Pilar de Castro Entrevista con Saer

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  • 7/21/2019 Pilar de Castro Entrevista con Saer

    1/8

    Juan Jos Saer: el perfil propio de un proyecto estticoAuthor(s): Pilar de CastroSource: baco, 2 Epoca, No. 2, ECODESARROLLO (Verano 1993), pp. 93-99Published by: Centro de Iniciativas Culturales y Estudios Economicos y Sociales (CICEES)Stable URL: http://www.jstor.org/stable/20796154.

    Accessed: 27/02/2014 13:55

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  • 7/21/2019 Pilar de Castro Entrevista con Saer

    2/8

    Juan

    Jos

    Saer:

    el

    perfil propio

    de

    un

    proyecto

    est

    tico

    Pilar

    de

    Castro

    "Miro al interior e

    un

    mundo in dito

    y

    en

    bosquejo,

    el

    cual reclama

    que

    se

    lo

    ordene

    y

    orme;

    veo un

    remolino de

    figuras

    humanas

    que

    me

    hacen

    se as

    para

    que

    las liberte

    y redima;

    son

    figuras ridiculas, algunas, y

    tr

    gicas,

    las

    otras;

    y

    no

    pocas

    son

    al

    mismo

    tiempo

    tr

    gicas

    y

    c

    mi

    cas.

    ..Ya

    estas

    ltimas las estimo

    por

    encima de todo.

    "

    (Cicatrices)

    Corr

    a

    el

    a o

    1968 cuando el

    joven

    escritor

    argen

    tino

    Juan Jos

    Saer

    (Serodino,

    Santa

    Fe,

    1937)

    llegaba

    a

    Par

    s.

    Hac

    a

    pocos

    meses

    acaba

    de concluir la

    prima

    vera

    revolucionaria

    y

    sus

    consecuencias

    a

    n

    perdura

    ban.

    En

    aquellos

    d

    as no

    proyectaba

    una

    estancia

    tan

    duradera como la que el tiempo vino despu s a corro

    borar.

    Hoy

    d

    a,

    sigue

    residiendo

    en

    Par

    s,

    casado

    con

    una

    encantadora

    francesa

    y

    su

    dedicaci

    n

    a

    la escritura

    con

    la

    ense anza

    de la literatura

    en

    la Universidad

    de

    Haute

    Bretagne

    (Rennes).

    Por

    aquel

    entonces

    ya

    ten

    a

    en su

    haber

    una

    amplia

    y

    poderosa producci

    n

    litera

    ria

    que,

    con

    el

    correr

    de los

    a

    os,

    ha ido

    enriqueci

    n

    dose

    para

    goce y

    disfrute intelectual

    de

    un

    p

    blico

    minoritario,

    circunscrito

    pr

    cticamente al mbito uni

    versitario.

    "Parto del

    principio

    -dijo

    Barco-

    de

    que

    lo

    que

    gusta

    a

    muchos

    posee

    elementos intr

    nsecamente

    malos."

    ("Algo

    se

    aproxima",

    En la

    zona,

    1960).

    As

    se

    manifestaba

    uno

    de

    sus

    personajes

    hace

    treinta

    a os

    refiri ndose

    a

    la

    recepci

    n

    de las obras

    literarias

    por

    parte

    del

    p

    blico,

    y

    esta

    declaraci

    n,

    hoy

    d

    a,

    sigue

    teniendo

    vigencia

    para

    este

    escritor,

    que

    con

    tin

    a

    alejado

    de las

    "modas" literarias

    y

    del

    mercantilis

    mo

    del

    fen

    meno

    editorial.

    Los

    personajes

    creados

    por

    Saer

    -muchos de ellos

    tambi

    n

    escritores-

    son

    los

    que

    mejor

    definen las l

    ne

    as

    recurrentes

    de

    su

    narrativa,

    sus

    preocupaciones,

    sus

    obsesiones de escritor. Una

    de las

    constantes

    que

    domina

    casi

    toda

    su

    obra

    literaria

    es

    precisamente

    esa:

    hacer literatura dentro de lamisma literatura, escribir

    sobre

    la

    escritura,

    narrar

    al

    mismo

    tiempo

    que

    se

    est

    creando la narraci

    n.

    "Hay

    tres

    grandes

    cosas

    que

    tienen

    realidad

    en

    la

    literatura: la

    conciencia,

    el

    lenguaje

    y

    la forma.

    La

    literatura

    da

    forma,

    a

    trav

    s

    del

    lenguaje,

    a

    momentos

    particulares

    de la

    conciencia.

    Y

    eso es

    todo. La nica

    forma

    posible

    es

    la narraci

    n,

    por

    que

    la

    sustancia de la

    conciencia

    es

    el tiempo."

    (Cicatrices,

    1969)

    En

    sus

    obras

    se

    manifiesta

    un

    constante

    desvelo

    por

    la

    problem

    tica

    de la

    escritura,

    c mo

    contar

    y qu

    contar.

    De

    ah

    esa

    permanente

    preocupaci

    n

    que

    gira

    en

    torno

    a

    la relaci

    n

    espacio-temporal

    que

    se

    estable

    ce a

    la hora de

    aprehender

    la

    realidad,

    cuando

    los ins

    trumentos

    con

    los

    que

    contamos

    para

    hacerlo -la

    memoria

    y

    la

    conciencia- resultan

    tan

    poco

    fiables.

    "Porque

    as como

    cuando lloramos hacemos de

    nuestro

    dolor,

    que

    no

    es

    f

    sico,

    algo

    f

    sico,

    y

    lo

    convertimos

    en

    pasado

    cuando

    dejamos

    de

    llorar,

    del mismo modo

    nuestras

    cicatrices

    nos

    tienen

    continuamente al

    tanto

    de lo

    que

    hemos sufrido.

    Pero

    no

    como

    recuerdo,

    sino

    m s

    bien

    como

    signo."

    ("Sombras

    sobre

    vidrio

    esmerilado",

    Uni

    dad de

    lugar,

    1967)

    Con motivo de los Encuentros Hispanoame

    ricanos

    II:

    Realidad

    y

    Ficci

    n

    ,

    celebrados

    en

    Oviedo

    en

    abril de

    1991,

    estuvo

    con

    nosotros

    Juan Jos

    Saer.

    Aprovechamos

    la

    oportunidad

    para

    conversar

    con

    l,

    pues,

    m

    s

    que

    una

    entrevista,

    es un

    di

    logo

    entre

    una

    lectora

    enamorada de

    su

    hacer literario

    y

    el creador de

    un

    serio

    y

    riguroso

    proyecto

    narrativo

    "en

    marcha".

    93

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  • 7/21/2019 Pilar de Castro Entrevista con Saer

    3/8

    PILAR DE CASTRO

    EL PERFIL PROPIO...

    -Si

    te

    parece, para empezar

    podr

    amos

    situarnos

    en

    el

    a

    o

    1957,

    fecha

    en

    que

    se

    publica

    el

    cuento

    "Un

    caso

    de

    ignorancia"

    en

    el "Litoral" de Santa

    Fe.

    -Exactamente.

    -Por

    esta

    poca

    surgen

    tus

    primeros

    contactos

    con

    los intelectuales de

    la ciudad.

    C

    mo se

    inician

    esos

    primeros

    contactos?

    -S

    ,

    s

    ,

    n

    par

    de

    a

    os

    antes

    tal

    vez.

    Bueno,

    en una

    ciudad peque a, de provincias, ese tipo de contactos se

    realiza de

    manera

    natural,

    a

    partir

    de afinidades.

    Algu

    nos

    de

    esos

    contactos

    siguen

    siendo

    amigos

    ahora,

    no?

    Ellos

    pertenec

    an a una

    generaci

    n

    anterior

    a

    la

    m

    a,

    con

    algunos

    exist

    a una

    diferencia

    de

    edad

    de

    unos

    diez

    a os.

    -Cuando hablas de

    ellos,

    te

    refieres

    a

    Hugo

    Gola,

    Jos

    Luis

    Vittori...?

    -S ,

    pero

    Vittori

    y yo ya

    no somos

    amigos.

    Hace

    muchos

    a

    os

    que

    nuestros caminos

    tomaron,

    digamos,

    direcciones

    diferentes;

    pero

    con

    Gola,

    por

    ejemplo,

    s .

    Cuando

    uno

    vive

    en

    una

    ciudad

    como

    Santa

    Fe,

    es

    natural

    que

    esas

    afinidades

    que

    son

    propias

    de

    los inte

    lectuales tiendan

    a

    agruparlos.

    -Gola,

    Vittori,

    Hugo

    Mand

    n...,

    formaban

    parte

    de

    un

    grupo

    que

    se

    llamaba "Adverbio".

    Qu

    relaci

    n

    te

    un a

    al

    grupo?

    -Efectivamente,

    ellos hab

    an

    formado

    parte

    de

    un

    grupo que

    se

    llamaba

    "Adverbio",

    que yo

    creo

    que, para

    esa

    poca, 1956-57, ya

    se

    hab

    a

    dispersado.

    Pero

    en

    1958 hubo

    un

    movimiento

    interesante

    en

    la

    ciudad,

    lleg

    el

    frondizismo

    y

    con

    l

    vino

    como

    director de cul

    tura

    alguien

    que

    era

    de

    Santa

    Fe,

    pero

    que

    ya

    no

    esta

    ba all

    ,

    Paco

    Urondo.

    Entonces,

    inmediatamente llam

    a

    la

    gente

    que

    ten

    a

    posiciones

    m

    s

    o

    menos

    progre

    sistas

    no s

    lo

    desde el

    punto

    de

    vista

    pol

    tico,

    sino

    tam

    bi

    n

    desde

    un

    punto

    de vista

    art

    stico,

    cultural. Se

    rea

    lizaron

    algunas

    exposiciones importantes,

    encuentros

    de

    arte

    contempor

    neo,

    etc.

    -Todo esto supondr a un impulso importante para

    la

    ciudad,

    pero por

    esta

    poca,

    c mo era

    la actividad

    cultural de Santa Fe?

    -Santa

    Fe,

    a

    finales de los

    a

    os

    50,

    era una

    ciudad

    que

    ten

    a

    cuatro

    grandes

    librer

    as,

    cuatro

    cineclubs,

    como

    diez

    o

    doce

    teatros

    independientes,

    un

    sal

    n

    de

    Bellas

    Artes, bueno,

    hoy

    lo

    sigue

    teniendo

    pero

    con

    qu

    fines ,

    y

    ten

    a,

    adem

    s,

    una

    escuela de

    cine de

    pro

    yecci

    n

    continental

    a

    la

    que

    acud

    a

    gente

    de Per

    ,de

    Chile,

    de

    Brasil,

    a

    estudiar.

    De

    manera

    que

    s

    ,

    hab

    a

    efectivamente

    una

    actividad

    cultural

    importante.

    -A

    trav

    s

    de

    Hugo

    Gola

    conoces

    al

    poeta

    Juan

    L.

    Ortiz.

    Qu signific

    para

    vosotros

    su

    presencia?

    -Bueno,

    Juan

    L.

    Ortiz fue

    para

    nosotros

    un

    agluti

    nante,

    un

    gran

    amigo,

    un

    maestro

    en

    lamedida

    en

    que

    era

    un

    modelo,

    m s

    que

    un

    maestro,

    claro,

    porque

    Juan L. no era un maestro, no le daba lecciones a

    nadie,

    al

    contrario,

    era

    de

    una

    tolerancia

    y

    de

    una

    comprensi

    n

    infinita, no?,

    pero

    era

    un

    modelo. Un

    modelo

    era

    alguien

    que

    hab

    a

    aceptado

    la

    soledad,

    la

    pobreza,

    consagrarse por

    entero

    a

    su

    obra literaria

    con

    una

    independencia

    de criterios

    y

    con una

    formaci

    n

    permanente,

    con una

    especie

    de

    universalismo,

    estaba

    muy

    interesado

    en

    las culturas

    orientales,

    en

    la

    van

    guardia,

    etc.

    Nos

    encontr

    bamos

    con

    Juan

    L.

    cuando

    bamos

    a

    Paran ,

    a veces ven a

    l

    a

    Santa

    Fe,

    en

    otras

    ocasiones

    viaj

    bamos

    juntos

    a Rosario o a Buenos

    Aires.

    A

    pesar

    de la

    diferencia,

    tan

    gran

    diferencia

    de

    edad,

    ramos

    sobre

    todo

    amigos. Juan

    Luis Ortiz deb

    a

    pesar

    44

    o

    45

    kilos,

    era

    muy peque

    o,

    ten

    a

    un

    hermo

    so rostro

    que parec

    a

    hecho

    como

    de

    ra ces.

    Era

    un

    hombre

    muy

    delicado, fino, sutil,

    generoso y muy

    pobre.

    Parec

    a

    muy

    fr

    gil,

    pero

    esa

    fragilidad

    era

    apa

    rente,

    pues

    cuando

    nos

    junt

    bamos

    por

    la noche

    a

    comer,

    por

    ejemplo,

    a veces

    nos

    qued

    bamos hasta las

    seis de la

    ma ana

    y

    nos

    dorm

    amos

    nosotros antes

    que

    l,

    pero

    era un

    hombre

    mesurado

    en

    todo. Con

    una

    gran

    fuerza

    interior. Ten

    a

    condiciones

    especiales.

    -Cuando

    en

    1959

    te

    haces

    cargo

    junto

    con

    Gola

    y

    Vittori de

    la

    P

    gina

    Literaria

    de

    "El

    Litoral"

    se

    moder

    niza la

    publicaci

    n

    y

    la

    convert

    s en un

    peque

    o

    centro

    de actividad

    intelectual,

    interesado

    en

    la

    colaboraci

    n

    de

    artistas

    y

    escritores

    tanto

    del

    pa

    s

    como

    del

    extranje

    ro.

    C

    mo

    fue

    vuestra

    participaci

    n en

    el diario?

    -Dur

    muy

    poco.

    Yo

    entr

    en

    "El

    Litoral"

    en

    noviem

    bre del 56 yme march enmarzo de 1959. Ah estuvimos

    todos

    con

    Vittori,

    Gola...

    La

    P

    gina

    Literaria

    era

    una

    de

    las

    cosas

    que

    hac

    amos,

    era

    un

    suplemento

    literario.

    Tambi

    n

    realiz bamos

    otro

    tipo

    de

    actividades

    en

    el

    dia

    rio,

    no?

    Algunos

    s

    lo

    interven

    an en

    la

    P

    gina

    Literaria,

    como

    Gola,

    por

    ejemplo,

    que

    no

    trabajaba

    en

    el

    diario.

    -

    Y

    a

    qu

    se

    debi

    esa

    ruptura?

    porque

    vuestra

    presencia

    supuso

    una

    renovaci

    n

    del diario.

    94

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  • 7/21/2019 Pilar de Castro Entrevista con Saer

    4/8

    EL PERFIL

    PROPIO...

    PILAR DE CASTRO

    -S

    ,

    s

    ,

    por

    supuesto...

    Bueno,

    la

    ruptura

    se

    debi

    a

    que

    un

    d

    a

    el

    director

    nos

    llam

    y

    nos

    dijo:

    "Miren,

    muchachos,

    Santa

    Fe

    es

    una

    ciudad

    mediocre,

    nuestro

    diario

    es un

    diario

    mediocre,

    por

    lo

    tanto,

    la

    P

    gina

    Literaria tiene

    que

    ser

    mediocre".

    Y

    ese

    fue el

    argu

    mento

    (risas).

    Que

    nos

    pareci

    de

    una

    l

    gica...

    ( sas).

    -Alguien

    ha

    dicho

    que

    fue

    debido

    a

    la

    publicaci

    n

    en

    este

    suplemento

    de

    un

    cuento

    tuyo

    que

    calificaron

    de "escandaloso".

    -S ,

    bueno,

    por

    eso

    me

    fui

    yo

    del diario.

    El

    cuento

    se

    public

    en

    el diario

    y

    se arm

    un

    gran

    esc

    ndalo,

    je

    ra un

    cuento

    de

    una

    banalidad...

    Yo

    ni

    siquiera

    pens

    que

    era

    escandaloso,

    adem

    s,

    en ese

    momento

    yo ya

    no

    participaba

    en

    la

    P

    gina

    Literaria.

    El

    que

    la

    dirig

    a

    era

    Jos

    Luis

    Vittori,

    uno

    de los due

    os

    del

    diario,

    y

    l

    acept

    .

    o

    acept

    y

    se

    public

    ,

    ntonces

    se arm

    un

    l

    o

    terrible,

    un

    esc

    ndalo

    nacional

    (

    sas).

    Y,

    bueno,

    en

    aquella poca, en ese momento y en su momento...

    Ahora,

    ah

    ,

    debo confesar

    que

    los directores

    del

    diario

    me

    dijeron

    que

    no

    quer

    an

    que yo

    me

    fuese,

    el

    sin

    dicato

    me

    apoyaba,

    pero

    la

    gente

    del diario

    tampoco

    quer

    a

    que yo

    me

    fuese.

    -

    Se ha

    vuelto

    a

    publicar?

    -S

    ,

    este cuento

    lo inclu

    en

    En la

    zona,

    pero

    des

    pu

    s

    no

    lo

    retom en

    las

    Narraciones

    (1983),

    porque

    de

    En

    la

    zona

    (1960)

    s

    lo

    saqu

    tres

    o

    cuatro

    cuentos,

    los

    dem

    s

    no,

    pero por

    ah debe

    haber salido

    en

    alguna

    antolog a. Hace poco alguien me llam porque quer a

    hacer

    una

    adaptaci

    n

    teatral de

    l.

    -

    C

    mo

    se

    titulaba?

    -Se

    llamaba

    Solas.

    Son

    dos

    prostitutas

    que

    est

    n

    hablando

    en

    la habitaci

    n

    del hotel

    donde

    trabajan

    y,

    de

    pronto,

    una

    de

    ellas

    hace

    un

    intento

    de

    lesbianismo,

    pero

    m s

    por

    angustia

    que

    por

    otra

    cosa,

    ni

    siquiera

    la

    acaricia

    un

    poco,

    y

    la

    otra

    lo

    toma

    a

    mal.

    Eso

    era

    todo.

    Con

    las

    cosas

    que

    escriben ahora...

    Yo

    no

    ten

    a

    la

    menor

    intenci

    n

    de

    escribir

    un

    cuento

    escandaloso,

    ni

    siquiera

    un cuento er tico. Era un

    cuento,

    en mi inten

    ci

    n,

    de

    po

    existencial.

    Lo escrib

    con

    toda

    inocencia,

    pero,

    bueno,

    fue

    una

    cosa

    espantosa,

    hubo

    declaracio

    nes,

    cartas

    de las

    instituciones,

    del

    arzobispado,

    de

    qu

    s

    yo...

    El

    diario

    se

    agot

    ,

    hubo

    una

    serie

    de

    cosas

    que

    me

    molestaron.

    Yo

    ya

    estaba

    un

    poco

    harto

    del

    diario,

    ten

    a

    ganas

    de irme.

    Pero lo

    que

    me

    molest de verdad

    fue

    que

    el

    diario

    pretendi

    hacer

    pasar

    eso.

    Porque

    hubo

    una

    editorial de

    radio,

    todav

    a no

    hab

    a

    la televi

    si

    n,

    donde

    dec

    an

    que

    el

    cuento

    lo

    hab

    an

    pasado

    de

    contrabando

    en

    el diario.

    Lo

    cual

    era

    falso.

    Entonces

    el

    diario

    no

    lo

    dijo,

    pero

    pretendi

    aceptar

    esa

    tesis. Esto

    fue lo

    que

    me

    molest

    .

    Yo

    le

    dije

    al director

    que quer

    a

    poner

    una

    nota

    aclaratoria,

    y

    la

    puse.

    Y

    entonces

    me

    dijo

    que

    aceptaba

    mi

    nota

    aclaratoria si

    me

    quedaba

    en

    el

    diario. Le

    dije

    que

    lo

    pensar

    a

    pero

    que

    de

    todas formas

    quer

    a

    que

    la nota saliera

    publicada,

    sin

    condiciones,

    porque

    yo

    ten

    a

    derecho

    a

    dar

    una

    respuesta.

    En

    la

    nota

    aclaratoria dec

    a

    que

    yo

    no

    hab

    a

    pasado

    el

    cuento

    de

    contrabando,

    sino

    que

    lo hab

    a

    entregado

    en

    la

    redac

    ci

    n

    y

    ellos lo hab

    an

    aceptado.

    -Y

    despu

    s...

    -Me march del diario

    y

    me

    fui

    a

    Rosario,

    estuve

    estudiando

    un

    poco

    de filosof

    a,

    aunque

    tampoco

    dur

    mucho.

    Luego

    me

    fui

    a

    Santa

    Fe,

    empec

    a

    trabajar

    como viajante de comercio, vend a libros tambi n,

    hac

    a

    de

    todo

    un

    poco.

    En

    1961

    entr

    en

    el Instituto

    de Cine

    como

    profesor,

    all

    estuve

    seis

    a os

    hasta

    que

    me

    vine

    a

    Francia.

    -

    C

    mo

    transcurrieron

    esos

    primeros

    momentos

    a

    tu

    llega

    a

    Par s?

    -Bueno,

    en

    Francia el

    primer

    a o

    ped

    una

    beca

    y

    al

    a o

    siguiente

    me

    propusieron

    un

    puesto

    de lector

    en

    Rennes,

    siempre

    de

    casualidad,

    como me

    llegan

    siempre

    las

    cosas.

    Todo

    surge

    de casualidad.

    Todas las

    cosas que me he propuesto en mi vida no las he logra

    do,

    pero

    las

    cosas

    que

    nunca

    me

    propuse...

    -

    Ni

    siquiera

    en

    la

    narrativa?

    -Bueno,

    eso

    no s

    si las he

    logrado

    o

    no,

    no

    soy yo

    quien

    debe

    decirlo,

    probablemente,

    tampoco.

    Segura

    mente

    ten

    a una

    idea diferente

    de

    lo

    que

    pensaba

    hacer,

    y

    sali

    as

    .

    ^Sin

    embargo,

    en

    tu

    primer

    libro

    de

    cuentos

    (En

    la

    zana,

    1960)

    el relato

    que

    cierra

    el

    libro,

    titulado

    "Algo

    se

    aproxima",

    anunciaba

    ya

    un

    proyecto

    est

    tico

    al

    que

    se ir an

    incorporando

    tus textos

    posteriores.

    En este

    relato

    ya

    alud

    as

    a

    la

    problem

    tica

    expl

    cita de

    la escri

    tura

    que

    recorre

    el discurso

    de

    la

    mayor

    parte

    de

    tus

    obras

    (revisi

    n

    de

    modelos

    literarios,

    condiciones

    y

    males

    del

    escritor,

    uso

    del

    idioma,

    oposici

    n

    cali

    dad/popularidad,

    procedimientos

    constructivos,

    relato

    dentro del

    relato,

    la

    digresi

    n...).

    Ese

    proyecto

    est

    -

    95

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  • 7/21/2019 Pilar de Castro Entrevista con Saer

    5/8

    PILAR DE CASTRO

    EL PERFIL PROPIO...

    tico form

    una

    unidad desde el

    momento

    en

    que

    empezaba

    a

    gestarse?

    -Efectivamente,

    por

    eso

    inclu el

    cuento

    en

    Narra

    ciones,

    del

    mismo

    modo

    que

    inclu

    otro cuento

    breve

    que

    se

    titula

    "El

    asesino",

    y

    puse

    "Un

    caso

    de

    ignoran

    cia"

    porque

    fue el

    primer

    cuento.

    Conceb

    el libro

    desde el

    cuento

    m s

    reciente

    hasta el

    m s

    antiguo,

    en

    orden cronol

    gico

    inverso. Debo decir

    que

    en

    "Algo

    se

    aproxima" ya empiezo a trazar las lneas del arte. Ade

    m

    s,

    es

    el

    primer

    relato donde

    yo

    puedo

    hablar

    verda

    deramente de

    trabajo

    literario.

    Es

    un

    relato

    que

    me

    llev

    tiempo

    escribir,

    que

    lo escrib

    con

    tiempo,

    que

    escrib

    con

    mayor...,

    c mo

    podr

    a

    decir,

    con

    mayor

    control de la escritura. Es el

    primer

    relato donde

    yo

    ya

    empiezo

    a

    escribir

    como

    escribir

    a

    despu

    s,

    en

    cuanto

    a

    la

    pr

    ctica,

    digo.

    De

    largo

    aliento,

    con

    cierta dura

    ci

    n...,

    no?

    -En

    este

    relato

    ya

    aparecen

    tanto

    los

    temas

    como

    los personajes como la propia

    preocupaci

    n que tienes

    t

    por

    la

    escritura.

    -Pienso

    que

    s

    ,

    efectivamente.

    -

    Eras

    consciente de

    que

    fundabas

    un

    espacio,

    un

    universo literario

    personal?

    -Pero

    yo

    no

    s

    ,

    ahora

    que

    estamos

    hablando

    de

    eso

    se

    me

    ocurre,

    pero

    antes

    no

    se

    me

    hab

    a

    ocurrido,

    el

    cuento

    sali

    as

    ,

    y

    sali

    as

    .

    Ese cuento lo

    escrib

    en

    el

    59,

    ten

    a

    22

    a

    os.

    Pero

    no

    me

    estaba

    planteando

    para

    nada

    qu quer

    a

    hacer. No

    era

    consciente.

    Quer

    a

    contar

    algo,

    una

    experiencia

    m s o menos

    personal,

    no?

    -

    Todos

    tus

    libros han

    surgido

    de

    esa

    experiencia

    personal?

    -Yo

    creo

    que

    todos.

    Ah

    me

    di

    cuenta

    de las

    posi

    bilidades

    que

    hab

    a en

    el

    hecho de

    trabajar

    con

    unidad

    de

    tiempo,

    unidad de

    lugar,

    porque

    no

    hay

    historias,

    las

    historias

    no

    terminan ni

    empiezan,

    entonces

    se

    pue

    den

    insertar

    unas

    en

    otras.

    Yo,

    por

    ejemplo,

    ahora

    podr

    a

    escribir

    una

    novela

    de quinientas p ginas que

    transcurre

    durante la tarde de

    "Algo

    se

    aproxima",

    como

    he

    hecho

    con

    Glosa

    (1986),

    que

    transcurre

    unos

    meses

    despu

    s

    de

    La

    vuelta

    completa

    (1966),

    que

    es

    mi

    primera

    novela.

    -S

    ,

    desde

    luego,

    esa

    intertextualidad

    de

    tus

    obras

    llama

    la

    atenci

    n,

    como

    tambi

    n

    nos

    sorprende

    que

    el

    principio

    suela

    ser

    de

    gran

    efecto.

    Parece

    como

    si

    pre

    tendieras

    suscitar,

    desde

    el

    primer

    momento,

    la duda

    en

    el

    lector,

    duda

    que,

    al mismo

    tiempo,

    parece

    sentir

    el

    narrador,

    y

    que

    coincide

    con

    el

    final

    abierto

    que

    tie

    nen

    tus textos.

    M

    s

    que

    un

    final,

    parece que

    terminen

    con un

    "continuar

    ".

    Es

    una

    obligaci

    n

    del narrador

    alterar al lector de

    esta

    forma?

    -S ,

    claro;

    adem

    s,

    esto

    es una

    especie

    de

    como

    didad

    para

    m

    porque yo

    puedo

    escribir

    en

    este

    mo

    mento una novela que transcurra, digamos, en la Am

    -

    rica

    precolombina

    y

    la

    voy

    a

    poner

    siempre

    en

    relaci

    n

    con

    las

    otras

    novelas. Del

    mismo

    modo

    que,

    en

    Glosa,

    W.

    Noriega

    tiene

    una

    edici

    n

    facsimilar

    del libro

    del

    Padre

    Quesada

    y

    est

    escribiendo

    una

    tesis

    sobre los

    indios

    colastin

    ,

    que

    nunca

    existieron,

    no se

    sabe

    nada

    de

    ellos,

    y

    tiene

    en

    sus manos

    la relaci

    n

    de

    abandona

    do.

    O La ocasi

    n

    (1988),

    que ya

    est

    prevista,

    como

    des

    cubri

    Ricardo

    Piglia,

    cuando iba

    a

    dar

    una

    serie de

    textos

    m

    os en

    la

    universidad americana el

    a o

    pasado,

    entonces, me llam por tel fono yme

    dijo

    que

    hab a

    descubierto,

    en

    la selecci

    n

    de

    textos

    que

    hab

    a

    hecho,

    que

    la

    trama

    de La ocasi

    n

    ya

    est

    contada

    de

    pasada

    en

    un

    relato

    de

    1971.

    Efectivamente,

    as es.

    Esta

    es una

    novela,

    adem

    s,

    que yo

    ten

    a

    prevista

    desde

    1960. Los

    personajes

    de los

    Garay

    de La ocasi

    n

    son

    los

    descen

    dientes de

    Juan

    Garay

    el

    fundador,

    y

    ellos,

    a su

    vez,

    son

    los

    ascendentes

    de Pich

    n

    Garay,

    y

    adem

    s

    est

    n

    los

    nombres,

    porque

    en

    Cicatrices

    el

    m

    dico

    se

    llama

    Garay,

    L

    pez

    Garay,

    Garay

    L

    pez.

    Siempre hay

    un

    per

    sonaje

    que

    empieza

    con doble

    V,

    todos tienen una

    sonoridad

    muy

    semejante,

    en

    asonancia

    en

    a

    y

    o,

    Blan

    co,

    Bianco,

    Barco,

    Barrios. El

    nombre del

    personaje

    de

    una

    novela

    que

    estoy

    escribiendo

    ahora

    se

    llama

    Mario

    Brando,

    otro

    se

    llama Walter

    Bueno,

    en

    fin...,

    no son

    ni

    caprichos

    ni

    curiosidades,

    sino

    que

    son

    maneras

    de

    identificar la

    narraci

    n,

    darles

    un

    perfil

    propio

    a

    los

    relatos,

    no?

    Eso

    es

    todo.

    -Y de

    hecho

    alcanzan

    ese

    objetivo.

    Ese

    que

    t

    te

    propones

    o

    pareces proponerte y que los lectores por

    lo

    menos

    interpretan

    como

    tal.

    -Bueno...,

    la

    nica

    recompensa

    es

    el

    trabajo

    bien

    hecho,

    como

    dir

    a

    Sherlock

    Holmes

    (risas).

    -Ya

    que

    citas

    a

    Sherlock

    Holmes,

    qu

    me

    podr

    as

    decir

    de la

    intertextualidad

    que

    se

    aprecia

    en

    todos

    tus

    libros

    y que

    en

    Cicatrices,

    por

    ejemplo,

    est

    llevada

    hasta el

    extremo?

    96

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  • 7/21/2019 Pilar de Castro Entrevista con Saer

    6/8

    EL PERFIL PROPIO...

    PILAR DE CASTRO

    -Bueno...

    en

    El

    limonero

    real

    (1974)

    tambi

    n,

    pero

    es

    verdad

    que

    en

    Cicatr

    ces se

    ha destacado

    y

    fue

    casi

    donde

    menos

    me

    lo

    propuse.

    -Y en

    Nadie

    nada

    nunca

    (1980).

    -S

    ,

    bueno,

    es

    cierto,

    es

    cierto,

    porque

    me

    parece

    que

    esa

    intertextualidad

    es,

    c mo

    podr

    amos

    decir,

    es

    la

    situaci

    n

    propia

    de

    todo

    texto

    literario

    moderno,

    confesada

    o

    no.

    -Pero

    no

    en

    todos

    los

    autores

    se

    aprecia

    ese

    baga

    je cultural y libresco.

    -S

    ,

    s

    ,

    s

    ,

    es

    cierto.

    Yo

    pienso

    que

    eso

    de

    encontrar

    ecos

    de

    otras

    literaturas,

    lo

    tenemos

    en

    Borges,

    est

    en

    Joyce

    de

    alg

    n

    modo.

    Est

    en

    Cervantes...

    Yo

    escribo,

    creo,

    eh?,

    para

    todos

    los

    lectores,

    no

    tengo

    ning

    n

    lector

    modelo,

    pero

    me

    parece

    que

    mis

    libros

    pueden

    ser

    mejor

    apreciados

    por

    lectores

    cultos

    que

    por

    lectores

    incultos.

    -Entonces,

    no

    todos

    los lectores

    podr

    an

    leer

    tus

    libros?

    -No,

    por supuesto,

    pero yo

    no

    corro

    detr

    s

    de

    un

    n mero infinito de

    lectores,

    no me interesan. No me

    interesan

    porque

    lo

    importante

    es

    lograr

    hacer lo

    que

    uno

    quiere

    hacer;

    despu

    s,

    que

    lo lean

    o

    no

    es

    otro

    problema,

    pero

    tampoco

    pienso

    que

    los

    que

    son

    le

    dos

    por

    mucha

    gente

    son

    necesariamente

    malos,

    es

    otra

    cosa.

    Ahora,

    el

    riesgo

    de

    eso

    es

    la

    pedanter

    a,

    no?,

    pero

    yo

    creo

    no

    haberlo

    hecho

    con

    pedanter

    a,

    ade

    m

    s,

    mi

    formaci

    n

    es

    muy

    deficiente,

    yo

    no

    tengo

    nin

    guna

    formaci

    n

    acad

    mica.

    Son

    mis

    lecturas,

    para

    m

    el mundo de mis lecturas

    es

    tan

    importante

    como

    el

    mundo

    de

    mis

    experiencias

    sensoriales,

    o son

    casi

    experiencias

    sensoriales.

    Yo vivo

    m

    s en

    compa

    a

    de

    ciertos

    libros

    que

    en

    compa

    a

    de

    ciertas

    personas,

    no?,

    pero

    no se

    trata de

    que por

    ser

    culto...,

    no,

    sim

    plemente

    porque

    son

    experiencias

    personales

    intensas

    y,

    adem

    s,

    yo

    creo

    que

    en

    la

    intertextualidad

    hay

    una

    especie

    de

    pragmatismo

    tambi

    n.

    El

    hecho

    de

    decir:

    si

    esta

    situaci

    n

    ya

    ha

    sido

    tan

    bien

    descrita

    o

    hecha

    por

    otros,

    basta

    con

    el

    eco,

    basta

    con

    decir

    don

    Juan

    para

    que todo el mundo sepa que se est hablando del don

    juanismo,

    ah

    es una

    tendencia,

    no? Tal

    vez

    la

    inter

    textualidad

    sea

    una

    tendencia

    a

    la

    abstracci

    n.

    -Pero

    tiene

    dentro de

    la

    propia

    obra

    una

    funcio

    nalidad.

    -S

    ,

    s

    ,

    por supuesto.

    Tiene

    esa,

    la funci

    n

    de

    des

    pertar

    ecos

    r

    pidamente

    en

    el lector.

    Esas

    lecturas

    son

    experiencias

    comunes

    con

    el

    lector

    y

    entonces

    eso

    fa

    cilita

    la

    lectura,

    o

    la

    ilusi

    n,

    no?

    -T has declarado

    que,

    como

    todo

    autodidacta,

    has

    sido

    siempre

    un

    lector

    desordenado,

    pero que

    de

    ese

    desorden

    surgieron

    ciertas

    constantes,

    ciertos

    cen

    tros

    de

    inter

    s

    que

    han

    persistido,

    decant

    ndose,

    y

    que

    son

    para

    ti

    como

    claros

    en

    la

    selva

    del

    saber.

    Qu

    lec

    turas te

    han servido

    de

    est

    mulo,

    de

    certidumbre?

    -Bueno..., muchas,

    Faulkner,

    Joyce,

    Borges,

    Juan

    L. Ortiz, Macedonio Fern ndez, Vallejo, Neruda,

    Musil,

    Proust,

    Flaubert,

    Homero,

    los

    tr

    gicos griegos,

    Shakespeare,

    los

    escritores

    italianos

    Dante,

    Pavese,

    Svevo.

    Bueno,

    y

    muchos

    otros,

    no?,

    pero

    hay

    algunos

    que

    los

    he le do

    en

    un

    momento

    determinado,

    Elliot,

    Pound,

    Dos

    Passos,

    Dosto

    evski, Conrad,

    y

    han

    produ

    cido

    en

    m

    mucho

    impacto.

    -

    Lees ahora

    novela?

    -Bueno,

    leo

    menos

    novela,

    en

    general

    releo

    nove

    las

    o

    leo

    textos

    de

    autores

    que

    no

    hab

    a

    le

    do

    antes;

    ahora estuve

    leyendo

    a

    Henry James,

    pero yo

    leo

    muchos

    ensayos,

    leo de

    todo

    un

    poco.

    -En

    una

    entrevista

    que

    te

    hicieron

    con

    motivo de

    la

    entrega

    del

    Premio

    Nadal

    por

    tu

    novela

    La

    ocasi

    n

    dec

    as

    que

    no

    sol

    as

    leer

    obras

    literarias.

    -Novela.

    -

    Ensayo

    literario

    s

    ?

    -Ah,

    s

    ,

    ensayo

    literario

    s

    ,

    pero

    no

    de

    cr

    tica litera

    ria. Me

    gustan

    los

    ensayos

    escritos

    por

    escritores,

    no?

    Me

    interesan

    los

    libros

    de

    antropolog

    a,

    algunos

    libros

    de

    historia,

    los

    cl

    sicos,

    me

    gusta

    leer

    a

    Suetonio

    o a

    Diogenes

    Laercio,

    Plat

    n.

    Siempre

    viene

    alguna

    idea

    de

    eso.

    Me

    parece

    que

    es

    mejor

    ir

    a

    buscar

    las ideas

    fuera de

    la

    literatura

    porque

    si

    uno

    las busca

    en

    la

    lite

    ratura

    se va

    a

    parecer

    al

    autor,

    en

    cambio

    si

    va

    a

    buscar

    lo

    en

    otra

    disciplina,

    eso

    puede

    permitirle

    a

    uno

    encontrar

    algo

    m

    s

    personal,

    no?

    -En

    tus

    obras

    despiertan

    gran

    inter

    s

    los

    persona

    jes

    femeninos.

    El

    lector

    tiene

    la sensaci

    n

    de

    que

    el

    narrador no puede penetrar en su psicolog a, qu ocu

    rre

    con

    esas

    figuras

    femeninas

    que

    parecen

    entes

    escu

    rridizos

    y,

    al

    mismo

    tiempo,

    manifiestan

    una

    presencia

    tan

    firme

    en

    las narraciones?

    -S

    ,

    claro.

    Bueno,

    es

    verdad

    que

    hay

    una

    incomu

    nicaci

    n

    entre

    los

    personajes

    masculinos

    y

    femeninos.

    Como

    en

    todos

    los

    hombres,

    con

    todos los

    seres

    huma

    97

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  • 7/21/2019 Pilar de Castro Entrevista con Saer

    7/8

    PILAR CASTRO

    EL

    PERFIL

    PROPIO...

    nos.

    Pero

    m s

    que

    nada

    para

    un

    hombre

    con

    una

    mujer

    porque

    aunque

    somos

    casi

    iguales,

    en

    la

    especificidad

    femenina

    hay

    una

    diferencia

    con

    el

    hombre,

    es

    evidente.

    En

    los

    planos

    racionales,

    por

    supuesto,

    no

    hay

    ning

    n

    problema,

    incluso si

    hay

    un

    problema

    en

    el

    plano

    racio

    nal

    nos

    podemos

    comunicar

    con

    perfectos

    desconocidos

    tambi

    n,

    en ese

    sentido

    no

    hay problema,

    pero

    es

    cuando

    estamos

    en

    los

    pliegues

    menos

    conscientes

    y

    m s

    emocio

    nales,

    incluso sensoriales.

    En el

    acto

    sexual,

    por ejemplo,

    las sensaciones

    femeninas

    y

    masculinas

    son necesa

    riamente

    diferentes.

    Mis

    personajes

    femeninos

    no

    cho

    can,

    no

    hay choque,

    pero

    hay

    como

    una

    especie

    de

    leja

    n

    a.

    Si

    tomamos

    como

    ejemplo

    ciertas

    parejas

    que

    tienen

    excelentes

    relaciones

    en

    mis

    novelas,

    vemos

    que

    esa

    buena comunicaci

    n

    proviene

    del hecho

    de

    que

    se

    entienden

    bien racionalmente

    en

    algunos

    campos

    en

    los

    cuales

    podemos

    entendernos

    todos,

    y

    debemos

    entender

    nos,

    pero

    al

    mismo

    tiempo

    queda

    una

    especie

    de

    misterio

    ah para el hombre, del mismo modo que para lamujer.

    Si la

    mujer

    viese

    al hombre

    como

    otra

    cosa

    que

    no

    fuese

    un

    macho

    dominador,

    tal

    vez

    eso ser

    a una manera

    de

    querer

    ignorar

    el misterio

    masculino,

    de la

    sexualidad

    masculina,

    por

    ejemplo,

    de la cual el

    hombre

    es

    tan

    escla

    vo

    como

    la

    mujer pretende

    ser

    esclava

    del hombre.

    -

    Crees

    en una

    relaci

    n

    de

    dominio

    como

    preten

    d

    a

    sostener

    Bianco,

    el

    protagonista

    de

    La

    ocasi

    n?

    -No,

    para

    nada,

    para

    m

    ,

    la dominaci

    n

    del hom

    bre sobre

    la

    mujer

    ha existido

    y

    existe,

    sin la

    menor

    duda. Eso existe y el machismo existe, es una forma de

    alienaci

    n

    social

    como

    cualquier

    otra,

    como

    el antise

    mitismo,

    o como

    el

    racismo,

    o como

    la

    explotaci

    n

    cla

    sista de la

    sociedad,

    o

    la

    explotaci

    n econ

    mica,

    y

    lo

    combato

    y

    lo condeno

    firmemente,

    pero,

    resuelto

    ese

    problema, quedan

    otros

    que

    son

    un

    poco

    insolubles

    en

    cuanto

    a

    eso,

    en

    el

    sentido

    de

    que

    existe

    una

    verdadera

    diferencia

    entre,

    si

    queremos

    hilar

    un

    poco

    m s

    fino,

    entre

    el

    hombre

    y

    la

    mujer,

    es

    evidente.

    La

    diferencia,

    c mo

    podr

    amos

    decir,

    biol

    gica

    existe,

    y

    eso

    transfor

    ma todo en un misterio. Eso es todo lo

    que yo

    quise

    decir

    en

    la

    novela.

    -Un

    misterio

    que

    puede

    llevar

    a

    alguien

    a

    la

    locu

    ra,

    como

    le

    ocurre a

    Bianco.

    -Que

    lo

    lleva

    a

    la locura

    porque,

    en

    realidad,

    Bianco

    es

    incapaz

    de

    amar.

    Y

    eso

    es

    lo

    que yo

    quise

    decir

    en

    el libro.

    -Este

    personaje

    tambi

    n

    es

    incapaz

    de

    aceptarse

    a

    s

    mismo.

    -Claro,

    porque

    ser

    capaz

    de

    amar

    supone

    un

    ries

    go,

    entregarse

    a

    alguien,

    amarlo,

    ser

    amado

    y

    todo

    eso,

    pero

    l

    tiene

    una

    especie

    de

    megaloman

    a

    de

    querer

    controlar

    todo.

    -Y

    puede

    controlar

    todo

    lo

    que

    se

    mueve a su

    alre

    dedor

    menos su

    propio

    mundo

    interior.

    -Efectivamente,

    claro;

    la

    gente dijo que

    hab

    a

    una

    concepci

    n

    ah

    de la

    mujer

    que

    era un

    poco

    machista,

    y

    es

    exactamente

    todo

    lo

    contrario,

    es

    una s

    tira

    del

    machismo

    en

    cierto

    sentido,

    porque,

    para

    m

    ,

    Bianco

    es un

    personaje

    siniestro,

    la

    gente

    cree

    que

    yo

    me

    iden

    tifico

    con

    Bianco,

    y

    para

    nada

    me

    identifico

    con

    l.

    Bianco

    es un

    personaje

    siniestro,

    es

    un

    canalla.

    Lo

    que

    pasa,

    que yo

    lo

    pinto

    de

    manera

    neutra,

    es

    un

    tipo

    que

    se

    entrampa

    en su

    propia

    megaloman

    a,

    no?

    -Tambi

    n es un

    personaje

    que

    est

    buscando

    su

    propia identidad. Hay indicios muy claros en el texto de

    esta

    b

    squeda

    ya

    desde la

    primera

    p

    gina,

    como

    la varia

    ci

    n

    de

    su

    nombre,

    su

    escritura

    cuidadosa,

    prolija,

    su

    pasado

    brumoso,

    la forma de

    ordenar

    su

    escritorio...

    -S

    ,

    s

    ,

    s

    .

    Claro,

    es un

    tipo

    que

    estaba al borde

    de

    una

    especie

    de

    locura,

    era un

    tipo

    que

    viv

    a

    de

    su

    locu

    ra;

    en ese

    sentido

    era una

    especie

    de

    artista.

    Y

    cuando

    encuentra

    a esa

    muchacha,

    a

    Gina,

    ah

    se

    encuentra

    con

    la horma

    de

    su

    zapato;

    ella

    es

    la

    simplicidad

    mis

    ma,

    que,

    a

    mi modo de

    ver,

    es

    totalmente

    fiel,

    le im

    porta un r bano el otro, al contrario, toma al m dico

    como

    un

    loquito

    tambi

    n.

    -En La ocasi

    n

    hay

    otra

    cosa

    que

    sorprende

    bastan

    te,

    y

    es

    el

    corte

    que

    se

    efect

    a en

    la narraci

    n

    para

    dar

    paso

    a

    otro

    relato,

    el de

    los

    Reyes Magos.

    -Ese

    tipo

    de

    cosas

    ya

    las

    hab

    a

    hecho

    un

    poco

    en

    Nadie

    nada

    nunca,

    donde

    hay

    una

    ruptura

    en

    la

    que

    se

    empieza

    a

    contar

    la

    historia de

    un

    caballero

    y

    sus aven

    turas

    amorosas.

    Todo el mundo

    dijo

    que yo

    era un

    escritor

    er

    tico,

    y

    es

    una

    s

    tira

    de

    Sade,

    es una

    burla,

    es

    una broma sobre Sade.

    -

    Y el relato de los

    Reyes Magos

    tambi

    n

    es una

    burla?

    -Bueno,

    el relato de

    los

    Reyes

    Magos

    es un

    modo

    indirecto

    de decir

    que,

    en

    realidad,

    Garay

    L

    pez

    tam

    bi

    n es

    positivista,

    Antonio

    tambi

    n

    es

    positivista,

    tam

    poco

    cree en

    nada.

    Pero,

    al

    mismo

    tiempo,

    es una

    98

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  • 7/21/2019 Pilar de Castro Entrevista con Saer

    8/8

    EL PERFIL

    PROPIO

    PILAR DE CASTRO

    especie

    de

    met

    fora del

    escepticismo:

    no

    naci

    nadie,

    no

    hay

    ninguna

    redenci

    n.

    -Esto

    muestra

    tu

    propio

    escepticismo

    hacia toda

    una

    cultura,

    la occidental.

    -S

    ,

    s

    ,

    por

    supuesto,

    efectivamente.

    -Si acudimos

    al

    texto

    b

    blico

    en

    que

    se

    narra

    el

    episodio

    de

    los

    Reyes

    Magos,

    la

    interpretaci

    n

    que

    le

    damos,

    desde

    el

    punto

    de

    vista

    de

    la cultura

    occidental,

    es

    que

    los

    magos

    iban

    buscando

    la

    verdad

    y

    esa

    verdad

    era

    el nacimiento

    de

    Jes

    s,

    es

    decir,

    la

    verdad era

    Jes

    s.

    Sin

    embargo,

    en

    el relato

    que

    aparece

    en

    tu

    obra,

    los

    magos

    no

    encuentran al ni

    o,

    por

    tanto,

    no

    encuentran la

    verdad.

    -S

    ,

    claro,

    por

    supuesto,

    nadie la

    encuentra.

    -Ni

    Bianco,

    ni

    Garay

    L

    pez,

    ni

    ninguno

    de

    los

    perso

    najes

    que

    buscan

    la

    verdad la

    encuentran. Y el

    tapecito?

    -Bueno,

    el

    tape

    Waldo

    es

    una

    especie

    de

    relaci

    n

    profesional

    con

    respecto

    a

    Bianco.

    En

    realidad,

    Bianco

    quiere

    controlar todo

    eso

    y

    es

    imposible;

    adem

    s,

    el

    tape

    Waldo

    tiene

    en

    la novela

    la

    caracter

    stica

    de

    que

    es

    el

    que

    pretende

    tener

    la

    verdad

    y

    acuden

    a

    l

    por

    eso.

    Aunque,

    bueno,

    el

    tape

    no

    pretende

    nada,

    s

    lo

    le

    gustan

    los

    caramelos,

    pero

    su

    figura

    representa

    eso.

    Todo

    el

    mundo,

    la

    gente

    que

    est

    buscando

    cierta

    ver

    dad

    cree

    que

    el

    tape

    se

    la

    puede

    suministrar

    y

    ni

    siquie

    ra

    entienden

    lo

    que

    dice.

    -Y

    esa

    especie

    de bienaventuranzas

    con

    que

    se

    cie

    rra

    la novela.

    -Al

    final,

    s

    ,

    claro,

    es un env

    o.

    Esta

    novela

    est

    concebida

    como una

    balada

    con

    cinco

    estrofas

    y

    un

    env

    o,

    y

    en

    el

    env

    o se

    convocaba,

    generalmente,

    al

    pr

    ncipe

    o

    a

    la

    dama,

    y

    ac

    es a

    todos

    esos

    pobres

    tipos

    que

    andan

    dando

    vueltas

    por

    ah ,

    como

    si la novela les

    estuviese

    un

    poco

    dedicada,

    no?

    -La

    novela

    recoge

    momentos

    importantes

    de la

    historia

    argentina

    del

    siglo

    XIX,

    pero,

    sobre

    todo,

    hay

    un

    hecho

    que

    destaca

    por

    encima

    de

    todos

    ellos,

    el de

    la

    emigraci

    n

    europea.

    -S

    , al

    mismo

    tiempo

    la

    novela

    cierra

    ese

    per

    odo

    pre-inmigratorio,

    porque

    yo

    no

    escribo novelas

    hist

    ricas,

    es

    como una

    met

    fora,

    como

    una

    f

    bula.

    La

    frase

    con

    que

    termina

    la

    novela,

    "Aqu empieza

    la

    peste",

    quiere

    decir

    "Aqu empieza

    la

    Argentina

    tal

    como

    la

    conocemos".

    -Este

    final

    te

    da

    pie

    para

    iniciar

    tal

    vez

    otra

    novela

    o

    un

    relato, ;no?

    -S

    ,

    tal

    vez

    escriba

    un

    relato,

    por qu

    no?

    Va

    a

    tener

    una

    hija

    a

    lo

    mejor,

    bien

    pelirroja

    (risas),

    porque

    todo

    el

    mundo

    me

    va a

    preguntar

    si

    ser

    morena

    o

    pelirroja.

    99

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