Mi Hermana María (de Ángel Félix)

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Un relato del escritor español Ángel Félix

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MI HERMANA MARIA

Autor: NGEL FELIX Los acontecimientos que jalonan la existencia de cada persona se inician en el instante mismo en que nace. Todo lo anterior es historia que uno adquiere y conoce por el estudio o por transmisin oral. Y despus de tan sabia perogrullada llego a la conclusin de que al remontarme a los siete primeros aos de la vida de mi hermana, en que yo todava no pululaba por estos mundos de Dios, mi mente se halla ayuna de cualquier recuerdo y queda slo en la memoria el anecdotario sustentado en el seno de la familia de hechos cuya relevancia consista en la gracia de la nia, tales como el exceso por la limpieza, que le llevaban a la exageracin de, una vez monda las patatas, lavarlas con agua y jabn, o de aquella peligrosa aventura en que sintindose caro quiso volar, para lo cual con una amiguita de casi su edad, la cual no era otra que su ta Toeta, tres aos mayor que ella, colocaron la tabla de planchar sobre el alfizar de la ventana de la casa donde viva para hacerla servir de vehculo volador, y cuando quiso colocarse sobre ella para iniciar el viaje areo, a la compaera de aventura se le escurri la tabla de las manos, gracias a lo cual el desastre inminente no pas de ser uno ms de los avatares anecdticos que en el mbito familiar jalonaron la vida de Mara. Por cierto, que el realismo, y hasta cabria aadir patetismo, conque en mi edad infantil el acontecimiento se contaba en casa, cal profundamente en mi subconsciente, de tal modo que hasta hace muy pocos aos crea haber sido testigo presencial de tal hecho en la tribuna de la casa donde yo nac en Seira, y con tal conviccin yo lo narraba, hasta que mi hermana me corrigi en el sentido de que la escena se desarroll en Trieste, lugar donde la familia vivi durante el periodo de Junio de 1909 a Junio de 1912, en que pap como contratista y destajista intervino en las obras del Pantano de la Pea. De lo que se deduce, que la edad de Mara en esa poca oscilaba entre los dos y los cinco aos. De la versin de ambos hermanos discrepa en parte la que hace su madre, con ms conocimiento de causa, en las memorias que como anexo se incorporan al final de este escrito. Otro de los hechos que recuerdo de aqul entonces, son las regainas que tuvo que sufrir Mara por lo dadivosa que era con los pobres, al extremo de entregarles sus propios zapatos.

-&Al intentar remontarme a los hechos acontecidos hace setenta u ochenta aos advierto que la memoria, por el desgaste consustancial que las potencias anmicas sufren con la longevidad, -de la cual, mientras dure, me siento muy orgulloso y satisfecho-, se hace cada vez ms insegura, remisa y premiosa a la invocacin. Por eso voy a adoptar el sistema de escribir cuanto se me ocurra, sin sujecin a ningn plan preconcebido, dejando que la mente vague y se desenvuelva por ese mundo remoto en que la realidad, la fantasa y el confusionismo de pocas, lugares y personas se entremezclan y amalgaman creando en la mente un realismo tan exacto de lo que se cree recordar que uno, al pasarlos por el cedazo del raciocinio, acaba por sentirse incapaz de distinguir lo cierto de lo incierto o no ocurrido, la verdad de la mentira, lo real de lo onrico o imaginado, y no caer en el riesgo de exagerar, desfigurar y hasta fingir, haciendo formar ideas muy equivocadas sobre los hechos que se pretende contar por el vanidoso prurito de hacerse interesante, y de darse importancia, contando peregrinas aventuras como sabiamente nos previene Jaime Balmes en El Criterio al tratar de los viajes. Hablar de Mara sin referirme a su cuna, sera tanto como ensalzar la flor (y valga el piropo por lo bien conservada que est a sus 89 aos) con olvido del arbusto del que sta germina, crece y se desarrolla. Su padre, que tambin es el mo, de nombre Ramn Flix Surigu, naci en el pueblo de Alcampell, provincia de Huesca, un fro seis de febrero de mil ochocientos ochenta y dos, en el seno de una familia humilde que en el pueblo es conocida con el sobrenombre de casa de La Morena. (No s el motivo del apodo, pero cabe colegir que obedece a la existencia en la familia de una morena de rompe y rasga.) Desde nio papa destac por su gran inteligencia y no tard mucho tiempo en asumir la responsabilidad de la familia, que se compona de sus padres, Ramn Flix Sim y Mara Surigu Brualla (en cuanto a los apellidos Flix y Surigu aparecen documentos de mi padre en los que firma Flis, con s y Xurigu o Sorigu, y en tal forma constan tales apellidos en alguna partida de nacimiento), y sus hermanos Mara, Juan, Gens, Margarita y Antonia (familiarmente Toeta), de los cuales, en la actualidad, slo vive la ltima. All donde mi padre se colocaba, all que se llevaba consigo al clan familiar, que antes de casarse lo formaba sus padres, hermanos y hermanas, y que luego se aument con el marido de su hermana Mara, Antonio Larrull, y los hermanos de mam, Joaqun y Vicente, a los cuales en las obras que construa los empleaba en calidad de canteros o capataces a sus ordenes. El to Gens, como el to Vicente, fallecieron jvenes. Al escribir sobre los inicios de mi padre me rueda por la cabeza un vocablo que en innumerables ocasiones le haba odo pronunciar: carrilano". Busco en el Diccionario de la R.A.E. 21 edicin y las dos acepciones que me ofrece ninguna coincide con el sentido trashumante que papa daba a esa palabra. No podemos

olvidar que la fiebre del ferrocarril, cuyo inicio tuvo lugar en la dcada del 1830 con la locomotora de George Stephenson, se introduce en Espaa en 1837 con el ferrocarril de la Habana, siendo el primero en la Pennsula el que une Barcelona con Matar, que se inaugur el 28 de octubre de 1848, alcanzando la fiebre de tendido de la red viaria a partir del ao 1850. El desplazamiento constante de los trabajadores que colocaban los carriles, hizo que por antonomasia se conociera como carrilano toda persona que se desplazaba de una a otra obra, sin que la misma fuese preciso se tratara de ferrocarriles. Nuestro padre fue autodidacta, si bien encauz sus estudios bajo la supervisin de una escuela por correspondencia radicada en Valencia, conocida con el nombre de Escuela Cervera, que le libr el ttulo de Ingeniero Civil, con aprovechamiento. Conservo una carpeta con varios certificados que evalan con encomio la labor desarrollada por nuestro padre en las diversas obras en las que prest sus servicios: Los contratistas Struck Hermanos de Barcelona acreditan el 31 de diciembre de 1902, que como Encargado General de las construcciones de obras de fbrica, explanaciones y asuntos de va de todas clases, lo mismo en ferrocarriles econmicos, que en las vas elctricas demostr el celo e inteligencia con que los ha desempeado. Los Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos don Flix de los Ros Martn, don Manuel Morales y Tello, don Severino Bello y Poeyusan, y don Diego Mayoral Estremiana, en sendos certificados respectivamente hacen constar sobre papa lo siguiente: El seor de los Ros en 15 abril 1907, que en el Canal de Aragn y Catalua, como sobrecapataz y encargado de destajos de obras de tierra y de fbrica ha demostrado excepcional inteligencia ; el seor Morales el 26 de abril de 1912, que como sobre-capataz a sus ordenes, durante ms de tres aos en las obras de la 2 Seccin del Canal de Aragn y Catalua y como destajista en las de la Acequia de la Magdalena demostr excelente aptitud para dichos cargos e irreprochable conducta; el seor Bello en 13 de junio de 1912, como Director de las Obras del Pantano de la Pea, que encargado por contrata y a destajo en importantes trabajos demostr notable disposicin para organizar convenientemente el personal obrero y los medios auxiliares de la construccin, como, as mismo, conducta ejemplar en todo el tiempo de su desempeo, que ha comprendido desde junio de 1909 hasta 13 de junio de 1912. Y, por ltimo, el seor Mayoral, que fue Director de Catalana de Gas y Electricidad, en 9 de junio de 1937 certifica que a sus rdenes, estuvo en calidad de Jefe Constructor, encargado de las importantes obras de los Saltos de El Run, Puente Argon y Campo, en la provincia de Huesca,... desde el comienzo hasta la completa terminacin de dichas obras, en el periodo de 1912 a 1929, prestando eminentes servicios a la entidad propietaria, por su inteligencia, celo y laboriosidad, y a la ms completa satisfaccin del firmante, lo que se complace en manifestar sin la menor reserva. Hay tambin en dicha carpeta las escritura original de Poderes otorgados por Catalana de Gas y Electricidad S. A. a favor de nuestro padre, autorizados por el Notario de Barcelona don Antonio Gallardo y Martnez en 16 de marzo de 1925, en el que se le confiere la representacin y personalidad de la Sociedad citada

Nuestro padre slo tuvo una meta en su vida: el trabajo, al punto que en aras de esa pasin que le dominaba incurri en el nefasto pecado de descuidar su salud. Desde joven se vio afecto de bronquitis asmtica y ulcera estomacal que le llevaron por el camino de la amargura, falleciendo a causa de un ataque de uremia producida por la primera de dichas enfermedades en la noche del 19 de abril de 1942, a los sesenta aos de edad. Eran aproximadamente las ocho de la maana de ese fatdico da cuando un angustioso grito de mam reson por toda la casa.. Por celebrarse el Da de la Unificacin y ser festivo yo an no me haba levantado de la cama y estaba leyendo la Historia de Francia. Por la noche, como tantas otras noches, haba ido a buscar al Dr. Irigoyen, (o tal vez fuera el Dr. Monroset?), para que lo asistiera, y como en tantas ocasiones la sola presencia del mdico fue suficiente para calmar el angustioso ahogo que pona a morir a papa. Al or el grito de mam acud presuroso a su habitacin, y all estaba l sobre su cama, inerte, el esparadrapo, que le era preciso desde que dieciocho aos antes sufri una embolia, sujetando cerrados los prpados de un ojo, la boca torcida, tambin por causa de esa embolia, y abierta como siempre por la dificultad en respirar. Su aspecto, sin embargo, era sereno, sin denotar ningn sntoma de sufrimiento. La muerte debi ocurrir mientras dorma, pues mam desde la cama vecina no advirti ninguno de los caractersticos desasosiegos, que normalmente se manifestaban en sus habituales ataques asmticos Telefoneamos de inmediato al mdico de urgencias, el cual lleg con gran retraso, y en nada sirvi la inyeccin que le puso. Certificada su muerte, mama y yo procedimos a vestirlo para su ltimo e irrepetible viaje sin retorno. Est enterrado en el Cementerio de las Corts, en el propio nicho n 8263 en el que en 1931 se enterr a la abuela Joaquina Fums, situado en el piso 6 de la Isla 5. No recuerdo que nuestro padre en su vida leyera ningn libro que no tratase de temas de su profesin. Tan slo la novela El tnel, no la escrita por Ernesto Sbato, sino otra anterior, que si la memoria no me falla fue escrita por un Ingeniero y se refera a las vicisitudes ocurridas con motivo de su construccin, fue objeto de la predileccin de papa, no por haberla ledo, sino porque se la leyeron. Al acabar la construccin de los saltos del Esera, la Catalana de Gas y Electricidad (en lo sucesivo, la Compaa cuando haga referencia a Seira) concesionaria de los mismos, procedi a arrendarlos con todo su patrimonio elctrico a la SAFO, y posteriormente a la Cooperativa de Fluido Elctrico, la cual, por mandato legal, el ao 1942 cambi el nombre de Cooperativa por el de Compaa. Siguiendo las vicisitudes de los arrendamientos, mi padre como formando parte del patrimonio elctrico, pas a prestar sus servicios a cada compaa arrendataria, pero ya con domicilio en Barcelona, a donde fue destinado en el ao 1929. Precisamente prestando sus servicios a la Compaa de Fluido Elctrico es cuando le sobrevino la muerte. En Barcelona, pap adopt la distraccin los sbados por la tarde de concurrir a la terraza del caf Zurich, en la Plaza de Catalua, acompaado de algunos amigos de Alcampell y de sus hijos varones, a los cuales nos serva dicho lugar para dar cita a nuestros amigos. Huelga decir que cuantos llegaban se

convertan en invitados de pap. Cada sbado nos turnbamos los hijos para que uno de ellos le acompaase al cine; los dems se iban con sus amigos. El local predilecto de pap era el cine Pars, en la avenida Puerta del Angel. No bien entrbamos en la sala, a los pocos minutos pap quedaba sumido en el ms profundo de los sueo. En cuanto acababa la sesin y se encendan las luces pap se despabilaba, y entonces el hijo que se hallaba de imaginaria no tena ms remedio que volver a asistir al pase de toda la pelcula. Bien vala la pena tan msero sacrificio, en compensacin a lo mucho que hizo pap por todos nosotros al dotarnos con estudios suficientes para poder desenvolvernos en la vida. A los cuatro hijos facilit la estancia en colegios de pago, en calidad de internos. -&-

Nuestra madre, Florentina Torres Fums, naci en Albelda en un caluroso veintinueve de julio de 1888, en el seno de una familia acomodada, conocida en el pueblo por Casa El Bep (Bep, en lengua verncula albeldense quiere decir Jos). Fue hija del matrimonio, en segundas nupcias, de Jos Torres Buira con Joaquina Fums Casas o Cases, pues de las dos formas figura escrito en documentos de la poca. Se cuenta que en su edad escolar nuestra madre fue muy aplicada, gozando de gran predisposicin para las labores manuales, aficin que le dur hasta su muerte, dotando a familiares y amigos con infinidad de regalos fruto de su laborioso quehacer, consistente en bordados, puntillas, colchas y cuanto fuera producto del arte de manejar el ganchillo entrelazando el hilo en filigranas y adornos con verdadera pericia y soltura. Fueron seis hermanos; del primer matrimonio de su padre: Jos y Angela, y por parte de su madre tuvo tres hermanos ms : Joaqun, Vicente y Manuela, siendo ella la penltima de los hijos nacidos. El da nueve de septiembre de mil novecientos cinco nuestros padres contrajeron matrimonio en la villa de Albelda. l contaba veintitrs aos, siete meses y tres das de edad. Ella, diecisiete aos, un mes y diez das. He odo contar que en aquella poca exista el obligado compromiso matrimonial entre ambas familias sobre los bienes que cada cnyuge aportaba a la boda, compromiso que tuvo lugar en pleno campo, en un lugar equidistante entre los pueblos de Albelda y Alcampell por el camino que los une pasando por la ermita de San Sebastin del primero de dichos pueblos. La edad de mi madre al casarse es lo suficientemente elocuente para reconocer que se trataba de una nia inexperta en cuestiones de amor y mucho ms en las de conducir y formar una familia. No obstante, nos consta que nuestros padres se casaron plenamente ilusionados y que rpidamente ella supo superar su inexperiencia, adquiriendo con voluntad y tesn los conocimientos precisos para llevar a buen fin el cuidado, la educacin y catequesis de sus cuatro hijos.

A los diez meses de matrimonio, el 1 de junio de 1906, naci en Albelda el primer hijo, al que le pusieron el nombre de Ramn, pero no lleg a cumplir los cinco meses, falleciendo el 25 de octubre de dicho ao. Al siguiente ao 1907, el 25 de agosto y tambin en Albelda, lleg al mundo Mara, colmando a los paps de inmensa satisfaccin, al punto de calmar en parte el dolor por la prdida del primognito. Poco antes de abandonar el pueblo de Albelda para trasladarse a las obras del Pantano de la Pea, naci en esta villa el 3 de marzo de 1909 el tercero de los hijos, al que lo mismo que al primero fallecido y para perpetuar el patronmico que desde generaciones se impona al primer varn en la saga de los Flix, se le puso el nombre de Ramn. Aposentada la familia en el pueblo de Trieste, naci el da 11 de noviembre de 1911 Jos Jacinto. Y por ltimo, actuando mi padre de Encargado de Obras de Catalana de Gas y Electricidad, en la construccin de las centrales de Seira, Campo y Argon, nac yo el da uno de marzo del ao 1914, en la colonia de empleados que a tal fin se construy en el trmino municipal de Avi, y que recibi el nombre de Seira el Nuevo, para diferenciarlo del pueblo de Seira el Viejo que se elevaba y contina existiendo al otro lado del ro Esera. Posteriormente a mi nacimiento parece ser que hubo otra hermana que muri al nacer, y que en la nebulosa del recuerdo la doy como enterrada en el cementerio de Avi. Justo es reconocer que desde que se cas, el trabajo material nunca agobi a mam, pues la situacin econmica del matrimonio le permiti en todo momento estar asistida por criadas y didas, nombre este ltimo con el que eran conocidas las mujeres que prestaban sus pechos para amamantar a los lactantes. Nuestro hermano Jos tuvo mala pata con la dida que le toc en suerte, pues sta tena el hbito de emborracharse, y al transmitirle los humores alcohlicos con la leche nutricia, gener en l una niez propensa a toda clase de enfermedades infantiles que merm su desarrollo fsico y mental, hasta que alcanz la pubertad en la que, gracias a Dios, alcanz un estado normal en su desarrollo mental, llegando en lo fsico a ser un ser alto y delgado como palo de judiera, segn enfticamente escribi en la redaccin autodescriptiva que nos exigi como deber la maestra nacional de Seira, doa Prima Gmez, cuando antes de cumplir los diez aos de edad asistamos a su escuela. Aunque con cuatro hijos, por la indicada razn de gozar de asistencias en las faenas domsticas como en el cuidado de los animales, principalmente gallinas, conejos y palomos, de los que se haca cargo el tartanero de mi padre, seor Pepe, mi madre disfrutaba de tiempo suficiente para dedicarse a la lectura, a la que era sumamente aficionada, especialmente novelas romnticas que le hacan soar en un idlico mundo, o bien de aquellos monumentales seriales llenos de penas y tragedias que llenaban sus ojos de sentidas lgrimas: Juana la Obrera, Los hijos de nadie, La Hija del Molinero era ttulos suficientemente expresivos para adivinar su contenido y las que por entregas publicaba La Vanguardia y La Voz de Aragn, con ttulos tan sugestivos como el de Amarguras de la Vida, Una Hija del pueblo, La Herencia Maldita, El Cura de Aldea ; las novelas de Mary Mayran, de M. Delly, de Alicia Pujo, de Jane Austen, de Mary Floran, de Opheneimer, de Pierre Alicette, etc. ; las narraciones de las revistas : La Familia (en la que, por cierto, en el nmero correspondiente a Enero de 1934 sali

publicado mi primer cuento : El milagro de la Virgen de la Alegra, ilustrado por Lorenzo Brunet) , El Hogar y la Moda, y Blanco y Negro, a las que estaba suscrita, llenaban gran parte de su tiempo, que armonizaba con las clsicas visitas, en que con periodicidad semanal se reunan en amigable tertulia las seoras ms conspicuas del pueblo para tratar de sus cosas y llenar un tiempo que de otra forma se hubiera convertido en insoportable por no existir otra clase de distraccin. Mientras, nosotros, con las chicas de nuestra edad que haban acudido con sus madres a la visita ramos confinados en habitacin aparte para no molestar, en la que se nos serva la merienda, que consista en un pedazo de pan con una tableta de chocolate fabricado por Juan Lacasa y Hermanos-Jaca que en casa se compraba por cajas grandes. A ttulo anecdtico contar, que mam nos tasaba ese producto, pues era muy estricta en la administracin domstica, y como Seira en aquellos primeros aos era bastante propenso a sufrir terremotos, pero de escasa intensidad y duracin, en alguna ocasin se predeca que el final del mundo era inminente. Entonces yo voluntarioso exiga consumir todo el chocolate que se almacenaba en casa para no desperdiciarlo con el cataclismo. Huelga decir que mam no me haca ningn caso, y hasta en el recuerdo vislumbro algn cachete que me propin para que cesara en mi machacona insistencia. Al remontarme a este periodo de tiempo caigo en la cuenta de que Mara, desde que yo cumpl los seis aos de edad, ya pasaba los inviernos en Llida, interna en el Colegio de la Enseanza, por lo que slo coincidamos en las vacaciones de Navidad y del verano. Igual sucedi con Ramn, aunque con ste convivimos hasta los cinco aos, en que fue internado en el Colegio de los Escolapios de Barbastro, y despus en el propio Colegio donde los tres hermanos coincidimos internos un par de aos ms. Pepe se incorpor al Colegio tiempo ms tarde, debi ser a finales de 1926 o principios de 1927, pues recuerdo que nos explicaba la maravilla de una caja con unas bobinas y dos mandos largos, que permitan or la voz y msica de los ms distantes pases. A nosotros, la noticia nos pareca tan inverosmil, que no queramos creerla. Ese aparato lo construyo el seor Rojo, y lo tuve en mi poder hasta el ao 1973, en que al cambiar el despacho de la Gran Va , 488 a Va Augusta, 143, era tan grande el nmero de Boletines de provincias y cosas inservibles que iba almacenando, que me vi obligado a prescindir de todo ello entregndolo al trapaire. Mi primera audicin de radio la tuve en Seira con ese aparato, y an resuena en mis odos los chirridos tan exorbitantes que haca hasta localizar una voz o msica lejana, plagada de interferencias. Ello, sin embargo, no constitua bice para dejarnos pasmados y boquiabiertos con el invento. Con Ramn existi mayor trato que con Mara, pues el tiempo que estabamos juntos, los tres hermanos dormamos en camas separadas en la misma habitacin, y ello daba lugar a que hubiera entre nosotros ms confianza. El carcter belicoso de Ramn en cuanto se tropezaba con la injusticia, se puso de manifiesto en el Colegio. Un da castigaron a Pepe por no aprenderse los latines para ayudar como monaguillo al oficiante de la misa. Era en la horeta, que as se denominaba la hora en que todos los alumnos del colegio reunidos en

la gran sala de estudios la dedicbamos a este menester. Cuidaba de mantener el silencio y compostura el Padre Eusebio Ferrer, y sin solicitar la venia para hablar, Ramn se levant de su asiento e increp duramente al capelln por haber castigado a su hermano, aduciendo que si Pepe encontraba gran dificultad para leer el castellano, por el retraso fsico y mental a que antes alud, mal poda enfrentarse con un idioma completamente desconocido para l. No s si a Pepe le levantaron el castigo o no, pero lo que jams he podido olvidar es el pnico que pas al ver a mi hermano mayor enfrentarse tan violentamente con la persona que a todos nos inspiraba temor, por ser con el Padre Felipe ambos los encargados de conservar el orden interno del Colegio, y para ello los dos se valan de la palmeta, que con tino y contundencia caa sobre nuestras doloridas manos llenas de sabaones en cuanto cometamos la ms nimia infraccin. El Padre Ferrer, por ser de nacionalidad argentina, fue el nico de los Escolapios de Barbastro que el ao 1936 se salv de ser ahogado en un recodo que hace el ro Vero, antes de desembocar en el Cinca. A pesar de los palmetazos y algn que otro cachete que me propinaron en los Escolapios, siempre he conservado un favorable recuerdo de aquella poca. Hasta tal punto, que fue al Padre Eusebio Ferrer a quin ped oficiase la ceremonia de mi boda, que tuvo lugar el da 6 de septiembre de 1945 en la Iglesia Parroquial de San Pedro de las Puellas, de Barcelona. -&En el tiempo que en Seira estuvimos juntos los hermanos asistamos a la escuela de doa Prima Gmez, y al salir con los dems chicos corretebamos por los campos que se llenaban de nieve en invierno, y que aprovechbamos para patinar sentados sobre una pala a la que previamente le habamos suprimido el mango, o bien nos enzarzbamos en durisimas peleas, para lo que formbamos dos bandos. Eran los tiempos en que en todas partes se discuta sobre las batallas que Espaa sostena con los moros de Alhucemas. De ah, que uno de los bandos asuma la condicin de moros y la otra de espaoles. Frente al pueblo, al otro lado del ro y a la izquierda de donde est el cementerio, conocido por La Tozaleta, se eleva una colina de cspide redondeada. A ese montculo lo bautizamos con el nombre de Gurug, y a su respectiva conquista y defensa nos lanzbamos con mpetu cada bando, sirvindonos como proyectiles de los tronchos de coles, y tambin, segn lo enardecido del combate, de alguna que otra piedra, que en ms de una ocasin descalabr a ms de un contendiente. Al regresar a casa con los pantalones y delantales que acostumbrbamos vestir, sucios por el fango o la sangre, daba igual furamos hroes o derrotados, el cachete que nos propinaba mam a medida que trasponamos la puerta, era ritual. Ramn y yo habamos aprendido el modo de esquivarlos sin dao, pero el pobre Pepe, lleno de candor, los reciba indefectiblemente.

La maestra, doa Prima, era vasca y hermana del famoso pelotari Gmez, que durante algn tiempo tuvo a su cargo el Frontn Principal, ya desaparecido, que estaba al final de las Ramblas, de Barcelona. Casada con Riazuelo, un empleado de la Compaa, tenan una hija que se llamaba Pilarn, pocos aos mayor que yo, pero con la que compartamos gran parte de los juegos y hasta nuestras confidencias infantiles. Riazuelo era clebre entre el alumnado de la escuela, porque lo primero que haca al llegar del trabajo era entrar en la cocina, la cual se vea desde nuestros pupitres, y oler todos los peroles de la comida que se coca a la lumbre, para lo que abocaba la cerviz hasta casi tocar con la nariz el humeante condimento. Nadie, de los alumnos que asistamos a la escuela, se libraba del interrogatorio al que le supeditaba doa Prima, indagando lo que habamos comido y cenado, y si hubo algn acontecimiento importante en el seno de cada familia. Sus indagaciones, luego eran tema de chismorreo con algunas chicas mayores, de cuyos nombre no puedo acordarme, pero que en la memoria se presentan con nitidez palpable sentadas alrededor de la estufa de serrn que caldeaba el ambiente de la sala. Doa Prima est ligada a mi infancia, como la marca del tornillo que luce mi rodilla. Pretendamos hacer con un tornillo rusiente un agujero en una rueda de madera, pero tuvimos la desgracia de que nos resbalara y fuera a caer sobre mi rodilla, dejando una seal indeleble. La Colonia de Seira, enclavado en la vertiente de una montaa que desciende hasta el cauce del ro Esera, para construirla hubo que escalonar la ladera, formando cuatro mesetas. En la tercera de las cuales, por donde pasa la carretera y lindante con ella, construyeron una edificacin que alberga la Biblioteca, Correos, Oficinas municipales, Fbrica de gaseosas y el enfticamente denominado Casino, bautizado con el rimbombante nombre de Centro Instructivo y Recreativo, provisto de escenario y una pianola. En mi niez serva los domingos como sala de cine en que se proyectaban pelculas mudas, y que eran amenizadas con la msica de la pianola, entre cuyas piezas destacaba La Santa Espina, La Gran Polonesa y Valses, estas dos ltimas de Chopn, que al escucharlas ahora me hacen vibrar con una emocin incontenible, transportndome a un mundo cargado de aoranzas. Traigo a colacin ese edificio, por estar el mismo ligado a parte de los recuerdos de mi infancia relacionados con mi hermana. Destaca entre ellos, en primer lugar, las fiestas de Seira celebrando la festividad de la Virgen del Carmen, patrona de la Colonia, durante los das 14 a 17 de julio de 1925. En aquellos aos las fiestas de los pueblos, tanto las de Seira como las de los lugares vecinos, revestan gran importancia, porque en ellas se trababa relacin con personajes relevantes para nuestra apreciacin infantil, a los cuales se les sola invitar a comer a casa, y tambin por el nmero de forasteros que acudan de todas partes que cambiaban la faz del pueblo dndole vida y alegra, y, de modo primordial, porque el pueblo se engalanaba con gallardetes y arcos triunfales compuestos con ramas de boj, que los de la ribera del Esera llambamos buixos

Las fiestas de Seira destacaban sobre todas las dems. Tal vez influyese que el personal de la Colonia proceda la mayor parte de Barcelona, que le daba un carcter ms cosmopolita, y, tambin, porque sola haber atraccin de variedades, espectculo que difcilmente se alcanzaba en aquella lejana e inhspita regin pirenaica donde los crudos fros haca que no se reconociera ms estacin climatolgica que la del Invierno. Por eso, en la comarca, Seira gozaba de las fiestas con ms predicamento y hasta ms nutrida concurrencia de forasteros que en el resto de pueblos vecinos. Ese ao de 1925 tuvo adems una destacada importancia, porque el l7 de julio, ltimo da de festejos, se procedi a la inauguracin de la Biblioteca, que formaba parte del Casino, acto que se celebr en el teatro del Centro Instructivo y Recreativo. El escenario lo ocupaban, junto con el Presidente del Centro don Jos Masons, (padre del clebre mdico Jos Mara Masons Esplugas que invent el Plasma Masons), personalidades de gran nombrada, como el cannigo de Llida, don Juan Ayneto, y el escritor y entonces delegado regio provincial de Bellas Artes don Ricardo del Arco. Sentado frente al escenario se agrupaba todo el pueblo de Seira e infinidad de forasteros que llenaban por completo el local. Nuestra familia ocupaba los asientos de primera fila. Mara estaba entre las personalidades del escenario. Abri el acto el Presidente del Centro, que present al seor del Arco, el cual pronunci una magnfica conferencia sobre el significado y alcance de las bibliotecas populares, procediendo, antes de acabar su parlamento, a presentar con gran encomio al siguiente conferenciante, que no era otro, ni ms ni menos, que mi hermana Mara. El ramalazo de emocin que sacudi a los que nos sentbamos en la primera fila fue extraordinario. En cuanto empez a hablar Mara, el to Joaqun, un hombretn alto y recio, que se sentaba a mi lado, empez a llorar e hipar como un nio. Con once aos que en aqul entonces contaba yo, la impresin que ese llanto me produjo fue inenarrable, y an ahora lo recuerdo con un realismo impresionante, pues era la primera vez que vea llorar a una persona mayor y se me haba imbuido la idea de que los hombres no lloraban. Pero no fue l slo el que tuvo que llevarse el pauelo a los ojos, muchos ms de los asistentes fuimos presa de esa emocin. El diario de la maana LA TIERRA de Huesca, del 30 de julio de 1925, se hace eco del acontecimiento, en los siguientes trminos: A continuacin, la seorita Mara Flix, alumna de la Facultad de Ciencias de Barcelona, donde descuellan sus extraordinarias aptitudes, hizo una breve pero magnfica disertacin acerca de la biblioteca ideal para la mujer y de la educacin femenina, que fue colmada de aplausos. La seorita Flix, que se revel como oradora de empuje, sutil y persuasiva, es hija del digno jefe de la Colonia de Seira don Ramn Flix. Lo cierto es que Mara estudiaba en la Facultad de Ciencias, no para seguir por ese campo de las ciencias, sino porque la carrera de medicina que inici precisaba de esos estudios para poder superar el examen preparatorio. Los mviles que le indujeron a decantarse por la medicina, los ignoro, aunque bien pudiera ser la admiracin con que mi padre hablaba de las doctoras Cuadras Bordas y del doctor Ravents, o tal vez influyese el mdico que asista al

personal de la Colonia, doctor Falc, que resida en Campo, pueblo que dista slo doce kilmetros de Seira, y cuyos hijos nos frecuentbamos con mucha asiduidad, uno de los cuales se gradu de Dentista, establecindose en la calle Alfonso, de Zaragoza.. Lo que s recuerdo es el motivo por el cual Mara se apart de la medicina. Fue por causa de las bromas pesadas que se gastaban los galenos en ciernes, desde poner la mano de un muerto en el bolso de una estudiante, o sustituir el manjar del bocadillo con un rin u otra vscera de uno de los cadveres diseccionados. No recuerdo si a Mara la embromaron con alguna de estas macabras ocurrencias, pero de lo que no me cabe duda es que esas y otras bromas por el estilo fueron la causa de que abandonase los estudios de medicina, y se decidiese por la carrera de Ciencias Qumicas, que curs en la Facultad de Zaragoza, acabndola en el ao 1929. Al llegar a Barcelona, precisamente en ese mismo ao de 1929, pasamos a vivir en el entresuelo, puerta primera, de la calle de Trafalgar nm. 60. Debajo mismo haba una fbrica de gaseosas, con su cuadra correspondiente para el carro y caballo que destinaban al servicio de reparto, que constitua el criadero de moscas ms impresionante que uno pueda concebir.. Hasta entonces mi trato con las moscas haba sido circunstancial y hasta cierto punto respetuoso. Bastaba un elegante y distendido gesto de mi mano para que ellas obedientes y sin dilacin se apartaran. Pero, cuan distintas de las que sin invitacin y subrepticiamente, menospreciando el rechazo manifiesto que les demostrbamos, se colaban de rondn en casa por cualquier hueco o abertura! De forma que nos obligaban, hasta en verano con un calor asfixiante, a tener las ventanas cerradas. Y no entraban unas pocas, con las que tal vez hubiramos podido condescender y transigir, sino que llegaban a bandadas, invadindolo todo, y mostrndose con nuestras carnes tan sumamente pegajosas y molestas con sus impertinentes zalemas, que acababan por crispar y desatar nuestros nervios. Estando en la calle de Trafalgar empezamos a trabar contacto con la Parroquia de San Pedro de las Puellas a la que antes me he referido, pues adems de acudir cada domingo a una de las misas que se celebraba en su milenaria iglesia, fue en ese templo en el que a poco de llegar a Barcelona se le rindieron exequias fnebres a la abuela materna, Joaquina Fums Casas, que falleci el 25 de marzo de 1931, despus de catorce aos de vivir en casa aquejada de parlisis que le impeda cualquier movimiento, de forma que haba que ayudarla a todos sus menesteres. La estancia de la abuela en casa constituy para nosotros una fuente de enseanza imborrable: Aprendimos que a los padres desvalidos hay que acogerlos, respetarlos y cuidarlos en el seno de la familia, aunque este cuidado represente, como en el caso de mi abuela Joaquina, un cmulo de sacrificios sin cuento, ya que su parlisis exiga una atencin constante, lo que entraaba la prdida absoluta de libertad para asumir cualquier otra decisin en la que ella no estuviera implcitamente presente. La abuela Joaquina con su santa paciencia nos mostr el camino de la tolerancia con la enfermedad, que soport con talante resignado y semblante alegre, mostrndose siempre grata y agradecida a nuestro cario y dedicacin.

Si por nuestro mpetu juvenil en alguna escasa ocasin nos mostramos un tanto remisos a cumplir con las obligaciones que el estado de salud de la abuela requera, bien por que queramos salir a distraernos o porque pretendiramos hacer algo ms en consonancia con el egosmo peculiar de la infancia, era nuestro padre principalmente, no mam, quin nos soltaba una filpica, tan contundente que nos haca sentir realmente avergonzados. En la torre de las Vinajas (Albelda), todava conservo como una reliquia el silln especial que pap le hizo construir a la abuela Joaquina, en el que bastaba auparla y levantar la tapa que constitua el asiento, para que sin mayores molestias pudiera evacuar sus necesidades en el recipiente que se esconda debajo, dentro de una caja con portilla que forma parte del silln. Tambin hay, presidiendo una sala en el primer piso, su fotografa ampliada y enmarcada, que fue tomada en la terraza de la casa que ocupbamos en Seira. Del mismo tamao y enmarcadas tambin, honran esa sala las fotografas de pap y de su madre, la abuela Mara. Es lstima que entre todas las reliquias familiares no se conserve en casa ninguna fotografa de los abuelos Ramn y Jos, padres, respectivamente, de pap y de mam, de los cuales no guardo ni el ms remoto recuerdo; tal vez s de mi abuelo Jos, que entre la bruma del pasado creo adivinar a un seor ciego sentado en la puerta de su casa, en la Plaza Mayor, de Albelda, que en una mano tiene un bastn y con la otra mano me sostiene acogido en su regazo. Pero me entra la duda por si esa remembranza obedece a una percepcin real o al hecho de que lo hubiera odo contar en casa, o al caso ms peregrino de haberlo soado alguna vez, que es la verdad que yo creo.. -&Coincidi nuestro arribo a Barcelona, con la celebracin de la Exposicin Universal del ao 1929. La ciudad brillaba con luminarias cuyos rayos se elevaban hasta el cielo. El agua y la luz se compaginaban en un todo armonioso y sugestivo, creando formas y colores diversos que mutaban a cada instante. Era entrar en un dechado de fantasa e ilusin gracias a la inventiva del Ingeniero Carles Buigas. Toda la ciudad estaba engalanada para recibir a los innumerables forasteros que la visitaban, y stos le prestaban el exotismo de ser de razas y de pases distintos, que incida con la circunstancia de darnos a los moradores una amplia visin calidoscpica de las especies humanas que pueblan nuestro planeta terrqueo. Fue una entrada imborrable la nuestra en un mundo para m quimrico. No cabe olvidar que nac y me cri en un pueblo, Seira, de donde no me mov hasta los diez aos. Luego, hasta los trece aos, estuve interno en los Escolapios de Barbastro, cursando el Bachillerato Elemental. Un periodo no muy largo de tiempo en el taller mecnico de las obras de Seira, por culpa de disensin entre los deseos de pap y los que yo me forjaba, que al fin se resolvi en transaccin amigable. Otro ao, durante el curso de 1928 a 1929, tambin interno, en el Colegio del Salvador, de los Jesuitas de Zaragoza en que aprob el Cuarto

Curso de Bachillerato, denominado Ao Comn Y despus de atender en turno de noche al cuidado de la fbrica de aceites que pap instal en Albelda, vuelta a reanudar los estudios de Bachillerato en el Colegio Verdaguer, de Llida, con asistencia a las clases del Instituto de Segunda Enseanza. Ya en Barcelona me prepar en la Academia de Estudiantes Catlicos, situada en la calle de Rivadeneyra, recibiendo las clases del seor Ubach ( ?) (cuya hermana form parte del Colegio Re Vir Cien, creo cuidaba de la parte administrativa), y en 18 de junio de 1931, me examin del Universitario (Seccin de Letras). En septiembre de ese mismo ao aprob en la Facultad de Derecho las asignaturas de Elementos de Derecho Natural e Historia General del Derecho, acabando la carrera de abogado el da 4 de octubre de 1934, a altas horas de la noche en que me examin de Derecho Internacional Privado con el Dr. Jos M Tras de Bes. Es, por tanto, comprensible que el conocimiento tan pedestre que yo tena en el ao 1929 del mundo en general, se viera al llegar a Barcelona sorprendido y subyugado con la magnificencia de una ciudad que en aquellos momentos representaba el ombligo del universo, exhibiendo las mejores producciones e inventos que cada pas poda aportar. Mis recuerdos se remontan a aos anteriores a los acontecimientos narrados. Cuando Mara cumpli los trece aos, la internaron en el Colegio de la Enseanza, de Llida, donde curs el resto de bachillerato, ya que los primeros cursos la prepar doa Prima Gmez, en Seira. En casa se contaba que la primera visita que le hizo pap en dicho Colegio, se vio desagradablemente sorprendido al obligarle a entrevistarse con su hija a travs de una reja. Su enfado fue tan patente y el resultado del mismo tan efectivo, que a la siguiente visita las rejas haban desaparecido para siempre. Los desplazamientos de Seira a Llida, o viceversa, mi hermana los haca en uno de los tres automviles propiedad de la Compaa, que estaban a disposicin de mi padre. Eran de las marcas Hispano-Suiza, Cotn y Chevrolet, creo que era el Cotn el que ostentaba la matricula B-306 y los otros dos por el estilo, todos movidos por transmisin de cadena que les imprima un ruido caracterstico y ensordecedor. El regreso de Mara del Colegio, en Navidad y al finalizar el curso, constitua un acontecimiento en el seno de la familia. Todos, sin excepcin, estabamos pendientes del telfono, a travs del cual desde los distintos lugares del trayecto donde exista alguna dependencia de la Compaa, el empleado de la misma iba dando el parte: Seor Flix, aqu Barbastro, el coche acaba de pasar; Sr. Flix, le hablo desde la Subestacin del Cinca, el coche ya ha pasado; Desde Graus, seor Flix, le comunico que acabo de ver el coche, y as a todo lo largo de la ruta. Mi padre sinti siempre una irreprimible predileccin por Mara, y nunca sta se pona ms de manifiesto que en esa impaciencia de la llegada, en que siendo mi padre como era una persona fra para resolver los problemas del trabajo, su sistema nervioso se alteraba segn el paso del automvil se retrasaba del clculo de velocidad prevista, o manifestaba gran contento cuando el ensordecedor ruido del coche al pasar por la Aigeta, unos dos kilmetros de distancia del punto de destino, adverta de su inmediata llegada.

Toda la familia, incluso los que estaban en los alrededores, acudamos a recibir a Mara, constituyendo su llegada un acontecimiento memorable. A los cuatro hijos, nuestros padres facilitaron la estancia en colegios de pago, en calidad de internos. En las Escuelas Pas de Barbastro coincidimos durante un corto tiempo los tres hermanos. Luego Pepe paso a estudiar en los Escolapios y yo en los Jesuitas, Colegio del Salvador, ambos de Zaragoza. Mara curs parte del bachillerato en el Colegio La Enseanza, de Llida. Luego Ramn y Mara estuvieron en Barcelona, ambos queran ser mdicos. Mara lo dej por la razn dicha, y se traslad a Zaragoza, donde estudi la carrera de Ciencias Qumicas con catedrticos tan famosos como Calamita, Rocasolano, Sobrn, etc. Se hospedaba en casa del Jefe de Correos, pariente de su amiga Petra Chesa, donde en determinadas fiestas acuda yo previa la vena del riguroso Padre Prefecto de Estudios, Padre Mario J. Sauras, de los Jesuitas donde estaba interno, que daba el plcet para ausentarme a ese slo fin. Ramn acab estudiando la carrera de Aparejador, y no me olvido de la ayuda que todos los hermanos le prestbamos interviniendo en la confeccin de copias de los apuntes que l recopilaba en clase y luego venda directamente a los estudiantes. -&A ttulo anecdtico dir, que aquellos tres coches a los que antes me he referido, gracias a la pericia mecnica del chofer Rafael Crusat Casanellas, las cadenas desaparecieron sustituidas por otro tipo de transmisin menos ruidoso. Rafael Crusat fue dentro de la Colonia un personaje notable. El ocho de marzo de 1921, el presidente del gobierno espaol, Eduardo Dato, mientras contemplaba un escaparate fue asesinado por unos motoristas que se dieron a la fuga. La Polica supo que uno de los asesinos se apellidaba Casanellas, y por este motivo fue detenido Rafael Crusat por la coincidencia de su segundo apellido, hasta que pudo probar que no tena ninguna vinculacin con dicho asesinato. En aquellas fechas yo haba cumplido los siete aos, y tal vez al tener la memoria todava virgen los acontecimientos se me grababan con caracteres ms indelebles. De ah que recuerde, sin sujecin a una fecha determinada, que mis padres contaban que haban coincidido con Dato en el Balneario de Panticosa, lo cual influy en que su persona me resultara ms familiar. -&Volviendo a mi hermana, su paso por el Instituto de Llida donde se examin de Bachillerato fue remarcable por las calificaciones que obtuvo. El catedrtico don Francisco Aguilera, adems de darle matrcula de honor, quiso patentizarle su admiracin, lo que gener una amistad con nuestra familia, que se tradujo en brindarle un acomodo en un piso de la casa de Juan Peiret para que pasara el

verano en Seira. La denominada Casa de Juan situada a pie de la carretera, databa de antes de la creacin de la Colonia, y prestaba el servicio de hospedaje y de tienda de comestibles. No obstante haber sostenido l y su yerno Miguel Aventn algn pleito contra la Compaa, existi siempre una gran amistad con mi padre. La familia de don Francisco Aguilera estaba compuesta por su esposa doa Sofa, su cuada doa Gertrudis y una sobrina llamada tambin Gertrudis, que por ser el elemento joven de la familia lleg a tener una gran amistad con Mara a pesar de que era mucho mayor. La estancia de don Francisco, en Seira, me trae a la memoria multitud de recuerdos. En aquellos aos lleg la moda francesa de la garzn. La primera mujer que recuerdo haber visto peinada a la garzn, es decir a lo chico, fue precisamente la joven Gertrudis. Mi hermana peinaba unas magnficas trenzas, que con el disgusto de todo el mundo tambin fueron sacrificadas a la moda. Esas trenzas se guardaron dentro de una caja y se conservaron en casa como una reliquia, hasta que desaparecieron sin que recuerde el momento y la causa de su prdida. En la casa donde nac haba un largo y relativamente ancho pasillo que comunicaba al bao. En uno de los lienzos de pared de ese pasillo mi padre hizo pintar un encerado negro convirtiendo el pasillo en clase, donde don Francisco Aguilera, agradecido por la hospitalidad que le brindaba mi padre, nos imparta a todos los hermanos clase de la asignatura que nos corresponda por curso. Tambin Mara me daba clases a m, y debo confesar que no se mostraba nada benigna con la pereza que me caracterizaba, y de la que no he renegado nunca, si bien los implacables clientes jams me han permitido disfrutarla. Uno de los castigos a los que se mostraba ms proclive Mara, era el de privarme de asistir a la sesin de cine que se celebraba los domingos en el Centro Instructivo y Recreativo. En aquella poca el cine era mudo y las escenas que enardecan la mente de todos los asistentes eran remarcadas con la msica de la pianola que evocadora calaba profundamente en los espectadores. Los actores Richard Taldmadge, conocido por el diminutivo de Ricardito, Douglas Fairbanks, John Gilbert, Harold Lloyd, Charles Spencer Chapln Charlot y tantos otros que durante aos constituyeron la plyade de nuestros hroes, en los seriales que duraban un nmero incalculable de domingos nos dejaban el alma en vilo durante toda la semana, pendientes de si el bueno de la pelcula atado por el malo a la transportadora de la mquina de aserrar, sera seccionado en dos mitades. Pues siempre cada sesin acababa en el momento lgido en que o bien la sierra se encontraba a escasos centmetros para iniciar su accin carnicera, o el protagonista se hallaba en el instante mismo en que su vida se vea amenazada por algn peligro insuperable. Hasta el episodio siguiente en que se dilucidaba el enigma, todo el pueblo no tena ms entretenimiento que conversar lucubrando sobre la tragedia que penda sobre la amenazada vctima. De aquella poca, por el impacto que me produjeron, recuerdo dos ttulos: El protegido de Satn, de personaje que se embozaba en una capa y se ocultaba en

cuevas de grandes dimensiones, y Stanley, en el Africa ecuatorial, que trataba de la odisea de este explorador ingls en busca de Livingstone Como digo, mi hermana me castigaba a estudiar en casa mientras toda la familia acuda al cine. Pero en cuanto ellos haban salido yo haca lo propio, y vea la pelcula escondido en el pasillo que comunicaba con la Biblioteca, o en cualquier otro rincn donde no pudiera ser descubierto. Y ya que hablo de cine, no quiero dejar pasar este navegar por el pilago de acontecimientos de mi infancia sin hacer una especial mencin a mis tos Juan y Genis, hermanos de mi padre, y Vicente, hermano de mam. Los hechos que voy a narrar tuvieron que ocurrir antes del ao 1921, pues mi to Gens desapareci en el desastre de Anual ocurrido el treinta de julio de ese ao. El auge adquirido por el nuevo invento del cine, sedujo a los tres para explotar esta incipiente industria. A tal fin se proveyeron de una mquina de cine, varios rollos de cintas filmadas, una sbana que serva de pantalla y un carro en el que transportar todos los elementos necesarios para organizar en los pueblos sesiones de cine. En el ao mil novecientos treinta y cinco estuve varios meses en Cuenca, ayudando al to Juan en su gestin de contratista de obras, en cuya provincia construy un gran nmero de carreteras y obras civiles. Mientras en su coche viajbamos para visitar las obras, el to Juan, con su gracejo peculiar, me explicaba sus andanzas de trotamundos. Refirindose al periodo en que junto a Gens y Vicente recorran los pueblos brindando a las gentes la magia del cinematgrafo, se ufanaba de ser el innovador del cine hablado. Contaba, que l se colocaba debajo del tablero de la mesa que soportaba la mquina, quedando invisible para el pblico por los faldones del tapete que la cubra. Una bocina de gramfono La Voz de su Amo empalmada a un tubo cuyo extremo l se llevaba a la boca, le serva de megfono. Desde su observatorio poda contemplar la pantalla, y a medida que las escenas de la pelcula se iban produciendo, mi to Juan, con voz potente, ampliada por la bocina, las iba narrando, algunas coincidentes con el argumento y otras fruto de su provocativa imaginacin. Los ttulos que se intercalaban entre las escenas de nada servan para un pblico formado en su mayora por analfabetos. De ah el xito que alcanz en su poca el cine hablado del to Juan. A pesar de todo, el negocio no les reportaba apenas beneficios, por lo que suprimieron la caballera, que fue sustituida por el empuje de los tres esforzados empresarios tirando del carro. De un modo harto jocoso explicaba el to Juan las tribulaciones que pasaron un da, al descender por la calle Caballeros, de Llida, y la inercia del carro les venci sin poder dominarlo, y gritando a voz en cuello para que la gente se apartara, fueron los tres al galope por aquella inclinada pendiente a remolque del carro, hasta llegar al paseo de la Banqueta, donde gracias a Dios sin mayor percance pudieron frenar y dominar al ingobernable vehculo. En otra ocasin me cont su aparicin como torero en la Plaza de Toros, de Cuenca, para una corrida benfica. Explicaba que para preservarse del dao de las posibles cornadas se hizo confeccionar una cotilla de cuero. Al intentar los

primeros pases a la vaquilla que le toc en suerte, la dureza del cuero se sobrepuso a la taleguilla que vesta, y entonces el pblico alborozado comenz a repetir al unsono: Juanito, que se te ve la cotilla Fue una advertencia, segn me deca, que no ces durante el resto de la corrida, por causa de que cada vez que la vaquilla le miraba, sala corriendo sin ningn recato a guarecerse tras el burladero, y contra ms corra la cotilla se pona ms de manifiesto, hasta desbordarle por todos los costados. Todas estas andanzas y muchas ms que he olvidado, mi to las expona con una alegra contagiosa, y sin acusar rubor por los miedos o ridculos que paladinamente confesaba. -&Tanto en Zaragoza, como en Llida, coincid con Mara. Forzado a seguir el rgimen de internado, en Zaragoza apenas pudimos estar juntos. En Llida, sin embargo, coincidamos ms a menudo en el Instituto al que asistamos, ella como profesora y yo como alumno, aunque yo no concurra a su aula, pues ella imparta clases para los alumnos de ciencias, mientras yo estudiaba letras. Durante su estancia en Zaragoza, tuvo una relacin constante con las monjas Esclavas, al punto que decidi entrar en dicha Congregacin, participndoselo as a nuestros padres. Mi padre, con muy buen tino, le dijo que primero deba acabar la carrera, y luego que hiciera lo que estimara ms conveniente. Al pensar sobre este acontecimiento, a lo largo de mi vida siempre he considerado lo acertado de tal decisin, pues me cabe una duda absoluta de que Mara se hubiera amoldado a la disciplina del convento como una monja cualquiera ms, obligada a contener las ansias de crear y hacer cosas que siempre le ha caracterizado. Y la duda se resuelve en sentido favorable a mi presuncin, pues pudindolo hacer, es decir, profesar de monja en las Esclavas, opt por seguir otros derroteros ms acordes con su vitalidad activa y creadora, dentro del campo de la enseanza, a cuyo campo se dedic de lleno, bien como profesora de Institutos (Llida y Barcelona) y Academia Luria, o creando sus propios colegios, en Lrida la academia Nueva y en Barcelona el Colegio Re Vir Cien, hasta que al final se decidi a fundar su propia Orden religiosa. La Academia Luria la formaron, durante el periodo de la guerra civil espaola (1936-1939), frailes y monjas de diversos Conventos que pudieron camuflarse, escapando a la persecucin inicua de que eran objeto durante ese tiempo todas las rdenes religiosas. Su osada fue edificante, pues nada menos que se atrevieron a representar en sus locales, actuando las alumnas como actores, la entonces perseguida obra de Pemn, El divino impaciente. Al acabar la guerra, cada uno se reintegr a su convento, y Mara, como seglar, estim la conveniencia de seguir manteniendo unido el ncleo de alumnas que asistan a dicha Academia, formando a tal efecto el Colegio Re-Vir-Cien (Religin-Virtud-Ciencia), en el que me cupo la satisfaccin y honra desde su

fundacin hasta el ao 1942 de ser profesor de diversas asignaturas. El da 20 de diciembre de 1990, en el Colegio Mayor Mater Salvatoris, entonces en calle Escuelas Pas, se celebr el medio siglo de su fundacin, con un oficio religioso y un refrigerio, al que asistimos profesores y alumnos supervivientes. Realz el acto con su presencia la superiora general de la Compaa del Salvador, Amelia Lora-Tamayo. Entre las ex-alumnas estuvo Mara Ballesta Barcons, a la que no tuve de alumna, pero que supo captar mi corazn con lazos indisolubles que se cimentaron ante el Altar, hace ms de cincuenta y un ao. En este Colegio Re Vir Cien, sito en la Gran Va de les Corts Catalanes, entre Llria y Girona, que luego se ampli con la residencia de calle Ganduxer, 59, se incub la creacin de la Compaa del Salvador. La revista Eclesia, n 553-Ao XII, del sbado 15 de febrero de 1952, publicaba la siguiente gacetilla : Nueva congregacin religiosa. - La Pa Unin llamada Compaa del Salvador, fundada en 1944 y establecida cannicamente en Barcelona, Madrid y Lrida, ha sido elevada a congregacin religiosa en virtud de un rescripto de la Santa Sede de 20 de diciembre de 1951. - El da 2 de febrero, fiesta de la Purificacin de la Santsima Virgen, el seor Obispo de Barcelona, Obispo fundador de la nueva Congregacin, se dign celebrar en la capilla de este palacio la santa misa, en la que profesaron las diecisiete primeras religiosas de la Compaa del Salvador. En la contraportada de la revista hay una fotografa en la que aparece el Dr. Modrego en disposicin de dar la Comunin a una monja que se la ve de espaldas, y a la derecha del altar, en actitud reverente y arrodillada en un reclinatorio, se ve a Mara. Al pie de la fotografa, se lee :Ha sido elevada a Congregacin religiosa, segn rescripto de la Santa Sede del pasado diciembre, la Pa Unin Compaa del Salvador . Una religiosas -momento que recoge la foto- emite los votos perpetuos ante el Prelado de Barcelona Recuerdo el acontecimiento con gran detalle. Primero, Mara, ante el Obispo ofrece sus votos; luego es ella quin los recibe del resto de postulantes. El Dr. Modrego inicia su parlamento sin calor, se dira que ausente del acto que celebra, refirindose a la nueva Congregacin. Pero enseguida pasa a tratar del acontecimiento en ciernes, el Congreso Eucarstico Internacional, del que l es artfice, y entonces su faz se ilumina, la palabra le sale ardiente, todo l vibra con un entusiasmo comunicativo. No cabe duda que, en aquellos das, en su mente no haba otra obsesin que la organizacin del Congreso, que, dicho sea de paso, obtuvo un resonante xito de pblico y de devocin. Echo marcha atrs en el tiempo y me pongo a exprimir la mente para recordar las amistades de Mara. La diferencia de edad nos haca vivir en mundos distintos, y doy cuenta que a penas puedo citar tres o cuatro nombres de cada sexo: Petra Chesa, Gertrudis Ferro, Mara Boya, Matilde Sevilla... y para de contar. En Lrida se hospedaba en una residencia que estaba en la Plaza de la Sal, que creo era La Dona que Traballe, en la que estableci amistad con una hermana de Franesc Maci, el primer presidente de la Generalitat de Catalunya. En cuanto a varones, no recuerdo ninguno, si bien en casa se barajaban nombres como probables pretendientes: el Notario de la comarca, que resida en Benasque, el hijo del Alcalde de Zaragoza, que asista a clase con

ella, en el mismo curso de la carrera de Ciencias Qumicas. Pero de todos ellos destaca el hijo de un banquero de Arnedo, que inducido por el to Juan, probablemente por necesitar de su apoyo financiero, le convenci para entablar relaciones con Mara. Con ese fin se present en Seira la familia del banquero, acompaado del to Juan, la cual fue magnficamente agasajada por mis padres en atencin al to Juan, pero cuyos designios sufrieron un completo descalabro en lo que se refiere a ligar con Mara. Lo que s recuerdo de toda la vida, es que Mara es una magnfica conversadora y cuantos amigos mos la han tratado la han ponderado como el ser ms agradable y simptico, con la que cabe hablar de todos los temas. Cabra aplicar en su caso la opinin del sentencioso y perspicaz Gracin: Es la noble conversacin madre del saber, desahogo del alma, comercio de los corazones, vnculo de la amistad, pasto del contento y ocupacin de personas. Me viene a las mientes el amigo Lasierra, Ingeniero de Minas, Jefe del Distrito Minero de Catalua, una de cuyas hermanas perteneca a la Compaa del Salvador. Cuantsimas veces, al encontrarnos, me deca que iba a charlar con Mara, pues era una de las personas con quin mejor lo pasaba. Cuando yo estudiaba, tena infinidad de llamadas de los amigos. Si atenda Mara al telfono, se pasaba un buen rato hablando con ellos. En Madrid, Mara perteneca a una asociacin amiga de los museos, la cual organizaba visitas a los mismos invitando a un erudito para que disertara sobre un cuadro, pintor o escuela pictrica.. Por esa razn, uno de sus temas de conversacin era sobre arte, y resultaba tan amena y docta que hasta a su hermano -que aqu informa- le dejaba embobado escuchndola. -&Cierto que con Mara, como convivir, hemos convivido muy poco a lo largo de nuestra dilatada vida. Pero entre los dos ha existido en todo momento un nexo indefinible que nos une con la fuerza que entraa una presencia continuada. En mi caso no hace falta que ella este presente, para sentirla viva en mi derredor. Y quiero creer que a ella le ocurre lo mismo, pues sus muestras de cario as lo patentizan sin dejar lugar a dudas. Tal vez este fenmeno ocurra como consecuencia de que el trato con ella en mi tierna infancia fue filial ms que de hermanos, ya que yo la miraba con el respeto que inspira toda persona que tiene sobre uno la facultad de imponer conductas y castigos. Y a la madre de uno, es bien sabido, que est donde est, en el nimo del hijo siempre est presente. Ese hacer didctico para conmigo lo ejerci hasta siendo yo mayor, con mi flamante titulo de abogado en el bolsillo, y en disposicin de prestar a la Patria la ofrenda de mi vida. Altisonante predisposicin al sacrificio heroico, que me dicta mi creativa imaginacin para no caer en la vulgaridad de limitarme a decir que estaba prestando el servicio militar en Villa Carlos (Menorca), en el

regimiento de artillera. En prueba de cuanto digo, vase, como muestra, la copia de la carta que desde Madrid me escribi el 6 de febrero de 1936 : Lee buenos libros que en esto est la clave de las ideas luminosas. El secreto de la elegancia en el decir y de las originalidad y fondo de enormes conocimientos de Ramiro de Maeztu est precisamente en los libros que lee : pocos pero bien seleccionados. Luis Vives, Balmes, Lulio, San Agustn, San Isidoro, San Crisstomo y otros tantos de nuestros clsicos, que enfocaron los problemas sociales, que por ser humanos, no han perdido actualidad y que constituyen por su cultivadsima inteligencia y seor de si mismo un valor intelectual al que tenemos que acudir en busca de la luz, pues lo moderno, en plena decadencia, slo nos ofrece confusin, amaneramientos, conceptos huecos y contribuyen en gran manera a la atrofia de la inteligencia y a la de la vida de la voluntad. Hay que sacudir el sopor que invade a la sociedad actual y hay que valorar a los Maestros del Pensamiento lgico y verdadero. Nuestra Espaa los tiene y muy grandes. T eres joven ; puedes llegar a ser un espritu selecto, pero para ello te es necesaria la formacin de escogidsimas lecturas : pocas pero buenas y una buena direccin por este camino de formar un carcter y un entendimiento ... ... ... Conservo como oro en pao la correspondencia con mam y con Mara. Por entender que muchos de los prrafos que me escribe Mara son ms eficientes para conocer su carcter y forma de pensar que cuanto yo pueda contar al respecto; paso a continuacin a transcribir alguno de ellos. --Carta que desde Lrida me escribe a Cuenca el 18-8-.1935: Me alegro que vayas a Misa. Es tu deber de cristiano superior a cualquier otro deber y el cumplimiento de la Ley de Dios adems de ser propio de espritus superiores dignifica a la persona ante sus ojos y ante los de los dems, granjendose el aprecio y estima juntamente con el respeto de los semejantes. Trabaja mucho, se honrado hasta el escrpulo y siempre, que la razn, que ennoblece, fortifica y nos hace superhombres, impere sobre todo lo que bestializa. La confesin y Comunin frecuentes, semanales por lo menos, y alguna plegaria diaria a la Sma. Virgen son fuentes de fuerza. --Carta que desde Madrid me escribe a Cuenca el 25-9-1935, en la que anuncia me visitar con la prima Pilarn Mazarico el siguiente sbado, y luego ir a Toledo para ver a la ta Mara, hermana de pap, y al to Larrull, su esposo. --Carta que desde Madrid (Vallehermoso, 77, 1 Dcha.) me escribe al Hospital Militar de Mahn el 30-11-1935: ... ... ... Yo me acuerdo mucho de ti y siempre con la mayor ternura, pues se me antoja que debes encontrarte solo y triste en esas islas. Es un duro sacrificio que la Patria te pide. Llvalo a cabo con la mayor dignidad, alteza de miras y elevado espritu. Y jams te consideres solo: bajo el uniforme militar eres ante todo espaol y la tierra que pisas y el mar que divisas es Espaa, esto es, la patria de tus mayores, la de tus hermanos y la tuya. Hazte fuerte y valiente por ella y

frjate para llegar hasta el herosmo si necesario fuese, con el ms estricto cumplimiento de la disciplina militar y absoluta subordinacin de todos los das y de todas las horas. El hroe no se improvisa: se forma poco a poco con la prctica de los pequeos vencimientos, de los cuales resulta en primer trmino un carcter varonil que en unin del sano optimismo y de la agilidad de espritu hacen al hombre perfecto. Escrbeme una carta muy larga contndome todas las cosas y las penas y alegras que tengas o hayas tenido, en pago de las veces que te mec en la cuna y te dorm en mis brazos. Hago la novena de la Inmaculada por ti. El da 8, que es la fiesta de la Pursima, me gustara que fueses a Comulgar. --Carta que desde Madrid me escribe al Regimiento de Artillera 4, en Villa Carlos (Menorca) el 14-1-1936. Enva un programa de oposiciones para profesionales del Derecho, y aunque lacnica en su contenido, no se olvida de recordarme en la posdata y en estilo telegrfico: Se bueno, ve a Misa, reza todos los das, se buen soldado - -Carta que desde Madrid me escribe a Villa Carlos el 12-3-1936, con motivo de haberle enviado yo dos ejemplares del diario El Bien Pblico, que publica sendos escritos mos y un ejemplar de La Voz de Menorca que lanza diatribas contra uno de dichos artculos, que se titula Carnaval: Mi queridsimo hermano: Eres muy amable y me has dado mucha alegra con tus escritos en el peridico. Escribes bien, y para la buena causa y esto te da el mayor valor y avalora en dignidad tu accin. A mi me gustara que hubiese menos carne en tus escritos y que en vez de ser condena del vicio fuesen un canto al espritu y a la virtud.- De todos modos esto no puede imponerse, porque ha de venir de dentro para que reine la espontaneidad y sea fluido el lenguaje. Contino recomendndote lecturas muy escogidas, que han de ser pocas, pero rumiadas. No puede escapar a ningn espritu selecto la potica sencillez, profundidad filosfica del problema humano, grandeza moral y fuerza divina de los Santos Evangelios y de los Hechos de los Apstoles y Cartas de San Pablo.- Las confesiones de San Agustn son magnficas y la Historia de las Ideas Estticas en Espaa, e Historia de los Heterodoxos espaoles de Marcelino Menndez y Pelayo y tambin las obras de Donoso Corts son muy importantes. No leas literatura barata ni ideas mediocres, ni autores poco formados, pues adems de perder el tiempo harn dao a tu estilo y a tu pensamiento. Hemos de procurar algo nuestro caracterstico, de gran nivel y con toda la fuerza de un espritu superior en el verdadero sentido de la palabra, pero para esto es necesario leer a los maestros del pensamiento, rumiar y aplicar. Es necesario elevarnos moralmente a nosotros mismos y practicar con toda seriedad nuestra religin que es como la palanca que nos tiene siempre en un plano superior. No menos que lo ledo en los dos ns. de El Bien Pblico y tal vez ms me gust la rplica del otro peridico, porq. tanto ms digno de alabanza sers cuanto ms vituperado seas por los malos, siempre que t no los provoques. Y mira, hermanito, si es por ti lo de una vela para Dios y otra para el diablo, apaga esta ltima que es gastar cera en balde. Te quiere mucho tu hermana, Mara.

--Carta que desde Madrid (San Bernardo, 1, Pral.-l) me escribe a Villa Carlos (Menorca) el 27-.4-1936, respecto al escrito Mi amigo Prez publicado en El Bien Pblico: ... ... ... Tambin a mi me gust Mi amigo Prez y tu estilo me parece muy bueno. Huyendo del amaneramiento y buscando la sencillez elegante en el decir, matizada con la luz de pensamientos profundos y con alguno que otro granito de sal, caldeadas las palabras en el espritu de bondad y hacindolas instrumentos del Bien, de la Verdad o la Belleza, necesariamente el escrito as logrado interesar a los espritus selectos. Yo creo que Dios Nuestro Seor te ha dado dotes de escritor y que se irn manifestando a medida que vayas ampliando tu cultura. Solo deseo que, pues de Dios lo has recibido, a mayor gloria de Dios y bien de las almas lo emplees. No puedes usarlo en nada ms excelente ni otra cosa alguna te satisfar tan ntimamente ni en el tiempo, ni en la eternidad. .... ... ... ... Todo hombre que se sienta con dignidad y aprecio de si mismo lo primero que ha de procurar es realizar en si el comers el pan con el sudor de tu frente mandato divino al gnero humano. La actividad, diligencia, fuerza de voluntad y vida disciplinada a un plan de trabajo constante y serio, son los tesoros del joven fuerte, superior, magnnimo y vencedor de la lucha cotidiana. Te quiero Seor de ti mismo. Hombre que tiene metido en su puo su querer y su sentir. As lo deseo para tu bien. Hay una serie de cartas desde Barcelona (Almogvares, 14, 1-2) que me escribe durante el periodo comprendido entre septiembre de 1936 a los primeros das de enero de 1939, unas en su propio nombre y otras firmadas por pap o mama, y que me dirige a los distintos puntos donde en mi condicin de Teniente de Artillera estuve destinado: Estartit, Port de la Selva, 11 Batera , Caones 10,7, Base 8. C.C. 11, unas al XII Cuerpo de Ejrcito, otras al XVIII Cuerpo de Ejrcito, segn me encontrase en Albero Bajo, en Bellcaire de Urgell, Liola o Vallfogona, o en la zona de Gandesa, y tambin en Sampedor. Son cartas que rebelan gran angustia por el peligro de muerte en que todos nos hallamos, los que estamos en el frente de batalla como los que en retaguardia aguantan el calvario diario de las incursiones areas que fustigan a la poblacin civil con sus mortferas bombas, y donde lo prosaico de la comida que falta en casa y los polvos medicinales para el asma y sobre todo huevos para la dieta que requiere la lcera de pap, constituye la esencia y meollo de toda esta correspondencia del periodo de guerra. Cierto que su lectura lleva al nimo la tragedia de un periodo calamitoso, pero su transcripcin a estas pginas resulta ociosa por no aportar ninguna de las caractersticas que dominan y prevalecen en el ideario de Mara. Las circunstancias que vivimos en aquel tiempo impedan tajantemente hacer manifestacin de cualquier sentimiento que guardase relacin con los conceptos: tica, moral, patriotismo y, de modo especial, religin, que para los gobernantes de la zona roja, en cuyo sector estbamos, era tanto como hacer profesin de fascista y,. por consiguiente, de enemigo del pueblo, merecedor de las torturas de las checas a las que sin remisin eran

condenados tales traidores. Por su peculiaridad, voy a transcribir la de 4-91938 que me escribe a Flix: ... ... ... Ya nos han dicho los soldados que has formado el grupo de Juan Simn. Enterrar a los muertos es una obra de misericordia; un acto de respeto a un semejante y adems de ser acto de sentimientos escogidos y de civismo es acto de primera necesidad higinica. Procrate todos los medios posibles de desinfeccin y preservacin. No estara de ms que comieras la fruta hervida. Es muy fcil de arreglar: se lava bien (se acordara de sus patatas de Trieste?) -si no se quiere mondar- se corta a trozos y con una poquita de agua se pone a hervir en un recipiente que pueda taparse lo ms hermticamente posible. Tarda en cocerse unos 20 minutos aunq. sean melocotones verdes.- Si tenis un poco de azcar se pone antes de cocer completamente y si no se tiene se come sin azcar (tan perogrullada como las de su hermano, el escribidor) y no est mal. Por la maana pueden cocerse unos cuantos kilos para todo el da. Ests vacunado? Que el mdico te aplique toda clase de medidas profilcticas para evitarte cualquier enfermedad. El hecho de enterrar a los muertos a que hace mencin la anterior carta tuvo lugar en la denominada Batalla del Ebro. Mi Batera (empleo el posesivo por ser yo quin la mandaba) fue la primera en cruzar el ro por un puente de pontones que construy el Ingeniero de Caminos Belda. Se nos haba dado la orden de emplazar las piezas en lo alto de la sierra de Pandols, dirigidas sus bocas amenazadoras contra el pueblo de Gandesa. Como desconoca la situacin topogrfica, (y, valga decir, no tena ninguna prisa en enfrentarme al enemigo) opt por acampar en unos prados, en la margen derecha del Ebro aguas abajo, a la espera de un conocimiento ms exhaustivo del terreno. El espectculo en derredor era dantesco. Por todas partes haba cadveres de soldados nacionales. Algunos en cuclillas, agazapados, intentando guarecerse de la muerte amenazante e iracunda, otros, respaldados en un rbol, y entre las fras y rgidas manos la carta del ser querido, madre o novia, como nexo entraable entre almas que se buscan para el ltimo adis. Orden a los artilleros cavar fosas para enterrarlos, y sobre ellas clavar una cruz que formbamos con trozos de ramas. Para vencer la resistencia de algn recalcitrante, tuve que argumentar, encubriendo la emblemtica representacin de un sentir religioso, que la cruz en los enterramientos serva como hito de localizacin del muerto. Recog las pertenencias de todos ellos, con nimo de entregarlos al acabar la guerra a su respectiva familia. Pero mi caritativo intento de devolver los recuerdos pstumos e indicar el lugar donde descansan esos muertos, se frustr con la irreparable prdida de tan preciosas reliquias. Al referirme al Ingeniero Belda, me ha venido a la memoria un acontecimiento ocurrido con su hijo Gonzalo, que fue mi Teniente Ayudante. A ltimos del mes de marzo de 1938, das antes de iniciarse el enfticamente llamado repliegue de Huesca, en el comedor de la fonda de Albero Bajo donde nos hospedbamos todos los oficiales del sector, Gonzalo Belda, ante la presencia de todos los dems, me amenaz con dar parte a la superioridad de mis creencias religiosas, de las que debo confesar nunca me desdije, al punto que, estando al mando de

la Batera de Estartit, fui denunciado a la jefatura superior de Defensa de Costas, de rezar el rosario todos los das, cosa por otra parte era completamente incierta, y gracias a Dios la cosa no pas a mayores. Volviendo a Belda, la discusin entre ambos lleg a tal punto de violencia, que me oblig a amenazarle con el revolver, indicndole que si por esa causa venan a detenerme, el sera la primera vctima. Nada pas, y aunque me previne de sus acciones, nunca le guard rencor o malquerencia. Me consta que la denuncia, en el caso de Estartit a que antes me he referido, fue retirada por un hermano de la actriz Mary Santpere, para que no llegase a conocimiento del comisariato poltico, en cuyo caso las consecuencias hubieran podido ser fatales. De ah el gran afecto que siento por la familia Santpere, que no me canso de ponderar. --Despus de tan largo inciso, vuelvo a las cartas de Mara. Desde Bilbao, a la Prisin L los Escolapios de dicha Capital, el sbado 25 de marzo de 1939, me escribe: Queridsimo hermano: Te escribo desde la Capilla de esta prisin de Los Escolapios. Llegu el jueves por la noche, a las 12, despus de 40 horas de viaje. Ayer viernes fui a verte inmediatamente a Deusto (era el campo de concentracin donde estuve retenido hasta pasar a la prisin). El Teniente Coronel Morillo, para el cual llevaba una visita del R.P. Vilario, me recibi muy bien e inmediatamente te mand llamar. Qu disgusto tan terrible cuando contestaron que no estabas desde el da de San Jos! Mir el fichero y vieron que estabas aqu. Vine enseguida y me dijeron que no poda verte. He ido al Sr. Delegado de Prisiones para suplicarle una visita y no est en Bilbao. El Teniente o Capitn Jurdico Sr. D. Jos Mara Sol-Morales, sobrino de Dou, el amigo de oficina de pap, me ha prometido verte cuando venga a ver a su primo el Dr. Mir Mas de Sexart que est tambin en los Escolapios porq. fue Teniente o Capitn del ejrcito rojo . El P.Vilario y Sol-Morales vieron los certificados y avales que traigo y me dijeron que eran buensimos y que no pases ninguna pena. Todo es cuestin de paciencia por el gran nmero de presos q. han de juzgar, pero yo me quedo en Bilbao para activar cuanto pueda tu libertad. Vivo en la calle del General Concha n 9, entresuelo 2, Telfono 17442. Es una pensin que me han buscado las Madres Reparadoras. Ahora mismo me enterar de si puedo mandarte comida. Procura decirme cuanto necesitas. He trado la manta de viaje de pap y puedo drtela si tienes fri y si no tienes te comprar una colchoneta para dormir. Hermano mo. No pierdas la confianza en Dios aunque sufras mucho. Ofrceselo todo a l. Dios y Patria, han de quedar siempre por encima de todo lo que nos hace sufrir. Esto es una prueba para conocer el temple de nuestra alma. El testimonio de la propia conciencia que sabe que mil veces has expuesto tu vida entre los rojos disparando lejos de los objetivos, reventando caones y practicando el Socorro Blanco, ha de ser tu fuerza moral juntamente con la confianza en el Sagrado Corazn de Jess y en la Virgen Mara. No perdamos tampoco la fe en la justicia de nuestra Patria, que aunque es lenta es segura. Te quiere ms que nunca y te abraza con el mayor cario tu hermana - Mara

La mencin a disparar lejos de los objetivos y reventar los caones, se refiere a cuando estuve en el Frente del Ebro, que por tener el observatorio en las trincheras de la infantera en primera lnea de fuego, adems de miedo, que lo padec en cantidades supersnicas, estaba harto del peligro e incomodidades que sufra, y como saba que los caones no toleraban un fuego rpido, encargu que las piezas disparasen a todo ritmo. El Jefe de Grupo, Marcelln, me telefone diciendo el peligro que corran los caones, y yo le contest una frase que se hizo clebre en la Batera: Marcelln, no me interrumpas, que me estoy cargando todo un regimiento El regimiento, los pobres, eran desvalidos corderos que pacan plcidamente en un descampado a unos seis kilmetros de distancia del emplazamiento de nuestras piezas, y, como es comprensible, los tres caones que formaban la Batera reventaron uno a uno, lo que, con gran alegra de todos mis artilleros, motiv que furamos trasladados a Sampedor, cerca de Manresa, en donde en rgimen de vacaciones acabamos la guerra. --A contar de la anterior carta, estas se producen diariamente hasta el da 10 de abril de 1939, a partir de cuya fecha se espacian uno o dos das, no s si porque no fueron escritas o porque se me han extraviado. En la larga y prolija carta escrita el 28-3-1939, aprovechando el ngulo izquierdo del papel, escribe: Mientras te escribo estoy oyendo la radio. Es magnfico. Dentro de dos das toda Espaa est liberada. Bendito sea Dios por todo, y Viva Espaa y a nuestro Caudillo Franco. Tal vez a estas alturas, sobre todo para los nacidos despus del ao 1939, no se comprenda este grito patritico que sale del alma y ese ensalzamiento del Caudillo. Para compenetrarse con l, es necesario haber sufrido el miedo, el temor constante a ser pasto de tropelas sin cuento, la amenaza de checas en donde se obligaba al hijo a pegar a su padre, como en el caso del amigo y compaero Enseat, que se neg a hacerlo, o te desnudaban para luego vestirte un camisn largo hasta los pies y despus de ducharte te introducan en una nevera, como hicieron con la Pal, hermana del Ingeniero Pal, compaero de estudios en el colegio de los Escolapios de Barbastro, que al salir de la nevera tena todo el pelo blanco, o le encomendaban a un boxeador, entre ellos Girons, a pegarle una paliza a un muchacho de 13 o 14 aos, como le ocurri al buen amigo Jos M Lozoya Aug, que perdi toda su dentadura. Y de esta guisa podra extenderme contando mil calamidades, de las que yo me libr en tres ocasiones por verdadero milagro y gracias a la mediacin de Mara con sus rezos, dos las ya explicadas en Estartit y en Albero Bajo, y la tercera sucedi a finales del ao 1936, en que amenazado por dos milicianos con los caones de sus pistolas pegadas a los riones me obligaron a ir con los brazos en alto desde la desaparecida Granja Royal, en la calle de Pelayo, por toda la Plaza de Catalua, calle Fontanella y Va Layetana hasta la Jefatura Superior de Polica. Por ser la hora de medioda en que el personal sala de trabajar de oficinas y comercios, se form en derredor una multitud vociferante que gritaba: fascista, matarlo, y todo porque iba correctamente vestido con corbata. Entre los que me siguieron hasta Jefatura estaba mi amigo y compaero de clase en la Facultad de Derecho, Angel Gonzlez Montero, hijo de Gonzlez Fraile, que era el Comandante Militar de la Plaza, que detrs de mi entr en la dependencia

policial a la que fui conducido, saliendo fiador de mi persona, con lo que obtuvo liberarme de la paliza que previo al interrogatorio dispensaba Eroles a los detenidos, y que despus de comer me soltaran libre sin cargos. Angel Gonzlez se ofreci tambin para ir a casa, vivamos en Almogvares,14, 1-2, para advertir a la familia de mi detencin, y para que escondieran todo lo peligroso que haba en casa por un probable registro. En el lavadero, que estaba en el terrado, Mara tena oculto infinidad de cosas del culto que le haban entregado los Jesuitas para guardar. Hace escasamente un mes he ledo en el Boletn de nuestro Colegio de Abogados, el fallecimiento de tan entraable amigo, que estoy seguro Dios lo tendr en su gloria, porque se lo merece. --El 30-3-1939, Mara escribe: Por fin y gracias a Dios ya ha terminado la guerra. Ya est Espaa liberada de la horrible pesadilla en q. hemos vivido. Aquellos .. por los cuales tanto miles os hallis prisioneros y tantsimos han quedado mutilados o muertos ya terminaron para siempre en nuestra Patria querida. ... ... ... Supongo que a vuestros odos llegarn ecos de las manifestaciones callejeras que se organizan en Bilbao por el triunfo definitivo de nuestra Espaa. Por encima de todas nuestras penas deseo que quede muy alto nuestro fervor patritico. De tal modo que ste ahogue a aqullas. Para que lo celebris os he comprado hoy unos pasteles que os llevar maana. Hacis la Novena de la confianza en el Sagdo. Corazn de Jess? Hacedla con mucha fe, que antes de terminada ya os habrn pedido declaracin. --En todas las cartas, Mara no se olvida, despus de detallar todas las gestiones que lleva a cabo para sacarnos de la prisin al primo Antonio Baldellou Torres y a m, de hacer alguna reflexin e invocacin a nuestros sentimientos religiosos. En la de 31-3-19839: ... ... ... Son pequeos contratiempo que no creo retrasen vuestra salida. Tengamos mucha confianza en Dios y avivmosla ms que nunca en la prxima Semana Santa dedicada a la Pasin y Muerte de N Seor Jesucristo que al fin, lleno de gloria, resucit triunfalmente. --En un aparte de la Tarjeta Postal, que me escribe el 1-4-1939, me recomienda: Afitate y crtate el pelo. Presntate con decencia. Hoy te comprar un peine. --La Tarjeta del da 2-4-1939, es digna de ser transcrita en su integridad, por ser expresin fiel de los sentimientos que la embargaban: Mi queridsimo hermano: Ayer te puse una lata de melocotn; pero no me admitieron el abrelatas. Maana te mandar el peine y pasado la ropa. Tal vez maana mismo recibas una colchoneta, pues sufro mucho con el pensamiento de q. has de dormir sobre el suelo. Dime si has podido abrir la lata, porq. en caso afirmativo te mandar ms. -Hoy volver a visitar a P. Vilario y maana me pasar la maana en el pasillo del Juzgado de la prisin y hablar otra vez con el Juez. Ni t ni Antonio perdis la confianza. Yo insistir hasta lograr vuestra salida. Te abraza Mara (En un aparte:) Si te falta dinero para afeitarte y cortarte el pelo q. alguien te lo preste y te lo enviar enseguida.

Me pregunto que facha deba hacer, para que insistiera tanto en el corte de pelo? --En la largusima carta del 5-4-1939, entre muchas otras cosas referidas a sus gestiones sobre la libertad del primo Antonio y ma, para los dos escribe: Hacis la novena de la Confianza en el S,.Corazn? Hacedla a diario. Sed hombres de fe y de piedad Celebrad estos das de Semana Santa tan bien como podis. Recordar como cristianos los Misterios de nuestra Redencin. Y considerar que la Suma Bondad e Inocencia sufri antes que nosotros. En la Resurreccin alegraros y si podis, Comulgar y resucitar vosotros tambin a la gracia, y, para q. ms os alegris, os mandar pasteles. Adis hermano y primo; en el inters y en el aprecio, los dos hermanos. Por todos los medios posibles escribidme y contadme muchas cosas. Espolvorear vuestra piel con pelitre y poned tambin en las costuras y forros de vuestros vestidos y en la colchoneta. Peddme cuanto necesitis. No llevis pelo en la cara y peinaros bien. Presentaros siempre limpios y dignos y no decaigis. Hoy en el pasillo del Juzgado me han preguntado si estaba all por algn hijo mo. Juzgar por mi aspecto, que puedo aconsejaros , quereros y abrazaros como madrecita vuestra. Mara --Haca hincapi en la anterior,. a lo largusima, cuando todas las cartas que me escribi Mara a la prisin son igualmente largas, ocupando las dos caras de la hoja y aprovechando todos los rincones que deja el lugar de la fecha y de la firma con anotaciones en letra microscpica. En la del da 6-4-1939, dice: Hoy en la Visita a Monumentos pedir muchsimo por vosotros y maana de una manera especial y tambin por el pobre Ramonn (nuestro hermano, que se hallaba en Almera) de quin todava no sabemos nada. --En la carta del 7-4-1939, me escribe: ... ... ... Me da mucha pena lo de tu reuma. El martes te enviar el atofn y la manta. Procura que la manta no se ensucie ni se rompa. El martes tambin te enviar tarjetas con sellos. ... ... ... Nunca acabaremos de considerar, y de agradecer a Dios, la anchura y profundidad del amor de nuestros padres, que son modelos de padres en todos los sentidos. En poco hemos de tener el sacrificio de nuestros gustos por tenerles contentos y ante todo hemos de agradecerles su vida constante de sacrificio, procurando con toda seriedad y voluntad decidida, con un trabajo sin desmayos, un medio digno y honrado de vida que nos permita ayudarles si lo necesitasen alguna vez y a vosotros crear una familia cristiana a semejanza del hogar en q. por gracia de Dios hemos tenido la suerte y el honor de nacer. Siete aos tengo ms que t y entiendo ms cosas que cuando tena 25 y por cada ao que paso te digo que aumenta en mi el amor a los padres y hermanos y que todo me parece poco para corresponder a los primeros y por ley del corazn me creo con deberes para con vosotros. ... ... ... El P.Vilario (se refiere al Padre Remigio Vilario, autor de un Catecismo con el cual yo estudi religin) es un viejecito muy simptico, muy

santo y de gran humildad e igual valer. Los rojos le tuvieron preso mucho tiempo y tiene gran caridad con los inocentes recluidos. Cuando salgas te lo presentar, D.m. Despus de la firma, escribe: A Estivill y a Martnez si puedo verles les entregar algo de comer y les manifestar tu agradecimiento. No le bastaba con el mprobo trabajo que le daba la libertad del primo Antonio Baldellou y la ma, que encima se preocupaba de las personas que tenan alguna relacin conmigo, como Echarte y los dos citados, entre otros. Luis Estivill Aragons fue mi asistente cuando estuve en campaa, y su devocin y cario fue tan patente, que en el frente de batalla recorra los huertos abandonados, por si poda lograr alguna patata olvidada en la profundidad de la tierra para mejorar mi rancho, y cuando por Setcases cruzamos la frontera con Francia, carg con una colchoneta, almohada y mantas para que yo pudiera estar cmodo en el campo de concentracin de Amelie les Bains o en el tren de carga que desde ese punto nos transport a los dos hasta Irn, como si furamos unos bultos ms, con paradas interminables en las estaciones, y sin ofrecernos ningn alimento. Yo le deca que se haba acabado la dependencia militar y que los dos ramos iguales, y ninguna obligacin tena de rendirme ningn servicio. Pero debo reconocer me hizo un sealado servicio, tanto mayor cuanto al no poder moverme por unas llagas que en los 40 Km. de andadura se me hicieron en los tobillos, cuidaba de recoger y servirme la comida, que de otra forma me hubiera resultado imposible alimentarme. En ese dilatado viaje, me cupo la divina gracia de viajar y dormir bloqueado por dos personas afectas de sarna, sin que me contagiara. Lo penoso del viaje pude superarlo con la lectura de Napolen de Emil Ludwig y Fouch - El genio tenebroso de Stefan Swait, dos gruesos tomos que absorbieron toda mi atencin, y ello unido a la ilusin que me haca incorporarme a la Espaa de Franco, donde pensaba que los mortales tenan alas por su bondad infinita, paliaron las calamidades de un viaje tenebroso : por la imposibilidad de movernos del asiento del vagn, el hambre por falta de alimentos, la carencia absoluta de higiene y limpieza, y la duracin en varios das del recorrido. Al llegar a Irn, separaron la tropa de los oficiales, por lo que deje de gozar de la compaa y cuidados de Estivill. A partir de ese momento fue Ernesto Martnez Colomer, Sargento que tuve en la Batera, que vino a remplazar a Estivill en el cuidado de mi persona. Y lo hizo desinteresadamente y tan a conciencia, que ms bien pareca una Hermanita de la Caridad asistiendo a su pupilo. Ernesto Martnez, cre en Valencia una de las ms importantes empresas comerciales : Almacenes Moreg y una colonia para sus empleados, por lo que fue premiado por el Estado. Los dos, Estivill y Martnez, ya han muerto, y como yo confo ir al cielo, no me cabe ninguna duda que all me estn esperando para que pueda repetirles una vez ms el gran agradecimiento que para ellos conservo. --Despus de la firma de la carta de 9-4-1939, escribe : Hoy te he mandado 6 pasteles y 4 pares de galletas con dulce, para que celebris la Resurreccin Gloriosa del Seor, prenda de nuestra resurreccin eterna a un mundo mejor, en que seremos juzgados por lo que escrito est en

nuestra conciencia y corazn, instantneamente, por el Supremo Juez que, por poseer la justicia absoluta, tendr misericordia de nuestras flaquezas combatidas. Ese juicio ha de ser nuestro descanso en la tierra, en donde todo pasa, y nuestra esperanza de ver satisfechas todas nuestras ansias de Bondad y Belleza. Y este porvenir de Vida Eterna nos lo alcanz Jess con su Pasin y Muerte y nos lo leg su Resurreccin. Seamos, pues, buenos cristianos. --En la carta de 14-3-1939, escribe toda alarmada : ... ... ... Ahora que lo recuerdo y antes de q. se me olvide, os encargo de una manera especialsima q. por nada del mundo os pongis junto a las ventana ni delante de ellas, nunca y por ningn motivo. Os lo digo llena de la mayor angustia y sobresalto. Lo mejor de todo es q. si no estis destinados a salas con ventanas al exterior no entris en ellas nunca. Estoy horrorizada de pensar q. un simple descuido os puede costar la vida. ... ... .. Hoy me han dicho q. probablemente os trasladarn a la Tabacalera. El susto de Mara obedeca a que se enter que un jubilado de la guardia civil que viva al otro lado del patio de los Escolapios, desde cuya casa se vean nuestras ventanas, se dedicaba a jugar al blanco con nuestras cabezas, sobre todo cuando nos hacan formar. De pronto, en la formacin, veamos a una pobre vctima que caa muerta al suelo. Tambin alguno de los casi nios que prestaban el servicio de guardia en derredor de la prisin, en cuanto vean cualquier persona o sombra que se mova cerca de la ventana, solan disparar. En una ocasin vi como la mano de un vasco preso era atravesada limpiamente por una bala. En cuanto a la Tabacalera, era un penal. De forma que los tres meses que estuve preso en Bilbao, los pas en el campo de concentracin de Deusto, en la prisin de Los Escolapios y en el penal de La Tabacalera, Sala 5, Grupo 4, un mes aproximadamente en cada sitio. A este penal conocido por Larrinaga, segn se deduce de las cartas de Mara fui trasladado el sbado da 15 de abril de 1939. --En la carta del 21-4-1939, que llena dos hojas por ambas caras, despus de unos prrafos explicativos de sus gestiones, en los que se muestra pesimista por la lentitud con que el Juzgado resuelve sobre mi libertad y la de Antonio, escribe : En estos pocos das que te faltan procura distraerte cuanto puedas y hazte fuerza por estar alegre. Cuando menos lo pienses quedar decretada tu libertad y yo ir a buscarte a la misma puerta de la Tabacalera. Jams he esperado a ningn da con el deseo que espero a ste. Creo que ser uno de los ms alegres de mi vida. Enseguida pondremos una conferencia a casa para que tambin ellos dejen de sufrir. Ya falta menos