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1 Mitra, Isis, Horus y los orígenes del Cristianismo y Catolicismo Historia del mitraísmo Antes de Roma En la Persia aqueménida la religión oficial era el zoroastrismo, que postula la existencia de un único dios, Ahura Mazda. Esta divinidad es la única mencionada en las inscripciones que se conservan de la época de Darío el Grande (521-485 a. C.). Sin embargo, se conserva una inscripción, hallada en Susa, de la época de Artajerjes II (404-358 a. C.), en la que se menciona a Mitra junto a Ahura Mazda y a otra deidad llamada Anahita. Moneda con el rostro de Mitrídates VIdel Reino del Ponto, también apodado Eupator. ¿Existe vinculación entre este Mitra persa, y sus antecesores indoiranios, y el de la religión mistérica del Imperio Romano? Así lo creyó el iniciador de los estudios sobre la religión mitraica, Franz Cumont, pero en la actualidad la cuestión dista de estar clara. Un posible indicio de la vinculación entre el Mitra persa y el romano puede encontrarse en los reinos de Partia y el Reino del Ponto, muchos de cuyos reyes llevaron el nombre de Mitrídates, quizá relacionado etimológicamente con Mitra. Por otro lado, en Pérgamo, en Asia Menor, escultores griegos produjeron los primeros bajorrelieves con la imagen de Mitra Tauróctonos. Aunque el culto de Mitra no tuvo apenas difusión en la Hélade, estas imágenes marcan tal vez el camino de Mitra hacia Roma.

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Mitra, Isis, Horus y los orígenes del Cristianismo y Catolicismo

Historia del mitraísmo

Antes de Roma

En la Persia aqueménida la religión oficial era el zoroastrismo, que postula la existencia de un único dios, Ahura Mazda. Esta divinidad es la única mencionada en las inscripciones que se conservan de la época de Darío el Grande (521-485 a. C.). Sin embargo, se conserva una inscripción, hallada en Susa, de la época de Artajerjes II (404-358 a. C.), en la que se menciona a Mitra junto a Ahura Mazda y a otra deidad llamada Anahita.

Moneda con el rostro de Mitrídates VIdel Reino del Ponto, también apodado Eupator.

¿Existe vinculación entre este Mitra persa, y sus antecesores indoiranios, y el de la religión mistérica del Imperio Romano? Así lo creyó el iniciador de los estudios sobre la religión mitraica, Franz Cumont, pero en la actualidad la cuestión dista de estar clara.

Un posible indicio de la vinculación entre el Mitra persa y el romano puede encontrarse en los reinos de Partia y el Reino del Ponto, muchos de cuyos reyes llevaron el nombre de Mitrídates, quizá relacionado etimológicamente con Mitra. Por otro lado, en Pérgamo, en Asia Menor, escultores griegos produjeron los primeros bajorrelieves con la imagen de Mitra Tauróctonos. Aunque el culto de Mitra no tuvo apenas difusión en la Hélade, estas imágenes marcan tal vez el camino de Mitra hacia Roma.

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La primera referencia en la historiografía grecorromana al culto de Mitra se encuentra en la obra del historiador Plutarco, quien menciona que los piratas de Cilicia celebraban ritos secretos relacionados con Mitra en el año 67 a. C.

Mitra era un dios conocido en la antigüedad, principalmente en Persia e India. Mitra era el dios de la luz solar, de origen persa que pasó a formar parte del imperio romano. Se conservan diversas esculturas, en su mayor parte del siglo III. Se le representa como un hombre joven, con un gorro frigio, matando con sus manos un toro.

Mitología e iconografía

No hay textos sobre el mitraísmo escritos por los propios adeptos, por lo que las únicas fuentes para conocer esta religión son las imágenes sagradas encontradas en los mitreos.

Relato mítico

Según el relato que ha podido reconstruirse a partir de las imágenes de los mitreos y los escasos testimonios escritos, el dios Mitra nació cerca de un manantial sagrado, bajo un árbol sagrado, de una roca (la petra generatrix; Mitra es llamado de petra natus). Esto enlaza con las tradiciones armenias de la cueva de Meher (Mitra). En el momento de su nacimiento llevaba el gorro frigio, una antorcha y un cuchillo. Fue adorado por pastores poco después de su nacimiento. Bebió agua del manantial sagrado. Con su cuchillo, cortó el fruto del árbol sagrado, y con las hojas de ese árbol confeccionó su ropa.

Encontró al toro primordial cuando pastaba en las montañas. Lo agarró por los cuernos y lo montó, pero, en su galope salvaje, la bestia lo hizo desmontar. Sin embargo, Mitra siguió aferrado a sus cuernos, y el toro lo arrastró durante mucho tiempo, hasta que el animal quedó exhausto. El dios lo agarró entonces por sus patas traseras, y lo cargó sobre sus hombros. Lo llevó, vivo, soportando muchos padecimientos, hasta su cueva. Este viaje de Mitra con el toro sobre sus hombros se denomina transitus.

Cuando Mitra llegó a la cueva, un cuervo enviado por el Sol le avisó que debía realizar el sacrificio, y el dios, sujetando al toro, le clavó el cuchillo en el flanco. De la columna vertebral del toro salió trigo, y vino de su sangre. Su semen, recogido y purificado por la luna, produjo animales útiles para el hombre. Llegó entonces el perro, que se alimentó del grano, el escorpión, que aferró los testículos del toro con sus pinzas, y la serpiente.

Interpretaciones

Franz Cumont, autor de un estudio clásico sobre la religión de Mitra, interpreta esta imagen a la luz de la mitología irania. Vincula la imagen con textos que se refieren al sacrificio de un toro por Ahriman, el dios del mal; de los sangrientos restos del toro nacerían después todos los seres. Según la hipótesis de Cumont, Ahrimán sería después sustituido por Mitra en el relato mítico, y en esta forma habría llegado al Mediterráneo oriental.

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Estatua de Mitra (mitología)1Mitra en losMuseos Vaticanos.

David Ulansey lanzó una explicación radicalmente diferente de la imagen de Mitra Tauróctonos, basada en el simbolismo astrológico. Según su teoría, la imagen del Tauróctonos es la representación de Mitra como un dios tan poderoso que es capaz de transformar el orden mismo del Universo. El toro sería el símbolo de la constelación de Tauro. En los comienzos de la astrología, en Mesopotamia, entre el 4000 y el 2000 a. C., el Sol estaba en Tauro durante el equinoccio de primavera. Debido a la precesión de los equinoccios el Sol está en el equinoccio de primavera en una constelación diferente cada 2.160 años, aproximadamente, por lo que pasó a estar en Aries hacia el año 2000 a. C., marcando el final de la era astrológica de Tauro.

El sacrificio del toro por Mitra simbolizaría este cambio, causado, según los creyentes, por la omnipotencia de su dios. Esto estaría en consonancia con los animales que figuran en las imágenes de Mitra Tauróctonos: el perro, la serpiente, el cuervo, el escorpión, el león, la copa y el toro se interpretan como las constelaciones de Canis Minor, Hydra, Corvus, Escorpio, Leo,Acuario y Tauro, todas ellas en el ecuador celeste durante la era de Tauro. La hipótesis explicaría también la profusión de imágenes zodiacales en la iconografía mitraica. La precesión de los equinoccios fue descubierta y estudiada por el astrónomo Hiparco de Nicea en el siglo II a. C.

Otra interpretación considera que el sacrificio del toro representa la liberación de la energía de la Naturaleza. La serpiente, como en el símbolo del Ouroboros, sería una alusión al ciclo de la vida; el perro representaría a la Humanidad, alimentándose simbólicamente del sacrificio, y el escorpión podría ser el símbolo de la victoria de la muerte. Los dos compañeros de Mitra, que portan teas y se llaman Cautesy Cautópates, representarían respectivamente la salida y la puesta del sol.

Para los fieles, el sacrificio del toro tenía sin duda un carácter salvífico, y la participación en los misterios garantizaba la inmortalidad.

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Niveles de iniciación

En el mitraísmo existían siete niveles de iniciación, que pueden estar relacionados con los siete planetas de la astronomía de la época (Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno), en este mismo orden, según la interpretación de Joseph Campbell. La mayoría de los miembros llegaban sólo el cuarto grado (leo), y sólo unos escogidos accedían a los rangos superiores. Los niveles, conocidos gracias a un texto de San Jerónimo que confirman varias inscripciones, eran los siguientes:

Corax (cuervo).

Cryphius (κρύφιος) (oculto). Otros autores interpretan este rango como Nymphus (esposo).

Miles (soldado). Sus atributos eran la corona y la espada.

Leo (león). En los rituales presentaban a Mitra las ofrendas de los sacrificios.

Perses (persa).

Heliodromus (emisario solar). Sus atributos eran la antorcha, el látigo y la corona.

Pater (padre). Sus atributos (el gorro frigio, la vara y el anillo) recuerdan a los del obispo cristiano.

En los ritos, los iniciados llevaban máscaras de animales relativas a su nivel de iniciación y se dividían en dos grupos: los servidores, por debajo del grado de leo y los participantes, el resto.

Los rituales

Para la reconstrucción de los rituales mitraicos, se cuenta únicamente con los textos de los Padres de la Iglesia que critican el mitraísmo, y de la iconografía encontrada en los mitreos.

Las mujeres estaban excluidas de los misterios de Mitra. En cuanto a los varones, parece que no se requería una edad mínima para ser admitido, e incluso fueron iniciados varios niños. La lengua utilizada en los rituales era el griego, con algunas fórmulas en persa (seguramente incomprensibles para la mayoría de los fieles), aunque progresivamente se fue introduciendo el latín.

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El banquete de Mitra en un bajorrelieve que se conserva en el Museo del Louvre.

Parece ser que el rito principal de la religión mitraica era un banquete ritual, que pudo tener ciertas similitudes con la eucaristía del cristianismo. Según el comentarista cristiano Justino, los alimentos ofrecidos en el banquete eran pan y agua, pero los hallazgos arqueológicos apuntan a que se trataba de pan y vino, como en el rito cristiano. Esta ceremonia se celebraba en la parte central del mitreo, en la que dos banquetas paralelas ofrecían espacio suficiente para que los fieles pudieran tenderse, según la costumbre romana, para participar del banquete. Los Cuervos (Corax) desempeñaban la función de servidores en las comidas sagradas. El rito incluía también el sacrificio de un toro. También se sacrificaban otros animales.

La estatua de Mitra Tauróctonos desempeñaba sin duda un papel en estos ritos, aunque no está muy claro cuál. En algunos mitreos se han descubierto pedestales giratorios, que permitirían mostrar y ocultar alternativamente la imagen a los fieles.

En algún momento de la evolución del mitraísmo, se utilizó también el rito deltaurobolium o bautismo de los fieles con la sangre de un toro, practicado también por otras religiones orientales. Conocemos por Tertuliano la severa condena cristianas a estas prácticas.

Otros ritos debieron estar relacionados con las ceremonias de iniciación. Gracias a Tertuliano, se conoce el rito de iniciación del Soldado (Miles): el candidato era «bautizado» (probablemente por inmersión), se le marcaba con un hierro candente y por último se le probaba mediante el «rito de la corona» (se le colocaba la corona en la cabeza, y el neófito debía dejarla caer, proclamando que Mitra era su corona). Posteriormente los iniciados asistían a una muerte ritual y simulada, en la que el oficiante era un pater, posiblemente ligada a la reencarnación como último paso de la ceremonia iniciática. En el grado de Leo, sabemos por Porfirio que se colocaba miel en la lengua de los recién nacidos y que esta práctica procede del culto iranio en la que la miel representaba la luna. Para los iniciados mayores se vertía la miel sobre las manos y éstos la lamían como señal de comunión. Seguramente, cada nivel de iniciación tendría su propio ritual.

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Festividades

El 25 de diciembre (coincidiendo aproximadamente con el solsticio de invierno) se conmemoraba el nacimiento de Mitra. También eran sagrados los días 16 de cada mes. Los adeptos de Mitra santificaban también el domingo, día del Sol.

El dios Mitra romano

Durante el Imperio romano, el culto a Mitra se desarrolló como una religión mistérica, y se organizaba en sociedades secretas, exclusivamente masculinas, de carácter esotérico e iniciático. Gozó de especial popularidad en ambientes militares. Obligaba a la honestidad, pureza y coraje entre sus adeptos.

Entre 1913 y 1914 el sacerdote, padre, teólogo católico, filósofo e historiador francés, Alfred Loisy, profesor en el Collège de France, publicó sus estudios sobre el origen del cristianismo en la Revue d’histoire et de Littérature religieuses.

En 1919 los publicó en formato de libro con el nombre de Los misterios paganos y el misterio cristiano. La primera edición se agotó rápidamente y hubo que reimprimirla luego que Loisy la revisara y corrigiera. En su libro Loisy realizó una discusión profunda y minuciosa de los testimonios concernientes hasta esa época sobre las religiones de los misterios paganos y su influencia en los orígenes históricos del cristianismo.

Estas cuestiones ya habían sido planteadas por R. Reitzenstein en su libro Die hellenistischen Mysterierreligionen (Leipzig, Teubner, 1820).

La hipótesis que Loisy formula es que en sus primeras épocas el cristianismo fue una economía de salvación análoga a los cultos de los misterios paganos, frente a los cuales rivalizó durante mucho tiempo para finalmente lograr vencerlos.

Los primeros pensadores cristianos fueron judíos helenizantes que vivían en un mundo pagano, por eso sus primeras teorías tienen una base teórica judía teñida de rituales propios del paganismo. Alfred Loisy considera que el cristianismo es más o menos una adaptación de los elementos esenciales de los misterios paganos al monoteísmo judío de esos siglos. El trabajo interior de la consciencia religiosa es preparado y condicionado por una tradición religiosa anterior, no el producto de experiencias

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religiosas absolutamente independientes que tendrían en sí mismas toda su explicación.

Similitudes con el cristianismo:

• El mitraísmo tenía rasgos de profundo simbolismo moral.

• Era un culto totalmente cerrado, cofradía, que en eso recuerda al cristianismo de los primeros siglos, con sus agrupamientos exclusivos y su culto enteramente secreto.

• El secreto del mitraísmo no era la fe sino los ritos. Ritos de sacrificio y mitos de sacrificio como en el cristianismo (Cristo entregado a la muerte para borrar los pecados de los hombres).

• Las cofradías de Mitra admitían solamente varones y no mujeres quienes no participaban en las funciones del culto.

• Los reyes honraban a Mitra, lo tomaban como testimonio de sus juramentos y lo invocan en los combates.

• La trinidad cristiana (a diferencia del dios único del judaísmo) se asemeja a la trinidad de los cultos politeistas mitríacos (Padre Zeus-Ormazd, Mitra y toro).

• Zeus-Ormazd (el Zeus griego que es el Ormazd persa) era el dios Padre supremo, pero Mitra era el verdadero objeto de la religión. El grado supremo del dios era el de Padre, cuya dignidad correspondía a la de Mitra en el cielo.

• El joven dios era hermoso, valiente, puro y enseñaba una moral austera que practicaba él mismo.

• La idea de la salvacion: el salvador cristiano se asemeja a los dioses salvadores de misterio, Mitra era un dios salvador y sufriente.

• El mito del sacrificio del toro (sacrificio simbólico durante el rito) a manos de Mitra tenía como finalidad la redención e inmortalidad de los adeptos. Sobre el sacrificio del toro (representando a Mitra) reposaba el equilibrio del mundo y la salvación de los hombres.

• El banquete ritual de los fieles de Mitra tenía similitudes con la eucaristía cristiana. A veces probablemente se sacrificaban toros reales pero no se comía carne de toro, la bebida sagrada (según algunos era agua y según otros era vino) que representaba la sangre del toro eran la sustancia del toro místico y divino que era Mitra. Se consumía (simbolizada en la bebida sagrada) junto con la ofrenda del pan durante la cena o eucaristía mítrica. La sustancia del toro divino estaba en el pan de la cena de los iniciados tal como estará la sustancia de Cristo en el alimento de los bienaventurados.

• Luego de la celebración de la oblación del pan aparecía una imagen de la resurrección de Mitra.

• La intención del rito era la misma: el Soldado se consagraba a Mitra, como el cristiano a Cristo.

• El culto de Mitra conocía la semana con consagración de los siete días a las siete divinidades planetarias pero a diferencia de los judíos santificaban el día del Sol, el domingo, y no el sábado.

• El sacerdote era un iniciado del grado superior, un Padre.

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• Mitra también bautizaba a sus creyentes y prometía la expiación de los pecados por el efecto del baño. Sólo en este culto se unía al bautismo la imposición de un signo en la frente, como en la Iglesia cristiana.

Otros autores también ven un paralelismo entre el cristianismo y el mitraísmo en que:

El día sagrado del mitraísmo era el domingo, y no el sábado7 .

El nacimiento de Mitra se celebraba el 25 de diciembre7 .

Los atributos del pater —máximo nivel de iniciación en el mitraísmo— eran el gorro frigio, la vara y el anillo, muy similares a la mitra, el báculo y el anillo de los obispos cristianos.

Alejandría, la Jerusalén egipcia

Anteriormente a los romanos, 300 años antes del nacimiento de Jesús, Alejandro Magno murió sin descendencia, por lo que su imperio se dividió entre sus generales, siendo Ptolomeo el que quedó a cargo del país de las pirámides. Con ello se creó un sincretismo entre los antiguos dioses egipcios y los helénicos. Toth pasó a ser Hermes, y su famoso libro dio origen a la famosa Tabla Esmeralda, e Imhotep, dios de la medicina, fue asimilado con Asclepios. Surgieron nuevos dioses como el adorado Serapis, dios artificial creado a partir del dios egipcio Asar-Hapis (Osiris-Apis), que pasó a ser el esposo de Isis, cuyo culto se desarrolló por todo el Mediterráneo. La adoración a Isis llevó consigo la celebración del nacimiento de Horus, conocido como Harpócrates por los griegos e identificado on ÇApolo y el Sol Invictus por los romanos.

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San Marcos

Tras la muerte de Cleopatra (30 a.C.), quien fue una alta sacerdotisa de Isis, Egipto se convirtió en una provincia romana. Alejandría, capital cultural de Egipto, reunía una gran cantidad de filósofos griegos, romanos y judíos escapados de Judea, que fueron desarrollando un culto común en la creencia de que la inmortalidad se conseguía gracias a la iniciación de un “Hijo de Dios muerto y resucitado”, en donde la muerte y el renacimiento era simbolizado por el nacimiento de Horus. El Adonis fenicio, el Attis frigio, el Osiris Egipcio, el Serapis alejandrino todos ellos fueron hijos de dios. Los romanos habían importado de Egipto el culto de Mitra, “Hijo de Dios muerto y resucitado”, cuyo cumpleaños se celebraba el 25 de diciembre.

Con este escenario de creencias hace aparición en Alejandría el cristianismo. La fecha del nacimiento de Mitra fue adoptada por los primeros cristianos como fecha del nacimiento de Jesús, hecho asociado a la señal en el cielo que marcaba una estrella de oriente. Pese que el apóstol que evangelizó Egipto fue Marcos, padre de la iglesia copta, es el evangelio de Mateo el único que nos habla del viaje realizado por la Sagrada Familia a Egipto. Los expertos aseguran que dicho evangelio fue escrito en Alejandría entre los años 40 y 80 d.C. por personas que no podían mantenerse ausentes de los acontecimientos astronómicos que se celebraban desde los antiguos egipcios. Por aquellas fechas en la noche del 25 de diciembre se podía ver ascender por el horizonte las tres estrellas del cinturón de Orión, los tres “reyes” que antecedían la salida de la estrella de oriente, Sirio, que si antiguamente simbolizaba a Isis de la que nació Horus, se transformo en época cristiana en la Madona que daba luz al niño Jesús. Las tres estrellas se convirtieron en la tradición en los Reyes Magos de Oriente.

Por el efecto de la precesión de los equinoccios, la estrella Sirio permanece 72 días al año bajo el horizonte, por lo que no se puede ver. Después de este periodo la estrella vuelve a verse, momento en que se conmemoraba en el Antiguo Egipto el año nuevo. La simbología era la del nacimiento del Horus divino desde el vientre de su madre Isis, representada por dicha estrella. El acontecimiento astronómico varía 8,5 días cada 1000 años. Actualmente el orto helíaco de Sirio se produce el día 5 de agosto, mientras que época de Jesús el hecho se producía el 19 de julio. Es por ello por lo que cuando los romanos cambiaron su calendario lunar a otro solar, de la mano del astrónomo alejandrino Sosígenes, se nombró al mes de salida de la estrella de Sirio con el nombre de Julio César, en ese nuevo calendario “juliano” que no era otra cosa que la continuidad que tuvieron los egipcios durante 3300años a la hora de medir el tiempo.

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Fortaleza Babilonia, Iglesia

El misterio del nacimiento de Horus, nacido de la virgen Isis, tenía por tanto continuidad en la liturgia cristiana, ideas tradicionalmente aceptadas que favorecieron la expansión del cristianismo en tierras egipcias. Un concepto de muerte y resurrección que ha llegado hasta nuestros días ya que, por azares del destino o por causalidades misteriosas, en la pasada noche del 31 de diciembre del año 1.999, cuando todo el mundo se preparaba para la festividad de la entrada del tercer milenio, Sirio marcaba su culminación en el meridiano. Si el helicóptero hubiera colocado (cosa que al final no ocurrió) el piramidión dorado sobre la cúspide truncada de la Gran Pirámide, se podría haber visto mirando desde la cara norte del monumento a Sirio colocado sobre la cúspide, alineado correctamente con el canal sur de ventilación de la cámara de la Reina. Es seguro que muchas sociedades secretas, que muchos estudiosos de los cultos isíacos, considerasen ese momento como el que anunciara la segunda venida de Horus, o de Jesucristo.

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Edicto de Tesalónica

El Edicto de Tesalónica, también conocido como "Cunctos Populos" fue decretado por

el emperador romano Teodosio el 28 de febrero del año 380. Mediante este edicto

el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio romano.

Constantino y el fin de la persecución

Constantino I el Grande

A principios del siglo IV, Constantino I había terminado con la clandestinidad de los cristianos, otorgándoles ciertos privilegios y permitiéndoles la construcción de grandes templos. En 313, a través del Edicto de Milán, el emperador había decretado la libertad de culto para los cristianos, así como para cualquier otra confesión, suponiendo ello el fin del paganismo como religión oficial del Imperio.

A cambio de esto, Constantino tomó parte en las disputas que ya existían en el seno de la iglesia, convocando en 325 el Concilio de Nicea. En este concilio se desterraron las tesis arrianas que negaban el carácter divino de Jesús como parte consustancial de Dios. A pesar de ello, el cisma arriano se prolongaría al menos hasta el siglo VI, y no terminaría hasta la muerte del último de los monarcas arrianos: el rey visigodo Leovigildo. Del Concilio de Nicea se originaría el llamado Credo Niceno, último punto de encuentro entre las iglesias de oriente y occidente.

El mismo emperador Constantino fue el primer gobernante del Imperio romano de credo católico, aunque no fue bautizado hasta poco antes de morir. Con él se iniciaba una nueva época para la iglesia, y en el transcurso del siglo IV su influencia en las esferas del poder aumentaría (a pesar del paréntesis de tres años que supuso el gobierno de Juliano, durante el cual el cristianismo volvió a estar acosado por el poder) hasta que en 380 y a través del Edicto de Tesalónica, se convertiría en la religión oficial tanto en Oriente como en Occidente.

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El Imperio de Occidente a finales del siglo IV

Desde Nicea, y a pesar de las fuertes disputas que no se habían acallado con este concilio y que enfrentaban a la iglesia oriental con la de occidente por la supremacía jerárquica, el culto cristiano había conseguido medrar en todo el territorio del imperio. Aunque su implantación era elevada en las clases dominantes, aún tenía poca penetración entre las clases populares y los estamentos militares. Por si fuera poco, algunos de los pueblos nórdicos llamados a sustituir a la autoridad del Imperio en el occidente de Europa profesaban el culto arriano, lo que ponía en serio peligro la continuidad del Credo Niceno.

El emperador Teodosio había heredado un Imperio dividido y sumido en una profunda crisis. Tras los largos años de anarquía del siglo anterior, Diocleciano había iniciado la división del Imperio en una mitad oriental, más rica y políticamente estable, y una mitad occidental menos pujante en su economía y acosada por la presión de los pueblos bárbaros procedentes de la Germania. A pesar de la reunificación de Constantino, la caída de la mitad occidental y la pérdida en ésta de la autoridad imperial eran ya inminentes.

El Edicto de Tesalónica

Teodosio I el Grande

El 24 de noviembre de 380, se hacía público el edicto en los siguientes términos:

Edicto de los emperadores Graciano, Valentiniano (II) y Teodosio Augusto, al pueblo de

la ciudad de Constantinopla.

«Queremos que todos los pueblos que son gobernados por la administración de

nuestra clemencia profesen la religión que el divino apóstol Pedro dio a los romanos,

que hasta hoy se ha predicado como la predicó él mismo, y que es evidente que

profesan el pontífice Dámaso y el obispo de Alejandría, Pedro, hombre de santidad

apostólica. Esto es, según la doctrina apostólica y la doctrina evangélica creemos en la

divinidad única del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo bajo el concepto de igual

majestad y de la piadosa Trinidad. Ordenamos que tengan el nombre de cristianos

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católicos quienes sigan esta norma, mientras que los demás los juzgamos dementes y

locos sobre los que pesará la infamia de la herejía. Sus lugares de reunión no recibirán

el nombre de iglesias y serán objeto, primero de la venganza divina, y después serán

castigados por nuestra propia iniciativa que adoptaremos siguiendo la voluntad

celestial.»

Dado el tercer día de las Kalendas de marzo en Tesalónica, en el quinto consulado de

Graciano Augusto y primero de Teodosio Augusto.

Con este edicto, el Imperio romano en su totalidad pasaba a tener una nueva religión

oficial tras 67 años de libertad de culto. El Panteón Romano se había complementado a

lo largo de muchos siglos con los dioses, deidades y lares domésticos, con el culto a los

propios antepasados e incluso con divinidades prerromanas que habían sido asimiladas

tras el proceso de romanización en muchos lugares del Imperio. Todo esto debía ser

ahora abandonado para abrazar el culto a una religión monoteísta y a las normas

morales que la acompañaban. A pesar de ello, Teodosio protegió en la medida de sus

posibilidades a los ahora semi-clandestinos paganos de la persecución y el acoso de los

cristianos.

Fin

Bibliografía

Constantinopla (Historia Universal Asimov, 7), Isaac Asimov, Alianza Editorial, ISBN 84-

206-3533-2

Enciclopedia Labor. Tomo V: El hombre a través del tiempo (I). Roma, pág. 221 - Ed.

Labor, 1958

Enlaces externos

Wikisource contiene una copia del Edicto de Tesalónica.

wikipedia.org/wiki/Mitraísmo

http://www.gabitogrupos.com/SecretoMasonico/template.php?nm=1333682836

Autor: Marcos Neumann R

08/04/2012