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Mtro.Francisco J. (bam S. QUINTA PARTE El materialismo dialéctico III Este libro forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv DR © 1992. Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Michoacán http://www.poderjudicialmichoacan.gob.mx/web/ Libro completo en: https://goo.gl/6MwFaL

MMMMMMMMMMMMMMMMMMM …...Hegel y el materialismo de Feuerbach, creando el materialismo dialéctico, consistente en sfntesis en los siguien-tes principios. 1. Todos los fenómenos

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Mtro. Francisco J. (bam S.

QUINTA PARTEEl materialismo dialéctico

III

Este libro forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv

DR © 1992. Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Michoacán http://www.poderjudicialmichoacan.gob.mx/web/

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I

I~j,

112

Georg Hegel

La Juslicia.

1

I

Muo. Francisco J. lbam S.

17.HEGEL

'La justicia y el derecho sen resulta-do de que toda existencia humana esuna existencia de seres de libre volun-tad'.

Jorge Guillermo Federico Hegel(1770-1831) puede considerarse comoprecursor del Materialismo Dialéctico,aunque se le ubica justamente -en lacorriente idealista. Sin embargo suaportación a la dialéctica es indudable,como evidente su enorme presencia ytrascendencia en la historia de la filo-solla.

La razón sigue siendo para Hegel elgobierno de las cosas del universo,pero ya no situada en el hombre sinoen la historia, ya que la evolución mis.ma plasma caracterrsticas distintas ala razón, en un desarrollo dialéctico.

"Todas las varias manifestacionesde la vida social, incluyendo el Dere-cho, son producto de un proceso diná.mico de evolución. Este procese adop-ta una forma dialéctica: se revelamediante una sucesión de tesis, antrotesis y srntesis. El espfritu humano es-tablece una tesis, que se convierte enla idea rectora de una época determi-nada. Contra esa tesis se eleva unaantftesis, y de la lucha de ambas ideasresulta una srntesis que tiene elemen-tos de las dos y las concilia en un planomás -elevado. Este proceso se repiteen la historia una y otra vez".

Para Hegel Derecho y Estado tie-nen sentido como condiciones para lalibertad y ésta en función del EsprrituUniversal:

"La histo(ia no realiza esta idea deuna vez y para siempre; la realización

113

de la libertad es un proceso largo ycomplicado en el cual la actuación dela razón -presente en todo momento-no se puede discernir con facilidad; la'astucia' de la razón consiste en ponera su servicio incluso las obras del mal.En este gran proceso evolutivo, cadanación ha tenido asignada una tareahistórica especrfica. Después de lle-varla a cabo, esa nación pierde su sigonificado histórico; el espfritu universalha trascendido de sus ideas e instftu.ciones y el destino le obliga a pasar laantorcha a manos de otra nación másjoven y vigorosa. Asf, el 'esprritu uni.versal' llega por pasos graduales a suaspiración primordial: la realización dela libertad. En las viejas monarqufasorientales sólo una persona -el rey-era libre. En el mundo griego y romanosólo eran libres algunas personas, perola mayorfa de la población era esclava.Los pueblos germanos fueron los pri-meros en reconocer que todos losindividuos eran libres".

Puede cuestionarse en Hegel suconclusión respecto a la libertad en"los pueblos germanos" ya que el siglode las luces fue también el del excesode explotación del proletariado. Perose reconoce su aportación a la explica-ción dialéctica del desarrollo de lahumanidad.Así como la idea del "espr-ritu universal", que da al Estado unadimensión histórica determinada, deacuerdo a su etapa de desarrollo;aspecto que será retomado por CarlosMarx complementando esta dialécticacon el materialismo.

De acuerdo con Friedrich el con.

Este libro forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv

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I~j,

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Georg Hegel

La Juslicia.

1

I

Muo. Francisco J. lbam S.

17.HEGEL

'La justicia y el derecho sen resulta-do de que toda existencia humana esuna existencia de seres de libre volun-tad'.

Jorge Guillermo Federico Hegel(1770-1831) puede considerarse comoprecursor del Materialismo Dialéctico,aunque se le ubica justamente -en lacorriente idealista. Sin embargo suaportación a la dialéctica es indudable,como evidente su enorme presencia ytrascendencia en la historia de la filo-solla.

La razón sigue siendo para Hegel elgobierno de las cosas del universo,pero ya no situada en el hombre sinoen la historia, ya que la evolución mis.ma plasma caracterrsticas distintas ala razón, en un desarrollo dialéctico.

"Todas las varias manifestacionesde la vida social, incluyendo el Dere-cho, son producto de un proceso diná.mico de evolución. Este procese adop-ta una forma dialéctica: se revelamediante una sucesión de tesis, antrotesis y srntesis. El espfritu humano es-tablece una tesis, que se convierte enla idea rectora de una época determi-nada. Contra esa tesis se eleva unaantftesis, y de la lucha de ambas ideasresulta una srntesis que tiene elemen-tos de las dos y las concilia en un planomás -elevado. Este proceso se repiteen la historia una y otra vez".

Para Hegel Derecho y Estado tie-nen sentido como condiciones para lalibertad y ésta en función del EsprrituUniversal:

"La histo(ia no realiza esta idea deuna vez y para siempre; la realización

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de la libertad es un proceso largo ycomplicado en el cual la actuación dela razón -presente en todo momento-no se puede discernir con facilidad; la'astucia' de la razón consiste en ponera su servicio incluso las obras del mal.En este gran proceso evolutivo, cadanación ha tenido asignada una tareahistórica especrfica. Después de lle-varla a cabo, esa nación pierde su sigonificado histórico; el espfritu universalha trascendido de sus ideas e instftu.ciones y el destino le obliga a pasar laantorcha a manos de otra nación másjoven y vigorosa. Asf, el 'esprritu uni.versal' llega por pasos graduales a suaspiración primordial: la realización dela libertad. En las viejas monarqufasorientales sólo una persona -el rey-era libre. En el mundo griego y romanosólo eran libres algunas personas, perola mayorfa de la población era esclava.Los pueblos germanos fueron los pri-meros en reconocer que todos losindividuos eran libres".

Puede cuestionarse en Hegel suconclusión respecto a la libertad en"los pueblos germanos" ya que el siglode las luces fue también el del excesode explotación del proletariado. Perose reconoce su aportación a la explica-ción dialéctica del desarrollo de lahumanidad.Así como la idea del "espr-ritu universal", que da al Estado unadimensión histórica determinada, deacuerdo a su etapa de desarrollo;aspecto que será retomado por CarlosMarx complementando esta dialécticacon el materialismo.

De acuerdo con Friedrich el con.

Este libro forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv

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cepto hegeliano del derecho está Inti-mamente ligado a sus opiniones meta-físicas acerca del papel de la religión ydel espfritu, que es el esprrilu de Dios.La étíca es el mundo concreto de lanorma, de la vida social. Para Hegel,este mundo ético concreto es másimportante que la subjetividad abstrac-ta de la moral. Lo que en la actualidadse conoce en las ciencias y la filosoffasociales como el sistema de valores delas comunidades, es muy semejante alo que Hegel tenía presente al hablar

La Juslicia.

de este mundo ético concreto. Encambio, la sola moral es el campo en elque se realiza la voluntad indepen-díente; en él la persona es un purosujeto. Por otra parte, la ética es másconcreta porque es más objetiva, perosólo puede comprenderse mediante elEstado o en el Estado:

"Preguntó un padre a Pitágoras cuálera la mejor forma de educar a su hijo,a lo que le respondió: "haciéndolo ciu-dadano de un Estado con leyes bue-nas" (Hegel, Filosofía del Derecho).

MIro. Francisco J. lbarr.a S.

18.CARLOS MARX

Uno de los más grandes filósofosde todos los tiempos es Carlos Marx(1818-1883). Estudió Derecho, Filoso-fía, Economía y Sociologfa, pero suobra vino a transformar todas las for-mas del pensamiento: la historia, laeducación, el arte, la ciencia, etc. Marxes un genio de excepción que divide eldesarrollo de la humanidad en antes ydespués de su existencia.

Marx irrumpe en la historia en elsiglo XIX, asimilando el conocimientohasta su propio tiempo y dejando a laposteridad su trabajo intelectual -pen-sado siempre en favor de los más ne-cesitados- para formar parte induda-ble de la cultura de la humanidad. Eltiempo de Marx es de movimientossociales, revolución industrial, evolu-ción del capitalismo al imperialismo,avances asombrosos en la producción,comunicaciones, transportes, medici-na y en general en todos los camposen que se manifiestan los adelantosdel capitalismo.

Pero el tiempo de Marx es tambiénde miseria, de jornadas larguísimas detrabajo (18 horas) salarios insuficien-tes, trabajo explotado de hombres,mujeres y niños, ejércitos de reservaproletaria y hambre, de pan y de justi-cia. De esa contradicción entre el pro-greso de unos pocos y la miserablesituación de los trabajadores surgeCarlos Marx; Licenciado en Derecho yDoctorado en Filosofía, se dedíca a ladocencia y sobre todo a escribir, tantotrabajos filosóficos como periodismocombativo. .

115

Marx domina el conocimiento de todala filosotra, hasta la dialéctica del maestroHegel y el materialismo de Feuerbach,creando el materialismo dialéctico,consistente en sfntesis en los siguien-tes principios.

1. Todos los fenómenos del univer-so, del mundo y de la vida, son formasde la materia, desde las galaxias hastael pensamiento humano.

2. La materia se encuentra en cons-tante movimiento.

3. No existe materia sin movimientoni movimiento sin materia.

4. El movimiento es un autodina-mismo impulsado por factores opues-tos: afirmaciones y negaciones, tesis yantítesiS que se resuelven en slntesis,negación de la negación para un fenó-meno nuevo.

5. Todo hecho nuevo es un cambiode cantidad a calidad.

6. El cambio de lo cuantitativo a locualitativo es siempre un cambio brus-co.

7. El hombre no es un fenómeno deexcepción en la naturaleza. Es partede ella e igual a ella sigue sus leyes.

8. Pero el hombre es un ser pensan-te, su caracterlstica inherente es lafacultad de razonar, es decir, conocerla esencia de las cosas.

9. Sin embargo el conocimiento noes un fin en sf, no se conoce por cono-cer, síno para transformar la naturale-za, el mundo y la vida.

He aquí la diferencia de Marx conlos demás filósofos (anteriores y pos-teriores), éstos preocupados por cono-

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cepto hegeliano del derecho está Inti-mamente ligado a sus opiniones meta-físicas acerca del papel de la religión ydel espfritu, que es el esprrilu de Dios.La étíca es el mundo concreto de lanorma, de la vida social. Para Hegel,este mundo ético concreto es másimportante que la subjetividad abstrac-ta de la moral. Lo que en la actualidadse conoce en las ciencias y la filosoffasociales como el sistema de valores delas comunidades, es muy semejante alo que Hegel tenía presente al hablar

La Juslicia.

de este mundo ético concreto. Encambio, la sola moral es el campo en elque se realiza la voluntad indepen-díente; en él la persona es un purosujeto. Por otra parte, la ética es másconcreta porque es más objetiva, perosólo puede comprenderse mediante elEstado o en el Estado:

"Preguntó un padre a Pitágoras cuálera la mejor forma de educar a su hijo,a lo que le respondió: "haciéndolo ciu-dadano de un Estado con leyes bue-nas" (Hegel, Filosofía del Derecho).

MIro. Francisco J. lbarr.a S.

18.CARLOS MARX

Uno de los más grandes filósofosde todos los tiempos es Carlos Marx(1818-1883). Estudió Derecho, Filoso-fía, Economía y Sociologfa, pero suobra vino a transformar todas las for-mas del pensamiento: la historia, laeducación, el arte, la ciencia, etc. Marxes un genio de excepción que divide eldesarrollo de la humanidad en antes ydespués de su existencia.

Marx irrumpe en la historia en elsiglo XIX, asimilando el conocimientohasta su propio tiempo y dejando a laposteridad su trabajo intelectual -pen-sado siempre en favor de los más ne-cesitados- para formar parte induda-ble de la cultura de la humanidad. Eltiempo de Marx es de movimientossociales, revolución industrial, evolu-ción del capitalismo al imperialismo,avances asombrosos en la producción,comunicaciones, transportes, medici-na y en general en todos los camposen que se manifiestan los adelantosdel capitalismo.

Pero el tiempo de Marx es tambiénde miseria, de jornadas larguísimas detrabajo (18 horas) salarios insuficien-tes, trabajo explotado de hombres,mujeres y niños, ejércitos de reservaproletaria y hambre, de pan y de justi-cia. De esa contradicción entre el pro-greso de unos pocos y la miserablesituación de los trabajadores surgeCarlos Marx; Licenciado en Derecho yDoctorado en Filosofía, se dedíca a ladocencia y sobre todo a escribir, tantotrabajos filosóficos como periodismocombativo. .

115

Marx domina el conocimiento de todala filosotra, hasta la dialéctica del maestroHegel y el materialismo de Feuerbach,creando el materialismo dialéctico,consistente en sfntesis en los siguien-tes principios.

1. Todos los fenómenos del univer-so, del mundo y de la vida, son formasde la materia, desde las galaxias hastael pensamiento humano.

2. La materia se encuentra en cons-tante movimiento.

3. No existe materia sin movimientoni movimiento sin materia.

4. El movimiento es un autodina-mismo impulsado por factores opues-tos: afirmaciones y negaciones, tesis yantítesiS que se resuelven en slntesis,negación de la negación para un fenó-meno nuevo.

5. Todo hecho nuevo es un cambiode cantidad a calidad.

6. El cambio de lo cuantitativo a locualitativo es siempre un cambio brus-co.

7. El hombre no es un fenómeno deexcepción en la naturaleza. Es partede ella e igual a ella sigue sus leyes.

8. Pero el hombre es un ser pensan-te, su caracterlstica inherente es lafacultad de razonar, es decir, conocerla esencia de las cosas.

9. Sin embargo el conocimiento noes un fin en sf, no se conoce por cono-cer, síno para transformar la naturale-za, el mundo y la vida.

He aquí la diferencia de Marx conlos demás filósofos (anteriores y pos-teriores), éstos preocupados por cono-

Este libro forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv

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cer la verdad, Marx ocupado en cono-cer para transformar, cambiar la natu-raleza y ponerla al servicio del hombresin destruirse a si mismo, modificar lasleyes de la sociedad para mejorar laexistencia de la colectividad.

Al aplicar los principios del materia-lismo dialéctico al análisis de la socie-dad, Marx crea el materialismo históri-co, y desde esta perspectiva explica lacontradicción social que hace la histo-ria: la existencia y lucha de clasessociales. Nada existe al margen deeste contexto, especialmente el Esta-do y el Derecho.

El Estado es la organización jurrdi-ca y polltica de la sociedad, refleja portanto su estructura, el régimen deproducción que prevalece y las rela-ciones entre las clases sociales. Entanto que como gobierno el Estado esel instrumento de la clase social domi-nante.

El Derecho tiene en la voluntad dela clase social dominante su fuenteformal. Por tanto el fenómeno jurrdicoes la expresión de la ideologra clasis-ta.

La Justicia.

y la justicia no es en consecuenciaun valor a priori y trascendente sinouna necesidad concreta que la huma-nidad no ha conseguido hasta ahora

En efecto la justicia elemental deque cada hombre se ocupe de un tra-bajo útil, para la satisfacción de susnecesidades básicas: casa, sustento,educación y distracción. Este proble-ma esencial no se ha logrado resolver.La humanidad ha conocido etapas deesplendor, en la antigOedad, en elRenacimiento, en el siglo de las lucesy en nuestra actualidad. Se han -desa-rrollado las artes y la ciencia en alturasinsospechadas. Pero en cada etapa dela historia: esclavismo, feudalismo,capitalismo, y socialismo, el hombreha sido injusto con otros hombres, alos que ha oprimido y explotado.

Asr, al lado del que derrocha enostentosos lujos se encuentra quiencarece de lo indispensable y aqul nohay lugar para la justicia.

Marx mira hacia el futuro y sueña enuna sociedad sin clases, la del plenohumanismo para todos, la de la justiciapara todos, ¿será posible?

Muo. Francisco J. lbarn S.

MANIFIESTO DELPARTIDO COMUNISTA

MARX Y ENGELS

Os horrorizáis de que queramos abolirla propiedad privada_ Pero, en vuestrasociedad actual, la propiedad privada, estáabolida para las nueve décimas partes desus miembros; existe precisamente por-que no existe para esas nueve décimaspartes. Nos reprocháis, pues, el quererabolir una forma de propiedad que nopuede existir sino a condición de que lainmensa mayoría de la sociedad sea pri-vada de propiedad.

En una palabra, nos acusáis de quererabolir vuestra propiedad. Efectivamente,eso es lo que queremos.

Según vosotros, desde el momento enque el trabajo no puede ser convertido encapital, en dinero, en renta de la tierra, enuna palabra, en poder social susceptiblede ser monopolizado; es decir, desde elinstante en que la propiedad personal nopuede transformarse en propiedad bur-guesa, desde ese instante la personalidadqueda suprimida.

Reconocéis, pues, que por personali-dad no entendéis sino al burgúes, al pro-pietario burgués. Y esa personalidad cier-tamente debe ser suprimida.

El comunismo no arrebata a nadie lafacultad de apropiarse de los productossociales; no quita más que el poder desojuzgar por medio de esta apropiación eltrabajo ajeno.

Se ba objetado que con la abolición dela propiedad privada cesarla toda activi-dad y sobrevendría una indolencia gene-ral.

117

Si asl fues., hace ya mucho tiempoque la sociedad burguesa habrla sucumbi-.do a manos de la holgazanería,puesto queen ella los que trabajan no adquieren y losque adquieren no trabajan. Toda la obje-ción se reduce a esta tautologla: no haytrabajo asalariado donde no hay capital.

Todas las objeciones dirigidas contrael modo comunista de apropiación y deproducción de bienes materiales se hacenextensivas igualmente respecto a la apro-piación y a la producción de los productosdel lrabajo intelectual. Lo mismo que parael burgés la desaparición de la propiedadde clase equivale a la desaparición detoda producción, la desaparición de lacultura de clase significa para él la desa-parición de toda cultura.

La cultura, cuya pérdida deplora, noes para la inmensa mayorla de los hom-bres más que el adieslramiento que loslransforma en máquinas.

Mas no discutáis con nosotros mien-tras apliquéis a la abolición de la propie-dad burguesa el criterio de vuestras ne-ciones burguesas de libertad, cultura,derecho, ctc., vuestras ideas mismas sonproducto de las relaciones de produccióny de propiedad burguesas, como vuestroderecho no es más que la voluntad devueslra clase erigida en ley; voluntad cuyocontenido está delerminado por las condi-ciones materiales de existencia de vues-tra clase.

La concepción interesada que os hahecho erigir en leyes eternas de la Natura-leza y de la Razón las relaciones socialesdimanadas de vuestro modo de produc-

.1

Este libro forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv

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cer la verdad, Marx ocupado en cono-cer para transformar, cambiar la natu-raleza y ponerla al servicio del hombresin destruirse a si mismo, modificar lasleyes de la sociedad para mejorar laexistencia de la colectividad.

Al aplicar los principios del materia-lismo dialéctico al análisis de la socie-dad, Marx crea el materialismo históri-co, y desde esta perspectiva explica lacontradicción social que hace la histo-ria: la existencia y lucha de clasessociales. Nada existe al margen deeste contexto, especialmente el Esta-do y el Derecho.

El Estado es la organización jurrdi-ca y polltica de la sociedad, refleja portanto su estructura, el régimen deproducción que prevalece y las rela-ciones entre las clases sociales. Entanto que como gobierno el Estado esel instrumento de la clase social domi-nante.

El Derecho tiene en la voluntad dela clase social dominante su fuenteformal. Por tanto el fenómeno jurrdicoes la expresión de la ideologra clasis-ta.

La Justicia.

y la justicia no es en consecuenciaun valor a priori y trascendente sinouna necesidad concreta que la huma-nidad no ha conseguido hasta ahora

En efecto la justicia elemental deque cada hombre se ocupe de un tra-bajo útil, para la satisfacción de susnecesidades básicas: casa, sustento,educación y distracción. Este proble-ma esencial no se ha logrado resolver.La humanidad ha conocido etapas deesplendor, en la antigOedad, en elRenacimiento, en el siglo de las lucesy en nuestra actualidad. Se han -desa-rrollado las artes y la ciencia en alturasinsospechadas. Pero en cada etapa dela historia: esclavismo, feudalismo,capitalismo, y socialismo, el hombreha sido injusto con otros hombres, alos que ha oprimido y explotado.

Asr, al lado del que derrocha enostentosos lujos se encuentra quiencarece de lo indispensable y aqul nohay lugar para la justicia.

Marx mira hacia el futuro y sueña enuna sociedad sin clases, la del plenohumanismo para todos, la de la justiciapara todos, ¿será posible?

Muo. Francisco J. lbarn S.

MANIFIESTO DELPARTIDO COMUNISTA

MARX Y ENGELS

Os horrorizáis de que queramos abolirla propiedad privada_ Pero, en vuestrasociedad actual, la propiedad privada, estáabolida para las nueve décimas partes desus miembros; existe precisamente por-que no existe para esas nueve décimaspartes. Nos reprocháis, pues, el quererabolir una forma de propiedad que nopuede existir sino a condición de que lainmensa mayoría de la sociedad sea pri-vada de propiedad.

En una palabra, nos acusáis de quererabolir vuestra propiedad. Efectivamente,eso es lo que queremos.

Según vosotros, desde el momento enque el trabajo no puede ser convertido encapital, en dinero, en renta de la tierra, enuna palabra, en poder social susceptiblede ser monopolizado; es decir, desde elinstante en que la propiedad personal nopuede transformarse en propiedad bur-guesa, desde ese instante la personalidadqueda suprimida.

Reconocéis, pues, que por personali-dad no entendéis sino al burgúes, al pro-pietario burgués. Y esa personalidad cier-tamente debe ser suprimida.

El comunismo no arrebata a nadie lafacultad de apropiarse de los productossociales; no quita más que el poder desojuzgar por medio de esta apropiación eltrabajo ajeno.

Se ba objetado que con la abolición dela propiedad privada cesarla toda activi-dad y sobrevendría una indolencia gene-ral.

117

Si asl fues., hace ya mucho tiempoque la sociedad burguesa habrla sucumbi-.do a manos de la holgazanería,puesto queen ella los que trabajan no adquieren y losque adquieren no trabajan. Toda la obje-ción se reduce a esta tautologla: no haytrabajo asalariado donde no hay capital.

Todas las objeciones dirigidas contrael modo comunista de apropiación y deproducción de bienes materiales se hacenextensivas igualmente respecto a la apro-piación y a la producción de los productosdel lrabajo intelectual. Lo mismo que parael burgés la desaparición de la propiedadde clase equivale a la desaparición detoda producción, la desaparición de lacultura de clase significa para él la desa-parición de toda cultura.

La cultura, cuya pérdida deplora, noes para la inmensa mayorla de los hom-bres más que el adieslramiento que loslransforma en máquinas.

Mas no discutáis con nosotros mien-tras apliquéis a la abolición de la propie-dad burguesa el criterio de vuestras ne-ciones burguesas de libertad, cultura,derecho, ctc., vuestras ideas mismas sonproducto de las relaciones de produccióny de propiedad burguesas, como vuestroderecho no es más que la voluntad devueslra clase erigida en ley; voluntad cuyocontenido está delerminado por las condi-ciones materiales de existencia de vues-tra clase.

La concepción interesada que os hahecho erigir en leyes eternas de la Natura-leza y de la Razón las relaciones socialesdimanadas de vuestro modo de produc-

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MIro. Francisco J. lbarra S.

PRÓLOGO DE IA CONTRIBUCIÓN A IACRÍTICA DE IA ECONOMÍA pOLÍTICA.

119

la que corresponden determinadas formasde conciencia social. El modo de produc-ción de la vida material condiciona elproceso de la vida social, polftica y espi-rilual en general. No es la conciencia delhombre la que determina su ser, sino, porel contrario, el ser social es lo que deter-mina su conciencia. Al llegar a una deter-minada fase de desarrollo, las fuerzasproductivas materiales de la sociedad entranen contradicción con las relaciones deproducción existentes, o, lo que no es másque la expresión jurfdica de esto, con lasrelaciones de propiedad dentro de Jao; cualesse han desenvuelto hasta allf. De formasde desarrollo de las fuerzas productivas,estas relaciones se convierten en trabassuyas. y se abre asi una época de revolu-ción social. Al cambiar la base económi-ca, se revoluciona, más o menos rápida-mente, toda la inmensa superestructuraerigida sobre ella. Cuando se estudianesas revoluciones, hay que distinguir siem-pre entre los cambios materiales ocurri.dos en las condiciones económicas deproducción y que pueden apreciarse conla exactitud propia de las ciencias natura-les, y las formas jurfdicas, polfticas, reli-giosas, artfsticas o filosóficas, en unapalabra, las formas ideológicas en que loshombres adquieren conciencia de este con-flicto y luchan por resolverlo. Y del mis-mo modo que no podemos juzgar a un in-dividuo por lo que él piensa de sf, nopodemos juzgar tampoco a estas épocasde revolución por su conciencia, sino que,por el contrario, hay que explicarse estaconciencia por las contradicciones de la

CARLOS MARX

Mi primcr trabajo, emprendido pararesolver las dudas que me asaltaban fueuna rcvisión crHica de la filosoffa hege-liana del derecho, trabajo cuya inlroduc-ción vio la luz en 1844 en los Analesfranco-alemanas, que se publicaban enParfs. Mi investigación desembocaba enel resultado de que tanto las relacionesjurfdicas como las formas de Estado nopueden comprenderse por si mismas nipor la llamada evolución general del esp!rituhumano, sino que radican, por el contra-CiD, en las condiciones materiales de vidacuyo conjunto resume Hcgel, siguiendoel precedente dc los ingleses y francesesdel siglo XVIII, bajo el nombre de ••socie-dad civil., y que la anatom!a de la socie-dad civil hay que buscarla en la EconomfaPolHica. En Brusclas, a donde me trasla-dé en virtud de una orden de destierrodictada por el señor Guizot, hube de pro-seguir mis estudios de Econom!a Polftica,comenzados en Parfs. El rcsultado gene-ral a que llegué y que, una vez obtenido,sirvió de hilo conductor a mis estudios,puede resumirse asf: en la producciónsocial de su vida, los hombres contraendeterminadas relaciones necesarias eindependientes de su voluntad, relacio-nes de producción, que corresponden auna determinada fase de desarrollo de susfuerzas productivas materiales. El con-junto dc estas relaciones de producciónforma la estructura económica de la so-ciedad, la base real sobre la que se levan-ta la superestructura jur!dica y polflica a

La Justicia.

y vuestra educación, ¿no está lambiéndelCrminada por la sociedad, por las con-diciones sociales en que educáis a vues-tros hijos, por la inlervención directa oindirecta de la sociedad a través de laescuela, etc.? Los comunistas no haninventado esla ingerencia de la sociedaden la educaciÓD, no hacen más que cam-biar su carácter y arrancar la educación ala influencia de la clase dominante.

Las declamaciones burguesas sobre lafamilia y la educación, sobre los dulceslazos que unen a los padres con sus hijos,resullan más repugnantes a medida que lagran industria destruye todo vfnculo defamilia con el proletario y transforma alos niños en simples anfculos de comer-cio, en simples instrumentos de trabajo.

¡Pero es que vosotros, los comunislas,queréis establecer la comunidad de lasmujeres! -nos grila a coro toda la burgue-sfa.

Para el burgués, su mujer no es otracosa que un instrumento de producción.Oye decir que los instrumentos de pro-ducción deben ser de utilización común,y, naluralmente, no puede por menos depensar que las mujeres correrán la mismasuerte dc la socialización.

118

ción y de propiedad -relaciones históricasque .surgen y dcsaparca::n en el curso de laproducción-, la companfs con todas lasclases dominantes hoy desaparecidas. 1.0que concebls para la propiedad antigua,lo que concebls para la propiedad feudal,no os atrevéis a admitirlo para la propie-dad burguesa.

jOuerer abolir la familia! Hasta losmás radicales se indignan anle este infa-me designio de los comunistas.

¿En qué bases descansa la familia aaual,la familia burguesa? En el capilal, en ellucro privado. La familia, plenamentedesarrollada, no exisle más que para laburguesla; pero encuentra su complemen-to en la supresiÓD forzosa de loda familiapara el proletariado y en la prostituciónpública.

La familia burguesa desaparece natu-ralmente al dejar de existir ese comple-mento suyo, y ambos dcsaparecen con ladesaparición del capital.

¿Nos reprocháis el querer abolir laexplolación de los hijos por sus padres?Confesamos este crimen.

Pero decls que destrufmos los vfnculosmás fntimos, sustituyendo la educacióndoméslica por la educación social.

I1,

Este libro forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv

DR © 1992. Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Michoacán http://www.poderjudicialmichoacan.gob.mx/web/

Libro completo en: https://goo.gl/6MwFaL

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MIro. Francisco J. lbarra S.

PRÓLOGO DE IA CONTRIBUCIÓN A IACRÍTICA DE IA ECONOMÍA pOLÍTICA.

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la que corresponden determinadas formasde conciencia social. El modo de produc-ción de la vida material condiciona elproceso de la vida social, polftica y espi-rilual en general. No es la conciencia delhombre la que determina su ser, sino, porel contrario, el ser social es lo que deter-mina su conciencia. Al llegar a una deter-minada fase de desarrollo, las fuerzasproductivas materiales de la sociedad entranen contradicción con las relaciones deproducción existentes, o, lo que no es másque la expresión jurfdica de esto, con lasrelaciones de propiedad dentro de Jao; cualesse han desenvuelto hasta allf. De formasde desarrollo de las fuerzas productivas,estas relaciones se convierten en trabassuyas. y se abre asi una época de revolu-ción social. Al cambiar la base económi-ca, se revoluciona, más o menos rápida-mente, toda la inmensa superestructuraerigida sobre ella. Cuando se estudianesas revoluciones, hay que distinguir siem-pre entre los cambios materiales ocurri.dos en las condiciones económicas deproducción y que pueden apreciarse conla exactitud propia de las ciencias natura-les, y las formas jurfdicas, polfticas, reli-giosas, artfsticas o filosóficas, en unapalabra, las formas ideológicas en que loshombres adquieren conciencia de este con-flicto y luchan por resolverlo. Y del mis-mo modo que no podemos juzgar a un in-dividuo por lo que él piensa de sf, nopodemos juzgar tampoco a estas épocasde revolución por su conciencia, sino que,por el contrario, hay que explicarse estaconciencia por las contradicciones de la

CARLOS MARX

Mi primcr trabajo, emprendido pararesolver las dudas que me asaltaban fueuna rcvisión crHica de la filosoffa hege-liana del derecho, trabajo cuya inlroduc-ción vio la luz en 1844 en los Analesfranco-alemanas, que se publicaban enParfs. Mi investigación desembocaba enel resultado de que tanto las relacionesjurfdicas como las formas de Estado nopueden comprenderse por si mismas nipor la llamada evolución general del esp!rituhumano, sino que radican, por el contra-CiD, en las condiciones materiales de vidacuyo conjunto resume Hcgel, siguiendoel precedente dc los ingleses y francesesdel siglo XVIII, bajo el nombre de ••socie-dad civil., y que la anatom!a de la socie-dad civil hay que buscarla en la EconomfaPolHica. En Brusclas, a donde me trasla-dé en virtud de una orden de destierrodictada por el señor Guizot, hube de pro-seguir mis estudios de Econom!a Polftica,comenzados en Parfs. El rcsultado gene-ral a que llegué y que, una vez obtenido,sirvió de hilo conductor a mis estudios,puede resumirse asf: en la producciónsocial de su vida, los hombres contraendeterminadas relaciones necesarias eindependientes de su voluntad, relacio-nes de producción, que corresponden auna determinada fase de desarrollo de susfuerzas productivas materiales. El con-junto dc estas relaciones de producciónforma la estructura económica de la so-ciedad, la base real sobre la que se levan-ta la superestructura jur!dica y polflica a

La Justicia.

y vuestra educación, ¿no está lambiéndelCrminada por la sociedad, por las con-diciones sociales en que educáis a vues-tros hijos, por la inlervención directa oindirecta de la sociedad a través de laescuela, etc.? Los comunistas no haninventado esla ingerencia de la sociedaden la educaciÓD, no hacen más que cam-biar su carácter y arrancar la educación ala influencia de la clase dominante.

Las declamaciones burguesas sobre lafamilia y la educación, sobre los dulceslazos que unen a los padres con sus hijos,resullan más repugnantes a medida que lagran industria destruye todo vfnculo defamilia con el proletario y transforma alos niños en simples anfculos de comer-cio, en simples instrumentos de trabajo.

¡Pero es que vosotros, los comunislas,queréis establecer la comunidad de lasmujeres! -nos grila a coro toda la burgue-sfa.

Para el burgués, su mujer no es otracosa que un instrumento de producción.Oye decir que los instrumentos de pro-ducción deben ser de utilización común,y, naluralmente, no puede por menos depensar que las mujeres correrán la mismasuerte dc la socialización.

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ción y de propiedad -relaciones históricasque .surgen y dcsaparca::n en el curso de laproducción-, la companfs con todas lasclases dominantes hoy desaparecidas. 1.0que concebls para la propiedad antigua,lo que concebls para la propiedad feudal,no os atrevéis a admitirlo para la propie-dad burguesa.

jOuerer abolir la familia! Hasta losmás radicales se indignan anle este infa-me designio de los comunistas.

¿En qué bases descansa la familia aaual,la familia burguesa? En el capilal, en ellucro privado. La familia, plenamentedesarrollada, no exisle más que para laburguesla; pero encuentra su complemen-to en la supresiÓD forzosa de loda familiapara el proletariado y en la prostituciónpública.

La familia burguesa desaparece natu-ralmente al dejar de existir ese comple-mento suyo, y ambos dcsaparecen con ladesaparición del capital.

¿Nos reprocháis el querer abolir laexplolación de los hijos por sus padres?Confesamos este crimen.

Pero decls que destrufmos los vfnculosmás fntimos, sustituyendo la educacióndoméslica por la educación social.

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MIro. F•••••••• J. Ibur.a S. 121

la necesidad de una nueva división sociIildel trabajo: se constituye un cuerpo dejuristas profesionales, y con él, una cien-cia jurldica. Esta, al desarrollarse, comopara los sistemas juñdicos de los diferen-tes pueblos y de las diferentes épocas, 00como un reflejo de las relaciones econó-micas correspondientes, sino como siste-mas que encuentran su fundamento enellos mismos. La comparación supooe unelemento común: éste aparece ¡xI' el hechode que los juristas recogen, en un derechonatural, lo que más o menos es común atodos los sistemas juñdicos. Y la medidaque servirá para distinguir lo que pertene-ce o no al derecho natural, es precisamen-te la expresión más abstracta del derecbomismo: la justicia. A panir de este mo-mento, el desarrollo del derecbo, para losjuristas y para los que creen en sus pala-bras, no reside sino en la aspiración aaproximar cada día más la condición delos hombres, en la medida en que estáexpresada jurldicamente, al ideal de lajusticia, a la justicia eterna. Y esta justi-cia es siempre la expresión ideologizada,divinizada, de las relaciones económicasexistentes, a veces en su sentido conser-vador, otras veces en su sentido revolu-cionario. La justicia de los griegos y delos romanos juzgaba justa la esclavitud;la justicia de Jos burgueses de 17w} exigIala abolición del feudalismo, que conside-raba injusto.

CONTRIBUCIÓN AL PROBLEMADE LA VIVIENDA

F. ENGELS

En una determinada etapa, muy pnml-liva, del desarrollo de la sociedad, sehace sentir la necesidad de abarcar conuna regla general los aClos de la proiluc-ción, de la distribución y del cambio delos productos, que se repilen cada dlJl, lanecesidad de velar por que cada cual sesometa a las condiciones generales de laproducción y del cambio. Esta regla, cos-lumbre al principio, se convierte prontoen ley.. Con la ley, surgen necesariamenteorganismos encargados de su aplicación:los poderes públicos, el Estado. Luego,con el desarrollo progresivo de la socie-dad, la ley se transforma en una legisla-ción más o menos extensa. Cuanto máscompleja se hace esta legislación, su modode expresión se aleja más del modo conque se expresan las habituales condicio-nes económicas de vida de la sOciedad.Esta legislación aparece como un ele-mento independiente que deriva la justifi-cación de su existencia y las razones de sudesarrollo, no de las relaciones económi-cas, sino de sus propios fundamenlos in-teriores, como si dijéramos del _conceptode voluntad •. Los hombres olvidan quesu derecho se origina en sus condicioneseconómicas de vida, los mismo que hanolvidado que ellos mismos proceden delmundo animal. Una vez la legislación seha desarrollado y convenido en un con-junto complejo y eXlenso, se hace sentir

La Justicia.

durado en el seno de la propia sociedadantigua. Por eso, la humanidad se propo-ne siempre únicamente los objetivos quepuede alcanzar, pues, bien miradas lascosas, vemos siempre que estos objetivossólo brotan cuando ya se dan o, por lomenos, se están gestando, las condicionesmateriales para su realización.

vida malerial, por el conflicto exislenleenlre las fuerzas productivas sociales ylas relaciones de producción. Ninguna for-mación social desaparece antes de que sedesarrollen todas las fuerzas productivasque caben dentro de ella, y jamás apare-cen nuevas y más altas relaciones de pro-ducción antes de que las condicionesmateriales para su existencia hayan ma-

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MIro. F•••••••• J. Ibur.a S. 121

la necesidad de una nueva división sociIildel trabajo: se constituye un cuerpo dejuristas profesionales, y con él, una cien-cia jurldica. Esta, al desarrollarse, comopara los sistemas juñdicos de los diferen-tes pueblos y de las diferentes épocas, 00como un reflejo de las relaciones econó-micas correspondientes, sino como siste-mas que encuentran su fundamento enellos mismos. La comparación supooe unelemento común: éste aparece ¡xI' el hechode que los juristas recogen, en un derechonatural, lo que más o menos es común atodos los sistemas juñdicos. Y la medidaque servirá para distinguir lo que pertene-ce o no al derecho natural, es precisamen-te la expresión más abstracta del derecbomismo: la justicia. A panir de este mo-mento, el desarrollo del derecbo, para losjuristas y para los que creen en sus pala-bras, no reside sino en la aspiración aaproximar cada día más la condición delos hombres, en la medida en que estáexpresada jurldicamente, al ideal de lajusticia, a la justicia eterna. Y esta justi-cia es siempre la expresión ideologizada,divinizada, de las relaciones económicasexistentes, a veces en su sentido conser-vador, otras veces en su sentido revolu-cionario. La justicia de los griegos y delos romanos juzgaba justa la esclavitud;la justicia de Jos burgueses de 17w} exigIala abolición del feudalismo, que conside-raba injusto.

CONTRIBUCIÓN AL PROBLEMADE LA VIVIENDA

F. ENGELS

En una determinada etapa, muy pnml-liva, del desarrollo de la sociedad, sehace sentir la necesidad de abarcar conuna regla general los aClos de la proiluc-ción, de la distribución y del cambio delos productos, que se repilen cada dlJl, lanecesidad de velar por que cada cual sesometa a las condiciones generales de laproducción y del cambio. Esta regla, cos-lumbre al principio, se convierte prontoen ley.. Con la ley, surgen necesariamenteorganismos encargados de su aplicación:los poderes públicos, el Estado. Luego,con el desarrollo progresivo de la socie-dad, la ley se transforma en una legisla-ción más o menos extensa. Cuanto máscompleja se hace esta legislación, su modode expresión se aleja más del modo conque se expresan las habituales condicio-nes económicas de vida de la sOciedad.Esta legislación aparece como un ele-mento independiente que deriva la justifi-cación de su existencia y las razones de sudesarrollo, no de las relaciones económi-cas, sino de sus propios fundamenlos in-teriores, como si dijéramos del _conceptode voluntad •. Los hombres olvidan quesu derecho se origina en sus condicioneseconómicas de vida, los mismo que hanolvidado que ellos mismos proceden delmundo animal. Una vez la legislación seha desarrollado y convenido en un con-junto complejo y eXlenso, se hace sentir

La Justicia.

durado en el seno de la propia sociedadantigua. Por eso, la humanidad se propo-ne siempre únicamente los objetivos quepuede alcanzar, pues, bien miradas lascosas, vemos siempre que estos objetivossólo brotan cuando ya se dan o, por lomenos, se están gestando, las condicionesmateriales para su realización.

vida malerial, por el conflicto exislenleenlre las fuerzas productivas sociales ylas relaciones de producción. Ninguna for-mación social desaparece antes de que sedesarrollen todas las fuerzas productivasque caben dentro de ella, y jamás apare-cen nuevas y más altas relaciones de pro-ducción antes de que las condicionesmateriales para su existencia hayan ma-

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CRITICA DEL PROGRAMADE GOTHA

C. MARX

«La emancipación del trabajo exigeque los medios de trabajo se eleven apatrimonio coman de la sociedad y quetodo el trabajo sea regulado colectiva-mente, con un reparto equitativo del frutodel trabajo •.Donde dice «que los medios de trabajo

se eleven a patrimonio comOn., deberladecir t indudablemente, «se conviertan enpatrimonio coman •. Pero esto sólo depasada.¿Que es el «frulo del trabajo.? ¿El

producto del trabajo, o su valor? Y en esteOltimo caso, ¿el valor total del producto,o sólo la parte de valor que el trabajoallade al valor de los medios de produc-ción consumidos?Eso del «fruto del trabajo. es una idea

vaga con la que Lasalle ba suplantadoconceptos económicos concretos.¿Que es «reparto "equitativo.?¿No afirman los burgueses que el re.

parto actual es «equitativo.? ¿Y no eseste, en efecto, el Onico reparto «equltati-vo. que cabe, sobre la base del modoactual de producción? ¿Acaso las relacio-nes económicas son reguladas por losconceptos jurldicos? ¿No surgen, por elcontrario, las relaciones jurldicas de lasrelaciones económicas? ¿No se forjantambién los sectarios socialistas las másvariadas ideas acerca del reparto «equita-tivo.?Para saber lo que aqul bay que enten-

der por la frase de -reparto equitativo.,tenemos que cotejar este párrafo con el

La Justicia.

primero. El párrafo que glosamos suponeuna sociedad en la cual los «medios detrabajo son patrimonio comOn y todo eltrabajo se regula colectivamente., mien-tras que en el párrafo primero vemos que«todos los miembros de la sociedad tie-nen igual derecbo a percibir el fruto Inte-gro del trabajo •.¿«Todos los miembros de la socie-

dad.? ¿También los que no trabajan?¿Dónde se queda,entonces, el .fruto Inte.gro del trablljo-? ¿O sólo los miembros dela sociedad que trabajan? ¿Dónde deja-mos, entonces, el .derccbo igual. de todoslos miembros de la sociedad?Sin embargo, lo de .todos los miem-

bros de la sOciedad. y .el derecho igual.no son, manifiestamente, más que frases.Lo esencial del asunto está en que, en estasociedad comunista, todo obrero debeobtener el .fruto Integro del trabajo.lassalleano.Tomemos, en primer lugar, las pala-

bras .el fruto del trabajo. en el sentidodel producto del trabajo entonces el frutoc:oIectivodel trabajo será el producto socialglobal.Pero, de aqul, bay que deducir:Primero: una parte para reponer los

medios de producción consumidos.Segundo: una parte suplementaria para

ampliar la producción.Tercero: el foodo de reserva o de segu.

ro contra' accidentes, trastornos debidos acalamidades, etc.Estas deducciones del .fruto Integro

del trabajo. constituyen una necesidadeconómica, y su magnitud se determinará

Mtro. FraocPoo J. lbam S.

segOn los medios y fuerzas existentes, yen parte, por medio del cálCulo de proba-billdades; lo que no puede hacerse deningOn modo es calcularlas partiendo dela equidad."Queda la parte restante del producto

global, destinada a servir de medios deconsumo.Pero, antes de que esta parte llegue al

reparto individual, de ella hay que dedu-cir todavla:Primero: los gastos generales de admi-

nistración, no concernientes a la produc-ción.En esta parte se conseguirá, desde el

primer momento, una reducción conside-rabi11'sima, en comparación con la socie-dad actual, reducción que irá en aumentoa medida que la nueva sociedad se desa-rrolle.Segundo: la parte que se destine a la

satisfacción colectiva de las necesidades,tales como escuelas, instituciones sanita-rias, etc.Esta parte aumentará considerablemen-

te desde el primer momento, en compara-ción con la sociedad actual, y seguiráaumentando en la medida en que la socie-dad se desarrolIe.Tercero: los fondos de sostenimiento

de las personas no capacitadas para eltrabajo, etc.; en una palabra, lo que hoycompete a la llamada beneficencia ofi-cial.Sólo después de esto podemos proce-

der a la .distribución., es decir, a lo-Ilnico que, bajo la influencia de Lassalley con una concepción estrecha, tienepresente el programa, es decir, a la partede los medios de consumo que se reparteentre los productores individuales de lacolectividad.

t23

El .fruto Integro del trabajo. se hatransformado ya, imperceptiblemente, enel .fruto parcia],., aunque lo que se lequite al productor en calidad de individuovuelva a él, directa o indirectamente, encalidad de miembro de la sociedad.Y asl como se ba evaporado la expre-

sión .el fruto Integro del trabajo. en general.En el seno de una sociedad colectivis-

ta, basada en la propiedad coman de losmedios de producción, los productores nocambian sus productos; el trabajo inverti-do en los productos no se presenta aqul,tampoco, como valor de estos productos,como una cualidad material, inherente aellos, pues aqul, por oposición a lo quesucede en la sociedad capitalista, los tra-bajos individuales no forman ya parte in-tegrante del trabajo coman mediante unrodeo. sino directamente. La expresión.el fruto del trabajo •• ya boy recusablepor su ambigQedad, pierde asl todo senti-do.De lo que aqul se trata no es de una

sociedad comunista que se ba desarrolla-do sobre su propla base sino de una queacaba de salir precisamente de la socie-dad capitalista y que, por lanto. presentatodavla en todos sus aspectos. en el eco-nómico. en el moral y en el intelectual. elsello de la vieja sociedad de cuya entrallaprocede. Congruentemente con esto. enella el productor individual obtiene de lasociedad -después de hechas las obliga-das deducciones- exactamente lo que leba dado. Lo que el productor ha dado a lasociedad es su cuota individual de traba-jo. AsI. por ejemplo, la jornada social detrabajo se compone de la suma de lashoras de trabajo individual; el tiempoindividual de trabajo de cada productorpor separado es la parte de la jornada

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CRITICA DEL PROGRAMADE GOTHA

C. MARX

«La emancipación del trabajo exigeque los medios de trabajo se eleven apatrimonio coman de la sociedad y quetodo el trabajo sea regulado colectiva-mente, con un reparto equitativo del frutodel trabajo •.Donde dice «que los medios de trabajo

se eleven a patrimonio comOn., deberladecir t indudablemente, «se conviertan enpatrimonio coman •. Pero esto sólo depasada.¿Que es el «frulo del trabajo.? ¿El

producto del trabajo, o su valor? Y en esteOltimo caso, ¿el valor total del producto,o sólo la parte de valor que el trabajoallade al valor de los medios de produc-ción consumidos?Eso del «fruto del trabajo. es una idea

vaga con la que Lasalle ba suplantadoconceptos económicos concretos.¿Que es «reparto "equitativo.?¿No afirman los burgueses que el re.

parto actual es «equitativo.? ¿Y no eseste, en efecto, el Onico reparto «equltati-vo. que cabe, sobre la base del modoactual de producción? ¿Acaso las relacio-nes económicas son reguladas por losconceptos jurldicos? ¿No surgen, por elcontrario, las relaciones jurldicas de lasrelaciones económicas? ¿No se forjantambién los sectarios socialistas las másvariadas ideas acerca del reparto «equita-tivo.?Para saber lo que aqul bay que enten-

der por la frase de -reparto equitativo.,tenemos que cotejar este párrafo con el

La Justicia.

primero. El párrafo que glosamos suponeuna sociedad en la cual los «medios detrabajo son patrimonio comOn y todo eltrabajo se regula colectivamente., mien-tras que en el párrafo primero vemos que«todos los miembros de la sociedad tie-nen igual derecbo a percibir el fruto Inte-gro del trabajo •.¿«Todos los miembros de la socie-

dad.? ¿También los que no trabajan?¿Dónde se queda,entonces, el .fruto Inte.gro del trablljo-? ¿O sólo los miembros dela sociedad que trabajan? ¿Dónde deja-mos, entonces, el .derccbo igual. de todoslos miembros de la sociedad?Sin embargo, lo de .todos los miem-

bros de la sOciedad. y .el derecho igual.no son, manifiestamente, más que frases.Lo esencial del asunto está en que, en estasociedad comunista, todo obrero debeobtener el .fruto Integro del trabajo.lassalleano.Tomemos, en primer lugar, las pala-

bras .el fruto del trabajo. en el sentidodel producto del trabajo entonces el frutoc:oIectivodel trabajo será el producto socialglobal.Pero, de aqul, bay que deducir:Primero: una parte para reponer los

medios de producción consumidos.Segundo: una parte suplementaria para

ampliar la producción.Tercero: el foodo de reserva o de segu.

ro contra' accidentes, trastornos debidos acalamidades, etc.Estas deducciones del .fruto Integro

del trabajo. constituyen una necesidadeconómica, y su magnitud se determinará

Mtro. FraocPoo J. lbam S.

segOn los medios y fuerzas existentes, yen parte, por medio del cálCulo de proba-billdades; lo que no puede hacerse deningOn modo es calcularlas partiendo dela equidad."Queda la parte restante del producto

global, destinada a servir de medios deconsumo.Pero, antes de que esta parte llegue al

reparto individual, de ella hay que dedu-cir todavla:Primero: los gastos generales de admi-

nistración, no concernientes a la produc-ción.En esta parte se conseguirá, desde el

primer momento, una reducción conside-rabi11'sima, en comparación con la socie-dad actual, reducción que irá en aumentoa medida que la nueva sociedad se desa-rrolle.Segundo: la parte que se destine a la

satisfacción colectiva de las necesidades,tales como escuelas, instituciones sanita-rias, etc.Esta parte aumentará considerablemen-

te desde el primer momento, en compara-ción con la sociedad actual, y seguiráaumentando en la medida en que la socie-dad se desarrolIe.Tercero: los fondos de sostenimiento

de las personas no capacitadas para eltrabajo, etc.; en una palabra, lo que hoycompete a la llamada beneficencia ofi-cial.Sólo después de esto podemos proce-

der a la .distribución., es decir, a lo-Ilnico que, bajo la influencia de Lassalley con una concepción estrecha, tienepresente el programa, es decir, a la partede los medios de consumo que se reparteentre los productores individuales de lacolectividad.

t23

El .fruto Integro del trabajo. se hatransformado ya, imperceptiblemente, enel .fruto parcia],., aunque lo que se lequite al productor en calidad de individuovuelva a él, directa o indirectamente, encalidad de miembro de la sociedad.Y asl como se ba evaporado la expre-

sión .el fruto Integro del trabajo. en general.En el seno de una sociedad colectivis-

ta, basada en la propiedad coman de losmedios de producción, los productores nocambian sus productos; el trabajo inverti-do en los productos no se presenta aqul,tampoco, como valor de estos productos,como una cualidad material, inherente aellos, pues aqul, por oposición a lo quesucede en la sociedad capitalista, los tra-bajos individuales no forman ya parte in-tegrante del trabajo coman mediante unrodeo. sino directamente. La expresión.el fruto del trabajo •• ya boy recusablepor su ambigQedad, pierde asl todo senti-do.De lo que aqul se trata no es de una

sociedad comunista que se ba desarrolla-do sobre su propla base sino de una queacaba de salir precisamente de la socie-dad capitalista y que, por lanto. presentatodavla en todos sus aspectos. en el eco-nómico. en el moral y en el intelectual. elsello de la vieja sociedad de cuya entrallaprocede. Congruentemente con esto. enella el productor individual obtiene de lasociedad -después de hechas las obliga-das deducciones- exactamente lo que leba dado. Lo que el productor ha dado a lasociedad es su cuota individual de traba-jo. AsI. por ejemplo, la jornada social detrabajo se compone de la suma de lashoras de trabajo individual; el tiempoindividual de trabajo de cada productorpor separado es la parte de la jornada

Este libro forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv

DR © 1992. Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Michoacán http://www.poderjudicialmichoacan.gob.mx/web/

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sociai de trabajo que él aporta, su partici-pación en ella. La sociedad le entrega unbono consignando que ha rendido tal ocual cantidad de trabajo (después de des-contar lo que ha trabajado para el fondocomoJn),y con este hono saca de los depó-sitos sociales de medios de consumo laparte equivalente a la cantidad de trabajoque ha rendido. La misma cuota de traba-jo que ha dado a la sociedad bajo unaforma, la recibe de ésta bajo otra formadistinta.

Aqul reina, evidentemente, el mismoprincipio que regula el intercambio demercancías, por cuanto éste es intercam.bio de equivalentes. Han variado la formay el contenido, porque bajo las nuevascondiciones nadie puede dar sino su tra-bajo, y porque, por otra parte, ahora nadapuede pasar a ser propiedad del indivi-duo, fuera de los medios individuales deconsumo. Pero, en lo que se refiere a )adistribuciÓn de éstos entre los distintosproductores, rige el mismo principio queen el intercambio de mercanclas equiva-lentes: se cambia una cantidad de trahajo,bajo una forma, por otra cantidad igual detrabajo, bajo otra forma distinta.

Por eso, el derecho igual sigue siendoaqul, en principio, el derecho burgués,aunque ahora el principio y la práctica yano se tiran de los pelos, mientras que enel régimen de intercambio de mercanclas,el intercambio de equivalentes no se damás que como término medio, y no en loscasos individuales.

A pesar de este progreso este derechoigual sigue llevando impllcita una limita-ciÓn burguesa. El derecho de los produc-tores es proporcional al trabajo que hanrendido; la igualdad, aqul, consiste en.que se mide por el mismo rasero: por el

La Justicia.

trabajo.Pero unos individuos son superiores

tlsica o intelectualmente a otros y rinde,pues, en el mismo tiempo, más trabajo, opueden trabajar más tiempo; y el trabajo,para servir de medida tiene que determi.narse en cuanto a duraciÓn o intensidad,de otro modo, deja de ser una medida.Este derecho igual es un derecho desigualpara trabajo desigual. No reconoce ningu-na distinciÓn de clase, porque aqul cadaindividuo no es más que un obrero comolos demás; pero reconoce, tácitamente,como otros tantos privilegios naturales,las desiguales aptitudes de los individuos,y, por consiguiente, la desigual capaci- .dad de rendimiento. En el fondo es, portanto, como todo derecho, el derecho déla desigualdad. El derecho sÓlo puedeconsistir, por naturaleza, en la aplicaciónde una medida igual; pero los individuosdesiguales (y no serán distintos indivi-duos si no fuesen desiguales) SÓlo puedenmedirse por punto de vista igual, siemprey cuando que se les mire solamente en-cuanto obreros, y no se vea en ellos nin-guna otra cosa, es decir, casados y otrosno; unos tienen más hijos que otros, etc.A igual rendimiento y, por consiguiente,a igual participación en el fondo social deconsumo, unos obtienen de hecho másque otros, unos son más ricos que otros,etc. Para evitar todos esios inconvenien.tes, el derecho no tendrla que ser igual,sino desigual.

Pero estos defectos son inevitables enla primera fase de la sociedad comunista,tal y como brota de la sociedad capitalistadespués de un largo y doloroso alumbra-miento. El derecho no puede ser nuncasuperior a la estructura económica ni aldesarrollo cultural de la sociedad por ella

Mlro. Francisco J. lbarra S.

condicionado.En la fase superior de la sociedad

comunista, cuando haya desaparecido lasubordinaciÓn esclavizadora de los indi-viduos a la divisiÓn del trabajo, y conella, la oposición entre el trabajo intelec-tual y el trabajo manual; cuando el traba-jo no sea solamente un medio de vida,sino )a primera necesidad vital; cuando,con el desarrollo de los individuos entodos sus aspectos, crezcan también lasfuerzas productivas y corran a chorro llenolos manantiales de la riqueza colectiva,sólo entonces podrá rebasarse totalmenteel estrecho horizonte del derecho bur-gués, y la sociedad podrá escribir en subandera: ¡De cada cual, según su capaci-dad; a cada cual, según sus necesidades!

Me he extendido sobre el .fruto Inte-gro del trabajo», de una parte,'y de otra,sobre .el derecho igual» y .Ia distribu-ción equitativa», para demostrar en quégrave falta se incurre, de un lado, cuandose quiere volver a imponer a nuestro par-tido como dogmas ideas que, si en otrotiempo tuvieron un sentido, hoy ya no sonmás que tÓpicos en desuso, y, de otro,cuando se tergiversa la concepción realis-ta -que tanto esfuerzo ha costado inculcaral partido, pero que hoy está ya enraiza.da. con patrañas ideológicas, jurldicas yde otro género, tan en boga entre losdemÓCratas y los socialistas franceses.

Aún prescindiendo de lo que quedaexpuesto, es equivocado, en general, tomarcomo esencial la llamada distribución yhacer hincapié en ella, como si fuera lomás importante.

La distribuciÓn de los medios de con-sumo es, en todo momento, un corolariode la distribución de las propias condicio-nes de prod'ucción. Y esta distribución es

125

una caracterlstica del modo mismo deproducción. Por ejemplo, el modo capita-lista de producción descansa en el hechode que las <;cndiciones materiales de pro-ducción le son adjudicadas a los que notrabajan bajo la forma de propiedad delcapital y propiedad del suelo, mientras lamasa sÓlo es propietaria de la condiciónpersonal de producción, la fuerza de tra-bajo. Distribuidos de este modo los ele-mentos de producción, la actual distribu-ción de los medios de consumo es unaconsecuencia natural. Si las condicionesmateriales de producción fuesen propie-dad colectiva de los propios obreros, estodeterminarla, por sI solo, una distribu-ciÓn de los medios de consumo distinta dela actual. El socialismo vulgar (y porintermedio suyo, una parte de la democra-cia) ha aprendido de los economistasburgueses a considerar y tratar la distri-buciÓn como algo independiente del modode producción, y, por tanto, a exponer elsocialismo como una doctrina que giraprincipalmente en tomo a la distribuciÓn.Una vez que está dilucidada, desde haceya mucho tiempo la verdadera relación delas =, ¿por qué volver a marchar haciaatrás?

.La emancipación del lrabajo tieneque ser obra de la clase obrera, frente a lacual todas las otras clases no forman másque una masa reaccionaria •.. La primeraestrofa está tomada del preámbulo de losEstatutos de la Internacional, pero «ca.rregida •. All! se dice: .La emancipaciónde la clase obrera debe ser obra de losobreros mismos», aquí, por el contrario,«la clase obrera», tiene que emancipar, ¿aquién?, .al trabajo. ¡enliéndalo quienpueda!

Este libro forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv

DR © 1992. Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Michoacán http://www.poderjudicialmichoacan.gob.mx/web/

Libro completo en: https://goo.gl/6MwFaL

Page 15: MMMMMMMMMMMMMMMMMMM …...Hegel y el materialismo de Feuerbach, creando el materialismo dialéctico, consistente en sfntesis en los siguien-tes principios. 1. Todos los fenómenos

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sociai de trabajo que él aporta, su partici-pación en ella. La sociedad le entrega unbono consignando que ha rendido tal ocual cantidad de trabajo (después de des-contar lo que ha trabajado para el fondocomoJn),y con este hono saca de los depó-sitos sociales de medios de consumo laparte equivalente a la cantidad de trabajoque ha rendido. La misma cuota de traba-jo que ha dado a la sociedad bajo unaforma, la recibe de ésta bajo otra formadistinta.

Aqul reina, evidentemente, el mismoprincipio que regula el intercambio demercancías, por cuanto éste es intercam.bio de equivalentes. Han variado la formay el contenido, porque bajo las nuevascondiciones nadie puede dar sino su tra-bajo, y porque, por otra parte, ahora nadapuede pasar a ser propiedad del indivi-duo, fuera de los medios individuales deconsumo. Pero, en lo que se refiere a )adistribuciÓn de éstos entre los distintosproductores, rige el mismo principio queen el intercambio de mercanclas equiva-lentes: se cambia una cantidad de trahajo,bajo una forma, por otra cantidad igual detrabajo, bajo otra forma distinta.

Por eso, el derecho igual sigue siendoaqul, en principio, el derecho burgués,aunque ahora el principio y la práctica yano se tiran de los pelos, mientras que enel régimen de intercambio de mercanclas,el intercambio de equivalentes no se damás que como término medio, y no en loscasos individuales.

A pesar de este progreso este derechoigual sigue llevando impllcita una limita-ciÓn burguesa. El derecho de los produc-tores es proporcional al trabajo que hanrendido; la igualdad, aqul, consiste en.que se mide por el mismo rasero: por el

La Justicia.

trabajo.Pero unos individuos son superiores

tlsica o intelectualmente a otros y rinde,pues, en el mismo tiempo, más trabajo, opueden trabajar más tiempo; y el trabajo,para servir de medida tiene que determi.narse en cuanto a duraciÓn o intensidad,de otro modo, deja de ser una medida.Este derecho igual es un derecho desigualpara trabajo desigual. No reconoce ningu-na distinciÓn de clase, porque aqul cadaindividuo no es más que un obrero comolos demás; pero reconoce, tácitamente,como otros tantos privilegios naturales,las desiguales aptitudes de los individuos,y, por consiguiente, la desigual capaci- .dad de rendimiento. En el fondo es, portanto, como todo derecho, el derecho déla desigualdad. El derecho sÓlo puedeconsistir, por naturaleza, en la aplicaciónde una medida igual; pero los individuosdesiguales (y no serán distintos indivi-duos si no fuesen desiguales) SÓlo puedenmedirse por punto de vista igual, siemprey cuando que se les mire solamente en-cuanto obreros, y no se vea en ellos nin-guna otra cosa, es decir, casados y otrosno; unos tienen más hijos que otros, etc.A igual rendimiento y, por consiguiente,a igual participación en el fondo social deconsumo, unos obtienen de hecho másque otros, unos son más ricos que otros,etc. Para evitar todos esios inconvenien.tes, el derecho no tendrla que ser igual,sino desigual.

Pero estos defectos son inevitables enla primera fase de la sociedad comunista,tal y como brota de la sociedad capitalistadespués de un largo y doloroso alumbra-miento. El derecho no puede ser nuncasuperior a la estructura económica ni aldesarrollo cultural de la sociedad por ella

Mlro. Francisco J. lbarra S.

condicionado.En la fase superior de la sociedad

comunista, cuando haya desaparecido lasubordinaciÓn esclavizadora de los indi-viduos a la divisiÓn del trabajo, y conella, la oposición entre el trabajo intelec-tual y el trabajo manual; cuando el traba-jo no sea solamente un medio de vida,sino )a primera necesidad vital; cuando,con el desarrollo de los individuos entodos sus aspectos, crezcan también lasfuerzas productivas y corran a chorro llenolos manantiales de la riqueza colectiva,sólo entonces podrá rebasarse totalmenteel estrecho horizonte del derecho bur-gués, y la sociedad podrá escribir en subandera: ¡De cada cual, según su capaci-dad; a cada cual, según sus necesidades!

Me he extendido sobre el .fruto Inte-gro del trabajo», de una parte,'y de otra,sobre .el derecho igual» y .Ia distribu-ción equitativa», para demostrar en quégrave falta se incurre, de un lado, cuandose quiere volver a imponer a nuestro par-tido como dogmas ideas que, si en otrotiempo tuvieron un sentido, hoy ya no sonmás que tÓpicos en desuso, y, de otro,cuando se tergiversa la concepción realis-ta -que tanto esfuerzo ha costado inculcaral partido, pero que hoy está ya enraiza.da. con patrañas ideológicas, jurldicas yde otro género, tan en boga entre losdemÓCratas y los socialistas franceses.

Aún prescindiendo de lo que quedaexpuesto, es equivocado, en general, tomarcomo esencial la llamada distribución yhacer hincapié en ella, como si fuera lomás importante.

La distribuciÓn de los medios de con-sumo es, en todo momento, un corolariode la distribución de las propias condicio-nes de prod'ucción. Y esta distribución es

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una caracterlstica del modo mismo deproducción. Por ejemplo, el modo capita-lista de producción descansa en el hechode que las <;cndiciones materiales de pro-ducción le son adjudicadas a los que notrabajan bajo la forma de propiedad delcapital y propiedad del suelo, mientras lamasa sÓlo es propietaria de la condiciónpersonal de producción, la fuerza de tra-bajo. Distribuidos de este modo los ele-mentos de producción, la actual distribu-ción de los medios de consumo es unaconsecuencia natural. Si las condicionesmateriales de producción fuesen propie-dad colectiva de los propios obreros, estodeterminarla, por sI solo, una distribu-ciÓn de los medios de consumo distinta dela actual. El socialismo vulgar (y porintermedio suyo, una parte de la democra-cia) ha aprendido de los economistasburgueses a considerar y tratar la distri-buciÓn como algo independiente del modode producción, y, por tanto, a exponer elsocialismo como una doctrina que giraprincipalmente en tomo a la distribuciÓn.Una vez que está dilucidada, desde haceya mucho tiempo la verdadera relación delas =, ¿por qué volver a marchar haciaatrás?

.La emancipación del lrabajo tieneque ser obra de la clase obrera, frente a lacual todas las otras clases no forman másque una masa reaccionaria •.. La primeraestrofa está tomada del preámbulo de losEstatutos de la Internacional, pero «ca.rregida •. All! se dice: .La emancipaciónde la clase obrera debe ser obra de losobreros mismos», aquí, por el contrario,«la clase obrera», tiene que emancipar, ¿aquién?, .al trabajo. ¡enliéndalo quienpueda!

Este libro forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv

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126

DEL SOCIALISMO UTÓPICOSOCIALISMO CIENTÍFIco

La Justicia.

AL

Muo. Francisco J. lbarra S.

LUDWIG FEUERBACH y EL FINDE LA FILOSOFÍA CLÁSICAALEMANA.

127

ENGELS

La Gran Revolución francesa fue latercera insurrección de la burgucsla, perola primera que se despojó totalmente delmanto religioso, dando la batalla en elcampo polllico abierto. Y fuc también laprimera que llevó realmente la batallahasta la destrucción de uno de los doscombatientes, la aristocracia, y el triunfocomplcto del otro, la burguesla. En Ingla-terra, la continuidad ininterrumpida delas instituciones prerrevolucionarias y post-rrevolucionarias y la transacción selladaentre los grandes terratenientes y loscapitalistas, encontraban su expresión enla continuidad de los precedentes judicia-

les, asl como en la respetunsa conserva-ción de las formas legales del feudalismo.En Francia, la revolución rompió plena-mente con las tradiciones del pasado, barriólos últimos vestigios del feudalismo ycreó, con el Code Civil, una adaptaciónmagistral a las relaciones capitalistasmodernas del antiguo Derecho romano,de aquella expresión casi perfecta de lasrelaciones jurfdicas derivadas de la faseeconómica que Marx llama la _produc-ción de mercancías_; tar:t magistra19 queeste Código francés revolucionario sirvetodavla hoy en todos los paIses -sin ex-ceptuar a Inglaterra- de modelo para lasreformas del derecho de propiedad.

-

ENGELS

Si aún hoy, en los tiempos de la granindustria y de los ferrocarriles, el Estadono es, en general, más que el reflejo enforma sintética de las necesidades econó-micas de la clase que gobierna la produc-ción, mucho más tuvo que serlo en aque-lla época, en que una generación de hombrestenIa que invertir una parte mucho mayorde su vida en la satisfacción de sus nece-sidades materiales, y, por consiguiente,dependfa de éstas mucho más de lo quehoy nosotros. Las investigaciones históri-cas de épocas anteriores, cuando se dctie.nen seriamente en este aspecto, confir.man más que sobradamente esta conclu-sión; aqul, no podemos pararnos, natural-mente, a tratar de esto.

Si el Estado y el Derecho público sehallan gobernados por las relaciones eco-nómicas, también lo estará, como es lógi-co, el Derecho privado, ya que éste selimita, en sustancia, a sancionar las rela-ciones económicas existentes entre losindividuos y que bajo las circunstanciasdadas, son las normales. La forma queésta revista puede variar considerable-mente. Puede ocurrir, como ocurre enInglaterra, a tono con todo el desarrollonacional de aquél pals, que se conservenen gran parte las formas del antiguo Dere-cho feudal, infundiéndoles un contenidoburgués, y hasta asignando directamenteun significado burgués al nombre feudal.Pero puede tomarse también como base,

como se hizo en el Oeste de Europa con-tinental, el primer Derecho universal deuna sociedad productora de mercancías.el Derecho romano, con su formulacióninsuperablemente precisa de todas lasrelaciones jurldieas esenciales que pue-den existir entre los simples poseedoresde mereanclas (comprador y vendedor,acreedor y deudor, contratos, obligacio-nes, etc.). Para honra y provecho de unasociedad que es todavla pequeiloburguesay semifeudal, puede reducirse este Dere- .cho, sencillamente por la práctica judi-cial, a su propio nivel (Derecho generalalemán), o bien, con ayuda de unos juris-tas supuestamente ilustrados y morali-zantes, se puede recopilar en un Códigopropio, ajustado al nivel de esta sociedad;Código que, en estas condiciones, no tendrámás remedio que ser también malo desdeel punto de vista jurldico (Código nacio-nal prusiano); y cabe también que, des-pués de una gran revolución burguesa, seelabore y promulgue, a base de este mis-mo Derecho romano, un Código de lasociedad burguesa tan clásico como elCode civil francés. Por tanto, aunque lasnormas del Derecho civil se limitan a ex-presar en forma jurldica las condicioneseconómicas de vida de la sociedad, pue-den hacerlo bien o mal, según los casos.

En el Estado loma cuerpo ante noso-tros el primer poder ideológico sobre loshombres. La sociedad se crea un órganopara la defensa de sus intereses comunesfrente a los ataques de dentro y de fuera.

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DEL SOCIALISMO UTÓPICOSOCIALISMO CIENTÍFIco

La Justicia.

AL

Muo. Francisco J. lbarra S.

LUDWIG FEUERBACH y EL FINDE LA FILOSOFÍA CLÁSICAALEMANA.

127

ENGELS

La Gran Revolución francesa fue latercera insurrección de la burgucsla, perola primera que se despojó totalmente delmanto religioso, dando la batalla en elcampo polllico abierto. Y fuc también laprimera que llevó realmente la batallahasta la destrucción de uno de los doscombatientes, la aristocracia, y el triunfocomplcto del otro, la burguesla. En Ingla-terra, la continuidad ininterrumpida delas instituciones prerrevolucionarias y post-rrevolucionarias y la transacción selladaentre los grandes terratenientes y loscapitalistas, encontraban su expresión enla continuidad de los precedentes judicia-

les, asl como en la respetunsa conserva-ción de las formas legales del feudalismo.En Francia, la revolución rompió plena-mente con las tradiciones del pasado, barriólos últimos vestigios del feudalismo ycreó, con el Code Civil, una adaptaciónmagistral a las relaciones capitalistasmodernas del antiguo Derecho romano,de aquella expresión casi perfecta de lasrelaciones jurfdicas derivadas de la faseeconómica que Marx llama la _produc-ción de mercancías_; tar:t magistra19 queeste Código francés revolucionario sirvetodavla hoy en todos los paIses -sin ex-ceptuar a Inglaterra- de modelo para lasreformas del derecho de propiedad.

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ENGELS

Si aún hoy, en los tiempos de la granindustria y de los ferrocarriles, el Estadono es, en general, más que el reflejo enforma sintética de las necesidades econó-micas de la clase que gobierna la produc-ción, mucho más tuvo que serlo en aque-lla época, en que una generación de hombrestenIa que invertir una parte mucho mayorde su vida en la satisfacción de sus nece-sidades materiales, y, por consiguiente,dependfa de éstas mucho más de lo quehoy nosotros. Las investigaciones históri-cas de épocas anteriores, cuando se dctie.nen seriamente en este aspecto, confir.man más que sobradamente esta conclu-sión; aqul, no podemos pararnos, natural-mente, a tratar de esto.

Si el Estado y el Derecho público sehallan gobernados por las relaciones eco-nómicas, también lo estará, como es lógi-co, el Derecho privado, ya que éste selimita, en sustancia, a sancionar las rela-ciones económicas existentes entre losindividuos y que bajo las circunstanciasdadas, son las normales. La forma queésta revista puede variar considerable-mente. Puede ocurrir, como ocurre enInglaterra, a tono con todo el desarrollonacional de aquél pals, que se conservenen gran parte las formas del antiguo Dere-cho feudal, infundiéndoles un contenidoburgués, y hasta asignando directamenteun significado burgués al nombre feudal.Pero puede tomarse también como base,

como se hizo en el Oeste de Europa con-tinental, el primer Derecho universal deuna sociedad productora de mercancías.el Derecho romano, con su formulacióninsuperablemente precisa de todas lasrelaciones jurldieas esenciales que pue-den existir entre los simples poseedoresde mereanclas (comprador y vendedor,acreedor y deudor, contratos, obligacio-nes, etc.). Para honra y provecho de unasociedad que es todavla pequeiloburguesay semifeudal, puede reducirse este Dere- .cho, sencillamente por la práctica judi-cial, a su propio nivel (Derecho generalalemán), o bien, con ayuda de unos juris-tas supuestamente ilustrados y morali-zantes, se puede recopilar en un Códigopropio, ajustado al nivel de esta sociedad;Código que, en estas condiciones, no tendrámás remedio que ser también malo desdeel punto de vista jurldico (Código nacio-nal prusiano); y cabe también que, des-pués de una gran revolución burguesa, seelabore y promulgue, a base de este mis-mo Derecho romano, un Código de lasociedad burguesa tan clásico como elCode civil francés. Por tanto, aunque lasnormas del Derecho civil se limitan a ex-presar en forma jurldica las condicioneseconómicas de vida de la sociedad, pue-den hacerlo bien o mal, según los casos.

En el Estado loma cuerpo ante noso-tros el primer poder ideológico sobre loshombres. La sociedad se crea un órganopara la defensa de sus intereses comunesfrente a los ataques de dentro y de fuera.

Este libro forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM www.juridicas.unam.mx https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv

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Este órgano es el poder del Estado. Pero,apenas creado, esle órgano se independi.za de la sociedad, lanto más cuanto másse va convirtiendo en órgano de una de-terminada clase y más directamente im.pone el dominio de esta clase. La lucha dela cJase oprimida contra la clase domi.nante asume forzosamente el carácter deuna lucha pol!tica, de una lucha dirigida,en primer término, contra la dominaciónpolltica de esta clase; la conciencia de larelación que guarda esta lucha pollticacon su hase económica se oscurece y puedellegar a desaparecer por completo. Si noocurre asl por entero entre los propiosbeligerantes, ocurre casi siempre entrelos historiadores. De las antiguas fuentessobre las luchas planteadas en el seno dela república romana, sólo Apiano nos diceclaramente cuál era el pleito que all! seventilaba en última instancia: el de lapropiedad del suelo.

Pero el Estado, una vez que se erige enpoder independiente frente a la sociedad,crea rápidamente una nueva ideologla.En los poHticos profesionales, en losteóricos del Derecho público y en losjuristas que cultivan el Derecho privado,la conciencia de la relación con los he.chos económicos desaparece totalmente.Como, en cada caso concreto, los hechoseconómicos tienen que revestir la forma

La Justicia.

de motivos jurldicos para ser sancionadosen forma de ley y como para ello hay quetener en cuenta también, como es lógico,todo el sistema jurldico vigente, se pre-tende que la forma jurldica lo sea todo, yel contenido económico nada. El Derechopúblico y el Derecho privado se conside-ran como dos campos independientes, consu desarrollo histórico propio, camposque permiten y exigen por sí mismos unaconstrucción sistemática, mediante laextirpación consecuente de todas las con-tradicciones internas.

Las ideo logIas aún más elevadas, esdecir, las que se alejan todavla más de labase material, de la base económica,adoptan la forma de fiJosofla y de reli-gión. Aqul, la concatenación de las ideascon sus condiciones materiales de exis.tencia aparece cada vez más embrollada,cada vez más oscurecida por la interposi-ción de eslabones intermedios. Pero, noobstante, existe. Todo el período delRenacimiento, desde mediados del sigloXV, fue en esencia un producto de lasciudades y por tanto de la burguesía, y. lomismo cabe decir de la fiJosofla, desdeentonces renaciente; su' contenido no era,en sustancia, más que la expresión filosó-fica de las ideas correspondientes al pro-ceso de desarrollo de la pequefia y media.na burguesla hacia la gran burguesla.

MICO.FranciscoJ.lbarra S.

CARTASEngels a J. Bloch

Londres, 21-22 de septiembre de 1890.... Según la concepción materialista de lahistoria, el factor que en última instanciadetermina la historia es la producción y lareproducción de la vida real. Ni Ma!x niyo hemos afirmado nunca más que esto.Si alguien lo tergiversa diciendo que elfactor económico es el único determinan-te, convertirá aquella tesis en una frasevacua, abstracta, absurda. La situacióneconómica es la base, pero los diversosfactores de la superestrutura que sobreella se levanta -las formas pol!ticas de lalucha de clases y sus resultados, las cons.tituciones que, después de ganada unabatalla, redacta la clase triunfante, etc.,las formas jurldicas, e incluso los reflejosde todas estas luchas reales en el cerebrode los participantes, las teorlas pollticas,jurldicas, filosóficas, las ideas religiosasy el desarrollo ulterior de éstas hastaconvertirlas en un sistema de dogmas-ejercen también su influencia sobre elCurso de las luchas históricas y determi.nan, predominantemente en muchos ca-sos, su forma. Es un juego mutuo de ac-ciones y reacciones entre todos estosfactores, en el que, a través de toda lamuchedumbre infinita de casualidades (esdecir, de cosas y acaecimientos cuya tra-hazón interna es tan remota o tan dificilde prohar, que podemos considerarla comoinexistente, no hacer caso de ella), acabasiempre imponiéndose como necesidad elmovimiento económico. De otro modo,

. _ aplicar la teorla a una época históricacualquiera' serIa más fáciJ que resolver

129

una simple ecuación de primer grado.

Engels a Schmidt

La reacción del poder del Estado sobreel desarrollo económico puede efectuarsede tres maneras: puede proyectarse en lamisma dirección, en cuyo caso éste discu-rre más de prisa; puede ir en contra de él,y entonces, en nuestros dfas, y si se tratade un pueblo grande, acaha siempre, a lalarga, sucumbiendo; o puede, finalmente,cerrar al desarrollo económico cierlosderroteros y trazarle imperativamente otros,caso éste que se reduce, en última instan-cia, a uno de Jos dos anteriores. Pero esevidente que en el segundo y en eJ tercercaso el poder polltico puede causar gran.des daños al desarrollo económico y ori-ginar un derroche en masa de fuerza y demateria.

A estos casos hay que afiadir el de laconquista y la destrucción brutal de cier.tos recursos económicos, con )0 que, endeterminadas circunstancias, podla antesaniquilarse todo un desarrollo económicolocal o nacional. Hoy, este caso producecasi siempre resultados opuestos, por lomenos en los pueblos grandes: a la larga,el vencido sale, a veces, ganando -econó-mica, poJltica y moralmente. más que elvencedor.

Con el Derecho, ocurre algo parecido:al plantearse la necesidad de una nuevadivisión del trahajo que crea los juristasprofesionales, se abre otro campo inde-pendiente más, que, pese a su vInculogeneral de dependencia de la produccióny del comercio, posee una cierta reactibi-

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Este órgano es el poder del Estado. Pero,apenas creado, esle órgano se independi.za de la sociedad, lanto más cuanto másse va convirtiendo en órgano de una de-terminada clase y más directamente im.pone el dominio de esta clase. La lucha dela cJase oprimida contra la clase domi.nante asume forzosamente el carácter deuna lucha pol!tica, de una lucha dirigida,en primer término, contra la dominaciónpolltica de esta clase; la conciencia de larelación que guarda esta lucha pollticacon su hase económica se oscurece y puedellegar a desaparecer por completo. Si noocurre asl por entero entre los propiosbeligerantes, ocurre casi siempre entrelos historiadores. De las antiguas fuentessobre las luchas planteadas en el seno dela república romana, sólo Apiano nos diceclaramente cuál era el pleito que all! seventilaba en última instancia: el de lapropiedad del suelo.

Pero el Estado, una vez que se erige enpoder independiente frente a la sociedad,crea rápidamente una nueva ideologla.En los poHticos profesionales, en losteóricos del Derecho público y en losjuristas que cultivan el Derecho privado,la conciencia de la relación con los he.chos económicos desaparece totalmente.Como, en cada caso concreto, los hechoseconómicos tienen que revestir la forma

La Justicia.

de motivos jurldicos para ser sancionadosen forma de ley y como para ello hay quetener en cuenta también, como es lógico,todo el sistema jurldico vigente, se pre-tende que la forma jurldica lo sea todo, yel contenido económico nada. El Derechopúblico y el Derecho privado se conside-ran como dos campos independientes, consu desarrollo histórico propio, camposque permiten y exigen por sí mismos unaconstrucción sistemática, mediante laextirpación consecuente de todas las con-tradicciones internas.

Las ideo logIas aún más elevadas, esdecir, las que se alejan todavla más de labase material, de la base económica,adoptan la forma de fiJosofla y de reli-gión. Aqul, la concatenación de las ideascon sus condiciones materiales de exis.tencia aparece cada vez más embrollada,cada vez más oscurecida por la interposi-ción de eslabones intermedios. Pero, noobstante, existe. Todo el período delRenacimiento, desde mediados del sigloXV, fue en esencia un producto de lasciudades y por tanto de la burguesía, y. lomismo cabe decir de la fiJosofla, desdeentonces renaciente; su' contenido no era,en sustancia, más que la expresión filosó-fica de las ideas correspondientes al pro-ceso de desarrollo de la pequefia y media.na burguesla hacia la gran burguesla.

MICO.FranciscoJ.lbarra S.

CARTASEngels a J. Bloch

Londres, 21-22 de septiembre de 1890.... Según la concepción materialista de lahistoria, el factor que en última instanciadetermina la historia es la producción y lareproducción de la vida real. Ni Ma!x niyo hemos afirmado nunca más que esto.Si alguien lo tergiversa diciendo que elfactor económico es el único determinan-te, convertirá aquella tesis en una frasevacua, abstracta, absurda. La situacióneconómica es la base, pero los diversosfactores de la superestrutura que sobreella se levanta -las formas pol!ticas de lalucha de clases y sus resultados, las cons.tituciones que, después de ganada unabatalla, redacta la clase triunfante, etc.,las formas jurldicas, e incluso los reflejosde todas estas luchas reales en el cerebrode los participantes, las teorlas pollticas,jurldicas, filosóficas, las ideas religiosasy el desarrollo ulterior de éstas hastaconvertirlas en un sistema de dogmas-ejercen también su influencia sobre elCurso de las luchas históricas y determi.nan, predominantemente en muchos ca-sos, su forma. Es un juego mutuo de ac-ciones y reacciones entre todos estosfactores, en el que, a través de toda lamuchedumbre infinita de casualidades (esdecir, de cosas y acaecimientos cuya tra-hazón interna es tan remota o tan dificilde prohar, que podemos considerarla comoinexistente, no hacer caso de ella), acabasiempre imponiéndose como necesidad elmovimiento económico. De otro modo,

. _ aplicar la teorla a una época históricacualquiera' serIa más fáciJ que resolver

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una simple ecuación de primer grado.

Engels a Schmidt

La reacción del poder del Estado sobreel desarrollo económico puede efectuarsede tres maneras: puede proyectarse en lamisma dirección, en cuyo caso éste discu-rre más de prisa; puede ir en contra de él,y entonces, en nuestros dfas, y si se tratade un pueblo grande, acaha siempre, a lalarga, sucumbiendo; o puede, finalmente,cerrar al desarrollo económico cierlosderroteros y trazarle imperativamente otros,caso éste que se reduce, en última instan-cia, a uno de Jos dos anteriores. Pero esevidente que en el segundo y en eJ tercercaso el poder polltico puede causar gran.des daños al desarrollo económico y ori-ginar un derroche en masa de fuerza y demateria.

A estos casos hay que afiadir el de laconquista y la destrucción brutal de cier.tos recursos económicos, con )0 que, endeterminadas circunstancias, podla antesaniquilarse todo un desarrollo económicolocal o nacional. Hoy, este caso producecasi siempre resultados opuestos, por lomenos en los pueblos grandes: a la larga,el vencido sale, a veces, ganando -econó-mica, poJltica y moralmente. más que elvencedor.

Con el Derecho, ocurre algo parecido:al plantearse la necesidad de una nuevadivisión del trahajo que crea los juristasprofesionales, se abre otro campo inde-pendiente más, que, pese a su vInculogeneral de dependencia de la produccióny del comercio, posee una cierta reactibi-

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Libro completo en: https://goo.gl/6MwFaL

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lidad sobre estas esferas. En un Estadomoderno, el Derecho no sólo tiene que co-rresponder a la situación económica ge-neral, ser expresión suya, sino que tieneque ser, además, una expresión coherenteen sI misma, que no se dé de pui\etazos asI misma con contradicciones internas.Para conseguir esto, la fidelidad en elreflejo de las condiciones económicas tieneque sufrir cada vez más quebranto. Y estotanto más cuanto más raramente aconteceque un Código sea la expresión ruda, sincera,descarada, de la supremacla de una clase:tal cosa irla de por sI contra el _conceptodel Derecho•. Ya en el Código de Napo-león aparece falseado en muchos aspec-tos el concepto puro y consecuente quetenia del Derecho la burguesla revolucio-naria de 1792 a 1796; y en la medida enque toma cuerpo alll, tiene que sometersediariamente a las atenuaciones de todogénero que le impone el creciente poderdel proletariado. Lo cual no es obstáculopara que el Código de Napoleón sea elque sirve de base a todas las nuevas codi-ficaciones emprendidas en todos los con-tinentes. Por donde la marcha de la_evolución jurldica. sólo estriba, en granpane, en la tendencia a eliminar las con-tradicciones que se desprenden de la tra-ducción directa de las relaciones econó-micas a conceptos jurldicos, queriendocrear un sistema armónico de Derecho,hasta que irrumpen nuevamente la influen-cia y la fuerza del desarrollo económicoulterior y rompen de nuevo este sistema ylo envuelven en nuevas contradiciones(por el momento, sólo me refiero aqul alDerecho civil).

El reflejo de las condiciones económi-cas en forma de principios jurldicos estambién, forzosamente, un reflejo inver-

la Justicia.

tido: se opera sin que los sujetos agentestengan conciencia de ello; el jurista creemanejar normas apriorlsticas, sin darsecuenta de que estas normas no son másque simples reflejos económicos; todo alrevés. Para mI, es evidente que esta inver-sión, que mientras no se la reconoce cons-tituye lo que nosotros lIamamos concep-ción ideológica, repercute a su vez sobrela base económica y puede, dentro deciertos Umites, modificarla. La base delderecho de herencia, presuponiendo elmismo grado de evolución de la familia,es una basc económica. A pesar de eso,será diffcil demostrar que en Inglaterra,por ejemplo, la libertad absoluta de testary en Francia sus grandes restricciones,respondan en todos sus detalles a causaspuramente económicas. Y ambos siste-mas reperculen de modo muy considera-ble sobre la economla, puesto que influ-yen en el reparto de los bienes.

Engels a H. Starkenburg

Londres, 25 de enero de 1894.Muy sei\or mío:He aquí la respuesta a sus preguntas.1. Por relaciones económicas, en las

que nosotros vemos la base determinantede la historia de la sociedad, entendemosel modo cómo los hombres de una deter-minada sociedad producen el sustenlO parasu vida y cambian entre sí los productos(en la medida en que rige la división deltrabajo). Por tanto, toda la técnica de laproducción y del transporte va incluIdaaquí. Esra técnica determina también, segúnnuestro modo de ver, el régimen de cam-bio, asl como la distribución de los pro-ductos, y por tanto, después de la disolu-ción de la sociedad gentilicia, la división

Mtro. Franásco J. lbam S.

en clases también, y por consiguiente, lasrelaciones de dominación y sojuzgamien-to y con ello, el Estado, la PoUtica, elDerecho, ele. Además, entre las relacio-nes económicas se incluye también la basegeográfica sobre la que aquéllas se desa-rrollan y los vestigios efectivamente le-gados por anteriores fases económicas dedesarrollo que se han mantenido en pie,muchas veces sólo por la tradición o la visinertiae y también, naturalmente, el medioambiente que rodea a esta forma de socie-dad.

Si es cierto que la técnica, como usteddice, depende en parte considerahle delestado de la ciencia, aún más dependeésla del estado y las necesidades de latécnica. El hecho de que la sociedad sien-ta una necesidad técnica, estimula más ala ciencia que diez universidades. Toda lahidrostática (Torricelli, etc.) surgió de lanecesidad de regular el curso de los rlosde las montai\as de Italia, en los siglosXVI Y XVII. Acerca de la electricidad,hemos comenzado a saber algo racionaldesde que se descubrió la posibilidad desu aplicación técnica. Pero, por desgra-cia, en Alemania la gente se ha acostum-brado a escribir la historia de las cienciascomo si éstas hubiesen caldo del cielo.

2. Nosotros vemos en las condicioneseconómicas lo que condiciona en últimainstancia el desarrollo histórico. Pero laraza es. de suyo, un factor económico.Abara bien; hay aqul dos puntoS que nodeben pasarse por alto:

a) El desarrollo poUtico, jurldico, fi-losófico, religioso, Iitetario, artístico, etc.,descansa en el desarrollo económico. Perolodos ellos repercuten también los unossobre los otros y sobre s.u base económi-ca. No es que la situación económica sea •

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la causa, lo único activo, y todo lo demásefectos puramenle pasivos. Hay un juegode acciones y reacciones, sobre la base dela necesidad económica, que se imponesiempre, en última instancia. El Estado,por ejemplo, actúa por medio de los aran-celes protectores, el libre cambio, el bueno mal régimen fiscal; y hasta la mortalagonía y la impolencia del filisteo alemánpor efecto de la mIsera situación econó-mica de Alemania desde 1648 hasta 1830,y que se revelaron primero en el pietismoy luego en el sentimentalismo y en lasum isión servil a los prlncipes y a lanobleza, no dejaron de surtir su efectoeconómico. Fue éste uno de los principa-les obstáculos para el renacimiento delpaís, que sólo pudo ser sacudido cuandolas guerras revolucionarias y napoleóni-cas vinieron a agudizar la miseria cróni.ca. No es, pues, como de vez en cuando,por razones de comodidad, se quiereimaginar, que la situación económica ejerzaun efecto automático; no, son los mismoshombres los que hacen su historia, aun.que dentro de un medio dado que los con-diciona, y abase de las relaciones efecti-vas con que se encuentran, entre las cua-Jes las decisivas, en última instancia, ylas que nos dan el único hilo de engarceque puede servirnos para entender losacontecimientos son las económicas, pormucho que en ellas puedan influir, a suvez, las demás, las pollticas e ideológi-cas.

b) Los hombres hacen ellos mismos suhistoria, pero hasta ahora no con unavoluntad colectiva y con arreglo a un plancolectivo, ni siquiera dentro de una socie.dad dada y circunscrita. Sus aspiracionesse entrecruzan; por eso en todas estassociedades impera la necesidad, cuyo

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lidad sobre estas esferas. En un Estadomoderno, el Derecho no sólo tiene que co-rresponder a la situación económica ge-neral, ser expresión suya, sino que tieneque ser, además, una expresión coherenteen sI misma, que no se dé de pui\etazos asI misma con contradicciones internas.Para conseguir esto, la fidelidad en elreflejo de las condiciones económicas tieneque sufrir cada vez más quebranto. Y estotanto más cuanto más raramente aconteceque un Código sea la expresión ruda, sincera,descarada, de la supremacla de una clase:tal cosa irla de por sI contra el _conceptodel Derecho•. Ya en el Código de Napo-león aparece falseado en muchos aspec-tos el concepto puro y consecuente quetenia del Derecho la burguesla revolucio-naria de 1792 a 1796; y en la medida enque toma cuerpo alll, tiene que sometersediariamente a las atenuaciones de todogénero que le impone el creciente poderdel proletariado. Lo cual no es obstáculopara que el Código de Napoleón sea elque sirve de base a todas las nuevas codi-ficaciones emprendidas en todos los con-tinentes. Por donde la marcha de la_evolución jurldica. sólo estriba, en granpane, en la tendencia a eliminar las con-tradicciones que se desprenden de la tra-ducción directa de las relaciones econó-micas a conceptos jurldicos, queriendocrear un sistema armónico de Derecho,hasta que irrumpen nuevamente la influen-cia y la fuerza del desarrollo económicoulterior y rompen de nuevo este sistema ylo envuelven en nuevas contradiciones(por el momento, sólo me refiero aqul alDerecho civil).

El reflejo de las condiciones económi-cas en forma de principios jurldicos estambién, forzosamente, un reflejo inver-

la Justicia.

tido: se opera sin que los sujetos agentestengan conciencia de ello; el jurista creemanejar normas apriorlsticas, sin darsecuenta de que estas normas no son másque simples reflejos económicos; todo alrevés. Para mI, es evidente que esta inver-sión, que mientras no se la reconoce cons-tituye lo que nosotros lIamamos concep-ción ideológica, repercute a su vez sobrela base económica y puede, dentro deciertos Umites, modificarla. La base delderecho de herencia, presuponiendo elmismo grado de evolución de la familia,es una basc económica. A pesar de eso,será diffcil demostrar que en Inglaterra,por ejemplo, la libertad absoluta de testary en Francia sus grandes restricciones,respondan en todos sus detalles a causaspuramente económicas. Y ambos siste-mas reperculen de modo muy considera-ble sobre la economla, puesto que influ-yen en el reparto de los bienes.

Engels a H. Starkenburg

Londres, 25 de enero de 1894.Muy sei\or mío:He aquí la respuesta a sus preguntas.1. Por relaciones económicas, en las

que nosotros vemos la base determinantede la historia de la sociedad, entendemosel modo cómo los hombres de una deter-minada sociedad producen el sustenlO parasu vida y cambian entre sí los productos(en la medida en que rige la división deltrabajo). Por tanto, toda la técnica de laproducción y del transporte va incluIdaaquí. Esra técnica determina también, segúnnuestro modo de ver, el régimen de cam-bio, asl como la distribución de los pro-ductos, y por tanto, después de la disolu-ción de la sociedad gentilicia, la división

Mtro. Franásco J. lbam S.

en clases también, y por consiguiente, lasrelaciones de dominación y sojuzgamien-to y con ello, el Estado, la PoUtica, elDerecho, ele. Además, entre las relacio-nes económicas se incluye también la basegeográfica sobre la que aquéllas se desa-rrollan y los vestigios efectivamente le-gados por anteriores fases económicas dedesarrollo que se han mantenido en pie,muchas veces sólo por la tradición o la visinertiae y también, naturalmente, el medioambiente que rodea a esta forma de socie-dad.

Si es cierto que la técnica, como usteddice, depende en parte considerahle delestado de la ciencia, aún más dependeésla del estado y las necesidades de latécnica. El hecho de que la sociedad sien-ta una necesidad técnica, estimula más ala ciencia que diez universidades. Toda lahidrostática (Torricelli, etc.) surgió de lanecesidad de regular el curso de los rlosde las montai\as de Italia, en los siglosXVI Y XVII. Acerca de la electricidad,hemos comenzado a saber algo racionaldesde que se descubrió la posibilidad desu aplicación técnica. Pero, por desgra-cia, en Alemania la gente se ha acostum-brado a escribir la historia de las cienciascomo si éstas hubiesen caldo del cielo.

2. Nosotros vemos en las condicioneseconómicas lo que condiciona en últimainstancia el desarrollo histórico. Pero laraza es. de suyo, un factor económico.Abara bien; hay aqul dos puntoS que nodeben pasarse por alto:

a) El desarrollo poUtico, jurldico, fi-losófico, religioso, Iitetario, artístico, etc.,descansa en el desarrollo económico. Perolodos ellos repercuten también los unossobre los otros y sobre s.u base económi-ca. No es que la situación económica sea •

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la causa, lo único activo, y todo lo demásefectos puramenle pasivos. Hay un juegode acciones y reacciones, sobre la base dela necesidad económica, que se imponesiempre, en última instancia. El Estado,por ejemplo, actúa por medio de los aran-celes protectores, el libre cambio, el bueno mal régimen fiscal; y hasta la mortalagonía y la impolencia del filisteo alemánpor efecto de la mIsera situación econó-mica de Alemania desde 1648 hasta 1830,y que se revelaron primero en el pietismoy luego en el sentimentalismo y en lasum isión servil a los prlncipes y a lanobleza, no dejaron de surtir su efectoeconómico. Fue éste uno de los principa-les obstáculos para el renacimiento delpaís, que sólo pudo ser sacudido cuandolas guerras revolucionarias y napoleóni-cas vinieron a agudizar la miseria cróni.ca. No es, pues, como de vez en cuando,por razones de comodidad, se quiereimaginar, que la situación económica ejerzaun efecto automático; no, son los mismoshombres los que hacen su historia, aun.que dentro de un medio dado que los con-diciona, y abase de las relaciones efecti-vas con que se encuentran, entre las cua-Jes las decisivas, en última instancia, ylas que nos dan el único hilo de engarceque puede servirnos para entender losacontecimientos son las económicas, pormucho que en ellas puedan influir, a suvez, las demás, las pollticas e ideológi-cas.

b) Los hombres hacen ellos mismos suhistoria, pero hasta ahora no con unavoluntad colectiva y con arreglo a un plancolectivo, ni siquiera dentro de una socie.dad dada y circunscrita. Sus aspiracionesse entrecruzan; por eso en todas estassociedades impera la necesidad, cuyo

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complemento y forma de manifestarse esla casualidad. La necesidad que aqul seimpone a través de la casualidad es tam-bién, en última instancia la económica. Yaqul es donde debemos hablar de los 1Ia-mados grandes hombres. El hecho de quesurja uno de éstos, precisamente éste y enun momento y un pals determinados, es,naturalmente, una pura casualidad. Perosi Jo suprimimos, se planteará la necesi.dad de reemplazarlo, y aparecerá un sus-tituto, más o menos bueno, pero a la largaaparecerá. Que fuese Napoleón, precisa-mente este corso, el dictador militar queexigla la República Francesa, agotada porsu propia guerra, fue una casualidad; peroque si no hubiese habido un Napoleónhabrla venido otro a ocupar su puesto, loque demuestra el hecho de que siempreque ha sido necesario un hombre: César,Augusto, Cromwe1l, etc., este hombre hasurgido. Marx descubrió la concepciónmaterialista de la historia, pero Thierry,Mignet, Guizot y todos los historiadoresingleses hasta 1850 demuestran que ya setendla a e1l0; y el descubrimiento de lamisma concepción por Morgan prueba quese daban ya todas las condiciones paraque se descubriese y necesariamente te-nIa que ser descubierta.

Otro tanto acontece con las demáscasualidades y aparentes casualidades dela historia. y cuanto más alejado esté delo económico el campo concreto que in-vestigamos y más se acerque a lo ideoló-gico puramente abatracto, más casualida.des advertiremos en su desarrollo, más

La Justicia.

zigzagueos presentará su curva. Pero sitraza usted el eje medio de la curva, veráque, cuanto más largo sea el perIodo encuestión y más extenso el campo que seestudia, más paralelamente discurre esteeje al eje del desarrollo económico.

El mayor obstáculo que en Alemaniase opone a la comprensión exacta es eldesdén imperdonable que se advierte enla literatura hacia la historia económica.Resulta muy diflcil desacostumbrarse delas ideas históricas que le meten a uno enla cabeza en la escuela, pero es todavlamás diflcil acarrear los materiales nece-sarios para e1l0. ¿Quién, por ejemplo, seha molestado en leer siquiera al viejo G.von Gülich, en cuya árida colección demateriales se contiene, sin embargo, tan-ta materia para explicar incontables he-chos pollticos?

Por lo demás, creo que el hermosoejemplo que nos ha legado Marx con el 18Brumario podrá orientarle a usted bastan.te bien acerca de sus problemas, por tra-tarse, precisamente, de un ejemplo prác-tico. También creo haber tocado yo lamayorla de los puntos en el Anti.Düh-ring, 1, caps. 9-11 Y " 2-4, Y también en elI1I, cap. 10. en la Introducción, asl comoen el último capitulo del Feuerbach.

Le ruego que no tome al pie de la letracada una de mis palabras, sino que se fijeen el sentido general, pues desgraciada-mente no disponla de tiempo para expo-nerlo todo con la precisión y la claridadque exigla un material destinado a la pu-blicación ...

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