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  • MEMORABLES

    Muchas veces me pregunt con sorpresa con qu razones convencieron a los atenienses los que acusaron a Scrates de que era digno de muerte para la ciudad. Pues la acusacin pblica contra el era una de esta clase: Scrates es culpable por que no cree en los dioses en los que la ciudad cree y tambin por que introduce , en cambio, otras divinidades nuevas Y es culpable tambin por que corrompe e a los jvenes. Por lo tanto en cuento al primer punto de que no crea en los dioses en los que la ciudad cree, De qu prueba se valieron entonces? Por que era evidente que haca michos sacrificios muchas veces en su casa y muchas veces tambin sobre los altares pblicos de la ciudad, y no era un secreto que utilizaba la adivinacin.

  • I 1,16 Scrates siempre conversaba sobre temas humanos

    l mismo siempre conversaba sobre temas humanos,

    examinando qu es piadoso, qu es impo, qu es bello, qu

    feo,(vergonzoso), qu es justo, cul injusto, qu es la

    prudencia, cul la locura, qu es la valenta, cul la

    cobarda, qu es la ciudad, qu es un poltico(hombre de

    estado), qu es un gobierno de hombres y cul un

    gobernante de ellos, y sobre las dems cosas, a los que las

    saban pensaba que eran hombres de bien, en cambio a los

    que las desconocan crea que con razn deberan ser

    llamados esclavos.

    I 2, 1 Tambin es sorprendente que Scrates fuera acusado de corromper a los jvenes , pues era una persona austera frente a los placeres

    Y sorprendente tambin me parece el hecho de que algunos

    se dejasen convencer (fueran persuadidos) de que Scrates

    corrompa a los jvenes , el cual, adems de lo que ya se

    ha dicho, era en primer lugar el ms austero de todos los

    hombres en cuanto a los placeres amorosos y de la comida,,

    y en segundo lugar era dursimo frente al fro y al calor y

    a todas las fatigas, por ltimo tambin estaba educado de

    tal manera para estar necesitado de lo justo, que a pesar

    de haber adquirido una pequesima fortuna , le bastaba

    para vivir con mucha facilidad.

    I, 2 62 Scrates era digno del mayor honor y no mereca la pena de muerte, ya que no haba hecho nada malo.

    Por una parte me parece que Scrates siendo de tal

    condicin era ms digno de respeto para la ciudad ms que

    de muerte, y con relacin a las leyes, en cambio, si alguien

    examinara esto lo descubrira. En efecto en relacin a las

    leyes, si alguien resulta evidente que es un patente ladrn ,

    un robador de vestidos, cortador de bolsas, o rompe

    paredes, traficante de esclavos o saqueador de templos,

    para estos la pena es la muerte, pero aqul estaba muy

    alejado de aquellos delitos de entre todos los hombres.

  • I 6 14 Scrates explica a Antifonte que el mayor beneficio de las conversaciones con sus discpulos es hacer amigos

    Y yo mismo, por tanto, oh Antifonte! lo mismo que

    cualquier otro se siente a gusto con un caballo un

    perro o un pjaro, as tambin an ms me siento a

    gusto con los buenos amigos, y si s algo bueno, se

    los enseo y a los dems los pongo en relacin con

    aquellos que pienso que ellos mismos podrn sacar

    algn provecho para su virtud, y a los tesoros de los

    hombres sabios de antao, los que aquellos dejaron

    escritos en libros, desenrollando en comn con mis

    amigos los escritos en los libros, desenrollndolos en

    comn con mis amigos los recorro y si vemos algo

    bueno , lo seleccionamos y consideramos que es una

    gran ganancia si nos hacemos amigos unos de otros.

    II, 1 13 Scrates y Aristipo discuten sobre la vida de libres y esclavos, sobre el abuso de la fuerza por parte de los fuertes

    O te pasan desapercibidos los que cortan el trigo y

    los rboles, cuando otros los siembran y los plantan

    y los que asedian de todas maneras a los ms

    dbiles y que no quieren servirles, hasta que los

    convencen de elegir ser esclavos en lugar de hacer la

    guerra a los ms poderosos? Y en su vida privada

    en cambio No sabes que los valientes y los

    poderosos sacan provecho y esclavizan a los

    cobardes y a los dbiles?

  • II 4,4 Scrates expone variados argumentos sobre el valor

    de la amistad y la pondera por encima de cualquier otra

    adquisicin

    Y an adems de estas cosas, dijo que vea que muchos

    saban el nmero del resto de sus bienes, aunque fueran muy

    numerosos para ellos, en cambio de los amigos aunque

    fueran pocos, que no solo desconocan su nmero, sino que

    adems intentaban registrarlos los para los que les

    preguntaban esto, y a los que pusieron entre sus amigos , de

    nuevo a estos los cambiaban de sitio.

    Scrates refiere a Critbulo que la amistad es necesaria por

    naturaleza y que disipa todo mal

    Por naturaleza , en efecto tienen los hombres unas partes

    amistosas: Pues necesitan unos de otros y se compadecen y

    colaboran entre s y se ayudan y conscientes de esto estn

    agradecidos unos con otros. Pero tienen otra parte belicosa:

    pues cuando creen que las mismas cosas son hermosas y

    agradables luchan por estas cosas y cuando son de diferente

    opinin se enfrentan entre s y tambin es cosas de guerra la

    discordia y la ira.

    II 7, 13 LA fbula del perro y las ovejas

    Y Scrates dijo: Por qu no les cuentas a ellas la fbula del

    perro? Pues dicen que cuando los animales estaban hablando,

    que la oveja dijo a su amo: Es extrao lo que haces porque a

    nosotras que te proporcionamos lana , corderos y queso, no nos

    das nada que no tomemos nosotras de la tierra, y en cambio al

    perro, que no te procura nada parecido, le haces partcipe de tu

    propia comida. Y que el perro al orlo dijo: S por Zeus!

  • LA fbula del perro y las ovejas (continuacin)

    pues soy yo el que os salva a vosotras para que no seis

    robadas por los hombres ni arrebatadas por lobos, pues

    vosotras, al menos, si yo no os protegiera, no podrais

    pastar, estarais temerosas de que os mataran, Y as se

    dice que tambin los rebaos de ovejas estuvieron de

    acuerdo en que el perro fuera el preferido. Y t, por lo

    tanto, diles a aquellas que en lugar del perro eres su

    guardin y cuidador, y que gracias a ti sin ser

    agraviadas por alguien viven trabajando con seguridad

    y a gusto.

    III, 1, 7-9 Un ejrcito bien ordenado es muy diferente de otro muy desordenado

    Mucho se diferencia en efecto un ejrcito ordenado de otro

    desordenado, lo mismo que las piedras, ladrillos y

    maderas y tejas arrojados desordenadamente no son

    nada tiles; pero en cambio cuando se ordenan debajo y

    en la parte de arriba los materiales que no se pudren y

    no se estropean, las piedras y las tejas, y en medio los

    ladrillos y la madera, como estn colocados unos con

    otros en la construccin, entonces resulta de mucho valor

    la propiedad, la casa. Pero, perfectamente, dijo el joven,

    oh Scrates! Has dicho lo mismo, pues tambin en la

    guerra es preciso que los mejores se ordenen los primeros

    y en retaguardia(los ltimos), y en medio se coloquen los

    peores, para que sean guiados por los primeros y en

    cambio sean empujados por los ltimos.

    III 5, 1-2 Scrates conversa con Pericles sobre el cargo de estratego

    Y dijo Scrates: Oh Pericles! Yo ciertamente tengo la

    esperanza de que siendo t general la ciudad ser mejor

    y ms famosa en las artes de la guerra y que dominar

    a sus enemigos. Y Pericles dijo: Ya me gustara Oh

    Scrates! lo que dices, y cmo pudiera ocurrir esto, no

    puedo llegar a comprenderlo.

  • Quieres por tanto , dijo Scrates, que conversemos sobre estos

    mismos asuntos y examinemos dnde est ya la posibilidad?-

    Quiero, dijo.

    III 7-9 Scrates aconseja a su interlocutor inspeccionarse mejor a s mismo y servir a la ciudad

    Oh buen amigo!, no te desconozcas a ti mismo, ni te equivoques

    en aquellas cosas en las que la mayora se equivoca, pues

    muchos cuando se lanzan a examinar los asuntos de los dems

    no se vuelven sobre si mismos a examinarse. Por lo tanto no te

    dejes arrastrar por esta molicie, sino que esfurzate ms en

    poner atencin a ti mismo y no te descuides de los asuntos de la

    ciudad, si hay alguna posibilidad de que vayan mejor , gracias

    a ti, pues si estos asuntos van bien, no slo los dems

    ciudadanos, sino tambin tus amigos y t mismo no poqusimo

    provecho sacaris.

    III, 9, 8 Scrates reflexiona sobre la envidia

    Y al examinar la envidia, en qu consiste, descubri que era un

    mismo dolor, producido, sin embargo, no por las desgracias de

    los amigos, ni por la felicidad de los enemigos, sino que dijo que

    los nicos que tenan envidia eran los que se afligan por la

    prosperidad de los amigos. Y como algunos se admiraban de

    que alguien pudiera afligirse por la felicidad de alguno de los

    amigos de uno mismo, les recordaba que muchos, as tienen

    envidia hacia algunos de tal manera que cuando les van mal las

    cosas no pueden mirar con indiferencia, pero que les ayudan

    cuando son desgraciados, pero , en cambio, cuando son felices se

    afligen.

  • III 12, 4-5 Scrates describe la ventaja de estar en buen forma

    fsica

    Y ciertamente a los que tienen el cuerpo bien les ocurre todo lo

    contario que a los que lo tienen mal. Y en efecto tienen salud y

    son fuertes los que tienen el cuerpo bien, y muchos por este motivo

    se salvan honorablemente de los combates blicos y escapan de

    todos los peligros, y muchos ayudan a sus amigos y hacen el

    bien a su patria y por estas causas son considerados merecedores

    de agradecimiento y adquieren una gran fama y alcanzan los

    ms hermosos honores y por estos motivos pasan el resto de su

    vida ms agradable y mejor y dejan a sus hijos los mejores

    medios para la vida.

    IV 2, 39.40 Eutidemo reconoce su propia estupidez y

    que si quiere ser digno de consideracin debe tratar a

    Scrates.

    Y dijo Eutidemo: es evidente que mi propia estupidez me obliga

    a reconocer esto y pienso que sea par mi lo mejor callarme, pues

    corro el peligro de no saber nada simplemente, y se march muy

    desanimado y desprecindose a s mismo y creyendo que en

    realidad era un esclavo. Por lo tanto muchos de los que haban

    sido puestos as en esa situacin por Scrates, ya no se acercaban

    ms a l, a los cuales les consideraba bastante torpes. Eutidemo,

    sin embargo, comprendi que no podra llegar a ser un hombre

    digno de consideracin de otra manera si no trataba lo ms

    posible con Scrates.

    IV 3, 15-16 Eutidemo y Scrates debaten sobre la conveniencia de honrar a los dioses

    Yo, oh Scrates, dijo Eutidemo, s claramente que no me

    descuidar ni un poco de la divinidad, pero estoy desanimado

    por aquello, de que me parece que no hay un solo hombre

  • que pueda corresponder con el merecido agradecimiento a los

    favores de los dioses; pero esto no te desaliente, dijo, oh

    Eutidemo!, pues ves que el dios de Delfos, cuando alguien le

    pregunta cmo podra dar gracias a los dioses les responde :

    con la ley de la ciudad. Y la ley es sin duda , en todos los sitios

    en la medida de las fuerzas de cada uno el agradar a los

    dioses con ofrendas.

    IV, 4,6-7 Scrates defiende ante Hipias que sigue hablando de

    los mismos tpicos

    Y dijo Hipias: oh Scrates!Pues an tu dices aquellas

    mismas cosas que yo hace mucho tiempo te escuch? Y Scrates

    dijo: oh Hipias! y lo que es ms sorprendente que esto es que

    no slo siempre digo las mismas cosas, sino que adems hablo

    de las mismas cosas: en cambio, t , por el hecho de ser un

    erudito nunca dices lo mismo sobre los mismos temas. Descuida,

    dijo, intento siempre decir algo nuevo. Y cual de las dos cosas,

    dijo Scrates, sobre aquellas que conoces? Como por ejemplo,

    sobre las letras, Si alguien te pregunta que cuntas y cules

    son las letras de la palabra Scrates, primero intentas unas

    veces una cosa y ahora otras veces otras?

    IV 4, 15-16 Scrates intenta convencer a Hipias de la

    importancia de obedecer a las leyes

    No te has enterado, dijo Scrates, de que Licurgo, el

    lacedemonio, no habra hecho a Esparta nada distinta de las

    otras ciudades si no le hubiera infundido el obedecer a las leyes

    por encima de todo? Y de entre los gobernantes que hay en las

    ciudades, no sabes que algunos podran ser los responsables

    para los ciudadanos de que obedezcan a las leyes, estos son los

    mejores, y tambin la ciudad en la cual los ciudadanos ms

    obedecen a las leyes, y que en tiempos de paz viven lo mejor

    posible, y en la guerra es una ciudad irresistible? Y en efecto

    me parece que la Concordia es el bien ms grande para las

    ciudades.

  • IV 6, 2-3 Scrates y Eutidemo examinan el concepto de piedad

    En primer lugar examinaba el concepto de piedad, as poco ms

    o menos : Dime, oh Eutidemo!, de qu clase crees que es la

    piedad? Y aquel dijo: S. Por Zeus!, es lo ms hermoso. Por

    tanto , puedes decirme de qu clase es el hombre piadoso?. A mi

    me parece, dijo, que es el que honra a los dioses. Es posible

    que alguien quiera honrar a los dioses de cualquier manera?

    No; sino que hay leyes , segn las cuales es preciso honrar a

    los dioses. Por lo tanto el que conoce estas leyes sabra que es

    preciso honrar a los dioses? . Yo creo que s, dijo.