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-------\ 3 I para entender la Izquierda Ugo Plpltone Dirección general: Mauricio Volpi Dirección edilOrial: A. F. S. Coordinación editorial: rosé (arranco Coordinación pedagógica: Claudia Castellanos Tamez Llnea grMica I utseoc de la colección: Taller de ~omunkJci6n Grc\ka FormatiOn: sandra Ferrer AIJ,cOn Corrección: Yeid:.o Sunner Primera edi,i6n: Nowa Ediciones. 2007 O.R. e Nostra E.diclones S,A. de c.v.. 2007 Monte Elbruz 132·2011,Col. temes de ct.apuneccc. 11000, M~xico, D.F. textos O Ugo Pipi¡one ISBN·10: 968·5447·51·9 No,¡" Ediciones ISBN·13: 978·968-51147·5 '·5 Nostra Ediciones Impreso en China Prohibida su reproducción por cualquier medio mecánico o electr6nlco existente o por existir sin la autorización escrita del editor o titular de los derechos. S3 pe para entender La Izquierda Ugo Pipitone le

Para Entender La Izquierda

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  • -------\3 I

    para entenderla IzquierdaUgo Plpltone

    Direccin general: Mauricio VolpiDireccin edilOrial: A. F.S.Coordinacin editorial: ros (arrancoCoordinacin pedaggica: Claudia Castellanos TamezLlnea grMica I utseoc de la coleccin: Taller de ~omunkJci6n Grc\kaFormatiOn: sandra Ferrer AIJ,cOnCorreccin: Yeid:.o Sunner

    Primera edi,i6n: Nowa Ediciones. 2007

    O.R. e Nostra E.diclones S,A. de c.v.. 2007Monte Elbruz 1322011,Col. temes de ct.apuneccc.11000, M~xico, D.F.

    textos O Ugo Pipione

    ISBN10: 9685447519 No," EdicionesISBN13: 978968-511475 '5 Nostra Ediciones

    Impreso en China

    Prohibida su reproduccin por cualquier medio mecnicoo electr6nlco existente o por existir sin la autorizacin escritadel editor o titular de los derechos.

    S3

    pe para entender

    La Izquierda

    Ugo Pipitone

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  • II

    ;,

    ndice

    1. En los orlgenes1.1 La Ilustracin

    910

    1215

    1.2 La Revolucin francesa1.3 LaRevolucin mdustrial

    2. Marx y el comunismo2.1 Ideas y visiones

    1919

    2.2 La revolucin al poder 222.2. t La Revoluc,n rusa 23

    2526

    2.2 2 La Revolucin china2 3 El derrumbe del comunsn-'.,.o----------------

    3. Socialdemocracia3.1 La Segunda InternaCional y Bernsteln

    31TI3335

    3.2 La nueva Internacional Socialista3.3 Sodatdernocrac.a y global,zacin

    4. El populismo 394 1 Elpopullsmo de los abuelos 404.2 ... y el de los nietos 43

    5. Nueva Izquierda 475.1 1968. feminismo y amblentallsmo 475.2 Nuevos retos. nuevas urqencras 51

    6. Glosario S9

    7. Bibliografia 63

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    1. En los orgenes

    Dnde comienza esta historie" Con Esparraco que gua una re-belin de esclavos' O con Chi You ("el primer rebelde") cuya his-toria es relatada en el siglo III ;'.C' O con Anaxrigoras condenado01 exilio por haber repudiado a los dioses en la Atenas de Pe r icle s?O (01) Thomas Mu nz c r lllle g uu una rebelin c a rn pcsm .\ en los u-u-cios del siglo XVI? F.I ul.:f comenz ado .,romper el mundo circul.i r de 1" EJad i\ lcdia. Cmo no pensar enBoccaccro (l313'I37S) y sus personajes que ya no son santos varo-nes o doncellas desvalidos sino pros.ucos mercaderes, 0[(CS"n05,bodegueros adems de CUL1S venales que serin despus d bl a nco dela .,Id."h plum.i de Erasmo de Rrerriam 1146(,-1536)' y el .1I1Ude 1-192, que obliga" .rbrir 1:1 mirada y" descubrir los limites deun mundo onccrr ado en su pr opia , supuesta, perfeccin mor nl . YCoprnico (1473-1543), que enjuicia 1,1 reoria geocnrrica rnienrrns

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  • 1-lO

    Origen

    Papel de laRazn

    o

    LA IZQUJE~D

    en los mismos aos Maquiavelo (1469-1527) emancipa la poltica dela moral, para llegar a otro fsico, Galileo (1564-1642), que reivin-dica la verdad experimental frente a los dogmas de la fe, a Descartes(1596-1650) que conviene la Razn en principio de verdad cientficay John Locke (1632-1704), quien intenta extender el mismo criterioa la organizacin social. Lo anterior para lirnitarnos a algunas delas luces ms brillantes de los diversos inicios de la frontera culturalentre Edad Media y Edad Moderna.

    1.1 La Ilustracin

    Es una condens'acin de ideas que bullen a lo largo del siglo XVIIIy en la cual destaca una nueva filosofa poltica. Francia es la pro-tagonista indiscutible, aunque muchas de las ideas que ah conflu-yen vienen de afuera y Otras tendrn fuera de Francia desarrollosintelectualmente ms notables -Immanuel Kanr (1724-1804)- Yramificaciones imprevistas -Cesare Beccaria (1738-1794). Por quFrancia, entonces? Porque aqu surgen algunas de las personalida-des intelectuales ms provocativamenre crearivas del siglo y porqueaqu se profundiza la distancia entre una nueva visin cr rica de!mundo y un absolutismo envuelto' en deudas, exenciones fiscales par ala nobleza y el clero as como una dura carga rnburnria sobre cam-pesinos y artesanos aunada a la inrolerancia religiosa y a las altasbarreras esramenrales. Dicho con la sabidura que viene del conoci-miento de los hechos posteriores, el choque era inevitable.

    La razn crtica, que Descartes limita a la ciencia y a la metafsica, seextiende a dominios imprevistos y se convierte en denuncia y burladel derecho divino de los monarcas, del dogrnarisrno religioso y dela tradicin que consagra el prejuicio.

    Sin embargo, alejndose del mismo ernpirismo que proclama, la Ilus-tracin conjetura la existencia ancestral (y Su persistencia como me-moria inconsciente de la especie) de derechos naturales que necesitanser reafirmados en cada momento como barreras contra la extra-limitacin del poder. Aquello que viola esos derechos supone el ale-jamiento de una condicin humana natural (originaria) que debe serrestablecida por medio de una arquitectura de convivencia social queslo puede confiarse a la Razn. Todo aquello que existe debe presen-tarse as frente al tribunal de la Razn para demostrar su inocencia ycon esto, su derecho a persistir.

    Enlos ')li':\:i\H11

    En la lusrr acin, 1.:1Razn no es slo el criterio para pensar el rnun-do, es rarnbicn la gua para cambiado, P;H

  • " Le '"'''''' 1 '.,,,...",.III

    III

    I

    Si un siglo antes y del Otro lado del Canal de la Mancha, ThornasHobbes (1588-1679) sostiene que el nico contrato posible es aqueldonde los hombres renuncian a sus derechos naturales para construirel orden social que requiere una autoridad absoluta, Rousseau con-testa postulando la naturaleza buena del hombre que se manifiestaen un contrato cmunitario al cual hay que regresar por medio delciudadano (con la ciudad de Ginebra como referencia conrexrual).An ms que la Razn, es para Rousseau la comunidad de ciudada-nos virtuosos quien, por medio de su voluntad general, expresa unaidentidad tica colectiva; es decir, la comunidad de ciudadanos comopedagoga de s misma.

    Este conjunro de ideas que contribuyen a ver al presente como unadislocacin frenre a un mtico origen virtuoso de la humanidad, final-mente confluyen en el torbellino de la revolucin. Dice el jacobinoMarat (1743-1793) -que recordamos en el lnguido y romana-mente virtuoso cuadro de su asesinato por el futuro pintor de lacorte napolenica, Jacques-Louis David (1748-1825)-: "La filo-sofa ha preparado, comenzado, favorecido la revolucin actual;pero los escritos no basran, se necesitan las acciones".

    1.2 La Revolucin francesa

    Contextosociopolitico

    y las acciones llegan cuando Luis XVI, para enfrentar una grave crisisfiscal, convoca a los Estados Generales. Es decir, nobleza, clero)' unTercer Estado compuesto por una masa diferenciada de campesinospobres, abogados acomodados, artesanos, aprendices y bodegueros.

    El rey est pasando por una, diramos hoy, crisis de legitimi-dad. La nobleza resiente el poder perdido a favor del absolutismoy el Tercer Estado resiente el peso de los recaudadores arbitrarios,de los privilegios de la nobleza, de los frecuentes aumentos en el prc-eio del pan y, en general, de la rigidez de una organizacin socialque conserva privilegios locales para compensar a una nobleza quehace tiempo ha perdido todo poder poltico. El Tercer Estado -lagran mayora en un pas de veintiocho millones de habitantes- serehsa a seguir cargando sobre sus espaldas los gastos extravagantesde la Corre, las aventuras militares en el extranjero y la corrupcingenera lizada.

    oLos Estados Generales se instalan el 5 de mayo de 1789 y desde susinicios se enrrarnpan en el conflicro entre el rey, quien los ve como

    la Corre y el Tercer Estado que comienza alegtimo representante

  • 14

    Proclamacin dela Repblica

    lnstauracln delIerror :

    a

    LA IZQUlt~OA

    an no hay espacio para la mujer en poltica. Apenas est: naciendo elciudadano; a la ciudadana le falta un largo trecho.

    Los acontecimientos se precipitan: el rey intenta huir (junio de 1791);es capturado en la ciudad de Varennes y, mientras se enfrenta a suble-vaciones internas y amenazas externas, la revolucin se radicaliza.Los clubes de fe republicana ms ardiente (los jacobinos en primerlugar) se vinculan con los sans-culottes, trabajadores manuales dediferentes barrios de Pars convertidos en una base de agitacin per-manente que exige radicalizacin y medidas ejemplares Contra losenemigos de la revolucin.

    En la ola de una nueva pureza ciudadana que requiere actosde alto valor simblico, cae la cabeza de Luis XVI a comienzos de1793 y poco despus la de Robespierre (1758-1794). ste, abogado,originario de la ciudad de Arras y quien consideraba a Rousseau sumaestro, entra al poderoso Comit de Salud Pblica de la Convencinque haba sido elegida pocos meses antes y una de cuyas primeras deci-siones haba sido la abrogacin de la monarqua y la proclamacin,en septiembre de 1792, de la Repblica.

    La regeneracin del pas requiere medidas de emergencia y en primerlugar la eliminacin de cualquier oposicin (tanto en la Convencincomo en la sociedad) que demore su curso. Ms an en momen-tos de agudas amenazas externas. Se insraura el Terror: el gobiernorevolucionario se asigna, para el bien colectivo, el derecho de eli-minar fsicamenre a sus opositores presunros o reales. Sin embargo,tres cuarras partes de los treinta mil guillorinados durante el Terrorhaban promovido la revolucin: se trata de un sangriento ajusteinterno de cuentas.

    Los jacobinos teorizan el Terror corno una necesidad de go-bierno y Robespierre sostiene: "Si la energa del gobierno popular enla paz es la virtud, en la revolucin es, al mismo tiempo, la virtud y elterror: la virtud sin la cual el terror es funesto, el terror sin el cual lavirtud es impotente". Se establece as la primera versin moderna deuna dictadura nacional de la virtud. Pero los jacobinos no son radi-cales en el terreno social; para ellos la igualdad de derechos y la des-igualdad social pueden convivir. Las ejecuciones masivas se vuelven,a los ojos de los verdugos polticos, un instrumento educativo y sellega a decir: "Santa guillotina donde el terror bienhechor produce,en forma milagrosa, lo que no tendr que esperar un siglo de Razny filosofa". La guillotina como aceleradora del progreso.

    Asimismo se establece una ingeniera del miedo y la sospecha a travsde sucesivas depuraciones. Un "modelo" que reencontraremus, con

    1-tu Iln h"h('I'lC~ 1\mayor poder mortfero, en la Rusia de [os Stalin (JSn-1953) yen Otras latitudes. La repblica que deba ser el espacio de la toleran-cia y 1., democr acia se vuelve une giga nresca m a quina r ia ideolgicode represin. El historiador francs Louis Ma delin escribe: .. Robes-pierre fue un hombre honesto, recto, convencido, de costumbres cas-tas y de fe absoluta .. , No era malo, cruel O sanguinario. Y por eso sucaso es atroz. Mataba por virtud".

    Mienrr as la Izquierda da sus primeros pasos, la pureza ideo-lgica, como una pulsin descontrolada, se hace pieza esencial deuna brutal maquinaria de control social. Si la fe religiosa funcionabaen el Antiguo rgimen como [actor de canalizacin del consensohacia el absolutismo, el terror jacobino anuncia un papel similar parala ideologa en el contexto del nuevo despotismo republicano.

    1.3 La Revolucin industrial

    La Revolucin francesa es el acta de nacimiento de la Izquierda enel terreno poltico; la Revolucin industrial lo es en el terreno social.y la patria inicial de sta ltima es, naturalmente, Inglaterra. En estepas, la produccin se multiplica diecisis veces entre 1750 y 1850, Yen ese ltimo ao representa la mitad de la produccin mundial detejidos de algodn y de productos meralrgrcos. La nueva energa delvapor, 1:.'15 hila nde r as y la produccin siderrgica , el [crr oca rr rl, 1aexpansin de los mercados y de In urbanizncir., son los nuevos vec-rores del cambio que confluyen en la aparicin de la clase obrera: unaclase cuyas dcarnticas condiciones de vida y de tr a bao, y cuyas pri-meras formas de organizacin alientan ideas de reforma de la socie-dad industrial en gestacin.

    (onlNIO

    SO(IOi:!

  • ~16

    Los nuevosderechos

    LA I.~QVIt:nL>A

    rra bajadores enfurecidos destruyen avances tecnolgicos que consi-deran como [ucntc de sus desgracias.

    A partir de los aos rrcinta , los cosos comienzan a cambiar: el ferro-carril, la industria mecnica y siderrgica requieren mano de obra crc-cienrernenre capacitada, As, diversos sectores de una clase obreratcnicamente especializada comienzan a organizarse para negociarmejores condiciones de trabajo: esto ser el origen de los primerasorganizaciones sindicales, que algunas dcadas despus agruparnsobre todo 3 esa "aristocracia obrera" capaz de alejarse progresiva-mente de condiciones brutales de trabajo y de subsistencia,

    Hasta los aos veinte. cualquier organizacin obrera era pro-hibida en Inglaterra por ley, pero en 1825 se reconoce el derecho deasociacin y los sindicaras industriales aparecen en 1858, El primercongreso de los Trade Ul1i011S (los sindicatos ingleses) se rec liza en1866,

    Tomemos en conside racin una diferencia respecto a Frnn-cia: en Inglaterra la organizacin obrera ser" poco influencinda porcorrientes polticas radicales, En lugar de revolucin, las claves dela lucha son en Inglaterra los derechos polticos de una clase obreroexcluida del voto, la reduccin del horario de trabajo y la reivindica-cin salarial.

    Los cambios comienzan a acumularse e incluyen desde la reforma mu-nicipal de 1835, que permite el voro local de los obreros con mayoresingresos, hasta la aparicin del ferrocarril, impulsor de una indus-trializacin que exige una mano de obra ms profesionalizada; desdela llegada de los liberales al gobierno en 1831, hasta la creacin, en1833, de inspectores de fbrica encargados de vigilar el cumplimientode las leyes en los lugares de trabajo; desde la ley de 184"1 que (ija elhorario mximo de trabajo en diez horas hasta la introduccin, en1871, de la educacin primaria pblica, Es en ese ciclo histrico quecomienza a conformarse una dialctica entre luchas obreras, cambiotecnolgico y ampliacin de los derechos sociales,

    La clase obrera, ms que el "pueblo", se vuelve referencia obligadade los esfuerzos de organizacin, primero en el terreno sindicaly despus en el poltico: el Partido Laborista, como comit de repre-sentacin sindical, nace en 1900 en Inglaterra y adquiere su nombreactual en 1906, La clase obrera se vuelve el punto ms visible tic lasfuerzas sociales que establecen con el capitalismo industrial una tela-cin conflictiva de larga duracin,

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    2. Marx y el comunismo

    2.1 Ideas y visiones

    K3r1 rvlH' (1818-1883) ha sido 1" rna yor [uenre de ideas y visiones enla Izquierdo que \'0 de la socialdemocracia .11comunismo y mds all.i:para la primero, un noble o rucp.isado que" menudo se equivoca-ba; para el segundo, un s.ibio ancesrr al virrualmcnre infalible yobjeto de infinitas exgesis entre sus seguidores.

    Esbocemos algunos rasgos de este filsofo educado en la Uni-versidad de Berhn que escribi (el! co.iuroru con F. Engels, 1820-1895) el Manifiesto comunista (1848). Mn rx fue 1,\ person.rlido dinr elecrun l m s jnfluyentc de 1.\ Pr irncru l nre rna ciona l (desde! sucreacin en 1864 hasta su disolucin una dcada despus) y escribien E.I Capital y en otras obras, la crtica terica ms corrosiva ydocumenrada del capirnlisrno.

    Nacido en Renania , en e~ occidente nlemrin, vivi los ltimoscua rcnra aos de su vida- en lnglarcr rc , casi todos ellos en condicio-I1

  • 20

    Los Manuscritoseconmico-filosficos

    Q

    El Manifiesrocomunista y ElCapiral: la teorladel valor-trabajo

    LA I1.QuluOA

    vuelve carne", la idea vuelta realidad. A pesar de sus crticas, Ma r xy Engels fusionarn en el comunismo la perspectiva finalista delos uropisras con la visin procesual de la historia de provenienciahegeliana.

    En los Manuscritos econmico-filosficos de 1844, Marx descri beal producto del trabajo obrero como una potencia exterior (el capi-tal) que sojuzga al hombre a sus ritmos y necesidades. De aqu laenajenacin como condicin del trabajador en la edad industrial.En la actividad (el trabajo) en que el individuo (el obrero) expresay realiza su humanidad, justo ah se pierde a s mismo; 1:1 activi-dad productiva se le presenta al obrero como extraa; forjadora dela potencia que lo domina. El producto de su propio trabajo, comocapital, se le contrapone en tanto que potencia externa.

    Desde 1843 Marx asigna al proletariado, organizado y disci-plinado a travs del propio capitalismo, la tarea de crear las con-diciones para una sociedad sin clases, basada en la cooperacin ydestinada, como prueba final de su madurez, a disolver el Estado."El movimiento entero de la historia es el acto real de generacin delcomunismo" escribe en 1844. Es decir, en el comunismo, que anula lapropiedad privada y el Estado, la historia cumple su destino: un pro-ceso de auroconciencia y una mera. Hcgcl permanece en el fondo.

    Con el comunismo (que supera la prehistoria de la humanidadabriendo las puertas a su verdadera historia) ser finalmente derro-rada la escasez que motiv por siglos la organizacin social en clasesy la lucha entre ellas. El comunismo est destinado a impulsar anms lejos las energas creativas despertad os por la Revolucin indus-trial. Marx no se cansa de tributar al capitalismo su admiracincomo la forma ms eficiente histricamente creada para impulsarlas fuerzas productivas y crear las condiciones materiales y socialespara lograr el fin de la escasez. En su concepcin, la dictadura delproletariado ser la forma con la cual la clase obrera tomar el con-trol de la economa por medio de su propio Estado e impulsar eldesarrollo de todas las fuerzas productivas hacia una abundanciaque terminar por volver al propio Estado un embarazoso artilugiodel pasado. Hasta ahora, dice Marx, la filosofa ha interpretado elmundo; ha llegado la hora de cambiarlo. Algo equiparable a lo quedeca Matar, con nuevos sujetos y nuevas ideas.

    En 1844, una vez identificado el mundo industrial .y la condicinobrera a travs del pensamiento de Engels, Marx ve en la enajena-cin una contradiccin destinada a hacer estallar el tejido social. Yen 1848, en el Manifiesto comunista, queda explcita la misin del

    M..IIIC) dcnl1l"t\,\,n

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    Otros rostrosdel movimientoobrero

    Ideas yexperiencias

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    I!

    LA IZQUleA.OA

    progresivo de los trabajadores. Sin embargo lo que ser recordadofundamentalmente en las futuras generaciones no ser esta visin,apenas esbozada, sino aquella de la inevitable crisis revolucionariapostulada en el Manifiesto de 1848. La crisis -producto de los des-equilibrios econmicos del capitalismo y de la mayor capacidad deorganizacin del proletariado- ser la puerta de entrada hacia ellargo camino en pos del comunismo.

    A pesar de la fuerte presencia de Marx en los inicios de la historiadel movimiento obrero, su dominio no fue incontrasrado. Limitmo-nos a mencionar dos casos. Por una parte, la experiencia de 105primeros partidos obreros de Alemania donde ferdinand Lasalle(1825-1864) proyecta ideas de cooperativas financiadas por crditospblicos. Por otra parte, la anarqua, tanro en su verrienre pacifis-ta representada por Pierre Joseph Proudhon (1809-1865), como enla encarnada en Mikhail Bakunin (1814-1876), revolucionario rusoque, a diferencia de Marx, cree que el Estado debe ser disuelto desdeel comienzo de la revolucin y no hasta la conclusin de la construc-cin socialista. En el discurso anarquista se trata de evitar la entro-nizacin de burocracias poderosas capaces de imponer su voluntadsobre los trabajadores por medio del Estado. Exactamente lo queocurrir despus en los regmenes comunistas.

    2.2 La revolucin al poder

    As como las ideas de los filsofos de la Ilusrracin preparan el terrenuinrelectual de la Revolucin francesa, as el marxismo constituye unslido cuerpo de ideas, teoras y visiones acerco del futuro que alientamuchas experiencias revolucionarias posteriores. Como el Cid cam-peador, Marx sigue ganando (o perdiendo?) barallas despus demuerto.

    Algunas observaciones sobre las dos experiencias capitales: luRevolucin rusa de 1917 y la china de 1949. Contrariamente a laspredicciones de Marx y Engels, la revolucin no ocurre en los pai-ses ms avanzados (con mayor grado de industrializacin y mayorpresencia obrera en la sociedad) sino en los ms atrasados, donde laclase obrera es apenas incipiente. As, la revolucin no ocurre dondeel capitalismo es ms desarrollado sino donde lo es menos.

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    2.2.1 La Revolucin rusa

    El partido bolchevique lanza el 25 de octubre de 1917 la insurreccinen un pas doblegado por la Primera Guerra Mundial, donde el zarha abdicado dejando tras de s un gobierno provisional que no puedecontrolar el descontenro de soldo dos, obreros y campesinos. Siguentres alias de ,uerra civil antes de que el nuevo poder pueda conside-rnr se consolidado. Desde la primavera de 1921, Lenin (1870-1924)-lder del partido y "hora de la Unin de Repblicas SocialisrusSoviticas (UKSS) y quien deja tras de s una obra de ms de rreinragruesos romos- reconoce l1 exagerado csrarisrno inicial, los excc-50S volunrarisras, las arb.rrnricdades y declara: "Cometimos el errorde emprender el paso' inmcdinto a la produccin y la distribucinC0Il1Ul1iSr3S ... Tenemos que COIOC:HI'l.OS en el rcrr cno de las relacio-nes ca pitalisr a s existentes". Un llamo do al realismo y un prrncipio denurocririca frenee a los tres aos rurnulruosos que se conocern como"comunismo de guerra ".

    Pero Lcnin muere pr ernatura rnentc y Srnlin (1879-1953) no demoramucho en asumir el poder, eliminando, generalmente bajo falsas 3CU-S"ciolle5,3 sus adversarios en el partido. En 1929 se lnnz a el primer1'1.1n quinquennl )' desde all queda esrc blccid.i un" csrrarcg: en rrcspuntos: lo colccriviz acin orz.rd del campo, que implica la rup-rura de cualquier politicu de consensos en el mundo unpesmo, unaindusrrializ acin acelerada que pOSterg3 las necesidades de consumo(uluneuros. vestido, vivienda, erc.) .1 [a v or de los bienes de capit a l(acero, electrificacin, mccnic,i , erc.), y el control absoluto por partedel Esrado de los medios de produccin con la consiguicure .mu l.i-cin del mcrc.ido y de 1.1 propiedad priv.ida. En rc.didad no es elEstndc, sino

  • 24

    o

    Dictadura departido yeconomlacentralizada

    La cuestindel "culto de lapersonalidad"

    Gorbachov yel intento dereforma

    t", ]zQUr[ltOA "'\Jrx)" el ~flmtlnllmO

    La vieja guillotina se ha vuelto un artefacto arresanal frente ala nueva magnitud de la represin social. Millones de seres humanosson enviados a Siberia (siguiendo la antigua costumbre de los zares);muchos quedarn en el camino y muchos ms morirn por las bajastemperaturas, el exceso de trabajo o la falta de asistencia mdica.Otros millones son eliminados en los Gulag (campos de concentra-cin para elementos antisociales y antisoviticos donde el trabajo encondiciones extremas es una forma de exterminio de los opositoresreales o presuntos. Esta tragedia de ms de dos dcadas tIIVO a unexrraordinario escritor como testigo y vctima: Alexander Solzhe-nitsyn (1918).

    I~ Unir'l Sovirica (rcvs) e inicia a si el intento de dernocrnrizncinde un sistemabque ha acumula do graves dficit de producrividn d,bienestar y legitimidad social.

    Sin embargo, el intento de reforma fracasa y In Unin de Rep-blicas Socialistas Soviticas (URSS) se disuelve en 1991. El comunis-mo sovitico, que haba promrido un futuro luminoso paro s mismoy para el resto del mundo, se disuelve sin producir amplias reaccionessociales para conservarjo. El experimento ha durado 74 arios,

    2,2.2 La Revolucin chinaLa dictadura del proletariado se ha convertido, en realidad, en unadictadura de partido con un complejo ceremonial de simulaciones de-mocrticas. Por otra parte, lo economa bajo control centralizadoproduce resultados positivos en sus primeras fases pero, cuanto mscomplejas se vuelven la estructura productiva y las necesidades socia-les, tanto menos la planificacin centralizada funciona como meca-nismo de impulso y renovacin. Es obvio que es ms fcil construiralgunas lneas de ferrocarril o algunos centros siderrgicos, que cons-truir (o acelerar la formacin) de una economa inrcractiva y capazde transferir sus factores dinmicos de una parte a Otra de s misma,es decir, de rerronlimenrarse.

    EllO de octubre de 1949 se declara la fundacin de la RepblicaPopular China (RPC). Y sed en algn sentido la misma historia dela URSS y, sin embargo, otra. Misma hisr or ia en lo que concierne :\1modelo central: partido ')lCO y planificacin centralizada, y orr,i ,porque desde fines de los alias setenta comienza aqu un experimenrode renovacin poltico-econmica que est todava en marcha. Unexperimento bautizado por Deng Xiaoping (1904-1997) como "so-cialismo de rnerca do". Deng sed el principal arquitecto del cambio yel hombre fuerte del partido comunista despus de la muerte de MaoZedong (1893-1 )/76), el poltico I1lJS cnrisrndrico de 1" historia chinaCOrHCIl1 por;, nea .

    A tres arios de la muerte de Sralin, ocurrida en 1953, el XX Con-greso del Partido Comunista de la Unin Sovitica (rcus) enjuicia elculto de la personalidad, mostrando la fragilidad de las instituciones"del proletariado" frente a la voluntad de un solo individuo capazde asumir la gua del pas y de convertir su voluntad en una fuerzairrebatible.

    En realidad el culto de la personalidad no era el nico gra-ve problema de las instituciones que se declaraban socialistas, pero,probablemente, resultaba imposible pedir una actitud ms crticaa los herederos de Stalin. De cualquier manero se abre un periodode distensin de la represin interna al tiempo que se conservan lasestructuras fundamentales del control social. Despus del destrona-miento de Krushchev (1894-1971) en 1964, se inaugura un largociclo de dos dcadas de gris dominio bur ocrnco bajo la figura deBrezhnev (1906-1982).

    Despus del rucaso de la csrr atcgia de aceleracin econmica pro-movida por Mao O fines de los arios cincuenta (el Gran salto haciaadelante), la posicin del fundador de la I\PC se debilita en el senodel partido forzndolo ,1 una relativa mnrginalidnd respecto :, gru-po dir igenrc. A mediados de los arios sese nr a , rudo cn mbin , MJU ysus seguidores en el partido y en el ejrcito lanzan una campaa dernasus de rebelda contra adversarios acusados de los peores pecadoscontra el pueblo. Es la Revolucin cultural de b segunda mitad delos aos sesenta: un gigantesco movimiento de millones de jvenesque, mientras critican pr cricas inaceptables de poder y buscan loscaminos hacl,l una democracia mdirn , dan lugar a una sangrientaoleada de punranisrno "proletario",

    Con el cierre de las rurbulcncus de la Revolucin cultural (en 196~ly 13 muerte de Mao en '1976_ '" vuelta" la "normalidad" no sig-nifica un retorno :1 la anrigu; ortodoxia sovitica desafiada por elmaoismo, sino la apert ura hucin un nuevo rumbo. /vn conservandoun esmero control del poder, ti Partido Comunista deja mayoresespacios de libertad social e iniciativa econmica; un camino que

    La rigidez de una economa centralmente administrada y su escasodinamismo se hacen ms visibles desde los aos setenta cuando laglobalizacin y el cambio tecnolgico aceleran sus ritmos. En 1985Gorbachov (1931) es nombrado secretario del Partido Comunista de

    DI~oJUClor)

    de la URSS

    Del modelocentralista

    al ~OCIJII'iIYlO

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  • o26

    Fin delprotagonismocultural y polltcodel comunismo

    LA IZ.QVIU,OA

    llega h'asta el presente con el reconocirnienro constitucional de lapropiedad privada sancionado a comienzos de 2007. Se desmo nrela ntambin las comunas populares en el campo y se autoriza a empresasextranjeras para operar en cierras zonas del rerrirorio. Apuntemos almargen que las primeras Zonas Econmicas Especiales son autoriza-das en la provincia de Guangdong (Cantn) donde, dos siglos antes,la dinasta imperial rnanchuriana haba permitido, de mala gana, elestablecimiento de los primeros mercaderes ingleses.

    Desde los inicios de estas reformas en 1978 han pasado casitres dcadas y en este periodo la economa del pas ha crecido al10% anual: un caso nico en la historia econmica moderna. Encasi tres dcadas, la nueva poltica ha permitido sacar de la pobrezaextrema a 150 millones de personas; sin embargo, se ha acelerado 1'1segmentacin social y la distancia entre campo y ciudad. Mientrastanto, el potencial econmico y rcnico-cienrfico del pas adquieredimensiones de gran impacto global.

    Por otra parte, cuando los estudiantes de Beijing y de variasprovincias se congregaron en la plaza Tiananmen en 1989 para pe-dir mayor libertad y para protestar contra la corrupcin, tuvieronque enfrentarse a la sangrienta represin comandada por el mismoDeng Xiaoping, quien pugnaba por una creciente liberalizacin delos mercados.

    Por otra parte, en las experiencias de Europa ccntrnl. Cuba o Carea. del Norre, el modelo sovitico de comunismo (partido nico y pl,i-nificacin centralizada) implic la supresin de codo libertad civil )'un prolongado estancamiento econmico despus de los primerosxitos,

    2..3 El derrumbe del comunismo

    Salvo en algunas guerrillas (en Tibet o en Colombia), en algunos pe-queos pases (donde el comunismo persiste como rirualidad popu-lar encubridora de regmenes roralicarios) y en determinadas cabezasque Se resisten a reconocer la derrota de un sueo, el largo ciclo co-munista ha concluido. No es slo el derrumbe de la URSS, el incum-plimiento de las promesas de democracia y bienestar y la crecientedificultad de encerrar la mayor complejidad presente en la frmula"burguesa-proletariado". El comunismo ha concluido su ciclo co-mo fenmeno de pasin de masas y como cultura capaz de capturaralgunas de las mentes ms provocativas, tal corno en el pasado ocu-rri con el alemn Walter Berijamin (1892-1940), con el francs

    TMJr>: y el comunismo

    jea n Po ul Sa r rr c (1905-1980), con el ruso Vladimir Maiakovsk i(1893-1930), con cl t irali a no Pier Paolo Pasoiini (1922-1975), conel chileno Pablo Neruda (1904-1973) o con el chino Lu Xun (1881-1936), por slo mencionar algunos nombres. El proragonismo cul-rural y poltico que el comunismo jug en el siglo xx se ha agotado.No fue fcil seguir siendo jacobinos despus de la guillotina comoespectculo pblico de virtud revolucionaria; de lo misma manera,no es fcil seguir siendo comunistas despus del Gulag, el terror deEstado, In doctrino oficial y la censura! entre Otros. El comunismoprometi convertir los derechos civiles legalmente reconocidos enderechos sociales ms amplios (lo que, donde gobern, cumpli h~Slael punto de una digna pobreza masiva) e impulsar la economa y larecnologa ms all de los lmites alcanzados por el capitalismo. Undoble fracaso.

    A pcs.ir de lo a nrerior, es OpOI'tUIlO evit a r Ia~ compo racioncs upr c-surudas entre (~\scismo )' comunismo igunludos bajo 1:1 frmulo delrornlirarrsrno. fueron ciertamente los dos, regmenes roruhtarios con1l1L1n!r~

    totalitarismofaSCista ycomunista

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    Una anoracin final: hoy en da, en los Estados Unidos de Amrica, losempleados del sector manufacturero apenas representan 12 % de lapoblacin activa, contra 78% del archipilago de empleos en los ser-vicios, que va de la asistencia mdica a la educacin, del comercio alas finanzas, de los servicios personales al empleo pblico. La complc-jidad social no puede sino cuartear estructuras y visiones construidasen el pasado sobre anaromas y Iisiologas sociales ms simples.

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  • 31

    De la revolucina la reforma

    Sociedad fabiana,Partido Laborista

    Socialdernccrclaen Suecia y ,Dinamarca

    LA IIQUIUOA

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    Ihistoria) sino una meta fijada por la voluntad poltica en un procesode ampliacin de derechos y mayor bienestar, Un acro de la voluntad,no de la necesidad histrica. De ah en adelante, en el lxico rna r-xisra, estas tesis configurarn el as llamado "revisionisrno ".

    Bcrnsrcin pblica sus primeros textos crticos en 1896, el ao si-guiente a la muerte de Engels (el "segundo violn", como se definaa s mismo frente a Marx), Fue Engels quien, en una carta de 1894 aKarl Kaursky (18541938), el terico ms prominente de la social-democracia alemana, consideraba el Manifiesto comunista comoun texto generador de confusiones y "caduco desde hace 30 aos",En efecto, desde 1890, Engels se haba declarado favorable a la tcrica legal del SPD que asuma implcitamente el sufragio universal,la legalidad parlamentaria y las reformas sociales como caminos alsocialismo. Pero es Bernsrcin quien marca en forma explcita la dis-tancia entre revolucin y reforma recibiendo la reprimenda de losprincipalesdirigentes del partido que, en lo sustancial, piensan comol aunque no se atrevan a dccirlo. El marxismo se ha convenido enun canon,

    Como se ha dicho, aunque el discurso siga manteniendo ecos re-volucionarios, la revolucin ya no es para el SPD ni la mayora delos partidos europeos de inspiracin socialista, el acto dramtico,esplendoroso e inevitable del nacimiento de una nueva sociedad(una "rcodicca sccularizada " en palabras de Norman Birnbaum). Ensu lugar se ha establecido un camino de reformas que amplan losderechos a la instruccin, a la salud, a la pensin, al seguro de des-empleo, etctera, Se trata de reforzar el papel del Estado frente a la"fra lgica" del mercado.

    La Sociedad fabiana (creada en Londres en 1884 y que sed elantecedente inmediato del Partido Laborista fundado en 19001906)sigue sustancialrnenre esa misma direccin con propuestas de irn-puestos progresivos y la ampliacin de los servicios pblicos. Seale-mas al margen que de la Sociedad fabiana surgir, por iniciativa delos cnyuges Webb, la London School o( Econornics en 1895,

    En Suecia el Partido Socialdemcrata (SAP) nace en 1889; en 1905obtiene 10% de los VOtos y en 1914, 36%, y gobernar en formaininterrumpida entre 1932 y 1976. Apuntemos el vnculo estrechoentre el partido y la Confederacin Sindical Sueca (LO).

    En Dinarno rca es casi la misma hisror ia con el aadido (des-de fines del siglo XIX) de la gran experiencia de la cooperacin rural,que establece las bases de un partido campesino que ser por dcadasaliado del partido socialista en el gobierno, desde los aos veinte.

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    br;l~ )' otras c xpcriencias nacionales de Inspiracin socialista se in-sertan en b historia de la Segunda lnter nacional, que, despus de ladisolucin de la Primer" en 1874, rerorua la necesrdad de una coordi-Ilacin enrr c pn rtidos S()(I~tSr3s. La Segunda lnrerna cronn l nace

  • 34

    El Estado debienestar

    Los casosde Suecia yEspa~a

    LA IZ.QUIEP;CA

    mundial. Interrumpida la secuencia numrica, la nueva InternacionalSocialista nace en Fr ank urr a los cinco aos de concluida la guerra.Medio siglo despus la integran 91 partidos adems de 25 miembrosconsultivos (con derecho a voz pero no a voto) y 15 partidos obser-vadores. A lo largo de 16 aos, entre 1976 y 1992, su presidente fueWilly Brn ndt (1913-1992), una de las mayores frgur as polticas de laRepblica Federal Alemana y canciller entre 1969 y 1974, cuandose promovieron profundas reformas redistriburivas mientras el pasatravesaba por su mejor periodo de prosperidad posblica

    Desde su Congreso de Bad Godesberg (1959), el SPD a ccn-ra la distancia frente a Ma rx , quien deja de ser reconocido comoreferente terico pa ra el socialismo, Un socialismo, por Otra parte}que deja de coincidir, para la socialdemocracia, con el control esta-tal de los "medios de produccin". La nueva Internacional reafirmasu fidelidad a la democracia parlamentaria mientras hace explcita SLlhostilidad al comunismo sovitico.

    Al caracrerizar el nuevo tiempo, hay que considerar el empuje deci-dido al Wel(are State (Esrado de bienesrar) que en varios pases es-candinavos haba comenzado desde antes de la guerra. Demos unsalto a la acrualidad. A comienzos del siglo XXI, el gasto socialen Dinamarca y Suecia represenra entre 36 y 38% del ProductoInterno Bruto (rIB); en Estados Unidos, 27%. Un dato ms: en lospases escandinavos de antigua tradicin socialdemcrata, el gas-to pblico en polticas activas del trabajo (subsidios, gastos de re-calificacin profesional, etctera), representa entre 1.7 Y 2.1 % delPtB; en Estados Unidos, 0.2%.

    Si hoy la Unin Europea encarna un modelo capitalista con mayorproreccin social respecto al, nuevamente dinmico, "modelo ameri-cano", gran parte de ello se debe al trabajo de dcadas de partidos ygobiernos que se declaraban socialistas.

    Dos casos -de alguna manera- extremos: Suecia y Espaa.En el primer pas el Partido Socialdemcrata (SAP) gobern de 1932a 1976, regres al gobierno entre 1982 y 1991 Y nuevamente entre1994 y 2006, cuando los conservadores vuelven a ganar en sepriern-bre de ese ao. A lo largo de los ltimos 74 aos, Suecia ha sidogobernada por la socialdemocracia durante 65 aos y no es inrilsubrayar que, desde hace tiempo, es LInO de los pases del mundo conmayor productividad, ms altos indicadores de bienestar, baja des-igualdad social y mayor equidad de gnero. Mientras Rusia tomabael rumbo hacia una URSS que se disolvera en el camino, el socialismosueco construa nuevas compatibilidades entre mercado y equidad,entre democracia y liberalismo.

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    [n Espa.r, por su p.rrt c , el Parricio Socialisr Obrero Espaol(",OF) -,lonUe el u pelru ivo obrero hace nernpo se ha dduido enun cuerpo SU(I;ll mucho m,is .rmpl ro-c- !JegJ a l gobierno eu 1')82 y'sa le de l dur.uu c ocho ar1tJS c nt rc 1~96 Y 200-\ par a /'(,:grc~ar en eseltirno ano: )U$ polticas se r.in de impulso al crecirrucnro y de ID:J}'CH[usricia social, adems de la decisin de ingresar a la Unin Europea.Espaa ha sido gobernada por el PSOE durante 16 de los ltimos24 aos y el pas registra '''''1 tasa media de crecimiento de! PIB percapit a enrr e ln s ms cle vadu s de la Unin Europea.

    Algunas breves auornciones sobre dos personnrcs emblema ricos deestos universos de la lz quier da europea: Olor Palrne (19271986)Jos Luis Rodr gucz Zapatero (1960). El primero fue el lder de I'lsocialdemocracia sueca de 1969 a 1986 y Primer ministro de 1969o 1976 y de 1982 a 1986, ano en el que fue asesinado mientras sa li.ien 1:1 noche, sin escolta, de un cine. Adcrnas del impulso al Estadode bienestar, queda de Palrne su lucha contra el aparth eid sudafri-(;'1no, conr ra 13 guerra nor tea mcrica na en Vietnam, contra la 1)

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    36

    Dilema actualdel socialismodemocrtico

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    En una realidad de 'trabajo ms precario y empleo menos legal-mente protegido, las contribuciones 31 financiamienro Jet sistema deseguridad se contraen mientras se multiplican presiones conservado-ras que ven la regulacin del mercado como un obstculo a la crea-cin de riqueza,

    En una realidad de mayor apertura y mayor competencia pro-veniente de las reas de bajos salarios (China e India, en primer lu-gar), el \Y/elfareState se encuentra bajo las presiones combinadas deldesempleo, el trabajo en negro y el menor vinculo de las nuevas ge-neraciones -fragmentadas en un universo d e empleos del secrorservicios que no favorece una accin social conjunta- con los sindi-catos y los grandes partidos de la Izquierda reforrnadora.

    Si bien es cierto que los sistemas de proteccin social estn lejos dehaber sido desmantelados -a pesar de la presin polricu conser-vadora que se hace explcita desde inicio de lOS ochenta con figurascomo el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan (1.911-[989)y la Primera ministro inglesa, MargarerThatcher (1925)- tambin escierto que en las ltimas dos dcadas, mientras el sistema de seguri-dad social se encontraba bajo presin en distintas partes del mundo,la distribucin del ingreso se ha ido polarizando en varias de lassociedades ms avanzadas y tambin en otras de menor grado dedesarrollo, Entre una corriente cultural que reclama mayor liber-tad de accin de los mercados, y l. exigencia de mayor producti-vidad para conservar capacidad cornpeririva, los parridos socia listaspareceran presa del desconcierto y una menor capacidad de ini-ciativa rcforrnadora.

    El socialismo democrtico se enfrenta a un dilema: administrar oreformar el capitalismo> A diferencia del pasado, pocas reformasimportantes pueden tener ahora lugar exclusivamenre en el mbitonacional. La socialdemocracia y, en general, las fuerzas reforrnadoras(que, como en el caso de Estados Unidos, tienen races distintas delsocialismo y su historia), se enfrentan al reto de transferir pa rre deSLI accin poltica a una escala global para gar a nrizar una menor dis-tancia entre productividad y bienes tu en los pases avanzados y unamayor capacidad de crecimiento econmico y justicia social en lospases, consoladora mente definidos como en v;, de desarrollo,

    A travs de la liberalizacin del comercio internacional, el cambiotecnolgico, etc., las fuerzas del mercado han acelerado sus ritmos yampliado el espacio de sus acciones, as como sus consecuencias so-bre la vida de todos, Frenre a ello, una poltica relorrnudora -capazde dar al bienestar social un peso similar al de las necesidades del

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    4. El populismo

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  • 40

    Inicios del s, XX

    LA IZQVIOIOA

    Chvez (1954) quien, en los giros de la hisroria , paso de la condicinde un militar nacionalista (y golpista) a ser un seguidor de Fidel Cas-[[O quien, a su vez, repite en Cuba el modelo poltico staliniano.

    Adems de la concentracin del poder en el lder (los seguidores de lri-goyen se aurodenorninaban persona/islas), un dato constante delpopulisrno es la escasa consistencia de un parrimonio de ideas dondeconviven nacionalismo, corporarivisrno, parerna lismo 'y, n veces,el socialismo. Un ejemplo para aclarar el estilo populista viene deAntonio Daz SOto y Gama (1880-1967), delegado zapatisra en laConvencin de Aguascalientes (1914), quien en un arrebato de "elo-cuencia pirorcnica" (en palabras de Martn Luis Guzmn) ensalzaa sus figuras tutelares: Buda, Cristo, San Francisco, Marx y Zapatu.Un revoltijo indefinible de sugestiones hecho discurso o, mas bien,retrica. 'Arnulfo Arias, simplificando, declara que su doctrina es el"panameismo". Para seguir la tradicin de mezclar rodo con roday alentar la capacidad del lder para interpretar su versin de ecu-menismo laico, Hugo Chvez declara que Jess era socialista. Unarsenal genricamente vindicatorio donde nunca falca el lder mesi-nico y donde el discurso poltico, ms que enunciacin de programas,se vuelve mensaje virtuoso dirigido a las crecientes masas urbanas. Adiferencia del populismo rural ruso y estadounidense del siglo XIX, elpopulismo latmoamericano del siglo XX es fundamentalmente urbano.Hagamos un recorrido por algunos de sus principales episodios.

    4.1 El populismo de los abuelos

    En las primeras dcadas delsiglo xx la Ciudad de Mxico, BuenosAires, Ro de Janeiro, Bogar y otras se expanden y se vuelven espa-cio de convivencia forzada entre "gente decente" y pueblo. Cmointegrar polticamente una creciente masa de seres humanos que vaadquiriendo mayor presencia social y, de paso, el derecho al voto?Ante este reto las viejas lires agrarias slo pueden reaccionar tr a-randa de evitar la movilizacin social que podra desestabilizar sumundo de privilegios y exclusiones.

    La respuesta activa vendr de caudillos de nuevo cuo queintegran los sectores populares (altamente segrnenrados entre semi-proletariado y clases medias-bajas que buscan mayores espacios pro-fesionales, polticos y culturales) en una dimensin pblica de la queestaban excluidos. Un proceso guiado por sindicatos corpor arivi-zados, partidos dependientes del Estado (o del lder) y la consolidacinde un discurso nacional-revolucionario. Una integracin que supone

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    b concesin de nuevos der ecbos y la subordinacrn de las organiza-ciones populares al control del Estado.

    Con el derrumbe de los precios de exportacin de los producrosprimarios latinoamericanos, la crisis econmica de 1929 debilita lacapacidad de control social por parte de las anriguas lires: Se ace-lera as el momenro de un enfrentamiento postergado.

    El e nfr e nt amie n t o se produce inicialrnen tc en Brasil, donde lnVieja repblica 110 era ms que un arreglo entre oligarquas agrariasregionales. Con apoyo militar, Getlio Vargas (1882-1954) llega a lapresidencia en 1930 y necesita al "pueblo" como contrapeso frentea viejas oligarquas que han perdido el conrrol del Estado pero nodel poder local. Mientras estrecha pactos corporativos con obrerosy clases medias, Vargas, declaradamente anticornunisra, conduce unacreciente concentr a cin de poderes en el Estado cenrral y en su perosena. En 1937, con el golpe instiruciona l que le asigna poderesdictatoriales se refuerza la simbiosis entre Estado y ejrcito. El dis-curso sigue siendo nacional progresista mientras los sindicaras inde-pendientes son reprimidos y se impulsa la industrializacin as COIllOuna ampliacin de derechos que tiende a presentarse como pruebade la benevolencia y conciencia social del lder. A pesar de los cam-bios, los intereses de! l a s otigar quia s agr arias quedan su st a nci .rlrne nt einrncros, lo C]ue ser una pe sa da herencia en la historia hrn sileriahasta la actualidad. Cuando, en su segunda presidencia 119511954),se descubre que el intento de asesinar al principal opositor de Var-gas viene de su crculo mas cercano, el ejrcito le pide la rrnuncia yVarg.is se suicida dejando una carta donde menciona fuerzas oscurascontrarias a los intereses del pueblo.

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    I'or su parte, en Argenrin,-l, Hiplito Yrigoyen es, en muchas [orrua s , Aryenrmdun antecedente del peronismo. Presidente de 1916 J 1922 Y de 1928a 1930, es derrorado por un golpe milirar que entrega el pas, orr avez, a la oligarqua agraria e xporradora. El rechazo de csre intentode congelar el tiempo vendr crece aos despus de otro golpe mili-t a r guiado esta vez por un selecto grupo de oficiales del ejrcito conamplias, y vagas, ideas reformadoras. Entre ellos esr.i Juan Domingol'eru (189-'-1974) que, COI\\O ministro del trabajo teje, desde 1944,una red de relaciones con ,\Igunos sindicuros mientras reprime 3orr os. Asumida la presidenoa, entre 1946 Y 1955, se perfilan losrasgos de un rgimen estr uctur almenre Similar al del varguisrno.Estado co r por anvo, personalizncin del poder, aumento de salarios,recouocinuenro de derechos sindicales, estricto conrrol policial, VOtOpara I3s mujeres, planes de pensin y vacaciones para los hijos derr abajadorcs en colonias populares.

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  • 42

    Mxico

    LA IlQUIEItDA

    Como sucedi en Brasil, las clases medias entran en la poltica yel Estado que surge de esta inclusin adquiere ms la forma que la sus-tancia de instituciones realmente democrticas. Seala atinada meneeHerberr Braun: "Se estableca con las masas [de paree del lder] unarelacin ntima y ernoriva que degradaba la vida poltica"; es decir,una combinacin de nuevos derechos y paternalismo, Refirindose aMxico, Ocravio Paz (1914-1998) hablar despus de un "Ogro filan-trpico". Cuando Pern vuelve al poder en 1973, su primer acro sernombrar a su esposa como vicepresidente. Y para reconfirmar el pesode las inercias, una perspectiva similar parece perfilarse a comien-zos de 2007 con la posible sucesin del presidente Nsror Kirchner(1950) por paree de su esposa Cristina Fernndez (1953).

    En Mxico la historia es distinta. Aqu ocurre una revolucin en 1910que comienza a desmontar los aejos privilegios de la oligarquaagraria. Y cuando la revolucin da seas de haber perdido su empujede cambio, la presidencia de Lzaro Crdenas, de 1934 a 1940, danuevas alas a la boltica como aceleradora del cambio social.

    Existen notables diferencias respecto a Yargas y a Pern: unaes que la inspiracin de Izquierda es aqu ms evidente. El PartidoRevolucionario Institucional (I'RI), nacido con otro nombre en 1929,se asume como heredero de la revolucin, a diferencia de Va rgas yPern quienes crean sus propios partidos como agencias polticas deorganizacin social y cooptacin. Pero la estructura bsica es simi-lar: Estados corporativos que convierten a los trabajadores en piezascentrales de una maquinaria de control social. Mientras construyeel aparato insritucional-idcolgico que permanecer en el poder enMxico hasta el ao 2000, Crdenas realiza una profunda rra ns-formaci6n de 1.\ tenencia de la tierra a favor del ejido, a brogn 13 penede muerte, impulsa la educacin pblica y nacionaliza el petrleo,entre otras medidas y uno que otro fraude electoral.

    Dos obseruaciones

    La primera es que los pases mencionados experimentan procesos demodernizacin desde los aos treinta y cuarenta, pero, dcadas des-pus, en la conclusin de la larga ola ascendente del populisrnc, dejantras de s instituciones de baja eficacia y credibilidad social ademsde economas con decenas de millones de pobres.

    La segunda observacin es el fenmeno de la anulacin pordcadas del espacio para la consolidacin de una cultura de Izquierdaautnoma, capaz de arraigo propio y libre de gobiernos y lderes pro-videnciales.

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    4,2 ... y el de los nietos

    S, el viejo populismo nace luchando contra las repblicas olig,ir-quicas que persisten en los inicios del siglo xx, el nuevo populisrno,desde fines del siglo y sin aportes originales de ideas o estilos, naceprotestando Contra instituciones que encarnan muchos de los vicio,heredados del primer populisrno. El nuevo populisrno inre nr a revi-vir un tiempo pasado rnirificn do con lderes providenciales. nac.o-nalizucioncs patriticas, una organizacin corporativa del "pueblo"con el aadido del rechazo I1\.1S o menos enftico de la globalizacillncoiuerat. Limitmonos a dos expresiones de este nuevo populismoque, en palabras del historiador britnico Alan Knighr, se parece ~I"retorno de los muertos vivientes".

    En Venez uel a , despus de c.:U:Hc.:IH3 ~t\OS de duopolio entre un partidosorinldcmcr ar a y otro dernocr isria no que a lbergan altos niveles decorrupcin y baja moral pblica, un ex coronel gol pista, Hugo Chvcz,llega a la presidencia a inicios de 1999 denunciando la corrupciny prometiendo una refundncin republicana. Lo casi inmediato es,corno de costumbre, lo simblico: la repblica se rcbauriza como Re-pblica Boliva riana de Venezuela. En el estilo de Soro y Gama , paraChvez . jess y Bolvar ue ron "soci.ilisr a s". La As a mb le a Cons-riruycnrc de 1999, compuesta por 95 % de ch avisr a s , aprueba unanueva carta constitucional que ampla el periodo presidencial decinco ,\ seis aos y permite una reeleccin. Hugo Chvcz har saberdespus que sera posible una enmienda consrirucronal que le permi-tira un a reeleccin virtualmcnre indefinida, Por el retiro de la oposi-cin de las elcccroncs pa r l.uu e nt a r ia s (incluyendo partidos de cenrro,derecha e raq utc rda }, cs rc rgano cs t compuesto e xclustva rucur c delMovimienr o Quinta Rcpbhco (MVR) cr e ad o por Chi vez , as comode pequeos partidos allegados.

    Un gasto pblico sin precedentes, financiado gracias ,,1 au-mento, desde el ano 2004, del precio internacional del petrleo,ha perrnirido a Chvcz una poltica de subsidios a los ms pobresy amplias inversiones en sa lud y educacin en un pas en que 74%de la poblacin no puede adquirir la canasta bsica. Por lo dems,es el cuadro acosrurnbr ado del populismo: UII Ide carismtico queconcentra en si mismo casi roda el poder del Estado; la creacinde una central sindical afn, la Unin Nacional de Trabajadores(UNT) Contra la vieja Confederacin de Trabajadores de Venezuela(CTV) que -ligada al parndo socinlderncrnrn-> se le opone; unsimulacro de vida parla mcnta ria y una situacin institucional en laque Iq;itinllJad )' popularid.ul tienden" coincidir, como seiala el

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  • o44

    Mxico

    LA rZQUIEItOA

    estudioso venezolano Allredo Ramos. Una democracia plebiscirariaque, desde el ao 2004, se da a la tarea, segn su lder car isrn rico ,de construir el socialismo con Fidel Castro como aliado y fuenre deinspiracin. El viejo populismo, con sus deformaciones y simulaciones,miraba al futuro; el nuevo mira a restaurar un pasado ya derrotado.

    Algunas palabras acerca del mexicano Andrs Manuel Lpez Obra-dor (1953). Siendo jefe de Gobierno de la Ciudad de Mxico del 2000al 2005 mostr una clara proclividad a una pclrica de alto irnpacrosimblico: la protesta contra la hora legal" federal", la reduccin delsueldo de los altos funcionarios, los subsidios a los mayores de 70aos y la construccin de un segundo nivel de via lidad destinado afavorecer la difusin del automvil en una zona urbana con ms decuatro millones de vehculos en circulacin y altos niveles de polu-cin. Los subsidios (poco ms de 50 dlares norteamericanos al mes)a la poblacin mayor necesitada es una de las pocas iniciativas origi-nales adems de necesaria, s bien con un alto COStO sobre las Fina nzascapitalinas. Sin embargo, sobre temas tomo la calidad de la a drninis-tracin pblica local, corroda por la ineficacia y el clicnrelismo, eldeficiente transporte pblico, la delincuencia ampliamente impune ylos recurrentes episodios de corrupcin en su propia administracin,no hubo mucho ms que insusranciales ejercicios oratorias.

    En un pas que vivi setenta aos con un solo parrido en el go-bierno, Lpez Obrador (antiguo miembro del r m) vio cmo, pieza

    pieza, se construa alrededor de l, un aura redentora. Los rasgospopulistas son aqu inconfundibles: la cenrrnlidad del lder que casianula a su propio partido como espacio de toma de decisiones; lavaguedad de propuestas que se limitan a reeditar el antiguo recerarionacional-revolucionario; un discurso que tiende a establecer una fron-tera neta entre "pueblo" y conspiradores y, [ina lrne nre , una repulsade las instituciones cuando no funcionan en el mismo sentido preco-nizado por el lder.

    Ahora bien, el populismo ciertamente estrech los espacios para quela Izquierda latinoamericana desplegara una mayor presencia inde-pendiente en la sociedad. Pero el populismo no ha sido el nico factorde este angosta miento. Uno de ellos es, paradjicamente, Cuba. Elrgimen de Fidel Castro ha fijado en el tiempo dos pautas: una vir-tualmente irrepetible y la otra indeseable. La primera es la conquistadel poder a travs de una guerrilla que, fogueada en las rnonraas,acelera la descomposicin de la legitimidad del gobierno establecido.La otra pauta es la visin del comunismo a travs de la experiencia

    El rfljllll"""(

    smliniuna , o sea: un jefe absoluto (carism tico o no), un parrido "ni-co, planificacin cenrr aliz ada y la reduccin de la cultura a culturaoficial.

    Cousiderando el prestigio de Cuba como baluarte latino-americano contra la injerencia de Estados Unidos, estos rasgos hanterminado pOt convertirse en Amrica Latina en espacios culturalesprcticamente sagrados en la defensa de la revolucin. El rgimencubano exporto a la regin el propio rerar do cultural. Ni el popu-lisJ110 ni el comunismo cubano han provedo los estmulos culr ur a lespara que 13 lz q uier d a la t in oarner icn nu valore la dernocrncia como unhecho realmente esencial en el camino de salid" del subdesarrollo,es decir, de la pobre calidad instirucional, la escasa productividad yla exreudida pobreza, objeto de manipulacin retrica de partidos)' lderes estaciona les.

    COI1c1I1S;OJleS

    A cormcnzos de los aos veinte, Lcnin y !lujarin (18R81938) llama-ban o b autocririca frente a 1;] excesiva concentracin del poder enel periodo (el comunismo de guerra) inmediatamente posterior a laroma del poder. Siguiendo el camino e xacta menre contrario, a finesde h dcn da Sra lin da un nuevo empujn ni voluur a risrno, al o pri-mismo ofrciu l y

  • o5. Nueva Izquierda

    5.1 1968, feminismo y ambientalismo

    1968

    Alrededor de mediados de los sesenta toma forma un tejido culruraljuvenil en el cual convergen muchas hebras: del hasto frenre a unbienestar que 110 ofrece estmulos vitales al rechazo de la guerra deVietnam, de la crtica anri-auroriraria de la familia y la universidadal desarrollo de una identidad Juvenil alrededor de nuevos smbo-los literarios y musicales. Estados Unidos estti en el centro de esremovimiento con IJ irrupcin de una vitalidad crtica que adquiere lasformas del militante negro Malcolm X (1925-1965), el escritor [ackKerouac 11922-1968), el filsofo Herberr Ma rcuse (1898-19791, elcnnrunre Bob Dylan (\941) y el Jimmy Heudrix (1942-l970) queroca en su guirurr: el himno de los Estados Unidos de Amrica COI1sonidos de explosiones y rfagas de metralleta parJ recordar a losjvenes'estadounidenses que mueren en la jungla de un pas lejano

    . agredido por el propio en nombre de lo democracia.

    l.n rebelin juvenil tiene lugar entre 1964 y 1965 en " universidadde Bcrkcley, California, ocupada por estudiantes que se manifiestancontra la guerra de Viernam quemando pblicamente los carnet deenrolarnicnro en las fuerzas armadas. El ao coral de "1968" inicia enCalifornia cuatro aos antes y, en formas especficas, se extiende aEuropa ya otras partes del mundo incorporando en el camino nuevosmedios de lucha y de protesta, Ernesto "Che " Guevara (1928-1967),quien muere en las montaas de Bolivia mientras intenta dar vida ab consrgn a de crear "Uno, dos, muchos Vietnam" y la RevolucinCultural chilla, iniciada en 1966, que parece -y en alguna medidaes- una lucha conrr a un modelo desptico-burocrtico de socia-lismo, son referencias generacionales. Simbolos, mezclados a otrossmbolos, que confirman lo esencial: el derecho a la rebelda.

    El "movimiento" es protesta, auto-reconocimiento generacional ytambin toma de distancia frente 3 un bienestar entretejido de rutinamasiva y violencia disimulada. No hay que esperar una mrica revo-lucin para comenzar a cambiar la vida aqu y ahora, ya que de eso

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  • '8

    Nuevo frente debatalla cultural ypollttca

    Simonde Beauvoiry Betty Friedan

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    se trata y no simplemente del cambio del rgimen de propiedad o deformas de gobierno. La "larga marcha a travsde las instituciones",propuesta porel dirigente estudiantil alemn Rudi Dutschke (1940-1979), corresponde de alguna forma a las oscilaciones de intensidaddel propio movimiento y a una visin de subversin cultural de lar-ga duracin. La revolucin como acto luminoso que cambia la his-toria ha sido olvidada; ha llegado el tiempo de desmontar pedazo apedazo y a golpes de crtica, estructuras colectivas en las que bienes-tar y malestar se han trenzado de forma estrecha.

    En su heterogeneidad, con su diferenciado potencial crtico, elmovimiento estudiantil es alimentado por una necesidad de cambioy nuevas formas de vida. Pero, pasadas las primeras fases de mayormovilizacin y optimismo de masa, asumir a veces las formas de vie-jas tendencias libertaras, rnarxisras-leninistas e incluso de terroris-mo rojo (en Italia y Alemania). A pesar del estallido de novedad, lahistoria hace valer sus razones: lo nuevo concluye su ciclo vistiendoviejos ropajes.

    Sin embargo, de esta explosin generacional surgen dos co-rrientes culturales que han terminado por instalarse firmemente en lasociedad contempornea: el feminismo y el ambienralismo. Dedique-mos algunas palabras a eStOS nuevos espacios de crtica, propuesta yprotesta de la Izquierda contempornea.

    Feminismo

    Desde fines de los aos setenta, el feminismo se configura como unanueva insurgencia culrural que enjuicia relaciones entre los sexos quereproducen y consagran la opresin sobre la mujer. El patriarcado esel blanco central debido al poder cultural que desde ah se ejerce con-tra la mujer en la familia, en los lugares de trabajo y en la sociedaden general. Ms all de sus distintas formas, el feminismo -que sefragmenta desde el comienzo en varias corrientes-e- se instala en laconciencia colectiva y se constituye como un nuevo frente de bata-lla cultural y poltica. Aquello que era "natural" algunas generacionesatrs se vuelve sbitamente sntoma de un retraso cultural.

    La escritora francesa Simon de Beauvoir (1908-1986) publica Elsegundo sexo en 1949, pero el campanazo intelecrual ms influyentesobre el futuro movimiento feminista viene de Berty Friedan (1921-2006) Y su texto La mstica de la femineidad {1963}. El objeto de lanueva crtica es la condicin de sujecin (es decir, de privacin dederechos) inreriorizada en la "feliz herona domstica" encargada

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    N,,~Y.l 1/.'1""".1,\

    de COnstruir alguna armona familiar mientras pierde cualquier posi-bilidad de acercarse a la propia.

    El VOto a las mujeres (el reconocimiento de su condicin de ciudada-nas) es un hecho reciente y en varios casos muy reciente que ocurreentre 18% y 1920 en Nueva Zelanda, Finlandia, Dinamarca, Sue-cia, Holanda, Inglaterra y Estados Unidos; y entre 1932 y 1952 enBrasil, Mxico )' Argentina. El derecho de VOtO para las mujeres esconcedido en 1967 en Ecuador, en 1971 en Suiza, en 1976 en Porru-gal y en 2005 en Kuwair. Y slo hace pocas dcadas se introduce eldivorcio en muchos pases del mundo. Varios rez agos histricos enel reconocimiento de los derechos de la mujer estallan con el feminis-mo desde fines de los setenta con la fuerza de una exigencia de reno-vacin postergada por mucho tiempo. La reivindicacin del carctersocialmente til del trabajo hogareo provoca demandas como el sa-lario domstico, adems de la legalizacin de la pldora anticoncep-tiva y el aborto, la eliminacin de la sujecin legal al marido en elarnbiro del derecho civil, una nueva legislacin sobre delitos de abusose xua l, no discriminacin en J;'\ escuela y en el trabajo, entre 0[[:15.

    En la prefacin de 1996 a una nueva edicin de su famosolibro de 1963, Betry Friedan reconoce los avances que han ocurri-do en' estas tres dcadas. Han crecido las familias que dependen deltrabajo exrradornsrico de las mujeres; los hombres participan msen las labores de la casa, en el cuidado de los hijos, de su educa-cin y salud; los derechos se han ampliado y ha ocurrido un cambioprofundo, aunque parcial, en la condicin de la mujer y del mis-mo varn. que se enfrenta 3 I:l tarea de redefinir una masculinidadconstruida a lo largo de siglos sobre pautas que se vuelven manifes-raciones de arcasmo cultural. La mayor presencia de la mujer en lapolrica acenta la atencin hacia temas que conciernen a la calidadde vida. Y concluye Berry Friedan: "A lo que hay que enfrentarseahora, mujeres y hombres juntos, es a las amenazas hacia la vidaque vienen de los excesos de una cultura de la codicia y del podersin freno de las grandes empresas ... El bienestar de la gence, el biencomn, debe tomar ventaja sobre las estrechas medidas del prximoinforme trimestral del mercado accionario".

    ..Ambientalismo

    La otra criatura pstuma del movimiento del 68 es el arnbienralis-mo que tambin se perfila, desde la segunda mitad de los setenta, yano como una defensa 'f,Omntica de la naruraleza sino como un nuevo

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    GreenpeaceyWVVf

    Conflictodistributivo,feminismo yarnbientalismo

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    frente crtico del capiralisrno y como seal de un, urgencia de c.im-bio de sus formas de produccin y de vida. En la activacin de estenuevo inters es scncial la publicacin en 1962 de La primaverasilenciosa de la biloga y naturalista estadounidense Rachel Ca rson(1907-1964), una denuncia cienrficamenre documentada de los efec-tos ambientales del uso del DDT, el primer pesticida de amplia difu-sin mundial.

    Si el feminismo descubre la miser-ia de la condicin de la mujerdetrs del decoro y las buenas maneras, el ambieruaiisrno descubrela no sustenrabilidad de un modo de vida basado en una creciente ur-banizacin, mayor consumo de hidrocarburos y mayor emisin degases txicos que amenazan la biodiversidad y promueven cambiosclimticos potencialmente irreversibles.

    El ambicntalismo es el reconocimiento y la dcnunci. de que, con la tec-nologa actual, el bienestar represenra tambin un ataque sisrcrnricoa los principales ecosisrernas mundiales. Ha ocurrido un cambio deci-sivo: se ha vuelto histricamente posible para la humanidad sucumbirfrente a su propio bienestar. Se trata, ni mas ru menos, de re definir elProgreso y sus formas. Aunque los partidos verdes, ah donde se handesarrollado (sobre todo en Europa), sigan teniendo dificultades decnraizarnienro (con una captacin eje votos que generalmente osci-la entre 5 y 10%), en las ltimas tres dcadas el arnbicnralisrno mues-tra una creciente penetracin en la cultura contempornea, activandonuevas formas de conciencia y de demandas sociales.

    Greenpeace, la organizacin no gubernamental, nace en 1971y tiene acrualrnente dos millones y medio de afiliados distribuidos encuarenta pases y el \'(Iorld Wide Fund [or Nature (WWF), nacido en1961, engloba a cinco millones de miembros. El movimiento verdesupone una diferente forma de participacin poltica, menos ideo-lgica y ms enfocada hacia la participacin local (la consigna es"Actuar localmente y pensar globalmenrc"} y a una asuncin de res-ponsabilidades transgeneracionales.

    Respecto al tradicional conflicto distributivo (simplificando, entrela burguesa y el proletariado), que ha sido el ncleo central de laIzquierda a lo largo de casi dos siglos, tanto el feminismo como el amobienralisrno ponen en evidencia conflictos transversales que afectanlas condiciones de vida de todos sin tener una clara raz de clase. Yano es posible suponer que la conciencia de clase (referida a la claseobrera) sea un principio virtuoso absoluto en la construccin de unasociedad mejor. Como ancdota sociolgica mencionar que en lasfamilias obreras o campesinas la violencia domstica es por lo menostan incrustada como entre abogados y profesionistas. De la misma

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    maucr.i. el consumo energtico de hidrocarburos, entre otros, tienerasgos de irracionalidad compartid" por todos los grupos sociales.Al conflicto distributivo se aaden otros que se refieren al cambio depautas de produccin )' de consumo, al uso de la energa, a modosde transporte, ~ las formas de la responsabilidad pblica en el bien-esr.ir colectivo, etctera.

    5.2 Nuevos retos, nuevas urgencias

    Qu espacio queda para la Izquierda en un mundo de mercadosglobalizndos 'lue pueden minar eficazmente cualquier reforma quealter e 13 orr odo xi.i econnuca dcminanre ? Los mercados pretendendc tuur uruvcr sa lmcnt c lo que e~ un "acru a r responsable". En algunamed,d,l siempre fue a si, pero hoy como nunca la ubicuidad de losc.rprralcs n escala global estrecha los mrgenes para que poltica ySOCiedad puedan hacer valer sus razones sobre las razones de la pro-ducrividad )' la competencia.

    Ahora bien, que los mercados sean un instrumento insusritui-blc en la creacin de riqueza no significa ni que puedan establecer unarelacin inmuta ble con el coujunro social ni, menos an, que puedanfaf;OCltar las funcroncs propias de la poltica como inrrpreres abso-lutos de las necesidades sociales. Es posible salir de esta jaula queestrecha el potencial reformador de las sociedades? S, con una con-dicin: la de transferir partes importantes de la iniciativa poltica delterreno nacional al terreno supranacional.

    En los nuevo, espacios globales, se perfilan para la Izquierda Iron-t cr as de lucha destinadas a configurar en su propio seno una nuevaarquitectura de equilibrios entre diferentes y ms complejas necesi-dades sociales. La mayor complejidad del mundo supone inexorable-mente el debil,iramienro de las identidades amarradas a equilibriosIrreversiblemente alterados. La Izquierda misma se enfrenta a unat a rca de supervivencia que depende cada vez m:is de su capa-cidad para renovar seales de identidad y cada vez menos delpatrimonio acumulado de idas )' tradiciones. Frente al bombardeosistemtico de una realidad que cambia aceleradamente, el recurrir:J los libros sagrados resulta de menor utilidad, salvo, naturalmente,pa ra los feligreses.

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  • 52 LA IIQU,rU.OA

    Algunos retos

    Mencionemos (res remas, en una constelacin mucho m:.s a mphn ,alrededor de los cuales la Izquierda se enfrenta al rcro de nuevasideas, programas y formas de lucha.

    1) Reduccin del horario de trabajoLa reduccin del horario de trabajo podria ser uno de ellos, sobretodo en los pases ms desarrollados, donde las 8 horas ya son unaconquista antigua. En Nueva Zclanda y Austr a ha tienen ms de unsiglo; en los Estados Unidos de Amrica se introdujeron en 1916 yen varios paises europeos poco despus. No ha pasado suficientetiempo para que sea razonable pensar hoy en un nuevo ciclo e1ereduc-cin? Pasar de 40 a 30 o 35 horas semanales es, en el estado actuale1e las cosas, un objetivo casi utpico. Sin embargo, podra resultaresencial para ampliar el rea del empleo y convertir en bienestar nomonetario los avances de productividad de las ltimas dcadas y losque se anuncian para el fururo cercano.

    Huelga decir que una significativa reduccin del horario detrabajo en las economas rn.is avanzadas creara nuevas oportunida-des para el crecimiento en los pases de menor desarrollo relativo. Loque no sera viable en un solo pas, podra serio inicialmente a escalaeuropea activando desde ah un proceso de emulacin global (por lomenos en los pases de mayor productividad). Una medida de esta na-turaleza requerira, complcmcnrariamenre, un fuerte impulso a lainvestigacin cientfica y tecnolgica. La Izquierda necesita asumirque la industrializacin ha llegado a su lmite (econmico y arnbien-tal) en los pases ms avanzados y necesita ser acelerada en los pa-ses en desarrollo que estn a punto de enfrentarse a un nuevo retodemogrfico.

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    2) El "impuesto Tobin"En segundo lugar, en la ruta para establecer limitaciones sociales auna globalizacin hoy ampliamente desregulada, el impuesto Tobines otra frontera de la ortodoxia contempornea que es necesario tras-pasar. Es decir, la aplicacin de un pequeo costo fiscal a las rransa c-ciones rransforrerizas de divisas de corro plazo. Se calcula que unatasa inferior a la mirad de un punto porcentual sobre cada transac-cin permitira la recaudacin de alrededor de 300 mil millones dedlares anuales, casi cinco veces el monto actual de la ayuda oficiala los pases en vas de desarrollo. De ah podran venir impactos eco-nmicos de gran amplitud sobre los pases ms pobres del mundo. Ysi se considera que en la primera mitad del siglo XXl 97% de los 3 mil

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    millones de nuevos habitantes del mundo nacer en pases pobres,se tendr UI1,' idea de la urgencia de canalizar importantes recursoshacl.\ "',15 p.rrrcs del mundo.

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    Conflictocstribunvo.feminismo yambientalismo

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    frente crtico del capitalismo )' como seal de una urgencia de cam-bio de sus formas de produccin y de vida. En la activacin de estenuevo inters es sencial la publicacin en 1962 de La primaverasilenciosa de la biloga y naruralista estadounidense Rachel Carson(1907-1964), una denuncia cicnrficarnenre documentada de los efec-tOS ambienrales del uso del DDT, el primer pesticida de amplia difu-sin mundial.

    Si el feminismo descubre la miseria de la condicin de la mujerdetrs del decoro y las buenas maneras, el ambienralisrno descubrela no sustentabilidad de un modo de vida basado en una creciente ur-banizacin, mayor consumo de hidrocarburos y mayor emisin degases txicos que amenazan la biodiversidad y promueven cambiosclimncos potencialmente irreversibles.

    El ambientalismo es el reconocimiento y la denuncia de que, con la tec-nologa actual, el bienestar representa tambin un ataque sistemticoa los principales ecosistemas mundiales. Ha ocurrido un cambio deci-sivo: se ha vuelto histricamente posible para la humanidad sucumbirfrente a su propio bienestar. Se trata, ni ms 111 menos, de rdefinir elProgreso y sus formas. Aunque los partidos verdes, ah donde se handesarrollado (sobre todo en Europa), sigan teniendo dificultades deenraizamienro (con una captacin de votos que generalmente osci-la entre 5 y 10%), en las ltimas rres dcadas el ambienralisrno mues-tra una creciente penetracin en la cultura conrempornea, activandonuevas formas de conciencia y de demandas sociales.

    Greenpeace, la organizacin no gubernamental, nace en 1971y tiene actualmente dos millones y medio de afiliados distribuidos encuarenta pases y el World \Y/ide Fund for Nature (WWF), nacido en1961, engloba a cinco millones de miembros. El movimiento verdesupone una diferente forma de participacin poltica, menos ideo-lgica y ms enfocada hacia la participacin local (la consigna es"Actuar localmente y pensar globalmente") y a una asuncin de res-ponsabilidades transgeneracionales.

    Respecto al rradicional conflicto distributivo (simplificando, entrela burguesa y el proletariado), que ha sido el ncleo cenrral de laIzquierda a lo largo de casi dos siglos, tanto el feminismo corno el arn-bientalisrno ponen en evidencia conflictos transversales que afectanlas condiciones de vida de todos sin tener una clara raz de clase. Yano es posible suponer que la conciencia de clase (referida a la claseobrera) sea un principio virtuoso absoluto en la construccin de unasociedad mejor. Como anecdora sociolgica mencionar que en lasfamilias obreras o campesinas la violencia domstica es por lo menoscan incrustada como entre abogados y profesionisras. De la misma

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    mnner.i. el consumo energnco de hidrocarburos, entre orros, tienerasgos de irrncionalidad compartida por todos los grupos socia les.Al conflicto distributivo se aa den otros que se refieren 01 cambio depautas de produccin)' de consumo, al uso de la energa, a modosde transporte, " las formas de la responsabilidad pblica en el bien-estar colectivo, etctera.

    5.2 Nuevos retos, nuevas urgencias

    Qu espacio queda para la Izquierda en un mundo de mercadosglobalizndos

  • 54 lo" J~QUI[IUM

    Crecimientoeccnrmcoy sus nuevosretos

    Relacin entreel crectmientoeconmico y elgrado desatisfaccin

    Domesticacinde "los esprritusanimales" delcapitalismo

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    Si en las prximas dcadas los pases en vas de desarrollo incr ernen-tara n su capacidad de crecimiento y se extendieran las formas debienestar y pautas de consumo energtico' actuales, ac or ta r a mos eltiempo hacia un desastre ambiental de dimensiones inimaginables.Pero si el crecimiento econmico futuro no se concr eriz a r a , (rente Juna agudizacin de la presin demogrfica, iramos hacia una inesta-bilidad social y poltica de la cual difcilmente algn pas podra con-siderarse a salvo. Hemos llegado a una encrucijada: el crecimienroeconmico conduce a secuelas ambientales calarnirosus, mientrassu falra alentara turbulencias sociales y polticas que podran serincluso peores. A menos que una revolucin cientfica rompa el nexoenerga-hidrocarburos, esta alrernariva carasrrfica es evir.rble sloa condicin de reinuent ar el desarrolio para reducir sus impactosambientales y mejorar sus consecuencias sociales.

    Segn encuestas recientes reportadas por R_ Layard (vase bibliogra-fa), el grado de satisfaccin de las personas con su propia existenciaes similar en pases como Portugal y Estados Unidos, a pesar de que elprimero disponga de un OIB per copita de la mitad del segundo. Tienesentido mantener el imperativo categrico del crecimiento ccori-mico en pases desarrollados donde el mayor lmite al bienestar noviene tanto de la riqueza sino de formas de vida en donde una mayorriqueza ya no produce necesariamente un mayor bienestar)

    La Izquierda tiene frente a s una tarea de gran complejidad y singarantas de xito: dornesricar los "espnrus animales" del ea pira-lismo -segn la expresin de John M. Keynes (1883-1946)- sinmatarlo y enfrentar cre ariva rnenre los retos que vienen tanto deltema ambiental como de los riesgos de una mayor segmentacin enel interior y entre los pases. Ni una socialdemocracia que se limi-tara a administrar una economa sobre cuyas reglas apenas puedeintervenir, ni, menos an, un diseo revolucionario que pensara enun mundo nuevo capaz de sustituir al viejo casi por decrero, son op-ciones aceptables. La primera porque supondra la incapacidad deintervenir sobre un presente portador de retos inditos. El segundo,la revolucin, porque implicara uniformidades ideolgicas que hanproducido retrocesos democrticos sin dar grandes pruebas de con-sistencia entre objetivos y realizaciones.

    Si en el pasado fue un (grave) error seguir pensando a la democracialiberal como a una "dictadura de la bur guesa ", en el presente esun error de dimensiones no menores confundir la globalizacin conalgo similar a una conspiracin de las mulrinacionalcs. Satanrzar alo nuevo que surge de la historia es una forma de no reconocer!o

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    y conservar 1:1 coherencia interna de un discurso que ha perdido suvinculo con la realidad. La explosin de complejidad del mundo con-rempor.ineo sera de por s un desafo gigantesco para una Izquierdaforzada a renovar apoyos sociales, prcticas polticas, ideas, pro-pucsr as e irn aginar ios colcct ivos. Pero a eso se aaden urgencias arn-luenrales y demogrficas que imponen respuestas efectivas en plazoslustruarncnrc reducidos. -1";11vez queden dos (quiz tres) generacio-ncs antes de que 10$ dnos en trmiuos de calidad de vida y de convi-vencia puedan volverse irreversibles para las generaciones futuras.

    Dcsrcrrado como una de las mayores desgracias del siglo xx, la utopap~HCCC volver como necesidad de imaginar nuevos equilibrios entreriqueza privada)' bienestar colectivo. El informe de la ONU sobre elarnbicnrc emitido a comienzos de abril de 2007 no deja dudas sobrela insusrentabilidad ambiental del presente. A lo cual habra que aa-dir la improbable sustentabilidad democrtica en conrexros de mi-seria crnica agigantada por la explosin demogrfica o en contextosde democracias rodeadas por aludes rnigr aror ios potenciales y per-sistentes .ilo r rnn s rerr o rist a s.

    Ya no se trata, sin embargo, de congelar el mundo en una geome-tra final y finalmente autoritaria, sino de ensanchar los espaciosJlua diversas (armas de vida, de produccin y de relaciones globa-les m.is SLlsten~1bles (social y arnbicnralmenre) que las anuales. Unautopa rc orrua dora capaz de identificar urgencias colectivas y fijaruna nueva conciencia de 1:1 responsabilidad cr ansgener aciona l frente(1 pr csiones econmicas que pr erendcn dominar todo el escenario.

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    6. Glosario

    '\/1.1"'1""" Cuerpo de ide.is que postula la cenrr a lidad del individuoy cons.der a cualquier autoridad como un acto de violenciasobre la auronornia individual. El Estado se presenta aqucomo la mxima coaccin encargada de proregcr a la propie-dad privada, considerada un antiguo hurro ennoblecido porel riempo. Sin mucha exageracin podramos definir el ana r-qursmo C0l110 un liberalismo extremo.

    Ateismo. Negacin de Dios como creador de 13 vida y, por consi-glllente, como padre. Una recurrenre duda humana que en elmundo occidental tuvo defensores como Ana xgoras, DavidIlume, Fricdrich Nierzsche o jean Paul Sa rr r c.

    H()lciJellll/c/C. Fraccin (mayoritaria) del Partido Obrero SocialistaRuso que en 1903, siguiendo las resis de Lenin, se diferenciade 1" fracein menchevique (minoritaria) al propugnar por unamayor cenrralizacin del partido como organizacin de revo-lucionarios profesionales. Con la vicroria de la Revolucin deOctubre de 1917, se vol-:cd sinnimo del nuevo rgimen.

    13/11';"CSW. En el rnar xisino es la clase propietaria de los medios deproduccin, es decir, de la, mercancas destinadas a la pro-duccin de orras mercancas. En nuestro tiempo podramosgenricamente decir que es el sector medio-alto de la organi-zacin social cuyo e status no excluye la venta en el mercadode la propia fuerza de trabajo.

    oCII!JIllllismo. l:n el lxico marxista es el "modo de produccin" en el

    cual el capital se muestr a como una riqueza absrracra (enforma monetaria) que moviliza al trabajo para su propio acre-ccnuunicnro y posee dos caractersticas: el trabajo asalariadoy J: existencia de mltiples proclucrores que, vendiendo en elmercado el mismo producto, entablan entre s una competen-cia que es el aliento mayor del cambio (tcnico y social) eneste s.srerua .

    C"J/;un:SII/(). Situada en 1111 futuro indefinido, es la sociedad que,habiendo superado la escasez, elimina las razones para elantagonismo entre 1:15 clases y, por consiguiente, las razonesl1li~JI),ls de: l.\ c x ist cncrn de! ES[;:1Jo. Para Marx es el vcr dn dc ron.icmue nr o dl' 1;) his ro ri a hUJl131l;) convinindose lo onrc r io ren prehistoria.

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    60 LA I;:QUUWA (;IUI.II'"

    Dialctica. Esta palabra, que viene de dilogo, ha tenido diferen-tes significados en la historia de la filosofa. Mencionemos dosno necesariamcnre compatibles. De una parte, un principio deconflicto (la anttesis); de la Otra (en la tradicin hegeliann).la sntesis en la cual la unidad de los opuestos se afirma comouna verdad que los trasciende. En el marxismo la dialcticatiende a ser usada como la "forma del movimiento" hisrricoque conduce necesariamente al comunismo.

    la defensa J ultr anz a de la democracia y el elirismo revolu-cion ario.

    /d,,'rXbnJO(l'1//11I$n10. St alin, Tr orsk y, MJO Zedong y Otros, si bien en-frentados entre si, se aurodefinan como rnar xisrns-lcninisras.Mencionemos tres rasgos: la afirmacin del partido comunistacomo conciencia del proletariado, la ineluctable victoria del co-munisrno y la visin de la Revolucin cmo nico camino enuna edad de decadencia histrica del capitalismo.

    Dictadura del proletariado. Es el largo ciclo histrico enrre la vic-toria del proletariado sobre la "dictadura de la burguesa" yla entrada a un rgimen comunista donde la riqueza y el poderdejar:in de ser la medida de la existencia humana,

    ,\/odo de produccion. En el lxico rna r xia no son las formas en quese org,,nizan las relaciones sociales alrededor de cierras pautasde produccin: la esclavitud, la servidumbre, el capitalismo, elsocialismo, el comunismo. A los cuales se aadira la "forma-cin asitica": una situacin basada en tributos colectivos y(llenes nexos cornunifarios.

    Enaienacin. En el lxico rnarxiano, la incapacidad de reconocer al-gn sentido humano al propio trabajo dentro del sistema deproduccin capitalista)' la dificultad de reconocer la identidadhumana en s mismo. ,\lndL'r>lId"d. La Modernidad es la ruptura espiritual con el tiempo

    circular de la Edad Media encerrado en el naccr-morir-(re-nacer) bajo la mirada vigilante de la Iglesia. Distintos momen-tos pueden legtimamente pretender para s la condicin dearranque inicial de la Modernidad: las primeras ciudadesmercantiles de la baja Edad Media; 1492; el Renacimientoy, n.irura lrnenre, la Revolucin francesa. Moderno viene deactual)' sta sigue siendo !J pregunta. cu:ndo comienz a laucrua lidad?

    Estado de bienestar. Sistema de seguridad colectiva que, sobre todo,despus de la Segunda Guerra Mundial, se difunde inicial-mente en los pases de mayor desarrollo relativo. Los sistemasde bienestar se concentran, con diferentes pesos especficos de-pendiendo de los pases, en pensiones, salud, educacin, se-guros de desempleo, etctera.

    a Equidad de gnero. Bsqueda de una mayor equidad en las relacio-nes entre los sexos especialmente en los terrenos laborales y derepresentacin poltica.

    Puternalismo. Una realidad autoritaria disfrazada por la benevolenciadel padre-gobernanre hacia los hijos-gobernados. Un parriar-cado donde arbitrariedad y buenos sentimientos se mezclan yre uerznn rccproc.imenre.Imperialismo. Proceso de formacin y defensa del dominio colonial

    O poltico-mercantil sobre otros pases as como el ejercicio deun dominio econmico tan aplastante que anula la capacidadde un pas para definir de forma autnoma su futuro.

    "rogrcso. Coufianzn en que la acumulacin de experiencias y conoci-I11lentOS sea ("etOr de rnejora de largo pino en las condicionesde vid.i de sociedades t individuos.

    Impuesto Tobin. Impuesto sobre las transacciones en divisa de COrtOplazo al cual se asignan dos virtudes potenciales: crear las ba-ses para una mayor ayuda econmica a los pases en desarro-llo y reducir (rnarginalmcnte] los excesos especulativos,

    I'roleturiado. Grupo social compuesto por aquellos que, privados delos medios de produccin, necesitan vender en el mcr cado sufuerza de trn bajo. b clase obrera es la parte industrial, I11~Sconscicnre y r g.iruzndn, que el comunismo concibe C0l110"partera de la IlIStO",,",Jacobino. El sector polticamente ms radical de la Revolucin fran-

    cesa que encarna dos rasgos no necesariamente coincidentes:

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