

pinzas; es recomendable que los cantos de la parte cóncava no sean vivos, para evitar la formación de pequeños ángulos en el muelle.

Durante la formación de la curva de la espira terminal pue- de haberse tirado ligeramente para arriba o hacia abajo; para volver a ponerla paralela, apliqúese presión donde el espiral ha sido torcido, mediante una serie de ligeros toques. Esto obli-

Fig. 230. — Posición de las

pinzas cuando se forma la curva de la espira terminal.

gara a la espira a moverse hacia abajo o hacia arriba; conti- núese formando la curva, comprobándola colocando el espiral sobre el dibujo, si se ha hecho alguno, o empleando el más ade- cuado de entre los presentados en la figura 219. Si no se usa ningún dibujo, se continúa formando la curva hasta que sea satisfactoria.

Puede necesitarse luego manipular otra vez la espira para darle paralelismo; esto, a su vez, puede modificar algo la cur- vatura, y de esta manera por manipula- ciones graduales y sucesivas llegaremos aalcanzar nuestro propósito, que es el.de tener la curva correcta y paralela al es- piral.

Se necesita, para esto, una gran pa- ciencia, pero teniendo buena práctica se puede formar una espira terminal con cierta rapidez. He visto muchachas en Suiza que dan la forma correcta a la espira terminal en un tiempo brevísimo; están esp ecializadas en ello, y así se explica que adquieran tan ex-traordinaria habilidad, confirmando que la práctica propor- ciona rapidez y perfección.

La figura 231 muestra la espira terminada definitivamente.

Fig. 226. — Dispuestopara poner la espira ter-minal paralela con el es-

piral.

Fig. 227. — Modo demanipular la espira ter-

minal para arriba.

Fig. 228. — Perfil de la espira ter-minal después de haber formado

[la curva de la espira superior.

Fig. 231. — La espira terminal concluida defi- nitivamente, mostrando el torcido gradual hacia arriba y la espira termi- nal paralela.

Fig. 229. — Pinzas empleadas paracurvar.

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wr

MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

Debemos mencionar otros dos métodos en uso. En el pri- mero, el muelle se coloca en las pinzas que muestra la figu- ra 232; se da presión y el muelle se tuerce para arriba, más o menos súbitamente. Se corren las pinzas a la posición próxima y se repite la operación en sentido inverso; el muelle se tuerce

Fig. 232. — Pinzas especiales para formar la curva. Torsión de la espira ter-

minal hacia arriba.

hacia abajo con el mismo ángulo. La figura 233 muestra el torcido para abajo.

Este método es rápido y muy seguro, cuando el muelle es de material blando, tal como Invar, Elinvar o berilio, esto es, algo más blando que el mejor acero templado. Para usarlo con

Fig. 233. — Torsión de la espira terminal hacia abajo con las pinzas especiales

acero templado de alta calidad, se necesita mucha habilidad y aun así es peligroso; se hace del mismo modo que se ha descrito para materiales blandos.

El otro métod y buenos resultados, o que, por cierto, da mupuede usarse sin t ase con los muelles de emor de ninguna clacero, realizándose uestra la figura 234. con las pinzas que mEl diámetro del rfil, en el extremo de pitón de latón o de malas pinzas determ manera que si se ina el ángulo de torcido, deusa un pit ángulo no será tan ón razonablemente grande, el

200

agudo como si se empleara otro de menor diámetro; asimismo el ángulo depende directamente de la presión que se ejerce.

Para servirse de estas inzas, se coloca cara arriba el mue- plle espiral del volante, sobre una pieza de madera blanda, como, por ejemplo, el ex- tremo del mango de un pulidor de esmeril. Sujétese el muelle por el punto A, donde debe hacerse el primer torcido hacia arri- ba (Fig. 235). Ciérrense bien las pinzas so- bre el muelle, pero sin imposibilitar a éste

de que pueda moverse entre las patas de las pinzas, ya que cuando se ha empezado la torsión el muelle ha de poder desli- zarse por entre las pin- zas. Después, con cuida- do y despacio, apriétense las puntas de las pinzas, para que se claven en la madera blanda, lo que

hará que el muelle se tuer- za hacia arriba. La figura 236 enseña cómo se veri- fica lo que acabamos de exponer. Se determina luego dónde ha de torcer- se nuevamente, y se repite la operación invirtiendo el muelle. Esto hará que se tuerza hacia abajo y se ponga paralela al mue- lle, la sección que teníamos doblada para arriba. En la figura 237 A es el torcido ha- cia arriba .y B muestra cuándo se está tor- ciendo hacia abajo. Como sea que el codo es más agudo que cuando torcimos para arri- ba, no es necesario para el torcido actual ha- cerlo en un ángulo tan grande como de 25° a 30°. La espira terminal siempre ha de que- dar separada del muelle, de modo que no pueda rozar con la última espira plana del mismo, ni por encima ni por el lado (Fig. 238).

Fig. 235. — Primer torcido hacia arribaempleando las pinzas con pitón.

Las mismas observaciones se aplican para el torcido hacia

LA ESPIRA É

Fig. 234. — Pinzas con pitón para formar

la espira terminal.

Fig. 236. —Demos- tración del torcido

hacia arriba.

201

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202 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO LA ESPIRA BRÉGUET 203

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arriba, con las pinzas especiales antes descritas. Si no se pone un gran cuidado, cuando se aplica cualquiera de los dos últi- mos métodos se corre el riesgo d» romper el muelle, porque se tuerce en un ángulo relativamente pequeño, que hace que el ancho de muelle se tuerza en un arco muy reducido. En los muelles de material blando el peligro de rotura no es tan acu-

sado, por su mayor elasti- cidad.

Después de formada la espira terminal, debemos ase- gurarla en la sujeción fija. Para ello, se debe montar la sujeción fija en el puente del volante y el muelle espiral en

ú volante. Póngase ahora és- te en la máquina con su puente atornillado; no es ne-

cesario montar el áncora y de hecho es mejor trabajar sin ella. Hagamos girar al volante de modo que el extremo libre del espiral pase por entre las espigas de la raqueta y se meta en el agujero de la sujeción fija; ello requerirá levantar un poco para tomar su curva natural, sin que sea necesario hacer nada más. Si el muelle no pasa por entre las espigas de la raqueta, no debe forzarse, sino que se quita el puente y se forma una curva ma- yor o menor, según el caso, para que entre bien. Las anteriores instrucciones sirven asimismo para cuando el agujero de la sujeción fija no está en línea con las espigas de la raque- ta. Si el muelle se introduce por entre las espigas sin ayuda alguna, pero no en- caja exactamente con el agujero de la sujeción fija, entonces se debe doblar lo más cerca posible de la sujeción para que entre bien en el agujero. No debe forzarse el muelle porque se descen- traría produciendo rozamiento lateral en los pivotes del eje y, por tanto, daría lugar a otras complicaciones: todo el cuida- doso trabajo invertido en formar un terminal correcto, sería trabajo perdido.

La figura 239 muestra cómo el muelle entra en el agujero

de la sujeción fija cuando se ha logrado un perfecto alineamien- to con las espigas de la raqueta, o sea, cuando el agujero y las espigas están situados en la misma circunferencia; la figura 240 indica la corrección que se debe realizar con el cabo del muelle cuando no están en línea circular las espigas de la raqueta con el agujero de la sujeción.

Ya realizados todos estos ajustes, el cabo del muelle debe sujetarse a la sujeción fija con un pasador. Para ello, quítese el

Fig. 239. — Alineación correctacon las espigas de la raqueta y

el agujero de la sujeción fija.

Fig. 237. — Torcido hacia abajo

Fig. 240. — Ajuste del espiral cuando las espigas de la raqueta y el agujero de la sujeción fija no están en alineación correcta.

volante de la máquina, y también el muelle espiral del volante. Con la sujeción en posición en el puente del volante, prepárese un pasador, como hicimos para la sujeción central, pero ahora el pasador debe ser más corto (Fig. 241) . Se sigue el mismo pro- cedimiento que entonces, dejando el pasador limado en el ex- tremo del alambre, que se cortará cuando ya todo esté en regla. Se deja el puente plano sobre el banco, se manipula el muelle en el agujero de la sujeción y se acuña con el pasador, pero sin cortarlo. Teniendo el volante en los dedos a la altura de los ojos, con una lupa se observa si está paralelo al puente. Si no lo está, se da al pasador una torsión con las pinzas que lo su- jetan. Cuando ya está todo en orden, córtese el pasador del alam- bre, y después, con las pinzas fuertes, se fuerza el pasador en el agujero, tal como se ve en la figura 242. El corto agujero rec-

Fig. 238. — El torcidoanguloso hacia arriba.

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204 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

to de la sujeción puede alejar el muelle de la forma circular; si ocurre así, se tuerce el espiral tan cerca de la sujeción como sea posible para reformar la curvatura, en el sentido de recuperar la circunferencia teórica requerida.

Tratando de los muelles espirales del volante, mucho pue- de decirse del arreglo de un muelle retorcido, pero bien poco positivo puede esperarse. Algunos espirales deteriorados pueden hacerse de nuevo utílizables, y si se practica correctamente el

CAPÍTULO XIV

REGULACIÓN A DIFERENTES POSICIONES

Fig. 241. — Longitud correcta del pasador del espiral del vo-

lante en la sujeción fija.

montaje de los nuevos como hemos explicado, no creo que se tengan muchas dificultades en arreglar y hacer funcionar un espiral que haya sufrido poco. Si está muy deteriorado, defor- mado o ha tomado la forma cónica, entonces intentar su arre- glo es sin duda perder el tiempo. Es mucho más rápido, y cier- tamente más satisfactorio, montar un espiral nuevo. He leído alguna vez que un modo rápido de quitar la forma cónica a un muelle espiral es colocarlo entre dos placas y calentarlas. No lo he intentado nunca, pero, a decir verdad, me parece impractica- ble. Con los espirales de volante, como con todas las otras pie- zas del reloj, no hay atajo posible; es preciso recurrir a la expe- riencia, y en alguno? casos, como en el montaje del muelle espiral, se requiere mucha práctica. En esto nunca se sabe bas- tante, y si existe un relojero que afirme conocer todo lo que concierne al montaje del muelle espiral y a la regulación de re- lojes, lo pondré siempre en duda.

Ajustado ya el muelle espiral del volante, vamos ahora a regular su marcha, y a fin de poder profundizar lo más posible, haremos previamente algunas consideraciones sobre la marcha en diferentes posiciones. Antes de emprender la regulación, es esencial que el reloj oscile bien, esto es, que el arco de oscilación sea de i % a i %, cuando está en posición horizontal con la esfera para arriba.

Algunas veces el arco de oscilación toma el nombre de "ac- ción". No es posible en la práctica medir exactamente el arco de oscilación de un volante. Sin embargo, puede estimarse apro- ximadamente, y, para hacerlo, se procede así: se toma como re- ferencia un punto del volante, en un extremo del brazo central; se da cuerda al reloj, luego se para- el volante y, soltándolo, se observa cuidadosamente el brazo en su oscilación hacia adelan- te y hacia atrás. Obsérvese la amplitud de la oscilación; después de 20 ó 30 segundos ha de haber alcanzado su máximo. Si necesita más tiempo para alcanzarlo, es posible que algo no vaya bien en la máquina, pues esto significa que la fuerza del muelle real no llega toda al volante.

Podemos considerar como indicio de buena marcha en un reloj, que el arco de oscilación no sea menor de i y¿ unidades o mayor que i ¿4 unidades, en las posiciones EA o EB y no menor de i % en posición CA.

Cuando el punto de referencia del brazo alcanza su posi- ción opuesta, es decir, medio giro (180°), decimos que el vo- lante ha oscilado una unidad; siendo sólo medio giro se le llama unidad de giro, porque es medio hacia adelante a un lado y medio de regreso. Pero si alcanza otro cuarto de giro más (270°),

Fig. 242. — Presionando el pasadorpara su introducción.

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MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO

esto es, tres cuartos en una dirección y tres cuartos en la otra, en- tonces se dice que ha oscilado i % unidades I— + — = — = i —)•

\4 4 4 2/ Las ilustraciones de la figura 243 ayudarán a comprender lo dicho acerca del arco de oscilación del volante y a llevarlo a la práctica. Se necesita bastante experiencia para poder determinar rápidamente la amplitud del arco. Ante todo, debe relacionarse el punto de referencia con otro fijo en el reloj, como, por ejem- plo, con la fijación del extremo del espiral. Entonces con un palillo puntiagudo de madera se señala el punto del arco de

C£KO 1 UNIDAD l%UNIOflt> t'^UNIDAO

Fig. 243. — El arco de oscilación del volante

circunferencia en que el punto de referencia del volante — esto es, el extremo del brazo — alcanza progresivamente el máximo, de modo que en cada oscilación del volante la punta del palillo se adelantará un poco para seguir hasta el lugar en que el punto de referencia del volante empieza a retroceder. Cuando la punta del palillo ha alcanzado el máximo de distancia con relación al punto de referencia fijo en el reloj — fijación del espiral —, tendremos el arco de oscilación del volante. Así que se tenga un poco de práctica, podrá prescindirse del palillo.

Aun cuando la puesta a punto del espiral ha sido realizada empleando el aparato de comprobar las oscilaciones, el reloj ne- cesita regularse por un período de 24 horas en posición hori- zontal. No debe olvidarse que aquel aparato da el número de oscilaciones del volante, cuando éste está completamente libre, sin que se tome en consideración el rozamiento de sus pivotes; además de esto, la interferencia del escape, la acción de la elipse, la retención, etc., todo tiene influencia sobre la valuación de las oscilaciones, y no es tenido en cuenta por el aparato de compro- bar las mismas.

Asimismo, el aparato de comprobación nos dio el tiempo "perfecto" en un período de tiempo relativamente breve; cuan-

REGULACIÓN A DIFERENTES POSICIONES

do el volante está montado en la máquina, la fuerza producida por el muelle real variará, y con ella el arco de oscilación del volante, y la amplitud de éste influenciará la regulación. Por tales razones, como se puede fácilmente demostrar, la regulación erf un período de 24 horas es una cosa muy diferente de la re- gulación realizada con el aparato de comprobar oscilaciones, y lo mismo se puede decir de las máquinas de registrar la marcha de los relojes.

Si ha de hacerse alguna corrección para salvar un error con- siderable, se puede realizar modificando el peso del volante. Por ningún motivo debe alargarse o acortarse el espiral del volante, pues con ello se modificaría la forma teórica de la espiral ter- minal — esto no atañe a un espiral plano — y por la misma razón tampoco debe moverse la raqueta. A fin de simplificar, se lleva el reloj hasta un error de pocos segundos en 24 horas; así no nos meteremos en la confusión de cálculos complicados. Su- pongamos que el reloj adelanta 5 segundos por día; pruébese durante 2 0 3 días para ver si la proporción es la misma. La proporción diaria de un reloj es su error en 24 horas y una buena marcha no se deduce necesariamente de la extensión del error, sino de las variaciones de la proporción diaria con res- pecto a este error; por ejemplo: tenemos una máquina que hace 15 segundos de adelanto por día, 30 en 2 días, 45 en 3 días, etcétera; es una buena proporción. Una proporción se considera buena mientras las variaciones no se apartan de otros 3 segun- dos del error medio; si, por ejemplo, un reloj hiciera + 15 se- gundos un día y + 5 al día siguiente (habiendo perdido 10 desde el día anterior) y luego + 15 en el tercer día (habiendo ganado i o segundos sobre el día anterior), la proporción sería defectuosa aunque el resultado neto parece bueno; para que la marcha sea satisfactoria, el reloj no debe variar su proporción diaria en mucho, y sin embargo es muy difícil que no varíe. Una de las mayores dificultades, cuando se hace la regulación, es la "variación de la proporción". Ello puede atribuirse a va- rios factores: al escape, al tren y, quizá, al muelle real; pero hasta que no progresemos más con todas las otras verificaciones, no pueden establecerse aún reglas para la corrección de las va- riaciones de proporción en posición EA.

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208 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO REGULACIÓN A DIFERENTES POSICIONES 209

Después del ajuste de temperatura, viene el ajuste de posi- ción, esto es, de la marcha del reloj en posiciones diversas. Las posiciones usuales son: esfera para arriba (EA), esfera para abajo (EB), corona para arriba (CA), corona para abajo (CB). corona a la derecha (CD) y corona a la izquierda (CI). Para los relojes corrientes de bolsillo, es costumbre regular solamen- te EA, EB y CA. Sin embargo, para relojes finos, tales como los que han de someterse a las pruebas Kew c los que han de cumplir con algunas especificaciones — como las exigidas, por ejemplo, para los cronómetros de la Marina —, se regulan en todas las seis posiciones. Los relojes de pulsera generalmente son verificados en EA y CB; se efectúa también la prueba CB por- que mucha gente lleva el reloj en la muñeca izquierda, y cuan- do la mano está colgando la corona queda, naturalmente, tam- bién para abajo. Sin duda alguna, los relojes de pulsera sufren muchos más cambios de posición que los de bolsillo, pero como prácticamente no es posible regularlos en todas las posiciones, sólo se realizan éstas, que son las imprescindibles. Si el usuario lleva el reloj en la muñeca derecha, entonces la regulación posi- cional se debe hacer CA; pero esto, en realidad, es una ex- cepción.

Hay siete u ocho métodos para corregir las variaciones de marcha debidas a cambios de posición. Es nuestro propósito examinarlos todos y discutir las ventajas e inconvenientes de cada uno de ellos.

Comenzaremos por el examen del punto de sujeción, esto es, de la posición correcta de la fijación central del espiral del volante cuando sale de la virola. Para simplificar, la posición escogida para los relojes de bolsillo será siempre CA. Si se ajusta un reloj de pulsera CB, inviértase el procedimiento.

En primer lugar trácese un diámetro imaginario que pase por el centro de la corona y de la esfera. Luego tírese una perpendicular a esta recta desde el centro del rubí del puente del volante. El espiral debe desarrollarse para arriba de esta última recta, según la figura 244, pudiendo salir de la virola por la derecha o por la izquierda, cosa que depende de la fijación del otro extremo del espiral, pero por cualquier lado que sea la sa- lida, siempre debe ser para arriba. Este descubrimiento se debe

a Jules Grossman. En otras palabras, es posible corregir un error posicional corrigiendo la posición de la fijación central del espiral. Se ha hecho notar que no hay dos relojes iguales, y esto puede decirse también de la sujeción central. Si dos relojes tienen el espiral de modo que éste arranque exactamente para arriba desde la línea indicada, esto no quiere decir que los dos relojes se comporten necesariamente del mis- mo modo.

Crossman descubrió que si se cumple esta condición el "error natural" de la posi- ción vertical podrá transferirse a la posición CB, posición en la que generalmente no se lleva el reloj de bolsillo. Se ha establecido que entre las posiciones vertical y horizon- tal existe un error de 30 segundos de re- traso ; a este error se le designa con el nom- bre de "error natural".

Si cuando se comprueba un reloj CA, Fig. 244. — El puntocorrecto de fijación.

se halla que no existe este retraso de 30 se- gundos con relación a EA o se encuentra que existe algún ade- lanto, no se sigue de esto que la conclusión anterior con respecto al "error natural" sea falsa: significa que uno o muchos de los ajustes de los que trataremos más adelante se ha realizado ya, quizá inadvertidamente. Por ejemplo, puede montarse un nuevo espiral del volante y cumplir inintencionadamente cier- tas condiciones que deben observarse, tales como una sujeción central correcta, etc. Con todo, es posible corregir un error po- sicional de hasta 30 segundos por medio de retoques de la su- jeción central. Para citar un caso concreto: el reloj es compro- bado en EA y se halla un error de -f- 5 segundos en 24 horas. Entonces debe ponerse el reloj en CA para hallar el error.

Y ahora permítaseme en un pequeño paréntesis unas pala- bras sobre los bastidores en los cuales se prueban los relojes para las posiciones verticales (CA, CB, CI y CD). No es acon- sejable colgarlos de un gancho o de un clavo, pues puede mo- verse todo el reloj por Ja acción del volante: es esencial que el reloj se mantenga absolutamente inmóvil. Uno mismo puede hacerse de madera un sencillo bastidor en forma de cremallera,

14

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I

210 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO REGULACIÓN A DIFERENTES POSICIONES 211

como muestra la figura 245. Es muy útil tanto para los relojes de bolsillo como para los de pulsera. Prosiguiendo, si en po- sición CA el error es un retraso de 30 segundos, o sea, una di- ferencia de 30 segundos entre EA y CA, ábrase la caja, se des- carga el muelle real y se para el volante. Obsérvese la posición de la sujeción central del espiral. No es posible trazar en la má-

quina la recta como se hizo con el dibujo (Fig. 244) cuando se trató de la sujeción central correcta, pero el punto desde donde el espiral debe des- arrollarse puede ser hallado a ojo, como en la figura 246 A, que es a la inversa de lo que debería ser.

Para verificar la exactitud de lo ante- riormente expuesto,

obsérvese dónde el espiral se desarrolla desde la virola y gírese el reloj de modo que el espiral se desarrolle hacia arriba de la línea ideal teórica; supongamos que ésta es la posición CA. En este caso quedará aproximadamente la cifra en la parte alta, lo que las 5 horas prácticamente es CB. Ahora probaremos el reloj de manera que las 5 horas de la esfera queden para arriba y se hallará que la proporción posicional habrá mejorado gran- demente.

Hay relojes suizos que tienen el puente del volante circu- lar. Este puente va sujeto por tornillos que lo fijan por su canto, de modo que puede girarse y sujetarse en cualquier po- sición. El puente del volante lleva la sujeción extrema del espi- ral del volante y así la sujeción central puede ponerse en la di- rección que se quiera, moviéndose el platillo para accionar el escape. No sugiero que todos los relojes deban llevar el puente circular, ni creo que sea necesario, pero tal disposición es admi- rable para trabajos experimentales.

Por lo que antecede, se verá que es posible utilizar la suje- ción central para corregir el error. Es sabido que entre el espiral que se desarrolla hacia arriba desde la línea teórica de centro, y el espiral que lo hace hacia abajo de la misma se puede calcular una diferencia de 30 segundos, o en otras palabras, los 30 se- gundos pueden transferirse de una posición a otra. En la prác- tica no siempre es conveniente, cuando se monta un espiral nue- vo, sujetar la virola del espiral de modo que éste desarrolle para arriba desde la línea del centro. Si después de montado

el espiral y formada su espira extrema se decide que se desarrolle para arriba, hay dos maneras de realizarlo. Si la rectifica- ción requerida es grande, el espiral debe cortarse en el centro y volverse a fijar. Tal procedimiento no afectará el ajuste por temperatura (suponiendo que el volante es cortado), pero será necesario añadir peso al volante, pues por haber acortado el espiral el reloj se adelantaría.

El otro método, si la rectificación no es de importancia, con- siste en torcer el espiral junto a la virola y luego torcerlo nue- vamente hacia afuera, como si saliera de aquella posición (figu- ra 246 B). La línea de puntos representa la posición original del espiral. Este procedimiento no permite, con todo, disfrutar completamente de las ventajas que se obtendrían de salir el muelle de la posición correcta, pues la porción que abraza la virola trabajará cuando el volante oscila en el sentido de des- arrollo del espiral. Por ejemplo: un reloj con un espiral plano, daba en posición EA + 10 segundos, en CA 15 segundos; es decir, una diferencia de 25 segundos. Se hizo la modificación en el espiral como indica la figura 246 B, y el error fue EA —• 7 segundos y CA — 9; es decir, una diferencia de 2 segun- dos. Otro reloj daba E A + 4 segundos y CA — 30 segundos; esto es, una diferencia de 34 segundos. Después de una modifi- cación similar en el centro del espiral, el resultado fue de: = (ningún error) con EA y CA + 7; es decir, una diferencia de 7 segundos.

Hemos visto cómo si un espiral se desarrolla para arriba des-

A B

Fig. 246. — Corrección del punto de fijación por torcido del espiral

del volante.

Fig. 245. — Bastidor para relojes

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212 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO REGULACIÓN A DIFERENTES POSICIONES 213

de la línea de centro, no debería haber error. Y digo debería porque, como veremos más adelante, hay muchas otras condi- ciones que deben cumplirse si se quiere obtener un resultado perfecto. La tabla de la figura 247 da los errores refiriéndose al punto de sujeción central; no debe olvidarse que el punto de

co (corona

S/3 derecha)

-f

Fig. 247. — Tabla del punto de fijación central

sujeción central es el único elemento que tomamos en conside- ración en esta tabla.

Este ajuste es permanente, de tal manera que si el reloj se desmonta, se limpia y se vuelve a montar, no sale afectado, su- poniendo, naturalmente, que el espiral no esté deteriorado por accidente o por falta de cuidado.

Si la curva de la espira extrema se ha formado para adap- tarse a alguna curva teórica, los arcos largo y corto deben cum- plirse en el mismo lapso de tiempo. Arcos largos son los arcos que el volante recorre cuando oscila en su máximo, como cuan-

do el reloj está colocado horizontalmente (EA o EB). Arcos cortos son los recorridos cuando el reloj está en posición verti- cal (CA, CB, CD o CI), o cuando la potencia del muelle real no es lo suficientemente grande. Entonces el volante no oscila en toda la extensión; Cuando los arcos largos y los cortos se efectúan en el mismo lapso de tiempo, se dice que la oscilación

del volante es isócrona. De la prueba de isocronis- mo nos ocuparemos más

adelante. Como hemos dicho

antes, un reloj que lleve el espiral del volante con la espira extrema correc- ta no siempre funcionará bien en las diversas posi- ciones. Generalmente, si el reloj retrasa en posición vertical, la espira extrema debe modifi- carse o formarse más cercana al centro, lo que puede hacerse de dos modos: el primero consiste en hacer una bolsa en la espira extrema, como se indica con la línea de puntos de la figura 248, que es lo mismo que darle más rigidez; el otro método estriba en modificar la curva, como se muestra por la línea de puntos en la figura 249, para acercarla hacia el centro. Puede objetarse: si la sujeción correcta del centro corrige el error posicional, ¿por qué modificar la curva de la espira extrema? La contesta- ción será que cuando se ajustan relojes en posiciones, no siem- pre con un solo ajuste particular se alcanza lo que se desea; a veces son necesarios algunos ajustes de menor importancia, todos realizados en diferentes partes del espiral del volante y aun en otras del escape. Con esta forma de ajuste no es posible saber cuánto ha de torcerse el espiral; es asunto puramente ex- perimental. Las ventajas consisten en que no se afecta al tiem- por medio y que, como con la sujeción central correcta, el ajus- te es permanente.

Los dos métodos que acabamos de explicar son ideales y deberían practicarse siempre que se trata de relojes de calidad fina. Un punto importante a recordar es que la curva teórica es

c a fcorona ahajo)

C /fcoroaa

«/afcoronj

/ i

Fig. 249. — Otra forma de modificar

Fig. 248. — Modifi-

la curva.cación de la curvade la espira terminal.

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214 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO REGULACIÓN A DIFERENTES POSICIONES 215

correcta sólo cuando la curva exacta parte de las espigas de la raqueta y és^a no se ha movido; de otra manera la forma de la curva deberá ser alargada o acortada. Además, las espigas deben estar muy juntas, ya que no debe existir posibilidad de movimiento en esta parte. Desde este punto de vista, el muelle libre, es decir, sin raqueta es lo ideal.

Se ha comprobado que cuando el reloj está en posiciones verticales hay más rozamiento, con la consiguiente reducción del arco de vi- bración del volante; esto se puede aprovechar cuando se ajusta en posiciones. Sea, por ejem- plo, un reloj que retrasa CA; si se reduce el rozamiento cuando está en esta posición, asi-

mismo el error será reducido. O por el con- trario, el rozamiento se puede aumentar en EB para obtener una pérdida relativa del ro- zamiento en la posición CA. Hay dos méto-

dos para lograr esto: uno consiste en reducir el diámetro de los pivotes del eje del volante y montar rubíes con agujeros menores. Esto dará mayor libertad al volante cuando está en posiciones verticales con reducción y aun elimi- nación del retraso. Si se hace esta modificación, el ajuste será permanente. El otro método se basa en aplanar un poco los ex- tremos de los pivotes del eje del volante, como muestra la figu- ra 250. Esto dará más rozamiento cuando el reloj está hori- zontal, y hasta cierto punto hará que el rozamiento, en la posición EA, sea igual al de CA.

El rozamiento depende de la presión, y, en el caso del vo- lante de un reloj, depende de su peso; por tal razón, no pode- mos reducir el rozamiento si no aligeramos su peso; pero la superficie de rozamiento puede reducirse, o más correctamente, la adhesión puede disminuirse. En relojería la adhesión se con- sidera como rozamiento.

Esta última forma de ajuste, por aplanado de la punta de los pivotes, no es tan permanente como la anterior. El aplana- do de los pivotes del volante puede realizarse en muy pequeña cantidad; todo depende de las exigencias del reloj. Como los extremos de los pivotes se desgastan con el funcionamiento, el

ajuste puede desaparecer total o parcialmente con el tiempo. La línea de puntos de la figura- citada muestra la curva aplanada del extremo del pivote.

Generalmente se reconoce que el máximo de perfección con- siste en que las espigas de la raqueta estén muy cercanas entre sí. El espiral no debería tener ningún juego'entre las espigas, y sin embargo debe estar libre, de modo que si se levanta entre las espigas, vuelva por sí solo a su posición original, y lo mis- mo si se empuja hacia abajo, de manera que si el reloj recibe un golpe o una sacudida, el espiral del volante vuelva siempre a su posición correcta. Esta es la condición ideal, y si el ajuste que ahora vamos a considerar se aparta de ella, es porque está com- pletamente legitimado por la práctica. Algunos de los más cons- picuos especialistas suizos en colocar muelles espirales y en re- gulaciones, usan las espigas de la raqueta como un medio para corregir errores en posición.

Fig. 250. — Modi-ficación del extre-mo del pivote deleje del volante. A fin de poder explicar claramente el procedimiento, se

considerará un caso exagerado. Es decir, supondremos qué las espigas de la raqueta han sido separadas de tal modo que pasan por entre ellas tres gruesos de muelle. Ahora el espiral está libre hasta su sujeción extrema, de manera que se apoya sobre una espiga, no importa cuál, de la raqueta, digamos la interior. El resultado será que cuando el reloj esté horizontal y el arco de oscilación sea el máximo, el espiral del volante dejará la espiga de la raqueta en la que se apoyaba y usará, en cierto grado, de la parte de espiral de entre las espigas y la fijación extrema. Cuando se coloca el reloj verticalmente, el arco de oscilación no es tan extenso y el espiral no dejará la espiga de la raqueta, por lo menos en la misma extensión. En efecto, el espiral del volante puede considerarse' como acortado durante los arcos cortos. Esto significa que el reloj está ajustado para retraso en posición EA y para adelanto en CA. La extensión de este retra- so y de este adelanto depende de la cantidad de presión que el espiral ha hecho para apoyarse sobre la espiga de la raqueta y también de lo que han sido separadas las espigas. Es posible torcer el espiral tan fuertemente sobre la espiga, que no debería abandonarla por nada en la posición CA, y también se pueden

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216 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO REC-ULACIÓN A DIFERENTES POSICIONES 217

separar tanto las espigas que el espiral no toque la otra espiga cuando esté en posición EA.

Tenemos a nuestra disposición muchos ajustes, pero hay también ciertos límites que no es aconsejable sobrepasar. Qpn el procedimiento indicado pueden corregirse errores superiores a 90 segundos en 24 horas, pero generalmente no es aconseja- ble utilizarlo para errores de más de 30 segundos. Mucho de- pende, con todo, de la calidad del reloj, y en una máquina de baja calidad no hay inconveniente en emplear este procedimien- to para un error de hasta 90 segundos. Si en esta forma de ajuste las espigas se separan excesivamente y el error posicional ,?e corrige cuando el reloj tiene toda la cuerda, hay el peligro de caer en el error inverso al terminarse la cuerda, o sea, cuando el arco de oscilación del volante decrezca. Por ejemplo, si se ha hecho una alteración en las espigas de la raqueta de tal exten- sión como para corregir un error de 100 segundos. Ello signi- ficaría que el espiral del volante ha sido ajustado antes fuerte- mente sobre la espiga, con la consecuencia de que cuando el arco de oscilación del volante es largo, el espiral debería dejar la es- piga, pero no llegar a tocar la otra, por haber sido torcida ex- cesivamente hacia afuera.

Cuando el reloj se coloca verticalmente, el espiral del vo- lante no abandonará en absoluto la espiga, y el reloj adelantará considerablemente en esta posición. Supongamos que la marcha antes del ajuste era + 5 segundos en posición EA, y — 95 se- gundos en posición CA; y después del ajuste, + 10 segundos en posición EA, y + 10 segundos en posición CA. Puede su- ceder, cuando se esté acabando la cuerda y el arco de oscilación decrezca, que el reloj adelante más en EA, digamos por ejemplo 10 segundos, durante las 3 últimas horas, y que en CA se re- trase igualmente durante el mismo período, a causa de que pre- domina el error natural vertical; por comparación, la posición EA adelantará más que la CA, con respecto a su correspondiente retraso en la posición CA.

El arco ideal de oscilación es de i % a i Y\ unidades. Con menos de i 14 unidades un reloj con espiral Bréguet adelantará en su marcha, y por debajo de i unidad retrasará. Estas obser- vaciones de carácter general no son aplicables a todos los relo-

jes, pero se hace mención de ellas relacionándolas con el ajuste de la espiga de la raqueta, porque las posibilidades de corregir un error son considerables, si bien deben usarse con discreción, recordando otras condiciones. Las ilustraciones de la figura 251 muestran el ajuste de la espiga de la raqueta en sus varías posi- ciones. A) apoyándose en la espiga interior de la raqueta; B) dejando la espiga interior, y C) tocando la espiga exterior. La ventaja de este ajuste estriba en que puede hacerse sin quitar nada del reloj y es además muy rápido. Si se usa con

Fig. 251. — Ajuste de las espigas de la raqueta

moderación, el tiempo medio no vendrá modificado mucho más que cuando se rectifica ligeramente en la propia raqueta. La des- ventaja está en que el ajuste no es permanente; si, posterior- mente, se quita del reloj el puente del volante, casi seguro que se pierde el ajuste. Es prácticamente imposible reponer el espiral del volante exactamente donde estaba antes de quitarlo.

Vamos a citar a continuación dos interesantes ejemplos de ajuste de la espiga de la raqueta. Un reloj que a primera vista parecía tener un espiral libre, es decir, sin raqueta o espigas de raqueta, en realidad tenía una espiga de raqueta fija en el puente, cuyo objeto era corregir el error posicional. Otro reloj tenía una sola espiga en la raqueta montada según es corriente y la otra espiga era solidaria con un resorte que actuaba como una pieza de compensación, de un solo metal, acero, y no bime- tálico. Se hacía el ajuste posicional obligando al resorte que sostenía la espiga, a apoyarse pesada o suavemente en el espiral del volante, de modo que cuando el mismo se abría y se cerraba durante la oscilación del volante, la espiga del resorte daba ca- mino. Una idea inteligentemente concebida parecía mantener el ajuste permanente. He mencionado estos dos ejemplos para de- mostrar que el ajuste de la espiga de la raqueta no es un tra-

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218 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO REGULACIÓN A DIFERENTES POSICIONES 219

bajo de remendería (como puede parecer a primera vista) que esté en contra de las leyes de la regulación.

Lo ideal en el volante es que esté siempre lo más perfecta- mente equilibrado; por tanto, deben tenerse en cuenta la posi- bilidad de desequilibrarlo en los ajustes. No debe olvidarse que un equilibrado exacto en absoluto es verdaderamente difícil cuando se verifica en el aparato de equilibrar. Un reloj puede parecer bien equilibrado, sin ningún punto muerto, y no obs- tante revelar inexactitud, después, en la marcha. El funciona- miento de un reloj es muy complejo. Si un reloj retrasa en CA, es posible hacerle adelantar aumentando el peso del volante en su punto más bajo. Por ejemplo, ábrase la tapa del reloj y anó- tese la posición de la elipse cuando está el reloj en CA y el vo- lante parado; la elipse estará, o debería estar, en engrane con la entalladura del áncora, pero lo que debe anotarse es la posición de la elipse con relación al volante. ¿Está en el fondo, a la de- recha o a la izquierda?

Después de esta anotación, quítese el volante del reloj y llévese al aparato de equilibrar (naturalmente, sin el muelle es- piral) . Hemos dicho que cuando el reloj retrasaba en CA, el punto más bajo debía hacerse más pesado. Si se anotó que la elipse estaba, por ejemplo, a la derecha, con la máquina en CA, entonces desequilíbrese el volante, guardando, todavía, la elip- se a la derecha. No siempre es posible aumentar el peso de un volante, por ejemplo en uno de sencillo, pero se obtiene la mis- ma corrección aligerando el punto más alto, o sea, el opuesto. Si el volante lleva tornillos, puede meterse una arandela debajo de uno de ellos en el punto bajo. El peso que ha de añadirse al volante para equilibrarlo sólo puede saberse por tanteos.

Esta clase de ajuste tiene algunas desventajas. Si el volante oscila i YH, unidades o más, resultará el efecto inverso, y en vez de conseguirse que el reloj adelante en CA, o por lo menos que no se atrase excesivamente, el defecto se acentuará. Las ilustracio- nes de la figura 252 ayudarán a comprender el motivo; si el reloj oscila i y\ unidades o más el punto pesado debe estar en la parte alta del volante para que el reloj adelante en CA; esta forma de regulación es conocida por "regulación a la inversa". Aunque la regulación posicional desequilibrando el volante es

permanente, con tal de que al desmontar el reloj no se desarre- gle, no es estable. De la misma manera que varía el arco de osci- lación del volante, varía el resultado del punto pesado donde- quiera que éste pueda estar. Del ajuste posicional por fuerza centrífuga se hace poco uso hoy en día, y sólo puede aplicarse a los volantes cortados. La fuerza centrífuga tiende a alejar del cen- tro, y por lo mismo los extremos de los brazos cortados del vo- lante son constante- Á ¿ C mente repelidos hacia el exterior durante la os- cilación y los arcos lar- gos tienden por esta ra- zón a ser más lentos que los cortos, en este aspecto solamente, es decir, sin tener en cuenta otras condiciones. Si los agujeros de tornillo (A), uno en cada brazo, se ensanchan con un esca- riador, el volante se debilitará en este punto, y la fuerza cen- trífuga le obligará a abrirse aún más (figura 253). Consecuen-

Fig. 252. — Equilibrado para el ajuste posi-cional.

A. punto pesado eu paro; B, a una unidad; C, a 1 '/¿unidad.

temente, el volante tendrá mayor diámetro durante los arcos largos, resultando una marcha más lenta. De modo que si el reloj retrasa en CA, los referidos agujeros pueden

agrandarse, lo cual produci- rá una regulación retardante en EA, con un relativo avan- ce en CA.

La verificación del iso- cronismo no debe confundirse con la posicional, aunque pue- de ser necesario efectuar algunas correcciones posición ales para rectificar el isocronismo. La palabra isocronismo significa "em- pleo de igual tiempo" ; recomendando que para comprobar esta condición en los relojes, se proceda como sigue: Désele al reloj toda la cuerda y anótese el error después de, por ejemplo, 3 ho-

Fig. 253. — Ajuste posicional porfuerza centrifuga. Las lineas de puntosindican la posición de los brazos de

llanta durante los arcos largos.

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220 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO REGULACIÓN A DIFERENTES POSICIONES 221

ras (siempre en posición EA) ; si éste es de -f- 3 segundos, in- dica que si el isocronismo es correcto, debería ser de -}- 24 se- gundos en 24 horas, es decir, el reloj adelanta en la proporción de i segundo por hora. Hágase otra observación al cabo de 3 horas más y el error debe ser de -(- 6 segundos. Conviene hacer observaciones cada 3 horas, esto es, por ejemplo, a las 9 de la mañana, al mediodía, a las 3 de la tarde, a las 6 de la tar- de y a las 9 de la mañana siguiente; entonces dése cuerda a las 6 de la tarde, y obsérvese a las 9 de la mañana, al mediodía y a las 3 y a las 6 de la tarde. Así hemos observado el reloj por seis períodos de 3 horas, igual a 18 horas, lo cual es, en general, suficiente.

El tiempo de observación puede repartirse según las conve- niencias del encargado de hacerlo. Lo que interesa es tomar la proporción en intervalos frecuentes y regulares durante las 24 horas, especialmente en las tres primeras horas y las tres últimas. Puede ser que la proporción fluctúe, como, por ejem- plo: primeras 3 horas -f- 3 segundos, en 6 horas + 8, en 9 ho- ras + 14, etc., y finalmente en 24 horas + 46 segundos; un total de 22 segundos más (46 — 24 = 22) de. lo que debería ser para que el isocronismo del reloj pudiera llamarse correcto. En este caso puede hacerse un ajuste en la curva de la espira extrema. En lugar de tirar la curva más hacia el centro, debe abrirse para que se separe de él. Puede emplearse, asimismo, el ajuste de la espiga de la raqueta para consegrar el mismo resul- tado. Las otras formas de ajuste descritas para ajustar en po- siciones no serían convenientes, y si cualquiera de los ajustes descritos desarregla los ajustes de posición CA, pueden intro- ducirse otros ajustes posicíonales para corregirlo. Los + 22 se- gundos de exceso son demasiados, y en tales circunstancias es recomendable buscar previamente la causa antes que hacer al- gún ajuste. Por ejemplo, obsérvese el arco de oscilación del vo- lante cuando el muelle real está totalmente cargado y después a las 20 horas de marcha. Si hay alguna gran discrepancia, se debe buscar la causa, que puede provenir del muelle real, de un engrane defectuoso en el tren, o de una falsa acción del escape; todo esto ha sido tratado en otros capítulos.

Si se comprueba que todo está bien en la máquina, entonces

se debe recurrir al ajuste de la espira extrema, o al de las espi- gas de la raqueta. El caracol ayudaba a obviar el error de iso- cronismo, pues la fuerza del muelle real era regulada y se man- tenía un arco de vibración más o menos constante. La curvatura de la espira extrema realizada según se ha indicado solucionará también el error, e indudablemente el empleo del ajuste de la es- piga de la raqueta puede ser muy útil.

Un punto importante que conviene tener presente es que todos los relojes deberían ser construidos para funcionar por períodos mucho más largos que los actuales: un reloj corriente debería funcionar por lo menos 36 horas. Este problema es de fabricación, ya que en la fábrica es sencillo de resolver. Esto haría que el trabajo de la regulación fuera más fácil y de resul- tados más satisfactorios.

Otro auxiliar para la regulación es el mecanismo de cruz de Malta e,n el muelle real. Se emplea la parte mejor del mue- lle y se asegura asimismo una distribución más regular de la fuerza.

Después de haberse ajustado un reloj en las posiciones EA y CA, puede ser necesario a justarlo en las CD y CI. Tales ajus- tes sólo se hacen para relojes de máquina fina. En estos ajustes en seguida se pasa mucho tiempo, de modo que la calidad de la máquina debe merecerlo. Otro factor muy importante es que la máquina sea capaz de responder a tal tratamiento.

Un ejemplo concreto: supongamos un reloj con una pro- porción de + 5 segundos en EA y + 10 segundos en CA. Ve- rificado en CD hemos hallado que el error es + 15 segundos, es decir, + 5 segundos más que en CA. Ello puede ser debido a varias causas y las mismas nos darán una guía para efectuar la corrección. En primer lugar debe observarse cuidadosamente en qué estado se hallan los pivotes del eje del volante. Si están muy ligeramente ovalados, esta puede ser la causa de la pertur- bación. Cualquiera que sea la misma, el ajuste o corrección no debe interferirse con el ajuste en CA.

Siguiendo con nuestro razonamiento, debernos asegurarnos de que los agujeros del eje del volante son perfectos; la más ligera rugosidad en su interior puede tener sus consecuencias. Otra causa posible es el desequilibrio del áncora; algunas anco-

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222 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO REGULACIÓN A DIFERENTES POSICIONES 223

J

ras están hechas de tal manera que es imposible equilibrarlas bien, pero cuando menos, podremos mejorar su equilibrio.

La tabla de la pág. 223, compuesta por C. T. Higginbotham, apareció en una revista americana. Permite el cálculo rápido del error diario de un reloj, conociendo el error en un cierto número de días. No- se han tenido en cuenta las fracciones de segu'ndo, y los resultados se expresan por d número de segundos más inmediato; con todo, el error acumulado es despreciable. Puede usarse un reloj, supongamos, durante 30 días y encontrar que ha retrasado 9 minutos, cantidad apreciable, pero cuando se cuenta en segundos por día, la proporción no es tan alarmante; además el relojero puede estimar mejor el ajuste necesario cuando se consideran, por ejemplo, 18 segundos por día que 9 minutos en 30 días.

Para hallar el error diario correspondiente a un error total observado en varios días, búsquese la intersección de la línea que empieza con el número de días que ha estado en observación el reloj (en la columna días de marcha) con la columna encabezada por el número de 'minutos de error total hallado en los días de observación. En este punto de intersección se hallará el tiempo de error diario.

Para un error total mayor que los 10 minutos comprendidos en la tabla, se suman los resultados de dos o más columnas: por ejemplo, para 23 mi- nutos de error total se suman dos veces los resultados de la columna 10 minutas y el de la columna 3 minutos, o también los resultados de las columnas 10 m., 8 m. y 5 m. Para errores totales con 30 segundos, se toma la medía aritmética entre las dos columnas inmediatas; por ejemplo, para hallar el error diario correspondiente a un error total de 6 m. 30 segundos se suman los resultados de la columna 6 m. y 7 m. y se divide la suma por dos.

Cuando el reloj está en posición CD, obsérvese la entalla- dura del áncora; la elipse puede estar cayendo en ella, o la en- talladura puede estar en un lado, por lo que la elipse entra por este lado en la entalladura. Puede ser que el impulso de la rue- da de escape por el áncora no sea tan decisivo como debiera y que la elipse toque sólo muy ligeramente cuando entra.

Se debe investigar a fondo esta cuestión porque aquí no hay ajuste definido, como los ajustes antes enumerados para corre- gir el error posídonal en CD. Probemos el reloj en posición CI y si hallamos que el error es de -)- 5 segundos, en estas circuns- tancias, corno componenda, puede ajustarse la fijación central del espiral; el reloj da + 10 en CA, + 15 en CD y -f- 5 en CI; tomando la posición CA; como término medio, la diferencia entre CA y CD es de + 5 segundos y entre CA y CI de — 5

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224 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO REGULACIÓN A DIFERENTES POSICIONES 225

segundos. Por lo tanto, podríamos arreglar el reloj para dar -f 5 en CA, -f- i o en CD y ± en CI. Otro paso más adelante y podríamos modificar la forma de la curva externa del espiral del volante, o la de los pivotes del eje del volante, haciendo que en la posición vertical principal el error sea nulo (± CA), es decir, lo mismo que en EA, o ninguna diferencia entre la marcha en CA y la de EA. Podemos, entonces, obtener ± en CA, -f- 5 segundos en CD y — 5 segundos en CI.

Se notará que aun tenemos la diferencia de i o segundos en- tre CD y CI. La variación del punto de fijación ha modifi- cado algo el error de la posición CA en las posiciones CD y CI, pero no lo ha suprimido completamente. La eliminación del error puede conseguirse variando alguna condición construccio- nal, tal como una ligera falta en el escape, o la forma actual de la curva de la espira extrema. El empleo de cualquiera de los ajustes para corregir el error vertical, o CA, puede afectar al mismo error CA, pero como hemos visto, los errores pueden asi- mismo anularse por una pequeña vicisitud.

De este breve análisis se apreciará que el ajuste de las tres posiciones verticales es un ajuste largo y además costoso; por otra parte, cualquier reloj puede marchar sin irregularidades de importancia en las tres posiciones verticales después de un ajus- te sencillo y rápido.

Por unos momentos es necesario volver a la regulación por temperatura. Muchos relojes que han de someterse a las prue- bas de temperatura son verificados posicionalmente a alta y baja temperatura. Por ejemplo, en posición CA a 32° y 5°.

Cuando son satisfactorios los resultados de las pruebas po- sicionales a la temperatura normal precédase a las pruebas con calor.

Si el reloj que se prueba en posición CA lleva el volante compensado y el error excede del error normal en CA y también del error encontrado en calor, en posición EA, será indicio de que el volante se desequilibra con el calor, lo que es posible, como se indicó al tratar de los ajustes en temperatura. En tal caso nada puede hacerse como no sea cambiar el volante.

Cuando se trata de un volante sencillo o monometálico, no puede desequilibrarse y, aparte de los errores posicíonal y de

temperatura conocidos, no debería presentarse ningún otro error como resultado de la prueba en la posición vertical y a varias temperaturas.

Siempre hemos supuesto que el error en CA es de retraso. Pero si sucede lo contrario, es decir, que es por adelanto, enton- ces debe invertirse el procedimiento. Por ejemplo, se abre la curva de la espira extrema del espiral, se hacen los pivotes más puntiagudos (pero aun redondeados), se ajusta un eje nuevo de volante con los pivotes más grandes de diámetro y con un par de rubíes de agujeros mayores, etc.

Se deduce de lo que antecede que hay siete u ocho modos de ajustar si se tienen en cuenta los defectos construccionales men- cionados en la regulación CD y CI. Ello depende tanto del re- loj en que trabajamos como del procedimiento empleado. El ajuste posicional puede llegar a ser un trabajo muy largo y como podría resultar antieconómico invertir mucho tiempo en un re- loj barato, el mismo relojero debe decidir en cada caso. Y no sólo debe de tenerse en cuenta el tiempo, sino que también debe considerarse si el reloj reúne las condiciones adecuadas; no ne- cesariamente por su valor intrínseco, sino porque no todos los relojes pueden ser ajustados posicionalmente con seguridad de éxito.

Con todo, si se cree que con un ajuste el reloj es capaz de un mejor rendimiento, procédase a regularlo de la forma que se considere adecuada. Supongamos que el reloj que se va a repa- rar sea un reloj de máquina fina. Primero mírese si la curva extrema del espiral está situada lo más correctamente posible; verifiqúese luego la fijación central del espiral y se corrige, si es necesario. Durante la prueba puede lograrse un pequeño per- feccionamiento aplanando ligeramente los extremos de los pi- votes del volante. El toque final puede darse con un ligero ajuste de las espigas de la raqueta, hasta obtener el mejor resul- tado posible.

El ajuste posicional exacto es una "quimera". Un reloj puede ser regulado muy detenidamente y pasar una prueba ofi- cial, tal como la "Kew", con excelentes resultados, pero este mismo reloj después de un año de funcionamiento y de haber sufrido alguna limpieza tiene muy escasas probabilidades de

15

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226 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO REGULACIÓN A DIFERENTES POSICIONES 227

obtener un resultado comparable con el anterior si se le somete a la misma prueba. En primer lugar, el reloj fue regulado en ciertas condiciones, probablemente para docenas de pequeños errores; después de doce meses de marcha, unos errores aumen- tan, otros disminuyen, y aun se presentan otros de nuevos. Re- cordemos que la perfección absoluta es imposible en este mundo y esto es aplicable también a los relojes; incluso en algunos de ellos parece se ha pretendido acumular imperfecciones.

TABLAS DE CORRECCIÓN

A continuación resumimos escuetamente todo lo que se ha dicho sobre la regulación posicional. Este resumen deberá em- plearse junto con las tablas de corrección siguientes. En el caso de un reloj que tenga un error de los comprendidos en las ta- blas, con una mirada a las mismas y al resumen se podrá saber cómo resolver rápidamente la dificultad. Debe estudiarse cada encabezamiento de ajuste posicional, y el resumen y la tabla su- gerirán al instante lo que conviene hacer.

/. Modificación de la forma de la espira exterior del mue- lle espiral del volante. Si la curva se hace más pequeña y ceñida al centro hará que el reloj adelante en posición vertical.

2. Obsérvese el punto de fijación central del muelle espiral del volante, para ver si es correcto.

3. Modificación de la forma de los extremos de los pivotes del eje del volante. Aplanando los extremos se da un adelanto relativo al reloj cuando está en posición vertical.

4. Redúzcase el diámetro de los pivotes del eje del votante y móntense rubíes con agujeros más pequeños para dar el ade- lanto relativo cuando el reloj está en posición vertical.

5. Ajuste de las espigas de la raqueta: sepárense las espigas y ajústese el espiral de modo que se apoye en una espiga para hacer que el reloj adelante en posición vertical.

6. Ajústese el equilibrio del volante de modo que se pro- duzca un punto pesado en la parte inferior del mismo, para hacer que el reloj adelante en posición vertical.

7. Abrase la curva de ¡a espira exterior del espiral del vo- lante, esto es, hágase de mayor diámetro, o alejarla del centro, para que el reloj atrase en posición vertical.

8. Agudizar los extremos de tos pivotes del eje del volante para producir un retraso relativo cuando el reloj está en posi- ción vertical.

p. Móntese un nuevo eje del volante con pivotes de mayor diámetro y rubíes con agujeros mayores, para producir un re- traso relativo, cuando el reloj está en posición vertical.

10. Ábranse las espigas de la raqueta y ajústese el muelle espiral del volante de modo que trabaje igualmente entre ellas, para hacer que el reloj retrase cuando está en posición vertical.

11. Ajústese el equilibrio del volante de modo que el pun- to pesado esté en la parte alta del volante, para hacer que el reloj retrase en posición vertical, teniendo muy en cuenta la extensión del arco de oscilación del volante, como se ha ex- plicado.

Page 126: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

TABLA DE CORRECCIÓN DE ADELANTOS Errores po sicionales en segundos

Error total en segundos

Métodos de corrección indicados Observaciones

EA+ -5

CA + 15

| = + 10 CA Núm. 7 ó n.° 2 pararelojes de primera clase. Número 10 ó n.° 11 para relojes de segunda clase.

Puede e4iminarse la tota-lidad del error por al- guno de estos ajustes. Debe considerarse la calidad de los relojes.

EA+5 CA + 20

| = + 15 CA Núm. 7 y n.° 2 pararelojes de primera calidad. Núm. 8 o n.° 10 para los de segunda calidad.

Núm. 7 y n.° 2 puedenconseguir lo que se de- sea y puede permitirse, finalmente, un ligero toque n.° 5 en relojes de primera calidad.

EA+5 CA + 25

| = + 20 CA

Núm. 7 y n.° 2, lue-go n.° 8 y acabar con n.° 10 para re- lojes buenos. Para los de segunda cali- dad n.° 10 y/o nú- mero 11.

La n.° 8 para corregir elerror restante, si no con n.° 10. Para los de se- gunda clase, n.° 10 y/o n.° 11 eliminarán todo el error.

EA+5

CA + 30 = + 25 CA

Se usa la misma co-rrección que en el caso anterior.

Las mismas observacio-nes anteriores se aplican aquí.

EA+ 5(

CA + 351= + 30 CA

Núm. 7yn.°2. Lue-go n.° 9 y acabar con n.° 10. Para los relojes baratos nú- mero 10 y n.° 11.

La n.° 9 para corregir elerror restante, y si no la n.° 10 lo hará. Para los baratos n.° 10 y n.° 11 eliminará todo el error.

EA+ 51 CA + 40 )

I

= + 35 CA Se emplea la mismacorrección que en el caso anterior.

Si el reloj no se prueba enlas 3 posiciones vertica- les, podría usarse un li- gero toque n.° 11. Para los baratos n.° 10 o nú- mero 11, o un poco de ambos, eliminará todo el error.

EA+5 CA + 45

, ... | = + 40 CA

Se emplea la mismacorrección que en el caso anterior.

Las mismas observacio-nes anteriores se aplican aquí.

EA+ 5 i CA + 50 )

j- = + 45 CA

Se aplica la mismacorrección que en el caso anterior.

Las mismas observacio-nes anteriores se aplican aquí.

EA+ 51 CA + 55 )

= + 50 CA Se aplica la mismacorrección que en el caso anterior.

Las mismas observacio-nes anteriores se aplican aquí.

TABLA DE CORRECCIÓN DE RETRASOS

Errores posiciona- les en segundos

Error total en segundos

Métodos de corrección indicados Observaciones

EA+5 CA-5

= — 10 CA Núm. 2 ó n.° 3 pararelojes de primeraclase; n.° 5 ó n.° 6para los de calidadinferior.

Con cualquiera de estosajustes puede eliminar-se todo el error. La ca-lidad del reloj es el fac-tor que determina elsistema a adoptar.

EA+5 CA-10

• = — 15 CANúm. 1 y n.° 2 paralos relojes de pri-mera clase, y n.° 3,n.° 4, n.° 5 ó n.° 6para los relojes decalidad inferior.

En los relojes finos, paraterminar, se puede apli-car ligeramente el toquenúmero 5.

EA+5 CA— 15

• = - 20 CANúm. 1 y n.° 2, lue-go n.° 3 y un ligerotoque n.° 5, si esnecesario, para losde primera calidad.N.°5y/on.°6 paralos de calidad infe-rior.

Como el error es másbien grande, n.° 1 po-dría ser arriesgado, porlo que debe acompañar-se de n.° 5 como míni-mo. En los relojes decalidad inferior núm. 5elimina por completo elerror la mayoría de lasveces.

EA+5 CA-20

= — 25 CA

Núm. 1 y n.° 2, lue-go, si el error esaún grande, n.° 4;acabar con núm. 5para los relojes fi-nos. N.° 5 y n.° 6para los de calidadinferior.

Núm. 4 corregirá el errorrestante, pero si no lologra lo hará ligero nú-mero 5. Para los de ca-lidad inferior n.° 5 eli-minará todo el error enla mayoría de los casos.

EA+5 CA— 25

• = — 30 CAN.° 1 y n.° 2, luegop.° 4 y acabar conh.° 5. Para los decalidad inferior nú-mero 5 y n.° 6.

Las mismas observacio-nes anteriores se aplicanaquí.

EA+5 CA-30

= - 35 CA Corrección igual a laanterior.

Si el reloj no es para las3 pruebas de posiciónvertical puede ayudarun ligero n.° 6. Para losde calidad inferior n.° 5o n.° 6, o un poco deambos.

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230 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

Errores posiciona-

les en segundos

Error total en segundos

Métodos de corrección indicados Observaciones

EA+ 5 CA-35

= - 40 CA Corrección igual a laanterior.

Las mismas observacio-nes anteriores se aplican aquí.

EA+ 5 CA-40

• = - 45 CA Corrección igual a laanterior.

Las mismas observacio-nes anteriores se aplicanaquí.

E A + 5 CA— 45

= — 50 CA Corrección igual a. laanterior.

Las mismas observacio-nes anteriores se aplicanaquí.

CAPÍTULO XV

EJECUCIÓN DE PIEZAS NUEVAS

La ejecución de piezas nuevas es una demostración de habi- lidad por parte del relojero; y hasta nos sentiríamos tentados de intitular este capítulo: "Construcción de relojes". Los reloje- ros pueden ser clasificados en tres categorías:

i.a Los capaces de examinar y limpiar bien un reloj. 2.a Los que saben ajustar correctamente un muelle espiral

nuevo de volante y regular y ajustar la marcha del reloj en temperaturas y en posiciones diferentes.

3.* Los capaces de limar y tornear bien para poder ejecu- tar piezas nuevas iguales a las originales.

El hombre que reúna estas tres condiciones representa la mejor adquisición para cualquier taller de relojería. El que está capacitado para cumplir alguna de ellas de una manera real y efectiva, puede considerarse un operario de primera clase. Es de gran valor el dominar las tres y, de entre éstas, el hacer pie- zas nuevas es la que requiere mayor práctica y, sin duda, la más difícil. Este trabajo puede ser realmente difícil para algu- nos, mientras para otros es fácil y agradable al mismo tiempo. Para trabajos de carácter general la tercera categoría no puede ser alcanzada sin haber logrado un completo dominio de la primera. En algunos talleres de importancia puede llegarse a la división del trabajo, pero desde el punto de vista humano, es mejor ser un obrero total y completo, que no un especialista: aquél puede encontrar un buen empleo en muchos sitios; éste está expuesto a quedar sin ocupación en cualquier momento.

En este capítulo intentaré demostrar con cuánta facilidad pueden hacerse piezas nuevas. Como en todas partes, hay aquí

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232 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EJECUCIÓN DE PIEZAS NUEVAS 233

también mucho que aprender, y como esto lo hacemos a base de la experiencia de los demás, frecuentemente lo que se consi- dera un trabajo muy dificultoso, en la realidad se encuentra sencillo cuando ya se sabe hacer. No creo necesario mencionar todas las piezas cuya construcción pueda interesarnos, pero se- leccionaré algunas que comprenderán todo el campo del lima- do, torneado y pulido, con lo que será problema solamente de aplicación el adaptarse a cada caso particular.

Pero, antes de meternos de lleno en ello, trataré en primer lugar de los materiales para pu- lir, del modo de prepararlos y de cómo se usan.

Los polvos de esmeril para rectificar el acero son unos pol- vos finos que pueden adquirirse en las tiendas de suministros para relojería; los que lo prefie-

ran pueden usar asimismo el carborundum, que se prepara del mismo modo que los polvos de esmeril; puede usarse de una manera similar y para los mismos fines. Es conveniente prepa- rar de una sola vez aproximadamente tanto polvo de esmeril como pueda caber sobre una moneda de las más pequeñas. Se coloca en un bloque (Fig. 254) y sé mezcla con aceite semiden- so de relojería, hasta la consistencia de crema o un poco más. Es muy importante que este abrasivo no entre en contacto con otros materiales para pulir; a tal fin, se guardan los polvos de esmeril en un recipiente separado y no en aquellos bloques con dos o tres recipientes juntos que se venden para este objeto. Para coger el esmeril se debe sumergir el pulidor en la pasta formada por polvos y el aceite semidenso, excepto cuando se usan alisadores u otros métodos similares, en cuyo caso se re- coge con la punta del cuchillo y se desparrama después sobre la superficie que ha de trabajarse.

El pulidor que se emplea para utilizar los polvos de es- meril y aceite £s de hierro o de acero suave. Los pulidores se hacen de varias formas y tamaños para encontrar siempre la herramienta adecuada a la clase de trabajo que tengamos entre

manos. Para árboles cilindricos, tales como partes del eje del volante y de piñones, se emplea un pulidor de cerca de 150 mm de largo, de 3 a 5 mm de ancho y de, 1,5 mm de grueso, cuyo extremo activo se lima para quedar como se ve en la figura 255. Cuando se pulen los pivotes de eje de volante se emplea una varilla redonda de, aproximadamente, 150 mm de largo y un diámetro de 1,5 a 3 mm, que se lima como aparece en la figu- ra 256. Tal pulidor puede usarse para todos los tamaños de pivote. Cuando se pule una superficie plana con polvos de esmeril, se usa un vidrio plano cuadrado de 75 mm de

Fig. 255. — Pulidor de hierro o acero dulce

lado. Los alisadores, co- mo los pulidores, son

Fig. 254. — Recipiente para el ma-terial de pulir. Fig. 256. — Pulidor de pivotes

de hierro o de acero suave.

En la revista Horological Journal apareció hace algún tiem- po un interesante artículo sobre "How the Jewels in Your Watch are Made" (Cómo se hacen los rubíes de su reloj), que dice así:

"El material básico para la fabricación de rubíes artificiales es generalmente el alumbre amónico, sulfato doble de aluminio y amonio, tratado especialmente para obtener la pureza nece- saria. Se calcina primeramente en un horno a la temperatura de 1.000° Esta operación elimina el agua de cristalización, el ácido sulfúrico y el amonio, quedando la alumina pura A12O3 en forma de un polvo blanquecino de un grano con extrema finura. Es interesante notar que la alumina obtenida por el tra- tamiento del alumbre amónico produce la diamantina, el pro- ducto pulidor indispensable al relojero."

La diamantina se vende en pequeñas botellas, que deben guardarse muy bien tapadas para que no se mezcle con el polvo del ambiente. La diamantina es un polvo blanquecino y para ser usada se prepara de la siguiente forma: tómese tanto polvo de diamantina como pueda cogerse con una moneda de las pe- queñas y coloqúese en un recipiente similar al usado para los polvos de esmeril. A esta pequeña porción de diamantina aña-

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234 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO EJECUCIÓN DE PIEZAS NUEVAS 235

dase una gota de aceite ligero, que puede dejarse caer de un des- tornillador de relojero de tamaño mediano.

Limpíese bien con un afinador de cuero con esmeril fino el bruñidor plano para pivotes y luego quítese el esmeril con un trapo de hilo. Después mézclese la diamantina con el aceite, ejerciendo bastante presión; para obtener buenos resultados se recomienda usar tan poco aceite como sea posible, aunque des-

Fig. 257 a. — Modo de traspasar la

diamantina al bloque de pulir.

pues tal vez sea necesario añadir otra pequeña gota. Al prin- cipio parece que no se mezcla con la diamantina, pero se puede lograr esto batiendo y restregando repetidamente con la parte plana del bruñidor. Con todo esto se obtendrá una pasta bas- tante compacta, de una consistencia parecida a la del mástique. Algunos entendidos en la materia aconsejan usar una va- rilla de vidrio para mezclar la diamantina con el aceite, pues el acero la decolora. Después de mezclada con el bruñidor, la dia- mantina presentará un color gris obscuro, pero esto no le resta eficacia.

Para cargar el pulidor con diamantina se refriega aquél en la pasta, recogiendo la cantidad mínima compatible con la efec- tividad. Para traspasar la diamantina a un alisador, o bloque de alisar, se golpea ligeramente sobre la pasta con el nudillo del dedo pulgar, bien limpio (Fig. 257), y luego en igual forma se golpea el alisador o bloque, con la pasta, quedando dispuesto para ser usado (Fig. 2570). Mientras no se utiliza la pasta debe tenerse tapado el recipiente para preservarla del polvo que

flota en el aire, el cual es suficiente para producir rayas en la superficie pulida.

Se usan los mismos pulidores para la diamantina que para los polvos de esmeril. Por ejemplo, cuando se pule un árboi cilindrico, después de haber empleado los polvos de esmeril, sí limpia el pulidor con una lima a fin de obtener un rayado trans- versal para el retenido del material pulidor. Después se debí restregar el pulidor con un trapo de hilo para quitarle todo vestigio de esmeril y seguidamente se carga con la diamantina. Para otros tra- bajos pueden usarse los pulidores de bronce de campanas. Cuando se pulen a mano las caras de las ca- bezas de tornillo, se usa un puli- dor de bronce de, aproximadamen- te, 150 mm de largo por 12 mm de ancho y por 6 mm de grueso. Los alisadores se hacen de bronce de campanas. Cuando se pulen su- perficies planas a mano — "pulido manual" — lo mejor es un bloque de cinc de 75 mm por 50 mm y un grueso de 12 mm (figura 258). Tanto el bronce como el cinc se usan solamente con diamantina y nunca con polvos de esmeril. El pulidor de bronce se prepara con un limado que deje una superficie rayada transversalmente para la retención de la diamantina.

Fig. 257. — Modo de recoger

diamantina. Fig. 258. — Bloque de cinc parapulir, con su funda de papel.

El bloque de cinc debe limarse de vez en cuando para con- servarlo plano y, antes de usarse, la pequeña parte que se ha destinado para ello se debe rascar con un cuchillo ha'sta dejarla brillante (Fig. 2580). Asimismo, es necesario limpiarlo siem- pre antes de cargarlo. Háganse unas fundas de papel fuerte para tener bien protegidos el bloque de cinc y los pulidores de bron- ce; la diamantina de pulir debe guardarse del polvo a toda costa. La madera de boj es también útil para acabar el pulido; puede obtenerse de un palillo de limpiar o del mango de un ce- pillo de relojero. Como retoque final, después del pulido metá- lico, el boj produce una bonita tonalidad obscura, muy utili- zada para árboles y cabezas de tornillo. Los alisadores se hacen

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236 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EJECUCIÓN DE PIEZAS NUEVAS 237

de boj cuando se requiere una superficie perfectamente plana y mate. Para prepararlos, rasqúense con un cuchillo y ya puede aplicarse la diamantina, como si fuera cinc o bronce. Puede subs- tituir perfectamente al boj un palillo de los usados en relo- jería, cortado verticalmente. El reverso del mango de un cepillo de relojero rinde también buenos servicios cuando se quieren pulir las cabezas de tornillo y piezas similares.

gado con rojo, primeramente se debe preparar con la piedra Montgomerie; esta piedra es para el latón y el oro lo que los polvos de esmeril son para el acero. Luego se verá cómo estos dos medios de pulir pueden usarse para el acabado. Hemos mencionado los principales materiales y pulidores; luego se da- rán detalles con respecto a su uso en la ejecución de piezas.

Con el limado se pretende obtener superficies bien planas, según se requieran. Durante la reparación de relojes sólo se

Fig. 258 fl. — El bloque de cinc debe rascarse con un cuchillo antes de usarlo, hasta dejarlo brillante.

Hoy en día el rojo para pulir oro y latón ya no se emplea mucho. La mezcla de rojo se hace igual que la de diamantina, excepto que no requiere el batido. Se usa con pulidores de es- taño de forma parecida a los de hierro empleados para la dia- mantina y también en bloques de pulir. El modo de cargar de rojo los pulidores es parecido al empleado para la diamantina.

La piedra Water-of-Ayr, de Montgomerie, o de agua, es parecida, tanto por su aspecto como por su composición, a la pizarra. La hay de muchas clases, de las cuales la conocida por piedra Montgomerie es la más conveniente para trabajos de relojería. Se. vende en las tiendas de suministros en barretas rec- tangulares de, aproximadamente, 150 mm de largo y una sec- ción cuadrada desde 6 mm a 25 mm de lado. Para usarla se mete en agua unos momentos, y después ya puede frotarse so- bre la pieza que se está trabajando, pero se procurará que la piedra se mantenga mojada.

Para pulir una pieza de latón con un pulidor de estaño car-

Fig. 259. — Modo de coger la lima para limar plano

presentan al relojero piezas pequeñas, y a fin de explicar mejor los rudimentos del limado correcto consideraremos primero la construcción de un puente de reloj; por ejemplo, el puente del volante. Una vez se dominen las primeras enseñanzas del lima- do, nos será fácil limar piezas pequeñas de acero. Para limar la- tón, escójase una lima afilada o nueva, y cuando ya no lo corte puede destinarse a los trabajos sobre el acero.

No es aconsejable limar acero templado por dos razones: en primer lugar, el metal estropearía la lima y, después, es casi imposible obtener un limado satisfactorio.

Como sea que el puente del volante que suponemos vamos a construir debe ser de latón, usaremos una lima afilada. Pón- gase un pedazo de latón de aproximadamente 13 mm de largo, 6 mm de ancho y 6 mm de grueso sobre un bloque de corcho sujeto en el tornillo de banco. Clávense dos espigas en el cor- cho, como muestra la figura 259, cójase la lima como se ve en la misma figura y límese plana la superficie superior. Se coloca la pieza de latón sobre corcho para que ella misma se

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238 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EJECUCIÓN DE PIEZAS NUEVAS 239

forme su propio asiento, al ceder éste bajo la presión de la lima. Dense pasadas largas y firmes, y no se olvide que la lima corta solamente en su movimiento hacia adelanté.

Sujetando la lima como indica la figura, se ejerce una pre- sión constante durante toda la pasada y se tiene un completo dominio sobre la misma. Si se examina atentamente una lima,

se verá que está forma- da por una infinidad de diminutos dientes, to- dos ellos inclinados ha- cia la punta. Cuando se llega al final de la pa- sada, levántese la lima, separándola del traba- jo; al retroceder, no se

intente sacar material: Fig. 260. — Bloque de latón sujeto en el tor- c . ,. nulo de banco entre quijadas de cobre. f r e8ar con la lima ade-

lante y atrás no es li- mar. Terminada la pasada, llévese de nuevo suavemente la pun- ta de la lima hacia la pieza de latón, para empezar la siguiente pasada, procurando hacer la misma presión en toda la longitud de la lima; esto facilita que la lima esté en pleno contacto con el latón y evita la formación de facetas. Se continúa limando la superficie superior hasta que hayan desaparecido todas las mar- cas o desigualdades y entonces se vuelve la pieza de latón al revés y se lima la otra cara.

Cuando las dos caras están perfectamente limpias y planas, o sea, libres de rugosidades, etc., para asegurarse de que las mismas están paralelas, con un micrómetro o pie de rey com- pruébese el grueso de la pieza en varios sitios.

Sujétese después la pieza en el tornillo de banco, protegien- do sus lados con un pedazo de cartón doblado (Fig. 260) y escuádrense los cantos y costados. Sí fuera necesario limar mucho, en vez de cartones se emplean unas piezas a modo de quijadas de leño, que se pueden hacer fácilmente con dos pie- zas de madera de 40 mm de largo, 25 mm de ancho y 6 mm de grueso, aproximadamente; únanse estas dos piezas por uno de sus cantos de 40 mm con un pedazo de tela de hilo que las

mantenga sólidamente, y encima de este trozo de tela clávese un pedazo de muelle real fuerte, curvado de forma que man- tenga abiertas las quijadas cuando estén libres. En realidad el todo quedará como muestra claramente la figura 261. En virtud de la presión del muelle las quijadas quedarán abiertas cuando estén libres y cerradas cuando se sujetan en el tornillo. Para aprender, el mejor medio es trabajar; pero aun el tra- bajo que se realiza pata apren- der implica la necesidad del ma- nejo cuidadoso de todas las herramientas y del material. Se- ría una verdadera lástima que después de haberse esforzado en dejar las dos caras con una superficie bien lisa, se echaran a perder por falta de cuidado. El orgullo de todo operario debe consistir en hacerlo siempre todo bien, lo mejor, al menos, que le sea humanamente posible. Las cabezas de los tornillos, las superficies pulidas, las agujas del reloj, para mencionar sólo unas pocas, son las piezas que más sufren por negligencia. El operario bueno y capaz manejará todas las piezas del reloj con un respeto rayano a la superstición; no podrían comprenderse los sentimientos de un operario que tomara una pieza, ponga- mos por caso, una báscula cuidadosamente acabada, le diera unas pasadas con una lima basta y creyera dejarla terminada con su cara superior imperfecta: esto no es propio de un buen artífice, y, sin embargo, cada día nos llegan señales de malos tratos por este estilo.

Límense los: cantos planos y exactos, esto es, a escuadra con las caras. Trabajando en piezas pequeñas, algunas veces se ob- tiene mejor resultado sujetando la pieza con la mano, como muestra la figura 262. Después de todo esto obtendremos un paralepípedo regular de metal con sus caras perfectamente pla- nas, los cantos planos y los ángulos rectos.

Este trabajo, aparentemente tan simple, es más que una mediana proeza para un principiante. Un nuevo progreso cons- tituye el limar un escalón: para ello téngase el paralepípedo entre los dedos pulgar e índice de la mano izquierda y apóyese

Fig. 261. — Quijadas de madera

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240 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EJECUCIÓN DE PIEZAS NUEVAS 241

sobre el corcho sujeto en el tornillo de banco, como muestra la figura 263. Límese con pasadas firmes y seguras, teniendo el canto liso (sin dientes) de la lima, contra la pared del escalón. Las limas planas como la que usamos tienen las dos caras y

Fig. 262. — Sujetando el bloque de latón para el limado plano

un canto con dientes y el otro canto liso. Se debe dar una pre- sión considerable sobre la lima y no perder de vista el canto liso para cerciorarse de que se lima bien recto durante la pasada, ya

Fig. 263. — Sujetando el bloque de latón para limar el escalón

que una desviación redondearía la pared del escalón. Se con- tinúa limando de esta manera hasta que se ha rebajado cerca de un tercio el grueso en el escalón. Después se vuelve la pieza y se hace otro escalón opuesto, como indica la figura 264, reba-

jando el grueso aproximadamente a la mitad. Con todo esto ya tenemos algo parecido a un puente de volante. Para dar otro paso adelante, se redondea el extremo en la forma indicada en la figura 265. Es una excelente costumbre ejecutar trabajos como el que se ha descrito, para cultivar la habilidad en limar plano y seguro.

Debo hacer notar lo importante que es cuando se lima cual- quier pieza, que ésta, en todo lo posi- ble, se mantenga siempre nivelada; trabajando de esta manera se asegura el logro de una superficie plana y co- rrecta. Esta es la razón que aconseja el

Fig. 264. — Forma delpuente acabado.

uso del corcho, el cual cede según la presión que sufre; cuando no es con- veniente usar corcho, la pieza se man- tiene en la mano, cuya superficie tam-

bién se adapta a las presiones. Algu- nas piezas diminutas, tales como las virolas pequeñas, se ponen en la yema del dedo índice, cuando se lima plano. Naturalmente, en los trabajos largos o con piezas pesadas se debe emplear el corcho, pues se necesitan las dos manos para sujetar la lima.

Fig. 265. — Las flechas in-dican la dirección del ra-yado cuando se acaba el

puente.

Cuando se lima en el torno de puntas, en el universal, o como acabamos de describir, y también cuando se pule, es ne- cesario conseguir, por un medio u otro, que la pieza que se trabaja esté nivelada. Aquí está el secreto para obtener buenos resultados, o al menos, una parte importante del sistema para lograrlos. El operario perfecto debe poseer el 50 por 100 de ingenio o arte, pero el resto consiste en ciencia de colocar, su- jetar y trabajar las piezas; y para esto, únicamente la práctica constante puede ayudarnos.

Si hubiésemos ejecutado este puente para un fin especial, ahora deberíamos taladrar los agujeros para los tornillos, pasa- dores fijos, etc.; pero como lo hacemos para practicar, podemos prescindir de ello y proceder a darle el acabado. Hay varios mé- todos para conseguirlo. Uno de ellos consiste en acabar las cua- tro superficies planas con un afinador de esmeril del tamaño

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242 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EJECUCIÓN DE PIEZAS NUEVAS 243

mediano. Dense las pasadas firmes y seguras, tal como las que dábamos con la lima, en la dirección que indican las flechas en la figura 265, y conseguiremos un rayado fino y recto. El mis- mo estilo de acabado puede obtenerse con una piedra de esmeril en vez del afinador. Es mejor, no obstante, emplear el afinador, ya que la superficie queda primorosamente lisa y la tarea se ter- mina más rápidamente. Cuando ha de reducirse mucho, con el afinador la superficie tiende a curvarse; en este caso es preferible emplear la piedra esmeril, puesto que puede ejercerse más fuer- za y asegurarse de que las superficies quedarán planas, pero aun así la experiencia enseñará que el afinador no es despreciable.

Otro modo de acabar las superficies del latón consiste en frotarlas con una piedra Montgomerie o de agua, previamente humedecida. Se da a la piedra, un movimiento circular, se la moja más si es necesario, y finalmente se limpia la pieza con agua, resultando una superficie mate, apagada y sin rayas. Este acabado es ideal para las piezas que han de dorarse y también para servir de base para el "moteado".

Para motear córtese en primer lugar un palillo de boj en forma de cincel; cargúese la superficie que se ha de motear, con polvos secos de esmeril, y sobre éstos con el palillo cortado pre- viamente se restriega, dando movimientos circulares, hasta que el cincel de boj toque al latón. Aparecerá entonces un rosetón sobre la superficie, y si se repite indistintamente la operación sobre toda la superficie, se tendrá un efecto decorativo mate, muy agradable. Algunos moteados, como los de las platinas de los cronómetros, se hacen a intervalos regulares, pero para esto se requiere una máquina especial, con un moteador de mar- fil para trabajar con los polvos de esmeril.

Después de haber aprendido a limar el latón de la forma indicada, con un cierto grado de perfección, podemos ya aden- trarnos en el limado del acero, para conseguir un resorte de cliquet; por regla general, es más lento trabajar el acero que el latón; la lima no debe ser tan afilada. Por lo tanto, es nece- sario saber refrenar la impaciencia. No se intente limar con profundidad el acero templado con revenido alto; puede hacerse alguna pequeña modificación, pero para ejecutar una pieza nue- va el acero debe ser blando. Para realizar el resorte de cliquet,

si se dispone del resorte roto o inutilizado, precédase como si- gue: escójase un trozo de acero plano y de un grueso algo ma- yor del que ha de tener el resorte acabado; lo mejor es una tira larga, de, por ejemplo, unos 150 mm; luego se comprenderá el motivo. Limpíese un extremo de la tira de acero con un afi- nador de cuero y esmeril; caliéntese este extremo y desparrá- mese cera de abeja sobre el mismo, de modo que quede cubierto por una película de ésta, sobre la cual se co- locan los pedazos del recorte del cli-

rquet roto, en la forma que indica la figura 266. Antes de poner el re- sorte en esta posición, si lleva algún

Fig. 266. — El resorte del cli-quet dispuesto para ser «foto-

grafiado» sobre el acero.

pasador fijo, se le quita. Se calienta después la tira de acero hasta que el

rextremo «n el que está el resorte to- me el color azul; se retira entonces de la llama y se sopla suavemente para que se enfríe. Cuando está com- pletamente frío, se quitan los trozos del resorte roto, que ha servido de

Fig. 267. — Contorno del re-sorte del cliquet «fotografiado»sobre la tira de acero por el

calor.

modelo, y encontraremos que éste ha quedado como "fotografiado" so- bre la tira de acero.

La forma del resorte quedará en color blanco, exactamente como se ve en la figura 267.

Limando, empezaremos a darle la forma; para ello emplea- remos limas algo gastadas: las más útiles son las redondas y las de media caña. Es recomendable no cortar el resorte de la tira de acero, ya que ésta hará perfectamente de mango para suje- tar el resorte mientras se lima hasta que casi esté acabado. La figura 268 indica en qué momento es aconsejable separar el resorte del resto de la tira de acero que le ha servido de man- go. Cuando el resorte ya casi tiene las medidas requeridas, se lima transversalmente el contorno; el limado transversal ase- gura un grueso uniforme y en realidad es equivalente al limado normal, ya que no es posible limar en plano una superficie cur- va. Para el limado transversal, la pieza debe apoyarse sobre

Fig. 268. — El resorte del cli-quet limado a la forma y apunto de ser separado del res-

to de la tira de acero.

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244 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EJECUCIÓN DE PIEZAS NUEVAS 245

madera, el mango de un afinador, por ejemplo. En la figu- ra 269 las flechas indican la dirección que debe seguirse en el limado.

Cuando se ha conseguido que el resorte esté bien perfilado,

Fig. 269. — Limado transversal del resorte del cliquet

se separa de la tira de acero cortándolo con una lima de cuchi- llo, y luego se pule el punto en que se ha cortado, sosteniendo el resorte con unas tenazas. Luego se taladra el agujero para

el tornillo — o dos si lleva dos tornillos — y asimismo los correspondientes a los pasadores fijos, si hay alguno. Para ha- cerlo, se mantiene el resorte por medio de unas tenazas junto con una plancha de latón, para evitar que la broca se rompa, cuando ya ha hecho el agujero (Fig. 270). Después se lima para dejar el resorte exactamente al grueso que ha de tener; para ello se coloca en el tor- nillo de banco un pedazo de madera blan- da, que también puede ser el mango del afinador. Clávese en la madera un pasa- dor corto de latón y coloqúese encima el resorte con el agujero metido en el pasa- dor (Fig. 271). Una o dos pasadas, con

una lima fina, serán suficientes para dejarlo plano y casi al grueso requerido. Hágase bastante presión y realícese el trabajo despacio, con firmeza y seguridad. Inviértase la cara del resorte y hágase lo mismo para dejar las dos caras planas y paralelas.

Después ha de ajustarse el agujero para alojar la cabeza del tornillo; si es avellanada o cónica, el agujero debe avellanarse con un escariador para que no sobresalga la cabeza por enci- ma de la superficie plana del resorte (Fig. 272). Si el tor- nillo tiene la cabeza cilindri- ca o cuadrangular, se rebaja en forma de cilindro parte del agujero, con una fresa adecuada (Fig. 273). Con todo esto el resorte quedará listo para ser templado. Por ser delgado y relati- vamente largo, hay peligro de que se deforme cuando se templa en aceite; este riesgo se reduce considerablemente si se envuelve el resorte con varias espiras de

Fig. 271. — La flecha muestra el pa-sador clavado para mantener fijo elresorte del cliquet durante el acabado.

un alambre delgado como el "alambre de atar" que corrientemente se encuentra en las tiendas de suministros (Fig. 274). Cuando todo el resorte está al rojo cereza o al rojo sombra, sumérjase la pie- za en aceite durante unos momentos; des-

pués quítese el alambre y pruébese el temple con una lima: Si el resorte está bien templado, la lima no debe morder- le; téngase la precaución de efectuar la prueba en un punto que no sea vital con

Fig. 272. - Avellanandocon una herramienta deachaflanar para alojar la

cabeza del tornillo. una lima de aguja para no estropear la pieza; si la lima muerde, ha de repetirse el temple hasta que quede lo suficiente- mente duro. Entonces debe precederse al revenido y para ello se mete la pieza den-

tro de aceite hirviendo. Procúrese un pe- queño pote, por ejemplo un viejo barri- lete con el agujero central taponado, y

Fig. 270. — Modo desujetar el resorte delcliquet con un respaldode latón, en las entena-llas, para taladrar losagujeros. Fig. 273. — Fresa de re-

bajar para los tornillosde'cabeza cilindrica.

ccn un alambre resistente se le sujeta bien y se forma una asa.Métase el resorte dentro de este pote y cúbrasele con aceite den-

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"I

Fig. 274. — El resorte de cliquet envuelto con un alambre de hierro, para ser templado sin peligro.

de la pieza templada por medio de un afinador de esmeril; luego se coloca en el calentador de azular y se le aplica calor hasta que tome un color entre rojo y azul; entonces se retira inmedia- tamente el calentador, pues si el resorte se calentara más sobre- pasaríamos el grado de revenido conveniente.

Existen varios procedimientos para el acabado del resorte del cliquet, y, para conocerlos, trataremos de todos ellos. El que se adopte en cada caso particular depende de la calidad del reloj a que deba colocarse el resorte, pues el acabado se hace para

MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

so de maquinaria; con una llama de alcohol se calienta el pote hasta que el aceite desprenda un humo negruzco, que será se- ñal de que puede retirarse el resorte del aceite, por estar ya re- venido. Si el aceite llegara a encenderse, el resorte quedaría más blando.

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Otro método para revenir consiste en abrillantar un lado

EJECUCIÓN DE PIEZAS NUEVAS

dar la misma apariencia a todas las piezas; la máxima perfec- ción consiste en reparar un reloj sin que pueda reconocerse en dónde se ha hecho la reparación. En otras palabras: toda pieza nueva ha de tener las mismas características y la misma aparien- cia que la pieza original.

Para obtener un rayado recto y fino en los lados se dan en primer lugar unas pasadas con una barreta Arkansas; cuando esto no sea posible, se trata con un pulidor de hierro cargado con polvos de esmeril y aceite, terminando con polvos secos de esmeril en un palillo de boj para darle el brillo satinado del acabado. No veo el motivo del acabado de la cara interior de forma que hermane con las otras piezas de acero; los lados se acaban con un grano recto. Durante el acabado de los mismos el resorte se sujeta de igual modo que cuando hicimos el limado transversal, siendo asimismo similar el movimiento de la mano. Para acabar la cara inferior del resorte se coloca también, como para el limado, sobre un bloque de madera con un pasador, y en vez de la lima se usa una piedra esmeril; jamás un afinador, porque podría redondear la superficie. Dos o tres pasadas enér- gicas darán rápidamente el acabado que se desea. La finura del grano depende de la piedra, pues la piedra fina da grano fino.

Antes de acabar la cara superior, si lleva pasadores fijos, se le montan; límese el extremo de un alambre de acero suave con una ligera conicidad y se monta el pasador por la cara superior; luego se frota con un afinador de esmeril del número i, en su sentido longitudinal, arriba y abajo, para darle un grano recto; esto hará que el pasador se fije mejor en el resorte y que tenga un buen acabado. Se debe matar el canto de los agujeros del pa- sador por la cara inferior, antes de meterlo. Esto se hace para quitar las rebabas y al propio tiempo facilita que el resorte se asiente plano sobre la platina cuando se atornilla en posición. Se montan todos los pasadores fijos tan fuertemente corno se pueda, estando éstos aún en las mordazas, y se cortan, después, con unas tenazas, dejando un saliente de i mm. Se coloca el resorte (cliquet) sobre un yunque y con un martillo se introdu- cen los pasadores todo lo que se pueda, luego se lima y se amóla el metal sobrante. La parte inferior, que es el actual pasador, se corta a la medida exacta y el canto se redondea con una piedra

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248 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EJECUCIÓN DE PIEZAS NUEVAS 249

Arkansas o valiéndose de alguna herramienta especial. Ésta debe ser como una herramienta de achaflanar, invertida, que se pone sobre el extremo del pasador y se hace girar, con algo de presión, entre los dedos pulgar e índice, ladeándola un poco por todos

los lados mientras se gira. Se invierte después «1

resorte y se amóla con una piedra de esmeril, como se Fie. 275. — El resorte de chquet acabado. , . ,

Obsérvense los cantos biselados. h l z° a n t e s ' s o b r e u n a m a ' dera blanda en la que se

clavarán los pasadores fijos, y, por último, se da una larga pasada para asegurar un rayado fino, recto y continuo.

Completamente aparte de la apariencia de la pieza, se acon- seja que en todos los resortes, si el acabado es con rayado recto, sea éste en el sentido longitudinal. Si se hiciera transversal, se produciría una tendencia a la rotura: el rayado no es más que una serie de ranuras superficiales y por lo tanto en una pieza de metal existe el riesgo de que se rompa por allí.

Después del acabado de los costados y las caras, ha de bise- larse el canto superior, lo cual se hace cuando se puede con una barreta Arkansas, y si no con un pulidor de hierro y polvos de esmeril (Fig. 275).

El bisel se bruñe con un bruñidor ovalado, y el canto su- perior del agujero del tornillo se achaflana con la herramienta adecuada y se bruñe de la misma manera. Las herramientas de achaflanar con disco son muy útiles y pueden adquirirse tam- bién con disco bruñidor del mismo tamaño que el achaflana- dor (Fig. 276).

Si la cara superior del resorte ha de pulirse a mano, debe pegarse con goma laca en el extremo del herramental represen- tado en la figura 277. Si el resorte lleva pasadores, deben hacer- se unos agujeros en el herramental para que aquéllos queden libres. Para pegar el resorte en el herramental caliéntese el ex- tremo de éste por el lado opuesto al que están las cabezas de los tornillos, y úntese con goma laca el mismo en una superficie por lo menos igual a la que pueda cubrir el resorte. Mientras está caliente la laca, se oprime sobre ella el resorte bien plano e inmediatamente se invierte el herramental, colocándolo sobre un

pedazo de vidrio, de 75 mm aproximadamente de lado. Ajús- tense los tornillos para que sobresalgan del herramental exac- tamente igual al grueso del resorte; para comprobarlo mantén- gase prieto contra el vidrio y mírese si todo el resorte se apoya en él (Fig. 278). Quizá tendrán que ajustarse más los tornillos

Fig. 276. — Herramien s para taachaflanar. Izquierda, cortante; de-

recha, bruñidora.

para lograr te tiempo lo. Durante esla laca se habrá solidificado. Así tendremos una especie de trípode, cuyas tres patas son los dos tornillos y el resorte.

Se esparce sobre el vidrio un poco de polvos de esmeril y aceite, y con el herramental y el resorte pegado en su parte infe- rior háganse sobre la super- ficie del vidrio toda clase de movimientos: pasadas lon- gitudinales, largas y cortas en todos sentidos, movi- < mientos circulares y elípti- cos, etc., manteniendo el he- rramental como indica la figura 279. Es muy impor- tante el modo de sujetarlo: el dedo índice oprime donde está el resorte y los dedos pulgar y medio son los que mueven el herramental. Para no sobrepasarse, examínese varias veces la superficie que se está acabando, después de limpiarla con medu- la; si se ve que no queda pulida por igual ajústense nuevamente los tornillos, hasta lograr que el resorte establezca contacto so- bre el vidrio. Continúese puliendo hasta que desaparezca todo

Fig. 277. — Herramental para pulir a mano el resorte de cliquet.

Fig. 278. — Nivelando el herramental sobre una placa de vidrio.

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vestigio del limado y rayado, y luego limpíese perfectamente, primero con un cepillo y después con medula para que no que- de la más pequeña partícula de polvos de esmeril. Cuando se pule acero, lo primero a recordar es: que la su- perficie que ha de pulirse debe estar absolutamente exenta de toda materia extraña; sólo después de haberse logrado esto, pue-

de pulirse con diamantina en un bloque de cinc. Pre- párese la superficie del blo- que con diamantina, como ya se ha explicado, y colo- qúese sobre la misma el he- rramental con el resorte pe- gado de idéntica forma que cuando trabajábamos sobre el vidrio, y háganse tam- bién los mismos movimien- tos; para asegurarse dé que toda la superficie entre en contacto, si es necesario, se ajustan nuevamente los tor-

nillos. Puede ser que el blo- que de cinc no tenga la superficie tan perfectamente plana como el vidrio. Cuando se ha logrado que toda la superficie esté en contacto con el bloque, se continúa puliendo, ejerciendo bas- tante presión al principio y aminorándola poco a poco, hasta no ejercer ninguna. Se necesita cierta práctica para pulir bien, pero con la experiencia se llega a poder determinar, por la sen- sibilidad, cuándo una superficie está completamente pulida. Cuando se nota que la superficie está lisa por completo, como si no rozaran las superficies de la pieza y del bloque entre sí, entonces es señal de que el pulido ha terminado. Luego se lim- pia la superficie del resorte con medula; seguidamente aparecerá esta cara de un color negro aterciopelado apagado, con un per- fecto acabado obscuro y casi sin brillo.

Para quitar el resorte del herramental se deja caer plano so- bre el banco desde una altura de 8o a roo mm, con el resorte para arriba, y al dar el golpe el resorte saltará. Puede quedar

adherida al resorte algo de goma laca, en cuyo caso para qui- tarla se mete éste en un bote con alcohol metílico y se calienta por el centro al calor de una lámpara de alcohol. Hay peli- gro de que se inflame el contenido del bote a una determina- da temperatura, en previsión de lo cual debe tenerse preparada alguna pieza de madera dura para tapar el bote, en el caso de que se produzca la inflamación.

A continuación deben biselarse los cantos, para lo cual el bisel debe pulirse y no bruñirse. Para hacerlo se carga con dia- mantina un pulidor de hierro de tamaño pequeño. Téngase el resorte con los dedos sobre el bloque de madera y a un ángulo tal que el pulidor pueda abarcar rocío el bisel. El pulidor debe moverse en pequeños movimientos circulares, arriba y abajo, en todo su largo, pues haciéndolo así se obtiene un biselado re- gular.

Para el acabado gris o sombreado, se pega con goma laca el resorte sobre el herramental de pulir a mano y se amóla sobre la placa de vidrio. El acabado final se obtiene colocando sobre el vidrio un pedazo de cartulina espolvoreada con polvos secos de esmeril, y se trabaja igual como se hizo con el esmeril y aceite. Bastarán una o dos pasadas para lograr el efecto deseado de un bonito gris brillante, haciendo luego todo el biselado.

Fig. 279. — Modo de sujetar el herra-

mental de pulir a mano.

Tanto si se ejecuta un resorte de cliquet, como una báscula, un resorte de retorno, o cualquiera otra pieza pequeña en ace- ro, se emplea siempre el mismo procedimiento.

Si una pieza de acero se ha pulido cuidadosamente hasta dejarla blanca y se somete después al calor, cambiará de color desde el blanco metálico al amarillo paja, al rojo y al azul; los colores que siguen a éste último no interesan a los relojeros. El color no determina necesariamente la dureza o temple del metal, pero si partimos de una pieza de acero completamente templa- do (que la lima no pueda morder) y la -sometemos al calor, el primer color que aparecerá será el paja, que indica un buen temple aplicable a herramientas de corte, como las de torno o buriles. El rojo, que indica también una buena dureza aunque no la suficiente para herramientas de corte, se destina a otras herramientas, como son destornilladores, por ejemplo; también se aplica como acabado final de tornillos por algunos fabrican-

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MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

tes, Longines, uno de ellos, y también para el acabado de las agujas. El azul es un revenido muy útil para los relojeros: to- dos los muelles, resortes y la mayoría de las piezas de acero son más "seguras" si se han llevado al azul; también es conocido para el acabado de tornillos, agujas y otros trabajos de acero.

Cuando se colora un acero dulce que no ha sidoi cementado ni templado previamente, quedará siempre blando. Si se pre- tende solamente un acabado de un color determinado, los me- jores resultados se obtienen si previamente el acero ha sido tem- plado. Para azular con éxito, supongamos una cabeza de tor- nillo, precédase de la manera siguiente: témplese el tornillo, y póngase después en el herramental para pulir tornillos, a fin de pulir la superficie de la cabeza y también el contorno con una barreta Arkansas; luego se limpia con bencina y se cepilla cui- dadosamente, dejando la ranura asimismo perfectamente lim- pia. Después se pule la cabeza del tornillo con un pulidor de bronce y luego con un palillo de boj o con el mango de un cepillo de relojero, como se explicó anteriormente. Cuando el pulido precede al azulado se aconseja usar la diamantina algo más líquida que si se utilizara para otra finalidad cualquiera; también la operación de pulido debe tener menor duración. Si la diamantina es seca, predispone a la superficie de la cabeza del tornillo para un azul lechoso y no el claro que se desea. Des- pués del pulido se limpia con bencina, se cepilla muy bien y se mira que la ranura esté igualmente limpia. No se debe tocar para nada el tornillo con los dedos, porque es muy importante para el éxito del azulado que la superficie del tornillo esté completamente exenta de grasa.

Se coloca después el tornillo verticálmente, con la parte ros- cada en uno de los agujeros del calentador de azular, que se ca- lienta con una llama de alcohol; luego con unas pinzas o un destornillador dense unos pequeños golpes sobre el mango del calentador de azular cerca del plano en donde está el tornillo. Esto hará que salte ligeramente el tornillo y que el calor se re- parta mejor. Vigílense cuidadosamente los cambios de color del tornillo: primero será color paja y después rojo. En este mo- mento se debe retirar el calentador del fuego; la coloración se- guirá su mutación, aun sin adición de calor, tan sólo por el que

EJECUCIÓN DE PIEZAS NUEVAS

naturalmente conserve la plancha del calentador; cuando se pon- ga azul, quítese inmediatamente el tornillo del calentador, ya que si no sobrepasaría el color azul para llegar al verde. El azu. que se necesita viene inmediatamente después del rojo, y por esto se aconseja retirar el calentador del fuego cuando aun está al rojo, a fin de poder sacar el tornillo a tiempo.

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TORNEADO 255

CAPÍTULO XVI

T O R N E A D O

Para aprender a tornear es recomendable empezar por el torno de puntas (Fig. 280). Hay dos razones para ello: en primer lugar, el trabajo en el torno de puntas es más lento, re- presentando una ventaja para el principiante, y luego es más sencillo; sencillo en el sentido de que es más fácil alcanzar la necesaria exactitud y seguridad.

Fig. 280. — Torno de puntas

Se puede tornear en el torno a puntas, que es trabajar entre dos puntas, o en el torno universal, en el que el objeto en que se trabaja se sujeta invariablemente por alguna forma de man- dril. Para tornear bien deben tenerse en cuenta varios detalles. Si se trabaja entre puntas en el torno universal, el trabajo está en movimiento por el mismo torno y por ende su realización es más tapida. Pata empezar estudiaremos el torno de puntas. Incidentalmente diremos que algunos de los torneados más fi-

nos de relojería se hacen en el torno de puntas. En las escuelas suizas se empieza también con éste, y por tanto no podemos despreciar tan excelente ejemplo, a pesar de los primitivos prin- cipios en que se basa dicho torno.

Primero apréndase a tornear bien; ya vendrá después el ha- cerlo con rapidez. Naturalmente se tratará también con extensión del torno universal.

Es corriente comprar ejes de volante de se- rie en los almacenes de suministros (Fig. 281). Se les llama "ejes esbozados". Están ya tem- plados y revenidos al color azul; para apren- der a tornear escójase uno que sea un poco más largo de lo que se necesite una vez termi- nado. No se debe empezar por tamaños pequeños; un 18 líneas ya es excesivamente pequeño para un principiante.

Se empieza por tornear el soporte cónico (Fig. 282) ; para ello móntese el eje entre las puntas, como representa la figu- ra 283. Pueden comprarse garruchas o abrazaderas de varios

,, Fig. 282. — Torneando el soporte cónico

tamaños; escójase la conveniente, móntese sobre el eje que va- mos a tornear y arróllese en ella, dándole una vuelta completa, el pelo de caballo. Este pelo se vende en madejas en las tiendas de suministros y es preferible al hilo de algodón porque no se desgasta; si no se dispone de pelo de caballo, también puede usarse el hilo de algodón, pero encerado para aumentar su du- ración. El arco con el que se usa el pelo de caballo es de barbas

Fig. 281. — Ejes de volante «esbo-

zados».

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256 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO TORNEADO 257

de ballena y cuando es nuevo generalmente queda demasiado tieso. El arco debe ser fuerte para mantener tirante el pelo de caballo, pero no excesivamente, con peligro de romperlo; asi-

mismo este arco debe dejar cierta libertad al pelo para hacer que éste pueda resba- lar sobre la garrucha en el caso de que el operario, por error, profundice demasiado con el buril; este deslizamien- to del pelo da una relativa seguridad de trabajo, pues si no resbalara, nuestra labor podría malograrse. El eje de- be montarse entre las puntas sin juego axial, pero al mis- mo tiempo ha de poder girar libremente.

Apriétense los tornillos de los soportes de las puntas, y dése un toque con aceite en cada pivote.

La posición del soporte de la herramienta es muy im- portante;, debe estar a una altura tal que, apoyándose el buril en él, la punta cortante del mismo esté ligeramente por encima de la línea de centros de las puntas (figu- ra 284). Si cortara por de- bajo de esta línea, se corre- ría el riesgo de descentrar o romper la pieza; si se corta

más arriba no se saca todo el rendimiento de corte. El buril en realidad se mete entonces en el metal, pudiendo ver en las ilus- traciones de la figura 285 el inconveniente que ello represnta. También debe procurarse que el soporte esté bien colocado con

respecto a la pieza que se trabaja, para evitar las vibraciones del buril. Si, por ejemplo, el soporte estuviera unos 15 mm ale- jado de la pieza, la parte de buril comprendida entre el soporte y la pieza que se tornea estaría expuesta a la flexión y por lo tanto, se produciría vi- bración y el buril rechi- naría (Fig. 286). En cambio, si el soporte estuviera casi tocando la pieza, no sería posi- ble sujetar bien el buril y observar el curso del trabajo (Fig. 287). No obstante, hay que con- venir en que sólo la experiencia puede enseñar la distancia co- rrecta a que debe estar el soporte.

Antes de empezar a tornear, examínense cuidadosamente los buriles; es muy importante que estén bien afilados y sin

Fig. 287. — Soporte de la herramienta dema- siado cerca del trabajo.

rebabas. Para afilarlos o aguzarlos, precédase como indica la fi- gura 288, trazando curvas ovaladas sobre la piedra de afilar, ejerciendo regular presión. Para afilar bien un buril se necesita bastante práctica: para afilar los utilizados para el torneado

17

Fig. 284. — Posición correcta del buril para

tornear.

Fig. 286. — Soporte de la herramienta dema-

siado alejado del trabajo.

Fig. 285. — Buril dema-siado bajo y demasiado

alto.

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258 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO TORNEADO 259

ordinario, se emplean las piedras de aceite empastadas con algo de aceite o con carborundum muy fino en seco; para torneados finos, es decir, para dejar superficies completamente lisas, se pasa antes el buril por la piedra Arkansas con aceite. Después

práctica y de habilidad, la presentación del buril al trabajo sólo durante la carrera descendente del arco llegará a sernos comple- tamente natural. Para empezar a tornear téngase el arco en alto,

Fig. 288. — Afilando el buril

que se ha afilado la cara cuadrangular del buril se da solamente una pasada sobre la piedra en cada uno de los cantos A y B (figura 289) del buril, manteniéndolo plano sobre la misma, como se ve en la figura 290. Finalmente, clávese la punta del

buril en madera blanda para que se despren- dan las rebabas. Como comprobación del afi- lado, rasqúese con el buril la uña de un dedo y si ésta queda rayada es señal de que está afilado

Fig. 290. — Suavizando el canto

apliqúese el buril contra el trabajo, presentando la parte más muy firm nte contra el emepróxima a la punta. Sujétese el buril

soporte, teniendo en cuenta que el buril no debe poder moverse ni ceder, sino que ha de ser la pieza que se tornea la que ceda más o menos. La figura 292

correctamente (Fig. 291). Importa mucho qui- tar bien todas las rebabas y partes melladas, pues de lo contrario, en vez de arrancar metal, lo que haríamos sería bruñir el trabajo, y tén-

gase en cuenta que una superficie bruñida es reacia a dejarse trabajar.

Cuando se tornea con el arco, el corte se hace solamente en su carrera descendente, pues la pieza que se tornea gira hacia el operario. Después de cumplida cada cañeta descendente del arco, el buril se mantiene fuera de trabajo, y como el arco hace su carrera ascendente, la pieza gira al revés. Con un poco de

muestra cómo debe usarse el bu- ril para cilindrar bien.

Para comprender lo que en realidad es el torneado, fijemos una pieza grande de metal en- tre las puntas, con la fuerza ne- cesaria para hacerla girar; su- pongamos dicha pieza ovalada y que tenemos que hacerla cilin- drica. Veremos que es imposible cilindrarla bien sosteniendo el buril con la mano, pues al pasar las porciones más salientes de la pieza rechazarán la herramienta; es decir, podrá rebajarse

Fig. 289. - Semata el canto en

A y en B.

Fig. 291. — Prueba del afilado delburil.

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260 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO TORNEADO 261

la pieza, pero conservará siempre su sección original. En tal caso la herramienta debe sujetarse sólidamente en un carro mó- vil y sólo entonces la pieza podrá ser sometida a la operación de cilindrarla.

Volvamos a nuestro eje de volante. Si la pieza que se tra- baja es elíptica, el buril cortará solamente en dos puntos, hasta

Fig. 292. — Torneando con el canto del buril a un ángulo oblicuo

que, después de haber torneado bastante, se llegue a una dis- tancia del eje central de la pieza igual a su radio mínimo, y en este momento se empezará el corte en toda la periferia, siendo entonces cuando se puede rebajar hasta el diámetro deseado. A continuación tornearemos el asiento cónico del eje hasta que quede perfecto, y también el cono, de forma que su super- ficie esté limitada por líneas rectas y no curvas (Fig 293). Mon- tado aún entre puntas el eje del volante

por razones que explicaremos más ade- lante, haremos el acabado del asiento có- nico y al mismo tiempo lo puliremos; para esto se usa el pulidor (Fig. 255, página 233), cargado con polvos de es- meril y aceite. Muévase rápidamente el arco arriba y abajo y al mismo tiempo

el pulidor hacía atrás y hacia adelante, de modo que la pieza gire contra la dirección del pulidor; es decir, el pulidor no debe moverse nunca en el mismo sentido que la pieza que se está trabajando, en este caso el eje del volante.

Es necesario tener un poco de práctica para realizar bien este movimiento al revés; cuando se baja el arco, el pulidor debe desplazarse hacía adelante o arriba y viceversa (Fig. 294) ; no

es aconsejable retirar el pulidor de la pieza mientras se pule; continuaremos, pues, sin interrupciones hasta que desaparezca toda huella de raya o señal de torneado, y también hasta que la línea generatriz del cono sea enteramente recta, es decir, hasta que el pulidor haya estado en contacto con toda la superficie que ha de pulirse. Cuando la superficie es perfectamente lisa, se limpia con medula para quitar cualquier partícula de polvos

Fig. 294. — Puliendo el asiento cónico

de esmeril; para hacerlo eficazmente, se hace girar el eje del vo- lante y se mantiene rozando con él un pedazo de medula, que se corta de vez en cuando para presentar frecuentemente una nueva cara limpia: es esencial una limpieza absoluta. Se limpia después el pulidor frotándolo con un trapo limpio de hilo y se lima nuevamente la parte activa del pulidor a grano basto y también ligeramente su parte biselada (Fig. 295).

Cargúese ahora el pulidor con un poco de diamantina; hay bastante con poquísima cantidad. Púlase seguidamente el asien- to cónico, dando la misma clase de pasadas que cuando se hi- cieron las de polvos de esmeril. Al principio se aplicará un poco de presión, que gradualmente se irá aflojando; sólo la experien- cia proporcionará la suficiente- habilidad para "sentir" la super- ficie y para saber cuándo ha sido alcanzado un pulido comple- to. Limpíese con medula y se obtendrá un rico pulido opaco, sin

Fig. 293. — Generatrizrecta del asiento cónico.

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262 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO TORNEADO 263

brillo, con profundidad, libre de rayas y rascaduras. Un buen reparador no debe darse por satisfecho hasta alcanzar este re- sultado posible y completamente sencillo; todo es cuestión de un poco de paciencia y perseverancia.

Después de pulido el asiento cónico, se invierte el eje del volante entre las puntas, se coloca la garrucha o abrazadera al

volante ajusta tal como conviene, móntese sobre su eje: no debe caer por su propio peso; en resumen, debe ajustar, como se ha dicho, con un juego libre justo y exacto, de forma que con una ligera presión entre en posición.

Una vez torneado el asiento del volante, se hará lo mismo con el eje en donde se debe ajustar la virola del muelle espi-

Fig. 296. — Asiento de volante, indicando la ligera socavadura.

Fig. 297. — Las líneas de puntosindican el corte dentro del asiento

cónico. (Ilustración exagerada.)

ral. El diámetro de este eje ha de ser más pequeño que el del asiento del volante y, cuando el volante está en posición, há- gase una ligerísima señal en el eje, cerca del brazo del volante a fin de determinar dónde debe hacerse el socavado para acomodar el remache del volante; para ello esta marca se hará a una dis- tancia un poco mayor del asiento cónico que el grueso del vo-

Fig. 295. — Limando, a rayado basto, el pulidor

otro lado y se tornea el asiento del volante. Tornéese el eje exactamente y déjese, al mismo tiempo, perfectamente perpen- dicular al dorso del asiento del volante, el cual se socavará muy ligeramente en la forma que indica la figura 296, para que el volante pueda asentarse plano. Si este dorso o espaldón está algo bombeado, el volante se tambaleará y no girará en un mismo plano cuando se haya remachado. Al socavar el espaldón, ase- gúrese de que se quita parte del cono pulido para lograr el efecto de un canto extrafino en el cono (Fig. 297) El eje en donde se ajusta el agujero del volante se tornea primeramente cilindrico y luego se le da una pequeña conicidad para que el volante ajuste bien; este ajuste debe ser muy preciso, sin tener que forzarse ni ser demasiado flojo. Si sucede esto último, el volante oscilará descentrado, y si va demasiado prieto pueden deformarse sus brazos al apretar para meterlo. Para saber sí el

Fig. 298. — Desplazamiento del buril a lo largo del eje para alisarlo

lante. A continuación se tornea el eje del volante dándole una ligera conicidad de modo que la virola del muelle espiral del volante entre en el eje hasta una distancia de la señal anterior- mente hecha en el mismo, de cerca del doble del grueso de ella misma. Cuando se tornea un eje largo, empléese todo el ancho de corte del buril. En el socavado para formar el remache, se usa el mismo buril bien aguzado (Fig. 299). Algunas veces, cuando se le quitan las rebabas en la piedra, es ventajoso ladear

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264 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO TORNEADO 265

un poco el buril para reforzar el filo, pero cuando se prepara el buril para socavar, es mejor ponerle bien plano sobre la pie- dra, ya que de otro modo la punta de corte eficaz resulta menos puntiaguda, como se ve en la figura 300, en la cual se ha exa- gerado algo con el fin de destacar el resultado de ladear el buril.

Fig. 800. — Faceta formada al in- clinar el buril cuando se quitan las

rebaDas.

Usando el mismo pulidor que cuando pulíamos el asiento cónico púlase ahora la parte torneada con polvos de esmeril y aceite, hasta que la virola del espiral se ajuste a una distancia del remache igual a su mismo grueso. Después se debe limpiar

y relimar el pulidor, se le carga con diamantina y se pule hasta que la virola se ajuste al remache, re- cordando que Ja virola se fuerza a su posición para dejarla en ajuste prieto cuando el volante se monte finalmente en la máquina. La figu- ra 301 muestra estas tres posicio- nes sucesivas de la virola: primero, a una distancia de la socavadura para el remache doble de su grosor, después a una distancia igual a su mismo grosor, y finalmente casi to- cando al remache.

Mientras se pule con polvos de esmeril y después con la diamanti- na, también queda pulida la parte

exterior del remache, cosa que es interesante, porque cuando se coloca el volante en posición, la superficie pulida del remache tendrá ya un buen acabado.

Después de haber empujado la virola en su posición contra el remache, señálese en el eje el punto en donde la virola ter- mina; desde esta señal empieza la formación del pivote supe-

rior. Algunas máquinas están proyectadas de tal modo que re- quieren que el pivote se forme algo más lejos, pero generalmen- te el pivote empieza a formarse exactamente junto a la virola del espiral. Desde este punto debemos empezar a tomar las me- didas. Si tenemos a mano el eje viejo y es del tamaño correcto podremos utilizarlo como modelo.

Fig. 299. — Socavado para preparar el remache del volante. Si por cualquier razón no es conveniente utilizar el eje vie-

jo según queda dicho, entonces deberemos tomar las medidas en la máquina del reloj. El pie de rey (Fig. 115) es el calibre más manejable. Quitaremos primero los rubíes superior e in- ferior del eje del volante y atornillaremos en su posición °\ puente del volante, asegurándonos de que está perfectamente paralelo con la platina; este es el momento preciso para ende- rezarlo, en el caso en que se hubiera torcido para acomodarlo a un eje que no se adaptaba bien. Se toma después la medida des- de el exterior de los agujeros de los rubíes superior e inferior, añadiendo un poco más para el saliente de los pivotes del eje del volante. A continuación se mide la posición del volante; para ello atorníllese en su lugar el puente del áncora y mídase desde el exterior del rubí inferior del volante hasta la cara su- perior del puente del áncora, y se añade a esta medida la can- tidad justa para la necesaria libertad entre el volante y el puen- te del áncora; esta medida indica la posición del asiento del vo- lante. Se mide después la distancia entre el rubí inferior del volante y la parte superior de la entalladura del áncora, y se le suma algo para la libertad del platillo de impulso al áncora, añadiendo también el grueso del mismo platillo; esto da la posición del asiento del platillo. Las indicadas son las medidas principales, ajutándose las restantes según las necesidades. La parte superior del eje del volante resulta automáticamente por diferencia, viniendo determinada por la altura de la virola, y lo restante para proveer el pivote superior.

Volviendo al asunto eje del volante, cambíese de lado la garrrucha y móntese de nuevo entre las puntas del torno para tornear la parte que ha de recibir el platillo (Fig. 302). Gene- ralmente se necesitará rebajar la parte estrecha del cono de asiento del volante para que el platillo pueda montarse en su posición: incluso diremos que esto es deseable, pues con ello se

Fig. 301. — Las tres posiciones de la virola. Arriba, eje tornea- do para que ésta pueda entrar; en el centro, después del pul'do con polvos de esmeril y aceite; de- bajo, después del pulido con dia- mantina.

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266 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO TORNEADO 267

logra un bonito efecto de afilado. En primer lugar, cilíndrese el árbol con el canto cortante del buril cerca de la punta y des- pués tornéese a una suave conicidad hasta que el platillo pueda ajustarse a una distancia del eje igual al grueso del platillo; esto es, suponiendo que el platillo originariamente tocaba en la par-

Fig. 302. — Tomando las medidas para la posición del pivote inferior

te menor del asiento cónico del volante en el eje viejo. Una vez se ha torneado el árbol, pásese el buril arriba y abajo sobre su soporte para asegurarse de que resulta una superficie cónica suave, sin ninguna aspereza (Fig. 298).

El espaldón del asiento cónico debe estar perfectamente a

Fig. 303. — Corte del asiento cónico para poder ajustar el platillo

escuadra con el eje del volante. Para ello, sosténgase el buril como indica la figura 303, y procúrese que quede un ángulo recto perfecto. Luego se pule el árbol con polvos de esmeril y aceite, como antes, hasta que el platillo se ajuste bien en la mi- tad de su grueso desde su espaldón en el cono. Cuando el pu- lidor esté cerca del espaldón se debe procurar que ambas super-

ficies sean perfectamente paralelas. Para realizar esto se necesita algo de práctica. Ciérrese el ojo izquierdo y con el derecho mí- rese si el pulidor se apoya plano sobre la superficie del espaldón; una pequeña desviación motivaría que el espaldón se redondea- ra (Fig. 304). Cuando el pulidor está separado del espaldón, muévase el mismo arriba y abajo bastante aprisa, dándole un ligero movimiento circular y de vaivén; de esta manera se ob-

Fig. 304. — Posición del pulidor cuando se pule el espaldón a escuadra

tiene una superficie lisa sin rugosidades. El arco se mueve a una velocidad constante, tanto en una dirección como en otra, conforme se explicó antes. Luego se limpia y se prepara el pu- lidor, se carga con diamantina y se pule el eje hasta que el pla- tillo se meta casi en su totalidad, dejando lo justo para el gol- pe final, que ha de ponerlo prieto en posición.

El mismo cuidado debe tenerse cuando se pule con diaman- tina que cuando se hace con polvos de esmeril, para que el pu- lidor ataque bien plano la superficie del espaldón; con la prác- tica se verá que es fácil tornear y pulir un espaldón a escuadra, hasta dejarlo de modo que tenga la apariencia de haber sido afi- nado. Una vez aprendido todo esto, puede decirse que ya se co- mienza a saber tornear.

Coloqúese la garrucha en el mismo lado del eje en que va

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268 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO TORNEADO 269

el platillo (no importa que el árbol se señale, pues lo volvere- mos a tornear cuando tengamos que hacer el pivote) e inviér- tase el eje entre las puntas de modo que podamos hacer el pivote superior. Se pone después el eje antiguo junto al nuevo para marcar la posición del extremo del pivote superior: mantenien-

Fig. 305. — Determinación de la posición del pivote superior

do el buril en la posición que corresponda, se hace dar al eje una vuelta que marcará una ligera raya (Fíg. 305). Tornéese a continuación con la punta del buril para dejar un pivote cóni- co (Fig. 306), que se acaba con una barreta triangular Arkan-

Fig. 306. — Cortando el eje del volante a la

longitud necesaria.

sas; la claridad con que la figura 307 ilustra el empleo de la citada barreta nos releva de otras explicaciones.

Generalmente, tal como ya hemos indicado, el pivote supe- rior se hace inmediatamente después del asiento de la virola del espiral. Tornéese el cono posterior del pivote para dejarlo como

indica la figura 308; si hay longitud suficiente, este cono puede hacerse bastante largo, en cuyo caso se pule primero con polvos de esmeril y aceite, y finalmente con diamantina. Cúidese mu- cho de que el espaldón quede limpio y a escuadra. Cuando no hay bastante longitud para un cono largo, es costumbre no pu- lirlo después del torneado; en este caso el buril se aguza sobre una piedra Arkansas, de modo que pueda hacerse un corte muy fino. Antes de dar la última pasada, como acabado, se hume- dece un poco el buril con saliva. Achaflánese un po- co el espaldón con el bu- ril finamente aguzado; esto no sólo da un buen acabado al ár- bol sino que también facilita el montaje de la virola del espiral del volante (Fig. 309). La flecha indica la pasada final.

Después se tornea la parte cónica activa del pivote. Para que un pivote sea correcto, su parte activa debe poder subdividirse aproximadamente en dos

tercios de su longitud de for- ma cónica y el tercio restan- te cilindrica (Fig. 310). Se ha calculado que con estas proporciones el pivote ad- quiere la máxima robustez.

Para tornear el pivote, dése a la punta del buril la for- ma especial que indica la fi- gura 311. Como sea que no

es posible tornear el pivote lo suficientemente pequeño con las puntas o varas del torno, hágase una vara portapivotes especial; procúrese un pedazo de varilla de acero de unos roo mm de largo que se ajuste al portapuntas del torno. Se le aplanan los cantos y se dejan a escuadra con el eje del torno. Se sujeta verticalmente la varilla en el tornillo de banco entre quijadas de cobre o de latón y con un punzón de centrar, bien afilado, se punzonan una serie de

Fig. 309.—Achafla-nado dei espaldón.

Fig. 308. — Conoposterior del pivote.

Fig. 311. — Formade la punta delburil para tornearlos pivotes del eje.

Fig. 310. —Formacorrecta del pivo-te del eje del vo-

lante. Fig. 307. — Vara de tornopara formar el pivote cóni-co. Debajo, la flecha indicala barreta triangular ameri-cana.

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270 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO TORNEADO 271

puntos no muy profundos alrededor del canto (figura 312). Se amóla luego el canto de la vara para quitar las rebabas le- vantadas por el punzonado y se tornea a la forma ilustrada en la figura 313, de modo que los agujeros queden algo cercena-

dos: luego se apreciará la necesidad de ello. Finalmen- te, se cementa, templa y re- viene el extremo de la vara, se limpia ta con una barrede esmeril ta y ya queda lisa punto de servir. Para ha- cer estas varas para tornear pivotes debe emplearse el torno universal.

Móntese el eje del vo- lante en el torno, escogien-

Fig. 313. — Vara para tornear pivotes.

do, en la vara de tornear pivotes, un agujero que de- je sobresalir lo suficiente el pivote, y se tornea a la for- ma y tamaño; después de todo esto, el pivote aun no debe ajustarse en su aguje-

ro de cojinete. Si se ve que el pivote queda escondido

en el agujero, y por lo tanto no se puede tornear, rasqúese con una barreta Arkansas hasta que el agujero deje libre la parte necesaria del pivote para que pueda tornearse (Fig. 314).

Después de torneado el pivote debe pulirse; para ello úsese el pulidor de pivotes (Fig. 256) cargado con polvos de esmeril y aceite, y la vara de pulir pivotes (Fig. 315). Para hacer esta vara se toma una varilla de acero de unos roo mm de largo y que se ajuste a los portapuntas del torno. Hágase el canto pla-

no y perfectamente perpendicular a su eje y luego taládrense una serie de agujeros aproximadamente a la misma distancia del canto exterior de una profundidad igual a un poco más de un tercio de la longitud de la parte activa del pivote. Luego se tor- nea, dejando una serie de asien- tos para pivotes, esto es, unas ranuras medio cilindricas. El tamaño de los asientos o ra- nuras depende del tamaño de la broca empleada para hacer- los. Después se cementa, tem- pla y reviene el extremo de la vara, y se limpia con un afina- dor con esmeril, quedando así dispuesta para comenzar a ser- vir. El movimiento del puli- dor es el mismo que cuando se pulió el eje, pero además se hace oscilar un poco, a fin de que se amolde al cono del pivote. De esta manera queda per- fectamente liso.

El pivote debe pulirse hasta que empiece a ajustarse en el agujero del puente del volante. Se limpia el mismo afinador, se

relima dejándolo con grano basto y se carga con diamantina; se usa también la misma vara soporte, limpiándola bien primero con un trapo y después con medula. Adoptando el mismo mo- vimiento, se darán varias pasadas con el pulidor, mediante lo cual obtendré-

mOS el Pulíd° ne&° deS€ad° ? d PÍVOt€

Fig. 316. - Pivote apoya- do sobre la vara de pulir, se ajustará libre pero exactamente en el

agujero. Debe cuidarse mucho, cuando se pulen pivotes de volante,

que quede realmente cilindrica la parte que ha de quedarlo, se- gún hemos ya indicado en párrafos anteriores. Cuando se pulen estos pivotes (Fig. 316) se incurre bastante en el defecto de no dejar cilindrica la parte que debería serlo, lo cual se debe prin-

Fig. 314. — Agujeros punzonadosen el canto.

Fig. 315. — Vara para pulir lospivotes.

Fig. 312. — Punzonando la vara para

tornear pivotes.

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272 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO TORNEADO 273

cipalmente a que no se va girando el pulidor mientras se hace el movimiento de vaivén, y también a que se usa el pulidor por la curvatura estrecha y no por la mayor, que es la que con- viene. La figura 317 representa cómo trabaja la curvatura ma-

que indica la figura 319. Antes de usarlo úntese con un poco de aceite la parte activa del bruñidor, el empleo del cual forma una capa dura en la superficie del pivote, lo que le hace más du

radero. La punta final del pivote se acabará cuando el eje

Fi g. 318. — Un pulidor demasiadopequeño forma un extremo de

«bola» en el pivote. yor del pulidor en forma

correcta; la figura 318 muestra la acción de la parte estrecha que destruye la punta cilindrica del pivote.

Limpíese éste y su asiento co n medula y después brúñ'ase

Fig. 320. — Adaptando el remache cuando se remacha el volante en posición.

Fig. 321. — Forzando el remache

sobre el volante.

Fig. 319. — Enderezando el bruñidor de pivote con los mismos movimientos. El bruñidor tiene igual forma que el pulidor y es muy fácil de hacer: después de limar un pedazo de acero a la forma requerida, témplese su parte activa, deján- dolo a todo temple. El costado de trabajo se arregla en un blo- que de piedra esmeril de grano medio, dándole el movimiento

esté terminado; por lo tanto, más adelante volveremos parnos del pivote.

A nn de facilitar el manejo del eje del volante para tornear el pivote inferior, se remacha previamente el volante: para ello, quítese la garrucha y coloqúese el eje sobre un yunque de acero, asegurándose antes de que la superficie del yunque esté bien lim-

Fig. 317. — Tamaño y forma co- rrectos del pivote e indicación del

movimiento del pulidor.

a ocu-

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274 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO TORNEADO 275

pia y libre de polvo; se monta el volante en su posición y se le aprieta hasta que se asiente perfectamente plano; escójase un punzón de punta vaciada que ajuste bien sobre el asiento de la

truída especialmente para este fin y fíjese el eje entre las pun- tas del torno (Fig. 322); también puede emplearse la dispo- sición de Squire (Fig. 323) en un lado y punta en el otro.

Fig. 322. — Garrucha o abrazadera especial y forma de montarla

virola el espiral del volante, para que pueda ensanchar el re- dmache (Fig. 320). Uno o dos golpes con un martillo ligero,

Fig. 323. — Posición d con la dispo- el pivote inferior mostrando el montado

sición de Squire.

serán suficientes para ello. Luego se escoge un punzón similar, pero con extremo plano y pulido para formar el remache (fi- gura 321); móntese después en el volante una garrucha cons-

Fig. 324. — Forzando el platillo a su posición

Entremos ahora plenamente en la ejecución del pivote infe- rior; para determinar en dónde debe formarse este pivote, com- pá s rese con el eje viejo, si es posible, exactamente como hicimopara con el pivote superior; si no se puede, tómense las medi- das, de acuerdo con lo explicado anteriormente.

Page 150: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

276 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO TORNEADO 277

El eje del volante está ya casi completo. El platillo se mon- ta en su lugar, siendo suficiente un suave golpe con un martillo ligero para meterlo hasta el espaldón del asiento cónico del volante (Fig. 324) ; luego se redondean los extremos de los pi- votes, lo que puede hacer- se en un torno de pivotar o con una vara construida ex profeso para ello (figu-

ra 325); se pone enton- ces la garrucha al volante, se escoge el agujero que

ajusta libremente con el pivote y se monta todo en el torno (figura 326). Es muy importante fijar la vara linterna (la de los agujeros) de manera que el eje del volante esté horizontal; de lo contrario podría romperse el pivote. Se corre un poco la

ancho, con un mango de cerca de 125 mm de largo, es el más conveniente para los pivotes del eje del volante.

Úntese la superficie del bruñidor con un poco de aceite; há- gase girar el volante bastante aprisa hacia adelante y hacia atrás, mientras se bruñe el extremo del pivote, dando al bruñidor un movimiento en sentido circular. De vez en cuando coloqúese el bruñidor debajo del pivote para quitar el borde vivo que pue- da quedar, procurando no romper el pi- vote por la acción de palanca que hace el bruñidor al apoyarse sobre la vara lin- terna (figura 327). Redondéense así las puntas de los dos pivotes y pruébese des- pués con la uña si están bien lisos (fi- gura 165).

El trabajo al torno con un eje de volante ha sido explicado con cierta extensión, porque es la base de todo trabajó de torno, tanto en el universal como en el de puntas.

Es muy importante tener conocimientos profundos sobre el manejo del torno de puntas antes de entrar en la explicación del torno universal.

Fig. 326. — En el torno de puntas para redondear los extremos de pivote

vara linterna para que el eje tenga juego axial entre sus apoyos; la parte del pivote que está a través del agujero no debe poder trabarse con la superficie interior del mismo: póngase por lo tanto un poco de aceite en ambos pivotes. Afínese luego el bruñidor plano sobre un afinador con esmeril de grano medio; un bruñidor de aproximadamente 40 mm de largo y 3 mm de

Fig. 325. — Vara para redondear los ex-tremos de pivote.

Fig. 327.—Movimiento del bruñidor. Es nece- saria una herramienta

delgada.

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EL TORNO UNIVERSAL Y CÓ EA MO SE EMPL 279

CAPÍTULO XVII

EL T CÓMO SE EMPLEAORNO UNIVERSAL Y

Ha llegado el m ar nuestromento de dedic a atención al torno universal y al trabajo que en general puede realizarse con él. Ante todo, es necesario tratar del torno en sí. No hay duda de que es una de las herramientas más rápidas y eficientes de que dispone el relojero, no sólo por su trabajo sino por sus acceso-

Fig. 328. — Torno universal

rios y por el modo expedito con que se pone en funcionamiento. La figura 328 representa un torno sencillo que comprende: la bancada, el cabezal fijo (o motor), el cabezal móvil y el carro portaherramientas; los accesorios serán descritos a medida que tengamos que recurrir a ellos para su aplicación. Cuando tenga que comprarse un torno, adquiéranse con él todos los accesorios que sea posible y los más adecuados. Manipúlese el torno siem- pre con mucho cuidado, sin forzar nunca ningún tornillo de

fijación: la fuerza de los dedos es suficiente para estos tornillos en un torno bien atendido. Esto también debe tenerse en cuenta para la barra interior de fijación de las pinzas o mandriles. Si, por ejemplo, ha de sujetarse un mandril elástico, no es necesa- rio forzar la barra de sujeción; si el trabajo no queda bien fi- jado en el mandril, substituyase por otro; así no sólo conser- varemos e jo será l roscado de la barra, sino que también el trabamás exact debe o. De vez en cuando, por ejemplo cada año, sedesmontar y cer- totalmente el torno para limpiar los cojinetes ciorarnos d libres e que los agujeros de engrase están expeditos y de aceite rancio; luego móntese nuevamente y engrásese.

•Al montarlo de nuevo téngase presente que el cabezal fijo no debe tener juego axial alguno, aunque ha de poder girar libremente. Para ajustado, si hubiera juego, se aflojan los tor- nillos de p el resión que fijan el cono de poleas y se corre cono hacia donde convenga para tener el ajuste correcto. A tal ob- jeto, se coloca un trozo de madera sobre un extremo — el man- go de un afinador sirve perfectamente — y se da un ligero gol- pe de martillo sobre la madera. Si se necesita aflojar el cojinete del cono cuando el árbol esté demasiado fuerte, se ponen dos mangos de afinador, uno a cada lado de la polea menor, hacien- do que los do un extremo, y se golpean ambos con s se unan en un martillo; esto obligará al canto de la polea a actuar sobre el interior del cojinete, aflojándolo. Procúrese que el torno no se caiga, pero si en algún caso ocurriese, compruébese inmediata- mente por si ha sufrido algún desajuste.

Para comprobarlo, coloqúese en un mandril elástico una varilla recta de acero con punta cónica; la punta cónica debe estar perfectamente centrada con respecto al diámetro de la va- rilla. Se pone en el cabezal móvil un punto y se corre este ca- bezal hasta que coincida su punto con la punta cónica de la varilla; si el torno está bien alineado las dos puntas deben coin- cidir exactamente; si no coinciden, no está en nuestras manos arreglarlo, por lo que será mejor llevar el torno a su construc- tor. Este defecto de alineado puede ser debido a varias razones: la bancada no está perpendicular con el cabezal motor fijo, éste no lo es con su asiento, no lo está el cabezal móvil, o éste se ha torcido un poco, etc. La reparación de todo esto cae fuera

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280 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 281

del alcance del relojero, y por tanto es mejor no perder el tiem- po intentado arreglarlo, pues aun podrían empeorarse las cosas.

El torno puede accionarse de tres maneras: a mano, a pie o por motor.

Para los principiantes olante de mano es el , el sistema del vmás recomendable, porque se

puede regular más estrecha- mente la velocidad de giro y se tiene un mayor dominio del torno (Fig. 329). La rue- da de pie requiere mayor ex-

Fig. 329. — Volante de mano Fig. 330. — Volante de pie

periencia, pero tiene la ventaja de dejar libres las dos manos (figura 330). Ambos sistemas, sin embargo, son cada día menos usados, y los citamos aquí sólo como referencia histórica.

El torno con motor acoplado (Fig. 331) debe de ser el ob- jetivo de todos los principiantes; no hay duda de que entre los tres éste es el procedimiento más eficiente. La rueda de mano, hasta cierto punto puede hacer vibrar el torno, cuando se le da alguna velocidad. La rueda a pie no hace vibrar el torno, pero requiere bastante práctica para conseguir resultados satisfacto- rios. El motor no parece tener desventajas: ante todo, no exis- te fatiga y además es muy rápido; su velocidad puede regularse

a pedal, pero aun así su corte es tan rápido que se necesita una práctica extraordinaria; advierto esto especialmente para los que empiezan. El metal se rebaja muy rápidamente, tanto por el torneado como por el pulido, siendo por lo mismo mayor el riesgo de rotura; un ligero desplazamiento, debido a cualquier sacudida, es causa de que se quiebre o estropee la pieza.

Torneado de un eje de vo- lante. — Para este trabajo se usa un mandril elástico, lla- mado también pinza.

El mandril elástico aga- rra sólo por su extremo, co- mo muestra la figura 332. Si la pieza agarrada es del mis- mo diámetro que el agujero del madril, lo será por toda la parte de agarre de éste. Ante todo, si la pieza ajusta bien en el agujero del man- dril, entonces un ligero ator- nillado de la barra atraerá el mandril contra la parte có- nica (hembra) del árbol del cabezal y la pieza quedará sujeta firmemente y, detalle más importante todavía, la mantendrá de tal manera que la presión de corte no le hará mover. Obsér- vese la figura 333; en ella el mandril ha sido forzado a abrirse para recibir la pieza, resultando que solamente la parte poste- rior paralela de agarre actúa para sujetar, lo que es impropio; la presión del corte hará mover la pieza, con el inconveniente de que entonces girará descentrada. Además, un mandril tra- tado así difícilmente tendrá después una buena actuación en otros casos.

Asimismo, si después de tornear la parte que sobresale del mandril es necesario invertir la pieza en el mismo mandril o, como suele hacerse, se monta en otro menor, es casi seguro que girará descentrada.

Fig. 331.- Motor eléctrico con controlpor pedal.

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282 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO A SE EMPLE 283

Aun trabajando con un mandril de las dimensiones adecua- das, es bastante difícil conseguir, después de invertir la pieza, que ésta gire centrada. Los operarios que tornean entre puntos, creen que no es posible obtener un resultado aceptable, mien- tras que los que trabajan con el mandril opinan lo contrario; de todas formas el trabajo realizado en el mandril es lo sufi- cientemente correcto para la mayoría de los efectos comercia- les; sup co- ongamos que ya está bien. Volvamos al tamañorrecto de da l mandril. Si no es bastante grande, la pieza no que

Fig. 333. — Mandril elástico for- zado abriéndose.

firme, lo que obliga a forzar la barra, perjudicando las roscas de ésta y del mandril. Es de la mayor importancia escoger un mandril de tamaño adecuado. Vamos a explicar la forma de hacer un eje de volante: para conseguir una mayor práctica, es mejor no usar un eje ya preparado. Escogeremos un pedazo de alambre de acero, cuyo diámetro sea ligeramente superior al que deba tener la parte mayor del eje. Puede emplearse alambre de acero azul, o sea, templado y revenido ya hasta el azul, o tam- bién se puede usar acero dulce, que se temp reviene después, la ycuando el eje está minado. Escójase cuida ya ter dosamente un mandril del tamaño correcto, con el qu a el mínimo e sobresalgnecesario de alambre. Primero tornéese el asiento del platillo y después el asiento cónico del volante; luego púlanse ambos.

Interesan aquí unas pocas palabras sobre la calidad del aca- bado: éste debe ser el mismo que tendría la pieza nueva. Sí la calidad del reloj requiere un eje completamente pulido, se aca- bará así, y si el acabado es gris, el eje se hace con pulidor con polvos de esmeril. El pulido se realiza según el procedimiento descrito para el torno de puntas; recuérdese que el universal gira más aprisa que aquél, y que por lo tanto debe vigilarse muy atentamente para no rebajar demasiado. Hay dos métodos de mantener el pulidor: uno sobre la pieza, como indica la figu-

ra 334, y el otro debajo, como en la figura 335. Puede adop- tarse, según las preferencias personales, uno u otro método, pues son lo mismo. El soporte portaherramientas se quita durante el pulido.

Fig. 335. — Trabajando con el pulidor debajo la pieza

Después de haber ajustado el platillo y terminado el asiento cónico del volante, se tornea el pivote inferior. Si se tiene a mano, el eje viejo podrá emplearse como guía para determinar la posición del pivote. Córtese el eje a la longitud correcta y

Fig. 332. — Mandril elástico opinza.

Fig. 334. — Trabajando con el pulidor sobre la pieza

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284 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 285

tornéese el pivote con un buril preparado especialmente para ello. Para prepararlo, se aguza de la manera usual un buril co- rriente, se redondea en la piedra el canto del lado izquierdo de su punta y finalmente se acaba con una piedra americana o Ar-

kansas, de modo que pue- da hacer un corte fino.

Las cuatro ilustracio- nes de la izquierda de la figura 336 muestran las sucesivas fases en el tor- neado de la parte inferior del eje del volante; las otras cuatro ilustran las formas de la parte poste- rior del mismo eje duran- te spués de el torneado dehaber invertido la pieza en el torno. El pivote puede ser pulido con el mismo pulidor empleado cuando se pule el eje en el torno de puntas o puede acabar- se en el torno de pivotar (fig. 337), que describire- mos más adelante.

Una vez completa- mente acabada la parte in- ferior del eje, inviértase éste en el torno. Será nece- sario substituir el mandril por otro adecuado más pe-

queño. Si el eje no gira centrado, aflójese un poco el mandril y manténgase debajo del árbol un palillo de boj, cuyo extremo se habrá cortado plano; hágase girar el torno a alguna veloci- dad y cuando el eje gire centrado fíjese bien el mandril (fi- gura 338).

Tornéese después todo lo posible la parte sobrante con la punta del buril (Fig. 339) y en la posición aproximada del

extremo del pivote superior. Debe ponerse mucha precaución, pues la parte del eje agarrada por el mandril es débil, aunque el espaldón se apoye fuertemente contra la cara del mismo. Ahora

Fig. 3J7. — Torno de pivotar

tornearemos el asiento del volante. Se socavará un poco al asien- to para favorecer el apoyo bien plano del volante, como ya se indicó. Si disponemos del viejo, puede servirnos de modelo. Se

rebaja luego el alambre hasta que el volante se ajuste prieto en su asien- to; no es necesario pulir este asiento. Señálese la situación exacta del pivote su- perior y córtese lo restante. Daspués se debe tornear el eje para la virola del es- piral del volante y se socava bien para preparar el remache. Se hace el pivote su- Fig m_Corte perior y se le acaba ¿e segar,

totalmente. Quítese el volante del torno, y

Fig. 338. — Centrando

suponiendo que los pivotes han sido pulidos y bruñidos, sólo falta redondear su extremo con el subsiguiente bruñido. Para ello ante todo se debe remachar el eje en el volante y montarse en el torno de pivotar, como mués-

Torneando la parteinferior del eje del

volante.

Torneando la parte superior del eje del

volante. Fig. 386. — Ocho etapas progresivas del torneado del eje del volante en el torno

universal.

el ejeen un mandril elástico o pinza.

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286 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 287

tra la figura 340. Escójase en la linterna un agujero que ajuste libremente con el pivote, córrase la linterna hasta que se meta el pivote en dicho agujero, pero sin que se trabe con su parte

Fig. 340. — Montado en el torno de pivotar

c mbos pivotes. Se usa un pequeño ónica, y póngase aceite en ab e siguen exactamente las mismas ruñidor plano, y en todo sin e explicó para el torno de puntas. strucciones dadas cuando s

La figura 341 muestra el so- cavado del asiento del volante en comparación con la línea rec- ta de puntos.

En vez de quitar del man- dril el eje parcialmente acabado para tornear el otro extremo, puede hacerse con una sola fija- ción con el mandril. El proce-

dimiento es, en principio, el mis- mo que se emplea en las fábri- cas para la producción en serie en tornos automáticos. Este sis-

tema es muy recomendable; un eje hecho así, ciertamente estará centrado.

El procedimiento es el siguiente: se deja la pieza de acero — debe ser de acero ya templado y revenido, pues no podremos hacerlo después — que sobresalga del mandril aproximada- mente la misma longitud que ha de tener el eje una vez acaba-

do. Primero se tornea la parte superior del asiento del volante, después el asiento de la virola del espiral y finalmente el pivote. Después se tornea la parte inferior. Se necesitará tomar la me-

dida del eje para el platillo: pa- ra ello nos servirá de modelo el eje viejo, y creo que la mejor herramienta para calibrarlo es el compás de puntas (Fig. 342). Para tornear la parte inferior del eje se emplea la herramienta dibujada en la figura 343; está

Fi

Fig. 343.—Herramienta especial para tornear la p e inferior del eje.

g. 342. — Empleo del compás de puntas para calibrar el eje.

h plana, afilada y aguzada con una ba- echa de una vieja limarr o; el filo para tornear el pivote se hace eta de carborundum fin

Fig. 341. — Arriba, el eje del vo- lante acabado; abajo, sección del mismo mostrando, algo exagerada-

mente, el socavado.

art

Fig. 344. — Modo de afilar la herramienta especial anterior

Page 156: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

288 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 289

con piedra Arkansas, por ser esencial un corte fino, ya que se acaba con el bruñidor tan sólo. Para afilarla, se mantiene con

la mano izquierda y la barreta se usa como si fuera una lima (Fig. 344).

Por sí solas, las ilustraciones de la figura 345 explican el proceso com- pleto de construcción de un eje. Los pivotes se pulen en el torno de pivo- tar; de hecho, no son pulidos sino solamente bruñidos. Escójase una ra-

nar o re ma forrado hacer el bruñidor se usa un bloque de dera de cobre o de plomo, como muestra la figura 348. El bloque se rectifica con polvos secos, no demasiado granados, de carborun-

Fig. 347. — Bruñi ótense los cantos dor de pivotes para el torno de pivotar; nredondeados.

dum; se sujeta figura 349, y el bruñidor como se indica en lase pasa arriba y didamente fir- abajo del bloque con pasadas decimes; si tiene un canto re- dondeado, se le da un gire en los 25 milímetros fina- les de la pasada, para que se rehaga la parte redon- deada.

Póngase aceite en el pi- vote de la izquierda, úntese el bruñidor también con

Fig. 348. — Modo de afinar el bruñidor

de pivotes.

aceite y precédase a bruñir ejerciendo alguna presión. Con esta forma de pulir pivotes el rebajado es muy rápido, comparado

Fig. 345. — Cinco etapas para hacer un eje sin qui-

tarlo del mandril.

Fig. 346. — Vara del torno de pivotar, indi- cándose el asiento correcto para el pivote.

nura de asiento de la herramienta, en la que el pivote se apoye en una lon- gitud un poco mayor que la mitad de su diámetro (Fig. 346) ; córrase la vara linterna de modo que sólo la par- te cilindrica del pivote descanse sobre la linterna, pues el cono debe quedar fuera. El bruñidor de pivotes para el torno de pivotar tiene redondeadas las dos aristas del lado izquierdo y debe usarse con el canto redondeado hacia el radío de la raíz del pivote, de modo que dicho radio quede bruñido si- multáneamente (Fig. 347).

•*»-

Fig. 349. — Sujeción y movimiento del bruñidor de pivotes, para rehacer el canto redondeado.

con el sistema usado en el torno de puntas; por lo tanto, prué- bese en el agujero del rubí del pivote después de haberse bru- Para afi-

19

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290 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SÉ EMPLEA 291

nido un poco y repítase la prueba frecuentemente para asegu- rarse de que no se deja el pivote demasiado delgado. Además de la presión hacia abajo, hágase también presión hacia la izquier- da para que se bruña el cono del pivote. Cuando ya se ha bru- ñido al tamaño, se pone en la vara linterna de agujeros para bruñir los extremos del pivote, como ya se explicó.

Fig. 351. — Buscando el centro del mandril de pegamiento.

más centrado posible; se verá inmediatamente si queda algo de material en el centro del cono, pues en este caso aparecerá un pequeño círculo: si esto ocurre, córrase el buril un poco hacia un lado u otro para quitar este material del centro, y profun- dícese lo suficiente para que quepa la parte inferior del eje, como se ve en la figura 353. A esta operación se le denomina "cazar el centro". La necesidad de evitar el cono metálico o rebabas

Fig. 352. — El mandril de pega- miento, en sección, mostrando el

cono que debe evitarse.

Aun hay otro sistema para torne

—I Fig. 350. — Cómo seempieza el mandril de

pegamiento.

ar un eje. Después que el eje está parcialmente torneado en el mandril elástico, según se explicó como primer método, se quita del mandril y se pega en un mandril de pegamiento de modo que podamos terminar la parte no trabajada.

Pero ante todo debemos hablar del mandril de pegamiento. Móntese en el mandril elástico una barra de latón algo supe- rior al mayor diámetro del eje que ha de tornearse (Fig. 350). Tornéese bien la sección circular final de la barra de latón, de- jándola plana perpendicular al eje y de la misma y luego repá- sese su cuerpo para dejarlo perfectamente cilindrico. Hágase luego un hueco de forma cónica en la citada sección circular final; es im portante que el vértice de este cono esté libre de rebabas: pa pra lograrlo se lleva el so orte portaherramientas muy cerca del extrem de lao de la varilla tón (Fig. 351), se sujeta el buril muy firmemente sobre el soporte y se empieza a cortar lo

en el centro del vaciado cónico se demuestra por las figu- ras 352, 353 y 354.

Se calienta el mandril de pegamiento estando aún en el tor- no; no debe quitarse del mandril elástico luego que se ha tor- neado. Si por alguna razón se ha quitado, debe asegurarse de que está'bien centrado, repitiendo el torneado, si fuese necesa- rio, con el buril, y prestando especial atención al vértice del cono. Llénese de goma laca el vaciado cónico y caliéntese hasta que la laca se ablande; entonces se introduce la parte terminada del eje y la aun no torneada se sujeta con la yema del dedo índice (Fig. 354), haciendo gi ante aprisa el árbol del rar basttorno y al mismo tiempo ejercie o un poco de presión sobre ndel eje de modo que el pivote se introduzca bien dentro del va- ciado cónico. Mientras se haga esto mandril , sóplese sobre elpara enfriarlo y hacer que se solidifique la goma laca. El eje debe girar centrado, y para asegurarlo más, si es preciso, se ca-

Fig. 353. — El mandril de pega-miento, en sección, listo para sn

uso.

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292 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNÓ UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 293

lienta nuevamente, lo bastante para que el eje pueda moverse un poco, y entonces se centra, como se explicó para el mandril elástico, mediante un palillo de boj con un extremo aplanado (figura 355). Se mantiene el palillo fijo en esta posición mien- tras gira el torno hasta que la laca se ha solidificado del todo. Y ahora se podrá tornear la parte superior del eje.

Fig. 354. — Centrando el eje del vo- lante en el mandril.

Para quitar el eje una vez terminado, se retira del torno el mandril de pegamiento, se calienta un poco su extremo, algo lejos del eje, y cuando la laca está blanda, para soltar el eje se tira de él; así no hay peligro de recocerlo. Para quitar la laca que haya quedado adherida al eje, se sumerge éste en al- cohol metílico hirviendo, como se ha indicado antes.

Entre centros es el modo perfecto de tornear. Este sistema es, quizá, un poco más largo< y debe reservarse para trabajos de precisión, tales como ejecución de ejes para cronómetros y para relojes de calidad fina. Se usa un eje azul y se le fija un arrastre de torno, como muestra la figura 356. Puede usarse una polea de fricción como aparato de seguridad (Fig. 357). La finalidad es que el bramante pase por encima de la polea de fricción o de seguridad y esté ajustada de modo que accione la polea que mueve el arrastre siendo tal la tensión del bramante, que si una presión excesiva actúa sobre la polea aquél patina,

salvándose así el eje; si, por ejemplo, el buril se atasca, hay el peligro de romper o descentrar el eje, lo que se evita mediante la polea de seguridad. Este sistema de trabajar entre centros o

Fig. 855. — Centrado final conun palillo de boj.

Fig. 356. — El eje de volante montado entre puntos

en mismo a que mos cuan- tre puntos, es precisamente el nos referido se describió el torno de puntas, con la sola diferencia de que en el torno universal el eje gira siempre en el mismo sentido.

Fig. 357. — Polea de seguridad

Centrado del volante. — Antes de profundizar más en la ex- plicación del torno universal, conviene hablar de la compro- bación del centrado del volante, cosa que en uno corriente no siempre es sencillo. El mejor camino consiste en hacer girar el volante entre las puntas de un compás de calibrar, con una guía junto al canto (Fig. 358). En América del Norte se pre-

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294 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 295

fiere el compás representado en la figura 359, en el que los pivotes del eje van montados dentro de agujeros y el eje des- cansa sobre el cono de los pivotes; este sistema es muy reco- mendable. Además, el volante no se quita del compás durante las manipulaciones para centrarlo; esto requiere cierta habilidad y práctica sien- do aconsejable empezar por volantes viejos, a fin de acos- tumbrarse a la resis-

tencia de los pivotes. En todo caso, lo que debe hacerse en el vo- lante es lo mismo, tanto en el compás americano como en el inglés; pero con el se- gundo tipo de compás debe quitarse el volan- te cada vez que ha de

hacerse algo en el mis- mo. Sí el volante es- tuviera descentrado en

Fig. 359.—Compás ame- ricano.

la posición del brazo, debe alargarse el lado corto; para ello, póngase el volante invertido (la parte superior abajo) sobre un yunque, y con un punzón con punta de cincel y canto redondeado dése un golpe al brazo corto, como viene indicado en la figura 360.

Asimismo, el descentrado del- volante puede provenir del descentrado de su agujero central, como muestra la figura 361. Entonces el único medio de centrarlo es quitar el eje y "cazar" el agujero centrado. Para hacerlo, se toma un mandril escalo- nado (Fig. 362) en uno de cuyos escalones ajuste bien el vo- lante. Después de sacar todos los tornillos, si los había, món- tese el volante en el torno como indica la figura 363; luego se encara el soporte portaherramientas con el volante y se mantiene firmemente la herramienta sobre aquél para hacer un agujero perfectamente centrado. Puede ser necesario hacer un eje nuevo, o por economía, también es aprovechable el antiguo después

de encasquillar el agujero descentrado. En relojes de baja cali- dad no tiene mucha importancia que el volante esté descentra- do, con tal que esté siempre bien equilibrado; con todo, un vo-

Fig. 360. — Alargando el brazo del volante

lante descentrado es antiestético, y por lo tanto debe centrarse siempre que sea necesario.

Hay otro pu be tenerse en cuenta nto de importancia que desólo en los relojes de buena calidad: el equilibrado dinámico, que

Fig. 361. — Agujero central del

volante descentrado.

es el equilibrado del volante en movimiento; un volante des- centrado, pero estáticamente equilibrado, puede estar desequi- librado dinámicamente; desde el punto de vista teórico esto puede producir vibraciones y desgastar los cojinetes, pero res- pecto a la regulación de la marcha no creo que este desequilibrio sea muy perjudicial. El volante es relativamente liviano y el

Fig. 358.—Compásde calibrar y guía.

Fig. 362. - Mandril de esca-lones.

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296 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 297

efecto de gastar los cojinetes por desequilibrio dinámico resulta despreciable, si bien cuando se regula la marcha del reloj en las cinco posiciones es necesario tenerlo en consideración.

Fi g. 363. — Buscando el centro en un volante

Volviendo a ompletamente l centrado, si el volante no es cperpendicular a su eje, puede, por lo general, torcerse con la

uña. Supongamos que uno de los brazos está to rcido para arriba:sujétese como muestra la figu-ra 364, apriétese con ña del la udedo pulgar de la mano derecha hacia arriba, y sosteniendo al pro- pío tiempo la llanta con la punta del dedo índice, puede forzarse hacia abajo la llanta del volante. Con un poco de práctica, pronto se adquiere noción exacta pata sa- ber dónde y cómo se ha de ejer- cer la presión.

El volante compensado o cor- tado se trata igual que los volan- tes de una sola pieza para alargar

o para centrar el agujero de la llanta. El volante compensado es más susceptible de descentrarse que el

liso, pres- cindiendo de los dos ajustes mencionados en este párrafo.

Ahora nos ocuparemos de la horizontalidad del volante: sos- téngase el mismo en el compás de calibre, como se ve en la figu- ra 365, de modo que no tenga juego axial, co- rriéndose seguidamente la guía hasta casi tocar el borde del volante; lue- go, se hace girar despa- cio el volante, fijándose dónde está la irregulari- dad. Como indica la fi- gura 366, se sostiene el volante cerca del brazo, y se levanta el extremo de la llanta del volante un poco más arriba de lo

que se desea, ya que des- pués, por elasticidad, re- trocederá. La fuerza a emplear depende d« si el volante es duro o flojo; de todos modos, precédase con precau- ción hasta que se sepa el grado de dureza del mismo. Si lo que

está torcido es el brazo del volante, puede en- derezarse con unos ali- cates forrados de cobre o latón, como indica la figura 367.

Para hacer que la llanta sea perfectamen- te circular, se monta en el compás de calibres y se ajusta la guía de mo- do que casi toque la llanta del volante (figu-

ra 368). Girando poco a poco se comprueba toda la circunfe- rencia. Si la llanta está torcida hacia el centro, puede corregirse sosteniendo el volante con la mano izquierda y forzándola cui-

Fig. 364. — Aplanando un vo-

lante no cortado o liso.

un brazo

Fig. 365. — Modo de comprobar si un vo- lante es plano. En este caso se ve claramente

que no lo es.

Fig. 866. — Torciendo hacia arriba el brazodel volante.

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298 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 299

dadosamente con la uña del dedo índice de a mano derecha l(figura 369). Si h mpléese la he- ay un retorcido en la llanta, erramienta representada en la figura 370: supongamos que el volante está retorcido como vemos en la figura 371; man- téngase p no el volante sobre laun yunqu que tenga un agu- e jero para el platillo, etc.; se coloca la herramienta como in- dica la figura 372 y se tuerce

Fig. 368. — Comprobación de si la llanta de un volante es perfectamente circular. En este caso se ve que no

lo es. hacia la izquierda, conforme

señala la. flecha; luego se hace re- correr la herramienta, con su ranura cabalgando sobre la llanta,

torciendo a la dere- cha, para volver la llanta a su lugar (fi- gura 373). Puede ne- cesitarse hacerlo una o dos veces, pero éste es el método y só7o la práctica constante pue- de enseñarlo perfecta- mente.

Piñón de centro. - El torneado del piñón de centro supone el ajuste del piñón de ca-

Fig. 369, — Torciendo la llanta del volante ñon. Además de esto,

debe tenerse iñón de cen- presente que cuanto se diga sobre el ptro e las ruedes también aplicable a los restantes piñones (d as primera y segunda y de escape) con la sola diferencia de la for- ma del eje. Primeramente se quita el piñón viejo y se pasa un "escariador cortante a través del agujero de la rueda de centro, para quitar todas las rebabas que pueda haber. Se monta el nuevo pi- ñón en el torno, sosteniéndolo por

Fig. 370. — Herramienta para enderezar el volante.

sus alas con un mandril elástico. Si se ha escogido un mandril de tamaño correcto, que no quiera forzar para sujetar el pire ñón, sus alas no sufrirán.

Se rebaja la cabeza a la longitud aproximada y entonces se tornea formando un espaldón para recibir la rueda. Cuando se

Fig. 372. — Primer torcido para

devolver al volante su forma circular.

cortan las alas para rebajar la cabeza a la longitud requerida, el buril se sostie nte sobre el sne firmeme oporte como muestra la fi- gura 374; los cortes han de ser ligeros, ya que de otro modo la punta del buril se rompería continuamente. Cuando se ha al- canzado el cuerpo del piñón, las alas pueden romperse con unas tenazas (Fig. 375).

Fig. 367. —' Sosteniendo el volante con unos alicates forrados de cobre

o latón.

Fig. 371. — Volante re-torcido (algo exagerado).

Fig. 373. — Torcido final para de- volver la forma circular al volante.

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300 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 30

1

Se cilindra bien el eje y alisa, y se tornea el espaldón para la rueda de centro, manteniendo el buril contra las alas (Fig. 376). Al asiento de la rueda de centro en el pi- ñón se le da una ligera conicidad, de modo que cuando se introduzcan sus alas e

pa

n el agu-

Fig. 375. — Cortado de alas

jer actitud. Las alas se rebajan en o de la rueda ajusten con exfo troduzca en el piñón rma de cono hasta que la rueda se in

como una vez y media su grueso; esto asegura un ajuste prieto y al mismo tiempo im- pide que la rueda pat ine . A continuación se tornea para quitar la porción sobrante del piñón y se socava para formar un remache; luego se quita el piñón de] mandril y se colo- ca, con el remache para arri- ba, en un yunque plano, con un agujero lo suficiente gran- de para dar cabida al eje, de modo que sobre el yunque sólo se apoye la cabeza del pi-

ñ n on. En esta posición la rueda se introduce por medio de upunzón de punta vacía y extremo plano (Fig. 377) .

Finalmente se remacha del mismo modo que lo hicimos con el eje del volante, volviéndose a montar en el mandril elástico

\mimnvmw anuí. Mil

Fig. 377. — Colocación de la rueda.

ra tornear el eje del piñón de cañón. Si el eje es muy largo,se coloca un punto hembra en el cabezal móvil para sostenerlo.Generalmente los piñones sin acabar se venden con los extremos

cónicos, pero si en este piñón nosucede así, se le hace el cono parael punto de hembra.

Se llama punto macho al quetermina en punta,

y punto hem-

Fig. 374. — Suje-ción

bra a al que tiene en su punta un v ciado cónico para dar ca-bida al . punto macho (Fig. 378) El montaje en el torno apa-recerá c 379. Primeramente se rebaja elomo la figura muestraeje para formar el pivote inferior, dejando un pequeño espal-dón para separar la rueda de la platina. Hágase servir, si es po-sible, el piñón viejo como guía para la posición de los diferen-tes espaldones. Las ilustraciones de la figura 380 muestran unpiñón acabado y ayudarán a conseguir lo que deseábamos.

Rebajaremos después el eje para ajustarse al piñón de ca-ñón, dejando un espal

del buril paracortar sólo las alas.

Fig. 376. — Torneando el espaldón

para la rueda.

dón para su asiento. Es aconsejable, para

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Fig. 378. — Izquierda, punta macho; dere- cha, punta hembra.

Fig. 379. — Mostrando el soporte de punta

hembra.

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302 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 303

facilitar el ajuste, escariar el agujero del piñón y quitar el to- que o toques formados para actuar de corchete; pueden punzo- narse otra vez más tarde, como diremos más adelante. Se tornea el eje con el buril, a una conicidad suave, para lograr que el pi- ñón se ajuste cerca de la mitad de su posición definitiva; esta conicidad debe ser aproximadamen-

te la misma que la de un escariador cónico. Se pule el eje con un puli-

dor de hierro cargado con polvos de esmeril y aceite, hasta que el piñón se ajuste bien contra el espaldón; no debe ser un ajuste forzado; la seguridad se dará después con los

toques para fricción dura; si el ca- ñón ajusta ya prieto antes que se hagan los toques, tendrá tendencia a subirse cuando se hayan fijado las agujas: esto es debido a que el efecto de resorte de los toques del cañón íio es tan fuerte como la fric- ción causada por un ajuste prieto: los toques no podrían mantener el cañón hacia abajo y éste subiría

cuando girase. Ante todo, es impor- tante que el cañón ajuste sin demasiada presión ni excesiva holgura. Si ajusta flojamente, se ladeará al girar, notándose acentuado este movimiento si se observa el camino de la punta de la aguja minutera al poner el reloj a la hora. Ahora vol- veremos a dar los toques en el cañón, y para hacerlo se escoge un alambre de latón que ajuste en el agujero del cañón, se lima un plano en un costado y se monta el alambre dentro del pi- ñón, de modo que el plano limado se sitúe donde debemos dar el toque. Si los toques han de ser dos, uno a cada lado, enton- ces se liman dos planos y encarados con éstos se disponen los toques.

Nos ocuparemos primeramente de cuando se requiere un solo toque. Se sujeta el cañón en el herramental de fijar el pi- ñón de cañón (Fig. 381), se baja el punzón en forma de cincel

sobre el cañón en donde había antes el toque y se da un ligero golpe sobre el punzón para levantar un ligero toque en el in- terior del cañón. Si no se dispone de herramental adecuado para fijar el piñón de cañón, se sujeta en el tornillo de banco una

pieza de latón en la que ajuste la parte cilindrica del cañón (figu- ra 382) y precédase con un pun- zón en forma de cincel de la mis- ma manera que en el caso anterior, sosteniendo el punzón con los de- dos índice y corazón.

Móntese el cañón en el eje: debe ajustar bastante prieto; aprié-

Fig. 381. — Herramental de fijar

nuil I I UTUTO

L-~* ¿Y5*" '

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e\ piñón de cañón.

tese luego el cañón hacia abajo, cuidando de no dar ningún movimiento de giro al piñón y asegurándonos de que se apoya bien apre- tado contra su espaldón. Entonces se mantiene con la mano la rueda y con unos alicates forrados de la-

Fig.-380. —Arriba, piñón de centro acabado; abajo, corte del mismo para que se vean

los socavados.

Fig. 382. — Modo de fijar el piñón de cañón sin herramientas espe-

ciales.

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304 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 305

ton se hac

ñon en posie girar el piñón tres o cuatro veces sobre sí mismo. Se saca después el piñón cuidadosamente en el sentido del eje, sin darle giro si es posible, y examínese el eje; el toque habrá señala- do una ranura circular que marca la, posición del corchete. Si el piñón ha girado cuando se montaba o al quitarlo, la ranura

circular no se definirá bien. Se tornea el árbol en la posición de la ranura cir- cular (Fig. 383). Aprié- tese otra vez el cañón den- tro del árbol y se notará que se toca el corchete; si,

con todo, la coincidencia no se nota lo bastante, se tornea el escote del árbol

un poco más arriba, como demuestra la figura 384, en las que las líneas de puntos indican lo que ha de rebajarse. Puede ser ne-

cesario hacer los toques más salientes en ruéb el interior. P ese el cañón otra vez y ha de poder sentirse como si se viera y tocara el corchete, indican- do ello la perfecta coincidencia. El cañón montado de esta ma- nera no subirá.

Si el cañón lleva dos toques, uno a cada lado, la pieza in- ferior del herramental se hace igual a la superior, es decir, tam- bién en forma de cincel, y si no se tiene el herramental, se in- vierte el cañón sobre la pieza de latón del tornillo de banco y se hace el segundo toque. Empleando un escariador corriente en vez del alambre de latón, con la ventaja de poder hacer los to- ques a la profundidad deseada según se introduzca más o menos el escariador. También puede substituirse el punzón por unas pinzas de sacar agujas de reloj, lográndose dos toques, perfecta- mente simétricos. La figura 383 representa una sección del ca- ñón con el toque o aplastamiento algo exagerado para indicar el proceso.

Luego el eje se corta a la medida. Para ello se coloca el ca-

ción y se marca el punto en que el árbol queda al ras con la parte superior del cañón. Se aplana el extremo del árbol con la piedra, si bien no es preciso que sea un plano absoluto, y se pule con un puli- dor de bronce y dia- mant ina . La f igu- ra 385 demuestra cómo se monta en el torno para pulir el ex- tremo del árbol de centro. En las máqui- nas de buena calidad, especialmente en las inglesas, se hallará que el extremo final del piñón se pule vaciado y el árbol de centro termina en el fondo del vaciado del piñón: es un trabajo manual

muy fino (Fig. 386) y muy fácil de ejecu- ta r . Es in teresante mencionar aquí esta particularidad, pues el procedimiento pue- de servir para otros usos.

Se mon modo que su extre- ta el cañón en un torneador, demo llegue perfecta- mente al nivel del mismo árbol, sin so- bresalir (Fig. 387). Se procura un peda- zo de alambre de

hierro — por ejem- plo, un clavo fran-

y se redondea algo su extremo teniendo en cuenta que 20

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Fig. 384.-Las li- nea puntos s deindican do

Fig. 383.—Toque enel pifión de cañón quedemuestra donde de-be tornearse

nde de- be rebajarse si el corchete no es su- ficiente.

para elcorchete.

Fig. 385. — Puliendo el extremo del árbol decentro.

Fig. 387. — El piñón decañón en el torneador;

no debe sobresalir.

Fig. 386. — Acaba-do del cañón y del

árbol de centro.

eesno es necesario un redondeado exacto; se le da vueltas entre

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306 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO LEA SE EMP 307

los dedos pulgar e índice de la mano izquierda, limando la punta con una lima fina para redondearlo (Fig. 388). Luego se pone el arco en la garrucha del torneador y se sostiene el pivote en el agujero de una punta de torno, o en alguno de los

Fig. 388. — Redondeando la punta de un clavo

que gene tienen en illo de ralmente el costado las garras del tornbanco. Estos agujeros están hech stos ca- os expresamente para esos y también para taladrar. Se carga la punta redondeada del

Fig. 389. — Montado en el torno universal, o de puntas, para pulir el interior del cañón.

alambre de hierro con polvos de esmeril y aceite y se mete en el extremo del cañón, como se ve en la figura 389. Se hace girar el torneador rápidamente, se da un poco de presión al alambre, moviéndolo al mismo tiempo hacia arriba y abajo y también se le hace girar unos instantes entre los dedos pulgar

e índice, con lo que se obtendrá un vaciado perfectamente re- dondeado. Para pulirlo, se limpia el extremo del alambre y se relima y carga con la mínima cantidad de diamantina. Se lim- pia el cañón con bencina, se cepilla y se frota con medula para quitar cualquier residuo de polvos de esmeril. Se repite la ope- ración como antes y se tendrá un vacia- do bonito y perfectamente pulido. Volvamos al piñón de centro. Se so- cava en el cuerpo del piñón en el extremo del remache, de modo que el eje quede de forma cónica después del pivote infe- rior. Este socavado hay que trabajarlo como una obra de arte, pues deberá ha- cerse tan estrecho

y profundo como sea posible. por finalidad, desdeTiene el punto de vista puramente técnico, evitar que el aceite del pivote se deslice fuera. Para hacerlo se usa la punta del buril que se debe ir aguzando mientras ndiza; la figura 390 mues- se profutra el procedimiento, indica a forma ndo las líneas de puntos lque se va dando al buril. ñón en el Se invierte después el pi

mandri erá nece- l elástico; seguramente ssario ujero emplear otro mandril de agmenor. Se tornea la parte superior del eje, se se socava el extremo supe- pule yrior de la cabeza del piñón de la misma manera que se hizo para el extremo infe- rior. Se habrá notado que en cada ope- ración de torneado el pulido se realiza inmediatamente antes de dar otro corte o pasada; esto ya fue indicado antes y es conveniente repetirlo: cortando una

superficie pulida se logra u

Fig. 390. — Haciendo el socavado. Las l

na agudeza extra; es una cuestión de orden estético,

pero que mejora mucho la apariencia de un reloj. Ahora podemos acabar las caras extremas de la cabeza del

piñón. Se monta una garrucha sobre la rueda (Fig. 391). La herramienta de acabar se hace, sencillamente, de una llave vieja de hierro, de una varilla de hierro o de un clavo; las ilustra -

íneas de puntos indican las formas que se van dando al buril.

Fig. 391. — La garruchaen posición.

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308 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 309

ciones de la f cesita. El extremo igura 392 muestran lo que se neactivo de la herramienta A se lima plano y luego se carga con polvos de esmeril y aceite, introduciéndolo en un recipiente con- teniendo una mezcla de ambos. Se monta el arco en la garrucha

y se mantiene la cara de n

la herramienta sobre el extremo de la cabeza del

piñón, como indica la fi- gura 393. Puede usarse

un punto hembra en el torno de puntas o en el

cabezal móvil del torno universal. La herramien- ta se sostiene con la ma- no izquierda. Se hace gi^

rar rápidamente el piñón y ejerciendo un poco de presión con la herramienta, a la que se da al mismo tiempo un movimiento giratorio adelante y atrás, manteniéndola lo más firme posible, aunque el plano de la cara no depende de esto; como en todo

Fig. 393. — Montado para refrentar la rueda

pulido, el trabajo halla su propio nivel si es mantenido de una manera correcta. Aproximadamente una docena de impulsos con el arco, serán suficientes; limpíese con medula e inspecció- nese la cara: debe ser perfectamente plana y presentar toda la superficie de un acabado gris; si no fuera así, se continúa con

los polvo quitará t s- s de esmeril y el aceite. El rectificado oda apereza resultante del remachado, y la herrami ta pu car en ede tola rueda de latón, dando a ésta el acabado que se desee. Cuan- do el aspecto de la cara es satisfactorio, limpíese con bencina y frótese bien con medula; no deben quedar vestigios de pol- vos de esmeril. Se limpia después la herramienta por fuera y en el interior del agujero para asegurarse de que no hay residuos de polvos, se lima nuevamente su extremo y se carga con dia- mantina por introducción en su recipiente. Luego se repite la operación con diamantina igual como se hizo con el esmeril.

Para pulir bien la cara del piñón se necesita un poco de práctica; algún fracaso en los primeros intentos, no debe ser, pues, motivo de desaliento. Mientras progresa el pulido co la ndiamantina, se va aflojando la presión de la herramienta, siendo posible "sentir" cuándo la cara ya está "terminada". Se notará que la herramienta rechina; esto es señal de que el pulido está casi terminado. Se continúa aflojando la herramienta aún más hasta que se tenga la "impresión" de trabajar sobre una super- ficie de terciopelo; entonces el trabajo está listo. Se limpia con medula y aparecerá un bonito pulido "negro opaco" sin brillo, pero con profundidad. Ahora se invierte la rueda y se pule la otra cara: se limpia bien y se pule con diamantina, como hemos explicado. Esta operación requiere más tiempo para ser expli- cada que para ejecutarla; si se tiene práctica se puede realizar muy rápidamente.

Tija o árbol "remontoir". — Hay varios puntos a considerar en lo que se refiere a la ejecución de una tija. Escójase, en pri- mer lugar, un alambre de acero templado y revenido yo d, cu iá- metro sea un poco mayor que la parte más ancha del árbol; móntese en un mandril elástico en el torno, primero dejando sólo que salga un poco, y se tornea un pivote cónico en su extremo; luego se hace salir en una longitud igual a la que tiene el árbol, midiendo desde la parte roscada a la parte del árbol que se ajusta dentro el la máquina. Si el árbol es largo, se acerca cabezal móvil del torno con un punto hembra, para sostenerlo. Cilindraremos el árbol hasta que ajuste prieto en la máquina y luego formaremos el espaldón que trabaja entre las platinas.

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Fig. 392. — Herramientas de refrentar.Arriba, varilla de hierro; en el ceñir o, de una

llave; abajo, de un clavo.

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310 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 311

Antes de rebajar más, se tornea el pivote en el extremo, puliéndose con polvos de esmeril y aceite, y después con dia- mantina, de modo que ajuste bien en el agujero; déjese tan lar- go como sea posible, de acuerdo con el agujero en que se aloja, para que el pivote no salga de su agujero cuando la tija está en

la posición de mover las agujas del reloj; si la má- quina está a un lado, la

longitud del pivote no es tan importante. Se continúa torneando hasta que se ajus-

I ~) — :» te prieto entre las platinas. Se pule la parte que traba-

~ ~ j - « i - i jará en las platinas con pol- I - ' vos de esmeril y aceite, y

de - spués con diamantina, hasta que esté libre.

Se tornea después la par- j— | j - 1 _ .[ _ _k te en que debe ajustarse la

rueda de corona y se pule y acaba esta parte solamente; no es necesario pulir ahora toda la tija. Luego se seña- la la posición del piñón do- ble y se hace una pequeña

muesca circular en este punto. Tendremos ahora el espaldón para la rueda de corona y desde la terminación de este espal- dón al pivote del árbol se limará, según vamos a explicar, una parte de sección cuadrada, de manera que el piñón doble pueda deslizarse arriba y abajo. Las ilustraciones de la figu- ra 394 muestran las sucesivas formas que irá adquiriendo la tija o árbol "remontoir".

Para limar la parte de sección cuadrada, trábese el árbol del cabezal fijo del torno por medio de la espiga de la pieza elástica que ajusta dentro de los agujeros de la cara de la polea mayor. Substituyase el soporte portaherramientas por el soporte de ro- dillo (ahora consideraremos solamente el de rodillo único). Acerqúese el rodillo a la tija y asegúrese de que estén sus ejes

bien paralelos entre sí y también casi a nivel con su arista su- perior. Generalmente la mejor colocación del rodillo es a 6 ó 7 milímetros de la tija, pero esto depende en gran manera del tamaño del árbol que se está construyendo. Se coloca sobre el rodillo de soporte una lima plana fina y bien afilada, con el canto sin dientes contra la muesca circular ya hecha según hemos explicado (Fig. 395). Se mueve la lima hacia adelante y hacia \

Fig. 395. — Limando el paralelepípedo mediante el soporte de rodillo

atrás, dos o tres veces, sin tocar la tija, ejerciendo algo de pre- sión sobre la lima para que se ponga bien plana sobre el soporte del rodillo. Cuand

Fig. 394. — Torneado de la tija.Desdi arriba: acero azul; primer espal-dón; pivote; mu

o se haya adquirido la convicción de que la lima está en su situación correcta, gradualmente se va inclinan- do ésta sobre la tija hasta que la toque y entonces se da una pasada firme y segura hacia adelante. Empléese una lima que ya haya sido usada.

Recuérdese que la tija es de acero templado y revenido, por cuyo motivo se debe limar despacio. Se dan dos o tres pasadas completas con la lima y entonces se gira el árbol del cabezal de torno exactamente un cuarto de giro: es conveniente que la placa de la polea esté dividida en cuatro partes iguales para in- dicar los cuartos de giro. Luego que se ha fijado nuevamente el árbol del torno, se procede a limar otra cara, y en el grado en que sea posible límese la misma cantidad que anteriormente; se

esca circular; limadode cuatro superficies en forma de para-

lelepípedo; ranura para la tireta.

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312 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 313

continúa así hasta que se han hecho las cuatro superficies pla- nas. Esta parte de sección cuadrada debe rebajarse ligeramente hacia el lado del pivote, poniendo a tal fin un pedazo de pa- pel debajo del asiento del soporte portaherramientas por el lado del cabezal fijo del torno, antes de fijar el soporte; esto hará

que el rodillo se incline lige- ramente, produciendo el efecto que se desea lograr (Fig. 396).

La sección cuadrada de la tija no debe aún ser perfecta: las esquinas deben conserva: todavía la forma cilindrica ori- ginaria tos pequeños pía- y es

ü- -L Fig. 39 el 6. — La flecha indica el papcoloc e para fa- ado debajo del soportcilitar el limado con inclinación del

paralelepípedo.

nos circulares servirán de guía para conocer si se han limado bien los planos (Fig. 397). Si éstos están bien hechos, las cua- tro aristas deben presentar todas la misma curvatura; si no ocurre así han e de limarse los planos que s hallen disconformes.

Luego se continúa limando alternativamente los planos un poco cada uno, hasta que las aristas

sean vivas. Se prueba el piñón doble en la tija y, si es necesario, continúese limando hasta que el piñón doble se ajuste en

la mitad de la parte de

sección cuadrada. Aunque las aristas no hayan sido formadas en ángulo completamente, el trabajo puede considerarse ter- minado cuando el piñón doble deslizante ajuste donde se ha dicho; esto depende de las dimensiones del agujero cuadrado del piñón doble. Ahora se quita el árbol de la pinza y se corta a la longitud aproximada; se tornea, luego un cono en el ex-

tremo para ser roscado para la corona. Se coloca en el cabezal fijo un punto hembra, se lleva el

cabezal móvil con otro punto hembra, se monta la tija entre

Fig. 397. — La tija con el paralelepí-pedo sin avivar las aristas.

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los dos puntos, uatro caras con quedando libre, y se pulen las cun pulidor de hierro cargado con polvos de esmeril y aceite (fi- gura 398). Se sostiene el pulidor con los dedos como si fuera un lápiz, ejerciendo un poco de presión y dándole un movi- miento circular hacia atrás y hacia adelante, sobre las superfi- cies planas de la parte de sección cuadrada. De esta manera se obtendrá una superficie perfectamente plana. Se hace luego girar la tija con la mano hasta que se presente otra cara y se pule de la

Fig l libre entre puntas para que cuando se lima se ponga . 398. — El árbo

automáticamente a nivel.

misma manera, continuando así hasta que se hayan pulido las c uatro. Se hacen tanteos de prueba del piñón doble en la tija yse pulen c un poco to para on el pulidor das las caras cada vez,conservar perfectamente la sección cuadrada, hasta que se ajuste a una distancia del espaldón equivalente a su propia longitud. Al llegar a este resultado, se limpia la tija con bencina y se fro- ta bien con medula para quitar toda traza de esmeril; se limpia el pulidor, se le vuelve a limar y se carga con diamantina. Se coloca de nuevo la tija entre los puntos del torno y se repite la operación, puliendo las cuatro caras para lograr que el piñón doble hasta su espaldón. No es indispensable ajuste libremente que la e de sección cuadrada queden perfecta- s caras de la partmente pulidas y libres de rascaduras, por cuanto después de que el piñón doble se haya desplazado algunas veces arriba y abajo par a se presentarían nuevas rascaduras. a la puesta en hora y

La siguiente operación consiste en hacer la ranura para la tireta; para ello se mete la tija tan ad tro como sea posible; se enatornilla la tireta en la máquina de modo que su espiga señale la tija, y dando a ésta una vuelta o dos, quedará la marca en dónde debe hacerse la ranura, para lo cual usaremos la herra-

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314 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 315

mienta representada en la figura 343, pero aguzándole, ante todo, su canto cortante perfectamente en ángulo recto, por me- dio de una piedra de carborundum y no a un ángulo como se hacía cuando trabajábamos el eje del volante. Al rebajar la ra- nura, se amplía un poco a fin de que el pasador pueda tener algo de juego, para lo cual se comienza la ranura algo más adelante de dodde se hizo la señal.

F¡g. 399. — Roscando en el torno

Para ejecutar la rosca para la corona, inviértase la tija en el mandril y sujétese por la parte que trabaja entre las platinas; si se ha partido de acero azul, será necesario recocer la porción que ha de roscarse. Después de decidir el diámetro de la rosca, ya sea por el de la tija vieja o por el de la corona, se tornea el árbol para ajustar con un agujero de la terraja que esté situado dos espacios por encima del que después usaremos para roscar. El árbol se tornea cónicamente para formar una entrada al filete de rosca.

Las placas de terraja de relojero no cortan el filete, de modo que no se quita metal, sino que el fileteado se imprime. Lo dejo consignado porque teniendo en cuenta que el metal es duro, cuando se hace la rosca se requiere gran cuidado. Se su- jeta a mano derecha; con la izquierda se mueve

la polea del cabezal con un movimiento de avance y a la de- recha, y al mismo tiempo se. mueve la terraja de idéntica mane- ra, empleando siempre mucho aceite. Pronto se notará el roza- miento del roscado y si no se obra con cuidado puede retorcerse el árbol; así pues, póngase mucha precau-

ción. Los primeros cinco o seis pasos de rosca no serán completos y cuando el filete ya va teniendo toda la profundidad el es- fuerzo deberá ser mayor. La figura 399

Fig. 401. — Soporte de doble rodillo

demuestra el procedimiento. Ahora sólo falta cortar a la medida la parte roscada, la cual se establece por la posición de la co- rona cuando la máquina está en la caja y la tija ya terminada. Como siempre en toda pieza nueva, se le da a la tija un acabado que se conjugue con la calidad de la má- quina; de todos modos, el espaldón que

trabaja entre las platinas, el de la rueda de corona y el pivote se pulen siempre con diamantina, pero el resto de la tija puede agrisarse con polvos de esmeril. La figura 400 muestra la tija acabada, montada ya en la máquina.

El soporte de doble rodillo (Fig. 401) se emplea de la ma- nera siguiente: la lima se mantiene firmemente en contacto con

Fig. 400. — La tijamontada. Nótese eljuego axial, la posi-ción terminal del pa-ralelepípedo y la liber-tad de la espiga de latirela.

la terraja con l

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316 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 317

ambos rodillos al mismo tiempo; la pieza que lleva los rodillos se baja y cuando la lima toca el trabajo se baja aún un poco más. En esta posición se puede comenzar a limar, manteniendo siempre la lima en contacto con el rodillo más cercano al opera- rio; la lima establecerá contacto con el otro rodillo cuando se esté a punto de terminar el trabajo. De esta manera debe obte- nerse una superficie plana viva, y como el segundo rodillo ser- virá de referencia, se limará una cantidad igual en cada cara.

Resumiendo: las piezas que hemos hecho en el torno, o sea el eje del volante, omprenden prác- el piñón de centro y la tija cticamente todas l en un taller co- as operaciones que se realizan rriente. Como hemos tratado también del centrado, del pulido y del limado, el resto ya no es más que cuestión de práctica, de mucha práctica. La ejecución de piezas nuevas no se aprende so- lamente en los libros; el procedimiento se explica y al estudiante corresponde aplicarlo; como antes he dicho ya, el torneado re- quiere mucha más práctica que el limado y de las dos opera- ciones, la primera es bastante más importante para el relojero que la segunda.

PivoteSi — En las máquinas de primera clase no se suelen montar nuevos pivotes, pero hay circunstancias en que puede tolerarse: por ejemplo, cuando debe buscarse la máxima econo- mía o cuando no pueda obtenerse toda la pieza nueva en bruto, tal como un piñón; por esta razón es necesario indicar aquí

con la broca que debemos usar. El tamaño de la broca debe ser un poco mayor que el nuevo pivote que vamos a ajustar. El punto hembra ajusta con el extremo plano del eje del piñón y como la broca aju uego en el agu- sta sin jjero del punto, ésta se en- cuentra en la posición exac- ta para obtener un agujero bien centrado; procedere- mos seguidamente a mon- tar el eje del piñón en el herramental con el arco presto para usarse (figura 404). La broca que ha de emplearse para el acero es la redondeada, con su canto cortante amolado a un án- gulo agudo, con lo cual se pig 402. — Revenido del piñón aumenta su resistencia.

Es muy sencillo hacerse una broca del diámetro conveniente, en caso de carecer de ella; límese, en la forma que indica l igu- a f

cómo se hace un pivote nuevo.

Ante todo amólese el pivote antiguo y déjese plano el ex- tremo del eje con una barreta americana o Arkansas. Es mejor no rebajar el revenido de la pieza a la que se ha de colocar el pivote, pero algunos piñones son tan duros que es práctica- mente imposible taladrarlos: en este caso se rebaja un poco el revenido. Para ello, sosténgase sobre una lámpara de alcohol el piñón de modo que sólo reciba la llama la parte que ha de ta- ladrarse y se deja que se vaya calentando hasta el color azul (figura 402). Esto hará cambiar ligeramente el color del piñón, pero posteriormente se le puede devolver de nuevo el propio, según explicaremos más adelante. Se escoge una vara del herra- mental de pivotar (Fig. 403) que tenga un agujero que ajuste

Fig. 403. — Herramental de pivotar

ra 405, un pedazo de alambre de acero que ajuste al agujero del cabezal del herramental de pivotar; coloqúese el final de este alambre sobre un yunque y con un martillo de acero de cara

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318 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y COMO SE EMPLEA 819

plana se chafará el extremo del alambre (Fig. 406) ; si la broca es de un tamaño normal se lima a la forma de la figura 407, pero si es tan fina que no pueda limarse, se dará la forma final

con una barreta americana o Arkansas, después de templa- da y revenida. Para templarla se pone su punta sobre la lla- ma de la lámpara de alcohol, hasta que se ponga de color ce- reza, e inmediatamente se mete en aceite. Se prueba con una

Fig. 405

Fig. 406

Fig. 407 Tres fases para la obtención de una broca.

lima para ver si se ha templa- do bien y luego se limpia una de sus caras con afinador con esmeril. Se mantiene ahora el cuerpo de la broca en contac- to con la punta de la llama que la cara pulida antes se

vuelva de color paja se retira del calor y se mueve en el aire para evitar un revenido exce- sivamente elevado (Fig. 408).

Si la broca es de las finas, el temple se hace en el aire con

movimiento: cuando la punta está al rojo, como antes, se quita rápidamente de la llama, bastando generalmente este en-

Fig. 404. — Montaje para pivotar, mostrando el extremo vaciado en

cono y la posición de la broca.

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friamiento súbit mucho cuida- o para templarla. Debe ponersedo con las brocas finas, pues en seguida llegan al color blanco con peligro de quemar el metal. El revenido se efectúa del modo que hemos descrito, pero procúrese que no sobrepase del blanco, porque entonces la parte final de la broca quedaría blanda e in- servible. La hoja de la broca se afila con una barreta de piedra ame- ricana o Arkansas.

Estamos ya dispues- tos para taladrar. Pón- gase una buena canti- dad de aceite semidenso de reloj en el punto de la broca y también un poco en el otro pivote. Se a pequeña pre- da unsión al portabrocas y se hace girar despacio el ej ñón. Es esen- e del picial que la broca no de- je de cortar durante to

Fig. 408. — Temple de una broca

do el tiempo de trabajo; se puede sentir si la punta corta o no, y si la forma en que ésta taladra no es satisfactoria, exa- mínese su dureza, su forma, etc. El empleo de brocas que no corten es perjudicial, ya que lo que hacen realmente es bruñir, y las superficies bruñidas son después muy difíciles de cortar. Si por cualquier razón el agujero queda bruñido, puede algu- nas veces quitarse el bruñido, aplanando el canto de la broca; se usa la broca con el canto aplanado hasta que la superficie bruñida ha desaparecido, volviendo entonces a dársele su for- ma primitiva y se sigue taladrando. Mientras se taladra, se da media vuelta al portabrocas cada vez, con lo cual se consigue un agujero recto. De vez en cuando retírese la broca para qui- tar las virutas y poner más aceite y continúese después tala- drando hasta que el agujero tenga la profundidad de una vez y media a dos la longitud que requiere el nuevo pivote. Esta regla no es válida si se hace un agujero para el pivote del piñón de la rueda segundera.

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320 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 321

Para obtener el pivote nuevo limaremos a una conicidad sua- ve, con una lima fina, un pedazo de alambre de acero azul un poco más grueso que lo que ha de ser el nuevo pivote. Se reduce para lograr que el extremo se introduzca hasta aproximada-

mente la mitad del agujero en el eje del pi- ñón y luego se lima este extremo hasta que quede bien sujeto en el agujero. Puede ser necesario, para que el extremo entre bien

recto en el agujero, amolar un poco este ex- tremo, ya que el limado habrá reducido algo el diámetro del mismo; es imprescindible el pleno contacto del cono del pivote con toda

la pared del agujero. Frótese el interior del agujero con un palillo para que quede bien limpio. Métase el extremo del alambre en polvos secos de esmeril; esto hará que el

nuevo pivote quede bien adherido en los lados del agujero. Se corta el alambre como de unos 6,5 mm de longitud; coloqúese el piñón en un yunque y golpéese ligeramente

el alambre con un martillo para que entre bien en el agujero (fi- gura 409) ; sí esto se realiza suavemente no hay peligro de rajar el eje del piñón. Cuando el pivote está bien metido, se corta casi a su medida exacta con unas tenazas y se termina en el torno de pivotar. Se escoge un apoyo en el disco, de la vara del cual el pivote ha de sobresalir algo menos de la mitad de su diámetro (figura 410). Primeramente se re- baja el pivote con una lima de pi- votes, hasta que se ajuste prieto en su agujero. Después se limpia el apoyo y el pivote con medula y se bruñe éste con el bruñidor adecuado para acabarlo, hasta que se ajuste libre en el agujero. Sobre la libertad necesaria para los pivotes hemos tratado ya en el capítulo IV.

Un método más completo para el acabado de los pivotes, consiste en tratarlos con polvos de esmeril y aceite, luego con

diamantina y, finalmente, con el bruñido. El pivotar es un tra- bajo de poca importancia que no merece un largo proceso de acabado; son suficientes el limado y el bruñido; tanto es así que en Suiza generalmente no se emplea otro procedimiento. . La punta del pivote se termina en la vara a linterna, del mismo modo que se explicó para terminar la de los pivotes para el eje del volante; la punta se redondea primeramente con una barreta de piedra americana. El nuevo pivote queda ya termi- nado y si fue necesario rebajarle el revenido, para devolverle su color propio, precédase como sigue: échese un poco de ácido clor- hídrico en una vasija de vidrio o porcelana de unos 12 mm de alto y de diámetro aproximado; el ácido debe llenar el recipiente hasta la mitad. A continuación con unas pinzas sosténgase el piñón de modo que quede colgando y sumergida en el ácido durante uno o dos segundos la parte que debemos tratar, proce- diendo inmediatamente a su limpieza con agua fresca corriente. Luego se introduce en amoníaco disuelto durante uno o dos minutos para neutralizar el ácido, se lava otra vez con agua fresca y se deja secar bien, manteniéndolo cubierto en serrín de boj o cal apagada durante una hora aproximadamente. Los vapores del ácido clorhídrico son corrosivos y, por tanto, hay que tener mucho cuidado; además, si el ácido toca la piel, pue- de producir quemaduras.

Fig. 409. — Cómo secoloca un nuevo pi-

vote en posición.

Las ilustraciones que muestran el enderezado de pivotes se refieren a los del eje del volante y del tren de ruedas. El pivote cilindrico del tren generalmente no puede enderezarse, pero por fortuna estos pivotes no se tuercen muy a menudo; el pivote de los segundos (en el que va montada la aguja segundera) es una excepción de esta regla y, por lo general, responde bien, tedien- do en cuenta su longitud. Fig. 410. — El apoyo de tamaño

correcto en el torno de pivotar. Procúrense unos alicates planos y límense los dientes del in- terior de las garras, dejándolas perfectamente lisas; se redondean luego los cantos interiores del extremo de las garras con una lima, y se lima el exterior de éstas para dejarlas más delgadas y más estrechas. Estudíese bien la figura 411, pues la mitad de las probabilidades de éxito en el enderezado de pivotes depende de la herramienta; se necesitan unos alicates firmes, sin ningún juego lateral, delicados y muy sensibles al tacto.

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322 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 323

Examínese el pivote torcido con una lupa de doble lente y si se observa un doble torcido (Fig. 412) es ya imposible en- derezarlo satisfactoriamente. Si el torcido es sencillo, entonces aun hay probabilidades de éxito; caliéntense un poco las garras de los alicates, sosténgase el volante con la mano izquierda y

cójase con los alicates el pivote de tal manera que su punta se apoye sobre el interior de una garra y la base del cono lo haga sobre la otra. El pivote no debe apretarse mucho y se va enderezando con un solo movimiento; con cuidado, se tira de él gradualmente, como si quisiéramos arrancarlo (Fig. 413). Hacemos lo mismo que cuando enderezamos un alam- bre entre los dedos pulgar e índice. Caliéntense de vez en cuando las garras de los alicates y

continúese de esta manera, despacio, hasta que el pivote esté derecho. El movimiento desli- zante de las garras lisas no señala apenas el pi- vote, pero éste debe bruñirse en el torno de

pivotar para asegurar una superficie bien lisa. Es conveniente guardar las garras de los alicates en buenas condiciones, lim- piándolas con un afinador de cuero con esmeril, de la decolo- ración producida por los calentamientos que hemos dicho se re-

Fig. 413. — Cómo se endereza un pivote de eje de volante.

querían para enderezar los pivotes; además, estos alicates espe- ciales deben reservarse exclusivamente para este trabajo.

Trabajos de torno en el barrilete. — El carro portanerramien- tas es un accesorio muy apreciable, que puede emplearse para muchos usos, dos de los cuales vamos a describir. El primero

de escalones, como el que se describió cuando hablábamos del centrado del agujero del volante. El otro método consiste en pe- gar el sombrerete en un mandril de pegamiento (Fig. 414). Si el sombrerete es delgado, no hay más remedio que pegarlo, pues necesita apoyarse bien por detrás para resistir la presión de la cuchilla; por otra parte, el pe- gado tiene la desventaja de no asegurar un asiento bien plano, debido a la posibilidad de un grueso irregular de la película de goma laca que pega el barrilete en el mandril.

Empezaremos por este últi- mo método. Móntese el mandril en el árbol del torno y calién- tese su plato con una lámpara de alcohol. Se reparte entonces un poco de laca sobre su superficie y se calienta hasta que la

Fig. 414. — Mandriles de pega-miento.

Fig. 411. — Alica-tes para enderezar

pivotes. laca esté casi líquida; en este momento se coloca el sombrerete en posición y se le oprime fuertemente contra el mandril, de ma- nera que se ponga lo más plano posible, usando pa- ra apretar el respaldo del mango de un cepillo de re- lojero; mientras tanto, se hace girar despacio el ár- bol del torno para ayudar a que el sombrerete se pon- ga bien plano (Fig. 415). Antes de que la laca se so- lidifique, retírese el mango y póngase el soporte por- taherramientas paralelo al

sombrerete. Afílese un palillo de boj y redondéese su punta para que pueda ajustarse al agujero del sombrerete; sosténgase firme el palillo sobre el soporte, con la punta redondeada en el agu- jero, y hágase girar bastante rápidamente el árbol del torno,

Fig. 412. — Pivote retorcido

Fig. 415. — Pegando un sombrerete a unmandril de pegamiento.

es alisar una superficie como la cara interior de un sombrerete. Si ello es posible, conviene montar el barrilete en un mandril

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324 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 325

quedando de esta manera bien centrado el sombrerete (Fig. 416). Si no se dispone de mandril de pegamiento, pegúese con

goma laca el sombrerete sobre una placa de latón, la cual se monta después sobre un mandril de garras. Para centrarlo, se.

Fig. 416. — Centrando el sombrerete

taladra en la placa de latón un agujero lo bastante grande para que pueda pasar la varilla de centrar del mandril, que se intro- duce en el agujero del sombrerete, debiéndose apretar seguida-

mente l.as garras del man- dril (Fig. 417).

Con esto queda ya to- do dispuesto para empezar a tornear. La cuchilla que mejor se adapta al carro portaherramientas es la que se representa en la fi- gura 418. Los ingenieros preconizan varias formas de cuchillas con los corres- pondientes ángulos de ata- que y de incidencia, y los catálogos de herramientas para torno de relojero lle-

van muchas cuchillas de las más diversas formas y tamaños, pero para las necesidades del reparador de relojes la que se re- produce en la citada figura es ya suficiente. La cuchilla se fija por el tornillo superior que hay en el carro portaherramientas ;

cuando esto se realiza, han de vigilarse dos cosas: la primera, que el canto cortante de la cuchilla esté a la altura correcta, esto es, un poquitín más arriba de la línea de centro (Fig. 419), y la otra, que la cuchilla esté sujetada firmemente. Es muy im- portante también que la cuchilla sobresalga poco, pues de lo contrario podría vibrar; la vibración se presenta cuando la cu- chilla no está bien sujeta o sobresale excesivamente y se nota por el ruido que produce al cortar y por la super- ficie irregular que deja, ya que traba- ja por sacudidas. Si la cuchilla colo- cada en el portaherramientas del carro quedara baja con relación a la línea del centro, se le ponen de- bajo tiras de latón o de otro metal del grueso adecuado (figu- ra 420). No es probable que sea demasiado alta si se ha amo- lado correctamente, pues si hay error, será más bien por haber sido colocada demasiado baja.

Fig. 418.—Herramientapara tornear.

Córrase el carro a lo largo de la bancada, hasta que casi

Fig. 420. — Colocación de calces a la herra- mienta para darle la altura correcta.

Fig. 419. — La herramientaun poco por encima de la

línea de centro.

toque el trabajo, y fíjese en esta posición. Como la pieza gira hacia el operario, la: cuchilla también debe moverse hacia él, la cual se acerca o separa del centro por la manivela A (Fig. 421) y puede ya empezarse el corte en la posición exacta, que, en nuestro caso, es como representa la figura 422. Se hace girar el árbol del torno y con la manivela B se acerca la cuchilla hasta que toque al sombrerete y empiece a cortar; entonces se mueve

Fig 417. — Centrando el sombrerete sobre

una placa en el mandril con garras.

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326 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 327

la manivela A en sentido opuesto, esto es, contrario al de ro- tación de las agujas del reloj, de modo que la cuchilla se des- place hacia el operario; la manivela A se acciona despacio, mien- tras el trabajo gira bastante rápidamente hasta que la cuchilla alcance el canto interior. Es imposible hacer una esquina viva

en este canto, de manera que se retira la cuchilla separándola del sombrerete y con la manivela A se lleva la cuchilla a la posición indicada en la figura 423. Se vuel-

ve otra vez la cuchilla contra el sombrerete y despacio se la des- plaza hacia el operario, después de

haber invertido el sentido de giro del árbol del torno; si la cuchilla

se llevara sólo a tocar tel trabajo con la posición que tenía cuando cortó en la primera pasada, del centro hacia el operario, no podría cortar nada por haber quitado antes el material y sólo quedaría una superficie lisa; en cambio, si es la arista lateral de la cuchilla la que corta, pode- mos obtener esquinas vivas, tanto en el centro como al extremo

Fig. 423. — Segundo corte

del círculo, con una sola estacada de la cuchilla, pero como el corte se hace con la cuchilla, que siempre tiene un poco de elas- ticidad, las dos pasadas la dejan bastante lisa.

Otro método de sujeción del sombrerete es el que emplea el mandril escalonado (Fig. 362). De los dos métodos, quizá éste sea el mejor, pero tiene, como se ha indicado, sus limita-

ciones. Lo más importante es seleccionar un mandril con escalón del tamaño adecuado, ya que el sombrerete debe ajustarse en el rebajado del escalón sin ningún juego o poquísimo. Cuando el mandril es arrastrado hacia el interior del árbol del torno por la varilla central, un ligero giro de ésta fijará el sombrerete en el mandril. Si se siguen estas observaciones, el sombrerete gira- rá mejor centrado que haciendo para fijarlo mucha más fuerza con la varilla central. El torneado con el carro portaherramien- tas se hace de la misma manera, en principio, que el torneado con buril para cínlindrar, especialmente en los trabajos ligeros, como los de relojería.

Otros trabajos de torno. — El carro portaherramientas puede también utilizarse para cilindrar o tornear longitudinalmente, como, por ejemplo, un árbol de barrilete. El trabajo se monta

Fig. 424. — Montaje para cilindrar con el carro (en el circulo, arrastrador

para el árbol).

en el torno en un mandril elástico con soporte al extremo, en el punto del cabezal móvil, o entre centros. En este último caso se monta en el árbol un arrastrador dispuesto como mués-

B

Fig. 421. — Carro del torno

Fig. 422. — Primer corte

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328 MANUAL PRACTICO DEL RELOTERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 329

tra la figura 424. Excepto en la posición del trabajo, el proce- dimiento es similar al explicado cuando se alisó la superficie del sombrerete y la cuchilla se desplaza longitudinalmente a lo lar- go de la pieza; si se hace avanzar con la punta como indica la posición incorrecta de la figura 425, hay el peligro de que la superficie quede resaltada, por vibración de la cuchilla. El corte debe realizarse siguiendo la otra dirección.

El aparato de alisar cabezas de tornillo es un accesorio del

ixr

//¡correcto Correcto Fig. 425. — La dirección de la cuchilla es muy importante

torno, pero también puede usarse sin éste. En primer lugar con- sideraremos su aplicación en el torno (Fig. 426).

Este aparato se usa principalmente' para alisar, y se suminis- tran con él tres alisadores: uno de hierro, otro de bronce de campanas y otro de boj. Para el pulido, por ejemplo, de una cabeza de tornillo, éste se fija en el árbol del aparato por medio de su rosca; es conveniente que la cabeza del tornillo esté para- lela con el mandril del torno. Se sujeta el alisador de hierro en el torno y se carga con polvos de esmeril y aceite, fijándose el aparato muy cerca del alisador. El árbol estará dispuesto para deslizarse arriba y abajo de su bancada, después de poner un poco de aceite en la superficie de la bancada y también en los cojinetes del árbol. Se hace girar el cabezal del torno mode- radamente y con la palma de la mano el árbol del aparato, al mismo tiempo que se le inclina hacia el alisador para que la cabeza de tornillo lo toque. De esta manera la cara de la cabeza del tornillo será rectificada perfectamente plana. El árbol se hace girar despacio comparado con el giro del alisador, y esto, com- binado con la posición de la cabeza sobre el alisador, rompe el grano, asegurando una superficie plana. Si la cabeza del tornillo fuera concéntrica con el alisador esta condición de tra-

bajo no existiría y la posibilidad de conseguir una superficie plana sería por lo menos incierta.

Cuando se ha obtenido una superficie perfectamente plana se substituye el alisador de hierro por el de bronce y se carga con diamantina; se limpia la cara del tornillo para quitar todo vestigio de polvos de esmeril y se procede a pulir, de la misma

Fig. 426. — Herramienta de alisar cabezas de tornillo, empleada en el torno

manera y con idénticos movimientos que cuando usábamos el esmeril. El toque final se hace con el alisador de boj cargado con diamantina, procediendo en todo lo demás igual como antes.

Siguiendo el procedimiento explicado en el párrafo anterior, no solamente pueden pulirse las cabezas de tornillo, sino tam- bién los extremos del árbol del barrilete y cualquiera otra pie- za que pueda fijarse en el mandril del árbol del aparato.

Cuando este aparato se usa sin conexión con el torno, tra- baja según el mismo principio, pero el procedimiento es algo diferente. La figura 427 demuestra cómo funciona el aparato cuando se mueve a mano; se fijan el aparato en el tornillo de banco y el tornillo cuya cabeza se quiere alisar en el árbol del aparato.

Se carga el alisador de hierro con polvos de esmeril y aceite

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330 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 331

y se mantiene como se ve en la figura citada en el párrafo ante- rior. Hágase girar el árbol con un movimiento de vaivén, al mismo tiempo que el alisador con igual movimiento, pero más aprisa y empujándolo contra la cabeza del tornillo; de este modo la cabeza es rectificada plana. Se pone un poco de aceite en los cojinetes del árbol de la pieza y en los del árbol del alisa-

Fig. 427. — La herramienta de alisar cabezas de tornillo, accionada a mano

dor, cambiando el alisador de hierro por el de bronce y prece- diéndose como antes.

El acabado de cabezas redondas de tornillo o de otras pie-

dica la figura 427 y se obtendrá una buena superficie. Se man- tiene la barreta sobre el costado de la cabeza para acabar aquella superficie; se logra un rayado fino circular y no se necesita ya otro acabado. Para acabar los costados de las cabezas de los tornillos se hace como con su cara superior. Se limpia bien el tornillo, se carga el pulidor de bronce con diamantina y se pule la superficie haciendo un movimiento de vaivén como al utili- zar la barreta Arkansas. El puli- dor de bronce tiene unos 175 mi- límetros de largo, 12 mm de an- cho y unos 6 mm de grueso. El toque final se da con el pulidor

de boj, de aproximadamente las mismas dimensiones y cargado con diamantina; este pulidor de boj puede substituirse perfectamente por el dorso del mango de un cepillo de relojero.

Fig. 428. — Soporte incunable

El pulidor de bronce se rehace por limado, dejando un grano grueso, y el de boj rascando con el cuchillo de banco en el sentido longitudinal. A la cabeza del tornillo puede dársele una curvatura completamente redonda, o, si la piedra y los pulidores se mantienen para que la cabeza quede tan plana como sea posible, se obtendrá una superficie ligeramente bombeada, conocida por cabeza en "gota de cera".

zas, tanto en el torno como en el aparato accionado a mano, se realiza según el mismo procedimiento. Si se efectúa en el torno, el soporte a rodillo para el pulidor se fija en posición y la pieza en un mandril elástico en el árbol del torno. El soporte del pulidor en el aparato accionado a mano es el rodillo que está más cerca del operario en la figura 427.

Se fija el tornillo en el árbol, como se hizo antes. Gene- ralmente es suficiente preparar la superficie que se ha de pulir por medio de una barreta Arkansas, haciendo girar el árbol con la mano izquierda y manteniendo la barreta sobre el rodillo de soporte, moviéndola adelante y atrás contra la cabeza del tor- nillo; hágase con la mano un movimiento de vaivén, como in-

Los polvos de esmeril y el aceite se pasan al alisador reco- giendo un poco con la punta del cuchillo y desparramándolos luego sobre la superficie del alisador con la yema del dedo. La diamantina se transfiere a los alisadores y pulidores con el nudillo del dedo pulgar, como se dijo para el pulido a mano.

Los accesorios del torno son muy numerosos. Los hay para multitud de usos, y mientras el verlos causa admiración, son muchos los que tienen poca utilidad para el reparador relojero de mediana actividad, pero a fin de hacer este capítulo lo más completo posible, mencionaremos la mayoría de ellos, expli- cando su utilidad para el reparador de relojes.

El soporte incunable (Fig. 428) es útil cuando han de tor- nearse muchas piezas de varias clases; puede inclinarse para

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332 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 333

tomar medidas y asimismo cuando se pule, y luego volverse a la posición anterior sin necesidad de reajuste.

Hay mandriles para todos los fines: los más útiles son el plato universal, los mandriles de latón y los de linterna. El plato universal tiene garras reversibles (Fig. 429), pudiéndose

sujetar aros, como la caja o el bisel del reloj, cuando las garras están in- vertidas ; los escalones así formados son útiles para sujetar una plati- na de reloj cuando se le ajusta un nuevo aguje- ro de centro y para otros trabajos similares. Los mandriles de

Fig. 429. — Plato universal latón (Fig. 430) se emplean en los mandriles elásticos, hechos especial-

mente a este fin, para sujetar las roscas de los tornillos y otras piezas cuyas superficies han de protegerse. No son convenientes para tornear ejes de volante, piñones y otras piezas que requie- ren una absoluta exactitud y un cuidadoso trato.

Los mandriles de linterna (figura 43 i) son de bronce con una rosca de acero en el cen- tro. Se usan para sujetar pie- zas como una rueda de cliquet combinada con el árbol del ba- rrilete, de la que debe pulirse un extremo, o un tornillo

grande para que su cabeza pue- da ser pulida. Sin embargo, no

sujetan el trabajo bastante rí- gidamente para que pueda servir para el torneado. Los mandri- les pequeños de linterna (Fig. 432) son útiles para sujetar mi- núsculos tornillos cuyos extremos han de pulirse, o agujas segunderas cuyo cubo ha de rebajarse con una barreta Arkansas. Ningún torno podrá considerarse completo si le falta un dispositivo para taladrar. El accesorio representado en la figu-

ra 433 es, virtualmente, el aparato de pivotar, pero para tra- bajos pequeños es preferible el herramental a mano accionado por el arco, como ya hemos descrito.

Para trabajos de mayores dimensiones es excelente el apa- rato reproducido. Si, por ejemplo, se desea taladrar un árbol de barrilete para la rosca del tornillo que su- jeta la rueda de cliquet, el procedimiento será el siguiente:

Antes de limar el cuadrado para la rue- da de cliquet se selecciona uno de los agu- jeros achaflanados del disco del aparato, que permita el alojamiento del extremo del árbol en su cono, perb sin que el árbol sobresalga. El agujero debe tener, apro- ximadamente, el tamaño de la broca que pensamos emplear. La idea fundamental de este aparato consiste en que el achaflanado del agujero actúa como resorte o dispositivo centrador, para que cuando la broca empiece a taladrar lo haga exactamente en el centro del árbol. La broca se monta dentro de una varilla y

Fig. 432.—Mandril pe- queño de linterna.

Fig. 430. -Pinza o man-dril de latón.

Fig. 433. — Accesorio autocentrante de taladrar

lo primordial consiste en acercarla al árbol de barrilete que está sujeto en un mandril elástico en el árbol del torno. El cabezal móvil se fija con una pequeña presión sobre el disco centrador para que la pieza esté segura. Proporciónese abundante aceite al agujero achaflanado y coloqúese la varilla portabrocas en su lugar. Después se hace girar el árbol del torno lentamente y se da un poco de presión a la varilla portabrocas, haciendo de vez en cuando que gire en un sentido y otro. Ahora se taladra, sacando frecuentemente la broca para ver si corta, dando más

Fig. 431. — Mandril de linterna

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334 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 335

aceite antes de volver a introducirla. Este accesorio puede usarse para un gran número de fines, tales como taladrar un agujero en un piñón para un pivote de diámetro demasiado grande para el herramental de taladrar con el arco, hacer casquillos, etc. Si no se posee el aparato de centrar que acabamos de des-

Fig. 435.—Forma del taladro para latón.

a a mano

cribir, puede realizarse el taladrado de una manera eficaz por el procedimiento siguiente: se sujeta en el árbol del torno la pieza que deba taladrarse; si la misma es del tipo de varilla se emplea un mandril elástico, y si fuera del tipo de placas, como

un sombrerete, entonces usaríamos el mandril a escalones. Ante todo- se busca el centro con el buril, co- mo se explicó cuando lo hacíamos en el mandril de pegamiento. Se conserva el soporte portaherra- mientas en la misma posición y se monta la broca en un portabro- cas. Se ajusta el soporte de modo que la broca quede a nivel con el

agujero que ha de hacerse (figu- ra 434). Se hace girar el árbol del torno y se mantiene la broca contra el trabajo haciendo un poco de presión. Hágase que la broca gire un poco, como alrededor de media vuelta. Cuando se taladra latón se da a Ja broca la forma de la figura 435. La experiencia nos permitirá conocer cuándo se taladra recto, si

bien de hecho no puede taladrarse de otro modo, porque de lo contrario la broca se rompería al llegar el agujero a cierta pro- fundidad.

El cabezal de taladrar (Fig. 436) puede usarse para el mis- mo objeto, esto es, para taladrar sin placa de centrar. Cuando se hacen trabajos en serie, el cabezal con palanca es muy útil

(figura 437). Para redondear rue- das creo preferibles los herramenta- les a mano, ya que así se puede "sen- tir" el trabajo que se realiza. Sin embargo, si hay gran cantidad de ruedas a redondear, el aparato de la figura 438 presta excelentes servi- cios, pero no lo considero necesario para la mayoría de reparadores de relojes.

Asimismo, la mayoría de ellos tampoco necesitan tallar por sí mis- mos un engranaje o fresar una rue- da; por lo tanto, el accesorio que se representa en la figura 439 no es absolutamente indispensable.

Naturalmente, que si el relojero viviera completamente aislado, entonces estos aparatos serían casi imprescindibles. Además el montaje de algunos de estos aparatos requiere mucho tiempo y, por lo tanto, no resulta económico por un trabajo o dos al año; en cambio, sería otra cosa para trabajos en serie. Las mismas razones pueden apli- case al accesorio para alisar, que raramente se necesita (Fig. 440).

Coma se prepara una rueda nueva. — Si no es posible procu- rarse una rueda de cliquet nueva que sea intercambiable, pue- de adquirirse una esbozada para adaptarla, que se ajusta y se acaba como vamos a exponer, recordando que tales ruedas se venden blandas. En primer lugar se lima para dejarla del mis- mo grueso que la vieja; se clava un pasador corto de latón en el extremo de un mango de afinador, que sujetaremos en el tornillo de banco, y se coloca dentro el pasador, a fin de que

Fig. 434. — Taladrado sosteniendo la broc

Fig. 437. — Accesorio de ta-ladrar a palanca.

Fig. 436. — Broca sujeta en el

cabezal móvil.

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I

Fig. 438. — Aparato para redondear y acabar Fig. 439. — Aparato para tallar engranajes

EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA

la rueda pueda girar libremente (Fig. 441). Se rebaja con lima plana, y mientras se va limando hágase girar la rueda, teniendo

Fig. 440. — Accesorio para rectificar

la lima inclinada para raspar alrededor; esto es precisamente lo que se necesita, porque de esta manera se consigue un grueso uniforme. Cuando se ha rebaja- do al grueso deseado, se abre el agujero cuadrado de modo que se ajuste fuertemente en la sec- ción cuadrada del árbol del ba- rrilete, limando con una lima triangular cada uno de los cuatro lados separadamente. Con una lima cuadrada, ni usando única- mente un solo costado es posible limar un agujero bien cuadrado; en cambio, una de triangular permite adentrarse en las esquinas, con lo que se consigue un trabajo limpio (Fig. 442). Cuando la rueda ya está bastante limada, puede templarse y revenirse.

22

Fig. 441. — Rueda sujeta por un pasador mientras se adelgaza.

337

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338 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL TORNO UNIVERSAL Y CÓMO SE EMPLEA 339

Para acabarla, se coloca la rueda sobre la madera con el pa- sador, y con una piedra esmeril (no un afinador con esmeril) se dan una o dos pasadas, de modo que se obtenga un acabado con rayado recto y limpio; para hacer esta operación es necesario asegurar la rueda con otro pasador de latón, que se clava entre dos dientes para evitar que la rueda gire. Inviértase la rueda, quítese este último pasador y amólese la nueva cara, que será la superior de la rueda, con la piedra esmeril. Puede ser que la

Fig. 443. — Cómo se logra un efecto radial

rueda gire durante este amolado, pero esto no importa, pues lo que interesa es obtener una superficie lisa, de la que haya desapa- recido todo vestigio del limado. Tómese ahora un nuevo afina- dor de esmeril y, haciendo girar lentamente la rueda con el pul- gar y el índice de la mano izquierda, pásese el canto del extremo del afinador, en línea recta, a través del centro de la superficie de la rueda, trazando sucesivos diámetros con pasadas firmes y segu- ras. Esta operación continúa mientras la rueda da varias vuel- tas, obteniéndose un agradable efecto óptico, como si sobre la rueda se hubiese dibujado un espiral (Fig. 443). La finura del rayado, que debe ser igual que la de la rueda de transmisión, de- pende de la finura del esmeril del afinador.

Si la pieza de acero contigua al barrilete tiene un acabado mate, la rueda deberá acabarse de la misma manera: quítense, primeramente, todas las señales del limado, con la piedra, como ya se ha explicado; coloqúese un pedazo de papel corriente, grueso, sobre una plancha de vidrio y encima se desparraman polvos de esmeril y aceite. Con el extremo redondeado de un palillo se aprieta contra el papel la rueda con su cara inferior

para arriba, y se pule la otra cara trazando amplios movimien- tos, iguales a los descritos al tratar del pulido a mano. Al prin- cipio se ejerce una cierta presión, que se va aflojando a medida que el pulido avanza.

Obligúese a la rueda a girar durante el proceso, pues esto ayuda a romper el grano; para ello, es necesario hacer girar el palillo ligeramente; además, cuando se ha debilitado la presión, la rueda gira automáticamente. Acabada de esta manera, la su- perficie tendrá un gris mate apagado. Si se prefiere con mate brillante para formar conjunto con las otras piezas de acero, entonces se trabaja con polvos secos de esmeril sobre papel lim- pio y seco. Después del tratamiento con polvos de esmeril y aceite, se limpia por medio de bencina, se seca bien y se hace con el esmeril seco lo mismo que se hizo con los polvos de es- meril y aceite.

El óxido. — El óxido es uno de los peores enemigos del reloj. Los fabricantes de relojes lo han combatido por nique- lado, cromado, etc., y el procedimiento parece ser bastante eficaz para evitarlo, pero perjudica la belleza del acabado y afecta a la apariencia general de la máquina, si bien desde el punto de vista estrictamente utilitario este sistema responde a las exi- gencias, pues las piezas de acero no se oxidan. Otros fabricantes para conseguir lo mismo presentan las piezas de acero inoxida- ble, para lo cual tropiezan con dificultades de fabricación; el acero inoxidable ni se tornea ni se taladra bien y, en general, es dificultoso de trabajar. Muchos relojes llevan, y sin duda conti- nuarán llevando, piezas de acero que pueden oxidarse; la ma- yoría de estas piezas son tan ligeras que no es posible, o no es recomendable, quitarles todos los vestigios de óxido. Tomare- mos algunas piezas como ejemplo.

Fig. 442. — Para limarun agujero cuadrado,úsese una lima triangular.

Si el muelle espiral de un volante de calidad fina está oxi- dado, no podemos hacer otra cosa que substituirlo por otro nuevo. Si el reloj no es de muy buena calidad ni se espera de él una marcha muy exacta, las manchas ligeras de óxido pue- den quitarse, o mejor dicho, casi quitarse. El óxido, sobre todo si ha estado atacando por algún tiempo, causa picaduras, y na- turalmente, es necesario quitar también estas picaduras, pero

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340 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

esto no es posible con el espiral del volante. Tómese un ins- trumento afilado, como la punta del cuchillo de banco, y ras- qúense ligeramente las partes afectadas; es verdad que se deco- lora el espiral, pero no tiene importancia. Métase la punta de un palillo en aceite y frótense las partes rascadas. Tan poca cosa es lo único que puede hacerse.

Cuando se nos presente una raqueta oxidada, ya hay más posibilidades de conseguir un resultado satisfactorio. Frótese con una piedra esmeril tanto como se pueda, y si no es posible quitar todas las picaduras, se frotan bien con un pedazo de latón. Utilícese un canto de la pieza y oprímase bien dentro de las partes afectadas, para llenar los huecos de las picaduras, y así por lo menos eliminaremos la corrosión posterior. La ra- queta se pule con el herramental de pulir a mano, como antes se explicó; una vez se haya pulido se notarán los puntos de latón, pero esto es preferible a las picaduras de óxido.

Poco puede hacerse para salvar un piñón oxidado, pero si no lo está mucho, cabe intentar de conseguir algo. Para quitar el óxido de entre las alas, ante todo se rasca con una herramien- ta hecha de una aguja ordinaria de coser, amolada en forma de cincel. Luego se carga un palillo puntiagudo con polvos de es- meril y aceite y se frota arriba y abajo de las alas. Se limpia bien con bencina y (después de rascado para quitarle el esmeril) se carga el palillo con diamantina; se frota bien arriba y abajo, con lo cual el palillo tomará la forma de las alas y todas las superficies se pulirán. El eje del piñón se trata con un pulidor de hierro con polvos de esmeril y aceite, efectuando el acabado con diamantina. Si se trata de una pieza sobre la que no puede hacerse presión para llenar las picaduras, tal como una rueda de escape, se usa un pedazo de alambre de cobre en vez de latón.

La finalidad que se persigue, en general, es quitar el óxido en lo posible; si no se puede todo, se quita la mayor parte, y después, si se ven aún algunos hoyos, se rellenan con latón o cobre. Finalmente se pulen las partes trabajadas, dejándolas con el acabado que tenían originariamente.

CAPÍTULO XVIII

EL RELOJ INGLÉS

Cuando se habla del reloj inglés ordinariamente se entiende el reloj de caracol, pero también los constructores ingleses han producido en grandes cantidades relojes con barrilete dentado. Con todo, el reloj inglés moderno no se diferencia mucho del suizo. Por tanto, todo lo dicho sobre el reloj suizo es aplicable también al reloj inglés moderno. Pero este capítulo lo dedica- mos al tipo de máquina inglesa típica, especialmente a los de caracol, y como que la reparación del reloj inglés típico requiere todo un libro dedicado exclusivamente a ello, nos limitaremos a lo más preciso.

Debe admitirse que algunos de estos relojes son verdaderos quebraderos de cabeza incluso para los buenos relojeros, pues resulta difícil afinarlos correctamente.

El funcionamiento del escape, de los engranes del tren, del muelle real y aun de otros mecanismos es, esencialmente, el mismo en el reloj suizo que en el inglés. De todas formas, para examinar un reloj inglés, el procedimiento difiere bastante.

Escape. — En un reloj inglés con platina de 3/4 y barrilete dentado, debe empezarse el examen por el escape. Pruébese el juego en el punto muerto y en el volante y quítese a continua- ción el espiral. Algunas virolas de espiral de volante son maci- zas de acero rectangular y para quitarlas se sostiene la virola con unas pinzas fuertes de latón; sosteniéndolas firmemente con la mano derecha se gira el volante en la dirección de las agujas del reloj y las pinzas en dirección contraria, al mismo tiempo que se tira suavemente del volante hacia fuera de la virola (fi- gura 444). Después se examinan los pivotes del eje para ver

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342 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL RELOJ INGLÉS 343

si están torcidos; se vuelve el volante a la máquina y se ator- nilla su puente en posición.

Generalmente no puede verse la acción de los dientes del escape sobre el áncora, porque lo priva el puente de la misma; por tal razón para verificar la retención se procede de la si- guiente manera: se mantiene la máquina con la mano izquier-

súbitamente levantando el dedo pulgar, el cual no debe aban- donar la platina, por más que la punta del dedo que ha estado actuando sobre el volante, ahora queda libre, como indica la línea de puntos en la figura 445. Si la retención es buena, el volante oscilará con perfecta suavidad, hasta que la elipse pe- gue contra el otro lado del áncora, ya que la presión sobre la

Fig. 444. — Manera de sacar la virola del eje del volante

da, como muestra la figura 445, dejando libre el dedo pulgar para mover el volante. Con un palillo se ejerce una ligera pre- sión sobre la rueda segunda en la dirección de avance. Se gira el volante despacio con el dedo pulgar hasta que la elipse en- grane con la entalladura del áncora y cuando ésta empieza a moverse se ejerce presión con el dedo pulgar sobre la platina de fondo para fijarla. Entonces el volante podrá moverse ligera- mente en ambas direcciones sin que el pulgar tenga que correrse a lo largo del canto de la platina. De esta manera es posible comunicar un movimiento seguro al volante.

Se continúa girando el mismo hasta que un diente del es- cape haya caído, y en este preciso momento se suelta el volante

Fig. 445. — Modo correcto de sostener la máquina inglesa

rueda segunda habrá dado un impulso suplementario. El vo- lante retrocederá conduciendo la elipse hasta meterse otra vez en la entalladura. En este momento se acompaña el volante con el dedo pulgar a la retención contra la otra leva. Se repite esta operación hasta que se hayan comprobado los 15 dientes en cada leva. Esta prueba demuestra solamente que la retención es segura, pero no nos indica si es excesiva; de ello trataremos más adelante. Si la retención es floja, es decir, si se desengancha, el volante no recibirá su impulso, pues el dardo se traba con el platillo y esto retiene el volante o retrasa su marcha. Es siem- pre interesante comprobar varios dientes sobre la misma leva antes de aceptar la causa que produce el desenganche. La re- tención debe ser muy ligera, y un pequeño movimiento de re- troceso del volante puede dar la impresión de desenganche.

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344 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL RELOJ INGLÉS 345

Antes de seguir adelante no estará de más que describamos cómo se puede corregir el desenganche. En los relojes suizos, que llevan las levas salientes, esto es cosa fácil, pero no lo es tanto en los relojes ingleses, en los que las levas están fijadas al ras con el-material del áncora; así, primeramente se prueba el juego lateral de los pivotes del eje del áncora y también el del piñón de la rueda de escape; un rubí nuevo, con el agujero bien ajus-

tado, puede corregir la retención. Si la rueda se desengancha en ambas levas, puede corregirse substituyéndola por otra mayor.

Todo esto no puede asegurarse has- ta que el escape haya sido examinado más a fondo. Por el momento, supon- dremos que la retención es correcta.

Para verificar el camino a punto muerto se inmoviliza el áncora colocan-

do una tira de corcho debajo de su extremo (figura 446) ; el procedimiento para verificar y corregir es exactamente el mis- mo que se explicó para el escape suizo.

Luego se hace la verificación del ángulo, observando el mo- vimiento del áncora con referencia al de la elipse después de la caída del diente de escape sobre la leva, de modo similar al empleado para con el escape suizo; la corrección, sin embargo, difiere de la que se emplea en aquel caso, ya que el escape inglés tiene como levas dos pasadores sujetos al áncora que, general- mente, son de latón. Para corregir la posición del áncora, se fijan las paletas en el herramental que muestra la figura 447, y, utilizando un pedazo de alambre de latón como punzón, se golpea el áncora-, hacia la posición requerida.

Muchos de los relojes ingleses tienen la rueda de escape con dientes de trinquete (Fig. 448), lo que comporta más juego in- terior y exterior que con los dientes normales con talón. En otras palabras, la rueda de escape con dientes de trinquete re- quiere más caída que las ruedas con dientes de talón, siendo la razón de ello el que necesita más espacio para que el respaldo de los dientes esté libre con relación a la parte frontal de las levas, pues se meten en la rueda. Los dientes con talón, por otro

lado, están recortados por detrás de modo que las levas quedan libres inmediatamente (Fig. 449).

Volviendo a la retención, los juegos interior y exterior pue- den revelarnos que la rueda de escape es demasiado pequeña.

Fig. 447. — Herramental para corregir el ángulo del áncora

Montando una rueda mayor se corregirá el desenganche en am- bas levas, pero si, por otro lado, el escape es correcto en otros aspectos y se desengancha en una de las dos levas, ello indica que las paletas deben, de alguna manera, aproximarse a la rueda

Fig. 448. — Rueda de escape con dientes de trinquete. La flecha indica la calda.

de escape. Un modo de hacerlo es montar un nuevo par de pa- letas algo más largas, donde lleva sujetas las levas. Esto no siempre es conveniente y algunas veces tampoco es posible.

Rubíes. — Entre el escape y los rubíes existe una estrecha relación. Por eso procede ante todo examinar los agujeros de rubí del áncora, para ver si son del tipo usual inglés, o sea, en-

Fig. 446. — El áncoraretenida con un pedazo

de corcho.

Fig. 449. — Escape dedientes con talón. La fle-

cha indica la caída.

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346 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL RELOJ INGLÉS 347

garzados en anillos de latón y éstos a su vez en su asiento. Ge- neralmente se hace una señal en el anillo de latón del rubí del volante, dos en el del áncora y tres en el de la rueda de escape. Estas señales se corresponden con otras sobre la platina para in- dicar en dónde se fija el rubí. Puede ocurrir que el asiento del rubí no sea perfectamente circular y que el agujero haya sido desplazado a una determinada posición que se acomode a la

ción a la profundidad de la retención; cuando el camino al punto muerto no existe o es muy pequeño, no se deben ajustar las espigas de punto muerto hasta que se tenga la completa se- guridad de que la retención es correcta. Si se tiene alguna duda sobre ello se montan la rueda de escape y el áncora en el herra- mental de comprobar engranes; se ajusta el herramental de

Fig. 450. — Situación de los rubíes. (Nótense las señales en la platina y sus

correspondientes en los anillos de latón de los rubíes.)

retención; es decir, que a fin de acercar las levas a la rueda de escape, el canto del anillo de latón ha sido limado parcialmente en su circunferencia y en la parte contraria ha sido bruñido para extender el metal. Esto hace el efecto de trasladar el agujero a un lado y, con todo, es necesario para indicar su posición (figu- ra 450). Los constructores de escapes no admiten tal opinión

Fig. 451. — Cómo se rebajan los dientes de la rueda de escape

modo que entre los dos pares de puntas quede una distancia igual a la que hay entre los agujeros de la rueda de escape y los del áncora, y así puede observarse exactamente la retención. Si ésta es demasiado profunda, los dientes deben rebajarse en la punta, lo que no sólo corrige la retención, sino también el cami- no a punto muerto. Para rebajar las puntas de los dientes món- tese la rueda de escape en el torno a puntas, como vemos en la figura 451, acerqúese el soporte de la herramienta lo más po- sible y completamente paralelo al eje, sosteniendo firmemente una barreta Arkansas sobre el mismo. Se hace girar la rueda despacio, solamente en sentido hacia abajo, y se apalanca la ba- rreta sobre ella hasta que le toque los dientes; manténgase la barreta firme y segura sobre la rueda, y no se levante más que en el movimiento de retorno del arco, procurando que sólo to- que los dientes cuando se mueve en sentido descendente; un

como correcta, sino que dicen que se hacen las señales para ase- gurar la reposición exacta en sus respectivos asientos. La co- rrección que puede obtenerse con ello es muy poca, pero tam- bién es posible que igualmente sea exigua la que se necesite. Otro método consiste en ensanchar un poco la rueda de escape por los dientes: póngase la rueda sobre un yunque plano en el herramental de ensanchar y con un punzón de extremo plano dense repetidos y ligeros golpes haciendo que la rueda gire con- tinuamente mientras tanto.

Cuando se verifica el camino al punto muerto préstese aten-

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348 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL RELOJ INGLÉS 349

solo impulso del arco hacia abajo generalmente es suficiente para reducir los dientes, pero es recomendable efectuar una compro- bación para asegurarse de que se ha logrado una retención co- rrecta.

Afortunadamente, el engrane de retención en un reloj in- glés no exige un ajuste frecuente, pudiendo ser debido princi- palmente al hecho de que es difícil que haya sido manoseado por la audacia de un reparador sin experiencia, ya que no es tan sencillo corregirlo como en las áncoras suizas, que están a la vista. Los dientes de trinquete son más frágiles y más ex- puestos a desgaste que los de talón; aparte de esto, y de que el agujero del áncora sea demasiado ancho, es poco probable que se presenten otros'defectos en la retención.

El mejor modo de comparar las diferencias entre el reloj suizo y el inglés, consiste en pulir una máquina inglesa y hacer el examen mientras se desmonta.

Después de examinado el escape las piezas deben prepararse para su limpieza; la rueda de escape se abrillanta por inmersión en cianuro y el volante se trata como ya se describió; los asien- tos de los rubíes contrapivote se pulen antes de meterlos en bencina: afílese un palillo a punta corta, cargúese con diaman- tina seca y frótese bien alrededor de la parte achaflanada del asiento; la cara superior se pule por bruñido. Algunos relojeros para pulir las caras superiores usan un bloque de estaño con rojo y lo hacen a mano; se afirma que el pulido dura más que el bruñido, pero se ha demostrado que el bruñido se fija más satisfactoriamente.

Para bruñir se coloca el rubí contrapivote sobre el mango de un afinador de madera fijado en el tornillo de banco. Se limpia un bruñidor plano sobre una piedra de esmeril fino (del O ó 00), se le frota bien con un trapo limpio, se le da una gota de aceite y se desparrama sobre la superficie. Se pone a un poco de presión el bruñidor sobre el asiento, lo que obligará a éste a meterse ligeramente dentro de la madera blanda del man- go del alisador, quedando así seguro. Se bruñe dando dos o tres pasadas fuertes y seguras y luego una o dos aflojando la pre- sión; se levanta con cuidado el alisador, porque el asiento po- dría adherírsele, y el resultado debe ser una bonita superficie

pulida completamente plana. No solamente conviene tratar así los rubíes del escape, sino todos los asientos de rubí y también el casquillo pivote superior del barrilete.

No todos los relojes ingleses son iguales; muchísimos llevan los rubíes contrapivote del escape y de la palanca atornillados sobre los rubíes de agujero, y un casquillo, también atornilla- do, para la parte superior del pivote de barrilete. Cuando los asientos de los rubíes han sido pulidos, se aconseja volver a co- locarlos inmediatamente y meter la platina en bencina.

Tren de ruedas. — Invariablemente el barrilete lleva el me- canismo de cruz de Malta y muy frecuentemente el cubo de la pieza del dedo forma el pivote superior. Generalmente el dedo se marca con un punto, y de la misma manera el cuadra- do del árbol, o bien se hace una señal en una esquina del cuadrado y el dedo se mon- ta coincidiendo con la señal. Esto se debe a que durante la construcción del pivote se tornea en el árbol en aque- lla posición particular, y cambiarla después por otra esquina puede hacer que el barrilete gire descentrado. El muelle real se monta de la misma manera que en los re- lojes suizos.

Ahora tenemos la má- quina despiezada y en ben- cina la mayoría de las pie- zas. Gran número de piezas

de las máquinas inglesas van recubiertas de capas metáli-

Fig. 452. — Quitando el casquete del ca-

racol. La flecha indica el pasador.

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850 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL RELOJ INGLÉS 351

cas (niqueladas, doradas, etc.), de modo que cuando se quitan de la bencina y se secan valiéndose de un trapo limpio de hilo, se deben cepillar con un cepillo blando, dándole un movimien- to circular para evitar que salten escarnas. Aparte del mismo caracol, en las máquinas así designadas no hay nada que se diferencie de las máquinas de barrilete: den-

t a d o . P o r l o t a n t o , ahora vamos a conside- rar el caracol.

Los trinquetes del caracol están expuestos al desgaste y necesitan ser repuestos frecuente- mente. Para hacerlo, antes debemos desmon- tar el mecanismo de ca- racol. Algunas veces se usa el alambre de cobrí para el pasador que fija el caracol; sí es así, se sostiene el caracol con la mano izquierda, co- mo muestra la figu- ra 452, y se da al pi- vote inferior del mismo

un go lpe v ivo con un Fig. 453. - Manera de sacar el trinquete del martíuo fo laton. esto caracol.

cortara el pasador de cobre, soltando el casquete, y la parte de dicho pasador que habrá quedado dentro del árbol del caracol saldrá con sólo em- pujarla. Se extrae la rueda de transmisión de la fuerza y con ella los dos trinquetes que lleva montados. Si va sujeto con pasador de latón, éste se quita empujándolo por su parte estre- cha con un punzón de punta.

El trinquete o trinquetes gastados pueden sacarse de la misma manera. Se pone la rueda de transmisión sobre un yun- que con un agujero bastante grande para que quepa en él el trinquete y se da un ligero golpe al remache del trinquete con

un punzón pequeño de punta plana, saliendo así fácilmente (figura 453). Estos trinquetes, como se verá, sólo tienen un li- gero remachado. Se lima un pivote largo en el alambre para trinquetes (Fig. 454), de modo que el pivote venga en la posi- ción que se indica en la figura 455; el pivote debe ajustar fá- cilmente en el agujero de la rueda de trans- misión. Se corta el alambre para trinquete, dejando el trinquete en el extremo del largo pivote como en la figura 456, y luego se re- baja y recorta con limas de aguja hasta que se ajusta en posición (Fig. 457). Se lima pla- na la cara superior de modo que quede un

poco por debajo del reborde de la rueda de transmisión y se acaba con un pulidor con polvos de esmeril y aceite (Fig. 458). Se co- loca el trinquete en posición, se invierte la rueda de transmisión sobre un yunque plano de acero y se corta el pivote sobrante tan cerca de la rueda como sea posible (fi- gura 459).

Fig. 454. — Alam-bre para trinquete

de caracol.

Estando aún la rueda sobre el yunque, se lima el extremo del pivote casi al ras de la rueda y, finalmente, se le dan uno

M^ ijilUPUm» . <o« tu»

Fig. 455. — Posición Fig. 456. — Trinquete Fig. 457. — Trinquete del pivote del trin- en el extremo del pi- casi acabado para ser

quete. vote. montado.

o dos golpes suaves con un martillo de bola para remacharlo. La rebaba sacada por el limado es casi suficiente para sujetar el trinquete, pero un ligero remachado lo hace más seguro. Se prueba para ver si es completamente libre y asegurarse de que el resorte puede accionarlo satisfactoriamente. Si el trinquete,

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352 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL RELOJ INGLÉS 353

antes del remachado, se dejó un poco por debajo del reborde, debe estar libre. Si se traba, se le aplica un poco de aceitó y se

siones, que tenga que quitarse el mínimo de material para limar el pivote en su posición. Antes de empezar a limar, el trinquete será como representa la figura 460 y si la varilla es delgada ello no presentará dificultades. Los trinquetes, ya sean hechos de alambre, ya sean los de varilla, jamás se templan.

Fig. 460. — Trinquete ob- tenido limando una varilla rectangular de acero. Las li- neas de puntos verticales li- mitan la parte original de la varilla metálica y las otras Fig. 461. — Reduciendo la rueda

de trinquete del caracol. el trinquete acabado.

Fig. 458. — Puliendo la superficie superior del trinquete

le mueve en ambos sentidos con un palillo puntiagudo; si esto no lo deja todavía libre, se aplica un poco de polvos de es-

meril con mayor cantidad de aceite y se mueve nuevamente, siendo seguro que esta opera- ción le dejará perfectamente li- bre. Después de aplicar los pol- vos de esmeril debe limpiarse bien la rueda con un cepillo duro de relojero impregnado de bencina y frotarse alrededor

del trinquete. Conviene quitar Fig. 459. — Corte del pivote del :. • , , trinquete. todo vestigio de abrasivo.

Aun se encuentra alambre para trinquetes de caracol en algunas tiendas, pero en caso con- trario puede utilizarse una varilla rectangular, siguiendo el pro- cedimiento explicado antes. La varilla debe ser de tales dimen-

Algunas ruedas del caracol con dientes de trinquete son de acero, principalmente en las máquinas de platina de 3/4. Son solidarias con el cuadrado del caracol y mantenidas en posición por tres tornillos roscados en el mis- mo. Si tal rueda se gastara, lo que es raro, la mejor solución consiste en montar otra nueva. Tales piezas ac-

tualmente ya no se encuentran, por lo que nos inclinaríamos a recomen-

Fig. 462. — Nueva rueda detrinquete para ajustarse a la

pieza de caracol.

dar poner una nueva rueda al árbol antiguo. En primer lugar se quita la rueda del caracol y se monta en el torno con un mandril elástico. Se sujeta el árbol por el privóte supe- rior, y se rebaja cerca de un tercio de su diámetro y a la mitad de su grueso (Fig. 461). Se busca una rueda con dientes de trinquete del tamaño correcto y se la rebaja de modo que ajuste prietamente (Fig. 462) al rebajado que hemos hecho antes, asegurándonos de que la rueda está

Fig. 463. — Rueda nueva detrinquete en posición.

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354 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL RELOJ INGLÉS 355

bien centrada. Se reduce la nueva rueda al grueso correcto, se taladran los agujeros y se remachan juntas las dos piezas (fi- gura 463).

Las ruedas de latón se gastan más aprisa, pero también son de más fácil reposición. Se quita la vieja por apalancado con el

Fig. 464. — Separando la rueda de trinquete de latón

cuchillo de banco (Fig. 464). Quítense los dos pasadores qu<: la sujetan; algunas veces pueden arrancarse, pero si ello no es posible, se rebajan al torno dejándolos a ras. Se hace una señal en el caracol cerca del canto exterior, a ángulo recto con los pa-

sadores originales (Fig. 465). Se escoge una nueva rueda y se ensancha el agujero de cen- tro con un escariador cortante hasta que se ajuste prieta en el árbol del caracol. Se qui- tan las rebabas con una lima y se mete la rueda en el árbol hasta que se asiente perfec-

tamente plana (Fig. 466). Después hay que cha indica el pun- asegurarse de que todo está bien

dril elástico en el torno y se refrenta la superficie superior de la rueda al grueso correcto, que viene determinado por el reborde de la rueda de transmisión; debe ser un poco más baja por la

centrado. Lue- to para señalar la go se taladran dos agujeros diametralmente opuestos en la línea de la señal; como hemos marcado el caracol, estaremos seguros de que los nuevos agujeros no van a coincidir con los antiguos. Se hacen los pasadores de latón que ajusten bien y se meten en los agujeros, dejando los extremos planos y a escuadra para que agarren en toda la longitud (Fig. 467) ; con unas tenazas se corta la parte sobrante de los pasadores; se ponen en un man-

Fig. 468. — La nueva rueda de trin- quete montada.

misma razón que se dio cuando tratábamos del ajuste del trin- quete. El centro de la rueda de trinquete se tornea para liberar el cubo de la rueda de transmisión. No se necesita remachar los pasadores. En la figura 468 se ve el trabajo acabado.

Limpieza^ — Ahora vamos a ocuparnos de la limpieza del caracol y de cómo se vuelve a montar. Si se han lastimado los pivotes pueden repulirse. Los costados del cuadrado se pulen con un pulidor de hierro cargado con polvos de esmeril y aceite y se dejan grises. Para quitar las rebabas producidas por una llave demasiado larga o gastada, se mantiene el cuadrado sobre un

Fig. 466. — Montaje de la nuevarueda de trinquete.

Fig. 465.—La fle-

posición de los nuevos pasadores.

Fig. 467. -~ Pasadores para sujetar el nuevo trinquete. Aparte, detalle

del extremo plano del pasador.

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356 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL RELOJ INGLÉS 357

yunque plano de acero y se golpean sus costados con el mar- tillo de cara plana, a fin de rehacer el cuadrado sin reducirlo demasiado; para quitar las rebabas es mejor hacerlo así que con la lima. Se acaba gris, como antes. La parte terminal del cua- drado se pule con diamantina. Se sujeta el caracol en el herra- mental de pulir cabezas de tornillo, se toca el extremo del cua- drado con una barreta Arkansas para quitar las rebabas, se

Fig. 469. — Suavizando los cantos superiores del cuadrado del caracol

pule con un pulidor de bronce cargado con diamantina, y se termina la operación con boj y diamantina. Los cuatro cantos superiores se eliminan, es decir, se achaflanan ligeramente con una barreta Arkansas (Fig. 469), dando el acabado vivo que interese. Se limpian todas las partes con bencina.

Se pone un poquitín de aceite en cada trinquete, un poco más «n la rueda de trinquete y muy poco en el árbol en donde se mueve la rueda de transmisión. Se colocan en posición esta rueda y luego la gran rueda, y se aplica un poco de aceite en el rebajado donde trabaja el casquete y otro poco en el centro donde gira la gran rueda. Se pone el casquete en posición ase- gurándonos de que está bien centrado; el agujero que lo atra- viesa debe coincidir con el agujero del árbol. Se lima un pasa- dor de cobre a una conicidad suave y se mete prieto; luego se corta el pasador junto al casquete con el cuchillo de banco (figura 470).

Se sostiene el caracol con la mano izquierda por la gran rueda y se hace girar la parte cónica del caracol por el cuadra- do; es importante que esté completamente libre sin ningún jue-

go lateral. Ahora se invierte la dirección del caracol para cer- ciorarnos de que actúa el resorte de la rueda de transmisión: esto puede comprobarse observando el pasador que opera en el agujero coliso de la cara inferior de la gran rueda (Fig. 471). Si el caracol está demasiado prieto el resorte no podrá hacerle retroceder. Esto puede corregirse sosteniendo el caracol como se ve en la figura 452 y dando en el pivote inferior un ligero golpe con el martillo de latón; al- gunas veces es sufi- ciente un toque con el respaldo de un cepillo de relojero. Se ajusta

hasta que el caracol retorna por la fuerza del resorte de la rue- da de transmisión; el caracol debe estar libre, exento de juego lateral y axial con la gran rueda, pues de otra manera habría dificultades con el fiador de la rueda de transmisión cuando la máquina estuviera montada. El resto de la máquina se limpia de la manera usual. La

cadena se limpia dándole una vuelta so- bre un palillo sujeto en el tornillo de banco (Fig. 472), al que se ha aplicado un poco de aceite donde indica la flecha, y tirando de ella a derecha y a izquier-

da hasta que esté bien flexible; luego se limpia con bencina y se cepilla bien hasta que esté seca, y sosteniendo la cadena como indica la figura 473, se pasa rápi-

damente a través de una llama de alcohol para destruir si hay algún pelo o pelusilla. Esto es muy importante, especialmente con los de platina de 3/4, porque el volante oscila cerca de la cadena y un pelo tocando el volante varias veces puede ser la causa de una falta difícil de hallar cuando se regula.

Fig. 470. — Cortando el pasador del caracol

Fig. 471. — La flechaindica el pasador delresorte de la gran

rueda.

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358 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL RELOJ INGLÉS 359

Una forma de gancho para el muelle real que puede ser ne- cesario adoptar es el llamado gancho cuadrado. Fuera de esto, el procedimiento de poner gancho en el muelle es el mismo que

Fig. 472. — Limpieza de la cadena

se explicó cuando de los relo- de ello tratábamos al ocuparnos jes suizos.

Se escoge un pedazo rectangular de acero suave, un poco mayor que el tamaño del agujero >en el barrilete. En las tiendas

figura 474 — y finalmente se limpian las cuatro caras con una barreta Arkansas. Se mantiene la varilla en posición en el ba- rrilete y con una punta de grabar se marca una línea en el interior y otra en el exte- rior del acero, que indicarán el grueso del gancho. Se re- tira la varilla y se sujeta en unas entenallas, de modo que

Fig. 473- — Llameando la cadena

de suministros se venden varillas de acero llamadas "acero para ganchos", que son muy útiles para este fin. Se lima el extremo para que se ajuste bien en el agujero del barrilete — es impor- tante que ajuste en él a un ángulo como el que se indica en la

sólo sobresalga de las garras Fig. 474. — Indicando el ángulo de«enganche» del acero antes de hacerlo.

la parte que queda dentro del barrilete. Limando esta par- te, se hace una espiga como indica la figura 475. Es impor- tante la posición de esta espiga, que debe estar hacia la parte

Fig. 475. — Limandoel pivote para el gan-

cho cuadrado.

Fig. 476.—Forma del terminal del muelle real y agujero para el gancho cuadrado. Fig. 477. — Remachando el gancho en el muelle

anterior del gancho para que no tenga propensión a soltarse. Dése su forma al terminal del muelle real y taládrese en

el mismo un agujero como vemos en la figura 476. Se remacha

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360 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO EL RELOJ INGLÉS 361

el gancho, parcialmente acabado, en el muelle (Fig. 477), de- jando un remache algo redondeado, no limado a nivel; se ne-

cesita un pequeño soporte en este sitio. Luego se corta un poco por encima de la raya trazada como señal, que indicará la porción que sobre- saldrá del barrilete. Se lima el extremo del gan-

cho y se quitan las rebabas de los cuatro can- tos. Se tuerce el muelle con los alicates forra- dos de latón a la curvatura aproximada del interior del barrilete (Fig. 478). Se arrolla el

muelle en el aparato adecuado para ello, que se representa en la figura 479, poniendo en acción la palanca para retener el gancho. Se lleva el barrilete al muelle con el

Fig. 479. — El muelle real en el arrollador, preparado para introducirlo en el barrilete.

agujero opuesto al gancho, se suelta con cuidado el trinquete y se deja que el muelle se desarrolle despacio. El gancho debe en- trar en el agujero del barrilete, aunque algunas veces sea preciso

ayudarle un poco. Cuando el muelle está en posición, se sujeta el barrilete con la mano izquierda y se golpea con el respaldo de un cepillo de relojero, cerca del gancho, lográndose entonces que el gancho se acomode bien en su sitio. Se rebaja mediante una lima fina, procurando no tocar con ésta el barrilete y final- mente con una barreta Arkansas se quitan las rebabas. Ahora se saca el muelle del barrilete para acabar el extremo superior

Fig. 478. — Elmuelle real torci-do a la curva inte-rior del barrilete.

Fig. 480. — Pulido del extremo superior del gancho cuadrado

del gancho. Se mantiene el terminal del muelle plano sobre el mango de un afinador de esmeril, sujeto en el tornillo de ban- co, y con el pulidor, polvos de esmeril y aceite, se pule la su- perficie superior (Fig. 480) ; luego se limpia y se pule con dia- mantina. Y después de esto el muelle puede ya colocarse definiti- vamente en el barrilete, como se hizo antes.

Con todas sus piezas limpias la máquina puede ya montar- se. El caracol, el resorte, el barrilete, ruedas de centro, primera y segunda, se colocan en su sitio, pero no se hace lo mismo con la cadena. Se coloca la rueda de trinquete del barrilete y el trinquete en posición y se vuelve el barrilete y el caracol de modo que el gancho de la cadena se encare con el canto exte- rior. Engánchese la cadena primero en el barrilete, asegurán- dose de que se hace con el gancho correspondiente (Fig. 481) ; se coloca el dedo índice de la mano izquierda de modo que la cadena se apoye en él y descanse detrás del mismo. Se sujeta

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H62 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

el otro gancho de la cadena en el caracol, con el dedo se tensa la cadena (Fig. 482) y se arrolla en el barrilete. Si la máquina se sujeta con el trinquete sobre la rueda de trinquete éste caerá dentro de un diente. La ilustración corresponde a una máquina

de platina completa, pero el procedimiento

es el mismo para una de platina de 3/4.

Se retira el dedo y se continúa haciendo rodar el barrilete hasta que toda la cadena esté arrollada sobre el mis- mo y la tensión de la cadena haya hecho gi- rar el caracol. Para em- pezar se da al muelle real tres cuartos de vuelta y se aprieta el

— Modo de sostener la cadena mientras se monta. trinquete del barrilete,

Luego se ajusta la cade- na sobre éste de modo que las espiras estén equidistantes, lo que se consigue fácilmente con un palillo en punta. Se sujeta la varilla de ajuste (Fig. 483) en el cuadrado del caracol y se arrolla completamente.

Se da cuerda muy despacio y se observa cuidadosamente si la cadena se aloja bien en la ranura del caracol. También hay

Fig. 483. — Varilla de ajuste

que observar si actúa satisfactoriamente la pieza de retención. La cadena levanta el dedo de tope de modo que la pieza de retención del caracol esté a escuadra con el extremo cuando toda la cadena está arrollada en el caracol. Se sostiene firmemente la máquina (Fig. 484) y se permite al tren que gire despacio, lo que obligará a la varilla de ajuste a girar, siendo lo ideal ajus- tar los pesos corredizos de la varilla a una posición tal que

EL RELOJ INGLÉS 363

cuando se desarrolle el muelle real levante exactamente el peso de la varilla. Si se levanta demasiado aprisa, se corren los pesos hacia afuera. La fuerza del muelle debe levantarla justamen- te cuando está arrollado por completo. Cuando tenemos el peso ajustado se deja al muelle que se desarrolle, y a cada revolu- ción del caracol, el peso debe levantarse con la misma facilidad,

Fig. 481. — Ganchos de la cadena del caracol. Izquierda, gancho para el barrilete; derecha,

gancho para el caracol.

Fig. 484. — Empleo de la varilla de ajuste

o velocidad, hasta que la cadena esté otra vez toda sobre el barrilete. Si el muelle no tiene bastante fuerza para levantar el peso en la última vuelta, se corre éste un poco, y si la última vuelta fuera más fuerte que la primera, el muelle ha sido de- masiado arrollado desde el principio. Si la curva del caracol es incorrecta el ajuste exacto tal vez no sea posible; en tal caso hágase el ajuste lo mejor que se pueda.

El procedimiento con las máquinas de platina entera es exactamente igual que para las de 3/4, con la única excepción de que cuando se hace el montaje se omite de momento la pri- mera rueda.

El escape se monta sobre la misma platina que el tren, y Qo puede funcionar si no está todo el tren montado. Después que se ha hecho el ajuste del caracol, se coloca la i .a rueda en Posición, quitando el puente como indica la figura 485. Cuan-

Fig. 482.

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364 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO EL RELOJ INGLÉS 365

do está montado con el escape en posición, tanto en las máqui- nas con platina de 3/4, como con las de platina entera, se ob- serva atentamente la rueda de transmisión en el punto donde opera la retención. Se arrolla el muelle real dos o tres dientes de trinquete y se suelta la llave; si la transmisión está montada correctamente, se verá que ésta se descarga haciendo correr tres

o cuatro dientes la rueda de transmisión. De modo que cuando se ha dado toda la cuerda, el tren de engranajes no girará al revés y el resorte cuidará que el tren gire ha- cia adelante durante el tiem- po que se da cuerda.

Cuando el reloj de cara- col está completamente mon- tado y se desea ponerlo a la

hora, después que se ha quedado sin cuerda, se hallará que el tren no empezará a moverse al acto de dark cuerda. El tren de un reloj con barrilete dentado se pone en marcha así que se da algo de cuerda, pero para lograr esto en un reloj de caracol es necesario arrollar en sentido opuesto al de dar cuerda, de modo que se cargue el resorte de transmisión; para ello basta con un ligero movimiento de la llave. El resorte de la transmisión toma sólo de 3 a 5 dientes de la rueda de transmisión para montarlo. Generalmente las llaves de reloj recogen polvo, pudiendo éste transmitirse al agujero superior del caracol y perjudicar el movimiento regular del pivote. Para evitar sus efectos per- judiciales es conveniente montar un sombrerete o tapadera en el cuadrado del caracol.

Cuando se desmonta una máquina con caracol no se puede dejar que descargue el muelle real como se hace con las máqui- nas con barrilete dentado. El procedimiento para ello en las máquinas de platina 3/4 es el siguiente: quítese el escape y dé- jese que el tren se descorra, trabando antes la rueda segunda con una astilla de madera y quitando luego la rueda de escape y el áncora. Úsese con cuidado la astilla para frenar la rueda se- gunda, de modo que el tren no se descorra instantáneamente,

pues con ello podría estropearse. Entonces se afloja el tornillo del trinquete de la rueda de este nombre, se mete la llave en el cuadrado del barrilete y se deja caer la pieza que sujeta el re- sorte. Con los de platina entera se quita ante todo el volante, se acuña la segunda rueda, se quitan los pasadores de la platina superior (o los tornillos si los lleva) de cerca del áncora sola- mente, se apalanca la platina lo justo para quitar el áncora y se vuelve a asegurar la platina. Se deja al tren que gire, usando la astilla como freno, igual que antes, y que el muelle real pierda su fuerza.

Fig. 485. — Puente de una máquina de platina entera sin la rueda i.a.

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FIJACIÓN DE RUBÍES 367

CAPÍTULO XIX

FIJACIÓN DE RUBÍES

Uno de los mayores adelantos en la construcción de relojes se hizo cuando se descubrió que un rubí podía recibir la forma exacta exterior de una circunferencia y su agujero ser concén- trico con ella, de manera que con un ajuste cuidadoso con la platina podría, por sí sólo, mantenerse en posición por forza- miento; ello significaba que el reloj podía ser de construcción más sencilla, más exacta y más económica y, lo que es mucho más importante, más fácil de reparar, pues con los métodos an- tiguos del anillo atornillado o la fijación por remache la exac- titud del ajuste, por intervenir mayor número de operaciones, no era tan segura.

Las modernas prácticas de la ingeniería aceptan realmente la teoría de sujeción por forzamiento o fricción, refiriéndose inva- riablemente a los ajustes de encaje forzado. En el caso del rubí es un ajuste a encaje forzado en la platina; es decir, el agujero de la platina es un poco más pequeño que el diámetro exterior del rubí, siendo la elasticidad del metal de la platina o puente lo que agarra al rubí. La presión del rubí contra las paredes del agujero en el metal es suficiente para retenerlo en posición por un tiempo indefinido, particularmente cuando no hay presión axial sobre el asiento del rubí. Como se necesita una presión de unos 7 Kg para quitar un rubí ajustado correctamente por encaje forzado, es muy improbable que sea desplazado por des- gaste ordinario o durante una reparación de la máquina, cuan- do se le limpia con un palillo.

La gran ventaja que tiene un rubí encajado a presión sobre los demás sistemas de sujetarlo, es que resulta más fácil colocar- lo perfectamente recto. Los rubíes se suministran con su circun-

ferencia exterior exacta y los costados bien paralelos al eje, de modo que suponiendo que el agujero de la platina corresponda al tamaño del rubí, éste no puede dejar de colocarse bien res- pecto al plano de la platina.

Fig. 486. — Equipo para el ajuste de rubíes por encaje forzado

En la mayoría de casos, cuando se fijan los rubíes por fro- tamiento en su agujero, la pieza en la que ha de colocarse el rubí se pega con goma laca al mandril de pegamiento y se tornea el asiento del nuevo rubí. En. esto se puede errar por varias

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368 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO FIJACIÓN DE RUBÍES 369

razones: la pieza puede no estar perfectamente plana sobre el mandril, y probablemente no lo estará, como se demostró al tratar de este mandril; aunque sólo esté muy ligeramente fuera del plano, ello ya obligará al rubí a situarse inclinado. Además no hay el mismo control sobre el juego axial como con el rubí

lamente calibrados y su tamaño viene indicado en un lado: por ejemplo, 109 significa que tiene 1,09 mm.

Algunos escariadores marcan o,oí mm por sobre su verda- dero tamaño; el usuario deberá comprobarlos, midiéndolos an- tes de emplearlos.

A medida que nos precise para el ajuste de algún rubí, des-

Fig. 487. — Prensa de montar rubíes

a encaje forzado. Otra considerable ventaja de este sistema es la rapidez de la montura y ajuste del rubí.

El aparato para montar rubíes La Favorite es muy popular en Suiza, suministrándose con gran número de accesorios, como yunques, punzones, etc.

La figura 486 muestra el equipo completo, del cual la pren- sa (Fig. 487) es la pieza esencial. Los yunques, algunos de los cuales son planos y macizos, contrariamente a otros que son huecos, se ajustan en el pie de la prensa. Los punzones de va- rios tamaños, planos o huecos, se ajustan al árbol del cabezal de la prensa (Fig. 488) .'El que se representa en la figura 489 es para montar el rubí del volante; es hueco y del tipo autocen- trante. El aparato lleva asimismo escariadores para abrir el agujero en el metal antes de ajusfarle el rubí, que están perfec-

Fig. 488. — Montaje de los punzones en el árbol de la prensa

cribiremos los demás accesorios: la figura 490 muestra los su- ministrados con cada aparato de los citados. Los rubíes para el tren se suministran con agujeros cilindricos o hiperbólicos, y siempre con estos últimos los de eje de volante. También es posible obtener casquillos o aros de latón, de modo que puede operarse en los agujeros hechos en latón que no llevan rubí, como el agujero de centro, de la misma manera que hacemos para montar los rubíes.

Lo primero que ha de hacerse antes de colocar un rubí es disponer la herramienta de modo que sea correcto el juego axial

24

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370 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO FIJACIÓN DE RUBÍES 371

de la pieza que se mete en el agujero del rubí; para hacerlo se procede de la siguiente manera: se coloca un yunque plano en el pie de la prensa y se pone la pieza en la que se desea colocar el rubí — supongamos el puente de las ruedas i .a y de centro — sobre el yunque, de modo que la cara inferior del rubí mire hacia arriba. Móntese luego un punzón de punta plana, de los utilizados para presionar el rubí en su alojamiento, en el árbol de la prensa. Ajústese el tornillo mi- crométrico de la parte superior de

la prensa de modo que el punzón cuando se baja sólo toque ligera- mente la superficie del rubí; este ajuste limita el movimiento del punzón, asegurándose así de que el nuevo rubí sea presionado hasta la misma profundidad que el ori- ginal. Ahora sería el momento de corregir el juego axial, si fuera ne- cesario; si el rubí original no está

aplastado y tiene solamente raja- duras o el agujero demasiado grande, será posible verificar el juego axial, y de necesitarse, por ejemplo, aumentarlo, se ajus- ta el tornillo micrométrico, a fin de que el punzón pueda des- cender algo más; para hacerlo, deberemos retirar el puente del yunque, y con ello se comprenderá la utilidad de este ajuste micrométrico, ya que permite estimar la cantidad de juego que se aumenta. Si, por el contrario, el rubí está aplastado o roto, puede tirarse, y si se ha perdido, ajústese el punzón de modo que su cara corresponda a la posición estimada del rubí origi- nal. Hay varios procedimientos para fijar un rubí; algunos son montados por el exterior y otros remachados por el interior; debe saberse decidir el método a seguir según la posición de la cara del rubí. Con todo, una vez ajustado el tope para el juego axial, fíjese por el tornillo moleteado y después quítese con un palillo el rubí inservible.

Luego se vue'lve a colocar el puente sobre .el yunque, se mon-

ta un escariador dentro del árbol del cabezal y se ensancha el agujero para borrar el asiento y sujeción del rubí viejo. Cuando el escariador ya no corta, no por ello dejará de adelantar hasta que toda su parte cilindrica haya actuado en el agujero: sólo así podremos asegurar que se ha abierto al tamaño exacto, que es lo más importante. Para borrar completamente el asiento anti- guo asegurando que todo el agujero1 está repasado y obtener un

Fig. 490. — Accesorios que acompañan a la prensa

perfecto montado del rubí, puede ser necesario substituir el es- cariador por otro mayor en uno o más números, y al hacerlo se aconseja reemplazar, cada vez, el escariador usado por el del número mayor siguiente, para evitar la posibilidad de hacer un agujero descentrado.

Puede ocurrir que después de ensanchar el agujero, para borrar el asiento original no se encuentre un rubí de suficiente diámetro. En tal caso, se procede como sigue: existen aros de latón graduados lo mismo que los rubíes, es decir, con diáme- tros interiores y exteriores variables de centésima en centésima de milímetro; tómese nota, pues, del tamaño del último esca- riador empleado y escójase un aro de latón de un diámetro ex- terior aproximadamente una centésima de milímetro mayor; móntese el rubí en este aro y precédase luego como se hace co- rrientemente con el rubí solo. Puede ser necesario abrir el agu- jero del puente bastante más que si fuera para el rubí solo; de

Fig. 489. — Punzón autocen-

trante.

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372 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO FIJACIÓN DE RUBÍES 373

otro modo la pared del aro tendría que ser tan delgada que no podría trabajarse con él. La siguiente operación consiste en achaflanar ligeramente ambos lados del agujero para quitar las rebabas que pueda ha- ber. El achaflanado del lado interior actuará como una guía para cuando se introduzca el nuevo rubí; món- tese la herramienta de achaflanar (Fig. 491) en el árbol del aparato y utilícese para quitar las rebabas, especialmente las de la cara inferior, haciéndolo con preferencia a mano para asegu- rar que el achaflanado sea concéntrico con el agujero.

Anótese el tamaño del último1 escariador usa- do, dato que se encuentra en su costado, y escó- jase un rubí de agujero adecuado para el pivote, de diámetro una centésima superior al del esca- riador. Por ejemplo, si el último escariador mar- caba 70 (0*70 mm), el rubí se tomará de la botella marcada con 70, que significa 0,70 mm. De hecho, si se mide el escariador del número 70,

seguramente se comprobará que sólo tiene 0*69 milímetros, esto es, una centésima de milímetro menos que el diámetro del rubí. Los constructo- res del aparato y los escariadores hacen -esto adre-

de para facilitar la labor del reparador, pero de todas maneras éste .deberá siempre asegurarse de que cumple lo que indicamos al principio de este párrafo. Coloqúese el puente sobre un yun- que que tenga un agujero de diámetro superior al exterior del rubí, de forma que éste pudiera sobresalir libremente, en caso que fuese necesario, por el otro lado de la platina; este re- salto del rubí debe de ser muy limitado, a fin de que el metal circundante soporte el máximo esfuerzo; se necesita una presión de unos 15 Kg para insertar el nuevo rubí, debiendo procurarse que el metal no se tuerza. Se coloca el rubí sobre el agujero del puente, con su cara inferior para arriba, y en seguida se aprecia- rá la necesidad del achaflanado. Bájese el punzón de punta pla- na sobre el rubí, ejerciendo con la palanca una presión mode- rada, constante y firme hasta que el tope impida descender más,

y una vez hecho esto el trabajo ya no requiere acabado alguno. La figura 492 muestra el remachado de fijación del rubí; en este caso es un rubí de eje de volante, pero el procedimiento no varía para los distintos rubíes.

Las figuras 493, 494 y 495 muestran las diversas fases en el escariado de un agujero para un rubí. La figura 496 muestra un punzón hueco pre- sionando el rubí en su agujero; para un rubí de cara plana sirve igualmente un punzón sin ser hueco. Si el rubí tiene la cara bom- beada, es indispensable un punzón hueco, pues con él la presión se ejerce sobre el diámetro exterior y se evita el peligro de aplastar el rubí; en este caso el punzón ade- cuado es el que representa la figura 496; también hay punzo- nes autocentrantes cuya descripción no consideramos esencial.

Las figuras 497 y 498 muestran el mandrinado o esca- riado del agujero en el aparato.

Cuando se desea substituir un rubí por otro, el proce- dimiento es similar al descrito; téngase en cuenta el juego axial y fíjese el tope en consecuencia. Quítese luego el ru- bí viejo, y como pa- ra ello ha de ejercer- se una presión de

7 Kg, es aconsejable hacer la operación en el aparato; emplée- se un yunque que tenga un agujero que pueda recibir cabal- mente al rubí viejo, y con un punzón largo montado en el árbol se hace actuar la palanca hasta extraerlo. Así se consi- gue una firme presión vertical, y como el metal que circunda el rubí tiene buen soporte en el yunque, no se corre el riesgo de

Fig. 491.—He- rramienta de

achaflanar.

Fig. 492. — Rubí remachado.

Fig. 494. — Escariandoel agujero.

Fig. 493. — Escaria-dor a punto de cortar.

Page 203: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

Fig. 496. — Colocación de un rubí en su agujero.

375 FIJACIÓN DE RUBÍES374

que el agujero se deforme por la fuerte presión. Ahora escoge-remos un escariador que ajuste prieto en el agujero y lo pasa-

Fig. 495. — El escariador actuando

Eig. 497. — Escariado del agujero Fig. 498. — Parte cilindrica del esca-riador actuando.

remos a través del mismo; si el escariador queda libre, se tomael del tamaño mayor siguiente para que ensanche ligeramente el

Page 204: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

agujero a fin de ase- gurarnos de que le da- mos un determinado tamaño. El secreto del éxito coasiste en que el diámetro del aguje ro sea o.oí mm me- nor que el del rubí El ajuste del rubí se efectúa igualmente que antes.

Ahora vamos a poner paralelo el eje de un agujero con e] eje de la platina. Con- sideraremos el aguje- ro de rubí de volante; el procedimiento es el mismo para los de rubí del tren, excepto la situación del tope. Es mejor verti-

calizar desde el rubí inferior y colocar nuevo el superior. Pri- meramente se quita el puente del volante y se deja sobre el yunque del aparato con su cara superior para arriba; se ajusta el tornillo mi- crométrico de modo que el punzón — que esta vez debe ser hue- co, especial para rubí de volante — toque li- geramente la cara supe- rior del rubí. El juego axial viene determina- do por el rubí contra

Fig. 500. — Accesorio para sujetar piezas pivote, y como éste casi pequeñas, toca al rubí cojinete en

Fig. 499. — Accesorio para verticalizar provistode garras.

-

Page 205: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

376 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO FIJACIÓN DE RUBÍES 377

la cara superior, desde allí tomaremos nuestra medida. Quítese el rubí viejo, atorníllese el puente sobre la platina inferior, qui- tando también el rubí contrapivote inferior del volante. Se monta en el aparato el accesorio representado en la figura 499 y se dispone la platina entre las garras de modo tal que el punto

interior del punzón se ajuste en el rubí inferior del volante, y cuando se ha logrado se aprietan las garras.

Se escoge un escaria- dor un poco menor que el agujero del puente, se monta en el árbol de la prensa y se baja hasta dentro del agujero para ver si puede empezar a cortar.

Como el agujero su- perior no está vertical, o en línea con el inferior, el cortado posiblemente empezará por un solo la- do del agujero; se conti- núa de está manera, subs- tituyendo el escariador por el de diámetro inme-

diatamente superior, hasta que se obtenga el corte completo en todo el círculo del agujero, lo que será indicio de que éste ya está en línea con el inferior. Se retira la platina del aparato y se coloca en lugar del accesorio a garras un yunque plano con un agujero, se desatornilla el puente de la platina y se pasa el mismo escariador a través del agujero hasta que actúe toda su parte cilindrica.

No hubiera sido posible hacer esto con el puente atorni- llado, porque no había bastante profundidad para el escaria- dor. Se achaflanan ambos costados como antes y se presiona un nuevo rubí desde el exterior, es decir, en sentido contrario de

cuando se ajustaba para el tren. De esta manera se consigue un juego axial correcto.

Para la montura de un rubí de bastan las instruc- volanteciones d En el montaje de un adas para verticalizar un agujero. rubí en una pieza pequeña, tal como el puente del áncora, o

Fig. 502. — Re ac lante m hando un eje de vo

u ie cen rubí contrapivote en su p za, se usa el ac sorio represen- tado en la figura 500, que suponem tos no necesi a explicación. Se sigue exactamente el mismo procedimiento para montar un rubí contrapivote que para un rubí con agujero. Si se posee un juego de yunques y punzones como el reproducido en la figu- ra 501, la prensa La Favodte puede emplearse como herramien- ta para remachar y para presionar; cuando se la hace servir com tal se desmonta la palanca (Fig. 502). También puede oservir para montar agujas {Fig. 503.) y cristales irrompibles (figura 504)

Hay dos métodos para montar un rubí por remache: uno

Fig. 501.—Juego de yunques y punzones

útiles para muchos usos.

Page 206: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

378 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO FIJACIÓN DE RUBÍES 379 empleando el torno y el otro usando a mano una herramienta especial. Nos ocuparemos en primer lugar del procedimiento que se funda en el uso del torno.

Por este procedimiento, para substituir un rubí viejo se quita ante todo este rubí, empujándolo para fuera con un pa-

Fig. 503, — Montaje de una aguja de reloj empleando la prensa, La Favorite

lillo; esto hará que se levante la rebaba que lo mantenía; se pega luego la pieza en un mandril de pegamiento en el torno y se la centra; para abrir la rebaba de sujeción con un bruñidor (figura 505) se mantiene esta herramienta primeramente a án- gulo y luego se va elevando gradualmente para levantar el me- tal de remache del rubí, haciendo que el árbol del torno gire despacio mientras tanto. Cuando el asiento del rubí está libre y abierto (Fig. 506) se escoge un rubí de agujero adecuado para el pivote y que al mismo tiempo ajuste por el exterior con el asiento abierto; se pone un poco de aceite sobre la superficie del rubí, de modo que cuando esté colocado en posición se man- tenga fijo mientras se remacha por bruñido. Para hacer esto se

usa la misma herramienta de bruñir, pero por su cara redon- deada, pudiendo ver en la figura 507 el procedimiento a seguir. Algunos rubíes se fijan por bruñido del metal circun- dante al asiento y no por pestaña previamente hecha.

Fig. 504. — Accesorio para montar cristales irrompibles.

- En este caso se emplea la misma herramienta de la figura 505, para abrir el asiento, pero para sujetar el rubí se utiliza el

Fig. 510. — Fases de la construcción de la herramienta de montar rubíes.

Fig. 505. — Aper-tura del asiento

del rubí. Fig. 506.—El asien-to preparado para

recibir el rubí.

Fig. 507.—Rema-che por bruñidode la pestaña so-

bre el rubí.Fig. 508. — Bruñi-dor de remachar.

Fig. 509. — Remache por bru-ñido del metal del puente.

Page 207: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

otro extremo del bruñidor, completamente redondeado (figu- ra 508) en la forma que indica la figura 509.

Para la fijación a mano se emplea un juego especial de herra- mientas (Fig. 511). El rubí viejo se extrae como se ha explicado

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380 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

antes y con la herramienta se abre el asiento de la siguiente for- ma: se sostiene la herramienta (del tamaño correcto) bien ver- tical e el asiento y mientras tanto, por medio del tornillo, se n

Fig. 511. —Herramientas especiales para el montaje a mano. Arriba, para

cerrar la pestaña; abajo, para abrirla.

van abriendo las mordazas hasta que deje el asiento expedito, y se las hace girar con los dedos alrededor (Fig. 512). Cuando se nota que la herramienta queda libre, se abren las mordazas

un poco más y así hasta que se ha abierto todo el asiento y está libre para recibir el rubí. Luego se coloca el rubí y se usa la he- rramienta comple- mentaría para cerrar _____ nuevamente el

me- 512. — Apertura Fig. 513. — Cierre del tal; se ajustan las siento con la he- asiento con la berra- mordazas de modo rramienta a mano. mienta a mano. ,

que se apoyen sobre la pestaña, y se las hace girar, aplicando un poco de presión hacia abajo, hasta que el metal ha sido adaptado o bruñido para ceñirse sobre el rubí (Fig. 513). Para facilitar la opera- ción y obtener un resultado más perfecto es aconsejable untar ligeramente con aceite las superficies que se trabajan.

CAPÍTULO XX

RUBÍES PARACHOQUE

El reloj resistente a los choques no puede considerarse como una novedad, pues representa el resumen de lo que se ha estado estudiando durante mucho tiempo. Parece extraño, pero Bré- guet (1747-1823) usó ya una disposición resistente al choque, el "paracaídas", no obstante lo cual después de él muy poca atención se prestó a dicha disposición.

Durante los últimos 25 años re- nació la idea y buen número de relo- jes suizos tienen alguna forma de disposición parachoque. El eje del vo- lante y sus rubíes son las partes más vulnerables del reloj y las que se estro- pean más fácilmente por un golpe o una caída; así, pues, estas piezas me- recen la máxima atención.

Es verdad que en relojes con dis- posición parachoque se han hallado también ejes de volante rotos, pero j cuántas veces estos mismos ejes habrán sido salvados por la disposición para- choque! Y no sólo es útil para la protección de los pivotes' del eje contra la rotura, sino también contra otras averías menores: un reloj sin disposición parachoque puede, como resultado de un ligero golpe o sacudida, averiarse en los pivotes del eje del vo- lante, de forma que quizá no llegue a pararse el reloj ni a re- portar grandes perjuicios para la regulación, pero el usuario notará que la exactitud no es la de antes. Tal vez no necesite

Fig. 514. — El «Incabloc»se distingue por la formadel resorte que sostiene el

rubí contrapivote.

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382 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO RUBÍES PARACHOQUE 383

r n epararse, pero la máquina ya no es lo que era: si se examinacuidadosamente los pivotes del eje del volante de este reloj con una lupa doble, descubriremos una ligera faceta en su parte cilindrica, y si verificamos el volante entre las puntas de un

reloj recibe un golpe el resorte cede por un momento, pero en seguida vuelve a su posición primitiva. El eje está proyectado de forma que si la fuer/a del choque excede de ciertos límites, el espaldón situado cerca de cada pivote en el eje del volante esta-

Fig. 515.—Componentes del«Incabloc»

A, armadura o asiento; B, rubi contrapi- vote; C, resorte fijador; D, rubí cojinete;

G, eje del volante; /¿'."pivo . te

Fig. 516. — La disposición «Incabloc» montada, mostrando los rubíes supe-

riores e inferiores. Referencias como en la figura anterior y E, resorte fijador; F, puente del volante;

/, montura inferior del «Incablo o.

compás de calibre veremos que uno o los dos pivotes están algo torcidos. Seguramente si el reloj hubiese tenido alguna disposi- ción amortiguadora de los cheques la avería no se habría pro- ducido.

Actualmente hay varios tipos de disposición parachoque en uso, pero en lo esencial el princip o: io fundamental es el mismlos cojinetes del eje del volante se mantienen en su posición por un resorte y la montura tiene tal

dispositivo que cuando el

Fig. 520. — Disposición superior del «Parechoc».

A, resorte de sujeción; fi, rubí contrapi- vote; C, rubí en su aro: D, armadura; B, re-

sorte fijador.

blece contacto con la parte fija del dispositivo parachoque y la presión del golpe se transmite a la pieza amortiguadora.

Los fabricantes de dispositivos parachoque suministran las piezas siguientes: rubíes del eje de volante fijados dentro de aros o "casquillos" especiales, rubíes de contrapivote, resortes para mantener los rubíes en la posición correcta y los salientes sobre los cuales se apoyan los espaldones del eje de volante si el choque excede de ciertos límites.

Fig. 519. — Disposición inferior del«Parechoc».

A, armadura; B, rubí en su aro; C. rubícontrapivote; D, resorte de sujeción.

Fig. 517. — El «Parechoc» se dis-tingue por tener apartable el resorte

de sujeción.

C BFig. 518.—El «Parechoc» con el re-sorte de sujeción apartado a un lado.

Page 210: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

384 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO RUBlES PARACHOQUE 385

El relojero debe asegurarse de ampulosamente limpias y de que

Fig. 521. — El «Parechoc» montado A, eje del volante; B, armadura; C, aro del rubí; D, rubí contrapivote; E, resorte de

sujeción.

Fig. 522. — Un choque de arriba abajo (según indica la flecha) lleva el espal- dón del eje A, contra el saliente A-¡ de

la armadura «Parechoc».

C) A2

Fig. 523. — Un golpe lateral (según indica la flecha) lleva el árbol A contra la pared del agujero A2 de la armadura. El aro del rubí se desplaza como mues- tran Q y C2, pero la disposición có- nica exterior del mismo, y por la pre- sión del resorte de sujeción, hacen que eí aro se centre automáticamente.

describir brevísimamente los tres choque más usados en Suiza: son y el "Shockresist"

que todas las piezas están es- la copa dentro de la cual va montado el rubí con su re- sorte está exenta de aceite, polvo, rebabas, etc., de mo- do que no deba temer que el rubí esité fuertemente agarro- tado. Una vez se han mon- tado todos los componentes, se toca ligeramente con las pinzas la cara inferior del rubí, haciendo un poco de presión, tanto lateral come longitudinalmente, y al ce- der la presión el rubí ha de volver vivamente a su posi- ción original; si no retorna, se desmonta y se examina con cuidado por si hubiera rebabas, rugosidades o pol- vo; para que la disposición sea eficaz, el rubí, con su montura, debe estar libre pa- ra actuar suavemente.

El aceite se aplica sola- mente a los rubíes-cojinete y de la manera normal, como se explicó en el capítulo so- bre limpieza y engrase. Apar- te de las principales ventajas características de la disposi- ción parachoque, otra tam- bién importante consiste en que no son necesarios los pe- queños tornillos de rubí.

A continuación vamos a sistemas de dispositivo para- el "Incabloc", el "Parechoc"

El "Incabloc" (Fig. 514) está construido por la "Universal Escapement Ltd.", de La Chaux-de-Fonds (Suiza). La figu- ra 515 muestra las piezas que componen este sistema y la fi- gura 516 nos presenta el sistema montado.

El "Parechoc" (Figs. 517 y 518) está construido por la

Fig. 524. — En la disposición «Shockresist» el rubí cojinete va sujeto en una montura elástica A, colocada horizontalmente por la arandela D. El rubí contrapivote es retenido por la arandela elástica B. Estas piezas van montadas dentro de la armadura C. Por tener los rubíes movimiento lateral y los con- trapivotes movimiento vertical, un golpe en cualquier dirección llevará los espaldones especiales del eje contra la armadura C, quedando así los pivotes protegidos de choques fuertes.

"Parechoc. S. A.", de Le Sentier (Suiza). Las figuras 519 y 520 muestran las piezas que lo componen y la figura 521 lo representa ya montado. En la figura 522 vemos el espaldón del eje del volante chocando con el saliente, de la armadura en el acto en que el reloj recibe un golpe en el sentido del eje de su volante, y en la figura 523 cuando recibe el golpe transversal-' mente.

Finalmente tenemos el "Shockresist" (Fig. 524). de la "Fa- brique Ericmann", de Schinz Neuville (Suiza). Este sistema

25

Bi Ai A

Page 211: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

I

386 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

cuenta con el asiento elástico del rubí-cojinete (Fig. 525) y del bonete elástico del rubí contrapivote (Fig. 526).

Como en los dos sistemas anteriores, también en éste cuan-

Fig. 525. — A, montura elástica del

rubí cojinete; B, arandela e'ástica de retención del contrapivote.

do debido a un choque más o menos violento se excede del lí- mite normal de juego, el espaldón del eje del volante se apoya en los salientes de la armadura, evitando el golpe fuerte al pivote.

CAPÍTULO XXI

MAGNETISMO Y DESIMANTACIÓN

Interesa mucho al relojero reparador saber quitar el mag- netismo de un reloj, o sea, desimantarlo. Los relojes modernos, cuyo escape está formado por piezas amagnéticas, no son afec- tados por el magnetismo, pero las piezas de acero, como el mue- lle real, los mecanismos de dar cuerda y poner en hora y los piñones, pueden magnetizarse considerablemente, aunque es muy dudoso que ello perjudique la regulación del reloj. El mue- lle real es la pieza que puede ser más afectada, y aun así el freno debido al magnetismo es pequeño si se compara con la f o; incluso cabe dudar si el freno por magnetis- uerza del mismmo es mayor que el debido al aceite espeso.

El magnetismo influye notablemente en la regulación de un reloj con muelle espiral, platillo y áncora de acero; entre todas las piezas de una máquina el espiral del volante es la más vul- nerable al magnetismo. Un espiral de volante sólo ligeramente m puede representar un defecto perjudicial y difícil agnetizado de eliminar; cuando el reloj está gastado y sujeto a la vibración externa, puede adelantar de golpe unos pocos segundos debido a que las espiras del espiral se tocan de vez en cuando, pero si el espiral del volante está más o menos imantado las espiras se atraen permanentemente y el reloj, mientras no se desimante, adelanta considerablemente. Si la imantación del espiral del vo- lante es muy ligera, a veces cuesta trabajo de descubrir, ya que ordinariamente no afecta a la brújula más sensible y, por tanto, no se nota fácilmente. Para esta investigación es más adecuada una brújula pequeña, del tipo casi de juguete, ya que la aguja de este tipo de brújula es muy ligera y para piezas pequeñas

Fig. 526. — C. vista en planta de laarmadura; D, arandela de retención.

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388 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO MAGNETISMO Y DESIMANTACIÓN 389

suavemente imantadas responde mejor que una brújula robus- ta del tipo de instrumento científico.

Por regla general, debe inspeccionarse ej magnetismo de to- dos los relojes que vayan a manos del relojero, con la única excepción de los antimagnéticos. Tómese por costumbre, aun- que se tenga el reloj sólo para cor regir una pequeña alteraciónde la raqueta, verificar en primer lugar esta prueba con la brú-

Fig. 527. — Comprobación del magnetismo con una brújula

jula, pues el magnetismo puede s a er la causa que perturbe lmarcha del reloj sin nada que teng n a que ver con la regulaciómecánica.

Arróllese fuertemente un pedazo de alambre de latón, alre- dedor del cuerpo de la brújula y tuérzase un cabo del alambre para arriba; de este modo se pued donde ce poner la brújula on- venga sosteniéndola con unas pinzas (Fig. 527). Póngase sobre el puente del volante, dése cuerda al reloj para que el volan- te oscile y obsérvese atentamente la aguja de la brújula; si el reloj está imantado, ésta también oscilará hacia adelante y ha- cia atrás y algunas veces dará una revolución completa a cier- ta velocidad. Que la aguja permanezca estacionaria no quiere decir que el reloj no esté imantado, ya que la brújula puede sufrir una atracción; para contrarrestarla, dése a la brújula un ligero golpe con las pinzas, y si ni así oscila con el volante, gírese despacio la máquina, conservándola horizontalmente; si

el reloj no está imantado, la aguja continuará señalando la mis- ma dirección, esto es, al polo magnético terrestre. En el caso en que la aguja siga el movimiento del reloj, tampoco esto indica que haya necesariamente magnetismo en el escape; en estas cir- cunsta cias puede girar rápidamente y señalar al norte; si no nlo hace, levántese la brújula del puente del volante y vuélvase a poner. Si la aguja aun parece atraída, es posible que el meca- nismo de dar cuerda y el muelle real estén imantados y sean la causa de la atracción, tanto más que un ligero magnetismo en el escape no es bastante para influir sobre la aguja.

Para comprobar la magnetización de estos últimos órganos de la máquina déjese la brújula sobre el banco, acérquesele el reloj por el lado de la corona y obsérvese si la aguja se mueve. Si hay magnetismo atraerá o repelerá las puntas de la aguja. Si la aguja sólo es atraída y no se logra que sea repelida acercando el reloj por la corona a la otra punta de la aguja, es indicio de que no hay magnetismo, y es señal de que lo hay si la punta de la aguja puede atraerse acercando por ambos lados la máqui- na a la brújula. Hay que tener muy en cuenta, por otra parte, que la aguja de la brújula es un imán con polo norte y polo sur, y por lo tanto, un material de hierro, aunque no - esté imantado, atraerá la aguja.

Cuanto mayor es la dureza de un metal, más difícil es que se i el hierro mante, pero también es más difícil desimantarlo; virgen no puede retener el magnetismo. Es muy conveniente, después de desimantar, probar otra vez en el puente del volante con la brújula, ya que en raros casos el magnetismo se quita al primer intento.

Otra prueba para asegurarnos de que el espiral del volante — la pieza más importante de la máquina — está completa- mente, desimantada, consiste en acercar suavemente con un pali- llo puntiagudo las espiras del espiral hasta que se toquen (fi- gura. 528), y si no hay señales de atracción puede tenerse la completa seguridad de que el magnetismo se ha eliminado. Sin embargo, si las espiras, tienen tendencia a adherirse, es señal de que conservan el magnetismo; esta adherencia también puede ser originada por el aceite, y para evitar el error limpíese bien el espiral con bencina y repítase la prueba.

Page 213: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

390 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO MAGNETISMO Y DESIMANTACIÓN 391

I

En algunos relojes es muy difícil quitarles el magnetismo, especialmente en el espiral del volante; el mejor modo de ha- cerlo en el espiral, es quitarlo del volante, colocarlo en una bolsa de papel seda (Fig. 529) y desimantarlo, según luego ex-

plicaremos. Otro mo- do consiste en derra- mar un poco de vase- lina sobre un cartón, como una tarjeta de visita, pegar sobre ella el espiral y luego pa- sarlo por la bobina de desimantar; una vez logrado se limpia con bencina. Si el espiral se mete sin protección en la bobina, corre- mos el riesgo de que sus espiras se enreden, porque, antes de des- imantar, debe iman- tarse y el movimiento brusco causado por es- ta magnetización pue- de superar la resisten- cia del espiral y enre- dar las espiras.

Generalizando, los aparatos de desimantar pueden dividirse en tres clases: los que funcionan con corriente alterna, los que trabajan con corriente continua que transforman en alterna y los movidos a mano o por pedal. La parte activa del aparato, en lo que concierne al relojero, es la bobina, en cuyo interior se mete la máquina que se ha de desimantar. El procedimiento es el siguiente: coloqúese la pieza de que se trate dentro de la bo- bina y m se allí sin que la toque por sus lados, dése la anténgacorriente y vayase apartándola despacio de la bobina, y cuando se ha recorrido aproximadamente una distancia de 50 cm, quí- tese la corriente (Fig. 530). Algunas veces resulta más efectivo

retirar rápidamente el ob o general jeto de la bobina, pero por lel movimiento lento da r . Es reco- esultados más satisfactoriosmendable mantener la pieza dentro de la bobina por un mo-

Fig. 528

Fig. 529. — Desimantando el muelle espiral del volante

mentó, con la corriente dada (se podrán sentir los efectos del magnetismo, ya que el objeto vibra ligeramente) y después sa- carla despacio. En las páginas siguientes, debidas a la. amable

Fig. 530. — Después de conectar la corriente, se separa el reloj despacio hasta

una longitud como la del brazo y luego se corta la corriente.

colaboración de Mr. Hillyard T. Stott, describimos los tres procedimientos de desimantar:

I.° CAMPO MAGNÉTICO ALTERNATIVO OBTENIDO DE LA CORRIENTE ALTERNA DE LA LÍNEA GENERAL. — Necesitamos

. — Las espiras del espiral del volantese aproximan con un palillo para comprobar el

magnetismo

Page 214: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

una bobi ás enérgico por medio na, cuyo efecto puede hacerse mde un voltaje; para ello es apto un transformador a bajotrans- formador de "timbre", pues la potencia que se requiere es

muy poca. Un transformador con un secundario de 4, 5 ó 6 Volt, puede también obtenerse de un transformador de receptor de radio, que incluso cabe utilizar sin quitarlo del receptor, pues sin tocarlo de donde se halle pueden conectársele los conducto- res que alimentarán la bobina.

MAGNETISMO Y DESIMANTACIÓN

arrollan al armazón 345 g y su resistencia es un poco más de 9 Ohm, así que pasa de 0,5 Ampere a 4,5 Volt; y aproxima- damente 0,675 Ampere a 6 Volt. Es suficiente un transforma- dor que pueda suministrar un Ampere, aunque sea por cortos períodos. La bobina puede ser alimentada por 8 ó 12 Volt por minuto, poco más o menos, la cual dará un campo regular más fuerte, y se verá luego que con un minuto aproximadamente

SO

-roo-

Fig. 531. — Armazón para la bobina de desimantar. El mejor material es la madera delgada de roble o el tablero contrachapeado. Únanse las diferentes partes solamente con cola o con clavos de latón. Puede colocarse una base de la misma madera pero sólo después de haber arrollado el hilo de la bobina. Todas las dimensiones están expresadas en milímetros.

Ya que en el interior de la bobina el campo es más intenso, debemos proveer el espacio suficiente para poder introducir bien todas las piezas que puedan presentarse. Para producir el campo requerido he utilizado frecuentemente, con buenos resul- tados, una bobina de tono, de 100 espiras, obtenida de un receptor viejo de radio. Pero para aquellos que deseen hacerse una bobina apropiada y permanente, la figura 531 da detalles de construcción para una de 4-6 Volt que resulta muy prác- tica y económica. La armazón de la bobina se hace de plancha delgada de madera: sirven bien trozos de contraplacado uni- dos por enco latón. Como se verá por lado o con clavos de el dibujo, se nchas, dos de 50 X 100 mm necesitan cuatro placada una, y dos d m, todas de pnos 3 mm de e 50 X 25 mgrueso.

Se hace la bobina con hilo de cobre con dos capas de algo- dón, de 0,5 mm de diámetro. Se necesitan aproximadamente unos 130 m y tiene un peso de unos 320 g. En la práctica se

Fig. 532. — La bobina desimantadora conectada a un transformador que su- ministre 4, 6, 8 ó 12 Volt y cuyo primario se ajuste a las características de

la corriente de que se disponga.

es suficiente. El consumo de energía es insignificante. Arróllese liso el alambre, dejando unos 50 mm fuera por el agujero de entrada; después aproximadamente 6o espiras, puede de hacercomenzarse otra capa, haciendo un total de capas menor de 10. Las espiras deben quedar bien apretadas. Al final del devanado se dejan otros 50 mm que asoman al exterior por el agujero de salida. Si se desea, toda la bobina puede impregnarse con bar- niz a la goma laca (laca disuelta en alcohol.metílico a la con- sistencia de la leche), pero siempre es preferible barnizar el apa- rato y cubrir la bobina con una cinta de papel o de seda, y barnizarla también. Es muy conveniente el barniz a la celulosa o a la laca.

Móntense terminales o pernos con tuercas para.actuar como tales, limpíense y conéctense los extremos del hilo de bobina. Puede montarse una base de madera aproximadamente

392 393

4 a/sm..ay**/f" v**/ **• ts/tri'f.-,

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de 125

Page 215: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

394 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO MAGNETISMO Y DESIMANTACIÓN 395

por 8o mm, lo que permite fijar la bobina en posición perma- nente por medio de tornillos.

La bobina se conecta como índica la figura 532 y funcio- nará sin calentarse, excepto si se utiliza por largos y repetidos períodos de tiempo. Puede unirse a la línea general con un enchufe o un interruptor, empleando hilo flexible corriente.

Fig. 533. — Cuando no se dispone de corriente alterna, podemos obtenerla con una batería de acumuladores de 6 Volt con un vibrador, que alimenta a un transformador especial par a proveer a la bobina desimantadora de co-rriente alterna a bajo voltaje. R es una resistencia de 100 + 100 Ohm o de los que aconseje el fabricante del vibrador.

2.° CORRIENTE ALTERNA SIN LÍNEA GENERAL DE CORRIEN- TE ALTERNA. — A falta de línea general de corriente eléctrica alterna, si tenemos medios para generar energía, servirá un pe- queño alternador de corriente alterna, y si produce la corriente de un Ampere a un potencial entre 4 y 12 Volt, puede alimen- tarse directamente la bobina. Pero si el alternador produce la corriente a mayor voltaje, será necesario intercalar un trans- formador.

Si no hay modo de obtener corriente alterna, y solamente es asequible la corriente continua — y ésta a bajo voltaje — o se dispone de una batería de acumuladores, podemos convertirla en corriente alterna por medio de un vibrador. Éste necesita un transformador especial con un doble arrollamiento primario y el correspondiente secundario. La figura 533 muestra las cone- xiones. Los fabricantes de radios o comerciantes de vibradores

podrán, sin duda, proporcionar el transformador especial de- seado. Pueden obtenerse, para suministro de corriente continua de alto voltaje, vibradores de alto voltaje y así obtener la co- rriente alterna necesaria.

ffeífl <?/ s Pernofytuerce defajojprietos

Cutes aff fotón Fig. 534. — Cuando no se

dispone de ninguna clase de corriente, puede obte- nerse mecánicamente el campo magnético alterno que se necesite. (a), muela a mano en cuyo árbol se monta el imán que debe producir el campo mag-

nético alternativo, con un imán de barra montado; (b), montaje de un imán de barra; (c), montaje de un imán de herradura y perfil del mismo.

3.° CUANDO NO SE DISPONE DE CORRIENTE ELÉCTRICA DE

NINGUNA CLASE. — Aun así podemos tener un campo magné- tico alterno, haciendo girar rápidamente un imán. En igualdad de peso, es mejor un imán en herradura que nos producirá un campo más intenso que un imán en barra. Este desimantador se puede obtener utilizando un aparato de amolar a mano, del que se retira la muela, y se monta en el árbol una abrazadera de latón o de madera, con pernos o tornillos de latón, tal como

lorn/y/o de fres ion Iflernoytt/erc3/

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396 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO MAGNETISMO V DESIMANTACIÓN 397

muestra detalladamente la figura 534, tanto si se emplea un que deben guardarse alejados, situándolos a cierta distancia del imán de barra como si es de herradura. Gran parte del éxito depende del imán que utilicemos: el de una magneto vieja nos sería de mucha utilidad. La firmeza del montaje debe asegu- rarse bien por medio de cuñas de madera y es esencial que que- de perfectamente equilibrado.

área principal de trabajo, aproximadamente a 1,80 ó 2 m. Las b antadas también deben tenerse en rújulas y herramientas imcuenta, y, en consecuencia, todas las herramientas se conser- varán libres de cualquier traza de magnetismo. Teniendo pre- sente lo antes expuesto, ello no será difícil.

Fig. 535. — Desimantando con campo magnético producido a mano. No debe pararse hasta completar la operación.

Para lograr una corriente alterna de 25 períodos por se- gundo son necesarias velocidades de por lo menos 1.500 r. p. m. (de 3 3 5 vueltas de manubrio por segundo, dada la ampliación que proporcionan los engranajes). La fuerza centrífuga que se desarrolla es muy fuerte y puede causar la rotura de alguna pieza si el aparato no está sólidamente construido (Fig. 535).

Como se puede comprender, si se posee una combinación para accionamiento a pedal, o cualquier otro procedimiento me- cánico, no debe desperdiciarse, siendo fácil encontrar la manera de acoplarlo al árbol de la manivela.

Finalmente, unas palabras de advertencia con respecto del banco de relojero y de los imanes. Cualquier imán permanente que esté en el banco o cerca de él puede fácilmente causar serios perjuicios que deben evitarse, sin que sea una excepción el imán rotativo desimantador, aun cuando esté

fíocrn.

parado. Así es

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CAJAS RESISTENTES AL AGUA 399

CAPÍTULO XXII

CAJAS RESISTENTES AL AGUA

Durante los últimos 25 años se han presentado muchos proyectos ingeniosos de cajas de reloj protegidas contra la pe- netración del agua en caso de inmersión, mientras que lo que realmente se necesita es una protección eficaz contra la hume- dad atmosférica. Las diferencias constructivas entre una caja para resistir la humedad atmosférica normal y la que debe re- sistir la penetración del agua bajo una inmersión a profundi- dad, son realmente enormes, siendo conveniente estudiar los métodos de probar su efectividad, a fin de enfocar la atención en lo que requiere un reloj para ser completamente impermeable.

Es impropio usar la palabra "impermeable" en relación con las cajas de reloj. Hay grados de impermeabilidad del mismo modo que los hay de resistencia; con todo, nos parece mejor seguir la conducta americana, que prescinde de dicha palabra. Por experiencia puedo asegurar que poquísimos relojes me- recen el calificativo de impermeables, por lo que juzgo más acertada la designación de "resistentes al agua". Las cajas re- sistentes a ectadas pl agua han sido proy ara proteger la máqui- na contra la humedad en el uso cotidiano y también contra una inmersión ca para inm accidental; nun ersiones deliberadas y prolongadas que con el tiempo ciertamente dañarán la máqui- na si no se toman excepcionales medidas en la construcción y en el montado de la caja.

La resistencia al agua prácticamente se prueba de dos ma- neras: por sumersión a profundidad y por inmersión a poca profundidad. Esta última se realiza hasta una profundidad de i metro, y la de profundidad hasta 10 metros, pero lo normal es hacer una prueba a 3 metros, que equivale, como está reco-

nocido, a ambas pruebas. En ciertos aspectos, la prueba a poca profundidad es más completa que la de profundidad, a causa de que bajo la presión ciertas clases y formas de cristales mejoran las condiciones de precinto; se han en- contrado cajas que hab iendo sa l ido airosas de la prueba de profundidad no han resistido la de pequeña profundi- dad. La comproba- ción en la cámara de presión (Fig. 536) está más conforme con la realidad por- que cuando la caja está sumergida en agua está sólo suje- ta a la presión. Se admite que la pro- fundidad de 3 me- tros es un buen tér- mino medio, equi- vale a 0,3 Kg por centímetro cuadra- do, o a 4,3 libras por pulgada cua- drada.

Para hacer la prueba, la caja debe estar Ipien cerrada, F¡g 53g _ Aparato para comprobar ks cajas montada la corona a presión. (Constructores: La Céntrale.) y suspendida de la manera indicada en la figura 536, en el aparato de probar a presión. Atorníllese el tornillo a mano de la base, con lo que sube la presión del agua con la que se hace la prueba; en el caso de que se desee una presión de 3 m (10 pies ingleses) el manó- met debe marcar 0,3 Kg por cm (4,3 libras inglesas por pul- ro 2

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400 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO CAJAS RESISTENTES AL AGUA 401

gada cuadrada), Generalmente las cajas a prueba se dejan den- tro de la pres ra nte 6o minu- cámara de ión du nte un i rvalo de tos; si agu hora a is 24 horas. anta una , aguant rá lo m mo 12 óNo sería suficiente sumer a en el gua y sacarla inmedia- gir la caj a

tamente, aunque se llegue profun- a ladida re- d o presión querida chas ca- ; mujas as con ordinaritapa fijados y bisela pre in tener sión, spretens de ser iones resiste l agua, ntes aresisti perfecta- rán mente rápida estaprueb a vez a. Uptransc el tiem- urrido po se se des- ñalado,enrosc ornillo a a el tmano quitar parapresión spués se y dequita El tor- la caja.nillo o de la a manparte or sirve superipara f tapa de ijar la la cá que se mara, quita poner y para sacar as. Lue- las cajgo de a la ca- retiradja, se bien por seca el e hasta xterior

estar seg e q ue más mínima c de agua, uros d ue no q da la antidadse abre y xa in pa rob xisten se- se e mina su terior ra comp ar si eñales de dadhume .

Asim , se ot eb da ío", para ismo realiza ra pru a, llama "de vacla cual la se a y ge ám a misma caja prepar sumer en la c ara de lmanera que se procede con la prueba a presión (Fig. 537). En esta prueba se acciona una bomba de vacío para reducir la pre- sión del aire de entre la superficie del agua y la tapa de la cá-

mará hasta que el vacuómetro marque el vacío requerido. Por supuesto, los aparatos ingleses marcan en medidas inglesas. Para datos y equivalencias consúltese la tabla de la presión que acompañamos.

Cuando el vacuómetro señale el vacío que deseamos, obsér- vese atentamente la caja. Si pierde, aparecerán burbujas en los sitios defectuosos y luego éstas subirán. Si aparece una burbu- ja, pero no crece y eventualmente se desprende de la caja y sube a la superficie, la caja no pierde por donde ha aparecido. En esta prueba el aire interior del reloj está a una presión superior al de la cámara e intenta salir de la caja. Esta prueba es muy rápida; si no aparecen burbujas en tres o cuatro minutos, la caja puede considerarse resistente al agua en las condiciones de la prueba.

A continuación vamos a establecer las diferencias prácticas entre los dos métodos: si se hace la prueba a presión con la máquina dentro de la caja, es necesario después abrir ésta para asegurarnos experiencia ha de que no haya entrado agua. La probado, por verificación de millares de cajas, que debe cam- biarse la arandela de junta cada vez que se abre la caja, pues de lo contrario nunca puede asegurarse que la misma sea resis- tente al agua. Parecerá exagerado montar una nueva junta cada vez que se abre la caja, pero la construcción de las cajas de este tipo lo requiere así.

Esta dificultad puede superarse empleando el método de vacío, con lo que esta prueba demuestra su valiosa utilidad. Si se prueba el reloj completo en la cámara de vacío y no aparecen burbujas, puede asegurarse que la caja es resistente al agua. Si se presentaran burbujas, se debe quitar el reloj en seguida y secar bien la caja. Puede ser que no haya entrado agua, pero la caja se ha hecho sospechosa y, por tanto, debe probarse de nuevo. Si se hubiera dejado el reloj dentro del agua hasta que ya no se formaran burbujas, el agua se habría introducido in- mediatamente después de la desaparición de las burbujas por los mismos sitios donde .éstas se habían formado.

A juzgar por lo que se ha dicho, puede parecer dudosa la utilidad de la cámara de presión. Generalmente si una caja sale airosa de la prueba de vacío, también pasará bien la prueba a

: :

Fig. 537. — Aparato ar al (Cons- para prob vacio.tructore trales: La Cén .)

A, válvula va ng ajapara el cío; B, ma o para b r losrelojes ara. a la cám

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402 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO CAJAS RESISTENTES AL AGUA 403

TAB A

LA DE LA PRESIÓN DEL AGU

Profundidad del agua

Libras por pulgada

cuadrada

Pulgadas de mercurio

Milímetros de mercurio

1 pie 0,30 m 0,43 0,8776 22,29

2 pies 0,61 » 0,86 1,7552 44,583 » 0,91 » 1,29 2,6328 66,874 » 1,21 » 1,72 3,5104 89,165 » 1,52 x, 2,15 4,3880 111,45 6 » 1,83 » 2,58 5,2656 133,74 7 » 2,13 » 3,01 6,1432 156,038 »> 2,44 » 3,44 7,0208 178,329 » 2,73 » 3,87 7,8984 200,61

10 » 3,05 » 4,30 8,7760 222,90 11 » 3,34 x, 4,73 9,6536 245,19 12 » 3,65 » 5,16 10,5312 267,4813 » 3,95 » 5,59 11,4088 289,7714 » 4,25 » 6,02 12,2864 312,0615 » 4,55 » 6,45 13,1640 334,35 16 » 4,87 » 6,88 14,0416 356,64 17 » 5,18 » 7,31 14,9192 378,9318 » 5,49 » 7,74 15,7968 401,2219 ». 5,80 » 8,17 16,6744 423,5120 » 6,10 » 8,60 17,5520 445,80 21 » 6,40 » 9,03 18,4296 468,09 22 » 6,71 » 9,46 19,3072 470,3823 x> 7,01 » 9,89 20,1848 512,6724 » 7,31 x> 10,32 21,0624 534,9625 » 7,61.» 10,75 21,9400 557,25 26 » 7,90 x, 11,18 22,8176 579,54 27 » 8,20 x, 11,61 23,6952 601,8328 » 8,50 x. 12,04 24,2528 624,1229 » 8,81 » 12,47 25,4504 646,41SO x, 9,14 » 12,90 26,3280 668,70

presión, pero hay casos en que esto no sucede así. La cámara de vacío prueba e de presión, es de- n condiciones opuestas a lacir, la de vacío tiende, diríamos, a hacer explotar la caja, y la de presión a forzar la entrada del agua dentro de la caja.

Estas pruebas se han analizado con cierta extensión. para demostrar la dificultad de poder garantizar el que una caja sea

Fig. 538. — Corona roscada «Rolex». Izquierda, cerrada; derecha, abierta para dar cuerda o para mover las agujas.

A, resorte helicoidal; B, arandela de junta

resistente al agua en todas condiciones, particularmente si el re- loj está en reparación.

El agua puede introducirse por el mecanismo de remontoir, por las uniones de la tapa y por las del bisel con la caja.

Hay tre's tipos populares de corona y pendan resistentes al agua. Uno es el de corona roscada al pendan, inventada por A. L. Dennison en el año 1871 y empleado aún en la actua- lidad de varias maneras; en este sistema es muy importante que el usuario del reloj esté bien acostumbrado a roscar a fondo la corona después de dar cuerda; o de haber puesto las agujas a la hora. Si la rosca de la corona se ha desgastado por el uso, el único remedio está en devolver la caja al constructor para que haga una nueva corona y un nuevo pendan (Fig. 538).

Otro tipo muy usado es el de .prensa-estopas de material plástico. En este sistema se pone dentro del pendan un casquillo de material plástico con elasticidad; para este fin es muy prác- tico el plástico llamado "Neoprene". El prensa-estopas de pías-

B A

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404 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO CAJAS RESISTENTES AL AGUA 405

tico está apretado entre el exterior del tubo de la corona y el interior del pendan, con lo cual se intercepta el paso al agua (figura 539). El rozamiento entre la corona y el casquillo de plástico hace un poco dura la acción de dar cuerda, pero es acon- sejable no intentar disminuir el rozamiento porque también re- sultaría rebajada la eficacia de la junta. Sin embargo, si fuera indispensable rebajarla, nunca debe tocarse el casquillo de plás-

A B C D

Fig. 539. — Prensaestopas dentro del

cuello de la corona. A, resorte de aro para mantener la má- quina en posición; B, junta de material plástico sobre metal blando; C, tija; D,

prensaestopas.

tico, sino el tubo de la corona. Para suavizar la dureza en la acción de dar cuerda, se pone un poco de vaselina o lanolina en el exterior del tubo de la corona.

En este sistema debe tomarse la precaución de desenroscar ligeramente la corona después de haber dado cuerda, porque ésta puede haberse adherido tanto que hiciera imposible el re- troceso del cliquet. Si teniendo el muelle real fuertemente arro- llado se le obliga a permanecer en este estado, presionará el gancho del barrilete y obligará al volante a pegar contra la es- piga de punto muerto, produciendo el adelanto del reloj.

El tercer sistema consiste en el ajuste de un casquillo plás- tico entre el interior de la corona y el exterior del pendan (fi- gura 540).

En las cajas más modernas se suele utilizar este último sis- tema, por ser la operación de dar cuerda menos dura que con el sistema anterior.

La mayoría de las cajas resistentes al agua llevan cristales de un plástico irrompible, pero algunos de ellos se encogen a medida que envejecen. El ajuste forzado en los del tipo a pre- sión depende mucho de la fuerza que la periferia del cristal ejerce contra su asiento en el bisel (Fig. 540). Estos cristales tienen el inconveniente de que cuando se encogen quedan algo libres y, por tanto, de- jan paso al agua. Una f~ —tenue película de cola de caucho colocada al- ( 1 !rededor del asiento del cristal antes de asentar- ' 1

lo aumenta la protec- ción contra el agua. Es aconsejable comprobar siempre el estado del cristal cuando se repara un reloj, para cambiar- lo si es necesario.

La figura 542 mues- tra un sistema de ajuste del cristal muy eficaz. El cristal se mantiene en posición por un aro roscado que le presiona contra una arandela de material plástico compresible, que a su vez está en contacto con la caja. Este sistema tiene la ventaja de que si el cristal se encoge, su reborde sigue siendo una protección contra el agua mientras mantenga el contacto con la arandela de ma- terial plástico.

Existen varios sistemas de ajuste del cristal por medio de un aro de retención. La figura 541 muestra uno de ellos: es eficaz y no le afecta el encogimiento del cristal. También con- viene para los cristales de forma, y el tipo a presión de la caja es independiente de la tapa roscada.

En lo principal, los procedimientos de fijar la tapa de la caj a pueden reducirse a tres: por roscado de la tapa, por tor-nillos y por presión. La figura 542 muestra una caja en la que la tapa va roscada hasta un tope, que es una arandela de metal

Fig. 540. Prensaestopas dentro de

A, junta de material plástico sobre metalblando; B, prensaestopas.

Fig. 541. — Cristal irrompible asegurado porun aro metálico que hace de junta.

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406 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO CAJAS RESISTENTES AL AGUA 407

blando o de material plástico, para actuar como junta. Con- forme ya hemos indicado antes, si se quiere una protección se-

Fig. 542. — Cristal irrompible montado de forma especial para excluir el agua aún cuando se encoja. Asimismo, la tapa va. roscada hasta un tope de mate-

rial plástico o un metal blando que hace de junta.

gura, esta arandela no debe utilizarse más de una vez No siem- . pre es posible, cu er una arandela ando se repara un reloj, obten

Fig. 543. — Abridor universal de cajas, marca «Bergeon», de fabricación suiza

nueva del mismo tipo. Hay centenares de tipos y tamaños de cajas y sería imposible tener repuestos de todas ellas. Sin em- bargo, lo mejor que puede hacerse es untar la superficie de la

caja que contacta con la arandela de junta, con un poco de vase- lina y cera de abejas (dos partes de vaselina por una de cera, mezcladas por derretido). La lamentable carencia de una nor- malización y uniformidad en los tipos de cajas, obligará a tener muchas herramientas para abrirlas, pero puede salirse del paso empleando un herramental universal, como el reproducido en

la figura 543, que nos ser- virá para abrir la mayoría de cajas. La figura 544 muestra otro herramental,

Fig. 544. —Abridor universal de cajas, marca «De Vries», de procedencia americana.

construido en América, que parece también muy eficaz para tal objeto.

La figura 545 da idea de uno de los muchos tipos de mon- taje a presión. Se abre la caja sosteniéndola de modo que los dos dedos pulgares puedan presionar sobre el cristal; ejerciendo bastante presión, la caja se separará. Manipúlese muy junto al banco a fin de que cuando se desprenda la caja, caiga d la mí- enima altura. Para abrir una caja cuya tapa esté fijada por pre- sión debe tenerse mucho cuidado. Si se mete demasiado la hoja del cuchillo, de junta. La ma- se puede estropear la arandela yo ría de estas cajas tienen su tapa con un pequeño labio sa-liente, debajo del cual debe actuar la hoja del cuchillo, sin me- terla dentro de la ranura de unión entre la caja y la tapa, y haciendo palanca tomando como punto de apoyo el asa de la correa, la arandela no saldrá perjudicada (Fig. 546).

La disposición de fijar la tapa con tornillos tiene muchas

Fig. 545. — Caja resistente alagua del tipo a presión.

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408 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO CAJAS RESISTENTES AL AGUA 409

variantes, siendo las más utilizadas las que se representan en las figuras 547 y 548. No deben observarse precauciones espe- ciales, pero sí los cuidados generales; si los cantos están abo-

Fig. 546. — Modo de quitar la tapa

liados, o mellados, el agua puede penetrar en la caja por donde presenta tales defectos.

En algunas cajas resistentes al agua es necesario, antes de sacar la máquina, retirar la corona. E te sistema consiste en unas

Fig. 548. — Modo de abrir una caja montada con tornillos.

corona con un vastago que, por efecto de corchete, se fija a pre- sión en la tija (Fig. 549) y antes de intentar sacar la máquina de la caja, es preciso quitar la corona. Para hacerlo se pone una protección (gamuza o trapo de hilo) sobre la corona y con unas tenazas corrientes, se aprieta con cuidado entre la corona y la caja (Fig. 550), como si se fuera a cortar el pendan. La corona

saldrá fácilmente y con toda seguridad no sufriendo daño ni ésta ni la caja. Si la corona sobresale de la caja y no se puede apalancar con un solo grueso de gamuza o trapo, se pone en doble. Existe otro sistema en el cual la corona va forzada di- rectamente en el árbol, que es de una sola pieza; en este sistema, úsese para quitar la corona el mis- mo procedimiento que acabamos de describir.

Una vez fuera la corona, em- pújese la caja frontalmente, de modo que se suelte de la armazón que la sujeta (Fig. 551). Luego retiraremos el cristal irrompible, apalancándolo con la hoja del cuchillo; se levanta el aro distanciador de la esfera y la máquina saldrá de la caja (Fig. 552).

Fig. 550. — Forma de quitar de la tija la corona a corchete. Nótese el almo-

hadillado entre la corona y las tenazas.

Para montarlo de nuevo se invierte el procedimiento, termi- nando por introducir nuevamente la corona en el árbol. Asegú- rese de que la cuña del árbol encara bien con el corte del vastago de la corona, antes de ejercer presión. Se tendrá la seguridad de haber encontrado la posición correcta, cuando puedan hacerse

Fig. 547. — Caja montada con

tornillos.

Fig. 549. — Corona a corchete

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410 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO CAJAS RESISTENTES AL AGUA 411

correr las agujas por medio de la corona, ya que el árbol se dejó en posición de poner a la hora cuando se quitó la corona.

Ésta, que va sujetada por fricción dura, se fija mediante un ligero golpe seco con el mango de un cepillo de relojero; quizá esto parezca algo" rudo, pero resulta eficaz. Por otra parte, si la corona es de las que deben introducirse con un pequeño giro hasta sentir que se ha en acerse apretando con- ganchado, puede h

un poco al revé cuerda. Antes s la corona, después de haber dadode entregar un reloj, asegúrese de que está bien roscado o bien prieto, según su sistema. Recuérdese siempre al cliente que su reloj, resistente al agua o no, es un precioso instrumento de precisión que necesita constantes cuidados si se quiere obtener de

él servicios apreciables.

Fig. 551. — Quitando la caja del armazón Fig. 552. — Se retira el aro para permitir la salida de la

máquina.

tra el borde del banco. Pruébese si está sujeta, tirando de ella como para mover las agujas.

Repetimos: no se deberá garantizar nunca una caja como impermeable; puede ser resistente al agua, contra salpicaduras e inmersiones momentáneas, pero disuádase al cliente de la posi- bilidad de que un reloj pueda ser estanco, metiéndolo en el agua por largo tiempo. Nunca debe hacerse esto deliberada- mente.

Resumiendo, después de reparado un reloj, siempre que sea posible, es conveniente poner nuevas arandelas de junta en la caja. Si no pueden obtenerse, apliqúese la mezcla de cera y va- selina en el asiento. Cambíese el cristal si es del tipo de presión elástica, aplicando antes de montarlo una pequeña película de cola de caucho en el bisel. En el prensa-estopas de material plás- tico del pendan, póngase lanolina o vaselina, para suavizar la acción de dar cuerda si ésta es dura, pero nunca es aconsejable rebajar el grueso del plástico. Recomiéndese al cliente que gire

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APARATOS PARA VERIFICAR LA MARCHA 413

CAPÍTULO XXIII

APARATOS PARA VERIFICAR LA MARCHA

En todo taller moderno de relojería debe disponerse de un aparato de verificar rápidamente la marcha de las máquinas. Según mi leal entender, estos aparatos tienen, con todo, algu- nas limitaciones en su rendimiento. Cuando un reloj se ha re- gulado con la ayuda de este aparato, es decir, se le ha ajustado de modo que marche al unísono con el aparato, no supone ne- cesariamente que funcione regularmente durante un período de 24 horas; entiéndase la palabra "regularmente" con las reservas necesarias. El reloj se ha regulado para que marche bien durante un corto período solamente y no para las 24 ho- ras. Esta afirmación es sólo parcialmente cierta, porque el reloj que se prueba puede haber sido ajustado por isocronismo, esto es, en igual tiempo durante cada hora de las 24 horas. En tal caso, el reloj podría verificarse en un aparato durante, ponga- mos por caso, 30 segundos y hallarse perfecto y también dar el mismo o parecido resultado después de 24 horas.

Existen, en lo esencial, dos sistemas: el visual y el regis- trador. Para expresar mi opinión personal, diré que prefiero el visual; con éste puede hallarse rápidamente el error del reloj que se verifica, lo cual es la más importante ventaja de este aparato.

Se afirma que mediante un estudio cuidadoso de la tarjeta registro del aparato registrador, pueden descubrirse determina- dos fallos del escape. Los micrófonos del aparato son muy sen- sibles y cualquier ruido es denunciado debidamente, por lo que si el registro se emplea como medio para descubrir los fallos del escape, deben tomarse precauciones que nos aseguren que se registran sólo los ruidos de

La información siguiente ha sido suministrada por la casa "British Watch Timers Ltd."-, la cual proporciona los apa- ratos visuales y asimismo los registradores.

El tipo visual, que fabrica "Furzehíll Laboratories Ltd." (figura 553), comprende tres partes esenciales:

1. Un estabilizador de la frecuencia, que puede ser un osci- lador de cristal de cuarzo o un diapasón controlado por temperatura, que genera impulsos constantes con los que se compara el reloj que se está verificando.

2. Un micrófono y un amplificador para recoger los tic-tacs del reloj.

3. Una lámpara de rayos catódicos como indicador.

En las formas primitivas del aparato, se obligaba a un punto de luz a moverse, a través de una lámpara de rayos ca- tódicos en una proporción exacta de 5 recorridos por segundo (o un pequeño múlti- plo de la misma). Con un reloj dando 5 osci- laciones por segundo (18.000 por hora) y un tiempo base obli- gando al punto lumi- noso a moverse a tra- vés de la pantalla, en la misma proporción, este punto aparecerá siempre en la misma uc,mu. rona,,u , ................................................... -•- / - , \,

• •' i • 1 ™¿n yi^ón" í°r&*¿r'\ Interruptor

posición relativa sobre /7W7 <" y° f/csdón genera/ la pantalla, mientras que si el tic-tac del re- loj no fuera exacta- mente en el tiempo co- rrecto, el impulso de la oscilación aparecería moviéndose de un lado a otro, según que el reloj adelante o retrase.

C0atri>/\¿Cro/v-fnfft

foto micrófono

Fig. 553. — Regulador electrónico de relojes, construido por «Furzehül Laboratories, Ltd.».

l reloj y no los de otra procedencia.

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Esta disposición dal aparato antiguo ha sido substituida por un tipo perfeccionado en el cual el punto luminoso sobre

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414 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO APARATOS PARA VERIFICAR LA MARCHA 415 la lámpara de rayos catódicos gira en una circunferencia a ra- zón de 20 veces por segundo. El brillo del punto sobre la lám- para de rayos catódicos puede modificarse muy fácilmente por la aplicación de un voltaje sobre la rejilla de la lámpara. Sin embargo, los mandos están ajustados de tal modo que normal- mente el punto no es visible, pero el voltaje producido por el tic-tac del reloj es aplicado a la lámpara dándole un aumento momentáneo de brillo que lo hace visible.

Al igual que antes, si el reloj marcha exacto guardando el tiempo correcto, el punto luminoso aparecerá siempre en la misma posición y permanecerá estacionario, mientras que si el reloj adelanta o atrasa, el punto luminoso aparecerá errante en una dirección o en otra alrededor de la circunferencia.

La ventaja de esta disposición es que el usuario ve sola- mente el tic-tac.actual del reloj, que así es más fácil y definiti- vamente visible. Además, el movimiento circular tiene alrede- dor de tres veces más de longitud efectiva que el recto, lo que, por otra parte, aumenta la proporción de recorrido del punto luminoso para un error dado.

La longitud incrementada del recorrido tiene otra ventaja que sirve de ayuda al reparador de relojes para diagnosticar los fallos, y así aumenta considerablemente la utilidad del apa- rato. El tic-tac de un reloj no es un sonido simple; en reali- dad son tres los sonidos audibles, correspondientes a las tres funciones principales del escape, que son:

1. DESPEGUE DEL PUNTO MUERTO: El golpe del platillo o de la elipse contra el costado de la entalladura del áncora, al entrar en ella. Éste es el más exacto y definido sonido del tic-tac.

2. IMPULSO: La primera acción ha soltado la leva del áncora y la rueda de escape toma fuerza y empujando la cara de impulso de la leva lleva el otro costado de la entalladura contra la elipse. Este segundo sonido se distingue menos.

3. RETENCIÓN: La rueda de escape continúa su movimiento y la otra leva se lo intercepta, creándose así el tercer so- nido, que generalmente es el más fuerte.

Esta secuencia de actos se repite en cada tic-tac.

Además, los tiempos de las semioscilaciones del volante nunca son iguales, de modo que se notan dos clases de impul- sos, uno para el tic y otro para el tac. Estos dos impulsos apa- recerán en posiciones ligeramente distintas sobre la pantalla, separados como de 6 a 19 mm en un reloj normal. Los dos girarán juntos, según el adelanto o atraso del reloj, pero de- ben permanecer aproximadamente separados en una misma dis- tancia. Si la distancia entre ellos varía continuamente es señal de que la máquina está en error. Sin embargo, si se quiere, cada impulso puede analizarse en sus tres com- ponentes, y, después de una breve experiencia, el reloje- ro reparador podrá diagnos- ticar el estado del reloj. Le ayudará a ello, en gran

ma- nera, el tic-tac del mismo, que es reproducido y ampliado a z. Éste la vez por el altavopuede desconectarse a voluntad, si pleo. se cree innecesario su emEl aparato normal está adaptado para relojes de 4, 5 ó 6 tic-tacs por segundo. Los relojes que dan un número no co- rriente de tic-tacs por segundo, pueden regularse por substitu- ción del cristal para la frecuencia normal por otro que actúe a una frecuencia un poco diferente. Es una manipulación senci- lla y no se requiere otro ajuste en el aparato.

El registrador de sonidos del reloj Lepaute (Fig. 554), im- prime permanentemente en el papel el curso de la marcha del reloj; impresión que se verifica sencillamente por una chispa, que lo chamusca, y así se evita el empleo de una cinta entintada con todo el mecanismo inherente.

El sonido del escape del reloj bajo verificación, es recogido por el micrófono y convertido en impulsos eléctricos, que son ampliados y transmitidos al registrador. Éste se acciona por un motor sincrónico que obtiene su potencia a través de un diapa- són (o cristal de cuarzo), siendo así su velocidad regulada con un alto grado de precisión.

Fig. 554. — Registrador de la marcha del reloj, marca «Lepaute», suministrado por «British Watch Timers Ltd.». A la de- recha está el micrófono especial con control de volumen y con giro de 90°.

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MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

El árbol alargado del rotor lleva un disco giratorio con cierto número de pequeños salientes; esto es, un electrodo mó- vil. El otro electrodo, rma una placa ajustada fijo éste, lo fomuy cerca de la periferia del disco, y entre ambos pasa la cinta de papel, que se mueve lentamente. Los impulsos eléctricos creados por los tic-tacs del escape producen una chispa entre los dos - electrodos. Esta chispa perfora ligeramente el papel dejando una marca claramente visible; como es natural, la suce- sión de impulsos produce una línea continua a lo largo del pa- pel. Si la máquina que comprobamos está regulada correcta- mente, la línea será una recta continua a lo largo del papel, mientras que si adelanta o atrasa, la línea discurrirá diagonal- mente a la derecha o a la izquierda respectivamente, porque la chispa saltará en el momento en que la proyección apropiada en el canto del disco ha llegado a una posición justamente an- terior o exterior al punto que índica la regulación correcta. Una máquina defectuosa producirá una línea curva o irregular, la cual indicará inmediatamente al experimentador práctico la na- turaleza de los defectos. Cuando se está reparando una máquina, la lectura de la línea impresa nos indicará si son efectivas o no las correcciones que realizamos.

Un juego de seis discos fácilmente cambiables, cada uno con diferente número de salientes, sirve para amoldarse a los varios tipos de tren en uso. La fijación de la máquina, sin la caja, en el micrófono permite tenerla en posición mientras se re- gula o se ajusta; esto facilita la observación inmediata de los resultados de tales operaciones, ahorrando estos registradores gran cantidad de tiempo.

El micrófono normal no es utilizable en ciertos tipos de re- loj de sobremesa o de pared, pero por un poco más de precio puede adquirirse un micrófono auxiliar para este fin. Éste su- jeta la máquina que ha de inspeccionarse y tiene un hilo con- ductor que se enchufa en la base del micrófono normal.

Un par de auriculares ayudarán al experimentador a oír el sonido ampliado del escape, lo que facilita el diagnóstico de las faltas del reloj.

La firma inglesa "Dawe Instruments, Ltd.", posee un re- gistrador de la marcha del reloj, el cual la compara con un

A 4PARATOS PARA VERIFICAR LA MARCHA

patrón electrónico de muy alta exactitud y marca el resultac de esta comparación sobre una cinta de papel, de modo que '. m d po una esfera calíbr; archa pue e obtenerse r referencia con da d l ). e crista (Fig. 555

El aparato com leto c n micrófono que recoj p onsta de ulos tics del reloj en estudio, los cuales son aumentados por u am or, que ctivplificad a a un solenoide del m mecanis o re- gistrador, una vez por cada tic d j. El solee relol noide im barra imprpele una esora con a cinta ntitra un e ntada y e papel qu una tira d e se apoya ligeramente obre s un tam n un entebor co sali en espiral. El tambor va mon- tado en e l á rbol de un motor accionado por un Fig. 555. — Registrador de la marcha oscilador de cristal, a una velocidad exactamente sin- cronizada con la marcha de un reloj que da el tiempo perfecto. Cada tic señala un punt en la tira de papel, cuya situación depende de la parte del e¡ piral que está debajo de la barra impresora en el momento di contacto. Esto significa que un reloj dando el tiempo perfe< lamente produce una línea de puntos paralela al borde de 1 tira de papel.

Una máquina que adelante o atrase produce una línea in diñada, cuyo ángulo nos da directamente la cantidad de per dida o ganancia de tiempo. Un reparador hábil puede determi nar, por esta línea sobre el papel, la naturaleza y localizado] exacta de la falla.

Las constantes del Registrador "Dawe" han sido escogida de tal manera que un error de un segundo por día dará sob la tira de papel un desplazamiento de 1/8 de pulgada (3,17 m

límetros) en una longitud de 12 pulgadas (304,8 mm). A una línea registradora que se haya desplazado en un trayecl de i 1/2 pulgada (38 mm), 1/8 de pulgada (3,17 mm)

27

416

ja medición fácil del error.

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418 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO APARATOS PARA VERIFICAR LA MARCHA 419

dica un error de 8 segundos por día. La proporción puede calcularse por la fórmula siguiente:

T, A x 96 1 •„;,.,-,.: B

Siendo R = Proporción de marcha del reloj en segundos por día.

A = Desplazamiento transversal en pulgadas o milí- metros. í B = Recorrido longitudinal en pulgadas o milímetros.

Calcúlense siempre A y B sólo en pulgadas o sólo en mi- límetros.

Este cálculo es para relojes de 5 oscilaciones por segundo, o sean 18.000 por hora. Algunas máquinas muy pequeñas y algunos relojes de pulsera suizos dan 21.600 por hora (6 por segundo); algunos de los modelos Gruen tienen 20.160, 20.222 ó 20.940 oscilaciones por hora; relojes grandes y cier- tos relojes económicos oscilan 14.400 veces por hora (4 por segundo) ó 16.200 por hora (4 1/2 por segundo) ó 16.320 por hora.

Puede saberse la proporción de marcha de estas máquinas con un número anormal de oscilaciones, por la línea registra- dora, aunque ésta, en muchos casos, con una proporción de cero segundos, no consistirá en una sola línea ni discurrirá recta a lo largo de la tira de papel. La tabla de la página siguiente nos da la forma de la línea registradora correcta para un núme- ro anormal de oscilaciones.

En todos los casos, la actual proporción del reloj que se verifica en segundos por día, es la diferencia entre la propor- ción señalada y la dada en la tabla.

La línea trazada en el papel constituye un registro perma- nente del comportamiento del reloj en el tiempo de la prueba, pero para facilitar un diagnóstico inmediato, mientras se re- gistra el comportamiento actual, hay una ventanilla redonda giratoria, 'en la caja del aparato, junto y delante de la barra impresora. El cristal está cuadriculado y graduada su montura para poder observar la línea registradora y, girando la mon-

Oscilacionespor hora

N.° de líneas registradas Proporción indicada

21,600 2 0 segundos

20,940 4 153 » delanto a20,222 1 119 » retraso20,160 1 384 » »19,800 5 192 ». »

ó 11 0 »19,440 3 0 19,333 3 476 » retraso16,320 1 640 » adelanto16,200 1 0 »14,400 4 0 »

tura, alinearla con la cuadrícula y así leer el error por la escala graduada circular.

Para realizar una verificación, se coloca el reloj en posición sobre la cara del micrófono; esfera hacia arriba, o hacia abajo, quedando sujeto por un resorte. El interruptor general se pone en "ON" (da la corriente), siendo recomendable dejarlo en esta posición por un intervalo de medio minuto. Así el apa- rato está conectado, pero el mecanismo registrador permanece inactivo. Hay algunas razones para dejar este intervalo. En primer lugar las lámparas han de calentarse para que se pongan en las condiciones estables de trabajo y en segundo lugar el mismo reloj necesitará varios segundos para reprender su os- cilación corriente des manipulado. Además pués de haber sido es posible oír la actua través de los auriculares ción del reloj a sin la interferencia de la barra impresora, ajustándose al nivel conveniente el control de volumen.

Después de unos 20-30 segundos, o más, si los auriculares se usan bien a este propósito, -el interruptor se gira a "READ" (lectura) y entonces el mecanismo registrador se pone en mar- cha. Una ojeada a través de la ventanilla, y si es necesario un reajuste del control de volumen, nos dará una idea general del comportamiento y regulación del reloj, de modo que proba- blemente será suficiente un minuto, o medio, de registro. Para

Page 229: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

420 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO

una verificación completa del reloj, es esencial la verificación en las c , esfera abajo, inco posiciones fundamentales (esfera arribacorona arriba, corona a derecha y corona a izquierda). Cuan- do se cambia la posición del reloj, o invirtiéndolo o girando el micrófono, se desconecta el interruptor, y no se conecta nue- vamente, siguiendo el proceso explicado, hasta que se haya efec las tuado el cambio de posición. Para tener las pruebas decinc o posiciones se repite tres veces más y se comparan las lí-neas de registro. Naturalmente, no es indispensable quitar la corr el reloj, pero no se olvide iente para cambiar la posición dque las oscilaciones del reloj pueden quedar afectadas momen- táneamente por el movimiento.

Este aparato puede también emplearse con gran ventaja en la fabricación de relojes, tanto para 'el ajuste del muelle espiral como para la verificación final y la regulación. En una fabri- cación en serie de relojes se da cuerda a un lote de ellos, regu- lados en el aparato registrador y luego se ponen aparte para subsiguientes verificaciones a intervalos de unas pocas horas. Es bien notorio que haciéndolo así los relojes defectuosos quedarán sepa orad s con gran rapidez.

La conservación del aparato es cosa sencillísima, consistien- do sólo en invertir la cinta entintada cada 24 horas de servicio y en lubricar el motor una vez cada seis meses.

Todos los aparatos indicadores para la regulación son úti- les tanto en manos del reparador como en las fábricas de re- lojes. En ambos campos realizan varias funciones: aumentan la exactitud, reducen el tiem a fracción del que- se nece- po a unsitaba antes, y facilitan la d n de una gran variedad de etectaciódef . ectos, incluidos los que escapan a nuestros sentidos

APÉNDICE I

ALGUNAS DE LAS CAUSAS QUE PUEDEN PROVOCAR EL PARO DEL RELOJ

SUCIEDAD Y DEJADEZ

1. La existencia de polvo y suciedad. 2. Un pelo metido en alguna pieza de la máquina. 3. A veces pecial- una ligera oxidación en los. piñones, es

mente en relojes pequeños. 4. Oxidación general. 5. Costumbre de no dar toda la cuerda (las mujeres son

especialmente propensas a ello) o haberla forzado. 6. En la tija: la parte de sección cuadrada para el piñón

doble deslizante corta la platina permitiendo al pivote que se sal tro o a otra pkza, que debe ga y que toque al piñón de cenestar libre.

7. El piñón doble toca a la rueda intermedia, debido a la acción de freno de la tija por ser incorrecta.

AGUJAS Y ESFERA

8. Las agujas no están libres entre sí, rozan con la esfera o con el cristal.

9. El mecanismo de movimiento, incluyendo la rueda in- termedia, no está perfectamente libre.

i o. La esfera está suelta; j>uede correrse a un lado y fre- nar las agujas.

11. Las agujas están sueltas de modo que resbalan; puede causar intermitentemente un paro aparente.

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422 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO CAUSAS QUE PUEDEN PROVOCAR EL PARO DEL RELOJ 423

12. El eje de la rueda mínutera está suelto. 13. El piñón de cañón se ha subido y frena el mecanismo

de ovimm iento.

MUELLE REAL

14. El muelle real no está libre dentro del barrilete. 15. El muelle está seco o sucio. 1 6. Rotura del muelle. 17. Falla el resorte del cliquet. 1 8. El barrilete está inclinado; defecto que se acentúa cuan-

do se tiene toda la cuerda dada. 19. El gancho del barrilete sobresale, rozando con algu-

na pieza. 20. Los extremos de gancho en T del muelle son demasia-

do largos y, al sobresalir del barrilete, interceptan la rueda de centro o rozan contra la platina.

21. El muelle resbala, de modo que el reloj se para antes de tiempo.

22. Son excesivos los espaldones o cubo del centro del in- terior del barrilete, causando el trabado del muelle.

23. El sombrerete está suelto debido a una caída o a mon- taje defectuoso.

24. El extremo curvo del resorte de la báscula toca el cos- tado del barrilete.

TREN

25. Falta de juego axial en las ruedas del tren. 26. Rubíes o agujeros, sueltos. 27. Un tornillo mal puesto que traba alguna pieza. 28. Dientes torc n el barrilete. idos en las ruedas o e29. Un pivote co prieto en su cojinete. n ajuste demasiado

Est tente. o puede causar el paro intermi30. Engranes defectuosos, especialmente entre la rueda se-

gunda y el piñón de la rueda de escape. 3 1 . El pivote de algún eje torcido, especialmente de la rue-

da segunda sí lleva aguja segundera, la cual roza con el corres- pondiente agujero de la esfera.

32. Agujero del rubí rajado o roto. 33. Piñones gastados. 34. Agujeros demasiado grandes. 35. Algún piñón está suelto en su rueda. 36. Alguna ala de piñón está rajada; el piñón de centro

su dfre e esto cuando el muelle real se rompe. 37. Pivotes gastados, lo cual causa retenciones o irregulari-

dades en ciertas posiciones.

ESCAPE

38. Juego insuficiente del áncora en el punto muerto. 39. Falta de juego en el áncora.

40. El platillo roza con la palanca del áncora. Los rubíes contrapivote están sueltos. Una leva, o las dos, están sueltas.

La elipse está suelta. La elipse está demasiado alta y toca al dardo.

45. Demasiado aceite en el pivote superior del áncora, lo que ocurre en los relojes muy pequeños.

46. Platillo suelto. 47. El platillo doble está fuera de alineación. 48. La rueda de escape sé desengancha de las levas del

áncora. 49. El platillo de seguridad toca el asiento del rubí infe-

rior del volante o el tornillo del portarrubí. 50. Eje roto. 51. Dardo suelto. 52. No hay juego axial en el volante. 53. Exceso de goma laca en las levas o en la elipse. 54. El eje, o sus pivotes, están torcidos. 55. Los extremos-del eje están aplastados debido a sacu-

didas. 56. El rubí contrapivote está roto, especialmente si el pi-

vote gira en, o sobre, una raja. 57. Algún tornillo suelto en el volante, rozando con otra

oieza.

41.42.43-44.

Page 231: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

424 MANUAL PRACTICO DEL RELOJERO CAUSAS QUE PUEDEN PROVOCAR EL PARO DEL RELOJ 425

58. Falta de libertad del muelle espiral, que puede tocar el volante en la posición EB.

59. El extrem piral sobresale, rozando el vo- o libre del eslante.

60. del volante está demasiado La sujeción fija del espiral alejada y loca el volante en la posición EA.

61. La virola del espiral está suelta. 62. La sujeción fija del espiral está suelta. 63. El espiral del volante está mal fijado. 64. El espiral roza con la rueda de centro, perjudicando la

marcha del reloj. 65. El espiral está fijado con exceso de libertad. 66. La virola del espiral está demasiado alta o fuera de

posición y toca el puente del volante. 67. Las espigas, o la misma raqueta, tocan el volante. 68. El volante roza con el puente del áncora o con un tor-

nillo del mismo. 69. Los pivotes del eje del volante son demasiado cortos. 70. La elipse es demasiado corta. 71. Juego excesivo en el platillo. 72. Las espigas de punto muerto, o una sola, están sueltas. 73. La elipse está rota o estropeada. 74. La raqueta está desplazada en exceso; y la horquilla

roza con la rueda de centro. 75. Los dientes de la rueda de escape no tienen juego in-

terior ni exterior. 76. Uno o varios dientes de la rueda de escape tocan el

abultamiento de las paletas. 77. La elipse se traba con la entalladura.

diato, pero cuando el aceite se altera, entonces puede causarlo, especialmente por la adhesión de la rueda minutera.

CAJA Y OTRAS CAUSAS

82. La caja toca al puente, cuando se cierra. 83. La tapa de la caja toca al puente del volante. 84. Un tornillo desprendido, o una cabeza rota, se mete

dentro de la máquina. 85. Mal ajuste de la caja, que violenta la máquina. 86. Caja delgada, o demasiado ligera, que protege insu-

ficientemente. 87. Cristal irrompible suelto, que toca las agujas. 88. Reparaciones anteriores mal acabadas. 89. El reloj está imantado. 90. Diente roto en alguna rueda del remontoir o en la rue-

da del cliquet, impidiendo dar cuerda. 91. Posición falsa del remontoir, que dificulta la puesta a

la hora. 92. Corona suelta, que imposibilita el dar cuerda. 93. Las agujas se traban entre sí, dando una apariencia de

paro.

ACEITE Y ENGRASE

78. El aceite se ha espesado. 79. Falta de aceite en alguna o en todas las piezas. 80. Evaporación total del aceite en algunas piezas, produ-

ciendo dilataciones y calentamientos, siendo los pivotes de la rueda de centro los más propensos a ello.

81. Sobreengrase general. Esto no es causa de -paro inme-

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DECÁLOGO DEL RELOJERO 427

APÉNDICE II

DECÁLOGO DEL RELOJERO

1. Manten siempre un noble afán de prestar un buen ser- vicio a tus dientes. Tu buena reputación depende de todos y cada uno de tus trabajos; puede ser que un descuido de tu par- te tenga muy buenas excusas, pero puede también que no tengas oportunidad de presentarlas. Las reputaciones se consi- guen y se pierden por lo que otros relojeros comenten sobre tu trabajo; no proporciones, pues, nunca oportunidad de que el comentario pueda serte desfavorable.

2. Lo más importante para que tu trabajo sea siempre es- merado y agradable, y que al mismo tiempo pueda realizarse rápidamente, lo constitu e ey l ambiente que te rodea, el banco de trabajo y tus herramientas de más uso. Relee cuidadosamen- te el capítulo I y observa sin falta las instrucciones que se dan en cuanto a la altura del banco, iluminación, ventilación, or- den, etc. No olvides de cuidar tus herramientas más usuales, como destornilladores, pinzas, etc., y ten para ello muy en cuenta todas las advertencias que se hacen en el capítulo II.

Finalmente, procura tener apartadas del banco de trabajo todas las herramientas imantadas y los imanes permanentes, pues en determinadas circunstancias y en momentos de distrac- ción podrían ponerte en situaciones de verdadero compromiso. En cuanto al orden, es absolutamente imprescindible que cada pieza o herramienta tenga su lugar bien determinado y que nunca deje de ser colocada en el mismo.

3. Los relojes, después de reparados, han de quedar como cuando eran nuevos. Sí ha de substituirse alguna pieza, y no es posible poner otra de intercambiable, construye la nueva de forma que hermane tan bien con las restantes de la máquina que hasta a su mismo constructor le sea difícil reconocerla.

No cambies el aspecto interno del reloj; si te ves obligado a substituir algunos tornillos,' los nuevos deben tener el mismo color y acabado que los primitivos. Igual debes hacer con las demás piezas de acero. Si es necesario, se pule plano el centro, esto es, el cubo de la aguja minutera.

Al montar agujas nuevas, procura ponerlas del mismo esti- lo que las antiguas, y si puede ser, procedentes del mismo fa- bricante; si solamente has de cambiar una, procura que su estilo sea el mismo que las demás. Asimismo, cuida que la nueva agu- ja tenga el mismo peso y contrapeso que la antigua. En un reloj inglés, por ejemplo, no pongas una aguja que no sea del tipo inglés, ya que hacerlo sería demostrar pésimo gusto. La segundera inglesa es maciza toda ella y en alguno de los tipos antiguos tiene el centro dorado, pero ello no se acostumbra ya en la actualidad. El estilo de las agujas es lo que da carácter a los relojes.

4. Limpia bien el interior de la caja, especialmente en las uniones, y no te olvides de flamearla como expliqué en el ca- pítulo IX. Tambié s pulir la parte exterior de la caja, n debepor ser ésta la que más ve el cliente. En los relojes de bolsillo, comprueba sí su anilla está bien segura, y en caso negativo, el apretarla con unos alicates adecuados sólo te representará unos breves instantes.

5. Antes de entregar el reloj al cliente, asegúrate de que la máquina está realmente limpia, sin marcas ni señales de haber sido manejada con los dedos. Cerciórate, asimismo, de que la esfera y el cristal están también perfectamente limpios y sin se- ñales de ninguna clase.

6. Una vez el reloj terminado y dispuesto para ser entre- gado al cliente, estando la máquina bien regulada, la raqueta debe estar en el centro. El reloj debe entregarse con la cuerda dada y las agujas marcando la hora exacta. Si los relojes han de manejarse siempre con gran cuidado, cuando se está en pre- sencia de su propietario, los cuidados deberán ser extremados. No debes olvidar que para su propietario el reloj es una joya y apreciará tus deferencias para con su reloj. Si, por el contra- rio, éste no lo ha considerado anteriormente como una cosa de- licada, como realmente es, indúcele a ello con tu ejemplo y tus

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^ ^ ^

428 MANUAL PRÁCTICO DEL RELOJERO DECÁLOGO DEL RELOJERO 429

palabras, que al fin y al cabo saldrás ganando un cliente segu- ro. En presencia del propietario, limpíalo con una gamuza, ma- nejándolo como si fuera una cosa de gran valor y estuvieras especialmente interesado en aquel reloj en particular, que para ti, sin duda, será uno de tantos, pero para su propietario se- guramente es el único.

Finalmente, ruega al cliente que tenga la bondad de volver con el reloj dentro de una semana para comprobar su marcha y, si fuera preciso, hacer los ajustes necesarios. Tus sentimien- tos, en estos momentos deben ser de legítimo orgullo de tu tra- bajo, y naturalmente, necesitas saber si el reloj responde a tu reparación; debes hacerte cargo de que eres el mejor reparador de la región, y si haces lo que puedes en este sentido, induda- blemente cada día aumentarán tus clientes.

7. Es de tu absoluta responsabilidad que el reloj sea com- pletamente hermético al polvo. En los relojes con trabajos de joyería es una buena costumbre pasar alrededor de los engar- ces de las piedras un poco de cera blanca (una cantidad como eltamaño de una cabeza de alfiler) recogida con la punta de un cuchillo. Aplícala alrededor, no debajo, de la piedra, dando el calor absolutamente preciso para que la cera tape todos los hue- cos circundantes; si se diera demasiado calor a la caja, la cera se derramaría sobre la piedra y le restaría brillo.

Si dudas de si el cristal quedará bien ajustado, pon en su asiento una tenue película de cola de caucho, especialmente si el cristal es de forma. También pueden utilizarse ot asras col , como la Seccotine o Le Page, etc., rebajadas con agu uea para q no den mal aspecto al reloj.

Si la caja presenta un ajuste defectuoso, que pudiera permi- tir la entrada de polvo, dése una película de cera en todo el canto antes de cerrarla. La película de cera estará formada por una parte de cera de abejas y tres de vaselina o parafina, calen- tadas hasta formar una pasta de la consistencia de la mer- melada.

8. Al hablar con los clientes debes emplear términos a su alcance, no voces ni conceptos técnicos excesivamente elevados. Por ejemplo, al referirte a los pivotes del eje del volante puedes hacer resaltar que son más finos que la aguja más delgada, etc.

Los médicos modernos explican al paciente el funcionamiento del cuerpo humano de una manera sencilla, para que éste se dé cuenta del tratamiento a que está sujeto y colabore consciente- mente a su curación; esto hace feliz al enfermo, y lo mismo debe hacer el relojero en su campo. Que el cliente vea las difi- cultades técnicas que han tenido que superarse, pero de forma que.no le entren ganas, luego de llegar a su casa, de abrir la caja y emprender unas manipulaciones que, por pequeñas que sean, siempre serán perjudiciales. Asimismo no debe darse la sensación de que el trabajo ha sido una gran carga para el re- parador, ya que entonces lo más fácil es que el cliente se forme la idea de que ha sido realizado de una forma chapucera e in- completa.

9. Debes tener siempre el máximo interés en estar al co- rriente de los últimos adelantos de la técnica relojera. Aprende todo lo que puedas, leyendo todo lo escrito sobre relojería y manten sobre todo, pon frecuente contacto con tus colegas. Y en prác l ntrástalo con tu tica todo o que hayas aprendido y coexperie dría ser perdido, ncia personal. El pasar el tiempo que poel tiem frente al banco, po de distracción o de falta de trabajo, haciend y práctica da al o pruebas, es lo que mayor experienciarelojero r frecuentemente , y en realidad vale la pena de encontramomentos de éstos para emplearlos así.

i o. F n rabajo zado inalmente, no desprecies nu ca el t realipor otro r d do pés ente elojero, auncjue en reali ad haya si imamejecutado. o da e que s de Ell ría al cliente la impresión d trataperjudicar un a tu í cliente quedará a coleg yo, y dif cilmente elconvencid n los argu s rens ene- o co mentos técnico , incomp ibles gneralmente para él, que puedas ner en favor de lo expo que dices. T ebes fundame rlo en bo e u prestigio d nta la ndad d tus repara- ciones y en la calidad s acc qu ndas, de la máquinas y esorios e vepero nunca intentando t ole qu esta desacredi ar a tus c gas, ya e deforma sólo conseguirí i mas desacreditarte a t ismo.

Page 234: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

ÍNDICE ALFABÉTICO

Abridor de cajas Bergeon, 406, 407 — — — De Vries , 407

Abrir una caja (cómo), 20, 21, 406, 407, 408

Acabado del acero, 251, 252, 253 -------latón, 241, 242

Aceite (recipiente para), 142 Achaflanar (herramientas para), 97,

248, 249, 372 Aguja horaria (juego de la), 35 Agujas (cómo montar las), 147

— (cómo quitar las), ai, 22 Agujeros de los rubíes, 43 Ajuste de temperatura, 169, 171,

172. 173 — posicional, 205 a 230

Alicates, 12, 13Alineación de las espigas de la raque-

ta, 202, 203 Alisad , 2 235 ores 33, Alisar cabezas de tornill ato pa- o (apar

ra), 228, 229, 230 Ancora, 45

— (corrección de la longitud del), 6o, 61, 62, 63

— (equilibrado, del), 72 — (escape del), 43, 44, 45, 46, 47 — (limpie l)za de , 134 — (lubricación del), 142 — (puente del), 30

Ángulo de las levas, 54 — del esc 56, 57 ape, correc 58, ción, 59, 6o

Árbol del barrilete (torneado del), 327, 328

— de centro, 39 ----------- (enderezado del), 87, 88

Arco circular (dentado en), 100, 101 — de oscilación, 205, 206, 216

Aros de latón para agujeros de rubi, 369. 371. 372

Aparato de desimantar, 390 a 396 — para alisar cabezas de tornillo,

228, 229, 230 — — comprobar oscilaciones del es-

piral, 187 ------ — las cajas a presión, 399 ------ probar las cajas en el vacío,

400, 401 -------- redondear y acabar ruedas,

335. 336 -------tallar engranajes, 335, 336 -------verificar la marcha, 412 a

420

B Balanza equilibradora de tornillos de

volante, 173, 174 Banco de trabajo, 4, 5, 6, 396 -------------- (iluminación del), 5 — —• — (asiento para el), 5, 6

Barrilete, 34, 112 — (árbol del), 114, 115, 116,

117 —i (desmontado del), 32, 33 — (montaje del), 139, 140 —. (poner plano el), na, 113»

114 —' (puente d ), 30 el— (torneado 322 a 327 del), — (tornead bol del), 32o del ár 7,

328 Báscula, 33 — (rebaja la), 162 do de — (resorte de la), 33

Bastidor de relojes, 209, 210 Bergeon (abridor de cajas), 406, 407 Berilio (aleación de), 181, 182 Boj (madera de), 235, 236

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432 ÍNDICE ALFABÉTICO ÍNDICE ALFABÉTICO 433

B 131 ote de bencina, Br éguet, A. L., 193Brocas (cómo hacer las), 317, 318,

3i9 Bruñidor de pivotes, 272, 273, 288,

289 Buril (afilado del), 257, 258 — (cómo s ar el), 256, 257 ujet— s pivotes del eje, para tornear lo

269

Ca ddena el caracol, 357, 358, 362 Caja del reloj, 17, 18, 1.9

- ------- -- (cómo abrir la), 20, 21,407, 408, 409

--- - e- ------ -- (nomenclatura de las pizas de la), 18, 19, 20 C 3 aja para polvos de boj, 132, 13Cajas resistentes al agua, 18, 19, 398

3411 Cálculo de engranajes, 85, 86 Calentador para revenir al azul; 14 Camino a punto muerto, 51, 52. Cara de impulso, 45, 46 -------retención, 43, 44, 45

Caracol (reloj d«) 41 a 365 , 3— (limpieza del), 350 a 359

Carborúndum (barritas), 36 Carga (piezas del mecanismo de), 33 Centrado del volante, 293 a 298 Cepillos de relojero, 133, 134 Cinc (bloque de), 235 Cliquet, 29, 33 Compás de calibrar 294 , Corona a corchete 9 , 40

— roscada, 403, 404 C , orrección posicional, 207, 208

209, 210 C 405, 406 ristal irrompible,Cruz de Malta, 113, 114, 221 Cuchilla de torno, 324, 325, 328 Curva de Lossier, 193, 194, 195

-------Phillips, 195, 196 —i epicicloidal, 94, 95 — hipocicloide, 96

CH

Choque (disposiciones resistentes al), 381 a 386

D Dardo, 63 — (acortado del), 64 — (ajuste del), 65 — (colocación de un nuevo), 65

Decálogo del relojero, 426 a 429 Desimantación, 389 a 397

— a mano, 395, 396 Desmontaje de la máquina, 26 a 35 Destornilladores, 7, 8 De Vries (abridor), 407 Diamantina, 233, 234 Dientes (repasar los), 107, 108, 109,

no; ni Dificultad de dar cuerda (causas de

la), 159, 16o

E Ebosa (máquina), 81 Eje de volante, 286

----------- "esbozado", 255 —----------(partes del), 70 ----------- (pulido del), 261, 264,

266, 282, 283, 284 ----------- torneado en un torno de

puntas, 255, 256, 260, 261

—----------torneado en un torno universal, 281 a 293

----------- (verticalidad del), 40, 41 Elinvar (muelle espiral de), 181, 182,

185 Elipse (ajuste de la), 65, 66, 67, 68 — (verticalizar una), 73

Emery, Josiali, 53 Encasquillar la rueda de centro, 88,

89, 90, 91 ----------- segunda, 91, 92

Engranajes, 93 a 111 — (nomenclatura de los), 95

Engrane teóricamente perfecto, 97, 98, 99

Engrasar (punta de), 11 Engrase de la máquina, 141, 142, 143, 144 — (tabla del), 147, 148

Ensanchar ruedas, 106, 107 Epicicloidal (curva), 94, 95 Equilibrado del volante, 177, 179,

18o Equipo para ajuste de rubíes, 367,

368

Equipo para engrase, n Error diario (tabla del), 222, 223

— natural, 209 Escape de áncora, 43, 44, 45, 46, 47 — --------- (ángulo del), 46, 47 ----------- (camino a punto muer-

to), 51, 52 ----------- (diagramas del), 49, 50 —•---------• en fase (verificación), 69 -----------(levas del), 45, 47, 48 — ---------• (platillo doble del), 71 -----------(puente del), 30 -----------(revisión del), 70, 71,

72, 73 — inglés, 341, 342, 343, 344,

345 — de paletas con espiga (revisión

del), 74 a 84 Escariadores para fijar rubies, 368,

369 Escurrido del mecanismo "remontoir",

154. 155- 156 Esfera esmaltad» (modo de rebajarla),

36, 37 — metálica (modo de rebajarla), 37 — (modo de quitarla), 21

Esmeril (polvos de), 232 — (pulidor para polvos de), 232,

233 Espigas de áncora con paletas (monta'

je), 79, 8o — — la raqueta, 215, 216, 217,

218 . --------punto muerto, 52, 53 Espira Bréguet, 193 a 204 Espiral del volante (ver muelle). Estufa, 170 Envolvente, 99, 100, 101

Foguear una caja, Fuelle, 15

361, Gancho de cadena de caracol,

362. -------muelle real, 117, 121

123, 124, 125

Garruchas, 255, 256, 274 Guardapolvos, 15, 26

28

F

148, 149

122,

Page 236: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

H Haüy (abate), 181 Herramental de comprobar engranajes,

105 --------ensanchar ruedas, 106, 107 — — equilibrar, 179 ------- fijar el piñón de cañón, 303 —• r , 336 edondear ruedas, 107— para arrollar el muelle real, 118,

121 -------pivotar, 317, 318 -------pulir a mano el resorte de

cliquet, 248, 249 ------ para quitar peso a los torni-

llos del volante, 17$ ------ romper el centro del espiral

del volante, 187 ------ sujetar la virola del espiral

del v nte, 188 olaHerramientas para achaflanar, 97,

248, 249, 372 —- —; enderezar el volante, 299 ------ montar rubíes a mano, 380

Hipocicloide (curva), 96 Hooke (Dr. Robert), 167 Hora exact oner a la), 164, 165 a (pHorizontalizar una rueda, 88, 89, 90, 91

I Impermeabilidad del reloj, 398, 410 Impulso (corrección del), 54, 55 —- del escape (verificación), 53, 54 Incabloc, 381, 382, 385 Ingersoll (máquinas), 8o, 81, 82 Isocronismo, 219, 220

J Juego axial, 39 —• de la aguja horaria, 35 -------los pivotes del eje del volan-

te, 41, 42, 43 ------ un eje, 39

•— del tren de engranajes, 92, 93 — en el punto muerto, 63 — lateral, 39

Lámpara Terry graduable, 5 La acabado tón ( del), 241, 242— (limado del), 237 a 241

Page 237: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

434 ÍNDICE ALFABÉTICO ÍNDICE ALFABÉTICO 435

Levas, 45, 47, 48 — de paleta ( je), 51 monta

Limado de la sección cuadrada de la tija, 311, 2, 313 31

— del acero, 242, 243, 244, 237, 245

------- latón, 237 a 241 Limpieza a mano, 130 a 141

— a máquina, 150, 151, 152, 153 — de la esfera, 130, 131

Linterna (mandril de), 332, 333 Lossier (curva de), 193, 194, 195 Lupas, i i , 12 Luz para el banco de trabajo, 5

M Magnetismo, 387, 388 M dan ril de escalones, 295, 296

— •—• garras, 324 latón, 332 —• , 333 — linterna, 332— — pegamiento, 290, 291, 292,

323 — el stico, 281, 282 á

Máquina (cómo manejar la), 21, 22 —• para limpiar relojes, 150, 151,

152. 153 Martillos, 13, 14 Mec nismo "remontoir", a 33, 154 Medana (máquina), 81, 82 Medio tiempo (marcha a), 72, 73 Melior (muelle espiral de), 185 Metelinvar (muelle espiral de), 185 Melius (muelle espiral de), 184 Micrómetro (lectura del), 102, 103 Míkrón, 100 Minutería (mecanismo de la), 35, 36,

ni M omerie (piedra de), 236 ontgMoteado, 242 Movado Watch Co., 126 Mudge (Tomás), 53. Muelle espiral del volante, 29, 31 — — — — Bréguet, 193 a 204 • -- (desimantado del),

389 a 396 — •------- • — (dimensiones del),

129 ------ , — — (centrado del), 191

192 •—- — — — (c s os- ómo contar la

cilaciones del), t86, 187

Muelle espiral del volante (cómo lim- piar el), 138

----------- el)— (cómo quitar , 57- 58

— ------------- espira superior d-- el), (196, 197, 198, 199

--------------- (fijación a la virola del), 187, 188, 189, 190

— — — -—• (limpieza del), 135 punto correcto de su- jeción, 9 208, 20 ----------- — retorcido (arreglo d«

un), 204 ------ r--------- (sujeción fija del),

203, 204 --------------- (tablas del), 184,

185 ------- érdida de la elasti- -------- (p

cidad), 168 Muelle real (arrolladores para el), 117,

118 -------(causas de rotura), u8, 129 -------de secc 8 ión bombeada, 12—• — (descarga del), 28, 30, 31,

33. 34— — (dimensiones correctas del),

115, 116 —• — (disposiciones deslizantes),

125, 126, 127 ------ (ganchos del), 117, 121,

122, 123, 124,- 125 Muelles espirales de volante compensa- do (tabla de), 184

---------------monometálico (tabla de), 185

N

Nivarox (muelle espiral de), 182, 183, 185

O

Observación (tiempo de), 220 . Oscilación (arco de), 205, 206, 216 — isócrona, 213

Oscilaciones (aparato para comprobar l s), 187 a

Óxido, 1181 129, 339, 340

Paladio, 181 P ujas, 14 alancas para quitar las agPalmer, 102, 103 Papel tapete de sobrebanco, 15, 16 Parachoque (rubíes), 381 a 386 "Parechoc", 382, 383, 384, 3 5 8P 185 arelinvar (muelle espiral de), Paro del reloj (algunas causas del),

421 a 425 Pasador del espiral del volante, 203,

204 Pendan, 18, 20 Phillips (curva de), 195, 196 Pie de rey, 103, 104 P 6 iedra Montgomerie o de agua, 23P iezas nuevas (ejecución de), 231 a

253 Pinza elástica, 281, 282 Pinzas, 9, 10 — con pitón para curvar el espiral,

201, 202 — especiales para curvar el espiral,

200 — para curvar el espiral, 198

Piñón de cañón, 29, 36 -----------(cómo quitar el), 28 -----------(examen del), 86, 87 ------ centro, 302 -----------(torneado del), 298 a

309 — doble deslizante, 33

Pivotes, 316 a 322 — (acabado de los), 320, 321 — (bruñidor de), 272, 273, 288,

289 — (del eje del volante), 268, 269,

270, 271 — del eje del volante (aguzado de

los), 8o, 81 — (enderezado de), 321, 322 — (montaje de), 320

Platillo de impulso, 71 — — seguridad, 71

Platina inferior, 25, 26, 29, 30 — superior, 25, 26, 29

Polvos de esmeril, 232 Poner a la hora exacta, 164, 165 Posicional (ajuste), 205 a 230 Prensa de montar rubíes, 368, 369 Presión del agua (tabla de la), 402 Puente del volante, 31

Puente del volante circular, 210 ---------- construcción, 237 a 242

P ulido del acero, 248, 249, 250— — eje del volante, 261, 264,

266 — de pivotes, 271, 272

Pulidores, 232, 233, 235 Puntas de engrasar, 11 Punto de fijación central (tabla), 212

— pesado, 218, 219 Punzones para montar rubíes, 368,

369, 370 Q

Quijadas de madera, 238, 239 R

Raqueta, 29 — (aju 164 ste de la), — (esp 215, 216, 217, igas de la),

218 Rebajar la esfera (modo de), 36, 37 Redondear ruedas (herramental de),

107, 336 Regulación de un reloj, 164 Regulador electrónico de relojes, 413,

414 Registro de observaciones, 165, 166 Registrador de marcha Dawe, 417

------ sonidos Lepante, 415, 416 "Remontoir" (mecanismo), 33, 154 a

163 Resistentes al agua (cajas), 398, 399 Resorte del "clíquet", 29, 33

---------- (acabado del), 246, _247, 248

---------- (cómo hacer el), 242 a 246

Resorte de la báscula, 33 Retención (verificación de la), 75, 76 Revenido, 245, 246 Reloj de caracol, 341 a 365

— — — corrección del desengan- che, 344

------------- escape, 341, 342, 343, 344, 345

------------- (limpieza del), 348, 355 a 359

—---------- (montaje del), 361, 362, 363, 364

----------- (retención), 245, 348 ---------- (rubíes), 345, 346, 347,

348, 349

Page 238: Manual Del Relojero Dónalo de Carle

436 ÍNDICE ALFABÉTICO ÍNDICE ALFABÉTICO 437

Reloj de caracol (tren de ruedas), 349 a 355

------------(verificación del ángulo), 344

-----------(verificación del camino a punto muerto), 344, 346, 347

Revenido al azul (calentador para el) ¡4

Rojo para pulir, 236 Rolex Watch Co., 125, 126 Roscado en el torno, 314, 315 Rozamiento de embrague, 94, 95

------ desembrague, 94 ------ rodadura, 94

Rubíes artificiales, 233 — (fijación de los), 366 a 380 — parachoque, 381 a 386 — (punzones para montar los),

368, 369, 370 Rueda de cliquet, 29, 33 -—• — corona, 29, 33

------ escape (juegos de la), 55, 56 ------ transmisión, 33 ------ transmisión (cómo quitar la),

32 ------- trinquete, 29, 33 — horaria, 29, 35, 36 — intermedia, 29, 33 — minutera, 36

Sector, 100, 101, 102 Shockresist, 385,. 386 Silla para el banco de trabajo, 5 Sombrerete (torneado del), 323

327 Soporte de rodillo, 311

------------ doble, 315, 316 — en T incunable, 331, 332 — para máquinas, 140, 141

Tabla de ajuste de temperatura, 178 -------corrección de adelantos, 226,

227, 228 — -------------- retrasos, 226, 227,

1229, 230 — — espirales para volantes com-

pensados bime- tálicos, 184

Tabla de espirales para volantes mo- nometálicos, 185

— del error diario, 222, 223 punto de fijación central,

212 — de presión del agua, 402

Taladrado, 319 — (accesorios para el), 332, 333,

334. 335 Tapa de la caja, 18, 19, 405, 406 Temperatura (ajustes a), 169 a 173,

224, 225 — (tabla de los ajustes a), 178

Temple y revenido del acero, 246, 247

Tenazas, 12 Tija, 22, 23, 33 —- (encasquillado del agujero de la),

160, 161 —- montada, 315 — (torneado de la), 309 3 3 1 6

Tren de ruedas, 34 ----------- (cómo desmontar el),

28, 30, 31, 32 ----------- (examen del), 86, 87,

88 ----------- (relación del), 85, 86

Trinquete de seguridad, 127 — del caracol inglés, 350, 351,

352. 353 — deslizable, 126, 127 — (rueda de), 33

Toques en el cañón, 302, 303, 304 Torneado de un eje de volante en el. torno de puntas, 255, 256, 260, 261

-----------eje de volante en el torno universal, 281 a 293

--------una tija, 309 3 3 1 6 — — un piñón de centro, 298 a

309 — del sombrerete, 323 a 327

Tornillos (aparato para alisar cabezas de los), 228, 229, 230

— de cuarto, 172, 173 ------ volante (reducción del peso),

174, 175, 176 Torno de puntas, 254, 255 — Jacot de pivotar, 284, 285 — (motor para el), 280 — universal, 278, 279, 280, 281

U

Universal (plato), 332 — (torno), 278, 279, 280, 281

Vacío (prueba de), 400, 401 Vacuómetro, 400 Vara para pulir pivotes, 271

------ redondear los extremos de los pivotes, 276, 277

—- — tornear pivotes, 270 Varilla de ajuste para relojes de cara- col, 362, 363 Vernier o pie de rey, 103, 104 Verticalidad, 40, 41 Verticalizar (herramental de), 375 — un agujero, 375, 376

Virola, 188, 189, 190 Volante, 31, 167 — (arco de oscilación), 205, 206,

216 — (centrado del), 293 a 298 — (cómo se quita el), 26, 27, 28 — compensado, 168 — (comprobación del equilibrio del),

177. 179. 18o — (construcción del puente del),

237 a 242 — (equilibrar un), 180, 181 — (horizontalidad del), 297, 298 — (montaje del), 145, 146 — (limpieza del), 144 — monometálico, 169, 181 — (puente del), 31 — retorcido (reparación de un),

298, 299