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     A cada paso Yumay  

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    A Cada Paso

    Autor: Yumay

    Madrid, 29 junio 2005.

    Eran las cuatro menos cinco de la madrugada cuando el avión procedente de Calcutaaterrizaba en Madrid. Mientras recogía su maleta de la cinta, Maca notaba como se leencogía el estomago. No podía creer que estuviera otra vez en casa. Habían pasado casitres años desde su partida.

    Recordaba como si fuese ayer las últimas horas en aquella ciudad. La despedida de Esther.Sí, aún le dolía pensar en ella. Ella no sabía lo que Maca sentía por ella, nunca se lo habíadicho. Se habían despedido como las mejores amigas que siempre habían sido. Durantelos años de ausencia habían mantenido contacto por mail y carta. Siempre que Macahabía conseguido hacerse con un ordenador, tenía varios mensajes de Esther contándoletodo lo que hacía, qué novedades había en su vida. Noticias que le hacían creer a Macaque aún pertenecía a su vida, que aún la compartía con ella.

    A través de uno de esos mails, Esther le había contado que había conocido a Luis; le decíaque era muy alto, simpático y muy guapo. A los cuatro meses, le llego un nuevo correo, enéste le contaba que había decidido irse a vivir con él. Ese día Maca se pilló la peorborrachera de su vida, y una llantera que le duró tres días.

    Aunque los mensajes seguían llegando, éstos eran cada vez más escasos y escuetos. Macaestaba preocupada, pero siempre que preguntaba la respuesta era que todo iba bien; yaunque esas respuestas no le convencían, a medio mundo de distancia tampoco podíahacer demasiado.

    Maca se había ido a la India a trabajar en una ONG como pediatra después de haberterminado su residencia. Había sido muy feliz allí, le gustaba el trabajo con los niños, había

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    conocido a mucha gente interesante… Aunque lo había intentado, no había conocido anadie que pudiera hacer que se olvidara de Esther, ni siquiera Cris lo había logrado.

    Había pensado renovar su contrato por un año más, cuando empezaron las molestias. Alprincipio solo era cansancio y algunos episodios febriles aislados, al final tenía fuertes

    dolores y cuando por fin la vio un amigo internista, el diagnóstico era más serio de lo quepensaba. Así que sus planes acabaron trastocados y un mes antes de terminar su contratoestaba de vuelta. No se lo había dicho a nadie, por eso no esperaba a nadie. Y fue por esoque cuando escuchó su nombre no creyó que fuera para ella, pero volvió a oírlo…se dio lavuelta allí estaba ella, Esther que se acercaba corriendo a ella. Creía que sus ojos leestaban gastando una mala pasada, no podía estar allí, pero…

    - Cre…i… que … no….uf, uf, que no llegaba – Tartamudeo por la falta de aire al llegar a sulado.- Pero, pero… ¿Qué haces tú aquí?- Consiguió balbucear.- ¿Pues tú qué crees?, ¡he venido a buscarte.! – Contestó su amiga mirándola con unaamplia sonrisa, tras recuperarse un poco de la falta de aire.- ¿Buscarme?, ¿pero cómo sabías que…? – No podía creerlo, estaba allí, estaba allí, habíaido a por ella. “Madre mía, pero qué bonita está” Pensó.

    Sabía que no era posible pero tuvo la sensación de que aquella sala, se iluminaba y sevolvía más cálida, gracias a la amplia sonrisa de su amiga, la misma sonrisa que tantohabía echado de menos.

    - ¿No me vas a dar un abrazo llevo sin verte tres años y….? - No pudo continuar porqueMaca soltó sus cosas y la abrazó. Esther notó que su amiga temblaba ligeramente, quizás

    por la emoción del reencuentro, intento contener las lágrimas de emoción queempezaban a asomar a sus ojos - No puedo creer que estés aquí, pensaba que no ibas avolver nunca. – Le decía Esther intentando prolongar ese abrazo, al darse cuenta de lo queestaba haciendo se separó un poco y mirándola fijamente añadió. – Estás muy delgada¿no? – Había cierto brillo de preocupación en su mirada.- Yo, no puedo creer que hayas venido a buscarme. Tú estás como siempre, muy guapa – Le dijo sonriéndole, de pronto se dio cuenta de algo. – ¿Cómo te has enterado de quevenía hoy?- Pues no gracias a ti, la verdad… Me llamó Cris. ¿Cómo no me lo dijiste tú? – Preguntó concierto tono de reproche.

    - No, no… quería molestarte… ¿Qué es lo que te contó? – Se asustó pensando lo que Crisle podía haber dicho a Esther. Cris y Philip eran los únicos que sabían el verdadero motivode la vuelta a España de Maca, y ésta no quería que nadie se enterase.- No mucho, me dijo que venías hoy, no estaba segura de la hora de llegada y que creíaque no se lo habías dicho a nadie.- El tono de Esther aun contenía cierto reproche.- Ah – Su voz sonó más aliviada de lo que deseaba.- ¿Pasa algo? – Le preguntó. Había notado ese cambio en la voz de su amiga.- No, no… no pasa nada… estoy encantada de verte.- Respondió con una enorme sonrisa

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    en el rostro, lo que le dio cierta tranquilidad y seguridad.- Bueno vamos a tu casa, me lo tienes que contar TODO…. – Esther no estaba conformedel todo con la contestación de la pediatra pero sabía que allí no podría sacarle nada, yahabría tiempo más adelante de hablar despacio con ella. Cogió la maleta de Maca y sedirigió hacia el parking.

    Eran las cinco de la mañana, cuando Esther aparcaba su coche enfrente de aquel edificiolleno de recuerdos. Maca miró hacia arriba, hacía tanto tiempo que no estaba allí que nose lo creía. Estaba en casa, todo parecía un sueño. Al entrar, el piso olía a desinfectantemezclado con un olor a cerrado. Tenía contratados los servicios de una agencia demantenimiento, que una vez al mes pasaban a limpiar y airear la casa. Había llamado unosdías antes para decir que iba a regresar, y le gustó encontrar todo en orden.

    - Parece que todo esta bien – Comentó Esther acercándose al balcón y abriendo laspuertas.

    - Sí, lo malo es que no tengo nada para ofrecerte, ni siquiera un café.- No te preocupes. ¡Vengo preparada! – Traía una bolsa de supermercado de la queempezó a sacar leche, café, azúcar… y unas palmeritas de chocolate.

    Maca vio el brillo de Esther al ver esos dulces, la miró tiernamente recordando el únicovicio confesable de su amiga… el chocolate.

    - Siempre piensas en todo.- Le dijo con una dulce sonrisa, sin poder evitarlo se le acercó yle dio un suave beso en la mejilla.- Qué haría yo sin ti…- Pues no sé… – Se hizo la interesante, después le devolvió el beso. – Pero parece que te

    apañas bien. – Y dándoleun cachete en el culo, la mandó al salón mientras ella preparaba el café.

    Después de preparar la bebida caliente, se sentaron en el sofá del salón.

    - Bueno y cuéntame, ¿Dónde has dejado a tu “novio”? – Preguntó Maca, notando cómo sele atragantaba la palabra en la garganta, que intentó pasar con un sorbo de su bebida. -¿Cuándo le voy a conocer? – Pensando que no tenía ninguna gana de conocerle.- Le he dejado durmiendo. – Respondió Esther, su mirada se endureció, apretó los dientesy miro su taza. En unos segundos volvió a mirar a su amiga y añadió. – Esta noche es parati y para mí – Añadió con una sonrisa.- Me parece bien. – Contestó Maca devolviéndole la sonrisa. De pronto sintió querealmente estaba en casa. Y que la sonrisa de Esther era lo más valioso del mundo paraella.- Bueno…- Tras unos minutos en silencio Esther se había puesto seria, busco la mirada deMaca y se quedo fija en ella.- ¿Me vas a contar que es lo que pasa o tengo queaveriguarlo?- Perdón – Contestó Maca atragantándose con el café.

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    - Maca ¿tú crees que soy tonta?, pues no lo soy. Hace menos de dos meses pensabas enquedarte otro año allí, y derepente vuelves a casa, un mes antes de terminar el contrato y además lo haces sin avisara nadie. – Su mirada le demostraba determinación y cabezonería, no pensaba irse sin laverdad.- Así que no me digas que no ha pasado nada.

    - Esther no ha… - Sin poder evitarlo bajo la mirada, no podía enfrentarse ahora a ello.

    - Maca… no me mientas. – Su tono era firme y Maca notó cómo la cogía de la barbilla y leobligaba a mirarla. Supo que sería incapaz de ocultarle la verdad por más tiempo.

    En ese mismo instante y como si el cielo se apiadara de ella, sonó su teléfono móvil. Al vertodos aquellos números supo que la llamada provenía de Calcuta, agradeció en el almaesa llamada que le permitía escapar de la firme mirada de Esther.

    - Perdona… - Se disculpó poniéndose de pie y apartándose un poco para atender lallamada. – ¿Hola?… hola cariño…- Una pequeña sonrisa aparecía en su rostro, sonrisa queno pasó desapercibida para Esther que desvió la mirada de su amiga. Notó cómo suestómago pegaba un pequeño brinco en su interior. No quería escuchar la conversación,pero le resultó irresistible.- Sí, sí, ya he llegado… pues agotador, imagínate... – Miró hacia donde estaba Estherampliando su sonrisa.- Sí, ha aparecido de repente, no veas la cara que he debido poner…sí, me ha hecho mucha ilusión… gracias. – De pronto su sonrisa desapareció y se pusoseria, actitud que de nuevo no pasó desapercibida para Esther.- No… no Cris, ya te lo dije…sé que lo dices por mi bien pero… no, no Cris… no voy a discutir esto otra vez. – Volvió asuavizar el tono. – Ya lo sé Cris… vale…vale… sí, muy bien… cuidaros mucho, besos a todos.Sí… sí… vale, ya te llamo, te quiero. Ciao. – Colgó el teléfono y lo dejó en la mesa del

    comedor. Suspiró y volvió a mirar a Esther. – Dice Cris que un beso y... que gracias. – Noquería decirle la verdad de las palabras de Cris.- ¿Cómo está? - Preguntó Esther, sin demasiadas ganas de saber la respuesta.- Bien, ya sabes, allí siempre hay mucho que hacer….- Ya…

    De pronto se hizo un incómodo silencio entre ambas, Esther, sentada en el sillón, mirabafijamente a Maca, ésta, de pie, desvió la mirada sin poder evitarlo.

    - Aún me acuerdo de aquella carta que me mandaste…- En ese momento Esther miraba

    hacia el balcón.

    Calcuta, 12 marzo 2004.Querida Esther.No sabes lo difícil que me está resultando escribir esta carta. No te lo puedes imaginar.Me está resultando difícil, no porque no pueda contarte cualquier cosa, sino que escribirloy contártelo a ti, precisamente a ti, lo hace más real aún. Tú, tu amistad, tu cariño… son delas pocas cosas reales que quedan en mi vida.

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    Verás he conocido a alguien, no te puedes imaginar lo que me hace sentir Esther, mesiento plena, llena, he vuelto a tener ganas de sonreír todos los días. Ella hace que todoslos días valgan la pena.Sí Esther, es una mujer. Se llama Cris, es enfermera, como tú, estoy segura de que tegustaría mucho, de verdad, es genial.

    Siempre he sabido que lo que yo sentía por Fernando no era amor, ni siquiera pasión,solamente era cariño, nos conocíamos de toda la vida y pensé que era lo normal, quequizás el amor que contaban en las novelas y se veía en las películas no era real… ahora séque ese amor para mí no vendría de la mano de un hombre, por mucho cariño que letuviese, sino que vendría de la mano de una mujer.Sé que esto puede ser duro para ti, y no sé qué pensaras de mí, pero tengo que contárteloporque es importante para mí, y tú eres muy imperante para mí.Probablemente no sea el amor de mi vida, pero gracias a ella me he permitido abrirme yamar sin una venda en los ojos que me impedía ver lo maravilloso que el mundo puedeser.Esperaré tu respuesta…. Te quiero, te echo de menos y espero que tú a mí también.Mil besos Maca.

    Maca también recordaba aquella carta, le costó escribirla varias noches en vela… en esacarta no sólo le decía que le gustaban las mujeres, sino que se había enamorado, aunqueeso no era del todo cierto… porque ella ya estaba enamorada, aunque hasta ese mismomomento no había sido capaz de reconocerlo.

    - Sabes yo ni me lo imaginaba, me sorprendió… - Comento Esther, volviendo la vista a lapediatra. – Pero Cruz… ja, ella lo sabía. Cuando hable con ella me miro como si yo fuerauna marciana, solo le falto decirme “pero acoso tenías alguna duda”. – Esther hizo una

    mueca, recordando una parte de esa conversación que no quería comentar a su amiga.

    - La verdad es que sí, ella siempre lo supo, incluso antes que yo. – Maca se había acercadoal sofá y se había vuelto a sentar junto a Esther.

    - ¿Qué tal con Cris?. – Preguntó Esther, en el fondo necesitaba saber cómo estaban lascosas entre Maca y la enfermera americana. – Quiero decir, ahora que tú has vuelto… yeso. – Quiso justificar su interés.

    - Esther, hace ya tiempo que no estamos juntas… ya te lo dije. – Maca la miro extrañada,

    hacía casi un año que había terminado su relación con Cris y justo ese día llamo a Esther.Usó su ruptura de excusa, pero en realidad estaba deseando escuchar su voz y saber quéera lo que sentía. En el mismo momento que oyó un “hola” al otro lado de la línea, todassus dudas se disiparon y supo que lo que sentía era muy real.- Ya, pero como le has dicho… cariño y… te quiero y…- Notó cómo el rubor asomaba a susmejillas, solo le faltaba decir que había escuchado cada palabra de la conversación.

    - Bueno, es mi amiga y la quiero mucho - Contestó Maca sonriendo al notar el rubor de su

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    amiga - Se ha convertido en alguien muy importante en mi vida y me gusta saber quesiempre estará ahí para ayudarme, pero sólo como amiga… ¿entiendes?

    - Sí, claro – La miró, y en su mirada descubrió una tímida sonrisa que la reconfortaba. – Oye y ¿es por ella por lo que has vuelto? – Se puso de nuevo seria.

    Maca estuvo tentada de aprovechar eso como excusa, pero sabía que Cris no se merecíaque le hiciese eso y Esther se merecía que le dijese la verdad; aunque no estaba preparadapara ello.

    - No, no Esther, no es por ella. – Suspiró ligeramente. – Pero hoy no “puedo”, de verdadhoy no… pero te prometo que en unos días te lo cuento ¿vale? – Su mirada reflejaba unasúplica…

    - Vale, vale. – Se acabó dando por vencida. Sabía que Maca necesitaba su tiempo. – Demomento te dejo, pero acabarás contándomelo, ¿eh?, lo has prometido.- Le guiñó un ojoy sonrió. – Bueno y ahora cuéntamelo todo…. ¿Cómo es aquello?

    Se pasaron el resto de la madrugada hablando, tumbadas en la cama como cuando eranadolescentes. Hasta que el cansancio pudo con ellas y se quedaron dormidas cuando el solasomaba por el horizonte.

    Eran pasadas las doce cuando Maca se despertó. Miró a su alrededor y vio que Estherseguía dormida. Sonrió recordando la noche anterior. Mientras se dirigía al cuarto debaño, volvió a sentir la punzada en el abdomen, la misma que la había despertado hacíaunos segundos.

    De su neceser cogió un pequeño frasco, del que sacó dos cápsulas y se las tomó con unpoco de agua. Se miró en el espejo. La imagen que éste le devolvió, le recordó que aquellamisma tarde tenía cita con Vilches.

    A las cuatro menos cinco Maca se encontraba en la puerta del despacho número 409 de lacuarta planta del hospital central. Justo antes de llamar Maca no pudo evitar mirar laplaca de esa puerta “ONCOLOGÍA, Rodolfo Vilches”. Tomo aire y lo soltó de golpe antes dellamar a esa puerta.

    Al entrar en ese despacho el corazón de Maca iba demasiado deprisa. Vio como Vilches seacercaba a ella y le daba dos besos, estaba igual que hace tres años tenía alguna canamás, pero por lo demás seguía igualito. Tras saludarse con un fuerte abrazo, se sentaronVilches se sentó en la silla de al lado de Maca, en lugar del otro lado de la mesa como solíahacerlo, para el Maca no solo era una paciente era una amiga.

    - ¿Entonces que me recomiendas? - Tras unos minutos de conversación intrascendenteMaca decidió ir al grano estaba nerviosa y necesitaba saber su opinión lo antes posible.

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    - Lo que te dije por teléfono cuando me mandaste los resultados, de momento quimio yentrar en la lista internacional de posibles donantes... – Vilches se puso serio mientrasrespondía.

    - Si eso esta claro… De acuerdo dime lo que tengo que hacer y cuando. - Respondio Maca,se tranquilizo un poco al ver que las cosas no habían cambiado mucho de lo que le habíadicho ya por teléfono. Lo cierto es que creía que le habían ocultado cosas y el ver que noera así le daba cierto margen de relajación.

    - Cuanto antes mejor ya sabes como va esto. – Dijo el médico, se puso a ojear su agenda. -Muy bien voy a hablar con mi equipo y la primera sesión para el lunes por la mañana. ¿deacuerdo?

    - Perfecto. – Aunque estaba muerta de miedo, prefería empezar cuanto antes.

    - Maca sabes que hoy por hoy el tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda es cadavez más eficaz. Además el hecho de que tu grupo sanguíneo sea tan común facilitaenormemente la tarea de buscar posibles donantes de células madres. – Quería que Macasupiera que él tenía muchas esperanzas puestas en su caso.

    - Gracias Rodolfo por… por todo… por haberme recibido tan rápido. – Le agradecía todo elapoyo que le estaba brindando desde el momento en que se había decidido a hablar conél.

    - No seas tonta nos conocemos desde hace mas de diez años, y además no puedo

    resistirme a esa sonrisa. – Le dijo con tono pícaro, quería quitar cierto hierro a todo elasunto.

    - Como te oiga Cruz vas a ver. – Le siguió la broma Maca, poniendo cara de inocente.

    - Jaja, mi mujer confía plenamente en mi.- De pronto su sonrisa desapareció y mirofijamente a la mujer que tenía enfrente... - ¿Por qué no has querido que supiera quehabías vuelto? Cuando se entere me va a matar.

    - No te preocupes hombre, yo me hago totalmente responsable. La veré esta noche,

    Esther ha organizado una cena sorpresa de chicas esta noche. – Aun manteniendo el tonode broma. Le guiño un ojo

    - Me alegro que le dijeras a alguien que volvías, estaba preocupado pensando que estaríassola en el aeropuerto. – Le dijo en tono serio. No estaba de acuerdo con la decisión queMaca había tomado.

    - No se lo dije yo, la llamo Cris, estaba preocupada… - Contesto Maca, poniéndose

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    también algo sería, sabía por donde iba a desembocar la conversación y no le apetecíademasiado discutir con él también.

    - ¿Le vas a contar lo de… la leucemia? – Le pregunto, sabía que para los pacientes eramucho mejor tener el apoyo de sus familiares y amigos en estos casos. Y a Maca solo le

    quedaban sus amigos.

    - No - Respondió de modo contundente. – Bueno no se, pero por favor no le digas nada nia ella ni a Cruz, de momento.

    - Maca como médico sabes que es mejor tener el apoyo… - Quería volver a intentarconvencerla.

    - No. – Soltó Maca. - No quiero que nadie sepa nada. Tenias que ver la cara de Cris cuandome dieron el diagnostico. – Ciertas lágrimas aparecieron en sus ojos las retuvo con ungesto enérgico. Su tono fue firme al añadir. – No quiero que nadie más pase por eso pormi culpa. Además si tú no fueras una eminencia en este campo ni siquiera hubiese venidoa verte. – Suavizo su tono e intento volver al tono sarcástico.

    - Me halagas…- Respondio el médico con cara de inocente. - Pero creo que te equivocas. – Añadió con tono firme.

    - Gracias gruñón – Le dijo y le guiño un ojo. Después se puso de pie. – No te interrumpomás. Nos vemos el lunes. Y de nuevo gracias.

    - Maca…- No hubiese querido dejar la conversación así. - De acuerdo. – Añadió

    poniéndose de pie. – Te veo el lunes. Pasarlo bien esta noche. - La conocía demasiado biencomo para seguir insistiendo. – Y cuídate.

    Maca le recompenso con una gran sonrisa y un dulce beso en la mejilla. Salio de esaconsulta a enfrentarse a lo que quedaba de día.

    Hacia una hermosa tarde, el sol calentaba, aunque no del mismo modo que en la India. Sesorprendió pensando en aquella ciudad y en el pequeño hospital donde había estado losúltimos años, era tan distinto de ese enorme edificio que tenía ante sus ojos…

    Se regañó a si misma y se obligo a pensar en otra cosa. Había quedado con Esther que larecogería a ella y a las demás a las nueve. Era la hora en que terminaba su turno en elhospital, la casualidad de la vida había hecho que sus cuatro amigas acabaran trabajandotodas en aquel mismo hospital, el Central. Tenía muchas ganas de ver a las demás. Seconocían desde el colegio, y habían sido amigas desde entonces.

    Laura estudio trabajo social y gracias una proyecto personal había terminado trabajandoen los gabinete de atención y servicios social del hospital. Esther y Eva habían estudiado

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    enfermería, Eva había terminado como enfermera de samur y Esther era la flamantenueva enfermera de urgencias. Y Maca y Cruz hicieron medicina, aunque Cruz hizo laresidencia de cirugía y Maca de pediatría.

    La imaginación de Maca viajo hasta su infancia:

    Maca siempre había sido una muchacha fuerte, sus padres la habían mandado a loscatorce años a un internado en Madrid. Ellos por motivos de trabajo viajaban mucho ysabían que en un internado, Macarena no se sentiría sola, por lo menos no tanto como ense sentiría, estando ella sola, en su casa de jerez. Maca no había tenido hermanos. Por esoal conocer a Cruz la adopto como si fuera su hermana.

    Esta también estaba interna, pero no tenía la suerte de Maca de tener unos padres, queaun estando poco con ella la adoraban la llamaban a menudo y siempre que podían iban avisitarla, llevándole mil recuerdos de sus múltiples viajes. No, Cruz no tenía tanta suerte,ella solo tenía una abuela, que no quería a aquella niña cerca de ella, pero que por lasapariencias ante la alta sociedad Sevillana, mantenía y le proporcionaba toda serie delujos, “que nadie dijese que a la nieta de la Marquesa de Gandara, podía faltarle algo”.Aunque si le faltaba algo, simplemente cariño… Y fue esto lo que acerco a las dosandaluzas en tierra extraña. Y lo que hizo que se creara un vinculo muy fuerte entre ellas,mas que si fueran hermanas de verdad.

    Un año después Esther entro interna, venía de Santander y era una muchacha bastantereservada, tímida y sería. La vida no se había portado nada bien con ella. Hacia solo unosmeses que su padre había muerto tras una larga enfermedad y su madre unos díasdespués de un ataque al corazón. Al no tener familia cercana, su tutor, que era el mejor

    amigo de su padre y su padrino, había decidido mandarla interna a Madrid; allí suconciencia no le daría tanto la vara, por no tratar a aquella chiquilla como su padre lehabía pedido que la tratara. Al verla tan indefensa Maca decidió que cuidaría de ella, latomaría bajo su ala.

    Laura era de Jerez también, pero durante la época de colegio vivía en Madrid con sus tíosy su prima y mejor amiga, Eva. Además conocía a Maca de toda la vida. Ella y Evaingresaron en el mismo colegio que colegio que las otras tres, pero en carácter externo, elmismo año que Esther. Así que poco a poco las cinco chicas comenzaron a serinseparables, siempre que podían estaban juntas. Pasaban muchos fines de semana todas

     juntas en casa de los padres de Eva en Madrid, y siempre que podían juntar unos días seiban todas a jerez.

    Pasaron los años de internado y después vino la universidad. A Maca sus padres leregalaron un piso en Madrid, sabían que ella quería estudiar la carrera allí. El piso erabastante grande, así fue como Maca invito a Cruz y a Esther a vivir con ella. Las tresestaban emocionadas y estuvieron felices de compartir casa, y la verdad es que secomplementaban muy bien, y se su amistad se afianzo.

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    Eva y Laura seguían viviendo en casa de lo padres de Eva en Madrid, pero pasaban mashoras en el piso de sus amigas que en su propia casa. Las cinco seguían siendo una piña.

    Sobre el tema amoroso eran muy distintas:

    Laura y Eva tuvieron varias relaciones más o menos estables, mas o menos tormentosas,pero nada definitivo. Ambas buscaban al príncipe azul y ninguna de las dos lo habíaencontrado aun…

    Cruz conoció a Vilches en su segundo año de universidad, el estaba en terminando laresidencia en el central. Estuvieron juntos todos esos años, siempre fueron una parejamuy estable, a pesar del carácter huraño de él. Al terminar la residencia de Cruz secasaron.

    Esther por su parte se metía en todos los líos amorosos posibles, salía con todas las“causas perdidas”, como los llamaban sus amigas, que se cruzaban en su camino. No habíatenido ninguna relación que le durara mas de dos semanas, según ella no queríaenamorarse… (hasta que conoció a Luís, claro.)

    Por su parte Maca tardo bastante en salir con algún chico. Su primer novio fue JavierSotomayor con el que duro solo unos meses; como pareja no les fue muy bien, al finalquedaron como amigos, y desde entonces se llevaban muy bien. En un viaje a Jerez sereencontró con Fernando De Almedo, era el hijo mayor de unos socios de sus padres. Sehabían conocido de pequeños, pero él había estado los últimos 10 años en Estado Unidos,trabajando para su padre. Fernando era varios años mayor que Maca, y lo que se puede

    llamar todo un caballero andaluz, la trato como una reina. Tras dos años de noviazgoFernando le pidió que se casara con él. Ella le dijo que necesita tiempo, decía que queríaterminar la residencia, buscar trabajo… en realidad no sabía si se quería casar conFernando. Le quería mucho, pero le quería como amigo, nunca había sentido por él lo quesentía por…

    Incluso en sus pensamientos le costaba admitirlo, admitir lo que sentía por Esther, cadavez que la veía sonreír el mundo tenía sentido, su hermosa melena, sus suaves facciones.No podía quitársela de la cabeza y a la vez no era capaz de admitir a ella misma que laquería. Así que acepto el compromiso con Fernando y pusieron la fecha para después de

    terminar su residencia Maca.

    Maca miro su reloj, aun era temprano tenia tiempo de sobra para preparar una gran cenaen casa… era lo que más le apetecía, estar con ellas allí, como antes y reírse… y así quizásolvidar, aunque solo fuera por unas horas.

    En el central Esther estaba que no podía parar. Deseaba con todas sus fuerzas quellegasen las nueve de aquella noche. Había conseguido liar a las otras tres con la excusa de

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    necesitar una noche de chicas… bueno en cierto modo era muy real, necesitaba quedarcon ellas para darles una GRAN sorpresa.

    Al final tuvo que ir al laboratorio, Vilches le pidió unos resultados con urgencia, eran muyimportantes y ella no pudo negarse y se le hizo un poco tarde, eran las nueve y cinco

    cuando salio corriendo del despacho del oncólogo camino de los vestuarios.

    - Pasarlo bien - Le grito Vilches cuando ella se disculpo para irse corriendo.- Y dale unachuchon de mi parte. – Añadió guiñándole un ojo.

    Esther se sorprendió de este último comentario, no podía ser que Vilches supiera queMaca había vuelto, ¿no? La verdad era que no tenia mucho tiempo de pararse a pensar,“Llego tarde, llego tarde, llego tarde…” se repetía una y otra vez mientras se cambiaba lomas rápido que pudo.

    Encontró a las otras tres esperándola ya en los muelles de urgencias

     – Hija tranquila que te va a dar algo. – La dijo Cruz, viéndola llegar corriendo.

     – Tu…. Tu… marido que… se… empeña… en pedirme cosas urgentes… siempre a… últimahora. – Respondió Esther tomando aire al llegar a su lado. “¿No ha llegado aun?” Pensómirando hacia la salida, se sorprendió un poco, Maca era la persona más puntual queconocía, nunca llegaba tarde. “En seguida llegara” Se d ijo Esther para tranquilizarse.

     – Si, es que es así de encantador…- Dijo Cruz poniendo cara de boba. - Bueno ¿Dónde nosvas a llevar? - Le pregunto.

     – ¿Eh…? – Contesto Esther poniéndose un poco de puntillas para poder mirar mejor lasalida.

     – ¿Qué… donde… nos… vas… a… llevar? – Volvió a preguntar esta vez Laura remarcandocada una de las palabras de la frase, y mirando hacia donde miraba la enfermera.

     – Niña, pero ¿se puede saber que estas buscando? – Pregunto Eva mirando también haciala salida. Todas miraban hacía la salida en ese momento…

    Maca habia llegado a las ocho y media, estaba tan nerviosa que no sabia donde meterse,decidió esconderse detrás de una columna para poder ver llegar a sus amigas.

    A las nueve en punto aparecieron Eva y Laura. Venían muy sonrientes, estaban comodándose pequeños empujones mientras bromeaban. Ambas estaban muy guapas, Evatenía el pelo mucho mas corto y Laura estaba exactamente igual que hace tres años .A losdos minutos apareció Cruz. Maca sonrió al ver que ya se le notaba la tripita. Sabía que

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    Cruz estaba embaraza porque se lo había dicho hacia varios meses y Vilches habíapresumido de ello esa misma tarde. Cruz tampoco había cambiado mucho aunque si teníaese brillo especial, normal en las mujeres embarazadas.

    - Esta niña, como siempre tarde. – Comentaba Laura refiriéndose a Esther.

    - Jajajaja, es un pequeño desastre – Rió Eva.

    - ¿Sabéis que se le ha ocurrido ahora? – Pregunto Cruz. - Lleva todo la tarde de lo masmisteriosa y risueña.

    - Ni idea, pero cuando le he dicho que no sabía si iba a poder venir… me ha echado unamirada de suplica, de esas de las suyas, que no me he podido resistir. – Comento Lauracon una sonrisa en los labios.

    - Si no se porque tenía muchísimas ganas de vernos… como si no nos viéramos a diario…-Añadió Eva. Mirando hacia la recepción por si aparecía su amiga. – Mirar ya llega.

     – Hija tranquila que te va a dar algo. – La dijo Cruz, viéndola llegar corriendo.

     – Tu…. Tu… marido que… se… empeña… en pedirme cosas urgentes… siempre a… últimahora. – Respondió Esther tomando aire al llegar a su lado…

     – Si, es que es así de encantador… - Dijo Cruz poniendo cara de boba. - Bueno ¿Dónde nosvas a llevar? - Le pregunto.

     – ¿Eh…? – Contesto Esther poniéndose un poco de puntillas para poder mirar mejor lasalida.

     – ¿Qué… donde… nos… vas… a… llevar? – Volvió a preguntar esta vez Laura remarcandocada una de las palabras de la frase, y mirando hacia donde mira la enfermera.

     – Niña, pero ¿se puede saber que estas buscando? – Pregunto Eva mirando también haciala salida. Todas miraban hacía la salida en ese momento… 

    - Creo que me busca a mi.- Dijo una suave voz, desde la dirección contraria hacía donde

    ellas miraba. Todas se dieron la vuelta de repente, parecía que ninguna de ellas podía creelo que veían sus ojos. – Hola chicas.- Añadió en un tono aun más suave y sonrojándose unpoco al notar los ocho pares de ojos fijos en ella.

    - ¿Ma… ma…ca? – Consiguió balbucear Cruz. La miraba con la boca abierta.

    - Maca…- Laura fue la primera en reaccionar lanzándose al cuello de la pediatra, sin podercontener algunas lágrimas que se escapaban de sus ojos.

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    - Hola cielo…- Maca recibió aquel abrazo y le correspondió apretando con fuerza, mientrassostenía la mirada de la cirujana y tendiéndole la mano. Cruz la agarro y en seguida seunió al abrazo.

    Eva sin poder decir ni media palabra también abrazo a su amiga reencontrada y asíestuvieron las cuatro abrazadas unos segundos hasta que poco a poco se fueronseparando. Mirándose unas a otras con los ojos vidriosos, y con grandes sonrisas en loslabios.

    - Chicas…- Oyeron la voz entrecortada de Esther, ella se había mantenido un pocoapartada mirando la escena y ahora no paraba de llorar ante la misma...

    - Anda ven aquí. – Le dijo en un tono suave Maca abrazándola, el resto volvieron aabrazarse entre risas.

    - No me lo puedo creer. – Decía Eva mirándola de arriba abajo. – pero, ¿Cuándo hasllegado?

    - Eso, ¿Cuándo has vuelto?- Preguntaba Laura.

    - Pues anoche… - Respondía Maca.

    - Y ¿Tú, lo sabías y no nos dijiste nada? - Le pregunto Cruz, con una mirada llena dereproche hacia Esther.

    - Oye no me mires así, que a mi me avisaron ayer, por la tarde - Se defendió Esther. – Mellamo Cris y me costo un montón averiguar en que vuelo llegaba… ¿eh?... y no era cosa dedespertaros a todas a esas horas… ¿no? – En realidad había disfrutado yendo ella sola arecogerla, pero eso no pensaba confesarlo.

    - No os metáis mucho con ella, chicas. – Dijo Maca tratando de sacar a su sonrosada amigadel apuro. – Yo… - Bajo la mirada al notar las de las otras fijas en ella. – Yo no quería quenadie se enterara… lo siento…

    - ¿Pero, porque? – Pregunto Laura con cara de no entender nada…

    - Uf… – Suspiro Maca, tenía la mirada perdida, era totalmente consciente que deberíadecirles la verdad, le había dado miles de vueltas a la cabeza, tanto Cris como Vilches ledecían lo mismo, ¿Y si tenían razón…? – Es complicado… - Seguía con la cabeza gacha.

    - Maca… - Cruz le obligaba a mirarla en ese momento, su mirada era suave yreconfortante. – Vamos a cenar y nos lo cuentas.

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    - Vale… - Respondió Maca y con la mirada le dio un silencioso Gracias. – He preparado lacena en casa y he comprado alcohol para todo un regimiento… así que luego, os quedáis adormir en casa eh?

    Se fueron andando hasta la casa de Maca que no estaba lejos, solo a unas pocas manzanas

    del hospital. Por el camino iban hablando sin parar… contándole a Maca las múltiplesnovedades de su vida. Eva y Laura monopolizaban la conversación con sus bromas y risas.Cruz las miraba y reía pensando que nunca cambiarían… Maca tenía una sonreía de oreja aoreja, pensaba lo a gusto que estaba con ellas. Esther iba un paso más atrás algo callada ycon la mirada fija en la pediatra.

    Maca al sentirse observada, se giro sonriendo a la enfermera, Esther al ver esa sonrisa, nopudo evitar que el corazón pegara un pequeño brinco en su pecho. Su sonrisa ilumino surostro y sin poder evitarlo cogió la mano de la pediatra y se puso a su lado. Maca sintió unescalofrío por todo el cuerpo, siguió andando con la sonrisa reflejada también en sumirada.

    Cruz que había visto ese pequeño gesto entre sus amigas también sonreía. Ella era la únicaque sospechaba que bajo esa amistad fluía algo mucho más intenso y pasional.

    Llegaron al piso de Maca. Esta había preparado una gran cena y teniendo en cuenta dedonde venia, decidió preparar comida india, pollo al curry, arroz silvestre y una ricaensalada de frutas. Todo ello acompañado de un buen vino, este de la casa, para algo erala única heredera de las importantes bodegas Wilson de jerez.

    - Pero que buena pinta tiene todo… - dijo Esther entrando en la cocina para echar una

    mano a Maca mientras las demás admiraban la terraza y la magnifica mesa que habíapuesto Maca. - ¿Te puedo ayudar?

    - Claro. – Maca no pudo evitar sonreír, Esther era una autentica glotona, le tendió loscubiertos para la ensalada.- Puedes remover la ensalada, mientras yo caliento esto.

    - Muy bien. – Esther se concentro en su tarea, sus ojos se posaron en un trozo de mango yno puedo evitar probarlo.

    - Ey, eso no vale… - Rió maca.

    - Esta guenízimo. – Tenía una gran sonrisa mientras degustaba la fruta. – Esto ya esta. – Añadió Esther al tiempo que tragaba y le enseñaba la ensalada.

    - Anda, anda… llévala a la terraza…- Le decía Maca mientras le daba un pequeño cacheteen el culo. – Y no comas más.

    - Me lo pensare…- Dijo Esther con cierto tono provocativo. Y se dirigió a la terraza. Maca

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    no pudo evitar admirar el movimiento de sus caderas, y volvió a sonreír “Si es que es uncielo.” Pensó mientras seguía el mismo camino que había tomado la enfermera.

    La cena fue agradable, llena de conversaciones banales. Maca les contó como era la vida

    en Calcuta, el trabajo en aquel pequeño hospital de la capital, ayudando a los niños deaquel barrio. En su mirada se veía nostalgia mezclada con orgullo. Las demás la mirabanasombradas por la labor que había desempeñado en ese parte del mundo.

    Al final de la cena Maca recogió los platos, obligando a las demás a quedarse sentadamientras ella iba a buscar una pequeña sorpresa. Unos minutos después apareció con unabotella de tequila, varios vasos de chupito y un cuenco con rodajas de limón.

    - Siiiiiiiiiii….- Gritaron Laura y Eva a la vez, durante la cena habían terminado con dosbotellas de vino y ya se les tonaba cierto puntillo. - ¡Tequila y verdad!..- Volvieron a gritaral mismo tiempo y empezaron a reírse…

    - Veo que os acordáis… - Rió Maca, Tequila y verdad era un juego que se inventaron unverano años atrás. El juego consistía en hacerle una pregunta a una, antes de contestar setenía que beber un chupito de Tequila y después tenía que contestar, había que contestarla verdad porque sino no se le daba la rodaja de limón. (Nota de la autora: este juego se loinvento un bicho particular, gracias por prestarmelo)

    - Vale, vale yo modero…- Dijo Cruz poniendo cara de buena chica añadió. - ¿Quiénempieza?

    - Lauraaaaaaa…- La otras cuatro miraban a la susodicha muertas de risa.

    - Jo, siempre me toca a mí. – Dijo haciendo pucheros. Pero con una sonrisa en los labioscogió el chupito que le había servido Maca. – Venga disparar…

    - Vale, vale tu lo has querido.- Respondió Eva con una mirada picara...- ¿Exactamente quesientes por Javi?- ¡Eva...!- Soltó Laura con los ojos muy abiertos.

    - ¡Laura…! – Fue la única respuesta de su amiga, Esther y Cruz, se reían por lo bajo y Maca

    las miraba sin decir nada…

    - Bueno yo… - Toma aire, se bebió el chupito de un golpe, y contesto. – ¡Estoy loquita porel…!

    - Jajajajaja….- Esther, Eva y Cruz, no pudieron aguantar mas y estallaron en una sonoracarcajada…Laura se metió la rodaja de limón en la boca, mientras bajaba la mirada. Macala miraba totalmente asombrada.

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    - ¿Javi…?... ¿Sotomayor…? ¿En serio…? – Consiguió balbucear, provocando más risas porparte de sus amigas y un tono más rojizo en las mejillas de Laura. – Bueno, bueno así queJavi ¿eh?, lo que se pierde una estando a medio mundo de distancia... – Maca cogió lasmanos de Laura y la hizo que la mirara. – Laura me alegro mucho por ti, es un gran chico…

    - La verdad es que solo llevamos un par de semanas, nos conocemos desde hace tanto,desde aquel cumpleaños tuyo… y uffff… nunca pensé que él y yo… pero… - Subió loshombros, como diciendo que se le va a hacer. La verdad es que tenía un poco de miedo dela reacción de Maca. Javi y ella habían sido novios en el instituto y aunque habían acabadocomo amigos, Laura tenía miedo que no le sentara bien. Maca al ver ese temor en los ojosde Laura, le regaló una gran sonrisa.

    - Pues me alegro de verdad cielo. – Le dijo de un modo tierno y la abrazo con muchafuerza. – Quien me lo iba a decir, así que Sotomayor, muy bien, muy bien…

    - Venga ahora le toca a Eva. – Dijo Cruz, se había conmovido un poco con la escena queestaba viendo y no quería que se le notase.

    - Vale… - Dijo esta cogiendo su chupito y tendiéndoselo a Maca para que se lo llenase.

    - A ver...- Dijo Esther con ojos maliciosos. – El otro día tu y Fran estabais en laambulancia… bueno ¿lo estabais haciendo en la ambulancia? – Soltó poniéndose un pocoroja. Eva se la quedo mirando con la boca abierta. Cogió su chupito y se lo bebió sinpestañear.

    - Siiiiiiii…. Pero tu como lo sabes ¿eh? – Pregunto con una sonrisa de medio lado.

    - Por que era yo la que abrió sin llamar…jajajaja – Estallo en un gran carcajada, seguida porlas demás.

    - Hija pues la próxima vez, llama anda, llama. – Dijo Eva riéndose también.

    - Venga ahora Maca. - Dijo Laura dándole un chupito a Maca para que ella misma lollenase.

    - A ver, a ver… - Dijo Cruz poniendo cierta mirada picara.- ¿Cómo es hacerlo… con unamujer? – En ese momento todo quedo en silencio, Parecía que a Eva y a Laura les habíagolpeado algo contundente, no podían creer la pregunta que había echo Cruz, pero aunles asombraba mas la media sonrisa dibujada en los labios de la pediatra. Esther miraba elsuelo, ella parecía desear que se la tragase el suelo alli mismo.

    - Pues veréis… - Se llevo el chupito a los labios de un modo seductor, y miro a Esther, quedeseo con más intensidad que se la tragara la tierra ahí mismo.- Es...- Intentando alargar la

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    respuesta antes de beberse el tequila. Lo malo fue que al notar pasar la fuerte bebida porsu garganta hizo una mueca muy poco apropiada y comenzó a toser sin poder evitarlo,mientras recibía pequeños golpecitos en la espalda por parte de Cruz. –COF, COF… pueses…- Continuo con la voz un poco entrecortada pero recuperando la compostura.- dulce,tierno, intenso… perfecto.

    Se hizo un prolongado silencio entre las chicas, todas miraban a Maca sin poder apartar lamirada de ella, aunque cada una la miraba de un modo distinto. Eva y Laura con asombro,Cruz con admiración por su valentía y Esther… Esther la miraba con… ¿con deseo?

    - Caray pues tendré que probarlo. – Fue Eva la primera en romper el hielo, con esa frase,lo que provoco que las demás soltaran una carcajada. Eva siempre conseguía distender unpoco todas las situaciones.

    - Evaaaa…- Le dijo Laura sin poder contener la risa y dándole un cariñoso golpe a su prima.

    - Es verdad Laura… jo es verdad. – Respondía Eva poniendo cara de pena.- Claro…- Soltó Laura con una gran sonrisa.- Por eso no te importa lo de Javi…-Dirigiéndose a Maca.

    - Jajajaja. – Estallo una nueva carcajada por parte de todas, Laura era así, salio encualquier momento con cualquier cosa.

    - Laura, si es que eres un encanto.- Le dijo Maca, dándole un pequeño apretón quetermino con un beso en la mejilla. Se sentía feliz por la reacción de todas sus amigas, laverdad es que nunca hubiese esperado menos de ellas. Y eso, precisamente es lo que no

    hubiese querido perder por nada del mundo.

    - Maca, ojito a ver si le tengo que decir a Javi que tenga cuidado contigo…- Se rió Evaintentando sonrojar mas aun a Laura, que entre el alcohol y el beso de Maca, estaba yabastante colorada…

    - Bueno, bueno dejar de meteros con la niña, venga te toca a ti Esther. – Dijo Macatendiéndole el vaso, mantuvieron la mirada durante un segundo, cuando Esther cogió elchupito, la sonrió con dulzura. Intentando trasmitirle muchas cosas con este gesto, que sevio recompensado con una franca y amplia sonrisa por parte de Maca.

    - Venga vale, disparar. – Reto Esther.

    - Muy bien. – Eva tenía cierta expresión de revancha en la mirada. – A ver, a ver… Luís… -Al oír aquel nombre la expresión de Esther cambio totalmente, su sonrisa desapareció alinstante, frunció el ceño y apretó la mandíbula.

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    En ese mismo instante, pareció que el destino se apiadaba de ella, por que su móvilcomenzó a sonar, pero ante el nombre de la persona que hacia aquella llamada solo unapalabra, casi susurrada, salio de sus labios. – Mierda… - se Levanto y entro en el salón paramantener aquella conversación sin que las demás la escuchara.

    - ¿Que ha pasado? – Pregunto Laura. El resto se miraba sin saber que contestar.

    - No lo se Laura, no lo se. – La primera en contestar fue Cruz, Maca no podía evitar mirar ala puerta por donde había salido Esther, preguntándose que estaba pasando.

    En el salón Esther mantenía una difícil conversación.

    - Luís… Ya te dije ayer que no tengo ninguna intención de volver a hablar contigo… Pero tude que vas… - Su tono iba aumentando a medida que la conversación iba avanzando – Eres un… CABRON… no te preocupes mañana mismo saco “MIS” cosas de “TU” casa… ypor mi te puedes ir a la MIERDA... – Tras colgar su telefono, lo lanzo contra el suelo,haciéndolo añicos. (si es como el mio no es difícil que esto pase.....)- Esther…- Pregunto Maca desde la puerta de la terraza, el tono de la última parte de laconversación había sido tan elevado que fue inevitable que sus amigas lo escucharan, ysalieran corriendo hacia el salón para ver como estaba su amiga. – Esther… ¿estas…? – Nopuedo terminar al ver que Esther empezaba a temblar y comenzó a derrumbarse por unllanto desconsolado. Maca consiguió agarrarla antes de que cayera al suelo. - Tranquilaniña, shuuu…. tranquila – Esther no paraba de llorar de un modo desconsolado, y seabrazaba a Maca con tantas fuerzas, hasta el punto de asustarla.

    - A ver Esther. – Dijo Cruz al cabo de un rato intentando que la enfermera soltara a la

    pediatra y se tranquilizara. - ¿Qué ha pasado?

    - Pues… snif, snif, - Empezó a decir, soltando a Maca, y provocando en ella una enormesensación de vació.- Pues… resulta que hace cosa de una semana, le… le pille, le pille… ennuestra cama con otra. Y no solo me engaño… sino que encima… encima me dijo que eraculpa mía… que yo era… muy mala… mala en… en la cama.

    - Menudo cabronazo. – Espeto Eva. – Pero quien coño se cree que es, ese, ese hijo d…

    - ¡Eva!- La cortó Cruz. – Sigue Esther… - Tratando de animar con una pequeña sonrisa a la

    sollozante enfermera.

    - Pues esa noche el se fue… con ella. Y no he sabido nada de él en estos días. – Estaba mástranquila y trataba de contarles lo que había pasado con tranquilidad. – Ayer me llamodurante mi turno, me dijo que iba a volver a casa, yo le he dije que muy bien que cogierasus cosas y se largase con ella. Entonces a empezado a reírse y me dijo que estaba muyconfundida… que si alguien tenía que irse esa era yo, que no era mi casa que era la suya…cuando la alquilamos la pusimos a su nombre porque para su trabajo le venía bien y ahora

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    resulta que….

    - Es un autentico cabrón. – Soltó Laura que se le había pasado la borrachera por completo.

    - ¿Que voy a hacer, que demonios puedo hacer? – Dijo Esther desesperada y comenzando

    a llorar de nuevo. Las chicas la miraban sintiendo autentica lastima por ella. Maca estabacon la mirada perdida apretaba los puños con fuerza.

    - Lo que vas a hacer. – Dijo por fin tratando de controlar su rabia. – Es ir mañana a primerahora a esa casa a recoger tus cosas, te quedas aquí conmigo. – Soltó ante la mirada deasombro de todas.

    - Maca no puedo, es tu casa. – Esther había parado de llorar y miraba con agradecimientoa Maca.

    - Claro que puedes, esta casa es enorme para mi sola, tiene cuatro habitaciones tu soloocuparías una. Además no es la primera vez que vives aquí, ¿no? – En realidad pensabaque le encantaría que compartiera su propia habitación, pero eso no lo diría nunca.

    - Pero, Maca…

    - Nada, nada, no hay nada mas que hablar.- Sentenció con mucha firmeza. – Te vienes y yaesta, me vendrá muy bien tu compañía de verdad.- Añadió casi en un susurro.

    - ¿Seguro? – Pregunto con timidez Esther.

    - Seguro.- Afirmo Maca con una amplia sonrisa. – Y ahora todo el mundo a la cama queson las tres de la mañana y vosotras entráis a las 8.- Termino mirando a Eva y Laura.

    Las otras tres amigas habían escuchado la conversación entre Maca y Esther con atención.

    - Ay, madre es verdad… mañana me voy a quedar dormida encima de Javi.- Soltó Laura,este comentario volvió a provocar la carcajada de las chicas. Laura volvió a sonrojarse.- Lodigo porque tengo ronda con él. – Intento aclarar provocando más risas aun. – Bueno vale,me voy a la cama.- Miro a Esther y la abrazo impulsivamente.- Que se vaya a la mierdaEsther, que se vaya a la mierda.- Le dijo al oído y se levanto.

    - Tú y Eva a la del fondo ya sabes la vuestra, os he dejado unas camisetas para que lasutilicéis de pijama. – Dijo Maca poniéndose de pie.

    - Gracias cielo. – Le dijo Laura abrazándola.- Me encanta que hayas vuelto, de verdad.

    - Lo se Laura y yo estoy encantada de haber vuelto.- Le dijo separándose un poco ysonriéndole.- Mañana iré al hospital para veros.

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    - Muy bien, pues nos vemos allí. – Dijo Eva dándole un beso en la mejilla.- Así te podrépresentar a Fran.- Añadió y se fue a la habitación con Laura.

    - Bueno, vosotras dos tenéis las otras dos habitaciones cada una la suya, como siempre.-

    Dijo Maca.

    - Yo mañana no trabajo, libro.- Dijo Cruz, poniendo carita de pilla.

    - Yo entro de noche.- Añadió Esther, que tenía mucho mejor aspecto ahora que sabía queiba a ser de ella.

    - Jajaja… imagino que eso quiere decir que queréis tomaros la penúltima.- Dijo Macalevantando una ceja y dirigiéndose hacia la terraza.

    - Claro…- Dijeron Cruz y Esther a la vez con una risita.

    - Vale, vale…- Dijo Maca.

    Estuvieron otro ratito hablando, riendose, recordando viejas anecdotas. Hasta que a Cruzse le ocurrio decir:

    - Me apetece una copa.

    - Ni de coña. – Dijeron Maca y Esther a la vez, lo que provoco una sonrisa en la cirujana.

    - ¿Por qué no?, una pequeñita. – Quería meterse un poco con ellas.

    - Pero, tú quieres que tu marido me mate, me ha hecho prometerle que no te iba a darnada de alcohol. – Dijo Maca, con una sonrisa.

    - Si, eso es muy propio de él. – De pronto pareció darse cuenta de algo. – Pero ¿Cuándohas visto tú a Vilches?

    - ¿eh...? – Maca acababa de comprender que había metido la pata. – Ah, he llegadopronto y le he visto antes de reunirme con vosotras. – Mintió.

    - Maca. – Dijo Esther, estaba muy seria. – Eso no es posible, Vilches y yo estuvimos conunos análisis hasta pasadas las nueve.

    “Mierda, mierda… encima me han pillado mintiendo.” No sabía como podía haber sido tantonta. Era consciente que tenía que decirles la verdad ya no le quedaba otra salida y eso leresulta muy doloroso. - ¡Joder! – Exclamo aunque en voz baja, se puso de pie, se acerco ala barandilla y se apoyo dando la espalda a sus amigas. – No lo entendéis. – Dijo en voz

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    baja, no quería que sufrieran por ella, pero no podía mentirles, no se lo merecían.

    - Mírame Maca. – Cruz se había puesto de pie y estaba justo a su lado. – Dime, la verdadMaca ¿Por qué no querías vernos?

    - Claro que quería veros. – Al darse la vuelta Maca, pudo ver en los ojos de Cruz, algo quenunca había visto en la mirada de su amiga… era miedo. Cruz siempre había sido la masfuerte de las cinco, y ahora veía en su mira que tenía miedo, y era miedo por lo que Macaaun no había dicho, pero ella ya empezaba a intuir.

    - Maca…- Dijo Cruz en un susurro. – Por favor.

    - Vale. – En ese momento miro hacía la mesa, Esther estaba sentada con la mirada baja,ella también había intuido algo y también tenía miedo de que su sospecha fuera cierta.Maca cogió a Cruz de la mano y la llevo a la mesa, quería que estuviese sentada cuando lediera la noticia. Y por otra parte Maca necesitaba estar un poca más cerca de Esther. – Veréis, hace algo más de dos meses empecé con algo de cansancio, algo de fiebre,después vinieron las molestias intestinales, no conseguía aguantar nada en el estomago.Estuve así un tiempo. Al principio pensaba que me había intoxicado, pero al paso de losdías las molestias aumentaban. – Quería contarles las cosas como fueron, porque noencontraba otra forma de contárselo. Sin quererlo se trasporto en su recuerdo a aquel día.

    Estaban en el consultorio, eran ya las cinco de la tarde y llevaban sin parar desde la ochode la mañana. Había sido un día duro y bastante agotador. Cris estaba con ella. Macaestaba muy pálida tenía fuertes dolores abdominales que había conseguido dominar hastaese momento.

    - Maca me da igual lo que digas.- Le decía Cris. – Ahora mismo vamos a que te vea Philip yte haga unas pruebas.

    - Cris, no hace falta yo soy médico y se que estoy bien. – Afirmaba aunque casi estabadoblada por el dolor.

    - No se te ocurra decirme que estas bien. – Había levantado el tono y la miraba conenfado. Maca no le quedaba otra que admitir que no estaba bien.

    - De acuerdo vamos para…- No pudo terminar la frase en ese mismo momento el mundoalrededor se puso negro y solo oyó por un instante la voz de Cris llamándola de un mododesesperado.

    - Acabe ingresada en el Hospital Universitario de Calcuta, donde un compañero quecolaboraba con nosotros en la consulta, trabajaba como internista. – Continuaba lahistoria, sin atreverse a mirar a las dos personas que la escuchaban con el corazón en un

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    puño. – Se pasaron más de tres días haciéndome todo tipo de pruebas, hasta que al finaldieron con la causa de mis dolores.

    - Hola Maca. – Volvía a estar en Calcuta, en la cama de aquel hospital. Cris estaba con ellasujetándole la mano, mientras Philip trataba de decirme lo que pasaba, pero sin ser capaz

    de mirarla. – Veras las pruebas nos dicen que lo que tienes es…

    - Philip por favor suéltalo ya. – Le pedía ya cansada de la espera.

    - Maca… es leucemia, LLA. - Conseguía decir por fin.

    - ¿Que?, no, no, no puede ser. – Aquello no salía de su boca, sino de la de la persona quetenía al lado. Cris estaba muy pálida y apretaba con más fuerza la mano de Maca. – Tieneque estar mal.

    - Cris…- Conseguía decir Maca tratando que su amiga la mirase, tenía autentico pavorreflejado en la mirada. – Tranquila Cris, todo ira bien…

    Después de darle muchas vueltas habían decidido que lo mejor era volver a Madrid, paraMaca iba a ser mejor tener cerca a sus amigos en ese difícil momento. Además en Madridestaba uno de los mejores especialistas del mundo en este campo, y coincidía que este erasu amigo y estaba casado con una de sus mejores amigas.

    En el aeropuerto de Calcuta.

    - Tienes la cita a las cuatro hora de allí. – Le recordaba Cris.

    - Lo se no te preocupes. – Respondía Maca distraídamente.- Te llamare en cuanto salga deallí.

    - Deberías decírselo a ellas. – Volvía a insistir Cris. – Vas a necesitarlas a tu lado.

    - Cris ya hemos hablado de ello, no pienso decírselo a nadie más. Yo puedo sola.- Decíatercamente.

    - Vale, vale como quieras Maca…- Cris ya se había cansado de esa discusión, había

    decidido que llamaría a Esther en cuanto Maca subiera a ese avión, aunque se enfadaracon ella y no volviera a hablarle, pero no pensaba dejar que Maca estuviera solo enMadrid. No señor, no pensaba dejar que estuviera sola, y sabía que la persona que másfalta le hacia a ella era precisamente Esther.[/i

    En la terraza reinaba el silencio, Maca era incapaz de mirarlas, no era capaz de ver lomismo en ellas, que hace solo unos días había visto en la cara de Cris, no podía. Otra vezno, no podía hacerles eso otra vez… De pronto noto que alguien se acercaba y la abrazaba,

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    fuerte y firmemente, como si tuviera miedo a que se les escapara de entre las manos. Eseperfume, su aroma que lo llenaba todo. Esther la estaba abrazando

    A medida que escuchaba la historia de Maca, Esther iba siendo consciente de la noticiaque iba a recibir. “Esto no puede ser verdad,” se decía para si “no por favor, no…” Fueron

    sus únicos pensamientos ante la confirmación de la noticia. Se puso de pie y abrazo aMaca como si con ese abrazo pudiera evitar que aquello fuera cierto. Grandes lágrimassilenciosas acariciaban su rostro y empezaban a empapar el hombro de la persona queestaba bajo su abrazo.

    Maca notaba aquellas lágrimas en su hombro, no podía soltar ese abrazo, sabía que encuanto lo hiciera vería dolor en aquellos ojos, con los que tanto había soñado, que se veíaincapaz de hacerlo. Apretó más fuerte.

    Cruz, entre lágrimas, contemplaba aquella escena. No podía creer que todo aquello fuerareal, no podía serlo. Busco con la mirada la de Maca, quería decirle que todo estaría bien,que ella y seguro que las demás estaría hay… Si que, que Vilches lo arreglaría, si su maridolo haría, que… Pero Maca no la miraba tenía los ojos cerrados.

    - Esther… - Consiguió decir, aun no había podido abrir los ojos, pero sabia que tenía quedecirles aquello era el momento. – Esther, venga tengo que deciros una cosa.

    Esther al escuchar aquello se aparto un poco y miro a Maca, aun tenía la cara empapadapor las lagrimas y los ojos empañados con nuevas… En ese momento Maca consiguió abrirlos ojos, estaba muerta de miedo por lo que podía encontrar en la mirada de sus dosmejores amigas, pero estaba muy segura de lo que tenía que decir y quería demostrárselo

    a ellas.

    - Mirar, se que esto es duro, lo se… Yo no quería decíroslo… ni siquiera quería veros…porque no quería… no podía veros sufrir. No podía haceros daño otra vez. Y sabía quevosotras os daríais cuanta que algo no estaba bien. Me conocéis mejor que nadie… - Lasmiraba y veía todo aquello que temía, pero también veía en ellas el cariño que la tenía,siempre habían cuidado de ella, siempre. – No quiero decir que no vaya a ser duro, porquelo será… pero os aseguro que eso no va a ser mi vida. – Les dijo mirándolas primero señaloel abultado abdomen de Cruz, y señalándolo añadió.- Eso va ser mi vida, ver crecer a misobrino…- Le sonrió, después miro a Esther, quería acariciarla, tranquilizarla, pero se

    conformo con hacerle un guiño cariñoso. – Verte feliz, va a ser mi vida. – Pasaba su miradade una a otra. – Y luchar va a ser mi vida, luchar con toda mi alma. Una vez os lo prometí ypienso mantener mi promesa.

    Tanto Cruz, como Esther se abrazaron a Maca. Las dos sabían todo lo que significaba esaenfermedad, pero a la vez, al ver ese brillo, en los ojos de la pediatra, ese brillo lleno defuerza, de determinación, supieron que iba a cumplir cada una de las palabras que habíapronunciado. Ella siempre lo hacía, cumplía todas sus promesas.

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    Al rato, se despidieron y cada una se fue a su habitación. Ninguna de las tres podríadormir mucho aquella noche, sin quererlo, las tres recordaban el momento más dolorosodesde que se conocían:

    Todo iba bien en su vida cotidiana, Esther y Eva terminaron enfermería y empezaron atrabajar en el central. Eva en la unidad del samur y Esther en urgencias. Laura tambiéntermino su carrera y encontró un trabajo en servicios sociales, al tener tantas amigasdedicadas a la sanidad, fue inevitable que se planteara crear una unidad estable en algúnhospital. El proyecto fue aprobado y Laura consiguió una plaza en el central. A su vezMaca y Cruz, realizaban sus respectivas residencias, la primera en la unidad de pediatría,especializándose en pediatría de urgencias. Y la segunda en cirugía. Las casualidades de lavida hicieron que todas trabajaran juntas en el mismo hospital, cosa que las hacía sentirsemuy felices.

    Pero es cierto que la vida da muchas vueltas, un año antes de terminar su residencia, lospadres de Maca murieron en un terrible accidente de aviación. Cuando aquel abogado lecomunico al muerte de sus padres Maca sintió que el mundo se hundía bajo sus pies. Pasodos días como una autómata, fue a Jerez asistió a aquel entierro, ayudada por sus amigasy Carmen recogió las cosas de sus padres y cerro aquella casa. No quería volver nunca allí,no podía, no se veía capaz. Carmen se quedaría al cuidado de la casa, Juan, el marido deCarmen, al cuidado de los cuadras y caballos y Jero, su primo al frente de las bodegas. Yasí se despidió, no solo de sus padres, de su amor y respeto, sino también de la tierra queadoraba y siempre llevaría con ella.

    Al llegar a Madrid se metió en su habitación y no había forma de que saliera de alli, no

    quería comer, no contestaba las llamadas de Fernando, que estaba en Estados Unidos y nohabía estado con ella durante el entierro. No atendía a nadie ni a nada. Cruz y Estherestaban muy preocupadas por ella y no se apartaban de la puerta de la habitación deMaca por si esta les podía pedir cualquier cosa. Sabían que no había llorado la muerte desus padres, y ellas mejor que nadie sabían lo importante que era llorar esa pena. Así que latercera noche, decidieron tomar medidas, le prepararon un caldo y entraron es esahabitación en penumbra.

    - Maca cariño.- Dijo Esther acercándose a la cama de su amiga. – Cariño, tienes que comeralgo.- Dijo mientras Cruz, dejaba la sopa en la mesilla, Maca miraba hacia la pared, ni

    siquiera se movió al notar que sus amigas se sentaban en su cama justo a su lado.

    - Maca…venga cielo, la sopa esta calentita. – Le decía Cruz.

    Esther empezó ponerse nerviosa, Maca no daba muestras de escucharlas no decía nada, nisiquiera se movía. En un acto reflejo encendió la luz de la habitación, lo primero que viofue el bote de tranquilizantes que el medico le había recetado para que pudiera dormiralgo, estaba casi vació…

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    - Mierda. – Soltó de pronto. – Maca, Maca de pie, vamos de pie.

    - ¿Esther…?- Pregunto Cruz, pero se callo en el mismo instante que esta le enseñaba aquelpequeño bote. – Voy a llamar una ambulancia – dijo saliendo de la habitación...

    - Corre. – Le dijo tomándole el pulso a su amiga, un pequeño suspiro de alivio salio de suslabios al encontrar el débil pulso. Tenía pulso, pero no respiraba. La tumbo en el suelo dela habitación y comenzó a hacerle el boca a boca. De pronto el pecho de Maca empezó asubir y bajar lentamente.- Muy bien Maca, venga despierta. – Le decía dándole pequeñosgolpes en la cara. Aquellos ojos marrones se abrieron ligeramente.

    - Esther…- Dijo en un susurro. – Yo...

    - Shuuu, - Le dijo con suavidad. – Hay que ponerse de pie, venga.- Esther consiguió, conmucho esfuerzo ponerla de pie.

    - Tengo mucho sueño. – Decía Maca.

    - Pues ahora no es momento de dormir. – Le grito Esther, los nervios pudieron con ella. Noiba a permitir que Maca muriera. En ese momento entro Cruz en la habitación, tomo aMaca por el otro brazo y fueron hacia el salón.

    - Ya están de camino, viene Eva. – Dijo.- Hay que hacer que vomite. – Pensó Esther en voz alta. – Vamos a la cocina. – Recordó untruco casero, que hace años le enseñaron en un cursillo de primeros auxilios. Abrió el grifo

    de agua caliente y cuando esta empezó a salir bien caliente, lleno un vaso al que añadió ungran puñado de sal. – Venga Maca, tienes que beber esto.

    - No. No quiero. – Respondía su amiga con voz de niña pequeña.- Quiero dormir.

    - Maca…- Elevando el tono, no quería que se le notase el miedo que tenía. – Mírame, tevas a tomar esto ahora mismo... – Cuando Maca miro aquellos ojos y vio que en elloshabía una suplica, afirmo lentamente con la cabeza. Esther le aproximo el vaso a la boca yle obligo a dar un gran trago. En cuanto aquel liquido caliente paso por su esófago,provoco una fuerte arcada. Maca vomito una gran cantidad del contenido de si estomago.

    Esther le llevo de nuevo el vaso a los labios.

    - No por favor. – Suplico.

    - Maca, es por tu bien. – Le dijo Cruz. Con el segundo trago todo el contenido delestomago de Maca quedo en el fregadero. En ese momento llamaban a la puerta.

    Eva y el resto de la unidad del Samur, se hizo cargo de la situación. Esther y Cruz se

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    pusieron en un segundo plano. Vieron como le cogían una vía, Eva se empeñaba en que suamiga la mirara y no se durmiera. “Vamos niña, vamos…” le decía.

    La llevaron al Central, y mientras le hacían una serie de pruebas y un segundo lavado de

    estomago, Cruz, Eva y Esther, esperaban en la puerta impacientes. Esther iba de un lado aotro, murmuraba algo en voz baja sin poder estarse quieta.

    - Esther… - Le dijo Eva poniéndose de pie y frenadota. – Se pondrá bien, le has salvado lavida.

    - ¡Es imbécil Eva!- Exploti - Imbécil… si no. – No podía ni pensarlo, si no se hubiesendecidido a que hablara con ellas, ahora. No podía ni creérselo.

    En ese momento salio Vilches de aquella sala, Cruz le había llamado de camino al hospitaly había conseguido entrar para ver como estaba. Cruz se abrazo a él.

    - Tranquila cariño. – Le dijo con voz suave, acariciándola la espalda. – Ya esta fuera depeligro. Menos mal que la habéis hecho vomitar, la habéis salvado.

    Cruz lloraba en el hombro de Vilches, y Esther al notar las lagrimas en sus ojos aparto lamirada, conteniéndolas. Eva la abrazo.

    - Podemos verla. – Pregunto Esther, tras soltarse del abrazo de Eva y agradecérselo con unbeso en la mejilla.

    - Esta dormida Esther, va a dormir toda la noche del tirón…- Vilches sabía que por muchoque le dijera ninguna de las tres pensaba moverse de allí, así que las dejo entrar en lahabitación.

    Al entrar en la habitación la vieron que estaba placidamente dormida en posición fetal.Cruz se acerco a ella y la dio un beso en la mejilla. Eva estaba justo a su lado cuandoempezó a sonar su busca. Tenía que irse una urgencia, le apretó un poco el brazo a suamiga tendida y salió corriendo hacía la unidad del Samur.

    Esther permanecía algo apartada, Cruz al notarlo le tendió la mano.

    - Acércate, venga.- Le dijo. Esther al ver la carita de Maca, no pudo reprimir apartarle, conun suave gesto, un mechón de pelo que se le había soltado y se lo coloco detrás de laoreja, rozándole con ese gesto levemente la mejilla.

    - No te puedes imaginar el susto que nos has dado. – Le dijo en voz suave. – No se teocurra volver a hacer algo parecido, eh? – Añadía con la voz entrecortada y con la miradaempapada. Hasta ese mismo momento no había soltado toda aquella tensión acumulada.

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    En ese instante noto como Cruz la abrazaba, ese gesto hizo que se derrumbase, no pudoevitar un llanto descontrolado.

    - Shuuu, tranquila, niña… suéltalo… - La voz suave de Cruz la reconforto y le dio animopara enderezarse un poco.

    - Cruz, si le pasa algo, yo no puedo… si a ella le pasara algo malo…- Volvía a llorar yesconder su cabeza en el hombro de Cruz.

    - Ya esta Esther, ya esta… esta bien. – Le decía acariciándole la cabeza.- No lo entiendes Cruz. – Dijo Esther mirándola. – Si a ella le pasa algo, yo me mueroCruz… la, la quiero.- Consiguió decir y volvió a esconderse bajo el abrazo de su amiga.

    - Esther. Mírame. – Le dijo en tono suave. Cuando esta levanto la cabeza, le dijo. – Lo seEsther… lo se. – En sus ojos Cruz vio mucha determinación y supo que era cierto.

    - Si, pero no puede ser. – Dijo separándose de Cruz, y cogiendo la mano de Maca se sentóen la butaca al lado de su cama. – Ella se va a casar con Fernando…- Susurro casi para si.Cruz sintió lastima por su amiga. Desde hace bastante tiempo sospechaba lo que Esthersentía por Maca, igual que sospechaba lo que Maca sentía por Esther, pero ella no podíahacer nada no podía meterse, como Esther decía Maca se iba a casar, aunque Cruzcreyese que iba a ser el mayor error de su vida.

    Varias horas después Maca empezó a despertar, no reconocía aquella cama, ni esahabitación. Miro su mano, noto otra mano entrelazada con la suya, busco a la propietariade aquella mano. La vio allí recostada en la misma cama, con la cabeza sobre el brazo

    libre. Al verla allí una leve sonrisa apareció en su rostro, y casi sin darse cuenta se puso aacariciar la mano que tenía entre sus dedos.

    De pronto, la expresión de su rostro cambio, empezó a recordar el día anterior. La tristeza,desesperación, la soledad… recordó aquel frasquito, ella solo quería dormir, necesitadormir, primero fue una, pero no le hizo nada… ella quería olvidar, se tomo otra y despuésotra y después otra… quizás así olvidaría.

    Otra imagen le vino a la cabeza, Cruz y Esther estaban alli, una imaginen inundo sumemoria, la mirada de Esther, esa suplica en ella. Algo dentro de Maca se revelo, ¡que

    había hecho!. Se había rendido, por primera vez se había rendido. Y esa mirada le volvía adarle fuerzas, iba a luchar, no se rendiría nunca más ante nada.

    Cruz se despertó en ese momento, vio a Maca y se acerco lentamente a ella.

    - Buenos días guapa. – La saludo, dándola un beso en la mejilla.

    - Hola. – Respondió Maca sonriéndola.

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    En ese instante Esther se despertó, miro a Maca y a Cruz, su expresión demostraba queestaba algo descolocada. De pronto bajo la mirada a su mano, no había soltado la de Macaen toda la noche. En ese momento con gran pesar por su parte, su mano libero su presa.Maca al notar esa separación bajo la mirada hacía su mano y sintió como si le faltara algo.

    - ¿Cómo estas? - Le pregunto Esther devolviéndola a la realidad.

    - Bien. - Susurro. – Lo… lo siento mucho. – Añadió en el mismo tono.

    - Maca, si quieres disculparte míranos a la cara por lo menos. – Le dijo Cruz con firmeza.Maca levantó la mirada y la paseo de una a otra. Podía ver lo efectos de aquella noche ensus rostros, se sintió terriblemente culpable.

    - De verdad, lo siento. – Afirmo. – Nunca, nunca volveré a hacer algo parecido, loprometo. – Cruz se abrazo a ella con mucha fuerza.

    - Como se te ocurra volver a intentarlo te las vas a ver conmigo. – Le dijo al separarse unpoco de ella. – Me has oído bien verdad.- Maca afirmo lentamente con la cabeza.

    En ese momento se abrió la puerta y entraron Laura y Eva en la habitación. Al terminar suturno Eva había ido a buscar a su prima y camino del hospital le contó lo que había pasadoaquella noche. Laura estaba muy pálida y muerta de miedo al entrar en la habitación. Alver a Maca la abrazo con fuerza, se separo un poco y le dio un fuerte golpe en el brazo.

    - Au, Laura… que duele. – Le dijo frotándose el brazo donde había recibido el golpe.

    - Más te debí a doler… como se te ocurre hacer eso. – Le grito tenía los ojos inundados porla lagrimas y estas empezaron a salir. – ¿Qué pasa Maca… eh?, que tu estas sufriendo y sinos haces daño a nosotras da igual, ¿es eso? – Laura estaba siendo totalmente sincera,ella siempre decía las cosas como las sentía, nunca se callaba. – ¿Como demonios creesque nos hubiésemos sentido nosotras, si tu… si… eh?, ¿Cómo…?

    Maca miro a sus amigas y todo lo que sentía en ese momento la desbordo y comenzó allorar como si no tuviera consuelo posible. Lloro por todo, por la perdida, la injusticia, porel miedo… por el dolor de esos días. También lloro por la impotencia que la había llevado

    a la desesperación sin saberlo. Lloro por querer olvidar y por poder olvidar a la vez.

    Al cabo de un rato consiguió tranquilizarse un poco, las demás la miraban preocupadas.

    - Maca…- Empezó Eva pero fue incapaz de seguir hablando, tenía la cara empapa por laslagrimas, no podía ver sufrir así a su amiga.

    - Lo siento. - Consiguió decir por fin. – Lo siento, lo siento mucho. Yo no quería… no se… -

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    Las otras la miraban con un nudo en la garganta. – Pero no podía… solo quería dormir,pensé que si dormía me olvidaría… no lo se, ni pensé.

    - Maca si necesitabas hablar, nosotras… - Empezó Esther, estaba sentada en la cama.Maca la corto.

    - No, no quería hablar… si hablaba sería mas real. – Dijo mirándolas. - Me siento tanculpable, y tan impotente, no quería…- Se enderezo como pudo.- Lo prometo, nunca harénada parecido, lo prometo no me voy a esconder más de verdad. Lo prometo.

    Se despertó sobresaltada, aquella vez el dolor era intenso, intento encogerse paramitigarlo un poco, pero esta postura no parecía que no sirviese de mucho, porque aquellapunzada volvió insistentemente. Se notaba empapada por el sudor, provocado por eldolor.

    Miro el despertador, las siete. Se levanto y fue al baño, abrió el botiquín buscando loscalmantes que paliasen ese dolor. Lleno un vaso de agua, pero en ese preciso momentootra aguda punzada la hizo perder las fuerzas, el vaso se le callo de las manos estallandoen mil pedazos sobre el fregadero. Un trocito de cristal le produjo un corte en la palma dela mano. Pero Maca no se dio ni cuenta se encogió ante dolor y quedo de rodillas en elcuarto de baño.

    - Maca. – Ese momento alguien entro en el baño y la vio en esa postura. Era Laura seagacho a su lado. Maca no pudo ni mirarla en ese momento.

    - Agua… Laura. – Le pidió sin poder levantar la cabeza. Laura cogió el otro vaso, lo lleno deagua y se lo dio. Maca se tomo dos pequeñas píldoras. Pasados unos minutos su cuerpocomenzó a relajarse, el dolor fue remitiendo poco a poco. – Gracias. – Consiguió decirmientras se ponía en pie. Laura instintivamente la agarro y la ayudo a llegar a la cama.

    - Maca, que… - Sus ojos vieron la sangre en la mano de su amiga, entro de nuevo en elbaño, cogió unas gasas y agua oxigenada del botiquín. Cuando iba a cerrar la puerta delbotiquín sus ojos se fijaron en el pequeño bote de calmantes, lo cogió. Algo en ella salto,parecía que confirmara una pequeña sospecha. Se acerco a la cama de Maca y se puso alimpiarle la herida, no era profunda, era solo un pequeño corte. Tras taparlo se quedo

    mirando a su amiga.

    - Gracias Laura. – Dijo Maca y la sonrió el dolor casi había desaparecido totalmente.

    - ¿Qué pasa Maca…? – Le suplicó. – Y no me mientas por favor.

    - Laura… - Maca la miro, Laura siempre había sido la más niña de las cinco, instintivamente

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    todas cuidaban de ella. Era muy dulce, incluso ingenua. Pero siempre demostrabafortaleza y valor cuando era necesario. La miro a los ojos. – Estoy… enferma, Laura. – Viocomo las lágrimas aparecían en los ojos de su amiga.

    - Ya... – Miro el frasco que aun conservaba en las manos. Algo en la mirada de Laura le

    hizo comprender que no necesitaba más explicaciones.

    - Laura estoy bien… bueno estaré bien, te lo aseguró.

    - Lo se Maca, lo se. – Fijo su mirada en la su amiga. Demostrando esa fortaleza que Macaagradeció. – ¿Ayer estuviste con Vilches verdad? – Maca asintió sin comprender muy bien.

     – Ayer me paso el historial de una paciente que el lunes empieza la quimio. No venía elnombre, pero me resultaba muy familiar, cuando te vi. ayer, pensé que podías ser tu, peroalgo en mi no quería creerlo. – La miro a los ojos. – Me dijo que la paciente no quería quenadie la acompañase, y que quería que yo no la dejara sola durante la sesión.

    - Jaja, este Vilches es muy listo. – Dijo Maca dándole un apretón en la mano. - GraciasLaura, y me gusta pensar que vas a estar conmigo.

    - Claro que estaré contigo. – Le regalo una suave sonrisa. - Vilches es muy optimista con tucaso, ¿te lo habrá dicho verdad?

    - Si. Me lo dijo ayer. – En ese momento se abrió la puerta y asomo Eva.

    - ¿Que hacéis de charla?, vamos a llegar tarde. – Dijo a Laura. – ¿Pasa algo?

    - No, no te preocupes. – Contesto Laura, le dio un beso en la mejilla a Maca. – Vengadescansa, nos vemos luego. – Y en un susurro añadió. – No te preocupes ya se lo digo yo aEva.

    - Ala Maca, hasta luego. – Se despidió Eva desde la puerta.

    - Gracias chicas. – Sonrió a Laura... – Gracias por todo.

    - Hasta luego. – Laura salió de la habitación.

    Maca oyó como se cerraba la puerta de la calle, poco después cerraba otra vez los ojos yse quedaba dormida.

    A las 11 un ruido procedente de la cocina la volvió a despertar, se puso de pie y salio desu habitación. Esther estaba en la cocina, peleándose con la cafetera y con la tostadora.Una sonrisa subió traidora a los labios de la pediatra al verla todo entretenida con el filtro,intentando ponerlo pero al revés. Se mordía la punta de la lengua, como siempre queintentaba concentrarse en una tarea. Llevaba suelta su rizaba melena, que se empeñaba

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    en mantener controlada detrás de las orejas, pero había algún mechón rebelde que seoponía a quedarse en su sitio. Solo llevaba puesta la camiseta, que Maca le había dejadopara dormir, y unas braguitas de colores, sus piernas desnudas, llamaron la atención deMaca. Un picor en la pierna izquierda hizo que Esther empezara a rascarse con el piederecho. Esa postura provoco en Maca un escalofrió que le recorrió todo el cuerpo. No

    podía apartar los ojos de aquella mujer, pero sabía que si seguía ahí mucho tiempoacabaría por descubrirla. Se aproximo lentamente hacía ella y colocándose detrás de ella,tomo las manos de Esther, para robarle el filtro y así sacarla de su apuro.

    - Si intentas meterlo así, no lo vas a conseguir nunca. – Le dijo con voz suave, susurrándolecerca del oído.

    - Jajaja, es que hoy no quiere meterse en su sitio. Jaja. – Contesto divertida. Quería evitarque Maca notase el pequeño temblor, que había provocado aquel roce en sus manos yese susurro sobre su cuello. Se dio la vuelta quedando frente a frente con la pediatra. Lamirada de Esther no pudo evitar dirigirse por unos segundos a los labios de Maca, esta semordía ligeramente el labio inferior. Gesto que provoco un nuevo temblor en laenfermera.

    - ¿Tienes frío? – Le preguntó Maca al notar que Esther volvía a temblar ligeramente.

    - No… bueno un poco. – Mintió esta y volvió a sonreír.

    - Deberías ir a ponerte algo de ropa, no sea que te resfríes. – Le dijo Maca, ella tambiéntenía una sonrisa en los labios.

    - Si debería… – Dijo la enfermera. Pero ninguna de las dos se movió un milímetro quepudiera romper ese pequeño contacto.

    Desde el pasillo Cruz las miraba, sonreía con dulzura, a verlas así. Ella hubiese dadocualquier cosa porque sus amigas fueran capaces de reconocer sus mutuos sentimientos.Recordó el día que hablo con Esther después de que esta recibiera aquella carta de Maca.

    Eran finales de Marzo, había sido una guardia nocturna bastante dura. Un grave accidentede autobuses había provocado una ajetreada noche. Cruz se paso operando casi seis horasseguidas, y Esther se paso toda la noche de un lado a otro, de una operación a otra.

    Totalmente volcada en su trabajo.

    Cerca de las seis las cosas se calmaron bastante. Y Cruz se acerco a su amiga para invitarlaa un café. Esther de pronto se quedo parada y pareció que el mundo se le caía encima.Tubo que apoyarse en la pared para no caer al suelo.

    - Esther, Esther, ¿estas bien? – Le pregunto Cruz algo asustada al ver la palidez de laenfermera.

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    - Si Cruz, estoy, estoy agotada no es más que eso. – Le dijo sin mirarla.

    - Deberías acostarte un poco, no has parado en toda la noche. Tienes que estar muerta. – Respondio la cirujana, tomándole la muñeca para ver su frecuencia cardiaca, la noto algo

    más rápida de lo habitual. – ¿Esther, estas nerviosa?

    - Solo es cansancio. Si me acuesto un poco estaré bien – Susurro, pero con pocaconvicción. Su amiga levanto una ceja en modo de interrogación. Esther sabía que eranpocas las cosas que se le escapaban a Cruz. – Esta bien Cruz, pero no es el momento. – Ledijo. – ¿Podemos desayunar juntas?

    Así a las ocho en punto al terminar su turno se fueron a una cafetería que no estaba muylejos del hospital, para poder desayunar.

    - A ver, cuéntame. – Le dijo Cruz, una vez que les habían servido los cafés y las tostadasque habían pedido.

    - Veras hoy, bueno ya ayer, he recibido carta de Maca. – Dijo Esther con la cabeza baja.

    - Ya. – Cruz se lo imaginaba, ella había recibido una llamada desde Calcuta, el mismo díaque Maca le había mandado la carta Esther... – ¿Y… te habla de Cris? - Le preguntointentando ayudar a su amiga a que pasara aquel trago.

    - Tu, tu lo sabias… - Le pregunto sorprendida y con los ojos muy abiertos.

    - Si, veras hablamos hace unos días. – Le dijo tratando de aparentar indiferencia.

    - Ah. – Dijo Esther mirando su taza.

    - ¿Ah…qué? – Cruz sabía que esa conversación no le estaba resultando nada fácil a laenfermera. – A ver Esther, ¿Qué es lo que te molesta?

    - No me molesta nada. – Se defendió Esther.

    - Ya. – Respondió Cruz, obligo a Esther que la mirara.

    - No es que me moleste Cruz. Es que no creí que a Maca le gustaran… le gustaran lasmujeres. – Dijo Esther ruborizándose. Cruz sonrió.

    - Esther a Maca se le notaba a la legua… - Iba a decir “que estaba enamorada de ti”, perose controlo. Aunque Cruz lo creía firmemente no quería crear falsas ilusiones en laenfermera, además sabía que Esther vivía con Luís y tampoco quería meterse en esarelación, aunque él nunca le hubiese gustado un pelo.

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    - Yo nunca se lo note. – Dijo Esther, retirando la mirada de la cirujana. – Yo…

    - Esther. – La miro con compasión. – Se que a ti te gustaba Maca, siempre lo he…

    - No Cruz. – La cortó Esther. – Maca no me gusta, estoy enamorada de ella. – Añadió casillorando. – Siempre lo he estado. – Cruz se quedo sin habla. Parecía que aquella confesiónmás que dirigida a ella e iba dirigida a la propia enfermera.

    - ¿Esther, y Luís…? - Le pregunto Cruz con suavidad.

    - Luís… - Dijo Esther mirando hacía la calle. – A Luís nunca le he querido, pero Luís esestabilidad. Además yo no creía que ella me correspondiese.

    - ¡Esther!, Maca te quiere. – Le contesto Cruz, se le había escapado.

    - Si claro que me quiere, pero me quiere como una hermana. Siempre me ha cuidado,como si fuera su hermana pequeña. – Cruz hubiese deseado decirle que eso no era deltodo cierto, pero seguía pensando que no podía meterse, aunque lo desease no podía.

    Ahora en aquella cocina veía como aquellas dos niñas con las que había crecido,compartían aquellos sentimientos aunque no eran capaces de reconocerlos.

    - Buenos días, Cruz. – Oyó como Maca la saludaba y la sacaba de su ensimismamiento. -¿Quieres desayunar?

    - Si claro. Esto del embarazo me habré el apetito. - Dijo y con un gesto inconsciente seacaricio la tripa. – Este siempre tiene hambre. – Maca se acerco a la tripa de su amiga y ledijo.

    - Oyes a tu madre, ten cuidado que te pone de excusa para comer, como si la cosa nofuera con ella. – Rió, ese comentario le hizo merecerse un pequeño golpe por parte de lacirujana. – Ayyyyyyyy

    - Eso para que te metas con una mujer embarazada, no sabes como nos las gastamos.

    - Anda, anda… es que vosotras nunca vais a madurar. – Comento divertida Esther, lo queprovoco que la pediatra y la cirujana intercambiaran una mirada cómplice y entre las dosla cogieran y se pusieran a hacerle cosquillas. – Jajaja… Vale, vale. – Decía entre risasEsther.- Lo retiro, lo retiro…jajajaja. – Esto hizo que las cosquillas parasen, al verse libre sepuso de pie y si dirigió a su cuarto, cuando estaba cierta distancia de ellas se dio la vuelta yles saco la lengua. Tras lo cual corrió hacia su cuarto con miedo a que la volviesen atorturar.

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     A cada paso Yumay  

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    - Jajajajaja. – En la cocina Maca y Cruz, no podían parar de reírse. Parecía que el tiempo nohabía pasado y estaban el mismo punto que hace unos años, aunque las dos eranconscientes que muchas cosas habían cambiado desde entonces.

    - ¿Bueno quieres un café? – Le pregunto Maca, acercándose a la cafetera y poniéndola en

    marcha, tras poner bien el filtro. Una pequeña sonrisa de dibujo en su cara al recordar aEsther con la cafetera.

    - Si gracias. – Sonreía también. - Oye, ¿has hablado con Jerez?

    - No. – Maca suspiro. – Debería pasarme a hablar con Jero, pero no tengo mucho ánimo,pero tendré que ir, uffff.

    - ¿Y de… de Fernando has sabido algo? – Pregunto Cruz, mirando a su amiga, no sabíacomo iba a reaccionar.

    - Bueno me escribió hace unos años, a los pocos meses de estar allí. – Dijo Maca sin darlemucha importancia. Sirvió dos cafés y acercó a la mesa. – Me contaba que se iba a casar,con una chica de allí de Jerez, que si quería la vida que él buscaba, parecía contento y mealegre por él, la verdad es que se merece ser feliz. – Dijo desviando la mirada un poco, aunse sentía un poco culpable por haberle dejado, pero con él nunca hubiese sido feliz, noquerían las mismas cosas.

    - Tú también te lo mereces Maca.�