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1 Persona Reactiva Vs Persona Proactiva ¿Qué tipo eres? Todos tenemos situaciones negativas que se presentan en nuestra vida y que son inevitables. Pero la manera como manejas esas situaciones, es la que revela un poco más acerca de quién y cómo eres. ¿Te has detenido alguna vez a analizar con profundidad, como respondes antes situaciones negativas en tu vida? Si eres como la mayoría de la gente, probablemente no te das cuenta de pequeñas cosas tales como; cuantas veces nos quejamos durante el día por cosas que pasan a nuestro alrededor o la frecuencia con la que utilizamos frases negativas que pueden resultar perjudiciales para otros. ¿Eres una persona reactiva? Es decir, le das una acción inversa o de oposición a algo que sucede. ¿Te interpones en el camino del progreso? O quizás eres proactivo en tu enfoque. Actúas con anticipación para hacer frente a la dificultad y estar preparado para enfrentarla.

Persona reactiva vs persona proactiva

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Persona Reactiva Vs Persona Proactiva

¿Qué tipo eres?

Todos tenemos situaciones negativas que se presentan en nuestra vida y que son

inevitables. Pero la manera como manejas esas situaciones, es la que revela un poco

más acerca de quién y cómo eres. ¿Te has detenido alguna vez a analizar con

profundidad, como respondes antes situaciones negativas en tu vida?

Si eres como la mayoría de la gente, probablemente no te das cuenta de pequeñas cosas

tales como; cuantas veces nos quejamos durante el día por cosas que pasan a nuestro

alrededor o la frecuencia con la que utilizamos frases negativas que pueden resultar

perjudiciales para otros.

¿Eres una persona reactiva? Es decir, le das una acción inversa o de oposición a algo

que sucede. ¿Te interpones en el camino del progreso? O quizás eres proactivo en tu

enfoque. Actúas con anticipación para hacer frente a la dificultad y estar preparado para

enfrentarla.

*Veamos algunas definiciones y ejemplos que te ayudarán a decidir qué tipo de

personalidad tienes o que tipo de personalidad quieres llegar a tener.

Debemos cuidar la forma en como reaccionamos ante cualquier dificultad, para más

adelante evitar causar daños o mayores problemas en nuestra vida.

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Personalidad Reactiva

Una persona reactiva reacciona agresivamente ante los problemas o dificultades y de esta

manera gasta mucha energía de forma innecesaria. No tiene en cuenta las consecuencias

de sus actos, no analiza antes de actuar por ello solo reacciona.

Cuando actuamos de manera negativa, terminamos dando pasos en falso,

conduciéndonos por caminos equivocados y por ende encontrando respuestas

equivocadas.

Las personas que toman decisiones reactivas solo están basándose en sus emociones y

no en la verdad, esto puede representar un gran peligro, comenzaras a dar pasos seguros

y directos al fracaso.

En definitiva, vivir reactivamente es una pérdida de capacidades tiempo y energía. Dios te

ha dotado de capacidades que debes usar para siempre poder tomar las mejores

decisiones.

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La Personalidad proactiva

La persona proactiva sabe identificar los problemas antes de que aparezcan y toma

acciones anticipadas, piensa y hace conciencia antes de actuar. Vemos que alguien que

vive de forma proactiva es el opuesto de la persona reactiva.

La vida proactiva es muy útil en muchos aspectos, no sólo para las personas que viven de

esta manera, sino también para los que le rodean.

Ventajas de ser proactivo.

La primera ventaja de ser proactivo es que te convertirás en una persona mucho más

sensata y con mayor manejo en tus emociones. Cuando nuestras emociones están fuera

de control, es muy difícil mantener la calma en medio de una tormenta, es necesario

aprender a controlarlas y confiar en que Dios está con nosotros ayudándonos a salir

adelante.

Cuando tenemos una actitud positiva entendemos que Dios es fiel, nunca nos abandona,

siempre está de nuestro lado y sus promesas son verdaderas.

En segundo lugar, la actitud proactiva te ayuda a pensar antes de hablar. Esto te permite

ser una persona verdaderamente cariñosa que quiere ver la situación como lo que

realmente es. Este tipo de personalidad siempre tiene en cuenta las necesidades de las

demás.

Está pendiente de como cualquiera que sea la situación puede afectar  no solo su futuro

sino también el de las personas que puedan resultar involucradas, siempre buscara hacer

frente a las cosas de la manera correcta  en busca del mejor resultado posible.

La persona proactiva no es igual a las demás, su pensamiento es completamente

diferente.

Ser proactivo es clave importante en la vida de todo hombre, mujer o niño .Te reto a tomar

el tiempo para realmente examinar cómo responder a las diversas situaciones que se

producen durante el día.  Cuando lo hagas, podrás descubrir que tipo de personalidad

posees. Una vez que reconozcas qué tipo de persona eres en realidad (reactiva o

proactiva) es necesario determinar los cambios que debes hacer en la forma de manejar

una mala situación cuando se presente.

Para lograr cumplir tu propósito en la tierra es necesario renovar tu actitud, esta te abre o

cierra puertas de bendición.

“Que cada cristiano Cumpla su propósito en la tierra”

LENGUAJE REACTIVO LENGUAJE PROACTIVO

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¿Alguna vez han pensado como cambiar el mundo? Quizás no sea fácil, pero tampoco imposible, solo se necesita tener una pizca de proactividad y quitarse el miedo de salir del montón.

“No conozco ningún hecho más alentador que la incuestionable capacidad del hombre para dignificar su vida por medio del esfuerzo consciente” Henri David Thoreau.

La proactividad no tiene nada que ver con el activismo o la hiperactividad. Ser proactivo no significa actuar deprisa, de forma caótica y desorganizada, dejándose llevar por los impulsos del momento.

Las personas que tienen el hábito de la proactividad no son agresivas, arrogantes o insensibles, como defienden algunos tópicos, sino que se mueven por valores, saben lo que necesitan y actúan en consecuencia.

El concepto opuesto es el de reactividad, o tomar una actitud pasiva y ser sujeto de las circunstancias y por ende, de los problemas. La definición extendida por Stephen R. Covey dice que la conducta individual es función de las decisiones propias y no de las condiciones.

Ser reactivos significa que reaccionamos y nos sentimos afectados y mal humorados por el clima, por las calificaciones de nuestros hijos, por la inflación. Si nuestro entorno está bien, nosotros estamos bien, si nuestro entorno está mal, nosotros reaccionamos automáticamente como consecuencia de lo que sucede a nuestro alrededor.

Todo esto parece chiste, pero si nos sentamos a reflexionar más a fondo descubriremos con decepción la cantidad de cosas que nosotros permitimos que nos afecten durante el día, durante las semanas y en el transcurso de nuestras vidas.

"Gracias a la proactividad no somos esclavos de las acciones que sobre nosotros se efectúan, sino libres ejecutores de nuestra conducta..."  Stephen Covey

La proactividad consiste en el desarrollo autoconsciente de proyectos creativos y audaces para la generación de mejores oportunidades. Se trata de tomar un sueño y realizar todas las acciones que sean necesarias para que se pueda cumplir.

Como seres humanos somos responsables de nuestra propia vida. Nuestra conducta es una función de nuestras decisiones y no de nuestras condiciones. Podemos subordinar los sentimientos a los valores. Tenemos la iniciativa y la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan, “responsabilidad” hace alusión a las palabras “responder” y “habilidad”, es decir, tenemos la habilidad para elegir la respuesta a las distintas situaciones que se presentan. La conducta es un producto de elección consciente del hombre; se basa en valores y no es el producto de las condiciones ni está fundada en el sentimiento.

Lo anterior son las bases de la Proactividad; las personas proactivas se caracterizan por llevar consigo su propio clima, poseen la capacidad de subordinar los impulsos a los valores, se mueven por valores cuidadosamente meditados, seleccionados e internalizados.

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El ser proactivo o proactiva es una actitud más que aptitud, es la forma como se enfrenta la vida, como se relaciona con compañeros, colegas y familiares. Por lo general es algo que se trae. Para cambiar esa actitud, es necesario trabajar en comportamientos específicos, los cuáles al practicarse repetidamente se convierten en hábitos y esos hábitos en actitudes. Actitud positiva ante la vida, confiar en las personas. Pensar que en la vida nunca dejamos de aprender y toda persona tiene algo que enseñarnos. Enfocarse en los objetivos y no en las personas. Aceptar que sobre una idea nuestra, habrán siempre mejores formas de hacer las cosas.Es necesario además de adquirir buenos hábitos, el librarse de los malos, lo que requiere decisión, disciplina, acción y perseverancia

Nuestro lenguaje, es un indicador muy fiel del grado en que nos vemos como personas proactivas. El lenguaje de las personas reactivas las absuelve de responsabilidad

Dada las características del lenguaje que utilizamos, denotan una serie de pautas en nuestra conducta y nuestra manera de actuar, que resultan más complejo de lo que podemos percibir de manera inmediata.

Donde el lenguaje reactivo se absuelve de responsabilidad y autocumplimiento, y el proactivo se llena de capacidad para innovar, disponer, analizar y enfocar los problemas de una óptica más libre, rompiendo así con paradigmas que no nos traen ningún beneficio.

El lenguaje de las personas reactivas las absuelve de responsabilidades o en su defecto busca transferirlas

Usa frases como: “Si tan solo” ; “El me obliga” ; “Ése soy yo. Yo soy así, eso es todo”

Lenguaje de las personas proactivasLas personas proactivas asumen responsabilidades, son listas, se mueven por valores, interpretan la realidad y saben lo que se necesita.

Usa frases como:  “yo decido”; “yo puedo”; “yo elijo “; “Prefiero “.

Las personas proactivas se ven influenciadas por los estímulos externos (sean físicos, sociales o psicológicos) pero su respuesta a los estímulos, consciente o inconsciente, es una elección basada en valores.

Para nosotros como cristianos el poder para vencer profundas y difíciles emociones viene de Dios e incluye que el espíritu humano tenga contacto con el Espíritu de Dios.

Para tener respuestas que genuinamente ayuden a las personas, necesitamos dos cosas, un destino claro, y el poder para llegar allí en un tiempo razonable. Nuestro destino es la imagen de Jesucristo, nuestro poder para llegar allí es la llenura y la obra transformadora del Espíritu Santo. Estas son solo algunas de las grandes ventajas del evangelio, tenemos esperanza, ¡tenemos montones de esperanza!

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Debemos tener nuestra vida emocional redimida para que sea transformada e imite la vida emocional de Jesucristo y que el poder y la gracia del Espíritu Santo sean la clave para este proceso. Esto incluye siete aspectos renovadores claves:

1. Renovar nuestras percepciones básicas de la realidad y nuestra perspectiva de la vida.

2. Renovar nuestro sistema individual de creencias.

3. Renovar el propósito y las intenciones del corazón.

4. Renovar nuestro cuerpo físico y su influencia en nuestras emociones

5. Renovar nuestra habilidad de reconocer y entender nuestras emociones.

6. Renovar nuestra habilidad de entender las emociones de otras personas.

7. Renovar nuestra habilidad de expresar adecuadamente las emociones de acuerdo al deseo del Espíritu Santo.

Una historia que nos puede mostrar esto, es la de José en el Antiguo Testamento, quien fue vendido como esclavo por sus hermanos a la edad de 17 años, y con rumbo directo a Egipto. José pudo haberse sumado a la autocompasión como siervo de Potifar y de todo lo que éste tenía, por la confianza que supo despertar en él. Pero le llegó el día que cayó en una situación difícil y se negó a comprometer su integridad. Como consecuencia, fue encarcelado injustamente durante 13 años. Pero volvió a ser proactivo. Trabajó en el SER y no en el TENER, y pronto estuvo a cargo de la administración de la cárcel y finalmente de toda la nación egipcia, solamente subordinado al faraón. Sé que para muchas personas puede considerarse una idea descabellada, y muy difícil de seguir como ejemplo, él (José) eligió ser diferente, no tuvo autocompasión y no culpó a otros, tuvo responsabilidad completa sobre sus acciones.

Ser Proactivos, tomar un sueño y realizar todas las acciones que sean necesarias para que se pueda cumplir, la visión y la fe son sus componentes principales. Que preciosa idea me acaba de pasar por la mente, déjame comenzar a organizar los detalles, estoy seguro que lo puedo hacer.  ¿Qué preferimos, que nos pasen cosas, ó hacer que las cosas pasen? Muchas personas están constantemente esperando que suceda algo o que alguien se haga cargo de ellas. Otras, en cambio, toman la iniciativa, emprenden la acción y hacen que las cosas sucedan. Las personas de éxito y que gozan de más buena suerte, son los proactivos.

No pretendamos ser un Gandhi, un Einstein o la Madre Teresa de Calcuta, solo ser uno mismo, en nuestro entorno, sin salirnos de la cotidianidad o por lo menos no mucho. El mundo se cambia a poquitos, con el esfuerzo de muchas personas mejorando lo que esté a nuestro alcance.

Solo mire a su alrededor, observe lo que usted sabe hacer y analice como puede dar su grano de arena. Podría separar los desechos o cargar ese empaque vacío hasta llegar a un basurero; o que tal pagar de más por el envase biodegradable o por el producto hecho aquí en lugar de los traídos por agresivas transnacionales; podría compartir su conocimiento con quién lo necesite en lugar de llevárselo a la tumba; o informarse, opinar y presionar para evitar malas decisiones de políticos incapaces (o votantes ignorantes); que le parece trabajar como voluntario construyendo casas o limpiando ríos; o que tal

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educar a su hijo para que sea un buen ciudadano en lugar de estar echándole la culpa a la maestra para lavarse las manos. En fin, cada uno sabe cómo cambiar al mundo, solo hágalo.

Cuando lo haga sentirá que es el único pero implícitamente estará haciendo algo más, algo muy importante, estará dando el ejemplo, demostrando que se puede hacer y motivando, tarde o temprano, a imitarlo.

Necesitamos que muchos se pongan de acuerdo para que el poder de uno se convierta en el poder de muchos. Créame que son más las personas que quieren un mundo mejor que las que acostumbran destruirlo. ¿Qué va a hacer usted? Palabra clave: Yo hago que las cosas ocurran.

La realidad de la estupidez

La Real Academia de Española define la estupidez como la “torpeza notable en comprender las cosas”; y a ella queremos dedicar este espacio de reflexión quincenal, por lo extendida que puede llegar a estar y porque puede ser tanto o más peligrosa que la malicia o la avaricia.

Agosto, aparte de descansar y cambiar de actividad, nos ha servido para poder leer con mucha más tranquilidad de la que tenemos el resto del año obras interesantes como “Vida líquida”, de Zygmunt Barman, “No pienses en un elefante”, de George Lakoff, “El arte de la guerra”, de Sun Tzu, “El Estado social”, de Ignacio Sotelo, “Los sistemas electorales españoles”, de Antonio Luis Martínez-Pujalte, o “El poder de la estupidez”, de Giancarlo Livraghi, que, por cierto, recomendamos encarecidamente.

Esta actividad nos ha resultado tremendamente útil, ya que somos de la opinión de que la capacidad de aprender nunca se debe perder. Como decimos, nos ha resultado especialmente interesante el ensayo del filósofo italiano Livraghi sobre la estupidez y sus consecuencias. Una obra que nos dejó gratamente sorprendidos y que consideramos tremendamente válida y actual.

Generalmente, el estúpido está contento de serlo y presume de ello. Es aquel que cree que lo sabe todo; que sólo da respuestas y no se hace ninguna pregunta; aquél que trata a los demás como si fueran tontos; aquél que considera que detenerse un momento para pensar antes de actuar es una pérdida de tiempo...

A ellos queremos dedicarles estas líneas; a ellos y a las personas que los rodean, porque, como dice Livraghi, la estupidez es contagiosa. Podemos encontrarla en miembros de diferentes organizaciones y, cómo no, la hallamos en dirigentes y militantes de todos los partidos políticos sin excepción (es verdad que en algunos más que en otros).

La estupidez no respeta edad. Sin embargo, si a los 30 años es soportable, a los 70 además de inaguantable resulta totalmente incomprensible. En otras palabras, ésta se puede expresar en personas de cualquier condición, edad y sexo.

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Al no tratarse de una enfermedad, la estupidez no tiene tratamiento ni se cura con ningún remedio mágico; por ello debemos tratar de limitar sus efectos y consecuencias. Livraghi asegura en la citada publicación que “es la fuerza más destructiva de toda la evolución humana”. Así es, aunque no lo parezca. La estupidez es sumamente peligrosa. Primero, porque solemos minusvalorarla (con lo que en la mayoría de las ocasiones sus efectos nos cogen desprevenidos) y, segundo, porque, al no regirse por criterios racionales, resulta totalmente impredecible.

Otro de sus riesgos es que, a fuerza de repetir estupideces, tanto el que las profiere como su entorno, acaban asumiéndolas como verdades absolutas; lo que puede arrastrar a las personas más crédulas e inocentes. Además, la estupidez, al ser espontánea, no requiere el ejercicio de coordinación que sí necesitan las personas inteligentes y capaces para actuar; lo que la convierte en mucho más ágil.

En resumen, la estupidez es una carga perniciosa que dificulta el desarrollo de las organizaciones, pero también el de la sociedad en su conjunto. Por ello, resulta primordial que hagamos un esfuerzo por detectarla e identificarla. Sobre todo porque así podremos prever sus movimientos y, con ello, tratar de aminorar los efectos que provoca sobre los demás.

Además, no podemos pasar por alto que estas personas resultan especialmente peligrosas cuando están cerca del poder. Sobre todo porque la cadena de errores que crean acaba afectando directamente a toda la sociedad, y porque, en la mayoría de las ocasiones, tienen una perspectiva avariciosa de la actividad pública. Esta visión los lleva a dedicar todas sus energías, primero, a alcanzar el sillón de mando y, luego, a mantenerse en él cueste lo que cueste. Y es que estos personajillos suelen confundir conspirar con trabajar y con ello hacen un gran daño a la organización a la que pertenezco y, como no tienen límites, se creen mesiánicos y predicadores.

Por el contrario, aquellos que entendemos que los políticos somos meros gestores temporales de lo público y que nos movemos por una vocación de servicio y no de beneficio individual debemos luchar contra la estupidez, detectándola, neutralizándola y excluyéndola; pues una de las medidas infalibles contra ella es el desprecio social. Todos nosotros (que no somos pocos) estamos tan atareados en trabajar por y para el ciudadano que no disponemos del tiempo suficiente para entrar en las improductivas luchas del poder por el poder.

Sin embargo, este verano hemos vivido de forma desbocada la actividad de estúpidos solemnes, que, además, se han regodeado en su estupidez. Suelen ser personajillos carentes de factores inhibitorios que tienen la mentira como norma y que además se creen sus propios embustes.

Ante esto, nosotros tenemos que tratar de buscar antídotos con los que neutralizar la estupidez y, para ello, nada mejor que el conocimiento, la curiosidad, el estudio y la experiencia. Todos ellos son eficaces remedios contra este tipo de comportamiento. Porque, como no nos cansamos de repetir, la democracia no da preparación, sólo legitimidad; y para ser dignos portadores de esta responsabilidad debemos trabajar durante toda nuestra vida para estar continuamente aprendiendo y así mejorando.

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Reactivo (Estúpido, -/-)

Sólo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y no estoy tan

seguro de la primera. Albert Einstein

Ya lo decía Einstein, la estupidez humana es infinita. Yo he podido comprobar en primera

persona que infinita igual no es, pero desde luego, está más que claro que el límite de la

estupidez humana tiende a infinito. Desde hace tiempo sospecho que la mayoría de mis

compañeros de clase son idiotas. Más que nada por dudas básicas que no tienen

absolutamente nada que ver con una oposición. Son cosas de pensar, problemas que

podría resolver hasta mi sobrina de 6 años. Para que te hagas una idea, te muestro unos

cuantos ejemplos:

o Una no era capaz de resolver el siguiente problema: tienes un terreno de pongamos

1000 m2, en 200m2 de los cuales plantaste geranios, y otros 100m2 margaritas.

Calcula 1/5 del terreno que te queda libre. (Se supone que lo que “difícil” era hacerlo

en Excel… Pero es que la tía en un folio. Hubo que hacerle un dibujo.)

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o Otra no podía dormir porque no era capaz de calcular plazos. Siempre lo hacía mal. Si

tienes 1 mes de plazo para hacer algo, y ese plazo empieza el día 5 de octubre,

¿cuándo terminaría? Pues el 5 de noviembre. ¿Fácil, verdad? Para ella no.

o Otra tuvo una grandísima duda que fue contestada por el profesor con un “yo la

mato“. Para que te centres. La ley 30/92 tiene un artículo llamado “silencio

administrativo en procedimientos iniciados a solicitud de interesado”, que dice

textualmente: los interesados podrán entender estimadas por silencio administrativo

sus solicitudes en todos los casos, salvo blablá”. O sea, si no contestan, la norma

general es que sí. Pues había alguien en clase que no entendía porque se le dio por

mala la respuesta de que la norma general es que NO.

Hasta ahora estas muestras de estupidez menor hacían gracia. Era entretenido reírme de

ellas interiormente y observar cómo los profesores se mordían la lengua para no reírse de

ellas o mandarlas a la mierda. Porque en su caso, las preguntas que no eran producto de

la estupidez, lo eran de la vagancia: eso en que página de la ley está. Coño, búscalo tú,

¿no?

Bueno, pues al lío. Como supongo que ya sabrás, hablo de clases para preparar una

oposición. Sí, esa en que si apruebas y quedas entre los x mejores sales con curro, y si

no te comes los mocos. Pues bien, hay un rumor de que el examen es el día 20 y algo de

enero. Basándose en ese rumor, en que su estupidez no les deja comprender las leyes

más difíciles del temario y rematando con su vagancia, han decidido proponerle algo a un

profesor: no dar las 3 leyes más difíciles,  y que por supuesto entran. -La respuesta del

profesor fue lógica: él podía hacer eso, así que había que votar. Fui la única que voto

para darlas. Todos los demás decidieron que esas leyes ni se iban a dar en casa, ni a

estudiarlas ni nada de nada. Como si no existieran. ¿Son idiotas? Sí. Mis sospechas

habían quedado confirmadas. Es que es muy normal tirarse más de un año preparando

una oposición, y tirarlo todo por la borda por que sí. Como les dijo el profesor “ojalá sólo

pongan preguntan de esas leyes, que me voy a reír de ustedes, y mucho”.

Mi idea inicial era cambiarme de clase, ya que todas las demás están dando el temario

íntegro. Pero cuando fui a hacerlo me dijeron que de eso nada, y por orden del director se

va a dar todo. Y que si no quieren, que ese día no vayan a clase. ¿Adivinad quién va a

recibir unas cuantas clases sola, mientras el resto de la clase va a la cafetería? ¿De

verdad hace eso la gente que tiene interés en aprobar? ¿Si realmente tienen interés en

aprobar, no es acaso la estupidez la única explicación posible a su comportamiento?

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Matriz estupidez

Si ya lo decía Giancarlo Livraghi en su libro El poder de la estupidez. Este autor

enumera cinco leyes de la estupidez humana:

1. La Primera Ley Fundamental:” Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros

subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo”.

2. La Segunda Ley Fundamental:” La probabilidad de que una persona determinada

sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona”.

3. La Tercera Ley Fundamental:” Una persona estúpida es una persona que causa

daño a otra o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o

incluso obteniendo un perjuicio”.

4. La Cuarta Ley Fundamental:” Las personas no estúpidas subestiman siempre el

potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan

constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia tratar

y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un

costosísimo error”.

5. La Quinta Ley Fundamental:” La persona estúpida es el tipo de persona más

peligroso que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado”.

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Aparte de estas leyes, también categorizó a los seres humanos. Como podrás observar,

su definición de estúpidos se ajusta perfectamente al caso que os acabo de narrar.

Los Bondadosos: son aquellos que hacen algo que les perjudica, pero en cambio,

beneficia  a todos los demás. 

Los Inteligentes: estos, como los anteriores, consiguen con sus actos beneficiar a los

demás, pero ellos mismos también son partícipes de ese beneficio.

Los Malvados: en este grupo están todas aquellas personas para su propio beneficio,

perjudican a los demás.

Los Estúpidos: y este es el grupo más peligroso de todos. Los estúpidos son los que con

sus acciones perjudican a todo el mundo, incluidos ellos mismos. Nadie sabe, entiende o

puede explicar por qué esta absurda criatura hace lo que hace. La mayoría de las

personas estúpidas son fundamentalmente y firmemente estúpidas, en otras palabras,

insisten con perseverancia en causar daños o pérdidas a otras personas sin obtener

ninguna ganancia para sí, sea esto positivo o negativo. Pero aún hay más. Existen

personas que con sus inverosímiles acciones, no solo causan daños a otras personas,

sino también a sí mismos. Estas personas pertenecen al género de los superestúpidos.

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Así que parrosos míos, aléjense de los estúpidos todo lo más que puedan. ¡Son

peligrosos! Yo por mi parte, aunque se haya arreglado lo de dar todas la leyes, me cambio

igual de clase. Que nunca se sabe con qué nueva idea de bombero me van a salir, y

tengo mejores cosas en qué perder el tiempo que con esta gentuza. Cuando se compren

un cerebro y razonen sus propuestas, me pensaré volver a dirigirles la palabra, “porque es

un rollo” y no me vale como argumento.

La matriz de los valientes

“Lo que importa más nunca debe estar a merced de lo que importa menos” GoetheExiste un método de toma de decisiones que resulta muy interesante para los sistemas de productividad. Éste no es otro que la matriz de Eisenhower. Se llama así porque, ni más ni menos que Dwight David Eisenhower (“Ike” para los amigos) fue su creador. Sí, resulta que el comandante supremo de las tropas de los Aliados en el Frente Occidental en la Segunda Guerra Mundial y trigésimo cuarto Presidente de los Estados Unidos era un fanático de la gestión del tiempo.La matriz se popularizó de la mano de Stephen Covey otro crack (esta vez de la gestión y el cambio personal) en su bestseller Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva , en concreto en el tercer hábito “Establezca primero lo primero”.Sea como fuere, vayamos brevemente a la teoría de la matriz.  La matriz tiene dos ejes:

a) La urgencia: La urgencia de una tarea vendría determinada por las consecuencias de no abordarla inmediatamente. Por lo tanto, la pregunta clave para determinar la urgencia de algo sería: ¿qué pasa si no lo hago? Hay que tener mucho cuidado con la urgencia porque casi todas las interrupciones y ladrones de tiempo vienen disfrazados con una urgencia alta.b) La importancia: La importancia de una tarea se determina en función de su relación con las metas y objetivos (individuales o de empresa). Quizás en este caso la pregunta clave podría ser: ¿me hace avanzar esta tarea hacia mis metas y

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objetivos? Determinar la importancia de una tarea tiene que ver con el liderazgo y/o con la estrategia de la empresa.

 

La combinación de urgencia e importancia de una tarea es lo que determina el tipo de acción a realizar con ella. Así tenemos que:

1) Si algo es importante y urgente…tienes que ocuparte de ello ¡inmediatamente! Este es el “cuore” de tu trabajo. Nunca lo olvides. Tiene que ver con la finalización de proyectos aunque también se ocupa de las grandes crisis y problemas que aunque no contribuyen a lograr metas sí que suelen ser paralizantes.

2) Si algo es importante pero no urgente…planifícalo. Busca un hueco libre entre las tareas de tipo 1) y ocúpate de ello sin falta pero sin agobios. Estas tareas son las grandes perjudicadas si no utilizamos ningún criterio de prioridad, ya que a pesar de ser importantes y hacernos avanzar hacia nuestros objetivos corren el peligro de ser eternamente relegadas por las actividades de tipo 1) y de tipo 3).

3) Si algo es urgente pero no importante…delégalo. Busca alguien que pueda ocuparse de este tema con la rapidez requerida pero no dejes que te distraiga de tu verdadero “cuore”. Aquí se esconden casi todas las formas de interrupción conocidas y por conocer (teléfono, reuniones, apariciones en tu mesa de trabajo, mail etc).

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4) Si algo no es ni urgente ni importante…sencillamente no lo hagas. ¿A quién carajo le importa? Aquí se suelen esconder tareas en las que ocupamos nuestro tiempo cuando procrastinamos o tareas que “tras el calentón” han perdido todo su ímpetu y objeto (actividades de tipo 3) cuya urgencia no era real).La gran aportación de la matriz de Eisenhower, desde mi punto de vista, es que te obliga a reflexionar sobre la importancia de las tareas y evita que te dejes llevar únicamente por la urgencia. Tras un tiempo utilizando la matriz de manera más o menos mecánica, el hábito formará parte de ti y serás capaz de distinguir perfectamente entre lo urgente (ruido) y lo importante (nueces) y las combinaciones de ambas.

Una de las quejas recurrentes de la gente con este método es: yo no tengo nadie en quien delegar, no tengo un ejército como Eisenhower. ¿Qué hago?

Pues como reclutar mercenarios te va a salir un pico, tendrás que hacer tú mismo las tareas de tipo 3) eso sí, habiendo primero hecho las de tipo 1) y planificado las de tipo 2) (planificar no es hacer aunque debes aprender a arreglártelas para respetar tus planes).

A mí me gusta llamarle la matriz de los valientes por dos motivos:

a) Te ayuda a sobreponerte a la urgencia. Una interrupción en forma de jefe que te aborda ya no será suficiente motivo para ponerte a hacer algo dejando de lado todo lo que tenías entre manos.

*Eso sí, te animo a que antes de negarle algo a tu jefe le expliques los motivos por los que lo haces (y consensues en cierta medida el funcionamiento de la matriz en tu área) porque una cosa es ser valiente y otra… ¡kamikaze!

b) Te da elementos de juicio para no hacer ciertas cosas. Las cosas del tipo 4) puedes colocarlas en tu lista de “Algún día/Tal vez” o…puedes ser aún más valiente y tirarlas directamente a la papelera.

En las organizaciones se necesitan, cada vez más, personas con sentido común e inteligencia. El uso de esta matriz permitirá “forzarte” a levantar la cabeza antes de centrar, algo que, no me aburro de repetir, es uno de los objetivos principales de cualquier sistema de productividad.